Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
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Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
"Muchacha de la cara de luna, que llora en silencio durante la noche oscura,
seca tu llanto y calma tu sed, las lágrimas marcan el paso a ver"
seca tu llanto y calma tu sed, las lágrimas marcan el paso a ver"
La tonada llevaba sonando en la cabeza de Alanna desde que había salido de Lunargenta, el camino hasta Baslodia era largo y bastante costoso, había decidido no llevar el caballo que su padrastro le prestaba siempre, no quería abusar de la confianza de su familia adoptiva, no cuando ellos habían estado tan preocupados por ella los últimos meses, no cuando la habían visto durante su caida libre. Quería demostrar que volvía a ser ella, aunque eso significara forzar una sonrisa y decir que todo iba bien
La salida de Lunargenta había sido.... extraña, aun tenía en mente lo sucedido en la sala donde había logrado entrar para hablar con la joven de rizos de oro junto con los demás, el tema había sido extraño. Al principio, el silencio se había apoderado del cuarto mientras ella cerraba la puerta a sus espaldas, notaba que los guardias que habían apresado a Schott los miraban de forma extraña. No había entendido por qué. pero esa mirada rabiosa no le había gustado ni un pelo, y por ello, les habían enviado una mirada con ceño fruncido que decía, claramente "menos lobos caperucita"
Cunado la puerta se cerró llegó el momento de las preguntas y la insistencia, y por lo que parecía, la chica no iba a asustarse de los presentes, si no temía a cuatro personas juntas, que podrían hacerle mil maldades si se lo propusieran, estaba claro que el miedo no la haría hablar, había intentado ser buena, comprensiva, proporconarle una seguridad que, se notaba a kilómetros de distancia, le faltaba, pero no había logrado sonsacar demasiado.
Lo único que la chica, entre lagrimones, había logrado atinar a decir, fue que buscasen una pequeña herrería en Baslodia, que allí, tal vez, encontrarían el libro, pero no les proporcionó el nombre de la herrería, simplemente empezó a tararear al tonadilla de la canción que, desde ese momento, había rondado por la mente de Alanna. No es que recordase mucho más de la canción, solo se sabía el estribillo, pero esa era la parte de la tonada que la chica había tarareado.
El viento había cesado al traspasar los muros de Lunargenta y el bosque se había ido espesando a medida que se alejaban de la ciudad y de los cultivos que la rodeaban, habían logrado adelantar bastante camino desde su salida de la capital humana, y los árboles hacía ya kilómetros que se cernían sobre ellos. Dado su escaso sentido de la horientación, Alanna había preferido ser precavida y no guiar la marcha, porque, con ella al frente, raro sería no perderse.
Calculaba que, al llegar a ese claro, no debían estar a más de 15 kilómetros de Lunargenta, un día más y serían capaces de llegar a Baslodia, aunque, probablemente, llegarían de noche. Con un suspiro cansado, recolocó su mochila al hombro, llevaba comida, mantas, y algo de beber además de algunos venenos de los que siempre cargaba.
- Llevamos andando todo el día, deberíamos descansar o cuando lleguemos no podremos hacer nada.- Comentó al llegar al claro.
Era el lugar perfecto para quedarse a descansar, un pequeño riachuelo cercano, a penas una corriente que daba para meter las cantimploras y rellenarlas de agua fresca, se encontraba tras unos arbustos, se escuchaba su rumos en el silencio de la fría noche estrellada. Los árboles permitían entrar la luz de los astros, sin encontrarse lo bastante separados como para no cubrirlos del frío, algunos troncos rotos, probablemente por las lluvias del otoño, podían servirles de asiento con solo acercarlos rodando, no debería haber problemas para acampar allí.
- ¿Os parece si nos quedamos aquí? Creo que estamos bastante recogidos, aunque haga frío esta noche, no es probable que nos helemos. Además, vengo preparada.- dijo señalando con la cabeza su mochila, donde cuatro mantas gruesas reposaban dobladas para no ocupar espacio. Con eso, sus capas y la hoguera, debería ser suficiente.
Última edición por Alanna Delteria el Vie Mar 04 2016, 23:05, editado 5 veces
Alanna Delteria
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Una herrería en Baslodia. Ni siquiera el nombre de la misma fue capaz de decir la joven de rizos dorados había dicho en aquella entrevista en el cuartel que ninguna confianza me había dado. Parecía tener miedo a alguien. Pobre ilusa. Si Alanna me hubiese dejado le habría sonsacado la información a mi manera. Pero no, era el cuartel de la guardia y no hubiese sido apropiado utilizar “mis métodos”. Tuve que conformarme con esa pista.
Además, los guardias parecían haber ocultado algo. Siempre dudé del concepto de justicia de la guardia en general. Hacía apenas tres días intentaron ahorcarme por algo que no había hecho. Hasta hoy, el único miembro de la justicia que podía decirse que me caía bien y que actuaba con profesionalidad era la propia Alanna. Pero eso era algo que no le diría, a menos que me leyera la mente.
En cuanto al rumbo a seguir, los caprichos del destino me harían volver a Baslodia, aquella ciudad al Noroeste de Verisar, tan solo unos meses después de mi última visita. Ahí se encontraba la guarida de los vampiros en la que había encontrado a mi madre unos meses atrás. Volvería de nuevo, pero esta vez en una misión mucho menos peligrosa.
Llevábamos un largo día de camino. Yo, con mi habitual rostro serio, no había hablado en todo el camino con los que ahora eran mis compañeros. No me gusta ir acompañada a ninguna parte. Los cazadores de vampiros somos gente solitaria y que no colabora con casi nadie, resultaba raro ver a alguno actuando en grupo. Y yo no era una excepción y, aquel grupo numeroso, era una gran incomodidad para mí.
Alanna propuso que nos detuviéramos. Era de noche cerrado, tal vez las diez. Sin duda, era una buena idea el parar a descansar. Sin mirar a nadie y sin decir nada, esperé a que mis compañeros hablaran por mí. La joven se había molestado en traer mantas para los cuatro, todo un detalle por su parte. Aunque yo estaba acostumbrada a dormir en los caminos durante mis viajes, tapándome con arbustos o en algún árbol. La comida, ese sería un problema. Al menos para ellos, si no habían traído nada.
-Que alguien prenda un fuego. – fueron las primeras palabras que dije en el trayecto, en un tono que podría parecer algo imperativo. Dejé la ballesta pesada, las dos ballestas de mano, el carcaj y la faltriquera en la que llevaba las diferentes puntas y utensilios de medicina básica, en un árbol algo más apartado que donde se encontraban mis compañeros. Me sentí más ligera después de un largo de camino portando todo aquel equipamiento y estiré mi espalda, sintiéndome algo liberada.
Sin decir a donde me iba me dirigí a un arroyo cercano, que estaba cerca aunque no a la vista del campamento. De camino pensé en aquella chica del palo… Runa. No me daba ni pizca de confianza. Todavía recuerdo cómo me tiró arena a la cara. Y me daba la sensación de estar compinchada con la rizosa. Una vez en Baslodia no le quitaría el ojo de encima.
En cuanto a Schott. Parecía demasiado pardillo e inocente para el mundo en el que vivíamos, y más bien un lastre que una ayuda. Al menos tenía pinta de ser buena persona, que eso ya era algo que no muchos podían decir. Intentaré evitar que se lo coma algún lobo.
Llegué al arroyo. Algo tendríamos que cenar. La gente normal pescaría con caña o a mano, pero ser brujo del viento tenía sus ventajas, y una de ellas era la pesca, al menos de pececillos en el río. Era tan sencillo como canalizar el viento y utilizar mi habilidad más básica.
-¡Ash balla ná! – conjuré mi hechizo, probablemente me oirían en el campamento, hice un fuerte impulso con ambos brazos, de izquierda a derecha, en dirección contraria a la bajada de las aguas, y flexionando las piernas. El resultado fue un choque de fuerzas que sacó volando a varios pececillos que se encontraban nadando, y es que en mi experiencia los arroyos de Aerandir solían ser una fuente segura de pescado.
Las truchas quedaron haciendo el típico aleteo de los peces cuando los sacas del agua. Corté una rama seca de un árbol cercano y los fui atravesando, hasta colocar los cuatro cual pincho moruno. El movimiento de los peces cesó inmediatamente. Ahora volví al campamento. Si habían prendido un fuego podríamos evitar comerlos crudos.
Además, los guardias parecían haber ocultado algo. Siempre dudé del concepto de justicia de la guardia en general. Hacía apenas tres días intentaron ahorcarme por algo que no había hecho. Hasta hoy, el único miembro de la justicia que podía decirse que me caía bien y que actuaba con profesionalidad era la propia Alanna. Pero eso era algo que no le diría, a menos que me leyera la mente.
En cuanto al rumbo a seguir, los caprichos del destino me harían volver a Baslodia, aquella ciudad al Noroeste de Verisar, tan solo unos meses después de mi última visita. Ahí se encontraba la guarida de los vampiros en la que había encontrado a mi madre unos meses atrás. Volvería de nuevo, pero esta vez en una misión mucho menos peligrosa.
Llevábamos un largo día de camino. Yo, con mi habitual rostro serio, no había hablado en todo el camino con los que ahora eran mis compañeros. No me gusta ir acompañada a ninguna parte. Los cazadores de vampiros somos gente solitaria y que no colabora con casi nadie, resultaba raro ver a alguno actuando en grupo. Y yo no era una excepción y, aquel grupo numeroso, era una gran incomodidad para mí.
Alanna propuso que nos detuviéramos. Era de noche cerrado, tal vez las diez. Sin duda, era una buena idea el parar a descansar. Sin mirar a nadie y sin decir nada, esperé a que mis compañeros hablaran por mí. La joven se había molestado en traer mantas para los cuatro, todo un detalle por su parte. Aunque yo estaba acostumbrada a dormir en los caminos durante mis viajes, tapándome con arbustos o en algún árbol. La comida, ese sería un problema. Al menos para ellos, si no habían traído nada.
-Que alguien prenda un fuego. – fueron las primeras palabras que dije en el trayecto, en un tono que podría parecer algo imperativo. Dejé la ballesta pesada, las dos ballestas de mano, el carcaj y la faltriquera en la que llevaba las diferentes puntas y utensilios de medicina básica, en un árbol algo más apartado que donde se encontraban mis compañeros. Me sentí más ligera después de un largo de camino portando todo aquel equipamiento y estiré mi espalda, sintiéndome algo liberada.
Sin decir a donde me iba me dirigí a un arroyo cercano, que estaba cerca aunque no a la vista del campamento. De camino pensé en aquella chica del palo… Runa. No me daba ni pizca de confianza. Todavía recuerdo cómo me tiró arena a la cara. Y me daba la sensación de estar compinchada con la rizosa. Una vez en Baslodia no le quitaría el ojo de encima.
En cuanto a Schott. Parecía demasiado pardillo e inocente para el mundo en el que vivíamos, y más bien un lastre que una ayuda. Al menos tenía pinta de ser buena persona, que eso ya era algo que no muchos podían decir. Intentaré evitar que se lo coma algún lobo.
Llegué al arroyo. Algo tendríamos que cenar. La gente normal pescaría con caña o a mano, pero ser brujo del viento tenía sus ventajas, y una de ellas era la pesca, al menos de pececillos en el río. Era tan sencillo como canalizar el viento y utilizar mi habilidad más básica.
-¡Ash balla ná! – conjuré mi hechizo, probablemente me oirían en el campamento, hice un fuerte impulso con ambos brazos, de izquierda a derecha, en dirección contraria a la bajada de las aguas, y flexionando las piernas. El resultado fue un choque de fuerzas que sacó volando a varios pececillos que se encontraban nadando, y es que en mi experiencia los arroyos de Aerandir solían ser una fuente segura de pescado.
Las truchas quedaron haciendo el típico aleteo de los peces cuando los sacas del agua. Corté una rama seca de un árbol cercano y los fui atravesando, hasta colocar los cuatro cual pincho moruno. El movimiento de los peces cesó inmediatamente. Ahora volví al campamento. Si habían prendido un fuego podríamos evitar comerlos crudos.
Anastasia Boisson
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Un fuerte dolor de cabeza invadía las ganas de meditar más para Runa. Desde que finalizó la reunión,los constantes lloros de la joven habían provocado una alteración de paz hacia ella.Tan solamente les cedió una pista del paradero de aquella mujer pero lo que no eran conscientes a quien se enfrentaban... De una forma realista ella no entendía porque los acompañaba, aquella mujer que caminó todo el viaje en silencio obtuvo una pista para encontrar y aniquilar a esa bazofia, lo cual no era su problema, ya.
Largo camino hicieron todavía sin llegar a Baslodia, haciendo un pequeño descanso por Alanna, se aposentaron en una zona verdosa donde se escuchaba agua correr, lo que posiblemente era un riachuelo o un río.
Agua... Susurro con unas tremendas ganas de meter la cabeza en el agua y refrescarse tras largo viaje.
Alanna se molestó en traer cuatro mantas, para que ninguno estuviera dispuesto al frío en plena entenperie, Runa cogió la suya y rara vez la sonrió.
Gracias
Mientras Huracán se dirigía donde sonaba el agua, había ordenado que alguien encendiera el fuego, por ello la chica del palo se levantó y empezó a recolectar ramas viejas que sabría que encenderían rápido. Las amontonó y atrapó un tronco más verde que seguramente un viajero, un leñador o simplemente un campesino había dejado ahí también con la intención de acampar.
Lo dejo en medio de las otras ramas y comenzó a chocar dos piedras que tenía a la izquierda para que saltará alguna chispa y este emprendiera un fuego.
Va a comenzar a helar... Dijo mientras notaba el frío seco en los huesos.
Continuó chocando hasta que finalmente una chispa prendió en las ramas secas y una pequeña llama comenzó a brotar. Soplaba y soplaba hasta que el fuego se alimentará y así pudieran resguardarse para poder realmente descansar.
Runa casi no decía palabras, aunque viajará con ellos, no los conocía por lo cual no eran personas de las que totalmente se iba a fiar.Una vez logrado en el hombro de la paliducha se aposentó una libélula la cual la mantuvo distraída unos minutos sin que se diese cuenta que Huracán había regresado con comida.
Largo camino hicieron todavía sin llegar a Baslodia, haciendo un pequeño descanso por Alanna, se aposentaron en una zona verdosa donde se escuchaba agua correr, lo que posiblemente era un riachuelo o un río.
Agua... Susurro con unas tremendas ganas de meter la cabeza en el agua y refrescarse tras largo viaje.
Alanna se molestó en traer cuatro mantas, para que ninguno estuviera dispuesto al frío en plena entenperie, Runa cogió la suya y rara vez la sonrió.
Gracias
Mientras Huracán se dirigía donde sonaba el agua, había ordenado que alguien encendiera el fuego, por ello la chica del palo se levantó y empezó a recolectar ramas viejas que sabría que encenderían rápido. Las amontonó y atrapó un tronco más verde que seguramente un viajero, un leñador o simplemente un campesino había dejado ahí también con la intención de acampar.
Lo dejo en medio de las otras ramas y comenzó a chocar dos piedras que tenía a la izquierda para que saltará alguna chispa y este emprendiera un fuego.
Va a comenzar a helar... Dijo mientras notaba el frío seco en los huesos.
Continuó chocando hasta que finalmente una chispa prendió en las ramas secas y una pequeña llama comenzó a brotar. Soplaba y soplaba hasta que el fuego se alimentará y así pudieran resguardarse para poder realmente descansar.
Runa casi no decía palabras, aunque viajará con ellos, no los conocía por lo cual no eran personas de las que totalmente se iba a fiar.Una vez logrado en el hombro de la paliducha se aposentó una libélula la cual la mantuvo distraída unos minutos sin que se diese cuenta que Huracán había regresado con comida.
Runa Thorgil
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Caminaba alegremente por el bosque con mis nuevos compañeros.
Habíamos salido de Lunargenta esta misma mañana, rumbo Baslodia, donde según la señorita lagrimones podríamos hallar el libro, y en una herrería ni más ni menos, no sabía su nombre, ni siquiera parecía saber que diantres hacía el libro allí, pero no importaba, los compañeros del gremio eran gente honesta, al menos con los suyos, encontrar el libro no supondría un problema, eso seguro.
Durante el camino había estado tentado de preguntar a Huracán algo del libro, o de sus habilidades acrobáticas, o alguna buena historia de vampiros, bueno o algo, sin embargo por su cara y dado que no abrió la boca no parecía ser mujer de muchas palabras, así que me limite a intentar alguna conversación trivial con el resto sobre el creciente precio de la harina o siniestras noticias del norte.
Calculé que nos quedaba al menos otro día de marcha cuando Alanna decidió que era hora de acampar en un hermoso claro.
-Sí..sí, me parece buena idea jaja- reí aliviado dejando mis pesados bártulos en el suelo, llevaba tiempo queriendo detenerme, pero de ninguna manera iba a ser yo el primero en decirlo.
-Emmm..si el lugar parece adecuado- comenté echando un vistazo a nuestro alrededor, los arbustos del borde del claro nos quitarían algo de viento y la cercanía del rio nos ahorraría viajes en busca de agua.
Sonreí agradecido cuando Alanna mostró que había traído mantas para todos, realmente considerada.
-Oh, gracias, muchas gracias Alanna- dije cogiendo una –Uf, realmente nos van a hacer falta, ya veréis- sonreí
Huracán, que me pareció que dejaba sus armas lejos de nosotros a posta, “sugirió” encender una hoguera.
Vi que la joven que nos acompañaba, la presunta ladrona comenzaba a recoger ramitas para encenderlo.
-Bien, pues iré a por leña, la noche va a ser fría, y el fuego debe durar- sonreí cogiendo algunas herramientas y dirigiéndome a los arboles más allá del claro.
Con ayuda del martillo, la pala, y una pequeña segueta comencé a recoger troncos adecuados para la hoguera, con un buen viaje bastaría, sino volvería a por más.
Me pareció oír la voz de Huracán y sonidos de chapuzones ¿Se estaría dando un baño?, supuse que ir a averiguarlo me costaría perder los ojos, así que seguí con mi tarea.
Al cabo de un rato volví silbando al claro con un buen montón de leña que dejé junto a la hoguera, que la joven ya había logrado prender.
-Ahhh, estupendo- sonreí poniendo mis frías manos en el fuego.
-P..por cierto, no nos han presentado, me llamo Schott, herrero, encantado- sonreí tendiendo amablemente la mano a la joven, no sabía decir muy bien a que se dedicaría, aunque sospechaba que ese palo lo usaba algo más que para apoyarse, y tampoco había dicho nada de su relación con el libro, si es que la tenía, pero dejaría las preguntas a Huracán, estaba claro que se la daban mejor.
-Bueno Alanna- dije invitándola a sentarse junto al fuego –¿Y cómo te va la vida? Hacia tiempo que no te veía, ¿Sigues luchando contra el crimen y todo eso?- sonreí.
La tarde caía sobre el campamento, traté de darle alguna vuelta a la historia sin éxito, ¿Cómo y por qué había ido a parar un libro de Lunargenta a una herrería en Baslodia, ¿y de qué demonios trataba el libro?, de algo estaba seguro, que no era sobre recetas de pavo con ciruelas.
Habíamos salido de Lunargenta esta misma mañana, rumbo Baslodia, donde según la señorita lagrimones podríamos hallar el libro, y en una herrería ni más ni menos, no sabía su nombre, ni siquiera parecía saber que diantres hacía el libro allí, pero no importaba, los compañeros del gremio eran gente honesta, al menos con los suyos, encontrar el libro no supondría un problema, eso seguro.
Durante el camino había estado tentado de preguntar a Huracán algo del libro, o de sus habilidades acrobáticas, o alguna buena historia de vampiros, bueno o algo, sin embargo por su cara y dado que no abrió la boca no parecía ser mujer de muchas palabras, así que me limite a intentar alguna conversación trivial con el resto sobre el creciente precio de la harina o siniestras noticias del norte.
Calculé que nos quedaba al menos otro día de marcha cuando Alanna decidió que era hora de acampar en un hermoso claro.
-Sí..sí, me parece buena idea jaja- reí aliviado dejando mis pesados bártulos en el suelo, llevaba tiempo queriendo detenerme, pero de ninguna manera iba a ser yo el primero en decirlo.
-Emmm..si el lugar parece adecuado- comenté echando un vistazo a nuestro alrededor, los arbustos del borde del claro nos quitarían algo de viento y la cercanía del rio nos ahorraría viajes en busca de agua.
Sonreí agradecido cuando Alanna mostró que había traído mantas para todos, realmente considerada.
-Oh, gracias, muchas gracias Alanna- dije cogiendo una –Uf, realmente nos van a hacer falta, ya veréis- sonreí
Huracán, que me pareció que dejaba sus armas lejos de nosotros a posta, “sugirió” encender una hoguera.
Vi que la joven que nos acompañaba, la presunta ladrona comenzaba a recoger ramitas para encenderlo.
-Bien, pues iré a por leña, la noche va a ser fría, y el fuego debe durar- sonreí cogiendo algunas herramientas y dirigiéndome a los arboles más allá del claro.
Con ayuda del martillo, la pala, y una pequeña segueta comencé a recoger troncos adecuados para la hoguera, con un buen viaje bastaría, sino volvería a por más.
Me pareció oír la voz de Huracán y sonidos de chapuzones ¿Se estaría dando un baño?, supuse que ir a averiguarlo me costaría perder los ojos, así que seguí con mi tarea.
Al cabo de un rato volví silbando al claro con un buen montón de leña que dejé junto a la hoguera, que la joven ya había logrado prender.
-Ahhh, estupendo- sonreí poniendo mis frías manos en el fuego.
-P..por cierto, no nos han presentado, me llamo Schott, herrero, encantado- sonreí tendiendo amablemente la mano a la joven, no sabía decir muy bien a que se dedicaría, aunque sospechaba que ese palo lo usaba algo más que para apoyarse, y tampoco había dicho nada de su relación con el libro, si es que la tenía, pero dejaría las preguntas a Huracán, estaba claro que se la daban mejor.
-Bueno Alanna- dije invitándola a sentarse junto al fuego –¿Y cómo te va la vida? Hacia tiempo que no te veía, ¿Sigues luchando contra el crimen y todo eso?- sonreí.
La tarde caía sobre el campamento, traté de darle alguna vuelta a la historia sin éxito, ¿Cómo y por qué había ido a parar un libro de Lunargenta a una herrería en Baslodia, ¿y de qué demonios trataba el libro?, de algo estaba seguro, que no era sobre recetas de pavo con ciruelas.
Schott
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Daba la impresión de que los únicos que estaban de buen humor, eran ella y Schott, pero no podía juzgar, ya que, conocía el carácter de Huracán, a pesar de haberla visto a penas en dos ocasiones, su comportamiento reflejaba lo que parecía ser, una persona dura, implacable, y silenciosa, no muy buena compañía en un viaje, pues difícilmente haría distendido el ambiente, sin embargo, pondría apostar, y se aseguraba de que ganaría, por que, cuando esa chica consideraba a alguien amigo, era capaz de dar la vida por esa persona. Seguramente quien tuviera su amistad, podría considerarse una persona realmente afortunada.
Sonrió ante este pensamiento mientras la veía alejarse a la chica de camino al riachuelo que se escuchaba no muy lejos, no sin antes dar una orden clara que revelaba una vez más, esa personalidad tosca, que, a vistas de alguien con perspicacia para la naturalea de las personas, como lo era Alanna, sin duda era fachada para protegerse.
Tendió la manta a Runa y esta la cogió con una ligera sonrisa que sorprendió gratamente a la guardia, que, en un principio, había visto en ella algo semejante a la personalidad de Huracán, aunque, posiblemete, fuera más cándida que la anterior. Tal vez fuera la vida que, como practicamente había confesado la misma chica en su primera charla, tenía en la calle, la que la había hecho volverse temperamental y algo cruda, pero no por ello mala, si lo fuera, nada tendría que hacer allí con ellos. Por eso la sonrisa que le regaló la chica, agradecida, era para la guarda la mejor forma de dar las gracias.
Mientras la chica se iba a encender el fuego, tendió la tercera manta a Schott, que, con su afabilidad habitual, hizo palabras lo que la chica pensaba, esa noche helaría. Era agradable tener un compañero así, tan diferente a la otras dos chicas que los acompañaban, que, aun amables, eran difíciles para conversar, en cambio, hablar con Schott era tan sencillo y natural como respirar, parecía que su sonrisa amable invitaba a la charla y a la conversación.
- Si, diría que esta noche va a hacer más frío que en un glaciar- bromeó cerrando su bolsa.
Mientras todos escogían que hacer, comenzó a acercar un par de piedras y troncos, las primeras para proteger la hoguera de que cállese o el fuego se extendiera, lossegundos para tener un sitio donde sentarse y que, cuando fueran a dormir, les protegiera parcialmente del aire frío. Hizo rodar uno de los troncos y, con la hoguera ya encendida, unos peces que la bruja del grupo se había encargado de pescar, y la madera para avivar las brasas que había traído Schott, se sentó cansada.
Dejó caer sus armas, más de las que aparentaba llevar, a su lado, cuatro dagas, la espada ropera, y su bolsa pequeña que ataba a su cadera con una gran variedad de venenos que no dudaba en usar si era necesario. Claro que no solía gastarlos, y que los había traído solo para casos extremos, pero, más valía tenerlos cerca, y un suero de la verdad nunca estaba de más para cuando necesitabas información importante.
Esa seguida de pensamientos, le dio una pequeña idea que, tal vez, hiciera que los presentes, incluidas las chicas de aspecto adusto y serio, se animasen a hablar y a compartir algo, por tonto que fuera, con los presentes, y, puede que, con ello, la ligera antipatía que las otras dos jóvenes parecían sentir entre ellas, disminuyese un poco, al fin y al cabo, no se puede odiar a quien se conoce, el odio y el miedo proviene del desconocimiento, no del saber.
- Si, aunque he estado ausente durante unos días, no me encontraba muy bien- explicó al chico que tan amablemente le había preguntado, sin dar demasiados detalles, algo avergonzada recordando como había actuado la última vez que lo vio.- ¿Cómo te ha tratado a ti la vida?- le preguntó mientras seguía rumiando como sacar el tema del juego. Al final, sin saber como hacerlo, simplemente, lo propuso, miró tostarse el pescado frente a ella y, con un crujido de la madera ardiente, comentó- ¿Os apetece jugar a algo? Aprovechemos que somos un buen grupo para hacer algo divertido.-Con esto, pasó a explicar el juego.
No es que fuera demasiado complicado, solo era una pequeña prueba de confianza, y, ya que estaban, de resistencia. Explicó, con calma y una sonrisa en los labios como podrían hacerlo, primero ella diría una pregunta, que, la persona a su derecha respondería, esta haría, a su vez, una nueva pregunta, y quien estuviera a su derecha, respondería ambas, haría, tras esto, una tercera pregunta, que contestaría el último del grupo, quien formularía una última pregunta, las cuatro cuestiones serían contestadas por quien hubiera formulado la primera, cerrando, así, la ronda. Quien se negase a contestar, o a aceptar el reto que se propusiera, debería beber agua y mantenerla en la boca tanto tiempo como pudiera.
De ese modo, aunque no consiguieran información, estaba segura de que verían caras realmente graciosas, y eso haría e ambiente más distendido.
- ¿Qué os parece? Venga, empiezo yo.- se propuso con entusiasmo paciente.- Huracán, dinos... m....- pensó- dinos... ¿de dónde vienes?- preguntó segura de que si la chica lo contaba, podrían oír una buena historia.
Sonrió ante este pensamiento mientras la veía alejarse a la chica de camino al riachuelo que se escuchaba no muy lejos, no sin antes dar una orden clara que revelaba una vez más, esa personalidad tosca, que, a vistas de alguien con perspicacia para la naturalea de las personas, como lo era Alanna, sin duda era fachada para protegerse.
Tendió la manta a Runa y esta la cogió con una ligera sonrisa que sorprendió gratamente a la guardia, que, en un principio, había visto en ella algo semejante a la personalidad de Huracán, aunque, posiblemete, fuera más cándida que la anterior. Tal vez fuera la vida que, como practicamente había confesado la misma chica en su primera charla, tenía en la calle, la que la había hecho volverse temperamental y algo cruda, pero no por ello mala, si lo fuera, nada tendría que hacer allí con ellos. Por eso la sonrisa que le regaló la chica, agradecida, era para la guarda la mejor forma de dar las gracias.
Mientras la chica se iba a encender el fuego, tendió la tercera manta a Schott, que, con su afabilidad habitual, hizo palabras lo que la chica pensaba, esa noche helaría. Era agradable tener un compañero así, tan diferente a la otras dos chicas que los acompañaban, que, aun amables, eran difíciles para conversar, en cambio, hablar con Schott era tan sencillo y natural como respirar, parecía que su sonrisa amable invitaba a la charla y a la conversación.
- Si, diría que esta noche va a hacer más frío que en un glaciar- bromeó cerrando su bolsa.
Mientras todos escogían que hacer, comenzó a acercar un par de piedras y troncos, las primeras para proteger la hoguera de que cállese o el fuego se extendiera, lossegundos para tener un sitio donde sentarse y que, cuando fueran a dormir, les protegiera parcialmente del aire frío. Hizo rodar uno de los troncos y, con la hoguera ya encendida, unos peces que la bruja del grupo se había encargado de pescar, y la madera para avivar las brasas que había traído Schott, se sentó cansada.
Dejó caer sus armas, más de las que aparentaba llevar, a su lado, cuatro dagas, la espada ropera, y su bolsa pequeña que ataba a su cadera con una gran variedad de venenos que no dudaba en usar si era necesario. Claro que no solía gastarlos, y que los había traído solo para casos extremos, pero, más valía tenerlos cerca, y un suero de la verdad nunca estaba de más para cuando necesitabas información importante.
Esa seguida de pensamientos, le dio una pequeña idea que, tal vez, hiciera que los presentes, incluidas las chicas de aspecto adusto y serio, se animasen a hablar y a compartir algo, por tonto que fuera, con los presentes, y, puede que, con ello, la ligera antipatía que las otras dos jóvenes parecían sentir entre ellas, disminuyese un poco, al fin y al cabo, no se puede odiar a quien se conoce, el odio y el miedo proviene del desconocimiento, no del saber.
- Si, aunque he estado ausente durante unos días, no me encontraba muy bien- explicó al chico que tan amablemente le había preguntado, sin dar demasiados detalles, algo avergonzada recordando como había actuado la última vez que lo vio.- ¿Cómo te ha tratado a ti la vida?- le preguntó mientras seguía rumiando como sacar el tema del juego. Al final, sin saber como hacerlo, simplemente, lo propuso, miró tostarse el pescado frente a ella y, con un crujido de la madera ardiente, comentó- ¿Os apetece jugar a algo? Aprovechemos que somos un buen grupo para hacer algo divertido.-Con esto, pasó a explicar el juego.
No es que fuera demasiado complicado, solo era una pequeña prueba de confianza, y, ya que estaban, de resistencia. Explicó, con calma y una sonrisa en los labios como podrían hacerlo, primero ella diría una pregunta, que, la persona a su derecha respondería, esta haría, a su vez, una nueva pregunta, y quien estuviera a su derecha, respondería ambas, haría, tras esto, una tercera pregunta, que contestaría el último del grupo, quien formularía una última pregunta, las cuatro cuestiones serían contestadas por quien hubiera formulado la primera, cerrando, así, la ronda. Quien se negase a contestar, o a aceptar el reto que se propusiera, debería beber agua y mantenerla en la boca tanto tiempo como pudiera.
De ese modo, aunque no consiguieran información, estaba segura de que verían caras realmente graciosas, y eso haría e ambiente más distendido.
- ¿Qué os parece? Venga, empiezo yo.- se propuso con entusiasmo paciente.- Huracán, dinos... m....- pensó- dinos... ¿de dónde vienes?- preguntó segura de que si la chica lo contaba, podrían oír una buena historia.
Última edición por Alanna Delteria el Dom Ene 31 2016, 21:13, editado 2 veces
Alanna Delteria
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
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Tyr
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Cuando llegué con el pescado ya tenían encendidas las brasas. Así que me senté en una roca cercana entre Alanna y Runa y puse a turrar el alimento para evitar comerlo crudo. No dije nada, simplemente mantuve mi rostro serio, manteniendo mi mirada en la hoguera, pensando en todos los misterios que constituían mi vida. Runa parecía también bastante callada, mientras que Alanna y Schott mantenían una trivial conversación que ni siquiera escuché porque tampoco me interesaba.
Cuando el pescado estaba lo suficientemente pasado, saqué éste del fuego y lo tomé con ambas manos, dejando el resto en el mismo para que lo tomaran cuando creyeran oportuno.
Fue entonces cuando Alanna propuso un juego. A lo que no pude evitar poner una mueca incrédula, ¿jugar? ¿tengo pinta de que me guste jugar a algo? Rápidamente, traté de volver a mi rostro serio, pues la guardia mostraba tan ilusión relatando en qué consistía, que me parecía cruel negarle la partida. A fin de cuentas, era una tontería, lo único que quería era romper el hielo y que charlásemos de algo, aunque yo soy bastante reacia a contar cosas de mí. No me interesa la vida de otras personas, así que me gusta que por la mía sea recíproco. Lo de llenar la boca de agua y aguantar la respiración ya me gustaba mucho menos.
-No pienso hacer la del tonto. – advertí a Alanna en relación a lo del agua, antes de que realizara la pregunta, dándole una dentellada al pescado, observando hacia el suelo, haciéndome la dura.
Aunque no me preguntó nada especialmente raro, tan sólo de donde venía. Era lo mínimo que podía contarle a un grupo de gente que había decidido venir conmigo a buscar un triste libro sin que yo se lo pidiera. Así que, manteniendo la seriedad, detuve la comida para responder a la pregunta, aunque ni mucho menos iba a contarles por qué buscaba el libro y mi verdadero propósito de mi estancia en Lunargenta.
-Soy maestro de la academia tensái de Beltrexus. – dije sin mirar a nadie en particular. – Cuando no estoy allí, como ahora, me dedico a cazar vampiros. Es una vieja herencia familiar. – dije dando a entender que, históricamente, mi familia se había dedicado a eso. – Es una profesión desagradable y llena de peligros. Además, no es maravilloso despertarte sabiendo que hoy puede ser tu último día en el mundo. – continué irónicamente, ahora mirando a Alanna. – Pero créeme que, a mí manera, me resulta satisfactorio cuando rescatas al hijo de alguien que fue secuestrado, o cuando matas a un malnacido que persiguió a una familia durante años. Cuando ves la cara de satisfacción e ilusión de tus clientes, es cuando verdaderamente das aprecio a lo que haces. – traté de responder, haciendo gestos con ambas manos. Explicando que aquello era algo vocacional.
Sin embargo, en mi caso, el ser cazadora iba más allá de una mera vocación, llegando a ser algo personal, por el asunto de mi abuela, antigua cazadora y ahora vampiro, y todo lo que envolvía a la misteriosa Hermandad, que había acabado con los míos treinta años atrás. Me detuve unos instantes, antes de continuar mi exposición. Era algo difícil de explicar.
-Aunque, para mí, no todo se reduce a un simple juego de cazadores y presas. Es mucho más complejo. – me mordí los labios, ligeramente entristecida – A veces, buscas respuestas a hechos que no sabes cómo ocurrieron ni por qué, y de repente te encuentras sentada con tres desconocidos buscando un libro que indirectamente podría contener parte de las respuestas que buscas.
Me detuve para beber un poco de agua que había en un pequeño recipiente que había traído alguien. Prefería cambiar de tema. Pues no iba a contarles más. En realidad, no les había dicho nada de mi vida y se lo había contado todo a la vez. Buscaba que mi respuesta generara aún más misterio sobre mi figura, que era lo que en realidad me gustaba aparentar. Ya había hablado seguramente más de lo que hablaría en toda la noche y en el próximo día. Pero necesitaba desahogar por toda la mierda que había tragado los últimos tiempos, y aún diciéndolo indirectamente, me había quedado aliviada.
-Bueno, ahora es mi turno, ¿no? – pregunté, levantando la vista mirando a Alanna para ver si estaba en lo cierto. – En relación a lo anterior, quiero saber qué os ha llevado a acompañarme. Me inquieta saber qué puede llevar a alguien a exponer su vida por alguien que no conoce. – Era algo que no comprendía, pues aunque yo lo hiciera, no veía a todo el mundo haciéndolo Y giré mi cabeza hacia Runa, que era la que se encontraba a mi derecha.
Cuando el pescado estaba lo suficientemente pasado, saqué éste del fuego y lo tomé con ambas manos, dejando el resto en el mismo para que lo tomaran cuando creyeran oportuno.
Fue entonces cuando Alanna propuso un juego. A lo que no pude evitar poner una mueca incrédula, ¿jugar? ¿tengo pinta de que me guste jugar a algo? Rápidamente, traté de volver a mi rostro serio, pues la guardia mostraba tan ilusión relatando en qué consistía, que me parecía cruel negarle la partida. A fin de cuentas, era una tontería, lo único que quería era romper el hielo y que charlásemos de algo, aunque yo soy bastante reacia a contar cosas de mí. No me interesa la vida de otras personas, así que me gusta que por la mía sea recíproco. Lo de llenar la boca de agua y aguantar la respiración ya me gustaba mucho menos.
-No pienso hacer la del tonto. – advertí a Alanna en relación a lo del agua, antes de que realizara la pregunta, dándole una dentellada al pescado, observando hacia el suelo, haciéndome la dura.
Aunque no me preguntó nada especialmente raro, tan sólo de donde venía. Era lo mínimo que podía contarle a un grupo de gente que había decidido venir conmigo a buscar un triste libro sin que yo se lo pidiera. Así que, manteniendo la seriedad, detuve la comida para responder a la pregunta, aunque ni mucho menos iba a contarles por qué buscaba el libro y mi verdadero propósito de mi estancia en Lunargenta.
-Soy maestro de la academia tensái de Beltrexus. – dije sin mirar a nadie en particular. – Cuando no estoy allí, como ahora, me dedico a cazar vampiros. Es una vieja herencia familiar. – dije dando a entender que, históricamente, mi familia se había dedicado a eso. – Es una profesión desagradable y llena de peligros. Además, no es maravilloso despertarte sabiendo que hoy puede ser tu último día en el mundo. – continué irónicamente, ahora mirando a Alanna. – Pero créeme que, a mí manera, me resulta satisfactorio cuando rescatas al hijo de alguien que fue secuestrado, o cuando matas a un malnacido que persiguió a una familia durante años. Cuando ves la cara de satisfacción e ilusión de tus clientes, es cuando verdaderamente das aprecio a lo que haces. – traté de responder, haciendo gestos con ambas manos. Explicando que aquello era algo vocacional.
Sin embargo, en mi caso, el ser cazadora iba más allá de una mera vocación, llegando a ser algo personal, por el asunto de mi abuela, antigua cazadora y ahora vampiro, y todo lo que envolvía a la misteriosa Hermandad, que había acabado con los míos treinta años atrás. Me detuve unos instantes, antes de continuar mi exposición. Era algo difícil de explicar.
-Aunque, para mí, no todo se reduce a un simple juego de cazadores y presas. Es mucho más complejo. – me mordí los labios, ligeramente entristecida – A veces, buscas respuestas a hechos que no sabes cómo ocurrieron ni por qué, y de repente te encuentras sentada con tres desconocidos buscando un libro que indirectamente podría contener parte de las respuestas que buscas.
Me detuve para beber un poco de agua que había en un pequeño recipiente que había traído alguien. Prefería cambiar de tema. Pues no iba a contarles más. En realidad, no les había dicho nada de mi vida y se lo había contado todo a la vez. Buscaba que mi respuesta generara aún más misterio sobre mi figura, que era lo que en realidad me gustaba aparentar. Ya había hablado seguramente más de lo que hablaría en toda la noche y en el próximo día. Pero necesitaba desahogar por toda la mierda que había tragado los últimos tiempos, y aún diciéndolo indirectamente, me había quedado aliviada.
-Bueno, ahora es mi turno, ¿no? – pregunté, levantando la vista mirando a Alanna para ver si estaba en lo cierto. – En relación a lo anterior, quiero saber qué os ha llevado a acompañarme. Me inquieta saber qué puede llevar a alguien a exponer su vida por alguien que no conoce. – Era algo que no comprendía, pues aunque yo lo hiciera, no veía a todo el mundo haciéndolo Y giré mi cabeza hacia Runa, que era la que se encontraba a mi derecha.
Anastasia Boisson
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Mientras todavía avivaba la hoguera el jóven que las acompañaba se inclino extendiendo su mano hacia Runa. Se veía sus labios moverse,su nombre había pronunciado alegremente frente a ella, pero no pudo evitar fijarse en la profundidad de unos ojos nobles...Apenas había dado algo de caso a esa persona, le sorprendía pero a la vez no, tan solo limitando en estrecharle la mano y pronunciar:
Runa, me llamo Runa... Le comentó con un tono tímido y a la vez algo cortante por la la de confianza.
Pareció no importar pues Alanna y él establecieron una conversación mientras tanto,Runa tomó asiento frente el fuego y puso sus frías manos para ir tomando poco a poco temperatura,en pequeños segundos se frotaba y volvía a retomar la postura de nuevo frente el fuego.
Parece que Huracán había regresado, reinaba un silencio incomodo entre todos, ni siquiera una risa, una sonrisa, no había nada por lo cual Alanna propuso un juego para romper el hielo de una vez. Se trataba de responder la pregunta que te había hecho el de la izquierda, osea, que tendría que responder principalmente la de Alanna seguida de la Huracán.
Alanna comenzó la ronda: ¿De donde vienes?.
Huracán comenzó contestando, al hablar parecía que no le apetecía que no quería rebelar tampoco mucho sobre ella, pero en cada palabra que decía aparte de hacer entender la frialdad que la abrigaba como personalidad como un accesorio, también daba entender que las cosas no eran sencillas nunca. Al final a pesar de todo, esa mujer parecía tener un coranzoncito debajo de esa fuerte coraza.
Huracán continuó la ronda:"Que os había llevado a acompañarme".
Runa al fin era su turno y se quedaba en silencio en la hoguera.
De donde vengo... Susurro como si todavía estuviera asimilando todo lo que había escuchado anteriormente.Vengo de donde acabamos de marcharnos, llevo allí desde que tengo uso de razón. Bajo las frías noches y de tejado en tejadoTodavía añadióNo hay mucho de mi que contar la verdad. Haciendo entender el resumen de su vida, sin apenas decir nada.No le apetecía que la conocieran a fondo, solo viajaba junto a ellos, no iba a volver a verlos después del viaje, era lo más sensato.
Tras un suspiro, se limito a responder la segunda pregunta, la cual había empleado Huracán.
No se necesita razones fundamentales a veces para ayudar a alguien,Se incorporó y se sacudió.No todo el mundo emplea una maldad por emplearla, sobre todos los niños.Lo cual es normal que exista alguna persona dispuesta a ello.Trataba de ocultar información innecesaria para ahora.Todavía no era el momento para emplear el trato...
Finalmente Runa empleó su pregunta:
¿Qué opinas de cada uno?. Giró su cabeza hacia Schott observando de nuevo sus ojos.
Runa, me llamo Runa... Le comentó con un tono tímido y a la vez algo cortante por la la de confianza.
Pareció no importar pues Alanna y él establecieron una conversación mientras tanto,Runa tomó asiento frente el fuego y puso sus frías manos para ir tomando poco a poco temperatura,en pequeños segundos se frotaba y volvía a retomar la postura de nuevo frente el fuego.
Parece que Huracán había regresado, reinaba un silencio incomodo entre todos, ni siquiera una risa, una sonrisa, no había nada por lo cual Alanna propuso un juego para romper el hielo de una vez. Se trataba de responder la pregunta que te había hecho el de la izquierda, osea, que tendría que responder principalmente la de Alanna seguida de la Huracán.
Alanna comenzó la ronda: ¿De donde vienes?.
Huracán comenzó contestando, al hablar parecía que no le apetecía que no quería rebelar tampoco mucho sobre ella, pero en cada palabra que decía aparte de hacer entender la frialdad que la abrigaba como personalidad como un accesorio, también daba entender que las cosas no eran sencillas nunca. Al final a pesar de todo, esa mujer parecía tener un coranzoncito debajo de esa fuerte coraza.
Huracán continuó la ronda:"Que os había llevado a acompañarme".
Runa al fin era su turno y se quedaba en silencio en la hoguera.
De donde vengo... Susurro como si todavía estuviera asimilando todo lo que había escuchado anteriormente.Vengo de donde acabamos de marcharnos, llevo allí desde que tengo uso de razón. Bajo las frías noches y de tejado en tejadoTodavía añadióNo hay mucho de mi que contar la verdad. Haciendo entender el resumen de su vida, sin apenas decir nada.No le apetecía que la conocieran a fondo, solo viajaba junto a ellos, no iba a volver a verlos después del viaje, era lo más sensato.
Tras un suspiro, se limito a responder la segunda pregunta, la cual había empleado Huracán.
No se necesita razones fundamentales a veces para ayudar a alguien,Se incorporó y se sacudió.No todo el mundo emplea una maldad por emplearla, sobre todos los niños.Lo cual es normal que exista alguna persona dispuesta a ello.Trataba de ocultar información innecesaria para ahora.Todavía no era el momento para emplear el trato...
Finalmente Runa empleó su pregunta:
¿Qué opinas de cada uno?. Giró su cabeza hacia Schott observando de nuevo sus ojos.
Runa Thorgil
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Nos sentamos cómodamente en torno a la hoguera, al calor del fuego, me eche la manta de Alanna sobre los hombros, al poco apareció Huracán con la cena.
-Ummmm, pescadito rico, que bien- sonreí, quedaba mal que lo dijera pero me estaba muriendo de hambre.
Al menos había logrado sacarle el nombre a la joven ladrona, Runa me había dicho, no hablaba mucho más, pero supongo que menos es nada.
Vi con sorpresa como Alanna depositaba a su lado un buen número de armas, aquí todo el mundo estaba armado hasta los dientes, con gesto de alivio dejé mi pesado escudo, mis bolsas y mis herramientas tras de mí, clavando la pala en el suelo, estiré los hombros, umm, mucho mejor.
Seguí charlando con Alanna, por lo visto había estado enferma o algo así, preferí no molestar con preguntas.
-¿A mí? bueno, no puedo quejarme, la cosa no está muy bien pero aún hay algo de trabajo, si sabes dónde buscar jeje- sonreí –Lo de siempre, cazar dragones, rescatar princesas, la rutina- sonreí bebiendo de mi cantimplora.
Sonreí atento a la propuesta de juego de Alanna, ¿Qué demonios tendría en mente?, por lo visto se trataba de un juego de preguntas o reto, sonaba muy bien, no solo para pasar el rato, sino porque quería saber algo más de las otras dos mujeres del grupo que no eran de muchas palabras.
Por la situación en torno al fuego le tocaba responder a Huracán, de donde venía, antes de que respondiera me aventuré a adivinar, ¿Seria la hija fugada de algún noble que renunció a un casamiento por conveniencia? ¿O tal vez una joven independiente deseosa de ver mundo?
Deje de elucubrar y escuché con atención, por lo visto era cierto que era una bruja, y de las importantes que se dedicaba al noble arte de cazar vampiros.
Asentí atento, había oído historias, no solo de terribles ataques de vampiros, sino de legendarios guerreros que luchaban contra el mal, era una lástima que Huracán no fuera más dicharachera, me habría encantado oír algunas de esas historias, por el brillo de sus ojos, supe que iba en serio y se le daba bien.
Sin embargo, tras esa apariencia de tipo duro, estoy seguro de que habría algo más, inquietudes sobre el futuro o algo así, o tal vez solo fuese fruto de mi imaginación y me cortase los dedos si preguntaba más.
Nadie comentó nada, y yo no iba a ser más, a continuación le tocaba responder a Runa, sentí un ligero alivio al ver que no me tocaba a mí responder la pregunta directa de Huracán, que sin embargo fue bastante coherente.
Escuche también atento a Runa, esta sí que me había pillado desprevenido ¿Era una joven ladrona famosa buscada por la guardia que vagaba de ciudad en ciudad, o tal vez un importante miembro de la corte de incognito?
Trague saliva al escuchar su breve historia, una joven ladrona sin padres vagando por las calles buscando para vivir, tristemente todo aquello me resultaba bastante familiar.
Y sonreí cuando afirmó que ayudaba por voluntad propia, por bien hacer, si era cierto, se veía muy poco de eso, y me alegraba contra con alguien así en el equipo.
Finalmente llegó el aciago momento de mi turno, al menos la pregunta fue sencilla, o tal vez no, según se mire, recordemos que yo era el único hombre del grupo, y el género femenino era algo bastante desconocido para mí, así que procuraría no decir nada mínimamente inapropiado.
-E..e..bueno..a ver, con respecto a la primera pregunta- sonreí mirando a Alanna –No hay tampoco demasiado que contar, me quede huérfano siendo bastante joven, unos amigos de mi familia me acogieron y me enseñaron el negocio de la herrería- bebí un trago de agua –Tras algún tiempo aquello…bueno…también se acabó- dije mirando involuntariamente al suelo –Y desde entonces voy de aquí para allá ganándome la vida como herrero y manitas en general…no está mal…al menos veo mundo y conozco gente, eso está bien- sonreí –Ah bueno y también lucho contra el mal y todo eso, pero solo cuando tengo tiempo- reí.
Dada la naturaleza del juego me tocaba seguir respondiendo.
-A ver…lo de por qué te acompaño- sonreí a Huracán –Eso es fácil, esta mañana estaba en la cárcel, y no me trataban demasiado bien, tú fuiste la única que se interesó en ayudarme, bueno, sin contar ese viejo que trataba de pincharme con su vara a través de los barrotes de la ventana, ese era un imbécil- sonreí.
-Y bueno, mi última pregunta, uf, esta es difícil…a ver..como lo digo- pensé –Bueno a Alanna ya la conozco, el largo y ágil brazo de la ley, escudo de indefensos y terror de malhechores Jajaja- sonreí –Bueno y además es una gran amiga que no deja a nadie tirado- sonreí con cierto y mal disimulado rubor.
Miré entonces a huracán, deseosos de que no se me notase ningún temor en la voz.
-Huracán..pues bueno…de lo poco que he oído de ella..nose..tiene pinta de ir en serio, de no andarse con tonterías, de ser buena en su trabajo- que por otra parte era matar peligrosos vampiros –Lo cual me lleva a preguntarme sobre la naturaleza del libro que estamos buscando, digo yo, a lo mejor es que soy muy curioso jaja- sonreí nervioso desenado que Huracan no comentase nada –Y respecto a Runa…bueno…me temo que tengo que decir que tal vez la vida no te haya tratado demasiado bien, pero has sabido sobreponerte, y eso es bueno, fuerte, independiente, y....bueno no sé leer mucho más jaja, lo siento, no soy un brujo jaja- sonreí.
-Y ahora me toca preguntar eh…uf nose… a ver que se me ocurre- sonreí rascándome la cabeza.
-Vale vale, emmm, vamos a ver...emm una fácil…Alanna…¿Cuál es el mayor peligro al que has derrotado?- pregunte, deseoso de alguna buena anécdota, si, se me daba fatal hacer preguntas.
Me recosté cómodo en el tronco mientras comía el pescado, me lo estaba pasando bien, a la luz del fuego, en una misteriosa misión, bien acompañado ¿Qué más se podía pedir?-
-Ummmm, pescadito rico, que bien- sonreí, quedaba mal que lo dijera pero me estaba muriendo de hambre.
Al menos había logrado sacarle el nombre a la joven ladrona, Runa me había dicho, no hablaba mucho más, pero supongo que menos es nada.
Vi con sorpresa como Alanna depositaba a su lado un buen número de armas, aquí todo el mundo estaba armado hasta los dientes, con gesto de alivio dejé mi pesado escudo, mis bolsas y mis herramientas tras de mí, clavando la pala en el suelo, estiré los hombros, umm, mucho mejor.
Seguí charlando con Alanna, por lo visto había estado enferma o algo así, preferí no molestar con preguntas.
-¿A mí? bueno, no puedo quejarme, la cosa no está muy bien pero aún hay algo de trabajo, si sabes dónde buscar jeje- sonreí –Lo de siempre, cazar dragones, rescatar princesas, la rutina- sonreí bebiendo de mi cantimplora.
Sonreí atento a la propuesta de juego de Alanna, ¿Qué demonios tendría en mente?, por lo visto se trataba de un juego de preguntas o reto, sonaba muy bien, no solo para pasar el rato, sino porque quería saber algo más de las otras dos mujeres del grupo que no eran de muchas palabras.
Por la situación en torno al fuego le tocaba responder a Huracán, de donde venía, antes de que respondiera me aventuré a adivinar, ¿Seria la hija fugada de algún noble que renunció a un casamiento por conveniencia? ¿O tal vez una joven independiente deseosa de ver mundo?
Deje de elucubrar y escuché con atención, por lo visto era cierto que era una bruja, y de las importantes que se dedicaba al noble arte de cazar vampiros.
Asentí atento, había oído historias, no solo de terribles ataques de vampiros, sino de legendarios guerreros que luchaban contra el mal, era una lástima que Huracán no fuera más dicharachera, me habría encantado oír algunas de esas historias, por el brillo de sus ojos, supe que iba en serio y se le daba bien.
Sin embargo, tras esa apariencia de tipo duro, estoy seguro de que habría algo más, inquietudes sobre el futuro o algo así, o tal vez solo fuese fruto de mi imaginación y me cortase los dedos si preguntaba más.
Nadie comentó nada, y yo no iba a ser más, a continuación le tocaba responder a Runa, sentí un ligero alivio al ver que no me tocaba a mí responder la pregunta directa de Huracán, que sin embargo fue bastante coherente.
Escuche también atento a Runa, esta sí que me había pillado desprevenido ¿Era una joven ladrona famosa buscada por la guardia que vagaba de ciudad en ciudad, o tal vez un importante miembro de la corte de incognito?
Trague saliva al escuchar su breve historia, una joven ladrona sin padres vagando por las calles buscando para vivir, tristemente todo aquello me resultaba bastante familiar.
Y sonreí cuando afirmó que ayudaba por voluntad propia, por bien hacer, si era cierto, se veía muy poco de eso, y me alegraba contra con alguien así en el equipo.
Finalmente llegó el aciago momento de mi turno, al menos la pregunta fue sencilla, o tal vez no, según se mire, recordemos que yo era el único hombre del grupo, y el género femenino era algo bastante desconocido para mí, así que procuraría no decir nada mínimamente inapropiado.
-E..e..bueno..a ver, con respecto a la primera pregunta- sonreí mirando a Alanna –No hay tampoco demasiado que contar, me quede huérfano siendo bastante joven, unos amigos de mi familia me acogieron y me enseñaron el negocio de la herrería- bebí un trago de agua –Tras algún tiempo aquello…bueno…también se acabó- dije mirando involuntariamente al suelo –Y desde entonces voy de aquí para allá ganándome la vida como herrero y manitas en general…no está mal…al menos veo mundo y conozco gente, eso está bien- sonreí –Ah bueno y también lucho contra el mal y todo eso, pero solo cuando tengo tiempo- reí.
Dada la naturaleza del juego me tocaba seguir respondiendo.
-A ver…lo de por qué te acompaño- sonreí a Huracán –Eso es fácil, esta mañana estaba en la cárcel, y no me trataban demasiado bien, tú fuiste la única que se interesó en ayudarme, bueno, sin contar ese viejo que trataba de pincharme con su vara a través de los barrotes de la ventana, ese era un imbécil- sonreí.
-Y bueno, mi última pregunta, uf, esta es difícil…a ver..como lo digo- pensé –Bueno a Alanna ya la conozco, el largo y ágil brazo de la ley, escudo de indefensos y terror de malhechores Jajaja- sonreí –Bueno y además es una gran amiga que no deja a nadie tirado- sonreí con cierto y mal disimulado rubor.
Miré entonces a huracán, deseosos de que no se me notase ningún temor en la voz.
-Huracán..pues bueno…de lo poco que he oído de ella..nose..tiene pinta de ir en serio, de no andarse con tonterías, de ser buena en su trabajo- que por otra parte era matar peligrosos vampiros –Lo cual me lleva a preguntarme sobre la naturaleza del libro que estamos buscando, digo yo, a lo mejor es que soy muy curioso jaja- sonreí nervioso desenado que Huracan no comentase nada –Y respecto a Runa…bueno…me temo que tengo que decir que tal vez la vida no te haya tratado demasiado bien, pero has sabido sobreponerte, y eso es bueno, fuerte, independiente, y....bueno no sé leer mucho más jaja, lo siento, no soy un brujo jaja- sonreí.
-Y ahora me toca preguntar eh…uf nose… a ver que se me ocurre- sonreí rascándome la cabeza.
-Vale vale, emmm, vamos a ver...emm una fácil…Alanna…¿Cuál es el mayor peligro al que has derrotado?- pregunte, deseoso de alguna buena anécdota, si, se me daba fatal hacer preguntas.
Me recosté cómodo en el tronco mientras comía el pescado, me lo estaba pasando bien, a la luz del fuego, en una misteriosa misión, bien acompañado ¿Qué más se podía pedir?-
Schott
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
La ronda de preguntas fue, sin duda, una buena idea, jamás pensó que Huracán, tan silenciosa como parecía, o Runa, que tan poco los conocía, se dignarían a hablar. Sonrió contenta al ver que se había equivocado en su suposición, pero, al fin y al cabo, incluso las personas más fuertes necesitaban, en ocasiones, desahogarse, hablar con los demás y sentirse escuchados.
Ella, que tanto tiempo había guardado sus secretos, y que seguía haciendolo, lo sabía mejor que nadie, su personalidad afable, su descuido a la hora de acercarse a los demás, incluso sus sonrisas, solían estar calculadas, y sus palabras y sus gestos, medidos, solo cuando se encontraba segura era capaz de ser ella misma. De dar rienda suelta a sus pensamientos y sentimientos y de romper a llorar.
Con una sonrisa, tomó el pez que ya estaba dorado y le dio un mordico saboreando la sal y la piel dorada, estaba delicioso, aunque, tras andar todo un día sin parar, cualquier cosa le habría parecido sabrosa. Siguió escuchando, intentando memorizar las preguntas, y reflexionando las respuestas. Le sorprendio la historia contada por Huracán, que le confirmó lo que llevaba sospechando desde que la vio por primera vez en esa taberna, era bruja, y no solo bruja, era una bruja que cazaba vampiros.
Vio, entonces, mejor que nunca, que ambas tenian en común mucho más de lo que ella pensaba, ambas luchaban para proteger a la gente, ambas intentaban no meter en problemas a los demás con su trabajo y, por ello, se habían hecho una cubierta de acero sobre la piel, dificil de romper, pero no imposible. También Runa, le recordó en parte a ella, posiblemente, si no hubiera conocido al teniente, habría acabado como ella, en la calle, y robando por sobrevivir, o vendiendo su espada al mejor postor. Era consciente de la suerte que había tenido a pesar de todo, aunque al final se hubiera quedado sola, podía considerarse afortunada. Aunque una noble quisiera su cabeza, no importaba, tenía suerte.
La vida de Schott tampoco había resultado facil, y, sin duda, la pregunta de Runa era interesante, sonrió al escucharla, y se sonrojó un poco al oir la opinión que el joven herrero tenía de ella, le daba demasiado merito, sin duda, ella no era especialmente buena, simplemente creía en las personas buenas, y, cuando las encontraba, se sentía feliz de poder contar con ellas y de poder protegerlas.
Terminó su cena a tiempo de contestar, y, suspirando algo avergonzada, alzó la cabeza a mirar al cielo, y, tras respirar, sonrió y se dispuso a responder por orden, cual había sido la primera, de dónde venía, eso era algo largo, y como tuviera que contar toda su historia, podrían pasar allí toda la noche, prefería ser escueta y sincera, quería corresponder como debía a la sinceridad y amabilidad de los demás.
- Bien, yo.... crecí hasta los 8 años en una granja alejada de Lunargenta, supongo que de ahí me viene el caracter, de jugar siempre bajo el sol.- Sonrió bromeando.- luego llegué a la ciudad y estuve hasta los 15 en el orfanato, al final me acogió un teniente de la guardia y me entrenó hasta que logré entrar en la academia. Lo intenté tres veces.- rió al recordar sus metidas de pata.- uy, a ver, la segunda....- pensó intentando no irse por las ramas.- Bueno, yo he venido porque... no lo tengo muy claro, pero... no tenía nada que hacer, Schott estaba metido en esto hasta el cuello, Runa parecía quere demostrar que no era culpable, y pensé que seguro que tu agradecerías algo de compañía, además, ya trabajé contigo y creo que lo hacemos bien juntas, no me molesta ayudar a quienes me caen bien.- confesó sonriente.
El frió empezaba a hacer más efecto en su fina piel, Alanna tomó la manta que había dejado a su lado y, sentandose en el suelo, apoyando su delgada espalda en el tronco, se cubrió los hombros y se abrazó las rodillas mientras miraba bailar el fuego de la hoguera, que chisporroteaba con fuerza. Dispuesta a responder a la siguiente pregunta, puso varios palos en el fuego para darle más fuerza y que no se apagase.
- Bueno, lo que opino de vosotros.... buff, eso es terreno pantanoso, a ver... Huracán... solo te he visto dos veces, pero creo que eres alguien fuerte, responsable y más amable de lo que quieres admitir, diría que te cuesta confiar en la gente, pero que si lo haces, es porque realmente crees en esa persona.- Cambió su mirada a Runa, esperando que lo dicho no sentase mal a la bruja, realmente le caía bien, no quería que la malinterpretase.- Runa... a penas te conozco, solo hablé contigo una vez, pero diría que, con todo, tienes un sentido de la justicia muy arraigado, diría que eres buena y que aprecias la amabilidad de los demás.- sonrió bastante segura de sus palabras, recordando la pequeña sonrisa que la chica le había dedicado al coger la manta.- Schott- se giró a mirarlo- a ti te conozco más, eres torpe, y algo despistado, amable, tierno, dulce y valiente, te arriesgas mucho por la gente en la que crees que puedes confiar, sin duda alguien por quien poner la mano en el fuego.- aseguró- No puedo decir nada malo de vosotros, me caeis bien, seguro que teneis vuestros defectos, como todos, pero prefiero mirar la parte buena.- sonrió sentenciando su respuesta.
Quedaba lo más complicado, lo de la historia, había pasado por tantas cosas, por tantas situaciones horribles, y había tenido tantisimas heridas, que no sabía cual había sido la peor, aunque, sin duda, la historia de las catacumbas y el muerto viviente era de las peores, y esa es la que se dispuso a contar. Contó lo sucedido con Morcar en las catacumbas, como se enfrentaron, primero a un inmenso guerrero inmortal, y, seguidamente, a unos magos tremendamente poderosos, y como a penas logró sobrevivir gracias a la indispensable ayuda que le ofrecieron sus compañeros de equipo.
FInalmente era su turno de preguntar nuevamente, sin duda había muchas cosas que reguntar tras lo contado, pero la pregunta que había formulado Runa era la que, posiblemente, más fuera a decirle de los demás, y, si quería conocerlos un poco, lo mejor sería seguir por ese camino, así que, aun arriesgandose a ser poco original, se acurrucó en la manta y, peguntó con calma.
- Creo que seguiré el ejemplo de Runa, y, aun a riesgo de ser repetitiva, me gustaría saber que pensais de los presentes.- preguntó con paciencia, intentando entrar en calor en esa fría noche, no se le daba bien el frío, nunca se le había dado bien, y le recordaba demasiado al norte como para poder mantenerla realmente de buen humor, aunque lo cierto es que sería imposible notar su pesar, pues si en algo era experta Alanna, era en no aparentar tristeza, y no sería ella la que estropease esa noche.
Ella, que tanto tiempo había guardado sus secretos, y que seguía haciendolo, lo sabía mejor que nadie, su personalidad afable, su descuido a la hora de acercarse a los demás, incluso sus sonrisas, solían estar calculadas, y sus palabras y sus gestos, medidos, solo cuando se encontraba segura era capaz de ser ella misma. De dar rienda suelta a sus pensamientos y sentimientos y de romper a llorar.
Con una sonrisa, tomó el pez que ya estaba dorado y le dio un mordico saboreando la sal y la piel dorada, estaba delicioso, aunque, tras andar todo un día sin parar, cualquier cosa le habría parecido sabrosa. Siguió escuchando, intentando memorizar las preguntas, y reflexionando las respuestas. Le sorprendio la historia contada por Huracán, que le confirmó lo que llevaba sospechando desde que la vio por primera vez en esa taberna, era bruja, y no solo bruja, era una bruja que cazaba vampiros.
Vio, entonces, mejor que nunca, que ambas tenian en común mucho más de lo que ella pensaba, ambas luchaban para proteger a la gente, ambas intentaban no meter en problemas a los demás con su trabajo y, por ello, se habían hecho una cubierta de acero sobre la piel, dificil de romper, pero no imposible. También Runa, le recordó en parte a ella, posiblemente, si no hubiera conocido al teniente, habría acabado como ella, en la calle, y robando por sobrevivir, o vendiendo su espada al mejor postor. Era consciente de la suerte que había tenido a pesar de todo, aunque al final se hubiera quedado sola, podía considerarse afortunada. Aunque una noble quisiera su cabeza, no importaba, tenía suerte.
La vida de Schott tampoco había resultado facil, y, sin duda, la pregunta de Runa era interesante, sonrió al escucharla, y se sonrojó un poco al oir la opinión que el joven herrero tenía de ella, le daba demasiado merito, sin duda, ella no era especialmente buena, simplemente creía en las personas buenas, y, cuando las encontraba, se sentía feliz de poder contar con ellas y de poder protegerlas.
Terminó su cena a tiempo de contestar, y, suspirando algo avergonzada, alzó la cabeza a mirar al cielo, y, tras respirar, sonrió y se dispuso a responder por orden, cual había sido la primera, de dónde venía, eso era algo largo, y como tuviera que contar toda su historia, podrían pasar allí toda la noche, prefería ser escueta y sincera, quería corresponder como debía a la sinceridad y amabilidad de los demás.
- Bien, yo.... crecí hasta los 8 años en una granja alejada de Lunargenta, supongo que de ahí me viene el caracter, de jugar siempre bajo el sol.- Sonrió bromeando.- luego llegué a la ciudad y estuve hasta los 15 en el orfanato, al final me acogió un teniente de la guardia y me entrenó hasta que logré entrar en la academia. Lo intenté tres veces.- rió al recordar sus metidas de pata.- uy, a ver, la segunda....- pensó intentando no irse por las ramas.- Bueno, yo he venido porque... no lo tengo muy claro, pero... no tenía nada que hacer, Schott estaba metido en esto hasta el cuello, Runa parecía quere demostrar que no era culpable, y pensé que seguro que tu agradecerías algo de compañía, además, ya trabajé contigo y creo que lo hacemos bien juntas, no me molesta ayudar a quienes me caen bien.- confesó sonriente.
El frió empezaba a hacer más efecto en su fina piel, Alanna tomó la manta que había dejado a su lado y, sentandose en el suelo, apoyando su delgada espalda en el tronco, se cubrió los hombros y se abrazó las rodillas mientras miraba bailar el fuego de la hoguera, que chisporroteaba con fuerza. Dispuesta a responder a la siguiente pregunta, puso varios palos en el fuego para darle más fuerza y que no se apagase.
- Bueno, lo que opino de vosotros.... buff, eso es terreno pantanoso, a ver... Huracán... solo te he visto dos veces, pero creo que eres alguien fuerte, responsable y más amable de lo que quieres admitir, diría que te cuesta confiar en la gente, pero que si lo haces, es porque realmente crees en esa persona.- Cambió su mirada a Runa, esperando que lo dicho no sentase mal a la bruja, realmente le caía bien, no quería que la malinterpretase.- Runa... a penas te conozco, solo hablé contigo una vez, pero diría que, con todo, tienes un sentido de la justicia muy arraigado, diría que eres buena y que aprecias la amabilidad de los demás.- sonrió bastante segura de sus palabras, recordando la pequeña sonrisa que la chica le había dedicado al coger la manta.- Schott- se giró a mirarlo- a ti te conozco más, eres torpe, y algo despistado, amable, tierno, dulce y valiente, te arriesgas mucho por la gente en la que crees que puedes confiar, sin duda alguien por quien poner la mano en el fuego.- aseguró- No puedo decir nada malo de vosotros, me caeis bien, seguro que teneis vuestros defectos, como todos, pero prefiero mirar la parte buena.- sonrió sentenciando su respuesta.
Quedaba lo más complicado, lo de la historia, había pasado por tantas cosas, por tantas situaciones horribles, y había tenido tantisimas heridas, que no sabía cual había sido la peor, aunque, sin duda, la historia de las catacumbas y el muerto viviente era de las peores, y esa es la que se dispuso a contar. Contó lo sucedido con Morcar en las catacumbas, como se enfrentaron, primero a un inmenso guerrero inmortal, y, seguidamente, a unos magos tremendamente poderosos, y como a penas logró sobrevivir gracias a la indispensable ayuda que le ofrecieron sus compañeros de equipo.
FInalmente era su turno de preguntar nuevamente, sin duda había muchas cosas que reguntar tras lo contado, pero la pregunta que había formulado Runa era la que, posiblemente, más fuera a decirle de los demás, y, si quería conocerlos un poco, lo mejor sería seguir por ese camino, así que, aun arriesgandose a ser poco original, se acurrucó en la manta y, peguntó con calma.
- Creo que seguiré el ejemplo de Runa, y, aun a riesgo de ser repetitiva, me gustaría saber que pensais de los presentes.- preguntó con paciencia, intentando entrar en calor en esa fría noche, no se le daba bien el frío, nunca se le había dado bien, y le recordaba demasiado al norte como para poder mantenerla realmente de buen humor, aunque lo cierto es que sería imposible notar su pesar, pues si en algo era experta Alanna, era en no aparentar tristeza, y no sería ella la que estropease esa noche.
Alanna Delteria
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Runa pareció haber vivido en Lunargenta mucho tiempo. Por lo visto era la primera vez que abandonaba la ciudad. Su declaración atrajo pensamientos de mi infancia a la cabeza. En eso puede decirse que compartíamos experiencia, pues yo viví en las islas toda mi vida y únicamente las abandoné en las misiones de entrenamiento que llevé con otros brujos. Y eran viajes esporádicos y con destino fijo.
Aunque las condiciones de una y otra parecían ser muy distintas. Runa parecía ser pobre. En cambio yo tuve una infancia y adolescencia sencillas, con todos los lujos y caprichos que a cualquier adolescente le gustaría tener. Pero el dinero no lo era todo en este mundo, yo no tuve cariño ni tuve libertad para escoger mi camino. Desde los 3 años ya tenía mi profesión “escogida” y ya recibí un entrenamiento enfocado a lo que soy ahora. A mi madre solo la veía dos veces al año, de poco me servía que el maestro Dorian me comprara todas las muñecas que quisiera o que no pasara frío en casa, si ni siquiera podía salir al parque a jugar como todos los niños de mi edad porque tenía que asistir a clases de ballesta. Ahí, en la soledad y la disciplina, fue donde se curtió el carácter de Huracán, quedando Anastasia bastante detrás.
La vida de Schott y Alanna tampoco eran muy diferentes a la mía aunque, de nuevo, en otras circunstancias. Ellos vivieron también separados de sus padres. En el caso de Schott era huérfano y luego se dedicó a la herrería gracias a unos amigos. Parecía ir tirando de la vida como podía. En cuanto a Alanna, en su historia dejó un importante vacío que me dejó intrigada, pues me preguntaba por qué había vivido en una granja y terminado en un orfanato. Pero supongo que serían temas privados que no querría exponer, y la entendía.
Todos habían decidido ir tras el libro por una razón similar. Runa parecía querer ayudarme, aunque a mí me daba la sensación de que seguía ocultando algo sobre el mismo. En cuanto a Schott, su respuesta fue la primera que consiguió sacarme una sonrisa en todo el día, había sido la única que se interesó en ayudarle y liberarlo de la cárcel, y Alanna lo hizo por ayudar a quienes le caen bien. Se me hacía raro que con mi carácter antipático pudiera caerle bien a alguien, así que de nuevo hice un amago de sonrisa.
Luego llegó el turno de responder a la pregunta de Runa, Schott tenía por Alanna una buena amiga, sin duda parecía ser así. El sentimiento era recíproco en ella también. En cuanto a mí, Schott me tenía por una persona dura y profesional que no se andaba con chiquitas en su trabajo, razón no le faltaba. Tampoco a Alanna cuando declaró que era más amable de lo que admitía y que confiaba en la gente. De Runa ambos coincidieron en que era fuerte e independiente.
Luego llegó el turno de la historias, y Alanna contó una interesante sobre algo vivido en unas catacumbas en Lunargenta, ¿un guerrero inmortal? Además de unos magos. Parecía algo estimulante, por seguir con el ritmo de las historias y dado que Alanna repitió la pregunta, primero contaría la historia. Resoplé. No sé cuál sería la más peligrosa de las muchas que había vivido, pero luego rápidamente me vino a la cabeza una, cómo liberamos a unos jóvenes.
-Hace poco me enfrenté a una guarida de vampiros que había secuestrado a una joven. – comencé – intenté rescatarla en sigilo pero al abrir la jaula emitió un fuerte chirrido al abrirse y los vampiros nos pillaron. Fue una masacre. Conseguí salvar a la joven después de pelearme con cinco vampiros. Sinceramente. No creía que ser capaz de hacerlo. – declaré – Pero lo conseguí. De hecho, el último de ellos fue el que más me costó, era como dos veces yo… - hice un gesto hacia donde había depositado mis utensilios – Ni siquiera la ballesta grande lo atravesó. Tuve que degollarlo como un cerdo con la daga y la sangre me puso perdida, fue asqueroso. – Vale. Quizás para mí podía resultar una anécdota curiosa, pero para la gente de a pie aquello era una salvajada. Y es que mi trabajo, en parte, era así. Muy salvaje. Al menos con aquella anécdota esperaba que entendiesen que no era tan sencillo y que tal vez por eso me comportaba así.
Luego, iba a responder a la primera pregunta de Runa, que a continuación había formulado Alanna. ¿Estaban interesados en saber qué pienso de ellos? Intentaría ser suave, a fin de cuentos la velada estaba siendo entretenida y no tenía ganas de fastidiarla con mi carácter. En un tono serio y totalmente sin entonar, pareciendo fría
-Suelo aborrecer a la guardia. – comencé, evitando decir el nombre. Nombrar a la gente no me gustaba demasiado. – Pero tú eres de las pocas guardias que veo justas y que se preocupan por ayudar a la gente. – continué - Ayudaste a aquella joven en el pueblo sin pedir nada a cambio, y ahora me ayudas a mí por lo mismo. Sin duda, mereces mi respeto.
A continuación miré a Runa. Con esta era con la que más dudas tenía. Pero yo, si por algo destacaba, era por mi sinceridad.
-No te diré que me caes bien porque sería mentir. – le dije mirándola a los ojos. – Es más, creo que nos ocultas algo. Pero ya veremos al final de todo esto si verdaderamente eres alguien que vale la pena.
Con ella había sido especialmente descortés, pero era parte de mi carácter tosco y complicado. Decir que estaba con mis mejores amigos sería ir de hipócrita, y yo no era de esas. Espero que no se lo tomara a mal, al menos tenía mi opinión verdadera.
-En cuanto a tí… - dije un poco aborrecida hacia Schott –No quiero ser muy cruel… – decirle a un chico tan inocente y gracioso que me parecía un inútil y un torpe poco preparado para el mundo actual me parecía demasiado duro. Él merecía unas palabras mejores, así que sacaría lo positivo. – Quédate con que me caes bien, lo bastante como para tratar de evitar que te devore un oso. – miré a Alanna – Cuida de él cuando no esté yo.
Sin más diluciones, cogí y me levanté del asiento y me fui hacia mi apartado rinconcito, lejos del alcance de los demás. Desde ahí podía escuchar lo que los demás pensaban también. Además Alanna ya se estaba acurrucando y parecía que el sueño comenzaba a dominar. Me tocaba preguntar a mí.
-Venga, contadme – pregunté - ¿Creéis que será una noche tranquila o nos atacará algún jabalí? – no se me ocurría que preguntar. Así que esa medio pregunta irónica fue lo mejor que se me ocurrió. Mis noches en grupo solían ser moviditas en cuanto ataque. En soledad tenía muchos menos problemas. Así que a ver si así con un poco de suerte alejaba el gafe
Aunque las condiciones de una y otra parecían ser muy distintas. Runa parecía ser pobre. En cambio yo tuve una infancia y adolescencia sencillas, con todos los lujos y caprichos que a cualquier adolescente le gustaría tener. Pero el dinero no lo era todo en este mundo, yo no tuve cariño ni tuve libertad para escoger mi camino. Desde los 3 años ya tenía mi profesión “escogida” y ya recibí un entrenamiento enfocado a lo que soy ahora. A mi madre solo la veía dos veces al año, de poco me servía que el maestro Dorian me comprara todas las muñecas que quisiera o que no pasara frío en casa, si ni siquiera podía salir al parque a jugar como todos los niños de mi edad porque tenía que asistir a clases de ballesta. Ahí, en la soledad y la disciplina, fue donde se curtió el carácter de Huracán, quedando Anastasia bastante detrás.
La vida de Schott y Alanna tampoco eran muy diferentes a la mía aunque, de nuevo, en otras circunstancias. Ellos vivieron también separados de sus padres. En el caso de Schott era huérfano y luego se dedicó a la herrería gracias a unos amigos. Parecía ir tirando de la vida como podía. En cuanto a Alanna, en su historia dejó un importante vacío que me dejó intrigada, pues me preguntaba por qué había vivido en una granja y terminado en un orfanato. Pero supongo que serían temas privados que no querría exponer, y la entendía.
Todos habían decidido ir tras el libro por una razón similar. Runa parecía querer ayudarme, aunque a mí me daba la sensación de que seguía ocultando algo sobre el mismo. En cuanto a Schott, su respuesta fue la primera que consiguió sacarme una sonrisa en todo el día, había sido la única que se interesó en ayudarle y liberarlo de la cárcel, y Alanna lo hizo por ayudar a quienes le caen bien. Se me hacía raro que con mi carácter antipático pudiera caerle bien a alguien, así que de nuevo hice un amago de sonrisa.
Luego llegó el turno de responder a la pregunta de Runa, Schott tenía por Alanna una buena amiga, sin duda parecía ser así. El sentimiento era recíproco en ella también. En cuanto a mí, Schott me tenía por una persona dura y profesional que no se andaba con chiquitas en su trabajo, razón no le faltaba. Tampoco a Alanna cuando declaró que era más amable de lo que admitía y que confiaba en la gente. De Runa ambos coincidieron en que era fuerte e independiente.
Luego llegó el turno de la historias, y Alanna contó una interesante sobre algo vivido en unas catacumbas en Lunargenta, ¿un guerrero inmortal? Además de unos magos. Parecía algo estimulante, por seguir con el ritmo de las historias y dado que Alanna repitió la pregunta, primero contaría la historia. Resoplé. No sé cuál sería la más peligrosa de las muchas que había vivido, pero luego rápidamente me vino a la cabeza una, cómo liberamos a unos jóvenes.
-Hace poco me enfrenté a una guarida de vampiros que había secuestrado a una joven. – comencé – intenté rescatarla en sigilo pero al abrir la jaula emitió un fuerte chirrido al abrirse y los vampiros nos pillaron. Fue una masacre. Conseguí salvar a la joven después de pelearme con cinco vampiros. Sinceramente. No creía que ser capaz de hacerlo. – declaré – Pero lo conseguí. De hecho, el último de ellos fue el que más me costó, era como dos veces yo… - hice un gesto hacia donde había depositado mis utensilios – Ni siquiera la ballesta grande lo atravesó. Tuve que degollarlo como un cerdo con la daga y la sangre me puso perdida, fue asqueroso. – Vale. Quizás para mí podía resultar una anécdota curiosa, pero para la gente de a pie aquello era una salvajada. Y es que mi trabajo, en parte, era así. Muy salvaje. Al menos con aquella anécdota esperaba que entendiesen que no era tan sencillo y que tal vez por eso me comportaba así.
Luego, iba a responder a la primera pregunta de Runa, que a continuación había formulado Alanna. ¿Estaban interesados en saber qué pienso de ellos? Intentaría ser suave, a fin de cuentos la velada estaba siendo entretenida y no tenía ganas de fastidiarla con mi carácter. En un tono serio y totalmente sin entonar, pareciendo fría
-Suelo aborrecer a la guardia. – comencé, evitando decir el nombre. Nombrar a la gente no me gustaba demasiado. – Pero tú eres de las pocas guardias que veo justas y que se preocupan por ayudar a la gente. – continué - Ayudaste a aquella joven en el pueblo sin pedir nada a cambio, y ahora me ayudas a mí por lo mismo. Sin duda, mereces mi respeto.
A continuación miré a Runa. Con esta era con la que más dudas tenía. Pero yo, si por algo destacaba, era por mi sinceridad.
-No te diré que me caes bien porque sería mentir. – le dije mirándola a los ojos. – Es más, creo que nos ocultas algo. Pero ya veremos al final de todo esto si verdaderamente eres alguien que vale la pena.
Con ella había sido especialmente descortés, pero era parte de mi carácter tosco y complicado. Decir que estaba con mis mejores amigos sería ir de hipócrita, y yo no era de esas. Espero que no se lo tomara a mal, al menos tenía mi opinión verdadera.
-En cuanto a tí… - dije un poco aborrecida hacia Schott –No quiero ser muy cruel… – decirle a un chico tan inocente y gracioso que me parecía un inútil y un torpe poco preparado para el mundo actual me parecía demasiado duro. Él merecía unas palabras mejores, así que sacaría lo positivo. – Quédate con que me caes bien, lo bastante como para tratar de evitar que te devore un oso. – miré a Alanna – Cuida de él cuando no esté yo.
Sin más diluciones, cogí y me levanté del asiento y me fui hacia mi apartado rinconcito, lejos del alcance de los demás. Desde ahí podía escuchar lo que los demás pensaban también. Además Alanna ya se estaba acurrucando y parecía que el sueño comenzaba a dominar. Me tocaba preguntar a mí.
-Venga, contadme – pregunté - ¿Creéis que será una noche tranquila o nos atacará algún jabalí? – no se me ocurría que preguntar. Así que esa medio pregunta irónica fue lo mejor que se me ocurrió. Mis noches en grupo solían ser moviditas en cuanto ataque. En soledad tenía muchos menos problemas. Así que a ver si así con un poco de suerte alejaba el gafe
Anastasia Boisson
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Escuchó detalladamente las historias de los tres, Alanna y Schot fueron dos huérfanos a los que la vida en un oficio los metió.Sin embargo Huracán era una bruja-cazavampiros que al parecer actuaba a parte de por trabajo,por justicia.
Cuno Runa formuló su pregunta, se preparó interiormente para un tipo de tormenta.¿Buenas criticas?, acababan de conocerla y estaba claro que en el fondo seguiría siendo una desconocida ante sus ojos.El primero es responder fue Schot, aquel chico tímido y algo tartamudo no se había mojado demasiado en cuanto a su respuesta, fuerte e independiente fueron las palabras que salieron de su boca.Había dicho poco y mucho,a ella no le disgusto,en cualquier caso pensó que detrás de esa imagen de chico inútil,existirían grandes valores.
Continuó Alanna, que parecía estar de acuerdo con la opinión de Schot tan solo añadiendo que se guiaba por la justicia.Parecía ser que que siendo una una desconocida no estaba llevándose tantos palos como ella llegó a pensar.
-Vaya..
Dijo referiendose a los dos.
Llegaba el turno a Huracán,¿Qué diría tras encuentro que tuvieron ambas?.Si hay algo que a Runa no le gustaba, es que enseguida fuera señalaba sin ni siquiera la persona conocerla,no se habían conocido por lo posible nada bueno vendría.
No se fiaba, esa era su respuesta.Una respuesta fría y tangente hacia ella la cual provocó una risa floja en Runa.
-Cree el ladrón que todos son de su condición, ¿No?
Sin dar importancia , se levantó del sitio también y antes de marcharse a dar una vuelta contestó a la misma pregunta que había fomulado Alanna.
-Alanna pienso que eres una mujer paciente, fuerte y muy decidida.Te molestar en conocer lo de alrededor y eso es bueno
Tomó aire y siguió respondiendo pero esta vez a Huracán.
Temperamental,arrasas con todo lo que ves,sarcástica a tu modo
Estaba dando respuestas frías y cortas pero suficientes para que quedaran conformes y finalizar el juego.
Se giró hacia Schot y terminó con la ultima respuesta.
Eres bueno,necesitas más confianza en ti mismo.Creo que podrías destacar más de lo que crees.ç
Una vez finalizado se dirigió al bosque a explorar.
-Lo dudo, jabalíes no...
Se la escuchó mientras se alejaba y escuchaba un tipo de pisadas.
Cuno Runa formuló su pregunta, se preparó interiormente para un tipo de tormenta.¿Buenas criticas?, acababan de conocerla y estaba claro que en el fondo seguiría siendo una desconocida ante sus ojos.El primero es responder fue Schot, aquel chico tímido y algo tartamudo no se había mojado demasiado en cuanto a su respuesta, fuerte e independiente fueron las palabras que salieron de su boca.Había dicho poco y mucho,a ella no le disgusto,en cualquier caso pensó que detrás de esa imagen de chico inútil,existirían grandes valores.
Continuó Alanna, que parecía estar de acuerdo con la opinión de Schot tan solo añadiendo que se guiaba por la justicia.Parecía ser que que siendo una una desconocida no estaba llevándose tantos palos como ella llegó a pensar.
-Vaya..
Dijo referiendose a los dos.
Llegaba el turno a Huracán,¿Qué diría tras encuentro que tuvieron ambas?.Si hay algo que a Runa no le gustaba, es que enseguida fuera señalaba sin ni siquiera la persona conocerla,no se habían conocido por lo posible nada bueno vendría.
No se fiaba, esa era su respuesta.Una respuesta fría y tangente hacia ella la cual provocó una risa floja en Runa.
-Cree el ladrón que todos son de su condición, ¿No?
Sin dar importancia , se levantó del sitio también y antes de marcharse a dar una vuelta contestó a la misma pregunta que había fomulado Alanna.
-Alanna pienso que eres una mujer paciente, fuerte y muy decidida.Te molestar en conocer lo de alrededor y eso es bueno
Tomó aire y siguió respondiendo pero esta vez a Huracán.
Temperamental,arrasas con todo lo que ves,sarcástica a tu modo
Estaba dando respuestas frías y cortas pero suficientes para que quedaran conformes y finalizar el juego.
Se giró hacia Schot y terminó con la ultima respuesta.
Eres bueno,necesitas más confianza en ti mismo.Creo que podrías destacar más de lo que crees.ç
Una vez finalizado se dirigió al bosque a explorar.
-Lo dudo, jabalíes no...
Se la escuchó mientras se alejaba y escuchaba un tipo de pisadas.
Runa Thorgil
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Escuche atento la historia de Alanna mientras me comía un sabroso pescado, creo recordar que me la había comentado alguna vez, aunque no la recuerdo muy bien, así que me mantuve expectante, fue breve, hablo de un orfanato y de intentos para entrar en la guardia, jeje, no pude evitar recordar la cara que puso el tipo de reclutamiento cuando me presenté, ¿con que yo sería guardia cuando no quedasen más humanos en Aerandir no?, ¿entonces a quién demonios guardaría?, mejor no me acerco por allí de nuevo.
Alce una ceja cuando Alanna dijo que Huracán era más amable de lo que admitía, seguro que se refería a un “poquito” más amable.
Alanna también coincidió en que Runa debía ser buena persona, y yo me fiaba de ella, mucho más que de esos mercaderes que afirman que su carne es de primera, que me aspen si eso es cierto, estoy seguro de que aquella cecina de venado era en verdad de caballo.
Me aparté de mis pensamientos cuando Alanna se refirió a mí –E..e..si..yo.ee…gracias..- dije rascándome la cabeza a seguro bien rojo.
También escuche atento la aventura de Alanna, sobre una lucha terrible contra un no muerto y unos magos malvados en unas catacumbas, sinceramente era una historia genial, más aun si sabes que no es exagerada.
Alanna volvió a preguntar que pensábamos de los presentes, por lo visto quería saber la opinión de Huracán y Runa, y yo también.
Huracán se dispuso a contar su historia de aventura, escuche atento, la de una cazadora de vampiros no podía tener desperdicio, y así fue, una lucha terrible contra vampiros en inferioridad numérica para rescatar a una joven en apuros, asentí asombrado cuando dijo lo del vampiro el doble que ella, ella ya era alta y fuerte, no me quiero imaginar el otro.
Trague saliva cuando dijo lo de degollarlo debía de ser terrible, traté de apartar la imagen de mi cabeza.
Huracán comento a continuación lo que pensaba de nosotros, le caía bien Alanna, lo cual está bien, y dijo abiertamente que no se fiaba de Runa, trague saliva, no me gustaría estar ahora mismo en su pellejo.
Ese “en cuanto a ti” no sonó nada bien, me puse muy tenso al escuchar que iba a decir de mí, suspire visiblemente aliviado cuando dijo que le caía bien, y poco más, ah y que me protegería si me atacaba un oso, espera, ¿los brujos veían el futuro?, miré inconscientemente hacia el bosque detrás, nada –Ah..bien..gra..gracias si- sonreí aliviado.
Entonces Huracán se levantó y se apartó un poco, supongo que para empezar a conciliar el sueño, y preguntó si sería una noche tranquila.
Runa también se levantó y se dispuso a dar algún tipo de paseo por el bosque, no sin antes comentar lo que pensaba de nosotros, me gusto lo que dijo de mí, más de lo que creo, mmm, quien sabe Schott, caballero de Verisar, Nonono, mejor aún Schott, señor de Verisar, oh si, quedaba muy bien.
Sin más dilación se adentró en el bosque, yo no era nada de paseos nocturnos, así que me senté en el suelo apoyando la espalda con en un tocón junto a la hoguera, para seguir con la conversación, pero más calentito.
-Uf, yo espero que sea tranquila, me muero de sueño y solo me gustan los jabalíes a la brasa, bueno o guisado, o también estofado..mmmm- no pude evitar pensar en un suculento jabalí, en mi opinión mucho más rico que los pescaditos de Huaracan, que tampoco estaban mal he de admitir.
-Pues yo no…uuuuggghhh- bostecé sin querer –Uy perdón, yo no sé qué preguntar la verdad…emmm….¿habeis…?.¿habeis escuchado alguna buena canción a algún trovador últimamente?- comenté, no sabía bien que más preguntar, y me estaba quedando sopa.
Alce una ceja cuando Alanna dijo que Huracán era más amable de lo que admitía, seguro que se refería a un “poquito” más amable.
Alanna también coincidió en que Runa debía ser buena persona, y yo me fiaba de ella, mucho más que de esos mercaderes que afirman que su carne es de primera, que me aspen si eso es cierto, estoy seguro de que aquella cecina de venado era en verdad de caballo.
Me aparté de mis pensamientos cuando Alanna se refirió a mí –E..e..si..yo.ee…gracias..- dije rascándome la cabeza a seguro bien rojo.
También escuche atento la aventura de Alanna, sobre una lucha terrible contra un no muerto y unos magos malvados en unas catacumbas, sinceramente era una historia genial, más aun si sabes que no es exagerada.
Alanna volvió a preguntar que pensábamos de los presentes, por lo visto quería saber la opinión de Huracán y Runa, y yo también.
Huracán se dispuso a contar su historia de aventura, escuche atento, la de una cazadora de vampiros no podía tener desperdicio, y así fue, una lucha terrible contra vampiros en inferioridad numérica para rescatar a una joven en apuros, asentí asombrado cuando dijo lo del vampiro el doble que ella, ella ya era alta y fuerte, no me quiero imaginar el otro.
Trague saliva cuando dijo lo de degollarlo debía de ser terrible, traté de apartar la imagen de mi cabeza.
Huracán comento a continuación lo que pensaba de nosotros, le caía bien Alanna, lo cual está bien, y dijo abiertamente que no se fiaba de Runa, trague saliva, no me gustaría estar ahora mismo en su pellejo.
Ese “en cuanto a ti” no sonó nada bien, me puse muy tenso al escuchar que iba a decir de mí, suspire visiblemente aliviado cuando dijo que le caía bien, y poco más, ah y que me protegería si me atacaba un oso, espera, ¿los brujos veían el futuro?, miré inconscientemente hacia el bosque detrás, nada –Ah..bien..gra..gracias si- sonreí aliviado.
Entonces Huracán se levantó y se apartó un poco, supongo que para empezar a conciliar el sueño, y preguntó si sería una noche tranquila.
Runa también se levantó y se dispuso a dar algún tipo de paseo por el bosque, no sin antes comentar lo que pensaba de nosotros, me gusto lo que dijo de mí, más de lo que creo, mmm, quien sabe Schott, caballero de Verisar, Nonono, mejor aún Schott, señor de Verisar, oh si, quedaba muy bien.
Sin más dilación se adentró en el bosque, yo no era nada de paseos nocturnos, así que me senté en el suelo apoyando la espalda con en un tocón junto a la hoguera, para seguir con la conversación, pero más calentito.
-Uf, yo espero que sea tranquila, me muero de sueño y solo me gustan los jabalíes a la brasa, bueno o guisado, o también estofado..mmmm- no pude evitar pensar en un suculento jabalí, en mi opinión mucho más rico que los pescaditos de Huaracan, que tampoco estaban mal he de admitir.
-Pues yo no…uuuuggghhh- bostecé sin querer –Uy perdón, yo no sé qué preguntar la verdad…emmm….¿habeis…?.¿habeis escuchado alguna buena canción a algún trovador últimamente?- comenté, no sabía bien que más preguntar, y me estaba quedando sopa.
Schott
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Acurrucada como se había quedado, mientras el sueño y el cansancio empezaba a ganar terreno a la consciencia, escuchó como quien oye un cuento la historia de Huracán, que, sin duda, era para oir, siempre le habían encantado las historias de aventuras. Si tuviera el entusiasmo suficiente, la energía y la confianza en su misma como para escribir, habría empezado a rellenar ya las páginas en blanco de su libro, aunque seguía sin atreverse a empezar, no solo porque los inicios fueran complicados, si no, además, porque no sabía de que hablar. Temía que su imaginación fuera demasiado escasa, infantil y precaria como para escribir algo que interesara a la poca gente de Aerandir que era capaz de leer.
De todos modos, disfrutó escuchando y viendo las reacciones de Schott, que, desde que ella había confesado la opinión que tenía sobre él, tenía un ligero sonrojo en las mejillas. Alanna sonrió y se dispuso a escuchar la respuesta a su pregunta, que había sido la misma que la de Runa, al fin y al cabo, si alguien quería conocer a los demás, una de las mejores formas era, sin duda alguna, saber como pensaban de los demás.
Al parecer, la bruja tenía bastante buena opinión de ella, era bueno saberlo, quería decir que podía confiar en ella, su opinión sobre Schott, a pesar de ocultar ciertos reparos y ser escueta, no era mala, por el contrario, lo dicho a Runa era más peliagudo, no se faba de ella, eso estaba claro en sus palabras, pero la guarda se alegró de ver que no cerraba las puertas a, al final, acabar haciendolo.
Runa fue incluso más escueta que Huracán, la frase más larga ue dijo fue a ella, teniendola a una altura más elevada de la que se merecía, pues si se molestaba en conocer a quienes no conocía, pero si tenía una opinión, esta era dificil de cambiar, se volvía ciega y testaruda, por mucho que no lo pareciera. Sin embargo, se limitó a sonreir y a observar como ambas mujeres se alejaban de ella y de Schott, funcionando a su propio ritmo y modo.
- Runa, cuidado no te alejes, estos bosques estan llenos de bandidos.- advirtió al ver que la chica se empezaba a alejar.- Y, con eso, respondo a tu pregunta, Huracán, cuando sales de Lunargenta, jamás puedes esperar una noche tranquila- afirmó con una sonrisa hacia la joven, antes de girar a escuchar la pregunta de Schott, riendo por dentro. - ¿De verdad quieres recordar el ultimo trobador que vimos?- Preguntó bromeando.
Sintió un escalofrío y se apoyó más en el tronco, abrazandose intentando entrar en calor, lo cierto es que comenzaba a vencerle el sueño. Sin embargo, pronto despertó al escuchar un enorme pisotón del lugar por el que se había marchado Runa. y, poco a poco, ver acercarse a dos trolles con pisadas sonoras.
Alanna tragó saliva y, reaccionando deprisa, apagó la hoguera y, tomando sus cosas con prisas, arrastró a Schott y a Huracán hasta detrás de un árbol, esos tipos no serían muy listos, pero reconocerían, sin duda alguna, los rastros de un campamento, eso explicaba, en parte, los troncos ya cortados que élla había arrastrado para usar de asientos, en cuanto se dieran cuenta, los perseguirían sin descanso.
- Aix.... no... Será mejor no hacer ruido, ¿Y dónde puñetas se ha metido Runa?- Preguntó entre susurros bajos, escondida tras unos matorrales, mientras se anudaba su cinto a la cintura. Al parecer nunca podían tener una noche tranquila, con lo sencillo que era enfrentarse a una banddos, no, tenían que tocarle trolls....
De todos modos, disfrutó escuchando y viendo las reacciones de Schott, que, desde que ella había confesado la opinión que tenía sobre él, tenía un ligero sonrojo en las mejillas. Alanna sonrió y se dispuso a escuchar la respuesta a su pregunta, que había sido la misma que la de Runa, al fin y al cabo, si alguien quería conocer a los demás, una de las mejores formas era, sin duda alguna, saber como pensaban de los demás.
Al parecer, la bruja tenía bastante buena opinión de ella, era bueno saberlo, quería decir que podía confiar en ella, su opinión sobre Schott, a pesar de ocultar ciertos reparos y ser escueta, no era mala, por el contrario, lo dicho a Runa era más peliagudo, no se faba de ella, eso estaba claro en sus palabras, pero la guarda se alegró de ver que no cerraba las puertas a, al final, acabar haciendolo.
Runa fue incluso más escueta que Huracán, la frase más larga ue dijo fue a ella, teniendola a una altura más elevada de la que se merecía, pues si se molestaba en conocer a quienes no conocía, pero si tenía una opinión, esta era dificil de cambiar, se volvía ciega y testaruda, por mucho que no lo pareciera. Sin embargo, se limitó a sonreir y a observar como ambas mujeres se alejaban de ella y de Schott, funcionando a su propio ritmo y modo.
- Runa, cuidado no te alejes, estos bosques estan llenos de bandidos.- advirtió al ver que la chica se empezaba a alejar.- Y, con eso, respondo a tu pregunta, Huracán, cuando sales de Lunargenta, jamás puedes esperar una noche tranquila- afirmó con una sonrisa hacia la joven, antes de girar a escuchar la pregunta de Schott, riendo por dentro. - ¿De verdad quieres recordar el ultimo trobador que vimos?- Preguntó bromeando.
Sintió un escalofrío y se apoyó más en el tronco, abrazandose intentando entrar en calor, lo cierto es que comenzaba a vencerle el sueño. Sin embargo, pronto despertó al escuchar un enorme pisotón del lugar por el que se había marchado Runa. y, poco a poco, ver acercarse a dos trolles con pisadas sonoras.
Alanna tragó saliva y, reaccionando deprisa, apagó la hoguera y, tomando sus cosas con prisas, arrastró a Schott y a Huracán hasta detrás de un árbol, esos tipos no serían muy listos, pero reconocerían, sin duda alguna, los rastros de un campamento, eso explicaba, en parte, los troncos ya cortados que élla había arrastrado para usar de asientos, en cuanto se dieran cuenta, los perseguirían sin descanso.
- Aix.... no... Será mejor no hacer ruido, ¿Y dónde puñetas se ha metido Runa?- Preguntó entre susurros bajos, escondida tras unos matorrales, mientras se anudaba su cinto a la cintura. Al parecer nunca podían tener una noche tranquila, con lo sencillo que era enfrentarse a una banddos, no, tenían que tocarle trolls....
Alanna Delteria
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Estuve a punto de encararme con Runa cuando dijo cuando dijo el comentario del ladrón. Pero preferí no destruir el buen ambiente y simplemente lanzarle una mirada sentenciante. Entre Runa y yo estaba claro que no había feeling por el momento. Éramos dos mujeres de carácter y desconfiábamos la una de la otra, y eso incomodaba en cierto modo a Schott y Alanna, que estaban un poco al margen de nuestra falta de simpatía de la una hacia la otra.
Escuchar a Schott me hacía calmarme, él seguía a su rollo respecto a mi pregunta sobre los jabalíes, y preguntó si habíamos escuchado la canción de algún bufón.
-No me gustan las fiestas. – respondí fría y escuetamente, ya desde mi “alcoba” y con los ojos cerrados. Tratando de dormirme. Con eso quedaba bien clara mi postura sobre las festividades y este tipo de eventos en los que la gente únicamente iba a emborracharse y a ver si ligaban con alguien. Y los bardos no me resultaban especialmente interesantes. Para mí eran parásitos que se aprovechaban de las aventuras de otros para sacarse unos dineros. Y los que no sabían historias se las inventaban para dejar atónita a la gente y ganarse unos cuartos.
Por lo visto, Runa se separó del grupo y decidió ir a explorar al bosque. Alanna advirtió de que tuviese cuidado, pues podía tener problemas allí. Supongo que sabrá lo que hace. Ya es mayor de edad. Tampoco le di mucha importancia. En cierto modo se parece a mí.
Estaba ya trasvolada cuando Alanna me despertó. Me tomó del brazo y sin decir nada me arrastró hacia detrás de unos arbustos. Sin darme tiempo a recoger nada. – ¿Ahora quieres jugar al escondite? – susurré gruñona, todavía medio aturdida de estar adormilada, ¡ay como se le hubiera ocurrido despertarme por uno de sus jueguecitos...! Odiaba que me despertasen, así que espero que tuviese una buena causa para hacerlo. Miré al otro lado y también estaba Schott.
No hizo falta esperar mucho para saber por qué, la causa era un par de trols que se acercaban al campamento, al son de estruendosas pisadas. Eran enormes criaturas de dos metros y medio de altura, musculazos y con dos troncos actuando de cachiporra, se acercaban a donde se encontraba nuestro campamento. Revolviendo entre nuestras cosas.
Sufrí cuando vi mi preciada ballesta tan cerca de donde se encontraba la criatura. Como la aplastase iba a echar furia.
-¡Mis ballestas! ¡Van hacia ellas! – susurré mirando a Alanna con cierto gesto de preocupación. Ella estaba preocupada por Runa. Podría ir a buscarla al bosque, pero primero tendría que recuperar mi equipamiento. Observé como el trol se iba acercando hacia mis ballestas. – No puedo permitirlo. – Y salí del escondite, en sigilo. Sin escuchar las advertencias que Schott o Alanna pudieran hacerme. Los trols ya estaban a la altura de los bancos en los que habíamos jugado al juego de Alanna. Menos mal que era desconfiada y me había alejado del grupo. Si no ya podía rezar por mi armamento.
Llegué hasta el pequeño árbol en el que reposaba. Y rápidamente tomé las dos ballestas de mano, que colgué de mi cinturón. La ballesta pesada y el carcaj, a la espalda. Y la faltriquera donde llevaba las puntas de los virotes, el botiquín y los recambios de la ballesta.
Un trol pareció escuchar mis pasos. Para ser criaturas tan estúpidas parecían tener el oído fino. O tal vez me oliera. En cualquier de los casos, yo también lo sentí a él, y tras esto, sentí como soltaba un grito gutural hacia donde me encontraba y con su trozo de árbol-cachiporra trató de sacudirme. Lo esquivé con una voltereta por el suelo, pero el árbol sobre el que reposaba quedó partido por la fuerza que aquel ser tenía. De haberme dado me habría matado casi seguro. Alanna y Schott podrían creer que me había derribado, pues difícilmente me habrían escuchado huir hacia el bosque, pues era sigilosa, o incluso verme, pues mis ropajes oscuros de camuflaje pensados para la caza de vampiros eran idóneos para que me perdieran la pista.
Corrí hacia el interior del bosque. Era la única vía de escape posible. Afortunadamente era una criatura lenta. El trol avisó a su compañero en un lenguaje que no entendía y, de la que éste pasó, debió sentir algo moverse en los arbustos en los que estábamos. En los que se encontraban Alanna y Schott.
Escuchar a Schott me hacía calmarme, él seguía a su rollo respecto a mi pregunta sobre los jabalíes, y preguntó si habíamos escuchado la canción de algún bufón.
-No me gustan las fiestas. – respondí fría y escuetamente, ya desde mi “alcoba” y con los ojos cerrados. Tratando de dormirme. Con eso quedaba bien clara mi postura sobre las festividades y este tipo de eventos en los que la gente únicamente iba a emborracharse y a ver si ligaban con alguien. Y los bardos no me resultaban especialmente interesantes. Para mí eran parásitos que se aprovechaban de las aventuras de otros para sacarse unos dineros. Y los que no sabían historias se las inventaban para dejar atónita a la gente y ganarse unos cuartos.
Por lo visto, Runa se separó del grupo y decidió ir a explorar al bosque. Alanna advirtió de que tuviese cuidado, pues podía tener problemas allí. Supongo que sabrá lo que hace. Ya es mayor de edad. Tampoco le di mucha importancia. En cierto modo se parece a mí.
Estaba ya trasvolada cuando Alanna me despertó. Me tomó del brazo y sin decir nada me arrastró hacia detrás de unos arbustos. Sin darme tiempo a recoger nada. – ¿Ahora quieres jugar al escondite? – susurré gruñona, todavía medio aturdida de estar adormilada, ¡ay como se le hubiera ocurrido despertarme por uno de sus jueguecitos...! Odiaba que me despertasen, así que espero que tuviese una buena causa para hacerlo. Miré al otro lado y también estaba Schott.
No hizo falta esperar mucho para saber por qué, la causa era un par de trols que se acercaban al campamento, al son de estruendosas pisadas. Eran enormes criaturas de dos metros y medio de altura, musculazos y con dos troncos actuando de cachiporra, se acercaban a donde se encontraba nuestro campamento. Revolviendo entre nuestras cosas.
Sufrí cuando vi mi preciada ballesta tan cerca de donde se encontraba la criatura. Como la aplastase iba a echar furia.
-¡Mis ballestas! ¡Van hacia ellas! – susurré mirando a Alanna con cierto gesto de preocupación. Ella estaba preocupada por Runa. Podría ir a buscarla al bosque, pero primero tendría que recuperar mi equipamiento. Observé como el trol se iba acercando hacia mis ballestas. – No puedo permitirlo. – Y salí del escondite, en sigilo. Sin escuchar las advertencias que Schott o Alanna pudieran hacerme. Los trols ya estaban a la altura de los bancos en los que habíamos jugado al juego de Alanna. Menos mal que era desconfiada y me había alejado del grupo. Si no ya podía rezar por mi armamento.
Llegué hasta el pequeño árbol en el que reposaba. Y rápidamente tomé las dos ballestas de mano, que colgué de mi cinturón. La ballesta pesada y el carcaj, a la espalda. Y la faltriquera donde llevaba las puntas de los virotes, el botiquín y los recambios de la ballesta.
Un trol pareció escuchar mis pasos. Para ser criaturas tan estúpidas parecían tener el oído fino. O tal vez me oliera. En cualquier de los casos, yo también lo sentí a él, y tras esto, sentí como soltaba un grito gutural hacia donde me encontraba y con su trozo de árbol-cachiporra trató de sacudirme. Lo esquivé con una voltereta por el suelo, pero el árbol sobre el que reposaba quedó partido por la fuerza que aquel ser tenía. De haberme dado me habría matado casi seguro. Alanna y Schott podrían creer que me había derribado, pues difícilmente me habrían escuchado huir hacia el bosque, pues era sigilosa, o incluso verme, pues mis ropajes oscuros de camuflaje pensados para la caza de vampiros eran idóneos para que me perdieran la pista.
Corrí hacia el interior del bosque. Era la única vía de escape posible. Afortunadamente era una criatura lenta. El trol avisó a su compañero en un lenguaje que no entendía y, de la que éste pasó, debió sentir algo moverse en los arbustos en los que estábamos. En los que se encontraban Alanna y Schott.
Anastasia Boisson
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Disfrutando del silencio y la oscuridad, trataba de relajarse tras aquel juego que propuso Alanna.Ella escuchaba el sonido de sus pisadas,algún insecto que rondaba por allí y a lo lejos podía ver brillar los ojos de alguna liebre que correteaba en cuanto la habían detectado.
¡Qué problemático! Dijo para si misma pensando todavía en la situación.¿Porqué esa mujer tenía tanto empeño en ella? ¿Porqué en cierta manera comprendía esa manera de actuar?.Eran preguntas estúpidas en una fría noche tratando de estar sola cuando, al fin tenía compañia.
¡Qué molesto todo!,no sé porqué me empeñé tanto en querer quitarme a la otra de en medio...
Era la aguja en su propio trasero,Runa era consciente que se lo estaba buscando,no sabía si continuaría o decidiría regresar or su propia cuenta.Tendría que meditarlo después de todo.
Escuchó crujir una rama a sus pies seguido de un enorme rugido que provenía del campamento,sus ojos se abrieron como platos del impacto.Algo no iba bien,Huracán era dura,qué pasaría con los otros dos?, así que para sus adentros se guardó el miedo como aquel que ata un saco lleno de carbón para que no se desparrame.
Corriendo lo más rápido que pudo, observo dos enormes criaturas que se dirigían hacía unos arbustos enfadados.Eran trolls...Runa había leído sobre ellos un poco cada tarde que podían abrir aquella sala enorme de libros que habitaba en Lunargenta,todas las leyendas decían cosas horribles sobre ellos, pero positiva mente se decía que no eran criaturas muy inteligentes.
Mientras pensaba que podría hacer, y por supuesto donde se encontraban los demás, fue observando cada minucioso detalle alrededor o sobre ellos. Salia un vaho de esos arbustos,eso trataba de decir que uno de ellos se encontraba escondido ahí.
¿Schoth?.
Atrapó una piedra y la lanzó con fuerza golpeando la cabeza de uno de los susodichos, así empleando una técnica de distracción seguida de un silbido que retumbaba por todo el bosque.Todavía oculta y sin hacer ruido, subió a la copa el árbol camuflándose entre las ramas.Las alturas serían su ventaja,no era guerrera de cuerpo a cuerpo pero si una gran estratagema y lograría hacerles una trampa a esas criaturas.
¡Qué problemático! Dijo para si misma pensando todavía en la situación.¿Porqué esa mujer tenía tanto empeño en ella? ¿Porqué en cierta manera comprendía esa manera de actuar?.Eran preguntas estúpidas en una fría noche tratando de estar sola cuando, al fin tenía compañia.
¡Qué molesto todo!,no sé porqué me empeñé tanto en querer quitarme a la otra de en medio...
Era la aguja en su propio trasero,Runa era consciente que se lo estaba buscando,no sabía si continuaría o decidiría regresar or su propia cuenta.Tendría que meditarlo después de todo.
Escuchó crujir una rama a sus pies seguido de un enorme rugido que provenía del campamento,sus ojos se abrieron como platos del impacto.Algo no iba bien,Huracán era dura,qué pasaría con los otros dos?, así que para sus adentros se guardó el miedo como aquel que ata un saco lleno de carbón para que no se desparrame.
Corriendo lo más rápido que pudo, observo dos enormes criaturas que se dirigían hacía unos arbustos enfadados.Eran trolls...Runa había leído sobre ellos un poco cada tarde que podían abrir aquella sala enorme de libros que habitaba en Lunargenta,todas las leyendas decían cosas horribles sobre ellos, pero positiva mente se decía que no eran criaturas muy inteligentes.
Mientras pensaba que podría hacer, y por supuesto donde se encontraban los demás, fue observando cada minucioso detalle alrededor o sobre ellos. Salia un vaho de esos arbustos,eso trataba de decir que uno de ellos se encontraba escondido ahí.
¿Schoth?.
Atrapó una piedra y la lanzó con fuerza golpeando la cabeza de uno de los susodichos, así empleando una técnica de distracción seguida de un silbido que retumbaba por todo el bosque.Todavía oculta y sin hacer ruido, subió a la copa el árbol camuflándose entre las ramas.Las alturas serían su ventaja,no era guerrera de cuerpo a cuerpo pero si una gran estratagema y lograría hacerles una trampa a esas criaturas.
Runa Thorgil
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Me acurruque junto al fuego tapándome con la manta y apoyando la cabeza en el petate, no se estaba nada mal, reí cuando Alanna recordó lo del trovador.
-Jajajajá, si si, es verdad, pero ese no cuenta, jajaja, era demasiado…intenso jaja- reí.
Huracán comento secamente que no la gustaban las fiestas, una autentica lastima, después de un duro día de trabajo resultaba un alivio llevarte algo a la boca y escuchar alguna buena historia de vez en cuando.
Con cara de sueño cerré los ojos y dejé que el silencio del bosque me ayudase a dormir, había sido un día muy duro, y el descanso era merecido.
Ya casi estaba a punto de dormirme cuando un tumulto me desveló, entreabrí un ojo y vi a Alanna apagando la hoguera y arrastrándonos de mala manera detrás de unos arbustos.
-Que..ogg…aaa..¿que que pasa…?...uuughh…¿ya es de día?- dije desperezándome tumbándome tras el matojo, me pareció que Alanna decía de no hacer ruido, ¿iba todo bien?, me estiré y me asomé por encima del matojo, me froté los ojos incrédulo, ¿estaba dormido? En el campamento había dos enormes trolls rebuscando entre nuestras cosas, si trolls, de los que figuran en las historias, y no son precisamente ninfas del bosque.
-Oh mierda ¿esto es real?- susurré incrédulo a mis compañeros, estaba con Alanna y Huracán, de runa no había rastro ¿habrían acabado con ella en el bosque?
Mire con horror como Huracán abandonaba la relativa seguridad del arbusto y se acercaba al campamento.
-Noooo, que te van a ver- la susurre, sin mucho efecto.
Me pareció ver que cogía algo del suelo, pero unos instantes más tarde me horroricé al ver que un troll la descubría y cargaba contra ella de un porrazo, alcanzándola seguro, si no estaba muerta poco la faltaría.
-Nooooo- exclamé tal vez demasiado alto, el otro troll miró hacia aquí, traté de pensar algún plan, demonios, no tenía mis armas ni nada encima, todo estaba en el campamento, ni siquiera tenía mi herramienta, maldije, de Huracán no había ni rastro, no se oía nada, mierda, habían cavado con ella, malditos bellacos.
El troll se giró hacia nosotros y se aproximó ¿los trolls olían el miedo? Mierda ahora no me acordaba, quizás eran los…-Auch- exclamé cuando algo me golpeó la cabeza –Aggg- miré hacia arriba, ¿una piña? estos árboles no eran pinos.
Pero antes de empezar a pensar que chichón me iba a salir, un silbido se escuchó al otro extremo del claro, tal vez fuese un búho, pero los búhos no sonaban así, Runa, claro, eso era, estaba viva y había vuelto, era una señal para atacar.
Ardiendo de furia por la muerte de Huracán me puse en pie y avancé corriendo a por un arma para combatir al troll, la bestia bramó al verme y alzó su cachiporra para desnucarme cuando me acercase a él, con mucha habilidad y algo más de suerte logre esquivar su golpe haciendo una finta por el lado, hasta pude apreciar que no olía demasiad bien.
El troll furioso desclavó su maza del suelo y se giró de nuevo a por mí, yo había rodado hasta mis enseres y buscaba desesperadamente algo ofensivo, el troll se me acercaba despacio, así que cogí sin pensar un gran leño de los de la hoguera y se lo lancé a la cara -¡Eso es por Huracán demonio!- grité.
El troll ni siquiera se giró y el leño rebotó con un leve “ploc” sin efecto en su cabeza.
-Vaya…- solté pensando que tal vez no hubiese sido mi mejor idea.
El troll no se lo pensó más y me lanzó otro golpe de arriba abajo que esquivé cayendo de culo hacia atrás, el pesado garrote cayó entre mis piernas.
-Ufff- suspiré.
El destino quiso que mis manos rozasen mi escudo apoyado en el suelo, eso cambiaba las tornas, con una sonrisa ufana recogí mi escudo y lo empuñé cubriéndome.
-Jajaja, ¿y ahora que harás?- le sonreí.
El troll lanzó otro grito y me lanzó un potentísimo golpe con el garrote de lado que paré con el escudo, efectivamente el escudo paró el impacto, pero la enorme fuerza no, así que salí despedido varios metros hasta darme de espaldas contra un árbol y caer hecho polvo al suelo.
Si es que con lo dormido que estaba normal que no pensase, bastante que estaba en pie, bueno ya no -Ayyyy- mascullé, las cosas no pintaban nada halagüeñas.
-Jajajajá, si si, es verdad, pero ese no cuenta, jajaja, era demasiado…intenso jaja- reí.
Huracán comento secamente que no la gustaban las fiestas, una autentica lastima, después de un duro día de trabajo resultaba un alivio llevarte algo a la boca y escuchar alguna buena historia de vez en cuando.
Con cara de sueño cerré los ojos y dejé que el silencio del bosque me ayudase a dormir, había sido un día muy duro, y el descanso era merecido.
Ya casi estaba a punto de dormirme cuando un tumulto me desveló, entreabrí un ojo y vi a Alanna apagando la hoguera y arrastrándonos de mala manera detrás de unos arbustos.
-Que..ogg…aaa..¿que que pasa…?...uuughh…¿ya es de día?- dije desperezándome tumbándome tras el matojo, me pareció que Alanna decía de no hacer ruido, ¿iba todo bien?, me estiré y me asomé por encima del matojo, me froté los ojos incrédulo, ¿estaba dormido? En el campamento había dos enormes trolls rebuscando entre nuestras cosas, si trolls, de los que figuran en las historias, y no son precisamente ninfas del bosque.
-Oh mierda ¿esto es real?- susurré incrédulo a mis compañeros, estaba con Alanna y Huracán, de runa no había rastro ¿habrían acabado con ella en el bosque?
Mire con horror como Huracán abandonaba la relativa seguridad del arbusto y se acercaba al campamento.
-Noooo, que te van a ver- la susurre, sin mucho efecto.
Me pareció ver que cogía algo del suelo, pero unos instantes más tarde me horroricé al ver que un troll la descubría y cargaba contra ella de un porrazo, alcanzándola seguro, si no estaba muerta poco la faltaría.
-Nooooo- exclamé tal vez demasiado alto, el otro troll miró hacia aquí, traté de pensar algún plan, demonios, no tenía mis armas ni nada encima, todo estaba en el campamento, ni siquiera tenía mi herramienta, maldije, de Huracán no había ni rastro, no se oía nada, mierda, habían cavado con ella, malditos bellacos.
El troll se giró hacia nosotros y se aproximó ¿los trolls olían el miedo? Mierda ahora no me acordaba, quizás eran los…-Auch- exclamé cuando algo me golpeó la cabeza –Aggg- miré hacia arriba, ¿una piña? estos árboles no eran pinos.
Pero antes de empezar a pensar que chichón me iba a salir, un silbido se escuchó al otro extremo del claro, tal vez fuese un búho, pero los búhos no sonaban así, Runa, claro, eso era, estaba viva y había vuelto, era una señal para atacar.
Ardiendo de furia por la muerte de Huracán me puse en pie y avancé corriendo a por un arma para combatir al troll, la bestia bramó al verme y alzó su cachiporra para desnucarme cuando me acercase a él, con mucha habilidad y algo más de suerte logre esquivar su golpe haciendo una finta por el lado, hasta pude apreciar que no olía demasiad bien.
El troll furioso desclavó su maza del suelo y se giró de nuevo a por mí, yo había rodado hasta mis enseres y buscaba desesperadamente algo ofensivo, el troll se me acercaba despacio, así que cogí sin pensar un gran leño de los de la hoguera y se lo lancé a la cara -¡Eso es por Huracán demonio!- grité.
El troll ni siquiera se giró y el leño rebotó con un leve “ploc” sin efecto en su cabeza.
-Vaya…- solté pensando que tal vez no hubiese sido mi mejor idea.
El troll no se lo pensó más y me lanzó otro golpe de arriba abajo que esquivé cayendo de culo hacia atrás, el pesado garrote cayó entre mis piernas.
-Ufff- suspiré.
El destino quiso que mis manos rozasen mi escudo apoyado en el suelo, eso cambiaba las tornas, con una sonrisa ufana recogí mi escudo y lo empuñé cubriéndome.
-Jajaja, ¿y ahora que harás?- le sonreí.
El troll lanzó otro grito y me lanzó un potentísimo golpe con el garrote de lado que paré con el escudo, efectivamente el escudo paró el impacto, pero la enorme fuerza no, así que salí despedido varios metros hasta darme de espaldas contra un árbol y caer hecho polvo al suelo.
Si es que con lo dormido que estaba normal que no pensase, bastante que estaba en pie, bueno ya no -Ayyyy- mascullé, las cosas no pintaban nada halagüeñas.
Última edición por Schott el Miér Feb 24 2016, 20:22, editado 1 vez
Schott
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Desde allí detrás, en los arbustos, Alanna podía notar el temblor del suelo, los pasos de esas cosas sin duda eran pesados, parecían rocas cayendo del cielo, o algún tipo de seismo desde el interior de la tierra, casi como si un volcán fuera a entrar en erupción, fuera lo que fuera lo que parecieran las pisadas de esos bichos, no eran buena señal.
Y que Huracán, poco precavida, se lanzase en pos de su ballesta, no era tampoco de ayuda. entendía que las armas son importantes para un cazador, y, en realidad, para cualquier guerrero, ella misma moriría si perdiera sus dagas o su espada ropera, regalos de sus padrastros al entrar en la guardia y al conseguir un puesto especial, al que solo algunos afortunados podían optar, sin duda se desesperaría si eso sucedía ya que, le gustase o no, esas armas eran unas de las pocas muestras de afecto y conexiones que tenía que la unían a esos padres que no eran sus padres, pero que lo habían sido más que nadie desde que podía pensar con claridad.
En realidad, había sido ella misma más madre con su hermana, que su propia madre, tal vez por eso le preocupaba tanto volverse una carga para sus padrastros, sabía lo que era cuidar de otra persona por obligación, querer a alguien pero sentir muchas veces no tener que hacerlo. Solo esperaba que sus muestras de independencia no preocupasen a la pareja.
Suspiró algo nerviosa, volviendo al presente, la situación actual primava a las preocupaciones de otros momentos. Chistó a Schott para que guardase silencio, cuando este dio un grito llamando la atención del troll sobre ellos. Cuando una piña pareció golpear a Schott miró hacia arriba, Runa estaba bien, era un alivio. Le sonrió y echó a correr esperando evitar el golpe del troll.
A medida que avanzaba Alanna fue capaz de ver como Huracán había esquivado por si misma el golpe del troll, e intentó ir a reunirse con ella, pero, por supuesto, no todo iba a ser tan facil como reunirse todos y salir huyendo, nunca se había enfrentado a un troll, y no sabía si podrían vencerlos, lo más racional sería salir corriendo de allí antes de que alguno de los cuatro saliera herido.
Pero, por supuesto, no todo podía ser sencillo, ella había podido observar a Huracán salir ilesa con sus armas, pero Schott, desde su posición, no, y se lanzó contra una de esas bestias en busca de venganza. Alanna chasqueó la lengua, no podía ser, ¿es que acaso el chico era un suicida? El troll lo había golpeado con fuerza, y no parecía dispuesto a dejar las cosas así como así.
- Pues nada, que empiece el baile.- susurró sacando sus dagas y lanzandose a correr, segura de su agilidad.- ¡Ey, tú, em.... cosa!- llamó sin saber como actuar.- ¡Si quieres golpear a alguien, que sea alguien de tu tamaño!
Alanna sabía que no había dicho mayor idiotez en su vida, ella ni de lejos era igual de grande que la montaña esa, y, posiblemente, fuera la más delgada y bajita del grupo, por lo tanto, de las menos resistentes, pero si de algo estaba segura, era de su velocidad, y, si el bicho ese era tan lento como habia podido comprobar, seguro que podía hacer algo contra él.
En cuanto la cosa se giró a mirarla, ella se acercó con toda su velocidad y empezó a dar vueltas a su alrededor, mientras el bicho intentaba seguirle los movimientos con la vista, con la intención de pisarla o golpearla, sin lograr roarla siquiera, volviendose más y más torpe a cada vuelta que la chica realizaba acabando, finalmente, cayendo al suelo, mareado, con un golpe sordo. Había logrado marearlo, y, posiblemente, no fuera a levantarse en un buen rato.
Cayó al suelo, cansada, podía ser rápida, pero no podía mantener la velocidad sin cansarse, y tantas vueltas la habían mareado a ella también.
- Uno menos, queda...- empezó a murmurar cuando un golpe del otro troll la lanzó con fuerza contra un árbol.
Su espalda dio contra el tronco dejandola sin respiración un instante, y haciendola tragar aire de golpe, sintiendo una terrible sensación de ahogamiento, empezando a toser, mareandose más de lo que ya estaba por las vueltas, siendo incapaz de levantarse y notando un dolor en la espalda, no podría ayudar con el segundo, pero, al menos, había conseguido que el otro no fuera a alzarse, al menos, en un par de horas, dado que había caido dormido, mareado, como si hubiera estado bebiendo litros y litros de cerveza. A la Gata no le quedaba otra que contemplar, sin poder moverse por el mareo, como sus compañeros intentaban deshacerse del otro troll, pensando, simplemente, "ojala pudiera ayudar"
Intentó levantarse nuevamente, y, esta vez, notó un pinchazo en el tobillo, se le debía haber torcido cuando sus pies habían intentado mantenerse en pie tras el golpe del troll, eso si era un impedimento, no solo los moretones y el mareo, para colmo se debía haber hecho una torcedura, rodó los ojos nerviosa, ¿cuando aprendería a llevar vendas encima? Por poco que supiera, podía limpiar una herida o vendarse un tobillo. Pero no, en ese instante solo podía contemplar la escena. Un gran troll tendido en el suelo, dormido e incapaz de moverse y otro igual de grande rodeado por cuatro personas, diminutas en comparación, una de ellas, incapaz de moverse.
Y que Huracán, poco precavida, se lanzase en pos de su ballesta, no era tampoco de ayuda. entendía que las armas son importantes para un cazador, y, en realidad, para cualquier guerrero, ella misma moriría si perdiera sus dagas o su espada ropera, regalos de sus padrastros al entrar en la guardia y al conseguir un puesto especial, al que solo algunos afortunados podían optar, sin duda se desesperaría si eso sucedía ya que, le gustase o no, esas armas eran unas de las pocas muestras de afecto y conexiones que tenía que la unían a esos padres que no eran sus padres, pero que lo habían sido más que nadie desde que podía pensar con claridad.
En realidad, había sido ella misma más madre con su hermana, que su propia madre, tal vez por eso le preocupaba tanto volverse una carga para sus padrastros, sabía lo que era cuidar de otra persona por obligación, querer a alguien pero sentir muchas veces no tener que hacerlo. Solo esperaba que sus muestras de independencia no preocupasen a la pareja.
Suspiró algo nerviosa, volviendo al presente, la situación actual primava a las preocupaciones de otros momentos. Chistó a Schott para que guardase silencio, cuando este dio un grito llamando la atención del troll sobre ellos. Cuando una piña pareció golpear a Schott miró hacia arriba, Runa estaba bien, era un alivio. Le sonrió y echó a correr esperando evitar el golpe del troll.
A medida que avanzaba Alanna fue capaz de ver como Huracán había esquivado por si misma el golpe del troll, e intentó ir a reunirse con ella, pero, por supuesto, no todo iba a ser tan facil como reunirse todos y salir huyendo, nunca se había enfrentado a un troll, y no sabía si podrían vencerlos, lo más racional sería salir corriendo de allí antes de que alguno de los cuatro saliera herido.
Pero, por supuesto, no todo podía ser sencillo, ella había podido observar a Huracán salir ilesa con sus armas, pero Schott, desde su posición, no, y se lanzó contra una de esas bestias en busca de venganza. Alanna chasqueó la lengua, no podía ser, ¿es que acaso el chico era un suicida? El troll lo había golpeado con fuerza, y no parecía dispuesto a dejar las cosas así como así.
- Pues nada, que empiece el baile.- susurró sacando sus dagas y lanzandose a correr, segura de su agilidad.- ¡Ey, tú, em.... cosa!- llamó sin saber como actuar.- ¡Si quieres golpear a alguien, que sea alguien de tu tamaño!
Alanna sabía que no había dicho mayor idiotez en su vida, ella ni de lejos era igual de grande que la montaña esa, y, posiblemente, fuera la más delgada y bajita del grupo, por lo tanto, de las menos resistentes, pero si de algo estaba segura, era de su velocidad, y, si el bicho ese era tan lento como habia podido comprobar, seguro que podía hacer algo contra él.
En cuanto la cosa se giró a mirarla, ella se acercó con toda su velocidad y empezó a dar vueltas a su alrededor, mientras el bicho intentaba seguirle los movimientos con la vista, con la intención de pisarla o golpearla, sin lograr roarla siquiera, volviendose más y más torpe a cada vuelta que la chica realizaba acabando, finalmente, cayendo al suelo, mareado, con un golpe sordo. Había logrado marearlo, y, posiblemente, no fuera a levantarse en un buen rato.
Cayó al suelo, cansada, podía ser rápida, pero no podía mantener la velocidad sin cansarse, y tantas vueltas la habían mareado a ella también.
- Uno menos, queda...- empezó a murmurar cuando un golpe del otro troll la lanzó con fuerza contra un árbol.
Su espalda dio contra el tronco dejandola sin respiración un instante, y haciendola tragar aire de golpe, sintiendo una terrible sensación de ahogamiento, empezando a toser, mareandose más de lo que ya estaba por las vueltas, siendo incapaz de levantarse y notando un dolor en la espalda, no podría ayudar con el segundo, pero, al menos, había conseguido que el otro no fuera a alzarse, al menos, en un par de horas, dado que había caido dormido, mareado, como si hubiera estado bebiendo litros y litros de cerveza. A la Gata no le quedaba otra que contemplar, sin poder moverse por el mareo, como sus compañeros intentaban deshacerse del otro troll, pensando, simplemente, "ojala pudiera ayudar"
Intentó levantarse nuevamente, y, esta vez, notó un pinchazo en el tobillo, se le debía haber torcido cuando sus pies habían intentado mantenerse en pie tras el golpe del troll, eso si era un impedimento, no solo los moretones y el mareo, para colmo se debía haber hecho una torcedura, rodó los ojos nerviosa, ¿cuando aprendería a llevar vendas encima? Por poco que supiera, podía limpiar una herida o vendarse un tobillo. Pero no, en ese instante solo podía contemplar la escena. Un gran troll tendido en el suelo, dormido e incapaz de moverse y otro igual de grande rodeado por cuatro personas, diminutas en comparación, una de ellas, incapaz de moverse.
Alanna Delteria
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Rodé hacia el interior del bosque. Los árboles-bastón de aquellos trolls pasaron cerca mía, pero pude esquivarlos afortunadamente. Afortunadamente no vinieron tras mí, pues alguien los distrajo, miré a mi izquierda y vi a Runa lanzándoles piedras. Momento que aproveché para cargar mi ballesta, que estaba descargada.
Mi sorpresa fue escuchar un grito de rabia. Era la voz de Schott ¿A quién han dado? Pensé en Alanna, que era la única que no veía en aquel momento. Me mordí los labios con rabia y me apresuré a montar la flecha. Si aquellos desgraciados habían rozado a la guardia, les haría morir de la manera más dolorosa posible.
Pero no era por ella por quien el pelirrojo clamaba, ¡sino por mí! Salió a por ellos a lo loco, sin ningún plan más que lanzarse. No pude evitar lanzar una pequeña sonrisa al escuchar que le lanzaba un trozo de madera en mi nombre. Probablemente pensaría que me habían derribado. Pero para acabar conmigo hace falta mucho más. Continuó luchando, aunque las maneras de Schott eran muy torpes, parecía esquivar los golpes más por fortuna que por habilidad, y hasta una criatura tan lenta como el troll podría darle un mazazo, como no tardó en ocurrir. Por fortuna antepuso el escudo, aunque eso no evitaría que saliera volando. Chocando contra un árbol.
Mientras tanto, Alanna trataba de distraer al otro troll… ¡mareándolo!. En serio, ¿dónde han enseñado a pelear a esta gente? Lo más curioso es que resultó efectivo y no tardaría en caer dormido. Yo corrí hacia Schott, que no me vería llegar hasta aparecer a su lado, pues estaba tras el árbol con el que se había estampado.
-¿Estás bien? – le pregunté seriamente poniéndome a su lado, tocándole por el hombro. – Ten cuidado. Recuerda que prometí devolverte vivo a Lunargenta. – bromeé, aunque en un tono tan seco y frío que no sé si lo habrá tomado a bien. Fue entonces cuando vi también salir a Alanna despedida contra otro árbol. El otro troll parecía haberle dado a ella también y observaba impotente como la criatura reía creyéndose victoriosa. Pero no. No le resultaría tan fácil. Al menos mientras yo estuviera allí. Volví a mirar a Schott. – Si puedes andar saca a Alanna de aquí y escondeos.
Me levanté y fui a por el segundo de los troles. Andando hacia él. La criatura todavía reía. Tomé mi ballesta ya cargada de mi espalda. Busqué con la mirada a la otra compañera que quedaba en pie, Runa. Era ahora cuando deberíamos mostrar compenetración, aunque antes había dicho que dudaba de ella. Confiaría plenamente en ella. Sola no creo que pueda acabar con aquel animal.
-¡Runa! – le grité, había subido a un árbol – ¿Vas por arriba? Voy a distraerlo.
Y disparé al monstruo, traté de darle en la cara, pero antepuso su enorme mazo y mi virote quedó clavado en éste. Con la maza gigante trató de hacerme un barrido horizontal. Utilicé mis poderes del viento para generar una corriente de aire a mis pies que me permitiese saltar por encima de éste con una voltereta en el aire. Luego intentó un garrotazo vertical, que esquivé de nuevo gracias a mi agilidad rodando hacia la derecha. De tal manera que quedé entre la hoguera y el troll.
-¿Un poco de fuego? – observé la hoguera que permanecía aún encendida. - ¡Ash balla ná! – estiré el brazo, generando una corriente de aire que avivaría las llamas y las dirigiría en dirección a su cuerpo. Ascuas y cenizas invadieron a la criatura. Eso le habría hecho daño, al menos así lo parecía por los gritos que dio la criatura tratando de quitarse las ascuas.
Me coloqué en cuclillas y me impulsé en el aire. Di un potente salto hacia arriba de nuevo ayudándome del viento para pasar por encima de él. Tomé una de mis ballestas pequeñas del cinturón y, de la que pasaba en el aire, por encima de él le disparé a la parte trasera del cuello. Haciéndole caer de rodillas al suelo repentinamente debido al susto de haber sentido un virote, aunque esta vez pequeño, a su espalda.
-¡Remátalo, Runa! – le pedí a Runa, esperando que ella acabara con él.
Mi sorpresa fue escuchar un grito de rabia. Era la voz de Schott ¿A quién han dado? Pensé en Alanna, que era la única que no veía en aquel momento. Me mordí los labios con rabia y me apresuré a montar la flecha. Si aquellos desgraciados habían rozado a la guardia, les haría morir de la manera más dolorosa posible.
Pero no era por ella por quien el pelirrojo clamaba, ¡sino por mí! Salió a por ellos a lo loco, sin ningún plan más que lanzarse. No pude evitar lanzar una pequeña sonrisa al escuchar que le lanzaba un trozo de madera en mi nombre. Probablemente pensaría que me habían derribado. Pero para acabar conmigo hace falta mucho más. Continuó luchando, aunque las maneras de Schott eran muy torpes, parecía esquivar los golpes más por fortuna que por habilidad, y hasta una criatura tan lenta como el troll podría darle un mazazo, como no tardó en ocurrir. Por fortuna antepuso el escudo, aunque eso no evitaría que saliera volando. Chocando contra un árbol.
Mientras tanto, Alanna trataba de distraer al otro troll… ¡mareándolo!. En serio, ¿dónde han enseñado a pelear a esta gente? Lo más curioso es que resultó efectivo y no tardaría en caer dormido. Yo corrí hacia Schott, que no me vería llegar hasta aparecer a su lado, pues estaba tras el árbol con el que se había estampado.
-¿Estás bien? – le pregunté seriamente poniéndome a su lado, tocándole por el hombro. – Ten cuidado. Recuerda que prometí devolverte vivo a Lunargenta. – bromeé, aunque en un tono tan seco y frío que no sé si lo habrá tomado a bien. Fue entonces cuando vi también salir a Alanna despedida contra otro árbol. El otro troll parecía haberle dado a ella también y observaba impotente como la criatura reía creyéndose victoriosa. Pero no. No le resultaría tan fácil. Al menos mientras yo estuviera allí. Volví a mirar a Schott. – Si puedes andar saca a Alanna de aquí y escondeos.
Me levanté y fui a por el segundo de los troles. Andando hacia él. La criatura todavía reía. Tomé mi ballesta ya cargada de mi espalda. Busqué con la mirada a la otra compañera que quedaba en pie, Runa. Era ahora cuando deberíamos mostrar compenetración, aunque antes había dicho que dudaba de ella. Confiaría plenamente en ella. Sola no creo que pueda acabar con aquel animal.
-¡Runa! – le grité, había subido a un árbol – ¿Vas por arriba? Voy a distraerlo.
Y disparé al monstruo, traté de darle en la cara, pero antepuso su enorme mazo y mi virote quedó clavado en éste. Con la maza gigante trató de hacerme un barrido horizontal. Utilicé mis poderes del viento para generar una corriente de aire a mis pies que me permitiese saltar por encima de éste con una voltereta en el aire. Luego intentó un garrotazo vertical, que esquivé de nuevo gracias a mi agilidad rodando hacia la derecha. De tal manera que quedé entre la hoguera y el troll.
-¿Un poco de fuego? – observé la hoguera que permanecía aún encendida. - ¡Ash balla ná! – estiré el brazo, generando una corriente de aire que avivaría las llamas y las dirigiría en dirección a su cuerpo. Ascuas y cenizas invadieron a la criatura. Eso le habría hecho daño, al menos así lo parecía por los gritos que dio la criatura tratando de quitarse las ascuas.
Me coloqué en cuclillas y me impulsé en el aire. Di un potente salto hacia arriba de nuevo ayudándome del viento para pasar por encima de él. Tomé una de mis ballestas pequeñas del cinturón y, de la que pasaba en el aire, por encima de él le disparé a la parte trasera del cuello. Haciéndole caer de rodillas al suelo repentinamente debido al susto de haber sentido un virote, aunque esta vez pequeño, a su espalda.
-¡Remátalo, Runa! – le pedí a Runa, esperando que ella acabara con él.
*Off: Habilidad de nivel 1. Pies ágiles.
Anastasia Boisson
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Tenían una baja,Alanna había acabado con el tobillo torcido aunquepor lo positivo había acabado con uno , mareandolo. Schot , sin duda tenía valor pero no la suficiente habilidad por ahora para enfrentarse ante unas criaturas tan fuerte y alarmantes.
Solo quedaban Huracán y ella,el destino era tan sumamente irónico que les tocaría luchar ahora en equipo para quitarse aquellas diferencias que habían tratado hasta el momento.Huracán iba caminando decidida hacia el troll, se estaba mofando de Alanna, parece ser que no le había sentado muy bien. Se podía notar que era una mujer seria y peligrosa en ciertas formas.
Mientras estaba subida en el árbol, Huracán le dijo que le iba a distraer, utilizando un poco de su magia aprovechando el fuego todavía encendido haciendo unas cantidad de quemaduras considerables, añadiendo , le disparó en el cogote desde los aires.
Era el turno de Runa, el silbido que ella había empleado de distracción le fue devuelto , así sintiendo como un ave volaba y se posaba en otro árbol dejando sus ojos brillar. Observó las dagas de Alanna tiradas por el suelo del golpe que había recibido antes.
-Llegas tarde Bu. Habló a aquel búho que había acudido en su ayuda
-Tráeme esas dagas rápido
Mientras la joven le pedía el favor a aquel pequeño amigo, de un impulso desde el árbol subió a la espalda de aquella horrible criatura, sacó su bastón e hizo presión en su cuello fuertemente para acortarle la respiración. El animal comenzó a agitarse muy bruscamente, la presencia de Runa y el acto de la asfixia estaba dando fruto.
-Bu, ahora, rápido
El búho atrapo las armas entre sus pequeñas patas y voló donde se encontraban, dejó caer una de las dagas en la mano de la muchacha,todavía sujetando el bastón con la otra mano y el codo, en un pequeño zing zang de movimientos continuos, aprovechó y clavó aquella daga en la traquea del ser. Cayendo de rodillas anteriormente, y desplomado sin respiración en ese mismo instante, cogio la daga del frío cuerpo y en silencio se apartó.
El otro despertará, debemos hacer algo, encima ella está herida. Comentaba refiriéndose a Alanna.
Había sido una noche movidita, por su bien deberían calmarse las cosas.
Bu, buscame plantas medicinales, tenemos que tratar con el asunto cuanto antes.Huracán La nombró sin pretender dar ordenes.
-Dispara al otro, quizás debamos cambiar de campamento.
Solo quedaban Huracán y ella,el destino era tan sumamente irónico que les tocaría luchar ahora en equipo para quitarse aquellas diferencias que habían tratado hasta el momento.Huracán iba caminando decidida hacia el troll, se estaba mofando de Alanna, parece ser que no le había sentado muy bien. Se podía notar que era una mujer seria y peligrosa en ciertas formas.
Mientras estaba subida en el árbol, Huracán le dijo que le iba a distraer, utilizando un poco de su magia aprovechando el fuego todavía encendido haciendo unas cantidad de quemaduras considerables, añadiendo , le disparó en el cogote desde los aires.
Era el turno de Runa, el silbido que ella había empleado de distracción le fue devuelto , así sintiendo como un ave volaba y se posaba en otro árbol dejando sus ojos brillar. Observó las dagas de Alanna tiradas por el suelo del golpe que había recibido antes.
-Llegas tarde Bu. Habló a aquel búho que había acudido en su ayuda
-Tráeme esas dagas rápido
Mientras la joven le pedía el favor a aquel pequeño amigo, de un impulso desde el árbol subió a la espalda de aquella horrible criatura, sacó su bastón e hizo presión en su cuello fuertemente para acortarle la respiración. El animal comenzó a agitarse muy bruscamente, la presencia de Runa y el acto de la asfixia estaba dando fruto.
-Bu, ahora, rápido
El búho atrapo las armas entre sus pequeñas patas y voló donde se encontraban, dejó caer una de las dagas en la mano de la muchacha,todavía sujetando el bastón con la otra mano y el codo, en un pequeño zing zang de movimientos continuos, aprovechó y clavó aquella daga en la traquea del ser. Cayendo de rodillas anteriormente, y desplomado sin respiración en ese mismo instante, cogio la daga del frío cuerpo y en silencio se apartó.
El otro despertará, debemos hacer algo, encima ella está herida. Comentaba refiriéndose a Alanna.
Había sido una noche movidita, por su bien deberían calmarse las cosas.
Bu, buscame plantas medicinales, tenemos que tratar con el asunto cuanto antes.Huracán La nombró sin pretender dar ordenes.
-Dispara al otro, quizás debamos cambiar de campamento.
Runa Thorgil
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
La cabeza me daba vueltas, estos trolls sí que pegaban duro, pero al menos seguía vivo, traté de mover los pies, podía, sin duda buena señal.
Alcé la vista, veía de forma temblorosa como Alanna... ¿bailaba con el troll? ¿acaso estaba delirando? Me froté los ojos, cuando los volví a abrir el troll estaba en el suelo y no había rastro de Alanna.
-Mierda, se me está yendo la cabeza- dije sacudiéndomela, lo que solo empeoró el mareo.
Pero de repente alguien me dio un susto por detrás, y no era otra que Huracán, que por alguna razon estaba vivita y coleando, o quizas yo delirando, no se cual sería mas factible.
-¡Ey, pero si estas viva!, ¿tu? ¿Tú no?..uf..me han dado bien jaja, como me alegro de que estés bien..yo..me recuperaré- sonreí.
Huracán me recordó secamente que tuviese cuidado, trague saliva, seguro que no había visto mi heroica gesta y se había disgustado de tener a un patán en el grupo.
-Eh..sisi..voy…voy a por ella- dije cuando me indicó donde estaba Alanna que no habia visto antes, recostada contra otro árbol y con mala cara.
Haciendo de tripas corazón me levanté temblando y con dificultad avancé hacia donde estaba Alanna, mientras andaba a trompicones podía oír sonidos de pelea, no podía mirar, bastante tenía con tenerme en pie, solo espero que Huracán tuviese más suerte que nosotros.
-Ey…Alanna ¿estás bien?- dije apoyándome en el árbol al aproximarme a ella, parecía entera pero no podía levantarse.
-¿Dónde te han dado?, ven, salgamos de aquí- dije levantándola con cuidado cargando su brazo sobre mi hombro.
Con paso lento y poco firme nos alejamos de la lucha hasta unos arbustos al límite del claro, donde la deposité con cuidado y me dejé caer.
Cuando volví a mirar la escena ambos monstruos yacían en el suelo, impresionante, incluso podía ver a Runa, estaba viva tambien, que alegría, habíamos salido todos ilesos, bueno más o menos.
-Uf…ha estado duro eh jajaja- comenté estirándome –Buen trabajo chicas- comenté aplaudiendo al aire –Ha…uff...cof..cof...ha sido genial jajaja- caí rendido en el arbusto –Mirad bien que no se levanten, ya ha habido bastante emoción por una nochecita jajaja- sonreí, me había dejado media espalda contra aquel árbol pero estaba bien, espero poder decir lo mismo de mis compañeras.
Alcé la vista, veía de forma temblorosa como Alanna... ¿bailaba con el troll? ¿acaso estaba delirando? Me froté los ojos, cuando los volví a abrir el troll estaba en el suelo y no había rastro de Alanna.
-Mierda, se me está yendo la cabeza- dije sacudiéndomela, lo que solo empeoró el mareo.
Pero de repente alguien me dio un susto por detrás, y no era otra que Huracán, que por alguna razon estaba vivita y coleando, o quizas yo delirando, no se cual sería mas factible.
-¡Ey, pero si estas viva!, ¿tu? ¿Tú no?..uf..me han dado bien jaja, como me alegro de que estés bien..yo..me recuperaré- sonreí.
Huracán me recordó secamente que tuviese cuidado, trague saliva, seguro que no había visto mi heroica gesta y se había disgustado de tener a un patán en el grupo.
-Eh..sisi..voy…voy a por ella- dije cuando me indicó donde estaba Alanna que no habia visto antes, recostada contra otro árbol y con mala cara.
Haciendo de tripas corazón me levanté temblando y con dificultad avancé hacia donde estaba Alanna, mientras andaba a trompicones podía oír sonidos de pelea, no podía mirar, bastante tenía con tenerme en pie, solo espero que Huracán tuviese más suerte que nosotros.
-Ey…Alanna ¿estás bien?- dije apoyándome en el árbol al aproximarme a ella, parecía entera pero no podía levantarse.
-¿Dónde te han dado?, ven, salgamos de aquí- dije levantándola con cuidado cargando su brazo sobre mi hombro.
Con paso lento y poco firme nos alejamos de la lucha hasta unos arbustos al límite del claro, donde la deposité con cuidado y me dejé caer.
Cuando volví a mirar la escena ambos monstruos yacían en el suelo, impresionante, incluso podía ver a Runa, estaba viva tambien, que alegría, habíamos salido todos ilesos, bueno más o menos.
-Uf…ha estado duro eh jajaja- comenté estirándome –Buen trabajo chicas- comenté aplaudiendo al aire –Ha…uff...cof..cof...ha sido genial jajaja- caí rendido en el arbusto –Mirad bien que no se levanten, ya ha habido bastante emoción por una nochecita jajaja- sonreí, me había dejado media espalda contra aquel árbol pero estaba bien, espero poder decir lo mismo de mis compañeras.
Schott
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Ya algo mejor tras el golpe, respirando sin tanta dificultad tras la perdida de oxigeno que había sufrido tras recibir semenjante golpe, comenzó a ser consciente lo que sucedía. Schott, ya recuperado, parecía sorprendido de ver a Huracán, por lo que, como ella había supuesto, el chico había pensado que la bruja había salido herida.
Lo cierto es que se alegraba de ver que estaban todos bien, Huracán, con su desaparición de escena, había decidido tomar el mando, algo propio de quienes, como parecía ser la bruja, sabía dejar de lado cualquier rivalidad y luchar contra un enemigo común, al menos, eso le pareció a la guarda cuando la vio llamar a Runa, que, desde el árbol, se dispuso a colaborar con algo más que las piedras.
Decidida a no quedarse quieta, alzarse y tomar sus dagas, sin embargo, al intentar ponerse en pie, escuchó un crujido desde su tobillo y tuvo que volver a sentarse. Se sostuvo el tobillo, que le daba pinchazos, con cara de dolor. Así no podría ayudar. Frunció el ceño intentando alzarse nuevamente, no era capaz de ver una pelea y quedarse quieta sin hacer nada. Aunque, sabía que, posiblemente, si intentase ayudar, sería más una molestia que otra cosa.
Al menos podía comprobar que ambas chicas estaban bien, a quien no veía era a Schott, pero, cuando quiso buscarlo, el chico ya estaba a su lado ayudándola a alzarse. Le sonrió algo dolorida, sabía que no solo tenía el tobillo herido, la espalda tampoco es que estuviera del todo bien, no se habría roto nada, si no el dolor sería mucho peor, lo sabía, había experimentado lo que era romperse una costilla en más de una ocasión, pero un buen moretón seguro que tendría.
Salió de allí mientras comprobaba que Runa tomaba sus dagas y se lanzaba a por el troll restante. Sin mirar hacia a tras, confiando en las chicas, se dejó guiar hasta un claro cercano. Los matorrales bajos le impedían el paso, era difícil moverse practicamente a la pata coja, notando a cada salto dolor tanto en la espalda como en el pie, pero tampoco podía quedarse allí sin hacer nada, si el plan era moverse, mejor que fuera adelantando, no quería retrasar a nadie.
Cuando Schott pensó que estaban lo bastante lejos, le permitió sentarse nuevamente. Suspiró descansando, mientras hacía una mueca de dolor, y rodaba los ojos para si misma, no tenía remedio, siempre acababa herida, se exasperaba de su poco cuidado, en cuanto no estaba frente a alguno de esos nobles creídos y arrogantes, en cuanto era ella misma, y dejaba de fingir esa elegancia que tan natural sabía actuar, a pesar de todo el entrenamiento y la experiencia que llevaba a cuestas, no podía evitar acabar herida.
- ¿Estáis bien?- Les preguntó a Huracán y Runa cuando se acercaron a prisa, recuperando, al fin, sus dagas. Schott tenía razón, había sido duro, no era sencillo luchar contra trolls, y lo había aprendido a la fuerza. - No os preocupéis, es solo una torcedura, con inmovilizar la pierna unos días estaré bien, y lo demás son moretones.
Aseguró a Runa cuando pidió plantas medicinales para ella, no necesitaba analgésicos, ella sabía de venenos y drogas, y lo ultimo que necesitaba para estar atenta por si llegaba una nueva alimaña era estar adormecida, no, prefería sentir el dolor, que, al no ser extremadamente grande, la mantenía despierta. Además, aun herida, era ligera, fácilmente podría ir saltando y cogerla tampoco era complicado, a penas llegaba a los 45 kilos de peso, y, aunque antes, había sido lo que había causado que le costase más resistir los golpes, era ahora una ventaja.
-Vamos, cuando estemos lejos de aquí, te dejaré tratarme, si te quedas más tranquila.- Prometió con una mueca, entre sonriente y dolorosa, mientras se alzaba con solo una pierna, apoyándose en el árbol a sus espaldas.
El moreton tendría ahora unos feos raspones, pero, entre morir, y herirse, prefería las heridas, debían salir de allí antes de que el otro troll despertase y se decidiera a vengar la muerte de su compañero. No le haría gracia haber caído frente a un truco tan estúpido como un mareo ni tampoco ver al otro tendido en el suelo.
Lo cierto es que se alegraba de ver que estaban todos bien, Huracán, con su desaparición de escena, había decidido tomar el mando, algo propio de quienes, como parecía ser la bruja, sabía dejar de lado cualquier rivalidad y luchar contra un enemigo común, al menos, eso le pareció a la guarda cuando la vio llamar a Runa, que, desde el árbol, se dispuso a colaborar con algo más que las piedras.
Decidida a no quedarse quieta, alzarse y tomar sus dagas, sin embargo, al intentar ponerse en pie, escuchó un crujido desde su tobillo y tuvo que volver a sentarse. Se sostuvo el tobillo, que le daba pinchazos, con cara de dolor. Así no podría ayudar. Frunció el ceño intentando alzarse nuevamente, no era capaz de ver una pelea y quedarse quieta sin hacer nada. Aunque, sabía que, posiblemente, si intentase ayudar, sería más una molestia que otra cosa.
Al menos podía comprobar que ambas chicas estaban bien, a quien no veía era a Schott, pero, cuando quiso buscarlo, el chico ya estaba a su lado ayudándola a alzarse. Le sonrió algo dolorida, sabía que no solo tenía el tobillo herido, la espalda tampoco es que estuviera del todo bien, no se habría roto nada, si no el dolor sería mucho peor, lo sabía, había experimentado lo que era romperse una costilla en más de una ocasión, pero un buen moretón seguro que tendría.
Salió de allí mientras comprobaba que Runa tomaba sus dagas y se lanzaba a por el troll restante. Sin mirar hacia a tras, confiando en las chicas, se dejó guiar hasta un claro cercano. Los matorrales bajos le impedían el paso, era difícil moverse practicamente a la pata coja, notando a cada salto dolor tanto en la espalda como en el pie, pero tampoco podía quedarse allí sin hacer nada, si el plan era moverse, mejor que fuera adelantando, no quería retrasar a nadie.
Cuando Schott pensó que estaban lo bastante lejos, le permitió sentarse nuevamente. Suspiró descansando, mientras hacía una mueca de dolor, y rodaba los ojos para si misma, no tenía remedio, siempre acababa herida, se exasperaba de su poco cuidado, en cuanto no estaba frente a alguno de esos nobles creídos y arrogantes, en cuanto era ella misma, y dejaba de fingir esa elegancia que tan natural sabía actuar, a pesar de todo el entrenamiento y la experiencia que llevaba a cuestas, no podía evitar acabar herida.
- ¿Estáis bien?- Les preguntó a Huracán y Runa cuando se acercaron a prisa, recuperando, al fin, sus dagas. Schott tenía razón, había sido duro, no era sencillo luchar contra trolls, y lo había aprendido a la fuerza. - No os preocupéis, es solo una torcedura, con inmovilizar la pierna unos días estaré bien, y lo demás son moretones.
Aseguró a Runa cuando pidió plantas medicinales para ella, no necesitaba analgésicos, ella sabía de venenos y drogas, y lo ultimo que necesitaba para estar atenta por si llegaba una nueva alimaña era estar adormecida, no, prefería sentir el dolor, que, al no ser extremadamente grande, la mantenía despierta. Además, aun herida, era ligera, fácilmente podría ir saltando y cogerla tampoco era complicado, a penas llegaba a los 45 kilos de peso, y, aunque antes, había sido lo que había causado que le costase más resistir los golpes, era ahora una ventaja.
-Vamos, cuando estemos lejos de aquí, te dejaré tratarme, si te quedas más tranquila.- Prometió con una mueca, entre sonriente y dolorosa, mientras se alzaba con solo una pierna, apoyándose en el árbol a sus espaldas.
El moreton tendría ahora unos feos raspones, pero, entre morir, y herirse, prefería las heridas, debían salir de allí antes de que el otro troll despertase y se decidiera a vengar la muerte de su compañero. No le haría gracia haber caído frente a un truco tan estúpido como un mareo ni tampoco ver al otro tendido en el suelo.
Alanna Delteria
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Runa se encaramó al trol de un salto y se agarró a su cuello ayudándose de su bastón. Momento que yo aproveché para recargar mi ballesta pesada. Se aprovechó de una lechuza que parecía hacerle caso para tomar las dagas de Alanna y clavársela en la tráquea a la criatura. Haciendo que cayese desplomado y prácticamente inconsciente. La joven se desenvolvía bien en combate para no haber salido nunca de la ciudad. Runa me indicó que disparara al troll. Sin responderle y con la mirada seria le apunté a la cabeza y le clavé un virote en ésta. Haciendo la criatura un espasmo que significaba su muerte.
-Buen trabajo. – le dije fríamente con una voz ronca y sin proporcionar ningún tipo de entonación a mis palabras, manteniendo la mirada al frente. Colocando la ballesta en los soportes a mi espalda. Como siempre, hablar no era una de mis características.
Buscamos a Alanna y a Schott. Había indicado al joven que alejara a la guardia de la batalla, cosa que parecía haber hecho. Así, tras unos arbustos un poco lejos, pude ver al joven apoyado y a Alanna en el suelo. Schott nos recibió a su manera alegre. Lo miré con seriedad. Me caía muy simpático. Pero su humor infantil no me haría cambiar mi semblante serio. Simplemente alcé las cejas y lo miré e hice un gesto de negación con la cabeza. Emitiendo un suspiro de “en fin…”.
En cuanto a Alanna, la bondad de la chica era tal que, aún estando lastimada y sin poder andar, con una clara hinchazón en el tobillo, se preocupaba por cómo estábamos nosotros. Runa quería tratarle el tobillo, aunque la guardia en principio lo rechazó y se levantó con claras evidencias de dolor.
-Descansa. No pienso moverme mientras estés así. – le dije sin cambiar mi semblante serio. Ella había accedido a acompañarme y no iba a moverme sabiendo que su pie se encontraba en el estado en el que estaba. – Falta mucho para Baslodia. Voy a acercarme a la carretera, a ver si algún carro nos permite llevarte. – Espero que entendiera mi negación a caminar, lo único que quería, aunque mostrase el semblante frío era, en el fondo, lo que creía lo mejor para ella.
Me di la vuelta y me dispuse a caminar hacia la carretera. - ¡Schott! – dije en un grito imperativo y que podría parecer poco amistoso, ya de espaldas, para que viniera conmigo. Runa había dicho saber de medicina, así que tal vez podría curarle el pie un poco, o esconderse de posibles enemigos. No lo sé. En cualquier caso, yo buscaría un transporte para llevarla hasta allí, y la mejor manera era acercándose a la carretera.
Durante el camino, aún tuve tiempo de agradecer, a mi manera, el gesto que tuvo el joven de lanzarse en mi nombre.
-No pareces un gran combatiente. – le dije sin mirarle, manteniendo mi voz seca. – Pero eres leal y valiente, que son virtudes más importantes. – Ese era mi pensamiento verdadero. Y pensé en mi abuela. Se supone que había sido una gran guerrera, pero un buen luchador traidor podía terminar siendo un problema y bien gordo. Alguien leal nunca lo sería.
Hacía frío. Bastante frío. Y más a medida que aumentaba la noche. El cuerpo me comenzaba a enfriar debido al fin del combate y del “ejercicio”. Era poco probable que alguien pasara por allí a aquellas horas. Tendríamos que esperar un rato. No calculé muy bien el tiempo, pero la luna atravesó las copas de varios árboles antes de que un hombre mayor, con una mula y un carro cargado de heno, apareciera sobre la carretera. Un tipo valiente, pues no eran pocos los peligros que acechaban en los bosques durante la noche.
-Hay al menos una cosa que haces mejor que yo. – le dije a Schott viendo al carrocero desde la distancia – El ser simpático. – e hice un gesto con la cabeza para que se dirigiera al tipo. Una mujer de negro y con mi habitual cara de pocos amigos lo mínimo que provocaría sería asustar al tipo y hacer que huyera. Seguramente Schott tuviese más tacto que yo con alguna de sus genialidades.
-Buen trabajo. – le dije fríamente con una voz ronca y sin proporcionar ningún tipo de entonación a mis palabras, manteniendo la mirada al frente. Colocando la ballesta en los soportes a mi espalda. Como siempre, hablar no era una de mis características.
Buscamos a Alanna y a Schott. Había indicado al joven que alejara a la guardia de la batalla, cosa que parecía haber hecho. Así, tras unos arbustos un poco lejos, pude ver al joven apoyado y a Alanna en el suelo. Schott nos recibió a su manera alegre. Lo miré con seriedad. Me caía muy simpático. Pero su humor infantil no me haría cambiar mi semblante serio. Simplemente alcé las cejas y lo miré e hice un gesto de negación con la cabeza. Emitiendo un suspiro de “en fin…”.
En cuanto a Alanna, la bondad de la chica era tal que, aún estando lastimada y sin poder andar, con una clara hinchazón en el tobillo, se preocupaba por cómo estábamos nosotros. Runa quería tratarle el tobillo, aunque la guardia en principio lo rechazó y se levantó con claras evidencias de dolor.
-Descansa. No pienso moverme mientras estés así. – le dije sin cambiar mi semblante serio. Ella había accedido a acompañarme y no iba a moverme sabiendo que su pie se encontraba en el estado en el que estaba. – Falta mucho para Baslodia. Voy a acercarme a la carretera, a ver si algún carro nos permite llevarte. – Espero que entendiera mi negación a caminar, lo único que quería, aunque mostrase el semblante frío era, en el fondo, lo que creía lo mejor para ella.
Me di la vuelta y me dispuse a caminar hacia la carretera. - ¡Schott! – dije en un grito imperativo y que podría parecer poco amistoso, ya de espaldas, para que viniera conmigo. Runa había dicho saber de medicina, así que tal vez podría curarle el pie un poco, o esconderse de posibles enemigos. No lo sé. En cualquier caso, yo buscaría un transporte para llevarla hasta allí, y la mejor manera era acercándose a la carretera.
Durante el camino, aún tuve tiempo de agradecer, a mi manera, el gesto que tuvo el joven de lanzarse en mi nombre.
-No pareces un gran combatiente. – le dije sin mirarle, manteniendo mi voz seca. – Pero eres leal y valiente, que son virtudes más importantes. – Ese era mi pensamiento verdadero. Y pensé en mi abuela. Se supone que había sido una gran guerrera, pero un buen luchador traidor podía terminar siendo un problema y bien gordo. Alguien leal nunca lo sería.
Hacía frío. Bastante frío. Y más a medida que aumentaba la noche. El cuerpo me comenzaba a enfriar debido al fin del combate y del “ejercicio”. Era poco probable que alguien pasara por allí a aquellas horas. Tendríamos que esperar un rato. No calculé muy bien el tiempo, pero la luna atravesó las copas de varios árboles antes de que un hombre mayor, con una mula y un carro cargado de heno, apareciera sobre la carretera. Un tipo valiente, pues no eran pocos los peligros que acechaban en los bosques durante la noche.
-Hay al menos una cosa que haces mejor que yo. – le dije a Schott viendo al carrocero desde la distancia – El ser simpático. – e hice un gesto con la cabeza para que se dirigiera al tipo. Una mujer de negro y con mi habitual cara de pocos amigos lo mínimo que provocaría sería asustar al tipo y hacer que huyera. Seguramente Schott tuviese más tacto que yo con alguna de sus genialidades.
Anastasia Boisson
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Huracán se habia llevado a Schot en busca de alguna carreta, o de algo que pudiera ayudarnos a llevar a Alanna, estaba lenta gracias al tobillo, se encontraba tremendamente hinchado , y hasta que no lograran que bajara esa hinchazón , iban a poder viajar.
-Sé que cuesta que te ayuden y no querer ser una carga, no te preocupes Alanna
El ave apareció de la nada con una planta amarillenta, dejandola en la palma de las manos de Runa
-Mira, esto servirá para tu tobillo, no te preocupes, no te voy a drogar
Trataba de calmarla haciéndola entender que no iba a consumir aquella planta, la oven sabia que había otros remedios que calmaban, la chica intento sonreír como mejor pudo para relajar el ambiente y se puso a ello.
Cogio dos piedras y comenzó a macharcarla planta hasta dejarla en migas, rasgó un trozo de tela de su pantalón y manchó el tobillo de Alanna envolviéndolo con el trozo de tela fuertemente. Trato de tocar el tobillo para notar que zona estaba más critica, cualquier lesión secundaria podría ser fatal para el equipo.
Será mejor que lo tengas así durante unas horas
Se limitó a sentarse en silencio frente a la guardia mientras esperaban noticias de aquellos dos, El búho saltó hacia los pies de Alanna y la miraba constantemente, como si tuviese una mínima curiosidad en ella .
-le has gustado, no suele mostrarse así con todos
comentaba mientras seguía la espera
-Sé que cuesta que te ayuden y no querer ser una carga, no te preocupes Alanna
El ave apareció de la nada con una planta amarillenta, dejandola en la palma de las manos de Runa
-Mira, esto servirá para tu tobillo, no te preocupes, no te voy a drogar
Trataba de calmarla haciéndola entender que no iba a consumir aquella planta, la oven sabia que había otros remedios que calmaban, la chica intento sonreír como mejor pudo para relajar el ambiente y se puso a ello.
Cogio dos piedras y comenzó a macharcarla planta hasta dejarla en migas, rasgó un trozo de tela de su pantalón y manchó el tobillo de Alanna envolviéndolo con el trozo de tela fuertemente. Trato de tocar el tobillo para notar que zona estaba más critica, cualquier lesión secundaria podría ser fatal para el equipo.
Será mejor que lo tengas así durante unas horas
Se limitó a sentarse en silencio frente a la guardia mientras esperaban noticias de aquellos dos, El búho saltó hacia los pies de Alanna y la miraba constantemente, como si tuviese una mínima curiosidad en ella .
-le has gustado, no suele mostrarse así con todos
comentaba mientras seguía la espera
Runa Thorgil
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Re: Caminos de luz de luna [libre][4/4][Cerrado]
Sonreí aliviado cuando Alanna dijo que solo se había lastimado algo el pie, la había llevado antes cojeando, pero esperaba que no fuese grave, yo no sabía mucho de cómo tratarlo pero parece que por lo que comentaba con Runa sobre unas hierbas se pondría bien pronto.
Huracán no parecía muy contento pese a su gesta, seguía con su impasible cara de siempre, supongo que esos trolls habían sido como coser y cantar para ella, una experimentada cazadora de vampiros, seguro que su desaparición al principio había sido solo una táctica de distracción para los trolls.
Pero era cierto era que este lugar no era seguro, si había dos trolls podía haber más, y creo que ya habíamos tenido bastante, sin embargo Alanna estaba herida, y no sería bueno hacerla andar.
A Huracán se le ocurrió acercarse a la carretera a ver si alguien nos podía llevar, pese a que el camino a Baslodia era concurrido, dudo que a estas altas horas hubiese nadie pasando por allí.
Iba a ofrecer algo de agua a Alanna cuando Huracán gritó mi nombre de espaldas.
-E…ee..si si si..ya voy..te..te acompaño- Dije levantándome de un salto, me había asustado, recogí rápidamente mis bártulos y la seguí despidiéndome de Alanna y Runa, tenía cierto miedo de ir con Huracán, pero más aún de llevarla la contraria.
Avancé detrás de ella rumbo a la carretera, o al menos eso decía ella, yo me había desorientado hacia muchos árboles ya.
Me sorprendió cuando Huracán me hizo un ¿cumplido?, si, era un cumplido. –E..oh..gracias- comenté algo incrédulo –Tu..tú también pareces buena gente- sonreí apurando el paso, hacía mucho frio y había dejado la manta de Alanna en el campamento como siguiese así me iban a salir carámbanos en las orejas.
Por fin llegamos al camino, como era de esperar no pasaba ni un alma, no quise decirle a Huracán las escasas posibilidades que teníamos de ver un viajero así que me senté en silencio en un tronco caído junto a ella.
-Bueno….pues ha quedado buena noche- sonreí calentándome las manos con el aliento.
Me había quedado bastante dormido cuando Huracán me habló despertándome –Eh si, bueno, supongo- sonreí ante su comentario, un buen señor mayor se acercaba por el camino subido a un carro de heno tirado por una mula, por lo visto era nuestro día de suerte, corrijo, noche de suerte, corrijo, la noche no nos había traído suerte para nada.
Me puse rápidamente de pie a un lado de la carretera esperando al señor, con las manos a la vista para que viese que iba desarmado y la mejor de mis sonrisas, ¿Qué clase de tipo se adentra por estos caminos a estas horas?
-Ey, hola, buenas noches señor- sonreí al tipo, que detuvo el carro delante mío.
-Buenas noches- respondió el hombre algo seco, pude apreciar cierta inseguridad mirándonos de arriba a abajo a Huracán y a mí, encontrarse dos tipos en medio del camino a estas horas no era muy normal, y no solía significar nada bueno.
-Oh, disculpe, no, no pretendemos hacerle nada, solo somos dos viajeros que nos hemos perdido por el bosque, jaja- sonreí -¿Por casualidad no irá usted a Baslodia?-
-Mmm..pues sí, si voy hacia allá ¿Quiénes sois?- dijo sin dejar de fruncir el ceño.
-Oh oh perfecto, verá yo..yo soy Schott, encantado y ella es..emm..- miré a Huracán, tal vez el hecho de que era una poderosa bruja cazadora de vampiros no causase demasiada buena impresión al tipo, así que habría que improvisar algo –eee..es mi hermana… eee Lunita, si- dije buscando alguna idea de nombre mirando el cielo estrellado.
-¿Lunita?- dijo el tipo levantando la ceja, reconozco que no era la mejor de mis interpretaciones, pero en mi defensa diré que no había dormido y un troll me había dado una paliza -Sí, Lunita, Lunita Bosquespeso- sonreí disimulando mirando al bosque a mí alrededor.
-¿Y tú eras?- dijo el hombre sin soltar las riendas.
-Schott, Schott Bosquespeso, somos de Lunargenta, vamos a visitar a un familiar a Baslodia- sonreí.
-No…no parece que estéis bien ¿Ha sucedido algo?- dijo mirándonos seriamente, no me había percatado pero el combate con el troll nos había dejado algo magullados.
-Ehh.oo sí..si, íbamos…nos apartamos del camino y nos adentramos por el bosque para..ya sabe…ver la naturaleza y tal y..nos..nos atacaron dos trolls, mi mi amiga está herida y por eso queríamos pedirle si…-
-Espera ¿has dicho trolls?¿Me tomáis por necio?- Exclamo el hombre con mala cara preparado para salir de allí raudo, no podíamos perderle, no creo que pasase nadie más hasta mañana, ni de coña.
-Nonono..verá… no eran trolls..jaja claro que no… ¡cómo iban a serlo eh jaja!- reí cómplice a Huracán –Nonono eran…osos…si…dos osos..enormes, mi, mi hermana creía que eran trolls y..jaja..ya sabe..pero no..no…estamos bien-
-¿Esta hermana?- dijo mirando con sospecha a Huracán, que no tenía precisamente pinta de niñita inocente que se asusta de unos osos.
-Nonono..mi otra hermana, tengo otra hermana, está herida, ya sabe, los osos, en el tobillo, y me preguntaba si podría llevarnos… está muy herida, y este bosque es peligroso si- dije dando toda la pena posible, que no era demasiado difícil.
El tipo nos seguía mirando con desconfianza, no le culpo, a mí me habían atracado con excusas mucho peores
-¿Ha dejado a su hermana herida sola en el bosque?- preguntó alarmado.
-¿Eh? Nononono, está bien, esta con su hermana, está cuidando de ella si- dije ya sin pensar.
-¿Tiene otra hermana más?- dijo desconfiado.
-Nonono no- dije sonriendo –Es decir si, tengo dos hermanas… o sea tres, tres hermanas, las hermanas Bosquespeso… y luego yo, Schott Bosquespeso- dije con una gran sonrisa.
-Mmmmmm- murmuró el hombre serio apretando las riendas, no parecía que fuese a ayudarnos.
–Lo cierto es que la buena de Bessy está cansada y el carro no ha dejado de darme problemas, por eso ando tan retrasado por el bosque a estas horas, creo que es mejor que ustedes continúen…-
-Nonono verá no puede dejarnos..yo…yo soy herrero, herrero si- por fin algo de cierto –Puedo ayudarle, puedo arreglarle el carro ¿Si?- sonreí -a ver déjeme echar un vistazo-dije examinando las ruedas -Oh..ya veo, ha tenido problemas con un bache ¿me equivoco?, esta rueda tiene el refuerzo mal y creo que el eje esta torcido, déjeme adivinar, ¿el carro zozobra cada dos segundos o así y siente como si da pequeños brincos?-
-Emmm..si, si así es- dijo el señor visiblemente más tranquilo.
-Si verá, no es difícil, puedo arreglarlo, quedará como nuevo, por eso su mula estaba tan cansada claro jaja, estaba tirando de una rueda mal, verá, permítame, le arreglo el carro y nos lleva eh ¿Qué me dice?-
El hombre se llevó la mano a la barba pensativo
-Emm emm además mi hermana dispara bien si, le hará bien una buena compañía en este oscuro bosque a estas horas, muy peligroso ya sabe ¿Si?- sonreí señalando las numerosas armas de Huracán.
-Mmmmm…bueno….- dijo el señor mesándose la barba –Esta bien, arréglelo y les llevaré, a usted y a sus hermanas- dijo finalmente sin parecer convencido del todo.
-Oh bien fantástico perfecto si señor- dije sacando mis herramientas –Me pondré con ello enseguida- sonreí.
-Hura…digo… Lunita querida, ¿podrías ir a buscar a nuestras hermanas mientras yo arreglo esto sí?- la sonreí deseando que no me matase allí mismo, no podía creer que hubiese colado, seguro que yo era el mejor actor de Aerandir, claro que sí.
**Subrayo el uso de pasiva, Herreria
Huracán no parecía muy contento pese a su gesta, seguía con su impasible cara de siempre, supongo que esos trolls habían sido como coser y cantar para ella, una experimentada cazadora de vampiros, seguro que su desaparición al principio había sido solo una táctica de distracción para los trolls.
Pero era cierto era que este lugar no era seguro, si había dos trolls podía haber más, y creo que ya habíamos tenido bastante, sin embargo Alanna estaba herida, y no sería bueno hacerla andar.
A Huracán se le ocurrió acercarse a la carretera a ver si alguien nos podía llevar, pese a que el camino a Baslodia era concurrido, dudo que a estas altas horas hubiese nadie pasando por allí.
Iba a ofrecer algo de agua a Alanna cuando Huracán gritó mi nombre de espaldas.
-E…ee..si si si..ya voy..te..te acompaño- Dije levantándome de un salto, me había asustado, recogí rápidamente mis bártulos y la seguí despidiéndome de Alanna y Runa, tenía cierto miedo de ir con Huracán, pero más aún de llevarla la contraria.
Avancé detrás de ella rumbo a la carretera, o al menos eso decía ella, yo me había desorientado hacia muchos árboles ya.
Me sorprendió cuando Huracán me hizo un ¿cumplido?, si, era un cumplido. –E..oh..gracias- comenté algo incrédulo –Tu..tú también pareces buena gente- sonreí apurando el paso, hacía mucho frio y había dejado la manta de Alanna en el campamento como siguiese así me iban a salir carámbanos en las orejas.
Por fin llegamos al camino, como era de esperar no pasaba ni un alma, no quise decirle a Huracán las escasas posibilidades que teníamos de ver un viajero así que me senté en silencio en un tronco caído junto a ella.
-Bueno….pues ha quedado buena noche- sonreí calentándome las manos con el aliento.
Me había quedado bastante dormido cuando Huracán me habló despertándome –Eh si, bueno, supongo- sonreí ante su comentario, un buen señor mayor se acercaba por el camino subido a un carro de heno tirado por una mula, por lo visto era nuestro día de suerte, corrijo, noche de suerte, corrijo, la noche no nos había traído suerte para nada.
Me puse rápidamente de pie a un lado de la carretera esperando al señor, con las manos a la vista para que viese que iba desarmado y la mejor de mis sonrisas, ¿Qué clase de tipo se adentra por estos caminos a estas horas?
-Ey, hola, buenas noches señor- sonreí al tipo, que detuvo el carro delante mío.
-Buenas noches- respondió el hombre algo seco, pude apreciar cierta inseguridad mirándonos de arriba a abajo a Huracán y a mí, encontrarse dos tipos en medio del camino a estas horas no era muy normal, y no solía significar nada bueno.
-Oh, disculpe, no, no pretendemos hacerle nada, solo somos dos viajeros que nos hemos perdido por el bosque, jaja- sonreí -¿Por casualidad no irá usted a Baslodia?-
-Mmm..pues sí, si voy hacia allá ¿Quiénes sois?- dijo sin dejar de fruncir el ceño.
-Oh oh perfecto, verá yo..yo soy Schott, encantado y ella es..emm..- miré a Huracán, tal vez el hecho de que era una poderosa bruja cazadora de vampiros no causase demasiada buena impresión al tipo, así que habría que improvisar algo –eee..es mi hermana… eee Lunita, si- dije buscando alguna idea de nombre mirando el cielo estrellado.
-¿Lunita?- dijo el tipo levantando la ceja, reconozco que no era la mejor de mis interpretaciones, pero en mi defensa diré que no había dormido y un troll me había dado una paliza -Sí, Lunita, Lunita Bosquespeso- sonreí disimulando mirando al bosque a mí alrededor.
-¿Y tú eras?- dijo el hombre sin soltar las riendas.
-Schott, Schott Bosquespeso, somos de Lunargenta, vamos a visitar a un familiar a Baslodia- sonreí.
-No…no parece que estéis bien ¿Ha sucedido algo?- dijo mirándonos seriamente, no me había percatado pero el combate con el troll nos había dejado algo magullados.
-Ehh.oo sí..si, íbamos…nos apartamos del camino y nos adentramos por el bosque para..ya sabe…ver la naturaleza y tal y..nos..nos atacaron dos trolls, mi mi amiga está herida y por eso queríamos pedirle si…-
-Espera ¿has dicho trolls?¿Me tomáis por necio?- Exclamo el hombre con mala cara preparado para salir de allí raudo, no podíamos perderle, no creo que pasase nadie más hasta mañana, ni de coña.
-Nonono..verá… no eran trolls..jaja claro que no… ¡cómo iban a serlo eh jaja!- reí cómplice a Huracán –Nonono eran…osos…si…dos osos..enormes, mi, mi hermana creía que eran trolls y..jaja..ya sabe..pero no..no…estamos bien-
-¿Esta hermana?- dijo mirando con sospecha a Huracán, que no tenía precisamente pinta de niñita inocente que se asusta de unos osos.
-Nonono..mi otra hermana, tengo otra hermana, está herida, ya sabe, los osos, en el tobillo, y me preguntaba si podría llevarnos… está muy herida, y este bosque es peligroso si- dije dando toda la pena posible, que no era demasiado difícil.
El tipo nos seguía mirando con desconfianza, no le culpo, a mí me habían atracado con excusas mucho peores
-¿Ha dejado a su hermana herida sola en el bosque?- preguntó alarmado.
-¿Eh? Nononono, está bien, esta con su hermana, está cuidando de ella si- dije ya sin pensar.
-¿Tiene otra hermana más?- dijo desconfiado.
-Nonono no- dije sonriendo –Es decir si, tengo dos hermanas… o sea tres, tres hermanas, las hermanas Bosquespeso… y luego yo, Schott Bosquespeso- dije con una gran sonrisa.
-Mmmmmm- murmuró el hombre serio apretando las riendas, no parecía que fuese a ayudarnos.
–Lo cierto es que la buena de Bessy está cansada y el carro no ha dejado de darme problemas, por eso ando tan retrasado por el bosque a estas horas, creo que es mejor que ustedes continúen…-
-Nonono verá no puede dejarnos..yo…yo soy herrero, herrero si- por fin algo de cierto –Puedo ayudarle, puedo arreglarle el carro ¿Si?- sonreí -a ver déjeme echar un vistazo-dije examinando las ruedas -Oh..ya veo, ha tenido problemas con un bache ¿me equivoco?, esta rueda tiene el refuerzo mal y creo que el eje esta torcido, déjeme adivinar, ¿el carro zozobra cada dos segundos o así y siente como si da pequeños brincos?-
-Emmm..si, si así es- dijo el señor visiblemente más tranquilo.
-Si verá, no es difícil, puedo arreglarlo, quedará como nuevo, por eso su mula estaba tan cansada claro jaja, estaba tirando de una rueda mal, verá, permítame, le arreglo el carro y nos lleva eh ¿Qué me dice?-
El hombre se llevó la mano a la barba pensativo
-Emm emm además mi hermana dispara bien si, le hará bien una buena compañía en este oscuro bosque a estas horas, muy peligroso ya sabe ¿Si?- sonreí señalando las numerosas armas de Huracán.
-Mmmmm…bueno….- dijo el señor mesándose la barba –Esta bien, arréglelo y les llevaré, a usted y a sus hermanas- dijo finalmente sin parecer convencido del todo.
-Oh bien fantástico perfecto si señor- dije sacando mis herramientas –Me pondré con ello enseguida- sonreí.
-Hura…digo… Lunita querida, ¿podrías ir a buscar a nuestras hermanas mientras yo arreglo esto sí?- la sonreí deseando que no me matase allí mismo, no podía creer que hubiese colado, seguro que yo era el mejor actor de Aerandir, claro que sí.
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Última edición por Schott el Jue Mar 17 2016, 10:49, editado 1 vez
Schott
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