Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
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Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
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La idea de celebrar la unión del clan con la aldea de las vacas locas estaba comenzando a rendir fruto, teníamos una muy conveniente mano de obra barata que resultaba de mucha utilidad. La idea de organizar una carrera había surgido en inicio como un chiste, rememorando aquellos viejos tiempos en los que las carreras de upeleros se hacían con regularidad, no obstante, ahora era una costumbre de antaño, casi tapizada en los pasillos del olvido.
Quizá por ese aire místico y antiguo (más antiguo que místico), las vacas nos habían ayudado a organizar la nueva y mejorada carrera de upeleros, ayudándonos también a construir una pista enorme por la cual correrían los upeleros como pollos sin cabeza (eso es una metáfora, los upeleros sí tendrán cabeza).
Desde luego, cuando digo que las vacas nos habían “ayudado”, me refiero a que ellas habían hecho todo el trabajo mientras yo estaba muy ocupado durmiendo, y vaya que me había sorprendido ver todo lo que habían puesto en juego, había puentes, túneles, barcos, y entiendo que recientemente se había estrellado uno cerca de la torre, pero a saber de dónde habrían sacado el otro.
De cualquier modo, le estamos dando muchas vueltas al asunto sin llegar a nada. Salí de la fortaleza del clan y me dirigí hacía el improvisado establo de upeleros en donde estaban los emplumados corceles, cada uno de diferentes colores y muy prestos para correr, algunos hombres-vaca caminaban de un lado a otro con pequeñas libretas, cotejando los elementos completados y faltantes, definitivamente querían que todo saliera bien, salvo que se les había pasado por alto un pequeño detalle.
Muy bien, muy buen trabajo, tenemos la pista, tenemos los upeleros- Señalé de manera un poco chocante -Pero quizá falta un pequeño, minúsculo, insignificante detalle- Los hombres vaca giraron expectantes y en suspenso -Si se fijan, notarán que… ¡No hay jinetes!- Dije con sarcasmo -No hacen falta- Dijo orgulloso uno de los hombres vaca -Espera, y verás las maravillas del entrenamiento al que han sido sometidas estas bestias, antes salvajes, y ahora doblegadas ante el poder del entrenamiento- Con mucho orgullo, el hombre bestia liberó un par de upeleros que de inmediato corrieron hacía su libertad sin detenerse a mirar atrás.
¿Qué se supone que debo ver?- Pregunté cuando pasaron 5 minutos y las bestias no regresaban -Ya volverán, las entrenamos para eso- Dijo con una confianza tal que resultaba difícil no creerle...
Y acá estábamos, dos semanas después de ese momento, los upeleros aún no volvían y todos lo habían aceptado, menos el hombre vaca que había invertido (y desperdiciado) tanto tiempo entrenando a los upeleros. Ante aquel inesperado evento, las otras vacas se habían dado a la tarea de repartir algunos carteles en diversos lugares de Aerandir, invitando a participar en una carrera de upeleros como ninguna otra, aunque al final sería como todas, pero así sonaba más pomposo y llamativo.
Tomé con triste decepción uno de los carteles en donde no indicaba el lugar, ni como llegar, ni otros detalles relevantes, por lo que dudaba que algún entusiasta pudiera llegar al lugar por su cuenta -Ya ni me sorprende, esto va a ser un desastre- Dije arrugando el papel y tirándolo a una cestita de basura -No se hagan ilusiones, seguro no vendrá nadie- Dije con resignación, y como si la providencia se encargara de cerrarme la boca, comenzaron a aparecer personas que decían venir a la carrera de upeleros -Oh genial, ya tenemos pista, upeleros, y público, solo falta un pequeño, pequeñísimo, insignificante detalle… aún no hay jinetes- Dije con triste resignación, además de todo, habíamos perdido un par de upeleros que se habían dado a la fuga dos semanas atrás.
Estaba a punto de rendirme cuando vi las miradas tristes de algunos hombres vaca, casi llorando por los ojos y por las ubres, y no me quedó más remedio que recurrir a medios viles de persuasión -Participantes, necesitamos participantes para la carrera de upeleros, no importa si no saben conducirlos, casi se guían solos- Sonreí nervioso mientras seguía levantando la voz para que me escucharan los más alejados -Son totalmente seguros, no les va a pasar nada- Tras aquellas palabras uno de los hombres vaca que intentaba subir a un upelero cayó al piso y fue arañado salvajemente por las patas de uno de los nobles corceles, estrellé mi mano contra mi frente con resignación, esto solo podía terminar mal.
[1] Al fin iniciamos la quinta carrera de upeleros, gracias por participar, en esta primera ronda pueden relatar la manera en que llegan y se apuntan para ser jinetes, normalmente en estas carreras no hay heridos… Quizá por ese aire místico y antiguo (más antiguo que místico), las vacas nos habían ayudado a organizar la nueva y mejorada carrera de upeleros, ayudándonos también a construir una pista enorme por la cual correrían los upeleros como pollos sin cabeza (eso es una metáfora, los upeleros sí tendrán cabeza).
Desde luego, cuando digo que las vacas nos habían “ayudado”, me refiero a que ellas habían hecho todo el trabajo mientras yo estaba muy ocupado durmiendo, y vaya que me había sorprendido ver todo lo que habían puesto en juego, había puentes, túneles, barcos, y entiendo que recientemente se había estrellado uno cerca de la torre, pero a saber de dónde habrían sacado el otro.
De cualquier modo, le estamos dando muchas vueltas al asunto sin llegar a nada. Salí de la fortaleza del clan y me dirigí hacía el improvisado establo de upeleros en donde estaban los emplumados corceles, cada uno de diferentes colores y muy prestos para correr, algunos hombres-vaca caminaban de un lado a otro con pequeñas libretas, cotejando los elementos completados y faltantes, definitivamente querían que todo saliera bien, salvo que se les había pasado por alto un pequeño detalle.
Muy bien, muy buen trabajo, tenemos la pista, tenemos los upeleros- Señalé de manera un poco chocante -Pero quizá falta un pequeño, minúsculo, insignificante detalle- Los hombres vaca giraron expectantes y en suspenso -Si se fijan, notarán que… ¡No hay jinetes!- Dije con sarcasmo -No hacen falta- Dijo orgulloso uno de los hombres vaca -Espera, y verás las maravillas del entrenamiento al que han sido sometidas estas bestias, antes salvajes, y ahora doblegadas ante el poder del entrenamiento- Con mucho orgullo, el hombre bestia liberó un par de upeleros que de inmediato corrieron hacía su libertad sin detenerse a mirar atrás.
¿Qué se supone que debo ver?- Pregunté cuando pasaron 5 minutos y las bestias no regresaban -Ya volverán, las entrenamos para eso- Dijo con una confianza tal que resultaba difícil no creerle...
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Y acá estábamos, dos semanas después de ese momento, los upeleros aún no volvían y todos lo habían aceptado, menos el hombre vaca que había invertido (y desperdiciado) tanto tiempo entrenando a los upeleros. Ante aquel inesperado evento, las otras vacas se habían dado a la tarea de repartir algunos carteles en diversos lugares de Aerandir, invitando a participar en una carrera de upeleros como ninguna otra, aunque al final sería como todas, pero así sonaba más pomposo y llamativo.
Tomé con triste decepción uno de los carteles en donde no indicaba el lugar, ni como llegar, ni otros detalles relevantes, por lo que dudaba que algún entusiasta pudiera llegar al lugar por su cuenta -Ya ni me sorprende, esto va a ser un desastre- Dije arrugando el papel y tirándolo a una cestita de basura -No se hagan ilusiones, seguro no vendrá nadie- Dije con resignación, y como si la providencia se encargara de cerrarme la boca, comenzaron a aparecer personas que decían venir a la carrera de upeleros -Oh genial, ya tenemos pista, upeleros, y público, solo falta un pequeño, pequeñísimo, insignificante detalle… aún no hay jinetes- Dije con triste resignación, además de todo, habíamos perdido un par de upeleros que se habían dado a la fuga dos semanas atrás.
Estaba a punto de rendirme cuando vi las miradas tristes de algunos hombres vaca, casi llorando por los ojos y por las ubres, y no me quedó más remedio que recurrir a medios viles de persuasión -Participantes, necesitamos participantes para la carrera de upeleros, no importa si no saben conducirlos, casi se guían solos- Sonreí nervioso mientras seguía levantando la voz para que me escucharan los más alejados -Son totalmente seguros, no les va a pasar nada- Tras aquellas palabras uno de los hombres vaca que intentaba subir a un upelero cayó al piso y fue arañado salvajemente por las patas de uno de los nobles corceles, estrellé mi mano contra mi frente con resignación, esto solo podía terminar mal.
Bio
Aerandiano de honor
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
Los hombres vaca estaban tranquilamente haciendo cosas de hombres vaca cuando notaron como una especie de portal se abría frente a ellos, los hombres vaca se juntaron alrededor expectantes ante lo que saldría del otro lado, cuando Zelas con espada en mano cayo de traste al piso, la mayoría de los hombres vaca se sintieron decepcionados, los mugidos de decepción no se hicieron esperar. El rubio atrapo una pequeña llave y la guardo entre sus ropas al igual que guardaba la espada en un orbe.
-Ehm... ¿En donde estoy?-
-Villa Rauko-
-Wow.. Rauko tiene una villa, cool-
-¿Qué te trae por acá?-
-Oh, solo quería ver que pasaba si entraba al portal sin un lugar en especifico en mente-
-¿Puedes crear portales?-
-Algo así-
-Muuuow, dentro de poco haremos una carrera de upeleros, ¿te interesaría participar?-
-No-
-Muu... Supongo que tendremos que ver en que gastar el dinero del premio entonces-
-¿Dinero?-
-Si, el ganador recibirá una jugosa cantidad de aeros-
-Vale ahora si me interesa, donde me inscribo-
Y así fue como Zelas termino inscrito en la carrera de upeleros, la inscripción le llevo como 2 horas debido a que alguien le dijo que hablara con una vaca en vez de una mujer vaca lo cual lo tuvo como 1 hora y media hablando con una vaca común y corriente(?)
-Ehm... ¿En donde estoy?-
-Villa Rauko-
-Wow.. Rauko tiene una villa, cool-
-¿Qué te trae por acá?-
-Oh, solo quería ver que pasaba si entraba al portal sin un lugar en especifico en mente-
-¿Puedes crear portales?-
-Algo así-
-Muuuow, dentro de poco haremos una carrera de upeleros, ¿te interesaría participar?-
-No-
-Muu... Supongo que tendremos que ver en que gastar el dinero del premio entonces-
-¿Dinero?-
-Si, el ganador recibirá una jugosa cantidad de aeros-
-Vale ahora si me interesa, donde me inscribo-
Y así fue como Zelas termino inscrito en la carrera de upeleros, la inscripción le llevo como 2 horas debido a que alguien le dijo que hablara con una vaca en vez de una mujer vaca lo cual lo tuvo como 1 hora y media hablando con una vaca común y corriente(?)
Zelas Hazelmere
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
–Oye, pero ¿no lo habíamos dicho de chiste? –le pregunté a la vaca a mi lado, la vaca Liente, la anterior bacana, mientras recorríamos el nuevo camino dispuesto en Vacaland para la nueva carrera de upeleros.
–¿Qué dices? –contestó la vaca desenfadada–. Bacán, tú habías dicho que querías ir en serio con esto. Hasta pusiste el presupuesto.
–¿Que yo qué?
–No te hagas el ganso, bacán. ¿O vas a salir ahora con que tu amigo Hyro nos mintió?
–¡¿Así que fue Hyro?!
–No te fijes en los detalles ahora, ya es muuuuy tarde para eso. En vez de ponerte de mala leche, disfruta de la carrera.
Suspiré con resignación.
–Y bien, sobre el nombre…
–¡Ah, cierto! –Chocó las ubres entre sí–. Rebautizamos nuestra tierra como Villarauko.
–No, yo me refería a que me llaman Bacán, y yo… –Fruncí el ceño–. Espera, ¿Villarauko?
–Así es, muuuy digno de ti, ¿no?
«No sé si eso fue un cumplido o un insulto», pensé.
–Ah, sí… Es la leche –mentí con una sonrisa forzada.
–Antes, cuando era Vacaland, hacía pensar que solo éramos ganado. Ahora, con tu nombre, los zoituano temerán al pensar en ti y no volverán a ordeñarnos en sus saqueos.
–¿Y ellos saben que me llamo Rauko?
–Pues… Ahm… Muuu… –Entrecruzó las ubres, pensativa.
«Y también suena a Villasauko, que fue fácilmente destruida por un grupo de elfos durante la guerra contra los Jinetes Oscuros», recordé. Preferí no mencionarlo.
–¿Tienes hambre? –preguntó de pronto–. Hay una nueva tienda de dulces de leche cerca, en la vía láctea principal. –Señaló el sitio con las ubres. Al no verme muy convencido, añadió–: Para ti todo es gratis.
No necesité más para ir.
Varios días después, en Villarauko circularon carteles sobre la carrera de upeleros. Al parecer, aún faltaban los jinetes, y ni se había especificado dónde se celebraría la competición.
No podía dejar de pensar en mis aeros robados cada vez que veía lo que estaba mal con aquel evento.
Y entonces, repentinamente, me dije a mí mismo: «Mí mismo, esta es tu gran oportunidad para recuperar aeros». Una sonrisa gatuna curvó mis labios. «Bien, espero que aún esté disponible un upelero verde».
–¿Qué dices? –contestó la vaca desenfadada–. Bacán, tú habías dicho que querías ir en serio con esto. Hasta pusiste el presupuesto.
–¿Que yo qué?
–No te hagas el ganso, bacán. ¿O vas a salir ahora con que tu amigo Hyro nos mintió?
–¡¿Así que fue Hyro?!
–No te fijes en los detalles ahora, ya es muuuuy tarde para eso. En vez de ponerte de mala leche, disfruta de la carrera.
Suspiré con resignación.
–Y bien, sobre el nombre…
–¡Ah, cierto! –Chocó las ubres entre sí–. Rebautizamos nuestra tierra como Villarauko.
–No, yo me refería a que me llaman Bacán, y yo… –Fruncí el ceño–. Espera, ¿Villarauko?
–Así es, muuuy digno de ti, ¿no?
«No sé si eso fue un cumplido o un insulto», pensé.
–Ah, sí… Es la leche –mentí con una sonrisa forzada.
–Antes, cuando era Vacaland, hacía pensar que solo éramos ganado. Ahora, con tu nombre, los zoituano temerán al pensar en ti y no volverán a ordeñarnos en sus saqueos.
–¿Y ellos saben que me llamo Rauko?
–Pues… Ahm… Muuu… –Entrecruzó las ubres, pensativa.
«Y también suena a Villasauko, que fue fácilmente destruida por un grupo de elfos durante la guerra contra los Jinetes Oscuros», recordé. Preferí no mencionarlo.
–¿Tienes hambre? –preguntó de pronto–. Hay una nueva tienda de dulces de leche cerca, en la vía láctea principal. –Señaló el sitio con las ubres. Al no verme muy convencido, añadió–: Para ti todo es gratis.
No necesité más para ir.
Varios días después, en Villarauko circularon carteles sobre la carrera de upeleros. Al parecer, aún faltaban los jinetes, y ni se había especificado dónde se celebraría la competición.
No podía dejar de pensar en mis aeros robados cada vez que veía lo que estaba mal con aquel evento.
Y entonces, repentinamente, me dije a mí mismo: «Mí mismo, esta es tu gran oportunidad para recuperar aeros». Una sonrisa gatuna curvó mis labios. «Bien, espero que aún esté disponible un upelero verde».
Rauko
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
No solo se debe tener fuerza, al enfrentarse a un enemigo se debe tener agilidad y velocidad, esta última debe de ser visual, mental y física, justo esta última Akapalotl le tenía alto valor, al atacar un enemigo sabía que no importaba si podía leer sus intenciones, si su cuerpo no era rápido no alcanzaría a reaccionar.
Así pues, un anuncio había llamado su atención, un afiche medio desecho pegado en un muro igualmente desecho en un pueblo lleno de hombres vacas. Una proeza de velocidad.
“una carrera” fue lo que alcanzo a leer del desgastado afiche.
Tardo en ubicar el lugar, no por que estuviera lejos, ya que para su suerte estaba justo en el sitio del evento, sino que los hombres vacas le daban indicaciones erradas y contradictorias, incluso en la misma oración.
Con suerte he irritación llego al lugar de la carrera, tal era su humor que procedió a inscribirse sin siquiera observar los detalles que habían alrededor.
- Bienvenida a la carrera de upeleros – le dijo la vaca mientras guardaba la inscripción
- Carrera de que….
La dragona salió de su iracundo estado para ver más alrededor, en un muro no muy lejos de donde ella acababa de inscribirse, estaba el afiche en buen estado, donde se podía observar que la frase decía “carrera de upeleros”
Así pues, un anuncio había llamado su atención, un afiche medio desecho pegado en un muro igualmente desecho en un pueblo lleno de hombres vacas. Una proeza de velocidad.
“una carrera” fue lo que alcanzo a leer del desgastado afiche.
Tardo en ubicar el lugar, no por que estuviera lejos, ya que para su suerte estaba justo en el sitio del evento, sino que los hombres vacas le daban indicaciones erradas y contradictorias, incluso en la misma oración.
Con suerte he irritación llego al lugar de la carrera, tal era su humor que procedió a inscribirse sin siquiera observar los detalles que habían alrededor.
- Bienvenida a la carrera de upeleros – le dijo la vaca mientras guardaba la inscripción
- Carrera de que….
La dragona salió de su iracundo estado para ver más alrededor, en un muro no muy lejos de donde ella acababa de inscribirse, estaba el afiche en buen estado, donde se podía observar que la frase decía “carrera de upeleros”
Akapalotl
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
La taberna estaba animada, los borrachos cantaban y las camareras, descocadas por las festividades populares de la aldea, el jolgorio generalizado y el alcohol que se pimplaban entre servir una mesa y la otra, caminaban haciendo eses, dando pequeños brincos, y amenazando con exponer sus virtudes al dar un paso en falso.
Iltharion no estaba en mucho mejor estado, hacía ya un rato que no se encontraba tocando su instrumento, sino las generosas posaderas de la hija de un labriego despistado a la que, sobrio, no habría tocado ni con un palo. Mientras obsequiaba a las muchachas que habían logrado escurrirse hacia su mesa con sus increíbles hazañas, mayormente exageradas para lograr un mejor efecto, y terminaba una emocionante relación sobre su experiencia como jinete de upeleros, una mercenaria, hasta las narices de la barahurda que traía consigo el pelirrojo, se acercó con paso firme al amesa, y estampo sobre la misma el panfleto con el anuncio.
—Si eres un jinete tan bueno y famoso, asumo que ya estás inscrito a esto, ¿no? Me encantará verte en acción.— Espetó la guerrera, con la mirada afilada como sus espadas, y tanto veneno en su tono como una culebrilla.
Las campesinas empezaron a animarle, prometiendo ir a verle, escabullirse, y mil otras cosas que quedaban perdidas, porque hablaban unas encima de otras.
—Por supuesto, me esperan con gran nerviosismo!.— mintió con descaro el bardo, con el orgullo inflado por el alcohol.— Si quieres puedes escoltarme y verlo con tus propios ojos.- la apuntó con el dedo, seguro de una negativa, pues se había percatado que no era de agrado de la moza desde el momento en el que había tocado el culo a la camarera por primera vez.
—Por supuesto.— Siseó la mujer, desafiándolo con los ojos, y sonriéndose, segura de poner al bardo en aprietos, y, aunque no lo mostraba, él se sentía en ellos por su respuesta.
Unos pocos días después, y con un viaje algo tenso, los dos habían llegado a la curiosa aldea de hombres vacas. Como apenas habían llegado a tiempo, no tuvieron espacio para ellos en la posada, y la mercenaria acepto cuidar de las cosas de Iltharion mientras duraba la carrera.
Con una seguridad fingida, el elfo se encaminó hacia donde, habitualmente, iban los jinetes, con actitud de saber exactamente lo que hacía, y de ser esperado en ese mismo lugar.
Para su sorpresa se encontró no solo con un antiguo contendiente, sino con la dragona. Quiso acercarse a ella, pero había gente en medio.
—Es bueno verte de nuevo.— Le sonrió al otro elfo, sin decir su nombre, porque no se lo acordaba, le estrecho la mano sin esperar a que respondiera, y le estrechó con el otro, haciendolo virar para pasar de largo, y acercarse a su objetivo, enseguida se personó al lado de Akapalotl.
—¿Tú quien eres? ¿Vas a participar?.— Dijo un hombre vaca, qué atareado se les acercó, interponiendose entre ambos, sosteniendo con una mano una palca de madera con un pergamino fijado con unas cintas, y una plumilla de ganso en la otra, haciendo algunas anotaciones.
—Si, si, mi nombre debería estar ahí.— Se inclinó sobre el documento, como si buscase su nombre, le tomo la pluma de la mano, y anotó su nombre por debajo de los del resto. Antes de que pudiese protestar, ya le había puesto la pluma entre los dedos.— ¿Ves?
—¿Pero qué?…— Comenzó a preguntar desconcertado el hombre bestia, pero el elfo lo tomó por los hombros, lo giró hacia otra dirección, y lo empujó hacia allá, donde otro de los suyos le buscaba.
Resuelto el trámite, el trovador se dispuso por tercera vez a saludar a la dragona. Con confianza le puso la mano sobre el hombro, y le dio un breve abrazo.
—Me alegro de verte mi guerrera norteña.— Le sonrió, y con la diestra acomodó un mechon revelde, de un vivo turquesa, por detrás del cuerno.— No esperaba encontrarte aquí.
Iltharion no estaba en mucho mejor estado, hacía ya un rato que no se encontraba tocando su instrumento, sino las generosas posaderas de la hija de un labriego despistado a la que, sobrio, no habría tocado ni con un palo. Mientras obsequiaba a las muchachas que habían logrado escurrirse hacia su mesa con sus increíbles hazañas, mayormente exageradas para lograr un mejor efecto, y terminaba una emocionante relación sobre su experiencia como jinete de upeleros, una mercenaria, hasta las narices de la barahurda que traía consigo el pelirrojo, se acercó con paso firme al amesa, y estampo sobre la misma el panfleto con el anuncio.
—Si eres un jinete tan bueno y famoso, asumo que ya estás inscrito a esto, ¿no? Me encantará verte en acción.— Espetó la guerrera, con la mirada afilada como sus espadas, y tanto veneno en su tono como una culebrilla.
Las campesinas empezaron a animarle, prometiendo ir a verle, escabullirse, y mil otras cosas que quedaban perdidas, porque hablaban unas encima de otras.
—Por supuesto, me esperan con gran nerviosismo!.— mintió con descaro el bardo, con el orgullo inflado por el alcohol.— Si quieres puedes escoltarme y verlo con tus propios ojos.- la apuntó con el dedo, seguro de una negativa, pues se había percatado que no era de agrado de la moza desde el momento en el que había tocado el culo a la camarera por primera vez.
—Por supuesto.— Siseó la mujer, desafiándolo con los ojos, y sonriéndose, segura de poner al bardo en aprietos, y, aunque no lo mostraba, él se sentía en ellos por su respuesta.
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Unos pocos días después, y con un viaje algo tenso, los dos habían llegado a la curiosa aldea de hombres vacas. Como apenas habían llegado a tiempo, no tuvieron espacio para ellos en la posada, y la mercenaria acepto cuidar de las cosas de Iltharion mientras duraba la carrera.
Con una seguridad fingida, el elfo se encaminó hacia donde, habitualmente, iban los jinetes, con actitud de saber exactamente lo que hacía, y de ser esperado en ese mismo lugar.
Para su sorpresa se encontró no solo con un antiguo contendiente, sino con la dragona. Quiso acercarse a ella, pero había gente en medio.
—Es bueno verte de nuevo.— Le sonrió al otro elfo, sin decir su nombre, porque no se lo acordaba, le estrecho la mano sin esperar a que respondiera, y le estrechó con el otro, haciendolo virar para pasar de largo, y acercarse a su objetivo, enseguida se personó al lado de Akapalotl.
—¿Tú quien eres? ¿Vas a participar?.— Dijo un hombre vaca, qué atareado se les acercó, interponiendose entre ambos, sosteniendo con una mano una palca de madera con un pergamino fijado con unas cintas, y una plumilla de ganso en la otra, haciendo algunas anotaciones.
—Si, si, mi nombre debería estar ahí.— Se inclinó sobre el documento, como si buscase su nombre, le tomo la pluma de la mano, y anotó su nombre por debajo de los del resto. Antes de que pudiese protestar, ya le había puesto la pluma entre los dedos.— ¿Ves?
—¿Pero qué?…— Comenzó a preguntar desconcertado el hombre bestia, pero el elfo lo tomó por los hombros, lo giró hacia otra dirección, y lo empujó hacia allá, donde otro de los suyos le buscaba.
Resuelto el trámite, el trovador se dispuso por tercera vez a saludar a la dragona. Con confianza le puso la mano sobre el hombro, y le dio un breve abrazo.
—Me alegro de verte mi guerrera norteña.— Le sonrió, y con la diestra acomodó un mechon revelde, de un vivo turquesa, por detrás del cuerno.— No esperaba encontrarte aquí.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
Cuando ya se cumplía una semana desde su llegada a la bulliciosa Lunargenta, Ivaran creyó oportuno volver a escribir a su padre para informarle de que se encontraba bien y también para avisarle de que tardaría un poco más en regresar a Sandorai, aunque no tenía planeado dar muchos detalles al respecto, no de momento. Una vez terminada la carta, la metió en uno de los sobres que había comprado previamente y abandonó la habitación de la posada para salir en busca de algún mensajero que la llevase a su destino.
Lo que no esperaba encontrar a aquella hora del día, ya que aún faltaba un rato para la hora del almuerzo, era al par de mujeres bestia, sentadas en una de las mesas. - ¿No deberían estar trabajando? - pensó, confundido por su presencia, pero no podía desperdiciar la oportunidad que se le estaba presentando, así que en vez de dirigirse a la puerta decidió acercarse a ellas. - Que raro veros por aquí a media mañana, ¿y el taller? - preguntó, deteniéndose junto a las jóvenes.
- Hmm… digamos que nos hemos tomado el día libre, no teníamos ningún encargo pendiente así que no pasará nada… - contestó Raiza rápidamente, encogiéndose de hombros. - ¿Ne… necesitabas algo? - intervino la cuerva, captando la atención del elfo. - No, solo tenía pensado pasarme por allí más tarde para saludarte… - mintió, improvisando sobre la marcha. - En ese caso… si no tienes nada mejor que hacer, ¿por qué no nos acompañas? - propuso la búfala, malinterpretando completamente el interés del peliblanco por su amiga. - Vamos a la playa, a ver una carrera de upeleros. - continuó, tomándolo por sorpresa con aquella invitación.
- ¿Una carrera? - fingió interesarse, ya que de por sí aquel tipo de eventos no le llamaban demasiado. - Sí, hace un par de días me topé con un conocido mío, un hombre vaca, mientras colgaba un anuncio en el mercado. Como nunca he ido a una le pregunté y me comentó que tendría lugar esta noche, así que convencí a Ava para cerrar antes el taller e ir a echar un vistazo. - explicó brevemente, sin mencionar lo que le había costado obtener unas indicaciones lo suficientemente claras como para no perderse de camino.
- Ya veo, suena interesante, además tampoco he visto ninguna antes... iré con vosotras. - mintió de nuevo, aprovechando aquel pretexto para seguir observando a la alada de cerca. Y así fue como, tras entregar la carta a un mensajero para que la llevase a Sandorai, los tres se encaminaron hacia el lugar en que se celebraría la competición, al cual llegaron poco después de que anocheciese.
Para entonces el enorme circuito estaba casi listo, se estaban realizando las últimas comprobaciones y los upeleros aguardaban ya a sus jinetes, pero había un pequeño problema, no había suficientes participantes como para dar comienzo a la carrera. - ¿Cómo pueden haberse organizado tan mal? - se quejó Raiza, viendo peligrar el espectáculo por el que habían sacrificado una jornada de trabajo y caminado durante horas. - Lo siento muuucho, estamos teniendo dificultades para encontrar voluntarios… - habló uno de los hombres vaca, que sostenía una especie de tablilla con la lista de corredores inscritos.
- Ahhh, pues vaya faena… - murmuró, antes de desviar la mirada con cierta malicia hacia el elfo. - ¿No te apetece darte una vuelta a lomos de un pollo gigante? - dejó caer la idea, consiguiendo incomodarlo. - ¿Qué? No, no pienso subirme a una cosa de esas. - se negó en rotundo, justo cuando un hombre trataba de montar a una de aquellas criaturas, para caer torpemente y acabar a merced de las garras de su montura. - Oh vamos, eres elfo, seguro que se te dan bien los animales… - insistió un poco, pero en vano.
- Iré yo. - los interrumpió la morena, adelantándose para tomar la pluma y apuntar su nombre en la lista. - Estupendo, muuuchas gracias. - dijo, antes de perderse entre la multitud. Las reacciones de sus acompañantes fueron totalmente opuestas, y mientras Raiza la miraba con un brillo de emoción en sus castaños ojos y le ofrecía una amplia sonrisa, el semblante de Ivaran pasó de la sorpresa a la resignación.
- Supongo que tendría que haberlo visto venir… - pensó, recordando que uno de los defectos de la cuerva era precisamente su impulsividad.
Lo que no esperaba encontrar a aquella hora del día, ya que aún faltaba un rato para la hora del almuerzo, era al par de mujeres bestia, sentadas en una de las mesas. - ¿No deberían estar trabajando? - pensó, confundido por su presencia, pero no podía desperdiciar la oportunidad que se le estaba presentando, así que en vez de dirigirse a la puerta decidió acercarse a ellas. - Que raro veros por aquí a media mañana, ¿y el taller? - preguntó, deteniéndose junto a las jóvenes.
- Hmm… digamos que nos hemos tomado el día libre, no teníamos ningún encargo pendiente así que no pasará nada… - contestó Raiza rápidamente, encogiéndose de hombros. - ¿Ne… necesitabas algo? - intervino la cuerva, captando la atención del elfo. - No, solo tenía pensado pasarme por allí más tarde para saludarte… - mintió, improvisando sobre la marcha. - En ese caso… si no tienes nada mejor que hacer, ¿por qué no nos acompañas? - propuso la búfala, malinterpretando completamente el interés del peliblanco por su amiga. - Vamos a la playa, a ver una carrera de upeleros. - continuó, tomándolo por sorpresa con aquella invitación.
- ¿Una carrera? - fingió interesarse, ya que de por sí aquel tipo de eventos no le llamaban demasiado. - Sí, hace un par de días me topé con un conocido mío, un hombre vaca, mientras colgaba un anuncio en el mercado. Como nunca he ido a una le pregunté y me comentó que tendría lugar esta noche, así que convencí a Ava para cerrar antes el taller e ir a echar un vistazo. - explicó brevemente, sin mencionar lo que le había costado obtener unas indicaciones lo suficientemente claras como para no perderse de camino.
- Ya veo, suena interesante, además tampoco he visto ninguna antes... iré con vosotras. - mintió de nuevo, aprovechando aquel pretexto para seguir observando a la alada de cerca. Y así fue como, tras entregar la carta a un mensajero para que la llevase a Sandorai, los tres se encaminaron hacia el lugar en que se celebraría la competición, al cual llegaron poco después de que anocheciese.
Para entonces el enorme circuito estaba casi listo, se estaban realizando las últimas comprobaciones y los upeleros aguardaban ya a sus jinetes, pero había un pequeño problema, no había suficientes participantes como para dar comienzo a la carrera. - ¿Cómo pueden haberse organizado tan mal? - se quejó Raiza, viendo peligrar el espectáculo por el que habían sacrificado una jornada de trabajo y caminado durante horas. - Lo siento muuucho, estamos teniendo dificultades para encontrar voluntarios… - habló uno de los hombres vaca, que sostenía una especie de tablilla con la lista de corredores inscritos.
- Ahhh, pues vaya faena… - murmuró, antes de desviar la mirada con cierta malicia hacia el elfo. - ¿No te apetece darte una vuelta a lomos de un pollo gigante? - dejó caer la idea, consiguiendo incomodarlo. - ¿Qué? No, no pienso subirme a una cosa de esas. - se negó en rotundo, justo cuando un hombre trataba de montar a una de aquellas criaturas, para caer torpemente y acabar a merced de las garras de su montura. - Oh vamos, eres elfo, seguro que se te dan bien los animales… - insistió un poco, pero en vano.
- Iré yo. - los interrumpió la morena, adelantándose para tomar la pluma y apuntar su nombre en la lista. - Estupendo, muuuchas gracias. - dijo, antes de perderse entre la multitud. Las reacciones de sus acompañantes fueron totalmente opuestas, y mientras Raiza la miraba con un brillo de emoción en sus castaños ojos y le ofrecía una amplia sonrisa, el semblante de Ivaran pasó de la sorpresa a la resignación.
- Supongo que tendría que haberlo visto venir… - pensó, recordando que uno de los defectos de la cuerva era precisamente su impulsividad.
Ava Kenrith
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
Ya verás, llegarán en cualquier momento- Dijo el hombre vaca que aún se mostraba esperanzado en que sus upeleros altamente entrenados regresarían justo a tiempo para la carrera, pero eso estaba muy lejos de la realidad -Ya estamos por comenzar, y aún no llega nadie- Dije mientras observaba la línea de salida desde lo alto de la torre, comenzaban a llegar personas, pero los jinetes aún no eran suficientes, al menos por ahora.
Repentinamente y para mi sorpresa, la gente sí había podido adivinar el lugar de la carrera a pesar de que no decía nada en el cartel acerca de cómo llegar, aunque no es que fuera más difícil seguir la línea marcada de la pista hasta el lugar de inicio. Fue entonces cuando un alarmado y cansado hombre vaca, que venía corriendo desde Villarauko, anunció que algunos de los participantes venían desde allá, y otros varios se habían registrado en último momento.
Me acerqué hasta los improvisados establos, donde se encontraban los mejores ejemplares, los más veloces, fuertes y entrenados upeleros picando del piso el excremento de los otros -Bueno, podría ser peor- Dije sin tenerles mucha fé a los animalejos, aunque lo que sí reconocí de inmediato fue a la hermosa bestia que sería mi corcel para esta carrera, un hermoso upelero color marrón caca al que cariñosamente llamaría “Chocopollo”.
Muy bien, amiguito, vamos a ganar esta carrera- Le dije a la bestia y di un prominente y acrobático salto que me llevó directo al piso porque el animal decidió moverse al último momento, luego de eso, me subí normalmente para evitar otro vergonzoso momento. Las vacas se encargaron de guiar a Chocopollo hasta la línea de salida, donde luego se unirían los demás participantes, cada uno con un upelero de diferente color.
Una vez que estuvieron todos los participantes, uno de los hombres vaca se paró frente a la línea de salida para explicar las reglas -Todos deben correr y ganar- Dijo sin más explicaciones, los presentes se miraban unos con otros y luego le regresaban la vista al hombre vaca que, orgulloso, pensaba que todo estaba claro -Ganará, el que no pierda- Añadió el detalle que faltaba a la explicación.
Otro hombre vaca muy enojado se acercó y lo echó al lado de un empujón, disponiéndose, ahora sí, a dar la debida explicación de la carrera -No todos deben correr y ganar, solo los competidores- Añadió orgulloso despertando nuevamente las miradas curiosas de los presentes -En serio, es una carrera, así funcionan- Explicó como si detallara la receta secreta de la leche tibia.
Quizás, yo debería ser quien tomara el control de la situación y diera una explicación detallada, pero si lo hacía, quizás les diera a los demás las armas para derrotarme, y esta vez quería ganar, así que vino a mi mente aquel viejo proverbio de Dundarak que decía “Confunde y vencerás”.
[1] En esta ronda vamos a la línea de salida, nos preparamos para comenzar y cada quién debe elegir un color de upelero, no se me pongan muy creativos con los colores porque mi Paint no da mucha variedad de tonos =) Repentinamente y para mi sorpresa, la gente sí había podido adivinar el lugar de la carrera a pesar de que no decía nada en el cartel acerca de cómo llegar, aunque no es que fuera más difícil seguir la línea marcada de la pista hasta el lugar de inicio. Fue entonces cuando un alarmado y cansado hombre vaca, que venía corriendo desde Villarauko, anunció que algunos de los participantes venían desde allá, y otros varios se habían registrado en último momento.
Me acerqué hasta los improvisados establos, donde se encontraban los mejores ejemplares, los más veloces, fuertes y entrenados upeleros picando del piso el excremento de los otros -Bueno, podría ser peor- Dije sin tenerles mucha fé a los animalejos, aunque lo que sí reconocí de inmediato fue a la hermosa bestia que sería mi corcel para esta carrera, un hermoso upelero color marrón caca al que cariñosamente llamaría “Chocopollo”.
Muy bien, amiguito, vamos a ganar esta carrera- Le dije a la bestia y di un prominente y acrobático salto que me llevó directo al piso porque el animal decidió moverse al último momento, luego de eso, me subí normalmente para evitar otro vergonzoso momento. Las vacas se encargaron de guiar a Chocopollo hasta la línea de salida, donde luego se unirían los demás participantes, cada uno con un upelero de diferente color.
Una vez que estuvieron todos los participantes, uno de los hombres vaca se paró frente a la línea de salida para explicar las reglas -Todos deben correr y ganar- Dijo sin más explicaciones, los presentes se miraban unos con otros y luego le regresaban la vista al hombre vaca que, orgulloso, pensaba que todo estaba claro -Ganará, el que no pierda- Añadió el detalle que faltaba a la explicación.
Otro hombre vaca muy enojado se acercó y lo echó al lado de un empujón, disponiéndose, ahora sí, a dar la debida explicación de la carrera -No todos deben correr y ganar, solo los competidores- Añadió orgulloso despertando nuevamente las miradas curiosas de los presentes -En serio, es una carrera, así funcionan- Explicó como si detallara la receta secreta de la leche tibia.
Quizás, yo debería ser quien tomara el control de la situación y diera una explicación detallada, pero si lo hacía, quizás les diera a los demás las armas para derrotarme, y esta vez quería ganar, así que vino a mi mente aquel viejo proverbio de Dundarak que decía “Confunde y vencerás”.
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
-Muuuuy bien, ahora debes elegir tu chocobo upelero para la carrera-
-Eso es simple, solo busca alguno que combine con mi cabello-
Y así el rubio fue asignado a un upelero de color amarillo también le facilitaron unas cosas para sus ojos que evitarían que el viento entrara en ellos, -Wark! Wark? Warkwark wark?- Zelas observo a la creatura con curiosidad, ¿seria que intentaba comunicarse?, solo para quitarse la duda el no-elfo procedió a responder con un simple -Wark!- ante lo cual el upelero comenzaría a bailar y a realizar una especie de coreografía moviendo sus patas y sus alas al ritmo de una melodía inexistente, cuando Zelas se quiso dar cuenta el también estaba aplaudiendo a un ritmo inexistente, cuando el upelero finalmente termino, este de nuevo emitió su particular sonido -Wark— - para luego levantar una de sus plumas y revelar el orbe donde Zelas guardaba sus espadas.
-En que minuto tu.... Oh, creo que nos vamos a llevar muy bien- señalo el rubio mientras procedía a recuperar el orbe de entre las plumas del upelero y procedía a guardarla en otro bolsillo diferente, el upelero ya le había demostrado que no podía confiar en el que lo había guardado previamente, luego de eso se monto sobre el upelero y se ajusto los cosos eso que parecían lentes pero no tenían aumento(?).
-Muuuy bien ahora vamos a buscar el lugar de la carrera- dijo el rubio para si mismo mientras el upelero avanzaba siguiendo la línea que había en el piso, así fue como se encontró de pronto con los que serian sus contrincantes, reconociendo de primera vista a 2 de los 5 que se enfrentarían a el -Oh naruhodo.... o lo que sea que signifique, Rauko linda villa, Bio lindo upelero, demases... lindos todos(?)- señalo haciendo un saludo con su cabeza a los demás contrincantes, antes de enfocarse en la pista, ante sus ojos aquello estaba tan claro como si fuera de día(1), palmeo la cabeza del upelero y se preparo para la carrera.
off: habilidad usada:
1_Ojos de Elfo: Puedo ver en detalle hasta 3 veces más lejos que un humano y me basta con la luz de la Luna en la noche para ver como si fuera de día
-Eso es simple, solo busca alguno que combine con mi cabello-
Y así el rubio fue asignado a un upelero de color amarillo también le facilitaron unas cosas para sus ojos que evitarían que el viento entrara en ellos, -Wark! Wark? Warkwark wark?- Zelas observo a la creatura con curiosidad, ¿seria que intentaba comunicarse?, solo para quitarse la duda el no-elfo procedió a responder con un simple -Wark!- ante lo cual el upelero comenzaría a bailar y a realizar una especie de coreografía moviendo sus patas y sus alas al ritmo de una melodía inexistente, cuando Zelas se quiso dar cuenta el también estaba aplaudiendo a un ritmo inexistente, cuando el upelero finalmente termino, este de nuevo emitió su particular sonido -Wark— - para luego levantar una de sus plumas y revelar el orbe donde Zelas guardaba sus espadas.
-En que minuto tu.... Oh, creo que nos vamos a llevar muy bien- señalo el rubio mientras procedía a recuperar el orbe de entre las plumas del upelero y procedía a guardarla en otro bolsillo diferente, el upelero ya le había demostrado que no podía confiar en el que lo había guardado previamente, luego de eso se monto sobre el upelero y se ajusto los cosos eso que parecían lentes pero no tenían aumento(?).
-Muuuy bien ahora vamos a buscar el lugar de la carrera- dijo el rubio para si mismo mientras el upelero avanzaba siguiendo la línea que había en el piso, así fue como se encontró de pronto con los que serian sus contrincantes, reconociendo de primera vista a 2 de los 5 que se enfrentarían a el -Oh naruhodo.... o lo que sea que signifique, Rauko linda villa, Bio lindo upelero, demases... lindos todos(?)- señalo haciendo un saludo con su cabeza a los demás contrincantes, antes de enfocarse en la pista, ante sus ojos aquello estaba tan claro como si fuera de día(1), palmeo la cabeza del upelero y se preparo para la carrera.
off: habilidad usada:
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Zelas Hazelmere
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
Mientras esperábamos que iniciara la carrera y las vacas alrededor discutían sobre si era ético o no comer carne de res común, una nueva vaca apareció y, extrañada, se acercó para hacernos una pregunta importante.
–Pero ¿qué hacen aquí?
El resto intercambiamos miradas.
–Vaca Chonda, es obvio que estamos aquí por la carrera, por supuesto –contestó la vaca Gada.
–Pero la carrera iniciará en la Torre del Callado.
–¿Dónde?
–En la torre del melenudo, la que intentamos invadir la última vez.
–La Torre del silencio –corregí.
–¿El melenudo se llama Silencio? Y luego se burlan de nuestros nombres.
–No, él no se… –Suspiré desistiendo de explicar–. Pero ¿estás segura de lo que dices?
–Claro como la leche.
–Es mentira, todos sabemos que será en…
Y mientras las vacas iniciaban una nueva discusión, esta vez sobre la carrera, opté por alejarme hacia la torre antes de que decidieran luchar otra vez con las ubres.
Un complicado viaje después, finalmente llegué a donde correspondía. Ahorrándome mencionarle a alguien que me había perdido antes, busqué mi montura, un upelero de hermoso plumaje verde, perfecto para combinar con mis ojos y con mi voz. Para llegar a él, tuve que recurrir a todas mis habilidades acrobáticas y mágicas para sortear los obstáculos en forma de excremento repartidos por el establo… Quizás exageré un poco, pero no quería meter la pata.
Una vez en la línea de salida me encontré con un viejo conocido. Pude reconocerlo porque él no había cambiado mucho.
–Ah, sí, hola, es… –alcancé a responder antes de que él me apartara y siguiera su camino– un placer verte –finalicé en un murmullo con desgana. Al instante me olvidé de eso por la agradable presencia de un conocido más amigable y besucón–. Oh, tashikani –improvisé para seguirle el hilo–, sea lo que sea que signifique, pero que imagino que tendrá sentido. Como sea, gracias. La aldea es de un ganado que me he ganado para ya no estar desganado. Si dices que eres mi amigo, te darán leche gratis. Además, el hogar de las vacas es un lugar lindo para vacacionar… Bueno, en realidad eso último no, solo quise hacer juego de palabras, pero no les digas que dije esto.
Poco después una vaca procedió a dar la pertinente explicación sobre la carrera.
No fue muy útil.
Pero luego pasó otra vaca para hacer bien el trabajo.
Tampoco fue muy útil.
–No te preocupes –le dije a Zelas a media voz–, solo haz lo mismo que en las carreras anteriores y estarás bien. –Le mostré una media sonrisa, confiado, y un pulgar arriba.
–Pero ¿qué hacen aquí?
El resto intercambiamos miradas.
–Vaca Chonda, es obvio que estamos aquí por la carrera, por supuesto –contestó la vaca Gada.
–Pero la carrera iniciará en la Torre del Callado.
–¿Dónde?
–En la torre del melenudo, la que intentamos invadir la última vez.
–La Torre del silencio –corregí.
–¿El melenudo se llama Silencio? Y luego se burlan de nuestros nombres.
–No, él no se… –Suspiré desistiendo de explicar–. Pero ¿estás segura de lo que dices?
–Claro como la leche.
–Es mentira, todos sabemos que será en…
Y mientras las vacas iniciaban una nueva discusión, esta vez sobre la carrera, opté por alejarme hacia la torre antes de que decidieran luchar otra vez con las ubres.
Un complicado viaje después, finalmente llegué a donde correspondía. Ahorrándome mencionarle a alguien que me había perdido antes, busqué mi montura, un upelero de hermoso plumaje verde, perfecto para combinar con mis ojos y con mi voz. Para llegar a él, tuve que recurrir a todas mis habilidades acrobáticas y mágicas para sortear los obstáculos en forma de excremento repartidos por el establo… Quizás exageré un poco, pero no quería meter la pata.
Una vez en la línea de salida me encontré con un viejo conocido. Pude reconocerlo porque él no había cambiado mucho.
–Ah, sí, hola, es… –alcancé a responder antes de que él me apartara y siguiera su camino– un placer verte –finalicé en un murmullo con desgana. Al instante me olvidé de eso por la agradable presencia de un conocido más amigable y besucón–. Oh, tashikani –improvisé para seguirle el hilo–, sea lo que sea que signifique, pero que imagino que tendrá sentido. Como sea, gracias. La aldea es de un ganado que me he ganado para ya no estar desganado. Si dices que eres mi amigo, te darán leche gratis. Además, el hogar de las vacas es un lugar lindo para vacacionar… Bueno, en realidad eso último no, solo quise hacer juego de palabras, pero no les digas que dije esto.
Poco después una vaca procedió a dar la pertinente explicación sobre la carrera.
No fue muy útil.
Pero luego pasó otra vaca para hacer bien el trabajo.
Tampoco fue muy útil.
–No te preocupes –le dije a Zelas a media voz–, solo haz lo mismo que en las carreras anteriores y estarás bien. –Le mostré una media sonrisa, confiado, y un pulgar arriba.
Rauko
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
El shock le tenía bloqueada, ella pensaba que sería una buena oportunidad para evaluar su habilidad atlética, en lugar de eso se había apuntado para hacer el ridículo, participaría en una carrera de upeleros, ella nunca había montado un animal de esos, suerte no había firmado con el nombre de su clan, así que al menos no ofendería a sus ancestros.
Estaba tan inmersa en su pánico, que no se percató del tacto familiar que sintió en su hombro y luego un abrazo, la brisa se agito levemente al sentirse aprisionada, se preparaba para conjurar su defensa y mandar contra el techo a su opresor.
- Me alegro de verte mi guerrera norteña.
Reconoció la voz y detuvo su conjuración, la cual había movido los papeles cercanos, provocando que una vaca se tropezara al intentar agarrarlos. Ella observo a su orejudo amigo, sus ojos se enfocaron en la mirada del elfo, incluso cuando este le acomodo sus mechones, movidos también por el viento que conjuró.
- Amigo arlequín – dijo con una sonrisa tras intentar en vano recordar que su profesión se llamaba “bardo”, luego antes de siquiera notar la respuesta facial del elfo procedió a devolverle el abrazo, una costumbre que compartía su gente con los sureños, aunque puede que la fuerza que emplearan los Nakai era un poco excesiva.
- Deben ir a los establos a escoger su montura – les interrumpió una vaca de colores pastel, que había acercado en demasía su rostro al par
- Mmm… vamos – le hizo una seña a su amigo y se aproximaron al sitio donde estaban aquellas curiosas aves – bien animalejos, quien tendrá el honor de cargarme
Grito con una amplia sonrisa al solitario corral, la mayoría de las aves se alertaron al ver la mirada asesina de la dragona, y en especial al notar sus afilados dientes, todas menos una se habían asustado.
- Me llevare la roja – dijo mientras se acercaba a un upelero rojo, que estaba de lado, de tal manera que era su ojo derecho, completamente blanco, el que podía “ver” a la dragona – bueno, por donde me subo – la chica toco al ave, y esta se percató de su presencia, se giró y le vio con su ojo izquierdo el cual a diferencia del derecho era normal.
El ave empezó a agitarse con pánico, detalle que la dragona estaba interpretando como fiereza, así pues, tras varios minutos, y gran cantidad de fallidos intentos, la muchacha logro llegar con su upelero a la línea de partida.
Pensó en ponerle un nombre digno de un ave con su porte, un ser sin miedo, así que el tuerto animal recibió el mote de halcón en llamas.
Estaba tan inmersa en su pánico, que no se percató del tacto familiar que sintió en su hombro y luego un abrazo, la brisa se agito levemente al sentirse aprisionada, se preparaba para conjurar su defensa y mandar contra el techo a su opresor.
- Me alegro de verte mi guerrera norteña.
Reconoció la voz y detuvo su conjuración, la cual había movido los papeles cercanos, provocando que una vaca se tropezara al intentar agarrarlos. Ella observo a su orejudo amigo, sus ojos se enfocaron en la mirada del elfo, incluso cuando este le acomodo sus mechones, movidos también por el viento que conjuró.
- Amigo arlequín – dijo con una sonrisa tras intentar en vano recordar que su profesión se llamaba “bardo”, luego antes de siquiera notar la respuesta facial del elfo procedió a devolverle el abrazo, una costumbre que compartía su gente con los sureños, aunque puede que la fuerza que emplearan los Nakai era un poco excesiva.
- Deben ir a los establos a escoger su montura – les interrumpió una vaca de colores pastel, que había acercado en demasía su rostro al par
- Mmm… vamos – le hizo una seña a su amigo y se aproximaron al sitio donde estaban aquellas curiosas aves – bien animalejos, quien tendrá el honor de cargarme
Grito con una amplia sonrisa al solitario corral, la mayoría de las aves se alertaron al ver la mirada asesina de la dragona, y en especial al notar sus afilados dientes, todas menos una se habían asustado.
- Me llevare la roja – dijo mientras se acercaba a un upelero rojo, que estaba de lado, de tal manera que era su ojo derecho, completamente blanco, el que podía “ver” a la dragona – bueno, por donde me subo – la chica toco al ave, y esta se percató de su presencia, se giró y le vio con su ojo izquierdo el cual a diferencia del derecho era normal.
El ave empezó a agitarse con pánico, detalle que la dragona estaba interpretando como fiereza, así pues, tras varios minutos, y gran cantidad de fallidos intentos, la muchacha logro llegar con su upelero a la línea de partida.
Pensó en ponerle un nombre digno de un ave con su porte, un ser sin miedo, así que el tuerto animal recibió el mote de halcón en llamas.
Akapalotl
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
La máscara de la sonrisa se deslizó un instante, tan fugaz que duró menos de un parpadeo, en el exacto segundo que la palabra “Arlequín” le entró por los oídos.
—Bardo.— Corrigió a la muchacha, ahogando las últimas dos letras por la presión de su abrazo, excesiva e inesperada. Iltharion no esperaba una bienvenida tan cálida, y consideró aquello una muestra de que lo había extrañado. Para no desilusionarte, la apretó contra si, espejando moderadamente su apretón.
Los establos no estaban lejos, pero el camino tardo más de lo que le habría gustado, el lugar estaba lleno de boñigas. Esperaba que no fueran de los hombres vaca, sino de algún tipo de ganado de tiro que hubiesen usado para armar todo aquello en tan poco tiempo. Suficiente le perturbaba el hecho de que llevar las ubres, henchidas, al aire, y las utilizaran para gesticular como si fueran manos, contoneando las caderas para hacerlas bambolearse de la forma en la que querían, como los pendientes de las pezoneras de las bailarinas exóticas.
La cuadra no olía menos a mierda que el exterior porque no estaba ventilado. Entre el alboroto de los pájaros, Iltharion fue hacia un hermoso chocobo azul turquesa. Como ya conocía esos animales, procedió con cautela, le acaricio, el pico, dejo que el animal se acostumbrase a su presencia antes de palmearle animosamente el cuello, y él mismo le quitó los arreos a uno de los hombres vaca para ensillarlo. Estar en sintonía con la montura resultaba clave a la hora de correr una carrera, y lograr que los chobocos obedeciesen.
De soslayo espió al elfo con el choboco verde, le dedicó un gesto animoso para desearle suerte, y siguió contemplando a los que se alistaban. La polla roja de la dragona parecía poco contenta con la jinete que le había tocado, y se sacudía tanto que volaron algunas de sus plumas hasta donde se encontraba. El elfo rio entre dientes, con sutileza, y se decidió en no darle ningún consejo. Una victoria fácil era una victoria, y esperaba ganarle.
Ya montado en el chocobo siguió a Vaca Gadito, el mismo que le había dado los arreos, y que solo distinguió por los pantalones, porque que se veía exactamente igual a los demás. Grotesco, vacuno y no muy listo.
Quieto, sobre la linea de salida, se inclinó elegantemente sobre el cuello de su montura, desde la silla que ocupaba, y escuchó las reglas… perplejo.
—Es decir, ¿No hay más reglas que la de llegar el primero a la meta?.— Encaró una ceja el elfo, intrigando por la peculiaridad de la organización.
—Bardo.— Corrigió a la muchacha, ahogando las últimas dos letras por la presión de su abrazo, excesiva e inesperada. Iltharion no esperaba una bienvenida tan cálida, y consideró aquello una muestra de que lo había extrañado. Para no desilusionarte, la apretó contra si, espejando moderadamente su apretón.
Los establos no estaban lejos, pero el camino tardo más de lo que le habría gustado, el lugar estaba lleno de boñigas. Esperaba que no fueran de los hombres vaca, sino de algún tipo de ganado de tiro que hubiesen usado para armar todo aquello en tan poco tiempo. Suficiente le perturbaba el hecho de que llevar las ubres, henchidas, al aire, y las utilizaran para gesticular como si fueran manos, contoneando las caderas para hacerlas bambolearse de la forma en la que querían, como los pendientes de las pezoneras de las bailarinas exóticas.
La cuadra no olía menos a mierda que el exterior porque no estaba ventilado. Entre el alboroto de los pájaros, Iltharion fue hacia un hermoso chocobo azul turquesa. Como ya conocía esos animales, procedió con cautela, le acaricio, el pico, dejo que el animal se acostumbrase a su presencia antes de palmearle animosamente el cuello, y él mismo le quitó los arreos a uno de los hombres vaca para ensillarlo. Estar en sintonía con la montura resultaba clave a la hora de correr una carrera, y lograr que los chobocos obedeciesen.
De soslayo espió al elfo con el choboco verde, le dedicó un gesto animoso para desearle suerte, y siguió contemplando a los que se alistaban. La polla roja de la dragona parecía poco contenta con la jinete que le había tocado, y se sacudía tanto que volaron algunas de sus plumas hasta donde se encontraba. El elfo rio entre dientes, con sutileza, y se decidió en no darle ningún consejo. Una victoria fácil era una victoria, y esperaba ganarle.
Ya montado en el chocobo siguió a Vaca Gadito, el mismo que le había dado los arreos, y que solo distinguió por los pantalones, porque que se veía exactamente igual a los demás. Grotesco, vacuno y no muy listo.
Quieto, sobre la linea de salida, se inclinó elegantemente sobre el cuello de su montura, desde la silla que ocupaba, y escuchó las reglas… perplejo.
—Es decir, ¿No hay más reglas que la de llegar el primero a la meta?.— Encaró una ceja el elfo, intrigando por la peculiaridad de la organización.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
Una vez terminados los trámites de inscripción a la carrera, que finalmente contaba con un número decente de participantes, el hombre vaca que sostenía la lista volvió a acercarse al trío de visitantes para llamar la atención de la cuerva. - ¡Buenas noticias!, ya tenemos suficientes corredores para la competición, rápido, vaya al establo a elegir su montura. - instó, colocándose tras la morena para empujarla suavemente en dirección al corral en que descansaban los emplumados.
- ¡Mucha suerte! ¡Te estaremos animando desde la valla! - exclamó Raiza, agitando la mano en el aire a modo de despedida mientras la veía alejarse en compañía del hombre bestia bovino. - Vamos, busquemos un buen sitio junto a la línea de salida. - añadió al poco, llevándose a Ivaran con ella. - ¿De verdad crees que es una buena idea dejar que tome parte en esto? - preguntó el elfo, que aún no sabía qué pensar acerca de los organizadores del llamativo evento. - No pretendo ofender pero me da la sensación de que les faltan algunas luces… - habló de nuevo, en voz algo más baja.
Y de pronto se encontraron con una incómoda escena que apoyaba la teoría del joven, dos mujeres vaca peleaban por un lugar en la primera fila del público, agitando las ubres y golpeándose mutuamente con ellas. - Ehh… bueno, ya veo a qué te refieres… - concedió la búfala, pasando de largo hasta una zona menos conflictiva. - Tranquilo, no importa que no sean demasiado listos, Ava se las apañará para completar el recorrido, no tienes que preocuparte por ella… ¡será divertido! - continuó, sin perder el buen humor.
- Parece que no tenemos el mismo concepto de diversión… - murmuró, deteniéndose en cuanto alcanzaron un lugar algo más tranquilo. - Y no te confundas, no estoy preocupado, es solo que no entiendo por qué ha tenido que involucrarse en este sinsentido. - aclaró, apoyando los brazos sobre la valla de madera que cercaba el circuito. - Ella es así, a veces me cuesta predecir sus reacciones… pero eso lo hace todo más emocionante. - soltó Raiza, sonriendo ampliamente.
Resignado a ser un mero espectador entre la multitud mientras la alada se daba un paseo en uno de aquellos descomunales pollos, Ivaran optó por dejar de lado las quejas que le pasaban por la mente y observar al resto de corredores, que ya empezaban a posicionarse en la línea de salida.
Ava iba algo retrasada con respecto a los demás, por lo que para cuando llegó al establo, esquivando de camino la multitud de deposiciones que los animales habían ido dejando a lo largo de la tarde, ya solo quedaban dos upeleros disponibles. El primero que se topó era completamente negro y tenía unos brillantes ojos amarillos, pero nada más intentar acercarse a él comprobó de primera mano que se encontraba alterado por algo y no parecía estar dispuesto a dejar que nadie lo montase, razón por la que en vez de tratar de calmarlo, ya que eso la haría perder más tiempo todavía, optó por probar suerte con el otro ejemplar.
Lentamente avanzó hacia el rincón en que se encontraba el segundo espécimen, cuyo anaranjado plumaje no tenía nada que envidiar al del resto. - Shhh… tranquilo, no voy a hacerte nada… - le susurró, sosteniéndole la mirada mientras alzaba una mano para acariciarle el cuello con suavidad.
Tras un par de minutos, la cuerva finalmente se ganó la confianza de la bestia y pudo sacarla del corral, pero no estaba acostumbrada a usar monturas, básicamente porque gracias a sus alas no le hacía ninguna falta, así que su primer intento de subirse a la silla fracasó estrepitosamente. - Vamos, prueba de nuevo, sujeta bien las correas y afianza los pies en los estribos. - le aconsejó el hombre vaca, consiguiendo que después de un par de tentativas más, la última participante por fin iniciase el trayecto hacia el punto en que esperaban los demás.
Nada más llegar junto al resto, la Midgardiana se permitió echar un vistazo a sus adversarios, alegrándose de no ser la única fémina que tomaba parte en la carrera, pero pronto su atención pasó a centrarse en otro de los individuos, uno cuyo rostro le resultaba familiar a pesar de que no se conocían. - Ese es... sí, ¡es él! - exclamó para sus adentros, al reconocer al elfo peliblanco que salía en el pergamino de recetas que había recibido de un tipo vestido de gomejo.
Los espíritus debían estar de su parte aquella noche, ya que ya no tendría que ir a buscarlo para desentrañar los misterios que encerraba aquel trozo de papel, cuando la competición acabase podría hablar con él y preguntarle directamente.
Off: Me pido un upelero naranja y reconozco a Rauko entre los participantes gracias al video tutorial que me trajo Hyro al taller.
- ¡Mucha suerte! ¡Te estaremos animando desde la valla! - exclamó Raiza, agitando la mano en el aire a modo de despedida mientras la veía alejarse en compañía del hombre bestia bovino. - Vamos, busquemos un buen sitio junto a la línea de salida. - añadió al poco, llevándose a Ivaran con ella. - ¿De verdad crees que es una buena idea dejar que tome parte en esto? - preguntó el elfo, que aún no sabía qué pensar acerca de los organizadores del llamativo evento. - No pretendo ofender pero me da la sensación de que les faltan algunas luces… - habló de nuevo, en voz algo más baja.
Y de pronto se encontraron con una incómoda escena que apoyaba la teoría del joven, dos mujeres vaca peleaban por un lugar en la primera fila del público, agitando las ubres y golpeándose mutuamente con ellas. - Ehh… bueno, ya veo a qué te refieres… - concedió la búfala, pasando de largo hasta una zona menos conflictiva. - Tranquilo, no importa que no sean demasiado listos, Ava se las apañará para completar el recorrido, no tienes que preocuparte por ella… ¡será divertido! - continuó, sin perder el buen humor.
- Parece que no tenemos el mismo concepto de diversión… - murmuró, deteniéndose en cuanto alcanzaron un lugar algo más tranquilo. - Y no te confundas, no estoy preocupado, es solo que no entiendo por qué ha tenido que involucrarse en este sinsentido. - aclaró, apoyando los brazos sobre la valla de madera que cercaba el circuito. - Ella es así, a veces me cuesta predecir sus reacciones… pero eso lo hace todo más emocionante. - soltó Raiza, sonriendo ampliamente.
Resignado a ser un mero espectador entre la multitud mientras la alada se daba un paseo en uno de aquellos descomunales pollos, Ivaran optó por dejar de lado las quejas que le pasaban por la mente y observar al resto de corredores, que ya empezaban a posicionarse en la línea de salida.
Ava iba algo retrasada con respecto a los demás, por lo que para cuando llegó al establo, esquivando de camino la multitud de deposiciones que los animales habían ido dejando a lo largo de la tarde, ya solo quedaban dos upeleros disponibles. El primero que se topó era completamente negro y tenía unos brillantes ojos amarillos, pero nada más intentar acercarse a él comprobó de primera mano que se encontraba alterado por algo y no parecía estar dispuesto a dejar que nadie lo montase, razón por la que en vez de tratar de calmarlo, ya que eso la haría perder más tiempo todavía, optó por probar suerte con el otro ejemplar.
Lentamente avanzó hacia el rincón en que se encontraba el segundo espécimen, cuyo anaranjado plumaje no tenía nada que envidiar al del resto. - Shhh… tranquilo, no voy a hacerte nada… - le susurró, sosteniéndole la mirada mientras alzaba una mano para acariciarle el cuello con suavidad.
Tras un par de minutos, la cuerva finalmente se ganó la confianza de la bestia y pudo sacarla del corral, pero no estaba acostumbrada a usar monturas, básicamente porque gracias a sus alas no le hacía ninguna falta, así que su primer intento de subirse a la silla fracasó estrepitosamente. - Vamos, prueba de nuevo, sujeta bien las correas y afianza los pies en los estribos. - le aconsejó el hombre vaca, consiguiendo que después de un par de tentativas más, la última participante por fin iniciase el trayecto hacia el punto en que esperaban los demás.
Nada más llegar junto al resto, la Midgardiana se permitió echar un vistazo a sus adversarios, alegrándose de no ser la única fémina que tomaba parte en la carrera, pero pronto su atención pasó a centrarse en otro de los individuos, uno cuyo rostro le resultaba familiar a pesar de que no se conocían. - Ese es... sí, ¡es él! - exclamó para sus adentros, al reconocer al elfo peliblanco que salía en el pergamino de recetas que había recibido de un tipo vestido de gomejo.
Los espíritus debían estar de su parte aquella noche, ya que ya no tendría que ir a buscarlo para desentrañar los misterios que encerraba aquel trozo de papel, cuando la competición acabase podría hablar con él y preguntarle directamente.
Off: Me pido un upelero naranja y reconozco a Rauko entre los participantes gracias al video tutorial que me trajo Hyro al taller.
Ava Kenrith
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
Era una noche tormentosa y fría, y los dos pequeños, que no medían más de 15 centímetros, discutían acaloradamente de temas cuya trascendencia superaba los límites del entendimiento humano -¿De qué hablas? Estás demente. Un pedo de un Zelas podría derretir las bragas de una Reike en segundos- Decía el primero de ellos, el pequeño Choxy, de la corte de Primavera, un fanáticos de los elfos allá donde fueran.
Claro, si las llevara, pero ella podría vencer a cualquier orejudo con solo hacerle ver su espantoso vestido de sirvienta- Respondió el Otoñel con vehemencia, un pequeño fae de la corte de otoño y que detestaba a los elfos con todos su ser -Creo que solo hay una manera de arreglar esto- Dijo Choxy mientras miraba a un par de upeleros que marchaban a toda prisa sin rumbo fijo. De las patas de uno de ellos se desprendió un pequeño cartel que se estrelló contra el cuerpo de Otoñel y les dio la solución.
¿Estás pensando lo mismo que yo?- Preguntó Choxy con una risa macabra -Tal vez, pero ¿cómo le pondremos el disfraz de sirvienta al upelero?- Respondió Otoñel antes de recibir un golpe con el cartel hecho tubito -No, estúpido, haremos una apuesta- Sin esperar más, Choxy tomó a su antagonista compañero de una pata y lo arrastró a través de un pequeño portal hasta las cercanías de la carrera de upeleros que se organizaba -Mira qué fácil. Hay seis participantes: tres elfos y tres personas- Dijo Otoñel comenzando a comprender la situación -Digamos que si alguno de los elfos gana la carrera, te daré la razón y habrás ganado. Pero si uno de los otros gana, entonces yo habré ganado- Propuso lo que parecía un trato justo.
Desde luego, ninguno de los dos pequeñines pensaba en una batalla justa. Jugar limpio es para los débiles, así que ambos dejaron regadas algunas trampas mágicas por todo el circuito de la carrera, con el fin de favorecer a su equipo, aunque nada aseguraba que los de su propio equipo no pudieran ser perjudicado por esos efectos y que le saliera el curo por la tirata, o algo así.
Era una noche tormentosa y fría, lejos en algún lugar, pero no en la Playa de los Ancestros, donde el clima era perfecto para una carrera de upeleros entrenados por vacas. Nada podía salir mal. Y no tengo idea de quiénes fueran esos ancestros, pero seguramente al terminar la noche estarían profundamente avergonzados -Muy bien, prepárense para perder- Dije animado mientras trataba de que mi upelero quedara mirando en dirección a la salida y no al contrario.
Los participantes, o más bien, candidatos a la derrota, habían ido llegando poco a poco para colocarse en la línea de salida -Saludos, joven Selaz- Respondí al primero de ellos. Otros habían ido llegando, Rauko desde luego no faltaba a ninguna, aunque esperaba que esta vez perdiera -No te vayas a comer al pollo, Akapita- Le dije a la dragoncita con cuidado de que no se enojara y me comiera a mí, parecía que siempre estaba enojada, aunque, qué se yo, quizá tenía un periodo menstrual muy largo.
El elfo pelinaranja me daba mala espina, en serio, muy mala espina -Hay que tenerlo vigilado- Pensé sin decir nada y luego me detuve a ver a esa cosa tratando de identificar claramente lo que era. Un cuervo, un toro, tenía características de ambos, y solo una imagen me saturaba la mente con espanto -Con paciencia y calmita- Dije en mi mente imaginando ese terrible momento en que un toro y una cuervita… Bueno, no soy quién para juzgar.
Me encontraba distraído entendiendo los secretos de su fecundación cuando la Vaca Gona dio la voz de partida -¡Corre como el viento, Chocopollo!- Grité con fuerza y me aferré con vehemencia a las riendas del upelero, que avanzó sin detenerse pero en dirección contraria -No, no, no, para el otro lado- Lo hice girar del golpe y al fin volvimos a la carga, pasando entre los otros competidores y haciendo un desnalgue de plumas hacia todos lados -¡Lo lamento!- Les grité hacia atrás mientras me alejaba sin lamentarlo ni un poquito.
El camino se nos hizo corto. Chocopollo corría como si no hubiera mañana, y ciertamente creo que para él no habría un mañana porque estaba marcado para convertirse en sopa, aunque era algo que por ahora no debía saber. Avancé hasta un pequeño e inestable puente que habían construido las vacas y que nos llevaría hacia un pequeño pedazo del bosque en llamas, y me entristeció que no hubiera llamas, o sea, había fuego, pero no llamas, de las que escupen, pero, en fin, ahí estaba, pasando el puente a una velocidad vertiginosa y pensando en qué me iba a gastar esos 500 aeros del premio que por primera vez no salían de mi bolsillo.
Claro, si las llevara, pero ella podría vencer a cualquier orejudo con solo hacerle ver su espantoso vestido de sirvienta- Respondió el Otoñel con vehemencia, un pequeño fae de la corte de otoño y que detestaba a los elfos con todos su ser -Creo que solo hay una manera de arreglar esto- Dijo Choxy mientras miraba a un par de upeleros que marchaban a toda prisa sin rumbo fijo. De las patas de uno de ellos se desprendió un pequeño cartel que se estrelló contra el cuerpo de Otoñel y les dio la solución.
¿Estás pensando lo mismo que yo?- Preguntó Choxy con una risa macabra -Tal vez, pero ¿cómo le pondremos el disfraz de sirvienta al upelero?- Respondió Otoñel antes de recibir un golpe con el cartel hecho tubito -No, estúpido, haremos una apuesta- Sin esperar más, Choxy tomó a su antagonista compañero de una pata y lo arrastró a través de un pequeño portal hasta las cercanías de la carrera de upeleros que se organizaba -Mira qué fácil. Hay seis participantes: tres elfos y tres personas- Dijo Otoñel comenzando a comprender la situación -Digamos que si alguno de los elfos gana la carrera, te daré la razón y habrás ganado. Pero si uno de los otros gana, entonces yo habré ganado- Propuso lo que parecía un trato justo.
Desde luego, ninguno de los dos pequeñines pensaba en una batalla justa. Jugar limpio es para los débiles, así que ambos dejaron regadas algunas trampas mágicas por todo el circuito de la carrera, con el fin de favorecer a su equipo, aunque nada aseguraba que los de su propio equipo no pudieran ser perjudicado por esos efectos y que le saliera el curo por la tirata, o algo así.
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Era una noche tormentosa y fría, lejos en algún lugar, pero no en la Playa de los Ancestros, donde el clima era perfecto para una carrera de upeleros entrenados por vacas. Nada podía salir mal. Y no tengo idea de quiénes fueran esos ancestros, pero seguramente al terminar la noche estarían profundamente avergonzados -Muy bien, prepárense para perder- Dije animado mientras trataba de que mi upelero quedara mirando en dirección a la salida y no al contrario.
Los participantes, o más bien, candidatos a la derrota, habían ido llegando poco a poco para colocarse en la línea de salida -Saludos, joven Selaz- Respondí al primero de ellos. Otros habían ido llegando, Rauko desde luego no faltaba a ninguna, aunque esperaba que esta vez perdiera -No te vayas a comer al pollo, Akapita- Le dije a la dragoncita con cuidado de que no se enojara y me comiera a mí, parecía que siempre estaba enojada, aunque, qué se yo, quizá tenía un periodo menstrual muy largo.
El elfo pelinaranja me daba mala espina, en serio, muy mala espina -Hay que tenerlo vigilado- Pensé sin decir nada y luego me detuve a ver a esa cosa tratando de identificar claramente lo que era. Un cuervo, un toro, tenía características de ambos, y solo una imagen me saturaba la mente con espanto -Con paciencia y calmita- Dije en mi mente imaginando ese terrible momento en que un toro y una cuervita… Bueno, no soy quién para juzgar.
Me encontraba distraído entendiendo los secretos de su fecundación cuando la Vaca Gona dio la voz de partida -¡Corre como el viento, Chocopollo!- Grité con fuerza y me aferré con vehemencia a las riendas del upelero, que avanzó sin detenerse pero en dirección contraria -No, no, no, para el otro lado- Lo hice girar del golpe y al fin volvimos a la carga, pasando entre los otros competidores y haciendo un desnalgue de plumas hacia todos lados -¡Lo lamento!- Les grité hacia atrás mientras me alejaba sin lamentarlo ni un poquito.
El camino se nos hizo corto. Chocopollo corría como si no hubiera mañana, y ciertamente creo que para él no habría un mañana porque estaba marcado para convertirse en sopa, aunque era algo que por ahora no debía saber. Avancé hasta un pequeño e inestable puente que habían construido las vacas y que nos llevaría hacia un pequeño pedazo del bosque en llamas, y me entristeció que no hubiera llamas, o sea, había fuego, pero no llamas, de las que escupen, pero, en fin, ahí estaba, pasando el puente a una velocidad vertiginosa y pensando en qué me iba a gastar esos 500 aeros del premio que por primera vez no salían de mi bolsillo.
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Instrucciones: durante la carrera, antes de cada post deberán lanzar una runa en -[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]- para conocer cuántas casillas avanzarán al responder. El avance dependerá de la calidad de la runa que les salga, en el siguiente orden:- Runa muy mala: Avanza 1
- Runa mala: Avanza 2
- Runa media: Avanza 3
- Runa buena: Avanza 4
- Runa muy buena: Avanza 5
En cada ronda iré actualizando las posiciones de cada quién dentro del minimapa.
En esta ocasión, unos pequeños faes han metido sus manos en la pista, colocando algunos efectos mágicos que han formado ciertas casillas especiales. Al caer en ellas (casillas rojas numeradas), recibirán diferentes efectos, que pueden ser positivos o negativos, y que podrán leer en la siguiente lista:
- Clic aquí para ver la lista:
1: Línea de salida: De ahí comienzan.
4: Pasando el puente: La inercia te hace avanzar una casilla extra.
7: En llamas: El bosque de fuego no es una metáfora, los upeleros corren con dificultad en el terreno y pierdes velocidad. Retrocedes a la casilla anterior.
10: Territorio Nousista: No hay una explicación, solo es culpa de Nousis. Has sido marcado y cambiarás de posición con el próximo que pase por esta casilla.
13: Atajo: Si encuentras este atajo podrás evitar los peligrosos túneles olvidados y avanzar por una ruta más corta.
16a: Túneles olvidados: Podrás lanzar un murciélago teledirigido que perseguirá al que vaya en primer lugar, haciendo que en su próxima tirada retroceda en vez de avanzar.
16b: Conductor temerario: Alcanzas una gran velocidad a través del atajo. Avanza dos casillas.
20: Fuego de dragón: Cuidado, hay dragones atacando Villarauko. El miedo hará que tu upelero marche más rápido. Duplica el resultado de tu próxima tirada.
23: Ruinas malditas: Ha sido un viaje extraño. ¿Lograste salir o quedaste atrapado? Cambia de lugar con quien vaya más cerca detrás de ti.
27: El turbo activado: Una larga recta le da velocidad a tu upelero. Avanza una casilla extra.
30: ¿De dónde salió esa [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]?: El monstruo te detiene y evita tu progreso. Retrocedes 4 casillas.
33: ¿Ahora piratas? ¿Pero esto qué es?: Los piratas lastiman a tu upelero. En tu próxima tirada avanzarás solo la mitad del resultado de tu runa.
37: Línea de llegada: Pues eso, ahí llegan.
Adicionalmente, en cada ronda podrán lanzar un dado de 13 caras que les dará Aeros de Bebé Barbudo (ABB), según la cifra del dado. Cada vez que junten 10 de estas monedas especiales, podrán cambiarlas por un superpoder de la lista que se muestra a continuación:
- Lista de poderes:
1: Pedo embotellado de Zelas.
La botella caerá y se romperá sobre el corredor que selecciones. Intercambiarás con él todos los poderes que tengan.
2: Ropa interior de Cohen (para la cabeza del chocobo).
Sube dos niveles de suerte en tu siguiente tirada de runas.
3: Cabellera de Nousis (peluca para el chocobo).
Si alguien tiene o usa un poder que afectará a otro, róbalo en la misma ronda para usarlo como si fuera tuyo.
4: Comida de Iori.
Marca tu casilla. El siguiente corredor que alcance el sitio, resbalará en un charco marrón, restándole una casilla por esa ronda.
5: Disfraz de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] de Reike.
Selecciona a un corredor y le caerá el vestido. La suerte del objetivo en la siguiente ronda será la peor.
6: Disfraz de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] de Meraxes.
Tu suerte de esta ronda se convierte en la mejor.
7: Sombrero de Elian (para la cola del chocobo).
Puedes intercambiar tu posición con la del corredor que va delante de ti.
8: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] maldición de Corlys.
Selecciona a un corredor y este se convertirá en un kiwi negro por una ronda, impidiéndole usar poderes.
9: Cerveza de Gaegel.
Empapado en cerveza, no serás afectado por casillas rojas durante una ronda.
10: Martillo de Golosina.
Si eres objetivo de un poder, podrás batearlo hacia otro corredor.
- Aeros Bebé Barbudo:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Estos poderes solo pueden ser canjeados una vez, así que apresúrate en tomar el que quieres antes de que otro lo haga. No es necesario usarlos en la misma ronda en que los canjeas, puedes guardarlos para otro momento.
Resumen para dummies: Antes de cada ronda se lanza una runa para conocer el avance, y un dado para juntar monedas y comprar superpoderes. Perderán los que no ganen, pero el ganador se lleva 500 aeros. En caso de un empate, se lanzará un dado de 13 caras adicional y ganará quien tenga el número más bajo. Para agilizar el tema, no habrá orden de posteo, siempre que nadie postee dos veces en la misma ronda ni dos veces seguidas.
Puedes leer sobre los faes, por mórbida curiosidad [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
Si luego de leer todo esto aún tienes preguntas, este video aclarará todas tus dudas acerca de este tema, tus problemas, el sentido de la vida, el tamaño del universo, el origen del mundo, todo, en serio todo.
- Respuestas a todo:
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
Las reglas estaban impartidas, los corredores estaban preparados, las vacas estaban en posición y por sobre todas las cosas Rauko le había dado un consejo bastante bueno. -solo haz lo mismo que en las carreras anteriores y estarás bien.- le había comentado su amigo, sin embargo, le tomo un tiempo caer en cuenta de que el no había participado en ninguna carrera como esta antes.
Su upelero había avanzado sin que el se lo hubiese mandado lo cual por un lado le sirvió puesto que su mente divagaba sobre las posibilidades y lo que tendría que hacer cuando de la nada y de la misma forma que su montura avanzo, esta se detuvo de golpe despues de haber avanzado un par de metros, fue entonces que una de las vacas, la vaca rajo para ser mas exactos se acerco a el y le dio una bolsita con monedas, eran aeros con la cara de un bebé barbudo que reconoció de inmediato -Ya era hora que le hicieran un reconocimiento, ese bebé esta rotísimo- señalo mientras esperaba a que su upelero tuviera ganas de moverse de nueva cuenta.
-Puedes intercambiar tus abb por alguna de estas cosas- señalo la vaca rajo mostrándole una lista de ítems mas que interesantes, sobre todo el primero puesto que no recordaba que alguien anduviera con un frasco al momento de que tuvo aquel incidente, pero lo que mas le llamo la atención fue el hecho de que alguien capitalizara la idea y que a el no se le hubiera ocurrido antes, -Dame la botella con mis pedos mágicos, se de primera mano que esto me servirá en algún momento- señalo mientras realizaba el intercambio y se guardaba la botella para ocuparla mas adelante en la carrera.
OFF: consegui 13 abb en mi tirada de dados y procedo a gastar 10 para comprar la botella que contiene mis pedos mágicos XDD
Su upelero había avanzado sin que el se lo hubiese mandado lo cual por un lado le sirvió puesto que su mente divagaba sobre las posibilidades y lo que tendría que hacer cuando de la nada y de la misma forma que su montura avanzo, esta se detuvo de golpe despues de haber avanzado un par de metros, fue entonces que una de las vacas, la vaca rajo para ser mas exactos se acerco a el y le dio una bolsita con monedas, eran aeros con la cara de un bebé barbudo que reconoció de inmediato -Ya era hora que le hicieran un reconocimiento, ese bebé esta rotísimo- señalo mientras esperaba a que su upelero tuviera ganas de moverse de nueva cuenta.
-Puedes intercambiar tus abb por alguna de estas cosas- señalo la vaca rajo mostrándole una lista de ítems mas que interesantes, sobre todo el primero puesto que no recordaba que alguien anduviera con un frasco al momento de que tuvo aquel incidente, pero lo que mas le llamo la atención fue el hecho de que alguien capitalizara la idea y que a el no se le hubiera ocurrido antes, -Dame la botella con mis pedos mágicos, se de primera mano que esto me servirá en algún momento- señalo mientras realizaba el intercambio y se guardaba la botella para ocuparla mas adelante en la carrera.
OFF: consegui 13 abb en mi tirada de dados y procedo a gastar 10 para comprar la botella que contiene mis pedos mágicos XDD
Zelas Hazelmere
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
—Te veo en la meta, preciosa.— Se despidió de la mujer dragón, dedicándole un guiño y una sonrisa picaresca.
Iltharion golpeo con los talones los costados de su upelero, y enseguida se lanzó a correr al lado del resto. El paso de su animal era rápido, pero no tanto como aquellos que le precedían, y a los pocos metros podía observar el culo de los demás upeleros y sus jinetes, una vista que habría sido más interesante si los que encabezaban la fila no hubieran sido todos varones.
El elfo, sin embargo, no se preocupó, esa no era su primera carrera, y sabía que un buen ritmo constante era mejor que correr mucho al principio y tener un upelero, cansado e incapaz de correr en los últimos metros.
Mientras avanzaba, inclinado sobre el plumado y suave cuello de su montura, se permitió pasar la vista entre los espectadores. En otras competiciones, el público había estado compuesto por un surtido de féminas de origen humilde y belleza variada, por desgracia, esta vez, el tipo de ubres que podía observar sacudiéndose al ritmo de los vítores, eran ubres de vaca. Su entusiasmo decayó un poco ante la falta de incentivos, hasta que la bonita y recelosa mercenaria que lo había desafiado a participar le obsequió con un soberbio gesto entre el gentío.
Con renovadas ganas de ganar, el elfo se enderezó apenas sobre el upelero, y le atosigo el costado con el canto de las botas.
—Vamos bonito, si llegas el primero a la meta, te conseguiré un buen cubo de jugosos y rollizos gusanos.-Le prometió en voz baja al upelero.
Quien sabe si por la promesa del bardo, o por la propia inercia de su avance, el upelero logró avanzar hasta llegar a la altura de sus cofrades.
Iltharion sonrió, y busco a la mercenaria entre las gradas, un destello mágico fue captado por el rabillo del ojo, el brillo del fae que apostaba por su gente, y de golpe, el hijo de sandorai se sintió más cómodo en la silla. Más tarde, cuando la carrera hubiese terminado, descubriría que su repentina comodidad se debía a la mágica aparición de unos calzones que no le pertenecían.
Offrol: comrpo los clazones de cohen con 10 de mis 11 monedillas, y avanzo con el bonus de la casilla roja.
Iltharion golpeo con los talones los costados de su upelero, y enseguida se lanzó a correr al lado del resto. El paso de su animal era rápido, pero no tanto como aquellos que le precedían, y a los pocos metros podía observar el culo de los demás upeleros y sus jinetes, una vista que habría sido más interesante si los que encabezaban la fila no hubieran sido todos varones.
El elfo, sin embargo, no se preocupó, esa no era su primera carrera, y sabía que un buen ritmo constante era mejor que correr mucho al principio y tener un upelero, cansado e incapaz de correr en los últimos metros.
Mientras avanzaba, inclinado sobre el plumado y suave cuello de su montura, se permitió pasar la vista entre los espectadores. En otras competiciones, el público había estado compuesto por un surtido de féminas de origen humilde y belleza variada, por desgracia, esta vez, el tipo de ubres que podía observar sacudiéndose al ritmo de los vítores, eran ubres de vaca. Su entusiasmo decayó un poco ante la falta de incentivos, hasta que la bonita y recelosa mercenaria que lo había desafiado a participar le obsequió con un soberbio gesto entre el gentío.
Con renovadas ganas de ganar, el elfo se enderezó apenas sobre el upelero, y le atosigo el costado con el canto de las botas.
—Vamos bonito, si llegas el primero a la meta, te conseguiré un buen cubo de jugosos y rollizos gusanos.-Le prometió en voz baja al upelero.
Quien sabe si por la promesa del bardo, o por la propia inercia de su avance, el upelero logró avanzar hasta llegar a la altura de sus cofrades.
Iltharion sonrió, y busco a la mercenaria entre las gradas, un destello mágico fue captado por el rabillo del ojo, el brillo del fae que apostaba por su gente, y de golpe, el hijo de sandorai se sintió más cómodo en la silla. Más tarde, cuando la carrera hubiese terminado, descubriría que su repentina comodidad se debía a la mágica aparición de unos calzones que no le pertenecían.
Offrol: comrpo los clazones de cohen con 10 de mis 11 monedillas, y avanzo con el bonus de la casilla roja.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
- Ya veremos – respondió la dragona al bardo, mientras con sus piernas apuraba al ave, esta no reacciono, es más la criatura bostezo - ¡muévete!
Los demás upeleros ya se habían marchado, una cortina de polvo se había elevado, detrás de ella estaba Akapalotl, la muchacha tras dar varias patadas había logrado que la criatura espabilara, pero no corría, solo caminaba, ya con su minúscula paciencia agotada, la chica procedió a amenazar con furia al animal, el pajarraco se giró y con su único ojo funcional vio las fauces de la dragona.
Como alma que lleva el diablo o más bien pollo descabezado el ave arranco, acelero al punto que algunos hombres vacas pensaron que aquel upelero podría volar, no obstante no fue una línea recta, el animalejo estaba en pánico y giraba de mas, estuvo a punto de subirse a las gradas, pero la dragona con un apretón de las riendas logro que este solo caminara por el borde de la ruta.
- ¡Quítate! – grito a todo pulmón la dragona a un individuo que termino cayendo de cola al esquivar al upelero rojo, este respiro tranquilo, pero luego se tocó la cabeza, algo le faltaba, su sombrero ahora estaba en la cabeza del pajarraco.
El ave poco a poco dejo de correr en pánico, tomaba una velocidad menos errática, más constante, sacudió su cabeza para mirar si aquella bestia ya no seguía detrás de él, el sombrero que tenía voló y cubrió el rostro de la chica, por lo cual el pájaro finalmente descanso.
La dragona se acomodó el sombrero, miro al frente, aunque su upelero estaba desacelerando, la prisa le había permitido alcanzar a los demás.
- parece que nos vimos antes de la meta – le grito a su amigo el arlequín
Offrol: compró el Sombrero de Elian (para la cola del chocobo), también avanzo por la casilla roja.
Los demás upeleros ya se habían marchado, una cortina de polvo se había elevado, detrás de ella estaba Akapalotl, la muchacha tras dar varias patadas había logrado que la criatura espabilara, pero no corría, solo caminaba, ya con su minúscula paciencia agotada, la chica procedió a amenazar con furia al animal, el pajarraco se giró y con su único ojo funcional vio las fauces de la dragona.
Como alma que lleva el diablo o más bien pollo descabezado el ave arranco, acelero al punto que algunos hombres vacas pensaron que aquel upelero podría volar, no obstante no fue una línea recta, el animalejo estaba en pánico y giraba de mas, estuvo a punto de subirse a las gradas, pero la dragona con un apretón de las riendas logro que este solo caminara por el borde de la ruta.
- ¡Quítate! – grito a todo pulmón la dragona a un individuo que termino cayendo de cola al esquivar al upelero rojo, este respiro tranquilo, pero luego se tocó la cabeza, algo le faltaba, su sombrero ahora estaba en la cabeza del pajarraco.
El ave poco a poco dejo de correr en pánico, tomaba una velocidad menos errática, más constante, sacudió su cabeza para mirar si aquella bestia ya no seguía detrás de él, el sombrero que tenía voló y cubrió el rostro de la chica, por lo cual el pájaro finalmente descanso.
La dragona se acomodó el sombrero, miro al frente, aunque su upelero estaba desacelerando, la prisa le había permitido alcanzar a los demás.
- parece que nos vimos antes de la meta – le grito a su amigo el arlequín
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Akapalotl
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
Una vez escuchadas las vagas explicaciones acerca de las normas, o más bien la norma, ya que solo había una y era que el primero en llegar a la meta ganaba, Ava se preparó para la inminente salida. Sujetando firmemente las correas que rodeaban el cuello de su montura, plegó las alas por completo para no entorpecer los movimientos del animal y se inclinó ligeramente hacia delante, permitiéndose echar un vistazo a lo que les esperaba gracias a su aguda visión.
Solo un pequeño tramo de playa los separaba del puente que conectaba con el ardiente bosque del otro lado, terreno en que sin duda tendría que extremar las precauciones ya que no tenía idea de cómo reaccionaría su emplumado amigo a la proximidad del fuego. - Debo mantenerlo lejos de las llamas para que no se altere… - murmuró, sabiendo que de darse el caso, con la poca experiencia que tenía como jinete lo más probable era que acabase tirándola de la silla.
Por suerte no le costaría alcanzarlo si eso llegaba a pasar, ventajas de descender de un cuervo, pero prefería evitar cualquier obstáculo que la retrasase, aquella seguía siendo una carrera y aunque se había inscrito por mero impulso, no quería quedar en mal lugar.
Distraída con sus pensamientos, la morena no reaccionó tan rápido como el resto, por lo que no tardaron en echársele delante en cuanto el hombre vaca anunció el comienzo de la competición. - Vamos allá. - susurró, azuzando al ave con un repentino toque de las botas en los costados. El upelero respondió y empezó a correr detrás de los demás, pero ya iban con cierta desventaja, tendrían que recuperar los valiosos segundos que habían perdido de algún modo.
Mientras Ava intentaba que su anaranjado pollo acelerase para recortar algo de distancia con los otros participantes, alcanzó a ver como la mujer que iba por delante de ella casi se iba contra la grada, evitando el desastre en el último momento pero provocando que uno de los espectadores terminase cayendo de culo dentro del circuito. - ¡Esquívalo! - soltó, tirando de uno de los lados de la correa para hacer girar bruscamente a su montura.
Lo que no tuvo en cuenta es que al hacer dicho movimiento, llevó al emplumado hacia uno de los llameantes bordes del camino, y ante la visión del fuego, la bestia, despavorida, aumentó de golpe la velocidad. - ¡No! ¡Cálmate! - exclamó, aferrándose a su cuello para que lo la tirase mientras trataba de reconducirlo al centro.
Poco a poco, la alada consiguió que se fuese moviendo en la dirección que quería, y tras unos instantes, gracias a los espíritus, el upelero empezó a tranquilizarse, justo cuando debido a aquel desesperado acelerón, lograron alcanzar al resto de competidores. - Al menos ha servido de algo, debo aprovecharlo para no volver a quedarme atrás… - pensó, irguiéndose un poco en la silla al llegar a la altura del grupo.
De momento parecía que la carrera iba bastante igualada, pero aquello solo acababa de comenzar, aún quedaba bastante circuito por delante.
Off: Aprovecho mi habilidad racial
Sentidos Bestiales: Mis rasgos animales mejoran mi sentido de la vista y el oído, duplicando su potencia.
Paso por la casilla roja y los alcanzo.
Bio, perdón por el trauma que mi existencia te ha provocado (?) xD
Recuento de ABB: 8
Solo un pequeño tramo de playa los separaba del puente que conectaba con el ardiente bosque del otro lado, terreno en que sin duda tendría que extremar las precauciones ya que no tenía idea de cómo reaccionaría su emplumado amigo a la proximidad del fuego. - Debo mantenerlo lejos de las llamas para que no se altere… - murmuró, sabiendo que de darse el caso, con la poca experiencia que tenía como jinete lo más probable era que acabase tirándola de la silla.
Por suerte no le costaría alcanzarlo si eso llegaba a pasar, ventajas de descender de un cuervo, pero prefería evitar cualquier obstáculo que la retrasase, aquella seguía siendo una carrera y aunque se había inscrito por mero impulso, no quería quedar en mal lugar.
Distraída con sus pensamientos, la morena no reaccionó tan rápido como el resto, por lo que no tardaron en echársele delante en cuanto el hombre vaca anunció el comienzo de la competición. - Vamos allá. - susurró, azuzando al ave con un repentino toque de las botas en los costados. El upelero respondió y empezó a correr detrás de los demás, pero ya iban con cierta desventaja, tendrían que recuperar los valiosos segundos que habían perdido de algún modo.
Mientras Ava intentaba que su anaranjado pollo acelerase para recortar algo de distancia con los otros participantes, alcanzó a ver como la mujer que iba por delante de ella casi se iba contra la grada, evitando el desastre en el último momento pero provocando que uno de los espectadores terminase cayendo de culo dentro del circuito. - ¡Esquívalo! - soltó, tirando de uno de los lados de la correa para hacer girar bruscamente a su montura.
Lo que no tuvo en cuenta es que al hacer dicho movimiento, llevó al emplumado hacia uno de los llameantes bordes del camino, y ante la visión del fuego, la bestia, despavorida, aumentó de golpe la velocidad. - ¡No! ¡Cálmate! - exclamó, aferrándose a su cuello para que lo la tirase mientras trataba de reconducirlo al centro.
Poco a poco, la alada consiguió que se fuese moviendo en la dirección que quería, y tras unos instantes, gracias a los espíritus, el upelero empezó a tranquilizarse, justo cuando debido a aquel desesperado acelerón, lograron alcanzar al resto de competidores. - Al menos ha servido de algo, debo aprovecharlo para no volver a quedarme atrás… - pensó, irguiéndose un poco en la silla al llegar a la altura del grupo.
De momento parecía que la carrera iba bastante igualada, pero aquello solo acababa de comenzar, aún quedaba bastante circuito por delante.
Off: Aprovecho mi habilidad racial
Sentidos Bestiales: Mis rasgos animales mejoran mi sentido de la vista y el oído, duplicando su potencia.
Paso por la casilla roja y los alcanzo.
Bio, perdón por el trauma que mi existencia te ha provocado (?) xD
Recuento de ABB: 8
Ava Kenrith
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
Antes de darme cuenta, vaca Gadora se había acercado a mi lado para algo, quizás para darme ánimos o quizás para advertirme de alguna amenaza mortal e inexorable. Sea como sea, no llegó a decir nada antes de que mi upelero, haciendo alarde de una flexibilidad imposible de su cuello, se contorsionó para picotear a la vaca, específicamente en las ubres, para succionar leche o solo por malicia.
Justo entonces la carrera inició, mi upelero arrancó a correr usando a la vaca como trampolín y me olvidé de aquel extraño incidente; algo más se volvió el centro de mis pensamientos: mi upelero, en vez de correr con la cabeza al frente, iba a la inversa. Por suerte avanzaba al lugar correcto, pero su comportamiento seguía siendo un enigma desconcertante.
«¿Por qué siempre me toca el pollo tonto?». Incapaz de hallar una respuesta, opté por reacomodarme sobre su lomo y mirar a donde apuntaba su cola. Y justo a tiempo, pues pronto comenzó a desviarse del camino, como si no pudiera ver... Bueno, quizás era por eso.
–Lo que faltaba –rezongué–, al final resultará que sería más eficiente correr con mis propias piernas y mi magia espectacular.
Sujeté la cola del animal y tiré en la dirección en la que deseaba ir. Mi upelero emitió un alarido, uno que combinó chillido, graznido, rugido y algo indescriptible, y redirigió sus pasos hacia el puente.
Entonces pude ver el horrible paisaje que nos esperaba al otro lado.
«¿Las vacas causaron tal desastre para la carrera?», me pregunté, preocupado por la cordura de las vacas, como si incendiar un bosque fuera lo más raro de todo lo que habían hecho estas personas que estaban locas como cabras. «Deberé vaquearlas por el camino correcto», concluí.
Escuché un chapoteo que me sacó de mis cavilaciones irrelevantes. Luego sentí la humedad en mis pies. Bajé la mirada, temiendo que se tratara de lo que ya podía intuir, y entonces, viendo la verdad esperada pero igual de decepcionante, dejé escapar un largo suspiro.
–Chico –empecé, con todo didáctico–, hay tres cosas en la vida que debes aprender: uno, nunca aceptes llevar un carruaje de alguien que no conozcas; dos, no comas demasiado o serás la cena; tres, ¡usa los puentes en lugar de andar por el río!
No dije nada sobre correr con la cabeza al frente. Eso no era tan importante.
Algo más importante y sorprendente fue notar la rapidez con la que mi upelero cruzó el río. Incluso logró alcanzar al resto de corredores.
–Olvida lo que dije –dije con mejor humor–, ¡avanza sin miedo al éxito! –Hice un ademán para acariciar la cabeza del upelero, pero entonces recordé que la cabeza no estaba al frente–. Bueno, deberás conformarte con una nalgada. –Dicho eso, le di la cariñosa palmada.
Adopté un semblante serio al advertir una cuestión más importante que todo lo demás y que involucraba mi supervivencia en aquella carrera. Si el trasero del pollo estaba delante de mí, ¿qué me pasaría si él liberaba...? Me cubrí con una capa de éter luminoso, por si los nousis, siendo más precavido con aquello que con el incendio a nuestro alrededor.
Justo entonces la carrera inició, mi upelero arrancó a correr usando a la vaca como trampolín y me olvidé de aquel extraño incidente; algo más se volvió el centro de mis pensamientos: mi upelero, en vez de correr con la cabeza al frente, iba a la inversa. Por suerte avanzaba al lugar correcto, pero su comportamiento seguía siendo un enigma desconcertante.
«¿Por qué siempre me toca el pollo tonto?». Incapaz de hallar una respuesta, opté por reacomodarme sobre su lomo y mirar a donde apuntaba su cola. Y justo a tiempo, pues pronto comenzó a desviarse del camino, como si no pudiera ver... Bueno, quizás era por eso.
–Lo que faltaba –rezongué–, al final resultará que sería más eficiente correr con mis propias piernas y mi magia espectacular.
Sujeté la cola del animal y tiré en la dirección en la que deseaba ir. Mi upelero emitió un alarido, uno que combinó chillido, graznido, rugido y algo indescriptible, y redirigió sus pasos hacia el puente.
Entonces pude ver el horrible paisaje que nos esperaba al otro lado.
«¿Las vacas causaron tal desastre para la carrera?», me pregunté, preocupado por la cordura de las vacas, como si incendiar un bosque fuera lo más raro de todo lo que habían hecho estas personas que estaban locas como cabras. «Deberé vaquearlas por el camino correcto», concluí.
Escuché un chapoteo que me sacó de mis cavilaciones irrelevantes. Luego sentí la humedad en mis pies. Bajé la mirada, temiendo que se tratara de lo que ya podía intuir, y entonces, viendo la verdad esperada pero igual de decepcionante, dejé escapar un largo suspiro.
–Chico –empecé, con todo didáctico–, hay tres cosas en la vida que debes aprender: uno, nunca aceptes llevar un carruaje de alguien que no conozcas; dos, no comas demasiado o serás la cena; tres, ¡usa los puentes en lugar de andar por el río!
No dije nada sobre correr con la cabeza al frente. Eso no era tan importante.
Algo más importante y sorprendente fue notar la rapidez con la que mi upelero cruzó el río. Incluso logró alcanzar al resto de corredores.
–Olvida lo que dije –dije con mejor humor–, ¡avanza sin miedo al éxito! –Hice un ademán para acariciar la cabeza del upelero, pero entonces recordé que la cabeza no estaba al frente–. Bueno, deberás conformarte con una nalgada. –Dicho eso, le di la cariñosa palmada.
Adopté un semblante serio al advertir una cuestión más importante que todo lo demás y que involucraba mi supervivencia en aquella carrera. Si el trasero del pollo estaba delante de mí, ¿qué me pasaría si él liberaba...? Me cubrí con una capa de éter luminoso, por si los nousis, siendo más precavido con aquello que con el incendio a nuestro alrededor.
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Con mi post termina esta ronda, así que ya pueden volver a postear =)
Rauko
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
-Oh vamos ya nos alcanzaron todos, eres una estafa de upelero- señalo el rubio a su rucio corcel, viendo como todos comenzaban a alcanzarle, Zelas tiro de las riendas, golpeo con sus pies, incluso salto sobre el chocobo upelero pero no conseguía nada, el animal no movía ni siquiera una pluma, entonces ocurrió, avanzo dos pasos y se planto, su graznido/chillido/rugido/ese-ruido-raro dejo en claro que no planeaba moverse de ahí en al menos un buen rato
-Bueno, ya vali- señalo el rubio mientras se apoyaba de brazos sobre el upelero.
-¿Quieres comprar algo?- señalo la vaca rajo con la lista de productos disponibles.
-No tengo los abb suficientes- dijo el rubio en un tono indiferente.
-No hay problema, toma mas abb- dijo la vaca rajo dándole otra bolsita con aeros.
-Puta que oferton, vale dame la peluca- dijo devolviéndole los abb y sumándole uno mas.
-Por su pollo, ahí tiene buen hombre- señalo la vaca y le estampo la peluca al upelero para luego avanzar un par de pasos mas y esperar a ver que ocurría.
-¿Segura que no quieres esperar mas lejos?- pregunto el rubio mientras le hacia señas a la vaca para que se alejara.
-Así como van las cosas, veo difícil que avances mas que esto- dijo la vaca sonriendo.
-vete a la mierda-
-La vaca Gando esta mas allá-
-¿Oye no tienes calor?-
-Qué?-
-Qué?-
Vio como Bio le alcanzo, como el otro elfo le alcanzo, como la dragona le alcanzo, como la cosa agradable a la vista le alcanzo y entonces fue que vio a Rauko corriendo con su upelero que solo avanzaba hacia atrás, si Zelas tuviera un aero por cada vez que veía a Rauko montar un upelero que solo avanzaba hacia atrás, tendría 2, lo cual no es mucho, pero es raro que ya lo haya visto 2 veces. Se limito a hacer un gesto con la mano a todos los que le iban rebasando y a esperar a que su montura se decidiera a avanzar.
OFF: avanzo una casilla, compro la peluca, y espero a que alguien obtenga o use algo chido para robarles(?)
PD: me quedan 2 abb
-Bueno, ya vali- señalo el rubio mientras se apoyaba de brazos sobre el upelero.
-¿Quieres comprar algo?- señalo la vaca rajo con la lista de productos disponibles.
-No tengo los abb suficientes- dijo el rubio en un tono indiferente.
-No hay problema, toma mas abb- dijo la vaca rajo dándole otra bolsita con aeros.
-Puta que oferton, vale dame la peluca- dijo devolviéndole los abb y sumándole uno mas.
-Por su pollo, ahí tiene buen hombre- señalo la vaca y le estampo la peluca al upelero para luego avanzar un par de pasos mas y esperar a ver que ocurría.
-¿Segura que no quieres esperar mas lejos?- pregunto el rubio mientras le hacia señas a la vaca para que se alejara.
-Así como van las cosas, veo difícil que avances mas que esto- dijo la vaca sonriendo.
-vete a la mierda-
-La vaca Gando esta mas allá-
-¿Oye no tienes calor?-
-Qué?-
-Qué?-
Vio como Bio le alcanzo, como el otro elfo le alcanzo, como la dragona le alcanzo, como la cosa agradable a la vista le alcanzo y entonces fue que vio a Rauko corriendo con su upelero que solo avanzaba hacia atrás, si Zelas tuviera un aero por cada vez que veía a Rauko montar un upelero que solo avanzaba hacia atrás, tendría 2, lo cual no es mucho, pero es raro que ya lo haya visto 2 veces. Se limito a hacer un gesto con la mano a todos los que le iban rebasando y a esperar a que su montura se decidiera a avanzar.
OFF: avanzo una casilla, compro la peluca, y espero a que alguien obtenga o use algo chido para robarles(?)
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Zelas Hazelmere
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
Manteniéndose a la par con el resto de participantes, la cuerva observó como el elfo peliblanco también alcanzaba al grupo, pero su montura era un tanto peculiar, y en vez de correr hacia delante lo hacía de espaldas. ¿Cómo había conseguido avanzar tanto sin ver el camino? Aquella pregunta era inevitable al ver el comportamiento del animal, pero no tuvo tiempo de dar vueltas al asunto.
De pronto, uno de los upeleros se paró en seco en mitad del camino, obligándola a desviarse hacia uno de los bordes para no llevárselo por delante, y como consecuencia de exponer nuevamente al alado a la proximidad de las llamas, éste se plantó, alzándose y sacudiéndose bruscamente a causa del pánico.
- ¡Otra vez no! ¡Para! - exclamó Ava, pero el enorme pollo anaranjado no le hizo ningún caso. Buscando huir del fuego, el emplumado giró repentinamente y se lanzó hacia el centro del circuito, zigzagueando mientras aleteaba y emitía un insoportable chillido. Aquel molesto sonido perforó los oídos de la morena, que al protegerse por mero instinto, perdió el control de la bestia.
En cuanto las correas se le escaparon de entre los dedos supo que aquello terminaría mal, y así fue, en un abrir y cerrar de ojos su montura la tiró al suelo, para luego seguir por su cuenta. - Maldito pájaro cobarde… - se quejó por lo bajo, incorporándose tras haber aterrizado sobre uno de sus costados. - Casi me aplasto el ala. - murmuró, sacudiéndose la tierra antes de desplegar las negras extremidades para “dar caza” a su montura.
Solo tuvo que batirlas un par de veces para elevarse en el aire, instante en que salió disparada hacia el ave y le cortó el paso, plantándose en sus narices y obligándolo a frenar de golpe. - ¡Basta! - dijo con tono firme, tocando tierra y apresurándose a sujetar las correas para dar un tirón, de modo que apartase la vista de las llamas para mirarla a ella. Antes de que el upelero pudiese proferir aquel horrible sonido otra vez, la cuerva le sujetó el pico con la mano que le quedaba libre y lo mantuvo cerrado, haciendo descender su cabeza hasta que sus ojos estuvieron más o menos a la misma altura de los de ella.
- No dejaré que te quemes así que cálmate de una vez. - le habló, sí, estaba hablando con un pollo, pero la verdad era que en aquel momento no se le ocurrió otra forma de tranquilizarlo. Por suerte aquello pareció funcionar, o quizá la criatura solo se relajó porque ya estaba lo suficientemente lejos del fuego, que más da, lo que importaba era que podrían continuar.
- Otra vez me quedo atrás. - pensó, echando un vistazo y comprobando que al menos uno de los corredores seguía allí, y que por tanto, habría contemplado el deplorable espectáculo. Algo avergonzada por su caída, apartó la mirada del jinete que montaba al ejemplar amarillo y volvió a subirse a la silla con cuidado, bastante ridículo había hecho ya.
- Salgamos del bosque. - susurró, acariciando suavemente el cuello del animal, pero parecía que aún no había recuperado la confianza del todo, tardaría un par de minutos en volver a ponerse en marcha.
Off: Avanzo una casilla y consigo una monedita más.
Recuento de Abb: 9
De pronto, uno de los upeleros se paró en seco en mitad del camino, obligándola a desviarse hacia uno de los bordes para no llevárselo por delante, y como consecuencia de exponer nuevamente al alado a la proximidad de las llamas, éste se plantó, alzándose y sacudiéndose bruscamente a causa del pánico.
- ¡Otra vez no! ¡Para! - exclamó Ava, pero el enorme pollo anaranjado no le hizo ningún caso. Buscando huir del fuego, el emplumado giró repentinamente y se lanzó hacia el centro del circuito, zigzagueando mientras aleteaba y emitía un insoportable chillido. Aquel molesto sonido perforó los oídos de la morena, que al protegerse por mero instinto, perdió el control de la bestia.
En cuanto las correas se le escaparon de entre los dedos supo que aquello terminaría mal, y así fue, en un abrir y cerrar de ojos su montura la tiró al suelo, para luego seguir por su cuenta. - Maldito pájaro cobarde… - se quejó por lo bajo, incorporándose tras haber aterrizado sobre uno de sus costados. - Casi me aplasto el ala. - murmuró, sacudiéndose la tierra antes de desplegar las negras extremidades para “dar caza” a su montura.
Solo tuvo que batirlas un par de veces para elevarse en el aire, instante en que salió disparada hacia el ave y le cortó el paso, plantándose en sus narices y obligándolo a frenar de golpe. - ¡Basta! - dijo con tono firme, tocando tierra y apresurándose a sujetar las correas para dar un tirón, de modo que apartase la vista de las llamas para mirarla a ella. Antes de que el upelero pudiese proferir aquel horrible sonido otra vez, la cuerva le sujetó el pico con la mano que le quedaba libre y lo mantuvo cerrado, haciendo descender su cabeza hasta que sus ojos estuvieron más o menos a la misma altura de los de ella.
- No dejaré que te quemes así que cálmate de una vez. - le habló, sí, estaba hablando con un pollo, pero la verdad era que en aquel momento no se le ocurrió otra forma de tranquilizarlo. Por suerte aquello pareció funcionar, o quizá la criatura solo se relajó porque ya estaba lo suficientemente lejos del fuego, que más da, lo que importaba era que podrían continuar.
- Otra vez me quedo atrás. - pensó, echando un vistazo y comprobando que al menos uno de los corredores seguía allí, y que por tanto, habría contemplado el deplorable espectáculo. Algo avergonzada por su caída, apartó la mirada del jinete que montaba al ejemplar amarillo y volvió a subirse a la silla con cuidado, bastante ridículo había hecho ya.
- Salgamos del bosque. - susurró, acariciando suavemente el cuello del animal, pero parecía que aún no había recuperado la confianza del todo, tardaría un par de minutos en volver a ponerse en marcha.
Off: Avanzo una casilla y consigo una monedita más.
Recuento de Abb: 9
Ava Kenrith
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
Avanzaba a toda prisa. Raudo y voraz, mi upelero se devoraba el camino a una velocidad vertiginosa mientras yo miraba hacia atrás al resto de competidores tragándose el polvo que levantaban las patas de mi intrépido Chocopollo -Muy bien hecho, amiguito, a este paso ganaremos sin problemas- Dije con orgullo y excesiva confianza, no podía estar más lejos de la verdad, pues al cabo de unos instantes los demás comenzaron a alcanzarme.
Debía alegrarme que algunos parecían no tomárselo muy en serio, el elfo Zanahorio parecía más interesado en coquetear y verse lindo, Akapita parecía más interesada en gruñir, pelear y, bueno, ser ella, y Rauko por alguna razón iba con su upelero en reversa. Sin embargo, lo alarmante no eran las condiciones bajo las cuales corría cada uno, sino que a pesar del desastre que eran, me habían alcanzado.
Un momento, ahí falta gente- Dije tras un rápido recuento de las personas que podía ver detrás de mí, para mi sorpresa, Zelas y la pajarota ya se me habían adelantado, aunque por suerte el bosque de fuego había conseguido frenar sus pasos. Y es que todos saben que no se puede entrar al Bosque de Fuego sin tener un plan, lo malo es que yo tampoco tenía ningún plan, ni siquiera sabía que hubiera un bosque de fuego, seguramente era obra de las vacas que se habían puesto demasiado creativas al armar la pista.
De cualquier forma, no había tiempo para dudar, era momento de ponernos serios. Me planté bien sobre el upelero con mi cuerpo ligeramente inclinado hacia adelante para ganar aerodinámica, lo que sea que signifique eso, con una mano sujeté con fuerza las riendas del animal y con la otra levanté mi martillo y lo agité en círculos para inspirar respeto -Un momento, ¿desde cuándo tengo un martillo?- Dije para mí mismo -Bueno, mejor que sobren y no que falten- Me calmé mientras mi upelero surcaba las llamas a velocidad constante.
¡Adiós popó!- Les grité a Zelas y la pajarota al pasar junto a ellos y dejé salir una risa burlesca, cual villano de las peores historias de terror, me sentía orgulloso de mi upelero que aunque su velocidad no era increíble, al menos había logrado que fuera persistente a lo largo de todo el trayecto, mientras que los demás habían aminorado luego de un veloz arranque, no todos los upeleros eran capaces de mantener un buen ritmo de carrera, afortunadamente Chocopollo parecía haber sido una muy buena elección.
Había conseguido atravesar el bosque de fuego a toda prisa gracias a mi ingenioso plan que era no tener un plan, aunque la velocidad a la que iba Chocopollo podría jugarme en contra, pues frente a mí se acercaba de prisa un nuevo puente, más angosto que el anterior y que requería ser más cuidadoso. Bueno, el puente no se acercaba, me acercaba yo, pero es cosa de perspectivas ¿Podré cruzar el segundo puente a salvo? Lo sabremos en el próximo episodio titulado: Bio logra cruzar el puente.
[1] Compro el martillo de Golosina y me quedan 3 ABB Debía alegrarme que algunos parecían no tomárselo muy en serio, el elfo Zanahorio parecía más interesado en coquetear y verse lindo, Akapita parecía más interesada en gruñir, pelear y, bueno, ser ella, y Rauko por alguna razón iba con su upelero en reversa. Sin embargo, lo alarmante no eran las condiciones bajo las cuales corría cada uno, sino que a pesar del desastre que eran, me habían alcanzado.
Un momento, ahí falta gente- Dije tras un rápido recuento de las personas que podía ver detrás de mí, para mi sorpresa, Zelas y la pajarota ya se me habían adelantado, aunque por suerte el bosque de fuego había conseguido frenar sus pasos. Y es que todos saben que no se puede entrar al Bosque de Fuego sin tener un plan, lo malo es que yo tampoco tenía ningún plan, ni siquiera sabía que hubiera un bosque de fuego, seguramente era obra de las vacas que se habían puesto demasiado creativas al armar la pista.
De cualquier forma, no había tiempo para dudar, era momento de ponernos serios. Me planté bien sobre el upelero con mi cuerpo ligeramente inclinado hacia adelante para ganar aerodinámica, lo que sea que signifique eso, con una mano sujeté con fuerza las riendas del animal y con la otra levanté mi martillo y lo agité en círculos para inspirar respeto -Un momento, ¿desde cuándo tengo un martillo?- Dije para mí mismo -Bueno, mejor que sobren y no que falten- Me calmé mientras mi upelero surcaba las llamas a velocidad constante.
¡Adiós popó!- Les grité a Zelas y la pajarota al pasar junto a ellos y dejé salir una risa burlesca, cual villano de las peores historias de terror, me sentía orgulloso de mi upelero que aunque su velocidad no era increíble, al menos había logrado que fuera persistente a lo largo de todo el trayecto, mientras que los demás habían aminorado luego de un veloz arranque, no todos los upeleros eran capaces de mantener un buen ritmo de carrera, afortunadamente Chocopollo parecía haber sido una muy buena elección.
Había conseguido atravesar el bosque de fuego a toda prisa gracias a mi ingenioso plan que era no tener un plan, aunque la velocidad a la que iba Chocopollo podría jugarme en contra, pues frente a mí se acercaba de prisa un nuevo puente, más angosto que el anterior y que requería ser más cuidadoso. Bueno, el puente no se acercaba, me acercaba yo, pero es cosa de perspectivas ¿Podré cruzar el segundo puente a salvo? Lo sabremos en el próximo episodio titulado: Bio logra cruzar el puente.
Bio
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
Los upeleros, que en un comienzo habían mantenido un ritmo similar, juntando a los jinetes en la entrada del bosque en llamas, se deshicieron en diferentes locuras, separando el grano de la paja. Los upeleros más preparados para la carrera, o el combate, teniendo en cuenta que estaban atravesando un bosque lleno de fuego, siguieron adelante sin contratiempos.
Los otros… Mostraron las particularidades de su carácter.
El upelero turquesa del trovador intentó volverse atrás, hacia la línea de salida, pero su jinete se encontraba empecinado en terminar la carrera, y no permitirle huir, por ello, se enzarzaron en un bailoteo ridículo de tirones y saltos, esquivando las llamas, en donde el elfo estuvo a punto de salir por los aires más de una vez.
—Mira, maldito pollo glorificado.— Le susurro al oído a su montura, con tono frío y amenazador.— Si no llego a la meta, vas a formar parte de los festejos como la cena…— La montura pio aguda, sus ojos, mirando uno a cada lado, como si fuera un camaleón, no le daban una apariencia especialmente inteligente.— Te juro que te aso, te aso vivo.— Siseó el elfo, y finalmente el upelero se encauzó, quien sabe si por fortuna o porque realmente había comprendido las amenazas.
Iltharion agradeció desde sus adentros que, el agreste y poco compasivo terreno, no propiciase que hubiese demasiada gente expectando ese tramo de la carrera. Lo que el elfo no sabía era que la mercenaria se había hecho un caballo y seguía la carrera, sumamente divertida de las desfortunas del hijo de Sandorai.
Offrol: Me quedan 7 aeros de bb, no compro nada porque no me alcanza.
Los otros… Mostraron las particularidades de su carácter.
El upelero turquesa del trovador intentó volverse atrás, hacia la línea de salida, pero su jinete se encontraba empecinado en terminar la carrera, y no permitirle huir, por ello, se enzarzaron en un bailoteo ridículo de tirones y saltos, esquivando las llamas, en donde el elfo estuvo a punto de salir por los aires más de una vez.
—Mira, maldito pollo glorificado.— Le susurro al oído a su montura, con tono frío y amenazador.— Si no llego a la meta, vas a formar parte de los festejos como la cena…— La montura pio aguda, sus ojos, mirando uno a cada lado, como si fuera un camaleón, no le daban una apariencia especialmente inteligente.— Te juro que te aso, te aso vivo.— Siseó el elfo, y finalmente el upelero se encauzó, quien sabe si por fortuna o porque realmente había comprendido las amenazas.
Iltharion agradeció desde sus adentros que, el agreste y poco compasivo terreno, no propiciase que hubiese demasiada gente expectando ese tramo de la carrera. Lo que el elfo no sabía era que la mercenaria se había hecho un caballo y seguía la carrera, sumamente divertida de las desfortunas del hijo de Sandorai.
Offrol: Me quedan 7 aeros de bb, no compro nada porque no me alcanza.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
Aunque Akapalotl no parecía estar incomoda en medio de aquel infernal escenario, no pasaba lo mismo con su “halcón”, el pajarraco había entrado en pánico cuando las llamas empezaron a rodearles.
- ¡Vamos acelera! – insistía la dragona apresurando con sus piernas al pobre animal, cuyo único ojo funcional se perdía en medio del candente brillo del fuego – no, ¡no te regreses!
El Ave sufría por el vaivén de órdenes que llegaban a sus piernas, por un lado, estaba Akapalotl y su deseo de avanzar y por el otro su instinto de supervivencia; tanto era su choque de personalidades que la chica ni se inmuto en el ritmo de los demás, incluso había dejado de prestar atención a su amigo el elfo.
Mientras a regañadientes avanzaba ella no podía evitar sentirse agradecida de que los suyos no necesitaran de monturas para movilizarse, es más si ella fuera como su amiga albina, se transformaría y llevaría entre sus garras al cobarde pajarraco que había escogido.
Finalmente salieron, pero la mirada de la dragona no se enfocó en sus compañeros, sino en un campesino que estaba al borde del camino, observando entre risas como salían uno por uno los competidores de aquel bosque en llamas. Pero esta actitud no era lo que distrajo a Akapalotl, aquel campesino llevaba una bota, llena de saber dios que, pero se notaba que era un líquido.
- Ey tu dámelo – la dragona le arrojo 10 monedas al campesino, no dijo más su mirada era obvia, así pues, el campesino le entrego su bebida, la chica no la bebió inmediatamente, sabía que más adelante seguro sentiría mas sed
Offrol: Me compro la cerveza de Gaegel, me queda una moneda
- ¡Vamos acelera! – insistía la dragona apresurando con sus piernas al pobre animal, cuyo único ojo funcional se perdía en medio del candente brillo del fuego – no, ¡no te regreses!
El Ave sufría por el vaivén de órdenes que llegaban a sus piernas, por un lado, estaba Akapalotl y su deseo de avanzar y por el otro su instinto de supervivencia; tanto era su choque de personalidades que la chica ni se inmuto en el ritmo de los demás, incluso había dejado de prestar atención a su amigo el elfo.
Mientras a regañadientes avanzaba ella no podía evitar sentirse agradecida de que los suyos no necesitaran de monturas para movilizarse, es más si ella fuera como su amiga albina, se transformaría y llevaría entre sus garras al cobarde pajarraco que había escogido.
Finalmente salieron, pero la mirada de la dragona no se enfocó en sus compañeros, sino en un campesino que estaba al borde del camino, observando entre risas como salían uno por uno los competidores de aquel bosque en llamas. Pero esta actitud no era lo que distrajo a Akapalotl, aquel campesino llevaba una bota, llena de saber dios que, pero se notaba que era un líquido.
- Ey tu dámelo – la dragona le arrojo 10 monedas al campesino, no dijo más su mirada era obvia, así pues, el campesino le entrego su bebida, la chica no la bebió inmediatamente, sabía que más adelante seguro sentiría mas sed
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Akapalotl
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
Aunque podía admitir que mi upelero, a pesar de que andaba al revés, era más que eficiente como montura, no esperé que, al llegar al abrasador bosque de fuego, en vez de reaccionar como todo upelero normal y huir de la amenaza de ser pollo frito, tomó mayor velocidad, mostrándose valiente entre las llamas. O, quizás, aquello no era valor, sino insensatez. En cualquier caso, no planeaba quejarme.
La aceleración súbita casi me tira al suelo. Por instinto, me incliné adelante para sujetarme al cuello del endemoniado animal. Demasiado tarde recordé que su cuello estaba en la dirección opuesta, así que terminé cabeza abajo y, aunque pudo ser peor, abrazando su asqueroso trasero, obligado a esforzarme en no perder el agarre en esa posición tan incómoda.
Mi consuelo era que no había más espectadores de mi lamentable imagen que los corredores. Y una vaca vendedora de mercancía peculiar. Y otra mujer en caballo. Y un campesino sin miedo al fuego. Y unos faes que compartirían sus recuerdos de la carrera con cuantos pudieran... Por lo menos eso último era ajeno a mi conocimiento.
Antes de que pudiera tener la desdicha de descubrir qué comió el upelero, recurrí a mi magia para propulsarme de regreso a su lomo y mantenerme fijo en ese sitio. Una lástima que eso no fue antes de que un campesino me observara y me convirtiera en el origen de sus carcajadas.
Esperando que yo no fuera el único humillándose, miré hacia atrás con mis ojos potenciados. Zelas se tomaba la carrera con calma; lento, pero seguro. Cerca de él estaba la mujer-bestia, alada pero no alígera, sufriendo la misma suerte. El resto mantenía el buen ritmo de antes, aunque Bio biolaba la confianza, la de cabello turquesa y upelero rojo se distrajo con el campesino de antes mientras que el pelirrojo de upelero turquesa se dedicó a...
Aparté la vista para no perder los ojos con aquel extraño festival de colores. Entonces reparé en el hecho de que había cruzado un puente en lugar de ir por el río.
–¡Aprendiste! ¡Qué buen pollo verde eres! –le felicité entusiasmado.
Ese sentimiento no duró mucho. Mis sentidos mágicos me advirtieron de una amenaza terrible. Tensé mi cuerpo. Miré en derredor buscando el peligro. No lo encontré, pero sabía que existía. Estaba conmigo, rodeándome, agazapado en otra capa de la realidad, listo para abalanzarse sobre mí y atacarme con algo incognoscible.
Sin embargo, un presentimiento nació entre las alarmas internas. Dio lugar a un pensamiento, y sentí que ese era el único en el que se podría tener certeza en aquel momento de misterios insondables: «Cualquiera que sea mi fatídico destino, es culpa de Nousis».
La aceleración súbita casi me tira al suelo. Por instinto, me incliné adelante para sujetarme al cuello del endemoniado animal. Demasiado tarde recordé que su cuello estaba en la dirección opuesta, así que terminé cabeza abajo y, aunque pudo ser peor, abrazando su asqueroso trasero, obligado a esforzarme en no perder el agarre en esa posición tan incómoda.
Mi consuelo era que no había más espectadores de mi lamentable imagen que los corredores. Y una vaca vendedora de mercancía peculiar. Y otra mujer en caballo. Y un campesino sin miedo al fuego. Y unos faes que compartirían sus recuerdos de la carrera con cuantos pudieran... Por lo menos eso último era ajeno a mi conocimiento.
Antes de que pudiera tener la desdicha de descubrir qué comió el upelero, recurrí a mi magia para propulsarme de regreso a su lomo y mantenerme fijo en ese sitio. Una lástima que eso no fue antes de que un campesino me observara y me convirtiera en el origen de sus carcajadas.
Esperando que yo no fuera el único humillándose, miré hacia atrás con mis ojos potenciados. Zelas se tomaba la carrera con calma; lento, pero seguro. Cerca de él estaba la mujer-bestia, alada pero no alígera, sufriendo la misma suerte. El resto mantenía el buen ritmo de antes, aunque Bio biolaba la confianza, la de cabello turquesa y upelero rojo se distrajo con el campesino de antes mientras que el pelirrojo de upelero turquesa se dedicó a...
Aparté la vista para no perder los ojos con aquel extraño festival de colores. Entonces reparé en el hecho de que había cruzado un puente en lugar de ir por el río.
–¡Aprendiste! ¡Qué buen pollo verde eres! –le felicité entusiasmado.
Ese sentimiento no duró mucho. Mis sentidos mágicos me advirtieron de una amenaza terrible. Tensé mi cuerpo. Miré en derredor buscando el peligro. No lo encontré, pero sabía que existía. Estaba conmigo, rodeándome, agazapado en otra capa de la realidad, listo para abalanzarse sobre mí y atacarme con algo incognoscible.
Sin embargo, un presentimiento nació entre las alarmas internas. Dio lugar a un pensamiento, y sentí que ese era el único en el que se podría tener certeza en aquel momento de misterios insondables: «Cualquiera que sea mi fatídico destino, es culpa de Nousis».
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Rauko
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Re: Quinta gran carrera de upeleros [Noche, libre, 6/6][Cerrado]
Con cierta impotencia, Ava vio como el resto de participantes, a excepción del jinete que montaba el pollo amarillo, ganaban distancia con respecto a su posición, mientras su upelero aún se mostraba reacio a reanudar la marcha. - Vamos, no quiero quedar la última, muévete. - pidió en voz baja, pero antes de que el animal reaccionase, una vaca comenzó a acercarse a ella. - Parece que no has tenido muuucha suerte, toma esto, te ayudará. - aseguró, entregándole un peludo abrigo grisáceo con capucha, en la que destacaban un par de vergonzosas orejas de gomejo.
La cuerva la miró con cierta extrañeza, sin ver en qué podía ayudarla aquel llamativo atuendo, pero sin esperar a que aceptase su oferta, la mujer se lo echó por encima y le dio una contundente palmada al emplumado en la parte trasera, consiguiendo que por fin, se moviese. - ¡Gracias! - alcanzó a decir, girando levemente la cabeza hacia atrás antes de centrarse de nuevo en el circuito.
Rápidamente, su montura empezó a acelerar, terminando de cruzar el ardiente bosque sin más incidentes, para alivio de la joven, y enfilando un zigzagueante puente de madera que no parecía demasiado fiable.
Elevando una plegaria a su espíritu guía, la Midgardiana aferró con fuerza las riendas y fue dirigiendo al ave para que no realizara movimientos bruscos ni se acercase demasiado a los bordes, por si resultaba que la visión del agua también lo asustaba. - Ya queda poco, veo el final… - susurró, algo más animada ahora que volvía a entrar en juego, aunque sin duda tendría que recuperar el terreno que había perdido.
Un poco más allá, sus agudos ojos atisbaron como el camino iba a parar a la entrada de una especie de túnel, tramo que podría presentar nuevos obstáculos a su avance. - Espero que al menos se les haya ocurrido iluminarlo por dentro… - pensó, ya que a decir verdad, algunas de las vacas del lugar no parecían tener demasiadas luces.
La idea de atravesar un lugar tan angosto y traicionero a oscuras no le agradaba nada, y aunque ella pudiese ver gracias a sus sentidos bestiales, su temerosa montura seguramente no tuviese las mismas capacidades.
Off: Avanzo 5 casillas y me gasto los 20 Abb en:
- Disfraz de gomejo de Meraxes.
- Disfraz de cortina de Reike. Esto no lo roleo hasta que le caiga al afortunado/a (?)
La cuerva la miró con cierta extrañeza, sin ver en qué podía ayudarla aquel llamativo atuendo, pero sin esperar a que aceptase su oferta, la mujer se lo echó por encima y le dio una contundente palmada al emplumado en la parte trasera, consiguiendo que por fin, se moviese. - ¡Gracias! - alcanzó a decir, girando levemente la cabeza hacia atrás antes de centrarse de nuevo en el circuito.
Rápidamente, su montura empezó a acelerar, terminando de cruzar el ardiente bosque sin más incidentes, para alivio de la joven, y enfilando un zigzagueante puente de madera que no parecía demasiado fiable.
Elevando una plegaria a su espíritu guía, la Midgardiana aferró con fuerza las riendas y fue dirigiendo al ave para que no realizara movimientos bruscos ni se acercase demasiado a los bordes, por si resultaba que la visión del agua también lo asustaba. - Ya queda poco, veo el final… - susurró, algo más animada ahora que volvía a entrar en juego, aunque sin duda tendría que recuperar el terreno que había perdido.
Un poco más allá, sus agudos ojos atisbaron como el camino iba a parar a la entrada de una especie de túnel, tramo que podría presentar nuevos obstáculos a su avance. - Espero que al menos se les haya ocurrido iluminarlo por dentro… - pensó, ya que a decir verdad, algunas de las vacas del lugar no parecían tener demasiadas luces.
La idea de atravesar un lugar tan angosto y traicionero a oscuras no le agradaba nada, y aunque ella pudiese ver gracias a sus sentidos bestiales, su temerosa montura seguramente no tuviese las mismas capacidades.
Off: Avanzo 5 casillas y me gasto los 20 Abb en:
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- Disfraz de cortina de Reike. Esto no lo roleo hasta que le caiga al afortunado/a (?)
Ava Kenrith
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