Baile de Año Nuevo [evento colectivo]

Tal y como era de esperar de una anfitriona excéntrica y con un uso desdeñoso e imprudente del maná, rodeada de bichos raros y que disfrutaba convirtiendo a sus invitados en payasos de su pequeño circo mágico mientras se reía abiertamente de ellos a la par que se mantenía orgullósamente alejada de participar en sus propios "juegos", lady A. no se tomó muy bien que nadie le dijera a la cara que su tinglado distaba mucho de ser divertido. Tanto se molestó que no dudo en tratar de volver a humillarla volviendo a alterar su transformación para que no pudiera hablar y de paso convertir también su salida de aquel lugar en una tortura al dificultar sus pasos...Pero al menos las puertas se habían abierto y, aunque lentamente, podría salir de allí y terminar con aquella peligrosa estupidez. Mejor aprovechar la oportunidad antes que aquellos lunáticos cambiaran de opinión.

Le hubiese gustado decirle a Bio que se fuera con ella, que nada bueno saldría de seguirle el juego a semejante grupo de anfitriones cuya inestabilidad mental y sus dones mágicos convertían en una mezcla muy pero que muy peligrosa, pero tampoco es que hiciera falta. A pesar de su comportamiento extraño y despreocupado el pelinegro sin duda sería consciente de dónde se estaba metiendo, si no aprovechaba la oportunidad para salir de allí junto a ella sería que consideraba que había algo que requería su atención en aquella casa y ya era mayorcito. Además alguien tendría que cuidar de esa otra chiquilla peliblanca...Parecía demasiado despreocupada sobre todo en general, demasiado para su propio bien. Le dio un cariñoso coscorrón al pelinegro con la cabeza y salió del lugar junto con el resto de invitados que al igual que la elfa no consideraban el encierro, la transformación en bestia, el uso de magia de ese modo y el escarnio público como un modo de divertirse.

Lo peor de todo es que se había vestido para una ocasión especial para nada, ni siquiera había tenido la ocasión de bailar un poco. Bio le debía una, más le valía que para la siguiente vez que la invitara a un evento este fuera una fiesta de verdad.

El balance del peso sale mal y Chimar pierde su leve oportunidad de ganar, cuando la mujer felina alcanza el objetivo final aquel niño convertido apenas va por la mitad. Frustrante aunque no inesperado, los cuerpos adultos son en muchos aspectos inferiores al ostentado durante etapas infantiles, especialmente si tienes poca experiencia con uno. Suspira mientras continua avanzando ahora algo más relajado.

Suerte de principiante…

Masculla irritado, no le gusta perder. Al final en su mente las probabilidades estaban en contra, es una manera agradable de superar las cosas. Se cruza de brazos mientras observa detenidamente el protocolo, sabe que algo interesante pasara. Una cosa esta clara, Branzen parece haberse divertido mucho con la extraña prueba. El pequeño anfitrión se acerca y pega un leve golpe con la parte inofensiva de su espada, el resultado no se hace esperar.

Interesante.

Una extraña sensación exaltada y los invitados ganadores vuelven a sus formas originales, nada mal. Maquiavelo pone cara de pensativo, resulta extraño que un niño tenga tanto dominio de las fuerzas mágicas. Lo más sorprendente es como la dispensa sin inmutarse, ni siquiera Dem puede soportar mucho tiempo funcional con ilusiones activas. Sea lo que sea debe tener una explicación, una que seguramente seguirá eludiendo al niño.

El chico rubio escoge a la mujer como acompañante y guía al dúo por un portal, se nota que es más despabilado que Chimar para las cosas de género. Avanzan por varios pasillos llenos de espejos mientras escuchan la extraña explicación, ahora pueden mirar todas las pruebas con tranquilidad. Cada recinto es un mundo aparte, lleno de dificultades similares a las vividas pero no iguales.

Nadie puede decir que los nobles no saben organizar fiestas jeje.

Las habitaciones alternas parecen estar en pleno juego, aun no superan sus intentos. El inventor pega algunos vistazos metódicos, alguien tiene mucha imaginación. Entre dragones y lobos no queda mucho para detallar, seria irracional permanecer observando las pruebas. Por un lado no se puede reconocer a nadie en estados alterados, en la otra mano resulta conveniente no tentar la imaginación del jovencito blindado.

Me gusta mi apariencia compacta, es más ágil como debes saber.

Expresa por cierto comentario, aunque la forma de pulpo es interesante prefiere seguir siendo pequeño, ya tendrá tiempo para experimentar la altura desmedida. Parece que están siendo conducidos al evento principal, las pistas sobre dicho espectáculo son escazas. El científico suspira, la comida anterior le dio sed, espera de todo corazón encontrar una bebida no alcohólica con grandes propiedades hidratantes y buen sabor del otro lado.

Admito que fue entretenido todo… pero seguramente aun no termina ¿verdad? "dice tocando las flores que todavía brotan de su pelo"

    Me parecía muy inquietante no tener idea de lo que estaba pasando en ese lugar, sin embargo, estaba tranquila y serena pensando en una posible solución, o al menos una parte de mí lo estaba -Nos quedaremos así para siempre- dijo una cabeza con un tono bastante negativo -No, no, no, yo no quiero ser así por siempre- comentó la otra cabeza en tono lastimoso -Cállense que no me dejan pensar- dijo mi cabeza del centro mientras buscaba desesperadamente a Pelusa, mientras mi pequeño aion estuviera conmigo podría encontrar la solución, sin embargo al intentar acercarme fui rodeada por una gran cantidad de pequeños, adorables, dulces, tiernos y abrazables animalitos que casi se me lanzaban encima en busca de cariño -Mira pelusa, todos me quieren- grité emocionada al ver que por primera vez los adorables animalitos se acercaban a mí en busca de abrazos -Tonta, Pelusa no está- dijo una de mis cabezas de nuevo en tono pesimista -Allá está... Pero es muy lejos- murmuró la otra cabeza casi como si no quisiera ser escuchada.

    Efectivamente Pelusa se encontraba a lo lejos, pero primero debía repartir abrazos un buen rato, cosa que no parecía agradarle mucho a mi aionsito que parecía estarse poniendo celoso, sobre todo en el momento en que un adorable panda rojo saltó a mi encuentro, trepó por una de mis patas hasta colocarse en mi espalda y abrazarme fuerte, mientras tanto, mis gargantas comenzaban a picar, no sabía exactamente cómo rascarme cuando la picazón venía desde adentro, tal vez eran ganas de escupir fuego, eso hacen los dragones; aparté mis cabezas hacia un lado y abrí las bocas intentando escupir un poco de fuego pero nada llegó a salir -Awww, ya me había emocionado- dije con un poco de desilusión; tomé un brazo del panda rojo para arrancarlo de mi espalda donde se encontraba fuertemente abrazado -Qué lindo eres- opiné con mucha ternura -¿Lindo? Parece un moco de askii- dijo otra de mis cabezas ante lo cual el pequeño panda rojo me miró con enojo -No le digas eso- le contesté con firmeza -No parece moko de askii, parece baba de Onaros- opinó mi cabeza que parecía tener baja autoestima, aunque realmente no estaba segura de eso -¿Por qué estos cositos quieren tanto amor?- me pregunté con curiosidad, comenzaba a preocuparme así que avancé para tomar a mi pequeño aion -¡Quítense! Ustedes no me importan- dije decidida mientras caminaba hacia mi peludo amigo, aunque sin darme cuenta lo había hecho de nuevo -Ups- susurré en silencio al darme cuenta que lo había hecho de nuevo, por alguna razón las verdades se me escapaban aunque no quisiera decirlas y me estaba causando muchos problemas -Aunque ese de allá es el más lindo de todos- señalé al panda rojo esperando remediar las cosas pero eso sólo sirvió para empeorar la situación, ahora todos los otros parecían celosos e incluso comenzaban a pelearse entre ellos -¿Por qué actúan como tontitos?- dije en tono maternal, a fin de cuentas sólo necesitaban cariño, aunque de nuevo había usado palabras incorrectas y los pequeños animalitos comenzaban a pelearse entre ellos con golpecitos que parecían acolchaditos e inofensivos.

    Procuré mantenerme callada para no seguir metiendo la pata mientras corría hasta donde se encontraba mi aionsito -Tranquilo, Pelusa, eres casi tan lindo como el panda rojo- dije tratando de animarlo pero de nuevo había empeorado la situación, ahora mi peludo dragón parecía estar celoso de mí por lo que había dicho del panda rojo -Tenemos que salir de aquí Pelusa- comenté un poco preocupada por todo el desastre que estaba causando con sólo hablar...