En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
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No era seguro para ella estar allí y lo sabía, todo su cuerpo reaccionaba y se tensaba con el más mínimo ruido, enviándole el mensaje de que debía alejarse del lugar y regresar a la playa de los ancestros antes de que atardeciera, pero la curiosidad siempre ganaba. Y ese era el motivo por el que se había acercado tanto a los bosques de Sandorai, a pesar de que entre aquellos árboles habitasen los descendientes de quienes antaño combatieron a los de su raza en la guerra.
Elen no guardaba ningún tipo de rencor ni sentimiento negativo hacia los elfos, y hasta el momento los pocos que había conocido le habían demostrado que ellos también eran capaces de dejar atrás lo ocurrido, pero podía estar segura de que en ambos bandos seguían existiendo miembros dispuestos a enzarzarse en una nueva batalla, así que debía tener cuidado. Para tranquilizarse un poco se dijo mentalmente que aunque se topase con uno no podrían saber que era una maga, al menos mientras evitase utilizar sus poderes.
Caminó hacia las enormes rocas que se encontraban casi en el lindero del bosque y las observó con interés, tratando de imaginarse para qué habrían sido utilizadas en su momento. Por desgracia no sabía mucho acerca de los elfos y su historia, ya que en las islas solo se les mencionaba para hablar de la guerra que había tenido lugar entre las dos razas y poco más, pero en Lunargenta la cosa era diferente, gracias a ello la bruja había podido entender mejor la magia curativa que poseían.
Sin duda era un don muy valioso, pero la joven opinaba que cualquier tipo de magia podía serlo si se usaba del modo adecuado, así que no tenía nada que envidiarles. De hecho se había buscado la manera de aprender a sanar por otro lado, echando mano a su habilidad para la elaboración de pociones y ungüentos a partir de ciertas hierbas, con lo que sería capaz de ayudar a bastante gente y al mismo tiempo sentirse útil.
Se acercó a la cuadrada mesa de piedra que ocupaba el centro y deslizó la enguantada mano por su superficie, percatándose de lo que parecían ser pequeños restos de huesos, probablemente de animales no muy grandes. Aquel detalle la hizo pensar en la posibilidad de que se tratase de un altar para sacrificios, buscó con la mirada por los alrededores y pronto encontró más, así que su teoría se iba confirmando.
Avanzó hacia una de las rocas que rodeaba la mesa y se permitió apoyar la espalda en ella, al tiempo que en su mente iba tomando forma la imagen de varios elfos situados en torno a la pieza central. Podía imaginarlos pidiendo a los dioses su favor para ganar batallas, o todo lo contrario, haciendo una ofrenda para que las tierras fueran fértiles durante el año y sus gentes no pasaran hambre ni penurias de ningún tipo.
De cualquier modo, aquel lugar debía ser importante para ellos y su presencia allí podría no ser bien recibida si la veían, aunque a simple vista podía pasar por una humana. Dejó escapar un suspiro y permaneció sin moverse durante unos minutos, obviando el hecho de que el sol se ocultaría tras el horizonte en cuestión de dos o tres horas, y que sería mejor estar en de vuelta en la ciudad para entonces.
- Me pregunto cómo habría sido todo si la guerra se hubiera evitado, si ambas razas hubiesen aprendido a convivir antes de tener que llegar a esos extremos…- musitó sin elevar mucho la voz, mientras cruzaba los brazos sobre el pecho y paseaba la mirada desde el lindero del bosque de Sandorai hasta la mesa de piedra, para luego desviarla hacia el mar.
Elen no guardaba ningún tipo de rencor ni sentimiento negativo hacia los elfos, y hasta el momento los pocos que había conocido le habían demostrado que ellos también eran capaces de dejar atrás lo ocurrido, pero podía estar segura de que en ambos bandos seguían existiendo miembros dispuestos a enzarzarse en una nueva batalla, así que debía tener cuidado. Para tranquilizarse un poco se dijo mentalmente que aunque se topase con uno no podrían saber que era una maga, al menos mientras evitase utilizar sus poderes.
Caminó hacia las enormes rocas que se encontraban casi en el lindero del bosque y las observó con interés, tratando de imaginarse para qué habrían sido utilizadas en su momento. Por desgracia no sabía mucho acerca de los elfos y su historia, ya que en las islas solo se les mencionaba para hablar de la guerra que había tenido lugar entre las dos razas y poco más, pero en Lunargenta la cosa era diferente, gracias a ello la bruja había podido entender mejor la magia curativa que poseían.
Sin duda era un don muy valioso, pero la joven opinaba que cualquier tipo de magia podía serlo si se usaba del modo adecuado, así que no tenía nada que envidiarles. De hecho se había buscado la manera de aprender a sanar por otro lado, echando mano a su habilidad para la elaboración de pociones y ungüentos a partir de ciertas hierbas, con lo que sería capaz de ayudar a bastante gente y al mismo tiempo sentirse útil.
Se acercó a la cuadrada mesa de piedra que ocupaba el centro y deslizó la enguantada mano por su superficie, percatándose de lo que parecían ser pequeños restos de huesos, probablemente de animales no muy grandes. Aquel detalle la hizo pensar en la posibilidad de que se tratase de un altar para sacrificios, buscó con la mirada por los alrededores y pronto encontró más, así que su teoría se iba confirmando.
Avanzó hacia una de las rocas que rodeaba la mesa y se permitió apoyar la espalda en ella, al tiempo que en su mente iba tomando forma la imagen de varios elfos situados en torno a la pieza central. Podía imaginarlos pidiendo a los dioses su favor para ganar batallas, o todo lo contrario, haciendo una ofrenda para que las tierras fueran fértiles durante el año y sus gentes no pasaran hambre ni penurias de ningún tipo.
De cualquier modo, aquel lugar debía ser importante para ellos y su presencia allí podría no ser bien recibida si la veían, aunque a simple vista podía pasar por una humana. Dejó escapar un suspiro y permaneció sin moverse durante unos minutos, obviando el hecho de que el sol se ocultaría tras el horizonte en cuestión de dos o tres horas, y que sería mejor estar en de vuelta en la ciudad para entonces.
- Me pregunto cómo habría sido todo si la guerra se hubiera evitado, si ambas razas hubiesen aprendido a convivir antes de tener que llegar a esos extremos…- musitó sin elevar mucho la voz, mientras cruzaba los brazos sobre el pecho y paseaba la mirada desde el lindero del bosque de Sandorai hasta la mesa de piedra, para luego desviarla hacia el mar.
Última edición por Elen Calhoun el Vie Jul 17 2015, 11:16, editado 2 veces
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
Había dejado Lunargenta a sus espaldas varios días atrás. Si bien era cierto que la ciudad le había sorprendido gratamente por la diversidad de habitantes que tenía, también había pasado por varias experiencias nada agradables. Tras encontrarse con su hermano, los atractivos de la ciudad no fueron suficientes como para que la mujer bestia quisiera prolongar su estancia. Había sido bueno ver a Cedric, el chico estaba bien, había conseguido su propósito y había entrado en la guardia. Nada había cambiado. Salvo quizás un ligero aire de madurez y cansancio en su rostro. Él, desde luego, seguía siendo el mismo, bravucón pero un buenazo en el fondo. Vael se sonrió, recordando cómo se habían lanzado pullas sin parar tras el abrazo inicial.
Después de Lunargenta, la mujer-bestia había pensado visitar también a su hermana en las islas Illidenses, habían mantenido el contacto por carta, pero a ella hacía años que no la veía. Tenía muchas ganas de hablar con ella en persona, pero además la mujer bestia tenía la esperanza de que Sophie pudiera aconsejarle. Con todo, Vael tuvo que cambiar de planes porque no había conseguido reunir el dinero suficiente para el pasaje hacia Beltrexus. Así pues, la mujer bestia había seguido con su vida nómada, desde la península de Verisar se había adentrado, no sin cierto temor, en territorio de los elfos. Desde el bosque de los humanos hasta el bosque Sandorai, sus pasos le habían llevado hasta las Runas de los Baldíos.
Los elfos habían resultado ser criaturas esquivas, mostrándose sólo cuando querían dejarse ver. Hasta ahora sus viajes habían resultado bastante accidentados, sin embargo, durante su estancia en el bosque Sandorai la mujer bestia no tuvo incidentes. En general, los elfos resultaron tener menos prejuicios que los humanos respecto a su aspecto. Incluso le invitaron a compartir la cena en una ocasión junto a una pequeña unidad familiar. Había sido una experiencia agradable. Un chiquillo había llegado a jugar con su cola y sus padres se habían limitado a decirle al pequeño que no molestara a su invitada.
Probablemente de saber dónde se encontraba, al ser un lugar sagrado para los elfos, Vael hubiera evitado aquel lugar. Pero un poco más allá, pasado el río Tymer, se encontraba las tierras de los hombres bestia. Y quería intentar atisbar aquella tierra habitada por hombres bestias de verdad . Como ella, quizás. Y la tentación por visitar sus reinos era grande. Pero el temor también, y de momento ganaba el segundo. Sabía que era muy posible que una vez pusiera su pata en aquellas tierras, no encontrase lo que había estado buscando. Así que la idea era seguir con el plan y retrasar el viaje un poco más, sólo un poco más...
Sumida en sus pensamientos, se acercó a las rocas dispuestas en aquella caprichosa distribución. No se percató de la figura entre las ruinas hasta que escuchó su voz. Inicialmente pensó que se trataba de una anciana, el color de su cabello le llevó a engaño. Pero cuando se fijó mejor, Vael pudo apreciar que la chica, que descansaba su espalda en una de las rocas, bien podría tener la edad de su hermana.
Por un momento pensó que quizás la mujer hablaba con alguien, aunque ella no había acertado a ver a nadie más. No entendió tampoco de qué hablaba en un principio. Su conocimiento de historia era bastante limitado, a pesar de que sus hermanos y ella habían recibido lecciones siendo niños, pero ella carecía de interés por la materia.
Tanta atención estaba prestando a la escena que no vio la pequeña roca. Se tropezó y cayó de bruces contra el suelo, provocando un ruido sordo que destacó en el silencio reinante. El fardo con los conejos que había cazado para aquella noche acabó en el suelo y su contenido desperdigado.
Por todos los dioses. Siempre igual. Pensó con cierta amargura. Vael Larsen, experta en hacer el ridículo.
-E-esto... - La mujer bestia carraspeó tratando de ocultar su vergüenza. No sólo por su torpeza, sino por haber observado en silencio. Se incorporó. - Siento mucho la interrupción, no pretendía...- Dijo, frotándose el cuello y evitando el contacto visual.
Después de Lunargenta, la mujer-bestia había pensado visitar también a su hermana en las islas Illidenses, habían mantenido el contacto por carta, pero a ella hacía años que no la veía. Tenía muchas ganas de hablar con ella en persona, pero además la mujer bestia tenía la esperanza de que Sophie pudiera aconsejarle. Con todo, Vael tuvo que cambiar de planes porque no había conseguido reunir el dinero suficiente para el pasaje hacia Beltrexus. Así pues, la mujer bestia había seguido con su vida nómada, desde la península de Verisar se había adentrado, no sin cierto temor, en territorio de los elfos. Desde el bosque de los humanos hasta el bosque Sandorai, sus pasos le habían llevado hasta las Runas de los Baldíos.
Los elfos habían resultado ser criaturas esquivas, mostrándose sólo cuando querían dejarse ver. Hasta ahora sus viajes habían resultado bastante accidentados, sin embargo, durante su estancia en el bosque Sandorai la mujer bestia no tuvo incidentes. En general, los elfos resultaron tener menos prejuicios que los humanos respecto a su aspecto. Incluso le invitaron a compartir la cena en una ocasión junto a una pequeña unidad familiar. Había sido una experiencia agradable. Un chiquillo había llegado a jugar con su cola y sus padres se habían limitado a decirle al pequeño que no molestara a su invitada.
Probablemente de saber dónde se encontraba, al ser un lugar sagrado para los elfos, Vael hubiera evitado aquel lugar. Pero un poco más allá, pasado el río Tymer, se encontraba las tierras de los hombres bestia. Y quería intentar atisbar aquella tierra habitada por hombres bestias de verdad . Como ella, quizás. Y la tentación por visitar sus reinos era grande. Pero el temor también, y de momento ganaba el segundo. Sabía que era muy posible que una vez pusiera su pata en aquellas tierras, no encontrase lo que había estado buscando. Así que la idea era seguir con el plan y retrasar el viaje un poco más, sólo un poco más...
Sumida en sus pensamientos, se acercó a las rocas dispuestas en aquella caprichosa distribución. No se percató de la figura entre las ruinas hasta que escuchó su voz. Inicialmente pensó que se trataba de una anciana, el color de su cabello le llevó a engaño. Pero cuando se fijó mejor, Vael pudo apreciar que la chica, que descansaba su espalda en una de las rocas, bien podría tener la edad de su hermana.
Por un momento pensó que quizás la mujer hablaba con alguien, aunque ella no había acertado a ver a nadie más. No entendió tampoco de qué hablaba en un principio. Su conocimiento de historia era bastante limitado, a pesar de que sus hermanos y ella habían recibido lecciones siendo niños, pero ella carecía de interés por la materia.
Tanta atención estaba prestando a la escena que no vio la pequeña roca. Se tropezó y cayó de bruces contra el suelo, provocando un ruido sordo que destacó en el silencio reinante. El fardo con los conejos que había cazado para aquella noche acabó en el suelo y su contenido desperdigado.
Por todos los dioses. Siempre igual. Pensó con cierta amargura. Vael Larsen, experta en hacer el ridículo.
-E-esto... - La mujer bestia carraspeó tratando de ocultar su vergüenza. No sólo por su torpeza, sino por haber observado en silencio. Se incorporó. - Siento mucho la interrupción, no pretendía...- Dijo, frotándose el cuello y evitando el contacto visual.
Vael
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
- Ahhhh. Me cago en todo-, dijo el brujo algo cansado.
Llevaba horas andando y necesitaba un descanso que no se podía permitir. O al menos así lo pensaba. Al fin y al cabo, Vinc era un tipo que cuando se marcaba un objetivo tenía una fijación casi obsesiva por él. Y más cuando ese objetivo se trataba de su hermana.
No solo había tenido que sobrevivir a unos pirados en Lunargenta, sino que ahora tenía que buscar a Elen en mitad de la nada. El suceso de los asesinos había sido como poco extravagante. A cualquiera se le ocurre intentar matarme en mi ciudad. Menudos inconscientes pensó sentado en una roca para reponer fuerzas. No le apetecía sentarse a descansar pero no le quedaba otra. Aún tenía mucho viaje por delante y sería una estupidez que alguien le asaltara estando sin fuerzas para luchar. No sabía que peligros le acechaban pues era un territorio virgen para él. Conocía como la palma de su mano el sureste, centro, oeste y norte del continente, y por supuesto sus islas natales. Algo el territorio de los lobos. Pero lo que era el suroeste no lo conocía en absoluto.
Parte de esa zona era dominada por los elfos, y aunque el rubio no tenía ningún problema con ellos, adentrarse en su territorio siendo un brujo no era una buena idea. Seguramente habría fanáticos que recordasen la guerra como algo reciente y eso sería perjudicial para su salud. Paradójicamente lo que complicaba llegar hasta esa zona era lo que precisamente había llevado a su hermana hasta allí. Los elfos.
Pasados unos días de sobrevivir a los psicópatas de la noche, el brujo había ido a visitar a su madre. Casi no la había visto desde que había vuelto del norte y se animó a verla. Su sorpresa fue mayúscula cuando le enseñó una carta de su hermana diciendo a donde iba. Aunque realmente le sorprendió más los motivos de su viaje. En resumidas cuentas iba a intentar saber más de la magia de sanación y de la cultura elfa. No podía culparla. El propio Vinc tenía curiosidad por cualquier relato histórico o posible conocimiento mágico, y la historia los antiguos druidas tocaba en lo personal. Al menos como dato racial. Siempre había tenido curiosidad por ellos y solo había conocido a una elfa de forma fugaz. Al menos había puesto en la carta la zona donde se encontraría. Las Runas de los Baldíos.
Vinc se reunió con varios capitanes de navío hasta que dio con uno que podría llevarlo. Se trataba del capitán de un barco mercante que hacía una ruta con las islas del sur. Después de duras negociaciones, y varias invitaciones a copas todo hay que decirlo, consiguió que lo llevara en su barco. Con un plus de dinero lo dejaría en la costa pasado el territorio elfo y así no correría peligro.
Ya habían pasado varias horas desde que una barca dejara al brujo en una cala cercana. Aprovechando el descanso había comido un tentempié, y aunque el sol había avanzado bastante, aún no se había puesto en su punto más alto desde que amaneciera. Todavía le quedaban muchas horas al día pero era hora de ponerse en camino. El lobo, como le decían algunos ahora que llevaba el colgante de su padre, dio una última ojeada al mapa que llevaba antes de plegarlo y guardarlo en su morral.
- Para que luego digan que los hermanos mayores somos malos con nuestros hermanos pequeños-, comentó mientras iniciaba la marcha de nuevo.
Llevaba horas andando y necesitaba un descanso que no se podía permitir. O al menos así lo pensaba. Al fin y al cabo, Vinc era un tipo que cuando se marcaba un objetivo tenía una fijación casi obsesiva por él. Y más cuando ese objetivo se trataba de su hermana.
No solo había tenido que sobrevivir a unos pirados en Lunargenta, sino que ahora tenía que buscar a Elen en mitad de la nada. El suceso de los asesinos había sido como poco extravagante. A cualquiera se le ocurre intentar matarme en mi ciudad. Menudos inconscientes pensó sentado en una roca para reponer fuerzas. No le apetecía sentarse a descansar pero no le quedaba otra. Aún tenía mucho viaje por delante y sería una estupidez que alguien le asaltara estando sin fuerzas para luchar. No sabía que peligros le acechaban pues era un territorio virgen para él. Conocía como la palma de su mano el sureste, centro, oeste y norte del continente, y por supuesto sus islas natales. Algo el territorio de los lobos. Pero lo que era el suroeste no lo conocía en absoluto.
Parte de esa zona era dominada por los elfos, y aunque el rubio no tenía ningún problema con ellos, adentrarse en su territorio siendo un brujo no era una buena idea. Seguramente habría fanáticos que recordasen la guerra como algo reciente y eso sería perjudicial para su salud. Paradójicamente lo que complicaba llegar hasta esa zona era lo que precisamente había llevado a su hermana hasta allí. Los elfos.
Pasados unos días de sobrevivir a los psicópatas de la noche, el brujo había ido a visitar a su madre. Casi no la había visto desde que había vuelto del norte y se animó a verla. Su sorpresa fue mayúscula cuando le enseñó una carta de su hermana diciendo a donde iba. Aunque realmente le sorprendió más los motivos de su viaje. En resumidas cuentas iba a intentar saber más de la magia de sanación y de la cultura elfa. No podía culparla. El propio Vinc tenía curiosidad por cualquier relato histórico o posible conocimiento mágico, y la historia los antiguos druidas tocaba en lo personal. Al menos como dato racial. Siempre había tenido curiosidad por ellos y solo había conocido a una elfa de forma fugaz. Al menos había puesto en la carta la zona donde se encontraría. Las Runas de los Baldíos.
Vinc se reunió con varios capitanes de navío hasta que dio con uno que podría llevarlo. Se trataba del capitán de un barco mercante que hacía una ruta con las islas del sur. Después de duras negociaciones, y varias invitaciones a copas todo hay que decirlo, consiguió que lo llevara en su barco. Con un plus de dinero lo dejaría en la costa pasado el territorio elfo y así no correría peligro.
Ya habían pasado varias horas desde que una barca dejara al brujo en una cala cercana. Aprovechando el descanso había comido un tentempié, y aunque el sol había avanzado bastante, aún no se había puesto en su punto más alto desde que amaneciera. Todavía le quedaban muchas horas al día pero era hora de ponerse en camino. El lobo, como le decían algunos ahora que llevaba el colgante de su padre, dio una última ojeada al mapa que llevaba antes de plegarlo y guardarlo en su morral.
- Para que luego digan que los hermanos mayores somos malos con nuestros hermanos pequeños-, comentó mientras iniciaba la marcha de nuevo.
Vincent Calhoun
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
El sol ya comenzaba a moverse por el firmamento, notando que éste se decidía para trasladarse hacia el horizonte, tratando de escaparse de los cielos. Algunas que otras estrellas ya eran visibles en ese instante, incluso algunos destellos atractivos se veían pintados en un azulado agradable, combinándose con algunas nubes grisáceas que sin importar el punto donde veas, parecían negrearse por la poca iluminación. Era el momento de descansar, de ir a sus casas, de recibir el calor de un hogar, porque las horas pasaban y Aerandir se hacía más peligroso en las noches. Los animales comenzaban a salir, despertando de sus largas meriendas para sólo alimentarse y cuidar de sus hijos. A pesar de que no sea un día no tan importante, deparaba un suceso tremendo.
Por otro lado, vemos desde la lejanía, a tres considerables siluetas, y una de ellas se encuentra en el suelo, con las manos a la altura de sus hombros, ensangrentado y respirando entre cortado. -N...No puedo decirte donde se encuentra, es una ley de nuestro c...Clan.-Su boca derramaba un líquido rojizo, que empapaba su mentón sin problemas. Puedo ver que tu destino será la muerte, pero puede cambiar si me respondes. Suelo ser muy misericordioso, pero... ¡No puedo perdonar las cosas de mi padre!.-Vociferó el agresor, con su ceño fruncido, logrando que Zarpitas se aparte con miedo, que a pesar de su gigantesco tamaño, tenía temor de la ira de su amo.
-T...Tu padre... Así que eres Sakun... ¡S...Soy tu primo!. ¿En serio me matarías?, somos familia.-Extendió los brazos en modo de saludo, esperando a que su contrincante se agachase, para que le abrace como si se tratara de dos grandes amigos.
-La familia de mi viejo, no es mi familia... Nunca lo será. Y como no me respondiste, espero que el dragón del fuego se apiade de tu alma.-Agarró con fuerza la espada, y en un suave movimiento, le rebanó la cabeza en dos, logrando ver el exagerado chorro de sangre pintada en pequeños fragmentos morados, que hacían alusión a las pequeñas partes de sesos. Después de que su vida se esfumó, como en el humo del tabaco, con la misma duración en el que se mezcla con el viento. Nuestro guerrero no tuvo más opción que colocar sus manos en la cabeza, exhalando alientos de forma agitada, sintiéndose bastante enfermo y con dolor de cabeza, el cual no podía aguantar. Su mascota se acercó con tristeza, y le lamió la mano de manera cariñosa, tratando de subirle el ánimo.
-N...No es fácil, ¡tú me entiendes!. ¿En verdad?.-Habló el pobre semi dragón, con sus ojos aguados, lográndose ver su gran arrepentimiento y los verdaderos sentimientos que hay en su interior. -Es difícil de entender... Eres el enemigo de tu propio padre, el mismo que mató a tu madre. No es justo, sinceramente. Matar no es lo mío, y tener que hacerlo por una estúpida venganza, que no puedo sacar de mi mente, es demasiado para mi. Adoro a un dios que me ha abandonado... ¿Acaso tengo otra alternativa?, ¿Podría escapar de la realidad por unos minutos?...-El tigre seguía atento, y en un acto de ternura, se recostó en su regazo, ronroneando fuertemente.
Entretanto, el moreno miró el filo de su arma, literalmente enamorado de la blanquecina hoja. En un acto "valiente", la lanzó hacia su propio corazón, con fuerza de más, queriendo morir al instante. Todo se ralentizó, y en el momento que ésta iba a cruzar su órgano vital, su mascota le embistió la mano, haciendo que la herida no saliera con éxito. -Sólo quiero morir...-Murmuró en lo bajo, pero al pegar un suspiro, no tuvo más opción que levantarse, encajar su katana en la funda, y seguir con su camino, por Las Runas de los Baldios.
Sus pasos fueron pensados, atento por cualquier abominación que planeara atacarle en aquel momento frágil. Su seriedad volvió al rostro, y ahora estaba más dispuesto en cumplir el mandato de acabar con los dragones de agua, aunque deba morir para hacerlo. El resplandor de las estrellas le indicaba el camino, llegando a la presencia de dos seres extraños, aunque uno lo recordó fácilmente, asociándolo a las imágenes de su mente.
-Elen...-Musitó susurrado, detrás de un árbol. Zarpitas se alegró, y en un movimiento brusco, corrió hasta ella, haciendo gala a su nuevo tamaño que era sorprendente. El felino se lanzó a su cuerpo, pegó un rugido de amistad, sin un aviso.
-¿Qué hacen aquí?, es muy peligroso...-Entró a la escena, dando una especie de venia a cada uno, manteniendo su cara sin ni siquiera un gesto, sólo su mirada que radiaba desprecio. Rápidamente tomó confianza, y frente a lo que respondieran, haría caso omiso.
Tranquilamente se sentó en la mitad, cruzó sus piernas, colocó la estatua de su dios al frente, y comenzó con una especie de meditación, en la cual la naturaleza se conectó con él.
Por otro lado, vemos desde la lejanía, a tres considerables siluetas, y una de ellas se encuentra en el suelo, con las manos a la altura de sus hombros, ensangrentado y respirando entre cortado. -N...No puedo decirte donde se encuentra, es una ley de nuestro c...Clan.-Su boca derramaba un líquido rojizo, que empapaba su mentón sin problemas. Puedo ver que tu destino será la muerte, pero puede cambiar si me respondes. Suelo ser muy misericordioso, pero... ¡No puedo perdonar las cosas de mi padre!.-Vociferó el agresor, con su ceño fruncido, logrando que Zarpitas se aparte con miedo, que a pesar de su gigantesco tamaño, tenía temor de la ira de su amo.
-T...Tu padre... Así que eres Sakun... ¡S...Soy tu primo!. ¿En serio me matarías?, somos familia.-Extendió los brazos en modo de saludo, esperando a que su contrincante se agachase, para que le abrace como si se tratara de dos grandes amigos.
-La familia de mi viejo, no es mi familia... Nunca lo será. Y como no me respondiste, espero que el dragón del fuego se apiade de tu alma.-Agarró con fuerza la espada, y en un suave movimiento, le rebanó la cabeza en dos, logrando ver el exagerado chorro de sangre pintada en pequeños fragmentos morados, que hacían alusión a las pequeñas partes de sesos. Después de que su vida se esfumó, como en el humo del tabaco, con la misma duración en el que se mezcla con el viento. Nuestro guerrero no tuvo más opción que colocar sus manos en la cabeza, exhalando alientos de forma agitada, sintiéndose bastante enfermo y con dolor de cabeza, el cual no podía aguantar. Su mascota se acercó con tristeza, y le lamió la mano de manera cariñosa, tratando de subirle el ánimo.
-N...No es fácil, ¡tú me entiendes!. ¿En verdad?.-Habló el pobre semi dragón, con sus ojos aguados, lográndose ver su gran arrepentimiento y los verdaderos sentimientos que hay en su interior. -Es difícil de entender... Eres el enemigo de tu propio padre, el mismo que mató a tu madre. No es justo, sinceramente. Matar no es lo mío, y tener que hacerlo por una estúpida venganza, que no puedo sacar de mi mente, es demasiado para mi. Adoro a un dios que me ha abandonado... ¿Acaso tengo otra alternativa?, ¿Podría escapar de la realidad por unos minutos?...-El tigre seguía atento, y en un acto de ternura, se recostó en su regazo, ronroneando fuertemente.
Entretanto, el moreno miró el filo de su arma, literalmente enamorado de la blanquecina hoja. En un acto "valiente", la lanzó hacia su propio corazón, con fuerza de más, queriendo morir al instante. Todo se ralentizó, y en el momento que ésta iba a cruzar su órgano vital, su mascota le embistió la mano, haciendo que la herida no saliera con éxito. -Sólo quiero morir...-Murmuró en lo bajo, pero al pegar un suspiro, no tuvo más opción que levantarse, encajar su katana en la funda, y seguir con su camino, por Las Runas de los Baldios.
Sus pasos fueron pensados, atento por cualquier abominación que planeara atacarle en aquel momento frágil. Su seriedad volvió al rostro, y ahora estaba más dispuesto en cumplir el mandato de acabar con los dragones de agua, aunque deba morir para hacerlo. El resplandor de las estrellas le indicaba el camino, llegando a la presencia de dos seres extraños, aunque uno lo recordó fácilmente, asociándolo a las imágenes de su mente.
-Elen...-Musitó susurrado, detrás de un árbol. Zarpitas se alegró, y en un movimiento brusco, corrió hasta ella, haciendo gala a su nuevo tamaño que era sorprendente. El felino se lanzó a su cuerpo, pegó un rugido de amistad, sin un aviso.
-¿Qué hacen aquí?, es muy peligroso...-Entró a la escena, dando una especie de venia a cada uno, manteniendo su cara sin ni siquiera un gesto, sólo su mirada que radiaba desprecio. Rápidamente tomó confianza, y frente a lo que respondieran, haría caso omiso.
Tranquilamente se sentó en la mitad, cruzó sus piernas, colocó la estatua de su dios al frente, y comenzó con una especie de meditación, en la cual la naturaleza se conectó con él.
Sakun
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
La bruja estaba a punto de sumirse en sus pensamientos cuando un extraño sonido cercano hizo que se sobresaltase, por la repentina aparición de una extraña bestia, que acababa de tropezar con una piedra y ahora se encontraba en el suelo. No había visto nada semejante hasta el momento, y a simple vista podría haber creído que se trataba de algún animal salvaje, pero los ropajes y el fardo que llevaba contradecían esa idea.
Se apartó de la piedra para observar mejor al recién llegado, cuyos rasgos resultaban bastante curiosos. Era más grande y corpulento que ningún otro hombre bestia que hubiese conocido, tenía el pelaje pardo y con algunas manchas marrones, que se extendían desde la cabeza hasta la cola. Podía notarse en él algunos rasgos felinos, pero lo que más destacaba eran los dos pares de cuernos y orejas que tenía a cada lado del rostro, junto con sus brillantes ojos azules.
Sin duda podía ser peligroso, pero en vez de atacarla o intentar cualquier otra cosa se limitó a erguirse y disculparse por la interrupción, así que la maga pudo relajarse, al menos de momento. - No pasa nada, permite que te ayude. - respondió con tono amable, al tiempo que recogía los conejos que se habían salido del fardo para devolvérselos. - No esperaba encontrar a nadie por aquí a estas horas, pero tendría que haber estado más atenta para no llevarme un sobresalto. - añadió, mientras le tendía las piezas de caza.
La joven debía mantenerse alerta ante la bestia, ya que no la conocía ni podía imaginar sus intenciones, pero por algún motivo al verlo avergonzado no se sentía en peligro. - Me llamo Elen, ¿Y tú eres…? - preguntó manteniendo el tono amigable, para hacer una adecuada presentación. No quería problemas y mucho menos con aquella criatura tan fuerte y corpulenta, así que se mostraría relajada para no ser tomada como una amenaza, lo que podría añadir bastante tensión al momento.
Concentrada como estaba en la posible respuesta del felino, la de cabellos grises no se percató de que otro venía hacia ella a toda prisa hasta que ya lo tuvo casi encima, causándole otro sobresalto. A punto estuvo de caer al suelo por el peso y la velocidad con que el segundo se había lanzado hacia ella, pero por suerte consiguió mantenerse en pie, mientras el tigre blanco emitía un rugido amistoso.
- ¿Zarpitas? - preguntó en un susurro, bastante sorprendida por todo lo que había crecido desde la vez que lo había visto en las islas, cuando apenas era un cachorro juguetón. El dragón no tardó en aparecer, saliendo desde detrás de unos árboles para preguntar qué hacían allí, añadiendo que era un lugar peligroso. Por algún motivo parecía enfadado, podía notarse en la dureza de su mirada y la ausencia de expresión en su rostro, pero la de ojos verdes no podía saber qué le pasaba, y parecía no ser el momento adecuado para preguntar.
- Que casualidad encontrarte de nuevo Sakun… tienes razón, puede que no sea un sitio seguro para los míos, pero quería ver las runas, despiertan mi curiosidad. - respondió la joven Calhoun, pero el dragón no hizo mucho caso a sus palabras. En vez de eso, se sentó y colocó ante sí una estatua, para casi de inmediato entrar en estado de meditación. Algo debía tenerlo muy molesto, y quizá aquella era la única manera que tenía de vaciar su mente y relajarse, así que intentaría no interrumpirlo hasta que terminase, esperando que entonces se encontrase mejor.
Acarició con delicadeza a Zarpitas y esbozó una leve sonrisa, antes de volver a dirigir su mirada hacia el hombre bestia, que probablemente al igual que ella, no se esperaba encontrar tanta gente en la zona.
Off: Vael, tal como pone en tu ficha muchos te confunden con un macho y Elen ha supuesto que lo eres, porque no tengo claro si en la voz se te nota que eres mujer xD
Se apartó de la piedra para observar mejor al recién llegado, cuyos rasgos resultaban bastante curiosos. Era más grande y corpulento que ningún otro hombre bestia que hubiese conocido, tenía el pelaje pardo y con algunas manchas marrones, que se extendían desde la cabeza hasta la cola. Podía notarse en él algunos rasgos felinos, pero lo que más destacaba eran los dos pares de cuernos y orejas que tenía a cada lado del rostro, junto con sus brillantes ojos azules.
Sin duda podía ser peligroso, pero en vez de atacarla o intentar cualquier otra cosa se limitó a erguirse y disculparse por la interrupción, así que la maga pudo relajarse, al menos de momento. - No pasa nada, permite que te ayude. - respondió con tono amable, al tiempo que recogía los conejos que se habían salido del fardo para devolvérselos. - No esperaba encontrar a nadie por aquí a estas horas, pero tendría que haber estado más atenta para no llevarme un sobresalto. - añadió, mientras le tendía las piezas de caza.
La joven debía mantenerse alerta ante la bestia, ya que no la conocía ni podía imaginar sus intenciones, pero por algún motivo al verlo avergonzado no se sentía en peligro. - Me llamo Elen, ¿Y tú eres…? - preguntó manteniendo el tono amigable, para hacer una adecuada presentación. No quería problemas y mucho menos con aquella criatura tan fuerte y corpulenta, así que se mostraría relajada para no ser tomada como una amenaza, lo que podría añadir bastante tensión al momento.
Concentrada como estaba en la posible respuesta del felino, la de cabellos grises no se percató de que otro venía hacia ella a toda prisa hasta que ya lo tuvo casi encima, causándole otro sobresalto. A punto estuvo de caer al suelo por el peso y la velocidad con que el segundo se había lanzado hacia ella, pero por suerte consiguió mantenerse en pie, mientras el tigre blanco emitía un rugido amistoso.
- ¿Zarpitas? - preguntó en un susurro, bastante sorprendida por todo lo que había crecido desde la vez que lo había visto en las islas, cuando apenas era un cachorro juguetón. El dragón no tardó en aparecer, saliendo desde detrás de unos árboles para preguntar qué hacían allí, añadiendo que era un lugar peligroso. Por algún motivo parecía enfadado, podía notarse en la dureza de su mirada y la ausencia de expresión en su rostro, pero la de ojos verdes no podía saber qué le pasaba, y parecía no ser el momento adecuado para preguntar.
- Que casualidad encontrarte de nuevo Sakun… tienes razón, puede que no sea un sitio seguro para los míos, pero quería ver las runas, despiertan mi curiosidad. - respondió la joven Calhoun, pero el dragón no hizo mucho caso a sus palabras. En vez de eso, se sentó y colocó ante sí una estatua, para casi de inmediato entrar en estado de meditación. Algo debía tenerlo muy molesto, y quizá aquella era la única manera que tenía de vaciar su mente y relajarse, así que intentaría no interrumpirlo hasta que terminase, esperando que entonces se encontrase mejor.
Acarició con delicadeza a Zarpitas y esbozó una leve sonrisa, antes de volver a dirigir su mirada hacia el hombre bestia, que probablemente al igual que ella, no se esperaba encontrar tanta gente en la zona.
Off: Vael, tal como pone en tu ficha muchos te confunden con un macho y Elen ha supuesto que lo eres, porque no tengo claro si en la voz se te nota que eres mujer xD
Elen Calhoun
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
Menuda carta de presentación que tenía. Entre su aspecto y su torpeza, igual podía dedicarse a los actos de feria. De hecho, un enano quiso contratarla en una ocasión, su oso se había puesto enfermo, y querían presentarla desnuda como una simple bestia salvaje. Pagaban bien, pero su pequeño orgullo le impidió aceptar el denigrante empleo.
Sabía que la mujer le observaba, estaba habituada a sentir las miradas de la gente en ella y dentro de lo que cabe era una reacción normal. Y a pesar de todo, ella no parecía asqueada ni aterrorizada, más bien la miraba con curiosidad. Probablemente no se trataba de una simple campesina, estaban en territorio de los elfos, pero ella parecía humana. Y estaba armada. Era delgada pero tenía un aspecto curtido, quizás el rasgo más llamativo, además de la cicatriz que surcaba su rostro, era su cabello ceniciento. Tenía la apariencia de alguien que sabía cuidarse perfectamente a sí mismo.
-Ah, gracias.- La mujer bestia carraspeó, aclarando la voz. Tomó con cierta torpeza los conejos y los guardó en el fardo. Por fortuna no acabaron de nuevo en el suelo. - Lo siento, qué torpe...- Masculló casi para sí misma.- - La verdad es que no me había dado cuenta de lo tarde que es... P-pero ha sido culpa mía. -Se excusó de nuevo. La mujer le estaba tratando con cortesía y amabilidad. Y Vael por su parte había proporcionado un lamentable espectáculo... Patético, realmente patético.
-Vael. -Respondió la mujer bestia con su nombre, haciendo un pequeño gesto de deferencia con la cabeza y esbozando una ligera sonrisa. Había aprendido que era mejor no sonreír ampliamente, porque sus colmillos podían resultar amenazadores. En aquello quedaron las presentaciones por el momento, pues en un visto y no visto un borrón blanco y negro se había abalanzado sobre Elen. La mujer bestia no acertó a reaccionar a tiempo, pero el rugido le había puesto en alerta, instintivamente. Por fortuna, el "ataque" resultó ser amistoso. Era cuanto menos curioso ver a un enorme tigre blanco comportarse de forma tan cariñosa, como si de un perrito se tratara.
Aún tenía el pulso acelerado, la adrenalina recorriendo su cuerpo y los músculos en tensión, cuando la mujer bestia vio llegar a otro desconocido. Esta vez un hombre, parecía en buena forma, era fuerte y corpulento. Su rostro, aunque inexpresivo, poseía una mirada que destilaba desprecio. El hombre parecía conocer a Elen, porque había mentado su nombre. Y ella no tardó en responder nombrando al desconocido. Sakun, al parecer. Vael se puso alerta, ahora que eran dos y se conocían... ¿y si era una trampa? Quizás por eso la mujer estaba siendo amable con ella. Aquel pensamiento no duró demasiado en su cabeza, la situación pronto volvió a distraerla de sus elucubraciones.
¿Peligroso para los suyos? ¿Se refería a los humanos o...? Vael se fijó bien en ella por primera vez, no parecía tener orejas puntiagudas de elfo, ni olía a sangre como los vampiros. Podía tratarse de una bruja, como su padre y su hermana. La magia no se olía y no había forma de detectarla, no con sus sentidos al menos...
-B-bueno, yo estaba... - Respondió al recién llegado, al tal Sakun. Sin embargo, Vael no llegó a decir lo que estaba haciendo ahí. En parte porque el hombre que había preguntado no parecía tener interés en su respuesta, en parte porque la mujer bestia no tenía razón para estar ahí. No quería hablar sobre su curiosidad por atisbar las tierras de los hombres bestia, se le antojaba un motivo un tanto ridículo en ese momento.
El tipo, Sakun, las ignoró y se sentó frente a un extraño ídolo sin mediar más palabra. La mujer bestia se sentía algo descolocada. No entendía bien qué sucedía ni qué hacía el hombre. Por otra parte si aquella era una zona peligrosa quizás haría bien en regresar por donde había venido antes de que cayera la noche por completo... La mujer pasó su peso de un pie al otro con nerviosismo, sin saber muy bien qué hacer ni qué decir.
Elen la miró y ella se encogió de hombros.
-... Esto... ¿Es tu tigre? - Fue lo único que se le ocurrió preguntar. La gente normalmente pensaría que una mujer bestia como ella tendría cierto afecto o simpatía especial por los felinos, algunos incluso podrían pensar que pertenecían a la misma especie. A decir verdad, Vael no sentía mayor afinidad por los felinos que la que podría sentir por un perro o un caballo. No obstante, la mujer bestia nunca había conocido a un gran felino, y se sentía incómoda. Era muy parecido a ella, pero no hablaba ni razonaba como ella. Le resultaba algo violento, no sabía cómo comportarse. Incluso las caricias que la mujer le proporcionaba al animal le parecían inapropiadas. Era estúpido, lo sabía. Pero no podía evitarlo. Era como si un humano se encontrara a una versión primitiva de sí mismo. Por fortuna, el felino parecía entretenido con la mujer.
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Off: Aunque se habló por el CB con Elen, como referencia para los demás participantes del tema así es como imagino la voz de Vael: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Sabía que la mujer le observaba, estaba habituada a sentir las miradas de la gente en ella y dentro de lo que cabe era una reacción normal. Y a pesar de todo, ella no parecía asqueada ni aterrorizada, más bien la miraba con curiosidad. Probablemente no se trataba de una simple campesina, estaban en territorio de los elfos, pero ella parecía humana. Y estaba armada. Era delgada pero tenía un aspecto curtido, quizás el rasgo más llamativo, además de la cicatriz que surcaba su rostro, era su cabello ceniciento. Tenía la apariencia de alguien que sabía cuidarse perfectamente a sí mismo.
-Ah, gracias.- La mujer bestia carraspeó, aclarando la voz. Tomó con cierta torpeza los conejos y los guardó en el fardo. Por fortuna no acabaron de nuevo en el suelo. - Lo siento, qué torpe...- Masculló casi para sí misma.- - La verdad es que no me había dado cuenta de lo tarde que es... P-pero ha sido culpa mía. -Se excusó de nuevo. La mujer le estaba tratando con cortesía y amabilidad. Y Vael por su parte había proporcionado un lamentable espectáculo... Patético, realmente patético.
-Vael. -Respondió la mujer bestia con su nombre, haciendo un pequeño gesto de deferencia con la cabeza y esbozando una ligera sonrisa. Había aprendido que era mejor no sonreír ampliamente, porque sus colmillos podían resultar amenazadores. En aquello quedaron las presentaciones por el momento, pues en un visto y no visto un borrón blanco y negro se había abalanzado sobre Elen. La mujer bestia no acertó a reaccionar a tiempo, pero el rugido le había puesto en alerta, instintivamente. Por fortuna, el "ataque" resultó ser amistoso. Era cuanto menos curioso ver a un enorme tigre blanco comportarse de forma tan cariñosa, como si de un perrito se tratara.
Aún tenía el pulso acelerado, la adrenalina recorriendo su cuerpo y los músculos en tensión, cuando la mujer bestia vio llegar a otro desconocido. Esta vez un hombre, parecía en buena forma, era fuerte y corpulento. Su rostro, aunque inexpresivo, poseía una mirada que destilaba desprecio. El hombre parecía conocer a Elen, porque había mentado su nombre. Y ella no tardó en responder nombrando al desconocido. Sakun, al parecer. Vael se puso alerta, ahora que eran dos y se conocían... ¿y si era una trampa? Quizás por eso la mujer estaba siendo amable con ella. Aquel pensamiento no duró demasiado en su cabeza, la situación pronto volvió a distraerla de sus elucubraciones.
¿Peligroso para los suyos? ¿Se refería a los humanos o...? Vael se fijó bien en ella por primera vez, no parecía tener orejas puntiagudas de elfo, ni olía a sangre como los vampiros. Podía tratarse de una bruja, como su padre y su hermana. La magia no se olía y no había forma de detectarla, no con sus sentidos al menos...
-B-bueno, yo estaba... - Respondió al recién llegado, al tal Sakun. Sin embargo, Vael no llegó a decir lo que estaba haciendo ahí. En parte porque el hombre que había preguntado no parecía tener interés en su respuesta, en parte porque la mujer bestia no tenía razón para estar ahí. No quería hablar sobre su curiosidad por atisbar las tierras de los hombres bestia, se le antojaba un motivo un tanto ridículo en ese momento.
El tipo, Sakun, las ignoró y se sentó frente a un extraño ídolo sin mediar más palabra. La mujer bestia se sentía algo descolocada. No entendía bien qué sucedía ni qué hacía el hombre. Por otra parte si aquella era una zona peligrosa quizás haría bien en regresar por donde había venido antes de que cayera la noche por completo... La mujer pasó su peso de un pie al otro con nerviosismo, sin saber muy bien qué hacer ni qué decir.
Elen la miró y ella se encogió de hombros.
-... Esto... ¿Es tu tigre? - Fue lo único que se le ocurrió preguntar. La gente normalmente pensaría que una mujer bestia como ella tendría cierto afecto o simpatía especial por los felinos, algunos incluso podrían pensar que pertenecían a la misma especie. A decir verdad, Vael no sentía mayor afinidad por los felinos que la que podría sentir por un perro o un caballo. No obstante, la mujer bestia nunca había conocido a un gran felino, y se sentía incómoda. Era muy parecido a ella, pero no hablaba ni razonaba como ella. Le resultaba algo violento, no sabía cómo comportarse. Incluso las caricias que la mujer le proporcionaba al animal le parecían inapropiadas. Era estúpido, lo sabía. Pero no podía evitarlo. Era como si un humano se encontrara a una versión primitiva de sí mismo. Por fortuna, el felino parecía entretenido con la mujer.
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Vael
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
Vinc no pensaba que esas runas estuvieran tan lejos de la costa. Ya hacía horas que había descansado y comido sobre una roca. El sol ya había hecho casi todo su trayecto diario y no quedaban muchas horas de luz. Al menos no debería quedar mucha distancia.
El viaje había sido monótono y solitario. Mejor así. No quería problemas con elfos o bestias estando tan cerca de sus territorios. El mayor peligro fue cuando cruzó un bosque. No salía reflejado en el mapa y por un momento dudó si se había metido en territorio de los elfos. No le quedaba otra opción que seguir adelante y comprobarlo con veinte flechas en el cuerpo si era así. Por suerte solo era una pequeña zona boscosa y a la hora estuvo otra vez en campo abierto.
Otra hora más tarde el rubio se encontraba subiendo una loma con los últimos haces del sol a su espalda. Según sus cálculos iniciales ya debería haber llegado a las runas, así que no debería tardar en llegar. Como si sus pensamientos lo hubiera teleportado hasta las runas al fin las divisó cuando llegó a la cima de la colina. Aún tenía que bajar la colina pero el verlas le dio fuerzas.
Con sus ánimos renovados bajó la loma al trote. Las runas que parecían poca cosa desde lejos cada vez parecían más grandes, dando al santuario una belleza singular. Primitivo pero igualmente hermoso. Solo unas decenas de metros más y por fin alcanzaría su objetivo. Esperaba que Elen siguiera allí porque si no estaría jodido. No tendría modo de saber a donde habría ido luego. Probablemente al norte para rodear el territorio elfo y poder volver a Lunargenta de forma segura. Era el modo en que él mismo pensaba volver.
Ahora tan cerca podía distinguir varias figuras. Una le dio gran alegría pues ese pelo era inconfundible. Su hermana seguía allí después de todo. La otra parecía una bestia enorme. Le resultaba familiar pero no sabía por qué. La última era un animal. ¿Un tigre? Qué diablos hacía su hermana con un tigre. Bueno, pronto podría preguntárselo directamente.
- Buah. Casi no llego. Esto está en el culo del mundo-, dijo sonriente llegando hasta los presentes. - Hostia. ¿Qué haces tú aquí? No me malinterpretes. Me alegro de verte pero no esperaba encontrarte con mi hermana,- comentó a la mujer bestia.
Su sorpresa había sido mayúscula al darse cuenta de quién era. La mujer había estado presente en su último altercado con muertes de por medio. Hubiera esperado ver a cualquier persona menos a ella por esos lares. El animal que había visto a lo lejos era un tigre después de todo.
- ¿De donde has sacado a ese tigre Elen? Parece amistoso y como si te conociera de antes-, dijo.
Qué raro era todo, pero aún quedaban más sorpresas. Un tipo que parecía hecho de granito estaba sentado frente a una estatua en una pose de meditación. O al menos eso parecía. No lo había visto cuando se acercaba al sitio, y no le dijo nada para no interrumpirle por si acaso.
- Jovencita. Me debes algunas explicaciones-, peguntó a su hermana que sabría más de la situación que él.
El viaje había sido monótono y solitario. Mejor así. No quería problemas con elfos o bestias estando tan cerca de sus territorios. El mayor peligro fue cuando cruzó un bosque. No salía reflejado en el mapa y por un momento dudó si se había metido en territorio de los elfos. No le quedaba otra opción que seguir adelante y comprobarlo con veinte flechas en el cuerpo si era así. Por suerte solo era una pequeña zona boscosa y a la hora estuvo otra vez en campo abierto.
Otra hora más tarde el rubio se encontraba subiendo una loma con los últimos haces del sol a su espalda. Según sus cálculos iniciales ya debería haber llegado a las runas, así que no debería tardar en llegar. Como si sus pensamientos lo hubiera teleportado hasta las runas al fin las divisó cuando llegó a la cima de la colina. Aún tenía que bajar la colina pero el verlas le dio fuerzas.
Con sus ánimos renovados bajó la loma al trote. Las runas que parecían poca cosa desde lejos cada vez parecían más grandes, dando al santuario una belleza singular. Primitivo pero igualmente hermoso. Solo unas decenas de metros más y por fin alcanzaría su objetivo. Esperaba que Elen siguiera allí porque si no estaría jodido. No tendría modo de saber a donde habría ido luego. Probablemente al norte para rodear el territorio elfo y poder volver a Lunargenta de forma segura. Era el modo en que él mismo pensaba volver.
Ahora tan cerca podía distinguir varias figuras. Una le dio gran alegría pues ese pelo era inconfundible. Su hermana seguía allí después de todo. La otra parecía una bestia enorme. Le resultaba familiar pero no sabía por qué. La última era un animal. ¿Un tigre? Qué diablos hacía su hermana con un tigre. Bueno, pronto podría preguntárselo directamente.
- Buah. Casi no llego. Esto está en el culo del mundo-, dijo sonriente llegando hasta los presentes. - Hostia. ¿Qué haces tú aquí? No me malinterpretes. Me alegro de verte pero no esperaba encontrarte con mi hermana,- comentó a la mujer bestia.
Su sorpresa había sido mayúscula al darse cuenta de quién era. La mujer había estado presente en su último altercado con muertes de por medio. Hubiera esperado ver a cualquier persona menos a ella por esos lares. El animal que había visto a lo lejos era un tigre después de todo.
- ¿De donde has sacado a ese tigre Elen? Parece amistoso y como si te conociera de antes-, dijo.
Qué raro era todo, pero aún quedaban más sorpresas. Un tipo que parecía hecho de granito estaba sentado frente a una estatua en una pose de meditación. O al menos eso parecía. No lo había visto cuando se acercaba al sitio, y no le dijo nada para no interrumpirle por si acaso.
- Jovencita. Me debes algunas explicaciones-, peguntó a su hermana que sabría más de la situación que él.
Vincent Calhoun
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
Los minutos seguían pasando con lentitud, como si el día deparase algo, como un secreto del cual ninguno sabría hasta que se termine. Los árboles se movían en direcciones aleatorias y aunque se agitaban de forma agresiva, no parecían desprenderse de las raíces. Algunas que otras hojas eran arrazadas por las fuertes brisas que iban en círculos, creando pequeños tornados por el suelo. A pesar del frío irresistible, el cuerpo del joven se mantenía con calor, pareciendo que una llamarada aguardase entre sus entrañas.
El vestido del tipo no era nada del otro mundo. Llevaba una camisa tejida, pero entre ésta, tenía una armadura de cuero, moldeada a sus musculos del pecho, abomen y finalmente, sus anchos hombros. El gélido suelo no lo afectaba, dado que estaba acostumbrado a meditar en lugares desolados y helados como ese. ¿Él escogía el momento para rezar por su dios?. Absolutamente no. Los horarios de meditación estaban basados conforme a la religión del dragón de fuego, que prometía días prosperos si se seguía con un buen respeto.
El hombre se mantenía con las piernas cruzadas , y las manos levantadas en modo de respeto. Sus tendones se encontraban más que relajados y mientras pasaba el tiempo, su piel morena recibía un color pálido, por el simple hecho de que comenzó a tener una especie de recuerdos, desde el instante donde asesinó a uno del clan Xromec, dragones de agua. Todos los hechos le hacían pensar en su padre que lo esperaba, con una sonrisa maléfica en su rostro.
El sudor le recorrió su frente y cuando finalmente abrió los ojos, y notó que el otro ser que estaba con ellos, era bastante tímida, por las veces que tartamudeaba en una frase. Sakun colocó la mirada en ella, e hizo una leve revisión en su cuerpo, dándose cuenta que no era un humano, ni mucho menos un lobo en su transformación. El ceño del mitad dragón estaba bastante fruncido, y no era porque odiase a la mujer, si no porque suele mantener esa actitud, a causa de la muerte de su madre, que lo dejó con un trauma severo en la cabeza... Algo que nunca podrá olvidar.
Ella preguntó si era el tigre del muchacho, a lo que él respondió con serenidad. -Decidió acompañarme después de rescatarle de su muerte segura. No diría que fuese mío, pero al menos nos defendemos como hermanos.-.
Zarpitas se relajó ante las caricias de Elen, lo que le tranqulizó bastante y se quedó ronroneando, buscando la mano de la chica para seguir sintiendo la suavidad de éste. Entretanto, apareció un tipo algo amigable, que comenzó a hacer comentarios con las chicas que se encontraban allí. Supuse que no era peligroso y aunque tenía una especie de presentimiento de su poder, me quedé expectante frente al grupo. El comportamiento del hombre era símilar a la de su amigo Blien.
Sakun no tardó en estar incómodo, como si no encajase en el grupo, y con sigilo, se alejó de ellos, manteniendo una distancia cosiderable. El felino se quedó dormido alrededor de la dama de cabellos blancos, sintiéndose más seguro con ella que con el "dueño".
El vestido del tipo no era nada del otro mundo. Llevaba una camisa tejida, pero entre ésta, tenía una armadura de cuero, moldeada a sus musculos del pecho, abomen y finalmente, sus anchos hombros. El gélido suelo no lo afectaba, dado que estaba acostumbrado a meditar en lugares desolados y helados como ese. ¿Él escogía el momento para rezar por su dios?. Absolutamente no. Los horarios de meditación estaban basados conforme a la religión del dragón de fuego, que prometía días prosperos si se seguía con un buen respeto.
El hombre se mantenía con las piernas cruzadas , y las manos levantadas en modo de respeto. Sus tendones se encontraban más que relajados y mientras pasaba el tiempo, su piel morena recibía un color pálido, por el simple hecho de que comenzó a tener una especie de recuerdos, desde el instante donde asesinó a uno del clan Xromec, dragones de agua. Todos los hechos le hacían pensar en su padre que lo esperaba, con una sonrisa maléfica en su rostro.
El sudor le recorrió su frente y cuando finalmente abrió los ojos, y notó que el otro ser que estaba con ellos, era bastante tímida, por las veces que tartamudeaba en una frase. Sakun colocó la mirada en ella, e hizo una leve revisión en su cuerpo, dándose cuenta que no era un humano, ni mucho menos un lobo en su transformación. El ceño del mitad dragón estaba bastante fruncido, y no era porque odiase a la mujer, si no porque suele mantener esa actitud, a causa de la muerte de su madre, que lo dejó con un trauma severo en la cabeza... Algo que nunca podrá olvidar.
Ella preguntó si era el tigre del muchacho, a lo que él respondió con serenidad. -Decidió acompañarme después de rescatarle de su muerte segura. No diría que fuese mío, pero al menos nos defendemos como hermanos.-.
Zarpitas se relajó ante las caricias de Elen, lo que le tranqulizó bastante y se quedó ronroneando, buscando la mano de la chica para seguir sintiendo la suavidad de éste. Entretanto, apareció un tipo algo amigable, que comenzó a hacer comentarios con las chicas que se encontraban allí. Supuse que no era peligroso y aunque tenía una especie de presentimiento de su poder, me quedé expectante frente al grupo. El comportamiento del hombre era símilar a la de su amigo Blien.
Sakun no tardó en estar incómodo, como si no encajase en el grupo, y con sigilo, se alejó de ellos, manteniendo una distancia cosiderable. El felino se quedó dormido alrededor de la dama de cabellos blancos, sintiéndose más seguro con ella que con el "dueño".
Sakun
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
La joven se dio cuenta de su error en cuanto la felina comenzó a hablar, la había tomado por un hombre bestia a causa de su apariencia, pero la voz era claramente la de una mujer, detalle que incluso despertó más su curiosidad. Vael sonrió levemente tras presentarse, probablemente teniendo en cuenta que de hacerlo más ampliamente sus colmillos resaltarían y le darían un aspecto mucho más amenazador.
El dragón se mantuvo en aquella postura de meditación, sumido en sus pensamientos, hasta que la felina decidió preguntar por el tigre, que parecía estar muy relajado y a gusto con las caricias que le prodigaba. Para Elen resultaba increíble el cambio de Zarpitas, había crecido tanto que probablemente no lo hubiese reconocido de no ser por la presencia de Sakun, y por lo amistoso que se mostraba con ella a pesar de que solo la hubiese visto antes una vez, en las islas.
Y justo entonces apareció otra figura para completar la escena, una que la de ojos verdes reconoció de inmediato, pero que no se esperaba. Vincent llegó sonriente hasta ellos, tras quejarse un poco de lo lejos que estaba el lugar, y casi de inmediato se dirigió a la mujer bestia, a la que debía conocer de algo. Luego pasó a preguntar por el tigre y pedirle explicaciones, momento en el que la de cabellos cenicientos apartó la mano de Zarpitas y cruzó los brazos sobre el pecho, al tiempo que enarcaba una ceja.
- No me digas que has venido hasta aquí para asegurarte de que estoy bien, se cuidarme hermanito. - dijo con tono tranquilo, antes de esbozar una leve sonrisa. El rubio había tomado con ella el papel de padre y protector desde que se quedaron solos, y la bruja le debía mucho, pero no quería que se estuviese preocupando siempre por ella, ya era lo suficientemente fuerte para apañárselas por su cuenta.
Elen había pasado por mucho y él siempre había estado ahí para apoyarla, cosa que no sería capaz de pagarle ni aunque viviese durante siglos, pero podía empezar por no causarle más problemas. Y el hecho de que se hubiese acercado al territorio de los elfos solo para vigilarla le podría haber supuesto un riesgo considerable, así que debía demostrarle que no tenía por qué preocuparse.
- A este grandullón lo conocí en las islas, aunque cuando lo vi no era más que un cachorro curioso, pero parece que se acuerda de mí. - comenzó a hablar tras una pequeña pausa, para responder a la segunda pregunta del mago. Zarpitas se acomodó alrededor de sus piernas y se fue relajando hasta quedar dormido, demostrando lo tranquilo y confiado que podía llegar a ser con según qué personas.
- Zarpitas es el compañero de… - la hechicera no llegó a terminar la frase, pues cuando buscó con la mirada al dragón para presentarlo debidamente ya no estaba donde se había sentado momentos antes. Se giró y pudo ver cómo se alejaba de ellos sin hacer apenas ruido, detalle por el que no se había percatado antes de que se marchaba. - ¿Sakun va todo bien? - preguntó acercándose un poco a él, aunque quizá no quisiese hablar con nadie.
Algo malo debía haberle ocurrido, ya se le había notado un poco al llegar que estaba enfadado, pero si no respondía poco podrían hacer por ayudarlo. La de ojos verdes quizá no fuese la persona adecuada para andar preguntando e intentando indagar, ya que apenas se conocían, pero al menos trataría de averiguar qué le pasaba, y si podía hacer algo por él le ofrecería su ayuda.
El dragón se mantuvo en aquella postura de meditación, sumido en sus pensamientos, hasta que la felina decidió preguntar por el tigre, que parecía estar muy relajado y a gusto con las caricias que le prodigaba. Para Elen resultaba increíble el cambio de Zarpitas, había crecido tanto que probablemente no lo hubiese reconocido de no ser por la presencia de Sakun, y por lo amistoso que se mostraba con ella a pesar de que solo la hubiese visto antes una vez, en las islas.
Y justo entonces apareció otra figura para completar la escena, una que la de ojos verdes reconoció de inmediato, pero que no se esperaba. Vincent llegó sonriente hasta ellos, tras quejarse un poco de lo lejos que estaba el lugar, y casi de inmediato se dirigió a la mujer bestia, a la que debía conocer de algo. Luego pasó a preguntar por el tigre y pedirle explicaciones, momento en el que la de cabellos cenicientos apartó la mano de Zarpitas y cruzó los brazos sobre el pecho, al tiempo que enarcaba una ceja.
- No me digas que has venido hasta aquí para asegurarte de que estoy bien, se cuidarme hermanito. - dijo con tono tranquilo, antes de esbozar una leve sonrisa. El rubio había tomado con ella el papel de padre y protector desde que se quedaron solos, y la bruja le debía mucho, pero no quería que se estuviese preocupando siempre por ella, ya era lo suficientemente fuerte para apañárselas por su cuenta.
Elen había pasado por mucho y él siempre había estado ahí para apoyarla, cosa que no sería capaz de pagarle ni aunque viviese durante siglos, pero podía empezar por no causarle más problemas. Y el hecho de que se hubiese acercado al territorio de los elfos solo para vigilarla le podría haber supuesto un riesgo considerable, así que debía demostrarle que no tenía por qué preocuparse.
- A este grandullón lo conocí en las islas, aunque cuando lo vi no era más que un cachorro curioso, pero parece que se acuerda de mí. - comenzó a hablar tras una pequeña pausa, para responder a la segunda pregunta del mago. Zarpitas se acomodó alrededor de sus piernas y se fue relajando hasta quedar dormido, demostrando lo tranquilo y confiado que podía llegar a ser con según qué personas.
- Zarpitas es el compañero de… - la hechicera no llegó a terminar la frase, pues cuando buscó con la mirada al dragón para presentarlo debidamente ya no estaba donde se había sentado momentos antes. Se giró y pudo ver cómo se alejaba de ellos sin hacer apenas ruido, detalle por el que no se había percatado antes de que se marchaba. - ¿Sakun va todo bien? - preguntó acercándose un poco a él, aunque quizá no quisiese hablar con nadie.
Algo malo debía haberle ocurrido, ya se le había notado un poco al llegar que estaba enfadado, pero si no respondía poco podrían hacer por ayudarlo. La de ojos verdes quizá no fuese la persona adecuada para andar preguntando e intentando indagar, ya que apenas se conocían, pero al menos trataría de averiguar qué le pasaba, y si podía hacer algo por él le ofrecería su ayuda.
Elen Calhoun
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
No debió haber preguntado, ahora tenía la impresión que había distraído a Sakun de... ¿rezar?... bueno, de lo que quiera que hubiera estado haciendo. De hecho, el hombre le miraba con el ceño fruncido, parecía disgustado. Quizás se había molestado. La mujer bestia pensó en disculparse por haberle interrumpido, pero entonces el hombre respondió a su pregunta. Al parecer consideraba a aquel enorme felino era como un hermano.
A la mujer bestia se le antojó algo extraño, pero no hizo ningún comentario al respecto. Vael nunca había tenido un vínculo estrecho con bestias de ningún tipo, para ella eran simplemente animales. No ayudaba el hecho de que muchos se inquietaran al verla y olerla. En cualquier caso, su indiferencia probablemente se debía a que equipararlos consigo misma implicaría que ella no era más que simple animal parlante. Y había pasado gran parte de su vida luchando contra esa idea.
Una cuarta persona se unió al extraño grupo. Las orejas de la mujer bestia se agitaron al escuchar los nuevos pasos, y dirigió la mirada al lugar del que venían. Vio la figura a cierta distancia, aunque no lo reconocería hasta que el hombre se acercara, su olor le resultaba familiar.
La mujer bestia sonrió levemente y le hizo un gesto con la cabeza. Bueno, al menos a Vincent lo conocía de aquellas desventuradas correrías por las catacumbas. Aunque habían sido unas circunstancias bastante extenuantes.
- Y a mí me alegra ver que sigues de una pieza...- Respondió ella con buen humor, aunque algo cohibida aún. Le llevó un momento asimilar el resto de información. -¿Tu hermana? - La mujer bestia miró a Elen. Bueno, no es que hubiera muchos posibles candidatos, ni Sakun ni el tigre encajaban con la descripción de "hermana". -N-no lo sabía.- Casi sonó a disculpa.
Vael les dejó un poco de espacio para que los hermanos se pusieran al día. Manteniéndose en segundo plano. Aún así, no pudo evitar escuchar la conversación, por muy maleducado que pudiera resultar. Por como hablaban entre ellos parecían llevarse bastante bien. La relación entre ambos le recordó ligeramente a sus propios hermanos. Y sintió un pequeño pinchazo de nostalgia. Hacía mucho que no estaban los tres juntos.
La voz de la mujer le sacó de su ensimismamiento. En algún momento Sakun se había alejado del grupo. Vael no se había percatado hasta ahora, que Elen se dirigía a él. Algo en el tono de la mujer le dio a entender que el comportamiento del hombre no era el habitual. Aunque se trataba de una suposición más que una certeza.
La mujer bestia miró de soslayo al cielo. El tiempo pasaba. Se removió inquieta en el sitio. ¿No habían dicho que el lugar era peligroso...? Probablemente había sido un eufemismo o algo, no había razón para estar nerviosa.
A la mujer bestia se le antojó algo extraño, pero no hizo ningún comentario al respecto. Vael nunca había tenido un vínculo estrecho con bestias de ningún tipo, para ella eran simplemente animales. No ayudaba el hecho de que muchos se inquietaran al verla y olerla. En cualquier caso, su indiferencia probablemente se debía a que equipararlos consigo misma implicaría que ella no era más que simple animal parlante. Y había pasado gran parte de su vida luchando contra esa idea.
Una cuarta persona se unió al extraño grupo. Las orejas de la mujer bestia se agitaron al escuchar los nuevos pasos, y dirigió la mirada al lugar del que venían. Vio la figura a cierta distancia, aunque no lo reconocería hasta que el hombre se acercara, su olor le resultaba familiar.
La mujer bestia sonrió levemente y le hizo un gesto con la cabeza. Bueno, al menos a Vincent lo conocía de aquellas desventuradas correrías por las catacumbas. Aunque habían sido unas circunstancias bastante extenuantes.
- Y a mí me alegra ver que sigues de una pieza...- Respondió ella con buen humor, aunque algo cohibida aún. Le llevó un momento asimilar el resto de información. -¿Tu hermana? - La mujer bestia miró a Elen. Bueno, no es que hubiera muchos posibles candidatos, ni Sakun ni el tigre encajaban con la descripción de "hermana". -N-no lo sabía.- Casi sonó a disculpa.
Vael les dejó un poco de espacio para que los hermanos se pusieran al día. Manteniéndose en segundo plano. Aún así, no pudo evitar escuchar la conversación, por muy maleducado que pudiera resultar. Por como hablaban entre ellos parecían llevarse bastante bien. La relación entre ambos le recordó ligeramente a sus propios hermanos. Y sintió un pequeño pinchazo de nostalgia. Hacía mucho que no estaban los tres juntos.
La voz de la mujer le sacó de su ensimismamiento. En algún momento Sakun se había alejado del grupo. Vael no se había percatado hasta ahora, que Elen se dirigía a él. Algo en el tono de la mujer le dio a entender que el comportamiento del hombre no era el habitual. Aunque se trataba de una suposición más que una certeza.
La mujer bestia miró de soslayo al cielo. El tiempo pasaba. Se removió inquieta en el sitio. ¿No habían dicho que el lugar era peligroso...? Probablemente había sido un eufemismo o algo, no había razón para estar nerviosa.
Vael
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
Al brujo le hizo gracia la reacción de la mujer bestia. Seguía tratándolo con extrema timidez pese a que habían luchado por su vida unos días antes. Era curioso ver un cuerpo de tres por tres con una personalidad tan tímida. A lo largo de su vida había podido comprobar que a veces los tipos altos eran buenos chicos y los pequeños unos fanfarrones. Siendo Vael el ser más grande que había conocido tampoco debería ser tan raro que fuera tan buena.
- Como ibas a saber que era mi hermana Vael-, dijo antes de sonreír. - Por cierto. Sigues siendo un trocito de pan. Bueno un trozazo de pan-, bromeó amistosamente antes de reír.
Vinc solo la conocía de una noche pero le caía bien. Le gustaban las personas bondadosas. Hacían del mundo un lugar más agradable y Vael era como la personificación de la bondad. A lo mejor es algún tipo de sacerdotisa de su raza pensó el lobo. Tendría que preguntárselo algún día.
- Ohhh, la pequeña Elen se ha hecho grande y ya no me necesita-, comentó a la vez que se hacía el dolido. - Ya sé que puedes cuidarte sola, pero esta no es zona para gente como nosotros. Puede que haya cientos de arcos apuntándonos ahora-, exageró en broma como hacía a veces. - Lo conociste en las islas-, dijo mientras el tigre se acurrucaba - ¿Y cómo ha llegado aquí?
El brujo supuso que el tigre iría con el otro joven, aunque no tenía la certeza todavía. Sabía que no era de Elen ni de Vael, o al menos no lo vio la noche que coincidieron. Descartadas ellas solo quedaba el chico, que se alejó con el semblante serio. No lo conocía pero tenía pinta de que algo le traía preocupado, y no sabía que podría ser. De todos modos Elen se acercó a él demostrando que lo conocía de pasado.
- ¿Ocurre algo? - preguntó sin dirigirse a nadie en particular. - Quizás deberíamos ir a conversar a un lugar menos sagrado para los elfos.
No creía que nadie apareciera por allí, y solo lo dijo porque era hora de preparar un campamento. La noche cada vez se tornaba más oscura y peligrosa. No conocía el territorio y no sabía que bestias podrían usar la noche para la caza.
- Vael. Supongo que tu conoces la zona. ¿Sabes de un sitio azocado donde poder pasar la noche al raso?
- Como ibas a saber que era mi hermana Vael-, dijo antes de sonreír. - Por cierto. Sigues siendo un trocito de pan. Bueno un trozazo de pan-, bromeó amistosamente antes de reír.
Vinc solo la conocía de una noche pero le caía bien. Le gustaban las personas bondadosas. Hacían del mundo un lugar más agradable y Vael era como la personificación de la bondad. A lo mejor es algún tipo de sacerdotisa de su raza pensó el lobo. Tendría que preguntárselo algún día.
- Ohhh, la pequeña Elen se ha hecho grande y ya no me necesita-, comentó a la vez que se hacía el dolido. - Ya sé que puedes cuidarte sola, pero esta no es zona para gente como nosotros. Puede que haya cientos de arcos apuntándonos ahora-, exageró en broma como hacía a veces. - Lo conociste en las islas-, dijo mientras el tigre se acurrucaba - ¿Y cómo ha llegado aquí?
El brujo supuso que el tigre iría con el otro joven, aunque no tenía la certeza todavía. Sabía que no era de Elen ni de Vael, o al menos no lo vio la noche que coincidieron. Descartadas ellas solo quedaba el chico, que se alejó con el semblante serio. No lo conocía pero tenía pinta de que algo le traía preocupado, y no sabía que podría ser. De todos modos Elen se acercó a él demostrando que lo conocía de pasado.
- ¿Ocurre algo? - preguntó sin dirigirse a nadie en particular. - Quizás deberíamos ir a conversar a un lugar menos sagrado para los elfos.
No creía que nadie apareciera por allí, y solo lo dijo porque era hora de preparar un campamento. La noche cada vez se tornaba más oscura y peligrosa. No conocía el territorio y no sabía que bestias podrían usar la noche para la caza.
- Vael. Supongo que tu conoces la zona. ¿Sabes de un sitio azocado donde poder pasar la noche al raso?
Última edición por Vincent Calhoun el Dom Jun 14 2015, 01:47, editado 1 vez
Vincent Calhoun
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A pesar de la lejanía, podía escucharlos a todos, conformando una especie de conversación en la que todos se conocían. A decir verdad... Le resultaba agradable verlos tan alegres, en un reencuentro en el que todos se conocían, o al menos tenían lazos para estar seguros. El chico notó que el nuevo en la conversación, era el hermano de Elen, los cuales se dirigieron unas palabras. Parecía que se llevaban bien, dado que el tipo manifestó estar preocupado, pero ella le respondió, diciendo que podía cuidarse sola. La mujer bestia también se sorprendió ante aquella escena, aunque lo tomó con gracia, apareciendo un ambiente de tranqulidad.
El hombre de barba preguntó sobre el tigre hacia su familiar, y la dama dio los datos donde le conoció. Las islas... El lugar donde el moreno había asistido en esa época. Rememoró las misiones que tuvo, al, en ese entonces, tigrillo que le ayudaba con los problemas, y finalmente, el gran final que tuvo, para desaparecer de esa zona e irse a recorrer el mundo, en busca del poder, de la fuerza y el entrenamiento constante para volverse más habilidoso y poder matar a su padre de una vez por todas. El señor no entendía por qué se encontraba aquí el felino, si ella le vio en las islas. Elen no tardó en tratar de responderle, pero cuando buscó con su mirada, pudo ver que el dragón ya no estaba en la misma dirección, si no que cambió de lugar, estando a distancia de sus presencias.
La de cabello blancos se acercó a él, algo confundida con el comportamiento del musculoso. Una brisa de tensión pasó en el instante, entre la mitad de los dos seres diferentes, moviendo la mayoría de las flores y rosas que se agitaban en danzas. Sakun tenía su mirada perdida en el suelo, rememorando momentos incómodos en su vida, pero al escuchar la voz de su compañera, la observó con aquellos ojos fríos, que radiaban tristeza, rudeza y dolor. Su pupila parecía estar aguada y su ceño estaba aún más fruncido que de costumbre.
-Claro... Pero no es nada importante, sólo horribles momentos que aún trato de olvidar. Gracias...-Trató de sonreír pero no pudo, le fue imposible, dado que no está acostumbrado a hacerlo... Su único gesto siempre ha sido aquella seriedad. Después, oyó al castaño, que recomendaba irnos del lugar. El guerrero se adelantó, usando lo que conocía de la zona, señalando hacia su derecha. -He visto algunas cuevas en esa dirección, aunque no sé si estén vacias. Podrían formar una fogata y campar allí-Dijo, haciendo énfasis en la palabra "Podrían".
Por otro lado, Zarpitas comenzó a olfatear mientras que descansaba, notando un olor misterioso, el cual trató de reconocer. Se levantó y se dirigió a la mujer bestia, sintiéndose familiarizado con ella. En un acto amistoso, le lamió un poco y caminó hacia el otro hombre, y se mantuvo junto a él. Por otro lado, Sakun seguía esperando las opiniones de ellos.
El hombre de barba preguntó sobre el tigre hacia su familiar, y la dama dio los datos donde le conoció. Las islas... El lugar donde el moreno había asistido en esa época. Rememoró las misiones que tuvo, al, en ese entonces, tigrillo que le ayudaba con los problemas, y finalmente, el gran final que tuvo, para desaparecer de esa zona e irse a recorrer el mundo, en busca del poder, de la fuerza y el entrenamiento constante para volverse más habilidoso y poder matar a su padre de una vez por todas. El señor no entendía por qué se encontraba aquí el felino, si ella le vio en las islas. Elen no tardó en tratar de responderle, pero cuando buscó con su mirada, pudo ver que el dragón ya no estaba en la misma dirección, si no que cambió de lugar, estando a distancia de sus presencias.
La de cabello blancos se acercó a él, algo confundida con el comportamiento del musculoso. Una brisa de tensión pasó en el instante, entre la mitad de los dos seres diferentes, moviendo la mayoría de las flores y rosas que se agitaban en danzas. Sakun tenía su mirada perdida en el suelo, rememorando momentos incómodos en su vida, pero al escuchar la voz de su compañera, la observó con aquellos ojos fríos, que radiaban tristeza, rudeza y dolor. Su pupila parecía estar aguada y su ceño estaba aún más fruncido que de costumbre.
-Claro... Pero no es nada importante, sólo horribles momentos que aún trato de olvidar. Gracias...-Trató de sonreír pero no pudo, le fue imposible, dado que no está acostumbrado a hacerlo... Su único gesto siempre ha sido aquella seriedad. Después, oyó al castaño, que recomendaba irnos del lugar. El guerrero se adelantó, usando lo que conocía de la zona, señalando hacia su derecha. -He visto algunas cuevas en esa dirección, aunque no sé si estén vacias. Podrían formar una fogata y campar allí-Dijo, haciendo énfasis en la palabra "Podrían".
Por otro lado, Zarpitas comenzó a olfatear mientras que descansaba, notando un olor misterioso, el cual trató de reconocer. Se levantó y se dirigió a la mujer bestia, sintiéndose familiarizado con ella. En un acto amistoso, le lamió un poco y caminó hacia el otro hombre, y se mantuvo junto a él. Por otro lado, Sakun seguía esperando las opiniones de ellos.
Sakun
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
A pesar de haberse alejado ligeramente del resto, la de ojos verdes podía seguir escuchando la voz de su hermano con claridad, mientras el rubio preguntaba si ocurría algo y sugería que se apartasen de la zona, seguía siendo territorio de elfos y además un lugar sagrado para aquella raza. La noche se les estaba echando encima y probablemente ya no tuviesen tiempo suficiente para llegar a la ciudad antes de que oscureciese del todo, así que la mejor idea era buscar un lugar medianamente seguro y esperar allí hasta que amaneciera.
Vincent optó por preguntar a Vael acerca del tema, ya que estaban todos en la misma situación, a excepción de Sakun, que de transformarse en dragón podría desplazarse hacia Lunargenta en mucho menos tiempo que cualquiera de ellos. Sin embargo, la maga no sabía si en esa otra forma era capaz de cargar con algo o alguien, y teniendo en cuenta que no dejaría atrás a Zarpitas de ningún modo, quizá también le viniese mejor encontrar un lugar donde pasar la noche.
Sakun la observó con el ceño aún más fruncido que antes, pero la de cabellos cenicientos pudo reconocer en sus ojos algo diferente al enfado, mostraban tristeza y dolor. Algo debía ir realmente mal para que estuviese así, con la mirada aguada y aun así respondió quitándole importancia al asunto. Elen lo entendió de inmediato al escuchar que aquel estado se debía a algunos terribles momentos que no lograba olvidar aún, ¿cuántos recuerdos no desearía ella borrar de su mente y de su vida para siempre?
La bruja había padecido mucho a causa del mal que se había cernido sobre ella años atrás, y aún recordaba vívidamente aquellos primeros meses bajo la oscuridad de la maldición, cuando apenas dormía y estuvo a punto de perderse a sí misma. Si hubiese podido borrar todo aquello de su memoria, las cruentas masacres y mutilaciones de las que los jinetes la obligaban a ser testigo en cada pesadilla, las fiebres y desvanecimientos, aquella cicatriz que la devolvía a la realidad cada día, recordándole que estaba maldita y que las sombras ansiaban hacerse con su alma.
Pero no era solo eso, aquello solo le afectaba a ella y con el tiempo había conseguido controlarlo, lo que más la preocupaba era el mal que había visto llegar a aquellas tierras, el demonio de la llanura. ¿Cómo borrar la imagen de ese ser poseyendo el cuerpo de un pobre hombre a la fuerza?, resultaba imposible. Aquellas cosas se grababan a fuego en la memoria para no desaparecer jamás, atormentando a quien las hubiese visto. Por eso la de ojos verdes había decidido combatirlos, para hacer lo posible por que no dañasen a más gente inocente, pero esa tarea sería sumamente difícil y lo sabía, incluso había aceptado que quizá no saliese con vida de ella.
La voz del dragón la sacó de sus pensamientos, al indicarles la dirección en que había visto unas cuevas que podrían usar para pernoctar, aunque primero habría que revisar que no estuviesen ocupadas por alguna bestia. Y por cómo se expresaba quedaba claro que no tenía intención de acompañarlos, ya que no se había incluido al dar la idea. - Hay recuerdos terribles, tan malos que es imposible borrarlos de la mente y solo se puede aprender a vivir con ellos, a veces solo queda eso o abandonarse y dejar que acaben contigo. - dijo al dragón sin apenas elevar la voz, ya que amenazaba con quebrársele. La diferencia en el tono de la maga sería más que notable, pues tratar el tema le resultaba algo complicado, prefería no sacarlo. Un deje de tristeza y resignación, aquello fue lo que su voz mostró al hablar, pero no le importaba que se notase, mientras el comentario sirviese de algo.
- Hay que tratar de sobreponerse, a pesar de lo duro que pueda parecer. - añadió, para luego desviar la vista hacia los demás y cambiar radicalmente de tema, antes de que comenzase a afectarle más. - Vayamos a esas cuevas, ya no tenemos tiempo para regresar a Lunargenta antes de que oscurezca del todo y la verdad, prefiero pasar la noche allí antes que quedarme aquí a la intemperie. - indicó, aunque no tenía idea de a dónde podían estarse dirigiendo ni el dragón ni la mujer bestia. - ¿Nos acompañáis? - preguntó, dando por sentado que Vince iría con ella, y sin tener en cuenta el anterior comentario de Sakun, en que parecía decir claramente que no se uniría a ellos.
Vincent optó por preguntar a Vael acerca del tema, ya que estaban todos en la misma situación, a excepción de Sakun, que de transformarse en dragón podría desplazarse hacia Lunargenta en mucho menos tiempo que cualquiera de ellos. Sin embargo, la maga no sabía si en esa otra forma era capaz de cargar con algo o alguien, y teniendo en cuenta que no dejaría atrás a Zarpitas de ningún modo, quizá también le viniese mejor encontrar un lugar donde pasar la noche.
Sakun la observó con el ceño aún más fruncido que antes, pero la de cabellos cenicientos pudo reconocer en sus ojos algo diferente al enfado, mostraban tristeza y dolor. Algo debía ir realmente mal para que estuviese así, con la mirada aguada y aun así respondió quitándole importancia al asunto. Elen lo entendió de inmediato al escuchar que aquel estado se debía a algunos terribles momentos que no lograba olvidar aún, ¿cuántos recuerdos no desearía ella borrar de su mente y de su vida para siempre?
La bruja había padecido mucho a causa del mal que se había cernido sobre ella años atrás, y aún recordaba vívidamente aquellos primeros meses bajo la oscuridad de la maldición, cuando apenas dormía y estuvo a punto de perderse a sí misma. Si hubiese podido borrar todo aquello de su memoria, las cruentas masacres y mutilaciones de las que los jinetes la obligaban a ser testigo en cada pesadilla, las fiebres y desvanecimientos, aquella cicatriz que la devolvía a la realidad cada día, recordándole que estaba maldita y que las sombras ansiaban hacerse con su alma.
Pero no era solo eso, aquello solo le afectaba a ella y con el tiempo había conseguido controlarlo, lo que más la preocupaba era el mal que había visto llegar a aquellas tierras, el demonio de la llanura. ¿Cómo borrar la imagen de ese ser poseyendo el cuerpo de un pobre hombre a la fuerza?, resultaba imposible. Aquellas cosas se grababan a fuego en la memoria para no desaparecer jamás, atormentando a quien las hubiese visto. Por eso la de ojos verdes había decidido combatirlos, para hacer lo posible por que no dañasen a más gente inocente, pero esa tarea sería sumamente difícil y lo sabía, incluso había aceptado que quizá no saliese con vida de ella.
La voz del dragón la sacó de sus pensamientos, al indicarles la dirección en que había visto unas cuevas que podrían usar para pernoctar, aunque primero habría que revisar que no estuviesen ocupadas por alguna bestia. Y por cómo se expresaba quedaba claro que no tenía intención de acompañarlos, ya que no se había incluido al dar la idea. - Hay recuerdos terribles, tan malos que es imposible borrarlos de la mente y solo se puede aprender a vivir con ellos, a veces solo queda eso o abandonarse y dejar que acaben contigo. - dijo al dragón sin apenas elevar la voz, ya que amenazaba con quebrársele. La diferencia en el tono de la maga sería más que notable, pues tratar el tema le resultaba algo complicado, prefería no sacarlo. Un deje de tristeza y resignación, aquello fue lo que su voz mostró al hablar, pero no le importaba que se notase, mientras el comentario sirviese de algo.
- Hay que tratar de sobreponerse, a pesar de lo duro que pueda parecer. - añadió, para luego desviar la vista hacia los demás y cambiar radicalmente de tema, antes de que comenzase a afectarle más. - Vayamos a esas cuevas, ya no tenemos tiempo para regresar a Lunargenta antes de que oscurezca del todo y la verdad, prefiero pasar la noche allí antes que quedarme aquí a la intemperie. - indicó, aunque no tenía idea de a dónde podían estarse dirigiendo ni el dragón ni la mujer bestia. - ¿Nos acompañáis? - preguntó, dando por sentado que Vince iría con ella, y sin tener en cuenta el anterior comentario de Sakun, en que parecía decir claramente que no se uniría a ellos.
Elen Calhoun
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
La mujer bestia sonrió con timidez ante las palabras de Vincent, apenas dejando entrever sus colmillos. Una vez más, resultaba extraño recibir halagos, un poco incómodo. Y bueno, ella no creía ser tan buena como el hombre decía, pero probablemente lo parecía y a decir verdad tampoco es que fuera una persona terrible. Sólo normal, suponía. Aunque era mucho mejor que pensaran eso de ella, en lugar de considerarla un animal salvaje y rabioso. Quizás esa impresión que había causado en Vincent se debía a aquella acuciante timidez que le impedía mostrar a la gente cómo era en realidad.
De hecho, sus hermanos eran los únicos que conocían ciertas facetas de su personalidad que no se animaba a mostrar al gran público. No sólo cosas de las que se avergonzaba, como su amor por las novelas ridículamente cursis por ejemplo. Un gran secreto que había guardado celosamente hasta que sus hermanos la descubrieron en plena fechoría. Si no también por su lado más socarrón y burlón, que a veces sólo tenía cabida en su propia mente.
En ese momento, Elen respondió al hombre con voz trémula. La mujer bestia no sabía a qué se refería, pero parecía ser algo que le afectaba. Su rostro había adquirido cierta... ¿tristeza? Vael se sintió un poco fuera de lugar. Ella tenía su propio recuerdo terrible, y que aún le recomía la conciencia, pero algo le decía que la mujer de cabello ceniciento se refería recuerdos mucho peores, más oscuros.
Vael se dispuso a responder al brujo, cuando Vincent le preguntó por un lugar para acampar, pero Sakun se adelantó, mencionando unas cuevas. Bueno, tú no tenías nada mejor que ofrecer. Se dijo a sí misma la mujer bestia. Siendo sincera, no habría podido proponer una alternativa ante tal conveniente refugio natural. Ella había acampado y dormido al raso durante todo su viaje, su pelaje le protegía de las inclemencias del tiempo. Pero sin duda alguna una cueva era una alternativa mucho mejor que pasar la noche bajo las estrellas. También ella se percató de que el hombre de cabellos oscuros no parecía tener la intención de acompañarles a las cuevas.
El tigre que dormitaba en el regazo de Elen hasta hacía un momento, pareció despertar y olfatear con curiosidad el aire. La mujer bestia lo vio acercarse. No, no, no no no.... Pensó. Fuera, fuera. Pero evidentemente el felino no podía leer mentes y Vael no se atrevía a expresar su incomodidad en voz alta. El animal le regaló un amistoso lametón. Aquello fue... raro. La mujer bestia no sabía cómo sentirse al respecto, salvo sumamente incómoda. Pero, por cortesía, le dio una palmadita suave al animal en la cabeza, haciendo gala de bastante torpeza.
Afortunadamente el tigre pareció sentirse interesado por el brujo y pronto la dejó tranquila.
Vael se había distraído con el felino, así que tardó un momento en situarse de nuevo en la conversación y responder a la pregunta de Elen. -Ah. - Miró un momento a los presentes, evaluando si su presencia les molestaría o no. También había que considerar que era tarde y, si llegase a suceder algo, mejor ser tres o cuatro que uno solo. Finalmente la mujer bestia asintió con la cabeza.
- Yo voy.- Y tras una pequeña vacilación añadió. -T-tengo... bueno, cacé algunos conejos y, no es mucha comida. - Prácticamente se disculpó. -P-pero igual podríamos asarlos... Para cenar, digo.- Ofreció. Daría escasamente para uno por persona. Un único conejo podía ser poca comida para un hombre adulto, para la mujer bestia eran casi migajas. Los conejos salvajes tenían muy poca carne. Pero no podía dejar que los demás pasaran sin comer mientras ella comía.
De hecho, sus hermanos eran los únicos que conocían ciertas facetas de su personalidad que no se animaba a mostrar al gran público. No sólo cosas de las que se avergonzaba, como su amor por las novelas ridículamente cursis por ejemplo. Un gran secreto que había guardado celosamente hasta que sus hermanos la descubrieron en plena fechoría. Si no también por su lado más socarrón y burlón, que a veces sólo tenía cabida en su propia mente.
En ese momento, Elen respondió al hombre con voz trémula. La mujer bestia no sabía a qué se refería, pero parecía ser algo que le afectaba. Su rostro había adquirido cierta... ¿tristeza? Vael se sintió un poco fuera de lugar. Ella tenía su propio recuerdo terrible, y que aún le recomía la conciencia, pero algo le decía que la mujer de cabello ceniciento se refería recuerdos mucho peores, más oscuros.
Vael se dispuso a responder al brujo, cuando Vincent le preguntó por un lugar para acampar, pero Sakun se adelantó, mencionando unas cuevas. Bueno, tú no tenías nada mejor que ofrecer. Se dijo a sí misma la mujer bestia. Siendo sincera, no habría podido proponer una alternativa ante tal conveniente refugio natural. Ella había acampado y dormido al raso durante todo su viaje, su pelaje le protegía de las inclemencias del tiempo. Pero sin duda alguna una cueva era una alternativa mucho mejor que pasar la noche bajo las estrellas. También ella se percató de que el hombre de cabellos oscuros no parecía tener la intención de acompañarles a las cuevas.
El tigre que dormitaba en el regazo de Elen hasta hacía un momento, pareció despertar y olfatear con curiosidad el aire. La mujer bestia lo vio acercarse. No, no, no no no.... Pensó. Fuera, fuera. Pero evidentemente el felino no podía leer mentes y Vael no se atrevía a expresar su incomodidad en voz alta. El animal le regaló un amistoso lametón. Aquello fue... raro. La mujer bestia no sabía cómo sentirse al respecto, salvo sumamente incómoda. Pero, por cortesía, le dio una palmadita suave al animal en la cabeza, haciendo gala de bastante torpeza.
Afortunadamente el tigre pareció sentirse interesado por el brujo y pronto la dejó tranquila.
Vael se había distraído con el felino, así que tardó un momento en situarse de nuevo en la conversación y responder a la pregunta de Elen. -Ah. - Miró un momento a los presentes, evaluando si su presencia les molestaría o no. También había que considerar que era tarde y, si llegase a suceder algo, mejor ser tres o cuatro que uno solo. Finalmente la mujer bestia asintió con la cabeza.
- Yo voy.- Y tras una pequeña vacilación añadió. -T-tengo... bueno, cacé algunos conejos y, no es mucha comida. - Prácticamente se disculpó. -P-pero igual podríamos asarlos... Para cenar, digo.- Ofreció. Daría escasamente para uno por persona. Un único conejo podía ser poca comida para un hombre adulto, para la mujer bestia eran casi migajas. Los conejos salvajes tenían muy poca carne. Pero no podía dejar que los demás pasaran sin comer mientras ella comía.
Vael
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
El brujo consiguió la información que necesitaba del muchacho. Este se adelantó a Vael, mencionando unas cuevas donde podrían acampar. Lo dijo de tal modo que dio por sentado que él no vendría con ellos. Era la primera vez que veía al chico, pero le pareció raro que no quisiera venir con ellos cuando conocía a su hermana.
- Parece que no te encuentras bien. Más razón para que vengas con nosotros. No aceptaré un no como respuesta chico-, dijo en tono amistoso. - La compañía te distraerá y alejará los malos momentos que acosan tu mente.
No sabía si había conseguido animar al muchacho aunque no perdía nada por intentarlo. Un amigo de Elen era un amigo para él y no había nada más que hablar. Ella misma también se acercó para convencerlo. Parecía que lo estaba consiguiendo pero hasta que el muchacho no se pronunciara no sabía qué pensaría al respecto.
- Por cierto, ¿Cómo te llamas? Yo me llamo Vincent y soy el hermano mayor de Elen; y la mujer de tres metros que tengo a mi lado es la señorita Vael.
Mientras decía esto el tigre se acercó al brujo. Nunca había visto a uno de su raza tan de cerca, y mucho menos con esa actitud tan dócil. Era impresionante. Se notaba la musculatura de sus miembros debajo del pelaje, sus ojos transmitían inteligencia, y sus patas apalmadas debían guardar unas garras como cuchillas. Seguro que podía destrozar a un hombre como si de un muñeco de trapo se tratara.
Vael comentó que iría con ellos y eso fue señal suficiente para el brujo. Sabía que el chico se animaría a ir viendo que irían todos. Además el tigre parecía muy amistoso y con deseos de estar con los nuevos conocidos para él.
- No hay nada más que hablar. Juntos seremos imparables ¿Es en esa dirección no? - preguntó señalando con el dedo y dando unos pasos. - Y no te preocupes por la comida Vael. Yo llevo carne seca en mi mochila y seguro que los demás tienen algo. Sin contar que mañana podremos salir a cazar.
- Parece que no te encuentras bien. Más razón para que vengas con nosotros. No aceptaré un no como respuesta chico-, dijo en tono amistoso. - La compañía te distraerá y alejará los malos momentos que acosan tu mente.
No sabía si había conseguido animar al muchacho aunque no perdía nada por intentarlo. Un amigo de Elen era un amigo para él y no había nada más que hablar. Ella misma también se acercó para convencerlo. Parecía que lo estaba consiguiendo pero hasta que el muchacho no se pronunciara no sabía qué pensaría al respecto.
- Por cierto, ¿Cómo te llamas? Yo me llamo Vincent y soy el hermano mayor de Elen; y la mujer de tres metros que tengo a mi lado es la señorita Vael.
Mientras decía esto el tigre se acercó al brujo. Nunca había visto a uno de su raza tan de cerca, y mucho menos con esa actitud tan dócil. Era impresionante. Se notaba la musculatura de sus miembros debajo del pelaje, sus ojos transmitían inteligencia, y sus patas apalmadas debían guardar unas garras como cuchillas. Seguro que podía destrozar a un hombre como si de un muñeco de trapo se tratara.
Vael comentó que iría con ellos y eso fue señal suficiente para el brujo. Sabía que el chico se animaría a ir viendo que irían todos. Además el tigre parecía muy amistoso y con deseos de estar con los nuevos conocidos para él.
- No hay nada más que hablar. Juntos seremos imparables ¿Es en esa dirección no? - preguntó señalando con el dedo y dando unos pasos. - Y no te preocupes por la comida Vael. Yo llevo carne seca en mi mochila y seguro que los demás tienen algo. Sin contar que mañana podremos salir a cazar.
Vincent Calhoun
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
Vincent trató de convencer al dragón para que los acompañase, alegando que de ese modo podría distraerse y olvidar por un rato los malos recuerdos que lo habían llevado a aquel estado, pero Sakun seguía reacio ante la idea de ir con ellos. Zarpitas en cambio parecía estar realmente a gusto con la compañía de los tres individuos, tanto como para acercarse a la mujer bestia y prodigarle un amistoso lametón, antes de ir hacia el rubio.
La joven de rasgos felinos fue la primera en responder a la pregunta de la bruja, asintiendo con la cabeza y añadiendo que a pesar de no tener mucha comida, podían compartir los conejos que había cazado. Elen esbozó una leve sonrisa en respuesta, Vael parecía una criatura bondadosa, lo cual contrastaba bastante con su amenazador aspecto. El mago preguntó sobre la dirección a tomar y comenzó a ponerse en marcha, seguido de cerca por su hermana, que se permitió echar un último vistazo al dragón para comprobar si se decidía a acompañarlos.
- ¿Y de qué os conocéis vosotros? - preguntó para sacar un tema de conversación más ameno. - Seguro que mi querido hermano se metió en algún lío, como si lo viera. - añadió instantes después, manteniendo la sonrisa para que el rubio se diese cuenta de que bromeaba. No podía imaginar en qué situación habrían coincidido ambos, pero sin duda sería una historia digna de ser escuchada, sobre todo si conseguían acomodarse en una de las cuevas y encender un fuego.
La de ojos verdes no solía llevar mucho consigo, aunque tampoco es que necesitase más, pero ofrecería la comida que guardaba en su bolsa al resto, para compartir con ellos una modesta pero agradable cena. Debían tener en cuenta la posibilidad de que las cavernas estuviesen ocupadas por animales salvajes, pero con algo de cuidado y las habilidades que tenían en conjunto, que iban desde la magia de los hermanos a la fuerza y nociones de caza de la mujer bestia, podrían apañárselas bien.
Sakun seguía siendo la interrogante del momento, la bruja volvió la vista y lo observó, mientras esperaba la respuesta de Vael o su hermano, acerca de cómo se habían conocido. El dragón, que al principio parecía estar decidido a seguir su camino en solitario, no se había movido ni un ápice de su posición, así que se lo estaba pensando. Elen podía entender que quisiera estar apartado de la gente, a veces era la mejor opción, pero no cuando se enfrentaba a algo que lo atormentaba, en esos momentos estaba bien poder contar con alguien.
Zarpitas clavó la vista en su compañero y luego la desvió hacia los otros, antes de comenzar a seguirlos a paso ligero para alcanzarlos. La bruja sonrió levemente al tigre, que seguía mostrándose tan amistoso como en el momento en que se había abalanzado sobre ella, y aquel acto del animal debió terminar de convencer a Sakun, que también empezó a caminar hacia ellos. - Bueno parece que estamos todos, démonos prisa para llegar a las cuevas antes de que oscurezca por completo. - musitó a Vael y Vincent, con tono animado.
Aquella sería una buena oportunidad para la de cabellos cenicientos, que no solía socializar demasiado con gente a no ser que surgiese alguna situación complicada en que se requiriese su ayuda, más allá de eso, la joven se limitaba a tratar con comerciantes y alquimistas casi exclusivamente. - Me alegra que hayas decidido acompañarnos. - se permitió añadir en cuanto el dragón estuvo algo más cerca de ellos, luego reemprendió la marcha hacia las cuevas, que no tardaron en aparecer ante sus ojos. Las primeras no eran muy amplias, pero conforme avanzasen encontrarían otras más altas y profundas, en las que podrían pasar la noche cómodamente.
Los verdes ojos de la hechicera se clavaron en una caverna en particular, que parecía tener el tamaño adecuado para que el grupo tuviese espacio de sobra, se detuvo y concentró su eléctrico elemento sobre la palma de la mano, manipulándolo hasta crear una brillante esfera de energía celeste. - Fijaos en esa de ahí, si no hay animales dentro podríamos usarla. - indicó a sus compañeros, al tiempo que señalaba la cueva en cuestión. - Echemos un vistazo. - añadió, antes de adelantarse para comprobar que fuese un lugar seguro, tratando de moverse sin hacer ruido.
Off: Aclaro que el user de Sakun me ha dado permiso vía mp para manejar a su pj y que ha pedido que lo saltemos este turno.
La joven de rasgos felinos fue la primera en responder a la pregunta de la bruja, asintiendo con la cabeza y añadiendo que a pesar de no tener mucha comida, podían compartir los conejos que había cazado. Elen esbozó una leve sonrisa en respuesta, Vael parecía una criatura bondadosa, lo cual contrastaba bastante con su amenazador aspecto. El mago preguntó sobre la dirección a tomar y comenzó a ponerse en marcha, seguido de cerca por su hermana, que se permitió echar un último vistazo al dragón para comprobar si se decidía a acompañarlos.
- ¿Y de qué os conocéis vosotros? - preguntó para sacar un tema de conversación más ameno. - Seguro que mi querido hermano se metió en algún lío, como si lo viera. - añadió instantes después, manteniendo la sonrisa para que el rubio se diese cuenta de que bromeaba. No podía imaginar en qué situación habrían coincidido ambos, pero sin duda sería una historia digna de ser escuchada, sobre todo si conseguían acomodarse en una de las cuevas y encender un fuego.
La de ojos verdes no solía llevar mucho consigo, aunque tampoco es que necesitase más, pero ofrecería la comida que guardaba en su bolsa al resto, para compartir con ellos una modesta pero agradable cena. Debían tener en cuenta la posibilidad de que las cavernas estuviesen ocupadas por animales salvajes, pero con algo de cuidado y las habilidades que tenían en conjunto, que iban desde la magia de los hermanos a la fuerza y nociones de caza de la mujer bestia, podrían apañárselas bien.
Sakun seguía siendo la interrogante del momento, la bruja volvió la vista y lo observó, mientras esperaba la respuesta de Vael o su hermano, acerca de cómo se habían conocido. El dragón, que al principio parecía estar decidido a seguir su camino en solitario, no se había movido ni un ápice de su posición, así que se lo estaba pensando. Elen podía entender que quisiera estar apartado de la gente, a veces era la mejor opción, pero no cuando se enfrentaba a algo que lo atormentaba, en esos momentos estaba bien poder contar con alguien.
Zarpitas clavó la vista en su compañero y luego la desvió hacia los otros, antes de comenzar a seguirlos a paso ligero para alcanzarlos. La bruja sonrió levemente al tigre, que seguía mostrándose tan amistoso como en el momento en que se había abalanzado sobre ella, y aquel acto del animal debió terminar de convencer a Sakun, que también empezó a caminar hacia ellos. - Bueno parece que estamos todos, démonos prisa para llegar a las cuevas antes de que oscurezca por completo. - musitó a Vael y Vincent, con tono animado.
Aquella sería una buena oportunidad para la de cabellos cenicientos, que no solía socializar demasiado con gente a no ser que surgiese alguna situación complicada en que se requiriese su ayuda, más allá de eso, la joven se limitaba a tratar con comerciantes y alquimistas casi exclusivamente. - Me alegra que hayas decidido acompañarnos. - se permitió añadir en cuanto el dragón estuvo algo más cerca de ellos, luego reemprendió la marcha hacia las cuevas, que no tardaron en aparecer ante sus ojos. Las primeras no eran muy amplias, pero conforme avanzasen encontrarían otras más altas y profundas, en las que podrían pasar la noche cómodamente.
Los verdes ojos de la hechicera se clavaron en una caverna en particular, que parecía tener el tamaño adecuado para que el grupo tuviese espacio de sobra, se detuvo y concentró su eléctrico elemento sobre la palma de la mano, manipulándolo hasta crear una brillante esfera de energía celeste. - Fijaos en esa de ahí, si no hay animales dentro podríamos usarla. - indicó a sus compañeros, al tiempo que señalaba la cueva en cuestión. - Echemos un vistazo. - añadió, antes de adelantarse para comprobar que fuese un lugar seguro, tratando de moverse sin hacer ruido.
Off: Aclaro que el user de Sakun me ha dado permiso vía mp para manejar a su pj y que ha pedido que lo saltemos este turno.
Elen Calhoun
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
La mujer bestia se mantuvo en segundo plano mientras Vincent trataba de convencer al moreno. Vael no estaba muy segura de que consiguiera hacerlo, ni siquiera haciendo gala de todo su encanto. Sakun no parecía demasiado dispuesto a unirse a la peculiar comitiva. Ella no podía sino preguntarse qué podría haberle ocurrido para encontrarse en aquel sombrío estado.
La enorme felina siguió a los hermanos en contemplativo silencio. Aunque éste no duró mucho. La mujer de cabello ceniciento no tardó en romperlo.
-Ah... B-bueno pues... la verdad es una historia un poco larga...- Titubeó la mujer bestia, frotándose la cabeza con una mano. La posada de mala muerte, el extraño grupo, las catacumbas... -En realidad, los dos nos metimos en algunos líos en Lunargenta... - Aquella había sido una verdadera desventura. Y su primera vez en la ciudad. La bestia vaciló de nuevo antes de continuar. Lo cierto es que temía monopolizar la conversación. Prefería evitar ser el centro de atención en un grupo, especialmente si había gente que aún no conocía bien. Vael buscó la mirada del brujo, esperando que el hombre le ayudara a salir de aquel pequeño atolladero. Por lo que la mujer bestia sabía, a él no le preocuparía hablar largo y tendido.
Finalmente, el moreno pareció decidir acompañarles. Aunque Vael no estaba del todo segura de había sido él quién había tomado la decisión o había sido su tig... es decir, Zarpitas. El felino había sido el primero en seguir al pequeño grupo, el hombre no había tardado en unirse.
Elen parecía animada. La joven bestia asintió con la cabeza ante sus palabras. Lo mejor sería llegar antes de que oscureciera del todo, como bien había dicho la mujer. Además de las amenazas nocturnas, la oscuridad no ayudaría, Vael no tenía problemas a la hora de ver en la penumbra pero imaginaba que sus compañeros no podrían decir lo mismo.
Los destellos de la esfera de electricidad la cegaron durante un breve instante, pues sus ojos se estaban acostumbrando a la oscuridad y el cambio de luz, brusco para ella, afectó a su visión. Arrugó el gesto y cerró los ojos con fuerza. Sin embargo, tras parpadear un par de veces recuperó la vista sin mayor problema que un par de pequeñas luces centelleantes en su campo de visión.
La bruja se adelantó, parecía haber visto una cueva adecuada. La mujer bestia no tardó en seguirla. Su fino olfato le dio un aviso. Intentó detener al grupo extendiendo un brazo y la palma, pidiendo cautela en silencio. -C-creo que puede haber un oso...- Susurró con un hilo de voz. No quería alarmarles. Lo cierto es que había un sutil aroma a oso, pero podía tratarse de una vieja osera abandonada sin plantígrado en su interior.
Como felina, su cuerpo estaba preparado para el sigilo, las almohadillas de sus pies le ayudaban a ser sumamente silenciosa. Sin embargo, ni siquiera su anatomía podía salvarle de su propia torpeza... o de la mala suerte. Y pese a las precauciones, Vael resbaló con una pequeña roca suelta, provocando un leve pero ruidoso desprendimiento. Ella recuperó el equilibrio enseguida, pero el daño ya estaba hecho. Si había una criatura en el interior de aquella cueva, lo más probable es que a sus oídos hubiera llegado aquel ruido. La mujer bestia apretó los dientes, no sabía donde meterse. Es posible que el brujo ya estuviera acostumbrado a su torpeza, pero no el resto. Una oportunidad para quedar bien... y provocaba un problema. Mira que había que tener mala suerte.
-Lo siento...- Formó las palabras con los labios sin llegar pronunciar las palabras.
La enorme felina siguió a los hermanos en contemplativo silencio. Aunque éste no duró mucho. La mujer de cabello ceniciento no tardó en romperlo.
-Ah... B-bueno pues... la verdad es una historia un poco larga...- Titubeó la mujer bestia, frotándose la cabeza con una mano. La posada de mala muerte, el extraño grupo, las catacumbas... -En realidad, los dos nos metimos en algunos líos en Lunargenta... - Aquella había sido una verdadera desventura. Y su primera vez en la ciudad. La bestia vaciló de nuevo antes de continuar. Lo cierto es que temía monopolizar la conversación. Prefería evitar ser el centro de atención en un grupo, especialmente si había gente que aún no conocía bien. Vael buscó la mirada del brujo, esperando que el hombre le ayudara a salir de aquel pequeño atolladero. Por lo que la mujer bestia sabía, a él no le preocuparía hablar largo y tendido.
Finalmente, el moreno pareció decidir acompañarles. Aunque Vael no estaba del todo segura de había sido él quién había tomado la decisión o había sido su tig... es decir, Zarpitas. El felino había sido el primero en seguir al pequeño grupo, el hombre no había tardado en unirse.
Elen parecía animada. La joven bestia asintió con la cabeza ante sus palabras. Lo mejor sería llegar antes de que oscureciera del todo, como bien había dicho la mujer. Además de las amenazas nocturnas, la oscuridad no ayudaría, Vael no tenía problemas a la hora de ver en la penumbra pero imaginaba que sus compañeros no podrían decir lo mismo.
Los destellos de la esfera de electricidad la cegaron durante un breve instante, pues sus ojos se estaban acostumbrando a la oscuridad y el cambio de luz, brusco para ella, afectó a su visión. Arrugó el gesto y cerró los ojos con fuerza. Sin embargo, tras parpadear un par de veces recuperó la vista sin mayor problema que un par de pequeñas luces centelleantes en su campo de visión.
La bruja se adelantó, parecía haber visto una cueva adecuada. La mujer bestia no tardó en seguirla. Su fino olfato le dio un aviso. Intentó detener al grupo extendiendo un brazo y la palma, pidiendo cautela en silencio. -C-creo que puede haber un oso...- Susurró con un hilo de voz. No quería alarmarles. Lo cierto es que había un sutil aroma a oso, pero podía tratarse de una vieja osera abandonada sin plantígrado en su interior.
Como felina, su cuerpo estaba preparado para el sigilo, las almohadillas de sus pies le ayudaban a ser sumamente silenciosa. Sin embargo, ni siquiera su anatomía podía salvarle de su propia torpeza... o de la mala suerte. Y pese a las precauciones, Vael resbaló con una pequeña roca suelta, provocando un leve pero ruidoso desprendimiento. Ella recuperó el equilibrio enseguida, pero el daño ya estaba hecho. Si había una criatura en el interior de aquella cueva, lo más probable es que a sus oídos hubiera llegado aquel ruido. La mujer bestia apretó los dientes, no sabía donde meterse. Es posible que el brujo ya estuviera acostumbrado a su torpeza, pero no el resto. Una oportunidad para quedar bien... y provocaba un problema. Mira que había que tener mala suerte.
-Lo siento...- Formó las palabras con los labios sin llegar pronunciar las palabras.
Vael
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
Vincent no estaba seguro de haber conseguido convencer al hombretón, aún así decidió emprender la marcha suponiendo que este haría lo propio. Irónicamente el muchacho empezó a seguirles como pensaba que haría, aunque no del modo que esperaba. Fue su compañero tigre el que se decidió primero y a él no le quedó más remedio que hacer lo propio.
- ¿Dónde se puede conocer a un tipo como yo querida hermana? - hizo una breve pausa para dejarla pensar. - Pues en una taberna claro. Muy bien hermanita. Sigues siendo muy perspicaz-, bromeó. - Bueno, y los líos a los que se refiere Vael fueron una fiesta en las catacumbas de Lunargenta. Se ve que no soy lo suficientemente famoso entre la escoria de la ciudad. Creo que eso ha sido corregido. Sí señor, como debe ser-, dijo con su sarcasmo habitual.
Algunos comentarios del grupo más tarde el brujo pudo divisar al fin las mencionadas cuevas. Al principio solo eran algo más que hendiduras en la montaña, pero con el tiempo empezaron a ver otras que se podían dominar cuevas de verdad. Aún pensaba cual podría ser la más apropiada cuando su hermana se adelantó fijándose en una en particular.
Vinc la siguió mientras esta alumbraba el lugar con su magia. Esto le hizo recordar cuando le dejó medio ciego, con una de esas bolas, en las ruinas de la biblioteca del poblado abandonado. El brujo no pudo evitar sonreír sin motivo aparente, recordando cómo le había dado con un palo a su hermana confundiéndola con la agresora con la que luchaban, que para más inri era su propia madre. Evidentemente ellos no sabían de quien se trataba y viceversa, aunque ahora con el tiempo de por medio la anécdota le causaba gracia.
Un estruendo hizo que se girase. Un sonido de piedras rodando había ocurrido en su espalda alertándolo, y a toda la cueva si había alguien. La expresión de vergüenza de Vael, sumado a su disculpa, hizo que no albergara dudas de que había sido ella. El brujo no pudo evitar reír por lo bajo viendo el panorama.
- Oye Vael. ¿Estás segura de que eres una felina? Porque tengo entendido de que los gatos no suelen hacer mucho ruido-, comentó aguantando la risa para no hacer más ruido del causado.
Parecía que Vincent estaba más en fuera de esa cueva que allí, pues ahora no pudo evitar recordar la entrada estelar de Vael en la taberna donde los habían drogado. Esta chica parecía que iba con zancos. Supuso que era normal que no fuera muy ágil por su estatura. De todos modos si había un oso ella seguramente sería más grande que él, y este saldría corriendo por patas.
- Hey, si hay un oso ya tenemos carne asada sin tener que salir de caza-, bromeó esta vez concentrándose en un conjuro. - Si hay bandidos igualmente tendremos carne asada pero esa paso de comérmela-, dijo sonriente avanzando un poco más.
Esperaba que los demás los siguieran. Si había problemas no creo que pasaran muchos apuros. Eran un grupo nutrido y todos con pintas de saber lo que hacer en caso de un combate, eso sin contar el tigre. ¿Qué se les pasará por la cabeza a unos bandidos que son asaltados por tres personas que llevan un tigre? Merecía la pena que hubiera alguien solo por poder ver su caretos pensó el brujo avanzando con sigilo.
- ¿Dónde se puede conocer a un tipo como yo querida hermana? - hizo una breve pausa para dejarla pensar. - Pues en una taberna claro. Muy bien hermanita. Sigues siendo muy perspicaz-, bromeó. - Bueno, y los líos a los que se refiere Vael fueron una fiesta en las catacumbas de Lunargenta. Se ve que no soy lo suficientemente famoso entre la escoria de la ciudad. Creo que eso ha sido corregido. Sí señor, como debe ser-, dijo con su sarcasmo habitual.
Algunos comentarios del grupo más tarde el brujo pudo divisar al fin las mencionadas cuevas. Al principio solo eran algo más que hendiduras en la montaña, pero con el tiempo empezaron a ver otras que se podían dominar cuevas de verdad. Aún pensaba cual podría ser la más apropiada cuando su hermana se adelantó fijándose en una en particular.
Vinc la siguió mientras esta alumbraba el lugar con su magia. Esto le hizo recordar cuando le dejó medio ciego, con una de esas bolas, en las ruinas de la biblioteca del poblado abandonado. El brujo no pudo evitar sonreír sin motivo aparente, recordando cómo le había dado con un palo a su hermana confundiéndola con la agresora con la que luchaban, que para más inri era su propia madre. Evidentemente ellos no sabían de quien se trataba y viceversa, aunque ahora con el tiempo de por medio la anécdota le causaba gracia.
Un estruendo hizo que se girase. Un sonido de piedras rodando había ocurrido en su espalda alertándolo, y a toda la cueva si había alguien. La expresión de vergüenza de Vael, sumado a su disculpa, hizo que no albergara dudas de que había sido ella. El brujo no pudo evitar reír por lo bajo viendo el panorama.
- Oye Vael. ¿Estás segura de que eres una felina? Porque tengo entendido de que los gatos no suelen hacer mucho ruido-, comentó aguantando la risa para no hacer más ruido del causado.
Parecía que Vincent estaba más en fuera de esa cueva que allí, pues ahora no pudo evitar recordar la entrada estelar de Vael en la taberna donde los habían drogado. Esta chica parecía que iba con zancos. Supuso que era normal que no fuera muy ágil por su estatura. De todos modos si había un oso ella seguramente sería más grande que él, y este saldría corriendo por patas.
- Hey, si hay un oso ya tenemos carne asada sin tener que salir de caza-, bromeó esta vez concentrándose en un conjuro. - Si hay bandidos igualmente tendremos carne asada pero esa paso de comérmela-, dijo sonriente avanzando un poco más.
Esperaba que los demás los siguieran. Si había problemas no creo que pasaran muchos apuros. Eran un grupo nutrido y todos con pintas de saber lo que hacer en caso de un combate, eso sin contar el tigre. ¿Qué se les pasará por la cabeza a unos bandidos que son asaltados por tres personas que llevan un tigre? Merecía la pena que hubiera alguien solo por poder ver su caretos pensó el brujo avanzando con sigilo.
Vincent Calhoun
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
Sakun no deseaba acompañarles, por el simple hecho de que le incomodaba ser un problema. El tigre, por otro lado, se encontraba bastante augusto en el equipo, jugando con cada uno de los tres, haciendo que a pesar de su gigantesco tamaño, se vea igual de tierno como en su niñez, con la misma mirada valiente que llevaba, esa que destacó su amo cuando fue a rescatarlo de esa cacería de tigres, salvando a cada uno de los animales que lamentablemente iban a morir descuartizados o sin pellejo. A decir verdad, el dragón no le gustaba recordar esa escena, por el simple hecho de que murió uno de sus hermanos, el cual quería demasiado, el cual le dio la esperanza de seguir, el cual le iba a ayudar a acabar contra el clan Xromec, ese gremio de enemigos. Lo único que le importaba en ese momento, era mantener la vida de su mascota y acabar con su padre, dado que él pensaba que era el momento justo para hacerlo.
Olvidó el miedo de morir... Superó la ira, y finalmente, logró mantener la calma en su interior, logrando alcanzar una seguridad en cada una de sus cosas. El guerrero, no sólo había mejorado físicamente, si no que también había conseguido una extrema inteligencia, hasta el punto que llegaba a desarmar a una persona con sus palabras, usando la sabiduría que le han otorgado. Finalmente, les siguió hacia la caverna que vio hace unos minutos, y cuando ya estaban llegando, se alejó unos metros de ellos, para no causarles una molestia. Entre tanto, Zarpitas no captó a su amo, y prefirió quedarse junto con ellos. El moreno había rememorado que Vincent le preguntó su nombre y se sintió algo apenado por no haberle respondido en ese instante... A decir verdad, el mago se comportó muy bien con él.
Esperó unos minutos, mientras que despejaban la zona, esperando no encontrar algún animal salvaje. Después de ésto, se acercó hacia el barbudo y estiró su mano de manera insegura... No suele relacionarse con personas. -Disculpe por no responder antes, Vincent. Mi nombre es Sakun, un gusto conocerle. No sé por qué el destino quiso que nos uniésemos los tres, pero aprovecharé la ocasión para daros un mensaje...-Llamó la atención de todos, luego de esperar que todos hiciesen comentarios y bueno, después de que se conociesen aún más.
Mientras avanzaban con sigilo, hizo una pausa, notando que todos estaba atentos a él. Sin más preámbulo, dio paso a sus palabras, esperando que lo captaran todos. -Sé que la mayoría de ustedes sabe manejar un arma... Y eso me parece estupendo.-Musitó con mucha seguridad, relajando su voz, para que salieran las palabras solas.
-Y me encantaría que prestaran sus conocimientos en la lucha para pelear en una causa... Una causa en donde se involucra sus razas, sus familias, y finalmente... Su vida.-Fue bastante directo, dándoles la información, sin importar qué decidan.
-Hay unos dragones de agua, llamados los Xromec... Ellos se encargan de asesinar a todos los que encuentren, por las simples ganas de intimidarlos a personas como ustedes, guerreros. Miren... No será difícil... Sólo tendrán que usar sus armas para acabar con ellos... Los reconocerán por sus chalecos con símbolos. No quise venir con ustedes, por el simpe hecho de que ellos me están buscando, y para nuestra mala suerte, suelen pasar por aquí. Me van a matar si me ven, y desgraciadamente, a vosotros también.-
-No les obligo a luchar contra a ellos... Pero si a tratar de hacerlo, porque... No puedo yo solo. ¿Quieren aportar para la paz Aerandiana?, ¿quieren sentir la libertad en el aire?... Combatan conmigo...-Aunque no es muy normal, Sakun se sonrojó un poco, esperando a su respuesta... No era buen momento para decir eso, al fin y al cabo, estaban despejando la cueva para dormir.
Olvidó el miedo de morir... Superó la ira, y finalmente, logró mantener la calma en su interior, logrando alcanzar una seguridad en cada una de sus cosas. El guerrero, no sólo había mejorado físicamente, si no que también había conseguido una extrema inteligencia, hasta el punto que llegaba a desarmar a una persona con sus palabras, usando la sabiduría que le han otorgado. Finalmente, les siguió hacia la caverna que vio hace unos minutos, y cuando ya estaban llegando, se alejó unos metros de ellos, para no causarles una molestia. Entre tanto, Zarpitas no captó a su amo, y prefirió quedarse junto con ellos. El moreno había rememorado que Vincent le preguntó su nombre y se sintió algo apenado por no haberle respondido en ese instante... A decir verdad, el mago se comportó muy bien con él.
Esperó unos minutos, mientras que despejaban la zona, esperando no encontrar algún animal salvaje. Después de ésto, se acercó hacia el barbudo y estiró su mano de manera insegura... No suele relacionarse con personas. -Disculpe por no responder antes, Vincent. Mi nombre es Sakun, un gusto conocerle. No sé por qué el destino quiso que nos uniésemos los tres, pero aprovecharé la ocasión para daros un mensaje...-Llamó la atención de todos, luego de esperar que todos hiciesen comentarios y bueno, después de que se conociesen aún más.
Mientras avanzaban con sigilo, hizo una pausa, notando que todos estaba atentos a él. Sin más preámbulo, dio paso a sus palabras, esperando que lo captaran todos. -Sé que la mayoría de ustedes sabe manejar un arma... Y eso me parece estupendo.-Musitó con mucha seguridad, relajando su voz, para que salieran las palabras solas.
-Y me encantaría que prestaran sus conocimientos en la lucha para pelear en una causa... Una causa en donde se involucra sus razas, sus familias, y finalmente... Su vida.-Fue bastante directo, dándoles la información, sin importar qué decidan.
-Hay unos dragones de agua, llamados los Xromec... Ellos se encargan de asesinar a todos los que encuentren, por las simples ganas de intimidarlos a personas como ustedes, guerreros. Miren... No será difícil... Sólo tendrán que usar sus armas para acabar con ellos... Los reconocerán por sus chalecos con símbolos. No quise venir con ustedes, por el simpe hecho de que ellos me están buscando, y para nuestra mala suerte, suelen pasar por aquí. Me van a matar si me ven, y desgraciadamente, a vosotros también.-
-No les obligo a luchar contra a ellos... Pero si a tratar de hacerlo, porque... No puedo yo solo. ¿Quieren aportar para la paz Aerandiana?, ¿quieren sentir la libertad en el aire?... Combatan conmigo...-Aunque no es muy normal, Sakun se sonrojó un poco, esperando a su respuesta... No era buen momento para decir eso, al fin y al cabo, estaban despejando la cueva para dormir.
Sakun
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
La proposición de la bruja consiguió que la atención de los presentes se centrase por unos instantes en la cueva que había señalado, antes de que todos empezasen a seguirla hacia el interior, tratando de ser lo más cautelosos posibles. Sin embargo, aquella tarea resultaba algo más complicada para la mujer bestia, que momentos después de anunciar la posible presencia de un oso, tropezó sonoramente, lo que sin duda alertaría a cualquier criatura que pudiese encontrarse allí.
Elen se sobresaltó a causa del repentino ruido y se dio la vuelta con rapidez, para ver qué había ocurrido, encontrando que la felina había recuperado el equilibrio casi de inmediato, pero que parecía avergonzada por el desliz. Vincent trató de quitar hierro al asunto con una de sus bromas, y la maga se limitó a hacer un gesto con la mano para indicar que no pasaba nada, si algo les salía al encuentro podrían hacerle frente sin muchas complicaciones.
Manipuló la esfera de energía para que el brillo se volviese más sutil y esperó en completo silencio, aguzando el oído ante cualquier posible sonido que delatase el movimiento de un animal dentro de la caverna, pero tras casi un minuto sin escuchar nada sospechoso, quedó claro que no tenían compañía. Relajó la postura y siguió avanzando hasta hallar un lugar adecuado para pasar la noche, donde al menos estarían resguardados y podrían encender un fuego, valiéndose de los restos de una hoguera no demasiado antigua que ya había allí.
Justo cuando se disponía a despejar un poco la zona para que pudiesen acomodarse, notó que las miradas se centraban sobre Sakun, así que se detuvo y lo observó con detenimiento, parecía tener algo que decir. Buscaba ayuda para luchar contra unos dragones de agua, a los que al parecer les gustaba intimidar a la gente e ir asesinando por ahí sin miramientos, conducta que la de ojos verdes por supuesto, no aprobaba.
Frunció el ceño y recordó a los extraños con los que Woodpecker y ella habían tenido que pelear en Beltrexus el día que lo conocieron, esos individuos debían pertenecer al grupo que ahora mencionaba. Y tal como había podido ver en aquella ocasión, no se cortaban a la hora de atacar a alguien en público sin motivo alguno, así que podían resultar muy peligrosos para los ciudadanos.
- Me acuerdo de esos tipos…- musitó sin elevar mucho la voz en cuanto Sakun terminó de hablar. - Pero si llegan hasta aquí se llevarán una desagradable sorpresa, sabremos recibirlos como se merecen. - añadió con tono seguro, ya se había enfrentado a algunos de ellos y el dominio de la bruja sobre sus poderes había mejorado considerablemente desde entonces, lo suficiente para darles bastante guerra si se presentaban en la cueva.
Reunió las ramas que aún quedaban por las cercanías y las colocó en el centro, antes de buscar la mirada de su hermano y esbozar una leve sonrisa. - Todo tuyo Vince. - dijo mientras se apartaba un poco, sabiendo que aunque ella también era capaz de prender fuego a ciertas cosas con su elemento, el rubio era más rápido. Vael por su parte, había comenzado a contarle poco antes cómo se habían conocido, y aunque la continuación del mago había sido más bien escueta, sin entrar en detalles, ya podía hacerse una idea de la situación.
Por un momento le costó imaginar a la felina pasando apuros, era grande y fuerte, muchos se lo pensarían dos veces antes de meterse con ella, pero siempre había algún presuntuoso dispuesto a buscar problemas con cualquiera, más aún en una taberna. Alejó aquel tema de su mente y tomó asiento en el frío suelo de piedra, volviendo a centrarse en lo que había dicho Sakun. El tema de poner en juego su vida no la asustaba, lo había hecho en tantas ocasiones que ya hasta le parecía normal, cualquier misión llevaba consigo de la mano un riesgo.
Aún tenía reciente todo lo ocurrido con Tarivius y el esfuerzo realizado le había pasado factura, pero con algo de descanso volvería a ser la misma de antes, dispuesta a seguir enfrentándose a los males que asolaban aquellas tierras. Puede que aquel en concreto no se pareciese a lo que ella deseaba combatir, las sombras que se movían con libertad por Aerandir y sembraban el caos a su paso, pero podría ser un buen comienzo.
- No me agrada que gente como esa ande suelta por las calles, y después de la pelea en las islas está claro que no voy a caerles bien. - dijo tras unos segundos. - ¿Qué más puedes contarnos sobre ellos? Deben tener su base en algún lugar, ese sería un punto adecuado para atacar, dar donde más duele. - prosiguió, para luego desviar la vista hacia su hermano y Vael, expectante ante lo que pudiesen opinar al respecto.
Elen se sobresaltó a causa del repentino ruido y se dio la vuelta con rapidez, para ver qué había ocurrido, encontrando que la felina había recuperado el equilibrio casi de inmediato, pero que parecía avergonzada por el desliz. Vincent trató de quitar hierro al asunto con una de sus bromas, y la maga se limitó a hacer un gesto con la mano para indicar que no pasaba nada, si algo les salía al encuentro podrían hacerle frente sin muchas complicaciones.
Manipuló la esfera de energía para que el brillo se volviese más sutil y esperó en completo silencio, aguzando el oído ante cualquier posible sonido que delatase el movimiento de un animal dentro de la caverna, pero tras casi un minuto sin escuchar nada sospechoso, quedó claro que no tenían compañía. Relajó la postura y siguió avanzando hasta hallar un lugar adecuado para pasar la noche, donde al menos estarían resguardados y podrían encender un fuego, valiéndose de los restos de una hoguera no demasiado antigua que ya había allí.
Justo cuando se disponía a despejar un poco la zona para que pudiesen acomodarse, notó que las miradas se centraban sobre Sakun, así que se detuvo y lo observó con detenimiento, parecía tener algo que decir. Buscaba ayuda para luchar contra unos dragones de agua, a los que al parecer les gustaba intimidar a la gente e ir asesinando por ahí sin miramientos, conducta que la de ojos verdes por supuesto, no aprobaba.
Frunció el ceño y recordó a los extraños con los que Woodpecker y ella habían tenido que pelear en Beltrexus el día que lo conocieron, esos individuos debían pertenecer al grupo que ahora mencionaba. Y tal como había podido ver en aquella ocasión, no se cortaban a la hora de atacar a alguien en público sin motivo alguno, así que podían resultar muy peligrosos para los ciudadanos.
- Me acuerdo de esos tipos…- musitó sin elevar mucho la voz en cuanto Sakun terminó de hablar. - Pero si llegan hasta aquí se llevarán una desagradable sorpresa, sabremos recibirlos como se merecen. - añadió con tono seguro, ya se había enfrentado a algunos de ellos y el dominio de la bruja sobre sus poderes había mejorado considerablemente desde entonces, lo suficiente para darles bastante guerra si se presentaban en la cueva.
Reunió las ramas que aún quedaban por las cercanías y las colocó en el centro, antes de buscar la mirada de su hermano y esbozar una leve sonrisa. - Todo tuyo Vince. - dijo mientras se apartaba un poco, sabiendo que aunque ella también era capaz de prender fuego a ciertas cosas con su elemento, el rubio era más rápido. Vael por su parte, había comenzado a contarle poco antes cómo se habían conocido, y aunque la continuación del mago había sido más bien escueta, sin entrar en detalles, ya podía hacerse una idea de la situación.
Por un momento le costó imaginar a la felina pasando apuros, era grande y fuerte, muchos se lo pensarían dos veces antes de meterse con ella, pero siempre había algún presuntuoso dispuesto a buscar problemas con cualquiera, más aún en una taberna. Alejó aquel tema de su mente y tomó asiento en el frío suelo de piedra, volviendo a centrarse en lo que había dicho Sakun. El tema de poner en juego su vida no la asustaba, lo había hecho en tantas ocasiones que ya hasta le parecía normal, cualquier misión llevaba consigo de la mano un riesgo.
Aún tenía reciente todo lo ocurrido con Tarivius y el esfuerzo realizado le había pasado factura, pero con algo de descanso volvería a ser la misma de antes, dispuesta a seguir enfrentándose a los males que asolaban aquellas tierras. Puede que aquel en concreto no se pareciese a lo que ella deseaba combatir, las sombras que se movían con libertad por Aerandir y sembraban el caos a su paso, pero podría ser un buen comienzo.
- No me agrada que gente como esa ande suelta por las calles, y después de la pelea en las islas está claro que no voy a caerles bien. - dijo tras unos segundos. - ¿Qué más puedes contarnos sobre ellos? Deben tener su base en algún lugar, ese sería un punto adecuado para atacar, dar donde más duele. - prosiguió, para luego desviar la vista hacia su hermano y Vael, expectante ante lo que pudiesen opinar al respecto.
Elen Calhoun
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
La mujer bestia echó las orejas hacia atrás, avergonzada. Sabía que el brujo no tenía mala intención, pero no podía evitar sentirse torpe debido a su actuación. No respondió en cualquier caso, limitándose a sonreír ligeramente a modo de disculpa. Lo cierto es que la mujer bestia podía ser mucho más ágil de lo que aparentaba, pero tenía una habilidad innata para la torpeza.
-Nunca es tarde para probar cosas nuevas.- Se atrevió a bromear la mujer bestia, respecto al comentario de Vincent sobre la carne humana. Lo bueno era que con su tropiezo, se le había pasado la timidez, al menos en parte. Después de todo, ¿qué podía hacer o decir que la dejara aún más en evidencia?
Una vez dentro, la mujer se apartó un poco para explorar la caverna, sin dejar de prestar atención a la conversación. Pasó la zarpa por la fría y húmeda piedra, y siguió a su olfato. Al principio la joven había pensado que la cueva acabaría ahí, sin embargo, parecía que se perdía en el interior de la tierra. Tras sus pisadas se dejaron escuchar unos crujidos, la mujer bestia se apartó y observó el suelo. Huesos. La cazadora pudo identificar que se trataba de restos de animales. Menos mal. Si aquello era una osera, parecía que su dueño hacía tiempo que no se pasaba. Tanto mejor para el oso, probablemente.
-Yo sé manejar el martillo... pero eso no me convierte en guerrera.- Se apresuró a explicar. Ni siquiera su fuerza y su tamaño, ni sus armas naturales, la convertían en guerrera. Para serlo hacía falta algo más, espíritu quizás, experiencia, una mente fría... no estaba segura, pero sólo sabía que ella carecía de ese don. En la batalla lo único que tenía era su instinto animal, que hasta ahora la había salvado en más de una ocasión, pero que probablemente algún día le fallaría.
-Ya lo habéis visto, solo entorpecería.- Sentenció mientras se sentaba, un poco apartada, para comenzar con la delicada tarea de despellejar a los conejos. Ayudándose de la daga y tirando de sus pieles. Sonrosado y desnudo, destripado y limpio, pronto el primero estuvo listo para ser cocinado al fuego, así que se lo pasó a Elen, que era quién se había encargado de la hoguera. Vael se preguntó entonces si el tigre querría las entrañas, así que las lanzó en dirección al animal.
-En cualquier caso.- Continuó la mujer, mientras seguía con el otro conejo.- Lucharé si es necesario. - Sentía que se arrepentiría de sus palabras. Ella no era quién para meterse en un berenjenal semejante. En una guerra que no era suya, solo por la palabra del conocido de la hermana de un conocido. Era una locura, una total y completa locura. Esto no era un juego de espadas de madera, con su hermano de enemigo, cuya mayor consecuencia era un rasguño. No, aquí las consecuencias eran reales e implicaban la muerte. La mujer bestia trató de apartar los nefastos pensamientos de su mente. ¿No había salido de su hogar para tratar de ser mejor? ¿No paralizarse ante las injusticias? ¿No se trataba de eso?
Por muy torpe que pudiera ser, ocho manos eran mejor que seis. Pese a todo, la joven sentía que aquella situación la superaba. Para variar. Dragones encima, siempre había oído que los dragones eran bondadosos... Tener a uno solo por enemigo ya parecía una perspectiva terrible, mucho peor era la idea de enfrentarse a un clan entero. Por mucho que estuviera acompañada de guerreros diestros y experimentados como parecían serlo sus compañeros.
Su mirada azul se desvió hacia los huesos de los animales, aún con la muerte en su pensamiento. Entonces se percató de algo que no había visto hasta ahora. ¿Cómo era posible que se hubiera percatado? Sobre la montaña de huesos dormitaba la calavera de oso.
Dioses... Esperaba que hubiera muerto de viejo o de empacho.
-Nunca es tarde para probar cosas nuevas.- Se atrevió a bromear la mujer bestia, respecto al comentario de Vincent sobre la carne humana. Lo bueno era que con su tropiezo, se le había pasado la timidez, al menos en parte. Después de todo, ¿qué podía hacer o decir que la dejara aún más en evidencia?
Una vez dentro, la mujer se apartó un poco para explorar la caverna, sin dejar de prestar atención a la conversación. Pasó la zarpa por la fría y húmeda piedra, y siguió a su olfato. Al principio la joven había pensado que la cueva acabaría ahí, sin embargo, parecía que se perdía en el interior de la tierra. Tras sus pisadas se dejaron escuchar unos crujidos, la mujer bestia se apartó y observó el suelo. Huesos. La cazadora pudo identificar que se trataba de restos de animales. Menos mal. Si aquello era una osera, parecía que su dueño hacía tiempo que no se pasaba. Tanto mejor para el oso, probablemente.
-Yo sé manejar el martillo... pero eso no me convierte en guerrera.- Se apresuró a explicar. Ni siquiera su fuerza y su tamaño, ni sus armas naturales, la convertían en guerrera. Para serlo hacía falta algo más, espíritu quizás, experiencia, una mente fría... no estaba segura, pero sólo sabía que ella carecía de ese don. En la batalla lo único que tenía era su instinto animal, que hasta ahora la había salvado en más de una ocasión, pero que probablemente algún día le fallaría.
-Ya lo habéis visto, solo entorpecería.- Sentenció mientras se sentaba, un poco apartada, para comenzar con la delicada tarea de despellejar a los conejos. Ayudándose de la daga y tirando de sus pieles. Sonrosado y desnudo, destripado y limpio, pronto el primero estuvo listo para ser cocinado al fuego, así que se lo pasó a Elen, que era quién se había encargado de la hoguera. Vael se preguntó entonces si el tigre querría las entrañas, así que las lanzó en dirección al animal.
-En cualquier caso.- Continuó la mujer, mientras seguía con el otro conejo.- Lucharé si es necesario. - Sentía que se arrepentiría de sus palabras. Ella no era quién para meterse en un berenjenal semejante. En una guerra que no era suya, solo por la palabra del conocido de la hermana de un conocido. Era una locura, una total y completa locura. Esto no era un juego de espadas de madera, con su hermano de enemigo, cuya mayor consecuencia era un rasguño. No, aquí las consecuencias eran reales e implicaban la muerte. La mujer bestia trató de apartar los nefastos pensamientos de su mente. ¿No había salido de su hogar para tratar de ser mejor? ¿No paralizarse ante las injusticias? ¿No se trataba de eso?
Por muy torpe que pudiera ser, ocho manos eran mejor que seis. Pese a todo, la joven sentía que aquella situación la superaba. Para variar. Dragones encima, siempre había oído que los dragones eran bondadosos... Tener a uno solo por enemigo ya parecía una perspectiva terrible, mucho peor era la idea de enfrentarse a un clan entero. Por mucho que estuviera acompañada de guerreros diestros y experimentados como parecían serlo sus compañeros.
Su mirada azul se desvió hacia los huesos de los animales, aún con la muerte en su pensamiento. Entonces se percató de algo que no había visto hasta ahora. ¿Cómo era posible que se hubiera percatado? Sobre la montaña de huesos dormitaba la calavera de oso.
Dioses... Esperaba que hubiera muerto de viejo o de empacho.
Vael
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
Vacío. En la caverna no había más que huesos viejos, y los preparativos del brujo para el supuesto combate habían sido en vano. Mejor para todos. Vincent siempre estaba listo para un posible combate. Fue una lección que aprendió en su primer viaje al norte cuando era más joven, dado que al ser tan largo no estuvo exento de peligros y bandidos. En más de una ocasión su desconfianza y exceso de cautela lo había salvado, y aunque muchas veces se había puesto en lo peor para nada, en otras fue la diferencia entre la vida y la muerte. Aún así siempre agradecía prepararse para un combate que no llegara a suceder. No tenía problemas para luchar pero no era de naturaleza belicosa, y prefería llegar a una solución diplomática antes de llegar a dichas situaciones. O como en el caso actual que simplemente no hubiera nada.
- El gusto es mío Sakun-, dijo estrechándole la mano. - Los amigos de mi hermana son mis amigos-. Sonrió.
El chico parecía querer decir algo pero por algún motivo no dijo nada más de momento. Vinc supuso que estaba en una lucha interior. Luchando por si debía o no decir lo que estaba pensando y eso hizo pensar al brujo que debía ser algo importante. Algo importante y secreto. Por su forma de actuar era obvio que no le gustaba hablar de ese tema.
Mientras Sakun se decidía a hablar, Vael se sentó a un lado de la hoguera, comentando que no era una guerrera pese a su aspecto. Como debían ser los guerreros de su especie pensó el brujo, algo asombrado. Debía ser unas moles impresionantes de matar. Su hermana mientras tanto reunió ramitas de madera en la antigua hoguera y para Vinc no supuso ningún problema encenderla. Por un momento recordó sus inicios en la academia, cuando este simple acto era toda una hazaña para él. Había llovido mucho desde entonces y ahora era algo tan sencillo y mecánico como respirar.
Sakun al fin ganó a los miedos que le impedían contar sus problemas y los puso al día. Sin duda el brujo entendía las precauciones del joven sobre el asunto. No era asunto baladí. Se trataba de toda una guerra contra un clan de psicópatas asesinos. La respuesta del mago ante su petición era sencilla pese a la complejidad del asunto.
- Que sería del mundo, si los pocos que podemos luchar nos quedamos de brazos cruzados viendo como la oscuridad lo devora-, dijo sin mirar nadie en concreto. Meditando cada palabra. - Yo prefiero morir a vivir en un mundo así. Mi hermana ya ha dado su opinión al respecto y luchar a su lado es lo mínimo que puedo hacer-, comentó mirando a los ojos del guerrero. - Si de verdad puedes soportar a un loco pirómano a tu lado, soy tu hombre-, bromeó sonriente, antes de mirar a la gran felina. - Y tú no entorpecerías, Vael. Para sobrevivir a las catacumbas hay que saber luchar. Dices que no eres una guerrera por blandir un martillo-, hizo una breve pausa pensando sus siguientes palabras. - Eso es cierto, pero para ser un guerrero solo hay que luchar por una causa, sin importar si es buena o no. Tú te has decido por una noble causa así que para mí si lo eres. Y no una cualquiera. Una guerrera que lucha por proteger a los demás merece todos mis respetos.
Vinc se echó hacia atrás después de su discurso, apoyándose en su brazo diestro. No era ducho en este tipo de cosas, y no estaba seguro de si había acertado en el uso de las palabras adecuadas.
- Mi hermana tiene razón, aunque no sé si somos suficientes para atacarlos directamente-, dijo mirando el techo de la caverna. Las sombras producidas por la hoguera bailaban al compás del aire que entraba al interior. - Qué opinas Sakun. Tú los conoces bien. Sabes cuantos son y demás pormenores ¿qué deberíamos hacer?
- El gusto es mío Sakun-, dijo estrechándole la mano. - Los amigos de mi hermana son mis amigos-. Sonrió.
El chico parecía querer decir algo pero por algún motivo no dijo nada más de momento. Vinc supuso que estaba en una lucha interior. Luchando por si debía o no decir lo que estaba pensando y eso hizo pensar al brujo que debía ser algo importante. Algo importante y secreto. Por su forma de actuar era obvio que no le gustaba hablar de ese tema.
Mientras Sakun se decidía a hablar, Vael se sentó a un lado de la hoguera, comentando que no era una guerrera pese a su aspecto. Como debían ser los guerreros de su especie pensó el brujo, algo asombrado. Debía ser unas moles impresionantes de matar. Su hermana mientras tanto reunió ramitas de madera en la antigua hoguera y para Vinc no supuso ningún problema encenderla. Por un momento recordó sus inicios en la academia, cuando este simple acto era toda una hazaña para él. Había llovido mucho desde entonces y ahora era algo tan sencillo y mecánico como respirar.
Sakun al fin ganó a los miedos que le impedían contar sus problemas y los puso al día. Sin duda el brujo entendía las precauciones del joven sobre el asunto. No era asunto baladí. Se trataba de toda una guerra contra un clan de psicópatas asesinos. La respuesta del mago ante su petición era sencilla pese a la complejidad del asunto.
- Que sería del mundo, si los pocos que podemos luchar nos quedamos de brazos cruzados viendo como la oscuridad lo devora-, dijo sin mirar nadie en concreto. Meditando cada palabra. - Yo prefiero morir a vivir en un mundo así. Mi hermana ya ha dado su opinión al respecto y luchar a su lado es lo mínimo que puedo hacer-, comentó mirando a los ojos del guerrero. - Si de verdad puedes soportar a un loco pirómano a tu lado, soy tu hombre-, bromeó sonriente, antes de mirar a la gran felina. - Y tú no entorpecerías, Vael. Para sobrevivir a las catacumbas hay que saber luchar. Dices que no eres una guerrera por blandir un martillo-, hizo una breve pausa pensando sus siguientes palabras. - Eso es cierto, pero para ser un guerrero solo hay que luchar por una causa, sin importar si es buena o no. Tú te has decido por una noble causa así que para mí si lo eres. Y no una cualquiera. Una guerrera que lucha por proteger a los demás merece todos mis respetos.
Vinc se echó hacia atrás después de su discurso, apoyándose en su brazo diestro. No era ducho en este tipo de cosas, y no estaba seguro de si había acertado en el uso de las palabras adecuadas.
- Mi hermana tiene razón, aunque no sé si somos suficientes para atacarlos directamente-, dijo mirando el techo de la caverna. Las sombras producidas por la hoguera bailaban al compás del aire que entraba al interior. - Qué opinas Sakun. Tú los conoces bien. Sabes cuantos son y demás pormenores ¿qué deberíamos hacer?
Vincent Calhoun
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
Oyó atentamente a cada uno, que hacía comentarios acerca de lo anteriormente dicho. Elen comenzó, dado que era la chica con conocimiento sobre ello, dado que la vez anterior, combatieron contra una especie de hombres de tal ropajes, los cuales derrotaron sin ningún problema. Me quedé en mis pensamientos, hasta que el rubio me sacó de éstos, haciendo que Sakun confíe en sus poderes, manifestando que él también era de fuego, es decir, un brujo con elemento. El guerrero se quedó algo atónito, hasta que desvió su mirada hacia Vael, que parecía algo decepcionada por su ¨poco valor¨. De alguna manera, ella se sentía bastante mal, pero gracias al discurso que le ofreció Vincent, pareció que cambió sus gestos. El moreno, en cambio, se acercó con pasos agigantados, inclinándose en el eje de la mujer bestia, descansando sus brazos en su regazo.
-¿Eres capaz de luchar?, entonces no tienes que preocuparte. Un batallador se mide por su valor, no por su vasto saber. ¿Sabes?, tengo mi familia muerta, pero a pesar de su poca fuerza, se llenaron de ganas para tratar de vencer a sus enemigos, y aunque no pudieron, aún están en mi memoria, como personas que nunca superaré. Buena suerte.-Había sido lo más amable que pudo musitar en su vida. ¿Por qué le dio aquel refrán?... Antes de volverse poderoso, Sakun también fue un miedoso, y también no era capaz de ganarle a sus rivales. Nunca aprendió a usar su espada, pero trató de hacerlo, hasta que creó un estilo de combate, el cual le ha ayudado para derrotar a varios asesinos. ¿Le ha sido útil?, bastante, para mantener su vida y cumplir con el juramento de matar a su padre.
Luego de murmurar algunas cosas, le preguntaron más información sobre ésto. El moreno se cruzó de brazos y pegó un suspiro, con su mirada seria, que posicionaba en cada uno, por unos fragmentos de tiempo. Los recuerdos comenzaron a llegar en su cabeza, y alistando velozmente su lengua, procedió a nombrar el lugar donde podría encontrarse su base. -Claro... Están ubicados en La Llanura Nevada, donde el frío reina. Es en el reino donde habitan bastante dragones... Allí se encuentra un castillo donde ellos residen. Planeo atacar allí en pocos días, así que solamente podrían acabar con cualquier perteneciente. Ustedes lograrán adivinar quiénes son... Siempre suelen llevar un logo referente al agua, y obviamente, los verán haciendo maldades. Son demasiados, Vincent, son un clan completo... Pero no se preocupen.-Tragó saliva, esperando a que no perdieran la valentía.
-Algunos no saben dominar su transformación, por lo tanto, no podrían convertirse en dragones. Sería más fácil para ustedes, incluso para mi. Caminan en grupos enormes, y siempre están dispuestos en acabar con quién sea, así que si les atacan, es mejor que correspondan... Tienen posibilidades de ganar. No subestimen su propia fuerza, cada uno sabe que puede lograr una energía insuperable. Si llegan a matarme, me encantaría que todos lograran acabar con ese clan malvado. Mi padre se ha estado burlando de mi, de cualquier raza, de cualquier familia, durante un siglo completo... Es el momento de rebelarse, y créanme, ¡Si dejan que los guíe, acabaremos con ese gremio!.-Apretó sus puños, y no tardó en sentir el fuego en sus venas, como si las llamaradas lo consumiesen, esa ira con la que ha cargado durante las décadas.
-¿Eres capaz de luchar?, entonces no tienes que preocuparte. Un batallador se mide por su valor, no por su vasto saber. ¿Sabes?, tengo mi familia muerta, pero a pesar de su poca fuerza, se llenaron de ganas para tratar de vencer a sus enemigos, y aunque no pudieron, aún están en mi memoria, como personas que nunca superaré. Buena suerte.-Había sido lo más amable que pudo musitar en su vida. ¿Por qué le dio aquel refrán?... Antes de volverse poderoso, Sakun también fue un miedoso, y también no era capaz de ganarle a sus rivales. Nunca aprendió a usar su espada, pero trató de hacerlo, hasta que creó un estilo de combate, el cual le ha ayudado para derrotar a varios asesinos. ¿Le ha sido útil?, bastante, para mantener su vida y cumplir con el juramento de matar a su padre.
Luego de murmurar algunas cosas, le preguntaron más información sobre ésto. El moreno se cruzó de brazos y pegó un suspiro, con su mirada seria, que posicionaba en cada uno, por unos fragmentos de tiempo. Los recuerdos comenzaron a llegar en su cabeza, y alistando velozmente su lengua, procedió a nombrar el lugar donde podría encontrarse su base. -Claro... Están ubicados en La Llanura Nevada, donde el frío reina. Es en el reino donde habitan bastante dragones... Allí se encuentra un castillo donde ellos residen. Planeo atacar allí en pocos días, así que solamente podrían acabar con cualquier perteneciente. Ustedes lograrán adivinar quiénes son... Siempre suelen llevar un logo referente al agua, y obviamente, los verán haciendo maldades. Son demasiados, Vincent, son un clan completo... Pero no se preocupen.-Tragó saliva, esperando a que no perdieran la valentía.
-Algunos no saben dominar su transformación, por lo tanto, no podrían convertirse en dragones. Sería más fácil para ustedes, incluso para mi. Caminan en grupos enormes, y siempre están dispuestos en acabar con quién sea, así que si les atacan, es mejor que correspondan... Tienen posibilidades de ganar. No subestimen su propia fuerza, cada uno sabe que puede lograr una energía insuperable. Si llegan a matarme, me encantaría que todos lograran acabar con ese clan malvado. Mi padre se ha estado burlando de mi, de cualquier raza, de cualquier familia, durante un siglo completo... Es el momento de rebelarse, y créanme, ¡Si dejan que los guíe, acabaremos con ese gremio!.-Apretó sus puños, y no tardó en sentir el fuego en sus venas, como si las llamaradas lo consumiesen, esa ira con la que ha cargado durante las décadas.
Sakun
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
Vael tomó la palabra poco después de que terminase la bruja, sabía manejar el martillo pero no se consideraba a sí misma una guerrera, a pesar de su fornida complexión, que sin duda le otorgaría ciertas ventajas en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Parecía creer que su presencia solo entorpecería en una situación de conflicto, pero la de ojos verdes no podía estar de acuerdo con ella en ese punto. Elen estaba segura de que solo con su aparición, la mujer bestia conseguiría infundir temor a los enemigos, haciéndolos dudar sobre si valía la pena encararla o no.
Y esos instantes de duda serían suficientes, para que los dragones cometiesen un error o ellos tomasen ventaja, pero no se podía obligar a nadie a participar en una guerra ajena, a pesar de que terminase afectando a mucha gente inocente. Tomó el conejo que le tendía y lo acercó a la hoguera para que empezara a cocinarse, sin dejar de prestar atención a lo que se hablaba mientras rebuscaba en su bolsa para sacar algunos alimentos que llevaba consigo.
La felina continuó hablando mientras se encargaba de limpiar la segunda pieza, añadiendo a lo anterior que si era necesario lucharía, y esas palabras hicieron que la bruja esbozara una leve sonrisa. Al final lo que contaba era la voluntad, no importaban las limitaciones que uno pudiese tener si se esforzaba para alcanzar un objetivo, que en este caso sería el de acabar con aquel clan, que tanto daño había causado ya.
Vince no tardó en intervenir, estaba dispuesto a participar en aquella lucha junto a su hermana y a hacer todo lo que estuviese en su mano para acabar con los dragones de agua, pero tenía sus dudas acerca de si los cuatro serían suficientes para completar la misión. La de cabellos cenicientos lo miró durante unos instantes, antes de depositar alrededor de la hoguera un par de hogazas de pan y algo de queso, junto a una cantimplora de cuero cubierta con piel, en la que solía llevar bebida.
Sakun pronto comenzó a contestar las preguntas acerca del clan, y la hechicera pudo notar claramente como un escalofrío le recorría la espalda al escuchar que se asentaban en la llanura nevada. No le sorprendía que hubiesen elegido aquel lugar para instalarse, teniendo en cuenta que se encontraba cerca de Dundarak, la ciudad de los dragones, pero tras lo que había vivido al enfrentarse al demonio sombrío en la zona, no le agradaba en absoluto la idea de tener que volver allí.
Aun así no cambiaría de parecer, alguien debía detener a esos individuos y quedaba claro que no podría hacerlo una sola persona, así que dejaría de lado los malos recuerdos y trataría de centrarse en la tarea que se les encomendaba. Al menos había algo bueno, y es que según lo que decía Sakun, había integrantes del clan que no dominaban la transformación aún, lo que les facilitaría la pelea considerablemente.
Elen confiaba bastante en sus poderes y habilidades, había practicado mucho para mejorar durante los últimos meses, a lo que habría que sumar los conocimientos alquímicos que poseía, y que podrían llegar a ser muy útiles si alguien salía herido. - Puede que nos superen en número, pero estoy segura de que mucha gente estaría dispuesta a unirse a tu causa si la conociese, contemos lo que está pasando para que acudan a ayudarnos. - intervino en cuanto el dragón dejó de hablar. La joven no estaba dispuesta a poner en riesgo a su hermano si podía evitarlo, había aceptado que tarde o temprano alguna de aquellas misiones en las que se metía terminaría con su vida, pero no con la de él.
Por ello buscaría tanto apoyo como fuese posible en los días que faltaban para el ataque que Sakun tenía planeado, asegurando de ese modo no ir a una muerte segura. - Tengo algunos conocidos en la ciudad que sin duda querrán tomar cartas en este asunto para acabar con la maldad de ese clan, les hablaré de lo que está pasando y conseguiré que se dirijan al norte. - añadió con seguridad tras una breve pausa.
Y esos instantes de duda serían suficientes, para que los dragones cometiesen un error o ellos tomasen ventaja, pero no se podía obligar a nadie a participar en una guerra ajena, a pesar de que terminase afectando a mucha gente inocente. Tomó el conejo que le tendía y lo acercó a la hoguera para que empezara a cocinarse, sin dejar de prestar atención a lo que se hablaba mientras rebuscaba en su bolsa para sacar algunos alimentos que llevaba consigo.
La felina continuó hablando mientras se encargaba de limpiar la segunda pieza, añadiendo a lo anterior que si era necesario lucharía, y esas palabras hicieron que la bruja esbozara una leve sonrisa. Al final lo que contaba era la voluntad, no importaban las limitaciones que uno pudiese tener si se esforzaba para alcanzar un objetivo, que en este caso sería el de acabar con aquel clan, que tanto daño había causado ya.
Vince no tardó en intervenir, estaba dispuesto a participar en aquella lucha junto a su hermana y a hacer todo lo que estuviese en su mano para acabar con los dragones de agua, pero tenía sus dudas acerca de si los cuatro serían suficientes para completar la misión. La de cabellos cenicientos lo miró durante unos instantes, antes de depositar alrededor de la hoguera un par de hogazas de pan y algo de queso, junto a una cantimplora de cuero cubierta con piel, en la que solía llevar bebida.
Sakun pronto comenzó a contestar las preguntas acerca del clan, y la hechicera pudo notar claramente como un escalofrío le recorría la espalda al escuchar que se asentaban en la llanura nevada. No le sorprendía que hubiesen elegido aquel lugar para instalarse, teniendo en cuenta que se encontraba cerca de Dundarak, la ciudad de los dragones, pero tras lo que había vivido al enfrentarse al demonio sombrío en la zona, no le agradaba en absoluto la idea de tener que volver allí.
Aun así no cambiaría de parecer, alguien debía detener a esos individuos y quedaba claro que no podría hacerlo una sola persona, así que dejaría de lado los malos recuerdos y trataría de centrarse en la tarea que se les encomendaba. Al menos había algo bueno, y es que según lo que decía Sakun, había integrantes del clan que no dominaban la transformación aún, lo que les facilitaría la pelea considerablemente.
Elen confiaba bastante en sus poderes y habilidades, había practicado mucho para mejorar durante los últimos meses, a lo que habría que sumar los conocimientos alquímicos que poseía, y que podrían llegar a ser muy útiles si alguien salía herido. - Puede que nos superen en número, pero estoy segura de que mucha gente estaría dispuesta a unirse a tu causa si la conociese, contemos lo que está pasando para que acudan a ayudarnos. - intervino en cuanto el dragón dejó de hablar. La joven no estaba dispuesta a poner en riesgo a su hermano si podía evitarlo, había aceptado que tarde o temprano alguna de aquellas misiones en las que se metía terminaría con su vida, pero no con la de él.
Por ello buscaría tanto apoyo como fuese posible en los días que faltaban para el ataque que Sakun tenía planeado, asegurando de ese modo no ir a una muerte segura. - Tengo algunos conocidos en la ciudad que sin duda querrán tomar cartas en este asunto para acabar con la maldad de ese clan, les hablaré de lo que está pasando y conseguiré que se dirijan al norte. - añadió con seguridad tras una breve pausa.
Elen Calhoun
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Re: En el límite de lo seguro [Interpretativo][Libre][3/3][CERRADO]
Los ánimos que trataron de infundirle los demás le hicieron sentir un tanto incómoda. Se sentía como una cría enorme, llorona y quejica, al lado de aquellas personas de sentimientos tan nobles. Resultaba admirable sin lugar a duda. Pero Vael no se sentía así. Podría decirse que tenía miedo, sí, inseguridad... muchas dudas, desde luego. Pero imaginaba que aquello era normal, a todo el mundo le pasarían esas cosas ¿cierto? Al menos al principio.
Se forzó a esbozar una sonrisa ante las amables palabras de Vincent. Sakun también le intentó dar ánimos, de una forma un tanto más sombría según la impresión de la mujer bestia.
-S-siento lo de tu familia...- Alcanzó a susurrar Vael. Debía ser algo muy duro. La joven bestia pensó sin poder evitarlo en su propia familia. Sus padres en aquella pequeña villa perdida de la mano de los dioses, a salvo en principio. Su hermana en Beltrexus, a la que hacía tanto tiempo que no veía. Su hermano, a quién había visitado recientemente y que parecía tener su vida resuelta, soldado de la guardia. Por protegerlos, la mujer bestia entraría sin pensarlo dos veces en cualquier guerra.
Y quizás lo estuviera haciendo, si aquel "clan" de dragones era tan terrible como había descrito el moreno. Y es que los nuevos datos que aportó no eran muy halagüeños tampoco. Que los reconocerían porque estarían haciendo maldades... La mujer bestia tragó saliva. Sonaba ominoso. Todo un clan dedicado casi exclusivamente ha hacer el mal. Y, por lo que Vael deducía, no del tipo de robarle dulces a los niños. No quería ni imaginar lo que esa gente haría en su tiempo libre. Dioses.
A la joven le quedaba el consuelo de que, tal y como había dicho el moreno, no todos controlarían su transformación. Aquello sería bueno. Su tamaño siempre le daba algo de confianza, aunque normalmente en las reyertas de taberna y con matones de poca monta... Que no tenía nada que ver con enfrentarse a dragones que, por su escaso conocimiento, debían ser enormes.
Si el padre de Sakun se limitara solo a reírse, tampoco habría sido algo tan terrible. Aunque Vael sospechaba que no era eso lo que había querido decir el chico, su mente entretuvo por un instante la idea de un enemigo que se limitaba a burlarse de los demás. Parecía algo divertido hasta que se dio cuenta de que aquel era en parte su propio día a día... la mayoría de los días y... Un momento.
-A-ah... Perdón.- Se disculpó la joven bestia, al interrumpir.- E-es que... no sé si he escuchado bien... ¿T-tu padre? - Familia muerta. Padre que no había sido incluido en esa familia. Que al parecer pertenecía a un clan malvado. La mente de Vael comenzaba a hilar las ideas. ¿Se trataría en parte aquello de una venganza?
Le consoló la idea de que la bruja de cabellos cenicientos tuviera aliados y la intención de convocarlos. Parecía una mujer poderosa y segura de sí misma. Imaginaba que sus aliados serían poderosos también. Eso le dio algo de tranquilidad. Una vez más, la mujer bestia se sintió la nota discordante en aquel grupo de gente valerosa.
A esas alturas la mujer bestia había terminado de despellejar los conejos restantes. Y el olor del primer conejo cocinándose llenaba el ambiente y sus fosas nasales. El hambre se hizo evidente cuando su estómago decidió quejarse con un rugido, que por cierto habría dejado en evidencia a sus propias cuerdas vocales.
Avergonzada, echó las orejas hacia atrás.
Se forzó a esbozar una sonrisa ante las amables palabras de Vincent. Sakun también le intentó dar ánimos, de una forma un tanto más sombría según la impresión de la mujer bestia.
-S-siento lo de tu familia...- Alcanzó a susurrar Vael. Debía ser algo muy duro. La joven bestia pensó sin poder evitarlo en su propia familia. Sus padres en aquella pequeña villa perdida de la mano de los dioses, a salvo en principio. Su hermana en Beltrexus, a la que hacía tanto tiempo que no veía. Su hermano, a quién había visitado recientemente y que parecía tener su vida resuelta, soldado de la guardia. Por protegerlos, la mujer bestia entraría sin pensarlo dos veces en cualquier guerra.
Y quizás lo estuviera haciendo, si aquel "clan" de dragones era tan terrible como había descrito el moreno. Y es que los nuevos datos que aportó no eran muy halagüeños tampoco. Que los reconocerían porque estarían haciendo maldades... La mujer bestia tragó saliva. Sonaba ominoso. Todo un clan dedicado casi exclusivamente ha hacer el mal. Y, por lo que Vael deducía, no del tipo de robarle dulces a los niños. No quería ni imaginar lo que esa gente haría en su tiempo libre. Dioses.
A la joven le quedaba el consuelo de que, tal y como había dicho el moreno, no todos controlarían su transformación. Aquello sería bueno. Su tamaño siempre le daba algo de confianza, aunque normalmente en las reyertas de taberna y con matones de poca monta... Que no tenía nada que ver con enfrentarse a dragones que, por su escaso conocimiento, debían ser enormes.
Si el padre de Sakun se limitara solo a reírse, tampoco habría sido algo tan terrible. Aunque Vael sospechaba que no era eso lo que había querido decir el chico, su mente entretuvo por un instante la idea de un enemigo que se limitaba a burlarse de los demás. Parecía algo divertido hasta que se dio cuenta de que aquel era en parte su propio día a día... la mayoría de los días y... Un momento.
-A-ah... Perdón.- Se disculpó la joven bestia, al interrumpir.- E-es que... no sé si he escuchado bien... ¿T-tu padre? - Familia muerta. Padre que no había sido incluido en esa familia. Que al parecer pertenecía a un clan malvado. La mente de Vael comenzaba a hilar las ideas. ¿Se trataría en parte aquello de una venganza?
Le consoló la idea de que la bruja de cabellos cenicientos tuviera aliados y la intención de convocarlos. Parecía una mujer poderosa y segura de sí misma. Imaginaba que sus aliados serían poderosos también. Eso le dio algo de tranquilidad. Una vez más, la mujer bestia se sintió la nota discordante en aquel grupo de gente valerosa.
A esas alturas la mujer bestia había terminado de despellejar los conejos restantes. Y el olor del primer conejo cocinándose llenaba el ambiente y sus fosas nasales. El hambre se hizo evidente cuando su estómago decidió quejarse con un rugido, que por cierto habría dejado en evidencia a sus propias cuerdas vocales.
Avergonzada, echó las orejas hacia atrás.
Vael
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