[Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
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[Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
Por las calles centrales de Dundarak circulaba un carruaje escoltado. Los fugitivos, Víctor “Bio” y Lazid Rajeesh iban esposados en su interior. El vampiro había vivido un lento proceso de descongelación por el hechizo que la encantadora, Abbey Frost, le había lanzado para detenerlo en la torre de la Logia.
-¡Nos van a cortar la cabeza, Víctor! – le dijo el enano Lazid. – Sabía que no era buena atacar aquel palacio. ¡Y todo porque soy un ser de gran corazón y ayudé altruistamente a tu estúpida amiga canosa! Ella sería la que tenía que estar aquí. – escupió al suelo de la caravana.
Miró por las rendijas, allí se encontraba Sammuel, el caballero dragón al que los tres habían conseguido exculpar. Ambos sabían que él, como máximo hombre de confianza del rey de Dundarak, debía velar por la seguridad del lugar y porque la ejecución no fuera interrumpida.
Sammuel miraba apenado hacia el interior, no por Lazid, el cual le repugnaba, sino porque sabía que Bio no tenía culpa de nada y se encontraba en aquella situación. La amistad entre la bruja y el vampiro era de sobra conocido por el veterano caballero dragón.
-¡Viejo! Yo te ayudé a seguir en tu puesto. – le dijo a Sammuel. – Podrías devolverme el favor y sacarme, maldito bastardo desgradecido. – insultó. El hecho de hablar en primera persona claramente reflejaba que Víctor a Lazid le importaba lo mínimo. El propio vampiro sabía que el lagarto era un interesado que miraba por sí mismo.
-No puedo fallar a mi deber. – se limitó a decir con su voz de anciano. El hombre tampoco podía ayudarlos aunque quisiese, ni decir nada en contra pues estaba rodeado de compañeros que podrían acusarle de deslealtad.
Manuela D’Lamberght estaba a las puertas de Dundarak junto al resto de informantes: Ashryn Elaynor, Rauko y la recién incorporada también elfa Xana. La nigromante estaba en deuda con el joven de cabellos blanquecinos y le ayudaría en lo que necesitara. Habían detenido la búsqueda del artefacto por rescatar a un amigo y compañero.
-Entre tanta gente necesitaremos visión para elegir vías de escape. – indicó la bruja, una experta espía. Anochecía en la ciudad y había un enorme bullicio en la misma. – Uno de vosotros será mis ojos desde la montaña. Tomad esta pócima, bebéosla y subid. – sacó entregando un pequeño frasquito que dispuso tanto a Rauko como a Ashryn. – En las montañas no tiene que haber ningún peligro. Sólo los pastores pasan por allí. – explicó para tranquilizar a los tres elfos que la acompañaban. - Y en cuanto a la poción. No os pasará nada una vez consigáis tragar el repugnante sabor a ajo que tiene. El otro vendrá conmigo a rescatar a Bio. – tomó el frasquito y lo puso a disposición de Ashryn y Rauko. - ¿Quién subirá? – preguntó la mujer adulta con una sonrisa en la cara.
Una vez se decidieran, ella y el informante restante se dirigirían a la plaza central, donde deberían encontrar la manera de liberar al vampiro de su cautiverio.
-Va a ser muy difícil. La plaza está repleta de guardias. – se lamentó Manuela a su acompañante, ya en la plaza, con fastidio. Estirándose para tratar de ver por encima de la multitud de gente que se aglomeraba en torno a la plataforma de ejecución, veía como el carromato con los forajidos llegaba y, también, como la guillotina estaba preparada.
En aquella plaza había, además, uno de los miembros del gremio de ladrones. El líder del grupo, Lazid, estaba en peligro. Conociendo al hombre lagarto seguramente les diese algún tipo de recompensa por rescatarlo. Era un interesado pero siempre pagaba sus deudas y, por ello, los ladrones estaban allí. El solitario miembro sabía que dos de sus compañeros habían partido para conseguir una mejor posición. Con lo que no contaba éste era que un misterioso hombre de máscara y vestido de negro se había postrado a su lado.
-Escúchame bien. Al igual que tú, debo rescatar a Lazid. No me conoces, ni sabes quién soy. Mis motivaciones no te importan. – le dijo, serio. – Lazid no debe morir… por ahora. Así que seremos socios por unas horas. – le dijo el hombre sin demasiada entonación y sin darle explicaciones de qué pretendía.
Bio: Estás atrapado y eres arrastrado por el carro. De momento poco podrás hacer salvo tratar de calmar o a hablar estúpidamente con Lazid y tratar de que Sammuel se lo piense dos veces antes de cortarte la cabeza. ¿Vendrá alguien a salvarte? Puede que, entre la multitud, seas capaz de distinguir a Manuela.
Informante 1: Vas con Manuela. Deberías proponerle alguna manera de actuación para liberar al vampiro, pero entre tanto guardia no os resultará nada sencillo. Si la guillotina baja sobre la cabeza de Bio, pierdes. Así que actúa con rapidez. Tienes toda la libertad.
Ladrón: Has conocido a Meck, un curioso vampiro. Parece tenerlo todo controlado. Puedes proponerle lo que tenías pensado hacer o preguntarle qué era lo que él pretendía.
-¡Nos van a cortar la cabeza, Víctor! – le dijo el enano Lazid. – Sabía que no era buena atacar aquel palacio. ¡Y todo porque soy un ser de gran corazón y ayudé altruistamente a tu estúpida amiga canosa! Ella sería la que tenía que estar aquí. – escupió al suelo de la caravana.
Miró por las rendijas, allí se encontraba Sammuel, el caballero dragón al que los tres habían conseguido exculpar. Ambos sabían que él, como máximo hombre de confianza del rey de Dundarak, debía velar por la seguridad del lugar y porque la ejecución no fuera interrumpida.
Sammuel miraba apenado hacia el interior, no por Lazid, el cual le repugnaba, sino porque sabía que Bio no tenía culpa de nada y se encontraba en aquella situación. La amistad entre la bruja y el vampiro era de sobra conocido por el veterano caballero dragón.
-¡Viejo! Yo te ayudé a seguir en tu puesto. – le dijo a Sammuel. – Podrías devolverme el favor y sacarme, maldito bastardo desgradecido. – insultó. El hecho de hablar en primera persona claramente reflejaba que Víctor a Lazid le importaba lo mínimo. El propio vampiro sabía que el lagarto era un interesado que miraba por sí mismo.
-No puedo fallar a mi deber. – se limitó a decir con su voz de anciano. El hombre tampoco podía ayudarlos aunque quisiese, ni decir nada en contra pues estaba rodeado de compañeros que podrían acusarle de deslealtad.
- Sammuel:
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Manuela D’Lamberght estaba a las puertas de Dundarak junto al resto de informantes: Ashryn Elaynor, Rauko y la recién incorporada también elfa Xana. La nigromante estaba en deuda con el joven de cabellos blanquecinos y le ayudaría en lo que necesitara. Habían detenido la búsqueda del artefacto por rescatar a un amigo y compañero.
-Entre tanta gente necesitaremos visión para elegir vías de escape. – indicó la bruja, una experta espía. Anochecía en la ciudad y había un enorme bullicio en la misma. – Uno de vosotros será mis ojos desde la montaña. Tomad esta pócima, bebéosla y subid. – sacó entregando un pequeño frasquito que dispuso tanto a Rauko como a Ashryn. – En las montañas no tiene que haber ningún peligro. Sólo los pastores pasan por allí. – explicó para tranquilizar a los tres elfos que la acompañaban. - Y en cuanto a la poción. No os pasará nada una vez consigáis tragar el repugnante sabor a ajo que tiene. El otro vendrá conmigo a rescatar a Bio. – tomó el frasquito y lo puso a disposición de Ashryn y Rauko. - ¿Quién subirá? – preguntó la mujer adulta con una sonrisa en la cara.
Una vez se decidieran, ella y el informante restante se dirigirían a la plaza central, donde deberían encontrar la manera de liberar al vampiro de su cautiverio.
-Va a ser muy difícil. La plaza está repleta de guardias. – se lamentó Manuela a su acompañante, ya en la plaza, con fastidio. Estirándose para tratar de ver por encima de la multitud de gente que se aglomeraba en torno a la plataforma de ejecución, veía como el carromato con los forajidos llegaba y, también, como la guillotina estaba preparada.
En aquella plaza había, además, uno de los miembros del gremio de ladrones. El líder del grupo, Lazid, estaba en peligro. Conociendo al hombre lagarto seguramente les diese algún tipo de recompensa por rescatarlo. Era un interesado pero siempre pagaba sus deudas y, por ello, los ladrones estaban allí. El solitario miembro sabía que dos de sus compañeros habían partido para conseguir una mejor posición. Con lo que no contaba éste era que un misterioso hombre de máscara y vestido de negro se había postrado a su lado.
-Escúchame bien. Al igual que tú, debo rescatar a Lazid. No me conoces, ni sabes quién soy. Mis motivaciones no te importan. – le dijo, serio. – Lazid no debe morir… por ahora. Así que seremos socios por unas horas. – le dijo el hombre sin demasiada entonación y sin darle explicaciones de qué pretendía.
Bio: Estás atrapado y eres arrastrado por el carro. De momento poco podrás hacer salvo tratar de calmar o a hablar estúpidamente con Lazid y tratar de que Sammuel se lo piense dos veces antes de cortarte la cabeza. ¿Vendrá alguien a salvarte? Puede que, entre la multitud, seas capaz de distinguir a Manuela.
Informante 1: Vas con Manuela. Deberías proponerle alguna manera de actuación para liberar al vampiro, pero entre tanto guardia no os resultará nada sencillo. Si la guillotina baja sobre la cabeza de Bio, pierdes. Así que actúa con rapidez. Tienes toda la libertad.
Ladrón: Has conocido a Meck, un curioso vampiro. Parece tenerlo todo controlado. Puedes proponerle lo que tenías pensado hacer o preguntarle qué era lo que él pretendía.
Última edición por Ger el Jue Nov 17 2016, 22:00, editado 2 veces
Ger
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
Jamás en la vida había deseado tanto que la noche no llegara, jamás en la vida había tampoco imaginado que acabaría decapitado en la ciudad de los dragones; de muchas maneras había imaginado mi final, pero no este, nunca este, y es que, me gustaba mi cabeza ¿Por qué iban a separarla? ¿Cómo esperaban que siguiera adelante sin mi cabeza? Partida de dementes.
Muchas ideas raras pasaban por mi cabeza en una larga y acalorada discusión conmigo mismo, al menos cuando no estaba siendo interrumpido por las quejas de Lazid, cuando no se callaba podía llegar a ser bastante molesto, sin embargo lo había conocido antes, cuando mostraba su lado más amable, y sabía que a pesar de parecer un vil, insensible, tramposo, mentiroso, truhán, déspota, calamitoso, egoísta, charlatán, canalla, presumido, desalmado, aprovechado, estafador, ladrón, desleal y falso, sabía que en el fondo, muy pero muy en el fondo, no era tan malo como quería aparentar serlo.
Finalmente ahí estábamos, en un punto donde ya no sabía si prefería morir que seguir escuchando las constantes quejas del lagarto -Tranquilo, dragoncillo, saldremos de esta- Le dije recordando que era así como lo había conocido, fingiendo ser un dragón -Solo diremos que fue un malentendido y aclararemos todo- Dije en tono tranquilo aunque ciertamente estaba bastante nervioso -Le echaremos la culpa de todo a mi amiga canosa y como no está para defenderse saldremos bien librados- Dije a modo de broma aunque en el momento no resultaba muy gracioso.
Mis comentarios no parecían tranquilizar al lagarto en lo más mínimo, y ahora cometía la locura de intentar chantajear al caballero dragón que por lo menos nos había dado un trato justo; ciertamente no teníamos todas las comodidades pero al menos no dormíamos en el piso, aunque de hecho, ni siquiera había dormido, tal vez eso lo explicara pero fuera como fuera el dragón parecía ser un buen tipo -No podría hacer nada aunque quisiera- Dije para que me escucharan tanto el lagarto como el caballero dragón, era no solo una muestra de que entendía su posición, sino además un intento por ganarme su simpatía.
Me asomé por las rejas del carro con las piernas todavía un poco entumecidas por el descongelamiento al que me habían sometido -Parece que tendremos buen público, casa llena, debimos cobrar entradas- Dije bromeando acerca de la multitud que se había apostado para presenciar un grotesco asesinato; sin embargo entre la multitud me pareció ver un rostro conocido, vaya que servía de algo una vista adaptada a la oscuridad, pues podía percibir el mundo con buen detalle, aunque de momento no estaba seguro si realmente era Manuela, si lo era, hablaba muy bien de ella su preocupación al venir a rescatar a su informante favorito, porque esperaba ser yo el favorito, si no lo era tendríamos problemas.
Me dejé caer sentado apoyando mi espalda en la madera del carro y deslizándome hasta el piso -No me preguntes cómo o por qué, pero siento que esto acabará bien- Le dije a Lazid -¿Tienes amigos? Yo los tengo, estoy seguro que vendrán por mí- Concluí con una sonrisa pícara sin querer alzar mucho la voz.
Muchas ideas raras pasaban por mi cabeza en una larga y acalorada discusión conmigo mismo, al menos cuando no estaba siendo interrumpido por las quejas de Lazid, cuando no se callaba podía llegar a ser bastante molesto, sin embargo lo había conocido antes, cuando mostraba su lado más amable, y sabía que a pesar de parecer un vil, insensible, tramposo, mentiroso, truhán, déspota, calamitoso, egoísta, charlatán, canalla, presumido, desalmado, aprovechado, estafador, ladrón, desleal y falso, sabía que en el fondo, muy pero muy en el fondo, no era tan malo como quería aparentar serlo.
Finalmente ahí estábamos, en un punto donde ya no sabía si prefería morir que seguir escuchando las constantes quejas del lagarto -Tranquilo, dragoncillo, saldremos de esta- Le dije recordando que era así como lo había conocido, fingiendo ser un dragón -Solo diremos que fue un malentendido y aclararemos todo- Dije en tono tranquilo aunque ciertamente estaba bastante nervioso -Le echaremos la culpa de todo a mi amiga canosa y como no está para defenderse saldremos bien librados- Dije a modo de broma aunque en el momento no resultaba muy gracioso.
Mis comentarios no parecían tranquilizar al lagarto en lo más mínimo, y ahora cometía la locura de intentar chantajear al caballero dragón que por lo menos nos había dado un trato justo; ciertamente no teníamos todas las comodidades pero al menos no dormíamos en el piso, aunque de hecho, ni siquiera había dormido, tal vez eso lo explicara pero fuera como fuera el dragón parecía ser un buen tipo -No podría hacer nada aunque quisiera- Dije para que me escucharan tanto el lagarto como el caballero dragón, era no solo una muestra de que entendía su posición, sino además un intento por ganarme su simpatía.
Me asomé por las rejas del carro con las piernas todavía un poco entumecidas por el descongelamiento al que me habían sometido -Parece que tendremos buen público, casa llena, debimos cobrar entradas- Dije bromeando acerca de la multitud que se había apostado para presenciar un grotesco asesinato; sin embargo entre la multitud me pareció ver un rostro conocido, vaya que servía de algo una vista adaptada a la oscuridad, pues podía percibir el mundo con buen detalle, aunque de momento no estaba seguro si realmente era Manuela, si lo era, hablaba muy bien de ella su preocupación al venir a rescatar a su informante favorito, porque esperaba ser yo el favorito, si no lo era tendríamos problemas.
Me dejé caer sentado apoyando mi espalda en la madera del carro y deslizándome hasta el piso -No me preguntes cómo o por qué, pero siento que esto acabará bien- Le dije a Lazid -¿Tienes amigos? Yo los tengo, estoy seguro que vendrán por mí- Concluí con una sonrisa pícara sin querer alzar mucho la voz.
Bio
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
No había tenido noticias del gremio en bastante tiempo. Bueno, eso no era de esperarse, puesto que ella también había estado evitando tener comunicación con Manuela, por lo que, cuando llegó la notificación de que la líder necesitaba verla, la rubia no pudo evitar pensar en el regaño que se llevaría por haberse ausentado sin previo aviso. A regañadientes salió de su casa, dirigiendo sus pasos por el largo camino que la llevaría a la mansión de Manuela, siempre pensando en lo que le ocurriría al llegar. Vale, ella seguía siendo una niña, pero era consciente de que debía obedecer y seguramente los miembros del gremio no estarían nada contentos con su falta de interés por los asuntos del mismo. Luego de varias horas por fin llegó a su destino, siendo recibida por la mirada seria de la mujer, la cual logró hacerla sentir bastante culpable y pequeña ante aquella situación.
Trató de enfocar su atención en las estanterías, mientras recibía el tan esperado regaño del que tanto había buscado escapar. De vez en cuando sus oídos captaban alguna parte de la riña y sus mejillas se teñían de rojo, pero sin llegar al grado de hacerle replicar que ya había entendido. No supo cuánto tiempo pasó antes de que Manuela se dignara a perdonarla y la pusiera al tanto de lo que sucedía. El alma casi se le fue al suelo, cuando se enteró de lo que le había ocurrido a Bio en aquella torre y por un segundo quiso arrastrarse a los pies de la dama y suplicarle misericordia para su miserable existencia. Sus ojos azules estuvieron a punto de llenarse de lágrimas, pero no era momento para ser frágil y débil; por lo que no dudó ni un segundo en asentir cuando Manuela le ordenó que fuese con ellos. Tenían que salvar a su amigo y esa era su prioridad. El paisaje cambiaba conforme el trayecto y Ashy se dio cuenta de lo lejos que estaban de su hogar, pues todo aquello era demasiado diferente y nuevo para su mirada curiosa.
Unas horas después se encontraban en las puertas de Dundarak, o al menos así le habían dicho que se llamaba el lugar. Rauko también las acompañaba, pero no había rastros de los demás informantes y eso le llamó la atención. Manuela les dio instrucciones de elegir a alguno de ellos para que subiera a la montaña y vigilara desde ahí, a lo que ella no dudó en mirar a Rauko. No se sentía en condiciones como para exigir que hacer o pedir un puesto en específico, ya que, si ella hubiese ido a la misión en la torre de la famosa Logia, Bio no estaría en esos aprietos. Se dio una pequeña palmada en la mejilla y trató de poner su concentración en lo que era realmente importante: rescatar al vampiro. Manuela preguntó quién subiría, haciendo que la rubia mirara de nuevo a su compañero; ciertamente él tenía más habilidades y era mucho más fuerte e inteligente que ella, por lo que la misión de espionaje debía dársele mejor.
—Yo iré con usted —dio un paso al frente y la miró con seguridad.
Ya había tomado la decisión y solo restaba seguir a la mujer, tratando de ser de ayuda en la medida de lo posible. Avanzaron a una especie de plaza, en donde parecía que se llevaría a cabo la ejecución y escuchó las palabras de Manuela. La mirada azulada viajó por toda la multitud, cerciorándose de que efectivamente la vigilancia de aquel lugar era tremendamente envidiable. Una especie de carruaje hacía su aparición llamando la atención de todos los presentes, incluida la de la pequeña elfa, quien comenzaba a morderse el labio inferior con nerviosismo, esperándose lo peor. Su mente trabajaba con tanta rapidez como le fue posible, pero no parecía encontrar ninguna salida, mucho menos entre tanta gente y con tantos guaruras.
—Solo…dígame que es lo que debo hacer y lo haré.
La ansiedad la estaba matando y el miedo de no saber cómo ayudar era casi una tortura para ella, por lo que se limitaría a seguir las ordenes que Manuela le diese y no actuaría de manera imprudente…o al menos eso esperaba lograr.
Trató de enfocar su atención en las estanterías, mientras recibía el tan esperado regaño del que tanto había buscado escapar. De vez en cuando sus oídos captaban alguna parte de la riña y sus mejillas se teñían de rojo, pero sin llegar al grado de hacerle replicar que ya había entendido. No supo cuánto tiempo pasó antes de que Manuela se dignara a perdonarla y la pusiera al tanto de lo que sucedía. El alma casi se le fue al suelo, cuando se enteró de lo que le había ocurrido a Bio en aquella torre y por un segundo quiso arrastrarse a los pies de la dama y suplicarle misericordia para su miserable existencia. Sus ojos azules estuvieron a punto de llenarse de lágrimas, pero no era momento para ser frágil y débil; por lo que no dudó ni un segundo en asentir cuando Manuela le ordenó que fuese con ellos. Tenían que salvar a su amigo y esa era su prioridad. El paisaje cambiaba conforme el trayecto y Ashy se dio cuenta de lo lejos que estaban de su hogar, pues todo aquello era demasiado diferente y nuevo para su mirada curiosa.
Unas horas después se encontraban en las puertas de Dundarak, o al menos así le habían dicho que se llamaba el lugar. Rauko también las acompañaba, pero no había rastros de los demás informantes y eso le llamó la atención. Manuela les dio instrucciones de elegir a alguno de ellos para que subiera a la montaña y vigilara desde ahí, a lo que ella no dudó en mirar a Rauko. No se sentía en condiciones como para exigir que hacer o pedir un puesto en específico, ya que, si ella hubiese ido a la misión en la torre de la famosa Logia, Bio no estaría en esos aprietos. Se dio una pequeña palmada en la mejilla y trató de poner su concentración en lo que era realmente importante: rescatar al vampiro. Manuela preguntó quién subiría, haciendo que la rubia mirara de nuevo a su compañero; ciertamente él tenía más habilidades y era mucho más fuerte e inteligente que ella, por lo que la misión de espionaje debía dársele mejor.
—Yo iré con usted —dio un paso al frente y la miró con seguridad.
Ya había tomado la decisión y solo restaba seguir a la mujer, tratando de ser de ayuda en la medida de lo posible. Avanzaron a una especie de plaza, en donde parecía que se llevaría a cabo la ejecución y escuchó las palabras de Manuela. La mirada azulada viajó por toda la multitud, cerciorándose de que efectivamente la vigilancia de aquel lugar era tremendamente envidiable. Una especie de carruaje hacía su aparición llamando la atención de todos los presentes, incluida la de la pequeña elfa, quien comenzaba a morderse el labio inferior con nerviosismo, esperándose lo peor. Su mente trabajaba con tanta rapidez como le fue posible, pero no parecía encontrar ninguna salida, mucho menos entre tanta gente y con tantos guaruras.
—Solo…dígame que es lo que debo hacer y lo haré.
La ansiedad la estaba matando y el miedo de no saber cómo ayudar era casi una tortura para ella, por lo que se limitaría a seguir las ordenes que Manuela le diese y no actuaría de manera imprudente…o al menos eso esperaba lograr.
Ashryn Elaynor
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
Ya no recordaba la última vez que estuve en la base del gremio de ladrones, desde hace ya un tiempo me había alejado de aquel grupo para enfocarme en algunos asuntos personales, estaba desinformada totalmente de lo que había ocurrido en mi ausencia, de hecho, ni siquiera estaba segura si Ambar y Gabret seguían ahí o al menos seguían con vida.
Después de que tuve el reencuentro con mi papá en Lunargenta aproveché que él se alejó otra vez, pero esta vez me avisó y se justificó, para volver a Beltrexus e investigar un poco sobre mis verdaderos padres y el grupo de vampiros que puso en riesgo mi estadía con mi papi; pero el trabajo de informarme ya me estaba aburriendo, por lo que decidí ver como estaban las cosas en el gremio, si es que me recibían... así que volví a la acción y me enteré de unas cuantas cositas. Para resumir, me enteré de que hay un nuevo líder provisional y que a demás el sistema había cambiado por completo. Era impresionante como todo era diferente, pero es que tenía que aceptar que me alejé desde hace un buen tiempo. Respiré profundo, las cosas ya estaban establecidas y yo lo tomaba o lo dejaba, así que decidí tomarlo.
Sin tener que esperar mucho partí a Dundarak, ahí se iba a realizar la ejecución del nuevo líder del gremio y era necesario que lo rescatáramos. A demás se rumoraba que no sería el único en ser ejecutado, al parecer un tal vampiro que se hacía llamar Bio también estaba en aquel peligro.
Mi cara en cuanto escuché aquello debió ser como un libro abierto para quien me estuviera viendo en ese momento, inhalé profundamente y suspiré llevando mi mano directo a mi frente -Mi papá es ... un caso serio. Yo no sé sinceramente cómo hace para meterse en tantos problemas en tan poco tiempo-. En cuanto supe aquello me alisté más rápido al rescate, no podía perderme la cara de susto de aquel vampiro que me había criado.
Al llegar al pueblo de los dragones me sentí más tranquila en cuanto me informaron que no sería la única del gremio que estaría presente, sin embargo mis intereses claramente eran diferentes a rescatar a Lazid por más que fuese “mi trabajo”. El plan consistía en sacar de apuros al lagarto y asegurarme de que mi papá estuviese bien, así que sin pensarlo mucho me dirigí directamente hacía donde se llevaría acabo el espectáculo mortal.
Busqué ubicarme en un lugar en donde mi tamaño no impidiera mi visión y esperé ansiosa a que los ejecutados fueran mostrados al público para empezar a generar algún plan de rescate, buscar hasta el mínimo descuido para aprovecharme de eso y salvar a mi papi, digo... a Lazid, obviamente. Sin embargo no contaba con la presencia de un hombre con máscara que tenía un aspecto misterioso que me hablase directamente a decirme que él también tenía intenciones de salvar al lagarto. Lo miré de arriba a abajo y levanté un poco mi ceja al escuchar todo lo que tenía por informarme. No estaba muy segura de sus intenciones o cómo sabía cuál era mi cometido, pero no me hacía nada mal un socio durante el proceso de rescate así que le extendí mi mano esperando que la estrechara para luego preguntarle qué planes tenía en mente.
-¿Qué pretendes hacer y en qué podría ayudarte?- lo miré directamente a los ojos llevando toda mi atención a él -Te ves bastante seguro... así que cuéntame tu magnifico plan- le sonreí con un toque de picardía en mente. -¿Será que este hombre de verdad tiene un plan? Porque yo sinceramente aún no...-
Después de que tuve el reencuentro con mi papá en Lunargenta aproveché que él se alejó otra vez, pero esta vez me avisó y se justificó, para volver a Beltrexus e investigar un poco sobre mis verdaderos padres y el grupo de vampiros que puso en riesgo mi estadía con mi papi; pero el trabajo de informarme ya me estaba aburriendo, por lo que decidí ver como estaban las cosas en el gremio, si es que me recibían... así que volví a la acción y me enteré de unas cuantas cositas. Para resumir, me enteré de que hay un nuevo líder provisional y que a demás el sistema había cambiado por completo. Era impresionante como todo era diferente, pero es que tenía que aceptar que me alejé desde hace un buen tiempo. Respiré profundo, las cosas ya estaban establecidas y yo lo tomaba o lo dejaba, así que decidí tomarlo.
Sin tener que esperar mucho partí a Dundarak, ahí se iba a realizar la ejecución del nuevo líder del gremio y era necesario que lo rescatáramos. A demás se rumoraba que no sería el único en ser ejecutado, al parecer un tal vampiro que se hacía llamar Bio también estaba en aquel peligro.
Mi cara en cuanto escuché aquello debió ser como un libro abierto para quien me estuviera viendo en ese momento, inhalé profundamente y suspiré llevando mi mano directo a mi frente -Mi papá es ... un caso serio. Yo no sé sinceramente cómo hace para meterse en tantos problemas en tan poco tiempo-. En cuanto supe aquello me alisté más rápido al rescate, no podía perderme la cara de susto de aquel vampiro que me había criado.
Al llegar al pueblo de los dragones me sentí más tranquila en cuanto me informaron que no sería la única del gremio que estaría presente, sin embargo mis intereses claramente eran diferentes a rescatar a Lazid por más que fuese “mi trabajo”. El plan consistía en sacar de apuros al lagarto y asegurarme de que mi papá estuviese bien, así que sin pensarlo mucho me dirigí directamente hacía donde se llevaría acabo el espectáculo mortal.
Busqué ubicarme en un lugar en donde mi tamaño no impidiera mi visión y esperé ansiosa a que los ejecutados fueran mostrados al público para empezar a generar algún plan de rescate, buscar hasta el mínimo descuido para aprovecharme de eso y salvar a mi papi, digo... a Lazid, obviamente. Sin embargo no contaba con la presencia de un hombre con máscara que tenía un aspecto misterioso que me hablase directamente a decirme que él también tenía intenciones de salvar al lagarto. Lo miré de arriba a abajo y levanté un poco mi ceja al escuchar todo lo que tenía por informarme. No estaba muy segura de sus intenciones o cómo sabía cuál era mi cometido, pero no me hacía nada mal un socio durante el proceso de rescate así que le extendí mi mano esperando que la estrechara para luego preguntarle qué planes tenía en mente.
-¿Qué pretendes hacer y en qué podría ayudarte?- lo miré directamente a los ojos llevando toda mi atención a él -Te ves bastante seguro... así que cuéntame tu magnifico plan- le sonreí con un toque de picardía en mente. -¿Será que este hombre de verdad tiene un plan? Porque yo sinceramente aún no...-
Magazubi
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
Sammuel (consecuencia del otro hilo)
Mientras Bio y Lazid se dirigían a la plaza. Un barril golpea la caravana.-¡¿Qué narices ha sido eso?! – exclamó Lazid.
-Alguien ha atacado la caravana. – dijo Sammuel. – Voy a ir a echar un vistazo y a comprobar quién ha sido.
Sammuel abandonaría el grupo a continuación, aprovechando la excusa del bidón. No quería ser él el encargado de cortar la cabeza no del lagarto, que le importaba lo más mínimo y sabía de qué palo cojeaba, sino de Víctor. Al que vio como un amigo de Elen y consideraba injusta la condena. Por ello, permaneció en el barrio de la ciudad, lejos de la plaza de ejecución.
Lazid
-¡Que el diablo os maldiga! – gritó Lazid. – El averno caerá sobre vuestras cabezas próximamente y cuando esto ocurra, entonces os acordaréis de que Víctor y yo fuimos los culpables. – la gente de la ciudad de los dragones solía ser bastante supersticiosa con esto, y el lagarto, aún sin tener ni la más remota idea de que se avecinaba algo muy grande, era bastante “gafe” y solía escupir con demasiada frecuencia hacia arriba, consiguiendo que, en la mayoría de los casos, el escupitajo le cayera de nuevo a la boca. Rápidamente se giró hacia su “colega” Bio con mirada de satisfacción. – Je… les he asustado. – dijo con la cabeza, al tiempo que le caía un tomatazo en la cabeza y maljuró contra el preciso lanzador. - ¡Maldito malnacido! – bramó hacia el público.
Pronto, los caballeros dragón, comenzarían a llevarlos hasta el estrado. Desde su posición elevada, los condenados quedaron mirando en línea recta hacia las montañas donde, en lo más alto de uno de los picos, podían ver una enorme fogata. ¿Qué estaba sucediendo? Estaba muy lejos, pero fuera lo que fuera, aquella inmensa bola de fuego iluminaba la penumbra en aquella noche despejaba y parecía descender hacia la ciudad. – Vaya, parece que alguien está haciéndose un asado en la montaña. Ya podía ser yo quién estuviera allí...– dijo Lazid a Bio sin darle mayor importancia.
Tendrían un par de minutos justo antes de que se produjera una enorme explosión en los edificios cercanos.
- Incendio:
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Manuela
Manuela contaba con la ayuda de Ashryn. La elfa había sido finalmente la que asumiera la responsabilidad de rescatar a Víctor. Siendo Rauko y Xana los encargados de dirigirse a las montañas y ejercer de la vista.-Gracias, Ashryn. Pongámonos más adelante. – indicó la veterana mujer. Tratando de hacerse un hueco entre los hombres y mujeres que abarrotaban aquella plaza para ponerse en primera fila y observar, sobre el escenario, a Lazid y Bio, haciéndole un gesto con la cabeza. Lo cierto es que la informante no sabía cómo lo iba a hacer, pero tenía algún plan especial.
-Maldita sea… ¿pero a dónde ha ido Rauko? – preguntó la misma, mirando hacia el suelo. Manuela estaba observando una joven de cabellos cenicientos y bastante agitación en las escenas vividas por el elfo. Veía en la oscuridad esqueletos y no muertos avanzar hacia la ciudad. – No muertos… ¡Cientos de ellos!- dijo, y, poco después, la mujer incluso tuvo que cerrar los ojos en cuanto sintió una enorme masa de fuego pasar tan cerca de los ojos del elfo, quemando casi por completo los suyos - ¡Ay! – gritó, tapándose las manos de la cara y cayendo al suelo. – Dios mío, Ashryn. Algo está pasando. Rauko y Xana están en peligro. – sollozó la mujer desde el suelo. – Pero no solo ellos. La ciudad de Dundarak lo está. Algo está viniendo.– sentenció, reflejando pánico en su rostro.
Las cosas se complicaban. Por si fuera poco rescatar a Bio, ahora sus dos compañeros informantes también parecían estarlo. Mientras Ashryn la ayudaba a levantarse a la mujer conmocionada. Una explosión tendría lugar.
Meck
-¿Pero qué demonios? ¿En serio han enviado a una…? – no llegó a pronunciar la palabra “niña”. Pero sí lo estaba pensando. Cuando ésta le preguntó cuál era el plan del rescate. El tipo, con su voz serio, respondió – Bueno, está bien. Todo lo que tienes que hacer es aprovechar la distracción de mis hombres para acercarte al estrado y liberar a Lazid. – indicó – ¿Ves en tu bolsillo? Hay una pequeña daga. – el experto ladrón había colocado una daga en el bolsillo de Magazubi sin que ésta se diera cuenta. Aquél sí que era un ladrón de verdad, y no Lazid - Nadie sospechará de una niña con cara de inocente. Tan sólo tendrás que aprovecharte del caos. – comentó mientras veía con tranquilidad cómo subían a Lazid y a Bio al estrado. – Exactamente en dos minutos, dará comienzo la función.
Y, efectivamente. Un fuerte estruendo tuvo lugar en uno de los edificios de la plaza y Meck sonrió. Atrayendo esta escena la atención de toda la plaza.
-Ahora es el momento. Ve. – indicó a Magazubi.
* * * * * * * *
Consejo: Aunque intento que la historia sea independiente, puede que haya cosas que no entendáis. Si de verdad queréis saber lo que está ocurriendo, recomiendo que os leáis los demás hilos, porque por primera vez todos ellos están relacionados y las consecuencias de uno pasan al otro.
Bio: Ves muchas cosas desde lo alto de la tarima, como a Manuela y Ashryn en primera fila o su desvanecimiento, y también la extraña y lejana línea de fuego que recorre la ladera de la montaña en dirección a Dundarak. De momento no puedes hacer nada más que advertir a los guardias. Queda a tu decisión si te hacen caso o no. Finalmente tendrá lugar una explosión, pero no podrás liberarte. El caos en la plaza se desata con una explosión cercana que hace que la gente huya en todas las direcciones. De momento, eres un mero espectador hasta que seas liberado. Puedes usar a Lazid este turno.
Ashryn: De momento estás en una encrucijada. Conocedora de todos los males que acechan a ti y a la ciudad. Al decirte Manuela el peligro al que están sometidos Xana y Rauko, miras hacia la montaña y ves también el fuego. El caos aborda la plaza en cuanto un edificio es destrozado. Parece que la ejecución se aplazará. No pierdas de vista a Bio entre la multitud. De momento tu jefa se encuentra bastante conmocionada y prácticamente desmayada. Debes ayudarla a recuperarse.
Magazubi: Es hora de reencontrarte con "Papi". El caos a ti no debe sorprenderte pues ya has sido advertida de ello. Es tu oportunidad para liberar a Lazid (
Ger
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
Por si el tortuoso viaje en aquella incómoda carreta no fuera suficiente tortura, algo nos sacudió de golpe haciéndome salir disparado hacia el lagarto -Ya vampiro, sé que tienes miedo pero no me abraces- Dijo a modo de broma, no entendía cómo podía mantener ese pintoresco buen humor en semejante momento; y no es que fuera muy gracioso pero al menos lo intentaba, tampoco parecía muy optimista ¿Acaso también esperaba ser rescatado?
El viejo amigo de Elen no dudó en alejarse del carruaje con la primera excusa, eso descartaba por completo cualquier esperanza de que nos ayudara a escapar, o al menos a mí, por los viejos tiempos y nuestra larga e inexistente amistad; no habría mucho qué hacer acerca de eso pero el golpe definitivamente había sido sospechoso y consiguió desviar la atención de varios de los escoltas, si Lazid planeaba ser rescatado tal vez podrían ser sus hombres, y si él escapaba yo buscaría la manera de irme con él, pues limpiar mi nombre no parecía lo más sensato luego de una invasión más seria al palacio, si no me castigaban por el intento anterior lo harían por el más reciente.
Finalmente llegamos al destino final, unas largas escaleras que ascendí tan lento como pude, pues el lagarto parecía una celebridad en lugar de un criminal, y había subido al escenario con los brazos alzados en señal de victoria, halando mi brazo con el suyo debido a la soga que unía nuestras muñecas -¿Recuerdas que van a matarnos no?- Le pregunté con sarcasmo -Claro que lo recuerdo, pero si debo morir, que sea a lo grande, sin miedo, valiente y sincero- Diría justo antes de comenzar a mentir asustando a una parte de los presentes que con una mezcla entre miedo y rabia desataron una lluvia de comida sobre nosotros.
Reí nervioso ante las palabras del lagarto -Sí... jeje... los culpables, claro- Respondí en voz baja sin querer contrariar al lagarto, pues si iba a escaparme con él, lo mejor sería seguirle el juego, aunque no sabía que plan podría tener Manuela para sacarme de allí -¿Dónde están?- Pensé mientras buscaba entre la multitud en donde logré ver a la elfa pero apenas había sido un destello y desapareció al instante entre la turba enfurecida; nos habían colocado de frente a las montañas, a pesar de eso estaba muy concentrado buscando a mi jefa, por lo que no fue sino hasta que lo advirtió Lazid, cuando dirigí la vista a las montañas en donde parecía formarse un hilo de fuego que se acercaba muy de prisa.
No hizo falta mucho tiempo para darme cuenta que eso no era normal -Eso no puede ser bueno- Respondí al lagarto enano mientras buscaba con la vista a los caballeros -Hey, algo sucede en la mont...- Intentaba advertirles pero mi frase fue cortada por una poderosa explosión en la ciudad -¿Pero qué rayos?- Protesté ante todo aquello que sucedía tan rápido que apenas y podía procesarlo ¿Eran los hombres de Lazid? ¿Era Manuela? El caos se había hecho presente en la ciudad y las personas corrían buscando seguridad y refugio -Libérenme, se acerca algo malo, puedo ayudar- Intenté negociar con el caballero más cercano pero éste parecía no confiar en mí ni un poquito, ni siquiera con la ciudad en caos; aunque de momento no sabría cómo acabaría todo, pues un golpe con el mango de una espada sacudió mi cabeza dejándome atontado por unos instantes hasta que por alguna razón de momento inexplicable sentí mis manos libres...
El viejo amigo de Elen no dudó en alejarse del carruaje con la primera excusa, eso descartaba por completo cualquier esperanza de que nos ayudara a escapar, o al menos a mí, por los viejos tiempos y nuestra larga e inexistente amistad; no habría mucho qué hacer acerca de eso pero el golpe definitivamente había sido sospechoso y consiguió desviar la atención de varios de los escoltas, si Lazid planeaba ser rescatado tal vez podrían ser sus hombres, y si él escapaba yo buscaría la manera de irme con él, pues limpiar mi nombre no parecía lo más sensato luego de una invasión más seria al palacio, si no me castigaban por el intento anterior lo harían por el más reciente.
Finalmente llegamos al destino final, unas largas escaleras que ascendí tan lento como pude, pues el lagarto parecía una celebridad en lugar de un criminal, y había subido al escenario con los brazos alzados en señal de victoria, halando mi brazo con el suyo debido a la soga que unía nuestras muñecas -¿Recuerdas que van a matarnos no?- Le pregunté con sarcasmo -Claro que lo recuerdo, pero si debo morir, que sea a lo grande, sin miedo, valiente y sincero- Diría justo antes de comenzar a mentir asustando a una parte de los presentes que con una mezcla entre miedo y rabia desataron una lluvia de comida sobre nosotros.
Reí nervioso ante las palabras del lagarto -Sí... jeje... los culpables, claro- Respondí en voz baja sin querer contrariar al lagarto, pues si iba a escaparme con él, lo mejor sería seguirle el juego, aunque no sabía que plan podría tener Manuela para sacarme de allí -¿Dónde están?- Pensé mientras buscaba entre la multitud en donde logré ver a la elfa pero apenas había sido un destello y desapareció al instante entre la turba enfurecida; nos habían colocado de frente a las montañas, a pesar de eso estaba muy concentrado buscando a mi jefa, por lo que no fue sino hasta que lo advirtió Lazid, cuando dirigí la vista a las montañas en donde parecía formarse un hilo de fuego que se acercaba muy de prisa.
No hizo falta mucho tiempo para darme cuenta que eso no era normal -Eso no puede ser bueno- Respondí al lagarto enano mientras buscaba con la vista a los caballeros -Hey, algo sucede en la mont...- Intentaba advertirles pero mi frase fue cortada por una poderosa explosión en la ciudad -¿Pero qué rayos?- Protesté ante todo aquello que sucedía tan rápido que apenas y podía procesarlo ¿Eran los hombres de Lazid? ¿Era Manuela? El caos se había hecho presente en la ciudad y las personas corrían buscando seguridad y refugio -Libérenme, se acerca algo malo, puedo ayudar- Intenté negociar con el caballero más cercano pero éste parecía no confiar en mí ni un poquito, ni siquiera con la ciudad en caos; aunque de momento no sabría cómo acabaría todo, pues un golpe con el mango de una espada sacudió mi cabeza dejándome atontado por unos instantes hasta que por alguna razón de momento inexplicable sentí mis manos libres...
Bio
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
Por un segundo se arrepintió de su decisión al ver a Rauko tomarse la bebida que Manuela les había dado. Parecía que aquello le estaba costando más de lo deseado y la elfa no pudo evitar sentir remordimiento por eso. Una vez que se separaron, Ashryn acompañó a la mujer por las calles de Dundarak y asintió cuando esta le indicó que se acercaran más al lugar donde se llevarían a cabo las ejecuciones. Buscó con la mirada al vampiro, brincando de vez en cuando para ampliar su campo de visión entre la multitud que se encontraba reunida. En un destello sus ojos se encontraron con los de Bio, pero este contacto apenas si duró unos segundos, puesto que la gente ahí reunida comenzaba a conglomerarse de manera bestial y eso solo dificultaba su trabajo. Las palabras de Manuela la trajeron de regreso, haciéndola parpadear un tanto confundida ante el tono de preocupación que su jefa acababa de utilizar y que bien podría ponerle los pelos de punta a cualquiera.
— ¿No muertos? —Preguntó sin entender que pasaba.
Una nueva acción por parte de la mujer la tomó desprevenida y esta vez sí consiguió asustarla por completo. Ashy se acercó a auxiliar a Manuela, quien se cubrió la cara mientras caía de bruces al suelo. La elfa se agachó a ayudar a la líder del gremio, tratando de entender que era lo que estaba sucediendo, considerando el hecho de que la gente comenzaba a moverse ansiosa. Levantó la vista hacia la montaña, angustiada ante aquello que su jefa pudo observar acerca de su compañero y nuevamente una sensación de remordimiento se arremolinó en su interior, al notar como un extraño fuego se extendía desde la cima. Realmente todo parecía confabular en su contra, ya no era solo rescatar a Bio, su compañero estaba en peligro y por si fuera poco había una amenaza latente acercándose a la ciudad. Manuela estaba en shock y la ojiazul comenzaba a desesperarse. Ese no era momento para detenerse, sino para idear un plan que les ayudara en esos momentos. No entendía que era lo que sucedía, pero estaba consciente de que el destino no presagiaba nada bueno y siendo honestos no tenían tiempo que perder.
—Por favor, no es momento para quedarnos aquí —la tomó del brazo e intentó levantarla del suelo—. Necesito que me diga como proseguir. Bio nos necesita y si la ciudad está en peligro también debemos hacer algo.
Ella solo era una pequeña elfa y por sí sola no sería capaz de hacer nada, para ello necesitaba la mente y las habilidades de su jefa, quien por desgracia en esos momentos no estaba brindando mucha ayuda, así que su principal misión —por ahora— sería tratar de reanimar a la líder del gremio y que juntas buscaran una solución a todo aquello; además estaba el hecho de que no sabía nada de Rauko y le preocupaba que algo le hubiese pasado. Eran demasiadas cosas las que acribillaban sus pensamientos y por desgracia, en medio de tantos líos había perdido de vista al vampiro, brindándole la sensación de que no les resultaría fácil salir con vida de ahí.
— ¿No muertos? —Preguntó sin entender que pasaba.
Una nueva acción por parte de la mujer la tomó desprevenida y esta vez sí consiguió asustarla por completo. Ashy se acercó a auxiliar a Manuela, quien se cubrió la cara mientras caía de bruces al suelo. La elfa se agachó a ayudar a la líder del gremio, tratando de entender que era lo que estaba sucediendo, considerando el hecho de que la gente comenzaba a moverse ansiosa. Levantó la vista hacia la montaña, angustiada ante aquello que su jefa pudo observar acerca de su compañero y nuevamente una sensación de remordimiento se arremolinó en su interior, al notar como un extraño fuego se extendía desde la cima. Realmente todo parecía confabular en su contra, ya no era solo rescatar a Bio, su compañero estaba en peligro y por si fuera poco había una amenaza latente acercándose a la ciudad. Manuela estaba en shock y la ojiazul comenzaba a desesperarse. Ese no era momento para detenerse, sino para idear un plan que les ayudara en esos momentos. No entendía que era lo que sucedía, pero estaba consciente de que el destino no presagiaba nada bueno y siendo honestos no tenían tiempo que perder.
—Por favor, no es momento para quedarnos aquí —la tomó del brazo e intentó levantarla del suelo—. Necesito que me diga como proseguir. Bio nos necesita y si la ciudad está en peligro también debemos hacer algo.
Ella solo era una pequeña elfa y por sí sola no sería capaz de hacer nada, para ello necesitaba la mente y las habilidades de su jefa, quien por desgracia en esos momentos no estaba brindando mucha ayuda, así que su principal misión —por ahora— sería tratar de reanimar a la líder del gremio y que juntas buscaran una solución a todo aquello; además estaba el hecho de que no sabía nada de Rauko y le preocupaba que algo le hubiese pasado. Eran demasiadas cosas las que acribillaban sus pensamientos y por desgracia, en medio de tantos líos había perdido de vista al vampiro, brindándole la sensación de que no les resultaría fácil salir con vida de ahí.
Ashryn Elaynor
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
Mi nuevo socio me comentó su sencillísimo plan. Me impresionó de momento que fuese real que ya tuviese una idea con la cual podía manejarme y a demás tener la posibilidad de un hermoso final feliz; ahora sólo faltaba poner en práctica todo. -Woao ¿por qué este hombre tiene tanto interés en rescatar a un lagarto tan feo?- pensé mientras llevaba las manos a mis bolsillos para ver si tenía la daga de la que hablaba el extraño.
Me estaba dando mucha curiosidad los intereses ocultos que podía tener este enmascarado, incluso me preguntaba si podría confiar en él o esta podría ser una trampa para querer atraparme a mi también; seguramente me consideraba muy linda y quería secuestrarme pensando en la grandísima cantidad de aeros que pagarían por mi rescate. -Que ingenuo, pensando en atraparme… soy muy inteligente como para caer en su plan… yo me aprovecharé de su idea y salvaré el día- sonreí imaginándome toda una escena heroica en mi cabeza.
Los abucheos y el desorden de la gente me sacaron de mi magnifica escena mental, volví para observar a mi alrededor y ver que efectivamente mi papi estaba en apuros, y también vi al lagarto por el cual se suponía que yo me encontraba ahí… -Es más feo de lo que pensaba- me reí un poco al verlo subir con mucha actitud por aquellas escaleras -...pero me agrada-.
La cara de mi papi lindo era todo un poema, no sabía si estaba tratando de seguirle el juego a su compañero de muerte o si quería terminar de matarlo. Yo no me explicaba cómo mi papá llegó a juntarse con alguien con esa actitud y cómo había caído en esa situación que ponía precio a su cabeza. -¡Este tonto va a hacer que los maten más rápido!- pensé al escuchar la amenaza que Lazid hacía a todo el público.
Volteé a ver otra vez la expresión serena de mi compañero y luego me dio un ataque de risa al ver que habían tomates y patatas que golpeaban de vez en cuando las cabezas de los “culpables”. -Te falta un poco de sentido del humor- le dije a mi acompañante tratando de ser agradable con él, sin embargo sólo me miró y me siguió hablando del plan, para comentarme que la distracción empezaría en pocos minutos.
Mientras esperaba impaciente a que pudiese actuar quise pasar el tiempo conociendo un poco más a mi ayudante, así que le extendí mi manito para ver si él tomaba la mía -Me dicen Maguita- dije sonriendo ampliamente, pero antes de que hubiese tiempo de contestarme hubo un sonido muy fuerte proveniente de la ciudad; le hice una señal rápida con los ojos a mi compañero y este me confirmó que era el momento de actuar.
Salí corriendo esquivando a la multitud mientras tarareaba una interesante melodía -Tann taan tantan tann taan taan - , subí rápidamente por las escaleras -pununummm pununummm pununumm punin-, rodé y me arrastré hasta llegar a los pies de mi papi. No hacía falta tanto espectáculo para ir a rescatar a los condenados, pero quería hacerlo divertido y con mucho estilo. Me oculté una fracción de segundo por detrás de la pierna de mi papá para luego pasar arrastrada por debajo del puente que formaban sus piernas; saqué la daga que me había entregado mi socio y liberé a mi papi de sus ataduras, salté para darle un besito en la mejilla y luego volví a lanzarme al piso. Rodeé hasta el lagarto mientras seguía tarareando y liberé las manos del lagarto mientras todos los demás observaban y buscaban la procedencia de aquel estruendo tan “inesperado”. La distracción no duró mucho, la gente se dispersaba como loca tratando de huir a causa de la explosión pero los guardias no tardaron en volver a colocar la mirada sobre mi papá, su acompañante y ahora sobre mí. Les devolví una amplia sonrisa, les hice un saludo con una de mis manos y salté del estrado para bajarme rápido y salir corriendo. Mi intención era perderme entre la gente y esperar a que mi papi pudiera escaparse sano y salvo.
Me estaba dando mucha curiosidad los intereses ocultos que podía tener este enmascarado, incluso me preguntaba si podría confiar en él o esta podría ser una trampa para querer atraparme a mi también; seguramente me consideraba muy linda y quería secuestrarme pensando en la grandísima cantidad de aeros que pagarían por mi rescate. -Que ingenuo, pensando en atraparme… soy muy inteligente como para caer en su plan… yo me aprovecharé de su idea y salvaré el día- sonreí imaginándome toda una escena heroica en mi cabeza.
Los abucheos y el desorden de la gente me sacaron de mi magnifica escena mental, volví para observar a mi alrededor y ver que efectivamente mi papi estaba en apuros, y también vi al lagarto por el cual se suponía que yo me encontraba ahí… -Es más feo de lo que pensaba- me reí un poco al verlo subir con mucha actitud por aquellas escaleras -...pero me agrada-.
La cara de mi papi lindo era todo un poema, no sabía si estaba tratando de seguirle el juego a su compañero de muerte o si quería terminar de matarlo. Yo no me explicaba cómo mi papá llegó a juntarse con alguien con esa actitud y cómo había caído en esa situación que ponía precio a su cabeza. -¡Este tonto va a hacer que los maten más rápido!- pensé al escuchar la amenaza que Lazid hacía a todo el público.
Volteé a ver otra vez la expresión serena de mi compañero y luego me dio un ataque de risa al ver que habían tomates y patatas que golpeaban de vez en cuando las cabezas de los “culpables”. -Te falta un poco de sentido del humor- le dije a mi acompañante tratando de ser agradable con él, sin embargo sólo me miró y me siguió hablando del plan, para comentarme que la distracción empezaría en pocos minutos.
Mientras esperaba impaciente a que pudiese actuar quise pasar el tiempo conociendo un poco más a mi ayudante, así que le extendí mi manito para ver si él tomaba la mía -Me dicen Maguita- dije sonriendo ampliamente, pero antes de que hubiese tiempo de contestarme hubo un sonido muy fuerte proveniente de la ciudad; le hice una señal rápida con los ojos a mi compañero y este me confirmó que era el momento de actuar.
Salí corriendo esquivando a la multitud mientras tarareaba una interesante melodía -Tann taan tantan tann taan taan - , subí rápidamente por las escaleras -pununummm pununummm pununumm punin-, rodé y me arrastré hasta llegar a los pies de mi papi. No hacía falta tanto espectáculo para ir a rescatar a los condenados, pero quería hacerlo divertido y con mucho estilo. Me oculté una fracción de segundo por detrás de la pierna de mi papá para luego pasar arrastrada por debajo del puente que formaban sus piernas; saqué la daga que me había entregado mi socio y liberé a mi papi de sus ataduras, salté para darle un besito en la mejilla y luego volví a lanzarme al piso. Rodeé hasta el lagarto mientras seguía tarareando y liberé las manos del lagarto mientras todos los demás observaban y buscaban la procedencia de aquel estruendo tan “inesperado”. La distracción no duró mucho, la gente se dispersaba como loca tratando de huir a causa de la explosión pero los guardias no tardaron en volver a colocar la mirada sobre mi papá, su acompañante y ahora sobre mí. Les devolví una amplia sonrisa, les hice un saludo con una de mis manos y salté del estrado para bajarme rápido y salir corriendo. Mi intención era perderme entre la gente y esperar a que mi papi pudiera escaparse sano y salvo.
- Canción que tararea Maguita:
OffRol
Maguita no sabe nada de la montaña.
Magazubi
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
Lazid
La explosión en uno de los edificios de la plaza pareció sorprender a todos, incluso al enano lagarto, que no tardaría en – Esto es cosa de mi gente. – Poco después aparecería una pequeña niña que liberaría de las ataduras tanto a Bio como al lagarto. -¿Qué te dije Víctor? ¡Te dije que nos salvarían! Menos mal que nos condenaron a la vez porque nadie se jugaría el pellejo por salvarte a ti. – le dio a Bio, y giró su cabeza en Magazubi, a la que ni conocía. – Mira qué mocosa tan espabilada... Buen trabajo. Te cubriré de tanto oro que podrás estudiar en el mejor colegio de Aerandir. – le dijo a la pequeña mientras le liberaba a modo de agradecimiento, un agradecimiento muy al estilo de Lazid.La niña rápidamente volvería a entremezclarse entre los habitantes. En medio de todo el caos de la plaza, Lazid, haciendo de nuevo uso de su más que discutible “filantropía”, comenzaría a plantearse el siguiente paso a dar. - Larguémonos de aquí, Víctor. Anda y que les zurzan a estos desagradecidos que querían cortarnos la cabeza. Así ardan en el infierno.
Para el líder ladrón era la hora de huir y, si Bio no decidía acompañarle, no tardaría en comenzar a huir hacia las calles de la ciudad. Mezclándose entre la multitud seguramente conseguiría pasar desapercibido. Poco le importaba al pequeño el incendio de la plaza y lo que quedaba por venir.
Manuela
Para cuando cobró la conciencia, el lagarto y Bio ya estaban liberados, aunque el primero no tardaría en entremezclarse y, por su tamaño, sería muy difícil de encontrar. En cualquier caso había un caos generalizado en la plaza. Y eso que nadie sabía lo que estaba por venir. Manuela quería explicárselo a Ashryn, pero dada la dificultad de comunicación entre el tugurio y la prisa, optó por dejarlo para más tarde– Sígueme. – indicó a Ashryn, para que la siguiera.
Cuando llegaron a la zona de la guillotina, donde aún se encontraba Bio, ésta lo tomó del pie y le indicó que bajara rápido. Los guardias se habían olvidado de él para centrarse en el edificio en llamas. Fue entonces cuando Manuela, a gritos, pudo explicarse. –Esta gente piensa que el incendio es su mayor enemigo. – indicó a los dos informantes. – Está a punto de llegar un zezengorri. Un demonio en forma de toro flamígero que sólo se encuentra en la isla volcánica. Un nigromante muy poderoso ha debido traerlo. Y no viene solo. Le acompaña una horda de no muertos. No podemos abandonar la ciudad y dejarla a su suerte. – explicó la bruja. La cultura y el conocimiento eran la mayor virtud de Manuela, más allá de sus habilidades, había leído muchísimo y tenía saber en muchos campos científicos, incluida la demonología. Podía decirse que le apasionaban especialmente los animales fantásticos y dónde encontrarlos. – Bio, eres el más rápido de nosotros, necesitaremos tu agilidad para torearlo y alejarlo de la multitud. – y señaló la línea de fuego, que ya se podía ver en la ciudad. – Ashryn, ve a avisar a los guardias de lo que sucede. Yo intentaré dañar al toro con magia. Aunque no sé si tengo suficiente poder como para derrotarlo. Todo dependerá de lo que sean capaces de hacer Rauko y Xana frente a la nigromante. Aunque… van con una chica, de cabellos cenicientos. Debe ser la proscrita. Habrá que confiar en ellos. – tras su monólogo, se pasó al turno de preguntas - ¿Alguna cuestión?
Meck
-¿Conoces al vampiro? – le preguntó misterioso, con su voz ronca, y aguardó su respuesta con una cara que se intuía de pocos amigos tras su máscara, una vez la niña volvió a su lado. No era difícil dar con él ya que era el único hombre entre la multitud con una máscara y también el único que aparecía inmóvil. – ¿Dónde está Lazid? ¿Lo has visto? – le volvió a preguntar una vez ésta le contestó. – Maldita sea. Ese miserable no se va a escapar de mí así como así. Voy a ir a por él. - indicó Meck, que no era consciente de lo que ocurría fuera y en otra parte de la ciudad. Pero tampoco le importaba demasiado. Él había venido a por Lazid. ¿Con qué intenciones iría? No lo sabía.
En cuanto concluyó, el vampiro se convirtió en una línea de humo negro que recorrió a toda la gente. Esto aumentó el pánico en la gente, pero era una forma de conseguir encontrar más rápidamente al lagarto entre la multitud.
* * * * * * * * * *
Bio: Magazubi te ha liberado a ti y a Lazid. Si lo deseas te doy la oportunidad de darle algún consejo o pista, aunque ella ha vuelto a introducirse entre la multitud. Lazid ha huido y dadas las advertencias de Manuela, que junto a Ashryn terminará encontrándote, localizar al lagarto no es ahora una de tus preocupaciones. Actúa en consecuencia porque a ti te tocará, junto al enfrentamiento con Amaterasu, el papel más difícil de la misión
Ashryn: Has escuchado las órdenes de Manuela. Debes dirigirte al edificio en llamas y avisar a tantos guardias como te sea posible el mal que se avecina. Hay varios acordonando el edificio, pero hay aún más en el interior. Cuantos más avises, más habrá preparados para el combate. Puedes adentrarte en el edificio en llamas con cuidado y avisar a tantos como quieras, aunque esto puede tener consecuencias en el próximo turno.
Magazubi: Meck ha desaparecido para buscar a Lazid. Parecía bastante furioso y descontrolado. Puede que el pequeño lagarto esté en peligro, pero también puede que lo esté tu “papi”. Ve a buscar a uno de los dos. Tú decides. Recuerda que, en ambos casos, las decisiones tienen consecuencias.
Ger
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
No había sido tan fuerte el golpe que me había dado aquel caballero dragón, pero definitivamente parecía haber tenido un severo efecto secundario pues me había puesto a alucinar; y es que por alguna razón tenía la ligera impresión de que Maguita se acercaba a donde me encontraba; afortunadamente los custodios nos olvidaron por completo en cuanto comenzó el desastre que se venía sobre la ciudad; sacudí la cabeza para sacarme la alucinación de encima pero no lo era; apenas sentí mis manos libres las llevé a mis ojos para frotarlos mientras la pequeña se escabullía bajo mis piernas ¿Estaba viendo mal? ¿Qué estaba haciendo ella aquí?
Caí de rodillas al piso al ser liberado y sentí los delicados labios de mi angelita en mi mejilla; mientras me recuperaba observé impresionado sin saber muy bien cómo reaccionar ante las graciosas e innecesarias piruetas de la pequeña bruja quien ahora se encargaba de liberar al presumido Lazid -Claro, soy tan afortunado de conocerte- Le dije al lagarto para seguirle la corriente con una sonrisa de complicidad hacia la brujita, la cual saldría corriendo hacia la multitud con demasiada prisa como para poder alargar la escena y francamente lo prefería de ese modo -Podría decirte que te alejes de los problemas, pero tal parece que esta vez el de los problemas soy yo- [1] Dije con una voz que no saldría de mis labios sino de algún punto tras el cuello de la niña para poder hablarle sin tener que perseguirla y comprometerla -Ahora ponte a salvo, princesa; esto parece ponerse cada vez peor- [1] Sería lo último que alcanzaría a decir antes de perderla de vista -Salvado por la niña a la que debo cuidar- Murmuré para mí mismo cuando se escabulló entre el caos.
Tal como la pequeña, Lazid también se pondría en marcha para escapar sin el más ligero atisbo de preocupación por los acontecimientos que se estaban dando en toda la ciudad -Claro, claro, adelántate, te alcanzaré luego- Le dije al lagarto a sabiendas de que no me esperaría sin importar lo que dijera; por ahora quería solamente seguirle el rastro a mi pequeña y alcanzarla para salir junto del lugar, aunque algo detendría mi pie antes que pudiera ponerme en marcha -¡Mujer, casi me matas del susto!- Protesté ante la manera tan poco elegante en que me había contactado.
Bajé de la plataforma de un salto y me alegré al ver también a la elfa, ambas a salvo al menos por ahora, y ambas habían venido por mí, al contrario de lo que decía el lagarto -¿Zezenqué? Odio a los nigromantes- Comenté molesto, bastante mal que me la habían hecho pasar en Terpoli y ahora venían por más pero ¿De dónde?
Torear al toro, claro, siempre he soñado con eso- Comenté intentando hacerme una idea en mi mente de la forma que podría tener el animal, tal vez un toro normal con un poco de fuego en los cuernos, o un poco más, nada del otro mundo; ya luego me asustaría al ver lo equivocado que estaba, pero de momento las órdenes de Manuela parecían claras y sencillas -Hacer que me siga y alejarlo, entendido- Dije tan solo para confirmar mis instrucciones; Ryn debía avisar a los caballeros dragón para que acudieran a hacerse cargo, aunque no sabía si aquello era bueno o malo, a fin de cuentas posiblemente tratarían de recapturarme.
La explicación de la jefa me dejaba algunas interrogantes, aunque esperaba al menos contar con la información necesaria para realizar mi tarea -¿Quién es Xana? ¿Dónde está Rauko? ¿Cuál proscrita?- Pregunté en primer lugar -La niña que me liberó ¿Podrían encontrarla?- Pregunté a modo de súplica a ambas chicas esperando que alguna pudiera sacar tiempo para lograrlo, aunque seguramente estarían muy ocupadas en sus respectivas tareas.
Comenzaba a prepararme para mi sencilla tarea cuando vi a lo lejos, entre trastos que volaban prendidos en fuego, a la feroz criatura mucho más grande y temible de lo que había imaginado -Esa cosa es enorme...- Dije un poco intimidado ante la ferocidad, poder y tamaño de la criatura. Llevé mis manos a mi espalda para buscar mis dagas pero luego recordé que no estaban ahí, debían haberme despojado de ellas en algún momento, así que estaba débil y desarmado ante una enorme y poderosa bestia que además era de fuego y podía convertirme en cenizas de sangre en apenas un parpadeo, esto no podía sonar más que como una locura, pero hay ocasiones en la vida en las para salir airosamente hace falta estar un poco loco -Veamos qué tienes Zezengucho- Dije mientras comenzaba a caminar en dirección a donde venía la bestia, aunque no sin antes buscar hacia los lados alguna vía de escape una vez que tuviera su atención.
[1] Habilidad de Nivel 6 Caí de rodillas al piso al ser liberado y sentí los delicados labios de mi angelita en mi mejilla; mientras me recuperaba observé impresionado sin saber muy bien cómo reaccionar ante las graciosas e innecesarias piruetas de la pequeña bruja quien ahora se encargaba de liberar al presumido Lazid -Claro, soy tan afortunado de conocerte- Le dije al lagarto para seguirle la corriente con una sonrisa de complicidad hacia la brujita, la cual saldría corriendo hacia la multitud con demasiada prisa como para poder alargar la escena y francamente lo prefería de ese modo -Podría decirte que te alejes de los problemas, pero tal parece que esta vez el de los problemas soy yo- [1] Dije con una voz que no saldría de mis labios sino de algún punto tras el cuello de la niña para poder hablarle sin tener que perseguirla y comprometerla -Ahora ponte a salvo, princesa; esto parece ponerse cada vez peor- [1] Sería lo último que alcanzaría a decir antes de perderla de vista -Salvado por la niña a la que debo cuidar- Murmuré para mí mismo cuando se escabulló entre el caos.
Tal como la pequeña, Lazid también se pondría en marcha para escapar sin el más ligero atisbo de preocupación por los acontecimientos que se estaban dando en toda la ciudad -Claro, claro, adelántate, te alcanzaré luego- Le dije al lagarto a sabiendas de que no me esperaría sin importar lo que dijera; por ahora quería solamente seguirle el rastro a mi pequeña y alcanzarla para salir junto del lugar, aunque algo detendría mi pie antes que pudiera ponerme en marcha -¡Mujer, casi me matas del susto!- Protesté ante la manera tan poco elegante en que me había contactado.
Bajé de la plataforma de un salto y me alegré al ver también a la elfa, ambas a salvo al menos por ahora, y ambas habían venido por mí, al contrario de lo que decía el lagarto -¿Zezenqué? Odio a los nigromantes- Comenté molesto, bastante mal que me la habían hecho pasar en Terpoli y ahora venían por más pero ¿De dónde?
Torear al toro, claro, siempre he soñado con eso- Comenté intentando hacerme una idea en mi mente de la forma que podría tener el animal, tal vez un toro normal con un poco de fuego en los cuernos, o un poco más, nada del otro mundo; ya luego me asustaría al ver lo equivocado que estaba, pero de momento las órdenes de Manuela parecían claras y sencillas -Hacer que me siga y alejarlo, entendido- Dije tan solo para confirmar mis instrucciones; Ryn debía avisar a los caballeros dragón para que acudieran a hacerse cargo, aunque no sabía si aquello era bueno o malo, a fin de cuentas posiblemente tratarían de recapturarme.
La explicación de la jefa me dejaba algunas interrogantes, aunque esperaba al menos contar con la información necesaria para realizar mi tarea -¿Quién es Xana? ¿Dónde está Rauko? ¿Cuál proscrita?- Pregunté en primer lugar -La niña que me liberó ¿Podrían encontrarla?- Pregunté a modo de súplica a ambas chicas esperando que alguna pudiera sacar tiempo para lograrlo, aunque seguramente estarían muy ocupadas en sus respectivas tareas.
Comenzaba a prepararme para mi sencilla tarea cuando vi a lo lejos, entre trastos que volaban prendidos en fuego, a la feroz criatura mucho más grande y temible de lo que había imaginado -Esa cosa es enorme...- Dije un poco intimidado ante la ferocidad, poder y tamaño de la criatura. Llevé mis manos a mi espalda para buscar mis dagas pero luego recordé que no estaban ahí, debían haberme despojado de ellas en algún momento, así que estaba débil y desarmado ante una enorme y poderosa bestia que además era de fuego y podía convertirme en cenizas de sangre en apenas un parpadeo, esto no podía sonar más que como una locura, pero hay ocasiones en la vida en las para salir airosamente hace falta estar un poco loco -Veamos qué tienes Zezengucho- Dije mientras comenzaba a caminar en dirección a donde venía la bestia, aunque no sin antes buscar hacia los lados alguna vía de escape una vez que tuviera su atención.
Bio
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
En medio de tanta hegemonía, Manuela había conseguido reponerse y eso logró animarla un poco. La rubia miraba en todas direcciones, buscando una respuesta a las interrogantes que se formaban en su mente, pero todo era tan caótico que realmente no lograba comprender que estaba sucediendo. De pronto la líder de gremio llamó su atención y la elfa no dudó en seguirla de inmediato. Soltó un suspiro de alivio al ver que Bio estaba bien, escuchando atentamente a lo que la mujer les indicaba. La mirada ojiazul se abrió desconcertada cuando Manuela explicó la situación de manera un poco más detallada y un sentimiento de inseguridad se arremolinó en su interior; aun así, no dudó ni un segundo a la tarea que se le había impuesto. Negó a la pregunta de la líder y miró al vampiro con gesto dubitativo, soltando una pequeña risa a sus comentarios burlescos acerca de la situación.
No lo pensó mucho y después de darle una pequeña sonrisa a su viejo compañero, salió corriendo a cumplir con lo que se le había ordenado. Todo era un completo desastre, las personas corrían aterrorizadas y no había manera sencilla de moverse entre la multitud. Varias veces la joven elfa chocó con algunos aterrados transeúntes, hasta que terminó cayendo de bruces al suelo, mirando la horrible situación que se volvía más peligrosa con cada segundo que pasaba. Tanto caos la conmocionaba, al punto de que incluso se sentía bastante inútil. Vale, eso le sucedía constantemente, pero esa situación superaba con creces a las anteriores y una vez más el sentimiento de impotencia dominó sus sentidos. Levantó la vista, encontrándose con el horrible coloso del que Bio tendría que hacerse cargo, comprendiendo la magnitud de las palabras de Manuela; y pensar que hasta hacía unos minutos ella le reprochaba que hubiese entrado en shock.
—No me pagan lo suficiente…
Ponderando sus escasas habilidades y la situación de peligro inminente, la rubia comenzó a considerar su posible suicidio y por un segundo su mente se congeló. Las vidas de muchas personas dependían del trabajo que su jefa le había indicado, a ella y no a nadie más, y si ella fallaba entonces no solo morirían personas inocentes, sino también las personas que quería. Recordó las palabras de Destino acerca de proteger a los demás y se levantó del suelo con un ánimo renovado. Ella los protegería de alguna manera y esta vez no iba a fallar. Corrió tan rápido como sus fuerzas le permitieron, vislumbrando una llamarada extraña en un sitio no muy alejado. Una vez ahí encontró a un grupo de hombres vestidos como guardias y no dudó en adentrarse al lugar donde se encontraban. Ni siquiera le prestaban atención, ellos parecían envueltos en sus planes y asuntos, que la hicieron sentir como si fuera una especie de ser invisible. Infló las mejillas y se subió a un escalón, llevándose dos dedos a los labios, silbando para llamar su atención. Los caballeros le dirigieron una mirada de extrañeza, a lo que la rubia solo pudo atinar a balbucear palabras inentendibles y nerviosas, logrando que ellos volvieran a ignorarla.
Al ver su intento fallido, Ashy se acercó a uno de los caballeros y le quitó la espada que se mantenía suspendida en la cintura de este. Era un poco más pesada que la de su padre, pero no le fue demasiado difícil sostenerla. Aquel joven ni cuenta pareció darse de lo que pasaba, pues estaba muy inmerso en su plática con otro grupo de hombres. Desenfundó la espada y la observó con admiración, pues desde niña le había encantado cuando su padre les enseñaba a Allen y a ella como defenderse. Desgraciadamente su abuelo nunca estuvo de acuerdo en que una sanadora se especializara en algo que no fuese sanar y terminó alejándola de aquella practica que tanto le gustaba, quizá con los años ella se habría convertido en alguien talentosa. Ashy era pequeña y hacía mucho tiempo que no sostenía una espada, por lo que la falta de practica y el peso del arma la desestabilizaron, logrando que sus manos la soltaran, estrellándose contra el suelo, capturando la atención de todos los presentes una vez más.
— ¡Escuchen! —Habló esta vez con todas sus fuerzas—. ¡Sé que parece que las cosas no son tan terribles, pero se equivocan! ¡El incendio es el menor de nuestros problemas! —Las caras severas de los presentes comenzaron a ponerla nerviosa—. ¡Un ejército de no muertos se aproxima a la ciudad, junto con un peligro aun mayor! —Los miró con seguridad—. ¡Sé que es difícil creerme, pero entre más tiempo pase más vidas perderemos! ¡Necesito su ayuda para proteger a nuestros seres queridos y a las personas inocentes de esta ciudad! —Esta vez dejó de gritar, modulando su voz para que aun así se escuchara en todo el lugar—. No tengo miedo de morir si es por una causa justa, ni mucho menos si es para proteger a quienes me necesitan, así que les pido que me ayuden a salvar su hogar.
Esperó que la arrestaran, esperó que le atravesaran con una espada, puede decirse que esperó lo peor, pero jamás se imaginó que sucedería algo tan extraordinario. Los caballeros comenzaron a correr la voz acerca del peligro. Habían estado esperando ordenes de su líder, pero este no parecía encontrarse ahí, por lo que terminaron siendo convencidos por las palabras de la pequeña elfa, quien los incitaba con una determinación que solo los dioses sabrían de donde había salido. La espada que había caído al suelo fue levantada por su dueño, quien miró a la elfa con cierta curiosidad, para después entregarle una espada un poco más ligera, una que ella podría llevar luego de un rato de acostumbrarse, junto a unas ropas similares a las de los caballeros. La elfa tardó un buen rato en entender que aquello significaba que había más trabajo que hacer que el que le habían encargado, aunque parecía muy tarde para retroceder.
No lo pensó mucho y después de darle una pequeña sonrisa a su viejo compañero, salió corriendo a cumplir con lo que se le había ordenado. Todo era un completo desastre, las personas corrían aterrorizadas y no había manera sencilla de moverse entre la multitud. Varias veces la joven elfa chocó con algunos aterrados transeúntes, hasta que terminó cayendo de bruces al suelo, mirando la horrible situación que se volvía más peligrosa con cada segundo que pasaba. Tanto caos la conmocionaba, al punto de que incluso se sentía bastante inútil. Vale, eso le sucedía constantemente, pero esa situación superaba con creces a las anteriores y una vez más el sentimiento de impotencia dominó sus sentidos. Levantó la vista, encontrándose con el horrible coloso del que Bio tendría que hacerse cargo, comprendiendo la magnitud de las palabras de Manuela; y pensar que hasta hacía unos minutos ella le reprochaba que hubiese entrado en shock.
—No me pagan lo suficiente…
Ponderando sus escasas habilidades y la situación de peligro inminente, la rubia comenzó a considerar su posible suicidio y por un segundo su mente se congeló. Las vidas de muchas personas dependían del trabajo que su jefa le había indicado, a ella y no a nadie más, y si ella fallaba entonces no solo morirían personas inocentes, sino también las personas que quería. Recordó las palabras de Destino acerca de proteger a los demás y se levantó del suelo con un ánimo renovado. Ella los protegería de alguna manera y esta vez no iba a fallar. Corrió tan rápido como sus fuerzas le permitieron, vislumbrando una llamarada extraña en un sitio no muy alejado. Una vez ahí encontró a un grupo de hombres vestidos como guardias y no dudó en adentrarse al lugar donde se encontraban. Ni siquiera le prestaban atención, ellos parecían envueltos en sus planes y asuntos, que la hicieron sentir como si fuera una especie de ser invisible. Infló las mejillas y se subió a un escalón, llevándose dos dedos a los labios, silbando para llamar su atención. Los caballeros le dirigieron una mirada de extrañeza, a lo que la rubia solo pudo atinar a balbucear palabras inentendibles y nerviosas, logrando que ellos volvieran a ignorarla.
Al ver su intento fallido, Ashy se acercó a uno de los caballeros y le quitó la espada que se mantenía suspendida en la cintura de este. Era un poco más pesada que la de su padre, pero no le fue demasiado difícil sostenerla. Aquel joven ni cuenta pareció darse de lo que pasaba, pues estaba muy inmerso en su plática con otro grupo de hombres. Desenfundó la espada y la observó con admiración, pues desde niña le había encantado cuando su padre les enseñaba a Allen y a ella como defenderse. Desgraciadamente su abuelo nunca estuvo de acuerdo en que una sanadora se especializara en algo que no fuese sanar y terminó alejándola de aquella practica que tanto le gustaba, quizá con los años ella se habría convertido en alguien talentosa. Ashy era pequeña y hacía mucho tiempo que no sostenía una espada, por lo que la falta de practica y el peso del arma la desestabilizaron, logrando que sus manos la soltaran, estrellándose contra el suelo, capturando la atención de todos los presentes una vez más.
— ¡Escuchen! —Habló esta vez con todas sus fuerzas—. ¡Sé que parece que las cosas no son tan terribles, pero se equivocan! ¡El incendio es el menor de nuestros problemas! —Las caras severas de los presentes comenzaron a ponerla nerviosa—. ¡Un ejército de no muertos se aproxima a la ciudad, junto con un peligro aun mayor! —Los miró con seguridad—. ¡Sé que es difícil creerme, pero entre más tiempo pase más vidas perderemos! ¡Necesito su ayuda para proteger a nuestros seres queridos y a las personas inocentes de esta ciudad! —Esta vez dejó de gritar, modulando su voz para que aun así se escuchara en todo el lugar—. No tengo miedo de morir si es por una causa justa, ni mucho menos si es para proteger a quienes me necesitan, así que les pido que me ayuden a salvar su hogar.
Esperó que la arrestaran, esperó que le atravesaran con una espada, puede decirse que esperó lo peor, pero jamás se imaginó que sucedería algo tan extraordinario. Los caballeros comenzaron a correr la voz acerca del peligro. Habían estado esperando ordenes de su líder, pero este no parecía encontrarse ahí, por lo que terminaron siendo convencidos por las palabras de la pequeña elfa, quien los incitaba con una determinación que solo los dioses sabrían de donde había salido. La espada que había caído al suelo fue levantada por su dueño, quien miró a la elfa con cierta curiosidad, para después entregarle una espada un poco más ligera, una que ella podría llevar luego de un rato de acostumbrarse, junto a unas ropas similares a las de los caballeros. La elfa tardó un buen rato en entender que aquello significaba que había más trabajo que hacer que el que le habían encargado, aunque parecía muy tarde para retroceder.
- Off Rol:
- Lamento muchisimo la tardanza, juro que no vi que Bio había posteado y estaba esperando su post para postear yo xDD disculpen que sea tan distraída
Ashryn Elaynor
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
Todo había resultado mucho más fácil de lo que yo pensaba, subí y logré liberar a ambos de sus ataduras; recibí la promesa de un lagarto ladrón y bajé rápidamente para encontrarme con mi acompañante, aún me daba mucha curiosidad el por qué había tal interés en salvar a tan dramático lagarto; pero antes de encontrarme con el enmascarado escuché una voz susurrante cerca de mi oído, podía jurar que sonaba igualito a mi papá. Aquella voz me advertía que me alejara de los problemas y que me mantuviera a salvo; aquello me hizo sonreír delicadamente, subir una de mis manos para colocarla sobre mi collar de unión y frotarlo con la esperanza de que fuera una bolita mágica y que lo que yo tuviese para decirle a mi papi también él lo escuchara. -Te quiero mucho papi, cuidate-.
-¿Conoces al vampiro?- preguntó el enmascarado en cuanto llegué a su lado.
-¿Conocerlo? No, para nada… sólo quería darle celos al lagarto- dije con mucha sinceridad pues consideraba que nadie conoce a nadie hasta que realmente lo conoce. Era un poco obvio aquello pero aquel pensamiento me servía para ocultar la cantidad abundante de sentimientos que tenía por “el vampiro”, él era mi todo junto con Pelusa, pero no lo conocía, al menos no del todo. -Mi lógica es aplastante- pensé victoriosa.
Luego de ocultar mis sentimientos por mi papi lindo me dí cuenta de que no tenía idea de en dónde se había metido el lagarto. Pasé la mirada por mi alrededor en busca de algún rastro pero nada que me diera alguna pista, no tenía nada que contestar a la pregunta de mi acompañante en cuento a la ubicación del ladrón -Sinceramente no sé- suspiré bajando un poco la mirada pero sin dejar de verle los pies al enmascarado.
Pronto los pies que veía se convertían en una especie de humo negro que se alejaba en busca del lagarto, supongo. Elevé mi mirada y observé el recorrido que ese humo seguía, luego volteé a ver a mi papá para asegurarme de que estuviese bien y lo vi a lo lejos con otras mujeres; elevé una de mis cejas y gruñí un poco, negué con la cabeza y me escabullí de la multitud sin perder de vista el humo negro que pasaba volando aumentando el espectáculo de terror que se desarrollaba en la plaza. -¿Por qué a este señor humo le interesa tanto un ladrón tan feo? ¿Será que le debe dinero?… Aún no lo sé, pero lo descubriré- corrí esquivando el alboroto para seguir a “Humito”, pero una joven loca empezó a gritar que las cosas iban a empeorar, y que se acercaban unos no muertos; incluso habló de que lucharía con su vida por una buena causa -¿No muertos?… Todos somos no muertos… Yo sigo viva- reí y me concentré en no perder el rastro que el enmascarado dejaba.
-¿Conoces al vampiro?- preguntó el enmascarado en cuanto llegué a su lado.
-¿Conocerlo? No, para nada… sólo quería darle celos al lagarto- dije con mucha sinceridad pues consideraba que nadie conoce a nadie hasta que realmente lo conoce. Era un poco obvio aquello pero aquel pensamiento me servía para ocultar la cantidad abundante de sentimientos que tenía por “el vampiro”, él era mi todo junto con Pelusa, pero no lo conocía, al menos no del todo. -Mi lógica es aplastante- pensé victoriosa.
Luego de ocultar mis sentimientos por mi papi lindo me dí cuenta de que no tenía idea de en dónde se había metido el lagarto. Pasé la mirada por mi alrededor en busca de algún rastro pero nada que me diera alguna pista, no tenía nada que contestar a la pregunta de mi acompañante en cuento a la ubicación del ladrón -Sinceramente no sé- suspiré bajando un poco la mirada pero sin dejar de verle los pies al enmascarado.
Pronto los pies que veía se convertían en una especie de humo negro que se alejaba en busca del lagarto, supongo. Elevé mi mirada y observé el recorrido que ese humo seguía, luego volteé a ver a mi papá para asegurarme de que estuviese bien y lo vi a lo lejos con otras mujeres; elevé una de mis cejas y gruñí un poco, negué con la cabeza y me escabullí de la multitud sin perder de vista el humo negro que pasaba volando aumentando el espectáculo de terror que se desarrollaba en la plaza. -¿Por qué a este señor humo le interesa tanto un ladrón tan feo? ¿Será que le debe dinero?… Aún no lo sé, pero lo descubriré- corrí esquivando el alboroto para seguir a “Humito”, pero una joven loca empezó a gritar que las cosas iban a empeorar, y que se acercaban unos no muertos; incluso habló de que lucharía con su vida por una buena causa -¿No muertos?… Todos somos no muertos… Yo sigo viva- reí y me concentré en no perder el rastro que el enmascarado dejaba.
Magazubi
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
Manuela
La bruja escuchó lo que Bio le preguntaba. Aunque no tenían demasiado tiempo, decidió contestarle a algunas de sus preguntas. – Xana es una amiga de Rauko. – indicó sin entrar en demasiados detalles sobre las condiciones de la joven – La chica proscrita… ¿Elen? Está enfrentada a la nigromante. La veo. Su nombre es Amaterasu y es muy poderosa. Si Rauko, Xana y Elen no consiguen derrotarla, la ciudad estará condenada a su desaparición. – le explicó al vampiro, que continuaba viendo toda la escena cuando lo deseaba por medio de la poción de Rauko. A continuación torció el rostro en señal de preocupación. – Pero no pensemos en ello. Debemos alejar al peligro del animal. – A continuación, el vampiro pretendía encontrar a la pequeña niña, perdida entre la multitud. Manuela no era partidaria de encontrarla, miró en todas direcciones, pero tenía que mantener al vampiro con confianza y moral suficientes como para poder escapar del zezengorri. – Le pediré a Ashryn que la busque. – le aseguró.
Cuando la elfa llegó de nuevo a la posición, tras salir del edificio como podía, que se caía a pedazos. Manuela pudo contemplar junto como con ella llegaban guardias, dispuestos a defender la plaza de la llegada de los no muertos.
-¡Ashryn! Tienes que encontrar a una niña. Bio la necesita y yo debo ayudarle. ¡Busca al lagarto, estará con ella! – instó a la joven, que seguramente estaría ya harta de su jefa después de tenerla dando vueltas por la plaza toda la noche. Así, la nueva misión de la mestiza consistiría en encontrar a hombre lagarto y, en consecuencia, a la niña. ¿El problema? Apenas llegaban al metro de altura, lo que en una plaza tan abarrotada dificultaba claramente la situación.
Poco después de que ésta saliese corriendo nuevamente y los guardias estuviesen preparados para enfrentarse a los no muertos. Se pudo ver el enorme fuego. – Ahí viene el demonio al que te tienes que enfrentar. – dijo señalando un enorme toro flamígero que venía hacia ellos. – Toréalo hasta un lago. O a donde veas. Pero aléjalo de la gente. Yo te ayudaré. – ordenó la mujer adulta al vampiro. – Y que no te toque. Si lo hace. Te desintegrará. – le advirtió – Eres mi mejor hombre. Confío en ti. La ciudad está en tus manos.– y sonrió, antes de apartarse del animal. Que se podía ver como venía en frente de Bio por la calle, convirtiendo en cenizas todo lo que tocaba.
Lazid & Meck
Al lagarto le importaba un pimiento la gente. Había escuchado algo de no muertos de la que bajaba del estrado. Pero no le importaba lo más mínimo. Allí se pudrieran todos y ardiesen con los no muertos. ¡Mejor! Así él podría saquear la ciudad una vez destruida. La de dinero que habría en el interior de las casas. Pero escapar de allí era prioritario. Por ello se infiltró entre la gente para abandonar la plaza. Mas alguien apareció en su frente justo cuando se aproximaba a llegar a los bordes de la plaza, una enorme sombra negra apareció a su frente y se materializó en un vampiro.-¡Meck! – gritó sorprendido Lazid en cuanto lo vio en su frente. Era un hombre que era tres veces él en altura, y con bastante mal humor. Tapado por una máscara. - ¿Qué tal amigo? Que casualidad que estés aquí. – rió, tímidamente, nervioso.
-No vas a salir vivo, lagarto. Págame lo que me debes. – instó el hombre tras la máscara, sacando sus dos dagas y afilándolas una contra la otra.
-¡Claro que sí, amigo mío! Pero dame sólo un par de semanas más, por favor. ¡He estado en la cárcel! – continuó. Aquello no pareció gustarle al vampiro. Que lanzó una daga contra el pequeño del lagarto, con una precisión única, clavándosela en el pie, haciéndolo caer al suelo, sollozante. – ¡Piedad! ¡Seré tu esclavo! ¡Te limpiaré los zapatos! ¡Pero no me mates! – gritó el pequeño hombre, que pareció haber perdido su valentía en cuanto se vio atacado. Ya se sabe el dicho, perro ladrador, poco mordedor.
-Ese es sólo un aviso de lo que te haré como no me pagues en dos semanas. – y acto seguido, vio como la joven Magazubi, la niña que lo había liberado, se postraba delante de él. – El lagarto queda a tu cargo. Nos veremos en Lunargenta. – indicó. Antes de esfumarse nuevamente en una enorme nube de humo negro. Era un tipo misterioso, y, aparentemente, peligroso. Pero sus misteriosas intenciones no las conocerían aquella noche, en la que ya no volvería a dar señales de vida.
* * * * * * * * *
Bio: Te toca torear con la más fea. Eres el hombre con más agilidad del mundo y el zezengorri es ahora más lento por las acciones de Chimar. Tendrás que llevarte al toro lejos de la plaza, hacia un lugar que desees. Lo dejo a tu gusto. Manuela irá atajando y tratará de ayudarte. Puedes manejarla. Es una bruja avanzada, dotada en la ilusión y el engaño. Un demonio nunca es una broma, por lo que tira una runa para determinar tu suerte y la de Manuela. Manuela podrá morir.
Ashryn: Tu trabajo con los guardias permitirá que la plaza sea defendida. Buen trabajo. Tras la nueva instrucción de tu jefa, llegarás hasta Magazubi, Lazid y Meck y contemplas la escena. He notado que no te gusta mucho. Así que te dejo algo que sé que te gusta más: Ayudar a Lazid a recuperarse y evitar que se desangre.
Maguita: Contemplas la escena. El lagarto ha quedado en peligro y tu papi es perseguido por el toro flamígero. Meck te ha ordenado permanecer a su lado. Pronto, no muertos comenzarán a aparecer mientras los guardias, que hábilmente ha llamado Ashryn, comenzarán a batallarlos. Avisa a tu compañera e ínstala a salir de ahí. No sois expertas en combate.
Ger
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
Pese a lo delicada que era la situación, Manuela trató de responder a mis preguntas tan bien como el poco tiempo que teníamos le permitía -Parece que me he perdido de mucho ¿Cuánto estuve congelado?- Pregunté con sarcasmo aunque aquello era más que todo una pregunta retórica; me costaba creer que en apenas unos instantes se había podido generar tanto caos -Si Rauko está con Elen entonces estará a salvo, tal vez acabará con una recompensa por su cabeza, pero estará a salvo que es lo importante- Comenté con ironía para luego notar la llegada de Ashryn quien había conseguido el apoyo de algunos caballeros dragón.
Los caballeros seguro se sorprenderían por el caos que imperaba en la ciudad aunque eso sería apenas el comienzo, repentinamente se escuchó una especie de explosión ahogada seguida de un fuerte impacto que incluso hizo temblar el suelo -¿Pero de qué tamaño es esa cosa?- Pregunté aunque sin esperar respuesta, avancé un par de pasos ligeramente hasta que por fin apareció la bestia corriendo entre las calles; patinó un poco al tomar la esquina en dirección al centro de la plaza, el centro donde yo me encontraba hermosamente atravesado aunque ciertamente no era más que un estorbo en su camino y su objetivo seguramente era algo más importante que yo, cosa que confirmaría luego.
Estás demente... Y creo que yo también- Respondí a la bruja -Oh, claro, me desintegrará si me toca, ahora sí estoy animado- Protesté de nuevo con sarcasmo aunque el hecho de ser su mejor hombre me hizo sentir especial, a menos que le dijera lo mismo a todo el mundo, lo que sería bastante triste, aunque de momento decidí creerle para darme ánimos -¡¡Por aquí, flamitas!!- Le grité al toro dando pequeños saltos mientras agitaba las manos en alto -Bien, tengo su atención ¿Y ahora qué?- Me pregunté y me dije a mí mismo -Mí mismo, corramos- No hacía falta ser muy inteligente para saber que no debía estar en su camino; apartarme habría sido la mejor opción pero aún quedaban muchas personas alrededor, así que de momento mantendría su atención en mí al menos mientras terminaban de evacuar a los que aún quedaban en la plaza.
Manuela se apartó mientras la bestia avanzaba imparable y yo corría por mi vida fingiendo no estar asustado; corrí hasta llegar a la estatua de un anciano que reposaba en un rincón de la plaza, tal vez algún personaje importante para la ciudad o la obra de algún famoso artista, aunque de momento para mí no era más que una herramienta; de un salto coloqué la pierna izquierda en la rodilla de la figura para luego impulsarme más arriba; mi pie derecho pisó el abdomen empujándome más y finalmente me empujé con la pierna izquierda desde el pecho de la figura para dar un salto sobre el animal que correría hasta estrellarse bruscamente contra la estatua creando una gran fisura en las piernas que acabarían por hacer caer a la figura de piedra -Espero que no me culpen por eso- Pensé mientras me giraba en el aire para evitar caer de cabeza.
Bien, ahora a sacarlo de aquí- Pensé mientras comenzaba a llamar la atención del toro flamígero -¡¡Aquí estoy, aún no me atrapas lentejuelo!!- Grité mientras saltaba meneado los brazos; el animal retrocedió un par de pasos agitando la cabeza para superar los mareos del golpe, eso me daba a entender que no era tan invulnerable como parecía ser -Bien, no eres tan fuerte, acabaré contigo aquí y ahora- Murmuré dándome ánimos para caminar hacia el toro que no tardó en lanzarse de nuevo en mi contra -¡Aquí estoy! Estúpida bestia ¿Crees que puedes matarme como a cualquier otro?- Pregunté a gritos mientras se acercaba marcando sus pasos con fuego que se quedaba dibujado en el piso incluso después que avanzaba -¿Te sientes con suerte? ¿En serio crees que puedes?- Abrí los brazos para esperarlo pero sus pasos pesados eran cada vez más intimidantes -Ok, bien, sí puedes- Dije para comenzar a correr a todo lo que me permitían mis piernas.
¿Pero cómo puedes ser tan rápido?- Pregunté para mí mismo al notar que el animal comenzaba a alcanzarme; con todo y mi velocidad era cuestión de tiempo para que me alcanzara, pero sorpresivamente una figura apareció corriendo a mi lado derecho; era yo mismo aunque menos expresivo y no tan guapo; la misma situación se repitió a mi izquierda y me vi rodeado por un par de copias de mí mismo -No sabía que podía hacer eso- Dije sorprendido pero luego noté que aquella ilusión era obra de Manuela que avanzaba un poco más adelantada ayudándome como podía.
Las copias corrían más despacio y comenzaron a quedarse rezagadas hasta que fueron alcanzadas por los flameantes cuernos del toro que deshizo al primero de los falsos Víctors el cual se convirtió en un pequeño torbellino de mariposas rojas que aunque no tardaron mucho en desvanecerse, distrajeron al toro por un instante; el segundo Víctor corrió la misma suerte un poco después; aunque habían cumplido su objetivo y yo había recuperado una buena ventaja; al cruzar la esquina observé una escena bastante desastroza; el fuerte sonido que había escuchado antes se debió seguramente a la caída de un enorme tanque de madera que ahora reposaba en pesados sobre un pequeño lago de agua y pelotas de hielo -¿Cómo pudo derribar eso?- Me pregunté intrigado antes de acelerar el paso al notar que el toro se acercaba de nuevo -Tiene potencial para destruir, y se me ocurre el lugar indicado para ello- Pensé al notar que el camino hacia la entrada principal de la ciudad no era la mejor de las ideas.
Hice señas a Manuela de que cruzara a la derecha, desviándonos del camino a la salida y tomando un rumbo hacia el palacio de la Logia; no porque quisiera desquitarme haciendo que un enorme toro de fuego destruyera una parte de su palacio; claro que no, yo sería incapaz aunque si pasara... Por casualidad... Lo disfrutaría.
Durante la incursión al palacio habíamos llegado por una ruta alterna, una serie de acantilados en el lado norte, en dirección a las montañas y desde donde podría intentar hacer que el toro se fuera a dar un paseo de altura; corría como niña asustada y aun así la bestia solía ganar terreno, aunque la bruja repetía el truco de los falsos yo cada vez que ocurría para distraer al animal.
No tardamos mucho en llegar al palacio en donde corrí directo hacia la puerta; el toro me seguiría hasta estrellarse contra la misma y lanzarla al piso -Ups, yo no he sido- Dije después de haberme desviado apenas unos instantes atrás; sabía que podría simplemente haber rodeado el palacio pero la distancia más corta entre dos puntos era siempre una línea recta, por lo que la bestia me acompañó a hacer algunos destrozos hasta que se volvió demasiado peligroso seguir presionando mi suerte y salté por una ventana que luego el toro se encargaría de convertirla en una puerta.
El lado posterior de la torre no era precisamente el más hermoso de los paisajes, el frío que ascendía desde el fondo del peñasco helaba la piel y los huesos -¡¡Una vez más, repite cuantos puedas!!- Grité a la bruja mientras me colocaba a la orilla del precipicio esperando que Manuela me ayudara colocando algunas copias con mi imagen en diversos puntos, con algo de suerte el toro intentaría correr para embestir a alguno y su elegía una de las copias se iría a volar en solitario; aunque también existía el riesgo de que corriera contra el yo verdadero y acabara eliminándome antes de caer; también necesitaba que corriera tan rápido como para que le fuera imposible detenerse.
Salté moviendo mis manos mientras mis copias manejadas por Manuela repetían mis movimientos -Vamos cuernitos, corre, he visto caracoles más veloces que tú- Grité en un acto que bien podría resultar imprudente al revelar mi posición, el toro enojado emprendió una veloz carrera pero ¿Hacía donde iría? ¿Embestiría alguna de mis copias o me mandaría al más allá? ¿Sería capaz de detenerse? Tendría que esperar para saberlo...
Los caballeros seguro se sorprenderían por el caos que imperaba en la ciudad aunque eso sería apenas el comienzo, repentinamente se escuchó una especie de explosión ahogada seguida de un fuerte impacto que incluso hizo temblar el suelo -¿Pero de qué tamaño es esa cosa?- Pregunté aunque sin esperar respuesta, avancé un par de pasos ligeramente hasta que por fin apareció la bestia corriendo entre las calles; patinó un poco al tomar la esquina en dirección al centro de la plaza, el centro donde yo me encontraba hermosamente atravesado aunque ciertamente no era más que un estorbo en su camino y su objetivo seguramente era algo más importante que yo, cosa que confirmaría luego.
Estás demente... Y creo que yo también- Respondí a la bruja -Oh, claro, me desintegrará si me toca, ahora sí estoy animado- Protesté de nuevo con sarcasmo aunque el hecho de ser su mejor hombre me hizo sentir especial, a menos que le dijera lo mismo a todo el mundo, lo que sería bastante triste, aunque de momento decidí creerle para darme ánimos -¡¡Por aquí, flamitas!!- Le grité al toro dando pequeños saltos mientras agitaba las manos en alto -Bien, tengo su atención ¿Y ahora qué?- Me pregunté y me dije a mí mismo -Mí mismo, corramos- No hacía falta ser muy inteligente para saber que no debía estar en su camino; apartarme habría sido la mejor opción pero aún quedaban muchas personas alrededor, así que de momento mantendría su atención en mí al menos mientras terminaban de evacuar a los que aún quedaban en la plaza.
Manuela se apartó mientras la bestia avanzaba imparable y yo corría por mi vida fingiendo no estar asustado; corrí hasta llegar a la estatua de un anciano que reposaba en un rincón de la plaza, tal vez algún personaje importante para la ciudad o la obra de algún famoso artista, aunque de momento para mí no era más que una herramienta; de un salto coloqué la pierna izquierda en la rodilla de la figura para luego impulsarme más arriba; mi pie derecho pisó el abdomen empujándome más y finalmente me empujé con la pierna izquierda desde el pecho de la figura para dar un salto sobre el animal que correría hasta estrellarse bruscamente contra la estatua creando una gran fisura en las piernas que acabarían por hacer caer a la figura de piedra -Espero que no me culpen por eso- Pensé mientras me giraba en el aire para evitar caer de cabeza.
Bien, ahora a sacarlo de aquí- Pensé mientras comenzaba a llamar la atención del toro flamígero -¡¡Aquí estoy, aún no me atrapas lentejuelo!!- Grité mientras saltaba meneado los brazos; el animal retrocedió un par de pasos agitando la cabeza para superar los mareos del golpe, eso me daba a entender que no era tan invulnerable como parecía ser -Bien, no eres tan fuerte, acabaré contigo aquí y ahora- Murmuré dándome ánimos para caminar hacia el toro que no tardó en lanzarse de nuevo en mi contra -¡Aquí estoy! Estúpida bestia ¿Crees que puedes matarme como a cualquier otro?- Pregunté a gritos mientras se acercaba marcando sus pasos con fuego que se quedaba dibujado en el piso incluso después que avanzaba -¿Te sientes con suerte? ¿En serio crees que puedes?- Abrí los brazos para esperarlo pero sus pasos pesados eran cada vez más intimidantes -Ok, bien, sí puedes- Dije para comenzar a correr a todo lo que me permitían mis piernas.
¿Pero cómo puedes ser tan rápido?- Pregunté para mí mismo al notar que el animal comenzaba a alcanzarme; con todo y mi velocidad era cuestión de tiempo para que me alcanzara, pero sorpresivamente una figura apareció corriendo a mi lado derecho; era yo mismo aunque menos expresivo y no tan guapo; la misma situación se repitió a mi izquierda y me vi rodeado por un par de copias de mí mismo -No sabía que podía hacer eso- Dije sorprendido pero luego noté que aquella ilusión era obra de Manuela que avanzaba un poco más adelantada ayudándome como podía.
Las copias corrían más despacio y comenzaron a quedarse rezagadas hasta que fueron alcanzadas por los flameantes cuernos del toro que deshizo al primero de los falsos Víctors el cual se convirtió en un pequeño torbellino de mariposas rojas que aunque no tardaron mucho en desvanecerse, distrajeron al toro por un instante; el segundo Víctor corrió la misma suerte un poco después; aunque habían cumplido su objetivo y yo había recuperado una buena ventaja; al cruzar la esquina observé una escena bastante desastroza; el fuerte sonido que había escuchado antes se debió seguramente a la caída de un enorme tanque de madera que ahora reposaba en pesados sobre un pequeño lago de agua y pelotas de hielo -¿Cómo pudo derribar eso?- Me pregunté intrigado antes de acelerar el paso al notar que el toro se acercaba de nuevo -Tiene potencial para destruir, y se me ocurre el lugar indicado para ello- Pensé al notar que el camino hacia la entrada principal de la ciudad no era la mejor de las ideas.
Hice señas a Manuela de que cruzara a la derecha, desviándonos del camino a la salida y tomando un rumbo hacia el palacio de la Logia; no porque quisiera desquitarme haciendo que un enorme toro de fuego destruyera una parte de su palacio; claro que no, yo sería incapaz aunque si pasara... Por casualidad... Lo disfrutaría.
Durante la incursión al palacio habíamos llegado por una ruta alterna, una serie de acantilados en el lado norte, en dirección a las montañas y desde donde podría intentar hacer que el toro se fuera a dar un paseo de altura; corría como niña asustada y aun así la bestia solía ganar terreno, aunque la bruja repetía el truco de los falsos yo cada vez que ocurría para distraer al animal.
No tardamos mucho en llegar al palacio en donde corrí directo hacia la puerta; el toro me seguiría hasta estrellarse contra la misma y lanzarla al piso -Ups, yo no he sido- Dije después de haberme desviado apenas unos instantes atrás; sabía que podría simplemente haber rodeado el palacio pero la distancia más corta entre dos puntos era siempre una línea recta, por lo que la bestia me acompañó a hacer algunos destrozos hasta que se volvió demasiado peligroso seguir presionando mi suerte y salté por una ventana que luego el toro se encargaría de convertirla en una puerta.
El lado posterior de la torre no era precisamente el más hermoso de los paisajes, el frío que ascendía desde el fondo del peñasco helaba la piel y los huesos -¡¡Una vez más, repite cuantos puedas!!- Grité a la bruja mientras me colocaba a la orilla del precipicio esperando que Manuela me ayudara colocando algunas copias con mi imagen en diversos puntos, con algo de suerte el toro intentaría correr para embestir a alguno y su elegía una de las copias se iría a volar en solitario; aunque también existía el riesgo de que corriera contra el yo verdadero y acabara eliminándome antes de caer; también necesitaba que corriera tan rápido como para que le fuera imposible detenerse.
Salté moviendo mis manos mientras mis copias manejadas por Manuela repetían mis movimientos -Vamos cuernitos, corre, he visto caracoles más veloces que tú- Grité en un acto que bien podría resultar imprudente al revelar mi posición, el toro enojado emprendió una veloz carrera pero ¿Hacía donde iría? ¿Embestiría alguna de mis copias o me mandaría al más allá? ¿Sería capaz de detenerse? Tendría que esperar para saberlo...
Bio
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
El miembro 'Bio' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
Solo los dioses sabrían el motivo por el que los caballeros dragón creyeron en sus palabras y se dejaron liderar por ella, pero no iba a reclamar, pues de alguna manera había cumplido con la tarea que se le había asignado. Después de cumplir con su tarea en ese lugar volvió donde Manuela, seguida por todo su ejército. Se sentía útil y eso era un milagro divino, así que se permitió saborear la pequeña victoria y esperar instrucciones; imaginando cuál sería su nuevo encargo. Claro que jamás se imaginó que su siguiente tarea fuese buscar a una pequeña niña. Debería cambiar su estatus de ‘‘aprendiz de medico’’ a ‘‘la chica de los recados’’; esa pequeña idea la hizo reír internamente, asintiendo a las instrucciones que la líder le daba. No era partidaria de desobedecer a una figura de autoridad que no fuese su padre o su abuelo, así que rechistar era un lujo que jamás se daría y menos con la bruja.
—Jefa, después de esto tendremos que hablar de un aumento —la miró—, o al menos de una promoción.
Le guiñó un ojo con una sonrisa burlesca, que denotaba que solo estaba bromeando y salió corriendo. Al parecer, tanto juntarse con Bio había hecho que se le pegaran sus malos modales y sus típicas burlas. Miró en todos lados, buscando a su objetivo, quien iba acompañada por el lagarto al que habían apresado junto al vampiro. Bien, no debía ser tan difícil, ¿o sí? Ella no era muy alta que dijéramos, así que tendría un poco más de ventaja al encontrar a alguien que se suponía debía ser pequeña y ágil. De pronto un extraño vestigio de humo captó su atención, encontrándose con el lagarto que se suponía debía estar con la pequeña. Un altercado se suscitó entre un hombre enmascarado y el ladrón, resultando este último herido por una daga, que sepan los dioses de donde había salido; pero había alguien más en la escena, la criatura a quien le habían encomendado encontrar. Los dioses se habían acordado de enviarle algo de suerte, ¡aleluya! El atacante se había esfumado en una curiosa nube de humo, dejándole libre el camino para cumplir con su misión.
—Espera, déjame ayudarte —se arrodilló frente al lagarto y acercó sus manos a la herida, para empezar el proceso de sanación, mirando a la niña—. Me han pedido que venga a buscarte —le sonrió—. Mi nombre es Ashryn.
Centró su concentración en terminar curar el pie del lagarto y en pensar en lo que haría después de eso. Los no muertos se acercaban, Manuela había ido con Bio y este último tendría que jugarse el trasero con aquel toro, para que nuevamente ella no pudiese hacer nada para asistirle. Lo más sensato era sacar a la niña de ahí, ponerla en un lugar seguro y regresar para intentar a ayudar de algún modo. También estaba la cuestión de que no sabía nada de Rauko desde que partió a las montañas y eso la preocupaba, a pesar de que no podía hacer mucho al respecto para ayudarle. Ajena a lo que pasaba con sus compañeros de gremio y su jefa, la única pregunta que había en su mente era: ¿Cuándo es que la vida se había vuelto tan complicada? Ah, sí, ya lo recordaba; fue desde que se le ocurrió la brillante idea de escaparse del bosque.
—Jefa, después de esto tendremos que hablar de un aumento —la miró—, o al menos de una promoción.
Le guiñó un ojo con una sonrisa burlesca, que denotaba que solo estaba bromeando y salió corriendo. Al parecer, tanto juntarse con Bio había hecho que se le pegaran sus malos modales y sus típicas burlas. Miró en todos lados, buscando a su objetivo, quien iba acompañada por el lagarto al que habían apresado junto al vampiro. Bien, no debía ser tan difícil, ¿o sí? Ella no era muy alta que dijéramos, así que tendría un poco más de ventaja al encontrar a alguien que se suponía debía ser pequeña y ágil. De pronto un extraño vestigio de humo captó su atención, encontrándose con el lagarto que se suponía debía estar con la pequeña. Un altercado se suscitó entre un hombre enmascarado y el ladrón, resultando este último herido por una daga, que sepan los dioses de donde había salido; pero había alguien más en la escena, la criatura a quien le habían encomendado encontrar. Los dioses se habían acordado de enviarle algo de suerte, ¡aleluya! El atacante se había esfumado en una curiosa nube de humo, dejándole libre el camino para cumplir con su misión.
—Espera, déjame ayudarte —se arrodilló frente al lagarto y acercó sus manos a la herida, para empezar el proceso de sanación, mirando a la niña—. Me han pedido que venga a buscarte —le sonrió—. Mi nombre es Ashryn.
Centró su concentración en terminar curar el pie del lagarto y en pensar en lo que haría después de eso. Los no muertos se acercaban, Manuela había ido con Bio y este último tendría que jugarse el trasero con aquel toro, para que nuevamente ella no pudiese hacer nada para asistirle. Lo más sensato era sacar a la niña de ahí, ponerla en un lugar seguro y regresar para intentar a ayudar de algún modo. También estaba la cuestión de que no sabía nada de Rauko desde que partió a las montañas y eso la preocupaba, a pesar de que no podía hacer mucho al respecto para ayudarle. Ajena a lo que pasaba con sus compañeros de gremio y su jefa, la única pregunta que había en su mente era: ¿Cuándo es que la vida se había vuelto tan complicada? Ah, sí, ya lo recordaba; fue desde que se le ocurrió la brillante idea de escaparse del bosque.
Ashryn Elaynor
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
Había seguido el rastro del humo oscuro a través de la gente que se encontraba alterada en las calles de la ciudad, eso me dirigió directamente hasta la escena de la amenaza hacia el ladrón. Al parecer mi compañero de rescate tenía asuntos que concretar con el lagarto, una deuda, cosa que no me extrañaba en lo absoluto. Dejé que sucediera lo que tenía que suceder, esperé con una distancia prudente entre ellos y traté de no verme involucrada en aquello, pero el enmascarado lo dejó con vida, y para empeorar la situación ahora yo tenía que hacerme cargo de un lagarto llorón que no tenía aspecto de tener cómo pagar esa deuda y si lo tenía no estaba dispuesto a pagar ni una sola moneda.
Llevé una de mis manos a mi frente, necesitaba pensar en alguna forma de que todo saliera bien sin arriesgar mi linda piel, ya que estaba segura de que si al lagarto le pasaba algo o no conseguíamos pagar la deuda, toda la responsabilidad iba a caer en mis hombros. A demás ya había visto un poco de lo que era capaz aquel enmascarado, estaba segura de que luchar contra él no sería la mejor opción.
Me sentía abstraída en mis pensamientos, caminaba de un lado a otro mientras unas cuantas goticas de sudor corrían por mi frente. No quería ni mirarle la cara al lagarto que me había metido en semejante problema, sentía como la sangre me hervía de rabia por no haberlo dejado morir en aquel estrado.
-¿No tienes ni idea de la magnitud del problema en el que nos has metido verdad?- le pregunté conteniendome para no clavarle el cuchillo que me dio el enmascarado en el otro pie -Te salvé la vida y ahora vienes a condenarme la mía- subí un poco el tono ignorando el acto de buena fe que hacía la chica al querer curarlo.
Me sentía tan enojada que lo único que quería era lastimarlo yo misma hasta que me sacara de aquella situación, pero tuve que controlarme. La voz dulce de la chica que lo sanaba y me comentaba que me buscaba y me ayudaría me calmó un poco. Suspiré tratando de calmarme, no quería empeorar las cosas haciendo algo de lo que me quisiera arrepentir más adelante.
-Gracias Ashryn- dije aún sin dejar de caminar de un lado a otro -Mi nombre es Magazubi. Disculpa que hayas tenido que presenciar eso. No soy una mala persona, al menos no hasta que me hagan enojar- dije mirando con frialdad al ladrón. -Vas a cooperar, saldremos de aquí y luego me vas a explicar lo del enmascarado- amenacé al lagarto -Vamos- dije ayudando al lagarto a levantarse para que entre las dos pudiésemos llevárnoslo fuera de todo el desastre que se estaba desarrollando en la ciudad.
Las cosas se estaban poniendo cada vez más difícil, la chica tenía razón, habían muertos vivientes que se aproximaban en todas las direcciones -Ahí vienen- les avisé a ambos de que estábamos en creciente peligro.
Logramos avanzar un poco, pero el lagarto no lo hacía más fácil; por suerte habían varios funcionarios de la guardia que estaban tratando de hacer lo mejor que podían y nos dieron el tiempo suficiente tiempo de alejarnos de aquella horda de muertos, sin embargo aún habían unos cuantos con los que tendríamos que lidiar.
-Sostenlo- le pedí a la chica para yo liberarme un poco del peso y poder usar el arco y las flechas para abrirnos un poco el camino. Apunté directamente a la cabeza de dos de los muertos y los dejé realmente ¿muertos?.
-Hay que seguir- dije volviendo a servirle de soporte al lagarto, que esperaba que pronto pudiese moverse gracias a la ayuda que le dio Ashryn.
Llevé una de mis manos a mi frente, necesitaba pensar en alguna forma de que todo saliera bien sin arriesgar mi linda piel, ya que estaba segura de que si al lagarto le pasaba algo o no conseguíamos pagar la deuda, toda la responsabilidad iba a caer en mis hombros. A demás ya había visto un poco de lo que era capaz aquel enmascarado, estaba segura de que luchar contra él no sería la mejor opción.
Me sentía abstraída en mis pensamientos, caminaba de un lado a otro mientras unas cuantas goticas de sudor corrían por mi frente. No quería ni mirarle la cara al lagarto que me había metido en semejante problema, sentía como la sangre me hervía de rabia por no haberlo dejado morir en aquel estrado.
-¿No tienes ni idea de la magnitud del problema en el que nos has metido verdad?- le pregunté conteniendome para no clavarle el cuchillo que me dio el enmascarado en el otro pie -Te salvé la vida y ahora vienes a condenarme la mía- subí un poco el tono ignorando el acto de buena fe que hacía la chica al querer curarlo.
Me sentía tan enojada que lo único que quería era lastimarlo yo misma hasta que me sacara de aquella situación, pero tuve que controlarme. La voz dulce de la chica que lo sanaba y me comentaba que me buscaba y me ayudaría me calmó un poco. Suspiré tratando de calmarme, no quería empeorar las cosas haciendo algo de lo que me quisiera arrepentir más adelante.
-Gracias Ashryn- dije aún sin dejar de caminar de un lado a otro -Mi nombre es Magazubi. Disculpa que hayas tenido que presenciar eso. No soy una mala persona, al menos no hasta que me hagan enojar- dije mirando con frialdad al ladrón. -Vas a cooperar, saldremos de aquí y luego me vas a explicar lo del enmascarado- amenacé al lagarto -Vamos- dije ayudando al lagarto a levantarse para que entre las dos pudiésemos llevárnoslo fuera de todo el desastre que se estaba desarrollando en la ciudad.
Las cosas se estaban poniendo cada vez más difícil, la chica tenía razón, habían muertos vivientes que se aproximaban en todas las direcciones -Ahí vienen- les avisé a ambos de que estábamos en creciente peligro.
Logramos avanzar un poco, pero el lagarto no lo hacía más fácil; por suerte habían varios funcionarios de la guardia que estaban tratando de hacer lo mejor que podían y nos dieron el tiempo suficiente tiempo de alejarnos de aquella horda de muertos, sin embargo aún habían unos cuantos con los que tendríamos que lidiar.
-Sostenlo- le pedí a la chica para yo liberarme un poco del peso y poder usar el arco y las flechas para abrirnos un poco el camino. Apunté directamente a la cabeza de dos de los muertos y los dejé realmente ¿muertos?.
-Hay que seguir- dije volviendo a servirle de soporte al lagarto, que esperaba que pronto pudiese moverse gracias a la ayuda que le dio Ashryn.
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OffRol
Habilidad nivel 0
Maestría en arcos: Mejora la habilidad de combate
usando arcos y flechas a cada nivel.
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Magazubi
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
Lazid
El lagarto comenzó a sangrar por su pierna y a lloriquear a Magazubi, pero podía sentirse afortunado ya que ésta, a diferencia de Meck, no tenía nada contra él. El lagarto se había metido en un buen lío de deudores y necesitaría la ayude de la pequeña Magazubi y del resto de integrantes del gremio de ladrones si quería salir vivo de aquel entuerto.-Escúchame, niña. Yo ya era un maestro ladrón cuando tus padres no se habían ni conocido. Así que trátame como merezco. – ante la cara de Magazubi, cambiaría el discurso – Bueno, con que me saques de esta ciudad de mierda bastará. – le dijo, apoyándose a su espalda. Eran aproximadamente del mismo tamaño, aunque Magazubi terminaría siendo más alta y esbelta con el paso del tiempo. - ¡Arre pequeña! – dijo, espoleándola como si la joven maguita fuese su caballito.
Pero en ese instante, apareció la elfa Ashryn para ofrecer su ayuda. Rápidamente tomaría a Lazid y le curaría la herida. El lagarto quedó prendado de aquella joven rubia mestiza. – Hoy han intentado ahorcarme, asesinarme, y finalmente termino libre y atendido por una diosa. – dijo Lazid – Definitivamente, soy un lagarto con talento. – rió el canijo mientras Ashryn atendía su pequeña pata reptiliana.
Pero los no muertos invadieron la plaza y el combate empezó. Los guardias que había advertido Ashryn luchaban contra los no muertos, unos caían, otros sobrevivían. Pero el caos se apoderó de todos los presentes. Y Magazubi, que parecía la más ducha en combate con Lazid herido y se defendía bien de los no muertos que atacaban. Pero lamentablemente, no podía cubrir todos los flancos.
Un no muerto iba a la espalda de Ashryn, y Lazid, que lo había visto, saltó con su pierna recuperada en un acto de valentía contra el animal. Clavándole la pequeña daga que llevaba con a la altura de su cabeza.
-Nadie dañará a mi damisela. – dijo en relación a Ashryn. El no muerto había quedado inconsciente. Tomó su pequeño cuchillo, apto para su tamaño. – Seré el héroe de la noche. – indicó. El pequeño lagarto se había venido arriba. Se subió a lo alto del estrado donde quisieron ahorcarlo.- ¡Yo os maldigo a todos! ¡Que el cielo se torne de verde y todos os pudráis en el infierno!
Y… por arte de magia. El cielo comenzó a teñirse de verde y los no muertos comenzaron a desintegrarse entre gritos desgarradores. Aquello a Lazid no se sorprendió. Él creía que lo había hecho verdaderamente, y no la nigromante Amaterasu. Pero como siempre la suerte del pequeño lagarto parecía no tener fin. Acostumbrado a jugar con fuego, algún día terminaría quemándose. Pero no sería aquella noche, en la que pasó de defenestrado a ídolo local.
-¡Yo os he salvado! ¡Pueblo de Dundarak! – gritó con los brazos extendidos, desde el estrado, mientras miró a Ashryn y Magazubi. – Pero no habría sido posible sin ellas. ¡Venga vosotras! ¡Venid! – las llamó, invitándolas a que no fueran tímidas y subieran con él al escenario. Al menos había tenido un buen gesto por una vez en su vida.
La gente se tranquilizó en cuanto los no muertos desaparecieron por completo. Había muchos muertos en la planta, pero la gente más ignorante, idolatraba a aquel pequeño lagarto como si él hubiese sido el salvador. Los guardias y gente culta sabían que no tenía nada que ver, pero tenían cosas más importantes que hacer como atender a los heridos y fallecidos.
-¡Por favor, santo predicador! ¡Apagad el cielo! – imploró un ciudadano. Y es que el remolino aún seguía verde.
-Ah si… el cielo. – miró, sin saber muy bien qué decir. – Ala venga, destíñete, vamos. – dijo rápido dando un par de palmadas. Pero, evidentemente, éste seguía verde. Las palabras de Lazid no servían de nada como era de esperar – Bueno, en un rato volverá a la normalidad. Tranquilos. – dijo, sin tener la menor idea, simplemente tirando de ingenio.
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Manuela
Como era habitual en él,el vampiro se reía de su enemigo, que por tratarse de un animal no le entendía, pero a la criatura se la veía claramente frustrada tratando de darle caza sin éxito por todas las calles de la ciudad. Víctor era muy rápido y consiguió conducirlo hasta una plaza en una de las esquinas de la helada ciudad. Se colocó al borde del precipicio junto a una de las torres de la ciudad y pidió a Manuela que crease algunas copias repartidas por los precipicios del mismo.
A duras penas llegó la bruja, claramente exhausta ya que el físico no era lo suyo, a pesar de que había recorrido mucho menos trayecto por los atajos. Pero tuvo una dosis de adrenalina final para lanzar un hechizo de multiplicación, generando varias copias de Víctor en los bordes de aquella elevada plataforma en una de los extremos de la ciudad.
El toro dudó de a por cuál de los cuatro Víctores que allí había iba a lanzarse. Todos eran iguales. Y todos hacían los mismos movimientos que el auténtico. Frotó su pezuña contra el suelo y mugió con furia para lanzarse a por uno de ellos. Concretamente por el que tenía más cerca. El vampiro o su copia permaneció inmóvil, el toro iba a destrozarle y, efectivamente, en cuanto lo tocó, su cuerpo se desintegró por completo, pero la criatura cayó por el precipicio con un mugido prolongado que terminó en cuanto impactó con el río helado que había bajo la plataforma por la que se lanzó y sucumbió, sumido en agua, unos 100 metros por debajo de donde se encontraba la elevada plataforma.
Manuela llegó tan alterada que no sabía si se trataba del vampiro o de una de sus copias. Pero por el aspecto inmóvil de todas ya se temía lo peor, y que había sido el auténtico el que había caído al suelo.
-¡Víctor! Si eres uno de los tres que quedan di algo, por favor, esto no tiene gracia. –pidió angustiada. Ni los no muertos ni los ciudadanos habían llegado hasta aquella plataforma, quedando sólo Manuela, las copias y una fría y heladora brisa. El cielo se tiñó de verde en aquel momento y gritos guturales fueron un presagio del fin de los no muertos. – Todo ha acabado. – dijo ella.
* * * * * * * * *
¡Último turno!
Bio: ¡Éxito! Los dioses te han acompañado y el toro flamígero se ha ido a por una de tus copias, terminando en un cauce helado. Es hora de volver junto a Manuela a la plaza con tus compañeros. Tienes tiempo para preguntarle a la bruja lo que consideres y reencontrarte con Maga y Ashryn.
Ashryn & Magazubi: El cielo se ha teñido de verde y los no muertos se diluyen con el viento. La realidad es que la nigromante Amaterasu ha llegado a un acuerdo con Elen y Rauko y finalmente ha decidido detener su ataque. Lazid, como oportunista que es, quiere declararse salvador. Podéis elegir disfrutar la victoria con él y terminar siendo adoradas o ser sinceras y denunciar que él no es el artífice de nada. Esto únicamente os afectará en las recompensas.
Ger
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
El sudor me bañaba el rostro de tanto que había corrido, definitivamente esta hazaña me había enseñado que rapidez y resistencia no estaban ni cerca de ser lo mismo, estaba ya sin aliento y el toro incendiario no mostraba un ápice de cansancio, a pesar de todos los golpes que se había llevado estrellándose de frente contra cuanto obstáculo había adornado su camino, seguía inmutable con su atención puesta en mí, aunque pese a mi estado, al menos estaba en mejores condiciones que Manuela, cuya habitual elegancia era tan solo un recuerdo, ya me encargaría de hacerle varios chistes al salir de ésta, si es que lograba salir.
Con un último esfuerzo la bruja consiguió crear varias ilusiones de mí mismo, aunque alguno que otro le salió medio extraño, kilos de más, kilos de menos, ojos torcidos, no era su mejor obra sin duda pero de lejos era difícil notar las diferencias aunque para una simple bestia que atacaba a cualquier cosa móvil, no importarían mucho esos detalles, tenía ahora más presas de las que había al inicio para descargar su furia sin sentido.
Me quedé firme mientras el toro se detenía algo confundido ante la similitud de todos, salvo por los detalles sin importancia como que uno tenía unos labios que eran casi la mitad de su cara; el animal rasguñó el suelo dejando al paso una estela de vapor al evaporar la nieve bajo sus patas y sin más, se lanzó en una vertiginosa carrera contra el que había marcado como su objetivo; me mantuve firme tal como cada una de las copias para que el animal no cambiara de dirección en el último momento y acabé viendo cómo el animal arrasaba con una de las copias para luego seguir adelante; se giró como pudo y trató de aferrarse al piso pero su peso y velocidad se encargaron de empujarlo hasta que tan solo su estela de fuego quedó dibujada en el caricaturesco descenso hasta el fondo del peñasco; esperaba que el animal no fuera la mascota de alguien, y si lo era, que al menos ese alguien no me hubiera visto o seguramente habría agregado un nuevo enemigo a mi ya engrosado catálogo.
Permanecí inmóvil unos instantes más tan solo para asustar a Manuela, incluso cuando sus copias comenzaron a desvanecerse usé mi propia magia sombría para desvanecer mis piernas lentamente; era casi perfecto y la bruja comenzaba a dudar realmente de que hubiera sobrevivido -Acá estoy, abajo- [1] Dije con una voz que no saldría de mi boca sino desde abajo del peñasco, por donde había caído el animal aunque luego no pude evitar explotar en un ataque de risa que seguramente ya no le haría mucha gracia a la mujer -Parece que necesitamos ejercicio, jefa- Le dije con sarcasmo mientras me acercaba a ella para dejarle claro que todo había salido bien.
Al menos es un problema menos, ahora solo quedan los... ¿Y ahora qué?- Me interrumpí a mí mismo mientras señalaba al cielo que comenzaba a teñirse de un lúgubre color verde -Parece que aún no acaba- Contradije a la bruja haciéndole notar la nueva situación -Hay que volver con los demás, Ryn y la niña podrían estar en problemas- Le señalé el camino y me puse en marcha, no podría hacer una nueva exhibición de velocidad con la poca resistencia que me quedaba, pero mi excusa sería ir a paso lento para que la jefa pudiera seguirme -¿Me he ganado un aumento o aún no?- Pregunté bromeando para relajar la tensión pues a pesar del color verde en el cielo, la plaga de no-muertos en las calles parecía haber menguado, los caballeros dragón habían conseguido contener la amenaza aunque aún quedaba el misterioso cielo verde.
Al regresar a la plaza la encontramos libre de amenazas y con un Lazid que presumía de ser el salvador de la ciudad; pocos seres había conocido en mi vida que tuvieran aquella facilidad para atrapar en el aire las oportunidades de fama o inventárselas si estas no existían, lo peor de todo era su facilidad para que las personas le creyeran sus increíbles mentiras, tal vez incluso era mejor mentiroso que yo y eso ya era una gran hazaña para alguien sin la presencia vampírica; reí de medio lado dejando escapar aire por la nariz ante la disparatada escena del lagarto disfrutando su momento de gloria y no podía esperar ver la cara de Abbey Frost cuando viera al lagarto siendo alabado por las mismas personas de Dundarak, eso sí que me lo pensaba disfrutar.
[1] Habilidad de Nivel 6: El que acecha en el umbral Con un último esfuerzo la bruja consiguió crear varias ilusiones de mí mismo, aunque alguno que otro le salió medio extraño, kilos de más, kilos de menos, ojos torcidos, no era su mejor obra sin duda pero de lejos era difícil notar las diferencias aunque para una simple bestia que atacaba a cualquier cosa móvil, no importarían mucho esos detalles, tenía ahora más presas de las que había al inicio para descargar su furia sin sentido.
Me quedé firme mientras el toro se detenía algo confundido ante la similitud de todos, salvo por los detalles sin importancia como que uno tenía unos labios que eran casi la mitad de su cara; el animal rasguñó el suelo dejando al paso una estela de vapor al evaporar la nieve bajo sus patas y sin más, se lanzó en una vertiginosa carrera contra el que había marcado como su objetivo; me mantuve firme tal como cada una de las copias para que el animal no cambiara de dirección en el último momento y acabé viendo cómo el animal arrasaba con una de las copias para luego seguir adelante; se giró como pudo y trató de aferrarse al piso pero su peso y velocidad se encargaron de empujarlo hasta que tan solo su estela de fuego quedó dibujada en el caricaturesco descenso hasta el fondo del peñasco; esperaba que el animal no fuera la mascota de alguien, y si lo era, que al menos ese alguien no me hubiera visto o seguramente habría agregado un nuevo enemigo a mi ya engrosado catálogo.
Permanecí inmóvil unos instantes más tan solo para asustar a Manuela, incluso cuando sus copias comenzaron a desvanecerse usé mi propia magia sombría para desvanecer mis piernas lentamente; era casi perfecto y la bruja comenzaba a dudar realmente de que hubiera sobrevivido -Acá estoy, abajo- [1] Dije con una voz que no saldría de mi boca sino desde abajo del peñasco, por donde había caído el animal aunque luego no pude evitar explotar en un ataque de risa que seguramente ya no le haría mucha gracia a la mujer -Parece que necesitamos ejercicio, jefa- Le dije con sarcasmo mientras me acercaba a ella para dejarle claro que todo había salido bien.
Al menos es un problema menos, ahora solo quedan los... ¿Y ahora qué?- Me interrumpí a mí mismo mientras señalaba al cielo que comenzaba a teñirse de un lúgubre color verde -Parece que aún no acaba- Contradije a la bruja haciéndole notar la nueva situación -Hay que volver con los demás, Ryn y la niña podrían estar en problemas- Le señalé el camino y me puse en marcha, no podría hacer una nueva exhibición de velocidad con la poca resistencia que me quedaba, pero mi excusa sería ir a paso lento para que la jefa pudiera seguirme -¿Me he ganado un aumento o aún no?- Pregunté bromeando para relajar la tensión pues a pesar del color verde en el cielo, la plaga de no-muertos en las calles parecía haber menguado, los caballeros dragón habían conseguido contener la amenaza aunque aún quedaba el misterioso cielo verde.
Al regresar a la plaza la encontramos libre de amenazas y con un Lazid que presumía de ser el salvador de la ciudad; pocos seres había conocido en mi vida que tuvieran aquella facilidad para atrapar en el aire las oportunidades de fama o inventárselas si estas no existían, lo peor de todo era su facilidad para que las personas le creyeran sus increíbles mentiras, tal vez incluso era mejor mentiroso que yo y eso ya era una gran hazaña para alguien sin la presencia vampírica; reí de medio lado dejando escapar aire por la nariz ante la disparatada escena del lagarto disfrutando su momento de gloria y no podía esperar ver la cara de Abbey Frost cuando viera al lagarto siendo alabado por las mismas personas de Dundarak, eso sí que me lo pensaba disfrutar.
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Aerandiano de honor
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Nivel de PJ : : 10
Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
Por algún motivo desconocido la rubia olvidó que se encontraban en un ambiente de peligro extremo. Quizá era que se encontraba concentrada en la tarea de curar al lagarto, quizá confiaba demasiado en los soldados que la habían obedecido, o simplemente tal vez era el hecho de que de plano su personalidad despistada había logrado hacer que se olvidase de ese insignificante detalle. La adorable pequeña se presentó como Magazubi y la ojiazul no pudo evitar pensar en que parecía una pequeña muñequita frágil e indefensa, aunque por las palabras que le había dirigido al lagarto anteriormente, se notaba que de indefensa no tenía nada. Arqueó una ceja ante el comentario del lagarto, quien la llamó ‘‘diosa’’, sacándole un pequeño suspiro de frustración, mientras pensaba que por alguna razón siempre lograba atraer a personas demasiado extrañas. Magazubi le hizo notar que los no muertos se acercaban, por lo que se apresuró a ayudarle con el lagarto, cuyo pie ya debería estar un tanto mejor.
Los soldados luchaban con gran valentía, pero muchos de ellos caían al suelo vencidos, logrando que Ashy se replanteara la idea de volver para ayudarles. Esa leve distracción casi le cuesta el pellejo, pues sin darse cuenta un no muerto se acercó por su espalda dispuesto a mandarla al otro mundo; afortunadamente el lagarto se lanzó contra su atacante, salvándole la vida, aunque con algunas palabras innecesarias. La joven elfa realmente pensó en lanzarle un zapato cuando el hombrecillo ‘‘lanzó una maldición’’, pero fue interrumpida cuando el cielo comenzó a teñirse de verde, llevándose a los nigromantes en un acto sencillamente impresionante. Ella ya no era una niña inocente, por lo que estaba cien por ciento segura que aquel suceso no había sido ocasionado por el ladrón, sino por alguien increíblemente poderoso. Claro que tenía que darle algo de crédito al lagarto por tener tan buena fortuna, de hecho, estaba a punto de elogiarle tal cualidad, cuando éste se adjudicó toda la gloria de lo ocurrido.
Ashy se golpeó la frente con la palma de su mano al escuchar la respuesta que Lazid le dio a un ciudadano, junto a su intento fallido por detener su supuesta maldición. Definitivamente él no tenía absolutamente nada que ver en todo ese espectáculo. Levantó su mirada en busca de Rauko, pero solo logró divisar las siluetas de Manuela y Bio. Ashy suspiró aliviada de ver a su compañero con vida y no dudó en tomar la mano de Magazubi para alejarse del lagarto demente lo más posible, evitando participar de su evidente farsa. No tenía idea de cómo es que habían escapado, aunque le agradaba saber que estaban con vida; ahora solo restaba reunirse con Rauko y estarían todos completos. Sonrió a Bio, sin acercarse mucho a él, pues ella ya no era la misma desde su última misión y sabía que el vampiro no la recordaba, así que prefería evitarse la triste escena de tener que decir quién era.
—Realmente no puedo entender que las personas le crean —miró al lagarto y suspiró—. Me alegra que estén bien —soltó la mano de la pequeña y volvió a sonreírle a la bruja y al vampiro—. ¿Deberíamos desmentirlo?
Para la rubia gritar que el lagarto era un estafador, sencillamente le parecía un fastidio. Las personas debían ser lo bastante listas como para darse cuenta del fraude y si no lo eran eso ya no era asunto suyo. Aun así, ella ya había dicho mucho al evitar ser partícipe de tal engaño, quizá con eso la gente sería menos idiota y podrían acabar con la buena suerte del ladrón metiéndole la paliza de su vida. Por el momento esperaría indicaciones de Manuela para por fin largarse de ese endemoniado lugar. No sabía la razón, pero sentía como si no hubiese dormido en años, definitivamente necesitaría una buena compensación por tantos inconvenientes.
Los soldados luchaban con gran valentía, pero muchos de ellos caían al suelo vencidos, logrando que Ashy se replanteara la idea de volver para ayudarles. Esa leve distracción casi le cuesta el pellejo, pues sin darse cuenta un no muerto se acercó por su espalda dispuesto a mandarla al otro mundo; afortunadamente el lagarto se lanzó contra su atacante, salvándole la vida, aunque con algunas palabras innecesarias. La joven elfa realmente pensó en lanzarle un zapato cuando el hombrecillo ‘‘lanzó una maldición’’, pero fue interrumpida cuando el cielo comenzó a teñirse de verde, llevándose a los nigromantes en un acto sencillamente impresionante. Ella ya no era una niña inocente, por lo que estaba cien por ciento segura que aquel suceso no había sido ocasionado por el ladrón, sino por alguien increíblemente poderoso. Claro que tenía que darle algo de crédito al lagarto por tener tan buena fortuna, de hecho, estaba a punto de elogiarle tal cualidad, cuando éste se adjudicó toda la gloria de lo ocurrido.
Ashy se golpeó la frente con la palma de su mano al escuchar la respuesta que Lazid le dio a un ciudadano, junto a su intento fallido por detener su supuesta maldición. Definitivamente él no tenía absolutamente nada que ver en todo ese espectáculo. Levantó su mirada en busca de Rauko, pero solo logró divisar las siluetas de Manuela y Bio. Ashy suspiró aliviada de ver a su compañero con vida y no dudó en tomar la mano de Magazubi para alejarse del lagarto demente lo más posible, evitando participar de su evidente farsa. No tenía idea de cómo es que habían escapado, aunque le agradaba saber que estaban con vida; ahora solo restaba reunirse con Rauko y estarían todos completos. Sonrió a Bio, sin acercarse mucho a él, pues ella ya no era la misma desde su última misión y sabía que el vampiro no la recordaba, así que prefería evitarse la triste escena de tener que decir quién era.
—Realmente no puedo entender que las personas le crean —miró al lagarto y suspiró—. Me alegra que estén bien —soltó la mano de la pequeña y volvió a sonreírle a la bruja y al vampiro—. ¿Deberíamos desmentirlo?
Para la rubia gritar que el lagarto era un estafador, sencillamente le parecía un fastidio. Las personas debían ser lo bastante listas como para darse cuenta del fraude y si no lo eran eso ya no era asunto suyo. Aun así, ella ya había dicho mucho al evitar ser partícipe de tal engaño, quizá con eso la gente sería menos idiota y podrían acabar con la buena suerte del ladrón metiéndole la paliza de su vida. Por el momento esperaría indicaciones de Manuela para por fin largarse de ese endemoniado lugar. No sabía la razón, pero sentía como si no hubiese dormido en años, definitivamente necesitaría una buena compensación por tantos inconvenientes.
Ashryn Elaynor
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
La encantadora actitud del lagarto no era precisamente de mi agrado, no encontraba una explicación lógica para que alguien con su inteligencia y humildad estuviese guiando al gremio, pero eso sería algo que discutiría luego con los demás ladrones, de momento sólo me importaba sacarlo sano y salvo de ahí para que luego me explicara con detalles sus asuntos con el hombre enmascarado.
Se me hacía muy difícil estar pendiente de alejar a los no muertos de nosotros si tenía que lidiar con ser una niñera. Me pude deshacer de dos que se acercaban a nosotros, pero estaba limitada en movimiento hasta que Lazid logró valerse por su cuenta para salvar a Ashryn.
El lagarto no tardó mucho después de su milagrosa recuperación para hacer un espectáculo con su buena suerte, se subió al estrado para invocar una luz verde en el cielo y así sucedió. Al teñirse las nubes me impresioné, me daba un poco de miedo que aquello realmente fuese obra del ladrón, porque de ser así este seguro tendría más trucos bajo la manga y eso no me gustaba nada.
Pronto todos los no muertos se volvieron polvo en el aire como si fuesen un simple sucio bajo la cama. -No… puede ser…- pensé mirando al ladrón y tratando de convencerme de que él sería capaz de aquella obra de magia, pero en cuanto nos dio crédito a Ashryn y a mí supe que si realmente hubiese sido gracias a él, no compartiría el merito.
Estaba por subirme al estrado con él para también ser alabada un poco por pasar mas de dos minutos con alguien tan insoportable, pero la chica que lo curó no me dejó, me agarró de la mano y me hizo percatarme de que mi papi lindo se acercaba. Salí corriendo a todo dar para abrazar con fuerza a mi papito y guindarme como si fuese un kohalita sobre su espalda. Me acomodé bien sobre él para poder tener visible al lagarto y apreté a Bio como si quisiera sacarle todas las tripas.
-¿Estás bien papá?- le pregunté al oído.
Después de unos minutos de gloria del lagarto y ver como la cosa se le estaba poniendo difícil de manejar por no saber responderle a su publico me bajé de la espalda de mi papá.
-Papi, no me puedo quedar… así como tú, tengo unos cuantos asuntos que resolver- dije para despedirme del grupo -Ashryn, gracias por curarlo… espero que no estés presente para cuando sea yo quién lo lastime- le dije sonriendo -Y …- miré a la otra persona que se encontraba con nosotros - ...gracias por cuidar a mi papá ¿crees que podrías mantenerlo vivo hasta que nos volvamos a ver?- pregunté.
Me alejé corriendo del grupo y me monté rápido en el estrado para salvarle el trasero al ladrón.
-Pueblo de Dundarak, son el mejor público que hemos tenido- hice una pausa para buscar en mi cabeza que otra cosa decir -esperamos que les haya gustado todo este espectáculo, muchos se esforzaron por hacer que todo esto fuese posible para ustedes- respiré profundo al ver que varios dejaban de preocuparse para enfocarse en mi discurso, incluso mi papá volteaba a verme, así que me metí en mi papel – esto ha sido un montaje de entretenimiento con mucha adrenalina… Espero que haya sido de su agrado- bajé mi dorso como haciendo un saludo teatral y aprovechando de golpear el estómago del lagarto para que no se atreviera a decir nada – Por eso nosotros, los actores de “Quikiriwiqui”… nos despedimos y les deseamos un muy feliz día- dije con más fuerza y emoción en mi voz– Nos vemos en el próximo show- halé a Lazid y me despedí con la mano que tenía libre -Gracias Plaza de Dundarak- sonreí y saludé a todos con mi mano sintiéndome la reina de Lunargenta. -Son un público maravilloso- llevé mi mano a los ojos fingiendo limpiarme una lágrima de emoción -¡¡¡LOS AMO!!!- grité antes de salir corriendo halando a Lazid para llevármelo lejos y a salvo.
Se me hacía muy difícil estar pendiente de alejar a los no muertos de nosotros si tenía que lidiar con ser una niñera. Me pude deshacer de dos que se acercaban a nosotros, pero estaba limitada en movimiento hasta que Lazid logró valerse por su cuenta para salvar a Ashryn.
El lagarto no tardó mucho después de su milagrosa recuperación para hacer un espectáculo con su buena suerte, se subió al estrado para invocar una luz verde en el cielo y así sucedió. Al teñirse las nubes me impresioné, me daba un poco de miedo que aquello realmente fuese obra del ladrón, porque de ser así este seguro tendría más trucos bajo la manga y eso no me gustaba nada.
Pronto todos los no muertos se volvieron polvo en el aire como si fuesen un simple sucio bajo la cama. -No… puede ser…- pensé mirando al ladrón y tratando de convencerme de que él sería capaz de aquella obra de magia, pero en cuanto nos dio crédito a Ashryn y a mí supe que si realmente hubiese sido gracias a él, no compartiría el merito.
Estaba por subirme al estrado con él para también ser alabada un poco por pasar mas de dos minutos con alguien tan insoportable, pero la chica que lo curó no me dejó, me agarró de la mano y me hizo percatarme de que mi papi lindo se acercaba. Salí corriendo a todo dar para abrazar con fuerza a mi papito y guindarme como si fuese un kohalita sobre su espalda. Me acomodé bien sobre él para poder tener visible al lagarto y apreté a Bio como si quisiera sacarle todas las tripas.
-¿Estás bien papá?- le pregunté al oído.
Después de unos minutos de gloria del lagarto y ver como la cosa se le estaba poniendo difícil de manejar por no saber responderle a su publico me bajé de la espalda de mi papá.
-Papi, no me puedo quedar… así como tú, tengo unos cuantos asuntos que resolver- dije para despedirme del grupo -Ashryn, gracias por curarlo… espero que no estés presente para cuando sea yo quién lo lastime- le dije sonriendo -Y …- miré a la otra persona que se encontraba con nosotros - ...gracias por cuidar a mi papá ¿crees que podrías mantenerlo vivo hasta que nos volvamos a ver?- pregunté.
Me alejé corriendo del grupo y me monté rápido en el estrado para salvarle el trasero al ladrón.
-Pueblo de Dundarak, son el mejor público que hemos tenido- hice una pausa para buscar en mi cabeza que otra cosa decir -esperamos que les haya gustado todo este espectáculo, muchos se esforzaron por hacer que todo esto fuese posible para ustedes- respiré profundo al ver que varios dejaban de preocuparse para enfocarse en mi discurso, incluso mi papá volteaba a verme, así que me metí en mi papel – esto ha sido un montaje de entretenimiento con mucha adrenalina… Espero que haya sido de su agrado- bajé mi dorso como haciendo un saludo teatral y aprovechando de golpear el estómago del lagarto para que no se atreviera a decir nada – Por eso nosotros, los actores de “Quikiriwiqui”… nos despedimos y les deseamos un muy feliz día- dije con más fuerza y emoción en mi voz– Nos vemos en el próximo show- halé a Lazid y me despedí con la mano que tenía libre -Gracias Plaza de Dundarak- sonreí y saludé a todos con mi mano sintiéndome la reina de Lunargenta. -Son un público maravilloso- llevé mi mano a los ojos fingiendo limpiarme una lágrima de emoción -¡¡¡LOS AMO!!!- grité antes de salir corriendo halando a Lazid para llevármelo lejos y a salvo.
Magazubi
Honorable
Honorable
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Nivel de PJ : : 5
Re: [Gremios] [Inf-Lad] Plaza: Sentencia demoníaca en Dundarak
Misión completada con éxito
Obtenéis:- 15 ptos de experiencia.
- 200 aeros.
- 10 puntos de influencia con Gremio de Informantes o Gremio de ladrones [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
- Lazid sobrevive, pero parece que tiene un nuevo enemigo, Meck Volte. Tendréis que "lidiar" con él más adelante.
¡Magazubi ha subido a nivel 3! Bio se queda a 1 pto
Todo se os ha sumado a vuestro perfil.
Permaneced atentos al subforo de vuestro gremio. Pues pronto (cuando termine el tema de los demás gremios) tendréis nuevas noticias con las misiones de especialización y la maldición de Xana los informantes. Mientras que los ladrones tendréis que solventar "un pequeño golpe de estado".
Ger
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