[Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
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[Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
La dragona Ingela se encontraba paseando por la ciudad. ¡Todo el mundo corría a la plaza central! Allí se iba a celebrar una peligrosa ejecución en las próximas horas. Vio pasar a su lado el carromato de los fugitivos bien escoltado por los caballeros dragón. El vampiro Bio y Lazid se encontraban en su interior, pero no era capaz de verlos por el bullicio. ¿Qué iba a llevar a la dragona a desviarse de sus quehaceres diarios por una simple ejecución? ¿A quién iban a ahorcar? Podría interesarle o no, eso dependería de su gusto por el morbo o el cuchicheo.
A quien sí que parecía interesarle era a la gran encantadora Abbey Frost. La bruja de hielo sonreía cada vez que veía a Bio entre rejas, y ahora que Lazid también se encontraba ahí, todavía más. Ambos, junto a Elen Calhoun, la habían humillado dentro del palacio, y ahora por fin podría ver como sus cabezas rodaban. Tanto era su gracia que, acto seguido, el destino quiso que se tropezase con la dragona. Era tal el frío que desprendía la hechicera que la dragona pudo sentir sobre su brazo una enorme aura congelante. De permanecer demasiado tiempo en contacto con Abbey, podría terminar helándosele.
-¡Mira por dónde andas! – le recriminó Abbey con su característico mal humor.
El Palacio se había encargado de que las calles estuviesen repletas de caballeros dragón. Nada ni nadie podría impedir la ejecución. A menos que… la centinela. La protectora de Aerandir, y no nos referimos a Elen, hiciera algo ¿bueno?, para evitar que la ejecución tuviera lugar.
Los ladrones iban caminando buscando la manera de liberar a su líder. Ninguno de los dos sabía nada de Meck hasta el momento en que una nota sobrevoló el cielo de Dundarak y cayó a sus pies. “¿Queréis rescatar a Lazid? Neutralizad a Abbey Frost. Fdo: “M”.” con una fotografía de una mujer, pelirroja que, increíblemente, se encontraba a su lado, dialogando con otra.
* * * * * * * * * * * *
Ingela: Te has cruzado nada más y nada menos que con la líder de la logia. La cual te recrimina el haberte tropezado con ella. Es difícil empezar bien con la misma pues es una mujer bastante malhumorada, como irás descubriendo. Enseguida la reconoces pues es una figura muy reconocida en la ciudad. Si quieres entrar al gremio deberías de tratar de relacionarte con ella.
Ladrón 1, 2 & 3: Habéis visto el mensaje. Desactivar a Abbey será clave en el rescate de Lazid, razón por la que estáis en la ciudad. ¿Por qué? Pronto lo sabréis. En este mismo turno deberéis realizar algún tipo de acción para distraer o atacar a la encantadora, o bien compenetraros para tratar de despistar a Ingela, que se encuentra dialogando con vuestro objetivo.
A quien sí que parecía interesarle era a la gran encantadora Abbey Frost. La bruja de hielo sonreía cada vez que veía a Bio entre rejas, y ahora que Lazid también se encontraba ahí, todavía más. Ambos, junto a Elen Calhoun, la habían humillado dentro del palacio, y ahora por fin podría ver como sus cabezas rodaban. Tanto era su gracia que, acto seguido, el destino quiso que se tropezase con la dragona. Era tal el frío que desprendía la hechicera que la dragona pudo sentir sobre su brazo una enorme aura congelante. De permanecer demasiado tiempo en contacto con Abbey, podría terminar helándosele.
-¡Mira por dónde andas! – le recriminó Abbey con su característico mal humor.
El Palacio se había encargado de que las calles estuviesen repletas de caballeros dragón. Nada ni nadie podría impedir la ejecución. A menos que… la centinela. La protectora de Aerandir, y no nos referimos a Elen, hiciera algo ¿bueno?, para evitar que la ejecución tuviera lugar.
Los ladrones iban caminando buscando la manera de liberar a su líder. Ninguno de los dos sabía nada de Meck hasta el momento en que una nota sobrevoló el cielo de Dundarak y cayó a sus pies. “¿Queréis rescatar a Lazid? Neutralizad a Abbey Frost. Fdo: “M”.” con una fotografía de una mujer, pelirroja que, increíblemente, se encontraba a su lado, dialogando con otra.
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Ladrón 1, 2 & 3: Habéis visto el mensaje. Desactivar a Abbey será clave en el rescate de Lazid, razón por la que estáis en la ciudad. ¿Por qué? Pronto lo sabréis. En este mismo turno deberéis realizar algún tipo de acción para distraer o atacar a la encantadora, o bien compenetraros para tratar de despistar a Ingela, que se encuentra dialogando con vuestro objetivo.
Última edición por Ger el Jue 17 Nov - 22:39, editado 1 vez
Ger
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
Volver a Dundarak, no había planeado volver tan pronto, pero los acontecimientos recientes hacían que ella realmente necesitara regresar mucho antes de lo planeado. Su alma necesitaba la tibieza del hogar y los ricos potajes de Oma Elle para poder reencontrarse con su esencia. Quizás el autodescubrimiento que buscaba no estaba en parajes lejanos, en playas cálidas ni tupidos bosques, quizás estaba justamente en el fondo de un plato de raclette de su abuela.
Justamente hacían falta papas para la raclette e Ingela se ofreció a buscarlas al mercado, sería un viaje corto al centro de Dundarak, no tardaría más que un par de horas. Pero no contaba con aquel tumulto, todo el revuelo. ¿Qué ocurría? Miraba a todos lados, distraída, escuchaba a las personas hablar de una ejecución. A ella no le causaban particular placer las ejecuciones. Consideraba que todas las vidas merecían conservarse, que el mejor castigo era mantener a los criminales vivos y encerrados, quitándoles lo único es propio de estar vivos: la libertad. ¿No es acaso mejor obligarlos a vivir viendo pasar los días, sus vidas mismas, a través de una pequeña ventana en un calabozo? Eso era un castigo verdadero. De nada vale quitarles el dinero, sus posesiones, las personas que ellos aman y dejarles libres pues al final todo aquello podría ser reemplazado. ¿Pero encerrados? No podrían descansar en sus cómodas camas, ni comprar aquella capa de piel de zorro tan bonita y calentita y mucho menos podrían disfrutar del roce de los labios amados ni del aroma de su pubis fragante. Sí, era mejor tenerlos encerrados, encadenados y quitarles el poder vivir sus vidas. Aquello era mucho más cruel.
Divagaba en ese pensamiento cuando tropezó con alguien, no le vio la cara hasta que la mujer le reclamó -¡Mira por dónde andas!- exclamó enojada nada más y nada menos que Abbey Frost, la líder de la Logia. Aquel roce fue suficiente para que la chica sintiera un frío glaciar recorriéndole el cuerpo, dejándola con la piel de gallina. -Lo siento mucho- dijo Ingela intentando ser amable pero no pudo evitar un dejo de extrañeza de verla allí caminando entre la multitud. Ingela creía que no era habitual verla en público.
Mientras Abbey siguió caminando sin darle más importancia, Ingela la siguió con la mirada. Se percató que seguía la carreta donde llevaban a los tipos que iban a ejecutar. ¿Tendría que ver aquella ejecución con la Logia? Pues para que su líder estuviese allí para atestiguarlo y no esperar a que le contaran, tenía mucho que ver. La curiosidad, la maldita curiosidad se apoderó de Ingela y, dejando de lado su tarea de llevar las papas para la raclette, siguió a Abbey.
Justamente hacían falta papas para la raclette e Ingela se ofreció a buscarlas al mercado, sería un viaje corto al centro de Dundarak, no tardaría más que un par de horas. Pero no contaba con aquel tumulto, todo el revuelo. ¿Qué ocurría? Miraba a todos lados, distraída, escuchaba a las personas hablar de una ejecución. A ella no le causaban particular placer las ejecuciones. Consideraba que todas las vidas merecían conservarse, que el mejor castigo era mantener a los criminales vivos y encerrados, quitándoles lo único es propio de estar vivos: la libertad. ¿No es acaso mejor obligarlos a vivir viendo pasar los días, sus vidas mismas, a través de una pequeña ventana en un calabozo? Eso era un castigo verdadero. De nada vale quitarles el dinero, sus posesiones, las personas que ellos aman y dejarles libres pues al final todo aquello podría ser reemplazado. ¿Pero encerrados? No podrían descansar en sus cómodas camas, ni comprar aquella capa de piel de zorro tan bonita y calentita y mucho menos podrían disfrutar del roce de los labios amados ni del aroma de su pubis fragante. Sí, era mejor tenerlos encerrados, encadenados y quitarles el poder vivir sus vidas. Aquello era mucho más cruel.
Divagaba en ese pensamiento cuando tropezó con alguien, no le vio la cara hasta que la mujer le reclamó -¡Mira por dónde andas!- exclamó enojada nada más y nada menos que Abbey Frost, la líder de la Logia. Aquel roce fue suficiente para que la chica sintiera un frío glaciar recorriéndole el cuerpo, dejándola con la piel de gallina. -Lo siento mucho- dijo Ingela intentando ser amable pero no pudo evitar un dejo de extrañeza de verla allí caminando entre la multitud. Ingela creía que no era habitual verla en público.
Mientras Abbey siguió caminando sin darle más importancia, Ingela la siguió con la mirada. Se percató que seguía la carreta donde llevaban a los tipos que iban a ejecutar. ¿Tendría que ver aquella ejecución con la Logia? Pues para que su líder estuviese allí para atestiguarlo y no esperar a que le contaran, tenía mucho que ver. La curiosidad, la maldita curiosidad se apoderó de Ingela y, dejando de lado su tarea de llevar las papas para la raclette, siguió a Abbey.
Ingela
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
El viaje a la jodida capital del norte fue largo, largo y terriblemente incómodo. Muchas montañas que bordear. Sea como sea Chimar ha logrado aclimatarse a la altura, el frio por otro lado es bastante perturbador todavía. La razón por la que seres inteligentes quieren vivir en un yermo helado se le escapa, sería mejor que construyeran madrigueras dentro de la piedra.
El niño niega con la cabeza, tiene una misión importante, más importante que despotricar sobre un estilo de vida insano. El gremio ha encomendado una misión de rescate, deben salvarle el trasero a Lazid. Es mejor malo conocido que malo por conocer dicen, además la paga es bastante buena.
La ciudad entera es una fortaleza, parece que sacaron a todos los efectivos disponibles como medida de seguridad. Maquiavelo ignora porque Lazid causa tanto revuelo en el lugar, no le dijeron y no pregunto. Menuda habilidad tiene la lagartija para meterse en problemas, algunos más grandes que otros.
La facción de ladrones envió un nutrido grupo de miembros para tratar de lograr algo, también se habla de una alianza bajo cuerdas con otra institución aunque no se sabe a ciencia cierta si funcionara, todos velan por si mismos al final. Indiferentemente de la situación actual algo llama la atención de los pillos, cierta nota voladora.
“Excelente”.
Alguien más tiene intereses ocultos, un misterioso sujeto de nombre clave M. Toda ayuda es bienvenida aunque su intervención es demasiado vaga, menciona un objetivo que debe ser eliminado para completar la misión, personaje que curiosamente está al lado. Bastante sospechoso pero al menos no les están atacando, eso es bueno.
Interesante.
Dice mientras se cruza de brazos, debe meditarlo con su mente. Al final suspira, no tiene nada que perder. Se separa del grupo de ladrones y sigue la caravana armada, atacar directamente es suicidio, lo mejor será distraerla para medir su capacidad de respuesta. Con velocidad rebusca en el entorno y consigue algo.
Quién lo diría jeje.
Una carreta llena de barriles se encuentra en el lateral cercano, parecen ser contenedores de hidromiel por el olor. Es posible que estén esperando permiso para distribuir su producto, luego de la ejecución tendrá lugar cierta celebración… no cabe duda que alguien le tiene mucha rabia contenida al par de desgraciados.
Chimar estudia a la distancia el vehículo, pobre diseño y muy endeble, perfecto para sus propósitos. Cuando la carreta prisión está en el lugar preciso dispara un virote, atina el nudo de seguridad. La cuerda sede abriendo la puerta y liberando una estampida de barriles cerveceros, todo un espectáculo.
La gente esquiva por los pelos un golpe, la caravana armada no es tan afortunada. Algunos barriles chocan contra el blindaje y se rompen, otros se llevan varios guardias por el medio. Nadie resulta herido de gravedad pero todo causa una gran conmoción, eso sin mencionar que los involucrados necesitaran otra muda de ropa. Desde la distancia un niño ríe discretamente, misión cumplida
Por primera vez en la historia el licor sirve para algo jajaja
El niño niega con la cabeza, tiene una misión importante, más importante que despotricar sobre un estilo de vida insano. El gremio ha encomendado una misión de rescate, deben salvarle el trasero a Lazid. Es mejor malo conocido que malo por conocer dicen, además la paga es bastante buena.
La ciudad entera es una fortaleza, parece que sacaron a todos los efectivos disponibles como medida de seguridad. Maquiavelo ignora porque Lazid causa tanto revuelo en el lugar, no le dijeron y no pregunto. Menuda habilidad tiene la lagartija para meterse en problemas, algunos más grandes que otros.
La facción de ladrones envió un nutrido grupo de miembros para tratar de lograr algo, también se habla de una alianza bajo cuerdas con otra institución aunque no se sabe a ciencia cierta si funcionara, todos velan por si mismos al final. Indiferentemente de la situación actual algo llama la atención de los pillos, cierta nota voladora.
“Excelente”.
Alguien más tiene intereses ocultos, un misterioso sujeto de nombre clave M. Toda ayuda es bienvenida aunque su intervención es demasiado vaga, menciona un objetivo que debe ser eliminado para completar la misión, personaje que curiosamente está al lado. Bastante sospechoso pero al menos no les están atacando, eso es bueno.
Interesante.
Dice mientras se cruza de brazos, debe meditarlo con su mente. Al final suspira, no tiene nada que perder. Se separa del grupo de ladrones y sigue la caravana armada, atacar directamente es suicidio, lo mejor será distraerla para medir su capacidad de respuesta. Con velocidad rebusca en el entorno y consigue algo.
Quién lo diría jeje.
Una carreta llena de barriles se encuentra en el lateral cercano, parecen ser contenedores de hidromiel por el olor. Es posible que estén esperando permiso para distribuir su producto, luego de la ejecución tendrá lugar cierta celebración… no cabe duda que alguien le tiene mucha rabia contenida al par de desgraciados.
Chimar estudia a la distancia el vehículo, pobre diseño y muy endeble, perfecto para sus propósitos. Cuando la carreta prisión está en el lugar preciso dispara un virote, atina el nudo de seguridad. La cuerda sede abriendo la puerta y liberando una estampida de barriles cerveceros, todo un espectáculo.
La gente esquiva por los pelos un golpe, la caravana armada no es tan afortunada. Algunos barriles chocan contra el blindaje y se rompen, otros se llevan varios guardias por el medio. Nadie resulta herido de gravedad pero todo causa una gran conmoción, eso sin mencionar que los involucrados necesitaran otra muda de ropa. Desde la distancia un niño ríe discretamente, misión cumplida
Por primera vez en la historia el licor sirve para algo jajaja
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
¡Bienvenidos a Dundarak, la Ciudad de los Dragones! Aquí puedes disfrutar del frío todos los días ¡Lo que significa nieve, chocolate caliente y deportes de invierno! ¡Disfruta de tu estadía aquí, en Dundarak...!
Si tan solo fuese así. Qué desgracia. Yo en verdad esperaba poder disfrutar de todo aquello de lo que me contaron, pero no tomé en cuenta que veníamos a este sitio para hacer nuestra labor. ¡A mis compinches ni siquiera les importa! ¡Brrr, frío frío frío! Huele a... oh, sí, potaje de lentejas... Las calles de este acogedor poblado no se comparan a las de Lunargenta, pero lo que huele es cada vez más delicioso alrededor.
- Vamos, por lo menos deberíamos ir a tomar algo... - dijo un tanto fastidiada cuando un extraño mensaje volador se posaba delante de ellos. Sin embargo, la mujer a la que hacía referencia el papel no sonaba de nada para la elfina, pero no bastaron más que esas palabras para saber que tendría que ver con el rescate de su líder.
De acuerdo, ¿Quién demonios es Abbey Frost? Suena a un nombre muy frío. Veamos, veamos...
De inmediato, los ojos de la chica cayeron sobre la figura de una hermosa mujer, la cual con su simple presencia parecía congelar lo más recóndito del alma.
Debe ser ella, peeeeero, hay un inconveniente ¡Parece que hay monos en el costado! Espera, creo que así no era la frase. En fin, esa chica debería estar unos pasitos más a la derecha del límite del pueblo. Pero ¿Qué es lo que hace a Abbey tan peligrosa? ¿En verdad tenemos que calmarla? Y lo más importante ¡¿Quién demonios es M.?! Pfff, tantos misterios me revientan la cabeza, hora de ir por la Hielos.
- De acuerdo, yo creo que... ¿Chimar? ¿A dónde se metió de nuevo ese enano? - decía percatándose de la ausencia de su compañero. cuando vio en las cercanías que varios toneles de vino caían hacia la multitud. - Otra vez, ¡Qué impaciente!
¡La chica! ¡Caray, sí que no mide consecuencias!
Uno de los toneles estuvo a punto de impactar a la chica de mirada más dulce, viendo Iliaki que había riesgo para ella, arrojándose contra el tonel para desviarlo. El impacto del cilindro de madera fue recibido por la elfina, quien, logrando su cometido, desvió la trayectoria de aquel objeto, pero siendo disparada a su vez al lado contrario, justo a donde se hallaban ambas mujeres, hasta terminar en los pies de la dragona.
- Oh... ¿Mamá? - musitó casi delirando hacia la chica de cabellos dorados.
Al percatarse de nuevo de su realidad, la elfilla se incorporó en el suelo, tratando de sentarse con dificultad.
- Lo siento, a los malditos cargueros se les fue la carambola - decía mientras se sobaba la cabeza, observando a la chica dragón. - Perdón ¿Te hiciste daño? Auch...
Demonios, ahora estamos todos empapados de licor ¿Saben cuánto cuesta quitar una mancha de esas?
Si tan solo fuese así. Qué desgracia. Yo en verdad esperaba poder disfrutar de todo aquello de lo que me contaron, pero no tomé en cuenta que veníamos a este sitio para hacer nuestra labor. ¡A mis compinches ni siquiera les importa! ¡Brrr, frío frío frío! Huele a... oh, sí, potaje de lentejas... Las calles de este acogedor poblado no se comparan a las de Lunargenta, pero lo que huele es cada vez más delicioso alrededor.
- Vamos, por lo menos deberíamos ir a tomar algo... - dijo un tanto fastidiada cuando un extraño mensaje volador se posaba delante de ellos. Sin embargo, la mujer a la que hacía referencia el papel no sonaba de nada para la elfina, pero no bastaron más que esas palabras para saber que tendría que ver con el rescate de su líder.
De acuerdo, ¿Quién demonios es Abbey Frost? Suena a un nombre muy frío. Veamos, veamos...
De inmediato, los ojos de la chica cayeron sobre la figura de una hermosa mujer, la cual con su simple presencia parecía congelar lo más recóndito del alma.
Debe ser ella, peeeeero, hay un inconveniente ¡Parece que hay monos en el costado! Espera, creo que así no era la frase. En fin, esa chica debería estar unos pasitos más a la derecha del límite del pueblo. Pero ¿Qué es lo que hace a Abbey tan peligrosa? ¿En verdad tenemos que calmarla? Y lo más importante ¡¿Quién demonios es M.?! Pfff, tantos misterios me revientan la cabeza, hora de ir por la Hielos.
- De acuerdo, yo creo que... ¿Chimar? ¿A dónde se metió de nuevo ese enano? - decía percatándose de la ausencia de su compañero. cuando vio en las cercanías que varios toneles de vino caían hacia la multitud. - Otra vez, ¡Qué impaciente!
¡La chica! ¡Caray, sí que no mide consecuencias!
Uno de los toneles estuvo a punto de impactar a la chica de mirada más dulce, viendo Iliaki que había riesgo para ella, arrojándose contra el tonel para desviarlo. El impacto del cilindro de madera fue recibido por la elfina, quien, logrando su cometido, desvió la trayectoria de aquel objeto, pero siendo disparada a su vez al lado contrario, justo a donde se hallaban ambas mujeres, hasta terminar en los pies de la dragona.
- Oh... ¿Mamá? - musitó casi delirando hacia la chica de cabellos dorados.
Al percatarse de nuevo de su realidad, la elfilla se incorporó en el suelo, tratando de sentarse con dificultad.
- Lo siento, a los malditos cargueros se les fue la carambola - decía mientras se sobaba la cabeza, observando a la chica dragón. - Perdón ¿Te hiciste daño? Auch...
Demonios, ahora estamos todos empapados de licor ¿Saben cuánto cuesta quitar una mancha de esas?
Última edición por Iliaki el Mar 22 Nov - 22:24, editado 1 vez
Iliaki
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
Dundarak un lugar del que no saldrías vivo en caso de perderte en su montaña, también llamada la ciudad de los dragones o igualmente conocida como la ciudad del perpetuo invierno, aquel lugar resultaba sin duda resultaba ser desgastante, tan hostil como su tierra misma y tan fría como la cuidadora de mi objetivo, aquella situación no era para nada favorable para mi magia, un fuego en el hielo no era una opción tan viable como muchos habrán pensado, por otro lado Abbey Frost debía sentirse como en casa, aquella conocida mujer no poseía apariencia tolerante y tampoco tenía intención de separarse de la caravana realmente era un fastidio, pero ante cualquier tormenta permanecer en calma era la más viable solución.
Llegar a estar en esa situación sin duda no era algo muy común, de hecho carecía de este sentido, la razón por la que había llegado era la ejecución, el motivo por la traición a la obediencia colectiva era un poco más complejo.
Sin objetivo alguno había deambulado por aerandir en busca de una buena aventura, perdía mi tiempo. Aquella razón no me resultaba un objetivo satisfactorio, sin embargo gracias a esto llego a mis oídos ciertos rumores interesantes “El gremio de los ladrones” cierto o no, tenía que entrar ahí, no por las riquezas ni por el poder sino por el liderazgo, eso era lo que anhelaba, tomar un gremio desleal y retorcerlo hasta crear un milagro entre el barro. Ambicioso ya lo sé, pero si yo no era ¿Quién lo haría?
Regresando a las pisadas en la nieve la caravana se encaminaba constantemente a su objetivo. “¿Queréis rescatar a Lazid? Neutralizad a Abbey Frost. Fdo: “M”.” Aquella nota resultaba ser del todo específica, proveniente de un hombre inusual parecía haberse confundido, después de todo desencajaba por encima de los guardias con mi aspecto de visitante, aquella no era mi zona de confort, pero igualmente estaba listo aquel “Lazid” sería liberado de aquel lugar ya sea vivo o…
-(De hecho lo necesitó con vida.)- Hablando para mis adentros, Lazid resultaba ser más útil con vida que como fruta en un cesto, su muerte no era opción.
Divagando en la caminata se notaba en las calles a ciertas personas poco amigables y con falta de cooperación en el rescate, caballeros dragón, por todas partes aquello dificultaba la tarea, tenía que hacer algo ¿pero que podía darme tiempo para distraer a los metálicos, la bruja y romper la carroza fúnebre? Aquellas “personas” iban a pagar por sus actos con fruta en una cesta, fruta con ojos, boca y una perspectiva que les serviría a todos para recordad por que se obedece al más fuerte.
De repente suenan los barriles, alguien había actuado y esto tuvo su acción el olor al licor se esparció rápidamente por los alrededores y sucesos diversos ocurren en el frio de montaña.
Era obvio que no iba a estar solo en esta misión, los fieles a aquellas sabandijas encofradas tenían que hacer algo para evitar la muerte de sus líderes, era mi oportunidad para crear la mejor distracción el alcohol el fuego era la combinación perfecta, lástima que no estaba en mi plan.
Fingiendo sorpresa por el acto, me dejo derribar por los barriles junto a los guardias, aquello fue una fuerte envestida casi hasta el punto de mandarme a volar, por suerte solo basto con incorporarme con un molesto gesto.
- ¡Eso no pudo ser un accidente debe de haber alguien allá arriba!- Gritando para buscar la atención de los caballeros dragón, el caos suele hacer que la gente actué por instinto y señalando a la zona por la que vinieron los barriles eso bastaría para ahorrarme las molestias, le deseo suerte al pobre diablo que logren encontrar en el origen del accidente, pero más suerte me deseaba a mí para que el plan que idee funcionara.
Llegar a estar en esa situación sin duda no era algo muy común, de hecho carecía de este sentido, la razón por la que había llegado era la ejecución, el motivo por la traición a la obediencia colectiva era un poco más complejo.
Sin objetivo alguno había deambulado por aerandir en busca de una buena aventura, perdía mi tiempo. Aquella razón no me resultaba un objetivo satisfactorio, sin embargo gracias a esto llego a mis oídos ciertos rumores interesantes “El gremio de los ladrones” cierto o no, tenía que entrar ahí, no por las riquezas ni por el poder sino por el liderazgo, eso era lo que anhelaba, tomar un gremio desleal y retorcerlo hasta crear un milagro entre el barro. Ambicioso ya lo sé, pero si yo no era ¿Quién lo haría?
Regresando a las pisadas en la nieve la caravana se encaminaba constantemente a su objetivo. “¿Queréis rescatar a Lazid? Neutralizad a Abbey Frost. Fdo: “M”.” Aquella nota resultaba ser del todo específica, proveniente de un hombre inusual parecía haberse confundido, después de todo desencajaba por encima de los guardias con mi aspecto de visitante, aquella no era mi zona de confort, pero igualmente estaba listo aquel “Lazid” sería liberado de aquel lugar ya sea vivo o…
-(De hecho lo necesitó con vida.)- Hablando para mis adentros, Lazid resultaba ser más útil con vida que como fruta en un cesto, su muerte no era opción.
Divagando en la caminata se notaba en las calles a ciertas personas poco amigables y con falta de cooperación en el rescate, caballeros dragón, por todas partes aquello dificultaba la tarea, tenía que hacer algo ¿pero que podía darme tiempo para distraer a los metálicos, la bruja y romper la carroza fúnebre? Aquellas “personas” iban a pagar por sus actos con fruta en una cesta, fruta con ojos, boca y una perspectiva que les serviría a todos para recordad por que se obedece al más fuerte.
De repente suenan los barriles, alguien había actuado y esto tuvo su acción el olor al licor se esparció rápidamente por los alrededores y sucesos diversos ocurren en el frio de montaña.
Era obvio que no iba a estar solo en esta misión, los fieles a aquellas sabandijas encofradas tenían que hacer algo para evitar la muerte de sus líderes, era mi oportunidad para crear la mejor distracción el alcohol el fuego era la combinación perfecta, lástima que no estaba en mi plan.
Hora de ganar un poco de tiempo.
Fingiendo sorpresa por el acto, me dejo derribar por los barriles junto a los guardias, aquello fue una fuerte envestida casi hasta el punto de mandarme a volar, por suerte solo basto con incorporarme con un molesto gesto.
- ¡Eso no pudo ser un accidente debe de haber alguien allá arriba!- Gritando para buscar la atención de los caballeros dragón, el caos suele hacer que la gente actué por instinto y señalando a la zona por la que vinieron los barriles eso bastaría para ahorrarme las molestias, le deseo suerte al pobre diablo que logren encontrar en el origen del accidente, pero más suerte me deseaba a mí para que el plan que idee funcionara.
Nerum
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
Sammuel
Mientras Bio y Lazid se dirigían a la plaza. Un barril golpea la caravana.-¡¿Qué narices ha sido eso?! – exclamó Lazid.
-Alguien ha atacado la caravana. – dijo Sammuel. – Voy a ir a echar un vistazo y a comprobar quién ha sido.
La caravana podía continuar su rumbo hacia la plaza, pero Sammuel aprovecharía esta distracción para “abandonar” la ejecución y centrarse en ello. Uno de los guardias de Sammuel, rápidamente notó que había sido un niño el que había disparado a la carreta.
-¡Ha sido aquel niño! – gritó uno de sus hombres, señalando a Chimar. El mismo guardia que dio la voz salió corriendo a detener al joven travieso que había desparramado los barriles, y que había empapado de aquel licor la carreta, a su propia compañera Iliaki, a Ingela y… a Abbey, entre otros muchos guardias y ciudadanos cercanos. Lo que estaba claro es que había conseguido el objetivo de distraer a la encantadora y evitar que llegara a la plaza. Pero… ¿a qué precio?
Sin embargo, Sammuel nunca llegó a escuchar esto, como sí oyó a Nerum decir que se encontraba en lo alto de un edificio. Mientras corría hacia el chico, algo más llamó su atención. Al Norte de la ciudad, cerca del pico más elevado de entre los que rodeaban a la ciudad, se veía una larga línea de fuego, como si fuese un incendio, dirigirse a una vertiginosa velocidad hacia la ciudad. Poca confianza inspiró esto en Sammuel. Aún estaba lejos, así que decidió no pronunciarse para no alertar a la ciudad y decidió centrarse en el chico que indicó quién podía haber sido el culpable.
-Creo que el travieso puede esperar.- dijo a Nerum, sin perder la vista en el fuego. Y señaló hacia el mismo.
Abbey Frost
La maga de hielo ignoró por completo a Ingela para pasar de largo. Aquella mujer no era únicamente de hielo por sus hechizos. Sin embargo, la joven, que conocía de oídas a uno de los más importantes miembros de la Logia y continuó el camino de la carreta, mirando una mirada fría. Si había alguien que deseaba que sus cabezas rodasen, era ella misma. De no ser por las palabras de Níniel, seguramente Bio ni siquiera estuviese allí tras que el vampiro, sabiendo que la encantadora le odiaba, tuvo el valor de presentarse en su propio hogar para intentar arrebatarle el cuadro. Si la encantadora llegaba a la plaza, no iba a perder la oportunidad de eliminarles. Y aquello lo sabía Meck, y por eso ordenó distraerla.Afortunadamente para los condenados, varios barriles de licor golpearon fuertemente la carreta y se partieron, desparramándose los barriles y salpicando a la encantadora con el vino de su interior que, empapada y con el pelo completamente cubierto por el color sangre, se giró echa una furia en busca del autor. El mismo probablemente se uniría a la excursión de Bio y Lazid como la siempre extremista encantadora se enterase de quién fue.
Mas ésta nunca llegó a descubrirlo, y únicamente se giró hacia dos jóvenes que, al igual que ella, estaban empapadas.
-¿Habéis visto quién ha sido? – preguntó mirando al culpable, y, colocó la punta de su bastón sobre Ingela, que también se había visto afectada. E hizo lo propio con Iliaki, que estaba cerca suya y dialogaba con la dragona. - Al gracioso le va a costar cara esta broma. – dijo malhumorada, comenzando su bastón de hielo a congelarse por la furia que contenía. – Podría haber más cómplices. Tendré que mantener los ojos abiertos. – dijo ahora mirando a Iliaki, aunque sin sospechar lo más mínimo que ésta estaba de parte de Chimar.
La encantadora, mientras aguardaba la respuesta de una de los dos, miró instintivamente a algo que le llamaba la atención a lo lejos. En las montañas. Aún muy alejado de Dundarak. – Mirad. Un incendio… Con el frío que hace... qué extraño. – dijo la mujer, más calmada. Aunque pronto dado la lejanía del fuego volvería a centrar su cabeza en la búsqueda
- Fuego que todos veis:
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* * * * * * * * * * * * * *
Consejo: Aunque intento que la historia sea independiente, puede que haya cosas que no entendáis. Si de verdad queréis saber lo que está ocurriendo, recomiendo que os leáis los demás hilos, porque por primera vez todos ellos están relacionados y las consecuencias de uno pasan al otro.
Ingela: ¿Dices querer entrar en la logia, no? Pues tendrás que ganarte la confianza de la malencarada Abbey. Ayúdala a encontrar al responsable. Tu apoyo a Abbey será muy importante para lo que resta de la misión aunque, de momento, como no sabes quién es el culpable poco podrás hacer más que seguir a la encantadora.
Chimar: Un caballero dragón ha visto tu treta y deberás darle esquinazo. Tú verás cómo y dónde te escondes para el siguiente turno. Si vas hacia la zona de las murallas o decides ponerte en lo alto de algún edificio o en lo bajo. Tu decides cómo te deshaces del caballero dragón, al que lograrás despistar.
Iliaki: Tú sí que sabes que ha sido Chimar el responsable. Por lo que tienes la opción de o bien decirle la verdad a Abbey y perseguir a Chimar, o bien mentirle y dirigirla hacia la zona de las murallas, alejándola así del pequeño y también de la plaza… aunque exponiéndoos a algo que podría ser peor. Tu destino, el de Abbey y el de Ingela lo marcas tú.
Nerum: Consigues atraer la atención de Sammuel, y éste irá contigo. Manéjalo libremente. Puedes ir a ayudar a Chimar, aún no sabes que pertenece a los ladrones pero quizás puedas ayudarle. Sammuel intentará ayudaros "extraoficialmente" pues a diferencia de Abbey no cree que Lazid ni Bio merezcan ser ejecutados. Iliaki también pertenece al grupo por lo que puedes ir tras ella.
Donde os posicionéis será muy importante de cara al próximo turno, que será cuando vengan “las curvas”.
Ger
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
Lo bueno era que le gustaba la hidromiel, así que quedar empapada de ello no le desagradó tanto. Lo malo es que le gustaba la hidromiel y que se desperdiciara así casi la hacía llorar de tristeza.
-¿Estás bien? Yo estoy bien, solo un poco hidromielizada...- dijo Ingela extendiendo la mano a la elfita que la miraba con sus lindos ojos élficos. ¿Qué tendrían los elfos que le gustaban tanto a Ingela? Ella no entendía, pero le encantaban. Eran tan gráciles y esbeltos... hermosos por donde los mirases. -Vaya, espero que no te hayas golpeado muy fuerte y... gracias por salvarme- le dijo sonriendo. Ayudaba a la elfita a levantarse -Vaya, está tan desabrigada... ¿no tendrá frío?- se preguntó muy preocupada.
-¡Toda la razón!- exclamó Ingela -¡El desgraciado ha regado toda esta hidromiel tiene que pagar!- dijo y en su voz se escuchó la tristeza que aquel desperdicio le causaba. Miraba el reguero y se lamentaba. Corriendo el lugar con la mirada, notó un Guardia que corría aunque no vio tras quién. Iba a decirle a Abbey que al parecer ya los Caballeros Dragón estaban ocupándose de encontrar al culpable de aquel infortunio la maga de hielo mencionó algo que le pareció mucho más preocupante; una columna de fuego que bajaba por la ladera de la montaña. -Ese fuego no es de dragones- sentenció Ingela con firmeza. -No brilla como lo hace el fuego del dragón, ese es más oscuro- dijo con absoluta seguridad aunque para el ojo común no hubiese diferencia, para Ingela era muy claro que aquel fuego era causado por cualquier motivo excepto por un dragón descuidado. Además, ¿cómo se le prende fuego a la nieve? Al contacto con el fuego, la nieve se derrite, no se enciende.
-Eso es muy extraño, de verdad...- pensó en voz alta. Instintivamente posó sus manos sobre su ombligo, el estómago le comenzó a doler y no de hambre, era un terrible mal presentimiento -La nieve no se quema- dijo en voz baja, como para ella pero lo suficientemente fuerte como para que Abbey e Iliaki oyeran.
-¿Estás bien? Yo estoy bien, solo un poco hidromielizada...- dijo Ingela extendiendo la mano a la elfita que la miraba con sus lindos ojos élficos. ¿Qué tendrían los elfos que le gustaban tanto a Ingela? Ella no entendía, pero le encantaban. Eran tan gráciles y esbeltos... hermosos por donde los mirases. -Vaya, espero que no te hayas golpeado muy fuerte y... gracias por salvarme- le dijo sonriendo. Ayudaba a la elfita a levantarse -Vaya, está tan desabrigada... ¿no tendrá frío?- se preguntó muy preocupada.
-¡Toda la razón!- exclamó Ingela -¡El desgraciado ha regado toda esta hidromiel tiene que pagar!- dijo y en su voz se escuchó la tristeza que aquel desperdicio le causaba. Miraba el reguero y se lamentaba. Corriendo el lugar con la mirada, notó un Guardia que corría aunque no vio tras quién. Iba a decirle a Abbey que al parecer ya los Caballeros Dragón estaban ocupándose de encontrar al culpable de aquel infortunio la maga de hielo mencionó algo que le pareció mucho más preocupante; una columna de fuego que bajaba por la ladera de la montaña. -Ese fuego no es de dragones- sentenció Ingela con firmeza. -No brilla como lo hace el fuego del dragón, ese es más oscuro- dijo con absoluta seguridad aunque para el ojo común no hubiese diferencia, para Ingela era muy claro que aquel fuego era causado por cualquier motivo excepto por un dragón descuidado. Además, ¿cómo se le prende fuego a la nieve? Al contacto con el fuego, la nieve se derrite, no se enciende.
-Eso es muy extraño, de verdad...- pensó en voz alta. Instintivamente posó sus manos sobre su ombligo, el estómago le comenzó a doler y no de hambre, era un terrible mal presentimiento -La nieve no se quema- dijo en voz baja, como para ella pero lo suficientemente fuerte como para que Abbey e Iliaki oyeran.
Ingela
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
El impío líquido termina empapando todo, causa un buen desorden. Tristemente Chimar es descubierto por un caballero dragón, menudo ojo. No es buena idea dejarse atrapar a vísperas de una ejecución, es casi seguro que te puedes ganar un asiento de honor en el cadalso… literalmente hablando.
Rayos… no son como los de Lunargenta.
Sin vacilar el niño sale a toda velocidad, sabe sortear las multitudes bien. No conoce la ciudad a profundidad pero todos los centros urbanos son iguales, para esconderse se requieren pocos detalles del terreno. Una cosa esta clara, corre como si su vida dependiera de ello… probablemente así sea.
En un momento particular su perseguidor termina atrapado en el tumulto, esa armadura no facilita la movilidad. El contacto visual se rompe por lo que Maquiavelo aprovecha de hacer una jugada más estilizada, salta a la fachada de una casa y la escala con destreza, las edificaciones del lugar son más fáciles de trepar.
Llega al tejado rápidamente y allí descansa unos instantes, aplico toda su fuerza para lograr el objetivo. Cuando se normaliza su respiración asoma un poco la cabeza por la saliente, el adulto guerrero maldice más abajo por haber perdido su presa. Chimar vuelve a ocultarse mientras ríe discretamente, misión cumplida.
Estos frijoles son más tontos en el norte jejeje.
Al final logra detener la caravana unos instantes, eso sin mencionar que la señorita Frost también se ve involucrada. El misterioso señor M debe estar complacido, su nota fue cumplida. Ahora solo resta esperar las nuevas acciones, todavía quedan ladrones sin intervenir y los pillos pueden ser muy creativos.
Pero que rayos…
Dice al observar un extraño incendio a la distancia, sin duda desconcertante si se tiene en cuenta el terreno, la tundra no se prende fuego. Si algo viola las leyes naturales solo tiene una explicación, magia. Es demasiado pronto para adelantar conclusiones pero tal vez existan otros intereses involucrados en todo esto, no se puede saber a ciencia cierta.
“Excelente”
Ignorando momentáneamente el fuego Chimar pega un vistazo a la caravana, tiene una vista privilegiada ahora. Nada como un sitio elevado para magnificar las posibilidades, especialmente si llevas una ballesta contigo. Logra distinguir a Iliaki hablando con otras dos mujeres, se lleva la sorpresa del año al reconocer un segundo rostro.
A alguien le gustan emociones fuertes…
Rayos… no son como los de Lunargenta.
Sin vacilar el niño sale a toda velocidad, sabe sortear las multitudes bien. No conoce la ciudad a profundidad pero todos los centros urbanos son iguales, para esconderse se requieren pocos detalles del terreno. Una cosa esta clara, corre como si su vida dependiera de ello… probablemente así sea.
En un momento particular su perseguidor termina atrapado en el tumulto, esa armadura no facilita la movilidad. El contacto visual se rompe por lo que Maquiavelo aprovecha de hacer una jugada más estilizada, salta a la fachada de una casa y la escala con destreza, las edificaciones del lugar son más fáciles de trepar.
Llega al tejado rápidamente y allí descansa unos instantes, aplico toda su fuerza para lograr el objetivo. Cuando se normaliza su respiración asoma un poco la cabeza por la saliente, el adulto guerrero maldice más abajo por haber perdido su presa. Chimar vuelve a ocultarse mientras ríe discretamente, misión cumplida.
Estos frijoles son más tontos en el norte jejeje.
Al final logra detener la caravana unos instantes, eso sin mencionar que la señorita Frost también se ve involucrada. El misterioso señor M debe estar complacido, su nota fue cumplida. Ahora solo resta esperar las nuevas acciones, todavía quedan ladrones sin intervenir y los pillos pueden ser muy creativos.
Pero que rayos…
Dice al observar un extraño incendio a la distancia, sin duda desconcertante si se tiene en cuenta el terreno, la tundra no se prende fuego. Si algo viola las leyes naturales solo tiene una explicación, magia. Es demasiado pronto para adelantar conclusiones pero tal vez existan otros intereses involucrados en todo esto, no se puede saber a ciencia cierta.
“Excelente”
Ignorando momentáneamente el fuego Chimar pega un vistazo a la caravana, tiene una vista privilegiada ahora. Nada como un sitio elevado para magnificar las posibilidades, especialmente si llevas una ballesta contigo. Logra distinguir a Iliaki hablando con otras dos mujeres, se lleva la sorpresa del año al reconocer un segundo rostro.
A alguien le gustan emociones fuertes…
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
Sacudiendo la nieve de mis ropas, sin percatarme de lo que sucedía con la mujer de hielo me vi envuelta de pronto en una encrucijada. ¿Cómo demonios llegué a esto? Ah, sí, por supuesto, Lazid. Abbey continúa furiosa tratando de descargar su reprimida moral contra algún culpable. Caray, mujer, sólo te has manchado de vino y otros licores. ¿Tan aburrida es tu vida como para hacer que alguien muera por unas manchas en tus blancos ropajes? Bah...
La elfina se incorporaba ya repuesta del contundente golpe, tomándose a burla la furia de la hechicera, sin embargo, al escuchar a la mujer dragón apoyando sus ideas de castigo, cortó sus pensamientos para entender que todo aquello iba en serio.
- Este... emm... - comenzaba a titubear la elfilla, poniendo sus manos detrás de la espalda con nerviosismo.
¡Demonios! ¿Y ahora qué? ¿Echo de cabeza al enano y salvo mi pellejo? ¡Ni pensarlo! Chimar, junto con Runa (que la diosa de la Papaya tenga en su gloria esté donde esté) se arriesgaron para sacarme aquella vez de un profundo agujero. Seré de cualquier tipo de calaña de la que quieran ponerme, pero delatar a un compañero ¡Jamás! Ahora ¿Cómo me saco de encima al helado de frutas?
Dando una rápida ojeada al otro lado de la calle, pudo contemplar a lo lejos la carreta que transportaba al lagartijo Lazid, quien era acompañado en su marcha de muerte por un rostro que le pareció familiar, sin saber ella precisamente de dónde. Los barriles habían impactado contra las ruedas del vehículo, llevando a un guardia a arremeterse contra Chimar. Notando el autoritarismo estricto de Frost para encontrar algún culpable, Iliaki respiró hondo y habló.
- Sé por dónde se fueron. Eran un par que andaban manipulando las mercancías, quién sabe para qué - decía seriamente, señalando hacia uno de los caminos que llevaba a los límites de la ciudad. - Síganme, si vamos rápido quizá los atrapemos.
Mirando al chiquillo trepar por uno de los tejados, la ladronzuela sonrió para sus adentros, pensando en que siempre se las arreglaría bien para escapar.
Je, no tiene remedio. Sea como sea, Lazid debe librarse de su muerte como el lagarto que es. Ojalá y después de esto podamos ir por Ámbar y Gabret.
Marchando con la tensión en el cuello, Iliaki notó un extraño olor a hielo derretido mezclado con azufre. Sin saber de dónde provenía tan particular aroma, buscó ligeramente hasta dar con un extraño camino que se trazaba entre las montañas, recorriendo el paisaje como un camino de muerte y calor. Al notar las llamas, giró en su andanza hacia sus espaldas, tratando de ver al brujo de fuego que había llegado con ellos, como esperando alguna explicación a tan inusitado suceso.
¿Quién rayos está con Flamitas? ¿Otro guardia? Por favor, que esto no ocasione más problemas, ¡por favor, que esto no ocasione más problemas! ¡Nop, nop, nop! ¡Hey!
Haciendo un par de señas por detrás suya hacia el pirófilo, trató de obtener alguna señal de acción, sin obtener mucho éxito por las inquisidoras miradas que le lanzaba de cuando en cuando la imperiosa Abbey Frost.
Y así continuó guiando en la cabeza a las mujeres, trazando sin saber un sendero tan lúgubre como el que seguían Lazid y Bio.
- ¡Bien, hemos llegado! - exclamó la elfilla como mostrando la atracción de algún paseo turístico.
Algo se me debe ocurrir, si Frost descubre que la he hecho caminar de más, podría terminar como otra de sus esculturas de hielo que seguramente guarda en alguna colección privada para su deleite. ¿Saltaron las murallas? ¿Les he perdido de vista? ¿Finjo demencia o miopía? ¡Debe haber algo mejor!
Divagando velozmente por alguna excusa, un aire más frío de lo normal alcanzó a recorrer en forma de escalofrío su espina dorsal, crispando las orejas de la elfina. El viento de pronto se había vuelto más pesado y silencioso, marcando una danza macabra contra los copos de nieve del suelo.
Olvidando de pronto qué es lo que hacía, Iliaki quedó en silencio, mirando fijamente sus manos frente a ella.
Como si algo hubiese atrapado a un pájaro en pleno vuelo, así de pronto se hizo silencioso, como un ave muerta. He escuchado entre los humanos que los elfos son seres de luz. Oh ¿Por qué recuerdo eso en un momento como este? Ni siquiera el viento tiene voz ¿Por qué?
- Algo... ¡Algo no anda bien! - gritó repentinamente, apretando sus puños con fuerza contra sus costados. Un instinto había comenzado a manifestarse en ella con una respiración agitada y un ligero temblor en sus brazos, llevando sus pupilas a buscar frenéticamente la causa de tal inquietud tan errante, tan indescifrable.
Quisiera saber qué sucede... Una pista. Una señal. Una marcha mortuoria.
La elfina se incorporaba ya repuesta del contundente golpe, tomándose a burla la furia de la hechicera, sin embargo, al escuchar a la mujer dragón apoyando sus ideas de castigo, cortó sus pensamientos para entender que todo aquello iba en serio.
- Este... emm... - comenzaba a titubear la elfilla, poniendo sus manos detrás de la espalda con nerviosismo.
¡Demonios! ¿Y ahora qué? ¿Echo de cabeza al enano y salvo mi pellejo? ¡Ni pensarlo! Chimar, junto con Runa (que la diosa de la Papaya tenga en su gloria esté donde esté) se arriesgaron para sacarme aquella vez de un profundo agujero. Seré de cualquier tipo de calaña de la que quieran ponerme, pero delatar a un compañero ¡Jamás! Ahora ¿Cómo me saco de encima al helado de frutas?
Dando una rápida ojeada al otro lado de la calle, pudo contemplar a lo lejos la carreta que transportaba al lagartijo Lazid, quien era acompañado en su marcha de muerte por un rostro que le pareció familiar, sin saber ella precisamente de dónde. Los barriles habían impactado contra las ruedas del vehículo, llevando a un guardia a arremeterse contra Chimar. Notando el autoritarismo estricto de Frost para encontrar algún culpable, Iliaki respiró hondo y habló.
- Sé por dónde se fueron. Eran un par que andaban manipulando las mercancías, quién sabe para qué - decía seriamente, señalando hacia uno de los caminos que llevaba a los límites de la ciudad. - Síganme, si vamos rápido quizá los atrapemos.
Mirando al chiquillo trepar por uno de los tejados, la ladronzuela sonrió para sus adentros, pensando en que siempre se las arreglaría bien para escapar.
Je, no tiene remedio. Sea como sea, Lazid debe librarse de su muerte como el lagarto que es. Ojalá y después de esto podamos ir por Ámbar y Gabret.
Marchando con la tensión en el cuello, Iliaki notó un extraño olor a hielo derretido mezclado con azufre. Sin saber de dónde provenía tan particular aroma, buscó ligeramente hasta dar con un extraño camino que se trazaba entre las montañas, recorriendo el paisaje como un camino de muerte y calor. Al notar las llamas, giró en su andanza hacia sus espaldas, tratando de ver al brujo de fuego que había llegado con ellos, como esperando alguna explicación a tan inusitado suceso.
¿Quién rayos está con Flamitas? ¿Otro guardia? Por favor, que esto no ocasione más problemas, ¡por favor, que esto no ocasione más problemas! ¡Nop, nop, nop! ¡Hey!
Haciendo un par de señas por detrás suya hacia el pirófilo, trató de obtener alguna señal de acción, sin obtener mucho éxito por las inquisidoras miradas que le lanzaba de cuando en cuando la imperiosa Abbey Frost.
Y así continuó guiando en la cabeza a las mujeres, trazando sin saber un sendero tan lúgubre como el que seguían Lazid y Bio.
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- ¡Bien, hemos llegado! - exclamó la elfilla como mostrando la atracción de algún paseo turístico.
Algo se me debe ocurrir, si Frost descubre que la he hecho caminar de más, podría terminar como otra de sus esculturas de hielo que seguramente guarda en alguna colección privada para su deleite. ¿Saltaron las murallas? ¿Les he perdido de vista? ¿Finjo demencia o miopía? ¡Debe haber algo mejor!
Divagando velozmente por alguna excusa, un aire más frío de lo normal alcanzó a recorrer en forma de escalofrío su espina dorsal, crispando las orejas de la elfina. El viento de pronto se había vuelto más pesado y silencioso, marcando una danza macabra contra los copos de nieve del suelo.
Olvidando de pronto qué es lo que hacía, Iliaki quedó en silencio, mirando fijamente sus manos frente a ella.
Como si algo hubiese atrapado a un pájaro en pleno vuelo, así de pronto se hizo silencioso, como un ave muerta. He escuchado entre los humanos que los elfos son seres de luz. Oh ¿Por qué recuerdo eso en un momento como este? Ni siquiera el viento tiene voz ¿Por qué?
- Algo... ¡Algo no anda bien! - gritó repentinamente, apretando sus puños con fuerza contra sus costados. Un instinto había comenzado a manifestarse en ella con una respiración agitada y un ligero temblor en sus brazos, llevando sus pupilas a buscar frenéticamente la causa de tal inquietud tan errante, tan indescifrable.
Quisiera saber qué sucede... Una pista. Una señal. Una marcha mortuoria.
Iliaki
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
Mirando como la caravana continuaría con su recorrido me lamento ante la falla del plan, retomando para los adentros no del todo estaba perdido puesto que algunos con suerte seguirían cubiertos de alcohol esperando por ser encendidos como vela al atardecer, por otra parte algo curioso sucedía en el ambiente, seguía igual de frio como tal, igual de lúgubre, igual de triste vieres el horizonte que fuera, pero aun así, la monotonía de ese lugar no me permitía ver más allá de la caravana.
Ignorando este aspecto por completo era mi oportunidad de separarme de aquella gente fingiendo ir por aquel niño que menciono el guardia tras de sí, “tan fácil como prender un fuego”, me repetía como una melodía mientras tomaba el camino del chico para luego adelantarme a la caravana y tenderle una clásica trampa que detuviese su avance de una buena vez.
Un paso sobre la nieve, dos pasos sobre la nieve, tres pasos sobre… “Maldita sea”, asomando la mirada por detrás de mi hombro un viejo caballero tiene pinta de querer acompañarme en busca del chico perdido, ¡de maravilla!, mas contratiempos.
-Me disculpo señor pero usted con el peso de su armadura no haría más que atrasarme en la captura del irreverente.- Vomitaba en contra de mi hipocresía, de tener oportunidad hubiera quemado a todos los guardias de la caravana con su delicioso olor a licor por desgracia eso hubiese significado quemar a los civiles con estos. Una cosa era eliminar a los que interfieren con mis planes de forma directa, pero era otra cosa acabar con la vida de inocentes, la moral aun me obstaculizaba el avance de mi objetivo, ¿pero, por cuanto tiempo más?
-Creo que el travieso puede esperar.- Señalando con discreción, el anciano me hace mirar a la colina y pude ver lo que atraía el ambiente de los susurros, aquello no era para nada normal en esta situación, pero era el mejor espectáculo que hubiera visto.
A lo lejos en el horizonte el fuego bajaba la inclinada montaña de forma tan viva como una indiscreta serpiente, era hermoso, pero no era cuestión del clima, con experiencia sobre el tema se notaba anormal el suceso dejando limitadas posibilidades, era cuestión de un fuerte pyromago o era cuestión de una poderosa bestia que tal solo se descartaba por su lejanía con su lugar de origen, tenía que ser eso, alguien como yo que prefería ser indiscreto en esta tarde de locos a pasar desapercibido en espera de una oportunidad que cumpliera su objetivo.
Sin más remedio que continuar con el anciano nos limitamos a continuar con el supuesto camino que tomo el niño, mirándolo mientras caminábamos sus facciones no aparentaban ser crueles ni violentas, “¿será que estoy cayendo a una trampa?” una leve paranoia se sembraba en mi cabeza.
-Entonces, cuénteme señor, ¿usted estará en primera fila cuando las cabezas de los gusanos rueden?, estoy ansioso por que empiece será todo un espectáculo, solo espero que los dos insectos del cartel terminen tal cual debieran estar.- Hablando con frases ponzoñosas como el veneno lanzo el anzuelo al mar.
-Solo creo que hay mejores formas de que el hombre page por sus arrebatos.- Con impresión en mi rostro aquel guardia no era uno más del montón, incluso podía servir para lo que viene.
-Sabias palabras vejete, impidamos una ejecución.- Confiado en el hombre me había jugado el cuello y mi objetivo, era un todo o nada. Adelantando pasos busco la mejor posición para observar la caravana sin ser visto, “un techo será”, subiendo con destreza por la mampostería inclinada asomo la cabeza antes de subir, alguien estaba ahí, un niño con la mejor vista a la caravana que no aparentaba ser idiota, era momento de conversar.
-Buenas vistas, ¿no?, diría que la caravana está a punta de flecha, ¿Qué opinas tu niño?- Con discreción hablo para mostrar mi presencia, veamos si aquel niño era aliado o uno mas del monton.
Ignorando este aspecto por completo era mi oportunidad de separarme de aquella gente fingiendo ir por aquel niño que menciono el guardia tras de sí, “tan fácil como prender un fuego”, me repetía como una melodía mientras tomaba el camino del chico para luego adelantarme a la caravana y tenderle una clásica trampa que detuviese su avance de una buena vez.
Un paso sobre la nieve, dos pasos sobre la nieve, tres pasos sobre… “Maldita sea”, asomando la mirada por detrás de mi hombro un viejo caballero tiene pinta de querer acompañarme en busca del chico perdido, ¡de maravilla!, mas contratiempos.
-Me disculpo señor pero usted con el peso de su armadura no haría más que atrasarme en la captura del irreverente.- Vomitaba en contra de mi hipocresía, de tener oportunidad hubiera quemado a todos los guardias de la caravana con su delicioso olor a licor por desgracia eso hubiese significado quemar a los civiles con estos. Una cosa era eliminar a los que interfieren con mis planes de forma directa, pero era otra cosa acabar con la vida de inocentes, la moral aun me obstaculizaba el avance de mi objetivo, ¿pero, por cuanto tiempo más?
-Creo que el travieso puede esperar.- Señalando con discreción, el anciano me hace mirar a la colina y pude ver lo que atraía el ambiente de los susurros, aquello no era para nada normal en esta situación, pero era el mejor espectáculo que hubiera visto.
A lo lejos en el horizonte el fuego bajaba la inclinada montaña de forma tan viva como una indiscreta serpiente, era hermoso, pero no era cuestión del clima, con experiencia sobre el tema se notaba anormal el suceso dejando limitadas posibilidades, era cuestión de un fuerte pyromago o era cuestión de una poderosa bestia que tal solo se descartaba por su lejanía con su lugar de origen, tenía que ser eso, alguien como yo que prefería ser indiscreto en esta tarde de locos a pasar desapercibido en espera de una oportunidad que cumpliera su objetivo.
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Sin más remedio que continuar con el anciano nos limitamos a continuar con el supuesto camino que tomo el niño, mirándolo mientras caminábamos sus facciones no aparentaban ser crueles ni violentas, “¿será que estoy cayendo a una trampa?” una leve paranoia se sembraba en mi cabeza.
-Entonces, cuénteme señor, ¿usted estará en primera fila cuando las cabezas de los gusanos rueden?, estoy ansioso por que empiece será todo un espectáculo, solo espero que los dos insectos del cartel terminen tal cual debieran estar.- Hablando con frases ponzoñosas como el veneno lanzo el anzuelo al mar.
-Solo creo que hay mejores formas de que el hombre page por sus arrebatos.- Con impresión en mi rostro aquel guardia no era uno más del montón, incluso podía servir para lo que viene.
-Sabias palabras vejete, impidamos una ejecución.- Confiado en el hombre me había jugado el cuello y mi objetivo, era un todo o nada. Adelantando pasos busco la mejor posición para observar la caravana sin ser visto, “un techo será”, subiendo con destreza por la mampostería inclinada asomo la cabeza antes de subir, alguien estaba ahí, un niño con la mejor vista a la caravana que no aparentaba ser idiota, era momento de conversar.
-Buenas vistas, ¿no?, diría que la caravana está a punta de flecha, ¿Qué opinas tu niño?- Con discreción hablo para mostrar mi presencia, veamos si aquel niño era aliado o uno mas del monton.
Nerum
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
Chimar consiguió dar esquinazo al guardia que lo perseguía, que terminó lamentándose entre las calles pensando dónde podría encontrarse el pequeño. Punto al que poco después llegaría Nerum. Habían logrado separar a la gran encantadora de la carroza y, con ello, sus ansias de ver a lagarto y vampiro muertos. Gracias a la astucia de los dragones, Abbey seguía a Iliaki acompañada de Ingela, lejos de la plaza, rondando las proximidades de la muralla.
-¿Y bien? – preguntó expectante al llegar, observar a su alrededor y no ver a nadie sospechoso. La pequeña elfa la había llevado hasta un punto de interés de la ciudad cerca de la muralla, haciéndole perder un valioso tiempo que ahora tendría que invertir volviendo hacia la caravana. Chimar y Nerum se encontraban sobre los tejados, observando esta escena.
La encantadora ya se disponía a pedirle explicaciones a la elfa cuando esta afirmó que algo no iba bien. Una hechicera tan poderosa pese a su juventud como era Abbey Frost era capaz de sentir el flujo de magia en su alrededor y, pronto, comenzaría a sentir una extraña magia oscura.
Tras los muros de la ciudad donde se encontraban, se escuchaba un ruido. Sonidos guturales, que no decían nada. El sonido de no muertos descerebrados golpeándose contra estos. – Van a atacar la ciudad. – Declaró rápidamente. Algo que no tardaría en ser confirmado por los guardias sobre la ciudad.
-¡No muertos! ¡Cientos de ellos! – se escuchó decir en lo alto de la misma. - ¡Cerrad las puertas! – instó el vigía, algo que sus compañeros sobre el piso nevado comenzarían a hacer.
Desde allí abajo no serían capaces de ver algo que sí podría ver Chimar y Nerum desde su posición elevada, y era la aproximación de un sombrío y enorme toro flamígero que dejaba un rastro de llamas a su paso. El animal rápidamente rompería esta puerta como si fuese una fina tabla de madera, entrando él a la ciudad y tras el mismo, cientos de no muertos infestarían las calles y atacarían a los transeúntes.
Abbey vio al toro venir en frente suya y de sus acompañantes Ingela e Iliaki. De ellas y de todo el resto de gente que abarrotaba las calles y que comenzó a gritar desquiciada. – Un demonio de las sombras. ¿Qué clase de hechicero puede invocar un animal de semejante poder? - preguntó absorta la encantadora a sus compañeras, pero no había mucho margen de maniobra. Tenían que actuar.
Por su parte, Sammuel decidió despedirse de Nerum, que se dirigió a lo alto del tejado junto a Chimar. Algo había que no encajaba y que no gustaba al líder de los caballeros dragón. Cuando el toro entró, sus peores presagios vieron forma. No tardó en llamar a su guardia. - ¡Caballeros dragón! ¡Defended Dundarak y a los ciudadanos! – gritó el viejo hombre desde los bajos de la calle. Que a golpe de espada comenzaría a batallar contra los no muertos enviados por la malvada Amaterasu.
El demonio y el ejército de no muertos ha llegado hasta la ciudad. No podréis detener al toro, este objetivo quedará para los de la plaza. Vuestra la misión consiste en enfrentaros y reducir el número de no muertos, así como salvar a los ciudadanos.
Ingela & Iliaki: Os encontráis junto a Abbey en la parte inferior de la calle, cerca de la puerta que acaba de romper el demonio. Ahí sois vulnerables a los ataques de los no muertos. Lo primero que tendréis que hacer es esquivar el toro y a continuación, tratar de enfrentaros a las hordas de no muertos que os atacarán en las calles. Podéis utilizar a Abbey. Utiliza magia de hielo de alto nivel. Lanzad una runa para sellar vuestro destino.
Chimar & Nerum: Estáis en posiciones elevadas. Veis “el encierro” desde una posición “tranquila”. El toro embiste a todo aquel que ve delante y al contacto con su piel o sus pitones se convierten en ceniza. Tendréis que buscar la manera de lastrarlo desde arriba antes de que llegue a la plaza. Lo dejo a vuestra imaginación pero para que sea efectivo tendréis. Llegará un momento en que los tejados terminarán acabándose y no podréis seguir tras él. Luego ya será misión de Bio el torearlo.
-¿Y bien? – preguntó expectante al llegar, observar a su alrededor y no ver a nadie sospechoso. La pequeña elfa la había llevado hasta un punto de interés de la ciudad cerca de la muralla, haciéndole perder un valioso tiempo que ahora tendría que invertir volviendo hacia la caravana. Chimar y Nerum se encontraban sobre los tejados, observando esta escena.
La encantadora ya se disponía a pedirle explicaciones a la elfa cuando esta afirmó que algo no iba bien. Una hechicera tan poderosa pese a su juventud como era Abbey Frost era capaz de sentir el flujo de magia en su alrededor y, pronto, comenzaría a sentir una extraña magia oscura.
Tras los muros de la ciudad donde se encontraban, se escuchaba un ruido. Sonidos guturales, que no decían nada. El sonido de no muertos descerebrados golpeándose contra estos. – Van a atacar la ciudad. – Declaró rápidamente. Algo que no tardaría en ser confirmado por los guardias sobre la ciudad.
-¡No muertos! ¡Cientos de ellos! – se escuchó decir en lo alto de la misma. - ¡Cerrad las puertas! – instó el vigía, algo que sus compañeros sobre el piso nevado comenzarían a hacer.
Desde allí abajo no serían capaces de ver algo que sí podría ver Chimar y Nerum desde su posición elevada, y era la aproximación de un sombrío y enorme toro flamígero que dejaba un rastro de llamas a su paso. El animal rápidamente rompería esta puerta como si fuese una fina tabla de madera, entrando él a la ciudad y tras el mismo, cientos de no muertos infestarían las calles y atacarían a los transeúntes.
Abbey vio al toro venir en frente suya y de sus acompañantes Ingela e Iliaki. De ellas y de todo el resto de gente que abarrotaba las calles y que comenzó a gritar desquiciada. – Un demonio de las sombras. ¿Qué clase de hechicero puede invocar un animal de semejante poder? - preguntó absorta la encantadora a sus compañeras, pero no había mucho margen de maniobra. Tenían que actuar.
Por su parte, Sammuel decidió despedirse de Nerum, que se dirigió a lo alto del tejado junto a Chimar. Algo había que no encajaba y que no gustaba al líder de los caballeros dragón. Cuando el toro entró, sus peores presagios vieron forma. No tardó en llamar a su guardia. - ¡Caballeros dragón! ¡Defended Dundarak y a los ciudadanos! – gritó el viejo hombre desde los bajos de la calle. Que a golpe de espada comenzaría a batallar contra los no muertos enviados por la malvada Amaterasu.
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El demonio y el ejército de no muertos ha llegado hasta la ciudad. No podréis detener al toro, este objetivo quedará para los de la plaza. Vuestra la misión consiste en enfrentaros y reducir el número de no muertos, así como salvar a los ciudadanos.
Ingela & Iliaki: Os encontráis junto a Abbey en la parte inferior de la calle, cerca de la puerta que acaba de romper el demonio. Ahí sois vulnerables a los ataques de los no muertos. Lo primero que tendréis que hacer es esquivar el toro y a continuación, tratar de enfrentaros a las hordas de no muertos que os atacarán en las calles. Podéis utilizar a Abbey. Utiliza magia de hielo de alto nivel. Lanzad una runa para sellar vuestro destino.
Chimar & Nerum: Estáis en posiciones elevadas. Veis “el encierro” desde una posición “tranquila”. El toro embiste a todo aquel que ve delante y al contacto con su piel o sus pitones se convierten en ceniza. Tendréis que buscar la manera de lastrarlo desde arriba antes de que llegue a la plaza. Lo dejo a vuestra imaginación pero para que sea efectivo tendréis. Llegará un momento en que los tejados terminarán acabándose y no podréis seguir tras él. Luego ya será misión de Bio el torearlo.
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
Ingela seguía a Iliaki y a Abbey por inercia, no tenía nada que ver en el asunto pero ya que estaba en esas, por último tendría una buena historia que contar al llegar a casa. Avanzaba detrás de Abbey quien a su vez seguía a la elfa, caminaba distraída pues en su cabeza le daba vueltas aquel camino de fuego en la ladera de la montaña. -¿Qué hace arder la nieve?- se preguntaba mordiendo su labio inferior. -Es que la nieve se derrite...- continuaba divagando. No se dio cuenta que se habían detenido hasta que casi tropieza con Abbey. ¿Qué era lo que estaban buscando? Ah sí, al que tiró los toneles de sabrosa hidromiel.
-¡Cerrad puertas!- se escuchó de la voz de algún vigía que gritaba, alertando del inminente ataque. -¡No muertos! ¡Cientos de ellos!- es cuchó que gritaba otro guardia. -¿No muertos?- preguntó en voz alta la dragona mirando hacia la puerta que cerraban con premura. Pero ni bien pusieron la tranca, la puerta explotó. Volaron astillas y trozos de madera por los aires. Ingela se cubrió con un brazo y se ladeó para protegerse de la luvia de madera que caía.
Pero ni bien bajó un poco el polvorín y pudo erguirse para ver lo que sucedía, el potente bramido de una bestia sonó, retumbando en las calles de Dundarak. -¡Pero eso es un zezengorri!- exclamó la joven dragona. Ahora entendió por qué la nieve se había prendido fuego. Tras derribar la puerta, la bestia se lanzó en carrera hacia donde estaban ellas. En un reflejo, Ingela tomó a Abbey y a la elfilla de los cuellos de sus abrigos y las tiró hacia atrás con ella, cubriéndolas con su cuerpo. Miró a Abbey con los ojos desorbitados -¡Escudo!- gritó, pidiendo con ello que usara su magia para cubrirlas; Abbey usaba el hielo, quizás podría conjurar algún muro de hielo que las protegiera del fuego del toro. Y así lo hizo. Inmediatamente la bruja levantó una pared que sorprendió al toro, espantándolo, y lo hizo correr hacia otra dirección.
Apenas el toro se desvió, la pared cayó develando frente a las mujeres la horda de muertos vivientes que avanzaban, metiéndose en la ciudad. La gente gritaba y huía, ¿qué tenía que hacer ahora? La pregunta la respondió rápido uno de los no muertos que se abalanzó sobre ella, tirándola de espaldas al suelo abriendo su boca para intentar morderla. -¡No te dejes morder!- escuchó que alguien le gritó. Ingela no supo quién fue, pero le hizo caso. Puso su antebrazo en el cuello de eso y con todas sus fuerzas lo empujó lejos de ella.
Rápidamente se puso de pie y se llevó la mano al cinto para desenvainar su mandoble... pero no estaba -¡Mierda!- pensó lamentando la hora en que no salió con su arma. Miró al rededor y encontró un trozo de madera, eso le serviría para defenderse de los no muertos y buscar una salida del entuerto para ella, la elfilla y Abbey.
-¡Cerrad puertas!- se escuchó de la voz de algún vigía que gritaba, alertando del inminente ataque. -¡No muertos! ¡Cientos de ellos!- es cuchó que gritaba otro guardia. -¿No muertos?- preguntó en voz alta la dragona mirando hacia la puerta que cerraban con premura. Pero ni bien pusieron la tranca, la puerta explotó. Volaron astillas y trozos de madera por los aires. Ingela se cubrió con un brazo y se ladeó para protegerse de la luvia de madera que caía.
Pero ni bien bajó un poco el polvorín y pudo erguirse para ver lo que sucedía, el potente bramido de una bestia sonó, retumbando en las calles de Dundarak. -¡Pero eso es un zezengorri!- exclamó la joven dragona. Ahora entendió por qué la nieve se había prendido fuego. Tras derribar la puerta, la bestia se lanzó en carrera hacia donde estaban ellas. En un reflejo, Ingela tomó a Abbey y a la elfilla de los cuellos de sus abrigos y las tiró hacia atrás con ella, cubriéndolas con su cuerpo. Miró a Abbey con los ojos desorbitados -¡Escudo!- gritó, pidiendo con ello que usara su magia para cubrirlas; Abbey usaba el hielo, quizás podría conjurar algún muro de hielo que las protegiera del fuego del toro. Y así lo hizo. Inmediatamente la bruja levantó una pared que sorprendió al toro, espantándolo, y lo hizo correr hacia otra dirección.
Apenas el toro se desvió, la pared cayó develando frente a las mujeres la horda de muertos vivientes que avanzaban, metiéndose en la ciudad. La gente gritaba y huía, ¿qué tenía que hacer ahora? La pregunta la respondió rápido uno de los no muertos que se abalanzó sobre ella, tirándola de espaldas al suelo abriendo su boca para intentar morderla. -¡No te dejes morder!- escuchó que alguien le gritó. Ingela no supo quién fue, pero le hizo caso. Puso su antebrazo en el cuello de eso y con todas sus fuerzas lo empujó lejos de ella.
Rápidamente se puso de pie y se llevó la mano al cinto para desenvainar su mandoble... pero no estaba -¡Mierda!- pensó lamentando la hora en que no salió con su arma. Miró al rededor y encontró un trozo de madera, eso le serviría para defenderse de los no muertos y buscar una salida del entuerto para ella, la elfilla y Abbey.
Ingela
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
El miembro 'Ingela' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
Los adultos resultan ser igual de tontos que de costumbre, la “poderosa” guardia dragón termina siendo despistada por un poco de agilidad. Chimar de momento intenta contener la risa, cada vez le gusta más molestar personas grandes… gracias por eso Demian. Tristemente apenas tiene tiempo de burlarse pues alguien aparece, por suerte no porta los colores legales.
Exacto, sería una “lastima” que alguien molestara la pacifica caravana armada jeje.
Es claro que su nuevo vecino tiene intereses similares, golpe de suerte. No le reconoce pero paso todo el viaje durmiendo, puede ser otro ladrón de apoyo. El gremio está lleno de rostros desconocidos, Maquiavelo apenas lleva un par de semanas bailando para el grupo anónimo de pillos.
Eso no suena bien…
De repente la situación se vuelve un tanto extraña, la gente comienza a gritar y correr, mencionan algo sobre un ataque de muertos vivientes. Es claro que el origen del problema es en las murallas, todos huyen de esa dirección, sin duda noticias poco alentadoras. El niño se cruza de brazos mientras arquea una ceja, otra vez se encuentra en medio de un problema oscuro.
Justo cuando crees que todo va bien…
Rápidamente el chico recuerda Térpoli, fue su experiencia nigromántica más fuerte. Si la capital dragón tiene un ejército putrefacto afuera es posible que ocurra un caso de deja vu, parece que últimamente todo el mundo puede levantar gente muerta… al enano le vendría bien aprender ese truco.
Bueno, mientras se queden afuera no hay problema ¿verdad?
Terminando de hablar la puerta principal explota, del fuego aparece una figura bizarra, cierto toro pirómano. El chiquillo abre los ojos como platos, maldice mentalmente haberse dormido en las clases mágicas. Detrás del animal enfurecido se manifiesta una horda de muertos, ya no queda duda, están en problemas graves.
¿¡Es mucho pedir un trabajo normal!?
Grita mientras ejecuta a un muerto con cierto tiro certero, bastante vistoso pero queda un largo camino por recorrer. Pronto Chimar nota que el verdadero enemigo camina en cuatro patas, ese animal desintegra a todo desafortunado que embiste, deben ponerle un lazo al toro lo más rápido posible.
¡Debemos parar al bicho raro!
La guardia dragón debe defender al populacho, están en una posición más propicia para ayudar. Por su parte el chico y su colega tienen una ventaja diferente, pueden incordiar al toro. Maquiavelo dispara con su ballesta pero el virote no hace daño, aquella cosa tiene algún tipo de protección directa.
…“Excelente”, ¿algo más?
Dice mientras salta tejados para mantenerse cerca del blanco, dos disparos más tarde nota que apenas hace algo. En un momento afortunado se adelanta hasta cierto punto visto con anterioridad, un tanque de agua congelada que reposa encima del tejado, la mejor distracción posible al alcance de la mano.
Mis hermanos morirán de la envidia cuando les cuente esto jeje.
Coloca su bomba hidráulica en el cuerpo inferior y presiona el botón cuando lo considera prudente, eventualmente se cubre con velocidad. La esfera explota poco después destrozando la tosca estructura objetivo, seguidamente el tambor de hielo cae encima del toro, menuda visión. Chimar se acerca al borde para apreciar su obra, logra detener momentáneamente al bicho pero este recupera su fuerza rápido y abandona el rango de los tejados.
Ahora es problema de alguien más.
Exacto, sería una “lastima” que alguien molestara la pacifica caravana armada jeje.
Es claro que su nuevo vecino tiene intereses similares, golpe de suerte. No le reconoce pero paso todo el viaje durmiendo, puede ser otro ladrón de apoyo. El gremio está lleno de rostros desconocidos, Maquiavelo apenas lleva un par de semanas bailando para el grupo anónimo de pillos.
Eso no suena bien…
De repente la situación se vuelve un tanto extraña, la gente comienza a gritar y correr, mencionan algo sobre un ataque de muertos vivientes. Es claro que el origen del problema es en las murallas, todos huyen de esa dirección, sin duda noticias poco alentadoras. El niño se cruza de brazos mientras arquea una ceja, otra vez se encuentra en medio de un problema oscuro.
Justo cuando crees que todo va bien…
Rápidamente el chico recuerda Térpoli, fue su experiencia nigromántica más fuerte. Si la capital dragón tiene un ejército putrefacto afuera es posible que ocurra un caso de deja vu, parece que últimamente todo el mundo puede levantar gente muerta… al enano le vendría bien aprender ese truco.
Bueno, mientras se queden afuera no hay problema ¿verdad?
Terminando de hablar la puerta principal explota, del fuego aparece una figura bizarra, cierto toro pirómano. El chiquillo abre los ojos como platos, maldice mentalmente haberse dormido en las clases mágicas. Detrás del animal enfurecido se manifiesta una horda de muertos, ya no queda duda, están en problemas graves.
¿¡Es mucho pedir un trabajo normal!?
Grita mientras ejecuta a un muerto con cierto tiro certero, bastante vistoso pero queda un largo camino por recorrer. Pronto Chimar nota que el verdadero enemigo camina en cuatro patas, ese animal desintegra a todo desafortunado que embiste, deben ponerle un lazo al toro lo más rápido posible.
¡Debemos parar al bicho raro!
La guardia dragón debe defender al populacho, están en una posición más propicia para ayudar. Por su parte el chico y su colega tienen una ventaja diferente, pueden incordiar al toro. Maquiavelo dispara con su ballesta pero el virote no hace daño, aquella cosa tiene algún tipo de protección directa.
…“Excelente”, ¿algo más?
Dice mientras salta tejados para mantenerse cerca del blanco, dos disparos más tarde nota que apenas hace algo. En un momento afortunado se adelanta hasta cierto punto visto con anterioridad, un tanque de agua congelada que reposa encima del tejado, la mejor distracción posible al alcance de la mano.
Mis hermanos morirán de la envidia cuando les cuente esto jeje.
Coloca su bomba hidráulica en el cuerpo inferior y presiona el botón cuando lo considera prudente, eventualmente se cubre con velocidad. La esfera explota poco después destrozando la tosca estructura objetivo, seguidamente el tambor de hielo cae encima del toro, menuda visión. Chimar se acerca al borde para apreciar su obra, logra detener momentáneamente al bicho pero este recupera su fuerza rápido y abandona el rango de los tejados.
Ahora es problema de alguien más.
Chimar usa su habilidad de Lvl 1 (Bomba Hidráulica)
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
- Música de fondo pa' la banda :v:
Se desencadenaron varios gritos por toda la montaña, las alarmas se dieron entre todo el poblado y el suelo comenzó a llenarse de las pisadas de aquellas criaturas abisales, dando lugar a que Iliaki pudiese pronunciar unas palabras, promovida por el terror que le desbordaba hasta la garganta.
- Por todas las frutas. - - dijo la chica, atinando sólo a ponerse detrás de Abbey y de Ingela.
Decenas de criaturas privadas de su descanso eterno bajaban lentas y furiosas por la cuesta, con su andar trazado por el fuego que iba dejando el zezengorri, quien corría igual o más confundido que los no-muertos sin rumbo fijo. Las llamas comenzaron a tragar las viviendas más frágiles, junto con todos aquellos que trataron de defender su patrimonio, dando sus vidas en un vano intento de detener al candente toro.
Se comenzaron a realizar infructuosos esfuerzos por parte de los guardias para evitar que los seres infrahumanos entraran a la ciudad, dando todo de sí mismos para cerrar portones y mantener en pie los trozos más débiles de las murallas. Pese a todas sus maniobras, la ira de los no-muertos fue más fuerte que ellos. El miedo se propagaba entre los defensores de la ciudad, quienes, más por instinto que por deber, se aferraban a la vida dando toda la lucha posible.
El impactante escenario había logrado petrificar a la elfilla, inundada su mente de no más que la visión de caos que se le presentaba ante sus ojos, en el que varios guardias desistían de su pelea para rendirse ante el paso de la muerte, seguida de hombres y mujeres calcinados y de pequeños perdidos, llorando en busca de sus progenitores.
¿Es que todas las historias deben comenzar así?
Dando un bramido el zezengorri, Iliaki pudo despertar de su trance justo para darse cuenta que uno de los infrahumanos estaba a punto de matarla, salvada de último momento por Frost, quien, viendo la incapacidad de la ladronzuela para moverse, arrojó un trío de pequeñas dagas hacia la cabeza de la criatura.
- ¡Muévete, por todos los cielos! - le recriminó la hechicera, quien continuaba moviendo sus manos hábilmente, lanzando su potente magia para congelar a todo aquel desgraciado que osase cruzar delante de sus heladas narices.
Tan grácil, tan fuerte... ¡Eh, pero si me quedo aquí terminaré siendo almuerzo de buitres! Pero ¿Y mis compañeros?
- ¡Chim, Flamitas! ¡¿Pueden oírme?! ¡Por favor! - gritó al aire, con la esperanza de escuchar alguna respuesta, o al menos, alguna voz que le hiciera saber que ellos estaban bien.
- ¡Atácalos ahora o llegarán a la ciudad! - ordenada la hechicera mientras manipulaba el hielo de sus pies como enormes espinas que atravesaban a los oscuros seres. - ¡Ahora!
¿Qué hago? ¿Les lanzo frutas, piedras? ¡Las piedras no les hacen nada! Oh, pero los dardos filosos sí ¡Ay!
Uno de los necróticos había logrado atrapar a la elfina, estrujando su cuello con más fuerza cada vez. Los gritos de la ladronzuela empezaron a llamar la atención de algunos más, quienes se comenzaron a agolpar alrededor suyo.
- ¡De... déjenme! - exclamaba la chica casi sin aliento. A punto de desmayarse, un aura azul surgió envolviendo su cuerpo, concentrándose lentamente en tres puntos. Apoyando sus pies en el suelo lo más firme que pudo, Iliaki tomó todo el aire que le permitió su apretada condición, y cerrando los ojos, dejó escapar tres rayos que lanzaron a los perturbados por los aires. [1]
¡Vamos! Ahora, conteo de inventario:
•Varios dardos filosos
•El Lanzarrocas Místico
•Una persona genial
¡Estamos listos!
Colocando uno de sus proyectiles en el Lanzarrocas, tensó el resorte hasta el tope para luego apuntarlo hacia una de las cabezas. Sin embargo, aquella condición injusta la paró por unos instantes.
Ellos... Están muertos... Alguna vez tuvieron familia, alguna vez sintieron y esto que hacen no es por su propia voluntad ¿O sí? ¿Quién sería tan malvado como para sacar a alguien de su muerte, sin dejarlos en paz de una vez? ¿Y si en verdad lo hacen por su cuenta y por una razón justa? ¿Y si no? ¡De todos modos estaría yo matando a alguien!
¡No puedo, este fue alguna vez alguien vivo, no!
Las dudas comenzaron a manipular las manos de la elfina, quien seguía sin decidirse en cómo actuar. El reloj iba en cuenta regresiva hasta que uno de los no-muertos la atrapara y la arrastrara hasta su fin, acercándose poco a poco. Su respiración se hacía cada vez más rápida, hasta que la calma reinó de pronto para ella.
Oh... es verdad, eso no importa más.
De cualquier forma, ellos ya están muertos.
Dicho esto, los ojos de la elfina perdieron su brillo, ralentizándose el tiempo con ellos, dejando escapar el afilado proyectil hacia la cabeza del no-muerto, con el cual atravesó sus sesos, dejándolo caer cual rayo fulminante. Sin dar mayor importancia, comenzó a arrojar todos los proyectiles filosos que cargaba en sus bolsillos con tremendo frenesí, disparando a algunos incluso tres ocasiones si la situación así lo ameritaba.
Con los ojos en blanco, divisó a uno de los necróticos soldados, apuntando a su frente. Dando el lanzamiento, el ser cayó de bruces, arrastrando su cuerpo lentamente con la intención de alcanzar a la elfina, quien, acercándose para poner un pie en su cabeza, comenzó a pisar fuertemente el cráneo contra el suelo repetidas veces hasta reventarlo con una sonrisa entre labios.
Iliaki, sin ver su entorno, comenzó a reír con una mano en el rostro, carcajeando cada vez más fuerte hasta ponerse de rodillas frente al no.muerto, donde sus carcajadas se convirtieron en lágrimas, rompiendo a llorar.
Offrol: Hab lvl 0: Lente Convergente
Última edición por Iliaki el Vie 2 Dic - 20:20, editado 2 veces
Iliaki
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
El miembro 'Iliaki' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
¿Admirable no lo creen?, desde la cima de las azoteas la ciudad de Dundarak mostraba su espléndida armonía invernal, entre las montañas de nieve blanca como las nubes y las rocas afiladas como cuchillas demostraban un lugar en el cual era difícil de vivir, cualquiera que no tuviera su refugio al anochecer seguramente moriría congelado, tiritando los dientes como castañuelas solo deteniéndose hasta el momento que duerma para nunca despertar.
La situación demandaba seriedad y precisión, aquella vista era de lo más tranquila en el momento, todo parecía ser de lo más sencillo y tan solo era cuestión de tiempo para terminar la redada de la caravana sin ningún problema con la lagartija lejos de aquí en cualquier saco de comida. Sin embargo nada es así de fácil, perdiendo de vista al guardia senil y a momentos de empezar la emboscada, los gritos se hacen presentes resonando con el temor de un enemigo mayor.
-Bueno eso es algo que no se ve todos los días.- Fue cuestión de tiempo, necrótidos arremetían violentamente contra las puertas de la ciudad con una ira incontrolable, tan solo superada por la bestia que vendría después.
Con un gran tamaño y fuerza descomunal hace de la colosal puerta principal una sucesión de viruta en llamas abriendo paso al singular ejército, era solo necesario un rose de tal bestia para convertirte en cenizas de un momento a otro.
-Qué bello ejemplar.- Siendo la primera vez en apreciar un ser emanar tal poder y vitalidad era inevitable hallarme sorprendido, el zezengorri si es que así se llamaba, solo lo recordaba como un simple toro en llamas, pobre incauto que fui, era tan hermoso como el rastro que dejo tras de él, él era simplemente fascinante, lástima que interfería con el plan.
Sin ningún cuidado de lo que hiciera aquel toro, como parte del plan tenía que evitar que el contenido de la caravana fuera destruido por cualquier razón aparente, para eso necesitaba de la ayuda de los guardias y estos se hallaban con las manos ocupadas, detener a los no muertos era la clave para que ellos se encargaran del animal.
-Estúpidos necrótidos, ¿acaso no pueden ayudar en nada útil?- Revivir a los muertos no era tarea fácil, sin embargo devolverlos a su estado inerte era más sencillo de lo que se espera, otra forma de decirlo era que bastaba con un chasquido de dedos para empezar.
Con fuerza de voluntad y mucha magia, el fuego comenzaba a rodearme para luego alzarse sobre mi cabeza, unas cuantas flechas ígneas deberían bastar para arremeter contra los no muertos y retener la puerta por un periodo de tiempo tan solo el suficiente para que el paquete se mantuviera a salvo.
Disparados en la dirección donde los civiles caían como moscas a mordidas de los invasores, la puntería era lo de menos, quien quiera que se encontrara ahí se mantenía vivo para gritar mientras se lo comían a bocanadas, digamos que era un acto de piedad para circunstancias difíciles y realmente lamentaba lo que apareció enseguida. [1]
El resto de lo que paso fue cuestión de suerte tanto para mí, como los que se encontraban abajo, la bruja de hielo se encontraba desprevenida, sin embargo ahora estoy muy cansado incluso para atacar por la espalda, espero vernos en otro momento en una mejor situación. Abandonando el tejado con cierto esfuerzo debía tomar nuevamente otra posición estratégica y fuera del peligro real.
[1]Habilidad lvl 0: Lanza del fuego escarlata
La situación demandaba seriedad y precisión, aquella vista era de lo más tranquila en el momento, todo parecía ser de lo más sencillo y tan solo era cuestión de tiempo para terminar la redada de la caravana sin ningún problema con la lagartija lejos de aquí en cualquier saco de comida. Sin embargo nada es así de fácil, perdiendo de vista al guardia senil y a momentos de empezar la emboscada, los gritos se hacen presentes resonando con el temor de un enemigo mayor.
-Bueno eso es algo que no se ve todos los días.- Fue cuestión de tiempo, necrótidos arremetían violentamente contra las puertas de la ciudad con una ira incontrolable, tan solo superada por la bestia que vendría después.
Con un gran tamaño y fuerza descomunal hace de la colosal puerta principal una sucesión de viruta en llamas abriendo paso al singular ejército, era solo necesario un rose de tal bestia para convertirte en cenizas de un momento a otro.
-Qué bello ejemplar.- Siendo la primera vez en apreciar un ser emanar tal poder y vitalidad era inevitable hallarme sorprendido, el zezengorri si es que así se llamaba, solo lo recordaba como un simple toro en llamas, pobre incauto que fui, era tan hermoso como el rastro que dejo tras de él, él era simplemente fascinante, lástima que interfería con el plan.
Sin ningún cuidado de lo que hiciera aquel toro, como parte del plan tenía que evitar que el contenido de la caravana fuera destruido por cualquier razón aparente, para eso necesitaba de la ayuda de los guardias y estos se hallaban con las manos ocupadas, detener a los no muertos era la clave para que ellos se encargaran del animal.
-Estúpidos necrótidos, ¿acaso no pueden ayudar en nada útil?- Revivir a los muertos no era tarea fácil, sin embargo devolverlos a su estado inerte era más sencillo de lo que se espera, otra forma de decirlo era que bastaba con un chasquido de dedos para empezar.
Con fuerza de voluntad y mucha magia, el fuego comenzaba a rodearme para luego alzarse sobre mi cabeza, unas cuantas flechas ígneas deberían bastar para arremeter contra los no muertos y retener la puerta por un periodo de tiempo tan solo el suficiente para que el paquete se mantuviera a salvo.
“Las llamas arden y el fuego emerge,
te pido hoy y ordeno obedecer,
quemar aquello que incordie,
lo que la vida prometió proteger”
te pido hoy y ordeno obedecer,
quemar aquello que incordie,
lo que la vida prometió proteger”
Disparados en la dirección donde los civiles caían como moscas a mordidas de los invasores, la puntería era lo de menos, quien quiera que se encontrara ahí se mantenía vivo para gritar mientras se lo comían a bocanadas, digamos que era un acto de piedad para circunstancias difíciles y realmente lamentaba lo que apareció enseguida. [1]
El resto de lo que paso fue cuestión de suerte tanto para mí, como los que se encontraban abajo, la bruja de hielo se encontraba desprevenida, sin embargo ahora estoy muy cansado incluso para atacar por la espalda, espero vernos en otro momento en una mejor situación. Abandonando el tejado con cierto esfuerzo debía tomar nuevamente otra posición estratégica y fuera del peligro real.
[1]Habilidad lvl 0: Lanza del fuego escarlata
Nerum
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
El miembro 'Nerum' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
Abbey Frost
Las hordas de no muertos atacaban a todos los ciudadanos. La ciudad estaba sumida en el caos y la gente corría sin orden. En las calles, los caballeros dragón trataban de defender a los inocentes. Muchos de ellos, dragones, adoptaron sus formas reptilianas y comenzaron a volar. Volar era una buena idea de combatir seres que no podían hacerlo. Pero para aquellos, que no eran pocos, que no gozaban de una habilidad que les permitiese mantenerse en el aire, se convertían automáticamente en carne de ograrck para el toro flamígero o para los no muertos.Las tres protagonistas pertenecían a este último grupo, o al menos dos de ellas. Las tres fueron capaces de librarse del zezengorri gracias a un hábil movimiento de Ingela. Pero la batalla estaba lejos de terminar y siguieron batallando contra los no muertos que entraban tras él. Iliaki incluso derrotó a uno de los no muertos de una manera un tanto neurótica, pero sin duda efectiva. Abbey la miró con los ojos abiertos como platos contemplando cómo se ensañaba con aquel no muerto.
La hechicera de hielo mantenía a raya a los no muertos con relativa facilidad, pero el número era tal que no pudo hacer nada para evitar la marabunta. - ¡Nos superan en número! – explicó a sus compañeras.
Y así fue, la dragona Ingela, no gozó de buena suerte y terminó recibiendo un fuerte mordisco en el hombro por parte de un no muerto. Por fortuna para ella, la encantadora la vio y pudo congelar a la criatura que le había hincado el diente con su más profunda fuerza, para a continuación cortarle la cabeza con el bastón. A continuación, la mujer clavó su bastón en el suelo y generó un enorme escudo de hielo que cubriría a la dragona, a Iliaki y a ella misma, además de un par de hombres más que aprovecharon para meterse en la semiesfera.
-¿Estás bien? – le preguntó, preocupándose por la herida. – No te preocupes. No es nada. Eres muy valiente. – contestó la jovencísima Encantadora para animarla. Agradecía el gesto que ésta había tenido con ella al apartarla del paso del zezengorri. – Serías un buen miembro de la Logia de Hechicería. – y le sonrió. A continuación miró a la elfa. Ella se había defendido bien y estaba ilesa. – Corre. Ayúdala a salir de aquí. Yo os cubriré. – instó a la elfa. Y, poco después, desharía la barrera de hielo, para dejarlas correr hasta el edificio más cercano.
Sammuel
El veterano caballero dragón seguía a pie de calle, batallando. - ¡Morid! ¡Aberraciones demoníacas! – gritaba Sammuel espada en mano, continuaba reduciendo a los enemigos junto a sus hombres, que trataban de proteger a toda la población y dirigirlos hacia lugares menos repletos de no muertos. Desde su posición en el techo, Chimar y Nerum observaban la escena de combate entre uno de los pesos pesados. El niño había conseguido disminuir el poder calorífico del zezengorri.El caballero dragón comenzó a ser superado en número. Recibió un mordisco en el hombro. – ¡Argh! – gritó, pero se recompuso para cortar la cabeza al malnacido que le había mordido. Pero a su espalda recibió un nuevo arañazo que su armadura no pudo resistir. - ¡No! – El viejo iba a morir ahí mismo si nadie lo impedía. Por fortuna, no tardaría en aparecer la encantadora. Mucho más joven y poderosa. Que rápidamente congeló a los de su alrededor.
-¿Cómo estáis? – preguntó la encantadora. Que había llegado ya hasta la posición del caballero dragón.
-No muy bien, mi señora. – dijo el hombre, hastiado, arrodillado y sujetándose sobre su espada clavada en el suelo. Demasiado mayor para aquellos trotes.
-Te recuperarás. – le animó brevemente. La señorita Frost no destacaba por su elocuencia. - ¿Por qué tus hombres no cerraron las puertas?
-Les pilló de improvisto. – se disculpó el caballero. – Si alguien pudiera cerrar el rastrillo… - deseó en voz alta el hombre. Pero lo cierto es que estaban muy lejos y los no muertos habían copado prácticamente todas las calles. Tendrían que seguir luchando.
* * * * * * * * * * * *
Ingela: Tu suerte no ha sido buena y recibes un fuerte mordisco en el hombro. No es nada grave ni algo que te limite demasiado, pero has leído o escuchado muchas historias de infectados en las que sus mordidos terminan convirtiendo a inocentes. ¿Te convertirás en una de ellos? Ni mucho menos. Se trata de una herida normal que se infecta rápidamente por las bacterias de los no muertos. Pero tú lo único que sabes es que la herida te duele cada vez más intensamente y toma un color negruzco, lo que hace que te sugestiones. Dirigíos al piso que te ha indicado la encantadora.
Iliaki: Tendrás que tranquilizar a Ingela. Casualmente tras entrar y cerrar la puerta, vais a dar a un piso bastante grande y oscuro que parece el hogar de un alquimista. No eres alquimista y no tienes ni idea de que hay ahí. Pero hay muchas pociones. Dale una que creas que pueda servir, tira una runa, y que sea lo que los dioses quieran.
Este turno vosotras no tendréis que defenderos de ningún no muerto.
Chimar: Buena maniobra. Le has puesto a Bio las cosas algo más fáciles. Tendrás que pedirle aeros cuando lo veas. De momento, has escuchado la conversación de la Alta Encantadora con el caballero dragón. Tu nueva misión será llegar hasta las murallas, infiltrarte en la almenara y cerrar la puerta Norte. Las murallas estarán llenas de enemigos y soldados reales combatiéndolos. ¿Y la puerta de entrada a la almenara? Cerrada. Eres un ladrón. Tendrás que ingeniártelas para entrar y conseguir bajar el rastrillo. Adelante, chico inventor.
Nerum: Abbey y Sammuel pronto se verán atacados de nuevo. Puedes seguir ayudándoles a derrotar enemigos. Lo bien que te desenvuelvas en combate y tu ayuda será clave para que no sufran heridas. El caballero dragón está herido.
Ninguno tendréis que tirar runas durante este turno.
Ger
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
Tras haberse librado del primer no muerto, Ingela continuó batallando por alejarlos y en el mejor de los casos, matarlos. -¿Por qué tengo que volver a matar a un muerto? ¡Maldito! ¡Debiste quedarte en tu tumba!- gritaba desesperada.
-¡Nos superan en número!- gritó Abbey mientras ella misma se libraba a duras penas de los no muertos. -¡Dime algo que no sepa!- respondió Ingela intentando hacer una broma de aquella situación. Hacer bromas y comentarios tontos en situaciones serias era su manera de liberar tensiones
A pesar de sus esfuerzos, los zombies lograron doblegarla encima, haciéndola caer de rodillas. Entre toda la confusión, uno logró darle un mordisco en el hombro, tan fuerte que casi le arranca el bocado, haciéndola gritar desgarradoramente. Afortunadamente, cerca estaba Frost para salvarla; levantó un enorme muro de hielo que las rodeó, protegiéndolas de los ataques -¿Estás bien?– le preguntó la hechicera a lo que Ingela asintió. –No te preocupes. No es nada. Eres muy valiente.– dijo para la sorpresa de Ingela. Si de algo conocía a la líder de la Logia no era por su amabilidad, por lo que solo atinó a sonreír. –Serías un buen miembro de la Logia de Hechicería.– le dijo sonriente. En este punto, Ingela decidió que todo eso era un sueño y que despertaría en cualquier momento, no se podía creer el ofrecimiento. Pertenecer a la Logia sería un gran honor para cualquier dragón -Ggg... ¿gracias?- dijo Ingela y sonrió pero con un gesto de extrañeza en la cara. No se podía creer lo que pasaba.
Pero definitivamente aquello no era un sueño, en los sueños los golpes y porrazos no duelen y vaya que la herida que le dejó el no muerto le ardía. Era un dolor punzante, un ardor que se le extendía hacia el cuello, espalda, pecho y a lo largo del brazo. Al verse la herida, encontró que se estaba poniendo negra la piel con mucha rapidez. -¡Madre de los dragones! ¿¡Me voy a morir!?- gritó desesperada -¿Me voy a convertir en una cosa de esas?- preguntó mirando a Frost y sus ojos se llenaron de lágrimas.
La encantadora miró la herida de Ingela y luego a la elfa, quien había salido mucho mejor librada del desaguisado –Corre. Ayúdala a salir de aquí. Yo os cubriré– le dijo a la elfilla. Inmediatamente deshizo la barrera de hielo,y ambas salieron corriendo. Con cada zancada que daba la dragona, sentía que el dolor aumentaba, las punzadas eran más profundas, se sentían como millares de finas agujas que la apuñalaban sin misericordia. Ella corría detrás de la elfa, aquella menuda criatura era mucho más hábil y rápida que la dragona, pero lograba seguirle el paso más que nada porque sabía que con ella cerca tendría alguna oportunidad de sobrevivir a aquel entuerto.
Encontraron una puerta abierta y entraron, cerrando tras de sí la puerta y obstruyéndola con una silla. Dentro habían un par de no muertos que lograron liquidar sin mayor dificultad.
Apenas pudo tomar un aire, la dragona cayó sentada al suelo. El brazo lo tenía completamente enrojecido, la herida ya estaba negra y ella ardía en fiebre. Sentía que su rostro iba a explotar. -Elfa...- dijo levantando la mirada -Elfa, no quiero ser una cosa de esas... si me convierto, por favor, mátame... definitivamente- le rogó aguantando el llanto.
-¡Nos superan en número!- gritó Abbey mientras ella misma se libraba a duras penas de los no muertos. -¡Dime algo que no sepa!- respondió Ingela intentando hacer una broma de aquella situación. Hacer bromas y comentarios tontos en situaciones serias era su manera de liberar tensiones
A pesar de sus esfuerzos, los zombies lograron doblegarla encima, haciéndola caer de rodillas. Entre toda la confusión, uno logró darle un mordisco en el hombro, tan fuerte que casi le arranca el bocado, haciéndola gritar desgarradoramente. Afortunadamente, cerca estaba Frost para salvarla; levantó un enorme muro de hielo que las rodeó, protegiéndolas de los ataques -¿Estás bien?– le preguntó la hechicera a lo que Ingela asintió. –No te preocupes. No es nada. Eres muy valiente.– dijo para la sorpresa de Ingela. Si de algo conocía a la líder de la Logia no era por su amabilidad, por lo que solo atinó a sonreír. –Serías un buen miembro de la Logia de Hechicería.– le dijo sonriente. En este punto, Ingela decidió que todo eso era un sueño y que despertaría en cualquier momento, no se podía creer el ofrecimiento. Pertenecer a la Logia sería un gran honor para cualquier dragón -Ggg... ¿gracias?- dijo Ingela y sonrió pero con un gesto de extrañeza en la cara. No se podía creer lo que pasaba.
Pero definitivamente aquello no era un sueño, en los sueños los golpes y porrazos no duelen y vaya que la herida que le dejó el no muerto le ardía. Era un dolor punzante, un ardor que se le extendía hacia el cuello, espalda, pecho y a lo largo del brazo. Al verse la herida, encontró que se estaba poniendo negra la piel con mucha rapidez. -¡Madre de los dragones! ¿¡Me voy a morir!?- gritó desesperada -¿Me voy a convertir en una cosa de esas?- preguntó mirando a Frost y sus ojos se llenaron de lágrimas.
La encantadora miró la herida de Ingela y luego a la elfa, quien había salido mucho mejor librada del desaguisado –Corre. Ayúdala a salir de aquí. Yo os cubriré– le dijo a la elfilla. Inmediatamente deshizo la barrera de hielo,y ambas salieron corriendo. Con cada zancada que daba la dragona, sentía que el dolor aumentaba, las punzadas eran más profundas, se sentían como millares de finas agujas que la apuñalaban sin misericordia. Ella corría detrás de la elfa, aquella menuda criatura era mucho más hábil y rápida que la dragona, pero lograba seguirle el paso más que nada porque sabía que con ella cerca tendría alguna oportunidad de sobrevivir a aquel entuerto.
Encontraron una puerta abierta y entraron, cerrando tras de sí la puerta y obstruyéndola con una silla. Dentro habían un par de no muertos que lograron liquidar sin mayor dificultad.
Apenas pudo tomar un aire, la dragona cayó sentada al suelo. El brazo lo tenía completamente enrojecido, la herida ya estaba negra y ella ardía en fiebre. Sentía que su rostro iba a explotar. -Elfa...- dijo levantando la mirada -Elfa, no quiero ser una cosa de esas... si me convierto, por favor, mátame... definitivamente- le rogó aguantando el llanto.
Ingela
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
El toro pierde parte de su poder ignifugo pero logra salir del rango activo… algo es mejor que nada. No es envidiable la tarea del próximo héroe que debe enfrentarlo, por lo menos la labor del pequeño esta completada. Ahora solo debe combatir enemigos “normales”, muestro putrefactos y eso.
Más abajo casi se cargan a un viejo, por suerte aparece la encantadora de hielo salvándole el trasero. Los problemas frijoles no le interesan a Chimar pero logra escuchar información importante, quizás exista una forma de disminuir el flujo masivo de muertos que inunda la ciudad helada.
... como siempre yo debo salvar el día.
Masculla buscando una ruta posible, afortunadamente los tejados llegan a la muralla. Inicia una marcha de velocidad sin preocuparse por el entorno, algo que resulta bastante fácil pues no hay zombis en ningún techo. Pasa cerca del otro pillo y le dedica un rostro de ironía, sus caminos se separan otra vez.
Diez minutos después Maquiavelo encuentra un sitio perfecto para alcanzar la fortificación de un salto, sin vacilar realiza su jugada. Los dragones podrán ser muy místicos pero tienen la misma técnica arquitectónica base humana, el decorado externo varía pero a la larga eso no define una estructura maciza.
Frente al pequeño se abre un campo de batalla, un masivo combate entre muertos y vivos tiene lugar en las murallas. Uno de los bichos se le acerca con intenciones hostiles pero no logra nada, es difícil moverse con un virote entre ceja y ceja. Con velocidad el niño recurre a varios planos almacenados en su mente, los mecanismos deberían estar en el mismo sitio.
Con pericia avanza entre la batalla, hace gala de toda su agilidad para no interponerse con nadie. Los dragones luchan bien pero la horda de muertos es numerosa, si la entrada no se cierra terminaran superados. No se debe jugar con la superioridad numérica enemiga, todo buen estratega lo sabe.
Luego de neutralizar dos bichos más llega a una puerta cerrada, menuda suerte. Ningún adulto le prestara atención por lo que debe solucionar el problema solo, buen momento para ser ladrón. Saca sus mejores ganzúas y comienza a trabajar, medio minuto después el característico sonido de apertura se hace presente.
Nada mal… esas prácticas en la ratonera rinden frutos jeje.
Ingresa con rapidez y estudia la maquinaria, es tosca, antigua y jodidamente pesada… deberá improvisar. Saca su espada corta y busca la polea maestra, toma la posición más segura y le da un tajo preciso. Esa cuerda se libera con violencia dejando caer su carga, un fuerte ruido le indica al enano que su labor fue exitosa.
Necesito unas vacaciones...
Más abajo la pesada reja de metal aplasta cinco muertos antes de calzar en su lugar, no se moverá a menos que aparezca un toro más grande. Los cadáveres se amontonan intentando sin éxito entrar, los chicos buenos ahora tienen la ventaja, cuando logren purgar las calles podrán organizar un nuevo plan.
Más abajo casi se cargan a un viejo, por suerte aparece la encantadora de hielo salvándole el trasero. Los problemas frijoles no le interesan a Chimar pero logra escuchar información importante, quizás exista una forma de disminuir el flujo masivo de muertos que inunda la ciudad helada.
... como siempre yo debo salvar el día.
Masculla buscando una ruta posible, afortunadamente los tejados llegan a la muralla. Inicia una marcha de velocidad sin preocuparse por el entorno, algo que resulta bastante fácil pues no hay zombis en ningún techo. Pasa cerca del otro pillo y le dedica un rostro de ironía, sus caminos se separan otra vez.
Diez minutos después Maquiavelo encuentra un sitio perfecto para alcanzar la fortificación de un salto, sin vacilar realiza su jugada. Los dragones podrán ser muy místicos pero tienen la misma técnica arquitectónica base humana, el decorado externo varía pero a la larga eso no define una estructura maciza.
Frente al pequeño se abre un campo de batalla, un masivo combate entre muertos y vivos tiene lugar en las murallas. Uno de los bichos se le acerca con intenciones hostiles pero no logra nada, es difícil moverse con un virote entre ceja y ceja. Con velocidad el niño recurre a varios planos almacenados en su mente, los mecanismos deberían estar en el mismo sitio.
Con pericia avanza entre la batalla, hace gala de toda su agilidad para no interponerse con nadie. Los dragones luchan bien pero la horda de muertos es numerosa, si la entrada no se cierra terminaran superados. No se debe jugar con la superioridad numérica enemiga, todo buen estratega lo sabe.
Luego de neutralizar dos bichos más llega a una puerta cerrada, menuda suerte. Ningún adulto le prestara atención por lo que debe solucionar el problema solo, buen momento para ser ladrón. Saca sus mejores ganzúas y comienza a trabajar, medio minuto después el característico sonido de apertura se hace presente.
Nada mal… esas prácticas en la ratonera rinden frutos jeje.
Ingresa con rapidez y estudia la maquinaria, es tosca, antigua y jodidamente pesada… deberá improvisar. Saca su espada corta y busca la polea maestra, toma la posición más segura y le da un tajo preciso. Esa cuerda se libera con violencia dejando caer su carga, un fuerte ruido le indica al enano que su labor fue exitosa.
Necesito unas vacaciones...
Más abajo la pesada reja de metal aplasta cinco muertos antes de calzar en su lugar, no se moverá a menos que aparezca un toro más grande. Los cadáveres se amontonan intentando sin éxito entrar, los chicos buenos ahora tienen la ventaja, cuando logren purgar las calles podrán organizar un nuevo plan.
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
Las cosas comenzaron a tomar un curso más lento para Iliaki ¡Aquella no era su ciudad, ni aquellos muertos andantes los pasmados ciudadanos que lucían igual de muertos a pesar de estar vivos! Los tejados no eran igual de brillantes, sino grises y fríos, con la sangre y las brasas como único matiz que los adornaba.
La elfina había quedado casi literalmente congelada, sin embargo, una gélida protección se arremolinó en torno suyo junto a otros pares. A pesar de haber vivido toda su vida en las calles, jamás había presenciado escenas tan crudas. De pronto, su estado de shock fue interrumpido por una orden; la mujer dragón había resultado herida por una de esas criaturas infrahumanas. Iliaki miró a la hechicera sin saber qué pensar, a lo que sólo alcanzó a asentir.
- ¡Sígueme, encontraremos una solución! – gritó tomando de la mano a Ingela, guiándola a través del caos y la nieve hasta una choza que apenas había logrado permanecer en pie, eliminando parte del desastre que había dentro y bloqueando el que proseguía afuera.
Encendió un par de antorchas, alumbrando toda la habitación, cayendo en la cuenta que el azar las había conducido a un recinto que les caía como anillo al dedo. Satisfecha, Iliaki sacó un pan de su bolsillo izquierdo y le dio una gran mordida.
¿Y ahora qué? ¡Debe haber algo! Vaya suerte, una tienda de alquimia, no queda de otra que buscar.
- Veamos ¿Cómo estás? – Dijo descubriéndole la herida – ¿Aún puedes ver el bra...? ¡Aigh, eso sí se ve feo! – Exclamó con un gesto de aversión y preocupación. Sin embargo, la chica comenzó a dar sus propias indicaciones post-mórtem, para sorpresa y desesperación de la ladronzuela.
Sin mucha paciencia, tomó del cuello de la ropa a la dragona, dándole una bofetada con su pan mientras le vociferaba de forma histérica:
- ¡Basta, no te va a pasar nada! –y soltándola, reanudó su búsqueda entre los montones de botellas y frasco apilados uno a uno en los estantes del recinto mientras daba una furiosa mordida a su bocadillo. – Iliaki, soy Iliaki ¡Encontraré algo! – rectificó un poco después con tono más calmado.
Tomaba una pequeña botella de vidrio, la examinaba fugazmente sin mucha satisfacción para luego arrojarla a sus espaldas, y así repetía la acción una y otra vez, rezando a sus propios dioses para que alguna de aquellas pócimas fuese la correcta.
Ugh, este morado no parece ser algo ¡Mucho menos un frasco con ojos viscosos! Un trago a esto… a ver… ¡Glub, glub! ¡PUAJ, SABE HORRIBLE! ¡No debe ser esta cosa asquerosa!
Y así continuaba con su nuevo método, probando unas cosas (cabe especificar que escupiéndolas, gran parte de las veces, cerca de la cara de la pobre dragona), oliendo otras y arrojándolas sin cesar hasta encontrar una pequeña botellita que contenía un líquido verde traslúcido con un curioso olor a manzanas y canela. Una corazonada confusa la detuvo unos instantes.
Veamos, es transparente, huele a manzanas y es verde. Verde suele significar “vida y prosperidad”, pero también verde significa “peligro”, ¡Significa peligro!
No sé si esto pueda ser de utilidad, ¡Pero peor es nada! ¡Ojalá supiera algo de alquimia! Pero esos hombres que se dedican a estudiar esa cosa lucen taaan aburridos y con los mocos de fuera… ¡No, no, ese no es el caso! Pfff, no hay de otra…
Y, quitando el tapón de corcho de la boca de la botella, miró al cielo como quien busca bendiciones, procediendo a meter a la fuerza el contenido en la boca de la dragona.
- ¡Que la virgen de la Papaya nos ampare, si te mueres, fue un gusto! – decía mientras seguía vertiendo el líquido por la garganta de Ingela. – Créeme, esto me duele más que a ti.
La elfina había quedado casi literalmente congelada, sin embargo, una gélida protección se arremolinó en torno suyo junto a otros pares. A pesar de haber vivido toda su vida en las calles, jamás había presenciado escenas tan crudas. De pronto, su estado de shock fue interrumpido por una orden; la mujer dragón había resultado herida por una de esas criaturas infrahumanas. Iliaki miró a la hechicera sin saber qué pensar, a lo que sólo alcanzó a asentir.
- ¡Sígueme, encontraremos una solución! – gritó tomando de la mano a Ingela, guiándola a través del caos y la nieve hasta una choza que apenas había logrado permanecer en pie, eliminando parte del desastre que había dentro y bloqueando el que proseguía afuera.
Encendió un par de antorchas, alumbrando toda la habitación, cayendo en la cuenta que el azar las había conducido a un recinto que les caía como anillo al dedo. Satisfecha, Iliaki sacó un pan de su bolsillo izquierdo y le dio una gran mordida.
¿Y ahora qué? ¡Debe haber algo! Vaya suerte, una tienda de alquimia, no queda de otra que buscar.
- Veamos ¿Cómo estás? – Dijo descubriéndole la herida – ¿Aún puedes ver el bra...? ¡Aigh, eso sí se ve feo! – Exclamó con un gesto de aversión y preocupación. Sin embargo, la chica comenzó a dar sus propias indicaciones post-mórtem, para sorpresa y desesperación de la ladronzuela.
Sin mucha paciencia, tomó del cuello de la ropa a la dragona, dándole una bofetada con su pan mientras le vociferaba de forma histérica:
- ¡Basta, no te va a pasar nada! –y soltándola, reanudó su búsqueda entre los montones de botellas y frasco apilados uno a uno en los estantes del recinto mientras daba una furiosa mordida a su bocadillo. – Iliaki, soy Iliaki ¡Encontraré algo! – rectificó un poco después con tono más calmado.
Tomaba una pequeña botella de vidrio, la examinaba fugazmente sin mucha satisfacción para luego arrojarla a sus espaldas, y así repetía la acción una y otra vez, rezando a sus propios dioses para que alguna de aquellas pócimas fuese la correcta.
Ugh, este morado no parece ser algo ¡Mucho menos un frasco con ojos viscosos! Un trago a esto… a ver… ¡Glub, glub! ¡PUAJ, SABE HORRIBLE! ¡No debe ser esta cosa asquerosa!
Y así continuaba con su nuevo método, probando unas cosas (cabe especificar que escupiéndolas, gran parte de las veces, cerca de la cara de la pobre dragona), oliendo otras y arrojándolas sin cesar hasta encontrar una pequeña botellita que contenía un líquido verde traslúcido con un curioso olor a manzanas y canela. Una corazonada confusa la detuvo unos instantes.
Veamos, es transparente, huele a manzanas y es verde. Verde suele significar “vida y prosperidad”, pero también verde significa “peligro”, ¡Significa peligro!
No sé si esto pueda ser de utilidad, ¡Pero peor es nada! ¡Ojalá supiera algo de alquimia! Pero esos hombres que se dedican a estudiar esa cosa lucen taaan aburridos y con los mocos de fuera… ¡No, no, ese no es el caso! Pfff, no hay de otra…
Y, quitando el tapón de corcho de la boca de la botella, miró al cielo como quien busca bendiciones, procediendo a meter a la fuerza el contenido en la boca de la dragona.
- ¡Que la virgen de la Papaya nos ampare, si te mueres, fue un gusto! – decía mientras seguía vertiendo el líquido por la garganta de Ingela. – Créeme, esto me duele más que a ti.
Última edición por Iliaki el Mar 20 Dic - 6:38, editado 1 vez
Iliaki
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
Terminando por bajar de los techos y continuar por los callejones, me despido con un simple gesto del chaval de los tejados, era claro que ambos teníamos planes distintos y cada uno debía enfocarse en el suyo.
El mío lo tenía más que claro, aquel bicho ígneo se había alejado lo suficiente de la entrada, con sus cornadas llameantes y su carrera en frenesí ya era problema de otro en aquella plaza. Mientras tanto, debía aprovechar ese tiempo libre para deshacerme de unos cuantos enemigos e infectados, un dragón contagiado con esta enfermedad no sería para nada agradable, si esta tragedia ocurriera no solo perderíamos ventaja aérea sino que era posible que incluso se expandiera la plaga a partes más bajas de la montaña.
-Nunca es fácil, no gano nada y me va a costar caro. Pffff…- Cansado por la situación de intenso estrés solo me queda quejarme mientras actuó una vez salgo de los callejones.
Desenvaino mi arma, un cuchillo de cocina no sería suficiente para detenerlos a todos pero serviría para los que viniesen. Camino rápidamente al frente de batalla y las alimañas me perciben, una corre furiosa por el hambre intentando satisfacerse en mi dirección, se lanza y termina decapitada.
-¿No son tan duros cierto?- Con ironía y a la vez sorprendido veo a los enemigos tal cual son, sus pieles y músculos se encontraban descompuestos, sus articulaciones desgastadas y sus cabezas más que vacías. Atravesarlos no remitía a ningún esfuerzo sobre humano a excepción de acabar con ellos de una buena vez.
-¿Cómo se mantienen con vida?- Mirando al suelo, el antiguo amiguito sin cabeza se seguía retorciendo y crujiendo las fauces, sin embargo ahora lo hacía en piezas separadas, aquella cosa era sin duda curiosa y era necesario estudiarlas más a fondo, lástima que era el momento erróneo.
-¡AAAARG!- Gritando a pulmón por el dolor, tiro al infractor al suelo quemando con una mano su rostro hasta que este dejase de moverse, sin darme cuenta aquella bestia había llegado desde mi espalda encajando sus dientes en mi antebrazo “suerte que es el derecho”, no era buena señal, consiente por el momento razonaba asustado, esta enfermedad se esparciría de manera excesiva e invasiva a mi cuerpo y lo peor de todo en poco tiempo, me escondo de nuevo en el callejón y me recargo en la pared. Esto va a doler.
Agarrando un palo de madera y depositándolo en mi boca estaba seguro que no me convertiría en uno de ellos, el color negro se esparcía por la extremidad, pero aun así daría tiempo, sujetando con firmeza mi herida con el otro brazo este le prende fuego y lo siguiente esta mas que explicado. Terminando por cauterizar la herida y vendarla con la misma vestimenta era momento de continuar.
Salgo de la callejuela con velocidad, ahora sabiendo lo que me espera tendría más cuidado, viendo al suelo veo nuevamente la cabeza intentando morder, pero ahora no me detengo con ella “¿interesante?, la mierda” pateándola con enojo sigo avanzando sin distracciones, “no habrá una segunda vez”.
Avanzando un poco entre el caos de la invasión, se puede apreciar un escenario de la demencia comandado por el dolor colectivo, divisando con dificultad, a poca distancia de mí, un grupo de guerreros junto con el vejete y la niña de hielo, se notaban en problemas a causa de los pútridos enemigos.
“Ahora es mi momento.” Sonriendo para mis adentros y recordando acontecimientos anteriores, localizo y cargo conmigo un pequeño barril que sin duda era de alcohol, un buen olor para el momento.
Abriéndome paso con cuidado de no terminar más herido que antes, logro acercarme a duras penas al grupo de guardias tan solo momentos después de que Frost rompiera su defensa de hielo. Aproximándome al lugar e inspecciono la situación, el anciano se encontraba en pésimas condiciones, mal herido en el hombro y espalda, la necrosis lo imposibilitaba para levantarse, mientras tanto, Frost peleaba con esmero, retrasando el avance de los muertos.
-¡Bruja, puedo ayudar a tu amigo pero requiero del tiempo, ¿Cuánto puedes darme?!- Prediciendo la respuesta de la bruja en referencia a su ego, me alzo las mangas y preparo algunas cosas de la bolsa, repetiría jugada.
-Lo suficiente, así que apúrate charlatán o te ira muy mal de lo contrario.- Dijo Frost con tono de desprecio.
-Bien vejete ya escuchaste, manos a la obra.- Prendiendo las manos como si fueran antorchas cauterizo al anciano tan solo tocando sus heridas a la vez que este lanza un resoplido por el esfuerzo, esperando un momento para ver si la necrosis continuaba procedo con lo demás pues de dejarlo así este seguiría inmóvil pero a causa de las quemaduras.
Tomando mi bolsa y rebuscando en su interior, verifico las cosas que llevo usando el tacto de la mano “kor, kor, ¡kortinque, aquí esta!” tomando varias hojas de esta planta, rompo algunas dejando que la savia se vertiera en las quemaduras del anciano, prosiguiendo por tomar un poco de nieve del suelo y usándolas junto con estas grandes hojas, se forman unas compresas las cuales les doy al anciano amarrándoselas al cuerpo.(1)
-Manténgalas presionando contra las heridas, con esa planta debería bastar por el momento.- Levantándome del lugar llamo la atención de uno de los guardias, le doy a entender que lance el barril que llevaba lo más alto que pueda y en dirección a las bestias hambrientas, a lo cual procede de manera rápida.
“Si con la primera no les vasto veamos si esto es de su talla”, disparando con precisión una simple bola de fuego en dirección al barril, este explota por encima de los muertos mientras desperdiga el líquido, prendiendo el paso en llamas, mientras, un estruendoso sonido suena y la puerta cae con todo su peso impidiendo el acceso de las demás hordas, ¿habíamos ganado?...
Aprendiz alquimia (1)
El mío lo tenía más que claro, aquel bicho ígneo se había alejado lo suficiente de la entrada, con sus cornadas llameantes y su carrera en frenesí ya era problema de otro en aquella plaza. Mientras tanto, debía aprovechar ese tiempo libre para deshacerme de unos cuantos enemigos e infectados, un dragón contagiado con esta enfermedad no sería para nada agradable, si esta tragedia ocurriera no solo perderíamos ventaja aérea sino que era posible que incluso se expandiera la plaga a partes más bajas de la montaña.
-Nunca es fácil, no gano nada y me va a costar caro. Pffff…- Cansado por la situación de intenso estrés solo me queda quejarme mientras actuó una vez salgo de los callejones.
Desenvaino mi arma, un cuchillo de cocina no sería suficiente para detenerlos a todos pero serviría para los que viniesen. Camino rápidamente al frente de batalla y las alimañas me perciben, una corre furiosa por el hambre intentando satisfacerse en mi dirección, se lanza y termina decapitada.
-¿No son tan duros cierto?- Con ironía y a la vez sorprendido veo a los enemigos tal cual son, sus pieles y músculos se encontraban descompuestos, sus articulaciones desgastadas y sus cabezas más que vacías. Atravesarlos no remitía a ningún esfuerzo sobre humano a excepción de acabar con ellos de una buena vez.
-¿Cómo se mantienen con vida?- Mirando al suelo, el antiguo amiguito sin cabeza se seguía retorciendo y crujiendo las fauces, sin embargo ahora lo hacía en piezas separadas, aquella cosa era sin duda curiosa y era necesario estudiarlas más a fondo, lástima que era el momento erróneo.
-¡AAAARG!- Gritando a pulmón por el dolor, tiro al infractor al suelo quemando con una mano su rostro hasta que este dejase de moverse, sin darme cuenta aquella bestia había llegado desde mi espalda encajando sus dientes en mi antebrazo “suerte que es el derecho”, no era buena señal, consiente por el momento razonaba asustado, esta enfermedad se esparciría de manera excesiva e invasiva a mi cuerpo y lo peor de todo en poco tiempo, me escondo de nuevo en el callejón y me recargo en la pared. Esto va a doler.
Agarrando un palo de madera y depositándolo en mi boca estaba seguro que no me convertiría en uno de ellos, el color negro se esparcía por la extremidad, pero aun así daría tiempo, sujetando con firmeza mi herida con el otro brazo este le prende fuego y lo siguiente esta mas que explicado. Terminando por cauterizar la herida y vendarla con la misma vestimenta era momento de continuar.
***
Salgo de la callejuela con velocidad, ahora sabiendo lo que me espera tendría más cuidado, viendo al suelo veo nuevamente la cabeza intentando morder, pero ahora no me detengo con ella “¿interesante?, la mierda” pateándola con enojo sigo avanzando sin distracciones, “no habrá una segunda vez”.
Avanzando un poco entre el caos de la invasión, se puede apreciar un escenario de la demencia comandado por el dolor colectivo, divisando con dificultad, a poca distancia de mí, un grupo de guerreros junto con el vejete y la niña de hielo, se notaban en problemas a causa de los pútridos enemigos.
“Ahora es mi momento.” Sonriendo para mis adentros y recordando acontecimientos anteriores, localizo y cargo conmigo un pequeño barril que sin duda era de alcohol, un buen olor para el momento.
Abriéndome paso con cuidado de no terminar más herido que antes, logro acercarme a duras penas al grupo de guardias tan solo momentos después de que Frost rompiera su defensa de hielo. Aproximándome al lugar e inspecciono la situación, el anciano se encontraba en pésimas condiciones, mal herido en el hombro y espalda, la necrosis lo imposibilitaba para levantarse, mientras tanto, Frost peleaba con esmero, retrasando el avance de los muertos.
-¡Bruja, puedo ayudar a tu amigo pero requiero del tiempo, ¿Cuánto puedes darme?!- Prediciendo la respuesta de la bruja en referencia a su ego, me alzo las mangas y preparo algunas cosas de la bolsa, repetiría jugada.
-Lo suficiente, así que apúrate charlatán o te ira muy mal de lo contrario.- Dijo Frost con tono de desprecio.
-Bien vejete ya escuchaste, manos a la obra.- Prendiendo las manos como si fueran antorchas cauterizo al anciano tan solo tocando sus heridas a la vez que este lanza un resoplido por el esfuerzo, esperando un momento para ver si la necrosis continuaba procedo con lo demás pues de dejarlo así este seguiría inmóvil pero a causa de las quemaduras.
Tomando mi bolsa y rebuscando en su interior, verifico las cosas que llevo usando el tacto de la mano “kor, kor, ¡kortinque, aquí esta!” tomando varias hojas de esta planta, rompo algunas dejando que la savia se vertiera en las quemaduras del anciano, prosiguiendo por tomar un poco de nieve del suelo y usándolas junto con estas grandes hojas, se forman unas compresas las cuales les doy al anciano amarrándoselas al cuerpo.(1)
-Manténgalas presionando contra las heridas, con esa planta debería bastar por el momento.- Levantándome del lugar llamo la atención de uno de los guardias, le doy a entender que lance el barril que llevaba lo más alto que pueda y en dirección a las bestias hambrientas, a lo cual procede de manera rápida.
“Si con la primera no les vasto veamos si esto es de su talla”, disparando con precisión una simple bola de fuego en dirección al barril, este explota por encima de los muertos mientras desperdiga el líquido, prendiendo el paso en llamas, mientras, un estruendoso sonido suena y la puerta cae con todo su peso impidiendo el acceso de las demás hordas, ¿habíamos ganado?...
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Re: [Gremios] [Inf-Lad] Ciudad: Sentencia demoníaca en Dundarak
Ingela e Iliaki entraron en un pequeño edificio cercano que parecía ser la guarida de un alquimista, al menos estaba libre de la peligrosa batalla que se libraba fuera. La herida de la dragona tenía una pinta… mala. Para qué negarlo. Toda la zona del hombro estaba infectada y se tornaba en un color cada vez más negro para aumentar la angustia de la joven dragona.
Iliaki buscaba entre las múltiples pociones. La elfa no tenía ni idea de alquimia pero. Finalmente dio con una poción que, más por corazón que por cabeza, pensó que podía servir de cura. Una de color verde. Exactamente del mismo color que estaba adoptando el cielo de Dundarak en aquel instante. ¿Un buen presagio? ¿O tal vez un indicador de que algo peor venía?
Por suerte para Ingela, se trataba de un brebaje de “Escarlatina”, que por lo que decía el prospecto, se trataba de un fuerte antiestamínico creado con ojo de manticore, extracto de dátiles y piel de serpiente que le daban un sabor repugnante, aunque efectivo en cierta manera. A tenor de la recuperación de la herida.
Más angustiosa era la situación de Chimar. El niño había conseguido llegar a la almena y cerrar la puerta por medio de su espada. Abajo se vivían dos realidades muy distintas separadas por un rastrillo de hierro, en las afueras, cientos de no muertos se apelmazaban por entrar sin éxito, al otro lado, sus compañeros comenzaban a ser abatidos y superados por los eficientes guardias, que se recuperaban en número. - ¡Gracias! – gritó uno de ellos a Chimar.
La batalla abajo todavía duraría unos minutos más. El joven tenía las vistas más privilegiadas para ver lo que estaba a punto de suceder. Las nubes se arremolinaban y adquirían un color verdoso, al tiempo que a los no muertos de las calles comenzaban a teñírseles los ojos del mismo color. La centinela Amaterasu, autora del ataque, lo había detenido gracias a su pacto con Elen Calhoun, Rauko y la elfa Xana.
Nerum, Abbey y Sammuel notarían en sus propias carnes el descenso de no muertos tras teñirse el cielo de verde. El veterano guardián, al que Nerum se refería como “vejete”, estaba herido, pero gracias a las habilidades de alquimia del brujo pronto se encontraría mucho mejor y lo agradecería.
La gran encantadora generaba témpanos de hielo con su báculo que arrojaba contra sus enemigos. Su variado repertorio de hechizos de hielo y su destreza en combate demostraban por qué había llegado a aquel puesto de tanta responsabilidad en la alta sociedad de Dundarak. Probablemente ella fuese quien más no muertos había derrotado en la ciudad.
-¡Cada vez son menos! ¡Vamos, guardianes de Dundarak! ¡Un último esfuerzo! – alentó Abbey para inspirar a los guardias que luchaban ante su herido líder y también a Nerum, que combatía a su lado y que con su último hechizo de fuego en combinación con un barril había conseguido derrotar a muchos.
La batalla estaba próxima a su fin para todos y los enemigos no tardarían en caer. La noche dominaba el cielo pero, daba la sensación de que, al menos, el final estaba cerca. Dundarak sobreviviría una noche más.
* * * * * * * * * * * * *
¡Último turno!
Ingela: Tu herida se recupera gracias a que Iliaki ha escogido la poción adecuada (por supuesto, gracias a los dioses, no a sus nulas habilidades de alquimia). No te quedará más que la magulladura del mordisco que en unos días recuperará. Al menos la elfa ha evitado que te conviertas en un zombie... o en algo peor. Cuando salgáis a la calle, ya no habrá no muertos, sino que nieva, y, además, Abbey te invitará a unirte a la logia. Así que... ¡a celebrarlo!
Chimar: Tu idea del rastrillo hace que no puedan entrar más no muertos a la ciudad. Desde tu posición privilegiada ves cómo los no muertos comienzan a desaparecer por el humo verde y cómo la ciudad vuelve a la normalidad, pero también ves a Lazid en la plaza siendo vitoreado por la población. La misión de rescatarlo ha sido cumplida y el ataque ha sido detenido. Durante el resto de la noche, el cielo se teñirá de verde, pero tú tienes un nuevo evento que celebrar, has salvado a una (otra) ciudad. Busca a la elfa Iliaki y a Nerum y reúnete con ellos e infórmales de que la misión ha llegado a su fin.
Iliaki: Tu ingenio ha ayudado a recuperar la salud de Ingela. Te deberá una o unas cuantas. Pero hoy no es la noche para recordarlo. El gremio de ladrones ha triunfado y Lazid ha sido rescatado. Lo que tenga que venir, vendrá, pero ahora es momento de encontrar a tus compañeros ladrones y disfrutar.
Nerum: Has vivido el último fragor de la batalla como uno más, rescatando a Sammuel y ayudando a la encantadora. Aunque ésta tiene más cosas que hacer y te ignora por completo. El anciano te dará las gracias. Deberás reunirte con el resto de tus compañeros ladrones, mañana tocará volver a Lunargenta.
Iliaki buscaba entre las múltiples pociones. La elfa no tenía ni idea de alquimia pero. Finalmente dio con una poción que, más por corazón que por cabeza, pensó que podía servir de cura. Una de color verde. Exactamente del mismo color que estaba adoptando el cielo de Dundarak en aquel instante. ¿Un buen presagio? ¿O tal vez un indicador de que algo peor venía?
Por suerte para Ingela, se trataba de un brebaje de “Escarlatina”, que por lo que decía el prospecto, se trataba de un fuerte antiestamínico creado con ojo de manticore, extracto de dátiles y piel de serpiente que le daban un sabor repugnante, aunque efectivo en cierta manera. A tenor de la recuperación de la herida.
Más angustiosa era la situación de Chimar. El niño había conseguido llegar a la almena y cerrar la puerta por medio de su espada. Abajo se vivían dos realidades muy distintas separadas por un rastrillo de hierro, en las afueras, cientos de no muertos se apelmazaban por entrar sin éxito, al otro lado, sus compañeros comenzaban a ser abatidos y superados por los eficientes guardias, que se recuperaban en número. - ¡Gracias! – gritó uno de ellos a Chimar.
La batalla abajo todavía duraría unos minutos más. El joven tenía las vistas más privilegiadas para ver lo que estaba a punto de suceder. Las nubes se arremolinaban y adquirían un color verdoso, al tiempo que a los no muertos de las calles comenzaban a teñírseles los ojos del mismo color. La centinela Amaterasu, autora del ataque, lo había detenido gracias a su pacto con Elen Calhoun, Rauko y la elfa Xana.
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Nerum, Abbey y Sammuel notarían en sus propias carnes el descenso de no muertos tras teñirse el cielo de verde. El veterano guardián, al que Nerum se refería como “vejete”, estaba herido, pero gracias a las habilidades de alquimia del brujo pronto se encontraría mucho mejor y lo agradecería.
La gran encantadora generaba témpanos de hielo con su báculo que arrojaba contra sus enemigos. Su variado repertorio de hechizos de hielo y su destreza en combate demostraban por qué había llegado a aquel puesto de tanta responsabilidad en la alta sociedad de Dundarak. Probablemente ella fuese quien más no muertos había derrotado en la ciudad.
-¡Cada vez son menos! ¡Vamos, guardianes de Dundarak! ¡Un último esfuerzo! – alentó Abbey para inspirar a los guardias que luchaban ante su herido líder y también a Nerum, que combatía a su lado y que con su último hechizo de fuego en combinación con un barril había conseguido derrotar a muchos.
La batalla estaba próxima a su fin para todos y los enemigos no tardarían en caer. La noche dominaba el cielo pero, daba la sensación de que, al menos, el final estaba cerca. Dundarak sobreviviría una noche más.
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¡Último turno!
Ingela: Tu herida se recupera gracias a que Iliaki ha escogido la poción adecuada (por supuesto, gracias a los dioses, no a sus nulas habilidades de alquimia). No te quedará más que la magulladura del mordisco que en unos días recuperará. Al menos la elfa ha evitado que te conviertas en un zombie... o en algo peor. Cuando salgáis a la calle, ya no habrá no muertos, sino que nieva, y, además, Abbey te invitará a unirte a la logia. Así que... ¡a celebrarlo!
Chimar: Tu idea del rastrillo hace que no puedan entrar más no muertos a la ciudad. Desde tu posición privilegiada ves cómo los no muertos comienzan a desaparecer por el humo verde y cómo la ciudad vuelve a la normalidad, pero también ves a Lazid en la plaza siendo vitoreado por la población. La misión de rescatarlo ha sido cumplida y el ataque ha sido detenido. Durante el resto de la noche, el cielo se teñirá de verde, pero tú tienes un nuevo evento que celebrar, has salvado a una (otra) ciudad. Busca a la elfa Iliaki y a Nerum y reúnete con ellos e infórmales de que la misión ha llegado a su fin.
Iliaki: Tu ingenio ha ayudado a recuperar la salud de Ingela. Te deberá una o unas cuantas. Pero hoy no es la noche para recordarlo. El gremio de ladrones ha triunfado y Lazid ha sido rescatado. Lo que tenga que venir, vendrá, pero ahora es momento de encontrar a tus compañeros ladrones y disfrutar.
Nerum: Has vivido el último fragor de la batalla como uno más, rescatando a Sammuel y ayudando a la encantadora. Aunque ésta tiene más cosas que hacer y te ignora por completo. El anciano te dará las gracias. Deberás reunirte con el resto de tus compañeros ladrones, mañana tocará volver a Lunargenta.
Ger
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