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Canción de hielo y fuego [Logia – Ep. I] [Mastereado]

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Mensaje  Ger Dom Ago 21 2016, 20:49

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Unas nubes heladas gobiernan el cielo de la ciudad de los dragones. Una noche nublada, aunque fría, típica de final del verano. En lo más alto de la torre junto al palacio de Dundarak había una serie de candidatos que habían leído los carteles dispersos por la ciudad para unirse a la nueva Logia.

Había tres tronos en aquella especie de plataforma descubierta que daba al exterior, situada en lo más alto del edificio junto al palacio de Dundarak, uno, el más grande, situado en el centro. Estaba abandonado. El Inquisidor, el anciano dragón que durante años había tratado de mantener el orden mágico en Aerandir. Permanecía ahora en reposo. Cansado tras años de lucha y esfuerzo. Vivía su retiro en el pico más alto. Inalcanzable de ver incluso desde tan alto debido a las densas nubes que poblaban el cielo.

Aquel trono esperaba un nuevo líder. De momento, las mejor posicionadas eran Abigail Frost y Lucy Fireheart. Las grandes encantadoras que durante los últimos años habían servido con lealtad al Inquisidor. Siempre manteniendo una sana competencia. Esto no sucedería hasta que el sabio consejo de dragones designara un heredero de la Logia. Un nuevo Inquisidor.

Ambas sabían que algún día llegaría, pero hasta entonces, tenían que reforzar sus filas. Con gente hábil y dotada en las artes de la magia, o que al menos pudiese ofrecer algo a la Logia. Había varios aspirantes sobre la plataforma. Todos ellos se disponían en fila horizontal frente a las dos hechiceras, cada una sentada en su respectivo trono.

-Oh, Abbey, ¿has visto? Algunos no han podido evitar caer en mi seductora llamada. – sonrió Lucy enviando una mirada a los presentes. La hechicera había enviado una carta a Níniel después de la guerra de Roilkat. – Sois a cada cuál más candente.
-Lo he visto, Lucy. Todos parecen tener buenas aptitudes. – envió una mirada a los presentes y se fijó en los de pelo ceniciento, Níniel y el hombre de cabellos largos, Geralt. Y finalmente se fijó una chica también de cabellos blanquecinos, pero aún más pálida, era Catherine. – Aunque algunos no parecen poseer maná en su interior. – dijo mirando hacia ésta joven. Y luego volvió su mirada al resto. – Sabed que la Logia es una organización que pertenece al palacio de Dundarak. Y que vivimos para mantener el orden en la magia y a dominar peligrosos artefactos, así como a ayudar a otras personas gracias a las habilidades que por la gracia del Señor nos han sido concedidas. – aclaró Abbey manteniendo un discurso serio e imponente. – Aquí no hay lugar para el odio racial. Sólo para la cooperación y el servicio a un propósito común. La obtención de un peligroso artefacto que sabemos donde se encuentra.

Abbey era bastante más fría que Lucy, y poseía una cicatriz en la cara, la misma que Elen y Bio le habían dejado en su enfrentamiento hacía ya bastante tiempo. La hechicera no olvidaba esto. Y tal y como había prometido, no dudaría en clamar su venganza contra ellos, a su debido tiempo.

-Aunque somos magas de fuego y hielo, respectivamente. No nos importa que sepáis hacer magia o no.– dijo sentada y de piernas cruzadas, señalando a su compañera de una manera muy pija - Sólo queremos que seáis útiles. – completó la maga de fuego. Uniendo sus manos e inclinándose hacia delante en el trono. – Lo único que queremos saber es quiénes sois, por qué habéis decidido entrar y qué sabéis hacer. – y estiró los brazos. – Ah, y por favor, haced una demostración de vuestras habilidades, si podéis. ¡Me encantan los espectáculos! – y comenzó a aplaudir en soledad - Venga, guapetones, no seáis tímidos. Bardo, ¡música por favor!

Y unos bardos que acompañaban la plataforma comenzaron a tocar una preciosa melodía musical. Ideal para acompañar las presentaciones y exhibiciones de los presentes. Una canción de hielo y fuego.


* * * * * * *


Vuestro objetivo es presentaros, explicar quiénes sois y por qué sois útiles para la Logia, y hacer una exhibición de lo que sepáis hacer (si es que sabéis hacer algo). Podéis utilizar a las encantadoras si lo consideráis oportuno. Cuando lo hagáis todos, intervendré para indicaros lo próximo que deberéis hacer.

Si en algún turno consideráis que no tenéis nada que escribir. Podéis pasar a vuestros compañeros. Se considerará que vais dentro del grupo. Pero indicádmelo en el hilo o a mí.

Daré hasta el viernes incluido para que entréis todos los inscritos. Si no lo han hecho todos, podréis continuar el resto.

Respetad los turnos de 48 horas, y de no ser posible avisad al siguiente para que os pase el turno. Una vez empecéis se considerará que formáis parte del grupo. Yo moderaré en este aspecto para que el hilo avance fluidamente. Seré muy estricto en este aspecto. El objetivo es que la historia no quede estancada.

Recompensas:

-Recompensa por completar la prueba: 1 pto de experiencia por post. Hasta un máximo de 5. Se debe completar la historia del hilo para obtener experiencia. Debe haber al menos un post de introducción y otro de conclusión.
-10 aeros por post, hasta un máximo de 50. Ídem con la experiencia.

Recompensas de Gremio:


-1000 aeros para el gremio.
-Desbloqueo de la tienda para el Gremio.
-5 ptos de influencia para el Gremio.

¡Suerte en vuestra carrera por ser el mejor gremio!
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Mensaje  Níniel Thenidiel Lun Ago 22 2016, 20:35

Visto en el mapa de Aerandir a Níniel el viaje hasta el lejano norte se le había antojado rápido, sencillo y hasta cómodo antes de emprenderlo. Al fin y al cabo solo tenía que tomar un barco en la playa de los ancestros, para lo que ni siquiera tendría que alejarse mucho de su amado Sandorai, y desde allí remontar el río Tymer hasta el gran lago central, más allá de los bosques del este. Una vez hubiese desembarcado en la orilla noreste del lago la distancia hasta Dundarak sería incluso menor que la que tan habitualmente recorría para llegar desde su hogar hasta Lunargenta, su segunda casa por motivos profesionales y, según su madre, de crecimiento personal. Una en apariencia plácida travesía disfrutando de un cómodo camarote en un barco mercante y un pequeño paseo hasta la villa principal de una raza que consideraba noble por su devoción hacia los grandes dragones y el regalo que estos les otorgaron por ella, credo que compartía tanto ella como todo su clan, además de ser un lugar que desde pequeña siempre deseó conocer... No podía haber estado más equivocada.

Aquel barco que debía llevarla, por llamarlo de alguna manera pues definirlo como viejo cascarón enmohecido, sucio y asqueroso sería mucho más correcto, había resultado ser bastante menos confortable de lo que la joven peliblanca supuso antes de partir. Mucho menos. Su tripulación era poco más que una chusma descerebrada adicta a un brebaje al que llamaban "grog" y que parecía algún tipo de preparado con agua caliente, azúcar, ron y limón que por supuesto la elfa se negó a probar y que parecía sacar el lado más pendenciero de aquella gente. Aunque al menos se mostraron respetuosos con ella ciñéndose a una especie de código de los marineros, lo que unido a que gracias a los dioses sí que dispuso de un camarote propio en el que pasó prácticamente todo el viaje encerrada, y con la puerta atrancada, la libró de casi todos los problemas vinculados a estar rodeada de semejantes individuos...Una pena que aquel código no dijera nada sobre la higiene personal...Aunque nada que la elfa no pudiera arreglar con unas sales perfumadas a base de de algunos de los ingredientes de alquimia que llevaba consigo.

Una vez de nuevo en tierra, sana, salva y por fortuna habiendo podido evitar que los olores de aquel barco se pegaran a sus ropas, la cosa no mejoró mucho para ella. Ya en el barco había podido notar la paulatina bajada de las temperaturas conforme el tiempo pasaba, empeorada por la sensación de constante humedad que incluso en su camarote sentía, pero en tierra firme, al descubierto, el aire frío de las montañas era aún peor. Se colaba por entre los pliegues de su ropa y la hacía tiritar y mantener una postura semi encorvada mientras se arrebujaba con su gruesa capa en un intento medianamente efectivo por mantenerse caliente, o al menos no a disgusto. Ni siquiera sus ropajes para el frío, mucho más abrigados de los que solía llevar en el sur parecían suficientes, y eso que aún era verano. ¿Cómo sería aquello en invierno?.

El camino hasta Dundarak se le hizo cuesta arriba, literal y figuradamente por culpa del frío, el viento y la nieve, aunque por suerte no tuvo que hacerlo sola. Acompañó a un grupo de mercaderes que se dirigían a la villa y que se ofrecieron a llevarla a ella y a sus cosas junto con el resto de sus mercancías, siempre que no le importara ir sentada rodeada de cajas y baúles que no era el caso. Además tampoco llevaba tanto consigo por lo que un bulto más o menos a aquella gente no le suponía molestia alguna. Solo era un arcón con algo de ropa, algunos libros para el viaje de los cuales ya había devorado la mitad, algunas cosas de alquimia y poco más, pero era una suerte no tener que contratar a nadie para llevarla hasta las faldas de la montaña. Y aquel grupo sin duda resultó mucha mejor compañía que un carretero pagado y contaban mejores historias junto al fuego. Historias sobre viajes a tierras lejanas y sus aventuras en ellas.

Ya en la ciudad de los dragones, y a pesar de que sentía una ganas enormes de visitar los lugares más emblemáticos de la misma, lo primero que hizo fue buscar alojamiento por la zona, buscando como preferencia un local que estuviera acostumbrado a tratar con viajeros poco hechos a aquel clima helado y que por lo tanto no escatimaran con la leña para sus chimeneas ni con el caldo bien calentito. Le llevó algo de tiempo y preguntar a los lugareños un par de veces encontrar una posada ideal pero lo hizo, y cuando por fin volvió a entrar en calor cerca del fuego...Las ganas de explorar la ciudad habían disminuido bastante. De hecho lo único que exploró el resto del día fue su cálida habitación y su cama bien surtida de gruesas mantas.

Había llegado con tiempo de sobra antes de tener que presentarse como candidata para incorporarse en aquella Logia, organización de la que había oído rumores pero de la que aparte de sus competencias más conocidas poco más sabía. De hecho contaba con un par de días con respecto a la fecha marcada en aquella carta que había recibido. Días que aprovechó para adquirir ropas más adecuadas que las suyas para moverse por allí, para ubicar el lugar donde se produciría el esperado encuentro y para habituarse a Dundarak y a lo que ofrecía a sus visitantes. Arquitectura única, mercados únicos, ingredientes de alquimia del norte que en los mercados del sur costaban un ojo de la cara a precios irrisorios...Y dragones...Muchos dragones. Algunos paseaban en sus formas humanas pero se notaba que eran de allí y otros sobrevolaban la ciudad en sus magníficas formas dracónicas. Todo un espectáculo para alguien que solo había conocido brevemente a un par de miembros de aquella raza...Y dándose el caso de que uno de ellos había intentado comérsela. Era un lugar maravilloso...Aunque hacía más frío que en el trasero de un troll.

Por fín llegó el momento de la reunión y aunque algo nerviosa por lo que iba a acontecer, o más bien por el desconocimiento sobre ello, la joven elfa acudió al lugar acordado la noche acordada. Una alta torre cerca del palacio de Dundarak. Ya en la entrada un par de hombres, uno de los cuales era un brujo por el modo en que avivó un brasero cercano, preguntaron a la peliblanca su motivo para estar allí y una vez Níniel hubo respondido una prueba de que era cierto, mostrándoles la joven la carta y obteniendo con ello su permiso para entrar así como una clara instrucción: "Sube hasta lo más alto de la torre, te esperan". Algo que la sacerdotisa se dispuso a cumplir sin dilación.

Una vez en lo más alto, y de nuevo sintiendo en su rostro el viento helado del norte, la joven se encontró cara a cara con una mujer que se limitó a asentir con la cabeza al verla y a indicarla que se colocara en fila frente a tres tronos, dos de ellos ya ocupadas y uno, el mayor, vacío. Allí ya había personas aguardando en silencio, todo apuntaba a que eran candidatos como ella. Obediente la peliblanca se colocó junto a ellos e imitó su postura y silencio, aunque al menos ella no pudo evitar pasear su mirada aguamarina por el lugar, por los tronos y por las dos ocupantes de los más pequeños. Tras un rato en el que llegaron otros candidatos y fueron ocupando su lugar en la fila y una vez que por lo visto ya estaban allí todos los que deberían...O tras agotar la paciencia de aquellas dos mujeres allí sentadas, éstas comenzaron a hablar. Lo hicieron tanto entre ellas como a los allí presentes, mencionando de pasada asuntos como sobre el por qué estaban allí, la logia y su función y un artefacto que despertó la curiosidad de Níniel...No obstante para entrar y saber más deberían demostrar que podían serles útiles de algún modo, por lo que debían presentarse, indicar sus motivaciones y demostrarles sus aptitudes individualmente. Incluso pusieron musiquita a tal efecto, algo bastante extraño.

El primero en dar un paso al frente fue un hombre. Pelo moreno rostro estropeado y en torno a los cuarenta años de edad. Llevaba una capa de un color azul bastante llamativo y tras una inclinación a cada una de aquellas mujeres alzó sus manos y comenzó a lanzar rayos desde las puntas de sus dedos dedos demostrando que era un tensai de aire. -Mi nombre es Jorveth Ixion, a vuestro servicio. Provengo de una reputada familia de las islas y mi propósito es que mi nombre resuene en todos los salones como el de los grandes héroes .Mi talento natural es tan grande que los maestros de...- No pudo terminar la frase pues por algún efecto causado por un uso inadecuado de la magia uno de sus propios rayos, o quizá uno causado por su insensatez cayó del cielo golpeándolo y dejándolo en el suelo, echando humo y con claras quemaduras por parte de su cuerpo. Varios gritos de sorpresa y miedo llenaron el lugar mientras algunos de los candidatos rompían la fila para ponerse a cubierto por si acaso caía algún rayo más o simplemente por no estar acostumbrados a ver algo así tan de cerca. Claro que otros mantuvieron la posición, incluso alguno parecía encontrar aquello gracioso.

Níniel alzó la mirada al cielo también temerosa de que el peligro aún no hubiera pasado pero enseguida se apresuró a acercarse a aquel brujo herido para comprobar que, a pesar de que cualquiera juraría que debía estar muerto, aún respiraba.- Está vivo- Se limitó a decir mientras trataba de diagnosticar mejor el alcance de sus daños con su magia y conocimientos comenzando a retirar su ropa y joyas más ajustadas y a aplicar su plegaria para curarlo sin tener que tocarlo siquiera aunque cerca de él. Al principio no pareció pasar nada, al menos nada visible a simple vista, pero una vez que la luz hizo su trabajo reparando sus daños internos a los pocos minutos comenzó a verse también el efecto de la sanación en su piel, curando las quemaduras y dejando en su lugar meras rojeces en la piel, y luego ni siquiera eso.

-¿Qué rayos ha pasado?- Preguntó entonces aquel brujo claramente desorientado.- ¿Qué ha pasado con mi ropa?.-

-Tienes suerte de seguir con vida. No hagas movimientos bruscos. Y que alguien traiga una manta. No vayamos a perder por culpa del frío lo que los dioses han querido salvar.- Pidió entonces la peliblanca mientras la bruja de fuego sobre su trono se inclinaba más aún para observar la situación con atención.

-Ya habéis oído. Daos prisa...Eres Níniel ¿verdad?. Me gustó tu trabajo en Roilkat y veo que hacer saltar enemigos por los aires no es tú único punto fuerte...Muy interesante. A éste...¿Cómo dijo que se llamaba, Sorvert?. Enviadlo a casa...Cuando quiera un pararrayos contrataré a un herrero... Ala ala, fuera. -Hizo una pausa mientras se llevaban al aún aturdido Ixion de la torre.- Dime Níniel, ¿Por qué quieres formar parte de la logia?.-

-Porque siempre estoy dispuesta a ayudar si la causa es justa. Y la de la logia parece serlo.-


Última edición por Níniel Thenidiel el Mar Ago 23 2016, 23:26, editado 1 vez
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Mensaje  Rachel Roche Mar Ago 23 2016, 09:25

Desde que abandonamos Lunargenta, Catherine y yo habíamos decidido avanzar al Norte, hasta Dundarak. No conocíamos la ciudad de los dragones y confiábamos en no tener problemas lejos de la influencia humana o vampírica, que tanto daño nos había hecho tanto a ella como a mí. Dundarak se postraba como la mejor opción entre las disponibles. Volver a Sacrestic podía ser contraproducente para mí, y permanecer en Verisar me traía malos recuerdos.

Pero una vez en la capital de los dragones, no teníamos nada que hacer allí. Ni siquiera un lugar en el que descansar. Fue un cartel de invitación a una Logia de hechiceros en la ciudad lo que me hizo ver un atisbo de luz. Hasta que encontráramos algo mejor, podríamos probar a buscar nuestro lugar allí, aunque por otro lado no me atraía la idea de acceder a una Logia de magos. Por el nombre sonaba a secta, y tratando de abandonar una tal vez lo mejor no fuera unirse a otra.

En cualquier caso ya era tarde para arrepentirse. Estábamos en lo alto de aquella cúpula en la superficie. Una plataforma enorme. El palacio era lo más majestuoso que habái visto en mi vida. Miraba absorta tanta riqueza y majestuosidad. Pensando cómo el ser humano era capaz de construir tan bello palacio.

Pero había bastante gente allí, y dos examinadoras sentadas en sendos tronos a ambos lados de uno mayor vacío. Ellas serían las que decidiesen si entrábamos o no. “Mis sensores térmicos detectan calor y frío en sus cuerpos. Hay un 90% de que se trate de brujas de fuego y hielo respectivamente”. Analizó NIA. Y tampoco me extrañaba, dado que nos encontrábamos.

Aquellas dos dijeron que nos presentáramos, uno a uno. Acompañando el ambiente de una musiquilla. Yo agaché la cabeza y miré hacia otro lado. No quería ser la primera. - Estoy muy nerviosa. ¿Crees que NIA haría una mejor presentación que yo? – le susurré a Catherine para pedirle consejo, tratando que nadie me escuchara, mientras el tal Jorveth realizaba aquel curioso espectáculo tan variopinto.

Un rayo cayó del cielo. – ¡Ay! – grité, abalanzándome sobre Catherine, buscando en ella protección. El rayo dejó frito a aquel tipo. El brujo. “Se ha herido a sí mismo”. Me indicó NIA. Yo no tenía ni idea de qué había pasado allí. Una elfa a la que la bruja llamó Níniel trató al herido, algo que pareció satisfacer a la maga, que rápidamente buscó un nuevo voluntario para saltar a la palestra.

-¡He dicho siguiente! ¡Rápido! Maldita sea. No tengo todo el día. – gritó la hechicera de fuego. Nadie más parecía atreverse a salir. Yo miraba hacia un lado, esperándome que no me eligieran a mí. – Tú. ¡La de pelo seta y falda! Da un paso al frente. – me indicó, y pasé a ser el centro de atención. Envié una mirada con poca seguridad a mi amiga vampiresa. Di un paso al frente y, con la cabeza a la altura de los hombros, hice una pequeña reverencia a ambas mujeres. - ¿Quién eres? ¿Qué sabes hacer? – preguntó.
-Yo… - dije, quedándome quiera unos instantes, sin saber muy bien que decir. – Soy… Rachel Roche. – y un silencio absoluto se hizo en el lugar. ¿Alguien esperaba que dijera algo más? “Espabila”. Me decía NIA. – Soy... fuerte. - no me salió decir nada más. Estaba muy cortada.
-Guau. Impresionante. – respondió satírica la maga. - ¡Siguiente! – sentenció.
-Pe… pero. – dije, lastimada y apenada.

Estaba claro que no me iban a coger en aquella logia. ¿Quién querría a un robot inútil como yo? A fin de cuentas, quitando la enorme resistencia y fuerza que ofrecían mis extremidades, no tenía mucho más que aportar a un grupo de magos. Volví al corrillo. Esperé. Tal vez a Catherine tampoco la cogieran, o, si lo hacían, le desearía suerte y me despediría de ella.

Pero en ese momento algo cambió. “Asumiendo controles del biocibernético” - ¡No! NIA. Espera. – grité, que en medio de aquel gélido silencio retumbó en todo el círculo.

En ese momento me caí inconsciente en el suelo, como un muñeco muerto. Quedé inmóvil durante unos instantes.

-¿Quién es NIA? ¿Qué clase de broma es esta? – preguntó la otra bruja, la que parecía de hielo, absorta por ver otro cuerpo inconsciente en el centro de la plaza. Un cuerpo que no tardaría en elevarse de manera robotizada.
-Yo soy NIA. Soy la inteligencia artificial del sujeto Rachel Roche. – comenzó diciendo para la sorpresa de todos con su robótica, femenina voz y sus ojos rojos, metalizados. - Puedo ayudar al sujeto a levantar grandes pesos y ofrecer una fuerte resistencia en combate, gracias a las aleaciones de tungsteno y acero que se encuentran en el organismo del individuo. Y además poseo una base de datos con conocimientos de más de 200 dialectos diferentes. Los servicios que tanto Rachel como yo podemos ofrecer son muy distintos a los que ningún otro ser de los presentes podría proporcionar.
-Eres la cosa más extraña que he visto en mi vida. Hasta cambias de voz. – respondió la maga, quedándose pensativa. – Un biocibernético, ¿no? No he visto muchos. Muy curioso. Veo que tienes un trastorno de doble personalidad.
-Negativo. – respondió NIA, inexpresivamente. – El trastorno de identidad disociativo no forma parte de nuestra naturaleza. Somos dos entidades en un mismo cuerpo. Ambas conscientes y con capacidades distintas. – indicó la inteligencia.
-Me vale. Estás dentro. Eres un dos por uno a fin de cuentas. Vuelve al grupo. – indicó la hechicera de fuego, que parecía sorprendida con la reacción de NIA, que se giró de manera robótica y caminó de nuevo al círculo.

“Devolviendo el control al sujeto”
. Susurró en mi cerebro, y en ese momento me tambaleé tanto que casi me caigo de nuevo, y llegué a duras penas al círculo. Me llevé una de mis manos a la cabeza mientras con la otra trataba de no perder la estabilidad. – ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha hecho NIA? – le pregunté a Catherine, mientras sujetaba la jaqueca que me había entrado, como siempre que NIA hacía una de las suyas.


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Mensaje  Geralt Mar Ago 23 2016, 19:29

No era la primera vez que viajaba a Dundarak, ya lo había visitado en al menos dos ocasiones por lo que recordaba, así que ahorro un poco de tiempo al ya conocer el camino, así como el equipo y provisiones para no tener una horrible muerte por hipotermia, sin embargo, todo el tiempo que ahorro lo perdió miserablemente evitando problemas, debido a su reciente… condición, prefería evitar el conflicto allí donde antes se habría limitado a soltar un chasquido de dedos con explosivas consecuencias. Por suerte, sus lobos ya nada tenían que envidiar a los salvajes y un par de feroces lobos adultos evitaron que cualquier interacción humana se volviese desagradable con solo unos pocos gruñidos.

Pero por fin había llegado a esa maldita ciudad, y esta vez no era para hacer turismo, ni para conseguir algún cacharro mágico (aunque si le caía uno en las manos, ciertamente no se quejaría), no, esta vez estaba allí para entrar en cierta institución… selecta. Un Geralt más joven se habría reído ante la idea de una institución destinada a proteger al mundo de la magia, una que se dedicaba a coleccionar artefactos para que no le explotaran en la cara a algún desgraciado o peor, que cayesen en manos de alguien que supiese usarlos. Se habría reído en la cara del primer reclutador que le hubiese propuesto unirse, pero sus experiencias pasadas, entre ellas el infame Terpoli le enseñaron una cosa, no todos podían manejar la magia tan bien como el, así que tenía que meterse si o si en la logia, para asegurarse de que el mundo estaba en buenas manos y todo eso.

Escucho en silencio el discurso de las dos magas, un poco preocupado, ahora mismo no estaba para demostraciones, venia un poco preparado, por supuesto, pero no podía basar su entrada en unos pocos trucos con runas, tampoco era TAN bueno, por suerte, conocía a algunos de los presentes, y era veterano de unas cuantas batallas conocidas, sus logros hablarían por él.
Por suerte, incluso sin magia era mejor que ese paleto, Jorveth Ixion, de una “reputada familia” cuyo nombre no había oído en su vida. No era más que un infeliz incapaz de controlar su propio poder, que no hizo sino acabar chamuscado por sus propios rayos. La verdad era que esperaba más de un mago que debía rondar los cuarenta años, pero al menos sirvió para que Niniel se luciera. El peliblanco no entro en pánico, por supuesto, pero tampoco río por lo bajo como una mujer a su lado, a la que acallo con una mirada que rayaba el homicidio. Solo podías reírte de las desgracias ajenas si no causaban daños permanentes, era pura cortesía. La siguiente fue una biocibernetica, aunque el brujo se distrajo al ver a Cat y preparar sus cosas para la entrada triunfal, así que no se percató de ella hasta que su voz cambió.

El siguiente fue él. Se sacó una piedra del bolsillo y la arrojo donde hacía unos momentos habían estado los varios representantes, dejando ir un sonido al caer seco y estridente, muy similar al que hacían sus explosiones, ya había llamado la atención. La piedra se partió en dos al instante en cuando hubo descargado la runa que tenía inscrita. –Geralt, brujo, uso aire y fuego…- dejo al aire la explosiva implicación que eso implicaba. –Aunque no haré una demostración, no solo al pánico que causaría después de... esto- señalo el lugar negruzco que había causado ese rayo -sino debido a ciertos… problemas. También inscribo runas y cazo bestias.- Había pensado en hacer un pequeño espectáculo con sus runas, pero realmente, no estaba seguro de poder hacerlo lo suficientemente bien como para no hacer el ridículo, así que prefirió dejarlo asi, ahora solo faltaba una noble misión, algo que no fuese “quiero cosas mágicas y la logia tiene un montón”. –Estuve en Terpoli, Roilkat y otros sitios diversos… quiero unirme a vosotros porque me he cansado de ver cómo la gente usa fuerzas que escapan a su control.- No era mentira, evitar que los paletos, los brujos ineptos o directamente aquellas personas malvadas desencadenaran un apocalipsis era uno de los argumentos de peso que lo habían convencido para venir, conseguiría artefactos de paso porque el SI sabía utilizarlos, puede que incluso crearlos si conseguía unos cuantos tomos durante sus recuperaciones.
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Mensaje  Catherine Blair Mar Ago 23 2016, 22:50

Dundarak, ciudad de tierras del norte y hogar de dragones. Tan sólo en algún rincón de la imaginación de la vampira cabía encontrar la posibilidad de que el hogar de aquellos seres se encontraba a pies de una montaña nevada en lugar de las faldas de un volcán.

El camino había sido duro, como cualquier otro que no fuera un paseo entre las calles adoquinadas de una ciudad, que era lo único a lo que estaba acostumbrada la joven albina; también fue lento, pues a causa de su condición tan sólo podían viajar durante la caída del sol, y en aquellas fechas no eran muchas las horas que el cielo permanecía desprovisto del gran astro. Lo único a favor que traía ese hecho fue que, al poco que se iban acercando al norte, la noche daba paso a corrientes cada vez más frías que, en ocasiones, el sol había logrado disimular con su calor durante la mañana. Fue por eso que incluso antes de llegar a plena zona nevada, Catherine ya había podido hacerse con un par de botas –las cuales le venían algo grandes–, y unas gruesas mantas que había logrado usurpar de alguna de las granjas más alejadas de la ciudad.
Aunque apretujarse contra aquellas mantas lograba antes un efecto de calor psicológico antes que real en ella, pues no importaba cuanto se pusiera encima, a cada paso que las acercaba más a la ciudad, más le costaba siquiera moverse por el frío.

Ya en Dundarak, la chica y su compañera, Rachel, quién había aguantado con paciencia acérrima durante todo el viaje, se hallaban en una de las calles, perdidas y sin mayor cobijo que el suelo nevado bajo sus pies, y el nublado cielo sobre sus cabezas.
La chica biocibernética propuso a una Catherine medio congelada abrirse paso por la ciudad a lo grande, y es que su intención fue la de presentarse como candidatas a formar parte de una institución que parecía haber abierto sus puertas al público hacía relativamente poco. Sinceramente, si la vampira decidió aceptar, fue porque la idea de entrar pronto en algún recinto cerrado, fuera lo que fuese, le resultaba más atractiva que cualquiera de las demás actividades que pudieran realizar en aquel lugar y momento.

Cuando llegaron al sitio acordado para la reunión, Cath se encontraba algo mejor, ello no quitaba que su cuerpo siguiera congelado, manteniéndose acurrucada entre las mantas incluso dentro del edificio, que por muy bello que se hubiera presentado ante ellas, no fue ese el mejor detalle que captó la vampira.

Tranquila Rachel… –Siseó la albina tras las mantas que cubrían la mitad de su rostro, manteniendo aún la puntita de la nariz y las mejillas arreboladas por el frío. – Has sido capaz de enfrentarte a cosas más difíciles, todo irá bien.

Aunque prometió aquello a su compañera, una vez entraron a la sala donde parecía hallarse todos los presentes a formar parte de aquella institución, sus palabras le supieron a poco, ella también comenzaba a ponerse nerviosa. Lo único bueno que trajeron consigo los nervios, fue el calor que comenzó a desprender por sí misma, aunque seguía temblando de vez en cuando sabía que en gran parte ya no era por el frío.
Un rápido recorrido con la vista por entre las cabecitas de todos, le hicieron ver a dos personas conocidas. La primera no lo era tanto, pero su rostro le resultaba ligeramente familiar, la había visto en algún lugar antes, probablemente cuando hicieron aquella extraña gala en Lunargenta. Se trataba de una preciosa elfa de cabellos níveos, tan envidiables como su indumentaria, que además de bonita parecía bastante reconfortante para el maldito frío.
El segundo sí que era un rostro muy conocido, uno que casi despertó una ligera sonrisa en los labios de la vampira, si no fuera porque creía que mover cualquier músculo de más le haría romperse en pedacitos.
Quería acercarse a él, quería saludarlo por el mucho tiempo que llevaba sin verle, pero antes de que decidiera siquiera avisar a Rachel, las dos mujeres que lideraban el lugar, dieron comienzo a la prueba para poder comprobar la valía de cada uno.

Rachel no fue la única en sobresaltarse cuando cayó aquel rayo en el suelo, Catherine ya estaba encogida entre las mantas en el momento que el tipo comenzó a lanzar aquel hechizo a lo loco, y el salto que dio la chica bio solo consiguió aumentar el nerviosismo de la albina, que la recogió entre sus brazos para sentir ella también de alguna protección más consistente que sus mantas.
Para suerte del hombre chamuscado, la elfa de nombre Níniel, hizo gala de un poder que asombró y maravilló a la vampira, tanto que siquiera se percató de que la siguiente era Rachel hasta que la chica se soltó de su abrazo para ir hacia adelante.
Catherine volvió a apretujarse en las mantas mirando a su compañera con los ojos muy abiertos, tratando de infundirle ánimos de manera silenciosa.
Jamás lo diría en voz alta, básicamente porque, aunque era consciente de lo útil que llegaba a ser NIA, le fastidiaba que la entidad artificial fuera quién salvara la situación. Y cuando Rachel llegó confundida ante Cath, ésta suspiró dejando unas escuetas palabras tras la nube de vaho.

Ha actuado de manera correcta, sabe venderte bien. –Tranquilizó a su amiga, y un intento de sonrisa fue lo último que mostró la chica antes de fijar la vista en el siguiente, Geralt.

El muchacho lo iba a hacer genial, estaba segura, porque era un gran hechicero, y eso era lo que pedían allí sobre todo. Aunque sinceramente, proviniendo de él, esperaba algo más que lanzar una piedra la cual estalló. Ella lo había visto con sus propios ojos, era un gran brujo o, al menos, su fuego era muy imponente… se preguntaba por qué no había hecho uso de éste para impresionar a las mujeres. Pero poco o nada de tiempo tuvo para seguir pensando en ello, pues la hechicera de fuego llamó su atención.

Parece que vamos cogiendo el ritmo, vamos, ahora tú –Dijo elevando el tono y señalándola. – Sal de tu capullo y preséntate.

Cath miró a Rachel tan nerviosa como ésta lo había hecho antes, y le dejó las mantas para caminar hasta estar frente a las dos mujeres, las cuales intercambiaron una mirada poco convencida al ver el vestido ligero y gastado que lucía la chica, quién sufría ligeros y breves espasmos por el frío intentando mostrarse en una posición recta y decidida.

M-me llamo Catherine –Se calló su raza pese a que minutos antes las dos hechiceras habían dado cuenta a que eso no importaba dentro de aquellas paredes. – He trabajado… algunos años como ayudante en el laboratorio de una perfumería y… sé manejarme bien con el uso de ese tipo de artilugios delicados…

Vale, que como mínimo no romperías nada –La cortó la misma mujer con irónica condescendencia. – ¿Algo más?

La vampira apretó los labios y asintió casi por acto reflejo, aguantándose para no mirar hacia atrás en busca de algún tipo de ayuda. Rachel había sido aceptada, y estaba claro de  que Geralt también lo estaría, ahora sentía la presión de que ella también debía valer, aunque fuera como personal de apoyo.
Tomó aire en unos segundos que a las dos mujeres que esperaban les parecieron eternos, y manteniendo la mirada en el suelo, comenzó a concentrar su poder en lo único que de momento sabía hacer. La sombra que proyectaba su cuerpo comenzó a crecer, escalando por sus piernas hasta cubrirla al completo y expandirse en un manto de negrura que la ocultó de la vista de todos los presentes, a ella y a toda la zona donde se cernían aquellas sombras.
Sabía que esa magia la delataba como vampiro, pero cuando la oscuridad fue disipándose, los rostros de ambas hechiceras habían cambiado ligeramente. No parecían sorprendidas, pero sí conformes con lo que habían contemplado.

No está nada mal, regresa con el resto. –Sentenció la mujer que se había mantenido en silencio hasta ese momento.

…Gracias. –Murmuró la chica, asintiendo y aprovechando el gesto para dedicarles una retirada más formal y digna de ella.

Cath soltó un nuevo suspiro, esta vez cargado de alivio, y volviéndose hacia el grupo, buscó a Geralt con la mirada para dedicarle un gesto cómplice, posicionándose después junto a Rachel para recoger sus mantas y envolverse otra vez entre el calor de las mismas.

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Mensaje  Vincent Calhoun Jue Ago 25 2016, 02:16

Como era posible. No lo entendía. Podría pensarlo cientos de veces pero aún así parecía algo ilógico. Algo que escapaba al entendimiento de cualquier ser, por inteligente que fuera. ¿Cómo era posible que siempre hiciera frío en el Norte?

La tierra de los dragones tenía una característica que hasta un niño de Lunargenta te podría decir. Frío. Pero era verano. Era verano por los dioses.

Vincent suspiró resignado mirando el contenido de la taza de cerámica en sus manos, luego dio un trago largo antes de dejar el recipiente vacio sobre la barra con un golpe sonoro para llamar la atención del posadero. Cuando este se viró el mercenario le hizo una señal para que se acercara.

Ya lo conocía de su último viaje al norte. ¿El segundo o el tercero había sido ese? El tercero, sí. Esta vez era ya la cuarta vez que iba al Norte. Aunque la primera vez que había viajado a las tierras de los dragones no había pisado Dundarak. Su destino actual.

- Que pasa Vincent. ¿Quieres otra jarra de nuestro preciado hidromiel? - comentó el mesero nada más colocarse delante.

- Oh. Un hombre no puede visitar el Norte y no tomar el mejor hidromiel creado sobre la faz del planeta-, comentó, sincero, aunque bastante pelota por otra parte.

El hombre del norte rió.

- Ese es el espíritu-, dijo antes ir a por el nuevo pedido de alcohol.

Bueno. No era mentira. Y ayudaría a calentar su cuerpo para el resto del viaje desde el pueblo. Muy sencillo, pero bastante importante por ser el paso de mercancías desde Lunargenta hasta la capital del hogar de los dragones. Normalmente un lugar como aquel tenía un puerto discreto, pero ese tenía uno considerable. Y los habitantes de allí, además de vivir de la pesca, se dedicaban al comercio y al hospedaje de los viajeros y marineros.

Un agradable sitio, con más vida que la que acostumbraban los pueblos normalmente. Aunque sin llegar a los niveles de las grandes ciudades.

- Tu pedido chico. Disfrútalo.

- Gracias Rickard-, contestó al mesero, guiándole un ojo y dejando unas monedas a un lado.

Por hoy no bebería más, pronto tomaría el carro hacia la capital como la otra vez que había pasado por allí. Era el modo más rápido de llegar hasta la ciudad sin problemas, y si le había ido bien la otra vez. Ahora no tenía por qué ser diferente.

No lo fue. Se subió al carro alquilado y disfrutó de la compañía de varios extraños mientras viajaban hasta la capital. Charlando y contándose alguna batalla que otra mientras el trayecto los acercaba poco hacia la ciudad. Muy lentamente. Y todo cuesta arriba por supuesto. Aún recordaba la sensación que había tenido la primera vez que había viajado a Dundarak. Ese pensamiento de que a los dragones les debía gustar vivir junto a la estrellas. Pues cuando creías que no se podía ascender más, siempre se alcanzaba una nueva montaña que subir. Así una y otra vez hasta que por fin las murallas del hogar de los dragones se mostraban a la vista.

Eso sí. Varias semanas después de haber partido del pueblo costero. Un largo viaje que se había hecho ameno gracias a la compañía del resto de viajeros, y de las paradas en las distintas aldeas que había antes de llegar a la metrópolis. Pero ya daba igual. Daba igual el tiempo y la longitud del trayecto. En Dundarak no le importaba.

Era una ciudad preciosa y era una alegría para la vista. Un mundo de piedra blanca y azulada rodeaba a todo aquel que se decidiera por adentrarse tras su muralla. La capital de los dragones era una obra de arte en sí misma. Una ciudad sacada de un cuento de hadas, de una belleza que atraía a peregrinos solo para verla. No obstante, él no tenía tiempo para hacer visitar la ciudad.

Estaba allí por una nota que había recibido en su casa. Una nota con el mismo nombre de aquella misteriosa carta recibida en Roilkat. No podía ser una casualidad. Había demasiada insistencia y además había conseguido localizar su vivienda. Demasiadas molestias, que habían provocado que le picara la curiosidad definitivamente. Asistiría a esa reunión de la logia. Así se hacían llamar.

El rubio no se lo pensó demasiado, y se acercó hasta su posada favorita. “Donde descansa el viento” El local que regentaba Jack y donde también trabaja Jenn. Sus mayores amigos y conocidos en la fría ciudad de piedra de los dragones. Allí había vivido una de sus aventuras en el pasado, y posteriormente, también se había iniciado otra allí mismo. Así que mejor lugar que ese para alquilar una habitación antes de desplazarse.

Vincent saludó afectuosamente a sus amigos, pero no estuvo mucho tiempo en la posada. El justo para dejar algunas de sus cosas en su habitación, para luego partir al lugar de la reunión a la que debía asistir. No le costó demasiado encontrar el lugar.

La torre se encontraba justo al lado del palacio como le indicaba la carta. Y nada más llegar un hombre le preguntó por qué estaba allí. Le contó por encima la historia del mensaje en su casa y se lo mostró.

- Llegas tarde. Sube hasta lo más alto de la torre -, fue la escueta respuesta.

El mercenario supuso que la conversación había terminado, y que era un muchacho extremadamente parco en palabras. Así que hizo caso a las indicaciones del guardia.

Nada más llegar a lo alto, pudo notar el frío de manera más aguda que en la base de la alta torre, así como a varias personas que estaban delante de dos personas en sus tronos. También había un tercero que llamaba la atención. El central. Pues era mayor que el de las dos chicas, aunque su mayor singularidad era que estaba vacío. No obstante, no pudo fijarse en nada más, pues la voz de una de ellas llamó su atención.

- ¿Quién eres? Llegas tarde ¿Por qué has decidido unirte a nosotros? -, dijo esta.

- Eh, oh-, comentó el rubio, dándose cuenta de que se refería a él, y dando unos pasos al frente. - Soy Vincent. Me mandasteis una carta…-, miró la carta sacándola de su bolsillo. - Así que supongo que vosotras sabréis por qué he decidido unirme a ustedes-, terminó de decir enarcando una ceja extrañado.

¿De qué coño iba todo esto? ¿Unirse a ellos? La carta mencionaba que se desplazara a la torre porque veían muy útiles sus servicios. Pero pensaba que se trataba de un contrato como otro cualquiera. Una misión, una paga, y a casa.

- Ah, eres el chico de Roilkat. El brujo-, sonrió con picardía la otra mujer. - Luchaste sobre la muralla con Níniel. Sí. Te recuerdo perfectamente. Os mandé una carta a los dos en la ciudad del desierto porque llamasteis nuestra atención, pero también te mandé esa a tu casa. Para asegurarme de que vinieras-, volvió a sonreír y luego miró a su compañera antes de asentir.

Esta le devolvió el movimiento de la cabeza. Parecía que sabían quien era.

- Eres un buen luchador. Brujo de fuego ¿no? ¿Que más sabes hacer?-, dijo la chica de pelo más oscuro.

- No exactamente. Soy Bi-elemental en realidad. Manejo el aire además del fuego, y por ello puedo crear explosiones. También soy hábil con la espada. Y tengo conocimientos sobre runas y arcanos, así como de herrería-, contestó.

No creía que necesitaran un herrero, y ciertamente, él no era uno bueno, más le gustaba decirlo. Demonios, había aprendido un poco cuando trabajaba las herraduras de los caballos. En la época que era mozo de cuadras en su ciudad natal, allá en los tiempos que solo era un jovenzuelo. Y no iba a perder la oportunidad de mencionarlo a quien quisiera escucharlo.

- Bien. Regresa con el resto-, volvió a decir la chica morena.

Vincent volvió sobre sus pasos lentamente. Aún intentado calibrar qué demonios estaba pasando ahí. Parecía que esas personas estaban reclutando un ejército, entonces se puso a pensar más detalladamente en la mención de la pelirroja. La carta de Roilkat, y sobre todo, el recuerdo de la persona a la quién iba dirigida aunque él también se mencionara en ella. Níniel.

Nada más llegar junto al resto de personas allí presentes, ¿personas? o debería decir candidatos, dio un vistazo a su alrededor buscándola. No tardó demasiado en encontrar sus preciosos ojos aguamarina a lo largo de la fila. Aunque no dijo nada por ahora, solo volvió a mirar al frente atendiendo al dúo de féminas sentado en los tronos. No era el momento de hablar con ella. Ya tendría tiempo de hacerlo.

La verdad es que debería estar extrañado de que casi siempre se encontrara a Níniel en los lugares más insospechados. Pero esta vez no era tan raro que así fuera, pues estaba la carta de Roilkat. Además, ya daba igual que fuera extraño, o que pudiera serlo. Siempre se alegraba de verla una vez más.
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Mensaje  Ger Jue Ago 25 2016, 18:53

-Suficientes. Todos los demás podéis iros. – dijo la hechicera de hielo una vez se presentó el último de los elegidos, con quien ya contaban pues, al igual que a la elfa, le habían enviado una carta. El resto de los candidatos no tardaría en abandonar la estancia con rostro de decepción.

La mujer de fuego no dijo nada, simplemente sonrió y se levantó, pasó en medio de los elegidos, alzó el brazo y chasqueó los dedos con un cierto toque prepotente, haciendo un gesto para que la siguieran.

Entraron en la torre y, a un ritmo acelerado, los guió por una escalera descendente de caracol hacia un par de pisos más abajo, momento en el que abrió una puerta, dirigiendo al grupo a una ornamentada sala de madera, pulcra. Repleta de estanterías que albergaban una insólita cantidad de pociones de todo tipo. Dividas por secciones y por tipos, según sus efectos.

-Bienvenidos al boticario, queridos. – indicó sin girarse la maga de fuego, que atravesó por completo la sala. - Mientras pertenezcáis a la Logia, podréis utilizar sus instalaciones, y ésta representa una de las más importantes del gremio. – y es que la cantidad de frascos con pociones e ingredientes que se acumulaban allí eran únicas y representaban una de las mayores colecciones de Aerandir.

Pero abandonarían la sala finalmente por otro lado, dando lugar a una nueva estancia algo más pequeña que la anterior. Allí se encontraba un libro, mágico, que desprendía una luz violácea. Permanecía cerrado y era imposible de abrir. En el centro, una llave, a modo de cerrojo y que, tal vez, permitiera abrirse.

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-Este libro fue… prestado por un antiguo poblado élfico. – dijo la maga de hielo, cerrando la puerta, que había venido tras el grupo. –
-Prestado… si se puede interpretar así. – explicó riéndose la maga más graciosa. Dejando caer que los métodos de obtención del mismo seguramente fueron algo más que un mero alquiler. Esta intervención no gustó a su compañera, que le devolvió una mirada de enfado.
-La localización de un artilugio mágico e increíblemente poderoso que llevamos años persiguiendo, pero no somos capaces de abrirlo de ninguna manera. Los aquí presentes habéis dicho que contáis con habilidades muy distintas, quizás seáis capaces de conseguirlo. – relató.
-Sí. Y aquel que lo haga, os aseguro que tendrá un cargo más importante en el gremio. – replicó la bruja, haciendo que su compañera saliera por la puerta.

* * * * *

A continuación deberéis de tratar de abrir el libro. Para ello, tendréis que utilizar la manera que consideréis, no tiene por qué ser necesariamente mágica. Podéis incluso aprovecharos del boticario. En cualquier caso, todos deberéis lanzar una runa. También podéis elegir no lanzar la runa, en cuyo caso se considerará intento fallido (opción por si no queréis ser capitanes de gremio).

Aquel que consiga abrirlo, obtendrá el rango de capitán del gremio, figura clave a la hora de negociar con el resto de capitanes de otros gremios (como se explicará más adelante).

En principio nadie conseguirá abrirlo pero, tras todos vuestros intentos, el libro llamará al que mejor runa haya obtenido.
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Mensaje  Geralt Vie Ago 26 2016, 13:41

Spoiler:
Coló, su presentación nada espectacular había pasado la selección, cosa que no decía nada bueno, sinceramente, pero a juzgar por el resto de candidatos, ya les habían echado un ojo durante los anteriores conflictos, la única excepción pareció ser Catherine, que hizo gala de unas habilidades…peculiares. El brujo se escurrió entre la multitud hacia la vampira –Has mejorado Cat…- se limitó a decir con una sonrisa. A diferencia de la mayoría de los presentes, él ya lo había visto antes, pero había sido mucho más sutil, ahora si parecía ser el principio de algo comparable a un brujo de oscuridad.

Aun siguió uno más, al parecer otro veterano, otro brujo explosivo, pero eso fue todo. No es que el resto de candidatos fuesen apabullados por su gala de dotes mágicas, simplemente fueron echados, sin más, al parecer solo necesitaban unos pocos candidatos competentes, así que una vez cubierta la cuota, el resto sobraban, esas dos sabrían lo que hacían, no era su problema, al menos no aún.

Después de lo que podía considerarse el examen de ingreso tocaba la visita turística, aunque a Geralt le quedo claro rápidamente que no les estaban enseñando el lugar, sino guiando a algún sitio, puesto que los estaban guiando demasiado rápido. Al principio pensó que se trataba de la botica, pero solo tuvo unos segundos para preguntarse si esas instalaciones podrían ayudarle con su problemilla antes de que la maga de fuego pasara de largo, tampoco era eso al parecer.

Pero por fin pararon, ante un libro mágico, puesto que no había visto en su vida un libro no mágico que brillara con luces violetas. El peliblanco escucho la escueta explicación al respeto, sin hacer ningún comentario sobre los métodos de obtención, considerando que no era ni el momento ni el lugar para hablar de la muy probable masacre de un poblado elfico. Tenían que abrirlo… podía hacerlo, posiblemente. Usar la llave quedaba descartado, por supuesto, o ya lo habrían intentado ellos mismos, así que tenía que intentar encontrar una forma de burlar el encantamiento que protegía el libro, idealmente reventaría la cerradura mágica, o al menos la volvería una cerradura ordinaria que podían quitar con métodos tradicionales. El brujo se quedó un tiempo pensando, pero aun así fue el primero en actuar.

Las típicas palabras para conjuros de ese tipo eran “κοντά”, “προστατεύουν” y “φρουρά”, aunque realmente no tenía manera de confirmar que eran las correctas, puesto que las runas que debían estar manteniendo el hechizo no eran visibles, seguramente ocultas en el interior para evitar que alguien intentara exactamente lo mismo que estaba haciendo el. Geralt saco una daga, planteándose la posibilidad de inscribir en madera y arruinar la mesa, pero finalmente se decidió por unos pocos papeles sueltos que había por los alrededores, por suerte en blanco. Movió el libro de sitio, saco pluma y tintero e inscribió un círculo usando cuatro papeles agrupados en un rectángulo, que luego fue complementado con runas de creciente complejidad, hasta donde supo, pero teniendo extremo cuidado, prefería quedarse corto a pasarse de largo y chamuscar ese libro. Cuando se consideró satisfecho, puso el libro en el centro y empezó de verdad. Si todo iba bien, anularía las runas de protección con sus contrarias y abriría el libro

-Puede que… queráis apartaros un poco.-
Advirtió, justo antes de empezar. - Ανοίξτε το βιβλίο, προσβάλλει τα μάγια, αφήνοντας την προστασία σας- Al principio, estaba seguro de que funcionaba, su inscripción se iluminó, para luego desaparecer y la luz del libro cambio de violeta al azul, pero después de unas pocas chispas mágicas, esta se volvió súbitamente roja y luego volvió al violáceo habitual. –Mierda…- Al menos no había sido carbonizado, algo era algo.


Última edición por Geralt el Sáb Ago 27 2016, 13:22, editado 1 vez
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Mensaje  Tyr Vie Ago 26 2016, 13:41

El miembro 'Geralt' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses


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Mensaje  Níniel Thenidiel Sáb Ago 27 2016, 02:24

Tras aquel inesperado accidente con los rayos, que de algún modo se podría decir que le vino bien a la joven elfa para demostrar sus habilidades sanadoras, las demostraciones continuaron al ritmo de la constante musiquilla que sonaba de fondo y bajo la atenta mirada de aquellas dos mujeres que como si de un tribunal se tratara juzgaban a los candidatos con una autoridad suprema y no dudaban en realizar comentarios sinceros y sin filtro dependiendo de si lo que veían les gustaba o no. Desde luego se las veía muy cómodas en sus tronos, disfrutando de su elevada posición, tanto literal como figurativamente hablando. Claro que en su sinceridad también había sitio para las alabanzas ante lo que consideraban una buena demostración.

La siguiente voluntaria tras el frustrado Ixión y la necesaria intervención de Níniel fue una joven vestida de un modo que a Níniel le pareció bastante elegante. Bueno, voluntaria voluntaria...tampoco fue, pero sí que fue la siguiente en tener que presentarse e indicar cómo podría contribuir a aquella logia. Se la veía una chica bastante paradita, tímida e incluso asustada por la situación, y que dijeran que su peinado era de seta sin duda no la ayudó, causando que apenas fuera capaz de hablar y mucho menos de hacer una demostración. Todo apuntaba a que iba a seguir los pasos del pobre tensai de aire por las escaleras de la deshonra, hasta que de repente ocurrió algo muy pero que muy extraño. En aquel cuerpo habitaban dos almas y ante el bloqueo de una de ellas la otra tomó el mando como si de una posesión se tratara, aparentemente en contra de la primera alma. Aquella segunda cosa, de nombre Nía, demostró estar mucho más capacitada para responder a las preguntas de la bruja de fuego y tras otras preguntas más fue aceptada tras dejar bastante asombrada a la examinadora y también a la propia Níniel.

A continuación fue el turno de un viejo conocido de la sacerdotisa, Geralt el brujo, al que hacía mucho tiempo que no veía y en cuyo honor, por su ayuda durante su primera estancia en Lunargenta, había puesto nombre a su fiel ardilla blanca. Era un brujo más que capacitado y desde que lo reconoció la elfa supo que no tendría mayor problema para pasar la prueba, aunque era curioso verle postularse para una asociación como aquella y más raro aún no verle hacer alguna exhibición de sus llamas. Mencionó algún tipo de problema al respecto...Llamativo. Tendría que preguntarle después sobre aquel asunto.

Tras el brujo fue el turno de una tal Catherine, la cual, como Níniel, sufría los estragos del frío clima del norte y parecía haber ido hasta allí acompañando a la biocibernética de antes. Lamentablemente a diferencia de la sacerdotisa parecía que ella no había podido hacerse con algo de ropa norteña. Incluso daba algo de pena verla tiritar allí delante de todos, vestida con una ropa que había visto mejores tiempos...Al menos hasta que comenzó a usar una habilidad propia de aquellos maldecidos por el dragón de luz. Una vampira...Por cada uno de ellos bueno que la elfa había conocido una docena había intentado violentarla y luego comérsela. Motivos más que suficientes como para desconfiar de ella, aunque no como para tacharla inmediatamente de malvada. Al fin y al cabo estaba allí. Se había delatado a sí misma como vampira, entregado la daga por el mango en presencia de varios brujos de fuego poderosos...Y Geralt no parecía nada molesto por su presencia. Aunque no fue el caso de otros de los candidatos, que comenzaron un murmullo de creciente desconfianza y miradas hacia la candidata, aunque ninguno hizo nada en su contra y los murmullos cesaron tras una mirada gélida de "Abbey" diminutivo de Abigail seguramente.

Parecía que con aquello las mujeres iban a dar por terminadas las entrevistas. Había bastantes más candidatos y candidatas pero por alguna razón Níniel intuía que aquellas dos pensaban que nadie más de los presentes merecía la pena. Seguramente no solo la conocieran a ella y su trabajo en Roilkat, muy posiblemente ya supieran de antemano quienes de entre toda aquella gente les interesaban y señalaron a dichas personas si es que no daban un paso al frente por su propia voluntad. Puede que a pesar de la musiquita y el tono de aquellas dos no todo fuese tan extraño e improvisado como podía parecer en un principio. No obstante en el último momento apareció alguien más, alguien a quien Níniel esperaba pero no aquella noche si no un tiempo después para responder a la extraña invitación que recibieron tras sobrevivir a la defensa de las murallas de la ciudad del desierto. Vincent.

El rubio parecía algo perdido, a pesar de que como a ella le habían enviado una carta según sus propias palabras, una diferente a la de Roilkat, aún así no tardó en responder a las preguntas sobre sus  habilidades, más que conocidas por la joven elfa, y en ocupar un sitio entre el resto habiendo sido aceptado por las dos brujas sin problema alguno, como era de esperar. Níniel trató de cruzar su mirada con la del brujo durante aquellas preguntas para que se percatara de su presencia allí pero no pudo hacerlo en ese momento. Debía de pasar mucho más desapercibida de lo normal con aquellas ropas tan abrigadas que la tapaban casi por completo. Por suerte pudo reconocerla poco después y la peliblanca no dudó en dedicarle una cálida sonrisa desde su posición a unos pocos metros de distancia. No sabía que también le habían llamado para unirse a la logia y eran buenas noticias, siempre es más fácil adaptarse a algo nuevo si se está en buena compañía.

Con aquello sus anfitrionas dieron por terminada la selección de miembros y no tardaron en despachar a todos aquellos que no habían tenido ni tan siquiera la ocasión de demostrar su valía o su falta de la misma. Algo que no todos se tomaron igual de bien y no faltaron las vanas amenazas y las quejas de que aquello había sido una pérdida de tiempo o incluso una farsa o un montaje, asegurando en algunos casos ser mejores que los candidatos seleccionados y exigiendo una oportunidad a voces hasta que finalmente el lugar fue desalojado a excepción de los "elegidos" que no tardaron mucho más en ser guiados hasta el interior de la torre.

-No sabía que te habían mandado también la otra carta.- Le confesó a Vincent aprovechando el pequeño paseo guiado para acercarse hasta él, tomarlo del brazo y aprovechar para intercambiar unas pocas palabras en confidencia. - Me alegra que estés aquí, no tener que hacer esto sola.-

Fue entonces cuando, tras una de las puertas de la torre por la que estaban siendo guiados, el paraíso terrenal apareció ante los ojos de la sacerdotisa. Estantes y estantes llenos a rebosar de todo tipo de pociones, ingredientes raros y valiosos y equipo de tan alta calidad que a ella le llevaría varios años conseguir. Libros de consulta únicos, tomos con las experiencias documentadas de los mayores alquimistas de Aerandir...Y todo ello en un entorno deliciosamente organizado, con iluminación especial y todas las medidas necesarias para que un maestro se sintiera allí en la gloria. -Esto es una maravilla...No me lo puedo creer, un ejemplar de "extractos de raíces atípicas" pensaba que no había sobrevivido ninguno al incendio de la biblioteca de Tyrian. Espera, no es una copia, es el original manuscrito...De puño y letra del maestro Tarvanas el tuerto...- Dijo extasiada y separándose de los demás totalmente abrumada por aquel lugar y su contenido. -!Oh!, hojas de Mirrían azul frescas, extracto de veneno de escorpión emperador...¿Es eso un equipo de alquimia maestro completo?. Por los dioses solo he visto dos juegos completos en mi vida...- Continuó yendo de un lado a otro de aquel laboratorio de alquimia como una niña en una tienda de caramelos, con los ojos brillantes de la emoción e incapaz de parar de investigar qué más había por allí, descubriendo un nuevo tesoro a cada paso.

Tal era su estado de emoción que sin darse cuenta fue quedando cada vez más y más atrás con respecto a su guía y los primeros candidatos que la seguían, perdiéndose la explicación sobre aquel tomo élfico y su cuestionable modo de obtenerlo de algún lugar perteneciente a sus hermanos elfos. Aunque sí que llegó para ver trabajar a Geralt en él aparentemente sin resultado y notando claramente las fluctuaciones mágicas que sus acciones causaron en el extraño volumen.

-¿No lo has notado Geralt?. No creo que hayas errado por mucho. ¿Podríais probar a hacer las inscripciones en élfico?. Puedo ayudar con las traducciones pero no con las runas en sí.- Se ofreció, aunque a decir verdad seguía atrayéndola mucho más la sala anterior que aquella, por mucho que aquel tomo perteneciera a su pueblo.
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Mensaje  Rachel Roche Dom Ago 28 2016, 10:55

Cuando volví a mi posición en la cola me encogí de hombros y sonreí tímidamente. Parecía que NIA no me había dejado especialmente mal y, gracias a ella, me habían admitido. No es que la inteligencia fuera malvada, sino que cumplía mis deseos dentro de lo que podía.

Luego vino el turno de un brujo que se hizo llamar Geralt. Parecía sentirse identificado con las motivaciones de la Logia. Parecía que conocía a mi amiga vampiresa pues se reconocían. Aseguraba cazar criaturas e inscribir runas, aunque esto último no sabía muy bien qué significaba. También estuvo en varias guerras. NIA me había explicado algo de Térpoli, mientras que la de Roilkat era demasiado reciente como para disponer de información.

Luego llegó el turno de Catherine. Me dio las mantas que usaba para cubrirse del frío y le apreté el brazo para desearle que le fuera bien. – Suerte. – le musité con una sonrisa cariñosa. Explicó a lo que se dedicaba y realizó una pequeña exhibición de una de sus habilidades. Era capaz de desaparecer delante de la vista de todos. No la había visto usarla hasta entonces, pero sabía que algunos compañeros de la Hermandad compartían aquel tipo de habilidades. Pareció sorprender a las encantadoras y aceptaron su incorporación, hecho por el que la felicité en cuanto volvió junto a mí.

El último en llegar fue otro brujo, quien también, tras explicar quién era y con cara de que aquello no era lo que esperaba, también fue aceptado. Al igual que la primera de las candidatas, a él también le esperaban. De manera que lo tuvo más fácil que el resto. Tal vez fuesen gente con experiencia, lo cual resultaría muy interesante pues podría aprender de ellos.

Con los cinco candidatos elegidos, la maga de hielo indicó a los demás candidatos que abandonasen la plataforma. No me creía que me hubiesen admitido en aquello a mí, que era la única de todos los presentes sin capacidades de hacer ningún hechizo mágico.

-Creo que soy la única que no sabe hacer magia. – le confesé a Cath mientras las magas nos guiaban por los entramados pasillos y recovecos de aquella torre tan variopinta. “Tus habilidades son distintas y por eso te han cogido. El carácter multidisciplinario en un grupo es importante”. Aseguraba NIA en mi cabeza. Probablemente tuviese razón.

Después de atravesar una especie de boticario que miré asombrada. Con estanterías que eran de dos y tres veces el tamaño de un cuerpo humano, nos llevaron a una nueva estancia. La elfa que habían cogido la primera vez miró asombrada todo lo que había allí, para mí no eran más que frascos porque tampoco entendía demasiado. “Es una magnífico apotecario alquímico. Sin duda uno muy grande. Podría proporcionarte información de lo que necesites.” – No hace falta. –dije en voz alta para dirigirme a NIA, hablando sola, lo que podría llevar a pensar que estaba loca, pero era mi única manera de hablar con la inteligencia.

En la que había un libro mágico y nos encargaron nuestra primera misión como miembros de la Logia. Abrir un misterioso manuscrito brillante, con unas inscripciones de muy bella factura. – No lo entiendo, ¿por qué no lo abren?“Es un libro mágico. No es tan sencillo”, me indicó la inteligencia. Giré la cabeza sin saber muy bien qué implicaba aquello. ¿Se parecería algo al libro que había conseguido en mi primera misión? No creo. Aquel al menos lo podía abrir como cualquier otro.

El brujo llamado Geralt fue el primero en tomar la iniciativa y se postró frente a él, pronunció unas extrañas palabras que no entendía. Aunque seguramente NIA sí pues tenía una base de datos de muchos idiomas, lo que me otorgaba a mí un gran conocimiento en lenguas que iba adquiriendo a medida que me descifraba manuscritos.

Las palabras del brujo no parecieron efectivas, aunque si consiguió que el objeto cambiara de color. La elfa, que había llegado por fin tras su estancia, iba a ofrecerle ayuda también para tratar de abrirlo. ¿Para qué tanta palabrería para abrir un simple libro?

-Sólo es un libro. ¿Por qué no lo abrís y ya está? – les interrumpí con toda mi inocencia, acercándome al libro y tocándolo con mis negras manos metálicas. Traté de abrirlo con una mano, pero no podía – Está duro. – Indiqué, y pasé a tomarlo con ambas manos. Yo tenía mucha fuerza y podía hacer que se despegase. A fin de cuentas, había abierto barrotes viejos con la fuerza de mis brazos.

En aquel caso, no parecía conseguir nada. Y por más que me esforzaba no podía conseguirlo. – Extiende los cilindros si puedes y aumenta la presión. – indiqué en voz alta a la inteligencia. “Orden recibida” y mis brazos ganaron en longitud por la altura de los codos, saliendo de mi cuerpo un poco de vapor por cada uno de ellos en las aberturas. Tomé por la tapa inferior y superior y tiré con todas mis fuerzas. Notaba como los cilindros circulaban a toda velocidad por el interior de mis brazos metálicos.

Tiré con mucha fuerza y di un grito fuerte, momento en que se me resbaló de las manos y el libro salió rodando y dando vueltas sobre su punto de equilibrio hacia el techo, volviendo a caer al suelo como un proyectil, contra el que impactó con fuerza aunque sin éxito. El libro seguía sin abrirse.

-Tenías razón. – dije de nuevo en voz alta, hablando sola. – Este libro mágico no puede abrirse con fuerza. – y NIA me dio la razón. “Te lo había dicho, Rachel".
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Mensaje  Catherine Blair Lun Ago 29 2016, 17:44

La mirada de la vampira volvió a viajar por entre toda la gente que aún no había mostrado sus dotes ante las hechiceras, aprovechando para buscar a otros posibles conocidos entre tantas caras distintas. Pero aquel hecho, además de ser en vano, la hizo descubrir cómo muchos que antes simplemente la habían obviado, ahora intercambiaban miradas recelosas y desconfiadas hacia ella.
Cath arrugó el gesto incómoda, y se cubrió aún más con las mantas, como si ello la pudiera hacer desaparecer de la vista de aquellas personas, y justo cuando se giró para volver a encarar los tronos, la puerta se abrió de golpe dando paso a un muchacho rubio, al cual reprimieron por su tardanza y quién se presentó como Vincent. Parecía ser conocido, aunque aun así tuvo que pronunciar cuales eran sus aptitudes.
Era otro brujo, y su especialidad era similar, si no la misma, que la de Geralt. Cath lo miró fijamente, al igual que con la elfa, Níniel, ese hombre también le resultaba familiar, quizás lo había visto igualmente en aquel pasado evento de Lunargenta.

La joven albina se volvió a sumir en sus pensamientos para cuando sintió la presencia del brujo peliblanco cerca de ella. Cath asintió como primera respuesta ante las palabras de felicitación que le dedicó Geralt.

G-gracias, Geralt. –Susurró después. – Por cierto… cómo… ¿cómo es que n…?

Sus palabras se truncaron en el momento que la hechiera de hielo volvió a hablar, despachando de manera imprevista al resto de personas que aún quedaban por exhibir sus artes, provocando cierto revuelo en la enorme sala. Aunque poco o nada parecía importarles aquello a las dos mujeres, quienes se pusieron de inmediato en pie, y les hicieron un gesto a los cinco únicos aspirantes que habían quedado, con la intención de guiarlos a algún nuevo lugar.
Catherine miró de reojo a Rachel y a Geralt, prefiriendo dejar las preguntas y presentaciones para otro momento.

La vampira aligeró el paso junto el grupo, sin querer despegarse demasiado de las dos personas que conocía, realmente se sentía afortunada por tener ese tipo de compañía, además de resultarle igualmente favorable el reconocer, al menos de vista, a los otros dos jóvenes, quienes por su parte parecían conocerse también, y compartieron parte del trayecto juntos. Cath se les quedó mirando de reojo, y tan sólo la frase que dijo Rachel fue lo único que hizo perder el interés a la pareja.

¿Hm? Ah… no pasa nada Rachel, tú tienes muchas otras virtudes –Le aseguró, sin saber que por otro lado, NIA también estaba convenciéndola de lo mismo. – Estoy segura de que si te han aceptado es porque han visto algo interesante en ti. –Le dedicó una sutil sonrisa, acompañada de un toque en el brazo. – Tranquila.

Apenas tenían demasiado tiempo para cruzar algunas palabras, las dos mujeres llevaban un ritmo bastante acelerado y les apremiaban a seguirlas sin titubeos. Pero por mucho que ambas dos continuaran la marcha junto al resto, en el momento que se toparon de cara con una habitación llena de artilugios, ingredientes, libros, y todo tipo de elementos dedicados al estudio y práctica de la alquimia, la joven vampira se quedó completamente abrumada por lo que se abría ante sus ojos.
Catherine siguió al grupo durante los primeros pasos, pero a medida que surcaban el largo de aquella enorme botica, no pudo evitar el antojo de echar un primer vistazo por su cuenta. Sin percatarse de que, como ella, la joven elfa también había decidido darse aquel pequeño lujo.
La albina pasaba por entre las repisas mirándolo todo asombrada, no se atrevió a tocar nada, por un lado para no sentir que estaba haciendo mal dos cosas al mismo tiempo, y por otro porque prefería mantener el abrigo de sus mantas bien ceñido a su cuerpo.
Mientras serpenteaba por entre los pasillos creados por los muebles de aquella sala, en busca de la salida que habían tomado los demás, escuchó la voz de Níniel, a quién descubrió hablando para sí misma, alabando todo lo que alcanzaba a contemplar a simple vista. Cath se quedó rezagada durante unos cortos segundos mirándola, reprimiendo una sonrisita, se sentía identificada con la muchacha, y se alegraba por ello, al fin y al cabo nunca estaba de más saber de otras personas con quién compartir gustos e intereses.

Decidió moverse del sitio poco antes que la elfa también lo hiciera, por lo que llegaron casi a la par junto a los demás del grupo.
Cath se apresuró para colocarse junto a Rachel, y buscó con la mirada a Geralt hasta verle ante un extraño libro. La vampira trató de hilar por sí misma lo que estaba ocurriendo allí. No había que ser demasiado listos para imaginar que el motivo de haberlos llevado hacia ese lugar era para conseguir algo de aquel misterioso ejemplar tras abrirlo. Se arrepentía de no haber llegado antes para escuchar la posible explicación acerca del mismo que las hechiceras habrían dado.

El brujo peliblanco parecía haber intentado abrir el libro sin demasiado éxito aparente, y mientras Níniel se acercaba para ofrecerle ayuda, Rachel sorprendió a la vampira con una entrada que no se esperaba. La chica bio se tomó la licencia de acercarse, coger el libro, y hacer uso de su fuerza para intentar separar la tapa de sus hojas.
Cath se encogió ahogando un grito cuando el libro saltó por los aires, rezando para sus adentros que aquello no tuviera ninguna consecuencia demasiado negativa. Ya había visto explotar muchas cosas aquel día, aunque por suerte, ese libro no sería lo siguiente.
Al ver que el tomo impactaba en el suelo sin emitir mucho más que el ruido de la caída, la chica suspiró y se adelantó para tomar a Rachel del brazo y llevarla con ella unos pasos atrás.

Ha estado bien intentarlo al menos…–Le dijo en voz baja, aunque estaba segura de que a quién estaba hablando Rachel, era a su inteligencia artificial. – Yo no tendría idea de qué hacer con él… –Musitó, consciente de que lo único que podía verter con mayor eficiencia sobre aquel libro era su ansiosa curiosidad.
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Mensaje  Vincent Calhoun Mar Ago 30 2016, 04:25

Las mujeres no tardaron en despachar al resto de personas que habían asistido, quedando finalmente solo cinco de entre todos, incluidos Níniel y él mismo. Cinco no era un mal número para llevar a cabo una misión relativamente complicada sin correr riesgos innecesarios.

Pero esa idea ya no le encajaba en la cabeza. Algo le decía que no estaba allí solo por un trabajo sin más. Sobre todo teniendo en cuenta que la sacerdotisa no era una mercenaria, y aunque cabía la posibilidad de que la reclutaran por su buen hacer en Roilkat, dudaba que solo fuera eso. No creía que dejaran aquella carta en la ciudad del desierto para Nín, porque simplemente lucharan bien juntos. Menos aún cuando habían insistido con otra dirigida hacia su persona en Lunargenta. Había algo más en todo aquello.

De todos modos tendría que conformarse con solo seguirlas por el momento. Ya que no habían soltado prenda de los motivos de su llamada. Si lo habían dicho antes de que llegara se lo había perdido, así que tendría que esperar a que lo dijeran de nuevo. O…

- Sí, me habían mandado una a mi casa. La leí nada más llegar a Lunargenta. Y la verdad, me ha sorprendido que hayan sido capaces de localizarme tan rápido-, miró a la joven a su lado mientras caminaban. - Hola por cierto-, dijo divertido. - Aunque ya que lo mencionas… ¿qué demonios es esto? ¿Qué se supone que hacemos aquí? Yo pensaba que solo me querían para un trabajo, pero es otra cosa. ¿Sabes algo? Porque yo ando algo bastante perdido-, rió levemente. - Pero bueno. Yo también me alegro de poder hacerlo contigo. Sea lo que sea. Siempre es un placer verte de nuevo.

Sus pasos los llevaron a una habitación llena de productos alquímicos. La mujer pelirroja lo había llamado el boticario, y nada más entrar en él, el brujo supo que había perdido a su acompañante por un rato. Nada le gustaba más a Níniel que un laboratorio como ese, así que en cuanto empezó a escuchar lo que decía la dejó a su aire.

- Te esperaré más adelante-, contestó a la dama elfa, aunque no estaba seguro de si lo había escuchado, ensimismada como estaba con las sustancias allí presentes.

Pero a él le había llamado más la segunda frase de la pelirroja que la mención de que ese lugar era un boticario. Así que los estaban reclutando para formar parte de su logia. Eso le quedaba claro después de saber que podía usar ese laboratorio de alquimia mientras perteneciera a la Logia. Aunque eso sería contraproducente, él podía hacer poco en ese boticario, salvo mezclar productos a lo loco y provocar la destrucción de la torre.

Finalmente llegaron ante un libro, que era el destino que tenían preparado las damas para ellos desde un principio. Saber que el libro pertenecía a los elfos y había sido “prestado” no le había gustado nada. Y esperaba que realmente hubiera sido encontrado y no robado. Eso quería pensar, aunque no sonara como tal. Para colmo Níniel no lo había escuchado, por lo que tendría que darle la mala noticia en un momento más propicio.

De todos modos las chicas de esa logia no parecían malvadas. De momento no se lo había parecido, así que no sabía si iban robando cosas a otras razas por beneficio propio, o por otro motivo más pacífico. Por ahora les seguiría la corriente y vería donde acababa todo aquello.

El chico del pelo blanco lo había intentado el primero, y pese a que sus esfuerzos habían sido interesantes, no había conseguido abrirlo. ¿O quizás si? Los poderes de cerrojo mágico podían ser muy aleatorios. Bien podía haber acertado y que se abriera más tarde. En cualquier caso sirvió para saber que era un brujo, y uno que dominaba los arcanos igual que él. También sirvió para ver que Níniel conocía al brujo. Geralt se llamaba. Un nombre algo típico de las islas, aunque no por ello dejó de ser curioso para él. Sobre todo por un motivo personal.

Níniel no intentó abrirlo, y se limitó simplemente a aconsejar a Geralt probar a hacer las inscripciones en élfico. Tenía sentido, el libro era de los elfos al fin y al cabo, y la sacerdotisa lo había notado nada más verlo.

Luego le tocó el turno a una de las jóvenes del grupo. No tardó mucho en comprobar que en realidad se trataba de una bio, al ver como sus brazos se modificaban para intentar abrir el libro por medio de su fuerza superior. Aún así no lo consiguió, los hechizos mágicos podían ser tan fuertes que ni el poder físico de un bio podía contra ellos. Rachel, que así la había llamado la otra joven a su lado, era la prueba viviente de que haría falta algo más que fuerza para abrirlo.

Esta misma joven pasó a ser la siguiente en intentar abrir el libro, que por lo que habían dichos las mujeres de la logia al principio, era un tipo de prueba. Uno para comprobar seguramente el nivel de los nuevos, aunque en este caso la chica alegó no saber qué hacer con él.

Lo cierto es que él tampoco sabía que se podría hacer para abrirlo, solo los dioses sabrían como se había conjurado esa defensa y como derribarla. Llevaría meses de estudio poder dar con una clave para ello. Aún así tenía que intentarlo. Le tocaba a él.

Vinc se aproximó al libro y lo recogió para mirarlo de cerca. Estaba convencido de que Geralt se había aproximado mucho a la fórmula para abrirlo, y las sugerencias de Níniel sin duda eran acertadas, pero él tampoco sabía élfico. Debía mirarle menos el pecho a Nín y concentrarse más en aprender su cultura. Pero bueno, bromas aparte, había una cosa que sí sabía y tendría que valer. Los elfos eran maestros en la magia de restauración y de la luz. Ese cerrojo mágico debía estar creado con magia blanca, no había otra.

Siempre llevaba una tiza encima para sus inscripciones, luego las imbuía de magia para hacer las runas válidas. Pero esta vez era un tanto distinto, no le valdría con tan poco. Eso estaba bien para los hechizos temporales que aplicaba, más esto era más serio. No importaba, tenía lo necesario en su bolsa de sustancias, y ese boticario le vendría bien después de todo.

De alquimia no tenía mucha idea, tocar cualquier vial de esos era sinónimo de muerte para todos los presentes. No obstante, el alcohol destilado le vendría de perlas para mezclarlo con las alas de mariposa azul que llevaba siempre encima para casos extremos.

Dejó parte del polvo en el interior de un recipiente, y dejó caer varias gotas de tinta de murex. Luego lo mezcló bien con un pequeño mazo, dejando caer en medio del proceso unas pocas gotas de alcohol para diluirlo mejor. Al poco tiempo ya tenía una perfecta simbiosis entre el líquido y el polvo creando una tinta purpúrea.

Volvió junto al libro y comenzó a dibujar una runa que había estudiado de los elfos, con ayuda de una pluma. Esperaba que funcionara, pues era imposible de saber que era lo adecuado para abrir el libro. Puede que todo el rollo de la runa que estaba haciendo no sirviera para absolutamente nada.

En fin, era mejor intentarlo que no hacer nada, y en un rato terminó de inscribir la runa, justo en la parte metálica que parecía enganchar la cadena que rodeaba el libro. Dejó la tinta y la pluma a un lado, y transmitió su energía para dotar de poder el hechizo que comenzó a brillar de color blanco mientras se iba llenando de magia, hasta que finalmente quedó inscrito en el metal, parpadeando con el mismo color blanco que se había mostrado mientras lo creaba
.

Vincent suspiró mientras miraba alrededor. Solo esperaba que no explotara por los aires si salía mal.

- Por cierto. ¿No sería mejor usar esta llave que hay aquí? - preguntó mirando a las brujas cuando dejaba el libro sobre la mesa. - ¿No? - observó a las mujeres con la llave en la mano. - Bueno-, se giró de nuevo hacia el libro y dejó la llave a un lado donde estaba antes.

Se cargó de voluntad y dio un toque seco sobre la runa mágica que había creado. Esto liberaría el poder del glifo y abriría el libro… o lo que los dioses decidieran.
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Mensaje  Tyr Mar Ago 30 2016, 04:25

El miembro 'Vincent Calhoun' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses


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Mensaje  Ger Miér Ago 31 2016, 22:18

-¿Te crees que no lo hemos probado ya? – respondió Lucy a la pregunta de Vincent, alzando una ceja y como si respondiera una obviedad. Sin embargo, justo después de decir esto y de que el brujo de fuego terminara su conjuro, el libro, que había cambiado de color, volado por los aires y terminó encantado por una runa mágica, comenzó a brillar.

Las grandes encantadoras se mostraron sorprendidas por lo visto y se acercaron a éste, que se abrió violentamente en una página aleatoria.

-Increíble. Ha funcionado. – exclamó Abbey, que colocó su mano justo encima de éste, momento en el que le transmitió un calambrazo que la hizo saltar por los aires. - ¡Oh, dios! – se giró, consternada.

Un aura mística comenzó a envolver aquel libro. Pronto un humo negro comenzó a invadirlo todo. Como si de un truco de magia se tratara y, justo en el centro, el libro pronunció un nombre. – Geralt Wolfstein.– se pronunció en una tenue voz oscura proveniente del libro, y el brujo de cabellos blancos pasó a ser el centro de atención, la fijación de todas las miradas de la sala.

El libro le había elegido a él de entre todos los presentes. ¿La razón? Quizás su método fuese el más efectivo. Fuera como fuera, el libro sólo permitiría que Geralt y sólo Geralt lo tomara. Ni siquiera Abbey o Lucy podían tocarlo como había quedado patente.

Esto frustró mucho a las hechiceras, que se creían por encima de todo y todos. Especialmente a Abbey, que era rencorosa. Ésta última abandonó la sala enfurecida, después de haber sido “rechazada” por el objeto que ella y su compañera consiguieron recuperar.

-Bueno, ¿a qué esperas para tomarlo, brujo? – le dijo Lucy al hechicero arcano.

Pero antes de que éste lo hiciera, el libro envuelto en un manto de humo negro pronunció un nuevo nombre. Esta vez, de ninguno de los allí presentes. – Ronaldo de Trastámara.– pronunció. Esto hizo sorprenderse a las grandes encantadoras, que miraron una hacia la otra.
-No… no puede ser. Él no puede tener el artefacto. – dijo Lucy, asustada.

En cuanto Geralt lo tome, el libro pronunciará unas palabras y comenzará a levitar, pero siempre sobre las manos del brujo. El libro os conducirá por el interior del enorme palacio de Dundarak en dirección hacia la Sala de los Cuadros. Lucy les explica por el camino a los invitados que esta sala está compuesta únicamente por retratos de prestigiosos e importantes magos que en su día pertenecieron a la Logia o tuvieron algún tipo de relación con la magia.

Por su parte, Abbey comenzó a explicar a los nuevos miembros de la Logia quien era aquel misterioso nombre que había pronunciado la tétrica voz del oscuro manuscrito.

-El capitán Ronaldo de Trastámara. Era un poderoso brujo que fue instruido por la Logia. Y que a la postre sería uno de los capitanes piratas más temidos de los mares del Sur durante el último siglo. – indicó. – Con sus poderes de tensái era capaz de dominar las aguas. Y junto con su ejército de piratas brujos de agua abordaban los barcos. Jamás fue vencido.
-Jé, ¿Jamás fue vencido? Lo tenían muy fácil, Abbey. ¡Eran tensáis de agua! Golpeaban los barcos con las olas y luego los abordaban. – indicó Lucy en tono burlón. – Lo asombroso de la historia es que murió cuando su barco naufragó en extrañas circunstancias, hace más de cien años. Cerca de la costa de las islas illidenses.

* * * * * * * * * *

Sala de los Cuadros:

Durante este turno, Geralt, que ha obtenido la mejor runa, cargará con el libro, levitando sobre sus manos y éste os llevará  a la sala de los cuadros, donde podréis reconocer multitud de retratos inertes, cada uno os contará miles de historias, pero el libro os conducirá a uno de ellos: El del capitán, donde se detendrá.

Todo el humo que emanaba el libro y que os envuelve comenzará a ser absorbido por el propio retrato, hasta que ya nada quede de él. El libro de volatilizará.

Capitán:

Los más valientes, tendréis la opción de interactuar con él, si os atrevéis, o bien plantearos qué misterios podría envolver el cuadro, preguntad a las hechiceras, o pedid soluciones. Todo parece indicar que el retrato será clave en la consecución del misterio sobre la localización del artefacto. No hará falta que lancéis ninguna runa.

Este retrato será la clave de la trama y la parte central de la próxima misión.
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Mensaje  Geralt Sáb Sep 03 2016, 19:03

Fue el primero, pero no el único en intentar abrir el condenado libro, mientras se encontraba reuniendo las pocas palabras elficas que sabía (las pocas que no representaban algún tipo de comida), pensando en otro circulo rúnico, esta vez en elfico gracias a la sugerencia de Niniel. Cuando por fin reunió tres o cuatro palabras para preguntarle a la elfa, el libro había saltado por los aires con una fuerza sorprendente, cortesía de esa chica que resultaba ser una bio y su intento de forzar el artefacto mágico, y finalmente otro arcanista lo intento, pero ninguno acabo de conseguirlo. Ninguno, hasta que el libro empezó a brillar.

El peliblanco no tenía la más mínima duda de que el libro iba a explotarles en la cara, que dos intentos de apertura mágicos y uno físico habían roto algo importante, o activado algún tipo de magia que consumiría el tomo y su magia en una gloriosa deflagración, sospecha que fue reafirmada por el calambrazo que recibió… ¿Abbey? Tenía que aprenderse sus nombres, pero estaba preparándose para volcar alguna mesa para protegerse.

Pero entonces el libro dijo su nombre, cosa siniestra, sin duda, pero sorprendentemente educada, ningún libro explosivo se molestaría en nombrarle antes de hacer “bum”, alargó la mano para cogerlo, sin recibir ningún calambrazo en cuando su mano travesó el manto negro que lo envolvía. Había dicho otro nombre, uno que hasta donde el sabia, no era el de ninguno de los presentes. Puede que solo estuviese diciendo nombres al azar y él hubiese tenido suerte, pura casualidad, pero eso no explicaba la falta de calambrazo… Puede que a ese libro le cayese mal Abbey.

Daba igual, lo descubriría, eventualmente, ahora lo que importaba era que tenía esa cosa flotando entre las manos de una manera curiosa que le hacía cosquillas en las puntas de los dedos y parecía orientarse como una brújula, cosa que le despertó la curiosidad y lo forzó a seguirlo a través de los pasillos hasta llegar a una sala con un montón de cuadros, la “Sala de los Cuadros”. Los brujos eran gente práctica, no iban a complicarse la vida, si la sala tenia cuadros, así se llamaría.

-Así que una tripulación entera de tensais de agua con barco….-
Tipo listo, ciertamente, no dudaba que nunca fuese vencido, porque tenías que estar muy loco para enfrentarte a un tensai de agua en medio del mar, o con un tensai de tierra en una cueva, o con uno de fuego en medio de un incendio, o con uno de aire en...er... daba igual. Para cuando se dio cuenta, el libro se había esfumado, absorbido por el retrato de ese famoso pirata. Los cuadros no hacían eso, casi seguro. –Este cuadro…¿Lo pintasteis aquí? Supongo que si originalmente pertenecía al capitán, podríamos sacarle algo útil…- sonaba apropiado, el libro había reaccionado al cuadro, debía contener algo que eventualmente les guiara al artefacto, un mapa del naufragio, de una isla del tesoro… un portal directo allí, puestos a pedir, debía estar conectado al pirata muerto de alguna forma, pero desde luego ya había tenido su dosis de cacharros mágicos del día, que otro lo tocara primero.


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Mensaje  Níniel Thenidiel Lun Sep 05 2016, 00:06

Níniel decidió ayudar a Geralt, y no a cualquiera de los demás, por el simple motivo de que parecía haberse acercado lo suficiente a la solución del misterio que aquel enigmático libro representaba a la primera, y por ello era un punto de partida esperanzador. Y es que aquel tomo era de clara manufactura élfica y evidentemente la magia del que se hallaba imbuido también lo era. Por lo que la joven sacerdotisa había percibido los cambios en su aura mágica y notado algo que, si bien era difícil de explicar para los no acostumbrados al éter, podía ser descrito de forma bastante cercana como "aceptación o aprobación" una señal de que había estado cerca. Por supuesto estuvo más que atenta o los intentos de los demás, especialmente al de Vincent que apostó también por el uso de arcanos para tratar de ayudar...Pero por desgracia ninguna de aquellas intentonas tuvieron un resultado ni remotamente cercano al que se produjo con las inscripciones del lobo blanco. De hecho el intento de la biocibernética le transmitió a la peliblanca una sensación que podría describirse como "fastidio", lo que explicaría por qué acabó el libro golpeando contra el techo y contra el suelo como si de un proyectil se tratara, por suerte sin que hubiera que lamentar ningún herido entre los presentes. Habían sido afortunados, a saber qué más medidas de autoprotección tenía aquel libro para evitar ser leído por personas indeseadas...Quizá si en vez de fastidio hubiesen provocado su "enfado" no seguirían allí de pié, mirando al tomo brillar con cara de circunstancias.

-Es un libro de lo más interesante...¿Dónde decís que lo habéis conseguido?. Parece evidente que alguién de mi gente se tomó muchas molestias para proteger su contenido.- Preguntó sintiendo cada vez más curiosidad por todo aquello y habiéndose perdido la explicación anterior por culpa de su pasión por la alquimia. ¿Qué relación tenían los hijos del bosque con todo aquel asunto?. Esa era una buena pregunta.

Fue en ese momento, justo antes de volver a probar a abrirlo, en élfico aquella vez, cuando el libro se abrió solo para sorpresa de la peliblanca que no pudo evitar enarcar una ceja y quedarse mirándolo con cierta incredulidad, aunque con la mente abierta de quien a pesar de su juventud ha visto muchas cosas muy extrañas. -¿Ha funcionado o lo hemos roto?.- Preguntó sin saber si lo que tenía delante era un rotundo éxito o un fracaso peligroso, especialmente cuando Abbey resultó lastimada al intentar tocar el libro, aunque parecía que había sido poco más que un calambre. Entonces el libro respondió. Fueron solo dos palabras, el nombre y el apellido de Geralt, pero Níniel lo interpretó como una respuesta, una invitación dirigida al brujo de pelo cano y a nadie más, lo que pareció no gustarles demasiado a aquellas brujas elementales...y con razón. En cierto modo un recién llegado había logrado en un instante más que ellas y su logia juntas en ¿semanas, meses?, y sin un gran esfuerzo o sin tener que pensárselo mucho. Hablando en plata eso las dejaba a la altura del betún y planteaba muchas dudas sobre sus capacidades...¿O quizá el libro había dicho aquel nombre por otro motivo?. Era un objeto tan extraño...

-Parece que..."quiere" que lo cojas...- Le dijo al brujo entonces, interpretando las fluctuaciones de éter aunque tratando de ser simplemente una mera traductora, pues no estaba nada segura de qué iba a pasarle a Geralt si lo hacía.- Ten cuidado...Podría ser otra medida de seguridad.-Le advirtió, preparándose por si el libro le hacía daño de alguna manera y necesitaba sanación o protección. Estaban en esas cuando el libro dijo otro nombre que la elfa no supo reconocer y que no hizo sí no aumentar sus inquietudes sobre todo aquello. ¿Ese tal Ronaldo era una pista, otro elegido o es que definitivamente estaban tratando con un artefacto dañado?.

Níniel por su parte hubiese dudado bastante en acercarse en aquellas circunstancias, además seguía percibiendo el flujo de la magia sobre el objeto, convertida ahora en una corriente de humo negro y hubiese temido acabar como Abbey o peor aún...Pero Geralt no pareció sentir tales temores, o creyó estar en buenas manos, pues alargó su mano hasta el tomo cruzando aquella nube oscura que se arremolinaba a su alrededor, y mientras la joven peliblanca contenía el aliento lo tocó y lo tomó sin que nada malo le pasara. Si los dioses habían tenido a bien estar de su parte o si de de algún modo había hecho lo correcto y necesario para tal desenlace...harían falta mayores investigaciones para saberlo a ciencia cierta.

-¿Estás bien Geralt?. ¿Notas algo...Diferente?. Espera, ¿A dónde vas?- Preguntó preocupada por si estaba siendo afectado por algo que no percibía que no parecía ser el caso mientras le seguía. Parecía estar perfectamente, aunque algo callado, como concentrado en alguna cosa.

En cualquier caso y a pesar de su silencio, el brujo con el tomo sobre sus manos salió de aquella sala y comenzó a caminar por entre los pasillos de aquel castillo como si conociera su disposición y supiera a dónde se dirigía, sentimiento que Níniel no compartía pues pronto tuvo la sensación de que si se separaba de los demás sería incapaz de encontrar el camino de vuelta a la botica de la logia y por lo tanto hasta la única salida que conocía de aquel lugar a través de la torre por la que había llegado hasta allí. Lo único que tenía claro es que aquel sitio era enorme y que estaba inteligentemente construido para resultar fácilmente defendible, y no solo por sus imponentes torres y sus gruesos muros, lo cual afectaba a su ya poco acostumbrado a la piedra sentido de la orientación.

-¿Esto sería más fácil si nos dijera qué está pasando no crees?- Le comentó a Vincent durante aquella visita guiada por el interior del castillo, empezando a pensar que quizá debiera darle una colleja al brujo para que les dijera algo, pues la tenía en ascuas y siguiéndole en silenciosa procesión. -Me siento un poco tonta siguiéndole sin saber a dónde vamos.-

No tardaron en llegar a una sala amplia cuyas paredes se encontraban atestadas de cuadros, de retratos para ser más exactos pues no había entre ellos ni un solo paisaje, estructura o bodegón, todos eran imágenes de gente con aire distinguido, algunos y algunas más que otros pero en general todos con cierto porte regio, como solía ser habitual en ese tipo de obras. Lo que solía llevar a bastantes decepciones cuando se tenía la ocasión de conocer en persona a los retratados pues en carne y hueso no solían contar con semejante buena planta. Bajo cada uno de los cuadros una placa grabada indicaba el nombre de la persona allí dibujada, y, aunque Níniel no reconocía la mayoría de nombres, sí que lo hizo con algunos. Alquimistas famosos, apellidos de renombre en las artes arcanas que habían superado incluso la barrera racial para ser reconocidos por diferentes razas por su gran saber...Y entre ellos el retrato de una mujer elfa de largo cabello blanco y ojos aguamarina que posaba con una media sonrisa altiva en sus finos labios y era poseedora de una mirada que irradiaba inteligencia y un toque de diversión. Níniel no pudo evitar quedarse parada delante de aquella obra unos instantes y hasta tuvo la tentación de acariciar el contorno del rostro de aquella mujer.

-El pintor de este es realmente un maestro...Prácticamente me parece estar delante de ella. Debe de ser de la época en la que como yo abandonó Sandorai y vivió entre los humanos y otras razas.- Comentó para su acompañante que ya debía de haber leído la placa y saber de quién se trataba, a pesar de no haberla visto nunca en persona. De hecho no hacía falta ni leer el nombre allí grabado para darse cuenta de su identidad. -No tenía ni idea de que tuviera lazos con la logia...Aunque haría falta una vida entera para escuchar todo lo que ella ha vivido y presenciado.- Y dicho eso le dedicó una profunda y respetuosa reverencia al retrato antes de continuar caminando para alcanzar a los demás.

La comitiva se detuvo ante uno más de aquellos cuadros, uno de tantos y que no parecía tener nada de especial, nada que no tuviera cualquier otro de aquella sala. Salvo que la placa rezaba que se trataba de Ronaldo de Trastámara, el segundo nombre que el libro había pronunciado. De repente algo comenzó  suceder. El humo negro que se había formado en torno al libro comenzó a agitarse y terminó por ser absorbido de alguna manera por aquel lienzo que a parte de aquello no pareció sufrir cambio alguno en su composición ni diseño. La explicación de Abbey sobre aquel hombre tampoco arrojaba una pista clara a pesar de resultar interesante por sí misma. Piratas tensai de agua, sonaba a algo digno de una novela de piratas y marinos de esas en las que siempre suele salir un kraken para hacerlas aún más emocionantes, y la hija de algún noble para añadirle algo de romanticismo, que nunca estaba mal. No obstante era algo muy poco concreto, podrían ser muchas cosas.

-Lady Lucy, antes en la sala del libro hicistéis un aspaviento al escuchar el nombre del capitán Ronaldo. Dijisteis, si no escuché mal; "No, no puede ser, él no puede tener el artefacto". ¿Es posible que sepáis algo más sobre este hombre, su historia y su destino final que pudiera sernos útil?. A parte de eso. ¿El libro tenía alguna información o pista antes de...evaporarse?. Si no es así y por lo tanto ahora carece de importancia es porque lo que contenía ha pasado al lienzo...El libro en su tapa mostraba una cerradura pero no ha hecho falta llave alguna para abrirlo, pero había una llave...Puede que sirva ahora.-


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Mensaje  Rachel Roche Lun Sep 05 2016, 22:17

Me había asustado cuando Abbey tocó el libro y salió impulsada hacia atrás como si alguien le hubiese dado un calambrazo, pero más aún me asustó el hecho de que aquel libro hablase. Y pronunciase el nombre de uno de los presentes, concretamente con el que había hablado Catherine después de la prueba, Geralt, creía que se llamaba.

Precisamente fue él quien tomó el libro. Pensé que a él también le iba a dar un calambrazo pero ni mucho menos. El segundo nombre que profesó hacía atención a un tal Capitán Ronaldo de Trastámara, un supuesto pirata que, según la bruja de fuego, abordaba barcos utilizando sus poderes de agua. – Así lo hace cualquiera… - opiné al respecto, en voz baja, más para mí que para el resto de los presentes. Y es que veía una clara ventaja que un brujo de agua se moviera como pirata. - ¿Tenemos alguna referencia del capitán? – pregunté a NIA llevándome la mano a la oreja. “Negativo. No se encuentran coincidencias en la base de datos”. Reflejó la misma. Confiaba en que tal vez ella supiese algo del capitán, pero parecía que no.

Comenzamos a seguir a Geralt en procesión por los laberínticos recovecos de la torre de la Logia. A cada cual más interesante y entrañable. Se notaba que no habían escatimado en ningún tipo de lujos a la hora de construir aquella magnífica estructura.

No me separaba de Cath en ningún momento, era en quien más confiaba de los que estaban allí, y todos los allí presentes habían mostrado cualidades mucho mejores que las mías. En cierto modo sentía que no encajaba allí, en un lugar tan lleno de magia. Me mantuve en silencio, agarrada al brazo de mi amiga y temblorosa como una gelatina. ¿A dónde nos llevaba el peliblanco?

El tiempo terminó por responder a mi pregunta silenciosa: A lo que la bruja llamó la Sala de los Cuadros. Una estancia llena de retratos que, en palabras de Lucy Fireheart, pertenecían a grandes magos que o bien se formaron o estuvieron vinculados a la Logia de alguna manera. Traté de recorrer con la vista. - ¿Reconoces alguno? – le pregunté nuevamente a NIA, nuevamente hablando sola. Esperaba que nadie me oyera pues la gente solía pensar que estaba loca. Pocos eran los que se creían que NIA formaba parte de mí. “Identifico patrones comunes en algunos de los rostros, pero no dispongo de información concluyente sobre los mismos”. Aseguró.

La mayor de las sorpresas ocurrió cuando se detuvo delante de un retrato que indicaba el nombre de un supuesto capitán “Ronaldo de Trastámara”. Justo el mismo que el libro había pronunciado. Y una enorme nube de humo salió del mismo y comenzó a ser absorbida por el cuadro. - ¿Q… Qué está pasando? – pregunté a Cath apretándole aún más fuerte el brazo, con mi fuerza desmesurada no me extrañaría que le hiciese daño, pero estaba muy asustada.

Finalmente no ocurrió nada y todo quedó igual. Pero aquel intrigante cuadro me llamaba excesivamente la atención, tanto que mientras Níniel realizaba a Lucy cuestiones sobre el caballero de la mano en el pecho que nos miraba tan vivamente desde cualquier posición en el cuadro. Con esos ojos fríos e inmóviles pero tan vivos. Sin duda tenía que ser obra de un gran pintor. Hice incluso un atisbo de acercar la mano para recorrerlo como solía hacer con casi todos los objetos.

“¡No lo toques! Podría estar maldito.”, me ordenó NIA imperativamente. Y rápidamente me retracté de mi decisión y me alejé del mismo para volver a la posición del resto del grupo. No opinaría nada al respecto ya que, sinceramente, no creía que tuviera nada interesante que aportar a aquella conversación entre gente con más conocimiento de magia que yo. Así que simplemente volví junto a la vampiresa, que se había abstenido de probar a abrir el libro en su momento y me dispuse de nuevo a su lado.

-Ese… cuadro. – le dije sin dejar de mirar el cuadro, con cara de extrañada. – No me transmite ninguna confianza. NIA me dice que podría estar maldito. ¿Tú que crees? – le pregunté con los ojos abiertos esperando que, tal vez ella, conocedora de los males y las maldiciones de los vampiros, pudiera darme alguna indicación al respecto.
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Mensaje  Catherine Blair Mar Sep 06 2016, 21:03

Puesto que Cath no parecía tener la intención de hacer nada con el libro, le bastó su quietud para que Vincent, el otro brujo de la sala, se adelantase para probar suerte con sus conocimientos.
Al igual que Geralt, éste intentó hacer reaccionar al extraño objeto con aquella magia arcana una vez más.
La vampira permaneció atenta a los gestos del rubio, si era ese el método correcto estaba claro que ella no había tenido nada que hacer desde un principio, y aunque todos los que habían actuado lo hicieron bajo su intuición, quizás un segundo intento con nuevas runas hacían algún tipo de mella en la defensa del libro.
Y sin haber prestado demasiada atención a la pregunta acerca de la supuesta llave, Cath ahogó un grito tapándose la mitad de la cara con las mantas al ver, junto con todos, como el libro comenzaba a brillar de forma distinta nuevamente.

Las dos hechiceras se mostraron sorprendidas ante aquel hecho, eso era una buena señal, y Níniel dejó en el aire una pregunta que seguramente a más de uno se le había pasado por la cabeza antes de que el libro “atacase” a Abbey, quién había intentado tomarlo en primer lugar, recibiendo un enorme chispazo.
La vampira se mantuvo con los ojos abiertos de par en par y la mitad de la cara aún cubierta por las mantas, no podía dejar de mirar sorprendida la reacción del libro, y cuando éste nombró a Geralt, la albina casi no cabía en su asombro. Era la primera vez que veía algo como aquello, y cuando la hechicera de fuego instó al peliblanco que cogiera el libro, Cath lo miró con más ansias que miedo para saber que estaba por ocurrir. Fue entonces, antes de que el brujo se decidiera, que el volumen volvió a pronunciarse, aquella vez dejó escapar un nombre extraño que tan sólo parecían conocer las hechiceras.
A Geralt eso no pareció importarle, y sin titubeos cogió el libro… en cierto modo, pues éste iba levitando sobre sus manos.

Cath miró de reojo a los demás asistentes, pero no dudó en dar un toquecito a Rachel para que la siguiera mientras adelantaba sus pasos para acercarse a Geralt. Observó el libro y lo observó a él, parecía demasiado concentrado para hablar, y no tuvo dificultad para escuchar nuevamente la vocecilla de la elfa, esta vez quejándose del carácter del peliblanco.
Daban pasos largos, seguramente porque era el propio libro quién “tiraba” del brujo, y apenas la vampira separó los labios para preguntarle algo cuando las dos hechiceras comenzaron a hablar sobre el hombre al que pertenecía el nombre de Ronaldo de Trastámara.
Ciertamente aquel tipo parecía el villano de cualquier cuento de terror que tantas veces había escuchado en Lunargenta, ayudaba bastante el hecho de que fuera una ciudad portuaria para temer por ese tipo de personajes, por lo que conocer la historia de aquel pirata no le despertó ninguna simpatía hacia el mismo.

Permaneció durante el resto de trayecto junto a Rachel, habiendo dejado unos pasos adelante a Geralt, quién terminó por entrar en una enorme sala llena de cuadros de diversos tamaños, todos ellos aguardando en su interior el rostro imponente de personas supuestamente importantes.

Lo cierto es que no… –Dijo Catherine, respondiendo a la pregunta que Rachel cuestionó a NIA, sin acostumbrarse aún a que la mayoría de las veces que su compañera hablaba en voz alta era para comunicarse con su inteligencia artificial. – Algunos me suenan, mi madre tenía muchos libros de alquimia, pero… – La vampira se encogió de hombros dejando la frase en vilo, hablando sin saber que quizás no estaba siendo escuchada.

Geralt terminó frenando, por lo tanto todos lo hicieron tras él, frente a uno de los cuadros. Catherine arrugó la frente al descubrir en el letrero que definía la pintura el nombre del pirata que antes mencionó el libro. Aquel rostro y postura solemne parecía un chiste de mal gusto tras conocer a qué se dedicaba aquel canalla, ¿simplemente por ser un gran brujo ya debía compartir un lugar en aquella sala, junto a otros ídolos que seguro sí que merecían un sitio en el recuerdo? Le parecía injusto y asqueroso, era como dedicar un gesto de gratitud a un asesino.

El desprecio que sentía la albina tan sólo podría captarlo los ojos del retrato al que miraba fijamente, y siquiera se sorprendió cuando el libro que mantenía Geralt se fundió entre nuevas nubes negras con el cuadro. Aunque, a diferencia de ella, Rachel sí se tomó aquello como algo en lo que desconfiar, y Catherine tuvo que reprimir un nuevo gesto, esta vez de dolor, al sentir las duras manos de su amiga estrangulando su brazo.

N-no pasa nada Rachel… –La trató de tranquilizar dándole un toquecito en la mano. –Sólo es un cuadro.

“Sólo un cuadro” quién sabía, lo único que le parecía raro era el libro que había desaparecido de forma extraña, claro que todo él le había resultado extraño.
Níniel comenzó a soltar una nueva ristra de preguntas, Cath se giró para observarla y escucharla al mismo tiempo. Dudaba mucho que el libro tuviera algo que quisieran más allá de haberles mostrado el individuo o el objeto que podría darles otra pista a cerca del objeto que buscaban.
La vampira se quedó pensativa al escucharla decir después algo sobre una llave, pero la presencia de Rachel la hizo espabilar y volver a girarse cuando ésta le habló. Ni se había dado cuenta que la bio se había acercado a investigar el cuadro.

A mí tampoco me inspira mucha confianza… –Compartió la albina, devolviéndole la mirada al tal Ronaldo. – A ver…

Se separó de la morena para acercarse al retrato, mirando de pasada a Geralt, y una vez estuvo delante frunció el ceño y levantó su diestra, concentrando en la misma nuevamente su magia sombría. La nube de humo negra que antes imbuía al libro le había resultado bastante parecida al poder que ella usaba, por lo que quería comprobar qué pasaría si la ponía en contacto con el cuadro, aunque fuera en cierta medida.
Su mano desnuda había quedado sumida en la oscuridad de la pequeña nube de sombras que creó, y la mantuvo a ras del lienzo durante unos cortos segundos. No parecía ocurrir nada, y sin pensárselo demasiado, llevada más por aquella curiosidad que siempre la metía en líos que por la razón, pasó la punta de los dedos por el centro del cuadro, aprovechando que se mantenía oculta con su magia. Rozó la pintura desde la mano del pirata, hasta el extraño objeto que brillaba entre los pliegues de su ropa, seguía sin sentir nada extraño más allá de ese escalofrío que te recorre el cuerpo cuando sabes que estás haciendo algo que quizás está mal.

No tardó demasiado en apartarse del cuadro, y con el mismo gesto extrañado con el que lo había mirado, miró a sus compañeros.

¿Por qué exponéis la imagen de un criminal junto a los demás eruditos de esta sala? –Preguntó a las dos mujeres. – ¿Acaso hizo algún buen mérito antes de hacerse pirata? El hecho de que fuera poderoso me parece un motivo demasiado pueril –En aquel momento no quiso maquillar su expresión de disgusto, y volvió a mirar el cuadro acurrucándose en las mantas. –Quizás no se necesite magia para buscar respuesta en una pintura de este tipo. Desde hace tiempo existen tintas que no son solubles, si no le tenéis estima al cuadro podríamos mojar el lienzo por si esconde algún mensaje o señalización tras las capas de pintura.

En su cabeza había sonado mucho mejor que cuando lo dijo en voz alta. Estaba claro que una imagen así no sólo era importante como recuerdo, su significado histórico debía ser también muy valioso.
Cuando la vampira regresó junto a Rachel pensó que quizás debió tener más tacto al procurar una única solución que “destruyera” el cuadro, aunque no le resultaba descabellada, algunos de los presentes habrían podido captar lo poco que le agradaba el protagonista de esa obra.

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Mensaje  Vincent Calhoun Sáb Sep 10 2016, 03:11

El rubio no tenía ninguna duda de que había fracaso con la runa. Que había realizado bien todos los pasos, pero que no había surtido ningún efecto sobre el libro.

- Yo que sé. A veces se descarta lo más obvio por parecer demasiado sencillo-, contestó a la pelirroja, recordando ahora su respuesta sobre la llave. Ya con la derrota ante la defensa mágica asumida.

No obstante, para su asombro, y el de todos los presentes, el tomo comenzó a levitar por el aire.

- Yo no…-, comenzó a decir.

Pero antes de que pudiera terminar de avisarla, una de las mujeres que los habían llevado hasta allí tocó el libro. Este trasmitió un golpe eléctrico que hizo saltar a la mujer por los aires con espectacularidad.

- ¿Se encuentra bien? - preguntó acercándose hacia ella.

Como respuesta solo obtuvo un bufido de enfado, aunque no hacia su persona, sino más bien hacia el libro. Y observó como la morena se marchaba de la sala frustrada, en cuanto el tomo pronunció el nombre del brujo de pelo blanco.

Vinc miró hacia Níniel y se encogió de hombros. Era evidente que a la mujer le había enfadado que el libro que tenían allí hubiera elegido a otro en vez de a ella, pero decir algo al respecto no hubiera servido para nada, así que guardó silencio.

El libro soltó otro nombre al aire, uno que ahora no le era conocido, pero que sin embargo pareció alterar a la mujer pelirroja. Aunque no dijo nada más al respecto. No explicó de quien se trataba, ni por qué le preocupaba tanto que pudiera a llegar a tener el tomo. Simplemente Geralt comenzó a avanzar en silencio con el objeto mágico levitando sobre sus manos, y el resto lo comenzó a seguir.

Los pasos del brujo de pelo blanco no tardaron en guiarlos a través de varios pasillos del castillo en una dirección que parecía solo él saber. Pues incluso la mujer pelirroja lo seguía como el resto.

- No lo sé. Supongo que el libro lo guía y debe mantener la concentración para ello-, contestó a Níniel. Aunque a él también le ponía nervioso no saber nada al respecto. Ni por parte de Geralt, ni por parte de la mujer que los había llevado hasta el libro.

La pelirroja comenzó a dar explicaciones de la sala en la que habían entrado. Un lugar que tenía el nombre tan secreto y enigmático de Sala de Cuadros. Qué demonios. Para qué romperse la cabeza con un nombre. Esa sala estaba llena de cuadros, y no tenía sentido complicarse poniéndole un nombre extravagante.  De todos modos le resquemaba por dentro que la dama de cabellos escarlata no hubiera dicho nada más respecto a Ronaldo. Si con los nombres de los lugares no era discretos, con los nombres de personas parecía que si lo eran.

- ¿La conoces? - preguntó al ver como la elfa observaba detenidamente uno de los cuadros de la sala. Con más interés que en ningún otro. - Pues, sinceramente, parece tu reflejo en un espejo-, dijo mirando a Níniel, para luego mirar el cuadro y otra ver repetir el proceso un par de veces. - Ashara Thenidiel -, dijo en voz alta mientras leía la placa debajo del cuadro. - ¿Quién es? ¿Tú hermana gemela? - bromeó con una media sonrisa mientras observaba juguetón a Nín.

Aunque realmente eso no podía ser así, pues había dicho que había vivido mucho. Lo cierto es que tenía curiosidad por saber quién era esa mujer. Pero el grupo siguió avanzando y ellos tuvieron que continuar para no quedar atrás. De todas maneras no caminaron demasiado, y se pararon ante el retrato de un hombre que no conocía.

El libro comenzó a convertirse en humo que los rodeó a todos por unos instantes, para luego internarse dentro del cuadro hasta no quedar nada de él.

Como si de la nada hubiera salido, la morena que había sido rechazada por el tomo mágico, apareció para explicarles por fin algo de Ronaldo. Y esto pareció animar a su compañera que terminó de relatar la historia del capitán. No era mucho, pero al menos ya era algo.

Así que se trataba de un poderoso brujo que había dominado los mares con su tripulación de tensáis de agua. Interesante. Sobre todo porque no lo conocía. No conocía esa historia y no hacían tantos años que había desaparecido su navío en extrañas circunstancias. Se preguntaba, como era posible que nunca nadie le hubiera comentado esa leyenda. Le tendría que preguntar a su madre sobre el asunto.

- Jamás fue vencido porque a nadie se le ocurrió llevar tensáis de agua para enfrentarle supongo-, bromeó y rió levemente. - En fin. Su muerte por lo que dices. Parece todo un misterio. ¿Crees que murió? O…-, dejó las palabras en el aire unos segundos, - fingió su muerte para esconder algo de gran valor-, comentó imaginando un posible tesoro.

- En cualquier caso, ehm… ¿cómo te llamas? Lo siento, pero llegué tarde y no conozco vuestro nombre-, se dirigió, algo avergonzado, a la joven que acompañaba a la bio, que si había escuchado que se llamaba Rachel. - Bueno, que tiene razón. ¿Por qué tenéis el cuadro de un criminal en este lugar?

La respuesta creía que era evidente. Algo le decía que el tal Ronaldo habría podido pertenecer a la Logia en tiempos remotos. O como poco guardaban los cuadros de todo gran mago que podían conseguir. En cualquier caso el libro parecía ligado de algún modo con la pintura, así que tampoco era descartable que llegaran juntos a la sede de la Logia.

Sacó un pañuelo de uno de sus bolsillos y agarró el marco con delicadeza para separarlo levemente de la pared para poder observarlo por detrás. Era corriente y moliente en ese lado como había esperado, pero tenía que verlo para descartar toda posibilidad. Puede que el libro solo fuera un guía para el cuadro después de todo, y que este no tuviera nada especial, salvo algo escondido en su interior.

- Quizás tengas razón. Puede que solo sea el contenedor de alguna seña o mensaje.  Aunque supongo que ya habrán mirado este cuadro de arriba abajo-, contestó a la dama. Pero se quedó pensativo unos instantes, acariciándose el mentón. - Puede que ese mensaje se vea ahora con el efecto que ha tenido el libro sobre él.

Entonces pensó también en las palabras de Níniel. Esa llave con la que había bromeado anteriormente, debía servir para algo. De eso estaba seguro.

- La llave debe ser importante. No sé si para el cuadro en sí, o para el lugar al que nos debe llevar, porque dudo que esto termine aquí-, dijo mirando fijamente el rostro del capitán. Para finalmente suspirar y quitarse uno de sus guantes de una de las manos y meterlo en uno de los bolsillos de su chaqueta. - Antes no exploté con el libro, quizás ahora tenga la misma suerte-, comentó alargando el brazo para tocar la pintura con suavidad.
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Mensaje  Ger Dom Sep 11 2016, 15:54

La oscuridad fue absorbida por el retrato y el libro se había evaporado, atrayendo muchas dudas a los allí presentes. Comenzaron a hacer preguntas continuadamente sobre el cuadro casi sin dar tiempo a responder a las encantadoras.

La primera pregunta del brujo Geralt cuestionaba el origen del cuadro. Fue rápidamente respondido por Abbey. – No. Como antiguo miembro de la Logia fue él quién lo trajo aquí tras uno de sus viajes. Y pidió a los entonces encantadores que lo custodiaran como si fuera un tesoro.– miró hacia el cuadro. – Nunca sospecharon por qué. Pero ahora sabemos que esconde algo.

En ese mismo instante, Níniel se encontraba también preguntándole a Lucy la historia de aquel hombre.

-El capitán Ronaldo fue uno de los más brillantes alumnos de la Logia. Cuando se doctoró, se convirtió en buscatesoros al servicio del gremio y traía poderosos objetos mágicos de los barcos a los que asaltaba o de los puertos que atracaba. Siempre hemos tenido debilidad por los objetos mágicos. – comenzó diciendo Lucy, que miró también a Catherine secundada por Vincent, esperando que entre Abbey y ella habrían respondido también a su pregunta. –  Digamos que dominó los mares durante casi veinte años. Asaltando incluso el puerto de Lunargenta. Mas hubo un momento que nunca volvió. Imaginamos que fue derrotado en el mar. – aclaró.

Tanto la elfa como el brujo habían coincidido en que la llave podía resultar clave. Sin embargo, darle uso era algo que ya habían hecho y no habían conseguido nada. Abbey se acercó al cuadro y lo observó detenidamente. Esperaba no salir disparada de nuevo. Portaba la llave que comenzó a brillar en cuanto ésta hizo ademán de acercarse.

Precisamente, por efecto de la magia, nada más acercar la llave apareció resplandeciente junto al retrato del hombre inmóvil el libro. Pintado en el cuadro y sostenido entre el brazo y el pecho del hombre. Allí, aparecía la ranura de la llave. Ante la expectante mirada del resto, la bruja acercó la llave a la clavija.

* * * * * * * * *


Un fuerte temblor retumbó en toda la sala. El edificio aguantó el pequeño terremoto.  Habían despertado la magia que escondía aquel cuadro. Las paredes de la sala se desvanecieron y dieron lugar a una especie de ilusión en la que los cinco nuevos aspirantes y las dos hechiceras de fuego y hielo aparecieron en un barco. Surcando el mar. No era un barco cualquiera. Era el barco del capitán Ronaldo, sin bandera, con las velas agujereadas, aunque tampoco parecía necesitarlas para moverse por la mar. Completamente pintado en color negro ceniza. Repleto de hombres que realizaban distintas funciones dentro del barco y que parecían ignorar por completo a los nuevos visitantes.

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* * * * * * * * *


La ilusión sólo duró un suspiro. El tiempo que tardó en aparecer el Capitán Ronaldo frente a los jóvenes. Un capitán bastante cambiado frente al retrato original, quizás en sus años más jóvenes. Tal vez en sus inicios. En cualquier caso, la ilusión se desvaneció por completo y Abbey, nuevamente, apareció junto al cuadro, del que se alejó con respeto.

-Creo… creo tiene alguna relación con el artefacto. – pensó en voz alta. – Deberíamos de ponerlo a buen recaudo.

* * * * * * * * *

Bien, chicos. Este es el último turno. Para que no haya líos como antes postearéis como el turno anterior (es decir, Geralt el primero). Se trata de relatar un poco lo que sentís en vuestra nueva visión. Lo único que deberéis asegurar, es indicar claramente dónde escondéis el cuadro (podéis dejarlo en el mismo sitio), para ello en el subforo de la logia (Entrad a Dundarak y ahí lo veréis) tenéis un mapa precioso.

Recomiendo que no lo digáis por aquí (ponédmelo en privado, y on-rol pues podéis explicar que las magas os enseñan un mapa y que señaláis el sitio en el que se debe esconder). No le deis pistas a los informantes que vendrán a por él después.
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Mensaje  Geralt Lun Sep 12 2016, 06:37

Spoiler:

Nadie parecía querer entrar en detalles con la elfa sobre el origen del libro. No era como si realmente estuvieran seguros de su origen, pero lo que sabían no pintaba demasiado bien, cosa que requería cierta…delicadeza que nadie parecía tener el valor de usar. Ya le diría algo cuando esa curiosa ruta turística acabara, pero primero tenía que ir a buscar a sus lobos antes de que destrozaran absolutamente todo lo que poseía en esa habitación de taberna en la que estaban. Estarían enfadados, pero desde luego no iba a llevarlos al espectáculo de magia en el que un tipo se había electrocutado, podría haberles pasado algo.

Las sospechas de la elfa le hicieron recordar que muy posiblemente era el más indicado de los presentes para llevar el cacharro, ya había sido poseído una vez, más o menos, se habría dado cuenta si volvía a pasar, así que se limitó a guiñar un ojo y seguir el tirón del libro flotante a buen paso, si la magia se agotaba antes de llegar a su destino quedaría como un idiota, por suerte, no paso, y el brujo pudo contemplar como el resto, menos reacios, seguramente aburridos por no haber jugado con el libro flotante, jugueteaban con el cuadro, pero no dijo nada en absoluto, ni siquiera cuando Cat invoco un poco de niebla negra cerca del cuadro, muy cerca. El habría aprovechado para toquetearlo un poco, y dudaba que ella no hubiese hecho lo mismo, pero se limitó a lanzarle una sonrisa pícara desde la posición a la que se había retirado para dejar espacio para la “experimentación”.

-Vaya… nada como traer un cacharro de vez en cuando para tener manga ancha respeto a ciertas… “actividades reprobables”.- Siendo sinceros, sonaba tan efectivo que seguramente no era tan malo como él estaba pensando, puede que no necesitara teñir los mares de rojo, muy posiblemente se rendirían en cuando asaltaran el barco protegidos por las olas. Pero cualquier corrección a sus palabras fue olvidada por la aparición del libro en el cuadro y el consecuente efecto de la llave.

Estaba en un barco, odiaba los barcos, estaban rodeados de agua, pero odiaba a ese un poco menos, ese barco se movía a pesar de tener las velas agujereadas, lo que le daba un aspecto fantasmagórico, reforzado por el hecho de que la tripulación no le hizo el más mínimo caso a su presencia. Y ya no estaban allí, en un parpadeo habían vuelto. Definitivamente ese cuadro tenía algo raro, tenían que guardarlo bien. –Si tenemos que esconderlo… voy a explorar un poco primero.- Claro, podía pedir un mapa y señalar con el dedo, pero sin ver el sitio real, no tenía ni idea de si su sugerencia sería buena o una chapuza, primero cotillearía un poco y luego tendría una idea más acertada de donde era buena idea meterlo y donde no.
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Mensaje  Níniel Thenidiel Lun Sep 12 2016, 23:32

Níniel hubiese mentido de haber dicho en aquellos momentos que ignoraba el hecho de que la Logia era una ávida coleccionista de artefactos mágicos de muy diversa índole. Más aún, debía de ser una de las facetas por las que el gremio era reconocido comúnmente por la gente de a pié. Un servicio que las razas carentes de magia, especialmente los humanos que tendían a asociar todo aquello que no comprendían y no podían controlar con artes oscuras, solían apreciar al librar a sus pueblos y ciudades de tan "peligrosos" objetos; Que en efecto no fuera extraño que dichos objetos a veces fueran realmente los causantes de algún mal más o menos problemático también ayudaba, tanto a la buena reputación del gremio como a la mala de la magia, claro estaba.

Lo que Níniel no sabía era que la logia no se limitaba únicamente a adquirir dichos artefactos de manera " totalmente licita", si no que estaba dispuesta, quizá no a robar dichos artefactos, pero sí a aceptarlos de las manos manchadas de sangre de un peligroso pirata que se los había arrebatado a sus anteriores propietarios a la fuerza, hecho que el gremio parecía dispuesto a pasar por alto con una pasmosa normalidad debido a lo conveniente que les resultaba. La joven no podía negar que aquello le resultaba reprochable como poco, aunque creía entenderlo.

-Supongo que a pesar de haber sido obtenidos mediante actos...repugnantes, la logia no podía permitirse no aceptar tales artefactos. Mejor aquí que en el mercado negro donde podría acabar en malas manos. Parece que este hombre a pesar de su profesión de filibustero tampoco quería que nadie desatara un desastre mágico por su culpa. Algo que no sirve sin embargo para limpiar su nombre en mi opinión, solo para indicar que su corazón no era tan tan negro como parece.- Comentó la peliblanca en voz alta, haciendo partícipes a los demás de sus pensamientos respecto a las respuestas de las encantadoras y dándoles un enfoque alejado de la complicidad con la piratería, como podía llegar a entenderse a falta de más explicaciones.

En cualquier caso, y ante la falta de resultados para desvelar los misterios de aquel cuadro, lady Lucy se decidió a probar sin mucho entusiasmo con la teoría de Níniel de que la llave tenía que servir para algo, seguramente con la intención de probar lo más fácil de descartar y pasar a otra cosa cuanto antes a pesar de que la idea fue secundada por Vincent, cuyo punto de vista al respecto también era perfectamente válido. Y es que si bien la llave debía de tener algún uso este no tenía porque ser inmediato. De hecho al escuchar aquello unido al comentario de Catherine sobre tintas invisibles la elfa no pudo evitar imaginarse un mapa oculto en el lienzo con una "x" que marcara el lugar donde cavar para desenterrar un cofre en cuya cerradura encajaría aquella llave...Una idea que demostró ser demasiado fantasiosa cuando el lienzo reaccionó a la llave y de repente apareció sobre el cuadro, como si siempre hubiese sido su sitio, la representación pictórica del mágico libro élfico, con su cerradura y todo.

-Así que simplemente os habíais equivocado de libro.- Alcanzó a decir la joven antes de que todo el lugar comenzara a temblar y una intensa ráfaga mágica proveniente del retrato de Ronaldo la obligara a cerrar los ojos y le causara un fuerte hormigueo por toda la piel.

Cuando abrió los ojos, lo que vio la dejó asombrada y también sobrecogida. A su alrededor ya no había gruesas paredes de piedra si no madera ennegrecida y una masa de agua que se extendía más allá de lo que alcanzaba a ver con sus ojos de elfa. Sobre su cabeza el velamen de un barco colgando de los mástiles en un estado lamentable, hecho jirones. En torno a ellos varios hombres vestidos con túnicas se afanaban en diferentes tareas por la cubierta de la nave sin que parecieran notar su presencia, ni siquiera uno al que tenía tan cerca que con solo estirar la mano podría tocar, cosa que no tardó en hacer con cuidado logrando únicamente alcanzar más que aire mientras sus dedos atravesaban la imagen ilusoria que tenía delante, confirmando sus sospechas. Era como estar delante de uno de los trucos del pequeño Demian, salvo que a una escala mucho mayor...Y más intensa. Entonces una figura familiar aunque a la vez diferente apareció delante del grupo causando a la joven un escalofrío que recorrió su espalda, y tan rápido como la ilusión comenzó terminó devolviendoles a la realidad que nunca habían abandonado, al menos físicamente, instando a la peliblanca a tocar con su mano la fría piedra de la torre para cerciorarse de que realmente estaban de vuelta y no en otra ilusión.

-¿Ese era el Capitán Ronaldo?.- Preguntó a Lucy que parecía ser la que más conocía a aquel pirata y quien mejor parecía poder decir si era él, salvo que mucho más joven que en el retrato. Acto seguido se giró hacia Abbey al escuchar sus dubitativas palabras. -Si sabéis que el libro tenía algo que ver con el artefacto...Yo diría que es algo más que una hipótesis. Están relacionados. Además...Ha sido cosa mía o...No sé, para esa tripulación ilusoria era como si no existiéramos...Meras imágenes, pero el capitán me dio la sensación de que nos miraba.- Dijo sintiendo de nuevo el mismo escalofrío que durante la breve ilusión y acercándose de forma casi inconsciente a Vincent, cuya presencia la hacía sentir más segura.

-¿Ponerlo a buen recaudo?. Pensaba que la fortaleza de la logia era un auténtico bastión inexpugnable. Supongo que es en sí un lugar seguro para objetos así. ¿Dónde se guardan las reliquias?. Si han permanecido a salvo durante décadas debe de ser un buen lugar...Bueno si insistís...También habrá que hacer algo con la llave. Voy contigo Geralt. ¿Seguro que no quieres empezar por el laboratorio de alquimia? :3-
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Mensaje  Rachel Roche Mar Sep 13 2016, 22:42

Me había mantenido en silencio. Totalmente pasiva e intrascendente en la conversación. No quería intimidar a aquellas gentes con poderes mágicos. Cath me tranquilizó, le sonreí un poco tensa pero con gesto agradecido y continué a su lado. Bastante me había asustado ya de por sí ver aquel libro evaporándose.

También observé como el brujo que había llegado tarde se acercó a nosotras para preguntarle a Cath su nombre. Le miré de reojo, tímida. “¿Puedes dejar de ser ese amasijo de nervios? Nadie te va a hacer nada”. Me decía la voz de NIA en mi cabeza.

Me mantuve también en silencio cuando Lucy Fireheart explicó la historia del Capitán. Todo cobraba sentido. El pirata había pertenecido durante su formación al grupo del que ahora yo formaba parte, y en compensación los ayudaba, bandera pirata en ristre, a recuperar ciertos objetos mágicos que servían a la logia. El problema es que el capitán por lo visto ya había fallecido hacía algún tiempo, o poco se había sabido de él desde entonces.

En determinado momento, Abbey se acercó al cuadro nuevamente, esta vez con la llave en mano. Temí que lo hiciera por miedo a que saliera de nuevo despedida. Pero no sería así, y un nuevo humo comenzó a difuminar toda la escena por completo para aparecer repentinamente en un barco.

-¿Dónde estamos? – pregunté asustada. “No detecto ningún tipo de energía. Es una ilusión. Un efecto mágico”. Respondió NIA. Me acerqué a la cubierta y me agarré a la barandilla. Nunca había estado en alta mar, y ver aquel navío balanceándose me revolvía mis orgánicas tripas. – No… No puedo. – dije, tratando de mantener la compostura. Los marineros parecían ignorarnos por completo y yo me encontraba mal. Me retorcí medio mareada y alcé la vista. Observé como un hombre de aspecto imponente, en la parte más elevada, junto al timón, nos miraba. Me miraba a mí en aquel momento. Consciente de dónde estaba. Una mirada intimidante. ¿Quién era él? NIA parecía tener la respuesta: “El capitán Ronaldo”.

Pero la escena se esfumó en unos instantes y aparecimos de nuevo en la estancia. Comenzaba a ponerme de los nervios. Me llevé las manos a la cabeza y comencé a moverlas nerviosa. Abbey opinó que aquel cuadro podría tener una relación con lo que estábamos buscando. Níniel no lo dudó y lo relacionó por completo. Con las experiencias surrealistas de Dahlia ya había tenido bastante.

-Está bien. Esto me supera. – comenté, por fin decidida, intentando ordenar mi cabeza. - ¿Un cuadro mágico relacionado con el artefacto? De ser así habrá que esconderlo y a buen recaudo, pues puede que vengan a buscarlo. – En aquello habíamos coincidido bastantes de los que estábamos allí presentes. – Habrá que estudiar cada estancia del lugar y sus posibilidades de defensa, y luego elegir la mejor de las opciones. – opiné.

Geralt parecía dispuesto a buscar por el castillo y Níniel también estaba dispuesta a acompañarle, y tenía especial interés en llegar a la botica. Ya había notado que aquel lugar había despertado su curiosidad, aunque yo no terminaba de verle el atractivo. Ni a esa ni a otras tantas muchas cosas que plagaban aquella torre, pero aún así, seguía fascinada por conocer cada uno de sus secretos. “Deberíais dividiros y explorar otra parte de la torre”. Me recomendó NIA. Tenía razón. Teníamos que dividirnos para poder abarcar más, de modo que acto seguido me dirigí a Catherine.

-¿Qué te parece si buscamos por la parte inferior de la torre? Tal vez allí encontremos un lugar interesante para esconder el cuadro. Este sitio parece albergar muchos secretos. – le dije a mi amiga vampiresa con una sonrisa, que escondía unas ansias locas de exploración.
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Mensaje  Catherine Blair Jue Sep 15 2016, 15:35

Poco después de la intervención de la albina, el hombre rubio se dio a notar exponiendo también sus ideas sobre el cuadro, la historia del capitán pirata, y la situación en la que se hallaban ellos en aquel momento.
Parecía estar de acuerdo con la visión de Cath en cuanto a la hora de exponer el retrato de alguien que más bien debía estar ilustrando unos buenos carteles de búsqueda y captura, y en lo que esperaba a que las encantadoras se pronunciaran, la vampira aprovechó para buscar la mirada de Vincent.

Soy Catherine, señor. –Dijo en un tono suave, presentándose con rapidez antes de que se pasara por alto la pregunta que le dedicó el muchacho.

Al poco las dos mujeres se pusieron de acuerdo para responder a todos y cada uno, en primer lugar Abbey y segundos después Lucy.
La albina se sorprendió de veras al oír que fue el propio Ronaldo quién hizo llegar el cuadro hasta aquel castillo, realmente se extrañaba que ningún miembro de aquella organización no sospechara ni lo más mínimo de la valía de esa pintura, tan sólo el gesto y la petición de custodiarlo encarecidamente era ya sospechoso. Quizás para ese entonces no eran tan… curiosos, o ambiciosos.
Lucy continuó con su comentario, el cual trató de responder prácticamente a todas las dudas que habían ido surgiendo sobre la mala reputación que les habían ofrecido anteriormente sobre el pirata, dando la perfecta excusa del por qué aun así mantenían su rostro junto al de los demás. Y conocer los motivos no hizo sentir mucho mejor a la joven vampira. Quizás no era la intención de la hechicera, pero aceptar que aquel hombre robaba claramente las posesiones de otros para llevarlas hasta el gremio… los convertía a ellos también en criminales. Criminales bien vistos, de esos que no se manchan las manos al cometer la infracción, los peores en realidad. Catherine frunció el ceño levemente, si no fuera porque se había enamorado de aquella enorme botica y sus posibilidades… ya estaría cogiendo el portal para largarse de allí.

Disimuló bien su disgusto en lo que, minutos después, decidían probar la llave de la que tanto se había hablado. Y no estuvo realmente atenta hasta el momento en el que algo pareció funcionar, y de pronto, su mal genio contenido se vio reducido a un nudo en el pecho al notar como la sala comenzaba a temblar súbitamente. ¿Habían hecho algo mal? ¿estaban todos bien?
La mirada de la albina comenzó a pasar rauda entre todas las caras de quienes estaban allí, todos igual de sorprendidos, igual de inquietos, y entonces... Las paredes que los rodeaban comenzaron a dispersarse como si de una neblina se tratara, y el familiar sonido del oleaje se hizo eco en toda la escena.

Catherine se quedó atónita ante la visión que comenzaba a formarse en torno a ellos, tan real, tan clara. Habían sido trasladados a la cubierta de un barco, un barco que se balanceaba a merced del agua que bañaba sus costados, pues las velas destrozadas no parecían tener ya la mayor utilidad mas que el ser mecidas por el viento, como un puñado de cortinas sueltas y ajadas.
La muchacha comenzó a buscar a su alrededor algo que le diera pistas de lo que ocurría allí, era imposible que aquello estuviera sucediendo en realidad, y la única señal de ello se la daban los tripulantes que los ignoraban, inconscientes de su presencia. Iba a acercarse a Geralt o a Rachel para sentir algo de apoyo en esa situación, cuando notó en su nuca una mirada que se le clavaba, y quizás fue la aversión que sentía por él, que se giró rápidamente como si supiera a quién se iba a encontrar.
Y allí estaba, tan imponente como en su retrato, pero distinto, más joven quizás, igualmente reconocible, era Ronaldo de Trastámara; y en el segundo que sus miradas se cruzaron, la chica fulminó los ojos del pirata con los suyos. Pero, también en ese mismo segundo, la ilusión comenzó a disiparse, haciéndolos regresar a la misma sala llena de cuadros desde la que habían viajado.

La vampira permaneció callada en lo que los demás comenzaban a hablar acerca de lo ocurrido, y  tuvo la necesidad de llevarse la mano a su mejilla, disimuladamente, creyendo notar aún las gotitas de agua salada que la habían salpicado durante la extraña visión.
Por muchas vueltas que le dieran, todos coincidían en lo mismo. El cuadro estaba relacionado con el artefacto, y el Capitán Ronaldo probablemente también, por lo que había de buscar un lugar donde ocultar la pintura, al menos hasta que descubrieran el significado de todo aquello.

Como comenzaba a ser costumbre, Rachel sacó de sus pensamientos a la vampira, quién la miró aún con el rostro endurecido por la expresión que mantuvo sobre el capitán del barco ilusorio.

A-ah… sí, claro. –Le respondió de primeras, sin estar segura a qué había accedido, buscando con la mirada a un Geralt que ya había desaparecido junto a la elfa. – ¿Dónde dices? ¿En la zona inferior? –Relajó la expresión volviendo su mirada hacia la biocibernética, y haciéndole un gesto con sus manos cubiertas aún por las mantas, le indicó una de las puertas. – Vale, vamos por aquí mismo.

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