Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
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Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
La noticia rondaba por todo Aerandir, Baslodia vibraba con aires festivos, las banderillas hondeaban en el aire enganchadas con cuerdas que iban de un balcón a otro, decoradas con los escudos de las diferentes familias, los sonidos de la gente se elevaban al cielo superando, en ocasiones, al son de las trompetas, que tronaban con fuerza anunciando fiesta. Un mercado, grande, inmenso, se había instalado en la plaza cercana a la inmensa construcción, llegada allí por un único día con el pretexto del gran evento que pronto daría inicio.
Las ventas iban en aumento a cada minuto que pasaba, espadas, cascos y escudos de madera para los niños, que soñaban con, algún día, llegar a ser grandes luchadores como algunos de los que aparecían en los carteles que anunciaban las peleas. La comida, sobre todo frutos secos, castañas asadas, fruta y demases, eran adquiridas con rapidez, obligando a los mercaderes a cambiar uno tras otro los capazos repletos hasta arriba.
Música de jolgorio, arlequines de colores llamativos saltando de lado a lado, músicos callejeros con inmenso talento, bailarinas que no dejaban de sorprender de su elegancia, actuaciones de títeres y demás entretenimientos amenizaban la espera hasta que el coliseo se abriera, estaban esperando a cerrar las listas, quedaban únicamente cuatro puestos, ¿quiénes serían los valientes que se decidirían a adentrarse en las peligrosas arenas?
Bajo la enorme puerta que daba entrada a las gradas, una improvisada mesa hecha con palés y una tabla de madera había sido puesta como puesto de inscripción, allí, un único hombre, un señor mayor, enjuto y delgado, con aspecto añejo, releía la hoja de inscripciones mientras una pluma reposaba metida dentro del botecillo de tinta, a su alrededor, la gente había empezado a reunirse horas antes, viendo quien se apuntaba al evento y coreando en vítores el nombre de los valientes. A su vez, de modo disimulado, habían empezado a congregarse para, como solían decir, coger buen sitio. Todos estaban impacientes por ver el espectáculo, y cuando las inscripciones se cerrasen, las luchas darían inicio.
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Las ventas iban en aumento a cada minuto que pasaba, espadas, cascos y escudos de madera para los niños, que soñaban con, algún día, llegar a ser grandes luchadores como algunos de los que aparecían en los carteles que anunciaban las peleas. La comida, sobre todo frutos secos, castañas asadas, fruta y demases, eran adquiridas con rapidez, obligando a los mercaderes a cambiar uno tras otro los capazos repletos hasta arriba.
Música de jolgorio, arlequines de colores llamativos saltando de lado a lado, músicos callejeros con inmenso talento, bailarinas que no dejaban de sorprender de su elegancia, actuaciones de títeres y demás entretenimientos amenizaban la espera hasta que el coliseo se abriera, estaban esperando a cerrar las listas, quedaban únicamente cuatro puestos, ¿quiénes serían los valientes que se decidirían a adentrarse en las peligrosas arenas?
Bajo la enorme puerta que daba entrada a las gradas, una improvisada mesa hecha con palés y una tabla de madera había sido puesta como puesto de inscripción, allí, un único hombre, un señor mayor, enjuto y delgado, con aspecto añejo, releía la hoja de inscripciones mientras una pluma reposaba metida dentro del botecillo de tinta, a su alrededor, la gente había empezado a reunirse horas antes, viendo quien se apuntaba al evento y coreando en vítores el nombre de los valientes. A su vez, de modo disimulado, habían empezado a congregarse para, como solían decir, coger buen sitio. Todos estaban impacientes por ver el espectáculo, y cuando las inscripciones se cerrasen, las luchas darían inicio.
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- Máximo 4 participantes, las inscripciones se cerrarán el viernes tarde.
- Aquellos miembros del gremio de luchadores tendrán prioridad por sobre los otros participantes.
- No se admiten ni vampiros ni Biocibernéticos.
- Posts regulares, sanción si se tarda en postear más de 48 horas.
- Riesgo bajo de maldición o heridas graves, si de heridas leves y medias.
- Podéis acceder únicamente a los 4 últimos puestos de la lista de inscripción, y, para ello, debéis, por supuesto, inscribiros.
Última edición por Othel el Dom Ene 10 2016, 16:46, editado 1 vez
Othel
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
Había convencido a Kuzu para que me dejase atrás unos días en esa ciudad. Estudiar a los humanos para poder comprenderlos mejor y así robar el corazón de uno de ellos no era una tarea sencilla. Los eventos ocurridos en la “posada” no dejaban de reafirmarme que, aunque esa raza fuese inferior en comparación a la nuestra, eran más versátiles y sus mentes estaban menos talladas en piedra que la de muchos brujos que conocía. Baslodia había probado ser tan diferente a todo lo que yo conocía que no pude más que alargar mi estadía. Gente pobre y sacrificada trabajando para las autoridades sin más que sus propias manos que hacían de rotas alas a sus grandes corazones.
Nadie pensaría en el poderío militar y estratégico de aquél lugar solamente mirando a la mayor parte de su población. En las calles había una atmósfera inexplicable… tal vez fuera mi inexperiencia en esos asuntos, pero de no ser porque me lo hicieron ver, nunca hubiese supuesto todo lo que me fue revelado por algunos locales rábidos de unas pocas monedas. Había una pareja especialmente pobre que colaboraban conmigo en mis andanzas por allí. Tenían una hija de siete años, la criatura era flaca, pequeña, vestía harapos pero era mejor cuidada que una señorita en mis tierras. Además estaba tan mal aprendida que deseaba un momento a solas con ella para darle una buena lección con mis poderes.
La oportunidad no tardó en llegar cuando por un pequeño trabajo los padres de Esmerith se fueron por todo un día. La pequeña, sin tener nada mejor que hacer decidió pegarse a mí y fastidiarme mis últimas horas en la ciudad fortificada. …Apuesto que de donde vienes no hay tan buena comida… comentó finalmente, luego de al menos una hora ininterrumpida de un soliloquio que tenía mi cabeza a punto de colapsar. Sus comentarios siempre eran de esa índole. “No tan buena quizás, pero mucho más limpia” pensé en responderle, pero decirle eso sería una victoria para ella de un modo u otro. Suspiré profundamente y miré a los alrededores. Esa niña del mal me había llevado a algún lugar extraño pero fascinante lleno de personajes extraños.
Abrí los ojos grandes. Estábamos en un coliseo, extraño… no me había percatado de esa edificación hasta el momento. Prestando atención a los alrededores no me percaté de la ausencia de la niña hasta que el silencio y la paz a mi alrededor fueron tan abrumadores que me hicieron desconfiar; es decir… desde que conocí a sus padres no había hecho más que molestarme sin descanso. ¿Por qué se apartaría de pronto en un lugar evidentemente peligroso?
¿Esmerith? comencé a llamar cada vez más alto y acortando el intervalo hasta que mi voz era casi un grito. Luna, por aquí respondió la muy mañosa luego de que mis nervios casi quedaran inválidos. La busqué entre la gente, encontrando su pelo rojizo y aquellas tan conocidas pecas en una extraña fila. Me colé entre la gente haciéndome paso tanto con el poder del viento como con algunos codazos. ¿Qué haces aquí? Tus padres no te dije…? comencé a decir, pero fui interrumpida por un señor bastante…mayor. Con cara despersonificada me observó desde el lugar en el que estaba sentada y sin mucho tacto enunció en una voz monótona y se me antojó cansina:
¿Nombre?
Luna Kaliope, de los Kaliope de Beltrexus. ¿Por qué? respondí sin comprender la situación. Eché un vistazo a nuestro alrededor, habían demasiadas personas con ojos expectantes. ¡Que has quedado! ¡Ha quedado! gritó la niña y por algún motivo tragué saliva. No estaba segura de querer saber en qué había quedado.
Nadie pensaría en el poderío militar y estratégico de aquél lugar solamente mirando a la mayor parte de su población. En las calles había una atmósfera inexplicable… tal vez fuera mi inexperiencia en esos asuntos, pero de no ser porque me lo hicieron ver, nunca hubiese supuesto todo lo que me fue revelado por algunos locales rábidos de unas pocas monedas. Había una pareja especialmente pobre que colaboraban conmigo en mis andanzas por allí. Tenían una hija de siete años, la criatura era flaca, pequeña, vestía harapos pero era mejor cuidada que una señorita en mis tierras. Además estaba tan mal aprendida que deseaba un momento a solas con ella para darle una buena lección con mis poderes.
La oportunidad no tardó en llegar cuando por un pequeño trabajo los padres de Esmerith se fueron por todo un día. La pequeña, sin tener nada mejor que hacer decidió pegarse a mí y fastidiarme mis últimas horas en la ciudad fortificada. …Apuesto que de donde vienes no hay tan buena comida… comentó finalmente, luego de al menos una hora ininterrumpida de un soliloquio que tenía mi cabeza a punto de colapsar. Sus comentarios siempre eran de esa índole. “No tan buena quizás, pero mucho más limpia” pensé en responderle, pero decirle eso sería una victoria para ella de un modo u otro. Suspiré profundamente y miré a los alrededores. Esa niña del mal me había llevado a algún lugar extraño pero fascinante lleno de personajes extraños.
Abrí los ojos grandes. Estábamos en un coliseo, extraño… no me había percatado de esa edificación hasta el momento. Prestando atención a los alrededores no me percaté de la ausencia de la niña hasta que el silencio y la paz a mi alrededor fueron tan abrumadores que me hicieron desconfiar; es decir… desde que conocí a sus padres no había hecho más que molestarme sin descanso. ¿Por qué se apartaría de pronto en un lugar evidentemente peligroso?
¿Esmerith? comencé a llamar cada vez más alto y acortando el intervalo hasta que mi voz era casi un grito. Luna, por aquí respondió la muy mañosa luego de que mis nervios casi quedaran inválidos. La busqué entre la gente, encontrando su pelo rojizo y aquellas tan conocidas pecas en una extraña fila. Me colé entre la gente haciéndome paso tanto con el poder del viento como con algunos codazos. ¿Qué haces aquí? Tus padres no te dije…? comencé a decir, pero fui interrumpida por un señor bastante…mayor. Con cara despersonificada me observó desde el lugar en el que estaba sentada y sin mucho tacto enunció en una voz monótona y se me antojó cansina:
¿Nombre?
Luna Kaliope, de los Kaliope de Beltrexus. ¿Por qué? respondí sin comprender la situación. Eché un vistazo a nuestro alrededor, habían demasiadas personas con ojos expectantes. ¡Que has quedado! ¡Ha quedado! gritó la niña y por algún motivo tragué saliva. No estaba segura de querer saber en qué había quedado.
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
Llevaba en territorio humano unos… la verdad era que había perdido la cuenta, pero después de todos esos meses, jamás había ido a Baslodia hasta ayer mismo. Al parecer era un gran lugar para comprar armas, además de ser donde vivía el destinatario del paquete supersecreto que estaba seguro que contenía algún tipo de estupefaciente ilegal. Sinceramente, le traía sin cuidado, había llegado ayer, entregado el paquete a la velocidad del rayo, cobrado y se había quedado a dormir en una taberna cercana puesto que se había hecho tarde.
Un bullicio le despertó de sus dulces sueños, haciendo que el brujo le echara la bronca a sus lobos de manera automática, sin prácticamente desvelarse. Luego se dio cuenta de que los había dejado en Lunargenta junto a una amiga de confianza y se despertó de golpe, encuriosido por el escándalo.
Treinta minutos más tarde estaba recorriendo las calles mientras devoraba el almuerzo, viendo como los niños y no tan niños jugaban con espadas de madera ¿Conmemoraban alguna victoria humana sobre….¿Ardillas? ¿Elfos? Porque desde luego a los brujos no les habían ganado, ni lo harían mientras a él le importaran esas cosas. Escucho un poco esa cacofonía de gritos infantiles y, aunque no le quedó claro si esa fiesta eras para celebrar el torneo en el coliseo o el torneo era para celebrar la fiesta, obviamente había un torneo por algún lado.
Desde su pequeño… incidente, no había probado su nueva magia en una batalla real, su espectacular, gloriosa y ruidosa magia. Un torneo público parecía una muy buena idea de darse a conocer, experimentar conjuros y, para que engañarse, chulear un poco.
El anciano que debía encargarse de las inscripciones, puesto que era el único sentado con mesa, silla y tintero en medio de la calle lo miro de arriba abajo y suspiro.
-¿Que? Se miró de arriba abajo, llevaba su armadura de cuero negro, sus cuchillos, sus flechas y obviamente su espada. Parecía un guerrero. Hasta tenia cicatrices...
-Nada, al menos tienes mejor pinta que la mayoría de locales. ¿Nombre? Ya se había fijado en que las gentes de esa ciudad parecían pobres, más pobres de lo normal, pero lo decía como si se hubieran unido tipos con palos y piedras. Obviamente, no tendría tanta suerte, jamás la había tenido, no empezaría ahora.
-Geralt Wolftein Pyron dijo con cierto rintintín de orgullo infantil. Iba a pasarles la mano por la cara a esos humanos del coliseo, ya vería ese anciano quien "tenia mejor pinta".
Un bullicio le despertó de sus dulces sueños, haciendo que el brujo le echara la bronca a sus lobos de manera automática, sin prácticamente desvelarse. Luego se dio cuenta de que los había dejado en Lunargenta junto a una amiga de confianza y se despertó de golpe, encuriosido por el escándalo.
Treinta minutos más tarde estaba recorriendo las calles mientras devoraba el almuerzo, viendo como los niños y no tan niños jugaban con espadas de madera ¿Conmemoraban alguna victoria humana sobre….¿Ardillas? ¿Elfos? Porque desde luego a los brujos no les habían ganado, ni lo harían mientras a él le importaran esas cosas. Escucho un poco esa cacofonía de gritos infantiles y, aunque no le quedó claro si esa fiesta eras para celebrar el torneo en el coliseo o el torneo era para celebrar la fiesta, obviamente había un torneo por algún lado.
Desde su pequeño… incidente, no había probado su nueva magia en una batalla real, su espectacular, gloriosa y ruidosa magia. Un torneo público parecía una muy buena idea de darse a conocer, experimentar conjuros y, para que engañarse, chulear un poco.
El anciano que debía encargarse de las inscripciones, puesto que era el único sentado con mesa, silla y tintero en medio de la calle lo miro de arriba abajo y suspiro.
-¿Que? Se miró de arriba abajo, llevaba su armadura de cuero negro, sus cuchillos, sus flechas y obviamente su espada. Parecía un guerrero. Hasta tenia cicatrices...
-Nada, al menos tienes mejor pinta que la mayoría de locales. ¿Nombre? Ya se había fijado en que las gentes de esa ciudad parecían pobres, más pobres de lo normal, pero lo decía como si se hubieran unido tipos con palos y piedras. Obviamente, no tendría tanta suerte, jamás la había tenido, no empezaría ahora.
-Geralt Wolftein Pyron dijo con cierto rintintín de orgullo infantil. Iba a pasarles la mano por la cara a esos humanos del coliseo, ya vería ese anciano quien "tenia mejor pinta".
Geralt
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
Dos personas se habían apuntado de cuatro espacios que quedaban libres, y la hora de dar inicio ya había empezado. Varios guardias hicieron pasar a los participantes a unos improvisados vestuarios recorriendo los pasillos subterráneos de la construcción. A medida que avanzaban serían capaces de ver a cientos de bestias y de luchadores aguerridos que no parecían tener intención de dejar títere con cabeza.
Los sacaron al patio en fila, para que presentasen sus respetos a quienes juzgarían los juegos, donde reinaría la ley de la jungla, mata, o muere. A medida que los guerreros pisaban las arenas, los vítores se escuchaban con fuerza retumbando en el lugar. Las gradas estaban llenas a rebosar. Gente de todos lugares, generos y edades se repartían por el lugar esperando ver las cruentas batallas.
Escuchaban el clamor, notaban el viento, podían sentir las banderillas azotándose con el aire, finalmente, dejando en el campo al primero de los guerreros, los demás fueron llevados a un cuarto desde dónde, en una posición segura, podrían contemplar las luchas, inició una jovencilla, pequeña, diminuta, casi una niña, vestida de rosa y con el pelo recogido en dos trenzas que se balanceaban con el viento, su rival, un enorme león que no tardó en perecer bajo las manos de la chiquilla.
Empezaron a sucederse los combates, mientras, en el exterior, dos hombres decidían deja abierta la inscripción un rato más, al fin y al cabo, aun quedaban bastantes participantes para sus enfrentamientos. La siguiente, en salir sería Luna, aunque su enfrentamiento tal vez no sería tan vistoso o sangriento como el resto. Dos hombres fornidos llevaron una gran tina de agua, enorme, a rastras hasta el centro de la pista, y delimitaron el espacio dibujando una linea en la arena. A penas podrían dar dos pasos fuera del agua.
Contra ella, una anciana, baja, de pelo gris y ropajes blancos se situaba ya en la cima del gran recipiente dispuesta a adentrarse en el agua. ¿Cómo se desenvolvería la lucha?
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* Luna, es tu turno, deberás luchar contra la mujer y lanzar las runas para decidir si tu golpe es o no certero.
* He dejado el plazo abierto un día más, aun pueden entrar dos personas.
* Tras el post de Luna escribiré yo, dando fin a la primera batalla y dando paso a la siguiente.
Los sacaron al patio en fila, para que presentasen sus respetos a quienes juzgarían los juegos, donde reinaría la ley de la jungla, mata, o muere. A medida que los guerreros pisaban las arenas, los vítores se escuchaban con fuerza retumbando en el lugar. Las gradas estaban llenas a rebosar. Gente de todos lugares, generos y edades se repartían por el lugar esperando ver las cruentas batallas.
Escuchaban el clamor, notaban el viento, podían sentir las banderillas azotándose con el aire, finalmente, dejando en el campo al primero de los guerreros, los demás fueron llevados a un cuarto desde dónde, en una posición segura, podrían contemplar las luchas, inició una jovencilla, pequeña, diminuta, casi una niña, vestida de rosa y con el pelo recogido en dos trenzas que se balanceaban con el viento, su rival, un enorme león que no tardó en perecer bajo las manos de la chiquilla.
Empezaron a sucederse los combates, mientras, en el exterior, dos hombres decidían deja abierta la inscripción un rato más, al fin y al cabo, aun quedaban bastantes participantes para sus enfrentamientos. La siguiente, en salir sería Luna, aunque su enfrentamiento tal vez no sería tan vistoso o sangriento como el resto. Dos hombres fornidos llevaron una gran tina de agua, enorme, a rastras hasta el centro de la pista, y delimitaron el espacio dibujando una linea en la arena. A penas podrían dar dos pasos fuera del agua.
Contra ella, una anciana, baja, de pelo gris y ropajes blancos se situaba ya en la cima del gran recipiente dispuesta a adentrarse en el agua. ¿Cómo se desenvolvería la lucha?
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* Luna, es tu turno, deberás luchar contra la mujer y lanzar las runas para decidir si tu golpe es o no certero.
* He dejado el plazo abierto un día más, aun pueden entrar dos personas.
* Tras el post de Luna escribiré yo, dando fin a la primera batalla y dando paso a la siguiente.
Othel
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
Estaban locos. Todos ellos locos de remate, no había terminado de solucionar el mal entendido cuando fui prácticamente arrastrada entre los otros que “habían quedado” hacia unos pasadizos oscuros, húmedos y llenos de cosas que hubiese preferido no ver. Aquél no era el lugar para una bruja decente y de familia. ¿Te has echado atrás? me había preguntado la mocosa sinvergüenza aquella mientras prácticamente mandaba a unos hombres del lugar a llevarme. Aquello había sido un complot, casi que podía olérmelo. Pero esa criaturita del mal me las pagaría, le haría arrepentirse durante el resto de su vida como nadie nunca lo había hecho: le contaría a sus padres. Si salía viva de aquello…
Todo parecía salvaje, desde la criatura más pequeña hasta el competidor más feo y mal oliente. Iba en el pelotón, entre todos los otros participantes que tal vez serían mis adversarios. No podía dejar de analizarlos como posibles objetivos. Jugaba con una pequeña esfera de agua en la palma de mi mano derecha, me la había robado de un cubo al pasar frente a unas jaulas. Aquello me distendía y me ayudaba a pensar. Tenía que ser rápida y buena, más me valía si quería sacar mi pelo rosa intacto de todo aquello.
Se abrieron unas pesadas puertas y salimos. La luz me sofocó durante un par de minutos, las ovaciones impedían que me concentrara. El agua se escurrió entre mis manos como si fuese arena. Lo único que me vino a la mente fue la imagen de Kuzu. Si me iba a enfrentar a todo aquello me hubiera gustado que él me apoyase. El viento era fuerte, rugía, parecía contagiado del aire de festividad que reinaba en los alrededores. Entonces hubo un cambio en mí, era mi oportunidad, aquello que había estado buscando desde que salí de las islas, el gran desafío que marcaría mi vida.
Había sido llevada junto a muchos a una habitación de espera, desde ese lugar podían verse los enfrentamientos que se sucedían sin interrupción. Mis manos estaban sudorosas, no dejaba de alternar la vista entre los duelos y mis palmas. Si quería triunfar no estaba de más ver cómo funcionaban las cosas en ese lugar, aunque algunos de los enfrentamientos eran tan cruentos que prefería volver a memorizar los caminos en mi piel a ver cómo brotaba la sangre y los humores de aquellos que se batían a muerte por ofrecer unos momentos de diversión al público que les rodeaba.
Era mi turno. Encuadré los hombros y respiré profundamente. Intenté observar las gradas y fijar mi vista en alguien anónimo para tener más fuerzas, pero aquello fue en vano. Estaba nerviosa y todos los rostros parecían haberse borrado en la masa de cuerpos que se movían lentamente. El bullicio se había apagado, solamente escuchaba el bramido del viento y las pequeñas olas que se formaban en la gran tina de agua. Los latidos de mi pecho retumbaban en mis oídos y mis piernas más que sentirlas parecían ser un anexo funcional de mi cuerpo que se adaptaban al movimiento necesario: avanzar.
Allí estaba ella, mi contrincante. Una bruja expediente a juzgar por su edad, aunque por lo mismo probablemente no tenía mucha potencia en sus ataques. La distancia entre nosotras se acortaba, mi mente corría a velocidades insospechadas. Era difícil establecer alguna estrategia sin conocer a mi oponente. Llegué al punto de encuentro, ella había tomado su posición en el agua, no tardé en hacer lo propio. Nos saludamos e hicimos lo mismo con los jueces. Aquél ritual solo hacía que comenzara a olvidar cómo usar mis manos. Ella percibió lo que estaba sucediendo y antes de que pudiera reaccionar ya había comenzado a calentar con un primer ataque directo.
Apenas tuve tiempo de hacer un escudo de viento que de tener suerte devolvería el ataque a mi oponente, de lo contrario, lo desviaría.
Todo parecía salvaje, desde la criatura más pequeña hasta el competidor más feo y mal oliente. Iba en el pelotón, entre todos los otros participantes que tal vez serían mis adversarios. No podía dejar de analizarlos como posibles objetivos. Jugaba con una pequeña esfera de agua en la palma de mi mano derecha, me la había robado de un cubo al pasar frente a unas jaulas. Aquello me distendía y me ayudaba a pensar. Tenía que ser rápida y buena, más me valía si quería sacar mi pelo rosa intacto de todo aquello.
Se abrieron unas pesadas puertas y salimos. La luz me sofocó durante un par de minutos, las ovaciones impedían que me concentrara. El agua se escurrió entre mis manos como si fuese arena. Lo único que me vino a la mente fue la imagen de Kuzu. Si me iba a enfrentar a todo aquello me hubiera gustado que él me apoyase. El viento era fuerte, rugía, parecía contagiado del aire de festividad que reinaba en los alrededores. Entonces hubo un cambio en mí, era mi oportunidad, aquello que había estado buscando desde que salí de las islas, el gran desafío que marcaría mi vida.
Había sido llevada junto a muchos a una habitación de espera, desde ese lugar podían verse los enfrentamientos que se sucedían sin interrupción. Mis manos estaban sudorosas, no dejaba de alternar la vista entre los duelos y mis palmas. Si quería triunfar no estaba de más ver cómo funcionaban las cosas en ese lugar, aunque algunos de los enfrentamientos eran tan cruentos que prefería volver a memorizar los caminos en mi piel a ver cómo brotaba la sangre y los humores de aquellos que se batían a muerte por ofrecer unos momentos de diversión al público que les rodeaba.
Era mi turno. Encuadré los hombros y respiré profundamente. Intenté observar las gradas y fijar mi vista en alguien anónimo para tener más fuerzas, pero aquello fue en vano. Estaba nerviosa y todos los rostros parecían haberse borrado en la masa de cuerpos que se movían lentamente. El bullicio se había apagado, solamente escuchaba el bramido del viento y las pequeñas olas que se formaban en la gran tina de agua. Los latidos de mi pecho retumbaban en mis oídos y mis piernas más que sentirlas parecían ser un anexo funcional de mi cuerpo que se adaptaban al movimiento necesario: avanzar.
Allí estaba ella, mi contrincante. Una bruja expediente a juzgar por su edad, aunque por lo mismo probablemente no tenía mucha potencia en sus ataques. La distancia entre nosotras se acortaba, mi mente corría a velocidades insospechadas. Era difícil establecer alguna estrategia sin conocer a mi oponente. Llegué al punto de encuentro, ella había tomado su posición en el agua, no tardé en hacer lo propio. Nos saludamos e hicimos lo mismo con los jueces. Aquél ritual solo hacía que comenzara a olvidar cómo usar mis manos. Ella percibió lo que estaba sucediendo y antes de que pudiera reaccionar ya había comenzado a calentar con un primer ataque directo.
Apenas tuve tiempo de hacer un escudo de viento que de tener suerte devolvería el ataque a mi oponente, de lo contrario, lo desviaría.
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
El miembro 'Luna Kaliope' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
* Felicidades Luna has derrotado a la anciana. Su ataque se ha vuelto contra ella, dandole de lleno, provocando así que cayese fuera del terreno de batalla delimitado. Ahora tienes dos opciones, o bien la usas como npj de soporte durande el resto de la quest, o acabas con ella, decidas lo que decidas, acaba tu acción volviendo a la sala de descanso.
* Gerald Cuando finalice el turno de Luna será el tuyo. Tu rival, una ardilla gigante de 3 metros de alto, blanca, con la cola gris y los ojos rojos, su aliento intercala gas incendiario y fuego, lucha contra ella, tienes libertad total de movimiento, y al finalizar tu post lanza los dados para comprobar si la has vencido o no.
* Cuando finaliceis la ronda entrará un nuevo participante, y, tras él, postearé yo decidiendo el final de esa batalla. Que los dioses os acompañen.
* Gerald Cuando finalice el turno de Luna será el tuyo. Tu rival, una ardilla gigante de 3 metros de alto, blanca, con la cola gris y los ojos rojos, su aliento intercala gas incendiario y fuego, lucha contra ella, tienes libertad total de movimiento, y al finalizar tu post lanza los dados para comprobar si la has vencido o no.
* Cuando finaliceis la ronda entrará un nuevo participante, y, tras él, postearé yo decidiendo el final de esa batalla. Que los dioses os acompañen.
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
Todo acabó tan pronto que incluso estaba desorientada. En un momento era atacada por la bruja que se suponía me iba a humillar y torturar públicamente, al siguiente ella volaba por los aires luego de que su ataque le fuera reflejado. El golpe había sido más duro de lo que esperaba, el impacto causó que una vez devuelto, yo cayera de bruces en el agua. Cuando me levanté desorientada solamente escuchaba los gritos de victoria de algunos, los abucheos de otros. Mi contrincante lejos de estar en mi campo de visión. Me sentí como una tonta por tardar en darme cuenta que aquello significaba mi victoria. La bruja había sido despedida de la piscina por la fuerza del impacto y gracias a los dioses fue a dar del otro lado de la línea que delimitaba nuestra arena.
Me enderecé, hice una profunda reverencia al público y me dirigí hacia el lugar donde ella se encontraba. Se había golpeado un lado y su enojo era notorio. Levantó la cabeza en alto, con gallardía, esperando el remate. Levanté la diestra y con ella una delgada columna de agua, cerré el puño, preparando el ataque, podía sentir como el líquido que hasta entonces no ofrecía resistencia se tensaba. Negué con la cabeza, no podía acabarla de esa forma; era una anciana después de todo. Bajé el brazo y solté mi agarre del elemento, las gotas que se formaron por la caída del mismo nos cubrieron como si fuesen delicado rocío. Solo tuve suerte murmuré. Le dediqué una sutil pero breve sonrisa y me marché hacia la sala de descanso repitiendo en mi mente algunas de las pocas escenas que recordaba de ese encuentro.
Antes de atravesar la puerta escuché una voz desconocida tras de mi que decía No debes perder fácilmente. La suerte solo es para los tontos. Tal vez debí haberla rematado. Fui benevolente y me tilda de tonta… lo que me faltaba dije entre dientes, dedicándole una sonrisa forzada mientras le despedía con la mano y atravesaba el umbral
Me enderecé, hice una profunda reverencia al público y me dirigí hacia el lugar donde ella se encontraba. Se había golpeado un lado y su enojo era notorio. Levantó la cabeza en alto, con gallardía, esperando el remate. Levanté la diestra y con ella una delgada columna de agua, cerré el puño, preparando el ataque, podía sentir como el líquido que hasta entonces no ofrecía resistencia se tensaba. Negué con la cabeza, no podía acabarla de esa forma; era una anciana después de todo. Bajé el brazo y solté mi agarre del elemento, las gotas que se formaron por la caída del mismo nos cubrieron como si fuesen delicado rocío. Solo tuve suerte murmuré. Le dediqué una sutil pero breve sonrisa y me marché hacia la sala de descanso repitiendo en mi mente algunas de las pocas escenas que recordaba de ese encuentro.
Antes de atravesar la puerta escuché una voz desconocida tras de mi que decía No debes perder fácilmente. La suerte solo es para los tontos. Tal vez debí haberla rematado. Fui benevolente y me tilda de tonta… lo que me faltaba dije entre dientes, dedicándole una sonrisa forzada mientras le despedía con la mano y atravesaba el umbral
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
Esperar a que fuera su turno era aburrido, muy aburrido, para que engañarse. Los participantes se habían apelotonado para ver los combates, como si un ligero conocimiento de sus rivales les fuera a ayudar. Aunque claro, eso era lo que opinaba el desde una silla del rincón, sin poder ver absolutamente nada salvo que hiciese explotar a esos pardillos.
Pero en cuando le toco a el todos sus problemas se desvanecieron. El brujo entro a la arena tranquilamente, desenvainando su espada por el camino, de manera absolutamente calmada, como si fuera a recoger bayas en el bosque. Finalmente piso la arena, cerrando los ojos un momento para sentir el aire con el que estaba empezando a familiarizarse. Nada lo podría haber preparado para la imagen que vio en cuando los abrió.
El brujo examino muy atentamente a esa cosa, esa cola gris y mullida, esos ojos rojos que parecían proceder del averno, ademas del pelaje blanco y esos dientes de roedor. Añadiendo esas características a los ya imponentes tres metros y el aliento igneo, solo pudo llegar a una obvia, absoluta e inequívoca conclusión:
-Malditos elfos y su alquimia "sana y natural". eso le provoco una duda... ¿Una ardilla escupefuego era inflamable? No lo seria si se tratara de un ser natural, pero eso tenia que ser artificial, pero realmente no quería arriesgarse. Brujo y roedor empezaron a dar vueltas por la arena, midiéndose, esa gigantesca ardilla le lanzo una especie de estornudo de fuego que evito sin demasiados problemas, consiguiendo una pequeña llama con la que trabajar.
Geralt no se atrevía a innovar demasiado frente a algo que podía usar su espada de mondadientes, así que opto por un clásico, más o menos. Saco uno de sus puñales y con un poco de telequinesis y una fuerte ráfaga de viento lo mando contra la ardilla. A su vez, empezó a concentrar oxigeno justo delante de donde iba a impactar el proyectil. Lanzaría un chispazo poco antes del golpe, generando una explosión que impulsaría su cuchillo a una velocidad vertiginosa. Solo quedaba que ese estúpido animal siguiera allí para entonces y le abriría un boquete del tamaño de un melón, ademas de las quemaduras.
Pero en cuando le toco a el todos sus problemas se desvanecieron. El brujo entro a la arena tranquilamente, desenvainando su espada por el camino, de manera absolutamente calmada, como si fuera a recoger bayas en el bosque. Finalmente piso la arena, cerrando los ojos un momento para sentir el aire con el que estaba empezando a familiarizarse. Nada lo podría haber preparado para la imagen que vio en cuando los abrió.
El brujo examino muy atentamente a esa cosa, esa cola gris y mullida, esos ojos rojos que parecían proceder del averno, ademas del pelaje blanco y esos dientes de roedor. Añadiendo esas características a los ya imponentes tres metros y el aliento igneo, solo pudo llegar a una obvia, absoluta e inequívoca conclusión:
-Malditos elfos y su alquimia "sana y natural". eso le provoco una duda... ¿Una ardilla escupefuego era inflamable? No lo seria si se tratara de un ser natural, pero eso tenia que ser artificial, pero realmente no quería arriesgarse. Brujo y roedor empezaron a dar vueltas por la arena, midiéndose, esa gigantesca ardilla le lanzo una especie de estornudo de fuego que evito sin demasiados problemas, consiguiendo una pequeña llama con la que trabajar.
Geralt no se atrevía a innovar demasiado frente a algo que podía usar su espada de mondadientes, así que opto por un clásico, más o menos. Saco uno de sus puñales y con un poco de telequinesis y una fuerte ráfaga de viento lo mando contra la ardilla. A su vez, empezó a concentrar oxigeno justo delante de donde iba a impactar el proyectil. Lanzaría un chispazo poco antes del golpe, generando una explosión que impulsaría su cuchillo a una velocidad vertiginosa. Solo quedaba que ese estúpido animal siguiera allí para entonces y le abriría un boquete del tamaño de un melón, ademas de las quemaduras.
Última edición por Geralt el Mar Dic 08 2015, 12:49, editado 1 vez
Geralt
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
Un gran alboroto decoraba las calles de la arcaica ciudad humana de Baslodia, lugar donde según rumores que había escuchado el elfo, se podrían encontrar armas de buena calidad, aunque el elfo no buscaba obtener una nueva, sino reparar una que ya poseía y que hasta ahora solo le había resultado un estorbo; buscaba a un hombre en especial, un tal Orez D’Arris, famoso por crear espadas resistentes y quien le habían dicho, era de los pocos hombres capaces de entender el funcionamiento de la espada rota que el pelinegro llevaba a cuestas.
El moreno llevaba un pequeño mapa indicativo para llegar a la casa del herrero, aunque de nada le valió encontrar el lugar pues el herrero parecía estar de mal humor y la actitud arrogante del elfo tampoco sería de gran ayuda -Saludos, Orez D’Arriz, Los ecos de tu fama han traído a Destino hasta tu presencia, humano- Dijo el elfo en su extraña forma de hablar, intentando hacer un saludo que resultara agradable para el maestro herrero; el hombre, ya de avanzada edad lo miró de arriba abajo mientras avanzaba hacia el elfo -Si vienes por una de mis espadas, lárgate, no la mereces- Dijo mientras señalaba al elfo con un delgado bastón de madera -Ni siquiera creo que merezcas las que llevas contigo- Acusó de nuevo sonando ahora más despectivo -Eres muy débil para llevar tales armas- Continuó hiriendo el orgullo del elfo que cerca estaba de arremeter contra el molesto viejo, sin embargo, algo en el sujeto le despertaba un profundo respeto, al parecer no era solo un herrero, sino además un conocedor de las artes de la espada -Tal vez usted merezca ser decapitado- Respondió el pelinegro mientras sacaba una de sus espadas, la cual tenía en el borde el nombre de Moonblade -Mira como la tomas, ni siquiera sabes sujetarla- Dijo alarmado el herrero que cada vez resultaba más detestable.
Destino apuntó al hombre con su espada pero éste rápidamente golpeó la hoja por un lado con su bastón haciendo que esta vibrara, por lo que el elfo requirió un esfuerzo para no soltarla, en su lugar giró completamente su cuerpo para atacar desde el lado contrario pero de nuevo fue bloqueado por el viejo, el cual golpeó el antebrazo del elfo con el bastón pero el pelinegro no soltó la espada, lo estaba venciendo un anciano con un bastón de madera, eso era una afrenta contra el orgullo del elfo y sin darse cuenta comenzaba a enojarse, mostrando claramente sus emociones -Te falta mucho por aprender, flacucho, pero podrías tener futuro- Dijo mientras contemplaba la espada que el elfo había llevado en su espalda sin usar -Sin embargo eso que llevas es muy peligroso para alguien como tú- Dijo mientras lanzaba un fuerte golpe con su bastón hacia la espada rota que llevaba el pelinegro, ante la fragilidad del arma, el elfo se giró recibiendo el golpe en su brazo izquierdo para salvar su espada, ante lo cual el viejo detuvo sus ataques -Una espada no es un arma, es un aliado en el combate, un compañero, has mostrado ser fiel a ese principio al recibir el golpe en lugar de tu espada- Dijo mientras se llevaba los dedos a la barbilla -Sin embargo, sigues siendo un debilucho- Dio la espalda al elfo y tras caminar algunos pasos se giró de nuevo -Demuéstrame que eres digno al menos de usar una espada, ve al coliseo y gana al menos una batalla, si lo consigues, tal vez haga algo con una de tus espadas- Las palabras del viejo parecían bastante convincentes, aunque el orgullo del pelinegro estaba devastado, tal vez podría hacer ese sacrificio, no solo para demostrar su habilidad ante el herrero, sino también para ponerse a prueba a sí mismo -Así será- Dijo el pelinegro con una mirada llena de determinación.
En apenas unos minutos el elfo caminaba junto al herrero hasta entrar a las puertas del coliseo; aunque para los jóvenes, el herrero pasaba desapercibido, los más viejos lo reconocían con admiración, incluso algunos le saludaban con leves reverencias, finalmente llegaron ante otro anciano, al parecer estaban de moda en esa ciudad, el cual reconoció de inmediato al herrero y le estrechó la mano; al parecer el evento ya había comenzado, se escuchaban fuertes gritos y el evidente fragor de las batallas, el par de viejos murmuraban entre ellos hasta que el encargado de las inscripciones se acercó a Destino mirándolo de arriba abajo como había hecho antes el herrero -Así que eres Eno D’Arriz... No sabía que este viejo picarón hubiera tenido un romance con una elfa, seguro heredaste todo el físico de ella porque no te pareces en nada a tu padre Orez- Destino estaba algo confundido, sin embargo algunos gestos del herrero le dieron a entender lo que había sucedido, así que debería fingir que era el hijo del herrero -No me decepciones hijo- Fue lo último que escuchó decir al viejo mentiroso mientras era llevado junto al resto de participantes a esperar su turno de luchar...
El moreno llevaba un pequeño mapa indicativo para llegar a la casa del herrero, aunque de nada le valió encontrar el lugar pues el herrero parecía estar de mal humor y la actitud arrogante del elfo tampoco sería de gran ayuda -Saludos, Orez D’Arriz, Los ecos de tu fama han traído a Destino hasta tu presencia, humano- Dijo el elfo en su extraña forma de hablar, intentando hacer un saludo que resultara agradable para el maestro herrero; el hombre, ya de avanzada edad lo miró de arriba abajo mientras avanzaba hacia el elfo -Si vienes por una de mis espadas, lárgate, no la mereces- Dijo mientras señalaba al elfo con un delgado bastón de madera -Ni siquiera creo que merezcas las que llevas contigo- Acusó de nuevo sonando ahora más despectivo -Eres muy débil para llevar tales armas- Continuó hiriendo el orgullo del elfo que cerca estaba de arremeter contra el molesto viejo, sin embargo, algo en el sujeto le despertaba un profundo respeto, al parecer no era solo un herrero, sino además un conocedor de las artes de la espada -Tal vez usted merezca ser decapitado- Respondió el pelinegro mientras sacaba una de sus espadas, la cual tenía en el borde el nombre de Moonblade -Mira como la tomas, ni siquiera sabes sujetarla- Dijo alarmado el herrero que cada vez resultaba más detestable.
Destino apuntó al hombre con su espada pero éste rápidamente golpeó la hoja por un lado con su bastón haciendo que esta vibrara, por lo que el elfo requirió un esfuerzo para no soltarla, en su lugar giró completamente su cuerpo para atacar desde el lado contrario pero de nuevo fue bloqueado por el viejo, el cual golpeó el antebrazo del elfo con el bastón pero el pelinegro no soltó la espada, lo estaba venciendo un anciano con un bastón de madera, eso era una afrenta contra el orgullo del elfo y sin darse cuenta comenzaba a enojarse, mostrando claramente sus emociones -Te falta mucho por aprender, flacucho, pero podrías tener futuro- Dijo mientras contemplaba la espada que el elfo había llevado en su espalda sin usar -Sin embargo eso que llevas es muy peligroso para alguien como tú- Dijo mientras lanzaba un fuerte golpe con su bastón hacia la espada rota que llevaba el pelinegro, ante la fragilidad del arma, el elfo se giró recibiendo el golpe en su brazo izquierdo para salvar su espada, ante lo cual el viejo detuvo sus ataques -Una espada no es un arma, es un aliado en el combate, un compañero, has mostrado ser fiel a ese principio al recibir el golpe en lugar de tu espada- Dijo mientras se llevaba los dedos a la barbilla -Sin embargo, sigues siendo un debilucho- Dio la espalda al elfo y tras caminar algunos pasos se giró de nuevo -Demuéstrame que eres digno al menos de usar una espada, ve al coliseo y gana al menos una batalla, si lo consigues, tal vez haga algo con una de tus espadas- Las palabras del viejo parecían bastante convincentes, aunque el orgullo del pelinegro estaba devastado, tal vez podría hacer ese sacrificio, no solo para demostrar su habilidad ante el herrero, sino también para ponerse a prueba a sí mismo -Así será- Dijo el pelinegro con una mirada llena de determinación.
En apenas unos minutos el elfo caminaba junto al herrero hasta entrar a las puertas del coliseo; aunque para los jóvenes, el herrero pasaba desapercibido, los más viejos lo reconocían con admiración, incluso algunos le saludaban con leves reverencias, finalmente llegaron ante otro anciano, al parecer estaban de moda en esa ciudad, el cual reconoció de inmediato al herrero y le estrechó la mano; al parecer el evento ya había comenzado, se escuchaban fuertes gritos y el evidente fragor de las batallas, el par de viejos murmuraban entre ellos hasta que el encargado de las inscripciones se acercó a Destino mirándolo de arriba abajo como había hecho antes el herrero -Así que eres Eno D’Arriz... No sabía que este viejo picarón hubiera tenido un romance con una elfa, seguro heredaste todo el físico de ella porque no te pareces en nada a tu padre Orez- Destino estaba algo confundido, sin embargo algunos gestos del herrero le dieron a entender lo que había sucedido, así que debería fingir que era el hijo del herrero -No me decepciones hijo- Fue lo último que escuchó decir al viejo mentiroso mientras era llevado junto al resto de participantes a esperar su turno de luchar...
Destino
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
*Geralt, el impacto acertó en parte, la ardilla gigante se ha quedado sin brazo y sin parte de la cola, acaba con ella en tu próximo post y vuelve a la sala.
*Destino, cuando Gerald finalice su post, será tu turno. Te enfrentarás a un hombre bestia, mitad guepardo, veloz, dificil verlo y aun más atraparlo, sabe aprovechar a la perfección el terreno. Cuando hayas hecho tus movimiento, al igual que el resto han hecho, lanza los dados para saber si has logrado vencer al hombre bestia.
*Como hasta ahora, tras tu post yo haré una intervención. Cuidado, tal vez, haya sorpresas.
*Destino, cuando Gerald finalice su post, será tu turno. Te enfrentarás a un hombre bestia, mitad guepardo, veloz, dificil verlo y aun más atraparlo, sabe aprovechar a la perfección el terreno. Cuando hayas hecho tus movimiento, al igual que el resto han hecho, lanza los dados para saber si has logrado vencer al hombre bestia.
*Como hasta ahora, tras tu post yo haré una intervención. Cuidado, tal vez, haya sorpresas.
Othel
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
Era plenamente consciente de los gritos del publico, que parecían considerar que seria un buen aperitivo para la ardilla. Que pena, eso no iba a pasar. Una explosión después, el publico enmudeció, viendo como un brazo de ardilla saltaba por los aires, junto con un pedazo de esa cola tan esponjosa.
El combate había acabado, un roedor no aguantaría una herida tan grave, ni siquiera un humano normal, con un cuerpo diseñado para aguantar heridas mantendría la consciencia después de eso. Geralt se acerco con calma al animal dispuesto a acabar con su sufrimiento, a medida que ese pobre animal se arrastraba para huir de el. Le dio pena, muchísima pena, no era una manera correcta de cazar un animal, se había dejado llevar por las ganas de probar cosas nuevas. Atravesó el cuello de la criatura y dejo que su ultimo estertor escapara de manera rápida y casi indolora. Pero después de la buena acción del día, la curiosidad científica lo asalto y recogió una buena cantidad del pelo de la criatura. Era preocupante que alguien pudiera hacer ardillas de 3 metros, seguro que encontraba alguien que le dijera como había podido pasar si le llevaba una muestra. Sino... siempre podía hacerse una bufanda, o unos guantes.
Alzo la mano y su cuchillo volvió a esta con un giro elegante. Ya había acabado, por lo que volvió a la sala de espera, aunque esta vez no necesito abrirse a empujones. No pudo evitar sonreír ante ese nuevo respeto. Tal y como debía ser...
El combate había acabado, un roedor no aguantaría una herida tan grave, ni siquiera un humano normal, con un cuerpo diseñado para aguantar heridas mantendría la consciencia después de eso. Geralt se acerco con calma al animal dispuesto a acabar con su sufrimiento, a medida que ese pobre animal se arrastraba para huir de el. Le dio pena, muchísima pena, no era una manera correcta de cazar un animal, se había dejado llevar por las ganas de probar cosas nuevas. Atravesó el cuello de la criatura y dejo que su ultimo estertor escapara de manera rápida y casi indolora. Pero después de la buena acción del día, la curiosidad científica lo asalto y recogió una buena cantidad del pelo de la criatura. Era preocupante que alguien pudiera hacer ardillas de 3 metros, seguro que encontraba alguien que le dijera como había podido pasar si le llevaba una muestra. Sino... siempre podía hacerse una bufanda, o unos guantes.
Alzo la mano y su cuchillo volvió a esta con un giro elegante. Ya había acabado, por lo que volvió a la sala de espera, aunque esta vez no necesito abrirse a empujones. No pudo evitar sonreír ante ese nuevo respeto. Tal y como debía ser...
Geralt
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
El abrumador calor de ese tétrico día, sumado al coctel de olores que saturaban la sala donde se encontraban los luchadores era capaz de causar las más agresivas nauseas a los olfatos más agudos; en medio de todo, el elfo permanecía sentado esperando su turno hasta que percibió a un conocido acercarse, recordaba tenuemente al ser que se acercaba; aunque no habían tenido una buena relación anteriormente, recordaba que finalmente habían tenido que trabajar como equipo para salir de aquella mansión, ahora, el mismo brujo se acercaba con una arrogancia que competía fuertemente con la de elfo por ver cuál de ellos podía resultar más pesado.
No hubo más saludo que una mirada mientras el brujo pasaba cerca de Destino, el cual era llevado hasta la arena, no sin antes acomodarle encima, casi por la fuerza, una serie de corazas de metal a modo de armadura, un casco que le quedaba tan grande, que casi giraba libremente sobre su cabeza, y unas piezas de armadura que difícilmente lograba llenar, tal vez estaban hechas para hombres de mayor masa muscular muy superior a la suya; era su turno de salir a luchar, no tenía idea del tipo de oponente que le tocaría hasta que salió al área de combate; en primer lugar se sintió abrumado por los gritos y aplausos que explotaron cuando apenas tocó el terreno, sin embargo no le conocían, así que tal ovación no era más que un incentivo hipócrita para disfrazar de elegancia y grandeza la venidera batalla.
Frente a él, un cuerpo alto y cubierto por una capa de color verde oscuro que cubría incluso su cabeza, dejando caer sobre su rostro una sombra que apenas dejaba ver su boca, o más bien, su mandíbula. No era humano, era sin lugar a dudas un hombre bestia, pero ¿Qué clase de amenaza se escondería bajo esa capa? Tras el anuncio del inicio del combate, el sujeto removió su capucha dejando ver la cabeza de un guepardo, o más bien un hombre-guepardo que sin dar tiempo a nada usó sus manos para abrir su capa que hasta entonces había permanecido cubriendo su cuerpo y dejando al aire su peludo pecho desnudo; esto hizo que el público explotara de emoción en una serie de gritos enardecidos que coreaban el nombre de aquel sujeto -¡¡Gates!! ¡¡Gates!! ¡¡Gates!!- Gritaba el público a un mismo son mientras el hombre bestia miraba al elfo con gran soberbia.
Destino por su parte, de despojó de los trastos que le habían colocado encima a modo de protección, pecho, y casco, cayeron al piso levantando la arena en golpes secos mientras Destino llevaba la mano a su espalda tomando su espada buena, la giró un par de veces y tratando de ignorar al público se puso en guardia con la mano izquierda cubierta por su filoso guante metálico; levantada hacia el adversario adelantada igual que su pierna izquierda, mientras que su pie derecho permanecía más atrás con la pierna semiflexionada y la espada levantada haciendo puente sobre su cabeza y apuntando al imponente Gates.
La lucha no tardó en iniciar y el hombre bestia no dudó en tener la iniciativa, corría a una velocidad que resultaba impresionante, sus pisadas levantaban el polvo siendo esa la evidencia más fácil para seguir su rastro, pues seguirlo a él resultaba complicado; corrió en círculos alrededor del elfo mientras el pelinegro solo giraba para no darle la espalda, cualquier oportunidad podría resultar fatal; finalmente el hombre bestia se abalanzó sobre el elfo, el cual apenas logró esquivar saltando hacia un lado para luego contra atacar con un corte vertical de la espada; el guepardo iba desarmado, aparentemente, lo cual hizo parecer una locura que intentara bloquear la espada con su brazos cruzados sobre su cabeza, sin embargo el sonido metálico del impacto hizo ver que llevaba una especie de protectores metálicos alrededor de los antebrazos, los cuales le servirían como escudo.
El sádico Gates sonrió con malicia al ver la cara de sorpresa en Destino, el cual retrocedió para evitar un corte que el animal lanzaba con una de sus garras hacia el pecho del pelinegro, lo que sucedió a eso fue un rápido torbellino de cortes veloces del elfo que buscaba desesperadamente hacer alguna herida al peludo pero todos los ataques de la espada eran detenidos por los protectores en los brazos de Gates -¿Es todo lo que tienes? Princesa- Dijo el agresivo oponente que ahora con una gran sonrisa se preparaba para atacar de nuevo, ésta vez dio un salto hacia atrás cayendo justo sobre un pequeño bulto en la arena que le serviría como apoyo para saltar con más fuerza hacia adelante, parecía conocer bien el terreno, tal vez había ganado muchas batallas en el mismo sitio y por su sonrisa parecía disfrutarlo. Avanzó de un salto con las garras extendidas hacia adelante mientras que el elfo no alcanzó a preparar la espada para una estocada, no tendría tiempo para ello así que colocó su arma para interponerla ante las garras y ante su imposibilidad de detener la embestida decidió irse hacia atrás, junto con el hombre bestia, parecía que estaba perdido pero estratégicamente había dejado su pie derecho a buena altura y una vez en el suelo lo usó para empujar al hombre bestia hacia arriba para lanzarlo lejos y lastimándolo con esa caída.
Destino sabía que en fuerza no le ganaría, incluso en velocidad tendría que hacer un gran esfuerzo, entonces pensó en una estrategia que le ayudaría a ganar, si no podía derrotarlo, haría que se derrotara a sí mismo -¿Es todo lo que tienes? Gatita- Respondió el elfo de manera retadora haciendo que el peludo se levantara del suelo en un parpadeo para luego embarcarse en una vertiginosa carrera contra el pelinegro, pero ésta vez Destino estaría preparado -(Una espada no es un arma, es un aliado en el combate, un compañero)- Recordó en su mente las palabras del viejo, atacó con la espada aunque ésta sería tan solo una distracción y al ser golpeada hacia un lado por los brazos de Gates salió despedida hacia un lado cayendo enterrada en el piso como una espada muerta; los ojos del hombre bestia ya comenzaban a festejar su triunfo, lanzarse sobre el elfo para desgarrarlo sería tan solo un trámite sin complicaciones, así que se lanzó llevando al elfo al piso pero justo cuando estaba sobre el pelinegro bajó la guardia y la mano izquierda de Destino estiró los dedos del filoso guante que hasta ahora no había usado y subió la mano para incrustarla directamente en el pecho del incauto Gates ¿Conseguiría su objetivo?
No hubo más saludo que una mirada mientras el brujo pasaba cerca de Destino, el cual era llevado hasta la arena, no sin antes acomodarle encima, casi por la fuerza, una serie de corazas de metal a modo de armadura, un casco que le quedaba tan grande, que casi giraba libremente sobre su cabeza, y unas piezas de armadura que difícilmente lograba llenar, tal vez estaban hechas para hombres de mayor masa muscular muy superior a la suya; era su turno de salir a luchar, no tenía idea del tipo de oponente que le tocaría hasta que salió al área de combate; en primer lugar se sintió abrumado por los gritos y aplausos que explotaron cuando apenas tocó el terreno, sin embargo no le conocían, así que tal ovación no era más que un incentivo hipócrita para disfrazar de elegancia y grandeza la venidera batalla.
Frente a él, un cuerpo alto y cubierto por una capa de color verde oscuro que cubría incluso su cabeza, dejando caer sobre su rostro una sombra que apenas dejaba ver su boca, o más bien, su mandíbula. No era humano, era sin lugar a dudas un hombre bestia, pero ¿Qué clase de amenaza se escondería bajo esa capa? Tras el anuncio del inicio del combate, el sujeto removió su capucha dejando ver la cabeza de un guepardo, o más bien un hombre-guepardo que sin dar tiempo a nada usó sus manos para abrir su capa que hasta entonces había permanecido cubriendo su cuerpo y dejando al aire su peludo pecho desnudo; esto hizo que el público explotara de emoción en una serie de gritos enardecidos que coreaban el nombre de aquel sujeto -¡¡Gates!! ¡¡Gates!! ¡¡Gates!!- Gritaba el público a un mismo son mientras el hombre bestia miraba al elfo con gran soberbia.
Destino por su parte, de despojó de los trastos que le habían colocado encima a modo de protección, pecho, y casco, cayeron al piso levantando la arena en golpes secos mientras Destino llevaba la mano a su espalda tomando su espada buena, la giró un par de veces y tratando de ignorar al público se puso en guardia con la mano izquierda cubierta por su filoso guante metálico; levantada hacia el adversario adelantada igual que su pierna izquierda, mientras que su pie derecho permanecía más atrás con la pierna semiflexionada y la espada levantada haciendo puente sobre su cabeza y apuntando al imponente Gates.
La lucha no tardó en iniciar y el hombre bestia no dudó en tener la iniciativa, corría a una velocidad que resultaba impresionante, sus pisadas levantaban el polvo siendo esa la evidencia más fácil para seguir su rastro, pues seguirlo a él resultaba complicado; corrió en círculos alrededor del elfo mientras el pelinegro solo giraba para no darle la espalda, cualquier oportunidad podría resultar fatal; finalmente el hombre bestia se abalanzó sobre el elfo, el cual apenas logró esquivar saltando hacia un lado para luego contra atacar con un corte vertical de la espada; el guepardo iba desarmado, aparentemente, lo cual hizo parecer una locura que intentara bloquear la espada con su brazos cruzados sobre su cabeza, sin embargo el sonido metálico del impacto hizo ver que llevaba una especie de protectores metálicos alrededor de los antebrazos, los cuales le servirían como escudo.
El sádico Gates sonrió con malicia al ver la cara de sorpresa en Destino, el cual retrocedió para evitar un corte que el animal lanzaba con una de sus garras hacia el pecho del pelinegro, lo que sucedió a eso fue un rápido torbellino de cortes veloces del elfo que buscaba desesperadamente hacer alguna herida al peludo pero todos los ataques de la espada eran detenidos por los protectores en los brazos de Gates -¿Es todo lo que tienes? Princesa- Dijo el agresivo oponente que ahora con una gran sonrisa se preparaba para atacar de nuevo, ésta vez dio un salto hacia atrás cayendo justo sobre un pequeño bulto en la arena que le serviría como apoyo para saltar con más fuerza hacia adelante, parecía conocer bien el terreno, tal vez había ganado muchas batallas en el mismo sitio y por su sonrisa parecía disfrutarlo. Avanzó de un salto con las garras extendidas hacia adelante mientras que el elfo no alcanzó a preparar la espada para una estocada, no tendría tiempo para ello así que colocó su arma para interponerla ante las garras y ante su imposibilidad de detener la embestida decidió irse hacia atrás, junto con el hombre bestia, parecía que estaba perdido pero estratégicamente había dejado su pie derecho a buena altura y una vez en el suelo lo usó para empujar al hombre bestia hacia arriba para lanzarlo lejos y lastimándolo con esa caída.
Destino sabía que en fuerza no le ganaría, incluso en velocidad tendría que hacer un gran esfuerzo, entonces pensó en una estrategia que le ayudaría a ganar, si no podía derrotarlo, haría que se derrotara a sí mismo -¿Es todo lo que tienes? Gatita- Respondió el elfo de manera retadora haciendo que el peludo se levantara del suelo en un parpadeo para luego embarcarse en una vertiginosa carrera contra el pelinegro, pero ésta vez Destino estaría preparado -(Una espada no es un arma, es un aliado en el combate, un compañero)- Recordó en su mente las palabras del viejo, atacó con la espada aunque ésta sería tan solo una distracción y al ser golpeada hacia un lado por los brazos de Gates salió despedida hacia un lado cayendo enterrada en el piso como una espada muerta; los ojos del hombre bestia ya comenzaban a festejar su triunfo, lanzarse sobre el elfo para desgarrarlo sería tan solo un trámite sin complicaciones, así que se lanzó llevando al elfo al piso pero justo cuando estaba sobre el pelinegro bajó la guardia y la mano izquierda de Destino estiró los dedos del filoso guante que hasta ahora no había usado y subió la mano para incrustarla directamente en el pecho del incauto Gates ¿Conseguiría su objetivo?
Destino
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
Destino, has vencido a tu oponente. En tu siguiente post, vuelve a la sala de espera.
Luna y Gerald, en el lugar, mientras la batalla de Destino se desarrollaba, en la sala de espera, ha habido un sorprendente giro de los acontecimientos. Dos de los combatientes preferidos han sido asesinados en silencio, tienen unas extrañas marcas en la piel. Los participntes se encuentran confusos y el pánico empieza a extenderse por la sala.
A partir de ahora el orden de posteo será el orden de entrada, Luna-Gerald-Destino, y tras cada ronda, yo.
Al parecer alguien esta intentando acabar con vosotros, buscad patrocinadores, comentaristas u otros participantes, tal vez alguien sepa algo.
Luna y Gerald, en el lugar, mientras la batalla de Destino se desarrollaba, en la sala de espera, ha habido un sorprendente giro de los acontecimientos. Dos de los combatientes preferidos han sido asesinados en silencio, tienen unas extrañas marcas en la piel. Los participntes se encuentran confusos y el pánico empieza a extenderse por la sala.
A partir de ahora el orden de posteo será el orden de entrada, Luna-Gerald-Destino, y tras cada ronda, yo.
Al parecer alguien esta intentando acabar con vosotros, buscad patrocinadores, comentaristas u otros participantes, tal vez alguien sepa algo.
Othel
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
Jugaba con la flauta entre mis manos; desde que saliera de mi vida de acomodo y tranquilidad, ella era la única que me traía paz y sosiego en momentos de tensión como los que estaba viviendo. Tenía muchas ganas de improvisar alguna de mis melodías allí mismo, pero temía ser tachada de insana, sabía que no era el mejor momento para ello… sin embargo también sabía que mis nervios terminarían colapsando de seguir así. No llevaba mucho en la sala de espera, pero supe en seguida que algo no estaba en su lugar, cualquiera con dos dedos de frente lo podría notar. Los “args” “oooohs” y risas estridentes se habían apagado como la flama de una vela y solo quedaban de ellos los ecos que como el humo llenaban cada rincón del apretado lugar.
Había silencio, secretismo y un semicírculo que me exiliaba en un rincón. Levanté mi cuello y guardé el instrumento que tanto me había acompañado. Me acerqué al origen del tumulto, los “permisos” no eran muy conocidos por esos lares, por lo que no tuve mucha más opción que volver a hacer uso del recién descubierto recurso de los codazos y mi baja estatura para hacerme de los mejores lugares para contemplar… a dos hombres muertos. Los murmullos comenzaban a sentirse a voz de grito aquello ya había dejado de ser sutil, se estaba comenzando a volver caótico. Intenté sin éxito calmar a un par que, enceguecido clamaba venganza levantando sus dagas al techo. Claro, había olvidado que allí regía la ley del más fuerte y eso se estaba poniendo cada vez más oscuro teniendo en cuenta que los finados al parecer eran algunos de los preferidos.
Como pude volví a acercarme al par que había dejado este mundo; de alguna forma la masa de cuerpos me había arrastrado lejos sin que me diese cuenta. Hice una mueca de asco y disgusto ¿Cómo podría ser aquello? abrí la camisa de uno tocando lo menos posible, me encontraba en una posición incómoda teniendo en cuenta que me había tenido que agachar, intentaba ser no aplastada, no quería acercarme a los muertos, ni tocarlos, pero eran enormes como para una acercarse con facilidad. Urrrrgghhh apenas si tuve tiempo para dar un cuarto de vuelta y allí mismo devolví el queso duro que había tomado como desayuno.
Esto no es para blandengues. ¿Te encuentras bien? dijo una voz conocida en un tono que no me era para nada familiar. La que fuera mi rival había hallado la forma de meterse allí y se encontraba haciendo círculos en mi espalda mientras me sostenía el pelo. Asentí un par de veces. Esto no pinta nada bien. En nada empiezan a matarse entre ellos. Tenemos que cuidarnos las espaldas y ser precavidas. ¿Es tu primer muerto? No me sorprende que no me terminaras allí afuera. Las cosas tienen más sentido ahora. Su monólogo era casi reconfortante, de no ser por la mala leche que parecían llevar de cola. Veo que es evidente me las arreglé para responderle. Me ayudó a incorporarme y volvimos al rincón donde me encontraba inicialmente.
El cuerpo tenía unas marcas extrañas, probablemente usaron veneno o magia. No pude ver más. ¿Pudiste ver al otro? ¿Tienes alguna idea de lo que sucede? pregunté, con algo de esperanza. Ella parecía conocer mejor el funcionamiento de ese tipo de cosas, además de que su semblante se mantenía imperturbable. Iba a investigar algo más cuando te encontré. Cuidado con quién te acerques, si quieres investigar has lo justo y necesario o serás la siguiente advirtió. Sus ojos no ocultaban la crueldad que su tono disfrazaba.
Un temblor bajó por mi espina, sacudí la cabeza y esbocé una media sonrisa de lado. ¿De qué hablas? Resolveré este misterio dije poniéndome en pie demasiado rápido como para no balancearme como si estuviese ebria. Tranquila, terminarás matándote a ti misma esta vez había preocupación en su rostro. Déjamelo a mí. Las próximas podríamos ser nosotras o los que más obviamente tenemos menos oportunidades. ¿Por qué no nos separamos? ofrecí. Aunque el lugar no fuese muy grande y no nos separara una distancia física importante, en esa decisión nos estábamos jugando mucho. Ella accedió luego de pensarlo unos momentos.
Al cabo de unos minutos volvimos a reunirnos. Yo había hablado con dos hombres, un guerrero viejo que parecía no estar impresionado por la situación. Fue fácil hablar con él, parecía incluso dispuesto a proteger a una “niña que podría ser su nieta”. Había dicho que ese tipo de movimientos no eran poco frecuentes y que el asesino estaría donde menos lo pensáramos “Fácil decirlo” pensé en ese momento, “tal vez seas tú”. Con aquello me aparté de él y vi a un niño de no más de doce, estaba vestido de negro y me dio tanto miedo que quise apartarme de él en cuanto le vi. ¿La bruja débil también me teme? vociferó con ironía. ¿Perdón? pregunté sin estar segura de por qué sentirme más ofendida, aunque en lo profundo de mí sabía que tenía razón, algo de temor le tenía. Había un aura alrededor de él que inquietaba.
¿Pudiste sentir el olor a muerte al estar cerca de ellos? Aquél que lo hizo también lo tiene y alas, parece estar tras de ti. Con aquél mal augurio retrocedió perdiéndose entre un grupo de guerreros. Miré hacia los lados temerosa y confusa. Le expliqué lo sucedido a la mujer y ella hizo una señal. Un hombre que medía poco menos de dos metros se acercó a nosotras. Este es Maiios y es de confianza.
Había silencio, secretismo y un semicírculo que me exiliaba en un rincón. Levanté mi cuello y guardé el instrumento que tanto me había acompañado. Me acerqué al origen del tumulto, los “permisos” no eran muy conocidos por esos lares, por lo que no tuve mucha más opción que volver a hacer uso del recién descubierto recurso de los codazos y mi baja estatura para hacerme de los mejores lugares para contemplar… a dos hombres muertos. Los murmullos comenzaban a sentirse a voz de grito aquello ya había dejado de ser sutil, se estaba comenzando a volver caótico. Intenté sin éxito calmar a un par que, enceguecido clamaba venganza levantando sus dagas al techo. Claro, había olvidado que allí regía la ley del más fuerte y eso se estaba poniendo cada vez más oscuro teniendo en cuenta que los finados al parecer eran algunos de los preferidos.
Como pude volví a acercarme al par que había dejado este mundo; de alguna forma la masa de cuerpos me había arrastrado lejos sin que me diese cuenta. Hice una mueca de asco y disgusto ¿Cómo podría ser aquello? abrí la camisa de uno tocando lo menos posible, me encontraba en una posición incómoda teniendo en cuenta que me había tenido que agachar, intentaba ser no aplastada, no quería acercarme a los muertos, ni tocarlos, pero eran enormes como para una acercarse con facilidad. Urrrrgghhh apenas si tuve tiempo para dar un cuarto de vuelta y allí mismo devolví el queso duro que había tomado como desayuno.
Esto no es para blandengues. ¿Te encuentras bien? dijo una voz conocida en un tono que no me era para nada familiar. La que fuera mi rival había hallado la forma de meterse allí y se encontraba haciendo círculos en mi espalda mientras me sostenía el pelo. Asentí un par de veces. Esto no pinta nada bien. En nada empiezan a matarse entre ellos. Tenemos que cuidarnos las espaldas y ser precavidas. ¿Es tu primer muerto? No me sorprende que no me terminaras allí afuera. Las cosas tienen más sentido ahora. Su monólogo era casi reconfortante, de no ser por la mala leche que parecían llevar de cola. Veo que es evidente me las arreglé para responderle. Me ayudó a incorporarme y volvimos al rincón donde me encontraba inicialmente.
El cuerpo tenía unas marcas extrañas, probablemente usaron veneno o magia. No pude ver más. ¿Pudiste ver al otro? ¿Tienes alguna idea de lo que sucede? pregunté, con algo de esperanza. Ella parecía conocer mejor el funcionamiento de ese tipo de cosas, además de que su semblante se mantenía imperturbable. Iba a investigar algo más cuando te encontré. Cuidado con quién te acerques, si quieres investigar has lo justo y necesario o serás la siguiente advirtió. Sus ojos no ocultaban la crueldad que su tono disfrazaba.
Un temblor bajó por mi espina, sacudí la cabeza y esbocé una media sonrisa de lado. ¿De qué hablas? Resolveré este misterio dije poniéndome en pie demasiado rápido como para no balancearme como si estuviese ebria. Tranquila, terminarás matándote a ti misma esta vez había preocupación en su rostro. Déjamelo a mí. Las próximas podríamos ser nosotras o los que más obviamente tenemos menos oportunidades. ¿Por qué no nos separamos? ofrecí. Aunque el lugar no fuese muy grande y no nos separara una distancia física importante, en esa decisión nos estábamos jugando mucho. Ella accedió luego de pensarlo unos momentos.
Al cabo de unos minutos volvimos a reunirnos. Yo había hablado con dos hombres, un guerrero viejo que parecía no estar impresionado por la situación. Fue fácil hablar con él, parecía incluso dispuesto a proteger a una “niña que podría ser su nieta”. Había dicho que ese tipo de movimientos no eran poco frecuentes y que el asesino estaría donde menos lo pensáramos “Fácil decirlo” pensé en ese momento, “tal vez seas tú”. Con aquello me aparté de él y vi a un niño de no más de doce, estaba vestido de negro y me dio tanto miedo que quise apartarme de él en cuanto le vi. ¿La bruja débil también me teme? vociferó con ironía. ¿Perdón? pregunté sin estar segura de por qué sentirme más ofendida, aunque en lo profundo de mí sabía que tenía razón, algo de temor le tenía. Había un aura alrededor de él que inquietaba.
¿Pudiste sentir el olor a muerte al estar cerca de ellos? Aquél que lo hizo también lo tiene y alas, parece estar tras de ti. Con aquél mal augurio retrocedió perdiéndose entre un grupo de guerreros. Miré hacia los lados temerosa y confusa. Le expliqué lo sucedido a la mujer y ella hizo una señal. Un hombre que medía poco menos de dos metros se acercó a nosotras. Este es Maiios y es de confianza.
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
Seguía sin ver un carajo de los combates, pero ahora tenia una silla y nadie lo molestaba por ello, así que hacer explotar a la ardilla había servido de algo más que para conseguir una bufanda, incluso le pareció ver a cierto elfo conocido entre los participantes, pero para cuando se dio cuenta, este iba a luchar contra algún tipo, así que daba igual, especialmente después de que se distrajera con el pequeño problema que tenían entre manos.
Dos muertos en la sala de espera era malo, muy malo, al parecer alguien estaba adelantando trabajo. Geralt puso aire de experto y se abrió camino por enésima vez, pero esta vez no pudo escurrirse entre tres tipos especialmente grandes, así que se limito a preguntarles que había pasado.
-Alguien esta adelantándose a la clasificación y eliminando a los favoritos contesto el armario numero uno.
-Realmente... no puede ser algo tan raro mientras otros pensaban en otros competidores, la mente del brujo hacia unos cuantos saltos lógicos y llegaba a una conclusión un poco diferente: Corredores de apuestas, alguien debía estar moviendo y ganando mucho dinero al "perder" a los favoritos.
-No es que no haya pasado antes, pero esta vez... hay marcas extrañas en los cuerpos. le picaba la curiosidad, así que empezó a descartar causas. Dudaba que fueran tan paletos como para no reconocer la mordida de un vampiro, así que o bien se encontraban ante un hombre mosquito o buscaban un tipo de arma o magia cuanto menos curiosa.
-Si es algo mágico, deberíais dejar que algún experto lo examinara... dejo caer mientras hacia que el aire se arremolinara a su alrededor. También preguntaría por los tipos que llevaban las apuestas, el premio no podía ser tan grande como para que valiera la pena matar...espera. -¿Cual es el premio por ganar exactamente?
Dos muertos en la sala de espera era malo, muy malo, al parecer alguien estaba adelantando trabajo. Geralt puso aire de experto y se abrió camino por enésima vez, pero esta vez no pudo escurrirse entre tres tipos especialmente grandes, así que se limito a preguntarles que había pasado.
-Alguien esta adelantándose a la clasificación y eliminando a los favoritos contesto el armario numero uno.
-Realmente... no puede ser algo tan raro mientras otros pensaban en otros competidores, la mente del brujo hacia unos cuantos saltos lógicos y llegaba a una conclusión un poco diferente: Corredores de apuestas, alguien debía estar moviendo y ganando mucho dinero al "perder" a los favoritos.
-No es que no haya pasado antes, pero esta vez... hay marcas extrañas en los cuerpos. le picaba la curiosidad, así que empezó a descartar causas. Dudaba que fueran tan paletos como para no reconocer la mordida de un vampiro, así que o bien se encontraban ante un hombre mosquito o buscaban un tipo de arma o magia cuanto menos curiosa.
-Si es algo mágico, deberíais dejar que algún experto lo examinara... dejo caer mientras hacia que el aire se arremolinara a su alrededor. También preguntaría por los tipos que llevaban las apuestas, el premio no podía ser tan grande como para que valiera la pena matar...espera. -¿Cual es el premio por ganar exactamente?
Geralt
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
El público gritaba eufórico en cada ataque del hombre guepardo, excitados con las grandes hazañas de uno de los favoritos del público, el hombre jaguar comenzaba a perfilarse como uno de los favoritos de la contienda y se había ganado además la admiración del público, sin embargo ese último ataque había cambiado toda la situación, a pesar de estar abajo, los gritos de los espectadores fueron opacados por el desgarrador rugido de dolor del hombre bestia cuando el guante metálico del elfo le atravesó el pecho, la sangre salió a borbotones decorando el cuerpo del elfo que insistía en enterrar la mano aún más hasta que las costillas del temible Gates acabaron cediendo a la violenta incursión en sus órganos.
Gates rugía de dolor mientras intentaba zafarse de la mano que le atravesaba el pecho pero sus fuerzas le habían abandonado, su mismo peso era lo que le mantenía empujado hacia abajo y le hacía imposible escapar del daño hasta que lentamente sus fuerzas lo abandonaron y cayó con la mirada perdida a un lado del ensangrentado elfo, el cual se levantó y caminó calmado y con orgullo, intentando ocultar que apenas podía creerse que había alcanzado la victoria, sin embargo, le quedaba la satisfacción de creer que había comprendido las palabras del anciano “Una espada es más que un arma”.
Tras tomar su espada que había caído a unos metros de él, caminó aún goteando sangre hasta volver a la sala de espera. Caminaba despacio, a fin de cuentas era un lugar lleno de extraños donde cualquiera podría querer tomar venganza por lo sucedido al hombre guepardo; a pesar de llevar su espada bien acomodada en su espalda, se mantenía alerta mirando hacia los lados y con su guante preparado para contra atacar, aunque la situación era ahora muy diferente de como había sido antes que él saliera, un tumulto de participantes se reunían formando un círculo alrededor de lo que parecía ser un par de cadáveres.
Poco le interesaba al elfo si se mataban entre todos o no, él solo había venido a demostrar su valía en combate, sin embargo fue atraído a los asuntos por alguien que le hablaba desde atrás en el apartado rincón que había seleccionado para quedarse -Ten cuidado, princesa- Le dijo el sujeto que aunque no tenía rasgo alguno de ser un hombre bestia, había usado la misma expresión que Gates al llamarlo “Princesa”, tal vez eran aliados, así que Destino decidió mantenerle los ojos encima -Si vas a intentar matar a Destino hazlo ahora, de frente y con honor- Dijo el pelinegro al sujeto de cabello rojo que parecía estar disfrutando de todo aquello -Tu muerte será lenta y dolorosa, además será frente a todos- Dijo el sujeto con mucha seguridad mientras miraba fijamente a Destino de manera enfermiza -No he sido yo quien les ha matado, si es eso lo que crees- Se defendió incluso antes de ser acusado -Pero quien lo hizo, apenas está comenzando- El elfo lleno de incertidumbre acabó por demostrar curiosidad -¿Comenzando qué?- Preguntó Destino inquietado ante tal declaración pero la respuesta tardaría un poco en llegar.
Gates rugía de dolor mientras intentaba zafarse de la mano que le atravesaba el pecho pero sus fuerzas le habían abandonado, su mismo peso era lo que le mantenía empujado hacia abajo y le hacía imposible escapar del daño hasta que lentamente sus fuerzas lo abandonaron y cayó con la mirada perdida a un lado del ensangrentado elfo, el cual se levantó y caminó calmado y con orgullo, intentando ocultar que apenas podía creerse que había alcanzado la victoria, sin embargo, le quedaba la satisfacción de creer que había comprendido las palabras del anciano “Una espada es más que un arma”.
Tras tomar su espada que había caído a unos metros de él, caminó aún goteando sangre hasta volver a la sala de espera. Caminaba despacio, a fin de cuentas era un lugar lleno de extraños donde cualquiera podría querer tomar venganza por lo sucedido al hombre guepardo; a pesar de llevar su espada bien acomodada en su espalda, se mantenía alerta mirando hacia los lados y con su guante preparado para contra atacar, aunque la situación era ahora muy diferente de como había sido antes que él saliera, un tumulto de participantes se reunían formando un círculo alrededor de lo que parecía ser un par de cadáveres.
Poco le interesaba al elfo si se mataban entre todos o no, él solo había venido a demostrar su valía en combate, sin embargo fue atraído a los asuntos por alguien que le hablaba desde atrás en el apartado rincón que había seleccionado para quedarse -Ten cuidado, princesa- Le dijo el sujeto que aunque no tenía rasgo alguno de ser un hombre bestia, había usado la misma expresión que Gates al llamarlo “Princesa”, tal vez eran aliados, así que Destino decidió mantenerle los ojos encima -Si vas a intentar matar a Destino hazlo ahora, de frente y con honor- Dijo el pelinegro al sujeto de cabello rojo que parecía estar disfrutando de todo aquello -Tu muerte será lenta y dolorosa, además será frente a todos- Dijo el sujeto con mucha seguridad mientras miraba fijamente a Destino de manera enfermiza -No he sido yo quien les ha matado, si es eso lo que crees- Se defendió incluso antes de ser acusado -Pero quien lo hizo, apenas está comenzando- El elfo lleno de incertidumbre acabó por demostrar curiosidad -¿Comenzando qué?- Preguntó Destino inquietado ante tal declaración pero la respuesta tardaría un poco en llegar.
Destino
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
Luna, a pesar de todo, se dice que el espectáculo debe continuar, por ello vuelve a ser tu turno de salir a la arena, sin embargo, tu rival, al poco de iniciar el combate, caerá con la misma marca, que el resto de victimas, en el cuello.
Mientras tanto, Destino, Gerald, una pelea estalle en la sala de espera, unos y otros se culpan de los sucesos, veis una sombra tirar algo en las jarras de agua y salir corriendo al patio de butacas. Sois incapaces de seguirla.
Luna, verás la misma sombra avanzar por el final de la gradería, y desaparecer mientras dos personas del público caen de igual modo que los tres concursantes. La arena se llenará de humo y desde lo alto podrá leerse. "Hemos estado aquí"
Ya no podeis atrapar al culpable, pero, tal vez, podais salvar a los que parecen muertos, la piel se les empieza a volver amarilla y verde. Teneis total libertad de movimiento para decidir cual será vuestro siguiente paso.
Mientras tanto, Destino, Gerald, una pelea estalle en la sala de espera, unos y otros se culpan de los sucesos, veis una sombra tirar algo en las jarras de agua y salir corriendo al patio de butacas. Sois incapaces de seguirla.
Luna, verás la misma sombra avanzar por el final de la gradería, y desaparecer mientras dos personas del público caen de igual modo que los tres concursantes. La arena se llenará de humo y desde lo alto podrá leerse. "Hemos estado aquí"
Ya no podeis atrapar al culpable, pero, tal vez, podais salvar a los que parecen muertos, la piel se les empieza a volver amarilla y verde. Teneis total libertad de movimiento para decidir cual será vuestro siguiente paso.
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
No tuve mucho tiempo para intercambios con Maiios o Edith. Era nuevamente mi turno y mi nombre había sido llamado. Les hice una reverencia tomando sus manos, esperaba que al volver continuasen vivos… al igual que yo misma. La arena había cambiado nuevamente de aspecto, ahora el suelo teñido en sangre no mostraba signos de agua por ninguna parte. Caminaba a paso rápido, sentía que no había ningún lugar seguro para mí en esos momentos. Mejor comenzar a enfrentar las cosas como mejor podía porque no había nadie allí con la voluntad de interponerse entre la muerte y yo. Conocía a la vieja parca, era mi amiga, no se lo haría tan fácil esta vez. Pelearía con uñas y dientes de ser necesario.
Frente a mí había un hombre ataviado con un traje que no había visto en ninguna región antes. No era como si yo fuese una experta, así que no podía saber a dónde pertenecía. Me paré a una distancia prudencial, hicimos las reverencias y tan pronto como estuve erguida nuevamente di un salto hacia el costado, sacando mi daga al acto. Se estaba volviendo costumbre que me atacasen ni bien terminaran los saludos. La tercera sería la vencida, en el próximo duelo iría yo por la delantera. Por el momento miré con el rabillo del ojo como la masa blanca y verde que integraba las ropas de mi adversario se volvían hasta el primer lugar donde lo había visto.
Con asombro vi como el oponente que tenía en frente se compactaba de una forma poco natural. ¡Su ataque no había sido “normal” de todas formas. Era una mezcla de larga y corta distancia en uno. Su cuerpo se había estirado al menos tres metros para llegar donde yo estaba y atacarme desde allí. Con el cuerpo tembloroso aún por la adrenalina di un paso hacia adelante y torcí mi cabeza para observarle mejor. Simplemente no era un enemigo que uno se encuentra todos los días. Él hizo mímica de mi movimiento y me miró largamente. Sin previo aviso un nuevo ataque. En un abrir y cerrar de ojos estaba frente a mí, aunque esta vez no me tomara por sorpresa como la primera, era chocante tener a tu rival frente a frente en un parpadeo. Tiró un puñetazo hacia mi cara y lo bloquee nuevamente con un escudo de viento.
La acción fue muy a tiempo, pero había algo en aquello que no terminó de cerrarme. Un nuevo ataque, esta vez errático, la daga que estaba usando él picó contra el suelo a uno de mis lados y luego al otro. Mi ataque de viento apenas llegó a rozarle, no fui lo suficientemente rápida como para dar en su pecho como fueron mis intenciones. Al menos creí acercarme a uno de sus brazos. Nuevamente él volvió a su posición original. Cada vez se le veía más cerca, no tenía idea cómo se movía tan rápido. Me estaba ganando terreno casi sin molestarse. Estaba pensando en retroceder y en una nueva forma de ataque cuando en la mitad de su avance su cuerpo comenzó a titilar. Parecía ser inconsistente.
Entonces toda la fachada cayó, se trataba de un ilusionista, pero para cuando me percaté de ello, su “cuerpo real”, a unos seis metros de mí dejaba de exhalar su último suspiro. Corrí hacia él, no había forma que alguno de mis ataques le hubiesen alcanzado, pero era evidente que algo malo ocurría. En su cuello y algunas partes de su piel la misma marca que había visto antes. Levanté mi cabeza y miré a los alrededores, unas gotas de sudor inundaron mi frente. ¿Qué es todo esto? susurré para mi. La respuesta no se hizo esperar. Un borrón, una sombra, corría como la muerte a través de las gradas. Dos desgraciados que estaban en su camino encontraron su fin. Dejé al muerto y me puse en pie, insegura de lo que debía hacer o hacia dónde debía dirigirme. De pronto todo se llenó de humo, las personas en las gradas se habían agitado, gritaban de todo. Por unos momentos me preocupé por el bienestar de la pequeña Esmerith, si algo le llegara a ocurrir no me lo perdonaría nunca.
Cuando el humo se disipó un poco vi que todos señalaban al cielo. ¿Es una organización? Pero… ¿cómo pueden permitir que esto ocurra? estaba completamente movida, impactada. Aquello me parecía una barbaridad ¡impensable! Atroz. Me di la media vuelta y decidí mandar todo a la basura. Encontraría a Esmerith y con ella a salvo encontraría alguna forma de detener a los dementes que estaban haciendo todo aquello. Comencé a caminar pero una leve tos donde no debía de haber nada me sorprendió. Volví mi cabeza y observé al muertito. Su piel cambiaba de color. Sentí un súbito mareo, pero me superpuse a aquello. Volví sobre mis pasos y puse mis dedos a escasos milímetros de su nariz. Estaba ahí, muy leve... pero había una respiración. ¿Qué hacer?.
Demostrar tu genialosidad
Y encontrar a los culpables
La voz de la pequeña mocosa malcriada estaba al lado de la de la bruja que parecía estar en todas partes. Busqué a Maiios con la mirada. No se encontraba allí.
Si es tan sencillo, entonces comencemos dije con el rostro serio, observando los alrededores.
Frente a mí había un hombre ataviado con un traje que no había visto en ninguna región antes. No era como si yo fuese una experta, así que no podía saber a dónde pertenecía. Me paré a una distancia prudencial, hicimos las reverencias y tan pronto como estuve erguida nuevamente di un salto hacia el costado, sacando mi daga al acto. Se estaba volviendo costumbre que me atacasen ni bien terminaran los saludos. La tercera sería la vencida, en el próximo duelo iría yo por la delantera. Por el momento miré con el rabillo del ojo como la masa blanca y verde que integraba las ropas de mi adversario se volvían hasta el primer lugar donde lo había visto.
Con asombro vi como el oponente que tenía en frente se compactaba de una forma poco natural. ¡Su ataque no había sido “normal” de todas formas. Era una mezcla de larga y corta distancia en uno. Su cuerpo se había estirado al menos tres metros para llegar donde yo estaba y atacarme desde allí. Con el cuerpo tembloroso aún por la adrenalina di un paso hacia adelante y torcí mi cabeza para observarle mejor. Simplemente no era un enemigo que uno se encuentra todos los días. Él hizo mímica de mi movimiento y me miró largamente. Sin previo aviso un nuevo ataque. En un abrir y cerrar de ojos estaba frente a mí, aunque esta vez no me tomara por sorpresa como la primera, era chocante tener a tu rival frente a frente en un parpadeo. Tiró un puñetazo hacia mi cara y lo bloquee nuevamente con un escudo de viento.
La acción fue muy a tiempo, pero había algo en aquello que no terminó de cerrarme. Un nuevo ataque, esta vez errático, la daga que estaba usando él picó contra el suelo a uno de mis lados y luego al otro. Mi ataque de viento apenas llegó a rozarle, no fui lo suficientemente rápida como para dar en su pecho como fueron mis intenciones. Al menos creí acercarme a uno de sus brazos. Nuevamente él volvió a su posición original. Cada vez se le veía más cerca, no tenía idea cómo se movía tan rápido. Me estaba ganando terreno casi sin molestarse. Estaba pensando en retroceder y en una nueva forma de ataque cuando en la mitad de su avance su cuerpo comenzó a titilar. Parecía ser inconsistente.
Entonces toda la fachada cayó, se trataba de un ilusionista, pero para cuando me percaté de ello, su “cuerpo real”, a unos seis metros de mí dejaba de exhalar su último suspiro. Corrí hacia él, no había forma que alguno de mis ataques le hubiesen alcanzado, pero era evidente que algo malo ocurría. En su cuello y algunas partes de su piel la misma marca que había visto antes. Levanté mi cabeza y miré a los alrededores, unas gotas de sudor inundaron mi frente. ¿Qué es todo esto? susurré para mi. La respuesta no se hizo esperar. Un borrón, una sombra, corría como la muerte a través de las gradas. Dos desgraciados que estaban en su camino encontraron su fin. Dejé al muerto y me puse en pie, insegura de lo que debía hacer o hacia dónde debía dirigirme. De pronto todo se llenó de humo, las personas en las gradas se habían agitado, gritaban de todo. Por unos momentos me preocupé por el bienestar de la pequeña Esmerith, si algo le llegara a ocurrir no me lo perdonaría nunca.
Cuando el humo se disipó un poco vi que todos señalaban al cielo. ¿Es una organización? Pero… ¿cómo pueden permitir que esto ocurra? estaba completamente movida, impactada. Aquello me parecía una barbaridad ¡impensable! Atroz. Me di la media vuelta y decidí mandar todo a la basura. Encontraría a Esmerith y con ella a salvo encontraría alguna forma de detener a los dementes que estaban haciendo todo aquello. Comencé a caminar pero una leve tos donde no debía de haber nada me sorprendió. Volví mi cabeza y observé al muertito. Su piel cambiaba de color. Sentí un súbito mareo, pero me superpuse a aquello. Volví sobre mis pasos y puse mis dedos a escasos milímetros de su nariz. Estaba ahí, muy leve... pero había una respiración. ¿Qué hacer?.
Demostrar tu genialosidad
Y encontrar a los culpables
La voz de la pequeña mocosa malcriada estaba al lado de la de la bruja que parecía estar en todas partes. Busqué a Maiios con la mirada. No se encontraba allí.
Si es tan sencillo, entonces comencemos dije con el rostro serio, observando los alrededores.
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
Había dos fiambres, un montón de participantes tan nerviosos que saltaban al más mínimo ruido y, aun así, llamaron a otros dos afortunados a la arena. El brujo no pudo evitar admirar esa indiferencia tan cínica hacia las vidas de los participantes de ese torneo. Luego se percató de que él era uno de ellos y ya no le hizo tanta gracia. Eso, sumado a la tensión silenciosa en la sala, que podía desencadenar en una masacre en un parpadeo, agrio su humor, le tocaría hacer todo el trabajo a él, encontrar al tipo, cargárselo y llevarse el oro y la gloria, chupado. O lo habría sido si hubiese traído a sus lobos, maldita sea...
-Estoy seguro de que has sido tú, usas dagas y te mueves rapido, eso es de cobardes.
-¿Perdona mamarracho? Vi como tu rival cayo misteriosamente en el último combate, tu usas armas envenenadas. Y ya se había armado, paletos, estos humanos siempre hacían lo mismo, ¿No podían relajarse y pensar en una solución mientras tomaban una copa de…? Espera.
Había un tipo misterioso amorrado al agua, lanzando algo aún más misterioso en las jarras de cristal. –HEY. No hacía falta ser muy achispado para entender lo que estaba pasando, pero el tipo salió por patas, para variar. Y a pesar de haber chillado como un poseso, esos tipos seguían peleando, con las armas desenvainadas.
-PALETOS. Los gritos no funcionaron, por eso había escogido una opción mucho más a su estilo, dramática y ardiente. Acompañado de su palabra, la mesa que contenía las jarras de agua estallo en llamas, una pequeña cortesía de su manipulación de oxígeno y una de las lámparas de la sala. Dudaba que quedara nada de agua después de eso, un problema menos. –Mientras os peleáis como animales, ese tipo ha venido y envenenado el agua. Señalo lo anteriormente conocido como mesa. –De nada, y ahora, a por él. Esta vez apunto a la puerta por la que había salido por patas, ya era demasiado tarde, pero así los mantendría entretenidos.
Y, lo más importante, podría examinar esos malditos cadáveres, era un brujo, entendido en bestias, un mordisco mágico rarito estaba dentro de su campo, más o menos. –¿Porque os estáis volviendo verdes y amarillos?
-Estoy seguro de que has sido tú, usas dagas y te mueves rapido, eso es de cobardes.
-¿Perdona mamarracho? Vi como tu rival cayo misteriosamente en el último combate, tu usas armas envenenadas. Y ya se había armado, paletos, estos humanos siempre hacían lo mismo, ¿No podían relajarse y pensar en una solución mientras tomaban una copa de…? Espera.
Había un tipo misterioso amorrado al agua, lanzando algo aún más misterioso en las jarras de cristal. –HEY. No hacía falta ser muy achispado para entender lo que estaba pasando, pero el tipo salió por patas, para variar. Y a pesar de haber chillado como un poseso, esos tipos seguían peleando, con las armas desenvainadas.
-PALETOS. Los gritos no funcionaron, por eso había escogido una opción mucho más a su estilo, dramática y ardiente. Acompañado de su palabra, la mesa que contenía las jarras de agua estallo en llamas, una pequeña cortesía de su manipulación de oxígeno y una de las lámparas de la sala. Dudaba que quedara nada de agua después de eso, un problema menos. –Mientras os peleáis como animales, ese tipo ha venido y envenenado el agua. Señalo lo anteriormente conocido como mesa. –De nada, y ahora, a por él. Esta vez apunto a la puerta por la que había salido por patas, ya era demasiado tarde, pero así los mantendría entretenidos.
Y, lo más importante, podría examinar esos malditos cadáveres, era un brujo, entendido en bestias, un mordisco mágico rarito estaba dentro de su campo, más o menos. –¿Porque os estáis volviendo verdes y amarillos?
Geralt
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
Mientras la situación se hacía cada vez más tensa, el elfo no pudo evitar ver como una enana con el cabello de un color que parecía pelusa de Askii fue llamada a la siguiente batalla, de ser así, la cantidad de dinero que se movía en apuestas debía ser enorme o los participantes debían ser muy desechables, la que parecía ser una bruja se alejó hacia la arena, lista para su siguiente batalla.
Dentro del recinto los peleadores comenzaban a perder la calma, se acusaban unos a otros incluso con los argumentos más ilógicos, el elfo mientras tanto se mantenía lo más alejado posible, junto a aquel hombre misterioso que parecía saber algo de lo que estaba sucediendo ¿Acaso habría sucedido antes? Sin respuestas, el pelinegro caminó rodeando la muchedumbre para tratar de ver a los muertos, un vistazo cercano a las heridas que tenían, podría ser de ayuda para intentar generar alguna conclusión acerca de los motivos de su muerte o mejor aún, del método utilizado para eliminarlos.
Tropezó en su camino con un par de sujetos pero al estar más ocupados discutiendo entre ellos no lo tomaron en cuenta, por lo que pudo seguir su camino rodeando la escena, fue entonces cuando una misteriosa figura fue vista arrojando algún tipo de sustancia a las jarras de agua, Destino saltó de prisa para tratar de alcanzarlo pero fue en vano, tropezó con uno y otro de los peleadores que parecían interponerse a propósito para impedirle llegar al objetivo; hastiado e impaciente sacó su espada dispuesto a rebanarlos a todos para llegar a las jarras de agua pero fue interrumpido por una pequeña explosión que seguramente habría eliminado las jarras junto a cualquier tipo de evidencia posible para determinar si estaba relacionado a las muertes, así como también conocer el método usado para causarlas.
Destino cubrió su rostro con la mano izquierda mientras retrocedía de nuevo para no quedar atrapado en el alboroto que comenzaba a formarse, fue entonces cuando el brujo de cabellos blancos, el mismo de los perros pisables, se pronunció declarando que había sido él quien había ocasionado el estallido de llamas pero además de eso, también había logrado ver al causante y ahora ordenaba ir en persecución del culpable, Destino no podía sentirlo cerca, así que por ahora correr tras él sería meramente infructuoso, lo más conveniente de momento era acercarse al agua derramada en busca de alguna pista que permitiera conocer los ingredientes del veneno, si es que realmente lo era, para luego duplicarlo y usarlo en su beneficio, pero antes de lograr acercarse alcanzó a ver por el pasillo que llevaba hacia la arena, donde todo comenzaba a cubrirse de humo, con tan poco qué hacer ahora más que analizar muestras, decidió mejor correr hacia la arena donde se encontraba la enana de cabello rosado cuya pelea parecía haber sido interrumpida pero además de eso, se escuchaba un alboroto también en las tribunas -¿Qué demonios está sucediendo?- Murmuró para sí mismo mientras recorría el largo pasillo hasta el lugar de la batalla que ahora se encontraba bajo una espesa cortina de humo.
Dentro del recinto los peleadores comenzaban a perder la calma, se acusaban unos a otros incluso con los argumentos más ilógicos, el elfo mientras tanto se mantenía lo más alejado posible, junto a aquel hombre misterioso que parecía saber algo de lo que estaba sucediendo ¿Acaso habría sucedido antes? Sin respuestas, el pelinegro caminó rodeando la muchedumbre para tratar de ver a los muertos, un vistazo cercano a las heridas que tenían, podría ser de ayuda para intentar generar alguna conclusión acerca de los motivos de su muerte o mejor aún, del método utilizado para eliminarlos.
Tropezó en su camino con un par de sujetos pero al estar más ocupados discutiendo entre ellos no lo tomaron en cuenta, por lo que pudo seguir su camino rodeando la escena, fue entonces cuando una misteriosa figura fue vista arrojando algún tipo de sustancia a las jarras de agua, Destino saltó de prisa para tratar de alcanzarlo pero fue en vano, tropezó con uno y otro de los peleadores que parecían interponerse a propósito para impedirle llegar al objetivo; hastiado e impaciente sacó su espada dispuesto a rebanarlos a todos para llegar a las jarras de agua pero fue interrumpido por una pequeña explosión que seguramente habría eliminado las jarras junto a cualquier tipo de evidencia posible para determinar si estaba relacionado a las muertes, así como también conocer el método usado para causarlas.
Destino cubrió su rostro con la mano izquierda mientras retrocedía de nuevo para no quedar atrapado en el alboroto que comenzaba a formarse, fue entonces cuando el brujo de cabellos blancos, el mismo de los perros pisables, se pronunció declarando que había sido él quien había ocasionado el estallido de llamas pero además de eso, también había logrado ver al causante y ahora ordenaba ir en persecución del culpable, Destino no podía sentirlo cerca, así que por ahora correr tras él sería meramente infructuoso, lo más conveniente de momento era acercarse al agua derramada en busca de alguna pista que permitiera conocer los ingredientes del veneno, si es que realmente lo era, para luego duplicarlo y usarlo en su beneficio, pero antes de lograr acercarse alcanzó a ver por el pasillo que llevaba hacia la arena, donde todo comenzaba a cubrirse de humo, con tan poco qué hacer ahora más que analizar muestras, decidió mejor correr hacia la arena donde se encontraba la enana de cabello rosado cuya pelea parecía haber sido interrumpida pero además de eso, se escuchaba un alboroto también en las tribunas -¿Qué demonios está sucediendo?- Murmuró para sí mismo mientras recorría el largo pasillo hasta el lugar de la batalla que ahora se encontraba bajo una espesa cortina de humo.
Destino
Maestro de las Mil Espadas
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
Los envenenados comienzan ahora a sufrir los auténticos síntomas del veneno, tras ese periodo en el que parecían muertos, van a empezar a tener fuertes alucinaciones, os reconocerán a todos como enemigos peligrosos, y os atacarán sin compasión, con todas sus fuerzas, mientras la piel se les vuelve de su color original.
Detenedlos, descubrid que es el veneno y pedid ayuda a alguien de la organización del evento para poder salir a por la cura.
Os recomiendo pasar por el bestiario, tal vez encontreis algo sobre las alucinaciones, mirad la lengua de los intoxicados, está verde...
Nuevamente, teneis libertad de movimiento.
Detenedlos, descubrid que es el veneno y pedid ayuda a alguien de la organización del evento para poder salir a por la cura.
Os recomiendo pasar por el bestiario, tal vez encontreis algo sobre las alucinaciones, mirad la lengua de los intoxicados, está verde...
Nuevamente, teneis libertad de movimiento.
Othel
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Re: Entre sol y arena [Quest] [CERRADA]
Estábamos a punto de comenzar con toda la investigación en los alrededores. Me daba pena dejar al hombre allí, pero ni siquiera entre las tres podríamos haber movido su cuerpo, probablemente… tal vez alguien se haría cargo de él. Además, ni Esmerith, Edith o yo misma teníamos conocimientos de primeros auxilios como para ayudarle, el hombre estaba a manos de los dioses en ese momento. Sólo esperaba que en su vida haya servido bien a sus propósitos, para que las deidades le tuvieran compasión y se lo llevasen antes. Lo que no esperaba era que comenzara a ganar cada vez más conciencia, tosía y parecía ir poniéndose lúcido lentamente. Con todo aquello pude ver su lengua justo cuando la niña jaló mi ropa y lo señaló en voz baja Su lengua… está verde.
Sentí como el entrecejo se me fruncía. No solía ser muy expresiva con lo que realmente pasaba por mi cabeza, pero en aquellos momentos, ninguna pared o fachada que pudiera construir era tan fuerte como para no ser derribada por la curiosidad y el asombro que en esos momentos sentía. Había escuchado hablar de venenos y hechizos de esa categoría, pero jamás los había visto en acción… es más, no hubiese imaginado que tuvieran esos alcances y aplicaciones. ¡Eso era tan interesante! Muchas cosas nuevas por aprender y descubrir. Lástima que no había tiempo. No era el mejor momento para sacar notas o revisar los viejos volúmenes que se encontraban a muchas leguas de ese pobre lugar.
Sabía que había escuchado algo o había leído sobre algo que producía esos efectos, aunque no tenía idea de cuándo o dónde. Mi memoria me fallaba y convengamos que esas circunstancias no eran de lo más convenientes tampoco. Los libros me habían abierto la mente, pero las ilustraciones de la vida real eran tan… ¡perfectas! No había mucho tiempo para más averiguaciones, el hombre recobraba su color. Me adelanté y tomé su mano para ayudar a incorporarse. Me observó por unos instantes, sus ojos estaban desenfocados y su mirada perdida. Pareció desorientado, nada extraño en casos como ese. ¿Se encuentra bien? ¿Puedo ayudarle en algo? Acaba de caer en medio de la lucha… informé, pero antes de terminar de decir todo lo que quería me dio un golpe en la cara que me mandó de bruces hacia atrás. Las chicas se adelantaron para ayudarme pero las rechacé y gesticulé que se fueran hacia atrás.
Llevé una mano hacia mi nariz, me sentía ligeramente mareada, con fuertes pulsaciones en la frente. Entre mis dedos sangre, aquella era la primera vez que alguien me golpeaba y sentía que un bárbaro como ese se había aprovechado de mi y abusado de su fuerza. En un acto reflejo generé un viento que dirigí directo al hombre que se estaba levantando, en él arrastraba tierra, guijarros y otros objetos que habían quedado de luchas anteriores. Aquello lo tomó desprevenido, golpeándolo de lleno y tirándolo un par de metros hacia atrás. ¡Maldita Lamia! Haré rodar tu cabeza lejos de tu cola gritó, y escupiendo al piso agitó sus manos como si quisiera volar. Acto seguido mi visión se nubló por unos instantes para luego ser rodeada de una serie de bestias innumerables.
Habían cosas como scrunts, serpientes gigantes, pero lo más aterrador eran las pequeñas criaturas regordetas y peludas. Lehtiäs, Warbeens, Pailiivas, Lemurillos… todos me miraban con sus ojillos grandes, torcidos en una expresión de odio. Los colmillos a la vista volviendo su semblante, ya de por sí poco amigable e inescrutable, un gesto digno de temor. Todo eso me recordó de inmediato a lo ocurrido días atrás en el calabozo-sótano de la “posada”. La ilusión no era algo que había que tomarse a la ligera, lo sabía.
Desenfundé la daga y limpié la sangre con un pañuelo de mano. Cuida de Esmerith le pedí a la bruja, mientras me echaba hacia adelante, esperando el primer ataque. Como no veía por ningún lado al brujo, estaba segura de que había ocultado su presencia en alguno de ellos. Los minutos pasaban y las ilusiones no se acababan. Comenzaba a cansarme, mi pulso estaba acelerado y respiraba por la boca. Había recibido varios rasguños pero cada vez que creía tenerlo, mi oponente me hacía ver lo que deseaba, por lo que no sabía si realmente había podido herirlo bien con la daga o bien con el elemento aire. Casos extremos requieren medidas extremas murmuré Leukós grité luego de escribir la runa “Cen” ᚳ con mi sangre sobre la daga. De su filo comenzó a emanar una tenue luz y combinando telekinesis con el control del viento la dirigí a través de las ilusiones.
Finalmente sentí que el arma se clavaba sobre una superficie dura, algo distinto a la sensación de atravesar las ilusiones. Entonces las criaturas se cuartearon y de las pequeñas fisuras salió la misma luz en que se había imbuido la daga. Encuadré los hombros y sonreí, las ilusiones parecieron quebrarse como una vieja vasija de barro frente a mis ojos. A menos de tres metros a mi derecha estaba mi enemigo con la mitad del arma clavada un poco más arriba de su cadera. Un hilo de sangre manchaba el pulcro uniforme. Aunque me hubiese quedado sin mi arma, al fin había roto el conjuro. Levanté mi diestra, era mi turno de atacar primero. Sobre mi palma se había formado un pequeño remolino de viento que giraba en círculos otorgándole un aspecto redondo.
¡Alto! Me rindo dijo la voz de mi contrincante. Su pierna del lado herido cedió y quedó hincado. Antes de que pudiese reaccionar Esmerith le había dado un puntapié que lo terminó de dejar en el suelo y Edith le puso un pie en el cuello. Si las cosas no han cambiado desde que fui a la academia, una lengua verde, cambio de actitud y alucinaciones quieren decir [color=pink]Onaros[Color] finalicé levantando el mentón con una sonrisa. Finalmente lo había recordado.
Justo a tiempo la voz de la pequeña sabandija que había resultado tener más coraje que muchos brujos adultos que conocía, se hizo escuchar. Señaló con su dedo índice a un hombre en sus treintas, corpulento pero de apariencia debilucha. Él está dentro de esto, era uno de los reclutadores me informó. Sin mediar más palabras corrí hacia él y le atrapé entre una correntada de aire. O me ayudas a resolverlo o caes con todos le amenacé casi sin aliento apoyando mis manos sobre las rodillas.
Sentí como el entrecejo se me fruncía. No solía ser muy expresiva con lo que realmente pasaba por mi cabeza, pero en aquellos momentos, ninguna pared o fachada que pudiera construir era tan fuerte como para no ser derribada por la curiosidad y el asombro que en esos momentos sentía. Había escuchado hablar de venenos y hechizos de esa categoría, pero jamás los había visto en acción… es más, no hubiese imaginado que tuvieran esos alcances y aplicaciones. ¡Eso era tan interesante! Muchas cosas nuevas por aprender y descubrir. Lástima que no había tiempo. No era el mejor momento para sacar notas o revisar los viejos volúmenes que se encontraban a muchas leguas de ese pobre lugar.
Sabía que había escuchado algo o había leído sobre algo que producía esos efectos, aunque no tenía idea de cuándo o dónde. Mi memoria me fallaba y convengamos que esas circunstancias no eran de lo más convenientes tampoco. Los libros me habían abierto la mente, pero las ilustraciones de la vida real eran tan… ¡perfectas! No había mucho tiempo para más averiguaciones, el hombre recobraba su color. Me adelanté y tomé su mano para ayudar a incorporarse. Me observó por unos instantes, sus ojos estaban desenfocados y su mirada perdida. Pareció desorientado, nada extraño en casos como ese. ¿Se encuentra bien? ¿Puedo ayudarle en algo? Acaba de caer en medio de la lucha… informé, pero antes de terminar de decir todo lo que quería me dio un golpe en la cara que me mandó de bruces hacia atrás. Las chicas se adelantaron para ayudarme pero las rechacé y gesticulé que se fueran hacia atrás.
Llevé una mano hacia mi nariz, me sentía ligeramente mareada, con fuertes pulsaciones en la frente. Entre mis dedos sangre, aquella era la primera vez que alguien me golpeaba y sentía que un bárbaro como ese se había aprovechado de mi y abusado de su fuerza. En un acto reflejo generé un viento que dirigí directo al hombre que se estaba levantando, en él arrastraba tierra, guijarros y otros objetos que habían quedado de luchas anteriores. Aquello lo tomó desprevenido, golpeándolo de lleno y tirándolo un par de metros hacia atrás. ¡Maldita Lamia! Haré rodar tu cabeza lejos de tu cola gritó, y escupiendo al piso agitó sus manos como si quisiera volar. Acto seguido mi visión se nubló por unos instantes para luego ser rodeada de una serie de bestias innumerables.
Habían cosas como scrunts, serpientes gigantes, pero lo más aterrador eran las pequeñas criaturas regordetas y peludas. Lehtiäs, Warbeens, Pailiivas, Lemurillos… todos me miraban con sus ojillos grandes, torcidos en una expresión de odio. Los colmillos a la vista volviendo su semblante, ya de por sí poco amigable e inescrutable, un gesto digno de temor. Todo eso me recordó de inmediato a lo ocurrido días atrás en el calabozo-sótano de la “posada”. La ilusión no era algo que había que tomarse a la ligera, lo sabía.
Desenfundé la daga y limpié la sangre con un pañuelo de mano. Cuida de Esmerith le pedí a la bruja, mientras me echaba hacia adelante, esperando el primer ataque. Como no veía por ningún lado al brujo, estaba segura de que había ocultado su presencia en alguno de ellos. Los minutos pasaban y las ilusiones no se acababan. Comenzaba a cansarme, mi pulso estaba acelerado y respiraba por la boca. Había recibido varios rasguños pero cada vez que creía tenerlo, mi oponente me hacía ver lo que deseaba, por lo que no sabía si realmente había podido herirlo bien con la daga o bien con el elemento aire. Casos extremos requieren medidas extremas murmuré Leukós grité luego de escribir la runa “Cen” ᚳ con mi sangre sobre la daga. De su filo comenzó a emanar una tenue luz y combinando telekinesis con el control del viento la dirigí a través de las ilusiones.
Finalmente sentí que el arma se clavaba sobre una superficie dura, algo distinto a la sensación de atravesar las ilusiones. Entonces las criaturas se cuartearon y de las pequeñas fisuras salió la misma luz en que se había imbuido la daga. Encuadré los hombros y sonreí, las ilusiones parecieron quebrarse como una vieja vasija de barro frente a mis ojos. A menos de tres metros a mi derecha estaba mi enemigo con la mitad del arma clavada un poco más arriba de su cadera. Un hilo de sangre manchaba el pulcro uniforme. Aunque me hubiese quedado sin mi arma, al fin había roto el conjuro. Levanté mi diestra, era mi turno de atacar primero. Sobre mi palma se había formado un pequeño remolino de viento que giraba en círculos otorgándole un aspecto redondo.
¡Alto! Me rindo dijo la voz de mi contrincante. Su pierna del lado herido cedió y quedó hincado. Antes de que pudiese reaccionar Esmerith le había dado un puntapié que lo terminó de dejar en el suelo y Edith le puso un pie en el cuello. Si las cosas no han cambiado desde que fui a la academia, una lengua verde, cambio de actitud y alucinaciones quieren decir [color=pink]Onaros[Color] finalicé levantando el mentón con una sonrisa. Finalmente lo había recordado.
Justo a tiempo la voz de la pequeña sabandija que había resultado tener más coraje que muchos brujos adultos que conocía, se hizo escuchar. Señaló con su dedo índice a un hombre en sus treintas, corpulento pero de apariencia debilucha. Él está dentro de esto, era uno de los reclutadores me informó. Sin mediar más palabras corrí hacia él y le atrapé entre una correntada de aire. O me ayudas a resolverlo o caes con todos le amenacé casi sin aliento apoyando mis manos sobre las rodillas.
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Off Subrayado uso de hab. pasiva arcanos.
Siento la extensión T^T
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