Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
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Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
El médico de la base de los ciberneticos había sido tan profesional como puede esperarse de una máquina, había cosido las heridas tras desinfectarlas, y les había aplicado una especie de sustancia transparente que formaba una película impermeable impidiendo entrar elementos extraños en la herida. También me había suministrado un calmante que además de suprimir todo dolor me daba la sensación de tener el cuerpo de caucho. Mis energías habían vuelto tras una especie de inyección de una sustancia transparente que tampoco podía identificar.
Sin embargo, las reparaciones de sajin serían más costosas, en recursos y en tiempo, así que habría que aguardar. Agradecí cuando las máquinas nos sugirieron esperarlo en Lunargenta prometiendo enviar un aviso cuando hubieran terminado con nuestro compañero. Aguardar en ese lugar estéril, frío y lleno de cadáveres era perturbador, e incitaba a la mente con las expectativas menos alentadoras para el hombre de metal que había demostrado tal valía.
El centinela nos escoltó hasta la entrada, volviendo a su puesto de guardia, y las puertas automáticas se cerraron atrás nuestro con un silencio sepulcral.
Solté un sonoro suspiro de alivio cuando nos habíamos alejado varios metros de ese lugar, si bien nos esperaba una larga caminata, por lo menos, seria en terreno conocido, donde había vida y magia, tierra, fauna y flora.
La noche estaba despejada, la vegetación empezaba a aparecer a nuestro alrededor, pero los rayos de la luna seguían colándose entre las copas de los árboles ofreciendo una clara visión del camino y el entorno. La brisa era fresca, pues el invierno estaba cerca, cerré los ojos y respiré profundamente disfrutando de ese momento, hasta lograr disipar por entero los nervios de la cárcel de la que habíamos salido hacía relativamente poco tiempo.
Una vez lo suficientemente lejos de la base cibernética, cuando las luces de su magapolis eran un lejano y potente faro me detuve y me adelante, tapándole el paso al humano que me acompañaba en la travesía.
Señale con el hocico las heridas que había observado en su cuerpo, que no se había dejado tratar, y luego erguí el cuello para mirarlo a los ojos fijamente, graznando, e inquiriendo una explicación.
Con la cola rodeaba parte del suelo, removiendo la hojarasca que lo cubría, y aunque tenía las alas semi plegadas, con las mismas separadas pretendía bloquear el camino hasta que el sujeto aclarase mis dudas, el camino era largo, y no pensaba pasarlo dándole vueltas a unas incógnitas que podía solventar fácilmente dicho sujeto.
Sin embargo, las reparaciones de sajin serían más costosas, en recursos y en tiempo, así que habría que aguardar. Agradecí cuando las máquinas nos sugirieron esperarlo en Lunargenta prometiendo enviar un aviso cuando hubieran terminado con nuestro compañero. Aguardar en ese lugar estéril, frío y lleno de cadáveres era perturbador, e incitaba a la mente con las expectativas menos alentadoras para el hombre de metal que había demostrado tal valía.
El centinela nos escoltó hasta la entrada, volviendo a su puesto de guardia, y las puertas automáticas se cerraron atrás nuestro con un silencio sepulcral.
Solté un sonoro suspiro de alivio cuando nos habíamos alejado varios metros de ese lugar, si bien nos esperaba una larga caminata, por lo menos, seria en terreno conocido, donde había vida y magia, tierra, fauna y flora.
La noche estaba despejada, la vegetación empezaba a aparecer a nuestro alrededor, pero los rayos de la luna seguían colándose entre las copas de los árboles ofreciendo una clara visión del camino y el entorno. La brisa era fresca, pues el invierno estaba cerca, cerré los ojos y respiré profundamente disfrutando de ese momento, hasta lograr disipar por entero los nervios de la cárcel de la que habíamos salido hacía relativamente poco tiempo.
Una vez lo suficientemente lejos de la base cibernética, cuando las luces de su magapolis eran un lejano y potente faro me detuve y me adelante, tapándole el paso al humano que me acompañaba en la travesía.
Señale con el hocico las heridas que había observado en su cuerpo, que no se había dejado tratar, y luego erguí el cuello para mirarlo a los ojos fijamente, graznando, e inquiriendo una explicación.
Con la cola rodeaba parte del suelo, removiendo la hojarasca que lo cubría, y aunque tenía las alas semi plegadas, con las mismas separadas pretendía bloquear el camino hasta que el sujeto aclarase mis dudas, el camino era largo, y no pensaba pasarlo dándole vueltas a unas incógnitas que podía solventar fácilmente dicho sujeto.
Última edición por Arygos Valnor el Vie Nov 27 2015, 01:23, editado 1 vez
Arygos Valnor
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
Apenas terminó el tratamiento al dragón me puse en pie disimulando el dolor de mis heridas, tampoco es que fuera a morir a causa de un par de golpes, pero sí había algo de dolor, golpes y moretones, una de mis costillas seguía doliendo horrores, así que pedí algunas vendas al doctor para envolverme los costados por mi cuenta y apretarlos hasta sanar, si tenía suficiente cuidado estaría bien en un par de días, o al menos eso era lo que esperaba.
Si algo había aprendido en mis viajes con Niniel era a reconocer las propiedades de las plantas, y aunque no era un experto, al menos conocía las propiedades de algunas plantes que me serian útiles, el enorme Atlas nos escoltó hasta la entrada de la base de donde salí con bastante prisa, en mi última visita a la base bio había salido perseguido por unos robots defectuosos, esperaba que no se repitiera la misma situación, así que tras despedirme del guardia con un gesto de mi mano, avancé de prisa junto al dragón que también parecía contento de haber salido de ese tétrico lugar.
Más adelante, al habernos alejado lo suficiente, el dragón cortó mi camino para señalarme mis heridas, apuntaba con el hocico a diferentes partes de mi cuerpo, justo a donde tenía algunas heridas, aunque a este momento la única importante era una costilla que parecía estar rota; el dragón señalaba para luego mirarme y graznar, parecía querer una explicación, pero dada su incapacidad de hablar, yo podría alegar mi incapacidad de entender y responder -Hay un dicho muy antiguo que dice: A buen entendedor pocas palabras- Dije mientras lo miraba seriamente -Pero yo soy muy mal entendedor, así que necesito muchas palabras, no entiendo con señales- Justifiqué para aparentar que no entendía la pregunta, de ese modo podría evadirla un rato más, sin embargo el dragón parecía dispuesto a cortarme el paso hasta obtener una respuesta, así que avancé hasta acercarme lo suficiente y respondí a las que aparentemente eran sus dudas -No me gustan los hospitales, ni los doctores, humanos o robots, no me gusta que mi vida o mi salud dependan de alguien a quien no conozco- Dije con mucha sinceridad, algo que no era muy común en mí pues siempre andaba mintiendo -Estaré bien, no te preocupes- Dije mientras esbozaba una sonrisa que ni yo mismo podría saber si era sincera o fingida -Ojalá pudieras comunicarte con palabras, porque señalando con el hocico no te voy a entender, y éste acabará siendo un viaje muy largo.
El dragón avanzaba lleno de seguridad, aunque no parecía saber hacia dónde iba exactamente, solo avanzaba con rumbo a Lunargenta decidido a buscar algo en ese lugar, no era una ciudad que me agradara mucho, esta vez intentaría pasar desapercibido ante los guardias que siempre acababan por atraparme para obligarme a hacer alguna loca misión...
Si algo había aprendido en mis viajes con Niniel era a reconocer las propiedades de las plantas, y aunque no era un experto, al menos conocía las propiedades de algunas plantes que me serian útiles, el enorme Atlas nos escoltó hasta la entrada de la base de donde salí con bastante prisa, en mi última visita a la base bio había salido perseguido por unos robots defectuosos, esperaba que no se repitiera la misma situación, así que tras despedirme del guardia con un gesto de mi mano, avancé de prisa junto al dragón que también parecía contento de haber salido de ese tétrico lugar.
Más adelante, al habernos alejado lo suficiente, el dragón cortó mi camino para señalarme mis heridas, apuntaba con el hocico a diferentes partes de mi cuerpo, justo a donde tenía algunas heridas, aunque a este momento la única importante era una costilla que parecía estar rota; el dragón señalaba para luego mirarme y graznar, parecía querer una explicación, pero dada su incapacidad de hablar, yo podría alegar mi incapacidad de entender y responder -Hay un dicho muy antiguo que dice: A buen entendedor pocas palabras- Dije mientras lo miraba seriamente -Pero yo soy muy mal entendedor, así que necesito muchas palabras, no entiendo con señales- Justifiqué para aparentar que no entendía la pregunta, de ese modo podría evadirla un rato más, sin embargo el dragón parecía dispuesto a cortarme el paso hasta obtener una respuesta, así que avancé hasta acercarme lo suficiente y respondí a las que aparentemente eran sus dudas -No me gustan los hospitales, ni los doctores, humanos o robots, no me gusta que mi vida o mi salud dependan de alguien a quien no conozco- Dije con mucha sinceridad, algo que no era muy común en mí pues siempre andaba mintiendo -Estaré bien, no te preocupes- Dije mientras esbozaba una sonrisa que ni yo mismo podría saber si era sincera o fingida -Ojalá pudieras comunicarte con palabras, porque señalando con el hocico no te voy a entender, y éste acabará siendo un viaje muy largo.
El dragón avanzaba lleno de seguridad, aunque no parecía saber hacia dónde iba exactamente, solo avanzaba con rumbo a Lunargenta decidido a buscar algo en ese lugar, no era una ciudad que me agradara mucho, esta vez intentaría pasar desapercibido ante los guardias que siempre acababan por atraparme para obligarme a hacer alguna loca misión...
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
Escuche sus respuestas resoplando por las narinas, sabia que el lenguaje de las señas era, complicado, para el que no estaba acostumbrado a el, mas con una criatura morfologicamente distinta, pero echarmelo en cara no me hacía la mas mínima gracia.
Al menos me respondió contándome sobre su aversión a los médicos, aun que entendía el termino desconfianza, yo tampoco me había sentido segura con un medico. Asentí, dispuesta a dejar el tema, cuando pronunció su deseo.
-Ojalá pudieras comunicarte con palabras.-asentí con la cabeza para marcar que podía hacerlo, si quería.- porque señalando con el hocico no te voy a entender,.-resoplé.- y éste acabará siendo un viaje muy largo.- abrí apenas el hocicó y lo empapé con un chorro de agua fresca.
Siempre lo mismo, ¿Todo el mundo tenia ese problema con no esforzarse en comprender la lengua del prógimo y esperar que se amoldaran a la de uno? No había tenido demasiados encuentros con los moradores del resto del mundo, pero en un 100% de los casos, habían marcado mi forma predilecta como poco incomoda.
Barrí con la cola el suelo delante nuestro, y con las zarpas rasguñé la arena dando forma a un breve texto.
"Puedo hablar, si quiero. Pero tu puedes entenderme, si te esfuerzas."
Con la cola barrí el texto, habiéndole dado tiempo suficiente para leerlo, y encogiendo las garras hasta solo quedar una, como había hecho con anterioridad, volví a escribir sobre la tierra.
"Pero soy mejor escuchando. Puede ser ameno. Si me cuentas sobre ti y el cibernético."
Alce la mirada ladeando al cabeza hacia un costado, para observar su reacción, mientras limpiaba, por tercera y ultima vez la parte del suelo que ejercía de pizarra.
"¿No dijiste que era tu jefe?"
No pude evitar reírme un poco al escribir aquello, aun que el ruido resultante, era jocoso, se diferenciaba notablemente del concepto de risa que podía emitir el humano. Sabia que habían sido un par de jugarretas innecesarias, pero después del lío en el que me había metido y el engaño con los tubos, una broma pesada como venganza no resultaba desmedido.
Baje la cabeza dejando caer el morral sobre el texto, y empuje la tapa con el hocico, regiré en su interior y logre sacar entre los dientes un paño de lino banco, no muy extenso, pero que serviría, moderadamente, lo alce y se lo coloque sobre la cabeza para que pudiese secarse con el mismo. Aun emitiendo ligeras risas entre dientes, mientras aguardaba a que se secara para proseguir el viaje y escuchar su historia, devolviendo el morral a su lugar inicial.
Al menos me respondió contándome sobre su aversión a los médicos, aun que entendía el termino desconfianza, yo tampoco me había sentido segura con un medico. Asentí, dispuesta a dejar el tema, cuando pronunció su deseo.
-Ojalá pudieras comunicarte con palabras.-asentí con la cabeza para marcar que podía hacerlo, si quería.- porque señalando con el hocico no te voy a entender,.-resoplé.- y éste acabará siendo un viaje muy largo.- abrí apenas el hocicó y lo empapé con un chorro de agua fresca.
Siempre lo mismo, ¿Todo el mundo tenia ese problema con no esforzarse en comprender la lengua del prógimo y esperar que se amoldaran a la de uno? No había tenido demasiados encuentros con los moradores del resto del mundo, pero en un 100% de los casos, habían marcado mi forma predilecta como poco incomoda.
Barrí con la cola el suelo delante nuestro, y con las zarpas rasguñé la arena dando forma a un breve texto.
"Puedo hablar, si quiero. Pero tu puedes entenderme, si te esfuerzas."
Con la cola barrí el texto, habiéndole dado tiempo suficiente para leerlo, y encogiendo las garras hasta solo quedar una, como había hecho con anterioridad, volví a escribir sobre la tierra.
"Pero soy mejor escuchando. Puede ser ameno. Si me cuentas sobre ti y el cibernético."
Alce la mirada ladeando al cabeza hacia un costado, para observar su reacción, mientras limpiaba, por tercera y ultima vez la parte del suelo que ejercía de pizarra.
"¿No dijiste que era tu jefe?"
No pude evitar reírme un poco al escribir aquello, aun que el ruido resultante, era jocoso, se diferenciaba notablemente del concepto de risa que podía emitir el humano. Sabia que habían sido un par de jugarretas innecesarias, pero después del lío en el que me había metido y el engaño con los tubos, una broma pesada como venganza no resultaba desmedido.
Baje la cabeza dejando caer el morral sobre el texto, y empuje la tapa con el hocico, regiré en su interior y logre sacar entre los dientes un paño de lino banco, no muy extenso, pero que serviría, moderadamente, lo alce y se lo coloque sobre la cabeza para que pudiese secarse con el mismo. Aun emitiendo ligeras risas entre dientes, mientras aguardaba a que se secara para proseguir el viaje y escuchar su historia, devolviendo el morral a su lugar inicial.
Arygos Valnor
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
El extraño y adorable dragón parecía entender muy bien mi lenguaje, pues respondía con gestos y señales, sin embargo al continuar hablando, habría pensado seguramente que lo ignoraba así que tomándome de sorpresa abrió su boca dejándome caer un ligero chorro de baba, aunque era bastante líquida y clara, lo cual evidenciaba claramente que era algún tipo de baba clara que me cayó directo a la clara mientras apenas me daba oportunidad de cerrar los ojos y dejarme empapar -Esto es... Esto es...- Murmuré a punto de preguntar si realmente me había llenado de baba pero antes de poder lograrlo el dragón baboso inició un extraño comportamiento hasta que entendí que estaba intentando escribir algo en la arena del suelo, con muy bonita letra por cierto.
Las palabras escritas eran toda una revelación, el dragón no era solo una bestia tierna, sino un ser completamente pensante, fue entonces cuando vinieron a mi mente recuerdos de haber escuchado historias acerca de familias de dragones que preferían estar la mayor parte del tiempo en forma de dragón -¿Será posible?- Murmuré casi para mí mismo mientras el reptil borraba las palabras y comenzaba a escribir de nuevo, ahora me pedía contarle acerca de mí o de Sajín, realmente no sabía mucho del biocibernético, y de mí, era poco lo que podría contarle sin asustarla, al menos la parte de mi pasado antes de adoptar a mi pequeña Magazubi, era todo un teatro de horrores, sin embargo ahora intentaba redimirme de alguna manera, en algún momento encontraría las palabras indicadas para contarle más de mí o de Sajin, de momento solo asentí con la cabeza que aún goteaba agua babosa -Te hablaré, pero ya no me babees- Dije en tono juguetón después de asimilar que me había escupido.
Su última frase en el piso me hizo olvidar por completo la escupida para dejarme ahogado en una carcajada -Tienes buena memoria al parecer- Dije mientras alzaba una ceja mirando los extraños sonidos que hacía -¿Te estás riendo?- Pregunté en tono burlista -¿Ese ruido raro es risa? Felicidades, tienes la risa más rara que he escuchado hasta ahora- Dije mientras comenzaba a reír también, aunque mi risa tampoco era de lo más elegante, sino que parecía como un perro con un ataque de asma, realmente odiaba mi risa, pero una vez que iniciaba se convertía en una reacción en cadena donde mi risa me daba más risa, finalmente mientras intentaba controlar mi endemoniada risa, tomé el paño que me ofrecía para secarme su baba -Gracias jefe- Le dije con sarcasmo mientras lo invitaba a continuar el camino -Te contaré algunas cosas mientras llegamos a la ciudad- Dije en tono afectuoso tras haber logrado calmar mi risa e invitarlo a seguirme.
Las palabras escritas eran toda una revelación, el dragón no era solo una bestia tierna, sino un ser completamente pensante, fue entonces cuando vinieron a mi mente recuerdos de haber escuchado historias acerca de familias de dragones que preferían estar la mayor parte del tiempo en forma de dragón -¿Será posible?- Murmuré casi para mí mismo mientras el reptil borraba las palabras y comenzaba a escribir de nuevo, ahora me pedía contarle acerca de mí o de Sajín, realmente no sabía mucho del biocibernético, y de mí, era poco lo que podría contarle sin asustarla, al menos la parte de mi pasado antes de adoptar a mi pequeña Magazubi, era todo un teatro de horrores, sin embargo ahora intentaba redimirme de alguna manera, en algún momento encontraría las palabras indicadas para contarle más de mí o de Sajin, de momento solo asentí con la cabeza que aún goteaba agua babosa -Te hablaré, pero ya no me babees- Dije en tono juguetón después de asimilar que me había escupido.
Su última frase en el piso me hizo olvidar por completo la escupida para dejarme ahogado en una carcajada -Tienes buena memoria al parecer- Dije mientras alzaba una ceja mirando los extraños sonidos que hacía -¿Te estás riendo?- Pregunté en tono burlista -¿Ese ruido raro es risa? Felicidades, tienes la risa más rara que he escuchado hasta ahora- Dije mientras comenzaba a reír también, aunque mi risa tampoco era de lo más elegante, sino que parecía como un perro con un ataque de asma, realmente odiaba mi risa, pero una vez que iniciaba se convertía en una reacción en cadena donde mi risa me daba más risa, finalmente mientras intentaba controlar mi endemoniada risa, tomé el paño que me ofrecía para secarme su baba -Gracias jefe- Le dije con sarcasmo mientras lo invitaba a continuar el camino -Te contaré algunas cosas mientras llegamos a la ciudad- Dije en tono afectuoso tras haber logrado calmar mi risa e invitarlo a seguirme.
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
Solo pudo escuchar como los grandes y pesados portones de acero se abrían dejando de paso la luz de la luna, acompañado con el gélido viento que hacía titiritar a su perro. Al cibernético no le basto mucho en que con salir, los seres que mostraron ayuda hacia él y sus compañeros ahora le habían cerrado las puertas. Ya no podía dar la vuelta, la oferta del centinela con haberse quedado en la base para servir con los suyos era jugosa, pero tras la operación, carecía del ánimo que tenía tras su reconstrucción por parte de los tubos de reparación. Hubo algo en ello que no lo hizo sentir cómodo, o indiferente, hubo algo que aún con su naturaleza artificial, pudo sentir en lo más profundo de su ser.
Aún de pie en la entrada de la base, el cibernético veía como abría y cerraba su mano orgánica para tratar de recuperar la dinámica con sus movimientos tras salir de la base de operaciones. Vagos recuerdos le llegaban a su mente y entre ellos, estaba como eran arrancadas partes de su coraza solo para colocar unas mucho más modernas. Por primera vez, pudo sentir el dolor que su chip había estado reprimiendo durante años para resguardar a Sajin en la comodidad de su armadura. No había podido sentir sus extremidades durante un largo tiempo tras la reparación, cosa que hizo que sus compañeros se adelantasen sin siquiera esperarlo de la base. Era evidente, el dragón había aguantado bastante con estar con los suyos y ya era hora de que batiese sus alas fuera de la tecnología tan extraña y lo excéntrica que era la raza de Sajin. Tal vez mucho tiempo con las otras razas lo había distanciado de los suyos o quizás solo siempre fue así.
Emprendió la primera caminata luego de salir de la base. Caminaba más cansado y débil que antes, era una de las consecuencias de la operación. Dudaba de que aquello le ayudase a llegar a sus compañeros, de los que aún adolorido, estaba dispuesto a llegar a toda costa a ellos. Aún no sabía si estarían bien tras todo lo ocurrido, pero al menos tenía en cuenta que Sardinas no lo abandonaría en ese momento de inferioridad. Su can agarró una gran rama entre las herbáceas y el césped que poco a poco recobraba su vegetación tras alejarse más y más de la base altamente tecnológica. Se agachó para tomar el bastón que le ofrecía su perro y se reincorporó, esta vez continuó caminando con la ayuda de la rama como un bastón.
Mientras que caminaba lentamente por el camino con un bastón, no podía dejar de pensar en el peligro inminente que ahora tenía tras haber sacrificado su movilidad por recuperarse: tal vez nunca podría volver a combatir. Su poca movilidad tal vez se trataba de la falta de costumbre con las nuevas piezas implantadas, pero Sajin nunca había sentido su cuerpo tan pesado antes. ¿Tanto era el peso de su acero? ¿o tanto fue su caída tras abandonar los recuerdos de sus combates que habían marcado su cuerpo? ya no importaba. Si no podía moverse, moriría tan pronto como lo hicieron todos esos bandidos y criminales que durante su vida ha estado cazando por cada lugar al que iba como un nómada. Si no podría empuñar su espada, acabaría el camino del espadachín y terminaría al vagabundo, volvería otra vez a la nada...
Si no puedo mover la espada, habré fallado en mi misión. He sido programado solo para esto, solo tengo la espada en esta vida tan dura. Mi misión debe continuar, mis ideales no están materializados aún... pensaba incesantemente, sus pensamientos se habían convertido en un conflicto mental que tenía consigo mismo tratando de negar la rotunda realidad. Era el final de un hombre y era el inicio de otro, pero no uno que el cibernético estaría orgulloso de presenciar. Su perro, en cambio, ladró y corrió contra unas figuras lejanas en el camino. Sajin fijó su mira telescópica y los notó, eran sus compañeros, sus amigos o abandonaron en la base, pero aún tenía la lealtad a que no lo abandonarían con esa desventaja que estaba experimentando.
Trató de acercarse lo mejor que podía con la rama como una especie de bastón. Estaba algo encorvado, con tal de no caerse mientras movía la madera de tal forma. Terminó por acelerar más de lo debido al punto de estar al borde de caer de boca. Por suerte, pudo preverlo clavando el palo sobre la tierra. Se alcanzó a escuchar el sonido del hondo y fuerte respiro que daba el cibernético, aún no se acostumbraba tras la operación, al punto de que ya parecía estar haberse dado por vencido.
— Nos volvemos a ver... —Comentó, con su vista hacia abajo. El mapa de Aerandir que tenía implantado en su chip le había servido para llegar al sendero sin equivocaciones, que con suerte sus compañeros habían seguido en aquella noche.
Aún de pie en la entrada de la base, el cibernético veía como abría y cerraba su mano orgánica para tratar de recuperar la dinámica con sus movimientos tras salir de la base de operaciones. Vagos recuerdos le llegaban a su mente y entre ellos, estaba como eran arrancadas partes de su coraza solo para colocar unas mucho más modernas. Por primera vez, pudo sentir el dolor que su chip había estado reprimiendo durante años para resguardar a Sajin en la comodidad de su armadura. No había podido sentir sus extremidades durante un largo tiempo tras la reparación, cosa que hizo que sus compañeros se adelantasen sin siquiera esperarlo de la base. Era evidente, el dragón había aguantado bastante con estar con los suyos y ya era hora de que batiese sus alas fuera de la tecnología tan extraña y lo excéntrica que era la raza de Sajin. Tal vez mucho tiempo con las otras razas lo había distanciado de los suyos o quizás solo siempre fue así.
Emprendió la primera caminata luego de salir de la base. Caminaba más cansado y débil que antes, era una de las consecuencias de la operación. Dudaba de que aquello le ayudase a llegar a sus compañeros, de los que aún adolorido, estaba dispuesto a llegar a toda costa a ellos. Aún no sabía si estarían bien tras todo lo ocurrido, pero al menos tenía en cuenta que Sardinas no lo abandonaría en ese momento de inferioridad. Su can agarró una gran rama entre las herbáceas y el césped que poco a poco recobraba su vegetación tras alejarse más y más de la base altamente tecnológica. Se agachó para tomar el bastón que le ofrecía su perro y se reincorporó, esta vez continuó caminando con la ayuda de la rama como un bastón.
Mientras que caminaba lentamente por el camino con un bastón, no podía dejar de pensar en el peligro inminente que ahora tenía tras haber sacrificado su movilidad por recuperarse: tal vez nunca podría volver a combatir. Su poca movilidad tal vez se trataba de la falta de costumbre con las nuevas piezas implantadas, pero Sajin nunca había sentido su cuerpo tan pesado antes. ¿Tanto era el peso de su acero? ¿o tanto fue su caída tras abandonar los recuerdos de sus combates que habían marcado su cuerpo? ya no importaba. Si no podía moverse, moriría tan pronto como lo hicieron todos esos bandidos y criminales que durante su vida ha estado cazando por cada lugar al que iba como un nómada. Si no podría empuñar su espada, acabaría el camino del espadachín y terminaría al vagabundo, volvería otra vez a la nada...
Si no puedo mover la espada, habré fallado en mi misión. He sido programado solo para esto, solo tengo la espada en esta vida tan dura. Mi misión debe continuar, mis ideales no están materializados aún... pensaba incesantemente, sus pensamientos se habían convertido en un conflicto mental que tenía consigo mismo tratando de negar la rotunda realidad. Era el final de un hombre y era el inicio de otro, pero no uno que el cibernético estaría orgulloso de presenciar. Su perro, en cambio, ladró y corrió contra unas figuras lejanas en el camino. Sajin fijó su mira telescópica y los notó, eran sus compañeros, sus amigos o abandonaron en la base, pero aún tenía la lealtad a que no lo abandonarían con esa desventaja que estaba experimentando.
Trató de acercarse lo mejor que podía con la rama como una especie de bastón. Estaba algo encorvado, con tal de no caerse mientras movía la madera de tal forma. Terminó por acelerar más de lo debido al punto de estar al borde de caer de boca. Por suerte, pudo preverlo clavando el palo sobre la tierra. Se alcanzó a escuchar el sonido del hondo y fuerte respiro que daba el cibernético, aún no se acostumbraba tras la operación, al punto de que ya parecía estar haberse dado por vencido.
— Nos volvemos a ver... —Comentó, con su vista hacia abajo. El mapa de Aerandir que tenía implantado en su chip le había servido para llegar al sendero sin equivocaciones, que con suerte sus compañeros habían seguido en aquella noche.
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
Esto es... Esto es...-
"Agua"
Escribí en el suelo, con las uñas, para dejar bien en claro que no se trataba de vomito, como había insinuado tantas veces con anterioridad.
Lo mire con curiosidad ante su murmullo, ladeando la cabeza hacia un lado con intriga, aun que enseguida comprendí que se trataba de mis capacidades para escribir y no pude si no rodar los ojos. ¿Realmente tenian a los dragones por criaturas estúpidas? Heraldos de todas las razas, y sin embargo trataban a sus siervos como bárbaros, que triste.
Puse los ojos en blanco de nuevo cuando me pidió que no lo babease, ...era agua, ...agua, yo no babeaba a la gente, eso sería asqueroso.
El hombre parecía atento a mis breves escritos, pero mucho mas a buscar nuevas formas de burlarse, quería creer que amistosamente de mi persona, esta vez el punto era mi risa, perfectamente normal para un dragón, al contrario que la suya, bastante...extraña, fruncí el ceño y lo mire con preocupación, ¿era una risa o eran espasmos?
Fuese como fuere, se secó y prometió deleitarme con la historia de tan extraña dupla, así que me aparte de su camino, permitiendole avanzar de nuevo y dispuesta a seguirle, mientras le miraba expectante, prestandole toda mi atención, aguardando, impaciente, la historia que estaba por contar.
Un ruido llamo la atención e hizo que desviase la cabeza del humano hacia otra figura, una que parecía precipitarse contra el suelo, y que se salvo a ultimo momento con un improvisado bastón. Grazne con alarma para alertar al humano mientras me acercaba rauda hacia el cibernetico. ¿Que clase de operación o tratamiento había recibido que parecía mucho mas debilitado que antes? Ya no había abolladuras, o lastimaduras en su metálica piel, pero a su vez, lucía despojado de toda fuerza.
Me detuve delante del cibernético y pase la cabeza por el arco que hacia su brazo al tomar el bastón, para que pudiese apoyarse sobre mi, lo rodeé con el ala, y fui bajando lentamente para que se sentara en el suelo, se dejase llevar o no, lo conducí hasta sentarlo con firmeza. Un breve descanso no mataría a nadie, y dudaba que muchos se aventurasen tan cerca de esa cárcel.
Por otro lado intenté ignorar al perro, que lucia especialmente apetitoso tras tanto ejercicio y emociones fuertes. Parecia ser su mascota y dudaba que viese con buenos ojos que decidiera tomarla como cena.
Habiéndoseme ocurrido ya mi maravillosa técnica de comunicación sin necesidad de cambiar de forma, barrí la hojarasca que se encontraba frente nuestro y rasguñe con la zarpa la tierra , escribiendo delante del cibernetico.
¿Estas bien?¿Que ocure?
Mientras enfocaba hacia el mismo, mi alargado y reptiliano rostro con curiosidad, preocupación y notable desconcierto.
"Agua"
Escribí en el suelo, con las uñas, para dejar bien en claro que no se trataba de vomito, como había insinuado tantas veces con anterioridad.
Lo mire con curiosidad ante su murmullo, ladeando la cabeza hacia un lado con intriga, aun que enseguida comprendí que se trataba de mis capacidades para escribir y no pude si no rodar los ojos. ¿Realmente tenian a los dragones por criaturas estúpidas? Heraldos de todas las razas, y sin embargo trataban a sus siervos como bárbaros, que triste.
Puse los ojos en blanco de nuevo cuando me pidió que no lo babease, ...era agua, ...agua, yo no babeaba a la gente, eso sería asqueroso.
El hombre parecía atento a mis breves escritos, pero mucho mas a buscar nuevas formas de burlarse, quería creer que amistosamente de mi persona, esta vez el punto era mi risa, perfectamente normal para un dragón, al contrario que la suya, bastante...extraña, fruncí el ceño y lo mire con preocupación, ¿era una risa o eran espasmos?
Fuese como fuere, se secó y prometió deleitarme con la historia de tan extraña dupla, así que me aparte de su camino, permitiendole avanzar de nuevo y dispuesta a seguirle, mientras le miraba expectante, prestandole toda mi atención, aguardando, impaciente, la historia que estaba por contar.
Un ruido llamo la atención e hizo que desviase la cabeza del humano hacia otra figura, una que parecía precipitarse contra el suelo, y que se salvo a ultimo momento con un improvisado bastón. Grazne con alarma para alertar al humano mientras me acercaba rauda hacia el cibernetico. ¿Que clase de operación o tratamiento había recibido que parecía mucho mas debilitado que antes? Ya no había abolladuras, o lastimaduras en su metálica piel, pero a su vez, lucía despojado de toda fuerza.
Me detuve delante del cibernético y pase la cabeza por el arco que hacia su brazo al tomar el bastón, para que pudiese apoyarse sobre mi, lo rodeé con el ala, y fui bajando lentamente para que se sentara en el suelo, se dejase llevar o no, lo conducí hasta sentarlo con firmeza. Un breve descanso no mataría a nadie, y dudaba que muchos se aventurasen tan cerca de esa cárcel.
Por otro lado intenté ignorar al perro, que lucia especialmente apetitoso tras tanto ejercicio y emociones fuertes. Parecia ser su mascota y dudaba que viese con buenos ojos que decidiera tomarla como cena.
Habiéndoseme ocurrido ya mi maravillosa técnica de comunicación sin necesidad de cambiar de forma, barrí la hojarasca que se encontraba frente nuestro y rasguñe con la zarpa la tierra , escribiendo delante del cibernetico.
¿Estas bien?¿Que ocure?
Mientras enfocaba hacia el mismo, mi alargado y reptiliano rostro con curiosidad, preocupación y notable desconcierto.
Arygos Valnor
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
Leer esa última palabra me había dado una clara idea de lo que necesitaba hacer -¡¡Agua!!- Exclamé alegremente -Es cierto, necesitaré agua para lavarme tus babas- Dije de manera juguetona para molestarlo aunque claramente ya había entendido que lo que tenía encima no era más que ese líquido inofensivo; caminamos algunos metros y me disponía a comenzar a hablar acerca de... En realidad no sabía por dónde empezar, tal vez por aquella historia donde conocí al misterioso Sajin y donde casualmente nos tocaba proteger a una joven y hermosa dragona, fue entonces cuando la vista del reptil se dirigió repentinamente hacia la lejanía; seguí entonces la dirección en la que miraba y pude ver venir a una escueta figura que tambaleante se movía entre las áridas tierras que lentamente habíamos dejado atrás.
El dragón partió enseguida y le seguí al notar que se trataba de ¿Sajin? Pero ahora se veía... Diferente... Parecía tener nuevas partes pero por su manera de moverse no sabía si lo habían mejorado o lo habían devastado; corrí de prisa hasta llegar cerca del metálico guerrero, sumido en la incertidumbre y las ansias de conocer el motivo de su alarmante estado -No lo babees, no lo babees- Le repetía al dragón mientras me acercaba de prisa, y antes que lograra preguntar al bio sobre su estado, el dragón se me adelantó escribiendo en el piso un par de preguntas.
Examiné a Sajin mientras detallaba sus extraños cambios, parecía ser más pesado, por la forma como sus pies se hundían en la tierra más de lo que antes lo hacían -¿Qué te han hecho? Compañero- Pregunté finalmente con algo de preocupación -Nos dijeron que tardarían contigo ¿Cómo saliste tan rápido?- Sentía mucha curiosidad por saber todo lo ocurrido con aquel misterioso doctor Brainiac -No me digas que también escapaste como cierto vampiro que yo conozco- Dije con sarcasmo mientras observaba su estado con mucha intriga.
Aunque se evidenciaban en él algunos cambios, seguía manteniendo su espada, eso al menos era una buena señal, pues aparentemente seguía siendo él mismo, su devoción por el camino de la espada era algo que jamás debería perder, era algo que yo solo podía comparar con mi devoción por las ¿Biusas? Tal vez, de cualquier modo, la comparación no era nada importante, el punto era saber que realmente, detrás del armazón, nuevo o viejo, seguía siendo el mismo de siempre
El dragón partió enseguida y le seguí al notar que se trataba de ¿Sajin? Pero ahora se veía... Diferente... Parecía tener nuevas partes pero por su manera de moverse no sabía si lo habían mejorado o lo habían devastado; corrí de prisa hasta llegar cerca del metálico guerrero, sumido en la incertidumbre y las ansias de conocer el motivo de su alarmante estado -No lo babees, no lo babees- Le repetía al dragón mientras me acercaba de prisa, y antes que lograra preguntar al bio sobre su estado, el dragón se me adelantó escribiendo en el piso un par de preguntas.
Examiné a Sajin mientras detallaba sus extraños cambios, parecía ser más pesado, por la forma como sus pies se hundían en la tierra más de lo que antes lo hacían -¿Qué te han hecho? Compañero- Pregunté finalmente con algo de preocupación -Nos dijeron que tardarían contigo ¿Cómo saliste tan rápido?- Sentía mucha curiosidad por saber todo lo ocurrido con aquel misterioso doctor Brainiac -No me digas que también escapaste como cierto vampiro que yo conozco- Dije con sarcasmo mientras observaba su estado con mucha intriga.
Aunque se evidenciaban en él algunos cambios, seguía manteniendo su espada, eso al menos era una buena señal, pues aparentemente seguía siendo él mismo, su devoción por el camino de la espada era algo que jamás debería perder, era algo que yo solo podía comparar con mi devoción por las ¿Biusas? Tal vez, de cualquier modo, la comparación no era nada importante, el punto era saber que realmente, detrás del armazón, nuevo o viejo, seguía siendo el mismo de siempre
Última edición por Bio el Sáb Nov 28 2015, 22:52, editado 1 vez
Bio
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
Era una suerte que hubiese podido parar su caída con ese pobre e inútil bastón que había encontrado entre el montón de ramas su sabueso, pero ya no servía para nada cuando el dragón pudo encargarse de su bienestar. No trato de resistirse, estaba lo suficiente debilitado como para oponer resistencia a la ayuda que le ofrecían. Se recostó con ayuda del dragón, apoyando su espalda en un tronco viejo que había en la orilla del sendero para poder quedar sentado. Así mismo, el cibernético cruzó sus brazos mientras se sentó de rodillas en el medio de sus compañeros y en cambio, su fiel can no había tenido el interés de compartir con los aliados del cibernético. Prefirió ir a corretear por el bosque mientras su amo se ocupaba de asuntos mucho más relevantes como lo era, tratar de conocer de nuevo su cuerpo y explicar el porque a sus compañeros. La segunda opción era lo que el cibernético tenía claro que estarían interesados en escuchar y no tardo mucho aquella deducción en hacerse realidad.
Fijó su mira telescópica de forma veloz en el grabado que había hecho el dragón sobre la tierra con una zarpa, tratando de preguntarle sin usar un vocablo primitivo de gruñidos y bufidos que solía dar. Pero pronto, Sajin se fijó en la mirada del dragón tras haberlo escrito, sus ojos se clavaban en la máquina con la preocupación sobre él. El cibernético, por estándares de cortesía y como había dicho que era para ellos, su amigo, debía tener el coraje para explicar a sus amigos aún cuando estaba en un estado de debilidad que lo hacía parecer más una carga en el camino que el aliado que alguna vez había sido.
— Mi historial recuerda que alguna vez te advertí de que si seguías atacando a esos mercenarios con los que nos habíamos cruzado, tendría que encargarme de ti. —Comentaba, tratando de responder a la incógnita del dragón—. Pero al final se encargó de mi con salvarme de una muerte anunciada. Ahora, yo cumplí con mi deuda y ahora sigue esto, mi camino personal. Estoy débil, mi cuerpo no se siente como había sido antes. La operación fue dura...
Notó a su viejo y fiel amigo, preguntaba con la misma preocupación del dragón por su estado pero a la vez, parecía ser mucho más exacto y directo que el dragón con una simple escritura en la tierra. Ambos tenían el mismo interés en saber, no podría tratar de hacer jugarretas para evadir el tema de conversación o explicar de una manera breve como había hecho con el dragón, el cibernético estuvo dispuesto a ofrecer todas las respuestas a sus compañeros con tal de no ser una carga. Había pasado de proteger a ser el estimado, el protegido del grupo, eso era algo que aborrecía. No por una forma de castigarse así mismo, si no por que en el fondo, Sajin no sentía que la estimación de sus compañeros tuviese que ir hacia él.
— La operación. —Contestó al vampiro, prosiguiendo de una manera mucho más detallada de los acontecimientos—. Tomé el camino más rápido para ir con ustedes y protegerlos, así que fueron a por el método quirúrgico. Tenía heridas bajo las placas obsoletas de mi armadura y mis reservas se habían agotado. Esa fue la primera vez en la que mi programación me hizo capaz de sentir el dolor, la angustia que tanto odian los seres como ustedes. —Bajó su cabeza, para acabar en un silencio incómodo.
— Soy una carga ahora. —Prosiguió, alzando su cabeza para ver a sus compañeros—. El camino de la espada ha hecho todo esto, este es mi combate personal. Cada vez que veo mi historial de acciones no puedo dejar de creer que los he metido en todas estas desventuras e infortunios. No los estoy protegiendo, los estoy haciendo sufrir mientras más siguen conmigo. Ahora, me siento como mi antigua dueña... —Continuó, no quería ahogarlos de culpa con lo que le sucedía al cibernético, por lo que trato de redimirse con sus compañeros—. Me adaptaré al tema de conversación que tenían para no formular el dolor de la mala consciencia en ustedes, si es lo que les parece correcto.
Fijó su mira telescópica de forma veloz en el grabado que había hecho el dragón sobre la tierra con una zarpa, tratando de preguntarle sin usar un vocablo primitivo de gruñidos y bufidos que solía dar. Pero pronto, Sajin se fijó en la mirada del dragón tras haberlo escrito, sus ojos se clavaban en la máquina con la preocupación sobre él. El cibernético, por estándares de cortesía y como había dicho que era para ellos, su amigo, debía tener el coraje para explicar a sus amigos aún cuando estaba en un estado de debilidad que lo hacía parecer más una carga en el camino que el aliado que alguna vez había sido.
— Mi historial recuerda que alguna vez te advertí de que si seguías atacando a esos mercenarios con los que nos habíamos cruzado, tendría que encargarme de ti. —Comentaba, tratando de responder a la incógnita del dragón—. Pero al final se encargó de mi con salvarme de una muerte anunciada. Ahora, yo cumplí con mi deuda y ahora sigue esto, mi camino personal. Estoy débil, mi cuerpo no se siente como había sido antes. La operación fue dura...
Notó a su viejo y fiel amigo, preguntaba con la misma preocupación del dragón por su estado pero a la vez, parecía ser mucho más exacto y directo que el dragón con una simple escritura en la tierra. Ambos tenían el mismo interés en saber, no podría tratar de hacer jugarretas para evadir el tema de conversación o explicar de una manera breve como había hecho con el dragón, el cibernético estuvo dispuesto a ofrecer todas las respuestas a sus compañeros con tal de no ser una carga. Había pasado de proteger a ser el estimado, el protegido del grupo, eso era algo que aborrecía. No por una forma de castigarse así mismo, si no por que en el fondo, Sajin no sentía que la estimación de sus compañeros tuviese que ir hacia él.
— La operación. —Contestó al vampiro, prosiguiendo de una manera mucho más detallada de los acontecimientos—. Tomé el camino más rápido para ir con ustedes y protegerlos, así que fueron a por el método quirúrgico. Tenía heridas bajo las placas obsoletas de mi armadura y mis reservas se habían agotado. Esa fue la primera vez en la que mi programación me hizo capaz de sentir el dolor, la angustia que tanto odian los seres como ustedes. —Bajó su cabeza, para acabar en un silencio incómodo.
— Soy una carga ahora. —Prosiguió, alzando su cabeza para ver a sus compañeros—. El camino de la espada ha hecho todo esto, este es mi combate personal. Cada vez que veo mi historial de acciones no puedo dejar de creer que los he metido en todas estas desventuras e infortunios. No los estoy protegiendo, los estoy haciendo sufrir mientras más siguen conmigo. Ahora, me siento como mi antigua dueña... —Continuó, no quería ahogarlos de culpa con lo que le sucedía al cibernético, por lo que trato de redimirse con sus compañeros—. Me adaptaré al tema de conversación que tenían para no formular el dolor de la mala consciencia en ustedes, si es lo que les parece correcto.
Sajin
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
Giré el rostro hacia el humano cuando me dijo que no babease al hombre herido, algo me decia que habia entendido perfectamente que no era precisamente baba la sustancia con la que lo había remojado momentos atrás, pero que insistía para molestarme a modo broma. Para devolverle la misma, hice ver que iba a volver a escupirle, pero no saque nada, para hacerle retroceder un paso simplemente, y esboce una sonrisa mostrando todos mis filosos dientes de un modo, des de mi punto de vista pro lo menos, nada amenazador, mientras volvía a soltar una risa bastante mas baja y breve, acotada por el tema, mas importante que nos ocupaba ahora. La salud del recién llegado.
Aguarde paciente a que el cibernetico respondiera, y pese que el comentario sarcástico del humano llamo mi atención, no lo suficiente como para desviarme del tema actual.
Me consoló escuchar que no había sido la única que había intentado huir de esa cárcel luminosa, fuere quien fuere el vampiro que menciono el humano, podía comprenderlo perfectamente.
El hombre metálico miro la breve escritura y luego a mi, antes de comenzar a hablar. MI primera impresión fue que no había entendido lo que había escrito, y estaba pensando como corregirme y hacerme entender mejor hasta que oi la ultima frase. Aun así había seguido con atención cada una de sus palabras, asintiendo cuando rememoro su amenaza.
No logré entender completamente la explicación que dio después de eso, algunas palabras o términos se me escapaban, pero por lo que podía sacar a la luz del contexto, había pasado un proceso tremendamente doloroso para volver antes con su compañero.
Un silencio se formo en el pequeño grupo, seguido de una terrible declaración.
— Soy una carga ahora.
Negué con al cabeza a la vez que emitía un gorgojeo a modo queja, marcando mi desacuerdo con dicha afirmación. Estaba cansado, si, como todos lo estábamos alguna vez, todo el mundo tiene limites, y merece un descanso de vez en cuando. Pero el cibernético parecía no haberse golpeado a si mismo con las apalabras lo suficiente, así que siguió con su discurso de autocastigo un rato mas, que acompañe con expresiones y bufidos para remarcar cuan poco concordaba con sus conclusiones.
Resoplé por las narinas con fuerza, entornando los parpados y abri las fauces a punto de tirarle un chorrito de agua a modo riña, pero las cerré antes de esputar la primera gota, al no saber que efecto podría producir eso en el ser metálico. Enviarlo de nuevo al hospital pro accidente era lo ultimo que quería hacer.
Así que, en vez de reñirle termine rozandole la coronilla con el hocico, en un intento de transmitirle consuelo y apoyo, rodeándolo con la ala, haciendo una pobre imitación del abrazo que le había dado anteriormente en la base de los cibernéticos, pero que ahora, era poco propicio de repetir en las mismas condiciones, a no ser que quisiera hacer un espectaculo nudista en medio del camino. No era el caso.
Barrí con la cola la explanada que había ante nosotros, para poder usarla de pizarra.
"¿Tienes hambre? La comida ayuda a reponer fuerzas. Puedo cazar."
¿Comería? Todos los seres vivos lo hacia. ¿Le serviría algo crudo? Aun que poseía en mi morral un pedernal, y el bosque estaba lleno de leños y hojarasca como para hacer una yesca decente. Y si comía, ¿Eran cosas orgánicas?. No me sorprendía lo mucho que ignoraba de esa criatura.
Sacudí la cabeza despejando esas dudas, probablemente el cibernético las contestaría si tenia hambre, y si no, era un tema del que me podía informar mas adelante, parecía querer cambiar de conversación, dejando atrás los comentarios sobre su estado, y había mencionado algo que suscitaba mucho mas mi interés que las costumbres alimenticias de esa criatura.
Encorve una zarpa de nuevo, hasta que solo una de las uñas quedo recta, el mismo gesto que llevaba a cabo cada vez que quería escribir, para añadir en el suelo la siguiente pregunta.
"¿Que es el camino de la espada?"
Mi mirada se clavo en el ojo cíclope del ser lastimado.
Aguarde paciente a que el cibernetico respondiera, y pese que el comentario sarcástico del humano llamo mi atención, no lo suficiente como para desviarme del tema actual.
Me consoló escuchar que no había sido la única que había intentado huir de esa cárcel luminosa, fuere quien fuere el vampiro que menciono el humano, podía comprenderlo perfectamente.
El hombre metálico miro la breve escritura y luego a mi, antes de comenzar a hablar. MI primera impresión fue que no había entendido lo que había escrito, y estaba pensando como corregirme y hacerme entender mejor hasta que oi la ultima frase. Aun así había seguido con atención cada una de sus palabras, asintiendo cuando rememoro su amenaza.
No logré entender completamente la explicación que dio después de eso, algunas palabras o términos se me escapaban, pero por lo que podía sacar a la luz del contexto, había pasado un proceso tremendamente doloroso para volver antes con su compañero.
Un silencio se formo en el pequeño grupo, seguido de una terrible declaración.
— Soy una carga ahora.
Negué con al cabeza a la vez que emitía un gorgojeo a modo queja, marcando mi desacuerdo con dicha afirmación. Estaba cansado, si, como todos lo estábamos alguna vez, todo el mundo tiene limites, y merece un descanso de vez en cuando. Pero el cibernético parecía no haberse golpeado a si mismo con las apalabras lo suficiente, así que siguió con su discurso de autocastigo un rato mas, que acompañe con expresiones y bufidos para remarcar cuan poco concordaba con sus conclusiones.
Resoplé por las narinas con fuerza, entornando los parpados y abri las fauces a punto de tirarle un chorrito de agua a modo riña, pero las cerré antes de esputar la primera gota, al no saber que efecto podría producir eso en el ser metálico. Enviarlo de nuevo al hospital pro accidente era lo ultimo que quería hacer.
Así que, en vez de reñirle termine rozandole la coronilla con el hocico, en un intento de transmitirle consuelo y apoyo, rodeándolo con la ala, haciendo una pobre imitación del abrazo que le había dado anteriormente en la base de los cibernéticos, pero que ahora, era poco propicio de repetir en las mismas condiciones, a no ser que quisiera hacer un espectaculo nudista en medio del camino. No era el caso.
Barrí con la cola la explanada que había ante nosotros, para poder usarla de pizarra.
"¿Tienes hambre? La comida ayuda a reponer fuerzas. Puedo cazar."
¿Comería? Todos los seres vivos lo hacia. ¿Le serviría algo crudo? Aun que poseía en mi morral un pedernal, y el bosque estaba lleno de leños y hojarasca como para hacer una yesca decente. Y si comía, ¿Eran cosas orgánicas?. No me sorprendía lo mucho que ignoraba de esa criatura.
Sacudí la cabeza despejando esas dudas, probablemente el cibernético las contestaría si tenia hambre, y si no, era un tema del que me podía informar mas adelante, parecía querer cambiar de conversación, dejando atrás los comentarios sobre su estado, y había mencionado algo que suscitaba mucho mas mi interés que las costumbres alimenticias de esa criatura.
Encorve una zarpa de nuevo, hasta que solo una de las uñas quedo recta, el mismo gesto que llevaba a cabo cada vez que quería escribir, para añadir en el suelo la siguiente pregunta.
"¿Que es el camino de la espada?"
Mi mirada se clavo en el ojo cíclope del ser lastimado.
Arygos Valnor
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
Mientras me acercaba al bio, el dragón pareció molestarse por mi comentario y sentí que iba a babearme de nuevo así que cerré los ojos y cubrí mi rostro con las manos mientras decía con voz suplicante -No, no, más babas no- Para luego acabar riendo junto al reptil. Los sucesos que relataba Sajin parecían bastante dolorosos e incluso espeluznantes, parecía haber vivido momentos horribles y aunque estaba con nosotros, no parecía que la operación hubiera sido realmente beneficiosa, al contrario, se veía como si lo hubiesen despedazado a propósito para luego armarlo a medias; sus palabras, encriptadas y enigmáticas como de costumbre, reflejaban una especie de autocompadecimiento debido a su imposibilidad temporal para combatir o protegernos, a fin de cuentas, eso era, un protector -¿Qué puede hacer un protector que ya no es capaz de proteger?- Pensé sin decir nada mientras observaba su estado, tampoco podía notar muchas diferencias en su estructura física, tal vez cambios internos o algo así, según había mencionado, las heridas estaban bajo la coraza, así que sería difícil notar algo.
Palabras muy fuertes salían del bio contra sí mismo y no podía más que contemplarlo -Ser una carga no es malo, todos lo somos en algún momento, creo que yo ya lo fui antes- Le respondí en un tono muy serio -Solo has sido derribado, una derrota temporal, caemos para aprender a levantarnos- Le dije al metálico ser mientras el reptil parecía también estar muy en contra de las afirmaciones de Sajin, ninguno de nosotros lo consideraba una carga, sino más bien un compañero de viaje, yo en particular sentía que viajaba con un compañero y una mascota que babeaba, pero igual le había tomado cierto aprecio a ambos, y al menos en lo que durara el viaje, nos cuidaríamos unos a otros, como compañeros... Como amigos.
Las últimas frases escrita por el dragón en el suelo sí se convertirían en un serio problema, pues en lo personal, tras un buen rato sin alimentarme, yo si estaba muriendo de hambre, pero buscar una víctima para alimentarme cerca de mis compañeros no era una buena idea, no quería asustar al baboso ni molestar al bio con su constante sentido de la justicia, tal vez debiera separarme de ellos por un rato al menos hasta saciar mi voraz apetito antes que mi sed me dejara sin control -Si puedes comer, traeré algo de alimento, solo dime qué podría ser, algo debe alimentarte- Aunque ciertamente tenía la intención de buscarle lo que pidiera, también había una segunda intención, perderme de vista unos minutos para encontrar alguien que pudiera servirme de sustento al menos de manera temporal, siempre procuraba evitar tener que llegar a pasar por estos, pero la serie de eventos que se habían sucedido últimamente me habían dejado sin la posibilidad de alimentarme de manera correcta y en algún momento mi organismo me lo iba a pedir.
Palabras muy fuertes salían del bio contra sí mismo y no podía más que contemplarlo -Ser una carga no es malo, todos lo somos en algún momento, creo que yo ya lo fui antes- Le respondí en un tono muy serio -Solo has sido derribado, una derrota temporal, caemos para aprender a levantarnos- Le dije al metálico ser mientras el reptil parecía también estar muy en contra de las afirmaciones de Sajin, ninguno de nosotros lo consideraba una carga, sino más bien un compañero de viaje, yo en particular sentía que viajaba con un compañero y una mascota que babeaba, pero igual le había tomado cierto aprecio a ambos, y al menos en lo que durara el viaje, nos cuidaríamos unos a otros, como compañeros... Como amigos.
Las últimas frases escrita por el dragón en el suelo sí se convertirían en un serio problema, pues en lo personal, tras un buen rato sin alimentarme, yo si estaba muriendo de hambre, pero buscar una víctima para alimentarme cerca de mis compañeros no era una buena idea, no quería asustar al baboso ni molestar al bio con su constante sentido de la justicia, tal vez debiera separarme de ellos por un rato al menos hasta saciar mi voraz apetito antes que mi sed me dejara sin control -Si puedes comer, traeré algo de alimento, solo dime qué podría ser, algo debe alimentarte- Aunque ciertamente tenía la intención de buscarle lo que pidiera, también había una segunda intención, perderme de vista unos minutos para encontrar alguien que pudiera servirme de sustento al menos de manera temporal, siempre procuraba evitar tener que llegar a pasar por estos, pero la serie de eventos que se habían sucedido últimamente me habían dejado sin la posibilidad de alimentarme de manera correcta y en algún momento mi organismo me lo iba a pedir.
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
La brisa se hacía cada vez más cómoda para la conversación que tenía el cibernético con sus compañeros en el medio del sendero, del que probablemente no tardarían mucho en llegar hacia tierras humanas. Pero aún así, sus amigos, como los había declarado el cibernético, aún seguían saber sobre su estado, preocupados por su estado y autoestima. Sus palabras no fueron bien recibidas y más por el dragón, que, pese al poco tiempo que había pasado con él, parecía tener confianza y aprecio por él. Pero aún, el dragón seguía mostrándose mas aún indignado de las suposiciones de Sajin, tratando de refutarlo a base de gruñidos y bufidos que provocaba tras resoplar. La criatura abrió sus fauces y las mostró al cibernético, que, sin ánimo, no parecía tomarlo como una especie de amenaza aún cuando aquella acción significase la exhalación del aliento del dragón.
— Tiene más hiperactividad que de costumbre tras salir de la base. —Comentó al dragón, mirándolo a los ojos. La criatura poco después barrió la arena en la que había escrito anteriormente para dar un escrito reciente dirigido al cibernético por preocupación. Sajin bajó su mirada para leer la frase que había dejado el dragón en el suelo, leyendo de una forma veloz así como una respuesta un tanto obstinada a la preocupación del dragón.— He recuperado mi energía, pero mis fuerzas no están repuestas como de costumbre. Tal vez no se trate de alimentación, quizás todavía no me he acostumbrado a esto.
El cibernético crujió las vertebras de su cuello tras girarlas lado a lado, para luego percatarse del escrito que dejaba el dragón una vez más en el suelo. Esta vez, la pregunta era inusual a las que había estado escuchando en sus viajes. Notó como el dragón había fijado su vista en el ojo artificial que brillaba en rojo en medio de cuencas, parecía serle peculiar a la criatura.
— Lo que estás viendo se trata de un sensor, dragón. —Lo señaló con su dedo índice, el cual bajo tan pronto como lo indico—. Pero, ese no es el tema de conversación que buscas. Buscas saber del camino de la espada y tendrás tu respuesta acerca de ello, dragón. —Comentaba, prosiguiendo con su explicación—. El camino de la espada es un código ético en donde el espadachín debe de ofrecer lealtad y honor, que, pese a que no es natural en mi raza como habéis visto, yo veo el honor como una cualidad moral del deber. El camino de la espada enseña al guerrero a combatir sin perder sus valores básicos y a diferencia de un mercenario, un caballero o un asesino, el camino de la espada es un modo de vida que pocos han seguido. —Tomó su sable en su estuche, mostrándolo acostado entre sus palmas hacia el dragón—. Puedes ver que no utilizo algún escudo para ello y es porque, nosotros los espadachines aceptamos la muerte como el final de nuestro camino, en el que buscamos nuestros ideales para sostenernos o los de nuestros amos. Yo perdí a mis amos y ahora solo tengo esto, de lo que nunca vi algo especial en las espadas. Pero, yo los protegía con mi espada y eso, la hace tan especial.
Se sostuvo con su sable para levantarse del suelo, de una manera lenta y relajada. Pudo reincorporarse tras ello y luego, colocar su sable envainado de vuelta a uno de sus compartimientos. Su compañero argumento al respecto un comentario motivador, que pese a las buenas intenciones, Sajin no pudo retener las palabras en su boca y tan solo, hizo lo que por cortesía estaba decidido a hacer a su amigo. — Vagó por la espada cargando la muerte de mis amos. —Clavó su mirada en Bio—. ¿Cómo se puede vivir aceptando tus derrotas cuando cargas con el legado de los muertos? la gente que matas, la gente que yo mato, son las que deciden morir en el olvido. —Dio la espalda a su compañero mientras reflexionaba junto con él—. Pero no hay alguien que conmemoré al inocente. —Se dio la vuelta lentamente por su condición, girándose de nuevo a su compañero tras buscar una forma de que ambos pudiesen saciar el hambre, cosa que tal vez solo su compañero podría saciar, el cibernético no requeriría más cuidados y menos para saciar el apetito. — Esta tranquilidad ya es lo suficientemente satisfactoria.
Se dirigió caminando lentamente mientras que su perro ladró, avisando que no tardaría en llegar junto con él. — Mientras que recolectas suministros, seguiremos el camino de una manera de la que puedas llegar a tiempo. —Prosiguió, ahora girándose hacia el dragón que los acompañaba. — ¿Está de acuerdo, dragón? no me ha dicho su nombre pese a toda esta larga travesía.
— Tiene más hiperactividad que de costumbre tras salir de la base. —Comentó al dragón, mirándolo a los ojos. La criatura poco después barrió la arena en la que había escrito anteriormente para dar un escrito reciente dirigido al cibernético por preocupación. Sajin bajó su mirada para leer la frase que había dejado el dragón en el suelo, leyendo de una forma veloz así como una respuesta un tanto obstinada a la preocupación del dragón.— He recuperado mi energía, pero mis fuerzas no están repuestas como de costumbre. Tal vez no se trate de alimentación, quizás todavía no me he acostumbrado a esto.
El cibernético crujió las vertebras de su cuello tras girarlas lado a lado, para luego percatarse del escrito que dejaba el dragón una vez más en el suelo. Esta vez, la pregunta era inusual a las que había estado escuchando en sus viajes. Notó como el dragón había fijado su vista en el ojo artificial que brillaba en rojo en medio de cuencas, parecía serle peculiar a la criatura.
— Lo que estás viendo se trata de un sensor, dragón. —Lo señaló con su dedo índice, el cual bajo tan pronto como lo indico—. Pero, ese no es el tema de conversación que buscas. Buscas saber del camino de la espada y tendrás tu respuesta acerca de ello, dragón. —Comentaba, prosiguiendo con su explicación—. El camino de la espada es un código ético en donde el espadachín debe de ofrecer lealtad y honor, que, pese a que no es natural en mi raza como habéis visto, yo veo el honor como una cualidad moral del deber. El camino de la espada enseña al guerrero a combatir sin perder sus valores básicos y a diferencia de un mercenario, un caballero o un asesino, el camino de la espada es un modo de vida que pocos han seguido. —Tomó su sable en su estuche, mostrándolo acostado entre sus palmas hacia el dragón—. Puedes ver que no utilizo algún escudo para ello y es porque, nosotros los espadachines aceptamos la muerte como el final de nuestro camino, en el que buscamos nuestros ideales para sostenernos o los de nuestros amos. Yo perdí a mis amos y ahora solo tengo esto, de lo que nunca vi algo especial en las espadas. Pero, yo los protegía con mi espada y eso, la hace tan especial.
Se sostuvo con su sable para levantarse del suelo, de una manera lenta y relajada. Pudo reincorporarse tras ello y luego, colocar su sable envainado de vuelta a uno de sus compartimientos. Su compañero argumento al respecto un comentario motivador, que pese a las buenas intenciones, Sajin no pudo retener las palabras en su boca y tan solo, hizo lo que por cortesía estaba decidido a hacer a su amigo. — Vagó por la espada cargando la muerte de mis amos. —Clavó su mirada en Bio—. ¿Cómo se puede vivir aceptando tus derrotas cuando cargas con el legado de los muertos? la gente que matas, la gente que yo mato, son las que deciden morir en el olvido. —Dio la espalda a su compañero mientras reflexionaba junto con él—. Pero no hay alguien que conmemoré al inocente. —Se dio la vuelta lentamente por su condición, girándose de nuevo a su compañero tras buscar una forma de que ambos pudiesen saciar el hambre, cosa que tal vez solo su compañero podría saciar, el cibernético no requeriría más cuidados y menos para saciar el apetito. — Esta tranquilidad ya es lo suficientemente satisfactoria.
Se dirigió caminando lentamente mientras que su perro ladró, avisando que no tardaría en llegar junto con él. — Mientras que recolectas suministros, seguiremos el camino de una manera de la que puedas llegar a tiempo. —Prosiguió, ahora girándose hacia el dragón que los acompañaba. — ¿Está de acuerdo, dragón? no me ha dicho su nombre pese a toda esta larga travesía.
Sajin
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
Permanecí sentada en un principio observando a ambos interlocutores, pero cansada de tener que arquear el cuello hacia abajo, finalmente pleque todas las patas y apoye la panza en el suelo, manteniendo alzado únicamente el cuello para tener el rostro a la altura del cibernético, que era, a quien mas estaba prestando atención debido a su estado.
Ladeé la cabeza hacia un costado, ante su comentario marcando mi estado mas vivaz. Realmente no sabia porque, quizás no se me habían disipado todavía los nervios, o era la euforia de haber salido de ese siniestro lugar, o era consecuencia de alguna de las sutancias que me habían inyectado esos seres. Me encogí de hombros.
El cibernetico capto mi mirada y me explico brevemente que era esa cosa que tenia por Ojo. ¿Sensor? No había oído esa palabra en mi vida, supuse que era una forma suya de llamar a sus propios ojos y no ahonde mas, para no interrumpirle antes de que hubiera contestado a las preguntas que mas me llamaban la atención.
No se explayo largamente sobre la espada, pero sus datos fueron concisos, claros, y hasta en cierto punto personales, examine alternativamente al hombre metálico y a su espada, asintiendo para mostrarle que había comprendido, a grandes rasgos, su explicación.
Ambos sujetos terminaron en pie y divagando, de nuevo, la perspectiva del cibernético era como poco, triste, mientras el hombre parecía tener una noción mas objetiva del tema. Me alce y adelante unos pasos, para que me diera tiempo a rasguñar la tierra delante de ellos haciendo mi aporte, esperando que lo leyesen antes de caminar por encima de mis letras.
"El legado de los muertos no es solo una carga, es conocimiento, son memorias, son momentos que compartieron con cada uno. Buenos, malos, mantienen viva a esa persona en el alma. Los muertos viven en la huella que dejan en la memoria de sus allegados, los inocentes son conmemorados por sus seres queridos. ¿No es mejor recordar a alguien por como vivió que por como murió?"
Las letras ocupaban gran parte del camino, y es que no era sencillo hacer una escritura pequeña con semejantes garras, pero por lo menos, eso permitía que fuera entendida sin inclinarse sobre el suelo.
Pasaron pronto a debatir sobre la comida, mi estomago los coreó con claras señales de apoyar su moción antes de que yo emitiese ruido alguno. El cibernético pregunto mi opinion, asi que me apure a escribir bajo mi anterior texto.
"Se cazar, y puedo alcanzarles mas rápido, vuelo. Algo del tamaño de un perro saciara mi hambre lo suficiente. ¿que quieres Humano?"
Marque mi clara intención de ser yo la que cazara. Dudaba que los humanos pudieran alcanzar corriendo algún animal, y pro lo que había visto en las aldeas, solían cazar con armas a distancia y trampas, cosas que no había visto que ninguno de ellos dispusieran por el momento.
"Me llamo Arygos"
Añadí en respuesta a mi nombre.
"¿Vosotros?"
Me percate en ese instante que la costumbre mas básica entre los humanoides, presentarse, se me había olvidado completamente entre nuestras peripecias.
Ladeé la cabeza hacia un costado, ante su comentario marcando mi estado mas vivaz. Realmente no sabia porque, quizás no se me habían disipado todavía los nervios, o era la euforia de haber salido de ese siniestro lugar, o era consecuencia de alguna de las sutancias que me habían inyectado esos seres. Me encogí de hombros.
El cibernetico capto mi mirada y me explico brevemente que era esa cosa que tenia por Ojo. ¿Sensor? No había oído esa palabra en mi vida, supuse que era una forma suya de llamar a sus propios ojos y no ahonde mas, para no interrumpirle antes de que hubiera contestado a las preguntas que mas me llamaban la atención.
No se explayo largamente sobre la espada, pero sus datos fueron concisos, claros, y hasta en cierto punto personales, examine alternativamente al hombre metálico y a su espada, asintiendo para mostrarle que había comprendido, a grandes rasgos, su explicación.
Ambos sujetos terminaron en pie y divagando, de nuevo, la perspectiva del cibernético era como poco, triste, mientras el hombre parecía tener una noción mas objetiva del tema. Me alce y adelante unos pasos, para que me diera tiempo a rasguñar la tierra delante de ellos haciendo mi aporte, esperando que lo leyesen antes de caminar por encima de mis letras.
"El legado de los muertos no es solo una carga, es conocimiento, son memorias, son momentos que compartieron con cada uno. Buenos, malos, mantienen viva a esa persona en el alma. Los muertos viven en la huella que dejan en la memoria de sus allegados, los inocentes son conmemorados por sus seres queridos. ¿No es mejor recordar a alguien por como vivió que por como murió?"
Las letras ocupaban gran parte del camino, y es que no era sencillo hacer una escritura pequeña con semejantes garras, pero por lo menos, eso permitía que fuera entendida sin inclinarse sobre el suelo.
Pasaron pronto a debatir sobre la comida, mi estomago los coreó con claras señales de apoyar su moción antes de que yo emitiese ruido alguno. El cibernético pregunto mi opinion, asi que me apure a escribir bajo mi anterior texto.
"Se cazar, y puedo alcanzarles mas rápido, vuelo. Algo del tamaño de un perro saciara mi hambre lo suficiente. ¿que quieres Humano?"
Marque mi clara intención de ser yo la que cazara. Dudaba que los humanos pudieran alcanzar corriendo algún animal, y pro lo que había visto en las aldeas, solían cazar con armas a distancia y trampas, cosas que no había visto que ninguno de ellos dispusieran por el momento.
"Me llamo Arygos"
Añadí en respuesta a mi nombre.
"¿Vosotros?"
Me percate en ese instante que la costumbre mas básica entre los humanoides, presentarse, se me había olvidado completamente entre nuestras peripecias.
Arygos Valnor
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
El viento soplaba fuerte aquella noche, y aunque el viaje había sido bastante agradable, a pesar del momento incómodo en la base bio, el amanecer comenzaba a ponerme nervioso, aún faltaban unas horas para que saliera el sol, pero el camino a Lunargenta era largo, si no lograba llegar a tiempo tendría que apartarme del grupo y buscar algún refugio, las respuestas de Sajin me sacaron de mis pensamientos en los que me encontraba sumido, perdido, explicaba al dragón acerca de su extraño ojo, ciertamente bastante peculiar y aunque antes me había llamado la atención y tenía curiosidad, las circunstancias nunca me dieron el tiempo suficiente como para lograr satisfacer esa duda hasta ahora.
Mi metálico compañero se levantó con algo de esfuerzo mientras continuaba relatando la tragedia de sus amos, seguramente sería horrible perder la única razón de su existencia, su motivo, aquello para lo que estaba diseñado; en cierto modo podía entenderlo, pero no animarlo, aunque eso era algo que al dragón se le daba bastante bien y ya se encargaría más adelante seguramente; mientras tanto Sajin buscaba la manera de que pudiéramos alimentarnos, el dragón se nos adelantó para ¿Escarbar en el suelo? Reí ante la idea hasta que al acercarnos, noté lo que había escrito, parecía haberse inspirado esta vez, y no solo había notado su largo escrito, sino que además ya por fin había notado que tenía una muy buena caligrafía, además de tener buena letra, se ofrecía como cazador, dándome la opción de elegir lo que deseara comer, de momento se me antojaba una doncella rubia de labios rojos y cuello perfumado, pero no podía pedirle que me trajera eso, así que al menos podría usar la oportunidad para alejarme del grupo unos instantes y encontrar alguien de quién alimentarme, aunque por otro lado, no podía dejar Sajin solo en su estado de debilidad actual -Un conejo estaría bien para mí- Dije mientras observaba intrigado ese extraño brillo entre los arbustos.
Tras un breve silencio intentando encontrarle un significado repetí en voz alta el nombre del dragón -Arygos... Extraño nombre- No recordaba esa palabra de ningún idioma conocido -Mis amigos me llaman Bio- Dije en tono amigable -Aunque no soy un bio- Alcé una ceja mientras pensaba en lo confuso que aquello pudiera sonar -Él es Sajin, y él sí es un bio- Dije mientras señalaba al ser de metal, entonces giré la vista de nuevo hacia los arbustos, un ligero brillo llamaba mi atención entre ellos, me acerqué lentamente hasta ver aquella extraña fruta casi traslúcida parecía brillar, reflejando los pequeños halos de luz que se deslizaban entre las ramas para llegar a ella, avancé un poco emocionado hasta ver que no era solo una, sino varias frutas traslúcidas las que teníamos ahí, tomé las que cabían en mis manos y regresé emocionado a mostrar mi hallazgo a mis compañeros -¿Saben lo que es esto?- Pregunté con una gran sonrisa mientras acomodaba en el piso las pocas frutas misteriosas que había encontrado -Son Biusas, he leído mucho acerca de ellas, incluso pasé tiempo buscándolas pero jamás lo logré- Tomé una de las biusas en mis manos -Según las leyendas, la biusa tiene el sabor de lo que sea que desees comer en el momento- Expliqué mientras llevaba lentamente a mi boca la biusa para darle un gran mordizco, mis dientes se clavaron en la suave textura de la biusa mientras su jugoso interior comenzaba a llenar el interior de mi boca impregnando mi lengua con sabor a sangre, cerré los ojos para disfrutar tal éxtasis de placer que me transportaba al limbo, aunque sabía que no era sangre real, al menos lograría engañar a mi organismo un tiempo hasta poder encontrar sangre de verdad. Abrí los ojos para ver a mis compañeros y les dije con la boca llena -Si no comen las dejaré todas para mí- Aunque luego dudé que Sajin pudiera comer como cualquier persona normal, finalmente volví a cerrar los ojos para seguir disfrutando la orgásmica sensación de comer una biusa.
Mi metálico compañero se levantó con algo de esfuerzo mientras continuaba relatando la tragedia de sus amos, seguramente sería horrible perder la única razón de su existencia, su motivo, aquello para lo que estaba diseñado; en cierto modo podía entenderlo, pero no animarlo, aunque eso era algo que al dragón se le daba bastante bien y ya se encargaría más adelante seguramente; mientras tanto Sajin buscaba la manera de que pudiéramos alimentarnos, el dragón se nos adelantó para ¿Escarbar en el suelo? Reí ante la idea hasta que al acercarnos, noté lo que había escrito, parecía haberse inspirado esta vez, y no solo había notado su largo escrito, sino que además ya por fin había notado que tenía una muy buena caligrafía, además de tener buena letra, se ofrecía como cazador, dándome la opción de elegir lo que deseara comer, de momento se me antojaba una doncella rubia de labios rojos y cuello perfumado, pero no podía pedirle que me trajera eso, así que al menos podría usar la oportunidad para alejarme del grupo unos instantes y encontrar alguien de quién alimentarme, aunque por otro lado, no podía dejar Sajin solo en su estado de debilidad actual -Un conejo estaría bien para mí- Dije mientras observaba intrigado ese extraño brillo entre los arbustos.
Tras un breve silencio intentando encontrarle un significado repetí en voz alta el nombre del dragón -Arygos... Extraño nombre- No recordaba esa palabra de ningún idioma conocido -Mis amigos me llaman Bio- Dije en tono amigable -Aunque no soy un bio- Alcé una ceja mientras pensaba en lo confuso que aquello pudiera sonar -Él es Sajin, y él sí es un bio- Dije mientras señalaba al ser de metal, entonces giré la vista de nuevo hacia los arbustos, un ligero brillo llamaba mi atención entre ellos, me acerqué lentamente hasta ver aquella extraña fruta casi traslúcida parecía brillar, reflejando los pequeños halos de luz que se deslizaban entre las ramas para llegar a ella, avancé un poco emocionado hasta ver que no era solo una, sino varias frutas traslúcidas las que teníamos ahí, tomé las que cabían en mis manos y regresé emocionado a mostrar mi hallazgo a mis compañeros -¿Saben lo que es esto?- Pregunté con una gran sonrisa mientras acomodaba en el piso las pocas frutas misteriosas que había encontrado -Son Biusas, he leído mucho acerca de ellas, incluso pasé tiempo buscándolas pero jamás lo logré- Tomé una de las biusas en mis manos -Según las leyendas, la biusa tiene el sabor de lo que sea que desees comer en el momento- Expliqué mientras llevaba lentamente a mi boca la biusa para darle un gran mordizco, mis dientes se clavaron en la suave textura de la biusa mientras su jugoso interior comenzaba a llenar el interior de mi boca impregnando mi lengua con sabor a sangre, cerré los ojos para disfrutar tal éxtasis de placer que me transportaba al limbo, aunque sabía que no era sangre real, al menos lograría engañar a mi organismo un tiempo hasta poder encontrar sangre de verdad. Abrí los ojos para ver a mis compañeros y les dije con la boca llena -Si no comen las dejaré todas para mí- Aunque luego dudé que Sajin pudiera comer como cualquier persona normal, finalmente volví a cerrar los ojos para seguir disfrutando la orgásmica sensación de comer una biusa.
Bio
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
Mucho antes de irse, se había percatado de que el dragón aún seguía mirando al suelo, se había acostumbrado a escribir con sus garras sobre la tierra como si fuese algo normal. Sajin se giró hacia atrás, yendo de regreso en busca del dragón que no le apetecía enmarcarse de vuelta a las aldeas humanas tan pronto como Sajin, que pese a sus heridas, aún seguía con la voluntad suficiente para encargarse de si mismo durante toda la cruzada con su grupo. Paso lentamente junto con el dragón, leyendo el párrafo que había dejado el dragón en la tierra, el cual acercó con su mira telescópica para leerlo de una manera mucho más detallada. Inesperadamente de parte del cibernético, borro el gran párrafo en el que el dragón había querido detallar su opinión sobre las cosas sin su permiso. Tal vez, Sajin no se había sentido cómodo con eso. Aún cuando quería recordar sus memorias, le era imposible. El dragón no lo comprendía en verdad, pero todo lo que Sajin había hecho era la ruptura del código ético que había regido, lo fundamental en los espadachines: servir a muerte a sus amos.
Pero aún así, no quiso opinar al respecto al tema. Distante a seguir dialogando acerca de si con sus compañeros tan solo para que se preocupasen más no solo de su estado, si no de su autoestima, provocaría mayores complicaciones en el viaje. Cuando estuvo por borrar el próximo párrafo del dragón, se dio cuenta que no era algo que insistía con ayudarle con sus experiencias. El dragón se había tardado no solo para responder con aquel gran párrafo, si no también con su nombre. Arygos, el nombre le pareció indiferente para el cibernético, por lo que seguiría denominándose al dragón como un ''el''. Aquel nombre no indicaba mucho sobre la sexualidad de la criatura. Leyó también pasando su mira telescópica sobre la escritura en el suelo como el dragón llamado Arygos trataba de ayudar para la caza, así como también buscaba saber sus nombres.
— Sajin. —Dijo al dragón de forma sencilla, para que después su compañero se hubiese encargado de responder así como el cibernético al dragón de una manera mucho mas simpática y cómica que el robot, señalándolo como referencia.
Pese a que el dragón se había dispuesto a cazar, el vampiro se había adelantado tan solo para ir en busca de su propia comida, tan solo atento al árbol del que parecía buscar algún fruto de interés, parecía ser que el conejo había sido olvidado tan pronto como había encontrado algún misterioso fruto entre las ramas. Mientras que el vampiro se había ido, Sajin habló de una manera un tanto más privada y fuera del alcance de su compañero, al dragón.
— ¿Por qué usted nunca muestra su forma humana, Arygos? —Preguntó, yendo a lo personal hacia el dragón. Su mirada se puso en breve tiempo sobre el dragón para luego girarse hacia el vampiro, había encontrado algo.
El vampiro mostraba entre sus brazos una buena cantidad de frutas translúcidas conocidas como biusas según sus palabras, en la que no tardó en ser el primero que diese un bocado a una de ellas. Sajin se acercó lentamente hacia el punto de interés que había encontrado el vampiro, tomando una fruta translúcida del aspecto de una manzana del montón y la giró para verla de una forma mucho más detallada. Podía ver como se reflejaba parcialmente gracias a la translucidez de la fruta acompañada de la luz de la luna, no lucía como ninguna otra antes vista. Su perro se acercó para olfatearla más de cerca.
— Esta fruta no tiene identidad propia, siguiendo su información, Bio. —Comentó hacia su compañero, analizando la fruta que tenía entre sus manos. No quería presionar a sus compañeros, al parecer, ambos aún tenían en mente el hecho de que necesitaban algo para alimentarse en medio del camino, incluso le ofrecían al cibernético, pero aún así, seguía con ellos de una forma altruista.
Pero aún así, no quiso opinar al respecto al tema. Distante a seguir dialogando acerca de si con sus compañeros tan solo para que se preocupasen más no solo de su estado, si no de su autoestima, provocaría mayores complicaciones en el viaje. Cuando estuvo por borrar el próximo párrafo del dragón, se dio cuenta que no era algo que insistía con ayudarle con sus experiencias. El dragón se había tardado no solo para responder con aquel gran párrafo, si no también con su nombre. Arygos, el nombre le pareció indiferente para el cibernético, por lo que seguiría denominándose al dragón como un ''el''. Aquel nombre no indicaba mucho sobre la sexualidad de la criatura. Leyó también pasando su mira telescópica sobre la escritura en el suelo como el dragón llamado Arygos trataba de ayudar para la caza, así como también buscaba saber sus nombres.
— Sajin. —Dijo al dragón de forma sencilla, para que después su compañero se hubiese encargado de responder así como el cibernético al dragón de una manera mucho mas simpática y cómica que el robot, señalándolo como referencia.
Pese a que el dragón se había dispuesto a cazar, el vampiro se había adelantado tan solo para ir en busca de su propia comida, tan solo atento al árbol del que parecía buscar algún fruto de interés, parecía ser que el conejo había sido olvidado tan pronto como había encontrado algún misterioso fruto entre las ramas. Mientras que el vampiro se había ido, Sajin habló de una manera un tanto más privada y fuera del alcance de su compañero, al dragón.
— ¿Por qué usted nunca muestra su forma humana, Arygos? —Preguntó, yendo a lo personal hacia el dragón. Su mirada se puso en breve tiempo sobre el dragón para luego girarse hacia el vampiro, había encontrado algo.
El vampiro mostraba entre sus brazos una buena cantidad de frutas translúcidas conocidas como biusas según sus palabras, en la que no tardó en ser el primero que diese un bocado a una de ellas. Sajin se acercó lentamente hacia el punto de interés que había encontrado el vampiro, tomando una fruta translúcida del aspecto de una manzana del montón y la giró para verla de una forma mucho más detallada. Podía ver como se reflejaba parcialmente gracias a la translucidez de la fruta acompañada de la luz de la luna, no lucía como ninguna otra antes vista. Su perro se acercó para olfatearla más de cerca.
— Esta fruta no tiene identidad propia, siguiendo su información, Bio. —Comentó hacia su compañero, analizando la fruta que tenía entre sus manos. No quería presionar a sus compañeros, al parecer, ambos aún tenían en mente el hecho de que necesitaban algo para alimentarse en medio del camino, incluso le ofrecían al cibernético, pero aún así, seguía con ellos de una forma altruista.
Sajin
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
Observé con estupefacción como el cibernético borraba gran parte de mi escrito del suelo, y encaré mi alargado rostro reptiliano hacia el mismo, ladeandolo hacia un costado con desconcierto. Si estaban debatiendo en voz alta, ¿Era mi opinión menos valida que la suya, oa caso como no podía pronunciar palabras se consideraba que no estaba en el derecho de mostrar mi punto de vista?
Esperaba, que fuera simplemente algo en lo que no deseaba pensar en ese momento, y que los motivos distaran de esperar de mi un comportamiento más similar al del perro.
Ambos sujetos se presentaron, el cibernetico menciono su nombre de forma escueta, Sajin, fácil de pronunciar, fácil de recordar, por contra el humano realizó una especie de trabalenguas con el apodo de Bio, que si bien no era su nombre, era como gustaba de ser llamado. Y tras esa breve broma sobre su peculiar apodo, marchó en busca de alimento.
Sajin se acercó a mi posición, y me hizo una breve y sencilla pregunta, probablemente compartida por todos aquellos quienes me pedían abandonar mi forma común. Barrí con la cola el terreno que se encontraba en frente nuestro, para no tener que desplazarme al responder, y empecé a arañar la tierra formulando mi respuesta.
Me crié así, crecí así. Para mi, esta es mi forma, y la otra, algo que puedo adoptar si no me queda mas remedio. Apenas la he usado en mi vida.
Vivi siempre así, perder las alas, la cola... es como si fuera un tullido.
Además, se me da terriblemente mal, siempre me tropiezo, y me caigo, y me cuesta hablar.
¿Porque tomar una forma más frágil y torpe que no puedo considerar casi como mi propio cuerpo?
Ladeé la cabeza hacia mi interlocutor de forma automática, como si quisiera leer su reacción en el rostro, hazaña imposible con su recubrimiento metálico. Entonces recordé el momento de oscuridad de la base cibernética, y añadí un poco más abajo.
La tomé antes, en la base de los tuyos. ¿Recuerdas?
¿Supone un problema mi forma actual?
Quizás mi gesto había pasado desapercibido en la locura de la noche en la que nos habíamos visto envueltos. No me resultaba extraño ni ofensivo, aunque aguardaba interiormente la esperanza de haberle podido generar algo de consuelo en ese momento, no era especialmente optimista con ello.
Bio volvió cargando entre sus brazos una buena cantidad de una fruta translucida extraña, mientras nos informaba sobre la extraña propiedad de dichos frutos. Los mire maravillada, y no me demoré en tomar uno para mi misma, y engullirlo de un bocado. El sabor de la carne tierna de un cervatillo se extendió por mi boca en el instante que la fruta fue triturada por mis dientes, no solía cazarlos, por respetar el equilibrio de la naturaleza, pero era una carne tierna, sabrosa, sin grasa, que prácticamente se disolvió en el paladar.
Un gorgojeo de placer salio de entre mis dientes mientras entornaba los ojos disfrutando de ese manjar. ¿Realmente cambiaría el sabor para ellos? Estaba casi segura de que si, pues dudaba que en el mundo existiera un fruto con semejante sabor, aunque era ya de por si dificil de creer que pudiera cambiar dependiendo de quien la comiera.
Mi zarpa rasgo el suelo bajo el escrito anterior, esta vez enfocando a Bio, el único que por el momento había disfrutado de ese aperitivo conmigo.
¿Qué sabor tiene para ti?
La amenaza con comerse el resto hizo que alargase mi cuello casi como un acto reflejo, arrebatando con el hocico otro de esos peculiares frutos para hacerlo desaparecer entre mis fauces. Era glotona, y puesto a que iba a compartirlos, pensaba dar buena cuenta de mi ración.
Esperaba, que fuera simplemente algo en lo que no deseaba pensar en ese momento, y que los motivos distaran de esperar de mi un comportamiento más similar al del perro.
Ambos sujetos se presentaron, el cibernetico menciono su nombre de forma escueta, Sajin, fácil de pronunciar, fácil de recordar, por contra el humano realizó una especie de trabalenguas con el apodo de Bio, que si bien no era su nombre, era como gustaba de ser llamado. Y tras esa breve broma sobre su peculiar apodo, marchó en busca de alimento.
Sajin se acercó a mi posición, y me hizo una breve y sencilla pregunta, probablemente compartida por todos aquellos quienes me pedían abandonar mi forma común. Barrí con la cola el terreno que se encontraba en frente nuestro, para no tener que desplazarme al responder, y empecé a arañar la tierra formulando mi respuesta.
Me crié así, crecí así. Para mi, esta es mi forma, y la otra, algo que puedo adoptar si no me queda mas remedio. Apenas la he usado en mi vida.
Vivi siempre así, perder las alas, la cola... es como si fuera un tullido.
Además, se me da terriblemente mal, siempre me tropiezo, y me caigo, y me cuesta hablar.
¿Porque tomar una forma más frágil y torpe que no puedo considerar casi como mi propio cuerpo?
Ladeé la cabeza hacia mi interlocutor de forma automática, como si quisiera leer su reacción en el rostro, hazaña imposible con su recubrimiento metálico. Entonces recordé el momento de oscuridad de la base cibernética, y añadí un poco más abajo.
La tomé antes, en la base de los tuyos. ¿Recuerdas?
¿Supone un problema mi forma actual?
Quizás mi gesto había pasado desapercibido en la locura de la noche en la que nos habíamos visto envueltos. No me resultaba extraño ni ofensivo, aunque aguardaba interiormente la esperanza de haberle podido generar algo de consuelo en ese momento, no era especialmente optimista con ello.
Bio volvió cargando entre sus brazos una buena cantidad de una fruta translucida extraña, mientras nos informaba sobre la extraña propiedad de dichos frutos. Los mire maravillada, y no me demoré en tomar uno para mi misma, y engullirlo de un bocado. El sabor de la carne tierna de un cervatillo se extendió por mi boca en el instante que la fruta fue triturada por mis dientes, no solía cazarlos, por respetar el equilibrio de la naturaleza, pero era una carne tierna, sabrosa, sin grasa, que prácticamente se disolvió en el paladar.
Un gorgojeo de placer salio de entre mis dientes mientras entornaba los ojos disfrutando de ese manjar. ¿Realmente cambiaría el sabor para ellos? Estaba casi segura de que si, pues dudaba que en el mundo existiera un fruto con semejante sabor, aunque era ya de por si dificil de creer que pudiera cambiar dependiendo de quien la comiera.
Mi zarpa rasgo el suelo bajo el escrito anterior, esta vez enfocando a Bio, el único que por el momento había disfrutado de ese aperitivo conmigo.
¿Qué sabor tiene para ti?
La amenaza con comerse el resto hizo que alargase mi cuello casi como un acto reflejo, arrebatando con el hocico otro de esos peculiares frutos para hacerlo desaparecer entre mis fauces. Era glotona, y puesto a que iba a compartirlos, pensaba dar buena cuenta de mi ración.
Arygos Valnor
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
Había tomado todas las buisas que había logrado sostener en mis brazos e incluso más, algunas se habían quedado tiradas en el camino, tenía un hambre voraz que difícilmente podría haber sido calmada de otro modo, la afirmación de Sajin tenía bastante sentido, una fruta sin identidad propia, ciertamente era muy extraña, sin embargo, su característica tan peculiar de imitar otros sabores me resultaba fantástica, además de que al ser tan difíciles de encontrar, no sabía cuándo volvería a tener la dicha de volver a comer una biusa -Por ahora me hace bien comer algo que no tenga identidad- Dije en tono sarcástico para luego soltar una leve sonrisa.
Aunque el bio se negaba a comer alguna, el dragón por su parte si parecía que estaba muriendo de hambre y en un parpadeo consiguió devorarse la primera que al parecer, disfrutó tanto como yo disfrutaba la mía -A mí me saben a...- Hice una pausa pensando qué responder al reptil suelta-babas sin que se asustara, decirle que me agradaba el sabor a sangre seguramente no sería una buena idea, así que debía, para variar, inventarme alguna mentira, debía ser algo sofisticado, elegante y que pudiera creerse fácilmente, tras meditarlo por unos instantes al fin encontré la solución -A mí me saben a pelusa de ombligo- Suspiré saboreando una mordida a la biusa roja que sostenía en mis manos -Rica y esponjosa pelusa de ombligo- Repetí para darle más fuerza a la declaración -Deberíamos dejar algunas para el camino- Dije mientras tomaba otra para seguir comiendo sin intención de dejar ninguna de ellas -¿Con qué te alimentas tú? Sajin- Pregunté con mucha curiosidad, independientemente de sus componentes metálicos, algo debía sostener y mantener sus funciones vitales, a fin de cuentas, era un ser vivo modificado con partes metálicas, o al menos eso recordaba, pues en todos los que había visto, notaba siempre partes orgánicas. Tomé otra biusa al terminar la pregunta mientras esperaba la respuesta del bio, calculando que el dragón tomaría otra para que al final quedara solo una entre nosotros.
Devoré la que tenía en la boca casi sin masticarla esperando a alcanzar la última antes que el dragón lo hiciera, imaginaba que el dragón tendría las mismas intenciones, y en el peor de los casos, acabaría por morderme la mano mientras intentaba alcanzar la última fruta, sería tal vez una feroz competencia, pero esperaba ganarla sin lugar a dudas, un instante de silencio precedería al momento indicado para estirar la mano con toda mi velocidad y alcanzar la fruta antes que el dragón lograra tomarla con sus poderosos dientes -Recuerda que debemos dejar alguna para el camino- Le repetí al dragón aunque a estas alturas estaba consciente de que no iba a creerme y se daría cuenta que ya había usado ese truco antes ignorando totalmente mi propio comentario acerca de dejar algunos para luego ¿Quién lograría quedarse con la última de esas deliciosas frutas?
Aunque el bio se negaba a comer alguna, el dragón por su parte si parecía que estaba muriendo de hambre y en un parpadeo consiguió devorarse la primera que al parecer, disfrutó tanto como yo disfrutaba la mía -A mí me saben a...- Hice una pausa pensando qué responder al reptil suelta-babas sin que se asustara, decirle que me agradaba el sabor a sangre seguramente no sería una buena idea, así que debía, para variar, inventarme alguna mentira, debía ser algo sofisticado, elegante y que pudiera creerse fácilmente, tras meditarlo por unos instantes al fin encontré la solución -A mí me saben a pelusa de ombligo- Suspiré saboreando una mordida a la biusa roja que sostenía en mis manos -Rica y esponjosa pelusa de ombligo- Repetí para darle más fuerza a la declaración -Deberíamos dejar algunas para el camino- Dije mientras tomaba otra para seguir comiendo sin intención de dejar ninguna de ellas -¿Con qué te alimentas tú? Sajin- Pregunté con mucha curiosidad, independientemente de sus componentes metálicos, algo debía sostener y mantener sus funciones vitales, a fin de cuentas, era un ser vivo modificado con partes metálicas, o al menos eso recordaba, pues en todos los que había visto, notaba siempre partes orgánicas. Tomé otra biusa al terminar la pregunta mientras esperaba la respuesta del bio, calculando que el dragón tomaría otra para que al final quedara solo una entre nosotros.
Devoré la que tenía en la boca casi sin masticarla esperando a alcanzar la última antes que el dragón lo hiciera, imaginaba que el dragón tendría las mismas intenciones, y en el peor de los casos, acabaría por morderme la mano mientras intentaba alcanzar la última fruta, sería tal vez una feroz competencia, pero esperaba ganarla sin lugar a dudas, un instante de silencio precedería al momento indicado para estirar la mano con toda mi velocidad y alcanzar la fruta antes que el dragón lograra tomarla con sus poderosos dientes -Recuerda que debemos dejar alguna para el camino- Le repetí al dragón aunque a estas alturas estaba consciente de que no iba a creerme y se daría cuenta que ya había usado ese truco antes ignorando totalmente mi propio comentario acerca de dejar algunos para luego ¿Quién lograría quedarse con la última de esas deliciosas frutas?
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
Cuando el dragón escribió sobre la tierra bajo los pies de Sajin, hubo algo que le causó familiaridad con lo que describía lo que era para Arygos día a día vivir como una humana. No fue por el hecho de que el espadachín se arrastrase como alguien que se sentía en aquel momento frágil y débil, si no por el hecho de lo que significaba para Arygos y para él la carga que conllevaba tener a su otro lado consigo. La lucha de Arygos sin embargo, solo se trataba de costumbre, pero para el cibernético lo único que le esperaba eran incitaciones e impulsos de otro lado que no era más bajo que los animales. Pero aún así, ambos compartían la idea de que su otro lado no era una parte de ellos, eso hizo que la máquina lo tomase como una lucha personal. No estaba hecho para consejos, cada uno era libre de vivir su vida como quisiera, pero el aún tenía un código de honor cual seguir.
Por un momento pensó que tras lo que colocó como continuación del párrafo escrito sobre la tierra fuese una confusión por parte de Arygos. Pero no, no lo era, lo había abrazado durante el transcurso de su recorrido por la base entre las sombras. Ambos tenían el mismo destino; el cibernético iba a ser reparado y el dragón, por así decirlo, también. ¿Habría sido por miedo? era la emoción que más entendía entre los humanoides, pero aún así nunca había podido sentirla por sí mismo. Pero desde que pudo encontrar el complejo significado de la amistad para una mente artificial como la de él, que solo conoce la exuberante lógica y un deber implantado en su ideología, podría haber significado aquel abrazo una respuesta eso. Explicar cada emoción que sentían sus compañeros le complicaba, no era algo como una criatura a la que podía conocer más de cerca y su escasa muestra de inteligencia, era algo que no conocía y aún así trataba de entenderlos, con la posibilidad de que desarrollase alguna. Le resultaba paradójico. Sajin se dio la vuelta y fue de camino a su compañera, necesitaba un porque de ello.
— ¿Por qué lo hiciste? —Preguntó en voz baja a Arygos, hace unos momentos el dragón había estado echando un ojo para ver la reacción de su inexpresivo rostro, pero ahora, eso no le importaba. Una respuesta era lo que quería, podría saciar todas sus dudas e hipótesis sacadas de su alocada creatividad nacida de su inteligencia artificial que no podía entender fenómenos como aquellas emociones del todo bien.
Aún tenía su manzana translúcida entre sus manos, brillaba con la luz de la luna, apetitosa para ambos compañeros. A poco tiempo de que pudiese venir por parte de su compañera una respuesta adecuada para la situación, el hambre invadió a Arygos. De tan solo devorar una de las frutas, buscaba más a las cuales engullir.
— Tome. —Dijo con una voz un tanto alta para atraer la atención de la mujer dragón, arrojando la biusa que le había ofrecido Bio—. Puede tomarla, no necesitaré de ella en este viaje. Mis energías se han recuperado gracias a mis compañeros, sin embargo, mis fuerzas no se ajustan a este relevante cambio en el sistema. Fatiga muscular es lo más probable, debido a que no he sido programado para la anhedonia.
Una pregunta curiosa había soltado Bio. Sajin había ignorado unos cuantos chistes que había lanzado, así como el hecho de que tratase de evitar de una forma un tanto tonta el sabor que debía de estar experimentando. Sajin lo conocía mas que Arygos, sabía lo que pensaba el vampiro. Sangre era lo único que podría alimentarse, era información general. Aún así, la máquina sabía que cuando quería, su compañero resultaba astuto, pero esta vez parecía comportarse tan burlesco y bobo en algunas ocasiones, que parecía haber tomado suficiente confianza al dragón.
— Yo tampoco entiendo del todo la complejidad de mi cuerpo. —Respondió, ignorando como su perro había llegado a mordisquear su talón—. Pero, hemos tornado este tópico en un tema de conversación sobre vuestras frutas y mi condición. Deberíamos seguir retomando nuestro viaje, Bio...
La noche no es eterna. —Compartió con su compañero tras cesar de manera breve antes de terminar el comentario, Sajin esperaba tomar con discreción la condición de su compañero frente a la mujer dragón, a sabiendas de lo que significaban los vampiros para todas las razas.
Sajin se apoyó de la punta envainada de su espada sobre el suelo, yendo como un anciano hacia sus compañeros. Notó como su perro, Sardinas, había llegado luego de un breve recorrido jugueteando entre los arbustos del bosque, no tardó en ''marcar'' su territorio entre uno de los árboles a costados del sendero en donde transitaban los viajeros como ellos.
Por un momento pensó que tras lo que colocó como continuación del párrafo escrito sobre la tierra fuese una confusión por parte de Arygos. Pero no, no lo era, lo había abrazado durante el transcurso de su recorrido por la base entre las sombras. Ambos tenían el mismo destino; el cibernético iba a ser reparado y el dragón, por así decirlo, también. ¿Habría sido por miedo? era la emoción que más entendía entre los humanoides, pero aún así nunca había podido sentirla por sí mismo. Pero desde que pudo encontrar el complejo significado de la amistad para una mente artificial como la de él, que solo conoce la exuberante lógica y un deber implantado en su ideología, podría haber significado aquel abrazo una respuesta eso. Explicar cada emoción que sentían sus compañeros le complicaba, no era algo como una criatura a la que podía conocer más de cerca y su escasa muestra de inteligencia, era algo que no conocía y aún así trataba de entenderlos, con la posibilidad de que desarrollase alguna. Le resultaba paradójico. Sajin se dio la vuelta y fue de camino a su compañera, necesitaba un porque de ello.
— ¿Por qué lo hiciste? —Preguntó en voz baja a Arygos, hace unos momentos el dragón había estado echando un ojo para ver la reacción de su inexpresivo rostro, pero ahora, eso no le importaba. Una respuesta era lo que quería, podría saciar todas sus dudas e hipótesis sacadas de su alocada creatividad nacida de su inteligencia artificial que no podía entender fenómenos como aquellas emociones del todo bien.
Aún tenía su manzana translúcida entre sus manos, brillaba con la luz de la luna, apetitosa para ambos compañeros. A poco tiempo de que pudiese venir por parte de su compañera una respuesta adecuada para la situación, el hambre invadió a Arygos. De tan solo devorar una de las frutas, buscaba más a las cuales engullir.
— Tome. —Dijo con una voz un tanto alta para atraer la atención de la mujer dragón, arrojando la biusa que le había ofrecido Bio—. Puede tomarla, no necesitaré de ella en este viaje. Mis energías se han recuperado gracias a mis compañeros, sin embargo, mis fuerzas no se ajustan a este relevante cambio en el sistema. Fatiga muscular es lo más probable, debido a que no he sido programado para la anhedonia.
Una pregunta curiosa había soltado Bio. Sajin había ignorado unos cuantos chistes que había lanzado, así como el hecho de que tratase de evitar de una forma un tanto tonta el sabor que debía de estar experimentando. Sajin lo conocía mas que Arygos, sabía lo que pensaba el vampiro. Sangre era lo único que podría alimentarse, era información general. Aún así, la máquina sabía que cuando quería, su compañero resultaba astuto, pero esta vez parecía comportarse tan burlesco y bobo en algunas ocasiones, que parecía haber tomado suficiente confianza al dragón.
— Yo tampoco entiendo del todo la complejidad de mi cuerpo. —Respondió, ignorando como su perro había llegado a mordisquear su talón—. Pero, hemos tornado este tópico en un tema de conversación sobre vuestras frutas y mi condición. Deberíamos seguir retomando nuestro viaje, Bio...
La noche no es eterna. —Compartió con su compañero tras cesar de manera breve antes de terminar el comentario, Sajin esperaba tomar con discreción la condición de su compañero frente a la mujer dragón, a sabiendas de lo que significaban los vampiros para todas las razas.
Sajin se apoyó de la punta envainada de su espada sobre el suelo, yendo como un anciano hacia sus compañeros. Notó como su perro, Sardinas, había llegado luego de un breve recorrido jugueteando entre los arbustos del bosque, no tardó en ''marcar'' su territorio entre uno de los árboles a costados del sendero en donde transitaban los viajeros como ellos.
Sajin
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
La pregunta de sajin, si bien no me impidió tomar las primeras biusas me distrajo los suficiente como para que Bio se hiciera con una importante ventaja en la ingesta de esos frutos, pero eso dejó de carecér de sentido por un momento, en el que alargue el cuello hacia el cibernético mirándolo con sorpresa. Entorné los ojos, dudando, por un buen rato si responder o no a dicha pregunta, recordando como segundos atrás había borrado bruscamente mis palabras del suelo, pero finalmente, concedí en responderle.
Antes de nada, alargue el hocico, robandole una última biusa al humano, y luego me retrasé quedando como retaguardia del grupo con el cibernético, deteniendo a escribirle la respuesta a su pregunta, que realmente parecía importarle.
Sentí mucha soledad en sus palabras, como si se hubiera abandonado a si mismo, y no se viera como otra cosa que un objeto. Pero al realidad, la vea o no, es que ud. parece ser el único que se tiene en tan baja estima. Estar solo cuando se está acompañado. ¿No es una suerte terrible? No se merece eso.
Vi a humanos abrazar para ese tipo de cosas en mis viajes. ¿Fue un gesto inapropiado?
Tras mi último añadido, olvide momentáneamente las biusas para observar al cibernético. En ese momento mi gesto me había resultado apropiado, pero ahora me preguntaba si había llegado a malentender sus utilidades al observar a los pueblerinos. Y suspiré con desasosiego al darme cuenta cuanto tenia que aprender del comportamiento de las otras razas para llega a comunicarme con ellas.
La pausa del humano termino, y me saco de mi espera, mencionando que sus biusas sabían a pelusa de ombligo. Nunca había observado eso, pero las pelusas, fueran de donde fueran nunca me habían lucido apetitosas, ni como algo comestible, y tenia la sensación de que me estaba tomando el pelo, así que me acerqué a donde estaba, y le di un golpe con el hocico en el costado debajo de las costillas para hacerle cosquillas, o molestarle un poco por intentar tomarme el pelo, mientras gruñía bajito para demostrarle que no me había tragado su cuento.
Finalmente acepte la mitad de la fruta del cibernético, mordiendola con un cuidado que no había tenido con las otras, para dejar en el suelo un último mensaje.
"Aunque no lo necesitas, si puedes comer, deberías probarlas."
Le empuje la mano con suavidad con el hocico, hacia sí mismo y arriba al mismo tiempo acercando la gruta a su rostro cubierto de acero para que aceptase mi oferta. Necesidad y gusto eran dos cosas muy distintas, y aunque no tuviese la primera, podía apreciar la segunda.
Hecho esto, di un par de aletazos, precediendo la marcha al notar que tenían prisa, y gorgojeando en dirección al cielo, y luego a ambos, pretendía que entendieran la pregunta implícita, de que los esperaba al amanecer que parecían tener prisa, sin tener que detenerme a escribirles mas en el suelo, para no demorarles.
Antes de nada, alargue el hocico, robandole una última biusa al humano, y luego me retrasé quedando como retaguardia del grupo con el cibernético, deteniendo a escribirle la respuesta a su pregunta, que realmente parecía importarle.
Sentí mucha soledad en sus palabras, como si se hubiera abandonado a si mismo, y no se viera como otra cosa que un objeto. Pero al realidad, la vea o no, es que ud. parece ser el único que se tiene en tan baja estima. Estar solo cuando se está acompañado. ¿No es una suerte terrible? No se merece eso.
Vi a humanos abrazar para ese tipo de cosas en mis viajes. ¿Fue un gesto inapropiado?
Tras mi último añadido, olvide momentáneamente las biusas para observar al cibernético. En ese momento mi gesto me había resultado apropiado, pero ahora me preguntaba si había llegado a malentender sus utilidades al observar a los pueblerinos. Y suspiré con desasosiego al darme cuenta cuanto tenia que aprender del comportamiento de las otras razas para llega a comunicarme con ellas.
La pausa del humano termino, y me saco de mi espera, mencionando que sus biusas sabían a pelusa de ombligo. Nunca había observado eso, pero las pelusas, fueran de donde fueran nunca me habían lucido apetitosas, ni como algo comestible, y tenia la sensación de que me estaba tomando el pelo, así que me acerqué a donde estaba, y le di un golpe con el hocico en el costado debajo de las costillas para hacerle cosquillas, o molestarle un poco por intentar tomarme el pelo, mientras gruñía bajito para demostrarle que no me había tragado su cuento.
Finalmente acepte la mitad de la fruta del cibernético, mordiendola con un cuidado que no había tenido con las otras, para dejar en el suelo un último mensaje.
"Aunque no lo necesitas, si puedes comer, deberías probarlas."
Le empuje la mano con suavidad con el hocico, hacia sí mismo y arriba al mismo tiempo acercando la gruta a su rostro cubierto de acero para que aceptase mi oferta. Necesidad y gusto eran dos cosas muy distintas, y aunque no tuviese la primera, podía apreciar la segunda.
Hecho esto, di un par de aletazos, precediendo la marcha al notar que tenían prisa, y gorgojeando en dirección al cielo, y luego a ambos, pretendía que entendieran la pregunta implícita, de que los esperaba al amanecer que parecían tener prisa, sin tener que detenerme a escribirles mas en el suelo, para no demorarles.
Arygos Valnor
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
El dragón y Sajin parecían tener una conversación acerca de algo de lo que yo no me había enterado, sentía como si en mi rato ausente hubieran iniciado un tema que me dejaba excluido, sin embargo, por ahora lo más importante eran las pocas y adictivas biusas que quedaban, hablaban de gestos inapropiados que yo no lograba entender, y solo presté atención cuando las frutas se habían terminado tras el ataque furtivo del reptil que se hizo con la última de las biusas.
Me levanté y alcé la vista hasta el lugar donde había encontrado las biusas pero aparentemente se habían terminado, pues el árbol que antes emitía ese extraño brillo a causa de las biusas, era ahora un árbol de lo más normal, idéntico a todos los otros que se encontraban en ese lugar; fue entonces cuando comencé a prestarle toda mi atención a la conversación, reí ante el gracioso gesto del reptil que claramente no me había creído el asunto de la pelusa, pero al menos me había servido para no tener que dar una respuesta, observé a Sajin quien seguramente si se imaginaba el sabor que tendrían para mí esos frutos, esperando que no dijera nada para no asustar al reptil.
Era gracioso como el dragón se empeñaba en hacer comer a Sajin mientras este se resistía, ambos hacían una pareja bastante extraña, uno muy expresivo a pesar de no hablar, y uno inexpresivo a pesar de ser tan parlanchín, finalmente la última frase del bio me regresó al problema que se acercaba y resultaba cada vez más inminente -Muy cierto Sajin, hay que ponernos en marcha- Dije mientras miraba al cielo esperando que el tiempo pasara más despacio, lo ideal era ir despacio al ritmo que pudieran seguir el reptil y el maltrecho bio, pero en caso de emergencia me tocaría adelantarme solo para asegurar mi supervivencia -Vamos dragón- Invité al reptil a no quedarse atrás -Necesito un baño, hoy he sido babeado por un dragón- Comenté de modo gracioso mientras avanzaba por el angosto camino hasta que a la distancia alcancé a ver una pequeña cabaña donde seguro tendría que convencer a alguien para quedarme en ella, o entrar a la fuerza en el peor de los casos, fuera cual fuera el método sabía que tenía ya un lugar donde refugiarme al amanecer -Aquel lugar, parece acogedor- Dije mientras señalaba la pequeña cabaña de donde comenzaba a salir un viejo de barba larga y blanca con evidentes muestras de estar recién levantado, que tras una serie de movimientos extraños se sentó en el suelo con los ojos cerrados y las piernas cruzadas.
Me levanté y alcé la vista hasta el lugar donde había encontrado las biusas pero aparentemente se habían terminado, pues el árbol que antes emitía ese extraño brillo a causa de las biusas, era ahora un árbol de lo más normal, idéntico a todos los otros que se encontraban en ese lugar; fue entonces cuando comencé a prestarle toda mi atención a la conversación, reí ante el gracioso gesto del reptil que claramente no me había creído el asunto de la pelusa, pero al menos me había servido para no tener que dar una respuesta, observé a Sajin quien seguramente si se imaginaba el sabor que tendrían para mí esos frutos, esperando que no dijera nada para no asustar al reptil.
Era gracioso como el dragón se empeñaba en hacer comer a Sajin mientras este se resistía, ambos hacían una pareja bastante extraña, uno muy expresivo a pesar de no hablar, y uno inexpresivo a pesar de ser tan parlanchín, finalmente la última frase del bio me regresó al problema que se acercaba y resultaba cada vez más inminente -Muy cierto Sajin, hay que ponernos en marcha- Dije mientras miraba al cielo esperando que el tiempo pasara más despacio, lo ideal era ir despacio al ritmo que pudieran seguir el reptil y el maltrecho bio, pero en caso de emergencia me tocaría adelantarme solo para asegurar mi supervivencia -Vamos dragón- Invité al reptil a no quedarse atrás -Necesito un baño, hoy he sido babeado por un dragón- Comenté de modo gracioso mientras avanzaba por el angosto camino hasta que a la distancia alcancé a ver una pequeña cabaña donde seguro tendría que convencer a alguien para quedarme en ella, o entrar a la fuerza en el peor de los casos, fuera cual fuera el método sabía que tenía ya un lugar donde refugiarme al amanecer -Aquel lugar, parece acogedor- Dije mientras señalaba la pequeña cabaña de donde comenzaba a salir un viejo de barba larga y blanca con evidentes muestras de estar recién levantado, que tras una serie de movimientos extraños se sentó en el suelo con los ojos cerrados y las piernas cruzadas.
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Bio
Aerandiano de honor
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
Era mejor olvidar lo del abrazo y dejar de hacer preguntas al dragón sobre el porque. Aunque le pareciese raro viniendo un afecto para el, debía de entender que eso significaban los lazos de la amistad. Tener un hombro para cual llorar, o tener un aliado por el cual luchar, eso y muchos más motivos tenía por los cuales probablemente muestras de afecto fuesen ya normales viniendo de amigos. El dragón en muchas ocasiones era torpe, a veces incluso infantil, pero sus consejos en un mundo que había radiado alegría para ella y su perspectiva se distanciaban mucho de la perspectiva del robot, que no se paró a pensar en un momento lo que pensaban los demás. En cierta parte, había sido egoísta por vivir en una lucha altruista solo para su obtener el dulce sabor del bien de los demás, viéndolo de esa forma, había sido ambicioso con sus deseos.
Ahora se había dado cuenta al respecto. El peligro no era el hecho de que sus compañeros lo siguiesen, no tenía porque ser así, era el obstinado deseo de la máquina por inmortalizarse así misma en el arte marcial que seguía sin parar. Mientras que el dragón se contentaba con aparentemente juguetear con su compañero, Sajin los veía parado de pie. No era un alma eufórica, pero al menos trataba de acercarse un poco a lo que significaba desprenderse en la comunicación y la expresión de sentimientos como lo hiciese alguna otra raza que no fuese la suya. Se percató de algo rozando su mano y notó como el dragón había dado una ofrenda hacia el cibernético, eso tal vez trataba de ser una muestra de amistad como respuesta a lo que hizo. Sus amigos eran un poco insistentes y mucho más, curiosos, debido a la complejidad de la fisionomía de su raza.
— Arygos. —Comentó a su compañera, no pretendía esta vez ser tan cerrado a la gente que depositaba su confianza en él.— Como veréis, la mayor parte de mi cuerpo tiene partes orgánicas. Debe de recordar la vez en la que mi brazo fue amputado y pude colocarlo de nuevo, era una parte mecánica. Eso es mi mandíbula. —Continuó, añadiendo otras cosas más.— Pero, sea una fruta exquisita y exótica, no la hace más entre el resto para mi. Pero por ti y Bio, esas frutas solo significarán para mi los recuerdos de antaño en los que estuve con ustedes, eso solo se supera por el valor de la confianza que se deposita de ustedes a mi. ¿Creían que la necesidad de comer algo me movía?
Cesó poco después al ver que el dragón y el vampiro ya comenzaban a retomar el curso del viaje cuando este empezaba a hacer mucho más expresivo. No le hacía ver el mundo tedioso como era antes, los augurios que deparaban para el espadachín esta vez no eran malos o crueles dilemas que seguían haciéndole cuestionarse con dudas existenciales. Era una noche muy fría, pero al menos la luz le deparaba en el camino de la espada que estaba asediando. De una entre tantas, había mejorado su disciplina y no por hacerse mucho más rápido, o más fuerte, si no más sabio.
Viajar por el angosto camino no tenía una sorpresa que no fuese mirar hacia el horizonte que no señalaba hacia ningún rumbo en específico, probablemente el camino duraría horas o días, quien los sabría, a menos que se tratase de encontrar por suerte un poblado humano, era de lo más frecuente en la península de Verisar. Lo único que pudieron encontrar había sido una cabaña aislada de pueblos o ciudades, solo acompañada de la paz que emitía la madre naturaleza, pero no dejaba de parecer extraño y misterioso. Una cabaña tan alejada de la multitud, era extraño que hubiese parado a un costado de un sendero en donde transitaban toda clase de personas. Tal vez estaba abandonada... o no.
Un hombre que estaba en los apogeos de la vejez y una barba crespa había salido de la morada, motivado únicamente a colocarse de una manera que le pareció familiar para el cibernético. La había visto antes, cuando en las tierras de su fallecido señor los guardias humanos de este se dedicaban a descansar en esa posición. Sajin trató de explicar a sus amigos lo que veían en medio del camino, probablemente solo lo tomarían con algo de ignorancia como un hombre que se había colocado en medio del camino con una peculiar posición para sentarse.
— Esta buscando una paz mental. —Comentó a sus compañeros, resumiendo la explicación.— Los espadachines humanos que estaban al servicio de mi amo hacían se sentaban de esa manera para buscar una auto-reflexión de sus actos, como cuando derramaban la sangre en el pueblo. Se le dice meditación, suelo buscarla a base del tranquilizante sonido de las corrientes de agua. Debe de estar redimiéndose de sus pecados o probablemente ha dedicado su vida para la paz.
A diferencia de sus compañeros, el cibernético comenzó a sentar el primer contacto con el extraño en el camino.
— Bienaventurados sean. —Asintió el hombre con los ojos cerrados mientras meditaba. Increíblemente había llegado a percatarse de que había un grupo de personas transitando en el sendero. Pronto, abrió los ojos para ver a el cibernético de frente a este. Ambos ojos lucían diferentes del uno al otro. El izquierdo era verde y mientras, el otro era puramente negro.
— Mis compañeros y yo se lo agradecemos. —Dijo con su cortesía anti-natural, implantada en su chip.— Como verá, estamos cruzando el camino y ya que usted es el vigilante de este, tanto mis compañeros como yo queremos saber donde nos deparará este sendero que hemos tomado. Venimos de la base bio-cibernética.
— Me he percatado de eso, hombre de la armadura. —Respondió.— Querer es poder.
Ahora se había dado cuenta al respecto. El peligro no era el hecho de que sus compañeros lo siguiesen, no tenía porque ser así, era el obstinado deseo de la máquina por inmortalizarse así misma en el arte marcial que seguía sin parar. Mientras que el dragón se contentaba con aparentemente juguetear con su compañero, Sajin los veía parado de pie. No era un alma eufórica, pero al menos trataba de acercarse un poco a lo que significaba desprenderse en la comunicación y la expresión de sentimientos como lo hiciese alguna otra raza que no fuese la suya. Se percató de algo rozando su mano y notó como el dragón había dado una ofrenda hacia el cibernético, eso tal vez trataba de ser una muestra de amistad como respuesta a lo que hizo. Sus amigos eran un poco insistentes y mucho más, curiosos, debido a la complejidad de la fisionomía de su raza.
— Arygos. —Comentó a su compañera, no pretendía esta vez ser tan cerrado a la gente que depositaba su confianza en él.— Como veréis, la mayor parte de mi cuerpo tiene partes orgánicas. Debe de recordar la vez en la que mi brazo fue amputado y pude colocarlo de nuevo, era una parte mecánica. Eso es mi mandíbula. —Continuó, añadiendo otras cosas más.— Pero, sea una fruta exquisita y exótica, no la hace más entre el resto para mi. Pero por ti y Bio, esas frutas solo significarán para mi los recuerdos de antaño en los que estuve con ustedes, eso solo se supera por el valor de la confianza que se deposita de ustedes a mi. ¿Creían que la necesidad de comer algo me movía?
Cesó poco después al ver que el dragón y el vampiro ya comenzaban a retomar el curso del viaje cuando este empezaba a hacer mucho más expresivo. No le hacía ver el mundo tedioso como era antes, los augurios que deparaban para el espadachín esta vez no eran malos o crueles dilemas que seguían haciéndole cuestionarse con dudas existenciales. Era una noche muy fría, pero al menos la luz le deparaba en el camino de la espada que estaba asediando. De una entre tantas, había mejorado su disciplina y no por hacerse mucho más rápido, o más fuerte, si no más sabio.
Viajar por el angosto camino no tenía una sorpresa que no fuese mirar hacia el horizonte que no señalaba hacia ningún rumbo en específico, probablemente el camino duraría horas o días, quien los sabría, a menos que se tratase de encontrar por suerte un poblado humano, era de lo más frecuente en la península de Verisar. Lo único que pudieron encontrar había sido una cabaña aislada de pueblos o ciudades, solo acompañada de la paz que emitía la madre naturaleza, pero no dejaba de parecer extraño y misterioso. Una cabaña tan alejada de la multitud, era extraño que hubiese parado a un costado de un sendero en donde transitaban toda clase de personas. Tal vez estaba abandonada... o no.
Un hombre que estaba en los apogeos de la vejez y una barba crespa había salido de la morada, motivado únicamente a colocarse de una manera que le pareció familiar para el cibernético. La había visto antes, cuando en las tierras de su fallecido señor los guardias humanos de este se dedicaban a descansar en esa posición. Sajin trató de explicar a sus amigos lo que veían en medio del camino, probablemente solo lo tomarían con algo de ignorancia como un hombre que se había colocado en medio del camino con una peculiar posición para sentarse.
— Esta buscando una paz mental. —Comentó a sus compañeros, resumiendo la explicación.— Los espadachines humanos que estaban al servicio de mi amo hacían se sentaban de esa manera para buscar una auto-reflexión de sus actos, como cuando derramaban la sangre en el pueblo. Se le dice meditación, suelo buscarla a base del tranquilizante sonido de las corrientes de agua. Debe de estar redimiéndose de sus pecados o probablemente ha dedicado su vida para la paz.
A diferencia de sus compañeros, el cibernético comenzó a sentar el primer contacto con el extraño en el camino.
— Bienaventurados sean. —Asintió el hombre con los ojos cerrados mientras meditaba. Increíblemente había llegado a percatarse de que había un grupo de personas transitando en el sendero. Pronto, abrió los ojos para ver a el cibernético de frente a este. Ambos ojos lucían diferentes del uno al otro. El izquierdo era verde y mientras, el otro era puramente negro.
— Mis compañeros y yo se lo agradecemos. —Dijo con su cortesía anti-natural, implantada en su chip.— Como verá, estamos cruzando el camino y ya que usted es el vigilante de este, tanto mis compañeros como yo queremos saber donde nos deparará este sendero que hemos tomado. Venimos de la base bio-cibernética.
— Me he percatado de eso, hombre de la armadura. —Respondió.— Querer es poder.
Sajin
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Re: Camino a la Ciudad [Interpretativo][libre][2/2]
Escuché la respuesta de bio, sin terminar de comprenderla del todo, entendía que era parte de metal, y aprte persona, pero esa aprte persona, necesitaría de comer ¿no? bueno, aparentemente me equivocaba. Casi pregunto de nuevo, pero me imaginé alguien haciendo preguntas e insistiendo en mi morfología y sus necesidades, y comprendí cuan incomoda podía ser esa clase de conversación para alguien, asi que dejé el tema, siguiendo con el camino.
Bio no tardó en señalar una morada, con un anciano sentado en su entrada, pidiendo pro un baño para sacarse de encima mis "babas", giré el rostro hacia el, alargando el cuello hasta que mi hocico quedó por encima de su hombro y resoplé por las narinas moviendole el pelo, con un siseo divertido entre dientes como si fuera a salpicarle de nuevo, sólo para molestarle un poco. Sabia que decia lo de las baabs para molestarme, así que ib a devolverle la broma.
Para mi sorpresa, el cibernetico se adelanto a hablar con el sujeto, proporcionandonos antes, una información que atesoré sobre al peculiar forma en la que yacía el viejo, que ya me había llamado la atención por no haberla observado antes en otras criaturas. Ahora eran nuevas dudas las que asolaban mi mente, ¿Era un mero ritualismo el sentarse así apra meditar?, ¿O ayudaba a ello? ¿O simplemente surgía solo de sentarse de ese modo?
Cuando el anciano saludo, respondí bajando el cuello e inclinando levemente la cabeza una sola y escueta vez, y luego, me acerque poniéndome en horizontal a unos pocos metros, observando con atención y tratando de curvar mis patas para sentarme igual que el señor, para comprender a través de la practica lo que había dicho el cibernético, mientras dejaba a mi grupo las labores sociales para las cuales no estaba facultada en ese momento.
Mis patas inferiores mucho mas cortas que las piernas de un humano, apenas podían doblarse para quedar con las zarpas opuestas tocandose por su base, aun que por suerte, la cola, servía para apoyarme y no caerme, y las patas superiores, no llegaban si mi espalda estaba recta tan abajo como las del anciano, pero si podía juntar las garras en esa curiosa posición.
Por otro lado, mi cuello mucho más largo que el de cualquier humanoide, estirado y recto, ponía en evidencia que mi longitud era en parte gracias al mismo, y me hacia quedar mucho mas alta, aun sentada que el viejito que tenía a unos pocos metros al costado, y mi rostro, permaneció durante largos segundos, ladeado hacia el señor para comprobar que mi postura fuera correcta.
Miré hacia las alas y la cola, sin saber muy bien qué hacer con ellas, así que plegue las primeras, y mantuve la otra enrollada apoyada en el suelo para usarla como punto de apoyo y evitar caerme hacía atrás, para finalmente, voltear el rostro hacia adelante y mirar a mis compañeros, buscando alguna corrección de si estaba haciendo algo mal.
Bio no tardó en señalar una morada, con un anciano sentado en su entrada, pidiendo pro un baño para sacarse de encima mis "babas", giré el rostro hacia el, alargando el cuello hasta que mi hocico quedó por encima de su hombro y resoplé por las narinas moviendole el pelo, con un siseo divertido entre dientes como si fuera a salpicarle de nuevo, sólo para molestarle un poco. Sabia que decia lo de las baabs para molestarme, así que ib a devolverle la broma.
Para mi sorpresa, el cibernetico se adelanto a hablar con el sujeto, proporcionandonos antes, una información que atesoré sobre al peculiar forma en la que yacía el viejo, que ya me había llamado la atención por no haberla observado antes en otras criaturas. Ahora eran nuevas dudas las que asolaban mi mente, ¿Era un mero ritualismo el sentarse así apra meditar?, ¿O ayudaba a ello? ¿O simplemente surgía solo de sentarse de ese modo?
Cuando el anciano saludo, respondí bajando el cuello e inclinando levemente la cabeza una sola y escueta vez, y luego, me acerque poniéndome en horizontal a unos pocos metros, observando con atención y tratando de curvar mis patas para sentarme igual que el señor, para comprender a través de la practica lo que había dicho el cibernético, mientras dejaba a mi grupo las labores sociales para las cuales no estaba facultada en ese momento.
Mis patas inferiores mucho mas cortas que las piernas de un humano, apenas podían doblarse para quedar con las zarpas opuestas tocandose por su base, aun que por suerte, la cola, servía para apoyarme y no caerme, y las patas superiores, no llegaban si mi espalda estaba recta tan abajo como las del anciano, pero si podía juntar las garras en esa curiosa posición.
Por otro lado, mi cuello mucho más largo que el de cualquier humanoide, estirado y recto, ponía en evidencia que mi longitud era en parte gracias al mismo, y me hacia quedar mucho mas alta, aun sentada que el viejito que tenía a unos pocos metros al costado, y mi rostro, permaneció durante largos segundos, ladeado hacia el señor para comprobar que mi postura fuera correcta.
Miré hacia las alas y la cola, sin saber muy bien qué hacer con ellas, así que plegue las primeras, y mantuve la otra enrollada apoyada en el suelo para usarla como punto de apoyo y evitar caerme hacía atrás, para finalmente, voltear el rostro hacia adelante y mirar a mis compañeros, buscando alguna corrección de si estaba haciendo algo mal.
Arygos Valnor
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