Bienvenida a casa, Allyson {Libre} {2/3} {Cerrado}
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Re: Bienvenida a casa, Allyson {Libre} {2/3} {Cerrado}
El dolor de su cabeza era intenso, más pasó con rapidez por la adrenalina del momento. Con un golpe el brujo terminó de dejar inconsciente al hombre que había lanzado contra la mesa, y con una rápida mirada a su alrededor buscó al tipo que le había agredido, más no tenía a nadie cerca. Quien quiera que hubiera sido se había alejado para colocarse con sus compinches.
El brujo sintió una mano sobre su hombre y pudo ver que era la chica de pelo cobrizo. Sus palabras eran ciertas, no obstante, tampoco había tenido muchas opciones de llevar las cosas de una manera civilizada. Lo había intentado, pero había fracasado, y ahora tenía varios tipos más de los que encargarse para poder salir de allí.
No hizo falta. Yenn hizo una nueva demostración de su poder, dejando a todos los hombres empotrados y por los suelos de la taberna. Así era ella, cuando había que cortar por lo sano, lo hacía, y siendo una de las brujas más poderosas eso era bastante fácil para la mujer morena.
- No me lo digas dos veces-, contestó a la tensai de aire, saliendo detrás de ella, a la vez que se acariciaba el pómulo donde lo habían golpeado.
No tardaron en ver a Elen, con su compañero canino, cerca de un callejón. El rubio se limitó a escuchar la conversación de las mujeres dejando el protagonismo a ellas, y acarició el pelo de la niña.
- ¿Estás bien? Ha sido una noche extraña-, dijo a la pequeña mientras las damas se preocupan de explicar lo pasado en la taberna a Elen.
- No tanto como las que tenía con Centi. Contigo me divierto más-, sonrió. - ¿Cuándo llegaremos a casa?
- Pronto, pronto. Ahora cuando nos despidamos nos iremos a casa-, le devolvió la sonrisa.
Pero esa noche se empeñaba en ponerle trabas a su merecido descanso. No paraban de ocurrir cosas que lo alejaban una y otra vez de la comodidad de su cama.
¿Señorita Elen? Estos de la guardia pronto de olvidaban de él. Ya nadie respetaba el honorable oficio de mercenario. De todas maneras se limitó a escuchar como anteriormente, dejando el protagonismo a su hermana.
Por las palabras del guardia parecía que el ruido en la taberna había llamado la atención de alguien, que había decidido avisar a las autoridades locales. Eso sería lo más lógico, no obstante, para el brujo el motivo de que llegaran tan pronto debía ser otro. Seguramente la guardia ya estaba enterada de los movimientos de esa banda, y ya los estaban acechando esa misma noche. El escándalo dentro era la excusa perfecta para intervenir.
- ¿Un chequeo? Bueno, soy conocido entre la guardia, pero da igual. Haga lo que tenga que hacer-, dijo para no complicar más la noche.
El brujo se dejó cachear, por lo que el guardia no podría ver más que llevaba su morral solo con utensilios de viaje. Lo más peligroso que tenía eran su espada y daga, pero no era un delito ir armado. En este mundo tan salvaje, francamente, era un bien tan necesario como cualquier otro. Sin embargo la siguiente sugerencia del guardia le parecía fuera de lugar.
- Oiga, esto ya parece una broma. ¿Para qué demonios necesitamos abrir las bocas? Evidentemente le hablo y no le oculto nada dentro de ella-, razonó con él, más lo que buscaba pareció hallarlo en la mujer castaña.
La noticia lo pilló por sorpresa como a todos los demás, aunque por otra parte dio sentido a los andares de la chica por el bosque. Así que no era contrabandista ni nada por el estilo, simplemente era una vampiresa buscando su cena en el bosque. Y que conocía caminos alternativos para pasar desapercibida. Que tuviera que vivir de manera oculta le hizo pensar al rubio que quizás fuera una vampira de las que no les importaba hincar el diente en cualquiera, pero la actitud que había tenido ayudándolos a entrar en la ciudad, y ayudando a su hija, le decía que no era así. Solo debía ser una muchacha asustada que no comprendía las leyes de los humanos.
- Sí, es una vampiresa. No has descubierto nada que no sepamos-, mintió, ya que no lo sabía hasta ahora. - No hay ninguna ley que prohíba a un vampiro rondar por Lunargenta, siempre y cuando no atente contra nadie.
El brujo sabía los motivos para que la guardia estuviera tan vigilante y cauta, pero sabía que con una explicación todo se resolvería.
- Se que están tensos por el asesinato que ha ocurrido. Y su gran interés por saber si mi amiga era una vampiresa-, bajó el tono de voz a casi un susurro, - solo me hace pensar que el culpable debe ser un vampiro. Supongo que han encontrado la marca de uno en el cuerpo.
- Eso es confidencial caballero-, respondió el guardia, aunque para el rubio era suficiente para saber que había atinado.
- Verá, mi madre, mi hija, mi amiga-, fue señalando a los susodichos, - y yo, estábamos fuera de la ciudad cuando todo ocurrió. Y esta noche hemos decidido salir a tomar algo con mi hermana Elen. Ella siempre ha velado por la ley, es ciudadana de esta ciudad, y como saben mi madre Yennefer igualmente lo es. Así como ellas yo también lo soy, y ya le he dedicado muchos trabajos a la guardia, como los sucesos en Vulwulfar. Ya saben, el secuestro de mujeres allí, precisamente por vampiros. Soy Vincent Calhoun, pueden preguntar por mí en el cuartel.
El guardia no parecía del todo convencido, más se notaba en su rostro que había cedido bastante de su primera idea de arrestar a Dah.
- La señorita se llama Dahlia, y doy fe de que no es una mujer malvada y capaz de realizar un asesinato como ese. Vivo en la zona portuaria, es fácil localizarme, preguntad por las tabernas de allí. Si descubren algo malo de esta chica, yo me hago responsable. Seré el primero en ir tras ella por limpiar mi reputación-, puntualizó.
- Está bien, está bien. Nos fiaremos de sus palabras Vincent. Tanto usted como su hermana han hecho suficientes actos para demostrar que son personas de fiar para la guardia. Los dejaremos en paz, espero que sepan perdonar nuestro interés en investigarlos a fondo, pero es algo que estamos haciendo últimamente con todo el mundo-, respondió el guardia esta vez.
- No se preocupe, solo hacía su trabajo-, contestó, con un movimiento afirmativo de su cabeza.
La pareja hizo lo propio, y se marcharon en dirección a la taberna donde los esperaban más soldados de la guardia.
- Uff, por un pelo-, comentó por lo bajo a su familia y la vampira. - Creo que por esta noche es suficiente. Es mejor que todos nos vayamos a casa y nos veamos otro día que las cosas dejen de torcerse-, matizó con una sonrisa.
- Sigues teniendo un pico de oro, hijo mio-, comentó su madre.
- Sí, y además de para convencer a mujeres, me sirve para convencer a guardias. Ya ves que útil-, sonrió. - Te veo mañana hermana, tienes muchas que contarme de tus viajes. Adiós madre, espero que no mande por los aires a más personas en una temporada-, bromeó antes de girarse para irse a casa con Allyson. - Ah, una cosa, si lo prefiere Dahlia, puede venir a mi casa y pasar la noche en ella. Por si no quiere más problemas volviendo al bosque. Bueno, mejor dicho pasar el día supongo-, se rascó la barbilla. - En definitiva, las puertas de mi casa están abiertas si lo necesita.
- Oh así podríamos jugar a los rescates con Guau Guau-, dijo su hija muy animada.
- En realidad es para darle refugio. No para agobiarla Ally-, pero nada más decir estas palabras la chica se entristeció un poco. - Yo jugaré contigo mañana por la mañana-, hizo rodar los ojos. - Ahora debes dormir.
- Vale tío Vincent-, comentó más alegre lanzándose a sus piernas para abrazarlas.
- Como iba diciendo. Nosotros nos marchamos. Tengan buena noche-, se despidió.
No sabía si la vampiresa aceptaría su oferta, más estaba seguro de que le iría bien, hiciera lo que hiciera. Parecía muy competente por lo visto en el bosque. Aunque tenía que encontrar un modo diferente de conocer a personas. Pues ya no podía llegar a casa sin más, solo atravesar las puertas de la ciudad y de su casa y dormir, sino que hasta para eso debía luchar en rocambolescas situaciones. A este paso ya debería dejar de pensar en que no llegaría a viejo, y sustituirlo por un no viviría un par de años.
El brujo sonrió mientras tenía estos pensamientos de vuelta a casa. De todos modos siempre apreciaba conocer gente nueva, y si eran buenas como Dahlia mejor que mejor.
El brujo sintió una mano sobre su hombre y pudo ver que era la chica de pelo cobrizo. Sus palabras eran ciertas, no obstante, tampoco había tenido muchas opciones de llevar las cosas de una manera civilizada. Lo había intentado, pero había fracasado, y ahora tenía varios tipos más de los que encargarse para poder salir de allí.
No hizo falta. Yenn hizo una nueva demostración de su poder, dejando a todos los hombres empotrados y por los suelos de la taberna. Así era ella, cuando había que cortar por lo sano, lo hacía, y siendo una de las brujas más poderosas eso era bastante fácil para la mujer morena.
- No me lo digas dos veces-, contestó a la tensai de aire, saliendo detrás de ella, a la vez que se acariciaba el pómulo donde lo habían golpeado.
No tardaron en ver a Elen, con su compañero canino, cerca de un callejón. El rubio se limitó a escuchar la conversación de las mujeres dejando el protagonismo a ellas, y acarició el pelo de la niña.
- ¿Estás bien? Ha sido una noche extraña-, dijo a la pequeña mientras las damas se preocupan de explicar lo pasado en la taberna a Elen.
- No tanto como las que tenía con Centi. Contigo me divierto más-, sonrió. - ¿Cuándo llegaremos a casa?
- Pronto, pronto. Ahora cuando nos despidamos nos iremos a casa-, le devolvió la sonrisa.
Pero esa noche se empeñaba en ponerle trabas a su merecido descanso. No paraban de ocurrir cosas que lo alejaban una y otra vez de la comodidad de su cama.
¿Señorita Elen? Estos de la guardia pronto de olvidaban de él. Ya nadie respetaba el honorable oficio de mercenario. De todas maneras se limitó a escuchar como anteriormente, dejando el protagonismo a su hermana.
Por las palabras del guardia parecía que el ruido en la taberna había llamado la atención de alguien, que había decidido avisar a las autoridades locales. Eso sería lo más lógico, no obstante, para el brujo el motivo de que llegaran tan pronto debía ser otro. Seguramente la guardia ya estaba enterada de los movimientos de esa banda, y ya los estaban acechando esa misma noche. El escándalo dentro era la excusa perfecta para intervenir.
- ¿Un chequeo? Bueno, soy conocido entre la guardia, pero da igual. Haga lo que tenga que hacer-, dijo para no complicar más la noche.
El brujo se dejó cachear, por lo que el guardia no podría ver más que llevaba su morral solo con utensilios de viaje. Lo más peligroso que tenía eran su espada y daga, pero no era un delito ir armado. En este mundo tan salvaje, francamente, era un bien tan necesario como cualquier otro. Sin embargo la siguiente sugerencia del guardia le parecía fuera de lugar.
- Oiga, esto ya parece una broma. ¿Para qué demonios necesitamos abrir las bocas? Evidentemente le hablo y no le oculto nada dentro de ella-, razonó con él, más lo que buscaba pareció hallarlo en la mujer castaña.
La noticia lo pilló por sorpresa como a todos los demás, aunque por otra parte dio sentido a los andares de la chica por el bosque. Así que no era contrabandista ni nada por el estilo, simplemente era una vampiresa buscando su cena en el bosque. Y que conocía caminos alternativos para pasar desapercibida. Que tuviera que vivir de manera oculta le hizo pensar al rubio que quizás fuera una vampira de las que no les importaba hincar el diente en cualquiera, pero la actitud que había tenido ayudándolos a entrar en la ciudad, y ayudando a su hija, le decía que no era así. Solo debía ser una muchacha asustada que no comprendía las leyes de los humanos.
- Sí, es una vampiresa. No has descubierto nada que no sepamos-, mintió, ya que no lo sabía hasta ahora. - No hay ninguna ley que prohíba a un vampiro rondar por Lunargenta, siempre y cuando no atente contra nadie.
El brujo sabía los motivos para que la guardia estuviera tan vigilante y cauta, pero sabía que con una explicación todo se resolvería.
- Se que están tensos por el asesinato que ha ocurrido. Y su gran interés por saber si mi amiga era una vampiresa-, bajó el tono de voz a casi un susurro, - solo me hace pensar que el culpable debe ser un vampiro. Supongo que han encontrado la marca de uno en el cuerpo.
- Eso es confidencial caballero-, respondió el guardia, aunque para el rubio era suficiente para saber que había atinado.
- Verá, mi madre, mi hija, mi amiga-, fue señalando a los susodichos, - y yo, estábamos fuera de la ciudad cuando todo ocurrió. Y esta noche hemos decidido salir a tomar algo con mi hermana Elen. Ella siempre ha velado por la ley, es ciudadana de esta ciudad, y como saben mi madre Yennefer igualmente lo es. Así como ellas yo también lo soy, y ya le he dedicado muchos trabajos a la guardia, como los sucesos en Vulwulfar. Ya saben, el secuestro de mujeres allí, precisamente por vampiros. Soy Vincent Calhoun, pueden preguntar por mí en el cuartel.
El guardia no parecía del todo convencido, más se notaba en su rostro que había cedido bastante de su primera idea de arrestar a Dah.
- La señorita se llama Dahlia, y doy fe de que no es una mujer malvada y capaz de realizar un asesinato como ese. Vivo en la zona portuaria, es fácil localizarme, preguntad por las tabernas de allí. Si descubren algo malo de esta chica, yo me hago responsable. Seré el primero en ir tras ella por limpiar mi reputación-, puntualizó.
- Está bien, está bien. Nos fiaremos de sus palabras Vincent. Tanto usted como su hermana han hecho suficientes actos para demostrar que son personas de fiar para la guardia. Los dejaremos en paz, espero que sepan perdonar nuestro interés en investigarlos a fondo, pero es algo que estamos haciendo últimamente con todo el mundo-, respondió el guardia esta vez.
- No se preocupe, solo hacía su trabajo-, contestó, con un movimiento afirmativo de su cabeza.
La pareja hizo lo propio, y se marcharon en dirección a la taberna donde los esperaban más soldados de la guardia.
- Uff, por un pelo-, comentó por lo bajo a su familia y la vampira. - Creo que por esta noche es suficiente. Es mejor que todos nos vayamos a casa y nos veamos otro día que las cosas dejen de torcerse-, matizó con una sonrisa.
- Sigues teniendo un pico de oro, hijo mio-, comentó su madre.
- Sí, y además de para convencer a mujeres, me sirve para convencer a guardias. Ya ves que útil-, sonrió. - Te veo mañana hermana, tienes muchas que contarme de tus viajes. Adiós madre, espero que no mande por los aires a más personas en una temporada-, bromeó antes de girarse para irse a casa con Allyson. - Ah, una cosa, si lo prefiere Dahlia, puede venir a mi casa y pasar la noche en ella. Por si no quiere más problemas volviendo al bosque. Bueno, mejor dicho pasar el día supongo-, se rascó la barbilla. - En definitiva, las puertas de mi casa están abiertas si lo necesita.
- Oh así podríamos jugar a los rescates con Guau Guau-, dijo su hija muy animada.
- En realidad es para darle refugio. No para agobiarla Ally-, pero nada más decir estas palabras la chica se entristeció un poco. - Yo jugaré contigo mañana por la mañana-, hizo rodar los ojos. - Ahora debes dormir.
- Vale tío Vincent-, comentó más alegre lanzándose a sus piernas para abrazarlas.
- Como iba diciendo. Nosotros nos marchamos. Tengan buena noche-, se despidió.
No sabía si la vampiresa aceptaría su oferta, más estaba seguro de que le iría bien, hiciera lo que hiciera. Parecía muy competente por lo visto en el bosque. Aunque tenía que encontrar un modo diferente de conocer a personas. Pues ya no podía llegar a casa sin más, solo atravesar las puertas de la ciudad y de su casa y dormir, sino que hasta para eso debía luchar en rocambolescas situaciones. A este paso ya debería dejar de pensar en que no llegaría a viejo, y sustituirlo por un no viviría un par de años.
El brujo sonrió mientras tenía estos pensamientos de vuelta a casa. De todos modos siempre apreciaba conocer gente nueva, y si eran buenas como Dahlia mejor que mejor.
Vincent Calhoun
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Re: Bienvenida a casa, Allyson {Libre} {2/3} {Cerrado}
Vincent y Dahlia no tardaron en reunirse con ellas, y tras explicar brevemente lo ocurrido dentro de la taberna, por fin eran libres de marcharse a descansar, o eso era lo que creían. Un nuevo par de guardias entró en escena, atraído por el alboroto que se había formado en el interior del local, pero al igual que los anteriores, ya conocían a la hechicera de antes, hecho que jugaría en su favor. El primer guardia saludó amablemente a la joven, para luego revelarle que alguien los había avisado del barullo y venían a comprobar lo que estaba pasando, pero que no tenían de que preocuparse, ya que era de sobra conocido que en aquel negocio se reunía gente de dudosa reputación.
Sin embargo, su compañero parecía tomarse su trabajo más en serio, y se dispuso a revisarlos para comprobar que no llevasen nada sospechoso encima. Aquella desconfianza venía claramente de la frustración que debían sentir las autoridades por no haber atrapado aún al asesino, pero la de ojos verdes no tenía nada que esconder, así que permitió sin problemas que el hombre revisase sus pertenencias. De todos modos la daga de la hechicera estaba a la vista, y puesto que solo había salido a relajarse al bosque no llevaba ninguna de sus espadas, así que poco más podría encontrar.
Una vez finalizado el cacheo, el soldado pidió a los presentes que abriesen la boca, dato que sin duda delataba al tipo de personas que estaban buscando, vampiros. - ¿Cuándo has visto que un brujo pueda transformarse? - formuló la maga, ante lo absurda de aquella petición. Todos los miembros de su familia compartían raza, incluso la pequeña Allyson que era adoptada, y como era bien sabido, la maldición de los vampiros se llevaba desde el nacimiento o bien se obtenía por mordedura, pero solo afectaba a los humanos. Sin querer insistirle, quizá porque se daba cuenta de que ella estaba en lo cierto, el guardia la dejó tranquila y se acercó a Dahlia para revisarla, cosa que no parecía agradarle.
Tras unos instantes, la joven obedeció y mostro sus dientes al caballero, que la tomó con fuerza por el brazo nada más descubrir los afilados colmillos. Dahlia era una vampira, y eso explicaba mucho de aquella noche, pero no tenía nada de malo, nacer así no era un delito, aunque sí lo era matar dentro de la ciudad para alimentarse. Aun así, la muchacha los había ayudado mucho, y de haber sido su objetivo el obtener sangre podría haberlos atacado antes, tanto a ellos como a los desgraciados que se habían encontrado en el bosque, cosa que no intentó en ningún momento.
Vincent salió en su defensa sin perder tiempo, asegurando que ya sabían de la naturaleza de su acompañante, para luego preguntar si aquello tenía que ver de algún modo con el asesinato que tenía tan alterada a las autoridades. ¿Habrían encontrado signos de que el culpable perteneciese a la misma raza que Dahlia? El guardia no quiso revelarlo, pero tras escuchar el alegato del rubio, decidió fiarse de sus palabras y dejarlos en paz, sobre todo teniendo en cuenta la multitud de ocasiones en que el brujo había ayudado también a solucionar problemas de la guardia de Lunargenta. Una vez solos, Vince no tardó en aconsejar que diesen por terminada la reunión familiar, justo antes de invitar a Dahlia a hospedarse en su casa del puerto, por si la joven no tenía tiempo de regresar a su cabaña del bosque antes de que amaneciese.
- Si no te importa, me gustaría acompañarte esta noche. - dijo la de cabellos cenicientos, dirigiéndose a su madre, que de inmediato la observó con interés. - Por supuesto Chispa, pongámonos en marcha. - respondió Yennefer, al tiempo que se despedía del resto con un gesto de la mano. - Ya nos veremos Vince, y en cuanto a ti Dahlia, buena suerte. - comentó segundos después, para acto seguido darse la vuelta y caminar junto a su madre, que esperó a que estuviesen lo suficientemente alejadas del resto para tomar la palabra. - ¿Qué ocurre? En todo el tiempo que llevo instalada en la ciudad nunca has venido a pasar la noche en casa. - preguntó la morena, que se había dado cuenta de que algo no debía ir bien.
- Tengo mucho que contarte, han pasado muchas cosas desde que me fui a las islas y necesito tu ayuda. - reveló Elen, sin elevar apenas la voz. - Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea. - aseguró la bruja, mientras recorrían la calle principal que llevaba a su modesta vivienda. En cuanto ambas se encontrasen en el interior de la casa, la de cabellos cenicientos le narraría todo lo sucedido desde que Rine la guiase hasta Tarivius, los retos que había superado para conseguir los fragmentos, todo lo referente al ritual por el que había conseguido el amuleto, su enfrentamiento con el jinete en isla lunar, todo.
Sin embargo, su compañero parecía tomarse su trabajo más en serio, y se dispuso a revisarlos para comprobar que no llevasen nada sospechoso encima. Aquella desconfianza venía claramente de la frustración que debían sentir las autoridades por no haber atrapado aún al asesino, pero la de ojos verdes no tenía nada que esconder, así que permitió sin problemas que el hombre revisase sus pertenencias. De todos modos la daga de la hechicera estaba a la vista, y puesto que solo había salido a relajarse al bosque no llevaba ninguna de sus espadas, así que poco más podría encontrar.
Una vez finalizado el cacheo, el soldado pidió a los presentes que abriesen la boca, dato que sin duda delataba al tipo de personas que estaban buscando, vampiros. - ¿Cuándo has visto que un brujo pueda transformarse? - formuló la maga, ante lo absurda de aquella petición. Todos los miembros de su familia compartían raza, incluso la pequeña Allyson que era adoptada, y como era bien sabido, la maldición de los vampiros se llevaba desde el nacimiento o bien se obtenía por mordedura, pero solo afectaba a los humanos. Sin querer insistirle, quizá porque se daba cuenta de que ella estaba en lo cierto, el guardia la dejó tranquila y se acercó a Dahlia para revisarla, cosa que no parecía agradarle.
Tras unos instantes, la joven obedeció y mostro sus dientes al caballero, que la tomó con fuerza por el brazo nada más descubrir los afilados colmillos. Dahlia era una vampira, y eso explicaba mucho de aquella noche, pero no tenía nada de malo, nacer así no era un delito, aunque sí lo era matar dentro de la ciudad para alimentarse. Aun así, la muchacha los había ayudado mucho, y de haber sido su objetivo el obtener sangre podría haberlos atacado antes, tanto a ellos como a los desgraciados que se habían encontrado en el bosque, cosa que no intentó en ningún momento.
Vincent salió en su defensa sin perder tiempo, asegurando que ya sabían de la naturaleza de su acompañante, para luego preguntar si aquello tenía que ver de algún modo con el asesinato que tenía tan alterada a las autoridades. ¿Habrían encontrado signos de que el culpable perteneciese a la misma raza que Dahlia? El guardia no quiso revelarlo, pero tras escuchar el alegato del rubio, decidió fiarse de sus palabras y dejarlos en paz, sobre todo teniendo en cuenta la multitud de ocasiones en que el brujo había ayudado también a solucionar problemas de la guardia de Lunargenta. Una vez solos, Vince no tardó en aconsejar que diesen por terminada la reunión familiar, justo antes de invitar a Dahlia a hospedarse en su casa del puerto, por si la joven no tenía tiempo de regresar a su cabaña del bosque antes de que amaneciese.
- Si no te importa, me gustaría acompañarte esta noche. - dijo la de cabellos cenicientos, dirigiéndose a su madre, que de inmediato la observó con interés. - Por supuesto Chispa, pongámonos en marcha. - respondió Yennefer, al tiempo que se despedía del resto con un gesto de la mano. - Ya nos veremos Vince, y en cuanto a ti Dahlia, buena suerte. - comentó segundos después, para acto seguido darse la vuelta y caminar junto a su madre, que esperó a que estuviesen lo suficientemente alejadas del resto para tomar la palabra. - ¿Qué ocurre? En todo el tiempo que llevo instalada en la ciudad nunca has venido a pasar la noche en casa. - preguntó la morena, que se había dado cuenta de que algo no debía ir bien.
- Tengo mucho que contarte, han pasado muchas cosas desde que me fui a las islas y necesito tu ayuda. - reveló Elen, sin elevar apenas la voz. - Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea. - aseguró la bruja, mientras recorrían la calle principal que llevaba a su modesta vivienda. En cuanto ambas se encontrasen en el interior de la casa, la de cabellos cenicientos le narraría todo lo sucedido desde que Rine la guiase hasta Tarivius, los retos que había superado para conseguir los fragmentos, todo lo referente al ritual por el que había conseguido el amuleto, su enfrentamiento con el jinete en isla lunar, todo.
Elen Calhoun
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Re: Bienvenida a casa, Allyson {Libre} {2/3} {Cerrado}
Los guardias nos empezaron a cachear. En un primer momento Elen y Vincent no tuvieron problema en dejarse registrar, al igual que yo tampoco, pero lo que estaba claro es que el guardia de mayor tamaño no dejaba de poner sus ojos en mí con desconfianza, como si mi actitud le estuviese diciendo a gritos lo que yo era.
Cuando dijeron que se marchaban no pude evitar soltar un suspiro de alivio, pero aquello cambió drásticamente cuando el hombre volvió a girarse y pedirnos que abriésemos las bocas. Los brujos se sintieron un poco ¿cómo decirlo? insultados ante tal petición, pues estaba claro que como brujos que eran sería imposible que fuesen vampiros. Los guardias decidieron dejarlos pasar por la claro obviedad, pero yo no era bruja por lo que tuve que obedecer antes de que llegasen a las manos conmigo. Cuando se descubrió lo que era sentí un profundo silenció que duró apenas un par de segundos pero que en mi interior habían pasado horas. Era buena pero no tonta, y ya estaba preparada para coger el Chakram y atacar a aquellos tipos para luego salir huyendo, pero algo me detuvo. La voz de Vincent salió a mi defensa añadiendo que efectivamente era una vampiresa, aunque aquello ellos ya lo sabían.
- ¿Qué? - Dije sorprendida. Entonces me di cuenta de que el hombre estaba tratando de salvarme de aquellos tipos- Eh... quiero decir... ¿Qué bonita noche no?
Lo estaba estropeando, pero gracias a los dioses Vincent tenía una labia que ni las adivinas que fingen ver el futuro y cobrar por ello. Aclaró que yo no había cometido ningún delito y que no era para nada un ser malvado Además como intento mayor de convencerlas les recordó que yo estaba acompañada de una gran familia que al parecer había servido en numerosas ocasiones a resolver misiones especiales. En varios momentos quise hablar y decir algo en mi defensa, pero supuse que por el momento sería mejor permanecer callada.
Acabamos deduciendo que el ansia de los soldados por buscar vampiros se debía a que posiblemente el asesinato había sido a causa de una mordedura. En realidad no me extrañaba lo más mínimo. Todos los vampiros teníamos cierta rabia a las altas autoridades debido a que siempre se nos trataba como si fuésemos basura, como si no valiésemos nada. Como si fuese nuestra culpa nacer así o ser mordidos.
Al final Vincent con una serie de argumentos firmes e irrefutables consiguió alejar a los soldados. Me giré mirando a aquella familia tan peculiar y me mordí el labio inferior.
- Gracias por ayudarme, de verdad - Alcé la mirándola posándola en cada uno de sus rostros- Lamento no habéroslo dicho antes, pero tenía miedo de que os asustaseis o quisierais matarme. Los vampiros no somos especialmente bien vistos por el resto de personas.
Tras aquello las despedidas comenzaron. Al parecer Elen deseaba irse con su madre por algún motivo en especial, así que supuse que tendría que contarle algo que no me inmiscuía. La joven se despidió de mí deseándome buena suerte, por lo que bajé la cabeza a modo de respeto mientras le sonreía.
- Igualmente Elen, espero que os vaya todo bien.
Antes de irme Vincent me ofreció con simpatía pasar la noche en su casa. Me quedé pensativa unos segundos. El sol no tardaría en salir por lo que no me daría tiempo a llegar a mi casa antes del amanecer, pero tampoco quería causarles más molestias a aquellas personas por lo que decidí seguir mi propio camino y dormir aquel día en algún rincón de los pasadizos.
- No os preocupéis de verdad, además prefiero volver a mi casa donde estoy un poco más segura que aquí. Nunca me gustó demasiado la ciudad - Descubrí a la pequeña Allyson invitándome a jugar con ella aquella noche mientras Vincent trataba de corregirla alegando que si me invitaban era para descansar. Sonreí al ver a la niña tan entusiasmada y me arrodillé frente a ella- No te preocupes Ally, prometo que iré un día a visitarte y a jugar contigo y con el Señor Guau Guau - Le enseñé el dedo meñique y lo entrelacé con el suyo- Es una promesa ¿vale? Mientras tanto cuidaros mucho.
Tras aquello me puse en pie de nuevo y aprovechando que no había soldados volví a entrar en la taberna para escabullirme posteriormente en el interior de las catacumbas y allí esperar a que pasase el nuevo día antes de poder entrar en mi casa.
"Tengo que plantearme seriamente eso de hacer un túnel que vaya desde las catacumbas hasta mi casa"
Cuando dijeron que se marchaban no pude evitar soltar un suspiro de alivio, pero aquello cambió drásticamente cuando el hombre volvió a girarse y pedirnos que abriésemos las bocas. Los brujos se sintieron un poco ¿cómo decirlo? insultados ante tal petición, pues estaba claro que como brujos que eran sería imposible que fuesen vampiros. Los guardias decidieron dejarlos pasar por la claro obviedad, pero yo no era bruja por lo que tuve que obedecer antes de que llegasen a las manos conmigo. Cuando se descubrió lo que era sentí un profundo silenció que duró apenas un par de segundos pero que en mi interior habían pasado horas. Era buena pero no tonta, y ya estaba preparada para coger el Chakram y atacar a aquellos tipos para luego salir huyendo, pero algo me detuvo. La voz de Vincent salió a mi defensa añadiendo que efectivamente era una vampiresa, aunque aquello ellos ya lo sabían.
- ¿Qué? - Dije sorprendida. Entonces me di cuenta de que el hombre estaba tratando de salvarme de aquellos tipos- Eh... quiero decir... ¿Qué bonita noche no?
Lo estaba estropeando, pero gracias a los dioses Vincent tenía una labia que ni las adivinas que fingen ver el futuro y cobrar por ello. Aclaró que yo no había cometido ningún delito y que no era para nada un ser malvado Además como intento mayor de convencerlas les recordó que yo estaba acompañada de una gran familia que al parecer había servido en numerosas ocasiones a resolver misiones especiales. En varios momentos quise hablar y decir algo en mi defensa, pero supuse que por el momento sería mejor permanecer callada.
Acabamos deduciendo que el ansia de los soldados por buscar vampiros se debía a que posiblemente el asesinato había sido a causa de una mordedura. En realidad no me extrañaba lo más mínimo. Todos los vampiros teníamos cierta rabia a las altas autoridades debido a que siempre se nos trataba como si fuésemos basura, como si no valiésemos nada. Como si fuese nuestra culpa nacer así o ser mordidos.
Al final Vincent con una serie de argumentos firmes e irrefutables consiguió alejar a los soldados. Me giré mirando a aquella familia tan peculiar y me mordí el labio inferior.
- Gracias por ayudarme, de verdad - Alcé la mirándola posándola en cada uno de sus rostros- Lamento no habéroslo dicho antes, pero tenía miedo de que os asustaseis o quisierais matarme. Los vampiros no somos especialmente bien vistos por el resto de personas.
Tras aquello las despedidas comenzaron. Al parecer Elen deseaba irse con su madre por algún motivo en especial, así que supuse que tendría que contarle algo que no me inmiscuía. La joven se despidió de mí deseándome buena suerte, por lo que bajé la cabeza a modo de respeto mientras le sonreía.
- Igualmente Elen, espero que os vaya todo bien.
Antes de irme Vincent me ofreció con simpatía pasar la noche en su casa. Me quedé pensativa unos segundos. El sol no tardaría en salir por lo que no me daría tiempo a llegar a mi casa antes del amanecer, pero tampoco quería causarles más molestias a aquellas personas por lo que decidí seguir mi propio camino y dormir aquel día en algún rincón de los pasadizos.
- No os preocupéis de verdad, además prefiero volver a mi casa donde estoy un poco más segura que aquí. Nunca me gustó demasiado la ciudad - Descubrí a la pequeña Allyson invitándome a jugar con ella aquella noche mientras Vincent trataba de corregirla alegando que si me invitaban era para descansar. Sonreí al ver a la niña tan entusiasmada y me arrodillé frente a ella- No te preocupes Ally, prometo que iré un día a visitarte y a jugar contigo y con el Señor Guau Guau - Le enseñé el dedo meñique y lo entrelacé con el suyo- Es una promesa ¿vale? Mientras tanto cuidaros mucho.
Tras aquello me puse en pie de nuevo y aprovechando que no había soldados volví a entrar en la taberna para escabullirme posteriormente en el interior de las catacumbas y allí esperar a que pasase el nuevo día antes de poder entrar en mi casa.
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Dahlia Lockhart
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