[Cerrado] El final del camino [Libre-Interpretativo]
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Re: [Cerrado] El final del camino [Libre-Interpretativo]
El tiro logra causar daño pero en una intensidad menor a la esperada, derrotar al enemigo tardara un poco más. Aquella flecha modificada consigue solamente probar sangre, de haber resultado el ataque la persona objetivo estaría muerta. Sin duda una fuerza invisible arruina todo como en los numerosos intentos del resto, flanquear esa defensa resultara jodidamente complicado sin un ataque conjunto mejor.
Chimar aumenta su guardia pero no ve necesario moverse, los demás personajes mantienen entretenido al enmascarado. Resulta gracioso tal curso de acción pues el niño fue causante del sangrado, sin duda los adultos son raros. El sofisticado mecanismo automático inicia la recarga, pronto otro virote estará listo para ser disparado, solo resta esperar que las contramedidas con nombre puedan seguir su trabajo.
La cantidad de heridas comienza a acumularse en los adultos aliados, cada minuto que pasan peleando pierden componentes vitales. Maquiavelo siente una extraña sensación, algo desagradable. No le gusta que las personas sufran por su culpa, mucho menos defendiéndole. Si bien no es el causante de todo esto, ahora mismo se le puede considerar como responsable de las heridas.
Una persona capaz de seguir luchando con un flechazo en el rostro es equitativamente digno de admiración y temor, quizás un poco más de lo segundo. Lo peor de todo es que su fortaleza mágica parece haberse visto reforzada por la ira extrema, un efecto colateral negativo. La magia está intrínsecamente relacionada con las emociones por lo que en situaciones demandantes sufre cambios… o al menos eso dice Dem cuando quiere parecer interesante.
Los defensores predilectos continúan sus esfuerzos por lograr algo, lastimosamente fracasan siempre. La persona objetivo es demasiado poderosa y puede medirse sin problemas con ambos, detalle preocupante. Finalmente el arma realiza su característico sonido, los chicos buenos tienen una nueva oportunidad. Chimar apunta pero algo interrumpe su línea de tiro drásticamente, se trata de Destino.
Sonríe ligeramente al entender las instrucciones, nada como un ataque combinado. El elfo hace su movida dándole oportunidad para jugar, el jovencito no tarda en encontrar una línea directa al recién descubierto pecho enemigo. Apunta y segundos después dispara su arma, se puede escuchar al virote surcar la distancia, ahora solo falta tener un poco de suerte para lograr el golpe crítico.
El chico siente la tensión por un punto peligrosamente viable, el área objetivo. Disparar al pecho puede ser complicado, una persona es capaz de resistir varias flechas en su torso sin caer. A menos que atines al corazón los daños serán acumulativos y no instantáneos, más problemas al saco. Sea como sea la jugada está realizada, conviene no alargar demasiado la partida para evitar problemas adicionales.
Vamos... vamos…
Chimar aumenta su guardia pero no ve necesario moverse, los demás personajes mantienen entretenido al enmascarado. Resulta gracioso tal curso de acción pues el niño fue causante del sangrado, sin duda los adultos son raros. El sofisticado mecanismo automático inicia la recarga, pronto otro virote estará listo para ser disparado, solo resta esperar que las contramedidas con nombre puedan seguir su trabajo.
La cantidad de heridas comienza a acumularse en los adultos aliados, cada minuto que pasan peleando pierden componentes vitales. Maquiavelo siente una extraña sensación, algo desagradable. No le gusta que las personas sufran por su culpa, mucho menos defendiéndole. Si bien no es el causante de todo esto, ahora mismo se le puede considerar como responsable de las heridas.
Una persona capaz de seguir luchando con un flechazo en el rostro es equitativamente digno de admiración y temor, quizás un poco más de lo segundo. Lo peor de todo es que su fortaleza mágica parece haberse visto reforzada por la ira extrema, un efecto colateral negativo. La magia está intrínsecamente relacionada con las emociones por lo que en situaciones demandantes sufre cambios… o al menos eso dice Dem cuando quiere parecer interesante.
Los defensores predilectos continúan sus esfuerzos por lograr algo, lastimosamente fracasan siempre. La persona objetivo es demasiado poderosa y puede medirse sin problemas con ambos, detalle preocupante. Finalmente el arma realiza su característico sonido, los chicos buenos tienen una nueva oportunidad. Chimar apunta pero algo interrumpe su línea de tiro drásticamente, se trata de Destino.
Sonríe ligeramente al entender las instrucciones, nada como un ataque combinado. El elfo hace su movida dándole oportunidad para jugar, el jovencito no tarda en encontrar una línea directa al recién descubierto pecho enemigo. Apunta y segundos después dispara su arma, se puede escuchar al virote surcar la distancia, ahora solo falta tener un poco de suerte para lograr el golpe crítico.
El chico siente la tensión por un punto peligrosamente viable, el área objetivo. Disparar al pecho puede ser complicado, una persona es capaz de resistir varias flechas en su torso sin caer. A menos que atines al corazón los daños serán acumulativos y no instantáneos, más problemas al saco. Sea como sea la jugada está realizada, conviene no alargar demasiado la partida para evitar problemas adicionales.
Vamos... vamos…
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Re: [Cerrado] El final del camino [Libre-Interpretativo]
Mientras el brujo de fuego volvía a luchar contra las dagas voladoras, en una especie de danza de la muerte y dolor, Destino se abalanzó contra el enemigo una vez más. El rubio había esperado que el elfo saliera rebotado como él mismo lo había hecho hacía unos segundos antes, sin embargo, el moreno estuvo lo suficientemente hábil para evitar el derribo del escudo mágico del telekinético, clavando la espada en el piso.
- Muy hábil-, se dijo el rubio, teniendo que volver a concentrarse en los afilados aceros que lo acosaban constantemente.
Por ellos Vinc tuvo que dejar de observar los movimientos de Destino, concentrándose en la tarea de sobrevivir a las dagas controladas por la mente del enmascarado. El brujo bi-elemental giraba y esquivaba como podía. Repeliendo las armas blancas con su espada a veces, y otras veces con su propia telequinesis, que si bien no era tan poderosa como la del líder mercenario, era suficiente para poder defenderse de cuando en cuando.
Cuando el rubio pudo al fin centrar su visión en lo que había ocurrido con el elfo y el telekinético, vio como el enmascarado lanzaba una placa de metal con rabia al moreno. Destino no había conseguido herir al brujo, pero al menos ahora sería más vulnerable que antes. La pérdida de esa placa era todo un contratiempo para el maestro en telequinesis, que sin duda era un hombre que gustaba de ir bien pertrechado. No había más que ver el blindaje del peto ahora tirado en el suelo.
- Eh, un momento-, contestó sorprendido ante las palabras del moreno, más algo le dijo que era mejor dejarlo ir.
El elfo nunca había huido, ni siquiera en las situaciones más complicadas. Incluso en su combate en la cueva, Destino había desoído su petición de ir a combatir solo, y había ido a ayudarlo por su cuenta y riesgo. Debía tener un plan.
Vinc sintió el dolor de un corte en su antebrazo y se movió rápido para evitar que al daga siguiera cortando su carne y llegara hasta el músculo. No podía distraerse un momento si quería seguir conservando todo su cuerpo intacto, o al menos lo suficientemente entero para conservar la vida.
Desde que empezara aquella aventura contra el enmascarado, fruto de la casualidad, no había dejado de enfrentarse a brujos poderosos que no dejaban de suscitarle admiración pese a las circunstancias. Era sus enemigos y unos sádicos que disfrutaban con el dolor ajeno los tres, pero aún así tenían unas técnicas muy elaboradas y pulidas, cosa que siempre era un deleite de ver para un estudioso de la magia como él.
La risa del enmascarado inundó la habitación, y la espada de Destino topó con su escudo mágico como todos los intentos de hacerle daño con anterioridad. El rubio por unos instantes pensó que el elfo había intentado atacarlo por sorpresa con su engaño, pero en cuanto escuchó el sonido de la ballesta del niño supo lo que pasaba en realidad.
No se quedó expectante del resultado y soltó la espada que tintineó contra la madera del piso al chocar. Usó todo su conocimiento y poder de telequinesis, ayudando al virote a adquirir más fuerza del que ya tenía impuesto por el arma de Chimar. Si el enmascarado había conseguido refrenar el proyectil anteriormente, ahora él podría hacer todo lo contrario, hipotéticamente. No sabía con seguridad si el virote no se había enterrado en la cabeza por su telequinesis o por su máscara, más no iba a dejar al azar ese hecho.
Imposible de saber si su ayuda mágica había servido. Si solo la potencia de la ballesta del niño había sido suficiente. El caso es que el proyectil se enterró en el pecho del líder, solo sobresaliendo un dedo del asta de este.
Hubo unos segundos de calma, como si el mundo y el tiempo se hubieran parado levemente para todo, o por lo menos para él. No obstante, ese momento pasó, y aunque la risa del telekinético había sido cortada de raíz por el virote de Chimar, en sus ojos se podía apreciar que aún le quedaba un hálito de vida. El suficiente para vengarse.
Vinc chasqueó sus dedos metálicos sobre su pedernal, creando las chispas que se convirtieron en varios proyectiles de fuego entre los dedos de su mano. Lanzó con las bolas explosivas contra el enmascarado, y pudo ver como sus dagas venían hacia él. No iba a poder esquivarlas pero no se iba a detener. Iba a acabar con ese maldito brujo sin perder más tiempo, sin darle más oportunidades de sobrevivir.
Los ojos de fuego mágico volaron hacia el enmascarado, y Vinc se protegió como pudo de las tres dagas que venían hacia él, parando con el brazo libre la que iba dirigida contra su pecho. Un dolor lacerante se abrió paso en su mente desde el antebrazo, así como desde su pierna izquierda, siendo la tercera daga rebotada por su coraza ligera.
A su vez una fuerte explosión cubrió de llamas la zona donde antes estaba el brujo telekinético, y sesgando su vida para siempre.
- Ah, mierda-, dijo como reflejo del dolor, apoyando la rodilla en el suelo. - Este tío no se quiere morir nunca o que. Joder, hasta el final tenía que intentarlo el maldito-, maldijo al enmascarado, recogiendo su espada del suelo y envainándola tras hacer el esfuerzo de erguirse de nuevo.
Luego se movió como pudo y recogió la de Destino, lanzándosela con el mango hacia el elfo.
- Muy inteligente Destino. Siempre tan agudo. Y buen trabajo Chimar, eres un gran tirador-, alagó a sus compañeros.
Aunque sus aspecto demacrado no debía ser muy alentador, con una daga clavada en su antebrazo zurdo, y la otra en la pierna de ese mismo lado casi a la altura de la cadera.
- Tenemos que largarnos de aquí-, comentó sacándose al daga del brazo y dejándola caer, no sin soltar un sonido de dolor al hacerlo. - El sonido de esa explosión se habrá oído hasta en Beltrexus, pronto vendrán los mercenarios a ver qué ha pasado-, se extrajo la daga de la pierna con el mismo dolor. - Mierda, los brujos son gente peligrosa-, sonrió ante su propia broma, justo antes de girarse de medio lado y estirar el brazo sano.
Conjuró una ráfaga de aire que no hizo sino darles vida a las llamas, que pronto se volvieron mucho mayores y amenazantes. Si nadie hacía nada devorarían la casa en cuestión de horas.
- Vámonos, ya no hay nada que hacer aquí-, se dirigió hacia la puerta cojeando. - Ese fuego los mantendrá ocupados.
- Muy hábil-, se dijo el rubio, teniendo que volver a concentrarse en los afilados aceros que lo acosaban constantemente.
Por ellos Vinc tuvo que dejar de observar los movimientos de Destino, concentrándose en la tarea de sobrevivir a las dagas controladas por la mente del enmascarado. El brujo bi-elemental giraba y esquivaba como podía. Repeliendo las armas blancas con su espada a veces, y otras veces con su propia telequinesis, que si bien no era tan poderosa como la del líder mercenario, era suficiente para poder defenderse de cuando en cuando.
Cuando el rubio pudo al fin centrar su visión en lo que había ocurrido con el elfo y el telekinético, vio como el enmascarado lanzaba una placa de metal con rabia al moreno. Destino no había conseguido herir al brujo, pero al menos ahora sería más vulnerable que antes. La pérdida de esa placa era todo un contratiempo para el maestro en telequinesis, que sin duda era un hombre que gustaba de ir bien pertrechado. No había más que ver el blindaje del peto ahora tirado en el suelo.
- Eh, un momento-, contestó sorprendido ante las palabras del moreno, más algo le dijo que era mejor dejarlo ir.
El elfo nunca había huido, ni siquiera en las situaciones más complicadas. Incluso en su combate en la cueva, Destino había desoído su petición de ir a combatir solo, y había ido a ayudarlo por su cuenta y riesgo. Debía tener un plan.
Vinc sintió el dolor de un corte en su antebrazo y se movió rápido para evitar que al daga siguiera cortando su carne y llegara hasta el músculo. No podía distraerse un momento si quería seguir conservando todo su cuerpo intacto, o al menos lo suficientemente entero para conservar la vida.
Desde que empezara aquella aventura contra el enmascarado, fruto de la casualidad, no había dejado de enfrentarse a brujos poderosos que no dejaban de suscitarle admiración pese a las circunstancias. Era sus enemigos y unos sádicos que disfrutaban con el dolor ajeno los tres, pero aún así tenían unas técnicas muy elaboradas y pulidas, cosa que siempre era un deleite de ver para un estudioso de la magia como él.
La risa del enmascarado inundó la habitación, y la espada de Destino topó con su escudo mágico como todos los intentos de hacerle daño con anterioridad. El rubio por unos instantes pensó que el elfo había intentado atacarlo por sorpresa con su engaño, pero en cuanto escuchó el sonido de la ballesta del niño supo lo que pasaba en realidad.
No se quedó expectante del resultado y soltó la espada que tintineó contra la madera del piso al chocar. Usó todo su conocimiento y poder de telequinesis, ayudando al virote a adquirir más fuerza del que ya tenía impuesto por el arma de Chimar. Si el enmascarado había conseguido refrenar el proyectil anteriormente, ahora él podría hacer todo lo contrario, hipotéticamente. No sabía con seguridad si el virote no se había enterrado en la cabeza por su telequinesis o por su máscara, más no iba a dejar al azar ese hecho.
Imposible de saber si su ayuda mágica había servido. Si solo la potencia de la ballesta del niño había sido suficiente. El caso es que el proyectil se enterró en el pecho del líder, solo sobresaliendo un dedo del asta de este.
Hubo unos segundos de calma, como si el mundo y el tiempo se hubieran parado levemente para todo, o por lo menos para él. No obstante, ese momento pasó, y aunque la risa del telekinético había sido cortada de raíz por el virote de Chimar, en sus ojos se podía apreciar que aún le quedaba un hálito de vida. El suficiente para vengarse.
Vinc chasqueó sus dedos metálicos sobre su pedernal, creando las chispas que se convirtieron en varios proyectiles de fuego entre los dedos de su mano. Lanzó con las bolas explosivas contra el enmascarado, y pudo ver como sus dagas venían hacia él. No iba a poder esquivarlas pero no se iba a detener. Iba a acabar con ese maldito brujo sin perder más tiempo, sin darle más oportunidades de sobrevivir.
Los ojos de fuego mágico volaron hacia el enmascarado, y Vinc se protegió como pudo de las tres dagas que venían hacia él, parando con el brazo libre la que iba dirigida contra su pecho. Un dolor lacerante se abrió paso en su mente desde el antebrazo, así como desde su pierna izquierda, siendo la tercera daga rebotada por su coraza ligera.
A su vez una fuerte explosión cubrió de llamas la zona donde antes estaba el brujo telekinético, y sesgando su vida para siempre.
- Ah, mierda-, dijo como reflejo del dolor, apoyando la rodilla en el suelo. - Este tío no se quiere morir nunca o que. Joder, hasta el final tenía que intentarlo el maldito-, maldijo al enmascarado, recogiendo su espada del suelo y envainándola tras hacer el esfuerzo de erguirse de nuevo.
Luego se movió como pudo y recogió la de Destino, lanzándosela con el mango hacia el elfo.
- Muy inteligente Destino. Siempre tan agudo. Y buen trabajo Chimar, eres un gran tirador-, alagó a sus compañeros.
Aunque sus aspecto demacrado no debía ser muy alentador, con una daga clavada en su antebrazo zurdo, y la otra en la pierna de ese mismo lado casi a la altura de la cadera.
- Tenemos que largarnos de aquí-, comentó sacándose al daga del brazo y dejándola caer, no sin soltar un sonido de dolor al hacerlo. - El sonido de esa explosión se habrá oído hasta en Beltrexus, pronto vendrán los mercenarios a ver qué ha pasado-, se extrajo la daga de la pierna con el mismo dolor. - Mierda, los brujos son gente peligrosa-, sonrió ante su propia broma, justo antes de girarse de medio lado y estirar el brazo sano.
Conjuró una ráfaga de aire que no hizo sino darles vida a las llamas, que pronto se volvieron mucho mayores y amenazantes. Si nadie hacía nada devorarían la casa en cuestión de horas.
- Vámonos, ya no hay nada que hacer aquí-, se dirigió hacia la puerta cojeando. - Ese fuego los mantendrá ocupados.
Vincent Calhoun
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Re: [Cerrado] El final del camino [Libre-Interpretativo]
En una serie de monumentales esfuerzos, los dos guerreros habían conseguido apenas sobrevivir a la dura batalla, y es que era tan solo aquello, esfuerzos por defenderse una y otra vez de los ataques del enmascarado sin poder generar un contra ataque efectivo más allá del ataque del niño que era el único que había logrado algo y no había sido suficiente, aunque el nuevo plan apuntaba a ser un poco más elaborado y efectivo.
El chico entendió el plan a la perfección disparando su virote con apenas segundos de diferencia con respecto al impacto de la espada que sin oportunidad de causar ningún daño se estrelló contra la barrera telequinética que el brujo con orgullo presumía; aunque su evidente sorpresa evidenciada con un claro sobresalto delató por fin un poco de miedo al ver que se acercaba un nuevo ataque al que tal vez no podría responder; había usado su escudo para desviar una débil e imprecisa espada quedando vulnerable para el siguiente ataque, sin embargo, apartando la espada a un lado interpuso de nuevo su mano intentando detener o al menos desviar el virote pero sus esfuerzos no parecían ir por buen camino, por si eso fuera poco el barbudo colaboró dando más fuerza al proyectil que sin piedad acabó por incrustarse en el pecho del objetivo -Bien hecho- Dijo el elfo al pequeño tirador aunque sin apartar la vista del objetivo que tras recibir el impacto dejó asomar borbotones de sangre saliendo bajo su máscara y goteando hasta el piso; a pesar del impacto y siendo menguado drásticamente se resistía a caer al piso, apoyándose sobre una de sus rodillas en un intento de no aceptar su derrota pero fue incinerado por Vincent con una serie de proyectiles de fuego que sin obstáculo alguno consiguieron por fin hacer polvo al enemigo, pero ¿Había terminado todo?
Tomó en el aire la espada que el barbudo le arrojaba para luego ver como se propagaba un violento incendio por todo el lugar -Este pequeño humano está lleno de sorpresas- Dijo el pelinegro en respuesta al comentario de Vinc que parecía bastante malherido, sin embargo, no sería tan sencillo.
Uno de los secuaces del brujo, con una mano en su abdomen para evitar la hemorragia en la herida que le había causado Destino al entrar, se mantenía agachado en un rincón de la sala sin hacer nada, varios de sus compañeros habían muerto por manos del mismo enmascarado al que servían, tan solo por haberlo interrumpido en batalla, así que era la regla que cuando él peleaba nadie se interponía, sin embargo una vez caído la regla no tenía sentido, así que en un esfuerzo se asomó a la ventana liberando un grito hacia sus compañeros -¡¡Ayuda!! ¡¡Están aquí!!- Dijo a voces delatando finalmente nuestra situación; Destino corrió de prisa para evitar que siguiera -¡¡Ayuda, el jefe está mue...!!- Alcanzó apenas a decir antes que un giro de espada separara su cabeza del resto de su cuerpo y callera al piso entre borbotones de sangre; aunque de nada había valido, el elfo vio por la ventana como se acercaban corriendo más secuaces de los que habían al principio, al parecer se habían preparado en exceso para la llegada de los supuestos bandidos y ahora al parecer la mentira pasaría factura -Tal vez haya una salida trasera, vayan, Destino les dará tiempo- Dijo el elfo instando a sus compañeros a huir, el pelinegro no tenía una razón para vivir más allá de completar cada misión, pero una vez acabada ésta, su vida poco le importaba, sabía que no saldría con vida de enfrentarse a todos, así que se conformaría con hacer algo de tiempo para sus compañeros.
No hubo explicaciones ni despedidas, simplemente salió por la ventana para deslizarse por el tejado y dejarse caer sobre diversas plataformas hasta llegar al piso; Destino se puso en guardia sosteniendo su espada pero para su sorpresa no consiguió llamar la atención de la manera que esperaba -Rodeen el lugar, que nadie salga, no debe andar solo- Dijo el que parecía haber tomado el mando de la situación, varias oleadas se dispersaron para abarcar el terreno, a ese paso alcanzarían a sus compañeros y con el brujo herido difícilmente podrían salir de aquel lugar; Destino miró alrededor en busca de una alternativa y mientras varios enemigos se lanzaban sobre él, se envolvió en una esfera de luz que luego explotó hacia todos lados repeliendo a los enemigos, [1] aunque eso apenas lograría retrasarlos, luego corrió hacia uno de los carruajes que se encontraban en la zona de descargas y saltó para abordarlo agitando las riendas del caballo para ponerlo en movimiento mientras era perseguido por los acólitos del enmascarado; en unos instantes había girado al otro lado de la casa donde esperaba encontrar a sus compañeros para invitarlos a subir y escapar todos juntos en el vehículo.
El chico entendió el plan a la perfección disparando su virote con apenas segundos de diferencia con respecto al impacto de la espada que sin oportunidad de causar ningún daño se estrelló contra la barrera telequinética que el brujo con orgullo presumía; aunque su evidente sorpresa evidenciada con un claro sobresalto delató por fin un poco de miedo al ver que se acercaba un nuevo ataque al que tal vez no podría responder; había usado su escudo para desviar una débil e imprecisa espada quedando vulnerable para el siguiente ataque, sin embargo, apartando la espada a un lado interpuso de nuevo su mano intentando detener o al menos desviar el virote pero sus esfuerzos no parecían ir por buen camino, por si eso fuera poco el barbudo colaboró dando más fuerza al proyectil que sin piedad acabó por incrustarse en el pecho del objetivo -Bien hecho- Dijo el elfo al pequeño tirador aunque sin apartar la vista del objetivo que tras recibir el impacto dejó asomar borbotones de sangre saliendo bajo su máscara y goteando hasta el piso; a pesar del impacto y siendo menguado drásticamente se resistía a caer al piso, apoyándose sobre una de sus rodillas en un intento de no aceptar su derrota pero fue incinerado por Vincent con una serie de proyectiles de fuego que sin obstáculo alguno consiguieron por fin hacer polvo al enemigo, pero ¿Había terminado todo?
Tomó en el aire la espada que el barbudo le arrojaba para luego ver como se propagaba un violento incendio por todo el lugar -Este pequeño humano está lleno de sorpresas- Dijo el pelinegro en respuesta al comentario de Vinc que parecía bastante malherido, sin embargo, no sería tan sencillo.
Uno de los secuaces del brujo, con una mano en su abdomen para evitar la hemorragia en la herida que le había causado Destino al entrar, se mantenía agachado en un rincón de la sala sin hacer nada, varios de sus compañeros habían muerto por manos del mismo enmascarado al que servían, tan solo por haberlo interrumpido en batalla, así que era la regla que cuando él peleaba nadie se interponía, sin embargo una vez caído la regla no tenía sentido, así que en un esfuerzo se asomó a la ventana liberando un grito hacia sus compañeros -¡¡Ayuda!! ¡¡Están aquí!!- Dijo a voces delatando finalmente nuestra situación; Destino corrió de prisa para evitar que siguiera -¡¡Ayuda, el jefe está mue...!!- Alcanzó apenas a decir antes que un giro de espada separara su cabeza del resto de su cuerpo y callera al piso entre borbotones de sangre; aunque de nada había valido, el elfo vio por la ventana como se acercaban corriendo más secuaces de los que habían al principio, al parecer se habían preparado en exceso para la llegada de los supuestos bandidos y ahora al parecer la mentira pasaría factura -Tal vez haya una salida trasera, vayan, Destino les dará tiempo- Dijo el elfo instando a sus compañeros a huir, el pelinegro no tenía una razón para vivir más allá de completar cada misión, pero una vez acabada ésta, su vida poco le importaba, sabía que no saldría con vida de enfrentarse a todos, así que se conformaría con hacer algo de tiempo para sus compañeros.
No hubo explicaciones ni despedidas, simplemente salió por la ventana para deslizarse por el tejado y dejarse caer sobre diversas plataformas hasta llegar al piso; Destino se puso en guardia sosteniendo su espada pero para su sorpresa no consiguió llamar la atención de la manera que esperaba -Rodeen el lugar, que nadie salga, no debe andar solo- Dijo el que parecía haber tomado el mando de la situación, varias oleadas se dispersaron para abarcar el terreno, a ese paso alcanzarían a sus compañeros y con el brujo herido difícilmente podrían salir de aquel lugar; Destino miró alrededor en busca de una alternativa y mientras varios enemigos se lanzaban sobre él, se envolvió en una esfera de luz que luego explotó hacia todos lados repeliendo a los enemigos, [1] aunque eso apenas lograría retrasarlos, luego corrió hacia uno de los carruajes que se encontraban en la zona de descargas y saltó para abordarlo agitando las riendas del caballo para ponerlo en movimiento mientras era perseguido por los acólitos del enmascarado; en unos instantes había girado al otro lado de la casa donde esperaba encontrar a sus compañeros para invitarlos a subir y escapar todos juntos en el vehículo.
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Offrol [1] Habilidad de nivel 1: MoondanceDestino
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Re: [Cerrado] El final del camino [Libre-Interpretativo]
El virote sigue su trayectoria inmutable e incluso recibe algo de ayuda por parte de Vincent, nada logra detenerlo esta vez. La suma de situaciones beneficiosas ocasionan un tiro perfecto, la flecha se incrusta profundamente en el pecho del enemigo. Dicho objetivo se tambalea pero niega el derecho a una victoria rotunda, al parecer mientras aun quede vida en su cuerpo continuara dando pelea.
La ballesta del niño vuelve a iniciar su proceso automático de recarga pero pronto se hace evidente que no será necesario, el brujo aliado incinera a su compatriota en un espectáculo bizarro y vistoso a la vez. Todo termina tan rápido como empieza, los chicos buenos ganan la partida. Maquiavelo suspira de alivio mientras toma una pose más calmada, los magos son sujetos de cuidado.
Nada mal chicos.
Con tiempo para pensar los adultos tratan mínimamente sus heridas, no pueden andar caminando con dagas enterradas. Sea como sea aún tienen que salir rápido, todavía queda la seguridad del recinto. Su ruta de salida debería ocurrir sin contratiempos, con la cobertura del recién iniciado incendio pueden eludir las miradas indiscretas. Un plan fascinante que nunca logra despegar del suelo.
¡Que rayos!
Un guardia da la alarma y aunque no dura mucho con vida su acción perdura, pronto toda la villa se vuelca al lugar. Chimar abre los ojos de par en par, esto es muy malo. No tienen oportunidad frente a decenas de guardias, eso sin mencionar que escapar rápido esta fuera de la ecuación con un miembro cojo. En ese instante de incertidumbre Destino hace una jugada prácticamente suicida, dará tiempo a los demás.
Pero… de acuerdo ¡vámonos ya!
El orejas de punta no se queda a parlamentar, simplemente salta al combate. Es muy probable que muera allí afuera pero desperdiciar su sacrificio es un crimen peor, tiempo de salir. Maquiavelo ayuda de vez en cuando a su colega brujo para huir con mayor velocidad, esta vuelto fiambre. Extrañamente una explosión tiene lugar pero el jovencito no le presta demasiada atención, ya podrán debatir cuando estén fuera de peligro.
Debemos…
El futuro se ve oscuro, van demasiado lento y Destino no podrá retrasarlos mucho. Por un momento el chico piensa en dejar a su suerte al hechicero, algo cruel pero practico. Niega con la cabeza rápidamente para disolver tales pensamientos, si alguien le cae bien no lo abandona. Justo cuando planeaban entrar al bosque circundante cierta carreta se les atraviesa, resulta agradable ver una persona conocida como conductor.
¿Porque tardaste tanto?
Chimar se prepara para ayudar al herido a subir mientras detalla los alrededores, una vez en el vehículo tendrán oportunidad. Con algo de buena fortuna lograran eludir perseguidores en la carretera, si no les pierden pueden inutilizarlos con ataques a distancia. Todo es hipotético claro, al final es como jugar a las cartas, te puede salir la mejor mano o una combinación tan mala que pierdes todo.
¡Rapido!
La ballesta del niño vuelve a iniciar su proceso automático de recarga pero pronto se hace evidente que no será necesario, el brujo aliado incinera a su compatriota en un espectáculo bizarro y vistoso a la vez. Todo termina tan rápido como empieza, los chicos buenos ganan la partida. Maquiavelo suspira de alivio mientras toma una pose más calmada, los magos son sujetos de cuidado.
Nada mal chicos.
Con tiempo para pensar los adultos tratan mínimamente sus heridas, no pueden andar caminando con dagas enterradas. Sea como sea aún tienen que salir rápido, todavía queda la seguridad del recinto. Su ruta de salida debería ocurrir sin contratiempos, con la cobertura del recién iniciado incendio pueden eludir las miradas indiscretas. Un plan fascinante que nunca logra despegar del suelo.
¡Que rayos!
Un guardia da la alarma y aunque no dura mucho con vida su acción perdura, pronto toda la villa se vuelca al lugar. Chimar abre los ojos de par en par, esto es muy malo. No tienen oportunidad frente a decenas de guardias, eso sin mencionar que escapar rápido esta fuera de la ecuación con un miembro cojo. En ese instante de incertidumbre Destino hace una jugada prácticamente suicida, dará tiempo a los demás.
Pero… de acuerdo ¡vámonos ya!
El orejas de punta no se queda a parlamentar, simplemente salta al combate. Es muy probable que muera allí afuera pero desperdiciar su sacrificio es un crimen peor, tiempo de salir. Maquiavelo ayuda de vez en cuando a su colega brujo para huir con mayor velocidad, esta vuelto fiambre. Extrañamente una explosión tiene lugar pero el jovencito no le presta demasiada atención, ya podrán debatir cuando estén fuera de peligro.
Debemos…
El futuro se ve oscuro, van demasiado lento y Destino no podrá retrasarlos mucho. Por un momento el chico piensa en dejar a su suerte al hechicero, algo cruel pero practico. Niega con la cabeza rápidamente para disolver tales pensamientos, si alguien le cae bien no lo abandona. Justo cuando planeaban entrar al bosque circundante cierta carreta se les atraviesa, resulta agradable ver una persona conocida como conductor.
¿Porque tardaste tanto?
Chimar se prepara para ayudar al herido a subir mientras detalla los alrededores, una vez en el vehículo tendrán oportunidad. Con algo de buena fortuna lograran eludir perseguidores en la carretera, si no les pierden pueden inutilizarlos con ataques a distancia. Todo es hipotético claro, al final es como jugar a las cartas, te puede salir la mejor mano o una combinación tan mala que pierdes todo.
¡Rapido!
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Re: [Cerrado] El final del camino [Libre-Interpretativo]
Todo debería haber acabado ahí. El enemigo que buscaban estaba muerto, y las llamas crearían una distracción que les serviría para huir por la zona menos concurrida. Un juego de trileros básico. Nada demasiado elaboro pero serviría para salir vivos de allí, que era lo único que importaba.
Sin embargo las cosas nunca solían ser tan sencillas. Siempre pasaba algo que lo complicaba, sobre todo si estaba él en medio. Podría pensar que los dioses no le tenían mucho afecto, no obstante siempre conseguir salir vivo de todos los problemas que le ponían delante de las narices, así que no estaba seguro de si lo odiaban o solo jugaban con él divertidos. Seguramente lo segundo.
- ¿A dónde coño vas? - preguntó al elfo demasiado tarde.
El moreno ya había decidido por su cuenta hacerse un mártir para que el niño y él escaparan.
- ¿Quién se supone que me va a curar las heridas ahora? - bromeó mirando por la ventaba la bajada de Destino, sin dirigirse a nadie en concreto.
Muy espectacular por cierto. Pero desde allí no podría ayudarlo, ni tampoco podía bajar por la ventana como había hecho el elfo pues sus lesiones eran demasiado graves para poder hacerlo. Igualmente no servía de nada quedarse mirando sin aprovechar el tiempo que les había otorgado el espadachín suicida.
El brujo asintió ante las palabras del niño y lo siguió por los pasillos de la casa buscando la salida más cercana. El dolor de su brazo y su pierna eran realmente lacerantes, aunque el que más problemas le daba era el de su extremidad inferior. Evidentemente tener que forzar para caminar provocaba que le doliera mucho más que el brazo, pese a que tampoco es que causara poco sufrimiento esta. Arriesgarse para terminar con el brujo de una vez por todas le había costado un precio que ahora debía pagar.
La ayuda de Chimar para avanzar es un consuelo para su pierna, ya que de este modo el rubio no tiene que apoyarse con todo su peso. El chico se había portado bien, había hecho su distracción, y había apoyado al dúo de asaltantes en su batalla de forma formidable. Sin él no lo hubieran conseguido, o puede que hubieran ganado al brujo pero sufriendo consecuencias peores. Sin duda sabía manejar esa ballesta que llevaba, y su ayuda ahora serviría para salir de esa casa más deprisa.
Su idea era clara, aunque con esa herida en el brazo zurdo lo tendría bastante difícil. Mermaba sus capacidades de combate para salvar al moreno, así que cuando por fin estuvo de nuevo bajo el manto del cielo estrellado, solo podía pedirle una cosa al niño. Que se fuera. No podía arriesgarlo en su intento de auxilio desesperado de su compinche. Solo era un crío y ya había hecho bastante por una causa que no le venía a cuento.
- Oye Chim…-, comenzó a decir, aunque no terminó su frase.
Destino apareció de manera imprevista con un carro y el modo para salir de allí de forma rápida.
- No sé cómo te las has ingeniado, ni es momento para saberlo-, comentó subiendo al carro con la ayuda del niño. - Vamos, larguémonos de aquí antes de que aparezcan tus amigos-, dijo una vez todos estuvieron en el carro.
No sabía si esos mercenarios tenían caballería pero podría ser una posibilidad. Al menos una pequeña cantidad probablemente tendrían para hacer batidas y exploración. Tampoco podía estar seguro de si los seguirían, al fin y al cabo eran soldados de fortuna y la fortuna estaba en esa casa. El hombre que les pagaba estaba muerto y ahora solo tenían que repartirse su botín. De todas formas, en el hipotético caso de que algunos de ellos tuvieran algo parecido al honor dentro de su pecho, el brujo aún podía usar su brazo sano para lanzar sus poderes, y contaban con la ballesta de Chimar para acabar con sus perseguidores.
Solo quedaba que el elfo no los estrellara contra un árbol, o una pared de los edificios de la villa.
- ¿Y tú te quejabas de como conduzco yo? - bromeó para aliviar el ambiente de tensión.
Sin embargo las cosas nunca solían ser tan sencillas. Siempre pasaba algo que lo complicaba, sobre todo si estaba él en medio. Podría pensar que los dioses no le tenían mucho afecto, no obstante siempre conseguir salir vivo de todos los problemas que le ponían delante de las narices, así que no estaba seguro de si lo odiaban o solo jugaban con él divertidos. Seguramente lo segundo.
- ¿A dónde coño vas? - preguntó al elfo demasiado tarde.
El moreno ya había decidido por su cuenta hacerse un mártir para que el niño y él escaparan.
- ¿Quién se supone que me va a curar las heridas ahora? - bromeó mirando por la ventaba la bajada de Destino, sin dirigirse a nadie en concreto.
Muy espectacular por cierto. Pero desde allí no podría ayudarlo, ni tampoco podía bajar por la ventana como había hecho el elfo pues sus lesiones eran demasiado graves para poder hacerlo. Igualmente no servía de nada quedarse mirando sin aprovechar el tiempo que les había otorgado el espadachín suicida.
El brujo asintió ante las palabras del niño y lo siguió por los pasillos de la casa buscando la salida más cercana. El dolor de su brazo y su pierna eran realmente lacerantes, aunque el que más problemas le daba era el de su extremidad inferior. Evidentemente tener que forzar para caminar provocaba que le doliera mucho más que el brazo, pese a que tampoco es que causara poco sufrimiento esta. Arriesgarse para terminar con el brujo de una vez por todas le había costado un precio que ahora debía pagar.
La ayuda de Chimar para avanzar es un consuelo para su pierna, ya que de este modo el rubio no tiene que apoyarse con todo su peso. El chico se había portado bien, había hecho su distracción, y había apoyado al dúo de asaltantes en su batalla de forma formidable. Sin él no lo hubieran conseguido, o puede que hubieran ganado al brujo pero sufriendo consecuencias peores. Sin duda sabía manejar esa ballesta que llevaba, y su ayuda ahora serviría para salir de esa casa más deprisa.
Su idea era clara, aunque con esa herida en el brazo zurdo lo tendría bastante difícil. Mermaba sus capacidades de combate para salvar al moreno, así que cuando por fin estuvo de nuevo bajo el manto del cielo estrellado, solo podía pedirle una cosa al niño. Que se fuera. No podía arriesgarlo en su intento de auxilio desesperado de su compinche. Solo era un crío y ya había hecho bastante por una causa que no le venía a cuento.
- Oye Chim…-, comenzó a decir, aunque no terminó su frase.
Destino apareció de manera imprevista con un carro y el modo para salir de allí de forma rápida.
- No sé cómo te las has ingeniado, ni es momento para saberlo-, comentó subiendo al carro con la ayuda del niño. - Vamos, larguémonos de aquí antes de que aparezcan tus amigos-, dijo una vez todos estuvieron en el carro.
No sabía si esos mercenarios tenían caballería pero podría ser una posibilidad. Al menos una pequeña cantidad probablemente tendrían para hacer batidas y exploración. Tampoco podía estar seguro de si los seguirían, al fin y al cabo eran soldados de fortuna y la fortuna estaba en esa casa. El hombre que les pagaba estaba muerto y ahora solo tenían que repartirse su botín. De todas formas, en el hipotético caso de que algunos de ellos tuvieran algo parecido al honor dentro de su pecho, el brujo aún podía usar su brazo sano para lanzar sus poderes, y contaban con la ballesta de Chimar para acabar con sus perseguidores.
Solo quedaba que el elfo no los estrellara contra un árbol, o una pared de los edificios de la villa.
- ¿Y tú te quejabas de como conduzco yo? - bromeó para aliviar el ambiente de tensión.
Vincent Calhoun
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Re: [Cerrado] El final del camino [Libre-Interpretativo]
Aquella misión se ponía cada vez peor, los compañeros del elfo no habían parecido estar muy de acuerdo con su decisión de quedarse atrás para darles tiempo, sin embargo tampoco les había dado tiempo de hacer nada para evitarlo, tras una ardua batalla el pelinegro había conseguido hacerse con un carruaje aunque lamentablemente no era el único que había en ese lugar, y aunque antes de abordar había podido asustar a algunos otros caballos que salieron huyendo, un par más de estas bestias había quedado y los matones no tardarían en tomarlos para iniciar la persecución.
El elfo no era muy diestro para conducir, y esto se evidenció en su forma desquiciada de dar la curva donde casi volcaba el carruaje, aunque al final consiguió estabilizarlo, aunque considerando que jamás lo había hecho al menos no había matado al pobre caballo; tras dar el giro pudo ver al par de fugitivos que parecían correr hacia ningún lado -Solo suban- Respondió serio al comentario del niño aunque internamente le había alegrado pensar que tal desconocido había confiado en que él regresaría por ellos, al ver que estaban ambos a bordo comenzó el movimiento al mismo tiempo que improvisaba una estrategia para salir, no tenían mucho tiempo para buscar una salida alternativa, de momento lo más rápido sería ir por la que ya conocían, la misma por donde habían entrado -El plan es ir directo a la entrada, si el niño se encarga de los perseguidores y tú apartas los obstáculos adelante, hay posibilidades de lograrlo- Si de algo servía el entrenamiento en el gremio de asesinos era para saber organizar las habilidades de los compañeros y aunque al pelinegro no le terminaba de gustar la idea de cooperar, admitía que en ocasiones era necesario, ocasiones como esta.
En tal sentido, había analizado las formas de ataque de sus compañeros para repartirles el rol más adecuado, el niño era rápido y preciso, así que podría encargarse de eliminar a los perseguidores con disparos limpios e individuales, mientras que al frente necesitaría ataques de área que pudieran apartar obstáculos o acertar a múltiples objetivos y para ello la mejor opción eran las llamas del brujo, si es que aún le quedaban energías para ponerse en ello, pero dado que no tenía que esforzarse para generar el fuego, sino que solo lo manipulaba el pelinegro suponía que el gasto energético para ello resultaba menor que si generara las llamas desde cero.
El carruaje era pesado y lento, por lo que los caballos que los perseguían comenzaban a acercarse -Arrojar esas cajas nos hará perder peso- Dijo el elfo aunque sin mirar atrás; algunas cajas aparentemente vacías se encontraban en la parte posterior, aunque no todas estaban en la misma condición, por lo que sería un completo desperdicio tirarlas a cambio de solo poder sobrevivir, el elfo esperaba que sus compañeros no fueran tan apegados al dinero y lo arrojaran para obstaculizar a los perseguidores al mismo tiempo que tomaban mayor velocidad, mientras tanto, los hombres en los caballos se iban acercando cada vez más con la intención de abordar el carruaje desde atrás, cosa que el niño debería resolver antes que fuera demasiado tarde.
Al frente el panorama no era muy distinto, oleadas de sujetos se interponían apuntando con lanzas a la carreta, Destino maniobraba contando con que el barbudo haría su parte, la carreta se sacudía violentamente por los repentinos virones que daba el elfo intentando que el único caballo que llevaba el carruaje saliera ileso, no solo porque le importara el animal, sino porque además era su boleto hacia el escape exitoso.
Justo cuando se acercaban a la entrada el elfo notó con preocupación lo que había temido desde el inicio -Planean cerrar el portón- Dijo a su compañero brujo que seguramente ya lo había notado, aunque claramente lo decía con cierta ironía que era a la vez una invitación al brujo que bien entendería lo que debía hacer; Destino avanzó sin la más mínima intención de detenerse a pesar de la amenaza de quedar atrapados, confiaba en que Vincent conseguiría deshacerse de los sujetos e impedir que los atraparan justo en el último momento ¿Lo lograría?
El elfo no era muy diestro para conducir, y esto se evidenció en su forma desquiciada de dar la curva donde casi volcaba el carruaje, aunque al final consiguió estabilizarlo, aunque considerando que jamás lo había hecho al menos no había matado al pobre caballo; tras dar el giro pudo ver al par de fugitivos que parecían correr hacia ningún lado -Solo suban- Respondió serio al comentario del niño aunque internamente le había alegrado pensar que tal desconocido había confiado en que él regresaría por ellos, al ver que estaban ambos a bordo comenzó el movimiento al mismo tiempo que improvisaba una estrategia para salir, no tenían mucho tiempo para buscar una salida alternativa, de momento lo más rápido sería ir por la que ya conocían, la misma por donde habían entrado -El plan es ir directo a la entrada, si el niño se encarga de los perseguidores y tú apartas los obstáculos adelante, hay posibilidades de lograrlo- Si de algo servía el entrenamiento en el gremio de asesinos era para saber organizar las habilidades de los compañeros y aunque al pelinegro no le terminaba de gustar la idea de cooperar, admitía que en ocasiones era necesario, ocasiones como esta.
En tal sentido, había analizado las formas de ataque de sus compañeros para repartirles el rol más adecuado, el niño era rápido y preciso, así que podría encargarse de eliminar a los perseguidores con disparos limpios e individuales, mientras que al frente necesitaría ataques de área que pudieran apartar obstáculos o acertar a múltiples objetivos y para ello la mejor opción eran las llamas del brujo, si es que aún le quedaban energías para ponerse en ello, pero dado que no tenía que esforzarse para generar el fuego, sino que solo lo manipulaba el pelinegro suponía que el gasto energético para ello resultaba menor que si generara las llamas desde cero.
El carruaje era pesado y lento, por lo que los caballos que los perseguían comenzaban a acercarse -Arrojar esas cajas nos hará perder peso- Dijo el elfo aunque sin mirar atrás; algunas cajas aparentemente vacías se encontraban en la parte posterior, aunque no todas estaban en la misma condición, por lo que sería un completo desperdicio tirarlas a cambio de solo poder sobrevivir, el elfo esperaba que sus compañeros no fueran tan apegados al dinero y lo arrojaran para obstaculizar a los perseguidores al mismo tiempo que tomaban mayor velocidad, mientras tanto, los hombres en los caballos se iban acercando cada vez más con la intención de abordar el carruaje desde atrás, cosa que el niño debería resolver antes que fuera demasiado tarde.
Al frente el panorama no era muy distinto, oleadas de sujetos se interponían apuntando con lanzas a la carreta, Destino maniobraba contando con que el barbudo haría su parte, la carreta se sacudía violentamente por los repentinos virones que daba el elfo intentando que el único caballo que llevaba el carruaje saliera ileso, no solo porque le importara el animal, sino porque además era su boleto hacia el escape exitoso.
Justo cuando se acercaban a la entrada el elfo notó con preocupación lo que había temido desde el inicio -Planean cerrar el portón- Dijo a su compañero brujo que seguramente ya lo había notado, aunque claramente lo decía con cierta ironía que era a la vez una invitación al brujo que bien entendería lo que debía hacer; Destino avanzó sin la más mínima intención de detenerse a pesar de la amenaza de quedar atrapados, confiaba en que Vincent conseguiría deshacerse de los sujetos e impedir que los atraparan justo en el último momento ¿Lo lograría?
Destino
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Re: [Cerrado] El final del camino [Libre-Interpretativo]
Luego de ayudar a Vincent, Chimar sube de un salto, es tiempo de largarse. Destino inicia la cabalgata aunque pronto se hace evidente que tienen enemigos atrás, era mucho esperar una salida tranquila. Lo peor de todo es que los nuevos enemigos no tienen la restricción de movimiento que provoca estar enganchado a un carro, sin duda lograran sacar ventaja rápidamente.
El elfo destina las posiciones defensivas lo mejor que puede, tiene algo de cerebro al parecer. Maquiavelo abre una de las puertas y enfoca los objetivos, será todo un reto derribarles con tanto movimiento. Lograr apuntar desde una montura o su equivalente es el peldaño más alto que logra alcanzar un tirado, se necesita mucha destreza pare conseguir atinar con tantas variables en movimiento.
Justo cuando está a punto de disparar el niño recibe otra orden, aligerar la carga. Sin duda los contenedores disminuyen la velocidad potencial, es de lógica. Arroja una de las cajas vacías y esta se destroza en el suelo, desgraciadamente no logra eliminar ni un jinete. Si disparar montado es algo difícil, atinarle con una caja a cualquier montura decente esta fuera de la ecuación, los jodidos animales reaccionan bien.
Debe ser un chiste…
Justo cuando se disponía a arrojar la última caja un movimiento brusco ocasiona que esta se destape revelando su contenido, mucho dinero metálico junto. El jovencito suspira, los dioses son crueles. Hace palanca con todas sus fuerzas y deja caer la millonaria suma al camino, menudo golpe personal. Ahora el suelo tiene suficiente dinero como para mantener a los Gorriones varios años.
La próxima arroja al barbudo primero…
Susurra para sí mismo, soñara con el momento varias noches antes de superarlo. La repentina cercanía de dos hostiles le hace volver, una vez salgan del problema podrá lamentarse todo lo que quiera. Apunta con su ballesta y espera varios instantes, quiere tener las variables cubiertas para no errar. Luego de respirar hondo dispara, la flecha surca el cielo y logra darle directamente al blanco, dicho personaje termina siendo arrastrado por el correaje.
El arma comienza su recarga lo que indica una espera mínima, sin duda los próximos prototipos del niño deben solventar tal situación. Adelante parece que la fiesta esta animada, los adultos intentan desesperadamente evitar que un batallón detenga la carreta. Las maniobras se vuelve más erráticas y en cierto momento Chimar debe hacer un esfuerzo superior para no caer violentamente.
¡Más cuidado o no lo contaremos!
El elfo destina las posiciones defensivas lo mejor que puede, tiene algo de cerebro al parecer. Maquiavelo abre una de las puertas y enfoca los objetivos, será todo un reto derribarles con tanto movimiento. Lograr apuntar desde una montura o su equivalente es el peldaño más alto que logra alcanzar un tirado, se necesita mucha destreza pare conseguir atinar con tantas variables en movimiento.
Justo cuando está a punto de disparar el niño recibe otra orden, aligerar la carga. Sin duda los contenedores disminuyen la velocidad potencial, es de lógica. Arroja una de las cajas vacías y esta se destroza en el suelo, desgraciadamente no logra eliminar ni un jinete. Si disparar montado es algo difícil, atinarle con una caja a cualquier montura decente esta fuera de la ecuación, los jodidos animales reaccionan bien.
Debe ser un chiste…
Justo cuando se disponía a arrojar la última caja un movimiento brusco ocasiona que esta se destape revelando su contenido, mucho dinero metálico junto. El jovencito suspira, los dioses son crueles. Hace palanca con todas sus fuerzas y deja caer la millonaria suma al camino, menudo golpe personal. Ahora el suelo tiene suficiente dinero como para mantener a los Gorriones varios años.
La próxima arroja al barbudo primero…
Susurra para sí mismo, soñara con el momento varias noches antes de superarlo. La repentina cercanía de dos hostiles le hace volver, una vez salgan del problema podrá lamentarse todo lo que quiera. Apunta con su ballesta y espera varios instantes, quiere tener las variables cubiertas para no errar. Luego de respirar hondo dispara, la flecha surca el cielo y logra darle directamente al blanco, dicho personaje termina siendo arrastrado por el correaje.
El arma comienza su recarga lo que indica una espera mínima, sin duda los próximos prototipos del niño deben solventar tal situación. Adelante parece que la fiesta esta animada, los adultos intentan desesperadamente evitar que un batallón detenga la carreta. Las maniobras se vuelve más erráticas y en cierto momento Chimar debe hacer un esfuerzo superior para no caer violentamente.
¡Más cuidado o no lo contaremos!
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Re: [Cerrado] El final del camino [Libre-Interpretativo]
Maldición. Por qué no podía terminar una batalla sin acabar molido a palos, pensó el brujo mientras se acomodaba en el carro como podía. Es más, por qué no podía ser todo más sencillo. De todos sus pensamientos anteriores, el más complicado de todos para ellos fue el que se hizo realidad, como pudo observar cuando miró hacia la parte trasera.
Algunos jinetes les perseguían, dando al traste con una salida fácil de la villa. Un simple escape con la carreta hasta la ciudad sin mayores consecuencias. No, en vez de eso, tenían que ser perseguirlos por una pequeña fuerza de caballería. Que por otro lado, no le hacía más que pensar en el honor de esos hombres. Eran unos mercenarios, que normalmente eran gente que solo les importaba el dinero. Si, él también lo era, pero era un mercenario especial, que a veces luchaba gratis por causas nobles. Lo normal era que las personas que ejercían su oficio solo les movieran el salario, y con el jefe muerto, ya no tenían que preocuparse por obedecerle, menos aún cuando se notaba que era un líder autoritario y mezquino.
Daba igual, si quería salir con vida de esa tendría que poner toda su atención en lo que le esperaba por delante, y dejar a un lado sus pensamientos de lo que podría haber sido y no fue.
- ¿Los obstáculos? Soy brujo pero si piensas que puedo apartar las paredes o los árboles la llevamos clara, elfo-, contestó al moreno.
Joder. Le había bromeado cuando le había dicho que era un pésimo conductor, no hacía falta que se lo tomara al pie de la letra.
Nada más asomarse por la parte delantera, el brujo cayó hacia adelante por un bache del camino, haciendo que se tuviera que apoyar con los brazos en el asiento al lado del conductor, y con el vientre sobre el respaldo de este.
El dolor lacerante del antebrazo zurdo subió por los nervios de la extremidad hacia el cerebro en cuestión de segundos, haciendo que fuera inevitable que se le escapara un grito de dolor. Se intentó incorporar de nuevo, volviendo a colocarse en la parte trasera del carro erguido, pero el terreno accidentado hacía temblar todo, provocando que los esfuerzos del brujo por colocarse bien fueran en vano. Desde un punto de vista de ajeno debía ser hasta gracioso.
- Maldición. Ayudaría a tirar cajas si pudiera volver atrás-, dijo con amargura al elfo.
Estaban dentro de la villa, como demonios conseguía mover tanto la carreta en terreno llano.
Al menos, Destino no se dirigió contra ningún edificio de la villa ni nada que fuera realmente preocupante. Así que el rubio no había tenido que usar sus poderes para evitar algo inevitable, que dado el caso, no hubiera podido hacer gran cosa desde su posición actual.
Finalmente pudo deshacer el entuerto en el que estaba metido, y volver a colocarse derecho en la parte de atrás.
- Genial. Has conseguido tirarlas todas. Eres un chico muy fuerte-, alabó al niño que había hecho todo el trabajo sucio.
Aunque algo detrás del niño llamó su atención. Monedas. Así que ese era el verdadero motivo por el cual los jinetes los perseguían. El salario de los mercenarios en realidad lo llevaban ellos en el carruaje. Una parte al menos.
Cuando Vinc volvió a mirar al frente, vio como varios lanceros intentaban cortarles el paso. Así que se apoyó como pudo en el respaldo del asiento, donde antes había quedado cómicamente varado, y les lanzó una ráfaga de aire. El golpe de viento golpeó el suelo generando una gran ola de tierra y polvo que los envolvió restándoles visibilidad, y dándoles el tiempo para que el carro pasara junto a ellos sin mayores problemas.
- Ya lo veo-, contestó al moreno. - Azuza al caballo, es nuestra única posibilidad-, comentó para animarlo a que no se echara atrás.
Habían demasiados mercenarios en esa villa, o pasaban o se estrellaban. Pero quedarse dentro no era una opción.
El caballo dio todo lo que tenía de sí, pero no tenía que ser muy adivino para saber que no lo conseguirían. Vinc rebuscó en los pliegues de su chaqueta, y cogió el pedernal con su mano sano, cuando otro bote del vehículo hizo que se golpeara la mandíbula contra el respaldo.
- Como coño hacez para que ezta coza brinque tanto-, dijo con extraño tono por el dolor de la lengua mordida. Recogiendo el pedernal del suelo, ya que se le había escurrido de la mano con el golpe.
Al volver a mirar hacia adelante, pudo observar lo cerca que ya estaban de la puerta, por lo que no perdió el tiempo y chasqueó los dedos creando la chispa que tanto necesitaba.
- ¡No te pares!-, gritó, con menos dolor ya en la boca, y una voz más propia de él.
Lanzó todas las bolas explosivas que podía generar con una mano, contra uno de los portones, y este estalló en mil pedazos. Pronto el carro traqueteó más que nunca, y se vio envuelto en una mezcla de aire caliente, algunas llamas aleatorias, y los trozos de madera que todo lo rodeaban.
Por un segundo cerró los ojos, y cuando los había abierto estaban vivos y fuera del recinto.
- ¡¿Habéis visto eso, habéis visto eso?! - gritó entusiasmado por seguir de una pieza.
El brujo solo pudo dejarse caer en el suelo del carro, de espaldas contra el respaldo que tantos golpes le había propiciado. Demonios. Los dioses se lo ponían siempre difícil, pero de momento querían que siguiera vivito y coleando. El rubio suspiró aliviado.
Algunos jinetes les perseguían, dando al traste con una salida fácil de la villa. Un simple escape con la carreta hasta la ciudad sin mayores consecuencias. No, en vez de eso, tenían que ser perseguirlos por una pequeña fuerza de caballería. Que por otro lado, no le hacía más que pensar en el honor de esos hombres. Eran unos mercenarios, que normalmente eran gente que solo les importaba el dinero. Si, él también lo era, pero era un mercenario especial, que a veces luchaba gratis por causas nobles. Lo normal era que las personas que ejercían su oficio solo les movieran el salario, y con el jefe muerto, ya no tenían que preocuparse por obedecerle, menos aún cuando se notaba que era un líder autoritario y mezquino.
Daba igual, si quería salir con vida de esa tendría que poner toda su atención en lo que le esperaba por delante, y dejar a un lado sus pensamientos de lo que podría haber sido y no fue.
- ¿Los obstáculos? Soy brujo pero si piensas que puedo apartar las paredes o los árboles la llevamos clara, elfo-, contestó al moreno.
Joder. Le había bromeado cuando le había dicho que era un pésimo conductor, no hacía falta que se lo tomara al pie de la letra.
Nada más asomarse por la parte delantera, el brujo cayó hacia adelante por un bache del camino, haciendo que se tuviera que apoyar con los brazos en el asiento al lado del conductor, y con el vientre sobre el respaldo de este.
El dolor lacerante del antebrazo zurdo subió por los nervios de la extremidad hacia el cerebro en cuestión de segundos, haciendo que fuera inevitable que se le escapara un grito de dolor. Se intentó incorporar de nuevo, volviendo a colocarse en la parte trasera del carro erguido, pero el terreno accidentado hacía temblar todo, provocando que los esfuerzos del brujo por colocarse bien fueran en vano. Desde un punto de vista de ajeno debía ser hasta gracioso.
- Maldición. Ayudaría a tirar cajas si pudiera volver atrás-, dijo con amargura al elfo.
Estaban dentro de la villa, como demonios conseguía mover tanto la carreta en terreno llano.
Al menos, Destino no se dirigió contra ningún edificio de la villa ni nada que fuera realmente preocupante. Así que el rubio no había tenido que usar sus poderes para evitar algo inevitable, que dado el caso, no hubiera podido hacer gran cosa desde su posición actual.
Finalmente pudo deshacer el entuerto en el que estaba metido, y volver a colocarse derecho en la parte de atrás.
- Genial. Has conseguido tirarlas todas. Eres un chico muy fuerte-, alabó al niño que había hecho todo el trabajo sucio.
Aunque algo detrás del niño llamó su atención. Monedas. Así que ese era el verdadero motivo por el cual los jinetes los perseguían. El salario de los mercenarios en realidad lo llevaban ellos en el carruaje. Una parte al menos.
Cuando Vinc volvió a mirar al frente, vio como varios lanceros intentaban cortarles el paso. Así que se apoyó como pudo en el respaldo del asiento, donde antes había quedado cómicamente varado, y les lanzó una ráfaga de aire. El golpe de viento golpeó el suelo generando una gran ola de tierra y polvo que los envolvió restándoles visibilidad, y dándoles el tiempo para que el carro pasara junto a ellos sin mayores problemas.
- Ya lo veo-, contestó al moreno. - Azuza al caballo, es nuestra única posibilidad-, comentó para animarlo a que no se echara atrás.
Habían demasiados mercenarios en esa villa, o pasaban o se estrellaban. Pero quedarse dentro no era una opción.
El caballo dio todo lo que tenía de sí, pero no tenía que ser muy adivino para saber que no lo conseguirían. Vinc rebuscó en los pliegues de su chaqueta, y cogió el pedernal con su mano sano, cuando otro bote del vehículo hizo que se golpeara la mandíbula contra el respaldo.
- Como coño hacez para que ezta coza brinque tanto-, dijo con extraño tono por el dolor de la lengua mordida. Recogiendo el pedernal del suelo, ya que se le había escurrido de la mano con el golpe.
Al volver a mirar hacia adelante, pudo observar lo cerca que ya estaban de la puerta, por lo que no perdió el tiempo y chasqueó los dedos creando la chispa que tanto necesitaba.
- ¡No te pares!-, gritó, con menos dolor ya en la boca, y una voz más propia de él.
Lanzó todas las bolas explosivas que podía generar con una mano, contra uno de los portones, y este estalló en mil pedazos. Pronto el carro traqueteó más que nunca, y se vio envuelto en una mezcla de aire caliente, algunas llamas aleatorias, y los trozos de madera que todo lo rodeaban.
Por un segundo cerró los ojos, y cuando los había abierto estaban vivos y fuera del recinto.
- ¡¿Habéis visto eso, habéis visto eso?! - gritó entusiasmado por seguir de una pieza.
El brujo solo pudo dejarse caer en el suelo del carro, de espaldas contra el respaldo que tantos golpes le había propiciado. Demonios. Los dioses se lo ponían siempre difícil, pero de momento querían que siguiera vivito y coleando. El rubio suspiró aliviado.
Vincent Calhoun
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Re: [Cerrado] El final del camino [Libre-Interpretativo]
El camino parecía más complejo de lo que realmente era, tal vez por la cantidad de obstáculos que parecían saltar hacia el carruaje, o tal vez por las constantes quejas del brujo que no paraba de criticar -Los brujos mueven cosas, y tú eres brujo ¡Mueve cosas!- Le dijo Destino en tono también de queja, de una extraña manera y entre críticas ambos hombres habían establecido una manera de llevarse y entenderse; en el fondo el elfo lo estaba disfrutando, incluso en ocasiones hacía giros intencionales para caer en baches del camino solo para molestar al brujo; fuera como fuera y pese a que parecían llevarse a las patadas, ambos se terminaban entendiendo, por lo que el elfo no dudó cuando Vincent le dijo que avanzara a pesar de que la ola de polvo no dejaba ver el camino.
Incluso, después de disfrutar internamente el golpe que se había dado el brujo y que lo había hecho hablar de manera graciosa, le siguió el juego y azuzó al caballo para que dejara el alma en esa carrera sin detenerse por nada a pesar de que la puerta parecía cerrarse antes que llegaran; justo cuando parecía que estaban atrapados el brujo hizo estallar el portón causando una lluvia de fragmentos en todas direcciones; un breve silencio rodeaba la nube de polvo y escombros hasta que el caballo salió llevando consigo el carruaje y a los intrépidos pasajeros que incluso estando fuera no se detuvieron y es que los mercenarios del enmascarado, incluso a pie seguían corriendo intentando alcanzarlos, aunque ya de nada serviría y en apenas unos minutos los perseguidores no fueron más que pequeños puntos en el horizonte.
El caballo seguía corriendo como si no hubiera mañana y el elfo lo seguía haciendo correr, o al menos eso era lo que parecía, pues la verdad era que no tenía idea de cómo detenerlo; antes había sido relativamente sencillo, pero ahora el animal estaba demasiado cansado como para querer frenarse; fue necesario tirar de las riendas pero con tal fuerza que apenas un trozo de estas quedó en las manos del pelinegro -Oh, oh- Murmuró el elfo con preocupación, ahora no habría manera de detener al animal aunque afortunadamente se detuvo solo unos metros más adelante cuando lo venció el agotamiento.
Destino dejó caer sus brazos sobre el asiento también vencido por el agotamiento -Destino no sabe si sanarte o enterrarte- Le dijo al barbudo mirándolo de reojo -Estás deshecho- Dijo aunque su condición tampoco era muy diferente, sin embargo se dirigió al brujo para sanarle las heridas antes de encargarse de las propias, eso de sanar no se le daba bien y tal vez si se sanaba a sí mismo primero, no tendría energías luego para sanar al brujo, de momento prefería esconder sus limitaciones tanto como fuera posible -No habría sido posible lograrlo sin ti, pequeño- Le dijo a Chimar mientras llevaba la mano a la cabeza del chico para revolverle el cabello; ese extraño ritual de adultos que los niños tanto odiaban -Puedes quedarte con esa parte del botín- Le dijo señalando con la vista la única caja que había quedado a bordo, aunque tristemente el chico notaría que al igual que muchas, esa caja ya estaba vacía -Si en algún momento, en algún lugar, necesitan ayuda de Destino... La tendrán garantizada- Dijo mientras terminaba de tratar las heridas del brujo, una vez hecho se prepararía para continuar el camino -No es prudente quedarse acá- Dijo en tono serio -Eviten los caminos principales hasta estar a salvo, ese brujo era solo una parte de algo más grande, seguro los otros buscarán venganza- Advirtió el elfo aunque sin querer dar muchos detalles acerca de la organización a la que pertenecía el brujo enmascarado; tal vez solo estaba siendo un poco paranoico, pero ser precavido nunca estaba de más.
Incluso, después de disfrutar internamente el golpe que se había dado el brujo y que lo había hecho hablar de manera graciosa, le siguió el juego y azuzó al caballo para que dejara el alma en esa carrera sin detenerse por nada a pesar de que la puerta parecía cerrarse antes que llegaran; justo cuando parecía que estaban atrapados el brujo hizo estallar el portón causando una lluvia de fragmentos en todas direcciones; un breve silencio rodeaba la nube de polvo y escombros hasta que el caballo salió llevando consigo el carruaje y a los intrépidos pasajeros que incluso estando fuera no se detuvieron y es que los mercenarios del enmascarado, incluso a pie seguían corriendo intentando alcanzarlos, aunque ya de nada serviría y en apenas unos minutos los perseguidores no fueron más que pequeños puntos en el horizonte.
El caballo seguía corriendo como si no hubiera mañana y el elfo lo seguía haciendo correr, o al menos eso era lo que parecía, pues la verdad era que no tenía idea de cómo detenerlo; antes había sido relativamente sencillo, pero ahora el animal estaba demasiado cansado como para querer frenarse; fue necesario tirar de las riendas pero con tal fuerza que apenas un trozo de estas quedó en las manos del pelinegro -Oh, oh- Murmuró el elfo con preocupación, ahora no habría manera de detener al animal aunque afortunadamente se detuvo solo unos metros más adelante cuando lo venció el agotamiento.
Destino dejó caer sus brazos sobre el asiento también vencido por el agotamiento -Destino no sabe si sanarte o enterrarte- Le dijo al barbudo mirándolo de reojo -Estás deshecho- Dijo aunque su condición tampoco era muy diferente, sin embargo se dirigió al brujo para sanarle las heridas antes de encargarse de las propias, eso de sanar no se le daba bien y tal vez si se sanaba a sí mismo primero, no tendría energías luego para sanar al brujo, de momento prefería esconder sus limitaciones tanto como fuera posible -No habría sido posible lograrlo sin ti, pequeño- Le dijo a Chimar mientras llevaba la mano a la cabeza del chico para revolverle el cabello; ese extraño ritual de adultos que los niños tanto odiaban -Puedes quedarte con esa parte del botín- Le dijo señalando con la vista la única caja que había quedado a bordo, aunque tristemente el chico notaría que al igual que muchas, esa caja ya estaba vacía -Si en algún momento, en algún lugar, necesitan ayuda de Destino... La tendrán garantizada- Dijo mientras terminaba de tratar las heridas del brujo, una vez hecho se prepararía para continuar el camino -No es prudente quedarse acá- Dijo en tono serio -Eviten los caminos principales hasta estar a salvo, ese brujo era solo una parte de algo más grande, seguro los otros buscarán venganza- Advirtió el elfo aunque sin querer dar muchos detalles acerca de la organización a la que pertenecía el brujo enmascarado; tal vez solo estaba siendo un poco paranoico, pero ser precavido nunca estaba de más.
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Re: [Cerrado] El final del camino [Libre-Interpretativo]
Pronto la acción lateral deja de ser importante, la verdadera fiesta se concentra enfrente. Las pocas cosas que logra observar Chimar mientras lucha por no caer al camino son preocupantes, necesitaran varias vidas para salir ilesos. Es posible que los mercenarios desistan una vez el trio salga del área amurallada, desgraciadamente mientras estén dentro son un peligro demasiado obvio.
Creo que tenemos una rueda mala…
Por muy terrible que sean los saltos del enano nada se compara con el número de malabares imprecisos mostrados por Vincent, sin duda a mayor masa peor problema. Debe resultar bastante doloroso moverse tanto con ese número de heridas, doloroso y un poco divertido para los terceros. No cabe duda de que el elfo cae conscientemente en algunas imperfecciones solo para fomentar su comedia propia, cruel pero entretenido.
Pronto ocurre un truco de camuflaje, el entorno se transforma en cierta nube de polvo. Maquiavelo se cubre el rostro para no tragar tierra, obviamente es obra del mago. Los piqueros de adelante no logran atinar con sus lanzas, el caballo sale ileso y continua su frenético avance. Un pequeño truco que mejora todo… al menos por un par de segundos, no tardan mucho en saltar del sartén a las brasas.
Cierran la puerta, se debe admitir que los contratados son persistentes. Tanta dedicación es extraña, con el líder muerto deberían estar saqueando todo para luego desaparecer. Tal vez es cuestión de perspectiva, la caballería enemiga desistió al ver como se lanzaban las cajas de monedas, posiblemente los de la entrada aun no tengan noticias nuevas… la lentitud con la que se trasmite un mensaje puede matar también.
Vincent realiza un nuevo truco vistoso, uno que el propio Chimar considera sorprendente. Cierto bombardeo de fuego que logra destruir el portón, los magos y sus cosas. La carreta atraviesa una nube de escombros con velocidad, durante algunos instantes el vehículo desaparece entre esa demencial pirotecnia. El niño cierra los ojos temeroso y solo los abre cuando siente el aire despejado otra vez.
¡¡Excelente!!
Salen bien parados, buen trabajo en equipo. Varios hostiles persiguen al carruaje pero como no llevan monturas quedan superados rápidamente. Los “chicos buenos” no tardan en dejar atrás el peligro, misión completada. Minutos después la carreta se detiene en seco, el caballo llega a su límite. Sin duda la criatura merece un descanso, no todos los animales hubieran rendido tan bien en condiciones similares.
Oye oye… que no soy un niño…
Dice al recibir el típico gesto de afecto que realiza cualquier adulto cuando quiere premiar a un enano, extrañamente es molesto y agradable al mismo tiempo. Sin dudarlo el chico abre ilusionado la caja especificada pero descubre enseguida su contenido nulo, era demasiado pedir. Por lo menos tiene los bolsillos llenos con una buena cantidad de monedas, ser prevenido ayuda a sobremanera en este negocio.
Si quieren ocultar su rastro les recomiendo pasar unos días en Lunargenta, pocas personas pueden hacer un seguimiento en la ciudad.
Salta de la carreta y nota enseguida que una de las ruedas está dañada, eso explica el terrible bamboleo. La ciudad está cerca así que puede seguir por sus propios medios, además es mejor separarse para enfriar las cosas. Chimar es un maestro del sigilo y sabe cuidarse bien solo, no correrá peligro en la noche. Sonríe inocentemente por primera vez al grupo mientras dedica algunas palabras de despedida.
Fue entretenido jeje, si vuelven a necesitar ayuda y la paga es buena no duden en buscarme… aunque les recomiendo practicar un poco.
Creo que tenemos una rueda mala…
Por muy terrible que sean los saltos del enano nada se compara con el número de malabares imprecisos mostrados por Vincent, sin duda a mayor masa peor problema. Debe resultar bastante doloroso moverse tanto con ese número de heridas, doloroso y un poco divertido para los terceros. No cabe duda de que el elfo cae conscientemente en algunas imperfecciones solo para fomentar su comedia propia, cruel pero entretenido.
Pronto ocurre un truco de camuflaje, el entorno se transforma en cierta nube de polvo. Maquiavelo se cubre el rostro para no tragar tierra, obviamente es obra del mago. Los piqueros de adelante no logran atinar con sus lanzas, el caballo sale ileso y continua su frenético avance. Un pequeño truco que mejora todo… al menos por un par de segundos, no tardan mucho en saltar del sartén a las brasas.
Cierran la puerta, se debe admitir que los contratados son persistentes. Tanta dedicación es extraña, con el líder muerto deberían estar saqueando todo para luego desaparecer. Tal vez es cuestión de perspectiva, la caballería enemiga desistió al ver como se lanzaban las cajas de monedas, posiblemente los de la entrada aun no tengan noticias nuevas… la lentitud con la que se trasmite un mensaje puede matar también.
Vincent realiza un nuevo truco vistoso, uno que el propio Chimar considera sorprendente. Cierto bombardeo de fuego que logra destruir el portón, los magos y sus cosas. La carreta atraviesa una nube de escombros con velocidad, durante algunos instantes el vehículo desaparece entre esa demencial pirotecnia. El niño cierra los ojos temeroso y solo los abre cuando siente el aire despejado otra vez.
¡¡Excelente!!
Salen bien parados, buen trabajo en equipo. Varios hostiles persiguen al carruaje pero como no llevan monturas quedan superados rápidamente. Los “chicos buenos” no tardan en dejar atrás el peligro, misión completada. Minutos después la carreta se detiene en seco, el caballo llega a su límite. Sin duda la criatura merece un descanso, no todos los animales hubieran rendido tan bien en condiciones similares.
Oye oye… que no soy un niño…
Dice al recibir el típico gesto de afecto que realiza cualquier adulto cuando quiere premiar a un enano, extrañamente es molesto y agradable al mismo tiempo. Sin dudarlo el chico abre ilusionado la caja especificada pero descubre enseguida su contenido nulo, era demasiado pedir. Por lo menos tiene los bolsillos llenos con una buena cantidad de monedas, ser prevenido ayuda a sobremanera en este negocio.
Si quieren ocultar su rastro les recomiendo pasar unos días en Lunargenta, pocas personas pueden hacer un seguimiento en la ciudad.
Salta de la carreta y nota enseguida que una de las ruedas está dañada, eso explica el terrible bamboleo. La ciudad está cerca así que puede seguir por sus propios medios, además es mejor separarse para enfriar las cosas. Chimar es un maestro del sigilo y sabe cuidarse bien solo, no correrá peligro en la noche. Sonríe inocentemente por primera vez al grupo mientras dedica algunas palabras de despedida.
Fue entretenido jeje, si vuelven a necesitar ayuda y la paga es buena no duden en buscarme… aunque les recomiendo practicar un poco.
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Re: [Cerrado] El final del camino [Libre-Interpretativo]
Vincent se dejó llevar unos instantes por el cansancio y el agotamiento. Recostado como estaba, contra la madera que se separaba el cajón trasero de la zona de conductores, casi no sentía dolor alguno. Casi.
El dolor en sus extremidades era persistente y difícil de borrar de su mente. Aunque por suerte el brujo tenía una capacidad impresionante para resistir al dolor, conseguida a base de un gran largo y extenso entrenamiento. En realidad había sido a base de llevarse golpes a lo largo de todo Aerandir, pero ¿acaso ir de un lado para otro recibiendo hostias no se podía considerar un entrenamiento como otro cualquiera?
En fin, quien no se consolaba era porque no quería, y bien podía gritar alto y claro a los dioses que su oficio estaba mal pagado. La caja vacía era la personificación de la burla, si una caja pudiera ser persona claro. Era una “cajaficación” de lo jodido que era luchar y no recibir una miserable moneda en el proceso. Joder, ya debía estar delirando, pues esa palabra inventada no había ni por donde cogerla.
- Mátame. Seguro que hay algún bonito árbol en este bosque donde puedas enterrarme-, contestó con sorna al elfo. - Total, la muerte no puede ser peor que tu conducción. Por los dioses. La próxima vez usa tu espada y dame una muerte limpia y rápida-, se carcajeó a pleno pulmón, provocándole dolor en las heridas de su cuerpo.
El moreno tenía razón. Estaba desecho. Solo había que verlo en esa mezcla de dolor y risas en las que se encontraba. No obstante estaba de buen humor. ¿Cómo no estarlo? El dolor podría ser muy puñetero, pero poder sentirlo significaba que estaba vivo. La misión suicida no había sido un éxito, y además de matar al psicópata que los acosaba desde aquel pueblo norteño, no habían muerto en el proceso.
- Sí, como dice Destino. Sin ti no lo habríamos conseguido-, dijo encontrándose mejor después de las curas del moreno. - O por lo menos lo habríamos tenido jodido para sobrevivir. Te estamos agradecidos-, comentó sincero.
Luego cogió su bolsa de monedas de uno de los bolsillos de su chaqueta, y sacó la mitad antes de lanzársela al muchacho. No era mucho, pero menos era nada y el chico lo había hecho bien. Finalmente se guardó las monedas que había sacado de la bolsa en el mismo bolsillo del que había cogido la bolsa.
- De algo más grande que cada vez es más pequeño-, bromeó.
Poco a poco la organización enemiga había sido destrozada por el dúo de luchadores. Era curioso como la recompensa por encontrar a un niño, bueno, a un perro en realidad, había creado toda una escalada de acontecimientos que los había llevado hasta esa mansión.
- Si hay más, pronto lo sabremos me temo. Tengamos los ojos abiertos, y su ocurre la peor de las noticias…-, se pausó unos instantes pensativo, - tendremos que reunirnos para hacer una visita a nuestro siguiente anfitrión-, sonrió con picardía.
El moreno tenía un estilo distinto al suyo, pero tenía que reconocer que hacían buen equipo pese a las diferencias de carácter. Un brujo y un elfo luchando codo con codo. Los dioses podían ser muy caprichosos.
- Cuenten conmigo igualmente si tienen problemas. Y como dice Chimar, Lunargenta es un buen lugar para desaparecer una temporada y extinguir un rastro. Cuanta más gente, más fácil perder a los perseguidores. Les invitaré a una copa si pasan por el barrio portuario-, les guiñó un ojo. - Suerte-, dijo saltando del carro, para posteriormente seguir su camino en solitario.
Si se dispersaban, les quitarían a los mercenarios las ganas de perseguirles. Si es que les quedaban ganas después de contar monedas. Y sí, el niño tenía razón. Debían practicar más.
El dolor en sus extremidades era persistente y difícil de borrar de su mente. Aunque por suerte el brujo tenía una capacidad impresionante para resistir al dolor, conseguida a base de un gran largo y extenso entrenamiento. En realidad había sido a base de llevarse golpes a lo largo de todo Aerandir, pero ¿acaso ir de un lado para otro recibiendo hostias no se podía considerar un entrenamiento como otro cualquiera?
En fin, quien no se consolaba era porque no quería, y bien podía gritar alto y claro a los dioses que su oficio estaba mal pagado. La caja vacía era la personificación de la burla, si una caja pudiera ser persona claro. Era una “cajaficación” de lo jodido que era luchar y no recibir una miserable moneda en el proceso. Joder, ya debía estar delirando, pues esa palabra inventada no había ni por donde cogerla.
- Mátame. Seguro que hay algún bonito árbol en este bosque donde puedas enterrarme-, contestó con sorna al elfo. - Total, la muerte no puede ser peor que tu conducción. Por los dioses. La próxima vez usa tu espada y dame una muerte limpia y rápida-, se carcajeó a pleno pulmón, provocándole dolor en las heridas de su cuerpo.
El moreno tenía razón. Estaba desecho. Solo había que verlo en esa mezcla de dolor y risas en las que se encontraba. No obstante estaba de buen humor. ¿Cómo no estarlo? El dolor podría ser muy puñetero, pero poder sentirlo significaba que estaba vivo. La misión suicida no había sido un éxito, y además de matar al psicópata que los acosaba desde aquel pueblo norteño, no habían muerto en el proceso.
- Sí, como dice Destino. Sin ti no lo habríamos conseguido-, dijo encontrándose mejor después de las curas del moreno. - O por lo menos lo habríamos tenido jodido para sobrevivir. Te estamos agradecidos-, comentó sincero.
Luego cogió su bolsa de monedas de uno de los bolsillos de su chaqueta, y sacó la mitad antes de lanzársela al muchacho. No era mucho, pero menos era nada y el chico lo había hecho bien. Finalmente se guardó las monedas que había sacado de la bolsa en el mismo bolsillo del que había cogido la bolsa.
- De algo más grande que cada vez es más pequeño-, bromeó.
Poco a poco la organización enemiga había sido destrozada por el dúo de luchadores. Era curioso como la recompensa por encontrar a un niño, bueno, a un perro en realidad, había creado toda una escalada de acontecimientos que los había llevado hasta esa mansión.
- Si hay más, pronto lo sabremos me temo. Tengamos los ojos abiertos, y su ocurre la peor de las noticias…-, se pausó unos instantes pensativo, - tendremos que reunirnos para hacer una visita a nuestro siguiente anfitrión-, sonrió con picardía.
El moreno tenía un estilo distinto al suyo, pero tenía que reconocer que hacían buen equipo pese a las diferencias de carácter. Un brujo y un elfo luchando codo con codo. Los dioses podían ser muy caprichosos.
- Cuenten conmigo igualmente si tienen problemas. Y como dice Chimar, Lunargenta es un buen lugar para desaparecer una temporada y extinguir un rastro. Cuanta más gente, más fácil perder a los perseguidores. Les invitaré a una copa si pasan por el barrio portuario-, les guiñó un ojo. - Suerte-, dijo saltando del carro, para posteriormente seguir su camino en solitario.
Si se dispersaban, les quitarían a los mercenarios las ganas de perseguirles. Si es que les quedaban ganas después de contar monedas. Y sí, el niño tenía razón. Debían practicar más.
Vincent Calhoun
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