Donde habitan los sapos [Libre]
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Donde habitan los sapos [Libre]
De todos los caminos que llevan a Lunargenta debí de tomar aquel que suponía la mayor dificultad ¿Pero quién sería sí no me dignara a explorar este lugar? Circulaban historias sobre este lugar que se suponía encantado por la mano de algún dios, una mente curiosa aprovecharía el paso por esta para examinar y reunir especímenes que esperaba fueran útiles en un futuro cercano. Con mi mente centrada en la tarea de reunir y catalogar lo que había recolectado, mientras que a la vez intentaba hallar una respuesta al porque este lugar había desarrollado esas formas de vida tan curiosas.
En todo caso debía de admitir que el entorno no era muy hospitalario con los invitados, tenía los pies hundidos hasta los tobillos y de no ser por las gruesas de cuero altas mis pies estarían empapados a estas alturas. Varios minutos más tarde, ya conforme con la información que había adquirido al borde de él pantano me dediqué a subir la ligera colina que llevaba hasta una maltrecha vía para viajeros. Admitamos que el conocido Pantano Misterioso no era el mejor lugar para el turismo, a menos que tu sentido del gusto estuviera muy perjudicado, en su mayoría estaba formado por enormes masas de barro capaces de tragar a un animal despreocupado y las pocas zonas en las que asomaba el agua parecían aguardar criaturas dignas de un escritor con la mente trastocada por la locura, con todo esto el hedor que emitía el agua estancada era como un golpe en las fosas nasales. Y para añadir, aunque esto era ya algo que me molestaba personalmente, era el molesto croar de los sapos para atraer a las hembras, que se repetían constantemente a lo largo del tiempo.
Todo aquello me hacía preguntarme una vez más ¿Qué clase de gente, aparte de aquellos tan locos como yo, podría siquiera pensar en tomar este camino?
En todo caso debía de admitir que el entorno no era muy hospitalario con los invitados, tenía los pies hundidos hasta los tobillos y de no ser por las gruesas de cuero altas mis pies estarían empapados a estas alturas. Varios minutos más tarde, ya conforme con la información que había adquirido al borde de él pantano me dediqué a subir la ligera colina que llevaba hasta una maltrecha vía para viajeros. Admitamos que el conocido Pantano Misterioso no era el mejor lugar para el turismo, a menos que tu sentido del gusto estuviera muy perjudicado, en su mayoría estaba formado por enormes masas de barro capaces de tragar a un animal despreocupado y las pocas zonas en las que asomaba el agua parecían aguardar criaturas dignas de un escritor con la mente trastocada por la locura, con todo esto el hedor que emitía el agua estancada era como un golpe en las fosas nasales. Y para añadir, aunque esto era ya algo que me molestaba personalmente, era el molesto croar de los sapos para atraer a las hembras, que se repetían constantemente a lo largo del tiempo.
Todo aquello me hacía preguntarme una vez más ¿Qué clase de gente, aparte de aquellos tan locos como yo, podría siquiera pensar en tomar este camino?
Arlen Jardir
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Re: Donde habitan los sapos [Libre]
Frith se había desviado de su camino. Llevaba varias semanas caminando en dirección a Lunargenta, pero evitando los caminos para no encontrarse con los típicos bandidos oportunistas, se había adentrado en los bosques para rodear dichos caminos y así llegar a Lunargenta, desde el norte, aun habiendo emprendido su camino desde el oeste. Paso tres noches en una taberna de los bosques. Apenas había gente en la taberna nunca, por lo menos es lo que dedujo por aquellas tres noches. Tan solo estaba el, el dueño y un anciano que prácticamente parecía vivir allí; de hecho, incluso parecía tener algún parentesco con el tabernero —debido a las confianzas que se tenían mutuamente—, aunque después de escucharos hablar durante un largo rato, Frith se había percatado de que no era mas que un hombre que permanecía allí sin intención de cambiar su destino.
Los peores momentos para Frith habían sido las noches. El clima se volvía mucho mas húmedo, y mas aun a medida que se acercaba al este; pensó que seguramente se aproximaría a una región abundante en lagos, o pantanos. Pero durante las noches, la humedad le calaba los huesos y se sentía mucho mas inseguro. Durante sus viajes como guardián de caravanas, había conocido a numerosos viajeros y aventureros que le habían hablado de las criaturas que podría encontrar en la densidad de los bosques. Aquello, siendo honesto, le aterraba. No era consciente de la cantidad de criaturas que habría por allí que no habría conocido todavía; le asustaba mucho mas que encontrar un grupo de bandidos, no habría sido la primera vez que habría tenido que enfrentarse a ellos. Hasta el momento, siempre había salido ileso.
La ultima noche antes de adentrarse en la región pantanosa, había notado un aroma dulzón en el viento justo antes de caer dormido. Eran varias semanas, cada vez faltaba menos para llegar a Lunargenta y poder reencontrarse con su viejo conocido. El bosque parecía abrazarlo en aquella ultima noche, con la luz de la hoguera que había hecho, como si estuviera arropándolo y calmándolo en su descanso después de un alargo trayecto. Se arropo por el cariño del bosque y cerro los ojos.
Tras aquella noche, el viaje parecía haberse vuelto en su contra. Lluvias torrenciales pasaron por encima de el, tormenta y rayos que envolvieron su camino, lo hicieron rezagarse; y su camino se vio mucho mas distanciado de la dirección original respecto a lo que había imaginado. Paro en un pequeño rincón bajo una roca, lo que parecía una caverna hecha por varios arboles que habían caído, formando un techo como refugio. Era un porche perfecto para resguardarse de la lluvia. Se quedo allí y espero a que esta pasara. Estuvo cerca de tres horas hasta que las nubes se disiparon, las lluvias cesaron y dieron paso a un sol maravilloso e intenso. Continuo caminando y su camino se volvió mucho mas ligero, hasta que comenzó a notar que el camino se volvía mas blando, mas húmedo.
Pantanos, tal y como días atrás había pensado. La humedad era notable, mucho mas ahora, y sus pasos se volvían cada vez mas y mas lentos. Sus pies llegaban a hundirse completamente en algunos tramos, inevitablemente. Pero todavía sus piernas estaban lo suficientemente al aire como para que no fuera preocupante. Pero no fue así todo el tiempo. A medida que continuaba su camino, sus piernas se veían mas hundidas en aquella mezcla de barro, agua estancada y vegetación. El hedor era notable, como en cualquier pantano, y los mosquitos ascendían, pasando por su rostro y causándole molestias. Se llego a encontrar a si mismo paseando las manos frente a su rostro tratando de espantarlas sin éxito alguno.
—Apestosas criaturas —pensó en voz alta. Lo cierto es que había sido la primera vez que hablaba en todo el viaje después de estar en la taberna.
El cielo no tardo en encapotarse nuevamente. Las nubes cubrieron la bóveda celeste y a su vez nubes de mosquitos también lo hicieron. El ambiente estaba siendo cada vez mas molesto; Frith trato de mantener la paciencia todo cuanto pudo. Cuando por fin pudo tener sus pies sobre la superficie, sin que un lodazal cubriera hasta sus rodillas "tal y como había estado durante un largo trecho", se sentó sobre una piedra. Tenia la parte inferior de su atuendo completamente marrón, y los mosquitos paseaban a su alrededor; protesto una, y otra vez. Paseo su mirada a su alrededor; por alguna razón sospechaba que no estaba solo. Pero negó con la cabeza rápidamente; era improbable que hubiera alguien mas. Nadie en su sano juicio pasaría por aquella ruta. Rió. «Nadie salvo yo».
Los peores momentos para Frith habían sido las noches. El clima se volvía mucho mas húmedo, y mas aun a medida que se acercaba al este; pensó que seguramente se aproximaría a una región abundante en lagos, o pantanos. Pero durante las noches, la humedad le calaba los huesos y se sentía mucho mas inseguro. Durante sus viajes como guardián de caravanas, había conocido a numerosos viajeros y aventureros que le habían hablado de las criaturas que podría encontrar en la densidad de los bosques. Aquello, siendo honesto, le aterraba. No era consciente de la cantidad de criaturas que habría por allí que no habría conocido todavía; le asustaba mucho mas que encontrar un grupo de bandidos, no habría sido la primera vez que habría tenido que enfrentarse a ellos. Hasta el momento, siempre había salido ileso.
La ultima noche antes de adentrarse en la región pantanosa, había notado un aroma dulzón en el viento justo antes de caer dormido. Eran varias semanas, cada vez faltaba menos para llegar a Lunargenta y poder reencontrarse con su viejo conocido. El bosque parecía abrazarlo en aquella ultima noche, con la luz de la hoguera que había hecho, como si estuviera arropándolo y calmándolo en su descanso después de un alargo trayecto. Se arropo por el cariño del bosque y cerro los ojos.
Tras aquella noche, el viaje parecía haberse vuelto en su contra. Lluvias torrenciales pasaron por encima de el, tormenta y rayos que envolvieron su camino, lo hicieron rezagarse; y su camino se vio mucho mas distanciado de la dirección original respecto a lo que había imaginado. Paro en un pequeño rincón bajo una roca, lo que parecía una caverna hecha por varios arboles que habían caído, formando un techo como refugio. Era un porche perfecto para resguardarse de la lluvia. Se quedo allí y espero a que esta pasara. Estuvo cerca de tres horas hasta que las nubes se disiparon, las lluvias cesaron y dieron paso a un sol maravilloso e intenso. Continuo caminando y su camino se volvió mucho mas ligero, hasta que comenzó a notar que el camino se volvía mas blando, mas húmedo.
Pantanos, tal y como días atrás había pensado. La humedad era notable, mucho mas ahora, y sus pasos se volvían cada vez mas y mas lentos. Sus pies llegaban a hundirse completamente en algunos tramos, inevitablemente. Pero todavía sus piernas estaban lo suficientemente al aire como para que no fuera preocupante. Pero no fue así todo el tiempo. A medida que continuaba su camino, sus piernas se veían mas hundidas en aquella mezcla de barro, agua estancada y vegetación. El hedor era notable, como en cualquier pantano, y los mosquitos ascendían, pasando por su rostro y causándole molestias. Se llego a encontrar a si mismo paseando las manos frente a su rostro tratando de espantarlas sin éxito alguno.
—Apestosas criaturas —pensó en voz alta. Lo cierto es que había sido la primera vez que hablaba en todo el viaje después de estar en la taberna.
El cielo no tardo en encapotarse nuevamente. Las nubes cubrieron la bóveda celeste y a su vez nubes de mosquitos también lo hicieron. El ambiente estaba siendo cada vez mas molesto; Frith trato de mantener la paciencia todo cuanto pudo. Cuando por fin pudo tener sus pies sobre la superficie, sin que un lodazal cubriera hasta sus rodillas "tal y como había estado durante un largo trecho", se sentó sobre una piedra. Tenia la parte inferior de su atuendo completamente marrón, y los mosquitos paseaban a su alrededor; protesto una, y otra vez. Paseo su mirada a su alrededor; por alguna razón sospechaba que no estaba solo. Pero negó con la cabeza rápidamente; era improbable que hubiera alguien mas. Nadie en su sano juicio pasaría por aquella ruta. Rió. «Nadie salvo yo».
Friðþjófur Rögnvaldsson
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Re: Donde habitan los sapos [Libre]
Llevaba un buen rato viajando entre las ramas cuando por fin me desoriente y acabé en un sitio que no recordaba, despues de años sin salir del bosque de Lunargenta era normal que aun no lograra poder recordar tal como antes todos los caminos, sabía que estaba al este por las posición del sol y un poco también por la velocidad del viento, mientras pudiera sentir el viento no tenía problema alguno con desubicarme un poco. Inhale todo el aire fresco que pude ya que me resultaba agradable, tan solo de recordar el arenal y estar rodeado de nada hacía que me dieran escalofríos, ciertamente algo era mejor que nada.
Continué mi camino sin rumbo despreocupadamente, solamente alerta de algún animal que fuera a aparecer de la nada en busca de una presa, el paisaje cada vez comenzaba a cambiar más, me resultaba ciertamente raro porque la fauna no tiene a cambiar en medio del bosque así porque si, el camino se volvía mas fangoso y el aire comenzaba a ser despreciable ¿Había muerto y ahora me comenzaba a adentrar en el infierno? No, eso era imposible, había tenido cuidado con todo y conocía bien los frutos que comía en el bosque, así que la idea de muerte fue descartada.
Tenía las botas llenas de fango cuando por fin recordé aquel lugar, irónicamente no era la primera vez que me perdía en el pantano, de joven una vez escape de Gillian en una rabieta de infante y había acabado con medio cuerpo undido en porquería resignado a la muerte cuando el elfo me había jalado del cabello para sacarme de aquel problema, siempre me salvaba de mis idioteces y nunca se lo logre agradecer como era debido. Perdido en mis pensamientos di un mal paso y acabe con media pierna enterrada en el fango, la sensación era realmente asquerosa me apresure a levantar la pierna con fuerza ayudándome con las manos para desenterrarla, el impulso fue tan grande que acabe cayendo de espaldas sobre el suelo húmedo ¿Por qué no todo era como el tranquilo y agradable bosque? Asqueado por la sensación del ambiente apresure el paso arriesgándome a undirme cada vez más con cada paso, casi pierdo un zapato en el proceso, debía añadir aquella zona a sitios a los que nunca más debía volver a pisar por un buen tiempo. No tenía idea de cuanto rato había rondando tratando de salir de allí, no es que fuera un sitio muy grande, pero no podía correr tal como estaba acostumbrado sin quedarme atascado en el lodazal.
Ahora que lo pensaba, había sido un completo idiota, estando rodeado de árboles podía haberlos usado para moverme saltando de uno a otro, di unos pasos al árbol mas cercano y comencé a treparlo sin problema, aunque podía decirse que las ramas eran de poco confiar. Di el primer salto al siguiente árbol y me sostuve a este con fuerza esperando no caer, había salido a la perfección, una vez con la confianza sobre mi espalda comencé a saltar con menos preocupación ya que las ramas después de todo no estaban tan mal... al menos las que había pisado, en mi ultimo salto las ramas de aquel árbol decidieron ceder haciéndome caer al suelo bruscamente. No estaba seguro si había gritado o si solo había soltado un murmullo a causa de la falta de aire que ahora sufría, gire sobre mi propio cuerpo para poder estar boca arriba, no sentía costillas rotas ni lesiones, pero como cualquier otro golpe el efecto siempre tardaba en pasar. Debía agradecer que había caído de frente ya que si la caída hubiese sido de espaldas el arco podría haberse roto o alguna flecha perforado el carcaj y acabando enterrando su filo en mis costillas.
Mire a mi alrededor tratando de recuperar el aire y no caer inconsciente, al parecer había estado tan cerca de llegar al camino para poder salir de aquel infierno pero no lo logre. Por otro lado alguien parecía estar acampando cerca de allí, trate de recomponerme para estar alerta de los acontecimientos pero las fuerzas aun no regresaban a mi cuerpo, recoste la cabeza en la humedad cerrando los ojos. - Maldito pantano.- Dije con un hilo de voz con el poco aire que había recuperado, ahora solo me quedaba esperar lo peor de aquella situación.
Continué mi camino sin rumbo despreocupadamente, solamente alerta de algún animal que fuera a aparecer de la nada en busca de una presa, el paisaje cada vez comenzaba a cambiar más, me resultaba ciertamente raro porque la fauna no tiene a cambiar en medio del bosque así porque si, el camino se volvía mas fangoso y el aire comenzaba a ser despreciable ¿Había muerto y ahora me comenzaba a adentrar en el infierno? No, eso era imposible, había tenido cuidado con todo y conocía bien los frutos que comía en el bosque, así que la idea de muerte fue descartada.
Tenía las botas llenas de fango cuando por fin recordé aquel lugar, irónicamente no era la primera vez que me perdía en el pantano, de joven una vez escape de Gillian en una rabieta de infante y había acabado con medio cuerpo undido en porquería resignado a la muerte cuando el elfo me había jalado del cabello para sacarme de aquel problema, siempre me salvaba de mis idioteces y nunca se lo logre agradecer como era debido. Perdido en mis pensamientos di un mal paso y acabe con media pierna enterrada en el fango, la sensación era realmente asquerosa me apresure a levantar la pierna con fuerza ayudándome con las manos para desenterrarla, el impulso fue tan grande que acabe cayendo de espaldas sobre el suelo húmedo ¿Por qué no todo era como el tranquilo y agradable bosque? Asqueado por la sensación del ambiente apresure el paso arriesgándome a undirme cada vez más con cada paso, casi pierdo un zapato en el proceso, debía añadir aquella zona a sitios a los que nunca más debía volver a pisar por un buen tiempo. No tenía idea de cuanto rato había rondando tratando de salir de allí, no es que fuera un sitio muy grande, pero no podía correr tal como estaba acostumbrado sin quedarme atascado en el lodazal.
Ahora que lo pensaba, había sido un completo idiota, estando rodeado de árboles podía haberlos usado para moverme saltando de uno a otro, di unos pasos al árbol mas cercano y comencé a treparlo sin problema, aunque podía decirse que las ramas eran de poco confiar. Di el primer salto al siguiente árbol y me sostuve a este con fuerza esperando no caer, había salido a la perfección, una vez con la confianza sobre mi espalda comencé a saltar con menos preocupación ya que las ramas después de todo no estaban tan mal... al menos las que había pisado, en mi ultimo salto las ramas de aquel árbol decidieron ceder haciéndome caer al suelo bruscamente. No estaba seguro si había gritado o si solo había soltado un murmullo a causa de la falta de aire que ahora sufría, gire sobre mi propio cuerpo para poder estar boca arriba, no sentía costillas rotas ni lesiones, pero como cualquier otro golpe el efecto siempre tardaba en pasar. Debía agradecer que había caído de frente ya que si la caída hubiese sido de espaldas el arco podría haberse roto o alguna flecha perforado el carcaj y acabando enterrando su filo en mis costillas.
Mire a mi alrededor tratando de recuperar el aire y no caer inconsciente, al parecer había estado tan cerca de llegar al camino para poder salir de aquel infierno pero no lo logre. Por otro lado alguien parecía estar acampando cerca de allí, trate de recomponerme para estar alerta de los acontecimientos pero las fuerzas aun no regresaban a mi cuerpo, recoste la cabeza en la humedad cerrando los ojos. - Maldito pantano.- Dije con un hilo de voz con el poco aire que había recuperado, ahora solo me quedaba esperar lo peor de aquella situación.
Fredericksen
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Re: Donde habitan los sapos [Libre]
Frené en medio de aquel camino, formado por pequeñas rocas que se habían hundido en el barro por el pasar de viajeros y carromatos. Eché un vistazo a ambos lados de la carretera buscando que dirección seguir para llegar a Lunargenta, mi último intento en hallar un rastró que me llevara hasta mi padre y su grupo de amigos, poco sabía de a qué se dedicaba ahora y cuáles eran las intenciones de ese extraño grupo de formaba, más todas las respuestas que buscaba las tendría sí daba con él. Retomando el presente y dejando de lado los problemas familiares la verdad es que estaba un tanto perdido, había tomado la dirección que sí bien era la que a mí me había parecido correcta, no tenía por qué serlo, dado que mi sentido de la orientación era algo nefasto. Según caminaba recitaba de memoria la tabla de arcanos básicos que enseñaban en la escuela, por mí parte la había transformado en una cancioncilla pegadiza para que me ayudara a memorizarla mejor, mientras que avanzaba con paso ligero hice un gesto con la mano, por suerte el agua abundaba en el terreno de modo que del mismo suelo brotaron unos hilos de agua que se formaron para unirse en una esfera de agua de aproximadamente un litro y a continuación metí la mano en el morral y saqué un puñado de hiervas que vertí en la esfera. A continuación forcé la esfera a vibrar con fuerza para elevar rápidamente la temperatura de esta, en poco tiempo la esfera de agua se tornó en una esfera de ámbar translucido que desprendía un olor dulzón, realmente útil para mantener a los insectos del pantano lejos de uno.
Mientras mantenía aquella esfera rotando en elipses a mi alrededor para atrapar a los molestos mosquitos y a modo de mantra seguía recitando aquella canción tan pegadiza, cuando de pronto vi por el rabillo del ojo una figura descansando sobre la roca, mientras que a la par él zumbido presente se hizo más potente, una nube de mosquitos había comenzado a lanzarse contra la esfera de agua flotante.
Mientras mantenía aquella esfera rotando en elipses a mi alrededor para atrapar a los molestos mosquitos y a modo de mantra seguía recitando aquella canción tan pegadiza, cuando de pronto vi por el rabillo del ojo una figura descansando sobre la roca, mientras que a la par él zumbido presente se hizo más potente, una nube de mosquitos había comenzado a lanzarse contra la esfera de agua flotante.
Arlen Jardir
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Re: Donde habitan los sapos [Libre]
Había oído algo. Una frase semejante a la de una queja, al menos lo había conseguido deducir debido al tono a la hora de hablar. Había sonado realmente como una queja. Permanecí allí sentado, descansando durante algunos minutos. Hasta que escuche otro sonido. Provenía de otra dirección, de hecho precisamente de la dirección opuesta a aquella de la cual había escuchado una queja. Había dos personas? O tres? No era consciente de cuanta compañía tenia en aquellos momentos, pero no pude evitar sonreír al pensar por un instante que podría estar acompañado, que tal vez no había sido el único loco que se había adentrado en aquella zona pantanosa. El clima había sido cruel, tampoco habría sido tan extraño que mas de uno se hubiera perdido. Pero si que era una casualidad que hubiéramos acabado todos en el mismo punto; quien sabia que tan grande era aquella región pantanosa. Me lleve la mano derecha a la boca, rodeando mis labios para poder amplificar mi voz.
—Seas quien seas, puedes hacerte aparecer —dije en voz alta. Los pájaros respondieron—. No tengo intención de dañarte, seas quien sea. Seguramente estas tan perdido como yo.
Solté una carcajada. Por un momento pensé que tal vez estaría hablando solo, que aquellos sonidos que había advertido en la zona pantanosa no habrían sido mas que el reflejo de mi imaginación después de unas cuantas horas sin comer. Mucho tiempo sin comer, generalmente acababa haciendo que mi mente me engañara, generando algunas imágenes allá donde no había nada, o haciéndome oír palabras allá donde únicamente se encontraba el sonido de los pasos de algún pequeño animal. Suspire largamente, no recibí una respuesta inmediata así que di por hecho que realmente me encontraba solo. Me puse en pie, incorporándome y me dispuse a continuar caminando. Pero… hacia donde? No tenia ni la mas remota idea de que dirección debía tomar. Y el cielo estaba demasiado nublado como para poder vislumbrar el sol y orientarme gracias a ello. El clima se había vuelto mas apacible, pero la bóveda celeste todavía no me servía como mi guia en el trayecto. Aunque había abandonado completamente la esperanza de que hubiera alguien mas allá, desee con todas mis fuertes tener un encuentro fortuito.
—Seas quien seas, puedes hacerte aparecer —dije en voz alta. Los pájaros respondieron—. No tengo intención de dañarte, seas quien sea. Seguramente estas tan perdido como yo.
Solté una carcajada. Por un momento pensé que tal vez estaría hablando solo, que aquellos sonidos que había advertido en la zona pantanosa no habrían sido mas que el reflejo de mi imaginación después de unas cuantas horas sin comer. Mucho tiempo sin comer, generalmente acababa haciendo que mi mente me engañara, generando algunas imágenes allá donde no había nada, o haciéndome oír palabras allá donde únicamente se encontraba el sonido de los pasos de algún pequeño animal. Suspire largamente, no recibí una respuesta inmediata así que di por hecho que realmente me encontraba solo. Me puse en pie, incorporándome y me dispuse a continuar caminando. Pero… hacia donde? No tenia ni la mas remota idea de que dirección debía tomar. Y el cielo estaba demasiado nublado como para poder vislumbrar el sol y orientarme gracias a ello. El clima se había vuelto mas apacible, pero la bóveda celeste todavía no me servía como mi guia en el trayecto. Aunque había abandonado completamente la esperanza de que hubiera alguien mas allá, desee con todas mis fuertes tener un encuentro fortuito.
Friðþjófur Rögnvaldsson
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Re: Donde habitan los sapos [Libre]
Por el momento el silencio era lo único que me molestaba mientras seguía recuperándome del golpe, el aire volvía lentamente a mis pulmones mientras la plaga del pantano se acercaba a mi cual buitre se acerca a un cadáver, los espante con un leve y forzoso movimiento de mano respirando aun con trabajo, cada vez podía añadir más razones para no volver a visitar el pantano., el sujeto que acampaba no se había acercado lo que significaba que quizá no me habría escuchado al caer o tal vez que era sordo y se había resignado a morir en medio del barro.
Lo bueno de estar tendido en el suelo esperando lo peor de la situación, es que debías agudizar el oído y hacerte el dormido para no correr tanto riesgo como era de costumbre, lo malo estaba cuando podías escuchar más de lo que necesitabas y esta vez había sucedido eso. El murmullo de los zumbidos comenzaba a aumentar lo que significaba que con la caída los había alertado, pero eso no podía ser posible, el sonido provenía de una distancia mucho más lejana, era un mal momento para que las leyendas de aquel pantano comenzaran a ser ciertas. No tenía la fuerza suficiente aun como para escapar de algún dios de las plagas si el caso lo meritaba, rodé sobre mi propio cuerpo hasta poder estar cerca de algún árbol que me funcionase de apoyo, luego con sin presionarme de más sujete el tronco y lentamente me fui colocando de pie.
Ya iba a la mitad del proceso cuando el sujeto de la roca gritó en busca de reconocer a alguien, al parecer no era tan sordo como lo había creído y si había logrado escuchar el golpe... o quizá también había notado el otro extraño ruido que surcaba el pantano, lo cierto es que alguien lo suficientemente torpe para dar una clara señal de su presencia de aquella manera no significaría algún peligro. El peligro estaba en que aquello podía significar señal de alerta al Dios de las plagas que se escuchaba y aquello no era nada bueno.
Tomando impulso del árbol comencé a hacer una caminata acelerada mientras el dolor del impacto se hacía presente con cada paso, traté de no hacer ruido con mis pisadas mientras me acercaba al hombre que había gritado, debía detenerlo antes de que siguiera llamando la atención tan bruscamente. Cuando estuve lo suficientemente deje de correr y me abalancé sobre el haciendo que cayera al suelo, aun tratando de no perder el equilibrio para caer junto el sujeto miré a mi alrededor en busca de señales algunas del ruido, cada vez estaba más cerca pero no lograba visualizar donde. Le regrese la mirada al hombre tirado en el suelo y llevándome un dedo a la boca le hice una señal para que guardara silencio, aunque lo lógico es que no hiciera caso a esta.- Baja la voz si no quieres que nos maten.- Le murmure al sujeto esperando que no se alarmará y malinterpretara todo, pero nunca se sabía como reaccionaría.
Lo bueno de estar tendido en el suelo esperando lo peor de la situación, es que debías agudizar el oído y hacerte el dormido para no correr tanto riesgo como era de costumbre, lo malo estaba cuando podías escuchar más de lo que necesitabas y esta vez había sucedido eso. El murmullo de los zumbidos comenzaba a aumentar lo que significaba que con la caída los había alertado, pero eso no podía ser posible, el sonido provenía de una distancia mucho más lejana, era un mal momento para que las leyendas de aquel pantano comenzaran a ser ciertas. No tenía la fuerza suficiente aun como para escapar de algún dios de las plagas si el caso lo meritaba, rodé sobre mi propio cuerpo hasta poder estar cerca de algún árbol que me funcionase de apoyo, luego con sin presionarme de más sujete el tronco y lentamente me fui colocando de pie.
Ya iba a la mitad del proceso cuando el sujeto de la roca gritó en busca de reconocer a alguien, al parecer no era tan sordo como lo había creído y si había logrado escuchar el golpe... o quizá también había notado el otro extraño ruido que surcaba el pantano, lo cierto es que alguien lo suficientemente torpe para dar una clara señal de su presencia de aquella manera no significaría algún peligro. El peligro estaba en que aquello podía significar señal de alerta al Dios de las plagas que se escuchaba y aquello no era nada bueno.
Tomando impulso del árbol comencé a hacer una caminata acelerada mientras el dolor del impacto se hacía presente con cada paso, traté de no hacer ruido con mis pisadas mientras me acercaba al hombre que había gritado, debía detenerlo antes de que siguiera llamando la atención tan bruscamente. Cuando estuve lo suficientemente deje de correr y me abalancé sobre el haciendo que cayera al suelo, aun tratando de no perder el equilibrio para caer junto el sujeto miré a mi alrededor en busca de señales algunas del ruido, cada vez estaba más cerca pero no lograba visualizar donde. Le regrese la mirada al hombre tirado en el suelo y llevándome un dedo a la boca le hice una señal para que guardara silencio, aunque lo lógico es que no hiciera caso a esta.- Baja la voz si no quieres que nos maten.- Le murmure al sujeto esperando que no se alarmará y malinterpretara todo, pero nunca se sabía como reaccionaría.
Fredericksen
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Re: Donde habitan los sapos [Libre]
Todo sucedió rápido, quizás demasiado como para asimilar tanta información de golpe.
Primero, la nube de insectos que parecía revolotear alrededor de la figura humana sentada sobre la roca voló en mi dirección, distrayéndome de este último durante los minutos en los que me centré en ver por dónde venían los insectos. Forme algo de alboroto, lo suficiente para que alguien alzara la voz desde algún punto cercano, que suponía era aquella figura que había visto hacía unos minutos, no parecía amenazante. La voz cesó de pronto y me preocupo, intente librarme rápidamente de la marabunta de insectos alejando la esfera de agua y liberándola, de modo que una mancha se formó sobre el barro, la cantidad de insectos a su alrededor se disparó dejándome un tiempo solo.
Volví sobre mis pasos con la esperanza de encontrar al dueño de la voz que había escuchado, pero no estaba allí ¿Dónde se había mentido? Examine la zona y había pisadas en el suelo, era un tipo bastante grande y robusto por el tamaño de la pisada y como se hundía en el fango, las pisadas seguían hasta la zona en la que había visto a aquel tipo - ¿Estará bien? – dije preocupado, pues había rumores sobre bestias mágicas y estaba seguro de que podrían deshacerse con facilidad de un hombre – Escucha, esta zona el peligrosa ¿Está bien? No ha de preocuparse por mí, soy inofensivo – Bueno, aquello no era cierto del todo, pero no tenía la menor intención de herir a nadie que no lo mereciera.
Primero, la nube de insectos que parecía revolotear alrededor de la figura humana sentada sobre la roca voló en mi dirección, distrayéndome de este último durante los minutos en los que me centré en ver por dónde venían los insectos. Forme algo de alboroto, lo suficiente para que alguien alzara la voz desde algún punto cercano, que suponía era aquella figura que había visto hacía unos minutos, no parecía amenazante. La voz cesó de pronto y me preocupo, intente librarme rápidamente de la marabunta de insectos alejando la esfera de agua y liberándola, de modo que una mancha se formó sobre el barro, la cantidad de insectos a su alrededor se disparó dejándome un tiempo solo.
Volví sobre mis pasos con la esperanza de encontrar al dueño de la voz que había escuchado, pero no estaba allí ¿Dónde se había mentido? Examine la zona y había pisadas en el suelo, era un tipo bastante grande y robusto por el tamaño de la pisada y como se hundía en el fango, las pisadas seguían hasta la zona en la que había visto a aquel tipo - ¿Estará bien? – dije preocupado, pues había rumores sobre bestias mágicas y estaba seguro de que podrían deshacerse con facilidad de un hombre – Escucha, esta zona el peligrosa ¿Está bien? No ha de preocuparse por mí, soy inofensivo – Bueno, aquello no era cierto del todo, pero no tenía la menor intención de herir a nadie que no lo mereciera.
Arlen Jardir
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Re: Donde habitan los sapos [Libre]
Todo sucedió tan rápido que apenas fueron unos breves instantes. Una figura se abalanzaba repentinamente contra mi, y sentía como todo mi cuerpo caía, arrastrándose por el suelo. Aun así fue tan breve que ni siquiera hice ruido con la caída. Trate de incorporarme, pero antes de siquiera poder preguntar con ira de quien se trataba, un muchacho embozado me miro y me dijo que debía callar, si es que no quería que nos mataran. Trate de calmarme, trate de tomarme aquello como un acto repentino que habría hecho únicamente interesado en proteger su vida, y tal vez la mía también. No conocía aquellas tierras y por tanto tampoco conocía el peligro que también podía haber allí, así que resignado acepte que el hecho de embestirme había sido razonable, sabiendo que mis gritos habían sido poco prudentes.
—Gracias —dije en voz mucho mas baja.
Tampoco quería ocasionar alguna enemistad hacia la primera persona que había encontrado después de bastantes días de viaje. Había alguien mas, sin embargo. Alguien que se ocultaba tal vez intencionadamente de nosotros, o tal vez nos había encontrado pero no quería mostrarse todavía. Pero escuche el ruido de unos pasos en la lejanía, acercándose cada vez mas hacia donde nosotros nos encontrábamos. El muchacho que me había empujado antes, permanecía erguido, pude vislumbrar que tenia consigo un largo arco. Por ello intuí que tendría buena vista, o buenos sentidos para saber si había alguien mas allí. Alguien se acerco de repente. Parecía ser tremendamente precavido, y bien que hacia. De hecho el menos precavido de allí había sido yo, que estúpido, alzando mi voz a los cuatro vientos sin pensar en las posibles consecuencias. Yo ya estaba en pie, así que busque la voz de aquel segundo desconocido para que pudiera acercarse a nosotros. Al fin y al cabo, si se hubiera tratado de un bandido, no se habría aventurado a acercarse, completamente solo y anunciando que es inofensivo.
—Acércate. Si estas tan perdido como yo, agradecerás tener una mano amiga —dije. Había dado por hecho que el arquero no seria nadie hostil. Tal vez siendo un error, tal vez no.
—Gracias —dije en voz mucho mas baja.
Tampoco quería ocasionar alguna enemistad hacia la primera persona que había encontrado después de bastantes días de viaje. Había alguien mas, sin embargo. Alguien que se ocultaba tal vez intencionadamente de nosotros, o tal vez nos había encontrado pero no quería mostrarse todavía. Pero escuche el ruido de unos pasos en la lejanía, acercándose cada vez mas hacia donde nosotros nos encontrábamos. El muchacho que me había empujado antes, permanecía erguido, pude vislumbrar que tenia consigo un largo arco. Por ello intuí que tendría buena vista, o buenos sentidos para saber si había alguien mas allí. Alguien se acerco de repente. Parecía ser tremendamente precavido, y bien que hacia. De hecho el menos precavido de allí había sido yo, que estúpido, alzando mi voz a los cuatro vientos sin pensar en las posibles consecuencias. Yo ya estaba en pie, así que busque la voz de aquel segundo desconocido para que pudiera acercarse a nosotros. Al fin y al cabo, si se hubiera tratado de un bandido, no se habría aventurado a acercarse, completamente solo y anunciando que es inofensivo.
—Acércate. Si estas tan perdido como yo, agradecerás tener una mano amiga —dije. Había dado por hecho que el arquero no seria nadie hostil. Tal vez siendo un error, tal vez no.
Última edición por Friðþjófur Rögnvaldsson el Sáb Ago 06 2016, 15:50, editado 1 vez
Friðþjófur Rögnvaldsson
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Re: Donde habitan los sapos [Libre]
Al parecer había corrido con suerte y el sujeto no había reaccionado con rabia, quizá si no hubiese abierto la boca ya me estaría apuñalando para tener mis ojos como trofeo en algun estante, debía tratar de mantener aquella racha de suerte con mis actos nada pensado o de lo contrario dejaría de respirar para contarlo. El sujeto agradeció que lo tirara al suelo, realmente eso si no lo esperaba para nada.-Si, de nada.- Dije sacudiendo una mano en el aire tratando de quitarle importancia, no era tiempo de entablar una charla cuando cosas raras pasaban allí afuera.
Necesitaba estar totalmente alerta de la situación y una conversación no colaboraría en ello, me incliné y caminé con cuidado esperando que no me viese quien fuera que estuviese allí afuera, esperaba que el extraño también fuese cuidadoso con lo que hacía a menos que quisiera meterse en un problema grande. Volví a agudizar mis sentidos lo más que pude para localizar el zumbido nuevamente, en medio de la distracción este había cesado y ya no tenía ni la más remota idea de como volver a encontrarlo, los únicos sonidos de mosquitos que lograba sentir era el típico que había escuchado en el camino pero nada comparado con el anterior, aquello me daba una mala espina realmente.
Volví a enderezarme creyendo que quizá todo había pasado, pero en el proceso se lograron escuchar las débiles pisadas en el fango, la señal que necesitaba para saber de donde esperar el ataque. Me giré hacía el lugar y con cuidado desenfunde el carcaj, aun no tenía las fuerzas suficientes para poder disparar una flecha a la perfección, pero podía intentarlo en el caso de que fuese necesario. Algo bueno de estar alerta es que me permitía distraerme de mis golpes, olvidando que estaba algo herido podía moverme un poco mejor, no del todo ciertamente pero algo es mucho mejor que nada. Los pasos se iban acercando cada vez más y eso no significaba nada bueno, consideraba sacar una flecha y hacer el primer movimiento por muy apresurado que fuera.
Ya llevaba mi mano a medio camino para sacar la flecha cuando una nueva voz se hizo presente en el ambiente, por lo que decía parecía que de igual manera estaba perdido, 3 personas perdidas al mismo momento debía ser mucha coincidencia realmente no podía creerlo, pero aun así no existía respuesta alguna para el zumbar que antes había estado presente en el ambiente, aquello necesitaba una explicación. Confiaba que desde aquel sitio pudiésemos conseguir alguna respuesta del nuevo viajero perdido, tenía realmente todo planeado hasta que el sujeto que había empujado abrió la boca para revelar nuestra actual ubicación ¿Por qué lo había hecho? Aquello arruino realmente todo.- ¿No eres muy sigiloso cierto?- Dije con cierto tono de reproche y disgusto, ahora debía idear algo que hacer rápidamente.
Recordé que el otro hombre perdido había hablado refiriéndose a una sola persona, posiblemente no sabía que eramos realmente 2 y aquello sería lo suficientemente útil para poder trabajar.-No arruines esto.- Le dije al sujeto en señal de advertencia, esperaba que no gritara que había alguien escondiéndose en los matorrales tal como había hecho cuando indico donde estábamos.
Me acerqué lo más que pude al suelo fangoso y me arrastré con rapidez a unos matorrales que estaban ubicados algo cerca, podía esconderme y en caso de existiera hostilidad podía ayudar sin problemas al ser nada cuidadoso, era realmente perfecto. Una vez escondido en los matorrales acaricie la madera del arco preparándome para lo peor, arrastrarme me había regresado el dolor que se había calmado, no era tan malo realmente pero ciertamente muy molesto ya que no podía moverme con la comodidad que estaba acostumbrado.
Necesitaba estar totalmente alerta de la situación y una conversación no colaboraría en ello, me incliné y caminé con cuidado esperando que no me viese quien fuera que estuviese allí afuera, esperaba que el extraño también fuese cuidadoso con lo que hacía a menos que quisiera meterse en un problema grande. Volví a agudizar mis sentidos lo más que pude para localizar el zumbido nuevamente, en medio de la distracción este había cesado y ya no tenía ni la más remota idea de como volver a encontrarlo, los únicos sonidos de mosquitos que lograba sentir era el típico que había escuchado en el camino pero nada comparado con el anterior, aquello me daba una mala espina realmente.
Volví a enderezarme creyendo que quizá todo había pasado, pero en el proceso se lograron escuchar las débiles pisadas en el fango, la señal que necesitaba para saber de donde esperar el ataque. Me giré hacía el lugar y con cuidado desenfunde el carcaj, aun no tenía las fuerzas suficientes para poder disparar una flecha a la perfección, pero podía intentarlo en el caso de que fuese necesario. Algo bueno de estar alerta es que me permitía distraerme de mis golpes, olvidando que estaba algo herido podía moverme un poco mejor, no del todo ciertamente pero algo es mucho mejor que nada. Los pasos se iban acercando cada vez más y eso no significaba nada bueno, consideraba sacar una flecha y hacer el primer movimiento por muy apresurado que fuera.
Ya llevaba mi mano a medio camino para sacar la flecha cuando una nueva voz se hizo presente en el ambiente, por lo que decía parecía que de igual manera estaba perdido, 3 personas perdidas al mismo momento debía ser mucha coincidencia realmente no podía creerlo, pero aun así no existía respuesta alguna para el zumbar que antes había estado presente en el ambiente, aquello necesitaba una explicación. Confiaba que desde aquel sitio pudiésemos conseguir alguna respuesta del nuevo viajero perdido, tenía realmente todo planeado hasta que el sujeto que había empujado abrió la boca para revelar nuestra actual ubicación ¿Por qué lo había hecho? Aquello arruino realmente todo.- ¿No eres muy sigiloso cierto?- Dije con cierto tono de reproche y disgusto, ahora debía idear algo que hacer rápidamente.
Recordé que el otro hombre perdido había hablado refiriéndose a una sola persona, posiblemente no sabía que eramos realmente 2 y aquello sería lo suficientemente útil para poder trabajar.-No arruines esto.- Le dije al sujeto en señal de advertencia, esperaba que no gritara que había alguien escondiéndose en los matorrales tal como había hecho cuando indico donde estábamos.
Me acerqué lo más que pude al suelo fangoso y me arrastré con rapidez a unos matorrales que estaban ubicados algo cerca, podía esconderme y en caso de existiera hostilidad podía ayudar sin problemas al ser nada cuidadoso, era realmente perfecto. Una vez escondido en los matorrales acaricie la madera del arco preparándome para lo peor, arrastrarme me había regresado el dolor que se había calmado, no era tan malo realmente pero ciertamente muy molesto ya que no podía moverme con la comodidad que estaba acostumbrado.
Fredericksen
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Re: Donde habitan los sapos [Libre]
Aún no se mostraba nadie ¿Quién aguardaría detrás de las rocas? Sabía que únicamente había escuchado una voz, pero no descartaba una trampa por parte de algún clan de bandidos de la zona, el entorno se prestaba fácilmente para realizar emboscadas. Tras unos segundos escuche de nuevo su voz alzándose desde algún punto cercano - ¡Ah, bien! – conteste a la voz en un tono alto, con un claro matiz de alivio. No hizo falta caminar mucho más para ponerle cara a aquella voz – ¡Buen día! Has de disculparme, no pretendía crear tal bullicio con los mosquitos. – Incline mi cabeza a modo de disculpa. – Soy Arlen, marchaba de camino a Lunargenta cuando me perdí ¿de casualidad sabes cómo hallar el camino? – Aquel tipo era bastante grande, solo por su tamaño podía decir que sería no confrontarlo físicamente, del mismo modo no daba aspecto de ser un bandido, por lo que podía respirar en paz. Mientras que esperaba una respuesta lo observe, se veía a simple vista que había estado tirado en el barro, sus ropas estaban cubiertas por él ¿Sería algún tipo de mascarilla? No, seguramente se debiera a una caída, lo cual no era de extrañar viendo como las raíces sobresalían del barro e incluso como este mismo atrapaba tus pies haciendo difícil el avanzar - ¿Estás herido? – me aproxime un poco más a él, más manteniendo una distancia de seguridad entre ambos.
Arlen Jardir
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Re: Donde habitan los sapos [Libre]
—Creo que todo aquel que entra en este lugar termina inevitablemente perdido —comento, y esbozo una media sonrisa.
Trato de ser amable, ya que es la impresión que quiero dar. Realmente no es tan solo una impresión; me gusta ser amable, especialmente con los viajeros que acabo de conocer. Estando en una situación como esta, estando perdido en medio de un pantano y rodeado de gente desconocida que va bien armada, es lo mas inteligente. Unas palabras amables y una actitud tranquila pueden cambiar completamente el transcurso de la situación: ellos podrían transformarse tan rápidamente ahora mismo en mis enemigos, como en mis amigos. Y siempre era preferible lo segundo, al fin y al cabo no soy un bandido ni mucho menos, no espero aprovecharme lo mas mínimo de ellos.
—Estoy tan sucio —me miro a mi mismo, viendo mi atuendo completamente lleno de barro, hojas y tierra—. Como necesitaría un buen baño y una cerveza fresca. A cuanto estamos del lugar mas cercano que tenga ambas cosas? O una; con una de esas dos opciones yo ya seria bastante feliz.
Quiero romper el silencio que todavía permanece en el aire. Romper la tensión que se forma entre la gente cuando unos miran a otros sin saber quien es el enemigo. Quiero que sepan que no soy mas que un hombre corriente tratando de hallar su camino. Su camino hacia la cerveza, creo que ellos lo conocen bien, jah! El lugar apesta, y cada vez mas, aunque no entiendo el por que. Del pantano comienzan a surgir unas burbujas, que cada vez se vuelven mas grandes y pronunciadas. Un sonido de blop blop se hace recurrente, y emerge algo de aspecto negruzco durante unos dos segundos. Luego vuelve a sumergirse, ya es demasiado tarde para poder ver de que demonios se trata esa criatura. Los miro a ambos, preguntándome si habrán visto aquello; y por otro lado, no puedo evitar que me alegro de que haya sucedido algo ajeno a nosotros, puesto que seguramente es la mejor forma de desviar la atención de los tres, haciendo que un tercer elemento sea una preocupación común, y no cada uno de nosotros.
Trato de ser amable, ya que es la impresión que quiero dar. Realmente no es tan solo una impresión; me gusta ser amable, especialmente con los viajeros que acabo de conocer. Estando en una situación como esta, estando perdido en medio de un pantano y rodeado de gente desconocida que va bien armada, es lo mas inteligente. Unas palabras amables y una actitud tranquila pueden cambiar completamente el transcurso de la situación: ellos podrían transformarse tan rápidamente ahora mismo en mis enemigos, como en mis amigos. Y siempre era preferible lo segundo, al fin y al cabo no soy un bandido ni mucho menos, no espero aprovecharme lo mas mínimo de ellos.
—Estoy tan sucio —me miro a mi mismo, viendo mi atuendo completamente lleno de barro, hojas y tierra—. Como necesitaría un buen baño y una cerveza fresca. A cuanto estamos del lugar mas cercano que tenga ambas cosas? O una; con una de esas dos opciones yo ya seria bastante feliz.
Quiero romper el silencio que todavía permanece en el aire. Romper la tensión que se forma entre la gente cuando unos miran a otros sin saber quien es el enemigo. Quiero que sepan que no soy mas que un hombre corriente tratando de hallar su camino. Su camino hacia la cerveza, creo que ellos lo conocen bien, jah! El lugar apesta, y cada vez mas, aunque no entiendo el por que. Del pantano comienzan a surgir unas burbujas, que cada vez se vuelven mas grandes y pronunciadas. Un sonido de blop blop se hace recurrente, y emerge algo de aspecto negruzco durante unos dos segundos. Luego vuelve a sumergirse, ya es demasiado tarde para poder ver de que demonios se trata esa criatura. Los miro a ambos, preguntándome si habrán visto aquello; y por otro lado, no puedo evitar que me alegro de que haya sucedido algo ajeno a nosotros, puesto que seguramente es la mejor forma de desviar la atención de los tres, haciendo que un tercer elemento sea una preocupación común, y no cada uno de nosotros.
Friðþjófur Rögnvaldsson
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Re: Donde habitan los sapos [Libre]
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Alanna Delteria
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