Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]

Elen Calhoun Mar Mar 07 2017, 00:18

Las malignas almas que contenía el medallón solar se inquietaron ante la creciente ira de la hechicera, ¿les brindaría su cólera una nueva oportunidad de tomar el control? Sin nada que perder, la oscuridad trató de convencer a la tensai para que le permitiese hacerse cargo de la situación y dar un horrible final a la reina por lo que había hecho, pero ésta vez Elen no pensaba dejarse manipular, no, ella misma se ocuparía de castigar a la araña por sus crímenes. Un débil quejido de su compañero consiguió que se girase hacia él, a tiempo de ver como perdía su forma bestial para volver a ser humano, y como el rojizo tono de la sangre manchaba su camisa y comenzaba a extenderse por sus ropas.

Alister apenas se movía, estaba mareado y su vista se había tornado borrosa tras la explosión, pero eso se le pasaría en unos minutos, lo realmente preocupante era la herida de su abdomen. - E…Elen. - la llamó en voz baja, dando por sentado que la silueta que había a su lado pertenecía a la benjamina de los Calhoun. La hechicera sintió un nudo en la garganta que le impidió responder, mientras una combinación de tristeza y preocupación la invadía, dejando momentáneamente en un segundo plano su enfado con la mujer bestia, quien estaba bastante ocupada evadiendo los ataques de la fiera Arygos.

La de cabellos cenicientos se inclinó junto al dragón, y aunque aquella no era ni de lejos la primera vez que ambos estaban en peligro, algo había cambiado. Puede que a la centinela le costase asumirlo, pero desde hacía algún tiempo había comenzado a mirar al cazador con otros ojos, ya no era simplemente un acompañante con el que compartía camino ni tampoco un amigo, no, Alister era más importante que eso. Hasta aquel momento no se había dado cuenta de lo que significaba para ella, pero verlo en peligro, herido y vulnerable había hecho que algo en su interior reaccionase, no podía perderlo. - No te muevas, me ocuparé de arreglar esto. - dijo en un susurro, apenas audible ya que la voz amenazaba con quebrársele.

El alado parpadeó y alcanzó a ver con cierta claridad el rostro de la bruja, y cómo sus verdes ojos se volvían vidriosos a causa de las lágrimas que pugnaban por escapar de ellos. Aquella imagen lo dejó paralizado, Elen no era del tipo de mujeres que lloraban, de hecho hasta aquella noche nunca la había visto hacerlo, pero ninguno de los dos tuvo tiempo de decir nada más antes de que Níniel llegase hasta donde se encontraban. La elfa llegó en el mejor momento, y tras indicar a la tensai que se haría cargo de sanar a su compañero, la instó a terminar de una vez por todas con la reina, antes de que restableciese su control sobre Bio. La joven se puso en pie y se giró para que Alister no pudiese ver como se enjugaba las lágrimas con la manga de su camisa antes de que éstas le recorriesen las mejillas, luego buscó la mirada de la sacerdotisa. - Lo dejo en tus manos Níniel, cúralo y estaré en deuda contigo. - le dijo, antes de marcharse en dirección al lugar en que el vampiro y la dragona peleaban contra la enorme araña.

Arygos se había encaramado a su espalda y no dejaba de arañarla con sus garras, mientras el moreno, armado con una daga, la apuñalaba en el pecho repetidas veces. Parecía que el destino de la mujer bestia estaba decidido y que no aguantaría mucho más después de aquel feroz ataque por parte de los dos, pero sorprendentemente consiguió dañar el brazo de Víctor y sacudirse para intentar quitarse de encima a la alada bestia. Durante unos segundos la atención de la reina se centró en el vampiro, al cual le reprochaba su desobediencia, ¿qué más podía querer aquel hombre que ella no le hubiese dado a través de las ilusiones? Bio murmuró algo en respuesta y acto seguido dio una patada a la daga de la hechicera, que permanecía clavada en la articulación de la criatura.

Aquello le dio oportunidad de hundir sus colmillos en el cuello de la enemiga, pero ésta aún tenía fuerzas para defenderse, y no dudó en lanzar al suelo al que hasta hacía bien poco había sido su juguete. Fue entonces cuando Seek salió de la casa en la que la habían atrapado, avisando al resto del grupo de que una red de túneles pasaba por debajo de la aldea, detalle con el que tendrían que tener cuidado. Así era como se movían de una casa a otra, pero si perdían a su líder los demás huirían, así que el objetivo seguía siendo el mismo, eliminar a la reina. - ¡Eh tú! - exclamó la tensai mientras avanzaba hacia una posición medianamente segura. - Sí, me refiero a ti insecto deforme. - continuó, con la vista clavada en la enorme araña. - ¿Quién te crees que eres? Está claro que no sabes cuál es tu lugar pero te lo mostraré. - la provocación de Elen consiguió llamar la atención de su oponente, lo que daría algo de tiempo a Arygos para que buscase la forma de liberar al vampiro de la sustancia pegajosa, eso si decidía abandonar la espalda de su enemiga.

- No eres más que un bicho asqueroso. - prosiguió, al tiempo que concentraba la electricidad en un orbe entre sus manos. - Primero te aplastaré a ti y luego me encargaré de borrar del mapa a tus hijos y quemar el pueblo, nadie sabrá de ti ni quedará huella de tu existencia. - sentenció, con gesto serio. - ¡Insolente! - gritó la bestia en respuesta, antes de lanzar un escupitajo en dirección a la bruja, pero ésta consiguió esquivarlo echándose a un lado, tendría que acercarse más si quería alcanzarla. - ¿No tienes nada mejor? - provocó nuevamente la centinela, retrocediendo un poco para atraerla hacia sí y alejarla tanto como fuese posible del resto del grupo. Un gruñido fue lo único que salió de la garganta de la reina, que cayendo en la trampa de la joven, se apartó de los demás y la siguió a través de otra de las calles principales.

Cuando ambas estuvieron lo suficientemente lejos como para que su plan no causase daños a ninguno de sus aliados, Elen hizo brillar el potente orbe de energía y esperó a que su enemiga se acercase un poco más a donde se encontraba. - Tus trucos no van a asustarme bruja. - espetó, preparándose para volver a lanzar la corrosiva sustancia contra ella. Lo que no esperaba la reina era quedar cegada a causa del destello resultante de la explosión de aquella esfera, y desorientada, trató de buscar una salida.

La de cabellos cenicientos aprovechó el momento, desenvainó su espada y corrió hacia la mujer bestia para darle el golpe de gracia. La afilada hoja de la benjamina de los Calhoun le atravesó el pecho y asomó un poco por su espalda, convirtiéndose de inmediato en el elemento conductor que Elen necesitaba. La electricidad brotó de sus manos en una tremenda descarga continua, y una vez dentro del cuerpo de su oponente se extendió a todas partes, alcanzando los órganos vitales y provocando fallos en el funcionamiento de los mismos, que se tradujeron en una inmediata dificultad para respirar seguida de un paro cardíaco.

Aquello duró unos segundos, tras los cuales Elen extrajo su espada y se apartó para dejar que se desplomase sobre la tierra, momento en que devolvió la hoja a la vaina y se acercó a la pata del humeante cadáver para recuperar su daga. - Se acabó. - pensó, echando un último vistazo al rostro de la criatura antes de volver junto al resto del grupo, aunque lo único que le interesaba era comprobar el estado de Alister.

Off: Editado para que cuadre con la posición de Arygos, aviso de que mi ataque no te afecta a ti sino solo a la araña, para que no haya más problemas. La punta de la espada apenas sobresaldrá unos centímetros así que no hay modo de que te alcance ni nada parecido.

**Níniel Thenidiel** Jue Mar 09 2017, 02:04

Níniel asintió firmemente ante las palabras de Elen con las que dejaba a su compañero a su cargo, un compañero o quizá algo más a juzgar por la clara, sincera y pura preocupación y congoja que su mirada dejó entrever por unos instantes. La elfa con aquel seguro gesto quiso transmitirle la total certeza de que quedaba en buenas manos, que podía concentrarse en el combate sin preocuparse por él; algo que necesitaría ante una enemiga como aquella, tan decidida a acabar con ellos que ni tan siquiera ante lo que parecía una abrumadora desventaja y herida ya de gravedad cejaba en su empeño.

-Cuenta con ello.- Añadió viéndola dirigirse hacia su enemiga de manera decidida y agachándose al lado de Alister, quien a pesar de sus heridas seguía consciente y no dejaba de murmurar el nombre de la poderosa bruja con las pocas fuerzas que le quedaban, posiblemente, y quizá en su estado, débil y con apenas un hilo de consciencia, confundiendo a Níniel con ella.

-Tranquilo noble guerrero del norte, pronto te sentirás mejor. Procura no moverte.- Le dijo con tono calmado y melodioso para que estuviera tranquilo mientras aplicaba su magia para conocer cuál era exactamente su estado, confirmando lo que ya sabía con tan solo mirarlo. Su fuerte constitución en su forma de dragón había evitado la mayor parte del daño de la explosión, solo tenía una conmoción y algunas contusiones de las que podría haberse recuperado por su cuenta reposando durante unos días y tratando de no forzarse demasiado, no obstante la herida de su abdomen si que era preocupante.

Fuera lo que fuera que lo había atacado y llevado hasta la casa parecía haberle atacado con fuerza, atravesando las escamas menos duras del abdomen con algo que, viendo la forma de la herida, debía de ser una especie de delgado aunque largo aguijón. Además del orificio algún tipo de sustancia causaba un sangrado especialmente profuso, una toxina que debía de funcionar de manera similar a la que los vampiros segregaban cuando mordían a sus víctimas, algo realmente malicioso aunque muy interesante desde el punto de vista de la alquimia.

-Tén, bebe esto.- Le pidió llevando hasta sus labios uno de sus viales con antídoto y ayudándole a que no se atragantara al hacerlo.-Así, muy bien, eso neutralizará la toxina y así solo quedará el sanar esa fea herida, no te preocupes, no me llevará mucho.- Siguió tratando de mantenerlo calmado antes de mirar alrededor en busca de alguna otra posible amenaza directa y comenzando entonces a sanarlo con su magia.

Mientras lo hacía, no muy lejos de ellos el combate seguía desarrollándose a favor del grupo de rescatadores y el rescatado, aunque no es que pudiese decirse que fuera como la seda precisamente. Aquel ácido que la reina era capaz de escupir por su boca hacía dolorosa mella en el cuerpo de Arygos causando una seria herida, una que habría que atender en cuanto fuera posible para evitar males mayores. Bio por su parte en un momento dado acabó con un brazo roto, y a Níniel le pareció una de esas roturas para nada limpia. También necesitaría atención si no quería que el hueso se soldase mal y ello le llevara a sufrir secuelas permanentes. Por suerte Elen no tardó en conseguir alejar a la criatura de allí creando la oportunidad perfecta para ayudarle, oportunidad que Catherine no dudó en aprovechar.

-Vaya, debería llevarte a apostar a las carreras de upeleros, menuda suerte has tenido de no acabar ensartado en una de sus patas...- Le dijo la felina pelirroja agarrándolo por la solapa de su ropa y tirando de él para desengancharlo de la pegajosa sustancia que lo mantenía unido al suelo. -O puede que no tanta...Estás todo pringoso, creo que mejor te dejo aquí.- Bromeó a continuación aunque seguía tirando de él con todas sus fuerzas. -Ummm, bueno espero que esta no sea tu ropa favorita.- Dijo entonces sacando sus afiladas garras a relucir y rasgándole las vestiduras para poder sacarlo de allí. - Vamos, y nada de quejas, al menos he podido salvarte el pelo...la mayor parte.- Y de nuevo tiró de él logrando despegarlo del suelo "casi" de forma indolora, aunque dejando atrás buena parte de las telas que lo cubrían. -Oh, estás más fuerte de lo que aparentas- Le comentó aprovechando que lo ayudaba a moverse para palpar sus abdominales y llevándolo hasta donde se encontraba Níniel terminando de curar a Alister, el cual ya parecía estar completamente lúcido aunque aún débil por la pérdida de sangre.

-Eh, Nín, mira lo que me he encontrado tirado en el suelo. ¿Creés que valdrá algo? Está un poco cascado.- Fueron sus palabras al dejarlo al lado de la peliblanca.

-Sabes que aprecio tu afilado sentido del humor Cath pero ahora no es el momento. ¿Cómo les va a las demás? Deberías ir a ayudarlas mientras yo me ocupo de Bio.- Le pidió la elfa haciendo que la mujer-bestia se quedara mirándola como queriendo decir :" Pero qué locura me está pidiendo esta mujer".

-Sinceramente debo decir que paso. Alguien tiene que cuidar de ti...Y el señor enfurruñado y el hombre pegajoso no parecen muy capaces de ello ahora mismo.- Fue su respuesta, y Níniel no pudo replicarla. Sí, seguramente lo hacía para no vérselas con la reina, pero también estaba segura que de un modo egoísta realmente quería protegerla, aunque ello implicara obviar a las demás.

**Arygos Valnor** Jue Mar 09 2017, 20:55

Mejor o peor, estaba lidiando con aquella monstruosa reina araña, y manteniendola alejada de Víctor. Las heridas dolían horrores, y sin embrago era un dolor fácil y sencillo, soportable en comparación con aquel vació inconmensurable al que me había arrojado la perspectiva de su muerte. Sentir el ardor de la carne a cambio de conocerlo libre y sano era un respiro de aire fresco, pese a que el intenso ardor apenas permitiera a mis pulmones tomar el aire suficiente como para mantenerme alerta.

Pero todo eso cambio mas rápido de lo que me hubiera gustado. Haciendo caso omiso a mis rugidos de advertencia, no ví a Víctor hasta que fue muy tarde, y se hallaba trepado al torso de la araña, apuñalandola sendas veces con ahínco en el pecho.
No me molesté en preguntarme como soportaba esos dagazos iracundos, me limité a agredirla con mas brío intentando inútilmente que no prestara atención en la letal amenaza que era el vampiro que colgaba de su cuerpo. us gritos de dolor solo sirvieron para que me aferrara con mas fuerza, y cerrara las fauces sobre la carne de su bulboso cuerpo aracnido para arrancar algún pedazo entero, y escupirlo, no por asco, si no por poder ir hacia otro mas rápidamente.

La reina araña se sacudió intentando echarme de mi afianzado puesto, pero aunque logró hacer que mi cuerpo quedara colgando de uno de sus costados, tras dejar sendos desgarros con las zarpas que me mantenían asida a su opistosoma, no consiguió echarme por completo, y volví a reptar sobre el mismo, negándome a darle un solo instante de descanso, ni a ofrecerle la muerte placida de que se desangrara lentamente.
La sangre del cuello de la araña cayó por su espalda, sobre cuyo hombro reconocí la mata negra de Víctor una vez mas, como si también se hallara preso de un frenesí furibundo, y lo único que impedía a mi mente abandonarse por completo a al mío propio. Algo que cambio cuando este quedó pegado al suelo, y la peliblanca alejó la araña de su posición.
Si iba a liberarlo Víctor se pondría de nuevo en riesgo. Estaba mas seguro a merced de la sanadora y su amiga hasta que terminara de deshacerme de aquel engendro.

Con esa tranquilidad, el batir de la ira en mi cuerpo opaco el sonido, que se empezó a escuchar lejano, como si toda palabra pronunciada pro la reina y sus adversarios proviniera de un lugar sumamente lejano. Aunque era consciente de que era la bruja quien había alejado a la gran criatura, y le generaba sendos daños. Estábamos solo yo y su cuerpo cada vez mas hecho trizas.
El sacudón de su magna figura desplomándose sobre el suelo, o el hecho de que ya se hubiera muerto pasaron casi desapercibidos, mas lo segundo que lo primero, y hasta que no se enfrió el cuerpo de aquel ser, o empezó a hacerlo de forma tan notoria que incluso yo no pudiera negar a ello, me limité a arrancarle pedazos, quebrarle huesos y separar musculo y carne con los dientes y las garras, hasta reducir aquella figura en una masa espantosa y casi irreconocible.

Me bajé de la criatura aun temblando, no de dolor ni de miedo, si no intentando controlar los intensos sentimientos que aun se negaban a abandonarme por completo, pero que poco a poco cedían lo suficiente a la calma como para no reducirme mas a un animal furioso casi carente de raciocinio.
Miré hacia la masa pegajosa esperando encontrar allí al vampiro, y con un vuelco al corazón contemple que había logrado moverse a otro lado. El susto fue breve, pues una mirada amplia al lugar me permitió reconocerlo cercano a la sanadora, su compañera, y para menos agrado mío, al acompañante de esa desdichada bruja.
Sin abandonar por precaución mi forma humana, me reuní de un aleteo a la vera de aquel variopinto grupo, tan cubierta de rojo, que parecía un dragón carmesí dedicado al fuego.

**Bio** Sáb Mar 11 2017, 05:45

Perdido en la furia como estaba apenas y sentía el dolor en el brazo roto, aunque comenzaría a pasarme factura cuando caí en la curiosa sustancia pegajosa en el piso, no sabía qué tan roto estaba el hueso pero sin lugar a dudas debía ser bastante; desde el piso contemplé a una Arygos en su estado más salvaje luchando para no caerse del lomo de la araña incluso cuando ésta comenzó a moverse atraída por Elen quien la alejaba de mí.

Cerré los ojos y me dejé caer al ver que no podía levantarme, no solo por aquella rara sustancia, sino porque además, mi ya debilitado cuerpo se encontraba en las últimas, tan agotado como estaba difícilmente aguantaría lanzar un golpe, mucho menos correr tras una araña gigante, así que de momento no me quedaba más remedio que confiar en que mis amigas conseguirían acabar con la molesta criatura.

Odio las arañas- Susurré con los ojos cerrados justo antes de sentir que me halaban hasta sacarme de la pegajosa cosa en el piso y me llevaban lejos, a casa tal vez; por más que lo intentaba no lograba moverme, mis fuerzas me iban abandonando lentamente, estaba exhausto, así que no pude evitar ser arrastrado hasta donde la voz de la elfa me hizo sentir más tranquilo -Enfurruñado- Repetí las palabras de la gata -Espero que ese no sea mi apodo ahora- Me quejé con la voz frágil y menguada.

Mientras tanto, la reina enfrentaba con sus últimas fuerzas al par de embravecidas mujeres con las que había tenido la mala suerte de toparse y no solo eso, sino que además parecía hacerse esforzado por hacer que fuera personal para cada una de ellas; gritó y chilló como últimos gestos antes de caer con el cuerpo humeante y desmembrado, era un amasijo de carne y huesos con olor a quemado que ya incluso resultaba difícil de reconocer aunque lo mejor de todo era que con su muerte, la marca en mi muñeca seguramente debía desaparecer.

Seek había salido corriendo en mi dirección pero se detuvo ante una silueta que podía verse en el interior de una de las casas, parecía ser otra araña semi humana más pequeña que la reina pero más grande que sus mejores guerreros, aunque por alguna razón no había hecho nada para ayudar a la reina y aun así parecía sonreír con cierta malicia antes de lanzarse por uno de los túneles subterráneos o desaparecer de la vista al igual que el resto de pequeñas arañas, las cuales ahora se dispersaban confundidas y erráticas cesando su control sobre el pueblo.

Finalmente todo parecía haber terminado, por lo que simplemente me dejé caer de bruces sobre el suelo y cerré los ojos para ignorar los dolores del momento, uno de ellos podía ser sanado por Niniel, pero el otro estaba muy dentro y era muy profundo y tal vez tardaría un poco en sanar; lo había olvidado por apenas unos instantes, tenía en mis manos la sangre de mucha gente, todos inocentes, y eso era algo que junto a la aceptación de la pérdida de mi amada me atormentarían durante un buen tiempo, pero ¿Había terminado realmente?

¿El final?:

Elen Calhoun Dom Mar 12 2017, 09:30

Elen no tardó en reunirse con el resto del grupo, y nada más llegar a ellos comprobó que Catherine se había ocupado de liberar al vampiro de la sustancia pegajosa, finalmente todo había acabado y estaban a salvo. Las arañas comenzaron a dispersarse rápidamente tras la muerte de su reina, abandonando la aldea por medio de los túneles o simplemente corriendo en pequeños grupos, cualquier sitio sería mejor que quedarse allí, sobre todo teniendo en cuenta la amenaza que la hechicera había pronunciado. Un vistazo al rostro de Alister bastó para saber que se encontraba mejor y tranquilizarla un poco, pero cuando el dragón intentó levantarse al verla los mareos se lo impidieron, la pérdida de sangre lo había debilitado y tardaría un par de días en volver a la normalidad.

- No te muevas. - le indicó la joven, al tiempo que se agachaba a su lado y apartaba la tela manchada de sangre para comprobar que gracias a las habilidades de la elfa, la herida había cerrado. - Gracias Níniel. - dijo, alegrándose de que estuviese allí, pues de no ser así las cosas podrían haber acabado mucho peor. Sus conocimientos de alquimia hubiesen servido para ayudar al cazador pero habría perdido un tiempo valiosísimo luchando contra la reina, y eso lo habría puesto en peligro.

La dragona también se unió a ellos, cubierta casi por completo de rojo y consiguiendo que la tensión se apoderase del cuerpo de la bruja, que no sabía qué esperar de ella tras lo sucedido con Víctor. Elen no quería verse envuelta en más peleas pero si la atacaba se defendería sin pensarlo, y no estaba de humor para perder el tiempo con tonterías, lo que la llevaría a buscar un final rápido y probablemente brusco. Sin querer iniciar el conflicto, ya que le importaba más terminar su trabajo y sacar de allí al alado, los verdes ojos de la tensai recorrieron las casas que aún quedaban intactas, preguntándose si cabría la posibilidad de que aún quedase alguien con vida, cuestión que el vampiro quizá pudiese responderle.

Su mirada se topó con la figura de Seek, que era la única que aún no se había reunido con ellos y tenía la vista clavada en una de las viviendas, como si hubiese visto algo en su interior. - Parece que cada vez que nos cruzamos ocurre algo. - comentó instantes después, desviando la vista hacia el pelinegro. - Sé que no es el mejor momento pero debo saber si puede quedar alguien con vida. - continuó, aunque teniendo en cuenta que la araña lo había manipulado para matar a las gentes del lugar, era muy posible que Bio no quisiese hablar del tema ni traer a su mente los terribles recuerdos de sus actos.

A eso debía sumar que estaba herido, su brazo necesitaba ser tratado tan pronto como fuese posible, pero si perdía la consciencia a causa del dolor o el cansancio ya no tendría ocasión de volver a preguntarle. Lentamente, la benjamina de los Calhoun extrajo de entre sus cosas el retrato que el tabernero le había entregado, y sin querer apartarse del lado del dragón, lo tendió hacia Catherine para que fuese ella quien se lo mostrase al vampiro, ya que se encontraba más cerca de él. - Vinimos a buscar unas partidas de rescate, ese hombre estaba entre ellas, ¿lo recuerdas? - preguntó, para luego guardar silencio durante unos instantes, sin dejar de vigilar los movimientos de Arygos, aunque de forma disimulada.

- En cuanto sanes a Bio deberíais abandonar este lugar, nosotros nos quedaremos para revisarlo y quemarlo. - avisó, dejando claro que sus palabras hacia la reina no habían sido mentira, puede que sus hijos hubiesen huido pero allí no quedaría huella de lo ocurrido, el fuego lo consumiría todo.

**Níniel Thenidiel** Dom Mar 12 2017, 23:40

Incluso sin contar con la ayuda de Cath, los heridos o la sanadora que los atendía, Arygos y Elen se bastaron solas para terminar con el trabajo de poner fin a la vida de aquella reina araña. No tardando en reunirse todos en torno al improvisado punto de aquel campo de batalla que Níniel había acabado convirtiendo en el escogido para atender las heridas sufridas durante el enfrentamiento, que no habían sido pocas. Arygos lo hizo sin cambiar de apariencia, cubierta de sangre y otras cosas sobre las que era no mejor no pensar, y Elen sana y salva, más preocupada por su compañero que por otra cosa.

-Alister se pondrá bien, neutralicé la toxina que le afectaba y cerré la herida, un poco de reposo y buena comida para recuperar las fuerzas perdidas y estará como nuevo.- Le explicó a la mujer de cabello ceniciento como haría con la familiar de uno de los pacientes que solía tratar en circunstancias mucho más normales. -Bio está bien, físicamente, tratar su brazo roto será sencillo y a parte de eso solo tiene contusiones y raspones de escasa importancia.- Continuó diciendo para una, gracias a los dioses, mucho más calmada aunque recelosa Arygos. -Tu pata me preocupa más, no tiene muy buen aspecto.- Añadió al final, sugiriendo que debería dejar que viera su herida pero sin querer tomar la iniciativa en ese tratamiento por si lo tomaba como algún tipo de amenaza y al final era ella misma quien necesitaba sanación.

Enseguida Elen quiso saber si Victor sabía algo sobre unas partidas de rescate de los pueblos vecinos que habían ido a aquel pueblo para averiguar qué había sucedido y no habían regresado, auténtico motivo original de la presencia de la bruja allí y no el haber recibido una carta de Seek como le había pasado a ella. Concretamente le interesaba un joven del que tenía incluso un retrato que no dudó en pasar a Catherine para que se lo mostrara al vampiro, el cual no estaba en las mejores condiciones para algo así.

-Ummm, no es muy guapo pero...tiene un pase.- Comentó la felina de rojos cabellos antes de acercarle la imagen a Victor facilitándole el mirarla e incluso describiéndola por si de ese modo le resultaba más fácil. -Sinceramente veo difícil que un campesino promedio haya podido sobrevivir a...esto.- Y no le faltaban razones para el pesimismo, allí reunidos no estaban precisamente los hijos del pescadero y aún así bien podrían haber muerto todos, un chico de un pueblo vecino necesitaría un milagro para salir de allí con vida. No obstante la esperanza siempre debe ser lo último que se pierde, por lo que Níniel no se pronunció y esperó la respuesta de Bio ayudándole a poder darla.

-Bien, ahora descansa Bio. Por cierto el señor enfurruñado es Alister según Catherine, tú nuevo sobrenombre es el de hombre pegajoso.- Aclaró la joven elfa a su dolorido amigo mientras terminaba de revisar para asegurarse de que el brazo roto era efectivamente el más preocupante de los daños sufridos por el pelinegro, que no había ningún daño insidioso o toxina amenazando su vida e instándola a alterar la prioridad de sus atenciones. -No es el peor que le he visto poner, así que supongo que eso es que le caes más o menos bien.- Añadió entonces causando que cath arrugara el hocico y comenzando a adormecer la zona a la vez que lo distraía con aquella conversación para lo que estaba por ocurrir, aprovechando el momento justo para recolocar su hueso con un movimiento único y preciso que a pesar de su sonido debió de dolerle más bien poco. -Vale ya está, ahora lo sanaré, no te muevas.- Pidió a continuación comenzando a cerrar la herida causada por el hueso al salirse y a soldar el propio hueso.

-Si tienen túneles vas a necesitar mucho más que fuego para limpiar este lugar...además como sanadora debo reiterar que Alister necesita descanso.- Le dijo la peliblanca a Elen desaprobando su idea de quedarse allí. De hecho con tantos heridos bien podrían necesitar seguir juntos para sacarlos de allí por mucho que las arañas, tanto grandes como pequeñas les hubiese dejado por fin tranquilos. -Deberíamos retirarnos todos por el momento de aquí.- Aconsejó la elfa mientras terminaba de sanar al vampiro, mirando entonces a Arygos para tratar de saber si al final aceptaba sus curas o no. Esperaba que sí, porque ella no era lo bastante fuerte para cargar con el pelinegro.

**Arygos Valnor** Mar Mar 14 2017, 08:21

La tensión casi crepitaba en el ambiente, si la antipatía entre la bruja y yo no era mutua, lo era, por lo menos el recelo. Para desgracia de mis mas bajos impulsos, Bio se hallaba espatarrado en el suelo, y no podía convertir aquello en una batalla campal, para suerte mía, tenía miles de lunas por delante para cumplir mi promesa. En aquel momento la seguridad de Víctor se alzaba como la prioridad de mayor relevancia, por lo que me limite en serpentear a ras de suelo y colocarme entre este y la bruja con un afán protector, y gruñendo poro lo bajo con suficiente volumen como para dejarle en claro que si intentaba dar un paso para flanquear mi guardia iba a lanzar un mordisco o un coletazo en esa dirección, así me arriesgara a ser victima de su magia.

La elfa había ido cobrando en mi mente un significado muy diferente, la gratitud que sentía por esa pequeña muchacha era tan inconmensurable que de haberme hallado en mi forma humana no había hallado palabras suficientes para celebrarle el haber traído a mi compañero de nuevo entre los vivos.

Con cierta sorpresa escuché la cuidadosa oferta, si no había malentendido a la sanadora, de observar mi extremidad herida, cuyo dolor se intensificaba a medida que el calor del fragor del combate abandonaba, reticente, mi magno cuerpo reptiloide.
Antes de acceder o no me limité a señalarle el vampiro con el hocico, alargando el cuello hacia este, tratando de indicarle con ese ademán que si Víctor seguía en el suelo quizás era porque requería de mas atención que yo, y que prefería que antes de recibir cualquier cuidado nos aseguráramos de que se hallaba en el mejor de los estados que pudiéramos propiciarle. De nuevo, hice todo aquello sin perder en el rabillo del ojo la silueta de la otra peliblanca a quien controlaba con recelo, para mi tranquilidad entretenida con una foto y la mujer bestia.

Asentí con mi alargada faz, emitiendo un suave gorgojeo de aprobación ante la sugerencia de la elfa. Podríamos volver a quemar aquella aldea mas tarde, ahora otras cosas apremiaban, y de algun modo tenía la absoluta certeza de que ver toda esa desolación solo sería otra excusa para el vampiro para auto flagelarse una vez las heridas del cuerpo menguaran y la cordura reinara en su mente.

Cuando la elfa terminó con Víctor volvió hacia mi su mirada. Obediente y con una docilidad que mostraba en muy contadas ocasiones, y bajo la estricta circunstancia de que además de sanadora se había labrado con creces mi confianza, alargue la pata trasera herida en su dirección, y levanté el ala que cubría las quemaduras que habían llegado hasta el muslo.

La imagen de las heridas era grotesca. Las escamas fundidas y chamuscadas, deformadas sobre la propia piel, quemada por algunos rebordes, demasiado blanca por otras, y llena de ampollas, por lo menos en aquellas porciones que el liquido ácido no había perforado aun mas profundo, sobre la carne viva y el musculo, cubiertos de una fina película de sangre y plasma.
No era una sola herida grande, si no varias de considerable tamaño, bordeadas por otras que se hacían paulatinamente mas pequeñas a medida que se alejaban de la herida central, hasta que las ultimas escamas alcanzadas por ese icor virulento solo se hallaban manchadas y talladas con los relieves de la huella de aquel rocío.

Mientras me atendía permanecí quieta, casi como una estatua, solo se cernían mis garras arañando el suelo, o el chasquido de mis tiendes cerrar con demasiada fuerza rompían un silencio estoico en el que me sumí mientras hacía gala de sus conocimientos, y de una vocación admirable.
Incliné la cabeza con gratitud hacia la muchacha, hasta que mi barbilla casi rozó con el suelo, que aun poseía los restos deshilachadas de la alfombra de telarañas que, minutos antes, cubría esa calle así como el resto de la aldea.

Viéndome ya al limite de la espera y el espacio que podía conceder, alargue el cuello esta vez hacia el vampiro, a quien di un par de toques con el hocico en el muslo, no queriendo herir su brazo en delicado estado, buscando con la mirada preocupada que me hiciera participe de su estado, así como de que accediera a irnos y marcase un rumbo nuevo.

**Ger** Jue Mar 16 2017, 18:19

Cuando la reina araña murió, el tatuaje que durante tanto tiempo estuvo acompañando a Bio comenzó a perder su efecto. La marca de la reina permanecería en el mismo lugar en el que había permanecido tantos años, pero sus efectos ya no influirían. El vampiro Víctor no volvería a cometer otra masacre, o al menos, no mediante una ilusión emitida por la reina araña.

El resto de aventureros que le acompañaron no sufrió ninguna consecuencia tras la muerte de ésta. Sin embargo, la gracia de los dioses no tenía algo esperado únicamente para el vampiro Bio. Sus valientes compañeros habían demostrado lealtad al ayudarle en tal importante tarea, hecho que no pasó inadvertido para los dioses que decidieron recompensar sus actos de valía.

Elen y Níniel encontrarían en los bolsos de sus ropajes una misteriosa moneda con un árbol y una especie de misterioso templo respectivamente en el anverso y reverso de la misma. Esta moneda era, aparentemente, inservible. Pero Níniel podría reconocer que pertenecía a un muy antiguo clan élfico de Sandorái. Por ahora no parece importante, pero tal vez encontrasen su uso a no mucho tardar.

Dorso y reverso de una moneda:

Por su parte, Arygos encontraría a sus pies un trozo de mineral de oro que perfectamente puede venderse en el mercado por 200 aeros o bien ser utilizado por un herrero para la creación de cualquier topo de accesorio dorado: Anillos, alhajas, diademas, pulseras, colgantes... Y es que para la mayoría de los dragones, las joyas solían ser bienes muy preciados, y no todos los días se conseguía una joya de oro.

Mineral de oro:

* * * * * * * * * *

Bio me pidió una intervención de master para quitarle la marca que le habían impuesto anteriormente, y al igual que hago siempre que alguien me pide intervenir en un tema, si me gusta no suelo recompensar/penalizar únicamente al que me lo pide sino también al resto de acompañantes. Me he encontrado un tema muy interesante entre cuatro veteranos del foro, os animo a que sigáis haciendo temas igual de interesantes. No volveré a intervenir, de manera que podéis continuarlo de la manera que consideréis.

**Bio** Dom Mar 19 2017, 03:20

Finalmente todo parecía resuelto, la reina había sido eliminada y la marca en mi muñeca se hacía más y más tenue aunque no llegó a desaparecer por completo, me aterraba la idea de volver a caer bajo su control así que dirigí la vista a donde había quedado su cuerpo calcinado y destrozado solo para asegurarme de que no tenía manera de revivir; de pronto mis preocupaciones fueron temporalmente menguadas por la conversación de Niniel y la bola de pelos que tenía por amiga -Señor pegajoso- Repetí con una sonrisa escueta producto de lo triste que me encontraba aunque no lo admitiría -Bueno, yo mismo he puesto apodos peores a ¡¡chuaaaaah!!- Grité de dolor como un niño al sentir el brazo encajándose de nuevo en su sitio.

Tal como a mí, la elfa también se ofreció a sanar a Arygos, ya que estaba ahí solo le faltaba sanar a Elen y a la gata para tener un record de sanados en una noche; Elen se acercó aunque con cierta cautela, ahora la dragona le tenía idea y todo era por mi culpa, ya vería la forma de explicarle a Arygos lo sucedido, de momento solo me alegraba que la bruja hubiera estado ahí, conocía a pocas personas capaces de concederme mi deseo sin poner peros, y más aún, personas capaces de lograrlo con tal facilidad, eso último de hecho me daba un poco de miedo, pero tampoco lo admitiría.

Los problemas no son mi culpa, de hecho, la persiguen es a ella- Señalé a Niniel con una sonrisa malvada. Vi el cartel que me ofrecía Elen y aunque no lograba distinguir al chico de entre tantos muertos de los que solo recordaba gritos y desesperación, cerré los ojos un instante y traté de recordar algo sin éxito -No lo recuerdo, hay mucho que no recuerdo- Respondí apenado por no poder ayudar hasta que un destello en mi memoria ofreció un atisbo de esperanza -La Cazadora- Respondí abriendo los ojos como platos -Ella fue quien convenció a la reina de venir a tomar el pueblo, siempre tomaba algunos humanos para ella- Seek interrumpió mis palabras para aumentar las esperanzas -Vi una araña grande en aquella casa- Señaló la ubicación donde había visto a la misteriosa cosa que desapareció antes de poder distinguirla -Tal vez esté ahí con los especiales- Le dije señalando aquella morada -Ten cuidado, esa cosa era diferente a la reina, era más fría y tétrica- Le advertí aunque todo parecía indicar que se había retirado junto al resto de las arañas.

De momento, bastaría con sellar el túnel bajo aquella casa- Dije señalando en dirección al sitio por el que había salido la reina -Ahí estaba el más grande de los túneles; ese conectaba directamente con una serie de pasajes que llevaban hasta las minas oscuras- Le expliqué lo poco que podía recordar antes de sentir el hocico de Arygos golpeando ligeramente mi muslo -Estoy bien, tranquila- Dije a la dragona con una sonrisa que aunque era creíble, también mostraba un poco de preocupación y culpa -Deberíamos irnos de aquí, todos- Secundé las sugerencias de Niniel y la gata -Gracias por venir, a todas- Les dije mientras comenzaba a levantarme para salir caminando de esa espantosa pesadilla -Seek, Arygos, vamos a casa- Dije a mi compañera de viaje, más que todo para asegurarme de que se viniera conmigo en vez de quedarse y buscar morir electrocutada, cosa que yo bien sabía que no era nada divertido.

Mi despedida tal vez no había sido la más afectiva y agradecida, pero realmente necesitaba tiempo a solas para recomponerme, tal vez encerrarme en la torre del clan unos 100 años sería suficiente para olvidar el problema, esperar que cualquier familiar de alguna de mis víctimas muriera de viejo era una idea más que tentadora, aunque sería aburrido esperar tanto tiempo, seguramente no aguantaría tanto.

Última ambientación:

Elen Calhoun Lun Mar 20 2017, 00:21

Tras escuchar lo que pretendía, Níniel intervino para recordarle que Alister necesitaba descansar para reponerse de su herida, puede que la hechicera no se hubiese explicado bien. No pensaba permitir que el dragón hiciese esfuerzo alguno, ella misma se encargaría de reducir el pueblo a cenizas, pero quizá tuviese razón, sería mejor sacarlo de allí y llevarlo a un lugar seguro antes de encargarse de acabar con aquel maldito lugar. En silencio, la de ojos verdes observó cómo la elfa se encargaba de sanar a Bio y luego pasaba a tratar la pata de la dragona, que por el momento parecía haber dejado de lado su enfado con la tensai, aunque nadie podía asegurar que eso durase mucho.

El vampiro no recordaba con claridad todo lo ocurrido, probablemente por culpa del control con que la reina había nublado su mente, pero tras mirar el retrato y cerrar los ojos durante unos instantes, consiguió acordarse de algo que supondría un rayo de esperanza no solo para la joven sino también para el tabernero. - La cazadora. - musitó, justo después de que Seek asegurase haber visto a otra araña de tamaño considerable en una de las casas cercanas. Bio no perdió el tiempo, de inmediato le advirtió que esa criatura era en algunos aspectos peor que la reina, pero ahora que la mayoría de los insectos habían optado por huir del pueblo fantasma quizá no hubiese más problemas, con suerte incluso encontraría supervivientes que no tuviesen un nido en el cuerpo.

Poco después el pelinegro reveló a los demás que aquella red de túneles se extendía hasta las minas oscuras, lugar del que seguramente provenían aquellas bestias y que por tanto, debía ser sellado de algún modo para que no volviesen a causar estragos en las aldeas de la zona. - Me ocuparé de ello en cuanto haya dejado a Alister en el pueblo del que vinimos, seguro que consigo que algunos de sus habitantes me acompañen para peinar lo que queda de este sitio. - aseguró, poco después de que Víctor les diese las gracias e instase tanto a Seek como a Arygos a irse a casa. Dicho esto, la mirada de la joven se centró nuevamente en su compañero, el cual intentaba incorporarse hasta quedar sentado, cosa que no le resultó fácil por culpa de los mareos que la pérdida de sangre le causaba.

Elen se apresuró a ayudarlo, pasándole un brazo por la espalda y tomando el del cazador para colocárselo por encima de los hombros, de modo que ella se convirtiese en un apoyo para él. En cuanto Alister consiguió ponerse en pie, la hechicera se despidió del resto con un gesto y tomó el retrato de manos de Catherine, para luego comenzar a caminar hacia sus caballos, aunque no estaba segura de que el dragón estuviese en condiciones de cabalgar solo. - Sombra, abajo. - ordenó nada más llegar a su negro corcel, que obedeció y se sentó, facilitando al alado la tarea de subirse a la silla. Tras esto, su montura volvió a levantarse y la de ojos verdes se ocupó de desatar las riendas de ambos animales, para acto seguido subirse detrás de Alister e iniciar la marcha, de modo que no le costase sujetar a su compañero en caso de que éste amenazase con caerse.

El trayecto de regreso al pueblo se les hizo algo más largo, pero teniendo en cuenta que Sombra cargaba con el doble de peso y que acelerar el paso no haría bien al alado, se resignó a tardar lo que hiciera falta. Varios aldeanos salieron de la taberna nada más verlos llegar, esperanzados algunos, y otros asustados al ver que volvían solos, sin rastro alguno de las partidas de rescate. - ¿Qué ha pasado señorita? - preguntó el dueño del local, abriéndose paso entre los demás y con la preocupación grabada en el rostro. - La aldea fue invadida por unas bestias, con ayuda de unos amigos hemos matado a su reina y las demás han huido, pero mi compañero está herido, necesito que le deis alojamiento. - respondió Elen, al tiempo que desmontaba del caballo.

- Por supuesto, ¡muchachos! Llevadlo dentro y acostadlo. - instó el tabernero, ansioso por saber más de lo ocurrido. Un par de hombres se ocuparon de ayudar a Alister a bajar del animal y lo condujeron hasta una de las modestas habitaciones, seguidos de cerca por la bruja y el propietario del establecimiento. - ¿Y mi hijo señorita? ¿Qué hay de él? - preguntó el anciano con nerviosismo. - No estoy segura de que siga con vida pero debo regresar al pueblo fantasma para comprobarlo, y para ello me vendría bien algo de apoyo. - dijo la joven, sin apartar la vista del dragón mientras lo tendían en una cama. - Yo la acompañaré, si existe cualquier mínima posibilidad de encontrarlo debo intentarlo. - contestó el hombre, esperanzado. - Bien, prepare algunos caballos, antorchas y brea, una vez hayamos revisado el lugar lo quemaremos. - le reveló, con tono serio.

El tabernero corrió a prepararse y reclutar a un par de hombres más para que fuesen con ellos, mientras la de cabellos cenicientos se sentaba durante unos segundos al borde del camastro y observaba con cierto alivio al cazador, ahora estaba a salvo. - Volveré pronto, descansa. - susurró, antes de levantarse y darse la vuelta para salir del cuarto. - Ten cuidado. - alcanzó a escuchar de labios del dragón, antes de abandonar el lugar y unirse a la nueva partida de rescate que se estaba organizando en el exterior.

**Arygos Valnor** Jue Mar 23 2017, 07:58

Un brillo dorado llamó mi atención de soslayo momentáneamente, aquel objeto brillante no me era del todo desconocido. Aunque la codicia por lo material no era ninguna inquietud mía, la tomé con el hocico y al guarde, casi de forma involuntaria, si no era para mi, lograría encontrarle una buena utilidad.

Las palabras de Víctor hicieron que volviera mi atención a este. No habría podido esperar una mejor petición. Magullada y dolorida, asediada por emociones tan intensas que habían dejado todo mi cuerpo en un estado de extrañeza y revuelo que no podía terminar de apaciguar, solo había un lugar al que quería ir. A casa, y por algún motivo, cuando evocaba ese concepto, era la inmensa torre que se erguía sobre el océano lo que se formaba en mi mente, y no la nevada caverna del segundo pico.
Aquella certeza me detuvo un solo instante, lo suficiente como para que Víctor empezara a caminar y me adelantase.
Me giré hacia la elfa, agradeciéndole con una inclinación una vez mas, y hacia el dragón y la hechicera a quienes dediqué un rugido para nada amable, y teñido de una implícita amenaza. No sería hoy el día que manchara mis garras con sus entrañas, pero por lo menos les dejaba claro que no habría un segundo indulto, y que no debían acercarse a mi jamás.

Me apuré a llegar hasta el el vampiro, pero en vez de quedar a su lado agaché la cabeza y la pasé entre sus piernas, con las púas del lomo plegadas y usando las alas y cola para contenerla y que no cayese lo acomodé encima de mi lomo. No podía volar, pero si podía llevarlo hacia la torre, y aunque el dolor de la pierna crecía con el peso, el cautiverio, las heridas de su cuerpo y su alma eran mucho mas grandes que las mías. Conocía al vampiro lo suficiente como para saber que ese pueblo le empezaba a pesar como si lo hubieran erguido encima de si mismo, y estaba dispuesta a aligerar su carga, aunque fuera con un gesto tan nimio y sencillo como permitirle dormir encima de mi espalda mientras la noche avanzaba y la tierra transcurría bajo mis patas.

Mi larga búsqueda había llegado a su fin. Las pesadillas interminables empezarían a ceder terreno, y nuestro árbol de fruta del dragón nos aguardaría una vez mas en el patio de nuestro hogar, alto como yo cuando habíamos plantado su semilla, recibiría a las mismas personas que antaño habían procurado su vida, y que hoy se acercaban a su vera y su efímera sombra como dos criaturas completamente distintas.

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