[Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
Página 1 de 2. • Comparte
Página 1 de 2. • 1, 2
[Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
Al final todo el esfuerzo llevado a cabo durante el evento en Baslodia había sido en vano, el estúpido viejo que había ofrecido forjar una buena espada para el elfo, había desaparecido, pero al menos el pelinegro tenía idea de dónde encontrarlo, así que dejaría pasar unos días antes de volverlo a intentar; mientras tanto se dirigió de nuevo hacia Lunargenta donde esperaba poder pasarse unos días, eso sin mencionar la necesidad de ir al mercado negro en las catacumbas por algunos venenos que le resultaran de utilidad para futuras misiones del gremio.
Mientras viajaba por las afueras se vio atraído por una multitud de personas que rodeaban a un pequeño hombre en una plaza, ante la curiosidad, se acercó a la multitud escuchando las palabas que vociferaba el sujeto a grandes gritos -Era una cueva enorme- Gritaba el hombre haciendo gestos con sus brazos para hacer gráfica cada oración -Los habitantes de la misma debían ser enormes, pero eso no intimidó en lo más mínimo a Tannir, quien con su espada y su escudo, se adentró hasta el fondo de la cueva en busca del tesoro del dragón- Todo el público estaba perplejo, atraído por el suspenso que generaba la historia -El camino estaba lleno de cráneos y huesos, restos de quienes antes habían osado intentar la misma hazaña pero todos habían fallado-Tras esto deslizó su dedo índice por su cuello de izquierda a derecha simbolizando que habían muerto, causando más de un grito de asombro en el público -¿Quién osa entrar a mis dominios?- Dijo el hombre con la voz más gruesa que pudo hacer para imitar lo que sería el diálogo del dragón, ante lo cual el elfo comenzó a dudar de la veracidad de la historia, pues ya conocía que estos seres en su forma de dragón no tienen la capacidad de hablar, sin embargo, se mantendría pendiente hasta el final de la historia asumiendo que se trataba ya de un simple relato.
El narrador no se detenía en su sucesión de eventos y continuaba profesando aquel relato como si fuera cierto, asombrando a grandes y chicos con su emocionante manera de llevar la historia -Tannir guardó silencio, pero sus pasos rompieron algunos huesos delatando su posición, entonces el dragón sin siquiera pensarlo lanzó una llamarada de fuego en su dirección, pero fue detenida sin problemas por este escudo- Dijo mientras tomaba un pequeño escudo de madera que había estado tirado a un lado del escenario durante todo el resto del relato, se veía algo viejo y gastado, pues según el sujeto, era el mismo de su relato -Pero el escudo no solo protegió a Tannir del fuego, no, este escudo mágico hecho con madera élfica era capaz de absorber el fuego y transmitirlo a la espada de Tannir- Dio un vistazo a su alrededor dejando la historia en una pausa que no haría más que generar suspenso en el público -Esta espada- Dijo con orgullo al levantar una vieja espada -Forjada con el colmillo de un antiguo dragón- El público impresionado guardaba silencio ante la historia esperando el desenlace -Tannir avanzó imparable y mientras la espada se cubría con las flamas que el escudo había absorbido, consiguió cortar la cabeza al dragón con un solo movimiento, quedándose con el tesoro, sin embargo, cuentan las leyendas que también había en ese lugar un huevo de ese dragón, y que más tarde nació el hijo de aquella bestia y aún busca a Tannir con ansias de venganza- De entre el público salió un pequeño niño listo que intentaba llevarle la contraria -Pero mi mami me dijo que los dragones no nacen de huevos- A lo que el hombre respondió con recelo -A pues éste sí, porque era tan poderoso que podía hacerlo, ahora vete, vete- Espantó al niño disimulando su evidente enojo y evitando que se desvaneciera su engaño -Y no tienen que esperar más, la espada y el escudo de Tannir pueden ser suyos a un módico y accesible precio de 1000 aeros por ambas cosas- Claramente la idea del hombre era tan solo vender, por lo que el elfo pronto dejaría de prestarle atención y seguiría su camino...
Mientras viajaba por las afueras se vio atraído por una multitud de personas que rodeaban a un pequeño hombre en una plaza, ante la curiosidad, se acercó a la multitud escuchando las palabas que vociferaba el sujeto a grandes gritos -Era una cueva enorme- Gritaba el hombre haciendo gestos con sus brazos para hacer gráfica cada oración -Los habitantes de la misma debían ser enormes, pero eso no intimidó en lo más mínimo a Tannir, quien con su espada y su escudo, se adentró hasta el fondo de la cueva en busca del tesoro del dragón- Todo el público estaba perplejo, atraído por el suspenso que generaba la historia -El camino estaba lleno de cráneos y huesos, restos de quienes antes habían osado intentar la misma hazaña pero todos habían fallado-Tras esto deslizó su dedo índice por su cuello de izquierda a derecha simbolizando que habían muerto, causando más de un grito de asombro en el público -¿Quién osa entrar a mis dominios?- Dijo el hombre con la voz más gruesa que pudo hacer para imitar lo que sería el diálogo del dragón, ante lo cual el elfo comenzó a dudar de la veracidad de la historia, pues ya conocía que estos seres en su forma de dragón no tienen la capacidad de hablar, sin embargo, se mantendría pendiente hasta el final de la historia asumiendo que se trataba ya de un simple relato.
El narrador no se detenía en su sucesión de eventos y continuaba profesando aquel relato como si fuera cierto, asombrando a grandes y chicos con su emocionante manera de llevar la historia -Tannir guardó silencio, pero sus pasos rompieron algunos huesos delatando su posición, entonces el dragón sin siquiera pensarlo lanzó una llamarada de fuego en su dirección, pero fue detenida sin problemas por este escudo- Dijo mientras tomaba un pequeño escudo de madera que había estado tirado a un lado del escenario durante todo el resto del relato, se veía algo viejo y gastado, pues según el sujeto, era el mismo de su relato -Pero el escudo no solo protegió a Tannir del fuego, no, este escudo mágico hecho con madera élfica era capaz de absorber el fuego y transmitirlo a la espada de Tannir- Dio un vistazo a su alrededor dejando la historia en una pausa que no haría más que generar suspenso en el público -Esta espada- Dijo con orgullo al levantar una vieja espada -Forjada con el colmillo de un antiguo dragón- El público impresionado guardaba silencio ante la historia esperando el desenlace -Tannir avanzó imparable y mientras la espada se cubría con las flamas que el escudo había absorbido, consiguió cortar la cabeza al dragón con un solo movimiento, quedándose con el tesoro, sin embargo, cuentan las leyendas que también había en ese lugar un huevo de ese dragón, y que más tarde nació el hijo de aquella bestia y aún busca a Tannir con ansias de venganza- De entre el público salió un pequeño niño listo que intentaba llevarle la contraria -Pero mi mami me dijo que los dragones no nacen de huevos- A lo que el hombre respondió con recelo -A pues éste sí, porque era tan poderoso que podía hacerlo, ahora vete, vete- Espantó al niño disimulando su evidente enojo y evitando que se desvaneciera su engaño -Y no tienen que esperar más, la espada y el escudo de Tannir pueden ser suyos a un módico y accesible precio de 1000 aeros por ambas cosas- Claramente la idea del hombre era tan solo vender, por lo que el elfo pronto dejaría de prestarle atención y seguiría su camino...
- Espada y Escudo de Tannir:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Última edición por Destino el Mar Jun 14 2016, 18:51, editado 1 vez
Destino
Maestro de las Mil Espadas
Maestro de las Mil Espadas
Cantidad de envíos : : 453
Nivel de PJ : : 5
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
Pausado
Press start to continue
Sarez
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 871
Nivel de PJ : : 3
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
Después de tantas distracciones por fin me acercaba a una ciudad humana nuevamente, tenía que admitir que no había respetado demasiado mi ruta inicial, pero por lo menos, hacia sendos esfuerzos para volver a ella, y visitar, como había decidido en un inicio, todos los asentamientos importantes de esa raza, antes de internarme en las capitales del resto de especies que poblaban aerandir.
Pero casi como si el destino se resistiera a dejarme seguir mi ruta impunemente una vez mas, me topé en las afueras con algo que llamó mi atención.
El bastón era un buen sostén para caminar, y podía moverme con bastante mejor libertad entre las congregaciones, por ello , al ver a la multitud reunida, no hubo ningún reparo de mi parte para acercarme a ver qué ocurría.
Las primeras palabras del trovador relataban una caverna llena de deshechos, y ya fantaseaba con alguna clase de fiera del bosque cuando culpo de todo aquello a un dragón, que por si fuera poco el comer humanos, hablaba en su forma dracónida.
-¡Mentiroso!.- Espeté sumamente enojada, de ver como se seguían promoviendo las falacias hacia mi raza.-Farsante!.- pero al gente se apretaba entre si por estar en primera fila con tanta vehemencia que me resultaba casi imposible avanzar.
Por si no hubiera sido suficiente su ofensa, clamaba tener algo hecho con el cuerpo de un dragón, semejante falta de respeto, y profanación de los restos de uno de los míos no podía quedar impune, y no cabía del asombro y la ira al ver como lo festejaban los aldeanos.
Finalmente, y con mucho esfuerzo logré llegar a primera fila, y lanzar un bastonazo al aire, del cual el juglar se salvó con un salto por los pelos.
-Es usted un mentiroso, un farsante, y un irrespetuoso, y por si no fuera poco, un profanador! ¡Que hagan un puñal con los restos de su madre a ver si le parece un material digno!.-Grité, alargando cada letra de un modo que por primera vez me resultaba molesto, mientras blandía el bastón con el que me había ayudado a avanzar intentando alcanzar al jugalar. Con el rostro rojo y encendido, y la respiración agitada, soltando entre insultos siseos y bufidos. -A ti si te voy a comer como sigas con semejantes falacias, así al menos algo de lo que digas será verdad, y podrás clamar contra los dragones con razón!
Alguna gente se apartó, probablemente tratando de evitar un bastonazo accidental, y viendo que su entretenimiento se había vuelto en una ridícula contienda, que carecía de toda emoción y tendrían de ella, como mucho, un bastonazo de soslayo, por lo menos la mitad de la congregación inicial se dispersó yéndose hacia otro lado.
Pero casi como si el destino se resistiera a dejarme seguir mi ruta impunemente una vez mas, me topé en las afueras con algo que llamó mi atención.
El bastón era un buen sostén para caminar, y podía moverme con bastante mejor libertad entre las congregaciones, por ello , al ver a la multitud reunida, no hubo ningún reparo de mi parte para acercarme a ver qué ocurría.
Las primeras palabras del trovador relataban una caverna llena de deshechos, y ya fantaseaba con alguna clase de fiera del bosque cuando culpo de todo aquello a un dragón, que por si fuera poco el comer humanos, hablaba en su forma dracónida.
-¡Mentiroso!.- Espeté sumamente enojada, de ver como se seguían promoviendo las falacias hacia mi raza.-Farsante!.- pero al gente se apretaba entre si por estar en primera fila con tanta vehemencia que me resultaba casi imposible avanzar.
Por si no hubiera sido suficiente su ofensa, clamaba tener algo hecho con el cuerpo de un dragón, semejante falta de respeto, y profanación de los restos de uno de los míos no podía quedar impune, y no cabía del asombro y la ira al ver como lo festejaban los aldeanos.
Finalmente, y con mucho esfuerzo logré llegar a primera fila, y lanzar un bastonazo al aire, del cual el juglar se salvó con un salto por los pelos.
-Es usted un mentiroso, un farsante, y un irrespetuoso, y por si no fuera poco, un profanador! ¡Que hagan un puñal con los restos de su madre a ver si le parece un material digno!.-Grité, alargando cada letra de un modo que por primera vez me resultaba molesto, mientras blandía el bastón con el que me había ayudado a avanzar intentando alcanzar al jugalar. Con el rostro rojo y encendido, y la respiración agitada, soltando entre insultos siseos y bufidos. -A ti si te voy a comer como sigas con semejantes falacias, así al menos algo de lo que digas será verdad, y podrás clamar contra los dragones con razón!
Alguna gente se apartó, probablemente tratando de evitar un bastonazo accidental, y viendo que su entretenimiento se había vuelto en una ridícula contienda, que carecía de toda emoción y tendrían de ella, como mucho, un bastonazo de soslayo, por lo menos la mitad de la congregación inicial se dispersó yéndose hacia otro lado.
Arygos Valnor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 781
Nivel de PJ : : 4
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
Justo cuando el pelinegro se preparaba para alejarse de todo aquel molesto alboroto notó que una jovencita comenzaba a lanzar voces al aire en defensa de los dragones, sin embargo no parecía ser otro caso como el primer niño, ésta hablaba con más pasión y devoción, cosa que sin duda llamó la atención del elfo haciendo que éste se acercara intentando ver a la jovencita, por su voz debería ser apenas una chiquilla, ni siquiera parecía dominar completamente su capacidad de hablar.
Lo más interesante surgió cuando amenazó al vendedor con comérselo ¿Sería una dragona de verdad? Destino jamás había conocido uno, por lo que le resultó ligeramente interesante quedarse a ver en qué terminaba todo aquello; aunque lamentablemente al vendedor no le resultaba nada agradable y acabó por hacer señas a algunos sujetos con aspecto de mercenarios, los cuales comenzaron a rodear todo el lugar, era una mala señal, al menos para la chiquilla.
Mientras una parte de la congregación se dispersaba mientras criticaban la loca actitud de la joven alborotadora, los sujetos se acercaban lentamente rodeándola discretamente -Estás loca, jovencita, ve a tomar leche con tu mamá- Dijo el vendedor mientras comenzaba a tomar sus cosas pues la chica había fastidiado su teatro y acabado con su oportunidad de vender.
El elfo había notado el movimiento de los sujetos, así que discretamente se acercó hasta estar detrás de la chica, entonces estiró su mano derecha hasta el hombro de la peliblanca para llamar su atención y hacerle tan solo un gesto con la cara para que se tranquilizara -No lo vale- Susurró a la pequeña en tono calmado intentando no asustarla con su actitud, pero sí convencerla de salir pronto de allí antes que los matones quisieran silenciarla; dragona o no, si no detenía su boca se iba a meter en un grave problema -Vámonos…- Dijo esta vez en voz alta, tal vez para darle a entender a los sujetos que la jovencita andaba con él, tal vez de ese modo se lo pensarían dos veces antes de intentar algo contra la imprudente jovencita.
Lo más interesante surgió cuando amenazó al vendedor con comérselo ¿Sería una dragona de verdad? Destino jamás había conocido uno, por lo que le resultó ligeramente interesante quedarse a ver en qué terminaba todo aquello; aunque lamentablemente al vendedor no le resultaba nada agradable y acabó por hacer señas a algunos sujetos con aspecto de mercenarios, los cuales comenzaron a rodear todo el lugar, era una mala señal, al menos para la chiquilla.
Mientras una parte de la congregación se dispersaba mientras criticaban la loca actitud de la joven alborotadora, los sujetos se acercaban lentamente rodeándola discretamente -Estás loca, jovencita, ve a tomar leche con tu mamá- Dijo el vendedor mientras comenzaba a tomar sus cosas pues la chica había fastidiado su teatro y acabado con su oportunidad de vender.
El elfo había notado el movimiento de los sujetos, así que discretamente se acercó hasta estar detrás de la chica, entonces estiró su mano derecha hasta el hombro de la peliblanca para llamar su atención y hacerle tan solo un gesto con la cara para que se tranquilizara -No lo vale- Susurró a la pequeña en tono calmado intentando no asustarla con su actitud, pero sí convencerla de salir pronto de allí antes que los matones quisieran silenciarla; dragona o no, si no detenía su boca se iba a meter en un grave problema -Vámonos…- Dijo esta vez en voz alta, tal vez para darle a entender a los sujetos que la jovencita andaba con él, tal vez de ese modo se lo pensarían dos veces antes de intentar algo contra la imprudente jovencita.
Destino
Maestro de las Mil Espadas
Maestro de las Mil Espadas
Cantidad de envíos : : 453
Nivel de PJ : : 5
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
La respuesta del vendedor no ayudaba a que mi mal humor se pasara, en vez de aquello, simplemente el rugí en la cara sacando una potencia de voz que no hubiera esperado que ese cuerpo poseyera. De todos modos, distaba mucho de ser mi sonido habitual, y no estaba satisfecha con aquello.
Por estar distraída con ese mentiroso fue que me tomó por sorpresa cuando noté un toque en el hombro, dejando de blandir mi bastón para apoyarme en el suelo, al trastabillar por la sorpresa. Parpadee un par de veces observando el alto sujeto que se encontraba a mi lado.
Quizás fuera por su voz calmada, o por los claros ojos azules que tenía, o puede que fuera la pálida piel que parecía casi completamente blanca en comparación con su pelo, color que siempre me calmaba, pero de algún modo deje de intentar golpear al vendedor para quedarme mirándolo.
Cuando dio voz de salida no pude sino mirar alrededor, buscando a quien estaba llamando, pero en vez de encontrarme a otro elfo o a algún sujeto que pareciera ser su compañero, pude ver a varias personas de aspecto sospechoso que se habían acercado, estaban curtidos, y tenían el mismo aspecto que los hombres que vendían su acero por dinero en las tabernas, y que echaban ese tufo terrible a alcohol cuando iban por las calles.
Primero pensé que irían a tomar represalias contra el vendedor, por estafador y por mentiroso, pero en vez de eso noté su mirada fija en mí de un modo desagradable.
Mi mirada pasó de vuelta al extraño, y de este a los mercenarios, dudando en si aceptar lo que considere su intento de ayudarme o optaba por cumplir mis amenazas, aunque solo fuera a medias. Pero eran varios, y armados, pese que mi cuerpo era duro, no era acero, y ahora que ese muchacho había indicado que venía conmigo con su gesto de auxilio, si me ponía a volar y a escaldarlos desde las alturas, podían tomarlas con el.
-Gracias.- murmure, no completamente satisfecha por dejar a ese vendedor tranquilo, quien merecía por lo menos un escarmiento, pero aun así, la intención del joven parecía haber sido buena, así que le indique con la cabeza que marcara el camino, dispuesta a seguirlo, siempre apoyada y acompañada de mi ahora inseparable bastón.
-Soy Arygos Valnor, ¿Como te llamas?.- extendí la mano como había visto hacer a otros, y de hecho, tenía el orgullo de haber practicado exitosamente con algunos comerciantes. Saludo que era mucho mejor visto, por alguna extraña razón, que un cabezazo cariñoso, o un topeteo en el hombro.
Le seguí así, mirándole fijamente y sin parpadear, era la primera vez que estaba tan cerca de un elfo en una situación que podía considerarse de no-riesgo. Además al contrario que la mayoría de personas, era prácticamente de la misma gama del gris, sus ropas, su pelo, su piel, solo sus ojos parecían pertenecer a otra escala de color, eso era relajante, los colores chillones de los aldeanos, al principio llamativos, llegaban a ser algo molestos pasado un rato.
-Eres monocromático, me calma.- comente intentando proseguir de ese modo la conversación, intentando sacar algo más interesante que el clima. Sus costumbres, aunque a mi peculiar manera.
Por estar distraída con ese mentiroso fue que me tomó por sorpresa cuando noté un toque en el hombro, dejando de blandir mi bastón para apoyarme en el suelo, al trastabillar por la sorpresa. Parpadee un par de veces observando el alto sujeto que se encontraba a mi lado.
Quizás fuera por su voz calmada, o por los claros ojos azules que tenía, o puede que fuera la pálida piel que parecía casi completamente blanca en comparación con su pelo, color que siempre me calmaba, pero de algún modo deje de intentar golpear al vendedor para quedarme mirándolo.
Cuando dio voz de salida no pude sino mirar alrededor, buscando a quien estaba llamando, pero en vez de encontrarme a otro elfo o a algún sujeto que pareciera ser su compañero, pude ver a varias personas de aspecto sospechoso que se habían acercado, estaban curtidos, y tenían el mismo aspecto que los hombres que vendían su acero por dinero en las tabernas, y que echaban ese tufo terrible a alcohol cuando iban por las calles.
Primero pensé que irían a tomar represalias contra el vendedor, por estafador y por mentiroso, pero en vez de eso noté su mirada fija en mí de un modo desagradable.
Mi mirada pasó de vuelta al extraño, y de este a los mercenarios, dudando en si aceptar lo que considere su intento de ayudarme o optaba por cumplir mis amenazas, aunque solo fuera a medias. Pero eran varios, y armados, pese que mi cuerpo era duro, no era acero, y ahora que ese muchacho había indicado que venía conmigo con su gesto de auxilio, si me ponía a volar y a escaldarlos desde las alturas, podían tomarlas con el.
-Gracias.- murmure, no completamente satisfecha por dejar a ese vendedor tranquilo, quien merecía por lo menos un escarmiento, pero aun así, la intención del joven parecía haber sido buena, así que le indique con la cabeza que marcara el camino, dispuesta a seguirlo, siempre apoyada y acompañada de mi ahora inseparable bastón.
-Soy Arygos Valnor, ¿Como te llamas?.- extendí la mano como había visto hacer a otros, y de hecho, tenía el orgullo de haber practicado exitosamente con algunos comerciantes. Saludo que era mucho mejor visto, por alguna extraña razón, que un cabezazo cariñoso, o un topeteo en el hombro.
Le seguí así, mirándole fijamente y sin parpadear, era la primera vez que estaba tan cerca de un elfo en una situación que podía considerarse de no-riesgo. Además al contrario que la mayoría de personas, era prácticamente de la misma gama del gris, sus ropas, su pelo, su piel, solo sus ojos parecían pertenecer a otra escala de color, eso era relajante, los colores chillones de los aldeanos, al principio llamativos, llegaban a ser algo molestos pasado un rato.
-Eres monocromático, me calma.- comente intentando proseguir de ese modo la conversación, intentando sacar algo más interesante que el clima. Sus costumbres, aunque a mi peculiar manera.
Arygos Valnor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 781
Nivel de PJ : : 4
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
La jovencita no parecía estar totalmente convencida de seguir al elfo, sin embargo al menos parecía haber notado que aquellos sujetos se acercaban de un modo nada amigable; no había mucho tiempo para quedarnos a pensar, así que el pelinegro tomó el camino en la dirección más alejada posible de aquellos hombres planeando perderse junto a la chica en medio de la cantidad de personas que transitaban las calles; con algo de suerte todos los sujetos se quedarían atrás dejándolos escapar como solo un par de saboteadores, pero no fue así, pues el elfo no había sido el único en notar que la jovencita parecía ser capaz de convertirse en dragón, y si algo caracterizaba a los humanos era su necesidad de creer en cuanto mito y leyenda les pusieran en frente -No agradezcas aún- Dijo el elfo en tono serio mientras intentaba apurar el paso al ver que los sujetos les iban siguiendo desde fuera de la aglomeración de personas.
El elfo observó la mano de la chica tendida hacia él, sin embargo esos gestos humanos le parecían poco necesarios -Destino...- Dijo para presentarse aunque sin estrechar la mano a la joven, en lugar de eso la tomó por la muñeca para hacerla caminar más de prisa -No hay tiempo para formalidades- Intentaba explicar mientras caminaban -Esos sujetos se han fijado en ti, seguro planean intentar hacer algún tipo de arma contigo- Dijo procurando no herir de nuevo la sensibilidad de la peliblanca -Que se pueda hacer o no, no los detendrá, creen en su mito- Dijo mientras se acercaba a un pequeño espacio abierto y libre de personas que sería lo único que los separaba de la entrada del pequeño poblado -¿Monocromático?- Repitió el pelinegro extrañado ante el uso de tal término, considerando que hasta hacía muy poco sus ojos también habían sido grises, no pudo evitar hacer una mueca extraña que desde un punto de vista no muy exigente podría ser considerado como un intento de sonrisa, aunque ésta no duraría mucho tiempo.
Antes que pudieran llegar a la salida un par de sujetos de buen tamaño se interpusieron dejando en evidencia que no les permitirían salir de ahí, al mismo tiempo que otros dos se colocaban a los lados delatando una clara intención de atacarles en el mejor momento -Has escogido un mal día para mentir- Dijo el vendedor que se acercaba caminando lentamente confiado en que sus dos guardaespaldas le protegerían, al sentirse seguro y cubierto podía lanzar sus amenazas con toda tranquilidad -No puedes engañar a un maestro, ni tampoco necesitas hacerte el héroe- Acusó deteniéndose a una distancia segura -Entrega a la chica y podrás irte, no tenemos nada en tu contra- Propuso el sujeto con su molesto tono de voz gritona.
El elfo observó la mano de la chica tendida hacia él, sin embargo esos gestos humanos le parecían poco necesarios -Destino...- Dijo para presentarse aunque sin estrechar la mano a la joven, en lugar de eso la tomó por la muñeca para hacerla caminar más de prisa -No hay tiempo para formalidades- Intentaba explicar mientras caminaban -Esos sujetos se han fijado en ti, seguro planean intentar hacer algún tipo de arma contigo- Dijo procurando no herir de nuevo la sensibilidad de la peliblanca -Que se pueda hacer o no, no los detendrá, creen en su mito- Dijo mientras se acercaba a un pequeño espacio abierto y libre de personas que sería lo único que los separaba de la entrada del pequeño poblado -¿Monocromático?- Repitió el pelinegro extrañado ante el uso de tal término, considerando que hasta hacía muy poco sus ojos también habían sido grises, no pudo evitar hacer una mueca extraña que desde un punto de vista no muy exigente podría ser considerado como un intento de sonrisa, aunque ésta no duraría mucho tiempo.
Antes que pudieran llegar a la salida un par de sujetos de buen tamaño se interpusieron dejando en evidencia que no les permitirían salir de ahí, al mismo tiempo que otros dos se colocaban a los lados delatando una clara intención de atacarles en el mejor momento -Has escogido un mal día para mentir- Dijo el vendedor que se acercaba caminando lentamente confiado en que sus dos guardaespaldas le protegerían, al sentirse seguro y cubierto podía lanzar sus amenazas con toda tranquilidad -No puedes engañar a un maestro, ni tampoco necesitas hacerte el héroe- Acusó deteniéndose a una distancia segura -Entrega a la chica y podrás irte, no tenemos nada en tu contra- Propuso el sujeto con su molesto tono de voz gritona.
Destino
Maestro de las Mil Espadas
Maestro de las Mil Espadas
Cantidad de envíos : : 453
Nivel de PJ : : 5
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
El muchacho me cedió su nombre, sin embargo no aceptó la mano, me la quedé mirando fijamente, volteándola como si pudiera darme la respuesta de que había hecho mal, pero me detuve tan pronto como escuche su advertencia, mirando a mi alrededor para percatarme de que aún nos seguían.
Si bien con el bastón era más ágil, tampoco podía alcanzar una gran velocidad sin correr un gran riesgo de tropezarme, aunque su agarre ayudó bastante a poder tomar un buen ritmo, y como si eso me ayudara a mantenerme más firme, me enganche de la manga del brazo con el que me sostenía la muñeca.
Nuestro intento de huida se vio prontamente truncado, no parecían pretender hacer nada bueno, ni a mi, ni al elfo que había salido en mi ayuda.
-Voy a sacarle de aquí, y luego corra al bosque ¿si? No quiero que salga herido por intentar ayudarme.- avise, soltandome de su agarre como pude y colocando en su mano mi bastón para que se hiciera cargo de él por un momento.
Con gran alivio pude volver a mi forma habitual, y el espacio que habíamos ocupado hacía un momento, ahora se volvía más estrecho con la nueva dimensión de mi cuerpo. Aunque hubiera preferido ponerme a repartir mordiscos, aún estaba dentro de una aldea, había ciudadanos, y si se alarmaban, pronto podía venir la guardia, así que sin perder tiempo, pase la cabeza por entre las piernas del elfo, y me impulsé empezando a correr para por lo menos, salir fuera del pueblo, mientras delante mio soltaba a modo de lluvia dispersa sendas gotas de agua hirviendo para obligar a los hombretones a salir del camino. Hizo lo justo, apenas si lastimo a nadie, pero tan pronto como una gota cayó en la piel del mercader y se puso a chillar y a blasfemar, el resto se apartaron del resto de fluido no queriendo sufrir el mismo destino, despejandome un pequeño sendero por el que cupimos a duras penas.
No fue una carrera larga, y desde luego, los mercenarios y el comerciante nos habían seguido, pero ya no nos rodeaban, y el elfo tenía ahora una vía de escape. Con el mayor cuidado que puede, que no era mucho en esa circunstancia, lo deje en el suelo, y me volteé para encarar a los hombres que nos perseguían, dispuesta a darle tiempo para que escapara. luego podría salir volando.
Si bien con el bastón era más ágil, tampoco podía alcanzar una gran velocidad sin correr un gran riesgo de tropezarme, aunque su agarre ayudó bastante a poder tomar un buen ritmo, y como si eso me ayudara a mantenerme más firme, me enganche de la manga del brazo con el que me sostenía la muñeca.
Nuestro intento de huida se vio prontamente truncado, no parecían pretender hacer nada bueno, ni a mi, ni al elfo que había salido en mi ayuda.
-Voy a sacarle de aquí, y luego corra al bosque ¿si? No quiero que salga herido por intentar ayudarme.- avise, soltandome de su agarre como pude y colocando en su mano mi bastón para que se hiciera cargo de él por un momento.
Con gran alivio pude volver a mi forma habitual, y el espacio que habíamos ocupado hacía un momento, ahora se volvía más estrecho con la nueva dimensión de mi cuerpo. Aunque hubiera preferido ponerme a repartir mordiscos, aún estaba dentro de una aldea, había ciudadanos, y si se alarmaban, pronto podía venir la guardia, así que sin perder tiempo, pase la cabeza por entre las piernas del elfo, y me impulsé empezando a correr para por lo menos, salir fuera del pueblo, mientras delante mio soltaba a modo de lluvia dispersa sendas gotas de agua hirviendo para obligar a los hombretones a salir del camino. Hizo lo justo, apenas si lastimo a nadie, pero tan pronto como una gota cayó en la piel del mercader y se puso a chillar y a blasfemar, el resto se apartaron del resto de fluido no queriendo sufrir el mismo destino, despejandome un pequeño sendero por el que cupimos a duras penas.
No fue una carrera larga, y desde luego, los mercenarios y el comerciante nos habían seguido, pero ya no nos rodeaban, y el elfo tenía ahora una vía de escape. Con el mayor cuidado que puede, que no era mucho en esa circunstancia, lo deje en el suelo, y me volteé para encarar a los hombres que nos perseguían, dispuesta a darle tiempo para que escapara. luego podría salir volando.
Arygos Valnor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 781
Nivel de PJ : : 4
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
Aunque ya en otras ocasiones el elfo había enfrentado situaciones de fuga, jamás lo había hecho junto a una persona tan lenta, parecía que se iría al piso en cualquier momento por lo que avanzar a toda prisa podría incluso retrasarlos más que ir por lo seguro; el pelinegro sin embargo, aunque trataba de no perderla de vista mucho rato, estaba más pendiente de los hombres que los rodeaban para saber al menos a qué se enfrentaría en caso de que fuera necesaria una confrontación.
El momento decisivo llegó al encontrar la salida donde el camino se encontraba bloqueado por algunos de los secuaces del vendedor, el cual parecía estar decidido a quedarse con la chica como su premio; un pequeño momento de confusión paralizó al elfo al escuchar la oferta de la chica que antes había parecido tan impulsiva y despistada, ahora sin embargo parecía decidida y valiente -Pero...- El elfo no alcanzó a terminar su negativa respuesta pues antes de alcanzar a decir nada la chica le dejó su bastón y se alejó un poco transformando su pequeño y frágil cuerpo humano en un hermoso dragón como el pelinegro jamás había visto; observó maravillado la metamorfosis y aunque apenas había durado unos instantes, lo detalló tanto que parecía haber demorado mucho más.
El pobre Destino aún se encontraba estupefacto ante tal cambio que no fue capaz de reaccionar cuando la dragona corrió hacia él y metiendo la cabeza entre sus piernas lo levantó haciéndolo caer en su escamosa y blanca espalda para después echar a correr; le resultó un poco difícil reaccionar y sujetarse para mantener el equilibrio pero con un poco de esfuerzo al final sí lo consiguió, aunque como jinete le habría ido pésimo pues quedó mirando hacia atrás, desde donde podía ver a los sujetos acercarse corriendo entre los asustados gritos de las personas que no terminaban de acostumbrarse a ver a un dragón, sumado eso a las historias de dragones come-hombres que el vendedor había contado, tanto pánico resultaba completamente comprensible.
En unos instantes consiguieron salir del pueblo, para el elfo todo había parecido como una sucesión de fotografías y momentos, así, de la manera más inesperada había terminado siendo salvado por la chica a la que intentaba salvar; una vez fuera del pequeño poblado la dragona lo puso en el suelo y se giró apuntando a los perseguidores -No los enfrentes, no es prudente- Le replicó el pelinegro imaginando que deseaba enfrentarlos a todos ella sola -El arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando eres capaz de atacar, has de aparentar incapacidad, Evítale durante un tiempo cuando es más fuerte. Si tu oponente tiene un temperamento colérico, intenta irritarle- Pocas cosas se le daban tan bien al elfo como planificar un combate, y en el caso de unos simples mercenarios no debería ser mucho problema, pero antes debían cambiar el terreno de juego -Ataca al enemigo cuando no está preparado, y aparece cuando no te espera- Dijo el monocromático guerrero mientras señalaba hacia un pequeño bloque de árboles donde podrían jugar con el terreno para tener de su lado el elemento sorpresa; tras esto tomó del piso una pequeña piedra achatada y usó su guante metálico para tallar en ella algunas runas con la palabra “φλας” y arrojarla hacia donde venían los perseguidores, había impregnado un poco de su magia de luz en la piedra, haciendo que al caer emitiera un fuerte destello que al menos serviría como distracción para cegar temporalmente a los sujetos y darles un poco de tiempo -De prisa- Alertó a la dragona de manera imperativa, por lo que sonó más como una orden que como una sugerencia, pero aquel pequeño truco solo les daría un poco de tiempo para escabullirse entre aquellos árboles, de ese modo podrían plantear un combate indirecto que les resultaría menos peligroso, al no conocer las habilidades de combate de la dragona prefería no arriesgarse en un enfrentamiento directo que pudiera dar ventaja a aquellos malosos.
Offrol: Subrayado el uso de la profesión: ArcanosEl momento decisivo llegó al encontrar la salida donde el camino se encontraba bloqueado por algunos de los secuaces del vendedor, el cual parecía estar decidido a quedarse con la chica como su premio; un pequeño momento de confusión paralizó al elfo al escuchar la oferta de la chica que antes había parecido tan impulsiva y despistada, ahora sin embargo parecía decidida y valiente -Pero...- El elfo no alcanzó a terminar su negativa respuesta pues antes de alcanzar a decir nada la chica le dejó su bastón y se alejó un poco transformando su pequeño y frágil cuerpo humano en un hermoso dragón como el pelinegro jamás había visto; observó maravillado la metamorfosis y aunque apenas había durado unos instantes, lo detalló tanto que parecía haber demorado mucho más.
El pobre Destino aún se encontraba estupefacto ante tal cambio que no fue capaz de reaccionar cuando la dragona corrió hacia él y metiendo la cabeza entre sus piernas lo levantó haciéndolo caer en su escamosa y blanca espalda para después echar a correr; le resultó un poco difícil reaccionar y sujetarse para mantener el equilibrio pero con un poco de esfuerzo al final sí lo consiguió, aunque como jinete le habría ido pésimo pues quedó mirando hacia atrás, desde donde podía ver a los sujetos acercarse corriendo entre los asustados gritos de las personas que no terminaban de acostumbrarse a ver a un dragón, sumado eso a las historias de dragones come-hombres que el vendedor había contado, tanto pánico resultaba completamente comprensible.
En unos instantes consiguieron salir del pueblo, para el elfo todo había parecido como una sucesión de fotografías y momentos, así, de la manera más inesperada había terminado siendo salvado por la chica a la que intentaba salvar; una vez fuera del pequeño poblado la dragona lo puso en el suelo y se giró apuntando a los perseguidores -No los enfrentes, no es prudente- Le replicó el pelinegro imaginando que deseaba enfrentarlos a todos ella sola -El arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando eres capaz de atacar, has de aparentar incapacidad, Evítale durante un tiempo cuando es más fuerte. Si tu oponente tiene un temperamento colérico, intenta irritarle- Pocas cosas se le daban tan bien al elfo como planificar un combate, y en el caso de unos simples mercenarios no debería ser mucho problema, pero antes debían cambiar el terreno de juego -Ataca al enemigo cuando no está preparado, y aparece cuando no te espera- Dijo el monocromático guerrero mientras señalaba hacia un pequeño bloque de árboles donde podrían jugar con el terreno para tener de su lado el elemento sorpresa; tras esto tomó del piso una pequeña piedra achatada y usó su guante metálico para tallar en ella algunas runas con la palabra “φλας” y arrojarla hacia donde venían los perseguidores, había impregnado un poco de su magia de luz en la piedra, haciendo que al caer emitiera un fuerte destello que al menos serviría como distracción para cegar temporalmente a los sujetos y darles un poco de tiempo -De prisa- Alertó a la dragona de manera imperativa, por lo que sonó más como una orden que como una sugerencia, pero aquel pequeño truco solo les daría un poco de tiempo para escabullirse entre aquellos árboles, de ese modo podrían plantear un combate indirecto que les resultaría menos peligroso, al no conocer las habilidades de combate de la dragona prefería no arriesgarse en un enfrentamiento directo que pudiera dar ventaja a aquellos malosos.
Última edición por Destino el Lun Abr 11 2016, 04:39, editado 1 vez
Destino
Maestro de las Mil Espadas
Maestro de las Mil Espadas
Cantidad de envíos : : 453
Nivel de PJ : : 5
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
La réplica del elfo no me tomó del todo por sorpresa, siendo alguien que se había arriesgado en primer lugar a apartarme de aquellos maleantes, no me resultaba extraño que no quisiera dejarme sola ahora, por muy dragón que fuera, con una visible desventaja numérica.
Lo que sí resultó inesperado fueron sus consejos sobre estrategia en el combate, los cuales resultaban más que útiles y bastante coherentes al punto de que casi me sentí decepcionada conmigo misma por no haber pensado en todo aquello.
Cuando señaló los bosques, repte rápidamente hacia los mismos, girando mi cuello para verle para asegurarme de que no quedaba atrás, al tiempo justo de observar como hacia chirriar un extraño guantelete de metal en el que no me había fijado hasta el momento contra una piedra para después arrojarla al suelo.
El destello que exhalo la pequeña piedra me tomó completamente desprevenida, aturdiendome unos instantes, haciéndome permanecer quieta entre la maleza.
Cuando pude volver a enfocar la vista, los mercenarios y el mercader se encontraban parados y completamente estupefactos allí en donde nosotros habíamos estado instantes antes, mirando a su alrededor con desconcierto, en busca de algún rastro que les indicase por donde, o como, nos habíamos esfumado.
El único problema que veía ahora que estaba momentáneamente fuera de peligro en su estrategia, es que con mi cuerpo sería difícil pasar entre los arbustos sin generar ruido, y que desde una posición a escondidas y sin la capacidad de hablar, no se me ocurría modo alguno de despertar su temperamento. Pero quizás justamente eso, si es que se había prestado como imaginaba, a ayudarme con aquellos salvajes, podía ayudar a que los movimientos de él pasarán inadvertidos.
Inspiré aire profundamente, y entonces salté hacia arriba de las copas de los árboles en un movimiento vertical, para pasar volando por encima del grupo y sumergirme en el lado opuesto tras rociar por el camino, el suelo con agua hirviendo. No apunté pues la idea era más la de hacerlos girar hacia otra dirección, y estar pendientes de cuando volvería a emerger que la de causar un daño real, por lo menos, hasta que se me ocurriera una idea mejor de cómo deshacerme de esos rufianes siguiendo los consejos de mi nuevo camarada de orejas picudas.
Los gritos de alerta del comerciante, junto con algún que otro quejido me hicieron notar que algo había logrado además de mi objetivo principal de llamar su atención, y el truhan instaba a sus matones a meterse entre la maleza a buscarme por allá en donde me había metido. Esperé unos segundos, hasta escuchar como se metian sin demasiado cuidado entre la vegetación, y repetí el mismo proceso, sumergiéndome esta vez en otro de los puntos cardinales, separando lentamente al grupo que me iban siguiendo de un lado al otro, terminando en diferentes rincones del linde del bosque con tal de encontrarme.
A este paso el fraudulento vendedor quedaría solo, y si acabamos con él, posiblemente sus seguidores se dispersaran al no tener de dónde cobrar su jornal.
Lo que sí resultó inesperado fueron sus consejos sobre estrategia en el combate, los cuales resultaban más que útiles y bastante coherentes al punto de que casi me sentí decepcionada conmigo misma por no haber pensado en todo aquello.
Cuando señaló los bosques, repte rápidamente hacia los mismos, girando mi cuello para verle para asegurarme de que no quedaba atrás, al tiempo justo de observar como hacia chirriar un extraño guantelete de metal en el que no me había fijado hasta el momento contra una piedra para después arrojarla al suelo.
El destello que exhalo la pequeña piedra me tomó completamente desprevenida, aturdiendome unos instantes, haciéndome permanecer quieta entre la maleza.
Cuando pude volver a enfocar la vista, los mercenarios y el mercader se encontraban parados y completamente estupefactos allí en donde nosotros habíamos estado instantes antes, mirando a su alrededor con desconcierto, en busca de algún rastro que les indicase por donde, o como, nos habíamos esfumado.
El único problema que veía ahora que estaba momentáneamente fuera de peligro en su estrategia, es que con mi cuerpo sería difícil pasar entre los arbustos sin generar ruido, y que desde una posición a escondidas y sin la capacidad de hablar, no se me ocurría modo alguno de despertar su temperamento. Pero quizás justamente eso, si es que se había prestado como imaginaba, a ayudarme con aquellos salvajes, podía ayudar a que los movimientos de él pasarán inadvertidos.
Inspiré aire profundamente, y entonces salté hacia arriba de las copas de los árboles en un movimiento vertical, para pasar volando por encima del grupo y sumergirme en el lado opuesto tras rociar por el camino, el suelo con agua hirviendo. No apunté pues la idea era más la de hacerlos girar hacia otra dirección, y estar pendientes de cuando volvería a emerger que la de causar un daño real, por lo menos, hasta que se me ocurriera una idea mejor de cómo deshacerme de esos rufianes siguiendo los consejos de mi nuevo camarada de orejas picudas.
Los gritos de alerta del comerciante, junto con algún que otro quejido me hicieron notar que algo había logrado además de mi objetivo principal de llamar su atención, y el truhan instaba a sus matones a meterse entre la maleza a buscarme por allá en donde me había metido. Esperé unos segundos, hasta escuchar como se metian sin demasiado cuidado entre la vegetación, y repetí el mismo proceso, sumergiéndome esta vez en otro de los puntos cardinales, separando lentamente al grupo que me iban siguiendo de un lado al otro, terminando en diferentes rincones del linde del bosque con tal de encontrarme.
A este paso el fraudulento vendedor quedaría solo, y si acabamos con él, posiblemente sus seguidores se dispersaran al no tener de dónde cobrar su jornal.
Arygos Valnor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 781
Nivel de PJ : : 4
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
La pequeña dragona parecía ser más que lista, apenas recibió las instrucciones del elfo corrió hacia el pequeño tumulto de árboles que les servirían a ambos como arma y escudo de aquel puñado de hombres que no parecían querer detenerse ante nada para atrapar a la jovencita -Estúpidos ambiciosos- Pensó el elfo mientras permanecía unos instantes parado calculando si podría vencerlos con facilidad pero no consideraba que pudiera ser de ese modo, así que cubrió sus ojos al ver que la runa comenzaría su efecto y se giró para comenzar un escape; cada una de las veces que había tenido que escapar de un combate era una brutal herida para su orgullo de guerrero, un estigma imborrable entre las huellas de su sendero, y se hacía cada vez más frecuente, sin embargo, a pesar de que algunos de sus poderes comenzaban a mostrarse de nuevo, aún no se sentía en todo su potencial como para enfrentarse a tantos enemigos sin tener al menos la información necesaria para saber que podría derrotarlos -Un buen guerrero sabe cuándo pelear y cuándo escapar- Se dijo a sí mismo tratando de consolarse mientras corría hacia los arbustos donde le esperaba la dragona escondida entre la maleza.
Sin embargo al llegar no corrió hacia ella, sino que se fue en dirección opuesta pero no sin antes indicarle que se agachara para ocultarse mejor; señaló a los sujetos para tratar de darle a entender que los distrajera mientras él como un conocedor del bosque se movería en silencio para eliminarlos uno a uno.
Los sujetos se aventuraron a ciegas a ir tras el rastro del elfo sin notar que el piso estaba encharcado de agua hirviendo, lo cual hizo que algunos de ellos en su afán de alcanzar al elfo acabaron pisando en lugares indebidos que les hicieron dar algunos gritos; el elfo no dejó pasar por alto las acciones de la dragona que parecía dominar el elemento agua, lo que para él resultaba más que perfecto, no tendría que preocuparse de incendiar el bosque como esos torpes dragones de fuego, uno de agua era justo lo que necesitaba ahora; sonrió con cierta malicia ante la situación y se ubicó a la espalda de los sujetos que por instrucciones del comerciante se dirigían a donde éste les ordenaba -Por allá, vayan tras ella- Gritaba convencido para luego señalar otra dirección -Ustedes, por acá- Continuaba dispersando el grupo sin notar que al enviar a sus hombres a diferentes puntos se estaba quedando solo.
A la primera oportunidad, Destino aprovechó de emprender una vertiginosa carrera hacia el comerciante para tomarlo por el cuello y estrellarlo violentamente contra un árbol -Aq... Aquí- Consiguió articular el hombre mientras era estrangulado por el elfo con su guante metálico cuyas agujas en la punta de los dedos comenzaban a clavarse en la piel de la víctima causando un ligero desangramiento -Aquí termina la persecución- Reprendió Destino con voz autoritaria aunque con eso solo ganó un rodillazo en el abdomen de parte del mercader que cayó al piso de rodillas luchando para recuperar el aire y respirando de manera agitada -¡¡Aquí, regresen!!- Intentó gritar aunque apenas salió una leve voz, tal vez los secuaces que estaban más cerca podrían oírlo, tal vez no, pero finalmente ya estaba hecho, él elfo lo tenía frente a sí y ante la necia actitud del hombre y la poca paciencia del elfo, al parecer no quedaría más opción que la de una ejecución rápida y sin remordimientos, pero ¿Podría hacerlo sin la intervención de los secuaces?
Sin embargo al llegar no corrió hacia ella, sino que se fue en dirección opuesta pero no sin antes indicarle que se agachara para ocultarse mejor; señaló a los sujetos para tratar de darle a entender que los distrajera mientras él como un conocedor del bosque se movería en silencio para eliminarlos uno a uno.
Los sujetos se aventuraron a ciegas a ir tras el rastro del elfo sin notar que el piso estaba encharcado de agua hirviendo, lo cual hizo que algunos de ellos en su afán de alcanzar al elfo acabaron pisando en lugares indebidos que les hicieron dar algunos gritos; el elfo no dejó pasar por alto las acciones de la dragona que parecía dominar el elemento agua, lo que para él resultaba más que perfecto, no tendría que preocuparse de incendiar el bosque como esos torpes dragones de fuego, uno de agua era justo lo que necesitaba ahora; sonrió con cierta malicia ante la situación y se ubicó a la espalda de los sujetos que por instrucciones del comerciante se dirigían a donde éste les ordenaba -Por allá, vayan tras ella- Gritaba convencido para luego señalar otra dirección -Ustedes, por acá- Continuaba dispersando el grupo sin notar que al enviar a sus hombres a diferentes puntos se estaba quedando solo.
A la primera oportunidad, Destino aprovechó de emprender una vertiginosa carrera hacia el comerciante para tomarlo por el cuello y estrellarlo violentamente contra un árbol -Aq... Aquí- Consiguió articular el hombre mientras era estrangulado por el elfo con su guante metálico cuyas agujas en la punta de los dedos comenzaban a clavarse en la piel de la víctima causando un ligero desangramiento -Aquí termina la persecución- Reprendió Destino con voz autoritaria aunque con eso solo ganó un rodillazo en el abdomen de parte del mercader que cayó al piso de rodillas luchando para recuperar el aire y respirando de manera agitada -¡¡Aquí, regresen!!- Intentó gritar aunque apenas salió una leve voz, tal vez los secuaces que estaban más cerca podrían oírlo, tal vez no, pero finalmente ya estaba hecho, él elfo lo tenía frente a sí y ante la necia actitud del hombre y la poca paciencia del elfo, al parecer no quedaría más opción que la de una ejecución rápida y sin remordimientos, pero ¿Podría hacerlo sin la intervención de los secuaces?
Destino
Maestro de las Mil Espadas
Maestro de las Mil Espadas
Cantidad de envíos : : 453
Nivel de PJ : : 5
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
Tras adentrarse y emerger de la maleza varias veces finalmente los mercenarios quedaron completamente dispersos, algunos persiguiendome, y otros detrás del elfo fueron adentrándose en direcciones opuestas abandonando al comerciante a su suerte sin darse cuenta.
Apenas alcancé a ver al elfo por el rabillo del ojo corriendo hacia fuera de la vegetación una vez hubo quedado solo, y por mi parte, intente seguir mareando a los mercenarios el mayor tiempo posible, pero los gritos del comerciante pidiendo ayuda convirtieron en polvo todos mis esfuerzos, y los mercenarios que vagaban desorientados tras mi pista se dirigieron corriendo hacia la voz que les proveía el sustento.
Corri tan rapido como pude hasta campo abierto, a tiempo de ver como los guerreros emergian de diferentes direcciones en busca de separar al elfo del timador que se hacía llamar comerciante. Sin pensarlo dos veces di un salto por encima de ellos quedando entre el hijo de sandorai y el truhan, intentando ganar tiempo.
Lanzé agua hacia el más alejado, coletazos desbocados en la otra dirección, y amenazaba con garrazos y mordiscos al aire al resto. Pero no todos quedaron amedrentados por enfrentarse a lo que para muchos era un terrible cuento de leyenda, y desenvainando sus espadas para correr en mi dirección.
El más precoz fue el que salió peor parado, recibiendo un coletazo en el estómago cayó al piso estrepitosamente soltando su arma, y quedando sin aliento por unos momentos. Llevándose una mano al abdomen se encorvo en el suelo intentando recuperar el aire en los pulmones.
Por desgracia, no tuve tanta suerte con el segundo, quien logró esquivar un garrazo para herirme en la zarpa con su espada. Además de doloroso, era sumamente desagradable la sensación de la escamas quebrándose bajo el acero, y me retiré unos pasos achicando el margen de espacio que le procuraba dar a mi compañero sin darme cuenta.
Sabía que en solitario y en tierra era imposible para mi vencerlos, pero mantenerlos a raya, eso era otra cosa, y si estaba bien atenta, quizás no volverían a lograr flanquear mi guardia de nuevo.
Otro se adelantó, pero reculó instantáneamente, esquivando de un salto que casi le cuesta una aparatosa caída un chorro de agua hirviendo, parte de la cual ascendió como vapor al impactar con un suelo, y salpicó una buena extensión a su alrededor.
Solo esperaba que el elfo estuviera teniendo mejor suerte al lidiar con su propio contrincante, mientras yo me mantenía en ese vaivén de avanzar y recular intentando defender el terreno y sin atreverme a girar la cabeza. Recibiendo casi tanto como propiciando heridas ante mis oponentes.
Un par de cortes menores en la pata trasera, uno más profundo en la garra derecha y un flechazo en la cola que ardía como mil demonios eran las pocas muescas de esa trifulca, pero por suerte, mis armas, más aparatosas resultaban también mucho más dañinas, y mientras yo tenía que lidiar con aquellas heridas, escupía a la vez hacia el costado, sin ningún reparo, la mano de uno de ellos aun sosteniendo su respectiva arma, que había sido demasiado lento, y quizás demasiado ambicioso al apuntar a mi alargado cuello.
Apenas alcancé a ver al elfo por el rabillo del ojo corriendo hacia fuera de la vegetación una vez hubo quedado solo, y por mi parte, intente seguir mareando a los mercenarios el mayor tiempo posible, pero los gritos del comerciante pidiendo ayuda convirtieron en polvo todos mis esfuerzos, y los mercenarios que vagaban desorientados tras mi pista se dirigieron corriendo hacia la voz que les proveía el sustento.
Corri tan rapido como pude hasta campo abierto, a tiempo de ver como los guerreros emergian de diferentes direcciones en busca de separar al elfo del timador que se hacía llamar comerciante. Sin pensarlo dos veces di un salto por encima de ellos quedando entre el hijo de sandorai y el truhan, intentando ganar tiempo.
Lanzé agua hacia el más alejado, coletazos desbocados en la otra dirección, y amenazaba con garrazos y mordiscos al aire al resto. Pero no todos quedaron amedrentados por enfrentarse a lo que para muchos era un terrible cuento de leyenda, y desenvainando sus espadas para correr en mi dirección.
El más precoz fue el que salió peor parado, recibiendo un coletazo en el estómago cayó al piso estrepitosamente soltando su arma, y quedando sin aliento por unos momentos. Llevándose una mano al abdomen se encorvo en el suelo intentando recuperar el aire en los pulmones.
Por desgracia, no tuve tanta suerte con el segundo, quien logró esquivar un garrazo para herirme en la zarpa con su espada. Además de doloroso, era sumamente desagradable la sensación de la escamas quebrándose bajo el acero, y me retiré unos pasos achicando el margen de espacio que le procuraba dar a mi compañero sin darme cuenta.
Sabía que en solitario y en tierra era imposible para mi vencerlos, pero mantenerlos a raya, eso era otra cosa, y si estaba bien atenta, quizás no volverían a lograr flanquear mi guardia de nuevo.
Otro se adelantó, pero reculó instantáneamente, esquivando de un salto que casi le cuesta una aparatosa caída un chorro de agua hirviendo, parte de la cual ascendió como vapor al impactar con un suelo, y salpicó una buena extensión a su alrededor.
Solo esperaba que el elfo estuviera teniendo mejor suerte al lidiar con su propio contrincante, mientras yo me mantenía en ese vaivén de avanzar y recular intentando defender el terreno y sin atreverme a girar la cabeza. Recibiendo casi tanto como propiciando heridas ante mis oponentes.
Un par de cortes menores en la pata trasera, uno más profundo en la garra derecha y un flechazo en la cola que ardía como mil demonios eran las pocas muescas de esa trifulca, pero por suerte, mis armas, más aparatosas resultaban también mucho más dañinas, y mientras yo tenía que lidiar con aquellas heridas, escupía a la vez hacia el costado, sin ningún reparo, la mano de uno de ellos aun sosteniendo su respectiva arma, que había sido demasiado lento, y quizás demasiado ambicioso al apuntar a mi alargado cuello.
Arygos Valnor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 781
Nivel de PJ : : 4
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
El plan funcionaba a la perfección hasta que el grito ahogado del mercader llamó la atención de sus guardianes quienes volvieron en menor tiempo del que esperaba -Eres un tonto- Dijo el mercader al pelinegro -Acabarás muerto por un asunto que no te concierne- Señaló con ironía mientras se levantaba con algo de esfuerzo al sentirse apoyado por sus hombres a los que dio la orden sin dudarlo -Maten al elfo y encuentren a la chica- Ordenó a sus secuaces pero no hubo tiempo de reacción pues ésta apareció saltando sobre todos para interponerse entre Destino y los otros hombres, dejándole solo con el mercader que ahora ya no se le escaparía por nada del mundo -No mereces la vida que se te ha dado- Murmuró el elfo con desprecio -Ni el aire que respiras- Continuó con el mismo tono; el mercader retrocedió asustado hasta que su espalda tropezó con el árbol que tenía tras él; mientras tanto los secuaces buscaban desesperadamente quitar del camino a la blanca dragona, no solo por dejarla como trofeo, sino además para salvar a quien les daba su salario.
Apenas unos instantes bastaron para que la dragona resultara herida, el sonido del corte y el olor a sangre encendieron la furia del pelinegro que sin piedad se lanzó hacia el timador que apenas logró cubrirse el rostro con las manos pero el guante de Destino no dirigía un golpe al rostro, sino un agarre atenazado al cuello enterrando las agujas en la piel para luego halarlas violentamente desatando una salvaje hemorragia; con algunos pedazos del cuello del hombre colgando de su guante sacó su espada para arremeter contra los sujetos que seguían peleando aún sin notar que su patrón había sido desgargantado; el pelinegro estaba furioso por la herida que habían causado a la dragona, y aunque ésta se defendía, a ese paso acabaría por cansarse, así que el asesino se acercó como pudo a la chica, al abrazarla cerró los ojos que comenzaban a emitir un brillo azulado y mientras los hombres se acercaban una esfera de energía se formó como una explosión de luz alrededor del elfo y la dragona deteniendo y repeliendo a los atacantes que cayeron al piso adoloridos por el impacto -Su jefe ha muerto- Dijo el elfo mientras señalaba en dirección al hombre que aún convulsionaba agonizante en el piso sobre un charco de sangre -Pueden huir y vivir un día más, o quedarse y correr la misma suerte- Los hombres lo pensaron por unos instantes para luego comenzar a correr, uno primero, luego otro, pero no todos ellos resultarían ser cobardes, un par de sujetos decidieron quedarse, tal vez por lealtad a su jefe, o tal vez porque uno de ellos parecía querer recuperar su mano perdida, aunque difícilmente se la podría volver a poner.
Son unos malditos- Dijo uno de los sujetos mientras al que le faltaba la mano miraba con rabia a la dragona -Maldita cosa comehombres- Murmuró el otro mientras intentaba tomar del suelo con su mano restante una lanza que habían dejado los otros antes de irse; tras un rato de desangrarse el mercader había encontrado su inevitable muerte pero aquellos dos sujetos al parecer se lo habían tomado como algo personal, cosa que los harían luchar aún con más ímpetu y menos qué perder.
Apenas unos instantes bastaron para que la dragona resultara herida, el sonido del corte y el olor a sangre encendieron la furia del pelinegro que sin piedad se lanzó hacia el timador que apenas logró cubrirse el rostro con las manos pero el guante de Destino no dirigía un golpe al rostro, sino un agarre atenazado al cuello enterrando las agujas en la piel para luego halarlas violentamente desatando una salvaje hemorragia; con algunos pedazos del cuello del hombre colgando de su guante sacó su espada para arremeter contra los sujetos que seguían peleando aún sin notar que su patrón había sido desgargantado; el pelinegro estaba furioso por la herida que habían causado a la dragona, y aunque ésta se defendía, a ese paso acabaría por cansarse, así que el asesino se acercó como pudo a la chica, al abrazarla cerró los ojos que comenzaban a emitir un brillo azulado y mientras los hombres se acercaban una esfera de energía se formó como una explosión de luz alrededor del elfo y la dragona deteniendo y repeliendo a los atacantes que cayeron al piso adoloridos por el impacto -Su jefe ha muerto- Dijo el elfo mientras señalaba en dirección al hombre que aún convulsionaba agonizante en el piso sobre un charco de sangre -Pueden huir y vivir un día más, o quedarse y correr la misma suerte- Los hombres lo pensaron por unos instantes para luego comenzar a correr, uno primero, luego otro, pero no todos ellos resultarían ser cobardes, un par de sujetos decidieron quedarse, tal vez por lealtad a su jefe, o tal vez porque uno de ellos parecía querer recuperar su mano perdida, aunque difícilmente se la podría volver a poner.
Son unos malditos- Dijo uno de los sujetos mientras al que le faltaba la mano miraba con rabia a la dragona -Maldita cosa comehombres- Murmuró el otro mientras intentaba tomar del suelo con su mano restante una lanza que habían dejado los otros antes de irse; tras un rato de desangrarse el mercader había encontrado su inevitable muerte pero aquellos dos sujetos al parecer se lo habían tomado como algo personal, cosa que los harían luchar aún con más ímpetu y menos qué perder.
Destino
Maestro de las Mil Espadas
Maestro de las Mil Espadas
Cantidad de envíos : : 453
Nivel de PJ : : 5
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
El tacto de alguien tratando de rodear mi cuerpo con los brazos me sobresaltó, sobre todo por venir de un flanco que no tenía controlado, giré el rostro rápidamente y me encontré con el pelinegro quien me abrazaba, mientras más allá lo que quedaba del mercader boqueaba de forma agónica en busca de aire, sin fuerzas suficientes como para gritar de dolor, o mejor dicho, sin pedazos de tráquea.
Un brillo azul empezó a salir de.. ¿nosotros? Nos mire asombrada, abriendo la boca pero sin ser capaz de articular ningún sonido, completamente anonadada, pero como si aquello no fuera suficiente, además repelió expulsando hacia atrás violentamente a los mercenarios que se nos tiraron encima, que quedaron tendidos en el suelo levantando polvaredas de tierra.
El elfo les hizo notar entonces que el mercader si bien no estaba muerto, poco faltaba para que su vida expirará por completo, y que poco podían hacer ya por ese hombre que pronto no sería más que alimento para los gusanos.
Su argumento convenció a varios, que poco a poco emprendieron una carrera en sentido contrario perdiéndose de nuestra vista, y con pocas ganas de enfrentarse a aquello sin recompensa. Sin embargo, otros dos se quedaron.
En uno de ellos la ira y la venganza personal refulgir con una viveza que podía reconocer por haber visto esa mirada en mi propio reflejo. Era aquel a quien había desposeído de su mano, y que pese que su intención era la de cercenarme el cuello, tenía la cara de llamarme bestia.
Estaban ellos ahora con una evidente desventaja numérica que no les aguardaba nada bueno, sin embargo, antes de quedar reducidos, o peor para ellos, muertos, aún podían hacer bastante daño. Uno de ellos tomó una lanza, esperando que el alcance lo protegiera de mis fauces esta vez, y lancé un mordisco, apuntando en vez de a su cuerpo, al mango de madera de la lanza, haciéndolo partirse con un sonoro crujido, volviendo su útil arma ahora, en poco más que un bastón con la punta astillada. El hombre reculó un par de pasos, observando cómo su idea se había ido al garete en un instante.
Esperaba que aquello ahuyentara al que se había declarado como mi contrincante, pero no, por lo visto no, quizás era la pérdida de sangre por la mano arrancada, que además de esa palidez y el sudor frío que perlaba su piel, lo mantenía enajenado y turbaba su capacidad de raciocinio, o quizás era la ira que palpitaba en sus entrañas clamando por vengar la afrenta, pero tomó de nuevo la espada de su propia mano caida, y corrió en mi dirección intentando embestirme.
Contaba con una ventaja, no era demasiado rápida, y apuntando directamente a mi cuerpo difícilmente iba a fallar, así que viendo aquello interpuse mi zarpa para agarrar su acero con la misma, envolviendo el filo a costa de rasguñarme la palma con la hoja, y se la arranqué con brusquedad de las manos, arrojándola en los arbustos que lindaban el bosque.
Lo enganché del brazo lastimado, y hirguiéndome sobre dos patas, para dejarlo con los pies flotando a un par de palmas del suelo, lo zarandee para arrojarlo con todas mis fuerzas lo más lejos posible.
El hombre aterrizó como un peso muerto a unos pocos metros, se movía aun así, lentamente, el crujir de algún hueso al presionar mis dientes para agarrarlo con la fuerza suficiente le había arrancado un doloroso y agónico grito, y ahora en el suelo, me miraba con ira y los ojos anegados en lágrimas.
Le miré fijamente, esperando que no tuviera las fuerzas o la voluntad de levantarse de nuevo. Ya había perdido una mano, y con dificultad podría seguir desempeñando su oficio. Si volvía a la carga, tendría suerte si le dejaba en un estado en el que pudiera hacer de mendigo en algún mercado.
Un brillo azul empezó a salir de.. ¿nosotros? Nos mire asombrada, abriendo la boca pero sin ser capaz de articular ningún sonido, completamente anonadada, pero como si aquello no fuera suficiente, además repelió expulsando hacia atrás violentamente a los mercenarios que se nos tiraron encima, que quedaron tendidos en el suelo levantando polvaredas de tierra.
El elfo les hizo notar entonces que el mercader si bien no estaba muerto, poco faltaba para que su vida expirará por completo, y que poco podían hacer ya por ese hombre que pronto no sería más que alimento para los gusanos.
Su argumento convenció a varios, que poco a poco emprendieron una carrera en sentido contrario perdiéndose de nuestra vista, y con pocas ganas de enfrentarse a aquello sin recompensa. Sin embargo, otros dos se quedaron.
En uno de ellos la ira y la venganza personal refulgir con una viveza que podía reconocer por haber visto esa mirada en mi propio reflejo. Era aquel a quien había desposeído de su mano, y que pese que su intención era la de cercenarme el cuello, tenía la cara de llamarme bestia.
Estaban ellos ahora con una evidente desventaja numérica que no les aguardaba nada bueno, sin embargo, antes de quedar reducidos, o peor para ellos, muertos, aún podían hacer bastante daño. Uno de ellos tomó una lanza, esperando que el alcance lo protegiera de mis fauces esta vez, y lancé un mordisco, apuntando en vez de a su cuerpo, al mango de madera de la lanza, haciéndolo partirse con un sonoro crujido, volviendo su útil arma ahora, en poco más que un bastón con la punta astillada. El hombre reculó un par de pasos, observando cómo su idea se había ido al garete en un instante.
Esperaba que aquello ahuyentara al que se había declarado como mi contrincante, pero no, por lo visto no, quizás era la pérdida de sangre por la mano arrancada, que además de esa palidez y el sudor frío que perlaba su piel, lo mantenía enajenado y turbaba su capacidad de raciocinio, o quizás era la ira que palpitaba en sus entrañas clamando por vengar la afrenta, pero tomó de nuevo la espada de su propia mano caida, y corrió en mi dirección intentando embestirme.
Contaba con una ventaja, no era demasiado rápida, y apuntando directamente a mi cuerpo difícilmente iba a fallar, así que viendo aquello interpuse mi zarpa para agarrar su acero con la misma, envolviendo el filo a costa de rasguñarme la palma con la hoja, y se la arranqué con brusquedad de las manos, arrojándola en los arbustos que lindaban el bosque.
Lo enganché del brazo lastimado, y hirguiéndome sobre dos patas, para dejarlo con los pies flotando a un par de palmas del suelo, lo zarandee para arrojarlo con todas mis fuerzas lo más lejos posible.
El hombre aterrizó como un peso muerto a unos pocos metros, se movía aun así, lentamente, el crujir de algún hueso al presionar mis dientes para agarrarlo con la fuerza suficiente le había arrancado un doloroso y agónico grito, y ahora en el suelo, me miraba con ira y los ojos anegados en lágrimas.
Le miré fijamente, esperando que no tuviera las fuerzas o la voluntad de levantarse de nuevo. Ya había perdido una mano, y con dificultad podría seguir desempeñando su oficio. Si volvía a la carga, tendría suerte si le dejaba en un estado en el que pudiera hacer de mendigo en algún mercado.
Arygos Valnor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 781
Nivel de PJ : : 4
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
Aquel par de valientes, o tercos, que se habían quedado parecían ser poca cosa, uno sin mano y el otro con poca pinta de ser listo parecían ser oponentes de lo más fáciles, nada que el elfo no pudiera manejar -Rápido y sin dolor- Espetó el elfo mientras tomaba su espada y se dirigía al más grande para con su espada eliminarlo de un solo tajo, luego se encargaría de aquel al que le faltaba una mano; sin embargo no resultó tan fácil como había planeado en un principio, el potente corte vertical se estrelló en el hombro del sujeto que incluso con la altura del pelinegro, este sujeto lograba sobrepasarlo por mucho; el golpe de la espada había dado de lleno sobre la carne y aunque se sintió el impacto no parecía haber cortado nada; el grandulón entonces comenzó a reír de manera burlista mientras rompía su camisa dejando ver bajo esta una cota de malla que si bien no lo había salvado de un moretón en el lugar del impacto, al menos había evitado una herida peor.
La sorpresa dejó al elfo paralizado por unos segundos, tiempo que el grandote aprovechó para golpearle la cara con el antebrazo y enviarlo a dar vueltas por el piso alejándolo de la dragona -No tan rápido- Dijo el pelinegro que usando el mismo impulso del golpe recibido giró por el suelo hasta acomodarse y quedar agachado con una mano en el piso y la otra en alto levantando su espada; algunas gotas de sangre comenzaban a salir de sus labios mientras sus ojos se encendían lentamente con ese brillante color azul; corrió hacia el sujeto pero ahora ya no cometería el mismo error, ahora en lugar de atacarlo en el torso avanzó con una estocada directa que atravesó la rodilla izquierda del oponente de lado a lado, luego la hizo girar horizontalmente logrando destajar un pedazo de la pierna que fue coreado por un grito desgarrador del grandote.
La dragona parecía estar en problemas, así que sin pensarlo el elfo intentó ir hacia ella sin percatarse de que su rival aún no se daba por vencido y mientras el elfo pasaba a su lado, lo consiguió atrapar por la pierna haciéndolo caer al piso y apretando la pierna cada vez más para tratar de romperle los huesos; un evidente gesto de dolor se dibujó en la cara de Destino haciendo que por mero instinto intentara asestar un espadazo a la cabeza del grandulón aunque sin éxito; ambos peleadores estaban en el piso, ambos sin poder levantarse, ambos con dolor en una pierna; el elfo lanzaba espadazos uno tras otro y aunque el grandote apartaba la cabeza para no ser herido en ella, los golpes cada vez más salvajes impactaban contra su espalda y hombros; aunque resistente, la cota de malla comenzaba a ceder, salían algunas chispas del contacto entre ambas superficies de metal y aunque aún no había suficiente espacio, los anillos de la cota comenzaban a deformarse y ceder, incrustándose en la piel de aquel resistente guerrero.
Cansado de la infructuosa batalla y notando que sus huesos de la pierna no resistirían mucho el potente apretón de su oponente, el elfo usó su pie libre para patear repetidas veces la cara del sujeto que terminaría sacudiendo la cabeza de lado a lado para sacarse el sucio que comenzaba a entrarle en los ojos; apenas segundos de distracción que le costarían el combate pues al abrir los ojos de nuevo para enfocarse, el pie del elfo se apartó dejando ver el filo de la espada que avanzó hasta penetrar en el cráneo del matón que se resistía a perder la batalla e incluso sin vida ni voluntad su mano parecía resistirse a soltar la pierna, por lo que fue necesario un nuevo forcejeo para que Destino pudiera liberar de su extremidad.
Buscó con la mirada a la dragona esperando que estuviera bien, algunas evidentes heridas y sangrado parecían indicar lo contrario pero al menos parecía estar ganando la batalla y con una violencia desmedida acabó con su oponente convirtiéndolo en poco menos que un coleto -¿Estás bien?- Dijo el pelinegro claramente preocupado por la chica mientras por cuestión de orgullo caminaba lentamente para ocultar el dolor que le había dejado el forcejeo anterior.
La sorpresa dejó al elfo paralizado por unos segundos, tiempo que el grandote aprovechó para golpearle la cara con el antebrazo y enviarlo a dar vueltas por el piso alejándolo de la dragona -No tan rápido- Dijo el pelinegro que usando el mismo impulso del golpe recibido giró por el suelo hasta acomodarse y quedar agachado con una mano en el piso y la otra en alto levantando su espada; algunas gotas de sangre comenzaban a salir de sus labios mientras sus ojos se encendían lentamente con ese brillante color azul; corrió hacia el sujeto pero ahora ya no cometería el mismo error, ahora en lugar de atacarlo en el torso avanzó con una estocada directa que atravesó la rodilla izquierda del oponente de lado a lado, luego la hizo girar horizontalmente logrando destajar un pedazo de la pierna que fue coreado por un grito desgarrador del grandote.
La dragona parecía estar en problemas, así que sin pensarlo el elfo intentó ir hacia ella sin percatarse de que su rival aún no se daba por vencido y mientras el elfo pasaba a su lado, lo consiguió atrapar por la pierna haciéndolo caer al piso y apretando la pierna cada vez más para tratar de romperle los huesos; un evidente gesto de dolor se dibujó en la cara de Destino haciendo que por mero instinto intentara asestar un espadazo a la cabeza del grandulón aunque sin éxito; ambos peleadores estaban en el piso, ambos sin poder levantarse, ambos con dolor en una pierna; el elfo lanzaba espadazos uno tras otro y aunque el grandote apartaba la cabeza para no ser herido en ella, los golpes cada vez más salvajes impactaban contra su espalda y hombros; aunque resistente, la cota de malla comenzaba a ceder, salían algunas chispas del contacto entre ambas superficies de metal y aunque aún no había suficiente espacio, los anillos de la cota comenzaban a deformarse y ceder, incrustándose en la piel de aquel resistente guerrero.
Cansado de la infructuosa batalla y notando que sus huesos de la pierna no resistirían mucho el potente apretón de su oponente, el elfo usó su pie libre para patear repetidas veces la cara del sujeto que terminaría sacudiendo la cabeza de lado a lado para sacarse el sucio que comenzaba a entrarle en los ojos; apenas segundos de distracción que le costarían el combate pues al abrir los ojos de nuevo para enfocarse, el pie del elfo se apartó dejando ver el filo de la espada que avanzó hasta penetrar en el cráneo del matón que se resistía a perder la batalla e incluso sin vida ni voluntad su mano parecía resistirse a soltar la pierna, por lo que fue necesario un nuevo forcejeo para que Destino pudiera liberar de su extremidad.
Buscó con la mirada a la dragona esperando que estuviera bien, algunas evidentes heridas y sangrado parecían indicar lo contrario pero al menos parecía estar ganando la batalla y con una violencia desmedida acabó con su oponente convirtiéndolo en poco menos que un coleto -¿Estás bien?- Dijo el pelinegro claramente preocupado por la chica mientras por cuestión de orgullo caminaba lentamente para ocultar el dolor que le había dejado el forcejeo anterior.
Destino
Maestro de las Mil Espadas
Maestro de las Mil Espadas
Cantidad de envíos : : 453
Nivel de PJ : : 5
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
El hombre tullido ya no se volvería a levantar, fuera por la pérdida de sangre, o por la contusión en la cabeza, sus escasos movimientos con las extremidades parecían más un acto espasmódico intentando aferrarse a la vida que un intento propiamente dicho de ponerse en pie. Incluso sus ojos estaban velados denotando falta de conciencia, o quizás algún derrame ocular.
Me giré para ver cuál había sido la suerte del elfo, este había despachado ya al otro mercenario que yacía en el suelo lleno de tierra sangre, y con el rostro hinchado y atravesado por el acero.
Incline el cuello acercando la cabeza a los diferentes puntos con sangre de su cuerpo para discernir entre el fluido y la tierra si eran heridas propias o salpicones, aun así, su lento caminar no me tranquilizó demasiado, asi que busque rápidamente por el suelo hasta dar con mi morral que se encontraba con la correa rota cerca del linde del claro, y tomándolo con los dientes lo deposité a sus pies, hurgue con el hocico en su interior y luego lo señalé indicándole que buscara en el mismo, dentro encontraría vendas y alcohol para empezar a tratar sus heridas como pudiese.
Tras aquella indicación, moví la cola con un quejido, y traté de arrancar la flecha con los dientes, pero como solo logré partirla, le acerqué la misma esperando que me ayudase con aquello. Volver a mi forma humana con una flecha tan abajo en mi espalda tenía que ser mucho más doloroso que lo que estaba resultando en ese momento.
Mientras aguardaba el actuar del elfo me dejé caer en el suelo sobre mi abdomen y me enrosque lamiendome las heridas, tratando de limpiarlas así de sangre y tierra, no era tan bueno como el alcohol, pero me había bastando en varias ocasiones, y al menos así adelantaba trabajo mientras esperaba que se ocupase de mi cola.
Por suerte no hubo que esperar mucho para que el elfo se deshiciera de ese maldito virote, y viendo que estaba más entrado en mis heridas que en las propias, abandoné pese el cansancio la forma de dragón para volver de nuevo a ser un bipedo, solo que en una extraña posición fetal en el suelo.
-Gracias.- murmure mientras me sentaba en el suelo como una persona normal, prefiriendo no arriesgarme a levantarme por completo con la pierna herida y sin mi palo para caminar.-¿Se encuentra bien? Venga.- pregunté y pedí al mismo tiempo mientras echaba mano de mi bolsa y los materiales de primera necesidad que allí guardaba, los cuales nos resultarian extremadamente útiles en ese momento.
-lamento que haya salido herido por ayudarme.- murmure acomodando sobre mis faldas los viales y un par de rollos de vendas, extendiéndole las manos para que me acercara sus heridas y poder hacerme cargo de ellas.
Arygos Valnor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 781
Nivel de PJ : : 4
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
Una vez eliminados todos los adversarios, la joven dragona se acercó curioseando en busca de alguna herida en el elfo aunque superficialmente nada se notaba a simple vista, sin embargo la falta de seguridad no hizo más que alertar a la criatura que se agitó rebuscando en el piso hasta recuperar su morral que lanzó a los pies del elfo para mostrarle algo tal vez; el pequeño morral se abrió al contacto con el piso dejando salir algunas pequeñas cosas que podrían resultar de utilidad, e incluso le dieron al elfo la idea de tener un morral propio también para cargar alguna que otra sustancia que legalmente no sería conveniente llevar a la vista de todos.
Justo cuando Destino estaba a punto de sacar algunas vendas para apretar su pierna con un torniquete notó un quejido de la dragona que se debía a una flecha clavada en su cola; sin pensarlo el elfo reaccionó moviéndose violentamente a tomar su cola, ante lo cual cerró los ojos aguantando soltar un quejido; una vez recompuesto se dedicó a sacar lo que había quedado de la flecha rota, pero mientras lo hacía, mantenía su mano derecha sobre el agujero diciendo algunas palabras en un imperceptible susurro con el fin de cerrar con su magia el orificio causado por aquel objeto punzante y evitar que perdiera sangre por el mismo.
De nuevo el pelinegro quedaba maravillado ante la transformación de la pequeña y adorable chica que ahora tomaba un aspecto más humano; al verla en ese estado se movió de prisa al primer lugar donde había estado para recuperar el bastón de la chica, que en medio de la batalla había caído al piso; no tardó mucho en encontrarlo y regresar a donde se encontraba la chica para dárselo de vuelta -No es necesario tu agradecimiento, pero debes ser más prudente- Su voz sonaba gruesa y severa, se agachó para colocar el bastón cerca de ella y aprovechó el momento para colocar su mano en la pierna de la chica repitiendo el mismo ritual de antes para intentar sanar la pierna; no era un elfo sanador y bien lo sabía, no había logrado sanar nada a la perfección, pero al menos podría cerrar la herida y evitar alguna infección o complicaciones peores para la herida.
Aunque se había sentado cerca de ella, el pelinegro no dejaba de ser un viajero solitario, sin mencionar también que era un orgulloso guerrero, no podía dejar ver que estaba herido y menos aún dejarse ayudar, así que disimuladamente dirigió su mano a su propia pierna comenzando de nuevo con el mismo ritual; la sanación de la cola había sido bastante buena, la recuperación de la pierna de la chica había sido al menos aceptable, sin embargo para su propia piernas ya le quedaban pocas energías, ambas sanaciones sumadas al uso de la esfera de luz, eso sin mencionar también todo el esfuerzo físico, le habían dejado bastante agotado -Destino no está herido- Dijo con orgullo mientras afincaba la pierna en el piso para probar poyarse sobre ella antes de intentar levantarse; y buena decisión que había sido, pues a pesar de la sanación autoaplicada, aún quedaban remanentes del antiguo dolor -Ni está herido, ni ha podido ayudarte- Dijo con algo de decepción mientras fijaba la vista en la pierna de la peliblanca que hasta hace poco se veía bastante mal.
Justo cuando Destino estaba a punto de sacar algunas vendas para apretar su pierna con un torniquete notó un quejido de la dragona que se debía a una flecha clavada en su cola; sin pensarlo el elfo reaccionó moviéndose violentamente a tomar su cola, ante lo cual cerró los ojos aguantando soltar un quejido; una vez recompuesto se dedicó a sacar lo que había quedado de la flecha rota, pero mientras lo hacía, mantenía su mano derecha sobre el agujero diciendo algunas palabras en un imperceptible susurro con el fin de cerrar con su magia el orificio causado por aquel objeto punzante y evitar que perdiera sangre por el mismo.
De nuevo el pelinegro quedaba maravillado ante la transformación de la pequeña y adorable chica que ahora tomaba un aspecto más humano; al verla en ese estado se movió de prisa al primer lugar donde había estado para recuperar el bastón de la chica, que en medio de la batalla había caído al piso; no tardó mucho en encontrarlo y regresar a donde se encontraba la chica para dárselo de vuelta -No es necesario tu agradecimiento, pero debes ser más prudente- Su voz sonaba gruesa y severa, se agachó para colocar el bastón cerca de ella y aprovechó el momento para colocar su mano en la pierna de la chica repitiendo el mismo ritual de antes para intentar sanar la pierna; no era un elfo sanador y bien lo sabía, no había logrado sanar nada a la perfección, pero al menos podría cerrar la herida y evitar alguna infección o complicaciones peores para la herida.
Aunque se había sentado cerca de ella, el pelinegro no dejaba de ser un viajero solitario, sin mencionar también que era un orgulloso guerrero, no podía dejar ver que estaba herido y menos aún dejarse ayudar, así que disimuladamente dirigió su mano a su propia pierna comenzando de nuevo con el mismo ritual; la sanación de la cola había sido bastante buena, la recuperación de la pierna de la chica había sido al menos aceptable, sin embargo para su propia piernas ya le quedaban pocas energías, ambas sanaciones sumadas al uso de la esfera de luz, eso sin mencionar también todo el esfuerzo físico, le habían dejado bastante agotado -Destino no está herido- Dijo con orgullo mientras afincaba la pierna en el piso para probar poyarse sobre ella antes de intentar levantarse; y buena decisión que había sido, pues a pesar de la sanación autoaplicada, aún quedaban remanentes del antiguo dolor -Ni está herido, ni ha podido ayudarte- Dijo con algo de decepción mientras fijaba la vista en la pierna de la peliblanca que hasta hace poco se veía bastante mal.
Destino
Maestro de las Mil Espadas
Maestro de las Mil Espadas
Cantidad de envíos : : 453
Nivel de PJ : : 5
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
Parpadee asombrada al dejar de sentir el dolor profuso en la columna, y pude observar con más atención como repetía ese mismo ritual extraño en la pierna que alivió el dolor en aquella zona mejor que cualquiera de las cosas que portaba conmigo.
Suspiré con alivio cuando aseguró que no estaba herido, aun así no pude sino mirarlo con cierta extrañeza, debía de ser muy hábil para no haber sufrido ni siquiera una contusión, o quizás simplemente yo era un blanco muy grande.
-Gracias.- agradecí de nuevo por haber sanado casi todas mis heridas, mientras me arremangaba la mano con la palma cortada, y destapando el vial de alcohol entre los dientes vertía su líquido sobre el corte. Solté un resoplido por la nariz ante el escozor, pero sabía que aquello era algo bueno. Tapé de nuevo el vial, lo guardé en su sitio esperando que los restos del fluido escolaran por la herida, o se evaporaran, y luego empecé ayudada de la mano restante y los dientes a vendarme la mano. No era especialmente hábil, la verdad es que resultaba un tipo de tareas que apenas había realizado un par de veces, sin embargo, una protección precaria en la herida, sería mejor que ninguna.
-Me ha ayudado, si ud. no me hubieran advertido no me habría percatado que esos hombres se acercaban, ni habría podido llegar a las puertas de la ciudad tan rápidamente, ni mucho menos podido ahuyentar a tantas personas, y hacerme cargo del mercader al mismo tiempo.-aseveré con firmeza.- Quizás ahora estos necios habrían aprendido la lección por las malas, y se encontraran en vez de con sus preciados “restos de dragón” con la verdad, unos restos humanos que poco les servirían para hacer esas perturbadoras artesanías que intentaban vender en la plaza.
Me levanté con sumo cuidado, usando el bastón que el muchacho me había acercando, dedicándole una sincera sonrisa de gratitud, y con este avance hasta tomar del suelo la espada que el comerciante había pregonado que estaba hecha con huesos de dragón. Con sumo respeto la fui a guardar en el morral.
-Te llevaré al norte para que puedas descansar en paz.- prometí al objeto inanimado antes de ocultarlo por completo dentro de la bolsa.
Luego volví a alzar la mirada al joven, que era demasiado alto como para que fuera cómodo para mi delgado y corto cuello.
-No quisiera ser irrespetuosa pero… me da curiosidad… aunque su nombre es muy bonito, ¿Porque lo repite cuando habla de sí mismo?.- Una vez me había encontrado en el bosque un hombre enfermo que vivía solo, lo habían echado de su aldea y apenas si alguna vez algún viajero le dejaba algo de comer. me contó que era así porque su enfermedad era sumamente contagiosa, así que hablaba solo y en alto, pero no solo eso, sino que hablaba de sí mismo en tercera persona, porque temía olvidar su nombre si nadie le pronunciaba.
Ese muchacho me recordaba al pobre ermitaño, no solo por esa peculiar costumbre. Un aire de tristeza y soledad emanaba de él como si fuera alguna clase de miasma que le rodease.
Me acerque con el bastón hasta quedar a pocos centímetros, y me puse de puntillas intentando apoyar mi frente como la suya, era un gesto tan simple y que significaba tantas cosas, saludo, afecto, comprensión o incluso aceptación, uno que realizaba a menudo de forma instintiva con las más variadas consecuencias, y que de nuevo, salió de forma natural sin percatarme de las diferencias culturales que separaban mis gesticulaciones de las suyas.
Suspiré con alivio cuando aseguró que no estaba herido, aun así no pude sino mirarlo con cierta extrañeza, debía de ser muy hábil para no haber sufrido ni siquiera una contusión, o quizás simplemente yo era un blanco muy grande.
-Gracias.- agradecí de nuevo por haber sanado casi todas mis heridas, mientras me arremangaba la mano con la palma cortada, y destapando el vial de alcohol entre los dientes vertía su líquido sobre el corte. Solté un resoplido por la nariz ante el escozor, pero sabía que aquello era algo bueno. Tapé de nuevo el vial, lo guardé en su sitio esperando que los restos del fluido escolaran por la herida, o se evaporaran, y luego empecé ayudada de la mano restante y los dientes a vendarme la mano. No era especialmente hábil, la verdad es que resultaba un tipo de tareas que apenas había realizado un par de veces, sin embargo, una protección precaria en la herida, sería mejor que ninguna.
-Me ha ayudado, si ud. no me hubieran advertido no me habría percatado que esos hombres se acercaban, ni habría podido llegar a las puertas de la ciudad tan rápidamente, ni mucho menos podido ahuyentar a tantas personas, y hacerme cargo del mercader al mismo tiempo.-aseveré con firmeza.- Quizás ahora estos necios habrían aprendido la lección por las malas, y se encontraran en vez de con sus preciados “restos de dragón” con la verdad, unos restos humanos que poco les servirían para hacer esas perturbadoras artesanías que intentaban vender en la plaza.
Me levanté con sumo cuidado, usando el bastón que el muchacho me había acercando, dedicándole una sincera sonrisa de gratitud, y con este avance hasta tomar del suelo la espada que el comerciante había pregonado que estaba hecha con huesos de dragón. Con sumo respeto la fui a guardar en el morral.
-Te llevaré al norte para que puedas descansar en paz.- prometí al objeto inanimado antes de ocultarlo por completo dentro de la bolsa.
Luego volví a alzar la mirada al joven, que era demasiado alto como para que fuera cómodo para mi delgado y corto cuello.
-No quisiera ser irrespetuosa pero… me da curiosidad… aunque su nombre es muy bonito, ¿Porque lo repite cuando habla de sí mismo?.- Una vez me había encontrado en el bosque un hombre enfermo que vivía solo, lo habían echado de su aldea y apenas si alguna vez algún viajero le dejaba algo de comer. me contó que era así porque su enfermedad era sumamente contagiosa, así que hablaba solo y en alto, pero no solo eso, sino que hablaba de sí mismo en tercera persona, porque temía olvidar su nombre si nadie le pronunciaba.
Ese muchacho me recordaba al pobre ermitaño, no solo por esa peculiar costumbre. Un aire de tristeza y soledad emanaba de él como si fuera alguna clase de miasma que le rodease.
Me acerque con el bastón hasta quedar a pocos centímetros, y me puse de puntillas intentando apoyar mi frente como la suya, era un gesto tan simple y que significaba tantas cosas, saludo, afecto, comprensión o incluso aceptación, uno que realizaba a menudo de forma instintiva con las más variadas consecuencias, y que de nuevo, salió de forma natural sin percatarme de las diferencias culturales que separaban mis gesticulaciones de las suyas.
Arygos Valnor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 781
Nivel de PJ : : 4
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
A pesar de haber manifestado que no estaba herido, la chica lo miraba sin terminar de creerle -Destino se encuentra bien- Afirmó de manera contundente y con rostro serio -Provienes de criaturas muy sagradas- Respondió el elfo explicando sus motivos para ayudarla -Tu raza es lo más cercano que existe a los seis grandes dragones, y merecen respeto- Respondió en tono severo mostrando una clara aversión a ese tipo de personas que mentían acerca de la realidad de otras razas, igual como a estos, también a los elfos los clasificaban como sujetos incultos que andaban con tapa rabos, cosa que al parecer, enojaba bastante al pelinegro quien a pesar de no vivir junto a los demás elfos, aún se preocupaba por defender su raza.
Así como el elfo, la joven parecía tener un profundo respeto por su raza, sobre todo al ponerse en evidencia para salir en defensa de los suyos y desmentir los inventos del comerciante, era aquello realmente, esa entrega y devoción, lo que había hecho que el elfo le ayudara a salir de la situación en la que se había metido de la manera más inocente, pero gracias a ello se había ganado el respeto y la admiración del pelinegro.
De mí mismo...- Susurró el elfo quedando sus pensamientos en una especie de letargo -¿Cómo hablar de mí mismo?- Murmuró de manera casi inentendible ante el choque mental que le había causado la pregunta -¿Yo mismo?- Pensar en el mismo de esa manera era algo que no había hecho en mucho tiempo, desde aquella época perdida en el tiempo cuando brujos y elfos convivían en las islas; huérfano como había crecido, todos se referían a él como un animal o una cosa, una bestia diferente al resto -Umbar...- Susurró al recordar todas aquellas veces “Umbar es un inútil” Las voces de otros niños venían como ecos a su cabeza “Umbar no puede sanar, sanar, sanar” Aquellas voces lo sacudían por dentro “Umbar mató a su madre al nacer, todo es su culpa” El elfo llevó las manos a su cabeza dejándose caer al piso de rodillas “Umbar no es más que un arma del caos, un portador de la muerte, la voz del más oscuro destino” La voz de su abuelo Nwalmë le torturaba desde adentro como si miles de puñales se incrustaran en su corazón aquella tarde que huyó de la aldea para regresar luego con la convicción de que él no era la voz del destino, sino, el Destino mismo.
El elfo bajó las manos mientras respiraba profundamente hasta calmarse para luego ponerse de pie de manera un poco distante, consciente de que había sido blando y por ello habían tocado aspectos muy resguardados de su memoria, pero a la vez, estaba un poco agradecido, al fin había recordado su antiguo nombre, una vez recompuesto abrió sus ojos sorprendiéndose de la acción de la chica quien se había puesto de puntillas para darle un ¿Cabezazo? -¿Qué haces?- Preguntó en tono serio antes de ofrecerle una respuesta a la pregunta que lo había sacudido por dentro -Destino es... Complicado- Se limitó a decir mientras esperaba una explicación de aquel extraño cabezazo.
Así como el elfo, la joven parecía tener un profundo respeto por su raza, sobre todo al ponerse en evidencia para salir en defensa de los suyos y desmentir los inventos del comerciante, era aquello realmente, esa entrega y devoción, lo que había hecho que el elfo le ayudara a salir de la situación en la que se había metido de la manera más inocente, pero gracias a ello se había ganado el respeto y la admiración del pelinegro.
De mí mismo...- Susurró el elfo quedando sus pensamientos en una especie de letargo -¿Cómo hablar de mí mismo?- Murmuró de manera casi inentendible ante el choque mental que le había causado la pregunta -¿Yo mismo?- Pensar en el mismo de esa manera era algo que no había hecho en mucho tiempo, desde aquella época perdida en el tiempo cuando brujos y elfos convivían en las islas; huérfano como había crecido, todos se referían a él como un animal o una cosa, una bestia diferente al resto -Umbar...- Susurró al recordar todas aquellas veces “Umbar es un inútil” Las voces de otros niños venían como ecos a su cabeza “Umbar no puede sanar, sanar, sanar” Aquellas voces lo sacudían por dentro “Umbar mató a su madre al nacer, todo es su culpa” El elfo llevó las manos a su cabeza dejándose caer al piso de rodillas “Umbar no es más que un arma del caos, un portador de la muerte, la voz del más oscuro destino” La voz de su abuelo Nwalmë le torturaba desde adentro como si miles de puñales se incrustaran en su corazón aquella tarde que huyó de la aldea para regresar luego con la convicción de que él no era la voz del destino, sino, el Destino mismo.
El elfo bajó las manos mientras respiraba profundamente hasta calmarse para luego ponerse de pie de manera un poco distante, consciente de que había sido blando y por ello habían tocado aspectos muy resguardados de su memoria, pero a la vez, estaba un poco agradecido, al fin había recordado su antiguo nombre, una vez recompuesto abrió sus ojos sorprendiéndose de la acción de la chica quien se había puesto de puntillas para darle un ¿Cabezazo? -¿Qué haces?- Preguntó en tono serio antes de ofrecerle una respuesta a la pregunta que lo había sacudido por dentro -Destino es... Complicado- Se limitó a decir mientras esperaba una explicación de aquel extraño cabezazo.
Destino
Maestro de las Mil Espadas
Maestro de las Mil Espadas
Cantidad de envíos : : 453
Nivel de PJ : : 5
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
Una ligera sonrisa se pintó en mis labios al escucharle mencionar a mis ancestros, a los de todos de alguna forma.
-Mucha gente parece haber olvidado a los dragones más allá de la estepa, tienen nuevos dioses, y nos toman a sus descendientes por meras bestias o trofeos de caza.-suspiré.- Me alegra encontrar a alguien que no olvida.- añadí con sinceridad. Era quizás la primera persona que no pertenecía a mi raza, en todos mis viajes, que no había hecho una sola preconcepción nociva de alguna forma hacía los dragones. Incluso Bio, quien había sido mi más loable amigo los había pintado en nuestro primer encuentro como horribles y aterradoras criaturas, aunque fuera para salvar el pellejo.
Mi pregunta causó algún tipo de apoplejía extraña en el elfo, que quedó en una especie de trance durante un rato, en el cual no supe muy bien que hacer, apenas alcanzaba a escuchar sus murmullos, y lo poco que saqué en claro es que había vuelto a preguntar algo que no debía.
La gente del sur era complicada.
-Destino parece dolido y decepcionado consigo mismo, así que le muestro que yo no estoy decepcionada si no muy agradecida y orgullosa porque ha defendido la verdad, ha castigado a unos profanadores y a la vez ha ayudado a una desconocida por iniciativa propia.-respondí a su pregunta dando un paso atrás para concederle espacio al ver que se apartaba, quizás incómodo por mi invasión de su espacio personal.
Su respuesta solo pudo suscitarme más curiosidad aún, complicado, se refería que él no se entendía o temía que fuera yo la que no fuera capaz de entender una explicación más minuciosa.
-Puedo intentar comprenderlo, si quieres explicarlo.- Ofrecí, por si acaso era la ultima opción, que pese que no la había dicho, era una posibilidad menos clara, que no quisiera hablar de ello.- Solo necesito que me expliquen bien las cosas para entenderlas.- añadí, recordando la multitud de ocasiones en las que me había perdido algo pro contexto, el intento de seducir al sr. Nicolás por el sr. Curgo, por ejemplo, o las extrañas costumbres domésticas de paul, pequeñas cosas que aun seguía sin comprender pero que esperaba a través del conocimiento y la experiencia, entender algún día.
Arygos Valnor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 781
Nivel de PJ : : 4
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
Destino había escuchado calmado el agradecimiento de la joven dragona, y su opinión acerca de los prejuicios de las razas, aunque luego se derrumbó un poco ante aquella extraña pregunta, la chica se esforzó en hacerle sentir mejor -¿Puede un cabezazo significar todo eso?- Preguntó ante una costumbre tan inusual que desconocía por completo, ciertamente el mundo había cambiado mucho desde sus tiempos hasta ahora, habían muchas diferencias desde aquel entonces, nuevos asentamientos e incluso nuevas razas, pero ciertamente las costumbres de su tiempo eran mucho más sencillas.
El elfo se apartó algunos pasos y se sentó en una piedra de espaldas a la dragona tal vez para pensar en una respuesta adecuada para la ocasión, sin embargo ella parecía decidida y persistente, así que lo mejor sería decirle la verdad para no alargar ese tema de conversación -Tal vez Destino no desea explicarlo- Respondió por fin de manera cruda, sin una pizca de tacto para hacerlo menos directo, la sutileza no estaba entre las características destacables del pelinegro y aunque en cierto modo la joven se había ganado su aprecio y respeto, algunas cosas estaban muy reservadas para el asesino de ojos azules.
El joven permaneció en silencio por unos instantes pensando en algo que ni él sabía definir, tal vez alguna de esas extrañas visiones que solía tener, donde veía retazos de las guerras entre elfos y brujos, o tal vez solo había decidido guardar silencio por unos instantes, retiró el guante metálico de su mano izquierda para limpiarlo, aparentemente, aunque el verdadero propósito era colocar su mano sobre la parte baja de la pierna en donde había sido fuertemente apretado hasta casi recibir una fractura y tratar de sanarla con un poco más de su magia, no quería parecer débil, pero con lo mucho que la había usado y su poca capacidad para ello, dicho poder se había hecho cada vez menos efectivo, esa ligera molestia seguía en su pierna y le impedía continuar su viaje, no solo por el dolor que sentía al caminar o por el hecho de que eso le podría agravar el daño, sino simplemente porque haría evidente el hecho de que había salido herido -¿A dónde te diriges ahora? Niña- Preguntó finalmente aunque aún sin voltear hacia ella, y no solo por hablar de algo, sino por saber qué objetivos podría tener aquella joven viajando sola en lugares que podrían resultarle tan peligrosos -Por si te interesa, el mercader podría tener dinero- Dijo en voz alta -Seguro lo obtuvo dando mala fama a los tuyos, así que tal vez quieras quedártelo- Mencionó sabiendo que si viajaba sola necesitaría dinero para costearse alguna que otra cosa; él por su parte se alimentaba de lo que la naturaleza le ofrecía -Arygos... Valnor... Destino no olvidará ese nombre- Dijo el pelinegro mientras después de mucho esfuerzo su magia daba el último fruto del día terminando de sanar su pierna, aunque igual no deseaba esforzarse mucho con ella, al menos por ahora.
El elfo se apartó algunos pasos y se sentó en una piedra de espaldas a la dragona tal vez para pensar en una respuesta adecuada para la ocasión, sin embargo ella parecía decidida y persistente, así que lo mejor sería decirle la verdad para no alargar ese tema de conversación -Tal vez Destino no desea explicarlo- Respondió por fin de manera cruda, sin una pizca de tacto para hacerlo menos directo, la sutileza no estaba entre las características destacables del pelinegro y aunque en cierto modo la joven se había ganado su aprecio y respeto, algunas cosas estaban muy reservadas para el asesino de ojos azules.
El joven permaneció en silencio por unos instantes pensando en algo que ni él sabía definir, tal vez alguna de esas extrañas visiones que solía tener, donde veía retazos de las guerras entre elfos y brujos, o tal vez solo había decidido guardar silencio por unos instantes, retiró el guante metálico de su mano izquierda para limpiarlo, aparentemente, aunque el verdadero propósito era colocar su mano sobre la parte baja de la pierna en donde había sido fuertemente apretado hasta casi recibir una fractura y tratar de sanarla con un poco más de su magia, no quería parecer débil, pero con lo mucho que la había usado y su poca capacidad para ello, dicho poder se había hecho cada vez menos efectivo, esa ligera molestia seguía en su pierna y le impedía continuar su viaje, no solo por el dolor que sentía al caminar o por el hecho de que eso le podría agravar el daño, sino simplemente porque haría evidente el hecho de que había salido herido -¿A dónde te diriges ahora? Niña- Preguntó finalmente aunque aún sin voltear hacia ella, y no solo por hablar de algo, sino por saber qué objetivos podría tener aquella joven viajando sola en lugares que podrían resultarle tan peligrosos -Por si te interesa, el mercader podría tener dinero- Dijo en voz alta -Seguro lo obtuvo dando mala fama a los tuyos, así que tal vez quieras quedártelo- Mencionó sabiendo que si viajaba sola necesitaría dinero para costearse alguna que otra cosa; él por su parte se alimentaba de lo que la naturaleza le ofrecía -Arygos... Valnor... Destino no olvidará ese nombre- Dijo el pelinegro mientras después de mucho esfuerzo su magia daba el último fruto del día terminando de sanar su pierna, aunque igual no deseaba esforzarse mucho con ella, al menos por ahora.
Destino
Maestro de las Mil Espadas
Maestro de las Mil Espadas
Cantidad de envíos : : 453
Nivel de PJ : : 5
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
Asentí sin duda alguna ante su segunda pregunta sobre mi gesto, y fruncí ligeramente el ceño tratando de recordar con qué comparar aquello.
-Un abrazo.- Respondí al encontrar la respuesta.- Los humanoides se abrazan para esas cosas, los dragones no tenemos brazos largos como para rodearnos, así que chocamos suave nuestras frentes, o enrredamos nuestros cuellos...pero tampoco tengo un cuello largo como para hacer eso ahora.-Expliqué lo mejor que pude.-No tiendo a recordar que tengo que cambiar los cabezazos por abrazos, aunque de vez en cuando logró hacerlo a tiempo.
Quizás con el tiempo, y a medida que adoptará ese cuerpo en interacciones afectuosas cambiaría esa costumbre, por ahora, hacía lo que podía, y me seguía pareciendo que un cabezazo podía expresar tanto o más cosas que aferrar a alguien.
-Entonces Destino tuvo que haber dicho "no quiero hablar de ello" desde un comienzo.- Me encogí de hombros.- No tiene nada de malo marcar hasta dónde estás dispuesto a contar al resto.- Desde luego me satisfacía mucho más esa respuesta que su anterior ambigüedad que parecía cuestionar mi raciocinio.
Deje a destino limpiar su arma, asomándome curiosa para verla mejor, no me había fijado demasiado en el guante metálico que portaba, pero la verdad es que resultaba un armamento curioso y que aún no había tenido la oportunidad de ver en ninguna otra persona. O quizás había estado demasiado despistada como para percatarme de otras personas que lo llevaran.
-Pensaba entrar a la ciudad para seguir investigando a los humanos, pero creo que tendré que desviarme y volver en un tiempo para evitar problemas después de lo del timador.- Me encogí de hombros. Me había desviado en otras ocasiones por cuestiones mucho menores que aquella, así que no resultaba un problema el cambiar mi ruta con tal de evitar la posibilidad de visitar un calabozo de nuevo.-No soy una niña, ya tengo 30 años.-Alcé el mentón con orgullo.
Cuando comentó lo del dinero me giré de nuevo a ver el maltrecho cuerpo mutilado del mercader, para luego volver a encarar al elfo.
-No usó dinero, puedes tomarlo si quieres, seguro te servirá mucho más que a mí.- Me acerqué a tomarlo de entre las pertenencias del timador para después llevárselo a la roca en donde reposaba de espaldas el pelinegro.- Me gusta dormir en cuevas, y la comida cocinada me revuelve el estomago, asi que ni siquiera uso el que he ganado trabajando.-Nada mejor que algo fresco, la mayoría de veces el aroma a carne quemada me había hecho salir escopetada de alguna posada, eso o el intenso olor a especias o a lo que fuera lo que le echaban a la carne para terminar de estropearla y que les resultara comestible a ellos.
Me detuve a su espalda, dejando de pispear su mano metálica para mirar su cara desde arriba, un ángulo que aun no había podido apreciar por mi escasa estatura, y que ahora se presentaba de forma sencilla al encontrarse el sentado.
-Yo tampoco olvidaré el nombre de Destino. También tengo buena memoria.- Sonreí.
-Un abrazo.- Respondí al encontrar la respuesta.- Los humanoides se abrazan para esas cosas, los dragones no tenemos brazos largos como para rodearnos, así que chocamos suave nuestras frentes, o enrredamos nuestros cuellos...pero tampoco tengo un cuello largo como para hacer eso ahora.-Expliqué lo mejor que pude.-No tiendo a recordar que tengo que cambiar los cabezazos por abrazos, aunque de vez en cuando logró hacerlo a tiempo.
Quizás con el tiempo, y a medida que adoptará ese cuerpo en interacciones afectuosas cambiaría esa costumbre, por ahora, hacía lo que podía, y me seguía pareciendo que un cabezazo podía expresar tanto o más cosas que aferrar a alguien.
-Entonces Destino tuvo que haber dicho "no quiero hablar de ello" desde un comienzo.- Me encogí de hombros.- No tiene nada de malo marcar hasta dónde estás dispuesto a contar al resto.- Desde luego me satisfacía mucho más esa respuesta que su anterior ambigüedad que parecía cuestionar mi raciocinio.
Deje a destino limpiar su arma, asomándome curiosa para verla mejor, no me había fijado demasiado en el guante metálico que portaba, pero la verdad es que resultaba un armamento curioso y que aún no había tenido la oportunidad de ver en ninguna otra persona. O quizás había estado demasiado despistada como para percatarme de otras personas que lo llevaran.
-Pensaba entrar a la ciudad para seguir investigando a los humanos, pero creo que tendré que desviarme y volver en un tiempo para evitar problemas después de lo del timador.- Me encogí de hombros. Me había desviado en otras ocasiones por cuestiones mucho menores que aquella, así que no resultaba un problema el cambiar mi ruta con tal de evitar la posibilidad de visitar un calabozo de nuevo.-No soy una niña, ya tengo 30 años.-Alcé el mentón con orgullo.
Cuando comentó lo del dinero me giré de nuevo a ver el maltrecho cuerpo mutilado del mercader, para luego volver a encarar al elfo.
-No usó dinero, puedes tomarlo si quieres, seguro te servirá mucho más que a mí.- Me acerqué a tomarlo de entre las pertenencias del timador para después llevárselo a la roca en donde reposaba de espaldas el pelinegro.- Me gusta dormir en cuevas, y la comida cocinada me revuelve el estomago, asi que ni siquiera uso el que he ganado trabajando.-Nada mejor que algo fresco, la mayoría de veces el aroma a carne quemada me había hecho salir escopetada de alguna posada, eso o el intenso olor a especias o a lo que fuera lo que le echaban a la carne para terminar de estropearla y que les resultara comestible a ellos.
Me detuve a su espalda, dejando de pispear su mano metálica para mirar su cara desde arriba, un ángulo que aun no había podido apreciar por mi escasa estatura, y que ahora se presentaba de forma sencilla al encontrarse el sentado.
-Yo tampoco olvidaré el nombre de Destino. También tengo buena memoria.- Sonreí.
Arygos Valnor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 781
Nivel de PJ : : 4
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
Abrazo...- Repitió Destino al escuchar la palabra para luego responder con cierto recelo -Destino no es de los que dan abrazos- Replicó mientras cruzaba los brazos de manera renuente para no verse envuelto en alguno, la explicación de la chica le resultaba bastante peculiar, a veces hasta resultaba gracioso escuchar sus interpretaciones de las costumbres ajenas, el elfo por su parte solo conocía ese tipo de expresiones en los elfos, aunque jamás habían sido hacia su persona, por lo que no sabía qué sentir al darlas o recibirlas, aunque a estas alturas ya no era algo que le despertara curiosidad.
Luego la chica pareció conformarse con la negativa del elfo a responder su pregunta sin insistir más de la cuenta -Todas las respuestas llegan para quien sabe esperar- Respondió a modo de darle esperanzas al tiempo que le indicaba que tal vez luego podría -Pero de momento, no es algo de lo que Destino quiera hablar- Si algo le faltaba al pelinegro era tacto al expresarse, tal vez por su falta de experiencia en cuestiones sociales o por su falta de interés en ello, pero fuera como fuera, era algo que en algún momento debía mejorar.
La curiosa jovencita se acercó mientras respondía sus intenciones de ir a la ciudad, siendo ella totalmente abierta a responder preguntas, tal vez por tener una mayor experiencia socializando -Los sujetos que huyeron, seguro están ahora mismo, contando historias de dragones, peores que las que contaba el mercader- Dijo con cierta malicia -De dragones y elfos conspirando para comerse a todos los humanos- Continuó sacando una disparatada teoría del más apartado y desusado rincón de su mente, el sentido del humor, aunque algo retorcido y raro, aunque más raro le pareció escuchar la edad de la pequeña, la cual resultó ser mucho más adulta de lo que parecía, al menos en cuestión de números -Una niña grande, claro- Replicó el elfo con una extraña mueca parecida a una media sonrisa -Eso que nadie lo ponga en duda- Aclaró luego con un poco de malicia e ironía.
Observó cómo la pequeña corría en busca de las pertenencias del mercader pero para su sorpresa no las quería para ella, sino para sugerirle a él que se las quedara -Es dinero mal ganado, Destino no se sentiría bien al llevarlo encima- Respondió en tono pausado para luego ver cómo la pequeña se posaba frente a él de una manera bastante tierna, alzó la mirada hacia ella enfocándola con sus ojos azules mientras escuchaba sus palabras hasta que una pequeña gota cayó sobre su frente seguida de una más y luego otra -Lloverá- Anunció el elfo aunque era muy evidente y sin dar apenas tiempo de reaccionar, una abundante llovizna se hizo presente aumentando la intensidad cada vez más, en apenas unos instantes el piso ya se había encharcado y los árboles goteaban sin parar desde lo alto -Ya es tiempo de partir- Dijo el elfo levantándose lentamente hasta quedar de nuevo evidenciando la diferencia de tamaño que tenía con respecto a la dragona -Deberías ser menos impulsiva en tus decisiones, y más cautelosa- Advirtió finalmente como un amable consejo que tal vez daría qué pensar a la chica y que tal vez hasta podría salvarle la vida más adelante, aunque también estaba consiente que él mismo en muchas ocasiones acababa actuando sin pensar o medir consecuencias, pero a fin de cuentas, qué mejor que su mala experiencia para decirle a ella lo que no debía hacer.
Luego la chica pareció conformarse con la negativa del elfo a responder su pregunta sin insistir más de la cuenta -Todas las respuestas llegan para quien sabe esperar- Respondió a modo de darle esperanzas al tiempo que le indicaba que tal vez luego podría -Pero de momento, no es algo de lo que Destino quiera hablar- Si algo le faltaba al pelinegro era tacto al expresarse, tal vez por su falta de experiencia en cuestiones sociales o por su falta de interés en ello, pero fuera como fuera, era algo que en algún momento debía mejorar.
La curiosa jovencita se acercó mientras respondía sus intenciones de ir a la ciudad, siendo ella totalmente abierta a responder preguntas, tal vez por tener una mayor experiencia socializando -Los sujetos que huyeron, seguro están ahora mismo, contando historias de dragones, peores que las que contaba el mercader- Dijo con cierta malicia -De dragones y elfos conspirando para comerse a todos los humanos- Continuó sacando una disparatada teoría del más apartado y desusado rincón de su mente, el sentido del humor, aunque algo retorcido y raro, aunque más raro le pareció escuchar la edad de la pequeña, la cual resultó ser mucho más adulta de lo que parecía, al menos en cuestión de números -Una niña grande, claro- Replicó el elfo con una extraña mueca parecida a una media sonrisa -Eso que nadie lo ponga en duda- Aclaró luego con un poco de malicia e ironía.
Observó cómo la pequeña corría en busca de las pertenencias del mercader pero para su sorpresa no las quería para ella, sino para sugerirle a él que se las quedara -Es dinero mal ganado, Destino no se sentiría bien al llevarlo encima- Respondió en tono pausado para luego ver cómo la pequeña se posaba frente a él de una manera bastante tierna, alzó la mirada hacia ella enfocándola con sus ojos azules mientras escuchaba sus palabras hasta que una pequeña gota cayó sobre su frente seguida de una más y luego otra -Lloverá- Anunció el elfo aunque era muy evidente y sin dar apenas tiempo de reaccionar, una abundante llovizna se hizo presente aumentando la intensidad cada vez más, en apenas unos instantes el piso ya se había encharcado y los árboles goteaban sin parar desde lo alto -Ya es tiempo de partir- Dijo el elfo levantándose lentamente hasta quedar de nuevo evidenciando la diferencia de tamaño que tenía con respecto a la dragona -Deberías ser menos impulsiva en tus decisiones, y más cautelosa- Advirtió finalmente como un amable consejo que tal vez daría qué pensar a la chica y que tal vez hasta podría salvarle la vida más adelante, aunque también estaba consiente que él mismo en muchas ocasiones acababa actuando sin pensar o medir consecuencias, pero a fin de cuentas, qué mejor que su mala experiencia para decirle a ella lo que no debía hacer.
Destino
Maestro de las Mil Espadas
Maestro de las Mil Espadas
Cantidad de envíos : : 453
Nivel de PJ : : 5
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
-Yo tampoco soy de dar abrazos.- respondí encogiéndome de hombros para ver cómo se cruzaba de brazos como si temiera que le propiciar alguno. Alce las manos y negué con la cabeza.- No voy a abrazarte, no te preocupes, me resulta muy raro atrapar a alguien para mostrar afecto, suena a todo lo contrario, como si quisieras retener a esa persona.
La insistencia de Destino en justificar su negativa me hizo alzar las cejas con sorpresa, dado que no había insistido más en el tema, entendiendo de que era algo privado de lo que no le apetecía hablar.- Está bien.- Repetí de nuevo, esperando que entendiera que pese que me diera curiosidad, no tenía ninguna prisa por saberlo. Sobretodo después de aquel ictus que le había agarrado cuando había preguntado por primera vez.
-Pues sus historias seguirán siendo una mentira, porque no me comí al mercader, me resultaría muy raro comerme algo que pueda responderme, y suelo comerme a las presas vivas.- Desvié la mirada hacia donde habían huido el resto de mercenarios. Por otro lado mis costumbres alimenticias habían sido definidas como “desagradables” por la mayoría de personas que las habían observado, así que caí algo tarde de que quizás habría herido su sensibilidad. Hice un ligero gesto a modo de disculpa por aquello.
- Quizás estén asustados de que otro dragón les oiga contar falacias y cierren sus bocazas.- Sacudí la cabeza, intentando no pensar en esa gente que esperaba se encontrara muy lejos y bien escarmentada por sus acciones. Prefería pensar que aquella experiencia había resultado didáctica en algún punto para ellos, a que estarían cayendo en el mismo error de nuevo.
-¿Acaso Destino es un anciano que puede llamarme niña?.- me incline hacia el mismo encarando una ceja ante su comentario socarrón sobre mi edad. Grande, lo que se dice grande físicamente no era, pero sí lo suficientemente mayor como en edad como para recorrer Aerandir en solitario, o comerme cosas de su tamaño.
-Entonces quizás lo encuentre alguien a quien pueda servirle.- sentencié sin querer cargar mi morral con más peso para guardar en él algo que me resultaba como poco inútil. Aparté la bolsa de nuestra posición con el bastón, para que no estorbase ni a la vista mientras miraba al cielo para corroborar que efectivamente iba a llover.
Lo que empezó como una fina llovizna se convirtió rápidamente en algo torrencial que volvía el suelo de tierra en un pastizal de barro, mi morral en una cantimplora, y las ropas en un pesado lastre que hacían más dificultoso moverse.
Aún así mantuve el rostro al lado con los ojos cerrados disfrutando del líquido elemento golpeando la piel de mi cara y apartando el pelo durante unos instantes.
-Me parece preferible ponerse en problemas para defender lo que es justo, que ser cauta y permitir que cosas indebidas sucedan.- Respondí con sencillez, antes de bajar mi cara hasta enfocar mi mirada, con los ojos entornados para protegerlos del agua, en el claro celeste de los del elfo pelinegro que se estaba calando hasta los huesos a mi lado.
-Si Destino no tiene donde refugiarse, hay una cueva de la que me adueñe en la que puede esperar a que se pase la lluvia, a no ser que quiera arriesgarse a entrar a la aldea.- le propuse antes de emprender el camino hacia la pequeña formación que le había robado horas antes a un animal de la zona.
La insistencia de Destino en justificar su negativa me hizo alzar las cejas con sorpresa, dado que no había insistido más en el tema, entendiendo de que era algo privado de lo que no le apetecía hablar.- Está bien.- Repetí de nuevo, esperando que entendiera que pese que me diera curiosidad, no tenía ninguna prisa por saberlo. Sobretodo después de aquel ictus que le había agarrado cuando había preguntado por primera vez.
-Pues sus historias seguirán siendo una mentira, porque no me comí al mercader, me resultaría muy raro comerme algo que pueda responderme, y suelo comerme a las presas vivas.- Desvié la mirada hacia donde habían huido el resto de mercenarios. Por otro lado mis costumbres alimenticias habían sido definidas como “desagradables” por la mayoría de personas que las habían observado, así que caí algo tarde de que quizás habría herido su sensibilidad. Hice un ligero gesto a modo de disculpa por aquello.
- Quizás estén asustados de que otro dragón les oiga contar falacias y cierren sus bocazas.- Sacudí la cabeza, intentando no pensar en esa gente que esperaba se encontrara muy lejos y bien escarmentada por sus acciones. Prefería pensar que aquella experiencia había resultado didáctica en algún punto para ellos, a que estarían cayendo en el mismo error de nuevo.
-¿Acaso Destino es un anciano que puede llamarme niña?.- me incline hacia el mismo encarando una ceja ante su comentario socarrón sobre mi edad. Grande, lo que se dice grande físicamente no era, pero sí lo suficientemente mayor como en edad como para recorrer Aerandir en solitario, o comerme cosas de su tamaño.
-Entonces quizás lo encuentre alguien a quien pueda servirle.- sentencié sin querer cargar mi morral con más peso para guardar en él algo que me resultaba como poco inútil. Aparté la bolsa de nuestra posición con el bastón, para que no estorbase ni a la vista mientras miraba al cielo para corroborar que efectivamente iba a llover.
Lo que empezó como una fina llovizna se convirtió rápidamente en algo torrencial que volvía el suelo de tierra en un pastizal de barro, mi morral en una cantimplora, y las ropas en un pesado lastre que hacían más dificultoso moverse.
Aún así mantuve el rostro al lado con los ojos cerrados disfrutando del líquido elemento golpeando la piel de mi cara y apartando el pelo durante unos instantes.
-Me parece preferible ponerse en problemas para defender lo que es justo, que ser cauta y permitir que cosas indebidas sucedan.- Respondí con sencillez, antes de bajar mi cara hasta enfocar mi mirada, con los ojos entornados para protegerlos del agua, en el claro celeste de los del elfo pelinegro que se estaba calando hasta los huesos a mi lado.
-Si Destino no tiene donde refugiarse, hay una cueva de la que me adueñe en la que puede esperar a que se pase la lluvia, a no ser que quiera arriesgarse a entrar a la aldea.- le propuse antes de emprender el camino hacia la pequeña formación que le había robado horas antes a un animal de la zona.
Arygos Valnor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 781
Nivel de PJ : : 4
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
El elfo escuchó con atención la explicación de la pequeña dragona, tanto acerca de los abrazos como del tema de conversación, cosa que quedaría atrás ante el nuevo planteamiento de la chica -Si dices una mentira cien veces, las personas comienzan a creerla- Dijo el pelinegro una frase que recordaba haber escuchado antes y que bien podría aplicarse a casos como éste -Quizá estén ahora contando la gran historia de cómo lograron sobrevivir a un enorme dragón y un desquiciado elfo, y tras una dura batalla consiguieron salir con vida, podrían ser héroes ahora mismo- Describió el pelinegro imaginando el peor escenario, aunque luego aquello también sería dejado atrás ante la indirecta queja de la chiquilla.
Destino se acercó a la niña con algo de juguetona picardía como no solía hacer o de hecho, no había hecho hasta ahora -Destino nació en un tiempo en que los brujos y elfos eran una misma cosa, “Druidas”, así de anciano es- Tal vez parecería increíble para la joven, resultaba bastante difícil de creer, tanto que ni él mismo sabía cuántos años habían pasado exactamente, pero lo cierto es que muchos años habían pasado desde aquel entonces y también muchas cosas habían cambiado -Pero para ser grande no es necesario ser alto, igual que para ser sabio no es necesario tener muchos años- Dijo tal vez para excusarse con la niña y que no pensara que la menospreciaba por su edad, más bien se sentía un tanto impresionado por la valentía de la pequeña, aunque eso era algo que no se atrevería a decirle.
Es una sabia decisión- Replicó el anciano de ojos azules rápidamente ante la idea de Arygos, sin duda alguien la encontraría y le sacaría mejor provecho que el que le darían aquellos estafadores, sin embargo debían darse prisa, la lluvia se desbordaba cada vez más fuerte al punto que el sedoso cabello del elfo se quedaba adherido a su rostro obligándolo a apartarlo con la mano hasta que en su cansancio y fastidio acabó por amarrarlo con una pequeña cinta que despegó de su camisa -Destino planeaba refugiarse en...- Se quedó pensativo durante un rato pues a decir verdad ni siquiera tenía idea de dónde había ido a parar con tanta prisa -Destino te seguirá un rato para evitar que te metas en más problemas- Dijo en tono serio pero sin dejar de parecer amable, luego el elfo avanzó tras la chica, no muy rápido pues aún debía ser cuidadoso con la pierna, pero tampoco tan lento pues no deseaba quedarse atrás, solo esperaba que ese lugar que había mencionado Arygos no estuviera tan lejos o podría verse en dificultades para llegar sin evidenciar la pequeña pero persistente molestia de la pierna, sabía que solo debía esperar algunas horas para recuperar por completo sus energías y volver a usar la sanación sobre sí mismo.
Destino se acercó a la niña con algo de juguetona picardía como no solía hacer o de hecho, no había hecho hasta ahora -Destino nació en un tiempo en que los brujos y elfos eran una misma cosa, “Druidas”, así de anciano es- Tal vez parecería increíble para la joven, resultaba bastante difícil de creer, tanto que ni él mismo sabía cuántos años habían pasado exactamente, pero lo cierto es que muchos años habían pasado desde aquel entonces y también muchas cosas habían cambiado -Pero para ser grande no es necesario ser alto, igual que para ser sabio no es necesario tener muchos años- Dijo tal vez para excusarse con la niña y que no pensara que la menospreciaba por su edad, más bien se sentía un tanto impresionado por la valentía de la pequeña, aunque eso era algo que no se atrevería a decirle.
Es una sabia decisión- Replicó el anciano de ojos azules rápidamente ante la idea de Arygos, sin duda alguien la encontraría y le sacaría mejor provecho que el que le darían aquellos estafadores, sin embargo debían darse prisa, la lluvia se desbordaba cada vez más fuerte al punto que el sedoso cabello del elfo se quedaba adherido a su rostro obligándolo a apartarlo con la mano hasta que en su cansancio y fastidio acabó por amarrarlo con una pequeña cinta que despegó de su camisa -Destino planeaba refugiarse en...- Se quedó pensativo durante un rato pues a decir verdad ni siquiera tenía idea de dónde había ido a parar con tanta prisa -Destino te seguirá un rato para evitar que te metas en más problemas- Dijo en tono serio pero sin dejar de parecer amable, luego el elfo avanzó tras la chica, no muy rápido pues aún debía ser cuidadoso con la pierna, pero tampoco tan lento pues no deseaba quedarse atrás, solo esperaba que ese lugar que había mencionado Arygos no estuviera tan lejos o podría verse en dificultades para llegar sin evidenciar la pequeña pero persistente molestia de la pierna, sabía que solo debía esperar algunas horas para recuperar por completo sus energías y volver a usar la sanación sobre sí mismo.
Destino
Maestro de las Mil Espadas
Maestro de las Mil Espadas
Cantidad de envíos : : 453
Nivel de PJ : : 5
Re: [Cerrado] El vendedor de armas [Interpretativo-Libre]
Esbocé una ligera sonrisa al ver cómo el joven parecía tan seguro y de golpe lucía como si acabara de percatarse de que no tenía refugio alguno.
Despacio, porque tanto el bastón como mis pies se hundían en el barro empecé a caminar por el bosque de camino a la cueva, las ropas mojadas se pegaban al cuerpo haciendo que éstas no se engancharan con la maleza, pero a su vez hacían el camino más arduo con su peso.
-Lamento no poder ir más rápido.- me disculpé mientras hacía grandes esfuerzos por mantener el ritmo y no quedarme tirada en el fangal a esperar a que pasara la lluvia.
Tras una larga caminata, en la cual no abrir más el pico, por los jadeos constantes fruto del esfuerzo, llegamos a una cueva escondida en el bosque. No era excesivamente alta, y probablemente Destino tuviera que encorvarse un poco para transitarla, pero era amplia por dentro, y su interior se encontraba seco, algo que imaginé agradecería mi invitado.
En un rincón al lado de la entrada se apelotonaban huesos de distintas criaturas, completamente limpios. Eran los restos de lo que había constituido mi almuerzo las últimas jornadas, y además disuadía tanto a hombres como a animales de intentar agenciarse de mi refugio provisorio.
El interior se encontraba prácticamente vacío a excepción de algunos troncos, ramas y hojas secas que había acumulado por si quería hacer una hoguera en algún momento en el que se intensificara el frío, lo cual resultaba sumamente útil en ese momento.
Permitiéndole que se acomodara, me encargué de la misma, armando pulcramente un círculo con todo aquello y encendiendolo con el pedernal que guardaba en mi morral. El ligero calor que emanaba las brasas y las llamas de mi improvisada hoguera tardarían un rato en calentar la caverna, pero por lo menos, evitaría que cualquiera de los dos se resfriara, siempre y cuando secáramos las ropas, de las cuales me desprendí y acomode en la pared de roca bien extendidas para que escurriesen el agua.
Una vez hecho aquello, me hice un ovillo cerca de las llamas, rodeando las piernas con mis brazos, y pispeando por encima de las rodillas a mi empapado huésped.
-¿Que llevaba a Destino a las ciudades humanas?.- pregunté tanto por curiosidad como para amenizar la espera.
Despacio, porque tanto el bastón como mis pies se hundían en el barro empecé a caminar por el bosque de camino a la cueva, las ropas mojadas se pegaban al cuerpo haciendo que éstas no se engancharan con la maleza, pero a su vez hacían el camino más arduo con su peso.
-Lamento no poder ir más rápido.- me disculpé mientras hacía grandes esfuerzos por mantener el ritmo y no quedarme tirada en el fangal a esperar a que pasara la lluvia.
Tras una larga caminata, en la cual no abrir más el pico, por los jadeos constantes fruto del esfuerzo, llegamos a una cueva escondida en el bosque. No era excesivamente alta, y probablemente Destino tuviera que encorvarse un poco para transitarla, pero era amplia por dentro, y su interior se encontraba seco, algo que imaginé agradecería mi invitado.
En un rincón al lado de la entrada se apelotonaban huesos de distintas criaturas, completamente limpios. Eran los restos de lo que había constituido mi almuerzo las últimas jornadas, y además disuadía tanto a hombres como a animales de intentar agenciarse de mi refugio provisorio.
El interior se encontraba prácticamente vacío a excepción de algunos troncos, ramas y hojas secas que había acumulado por si quería hacer una hoguera en algún momento en el que se intensificara el frío, lo cual resultaba sumamente útil en ese momento.
Permitiéndole que se acomodara, me encargué de la misma, armando pulcramente un círculo con todo aquello y encendiendolo con el pedernal que guardaba en mi morral. El ligero calor que emanaba las brasas y las llamas de mi improvisada hoguera tardarían un rato en calentar la caverna, pero por lo menos, evitaría que cualquiera de los dos se resfriara, siempre y cuando secáramos las ropas, de las cuales me desprendí y acomode en la pared de roca bien extendidas para que escurriesen el agua.
Una vez hecho aquello, me hice un ovillo cerca de las llamas, rodeando las piernas con mis brazos, y pispeando por encima de las rodillas a mi empapado huésped.
-¿Que llevaba a Destino a las ciudades humanas?.- pregunté tanto por curiosidad como para amenizar la espera.
Arygos Valnor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 781
Nivel de PJ : : 4
Página 1 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Mujeres de armas tomar. (Libre) [2/3][Cerrado]
» Vagabundo. [Interpretativo] [Libre] [CERRADO]
» La decisión [Libre-Interpretativo][2/2][CERRADO]
» [Cerrado] Aracnofobia [Interpretativo - Libre]
» Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
» Vagabundo. [Interpretativo] [Libre] [CERRADO]
» La decisión [Libre-Interpretativo][2/2][CERRADO]
» [Cerrado] Aracnofobia [Interpretativo - Libre]
» Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Página 1 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 19:33 por Thorn
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Hoy a las 18:48 por Invitado
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Hoy a las 17:47 por Zelas Hazelmere
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Hoy a las 04:51 por Tyr
» El retorno del vampiro [Evento Sacrestic]
Hoy a las 02:10 por Zagreus
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom Nov 10 2024, 13:36 por Tyr
» Días de tormenta + 18 [Privado]
Dom Nov 10 2024, 00:41 por Sango
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Vie Nov 08 2024, 18:40 por Lukas
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Vie Nov 08 2024, 01:19 por Tyr
» 89. Una compañía hacia el caos [Privado]
Jue Nov 07 2024, 20:51 por Aylizz Wendell
» Clementina Chonkffuz [SOLITARIO]
Jue Nov 07 2024, 16:48 por Mina Harker
» [Zona de Culto]Santuario del dragón de Mjulnr
Mar Nov 05 2024, 21:21 por Tyr
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Mar Nov 05 2024, 17:01 por Seraphine Valaryon
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Mar Nov 05 2024, 14:32 por Tyr
» [Zona de Culto] Oráculo de Fenrir
Mar Nov 05 2024, 03:02 por Tyr