Noche de Lobos [Quest Temática Halloween][Cerrado]

**Fehu** Sáb Oct 24 2015, 19:27

Cuenta la leyenda que una noche al año, cuando la época de lluvias comienza, un ente de la noche con los dientes tan afilados como sables, tan fuerte como el más grande los trolls pero tan sigiloso como una sombra, emerge de la oscuridad y se lleva consigo a los más jóvenes, dejando como único rastro una cama vacía y, a veces, los cadáveres de los incautos que osan hacerle frente.

Esta leyenda, que tanto en el sur como en el norte no es más que eso, una historia para asustar a los niños y hacerles meterse en la cama temprano, es algo más que una historia en el pequeño pueblo de Grey en mitad del bosque cerca del camino que conduce hasta Ulmer.

Este pequeño poblado de agricultores y leñadores lleva viviendo dicha pesadilla desde que tienen memoria, y aunque han inventado un desafortunado sistema para seleccionar el joven que va a ser sacrificado una vez al año de forma que solo haya una victima anualmente, el nuevo alcalde, Aurelio Aspel, un viejo Licántropo venido desde Ulmer, se ha propuesto cambiar esto de una vez por todas.

Por primera vez en mucho tiempo Grey formará un pequeño equipo de defensa, para proteger a los jóvenes y a ellos mismo. Pero Aspel, aunque veterano guerrero, fuerte como ningún otro en el pueblo y capaz de abatir a cualquier contrincante por si solo gracias a su inmensa hacha sabe que la mayoría de los habitantes de dicho pueblo son o demasiado viejos o demasiado jóvenes como para poder constituir una buena línea de defensa contra el ser de la noche.

Por eso, con ayuda de todos los aldeanos que comparten su iniciativa, ha reunido el suficiente dinero como para contratar a tres mercenarios, los cuales, además de ayudar a formar a los milicianos en las artes del combate, también participaran en la defensa de la aldea.

Aurelio Aspel:

Grey:

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Instrucciones Básicas:

Deberás tener al menos 10 post Onrol para poder participar en esta Quest.
Pueden participar todos los PJ independientemente de su: Raza, Edad, Sexo o Nivel.
Solo pueden participar 3 personajes en esta Quest.
Peligro moderado, posibilidad heridas graves y duraderas, muy leve posibilidad de muerte.
La constancia es una prioridad, si no se contesta en 48 horas, las repercusiones serán severas.
Para participar, debes relatar como llegas a Grey y por que estas ahí, así como tus motivos para ayudar al pueblo. Una vez hecho esto se os otorgaran vuestras tareas y vuestro papel en la defensa.

Recompensas:

15 Puntos de experiencia base + 10 por desarrollo: 25 puntos máximo.
600 Aeros.
Posibilidad de objeto dependiendo de como se desarrolle la Quest.

Sajin Sáb Oct 24 2015, 21:36

Sus quemaduras habían marcado mucho su pecho desde los acontecimientos que sucedieron en Lunargenta bajo los oscuros asesinatos de los que se entrelazó cara a cara con el ejecutor de ellos. Vagas imágenes podían llegarle del acontecimiento de como el brillo rojo del fuego incendiaba todo el lugar a su paso, Jinsa tenía mas claro eso, pero no entendía como fue que tras el dominio de este sobre su cuerpo había provocado tal daño en él. Trataría de no dejarse llevar esta vez por aquella conducta belicosa y salvaje que tenía su antítesis, esta vez, demostrando su perseverancia en el viaje en el que Sardinas y el vivían con cada paso.

Desde Lunargenta hasta el Este, el mapa que tenía parecía haber orientado mal al cibernético o tan solo era una mal deslizamiento en el medio natural. Eso sería muy gracioso viniendo de un ser artificial, pero no lo era en nada. A su suerte, su capa era lo suficientemente útil como para encubrirlo y de vez en cuando, serviría para tapar sus heridas de los posibles enemigos astutos en el lugar que se encontraba. No sabía donde era que había pisado, pero estaba seguro que no era nada parecido como había escuchado de las historias de la base de los cibernéticos para poder recuperarse. Su cuerpo había sido dañado, pero aún su espíritu seguía en pie. No sabía si estaba mucho más fuerte que antes o en realidad tan solo se había debilitado en su camino por la espada, pero no le preocupaba con tal de mejorarse poco después.

Sardinas ladraba y caminaba con mucha más agilidad por delante del cibernético, desde que lo rescato, había sido el acompañante más fiel y que inspiraba al cibernético en sus hazañas. Aunque torpe, el perro había corrido durante todo el tiempo por el frondoso y húmedo bosque con el que se habían topado desde su viaje desde Lunargenta hasta un lugar actualmente desconocido en el que su mapa tenía cubierto de polvo interminable.

Charcos que salpicaban el metal de sus pies, insectos por doquier y una naturaleza mucho mas abundante que la que había notado en Verisar, no creía que fuese el lugar para las máquinas. Escuchó un pequeño ruido de su perruno acompañante mientras más se acercaba, corriendo enseguida en su auxilio. Tocando su pecho, temía con paranoia su seguridad en aquellos parajes fuesen suficientes como para regirse en unos páramos tan salvajes. A su suerte, había encontrado a dos personas de un aspecto mucho más de campesino que de mundano que, algo robustos pero de baja estatura comparada a la del robot, habían encontrado a Sardinas. Uno de ellos de una barba prominente pero con calvicie tenía entre su mano al perro colgando como si fuese cualquier baratija.

— Estimado, baje a la criatura de ahí. —Con una advertencia, el cibernético dialogo a los desconocidos que, con un aspecto humano, era claro que no trataría de dañar a estos. Uno tenía un aspecto humilde, pero el que tenía a su perro lucía un aspecto mucho menos amistoso y menos para el lugar en el que estaba, por tal razón, su mano se colocó en el pomo de su espada de forma precavida. — No quiero tener problemas con vosotros. La criatura y yo somos tan solo nómadas...

Impresionado por extraña razón, el hombre arrojo sin siquiera verlo por sus propios a la criatura. Retrocedió cortos pasos hacia atrás tras ver al cibernético que, con sorpresa, dio unas palabras.

— ¡Un caballero! —Dijo con ignorancia el sujeto, lo había confundido como humano a pesar de su voz.— ¡Mil disculpas! Vaya, ¿enserio ha venido un caballero a salvarnos de la bestia?

— ¿Disculpe? —El cibernético había tomado algo de interés en eso de bestia. Así que, tenía una criatura que amenazaba en el paraje que a pesar del camino que había seguido, no indicaba ser la base bio-cibernética, era un nuevo enemigo para los inocentes y para el recto camino de lo correcto del robot. — ¿A que se referís vosotros con ello de la bestia?

— ¡La bestia, ¿no lo sabe?! —Respondió el otro personaje que tenía enfrente, mientras que su perro correteaba hacia Sajin.— ¡El señor Auriel ha estado buscando hombres para el grupo de defensa contra ella, ¿es acaso usted uno?!

— Bueno, no exacta.. —Asintió a secas, de forma incompleta. Uno de los hombres lo agarro del brazo y de manera amistosa trato de llevarlo por las malas a su poblado que, seguramente, estarían por entrar al robot y a su perro a el mencionado grupo.

— Definitivamente no hay descanso en esta vida. —Pensó el robot.

Demian Sáb Oct 24 2015, 21:37

Explorar para vivir aventuras es una de las máximas de los Gorriones. Claro, el robo para sobrevivir es su tarea más común, pero eso es sólo un medio, no un fin. No es sorpresa, por tanto, que Demian a menudo recorra los pueblos del continente en busca de algo en que satisfacer su natural curiosidad y ansias de desarrollar sus habilidades.

Y así fue que el pequeño brujo llegó hasta un poblado que ni siquiera aparecía en los mapas más conocidos. Un lugar olvidado por los libros de hechos importantes, quizás por le recóndito. Pronto pudo sospechar que el asunto iba algo más allá de eso.

La gente hablaba en las calles de historias que al principio parecían ficticias. El chico sabía que por esta época los vampiros celebraban el aniversario de su creación promoviendo historias de terror y que esa costumbre se había extendido incluso a otras razas, por el mero intercambio cultural, así que supuso que era una más de aquellas, pero la insistencia de los pueblerinos en el tópico le hizo poco a poco ir descartando esa opción.

¿Sería cierto que había una criatura que raptaba niños año a año?

Se dio a la tarea de preguntar y todos concordaban con la misma versión, cada año seleccionaban un chico para ser ofrecido como sacrificio y así salvar al resto, por cruel que eso sonara. Ya no le quedaban dudas a Demian por qué ese lugar prefería mantenerse alejado de los mapas y las historias, pues sus habitantes cargaban con el peso de un crimen horrendo. Un crimen hecho para sobrevivir, pero crimen al fin y al cabo.

Pero había algo más, el alcalde actual se había propuesto hacer algo al respecto, contratando mercenarios para tender alguna especie de trampa a lo que sea que estuviera realizando esa horrenda acción.

Mercenario sonaba a dos cosas, aventura y dinero, ambas buscadas por el chico. Le daba igual el destino del pueblo o la seguridad de los demás, sólo quería obtener una recompensa y si mientras lo hacía podía matar impunemente y por una "buena causa", cuánto mejor.

Se presentó al lugar donde tenía lugar el reclutamiento y habló con el primero que encontró. No sabía si era alguien de importancia o no, pero fue claro en expresar su interés y el por qué podía ser de utilidad a pesar de ser un niño. De hecho, el ser un niño podía resultar una de sus mejores cualidades para la tarea en cuestión.

—Necesitan tender una trampa, ¿no?, ¿qué mejor para ello que un niño que sabe defenderse como señuelo? —dijo mostrando su par de dagas y realizando luego una pequeña demostración de su capacidad de hacerse invisible, desapareciendo unos instantes para luego reaparecer realizando un corte al aire con asombrosa velocidad.

**Fehu** Dom Oct 25 2015, 13:41

Mientras miraba por la ventana de la diminuta casa que se había construido en Grey, Aurelio pudo ver como el joven Thomas, su lugarteniente, el muchacho que hacía de ayudante y secretario, se acercaba corriendo hasta la puerta principal y golpeaba efusivamente en la misma.

Dejando escapar un largo suspiró el Licántropo se pasó la mano por la barba y, después de tomar su hacha y colgársela a la espalda, salió a ver que buscaba el adolescente. -Deberías estar ayudando con los preparativos – Fue lo primero que dijo la grave, pero firme, voz del alcalde de Grey a su inesperado visitante – Mercenarios, señor Aspel, han venido – Contestó el muchacho con un hilo de voz, tratando de recuperar el aliento.

Aurelio enarcó una ceja, hacía meses que había mandado mensajeros a las más grandes ciudades de Aerandir en busca de ayuda, pero nadie había respondido, nadie hasta ese momento – Más vale tarde que nunca – Gruñó mientras apartaba a Thomas a un lado y comenzaba a caminar calle abajo - ¿Dónde están estos mercenarios? – Preguntó al muchacho que le seguía ahora de cerca – En la plaza, señor Aspel – Respondió Thomas de inmediato - ¿Las empalizadas? – Inquirió ahora – Construidas, el foso sigue sin estar terminado, para las torres de vigilancia vamos a necesitar algo de ayuda… – El muchacho dio una pequeña carrera hasta colocarse justo al lado del alcalde – Que se den prisa, tiene que estar acabado todo antes del anochecer, antes que nada ve al ayuntamiento y mira de cuantos Aeros disponemos, no me gustaría encontrarnos que no podemos pagar a los mercenarios, más vale asegurarse – Thomas acató inmediatamente aquella orden y antes de que Aurelio pudiese decir nada más desapareció por uno de los callejones del pueblo.

La plaza de Grey nunca había tenido tanta vida, y es que en aquel instante, miles de carpinteros y leñadores trasportaban tablones de un sitio a otro y en el centro de dicha plaza, varios tenderetes se encargaban de entregar armas a todo aquel que estuviese dispuesto a blandirla. Cuando Aspel llegó hasta allí repasó el lugar con la mirada, aquellos hombres y mujeres eran valientes, o al menos pretendían serlo por primera vez en muchos años, pero no eran guerreros, les había adiestrado como había podido, pero siempre se podía hacer más; el viejo alcalde se pasó la mano por el pelo y, después de pedir indicaciones a uno de los muchos transeúntes que poblaban la plaza, encontró a los mercenarios.

-Interesante… - Dijo atusándose la barba mientras contemplaba a los dos individuos que tenía frente a él – Mi nombre es Aurelio Aspel y, para bien o para mal, estoy a cargo de esta aldea– El licántropo se cruzó de brazos y estudió a los supuestos mercenarios.

Se había sorprendido al comprobar que uno de ellos era un niño no mucho mayor que los que el ser que cuando cayese la noche les iba a asaltar acostumbraba a secuestrar, pero varias personas le habían asegurado de que el chico tenia agallas y de que, probablemente, sabia pelear mejor que la mayoría de los adultos de la zona, así como la habilidad para desaparecer a su antojo, tendría que confiar en dichas habilidades, no quería hacerlo, pero no tenía otra alternativa.

Por otro lado, el tipo alto parecía ser un mercenario hecho y derecho, las abolladuras en su armadura y su aspecto indicaban que estaba bastante familiarizado con el combate, sonrió.

- Tú… - Dijo señalando al tipo alto - ¿Tienes madera de instructor? – Negó con la cabeza – Es igual si la tienes o no, necesito que enseñes a un montón de granjeros y adolescentes lo básico sobre blandir una espada, están reunidos todos en la pequeña explanada tras la plaza, habla con Jack, el te indicará que hacer. Cuando creas que saben… algo, vuelve, necesitamos toda la ayuda posible y ahora mismo eres lo más parecido a un especialista que tenemos por aquí. – Una vez dadas las instrucciones al primero de los mercenarios se giró hacia al muchacho.

- Tengo entendido que quieres servir de señuelo… - Aspel se atusó la barba mirando al cielo - Ven, acompáñame – Le dijo mientras comenzaba a andar en dirección al ayuntamiento – No me gusta la idea chico, no me gusta nada, si estamos formando todo esto es para no arriesgar a más niños – Continuó caminando – Sin embargo, no puedo desaprovechar tus habilidades joven brujo, he peleado con los suficientes de vosotros como para saber que tú, en este momento, eres uno de mis recursos más valiosos.

Cuando llegaron al ayuntamiento, dónde esperaba Thomas, se encontraron con una casa diminuta en donde, una vez dentro, tanto el alcalde como el brujo se encontrarían una mesa con un enorme plano del pueblo desplegado con trazos de distintos colores sobre él, así como un papel con lo poco que sabían del enemigo al que se enfrentaban.

-Ya que quieres ser una parte crucial de nuestro plan, tienes derecho a dar tu opinión, supongo – Afirmó Aspel extrayendo una pipa de uno de sus bolsillos y encendiéndola – Soy todo oídos chico ¿Qué te parece? – Dijo sentándose en una de las muchas sillas del lugar y dando una calada – Todas las manos son pocas muchacho, sobre todo ahora, agradecería que te después de decirme lo que piensas pasases por el colegio y les enseñases a los críos como huir en caso de necesidad, o si prefieres algo más práctico, puedes ayudar con las defensas, tú eliges.

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Sajin, tu primera tarea será enseñar a defenderse a un grupo de granjeros voluntarios, tú eliges como hacerlo. Después de haberlo hecho lanzarás la voluntad de los dioses la cual indicarán si tus alumnos han sido capaces de retener o no lo que les has enseñado.
Demian, Aspel te ha dado voz para decir lo que piensas de su plan, puedes incluir o quitar lo que desees del mismo, el alcalde tendrá en cuenta tu opinión digas lo que digas. Una vez hayas hecho esto lo puedes optar por ir y ayudar a los niños de la aldea o emplear tus habilidades en otra cosa que creas más conveniente.
Anochecerá en dos turnos, vuestro éxito en la defensa dependerá de lo bien que os preparéis.
Aún puede unirse un tercer personaje más, cualquiera que desee hacerlo debe tener en cuenta lo ya mencionado en las instrucciones.

Sajin Dom Oct 25 2015, 22:40

Había sido adentrado bajo la escolta de dos campesinos que, si bien habían parecido una amenaza a la seguridad de su peludo acompañante, resultaron ser aldeanos que buscaban gente para su causa. El cibernético estaba empezando a escuchar de forma monótona el paranoico deseo de los aldeanos por detener de alguna u otra forma a la tan aclamada bestia que salía de sus bocas que, si bien había estado escuchando mientras era escoltado de una manera un tanto acogedora, sentía que había perdido su rumbo actual. Pero que podría hacer un hombre que había fallado durante su vida, ya no tiene ningún valor, su programación de protector ya no la tiene en un mundo en el que ya no idolatra a una persona en especial, es solo la búsqueda de un ideal en un mundo para un robot que termino sin un valor o motivo exacto.

La gente se preparaba muy frecuentemente y de una manera precavida, despabilando del bosque a la plaza de una forma veloz como si la noche estuviese por caer en tan solo unos minutos. Desesperados, la ética noble de Sajin era incapaz de permitir la perturbación de simples granjeros y leñadores a la conversión de aldeanos desprotegidos por fuerzas militares. Si bien no era una ciudad de importancia o algún reino como lo era Lunargenta, no podía olvidar un mal por otro sea mayor o no. Con algo de preocupación por lo que parecía ser la situación, el cibernético ya tenía como predeterminado el tener que defender el pequeño poblado a coste de un mayor número de heridas en su acorazado cuerpo. Pero no solo la máquina estaba acorde a ayudar a la noble causa que parecía prometer la aldea.

A su lado, veía a un pequeño y frágil niño que no alcanzaba la mitad de su altura. El hecho de que un pequeño incluso llegase a tomar el encargo sin aptitudes de combate, hacía mucho más obligatorio su participación con tal de impedir alguna tragedia. Pero no era el cibernético tan solo el que se había movido por la noble causa de no volver a permitir una tragedia más en aquel pueblo; un hombre de porte robusto y con un hacha al aire libre, era el líder de los aldeanos. Extrañamente, esbozó una sonrisa hacia el cibernético y probablemente, al infante que lo acompañaba para la participación de la cacería. Bajo un señalamiento un tanto rápido como las órdenes que dio al robot, a Sajin se le había encomendado de una forma un tanto breve y simple el cumplir con la tarea de instruir a los aldeanos a el combate.

Si bien algo que diferenciaba claramente a los campesinos de la máquina era que este último había nacido, literalmente, para manejar una espada. En cambio, bajo la pacífica y cómoda vida en las aldeas, estaba claro lo distante que estaban las manos de los aldeanos de portar un arma de forma adecuada. Por primera vez tenía la oportunidad de ser un maestro, pese a sus fallos, se sentía honrado, pero a su vez inseguro de que su inusual filosofía llegase a captarse por sus aprendices. Su perro, a base de ladridos, guío a la máquina donde comenzaban a reunirse gente en el poblado para la tarea de ser amaestrados en el combate por el cibernético, que, sin lugar a dudas, debería cumplir su cargo como justamente le habían encomendado. La multitud estaba reunida en un círculo un tanto lleno, no era de esperarse de un poblado inhóspito al lado de frondosos y húmedos bosques lejos del contacto con otros poblados. Estaba claro que la bestia no había permitido del todo las relaciones sociales del pueblo con los demás y mucho menos, a los forasteros.

— Me presento. —Amortiguó en el silencio del círculo la máquina tras su llegada.— Soy Sajin.

El robot no alzo su mano bajo algún afable gesto de saludos a sus aprendices, tan solo estrecho su palma al negro mango de su sable que escapó repentinamente de su mango. El rugido del metal de su espada fue notorio y, como consecuencia, un sujeto del público se presento cara a cara con el cibernético a una distancia aceptable debido al filo de la espada del robot. El sospechoso aprendiz que tenía por delante el cibernético cargaba un hacha de guerra, el metal de su arma lucía bastante joven frente al del robot. Dejándose del duelo de miradas mutuo entre ambos, el sujeto encaró el primer diálogo.

— Soy Jack, ¿nuestro alcalde te ha traído aquí para que nos enseñes no es así? —Comentó con un tono reprochable.— No estamos acostumbrados a que lleguen mercenarios luego del tiempo que pasamos esperándolos bajo el miedo que alguno de nuestros pequeños cayese en las fauces de una bestia. —Apretó el mango de su hacha.— ¿Qué tal si nos enseñas, mercenario?

— Bien. —Asintió Sajin, ignorando la mirada de disconformidad del sujeto conocido como Jack.

Viendo a la multitud, tan solo podía notar las miradas confundidas y desesperadas de los que habían optado por defender su pueblo. Viejos, jóvenes e incluso mujeres, no tan numerosas como los hombres, estaban de pie para querer proteger a sus familias de las garras de la bestia. Lo entendía, la búsqueda exasperada por mantener su paz tenían que hacerlo bajo la sangre derramada a base del combate, siempre había sido así. Pero el significado de ello se había distorsionado, ahora tan solo por cosas tan impuras y temporales como lo era el oro.

— Las espadas, o en vuestro caso, Jack, las hachas, son extensiones de nuestros ideales. Un guerrero no nace a base de ser salvaje y fiero en combate, aquellas personas son tan solo más bajas que los propios animales. Un verdadero guerrero es aquel que domina su fiereza a base del acero de su arma y domina su ética como todo noble, ve lo correcto e incorrecto por sí mismo. Es el deber y el honor en el sentido de aceptación social que infunden en un guerrero para cumplir su cruzada.

Viendo como sus aprendices tenían cierto aire de interés pero en sí sus miradas notaban aún confusión, parecía que las palabras usadas por el robot no eran muy usadas en un pueblo tan alejado de la sociedad moderna. Probablemente era notable que su labia se asemejaba más a la de un erudito que la de un guerrero, pero lo que dijo tan solo era una explicación a base de su propio concepto que significaba el hecho de ser un guerrero. Sus aprendices pronto tomarían su propio camino, pero Jack, el representante entre la multitud, todavía seguía testarudo bajo la idea del cibernético enseñándole al grupo.

— Eso es una tontería. —Jack puso sus quejas contra Sajin.— Se usar mi hacha perfectamente como la de un guerrero, después de todo, soy un leñador. Mi hacha es como mi brazo y te la voy a demostrar, ¡no le crean, solo quiere verse inteligente!

— Bien. —Contestó.— Daré un ejemplo con Jack, tendréis que pronto tomar práctica de los conocimientos manejados en el dominio de mi arma, ¿entendido?

Con ira de la indiferencia del robot por el disgusto de sus quejas, Jack había arremetido contra el con sus dientes mordiendo incesantemente con furia su labio inferior. Al igual que un toro trato de embestirlo a base de un movimiento torpe, pero veloz, de su hacha. A una rapidez considerable y mucho más manejada que la del leñador, Sajin puso en horizontal su espada agarrada entre ambas manos a la altura de su garganta, agachando su rostro. Sus ojos parecían ser la mirada del sable; repentinamente su cuerpo dio un movimiento de lado al hachazo que daba Jack al aire y dio una estocada incompleta sobre el pecho de este.

— Vuestro primer fallo es que atacaste a un hombre armado y lo subestimaste con el deseo inconsciente de dar un golpe contundente a tu enemigo. Con eso, fácilmente hubiese podido darte un espacio para que cortases al aire y yo arremeter contra tu pecho de una manera muy sencilla. Mientras que te enseño, puedes sentir el filo de la espada amenazando con poder atravesarte el pecho. ¿No es así?

Temeroso, Jack dio unas palabras en tono bajo.

— Sí...

— Bien. —Contestó el robot, alejo su filo del pecho de su aprendiz y dio una serie de movimientos bajo la posición en la que estaba. Los aldeanos, a base de intuición, trataban de copiar la forma de bloqueo y prevención que el cibernético demostraba y su forma de estocar.

— ¿Ahora qué? —Preguntó uno de los aldeanos.

— Habéis aprendido el primer movimiento de un arma. Un arma tiene dos movimientos: corte y estocada. Habéis aprendido como estocar, pero no con toda arma podréis hacerlo como lo haría el maleable filo de una espada. Cuando corta con otras armas, aplastas. Cuando cortas con dagas y espadas, dibujas. El corte es un movimiento que nace a base de vuestra creatividad, no como la estocada, cuyo método principal es tan solo el golpe contundente y directo, no trae juegos como trata de darnos los tajos.

— ¿Y cuál es la mejor arma? —Escapó otra pregunta de su público.

— El cerebro. —Contestó Sajin.— Eso nos diferencia de la bestia. Ahora quiero que prestéis atención de estos movimientos que daré. Mi complexión esta hecha para el combate, así que voy a ser veloz. Deben de seguirme a base de su vista y copiarlo, para luego crear a base de su imaginación. Si no pueden seguirme, entonces no existe el camino del guerrero en ustedes.

— ¿Existe un Camino en los guerreros? —Preguntó Jack, un tanto confundido pero a su vez sorprendido.

— El Camino que sigo es la ética sin perder sus valores morales en la guerra. La fiereza, el salvajismo y la sed de sangre pocas veces son controladas por guerreros y mercenarios, porque olvidan que su arma es aquella extensión en donde encierras tu demonio interior. —Paró por unos segundos, recordando a Jinsa.— Esto no es sólo una práctica, será vuestra prescripción si aceptáis ser un guerrero noble.

Un tanto confundidos, se entendía perfectamente que los aldeanos no fuesen expertos en la filosofía. El robot se encerró en silencio, con una paz corriendo por sus venas. A base de movimientos simultáneos y cada uno diferente al otro, daba creativos y veloces tajos, bloqueos y alguna que otra estocada para la prescripción de la explicación anterior. Haciendo lo mejor que podían, a base de armas de madera a diferencia de Jack, se apegaban a su entrenamiento intensamente.

**Tyr** Dom Oct 25 2015, 22:40

El miembro 'Sajin' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses

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Demian Dom Oct 25 2015, 23:16

Ser llamado un recurso valioso no era algo a lo que Demian estuviera acostumbrado. Sí, sabía que era bueno en lo que hacía, pero la reacción común de las personas variaba desde "piérdete mocoso harapiento" hasta "¡Qué horror!, alguien llame a la guardia", dependiendo de qué tipo de acciones le vieran (o no le vieran) realizar.

—Para ser precisos "querer" no es el verbo que yo usaría —dijo rascándose la cabeza— , más bien diría que me parece una buena idea.

Caminaron entonces un trecho, escuchando Demian algo sobre el plan. En principio le sonaba muy básico, demasiado, para una amenaza sobre la cual ni siquiera parecían saber mucho. Lo que planeaba el alcalde sonaba bien contra un ejército, pero aquí al parecer se hablaba de magia y asuntos oscuros, de algún tipo de entidad sapiente y suficientemente astuta para mantener un pueblo a su servicio por años.

—Verá, alcalde —comenzó Demian a explicar— , no sabemos de qué se trata lo que sea que vayamos a enfrentar, pero algo me dice que no sssacaremos nada con asustarlo. Si yo fuera una criatura malvada y oscura y veo que me esperan con una empalizada y guerreros es calcular si son suficientes o no, si lo son, pues voy por otro lado o ata-taaco en otra ocasión, cuando crean que ya no estoy, en cambio, si veo que no son suficientes, los mato a todos, de cualquier mo-modo, tendría la ventaja de la sorp-rpresa.

Demian extendió su mano y mostró una reproducción ilusoria de los límites y estructuras principales del pueblo, procurando ser lo más fiel a la realidad que podía, aunque no podía ser 100% a escala.

—Lo que yo haría sería tenderle una trampa. Esa cosa debe suponer que le tenemos miedo, lo ha visto año a año. Si yo me ofrezco de sacrifico —de pronto ya no sonaba tan buena la idea, pero la lógica le decía que era lo mejor— y vosotros le abrís le dejáis pa-pasar, lo tendremos justo en donde le queremos, encerrado y sin posibilidad de escapar. Entonces nosotros tendríamos el factor sorpresa.

Mostró en su reproducción ilusoria una puerta abierta y una sombra entrando, además de numerosos hombrecitos escondidos detrás de murallas y dentro de edificios. Una red enorme estaba dispuesta en la entrada principal el lugar donde esperaría Demian, lista para caer sobre lo que fuera que allí apareciese. Arqueros apostados en los techos harían de la cosa un alfiletero, mientras la infantería cargaría luego para acabarla.

—Prep-paremos una trampa. Hagamos a esa cosa creer que somos los mismos temerosos de siempre... y sobre los ni-n-niños... sólo júntenlos y protéjanlos, no sacamos mucho con tratar de enseñarles a pe-pelear, si la cosa llega a ellos querrá decir que ya fallamos.

Luego de hablar con el alcalde, Demian se encaminó hacia el lugar donde planeaba tener lista una trampa. Procuró que fuera un espacio amplio y de muy pocas vías de acceso, de modo que la cosa no tuviera para dónde escapar. Consiguió, enarbolando la autoridad del alcalde, que unos aldeanos prepararan una red resistente en un techo, reforzando los bordes con bolas de acero para darle peso. Una serie de lanzas estarían preparadas para ser lanzadas en conjunto. Calculó también el rango de tiro de los arqueros y estimó los mejores techos para tener un campo limpio y blanco fácil, marcando allí con unas pequeñas banderas para que supieran dónde estar. Se aseguró de dejar un orificio en la pared en el lugar donde estaría, el que estaría tapado por un armario sin pared trasera, de modo de ocultar la salida. Eso le serviría de escape si las cosas iban mal. Por otro lado, se aseguró que el escape quedará cuidado y protegido en el remoto caso de que la cosa pudiera adivinar su plan y llegar por ese lado.

Ya dispuesto el terreno ideal y como aún tenía tiempo, pidió a los aldeanos una serie de hierbas para fabricar la mayor cantidad de veneno posible, lo que hizo en una olla que puso a hervir con aceite, de modo que las esencias quedaran adheridas con facilidad a armas y no se evaporaran. Este veneno lo pasó a uno de los hombres que estaría a cargo de la defensa.

—Usad esto en las puntas de las flechas, si esa cosa tiene sangre, no importa cuan resistente sea, no podrá con tantas dosis de veneno.

Reservó un poco del veneno para ponerlo en las puntas de las lanzas que irían con la red, en caso de que las flechas no fueran suficiente.

Era su propio cuello el que iba a correr peligro, no iba a tomarse las cosas a la ligera.

Como punto final, preparó una dosis de antídoto al veneno, la que tendría para beber cuando las cosas se pusieran feas, en caso de que el fuego aliado, por algún motivo, le llegara a alcanzar.

Ya terminado todo ello se sentó a descansar, había usado su cerebro intensamente y quería estar fresco, aunque aún descansando seguía sopesando variables, simulaciones de hechos, ángulos de disparo, todo lo que fuera relevante para el combate. No pretendía dejar cabo suelto alguno.

Off: Demian ha usado su habilidad pasiva de Trampas y Venenos de dos formas distintas, tanto para preparar la trampa como para fabricar veneno y antídoto. Ha sido una tarde productiva.

**Fehu** Lun Oct 26 2015, 15:17

Aspel fumó de su pipa mientras escuchaba las palabras del muchacho que, horas después, estaría dispuesto a ser usado como cebo para atraer a la bestia. – No andas desencaminado, muchacho – Dijo cuanto Demian acabó de hablar, mientras perdía la vista en un punto indeterminado de la pared que tenía frente a él – Acércate Thomas – Su ayudante avanzó un par de pasos demostrando que e había enterado de que lo habían llamado – ¿Qué tal van las defensas? – Preguntó el alcalde dando otra larga calada – Las empalizadas y las torres están acabadas, pero… - Antes de que Thomas pudiese acabar la frase el alcalde le hizo un gesto para que dejase de hablar y se levantó de su asiento - Perfecto, es suficiente – Aurelio avanzó un par de pasos hasta la ventana más próxima y se quedó contemplando durante unos instantes el pequeño pueblo que estaba a cargo de dirigir – …Haremos caso al brujo – Afirmó decidido después de unos largos minutos de reflexión – Qué todos los que estaban trabajando en las defensas se centren en aprender cómo usar un arco, aún tenemos un par de horas hasta el anochecer – El alcalde dio un largo suspiro y se giró hacia el niño que seguía en el ayuntamiento – Tienes hasta el anochecer para hacer lo que desees joven brujo, cuando llegue la hora reúnete conmigo en la plaza y ultimaremos los detalles. – Concluyó antes de ver como el muchacho abandonaba el ayuntamiento.

-Es un buen chico – Thomas que siguiendo los pasos del brujo estaba a punto de abandonar el edificio se paró al oír estas palabras – Sí… no dudo que lo sea… - Contestó el secretario colocándose las gafas correctamente - ¿Pero no crees que es muy…? – Aspel volvió a sentarse en su escritorio - Lo hará bien Thomas… tranquilo. - El alcalde comenzó a dibujar sobre el plano que tenía encima de la mesa los nuevos datos que había aportado el muchacho –… No podemos dejar que le pase nada, asegúrate de ello, puede que sea un brujo, pero sigue siendo un niño – Dijo Aurelio antes de que su ayudante finalmente abandonase el ayuntamiento.

De forma lenta pero constante, las horas se sucedieron una tras otra y pronto el sol se convirtió en una tenue bola anaranjada que indicaba que se les acababa el tiempo. Aspel se pasó la mano por el pelo, suspirando y abandonó la cálida seguridad que su despacho ofrecía para encaminarse a la plaza, dónde todos aguardaban.

Allí estaban todos, los mercenarios, los voluntarios y Thomas, Aspel frunció el ceño y cruzándose de brazos indicó a Thomas y a los dos mercenarios que se acercasen.

-Sajin – Dijo colocando una de sus enormes manos en el hombro del Cibernético, realmente nunca se había presentado, pero entre los vecino del pueblo corría el rumor que un experimentado general de Lunargenta se había ofrecido a ayudarles, y se decía que este respondía de nombre Sajin, a Aspel no le costó mucho adivinar que se trataba del mercenario – No sé qué le has dicho a los hombres que has entrenado, pero te tienen en mucha estima, sobre todo Jack… - El alcalde se atusó la barba y sonrió - Por eso tu liderarás el segundo grupo de ellos, os esconderéis justo tras Demian. – Se giró hacia el chico y señaló la casa más grande que se encontraba al fondo de la plaza – Y cuando este os de la señal saldréis en su ayuda.

- Pequeño brujo – El alcalde se agachó ahora junto a Demian y le sonrió – No pareces ser el tipo de persona que se echa atrás en estas situaciones, así que no te voy a decir que aún puedes hacerlo – Le dijo – Pero te cubrimos las espaldas – Afirmó.- Los arqueros se esconderán en los pisos superiores y los tejados de las casas circundantes que has señalado, ya han recibido el… veneno que has preparado – Esto último lo dijo sin estar muy convencido del todo, aquel muchacho era una caja de sorpresas – Dispararan a tu señal – Asintió con la cabeza y se levantó – Por último, mi grupo estará oculto en aquellas dos casas – Aurelio señaló ahora los dos hogares que estaban justo a la entrada de la plaza – Nos ocuparemos que la bestia no escape cuando se vea atrapada.

-¿Alguna objeción?

El licántropo esperó durante varios segundos a que alguien dijese algo, nadie lo hizo.

-Perfecto entonces, poneos todos en posición. – Dijo volteándose y mirando hacia el firmamento, dónde ya se podían empezar a apreciar las primeras estrellas de la noche – Cuando nos necesites, crea una luz, y acudiremos en tu ayuda.

***

No muy lejos del pueblo, en el bosque, un individuo ataviado con una larga túnica del color de la noche miraba las últimas luces de la aldea desde la distancia - Creo... que este año enviaré a Furia... sí, ya va siendo hora de su iniciación. - Después de decir aquellas palabra en voz alta, sonrió, y se perdió en la espesura.

_________________________________________

Sajin, puede que no hayas tenido los mejores alumnos disponibles, pero tus palabras les han convencido de que eres un buen líder e instructor, aunque los granjeros siguen sin ser dignos guerreros, les has convertido en una tropa competente que obedecerá tus ordenes sin dudarlo.
Demian, tus ideas han hecho que tengáis más voluntarios adiestrados y que los arqueros a su vez, sean capaz de disparar con mejor precisión. Todas las flechas disparadas por los arqueros estarán ungidas en veneno gracias a ti, así como cuentas con vía de escape en caso de que las cosas no salgan como lo planeado. La trampa que has fabricado esta lista para ser usada.
Tan pronto como las últimas luces del pueblo se apaguen notareis como algo emerge de las sombras y lentamente entra en la plaza, como habíais anticipado. Este ser será similar a un licántropo, pero superando a uno de estos varias veces en tamaño, fiereza y fuerza.

Sajin Mar Oct 27 2015, 00:30

Sus estudiantes eran algo torpes, no conocían exactamente mucho las palabras que el cibernético usaba en su vocabulario tan diverso que le daba el aspecto de erudito entre sus aprendices. Era bastante claro que una aldea fuera de las ciudades importantes no iba a ser una sede de conocimiento y mucho menos aún repartir este de una forma un tanto avanzada como lo hacía el cibernético, pero era imposible para un ser que pensaba diez veces más rápido que un hombre común adaptarse a la mente de uno. Si bien carecían de la experiencia que el cibernético había forjado durante años, tenían la fortaleza en el espíritu dado gracias a la inspiración del honor y la valentía que el cibernético forjo en el ánimo de los aldeanos dispuestos a defender a su pueblo y a sus familias.

— Habéis hecho bien. —El cibernético miro a su grupo de hombres descansando entre una de las mesas de la plaza, habían dejado sus hachas y espadas en la mesa mientras que descansaban con unas cuantas copas de ron. — ¿Os sentís listos para encargarse de la bestia? ¿no es así? el arte de usar un arma, sobretodo la espada, no es un camino fácil.

— ¡Lidere al grupo, mentor! —Uno de los hombres levantó su jarra en señal de estimación al cibernético. Otros más habían apoyado al aldeano con sus jarras en alto para demostrar su ánimo como los antiguos vikingos, se sentían listos bajo la falacia de que estaban convertidos en guerreros en ese breve pero duro entrenamiento que les dio el cibernético.

— Vuestro líder Aurelio dará las órdenes. —Contestó, una forma un tanto cruda de su lado artificial.— Si no estoy, traten de guiarse por sí mismos. Deben de recordar que no es un entrenamiento, el enemigo no se va a quedar quieto y además, no va a tener piedad. Pero por suerte, sus armas no serán de madera, si no de acero.

Escuchó los ladridos de su perro llegar por la plaza y giró hacia el sendero que conducía al pequeño ayuntamiento del pueblo. Vio a su perro llegar correteando de una forma un tanto intrépida y quedar bajo sus pies, dejando entre estos una ofrenda. El animal había colocado un pichón asesinado, la sangre fresca y el aspecto del animal parecían indicar que correteo por los céspedes del ayuntamiento y escapó durante un tiempo por los bosques. No era algo que le preocupase mucho, pero parecía indicar que a pesar de la preparación de cada uno de sus alumnos, aún había tiempo de sobra como para huir o planear algo antes de la emboscada a la bestia. Vio venir por el camino en el que Sardinas había llegado a Aurelio, cuya barba y hacha eran lo que más destacaban en él. No había hombre en la aldea que luciese un aspecto tan robusto que solo podía conseguirse en el combate.

Aurelio pedía una tarea un tanto complicada para el cibernético y era el hecho de liderar a los hombres. Si bien mostraban un cerebro muy fácil de manipular y ya comprensivos y deseosos de ser liderados por un guerrero experimentado como Sajin para sus perspectivas, sentía la inseguridad de que si no podía controlar a su demonio interno como les había prometido en su entrenamiento, podría hacerlo con ellos. Tal vez por eso, estaba totalmente confundido si en verdad había creado un grupo de guerreros o de bravucones a base de esas promesas de honor y lealtad.

— Lo intentaré, estimado Auriel. —Sajin dio una corta reverencia mientras sostenía el mango de su espada, de la que justamente guardo de una manera un tanto rápida al momento de reincorporarse completamente. — Habéis escuchado, os lideraré.

Escuchaba la conversación que mantenían sus alumnos mientras que se daban de buen lujo, podrían morir, así que no era tan malo que disfrutasen un poco de la vida. Aunque eran algunos los que mantenían cordura y una postura dura e inamovible a aquellos hábitos, tan solo movidas por el hecho de salvar a su gente. Se percató del niño que serviría como su compañero y señuelo en la situación, del que debería de cubrir sus espaldas tras la aparición del monstruo. Tras el momento de hablarle Aurelio, Sajin trato de ser un tanto amistoso con el frágil y extremadamente pequeño niño.

— Niño, me he percatado de que estáis siendo un tanto... estimado en la misión. Se siente útil que seas el señuelo, pero mi código me exige que debas de ser protegido a una costa mayor. Eres una vida joven, valdría la pena que te mantenga con vida por el papel que vas a desempeñar, sea o no a costa de un mayor daño.

Demian Mar Oct 27 2015, 01:50

A pesar de la preocupación, Demian no tomó mucho en cuenta los halagos y palabras de buena voluntad del alcalde, aunque se obligó a sí mismo a contestar con una pequeña sonrisa. Su mente estaba ocupada, tratando de calcular todas las posibles variables.

Aunque la intervención de Sajin le llamó la atención y se detuvo unos instantes.

—Eres una de esas co-cosas traídas por los invasores, ¿no?... he leído sobre vosotros, s-se dice que sois muy buenos siguiendo órdenes, ¿no? —contesta mirándole con curiosidad— , pues si es as-s-sí, tu misión será q-que no me pase nada malo, aún a costa de tu v-vida, ¿vale?... creo que t-te llamaré Tuercas, a mi amigo Chim-mar le gustaría.

Dicho esto, tomó prestado un trozo de papel amplio y una pluma y los dispuso sobre una mesa, trazando los planos de lo que sería su plan. Debía haber aún algún cabo suelto, debía estar seguro de que todo iba a funcionar. Se dirigió entonces a uno de los soldados.

—Prepa-paren una empalizada, pero móvil, c-como paneles de madera que puedan transportar, con lanzas, puntas, veneno, todo lo que encu-cuentren —indicó— . Una vez que la cosa esté en este punto —mostró un lugar en su diagrama, representando el lugar amplio en donde arrojarían flechas— cierren los accesos con la empalizada.

Siguió repasando el plan, absorto en sus pensamientos, hasta que encontró un punto que había dejado flaco. Recurrió a los aldeanos para pedir grasa, abundante grasa en forma de manteca, la que esparció por sobre unos trozos de género que formó en pelotas. Dispuso de estas pelotas en distintos puntos de la casa desde la que esperaba huir de ser necesario. Si la situación lo ameritaba, podría incendiarla casi en un abrir y cerrar de ojos.

Satisfecho con las preparaciones, se dirigió al lugar de la trampa, tratando de relajarse para esperar el anochecer. Para hacerlo de manera más efectiva, asumió la posición de la flor de loto, como tantas veces le había enseñado su maestro, y se dispuso a poner su mente en blanco y meditar. Así el tiempo fluyó, la mente de Demian se tranquilizó y su mana se sintió libre y listo para ser usado en su interior. Todo estaba en orden, todo en su máximo potencial.

Al abrir los ojos la oscuridad ya estaba presente en el poblado y un silencio sepulcral anunciaba la tensión que se podía sentir en el aire. Demian aprovechó de untar sus propias armas en veneno al saber que se avecinaba el momento de la verdad. Ciertamente no le pillarían desarmado.

De pronto una figura se hizo presente, una figura enorme. Demian esperó al interior de la estructura, mientras esa especie de licántropo avanzaba por la plaza. Tomó nota de su posición, calculando la distancia. Cada punto de la plaza parecía estar dibujado en su cabeza, por lo que contó, 3, 2, 1...

Una luz emergió de un costado, gracias a la magia de Demian, aunque procuró no mostrar que era él quien la llevaba a cabo manteniendo sus manos ocultas tras madera. La luz fue a posarse directamente sobre la criatura, sirviendo de señal para que los hombres dieran comienzo a la emboscada.

**Fehu** Mar Oct 27 2015, 15:48

Cuando la tenue luz alumbró a la bestia que acababa de irrumpir en la plaza, algunas flechas surcaron el aire en dirección a esta, y aunque las primeras podían ser contadas con los dedos de una mano, pronto las dos o tres flechas que volaban en dirección al monstruo se convirtieron en un centenar.

Lamentablemente, la puntería de los tiradores, aun habiendo entrenado efusivamente para ese momento, dejaba mucho que desear, por lo que la mayoría de las flechas no impactaron en el blanco, sí que lo hicieron sin embargo varias de ellas, que se clavaron en el lomo de aquel licántropo sobredimensionado; el cual aulló dolorido y clavo su mirada en Demian.

Quizás porque los hombres de Aurelio ya habían abandonado su escondite y con ayuda de las empalizadas móviles impedirían que el monstruo escapase por dónde había llegado, este no pensó siquiera en retirarse, aullando tan fuerte como pudo la bestia empezó a correr en dirección al pequeño brujo que había aceptado ofrecerse como carnaza, dispuesto a acabar el trabajo por el que estaba allí.

Sabía lo que debía de hacer instintivamente, debía atrapar o matar al niño, aunque la vida le fuese en ello, esa era su función.

***

Oculto entre las sombras, el misterioso encapuchado contempló, desde una distancia prudente en mitad del bosque, como alguna de las luces del pueblo comenzaban a encenderse. Con curiosidad, siguió contemplando esto mientras se acariciaba la barbilla, la única parte de su rostro dónde contaba con bello facial.

- …Interesante, parece que finalmente han encontrado las agallas necesarias… - Dijo cuando oyó el aullido de dolor de Furia – … Sable, León – Dijo autoritario– Id a ayudar a vuestro hermano.

Justo tras él, notó como los árboles y las plantas se movían frenéticamente durante unos instantes para enseguida volver a quedarse inmóviles.

-Me temo que tendré que seleccionar otro lugar para conseguir más especímenes… ¿Quizás Lunargenta? – El encapuchado volvió a esbozar la misma sonrisa que tenía cuando ordenó a Furia atacar y después de echar un último vistazo a la pequeña aldea de Grey, se internó en la noche.

_________________________________________

Las trampas y la emboscada han funcionado y habéis conseguido pillar desprevenida a la bestia, tenéis ventaja. No obstante, esto ha hecho al asaltante caer presa de una furia ciega y no parara hasta acabar con Demian, aun cuando su vida esta en peligro.
Otras dos bestias van en dirección a la aldea dispuestas a destruirlo todo, irrumpirán en escena y comenzarán a matar a todo lo que se ponga frente a ellos.
En el siguiente turno ambos lanzareis la voluntad de los dioses para desvelar vuestra suerte.

Sajin Mar Oct 27 2015, 23:34

La respuesta del pequeño del que tras las palabras del alcalde había escuchado que se llamaba Demian daba mucho rasgo de inocencia y de debilidad por su tartamudez a la hora de hablarle al cibernético. Tal vez se sentía inseguro, se entendía, un niño ser ofrecido como carnada con esa timidez y tamaño debía de estar lo suficientemente asustado, pero tal vez el miedo parecía ser el punto clave para su rápida capacidad para formar los planes para la emboscada a la criatura. Sajin, acatando el hecho de que el pequeño había pedido que lo protegiese a costa de su vida, no podía negarse al hecho de ayudar a semejante pequeño frente a las dentelladas de la bestia que, como bien se esperaba, saldría a la luz de la luna para tratar de arrebatar la vida de los que pudiera.

El pequeño había detallado el plan a una aparente perfección a pesar de sus problemas de habla, que daban mucho que desear para poder explicarse de una forma exacta como la situación lo requería. No era bueno presionarlo, pero tampoco veía útil el hecho de poner a un niño tan pequeño a encargarse de estrategias militares y aún peor, al tanto de los venenos de las flechas. Era reprochable, pero tenía por seguro que sería mucho más reprochable si fallase en proteger al niño de las manos de la criatura, Aurelio debía tener un as bajo la manga como para permitir que Demian hiciese la estructura de las estrategias que iban a usar para arremeter contra el lobo. Mientras que su grupo comenzaba a ir a prepararse colocando sus armas y armaduras, muchos comenzaban a preferir el hecho de tomar una espada para poder emplear las hazañas de su maestro. Consideraban que mucho más maleabilidad como les enseñó sería un tanto eficaz, aunque otros como Jack, preferían ir a la antigua.

Ninguno tuvo el valor como para ir sin un escudo en mano, excepto el cibernético, que ya había estado lo suficientemente acostumbrado como para guiarse de un escudo en la batalla. No temía de que la hoja de su espada fuese a ser destruida por los dientes de una bestia que, un tanto grande, no se diferenciaba del resto de los lobos tanto como parecía. Pero tras la preparación, la noche cayó tan rápido como se había planeado cada jugada para la táctica. Ocultos tras una de las estructuras elaboradas por los carpinteros, veían como el pequeño recubierto en una de ellas dio las señales a los arqueros para la jugada, su grupo ya empezaba a tener las ansias de ir contra la bestia, estaban un tanto emocionados por vengar a niños caídos por sus garras.

— Aún no. —Contestó, mientras veía como las flechas rotundamente la mayoría no llegaba a dar contra la espalda de la criatura, quizás se habían confundido con los faros o las antorchas o tal vez, solo era la suerte del evasivo animal. Pero no duro tanto esa tan esperada suerte del animal bajo la luz de la noche, varias flechas se habían enmarcado sobre la espalda del animal que avisaron su eficacia a base de los aullidos de dolor que el animal emitía por culpa de estas.

El animal estaba instintivamente deseoso por vengar su espalda y por lo tanto, estaba bajo la decisión definitiva de dar caza al niño que tenía por delante. Sajin miró tras el rabillo del ojo detrás de la estructura que yacía tras el niño oculto en la empalizada, percatándose de una forma un tanto analítica y precavida mucho antes de dar su aparición con el resto de sus hombres.

— Es un tanto extraño. —Murmuraba a sus hombres, inseguro.— Los lobos son criaturas sociables, a pesar de su tamaño, sigue siendo un lobo más y no carece de alguna inteligencia innatural como un licántropo normal. Cuando saben que son criaturas fáciles de cazar, el lobo alfa suele enviar a alguno de sus lacayos a la hora de cazar, pero cuando se trata de un peligro contundente para el miembro de su manada, los lobos deciden ir a su rescate como una hermandad... algo me dice que, por los aullidos de dolor de la bestia, esta tratando de llamar a base de su agonía a algún aliado.

Un tanto callado para planificar exactamente las cosas, decidió dar el último murmullo a su grupo para iniciar la jugada luego de que Aurelio y sus hombres se pusiesen manos a la obra con la empalizadas móviles para evitar el escape del lobo.

— Dividiros en los costados del lobo como una muralla de soporte a base de sus escudos. Yo iré al frente y finalizaré con el lobo, traten de vigilar los puntos vulnerables en las empalizadas que bloquean la salida del lobo.

Sus hombres acataron y se dividieron izquierda a derecha del lobo como si tratasen de protegerlo, mientras que su líder dio un intrépido salto por delante a un tanto baja empalizada que servía como una pobre defensa al señuelo, Demian, que estaba justamente por ser protegido por el cibernético. Tras aquel salto, notando cara a cara a la bestia más de la que ninguno de sus hombres había podido notar, los ojos de un tono sanguinario del lobo lo veían, decisivos a matar. Su espada descendía poco a poco con el cuerpo del cibernético a la cabeza de la bestia, cara a cara, frente a frente, sin el escape que le prometía su salto que lo enviaría al lobo tras caer.

*Off: Sajin ha usado el Conocimiento Antiguo de Bestias para identificar un posible grupo de lobos como respuesta a los aullidos de dolor del animal.

**Tyr** Mar Oct 27 2015, 23:34

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Demian Miér Oct 28 2015, 08:05

Todo iba según lo planeado. Los arqueros no eran expertos, pero esto estaba en los cálculos, por algo había hecho suficiente veneno como para matar una manada de toros. Al final no era por la pérdida de sangre que esperaba terminar con la bestia, sino por un shock ante múltiples inyecciones de veneno. Horrenda forma de morir, por cierto, pero efectiva. Ya los soldados tendrían oportunidad de rematar a esa cosa una vez que cayera en convulsiones al suelo.

Pero por ahora debía seguir con vida y esa bestia le tenía ciertamente entre cejas. Al menos contaba con ventaja por tanto la posición como la situación de esa especie de licántropo gigante, quien claramente se encontraba herido. Su ruta de escape era clara, todo estaba en el plan. Se escondió por un instante para estar a cubierto de la empalizada y no ser visto de manera directa y utilizó su arte ilusorio.

Por la apariencia de esa cosa, no debía ser la vista su principal sentido, además de que era de noche, así que al fabricar su ilusión no puso tanto énfasis en la calidad visual, para ahorrar energía. De hecho ni siquiera le puso rostro, de todas maneras la ilusión iba a dar la espalda en todo momento a la bestia. En lo que sí se esforzó fue en que su ilusión desprendiera olor. Al final el arte de la ilusión no se basaba en la luz, sino en engañar la mente, por lo que podían usarse distintos sentidos.

La ilusión pretendía simularlo a él mismo, emprendiendo una carrera desenfrenada hacia la derecha, dando la espalda a la criatura. El destino era llegar a una muralla de piedras, donde esperaba que la bestia se sintiera triunfante al haberle acorralado, sin embargo sólo lograría encontrarse a sí misma entre la espada de los soldados de Sajin y la pared.

Hecho esto, procuró alejarse con una mezcla de sigilo y velocidad, intentando mantener la cobertura visual de la empalizada lo más posible, aunque en dirección a la izquierda, donde le esperaba la casa que tenía preparada como escape, esa casa grande en la que había hecho construir un escape oculto tras un armario y donde tenía paños con grasa para incendiar con facilidad.

Pero algo vino a cambiar el escenario. Oyó ruidos, rugidos, pasos pesados. Al menos dos bestias más llegaban de manera desenfrenada. Eso no estaba en los planes iniciales, pero eso no hizo mella en el muchacho. Por algo había exagerado en sus preparativos y aún tenía recursos bajo la manga. Si sus cálculos eran correctos, esas dos criaturas no le conocían y atacarían a cualquiera en el área. Por duro que sonara, había bastante carne de cañón en la plaza por los soldados, la mayoría de los cuales seguía completamente indemne. Por otro lado, aún tenía la trampa del techo de la casa preparada para el escape, allí esperaba una gruesa red y lanzas envenenadas. Si las flechas disparadas por inexpertos había podido penetrar esa piel, las lanzas seguro harían un daño considerable.

Entró en la casa, confiando en que los hombres desplegados en el techo sabrían cumplir con su deber si alguna de esas cosas se acercaba al lugar preparado.

**Tyr** Miér Oct 28 2015, 08:05

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**Fehu** Jue Oct 29 2015, 15:45

Aurelio sonrió al ver a la bestia herida, estaban teniendo menos bajas de lo esperado y las flechas bañadas en veneno parecían estar haciendo su trabajo, pues aunque poderosos, los movimientos del licántropo estaban siendo cada vez más y más erráticos.

El Cibernético demostrando que era un buen líder ordenó a sus hombres que rodearan al ser que corría en dirección al muchacho, quien por algún motivo, Aurelio no parecía terminar de identificar en todo aquel caos.

Hacia un rato que las flechas se habían detenido, el alcalde había ordenado expresamente a los arqueros que, en cuanto las tropas que iban a encarar al monstruo saliesen de sus escondites, dejasen de disparar. Probablemente una herida de flecha normal no habría sido nada de qué preocuparse, siempre y cuando impactase en una pierna o un brazo, pero ahora aquellas flechas eran mortales independientemente de dónde acertasen, si permitía a los arqueros disparar entre todo aquel caos probablemente ocasionarían ellos más bajas que el propio engendro al que se enfrentaban.

Y entonces, como salidas de la nada, otras dos bestias aparecieron.

Una de ellas irrumpió en la plaza atravesando una de las paredes de una de las muchas casas de madera que había en Grey, la mayoría de voluntarios se quedaron mirando varios segundos al licántropo recién llegado sin saber qué hacer, momento que aquella bestia aprovechó para acometer contra todo y todos los que tuviese delante.

La segunda apareció por los tejados, dando grandes saltos acabó con muchos de los arqueros presentes destrozándolos con sus afiladas garras, muchos murieron antes de que hubiesen podido saber que había pasado.

-¡No retrocedáis! – Gritó Aspel blandiendo su hacha mientras avanzaba en dirección al lobo desproporcionado que acababa de irrumpir en la plaza. - ¡Acabad con ellos! ¡Hemos entrenado para esto! – La voz del alcalde se alzó sobre los asustados pueblerinos, algunos de los cuales habían decidido retirarse - ¡No os atreváis a decepcionarme! ¡Arqueros! ¡Disparad a los recién llegados!

Mientras tanto, la primera de las bestias, agotada y entumecida a causa del veneno rastreó al joven brujo hasta el interior de una casa.

Estaba débil, sentía como se le iba la fuerza, todo a su alrededor comenzaba a estar muy oscuro, no solo las flechas envenenadas estaban haciéndole más lento y pesado, los “normales” a los que se había enfrentado estaban demostrando ser más duro de lo que parecían, más duro de lo que el maestro les había dicho.

A pesar de todo su instinto seguía instándole que matase al muchacho, su sangre se lo decía y aunque este había desaparecido y repacido momentáneamente, pudo seguirlo hasta una casa, dónde estaba seguro que le acorralaría, y le mataría.

_________________________________________

Sajin, gracias a tus ordenes, las tropas que comandas tropas confunden y hieren a la primera de las bestias, debilitandola consideramente. No obstante, los recién llegados causan pánico entre tus tropas, algunos de los cuales deciden que es mejor retirarse; quizás quieras poner orden antes de actuar.
Demian, has podido huir del centro de la plaza sin ningún rasguño, pero el primer licántropo te sigue los talones. A pesar de ello, el veneno se extiende rápido y no tardará mucho en caer muerto aún sin combatir. Con la única idea en mente de acabar contigo la bestia se dirige directamente hacia la trampa, en la cual caerá si decides activarla.
El estado de salud de los monstruos es el siguiente:
-Bestia número 1 : Herido de muerte.
-Bestia número 2 : Sano.
-Bestia número 3 : Sano.

Sajin Vie Oct 30 2015, 00:38

La bestia a pesar del grave estado que se encontraba había sido lo suficientemente rápida como para escapar de la caída del cibernético contra ella. Como un rayo negro cegado por la furia, se había dirigido al niño del que él y sus tropas no habían sido capaces de ubicar, parecía indicar que el niño había escapado por mero sentido común al tener una bestia furiosa con una sed de sangre insaciable como la tenía aquella criatura de la que si bien había escuchado, parecía haber sido heridas por las flechas que el niño había envenenado tras su brillante plan. A pesar de que no pudo eliminar con un contundente golpe en el cráneo con su espada a la bestia, sus tropas fueron lo suficientemente expertas como para poder hacerle frente y dañar a la bestia entre sus lados.

Tras su caída en la zona donde el lobo había sido acorralado hasta su repentino escape, se reincorporó en el círculo de sus tropas que yacían cubriendo cada lado del cibernético. Unos cuantos se apartaron para permitir el paso a su líder de los que dos estuvieron lado a lado con él y el resto los siguió entre filas de hombres armados de hachas, espadas y sobretodo, escudos, los cuales habían demostrado ser la principal fuente que los hacía un grupo defensivo frente a los otros que, liderados por el alcalde Aurelio, parecía haberles tocado la peor parte al igual que el niño. Preocupado, Sajin paró su avance por el terreno para inspeccionar algún rastro del niño, pero era en vano, solo encontraba sangre derramada del lobo por el lugar de una forma dispersa y difícil de rastrear el sendero que el animal tomo de una manera organizada.

— Mi líder debemos marchar. —Uno de los guardas se mostró inseguro de la actitud preocupada del cibernético en el pequeño de la que la bestia había puesto sus ojos definitivamente en él, con motivos no muy buenos.

— Sí. —Contestó, no se sentía cómodo en dejar atrás al niño que dijo que protegería a costa de su vida. Pero no podía pensar en la vida de uno solo para justificar la muerte de varios más. No solo era el pequeño Demian, habían familias humildes en el pueblo que también merecían ser salvados y sus compañeros, que merecían un hombre para comandarlos.

Escuchando los fieros rugidos cercanos a la plaza y los desgarradores llantos de agonía de los guardias, parecía indicar que los aullidos de dolor de la bestia habían resultado efectivos para llamar un aliado al rescate. Un aliado que, según los gritos, estaba con unas fuertes ganas de dar venganza a su hermano herido. Sus compañeros estaban paranoicos y un tanto inseguros, parecía que el miedo se había apoderado de ellos hasta el punto de que sus espadas y hachas comenzaban a temblar frenéticamente tras los feroces aullidos de las fieras.

— No temáis. —Alentaba la máquina a sus tropas.— Os enseñe a pelear, os ayude a combatir. Acabéis de notar por sus propios ojos como la bestia que tanto decían que era indestructible sangró frente a sus armas, frente a vuestra obra. La paz puede estar aquí y persistir, pero para eso debéis de proteger esos ideales por la paz de vuestro pueblo a partir de la guerra por el honor a sus familias. —Proseguía, se percataba del número de hombres que veían confiados a su líder.— Os demostré que sus armas son la extensión de vuestros ideales, por eso tiemblan, el miedo impide que cumpláis vuestros logros. No es el miedo que va a acabar con sus ideales, es la muerte y tras ese camino, tendremos paz de todas formas... así que den toda su vida en cada corte, cada estocada y cada bloqueo con el escudo que deis a las fauces de la bestia. Tal vez no sean guerreros, pero muchos tenéis una vida por delante que si bien no podrá vivir en paz, podrán vengarla a los que os han arrebatado su pacífica estancia.

Alzando sus armas, los guerreros se dispusieron de una forma altiva y con el ánimo preparado para honrar a su líder, familia y sobretodo, al mismo pueblo arrasado por los lobos. Señalando la dirección de los aullidos en uno de los perímetros de la plaza, todos sus guardias fueron directo hacia la posición de la bestia localizada. Mientras que, desde el techo, pudo ver como caía encubriendo su rostro en un manto rojizo la sangre de uno de los fallecidos arqueros. Una gran masa peluda estaba al tanto matando con sus garras a los arqueros en el tejado, con deleite y sin nada de compasión.

Bajó su vista en busca de algún objeto en el suelo, del que a su suerte pudo encontrar uno de los yelmos de acero de los caídos a base de los ataques de las bestias. Lanzó aquel casco tras levantar la vista, directamente hacia el animal en los tejados arrebatando la vida de los guardias en los techos con tal de distraerlo y que pusiese sus ojos en el cibernético, una maniobra un tanto suicida como el pequeño niño había hecho en aquel entonces con el primero del trío.

— Adelante. —Señaló con su espada a la bestia que había tratado de provocar.

Demian Vie Oct 30 2015, 02:11

Así como una fiera puede oler la sangre, Demian había sido entrenado para conocer muy bien el funcionamiento de los cuerpos humanos. Sus "juegos" de pequeño asesinando cachorritos y otros animales, por horribles que pareciesen, le habían enseñado además sobre las similitudes y semejanzas del funcionamiento de los mamíferos en sus últimos instantes. Demian sabía que esa cosa estaba muriendo, conocía los efectos del veneno, veía la sangre derramada, sólo debía aguantar un poco más.

Pronto fueron evidente dos cosas. Por un lado, que esa cosa intentaría dar todo para alcanzarle, y segundo, que la ilusión no había sido suficiente para confundirle e iba nuevamente a por él. El chico sonrió, disfrutaría verle morir, como una versión en tamaño familiar de sus macabros juegos del pasado. Pero antes tenía algo más que hacer.

—¡Tuercas! —gritó a todo pulmón— , te dejo la "sorpresa", seguro te sirve.

Inmediatamente luego de eso se adentró en la casa, la misma que tenía preparada para tener vía de escape. El animal cruzó la parte de la plaza donde estaba el área de tiro de la red y las trampas, pero no hubo señal de Demian para accionarla. A Tuercas podía serle más útil ahora que había una nueva amenaza. Una red enorme y lanzas envenenadas podían fácilmente acabar con una de esas cosas, por lo que había podido apreciar.

De vuelta en su seguridad, Demian tuvo un momento de nueva sonrisa al percatarse de un detalle. La casa olía intensamente a grasa, se había asegurado de llenarla con paños engrasados. El objetivo inicial era tener una manera rápida de incendiarla si se volvía necesario, pero acababa de darse cuenta que eso le proveería de un camuflaje adicional. Ese aroma seguro resultaba muy fuerte para un carnívoro, estimó, lo que le haría más difícil seguir otro.

De todas maneras, fuese como fuese, Demian se escabulló rápidamente hacia la habitación donde tenía su escape preparado. Entró al armario dispuesto para ello, cerrándolo por dentro con un grueso palo. Sabía que no sería muy difícil para la criatura romper esa barrera, pero al ver su estado, cada vez más débil, sabía que aún cosas que podían haber sido fáciles en su momento e irrelevantes, se hacían fuertes al sumarse a la serie de inconvenientes que debía enfrentar su enemigo. Una vez que oyó que la bestia estaba dentro cruzó por el túnel dispuesto, por supuesto, hecho para alguien pequeño como él, no una criatura enorme. Más inconvenientes.

Tras cruzar salió a una calle, donde estaba el pequeño grupo de soldados que había separado para cuidar la salida. Si por algún motivo el lobo llegaba a cruzar, sus cálculos decían que ya estaría muy agonizante y no le sería fácil luchar.

Sonrió, sosteniendo ambas dagas en sus manos, expectante de ver el final de la criatura. Confiaba en que Tuercas sabría hacer frente a los nuevos peligros, pero de todas maneras consideró que, una vez muerto el lobo, intentaría ir a ayudarle.

**Fehu** Dom Nov 01 2015, 20:10

Debido a que estos últimos días he estado algo indispuesto os dejo directamente las instrucciones, siento el retraso y la carencia de contenido en este post.

Instrucciones.

Los dos licántropos recién llegados siguen causando devastación en el centro de la plaza, hay muchos heridos, algunos muertos y Aurelio a su vez, ha sido herido, sin embargo, esto no ha hecho mella en el grupo comandado por el alcalde que logra herir al licantropo al cual se enfrenta.
Sajin, la mayor parte de tus tropas escuchan tus palabras y se quedan contigo, sin embargo algunos huyen de la batalla asustados. Mientras ves como la segunda de las bestias que esta en la plaza avanza hacia tus hombres dispuesto a matarlos a todos, el joven Demian te pide ayuda. No puedes ayudarles a ambos; Decide.
Demian, el licántropo herido de muerte se dirige hacia a ti, a paso lento pero constante. A pesar de la urgencia de la situación, los arqueros apostados en el tejado del edificio en el que te encuentras te darán el tiempo justo para idear un plan de acción contra cualquiera de los tres licántropos. Tienes solo un turno para idear dicho plan.
La situación de las bestias es la siguiente:
Bestia Numero 1: Herido de muerte
Bestia Número 2: Sano.
Bestia Número 3: Heridas moderadas.

Sajin Dom Nov 01 2015, 22:11

La mirada del lobo se fijo en él y sus hombres tras arrojar el casco contra la criatura, unos cuantos de sus soldados bajo el mero hecho de sobrevivir a base del miedo habían huido fuera del campo de batalla. Un acto que lamentarían, los hombres de honor como el cibernético tenían claras como eran las cosas en el campo de batalla y el hecho de que estos hubiesen subestimado a la primera bestia era una de las causas de que ahora, revuelta en ira y con dos aliados más para vengarla, eran una de las causas como para hacer fluir aún el miedo en ellos. Pero no todos se habían ido, aún quedaban gran parte de sus tropas siguiendo la moral heroica del guerrero. Los guerreros clavaron su mirada en la bestia, la cual se abalanzo al suelo para poder estar a la par en el desenlace sangriento que estaba por suceder. Pero no solo eran los hombres armados como blanco principal para aquella bestia que tenían enfrente, si no al el pequeño Demian devuelta con dos dagas ennegrecidas como la noche, su filo apenas llegaba a resplandecer gracias a la luz de la luna llena.

Tras escuchar lo que había dicho Demian fuera del peligro que tenían el cibernético y sus soldados con un lobo sano, respondió como si la criatura no estuviese en aquel momento pero con una crudeza común en un ser artificial.

— Entendido, joven Demian. —Dio una orden tras señalar el punto de ubicación a uno de sus soldados, el cual se dirigió hacia la casa de la que la criatura herida había escapado en busca del pequeño, que ahora parecía caminar mucho mas torpe y lento, pero sin parar siquiera un instante. — Soldado, necesito que vayáis a cubrir aquel flanco.

A pesar de su honor y valentía que era más notable en los caballeros, el cibernético no era ningún idiota. En ocasiones, solía ser tan escéptico e inteligente como su naturaleza artificial indicaba. La sorpresa del niño, como anteriormente había dado a gritos mucho antes de escapar de las garras de la bestia herida, parecían indicar un punto clave en la casa y que, si no podía salir ileso de ello junto con su grupo, al menos un sobreviviente podría usar lo que el pequeño dejo en aquella casa. Una trampa, eso parecía indicar la cuerda que colgaba en uno de los lados de la casa. El cibernético aún seguía mas al tanto de su soldado en aquella ubicación que por el lobo, una trampa podría resultar mucho más mortal y menos arriesgada.

— Soldado. —Señaló la cuerda al soldado posicionado entre la casa.— Vigile la cuerda hasta el momento indicado.

El lobo emitió un gruñido que alerto a la mayor parte de sus tropas y al cibernético incluido, la criatura se movía en círculos en el grupo de soldados y de vez en cuando giraba su hocico en dirección al sendero que habían tomado su herido compañero y el pequeño Demian. Era una criatura astuta, parecía tener en cuenta cual de ambos objetivos podrían resultarles mucho más fáciles de dar caza y llevarse sus vidas de una manera sencilla.

— Déjenme a la criatura a mi. —Comentó, trataba de proteger a su grupo más de lo que debía. Elevo su espada que había colocado a la altura de sus hombros de una forma horizontal, trataba de tener al tanto su pose defensiva mientras se movía lentamente junto con la criatura. Ambos estaban caminando paso a paso de una forma precavida, sus miradas parecían indicar una forma de intimidarse el uno al otro, del que resultaban ser en vano para el uno al otro. Tenían claro que uno saldría herido o, en el peor de los casos, muerto. Trato de analizar la situación, un momento de tensión como aquel era sumamente delicado como para terminar en un brusco y violento desenlace que probablemente dañase su número de soldados o hiciera peligrar su propia vida.

— Me sigue el paso, parece que sabe que si nos atacamos ahora uno de los dos podría caer con el ataque del otro, nos vemos muy cerca el uno al otro. —Pensaba la máquina tras su breve análisis, trataba de no perderse en deducciones.— Pero, hay un problema en la estratagema de la criatura. Desvía su mirada hacia el sendero donde fueron el lobo y el pequeño Demian. Quiere proteger a la criatura, como yo trato de proteger al niño. Esto es, un combate de ideales. Estos lobos trabajan en equipo al igual que los soldados en el campo, pero tenemos la ventaja de la trampa que el niño ha dejado. Necesitaré distraer al animal para que, en el momento adecuado, pueda caer en la trampa que el joven Demian implemento en la casa.

Para dejar a un lado la mímica entre movimientos del uno al otro, el cibernético puso su pie por delante y apuntó con su espada bajo una forma de estocada al lobo. Como señal de amenaza, trataba de dar a la bestia una apertura de su posición defensiva tras flexionar los brazos hacia delante, pero a su vez, el cibernético tenía una jugada planificada.

*Off: Sajin ha usado el Conocimiento Antiguo de Bestias para identificar el plan de la criatura.

Demian Dom Nov 01 2015, 22:55

La criatura aún parece tener fuerzas para seguir en la cacería, pero pronto caerá, de hecho debe ser presa de horribles sufrimientos en su agonía. Demian sentiría incluso lástima por ella... si Demian fuera capaz de tales sentimientos, claro. Esa victoria es ya segura, pero le está haciendo perder tiempo mientras nuevos enemigos se han sumado al asunto. Necesita librarse de esa molestia para estar tranquilo y pensar.

—Incendiad la casa la próxima vez que escuchéis ruido de una bestia al int-terior, manteneos cerc-ca, debe ser rápido —dice como orden final al grupo.

No tiene tiempo de explicar los detalles, pero sabe que la casa es una verdadera hoguera lista para arder cuando se necesite.

Toma la mano de uno de los soldados, el de más baja estatura que encuentra, y lo lleva a cubierto detrás de una muralla. La criatura no tardará en llegar, pero es hora de crear una distracción. Demian se quita rápidamente la capucha y la camisa y se los pasa al sujeto, un tipo de apariencia joven, quizás ni siquiera aún un adulto, que mira extrañado.

—N-necesito que te pongas esto y corras, sólo aléjate, lo m-más que puedas, pero que esa cosa te pueda seguir. No te m-matará, morirá pronto, pero no puedo perder más tiempo huyendo —le instruye.

Tras un momento de duda, el sujeto accede. Al fin y al cabo es evidente que la velocidad de esa cosa hace rato dejó de ser una amenaza. Se quita pone la capucha y, aunque la camisa le queda grande, se las ingenia para al menos entrar el cuello. Los pasos del lobo se sienten cercanos, muy cercanos... es hora de actuar.

Demian concentra su energía mágica y recurre a su ilusión de desaparición. Una nube de polvo parece rodearle, volviendo su cuerpo completamente invisible. La particularidad de esta potente ilusión es que enmascara cualquier aroma emitido por el usuario, de modo que el único con su olor en este momento es el soldado, que de espalda debe lucir parcialmente como él gracias a la ropa. El verdadero Demian se escabulle rápidamente de vuelta a la plaza. Sabe que su ilusión no durará mucho, pero se asegura de alejarse lo más posible de al amenaza que se cernía sobre su persona.

Entonces realiza un examen rápido de la situación. En la plaza Sajin y su grupo de soldados pelean contra una de las bestias. Ya le han causado daño y la llevan directo a la trampa preparada en los techos. Demian estima que si hacen uso adecuado de la trampa, la bestia debería morir fácilmente, sin embargo un segundo lobo se encuentra en los techos y parece dispuesto a ayudar a su amigo. Ese tercer lobo puede arruinar los planes si se le deja libre, debe sacarlo de la ecuación. Por suerte éste seguramente no sabe nada de la casa preparada, que de todas maneras hasta ahora no ha causado un daño específico.

Demian se escabulle en silencio, aprovechando los efectos de su ilusión de invisibilidad, hasta pararse justo detrás de la bestia, una vez que ésta baja de los techos, con unos tres metros de distancia. Saca uno de los afilados cuchillos que guarda en sus botas y vierte una generosa porción de veneno en su punta. Lo siguiente que realiza es lanzarle el arma apuntando a su espalda, un blanco grande y fácil, además de que la distancia es corta.

Entonces corre. Ni siquiera espera a ver el resultado de su ataque, sólo corre. Sabe que su invisibilidad ha sido rota al atacar y que la bestia no estará contenta de recibir un cuchillo envenenado.

—Pedazo de mierda, yo maté a tu amigo —le grita mientras corre, entrando a la casa.

Espera con todas sus fuerzas que los soldados hagan lo que indicó e incendien la casa una vez que la bestia entre. Demian conoce ya las vías de escape, no le será difícil salir antes de que los paños con grasa hagan su labor, pero al mismo tiempo espera causar graves quemaduras a la bestia, incluso si sale de allí con vida. Un pelaje en llamas no debe ayudar mucho a un licántropo, por grande que sea.

Off: Demian ha usado su habilidad de nivel 2 "Desvanecerse", la cual es una ilusión especial que cubre vista, sonido y olfato. Adicionalmente, evidentemente el post completo es un uso de su pasiva de Trampas y Venenos.

**Fehu** Lun Nov 09 2015, 02:35

El veterano alcalde se llevó la mano a la herida del hombro y masculló un insulto que si bien no expresaba lo mucho que odiaba todo lo que estaba sucediendo si se le acercaba bastante.

Una de las bestias, la primera, había abandonado la plaza y se había internado en el bosque, siguiendo al que parecía ser n joven con una capa de confección similar a la que tenía el brujo – ¿Qué estas planeando muchacho? – Susurró Aurelio mientras la figura herida del licántropo se perdía entre la espesura.

Negó con la cabeza y se giró sobre si mismo, el problema más acuciante lo tenía ahora frente a él, dos visitantes inesperados habían irrumpido en la plaza y muchos voluntarios habían huido presas del pánico, eso sin contar los muertos y los heridos, que se podían contar por decenas.

Apretando los dientes y aferrándose en todo lo posible a su hacha Aspel avanzó un par de pasos y, gritando, acometió con la criatura que luchaba contra los hombres del cibernético, encerrándola entre dos frente.

Este licántropo al verse amurallado entre dos frentes entra en el frenesí que su “amigo” sufrió momentos antes y ataca a todo lo que está a su alcance, voluntarios vuelan por doquier a causa de los impactos de la atrapada bestia que, finalmente, después de un centenar de golpes de espadas oxidadas, mazas y flechas envenenadas, la bestia se ve abatida y muerta, apenas sin fuerzas para seguir luchando y emprende su retirada hacía el único sitio que los voluntarios comandados por el cibernético habían dejado libre, el lugar donde se encontraba la trampa que el muchacho había preparado antes, buscando desesperadamente una salida.

Los atónitos aldeanos no tardan en ver como el animal, magullado y cortado casi por todas las armas de la aldea cae de lleno en la trampa que previamente había preparado Demian y la mayoría de los que se aguantan en pie dejan escapar un fugaz grito de júbilo.

Este cesa cuando todos oyen a la bestia que saltaba de tejado en tejado aullar dolorida, el brujo, el pequeño que se había encargado de preparar las trampas era seguido de cerca por el animal salvaje que había acabado con mucho de los arqueros y, juntos, se perdían en el interior de una de las casas, la cual estallaba en llamas al instante.

El alcalde arqueó una ceja y se quitó el casco, algunos de sus soldados seguían rematando a la bestia en la trampa, aterrados porque esta volviese de la muerte y decidiese acabar con los que quedaban.

Todos se quedaron contemplando la casa en llamas, sin saber muy bien que hacer, en su interior se podía escuchar gruñidos de dolor y pronto un fuerte olor a carne quemado cruzó el lugar.

Aurelio se pasó el cuanto por la frente sudorosa y se giró hacia Sajin – Buen trabajo general de metal... – Dijo sin dejar de mirar la casa en llamas- …Creo... que hemos fallado al muchacho.

_________________________________________

Buen trabajo, entre los dos habéis conseguido preparar y liderar la defensa del pueblo por parte de tres bestias desconocidas.
Sajin, gracias a tus ordenes consigues encaminar a la bestia hasta su muerte, te has ganado el respeto y la lealtad de los que quedan vivos en la plaza, quizás quieras decir unas palabras a tus hombres por tu victoria.
Demian, la bestia bestia que causaba terror en los tejados, herida con tus dagas impregnadas de veneno, te sigue hasta el interior de la casa, la cual como has ordenado se encargan de prender, sin embargo contra todo pronostico las salidas quedan bloqueadas a casa del fuego que se propaga increíblemente rápido. Escapa de la casa en llamas, todas las salidas de los pisos inferiores están bloqueadas y te sigue el lobo, este sin embargo, morirá atrapado en el fuego.
El primer licántropo que atacó la aldea muere en mitad del bosque a causa de sus heridas, siguiendo a una presa que no es la correcta.

Sajin Lun Nov 09 2015, 03:41

No solo el cibernético amortiguó el duelo de miradas que tenía con el lobo con una estocada al animal, si no que también tanto el alcalde como el escuadrón de caza de Sajin se habían encargado de atinar una buena paliza a la bestia. Mazas, hachas y espadas volaban alrededor como una tormenta bélica con el único deseo de propinarle la muerte de una buena vez por todas al lobo. Padres, familiares y amigos de aquellos sacrificios se habían colocado en las tropas para cazarlos, incontables hombres habían muerto en honor a sus viejos cercanos, pero los que estaban en ese escenario se habían hecho con el lobo con soberbia, tras haber cazado al cazador que alguna vez los había convertido en presas del miedo. El lobo es fuerte, a base de un frenesí de locura digno de un berserker se libera de la contención de los guerreros y a base de una furia bestial hace retroceder a todos a su alrededor.

Pero aún en el miedo, aún en el dolor, los guerreros todavía siguen persistentes en vivir. Heridos o no, tanto el cibernético como su grupo se habían encargado de propinar el último impulso de sus armas a la criatura que contando con la propina recibida por parte del alcalde hacia la criatura, su resistencia era persistente de la que tan solo había logrado dejar al animal al borde de la muerte como si se tratase de una bestia mítica e inmortal. Emprendió una carrera hacia la casa que había dejado al cargo de uno de los soldados del cibernético, que acciono la trampa tras ese mismo instante en el que el animal cruza su entrada, empalando su estomago. La hoguera activada sin previo aviso hace arder al animal al punto de que deja sus últimos aullidos de agonía, sofocado, dentro de ese infierno que alguna vez fue una casa. La alegría de la victoria es breve, aún queda un lobo que pese a su herida, era una amenaza clave para los soldados de un frenesí mas en el animal y por ello, una sed de sangre insaciable más que debería ser detenida.

La felicidad por la muerte del cazador vuelto presa había cesado por completo tras escucharse como unas grandes pisadas provocaban sonidos quebradizos en los tejados; el lobo que se había encargado de tomar la vida de los arqueros y los ballesteros estaba de regreso para perseguir al pequeño Demian a lo largo de la ciudad. Todo fue gracias al aullido de dolor de la criatura, que derramaba gotas de sangre esparcidas de los tejados al suelo como gotas. Perseguía incansablemente al niño con ansias de matarlo como mismo había hecho el negro demonio que se habían encargado de tratar a primeras, del que no se había vuelto a saber al respecto en el campo de batalla.

El niño y el lobo, juntos en la mortal persecución que llevaría a la muerte de uno de ellos y no tardaría mucho, pues el lobo había llegado hacia el joven Demian que, inesperadamente, había quedado dentro de la casa hecha llamas de la que el primer lobo había surtido fácilmente a los efectos de las heridas y a la caída del fuego más de lo que se esperaba tras la activación en el momento adecuado de la trampa, que dejó su cuerpo colgando en un empalamiento rápido y efectivo de esta en la entrada de la casa. Pese a que parecía ser una victoria de buenas a primeras, el cibernético no estaba satisfecho. No aún, no en ese infierno del que un niño no podría soportar mientras trataba de escapar de un monstruo como ese. Dijo que lo protegería, su honor depende de ese hilo. Un fallo más en su lista no lo aceptaría, y menos cuando se trataba de un niño, ello lo hacía estar indiferente al alago del alcalde.

— Traigan el cadáver. —El cibernético señaló a sus hombres, que apuñalaban con temor a algún regreso de la muerte al lobo carcomido por las flamas. Los soldados que apuñalaban con sus lanzas el cadáver ennegrecido fueron los que se encargaron de traerlo, dejándolo acostado delante de los pies del robot. Una vez hecho esto, el cibernético decapitó a la bestia muerta y la alzo como señal de victoria en aquel momento de tensión. — Esto es la victoria, soldados. Su cazador se ha convertido en su presa. Pero todavía no acaba, el niño que pretendía ser el señuelo y el sacrificio, esta por ser sacrificado por nosotros en esta casa en llamas.

Lanzó la cabeza del lobo al suelo, la cual emprendía una rodada a lo largo del suelo hasta ser parada por un pisoteo de la máquina. Con su pecho en alto y mientras el humo de la casa vuelta hoguera comenzaba a tapar la luna llena, el cibernético dio lo que serían sus últimas órdenes como comandante del pueblo.

— Escuadrón, dividiros en dos grupos. El primero ira a por agua para apagar el fuego de la casa y el segundo irá a por heridos en su rescate, probablemente de los escombros provocados por la fuerza bruta de las bestias. —Se giró al alcalde.— Estimado alcalde, he de necesitar una cuerda para el rescate del joven. No sólo es trabajo, es cuestión de honor y deber.

Demian Lun Nov 09 2015, 04:51

Cerró los ojos y contó en su cabeza, con el corazón latiéndole como un tambor en poder de un pájaro carpintero y los puños apretados como piedras... uno... dos... no esperó a contar hasta tres, sólo saltó....

Oh, pero seguro quieren saber cómo llegó a ese momento, pues volvamos atrás unos momentos.

¿Recuerdan que el niño tenía todo calculado y había pasado el día entero haciendo planes? pues bien, en efecto todo había salido según sus esquemas, era un chico listo a fin de cuentas y no sólo eso, sino uno entrenado para matar... pero un detalle había fallado.

Debía haberlo considerado antes, claro, pero aún a un chico listo se le pueden escapar detalles, ¿no?, especialmente cuando en menos de una hora has tenido a dos lobos gigantes dispuestos a matarte como si fueras una especialmente suculenta pieza de carne fresca. En esas situaciones no es fácil pensar. Así Demian acabó metiéndose en una casa preparada como una trampa, embetunada en grasa para arder como la paja seca, pensando que podría salir por el túnel que había preparado... pero éste también ardió.

¿Han oído sobre cómo sólo valoras realmente algo cuando ya no lo tienes? pues Demian en ese momento deseó con todas sus fuerzas no haberse desecho de su vieja capa y su roñosa camisa que le quedaba como si fuera el pijama de su padre. Si las hubiera tenido se habría atrevido a correr a través de las llamas. Seguro se habría quemado un poco, pero al menos las ropas le habrían dado tiempo para salir, pero correr por el fuego con el torso desnudo era simplemente suicidio. Debía buscar otra solución.

Oh, ¿mencioné que estaba encerrado con un lobo sediento de sangre?, al menos eso no parecía un problema tan grande, la criatura, de tamaño considerable, no había tenido mucha oportunidad de protegerse del fuego. Su pelaje había comenzado a arder casi de inmediato, lo que la ponía en una situación muy dolorosa y desesperada. Sus aullidos y el olor de la carne quemada le indicaban al chico que no saldría de allí con vida y no tendría mucha oportunidad de comerle, pero aún debía ser cuidado, no había nada más peligroso que una bestia agonizante.

Una rápida mirada al lugar le dio a entender que no saldría por las ventanas, las paredes habían cogido fuego gracias a la grasa y se quemaría si intentaba salir por allí, además de que el lobo daba vueltas por el primer piso, sólo quedaba...

Arriba. El fuego había empezado en el primer piso, las escaleras estaban aún intactas. Su única oportunidad parecía estar subiendo. Lucía en principio contra-intuitivo, pero subir le daría tiempo.

Utilizó una ilusión, haciendo parecer como si de sus manos salieran llamas. Con eso esperó lograr alejar a la bestia, al menos mientras llegaba a la escalera. Esa cosa lo último que quería era más fuego. Logró así correr hacia su esperanza, tras lo cual pudo respirar con algo más de libertad.

Se daba cuenta que la situación era desesperada, sus ojos veían borroso por el calor y el humo le llenaba los pulmones y ni siquiera podía taparse la nariz con su capa. Cómo deseaba estar en Beltrexus, nadando en la playa, como hacía de más pequeño. Pero no podía distraerse ni rendirse. Siguió adelante hacia su esperanza, una ventana. El coro que lo acompañaba no era alentador, aullidos de dolor de un lobo, el crepitar de la madera al arder y el ruido de la grasa al ser expuesta al calor, como si todo aquel lugar no fuera más que una sartén enorme. ¿Olía a carne frita?, casi sintió pena por la pobre bestia. Colaboró a la orquesta con su propia tos. Había otro ruido... ¿hombres celebrando?

Claro, los hombres de Tuercas. Al parecer todos estaban cantando victoria en las afueras de la casa, ¿no olvidaban algo?, ¿no olvidaban a un crío sin el cual probablemente habría más lamentos que vítores?... jodidos humanos.

Se asomó a la ventana, sintiendo un alivio indescriptible al poder respirar con más libertad y sentir la brisa refrescar su acalorada piel. Les vio, su aliado estaba dando órdenes a sus hombres, justo abajo de la casa.

—¡Tuercas! —gritó, aunque su voz ya no era la misma, sonaba débil— agárrame, pedazo de chatarra, voy a saltar.

Escuchó un ruido y miró hacia atrás. Una cosa, algo que había sido un lobo, pero que ahora más parecía una mezcla de carbón y carne viva, trepaba por la escalera con ojos desesperados. A su alrededor la grasa chirriaba mientras el fuego se expandía al segundo piso rápidamente. No tenía mucho tiempo, debía saltar, debía salir de allí.

Miró hacia abajo, hizo una señal más a Tuercas y su gente y se encaramó al marco de la ventana. Tragó saliva. Un segundo piso no era un lugar demasiado alto y se podía decir que Demian era todo un atleta, con una agilidad que pocos chicos tenían, pero aún así había un peligro en ello. No había más tiempo.

Contó.

Saltó...

**Fehu** Lun Nov 09 2015, 18:36

Aurelio negó con la cabeza y miró fijamente, Sajin tenía razón, no sabía que le había pasado ese momento.

Miedo, cansancio, cualquier cosa que dijese era simple excusa por no moverse, tenía que hacer lo posible por sacar al muchacho del edificio, aun cuando estaba herido; él había salvado el pueblo, le haía prometido protegerle, era su deber hacerlo.

Sin tiempo que perder vociferó un par de órdenes que hizo que todos los presentes se callasen, todos guardaron silencio mientras el alcalde, con una sola mano útil, dejaba caer su hacha a un lado y ayudaba al Cibernético con los preparativos.

Numerosos aldeanos se acercaron a la casa con cubos, otros con pañuelos que cubrían sus rostros dispuestos a entrar en ella y no morir por el humo, y entonces fue cuando la voz del muchacho en el piso superior alerto a los presentes.

Fue en apenas cinco segundos, el tiempo justo para que todos mirasen hacia arriba, el tiempo exacto para ver al muchacho saltar por la ventana. El tiempo para Aurelio se ralentizó, el crepitar del fuego era lo único que podía oír en su cabeza, un sinfín de hombres iban de un lado a otro tratando de adivinar donde caería el muchacho.

Y entonces, con el brazo libre, pudo atrapar al muchacho antes de que cayese al suelo. El corpulento alcalde cayó contra el polvoriento suelo y se golpeó la cabeza justo para ver cómo, justo tras el muchacho una bestia envuelta en fuego saltaba tras él y caía muerta a pocos metros de los presentes.

Los susurros de los presentes fueron acallados por el sonido de tablones quebrándose bajo las llamas mientras el segundo grupo de personas que había comandado Sajin se encargaba de que no se extendiese el fuego al resto del pueblo.

Dejando al muchacho a un lado, el alcalde se levantó y se pasó la mano por la cabeza – ¿Estas bien chico? – Dijo sujetándose la herida del brazo y girándose hacia el Cibérnetico – Gracias, Sajin, has sido tú quien ha salvado al muchacho, no yo. - Dirigió una larga mirada al cadáver de la criatura y, cojeando recogió su arma del suelo y empezó a andar en dirección al ayuntamiento – Descansad mercenarios, os lo habéis ganado, mañana tendréis vuestra recompensa, estoy seguro de que cualquier persona os acogerá esta noche con gusto, podéis tomar lo que queráis del pueblo, estáis en vuestro derecho.

***
La mañana siguiente el pueblo estaba ajetreado, todos tenían trabajo que hacer, pero al fin y al cabo, estaban felices. No para pocas personas aquella felicidad era agridulce, no habían sido pocos los heridos por los tres monstruos que habían atacado la aldea, tampoco habían sido pocos los muertos.

Seguía habiendo muchas reparaciones que hacer, la plaza central del pueblo había sido, literalmente, un campo de batalla, los aldeanos supervivientes, ayudados por aquellos que no se habían atrevido a luchar desmontaban las defensas y arreglaban paredes, tejados y terminaban de apagar el incendio de la casa en la que el pequeño brujo casi quedaba atrapado.

Aurelio bajó calle abajo desde su ayuntamiento, no había dormido en toda la noche, y aunque había recibido atención medica le habían comunicado que jamás volvería a usar el brazo izquierdo, no le importaba, él ya había vivido muchas batallas y había salido de casi todas ellas indemne, iba siendo hora de colgar el hacha y mantener a flote el dichoso pueblo que se había propuesto salvar.

Una vez en la plaza se encontró con las dos personas que habían salvado Grey, las cuales estaban siendo tratadas como celebridades, no pocas mujeres se habían acercado con bastante interés hacia el que ahora era conocido por todos en el pueblo como “El comandante de Acero” así como muchos aldeanos, de todas las edades, se acercaban al pequeño brujo sonrientes, felicitando al ingenioso estratega que había engañado a los seres de la noche.

-Sajin, Demian… - El alcalde se agarró el brazo que llevaba vendado en un cabestrillo y, tras su espesa barba se dibujó una sonrisa en su agotado rostro – No encuentro palabras suficientes para agradecer lo que habéis hecho – Depositó los Aeros prometidos en las manos de los mercenarios – Asintió con la cabeza mientras se atusaba la barba con la mano que tenía libre – Siempre que necesitáis ayuda, cobijo, comida o simplemente un buen lugar dónde pasar la noche, nuestras puertas están abiertas.

Thomas, el joven ayudante del alcalde, que se encontraba tan vendado magullado como todos los que habían luchado la noche anterior y se acercó y entrego varios objetos a los presentes, para, después de decir unas palabras amables volver a controlar a los trabajadores y a asegurarse de que las reparaciones iban según lo indicado.

- Habéis salvado Grey, gracias, a los dos. - Sin que pudiese remediarlo, varias lagrimas descendieron por sus mejillas; no recordaba que el destino del pueblo le interesase tanto, no obstante, disimuló aquello lo mejor que pudo, el pueblo necesitaba alguien estoico como líder, el pueblo necesitaba a Aurelio Aspel.

_________________________________________

Resumen y recompensas:

Enhorabuena, Grey ha sido salvada con mínimas perdidas, el pueblo no tardara mucho en recuperarse y os estarán agradecidos por muchos años.
Después de la batalla descansáis en el pueblo hasta el amanecer, ninguno de los dos tiene heridas graves. Demian posee alguna magulladura o heridas leves varias que se ha hecho al huir de los diferentes lobos durante la noche, Sajin no ha sido alcanzado en ningún momento.
Pronto notareis, en vuestros viajes, rumores de un "Comandante de Acero" que ayuda a los necesitados de Aerandir, así como rumores de un joven brujo del que no se sabe su aspecto, estos rumores hablan de que el muchacho es la reencarnación de uno de los mayores estrategas de la historia, nadie da nunca un nombre concreto, pero las historias vuelan.
Un post más de ambos, relatando vuestra noche y últimas horas en el pueblo de Grey y la Quest habrá finalizado.
Sajin:
+15 puntos por Quest completada + 9 puntos por desarrollo = 24 puntos Experiencia.
+ 5 puntos en Habilidad Pasiva: Conocimiento Antiguo: Bestias.
+600 Aeros.
A lo largo de tus viajes, algunas personas se referirán a ti como: "Comandante de Acero"
Objeto por bajas mínimas, entregado por el pueblo de Grey:
Bolsa con cuatro pociones cicatrizantes.
Demian:
+15 puntos por Quest completada + 9 puntos por desarrollo = 24 puntos Experiencia.
+ 5 puntos en Habilidad Pasiva: Trampas y Venenos.
+600 Aeros.
A lo largo de tus viajes oirás rumores del joven brujo que salvó Grey y de como este es la reencarnación de un gran estratega antiguo, no obstante, la gente parece nunca estar de acuerdo con que estratega eres.
Objeto por bajas mínimas, entregado por el pueblo de Grey:
Manual de trampas y venenos: + 3 puntos Habilidad Pasiva: Trampas y Venenos.

Recordad registrar los puntos en los apartados correspondientes TRAS la última actualización que dará por finalizada la Quest.

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