[Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
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[Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
Aquella noche, nublada, solitaria y fría, parecía ser un preludio para el desastre, había llovido muy fuerte horas antes, por lo que aún se podía oler la humedad en la tierra, las hojas de los árboles seguían goteando los remanentes del líquido que aún se mantenía humedeciendo el paisaje, el cielo por su parte seguía casi igual de nublado, y aunque había luna llena, su luz apenas y alcanzaba a traspasar las densas nubes que corrían de prisa arrastradas por el viento.
Avanzaba sin detenerme con la idea de llegar antes que cualquiera, la noticia parecía una verdadera tentación y en caso de ser cierto, no dejaría que semejante herramienta cayera en manos indebidas, aún recordaba claramente las palabras de aquel sujeto que tal vez por casualidad o por caprichos del destino mismo, había terminado hablando de más y revelando algunos datos acerca de una espada capaz de sanar a su portador de cualquier herida que sufriera en combate, hasta ahora no era más que un simple mito, pero tras encontrar una vaina plateada en una cueva a las afueras de la ciudad con la inscripción “Portadora de la muerte, otorgadora de vida”. Había generado un gran interés y eran ya muchos los que se habían aventurado a entrar a la caverna para intentar obtenerla; me pareció extraño que la guardia real no se hubiera adueñado del lugar, pero fuera como fuera, lo mejor sería llegar antes que cualquiera.
Finamente tras un par de horas de camino a paso veloz conseguí llegar a la famosa caverna donde se había encontrado la vaina y que supuestamente, guardaba dentro de ella la espada mágica; me resultaba extraño que en todos mis años jamás había escuchado nada acerca de dicha leyenda, pero era demasiado tarde para detenerme a investigar, descubriría la verdad en ese mismo lugar.
Contrario a lo que había mencionado el sujeto en la taberna, no había señales de que muchas personas hubieran entrado a la caverna, a pesar de haber llovido hacía ya unas horas, el piso mojado estaba libre de huellas, no podía ver nada más que mis propias pisadas y otro par de huellas que se dirigían hacia el interior de la cueva, dichas huellas presentaban una extraña singularidad, su forma de caminar era bastante extraña y parecía avanzar hacia diferentes direcciones aunque al final se dirigían hacia el mismo punto en la entrada de la cueva; estaba decidido a aventurarme al interior cuando escuché acercarse unas pisadas, así que me moví de prisa intentando no hacer ruido y me oculté detrás de un árbol en diagonal a la entrada, desde donde podría ver a quien se acercase pero manteniéndome bajo el resguardo de las sombras, tal vez estaba siendo paranoico, pero perseguido como andaba, tanto por los vampiros de mi antiguo grupo, como por la orden de caballeros dragones, nunca estaba de más tomar cualquier tipo de precauciones.
Avanzaba sin detenerme con la idea de llegar antes que cualquiera, la noticia parecía una verdadera tentación y en caso de ser cierto, no dejaría que semejante herramienta cayera en manos indebidas, aún recordaba claramente las palabras de aquel sujeto que tal vez por casualidad o por caprichos del destino mismo, había terminado hablando de más y revelando algunos datos acerca de una espada capaz de sanar a su portador de cualquier herida que sufriera en combate, hasta ahora no era más que un simple mito, pero tras encontrar una vaina plateada en una cueva a las afueras de la ciudad con la inscripción “Portadora de la muerte, otorgadora de vida”. Había generado un gran interés y eran ya muchos los que se habían aventurado a entrar a la caverna para intentar obtenerla; me pareció extraño que la guardia real no se hubiera adueñado del lugar, pero fuera como fuera, lo mejor sería llegar antes que cualquiera.
Finamente tras un par de horas de camino a paso veloz conseguí llegar a la famosa caverna donde se había encontrado la vaina y que supuestamente, guardaba dentro de ella la espada mágica; me resultaba extraño que en todos mis años jamás había escuchado nada acerca de dicha leyenda, pero era demasiado tarde para detenerme a investigar, descubriría la verdad en ese mismo lugar.
Contrario a lo que había mencionado el sujeto en la taberna, no había señales de que muchas personas hubieran entrado a la caverna, a pesar de haber llovido hacía ya unas horas, el piso mojado estaba libre de huellas, no podía ver nada más que mis propias pisadas y otro par de huellas que se dirigían hacia el interior de la cueva, dichas huellas presentaban una extraña singularidad, su forma de caminar era bastante extraña y parecía avanzar hacia diferentes direcciones aunque al final se dirigían hacia el mismo punto en la entrada de la cueva; estaba decidido a aventurarme al interior cuando escuché acercarse unas pisadas, así que me moví de prisa intentando no hacer ruido y me oculté detrás de un árbol en diagonal a la entrada, desde donde podría ver a quien se acercase pero manteniéndome bajo el resguardo de las sombras, tal vez estaba siendo paranoico, pero perseguido como andaba, tanto por los vampiros de mi antiguo grupo, como por la orden de caballeros dragones, nunca estaba de más tomar cualquier tipo de precauciones.
Offrol: Si un master se asoma por acá, aclaro que la espada no es mágica, solo es parte de un engaño.
Última edición por Bio el Mar Jun 07 2016, 03:24, editado 1 vez
Bio
Aerandiano de honor
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
A lo largo del último año Níniel había vivido un sin fin de aventuras que jamás hubiese creído que podrían pasarle a ella cuando vivía en Sandorai bajo los atentos cuidados de la suma sacerdotisa Ashara, el líder de los caballeros esmeralda Aldaron, la talentosa figura en alza de los centinelas Chandra y una larga lista de familiares y amigos más que capaces de mantener cualquier peligro alejado de Veyond, hogar en el corazón del bosque de los Thenidiel desde los tiempos del gran éxodo. Si los días anteriores a su rito de madurez le hubiesen dicho a la joven elfa que iba a verse involucrada e incluso tener un papel importante en tales azañas jamás les hubiese podido creer, aunque si lo hubiese creído no habría escogido otro camino diferente por mucho miedo que diera, eso también lo tenía claro. Su vida había estado en peligro, había visto cosas horribles que visitarían sus pesadillas durante mucho tiempo, sí...Pero también había ayudado a mucha gente y hecho muchos amigos entre pueblos que tiempo atrás hubiese tachado rotundamente y de manera demasiado absoluta de sucios, salvajes e incluso de malvados. Había crecido en muchos aspectos y notaba también que se había hecho mucho más fuerte en tan breve lapso de tiempo, breve al menos desde el punto de vista de los hijos e hijas del bosque.
No obstante estaba claro que a pesar de todas aquellas experiencias los dioses siempre podían encontrar nuevas formas de sorprender a una de sus sacerdotisas, y aquella tarde gris y lluviosa lo hicieron a través de la extraña y sorpresiva aparición en la puerta de la posada del Rey y la Reina de Lunargenta de una figura con el rostro oculto bajo la capucha de su capa de viaje gris, bajo la cual se atisbaban unas botas altas y unos pantalones de cuero negro. Era delgada y de femeninos andares, casi provocativos.
La misteriosa mujer con un gran descaro se paseó por entre las mesas de los clientes del establecimiento y se detuvo en cada una de ellas para dedicarles unas palabras antes de seguir a la siguiente ante las negaciones que recibía ante sus preguntas o proposiciones, todo ello bajo la atenta mirada del corpulento dueño del local que cada vez fruncía más el ceño por la presencia de aquella extraña mujer rondando a sus clientes pensando que debía tratarse de una meretriz, claro que dicha palabra no constaba en el vocabulario del rudo posadero y a su cabeza había acudido otro término mucho más soez a la par que directo. No es que el hombre tuviera nada en contra de la profesión más antigua de Aerandir, de hecho como padre y también como persona que había llegado donde había llegado tras muchas penurias no iba a ponerse puritano con alguien que solo intentaba ganarse la vida, pero no iba a tolerar que el buen nombre de su local se asociase con tales prácticas, si aquella mujer quería clientes tendría que buscarlos en otro lugar, y con esa intención se dispuso a salir de detrás de la barra e ir hacia allí, aunque terminó por no hacer falta pues justo en ese momento fue ella la que se acercó hasta el enorme humano. La encapuchada rebuscó entre los pliegues de su capa y dejó una moneda sobre la madera a lo que siguió una petición que causó que Beor enarcara una ceja: -Un vaso de leche, por favor.-
-¿Quieres un...Vaso de leche?...- Repitió el posadero dudando.- Ah, ya veo, es para un bebé. ¿Qué tiempo tiene?.- Fueron sus palabras empujando con uno de sus grandes dedos la moneda como símbolo de que no iba a aceptar el pago si se trataba de leche para una criatura.
-No es para ningún bebé aunque puedes llamarme "mi pequeña" si quieres, es para mí. Y si insistes en ahorrame la moneda yo encantada.- Respondió la joven con una voz aterciopelada mientras se echaba para atrás la capucha revelando un cabello de un rojo intenso que enmarcaba un rostro gatuno joven y jovial que sonreía de forma provocativa. -Miau- Añadió tomando de nuevo la moneda ante la estupefacción de Beor que no pudo reaccionar a tiempo para volver a acercar hacia él la moneda. -Estoy buscando a una elfa que creo que se hospeda aquí. Alta, pelo blanco...Bien dotada...- Continuó, haciendo un gesto con cada uno de sus descripciones con las manos, el último especialmente descarado.- Ya sabes, seguro que te suena. He visto tu cambio de expresión con lo de "bien dotada".-
-Eres muy atrevida jovencita. ¿Qué asuntos tienes tú con una elfa?.-
-Somos amigas, bueno, conocidas. Durante nuestro último encuentro tuve que marcharme con prisas y...No pude preguntarle qué le pareció el libro que le dejé. Estoy bastante segura de que le debió de gustar y por eso le he traído otro. Qué menos, ella fue muy amable al curar mis heridas...- Sus palabras convencieron al posadero pues estaba claro que conocía a Níniel, sabía cómo era, dónde se alojaba, que era sanadora y que le gustaba leer, además le llevaba un libro como regalo. Por todo ello asintió.
-Un momento, le preguntaré si te conoce y si quiere verte.- Dijo sirviendo el vaso de leche e instando a la felina a esperar allí mientras subía al segundo piso de la posada, donde se encontraban las habitaciones. No tardó en llegar hasta la habitación de su huésped más habitual y querida, prácticamente una más de la familia para los amables humanos que regentaban aquel negocio ya que por sus constantes estancias en Lunargenta casi pasaba más tiempo viviendo allí que en Sandorai.
Níniel se encontraba haciendo uno de sus constantes experimentos de alquimia cuando llamaron a la puerta. No era uno especialmente complejo ni importante, simplemente estaba comprobando la rapidez de reacción de algunos ingredientes con otros y calculando dosis exactas que daban como resultado el color, el olor y la densidad deseadas y acordes con sus notas y la montaña de libros que descansaban sobre su cama, concretamente con uno de ellos especialmente interesante y que obtuvo casi de rebote durante sus tratos con la noble familia Vivant, expertos alquimistas. Dado que se encontraba simplemente observando y tomando apuntes pudo dirigirse rápidamente hasta la puerta para ver qué quería Beor, que sería muy posiblemente entregar una bandeja con comida porque de nuevo se le había pasado la hora como solía ser habitual cuando quedaba absorta en sus estudios. De no ser por las atenciones de aquellos posaderos se moriría de hambre.
La elfa abrió la puerta con cuidado y esbozó una cálida sonrisa hacia el gigantón...Al menos hasta que vio que no estaba solo y que tras él, con una sonrisa de lado a lado en sus labios manchados de leche estaba aquella ladrona pelirroja de la biblioteca. En ese momento su sonrisa se torció y se puso en guardia comenzando a acumular maná para detener cualquier intento de aquella felina que debía de estar allí para vengarse por dar al traste con su intento de robo. Sorprendido y asustado Beor alzó las manos de forma defensiva sin entender a qué se debía aquella reacción hasta que echó la vista atrás y también vio a la joven mujer -bestia que, sin que se diera cuenta y sin tan siquiera dejar de beber la leche, le había seguido en el más absoluto sigilo hasta allí.
-Hola...Esto...Níniel ¿No?. Así te llamaba el brujo, el guapo. Soy Catherin, pero puedes llamarme Cath...Yo, puedo explicarlo...No estoy aquí por "trabajo" ya sabes. En realidad necesito tu ayuda. No me ataques con tus grandes pechos...Y dile al grandullón que no me mire como si fuera a asesinarme...Da mal rollo.- Esbozó una sonrisa nerviosa aunque encantadora. -¿Por favor?-
-Me has engañado maldita gata, si quieres hacerle daño a Níniel te patearé el culo tan fuerte que...-
-!No!, no...Bueno, es cierto que te he engañado y todo eso...Pero no quiero hacerle ningún daño, de hecho he venido aquí porque no sabía a quién más acudir...Tú y tu novio, el brujo guapo, sois los únicos que al menos habéis mostrado cierta preocupación por mi...Es sobre mi...lesión en la pierna. Quiero que le eches un vistazo a algo..- Finalizó manteniendo un gesto inofensivo y poniendo ojitos tanto a la elfa como al humano que fue el primero en caer y relajar su pose agresiva. Solo entonces se atrevió a sacar de entre los pliegues de su capa un trozo de pergamino con un mapa que por supuesto iba acompañado de una extraña leyenda de la zona de la que ni Níniel ni Beor tenían la menor idea, así como de una vaga disculpa hacia el posadero por haberle engañado.
De algún modo, quizá por lo encantadora que resultaba a pesar de ser una ladrona o porque más bien su historia parecía sincera, igual que en la otra ocasión, Níniel acabó ensillando a Trickster y acompañando a la última persona con quien esperaba compartir la tarde-noche hasta una cueva a las afueras de la ciudad aunque no demasiado lejos de la misma. La historia era sencilla aunque no por ello más fácil de creer. Según la historia de Catherine en aquella cueva había un objeto mágico capaz de curar cualquier herida por grave o antigua que ésta fuera, lo cual le permitiría sanar aquella herida de su pierna que mencionó durante su primer y accidentado encuentro causada por su amo cuando era esclava para evitar que tratara de escapar. La joven felina achacaba toda o prácticamente toda la culpa de su mala vida a aquella herida e incluso no dudó en mostrársela a la peliblanca. El trato era usarla una vez para recuperarse por completo y después entregarle el objeto a Níniel, por supuesto tras volver a ofrecerse como su sierva si aceptaba ayudarla, igual que hiciera en la biblioteca al ser acorralada.
-Desde luego si esto fuera un truco para hacerme salir de la ciudad y robarme o algo peor tu éxito es rotundo y mi estupidez extrema.- Comentó Níniel a su nueva compañera de aventura aunque lo cierto es que llevaba acumulando maná desde que salieran de la ciudad y no estaba sola pues Trickster estaba con ella.
-Desde luego, pero incluso cuando "trabajo" no hago esas cosas, robo por necesidad no por gusto, bueno es divertido a veces y da para algún capricho si sale bien pero...Bueno, como digo, no soy así. Me jodió lo del trabajo en la biblioteca pero...Sé que cuando recuperasteis el libro fuisteis legales conmigo. De hecho lamento lo de tirarte aquellos libros a la cabeza y tratar de seducir al brujo guapo. Si esto sale bien, con mi pierna recuperada por completo ni siquiera tendré que volver a robar, podría, no sé, ser mensajera o ingresar en la guardia...Si tienen a una "Gata" seguro que soy mejor que ella...Al fin y al cabo soy una gata de verdad.-
-Vincent, el brujo guapo se llama Vincent.- Respondió la peliblanca con una sonrisa, disfrutando extrañamente de la compañía de la pelirroja de la que cada vez estaba más segura, había hecho bien en creer. Al fin y al cabo ya hacía tiempo que se habían alejado de los muros. -Y resulta que soy amiga personal de esa "Gata" de la guardia, muy buena amiga de hecho. Quizá pueda hablarle de tí.- Catherine amplió su sonrisa y señaló a un montículo de piedra cercano ya y cuya silueta se dibujaba al ser bañado por la luz de la luna llena.
-Hemos llegado...Y...Espera, hay alguien ahí- Avisó instando a la peliblanca a detenerse de inmediato mientras la felina observaba mejor la figura de lo que parecía ser una persona cerca de la entrada de la cueva. Níniel apenas podía distinguirlo a pesar de la luz de Isil pero parecía que su compañera no tenía ese problema. -Es un hombre, pelo oscuro y largo y parece no necesitar mucha luz para moverse...Que mal rollo da...Quiere mi chisme que cura, seguro...Y, creo que nos ha oído-
Subrayado uso de la pasiva Alquimia. (Uso narrativo sin finalidad más allá)No obstante estaba claro que a pesar de todas aquellas experiencias los dioses siempre podían encontrar nuevas formas de sorprender a una de sus sacerdotisas, y aquella tarde gris y lluviosa lo hicieron a través de la extraña y sorpresiva aparición en la puerta de la posada del Rey y la Reina de Lunargenta de una figura con el rostro oculto bajo la capucha de su capa de viaje gris, bajo la cual se atisbaban unas botas altas y unos pantalones de cuero negro. Era delgada y de femeninos andares, casi provocativos.
La misteriosa mujer con un gran descaro se paseó por entre las mesas de los clientes del establecimiento y se detuvo en cada una de ellas para dedicarles unas palabras antes de seguir a la siguiente ante las negaciones que recibía ante sus preguntas o proposiciones, todo ello bajo la atenta mirada del corpulento dueño del local que cada vez fruncía más el ceño por la presencia de aquella extraña mujer rondando a sus clientes pensando que debía tratarse de una meretriz, claro que dicha palabra no constaba en el vocabulario del rudo posadero y a su cabeza había acudido otro término mucho más soez a la par que directo. No es que el hombre tuviera nada en contra de la profesión más antigua de Aerandir, de hecho como padre y también como persona que había llegado donde había llegado tras muchas penurias no iba a ponerse puritano con alguien que solo intentaba ganarse la vida, pero no iba a tolerar que el buen nombre de su local se asociase con tales prácticas, si aquella mujer quería clientes tendría que buscarlos en otro lugar, y con esa intención se dispuso a salir de detrás de la barra e ir hacia allí, aunque terminó por no hacer falta pues justo en ese momento fue ella la que se acercó hasta el enorme humano. La encapuchada rebuscó entre los pliegues de su capa y dejó una moneda sobre la madera a lo que siguió una petición que causó que Beor enarcara una ceja: -Un vaso de leche, por favor.-
-¿Quieres un...Vaso de leche?...- Repitió el posadero dudando.- Ah, ya veo, es para un bebé. ¿Qué tiempo tiene?.- Fueron sus palabras empujando con uno de sus grandes dedos la moneda como símbolo de que no iba a aceptar el pago si se trataba de leche para una criatura.
-No es para ningún bebé aunque puedes llamarme "mi pequeña" si quieres, es para mí. Y si insistes en ahorrame la moneda yo encantada.- Respondió la joven con una voz aterciopelada mientras se echaba para atrás la capucha revelando un cabello de un rojo intenso que enmarcaba un rostro gatuno joven y jovial que sonreía de forma provocativa. -Miau- Añadió tomando de nuevo la moneda ante la estupefacción de Beor que no pudo reaccionar a tiempo para volver a acercar hacia él la moneda. -Estoy buscando a una elfa que creo que se hospeda aquí. Alta, pelo blanco...Bien dotada...- Continuó, haciendo un gesto con cada uno de sus descripciones con las manos, el último especialmente descarado.- Ya sabes, seguro que te suena. He visto tu cambio de expresión con lo de "bien dotada".-
-Eres muy atrevida jovencita. ¿Qué asuntos tienes tú con una elfa?.-
-Somos amigas, bueno, conocidas. Durante nuestro último encuentro tuve que marcharme con prisas y...No pude preguntarle qué le pareció el libro que le dejé. Estoy bastante segura de que le debió de gustar y por eso le he traído otro. Qué menos, ella fue muy amable al curar mis heridas...- Sus palabras convencieron al posadero pues estaba claro que conocía a Níniel, sabía cómo era, dónde se alojaba, que era sanadora y que le gustaba leer, además le llevaba un libro como regalo. Por todo ello asintió.
-Un momento, le preguntaré si te conoce y si quiere verte.- Dijo sirviendo el vaso de leche e instando a la felina a esperar allí mientras subía al segundo piso de la posada, donde se encontraban las habitaciones. No tardó en llegar hasta la habitación de su huésped más habitual y querida, prácticamente una más de la familia para los amables humanos que regentaban aquel negocio ya que por sus constantes estancias en Lunargenta casi pasaba más tiempo viviendo allí que en Sandorai.
Níniel se encontraba haciendo uno de sus constantes experimentos de alquimia cuando llamaron a la puerta. No era uno especialmente complejo ni importante, simplemente estaba comprobando la rapidez de reacción de algunos ingredientes con otros y calculando dosis exactas que daban como resultado el color, el olor y la densidad deseadas y acordes con sus notas y la montaña de libros que descansaban sobre su cama, concretamente con uno de ellos especialmente interesante y que obtuvo casi de rebote durante sus tratos con la noble familia Vivant, expertos alquimistas. Dado que se encontraba simplemente observando y tomando apuntes pudo dirigirse rápidamente hasta la puerta para ver qué quería Beor, que sería muy posiblemente entregar una bandeja con comida porque de nuevo se le había pasado la hora como solía ser habitual cuando quedaba absorta en sus estudios. De no ser por las atenciones de aquellos posaderos se moriría de hambre.
La elfa abrió la puerta con cuidado y esbozó una cálida sonrisa hacia el gigantón...Al menos hasta que vio que no estaba solo y que tras él, con una sonrisa de lado a lado en sus labios manchados de leche estaba aquella ladrona pelirroja de la biblioteca. En ese momento su sonrisa se torció y se puso en guardia comenzando a acumular maná para detener cualquier intento de aquella felina que debía de estar allí para vengarse por dar al traste con su intento de robo. Sorprendido y asustado Beor alzó las manos de forma defensiva sin entender a qué se debía aquella reacción hasta que echó la vista atrás y también vio a la joven mujer -bestia que, sin que se diera cuenta y sin tan siquiera dejar de beber la leche, le había seguido en el más absoluto sigilo hasta allí.
-Hola...Esto...Níniel ¿No?. Así te llamaba el brujo, el guapo. Soy Catherin, pero puedes llamarme Cath...Yo, puedo explicarlo...No estoy aquí por "trabajo" ya sabes. En realidad necesito tu ayuda. No me ataques con tus grandes pechos...Y dile al grandullón que no me mire como si fuera a asesinarme...Da mal rollo.- Esbozó una sonrisa nerviosa aunque encantadora. -¿Por favor?-
-Me has engañado maldita gata, si quieres hacerle daño a Níniel te patearé el culo tan fuerte que...-
-!No!, no...Bueno, es cierto que te he engañado y todo eso...Pero no quiero hacerle ningún daño, de hecho he venido aquí porque no sabía a quién más acudir...Tú y tu novio, el brujo guapo, sois los únicos que al menos habéis mostrado cierta preocupación por mi...Es sobre mi...lesión en la pierna. Quiero que le eches un vistazo a algo..- Finalizó manteniendo un gesto inofensivo y poniendo ojitos tanto a la elfa como al humano que fue el primero en caer y relajar su pose agresiva. Solo entonces se atrevió a sacar de entre los pliegues de su capa un trozo de pergamino con un mapa que por supuesto iba acompañado de una extraña leyenda de la zona de la que ni Níniel ni Beor tenían la menor idea, así como de una vaga disculpa hacia el posadero por haberle engañado.
De algún modo, quizá por lo encantadora que resultaba a pesar de ser una ladrona o porque más bien su historia parecía sincera, igual que en la otra ocasión, Níniel acabó ensillando a Trickster y acompañando a la última persona con quien esperaba compartir la tarde-noche hasta una cueva a las afueras de la ciudad aunque no demasiado lejos de la misma. La historia era sencilla aunque no por ello más fácil de creer. Según la historia de Catherine en aquella cueva había un objeto mágico capaz de curar cualquier herida por grave o antigua que ésta fuera, lo cual le permitiría sanar aquella herida de su pierna que mencionó durante su primer y accidentado encuentro causada por su amo cuando era esclava para evitar que tratara de escapar. La joven felina achacaba toda o prácticamente toda la culpa de su mala vida a aquella herida e incluso no dudó en mostrársela a la peliblanca. El trato era usarla una vez para recuperarse por completo y después entregarle el objeto a Níniel, por supuesto tras volver a ofrecerse como su sierva si aceptaba ayudarla, igual que hiciera en la biblioteca al ser acorralada.
-Desde luego si esto fuera un truco para hacerme salir de la ciudad y robarme o algo peor tu éxito es rotundo y mi estupidez extrema.- Comentó Níniel a su nueva compañera de aventura aunque lo cierto es que llevaba acumulando maná desde que salieran de la ciudad y no estaba sola pues Trickster estaba con ella.
-Desde luego, pero incluso cuando "trabajo" no hago esas cosas, robo por necesidad no por gusto, bueno es divertido a veces y da para algún capricho si sale bien pero...Bueno, como digo, no soy así. Me jodió lo del trabajo en la biblioteca pero...Sé que cuando recuperasteis el libro fuisteis legales conmigo. De hecho lamento lo de tirarte aquellos libros a la cabeza y tratar de seducir al brujo guapo. Si esto sale bien, con mi pierna recuperada por completo ni siquiera tendré que volver a robar, podría, no sé, ser mensajera o ingresar en la guardia...Si tienen a una "Gata" seguro que soy mejor que ella...Al fin y al cabo soy una gata de verdad.-
-Vincent, el brujo guapo se llama Vincent.- Respondió la peliblanca con una sonrisa, disfrutando extrañamente de la compañía de la pelirroja de la que cada vez estaba más segura, había hecho bien en creer. Al fin y al cabo ya hacía tiempo que se habían alejado de los muros. -Y resulta que soy amiga personal de esa "Gata" de la guardia, muy buena amiga de hecho. Quizá pueda hablarle de tí.- Catherine amplió su sonrisa y señaló a un montículo de piedra cercano ya y cuya silueta se dibujaba al ser bañado por la luz de la luna llena.
-Hemos llegado...Y...Espera, hay alguien ahí- Avisó instando a la peliblanca a detenerse de inmediato mientras la felina observaba mejor la figura de lo que parecía ser una persona cerca de la entrada de la cueva. Níniel apenas podía distinguirlo a pesar de la luz de Isil pero parecía que su compañera no tenía ese problema. -Es un hombre, pelo oscuro y largo y parece no necesitar mucha luz para moverse...Que mal rollo da...Quiere mi chisme que cura, seguro...Y, creo que nos ha oído-
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
Los pasos, antes distantes, se acercaban cada vez más, dejando claro que no sería el único que se arriesgaría a entrar a la cueva en busca de la fulana espada, en cierto modo eso haría el asunto más interesante, el desafío de la competencia nunca estaba de más; ante el repentino cambio en la situación, mi plan fue de inmediato esconderme y dejarles pasar para seguirlos hasta que encontraran la espada por mí para entonces tomarla, sin embargo los acontecimientos no dejaban de dar giros inesperados, no solo por el hecho de que uno de los recién llegados, que además, eran mujeres, había conseguido verme, eso ya lanzaba mi plan inicial a la basura, sino que además, una de ellas me resultaba bastante familiar -¿Será posible?- Pensé mientras detallaba al animal en que venía montada, el mismo que había conseguido agenciarse Niniel unos días atrás.
Como parte de una nueva estrategia preferí abandonar la seguridad de las sombras y salir a donde pudieran verme, con las manos levantadas además para evitar cualquier tipo de malentendido, no sabía quién era la cosa que acompañaba a la elfa, pero en caso de problemas mi mejor arma era mi voz, así que las dagas habían pasado a ser un arma secundaría en mi cotidianidad, usadas solo en casos de extrema necesidad -Por favor, no me maten, solo soy un viajero curioso que ha perdido su camino- Dije tan solo para hacer tiempo mientras lograba asegurarme de que realmente el jinete del upelero dorado era Niniel -¡Oh! Pero si es mi elfa favorita- Dije una vez que confirmé que era ella, al mismo tiempo que me detenía para no asustar a la otra criatura -Vaya que te rodeas de cosas raras- Le dije a la elfa con respecto a su peluda compañera.
Tal vez no había sido la mejor de las bromas pero por alguna razón estaba seguro de que la chica no atentaría contra mí, pues si venía con la peliblanca, seguramente también había sufrido ese extraño efecto provocado por la elfa, bajo el cual todos terminaban respetando sus órdenes, efecto que por cierto podría resultar bastante molesto -Osaré preguntar ¿Qué haces aquí?- Imaginaba que su objetivo no podría ser otro que obtener la misteriosa espada, pero de igual modo no estaba de más confirmar, tal vez tuviera más información de la que yo tenía conmigo, que por cierto no era mucha.
Una vez realizado nuestro respectivo ritual de presentaciones en los que cada uno trataba de agredir al otro con indirectas verbales procederíamos a la razón de todo aquello, pero no sin antes compartir algo de información también con las chicas para sentirme en igualdad de condiciones -Si queremos conseguir el objetivo debemos darnos prisa, no somos los únicos interesados- Le dije a ambas mujeres mientras señalaba las marcas de huellas en el piso que se dirigían directo hacia la cueva. Repentinamente nuestra charla fue interrumpida por un espantoso grito femenino que venía desde el interior de la cueva -¡¡Ayuda, por favor!!- Se escuchó desde adentro con la misma voz femenina de antes, al parecer no había mucho tiempo que perder, parecía haber alguien el peligro y cualquier instante que pasáramos fuera podría ser decisivo para la mujer que gritaba; sin terminar de escuchar lo que tuvieran que decirme me lancé corriendo hacia el interior de la cueva esperando llegar a tiempo a donde quiera que debiera llegar.
Como parte de una nueva estrategia preferí abandonar la seguridad de las sombras y salir a donde pudieran verme, con las manos levantadas además para evitar cualquier tipo de malentendido, no sabía quién era la cosa que acompañaba a la elfa, pero en caso de problemas mi mejor arma era mi voz, así que las dagas habían pasado a ser un arma secundaría en mi cotidianidad, usadas solo en casos de extrema necesidad -Por favor, no me maten, solo soy un viajero curioso que ha perdido su camino- Dije tan solo para hacer tiempo mientras lograba asegurarme de que realmente el jinete del upelero dorado era Niniel -¡Oh! Pero si es mi elfa favorita- Dije una vez que confirmé que era ella, al mismo tiempo que me detenía para no asustar a la otra criatura -Vaya que te rodeas de cosas raras- Le dije a la elfa con respecto a su peluda compañera.
Tal vez no había sido la mejor de las bromas pero por alguna razón estaba seguro de que la chica no atentaría contra mí, pues si venía con la peliblanca, seguramente también había sufrido ese extraño efecto provocado por la elfa, bajo el cual todos terminaban respetando sus órdenes, efecto que por cierto podría resultar bastante molesto -Osaré preguntar ¿Qué haces aquí?- Imaginaba que su objetivo no podría ser otro que obtener la misteriosa espada, pero de igual modo no estaba de más confirmar, tal vez tuviera más información de la que yo tenía conmigo, que por cierto no era mucha.
Una vez realizado nuestro respectivo ritual de presentaciones en los que cada uno trataba de agredir al otro con indirectas verbales procederíamos a la razón de todo aquello, pero no sin antes compartir algo de información también con las chicas para sentirme en igualdad de condiciones -Si queremos conseguir el objetivo debemos darnos prisa, no somos los únicos interesados- Le dije a ambas mujeres mientras señalaba las marcas de huellas en el piso que se dirigían directo hacia la cueva. Repentinamente nuestra charla fue interrumpida por un espantoso grito femenino que venía desde el interior de la cueva -¡¡Ayuda, por favor!!- Se escuchó desde adentro con la misma voz femenina de antes, al parecer no había mucho tiempo que perder, parecía haber alguien el peligro y cualquier instante que pasáramos fuera podría ser decisivo para la mujer que gritaba; sin terminar de escuchar lo que tuvieran que decirme me lancé corriendo hacia el interior de la cueva esperando llegar a tiempo a donde quiera que debiera llegar.
Bio
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
Por alguna razón que ya resultaba más una certeza empírica que una casualidad, la descripción que su felina acompañante hizo del sujeto que habían visto en la entrada de la cueva llevó a la mente de la peliblanca a pensar únicamente en una persona en concreto con un don para meterse en problemas y de paso para arrastrar a cuantos le rodeaban a dichos problemas. Llegar a la conclusión con tan leve descripción de que aquella silueta dibujada bajo el abrazo de Isil correspondía a Bio podría ser tachada y con razón de poco meditada e incluso de una mera corazonada con más posibilidades de errar que de acercarse a acertar...Y sin embargo la sacerdotisa estaba segura de que una vez que la distancia entre ambos sería el rostro conocido del vampiro el que vería tomar forma con cada nuevo paso. Por ello. cuando la voz del pelinegro se elevó en la fría noche transmitiéndoles una pobre excusa que ni siquiera un niño creería la elfa no pudo evitar esbozar una amplia sonrisa, aunque esta no logró tranquilizar a la mujer-bestia a su lado y cuyo cabello se encontraba erizado como si tratase de aparentar ser más fiera y temible de lo que en realidad era.
-¿Conoces a este tipo?.- Comenzó a preguntar la gata siendo rápidamente interrumpida por el resto de la frase del cada vez más cercano pelinegro que la hizo detenerse y dejar de mirar a la elfa para lanzar una mirada de profundo enfado al hombre con sus rojizos ojos reflejando la luz de la luna. -!¿Qué me has llamado?!.- Exclamó furibunda y desplegando de sus peludas y almohadilladas manos unas largas y afiladas garras del tamaño de pequeños punzones.- Te voy a convertir en comida para las alimañas paliducho.- Amenazó a continuación aunque sin avanzar en lo más mínimo, observándole con cuidado.
-No te preocupes Cath, es otro amigo. No ha querido insultarte, sencillamente es así con todo el mundo, al menos con las mujeres. Supongo que le gustan los tortazos.- Intervino la peliblanca tratando de aplacar a la gata y que aquello fuera a más, por mucho que a veces Bio se ganaba un "toque de atención". Al fin y al cabo no se conocían entre ellos y quizá la cosa acabara con alguien herido.
-Pues has dado con la gata adecuada para eso...Tortazos es mi segundo nombre...Bueno en realidad es Brie, pero Tortazos es mi apodo.- Respondió Cath tanto para la elfa como para el pelinegro tardando unos instantes más en volver a ocultar sus retráctiles garras aunque aún lanzando miradas rencorosas al recién aparecido.
-Supongo que estamos aquí por lo mismo que tú, Bio. La espada con propiedades curativas. Catherine está muy interesada en sus propiedades y yo...Tengo mis dudas sobre ellas, aunque de ser cierto desde luego sería un objeto muy interesante, puede que una reliquia de mi pueblo o al menos impregnada de la magia de los míos.- Respondió con sinceridad ante la siguiente pregunta del vampiro pues había confianza de sobra entre ellos como para no tener la necesidad de ocultarle algo, cosa que cath no parecía compartir por la cara que puso inflando los mofletes como una niña pequeña que se encontrara ante una situación que no quería pero contra la que nada podía hacer. Era realmente mona. -Tranquila, no es un enemigo, de hecho podrá ayudarnos. Por cierto, haré las presentaciones. Catherine, Bio, Bio, Catherine.-
Hechas las presentaciones y tras quedar claro que con sus primeras palabras a Bio iba a costarle lo suyo ganarse las simpatías de la pelirroja y que muy posiblemente pasarían bastante tiempo como el perro y el gato, llegó el momento de ponerse serios y entrar en materia, pues tal y como había supuesto Níniel el pelinegro también estaba allí por el extraño artefacto curativo, aunque en su caso no había llegado hasta allí llevado por un mapa si no por ciertos rumores. Resultaba extraño que hubiese tantos rumores, mapas y leyendas hablando de un lugar y un objeto como aquellos y que sin embargo Níniel no hubiese escuchado nada sobre ello. O que estando tan cercano a la ciudad nadie hubiese hecho algo al respecto. Claro que por lo visto muchos habían entrado en la cueva pero ninguno salido. En ese caso... ¿Quién contaba esas historias?.
-Bueno, si alguien nos lleva ventaja será tan sencillo como quitarle la espada a él una vez la consiga. Mejor para nosotros.- Comentó la gata mirando las huellas en el barro demostrando de nuevo que no necesitaba apenas luz para ver con claridad. Aquel comentario no le hizo mucha gracia a la sacerdotisa que la miró mal pues no podía aprobar el convertirse en meros asaltacaminos por mucho que su compañera necesitara el arma curativa. si alguien se les adelantaba y lograba tener éxito, quizá podrían convencerle de dejarles usarla y listo. -¿Qué?. Ah, ya. Bueno me refiero a si es un malvado y se lo merece...ya sabes. No podemos dejar que un objeto así acabe en malas manos...Sí, eso.- Añadió de forma poco convincente.
En ese momento un fuerte grito se escuchó desde el oscuro interior de la cueva cuya entrada era un velo de pura negrura a través de cual nada podía distinguirse. El grito era claramente femenino y parecía de auténtico pavor, confirmado por las siguientes palabras que instaban a cualquier persona cercana a entrar rápidamente y acudir en auxilio de aquella mujer. Algo así, como era de esperar, causó la súbita reacción de Bio que sin pensárselo dos veces se introdujo en la cueva. Aquello no podía sorprender a Níniel pues estaba más que acostumbrada a su modo imprudente de actuar y a su manía de lanzarse de cabeza como plan a, b y c pero si que sorprendió a la felina pues como Níniel no reaccionó de forma tan fulminante. Parecía que ambas eran del tipo precavido aunque seguramente por motivos muy distintos.
-Será mejor que le sigamos. Es fuerte pero aún así quizá necesite ayuda.-
-Éramos una pareja y ahora un trío, éramos busca tesoros y ahora somos el equipo de rescate...En fin, tu mandas, pero yo no me fiaría de ese tipo. ¿Cuántos humanos conoces que puedan ver ahí dentro sin antorcha ni nada?. O es un brujo o algo peor...- Fueron las palabras de la pelirroja entrando tras Níniel que había creado una pequeña luz en el extremo superior de su bastón para poder ver en aquella boca de lobo a pesar de carecer de los ojos de sus compañeros.
-Es un vampiro, ya lo sé, pero aún así es de fiar, hazme caso. ¿Si no lo fuera estaría haciendo esto?.- Respondió la elfa tratando de limar la desconfianza de la felina que la miró como si pensara que estuviera majareta.
-No estoy muy segura, al fin y al cabo yo soy una ladrona y me estás ayudando...Quizá tu buen juicio esté escacharrado.-
-No lo está, si no sintiera que eres buena persona te habría atizado y entregado a la guardia tan pronto apareciste en la puerta de mi habitación con la boca manchada de leche.- Ante aquello y a pesar de la luz mágica, Catherine se sonrojó levemente y movió el hocico de forma adorable, aunque rápidamente apartó la mirada hacia el frente. No, el buen juicio de la sacerdotisa no estaba roto, funcionaba perfectamente.
-¿Conoces a este tipo?.- Comenzó a preguntar la gata siendo rápidamente interrumpida por el resto de la frase del cada vez más cercano pelinegro que la hizo detenerse y dejar de mirar a la elfa para lanzar una mirada de profundo enfado al hombre con sus rojizos ojos reflejando la luz de la luna. -!¿Qué me has llamado?!.- Exclamó furibunda y desplegando de sus peludas y almohadilladas manos unas largas y afiladas garras del tamaño de pequeños punzones.- Te voy a convertir en comida para las alimañas paliducho.- Amenazó a continuación aunque sin avanzar en lo más mínimo, observándole con cuidado.
-No te preocupes Cath, es otro amigo. No ha querido insultarte, sencillamente es así con todo el mundo, al menos con las mujeres. Supongo que le gustan los tortazos.- Intervino la peliblanca tratando de aplacar a la gata y que aquello fuera a más, por mucho que a veces Bio se ganaba un "toque de atención". Al fin y al cabo no se conocían entre ellos y quizá la cosa acabara con alguien herido.
-Pues has dado con la gata adecuada para eso...Tortazos es mi segundo nombre...Bueno en realidad es Brie, pero Tortazos es mi apodo.- Respondió Cath tanto para la elfa como para el pelinegro tardando unos instantes más en volver a ocultar sus retráctiles garras aunque aún lanzando miradas rencorosas al recién aparecido.
-Supongo que estamos aquí por lo mismo que tú, Bio. La espada con propiedades curativas. Catherine está muy interesada en sus propiedades y yo...Tengo mis dudas sobre ellas, aunque de ser cierto desde luego sería un objeto muy interesante, puede que una reliquia de mi pueblo o al menos impregnada de la magia de los míos.- Respondió con sinceridad ante la siguiente pregunta del vampiro pues había confianza de sobra entre ellos como para no tener la necesidad de ocultarle algo, cosa que cath no parecía compartir por la cara que puso inflando los mofletes como una niña pequeña que se encontrara ante una situación que no quería pero contra la que nada podía hacer. Era realmente mona. -Tranquila, no es un enemigo, de hecho podrá ayudarnos. Por cierto, haré las presentaciones. Catherine, Bio, Bio, Catherine.-
Hechas las presentaciones y tras quedar claro que con sus primeras palabras a Bio iba a costarle lo suyo ganarse las simpatías de la pelirroja y que muy posiblemente pasarían bastante tiempo como el perro y el gato, llegó el momento de ponerse serios y entrar en materia, pues tal y como había supuesto Níniel el pelinegro también estaba allí por el extraño artefacto curativo, aunque en su caso no había llegado hasta allí llevado por un mapa si no por ciertos rumores. Resultaba extraño que hubiese tantos rumores, mapas y leyendas hablando de un lugar y un objeto como aquellos y que sin embargo Níniel no hubiese escuchado nada sobre ello. O que estando tan cercano a la ciudad nadie hubiese hecho algo al respecto. Claro que por lo visto muchos habían entrado en la cueva pero ninguno salido. En ese caso... ¿Quién contaba esas historias?.
-Bueno, si alguien nos lleva ventaja será tan sencillo como quitarle la espada a él una vez la consiga. Mejor para nosotros.- Comentó la gata mirando las huellas en el barro demostrando de nuevo que no necesitaba apenas luz para ver con claridad. Aquel comentario no le hizo mucha gracia a la sacerdotisa que la miró mal pues no podía aprobar el convertirse en meros asaltacaminos por mucho que su compañera necesitara el arma curativa. si alguien se les adelantaba y lograba tener éxito, quizá podrían convencerle de dejarles usarla y listo. -¿Qué?. Ah, ya. Bueno me refiero a si es un malvado y se lo merece...ya sabes. No podemos dejar que un objeto así acabe en malas manos...Sí, eso.- Añadió de forma poco convincente.
En ese momento un fuerte grito se escuchó desde el oscuro interior de la cueva cuya entrada era un velo de pura negrura a través de cual nada podía distinguirse. El grito era claramente femenino y parecía de auténtico pavor, confirmado por las siguientes palabras que instaban a cualquier persona cercana a entrar rápidamente y acudir en auxilio de aquella mujer. Algo así, como era de esperar, causó la súbita reacción de Bio que sin pensárselo dos veces se introdujo en la cueva. Aquello no podía sorprender a Níniel pues estaba más que acostumbrada a su modo imprudente de actuar y a su manía de lanzarse de cabeza como plan a, b y c pero si que sorprendió a la felina pues como Níniel no reaccionó de forma tan fulminante. Parecía que ambas eran del tipo precavido aunque seguramente por motivos muy distintos.
-Será mejor que le sigamos. Es fuerte pero aún así quizá necesite ayuda.-
-Éramos una pareja y ahora un trío, éramos busca tesoros y ahora somos el equipo de rescate...En fin, tu mandas, pero yo no me fiaría de ese tipo. ¿Cuántos humanos conoces que puedan ver ahí dentro sin antorcha ni nada?. O es un brujo o algo peor...- Fueron las palabras de la pelirroja entrando tras Níniel que había creado una pequeña luz en el extremo superior de su bastón para poder ver en aquella boca de lobo a pesar de carecer de los ojos de sus compañeros.
-Es un vampiro, ya lo sé, pero aún así es de fiar, hazme caso. ¿Si no lo fuera estaría haciendo esto?.- Respondió la elfa tratando de limar la desconfianza de la felina que la miró como si pensara que estuviera majareta.
-No estoy muy segura, al fin y al cabo yo soy una ladrona y me estás ayudando...Quizá tu buen juicio esté escacharrado.-
-No lo está, si no sintiera que eres buena persona te habría atizado y entregado a la guardia tan pronto apareciste en la puerta de mi habitación con la boca manchada de leche.- Ante aquello y a pesar de la luz mágica, Catherine se sonrojó levemente y movió el hocico de forma adorable, aunque rápidamente apartó la mirada hacia el frente. No, el buen juicio de la sacerdotisa no estaba roto, funcionaba perfectamente.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
En apenas unos instantes y con apenas un par de frases había conseguido ganarme el odio de la compañera de Niniel, incluso me tocó detenerme y dar un paso atrás ante la actitud hostil se la minina, aunque al final de cuentas, y tal como imaginé, sería frenada por la elfa que siempre conseguía mantener un tono tan calmado que daba algo de miedo hacerla enojar -No dudo que puedas hacerme polvo, soy bastante torpe y débil- Dije con una sonrisa pícara procurando no llamar mucho la atención. La intervención de la peliblanca había sentado de maravilla para caldear los ánimos, además que cambió el tono hostil de la gata por uno más gracioso que incluso logró sacarme una sonrisa.
Tal como había imaginado, estaban acá por la misma razón, si Niniel hubiese llegado sola me habría parecido muy inquietante la situación, per verla con una desconocida me hizo descartar que se tratara de una emboscada contra nosotros o algo parecido, aunque bien que me parecía extraña la historia de la espada -Sí, cierto, cierto, no soy un enemigo- Enfaticé la oración de la elfa para evitar una pelea innecesaria con la gata -Mucho gusto Cath- Dije con una sonrisa evidentemente finjida aunque ni siquiera intentaría darle la mano, lo más probable era que me la destajada con sus garras.
La gata, que al parecer tenía difícil mantenerse callada dejó claro que estaba dispuesta a todo para obtener la espada, lo cual me llevaba a preguntarme las razones que tendría para quererla, aunque de momento preguntar por eso no era lo más prudente que podría hacer -Yo... De hecho... Creo que... Apoyo la idea de la gata...- Comenté con algo de miedo de que pudiera hacer enojar a la peliblanca -Si la espada existe, no debe caer en manos incorrectas- Aclaré luego para evitar discordias con Niniel al tiempo que ayudaba a la gata a salir del aprieto aunque poco tiempo había dado para entrar en polémicas, pues el grito había resultado angustiante y me había obligado a salir a toda prisa hacia el interior de la cueva.
Apenas reduje el paso sin detenerme, cuando noté que las chicas me venían siguiendo, no las dejaría solas en un lugar peligroso, aunque antes ya me había sorprendido con las habilidades de Niniel, no estaba dispuesto a descuidarla así que lo mejor era mantenerla cerca; el interior de la cueva no parecía muy entramado como otras en las que había estado antes, incluso parecía que el camino estaba marcado y más aún por el hecho de que a ratos, los mismos gritos femeninos se dejaban escuchar, sirviendo como guía para indicar el camino, así, al cabo de un rato, al doblar una de las esquinas pude ver a lo lejos un espacio grande iluminado por una o dos antorchas al parecer, un nuevo grito de la misteriosa mujer se dejó escuchar para terminar de atraernos, me detuve por un instante para esperar a la peliblanca y su compañera, dediqué unos instantes a detallar el lugar, donde a pesar de seguirse escuchando los gritos, no se veía a nadie dentro, al menos no desde donde estábamos, lo que sí se podía ver era una espada clavada en el piso justo al final del camino, cuyo brillo reluciente nos deslumbraba a pesar de la distancia -¿Será posible que resulté tan fácil?- Pregunté a la elfa esperando que me iluminara con su basta sabiduría y ese don especial de arruinar momentos felices con malas noticias.
Tal como había imaginado, estaban acá por la misma razón, si Niniel hubiese llegado sola me habría parecido muy inquietante la situación, per verla con una desconocida me hizo descartar que se tratara de una emboscada contra nosotros o algo parecido, aunque bien que me parecía extraña la historia de la espada -Sí, cierto, cierto, no soy un enemigo- Enfaticé la oración de la elfa para evitar una pelea innecesaria con la gata -Mucho gusto Cath- Dije con una sonrisa evidentemente finjida aunque ni siquiera intentaría darle la mano, lo más probable era que me la destajada con sus garras.
La gata, que al parecer tenía difícil mantenerse callada dejó claro que estaba dispuesta a todo para obtener la espada, lo cual me llevaba a preguntarme las razones que tendría para quererla, aunque de momento preguntar por eso no era lo más prudente que podría hacer -Yo... De hecho... Creo que... Apoyo la idea de la gata...- Comenté con algo de miedo de que pudiera hacer enojar a la peliblanca -Si la espada existe, no debe caer en manos incorrectas- Aclaré luego para evitar discordias con Niniel al tiempo que ayudaba a la gata a salir del aprieto aunque poco tiempo había dado para entrar en polémicas, pues el grito había resultado angustiante y me había obligado a salir a toda prisa hacia el interior de la cueva.
Apenas reduje el paso sin detenerme, cuando noté que las chicas me venían siguiendo, no las dejaría solas en un lugar peligroso, aunque antes ya me había sorprendido con las habilidades de Niniel, no estaba dispuesto a descuidarla así que lo mejor era mantenerla cerca; el interior de la cueva no parecía muy entramado como otras en las que había estado antes, incluso parecía que el camino estaba marcado y más aún por el hecho de que a ratos, los mismos gritos femeninos se dejaban escuchar, sirviendo como guía para indicar el camino, así, al cabo de un rato, al doblar una de las esquinas pude ver a lo lejos un espacio grande iluminado por una o dos antorchas al parecer, un nuevo grito de la misteriosa mujer se dejó escuchar para terminar de atraernos, me detuve por un instante para esperar a la peliblanca y su compañera, dediqué unos instantes a detallar el lugar, donde a pesar de seguirse escuchando los gritos, no se veía a nadie dentro, al menos no desde donde estábamos, lo que sí se podía ver era una espada clavada en el piso justo al final del camino, cuyo brillo reluciente nos deslumbraba a pesar de la distancia -¿Será posible que resulté tan fácil?- Pregunté a la elfa esperando que me iluminara con su basta sabiduría y ese don especial de arruinar momentos felices con malas noticias.
- La Espada:
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Bio
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
]-Que ya vamos escandalosa...- Se quejó la felina pelirroja conforme se adentraban en aquella cueva siguiendo el único camino disponible en la roca. Resultaba evidente que no le hacía ninguna gracia estar dándose esa prisa con el objetivo de ayudar a alguien desinteresadamente y que la insistencia de aquella voz la irritaba. -Será posible, si tiene tantas fuerzas y tiempo para chillar sin parar es que tan mal no lo estará pasando...- Continuó protestando, esquivando una roca que sobresalía ligeramente del techo con destreza. Níniel no compartía su desdén hacia una persona en apuros aunque si la historia de su vida que le había contado era cierta no podía culparla por mostrarse tan fría. Debía de ser difícil preocuparse por alguien a parte de una misma cuando todos a tu alrededor son gente de la peor calaña y te tratan como un mero objeto totalmente prescindible.
-Quizá esté atrapada, se supone que este sitio es peligroso y nadie que ha entrado ha salido...Puede que haya trampas- Respondió la peliblanca tratando de darse la mayor prisa posible para alcanzar a Bio y al mismo tiempo no tropezar con el desnivel y las piedras sueltas del suelo de la cueva. -Será mejor que nosotras también tengamos los ojos bien abiertos.-
-No te preocupes por eso, se me da bien evitar trampas y mecanismos de seguridad...Simplemente hazme caso si te digo que no te muevas.-
No tardaron en dar alcance al vampiro pelinegro que se había detenido al final del túnel, justo antes de que aquel estrecho camino en la roca comenzara a ensancharse para formar una especie de gruta natural. No era un lugar especialmente amplio ni el techo demasiado alto pero aún así era un espacio los suficiéntemente grande como para construir una casa modesta dentro de ella. Unas antorchas iluminaban la entrada y en el centro de la gruta una espada larga y reluciente como acabada de pulir y que de hecho parecía emitir luz propia descansaba parcialmente clavada en una roca blanca y rodeada de otros restos de piedra tallada del mismo color que destacaban con respecto al resto de la cueva. Parecía ser que en algún momento del pasado alguien construyó alguna especie de altar o algo parecido allí dentro tomándose la molestia de llevar los materiales desde otro lugar, eso significaba que debía de ser algo importante.
-No lo creo o la espada ya no estaría aquí...¿Ves algo extraño Cath?.- Fueron las palabras de la peliblanca ante la pregunta de Bio que debía de estar preguntando en voz alta simplemente porque su propia intuición le indicaba que algo no estaba bien en aquel lugar. De lo contrario, y como siempre, hubiese seguido corriendo hasta el objeto mágico y lo hubiese cogido sin más. -Por lo pronto los gritos de la mujer han cesado y no la veo por ninguna parte...Si vino por la espada debería estar aquí...-
-Yo no veo nada raro, ni cables, ni placas de presión...Y ni rastro de la escandalosa...Todo parece normal, salvo que la espada brilla...Me gustan las cosas que brillan, eso es que son valiosas...Sabía que era verdad, es la espada que cura todas las heridas.- Sentenció la pelirroja comenzando a avanzar hacia la espada sin pausa pero sin prisa y sin hacer mayor caso a la ausencia de la mujer que debía estar allí. Observaba con cautela en todo momento si sus movimientos causaban algún tipo de respuesta o accionaban algo y finalmente llegó hasta la espada y en silencio comenzó a examinarla con atención aunque con una sonrisa en la boca y los ojos rojizos brillando con expectación ante el botín que tenía delante. Pasó su lengua por su labio superior y empuñó la espada con una mano comenzando a tirar de ella. Al principio con cuidado, luego con fuerza y al final con ambas manos e incluso tratando de hacer mayor fuerza afianzando sus piernas a ambos lados del brillante filo del arma aunque ni siquiera así consiguió que la espada se moviera ni un solo centímetro.
-Esta cosa no sale...Niaaaah...Nada, está pegada a la roca- Indicó frustrada tras varios intentos sacando a la peliblanca de sus pensamientos, pues a pesar de estar pendiente de cómo le iba a su nueva amiga no podía dejar de pensar en lo extraño que resultaba que no hubiera señal alguna de la mujer que con sus gritos les había instado a entrar a la carrera. Mirase donde mirase aquella cueva no parecía tener más salida que el túnel por el que habían llegado.
-Aquí hay algo que no me encaja...Nada de trampas, ni rastro de la mujer...Esto es muy raro. Además hasta esta misma tarde no sabía nada de este sitio...Creo que deberíamos marcharnos.- Trató de convencer a los demás la sacerdotisa. Había muchas cosas que no tenían sentido con aquella espada como para seguir pasándolas por alto.
-¿Marcharnos?. Tengo esta cosa mágica entre mis manos...Solo necesito un poco de ayuda para sacarla de la piedra y ya está. Quizá hemos tenido suerte y nuestros fracasados predecesores han ido haciendo saltar todas las trampas...Los dioses nos sonríen, aprovechémoslo.- Dijo la felina sin dejar de intentar sacar la espada de la piedra con tanta insistencia que su cara se había puesto roja por el esfuerzo. -Vamos sal...Eres mi pasaporte a una vida mejor...- Tiró con todas sus fuerzas una vez más y de repente la espada comenzó a moverse, muy poco pero perceptiblemente. Cath continuó motivada por aquello y entonces con un sonido seco la espada se partió en dos. Catherine acabó en el suelo dolorida por el golpe con la mitad inferior de la espada en la mano y la otra mitad quedó incrustada en la roca.
-¿Estás Bien Cath?-
-Auuuh, mi precioso culo...Como dueleee...- En ese momento se percató de lo ocurrido a la espada y miró a los demás pálida y sin entender qué rayos había pasado. Níniel no tardó en darse cuenta. Aquella espada no solo no era mágica si no que además era de una pésima calidad...Tal y como parecía aquello no era una cueva del tesoro si no un engaño.
-Salgamos de aquí ya...Deja ese trozo de metal inservible, no sirve ni como hoja de entrenamiento.- Instó a los demás y en especial a la gata que parecía que aún no acababa de creerse que su mejor posibilidad para curar su herida en la pierna no había sido más que un engaño.
En ese momento una roca del túnel de entrada comenzó a subir desde el suelo sellando su única ruta para volver al exterior en apenas un par de segundos, al mismo tiempo que desde el otro extremo de la gruta otra roca descendía dejando a la vista el paso a una segunda gruta bien iluminada y aparentemente mayor que aquella en la había estado la falsa espada curativa. De allí comenzaron a acercarse las figuras de varios individuos bastante corpulentos y con cara de pocos amigos y tras ellos tres figuras más. Níniel por desgracia reconocía a varios de ellos. Dos de los matones eran los jinetes que trataron de derribarla de trickster durante aquella carrera amañada unas noches atrás. Otra era la del jinete que supuestamente debía de haberla ganado y, como no, también estaba allí el pequeño y cabezón enano de ojos saltones que lo había orquestado todo. A su lado una figura femenina claramente aterrada que no se atrevía ni a levantar la miraba sollozaba de forma prácticamente silenciosa.
-Vaya, vaya. Esperaba que el pelinegro y esa gata ladrona incapaz de robar un simple libro cayeran en la trampa, pero no me esperaba que la elfa cayera también... y todos juntitos. Tenía otra cosa especial pensada para tí pero...tres pájaros de un tiro. Y luego dicen que los dioses no sonríen a los tipos como yo. Cogedlos muchachos...Y si se resisten, bueno, usad la imaginación.- Dijo aquel retaco esbozando una maquiavélica sonrisa de oreja a oreja de su enorme cabeza y con los ojos llenos de malicia. Sus matones no tardaron en obedecer gustosos sus instrucciones.
-Quizá esté atrapada, se supone que este sitio es peligroso y nadie que ha entrado ha salido...Puede que haya trampas- Respondió la peliblanca tratando de darse la mayor prisa posible para alcanzar a Bio y al mismo tiempo no tropezar con el desnivel y las piedras sueltas del suelo de la cueva. -Será mejor que nosotras también tengamos los ojos bien abiertos.-
-No te preocupes por eso, se me da bien evitar trampas y mecanismos de seguridad...Simplemente hazme caso si te digo que no te muevas.-
No tardaron en dar alcance al vampiro pelinegro que se había detenido al final del túnel, justo antes de que aquel estrecho camino en la roca comenzara a ensancharse para formar una especie de gruta natural. No era un lugar especialmente amplio ni el techo demasiado alto pero aún así era un espacio los suficiéntemente grande como para construir una casa modesta dentro de ella. Unas antorchas iluminaban la entrada y en el centro de la gruta una espada larga y reluciente como acabada de pulir y que de hecho parecía emitir luz propia descansaba parcialmente clavada en una roca blanca y rodeada de otros restos de piedra tallada del mismo color que destacaban con respecto al resto de la cueva. Parecía ser que en algún momento del pasado alguien construyó alguna especie de altar o algo parecido allí dentro tomándose la molestia de llevar los materiales desde otro lugar, eso significaba que debía de ser algo importante.
-No lo creo o la espada ya no estaría aquí...¿Ves algo extraño Cath?.- Fueron las palabras de la peliblanca ante la pregunta de Bio que debía de estar preguntando en voz alta simplemente porque su propia intuición le indicaba que algo no estaba bien en aquel lugar. De lo contrario, y como siempre, hubiese seguido corriendo hasta el objeto mágico y lo hubiese cogido sin más. -Por lo pronto los gritos de la mujer han cesado y no la veo por ninguna parte...Si vino por la espada debería estar aquí...-
-Yo no veo nada raro, ni cables, ni placas de presión...Y ni rastro de la escandalosa...Todo parece normal, salvo que la espada brilla...Me gustan las cosas que brillan, eso es que son valiosas...Sabía que era verdad, es la espada que cura todas las heridas.- Sentenció la pelirroja comenzando a avanzar hacia la espada sin pausa pero sin prisa y sin hacer mayor caso a la ausencia de la mujer que debía estar allí. Observaba con cautela en todo momento si sus movimientos causaban algún tipo de respuesta o accionaban algo y finalmente llegó hasta la espada y en silencio comenzó a examinarla con atención aunque con una sonrisa en la boca y los ojos rojizos brillando con expectación ante el botín que tenía delante. Pasó su lengua por su labio superior y empuñó la espada con una mano comenzando a tirar de ella. Al principio con cuidado, luego con fuerza y al final con ambas manos e incluso tratando de hacer mayor fuerza afianzando sus piernas a ambos lados del brillante filo del arma aunque ni siquiera así consiguió que la espada se moviera ni un solo centímetro.
-Esta cosa no sale...Niaaaah...Nada, está pegada a la roca- Indicó frustrada tras varios intentos sacando a la peliblanca de sus pensamientos, pues a pesar de estar pendiente de cómo le iba a su nueva amiga no podía dejar de pensar en lo extraño que resultaba que no hubiera señal alguna de la mujer que con sus gritos les había instado a entrar a la carrera. Mirase donde mirase aquella cueva no parecía tener más salida que el túnel por el que habían llegado.
-Aquí hay algo que no me encaja...Nada de trampas, ni rastro de la mujer...Esto es muy raro. Además hasta esta misma tarde no sabía nada de este sitio...Creo que deberíamos marcharnos.- Trató de convencer a los demás la sacerdotisa. Había muchas cosas que no tenían sentido con aquella espada como para seguir pasándolas por alto.
-¿Marcharnos?. Tengo esta cosa mágica entre mis manos...Solo necesito un poco de ayuda para sacarla de la piedra y ya está. Quizá hemos tenido suerte y nuestros fracasados predecesores han ido haciendo saltar todas las trampas...Los dioses nos sonríen, aprovechémoslo.- Dijo la felina sin dejar de intentar sacar la espada de la piedra con tanta insistencia que su cara se había puesto roja por el esfuerzo. -Vamos sal...Eres mi pasaporte a una vida mejor...- Tiró con todas sus fuerzas una vez más y de repente la espada comenzó a moverse, muy poco pero perceptiblemente. Cath continuó motivada por aquello y entonces con un sonido seco la espada se partió en dos. Catherine acabó en el suelo dolorida por el golpe con la mitad inferior de la espada en la mano y la otra mitad quedó incrustada en la roca.
-¿Estás Bien Cath?-
-Auuuh, mi precioso culo...Como dueleee...- En ese momento se percató de lo ocurrido a la espada y miró a los demás pálida y sin entender qué rayos había pasado. Níniel no tardó en darse cuenta. Aquella espada no solo no era mágica si no que además era de una pésima calidad...Tal y como parecía aquello no era una cueva del tesoro si no un engaño.
-Salgamos de aquí ya...Deja ese trozo de metal inservible, no sirve ni como hoja de entrenamiento.- Instó a los demás y en especial a la gata que parecía que aún no acababa de creerse que su mejor posibilidad para curar su herida en la pierna no había sido más que un engaño.
En ese momento una roca del túnel de entrada comenzó a subir desde el suelo sellando su única ruta para volver al exterior en apenas un par de segundos, al mismo tiempo que desde el otro extremo de la gruta otra roca descendía dejando a la vista el paso a una segunda gruta bien iluminada y aparentemente mayor que aquella en la había estado la falsa espada curativa. De allí comenzaron a acercarse las figuras de varios individuos bastante corpulentos y con cara de pocos amigos y tras ellos tres figuras más. Níniel por desgracia reconocía a varios de ellos. Dos de los matones eran los jinetes que trataron de derribarla de trickster durante aquella carrera amañada unas noches atrás. Otra era la del jinete que supuestamente debía de haberla ganado y, como no, también estaba allí el pequeño y cabezón enano de ojos saltones que lo había orquestado todo. A su lado una figura femenina claramente aterrada que no se atrevía ni a levantar la miraba sollozaba de forma prácticamente silenciosa.
-Vaya, vaya. Esperaba que el pelinegro y esa gata ladrona incapaz de robar un simple libro cayeran en la trampa, pero no me esperaba que la elfa cayera también... y todos juntitos. Tenía otra cosa especial pensada para tí pero...tres pájaros de un tiro. Y luego dicen que los dioses no sonríen a los tipos como yo. Cogedlos muchachos...Y si se resisten, bueno, usad la imaginación.- Dijo aquel retaco esbozando una maquiavélica sonrisa de oreja a oreja de su enorme cabeza y con los ojos llenos de malicia. Sus matones no tardaron en obedecer gustosos sus instrucciones.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
Mientras corría, escuchaba las conjeturas de la gata que si bien no eran nada sutiles, también podrían tener algo de razón, todos los gritos habían sonado muy similares, para la gravedad con que lo hacía, si estuviera en un peligro real ya estaría muerta o herida, el tono de sus gritos en un peligro real debería ir agudizándose o bajando sus fuerzas, sin embargo cada grito delataba que sus fuerzas o su salud no disminuían en absoluto, aunque para cuando llegamos al salón donde se encontraba la espada ya era demasiado tarde; tras afirmar que no existían señales de peligro la gata se lanzó a por la espada de manera muy imprudente -Hey, espera- Intenté alertarla pero ni alcanzó siquiera a escucharme y como una flecha avanzó hacia el lugar donde se encontraba su anhelado objeto -¿Cómo puede ser tan imprudente? Lanzarse a lo desconocido sin tener siquiera un plan es de dementes- Comenté a la elfa tras las acciones de la felina, y aunque la idea de la elfa me resultaba bastante sensata, era claro y evidente que su compañera no se iría sin completar su objetivo.
Me acerqué hacia el centro de la sala lentamente hasta estar a unos metros de la gata tan solo para ver cómo intentaba inútilmente -Parece... Temporalmente seguro... Una vez que la gata tenga la espada nos iremos; no creo que acepte irse sin ella y no vamos a abandonarla- Dije a Niniel esperando que la gata no escuchara mis palabras aunque estaba tan concentrada en lo suyo que seguro no me había escuchado; estaba por acercarme para ayudarle a sacarla cuando de pronto la espada se partió; el momento pareció transcurrir en cámara lenta, la vi caer mientras el sonido tintinante de la espada se hacía eco en mis oídos -¡Qué rayos!- Exclamé impresionado -¡¡Salgamos de aquí ahora mismo!!- Alerté mientras señalaba a la entrada aunque antes que pudiéramos siquiera comenzar a correr el paso hacia la salida fue bruscamente cerrado por una roca. Detuve mi carrera de apenas algunos pasos y saqué mis dagas mientras observaba en todas direcciones -Te dije que debíamos irnos de inmediato sin esperar a la gata- Le reproché a Niniel al estar cerca de ella.
No conseguía ver a ningún responsable de todo aquello pero eso cambió en apenas instantes, una nueva gruta se abrió del lado contrario dejando ver algunas figuras conocidas y una chica que al parecer era la causante de los gritos, aunque preferí no decir nada acerca de ella, en su lugar prefería molestar un poco al enano -Oh rayos, eres tú, el sujeto de... Emmm... Bueno... ¿Quién eres tú?- Esperaba encender su furia pues ya que estaba alejado y se escondería un rato tras sus hombres, al menos le haría daño a su orgullo -¿Eres el sujeto de los panquesitos? Te los pagaré, lo juro, no era necesario llegar a esto- Dije mientras corría de prisa para ponerme frente a la gata y evitar que llegaran a herirla en su momento de debilidad -Arriba gatita, no es tiempo de llorar- Le dije en tono burlón, ciertamente también me tocaría enfadarla, pero la ira es más útil que la tristeza en medio de una batalla y eran demasiados como para poder yo solo contra todos -¡No! Ya te recuerdo- Exclamé fuerte mientras estrellaba la palma de mi mano derecha contra mi frente -No sé cómo no te reconocí antes. Eres de la tripulación de Speer, pero ya no le debo, le pagué esta mañana- Seguí inventando nombres y situaciones para molestar al enano -No, espera, no sé quién eres... Es que tengo un “pequeño” problema para recordar rostros- Dije mientras me agachaba para esquivar el golpe de uno de los sujetos que habían llegado en primer lugar contra mí y contra la gata; di un rápido vistazo hacia atrás para asegurarme de que la gata se había recuperado del shock emocional y que Niniel estaba preparada para comenzar a hacer lo que sea que hace siempre.
Junté mis brazos al frente de mi rostro para bloquear un golpe del otro sujeto y al abrirlos mi rostro mostraba una media sonrisa -¿Están seguros que me conocen? Tal vez solo sea un “pequeño” malentendido- Dije resaltando de nuevo el adjetivo de pequeño para molestar al hombrecito, no atacaría al menos hasta tener un poco más de información acerca de lo que estaba sucediendo y quién era la sollozante mujer.
Me acerqué hacia el centro de la sala lentamente hasta estar a unos metros de la gata tan solo para ver cómo intentaba inútilmente -Parece... Temporalmente seguro... Una vez que la gata tenga la espada nos iremos; no creo que acepte irse sin ella y no vamos a abandonarla- Dije a Niniel esperando que la gata no escuchara mis palabras aunque estaba tan concentrada en lo suyo que seguro no me había escuchado; estaba por acercarme para ayudarle a sacarla cuando de pronto la espada se partió; el momento pareció transcurrir en cámara lenta, la vi caer mientras el sonido tintinante de la espada se hacía eco en mis oídos -¡Qué rayos!- Exclamé impresionado -¡¡Salgamos de aquí ahora mismo!!- Alerté mientras señalaba a la entrada aunque antes que pudiéramos siquiera comenzar a correr el paso hacia la salida fue bruscamente cerrado por una roca. Detuve mi carrera de apenas algunos pasos y saqué mis dagas mientras observaba en todas direcciones -Te dije que debíamos irnos de inmediato sin esperar a la gata- Le reproché a Niniel al estar cerca de ella.
No conseguía ver a ningún responsable de todo aquello pero eso cambió en apenas instantes, una nueva gruta se abrió del lado contrario dejando ver algunas figuras conocidas y una chica que al parecer era la causante de los gritos, aunque preferí no decir nada acerca de ella, en su lugar prefería molestar un poco al enano -Oh rayos, eres tú, el sujeto de... Emmm... Bueno... ¿Quién eres tú?- Esperaba encender su furia pues ya que estaba alejado y se escondería un rato tras sus hombres, al menos le haría daño a su orgullo -¿Eres el sujeto de los panquesitos? Te los pagaré, lo juro, no era necesario llegar a esto- Dije mientras corría de prisa para ponerme frente a la gata y evitar que llegaran a herirla en su momento de debilidad -Arriba gatita, no es tiempo de llorar- Le dije en tono burlón, ciertamente también me tocaría enfadarla, pero la ira es más útil que la tristeza en medio de una batalla y eran demasiados como para poder yo solo contra todos -¡No! Ya te recuerdo- Exclamé fuerte mientras estrellaba la palma de mi mano derecha contra mi frente -No sé cómo no te reconocí antes. Eres de la tripulación de Speer, pero ya no le debo, le pagué esta mañana- Seguí inventando nombres y situaciones para molestar al enano -No, espera, no sé quién eres... Es que tengo un “pequeño” problema para recordar rostros- Dije mientras me agachaba para esquivar el golpe de uno de los sujetos que habían llegado en primer lugar contra mí y contra la gata; di un rápido vistazo hacia atrás para asegurarme de que la gata se había recuperado del shock emocional y que Niniel estaba preparada para comenzar a hacer lo que sea que hace siempre.
Junté mis brazos al frente de mi rostro para bloquear un golpe del otro sujeto y al abrirlos mi rostro mostraba una media sonrisa -¿Están seguros que me conocen? Tal vez solo sea un “pequeño” malentendido- Dije resaltando de nuevo el adjetivo de pequeño para molestar al hombrecito, no atacaría al menos hasta tener un poco más de información acerca de lo que estaba sucediendo y quién era la sollozante mujer.
Bio
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
Atrapados en lo que dura un pestañeo Níniel rodó los ojos ante la jocosa bipolaridad del pelinegro que tan pronto quería hacerse el héroe caballeroso con las damas como culpaba a una dama de no haber abandonado a otra a su suerte. Al final sí que había al menos una trampa en aquella cueva que tal y como había sospechado desde el principio la sacerdotisa ofrecía una recompensa demasiado accesible como para ser cierta. Quizá en Sandorai donde sus habitantes eran mucho más respetuosos con los demás y mucho más abstraídos de la vileza de la codicia que solía mover al corazón de los humanos algo así podría haber sido cierto, ¿pero al lado de la mayor de las ciudades de los hombres?, incluso la piedra en la que se hallaba clavada la espada hubiese desaparecido hacía mucho para ser usada en alguna construcción o como piedra de molino para alguna de las granjas cercanas por muchas trampas que hubiera. Debería haber hecho caso a su instinto y la lógica en vez de haberse dejado arrastrar hasta allí, pues aquello olía mal incluso desde Lunargenta, pero en el fondo se había contagiado de las ganas de la pelirroja de que aquello fuera verdad y deseado también que por raro que sonase aquel cuento de la espada milagrosa fuera real. No por ella, si no por Catherine. Por desgracia, como solía ser habitual, con desearlo no bastaba y una vez más estaba metida en un buen lío. Si tan solo hubiese hecho caso a la mayor señal de que aquello iba a acabar mal, que no era otra que encontrarse con Bio.
-La hubieses esperado incluso aunque el techo se viniera abajo. Y fuíste tú quien se lanzó primero en pos de la voz una damisela en apuros a través de la oscuridad.- Le respondió la peliblanca a su amigo más por picarle que por echarle la culpa de algo. No era tiempo para acusar a nadie de nada en plan serio y de todos modos hacía mucho tiempo que esa clase de cosas no importaban dentro de la extraña aunque buena relación entre elfa y vampiro. Bio se lanzaba al peligro con buenas intenciones pero sin pensar demasiado y Níniel iba tras él y le ayudaba. Níniel se metía en un lío y Bio se ocupaba de demostrarle al lío que había escogido al objetivo equivocado...De algún modo funcionaba muy bien, al menos lo suficiente como para que ambos siguieran vivos.
Al menos enseguida supieron a quién se enfrentaban y bastaron las primeras palabras de aquel enano cabezón para saber por qué se había tomado tantas molestias para hacerles ir hasta allí. También sirvieron para dejar claro claro que los rumores que habían llevado a Bio a aquella cueva y el falso mapa del tesoro que había acabado en manos de Catherine habían sido parte de su plan para emboscarlos, aunque no que la gata conociera a la elfa peliblanca y la convenciera para ir también hasta allí. El enano pensaba que aquello había sido un golpe de suerte a su favor, pero lo cierto es que Níniel no lo tenía tan claro. Si en vez de estar allí con Bio y Cath hubiese sido víctima de esa otra cosa que tenían pensado para ella, y que le causaba un escalofrío por la espalda, hubiese estado sola y no acompañada por la mujer más rápida que había visto en mucho tiempo y un poderoso vampiro.
-Se-señor Casterly...Yo...El libro...Estaba muy vigilado, pero lo intenté y...- A la felina se le había pasado el shock de golpe al ver allí al enano de ojos claros e incluso parecía haberse olvidado del dolor en su trasero tras la caída. Parecía nerviosa y algo asustada, aunque mantenía cierta confianza en sí misma como para evitar al menos entrar en pánico. Confianza que creció al ver como el pelinegro pasaba a su lado y se colocaba entre ella y el grupo de fornidos matones a los que parecía no tener ningún miedo ya que incluso se permitió comenzar a hacer chistes de enanos uno tras otro como si quisiera que al aludido le diera algo por acumulación de rabia. Cosa que podría haber ocurrido en cualquier momento a juzgar por lo rojo que se puso el tal señor Casterly.
Lentamente y claramente sorprendida, Cath se levantó del suelo e intercaló miradas entre todos los allí presentes sin saber muy bien qué hacer en aquella situación, sentía temor por la reacción del enano y sus matones, incredulidad al mirar al vampiro y dudas al mirar hacia atrás a Níniel que aunque mantenía las distancias tampoco parecía especialmente asustada. De hecho negaba con la cabeza lentamente como si considerara inadecuada la actitud de Bio. Finalmente decidió retroceder hasta donde estaba la peliblanca, cerca de la salida bloqueada.
-Maldito estúpido...¿Acaso sabes con quién estás hablando?.-Espetó finalmente aquel pequeño hombrecillo fuera de sus casillas e incluso pateando el suelo y moviendo sus puños diminutos con rabia, resultando bastante cómico todo sea dicho.- Si te has olvidado de mí es que eres más tonto de lo que pareces...Que ya es decir. Soy Mace Casterly, media bajaciudad hace lo que yo le digo y la otra media no mueve ni una caja sin que yo lo sepa. Pero tú, ese niñato de los establos de la ciudad y esa putita elfa os creéis que podéis llegar y joderme los negocios e iros de rositas ¿Sabés cuánto dinero me hicísteis perder esa noche?...No lo recuperaría ni poniendo a trabajar a tu amiga, a esa ladrona pelirroja inútil y a esta fulana en mi burdel durante todo un año. Llevo tramando esto desde ese día. Me debéis mucho dinero y me lo voy a cobrar de un modo u otro.- Espetó furibundo y dando a entender a sus hombres que más les valía ponerse la pilas si no querían ser también objetivo de su ira.
-Pero señor Casterly...Me prometió que si le ayudabamos con esto me perdonaría y dejaría que mi mujer y yo nos fuésemos...- Se atrevió a decir aquel jinete que a pesar de sus notables habilidades a lomos de un caballo había trabajado aquella noche para el enano y trató por todos los medios a su alcance que Níniel no ganara la carrera. La mujer levantó un instante el rostro lleno de lágrimas y sorbió por la nariz pero lo único que vio fue como uno de los matones del enano enviaba al jinete al suelo de un fuerte puñetazo por orden de su jefe.
-Dije que me lo pensaría. Además tu mujer me hace ganar doscientas monedas por noche, es la mejor de mis chicas...Le pone más ganas a lo suyo que tú corriendo.- Se burló el hombrecillo que aprovechó la debilidad del jinete para propinarle varias patadas más desquitando su ira con él y causando que la mujer tratara de zafarse del matón que la sujetaba para socorrer al hombre de manera desesperada. -¿Ves?. Le pone ganas.- En ese momento una piedra blanquecina voló por el aire y fue a golpear al enano en la cara haciéndole sangrar ligeramente al acertarle justo entre ceja y ceja.
-No soy un puto objeto enano de mierda...Y nunca volveré a serlo. La gente que trata a las personas así me da asco.- Gritó la pelirroja tomando una segunda piedra y lanzándosela de nuevo con una gran puntería. Aquello hizo que un par de los que trataban de reducir a Bio comenzaran a perseguirla por el lugar pensando que así se ganarían la gratitud de su jefe, aunque a la gata le bastaron un par de acrobáticos movimientos para evitar que la tocaran.
Níniel por su parte se había mantenido en el mismo lugar desde que todo empezara y eso, unido a su aspecto dulce y delicado, la mantuvo alejada del peligro pues no parecía representar una amenaza para los matones como sí lo hacía el pelinegro. No obstante su aparente quietud no significaba que no estuviese haciendo algo, como pronto se vería. En silencio había elevado sus súplicas a los dioses del bosque mientras se concentraba, y tras ver cómo transcurría el enfrentamiento y decidir dónde sería de más ayuda empezó a actuar Para empezar cualquier golpe o herida que Bio o Catherine pudiesen recibir durante la lucha sanaría sola a pesar de la distancia entre él y la sacerdotisa. A continuación, y justo en el momento en el que la gata comenzó a hacer su parte, la joven elfa señaló a sus dos compañeros de forma casi imperceptible con el dedo índice de su mano derecha, pronto ambos comenzarían a disfrutar de un notable incremento de su agilidad y destreza con el que imponerse a sus rivales. Mientras, aquellos matones seguirían viéndola como una simple jovencita indefensa que no hacía nada, sin saber lo qué estaba pasando...
-La hubieses esperado incluso aunque el techo se viniera abajo. Y fuíste tú quien se lanzó primero en pos de la voz una damisela en apuros a través de la oscuridad.- Le respondió la peliblanca a su amigo más por picarle que por echarle la culpa de algo. No era tiempo para acusar a nadie de nada en plan serio y de todos modos hacía mucho tiempo que esa clase de cosas no importaban dentro de la extraña aunque buena relación entre elfa y vampiro. Bio se lanzaba al peligro con buenas intenciones pero sin pensar demasiado y Níniel iba tras él y le ayudaba. Níniel se metía en un lío y Bio se ocupaba de demostrarle al lío que había escogido al objetivo equivocado...De algún modo funcionaba muy bien, al menos lo suficiente como para que ambos siguieran vivos.
Al menos enseguida supieron a quién se enfrentaban y bastaron las primeras palabras de aquel enano cabezón para saber por qué se había tomado tantas molestias para hacerles ir hasta allí. También sirvieron para dejar claro claro que los rumores que habían llevado a Bio a aquella cueva y el falso mapa del tesoro que había acabado en manos de Catherine habían sido parte de su plan para emboscarlos, aunque no que la gata conociera a la elfa peliblanca y la convenciera para ir también hasta allí. El enano pensaba que aquello había sido un golpe de suerte a su favor, pero lo cierto es que Níniel no lo tenía tan claro. Si en vez de estar allí con Bio y Cath hubiese sido víctima de esa otra cosa que tenían pensado para ella, y que le causaba un escalofrío por la espalda, hubiese estado sola y no acompañada por la mujer más rápida que había visto en mucho tiempo y un poderoso vampiro.
-Se-señor Casterly...Yo...El libro...Estaba muy vigilado, pero lo intenté y...- A la felina se le había pasado el shock de golpe al ver allí al enano de ojos claros e incluso parecía haberse olvidado del dolor en su trasero tras la caída. Parecía nerviosa y algo asustada, aunque mantenía cierta confianza en sí misma como para evitar al menos entrar en pánico. Confianza que creció al ver como el pelinegro pasaba a su lado y se colocaba entre ella y el grupo de fornidos matones a los que parecía no tener ningún miedo ya que incluso se permitió comenzar a hacer chistes de enanos uno tras otro como si quisiera que al aludido le diera algo por acumulación de rabia. Cosa que podría haber ocurrido en cualquier momento a juzgar por lo rojo que se puso el tal señor Casterly.
Lentamente y claramente sorprendida, Cath se levantó del suelo e intercaló miradas entre todos los allí presentes sin saber muy bien qué hacer en aquella situación, sentía temor por la reacción del enano y sus matones, incredulidad al mirar al vampiro y dudas al mirar hacia atrás a Níniel que aunque mantenía las distancias tampoco parecía especialmente asustada. De hecho negaba con la cabeza lentamente como si considerara inadecuada la actitud de Bio. Finalmente decidió retroceder hasta donde estaba la peliblanca, cerca de la salida bloqueada.
-Maldito estúpido...¿Acaso sabes con quién estás hablando?.-Espetó finalmente aquel pequeño hombrecillo fuera de sus casillas e incluso pateando el suelo y moviendo sus puños diminutos con rabia, resultando bastante cómico todo sea dicho.- Si te has olvidado de mí es que eres más tonto de lo que pareces...Que ya es decir. Soy Mace Casterly, media bajaciudad hace lo que yo le digo y la otra media no mueve ni una caja sin que yo lo sepa. Pero tú, ese niñato de los establos de la ciudad y esa putita elfa os creéis que podéis llegar y joderme los negocios e iros de rositas ¿Sabés cuánto dinero me hicísteis perder esa noche?...No lo recuperaría ni poniendo a trabajar a tu amiga, a esa ladrona pelirroja inútil y a esta fulana en mi burdel durante todo un año. Llevo tramando esto desde ese día. Me debéis mucho dinero y me lo voy a cobrar de un modo u otro.- Espetó furibundo y dando a entender a sus hombres que más les valía ponerse la pilas si no querían ser también objetivo de su ira.
-Pero señor Casterly...Me prometió que si le ayudabamos con esto me perdonaría y dejaría que mi mujer y yo nos fuésemos...- Se atrevió a decir aquel jinete que a pesar de sus notables habilidades a lomos de un caballo había trabajado aquella noche para el enano y trató por todos los medios a su alcance que Níniel no ganara la carrera. La mujer levantó un instante el rostro lleno de lágrimas y sorbió por la nariz pero lo único que vio fue como uno de los matones del enano enviaba al jinete al suelo de un fuerte puñetazo por orden de su jefe.
-Dije que me lo pensaría. Además tu mujer me hace ganar doscientas monedas por noche, es la mejor de mis chicas...Le pone más ganas a lo suyo que tú corriendo.- Se burló el hombrecillo que aprovechó la debilidad del jinete para propinarle varias patadas más desquitando su ira con él y causando que la mujer tratara de zafarse del matón que la sujetaba para socorrer al hombre de manera desesperada. -¿Ves?. Le pone ganas.- En ese momento una piedra blanquecina voló por el aire y fue a golpear al enano en la cara haciéndole sangrar ligeramente al acertarle justo entre ceja y ceja.
-No soy un puto objeto enano de mierda...Y nunca volveré a serlo. La gente que trata a las personas así me da asco.- Gritó la pelirroja tomando una segunda piedra y lanzándosela de nuevo con una gran puntería. Aquello hizo que un par de los que trataban de reducir a Bio comenzaran a perseguirla por el lugar pensando que así se ganarían la gratitud de su jefe, aunque a la gata le bastaron un par de acrobáticos movimientos para evitar que la tocaran.
Níniel por su parte se había mantenido en el mismo lugar desde que todo empezara y eso, unido a su aspecto dulce y delicado, la mantuvo alejada del peligro pues no parecía representar una amenaza para los matones como sí lo hacía el pelinegro. No obstante su aparente quietud no significaba que no estuviese haciendo algo, como pronto se vería. En silencio había elevado sus súplicas a los dioses del bosque mientras se concentraba, y tras ver cómo transcurría el enfrentamiento y decidir dónde sería de más ayuda empezó a actuar Para empezar cualquier golpe o herida que Bio o Catherine pudiesen recibir durante la lucha sanaría sola a pesar de la distancia entre él y la sacerdotisa. A continuación, y justo en el momento en el que la gata comenzó a hacer su parte, la joven elfa señaló a sus dos compañeros de forma casi imperceptible con el dedo índice de su mano derecha, pronto ambos comenzarían a disfrutar de un notable incremento de su agilidad y destreza con el que imponerse a sus rivales. Mientras, aquellos matones seguirían viéndola como una simple jovencita indefensa que no hacía nada, sin saber lo qué estaba pasando...
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
De alguna forma, tratar de picar a la elfa y recibir sus ácidos comentarios se habían convertido en parte de nuestra relación y aunque a veces parecíamos rozar los límites de la tolerancia ninguno terminaba realmente enojado, incluso en algún momento y bajo las circunstancias apropiadas, una discusión de esas podría fácilmente despistar a algún enemigo para sacarlos de algún problema o al menos ganar tiempo en situaciones difíciles; la gata se había levantado con premura y algo de espanto ante la llegada del enano quien parecía ser más influyente de lo que yo hubiera imaginado -Ah, claro, disculpe, señor Pastefly, no sé cómo no lo reconocí- Respondí después de haber escuchado su nombre de boca de la temerosa gata -Es que soy nuevo en la ciudad y claramente no estoy a la “altura” de la situación- Aclaré en tono chocante aunque luego la conversación tomaría una vía más seria.
Tanto el jinete como su mujer parecían estar en la peor situación, a pesar de ser nosotros quienes habíamos resultado emboscados, éramos libres de hacer lo que mejor nos pareciera, sin embargo el pobre hombre parecía llevar tiempo forzado a obedecer, cosa que empezó a molestarme, aunque no tanto como las palabras de arrogancia del enano que lo que le faltaba en altura le sobraba en altanería, apreté los puños mientras pateaba al pobre hombre mientras la mujer trataba de zafarse aunque sin éxito; estaba a punto de lanzarme contra el enano sin importarme nada más cuando una piedra voló hasta estrellarse con la cara del enano, lo cual causó la rápida reacción de los sujetos que hasta ahora me habían bloqueado el paso, los cuales fueron en busca de la gata, miré de reojo cómo ésta se movía alejando a los sujetos de Niniel; al mirar al frente me vi sin mayor interferencia para ir contra el enano, aunque sabía que cualquier intento de acercarme deliberadamente tendría consecuencias para la chica y el jinete, tal vez le harían daño para forzarlo a hacer algo, así que de momento lo mejor era tratar de ponerlo de nuestro lado liberando a la mujer.
Justo en el momento más necesario una cálida sensación comenzó a recorrer mi piel dándome la sensación de ser más ligero, sonreí pensando que debía tratarse de la magia de Niniel, confiando en ella me lancé al ataque contra el enano en una vertiginosa carrera esperando hacerlo retroceder ante el susto -¡¡Detente!!- Dijo el matón que sostenía a la mujer mientras la apretaba con fuerza sosteniendo un cuchillo en su cuello -¡Detente o la mataré!- Continuó mientras hundía lentamente la hoja metálica dibujando una delgada línea roja en el cuello pálido de la mujer -¡¡NO!!-[1] Grité cambiando repentinamente de dirección, el plan desde el inicio había sido ir contra él, aquello, más que un simple grito había sido una especie de onda mágica la cual haría que el sujeto se sintiera acobardado e incapaz de acabar su acción, esperaba que el efecto fuera menos grave en la mujer que seguramente también se vería afectada, sin embargo aquello ya no dependía de mí y por lo menos sirvió para que la mujer aterrada se dejara caer al suelo saliendo fácilmente de los brazos del sujeto que la sostenía y que ahora me miraba sin saber exactamente qué hacer, aunque yo sí lo sabía, aún sin detenerme salté sobre él llevándolo al piso; pegué su cabeza al suelo un par de veces antes de morder su cuello con brutal salvajismo.
No sabía desde qué momento había perdido el control de mis actos pero no me detuve hasta arrancar varios pedazos de su cuello causando que su cabeza apenas pudiera sostenerse pegada al resto de su cuerpo, me levanté limpiando con el brazo la sangre que bañaba desde mi boca hacia abajo, todo se veía borroso y no podía sentir mi cuerpo así que me di un puñetazo en la frente y agité la cabeza a los lados para recuperar la cordura, luego me acerqué a la mujer para ayudarla a levantarse pero ésta estaba aterrada y en lugar de dejarse ayudar prefirió arrastrase hasta llegar torpemente a los pies del enano, tal vez mi plan no había salido tan bien como esperaba, además ahora que estaba más calmado podía sentir algunas contusiones en los costados, seguramente en el descontrol no había notado que el sujeto consiguió darme algunos golpes mientras estaba sobre él y no los había sentido al momento sino hasta ahora.
Tanto el jinete como su mujer parecían estar en la peor situación, a pesar de ser nosotros quienes habíamos resultado emboscados, éramos libres de hacer lo que mejor nos pareciera, sin embargo el pobre hombre parecía llevar tiempo forzado a obedecer, cosa que empezó a molestarme, aunque no tanto como las palabras de arrogancia del enano que lo que le faltaba en altura le sobraba en altanería, apreté los puños mientras pateaba al pobre hombre mientras la mujer trataba de zafarse aunque sin éxito; estaba a punto de lanzarme contra el enano sin importarme nada más cuando una piedra voló hasta estrellarse con la cara del enano, lo cual causó la rápida reacción de los sujetos que hasta ahora me habían bloqueado el paso, los cuales fueron en busca de la gata, miré de reojo cómo ésta se movía alejando a los sujetos de Niniel; al mirar al frente me vi sin mayor interferencia para ir contra el enano, aunque sabía que cualquier intento de acercarme deliberadamente tendría consecuencias para la chica y el jinete, tal vez le harían daño para forzarlo a hacer algo, así que de momento lo mejor era tratar de ponerlo de nuestro lado liberando a la mujer.
Justo en el momento más necesario una cálida sensación comenzó a recorrer mi piel dándome la sensación de ser más ligero, sonreí pensando que debía tratarse de la magia de Niniel, confiando en ella me lancé al ataque contra el enano en una vertiginosa carrera esperando hacerlo retroceder ante el susto -¡¡Detente!!- Dijo el matón que sostenía a la mujer mientras la apretaba con fuerza sosteniendo un cuchillo en su cuello -¡Detente o la mataré!- Continuó mientras hundía lentamente la hoja metálica dibujando una delgada línea roja en el cuello pálido de la mujer -¡¡NO!!-[1] Grité cambiando repentinamente de dirección, el plan desde el inicio había sido ir contra él, aquello, más que un simple grito había sido una especie de onda mágica la cual haría que el sujeto se sintiera acobardado e incapaz de acabar su acción, esperaba que el efecto fuera menos grave en la mujer que seguramente también se vería afectada, sin embargo aquello ya no dependía de mí y por lo menos sirvió para que la mujer aterrada se dejara caer al suelo saliendo fácilmente de los brazos del sujeto que la sostenía y que ahora me miraba sin saber exactamente qué hacer, aunque yo sí lo sabía, aún sin detenerme salté sobre él llevándolo al piso; pegué su cabeza al suelo un par de veces antes de morder su cuello con brutal salvajismo.
No sabía desde qué momento había perdido el control de mis actos pero no me detuve hasta arrancar varios pedazos de su cuello causando que su cabeza apenas pudiera sostenerse pegada al resto de su cuerpo, me levanté limpiando con el brazo la sangre que bañaba desde mi boca hacia abajo, todo se veía borroso y no podía sentir mi cuerpo así que me di un puñetazo en la frente y agité la cabeza a los lados para recuperar la cordura, luego me acerqué a la mujer para ayudarla a levantarse pero ésta estaba aterrada y en lugar de dejarse ayudar prefirió arrastrase hasta llegar torpemente a los pies del enano, tal vez mi plan no había salido tan bien como esperaba, además ahora que estaba más calmado podía sentir algunas contusiones en los costados, seguramente en el descontrol no había notado que el sujeto consiguió darme algunos golpes mientras estaba sobre él y no los había sentido al momento sino hasta ahora.
Offrol [1] Habilidad de nivel 3: El Miedo que acecha
Bio
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
Tras los primeros intercambios de golpes y movimientos quedó patente que la situación, dentro de su gravedad, no pintaba tan mal para el grupo de aventureros como podía haber parecido en un principio. Los matones del enano les superaban en número y en tamaño. sí, pero a pesar de ello no lograban imponerse. La fuerza bruta de la que sin duda iban sobrados no servía de nada cuando trataban de hacerla servir contra una felina que se movía a tal velocidad que apenas podía verse una mancha rojiza alrededor de dos de aquellos sujetos. Y mientras se hallaban distraídos, Bio tenía vía libre para encarar al enano y a los otros dos matones que le flanqueaban, lo que a priori parecía ser una situación favorable al pelinegro cuya naturaleza debía de resultar desconocida para el tal Casterly igual que las aptitudes mágicas de la elfa peliblanca. De haber sabido que se enfrentaba a un vampiro y a una sacerdotisa seguramente hubiese llevado más secuaces a aquella emboscada que a pesar de todas las molestias que se había tomado en preparar parecía estar escapando a su control.
Disfrutando de una agilidad y rapidez mejoradas momentáneamente, Catherine pronto comenzó a no limitarse únicamente a molestar a sus adversarios y marearlos para que no estorbaran. Sintiéndose tan segura de sí misma y tan rápida como cuando sus dos piernas estaban totalmente sanas no tardó en sacar sus garras e intercalar rápidos zarpazos entre sus maniobras de evasión casi circenses. Carecía de la fuerza como para causar graves desgarros y daños pero antes de que los matones que la perseguían se dieran cuenta sus ropas estaban hechas jirones y sus cuerpos llenos de pequeños cortes y arañazos que comenzaban a minar su resistencia y causaban que sus golpes y movimientos cada vez fueran más lentos y previsibles, lo que a su vez se tradujo en más cortes, decantando aquel enfrentamiento a favor de la felina. La pelirroja no podría negar que estaba disfrutando de aquel juego, pues la sonrisa en su boca no dejaba lugar a dudas de lo atrás que había dejado el miedo en cuanto la magia de Níniel comenzó a actuar sobre ella.
Por su parte, Bio se lanzó en un ataque directo y fulgurante contra el enano cuya tez se puso blanca del susto al verse desprotegido ante la carga del pelinegro de mirada feroz. Sin duda incluso un niño cuya edad hubiese llegado ya a los dos dígitos lo tendría fácil para vapulear a aquel hombrecillo de encontrárselo solo, sin sus matones, ni que decir tiene un adulto sano y fuerte y desde luego para Bio sería poco más que un ratoncito ante una sierpe emperador. Apenas había recorrido el vampiro la mitad de la distancia que les separaba y aquel "señor de los bajos fondos" ya había caído de culo al suelo al tratar de retroceder con aquellas piernas tan cortas. Solo la intervención de uno de sus secuaces evitó que el pelinegro le diera alcance, aunque lo que pasó a continuación no solo causó que el enano se meara encima, si no que heló la sangre a todos los allí presentes, incluida Níniel.
La elfa sabía que Bio era uno de los malditos por la sangre del dragón de luz. Por ello sabía que a pesar de ser una buena persona, o al menos de intentar serlo, no se alimentaba de agua y manzanas frescas precisamente, Como todos los vampiros necesitaría sangre para vivir e incluso para mantener las fuerzas, sangre de alguna de las razas inteligentes de Aerandir concretamente. De hecho no era la primera vez que le veía morder a alguien, ni siquiera la primera vez que lo veía enfadado y fuera de sí...Pero nunca como en aquella ocasión. El modo de atacar, de morder no para alimentarse si no para matar, la oscuridad en su mirada...Casi parecía más un animal rabioso que una persona. Realmente daba miedo. Con razón la mujer del jinete no tomó la mano que le tendía y trató de buscar refugio en aquel miserable enano a pesar de lo que había hecho y no en el sangriento pelinegro.
Claro que Casterly no estaba precisamente por la labor de ayudarla a ella ni a nadie que no fuera él mismo. Sin pensárselo dos veces el último matón que quedaba salió corriendo tratando de alcanzar la caverna por la que habían llegado gritando de puro terror y dejando allí a su jefe, olvidándose del supuesto respeto que debía mostrarle y actuando solo por puro instinto de supervivencia y por el miedo más absoluto. Ni siquiera los gritos del enano prometiendo una enorme suma de dinero lograron que se girara siquiera. -Maldito hijo de puta cobarde...Oye...No sabía que fueras un...Ya sabes...Podemos solucionar esto como personas ¿no?. Te perdono la deuda...!No! te pagaré. Tengo mucho oro, contactos...Saldrás ganando...- Trató de negociar a la desesperada buscando salvar el pellejo en el último momento mientras retrocedía arrastrándose por el suelo para alejarse del vampiro, ignorando totalmente a la que unos instantes antes era "su mejor chica", la cual que ante aquel último desprecio se abalanzó sobre el cuerpo del jinete inmóvil en el suelo, sollozando sobre su camisa como si se preparara para lo peor.
-¿Bio?. ¿Estás bien?.- Preguntó la peliblanca a su amigo dándose cuenta de que parecía haber podido controlarse tras su bestial ataque pero no muy segura de que no tratara de lanzar otro como el anterior. -La estás asustando, está bien, tranquilízate y échate hacia atrás.- Le pidió con su siempre melodioso tono de voz preocupada tanto por aquella pareja como por el propio Bio, no quería que tuviera que arrepentirse luego de lo que hiciera en aquel estado de frenesí. -Casterly, ya no te quedan matones tras los que hacerte el tipo duro y amenazarnos a mi y a mis amigos...Ya has visto lo que pasa cuando nos enfadas...Quédate ahí, dinos cómo salir de aquí y te entregaremos a la guardia...- Propuso con la intención de acabar ya con todo aquello.
-Así que tú...Te hace caso...Es como un perro de presa pero mucho mejor...¿Qué me dices elfa?. Te cubriré de oro si trabajas para mí...- Siguió ofreciendo mientras se arrastraba, esta vez a la peliblanca, al pensar equivocadamente que Bio la hacía caso. Aquello sí que tenía gracia. Como mucho la escuchaba y ponía oídos a lo que la joven sacerdotisa decía...pero de ahí a obedecerla...Ojalá. Eso les hubiese ahorrado muchos problemas en el pasado. -Vamos...No te faltará de nada, seguro que a alguien como tú le gustan las cosas caras, un collar de esmeraldas quedaría precioso en tu cuello...- Continuó sin que la peliblanca prestara mayor atención a sus ofrecimientos, aunque tenía razón al decir que el verde le sentaba bien. Entonces, pensando que estaba ya lo suficientemente alejado del peligroso vampiro, metió una mano en su bolsillo y sacó de él una gema de color rosado que apuntó hacia Bio cambiando su cara de súplica por una de superioridad y comenzando a apretar la gema como si se supusiera que debía de hacer algo...Aunque no pasaba absolutamente nada lo que volvió a hacer que su cara cambiara. -Vamos funciona maldito trasto...funciona...- Maldijo toqueteándola con prisas hasta que el cristal se le escurrió de sus atrofiados dedos cayendo al suelo y haciéndose pedazos, levantando una voluta de humo allí donde había golpeado la roca. -Ummm...solo era una broma...La oferta sigue en pié...-
-Pero tú no, retaco...Parece que no quieres colaborar...Crees que el vampiro es malo...Pues espera a ver lo que pasa cuando yo me enfado.- Dijo la pelirroja acercándose al enano aunque manteniendo cierta distancia con Bio en el proceso. -Esto va a ser divertido...Para mi. Para ti no tanto.-
Estaba ya sobre el enano cuando el suelo bajo sus pies comenzó a combarse hacia arriba, a crecer como si algo bajo el suelo estuviera saliendo a la superficie justo bajo sus botas de cuero negro. Sorprendida saltó hacia atrás bajándose del cada vez más alto montículo que se había formado justo donde la gema rosada se había hecho añicos. Fuera lo que fuera no paró de crecer hasta llegar a los casi cuatro metros de altura, casi hasta el techo de la cueva, y entonces el montículo de roca comenzó a cobrar forma. Níniel había visto algo similar entre su gente, sabía perfectamente de qué se trataba, reconocía aquel proceso de formación, y no eran buenas noticias, incluso el enano parecía sorprendido ante aquello. Como si una sola palabra bastara para explicarlo todo Níniel gritó:
-!GOLEM!-
Disfrutando de una agilidad y rapidez mejoradas momentáneamente, Catherine pronto comenzó a no limitarse únicamente a molestar a sus adversarios y marearlos para que no estorbaran. Sintiéndose tan segura de sí misma y tan rápida como cuando sus dos piernas estaban totalmente sanas no tardó en sacar sus garras e intercalar rápidos zarpazos entre sus maniobras de evasión casi circenses. Carecía de la fuerza como para causar graves desgarros y daños pero antes de que los matones que la perseguían se dieran cuenta sus ropas estaban hechas jirones y sus cuerpos llenos de pequeños cortes y arañazos que comenzaban a minar su resistencia y causaban que sus golpes y movimientos cada vez fueran más lentos y previsibles, lo que a su vez se tradujo en más cortes, decantando aquel enfrentamiento a favor de la felina. La pelirroja no podría negar que estaba disfrutando de aquel juego, pues la sonrisa en su boca no dejaba lugar a dudas de lo atrás que había dejado el miedo en cuanto la magia de Níniel comenzó a actuar sobre ella.
Por su parte, Bio se lanzó en un ataque directo y fulgurante contra el enano cuya tez se puso blanca del susto al verse desprotegido ante la carga del pelinegro de mirada feroz. Sin duda incluso un niño cuya edad hubiese llegado ya a los dos dígitos lo tendría fácil para vapulear a aquel hombrecillo de encontrárselo solo, sin sus matones, ni que decir tiene un adulto sano y fuerte y desde luego para Bio sería poco más que un ratoncito ante una sierpe emperador. Apenas había recorrido el vampiro la mitad de la distancia que les separaba y aquel "señor de los bajos fondos" ya había caído de culo al suelo al tratar de retroceder con aquellas piernas tan cortas. Solo la intervención de uno de sus secuaces evitó que el pelinegro le diera alcance, aunque lo que pasó a continuación no solo causó que el enano se meara encima, si no que heló la sangre a todos los allí presentes, incluida Níniel.
La elfa sabía que Bio era uno de los malditos por la sangre del dragón de luz. Por ello sabía que a pesar de ser una buena persona, o al menos de intentar serlo, no se alimentaba de agua y manzanas frescas precisamente, Como todos los vampiros necesitaría sangre para vivir e incluso para mantener las fuerzas, sangre de alguna de las razas inteligentes de Aerandir concretamente. De hecho no era la primera vez que le veía morder a alguien, ni siquiera la primera vez que lo veía enfadado y fuera de sí...Pero nunca como en aquella ocasión. El modo de atacar, de morder no para alimentarse si no para matar, la oscuridad en su mirada...Casi parecía más un animal rabioso que una persona. Realmente daba miedo. Con razón la mujer del jinete no tomó la mano que le tendía y trató de buscar refugio en aquel miserable enano a pesar de lo que había hecho y no en el sangriento pelinegro.
Claro que Casterly no estaba precisamente por la labor de ayudarla a ella ni a nadie que no fuera él mismo. Sin pensárselo dos veces el último matón que quedaba salió corriendo tratando de alcanzar la caverna por la que habían llegado gritando de puro terror y dejando allí a su jefe, olvidándose del supuesto respeto que debía mostrarle y actuando solo por puro instinto de supervivencia y por el miedo más absoluto. Ni siquiera los gritos del enano prometiendo una enorme suma de dinero lograron que se girara siquiera. -Maldito hijo de puta cobarde...Oye...No sabía que fueras un...Ya sabes...Podemos solucionar esto como personas ¿no?. Te perdono la deuda...!No! te pagaré. Tengo mucho oro, contactos...Saldrás ganando...- Trató de negociar a la desesperada buscando salvar el pellejo en el último momento mientras retrocedía arrastrándose por el suelo para alejarse del vampiro, ignorando totalmente a la que unos instantes antes era "su mejor chica", la cual que ante aquel último desprecio se abalanzó sobre el cuerpo del jinete inmóvil en el suelo, sollozando sobre su camisa como si se preparara para lo peor.
-¿Bio?. ¿Estás bien?.- Preguntó la peliblanca a su amigo dándose cuenta de que parecía haber podido controlarse tras su bestial ataque pero no muy segura de que no tratara de lanzar otro como el anterior. -La estás asustando, está bien, tranquilízate y échate hacia atrás.- Le pidió con su siempre melodioso tono de voz preocupada tanto por aquella pareja como por el propio Bio, no quería que tuviera que arrepentirse luego de lo que hiciera en aquel estado de frenesí. -Casterly, ya no te quedan matones tras los que hacerte el tipo duro y amenazarnos a mi y a mis amigos...Ya has visto lo que pasa cuando nos enfadas...Quédate ahí, dinos cómo salir de aquí y te entregaremos a la guardia...- Propuso con la intención de acabar ya con todo aquello.
-Así que tú...Te hace caso...Es como un perro de presa pero mucho mejor...¿Qué me dices elfa?. Te cubriré de oro si trabajas para mí...- Siguió ofreciendo mientras se arrastraba, esta vez a la peliblanca, al pensar equivocadamente que Bio la hacía caso. Aquello sí que tenía gracia. Como mucho la escuchaba y ponía oídos a lo que la joven sacerdotisa decía...pero de ahí a obedecerla...Ojalá. Eso les hubiese ahorrado muchos problemas en el pasado. -Vamos...No te faltará de nada, seguro que a alguien como tú le gustan las cosas caras, un collar de esmeraldas quedaría precioso en tu cuello...- Continuó sin que la peliblanca prestara mayor atención a sus ofrecimientos, aunque tenía razón al decir que el verde le sentaba bien. Entonces, pensando que estaba ya lo suficientemente alejado del peligroso vampiro, metió una mano en su bolsillo y sacó de él una gema de color rosado que apuntó hacia Bio cambiando su cara de súplica por una de superioridad y comenzando a apretar la gema como si se supusiera que debía de hacer algo...Aunque no pasaba absolutamente nada lo que volvió a hacer que su cara cambiara. -Vamos funciona maldito trasto...funciona...- Maldijo toqueteándola con prisas hasta que el cristal se le escurrió de sus atrofiados dedos cayendo al suelo y haciéndose pedazos, levantando una voluta de humo allí donde había golpeado la roca. -Ummm...solo era una broma...La oferta sigue en pié...-
-Pero tú no, retaco...Parece que no quieres colaborar...Crees que el vampiro es malo...Pues espera a ver lo que pasa cuando yo me enfado.- Dijo la pelirroja acercándose al enano aunque manteniendo cierta distancia con Bio en el proceso. -Esto va a ser divertido...Para mi. Para ti no tanto.-
Estaba ya sobre el enano cuando el suelo bajo sus pies comenzó a combarse hacia arriba, a crecer como si algo bajo el suelo estuviera saliendo a la superficie justo bajo sus botas de cuero negro. Sorprendida saltó hacia atrás bajándose del cada vez más alto montículo que se había formado justo donde la gema rosada se había hecho añicos. Fuera lo que fuera no paró de crecer hasta llegar a los casi cuatro metros de altura, casi hasta el techo de la cueva, y entonces el montículo de roca comenzó a cobrar forma. Níniel había visto algo similar entre su gente, sabía perfectamente de qué se trataba, reconocía aquel proceso de formación, y no eran buenas noticias, incluso el enano parecía sorprendido ante aquello. Como si una sola palabra bastara para explicarlo todo Níniel gritó:
-!GOLEM!-
- El golem:
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Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
Mi vista se encontraba un poco nublada e incluso, me sentía ligeramente mareado, aunque aquello pasaría inadvertido ante el molesto enano que parecía un pequeño ratón asustado, me quedé parado sin dar un solo paso hasta recobrar el control de mi cuerpo observando al hombrecito con ira; sus palabras no hicieron sino empeorar la situación -¿Crees que me interesa tu dinero?- Contesté con una voz que a causa del mismo enojo lucía más tétrica, tal vez involuntariamente cargada de magia o tal vez simple acción de la furia interior, sus ofertas no mejoraban en absoluto la situación y habría saltado a despedazarlo de no ser por la oportuna voz de la elfa a la cual prácticamente había olvidado al concentrarme tanto en el enano; giré para ver a la peliblanca aunque no alcancé a responderle, aunque efectivamente retrocedí un par de pasos al ver el rostro aterrado de la chica en el suelo, cosa que sí notó el astuto Casterly quien sin duda cambió su estrategia para tratar de convencer ahora a la elfa por pensar que ella podría controlarme ¿Podría?
Apreté de nuevo los puños al escuchar aquello “Perro de presa”, sin duda tenía una boca demasiado grande para ese cuerpo tan pequeño aunque de nuevo se evitó que pasara algo peor cuando la gata se acercó al enano haciéndome desistir de cualquier impulso; alcé una ceja ante las fanfarronadas de la gata, parecía presumir ahora que el enano estaba más que indefenso y yo no me opondría a eso, más bien aprovecharía la distracción para retroceder y recostarme a la pared unos instantes y calmarme un poco.
Por lo general, y más últimamente, había tratado de evitar alimentarme de cualquiera, desde casi perder el control con la cazadora en Roilkat, tenía cierto miedo a alimentarme, tal vez desde antes incluso, pero ese evento me había producido una fobia a perder el control, y esa misma fobia era lo que me había llevado a la situación actual, al pasar tiempo sin alimentarme terminaba siendo más agresivo, lo cual era un problema que debía resolver antes que terminara atacando a algún aliado o haciendo algo de lo que tuviera que arrepentirme, me encontraba perdido en mis pensamientos cuando un golpe en el suelo me hizo volver, miré con cierta duda pensando que solo sería mi imaginación pero inexplicablemente el suelo bajo los pies del enano comenzó a levantarse siendo en apenas instantes un puño de arena y roca que no paraba de ascender -¿Qué... Es.. Eso?- Murmuré mientras levantaba la vista siguiendo el movimiento ascendente e imparable de aquella cosa.
El grito de la elfa sirvió para dar una idea de la nueva amenaza -¿Gólem?- Susurré extrañado, recordaba que en mi único encuentro con aquellos guardianes de arcilla, no había conseguido dañar a ninguno, por lo que esta vez ni siquiera intentaría golpearlo, mi magia de voz tampoco había funcionado al ser seres sin una mente que dañar, entonces ¿Cómo enfrentar a esa cosa? -¿Cuál es el plan? Intrépida líder- Pregunté a Niniel aceptando que no tenía ni la más remota idea de cómo vencer a esa cosa, lo único que de momento se me ocurría era lanzarle la cueva encima y sepultarlo como a los guardianes de arcilla, pero ¿Cómo hacerlo?
Apreté de nuevo los puños al escuchar aquello “Perro de presa”, sin duda tenía una boca demasiado grande para ese cuerpo tan pequeño aunque de nuevo se evitó que pasara algo peor cuando la gata se acercó al enano haciéndome desistir de cualquier impulso; alcé una ceja ante las fanfarronadas de la gata, parecía presumir ahora que el enano estaba más que indefenso y yo no me opondría a eso, más bien aprovecharía la distracción para retroceder y recostarme a la pared unos instantes y calmarme un poco.
Por lo general, y más últimamente, había tratado de evitar alimentarme de cualquiera, desde casi perder el control con la cazadora en Roilkat, tenía cierto miedo a alimentarme, tal vez desde antes incluso, pero ese evento me había producido una fobia a perder el control, y esa misma fobia era lo que me había llevado a la situación actual, al pasar tiempo sin alimentarme terminaba siendo más agresivo, lo cual era un problema que debía resolver antes que terminara atacando a algún aliado o haciendo algo de lo que tuviera que arrepentirme, me encontraba perdido en mis pensamientos cuando un golpe en el suelo me hizo volver, miré con cierta duda pensando que solo sería mi imaginación pero inexplicablemente el suelo bajo los pies del enano comenzó a levantarse siendo en apenas instantes un puño de arena y roca que no paraba de ascender -¿Qué... Es.. Eso?- Murmuré mientras levantaba la vista siguiendo el movimiento ascendente e imparable de aquella cosa.
El grito de la elfa sirvió para dar una idea de la nueva amenaza -¿Gólem?- Susurré extrañado, recordaba que en mi único encuentro con aquellos guardianes de arcilla, no había conseguido dañar a ninguno, por lo que esta vez ni siquiera intentaría golpearlo, mi magia de voz tampoco había funcionado al ser seres sin una mente que dañar, entonces ¿Cómo enfrentar a esa cosa? -¿Cuál es el plan? Intrépida líder- Pregunté a Niniel aceptando que no tenía ni la más remota idea de cómo vencer a esa cosa, lo único que de momento se me ocurría era lanzarle la cueva encima y sepultarlo como a los guardianes de arcilla, pero ¿Cómo hacerlo?
Bio
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
Los golems no se contaban entre las criaturas mágicas más avispadas de Aerandir, de hecho era tan tontos como la arcilla o las piedras que los formaban y apenas si eran capaces de obedecer órdenes simples o funciones preestablecidas durante su conjuración, normalmente de defensa de personas, objetos o zonas, aunque también de ataque. Tampoco solían ser muy rápidos, y aunque había excepciones aquel que tenían delante no parecía ser una de ellas, lo cual podría ser una ventaja si contaran con más espacio dentro de aquella cueva. No obstante y a pesar de sus limitaciones eran muy fuertes y extremadamente resistentes tanto a los ataques normales como mágicos, aunque existían vulnerabilidades y realmente sus capacidades totales dependían del conjurador. Níniel había visto a uno de ellos formado de diamante puro hacer pedazos la roca sin esfuerzo para excavar los túneles que comunicaban algunas zonas de Veyond...Y también a otros tan flojuchos que bastaba atizarles con un palo para que perdieran la forma. Aquel parecía de los primeros.
-Correr sería una buena idea...Es de roca maciza, haría falta un ariete para dañarlo.- Respondió la peliblanca a la pregunta del pelinegro percibiendo la ironía de su comentario pero decidiendo que la réplica tendría que esperar al menos hasta que una mole de varias toneladas no se interpusiera entre ellos y seguir viviendo. Aunque quizá sus palabras no eran irónicas del todo y si que esperaba que la sacerdotisa tomara las riendas la situación. -Hacia allí.- Indicó señalando hacia la apertura abierta por el enano y los suyos para tenderles una emboscada. La apertura era bastante amplia, seguramente lo bastante como para que el golem pudiera pasar también por ella, aunque no sin dificultades, pero al otro lado debía de estar el mecanismo de la trampa que les había encerrado. Deberían ser capaces de activarlo y volver a cerrar aquel pasaje para ponerse a salvo. ¿Lo malo del plan?. Aquella cosa estaba justo en medio y Casterly estaba al otro lado, aunque por el momento no había sido capaz ni de ponerse en pie.
-¿Correr?. Eso se me da de miedo.- Comentó la felina pelirroja mirando a la criatura tratando de averiguar por qué lado debería intentar sortearlo mientras la mole de piedra comenzaba a moverse lenta pero poderosamente para observar a quiénes tenía alrededor con cierta expresión estúpida en sus rasgos hasta terminar posando sus ojos sobre el enano que no pudo contener un chillido.
-Yo te-te...Yo te he...Tienes que...- Titubeó, seguramente tratando de decir que al ser el dueño de la piedra la criatura debía obedecerlo. Realmente no debía de tener ni idea de qué era aquella gema cuando la sacó de su bolsillo igual que tampoco debía de tener idea de qué tenía delante. A saber de dónde la había sacado. Ignorando sus palabras, o sus intentos de palabras, el golem alargó uno de sus brazos hasta el enano. Una persona normal, incluso el propio Carterly de haber podido reponerse del miedo y haberse podido levantar del suelo quizá habría sabido zafarse...Pero no lo hizo. El ser de piedra lo agarró por ambas piernas y mientras su presa gritaba desesperada por ayuda la golpeó salvajemente contra el suelo como un pescador que busca matar a la captura del día. Bastó un único golpe para que el enano quedara inmóvil en el suelo, con el cuerpo totalmente roto. Los humanos no deberían jugar con magia, no se debe jugar con aquello que no se comprende.
La escena resultaba dantesca e instaba al más pintado a temer ser el siguiente objetivo de aquella cosa, pero nada ganaban quedándose parados por muy chocante que aquella visión resultara, Por ello Níniel pensó rápidamente en un plan antes de que tuvieran más muertes que lamentar. -Cath...Eres la más rápida. Lo distraeremos juntas. Bio, en cuanto puedas cóge a esos humanos, llévalos al otro lado y busca el mecanismo que controla los bloques de piedra que abren y sellan estas cuevas, debe de estar allí.- Instó a los demás, seguramente a la mujer no le iba a hacer gracia que el vampiro se acercara a ella pero mejor que se desmayara del miedo a que acabara aplastada bajo el puño del coloso de piedra.
-¿Distraerlo?. No creo que sea de su tipo...Y no quiero acabar como el enano, soy demasiado jóven y guapa para morir...- Protestó la pelirroja que claramente prefería la primera versión del plan y simplemente correr para salvar su pellejo en vez de hacer de señuelo.
-Acabas de decir que correr se te da de miedo...-
-Para huír, esto no...No es lo mismo.- Continuó protestando aunque dejando escapar un suspiro de aceptación y tomando una piedra del suelo para lanzarla contra la cabeza de roca del ser con una puntería envidiable. -Esto va contra al menos la mitad de las normas del libro de Cath...Definitivamente eres una mala influencia, elfa.- Continuó protestando lanzando otra piedra contra el golem y una segunda al aire frente a Níniel que la bateó con el bastón en dirección al ente mágico.
-Correr sería una buena idea...Es de roca maciza, haría falta un ariete para dañarlo.- Respondió la peliblanca a la pregunta del pelinegro percibiendo la ironía de su comentario pero decidiendo que la réplica tendría que esperar al menos hasta que una mole de varias toneladas no se interpusiera entre ellos y seguir viviendo. Aunque quizá sus palabras no eran irónicas del todo y si que esperaba que la sacerdotisa tomara las riendas la situación. -Hacia allí.- Indicó señalando hacia la apertura abierta por el enano y los suyos para tenderles una emboscada. La apertura era bastante amplia, seguramente lo bastante como para que el golem pudiera pasar también por ella, aunque no sin dificultades, pero al otro lado debía de estar el mecanismo de la trampa que les había encerrado. Deberían ser capaces de activarlo y volver a cerrar aquel pasaje para ponerse a salvo. ¿Lo malo del plan?. Aquella cosa estaba justo en medio y Casterly estaba al otro lado, aunque por el momento no había sido capaz ni de ponerse en pie.
-¿Correr?. Eso se me da de miedo.- Comentó la felina pelirroja mirando a la criatura tratando de averiguar por qué lado debería intentar sortearlo mientras la mole de piedra comenzaba a moverse lenta pero poderosamente para observar a quiénes tenía alrededor con cierta expresión estúpida en sus rasgos hasta terminar posando sus ojos sobre el enano que no pudo contener un chillido.
-Yo te-te...Yo te he...Tienes que...- Titubeó, seguramente tratando de decir que al ser el dueño de la piedra la criatura debía obedecerlo. Realmente no debía de tener ni idea de qué era aquella gema cuando la sacó de su bolsillo igual que tampoco debía de tener idea de qué tenía delante. A saber de dónde la había sacado. Ignorando sus palabras, o sus intentos de palabras, el golem alargó uno de sus brazos hasta el enano. Una persona normal, incluso el propio Carterly de haber podido reponerse del miedo y haberse podido levantar del suelo quizá habría sabido zafarse...Pero no lo hizo. El ser de piedra lo agarró por ambas piernas y mientras su presa gritaba desesperada por ayuda la golpeó salvajemente contra el suelo como un pescador que busca matar a la captura del día. Bastó un único golpe para que el enano quedara inmóvil en el suelo, con el cuerpo totalmente roto. Los humanos no deberían jugar con magia, no se debe jugar con aquello que no se comprende.
La escena resultaba dantesca e instaba al más pintado a temer ser el siguiente objetivo de aquella cosa, pero nada ganaban quedándose parados por muy chocante que aquella visión resultara, Por ello Níniel pensó rápidamente en un plan antes de que tuvieran más muertes que lamentar. -Cath...Eres la más rápida. Lo distraeremos juntas. Bio, en cuanto puedas cóge a esos humanos, llévalos al otro lado y busca el mecanismo que controla los bloques de piedra que abren y sellan estas cuevas, debe de estar allí.- Instó a los demás, seguramente a la mujer no le iba a hacer gracia que el vampiro se acercara a ella pero mejor que se desmayara del miedo a que acabara aplastada bajo el puño del coloso de piedra.
-¿Distraerlo?. No creo que sea de su tipo...Y no quiero acabar como el enano, soy demasiado jóven y guapa para morir...- Protestó la pelirroja que claramente prefería la primera versión del plan y simplemente correr para salvar su pellejo en vez de hacer de señuelo.
-Acabas de decir que correr se te da de miedo...-
-Para huír, esto no...No es lo mismo.- Continuó protestando aunque dejando escapar un suspiro de aceptación y tomando una piedra del suelo para lanzarla contra la cabeza de roca del ser con una puntería envidiable. -Esto va contra al menos la mitad de las normas del libro de Cath...Definitivamente eres una mala influencia, elfa.- Continuó protestando lanzando otra piedra contra el golem y una segunda al aire frente a Níniel que la bateó con el bastón en dirección al ente mágico.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
Jamás había visto una criatura tan grande y fea como esa, las había visto grandes y también algunas feas, pero no ambas cosas al mismo tiempo; la respuesta de la elfa me sacó del estupor, sus instrucciones aunque improvisadas tenían bastante lógica, la gata parecía ser la primera en salir huyendo del lugar, aunque mi atención se desvió hacia el enano que se convertiría en la primera víctima del titán de piedra; en un parpadeo el angustiado enano estaba siendo levantado por el gólem y al siguiente ya estaba estrellado contra el piso, y aunque fuera trágico y una muerte espantosa, no me causaba ninguna pena.
De nuevo fueron necesarias las palabras de la elfa para hacerme regresar a la escena, aunque su orden no me resultaba del todo agradable, la mujer me tenía miedo y el otro sujeto parecía un inútil, aunque al parecer no era el único que no estaba satisfecho con su parte del plan, lo cual me dio la motivación suficiente para hacer mi parte, o al menos una parte de mi parte.
Corrí hacia la angustiada mujer que no necesitaría mucho para morir de susto, seguramente tendría sus dudas con respecto a mi y la manera como había actuado antes, pero de momento no tenía más opción que confiar -Vamos- Dije tendiendo mi mano hacia ella pero en lugar de tomarla se alejó para abrazar al jinete que al menos había conseguido sentarse en el piso -Si quisiera matarte ya lo habría hecho- Dije de mala gana aunque al parecer aquello tampoco ayudaba mucho así que tendría que ser a la fuerza -Somnum- [1] Dije en tono más bien suave, en condiciones normales causaría un fuerte dolor de cabeza como si le punzaran el cerebro, pero esta vez haría falta menos, apenas lo suficiente para hacerle perder el conocimiento y desmayarla, cosa que en su estado no requería mucho; una vez cumplida la meta la levanté por un brazo y la subí a mi hombro derecho como una maleta -¡¿Qué has hecho?!- Preguntó el tipo enojado al verla en ese estado -Va a estar bien, solo la sacaré de aquí, y si puedes correr te sacaré a ti también- Dije mientras me daba la vuelta y me preparaba buscando el mejor lugar para burlar al gólem -¿Por qué haces esto?- Preguntó el sujeto mientras se levantaba del suelo aunque preferí no responder a su pregunta -Solo corre- Le dije mientras aprovechaba la distracción que creaban la elfa y su mascota lanzando piedras al coloso.
Emprendí una rápida carrera, aunque no tanto como la de al principio, me sentía menos rápido que entonces y además llevaba a la mujer encima, así que me tomaría más tiempo llegar, sin embargo conseguí pasar con la mujer aunque cuando estaba a punto de llegar al otro lado escuché un golpe contra el piso seguido de un grito de dolor -Idiota- Murmuré sin detenerme hasta encontrar un lugar seguro donde colocar a la mujer, entonces me regresé para ver lo que había pasado; el jinete que parecía ser más diestro a caballo que a pie, tropezó con una piedra y se fue al piso, pero no solo eso, parecía tener herido el tobillo derecho y no podía levantarse, por otro lado su grito durante la caída había sido escuchado por la criatura que tal vez al verlo indefenso preferiría ir contra él, por un lado, la distracción serviría para que Niniel y la gata salieran sin problemas, pero por otro lado, no era correcto dejarlo ahí.
Esta vez tomaría el lugar de Niniel que era quien podría ayudar al sujeto -¡Hey, grandote, por aquí!- Dije al gigante de roca moviendo mis brazos a los lados después de lanzarle una piedra a su cabeza -¿Crees que puedas vencerme?- Grité mientras con la mano señalaba al sujeto para indicarle a Niniel que acudiera en su ayuda -Eres lento, grandote- Seguí llamando la atención del monstruo intentando llevarlo hasta el rincón más alejado de la sala y darle tiempo a Niniel de ayudar al jinete, aunque debería reaccionar de prisa ahora que me quedaba poco espacio y el gólem comenzaba a lanzar golpes que hacían temblar el suelo, si alguno me alcanzaba sería puré de vampiro.
De nuevo fueron necesarias las palabras de la elfa para hacerme regresar a la escena, aunque su orden no me resultaba del todo agradable, la mujer me tenía miedo y el otro sujeto parecía un inútil, aunque al parecer no era el único que no estaba satisfecho con su parte del plan, lo cual me dio la motivación suficiente para hacer mi parte, o al menos una parte de mi parte.
Corrí hacia la angustiada mujer que no necesitaría mucho para morir de susto, seguramente tendría sus dudas con respecto a mi y la manera como había actuado antes, pero de momento no tenía más opción que confiar -Vamos- Dije tendiendo mi mano hacia ella pero en lugar de tomarla se alejó para abrazar al jinete que al menos había conseguido sentarse en el piso -Si quisiera matarte ya lo habría hecho- Dije de mala gana aunque al parecer aquello tampoco ayudaba mucho así que tendría que ser a la fuerza -Somnum- [1] Dije en tono más bien suave, en condiciones normales causaría un fuerte dolor de cabeza como si le punzaran el cerebro, pero esta vez haría falta menos, apenas lo suficiente para hacerle perder el conocimiento y desmayarla, cosa que en su estado no requería mucho; una vez cumplida la meta la levanté por un brazo y la subí a mi hombro derecho como una maleta -¡¿Qué has hecho?!- Preguntó el tipo enojado al verla en ese estado -Va a estar bien, solo la sacaré de aquí, y si puedes correr te sacaré a ti también- Dije mientras me daba la vuelta y me preparaba buscando el mejor lugar para burlar al gólem -¿Por qué haces esto?- Preguntó el sujeto mientras se levantaba del suelo aunque preferí no responder a su pregunta -Solo corre- Le dije mientras aprovechaba la distracción que creaban la elfa y su mascota lanzando piedras al coloso.
Emprendí una rápida carrera, aunque no tanto como la de al principio, me sentía menos rápido que entonces y además llevaba a la mujer encima, así que me tomaría más tiempo llegar, sin embargo conseguí pasar con la mujer aunque cuando estaba a punto de llegar al otro lado escuché un golpe contra el piso seguido de un grito de dolor -Idiota- Murmuré sin detenerme hasta encontrar un lugar seguro donde colocar a la mujer, entonces me regresé para ver lo que había pasado; el jinete que parecía ser más diestro a caballo que a pie, tropezó con una piedra y se fue al piso, pero no solo eso, parecía tener herido el tobillo derecho y no podía levantarse, por otro lado su grito durante la caída había sido escuchado por la criatura que tal vez al verlo indefenso preferiría ir contra él, por un lado, la distracción serviría para que Niniel y la gata salieran sin problemas, pero por otro lado, no era correcto dejarlo ahí.
Esta vez tomaría el lugar de Niniel que era quien podría ayudar al sujeto -¡Hey, grandote, por aquí!- Dije al gigante de roca moviendo mis brazos a los lados después de lanzarle una piedra a su cabeza -¿Crees que puedas vencerme?- Grité mientras con la mano señalaba al sujeto para indicarle a Niniel que acudiera en su ayuda -Eres lento, grandote- Seguí llamando la atención del monstruo intentando llevarlo hasta el rincón más alejado de la sala y darle tiempo a Niniel de ayudar al jinete, aunque debería reaccionar de prisa ahora que me quedaba poco espacio y el gólem comenzaba a lanzar golpes que hacían temblar el suelo, si alguno me alcanzaba sería puré de vampiro.
Offrol [1] Habilidad de nivel 0: El que susurra en la oscuridad
Bio
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
El plan, a pesar de haber sido concebido en cuestión de segundos parecía estar dando resultado. El montón de rocas andante tal y como había supuesto la peliblanca no era demasiado inteligente y cayó como un tonto en la provocación de las piedras contra su cabeza, a pesar de apenas le harían leves roces sobre su dura superficie. ¿Sería eso a lo que los humanos llamaban ser un "caradura"?. Desde el principio Níniel contaba con ello, sin nadie que lo manejara funcionaria mediante respuestas predefinidas inculcadas durante su creación, y una de las más básicas era el de responder a un ataque, incluso aunque dicho ataque fuera totalmente inocuo. Aquello, unido a la lentitud de la mole le estaba dando el tiempo suficiente a Bio para poner a salvo a los humanos sin que las chicas corrieran un riesgo demasiado alto. Una vez aquello estuviera hecho llegaría la parte más complicada del plan, aunque para eso la sacerdotisa aún contaba con otro as en la manga. Solo había que aguantar un poco más y...En ese momento un absurdo tropezón amenazó con dar al traste con todo.
El humano cayó al suelo y afectado por la paliza propinada por el enano y su matón no logró continuar cuando apenas unos pocos metros les separaban de la salvación. Debía de estar realmente mal para no poder siquiera hacer un último esfuerzo, aunque fuera arrastrándose por el suelo para salvar el pellejo. Aquello por si solo era malo pero nada que no pudiese solucionarse con un par de viajes del pelinegro o un sobre esfuerzo por su parte...Pero como las desgracias nunca llegan solas los gemidos de dolor del jinete causaron que el golem cambiara de objetivo y fuera a por él ignorando a las chicas cuando ya lo tenían donde querían, prácticamente al otro extremo de la cueva. En aquella situación el vampiro hizo lo único que buenamente podía hacer para que todos salieran de una pieza de allí, convertirse él en el señuelo para alejar al gigante de piedra de los humanos, aunque para eso tuvo que arriesgarse mucho más que ellas.
-Cambio de planes...Vamos a por ese par...Primero cogemos al hombre y lo arrastramos, luego colocamos a la mujer encima y les arrastramos ambos...Se magullará al arrastrarlo por la roca pero dudo que podamos cargar cada una con uno de ellos.- Le comunicó la peliblanca a su felina compañera que a pesar de que debería alegrarse de dejar de hacer de cebo frunció el ceño mientras la seguía. Seguramente pensaba en lo fácil que sería dejar a los humanos allí.
-Este inútil y la llorona no se merecen tantos esfuerzos...- Protestó aunque no dudo en hacer lo que le habían dicho.
Entre las dos tiraron del hombre hasta alcanzar a la mujer, a la que Bio había noqueado y no había manera de despertar, y eso que Cath con la excusa de tratar de hacerla volver en sí le soltó un guantazo. Por ello de, nuevo trabajando juntas, la colocaron sobre el hombre y una vez más tiraron de ellos tan fuerte como pudieron para sacarlos de allí, aunque el peso de ambos juntos realmente les costaba moverlo ya que ninguna de las dos destacaba por su fuerza precisamente.
-Maldita sea...¿Por qué siempre me toca cargar con las mujeres con las tetas más grandes?...- Se quejó amargamente la pelirroja culpando del sobrepeso al abundante pecho de la humana y aprovechando de paso para lanzarle la puyita también a Níniel por lo ocurrido en la biblioteca.
-Cállate y tira...Además no son grandes....Son normales- Respondió la peliblanca lamentando inmediatamente haberse dejado arrastrar a semejante comentario soez.
-Ya me gustaría a mi que las mías fueran tan "normales"-
Sudando por el esfuerzo llegaron a su destino dejando a los humanos apoyados contra una de las paredes de la segunda gruta. Necesitaban atención pero lo primero era encontrar el mecanismo que les pusiera a salvo. Aquella segunda gruta era más pequeña que la primera y estaba llena de cajas apiladas por todas partes lo que contribuía a hacerla parecer más un pasillo alargado que una gruta. Un vistazo rápido dejó claro que el contenido de la mayoría de aquellas cajas eran objetos robados y productos ilegales o de contrabando lo que indicaba que aquella cueva era un escondite de criminales que el difunto enano se había tomado las molestias de adecentar en parte para su pequeño engaño. Por suerte aquello obraba en favor de las jóvenes pues al localizar una zona libre de cajas dieron rápidamente con las palancas que debían accionar las rocas correderas. Había dos palancas y ninguna de ellas tenía señal o identificativo alguno que indicara cuál accionaba qué.
-Vale, dos palancas, dos rocas...La lógica dice que la izquierda acciona la de la entrada y la de la derecha esta de aquí...Al menos por su posición en la cueva respecto a las palancas...-
-Como sea, dale ya...¿Qué?. ¿Esperamos al vampiro no?...Está bien pero si se vuelve loco espero que sea a ti a quien se coma...- Y con aquellas agradables palabras la pelirroja volvió a asomarse a la gruta anterior para avisar a Bio de que dejara de jugar con el golem y corriera hacia allí cagando leches. Seguida de Níniel que no tenía claro que el pelinegro fuese a ser capaz de dejar atrás al golem solo.
-¿Te ha sobrado alguna piedra?- Le pregunto a la felina que la miró con curiosidad
.-No, ¿por qué?. No irás a decir que tenemos que volver a hacer de señuelo...Ya hemos pasado por eso-
-No exactamente, pero necesito de tu buena puntería y un objeto que puedas lanzar. Confía en mí, nada de ser señuelos.-Fueron sus palabras con semblante serio y segura de sí misma.La gata con la duda dibujada en el rostro rebuscó rápidamente en una de aquellas cajas cercanas en busca de algo que arrojar volviendo con una especie de broche de metal de aspecto resistente. -Esto es macizo. ¿Y ahora qué?-
*Níniel acumuló nuevamente maná y en silencio elevó un corto ruego a sus dioses con los ojos cerrados. Para cuando los abrió estos fulguraban con el color aguamarina de su iris de un modo bastante intimidatorio, casi como si el maná mismo llameara en ellos. A continuación tocó aquel broche y este también comenzó a brillar con intensidad, cargado de magia. -Asegúrate de acertar-
Catherine sopesó su nuevo proyectil cargado de magia y tras realizar un par de amagos de lanzamiento para asegurarse de hacerlo bien lo lanzó con todas sus fuerzas contra la cabeza del la criatura de piedra, quedándose quieta a la espera del efecto que tendría al impactar. Cuando ocurrió el sonido del golpe retumbó por toda la cueva.
El humano cayó al suelo y afectado por la paliza propinada por el enano y su matón no logró continuar cuando apenas unos pocos metros les separaban de la salvación. Debía de estar realmente mal para no poder siquiera hacer un último esfuerzo, aunque fuera arrastrándose por el suelo para salvar el pellejo. Aquello por si solo era malo pero nada que no pudiese solucionarse con un par de viajes del pelinegro o un sobre esfuerzo por su parte...Pero como las desgracias nunca llegan solas los gemidos de dolor del jinete causaron que el golem cambiara de objetivo y fuera a por él ignorando a las chicas cuando ya lo tenían donde querían, prácticamente al otro extremo de la cueva. En aquella situación el vampiro hizo lo único que buenamente podía hacer para que todos salieran de una pieza de allí, convertirse él en el señuelo para alejar al gigante de piedra de los humanos, aunque para eso tuvo que arriesgarse mucho más que ellas.
-Cambio de planes...Vamos a por ese par...Primero cogemos al hombre y lo arrastramos, luego colocamos a la mujer encima y les arrastramos ambos...Se magullará al arrastrarlo por la roca pero dudo que podamos cargar cada una con uno de ellos.- Le comunicó la peliblanca a su felina compañera que a pesar de que debería alegrarse de dejar de hacer de cebo frunció el ceño mientras la seguía. Seguramente pensaba en lo fácil que sería dejar a los humanos allí.
-Este inútil y la llorona no se merecen tantos esfuerzos...- Protestó aunque no dudo en hacer lo que le habían dicho.
Entre las dos tiraron del hombre hasta alcanzar a la mujer, a la que Bio había noqueado y no había manera de despertar, y eso que Cath con la excusa de tratar de hacerla volver en sí le soltó un guantazo. Por ello de, nuevo trabajando juntas, la colocaron sobre el hombre y una vez más tiraron de ellos tan fuerte como pudieron para sacarlos de allí, aunque el peso de ambos juntos realmente les costaba moverlo ya que ninguna de las dos destacaba por su fuerza precisamente.
-Maldita sea...¿Por qué siempre me toca cargar con las mujeres con las tetas más grandes?...- Se quejó amargamente la pelirroja culpando del sobrepeso al abundante pecho de la humana y aprovechando de paso para lanzarle la puyita también a Níniel por lo ocurrido en la biblioteca.
-Cállate y tira...Además no son grandes....Son normales- Respondió la peliblanca lamentando inmediatamente haberse dejado arrastrar a semejante comentario soez.
-Ya me gustaría a mi que las mías fueran tan "normales"-
Sudando por el esfuerzo llegaron a su destino dejando a los humanos apoyados contra una de las paredes de la segunda gruta. Necesitaban atención pero lo primero era encontrar el mecanismo que les pusiera a salvo. Aquella segunda gruta era más pequeña que la primera y estaba llena de cajas apiladas por todas partes lo que contribuía a hacerla parecer más un pasillo alargado que una gruta. Un vistazo rápido dejó claro que el contenido de la mayoría de aquellas cajas eran objetos robados y productos ilegales o de contrabando lo que indicaba que aquella cueva era un escondite de criminales que el difunto enano se había tomado las molestias de adecentar en parte para su pequeño engaño. Por suerte aquello obraba en favor de las jóvenes pues al localizar una zona libre de cajas dieron rápidamente con las palancas que debían accionar las rocas correderas. Había dos palancas y ninguna de ellas tenía señal o identificativo alguno que indicara cuál accionaba qué.
-Vale, dos palancas, dos rocas...La lógica dice que la izquierda acciona la de la entrada y la de la derecha esta de aquí...Al menos por su posición en la cueva respecto a las palancas...-
-Como sea, dale ya...¿Qué?. ¿Esperamos al vampiro no?...Está bien pero si se vuelve loco espero que sea a ti a quien se coma...- Y con aquellas agradables palabras la pelirroja volvió a asomarse a la gruta anterior para avisar a Bio de que dejara de jugar con el golem y corriera hacia allí cagando leches. Seguida de Níniel que no tenía claro que el pelinegro fuese a ser capaz de dejar atrás al golem solo.
-¿Te ha sobrado alguna piedra?- Le pregunto a la felina que la miró con curiosidad
.-No, ¿por qué?. No irás a decir que tenemos que volver a hacer de señuelo...Ya hemos pasado por eso-
-No exactamente, pero necesito de tu buena puntería y un objeto que puedas lanzar. Confía en mí, nada de ser señuelos.-Fueron sus palabras con semblante serio y segura de sí misma.La gata con la duda dibujada en el rostro rebuscó rápidamente en una de aquellas cajas cercanas en busca de algo que arrojar volviendo con una especie de broche de metal de aspecto resistente. -Esto es macizo. ¿Y ahora qué?-
*Níniel acumuló nuevamente maná y en silencio elevó un corto ruego a sus dioses con los ojos cerrados. Para cuando los abrió estos fulguraban con el color aguamarina de su iris de un modo bastante intimidatorio, casi como si el maná mismo llameara en ellos. A continuación tocó aquel broche y este también comenzó a brillar con intensidad, cargado de magia. -Asegúrate de acertar-
Catherine sopesó su nuevo proyectil cargado de magia y tras realizar un par de amagos de lanzamiento para asegurarse de hacerlo bien lo lanzó con todas sus fuerzas contra la cabeza del la criatura de piedra, quedándose quieta a la espera del efecto que tendría al impactar. Cuando ocurrió el sonido del golpe retumbó por toda la cueva.
Níniel ha usado sus habilidades de Intelecto arcano e Imbuir este turno.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
Habia hecho tanto como había podido, aunque tal vez también debí desmayar y cargar al tipo, habría salido todo mucho mejor que dejándolo correr por su cuenta, si bien es comprensible que no todos los días se ve a un monstruo como ese tan cerca pues todos deberíamos tener algo de instinto de supervivencia, autopreservación, o al menos instinto de cobarde para poder huir de un peligro, de solo pensar en eso me daban ganas de dejar el sujeto ahí, bien serviría para entretener al gigante y que el resto huyera, así es como soy, es mi forma de pensar, pero aquí estaba, arrojando piedritas y gritándole a un enorme coloso para invitarlo a que me aplastara para salvar a un sujeto que me había traído a una trampa, definitivamente la bondad de la elfa era una mala influencia.
Oye, no seas dan duro conmigo- Le dije al gólem mientras saltaba a un lado para esquivar un golpe de su mano que acabó por estrellarse violentamente contra el piso haciendo que la cueva entera se moviera; apenas y alcancé a levantarme del piso con suficiente tiempo para evitar el golpe de la otra mano, esta vez salté hacia atrás sintiendo con preocupación cómo acababa de ser arrinconado contra la pared; aunque al menos me sentí más tranquilo al ver cómo la elfa y su peluda amiga arrastraban a la pareja lejos del peligro, al menos de momento pero ¿Y luego qué?
De nuevo me moví a la derecha para evitar un golpe del coloso que esta vez se estrelló contra la pared pero ahora en lugar de recoger su puño, prefirió dejarlo extendido y arrastrarlo en mi dirección cerrando el espacio entre el piso y la pared, por lo que no tuve más opción que correr como niña asustada al menos hasta que vi que por fin mis compañeras habían completado el rescate y ahora planeaban hacer algo, lo supe por la cosa brillante que tenía la gata en su mano y que seguro era obra de Niniel.
No fue necesario esperar mucho tiempo para ver de qué se trataba, pues mientras el coloso intentaba recuperar el equilibrio para volver a atacarme, un pequeño y brillante proyectil cortó el aire hasta estrellarse contra el grandulón, era algo pequeño, no esperaba más que un truco de distracción pero para mi sorpresa un estruendo tan brutal salió del impacto que incluso retrocedí un par de pasos para no caer ante el asombroso golpe -Impresionante...- Murmuré mientras el gólem, completamente desequilibrado maniobraba en una pierna intentando mover sus brazos para no caerse pero sin la velocidad suficiente para ello acabó por irse de medio lado para visitar el suelo.
Estaba algo impresionado pero por ahora no había tiempo para distraerse en eso, claramente no era el final del gladiador de roca y sin duda estaría más enojado al recomponerse, así que emprendí una carrera tan rápido como mis fuerzas restantes me lo permitían hasta llegar a donde se encontraba el grupo de chicas, justo a tiempo para ver cómo el formidable gigante se levantaba de nuevo para venir contra nosotros -¿Y ahora qué?- Pregunté esperando que el plan de la elfa fuera más allá de solo enojar al coloso.
Oye, no seas dan duro conmigo- Le dije al gólem mientras saltaba a un lado para esquivar un golpe de su mano que acabó por estrellarse violentamente contra el piso haciendo que la cueva entera se moviera; apenas y alcancé a levantarme del piso con suficiente tiempo para evitar el golpe de la otra mano, esta vez salté hacia atrás sintiendo con preocupación cómo acababa de ser arrinconado contra la pared; aunque al menos me sentí más tranquilo al ver cómo la elfa y su peluda amiga arrastraban a la pareja lejos del peligro, al menos de momento pero ¿Y luego qué?
De nuevo me moví a la derecha para evitar un golpe del coloso que esta vez se estrelló contra la pared pero ahora en lugar de recoger su puño, prefirió dejarlo extendido y arrastrarlo en mi dirección cerrando el espacio entre el piso y la pared, por lo que no tuve más opción que correr como niña asustada al menos hasta que vi que por fin mis compañeras habían completado el rescate y ahora planeaban hacer algo, lo supe por la cosa brillante que tenía la gata en su mano y que seguro era obra de Niniel.
No fue necesario esperar mucho tiempo para ver de qué se trataba, pues mientras el coloso intentaba recuperar el equilibrio para volver a atacarme, un pequeño y brillante proyectil cortó el aire hasta estrellarse contra el grandulón, era algo pequeño, no esperaba más que un truco de distracción pero para mi sorpresa un estruendo tan brutal salió del impacto que incluso retrocedí un par de pasos para no caer ante el asombroso golpe -Impresionante...- Murmuré mientras el gólem, completamente desequilibrado maniobraba en una pierna intentando mover sus brazos para no caerse pero sin la velocidad suficiente para ello acabó por irse de medio lado para visitar el suelo.
Estaba algo impresionado pero por ahora no había tiempo para distraerse en eso, claramente no era el final del gladiador de roca y sin duda estaría más enojado al recomponerse, así que emprendí una carrera tan rápido como mis fuerzas restantes me lo permitían hasta llegar a donde se encontraba el grupo de chicas, justo a tiempo para ver cómo el formidable gigante se levantaba de nuevo para venir contra nosotros -¿Y ahora qué?- Pregunté esperando que el plan de la elfa fuera más allá de solo enojar al coloso.
Bio
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
-!Wooooooah!- Exclamó la pelirroja al ver los efectos que su lanzamiento sobre el enorme golem causaban, y que a pesar de su tamaño aquella cosa se tambaleaba hasta perder el equilibrio y acabara en el suelo, como si no fuera más que meras rocas en nada distintas a las del resto de aquella cueva. -En toda la jeta...Jajaja. Estooo, oye...Ya te pedí disculpas antes por la de la biblioteca, ¿Verdad?. Lo digo solo para estar segura...No sabía que pudieses...Ya sabes. destruir gigantes de piedra de un solo golpe.- Añadió con una falsa sonrisa de buena chica mientras Bio aprovechaba el tiempo que habían conseguido ganar para él en correr hacia ellas tan rápido como podía. Sin duda era consciente, a diferencia de la gata, de que aquel golpe a pesar de su fuerza no sería ni por asomo suficiente para derrotar al golem y que de hecho esa nunca fue la intención de la peliblanca.
-Esto no ha acabado...- Fue la respuesta de la peliblanca justo mientras Bio pasaba a su lado y aquella cosa se recomponía de nuevo como si nada hubiese pasado y se lanzaba contra ellos con más brío que nunca. Si la sacerdotisa no estuviera segura de que los golems no tenían sentimientos si no únicamente una serie de instrucciones que seguir juraría que estaba muy enfadado. -Ahora toca seguir el plan, Bio- Le comentó al vampiro que parecía dudar que la elfa supiera qué hacer a continuación, seguramente acostumbrado a quedarse sin ideas cuando su plan de ataque directo no daba resultado. Lo cual por cierto tampoco pasaba muy a menudo, era imprudente y alocado pero posiblemente fuera la persona más fuerte que había conocido fuera de Sandorai. -Cath, a las palancas. Baja la derecha a mi señal- Instó a la ladrona felina mientras que ella se quedaba cerca de la roca que bloquearía aquel espacio que separaba ambas secciones de la cueva.
Cualquier otra persona hubiese accionado ya la palanca para no correr ningún riesgo. Los miembros del grupo ya estaban allí y habían puesto a salvo también a las dos únicas personas que iban con el enano que parecían no ser unos criminales si no personas atrapadas en el juego de Casterly, o al menos esa era la impresión que le habían dado a la joven elfa a raíz de su modo de actuar durante la emboscada. No obstante habían dejado atrás a otros tres hombres inconscientes, o al menos dos de ellos lo estaban a falta de saber qué había hecho Bio con el tercero, y Níniel era incapaz de dejarlos a su suerte con aquella cosa allí. Mientras estuvieran sin sentido seguramente estarían a salvo, pero si alguno despertaba...Puede que fueran unos asquerosos matones y se merecieran cualquier cosa que les pasara en vez de simplemente pudrirse en una mazmorra una buena temporada, pero no cometería tamaña crueldad si podía evitarlo.
Por ello esperó, tensando los músculos de su cuerpo por los nervios y tensión del momento y se mordió el labio inferior con fuerza mientras veía como la mole de roca se acercaba hasta tenerla casi encima, ignorando a su instinto que gritaba a todo su ser que se moviera sin esperar ni un segundo más. -Aún no...Aún no..- Se susurró a sí misma calculando el tiempo que había visto que había tardado la piedra de la entrada en cerrarse y aquella en abrirse y la distancia y velocidad del golem. Debía dar la señal en el momento exacto, como mucho ligeramente antes para en caso de que su plan no funcionara reducir el riesgo.
-!Ahora!-Gritó justo cuando el gigante comenzaba a agacharse para poder pasar por aquel arco algo pequeño para su tamaño y alargaba su mano hasta el suelo para apoyarse en ella y así alcanzar al grupo al otro lado. Catherine obedeció instantáneamente y la enorme roca comenzó a salir del suelo entre los ruidos de los mecanismos que la empujaban con fuerza. Los números de la sacerdotisa fueron exactos y el golem quedó atrapado entre el techo y la piedra, siendo aplastado por la fuerza de los mecanismos que hacían crujir la piedra que lo conformaba a pesar de ser incapaces de partirlo en dos. Incluso en esa situación la criatura mágica seguía forcejeando y moviendo el brazo que tenía a aquel lado de la cueva aunque sus intentos por alcanzar a alguien o liberarse eran en vano y tras asegurarse Níniel se permitió soltar un largo suspiro de alivio y elevar una plegaria a Isil por seguir cuidando tan bien de ella.
-¿Estáis bien?. ¿Bio?- Preguntó la peliblanca a sus compañeros mientras se acercaba a ellos para comprobarlo por si misma antes de centrar sus esfuerzos en atender las lesiones del humano y la aún inconsciente humana. -¿Qué le has hecho?- Preguntó con interés para saber cuál sería la mejor manera de atenderla. A ojos de la peliblanca el vampiro simplemente la había hablado...Igual que había gritado una única palabra al matón antes de que éste cayera al suelo sin más.
-Esto no ha acabado...- Fue la respuesta de la peliblanca justo mientras Bio pasaba a su lado y aquella cosa se recomponía de nuevo como si nada hubiese pasado y se lanzaba contra ellos con más brío que nunca. Si la sacerdotisa no estuviera segura de que los golems no tenían sentimientos si no únicamente una serie de instrucciones que seguir juraría que estaba muy enfadado. -Ahora toca seguir el plan, Bio- Le comentó al vampiro que parecía dudar que la elfa supiera qué hacer a continuación, seguramente acostumbrado a quedarse sin ideas cuando su plan de ataque directo no daba resultado. Lo cual por cierto tampoco pasaba muy a menudo, era imprudente y alocado pero posiblemente fuera la persona más fuerte que había conocido fuera de Sandorai. -Cath, a las palancas. Baja la derecha a mi señal- Instó a la ladrona felina mientras que ella se quedaba cerca de la roca que bloquearía aquel espacio que separaba ambas secciones de la cueva.
Cualquier otra persona hubiese accionado ya la palanca para no correr ningún riesgo. Los miembros del grupo ya estaban allí y habían puesto a salvo también a las dos únicas personas que iban con el enano que parecían no ser unos criminales si no personas atrapadas en el juego de Casterly, o al menos esa era la impresión que le habían dado a la joven elfa a raíz de su modo de actuar durante la emboscada. No obstante habían dejado atrás a otros tres hombres inconscientes, o al menos dos de ellos lo estaban a falta de saber qué había hecho Bio con el tercero, y Níniel era incapaz de dejarlos a su suerte con aquella cosa allí. Mientras estuvieran sin sentido seguramente estarían a salvo, pero si alguno despertaba...Puede que fueran unos asquerosos matones y se merecieran cualquier cosa que les pasara en vez de simplemente pudrirse en una mazmorra una buena temporada, pero no cometería tamaña crueldad si podía evitarlo.
Por ello esperó, tensando los músculos de su cuerpo por los nervios y tensión del momento y se mordió el labio inferior con fuerza mientras veía como la mole de roca se acercaba hasta tenerla casi encima, ignorando a su instinto que gritaba a todo su ser que se moviera sin esperar ni un segundo más. -Aún no...Aún no..- Se susurró a sí misma calculando el tiempo que había visto que había tardado la piedra de la entrada en cerrarse y aquella en abrirse y la distancia y velocidad del golem. Debía dar la señal en el momento exacto, como mucho ligeramente antes para en caso de que su plan no funcionara reducir el riesgo.
-!Ahora!-Gritó justo cuando el gigante comenzaba a agacharse para poder pasar por aquel arco algo pequeño para su tamaño y alargaba su mano hasta el suelo para apoyarse en ella y así alcanzar al grupo al otro lado. Catherine obedeció instantáneamente y la enorme roca comenzó a salir del suelo entre los ruidos de los mecanismos que la empujaban con fuerza. Los números de la sacerdotisa fueron exactos y el golem quedó atrapado entre el techo y la piedra, siendo aplastado por la fuerza de los mecanismos que hacían crujir la piedra que lo conformaba a pesar de ser incapaces de partirlo en dos. Incluso en esa situación la criatura mágica seguía forcejeando y moviendo el brazo que tenía a aquel lado de la cueva aunque sus intentos por alcanzar a alguien o liberarse eran en vano y tras asegurarse Níniel se permitió soltar un largo suspiro de alivio y elevar una plegaria a Isil por seguir cuidando tan bien de ella.
-¿Estáis bien?. ¿Bio?- Preguntó la peliblanca a sus compañeros mientras se acercaba a ellos para comprobarlo por si misma antes de centrar sus esfuerzos en atender las lesiones del humano y la aún inconsciente humana. -¿Qué le has hecho?- Preguntó con interés para saber cuál sería la mejor manera de atenderla. A ojos de la peliblanca el vampiro simplemente la había hablado...Igual que había gritado una única palabra al matón antes de que éste cayera al suelo sin más.
Última edición por Níniel Thenidiel el Vie Mayo 27 2016, 15:08, editado 1 vez
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
A pesar del agotamiento, finalmente pude llegar a donde estaba la elfa, por alguna razón creía que la puerta comenzaría a cerrarse antes de que yo hubiera llegado pero no fue así, para mi sorpresa el plan de la elfa iba más allá de un simple escape temporal, había pensado en detalle cada aspecto hasta llegar a la derrota del monstruo de piedra que de momento no parecía nada amistoso, guardé silencio ante la determinación de la elfa hasta que su plan comenzó a ponerme nervioso -Ahí viene- Dije con cierta duda por si Niniel estaba distraída pero no era así, estaba bastante concentrada en lo que hacía -Se acerca- Repetí todavía con dudas, aunque ya era evidente que la peliblanca estaba esperando algo -Se sigue acercando- Dije aunque esta vez ya era solo por molestar, no fue sino hasta que el coloso estuvo a medias atravesado en la grieta cuando la elfa dio la orden de mover las palancas haciendo que las rocas subieran movidas por un ingenioso mecanismo que atrapó al gólem hasta casi partirlo por la mitad.
Retrocedí por instinto al ver que la criatura, aún atrapada estiraba su brazo tratando de alcanzarnos, sus dedos dejaban surcos en el piso intentando acercarse pero la presión del mecanismo con la roca era demasiado fuerte hasta para alguien con su fuerza, retrocedí un poco más solo por precaución aunque no parecía poder librarse de la trampa fácilmente, no dejaba de pensar en que en algún momento lo haría -Estoy bien, aunque espero que esa cosa no consiga salirse de ahí- Dije señalando al gigante de roca que seguía atascado aunque sus intentos de salir eran cada vez más esporádicos -Atiende al hombre, ella solo está dormida- Expliqué sin querer dar demasiados detalles, tal vez luego en otras circunstancias podría y debía explicarle la magia de voz, más que todo para que supiera reconocerla y defenderse, pues una gran parte de los vampiros que me buscaban eran incluso más diestros que yo en el uso de la misma, aunque de momento teníamos otras prioridades -En la entrada por donde vinimos había solo un par de huellas que eran de hecho, para atraernos, así que el enano y sus hombres deben haber venido por otro lado, y sé quién nos va a ayudar a encontrar esa salida- Dije con malicia mirando al herido sujeto.
Por otro lado, esta vez la elfa me había sorprendido con esa poderosa magia que había usado para derribar a la criatura -No sabía que tuvieras una magia tan poderosa guardada, lo tendré en cuenta para no hacerte enojar- Dije a modo de broma aunque con algo de curiosidad -No sé ustedes pero no quiero quedarme mucho tiempo a contemplar a esa cosa de piedra, hay que encontrar pronto una salida- Dije recostándome a la pared para tomar un respiro -Lamento lo de la espada- Le dije a la gata, por la manera en que había ido tras ella debía tener mucha ilusión en que semejante historia fuera real.
Retrocedí por instinto al ver que la criatura, aún atrapada estiraba su brazo tratando de alcanzarnos, sus dedos dejaban surcos en el piso intentando acercarse pero la presión del mecanismo con la roca era demasiado fuerte hasta para alguien con su fuerza, retrocedí un poco más solo por precaución aunque no parecía poder librarse de la trampa fácilmente, no dejaba de pensar en que en algún momento lo haría -Estoy bien, aunque espero que esa cosa no consiga salirse de ahí- Dije señalando al gigante de roca que seguía atascado aunque sus intentos de salir eran cada vez más esporádicos -Atiende al hombre, ella solo está dormida- Expliqué sin querer dar demasiados detalles, tal vez luego en otras circunstancias podría y debía explicarle la magia de voz, más que todo para que supiera reconocerla y defenderse, pues una gran parte de los vampiros que me buscaban eran incluso más diestros que yo en el uso de la misma, aunque de momento teníamos otras prioridades -En la entrada por donde vinimos había solo un par de huellas que eran de hecho, para atraernos, así que el enano y sus hombres deben haber venido por otro lado, y sé quién nos va a ayudar a encontrar esa salida- Dije con malicia mirando al herido sujeto.
Por otro lado, esta vez la elfa me había sorprendido con esa poderosa magia que había usado para derribar a la criatura -No sabía que tuvieras una magia tan poderosa guardada, lo tendré en cuenta para no hacerte enojar- Dije a modo de broma aunque con algo de curiosidad -No sé ustedes pero no quiero quedarme mucho tiempo a contemplar a esa cosa de piedra, hay que encontrar pronto una salida- Dije recostándome a la pared para tomar un respiro -Lamento lo de la espada- Le dije a la gata, por la manera en que había ido tras ella debía tener mucha ilusión en que semejante historia fuera real.
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
-Espero que la energía que lo mueve se agote antes de que pueda liberarse...Por el bien de esos matones que dejamos atrás. Ya sé que no debería preocuparme por ellos pero...Quedarse atrapado junto con un golem así no es algo que le desee a nadie, incluso aunque lo merezcan.- Dijo para tranquilizar al vampiro que quizás no supiera que como todo, hasta la magia más poderosa tenía un límite y las conjuraciones no eran una excepción. Algo tan grande necesitaba mucho maná para moverse, más pronto que tarde quedaría inerte, aunque ese pronto bien podrían ser un par de horas. -Bien, entonces atenderé al hombre, solo es una torcedura, no tardaré demasiado. Las costillas rotas si llevarán algo más de tiempo pero por el momento me limitaré a evitar que le causen daño interno.- Aclaró para que los demás supieran en qué tiempos se movían por si estaban pensando en hacer algo. Aquel lugar aún podía ser peligroso para ellos y si no le fallaban las cuentas todavía podía quedar uno de aquellos matones por allí cerca.
-Veo que has pensado lo mismo que yo, si no creyese que debe de haber otra salida por este lado no hubiese propuesto un plan que nos dejara encerrados. Lo malo es que seguramente tengamos que encontrar otro mecanismo. Casterly no dejaría todas estas cosas al alcance del primero que pasara estando tan cerca de la ciudad.- Comentó mientras se agachaba junto al humano y comenzaba a aplicar sus habilidades curativas sobre su tobillo y sobre su torso tras retirar su camisa. -Y sí, harías bien en tenerlo en cuenta, Bio. Nunca sabrás que comentario puede ser el último- Bromeó pues era evidente que no usaría algo así contra él por muy pesado que se pusiera. Lo apreciaba.
Seguramente el jinete no sabría muy bien en qué situación estaba. Por un lado estaba la elfa peliblanca, a la que intentó derribar de su montura unas noches atrás y que sin embargo les había salvado a él y a su mujer y ahora curaba sus heridas sin dudar y sin rencor en su mirada. Por otro lado estaba el vampiro pelinegro. Lo había visto también la noche de la carrera pero no tenía nada en su contra y a pesar de ello había colaborado en la trampa de Casterly para darle una lección. Su sola presencia lo aterrorizaba y de poder moverse trataría de alejarse de él...Sin embargo también había querido ayudarles y se había jugado la vida por ellos. Por último la gata pelirroja. No tenía ni idea de quién era aunque la trampa era también para ella...Parecía considerarles un estorbo, un lastre del que era mejor librarse...Y sin embargo ahí estaba. ¿Iban a usarlo como Casterly?. ¿Entregarlo a la guardia?...¿Quiénes eran como para tener las agallas de vérselas contra el enano sin titubear?.
Níniel notaba sus dudas, su miedo. Estaban piel contra piel no podía ocultarle esas cosas, podía sentirlo. -Tranquilízate, Bio no te hará nada, aunque sí es cierto que sabes dónde está la salida nos sería de mucha ayuda. No sabemos si podrían venir más matones...Y por lo que veo no van a trataros mejor a vosotros que a nosotros...Con la diferencia de que nosotros podemos defendernos y vosotros no. No tengo nada contra ti.- Le dijo con su melodiosa voz y en un tono tan agradable como las circunstancias lo permitían. Creía que podría obtener más colaboración de él siendo amable que amenazándolo aunque si estaba equivocada y aquel sujeto seguía actuando como si fuera uno más de aquellos matones no dudaría en dejárselo a Bio. Al fin y al cabo podía curarle cualquier herida que el pelinegro le causara. Nunca lo habían probado pero seguramente serían un buen equipo a la hora de sonsacar información a los indeseables.
-Yo...Solo he estado aquí un par de veces...Al final del pasillo el camino comienza a ascender, al final hay una puerta de piedra con una especie de botones de piedra al lado y que por fuera apenas se ven. Hay una combinación pero no sé cual es, lo juro. Nunca quise que esto pasara, nos obligaron...De hecho durante la carrera no quería que ganases para evitarte esto...- Parecía ser realmente todo cuanto sabía y para Níniel estaba siendo sincero. Acabó de sanarlo y se puso de nuevo en pié. Parecía que al final debían avanzar por el camino obvio.
Mientras, cerca de ellos, Cath se dedicaba a abrir todas las cajas y a sacar de ellos lo que más curiosidad o más valor tenía a sus ojos de gata. Estaba armando un autentico estropicio acumulando cosas en el suelo y sobre otras cajas sin perder la ocasión de meterse algo en el bolsillo o colgarse una cadena al cuello. Cuando encontraba algo que parecía inservible se dedicaba a tirárselo al golem de piedra y a reírse por sus reacciones cada más más lentas y faltas de fuerza.
-¿Entonces nos vamos?...Estupendo. ¿Esto?. Son recuerdos. Y ya sabes el dicho, quien roba a un ladrón...Gana para muchos vasos de leche.- Fue todo cuanto dijo. Parecía que rodeada de aquellas riquezas ya había superado el trauma por el hecho de que la espada hubiese resultado un fiasco. -No te preocupes paliducho. Me las apañaré. Como siempre.-
-Veo que has pensado lo mismo que yo, si no creyese que debe de haber otra salida por este lado no hubiese propuesto un plan que nos dejara encerrados. Lo malo es que seguramente tengamos que encontrar otro mecanismo. Casterly no dejaría todas estas cosas al alcance del primero que pasara estando tan cerca de la ciudad.- Comentó mientras se agachaba junto al humano y comenzaba a aplicar sus habilidades curativas sobre su tobillo y sobre su torso tras retirar su camisa. -Y sí, harías bien en tenerlo en cuenta, Bio. Nunca sabrás que comentario puede ser el último- Bromeó pues era evidente que no usaría algo así contra él por muy pesado que se pusiera. Lo apreciaba.
Seguramente el jinete no sabría muy bien en qué situación estaba. Por un lado estaba la elfa peliblanca, a la que intentó derribar de su montura unas noches atrás y que sin embargo les había salvado a él y a su mujer y ahora curaba sus heridas sin dudar y sin rencor en su mirada. Por otro lado estaba el vampiro pelinegro. Lo había visto también la noche de la carrera pero no tenía nada en su contra y a pesar de ello había colaborado en la trampa de Casterly para darle una lección. Su sola presencia lo aterrorizaba y de poder moverse trataría de alejarse de él...Sin embargo también había querido ayudarles y se había jugado la vida por ellos. Por último la gata pelirroja. No tenía ni idea de quién era aunque la trampa era también para ella...Parecía considerarles un estorbo, un lastre del que era mejor librarse...Y sin embargo ahí estaba. ¿Iban a usarlo como Casterly?. ¿Entregarlo a la guardia?...¿Quiénes eran como para tener las agallas de vérselas contra el enano sin titubear?.
Níniel notaba sus dudas, su miedo. Estaban piel contra piel no podía ocultarle esas cosas, podía sentirlo. -Tranquilízate, Bio no te hará nada, aunque sí es cierto que sabes dónde está la salida nos sería de mucha ayuda. No sabemos si podrían venir más matones...Y por lo que veo no van a trataros mejor a vosotros que a nosotros...Con la diferencia de que nosotros podemos defendernos y vosotros no. No tengo nada contra ti.- Le dijo con su melodiosa voz y en un tono tan agradable como las circunstancias lo permitían. Creía que podría obtener más colaboración de él siendo amable que amenazándolo aunque si estaba equivocada y aquel sujeto seguía actuando como si fuera uno más de aquellos matones no dudaría en dejárselo a Bio. Al fin y al cabo podía curarle cualquier herida que el pelinegro le causara. Nunca lo habían probado pero seguramente serían un buen equipo a la hora de sonsacar información a los indeseables.
-Yo...Solo he estado aquí un par de veces...Al final del pasillo el camino comienza a ascender, al final hay una puerta de piedra con una especie de botones de piedra al lado y que por fuera apenas se ven. Hay una combinación pero no sé cual es, lo juro. Nunca quise que esto pasara, nos obligaron...De hecho durante la carrera no quería que ganases para evitarte esto...- Parecía ser realmente todo cuanto sabía y para Níniel estaba siendo sincero. Acabó de sanarlo y se puso de nuevo en pié. Parecía que al final debían avanzar por el camino obvio.
Mientras, cerca de ellos, Cath se dedicaba a abrir todas las cajas y a sacar de ellos lo que más curiosidad o más valor tenía a sus ojos de gata. Estaba armando un autentico estropicio acumulando cosas en el suelo y sobre otras cajas sin perder la ocasión de meterse algo en el bolsillo o colgarse una cadena al cuello. Cuando encontraba algo que parecía inservible se dedicaba a tirárselo al golem de piedra y a reírse por sus reacciones cada más más lentas y faltas de fuerza.
-¿Entonces nos vamos?...Estupendo. ¿Esto?. Son recuerdos. Y ya sabes el dicho, quien roba a un ladrón...Gana para muchos vasos de leche.- Fue todo cuanto dijo. Parecía que rodeada de aquellas riquezas ya había superado el trauma por el hecho de que la espada hubiese resultado un fiasco. -No te preocupes paliducho. Me las apañaré. Como siempre.-
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
Al principio me preocupaba que la criatura consiguiera salir y atacar a los aldeanos de pueblos cercanos, pero la rápida explicación de la sacerdotisa me hizo entender que pronto se quedaría sin energía y no sería más que un cascarón vacío, un muy pesado cascarón vacío; asentí con la cabeza cuando ella decidió atender al jinete en primer lugar, lo menos que necesitaba era que despertara su mujer eufórica y comenzara a gritar; me dediqué a caminar mirando a todos lados, un poco incomodado por el desastre que hacía la gata desordenando y abriendo cajas en busca de algo que compensara su mal rato -Me preocupa saber cómo alguien como ese enano, consiguió hacerse con algo tan poderoso como ese coso de piedra- Dije un poco reflexivo mientras miraba las cajas aunque no llegué a acercarme por temor a que la minina resultara ser muy territorial con sus cosas, eso y el intimidante comentario de la elfa consiguieron distraerme mientras levantaba una ceja con cierta duda, pensando si realmente la peliblanca cantarina sería capaz de usar algo así en mi contra.
Apoyé el interrogatorio de Niniel haciendo de tipo malo, considerando que ella hablaba de forma bondadosa, me recosté a la pared de brazos cruzados mirando de mala manera al jinete para darle peso a la oferta de Niniel, fuera que eso ayudara o no, el sujeto accedió a ayudarnos a encontrar la salida, contándonos al menos todo lo que medianamente sabía, a fin de cuentas no era más que otra víctima de la situación, de momento parecía que la menos víctima era la gata, quien parecía dispuesta a sacar el mejor provecho del lugar en el que habíamos ido a parar -Asegúrate de que tu amiga no se traiga por error, una de esas joyas que invocan gólems, por el bien de todos- Le dije a Niniel en un tono lo suficientemente alto como para que lo escuchara su peluda amiga, si bien había algo de burla en el comentario, tal vez la elfa entendería que había también algo de preocupación en esas palabras.
Finalmente caminé lentamente hacia la única dirección posible, aunque al final, y no para mi sorpresa, la salida estaba cerrada, tal como había dicho el jinete, parecía ser necesaria algún tipo de maña oculta para poder abrirla, con el enano muerto no era mucho lo que podíamos conseguir -Justo ahora sería conveniente tener otro de esos gigantes de roca para que abra la entrada- Dije con cierto sarcasmo mientras buscaba los botones que había mencionado el sujeto, o en realidad, buscaba botones, palancas o cualquier mecanismo que pudiera servir para encontrar la salida de aquella fulana cueva; al final me dejé caer de rodillas, no por estar cansado, sino porque si el mecanismo era activado por el enano seguro debía estar a baja altura, la suficiente apenas para el el jefe pudiera activarla, estiré mis manos para tocar la pared y las deslicé en busca de algún relieve que delatara alguna especie de panel -Creo que lo tengo- Dije feliz por mi hazaña aunque eso apenas era el comienzo, aún faltaba encontrar la manera de abrirlo -¿Y ahora qué?- Pregunté a la elfa intrigado por lo que respondería.
Apoyé el interrogatorio de Niniel haciendo de tipo malo, considerando que ella hablaba de forma bondadosa, me recosté a la pared de brazos cruzados mirando de mala manera al jinete para darle peso a la oferta de Niniel, fuera que eso ayudara o no, el sujeto accedió a ayudarnos a encontrar la salida, contándonos al menos todo lo que medianamente sabía, a fin de cuentas no era más que otra víctima de la situación, de momento parecía que la menos víctima era la gata, quien parecía dispuesta a sacar el mejor provecho del lugar en el que habíamos ido a parar -Asegúrate de que tu amiga no se traiga por error, una de esas joyas que invocan gólems, por el bien de todos- Le dije a Niniel en un tono lo suficientemente alto como para que lo escuchara su peluda amiga, si bien había algo de burla en el comentario, tal vez la elfa entendería que había también algo de preocupación en esas palabras.
Finalmente caminé lentamente hacia la única dirección posible, aunque al final, y no para mi sorpresa, la salida estaba cerrada, tal como había dicho el jinete, parecía ser necesaria algún tipo de maña oculta para poder abrirla, con el enano muerto no era mucho lo que podíamos conseguir -Justo ahora sería conveniente tener otro de esos gigantes de roca para que abra la entrada- Dije con cierto sarcasmo mientras buscaba los botones que había mencionado el sujeto, o en realidad, buscaba botones, palancas o cualquier mecanismo que pudiera servir para encontrar la salida de aquella fulana cueva; al final me dejé caer de rodillas, no por estar cansado, sino porque si el mecanismo era activado por el enano seguro debía estar a baja altura, la suficiente apenas para el el jefe pudiera activarla, estiré mis manos para tocar la pared y las deslicé en busca de algún relieve que delatara alguna especie de panel -Creo que lo tengo- Dije feliz por mi hazaña aunque eso apenas era el comienzo, aún faltaba encontrar la manera de abrirlo -¿Y ahora qué?- Pregunté a la elfa intrigado por lo que respondería.
Bio
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
-Ummm, si encontrara algo como eso lo usaría contra cierto grupo de personas desagradables, nya.- Respondió la pelirroja dándose por aludida por el comentario del pelinegro aunque luego mirando a la peliblanca como si quisiera que le confirmara que no había cogido nada que luego intentase matarla y recibiendo por parte de esta una leve negación con la cabeza que la animó seguir disfrutando de la sensación de tener los bolsillos llenos con una sonrisa de suma satisfacción en el rostro. Sin duda un lugar como aquel era el paraíso de una ladrona, quizás solo superado por la sala del tesoro de un noble o un rey.
Con el jinete recuperado de sus peores heridas y cargando con la que debía ser su mujer, aunque lo cierto es que Níniel no había querido preguntar, el grupo continuó a través del único camino posible por entre las cajas allí almacenadas hasta llegar a la mencionada puerta de piedra. Los surcos en la piedra indicaban que se le daba un uso continuo y la falta de polvo en ellos que se había abierto reciéntemente. Quizá el matón que había escapado había salido ya por allí o quizá fuese de la vez que la usó el enano para entrar a tenderles la trampa sin saber que sería la última vez que la cruzaría con vida. No tardó el vampiro en encontrar el mencionado panel que debía abrir o cerrar aquel pesado bloque de piedra aunque por desgracia aquello de poco les servía sin la secuencia de botones. El panel contenía dos filas de tres botones cada una con un símbolo cada uno, algunos casi indistinguibles por la erosión. Desde luego no eran números, ni letras en común o élfico. Tampoco le parecían runas aunque podrían serlo ya que su experiencia con ellas era escasa y por mera observación.
-Pues, te diría que pulsases los que parezcan tener encima menos suciedad y los más gastados, serán los que se pulsan normalmente, aunque por mucho que me lo preguntes...- Respondió la elfa que como era de esperar no tenía ni la menor idea sobre aquello.
-A veces la llave está más cerca de la cerradura de lo que creerías posible. Ya sea por falta de memoria, por tener muchas cosas en la cabeza, despreocupación o por que debe ser accesible para varias personas, la gente coloca las llaves y combinaciones en lugares....Poco seguros. -Comentó la felina que parecía hablar por experiencia propia agenciándose los bienes de terceros. Sin duda era un buen punto aunque en aquellas circunstancias...¿Qué había cerca de esa puerta dónde pudiese estar inscrita la combinación de botones a pulsar?. No había más que cuatro cajas apiñadas contra una de las paredes, como en el resto de la cueva, y dudaba mucho que dentro de alguna de ellas estuviera lo que buscaban.
-Diría que quizá bastaría con esperar. Más pronto que tarde el golem quedará inactivo y podremos salir por donde entramos. Lo malo es que me temo que antes de que eso pase será esta puerta la que se abra...y no nos va a gustar lo que entre por ella.- Comentó con cierto tono de advertencia la peliblanca mientras se agachaba al lado del pequeño panel con la tentación de pulsar botones al azar a ver qué pasaba. -Ummm- Murmuró desviando la mirada hasta la pared contraria, hacia las dos filas de cajas de antes. Ahora que se fijaba estaban mal apiladas, dejando dos huecos de forma poco práctica entre ellas. Bueno, tampoco es que importara demasiado, era una tontería fruto de la falta de ideas para salir de allí.
Con el jinete recuperado de sus peores heridas y cargando con la que debía ser su mujer, aunque lo cierto es que Níniel no había querido preguntar, el grupo continuó a través del único camino posible por entre las cajas allí almacenadas hasta llegar a la mencionada puerta de piedra. Los surcos en la piedra indicaban que se le daba un uso continuo y la falta de polvo en ellos que se había abierto reciéntemente. Quizá el matón que había escapado había salido ya por allí o quizá fuese de la vez que la usó el enano para entrar a tenderles la trampa sin saber que sería la última vez que la cruzaría con vida. No tardó el vampiro en encontrar el mencionado panel que debía abrir o cerrar aquel pesado bloque de piedra aunque por desgracia aquello de poco les servía sin la secuencia de botones. El panel contenía dos filas de tres botones cada una con un símbolo cada uno, algunos casi indistinguibles por la erosión. Desde luego no eran números, ni letras en común o élfico. Tampoco le parecían runas aunque podrían serlo ya que su experiencia con ellas era escasa y por mera observación.
-Pues, te diría que pulsases los que parezcan tener encima menos suciedad y los más gastados, serán los que se pulsan normalmente, aunque por mucho que me lo preguntes...- Respondió la elfa que como era de esperar no tenía ni la menor idea sobre aquello.
-A veces la llave está más cerca de la cerradura de lo que creerías posible. Ya sea por falta de memoria, por tener muchas cosas en la cabeza, despreocupación o por que debe ser accesible para varias personas, la gente coloca las llaves y combinaciones en lugares....Poco seguros. -Comentó la felina que parecía hablar por experiencia propia agenciándose los bienes de terceros. Sin duda era un buen punto aunque en aquellas circunstancias...¿Qué había cerca de esa puerta dónde pudiese estar inscrita la combinación de botones a pulsar?. No había más que cuatro cajas apiñadas contra una de las paredes, como en el resto de la cueva, y dudaba mucho que dentro de alguna de ellas estuviera lo que buscaban.
-Diría que quizá bastaría con esperar. Más pronto que tarde el golem quedará inactivo y podremos salir por donde entramos. Lo malo es que me temo que antes de que eso pase será esta puerta la que se abra...y no nos va a gustar lo que entre por ella.- Comentó con cierto tono de advertencia la peliblanca mientras se agachaba al lado del pequeño panel con la tentación de pulsar botones al azar a ver qué pasaba. -Ummm- Murmuró desviando la mirada hasta la pared contraria, hacia las dos filas de cajas de antes. Ahora que se fijaba estaban mal apiladas, dejando dos huecos de forma poco práctica entre ellas. Bueno, tampoco es que importara demasiado, era una tontería fruto de la falta de ideas para salir de allí.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
A pesar de haber encontrado el misterioso panel, de nada nos serviría si no sabíamos la clave o combinación secreta para conseguir abrir la fulana puerta, las palabras de la elfa me dieron una rápida idea así que comencé a fijarme con atención acerca de cuáles de esos botones eran los que parecían más usados, al menos tres de las figuras se veían un poco más desgastadas que el resto, sin embargo, incluso conociendo cuáles eran, aún quedaba por definir el orden de los mismos, no parecía ser una tarea nada fácil -No creo que se hagan tantas combinaciones- Dije mientras comenzaba a presionar las primeras tres figuras al azar -Oh, oh- Murmuré quedándome inmóvil un instante mientras una serie de mecanismos parecían activarse hasta que por instinto me empujé hacia atrás para evitar que una filosa navaja más larga que una espada me cortara las manos, la hoja descendía verticalmente desde el techo hasta el piso y volvía a esconderse en su mismo sitio volviendo a ser casi invisible a menos que se viera con mucha atención -Al menos ya sabemos que esa no era- Dije con una trágica sonrisa de culpa.
Pese a lo inútil e inexperta que parecía ser, la gata dio un consejo que resultó un aporte excelente y lleno de sentido común, tal vez la combinación estuviera escrita en algún lugar cercano, si podía evitar tener que arriesgarme de nuevo a que me cortaran las manos o algo peor, retrocedí para buscar desde más lejos recorriendo toda la pared, no obstante, no quedaba ningún sitio donde buscar y por más que me acercaba una y otra vez para apartar algunos cúmulos de tierra que parecían esconder algo, todos los esfuerzos fueron en vano; estaba por rendirme cuando la mirada de la elfa enfocada hacia unas cajas llamó mi atención -Qué extraño- Me acerqué y empujé una de las cajas notando que a diferencia de las otras, estaba vacía, la manera de acomodarla daba la impresión de que la habían colocado de prisa, por lo que tal vez hubieran sacado algo de ella; la empujé sin mucha fuerza, pues no pesaba casi nada y acabó por estrellarse contra el piso dejando salir apenas algunas ramas de paja seca, aunque lo realmente curioso era lo que escondían detrás, un pequeño pasadizo permanecía resguardado por las cajas, empujé la otra que quedaba para abrirlo por completo y me asomé sin dudarlo, me tocó agacharme para poder conseguirlo pues al parecer, los secretos del lugar estaban preparados para que fueran manejados por una persona de baja estatura.
Dentro del escondrijo había un pequeño cuaderno de notas -Mira lo que encontré- Le dije a Niniel mostrándole el cuaderno que a pesar del lugar donde estaba guardado no se veía muy roído o maltratado, tal vez el enano lo llevaba consigo al salir de la cueva y lo dejaba ahí mientras estaba dentro, tal vez para asegurarse de que sus hombres no pudieran salir sin él, si le mataban para quitarle el fulano cuaderno -Parece que tenemos algo- Comenté emocionado, sobre todo porque en la primera página había un dibujo, bastante mal hecho, pero que hacía referencia a la puerta, aunque en vez de dar la combinación específica solo tenía una misteriosa frase “Más vale pájaro en mano que cien volando” Extraña frase, pero tal vez bastante adecuada para un hombre tan oportunista como el enano, entre las figuras del panel, casualmente las más desgastadas eran la figura de una cosa parecida a un pájaro, otra parecida a una mano y otra de ellas parecida a una nube, tal vez representaban a la analogía que intentaba mostrar la frase, aunque no estaban justamente en ese orden, de hecho, era el orden inverso al que yo había presionado al inicio; miré a ambas mujeres a punto de dejar que alguna lo intentara pero al final ante el peligro de alguna trampa preferí ser yo el que asumiera el riesgo, me acerqué al panel y con bastante cuidado presioné la figura del pájaro como el primero de los botones, el cual se hundió de manera brusca al ser de piedra al igual que el espacio en donde se metía, seguidamente presioné la mal dibujada mano y finalmente sin dar mucha pausa presioné la figura de la nube dando un rápido salto hacia atrás en caso de que bajara la misma navaja de antes buscando rebanarme las manos de nuevo, aunque esta vez no sucedió, en su lugar se escuchó un estruendo diferente -¿Y ahora qué?- Murmuré intrigado por lo que pasaría a continuación.
Pese a lo inútil e inexperta que parecía ser, la gata dio un consejo que resultó un aporte excelente y lleno de sentido común, tal vez la combinación estuviera escrita en algún lugar cercano, si podía evitar tener que arriesgarme de nuevo a que me cortaran las manos o algo peor, retrocedí para buscar desde más lejos recorriendo toda la pared, no obstante, no quedaba ningún sitio donde buscar y por más que me acercaba una y otra vez para apartar algunos cúmulos de tierra que parecían esconder algo, todos los esfuerzos fueron en vano; estaba por rendirme cuando la mirada de la elfa enfocada hacia unas cajas llamó mi atención -Qué extraño- Me acerqué y empujé una de las cajas notando que a diferencia de las otras, estaba vacía, la manera de acomodarla daba la impresión de que la habían colocado de prisa, por lo que tal vez hubieran sacado algo de ella; la empujé sin mucha fuerza, pues no pesaba casi nada y acabó por estrellarse contra el piso dejando salir apenas algunas ramas de paja seca, aunque lo realmente curioso era lo que escondían detrás, un pequeño pasadizo permanecía resguardado por las cajas, empujé la otra que quedaba para abrirlo por completo y me asomé sin dudarlo, me tocó agacharme para poder conseguirlo pues al parecer, los secretos del lugar estaban preparados para que fueran manejados por una persona de baja estatura.
Dentro del escondrijo había un pequeño cuaderno de notas -Mira lo que encontré- Le dije a Niniel mostrándole el cuaderno que a pesar del lugar donde estaba guardado no se veía muy roído o maltratado, tal vez el enano lo llevaba consigo al salir de la cueva y lo dejaba ahí mientras estaba dentro, tal vez para asegurarse de que sus hombres no pudieran salir sin él, si le mataban para quitarle el fulano cuaderno -Parece que tenemos algo- Comenté emocionado, sobre todo porque en la primera página había un dibujo, bastante mal hecho, pero que hacía referencia a la puerta, aunque en vez de dar la combinación específica solo tenía una misteriosa frase “Más vale pájaro en mano que cien volando” Extraña frase, pero tal vez bastante adecuada para un hombre tan oportunista como el enano, entre las figuras del panel, casualmente las más desgastadas eran la figura de una cosa parecida a un pájaro, otra parecida a una mano y otra de ellas parecida a una nube, tal vez representaban a la analogía que intentaba mostrar la frase, aunque no estaban justamente en ese orden, de hecho, era el orden inverso al que yo había presionado al inicio; miré a ambas mujeres a punto de dejar que alguna lo intentara pero al final ante el peligro de alguna trampa preferí ser yo el que asumiera el riesgo, me acerqué al panel y con bastante cuidado presioné la figura del pájaro como el primero de los botones, el cual se hundió de manera brusca al ser de piedra al igual que el espacio en donde se metía, seguidamente presioné la mal dibujada mano y finalmente sin dar mucha pausa presioné la figura de la nube dando un rápido salto hacia atrás en caso de que bajara la misma navaja de antes buscando rebanarme las manos de nuevo, aunque esta vez no sucedió, en su lugar se escuchó un estruendo diferente -¿Y ahora qué?- Murmuré intrigado por lo que pasaría a continuación.
Bio
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
Así que al final sí que había algo de utilidad tras aquellas extrañas cajas y no era simplemente fruto de la casualidad que estuvieran colocadas de una forma tan poco práctica. Con razón a la peliblanca le habían llamado la atención en un principio a pesar de que ni de lejos podría haber sospechado que ocultaban un pequeño hueco secreto, al menos tras solo mirarlas. Además, y aunque no se trataba de una salida, no era un simple escondrijo del tamaño ideal para ocultar a una persona de la estatura del difunto señor Casterly, si no que era el escondite de un cuaderno en muy buenas condiciones como para tratarse de un objeto allí olvidado en épocas pretéritas. Sin duda algo que no podían pasar por alto.
Fue el propio Bio quien ojeó el manuscrito tras mostrárselo a las demás, encontrando rápidamente un dibujo que representaba a aquella puerta de piedra que les impedía el paso, más o menos, pues era un dibujo que bien podía ser obra de un niño pequeño. A pesar de lo horroroso del dibujo no había duda posible de que se trataba de la misma puerta pues hacía un especial énfasis en el panel de control con los seis botones, distinguiéndose los mismos motivos en el mismo orden que el de verdad aunque mucho peor trazados. Parecía que al final la felina estaba en lo cierto y era tan común como señalaba que la gente, incluso los peligrosos delincuentes como aquel enano, guardara ese tipo de cosas más a mano de lo que debería.
-En cuanto llegue a mi habitación cambiaré la llave de mi arcón de lugar...Creo que no está tan segura como pensaba.- Comentó casi sin querer ante aquella evidencia de que los ladrones sabían dónde buscar, consiguiendo con sus palabras que Catherine sonriera y moviera el hocico satisfecha de sí misma y de haber dado en el clavo.
-Nunca he robado a una elfa, me alegra saber que sois tan confiados como los humanos en este aspecto. Pero puedes estar tranquila, a ti no te robaré. Como mucho echaré una ojeada curiosa a tus cosas. Además seguro que como todas las posadas ese grandullón, Beor, tiene una copia de la llave de todas las habitaciones...Mi consejo es que cierres desde dentro y dejes la llave en la cerradura, además de asegurarte de que la llave no pasaría por debajo de la puerta. No digo que así sea imposible entrar pero al menos es más complicado...Y si algo es complicado, un ladrón suele buscar presas más asequibles.- Continuó aconsejando como experta disfrutando de la mirada sorprendida de la joven sacerdotisa que tomaba nota de todo aquello para ponerlo en práctica de aquel momento en adelante, alarmada por lo fácil que se lo había puesto a los ladrones hasta aquel momento y dando gracias a los dioses por no haber permitido que fuese víctima de un robo. Especialmente teniendo en cuenta la cantidad de ladrones que parecía haber en Lunargenta.
Tras la pequeña lección sobre "cómo complicarle la vida a un ladrón" y tras resolver las pistas sobre aquella puerta que había en el cuaderno, Bio pulsó tres de los botones de aquel panel e inmediatamente se retiró para no ser víctima del mortal mecanismo de seguridad que casi acaba con su vida al errar su primer intento. En aquella ocasión la lanza desde el techo no descendió, lo cual parecía ser buena señal, pero la puerta tampoco se movió, al menos en un primer momento. Pasaron unos segundos de espera, que casi parecían una invitación a volver a intentarlo, cuando el monótono sonido de un mecanismo comenzó a dejarse oír a través de la roca de las paredes. Poco a poco aquel sonido comenzó a hacerse cada más más y más fuerte, de tal manera que la peliblanca se tensó preparándose para hacer frente a otra trampa o algo por el estilo y entonces, el gran bloque de piedra comenzó a deslizarse hacia un lado dejando libre paso hasta el interior de la cueva al fresco aire de la noche y que, al menos a la peliblanca, le sentó de maravilla.
Lo habían logrado, estaban fuera y de nuevo bajo las estrellas de la península de Verisar y bajo la atenta mirada de Isil. Concretamente habían ido a parar a lo alto una pequeña colina de suaves pendientes cubierta de hierba y desde la cual se podían ver perfectamente las luces de la gran ciudad de los orejas redondas. Una estampa hermosa allí al aire libre y bajo la luna llena que casi hacía olvidar lo mal que olía aquel lugar rodeado de fría piedra al que tanto se había acabado acostumbrando la peliblanca. A cierta distancia, a los pies de la colina, la figura de un hombre que corría para alejarse de allí rumbo a la ciudad era fácilmente visible. Les llevaba bastante ventaja. No había perdido ni un instante en poner cuanta distancia le había sido posible entre él y lo ocurrido bajo tierra. Desde luego no era el más leal de los matones pero su instinto de supervivencia estaba altamente desarrollado.
-Mirad como corre...Es como si le hubieran azuzado a los perros detrás y tratara de evitar que le mordieran el culo.- Rió la pelirroja que parecía disfrutar de aquel momento. Seguramente pensado en lo gratificante que era que por una vez fuese otro el que corría y no ella.
-No deberíamos estar aquí cuando vuelva. De hecho deberíamos avisar a la guardia de lo que ha ocurrido para que tome cartas en el asunto. Quizá ese cuaderno tenga información que les ayude a acabar con esos delincuentes.-
-Pse...la guardia. Sería la primera vez que les veo hacer algo más que perseguir a las honradas ladronas como yo...Un rato hasta que se cansan. Pero como quieras, yo ya estoy servida...- Dijo la felina disfrutando del brillo de los objetos que se había agenciado. -¿Y qué hacemos con la llorona y su amigo, el de los dos pies izquierdos?- Añadió señalando con cierta indiferencia a los dos humanos que iban con ellos y que seguramente se hacían la misma pregunta en esos momentos.
Fue el propio Bio quien ojeó el manuscrito tras mostrárselo a las demás, encontrando rápidamente un dibujo que representaba a aquella puerta de piedra que les impedía el paso, más o menos, pues era un dibujo que bien podía ser obra de un niño pequeño. A pesar de lo horroroso del dibujo no había duda posible de que se trataba de la misma puerta pues hacía un especial énfasis en el panel de control con los seis botones, distinguiéndose los mismos motivos en el mismo orden que el de verdad aunque mucho peor trazados. Parecía que al final la felina estaba en lo cierto y era tan común como señalaba que la gente, incluso los peligrosos delincuentes como aquel enano, guardara ese tipo de cosas más a mano de lo que debería.
-En cuanto llegue a mi habitación cambiaré la llave de mi arcón de lugar...Creo que no está tan segura como pensaba.- Comentó casi sin querer ante aquella evidencia de que los ladrones sabían dónde buscar, consiguiendo con sus palabras que Catherine sonriera y moviera el hocico satisfecha de sí misma y de haber dado en el clavo.
-Nunca he robado a una elfa, me alegra saber que sois tan confiados como los humanos en este aspecto. Pero puedes estar tranquila, a ti no te robaré. Como mucho echaré una ojeada curiosa a tus cosas. Además seguro que como todas las posadas ese grandullón, Beor, tiene una copia de la llave de todas las habitaciones...Mi consejo es que cierres desde dentro y dejes la llave en la cerradura, además de asegurarte de que la llave no pasaría por debajo de la puerta. No digo que así sea imposible entrar pero al menos es más complicado...Y si algo es complicado, un ladrón suele buscar presas más asequibles.- Continuó aconsejando como experta disfrutando de la mirada sorprendida de la joven sacerdotisa que tomaba nota de todo aquello para ponerlo en práctica de aquel momento en adelante, alarmada por lo fácil que se lo había puesto a los ladrones hasta aquel momento y dando gracias a los dioses por no haber permitido que fuese víctima de un robo. Especialmente teniendo en cuenta la cantidad de ladrones que parecía haber en Lunargenta.
Tras la pequeña lección sobre "cómo complicarle la vida a un ladrón" y tras resolver las pistas sobre aquella puerta que había en el cuaderno, Bio pulsó tres de los botones de aquel panel e inmediatamente se retiró para no ser víctima del mortal mecanismo de seguridad que casi acaba con su vida al errar su primer intento. En aquella ocasión la lanza desde el techo no descendió, lo cual parecía ser buena señal, pero la puerta tampoco se movió, al menos en un primer momento. Pasaron unos segundos de espera, que casi parecían una invitación a volver a intentarlo, cuando el monótono sonido de un mecanismo comenzó a dejarse oír a través de la roca de las paredes. Poco a poco aquel sonido comenzó a hacerse cada más más y más fuerte, de tal manera que la peliblanca se tensó preparándose para hacer frente a otra trampa o algo por el estilo y entonces, el gran bloque de piedra comenzó a deslizarse hacia un lado dejando libre paso hasta el interior de la cueva al fresco aire de la noche y que, al menos a la peliblanca, le sentó de maravilla.
Lo habían logrado, estaban fuera y de nuevo bajo las estrellas de la península de Verisar y bajo la atenta mirada de Isil. Concretamente habían ido a parar a lo alto una pequeña colina de suaves pendientes cubierta de hierba y desde la cual se podían ver perfectamente las luces de la gran ciudad de los orejas redondas. Una estampa hermosa allí al aire libre y bajo la luna llena que casi hacía olvidar lo mal que olía aquel lugar rodeado de fría piedra al que tanto se había acabado acostumbrando la peliblanca. A cierta distancia, a los pies de la colina, la figura de un hombre que corría para alejarse de allí rumbo a la ciudad era fácilmente visible. Les llevaba bastante ventaja. No había perdido ni un instante en poner cuanta distancia le había sido posible entre él y lo ocurrido bajo tierra. Desde luego no era el más leal de los matones pero su instinto de supervivencia estaba altamente desarrollado.
-Mirad como corre...Es como si le hubieran azuzado a los perros detrás y tratara de evitar que le mordieran el culo.- Rió la pelirroja que parecía disfrutar de aquel momento. Seguramente pensado en lo gratificante que era que por una vez fuese otro el que corría y no ella.
-No deberíamos estar aquí cuando vuelva. De hecho deberíamos avisar a la guardia de lo que ha ocurrido para que tome cartas en el asunto. Quizá ese cuaderno tenga información que les ayude a acabar con esos delincuentes.-
-Pse...la guardia. Sería la primera vez que les veo hacer algo más que perseguir a las honradas ladronas como yo...Un rato hasta que se cansan. Pero como quieras, yo ya estoy servida...- Dijo la felina disfrutando del brillo de los objetos que se había agenciado. -¿Y qué hacemos con la llorona y su amigo, el de los dos pies izquierdos?- Añadió señalando con cierta indiferencia a los dos humanos que iban con ellos y que seguramente se hacían la misma pregunta en esos momentos.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
A pesar de lo inútil que parecía, la gata al final sí resultó ser de ayuda colaborando con la idea definitiva para salir de ese lugar -Eres muy lista, tal vez te regale una bola de estambre- Le dije ya solo para molestarla; me había dedicado a pulsar el panel en el orden que pensaba correcto según el libro mientras las mujeres cotilleaban detrás y finalmente para mi sorpresa, cuando terminé de pulsar noté con cierta angustia que no pasaba nada, lo bueno era que al menos nada intentaba matarme, al menos por ahora, pero la puerta tampoco se abría, cosa que comenzaba a parecerme bastante molesta.
Miraba el cuaderno una y otra vez esperando encontrar otra manera de pulsarlos o algún error en mi interpretación pero esa parecía la más obvia, dejé caer el cuaderno pensando que era inútil pero entonces un tranquilizante sonido se dejó escuchar proveniente de la roca que obstruía la entrada, comenzaba a moverse y con ello, nos mostraba la salida de aquel lugar; aspiré fuerte para llenarme los pulmones de aquel aire puro de la noche que tanto había extrañado al andar escondido en ese lugar -Somos libres- Dije con una sonrisa girando el rostro hacia la elfa, encontrando también el rostro feliz de la gata que parecía disfrutar mucho ver al tipo que huía de nosotros o más bien del gólem, con mucha prisa.
Me agaché para tomar de nuevo el cuaderno del piso y se lo ofrecí a Niniel, si se iba a dirigir a la guardia tal vez eso le serviría como evidencia, solo esperaba que esta vez la guardia sí se encargara del asunto y no sucediera de nuevo como con el asunto de los escorpiones, de lo que afortunadamente no habíamos sabido más.
Observé en detalle a la pareja de asustados tórtolos, la mujer seguía desmayada y el chico, aparentemente ya recuperado la llevaba en sus brazos -¿Qué haremos con ellos? Pues yo tengo hambre, mucha hambre- Dije para tratar de asustarlos mientras que una vez fuera de la cueva me recostaba a las rocas a un lado de la misma -Pero también estoy muy cansado, así que les daré unos minutos de ventaja para que corran, tal vez puedan escapar- Dije con voz malvada -Corre con tu mujer- Le dije de modo imperativo e intimidante para que se desapareciera, ciertamente no me los pensaba comer, pero me parecía la mejor manera de hacer que se fueran tan pronto como pudieran ya que al igual que nosotros, ellos no debían estar ahí cuando llegara la guardia, o en caso de que volvieran los bandidos -Sé dónde viven, así que no me lo hagan tan fácil y escóndanse en otro lado un tiempo- Dije como consejo final, dado que si uno de los sujetos había escapado, cabía la posibilidad de que los buscaran de nuevo para tomar venganza o seguirlos usando, ahora que eran por fin libres lo mejor era que planearan una nueva vida, tal vez en otro lugar.
Tal vez de momento había dado una imagen de villano, pero me parecía una manera fácil de deshacerme de ellos -No digas nada, no pensaba comérmelos- Dije a la elfa antes que dijera cualquier cosa -¿A dónde irás ahora?- Pregunté a la peliblanca -Yo estaré un tiempo en la torre- Dije un poco entre dientes -Encontré a Elen en Dundarak, sigo sin entender por qué hay un palacio de brujos en la ciudad de los dragones y me buscan por creer que formo parte de la banda de un lagartijo- Dije en modo jocoso -Son demasiadas cosas juntas- Acoté sin querer mencionar la recompensa que existía sobre mi cabeza y que bien podría atraer a la gata, muchos venderían a su madre por esos 5000 Aeros; de momento, me limitaría a esperar que los humanos se alejaran un poco para tomar yo un camino diferente hacia la Playa de los Ancestros.
Miraba el cuaderno una y otra vez esperando encontrar otra manera de pulsarlos o algún error en mi interpretación pero esa parecía la más obvia, dejé caer el cuaderno pensando que era inútil pero entonces un tranquilizante sonido se dejó escuchar proveniente de la roca que obstruía la entrada, comenzaba a moverse y con ello, nos mostraba la salida de aquel lugar; aspiré fuerte para llenarme los pulmones de aquel aire puro de la noche que tanto había extrañado al andar escondido en ese lugar -Somos libres- Dije con una sonrisa girando el rostro hacia la elfa, encontrando también el rostro feliz de la gata que parecía disfrutar mucho ver al tipo que huía de nosotros o más bien del gólem, con mucha prisa.
Me agaché para tomar de nuevo el cuaderno del piso y se lo ofrecí a Niniel, si se iba a dirigir a la guardia tal vez eso le serviría como evidencia, solo esperaba que esta vez la guardia sí se encargara del asunto y no sucediera de nuevo como con el asunto de los escorpiones, de lo que afortunadamente no habíamos sabido más.
Observé en detalle a la pareja de asustados tórtolos, la mujer seguía desmayada y el chico, aparentemente ya recuperado la llevaba en sus brazos -¿Qué haremos con ellos? Pues yo tengo hambre, mucha hambre- Dije para tratar de asustarlos mientras que una vez fuera de la cueva me recostaba a las rocas a un lado de la misma -Pero también estoy muy cansado, así que les daré unos minutos de ventaja para que corran, tal vez puedan escapar- Dije con voz malvada -Corre con tu mujer- Le dije de modo imperativo e intimidante para que se desapareciera, ciertamente no me los pensaba comer, pero me parecía la mejor manera de hacer que se fueran tan pronto como pudieran ya que al igual que nosotros, ellos no debían estar ahí cuando llegara la guardia, o en caso de que volvieran los bandidos -Sé dónde viven, así que no me lo hagan tan fácil y escóndanse en otro lado un tiempo- Dije como consejo final, dado que si uno de los sujetos había escapado, cabía la posibilidad de que los buscaran de nuevo para tomar venganza o seguirlos usando, ahora que eran por fin libres lo mejor era que planearan una nueva vida, tal vez en otro lugar.
Tal vez de momento había dado una imagen de villano, pero me parecía una manera fácil de deshacerme de ellos -No digas nada, no pensaba comérmelos- Dije a la elfa antes que dijera cualquier cosa -¿A dónde irás ahora?- Pregunté a la peliblanca -Yo estaré un tiempo en la torre- Dije un poco entre dientes -Encontré a Elen en Dundarak, sigo sin entender por qué hay un palacio de brujos en la ciudad de los dragones y me buscan por creer que formo parte de la banda de un lagartijo- Dije en modo jocoso -Son demasiadas cosas juntas- Acoté sin querer mencionar la recompensa que existía sobre mi cabeza y que bien podría atraer a la gata, muchos venderían a su madre por esos 5000 Aeros; de momento, me limitaría a esperar que los humanos se alejaran un poco para tomar yo un camino diferente hacia la Playa de los Ancestros.
Bio
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Re: [Cerrado] Pequeña venganza, gran problema [Interpretativo-Libre]
En otro momento Níniel se hubiese podido reir de los comentarios del vampiro pelinegro sobre perseguir a aquellos dos humanos y comérselos. Quizá incluso le hubiese ayudado a parecer terrible para seguir su juego y de paso tener una pequeña venganza por los empujones durante la carrera y los gritos de auxilio en la cueva, aunque no tuvieran la culpa ninguno de los dos de ello. Pero tras verle casi perder el control tan solo unos minutos antes...No tenía muy claro que aquello fuese del todo una de sus bufonadas, por mucho que volviera a parecer el de siempre. Nunca le había visto llegar hasta esos extremos y aquello la preocupaba. Por mucho que fuera uno de los malditos siempre había sido de fiar, dispuesto a ayudar y hasta a jugarse el cuello por desconocidos. Le gustaba ese Bio aunque fuera una criatura de la noche, pero ¿y si sucumbía a la maldición y se convertía en uno de esos asesinos...En una criatura malvada y consumida por la sed y la oscuridad?. Aquello no podía pasar, no podía permitir que su amigo acabara siendo lo que no quería ser.
-¿Ah?- Preguntó saliendo de sus pensamientos devuelta al mundo real por las palabras del pelinegro hacia ella y que corroboraban que se había tratado de una broma desde el principio. Seguramente con la intención de divertirse, proteger a aquellos dos de manera indirecta y de paso picarla a ella aprovechándose de su bondad innata. -Ya sabía que estabas bromeando, te conozco. No eres de esa clase de personas.- Respondió como buenamente pudo con la información que había escuchado a pesar de su ensimismamiento. -Pues...Llevaré este cuaderno a casa de Alanna para asegurarme de que la guardia hace lo que debe hacer...Y luego volveré a mi habitación. Dejé a medio hacer algunos experimentos de alquimia...Y a diferencia de algunos otros necesitamos dormir de vez en cuando.- Respondió a su pregunta, atendiendo después al resto de cosas que tenía que contarle. Que había vuelto a ver a Elen en Dundarak y que por un motivo en el que no quiso ahondar era perseguido allí...Vaya novedad, Bio era perseguido por toda Aerandir, lo raro es que aún no le hubiesen atrapado. El día que todos los que le seguían se pusieran de acuerdo...
-Yo coincidí con su hermano, varias veces. Y aunque no lo creas me las apaño bastante bien solita para meterme en líos y salir de ellos. Concretamente con un nido entero de vampiros, con una cazadora de vampiros, con supervampiros de las Islas Illidenses...Y más cosas. Sigo viva y el mundo tiene unos cuantos malditos menos de los que preocuparse. De los malos, claro. Supongo que me has contagiado tu don.- Respondió enumerando algunas de las aventuras que había corrido desde su último encuentro. Si el pelinegro tuviera más tiempo podría contárselas todas con todo lujo de detalles pero si quería hacia la torre sería mejor que aprovechara lo que restaba de noche.
-La próxima vez tendremos que contarnos nuestras batallitas, si es que no tenemos que huir de nadie...Desenmascararlo o salvar al mundo de una grave amenaza. Y no se me olvida que me debes un baile normal...O al menos uno en el que se pueda bailar...Por todos los dioses.- Añadió recordándole lo de aquel baile de invierno en el que acabó convertida en una loba con las patas pringosas. Por no mencionar que se había atrevido a olerle el trasero, lo cual llevó cierto rubor a su rostro. -Entonces...Nos vemos Bio, te diría que tuvieras cuidado pero...Simplemente no mueras ¿Sí?.-
Y dicho aquello comenzó a descender la colina de camino a Lunargenta acompañada por la gata pelirroja que se despidió del pelinegro sacándole la lengua. Por alguna extraña razón a pesar del botín obtenido, la felina insistió durante todo el camino en querer quedarse aquella noche en su habitación, y tras un rato la peliblanca terminó por aceptar.
-¿Ah?- Preguntó saliendo de sus pensamientos devuelta al mundo real por las palabras del pelinegro hacia ella y que corroboraban que se había tratado de una broma desde el principio. Seguramente con la intención de divertirse, proteger a aquellos dos de manera indirecta y de paso picarla a ella aprovechándose de su bondad innata. -Ya sabía que estabas bromeando, te conozco. No eres de esa clase de personas.- Respondió como buenamente pudo con la información que había escuchado a pesar de su ensimismamiento. -Pues...Llevaré este cuaderno a casa de Alanna para asegurarme de que la guardia hace lo que debe hacer...Y luego volveré a mi habitación. Dejé a medio hacer algunos experimentos de alquimia...Y a diferencia de algunos otros necesitamos dormir de vez en cuando.- Respondió a su pregunta, atendiendo después al resto de cosas que tenía que contarle. Que había vuelto a ver a Elen en Dundarak y que por un motivo en el que no quiso ahondar era perseguido allí...Vaya novedad, Bio era perseguido por toda Aerandir, lo raro es que aún no le hubiesen atrapado. El día que todos los que le seguían se pusieran de acuerdo...
-Yo coincidí con su hermano, varias veces. Y aunque no lo creas me las apaño bastante bien solita para meterme en líos y salir de ellos. Concretamente con un nido entero de vampiros, con una cazadora de vampiros, con supervampiros de las Islas Illidenses...Y más cosas. Sigo viva y el mundo tiene unos cuantos malditos menos de los que preocuparse. De los malos, claro. Supongo que me has contagiado tu don.- Respondió enumerando algunas de las aventuras que había corrido desde su último encuentro. Si el pelinegro tuviera más tiempo podría contárselas todas con todo lujo de detalles pero si quería hacia la torre sería mejor que aprovechara lo que restaba de noche.
-La próxima vez tendremos que contarnos nuestras batallitas, si es que no tenemos que huir de nadie...Desenmascararlo o salvar al mundo de una grave amenaza. Y no se me olvida que me debes un baile normal...O al menos uno en el que se pueda bailar...Por todos los dioses.- Añadió recordándole lo de aquel baile de invierno en el que acabó convertida en una loba con las patas pringosas. Por no mencionar que se había atrevido a olerle el trasero, lo cual llevó cierto rubor a su rostro. -Entonces...Nos vemos Bio, te diría que tuvieras cuidado pero...Simplemente no mueras ¿Sí?.-
Y dicho aquello comenzó a descender la colina de camino a Lunargenta acompañada por la gata pelirroja que se despidió del pelinegro sacándole la lengua. Por alguna extraña razón a pesar del botín obtenido, la felina insistió durante todo el camino en querer quedarse aquella noche en su habitación, y tras un rato la peliblanca terminó por aceptar.
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