La Melodía del tiempo [Evento-Guardián del Tiempo]
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La Melodía del tiempo [Evento-Guardián del Tiempo]
- Melodía:
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Tradiel... ¿Puedes escuchar eso?- Dijo el elfo a su compañero mientras vigilaban el bosque desde el elevado puesto; el silencio se mantuvo unos segundos entre ambos compañeros que habían custodiado la misma zona desde hacía ya varios años; ambos elfos a pesar de no ser familia resultaban bastante parecidos, ambos de cabello rubio y grandes ojos verdes, aunque se diferenciaban en la manera de usar sus poderes; uno de ellos era un fiero peleador cuerpo a cuerpo mientras que el otro era un diestro arquero cuya precisión le había dado ya cierto renombre entre los suyos.
No escucho nada, Therelas- Respondió su compañero un poco menos perceptivo -Olvídalo, no es nada- Dijo su compañero mirando en todas direcciones, seguía escuchando levemente aquella misteriosa melodía pero de momento lo mantendría en secreto, no quería que su compañero lo tomara por loco así que de momento se guardaría sus comentarios hasta estar seguro.
Horas más tarde la melodía se había hecho más fuerte, al punto que su compañero también comenzaría a escucharla -¿También lo oyes?- Dijo Therelas a su compañero que parecía algo agitado; ambos miraron en todas direcciones sin ver ninguna señal de nada -Ve por ayuda, tengo un mal presentimiento- Tradiel saldría de inmediato bajando del árbol y corriendo a toda prisa hasta la aldea en donde pensaba avisar de lo ocurrido, no podía explicar lo que estaba sucediendo, pero seguro alguno de los ancianos tendría una respuesta para tal fenómeno.
∞ El primer post debe contener el comienzo de la ejecución de la labor, cómo se llega y qué es lo primero que se hace. A continuación el master posteará agregando una dificultad y finalmente se terminará con un post donde se resuelve la dificultad y se termina el evento.
∞ Todos los temas del evento se desarrollan en la oscuridad de la noche.
∞ Es importante mantenerse dentro de los límites establecidos por el evento, ya que cada uno forma parte de una historia mayor.
∞ Se permite la creatividad y el control de sucesos o PNJs, siempre y cuando esto no vaya en contra de la regla anterior.
∞ El evento debe ser completado en un máximo de 2 semanas luego de comenzado.
∞ Se aceptan entre 1 y 2 personajes (se esperará hasta tres días luego de iniciado para el posible ingreso de otro, luego de eso, si no hay nadie más, se comenzará con uno solo).
∞ Habrá recompensa en puntos (Máximo 5) y aeros (Máximo 300).
∞ Para unirte, debes primero postear en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
No escucho nada, Therelas- Respondió su compañero un poco menos perceptivo -Olvídalo, no es nada- Dijo su compañero mirando en todas direcciones, seguía escuchando levemente aquella misteriosa melodía pero de momento lo mantendría en secreto, no quería que su compañero lo tomara por loco así que de momento se guardaría sus comentarios hasta estar seguro.
Horas más tarde la melodía se había hecho más fuerte, al punto que su compañero también comenzaría a escucharla -¿También lo oyes?- Dijo Therelas a su compañero que parecía algo agitado; ambos miraron en todas direcciones sin ver ninguna señal de nada -Ve por ayuda, tengo un mal presentimiento- Tradiel saldría de inmediato bajando del árbol y corriendo a toda prisa hasta la aldea en donde pensaba avisar de lo ocurrido, no podía explicar lo que estaba sucediendo, pero seguro alguno de los ancianos tendría una respuesta para tal fenómeno.
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Ansur
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Re: La Melodía del tiempo [Evento-Guardián del Tiempo]
En el calendario élfico había un buen número de fechas señaladas que los hijos de hijas de Sandorai esperaban con especial anhelo durante largos meses y que preparaban con gran empeño y dedicación para que todo saliera como era debido. Entre dichas fechas había algunas en las que los elfos realizaban solemnes rituales en los que honraban a sus divinidades ancestrales y a sus antepasados, aquellos que ya habían vuelto a ser uno con la tierra. Eran días en los que la seriedad, la contemplación y las oraciones eran la nota predominante y que admitían poca o ninguna broma al respecto. No obstante había otras que marcaban días de celebración, diversión, jolgorio, comida, bebida, música y baile hasta que el cuerpo aguantara. Se trataba de festividades en las que la segmentadas aunque normalmente bien avenidas familias del bosque se reunían para festejar entre ellas y que nada tenían que envidiar a las que los orejas redondas u otras razas pudieran organizar, bien podían superarlas en varios aspectos de hecho. Anar Arthan era uno de ellas, y era aquella noche.
Anar Arthan era la festividad del renacer del sol, coincidente con el día más corto del año y la noche más larga. Durante todo el día se habían celebrado toda clase de banquetes y bailes tradicionales así como competiciones de habilidad y otros eventos de lo más interesantes. Además los lazos entre las familias fueron reavivados durante el trabajo conjunto en la preparación de varias grandes hogueras que se encendieron tras el banquete de la cena y que en esos momentos ardían con una fuerza ya menguante por el paso del tiempo. Dichos fuegos representaban la ayuda del pueblo elfo a su deidad solar, una ayuda que le llevaría a alargar los días a partir de aquellas fechas ahuyentando de ese modo la oscuridad. Y la fiesta no acabaría ahí, se extendería hasta el amanecer, hasta que la última de las piras se hubiese consumido del todo, al menos para aquellos con las fuerzas para tal proeza.
-Vamos Níniel, nuestra pira debe de ser la que más brille en todo el bosque. Anar estará complacido con nosotros y el amanecer será el más radiante que hayamos visto en años.- Animó a la joven peliblanca uno de los miembros del vecino clan de los Dulfarar, un elfo moreno de angulosas facciones que debía rondar la cincuentena a pesar de que su aspecto no resultaba mucho mayor del que aparentaba la propia Níniel. Competir por la pira más grande y luminosa no formaba parte de la tradición estrictamente, aunque los jóvenes de cada clan solían hacerlo de manera sana como un modo de añadirle más diversión.
-Eso intento, pero la mayoría de la madera se ha consumido ya.- Protestó la joven sacerdotisa que juraría que a pesar del ambiente festivo que continuaba a su alrededor, que fácilmente podría hacer perder la noción del tiempo, llevaban horas ya avivando aquellas llamas. -Necesito un descanso- Anunció a continuación sentándose en una de las sillas que rodeaban una de las muchas mesas de banquete que había por todo el lugar para dar cabida a la gran cantidad de celebrantes que allí se había congregado. Estaba realmente cansada, más incluso de lo que creía.
-Ja,ja. Para ser una alta sacerdotisa eres un poco floja ¿no? Bueno, llevamos un buen rato aquí ya.- Bromeó entonces su compañero al verla sentarse, el cual por mucho que dijera también parecía estar ya bastante cansado de aquella tarea. Hasta el punto de hacer también una pausa en la cual se limpió el sudor de la frente y miró hacia el cielo estrellado, no tardando en poner una cara de gran extrañeza. -Que curioso...Es mucho más temprano de lo que pensaba.- Dijo entonces en voz alta haciendo que el resto de los que formaban el grupo de aquella hoguera, miembros todos ellos de clanes diferentes, miraran también hacia el cielo nocturno y se encogieran de hombros. Parecía que también encontraban extraño que fuera tan temprano, pero la luna y las estrellas no mentían. -Imaginaciones mías, por algo es la noche más larga del año...- Añadió finalmente logrando que la mayoría del resto de elfos asintiera sin darle más importancia a tal extraña sensación o a lo rápido que se había consumido su pira.
Níniel se quedó un breve momento más con la mirada fija en el firmamento y finalmente también le dio validez a las palabras de su compañero. Dió un largo y reconstituyente trago a su vaso de agua fresca de manantial y no tardó en levantarse para continuar ayudando a los demás.
No obstante apenas había comenzado cuando la figura de un veloz guerrero, uno de los guardianes del bosque, cruzó a toda prisa a través del claro donde estaba teniendo lugar la celebración y se dirigió directamente hasta la mesa de honor, aquella donde se encontraban reunidos y disfrutando del evento los elfos de rango más alto de todos cuantos allí había congregados. Y no solo eso. Al pasear su mirada por el resto del claro iluminado por el fuego pudo ver que ella no era la única "floja" del lugar, por todas partes había un buen número de elfos que parecían estar igual de cansados que ella y sus fuegos también estaban ya bastante menguados.
Qué les comunicó el guardián a los líderes élficos era algo que Níniel no podía saber, pero las muecas que se dibujaron en varios de sus rostros no presagiaban nada bueno. Cuando los más sabios entre los elfos ponen cara de extrañeza...malo. Y por si aquello no pareciese lo bastante preocupante, una extraña melodía comenzó a dejarse oír por todo el claro. Era un sonido muy tenue que apenas sí podía llegar a escucharse debido al crepitar de las llamas y a los ruidos de la celebración...Pero estaba allí y desde luego no era un sonido del bosque.
En ese momento la representante del clan Thenidiel entre los líderes elfos, una alta sacerdotisa del mas alto nivel, clavó sus ojos aguamarina en los del mismo color de la joven peliblanca. El mensaje estaba claro. Quería que se acercara hasta allí. Fuera lo que fuera que estaba pasando iban a contar con ella para ello.
Anar Arthan era la festividad del renacer del sol, coincidente con el día más corto del año y la noche más larga. Durante todo el día se habían celebrado toda clase de banquetes y bailes tradicionales así como competiciones de habilidad y otros eventos de lo más interesantes. Además los lazos entre las familias fueron reavivados durante el trabajo conjunto en la preparación de varias grandes hogueras que se encendieron tras el banquete de la cena y que en esos momentos ardían con una fuerza ya menguante por el paso del tiempo. Dichos fuegos representaban la ayuda del pueblo elfo a su deidad solar, una ayuda que le llevaría a alargar los días a partir de aquellas fechas ahuyentando de ese modo la oscuridad. Y la fiesta no acabaría ahí, se extendería hasta el amanecer, hasta que la última de las piras se hubiese consumido del todo, al menos para aquellos con las fuerzas para tal proeza.
-Vamos Níniel, nuestra pira debe de ser la que más brille en todo el bosque. Anar estará complacido con nosotros y el amanecer será el más radiante que hayamos visto en años.- Animó a la joven peliblanca uno de los miembros del vecino clan de los Dulfarar, un elfo moreno de angulosas facciones que debía rondar la cincuentena a pesar de que su aspecto no resultaba mucho mayor del que aparentaba la propia Níniel. Competir por la pira más grande y luminosa no formaba parte de la tradición estrictamente, aunque los jóvenes de cada clan solían hacerlo de manera sana como un modo de añadirle más diversión.
-Eso intento, pero la mayoría de la madera se ha consumido ya.- Protestó la joven sacerdotisa que juraría que a pesar del ambiente festivo que continuaba a su alrededor, que fácilmente podría hacer perder la noción del tiempo, llevaban horas ya avivando aquellas llamas. -Necesito un descanso- Anunció a continuación sentándose en una de las sillas que rodeaban una de las muchas mesas de banquete que había por todo el lugar para dar cabida a la gran cantidad de celebrantes que allí se había congregado. Estaba realmente cansada, más incluso de lo que creía.
-Ja,ja. Para ser una alta sacerdotisa eres un poco floja ¿no? Bueno, llevamos un buen rato aquí ya.- Bromeó entonces su compañero al verla sentarse, el cual por mucho que dijera también parecía estar ya bastante cansado de aquella tarea. Hasta el punto de hacer también una pausa en la cual se limpió el sudor de la frente y miró hacia el cielo estrellado, no tardando en poner una cara de gran extrañeza. -Que curioso...Es mucho más temprano de lo que pensaba.- Dijo entonces en voz alta haciendo que el resto de los que formaban el grupo de aquella hoguera, miembros todos ellos de clanes diferentes, miraran también hacia el cielo nocturno y se encogieran de hombros. Parecía que también encontraban extraño que fuera tan temprano, pero la luna y las estrellas no mentían. -Imaginaciones mías, por algo es la noche más larga del año...- Añadió finalmente logrando que la mayoría del resto de elfos asintiera sin darle más importancia a tal extraña sensación o a lo rápido que se había consumido su pira.
Níniel se quedó un breve momento más con la mirada fija en el firmamento y finalmente también le dio validez a las palabras de su compañero. Dió un largo y reconstituyente trago a su vaso de agua fresca de manantial y no tardó en levantarse para continuar ayudando a los demás.
No obstante apenas había comenzado cuando la figura de un veloz guerrero, uno de los guardianes del bosque, cruzó a toda prisa a través del claro donde estaba teniendo lugar la celebración y se dirigió directamente hasta la mesa de honor, aquella donde se encontraban reunidos y disfrutando del evento los elfos de rango más alto de todos cuantos allí había congregados. Y no solo eso. Al pasear su mirada por el resto del claro iluminado por el fuego pudo ver que ella no era la única "floja" del lugar, por todas partes había un buen número de elfos que parecían estar igual de cansados que ella y sus fuegos también estaban ya bastante menguados.
Qué les comunicó el guardián a los líderes élficos era algo que Níniel no podía saber, pero las muecas que se dibujaron en varios de sus rostros no presagiaban nada bueno. Cuando los más sabios entre los elfos ponen cara de extrañeza...malo. Y por si aquello no pareciese lo bastante preocupante, una extraña melodía comenzó a dejarse oír por todo el claro. Era un sonido muy tenue que apenas sí podía llegar a escucharse debido al crepitar de las llamas y a los ruidos de la celebración...Pero estaba allí y desde luego no era un sonido del bosque.
En ese momento la representante del clan Thenidiel entre los líderes elfos, una alta sacerdotisa del mas alto nivel, clavó sus ojos aguamarina en los del mismo color de la joven peliblanca. El mensaje estaba claro. Quería que se acercara hasta allí. Fuera lo que fuera que estaba pasando iban a contar con ella para ello.
Níniel Thenidiel
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Re: La Melodía del tiempo [Evento-Guardián del Tiempo]
Grandes piras y festejos decoraban aquel sector del bosque donde los elfos celebraban relajados lo que se había convertido por mucho en la noche más larga aunque la paz del festejo se vería interrumpida por la llegada de uno de los vigilantes del bosque, Therelas quien se dirigió directo a la mesa de honor y desde lejos aunque no se escuchaban sus palabras, era evidente que estaba muy alterado; cual fuera su noticia dibujó evidente preocupación entre los sabios de los elfos quienes se miraron unos a otros sin saber aún cómo reaccionar.
La melodía comenzó a escucharse y a pesar de lo suaves que eran sus tonadas transmitía un aire de incertidumbre; cuando la elfa fue llamada a la pequeña reunión privada notaría como las aves cercanas emprendían en vuelo alejándose del lugar y los animales más pequeños procuraban correr buscando llegar a la protección del árbol madre; así como la elfa, algunos otros guerreros serían llamados de manera discreta intentando no alertar a los presentes que aún disfrutaban la fiesta sin preocuparse, al menos por ahora.
¿Puedes sentirlo?- Dijeron a Niniel señalando hacia el bosque -Algo viene hacia nosotros- Apenas y daría tiempo a la sacerdotisa para responder cuando alguien emergió de los arbustos, era nada menos que el mismísimo Tradiel, aunque venía caminando lentamente, con la boca abierta y la mirada perdida hasta finalmente caer al piso muerto, aunque sin heridas visibles -Then Sahlin Elvhen- Gritó uno de los sabios al resto que de inmediato se reunieron cerca de aquellos para ponerse a salvo aunque aún no sabían de qué se trataba; aunque no tardarían mucho en descubrirlo.
Un poco más atrás de donde había caído el elfo se alcanzó a vislumbrar caminando lentamente la figura de un hombre bastante pasado en años, llevaba ropas roídas y desgastadas como usadas por muchos años; su cuerpo parecía desprender un aura blanquecina que quedaba ornamentando el aire al pasar como un vapor emergiendo de su cuerpo; en su mano izquierda portaba un brillante glimorio de donde parecía provenir la misteriosa melodía y en su mano derecha un cetro en cuya punta superior había una pequeña esfera llena a mitad con arenas doradas brillantes.
Los guerreros presentes tomaron sus armas de inmediato y se pusieron en guardia, aunque se mantendrían fijos en sus posiciones ante la señal de uno de los sabios elfos que con la mano les indicó esperar -¿A esto se han reducido los hijos del bosque?- Preguntó el misterioso recién llegado con una voz que sonaba como si un anciano, un niño y un hombre joven hablaran al mismo tiempo -¿Intentarán atacarnos?- Preguntó al notar que todos se ponían en guardia con evidente hostilidad aunque ciertamente su entrada se merecía un trato incuso peor -¿Cuántos de ustedes creen que vivirán más allá de esta noche?- Se mostraba imponente y seguro incluso rodeado de elfos -¿Quién eres? ¿Y qué buscas?- Preguntó un anciano ganándose toda la atención del guardián -Somos... El Guardián del tiempo- Dijo mientras en un rápido movimiento clavaba la punta de su cetro en el piso haciendo brillar la esfera de cristal en la parte superior -He venido a terminar lo que comenzó hace muchos años, un trabajo sin terminar, una extinción en proceso- Dijo de manera críptica aunque algunos de los ancianos se miraron entre ellos.
Ante la señal, diez de los elfos presentes avanzaron hacia el viejo del aura blanca; no avanzaban con intenciones letales, sino simplemente capturar y desarmar, pero pronto la situación cambiaría por completo a favor del guardián; de su cetro salió una especie de onda que empujó hacia atrás a quien estuviera en su camino, no habría sido algo fuerte como para hacer daño, pero si como para distraerlos unos instantes y hacerlos cerrar los ojos y luego, al abrirlos, encontrarían que todo el entorno era diferente; el piso estaba ahora lleno de cadáveres de elfos, algunos incluso levantaban las manos pidiendo ayuda; a los lados el fuego consumía los árboles mientras decenas de relámpagos caían a diestra y siniestra; para los más jóvenes aquello era una imagen grotesca, pero los más viejos, quienes habían vivido en carne propia las guerras elficas recordarían con horror aquellas batallas que diezmaban a los suyos haciéndolos retroceder y perder terreno.
Habían tenido que luchar y sacrificar mucho en aquellas guerras pero ¿Por qué venía aquello a sus ojos en ese momento? ¿Era acaso una ilusión? -Primero perecerán los frutos, luego el gran árbol caerá- Dijo el guardián aquellas palabras que representaban una clara amenaza contra el árbol madre, debían detenerlo a toda costa pero antes se enfrentarían a otro problema; los diez elfos que se habían lanzado al ataque en primer lugar habían sido sustituidos por la misma cantidad de brujos que ahora avanzaban decididos a arrebatar la vida de cuanto elfo se posara en su camino, sin embargo no peleaban como brujos, esos movimientos, esa especie de danza al pelear solo podía ser lograda por un elfo.
Tal vez al principio solo sería una sospecha, pero con algo de intuición la elfa podría atar cabos y dar con lo que sucedía; aquellos a los que todos veían como brujos eran los mismos elfos que atacaron como primera sangre; tal vez del mismo modo esos diez guerreros estaban atrapados en una ilusión inversa en donde veían a sus compañeros elfos como si fueran brujos enemigos, era más que evidente que los vestigios y cicatrices de aquellas guerras aún tenían cuna en el corazón de los hijos de Sandorai
∞ Enhorabuena, por fortuna o desgracia te ha tocado uno de los tres temas principales en los que aparece el Guardián del Tiempo, en tu caso ha mostrado imágenes del pasado, un pasado que aún quema en el corazón de los elfos más viejos, las guerras contra los brujos.
∞ Tal como has leído, todo forma parte de una ilusión para hacer que los elfos se maten unos a otros, como sacerdotisa tu objetivo principal será evitar una masacre, no debes permitir que maten a los diez agresores, puedes convencer a los de tu lado de lo que ocurre, pero no podrás hacer lo mismo con esos elfos atrapados en la ilusión.
∞ Tu objetivo secundario será destruir la esfera que reposa en el cetro del guardián, esto finalizará con la ilusión definitivamente y te dará unos instantes para un tercer objetivo antes que el misterioso viejo desaparezca a través de un portal.
∞ Bastará con esos dos objetivos para completar tu evento, pero si te sientes con suerte, un objetivo adicional será despojar al guardián del grimorio, lo cual no solo detendrá la melodía, sino que además romperá la magia que ha detenido el tiempo impidiendo que la noche termine; deberás lanzar runas solo si decides tomar este riesgo pero si fallas, el enemigo no se marchará sino que contra atacará de manera devastadora, la decisión es tuya.
La melodía comenzó a escucharse y a pesar de lo suaves que eran sus tonadas transmitía un aire de incertidumbre; cuando la elfa fue llamada a la pequeña reunión privada notaría como las aves cercanas emprendían en vuelo alejándose del lugar y los animales más pequeños procuraban correr buscando llegar a la protección del árbol madre; así como la elfa, algunos otros guerreros serían llamados de manera discreta intentando no alertar a los presentes que aún disfrutaban la fiesta sin preocuparse, al menos por ahora.
¿Puedes sentirlo?- Dijeron a Niniel señalando hacia el bosque -Algo viene hacia nosotros- Apenas y daría tiempo a la sacerdotisa para responder cuando alguien emergió de los arbustos, era nada menos que el mismísimo Tradiel, aunque venía caminando lentamente, con la boca abierta y la mirada perdida hasta finalmente caer al piso muerto, aunque sin heridas visibles -Then Sahlin Elvhen- Gritó uno de los sabios al resto que de inmediato se reunieron cerca de aquellos para ponerse a salvo aunque aún no sabían de qué se trataba; aunque no tardarían mucho en descubrirlo.
Un poco más atrás de donde había caído el elfo se alcanzó a vislumbrar caminando lentamente la figura de un hombre bastante pasado en años, llevaba ropas roídas y desgastadas como usadas por muchos años; su cuerpo parecía desprender un aura blanquecina que quedaba ornamentando el aire al pasar como un vapor emergiendo de su cuerpo; en su mano izquierda portaba un brillante glimorio de donde parecía provenir la misteriosa melodía y en su mano derecha un cetro en cuya punta superior había una pequeña esfera llena a mitad con arenas doradas brillantes.
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Los guerreros presentes tomaron sus armas de inmediato y se pusieron en guardia, aunque se mantendrían fijos en sus posiciones ante la señal de uno de los sabios elfos que con la mano les indicó esperar -¿A esto se han reducido los hijos del bosque?- Preguntó el misterioso recién llegado con una voz que sonaba como si un anciano, un niño y un hombre joven hablaran al mismo tiempo -¿Intentarán atacarnos?- Preguntó al notar que todos se ponían en guardia con evidente hostilidad aunque ciertamente su entrada se merecía un trato incuso peor -¿Cuántos de ustedes creen que vivirán más allá de esta noche?- Se mostraba imponente y seguro incluso rodeado de elfos -¿Quién eres? ¿Y qué buscas?- Preguntó un anciano ganándose toda la atención del guardián -Somos... El Guardián del tiempo- Dijo mientras en un rápido movimiento clavaba la punta de su cetro en el piso haciendo brillar la esfera de cristal en la parte superior -He venido a terminar lo que comenzó hace muchos años, un trabajo sin terminar, una extinción en proceso- Dijo de manera críptica aunque algunos de los ancianos se miraron entre ellos.
Ante la señal, diez de los elfos presentes avanzaron hacia el viejo del aura blanca; no avanzaban con intenciones letales, sino simplemente capturar y desarmar, pero pronto la situación cambiaría por completo a favor del guardián; de su cetro salió una especie de onda que empujó hacia atrás a quien estuviera en su camino, no habría sido algo fuerte como para hacer daño, pero si como para distraerlos unos instantes y hacerlos cerrar los ojos y luego, al abrirlos, encontrarían que todo el entorno era diferente; el piso estaba ahora lleno de cadáveres de elfos, algunos incluso levantaban las manos pidiendo ayuda; a los lados el fuego consumía los árboles mientras decenas de relámpagos caían a diestra y siniestra; para los más jóvenes aquello era una imagen grotesca, pero los más viejos, quienes habían vivido en carne propia las guerras elficas recordarían con horror aquellas batallas que diezmaban a los suyos haciéndolos retroceder y perder terreno.
Habían tenido que luchar y sacrificar mucho en aquellas guerras pero ¿Por qué venía aquello a sus ojos en ese momento? ¿Era acaso una ilusión? -Primero perecerán los frutos, luego el gran árbol caerá- Dijo el guardián aquellas palabras que representaban una clara amenaza contra el árbol madre, debían detenerlo a toda costa pero antes se enfrentarían a otro problema; los diez elfos que se habían lanzado al ataque en primer lugar habían sido sustituidos por la misma cantidad de brujos que ahora avanzaban decididos a arrebatar la vida de cuanto elfo se posara en su camino, sin embargo no peleaban como brujos, esos movimientos, esa especie de danza al pelear solo podía ser lograda por un elfo.
Tal vez al principio solo sería una sospecha, pero con algo de intuición la elfa podría atar cabos y dar con lo que sucedía; aquellos a los que todos veían como brujos eran los mismos elfos que atacaron como primera sangre; tal vez del mismo modo esos diez guerreros estaban atrapados en una ilusión inversa en donde veían a sus compañeros elfos como si fueran brujos enemigos, era más que evidente que los vestigios y cicatrices de aquellas guerras aún tenían cuna en el corazón de los hijos de Sandorai
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∞ Enhorabuena, por fortuna o desgracia te ha tocado uno de los tres temas principales en los que aparece el Guardián del Tiempo, en tu caso ha mostrado imágenes del pasado, un pasado que aún quema en el corazón de los elfos más viejos, las guerras contra los brujos.
∞ Tal como has leído, todo forma parte de una ilusión para hacer que los elfos se maten unos a otros, como sacerdotisa tu objetivo principal será evitar una masacre, no debes permitir que maten a los diez agresores, puedes convencer a los de tu lado de lo que ocurre, pero no podrás hacer lo mismo con esos elfos atrapados en la ilusión.
∞ Tu objetivo secundario será destruir la esfera que reposa en el cetro del guardián, esto finalizará con la ilusión definitivamente y te dará unos instantes para un tercer objetivo antes que el misterioso viejo desaparezca a través de un portal.
∞ Bastará con esos dos objetivos para completar tu evento, pero si te sientes con suerte, un objetivo adicional será despojar al guardián del grimorio, lo cual no solo detendrá la melodía, sino que además romperá la magia que ha detenido el tiempo impidiendo que la noche termine; deberás lanzar runas solo si decides tomar este riesgo pero si fallas, el enemigo no se marchará sino que contra atacará de manera devastadora, la decisión es tuya.
Ansur
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Re: La Melodía del tiempo [Evento-Guardián del Tiempo]
Níniel no fue la única a quien los mayores llamaron de manera disimulada hasta aquella mesa ligeramente apartada del resto de las celebraciones. Igual que la representante de los Thenidiel había llamado a la sacerdotisa, hasta allí se habían acercado otros miembros de otros clanes por orden de sus respectivos sabios y éstos lo habían hecho portando no pocas armas consigo, con el rostro teñido por la seriedad y la preocupación que tales circunstancias atípicas traían consigo.
Una melodía extraña de fondo que en aquella mesa alejada de las hogueras y de la mayor parte de los ruidos de los celebrantes podía escucharse aún muy baja pero mucho más nítida, aves diurnas emprendiendo el vuelo en plena noche en grandes bandadas y recortando su silueta contra la luz Isil, animales inquietos cuando deberían estar descansando...Incluso el propio bosque parecía alterado, casi como si quisiera avisar a sus hijos e hijas de una amenaza de la que aún no eran, al menos del todo, conscientes.
-¿Qué ocurre gran sacerdotisa? ¿Qué es esa extraña música que ahora estoy segura no es fruto de mi imaginación ni parte de nuestras festividades?- Preguntó Níniel dirigiéndose a su familiar, hablando en primer lugar tras mostrar una rápida muestra de deferencia y respeto hacia la totalidad de los sabios allí reunidos. Y es que aunque sin duda el resto de los allí convocados tendría también sus preguntas no hablarían hasta que lo hubiera hecho ella, pues por su rango le debían respeto del mismo modo que ella se lo debía a los ancianos.
-Siento...algo, algo que acompaña a esa música...Algo que no es como debería. No sabría decir qué es exactamente. Solo que es algo que inquieta al bosque.- Fue cuanto pudo responder recibiendo por parte de alguno de los ancianos unos leves asentimientos que denotaban que estaban de acuerdo, y por desgracia que ni ellos mismos podían decir mucho más al respecto. Claro que tampoco hubiesen podido contarle demasiado de estar en posesión de aquel conocimiento, pues apenas habían pronunciado aquellas palabras alguien salió de entre la foresta. Se trataba de un elfo que fue reconocido rápidamente por su compañero y que, aparentemente había llegado a su límite por el esfuerzo de llegar hasta allí. Rápidamente varios de los elfos se aprestaron para ir en su auxilio mas los ancianos instaron a todos a mantenerse junto a ellos, y no sin motivo. Aquello que se había estado acercando ya estaba allí, y no tardó en mostrarse sin miedo alguno.
Aquel individuo tenía la fisionomía de un orejas redondas o de un brujo, pero estaba claro que no se trataba de ninguna de aquellas cosas, o al menos no de uno normal. El aura que emanaba de él era algo totalmente distinto a cualquier otra cosa que Níniel hubiese visto o sentido, pero a la vez tenía algo extrañamente familiar que no era capaz de reconocer. Sus ropas estaban en mal estado, consumidas por el paso de largos años de uso, pero casi pasaban inadvertidas al lado de los dos extraños objetos que portaba consigo; un grueso volumen que emitía una luz propia y que a todas luces era el origen de la extraña melodía, y un báculo no menos extraño coronado por una esfera que contenía granos de arena y que a Níniel llegaba a recordarle a un reloj de arena, aunque con un brillo dorado impropio de la arena común.
¿Cómo había llegado hasta allí? ¿Cómo había sorteado a los letales centinelas del bosque y las defensas mágicas que protegían el último y más sagrado territorio del antaño vasto reino de los elfos? Ningún humano o brujo ordinarios podría haberlo logrado sin un ejército inmenso, y la peliblanca dudaba mucho que tal ejército fuera a aparecer de detrás de los arbustos de los que había salido él. ¿Qué era aquel ser y qué hacía allí? Pronto tendría su respuestas, pronunciadas con un coro de voces de algún modo armónicas y que parecían una explicación en sí mismas de sus extrañas y amenazantes palabras. Aunque lo cierto es que sus palabras generaban más interrogantes que auténticas respuestas.
¿Eran el guardián del tiempo? ¿Más de un ser en el mismo cuerpo? ¿Por eso su extraña voz? ¿Qué era exactamente un guardián del tiempo? ¿Qué podía hacer? ¿Cómo había matado a aquel forestal sin infligirle aparentemente herida alguna? Y lo más importante de todo, ¿cómo que iba a terminar lo que fue empezado, una extinción? ¿Podía caso referirse a la de su pueblo? Aquello no tenía sentido, no desde la perspectiva temporal que aquel sujeto llamándose guardián del tiempo podría sugerir.
En cualquier caso poco importaba, fuera lo que fuera aquel hombre o ser Níniel sí tenía una respuesta clara para su pregunta anterior sobre si pensaban atacarle. La respuesta era un sí rotundo. Puede que fueran un pueblo pacífico que abogaba por el diálogo y el acuerdo cuando era posible, pero si pensaba que les iban a temblar las manos a la hora de atacar a un intruso que llegaba a su hogar para amenazarlos, pronto iba a descubrir que en sus cientos de miles de años de existencia los hijos de Sandorai habían perfeccionado muchos tipos de arte, incluido el de la muerte, pues por desgracia eran necesarias herramientas para luchar contra la oscuridad.
Los ancianos hicieron la señal y diez de los guerreros de los clanes se aprestaron al combate rodeando a aquel sujeto y comenzando a tantear sus defensas y su respuesta a la amenaza. Buscaban entender a su enemigo, encontrar un punto débil en sus habilidades y reducirlo en principio, claro que si se resistía su sangre daría nueva vida al bosque; si el guardián del tiempo podía sangrar claro, lo cual no estaba muy claro. No obstante aquel viejo ni se inmutó al ser rodeado, no hizo atisbo alguno de defenderse o atacar de manera convencional y ni siquiera se puso nervioso cuando los guerreros comenzaron a acercarse para apresarlo. Al menos hasta que de su extraño báculo surgió un fuerte pulso que empujó hacía atrás a los guerreros e hizo que el resto tuviera que cerrar los ojos, encontrándose al volver a abrirlos en el mismo lugar, pero como si hubiesen sido llevados a una pesadilla.
Había elfos muertos o moribundos por doquier, rostros que Níniel no conocía, aunque quizá pudo haber conocido de haber sido la historia de otra manera. La verde tierra estaba empapada con la sangre de sus hermanos y no muy lejos de allí, tras los muros de fuego y las columnas de humo, podía escucharse el fragor de una batalla, las flechas silbando al viento, los hechizos volando de enemigo en enemigo arrancando gritos de dolor, agonía y muerte. Para cualquier elfo aquello sería sin lugar a dudas un tormento; para los jóvenes por no haber visto nunca algo tan atroz, por reabrir viejas heridas en el caso de los ancianos que lucharon y perdieron a muchos de sus hermanos en batallas como aquella.
Para Níniel era como volver a Terpoli o a Roilkat. Sintió la pena infinita, la impotencia de no poder salvarlos a todos... Pero eran sentimientos a los que ya se había enfrentado, y como ella los sabios supervivientes a mucho más que ella. No se rendirían a la desesperación sin luchar ni siquiera aunque todo aquello fuera real, lo cual podría ser perfectamente, aunque desde luego aquellos brujos que habían sustituido a los sus guerreros elfos no lo eran. Los brujos no luchaban así y desde luego no usaban magia de luz para sus ataques. Además habían aparecido exactamente en el mismo número y posición que los elfos, que por otro lado parecían simplemente haberse evaporado.
-Ma seshield- Gritó la peliblanca imitando al guardián del tiempo y clavando su bastón sobre la tierra embarrada por la sangre, levantando una barrera mágica de pura luz en forma de celestial y alada figura femenina con la que protegió a los sabios de los ataques de los que debían ser sus compañeros y habían caído presa sin duda de las malas artes de aquel anciano. Aquello mantendría a salvo a todos los allí congregados durante un tiempo en el que preparar un contraataque efectivo, así como para poner en orden sus ideas. Además la perniciosa ilusión de aquel hombre no podía atravesar la barrera de la sacerdotisa por lo que todo aquel en su interior podía ver de nuevo todo cuanto ocurría fuera sin ilusión alguna, y contener de ese modo el odio que seguro más de uno sentían aún hacia los brujos, evitando que atacaran en su ofuscación a sus hermanos.
-Bien hecho Níniel, veo que tu madre acertó al enviarte a conocer el mundo, realmente has crecido mucho.- Felicitó quedamente la gran sacerdotisa del clan Thenidiel a la que en su momento, no muchos años atrás, fue una de sus más prometedoras novicias.
-No eran brujos de verdad...Estaba casi seguro. ¿Pero entonces por qué el bosque sigue en llamas? ¿Por qué la tierra está cubierta con la sangre de los nuestros?- Preguntó otro de los sabios, el más joven de ellos con el rostro pálido por sus visiones. Y tenía razones para preguntarlo, pues si bien desde dentro de la esfera protectora los brujos volvían a verse como elfos, el resto de la dantesca escena no había cambiado.
-Eso es porque es real.- Aseveró Níniel. -Es el guardián del tiempo, eso ha dicho. Puede que use ilusiones para confundirnos pero lo que vemos a nuestro alrededor es nuestro pasado. Un pasado que debemos evitar que se repita, ya sea a manos de brujos, humanos o un señor del tiempo que nos vuelve unos contra otros...o lo intenta.- Fueron las palabras de la peliblanca que parecieron contar con la aprobación de los demás.
-¿Y cómo lo hacemos? No podemos atacar a los nuestros, tampoco quedarnos aquí para siempre. Ese guardián o lo que sea no tardará en usar sus trucos con el resto de los congregados para la celebración y entonces difícilmente podremos salvarlos.- Inquirió la gran sacerdotisa, De seguro ya tenía pensado algo pues de tonta no tenía un pelo, pero parecía que quería que Níniel le mostrara más aún cuanto había aprendido desde que partiera por primera vez de su hogar.
-Un ataque combinado. Aquellos de nosotros con dominio sobre las plantas y la naturaleza deberán inmovilizar a nuestros hermanos. Las sacerdotisas potenciarán a los demás y los purificadores atacarán al guardián con todo. No obstante gran sacerdotisa, me gustaría que me concedierais una parte de vuestro poder para un plan opcional, por si este fallara.- Fueron las palabras de la joven, las cuales causaron que los sabios asintieran y que incluso aquellos de ellos con un espíritu más combativo esbozaran sonrisas de satisfacción. Debía de hacer bastante tiempo que no desataban todo su poder.
La barrera se mantuvo un tiempo más en el cual los elfos terminaron de prepararse y entonces, en el preciso momento que la esfera protectora desapareció el reducido grupo con los sabios a la cabeza puso en marcha su plan.
Tal y como habían acordado aquellos de los sabios con un dominio sobre la magia natural fueron los primeros en actuar. Proyectaron su magia sobre el suelo mismo y de este brotaron gruesas raíces de árboles que aprisionaron a los falsos brujos, inmovilizándolos e impidiendo que siguieran atacándoles. Con los guerreros fuera de la ecuación el siguiente turno fue para los tres purificadores del grupo, los cuales en formación conjuraron sendos haces de luz pura los cuales lanzaron contra el mismo punto, el guardián, en un potente ataque conjunto que además estaba potenciado por la gran sacerdotisa que poseía unas habilidades similares a las de Níniel en muchos aspectos, aunque de una magnitud incluso mayor.
Un ataque así bastaría para aniquilar incluso a un gigante pero a pesar de los esfuerzos de los sabios, que lo estaban dando todo para sostenerlo en el tiempo, aquel guardián se limitó a alzar su extraño bastón y bloqueó con el mismo el triple haz de luz. Parecía insultante la facilidad con la que lo hacía en un primer momento pero pronto los esfuerzos de los elfos comenzaron a ver resultados. Una pequeña fisura en el cristal de la esfera del cetro de su enemigo apareció, y pronto otra más grande la siguió. Aquello pareció resultarle curioso a tan formidable enemigo pues miró su bastón como si encontrara aquello de lo más interesante y no como el preludio de su aniquilación.
Pronto el enemigo comenzó a retroceder y terminó por quedar de rodillas con el cetro en alto, mas cuando parecía a punto de colapsar, los elfos, agotados, no tuvieron más remedio que disminuir la intensidad y finalmente detener su ataque cuando ya casi saboreaban el éxito de su plan.. El guardián volvió a ponerse en pie con cierta dificultad y observando su báculo y a sus rivales, que parecían haber podido plantarle más batalla de la que esperaba, esbozó una críptica sonrisa.
¿Complacencia? ¿Victoria? ¿Maldad? Níniel no lo sabría nunca pero sí que logró borrarla de su cara cuando, una vez fracasado el plan "a", se puso en marcha el plan "b". Bajo el guardián la tierra comenzó a tornarse blanda y éste comenzó a hundirse hasta la cintura. En ese momento Níniel, que se había acercado oculta tras el cegador resplandor de los haces de luz, cargó contra el enemigo bastón en mano y se dispuso a golpearle. El viejo trató de agitar de nuevo su cetro para repeler tan inmediata amenaza como ya había hecho con los guerreros antes, pero incluso su arma estaba atrapada en la tierra. Níniel lo alcanzó y descargó sobre él un golpe con su bastón imbuido con su magia, que a la vez había sido potenciada gracias a la gran sacerdotisa. Su bastón golpeó directamente contra el cristal del cetro de aquel formidable enemigo que, ya dañado, se hizo añicos por fin liberando aquella brillante arena dorada. No contenta con ello la joven giró su bastón y lanzó un nuevo ataque hacia el costado del rival con toda la intención de romperle el brazo con el que sujetaba aquel tomo musical.
Una melodía extraña de fondo que en aquella mesa alejada de las hogueras y de la mayor parte de los ruidos de los celebrantes podía escucharse aún muy baja pero mucho más nítida, aves diurnas emprendiendo el vuelo en plena noche en grandes bandadas y recortando su silueta contra la luz Isil, animales inquietos cuando deberían estar descansando...Incluso el propio bosque parecía alterado, casi como si quisiera avisar a sus hijos e hijas de una amenaza de la que aún no eran, al menos del todo, conscientes.
-¿Qué ocurre gran sacerdotisa? ¿Qué es esa extraña música que ahora estoy segura no es fruto de mi imaginación ni parte de nuestras festividades?- Preguntó Níniel dirigiéndose a su familiar, hablando en primer lugar tras mostrar una rápida muestra de deferencia y respeto hacia la totalidad de los sabios allí reunidos. Y es que aunque sin duda el resto de los allí convocados tendría también sus preguntas no hablarían hasta que lo hubiera hecho ella, pues por su rango le debían respeto del mismo modo que ella se lo debía a los ancianos.
-Siento...algo, algo que acompaña a esa música...Algo que no es como debería. No sabría decir qué es exactamente. Solo que es algo que inquieta al bosque.- Fue cuanto pudo responder recibiendo por parte de alguno de los ancianos unos leves asentimientos que denotaban que estaban de acuerdo, y por desgracia que ni ellos mismos podían decir mucho más al respecto. Claro que tampoco hubiesen podido contarle demasiado de estar en posesión de aquel conocimiento, pues apenas habían pronunciado aquellas palabras alguien salió de entre la foresta. Se trataba de un elfo que fue reconocido rápidamente por su compañero y que, aparentemente había llegado a su límite por el esfuerzo de llegar hasta allí. Rápidamente varios de los elfos se aprestaron para ir en su auxilio mas los ancianos instaron a todos a mantenerse junto a ellos, y no sin motivo. Aquello que se había estado acercando ya estaba allí, y no tardó en mostrarse sin miedo alguno.
Aquel individuo tenía la fisionomía de un orejas redondas o de un brujo, pero estaba claro que no se trataba de ninguna de aquellas cosas, o al menos no de uno normal. El aura que emanaba de él era algo totalmente distinto a cualquier otra cosa que Níniel hubiese visto o sentido, pero a la vez tenía algo extrañamente familiar que no era capaz de reconocer. Sus ropas estaban en mal estado, consumidas por el paso de largos años de uso, pero casi pasaban inadvertidas al lado de los dos extraños objetos que portaba consigo; un grueso volumen que emitía una luz propia y que a todas luces era el origen de la extraña melodía, y un báculo no menos extraño coronado por una esfera que contenía granos de arena y que a Níniel llegaba a recordarle a un reloj de arena, aunque con un brillo dorado impropio de la arena común.
¿Cómo había llegado hasta allí? ¿Cómo había sorteado a los letales centinelas del bosque y las defensas mágicas que protegían el último y más sagrado territorio del antaño vasto reino de los elfos? Ningún humano o brujo ordinarios podría haberlo logrado sin un ejército inmenso, y la peliblanca dudaba mucho que tal ejército fuera a aparecer de detrás de los arbustos de los que había salido él. ¿Qué era aquel ser y qué hacía allí? Pronto tendría su respuestas, pronunciadas con un coro de voces de algún modo armónicas y que parecían una explicación en sí mismas de sus extrañas y amenazantes palabras. Aunque lo cierto es que sus palabras generaban más interrogantes que auténticas respuestas.
¿Eran el guardián del tiempo? ¿Más de un ser en el mismo cuerpo? ¿Por eso su extraña voz? ¿Qué era exactamente un guardián del tiempo? ¿Qué podía hacer? ¿Cómo había matado a aquel forestal sin infligirle aparentemente herida alguna? Y lo más importante de todo, ¿cómo que iba a terminar lo que fue empezado, una extinción? ¿Podía caso referirse a la de su pueblo? Aquello no tenía sentido, no desde la perspectiva temporal que aquel sujeto llamándose guardián del tiempo podría sugerir.
En cualquier caso poco importaba, fuera lo que fuera aquel hombre o ser Níniel sí tenía una respuesta clara para su pregunta anterior sobre si pensaban atacarle. La respuesta era un sí rotundo. Puede que fueran un pueblo pacífico que abogaba por el diálogo y el acuerdo cuando era posible, pero si pensaba que les iban a temblar las manos a la hora de atacar a un intruso que llegaba a su hogar para amenazarlos, pronto iba a descubrir que en sus cientos de miles de años de existencia los hijos de Sandorai habían perfeccionado muchos tipos de arte, incluido el de la muerte, pues por desgracia eran necesarias herramientas para luchar contra la oscuridad.
Los ancianos hicieron la señal y diez de los guerreros de los clanes se aprestaron al combate rodeando a aquel sujeto y comenzando a tantear sus defensas y su respuesta a la amenaza. Buscaban entender a su enemigo, encontrar un punto débil en sus habilidades y reducirlo en principio, claro que si se resistía su sangre daría nueva vida al bosque; si el guardián del tiempo podía sangrar claro, lo cual no estaba muy claro. No obstante aquel viejo ni se inmutó al ser rodeado, no hizo atisbo alguno de defenderse o atacar de manera convencional y ni siquiera se puso nervioso cuando los guerreros comenzaron a acercarse para apresarlo. Al menos hasta que de su extraño báculo surgió un fuerte pulso que empujó hacía atrás a los guerreros e hizo que el resto tuviera que cerrar los ojos, encontrándose al volver a abrirlos en el mismo lugar, pero como si hubiesen sido llevados a una pesadilla.
Había elfos muertos o moribundos por doquier, rostros que Níniel no conocía, aunque quizá pudo haber conocido de haber sido la historia de otra manera. La verde tierra estaba empapada con la sangre de sus hermanos y no muy lejos de allí, tras los muros de fuego y las columnas de humo, podía escucharse el fragor de una batalla, las flechas silbando al viento, los hechizos volando de enemigo en enemigo arrancando gritos de dolor, agonía y muerte. Para cualquier elfo aquello sería sin lugar a dudas un tormento; para los jóvenes por no haber visto nunca algo tan atroz, por reabrir viejas heridas en el caso de los ancianos que lucharon y perdieron a muchos de sus hermanos en batallas como aquella.
Para Níniel era como volver a Terpoli o a Roilkat. Sintió la pena infinita, la impotencia de no poder salvarlos a todos... Pero eran sentimientos a los que ya se había enfrentado, y como ella los sabios supervivientes a mucho más que ella. No se rendirían a la desesperación sin luchar ni siquiera aunque todo aquello fuera real, lo cual podría ser perfectamente, aunque desde luego aquellos brujos que habían sustituido a los sus guerreros elfos no lo eran. Los brujos no luchaban así y desde luego no usaban magia de luz para sus ataques. Además habían aparecido exactamente en el mismo número y posición que los elfos, que por otro lado parecían simplemente haberse evaporado.
-Ma seshield- Gritó la peliblanca imitando al guardián del tiempo y clavando su bastón sobre la tierra embarrada por la sangre, levantando una barrera mágica de pura luz en forma de celestial y alada figura femenina con la que protegió a los sabios de los ataques de los que debían ser sus compañeros y habían caído presa sin duda de las malas artes de aquel anciano. Aquello mantendría a salvo a todos los allí congregados durante un tiempo en el que preparar un contraataque efectivo, así como para poner en orden sus ideas. Además la perniciosa ilusión de aquel hombre no podía atravesar la barrera de la sacerdotisa por lo que todo aquel en su interior podía ver de nuevo todo cuanto ocurría fuera sin ilusión alguna, y contener de ese modo el odio que seguro más de uno sentían aún hacia los brujos, evitando que atacaran en su ofuscación a sus hermanos.
-Bien hecho Níniel, veo que tu madre acertó al enviarte a conocer el mundo, realmente has crecido mucho.- Felicitó quedamente la gran sacerdotisa del clan Thenidiel a la que en su momento, no muchos años atrás, fue una de sus más prometedoras novicias.
-No eran brujos de verdad...Estaba casi seguro. ¿Pero entonces por qué el bosque sigue en llamas? ¿Por qué la tierra está cubierta con la sangre de los nuestros?- Preguntó otro de los sabios, el más joven de ellos con el rostro pálido por sus visiones. Y tenía razones para preguntarlo, pues si bien desde dentro de la esfera protectora los brujos volvían a verse como elfos, el resto de la dantesca escena no había cambiado.
-Eso es porque es real.- Aseveró Níniel. -Es el guardián del tiempo, eso ha dicho. Puede que use ilusiones para confundirnos pero lo que vemos a nuestro alrededor es nuestro pasado. Un pasado que debemos evitar que se repita, ya sea a manos de brujos, humanos o un señor del tiempo que nos vuelve unos contra otros...o lo intenta.- Fueron las palabras de la peliblanca que parecieron contar con la aprobación de los demás.
-¿Y cómo lo hacemos? No podemos atacar a los nuestros, tampoco quedarnos aquí para siempre. Ese guardián o lo que sea no tardará en usar sus trucos con el resto de los congregados para la celebración y entonces difícilmente podremos salvarlos.- Inquirió la gran sacerdotisa, De seguro ya tenía pensado algo pues de tonta no tenía un pelo, pero parecía que quería que Níniel le mostrara más aún cuanto había aprendido desde que partiera por primera vez de su hogar.
-Un ataque combinado. Aquellos de nosotros con dominio sobre las plantas y la naturaleza deberán inmovilizar a nuestros hermanos. Las sacerdotisas potenciarán a los demás y los purificadores atacarán al guardián con todo. No obstante gran sacerdotisa, me gustaría que me concedierais una parte de vuestro poder para un plan opcional, por si este fallara.- Fueron las palabras de la joven, las cuales causaron que los sabios asintieran y que incluso aquellos de ellos con un espíritu más combativo esbozaran sonrisas de satisfacción. Debía de hacer bastante tiempo que no desataban todo su poder.
La barrera se mantuvo un tiempo más en el cual los elfos terminaron de prepararse y entonces, en el preciso momento que la esfera protectora desapareció el reducido grupo con los sabios a la cabeza puso en marcha su plan.
Tal y como habían acordado aquellos de los sabios con un dominio sobre la magia natural fueron los primeros en actuar. Proyectaron su magia sobre el suelo mismo y de este brotaron gruesas raíces de árboles que aprisionaron a los falsos brujos, inmovilizándolos e impidiendo que siguieran atacándoles. Con los guerreros fuera de la ecuación el siguiente turno fue para los tres purificadores del grupo, los cuales en formación conjuraron sendos haces de luz pura los cuales lanzaron contra el mismo punto, el guardián, en un potente ataque conjunto que además estaba potenciado por la gran sacerdotisa que poseía unas habilidades similares a las de Níniel en muchos aspectos, aunque de una magnitud incluso mayor.
Un ataque así bastaría para aniquilar incluso a un gigante pero a pesar de los esfuerzos de los sabios, que lo estaban dando todo para sostenerlo en el tiempo, aquel guardián se limitó a alzar su extraño bastón y bloqueó con el mismo el triple haz de luz. Parecía insultante la facilidad con la que lo hacía en un primer momento pero pronto los esfuerzos de los elfos comenzaron a ver resultados. Una pequeña fisura en el cristal de la esfera del cetro de su enemigo apareció, y pronto otra más grande la siguió. Aquello pareció resultarle curioso a tan formidable enemigo pues miró su bastón como si encontrara aquello de lo más interesante y no como el preludio de su aniquilación.
Pronto el enemigo comenzó a retroceder y terminó por quedar de rodillas con el cetro en alto, mas cuando parecía a punto de colapsar, los elfos, agotados, no tuvieron más remedio que disminuir la intensidad y finalmente detener su ataque cuando ya casi saboreaban el éxito de su plan.. El guardián volvió a ponerse en pie con cierta dificultad y observando su báculo y a sus rivales, que parecían haber podido plantarle más batalla de la que esperaba, esbozó una críptica sonrisa.
¿Complacencia? ¿Victoria? ¿Maldad? Níniel no lo sabría nunca pero sí que logró borrarla de su cara cuando, una vez fracasado el plan "a", se puso en marcha el plan "b". Bajo el guardián la tierra comenzó a tornarse blanda y éste comenzó a hundirse hasta la cintura. En ese momento Níniel, que se había acercado oculta tras el cegador resplandor de los haces de luz, cargó contra el enemigo bastón en mano y se dispuso a golpearle. El viejo trató de agitar de nuevo su cetro para repeler tan inmediata amenaza como ya había hecho con los guerreros antes, pero incluso su arma estaba atrapada en la tierra. Níniel lo alcanzó y descargó sobre él un golpe con su bastón imbuido con su magia, que a la vez había sido potenciada gracias a la gran sacerdotisa. Su bastón golpeó directamente contra el cristal del cetro de aquel formidable enemigo que, ya dañado, se hizo añicos por fin liberando aquella brillante arena dorada. No contenta con ello la joven giró su bastón y lanzó un nuevo ataque hacia el costado del rival con toda la intención de romperle el brazo con el que sujetaba aquel tomo musical.
Última edición por Níniel Thenidiel el Sáb Dic 31 2016, 20:51, editado 1 vez
Níniel Thenidiel
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Re: La Melodía del tiempo [Evento-Guardián del Tiempo]
El miembro 'Níniel Thenidiel' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: La Melodía del tiempo [Evento-Guardián del Tiempo]
El bosque de los elfos parecía haber sido literalmente arrancado del tiempo, el lugar en donde estaban era algo que los más antiguos podrían reconocer fácilmente; algunos de los grandes árboles actuales se habían convertido en apenas arbustos, habían regresado; estaban atrapados en una extraña mezcla entre ilusión y realidad distorsionada, incluso para algunos resultaría difícil mantener la cordura, lo que significaba un mayor trabajo para los ancianos quienes no solo debían idear la manera de defenderse, sino además dar explicaciones para reducir el miedo creciente.
El grupo de sabios en donde la sacerdotisa y algunos otros guerreros se habían unido, inició un formidable ataque contra aquel anciano que de mala manera entendería que los elfos ya no eran una presa fácil, habían aprendido de sus errores pasados y no estaban dispuestos a ceder nunca más; tristemente a falta de poco para el momento decisivo consiguió salvarse; una sonrisa siniestra se dibujó en su rostro aunque no le duraría mucho, pues el suelo bajo sus pies parecía comenzar a devorarle y para cuando pudo reaccionar ya tenía sobre sí a la elfa que con un potente golpe de su bastón consiguió romper el cristal del cetro; la arena del mismo comenzó a salir y el escenario comenzaba a verse entremezclado con la era actual hasta que finalmente convergieron en uno solo, habían regresado al fin pero no había terminado, aún era la noche.
La elfa que parecía en su mejor momento dejando salir todo su espíritu guerrero no se detuvo y realizó un nuevo ataque ahora contra el libro; el guardián solo alcanzó a mirarla con una mezcla de rabia y desprecio pero nada pudo hacer para evitar que el bastón de la sacerdotisa impactara contra el grimorio y causando un gran estruendo que la lanzó hacia atrás algunos metros.
Un relámpago se elevó desde el libro hasta el cielo para luego extenderse hacia el horizonte junto a un coro de relámpagos que dibujaron fisuras en el cielo como si fuera un cristal roto cuyos pedazos luego comenzarían a caerse dando paso a la luz de un nuevo día; en tierra no quedaría rastro alguno del guardián, nada más allá del cetro en cuyo cristal roto aún quedaba un poco de aquella arena mágica.
∞ Evento finalizado.
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El grupo de sabios en donde la sacerdotisa y algunos otros guerreros se habían unido, inició un formidable ataque contra aquel anciano que de mala manera entendería que los elfos ya no eran una presa fácil, habían aprendido de sus errores pasados y no estaban dispuestos a ceder nunca más; tristemente a falta de poco para el momento decisivo consiguió salvarse; una sonrisa siniestra se dibujó en su rostro aunque no le duraría mucho, pues el suelo bajo sus pies parecía comenzar a devorarle y para cuando pudo reaccionar ya tenía sobre sí a la elfa que con un potente golpe de su bastón consiguió romper el cristal del cetro; la arena del mismo comenzó a salir y el escenario comenzaba a verse entremezclado con la era actual hasta que finalmente convergieron en uno solo, habían regresado al fin pero no había terminado, aún era la noche.
La elfa que parecía en su mejor momento dejando salir todo su espíritu guerrero no se detuvo y realizó un nuevo ataque ahora contra el libro; el guardián solo alcanzó a mirarla con una mezcla de rabia y desprecio pero nada pudo hacer para evitar que el bastón de la sacerdotisa impactara contra el grimorio y causando un gran estruendo que la lanzó hacia atrás algunos metros.
Un relámpago se elevó desde el libro hasta el cielo para luego extenderse hacia el horizonte junto a un coro de relámpagos que dibujaron fisuras en el cielo como si fuera un cristal roto cuyos pedazos luego comenzarían a caerse dando paso a la luz de un nuevo día; en tierra no quedaría rastro alguno del guardián, nada más allá del cetro en cuyo cristal roto aún quedaba un poco de aquella arena mágica.
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