[Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
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[Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
Ciudad de Roilkat. Una mañana de Verano
Amanecía en las llanuras del desierto de Roilkat cuando los primeros atisbos de tormenta se escucharon con timidez desde las lejanías de las murallas. El sol había salido, ese día, del color de la sangre, y se elevaba despacio hacia el cielo para tomar su puesto como astro rey. La ciudad despertaba en ese momento con la pasividad de quien elabora su rutina y la cumple como cualquier día normal.
Los panaderos encendían los hornos dispuestos a elaborar su pan, las tabernas comenzaban a recibir sus provisiones, el mercado se alzaba entre gritos y risas de los comerciantes, las forjas comenzaban su golpeteo y las lámparas de aceite que iluminaban las calles en la noche se apagaban. Amanecía por fin en Roilkat.
Un guardia asomó, adormilado, la cabeza desde el adarve, viendo acercarse una gran nube de polvo desde la distancia. Dudoso, tomó en sus manos un catalejo, observó por él y pudo ver como, a lomos de caballos, un grupo de hombres cubiertos por turbantes y túnicas se acercaban, sables en mano, dispuestos a tomar la ciudad bajo sus espadas. En ese momento, hizo sonar su cuerno y gritó con toda la fuerza de sus pulmones.
- "¡A las armas, nos atacan desde el oeste!."
Poco tardó el mensaje en llegar a los soldados, menos aun tardaron estos en acudir a la llamada de socorro, sin embargo, el tiempo que les costó tomar sus armas y recorrer la distancia que los separaba de la batalla, fue el tiempo que tardaron los Nórgedos en llegar a la base de la ciudad y comenzar, sin atisbo alguno de temor, a escalar las murallas y derruirlas con rocas lanzadas con catapultas.
La batalla duró a penas dos horas, pero esas dos horas costaron la vida de tres inocentes, la de ocho Nórgedos y la de dos guardias, así como dos casas, y un trecho de la muralla. Uno de los asaltantes, antes de exhalar su último aliento, proclamó con seriedad.
- "Hemos vuelto, es nuestra hora, y no vais a lograr evitar que recuperemos lo que es nuestro."
Esa proclamación, expresada con su último aliento, fue lo que alarmó a los soldados, porque significaba que, tras ellos, había otros, más numerosos y, probablemente, más poderosos. Rápidamente mandaron emisarios a Lunargenta para, como habían hecho con anterioridad, unirse por una única causa, defender su hogar de un peligro, un peligro real y misterioso del que apenas sabían nada.
Necesitaban defensas, necesitaban información y armamento, pero, sobretodo, necesitaban gente dispuesta a dar su vida por una causa noble, y unos cuantos aeros. No podían permitir que ningún inocente más perdiera la vida en una batalla que poco o nada tenía que ver con ellos.
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Ciudad de Lunargenta. Dos días después del ataque
Un año más, el general Lord Treki hace un llamamiento a los más valerosos héroes de Aerandir para que sean capaces de detener la nueva amenaza que se cierne sobre la península. Hace ya algún tiempo, consiguieron detener los ataques de los nigromantes en Térpoli. En esta ocasión, su enemigo sería menos poderoso, aunque si cabía, aún más salvaje y violento.
Mediante carteles distribuidos por toda Lunargenta, el general elfo convocaba a fuertes guerreros capaces de detener la amenaza que suponían los cada vez más frecuentes ataques que la tribu de los Nórgedos realizaba contra los muros de una de las ciudades más importantes de Verisar, Roilkat.
Durante años, los más brutales bandidos de las cuatro principales penínsulas de Verisar eran desterrados al Arenal de Roilkat. Su destino era la cruel muerte por deshidratación o bien bajo el implacable sol abrasador. Sin embargo, algunos de estos conseguirían escapar y sobrevivir hasta formar un pequeño asentamiento en alguno de los puntos más inhóspitos del arenal, desde el que planearían sus ataques por tomar la ciudad.
Los Roiland, líderes de la ciudad, habían mantenido controlada a esta tribu, que en principio no suponía una amenaza real, pero en los últimos tiempos se han visto sobrepasados por la situación y no han tenido más remedio que solicitar ayuda a la capital.
Encontraréis carteles informando sobre el evento que os harán acudir, una vez más, al encuentro del general elfo.
*************
Deberéis relatar en un único post vuestra inscripción para la misión que elijáis en las oficinas de la Guardia de Lunargenta. Creyendo por qué sois mereceros de apuntaros a la refriega. El elfo ya os conocerá si el año pasado luchasteis en Térpoli. Agregaréis en un comentario off rol a qué evento queréis uniros.
Requisitos:
- Se debe tener un mínimo de 10 posts on rol para poder participar..
- Cada usuario únicamente podrá inscribir un personaje en un único evento.. De momento, si no se llenan los cupos se planteará el permitir entrar segundas cuentas.
- Los eventos están pensados para hasta 2 usuarios.
- Se deben respetar las limitaciones impuestas en cada evento.
- Aunque no es obligatorio, se puede hacer uso de las profesiones descritas en las condiciones de cada misión para solucionar el problema. Se debe subrayar su uso.
- Disponéis de una semana para apuntaros.
Desarrollo el evento:
Nueva zona de roleo en Roilkat: Arenal de Roilkat.. Será ahí donde se desarrollarán parte de los eventos (los restantes se desarrollarán en Roilkat). Recordad que podéis abrir temas en esta nueva zona. Siempre respetando la historia y la permanente presencia de esta tribu, que ya forma parte de la historia de Aerandir.
Labor del master:
- Para cada evento, el master propondrá un objetivo y os dará un breve guión que la pareja deberá seguir.
- Desde este momento, el master no intervendrá hasta la entrega de las recompensas, momento en el que evaluará lo realizado por los usuarios.
Labor de la pareja:
- La pareja tendrá que superar los obstáculos y cumplir el objetivo de cada evento.
- Para ello dispone de dos turnos. Es decir, dos post por persona.
- El orden de posteo es indiferente. Podéis decidirlo entre vosotros como mejor consideréis para resolución de la misión.
- Podéis hablar en privado lo que consideréis para el desarrollo del evento.
- Podéis utilizar todos los NPC’s que considereís oportuno para ello. Es un evento que premia la creatividad, pero siempre acorde a las limitaciones de cada personaje. Ser creativo no significa ser Supermán.
- El evento debe ser completado en un máximo de 2 semanas contabilizadas a partir del posteo del master.
Eventos disponibles:
(momentáneamente se describe un breve resumen. Hasta el día que se abran los hilos, no tendréis más información)
Saga: La joya de los Nórgedos (misiones diurnas = Prohibido vampiros)
Evento 1: La droseta
Resumen: Búsqueda de la droseta en el arenal, así como otras plantas con las que crear venenos potentes para atacar a los Nórgedos + creación de pociones para curar/envenenar.
Profesión posible: Alquimia
Usuarios inscritos: Elen Calhoun y Nerum
Evento 2 – Preparando las armas
Resumen: Escolta de caravana con recursos como madera, hierro y otros objetos para crear el armamento.
Profesión posible: Herrería
Usuarios inscritos: Chimar y Rauko
Evento 3 – Una muralla devastada.
Resumen: Búsqueda de materiales para la reparación de la ciudad y la muralla.
Profesión posible: Carpintería
Usuarios inscritos: Runa Thorgil
Saga: El hogar de los Nórgedos (misiones nocturnas)
Evento 1 - Kags en el arenal
Resumen: Partís en busca de información sobre los Nórgedos y llegáis a un pequeño pueblo del arenal al que deberéis ayudar a defenderse del ataque de unas nuevas criaturas: Los kags.
Profesión posible: Conocimiento natural.
Usuarios inscritos: Carla de Valle Escondido y Fredericksen
Evento 2 – Roca y arena
Resumen: Partís con la misión de investigar la orografía del terreno ante un posible ataque de los Nórgedos. Llegaréis a una enorme cantera de sílice abandonada y descubriréis información sobre sus antiguos habitantes.
Profesión posible: Conocimiento cultural
Usuarios inscritos: Capitán Werner y Bio
Evento 3 – Ataque al corazón Nórgedo.
Resumen: Os infiltraréis en la propia base principal de los Nórgedos durante la noche y sabotearéis la caballería y armamento de estos para dificultar su ataque y huiréis.
Profesión posible: Trampas y venenos.
Usuarios inscritos: Eltrant Tale y Killian
Saga: La llega de los Nórgedos (misiones nocturnas)
Evento 1 - Desde las nubes
Resumen: La muralla es el principal punto de asedio de los enemigos. Si ella cae, todo caerá. Vuestro deber es defenderla desde lo alto, derrotar a los Nórgedos que suben trepando desde las escaleras, disparar con las grandes ballestas hacia las catulpas enemigas y, sobre todo, seguir con vida en la lluvia de proyectiles que desciende encima de vuestra.
Profesión posible: Alquimia.
Usuarios inscritos: Níniel Thenidiel y Vincent Calhoun
Evento 2 – Roto
Resumen: La gran puerta de madera ha caído, centenares de enemigos entran por las ruínas arrasando con todo lo que se encuentran. Todo está roto: Edificios, calles y vidas. Todo se rompe a allá por donde la masa de Nórgedos avanza. ¡Detenedlos!
Profesión posible: Trampas y venenos
Usuarios inscritos: Windorind Crownguard y Huracán
Evento 3 – Sin esperanza.
Resumen: El miedo es el arma de vuestros enemigos. No importa que sean niños, adultos o ancianos; todos los habitantes de la que defiendes está llorando. Las esperanzas de salir con vida decaen a la vez los llantos aumentan cada vez más. Con la caída de una parte del muro de la ciudad, los llantos llegan a su límite y la esperanza desaparece. Vuestra labor es la de convertiros en la esperanza que necesita la ciudad.
Profesión posible: Arcanos.
Usuarios inscritos: Geralt y Sakun
Saga: Soporte en Roilkat
Evento 1 - Defensa de la mansión Roiland
Resumen:La mansión de Lord Roiland, gobernador de la ciudad, es un claro foco pausible de ataque en la ciudad. Deberéis proporcionar apoyo a la guardia para mantener la integridad del señor feudal y su familia frente a los ataques de los Nórgedos en los jardines.
Profesión posible: Trampas y venenos.
Usuarios inscritos: Fennel Escamanegra y Alanna Delteria
Evento 2 - Una solución teatral
Resumen:Durante el asalto de los Nórgedos a la ciudad, os encontraréis un niño huérfano que creerá que todo lo que está viendo es una obra de teatro a la que asistió una semana atrás. Tendréis que salvar al niño sin que éste sea consciente de lo que en realidad está ocurriendo.
Profesión posible: Arcanos.
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Última edición por Ger el Sáb Jul 16 2016, 09:01, editado 7 veces
Ger
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
Wind se aventuró a entrar en Lunargenta con decisión. Había escuchado que se aventuraba una guerra en Aerandir y lo cierto era que, aunque el terror era grande, no podía quedarse de brazos cruzados mientras la gente luchaba. Ella necesitaba ayudar y pensó que tal vez, por poco que pudiera hacer, sería una gran ayuda.
En Lunargenta había el bullicio habitual, pero no le pasaron inadvertidos los carteles que adornaban toda la ciudad. Se acercó a uno y lo leyó rápidamente haciendo que se diera cuenta de la necesidad de gente que había en Roilkat y cada vez estaba más decidida a unirse a aquella batalla. Ya había aprendido a usar más o menos al golem y con el manejo del arco, al menos no resultaría un estorbo para nadie... o eso esperaba.
Se dirigió con firmeza hasta las oficinas de la guardia de Lunargenta, con paso lento pero decidido. Mientras caminaba, hacía un repaso de las cosas que necesitaría antes de encaminarse hasta el campo de batalla “Debería hacerle al arco un repaso y probablemente alguna muda de ropa no me vendría mal...” Casi parecía que hacía una lista de la compra, demasiado despreocupada, como si no se diera cuenta de lo que estaba a punto de hacer.
Llegó a la oficina y tras preguntar dónde debía dirigirse, fue hasta una mesa. -Buenas tardes, me llamo Windorind Crownguard- Al inicio de la frase le falló la voz por un momento, haciendo que se aclarara la garganta para poder continuar -Quiero alistarme en la batalla de Roilkat- Intentó que sonara firme y decidido pero parte de esa seguridad desapareció en cuanto levantó la mirada el hombre que tenía delante. La examinó y a Wind le dio un escalofrío -¿Alguna habilidad especial?- Preguntó el hombre con tono neutro. La elfa tuvo que pensarlo un instante -S-Si, se sanar heridas leves y se usar el arco y... Puedo usar algo de magia defensiva de tierra sobretodo...- se rascó la nuca algo nerviosa y el hombre la apuntó en la hoja sin ahcer más preguntas.
Ahora estaba alistada para ayudar en una guerra, ahora sólo le quedaba una duda cruzando su mente... ¿Cómo de útil resultaría realmente?
En Lunargenta había el bullicio habitual, pero no le pasaron inadvertidos los carteles que adornaban toda la ciudad. Se acercó a uno y lo leyó rápidamente haciendo que se diera cuenta de la necesidad de gente que había en Roilkat y cada vez estaba más decidida a unirse a aquella batalla. Ya había aprendido a usar más o menos al golem y con el manejo del arco, al menos no resultaría un estorbo para nadie... o eso esperaba.
Se dirigió con firmeza hasta las oficinas de la guardia de Lunargenta, con paso lento pero decidido. Mientras caminaba, hacía un repaso de las cosas que necesitaría antes de encaminarse hasta el campo de batalla “Debería hacerle al arco un repaso y probablemente alguna muda de ropa no me vendría mal...” Casi parecía que hacía una lista de la compra, demasiado despreocupada, como si no se diera cuenta de lo que estaba a punto de hacer.
Llegó a la oficina y tras preguntar dónde debía dirigirse, fue hasta una mesa. -Buenas tardes, me llamo Windorind Crownguard- Al inicio de la frase le falló la voz por un momento, haciendo que se aclarara la garganta para poder continuar -Quiero alistarme en la batalla de Roilkat- Intentó que sonara firme y decidido pero parte de esa seguridad desapareció en cuanto levantó la mirada el hombre que tenía delante. La examinó y a Wind le dio un escalofrío -¿Alguna habilidad especial?- Preguntó el hombre con tono neutro. La elfa tuvo que pensarlo un instante -S-Si, se sanar heridas leves y se usar el arco y... Puedo usar algo de magia defensiva de tierra sobretodo...- se rascó la nuca algo nerviosa y el hombre la apuntó en la hoja sin ahcer más preguntas.
Ahora estaba alistada para ayudar en una guerra, ahora sólo le quedaba una duda cruzando su mente... ¿Cómo de útil resultaría realmente?
- Off rol:
- Me quiero apuntar al Evento 2 – Roto
Windorind Crownguard
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
Había mucho revuelo en las calles de la ciudad de Lunargenta. Demasiado, para mi gusto. La gente en las calles únicamente hablaba de los ataques a Roilkat. Estaba aburrida de ese tema, no era mi guerra. ¿Por qué me iba a partir los cuernos por ello?
-¡Señorita! ¡Señorita! – gritó un niño en la calle que repartía copias de una carta de auxilio firmada por un tal Lord Treki. – Roilkat necesita auxilio. ¡Apúntese en el cuartel de la guardia de Lunargenta!
-Piérdete, niño. – le dije sin mirarle siquiera. Ni recoger su cartel. Aquella no era mi batalla. ¿Qué me importaba a mí qué ocurría en Roilkat? Bastante tenía con ajusticiar a los vampiros por el mundo como para buscarme guerras que no eran la mía.
Cuando estaba cerca de abandonar la ciudad. Me topé con una mujer mayor desconsolada. Rodeada de muchos familiares que trataban de apoyarla. Me quedé a escuchar la historia. Lloraba por su hijo, guardia de Lunargenta auxiliando Roilkat, que había perdido la vida en el primer ataque de aquellos desgraciados que se hacían llamar Nórgedos.
-Joder. – dije. Odiaba ablandarme cuando observaba situaciones así. Aún tenía aprehensión por el ser humano y odiaba las injusticias. – A la mierda. – concluí, enfadada por dejarme convencer. Me di la vuelta y me dirigí hacia el cuartel.
Esperé mi turno hasta poder entrar. El general estaba reclutando gente y no parecía haber demasiada por el momento. Confiaba en no estar enviándome a la muerte y que fuera yo sola. Aunque parecía que poco a poco iban llegando más candidatos. Aquello me había hecho mantener mi fe en la humanidad, que yo aún conservaba pese a mi aspecto arrogante y arisco.
Llegó mi turno y entré al despacho, un cuidado lugar de madera creado por la guardia de Lunargenta. Allí había un hombre sentado, cuyas orejas dejaban claro que se trataba de un elfo, y cuya vestimenta especificaba que era un hombre importante. Estaba escoltado por varios guardias, también de alto cargo pues los que vagaban por las calles poco o nada tenían que ver con la elegancia y pose de aquellos.
-Buenos días, señorita. Tome asiento. – me dijo el elfo, que debía ser Lord Treki.
-No será necesario. – le respondí yo, de brazos cruzados. Levantando ligeramente el brazo en señal de rechazo.
-Como desee, milady. – respondió educadamente. Observando mi indumentaria oscura y mi armamento. – Cuénteme algo de usted. ¿Qué clase de guerrera es? He visto poca gente con semejante arma.
-Dudo que vea otra igual. – le aclaré. Mi arma era exclusiva y nadie más la llevaba, la ballesta de Mortagglia era un diseño específico y único y había que estar muy entrenado para cargar con un arma tan pesada a la espalda. – Soy cazadora de vampiros. Pero también me encargo de chusma indeseable.
-Una profesión noble, y muy útil para la sociedad. – dijo con respeto. Era agradable oír aquello. Poca gente alababa mi profesión y los cazadores no teníamos el respeto que nos merecíamos en muchas ocasiones. - ¿Ha estado al tanto de lo de Térpoli, hace un año? – me preguntó.
-Algo escuché. – comenté. – Pero no pude participar de aquello. – respondí. Y es que en aquel preciso momento me encontraba haciendo las pruebas de maestra tensái, pero no iba a explicárselo al hombre.
–En este caso, la amenaza es si cabe mayor, pues se realiza al corazón de una de las principales ciudades de Verisar. - explicó el elfo, que quedó pensativo durante unos instantes, probablemente pensando en todo lo que habían sufrido. – El enemigo en esta ocasión es sanguinario, cruel, implacable… Un pueblo de salvajes conocido como los Nórgedos. Sea consciente de a lo que se enfrenta. Queremos a alguien que esté preparado.
-Con esos adjetivos que usas me está describiendo a mí también. – le dije con determinación al elfo. – Apúnteme. Mi nombre es Huracán.
-¡Señorita! ¡Señorita! – gritó un niño en la calle que repartía copias de una carta de auxilio firmada por un tal Lord Treki. – Roilkat necesita auxilio. ¡Apúntese en el cuartel de la guardia de Lunargenta!
-Piérdete, niño. – le dije sin mirarle siquiera. Ni recoger su cartel. Aquella no era mi batalla. ¿Qué me importaba a mí qué ocurría en Roilkat? Bastante tenía con ajusticiar a los vampiros por el mundo como para buscarme guerras que no eran la mía.
Cuando estaba cerca de abandonar la ciudad. Me topé con una mujer mayor desconsolada. Rodeada de muchos familiares que trataban de apoyarla. Me quedé a escuchar la historia. Lloraba por su hijo, guardia de Lunargenta auxiliando Roilkat, que había perdido la vida en el primer ataque de aquellos desgraciados que se hacían llamar Nórgedos.
-Joder. – dije. Odiaba ablandarme cuando observaba situaciones así. Aún tenía aprehensión por el ser humano y odiaba las injusticias. – A la mierda. – concluí, enfadada por dejarme convencer. Me di la vuelta y me dirigí hacia el cuartel.
Esperé mi turno hasta poder entrar. El general estaba reclutando gente y no parecía haber demasiada por el momento. Confiaba en no estar enviándome a la muerte y que fuera yo sola. Aunque parecía que poco a poco iban llegando más candidatos. Aquello me había hecho mantener mi fe en la humanidad, que yo aún conservaba pese a mi aspecto arrogante y arisco.
Llegó mi turno y entré al despacho, un cuidado lugar de madera creado por la guardia de Lunargenta. Allí había un hombre sentado, cuyas orejas dejaban claro que se trataba de un elfo, y cuya vestimenta especificaba que era un hombre importante. Estaba escoltado por varios guardias, también de alto cargo pues los que vagaban por las calles poco o nada tenían que ver con la elegancia y pose de aquellos.
-Buenos días, señorita. Tome asiento. – me dijo el elfo, que debía ser Lord Treki.
-No será necesario. – le respondí yo, de brazos cruzados. Levantando ligeramente el brazo en señal de rechazo.
-Como desee, milady. – respondió educadamente. Observando mi indumentaria oscura y mi armamento. – Cuénteme algo de usted. ¿Qué clase de guerrera es? He visto poca gente con semejante arma.
-Dudo que vea otra igual. – le aclaré. Mi arma era exclusiva y nadie más la llevaba, la ballesta de Mortagglia era un diseño específico y único y había que estar muy entrenado para cargar con un arma tan pesada a la espalda. – Soy cazadora de vampiros. Pero también me encargo de chusma indeseable.
-Una profesión noble, y muy útil para la sociedad. – dijo con respeto. Era agradable oír aquello. Poca gente alababa mi profesión y los cazadores no teníamos el respeto que nos merecíamos en muchas ocasiones. - ¿Ha estado al tanto de lo de Térpoli, hace un año? – me preguntó.
-Algo escuché. – comenté. – Pero no pude participar de aquello. – respondí. Y es que en aquel preciso momento me encontraba haciendo las pruebas de maestra tensái, pero no iba a explicárselo al hombre.
–En este caso, la amenaza es si cabe mayor, pues se realiza al corazón de una de las principales ciudades de Verisar. - explicó el elfo, que quedó pensativo durante unos instantes, probablemente pensando en todo lo que habían sufrido. – El enemigo en esta ocasión es sanguinario, cruel, implacable… Un pueblo de salvajes conocido como los Nórgedos. Sea consciente de a lo que se enfrenta. Queremos a alguien que esté preparado.
-Con esos adjetivos que usas me está describiendo a mí también. – le dije con determinación al elfo. – Apúnteme. Mi nombre es Huracán.
- EVENTO:
- Me apunto al evento: Roto.
Anastasia Boisson
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
Roilkat, tuvo que mirar un mapa para asegurarse de que existía, pero era un sitio de verdad, uno en el que no había estado nunca y que ademas necesitaba su ayuda, dos grandes pluses para hacerles una visita turística, ademas, esos malditos carteles estaban por todas partes, era imposible no darse cuenta, e ignorarlos le hacia sentir un poco mal, al fin y al cabo, los humanos no eran famosos por sus extensos escuadrones de brujos y arcanistas, solo tenia que hacer unos pocos fuegos artificiales y encontrarían una utilidad para él, ademas, el reclutamiento era allí mismo, no tenia que viajar para apuntarse, ni siquiera caminar demasiado, la taberna donde dormía estaba a literalmente dos calles.
Así que se plantó delante de las oficinas de la guardia, temprano, para evitar la marabunta de voluntarios que, presuponía, se levantartían en armas por su patria o una cuantiosa recompensa, pero no se plantó ante la pequeña fila de personas sin antes recuperar de entre sus cosas la pequeña medalla que le habían dado la otra vez, aunque técnicamente, era la que se había GANADO, no fue fácil destrozar esa barrera en medio de una batalla. Por desgracia, eso no pareció bastar para conseguir que se saltara la cola, una lastima, pero por suerte no tuvo que esperar demasiado para entrar.
El brujo se distrajo observando los rostros del interior, reconoció a algunos, había la chica que le recluto la ultima vez, ese famoso elfo que los había guiado en Térpoli... prometía. -¿Nombre?- pregunto la mujer sin levantar la mirada de su libro, que debía ser una lista de soldados. No lo reconocía, iba a llorar... en realidad no, pero se sentía un poco ofendido.
-Geralt- levantó la vista, al menos le sonaba el nombre... -¿Habilidades?- esta vez no respondió él, sino el elfo. -Arcanista, brujo de fuego, veterano...- Su ego subió un poco en ese momento, el comandante de todo el maldito ejercito se acordaba de él. -Y aire, fuego y aire- hizo un remolino seguido de una pequeña explosión controlada en la palma de su mano y le pareció ver una chispa de diversión en los ojos del general. Lo entendía, el tenia esa misma mirada la primera vez que consiguió hacerlo, era la mirada de un gato observando una pecera.
Así que se plantó delante de las oficinas de la guardia, temprano, para evitar la marabunta de voluntarios que, presuponía, se levantartían en armas por su patria o una cuantiosa recompensa, pero no se plantó ante la pequeña fila de personas sin antes recuperar de entre sus cosas la pequeña medalla que le habían dado la otra vez, aunque técnicamente, era la que se había GANADO, no fue fácil destrozar esa barrera en medio de una batalla. Por desgracia, eso no pareció bastar para conseguir que se saltara la cola, una lastima, pero por suerte no tuvo que esperar demasiado para entrar.
El brujo se distrajo observando los rostros del interior, reconoció a algunos, había la chica que le recluto la ultima vez, ese famoso elfo que los había guiado en Térpoli... prometía. -¿Nombre?- pregunto la mujer sin levantar la mirada de su libro, que debía ser una lista de soldados. No lo reconocía, iba a llorar... en realidad no, pero se sentía un poco ofendido.
-Geralt- levantó la vista, al menos le sonaba el nombre... -¿Habilidades?- esta vez no respondió él, sino el elfo. -Arcanista, brujo de fuego, veterano...- Su ego subió un poco en ese momento, el comandante de todo el maldito ejercito se acordaba de él. -Y aire, fuego y aire- hizo un remolino seguido de una pequeña explosión controlada en la palma de su mano y le pareció ver una chispa de diversión en los ojos del general. Lo entendía, el tenia esa misma mirada la primera vez que consiguió hacerlo, era la mirada de un gato observando una pecera.
- Spoiler:
- Me apunto al evento 3 Sin esperanza
Geralt
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
El murmullo de la muchedumbre era más alto que de costumbre, las noticias volaban, todo el mundo parecía estar al tanto de los enemigos que asolaban la calurosa ciudad de Roilkat, todo el mundo menos él.
-¡Dicen que te arrancan la cabellera y que se hacen ropajes con ellas! – Escuchó decir a un mercader de hierro mientras bebía en la taberna adyacente a su oficina- ¡Nadie es tan bárbaro! – Respondió otro rápidamente, negando con la cabeza – ¡También dicen que son inmunes al mismo fuego! – Continuó el primero en un tono mucho más enigmático – ¡Muchos afirman que son uno con la misma arena! Que aparecen y desaparecen sin dejar rastro, solo destrucción y muerte. – Un tercero se unió a la conversación, otorgando más incoherencias a todo el asunto.
Enarcó una ceja y se terminó la bebida, no pudo evitar sentirse atraído por aquellos rumores, demasiado inverosímiles como para ser cierto, pero demasiado extendidos como para ser totalmente falsos – ¿De qué habláis? ¿De brujos? – Preguntó a los presentes acercándose a la mesa en la que estos conversaban, un fuerte olor a alcohol le abofeteó en cuanto los mercaderes se giraron hacia él. – Peor, muchacho, peor – Dijo el primero en un tono pesaroso – Nórgedos, Roilkat será un pedregal humeante en pocos días – Eltrant torció el gesto y se encogió de hombros - ¿Tan peligrosos son? – Los tres hombres se miraron entre ellos y sonrieron, como si no terminasen de creerse que el mercenario no supiese de los Nórgedos – Sí chico – Contestó otro tras dar un largo y sonoro sorbo a su copa – He oído que incluso lanzan fuego abrasador por las manos, son monstruos sedientos de sangre – El séptimo de los Tale se cruzó de brazos - ¿Entonces son brujos? – Inquirió de nuevo el castaño - ¡Que no son brujos! ¡Ese es el problema! – Exclamó el mercader golpeando la mesa. – Mira chico, si tanto te interesa, hay puestos de información por toda la maldita ciudad, déjanos tranquilos – Los mercaderes se levantaron y, dejando un puñado de Aeros sobre la mesa se encaminaron a la salida del local – De todas formas dicen que hablar de ellos trae mala suerte…
Horas después se encontró a sí mismo en la larga cola que llevaba hasta una de las garitas de reclutamiento, recordaba haberlo hecho tiempo atrás, algo parecido sucedió con una ciudad pequeña no muy lejos de Lunargenta, Térpoli, desafortunadamente, eran pocos los recuerdos que la maldición se había llevado de aquella experiencia.
Limpiándose el polvo que cubría sus ropajes, Eltrant se acercó cuando el hombre que estaba atendiendo al público gritó un sonoro “siguiente”.
- ¿Nombre? – Preguntó inmediatamente, sin ni siquiera levantar la mirada del papel en el que iba a anotar toda la información que el mercenario le diese – Eltrant Tale – Contestó este prácticamente al instante – Ajá… - El hombre uniformado garabateó un par de palabras en el papel - ¿Habilidades? – Eltrant sonrió levemente, aquella pregunta era un tanto ambigua para él, sobre todo porque aparte de recibir cortes no creía tener muchas habilidades – Estuve en Térpoli – Dijo al cabo de unos segundos, el hombre alzó la cabeza para mirar a la persona que tenía frente a él y se atusó la larga barba blanquecina que cubría su cara - ¿Enserio? ¿Qué posición? ¿Y tienes todas las extremidades? – Pasándose la mano por el pelo trató de rememorar el nombre del escuadrón al que le asignaron – …Estuve al frente – Negó con la cabeza en el mismo segundo en el cual aquellas palabras emanaron de su boca – Quiero decir, estuve… asignado a la protección del grupo de especialistas que derribaron la muralla – Tras unos instantes observando al muchacho el hombre escribió una larga frase junto a su nombre – … Ahora perteneces al Batallón Marfil, asegúrate de estar en Roilkat lo antes posible – Dijo mientras se levantaba y entregaba a Eltrant un sobre – Entréguele esto al Sargento Sven, recibirá más instrucciones e información sobre el enemigo en el campamento, retírese. – El mercenario miró la carta que tenía en las manos. - ¡Siguiente! – No obstante, antes de que pudiese decir nada más le sacaron de la fila.
Una vez estuvo aparte examinó el sobre a contraluz, no parecía contener nada especial, totalmente idéntico al que todas las demás personas de la fila estaban recibiendo – Así que a Roilkat… - Había sido reclutado para una guerra y su conocimiento sobre el enemigo era básicamente el mismo que el de los mercaderes de la taberna, se encogió de hombros, no es como si pudiese hacer gran cosa al respecto en aquel momento - …Tendré que llevar ropa ligera.
-¡Dicen que te arrancan la cabellera y que se hacen ropajes con ellas! – Escuchó decir a un mercader de hierro mientras bebía en la taberna adyacente a su oficina- ¡Nadie es tan bárbaro! – Respondió otro rápidamente, negando con la cabeza – ¡También dicen que son inmunes al mismo fuego! – Continuó el primero en un tono mucho más enigmático – ¡Muchos afirman que son uno con la misma arena! Que aparecen y desaparecen sin dejar rastro, solo destrucción y muerte. – Un tercero se unió a la conversación, otorgando más incoherencias a todo el asunto.
Enarcó una ceja y se terminó la bebida, no pudo evitar sentirse atraído por aquellos rumores, demasiado inverosímiles como para ser cierto, pero demasiado extendidos como para ser totalmente falsos – ¿De qué habláis? ¿De brujos? – Preguntó a los presentes acercándose a la mesa en la que estos conversaban, un fuerte olor a alcohol le abofeteó en cuanto los mercaderes se giraron hacia él. – Peor, muchacho, peor – Dijo el primero en un tono pesaroso – Nórgedos, Roilkat será un pedregal humeante en pocos días – Eltrant torció el gesto y se encogió de hombros - ¿Tan peligrosos son? – Los tres hombres se miraron entre ellos y sonrieron, como si no terminasen de creerse que el mercenario no supiese de los Nórgedos – Sí chico – Contestó otro tras dar un largo y sonoro sorbo a su copa – He oído que incluso lanzan fuego abrasador por las manos, son monstruos sedientos de sangre – El séptimo de los Tale se cruzó de brazos - ¿Entonces son brujos? – Inquirió de nuevo el castaño - ¡Que no son brujos! ¡Ese es el problema! – Exclamó el mercader golpeando la mesa. – Mira chico, si tanto te interesa, hay puestos de información por toda la maldita ciudad, déjanos tranquilos – Los mercaderes se levantaron y, dejando un puñado de Aeros sobre la mesa se encaminaron a la salida del local – De todas formas dicen que hablar de ellos trae mala suerte…
Horas después se encontró a sí mismo en la larga cola que llevaba hasta una de las garitas de reclutamiento, recordaba haberlo hecho tiempo atrás, algo parecido sucedió con una ciudad pequeña no muy lejos de Lunargenta, Térpoli, desafortunadamente, eran pocos los recuerdos que la maldición se había llevado de aquella experiencia.
Limpiándose el polvo que cubría sus ropajes, Eltrant se acercó cuando el hombre que estaba atendiendo al público gritó un sonoro “siguiente”.
- ¿Nombre? – Preguntó inmediatamente, sin ni siquiera levantar la mirada del papel en el que iba a anotar toda la información que el mercenario le diese – Eltrant Tale – Contestó este prácticamente al instante – Ajá… - El hombre uniformado garabateó un par de palabras en el papel - ¿Habilidades? – Eltrant sonrió levemente, aquella pregunta era un tanto ambigua para él, sobre todo porque aparte de recibir cortes no creía tener muchas habilidades – Estuve en Térpoli – Dijo al cabo de unos segundos, el hombre alzó la cabeza para mirar a la persona que tenía frente a él y se atusó la larga barba blanquecina que cubría su cara - ¿Enserio? ¿Qué posición? ¿Y tienes todas las extremidades? – Pasándose la mano por el pelo trató de rememorar el nombre del escuadrón al que le asignaron – …Estuve al frente – Negó con la cabeza en el mismo segundo en el cual aquellas palabras emanaron de su boca – Quiero decir, estuve… asignado a la protección del grupo de especialistas que derribaron la muralla – Tras unos instantes observando al muchacho el hombre escribió una larga frase junto a su nombre – … Ahora perteneces al Batallón Marfil, asegúrate de estar en Roilkat lo antes posible – Dijo mientras se levantaba y entregaba a Eltrant un sobre – Entréguele esto al Sargento Sven, recibirá más instrucciones e información sobre el enemigo en el campamento, retírese. – El mercenario miró la carta que tenía en las manos. - ¡Siguiente! – No obstante, antes de que pudiese decir nada más le sacaron de la fila.
Una vez estuvo aparte examinó el sobre a contraluz, no parecía contener nada especial, totalmente idéntico al que todas las demás personas de la fila estaban recibiendo – Así que a Roilkat… - Había sido reclutado para una guerra y su conocimiento sobre el enemigo era básicamente el mismo que el de los mercaderes de la taberna, se encogió de hombros, no es como si pudiese hacer gran cosa al respecto en aquel momento - …Tendré que llevar ropa ligera.
- Evento:
- Apuntarme al "Evento 3 – Ataque al corazón Nórgedo."
Eltrant Tale
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
Aunque esa maldita bola de fuego se escondiera entre las grises nubes del cielo, sus rayos eran capaces de calentar las calles de Lunargenta con tanta fuerza que El Capitán dudaba con sarcasmo si el panadero que había confeccionado el pan de centeno que estaba almorzando había necesitado usar su horno o le habría bastado con la propia fuerza del sol. “Skuldir” Pensó con cierto odio. “Una mala época para ser un calamar fuera del mar.” Si su característica animal traía algo malo consigo era tener una sensibilidad extra a los cambios de temperatura. Fueran cuales fueran. En las épocas de frío podía sentir como si millares de pequeñas agujas invisibles se le clavaban en la piel y en las épocas como su piel se volvía rígida y reseca pese a la humedad de la ambiente. Pero, por muy mal que lo pasase, aquello no era lo peor del calor. Claro que no. Si de verdad el Capitán odiaba la época de skuldir era porque el calor le obligaba a dejar atrás sus ropas oscuras, sus largas gabardinas negras, sus gruesos chalecos de cuero y, sobre todo, su sombrero de pirata. En aquel día, el Capitán vestía únicamente con unos amplios y cómodos pantalones que le llegaban hasta las rodillas y una camiseta de tirantes de color gris. Parecía más un marinero que un capitán.
Edgar Alan Poe, o Galán de ópera como gustaba llamar el Capitán de vez en cuando a su cuervo haciendo un pequeño juego de palabras con las letras de cada nombre, estaba posado sobre el hombro de Capitán picoteando las migas del pan que su dueño comía. Ni cuervo ni hombre bestia estaban atentos a lo que sucedía dos calles atrás. Cada uno se preocupaba de su almuerzo y de sobrevivir al calor de la mejor forma que ambos podían.
-¡Esta llamada es solo para los valientes!- Gritó un heraldo en mitad de la calle a la vez que hacia hondear un cartel con un dibujo en su inscripción que el Capitán no llegó a ver.
-¡Valientes!- Graznó Edgar Alan Poe con la boca llena de migas de pan.
Un gran público se congregaba entorno al heraldo pero nadie se acercaba a verlo. Muchos de los presentes no eran más que niños o ancianos, no estaban en las condiciones adecuadas para aceptar un trabajo como el que se requería. Si estaban allí solo era para ver a esos héroes valientes que, uno a uno, llegaban para inscribirse. El Capitán hubiera pagado con todos los aeros que tenía por saber qué pensarían los curiosos al ver que un hombre bestia tan horrendo como él lo era, mal vestido con un par de arrapos y con un cuervo comiendo de las sorbas de su almuerzo, se inscribía en el trabajo que solo los héroes valientes debían aceptar.
Edgar Alan Poe, o Galán de ópera como gustaba llamar el Capitán de vez en cuando a su cuervo haciendo un pequeño juego de palabras con las letras de cada nombre, estaba posado sobre el hombro de Capitán picoteando las migas del pan que su dueño comía. Ni cuervo ni hombre bestia estaban atentos a lo que sucedía dos calles atrás. Cada uno se preocupaba de su almuerzo y de sobrevivir al calor de la mejor forma que ambos podían.
-¡Esta llamada es solo para los valientes!- Gritó un heraldo en mitad de la calle a la vez que hacia hondear un cartel con un dibujo en su inscripción que el Capitán no llegó a ver.
-¡Valientes!- Graznó Edgar Alan Poe con la boca llena de migas de pan.
Un gran público se congregaba entorno al heraldo pero nadie se acercaba a verlo. Muchos de los presentes no eran más que niños o ancianos, no estaban en las condiciones adecuadas para aceptar un trabajo como el que se requería. Si estaban allí solo era para ver a esos héroes valientes que, uno a uno, llegaban para inscribirse. El Capitán hubiera pagado con todos los aeros que tenía por saber qué pensarían los curiosos al ver que un hombre bestia tan horrendo como él lo era, mal vestido con un par de arrapos y con un cuervo comiendo de las sorbas de su almuerzo, se inscribía en el trabajo que solo los héroes valientes debían aceptar.
- ¿Dónde voy yo?:
- Evento 2 del Master Ger: Roca y Arena
El Capitán Werner
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
Apenas y había tenido tiempo de leer aquella carta que más que informativa había sido una especie de orden disfrazada, Manuela conocía mi carácter y sabía que no me gustaba seguir órdenes; también era cierto que llevaba tiempo sin asomarme por la base del gremio y me había sorprendido que la carta llegara justamente a la base del clan, un clan y una base que jamás les hubiera dicho que existiera, sin embargo, lo sabían “Nada ocurre sin que nos enteremos, somos informantes” Rezaba el final de dicha carta en tono caprichoso y que a la vez servía de insinuante explicación para explicar a medias cómo sabían de todos mis movimientos.
Había llevado conmigo esta vez la capa del gremio, en parte porque me serviría para identificarme como parte del mismo, al menos para quienes conocieran de su existencia y símbolos, pero también para ocultarme con ella y pasar desapercibido en caso de agentes del norte que aún me buscaban.
Casi un par de días pasaron entre la llegada de la carta y mi arribo a la ciudad de los humanos en donde me dirigí a la guardia de la que no sabía si mi relación con ellos era al final buena o mala, sin embargo había traído conmigo la medalla al heroísmo que me habían enviado tras los eventos de Terpoli y que garantizaba cierto grado de seguridad bajo la teoría de que me otorgaba cierto grado de respeto.
Avancé raudo por la ciudad hasta llegar al cuartel de la Guardia Real, la capa roja del gremio rodeaba todo mi cuerpo incluyendo mi cabeza, de la que solo mi rostro sobresalía semicubierto por mechones de cabello, al llegar a la mesa fui recibido por una mujer que se veía algo agotada, al parecer había sido un día difícil -Siguiente- Dijo sin mirar mientras yo permanecía frente a la mesa -Siguiente- Dijo en tono más alto, ante lo cual solo aclaré mi garganta para hacer ruido e indicarle que estaba ahí.
Los ojos se la mujer se abrieron como platos al ver la capa roja del gremio, era de las pocas ocasiones en que ambas organizaciones intercambiaban efectivos y al parecer mi gremio gozaba de una respetable reputación -Di-disculpe, señor- Dijo la mujer mientras empezaba a rebuscar entre papeles una misión específica, aquella para la que me habían hecho venir -¿Nombre?- Preguntó para inscribirme en el papel que había estado buscando -Sabes que no lo diré- Dije con una pícara sonrisa -Pero necesito...- Respondió un poco temerosa levantando la vista hacia los lados -Chucho- Dije finalmente -Digamos que me llamo Chucho... Werner- Respondí mencionando el primer nombre y apellido que me vinieron a la mente en ese momento; la mujer se extrañó al escribir mi apellido debajo del otro nombre que estaba en la planilla de misión, no me había creído ni esperaba que lo hiciera -¿Habilidades?- Preguntó la mujer con intriga ante lo cual solo abrí un poco mi capa para sacar mis manos y poner sobre la mesa la medalla ganada tras los eventos de Terpoli -¿Habilidades?- Pregunté en tono arrogante pero divertido -No tienes suficiente papel para escribirlas todas- Dije tomando de nuevo mi medalla y envolviéndome en mi capa.
Pocas veces tenía la oportunidad de ser considerado tan importante, y pensaba sacarle todo el jugo posible -Sabes a qué he venido, estaré esperando instrucciones- Dije para luego dirigirme a un rincón desde donde podría ver a cada persona que entrara, solo por precaución y por no presionar demasiado mi suerte.
Había llevado conmigo esta vez la capa del gremio, en parte porque me serviría para identificarme como parte del mismo, al menos para quienes conocieran de su existencia y símbolos, pero también para ocultarme con ella y pasar desapercibido en caso de agentes del norte que aún me buscaban.
Casi un par de días pasaron entre la llegada de la carta y mi arribo a la ciudad de los humanos en donde me dirigí a la guardia de la que no sabía si mi relación con ellos era al final buena o mala, sin embargo había traído conmigo la medalla al heroísmo que me habían enviado tras los eventos de Terpoli y que garantizaba cierto grado de seguridad bajo la teoría de que me otorgaba cierto grado de respeto.
Avancé raudo por la ciudad hasta llegar al cuartel de la Guardia Real, la capa roja del gremio rodeaba todo mi cuerpo incluyendo mi cabeza, de la que solo mi rostro sobresalía semicubierto por mechones de cabello, al llegar a la mesa fui recibido por una mujer que se veía algo agotada, al parecer había sido un día difícil -Siguiente- Dijo sin mirar mientras yo permanecía frente a la mesa -Siguiente- Dijo en tono más alto, ante lo cual solo aclaré mi garganta para hacer ruido e indicarle que estaba ahí.
Los ojos se la mujer se abrieron como platos al ver la capa roja del gremio, era de las pocas ocasiones en que ambas organizaciones intercambiaban efectivos y al parecer mi gremio gozaba de una respetable reputación -Di-disculpe, señor- Dijo la mujer mientras empezaba a rebuscar entre papeles una misión específica, aquella para la que me habían hecho venir -¿Nombre?- Preguntó para inscribirme en el papel que había estado buscando -Sabes que no lo diré- Dije con una pícara sonrisa -Pero necesito...- Respondió un poco temerosa levantando la vista hacia los lados -Chucho- Dije finalmente -Digamos que me llamo Chucho... Werner- Respondí mencionando el primer nombre y apellido que me vinieron a la mente en ese momento; la mujer se extrañó al escribir mi apellido debajo del otro nombre que estaba en la planilla de misión, no me había creído ni esperaba que lo hiciera -¿Habilidades?- Preguntó la mujer con intriga ante lo cual solo abrí un poco mi capa para sacar mis manos y poner sobre la mesa la medalla ganada tras los eventos de Terpoli -¿Habilidades?- Pregunté en tono arrogante pero divertido -No tienes suficiente papel para escribirlas todas- Dije tomando de nuevo mi medalla y envolviéndome en mi capa.
Pocas veces tenía la oportunidad de ser considerado tan importante, y pensaba sacarle todo el jugo posible -Sabes a qué he venido, estaré esperando instrucciones- Dije para luego dirigirme a un rincón desde donde podría ver a cada persona que entrara, solo por precaución y por no presionar demasiado mi suerte.
- Misión::
- Evento: Roca y Arena
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
El sonido de unos fuertes e insistentes golpes en la puerta hicieron que Níniel se sobresaltara y casi dejara caer al suelo el libro que tenía entre sus manos y que llevaba ya un rato leyendo: "La fabricación de materiales para alquimistas y guia de ingredientes de Roilkat" del maestro Sarem El´fidel. Por suerte sus reflejos evitaron en el último momento cualquier daño que el valioso volumen pudiese haber sufrido, y menos mal, porque al anciano bibliotecario jefe de la ciudad no le hubiese gustado ni un pelo encontrarse con algún desperfecto en aquel tomo, uno de aquellos que guardaba con más celo y que solo permitía sacar de los gruesos muros de su "bastión del conocimiento" a un selecto grupo de personas de bien y estudiosos. Un privilegio que la peliblanca no querría perder. ¿Quién debía ser a aquella hora tan temprana y a qué se debía tanta insistencia?.
A unos pasos de ella, sobre la cama, Geralt también se alzó sobre sus patas traseras mirando hacia la puerta con curiosidad por lo que fuera que había interrumpido su sesión matutina de juegos con Noctis, el cachorrito de perro de largas orejas que hacía poco se había unido a la familia y se había convertido en su inseparable compañero. Con un par de ágiles salto bajó de la cama y con otro par alcanzó a la joven elfa y se subió a su hombro derecho, acomodándose allí justo cuando ésta se disponía a abrir.
-¿Si?. ¿Quién es?.- Preguntó por precaución con su siempre melodioso tono de voz. Y es que aunque contaba con la protección de la amable familia dueña de aquella posada nunca se sabía quién podía estar al otro lado, y la ciudad de los humanos era el hogar de muchos indeseables que no querían ningún bien para una elfa, ni siquiera para una inocente sacerdotisa.
-Soy yo, Jafeth. Es importante.- Respondió la conocida voz del hijo mayor de los hijos de Beor, el dueño de la posada. Logrando despejar cualquier temor de la elfa que abrió enseguida, encontrándose al joven humano allí de pié, percatándose enseguida de que el chico iba pertrechado como si se hubiese preparado para una batalla, incluso portaba su escudo con el emblema de la cabeza de oso.
-¿Qué ocurre?. ¿Ha pasado algo?. ¿Estáis todos bien?.- Se apresuró a preguntar Níniel temiendo que le hubiese ocurrido algo a alguno de los miembros de aquella familia que casi la había adoptado como si fuese una más a pesar de sus puntiagudas orejas. ¿O acaso estaba ocurriendo algo peor?.
-No, no. Todos estamos bien pero mira esto.- Dijo tendiéndole un cartel doblado sin añadir nada más, instando a la peliblanca a leerlo a pesar de la mirada interrogativa de sus ojos aguamarina y apoyándose en el quicio de la puerta mientras lo hacía.
Nada más desplegar aquel cartel Níniel recordó Terpoli. De hecho el diseño era parecido y hacía un llamamiento similar a la buena gente de Lunargenta para poner sus armas y habilidades al servicio del reino, solo cambiaba el lugar en peligro y la naturaleza del mismo, una mucho más mundana en aquel caso que en aquella otra. -Norgredos...- Comentó casi más para sí misma que para el humano que esperaba su reacción.
-Sí, unos indeseables. Delincuentes condenados a morir en el desierto por sus crímenes y que de algún modo sobrevivieron y formaron una tribu de bandidos. Supongo que es lo que pasa cuando a la justicia le tiembla la mano a la hora de cortarles la cabeza a los de su calaña.- Respondió el joven con más entusiasmo del que nadie debería mostrar a la hora de hablar de matar a alguien, incluso si ese alguien lo mereciera. -Aún no estoy en la guardia pero quiero ayudar. Voy a apuntarme, y como estuviste en Terpoli pensé que te interesaría. Siempre hace falta gente como tú para cosas como esta.- Añadió revelando el motivo de contarle todo aquello. Si aquel chico hubiese visto lo que ella vio en Terpoli no tendría aquella sonrisa pintada en los labios y sin duda se pensaría dos veces lo de apuntarse a algo así. O quizá no, ya había demostrado que quizá era algo insensato pero valor no le faltaba.
Roilkat...¿Debía creer que era casualidad que de entre todos los libros sobre alquimia de la gran biblioteca escogiese aquel para leer los últimos días?. Sin duda los dioses del bosque habían obrado para prepararla mejor para aquello. Incluso aunque no fuera así toda su vida había girado en torno a ayudar a los demás. ¿De qué servía una vida de estudio y entrenamiento si no se ponían en práctica?. Claro que las guerras de los orejas redondas rara vez eran asunto de los hijos del bosque, pero la guerra por hacer el bien y salvar vidas era una que siempre merecía la pena luchar.
-Entonces...¿Vendrás?.- Preguntó el joven sacando a la elfa de sus pensamientos y devolviéndola a la realidad.
-Lo haré. No me quedaré de brazos cruzados mientras las gentes de esa ciudad sufren a manos de esa horda sedienta de sangre. Cogeré mis cosas, dame un minuto.- Indicó tomando únicamente su bolsa, su capa y su bastón. Ya tendría tiempo más adelante para prepararse para partir a Roilkat, si es que la aceptaban. Por experiencia sabía que ese tipo de expediciones tardaban días en prepararse para salir. -Geralt, cuida de Noctis, volveré enseguida.- Le indicó a la ardilla una vez estuvo lista para salir y cerrando con llave ya en el pasillo.
Níniel recordaba el ambiente opresivo que reinaba en la ciudad durante los días que siguieron al ataque a Terpoli. Los ánimos estaban por los suelos y el miedo a ser los siguientes así como por el destino que habían corrido los familiares y amigos que se encontraban en aquella ciudad durante el ataque de las fuerzas de la oscuridad era omnipresente. Los grupos de mercenarios y voluntarios llenaban las calles y las plazas y la falta de información sobre lo ocurrido era el principal tema de conversación. Pero cuando la peliblanca salió al exterior aquella mañana, y junto a Jafeth se dirigió hacia el punto de reclutamiento, todo era bastante diferente, no había ese ominoso peso sobre los hombros de la mayoría.
Por supuesto la gente hablaba, y bastaba captar unas pocas frases de cada conversación para saber que como siempre los rumores daban pié a que cada cual se inventara sus propias historias sobre lo ocurrido, sobre aquellos Norgredos y sobre la gravedad o falta de la misma de la situación. Desde las más optimistas que hablaban de un ataque mínimo y absurdo contra unas murallas que unos bandidos jamás podrían atravesar, hasta aquellas que hablaban de poderes mágicos y mencionaban la participación de las artes oscuras en todo aquello...Algo por otra parte habitual entre los humanos, muchos de los cuales no sabrían reconocer la diferencia entre magia oscura y magia de sanación ni aunque la tuvieran delante. Otro de los rumores más extendidos era aquel que hablaba de que las ciudades vecinas a Roilkat se preparaban para recibir una oleada de refugiados de la ciudad atacada que huían de la zona en conflicto.
-Esperaba más gente. Colas más largas por ir a luchar contra esos criminales y salvar la ciudad- Comentó decepcionado Jafeth cuando llegaron al cuartel y vieron el número de personas que aguardaba allí su turno. Níniel no podría aventurarse a decir que eran pocas pero desde luego el número palidecía al lado de otras convocatorias. ¿Sería por el mismo motivo por el que la ciudad no parecía tan asustada como la última vez?. ¿Que consideraban aquella nueva amenaza como algo menor?. Subestimar a un enemigo podía ser el primer paso para un desastre.
-Gota a gota también se llena un vaso.- Respondió la joven para animar a su compañero. Pasando a estar pendiente de los comentarios de la gente de la cola mientras esperaba su turno, que no tardó en llegar.
-Una elfa...¿Nombre?.- Preguntó el reclutador que pareció no poder evitar señalar algo tan obvio como era su raza, algo a lo que ya estaba acostumbrada.
-Níniel Thenidiel-Respondió sin más.
-¿Habilidades?.-
- Sacerdotisa, sanadora, alquimista, médica.-
-Bien, bien. Nos vendrá muy bien alguien como tú. ¿Tienes experiencia en operaciones de este tipo?. Una batalla no es precisamente como el hospital de Lunargenta y sería algo a tener en cuenta.- comentó mejorando su arisco y aburrido tono de voz al ver que se trataba de alguien con aptitudes especialmente útiles.
-Bastante. Estuve en Terpoli y en la batalla por Refugio. A parte de eso mucha más de servicio a la guardia de la Lunargenta y de Baslodia entre otras cosas.- Recitó la peliblanca pensando, como siempre que hacía memoria sobre las aventuras vividas desde que abandonase el bosque, que para ser una simple sacerdotisa no había parado de meterse en toda clase de líos. Aunque no se arrepentía de ninguno de ellos. Como muestra sacó de su bolso la medalla al heroísmo ganada en Terpoli. Aquello debería bastar para dar veracidad a todo lo demás.
-Excelente. Una veterana, siempre es bueno contar con gente curtida. Firma aquí o pon una x. Así, bonita letra, sois extrañamente elegantes incluso escribiendo. Mantente al tanto, puede que necesitemos tus servicios para los preparativos. Bien, el siguiente.- Terminó de decir entregándole un trozo de papel con algunas instrucciones y marcado con el sello de la ciudad. A continuación hizo un gesto a Jafeth para que se acercara, procediendo a someterle al mismo interrogatorio que a ella.
Bien, ya estaba hecho, una vez más enrolada al glorioso ejército de los orejas redondas. Hasta que la llamaran de nuevo tendría tiempo para preparar su armadura y armas así como el resto de su equipo. Quién no se prepara bien se preparara para perder.
A unos pasos de ella, sobre la cama, Geralt también se alzó sobre sus patas traseras mirando hacia la puerta con curiosidad por lo que fuera que había interrumpido su sesión matutina de juegos con Noctis, el cachorrito de perro de largas orejas que hacía poco se había unido a la familia y se había convertido en su inseparable compañero. Con un par de ágiles salto bajó de la cama y con otro par alcanzó a la joven elfa y se subió a su hombro derecho, acomodándose allí justo cuando ésta se disponía a abrir.
-¿Si?. ¿Quién es?.- Preguntó por precaución con su siempre melodioso tono de voz. Y es que aunque contaba con la protección de la amable familia dueña de aquella posada nunca se sabía quién podía estar al otro lado, y la ciudad de los humanos era el hogar de muchos indeseables que no querían ningún bien para una elfa, ni siquiera para una inocente sacerdotisa.
-Soy yo, Jafeth. Es importante.- Respondió la conocida voz del hijo mayor de los hijos de Beor, el dueño de la posada. Logrando despejar cualquier temor de la elfa que abrió enseguida, encontrándose al joven humano allí de pié, percatándose enseguida de que el chico iba pertrechado como si se hubiese preparado para una batalla, incluso portaba su escudo con el emblema de la cabeza de oso.
-¿Qué ocurre?. ¿Ha pasado algo?. ¿Estáis todos bien?.- Se apresuró a preguntar Níniel temiendo que le hubiese ocurrido algo a alguno de los miembros de aquella familia que casi la había adoptado como si fuese una más a pesar de sus puntiagudas orejas. ¿O acaso estaba ocurriendo algo peor?.
-No, no. Todos estamos bien pero mira esto.- Dijo tendiéndole un cartel doblado sin añadir nada más, instando a la peliblanca a leerlo a pesar de la mirada interrogativa de sus ojos aguamarina y apoyándose en el quicio de la puerta mientras lo hacía.
Nada más desplegar aquel cartel Níniel recordó Terpoli. De hecho el diseño era parecido y hacía un llamamiento similar a la buena gente de Lunargenta para poner sus armas y habilidades al servicio del reino, solo cambiaba el lugar en peligro y la naturaleza del mismo, una mucho más mundana en aquel caso que en aquella otra. -Norgredos...- Comentó casi más para sí misma que para el humano que esperaba su reacción.
-Sí, unos indeseables. Delincuentes condenados a morir en el desierto por sus crímenes y que de algún modo sobrevivieron y formaron una tribu de bandidos. Supongo que es lo que pasa cuando a la justicia le tiembla la mano a la hora de cortarles la cabeza a los de su calaña.- Respondió el joven con más entusiasmo del que nadie debería mostrar a la hora de hablar de matar a alguien, incluso si ese alguien lo mereciera. -Aún no estoy en la guardia pero quiero ayudar. Voy a apuntarme, y como estuviste en Terpoli pensé que te interesaría. Siempre hace falta gente como tú para cosas como esta.- Añadió revelando el motivo de contarle todo aquello. Si aquel chico hubiese visto lo que ella vio en Terpoli no tendría aquella sonrisa pintada en los labios y sin duda se pensaría dos veces lo de apuntarse a algo así. O quizá no, ya había demostrado que quizá era algo insensato pero valor no le faltaba.
Roilkat...¿Debía creer que era casualidad que de entre todos los libros sobre alquimia de la gran biblioteca escogiese aquel para leer los últimos días?. Sin duda los dioses del bosque habían obrado para prepararla mejor para aquello. Incluso aunque no fuera así toda su vida había girado en torno a ayudar a los demás. ¿De qué servía una vida de estudio y entrenamiento si no se ponían en práctica?. Claro que las guerras de los orejas redondas rara vez eran asunto de los hijos del bosque, pero la guerra por hacer el bien y salvar vidas era una que siempre merecía la pena luchar.
-Entonces...¿Vendrás?.- Preguntó el joven sacando a la elfa de sus pensamientos y devolviéndola a la realidad.
-Lo haré. No me quedaré de brazos cruzados mientras las gentes de esa ciudad sufren a manos de esa horda sedienta de sangre. Cogeré mis cosas, dame un minuto.- Indicó tomando únicamente su bolsa, su capa y su bastón. Ya tendría tiempo más adelante para prepararse para partir a Roilkat, si es que la aceptaban. Por experiencia sabía que ese tipo de expediciones tardaban días en prepararse para salir. -Geralt, cuida de Noctis, volveré enseguida.- Le indicó a la ardilla una vez estuvo lista para salir y cerrando con llave ya en el pasillo.
Níniel recordaba el ambiente opresivo que reinaba en la ciudad durante los días que siguieron al ataque a Terpoli. Los ánimos estaban por los suelos y el miedo a ser los siguientes así como por el destino que habían corrido los familiares y amigos que se encontraban en aquella ciudad durante el ataque de las fuerzas de la oscuridad era omnipresente. Los grupos de mercenarios y voluntarios llenaban las calles y las plazas y la falta de información sobre lo ocurrido era el principal tema de conversación. Pero cuando la peliblanca salió al exterior aquella mañana, y junto a Jafeth se dirigió hacia el punto de reclutamiento, todo era bastante diferente, no había ese ominoso peso sobre los hombros de la mayoría.
Por supuesto la gente hablaba, y bastaba captar unas pocas frases de cada conversación para saber que como siempre los rumores daban pié a que cada cual se inventara sus propias historias sobre lo ocurrido, sobre aquellos Norgredos y sobre la gravedad o falta de la misma de la situación. Desde las más optimistas que hablaban de un ataque mínimo y absurdo contra unas murallas que unos bandidos jamás podrían atravesar, hasta aquellas que hablaban de poderes mágicos y mencionaban la participación de las artes oscuras en todo aquello...Algo por otra parte habitual entre los humanos, muchos de los cuales no sabrían reconocer la diferencia entre magia oscura y magia de sanación ni aunque la tuvieran delante. Otro de los rumores más extendidos era aquel que hablaba de que las ciudades vecinas a Roilkat se preparaban para recibir una oleada de refugiados de la ciudad atacada que huían de la zona en conflicto.
-Esperaba más gente. Colas más largas por ir a luchar contra esos criminales y salvar la ciudad- Comentó decepcionado Jafeth cuando llegaron al cuartel y vieron el número de personas que aguardaba allí su turno. Níniel no podría aventurarse a decir que eran pocas pero desde luego el número palidecía al lado de otras convocatorias. ¿Sería por el mismo motivo por el que la ciudad no parecía tan asustada como la última vez?. ¿Que consideraban aquella nueva amenaza como algo menor?. Subestimar a un enemigo podía ser el primer paso para un desastre.
-Gota a gota también se llena un vaso.- Respondió la joven para animar a su compañero. Pasando a estar pendiente de los comentarios de la gente de la cola mientras esperaba su turno, que no tardó en llegar.
-Una elfa...¿Nombre?.- Preguntó el reclutador que pareció no poder evitar señalar algo tan obvio como era su raza, algo a lo que ya estaba acostumbrada.
-Níniel Thenidiel-Respondió sin más.
-¿Habilidades?.-
- Sacerdotisa, sanadora, alquimista, médica.-
-Bien, bien. Nos vendrá muy bien alguien como tú. ¿Tienes experiencia en operaciones de este tipo?. Una batalla no es precisamente como el hospital de Lunargenta y sería algo a tener en cuenta.- comentó mejorando su arisco y aburrido tono de voz al ver que se trataba de alguien con aptitudes especialmente útiles.
-Bastante. Estuve en Terpoli y en la batalla por Refugio. A parte de eso mucha más de servicio a la guardia de la Lunargenta y de Baslodia entre otras cosas.- Recitó la peliblanca pensando, como siempre que hacía memoria sobre las aventuras vividas desde que abandonase el bosque, que para ser una simple sacerdotisa no había parado de meterse en toda clase de líos. Aunque no se arrepentía de ninguno de ellos. Como muestra sacó de su bolso la medalla al heroísmo ganada en Terpoli. Aquello debería bastar para dar veracidad a todo lo demás.
-Excelente. Una veterana, siempre es bueno contar con gente curtida. Firma aquí o pon una x. Así, bonita letra, sois extrañamente elegantes incluso escribiendo. Mantente al tanto, puede que necesitemos tus servicios para los preparativos. Bien, el siguiente.- Terminó de decir entregándole un trozo de papel con algunas instrucciones y marcado con el sello de la ciudad. A continuación hizo un gesto a Jafeth para que se acercara, procediendo a someterle al mismo interrogatorio que a ella.
Bien, ya estaba hecho, una vez más enrolada al glorioso ejército de los orejas redondas. Hasta que la llamaran de nuevo tendría tiempo para preparar su armadura y armas así como el resto de su equipo. Quién no se prepara bien se preparara para perder.
- Spoiler:
- Me postulo para la Saga de la llegada de los norgredos. Evento 1: Desde las nubes.
Níniel Thenidiel
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
El aire se sentía denso, espeso, algo difícil de respirar. Cada uno estaba preocupado de distintas cosas, pero aquellos lazos sólo venían desde una dirección: "Roilkat". El frío tampoco podía ignorarse, porque de alguna forma, pese a la cantidad de gente, se sentía el desamparo, que después de entender el verdadero significado de la guerra, terminaría en miedo por luchar contra el enemigo, ese grupo carente de temor y lleno de rabia. Por otro lado, a pesar de tanta confusión, los niños eran capaces de jugar a ser el héroe contra el villano, teniendo la inocencia suficiente para llevar a cabo la crueldad. Los padres se quedaban perplejos, mirando la audacia que sus hijos tendrían cuando creciesen. La forma en que las personas actuaban era increíblemente cautelosa, no querían ocasionar un problema; probablemente estaban tratando de esquivar cualquier conflicto.
Pero desde la lejanía, entraba un hombre con un semblante serio, y un cuerpo descomunalmente grande. Sus músculos relucían por fuera de la capa, y bajo la túnica, allí salía a relucir la empuñadura de su espada, enseñándose sin ningún pudor. Parecía un tipo de pocos amigos, porque ni siquiera se encargó de saludar a los guardias de Lunargenta justo a la entrada. El hombre se veía cabizbajo, también con sus manos en los bolsillos, caminando con decisión, como un soldado en una intensa travesía por su misión, esa que perseguía fielmente con pasos hacia adelante. Varios se le quedaban observando, pero nadie se atrevía a preguntar; todos ellos sabían a dónde él se dirigía.
El guerrero vio el montón de gladiadores haciendo fila para inscribirse a la lucha por Roilkat. Tomó aire por su nariz, inflando su ya gigantesco pecho. Con astucia, siguió desplazándose hasta allí, viendo desde la lejanía a un elfo, el que prácticamente se encargaría de introducirlo al futuro combate. Exhibió su rostro mientras se acercaba, y pudimos imaginar de quién se trataba. Todos se quedaron atónitos al ver que ni se molestó en seguir la línea, si no que más bien fue al grano.
-¿Qué pretende este imbécil?-Comentó un hombre de piel blanca y cabeza rapada como un dedo. -Le dejaré el rostro tan abstracto como sus ojos rasgados.-Tronó sus dedos, y después de envalentonarse por las risas de sus compañeros, fue en dirección del muchacho.
De repente, un hombre sonriente aparecería detrás y detendría al calvo, el cual se mantuvo desconcertado por varios minutos, hasta que preguntó. ¿Qué diablos haces?-Pronunciaría, otorgando el turno a la situación, rompiendo en un silencio casi eterno.
-Mejor déjalo en paz.-La expresión divertida del misterioso ser desapareció. El de nuca reluciente no entendía nada, pero desde la distancia, revisó al intruso.
Entretanto, ya nuestro héroe estaba hablando con el elfo. -Sakun Fairsteur, sé luchar correctamente y el dragón de fuego está conmigo. Ganaremos de nuevo.-Musitó con seguridad, algo que el elfo tomó con una especie de alegría.
-Vale... Anotado, señor. La próxima vez haga la fila completa, así se ahorra algún problema.-Dijo el de orejas puntiagudas, encargándose de desviar sus ojos al siguiente tipo.
Sakun hizo caso omiso a ese mensaje, y sin más preámbulo, dio un leve discurso para todos los presentes. -La arrogancia es el nuevo defecto del guerrero... Y eso suele costar una estocada en el cuello.-Su ceño fruncido justamente se dirigió al tipo calvo que anteriormente deseaba luchar contra él.
Este, al ver su medalla que fue entregada a cada participante de Terpoli (Hace varios meses, o años), se quedó sorprendido e hizo como si nada hubiera sucedido.
El dragón desapareció de la escena, y en pocos minutos volvería, quizá con su famoso tigre blanco.
Pero desde la lejanía, entraba un hombre con un semblante serio, y un cuerpo descomunalmente grande. Sus músculos relucían por fuera de la capa, y bajo la túnica, allí salía a relucir la empuñadura de su espada, enseñándose sin ningún pudor. Parecía un tipo de pocos amigos, porque ni siquiera se encargó de saludar a los guardias de Lunargenta justo a la entrada. El hombre se veía cabizbajo, también con sus manos en los bolsillos, caminando con decisión, como un soldado en una intensa travesía por su misión, esa que perseguía fielmente con pasos hacia adelante. Varios se le quedaban observando, pero nadie se atrevía a preguntar; todos ellos sabían a dónde él se dirigía.
El guerrero vio el montón de gladiadores haciendo fila para inscribirse a la lucha por Roilkat. Tomó aire por su nariz, inflando su ya gigantesco pecho. Con astucia, siguió desplazándose hasta allí, viendo desde la lejanía a un elfo, el que prácticamente se encargaría de introducirlo al futuro combate. Exhibió su rostro mientras se acercaba, y pudimos imaginar de quién se trataba. Todos se quedaron atónitos al ver que ni se molestó en seguir la línea, si no que más bien fue al grano.
-¿Qué pretende este imbécil?-Comentó un hombre de piel blanca y cabeza rapada como un dedo. -Le dejaré el rostro tan abstracto como sus ojos rasgados.-Tronó sus dedos, y después de envalentonarse por las risas de sus compañeros, fue en dirección del muchacho.
De repente, un hombre sonriente aparecería detrás y detendría al calvo, el cual se mantuvo desconcertado por varios minutos, hasta que preguntó. ¿Qué diablos haces?-Pronunciaría, otorgando el turno a la situación, rompiendo en un silencio casi eterno.
-Mejor déjalo en paz.-La expresión divertida del misterioso ser desapareció. El de nuca reluciente no entendía nada, pero desde la distancia, revisó al intruso.
Entretanto, ya nuestro héroe estaba hablando con el elfo. -Sakun Fairsteur, sé luchar correctamente y el dragón de fuego está conmigo. Ganaremos de nuevo.-Musitó con seguridad, algo que el elfo tomó con una especie de alegría.
-Vale... Anotado, señor. La próxima vez haga la fila completa, así se ahorra algún problema.-Dijo el de orejas puntiagudas, encargándose de desviar sus ojos al siguiente tipo.
Sakun hizo caso omiso a ese mensaje, y sin más preámbulo, dio un leve discurso para todos los presentes. -La arrogancia es el nuevo defecto del guerrero... Y eso suele costar una estocada en el cuello.-Su ceño fruncido justamente se dirigió al tipo calvo que anteriormente deseaba luchar contra él.
Este, al ver su medalla que fue entregada a cada participante de Terpoli (Hace varios meses, o años), se quedó sorprendido e hizo como si nada hubiera sucedido.
El dragón desapareció de la escena, y en pocos minutos volvería, quizá con su famoso tigre blanco.
- I've Chosen:
- Evento 3: Sin esperanzas
Sakun
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
Una vez más, Lunargenta amanecía con el bullicio de las gentes que se reunían en plazas y comercios, pero aquel no sería un día como otro cualquiera, pronto la noticia de un nuevo peligro se extendería por toda la ciudad, y con ella el miedo. Multitud de carteles decoraban las calles y tablones de anuncios, anunciando el llamamiento del general de la guardia, que de nuevo acudía a la población en busca de soldados, igual que había hecho cuando los nigromantes tomaron Terpoli.
Dentro de la posada, la de ojos verdes desayunaba tranquilamente en una mesa junto a la ventana, observando con curiosidad a los pequeños grupos de personas que iban de un lado para otro, con la preocupación grabada en los rostros. - ¿Qué ocurre? - preguntó elevando la voz, para que el tabernero pudiese escucharla desde detrás de la barra. - No lo sé, pero la guardia ha estado colgando carteles por todos lados, quizá busquen a alguien. - respondió el caballero, sin dejar de limpiar las jarras que tenía a mano. - La guardia… puede que sea algo importante. - musitó ella, antes de abandonar su mesa y salir a la calle, en busca de alguno de aquellos avisos que habían puesto.
No tardó mucho en encontrar el primero, y tras leerlo detenidamente dirigió sus pasos hacia la oficina de la guardia, donde Lord Treki, el elfo rubio que había organizado el asalto a Terpoli, se apresuraba a inscribir a aquellos valientes que llegaban hasta su puesto. - Buenos días, he visto el llamamiento. - dijo, yendo al grano nada más situarse delante del general. - Elen, que alegría ver una cara conocida, nos vendría bien algo de ayuda. - respondió el elfo, con voz amable a pesar de la situación en que se encontraba. - Por eso estoy aquí, apúntame en esa lista y cuéntame a qué nos enfrentamos. - comentó la hechicera, cruzando los brazos sobre el pecho.
- Ésta vez no son nigromantes sino bandidos, Nórgedos. Han estado preparándose durante bastante tiempo para tomar Roilkat a la fuerza. - comenzó a explicar, mientras añadía el nombre de la bruja al resto de voluntarios. - Fueron desterrados al arenal que rodea la ciudad, donde debían morir por sus crímenes, pero de algún modo han sobrevivido y no solo eso, se han organizado hasta formar una tribu, que en breve superará las fuerzas de Roilkat, por eso debemos intervenir. - continuó, con tono algo más serio. - Lunargenta cuenta con buenos soldados, y a juzgar por esa lista que rellenas ya han venido otros a ofrecerte sus servicios, podremos con esto. - aseguró la bruja, antes de despedirse e iniciar el camino de regreso a la posada, donde revisaría su armadura y también las armas.
La guardia ya conocía sus habilidades, tanto alquímicas como mágicas, pero no solo por su intervención en la toma de Terpoli sino también por las veces que había ayudado a limpiar las calles de peligros, cosa que hacía muy a menudo. Más allá de su problema con los jinetes, velar por la seguridad de aquellas tierras y quienes moraban en ellas formaba parte de su labor como Centinela del Sur, y si unos bandidos se creían con derecho a arrebatar las vidas de los inocentes de Roilkat, ella estaría allí para hacerles ver lo equivocados que estaban. Haría cuanto estuviese en su mano para evitar muertes innecesarias.
Probablemente aquellos Nórgedos prefiriesen morir antes que volver a ser capturados por la guardia, pero si con su desaparición se evitaba un mal mayor, la sangre no se derramaría en vano.
Dentro de la posada, la de ojos verdes desayunaba tranquilamente en una mesa junto a la ventana, observando con curiosidad a los pequeños grupos de personas que iban de un lado para otro, con la preocupación grabada en los rostros. - ¿Qué ocurre? - preguntó elevando la voz, para que el tabernero pudiese escucharla desde detrás de la barra. - No lo sé, pero la guardia ha estado colgando carteles por todos lados, quizá busquen a alguien. - respondió el caballero, sin dejar de limpiar las jarras que tenía a mano. - La guardia… puede que sea algo importante. - musitó ella, antes de abandonar su mesa y salir a la calle, en busca de alguno de aquellos avisos que habían puesto.
No tardó mucho en encontrar el primero, y tras leerlo detenidamente dirigió sus pasos hacia la oficina de la guardia, donde Lord Treki, el elfo rubio que había organizado el asalto a Terpoli, se apresuraba a inscribir a aquellos valientes que llegaban hasta su puesto. - Buenos días, he visto el llamamiento. - dijo, yendo al grano nada más situarse delante del general. - Elen, que alegría ver una cara conocida, nos vendría bien algo de ayuda. - respondió el elfo, con voz amable a pesar de la situación en que se encontraba. - Por eso estoy aquí, apúntame en esa lista y cuéntame a qué nos enfrentamos. - comentó la hechicera, cruzando los brazos sobre el pecho.
- Ésta vez no son nigromantes sino bandidos, Nórgedos. Han estado preparándose durante bastante tiempo para tomar Roilkat a la fuerza. - comenzó a explicar, mientras añadía el nombre de la bruja al resto de voluntarios. - Fueron desterrados al arenal que rodea la ciudad, donde debían morir por sus crímenes, pero de algún modo han sobrevivido y no solo eso, se han organizado hasta formar una tribu, que en breve superará las fuerzas de Roilkat, por eso debemos intervenir. - continuó, con tono algo más serio. - Lunargenta cuenta con buenos soldados, y a juzgar por esa lista que rellenas ya han venido otros a ofrecerte sus servicios, podremos con esto. - aseguró la bruja, antes de despedirse e iniciar el camino de regreso a la posada, donde revisaría su armadura y también las armas.
La guardia ya conocía sus habilidades, tanto alquímicas como mágicas, pero no solo por su intervención en la toma de Terpoli sino también por las veces que había ayudado a limpiar las calles de peligros, cosa que hacía muy a menudo. Más allá de su problema con los jinetes, velar por la seguridad de aquellas tierras y quienes moraban en ellas formaba parte de su labor como Centinela del Sur, y si unos bandidos se creían con derecho a arrebatar las vidas de los inocentes de Roilkat, ella estaría allí para hacerles ver lo equivocados que estaban. Haría cuanto estuviese en su mano para evitar muertes innecesarias.
Probablemente aquellos Nórgedos prefiriesen morir antes que volver a ser capturados por la guardia, pero si con su desaparición se evitaba un mal mayor, la sangre no se derramaría en vano.
- Evento:
- Saga: La joya de los Nórgedos Evento 1: La droseta
Elen Calhoun
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
Cuota diaria completada con una sola persona, menudo golpe. Sin duda alguien sentirá mucha ira interna al querer pagar algo pero eso se busca por salir con cuatro bolsas de monedas en el cinturón, los mercaderes y sus cosas. Chimar sonríe, invertirá las monedas en algo fundamental, comida de dudoso valor nutritivo.
Veamos… ¿pero que rayos le pasa a la gente hoy?
Expresa al notar cierto movimiento inusual en los ciudadanos, van demasiado rápido para ser un día normal. Es un ladrón y sabe lo que dice, pocas cosas se le escapan en cuestiones callejeras. Pronto descubre algunas personas colocando carteles de reclutamiento por la ciudad y como suele pasar dicho material deja más preguntas que respuestas, es sorprendente que los residentes de bajo nivel educativo puedan entenderlos.
Roilkat bajo asedio… eso es nuevo.
Recuerda la ciudad, la ha visitado un par de veces para comprar vidrios templados. Es raro que de repente aparezca cualquier fuerza lo suficientemente poderosa como para amenazar algo tan grande pero no sería la primera vez, existen muchas cosas en las sombras. Maquiavelo suspira, debe participar. No puede permitir que la ciudad productora del mejor cristal científico desaparezca... además tal vez paguen bien por la ayuda.
Esto es un jodido Déjà vu…
Dice al encontrarse nuevamente frente a una fila de reclutamiento, cualquier parecido con Térpoli es "mera coincidencia". Suspira, es demasiado pedir un año tranquilo. La gente se le queda mirando con extrañeza cuando toma posición en la hilera, sin duda lo catalogan como un chiste o juego infantil. No es natural ver mocosos tan activos en los acontecimientos mundiales… a menos que tengan una corona sobre la cabeza.
Largo niño, esto es algo serio.
El pequeño arquea una ceja y saca la medalla que gano en Térpoli, la suele llevar encima como seguro por si le pilla la guardia. Todos se quedan en silencio con un rostro de confusión memorable, de esos que merecen un retrato. El reclutador traga saliva, luego inicia los trasmites necesarios. Nunca viene mal ver a un adulto tragarse su orgullo, especialmente uno tan estirado.
Debes ser uno de los jóvenes guerreros que lucharon en Térpoli, lamento la confusión, ¿Cuáles son tus habilidades?
Herrero, carpintero, inventor, genio certificado, aventurero de combate, ladrón y a veces acompañante no deseado.
… bien.
Se puede escuchar una breve risa de Lord Treki atrás, la actuación arrogante del enano parece divertirle un poco. Mientras tanto Chimar permanece en la misma posición con su mejor sonrisa de superioridad, es obvio que tiene una opinión muy alta de sí mismo. Finalmente le endosan una misión, obviamente se basaron en su experticia técnica y tamaño para asignarle eso.
De vuelta a la sartén.
Veamos… ¿pero que rayos le pasa a la gente hoy?
Expresa al notar cierto movimiento inusual en los ciudadanos, van demasiado rápido para ser un día normal. Es un ladrón y sabe lo que dice, pocas cosas se le escapan en cuestiones callejeras. Pronto descubre algunas personas colocando carteles de reclutamiento por la ciudad y como suele pasar dicho material deja más preguntas que respuestas, es sorprendente que los residentes de bajo nivel educativo puedan entenderlos.
Roilkat bajo asedio… eso es nuevo.
Recuerda la ciudad, la ha visitado un par de veces para comprar vidrios templados. Es raro que de repente aparezca cualquier fuerza lo suficientemente poderosa como para amenazar algo tan grande pero no sería la primera vez, existen muchas cosas en las sombras. Maquiavelo suspira, debe participar. No puede permitir que la ciudad productora del mejor cristal científico desaparezca... además tal vez paguen bien por la ayuda.
Esto es un jodido Déjà vu…
Dice al encontrarse nuevamente frente a una fila de reclutamiento, cualquier parecido con Térpoli es "mera coincidencia". Suspira, es demasiado pedir un año tranquilo. La gente se le queda mirando con extrañeza cuando toma posición en la hilera, sin duda lo catalogan como un chiste o juego infantil. No es natural ver mocosos tan activos en los acontecimientos mundiales… a menos que tengan una corona sobre la cabeza.
Largo niño, esto es algo serio.
El pequeño arquea una ceja y saca la medalla que gano en Térpoli, la suele llevar encima como seguro por si le pilla la guardia. Todos se quedan en silencio con un rostro de confusión memorable, de esos que merecen un retrato. El reclutador traga saliva, luego inicia los trasmites necesarios. Nunca viene mal ver a un adulto tragarse su orgullo, especialmente uno tan estirado.
Debes ser uno de los jóvenes guerreros que lucharon en Térpoli, lamento la confusión, ¿Cuáles son tus habilidades?
Herrero, carpintero, inventor, genio certificado, aventurero de combate, ladrón y a veces acompañante no deseado.
… bien.
Se puede escuchar una breve risa de Lord Treki atrás, la actuación arrogante del enano parece divertirle un poco. Mientras tanto Chimar permanece en la misma posición con su mejor sonrisa de superioridad, es obvio que tiene una opinión muy alta de sí mismo. Finalmente le endosan una misión, obviamente se basaron en su experticia técnica y tamaño para asignarle eso.
De vuelta a la sartén.
- Spoiler:
- Evento 2 – Preparando las armas
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
El sol se alzaba al horizonte mientras me encontraba caminando por las calles de esta gran urbe social hablando como un demente con mi compañero de viaje Fatuo, un nuevo amanecer se hacia presente aquella mañana en toda la ciudad. Sin embargo aquel era algo diferente, el ambiente se sentía tenso, no como si fuera una simple pelea de un local, por el contrario era una tención colectiva parecido a que se acercara una plaga o una hambruna, esta sensación era como si todos supieran que corrían peligro por una gran amenaza, todos menos yo.
Poco fue el tiempo que paso para que descubriera lo que pasaba, había dado vuelta a una esquina y me encontré de cara con una masa de gente que rodeaba un cartel del cual un guardia caminaba dejándolo por detrás después de fijarlo a una pared. Sujetando firmemente un aldeano cercano a mi posición le pregunto que estaba sucediendo mientas lo miraba directo a la cara, a lo cual el responde de forma clara y precisa, lo cual me hace soltarlo y pasar entre la gente para leer el cartel que se encontraba a enfrente de las miradas.
“¡Peligro, Lunargenta se encuentra en guerra!”, palabras suficientes para saber que sucedía, y entonces me erguí decidido en camino a una oficina de reclutamiento, acababa de llegar a esta ciudad después de un viaje largo y después de aquellas dificultades no podía dejar que esta nación callera junto con miles de cabezas inocentes.
Una vez en la oficina de la guardia, me encuentro de lleno con un elfo rubio que se dio a conocer como Lord Treki, el cual se encontraba registrando a los que vendrían siendo los valientes que se ofrecían como voluntarios, parándome enfrente a el comienzo con mi presentación formal.
-Saludos a la guardia real, mi nombre es Nerum Larva brujo de fuego y aprendiz de alquimia, vengo a ofrecer mis servicios en busca de la victoria de Lunargenta.- Digo en tono firme el cual demandaba el momento. –Soy consiente de los riesgo y estoy dispuesto a luchar a favor de la ciudad.-
En esos momentos Lord Treki anota al joven Nerum en las listas de voluntarios mientras explicaba a lo que se enfrentaba, Nórgedos una tribu hecha a base de bandidos y asesinos que sobrevivieron al calor del desierto, con el cerebro frito por el sol se convertían en una amenaza organizada tanto violenta como sedienta de sangre y venganza, para todos en la ciudad.
Nerum era consiente de en que se había metido, sin embargo mientras estuviera cuerdo y pudiera hacer algo, no permitiría el abuso de dementes desterrados al desierto sobre los ciudadanos de Lunargenta, la guardia era capas para aquella guerra pero aun así daría su ayuda para poder disminuir las bajas de los inocente, su objetivo era claro. “Que la mayoría de estas personas regresen a su hogar con vida.”
Pero sobre todo mantenerse con vida para poder salvar a los demás, después de todo su muerte no servirá para la batalla, las vidas no son algo que se deba perder inútilmente y si quería conservar la suya debía prepararse.
Poco fue el tiempo que paso para que descubriera lo que pasaba, había dado vuelta a una esquina y me encontré de cara con una masa de gente que rodeaba un cartel del cual un guardia caminaba dejándolo por detrás después de fijarlo a una pared. Sujetando firmemente un aldeano cercano a mi posición le pregunto que estaba sucediendo mientas lo miraba directo a la cara, a lo cual el responde de forma clara y precisa, lo cual me hace soltarlo y pasar entre la gente para leer el cartel que se encontraba a enfrente de las miradas.
“¡Peligro, Lunargenta se encuentra en guerra!”, palabras suficientes para saber que sucedía, y entonces me erguí decidido en camino a una oficina de reclutamiento, acababa de llegar a esta ciudad después de un viaje largo y después de aquellas dificultades no podía dejar que esta nación callera junto con miles de cabezas inocentes.
Una vez en la oficina de la guardia, me encuentro de lleno con un elfo rubio que se dio a conocer como Lord Treki, el cual se encontraba registrando a los que vendrían siendo los valientes que se ofrecían como voluntarios, parándome enfrente a el comienzo con mi presentación formal.
-Saludos a la guardia real, mi nombre es Nerum Larva brujo de fuego y aprendiz de alquimia, vengo a ofrecer mis servicios en busca de la victoria de Lunargenta.- Digo en tono firme el cual demandaba el momento. –Soy consiente de los riesgo y estoy dispuesto a luchar a favor de la ciudad.-
En esos momentos Lord Treki anota al joven Nerum en las listas de voluntarios mientras explicaba a lo que se enfrentaba, Nórgedos una tribu hecha a base de bandidos y asesinos que sobrevivieron al calor del desierto, con el cerebro frito por el sol se convertían en una amenaza organizada tanto violenta como sedienta de sangre y venganza, para todos en la ciudad.
Nerum era consiente de en que se había metido, sin embargo mientras estuviera cuerdo y pudiera hacer algo, no permitiría el abuso de dementes desterrados al desierto sobre los ciudadanos de Lunargenta, la guardia era capas para aquella guerra pero aun así daría su ayuda para poder disminuir las bajas de los inocente, su objetivo era claro. “Que la mayoría de estas personas regresen a su hogar con vida.”
Pero sobre todo mantenerse con vida para poder salvar a los demás, después de todo su muerte no servirá para la batalla, las vidas no son algo que se deba perder inútilmente y si quería conservar la suya debía prepararse.
- Favorezco por:
- Evento 1: La droseta
Nerum
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
Me encontraba reposando en mi cama disfrutando de un buen rato de tranquilidad y serenidad cuando empezaron a escucharse pasos agitados como si afuera estuviese sucediendo algo grave, en ese momento no tenía ánimos de salir y averiguar qué estaba pasando ya que en la noche anterior no había podido dormir y ahora me sentía realmente agotado, pero el alboroto me impediría descansar de todas maneras, entonces salí de la casa para ver cómo unos soldados colocaban carteles en las paredes, puertas y ventanas.
No entendía lo que sucedía en el momento y tampoco sentía mucho interés en ello, pero debido a que no tenía nada qué hacer me acerqué a unos de los carteles para saber de qué trataba todo el alboroto -¿Reclutamiento? ¿Roilkat?- Me pregunté intrigado mientras que una nueva duda nacía dentro de mi cabeza -Un momento… ¿Roilkat es una ciudad?- No sabía muy bien qué era Roilkat hasta el momento pero al parecer estaba sucediendo algo grave en ese lugar -No importa qué sea, seguramente pagarán una buena cantidad de aeros por mi colaboración- Dije con picardía para luego poner manos a la obra.
Cuando llegué al lugar indicado me encontré con algo desagradable, una inmensa fila de reclutamiento que parecía interminable, lo peor era la forma en que avanzaba, a ese ritmo parecía que no terminarían nunca -¿Qué tan malo puede ser? Solo debo estar en la fila por un largo periodo de tiempo mientras que mi cuerpo es quemado lentamente por la abrasadora luz del sol- Me dije a mí mismo con un tono sarcástico y pesimista.
Cuando tomé mi lugar en la fila las personas me miraron extrañados, tal vez porque creían que yo no sería apto para luchar o porque me veían como un chico holgazán, eso debería molestarme pero me sentía tan cansado que no les di mucha importancia, pero antes de que empezaran hablar sobre mí debía dar una buena impresión -Todo aquel que se atreva a burlarse de mí se ganará mi atención y me encargaré de arrancarles los las costillas para clavarselas en sus cráneos- Dije con un tono arrogante, con eso me aseguré de que nadie se atreviera a insultarme.
Después de pasar un largo rato soportando el abrasador calor del sol, tolerando los chistes sin gracia que comentaban a cada rato, tratando de mantener mi nariz alejada del putrefacto olor de las axilas sudadas, finalmente llegó mi tan esperado turno -¿Cuáles son tus habilidades?- preguntó el reclutador mientras me miraba desde arriba hacia abajo -Herrero, espadachín, asesino en serie, ya sabes, lo típico, ahora deja de mirarme así y dame el trabajo que me corresponde- Después de eso me quedé con los brazos entre cruzados esperando que me encomendaran alguna tarea.
No entendía lo que sucedía en el momento y tampoco sentía mucho interés en ello, pero debido a que no tenía nada qué hacer me acerqué a unos de los carteles para saber de qué trataba todo el alboroto -¿Reclutamiento? ¿Roilkat?- Me pregunté intrigado mientras que una nueva duda nacía dentro de mi cabeza -Un momento… ¿Roilkat es una ciudad?- No sabía muy bien qué era Roilkat hasta el momento pero al parecer estaba sucediendo algo grave en ese lugar -No importa qué sea, seguramente pagarán una buena cantidad de aeros por mi colaboración- Dije con picardía para luego poner manos a la obra.
Cuando llegué al lugar indicado me encontré con algo desagradable, una inmensa fila de reclutamiento que parecía interminable, lo peor era la forma en que avanzaba, a ese ritmo parecía que no terminarían nunca -¿Qué tan malo puede ser? Solo debo estar en la fila por un largo periodo de tiempo mientras que mi cuerpo es quemado lentamente por la abrasadora luz del sol- Me dije a mí mismo con un tono sarcástico y pesimista.
Cuando tomé mi lugar en la fila las personas me miraron extrañados, tal vez porque creían que yo no sería apto para luchar o porque me veían como un chico holgazán, eso debería molestarme pero me sentía tan cansado que no les di mucha importancia, pero antes de que empezaran hablar sobre mí debía dar una buena impresión -Todo aquel que se atreva a burlarse de mí se ganará mi atención y me encargaré de arrancarles los las costillas para clavarselas en sus cráneos- Dije con un tono arrogante, con eso me aseguré de que nadie se atreviera a insultarme.
Después de pasar un largo rato soportando el abrasador calor del sol, tolerando los chistes sin gracia que comentaban a cada rato, tratando de mantener mi nariz alejada del putrefacto olor de las axilas sudadas, finalmente llegó mi tan esperado turno -¿Cuáles son tus habilidades?- preguntó el reclutador mientras me miraba desde arriba hacia abajo -Herrero, espadachín, asesino en serie, ya sabes, lo típico, ahora deja de mirarme así y dame el trabajo que me corresponde- Después de eso me quedé con los brazos entre cruzados esperando que me encomendaran alguna tarea.
- Spoiler:
- Evento 2 – Preparando las armas
Rauko
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
La silla crujió levemente cuando el brujo se acomodó en su respaldo. El líquido de su vaso bajó por su garganta acariciándolo dulcemente, a la vez que observaba la poca clientela que había hoy en “El Pez Volador”. Comer en la posada del tío de Caroline era una buena opción cuando no quería prepararse nada en casa, y también una buena excusa para estirar las piernas.
- ¿¡Has visto esto!? - gritó alguien a su espalda, muy cerca de él.
El susto casi hace que el castaño cayera hacia atrás por la sorpresa. Una vez recompuesto de este miró el papel que había colocado sobre la mesa la mujer pelirroja.
- Roilkat-, dijo casi en susurro, leyendo el cartel que había dejado la chica sobre su mesa.
- Sí, es una ciudad del desierto, aquí en Verisar. La más importante en esa zona-, comentó la moza sentándose en una de las sillas libres.
- Sé donde está. Aunque nunca he ido-, comentó aún medio ausente por la lectura. - Y por todos los dioses habidos y por haber. ¿Podrías dejar esa manía de asustarme de esa manera? - dijo saliendo de su letargo. - Mi corazón te lo agradecería. ¿En fin, de donde has sacado esto? - meneó el papel delante de la chica antes de dejarlo caer sobre la mesa. Después se inclinó sobre la silla nuevamente como si no aquello no fuera con él.
- Los Nórgedos han amenazado a la ciudad. Parece que van en serio y la asaltarán. Los habitantes de Roilkat están muy preocupados-, comentó la joven en un tono que denotaba que igualmente estaba preocupada como los ciudadanos de dicha ciudad.
- Ya veo-, cruzó una de sus piernas por encima de la otra y tomó otro trago de hidromiel. - De las amenazas a la realidad hay un trecho. Esos supuestos asaltantes podrían ser solo unos simples bravucones.
- ¿Y te arriesgarías a que no hacer nada y que fuera verdad? No puedes quedarte aquí mientras esas gentes pueden sufrir las consecuencias de esos salvajes.
- ¿Yo? Un momento, un momento. ¿Cómo que no puedo aquí mientras esas gentes pueden sufrir? No estarás insinuando…
- Ohh, Vincent. Estos carteles están puestos por toda la ciudad buscando ayuda. Y he pensado…-, dejó de hablar unos instantes sonriendo, - que mejor que fuera un mercenario experimentado y altruista como tú-, dijo la chica sin perder la sonrisa.
- ¿Qué? Soy un mercenario. Que, por si no lo sabías, consiste en ganar dinero con…- el brujo observó como su amiga ponía ojos de cordero degollado y no pudo continuar. - ¡Ahh, maldita sea!
En menudo follón lo había metido Caroline, eso pensaba horas más tarde mientras se encontraba delante de una señorita que estaba haciendo la lista de reclutamiento.
- ¿Nombre?
- Vincent Calhoun
- ¿Has dicho Calhoun? - preguntó un elfo interviniendo en la conversación.
- Así es, ¿y vos sois? - comentó extrañado el brujo enarcando una ceja.
- Oh, lo siento. Perdone mis modales. Soy Lord Treki, oficial de la guardia, y da la casualidad que conozco a una persona con su mismo apellido.
- Es mi hermana-, dijo con una sonrisa, pues ya había supuesto por donde iba encaminado el oficial.
- Interesante-, el hombre también sonrió y alargó la mano. - No sabía que Elen tuviera un hermano. ¿Qué habilidades tienes? Así te podremos buscar el lugar donde mejor puedas ayudar. ¿O prefieres ir con tu hermana? - comentó el elfo.
No le sorprendía en absoluto. ¿Qué le pasaba a esta mujer que nunca le decía nada de los follones en los que se metía? ¿Qué les pasaba a todas las mujeres ya que estaba? Si no era su hermana que no le decía las batallas en las que se metía, era su madre la que le mandaba a meterse en líos, y ahora le tocaba el turno a Caroline para mandarlo a una guerra.
- Pues soy bi-elemental de fuego y aire. Domino igualmente los arcanos, y también se algo de herrería. Pero no se preocupe, soy mercenario, no es necesario que me mande con Elen. Estoy entrenado de niño en combate y se luchar bien, puede mandarme donde crea más conveniente-, contestó al oficial tras estrechar su mano.
- Bien, creo te mandaré a la protección de la ciudad. Tus poderes de aire y fuego vendrán bien en su defensa.
El brujo solo asintió como respuesta, y cogió la pluma para firmar en el papel donde otros antes que él lo habían hecho.
Joder. Roilkat. Con el maldito calor que debía hacer allí en esta época del año.
- ¿¡Has visto esto!? - gritó alguien a su espalda, muy cerca de él.
El susto casi hace que el castaño cayera hacia atrás por la sorpresa. Una vez recompuesto de este miró el papel que había colocado sobre la mesa la mujer pelirroja.
- Roilkat-, dijo casi en susurro, leyendo el cartel que había dejado la chica sobre su mesa.
- Sí, es una ciudad del desierto, aquí en Verisar. La más importante en esa zona-, comentó la moza sentándose en una de las sillas libres.
- Sé donde está. Aunque nunca he ido-, comentó aún medio ausente por la lectura. - Y por todos los dioses habidos y por haber. ¿Podrías dejar esa manía de asustarme de esa manera? - dijo saliendo de su letargo. - Mi corazón te lo agradecería. ¿En fin, de donde has sacado esto? - meneó el papel delante de la chica antes de dejarlo caer sobre la mesa. Después se inclinó sobre la silla nuevamente como si no aquello no fuera con él.
- Los Nórgedos han amenazado a la ciudad. Parece que van en serio y la asaltarán. Los habitantes de Roilkat están muy preocupados-, comentó la joven en un tono que denotaba que igualmente estaba preocupada como los ciudadanos de dicha ciudad.
- Ya veo-, cruzó una de sus piernas por encima de la otra y tomó otro trago de hidromiel. - De las amenazas a la realidad hay un trecho. Esos supuestos asaltantes podrían ser solo unos simples bravucones.
- ¿Y te arriesgarías a que no hacer nada y que fuera verdad? No puedes quedarte aquí mientras esas gentes pueden sufrir las consecuencias de esos salvajes.
- ¿Yo? Un momento, un momento. ¿Cómo que no puedo aquí mientras esas gentes pueden sufrir? No estarás insinuando…
- Ohh, Vincent. Estos carteles están puestos por toda la ciudad buscando ayuda. Y he pensado…-, dejó de hablar unos instantes sonriendo, - que mejor que fuera un mercenario experimentado y altruista como tú-, dijo la chica sin perder la sonrisa.
- ¿Qué? Soy un mercenario. Que, por si no lo sabías, consiste en ganar dinero con…- el brujo observó como su amiga ponía ojos de cordero degollado y no pudo continuar. - ¡Ahh, maldita sea!
En menudo follón lo había metido Caroline, eso pensaba horas más tarde mientras se encontraba delante de una señorita que estaba haciendo la lista de reclutamiento.
- ¿Nombre?
- Vincent Calhoun
- ¿Has dicho Calhoun? - preguntó un elfo interviniendo en la conversación.
- Así es, ¿y vos sois? - comentó extrañado el brujo enarcando una ceja.
- Oh, lo siento. Perdone mis modales. Soy Lord Treki, oficial de la guardia, y da la casualidad que conozco a una persona con su mismo apellido.
- Es mi hermana-, dijo con una sonrisa, pues ya había supuesto por donde iba encaminado el oficial.
- Interesante-, el hombre también sonrió y alargó la mano. - No sabía que Elen tuviera un hermano. ¿Qué habilidades tienes? Así te podremos buscar el lugar donde mejor puedas ayudar. ¿O prefieres ir con tu hermana? - comentó el elfo.
No le sorprendía en absoluto. ¿Qué le pasaba a esta mujer que nunca le decía nada de los follones en los que se metía? ¿Qué les pasaba a todas las mujeres ya que estaba? Si no era su hermana que no le decía las batallas en las que se metía, era su madre la que le mandaba a meterse en líos, y ahora le tocaba el turno a Caroline para mandarlo a una guerra.
- Pues soy bi-elemental de fuego y aire. Domino igualmente los arcanos, y también se algo de herrería. Pero no se preocupe, soy mercenario, no es necesario que me mande con Elen. Estoy entrenado de niño en combate y se luchar bien, puede mandarme donde crea más conveniente-, contestó al oficial tras estrechar su mano.
- Bien, creo te mandaré a la protección de la ciudad. Tus poderes de aire y fuego vendrán bien en su defensa.
El brujo solo asintió como respuesta, y cogió la pluma para firmar en el papel donde otros antes que él lo habían hecho.
Joder. Roilkat. Con el maldito calor que debía hacer allí en esta época del año.
- Puesto:
- Me presento para la Llegada de los Nórgedos. Evento 1: Desde las nubes.
Vincent Calhoun
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
La tarde era cálida he iluminaba las puertas de las oficinas de Lunargenta. Hacía poco tiempo que había reemprendido cortos viajes en busca de objetos alquímicos con los cuales aumentar su conocimiento en la materia, sin embargo, aun era una aprendiz en el tema y necesitaba hacerse de más conocimiento del que había leído en libros o descrito en sus libretas. Tragó saliva y se dirigió hasta la puerta, detenida por un guardia real. "¿Qué desea...Bruja?" Preguntó, impostando la voz. La ciudad Humana estaba pasando por un momento de extremo peligro, las calles ataviadas de gente que caminaba de un lado a otro, llevando provisiones, entrenando caballos o transportando heridos.
Nuevamente la guerra se había asentado en al ciudad y aunque no fuese un peligro tan terrible ahora mostrarse por aquellos lares, pues todo aquel que quisiera colaborar sería bien recompensado, seguía llevándole una mala impresión a los pueblerinos por aquel aspecto tan descuidado y "brujíl" que desprendía. Desde su ropa, hasta su cabello rojizo inexplicablemente brillante, cual fuego de leña recién encendido. Había muchos carteles dispersados por la ciudad buscando nueva gente en las filas, hacían hincapié en hacer caso omiso a tu raza, buscando gente de confianza sobre quienes dejar algunas tareas importantes. La bruja no tenía apariencia confiable, ni tampoco sabía muy bien el arte del habla, pero si tenía un gran conocimiento de aquellos múltiples libros robados y escritos por sus manos. Si había algo de lo que sabía era sobre plantas y animales. Observó al guardia, con total seriedad y mostró uno de los carteles que arrancó de una pared. -Vengo por los anuncios- Mencionó, buscando ocultar aquel acento norteño que le podría hacer quedar como una inculta o aun menos confiable de lo que ya era. El hombre asintió y dio media vuelta, abriendo la puerta para acompañarle por un gran pasillo, hasta dar con la oficina principal. No parecía haber mucha gente dispuesta a formar filas, pues el lugar estaba desierto y aunque hubiesen algunos bancos de espera, al parecer, los valientes eran contados con las manos.
El soldado abrió la puerta para asomarse y pronto dijo "Adelante", dándole pie a pasar. Al entrar, un hombre tras un gran escritorio lleno de papeleo y objetos caros, estaba escribiendo importantes cartas o comunicados, firmando y leyendo sin prestar mucha atención a la muchacha. Siquiera se detuvo a mirarle y esto le molestó un poco, que mantuvo la quietud buscando no crear un escándalo. "¿Bruja? ¿Buscas asistir a Lunargenta en esta guerra? ¿Qué contrato deseas encarar? Hay muchas misiones de las cuales un ser como tu puede hacerse cargo aunque..." El hombre levantó la mirada por primera vez y observó con cierto asco los ropajes de Carla, mientras ella buscaba mantenerse impasible, aunque su ojo ciego, oculto por el flequillo, temblaba un poco. "A decir por su...vestimenta, probablemente prefiera un trabajo de campo, como la recolección o creación de pociones" Luego sonrió falsamente, apoyando la pluma en el tintero. -No se equivoca- Mencionó, luego de respirar hondo. Debía calmar su temperamento o no podría obtener el trabajo. -Deseo alistarme para la búsqueda de la Droseta, tengo un amplio conocimiento sobre flora, fauna y alquimia, desde libros hasta propias experiencias, no me sería difícil para mi....- El hombre levantó la mano en señal de que parece y se levantó de su lugar. "No necesito más explicaciones y promesas vanas de tu poder, ya hay otros más que han pedido hacerse cargo de esta misión, pero no es la única en lo que puedas ayudar, ahora ya estas anotada para que podamos asignarte a algún trabajo...- Deslizó un papel sellado por la firma real y señaló, entregándole un pluma. "Firma aquí y pon tu nombre completo. Si llegas a romper el contrato o ayudar a los enemigos, te convertirás enemiga de Lunargenta y por ende serás una fugitiva de la ley. Aclarado esto, que la suerte acompañe vuestro viaje" Acotó el hombre, mientras Carla firmaba con cierto nerviosismo, pues esta sería la primera vez que, probablemente, participaría en una guerra.
Nuevamente la guerra se había asentado en al ciudad y aunque no fuese un peligro tan terrible ahora mostrarse por aquellos lares, pues todo aquel que quisiera colaborar sería bien recompensado, seguía llevándole una mala impresión a los pueblerinos por aquel aspecto tan descuidado y "brujíl" que desprendía. Desde su ropa, hasta su cabello rojizo inexplicablemente brillante, cual fuego de leña recién encendido. Había muchos carteles dispersados por la ciudad buscando nueva gente en las filas, hacían hincapié en hacer caso omiso a tu raza, buscando gente de confianza sobre quienes dejar algunas tareas importantes. La bruja no tenía apariencia confiable, ni tampoco sabía muy bien el arte del habla, pero si tenía un gran conocimiento de aquellos múltiples libros robados y escritos por sus manos. Si había algo de lo que sabía era sobre plantas y animales. Observó al guardia, con total seriedad y mostró uno de los carteles que arrancó de una pared. -Vengo por los anuncios- Mencionó, buscando ocultar aquel acento norteño que le podría hacer quedar como una inculta o aun menos confiable de lo que ya era. El hombre asintió y dio media vuelta, abriendo la puerta para acompañarle por un gran pasillo, hasta dar con la oficina principal. No parecía haber mucha gente dispuesta a formar filas, pues el lugar estaba desierto y aunque hubiesen algunos bancos de espera, al parecer, los valientes eran contados con las manos.
El soldado abrió la puerta para asomarse y pronto dijo "Adelante", dándole pie a pasar. Al entrar, un hombre tras un gran escritorio lleno de papeleo y objetos caros, estaba escribiendo importantes cartas o comunicados, firmando y leyendo sin prestar mucha atención a la muchacha. Siquiera se detuvo a mirarle y esto le molestó un poco, que mantuvo la quietud buscando no crear un escándalo. "¿Bruja? ¿Buscas asistir a Lunargenta en esta guerra? ¿Qué contrato deseas encarar? Hay muchas misiones de las cuales un ser como tu puede hacerse cargo aunque..." El hombre levantó la mirada por primera vez y observó con cierto asco los ropajes de Carla, mientras ella buscaba mantenerse impasible, aunque su ojo ciego, oculto por el flequillo, temblaba un poco. "A decir por su...vestimenta, probablemente prefiera un trabajo de campo, como la recolección o creación de pociones" Luego sonrió falsamente, apoyando la pluma en el tintero. -No se equivoca- Mencionó, luego de respirar hondo. Debía calmar su temperamento o no podría obtener el trabajo. -Deseo alistarme para la búsqueda de la Droseta, tengo un amplio conocimiento sobre flora, fauna y alquimia, desde libros hasta propias experiencias, no me sería difícil para mi....- El hombre levantó la mano en señal de que parece y se levantó de su lugar. "No necesito más explicaciones y promesas vanas de tu poder, ya hay otros más que han pedido hacerse cargo de esta misión, pero no es la única en lo que puedas ayudar, ahora ya estas anotada para que podamos asignarte a algún trabajo...- Deslizó un papel sellado por la firma real y señaló, entregándole un pluma. "Firma aquí y pon tu nombre completo. Si llegas a romper el contrato o ayudar a los enemigos, te convertirás enemiga de Lunargenta y por ende serás una fugitiva de la ley. Aclarado esto, que la suerte acompañe vuestro viaje" Acotó el hombre, mientras Carla firmaba con cierto nerviosismo, pues esta sería la primera vez que, probablemente, participaría en una guerra.
- Evento:
- Saga: La joya de los Nórgedos
Evento 1: La droseta
o
Saga: La llega de los Nórgedos
Evento 1 - Desde las nubes
o
Saga: El hogar de los Nórgedos
Evento 1 - Kags en el arenal
Carla de Valle Escondido
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
El día por el bosque había estado tan tranquilo como de costumbre, me encontraba haciendo la rutina diaria cerca de los caminos y revisado las trampas. Cuando llego el momento de revisar el sendero logre notar que había un extenso movimiento, esto se gano mi atencion como un cielo lleno de nubes cautiva a un niño, ese día no estaría mal acercarse un poco a Lunargenta.
Entre más cerca me encontraba más se veía el movimiento de la gente, algo grande debía de estar ocurriendo para que toda la gente se encontrara así, y eso que pasaba era la carnada que acabo capturandome. Terminé tomando un cartel para enterarme mejor del asunto, al parecer un gran ataque se aproximaba y buscaban miembros que los ayudaran, si me preguntaban, era una gran idiotes oferecerse en eso. Guardé el cartel mientras contemplaba el camino de regreso, por un momento quedé helado al pensar el desastre que causaria a la fauna una gran batalla, lo peor era que aunque no participara en todo aquello podía salir perjudicado si todo se extendia despues. Maldije en mi interior mientras me adentraba en Lunargenta con la intenciónn de ofrecer mi ayuda, si tarde o temprano me iba a ver afectado por lo que fuese a pasar prefería aportar algo a eso. En el proceso facilmente me perdí unas 3 veces hasta localizar un grupo de personas que al parecer planeaban unirse a la causa, no creí que tantos desearan ofrecer su vida en aquello.
Me resultaba incomodo tener que esperar solo para que mi pellejo fuera un peon mas, quiza si resaltaba del monton podía pasar mas rápido y evitar la espera. Procedí a sacar el arco y tensar una flecha en este, era un plan perfecto si me lo preguntaban, no demoré en dispararle al reclutador, un par de centimetros mas y le arrancaba la oreja.- Y eso que no estaba apuntando- Levanté la voz entre la multitud que ciertamente había quedado sorprendida, ¿Logré resaltar? Si ¿Logré hacerlo como esperaba? No.
De un momento a otro tenía 5 personas saltando sobre mi, era de esperarse si querían unirse tambien a aquella causa no iban a ser simple civiles.Los evité lanzandome al suelo y levantandome lo mas rápido que pude para correr cerca del reclutador que seguía ciertamente impactado, un par de personas me tomaron de la parte trasera de la camisa intentando apartarme, si lograban lanzarme al suelo me iban a desfigurar a golpes o encarcelar a causa de mi torpe acción - ¡Demonios esperen, yo tambien pienso apuntarme!- Al decir esto algunas manos se apartaron repentinamente de mi ropa, otras solo aminoraron la fuerza.-Y no puede decir que no solo porque le dispare, debe aceptar que fue un tiro perfecto- Me dirigí al encargado que continuaba mudo, no me resultaba raro que aun así me encontrara en un gran problema.
- ¿Tiene alguna buena razon para ser aceptado y ser perdondo por su actos?
- Ciertamente ese tiro no puede ser ignorado- Comenté señalando la flecha esperando que aquello bastara para demostrar mi habilidad.-Y supongo que una sincera disculpa por casi arrancarle una oreja.
-Supongo que hoy es tu día de suerte- El reclutador removio un par de hojas buscando algo hasta poner levantar una y leerla un corto tiempo, observo el grupo de personas que seguía detras de mi con cierta molestia y luego me dirigió la palabra.- Si no hubieses asustado y ahuyentado a los mas normales que nos ayudarian, estarías de camino a una celda.
No evité sentirme mal por el hecho de que casi pierdo mi libertad a cambio de la impaciecia, podía escuchar desde el mas allá los gritos alterados de Gillian reprochandome mis acciones, gritos de alguien que en el fondo estaría orgulloso aun así. Ahora ya estaba comprometido en aquello, debía hacerlo a lo grande para tener historias que contar a mi maestro cuando nos encontraramos en la otra vida.
-¿Cual es su nombre?
-Candau... Fredericksen Candau- Dijé con cierta lentitud, normalmente solo pronunciaba mi apellido, volver a decir mi nombre me resultaba extraño.-Prometo que no solo presumo de mis tiros, soy más que una simple flecha.
Me aleje del sitio evitando la miradas de los que aun seguian esperando, el número de voluntarios había decrecido en gran parte, supuse que había colaborado a que simples civiles no se sacrificaran en vano, era lo mejor para muchas familias si es que tenian alguna.
Entre más cerca me encontraba más se veía el movimiento de la gente, algo grande debía de estar ocurriendo para que toda la gente se encontrara así, y eso que pasaba era la carnada que acabo capturandome. Terminé tomando un cartel para enterarme mejor del asunto, al parecer un gran ataque se aproximaba y buscaban miembros que los ayudaran, si me preguntaban, era una gran idiotes oferecerse en eso. Guardé el cartel mientras contemplaba el camino de regreso, por un momento quedé helado al pensar el desastre que causaria a la fauna una gran batalla, lo peor era que aunque no participara en todo aquello podía salir perjudicado si todo se extendia despues. Maldije en mi interior mientras me adentraba en Lunargenta con la intenciónn de ofrecer mi ayuda, si tarde o temprano me iba a ver afectado por lo que fuese a pasar prefería aportar algo a eso. En el proceso facilmente me perdí unas 3 veces hasta localizar un grupo de personas que al parecer planeaban unirse a la causa, no creí que tantos desearan ofrecer su vida en aquello.
Me resultaba incomodo tener que esperar solo para que mi pellejo fuera un peon mas, quiza si resaltaba del monton podía pasar mas rápido y evitar la espera. Procedí a sacar el arco y tensar una flecha en este, era un plan perfecto si me lo preguntaban, no demoré en dispararle al reclutador, un par de centimetros mas y le arrancaba la oreja.- Y eso que no estaba apuntando- Levanté la voz entre la multitud que ciertamente había quedado sorprendida, ¿Logré resaltar? Si ¿Logré hacerlo como esperaba? No.
De un momento a otro tenía 5 personas saltando sobre mi, era de esperarse si querían unirse tambien a aquella causa no iban a ser simple civiles.Los evité lanzandome al suelo y levantandome lo mas rápido que pude para correr cerca del reclutador que seguía ciertamente impactado, un par de personas me tomaron de la parte trasera de la camisa intentando apartarme, si lograban lanzarme al suelo me iban a desfigurar a golpes o encarcelar a causa de mi torpe acción - ¡Demonios esperen, yo tambien pienso apuntarme!- Al decir esto algunas manos se apartaron repentinamente de mi ropa, otras solo aminoraron la fuerza.-Y no puede decir que no solo porque le dispare, debe aceptar que fue un tiro perfecto- Me dirigí al encargado que continuaba mudo, no me resultaba raro que aun así me encontrara en un gran problema.
- ¿Tiene alguna buena razon para ser aceptado y ser perdondo por su actos?
- Ciertamente ese tiro no puede ser ignorado- Comenté señalando la flecha esperando que aquello bastara para demostrar mi habilidad.-Y supongo que una sincera disculpa por casi arrancarle una oreja.
-Supongo que hoy es tu día de suerte- El reclutador removio un par de hojas buscando algo hasta poner levantar una y leerla un corto tiempo, observo el grupo de personas que seguía detras de mi con cierta molestia y luego me dirigió la palabra.- Si no hubieses asustado y ahuyentado a los mas normales que nos ayudarian, estarías de camino a una celda.
No evité sentirme mal por el hecho de que casi pierdo mi libertad a cambio de la impaciecia, podía escuchar desde el mas allá los gritos alterados de Gillian reprochandome mis acciones, gritos de alguien que en el fondo estaría orgulloso aun así. Ahora ya estaba comprometido en aquello, debía hacerlo a lo grande para tener historias que contar a mi maestro cuando nos encontraramos en la otra vida.
-¿Cual es su nombre?
-Candau... Fredericksen Candau- Dijé con cierta lentitud, normalmente solo pronunciaba mi apellido, volver a decir mi nombre me resultaba extraño.-Prometo que no solo presumo de mis tiros, soy más que una simple flecha.
Me aleje del sitio evitando la miradas de los que aun seguian esperando, el número de voluntarios había decrecido en gran parte, supuse que había colaborado a que simples civiles no se sacrificaran en vano, era lo mejor para muchas familias si es que tenian alguna.
- Spoiler:
- Evento 1 - Kags en el arenal
Fredericksen
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
Había sido una jornada movida. Aquellos malhechores a los que había tenido el gusto de ajusticiar, quedaron tumbados, sin consciencia tras la paliza que les di. No obtuve ninguna ganancia, más que el agradecimiento de un par de ancianos, quienes no tuvieron que lamentar la pérdida de cinco días de trabajo. Aquella paga, sin embargo, era más que suficiente para mí, y suspiré con alegría al recordar sus rostros aliviados. Había hecho el bien, y me sentía dichoso. Silbaba una alegre canción, mientras me dirigía hacia la taberna más cercana para comer carne, vegetales, y tomarme unos cuantos vasos de leche de vaca.
En las calles se vivía una inquietud de la que me costó trabajo percatarme. Las personas murmuraban preocupadas sobre una posible guerra que se cernería pronto sobre Lunargenta. ¿Una guerra aquí? ¿Contra quién?
Entonces vi los numerosos carteles pegados a las paredes. En ellos, parecía solicitarse algo... pero yo no pude adivinar el qué, pues no sé leer. Sin embargo, entre los garabatos, había un dibujo de un tropel de hombres con los rostros cubiertos, esgrimiento vistosas cimitarras, aunque eran simples dibujos. En varios carteles advertí glandes dibujados por los ciudadanos, y en otros advertí groserías que hasta un idiota como yo supo distinguir:
"Que te den, por gilipollas"
"Los Nórgedos se la tragan flácida y meando"
"Lunargenta se va a ir a la mierda, y los corruptos hijos de la gran perra con ella"
"Que se despierte el negro, pa`que te meta too el sablazo"
"Cómete mi mierda, mamón"
Me puse a reír por lo bajo.
Decidí consultar con el viejo Tordes, un veterano con el que me suelo tomar unas copas.
- ¡¿Que qué está pasando?! Realmente eres idiota, ¿Verdad?
- Sí.
- Pues verás... los Nórgedos han venido a invadir Lunargenta.
- ¿Los... Nór...gados?
- Nórgedos. - Me corrigió, cortante. - Son una banda de asesinos desalmados que queman todo a su paso, asesinan a los niños, violan a las mujeres, roban todo lo que sea de valor. Lord Treki ha convocado por ello a los guerreros más valerosos de Lunargenta. Está en los carteles. ¿Es que no sabes leer?
- Pues no. - Me encogí de hombros, y me crucé de brazos, con seriedad. El asunto era más grave de lo que pensaba.
- Siempre dices que quieres probarte a ti mismo, que defiendes a los débiles y esas mierdas. Tal vez deberías ir a reclutarte. ¿Quién sabe? Tal vez esos músculos tuyos le resulten útiles a la ciudad que te abrió las puertas.
Es verdad. Lunargenta había sido mi hogar por largo tiempo, y ya me estaba sintiendo a gusto. La vida es difícil en ella, pero te puedes ganar la vida pateando el culo de toda clase de escoria. Me encantaba.
Me sentía poderoso. Podría hacer algo en combate, aunque sea aportar con mis músculos y mi entusiasmo. Recordé aquellas contiendas en que luchábamos contra otros clanes. La carnicería era asfixiante. Perdí a muchos buenos amigos en aquellas colinas, cubiertas de tripas, miembros, vómito, mierda. Me había hecho bien, de todas maneras. El enfrentar tantas veces a la muerte, me había apegado a la vida como ninguna otra cosa en el mundo. Asentí con seguridad, y me dirigí hacia el puesto de reclutamiento más cercano.
Había una pequeña fila, y miré que la mayoría eran demasiado jóvenes, con demasiadas espinillas, demasiado pálidos. A esos no les iría bien en combate si no se proponían luchar en serio.
El guerrero que estaba recibiendo a los reclutas, tenía una cicatriz que le atravesaba desde la frente, bajando hasta la mejilla izquierda. Era calvo, con músculos fibrosos. El recluta que venía antes que yo, apestaba a alcohol. Era un joven que vestía una tremenda armadura, muy cara. Sin embargo, advertí algunos piojos bajándole por el pelo grasiento. Se reía con entusiasmo de los chistes de sus amigos. Parecía estar, obviamente, ebrio.
- ¿Nombre? - Le preguntó el calvo, mirándole con severidad.
- Veltrand, Izférir. - Le respondió el borracho.
- ¿Qué experiencia has tenido en batalla? - Le preguntó, mirándole a los ojos como si quisiera matarlo. Yo me mantuve en silencio, expectante.
- ¿Acaso no sabes... ¡Hic! quién soy yo? ¡Yo soy Veltrand! ¡Mi padre ha financiado la mayoría de armas que tiene tu mierda de ejército!
- ¿Ah sí? - Se levantó y lo encaró. - A mí me la pela lo que haya hecho o no tu padre. Si vienes a reclutarte, vas a responder sólo por tus logros y fracasos. Todos somos iguales en el campo de batalla. Que no se te olvide, mocoso de mierda.
- Y a ti que no se te olvide que mi habilidad es follarme a tu puta madre, hijo de puta. - Entre carcajadas, le levantó el dedo del medio en su cara. El calvo no aguantó más, y le reventó la nariz de un sonoro puñetazo. Veltrand cayó al suelo, maldiciendo, pataleando con desesperación entre espasmos de dolor.
- ¡Llévenselo antes de que lo mate! - Les gritó a sus amigos, quienes obedecieron sin chistar. Vi cómo se iba dejando un camino de sangre en el suelo. Se lo tenía merecido. De seguro había venido por órdenes... o para probarse a sí mismo. Me encogí de hombros. No era asunto mío.
- ¡Siguiente! - Me dirigí hacia la mesa de reclutamiento. El calvo me miró con los mismos ojos, y yo le sostuve la mirada. - ¿Nombre?
- Killian Elliotek. - Esbocé una sonrisa malévola.
- ¿Qué experiencia has tenido en combate?
Me saqué la chaqueta y expuse mi torso. En él, además de los tatuajes de mi clan, habían incontables cicatrices y algunas quemaduras. Algunos quedaron embobados, mirando varios de los motivos de mi orgullo como guerrero.
- Killian no sabría qué decirle.
- ¿Qué habilidad tienes? - Preguntó sin inmutarse. Yo apreté mis músculos, aumentando considerablemente mi volúmen.
- Killian puede matar a muchos hombres. - Respondí, con gravedad. Me volví a poner la chaqueta de cuero, y le miré desafiante.
- Veo que eres tonto como una tabla, y que eres lo suficientemente estúpido como para permitir que te hayan herido tantas veces. - Escupió con desagrado. - En el ejército de Lunargenta no pintas nada. ¡Mejor vuelve al bosque a follarte a un oso! ¡Siguiente!
Me lo tomé personal. Había conocido cabrones hijos de puta, pero éste me había sacado de mis casillas. Golpeé la mesa con mi puño, rompiéndola.
- ¡Y una mierda, Killian va a ir al combate, con o sin tu consentimiento! ¡¿O quieres que lo resolvamos de otra manera?!
El calvo se levantó y me midió con la mirada. Los soldados parecían actuar con neutralidad, como si el actuar sin sentido de ése hombre fuese algo natural. Me hizo un gesto para que lo siguiera. Al irnos, me fijé que reemplazaron la mesa, y otro soldado de Lunargenta tomó el lugar del calvo.
Me llevó hasta una plaza que estaba casi desierta. Apretó los puños con firmeza, haciendo crujir sus huesos de manera ruidosa.
- ¿Cómo lo quieres? ¿Con metal o limpio?
- Limpio. Me cagan los grandulones sin cerebro como tú, que sólo saben hacer gala de su fuerza bruta. Deja de pretender, grandísimo animal. Lo haces para compensar tu polla diminuta. ¿No es así?
Gruñí. Ceñí tanto el ceño, que pensé que se me iba a partir la frente. Apreté los dientes con fiereza, y sin más, me abalancé contra él. El calvo me esperó, y ante mi tackle, me esquivó casi sin dificultad. Entonces, desde abajo, me dio un golpe certero en el cuello. Me rompió algunas cuerdas vocales, porque no pude tan siquiera gritar de dolor. Le di una patada hacia abajo, y tomó mi pie para hacerme una llave que me hizo caer al suelo.
Estaba apunto de quebrarme los huesos de las piernas, hasta que me impulsé con los brazos hacia arriba, y me dejé caer hacia él. Extendí mis brazos, y caí dándole un cabezazo certero. Un chorro de sangre le salió de la nariz, y sin perder el tiempo, lo tomé del cuello con ambos brazos. Él se resistió, y rodamos en el suelo.
Sin embargo, no lo solté. Lo comencé a asfixiar con mis poderosos brazos, con todas mis fuerzas. De pronto pareció rendirse, pero me dio un codazo en la mandíbula tan fuerte, que casi me la arranca.
Nos soltamos, y con la respiración acelerada, ambos recuperamos el aliente. Se limpió la sangre de la nariz, y asintió en silencio.
- Veo que tienes lo necesario, muchacho. - Sacó un pergamino de su atuendo, y me lo extendió. - Sólo firma aquí, y te llamaremos en donde hagas falta.
No me lo podía creer. Mi cuello me dolía como los mil demonios, y se me dificultaba respirar, pero no se lo demostré. Le escupí sangre al pergamino, y le sonreí con esa sonrisa malvada de nuevo. Me dirigió una sonrisa que me puso los pelos de punta. No lo había hecho sudar ni una gota. De seguro esperaba mi muerte en alguna misión. Se retiró sin más, y una vez lo perdí de vista, me sobé el cuello y caí al suelo, casi desmayándome por la falta de aire.
En las calles se vivía una inquietud de la que me costó trabajo percatarme. Las personas murmuraban preocupadas sobre una posible guerra que se cernería pronto sobre Lunargenta. ¿Una guerra aquí? ¿Contra quién?
Entonces vi los numerosos carteles pegados a las paredes. En ellos, parecía solicitarse algo... pero yo no pude adivinar el qué, pues no sé leer. Sin embargo, entre los garabatos, había un dibujo de un tropel de hombres con los rostros cubiertos, esgrimiento vistosas cimitarras, aunque eran simples dibujos. En varios carteles advertí glandes dibujados por los ciudadanos, y en otros advertí groserías que hasta un idiota como yo supo distinguir:
"Que te den, por gilipollas"
"Los Nórgedos se la tragan flácida y meando"
"Lunargenta se va a ir a la mierda, y los corruptos hijos de la gran perra con ella"
"Que se despierte el negro, pa`que te meta too el sablazo"
"Cómete mi mierda, mamón"
Me puse a reír por lo bajo.
Decidí consultar con el viejo Tordes, un veterano con el que me suelo tomar unas copas.
- ¡¿Que qué está pasando?! Realmente eres idiota, ¿Verdad?
- Sí.
- Pues verás... los Nórgedos han venido a invadir Lunargenta.
- ¿Los... Nór...gados?
- Nórgedos. - Me corrigió, cortante. - Son una banda de asesinos desalmados que queman todo a su paso, asesinan a los niños, violan a las mujeres, roban todo lo que sea de valor. Lord Treki ha convocado por ello a los guerreros más valerosos de Lunargenta. Está en los carteles. ¿Es que no sabes leer?
- Pues no. - Me encogí de hombros, y me crucé de brazos, con seriedad. El asunto era más grave de lo que pensaba.
- Siempre dices que quieres probarte a ti mismo, que defiendes a los débiles y esas mierdas. Tal vez deberías ir a reclutarte. ¿Quién sabe? Tal vez esos músculos tuyos le resulten útiles a la ciudad que te abrió las puertas.
Es verdad. Lunargenta había sido mi hogar por largo tiempo, y ya me estaba sintiendo a gusto. La vida es difícil en ella, pero te puedes ganar la vida pateando el culo de toda clase de escoria. Me encantaba.
Me sentía poderoso. Podría hacer algo en combate, aunque sea aportar con mis músculos y mi entusiasmo. Recordé aquellas contiendas en que luchábamos contra otros clanes. La carnicería era asfixiante. Perdí a muchos buenos amigos en aquellas colinas, cubiertas de tripas, miembros, vómito, mierda. Me había hecho bien, de todas maneras. El enfrentar tantas veces a la muerte, me había apegado a la vida como ninguna otra cosa en el mundo. Asentí con seguridad, y me dirigí hacia el puesto de reclutamiento más cercano.
Había una pequeña fila, y miré que la mayoría eran demasiado jóvenes, con demasiadas espinillas, demasiado pálidos. A esos no les iría bien en combate si no se proponían luchar en serio.
El guerrero que estaba recibiendo a los reclutas, tenía una cicatriz que le atravesaba desde la frente, bajando hasta la mejilla izquierda. Era calvo, con músculos fibrosos. El recluta que venía antes que yo, apestaba a alcohol. Era un joven que vestía una tremenda armadura, muy cara. Sin embargo, advertí algunos piojos bajándole por el pelo grasiento. Se reía con entusiasmo de los chistes de sus amigos. Parecía estar, obviamente, ebrio.
- ¿Nombre? - Le preguntó el calvo, mirándole con severidad.
- Veltrand, Izférir. - Le respondió el borracho.
- ¿Qué experiencia has tenido en batalla? - Le preguntó, mirándole a los ojos como si quisiera matarlo. Yo me mantuve en silencio, expectante.
- ¿Acaso no sabes... ¡Hic! quién soy yo? ¡Yo soy Veltrand! ¡Mi padre ha financiado la mayoría de armas que tiene tu mierda de ejército!
- ¿Ah sí? - Se levantó y lo encaró. - A mí me la pela lo que haya hecho o no tu padre. Si vienes a reclutarte, vas a responder sólo por tus logros y fracasos. Todos somos iguales en el campo de batalla. Que no se te olvide, mocoso de mierda.
- Y a ti que no se te olvide que mi habilidad es follarme a tu puta madre, hijo de puta. - Entre carcajadas, le levantó el dedo del medio en su cara. El calvo no aguantó más, y le reventó la nariz de un sonoro puñetazo. Veltrand cayó al suelo, maldiciendo, pataleando con desesperación entre espasmos de dolor.
- ¡Llévenselo antes de que lo mate! - Les gritó a sus amigos, quienes obedecieron sin chistar. Vi cómo se iba dejando un camino de sangre en el suelo. Se lo tenía merecido. De seguro había venido por órdenes... o para probarse a sí mismo. Me encogí de hombros. No era asunto mío.
- ¡Siguiente! - Me dirigí hacia la mesa de reclutamiento. El calvo me miró con los mismos ojos, y yo le sostuve la mirada. - ¿Nombre?
- Killian Elliotek. - Esbocé una sonrisa malévola.
- ¿Qué experiencia has tenido en combate?
Me saqué la chaqueta y expuse mi torso. En él, además de los tatuajes de mi clan, habían incontables cicatrices y algunas quemaduras. Algunos quedaron embobados, mirando varios de los motivos de mi orgullo como guerrero.
- Killian no sabría qué decirle.
- ¿Qué habilidad tienes? - Preguntó sin inmutarse. Yo apreté mis músculos, aumentando considerablemente mi volúmen.
- Killian puede matar a muchos hombres. - Respondí, con gravedad. Me volví a poner la chaqueta de cuero, y le miré desafiante.
- Veo que eres tonto como una tabla, y que eres lo suficientemente estúpido como para permitir que te hayan herido tantas veces. - Escupió con desagrado. - En el ejército de Lunargenta no pintas nada. ¡Mejor vuelve al bosque a follarte a un oso! ¡Siguiente!
Me lo tomé personal. Había conocido cabrones hijos de puta, pero éste me había sacado de mis casillas. Golpeé la mesa con mi puño, rompiéndola.
- ¡Y una mierda, Killian va a ir al combate, con o sin tu consentimiento! ¡¿O quieres que lo resolvamos de otra manera?!
El calvo se levantó y me midió con la mirada. Los soldados parecían actuar con neutralidad, como si el actuar sin sentido de ése hombre fuese algo natural. Me hizo un gesto para que lo siguiera. Al irnos, me fijé que reemplazaron la mesa, y otro soldado de Lunargenta tomó el lugar del calvo.
Me llevó hasta una plaza que estaba casi desierta. Apretó los puños con firmeza, haciendo crujir sus huesos de manera ruidosa.
- ¿Cómo lo quieres? ¿Con metal o limpio?
- Limpio. Me cagan los grandulones sin cerebro como tú, que sólo saben hacer gala de su fuerza bruta. Deja de pretender, grandísimo animal. Lo haces para compensar tu polla diminuta. ¿No es así?
Gruñí. Ceñí tanto el ceño, que pensé que se me iba a partir la frente. Apreté los dientes con fiereza, y sin más, me abalancé contra él. El calvo me esperó, y ante mi tackle, me esquivó casi sin dificultad. Entonces, desde abajo, me dio un golpe certero en el cuello. Me rompió algunas cuerdas vocales, porque no pude tan siquiera gritar de dolor. Le di una patada hacia abajo, y tomó mi pie para hacerme una llave que me hizo caer al suelo.
Estaba apunto de quebrarme los huesos de las piernas, hasta que me impulsé con los brazos hacia arriba, y me dejé caer hacia él. Extendí mis brazos, y caí dándole un cabezazo certero. Un chorro de sangre le salió de la nariz, y sin perder el tiempo, lo tomé del cuello con ambos brazos. Él se resistió, y rodamos en el suelo.
Sin embargo, no lo solté. Lo comencé a asfixiar con mis poderosos brazos, con todas mis fuerzas. De pronto pareció rendirse, pero me dio un codazo en la mandíbula tan fuerte, que casi me la arranca.
Nos soltamos, y con la respiración acelerada, ambos recuperamos el aliente. Se limpió la sangre de la nariz, y asintió en silencio.
- Veo que tienes lo necesario, muchacho. - Sacó un pergamino de su atuendo, y me lo extendió. - Sólo firma aquí, y te llamaremos en donde hagas falta.
No me lo podía creer. Mi cuello me dolía como los mil demonios, y se me dificultaba respirar, pero no se lo demostré. Le escupí sangre al pergamino, y le sonreí con esa sonrisa malvada de nuevo. Me dirigió una sonrisa que me puso los pelos de punta. No lo había hecho sudar ni una gota. De seguro esperaba mi muerte en alguna misión. Se retiró sin más, y una vez lo perdí de vista, me sobé el cuello y caí al suelo, casi desmayándome por la falta de aire.
- Y me voy a...:
- Off: Me voy al evento 3, Ataque al Corazón Nórgedo.
Killian
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
El ajetreo del mercado es bastante mayor de lo habitual. Una cola larga y escamada se arrastra por el suelo, acompañando a un cuerpo grande y musculado, coronado por una cabeza reptil aterradora.
Fennelsix avanza entre la gente, apartando a empujones a ladronzuelos y curiosos por igual.
No es su primera vez en Lunargenta, pero aún recuerda la última: acusación de asesinato, huida apresurada, infiltración...
No le faltaban entretenimientos, y menos con sus capacidades.
Caminaba a tumbos, no por estar cansado, sino porque esa era su costumbre, heredada de la tribu como medio para semejar amenazante a ojos de sus presas.
Mil ofertas y gritos colmaban el ambiente, pero una voz destacaba entre las demás. Aquel tipo, visiblemente ataviado con el uniforme de la guardia, repetía la misma noticia una y otra vez:
Por orden de Lord Treki se hace saber que la ciudad de Roilkat, aliada de Lunargenta y protegida de esta, se encuentra a las puertas de un asedio a gran escala.
Todo hombre que no cuente con discapacidad alguna o familia que no se pueda mantener por sí misma deberá presentarse en los cuarteles de reclutamiento que se han habilitado para tal menester por toda la ciudad.
Así pues, también son llamados al deber los veteranos de la batalla de Térpoli, así como mercenarios y soldados experimentados de otros conflictos armados.
Fennel, haciendo gala de sus escasas dotes sociales, logra averiguar la localización de uno de esos cuarteles, y allá se encamina con la intención de alistarse.
Sus planes a largo plazo tendrían que esperar algo más, pues nada mejor que conocer a los enemigos de tus enemigos para descubrir las debilidades de ambos.
Allí estaba, en lo que antes debió de ser una tienda, reformada para la ocasión.
Un hombre calvo, vestido con un jubón de cuero y una pequeña medalla presidía el lugar, pluma en mano.
¿Nombre?, le preguntó.
Fennelsssix Essscamanegra.
¿Habilidades?
El filo de su gran hacha contestó por el hombre-lagarto, cayendo a gran velocidad contra el suelo de madera, rompiendo en el proceso numerosos tablones.
El reclutador le dirigió una mirada seria, aburrida, y tomando la acción por respuesta continuó escribiendo.
¿Experiencia previa?
Sssuficiente para acabar con toda una essscuadra en sssolitario.
Los ojos del hombrecillo se clavaron en él de nuevo, sin darle una pizca de credibilidad, pero al poco tiempo selló el documento.
Entrega esto al comandante en Roilkat, él te asignará tu función.
Escamanegra desincrustó su hacha de batalla del suelo del local, agarró el papel con la otra garra y se lo guardó en la faltriquera.
Tras esto, abandonó el lugar. Su siguiente objetivo estaba claro: descubrir qué aterraba tanto a los humanos.
Fennelsix avanza entre la gente, apartando a empujones a ladronzuelos y curiosos por igual.
No es su primera vez en Lunargenta, pero aún recuerda la última: acusación de asesinato, huida apresurada, infiltración...
No le faltaban entretenimientos, y menos con sus capacidades.
Caminaba a tumbos, no por estar cansado, sino porque esa era su costumbre, heredada de la tribu como medio para semejar amenazante a ojos de sus presas.
Mil ofertas y gritos colmaban el ambiente, pero una voz destacaba entre las demás. Aquel tipo, visiblemente ataviado con el uniforme de la guardia, repetía la misma noticia una y otra vez:
Por orden de Lord Treki se hace saber que la ciudad de Roilkat, aliada de Lunargenta y protegida de esta, se encuentra a las puertas de un asedio a gran escala.
Todo hombre que no cuente con discapacidad alguna o familia que no se pueda mantener por sí misma deberá presentarse en los cuarteles de reclutamiento que se han habilitado para tal menester por toda la ciudad.
Así pues, también son llamados al deber los veteranos de la batalla de Térpoli, así como mercenarios y soldados experimentados de otros conflictos armados.
Fennel, haciendo gala de sus escasas dotes sociales, logra averiguar la localización de uno de esos cuarteles, y allá se encamina con la intención de alistarse.
Sus planes a largo plazo tendrían que esperar algo más, pues nada mejor que conocer a los enemigos de tus enemigos para descubrir las debilidades de ambos.
Allí estaba, en lo que antes debió de ser una tienda, reformada para la ocasión.
Un hombre calvo, vestido con un jubón de cuero y una pequeña medalla presidía el lugar, pluma en mano.
¿Nombre?, le preguntó.
Fennelsssix Essscamanegra.
¿Habilidades?
El filo de su gran hacha contestó por el hombre-lagarto, cayendo a gran velocidad contra el suelo de madera, rompiendo en el proceso numerosos tablones.
El reclutador le dirigió una mirada seria, aburrida, y tomando la acción por respuesta continuó escribiendo.
¿Experiencia previa?
Sssuficiente para acabar con toda una essscuadra en sssolitario.
Los ojos del hombrecillo se clavaron en él de nuevo, sin darle una pizca de credibilidad, pero al poco tiempo selló el documento.
Entrega esto al comandante en Roilkat, él te asignará tu función.
Escamanegra desincrustó su hacha de batalla del suelo del local, agarró el papel con la otra garra y se lo guardó en la faltriquera.
Tras esto, abandonó el lugar. Su siguiente objetivo estaba claro: descubrir qué aterraba tanto a los humanos.
- Evento:
- Me apunto al Evento 1 de la Saga "Soporte en Roilkat".
Última edición por Fennel Escamanegra el Jue Jul 14 2016, 01:15, editado 1 vez
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
Dada la alta demanda de solicitud de plazas, se han añadido dos nuevos eventos a los que pueden inscribirse aquellos que no estén ya en uno. Así pues, ahora mismo quedan 3 eventos vacíos, es decir 6 plazas disponibles.
Recordad que no es obligatorio que tengáis las profesiones que se indican. Únicamente se incluyen para que podáis subirlas si es que contáis con alguna de ellas, pero no es indispensable. Si os atrae el evento no os cortéis en alistaros.
Fennel, recuerda que tendrás que apuntarte a un nuevo evento pues en el que te encuentras está ya completo.
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Ger
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
Ger escribió:Dada la alta demanda de solicitud de plazas, se han añadido dos nuevos eventos a los que pueden inscribirse aquellos que no estén ya en uno. Así pues, ahora mismo quedan 3 eventos vacíos, es decir 6 plazas disponibles.
Recordad que no es obligatorio que tengáis las profesiones que se indican. Únicamente se incluyen para que podáis subirlas si es que contáis con alguna de ellas, pero no es indispensable. Si os atrae el evento no os cortéis en alistaros.
Fennel, recuerda que tendrás que apuntarte a un nuevo evento pues en el que te encuentras está ya completo.
Actualizado el evento de preferencia.
Fennel Escamanegra
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
El olor de cuero quemado que llegaba desde la plaza de Lunargenta y los gritos de alteración de los residentes ponían en un estado de curiosidad a la ladrona.Dos hombres que venían de allí,agitados como un día invernal comentaban los hechos a un tono demasiado alto.-Los nórgedos acabaran con todo si no se llega a alistar mucha gente...Comentaba uno de ellos mientras avanzaban donde se situaba callada Runa.- Roilkat está en apuros,y posiblemente seamos los siguientes. Pasaron de largo dejando la pequeña información en la cabeza de la muchacha.
Se levantó y comenzó a dar un paseo entre la multitud, quería enterarse con más exactitud del asunto. Había carteles de alistamiento por todos los lados,¿Como es que no los había visto antes?.Una guerra se aproximaba y la gente solo sabía esconderse en el temor.Esto, traería a destrucción y más miseria de la que solía presentar el lugar.Cuantos mas paso daba, más gente con el alma rota observaba.
En una de las esquinas del mercado se encontraban dos pequeños niños sollozando sin parar.-¿Donde esta vuestro padre Meiweel y Garg?Preguntaba un joven que parecía querer atender de ellos.-Se ha alistado, va a morir.Comentaba la niña pequeña-No digas eso, vuestro padre volverá.Trataba de calmar a ambos, la guerra era devastadora hasta para las terceras personas.-¡NO ES VERDAD! ¡NO VOLVERÁ Y NOS HA DEJADO SOLOS PARA SIEMPRE!
Aunque la ladrona fuera testadura, comprendía el dolor y el temor ante la perdida de una figura paterna.El terror de enfrentarse ante un mundo hostil y devorador,lo cual en su mente, decidió alistarse para ver si lograba dar con el padre y lograr que volviera con su familia.Al menos, a ella no le esperaba nadie con un tazón en la mesa.
Finalmente en el cuartel, pasó haciendo fila.Unas pocas personas iban por delante de ella,aunque no estaban muy seguras de su decisión.Había un hombre calvo con una pluma en la mano apuntando nombre y habilidades que cada uno decía.Con su jubón y una mirada fría finalmente accedió a preguntar a la del pelo castaño.
-¿Nombre?
-Runa Thorgil
-¿Qué habilidades nos puedes dar joven?
-Tengo conocimiento en armas a distancia como bastones o jabalinas.El hombre arqueó la ceja no muy convencido.
-También puedo presentarme en cuerpo a cuerpo y emboscadas. Soy una mujer bastante ágil y sé levantar la moral de los hombres.
-Pues levantaras las murallas Sentenció dándole un papel en mano e indicando la salida.
No sabría si lograría encontrar al padre. Pero debía reforzar la ciudad.
Evento: 3 – Una muralla devastada.
Se levantó y comenzó a dar un paseo entre la multitud, quería enterarse con más exactitud del asunto. Había carteles de alistamiento por todos los lados,¿Como es que no los había visto antes?.Una guerra se aproximaba y la gente solo sabía esconderse en el temor.Esto, traería a destrucción y más miseria de la que solía presentar el lugar.Cuantos mas paso daba, más gente con el alma rota observaba.
En una de las esquinas del mercado se encontraban dos pequeños niños sollozando sin parar.-¿Donde esta vuestro padre Meiweel y Garg?Preguntaba un joven que parecía querer atender de ellos.-Se ha alistado, va a morir.Comentaba la niña pequeña-No digas eso, vuestro padre volverá.Trataba de calmar a ambos, la guerra era devastadora hasta para las terceras personas.-¡NO ES VERDAD! ¡NO VOLVERÁ Y NOS HA DEJADO SOLOS PARA SIEMPRE!
Aunque la ladrona fuera testadura, comprendía el dolor y el temor ante la perdida de una figura paterna.El terror de enfrentarse ante un mundo hostil y devorador,lo cual en su mente, decidió alistarse para ver si lograba dar con el padre y lograr que volviera con su familia.Al menos, a ella no le esperaba nadie con un tazón en la mesa.
Finalmente en el cuartel, pasó haciendo fila.Unas pocas personas iban por delante de ella,aunque no estaban muy seguras de su decisión.Había un hombre calvo con una pluma en la mano apuntando nombre y habilidades que cada uno decía.Con su jubón y una mirada fría finalmente accedió a preguntar a la del pelo castaño.
-¿Nombre?
-Runa Thorgil
-¿Qué habilidades nos puedes dar joven?
-Tengo conocimiento en armas a distancia como bastones o jabalinas.El hombre arqueó la ceja no muy convencido.
-También puedo presentarme en cuerpo a cuerpo y emboscadas. Soy una mujer bastante ágil y sé levantar la moral de los hombres.
-Pues levantaras las murallas Sentenció dándole un papel en mano e indicando la salida.
No sabría si lograría encontrar al padre. Pero debía reforzar la ciudad.
Evento: 3 – Una muralla devastada.
Runa Thorgil
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
Los primeros estruendos de un problema resonaron mientras Alanna limpiaba en las caballerizas a Juvia, un rápido emisario, llegado a corre prisas y que a penas se sostenía en pie cuando su jamelgo, prácticamente desbocado, y nervioso, llegó frente a ella. El corcel dio una coz nervioso, al ver a alguien a su frente y tiró a su jinete.
La Guardia se apresuró a llegar junto al hombre para, tomando al animal por la correa, detener sus vaivenes, calmandolo. Para cuando lo hubo logrado, el hombre, agotado y malherido, ya se había puesto en pie y le tomaba el brazo con aspecto desesperado.
- ¿Dónde está Lord Treki?.- Preguntó.
Horas después, tras dejar al hombre bajo el cuidado de los altos mandos, se escuchó el llamamiento a todos los guardias, volvía a haber problemas, algo sucedía en Roilkat, y parecía no ser nada agradable. Primero Terpoli, ahora Roilkat, daba la impresión que la zona humana de Aerandir se veía asediada con demasiada frecuencia. Y, nuevamente, exigían que tomasen las armas. Un grito de guerra se alzó entre la multitud de guardias, para eso se entrenaban, para proteger y servir, dar su vida en combate, y, nuevamente, iban a hacerlo.
Cuando los puestos se montaron esperando que alguien se apuntase, las filas se llenaron rápidamente, los heroes ue habían participado en Terpoli volvían a estar dispuestos a arriesgar sus vidas, esta vez por Roilkaty ella, nuevamente, se dispuso a dar su firma.
Esta vez no había sonrisas ni expectación, la mayoría ya sabían lo que era una guerra, casi todos habían sido parte de la anterior, y habían contemplado el horror y el sufrimiento, a quien saludaba, era con seriedad, con una mera inclinación de cabeza y entre el silencio de quien sabe lo que esperar. Las estrategias habían empezado a armarse, los altos cargos habían comenzado a mover sus piezas, y ellos, meros peones, estaban dispuestos a entrar en el juego.
- ¿Qué queda para mi?- preguntó mirando la lista, con el permiso del novato que recogía nombres.- Apuntame a este.- dijo tomando ella misma el papel y la pluma y escribiendo con fina caligrafía su nombre.
Las piezas del tablero habían comenzado a moverse, los primeros temblores de la tierra se habían oído por las lejanas tierras desertificadas del oeste de Verisar, los tambores y las cornetas sonaban ya anunciando el inicio de la carnicería y los nervios salían bajo la piel de los participantes, nadie esperaba lo que iban a encontrar, y nadie sabía si saldría con vida, pero no habría forma de impedirles cambiar el destino de aquel a quien se encontrasen por el camino, bien fuera para bien, o para mal, pues, ¿quién puede parar el viento cuando empieza a soplar, o el mar cuando crea una ola?
Las malas lenguas hablaban de ladrones desterrados, otras de seres indefinibles y desconocidos que provenían de cualquier otro lugar, Alanna no sabía que era y que no era verdad, pero le importaba poco, quien amenazase la paz de Verisar, se las debería ver con la Guardia de Lunargenta.
Esos Nórgedos habían despertado al dragón dormido, y no iban a lograr piedad alguna por mucho que suplicasen, vida por vida, muerte por muerte, ojo por ojo, y todos acabarían ciegos, pero, si de ella dependía, vivos.
***************************************
Me apunto a:
Saga: Soporte en Roilkat
Evento 1 - Defensa de la mansión Roiland
La Guardia se apresuró a llegar junto al hombre para, tomando al animal por la correa, detener sus vaivenes, calmandolo. Para cuando lo hubo logrado, el hombre, agotado y malherido, ya se había puesto en pie y le tomaba el brazo con aspecto desesperado.
- ¿Dónde está Lord Treki?.- Preguntó.
Horas después, tras dejar al hombre bajo el cuidado de los altos mandos, se escuchó el llamamiento a todos los guardias, volvía a haber problemas, algo sucedía en Roilkat, y parecía no ser nada agradable. Primero Terpoli, ahora Roilkat, daba la impresión que la zona humana de Aerandir se veía asediada con demasiada frecuencia. Y, nuevamente, exigían que tomasen las armas. Un grito de guerra se alzó entre la multitud de guardias, para eso se entrenaban, para proteger y servir, dar su vida en combate, y, nuevamente, iban a hacerlo.
Cuando los puestos se montaron esperando que alguien se apuntase, las filas se llenaron rápidamente, los heroes ue habían participado en Terpoli volvían a estar dispuestos a arriesgar sus vidas, esta vez por Roilkaty ella, nuevamente, se dispuso a dar su firma.
Esta vez no había sonrisas ni expectación, la mayoría ya sabían lo que era una guerra, casi todos habían sido parte de la anterior, y habían contemplado el horror y el sufrimiento, a quien saludaba, era con seriedad, con una mera inclinación de cabeza y entre el silencio de quien sabe lo que esperar. Las estrategias habían empezado a armarse, los altos cargos habían comenzado a mover sus piezas, y ellos, meros peones, estaban dispuestos a entrar en el juego.
- ¿Qué queda para mi?- preguntó mirando la lista, con el permiso del novato que recogía nombres.- Apuntame a este.- dijo tomando ella misma el papel y la pluma y escribiendo con fina caligrafía su nombre.
Las piezas del tablero habían comenzado a moverse, los primeros temblores de la tierra se habían oído por las lejanas tierras desertificadas del oeste de Verisar, los tambores y las cornetas sonaban ya anunciando el inicio de la carnicería y los nervios salían bajo la piel de los participantes, nadie esperaba lo que iban a encontrar, y nadie sabía si saldría con vida, pero no habría forma de impedirles cambiar el destino de aquel a quien se encontrasen por el camino, bien fuera para bien, o para mal, pues, ¿quién puede parar el viento cuando empieza a soplar, o el mar cuando crea una ola?
Las malas lenguas hablaban de ladrones desterrados, otras de seres indefinibles y desconocidos que provenían de cualquier otro lugar, Alanna no sabía que era y que no era verdad, pero le importaba poco, quien amenazase la paz de Verisar, se las debería ver con la Guardia de Lunargenta.
Esos Nórgedos habían despertado al dragón dormido, y no iban a lograr piedad alguna por mucho que suplicasen, vida por vida, muerte por muerte, ojo por ojo, y todos acabarían ciegos, pero, si de ella dependía, vivos.
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Evento 1 - Defensa de la mansión Roiland
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
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Re: [Mega Evento] Reclutamiento: Auxilio a Roilkat
-Este es un buen lugar para descansar- me comenté a mi mismo observando el amplio prado que tenia frente a mi justo al otro lado del camino donde los animales pastaban con tranquilidad, sin mayor problema me recosté en la sombra de un gran árbol-genial-murmure al sentir una rama clavarse en mi espalda para retirarla acto seguido y volverme a tumbar- mucho mejor- sonreí ligeramente y me tapé con la capucha-descansare un poco y continuare después-bostecé ligeramente llevandome las manos a la nuca para que me fuera mas cómodo quedarme dormido
Aquel camino no parecía especialmente transitado, algún que otro carro, algunas personas... básicamente gente normal que simplemente se ganaban la vida pero no pude evitar prestar especial atención a una conversación de lo que parecían ser dos cazadores
-¿Escuchaste lo que sucedió en roilkat?
-Si claro, quien no, la noticia se ha propagado con rapidez por toda la zona- habló el segundo tipo
-?Que ha pasado?- me pregunté intrigado sin conocer la gravedad del asunto así que simplemente seguí la conversación con atención mientras pasaban por en frente de mi
-¿Crees que es cierto?
-Por supuesto mi cuñado vive allí y al parecer les asaltaron, por suerte la guardia intervino rápido-aprecié cierto tono de tristeza en su voz
-Asi que es verdad...¿ y lo de que no son simples saqueadores?
-A tanto no llego Bill, pero hasta donde se están reuniendo gente en lunargenta, supongo que habrás visto los carteles, están buscando toda la ayuda posible, espero que Kei este bien-suspiró
-Vamos vamos, seguro que esta bien, no tiene porque preocuparte- intentó consolar a su amigo y poco a poco dejé de escuchar el resto de la conversación a causa de la distancia
-¿Carteles?, como es que no he visto yo ninguno de ellos-me pregunté-quizás debería prestar mas atención por las ciudades y no solo en el bosque-despejé mi cabeza y abrí un mapa casero con los lugares en los que había estado-bien, si estoy aquí... lunargenta debe estar.... aquí- señalé una parte del mapa- no esta lejos... aunque ya investigué por ahí- me rasqué la cabeza sin decidirme, siempre había intentado ayudar a la gente pero esta vez era diferente, no hablábamos de un grupo pequeño de bandidos... de un animal que destrozara los cultivos ni de algún familiar desaparecido, hablábamos de una guerra, algo totalmente nuevo para mi y para lo que desde luego no estaba preparado.
El tiempo seguía pasando y todavía no me decidía, fue en ese entonces cuando recordé como me sentí cuando perdí a mis padres,aquellos recuerdos me dieron el empujón necesario para tomar una decisión-no me gustaría que ningún crio pasara por lo mismo-afirmé en mi mente-haré todo lo que este en mis manos y quien sabe con un poco de suerte igual encuentre alguien interesante o incluso algo de información- era bastante consciente de que no iba a ser a si pero básicamente me estaba autoconvenciendo de que debía ir, mas que por mi propio bien por el bien de la gente indefensa .Así pues con ese pensamiento en mente cogí todas mis pertenencias y me dirigí hacia Lunargenta rumbo a lo desconocido con una mezcla entre miedo e intriga por la inminente batalla
Una vez en Lunargenta los preparativos de notaban en toda la ciudad, no me fue difícil moverme por aquel lugar tan conocido así que llegue con rapidez al cuartel y donde me esperaba una larga cola por ayudar tan solo me encontré a un par de guardias sentados en la mesa con papeleo sobre ella- ¿sera allí?- me pregunté a mi mismo a pesar de que los carteles por toda la ciudad así lo sugerían- ¿no ha venido nadie o que?- me preocupaba que yo fuera el único apuntado para ayudar, aun así avancé hasta las mesas
-Vengo a apuntarme como refuerzo-hablé dándome cuenta de que realmente no sabia que tenia que decir pues apenas sabia lo sucedido
-Ya veo- sonrió ligeramente uno de los guardias mientras se acomodaba en la silla y se cuadraba- mejor tarde que nunca eh muchacho- parecía ligeramente mas viejo que yo
-¿Eh?- pregunte un tanto confuso
-Prácticamente ya dábamos por terminado las ayudas, el tiempo corre y hay que organizarse, ¿sabes?- habló el y antes de que pudiera decir nada hablo de nuevo- como sea, es bueno que te decidieras a apuntarte, elije donde quieres ayudar- extendió un papel que agarré- aunque he de advertirte que las cosas buenas están cogidas- la pareja de soldados rieron
-Ya veo...- hablé al ver que los trabajos mas peligrosos ya estaban totalmente cubiertos-en ese caso...supongo que en este- señalé con el dedo
-Perfecto, escribe tu nombre y estará listo- habló el soldado que continuo la conversación con su compañero
-Esto...- hablé tras unos segundos de pausa y el soldado me miro- no se... yo...
-¿Estas dudando?- me preguntó un tanto serio e incluso ligeramente cabreado
.No.. es solo que... yo no se escribir- susurré
-ah, era eso, es cierto ha sido un error mio, debí haberte preguntado pero como quiero terminar de trabajar ya...- esbozó una sonrisa- ya me entiendes... perdona- asintió con la cabeza- ¿cual es tu nombre?
-K-Kouta Kouta Thirit
-Perfecto entonces, gracias por apuntarte necesitaremos toda la ayuda que podamos encontrar
off: evento 3: una muralla devastada
Aquel camino no parecía especialmente transitado, algún que otro carro, algunas personas... básicamente gente normal que simplemente se ganaban la vida pero no pude evitar prestar especial atención a una conversación de lo que parecían ser dos cazadores
-¿Escuchaste lo que sucedió en roilkat?
-Si claro, quien no, la noticia se ha propagado con rapidez por toda la zona- habló el segundo tipo
-?Que ha pasado?- me pregunté intrigado sin conocer la gravedad del asunto así que simplemente seguí la conversación con atención mientras pasaban por en frente de mi
-¿Crees que es cierto?
-Por supuesto mi cuñado vive allí y al parecer les asaltaron, por suerte la guardia intervino rápido-aprecié cierto tono de tristeza en su voz
-Asi que es verdad...¿ y lo de que no son simples saqueadores?
-A tanto no llego Bill, pero hasta donde se están reuniendo gente en lunargenta, supongo que habrás visto los carteles, están buscando toda la ayuda posible, espero que Kei este bien-suspiró
-Vamos vamos, seguro que esta bien, no tiene porque preocuparte- intentó consolar a su amigo y poco a poco dejé de escuchar el resto de la conversación a causa de la distancia
-¿Carteles?, como es que no he visto yo ninguno de ellos-me pregunté-quizás debería prestar mas atención por las ciudades y no solo en el bosque-despejé mi cabeza y abrí un mapa casero con los lugares en los que había estado-bien, si estoy aquí... lunargenta debe estar.... aquí- señalé una parte del mapa- no esta lejos... aunque ya investigué por ahí- me rasqué la cabeza sin decidirme, siempre había intentado ayudar a la gente pero esta vez era diferente, no hablábamos de un grupo pequeño de bandidos... de un animal que destrozara los cultivos ni de algún familiar desaparecido, hablábamos de una guerra, algo totalmente nuevo para mi y para lo que desde luego no estaba preparado.
El tiempo seguía pasando y todavía no me decidía, fue en ese entonces cuando recordé como me sentí cuando perdí a mis padres,aquellos recuerdos me dieron el empujón necesario para tomar una decisión-no me gustaría que ningún crio pasara por lo mismo-afirmé en mi mente-haré todo lo que este en mis manos y quien sabe con un poco de suerte igual encuentre alguien interesante o incluso algo de información- era bastante consciente de que no iba a ser a si pero básicamente me estaba autoconvenciendo de que debía ir, mas que por mi propio bien por el bien de la gente indefensa .Así pues con ese pensamiento en mente cogí todas mis pertenencias y me dirigí hacia Lunargenta rumbo a lo desconocido con una mezcla entre miedo e intriga por la inminente batalla
Una vez en Lunargenta los preparativos de notaban en toda la ciudad, no me fue difícil moverme por aquel lugar tan conocido así que llegue con rapidez al cuartel y donde me esperaba una larga cola por ayudar tan solo me encontré a un par de guardias sentados en la mesa con papeleo sobre ella- ¿sera allí?- me pregunté a mi mismo a pesar de que los carteles por toda la ciudad así lo sugerían- ¿no ha venido nadie o que?- me preocupaba que yo fuera el único apuntado para ayudar, aun así avancé hasta las mesas
-Vengo a apuntarme como refuerzo-hablé dándome cuenta de que realmente no sabia que tenia que decir pues apenas sabia lo sucedido
-Ya veo- sonrió ligeramente uno de los guardias mientras se acomodaba en la silla y se cuadraba- mejor tarde que nunca eh muchacho- parecía ligeramente mas viejo que yo
-¿Eh?- pregunte un tanto confuso
-Prácticamente ya dábamos por terminado las ayudas, el tiempo corre y hay que organizarse, ¿sabes?- habló el y antes de que pudiera decir nada hablo de nuevo- como sea, es bueno que te decidieras a apuntarte, elije donde quieres ayudar- extendió un papel que agarré- aunque he de advertirte que las cosas buenas están cogidas- la pareja de soldados rieron
-Ya veo...- hablé al ver que los trabajos mas peligrosos ya estaban totalmente cubiertos-en ese caso...supongo que en este- señalé con el dedo
-Perfecto, escribe tu nombre y estará listo- habló el soldado que continuo la conversación con su compañero
-Esto...- hablé tras unos segundos de pausa y el soldado me miro- no se... yo...
-¿Estas dudando?- me preguntó un tanto serio e incluso ligeramente cabreado
.No.. es solo que... yo no se escribir- susurré
-ah, era eso, es cierto ha sido un error mio, debí haberte preguntado pero como quiero terminar de trabajar ya...- esbozó una sonrisa- ya me entiendes... perdona- asintió con la cabeza- ¿cual es tu nombre?
-K-Kouta Kouta Thirit
-Perfecto entonces, gracias por apuntarte necesitaremos toda la ayuda que podamos encontrar
off: evento 3: una muralla devastada
Kouta Thirit
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