[Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
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[Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
Extraños rumores se habían corrido acerca de una misteriosa criatura que sembraba terror en el arenal, incluso se habían escrito varias leyendas, cada una más fantástica que la otra y en donde la criatura parecía ganar tamaño alimentada por el miedo que inspiraba entre los que escuchaban la historia, con el tiempo se habían corrido los rumores de que una enorme criatura de casi 3 metros aparecía en el arenal devorando a los viajeros, o al menos eso había sido al principio pues los constantes rumores de boca en boca ya le daban casi 7 metros, una completa locura que no tenía ninguna base o lógica para sustentarse.
Sin embargo lo cierto era que las oleadas de explotadores que habían enviado ya habían dejado de regresar, no se sabía lo que les estaba sucediendo pues cada grupo que enviaban para encontrar a los anteriores sufría el mismo destino; algunos decían que se trataba de los Nórgedos, quienes eliminaban a las tropas de reconocimiento para evitar que descubrieran sus futuros planes de ataque, un ataque que sería más devastador que el anterior.
Ese último rumor comenzaba a cobrar más fuerza que el de una mágica criatura gigante que devoraba personas, así que el gobernador del pueblo envió algunas cartas a conocidos pidiendo ayuda; una de esas cartas llegó a manos de Manuela, la líder de los informantes y ésta envió a su mejor y más veterano espía, un hombre capaz y competente al que jamás se le había resistido misterio alguno; tristemente también desapareció y no quedó más remedio que conformarse con enviarme a buscarlo.
El camino hasta el arenal había sido largo y tedioso, habría preferido no tener que salir en un buen tiempo luego del episodio con las arañas, pero alguien debía hacer este trabajo y no había nadie más disponible para ello; ni siquiera me tomé la molestia de anunciarme en Roilkat, mi trabajo no era socializar o hacer amigos, solo me interesaba cumplir la misión, encontrar al torpe Gladius y volver a la base del gremio lo antes posible.
Y acá estaba, el sol se había ocultado hacía ya un par de horas, y con la cara cubierta por una capucha para tratar de sortear la arena que golpeaba el rostro, permanecía de pie pensando a dónde dirigirme en primer lugar, es difícil planear y seleccionar un punto de inicio cuando todos los posibles puntos se ven exactamente iguales -Bien, piensa Bio, si quisiera perderme en el arenal ¿A dónde iría?- Me pregunté poniendo las manos alrededor de mi cara para tratar de forzar la vista sin que la arena se me metiera en los ojos.
Sin embargo lo cierto era que las oleadas de explotadores que habían enviado ya habían dejado de regresar, no se sabía lo que les estaba sucediendo pues cada grupo que enviaban para encontrar a los anteriores sufría el mismo destino; algunos decían que se trataba de los Nórgedos, quienes eliminaban a las tropas de reconocimiento para evitar que descubrieran sus futuros planes de ataque, un ataque que sería más devastador que el anterior.
Ese último rumor comenzaba a cobrar más fuerza que el de una mágica criatura gigante que devoraba personas, así que el gobernador del pueblo envió algunas cartas a conocidos pidiendo ayuda; una de esas cartas llegó a manos de Manuela, la líder de los informantes y ésta envió a su mejor y más veterano espía, un hombre capaz y competente al que jamás se le había resistido misterio alguno; tristemente también desapareció y no quedó más remedio que conformarse con enviarme a buscarlo.
El camino hasta el arenal había sido largo y tedioso, habría preferido no tener que salir en un buen tiempo luego del episodio con las arañas, pero alguien debía hacer este trabajo y no había nadie más disponible para ello; ni siquiera me tomé la molestia de anunciarme en Roilkat, mi trabajo no era socializar o hacer amigos, solo me interesaba cumplir la misión, encontrar al torpe Gladius y volver a la base del gremio lo antes posible.
Y acá estaba, el sol se había ocultado hacía ya un par de horas, y con la cara cubierta por una capucha para tratar de sortear la arena que golpeaba el rostro, permanecía de pie pensando a dónde dirigirme en primer lugar, es difícil planear y seleccionar un punto de inicio cuando todos los posibles puntos se ven exactamente iguales -Bien, piensa Bio, si quisiera perderme en el arenal ¿A dónde iría?- Me pregunté poniendo las manos alrededor de mi cara para tratar de forzar la vista sin que la arena se me metiera en los ojos.
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
Patrullas y exploradores desaparecidos sin dejar rastro, posible presencia de nórgedos en la zona y rumores sobre la presencia de una peligrosa criatura mágica con el aparente "don" de cambiar de tamaño según qué declaración jurada de las que iban adjuntas a la carta del gobernador de Roilkat leyeras, algunas de ellas aparentemente transcritas de la fantasiosa historia de un niño pequeño...Aquello bastó para que las alta encantadora Abbey le encomendara a Níniel una misión de "vital importancia para la logia" y la enviara al otro extremo de Aerandir a investigar sin perder un instante...Menuda idiota.
La peliblanca estaba bastante segura de que investigar la actividad de los nórgedos no era una de las funciones de aquella organización centrada en el estudio y uso responsable de la magia. También dudaba mucho que se dedicaran a investigar cada absurdo rumor o cuento de viejas sin el más mínimo contraste. ¿Entonces por qué ese absurdo encargo? Una pregunta retórica, la elfa sabía de sobra que aquella misión solo era una excusa para perderla de vista y nada más. Quizá Abbey pudiera engañar a otros pero no a ella.
Níniel sabía lo que se decía de ella por los pasillos de la torre; que no era la misma desde su enfrentamiento contra Querostraza a lomos del inquisidor, que lo que al principio eran pequeños cambios de humor y aumento de su espíritu combativo estaba yendo a peor, que habían empezado a quejarse llegando incluso a tratar de evitarla en cierta medida aunque se tratara de una de las "heroínas" del momento tras su rescate del gran dragón blanco y lo ocurrido con el artefacto misterioso. Incluso había llegado a oír que algunos decían a sus espaldas que se le había subido a la cabeza el hecho de que el líder de la organización barajara su nombre para el cargo de alta encantadora...Atajo de envidiosos. Quizá si no fueran unos inútiles el inquisidor barajaría alguno de sus nombres en vez del de una recién llegada. Y abbey era la más envidiosa de todos.
-¿De quién fue la idea de poner a esa bruja al mando de nada?- Protestó en voz alta golpeando un abultado montículo de arena cercano esparciendo los granos de arena duna abajo, siguiéndolos con la mirada hasta que quedaron inmóviles y resultaron indistinguibles del resto. Entonces por un instante por su mente se paseó la idea de que la gente de la logia podía tener razón. ¿No acababa acaso de golpear un montón de arena como si aquello sirviera para algo? ¿Qué había más infantil que enfurruñarse tanto como para hacer algo así? Aunque aquella idea pronto abandonó su cabeza. Era culpa de aquellos buenos para nada estar así, no suya. -Además aquí no hay más que arena. Ni nórgedos ni criaturas extrañas...- Añadió frustrada. Seguro que esos exploradores eran unos tontos shemlen, se perderían en las dunas y sus conocidos se inventaron todo el cuento para cobrar algún tipo de compensación por su desaparición ya que ningún empleador les compensaría por ser idiotas redomados, pensó mientras se colocaba mejor los ropajes del desierto que llevaba y se arrebujaba un poco más en su gruesa capa.
Con la llegada de la noche el calor abrasador del día dejaba paso a un frío cada vez más helador, tenía que darse prisa en llegar hasta el siguiente y según creía cercano refugio, o encontrar uno pronto al menos si no quería pasarlo muy mal. Alzó la mirada hacia el cielo nocturno y comprobó de nuevo gracias a las estrellas, fieles guías hijas de Anar e Isil, que efectivamente estaba donde creía y que el refugio no debía de estar a más de una o dos dunas de distancia, que pronto lo tendría a la vista.
Con esa idea en mente, la elfa, ayudándose de su bastón para caminar y con la luz de un orbe conjurado que la seguía de cerca flotando sobre su cabeza, volvió a ponerse en marcha.
La peliblanca estaba bastante segura de que investigar la actividad de los nórgedos no era una de las funciones de aquella organización centrada en el estudio y uso responsable de la magia. También dudaba mucho que se dedicaran a investigar cada absurdo rumor o cuento de viejas sin el más mínimo contraste. ¿Entonces por qué ese absurdo encargo? Una pregunta retórica, la elfa sabía de sobra que aquella misión solo era una excusa para perderla de vista y nada más. Quizá Abbey pudiera engañar a otros pero no a ella.
Níniel sabía lo que se decía de ella por los pasillos de la torre; que no era la misma desde su enfrentamiento contra Querostraza a lomos del inquisidor, que lo que al principio eran pequeños cambios de humor y aumento de su espíritu combativo estaba yendo a peor, que habían empezado a quejarse llegando incluso a tratar de evitarla en cierta medida aunque se tratara de una de las "heroínas" del momento tras su rescate del gran dragón blanco y lo ocurrido con el artefacto misterioso. Incluso había llegado a oír que algunos decían a sus espaldas que se le había subido a la cabeza el hecho de que el líder de la organización barajara su nombre para el cargo de alta encantadora...Atajo de envidiosos. Quizá si no fueran unos inútiles el inquisidor barajaría alguno de sus nombres en vez del de una recién llegada. Y abbey era la más envidiosa de todos.
-¿De quién fue la idea de poner a esa bruja al mando de nada?- Protestó en voz alta golpeando un abultado montículo de arena cercano esparciendo los granos de arena duna abajo, siguiéndolos con la mirada hasta que quedaron inmóviles y resultaron indistinguibles del resto. Entonces por un instante por su mente se paseó la idea de que la gente de la logia podía tener razón. ¿No acababa acaso de golpear un montón de arena como si aquello sirviera para algo? ¿Qué había más infantil que enfurruñarse tanto como para hacer algo así? Aunque aquella idea pronto abandonó su cabeza. Era culpa de aquellos buenos para nada estar así, no suya. -Además aquí no hay más que arena. Ni nórgedos ni criaturas extrañas...- Añadió frustrada. Seguro que esos exploradores eran unos tontos shemlen, se perderían en las dunas y sus conocidos se inventaron todo el cuento para cobrar algún tipo de compensación por su desaparición ya que ningún empleador les compensaría por ser idiotas redomados, pensó mientras se colocaba mejor los ropajes del desierto que llevaba y se arrebujaba un poco más en su gruesa capa.
Con la llegada de la noche el calor abrasador del día dejaba paso a un frío cada vez más helador, tenía que darse prisa en llegar hasta el siguiente y según creía cercano refugio, o encontrar uno pronto al menos si no quería pasarlo muy mal. Alzó la mirada hacia el cielo nocturno y comprobó de nuevo gracias a las estrellas, fieles guías hijas de Anar e Isil, que efectivamente estaba donde creía y que el refugio no debía de estar a más de una o dos dunas de distancia, que pronto lo tendría a la vista.
Con esa idea en mente, la elfa, ayudándose de su bastón para caminar y con la luz de un orbe conjurado que la seguía de cerca flotando sobre su cabeza, volvió a ponerse en marcha.
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Comienzo de dificultad 1 subrayada. El frío de la noche.
Última edición por Níniel Thenidiel el Mar Mar 07, 2017 6:34 pm, editado 1 vez
Níniel Thenidiel
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
Odio la arena- Murmuré de mala gana mientras pateaba una pequeña duna y el viento me la regresaba a la cara como una venganza totalmente malintencionada; el mismo viento me hizo abrazarme para evitar ser presa de tan espantoso clima, me costaba entender cómo un lugar tan caliente durante el día podría ser tan frío durante la noche, aunque de momento había cosas más importantes que eso, como por ejemplo buscar un lugar dónde refugiarme para soportar el frío, marcar el camino de vuelta, inspeccionar la zona y al final, solo si me sobraba un poco de tiempo, encontrar a Gladius aunque eso me resultaba menos importante.
Cubrí mi rostro con los brazos para evitar las constantes arremetidas de viento y arena que a ratos incluso conseguían empujarme, si todo seguía como iba ese viento enarenado no me dejaría ver nada; avancé hasta una especie de trinchera natural, o vestigios de lo que antaño parecía haber sido algún tipo de construcción arcaica para vivir entre las violentas arenas, avancé de prisa luchando a ratos contra el viento que me empujaba convenientemente justo hacia el lado contrario -Odio el viento- Aquella queja me costaría tragar un poco de arena y tosí de inmediato para regresarla.
Por si el problema del frío y la necesidad de llegar a aquel refugio fueran poca cosa, parecía que tan pronto ya tendría competencia, una extraña figura se acercaba a los lejos sostenida con un bastón y un orbe de luz sobre su cabeza, o tal vez esa cosa que brillaba era su cabeza, no podría saberlo al momento y de hecho tampoco me interesaba pues la prioridad era encontrar refugio tan pronto como fuera posible.
Me adentré en la vivienda esperando no haber sido visto aunque una brillante luna llena seguro que se había asegurado de delatarme, de momento solo esperaría que aquella figura pasara de largo sin notarme -Oh genial, parece que vendrá hacia acá- Resongué de mala gana al ver que la trayectoria del personaje parecía ir directo a mi escondrijo; me agazapé en la pequeña... y vaya que pequeña, edificación en cuyas paredes había unos símbolos bastante extraños; no había mucho espacio ahí dentro de todos modos pero algo no me parecía normal, el material del que estaba hecha aquella vivienda no parecía ser lo común de Aerandir, en ninguno de sus poblados había visto algo similar, era una especie de metal revestido de quien sabe qué cosa rara que lo hacía más resistente, aunque ciertamente el tiempo lo había puesto a prueba con severos maltratos.
Retrocedí hasta el rincón más alejado y oscuro de la... Bueno, era un círculo sin rincones así que solo digamos que me fui al lugar más alejado de la puerta, si el que entrara era uno de esos nórgedos estaría preparado para atacarlo con una de mis más gallardas y efectivas estrategias, apuñé arena en mis manos dispuesto a lanzársela a la cara a la primera persona que se asomara, aunque luego pensé que los nórgedos estaban acostumbrados a ella, incluso había escuchado decir que se alimentaban de arena cuando no había nada más, pero eso era una completa locura.
Cubrí mi rostro con los brazos para evitar las constantes arremetidas de viento y arena que a ratos incluso conseguían empujarme, si todo seguía como iba ese viento enarenado no me dejaría ver nada; avancé hasta una especie de trinchera natural, o vestigios de lo que antaño parecía haber sido algún tipo de construcción arcaica para vivir entre las violentas arenas, avancé de prisa luchando a ratos contra el viento que me empujaba convenientemente justo hacia el lado contrario -Odio el viento- Aquella queja me costaría tragar un poco de arena y tosí de inmediato para regresarla.
Por si el problema del frío y la necesidad de llegar a aquel refugio fueran poca cosa, parecía que tan pronto ya tendría competencia, una extraña figura se acercaba a los lejos sostenida con un bastón y un orbe de luz sobre su cabeza, o tal vez esa cosa que brillaba era su cabeza, no podría saberlo al momento y de hecho tampoco me interesaba pues la prioridad era encontrar refugio tan pronto como fuera posible.
- Vivienda Rarita:
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Me adentré en la vivienda esperando no haber sido visto aunque una brillante luna llena seguro que se había asegurado de delatarme, de momento solo esperaría que aquella figura pasara de largo sin notarme -Oh genial, parece que vendrá hacia acá- Resongué de mala gana al ver que la trayectoria del personaje parecía ir directo a mi escondrijo; me agazapé en la pequeña... y vaya que pequeña, edificación en cuyas paredes había unos símbolos bastante extraños; no había mucho espacio ahí dentro de todos modos pero algo no me parecía normal, el material del que estaba hecha aquella vivienda no parecía ser lo común de Aerandir, en ninguno de sus poblados había visto algo similar, era una especie de metal revestido de quien sabe qué cosa rara que lo hacía más resistente, aunque ciertamente el tiempo lo había puesto a prueba con severos maltratos.
Retrocedí hasta el rincón más alejado y oscuro de la... Bueno, era un círculo sin rincones así que solo digamos que me fui al lugar más alejado de la puerta, si el que entrara era uno de esos nórgedos estaría preparado para atacarlo con una de mis más gallardas y efectivas estrategias, apuñé arena en mis manos dispuesto a lanzársela a la cara a la primera persona que se asomara, aunque luego pensé que los nórgedos estaban acostumbrados a ella, incluso había escuchado decir que se alimentaban de arena cuando no había nada más, pero eso era una completa locura.
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
Conforme los minutos pasaban comenzaba a hacerse patente que los bruscos cambios en la climatología del arenal de los que la habían advertido en Roilkat no era ninguna exageración. En apenas un par de horas aquel desierto había pasado de un calor sofocante bajo un sol de justicia a un frío que, si bien al principio parecía una bendición, pronto se convirtió en un enemigo tan peligroso o incluso más que las mundialmente conocidas altas temperaturas del lugar. Si a ello le añadías el molesto viento, que arrastrando consigo la arena de la dunas reducía sensiblemente la visibilidad y parecía querer colarse por cada mínimo hueco de tus ropas, tenías como resultado posiblemente uno de los peores lugares sobre la faz de Aerandir en el que vivir. Con razón era el lugar donde eran enviados los peores despojos de la sociedad de la península, aquello era peor que una sentencia a muerte. Cómo se las habían arreglado los nórgedos para sobrevivir allí e incluso "prosperar" era todo un misterio. Aunque una cosa al menos sí estaba clara con ellos, su odio hacia la sociedad era su fuerza.
-Y pensar que en el pasado este lugar era un gran bosque...- Murmuró la peliblanca al ascender hasta lo alto de una de las dunas y aprovechando la altura para echar un vistazo alrededor, protegiéndose el rostro con la mano libre para evitar que la arena le entrase en los ojos, la única parte de su cuerpo desprotegida de las inclemencias de aquel clima extremo. -Ah, por fin.- No pudo evitar decir al ver a unas decenas de metros de su posición una serie de estructuras claramente no naturales que parecían tener como objetivo proteger de la arena una pequeña estructura semiesférica de pequeño tamaño. -Ummm, es bastante más pequeño de lo que me lo imaginaba.- Añadió con cierta decepción, y no era para menos.
Dado que el mapa de la zona señalaba que por allí había un refugio Níniel esperaba algún pequeño puesto comercial o una guarnición militar de avanzada de cierto tamaño, puede que incluso uno de los famosos puntos de extracción del preciado sílice que alimentaba la industria cristalera de la ciudad...Sin embargo lo que tenía ante sus ojos, visible en la distancia gracias a la luz de Isil, no se acercaba ni de lejos a nada de lo anterior. Aquello era un agujero en el suelo con las protecciones mínimas para no ser tragado por la arena, y ni eso, pues Níniel no podía sino dudar de que no haría falta una tormenta demasiado grande para sepultar la pequeña estructura. ¿Acaso a pesar de orientarse por las estrellas se había desviado de su rumbo y había acabado dando con una estructura diferente a la que buscaba? ¿Podría no ser aquel el refugio al que se dirigía?
Aquella era una posibilidad que no podía ser descartada, pero ya fuese ese el caso o no aquel lugar tendría que bastar por aquella noche, no podía permitirse ser tiquismiquis si no quería acabar como el resto de los Shemlen desaparecidos; menuda ironía sería aquella.
Con paso decidido la peliblanca avanzó el escaso trecho que la separaba de poder estar al menos resguardada del viento y el frío y tan pronto como llegó comenzó a estudiar más de cerca la pequeña estructura. Era realmente enana, si se tratara de una casa sería del tamaño de una choza y nada más, sin sitio en su interior para más de dos o tres personas como mucho salvo que vivieran pegadas las unas a las otras. No parecía tener ninguna apertura en el techo para permitir el escape de humo, por lo que si la gente que la construyó quería calentarse o cocinar debía de hacerlo fuera o debía de usar algún otro truco para que el lugar no se llenara de humo. Quizá no se tratara de una casa ni de un refugio sino de alguna especie de almacén, eso tendría más sentido, uno de aquellos almacenes subterráneos típicos de Roilkat, pues bajo tierra era más fácil mantener la temperatura estable que muchas mercancías necesitaban. Claro que, ¿quién construiría un almacén en medio de la nada?, de hecho, ¿quién construiría nada allí?. Puede que el auténtico refugio no estuviese lejos...O que lo único que la arena había dejado de él fuese aquello, a saber. Aquel misterio tendría que esperar por lo menos hasta que amaneciera.
Ya que no había luz en el interior ni había oído ruido alguno durante su examen, Níniel se dispuso a entrar, colocando su bastón ante ella para iluminar dentro y no chocarse con el posible mobiliario u objetos que hubiera allí, sin esperar que hubiera nadie. Sin embargo aquello pronto demostró ser una idea realmente mala pues, tan pronto como lo hizo fue recibida por un puñado de arena directamente sobre su cara que la cegó momentáneamente.
Incapaz de ver gran cosa, solo una figura borrosa cerca de ella y detalles de lo que parecía ser una barba oscura y desaliñada como la que llevaría un mendigo, un borracho, un desastrado criminal o un nórgedo, Níniel hizo lo único que podía hacer en esos momentos y se lió a bastonazos contra todo lo que tenía a su alcance. Normalmente lo habría hecho de igual modo, pero presa del pánico, sin embargo en aquella situación cada uno de sus golpes tenían toda la intención de hacer daño y no solo de evitar sufrirlo, de hecho si llegaba a escuchar un quejido que le permitiera saber la posición de su atacante tenía toda la intención de molerlo a palos hasta poder abrir los ojos, y seguramente un rato más después de ello. -No te escondas cobarde, vas a pagar por esto.- Amenazó sin dejar de lanzar un golpe tras otro.
-Y pensar que en el pasado este lugar era un gran bosque...- Murmuró la peliblanca al ascender hasta lo alto de una de las dunas y aprovechando la altura para echar un vistazo alrededor, protegiéndose el rostro con la mano libre para evitar que la arena le entrase en los ojos, la única parte de su cuerpo desprotegida de las inclemencias de aquel clima extremo. -Ah, por fin.- No pudo evitar decir al ver a unas decenas de metros de su posición una serie de estructuras claramente no naturales que parecían tener como objetivo proteger de la arena una pequeña estructura semiesférica de pequeño tamaño. -Ummm, es bastante más pequeño de lo que me lo imaginaba.- Añadió con cierta decepción, y no era para menos.
Dado que el mapa de la zona señalaba que por allí había un refugio Níniel esperaba algún pequeño puesto comercial o una guarnición militar de avanzada de cierto tamaño, puede que incluso uno de los famosos puntos de extracción del preciado sílice que alimentaba la industria cristalera de la ciudad...Sin embargo lo que tenía ante sus ojos, visible en la distancia gracias a la luz de Isil, no se acercaba ni de lejos a nada de lo anterior. Aquello era un agujero en el suelo con las protecciones mínimas para no ser tragado por la arena, y ni eso, pues Níniel no podía sino dudar de que no haría falta una tormenta demasiado grande para sepultar la pequeña estructura. ¿Acaso a pesar de orientarse por las estrellas se había desviado de su rumbo y había acabado dando con una estructura diferente a la que buscaba? ¿Podría no ser aquel el refugio al que se dirigía?
Aquella era una posibilidad que no podía ser descartada, pero ya fuese ese el caso o no aquel lugar tendría que bastar por aquella noche, no podía permitirse ser tiquismiquis si no quería acabar como el resto de los Shemlen desaparecidos; menuda ironía sería aquella.
Con paso decidido la peliblanca avanzó el escaso trecho que la separaba de poder estar al menos resguardada del viento y el frío y tan pronto como llegó comenzó a estudiar más de cerca la pequeña estructura. Era realmente enana, si se tratara de una casa sería del tamaño de una choza y nada más, sin sitio en su interior para más de dos o tres personas como mucho salvo que vivieran pegadas las unas a las otras. No parecía tener ninguna apertura en el techo para permitir el escape de humo, por lo que si la gente que la construyó quería calentarse o cocinar debía de hacerlo fuera o debía de usar algún otro truco para que el lugar no se llenara de humo. Quizá no se tratara de una casa ni de un refugio sino de alguna especie de almacén, eso tendría más sentido, uno de aquellos almacenes subterráneos típicos de Roilkat, pues bajo tierra era más fácil mantener la temperatura estable que muchas mercancías necesitaban. Claro que, ¿quién construiría un almacén en medio de la nada?, de hecho, ¿quién construiría nada allí?. Puede que el auténtico refugio no estuviese lejos...O que lo único que la arena había dejado de él fuese aquello, a saber. Aquel misterio tendría que esperar por lo menos hasta que amaneciera.
Ya que no había luz en el interior ni había oído ruido alguno durante su examen, Níniel se dispuso a entrar, colocando su bastón ante ella para iluminar dentro y no chocarse con el posible mobiliario u objetos que hubiera allí, sin esperar que hubiera nadie. Sin embargo aquello pronto demostró ser una idea realmente mala pues, tan pronto como lo hizo fue recibida por un puñado de arena directamente sobre su cara que la cegó momentáneamente.
Incapaz de ver gran cosa, solo una figura borrosa cerca de ella y detalles de lo que parecía ser una barba oscura y desaliñada como la que llevaría un mendigo, un borracho, un desastrado criminal o un nórgedo, Níniel hizo lo único que podía hacer en esos momentos y se lió a bastonazos contra todo lo que tenía a su alcance. Normalmente lo habría hecho de igual modo, pero presa del pánico, sin embargo en aquella situación cada uno de sus golpes tenían toda la intención de hacer daño y no solo de evitar sufrirlo, de hecho si llegaba a escuchar un quejido que le permitiera saber la posición de su atacante tenía toda la intención de molerlo a palos hasta poder abrir los ojos, y seguramente un rato más después de ello. -No te escondas cobarde, vas a pagar por esto.- Amenazó sin dejar de lanzar un golpe tras otro.
Lanzamiento de arena acordado con el user de Bio.
- Aviso:
- Debido a una maldición, durante este tema Níniel es más fuerte (poderosa) y enérgica que de costumbre, no obstante las razas sensibles a la magia notan en ella algo diferente y hasta oscuro, lo cual además me lleva a interpretarla menos "agradable" de lo que suele ser. Mi intención es que ese poder oscuro y esa sensación oscura crezcan a lo largo del tema desde algo apenas apreciable por el momento a algo mayor.
Níniel Thenidiel
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
Los pasos se escuchaban cada vez más cerca y yo estaba más que listo para usar mi estrategia de atacar primero y preguntar después, y es que a fin de cuentas, no conocía a nadie tan desquiciado como para deambular por el arenal solo y a esas horas, únicamente podría ser un patrullero de alguna avanzada de nórgedos que buscaba a quién asesinar -Esta noche no, amiguito- Susurré solo para mí al tiempo que lanzaba el puñado de arena a su cara, irónicamente la luz que traía el sujeto en sus manos también contribuyó a cegarme ligeramente, con lo adaptado que estaba a la oscuridad de aquel pequeño escondrijo, la intensa luz me había tomado completamente por sorpresa; eso y la sucesión de bastonazos que a duras penas lograba evitar retrocediendo valientemente hasta que mi espalda pegó contra el muro de la pequeña morada.
Encima de todo, y no es que yo fuera un experto en cosas mágicas, apenas y venía dominando mi propia forma de magia que celosa, aún me escondía muchos secretos, pero por alguna razón podría sentir algo extraño en esa persona; su luz parecía ser cosa de elfos, no se me ocurrían muchas maneras de hacerlas que no fueran mágica élfica o arcanos, pero aquella extraña sensación me hacía descartar que se tratara de la raza de orejones; sacudí mi cabeza y mi vista comenzaba a aclarar, notando algo que definitivamente me resultaba conocido, ese bastón lo había visto antes en una persona cercana pero todo indicaba que no se trataba de esa persona.
Por un momento llegó a mi mente que Niniel hubiera estado entre los exploradores desaparecidos, de ser así le tendrían que haber quitado su bastón de muy mala manera pues, ella no lo entregaría sin pelear; sentí rabia e impotencia ante tal pensamiento y de inmediato me lancé al frente recibiendo un bastonazo en el exterior de mi antebrazo izquierdo que me sirvió para detenerlo y sujetarlo con la mano derecha; incluso la voz de aquel ser me resultaba como la de la elfa, pero ya antes había conocido una versión falsa y malvada de ella misma, parecía que el caso se estaba repitiendo -No, tú vas a pagar, esto no te pertenece- Halé el bastón en mi dirección al tiempo que bajaba mi brazo izquierdo cuya zona golpeada comenzaba a doler.
Se trataba de una mujer, al menos de eso no había duda, al menos eso me daba una pista de contra qué peleaba, pero necesitaba saber un poco más -No mereces levantar esta cosa, entrégala o te arrancaré los brazos- Amenacé sin tener idea de poder realmente cumplir con tal amenaza, por ahora solo me interesaba recuperar el bastón de mi amiga de manos de aquella oscura criatura -Qué hiciste con Ni...- Halé con más fuerza y el suelo se hundió ligeramente, causando que me detuviera en seco advirtiendo el peligro que se avecinaba -Espera, no vayas a mov...- De nuevo fui interrumpido por un nuevo movimiento del piso que se abrió como una puerta enviándonos a un paseo por una especie de tobogán de arena.
Traté de no soltar el bastón hasta asegurarme de no caer solo, pero una vez en la bajada no pude evitar soltarlo cuando mis costados golpearon un par de veces contra varias superficies duras; finalmente el camino terminó, me estrellé de rabo contra un piso muy liso y duro, impropio de una cueva aunque cubierto por una capa de arena que variaba su grosor en varias partes del piso; el lugar era bastante espacioso, parecía una especie de refugio subterráneo cuya entrada era la pequeña cabina que había confundido con un refugio.
Algunas luces se encendieron al entrar, aunque estaban lejos de ser fuego o magia, parecían el tipo de luces artificiales que usaban en la base de los bios, pero más tenues y algunas que no llegaban más que a titilar, las paredes estaban llenas de letras, fechas, datos y extrañas fórmulas que no lograba entender -Pero que ra...- De nuevo fui interrumpido, para variar, por algo pesado que cayó detrás de mí golpeándome la espalda y mandándome de nuevo al piso en donde recordé el desagradable sabor de la arena ¿Dónde había ido a parar ahora?
[1] Subrayado el inicio de una complicación: Vestigios de los bios Encima de todo, y no es que yo fuera un experto en cosas mágicas, apenas y venía dominando mi propia forma de magia que celosa, aún me escondía muchos secretos, pero por alguna razón podría sentir algo extraño en esa persona; su luz parecía ser cosa de elfos, no se me ocurrían muchas maneras de hacerlas que no fueran mágica élfica o arcanos, pero aquella extraña sensación me hacía descartar que se tratara de la raza de orejones; sacudí mi cabeza y mi vista comenzaba a aclarar, notando algo que definitivamente me resultaba conocido, ese bastón lo había visto antes en una persona cercana pero todo indicaba que no se trataba de esa persona.
Por un momento llegó a mi mente que Niniel hubiera estado entre los exploradores desaparecidos, de ser así le tendrían que haber quitado su bastón de muy mala manera pues, ella no lo entregaría sin pelear; sentí rabia e impotencia ante tal pensamiento y de inmediato me lancé al frente recibiendo un bastonazo en el exterior de mi antebrazo izquierdo que me sirvió para detenerlo y sujetarlo con la mano derecha; incluso la voz de aquel ser me resultaba como la de la elfa, pero ya antes había conocido una versión falsa y malvada de ella misma, parecía que el caso se estaba repitiendo -No, tú vas a pagar, esto no te pertenece- Halé el bastón en mi dirección al tiempo que bajaba mi brazo izquierdo cuya zona golpeada comenzaba a doler.
Se trataba de una mujer, al menos de eso no había duda, al menos eso me daba una pista de contra qué peleaba, pero necesitaba saber un poco más -No mereces levantar esta cosa, entrégala o te arrancaré los brazos- Amenacé sin tener idea de poder realmente cumplir con tal amenaza, por ahora solo me interesaba recuperar el bastón de mi amiga de manos de aquella oscura criatura -Qué hiciste con Ni...- Halé con más fuerza y el suelo se hundió ligeramente, causando que me detuviera en seco advirtiendo el peligro que se avecinaba -Espera, no vayas a mov...- De nuevo fui interrumpido por un nuevo movimiento del piso que se abrió como una puerta enviándonos a un paseo por una especie de tobogán de arena.
Traté de no soltar el bastón hasta asegurarme de no caer solo, pero una vez en la bajada no pude evitar soltarlo cuando mis costados golpearon un par de veces contra varias superficies duras; finalmente el camino terminó, me estrellé de rabo contra un piso muy liso y duro, impropio de una cueva aunque cubierto por una capa de arena que variaba su grosor en varias partes del piso; el lugar era bastante espacioso, parecía una especie de refugio subterráneo cuya entrada era la pequeña cabina que había confundido con un refugio.
Algunas luces se encendieron al entrar, aunque estaban lejos de ser fuego o magia, parecían el tipo de luces artificiales que usaban en la base de los bios, pero más tenues y algunas que no llegaban más que a titilar, las paredes estaban llenas de letras, fechas, datos y extrañas fórmulas que no lograba entender -Pero que ra...- De nuevo fui interrumpido, para variar, por algo pesado que cayó detrás de mí golpeándome la espalda y mandándome de nuevo al piso en donde recordé el desagradable sabor de la arena ¿Dónde había ido a parar ahora?
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
Cuando Níniel pudo notar que lograba acertarle a alguien con sus golpes no dudó en dirigir sus bastonazos en aquella dirección sin descanso más allá de unas leves pausas para tratar de librarse de la arena que aún entorpecía su vista y solo la dejaba entreabrir los ojos unos leves instantes antes de que las molestias y el lagrimeo la obligaran a volver a cerrarlos. Todo parecía apuntar a que a pesar de su ceguera estaba logrando imponerse a su tramposo adversario, fuese quien fuese, pues lo hizo retroceder conectando un golpe tras otro, pero aquello resultó no ser más que falsa ilusión de victoria, un espejismo como diría la gente de aquella zona, y pronto las tornas comenzaron a cambiar para ella.
-¿Qué no me...? Suéltalo ahora mismo demonio del desierto.- Protestó más enfada aún con aquel sujeto mientras tiraba con todas sus insuficientes fuerzas para tratar de liberar su bastón del agarre de su enemigo, para nada dispuesta a cederle su arma a su enemigo sin luchar, aunque notando que en cuestión de fuerza tenía las de perder y que quizá fuera mejor soltarlo y tratar de usar la daga que ocultaba entre los pliegues de su ropa para poner fin a la lucha antes de que lo hiciera él. -Tú eres indigno de tocar mi bastón, te enterraré en la arena y te dejaré a merced de las hienas del desierto.- Amenazó entonces sin entender qué clase de demencia llevaba a su rival a llamarla indigna, aunque igualmente dispuesta a hacerle pagar por sus palabras.
En ese momento el suelo bajo sus pies pareció hundirse unos centímetros sobresaltándola y deteniendo momentáneamente la refriega, dejando a ambos agarrados al bastón pero sin que ella ni su adversario tiraran de él, como si los dos hubiesen decidido que tratar de saber que diantres había pasado fuera más importante que seguir peleando pero sin permitir la victoria del otro. Pasaron unos segundos y su barbudo enemigo comenzó a decir algo, pero fuese lo que fuese lo que pretendía verbalizar llegó tarde. Níniel fue más rápida y aprovechando el momento tiró de su bastón esperando poder liberarlo por fin para retomar su ataque. Algo que por desgracia no pudo hacer pues para cuando por fin volvió a ser la propietaria indiscutible de aquel símbolo de los Thenidiel la elfa ya caía sobre algún tipo de superficie deslizante y no pudo hacer más que abrazarse a su arma y dar gracias por seguir sin ser capaz de ver bien del todo mientras varios chillidos e improperios dirigidos al barbudo salían de su boca hasta llegar al final de tal terrorífico trayecto, yendo a aterrizar sobre algo blando que amortiguó su caída.
-Por los dioses...Sigo viva...Gracias madre Isil por cuidar de mi una vez más.- Fue lo primero que pudo decir sorprendida y agradecida de seguir de una pieza allí donde fuese que había acabado, pues durante su vertiginoso descenso no había podido evitar pensar que el final de aquel trayecto conducía a un foso lleno de afiladas y mortales estacas. Su visión se había restablecido ya casi por completo salvo por algunas molestias y echó un vistazo alrededor, pero aún así no fue hasta que escuchó escupir arena al barbudo bajo ella que se percató que había sido él quien había amortiguado su caída quedando dolorido y en una posición desfavorable, aunque aún con fuerzas para moverse.
Níniel se incorporó de un salto enseguida para separarse de aquel peligroso sujeto e inmediatamente, sin querer dejarle tiempo para recuperarse y perder su ventaja, giró su bastón para amenazar con el lado filoso y puntiagudo del mismo a su mullido colchón anticaidas, claro que lo de mullido era relativo. -No te muevas si no quieres que en vez de ahogarte con la arena pases a ahogarte con tu propia sangre.- Le espetó sin poder evitar echar otro nervioso vistazo alrededor al reconocer aquel tipo de luces, materiales, aparatos y escritura como similares a los que había visto en el refugio 109. Con un biocibernético chiflado ya había tenido bastante para una buena temporada, no quería volver a pasar por lo mismo que en aquella ocasión y acabar convertida en una esclava sin mente. -¿Eres uno de esos biocibernéticos? ¿Qué pretendías hacerme eh?.- Preguntó comenzando a crear su propia luz para iluminar mejor aquel lugar y discernir alguna más que posible amenaza o aliado de aquel barbudo.
Fue en ese momento cuando, acalorada por todo lo sucedido y molesta por las ropas del desierto que cubrían casi por completo su cara, tiró de ellas dejando su fino rostro, su largo cabello blanco y sus puntiagudas orejas al descubierto revelando así su identidad. Una identidad que el hombre en el suelo reconocería en cuanto le viera el rostro, pues era uno que debía de conocer muy bien...Salvo quizá ese "algo" extraño que anidaba en lo más profundo de su mirada aguamarina. Y lo mismo le ocurría a la elfa con él, incluso desaliñado y descuidado Níniel tampoco tardaría en reconocer que el hombre con quien había peleado no era otro más que Bio, también conocido como Víctor, el hombre más buscado del norte.
-¿Por qué será que en el fondo no me sorprende que seas tú...?- Diría tras reconocerlo apartando su arma. -¿Necesitas ayuda o es que piensas quedarte ahí tumbado toda la noche?-
-¿Qué no me...? Suéltalo ahora mismo demonio del desierto.- Protestó más enfada aún con aquel sujeto mientras tiraba con todas sus insuficientes fuerzas para tratar de liberar su bastón del agarre de su enemigo, para nada dispuesta a cederle su arma a su enemigo sin luchar, aunque notando que en cuestión de fuerza tenía las de perder y que quizá fuera mejor soltarlo y tratar de usar la daga que ocultaba entre los pliegues de su ropa para poner fin a la lucha antes de que lo hiciera él. -Tú eres indigno de tocar mi bastón, te enterraré en la arena y te dejaré a merced de las hienas del desierto.- Amenazó entonces sin entender qué clase de demencia llevaba a su rival a llamarla indigna, aunque igualmente dispuesta a hacerle pagar por sus palabras.
En ese momento el suelo bajo sus pies pareció hundirse unos centímetros sobresaltándola y deteniendo momentáneamente la refriega, dejando a ambos agarrados al bastón pero sin que ella ni su adversario tiraran de él, como si los dos hubiesen decidido que tratar de saber que diantres había pasado fuera más importante que seguir peleando pero sin permitir la victoria del otro. Pasaron unos segundos y su barbudo enemigo comenzó a decir algo, pero fuese lo que fuese lo que pretendía verbalizar llegó tarde. Níniel fue más rápida y aprovechando el momento tiró de su bastón esperando poder liberarlo por fin para retomar su ataque. Algo que por desgracia no pudo hacer pues para cuando por fin volvió a ser la propietaria indiscutible de aquel símbolo de los Thenidiel la elfa ya caía sobre algún tipo de superficie deslizante y no pudo hacer más que abrazarse a su arma y dar gracias por seguir sin ser capaz de ver bien del todo mientras varios chillidos e improperios dirigidos al barbudo salían de su boca hasta llegar al final de tal terrorífico trayecto, yendo a aterrizar sobre algo blando que amortiguó su caída.
-Por los dioses...Sigo viva...Gracias madre Isil por cuidar de mi una vez más.- Fue lo primero que pudo decir sorprendida y agradecida de seguir de una pieza allí donde fuese que había acabado, pues durante su vertiginoso descenso no había podido evitar pensar que el final de aquel trayecto conducía a un foso lleno de afiladas y mortales estacas. Su visión se había restablecido ya casi por completo salvo por algunas molestias y echó un vistazo alrededor, pero aún así no fue hasta que escuchó escupir arena al barbudo bajo ella que se percató que había sido él quien había amortiguado su caída quedando dolorido y en una posición desfavorable, aunque aún con fuerzas para moverse.
Níniel se incorporó de un salto enseguida para separarse de aquel peligroso sujeto e inmediatamente, sin querer dejarle tiempo para recuperarse y perder su ventaja, giró su bastón para amenazar con el lado filoso y puntiagudo del mismo a su mullido colchón anticaidas, claro que lo de mullido era relativo. -No te muevas si no quieres que en vez de ahogarte con la arena pases a ahogarte con tu propia sangre.- Le espetó sin poder evitar echar otro nervioso vistazo alrededor al reconocer aquel tipo de luces, materiales, aparatos y escritura como similares a los que había visto en el refugio 109. Con un biocibernético chiflado ya había tenido bastante para una buena temporada, no quería volver a pasar por lo mismo que en aquella ocasión y acabar convertida en una esclava sin mente. -¿Eres uno de esos biocibernéticos? ¿Qué pretendías hacerme eh?.- Preguntó comenzando a crear su propia luz para iluminar mejor aquel lugar y discernir alguna más que posible amenaza o aliado de aquel barbudo.
Fue en ese momento cuando, acalorada por todo lo sucedido y molesta por las ropas del desierto que cubrían casi por completo su cara, tiró de ellas dejando su fino rostro, su largo cabello blanco y sus puntiagudas orejas al descubierto revelando así su identidad. Una identidad que el hombre en el suelo reconocería en cuanto le viera el rostro, pues era uno que debía de conocer muy bien...Salvo quizá ese "algo" extraño que anidaba en lo más profundo de su mirada aguamarina. Y lo mismo le ocurría a la elfa con él, incluso desaliñado y descuidado Níniel tampoco tardaría en reconocer que el hombre con quien había peleado no era otro más que Bio, también conocido como Víctor, el hombre más buscado del norte.
-¿Por qué será que en el fondo no me sorprende que seas tú...?- Diría tras reconocerlo apartando su arma. -¿Necesitas ayuda o es que piensas quedarte ahí tumbado toda la noche?-
Última edición por Níniel Thenidiel el Mar Mar 21, 2017 8:15 pm, editado 1 vez
Níniel Thenidiel
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
El viaje del descenso no fue la experiencia más agradable que hubiera tenido últimamente, pero para mi desgracia tampoco era la peor; parecía ser la víctima de una serie de eventos desafortunados que no es que no mereciera, tal vez la vida me castigaba por los crímenes cometidos, aunque al menos esperaba poder recuperar el báculo de manos de aquella vil criatura de las arenas que extrañamente portaba aquel báculo, cosa que de hecho me hacía pensar en el paradero que pudiera tener la peliblanca, si ella era uno de los exploradores desaparecidos debía encontrarla de cualquier manera posible.
Aquel ser tenía incluso la misma voz que mi amiga, llegándome a confundir a ratos, pero rápidamente descartaba aquellas teorías debido a la ligera pero innegable y extraña aura oscura que podía sentir tenuemente en ella, debía ser alguien más, no existía otra explicación posible; de alguna manera las circunstancias hicieron que aquella cosa acabara sentada sobre mí, aunque una vez abajo se separó de prisa y marcó distancia, encima de agresiva y oscura incluso se atrevía a amenazarme con hacerme escupir sangre, cuánta confianza debería tener para pensar que podía lograrlo.
Por favor, si quisiera matarte ya estarías muerta, solo dame el bastón y te dejaré ir- Reclamé lleno de arrogancia y seguridad aunque luego caí en cuenta que si había conseguido quitarle el bastón a la elfa debía ser muy fuerte o haberla tomado por sorpresa, pues Niniel no es que fuera muy fuerte pero sí que era bien astuta; la pregunta siguiente me dejó un poco desencajado, pues más de una vez me la habían hecho aunque no de esa manera, generalmente asociaban mi apodo a esa raza de seres -No soy un bio... Bueno, sí soy un Bio, pero no ese tipo de bio- Realmente no sabía si me estaba explicando bien pero yo mismo no lograba entender mi propia explicación.
En medio de la discusión aquella ladrona comenzó a desvestirse, comenzando por el rostro, a saber qué intenciones turbias tendría para conmigo, tal vez por eso me había llevado hasta ahí, aunque por suerte no se trataba de nada de lo que pensé en un principio y acabó por descubrir bajo los trapos el rostro de mi compañera de clan; la observé un rato en detalle antes de emitir algún comentario hasta que finalmente llegué a la respuesta más obvia -Hasta le robaste su rostro- Me quejé pensando en la manera de recuperar las pertenencias de la elfa quien ahora debía estar enfrentando al mundo sin tener un rostro propio.
La teoría se fue a pique cuando la susodicha me reconoció sin mucho problema y me habló con la misma confianza que solía hacerlo, a menos que la hubiesen estudiado mucho resultaba difícil fingir ser ella adoptando incluso sus molestas ocurrencias chocantes con las que solíamos combatirnos -No, no, gracias, ya me levanto- Respondió al tiempo que me incorporaba soltando en el proceso el par de puñados de arena que había tomado mientras estaba en el piso, ya no serían necesarios.
Mira a donde nos has traído- Recriminé acusándola de culpable aunque ambos sabíamos que no era culpa de ninguno, tal vez mía, un poco, solo un poco, pero de momentos buscar culpables no iba a resolver nada -¿Qué crees que sea este lugar?- Le pregunté con curiosidad, más de una vez me había sorprendido con sus conocimientos así que ahora podría ser realmente útil, también estaba claro que me alegraba verla ahí, aunque no lo admitiría.
No habría mucho tiempo para explicaciones pues de pronto un espantoso grito se escuchó como un eco perdido a lo largo de aquel subterráneo lugar -¿Escuchaste eso? Viene de allá- Señalé uno de los tres caminos disponibles por los que se podía continuar el camino, considerando que salir por donde habíamos entrado no era una opción; un nuevo grito más aterrador que el anterior se hizo patente, parecía que estaban devorando vivo a alguien, de ser así podríamos descubrir el misterio en apenas un parpadeo.
Corrí por uno de aquellos túneles siguiendo el sonido de los gritos hasta encontrar en el piso a una criatura cuya figura se escondía bajo las sombras del lugar, al vernos se alejó entrando en un agujero de la pared y dejó en el piso a un hombre, o la mitad de un hombre mayor con larga barba blanca y largo cabellos canos a pesar de la calva en todo el centro de su cabeza, sus piernas habían sido arrancadas y la parte superior se arrastró por unos instantes antes de morir desangrado -No llegamos a tiempo- Dije sin siquiera intentar acercarme, ponerse sentimental y heroico no serviría de nada, no quedaba algo qué hacer para salvarlo que no fuera perder el tiempo, más importante resultaba atrapar a aquella criatura que le había devorado la mitad del cuerpo para luego desaparecer entre los agujeros que detallando bien, estaban repartidos por todo el lugar; si la criatura viajaba a través de ellos había que estar realmente atentos -No te descuides, tengo un mal presentimiento de esos agujeros ¿Por qué siempre me metes en problemas extraños?- Interrumpí mi advertencia para quejarme de la terrible suerte que me perseguía cuando me encontraba con aquella jovencita.
Aquel ser tenía incluso la misma voz que mi amiga, llegándome a confundir a ratos, pero rápidamente descartaba aquellas teorías debido a la ligera pero innegable y extraña aura oscura que podía sentir tenuemente en ella, debía ser alguien más, no existía otra explicación posible; de alguna manera las circunstancias hicieron que aquella cosa acabara sentada sobre mí, aunque una vez abajo se separó de prisa y marcó distancia, encima de agresiva y oscura incluso se atrevía a amenazarme con hacerme escupir sangre, cuánta confianza debería tener para pensar que podía lograrlo.
Por favor, si quisiera matarte ya estarías muerta, solo dame el bastón y te dejaré ir- Reclamé lleno de arrogancia y seguridad aunque luego caí en cuenta que si había conseguido quitarle el bastón a la elfa debía ser muy fuerte o haberla tomado por sorpresa, pues Niniel no es que fuera muy fuerte pero sí que era bien astuta; la pregunta siguiente me dejó un poco desencajado, pues más de una vez me la habían hecho aunque no de esa manera, generalmente asociaban mi apodo a esa raza de seres -No soy un bio... Bueno, sí soy un Bio, pero no ese tipo de bio- Realmente no sabía si me estaba explicando bien pero yo mismo no lograba entender mi propia explicación.
En medio de la discusión aquella ladrona comenzó a desvestirse, comenzando por el rostro, a saber qué intenciones turbias tendría para conmigo, tal vez por eso me había llevado hasta ahí, aunque por suerte no se trataba de nada de lo que pensé en un principio y acabó por descubrir bajo los trapos el rostro de mi compañera de clan; la observé un rato en detalle antes de emitir algún comentario hasta que finalmente llegué a la respuesta más obvia -Hasta le robaste su rostro- Me quejé pensando en la manera de recuperar las pertenencias de la elfa quien ahora debía estar enfrentando al mundo sin tener un rostro propio.
La teoría se fue a pique cuando la susodicha me reconoció sin mucho problema y me habló con la misma confianza que solía hacerlo, a menos que la hubiesen estudiado mucho resultaba difícil fingir ser ella adoptando incluso sus molestas ocurrencias chocantes con las que solíamos combatirnos -No, no, gracias, ya me levanto- Respondió al tiempo que me incorporaba soltando en el proceso el par de puñados de arena que había tomado mientras estaba en el piso, ya no serían necesarios.
Mira a donde nos has traído- Recriminé acusándola de culpable aunque ambos sabíamos que no era culpa de ninguno, tal vez mía, un poco, solo un poco, pero de momentos buscar culpables no iba a resolver nada -¿Qué crees que sea este lugar?- Le pregunté con curiosidad, más de una vez me había sorprendido con sus conocimientos así que ahora podría ser realmente útil, también estaba claro que me alegraba verla ahí, aunque no lo admitiría.
No habría mucho tiempo para explicaciones pues de pronto un espantoso grito se escuchó como un eco perdido a lo largo de aquel subterráneo lugar -¿Escuchaste eso? Viene de allá- Señalé uno de los tres caminos disponibles por los que se podía continuar el camino, considerando que salir por donde habíamos entrado no era una opción; un nuevo grito más aterrador que el anterior se hizo patente, parecía que estaban devorando vivo a alguien, de ser así podríamos descubrir el misterio en apenas un parpadeo.
Corrí por uno de aquellos túneles siguiendo el sonido de los gritos hasta encontrar en el piso a una criatura cuya figura se escondía bajo las sombras del lugar, al vernos se alejó entrando en un agujero de la pared y dejó en el piso a un hombre, o la mitad de un hombre mayor con larga barba blanca y largo cabellos canos a pesar de la calva en todo el centro de su cabeza, sus piernas habían sido arrancadas y la parte superior se arrastró por unos instantes antes de morir desangrado -No llegamos a tiempo- Dije sin siquiera intentar acercarme, ponerse sentimental y heroico no serviría de nada, no quedaba algo qué hacer para salvarlo que no fuera perder el tiempo, más importante resultaba atrapar a aquella criatura que le había devorado la mitad del cuerpo para luego desaparecer entre los agujeros que detallando bien, estaban repartidos por todo el lugar; si la criatura viajaba a través de ellos había que estar realmente atentos -No te descuides, tengo un mal presentimiento de esos agujeros ¿Por qué siempre me metes en problemas extraños?- Interrumpí mi advertencia para quejarme de la terrible suerte que me perseguía cuando me encontraba con aquella jovencita.
Bio
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
-¿A dónde nos he traído? Si no me hubieses lanzado un puñado de arena a la cara ahora estaríamos tan tranquilos contándonos batallitas disfrutando de la seguridad de ese pequeño refugio...No era gran cosa pero al menos...- Respondió inmediatamente la peliblanca a las falsas acusaciones del pelinegro señalando con el dedo al techo del lugar sin querer recordarle todas las cosas feas que le había dicho a parte de atacarla, incluidos varios sinsentidos como acusarla de haber robado el bastón y hasta el rostro a una supuesta verdadera Níniel, palabras que por más que se las repitiera mentalmente parecían los desvaríos de un pobre hombre afectado por una excesiva exposición al sol de aquel arenal...Claro que si Bio se hubiera expuesto a ese sol los desvaríos serían el menor de sus problemas. -Atacar así a la gente, ni que fueras un nórgedo.- Le recriminó para acabar, queriendo dejar el asunto zanjado ya con ello, pues tenían cosas más importantes de las que preocuparse, como salir de allí por ejemplo, algo que no iba a ser tan sencillo como entrar según parecía.
-Es...- Comenzó a decir entonces centrándose de nuevo en el entorno y aumentando la luz que generaba aunque no la necesitase para saber la respuesta. -Una estructura biocibernética, como la que los bio tienen en Verisar protegiendo el portal.- Dijo sin el menor atisbo de duda, y es que por ciertas circunstancias la peliblanca se había vuelto una especie de "experta" en esa clase de cachivaches, lucecitas, extraños metales y compuestos así como en reconocer la extraña escritura que había en ellos, aunque no entendiese más que un par de palabras y símbolos sueltos.
¿Era aquel lugar otro refugio como el 109? De ser así parecía que a diferencia del hogar del Argentavis y el "supervisor" aquel llevaba mucho tiempo abandonado, décadas y décadas a juzgar por la capa de polvo y arena que se había acumulado sobre lo que en su día debieron ser esas extrañas ventanas en las que podías escribir usando los botones con letras que tenían conectados de algún modo. Al final la predicción de Níniel sobre aquellos refugios había acabado siendo cierta...Si aquel del que logró escapar en el norte era el 109...eso significaba que había al menos 108 más como el. -No me puedo creer que vuelva a pasarme lo mismo...- Murmuró, y es que ante las puertas del 109 también llegó tras caer por un agujero en el suelo.
En ese momento, antes de que la elfa pudiera contarle a su desaliñado compañero nada sobre lo ocurrido en el norte mientras él languidecía en alguna prisión de Dundarak, un espantoso alarido que parecía obra de una persona, un hombre por el tono, llegó hasta ellos reverberando sobre la metálica superficie de los pasillos de aquel lugar. -Lo he oído.- Afirmó mirando alternativamente a los tres caminos que desde allí parecían poder tomar pero sin poder decir a ciencia cierta de cuál de ellos procedía aquel grito, problema que el pelinegro no pareció compartir, al menos no después de que un nuevo grito volviera a escucharse.
-¿Dónde vas? Este sitio puede ser muy peligroso.-Dijo en cuanto vio al vampiro salir corriendo en dirección a unos de los apenas iluminados pasillos del lugar, los cuales a Níniel se le antojaron como las tres negras bocas de un enorme cerbero. -Maldita sea...siempre hace lo mismo.- Protestó corriendo tras él, causando que con cada zancada que daba el suelo de reja metálica del pasillo resonara con fuerza y extendiera el sonido de sus pasos por el resto del lugar, apretando los dientes con cada sonido pero siendo incapaz de evitar producirlo si quería seguir el ritmo del más que rápido vampiro. -Si no sabían que estábamos aquí ahora fijo que sí.- Protestó, aunque no dudó en aplicar el dicho "de perdidos al río" y seguir moviéndose, aunque Bio le llevaba ventaja.
Cuando el vampiro por fin se detuvo y Níniel logró llegar hasta él no había ya nada que pudiera hacer por la vida de aquel anciano humano, cuya descripción, principalmente de su larga barba blanca, coincidía con la de uno de los prospectores desaparecidos, un hombre de nombre Clint veterano de más de un centenar de búsquedas del preciado sílice. Tampoco alcanzó la elfa a ver a la criatura que le había causado tan terribles heridas, pues no solo le había arrancado las piernas si no parte de las tripas también, lo que denotaba unas fauces con una poderosa mordida. -Es uno de los hombres desaparecidos en la ciudad, conocí a su hija, debería haber vuelto a casa hace unos días. ¿Qué ha pasado, has visto qué ha hecho esto?.- Preguntó a su compañero que por su postura si parecía que había alcanzado a ver algo más que la sacerdotisa, aunque por desgracia ni con sus ojos de vampiro había visto más que una sombra agitándose en la penumbra.
-Que sus dioses lo acojan en su seno.- Se permitió entonces decir quedamente mientras iluminaba aquella nueva habitación y observaba varios puntos de sus paredes con cautela, allí donde fuese lo que fuese lo que había atacado a aquel anciano parecía haber sido capaz de atravesar el metal y la dura roca tras él para excavar lo que parecía una red de túneles. -¿Qué clase de criatura es capaz de perforar la piedra y el metal de esta manera?.- Preguntó en voz alta la joven tratando de mantener las distancias con los agujeros que alcanzaba a ver, lo cual no era del todo fácil pues no eran pocos precisamente. Y a continuación, para responder a esa pregunta, se acercó hasta el cuerpo mutilado para revisar más de cerca las heridas.
-No pienso descuidarme tranquilo y deja de mentir, tú eres el imán para los problemas, llevaba ya horas sola en el desierto y ni una triste lagartija se atrevió a molestarme...Apareces tú y...!Pum!- Protestó nuevamente porque le echara las culpas. - Estas marcas...son de algo grande, dientes afilados como cuchillas pero no de unas mandíbulas como las de un mamífero...Más bien como las de una....una sanguijuela. También marcas de desgarros producidas por unas cuchillas grandes y fuertes. Desde luego los informes ni se acercaban a algo así cuando hablaban de los ataques y de una "criatura mágica".- Comentó en voz alta mientras estudiaba las heridas. -Por cierto fue tu "amiga" Abbey quien me mandó aquí, a investigar esos supuestos "extraños ataques" a los exploradores. ¿Cuál es tu excusa para estar aquí? No se me ocurre un lugar peor para un vampiro que Roilkat.- Quiso saber mientras terminaba con el cuerpo, centrando su atención en esos momento a algún tipo de sustancia viscosa que había en torno a algunas heridas, algo que por alguna razón la dejó especialmente pensativa.
De repente detuvo su examen de golpe con los dientes apretados, miró rápidamente de nuevo hacia la pared, a los agujeros en el metal y la roca, y uniendo las piezas cayó en la cuenta de qué era lo que parecía haber construido su hogar en aquel lugar y haber atacado al prospector; puede que incluso al resto de los desaparecidos.
-Oh, porras...No me puedo creer que Abbey estuviera en lo cierto.- Hizo una leve pausa. -Si lo que hay aquí y ha matado a ese hombre es lo mismo que preocupa en Roilkat, eso que llaman "Hogufer" mi gente lo conoce con otro nombre, o lo conocía antaño, cuando esta tierra pertenecía a los brujos. Mis antepasados los llamaban Theseri- ma; fauces trilladoras como lo llamaban los brujos. Creía que estaban extintos.-
-Es...- Comenzó a decir entonces centrándose de nuevo en el entorno y aumentando la luz que generaba aunque no la necesitase para saber la respuesta. -Una estructura biocibernética, como la que los bio tienen en Verisar protegiendo el portal.- Dijo sin el menor atisbo de duda, y es que por ciertas circunstancias la peliblanca se había vuelto una especie de "experta" en esa clase de cachivaches, lucecitas, extraños metales y compuestos así como en reconocer la extraña escritura que había en ellos, aunque no entendiese más que un par de palabras y símbolos sueltos.
¿Era aquel lugar otro refugio como el 109? De ser así parecía que a diferencia del hogar del Argentavis y el "supervisor" aquel llevaba mucho tiempo abandonado, décadas y décadas a juzgar por la capa de polvo y arena que se había acumulado sobre lo que en su día debieron ser esas extrañas ventanas en las que podías escribir usando los botones con letras que tenían conectados de algún modo. Al final la predicción de Níniel sobre aquellos refugios había acabado siendo cierta...Si aquel del que logró escapar en el norte era el 109...eso significaba que había al menos 108 más como el. -No me puedo creer que vuelva a pasarme lo mismo...- Murmuró, y es que ante las puertas del 109 también llegó tras caer por un agujero en el suelo.
En ese momento, antes de que la elfa pudiera contarle a su desaliñado compañero nada sobre lo ocurrido en el norte mientras él languidecía en alguna prisión de Dundarak, un espantoso alarido que parecía obra de una persona, un hombre por el tono, llegó hasta ellos reverberando sobre la metálica superficie de los pasillos de aquel lugar. -Lo he oído.- Afirmó mirando alternativamente a los tres caminos que desde allí parecían poder tomar pero sin poder decir a ciencia cierta de cuál de ellos procedía aquel grito, problema que el pelinegro no pareció compartir, al menos no después de que un nuevo grito volviera a escucharse.
-¿Dónde vas? Este sitio puede ser muy peligroso.-Dijo en cuanto vio al vampiro salir corriendo en dirección a unos de los apenas iluminados pasillos del lugar, los cuales a Níniel se le antojaron como las tres negras bocas de un enorme cerbero. -Maldita sea...siempre hace lo mismo.- Protestó corriendo tras él, causando que con cada zancada que daba el suelo de reja metálica del pasillo resonara con fuerza y extendiera el sonido de sus pasos por el resto del lugar, apretando los dientes con cada sonido pero siendo incapaz de evitar producirlo si quería seguir el ritmo del más que rápido vampiro. -Si no sabían que estábamos aquí ahora fijo que sí.- Protestó, aunque no dudó en aplicar el dicho "de perdidos al río" y seguir moviéndose, aunque Bio le llevaba ventaja.
Cuando el vampiro por fin se detuvo y Níniel logró llegar hasta él no había ya nada que pudiera hacer por la vida de aquel anciano humano, cuya descripción, principalmente de su larga barba blanca, coincidía con la de uno de los prospectores desaparecidos, un hombre de nombre Clint veterano de más de un centenar de búsquedas del preciado sílice. Tampoco alcanzó la elfa a ver a la criatura que le había causado tan terribles heridas, pues no solo le había arrancado las piernas si no parte de las tripas también, lo que denotaba unas fauces con una poderosa mordida. -Es uno de los hombres desaparecidos en la ciudad, conocí a su hija, debería haber vuelto a casa hace unos días. ¿Qué ha pasado, has visto qué ha hecho esto?.- Preguntó a su compañero que por su postura si parecía que había alcanzado a ver algo más que la sacerdotisa, aunque por desgracia ni con sus ojos de vampiro había visto más que una sombra agitándose en la penumbra.
-Que sus dioses lo acojan en su seno.- Se permitió entonces decir quedamente mientras iluminaba aquella nueva habitación y observaba varios puntos de sus paredes con cautela, allí donde fuese lo que fuese lo que había atacado a aquel anciano parecía haber sido capaz de atravesar el metal y la dura roca tras él para excavar lo que parecía una red de túneles. -¿Qué clase de criatura es capaz de perforar la piedra y el metal de esta manera?.- Preguntó en voz alta la joven tratando de mantener las distancias con los agujeros que alcanzaba a ver, lo cual no era del todo fácil pues no eran pocos precisamente. Y a continuación, para responder a esa pregunta, se acercó hasta el cuerpo mutilado para revisar más de cerca las heridas.
-No pienso descuidarme tranquilo y deja de mentir, tú eres el imán para los problemas, llevaba ya horas sola en el desierto y ni una triste lagartija se atrevió a molestarme...Apareces tú y...!Pum!- Protestó nuevamente porque le echara las culpas. - Estas marcas...son de algo grande, dientes afilados como cuchillas pero no de unas mandíbulas como las de un mamífero...Más bien como las de una....una sanguijuela. También marcas de desgarros producidas por unas cuchillas grandes y fuertes. Desde luego los informes ni se acercaban a algo así cuando hablaban de los ataques y de una "criatura mágica".- Comentó en voz alta mientras estudiaba las heridas. -Por cierto fue tu "amiga" Abbey quien me mandó aquí, a investigar esos supuestos "extraños ataques" a los exploradores. ¿Cuál es tu excusa para estar aquí? No se me ocurre un lugar peor para un vampiro que Roilkat.- Quiso saber mientras terminaba con el cuerpo, centrando su atención en esos momento a algún tipo de sustancia viscosa que había en torno a algunas heridas, algo que por alguna razón la dejó especialmente pensativa.
De repente detuvo su examen de golpe con los dientes apretados, miró rápidamente de nuevo hacia la pared, a los agujeros en el metal y la roca, y uniendo las piezas cayó en la cuenta de qué era lo que parecía haber construido su hogar en aquel lugar y haber atacado al prospector; puede que incluso al resto de los desaparecidos.
-Oh, porras...No me puedo creer que Abbey estuviera en lo cierto.- Hizo una leve pausa. -Si lo que hay aquí y ha matado a ese hombre es lo mismo que preocupa en Roilkat, eso que llaman "Hogufer" mi gente lo conoce con otro nombre, o lo conocía antaño, cuando esta tierra pertenecía a los brujos. Mis antepasados los llamaban Theseri- ma; fauces trilladoras como lo llamaban los brujos. Creía que estaban extintos.-
- Fauces trilladoras:
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Última edición por Níniel Thenidiel el Jue Mar 23, 2017 6:13 pm, editado 1 vez
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
Echarle la culpa a la elfa no había hecho más que desencadenar una larga cadena de reproches en los que de hecho tenía algo de razón, aunque yo no lo admitiría y seguiría manteniendo mi posición de víctima -Era un lugar muy pequeño de todos modos, igual no me gustaba- Intenté aligerar el problema aunque poco había podido lograr; una vez que terminó de sermonearme respondió acerca del lugar en el que habíamos ido a parar, un razonamiento bastante lógico de hecho -Te equivocas, más bien parece una estructura biocibernética, como la que los bio tienen en Verisar protegiendo el portal- Añadí solo para molestar, aunque a la vez tenía la intención de continuar analizando sus reacciones para asegurarme de que ella era la verdadera ella y no una antiella como la del espejo, porque nunca está de más la precaución.
Al escuchar los ruidos corrí directamente hacia el origen del mismo -Yo soy más peligroso- Alcancé a decir en medio de la carrera, un chiste que de hecho tenía su parte real después de todas las víctimas en el pueblo de las arañas, no pensaba que pudiéramos encontrar algo más feo y peligroso que aquella cosa enorme que aún me ponía la piel de gallina al recordarla; aunque la escena que encontramos con el hombre... O la mitad del hombre tirado en el piso era bastante perturbadora, y esa cosa que se había escabullido por la pared resultaba mucho más inquietante.
Me acerqué y me agaché junto al hombre mientras escuchaba decir a la elfa que lo conocía, si ese había sido el paradero de todos los otros desaparecidos la tendríamos bastante mal, salvar personas no era algo que hubiera hecho bien últimamente, incluso de un tiempo para acá y con bastante frecuencia, era yo el que necesitaba ser salvado -No pude ver bien lo que era, pero cabía por ahí- Señalé a la pared donde en alguno de los agujeros se había escabullido la criatura -No creo que tenga muchas ganas de averiguar qué cosa es esa, he tenido suficiente de bichos raros por un buen tiempo- Miré a todos lados en busca de un pasaje que me llevara a la superficie, volver atrás no parecía una buena opción aunque ir adelante tampoco, habíamos tomado el primero de tres caminos posibles, si no era ese ya volveríamos a probar con el segundo, me asustaría si ninguno de los tres camino nos llevaba a una salida.
Escuché con atención el análisis de mi compañera que describía aquella cosa de maneras cada vez más espaluznantes -Ah, claro, hablando de criaturas espeluznantes, no podía faltar Abbey, la que pensaba que el mundo sería mejor sin mí- Agregué como un chiste que no me causó nada de risa -Pues, yo vengo en busca de alguien, aunque me temo que solo llevaré de regreso lo que haya quedado de él- No tenía ya muchas esperanzas de encontrarlo y de todos modos no me caía muy bien, ahora habría una vacante más entre los informantes.
Las conclusiones de mi compañera de clan me dejaron desconcertado -¿Cómo que tenía razón? ¿También crees que el mundo sería mejor sin mí?- La miré inquisitivamente hasta que caí en cuenta que se refería a otra cosa, la espantosa criatura desconocida ahora resultaba ser una espantosa criatura conocida -Si no lo estaban, es momento de extinguirlos- Añadí -Solo dime cómo matarlo, hay que estar preparados- Recientemente había adoptado una nueva política de supervivencia: Si es grande y no puedo matarlo mejor corro -Mejor sigamos adelante, tal vez este túnel nos lleve a una salida- Añadí mientras me adelantaba caminando despacio para asegurarme de que ella no se quedara atrás, necesitaba su luz para avanzar.
El túnel se extendía por un largo rato, había que bajar una especie de escalones y atravesar una sección inundada donde el agua nos llegaba casi al cuello -Creo que esto es una mala idea- Añadí mientras metía mi pierna al agua y luego la otra, le indiqué con la mano que esperara para asegurarme que era seguro -El piso parece de piedras redondas y quebradizas- Mencioné como curiosidad y justo cuando el agua comenzaba a alejarse de mis pies grité y me sumergí solo para asustarla, aunque el susto sería para mí mismo cuando mi pie se enganchó con algo que me impedía volver arriba; estiré la mano como pude para chapotear agua pero afortunadamente conseguí salir del agua y volver a la orilla arrastrando una cadavérica mano pegada a mi pantalón.
Ahora que había vuelto comencé a asociar las cosas, si me había enganchado en la mano de un cadáver, tal vez las piedras redondas que pisaba eran cráneos, aunque no podría asegurarlo hasta bajar a tomar alguno, cosa que de hecho no me parecía la mejor idea del mundo -¿Qué tan fuertes son tus brazos?- Le pregunté mientras le señalaba una especie de cuerda metálica en el techo que podría servirnos como pasamanos para colgarnos y pasar hasta el otro lado sin riesgos -Iré primero para asegurarme que no se caiga- Le dije mientras daba un pequeño salto para alcanzar la cuerda metálica del techo y comenzaba el avance sobre el agua llena de quién sabe qué cosas raras -Es seguro- Le dije al llegar al otro lado y ahora que lo pensaba, si usaba su bastón como gancho podría simplemente deslizarse hasta el lado contrario -Necesito uno de esos- Murmuré para mí mismo mientras relajaba mis brazos luego del esfuerzo.
Al escuchar los ruidos corrí directamente hacia el origen del mismo -Yo soy más peligroso- Alcancé a decir en medio de la carrera, un chiste que de hecho tenía su parte real después de todas las víctimas en el pueblo de las arañas, no pensaba que pudiéramos encontrar algo más feo y peligroso que aquella cosa enorme que aún me ponía la piel de gallina al recordarla; aunque la escena que encontramos con el hombre... O la mitad del hombre tirado en el piso era bastante perturbadora, y esa cosa que se había escabullido por la pared resultaba mucho más inquietante.
Me acerqué y me agaché junto al hombre mientras escuchaba decir a la elfa que lo conocía, si ese había sido el paradero de todos los otros desaparecidos la tendríamos bastante mal, salvar personas no era algo que hubiera hecho bien últimamente, incluso de un tiempo para acá y con bastante frecuencia, era yo el que necesitaba ser salvado -No pude ver bien lo que era, pero cabía por ahí- Señalé a la pared donde en alguno de los agujeros se había escabullido la criatura -No creo que tenga muchas ganas de averiguar qué cosa es esa, he tenido suficiente de bichos raros por un buen tiempo- Miré a todos lados en busca de un pasaje que me llevara a la superficie, volver atrás no parecía una buena opción aunque ir adelante tampoco, habíamos tomado el primero de tres caminos posibles, si no era ese ya volveríamos a probar con el segundo, me asustaría si ninguno de los tres camino nos llevaba a una salida.
Escuché con atención el análisis de mi compañera que describía aquella cosa de maneras cada vez más espaluznantes -Ah, claro, hablando de criaturas espeluznantes, no podía faltar Abbey, la que pensaba que el mundo sería mejor sin mí- Agregué como un chiste que no me causó nada de risa -Pues, yo vengo en busca de alguien, aunque me temo que solo llevaré de regreso lo que haya quedado de él- No tenía ya muchas esperanzas de encontrarlo y de todos modos no me caía muy bien, ahora habría una vacante más entre los informantes.
Las conclusiones de mi compañera de clan me dejaron desconcertado -¿Cómo que tenía razón? ¿También crees que el mundo sería mejor sin mí?- La miré inquisitivamente hasta que caí en cuenta que se refería a otra cosa, la espantosa criatura desconocida ahora resultaba ser una espantosa criatura conocida -Si no lo estaban, es momento de extinguirlos- Añadí -Solo dime cómo matarlo, hay que estar preparados- Recientemente había adoptado una nueva política de supervivencia: Si es grande y no puedo matarlo mejor corro -Mejor sigamos adelante, tal vez este túnel nos lleve a una salida- Añadí mientras me adelantaba caminando despacio para asegurarme de que ella no se quedara atrás, necesitaba su luz para avanzar.
El túnel se extendía por un largo rato, había que bajar una especie de escalones y atravesar una sección inundada donde el agua nos llegaba casi al cuello -Creo que esto es una mala idea- Añadí mientras metía mi pierna al agua y luego la otra, le indiqué con la mano que esperara para asegurarme que era seguro -El piso parece de piedras redondas y quebradizas- Mencioné como curiosidad y justo cuando el agua comenzaba a alejarse de mis pies grité y me sumergí solo para asustarla, aunque el susto sería para mí mismo cuando mi pie se enganchó con algo que me impedía volver arriba; estiré la mano como pude para chapotear agua pero afortunadamente conseguí salir del agua y volver a la orilla arrastrando una cadavérica mano pegada a mi pantalón.
Ahora que había vuelto comencé a asociar las cosas, si me había enganchado en la mano de un cadáver, tal vez las piedras redondas que pisaba eran cráneos, aunque no podría asegurarlo hasta bajar a tomar alguno, cosa que de hecho no me parecía la mejor idea del mundo -¿Qué tan fuertes son tus brazos?- Le pregunté mientras le señalaba una especie de cuerda metálica en el techo que podría servirnos como pasamanos para colgarnos y pasar hasta el otro lado sin riesgos -Iré primero para asegurarme que no se caiga- Le dije mientras daba un pequeño salto para alcanzar la cuerda metálica del techo y comenzaba el avance sobre el agua llena de quién sabe qué cosas raras -Es seguro- Le dije al llegar al otro lado y ahora que lo pensaba, si usaba su bastón como gancho podría simplemente deslizarse hasta el lado contrario -Necesito uno de esos- Murmuré para mí mismo mientras relajaba mis brazos luego del esfuerzo.
Bio
Aerandiano de honor
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
Bio siempre había sido un tipo de persona optimista, dispuesta a tomar más riesgos de los que una persona "común" se atrevería a correr apostando por una posibilidad improbable como poco, al menos en cuanto a ayudar a la gente se refería. Era algo innato en él que a Níniel siempre la hacía fruncir el ceño y le daba el papel de la voz de la cautela y la razón, resultando en muchos casos que a pesar de su juventud tuviera que ser quien se comportara como una especie de madre gruñona al preocuparse porque el pelinegro y quienes lo acompañaran no acabaran como la mayoría de "héroes" fuera de los libros y las leyendas; en una prematura tumba si es que tenían la suerte de que alguien pudiera recuperar sus cuerpos.
Aún así, en cierto modo aquel rasgo era algo que la elfa le gustaba de él. Seguirlo hacia el peligro era un modo de cumplir sus propios anhelos de ayudar a los demás sin parecer una loca sin aprecio por su vida. Quizá por ello verlo siendo tan realista al hablar de aquella persona que había ido a buscar allí y sobre aquella criatura le resultó tan chocante, aunque no comentó nada al respecto y se limitó a asentir, pues sus palabras no hacían si no ceñirse a la realidad más probable. Si esa persona había ido hasta allí y había desaparecido...Incluso sin un fauces trilladoras por allí lo más probable es que hubiese muerto a manos de cualquier otro de los innumerables peligros de la zona. En el arenal solo sobrevivían los más fuertes y los mejor adaptados, y eso se aplicaba a la flora, la fauna y a todos sus habitantes.
-¿Matarlo?- No pudo evitar preguntar contrariada antes de caer en la cuenta de que no es que hubiese vuelto a ser el Bio de siempre tras un breve lapsus sino que debía de referirse a poder ocuparse de él si aquella cosa iba a por ellos, lo cual si estaban en su nido era algo más que probable. -Pues...según leí los brujos usaban magia de explosión con ellos, los elfos por el contrario preferían conducirlos a trampas aprovechándose de su voraz apetito, algo que los textos mencionan con especial ahínco.- Respondió tratando de no olvidarse de comunicar alguna información importante que pudiera ayudarles -Eran, bueno, son, solitarios, de entre cinco y nueve metros de largo, principalmente subterráneos y sensibles a las vibraciones, así los llevaban a trampas o los volvían locos con las explosiones hasta acabar con ellos.- Terminó de explicar quedando unos instantes en silencio para asegurarse de que aquello era todo lo útil que sabía de aquellos seres de antaño que no estaban tan desaparecidos como se creía.
Unos pocos debían de haber seguido viviendo en lo más profundo del desierto e iniciado gracias a los delirios de los supervivientes de sus ataques toda aquella historia del "Hogufer", describiendolos de formas tan diferentes que nadie parecía haberle dado mucha importancia, como si no fueran más que cuentos, o haberse percatado de lo que realmente acechaba bajo la arena ni con el paso de los siglos...Algo que solía pasar con los orejas redondas y su manía de distorsionar siempre la verdad para darse importancia, como hacían casi siempre con el confuso nombre de sus posadas. En cuanto al por qué del aumento de los avistamientos y ataques...Quizá los recientes acontecimientos relacionados con los nórgedos tuvieran algo que ver. Los tiempos encajaban y Níniel no creía que fuera una coincidencia.
-Te sigo. Desde luego no tengo ninguna intención de esperar aquí a que esa cosa vuelva a por el postre.- Fueron sus palabras levantándose del suelo tras su examen del cadáver y dedicando un último y corto rezo por el alma de aquel pobre desdichado, caminando acto seguido tras el pelinegro atenta a cualquier ruido que no fuera producido por ellos dos así como a las paredes, suelos y techos del lugar por si veía uno de esos agujeros por los que pudiese aparecer aquel superdepredador del desierto.
Como era de esperar, aquel lugar no era pequeño precisamente. No tenía el tamaño del refugio 109 ni su disposición, lo que llevaba a la peliblanca a suponer que las funciones de uno y otro eran también diferentes, pero aún así el pasillo que decidieron seguir era lo suficientemente largo como para no ser capaces de ver su final por mucho que ella iluminara.
Cada cierto número de pasos en una de las paredes podían ver una pequeña fuente de luz rojiza bajo la que siempre se repetía el mismo grabado: Una representación de un hombre corriendo hacia un rectángulo que parecía querer representar una puerta con una flecha señalando hacia el final del pasillo, con las palabras "Emergency exit" escritas bajo el dibujo, que por lo que Níniel había podido comprender con la experiencia indicaba una manera de salir de allí...Si es que podían seguir por aquel camino, algo que bien podría complicarse si había habido algún derrumbe, si las sólidas puertas de los humanos de la tierra estaban bloqueadas o, si como acabaron por encontrarse, partes del pasillo se encontraban inundadas.
-Parece que solo son unos metros...- Comentó la peliblanca iluminando con un orbe de luz la superficie calma del agua así como el otro extremo de aquel tramo tras el cual las luces rojas con sus correspondientes y esperanzadores letreros continuaban, indicando que efectivamente si querían salir de allí aquel era el camino. -A mi tampoco me gusta, quizá esta inundación la causase esa cosa haciendo sus túneles, el agua está tan sucia que no veo nada.- Añadió mientras veía como el pelinegro se adentraba con cuidado tomando el riesgo de ir primero, preparada para bendecirlo con una armadura mágica ante cualquier señal de problemas. -Despacio, con cuidado.- Instó a su compañero para que no agitara en demasía el agua por si acaso.
-¿Piedras redondas y quebradizas?- Aquello no tenía mucho sentido. ¿Cómo habían llegado hasta allí cantos rodados si no había corriente de agua?. Estaría pisando algún chisme de los humanos de la tierra, aunque mencionar algo así la llevó a pensar en huevos. ¿Acaso esas cosas ponían huevos?
-Será mejor que crucemos rápido.- Instó entonces la elfa acercándose al agua y dispuesta a dejar aquella zona atrás cuanto antes. Pero en ese momento algo se tragó a Bio y Níniel no pudo si no retroceder asustada sin poder contener un chillido por el susto y el miedo. -!¿Bio?! Maldita sea.- Espetó con el bastón en posición defensiva y mirando como el agua se agitaba, aunque demasiado poco como para supuestamente ser el lugar del ataque de un bicho de media docena de metros a un vampiro.
¿Qué podía hacer? Entrar en el agua no parecía la mejor de las ideas y tampoco podía ayudar a Bio con su magia si no podía verlo. - Mierda, mierda.- Era cuanto podía decir mientras comenzaba a golpear la superficie con su bastón tratando de llamar la atención de aquella cosa sin éxito y luego dirigiendo su larga arma hacia la mano que pudo ver para que se aferrara a el y así tratar de sacarlo de allí. Algo que terminó por no hacer falta pues se las arregló para hacerlo por sí mismo. No había nada atacándole, sencillamente se había puesto a hacer el tonto y había acabado enganchándose con algo el muy idiota.
-Serás...¿Te crees que es momento para andarse con juegos? ¿Cómo creés que llegó allí abajo esto?- Preguntó claramente enfadada tomando aquella mano esquelética y agitándola como si no fuera de verdad antes de volver a arrojarla al agua. - Me dan ganas de abofetearte con ella...pero estoy bastante segura de ser capaz de hacerte más daño si uso una de las mías.- Le amenazó, aunque no llegó a cumplir tales amenazas por muy poco. -Casi me da un ataque...Y pensar que he estado dispuesta a jugarme la vida y lanzarme a ayudarte...Casi te mereces quedarte ahí abajo con tus "piedras quebradizas".- Terminó de decir tomando aire y soltándolo en un largo suspiro sin darse cuenta de que durante su monumental cabreo esa aura diferente que emanaba de ella se había vuelto más intensa que antes.
-La fuerza no es lo mío, pero puedo hacerlo.- Respondió o más bien le bufó mirando hacia aquel cable que el vampiro señalaba aún visiblemente molesta por lo ocurrido. Parecía que tras su broma fallida al menos había quedado claro que pasar por aquel agua no estaba exento de riesgos por lo que había pensado en un plan alternativo que les librase de pasar por ella. -Intenta no tirarte de nuevo al agua para hacer la gracia esta vez ¿Quieres?.- Le pidió aún molesta mientras le veía avanzar a pulso hacia el otro lado sin mayores problemas aquella vez. Siguiéndolo de inmediato usando más maña que fuerza hasta el otro lado usando su bastón a modo de tirolina.
Aquel ingenio no obstante tenía un fallo, y es que si bien cumplía excelentemente la función de deslizamiento una vez dotado del suficiente empuje, carecía de una manera óptima para poder frenar a placer, dando como resultado que la elfa llegara hasta el otro lado del agua a demasiada velocidad, yendo a estrellarse contra el pelinegro con bastante fuerza sin poder evitarlo, quedando dolorida sobre él y dejando su bastón colgando del cable.
-Auch...que golpe..- Se quejó apoyando sus manos sobre el pecho del vampiro para separarse un poco de él y luego colocándolas sobre el suelo, una a cada lado de su cabeza, mientras aún se mantenía sobre él. Sin duda le estaría dando unas vistas excelentes de no ser por el hecho de llevar ropas para el desierto en vez de una de sus habituales túnicas, aunque aún así la posición no era la más inocente del mundo, y no tardó en darse cuenta de ello.
Enseguida Níniel trató de moverse y hacerse a un lado sonrojada, pero estaba a punto de hacerlo cuando a través de las palmas de sus manos notó como el suelo de reja metálica vibraba bajo ellas. Era muy poco, apenas imperceptible, pero con la palma de sus manos lo notaba claramente. -Espera, ¿has notado eso?.- Le preguntó entonces en un susurro al pelinegro sin moverse. -Noto algo...- Añadió críptica acercándose más a él por unos instantes casi hasta quedar totalmente apoyada sobre él unos segundos en los que no dijo nada más.
-Se acerca...Hemos hecho demasiado ruido.- Espetó entonces levantándose de golpe y girándose para recoger su bastón del cable justo en el momento en el que la superficie del agua que acaban de dejar atrás comenzaba a agitarse formando ondas cada vez más intensas a la vez que unas burbujas comenzaban a aparecer.
Aún así, en cierto modo aquel rasgo era algo que la elfa le gustaba de él. Seguirlo hacia el peligro era un modo de cumplir sus propios anhelos de ayudar a los demás sin parecer una loca sin aprecio por su vida. Quizá por ello verlo siendo tan realista al hablar de aquella persona que había ido a buscar allí y sobre aquella criatura le resultó tan chocante, aunque no comentó nada al respecto y se limitó a asentir, pues sus palabras no hacían si no ceñirse a la realidad más probable. Si esa persona había ido hasta allí y había desaparecido...Incluso sin un fauces trilladoras por allí lo más probable es que hubiese muerto a manos de cualquier otro de los innumerables peligros de la zona. En el arenal solo sobrevivían los más fuertes y los mejor adaptados, y eso se aplicaba a la flora, la fauna y a todos sus habitantes.
-¿Matarlo?- No pudo evitar preguntar contrariada antes de caer en la cuenta de que no es que hubiese vuelto a ser el Bio de siempre tras un breve lapsus sino que debía de referirse a poder ocuparse de él si aquella cosa iba a por ellos, lo cual si estaban en su nido era algo más que probable. -Pues...según leí los brujos usaban magia de explosión con ellos, los elfos por el contrario preferían conducirlos a trampas aprovechándose de su voraz apetito, algo que los textos mencionan con especial ahínco.- Respondió tratando de no olvidarse de comunicar alguna información importante que pudiera ayudarles -Eran, bueno, son, solitarios, de entre cinco y nueve metros de largo, principalmente subterráneos y sensibles a las vibraciones, así los llevaban a trampas o los volvían locos con las explosiones hasta acabar con ellos.- Terminó de explicar quedando unos instantes en silencio para asegurarse de que aquello era todo lo útil que sabía de aquellos seres de antaño que no estaban tan desaparecidos como se creía.
Unos pocos debían de haber seguido viviendo en lo más profundo del desierto e iniciado gracias a los delirios de los supervivientes de sus ataques toda aquella historia del "Hogufer", describiendolos de formas tan diferentes que nadie parecía haberle dado mucha importancia, como si no fueran más que cuentos, o haberse percatado de lo que realmente acechaba bajo la arena ni con el paso de los siglos...Algo que solía pasar con los orejas redondas y su manía de distorsionar siempre la verdad para darse importancia, como hacían casi siempre con el confuso nombre de sus posadas. En cuanto al por qué del aumento de los avistamientos y ataques...Quizá los recientes acontecimientos relacionados con los nórgedos tuvieran algo que ver. Los tiempos encajaban y Níniel no creía que fuera una coincidencia.
-Te sigo. Desde luego no tengo ninguna intención de esperar aquí a que esa cosa vuelva a por el postre.- Fueron sus palabras levantándose del suelo tras su examen del cadáver y dedicando un último y corto rezo por el alma de aquel pobre desdichado, caminando acto seguido tras el pelinegro atenta a cualquier ruido que no fuera producido por ellos dos así como a las paredes, suelos y techos del lugar por si veía uno de esos agujeros por los que pudiese aparecer aquel superdepredador del desierto.
Como era de esperar, aquel lugar no era pequeño precisamente. No tenía el tamaño del refugio 109 ni su disposición, lo que llevaba a la peliblanca a suponer que las funciones de uno y otro eran también diferentes, pero aún así el pasillo que decidieron seguir era lo suficientemente largo como para no ser capaces de ver su final por mucho que ella iluminara.
Cada cierto número de pasos en una de las paredes podían ver una pequeña fuente de luz rojiza bajo la que siempre se repetía el mismo grabado: Una representación de un hombre corriendo hacia un rectángulo que parecía querer representar una puerta con una flecha señalando hacia el final del pasillo, con las palabras "Emergency exit" escritas bajo el dibujo, que por lo que Níniel había podido comprender con la experiencia indicaba una manera de salir de allí...Si es que podían seguir por aquel camino, algo que bien podría complicarse si había habido algún derrumbe, si las sólidas puertas de los humanos de la tierra estaban bloqueadas o, si como acabaron por encontrarse, partes del pasillo se encontraban inundadas.
-Parece que solo son unos metros...- Comentó la peliblanca iluminando con un orbe de luz la superficie calma del agua así como el otro extremo de aquel tramo tras el cual las luces rojas con sus correspondientes y esperanzadores letreros continuaban, indicando que efectivamente si querían salir de allí aquel era el camino. -A mi tampoco me gusta, quizá esta inundación la causase esa cosa haciendo sus túneles, el agua está tan sucia que no veo nada.- Añadió mientras veía como el pelinegro se adentraba con cuidado tomando el riesgo de ir primero, preparada para bendecirlo con una armadura mágica ante cualquier señal de problemas. -Despacio, con cuidado.- Instó a su compañero para que no agitara en demasía el agua por si acaso.
-¿Piedras redondas y quebradizas?- Aquello no tenía mucho sentido. ¿Cómo habían llegado hasta allí cantos rodados si no había corriente de agua?. Estaría pisando algún chisme de los humanos de la tierra, aunque mencionar algo así la llevó a pensar en huevos. ¿Acaso esas cosas ponían huevos?
-Será mejor que crucemos rápido.- Instó entonces la elfa acercándose al agua y dispuesta a dejar aquella zona atrás cuanto antes. Pero en ese momento algo se tragó a Bio y Níniel no pudo si no retroceder asustada sin poder contener un chillido por el susto y el miedo. -!¿Bio?! Maldita sea.- Espetó con el bastón en posición defensiva y mirando como el agua se agitaba, aunque demasiado poco como para supuestamente ser el lugar del ataque de un bicho de media docena de metros a un vampiro.
¿Qué podía hacer? Entrar en el agua no parecía la mejor de las ideas y tampoco podía ayudar a Bio con su magia si no podía verlo. - Mierda, mierda.- Era cuanto podía decir mientras comenzaba a golpear la superficie con su bastón tratando de llamar la atención de aquella cosa sin éxito y luego dirigiendo su larga arma hacia la mano que pudo ver para que se aferrara a el y así tratar de sacarlo de allí. Algo que terminó por no hacer falta pues se las arregló para hacerlo por sí mismo. No había nada atacándole, sencillamente se había puesto a hacer el tonto y había acabado enganchándose con algo el muy idiota.
-Serás...¿Te crees que es momento para andarse con juegos? ¿Cómo creés que llegó allí abajo esto?- Preguntó claramente enfadada tomando aquella mano esquelética y agitándola como si no fuera de verdad antes de volver a arrojarla al agua. - Me dan ganas de abofetearte con ella...pero estoy bastante segura de ser capaz de hacerte más daño si uso una de las mías.- Le amenazó, aunque no llegó a cumplir tales amenazas por muy poco. -Casi me da un ataque...Y pensar que he estado dispuesta a jugarme la vida y lanzarme a ayudarte...Casi te mereces quedarte ahí abajo con tus "piedras quebradizas".- Terminó de decir tomando aire y soltándolo en un largo suspiro sin darse cuenta de que durante su monumental cabreo esa aura diferente que emanaba de ella se había vuelto más intensa que antes.
-La fuerza no es lo mío, pero puedo hacerlo.- Respondió o más bien le bufó mirando hacia aquel cable que el vampiro señalaba aún visiblemente molesta por lo ocurrido. Parecía que tras su broma fallida al menos había quedado claro que pasar por aquel agua no estaba exento de riesgos por lo que había pensado en un plan alternativo que les librase de pasar por ella. -Intenta no tirarte de nuevo al agua para hacer la gracia esta vez ¿Quieres?.- Le pidió aún molesta mientras le veía avanzar a pulso hacia el otro lado sin mayores problemas aquella vez. Siguiéndolo de inmediato usando más maña que fuerza hasta el otro lado usando su bastón a modo de tirolina.
Aquel ingenio no obstante tenía un fallo, y es que si bien cumplía excelentemente la función de deslizamiento una vez dotado del suficiente empuje, carecía de una manera óptima para poder frenar a placer, dando como resultado que la elfa llegara hasta el otro lado del agua a demasiada velocidad, yendo a estrellarse contra el pelinegro con bastante fuerza sin poder evitarlo, quedando dolorida sobre él y dejando su bastón colgando del cable.
-Auch...que golpe..- Se quejó apoyando sus manos sobre el pecho del vampiro para separarse un poco de él y luego colocándolas sobre el suelo, una a cada lado de su cabeza, mientras aún se mantenía sobre él. Sin duda le estaría dando unas vistas excelentes de no ser por el hecho de llevar ropas para el desierto en vez de una de sus habituales túnicas, aunque aún así la posición no era la más inocente del mundo, y no tardó en darse cuenta de ello.
Enseguida Níniel trató de moverse y hacerse a un lado sonrojada, pero estaba a punto de hacerlo cuando a través de las palmas de sus manos notó como el suelo de reja metálica vibraba bajo ellas. Era muy poco, apenas imperceptible, pero con la palma de sus manos lo notaba claramente. -Espera, ¿has notado eso?.- Le preguntó entonces en un susurro al pelinegro sin moverse. -Noto algo...- Añadió críptica acercándose más a él por unos instantes casi hasta quedar totalmente apoyada sobre él unos segundos en los que no dijo nada más.
-Se acerca...Hemos hecho demasiado ruido.- Espetó entonces levantándose de golpe y girándose para recoger su bastón del cable justo en el momento en el que la superficie del agua que acaban de dejar atrás comenzaba a agitarse formando ondas cada vez más intensas a la vez que unas burbujas comenzaban a aparecer.
Níniel Thenidiel
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
Estuve atento unos instantes a la explicación de la elfa -Oh, explosiones, tenía que ser fuego- Me quejé de manera infantil pues el fuego no era algo que despertara mi fascinación -Me gusta más la estrategia de los elfos, usaremos su voraz apetito para... Espera ¿Qué?- La expresión “Voraz apetito” me daba muy mala espina, significaba que necesariamente alguien tendría que hacer de cebo para atraerlo y ese alguien no quería ser yo, pero tampoco dejaría que fuera ella, así que definitivamente necesitábamos encontrar algún sobreviviente.
Quedé impresionado al escuchar el tamaño que podían llegar a tener, sin embargo el resto de la explicación me dio una idea -Vibraciones, creo que puedo hacer algo con eso- Pensé de inmediato en alguna manera de usar la magia de voz para enviar vibraciones que serían fácilmente transportadas a través de los diversos túneles, al menos en teoría no parecía ser tan complicado, aunque tendría que esforzarme un poco para lograrlo pues no lo había llegado siquiera a pensar antes de esa noche.
El numerito en el agua tratando de asustar a la sacerdotisa me había terminado asustando más a mí que a ella, pero no lo pensaba admitir de ninguna manera -Ya, ya, cálmate, respira... respira- Intenté calmarla en su eufórico sermón hasta que por fin decidí cruzar para dejarla atrás haciendo uso del cable que se dibujaba como una mejor opción, no pensaba volver a meterme en esas aguas llenas de quien sabe qué cosas raras -Sí, mamá, me portaré bien- Respondí con sarcasmo a sus constantes preocupaciones hasta que pude llegar al otro lado.
La elfa se dispuso hábilmente a treparse sobre el cable, cosa que sin duda ofrecería un espectáculo digno de admirar, si no fuera por aquel extraño ruido que llamó mi atención en el agua, parecía haber burbujas saliendo -Creo que hay...- Me había distraído mirando al agua y cuando volví la vista al frente ya tenía un amasijo de carne y ropas cayéndome encima y haciendo que ambos fuéramos a dar al piso; quedamos en una posición bastante comprometedora en la que mi mente y mi instinto me rogaban hacer un chiste para molestarla -Hablando de cosas grandes- Mencioné debajo de ella -No me había fijado en el tamaño- Insinué en relación a sus senos aunque de inmediato cambié el tema para confundirla -Me refiero a los agujeros en las paredes, se ven cada vez más grandes- Mentí para salir del apuro.
De pronto en lugar de apartarse siguió ahí, lo que me evitaba el placer de ver su rostro sonrojado -Claro que las noto, digo, lo noto, lo noto- Respondí sin saber de qué hablaba hasta el su calma me permitió sentir la vibración en el piso -Hemos no, haz hecho demasiado ruido- Acoté para dejarlo claro al tiempo que me levantaba tras ella para notar de nuevo las burbujas en el agua pero ahora acompañadas por ondas y un poco de algo que no pensaba averiguar qué era -En momentos como éste mi sabio abuelo siempre decía: ¡¡Corre!!- Grité agitado tirándola del brazo para que corriera junto a mí a través del resto del túnel que de alguna manera nos terminó llevando de nuevo al inicio -Oh, rayos, te dije que ese no era el camino- Señalé el lugar por el que habíamos entrado para indicarle que habíamos vuelto al inicio; el camino que habíamos tomado nos había hecho volver por el lado opuesto, así que solo nos quedaba una ruta por el camino del centro.
Sin embargo se podía notar algo diferente, el piso parecía más empolvado y no había rastro de nuestras huellas anteriores, además había tenido la impresión de que estábamos descendiendo, así que podríamos estar en una especie de piso inferior con la misma apariencia, en el camino del centro se escuchaba agua cayendo constantemente, y donde había agua seguramente había un camino a una salida -Esta vez tomaremos el del centro- Le dije mientras me acercaba al túnel cuyos agujeros estaban en la parte superior -No hagas ruido esta vez- Le sugerí a mi compañera que como mujer debía tener la mala costumbre de gritar por todo -¡Ah, Quítamelo!- Grité al sentir que una cosa babosa cayó sobre mi cabeza -¡¡Es enorme!!- Dije agitado tomando con una mano el pequeño gusano que no pasaba de unos 15 cm y lanzándolo al piso para aplastarlo con el pie una y otra vez -¡¡Muere de una vez!!- Le grité a la criatura mientras la hacía puré bajo mis pies.
Justo al terminar las paredes comenzaron a vibrar con más fuerza -Te dije que no hicieras tanto ruido- Recriminé a la elfa al tiempo que avanzaba decidido por aquel nuevo camino, no pensaba quedarme a averiguar qué era lo que estremecía los muros pero seguir avanzando podría significar quedar atrapados cuando se terminara el camino -Al menos ya sabemos cómo atraer a esa cosa- Dije con cierta resignación tratando de encontrarle utilidad al desastre que habían causado los gritos, se nos estaban terminando las opciones...
Quedé impresionado al escuchar el tamaño que podían llegar a tener, sin embargo el resto de la explicación me dio una idea -Vibraciones, creo que puedo hacer algo con eso- Pensé de inmediato en alguna manera de usar la magia de voz para enviar vibraciones que serían fácilmente transportadas a través de los diversos túneles, al menos en teoría no parecía ser tan complicado, aunque tendría que esforzarme un poco para lograrlo pues no lo había llegado siquiera a pensar antes de esa noche.
El numerito en el agua tratando de asustar a la sacerdotisa me había terminado asustando más a mí que a ella, pero no lo pensaba admitir de ninguna manera -Ya, ya, cálmate, respira... respira- Intenté calmarla en su eufórico sermón hasta que por fin decidí cruzar para dejarla atrás haciendo uso del cable que se dibujaba como una mejor opción, no pensaba volver a meterme en esas aguas llenas de quien sabe qué cosas raras -Sí, mamá, me portaré bien- Respondí con sarcasmo a sus constantes preocupaciones hasta que pude llegar al otro lado.
La elfa se dispuso hábilmente a treparse sobre el cable, cosa que sin duda ofrecería un espectáculo digno de admirar, si no fuera por aquel extraño ruido que llamó mi atención en el agua, parecía haber burbujas saliendo -Creo que hay...- Me había distraído mirando al agua y cuando volví la vista al frente ya tenía un amasijo de carne y ropas cayéndome encima y haciendo que ambos fuéramos a dar al piso; quedamos en una posición bastante comprometedora en la que mi mente y mi instinto me rogaban hacer un chiste para molestarla -Hablando de cosas grandes- Mencioné debajo de ella -No me había fijado en el tamaño- Insinué en relación a sus senos aunque de inmediato cambié el tema para confundirla -Me refiero a los agujeros en las paredes, se ven cada vez más grandes- Mentí para salir del apuro.
De pronto en lugar de apartarse siguió ahí, lo que me evitaba el placer de ver su rostro sonrojado -Claro que las noto, digo, lo noto, lo noto- Respondí sin saber de qué hablaba hasta el su calma me permitió sentir la vibración en el piso -Hemos no, haz hecho demasiado ruido- Acoté para dejarlo claro al tiempo que me levantaba tras ella para notar de nuevo las burbujas en el agua pero ahora acompañadas por ondas y un poco de algo que no pensaba averiguar qué era -En momentos como éste mi sabio abuelo siempre decía: ¡¡Corre!!- Grité agitado tirándola del brazo para que corriera junto a mí a través del resto del túnel que de alguna manera nos terminó llevando de nuevo al inicio -Oh, rayos, te dije que ese no era el camino- Señalé el lugar por el que habíamos entrado para indicarle que habíamos vuelto al inicio; el camino que habíamos tomado nos había hecho volver por el lado opuesto, así que solo nos quedaba una ruta por el camino del centro.
Sin embargo se podía notar algo diferente, el piso parecía más empolvado y no había rastro de nuestras huellas anteriores, además había tenido la impresión de que estábamos descendiendo, así que podríamos estar en una especie de piso inferior con la misma apariencia, en el camino del centro se escuchaba agua cayendo constantemente, y donde había agua seguramente había un camino a una salida -Esta vez tomaremos el del centro- Le dije mientras me acercaba al túnel cuyos agujeros estaban en la parte superior -No hagas ruido esta vez- Le sugerí a mi compañera que como mujer debía tener la mala costumbre de gritar por todo -¡Ah, Quítamelo!- Grité al sentir que una cosa babosa cayó sobre mi cabeza -¡¡Es enorme!!- Dije agitado tomando con una mano el pequeño gusano que no pasaba de unos 15 cm y lanzándolo al piso para aplastarlo con el pie una y otra vez -¡¡Muere de una vez!!- Le grité a la criatura mientras la hacía puré bajo mis pies.
Justo al terminar las paredes comenzaron a vibrar con más fuerza -Te dije que no hicieras tanto ruido- Recriminé a la elfa al tiempo que avanzaba decidido por aquel nuevo camino, no pensaba quedarme a averiguar qué era lo que estremecía los muros pero seguir avanzando podría significar quedar atrapados cuando se terminara el camino -Al menos ya sabemos cómo atraer a esa cosa- Dije con cierta resignación tratando de encontrarle utilidad al desastre que habían causado los gritos, se nos estaban terminando las opciones...
Bio
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
Sin apenas tiempo para alzar su mano para recoger su arma, un objeto que era mucho más que un bastón para la joven peliblanca pues era un símbolo de su pueblo y de su estatus como sacerdotisa, Bio la tomó del brazo tirando con fuerza de ella en dirección contraria iniciando una nueva y apresurada carrera arrastrándola consigo, obligándola a moverse como buenamente pudo y por poco no acabando de nuevo en el suelo debido a la fuerza y velocidad del vampiro, muy superiores a las de la desprevenida elfa que tardó unos segundos en adecuar su ritmo al de su compañero. Momento en el que liberó su brazo para tomar su mano, algo que facilitaba mucho el correr por aquel túnel con respecto a la posición anterior.
-La criatura no ha escogido este lugar al azar para su nido.- Fueron sus primeras palabras tras aquel sprint aprovechando la pausa en la carrera también para coger algo de resuello, lo que causó que su frase saliese entrecortada de sus labios. -Cuanto más corremos más ruido hacemos por culpa del suelo metálico. Todos estos túneles deben de servirle casi como una telaraña sirve a una araña.- Continuó compartiendo sin que fuera su intención recordarle al pelinegro todo el asunto acontecido la última vez en el territorio de los vampiros. Incluso habiéndose separado sin poder hablar mucho tras aquello podía suponer que no era algo agradable para él, para nadie d ehecho, pero especialmente para él. -Aunque parece que no nos sigue por ahora- Añadió mirando hacia el túnel que habían dejado atrás sin que pudiese verse ni rastro de aquella cosa, de hecho ni siquiera se oía más que una lejana rozadura continua acompañada de algunas pequeñas vibraciones.
-Tiene que serlo. Los símbolos en las paredes indicaban una salida, ya los he visto antes en...un lugar parecido a este.- Comunicó de manera críptica echando un rápido vistazo alrededor e iluminando el lugar ante el poco esperanzador comentario de su amigo. Claro que a punto estuvo de darle la razón al identificar el lugar al que habían llegado como el mismo en el que habían aterrizado tras caer desde el pequeño "refugio" en la superficie. -Pero si solo seguimos recto por el pasillo...Y los carteles...- Dijo extrañada y desubicada al no entender cómo podía ser aquello posible. Al menos hasta que al mirar al suelo, al lugar donde en principio habían caído, no vio las marcas de su caída, ni sus pasos, ni el surco que dibujó con sus dedos sobre la extraña ventana con teclas de los humanos de la tierra...De hecho aunque no entendía apenas nada de aquel lenguaje las letras que mostraba aquel chisme no eran las mismas.
-No es la primera sala donde estuvimos... Es similar, casi igual incluso, pero no es la misma.- Comentó en voz alta mientras escribía sobre el polvo y la arena del lugar una palabra en élfico con una elegante caligrafía.-Si no veríamos la señales de nuestro paso, no pueden haberse borrado en tan poco tiempo.- Explicó. -Tampoco hay salida por aquí, habrá que seguir.- Añadió señalándole la palabra escrita para que la tuviera en cuenta en caso de que acabaran en una tercera sala idéntica así como prueba de sus palabras. En ese momento los ruidos provenientes del pasillo del que venían aumentaron de intensidad, enfatizando las palabras de la sacerdotisa e instando a la pareja a ponerle fin a aquel pequeño momento de respiro.
-Por el centro pués.- Estuvo de acuerdo la joven tras iluminar en aquella dirección y efectivamente ver de nuevo uno más de aquellos símbolos de salida. -No debemos de estar muy lejos...Espero que no lo estemos.- Dijo siguiendo al pelinegro de cerca mientras observaba con miedo y cuidado cada uno de los agujeros que de vez en cuando rompían la monotonía del techo de aquel pasillo, otro que como el anterior tampoco tenía un final a la vista.
-Te la estás ganando. A este paso me plantearé la posibilidad de usarte como carnada y escapar de aquí mientras esa cosa se da un banquete contigo.- Respondió a la enésima vez que el pelinegro la echaba la culpa de algo. Y por un breve instante aquella idea que parecía una más de sus bromas se le antojó como un buen plan de reserva. Sentimiento que de inmediato a ella misma le pareció odioso, aunque lo achacó a la tensión del momento sin darle mayor importancia. Nunca le haría eso a nadie...
-!Ahhh!- Gritó en el momento en el que el pelinegro lo hizo tras haber visto algo caer sobre él y apartándose un paso preparándose para golpear a lo que fuese que les atacaba pero sin poder hacerlo pues no acababa de ver qué era y además Víctor no se quedaba quieto. -!¿Qué es?! !¿Qué es?!.- Preguntó al borde de un nuevo ataque la joven. -No lo veo, deja de moverte o no puedo ayudarte.- Pidió nerviosa dejando caer su bastón al suelo para sacar su daga de entre los pliegues de su ropa pues parecía un arma más adecuada para aquella nueva amenaza. -No es enorme, quédate quieto.- Volvió a pedir sin éxito hasta que Bio logró zafarse de aquel "gran" peligro que por poco le cuesta la vida...Un simple gusano normal y corriente.
-Tranquilo poderoso héroe, la gran bestia ya ha sido abatida.- Trató de calmarlo para que dejara de patear el suelo histérico. -Ya está...Desde hoy en adelante toda Aerandir te aclamará como Bio, el terror de las lombrices. Los pescadores de todo el mundo jamás olvidarán tu hazaña, oh gran suministrador de cebo...- Espetó con toda la ironía del universo mirándolo como si acabara de hacer la estupidez más grande de la historia y sin permitir que aquella vez escapara de eso tratando de escurrir el bulto. Al contrario, que de nuevo la echara la culpa no hizo si no enfadarla más.
-Ya sabíamos cómo atraer a esa cosa, lo averiguaste haciendo el canelo en el agua, pero se supone que lo que queremos es evitar que nos coma.- Le dijo alcanzándolo y esta vez sí, arreándole una colleja. -Y ni se te ocurra decir que no te las has ganado.- Amenazó tomando la delantera y apretando el paso sin llegar a correr pues todo apuntaba a que igual que antes aquella cosa volvía a ir tras ellos por culpa del pelinegro. Aunque en aquella ocasión, moverse no fue suficiente.
Las vibraciones y sonidos aumentaron hasta tal punto que casi parecía que el lugar estaba siendo azotado por algún tipo de temblor de la misma tierra. Aquello fue in crescendo hasta que sin lugar a dudas cualquier de los dos podría afirmar que tenían a aquella criatura justo encima, instando a la joven peliblanca a detenerse apretando los dientes y en guardia mientras trataba de evitar los agujeros en el techo, sin saber si en aquel momento era más prudente permanecer inmóvil o echar a correr, con el correspondiente ruido que aquello generaría.
Entonces el movimiento se detuvo de repente y por unos segundos se hizo un tenso silencio. Níniel, entendiendo lo que estaba pasando, pues no había oído a aquella cosa alejarse, le hizo al vampiro un gesto con el dedo índice llevándoselo a los labios para que guardara silencio para a continuación señalar hacia arriba con el. El fauces trilladoras sabía que estaban allí, puede que no exactamente dónde pero sí que estaban cerca.
Fue en ese momento cuando desde uno de los agujeros apareció una especie de grueso zarcillo de aspecto viscoso que comenzó a tantear el lugar, moviéndose como una especie de serpiente y a palpar las paredes. Era larga y emitía una tenue bioluminiscencia azulada. Níniel advirtió entonces a su compañero sacándole la lengua y señalándosela. Estaba tratando de detectarlos con ella, y no tardaría en hacerlo si no hacían algo.
-La criatura no ha escogido este lugar al azar para su nido.- Fueron sus primeras palabras tras aquel sprint aprovechando la pausa en la carrera también para coger algo de resuello, lo que causó que su frase saliese entrecortada de sus labios. -Cuanto más corremos más ruido hacemos por culpa del suelo metálico. Todos estos túneles deben de servirle casi como una telaraña sirve a una araña.- Continuó compartiendo sin que fuera su intención recordarle al pelinegro todo el asunto acontecido la última vez en el territorio de los vampiros. Incluso habiéndose separado sin poder hablar mucho tras aquello podía suponer que no era algo agradable para él, para nadie d ehecho, pero especialmente para él. -Aunque parece que no nos sigue por ahora- Añadió mirando hacia el túnel que habían dejado atrás sin que pudiese verse ni rastro de aquella cosa, de hecho ni siquiera se oía más que una lejana rozadura continua acompañada de algunas pequeñas vibraciones.
-Tiene que serlo. Los símbolos en las paredes indicaban una salida, ya los he visto antes en...un lugar parecido a este.- Comunicó de manera críptica echando un rápido vistazo alrededor e iluminando el lugar ante el poco esperanzador comentario de su amigo. Claro que a punto estuvo de darle la razón al identificar el lugar al que habían llegado como el mismo en el que habían aterrizado tras caer desde el pequeño "refugio" en la superficie. -Pero si solo seguimos recto por el pasillo...Y los carteles...- Dijo extrañada y desubicada al no entender cómo podía ser aquello posible. Al menos hasta que al mirar al suelo, al lugar donde en principio habían caído, no vio las marcas de su caída, ni sus pasos, ni el surco que dibujó con sus dedos sobre la extraña ventana con teclas de los humanos de la tierra...De hecho aunque no entendía apenas nada de aquel lenguaje las letras que mostraba aquel chisme no eran las mismas.
-No es la primera sala donde estuvimos... Es similar, casi igual incluso, pero no es la misma.- Comentó en voz alta mientras escribía sobre el polvo y la arena del lugar una palabra en élfico con una elegante caligrafía.-Si no veríamos la señales de nuestro paso, no pueden haberse borrado en tan poco tiempo.- Explicó. -Tampoco hay salida por aquí, habrá que seguir.- Añadió señalándole la palabra escrita para que la tuviera en cuenta en caso de que acabaran en una tercera sala idéntica así como prueba de sus palabras. En ese momento los ruidos provenientes del pasillo del que venían aumentaron de intensidad, enfatizando las palabras de la sacerdotisa e instando a la pareja a ponerle fin a aquel pequeño momento de respiro.
-Por el centro pués.- Estuvo de acuerdo la joven tras iluminar en aquella dirección y efectivamente ver de nuevo uno más de aquellos símbolos de salida. -No debemos de estar muy lejos...Espero que no lo estemos.- Dijo siguiendo al pelinegro de cerca mientras observaba con miedo y cuidado cada uno de los agujeros que de vez en cuando rompían la monotonía del techo de aquel pasillo, otro que como el anterior tampoco tenía un final a la vista.
-Te la estás ganando. A este paso me plantearé la posibilidad de usarte como carnada y escapar de aquí mientras esa cosa se da un banquete contigo.- Respondió a la enésima vez que el pelinegro la echaba la culpa de algo. Y por un breve instante aquella idea que parecía una más de sus bromas se le antojó como un buen plan de reserva. Sentimiento que de inmediato a ella misma le pareció odioso, aunque lo achacó a la tensión del momento sin darle mayor importancia. Nunca le haría eso a nadie...
-!Ahhh!- Gritó en el momento en el que el pelinegro lo hizo tras haber visto algo caer sobre él y apartándose un paso preparándose para golpear a lo que fuese que les atacaba pero sin poder hacerlo pues no acababa de ver qué era y además Víctor no se quedaba quieto. -!¿Qué es?! !¿Qué es?!.- Preguntó al borde de un nuevo ataque la joven. -No lo veo, deja de moverte o no puedo ayudarte.- Pidió nerviosa dejando caer su bastón al suelo para sacar su daga de entre los pliegues de su ropa pues parecía un arma más adecuada para aquella nueva amenaza. -No es enorme, quédate quieto.- Volvió a pedir sin éxito hasta que Bio logró zafarse de aquel "gran" peligro que por poco le cuesta la vida...Un simple gusano normal y corriente.
-Tranquilo poderoso héroe, la gran bestia ya ha sido abatida.- Trató de calmarlo para que dejara de patear el suelo histérico. -Ya está...Desde hoy en adelante toda Aerandir te aclamará como Bio, el terror de las lombrices. Los pescadores de todo el mundo jamás olvidarán tu hazaña, oh gran suministrador de cebo...- Espetó con toda la ironía del universo mirándolo como si acabara de hacer la estupidez más grande de la historia y sin permitir que aquella vez escapara de eso tratando de escurrir el bulto. Al contrario, que de nuevo la echara la culpa no hizo si no enfadarla más.
-Ya sabíamos cómo atraer a esa cosa, lo averiguaste haciendo el canelo en el agua, pero se supone que lo que queremos es evitar que nos coma.- Le dijo alcanzándolo y esta vez sí, arreándole una colleja. -Y ni se te ocurra decir que no te las has ganado.- Amenazó tomando la delantera y apretando el paso sin llegar a correr pues todo apuntaba a que igual que antes aquella cosa volvía a ir tras ellos por culpa del pelinegro. Aunque en aquella ocasión, moverse no fue suficiente.
Las vibraciones y sonidos aumentaron hasta tal punto que casi parecía que el lugar estaba siendo azotado por algún tipo de temblor de la misma tierra. Aquello fue in crescendo hasta que sin lugar a dudas cualquier de los dos podría afirmar que tenían a aquella criatura justo encima, instando a la joven peliblanca a detenerse apretando los dientes y en guardia mientras trataba de evitar los agujeros en el techo, sin saber si en aquel momento era más prudente permanecer inmóvil o echar a correr, con el correspondiente ruido que aquello generaría.
Entonces el movimiento se detuvo de repente y por unos segundos se hizo un tenso silencio. Níniel, entendiendo lo que estaba pasando, pues no había oído a aquella cosa alejarse, le hizo al vampiro un gesto con el dedo índice llevándoselo a los labios para que guardara silencio para a continuación señalar hacia arriba con el. El fauces trilladoras sabía que estaban allí, puede que no exactamente dónde pero sí que estaban cerca.
Fue en ese momento cuando desde uno de los agujeros apareció una especie de grueso zarcillo de aspecto viscoso que comenzó a tantear el lugar, moviéndose como una especie de serpiente y a palpar las paredes. Era larga y emitía una tenue bioluminiscencia azulada. Níniel advirtió entonces a su compañero sacándole la lengua y señalándosela. Estaba tratando de detectarlos con ella, y no tardaría en hacerlo si no hacían algo.
Níniel Thenidiel
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
La vertiginosa carrera me había dejado sin aliento, y más aún el llegar al mismo sitio en el que habíamos comenzado, aunque me invadió un alivio al notar que habíamos llegado a otro lugar similar la sensación de regocijo no me duraría mucho tiempo; detuve mis pasos y alcé una ceja al escuchar la referencia metafórica a la araña -Sí, sí, ya no nos sigue- Respondí de prisa para dejar atrás la tétrica referencia -Te metes en lugares muy raros- Dije bromeando pero sin reír ante mi propio chiste -Es otro lugar, muy parecido, incluso podría estar más arriba o más abajo que el otro- Añadí -Si seguimos entrando en túneles al azar solo vamos a perdernos- Expresé mi preocupación ante esa posibilidad -Es el del centro, estoy seguro- Dije sin tener idea de a dónde nos estaba llevando pero no podía preocuparla diciéndole que estábamos perdidos, aunque tal vez era obvio no quería arrebatarle la esperanza a mi compañera.
Su amenaza me resultó incluso coherente y astuta -Tal vez yo te abandone antes- Respondí en un tono más seco que de costumbre, cosa que me resultaba extraña pues a pesar del constante juego de agredirnos verbalmente, yo no la dejaría en peligro, pero ahora por alguna razón, ella tenía algo que me repelía, que me desagradaba y no podía saber lo que era. Dejé atrás aquella extraña y curiosa sensación para adentrarme en el túnel central y fue entonces cuando mi valentía salió a flote entre gritos y sacudidas.
Sus palabras dejaban clara la intención burlesca, aunque yo estaba más ocupado pateando aquella cosa babosa una y otra vez -Era más grande al principio, solo que al matarlo la he encogido- Expliqué con una mentira tratando de no quedar tan mal -Y claro que no me he ganado nada- Protesté como niño -Y baja la voz, haces mucho ruido- Añadí finalmente solo para molestarla un poco más; repentinamente todo se hizo más alarmante, el ruido se acercaba a nosotros de manera imparable hasta que de pronto sin más, todo cesó, un incómodo e inquietante silencio se hizo presente y no había rastro de amenaza alguna, o al menos no que pudiéramos ver, aunque sí sabíamos que seguía por ahí.
La elfa me indicó que guardara silencio y me señaló el techo, al parecer la criatura se encontraba sobre nosotros y lo mejor sería permanecer callados, asentí con la mirada luego de levantar la vista, placas metálicas nos separaban de lo que hubiera en el piso superior, aunque la criatura tenía más de una manera de alcanzarnos, y lo dejaría claro al asomar a uno de sus hijos por uno de los agujeros en las paredes, una cosa asquerosa y ligeramente brillante que tanteaba las paredes y se alejaba de ellas estirándose.
Era realmente asqueroso, me alejé ligeramente caminando hacia atrás hasta que mi espalda pegó al muro; tristemente en este también había otro de esos cosos tanteando y alcanzó a pegarse a mi espalda; grité y giré agarrando a la criatura para lanzarlo al piso; lo agarré y apreté fuerte tratando de sacarlo de la pared pero resultó ser más grande de lo que pensaba y mis manos resbalaron haciéndome caer al piso; otros gusanos más pequeños comenzaban a caer desde los agujeros en el techo y la cosa sobre nosotros comenzaba a moverse -Deja de gritar tanto- Le dije a la elfa aunque era yo el que había gritado.
Una serie de quejidos se escucharon desde el fondo del túnel en el que deambulábamos; y como no había manera de regresar con esos gusanos babosos cayendo del techo decidí hacer una seña a la elfa para adentrarnos en el túnel; mejor habría sido ignorar los quejidos, pues al llegar un poco más adentro encontramos una escena escalofriante, varios cadáveres cuya carne era comida por gusanos pequeños que trituraban hasta los huesos, otros en cambio parecían ser devorados mientras aún estaban vivos y se quejaban, no había manera de salvarlos y hasta parecía que era más piadoso matarlos para librarlos del sufrimiento.
Llevé mis manos a la nariz para evitar el terrible mal olor que desprendía aquella escena, pero no había tiempo para esos detalles, un montón de pequeños gusanos que habían caído del techo se acercaban lentamente y por si fuera poco, el techo del túnel se veía curiosamente abombado hacia abajo, la placa metálica de la parte superior parecía doblarse como si un gran peso estuviera sobre ella y podría venirse abajo en cualquier momento -Es un buen momento para dejarme y huír- Dije señalándole el camino de salida aunque el ser aplastada cuando el techo se viniera abajo por el peso era una amenaza muy seria.
Miré al resto del lugar y noté un pequeño agujero en el techo del rincón al que se llegaba mediante una especie de escalera metálica -Nin, por allá- Señalé el camino aunque alcanzarlo implicaba atravesar el espacio lleno de cadáveres y hombres agonizantes y hediondos; además de eso no sabíamos si aquel agujero nos llevaría a una salida o nos pondría directamente frente a la criatura gigante que estaba encima -No creo que podamos estar peor que ahora- Dije para convencerla de que subir las escaleras era la mejor opción, una vez que subiera yo iría tras ella.
Su amenaza me resultó incluso coherente y astuta -Tal vez yo te abandone antes- Respondí en un tono más seco que de costumbre, cosa que me resultaba extraña pues a pesar del constante juego de agredirnos verbalmente, yo no la dejaría en peligro, pero ahora por alguna razón, ella tenía algo que me repelía, que me desagradaba y no podía saber lo que era. Dejé atrás aquella extraña y curiosa sensación para adentrarme en el túnel central y fue entonces cuando mi valentía salió a flote entre gritos y sacudidas.
Sus palabras dejaban clara la intención burlesca, aunque yo estaba más ocupado pateando aquella cosa babosa una y otra vez -Era más grande al principio, solo que al matarlo la he encogido- Expliqué con una mentira tratando de no quedar tan mal -Y claro que no me he ganado nada- Protesté como niño -Y baja la voz, haces mucho ruido- Añadí finalmente solo para molestarla un poco más; repentinamente todo se hizo más alarmante, el ruido se acercaba a nosotros de manera imparable hasta que de pronto sin más, todo cesó, un incómodo e inquietante silencio se hizo presente y no había rastro de amenaza alguna, o al menos no que pudiéramos ver, aunque sí sabíamos que seguía por ahí.
La elfa me indicó que guardara silencio y me señaló el techo, al parecer la criatura se encontraba sobre nosotros y lo mejor sería permanecer callados, asentí con la mirada luego de levantar la vista, placas metálicas nos separaban de lo que hubiera en el piso superior, aunque la criatura tenía más de una manera de alcanzarnos, y lo dejaría claro al asomar a uno de sus hijos por uno de los agujeros en las paredes, una cosa asquerosa y ligeramente brillante que tanteaba las paredes y se alejaba de ellas estirándose.
Era realmente asqueroso, me alejé ligeramente caminando hacia atrás hasta que mi espalda pegó al muro; tristemente en este también había otro de esos cosos tanteando y alcanzó a pegarse a mi espalda; grité y giré agarrando a la criatura para lanzarlo al piso; lo agarré y apreté fuerte tratando de sacarlo de la pared pero resultó ser más grande de lo que pensaba y mis manos resbalaron haciéndome caer al piso; otros gusanos más pequeños comenzaban a caer desde los agujeros en el techo y la cosa sobre nosotros comenzaba a moverse -Deja de gritar tanto- Le dije a la elfa aunque era yo el que había gritado.
Una serie de quejidos se escucharon desde el fondo del túnel en el que deambulábamos; y como no había manera de regresar con esos gusanos babosos cayendo del techo decidí hacer una seña a la elfa para adentrarnos en el túnel; mejor habría sido ignorar los quejidos, pues al llegar un poco más adentro encontramos una escena escalofriante, varios cadáveres cuya carne era comida por gusanos pequeños que trituraban hasta los huesos, otros en cambio parecían ser devorados mientras aún estaban vivos y se quejaban, no había manera de salvarlos y hasta parecía que era más piadoso matarlos para librarlos del sufrimiento.
Llevé mis manos a la nariz para evitar el terrible mal olor que desprendía aquella escena, pero no había tiempo para esos detalles, un montón de pequeños gusanos que habían caído del techo se acercaban lentamente y por si fuera poco, el techo del túnel se veía curiosamente abombado hacia abajo, la placa metálica de la parte superior parecía doblarse como si un gran peso estuviera sobre ella y podría venirse abajo en cualquier momento -Es un buen momento para dejarme y huír- Dije señalándole el camino de salida aunque el ser aplastada cuando el techo se viniera abajo por el peso era una amenaza muy seria.
Miré al resto del lugar y noté un pequeño agujero en el techo del rincón al que se llegaba mediante una especie de escalera metálica -Nin, por allá- Señalé el camino aunque alcanzarlo implicaba atravesar el espacio lleno de cadáveres y hombres agonizantes y hediondos; además de eso no sabíamos si aquel agujero nos llevaría a una salida o nos pondría directamente frente a la criatura gigante que estaba encima -No creo que podamos estar peor que ahora- Dije para convencerla de que subir las escaleras era la mejor opción, una vez que subiera yo iría tras ella.
Bio
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
Ya fuera porque el gesto de sacar la lengua y señalársela de manera insistente no era del todo claro, que lo era, o bien por pura temeridad o ganas de reunirse con sus ancestros, Bio desoyó los avisos de la peliblanca y no tardó en volver a gritar justo al lado de uno de aquellos zarcillos, logrando que la criatura a la que iba unido comenzara de nuevo a agitarse sobre sus cabezas causando un reverberante sonido de rozamiento que a punto estuvo de hacer que Níniel saliera corriendo por puro instinto de supervivencia. Especialmente cuando al pelinegro, poseído por a saber qué clase de demencia transitoria, no se le ocurrió otra cosa mejor que hacer que agarrar el órgano muscular de la boca de un superdepredador de varios metros de largo y tratar de ¿Arrancárselo?
Definitivamente aquello no traería nada bueno. En cualquier momento el resto del ser aparecería para comerse a aquel vampiro que tan voluntariamente se ofrecía a ser su cena y no dejaría ni los huesos. Níniel tendría que ocuparse de comunicarle a todos los seres queridos del gran destructor de lombrices su fatídico destino; Arygos, Seek, Elen, Rauko...Claro eso si es que ella no corría la misma suerte que el temerario hombre más buscado del norte, lo cual era por desgracia bastante probable, principalmente por su culpa. Tendría que encontrar la forma de atormentar su alma en el más allá por causar su prematura muerte.
-!Yo no estoy gritando idiota! Y suelta su lengua antes de que te devore por el amor de los dioses.- Fueron las palabras de la elfa. Y sí, ella también se expresó a voz en grito mientras que una intermitente lluvia de más de aquellas lombrices comenzaba a caer por los agujeros del techo. -Tenemos que salir de aquí.- Instó entonces agachándose en el momento justo para evitar que aquel largo apéndice azulado, que en esos momentos se movía de un lado a otro del pasillo tratando de volver a enganchar algo, o que algo se enganchara a él, topara con ella.
De algún modo, seguramente gracias al cuidado de Isil y desde luego no al buen hacer del pelinegro que no paraba de liarla, ambos pudieron alejarse de aquel lugar de una pieza. Claro que conseguir moverse y librarse del peligro no iban a ir de la mano en aquella ocasión. Puede que el fauces trilladoras aún no hubiese aparecido delante suyo, al menos no totalmente, pero sabía que estaban allí y además cada vez más de los archienemigos del pelinegro caían desde el techo, convirtiendo lo que en un principio no era más que una desagradable molestia en toda una pesadilla, llegando incluso a bloquearles el camino de vuelta y dejándoles como única opción seguir avanzando por el pasillo. Algo que pronto demostró no ser una opción mucho mejor precisamente.
-¿Dejarte? Estos gusanos no pueden seguirme, el fauces trilladoras sí, ¿qué sentido tendría dejarte aquí?- Respondió a la propuesta de su compañero de manera pragmática. Allí ni de cebo le serviría, en el caso de que quisiera usarlo como tal claro...-Si estás pensando en dejarme a mí aquí te aseguro que preferirías vértelas con el la criatura.- Añadió bastante segura de sus palabras en esos momentos. -Vamos a ver a dónde nos lleva esa escalera tuya.- Terminó de decir.
Volvió a colocarse la parte superior de sus ropas del desierto para cubrirse la nariz y la boca para tratar de evitar en la medida de lo posible el olor a muerte y putrefacción que se respiraba en aquella zona y rápidamente continuó avanzando, con cuidado de no perturbar a más de aquellas lombrices antropofagas mientras comían, así como vigilando el techo que parecía al borde del colapso. No tardó en llegar hasta una de las desafortunadas víctimas que aún se movía y quejaba bajo un manto de más de aquellos gusanos, que parecían estar alimentándose de él en vida. Su intención era ayudarlo, pero poco podía hacer ya por él.
-De nuevo llegamos tarde. Ya podemos afirmar sin dudas qué le ocurrió a los exploradores.- Dijo señalando lo poco de las ropas de aquellos humanos que podía verse y que denotaba que algunos eran guardias de la ciudad y otros los distintos grupos de prospectores, claro que también había restos de procedencia nórgeda y restos óseos de animales.
-Comidos vivos... Una muerte atroz, el lado más cruel de la naturaleza, a parte de los humanos claro.- Fueron sus palabras mientras se colocaba de pie sobre aquel desventurado y en un acto de pura piedad usaba su magia para eliminar su dolor y el extremo inferior y afilado de su bastón para poner fin a su tormento rápida y eficazmente. -Pongo fin a tu dolor humano. Roilkat sabrá lo sucedido aquí. Descansa en paz y que tu viaje a la morada de tus antepasados sea bueno.- Serían sus palabras para aquel pofbre finado, así como para un segundo "superviviente" que encontraron un poco más adelante y para el cual la vida ya solo tenía dolor que ofrecer, lamentando únicamente no poder ofrecerles más que un par de frases a cada uno debido a la situación. No podía quedarse parados si no querían acabar como ellos. -¿Reconoces a tu amigo entre los restos?- Preguntó entonces cuando ya estaban cerca de las escaleras.
En ese momento el techo combado se deformó aún más emitiendo un lastimoso chirrido metálico seguido de un gutural rugido. El fauces trilladoras les había seguido hasta allí y seguía al acecho. Era solo cuestión de tiempo que se decidiera o encontrara el modo de atacarles directamente. -Parece que está bastante enfadado-
Definitivamente aquello no traería nada bueno. En cualquier momento el resto del ser aparecería para comerse a aquel vampiro que tan voluntariamente se ofrecía a ser su cena y no dejaría ni los huesos. Níniel tendría que ocuparse de comunicarle a todos los seres queridos del gran destructor de lombrices su fatídico destino; Arygos, Seek, Elen, Rauko...Claro eso si es que ella no corría la misma suerte que el temerario hombre más buscado del norte, lo cual era por desgracia bastante probable, principalmente por su culpa. Tendría que encontrar la forma de atormentar su alma en el más allá por causar su prematura muerte.
-!Yo no estoy gritando idiota! Y suelta su lengua antes de que te devore por el amor de los dioses.- Fueron las palabras de la elfa. Y sí, ella también se expresó a voz en grito mientras que una intermitente lluvia de más de aquellas lombrices comenzaba a caer por los agujeros del techo. -Tenemos que salir de aquí.- Instó entonces agachándose en el momento justo para evitar que aquel largo apéndice azulado, que en esos momentos se movía de un lado a otro del pasillo tratando de volver a enganchar algo, o que algo se enganchara a él, topara con ella.
De algún modo, seguramente gracias al cuidado de Isil y desde luego no al buen hacer del pelinegro que no paraba de liarla, ambos pudieron alejarse de aquel lugar de una pieza. Claro que conseguir moverse y librarse del peligro no iban a ir de la mano en aquella ocasión. Puede que el fauces trilladoras aún no hubiese aparecido delante suyo, al menos no totalmente, pero sabía que estaban allí y además cada vez más de los archienemigos del pelinegro caían desde el techo, convirtiendo lo que en un principio no era más que una desagradable molestia en toda una pesadilla, llegando incluso a bloquearles el camino de vuelta y dejándoles como única opción seguir avanzando por el pasillo. Algo que pronto demostró no ser una opción mucho mejor precisamente.
-¿Dejarte? Estos gusanos no pueden seguirme, el fauces trilladoras sí, ¿qué sentido tendría dejarte aquí?- Respondió a la propuesta de su compañero de manera pragmática. Allí ni de cebo le serviría, en el caso de que quisiera usarlo como tal claro...-Si estás pensando en dejarme a mí aquí te aseguro que preferirías vértelas con el la criatura.- Añadió bastante segura de sus palabras en esos momentos. -Vamos a ver a dónde nos lleva esa escalera tuya.- Terminó de decir.
Volvió a colocarse la parte superior de sus ropas del desierto para cubrirse la nariz y la boca para tratar de evitar en la medida de lo posible el olor a muerte y putrefacción que se respiraba en aquella zona y rápidamente continuó avanzando, con cuidado de no perturbar a más de aquellas lombrices antropofagas mientras comían, así como vigilando el techo que parecía al borde del colapso. No tardó en llegar hasta una de las desafortunadas víctimas que aún se movía y quejaba bajo un manto de más de aquellos gusanos, que parecían estar alimentándose de él en vida. Su intención era ayudarlo, pero poco podía hacer ya por él.
-De nuevo llegamos tarde. Ya podemos afirmar sin dudas qué le ocurrió a los exploradores.- Dijo señalando lo poco de las ropas de aquellos humanos que podía verse y que denotaba que algunos eran guardias de la ciudad y otros los distintos grupos de prospectores, claro que también había restos de procedencia nórgeda y restos óseos de animales.
-Comidos vivos... Una muerte atroz, el lado más cruel de la naturaleza, a parte de los humanos claro.- Fueron sus palabras mientras se colocaba de pie sobre aquel desventurado y en un acto de pura piedad usaba su magia para eliminar su dolor y el extremo inferior y afilado de su bastón para poner fin a su tormento rápida y eficazmente. -Pongo fin a tu dolor humano. Roilkat sabrá lo sucedido aquí. Descansa en paz y que tu viaje a la morada de tus antepasados sea bueno.- Serían sus palabras para aquel pofbre finado, así como para un segundo "superviviente" que encontraron un poco más adelante y para el cual la vida ya solo tenía dolor que ofrecer, lamentando únicamente no poder ofrecerles más que un par de frases a cada uno debido a la situación. No podía quedarse parados si no querían acabar como ellos. -¿Reconoces a tu amigo entre los restos?- Preguntó entonces cuando ya estaban cerca de las escaleras.
En ese momento el techo combado se deformó aún más emitiendo un lastimoso chirrido metálico seguido de un gutural rugido. El fauces trilladoras les había seguido hasta allí y seguía al acecho. Era solo cuestión de tiempo que se decidiera o encontrara el modo de atacarles directamente. -Parece que está bastante enfadado-
Níniel Thenidiel
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
Terrible, absolutamente terrible la ejecución de aquella aparatosa misión en la que la elfa no dejaba de gritar como loca llamando la atención de las criaturas, tal vez su plan era hacer que los mataran a ambos, una trampa, tal vez finalmente no se trataba de la verdadera ¿O sí? No dejaba de parecer a ratos una completa extraña con esa aura tan perturbadora que incluso parecía ser un repelente para cualquiera con sensibilidad mágica.
Encima de todo me echaba la culpa -Si me devora no será por el amor de los dioses, eso lo sé- Respondí antes de soltar a la asquerosa criatura -Claro que estás gritando, acabas de hacerlo- Protesté señalando el ruido que hacía con sus quejas -Y no es mi escalera, ya estaba ahí, yo solo... Ah, olvídalo- Entendí tarde la expresión de la elfa y me dediqué simplemente a correr junto a ella, pateando en el camino algunos gusanos que dejaban sus labores alimenticias para centrar su atención en nosotros -Al menos ya descubrimos el misterio de las personas desaparecidas- Dije sin inmutarme más de la cuenta ante tan horrible escenario.
Recorrí el lugar en busca de un rostro conocido pero no encontré ninguno, la mayoría no eran el que buscaba, otros estaban demasiado deteriorados como para reconocerlos y tampoco había mucho tiempo para dedicarse a una infructuosa misión de rescate -No creo que podamos salir por donde mismo entramos- Continué pateando bichos hasta que la elfa estuvo lo suficientemente alto como para subir yo también y así dejamos atrás al sin fin de gusanos babosos y asquerosos.
Una vez arriba lo que encontramos fue bastante extraño, un lugar bastante espacioso con unos frascos gigantes de líquido verde que difícilmente podría saber lo que era, el ambiente frío y desolado estaba hermosamente adornado en el centro, en un angosto pasillo, por nada menos que el fauces trilladoras sobre un piso que se veía cada vez más curvado con sus... Fauces... Trillando... Ni siquiera sabía qué rayos era trillar pero sí estaba seguro que no quería que me trillara, parecía algo doloroso -Te dije que no debíamos venir por tu escalera- Le dije a la elfa esta vez en voz baja señalándole a la criatura que se inmediato se puso en alerta y se lanzó contra nosotros arrastrando su baboso cuerpo sobre el suelo; las placas de metal bajo ella, o él, o eso, chillaban estrepitosamente.
Me puse entre la elfa y la bestia y saqué mis dagas -Vamos, no es lo más feo con lo que he peleado- Dije presumiendo aunque al llegar, la bestia me apartó golpeándome con lo que suponía que era su cabeza y me lanzó lejos hasta donde mi espalda golpeó uno de los frascos del líquido verdoso; el impacto hizo una leve fisura en el cristal de donde comenzaron a salir algunos pequeños chorros de esa cosa, los cuales fueron a caer sobre mi camisa e hicieron que me la quitara de prisa, o al menos lo que quedaba de ella después del contacto con aquella sustancia misteriosa que parecía ser un tipo de ácido, tal vez si lográbamos atraer a la criatura y rompíamos alguno de los contenedores podríamos...
Encima de todo me echaba la culpa -Si me devora no será por el amor de los dioses, eso lo sé- Respondí antes de soltar a la asquerosa criatura -Claro que estás gritando, acabas de hacerlo- Protesté señalando el ruido que hacía con sus quejas -Y no es mi escalera, ya estaba ahí, yo solo... Ah, olvídalo- Entendí tarde la expresión de la elfa y me dediqué simplemente a correr junto a ella, pateando en el camino algunos gusanos que dejaban sus labores alimenticias para centrar su atención en nosotros -Al menos ya descubrimos el misterio de las personas desaparecidas- Dije sin inmutarme más de la cuenta ante tan horrible escenario.
Recorrí el lugar en busca de un rostro conocido pero no encontré ninguno, la mayoría no eran el que buscaba, otros estaban demasiado deteriorados como para reconocerlos y tampoco había mucho tiempo para dedicarse a una infructuosa misión de rescate -No creo que podamos salir por donde mismo entramos- Continué pateando bichos hasta que la elfa estuvo lo suficientemente alto como para subir yo también y así dejamos atrás al sin fin de gusanos babosos y asquerosos.
Una vez arriba lo que encontramos fue bastante extraño, un lugar bastante espacioso con unos frascos gigantes de líquido verde que difícilmente podría saber lo que era, el ambiente frío y desolado estaba hermosamente adornado en el centro, en un angosto pasillo, por nada menos que el fauces trilladoras sobre un piso que se veía cada vez más curvado con sus... Fauces... Trillando... Ni siquiera sabía qué rayos era trillar pero sí estaba seguro que no quería que me trillara, parecía algo doloroso -Te dije que no debíamos venir por tu escalera- Le dije a la elfa esta vez en voz baja señalándole a la criatura que se inmediato se puso en alerta y se lanzó contra nosotros arrastrando su baboso cuerpo sobre el suelo; las placas de metal bajo ella, o él, o eso, chillaban estrepitosamente.
Me puse entre la elfa y la bestia y saqué mis dagas -Vamos, no es lo más feo con lo que he peleado- Dije presumiendo aunque al llegar, la bestia me apartó golpeándome con lo que suponía que era su cabeza y me lanzó lejos hasta donde mi espalda golpeó uno de los frascos del líquido verdoso; el impacto hizo una leve fisura en el cristal de donde comenzaron a salir algunos pequeños chorros de esa cosa, los cuales fueron a caer sobre mi camisa e hicieron que me la quitara de prisa, o al menos lo que quedaba de ella después del contacto con aquella sustancia misteriosa que parecía ser un tipo de ácido, tal vez si lográbamos atraer a la criatura y rompíamos alguno de los contenedores podríamos...
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
-Mientras sea una salida me da igual que no sea el lugar por donde llegamos. A estas alturas prefiero confiar en mi magia para enfrentarme al frío de la noche que a esa cosa.- Aseveró la joven mientras ascendía por aquella estrecha escalera de metal agradeciendo una vez más el hecho de llevar su armadura y las ropas para el desierto, pues de no llevarlas de nuevo le estaría dando al pelinegro una oportunidad demasiado buena de sacar partido de su perfecta visión nocturna. Por supuesto un caballero se hubiese ofrecido a ir delante, evitando de ese modo una posible situación incómoda y vergonzosa, asegurándose además de tomar el mayor riesgo, pero ya que no había ninguno disponible y Bio parecía demasiado ocupado pisoteando lombrices...
La peliblanca trepó hasta el último de los peldaños y con cuidado, echó un vistazo al lugar al que había llegado, tratando de no hacer demasiado ruido ni de asomarse tanto como para no poder volver a desaparecer por aquella pequeña apertura circular en caso de peligro; y desde luego con aquella cosa tan cerca nadie podría decir que pecase de ser demasiado prudente. Esperaba que aquella escalera les condujese a algún tipo de salida directa o a alguna zona libre de la amenaza inmediata del fauces trilladoras, pero por desgracia aquel, su único camino disponible, no conducía ni a una salida ni a un lugar seguro, si no directamente a la boca del lobo.
Era un lugar amplio, con las metálicas paredes recubiertas de más de aquellas lucecitas de colores habituales en las estructuras biocibernéticas que si bien no iluminaban mucho si que generaban cierta penumbra y todo un baile de sombras conforme se apagabann unas y otras se encendían. A intervalos regulares, unos grandes depósitos transparentes llenos de algún tipo de sustancia de un color verde intenso salpicaban la sala, conectados todos ellos entre sí por unos tubos también transparentes, algunos de los cuales atravesaban las paredes conectando aquellos tanques con a saber qué otra parte de aquellas instalaciones o con qué propósito. El resto del lugar estaba despejado, libre de todo obstáculo...A excepción de la alargada mole que se hallaba en su centro exacto a unas decenas de metros de ella, agitándose nerviosa y pegando su cabeza al suelo para alargar su azulada lengua hacia el piso de abajo, donde parecía creer que sus presas seguían.
Si aquello no era un camino sin salida al menos lo parecía. No solo porque aquella cosa estuviera allí, convirtiendo el mero hecho de pasearse por aquel lugar en algo tremendamente peligroso, si no porque literalmente no parecía haber ningún otro camino que tomar desde allí. Ningún pasillo, ninguna otra escalera...nada. Al menos no hasta que aquella cosa cambió de posición y la elfa pudo ver tras ella el camino que bloqueaba, uno que debía discurrir justo por encima de aquel por el que habían venido. Y allí, brillando a pesar de la poca luz, otro de aquellos carteles que como miguitas de pan les señalaban, o eso creía la peliblanca, una salida.
Muy despacio Níniel terminó de subir, pegándose a la pared a su espalda, y tras pedir nuevamente silencio con un el índice sobre sus labios le dejó espacio suficiente al pelinegro para que subiera también, percatándose de inmediato, pues lo difícil era no verlo incluso a pesar de la penumbra, de la presencia de tan peligroso superdepredador, tan cerca que incluso podían notar como su potente musculatura vibraba con cada uno de sus movimientos.
-No hay otro camino.- Se limitó a responder ignorando la nueva broma del vampiro y señalando en dirección a la criatura, concretamente tras ella, donde protegida por tan fiero guardián se hallaba la que parecía ser su única vía de escape de allí. Iban a necesitar que aquella cosa se moviera y dejara el camino libre, al ser posible sin acabar siendo devorados en el proceso. La buena noticia eran que en un espacio como aquel la criatura vería sus movimientos limitados, la mala...bueno lo cierto era que la lista de malas noticias era demasiado larga. Lista a la que pronto se añadió que el fauces trilladoras, antes de que la elfa pudiera pensar en alguna estrategia que aumentara sus opciones, los detectó y se lanzó a por ellos con su gran boca abierta, permitiéndoles vislumbrar sus hileras de dientes afilados como cuchillas.
-Creo que tus dagas no le impresionan. Deberías dejarme a mi- Advirtió la joven al ver como el pelinegro se colocaba esta vez sí ante ella de manera protectora y viendo cómo la criatura no parecía tener la intención de desviarse, frenando únicamente para cabecear hacia Victor. -!Cuidado imbécil!- Gritó entonces la elfa aunque tarde, viendo como su amigo era empujado varios metros sin esfuerzo para ir a golpear contra uno de aquellos tanques transparentes de forma bastante aparatosa. Aún así había tenido suerte, se había librado de ser atrapado por muy poco. La suerte de los tontos.
Sin más tiempo para preocuparse por su compañero, Níniel se vio enseguida como el siguiente objetivo de la criatura, que apuntando de nuevo en su dirección tras librarse de Bio reanudó su letal ataque profiriendo un feroz rugido, nuevamente abriendo sus fauces para abarcar cuanto más espacio mejor y evitar que su presa escapara. No obstante la elfa estaba tranquila, serena, sin saber por qué o de dónde venía esa sensación. ¿Acaso había aceptado su muerte? No, no era eso.
Sus opciones eran limitadas: Bien podía saltar abajo de nuevo a través del hueco de la escalerilla, con lo cual evitaría el ataque pero podría dejar vendido al pelinegro, algo que con sus constantes meteduras de pata bien se había ganado. O bien podía parar su embestida para darle algo de tiempo al vampiro a recuperarse y hacer algo. Ambas ideas se le antojaban plausibles a la joven, pero en aquel momento, algo en su interior le decía que escapar por un agujero en el suelo era indigno. Había algo, lo mismo que la mantenía totalmente calmada a pesar de la situación, que la instaba a plantar cara y, de algún modo, a demostrarle a aquella cosa quién era y que no era el tipo de persona a la que podía rugir o intentar devorar. Era una sensación extraña desde el punto de vista de la razón, pero a la vez la hacía sentir muy bien, capaz de aplastar a aquel bicho como si no fuera más que uno de los gusanos que Bio había espachurrado bajo su bota. Sin darse cuenta, y con el fauces a punto de alcanzarla, Níniel comenzó a sonreír.
-Ma sheshield.- Fue cuanto dijo con su musical tono de voz. Y a su alrededor, como siempre que pronunciaba esas palabras, se formó una barrera mágica esférica con la forma de una angelical figura femenina. Normalmente dicha figura de pura luz aparecía con su rostro tranquilo, sin mostrar sentimiento alguno, pero en aquella ocasión la figura sonreía, y lo hacía con maliciosa superioridad. Además la barrera en sí era notablemente mayor de lo habitual, tanto que de hecho más que recibir el golpe de la gran criatura pareció expandirse hacia ella para golpearla, produciéndose un tremendo impacto que sacudió toda la sala y causó que el fauces trilladoras se convulsionara de dolor con una de sus cuchillas y parte de la mandíbula rotas. Sobre la dolida bestia, la celestial dama pareció comenzar a reír de manera melódica.
La peliblanca trepó hasta el último de los peldaños y con cuidado, echó un vistazo al lugar al que había llegado, tratando de no hacer demasiado ruido ni de asomarse tanto como para no poder volver a desaparecer por aquella pequeña apertura circular en caso de peligro; y desde luego con aquella cosa tan cerca nadie podría decir que pecase de ser demasiado prudente. Esperaba que aquella escalera les condujese a algún tipo de salida directa o a alguna zona libre de la amenaza inmediata del fauces trilladoras, pero por desgracia aquel, su único camino disponible, no conducía ni a una salida ni a un lugar seguro, si no directamente a la boca del lobo.
Era un lugar amplio, con las metálicas paredes recubiertas de más de aquellas lucecitas de colores habituales en las estructuras biocibernéticas que si bien no iluminaban mucho si que generaban cierta penumbra y todo un baile de sombras conforme se apagabann unas y otras se encendían. A intervalos regulares, unos grandes depósitos transparentes llenos de algún tipo de sustancia de un color verde intenso salpicaban la sala, conectados todos ellos entre sí por unos tubos también transparentes, algunos de los cuales atravesaban las paredes conectando aquellos tanques con a saber qué otra parte de aquellas instalaciones o con qué propósito. El resto del lugar estaba despejado, libre de todo obstáculo...A excepción de la alargada mole que se hallaba en su centro exacto a unas decenas de metros de ella, agitándose nerviosa y pegando su cabeza al suelo para alargar su azulada lengua hacia el piso de abajo, donde parecía creer que sus presas seguían.
Si aquello no era un camino sin salida al menos lo parecía. No solo porque aquella cosa estuviera allí, convirtiendo el mero hecho de pasearse por aquel lugar en algo tremendamente peligroso, si no porque literalmente no parecía haber ningún otro camino que tomar desde allí. Ningún pasillo, ninguna otra escalera...nada. Al menos no hasta que aquella cosa cambió de posición y la elfa pudo ver tras ella el camino que bloqueaba, uno que debía discurrir justo por encima de aquel por el que habían venido. Y allí, brillando a pesar de la poca luz, otro de aquellos carteles que como miguitas de pan les señalaban, o eso creía la peliblanca, una salida.
Muy despacio Níniel terminó de subir, pegándose a la pared a su espalda, y tras pedir nuevamente silencio con un el índice sobre sus labios le dejó espacio suficiente al pelinegro para que subiera también, percatándose de inmediato, pues lo difícil era no verlo incluso a pesar de la penumbra, de la presencia de tan peligroso superdepredador, tan cerca que incluso podían notar como su potente musculatura vibraba con cada uno de sus movimientos.
-No hay otro camino.- Se limitó a responder ignorando la nueva broma del vampiro y señalando en dirección a la criatura, concretamente tras ella, donde protegida por tan fiero guardián se hallaba la que parecía ser su única vía de escape de allí. Iban a necesitar que aquella cosa se moviera y dejara el camino libre, al ser posible sin acabar siendo devorados en el proceso. La buena noticia eran que en un espacio como aquel la criatura vería sus movimientos limitados, la mala...bueno lo cierto era que la lista de malas noticias era demasiado larga. Lista a la que pronto se añadió que el fauces trilladoras, antes de que la elfa pudiera pensar en alguna estrategia que aumentara sus opciones, los detectó y se lanzó a por ellos con su gran boca abierta, permitiéndoles vislumbrar sus hileras de dientes afilados como cuchillas.
-Creo que tus dagas no le impresionan. Deberías dejarme a mi- Advirtió la joven al ver como el pelinegro se colocaba esta vez sí ante ella de manera protectora y viendo cómo la criatura no parecía tener la intención de desviarse, frenando únicamente para cabecear hacia Victor. -!Cuidado imbécil!- Gritó entonces la elfa aunque tarde, viendo como su amigo era empujado varios metros sin esfuerzo para ir a golpear contra uno de aquellos tanques transparentes de forma bastante aparatosa. Aún así había tenido suerte, se había librado de ser atrapado por muy poco. La suerte de los tontos.
Sin más tiempo para preocuparse por su compañero, Níniel se vio enseguida como el siguiente objetivo de la criatura, que apuntando de nuevo en su dirección tras librarse de Bio reanudó su letal ataque profiriendo un feroz rugido, nuevamente abriendo sus fauces para abarcar cuanto más espacio mejor y evitar que su presa escapara. No obstante la elfa estaba tranquila, serena, sin saber por qué o de dónde venía esa sensación. ¿Acaso había aceptado su muerte? No, no era eso.
Sus opciones eran limitadas: Bien podía saltar abajo de nuevo a través del hueco de la escalerilla, con lo cual evitaría el ataque pero podría dejar vendido al pelinegro, algo que con sus constantes meteduras de pata bien se había ganado. O bien podía parar su embestida para darle algo de tiempo al vampiro a recuperarse y hacer algo. Ambas ideas se le antojaban plausibles a la joven, pero en aquel momento, algo en su interior le decía que escapar por un agujero en el suelo era indigno. Había algo, lo mismo que la mantenía totalmente calmada a pesar de la situación, que la instaba a plantar cara y, de algún modo, a demostrarle a aquella cosa quién era y que no era el tipo de persona a la que podía rugir o intentar devorar. Era una sensación extraña desde el punto de vista de la razón, pero a la vez la hacía sentir muy bien, capaz de aplastar a aquel bicho como si no fuera más que uno de los gusanos que Bio había espachurrado bajo su bota. Sin darse cuenta, y con el fauces a punto de alcanzarla, Níniel comenzó a sonreír.
-Ma sheshield.- Fue cuanto dijo con su musical tono de voz. Y a su alrededor, como siempre que pronunciaba esas palabras, se formó una barrera mágica esférica con la forma de una angelical figura femenina. Normalmente dicha figura de pura luz aparecía con su rostro tranquilo, sin mostrar sentimiento alguno, pero en aquella ocasión la figura sonreía, y lo hacía con maliciosa superioridad. Además la barrera en sí era notablemente mayor de lo habitual, tanto que de hecho más que recibir el golpe de la gran criatura pareció expandirse hacia ella para golpearla, produciéndose un tremendo impacto que sacudió toda la sala y causó que el fauces trilladoras se convulsionara de dolor con una de sus cuchillas y parte de la mandíbula rotas. Sobre la dolida bestia, la celestial dama pareció comenzar a reír de manera melódica.
Níniel usa su habilidad Santuario este turno, potenciada por la maldición de Querostraza.
Me siento fatal llamando imbécil por segunda vez a Bio. Níniel no se arrepentirá a corto plazo pero como user pido disculpas por mucho que se entienda que es debido a la maldición y a la situación no porque lo piense realmente.
Níniel Thenidiel
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
Ir ahí arriba no había sido la mejor de las ideas, eso estaba más que claro, sin embargo quedarse abajo tampoco ofrecía un futuro prometedor, al principio subió las escaleras tan concentrado en la amenaza de los gusanos que por poco y va a parar entre las piernas de la elfa al subir, afortunadamente pudo contenerse a tiempo y frenar para evitar algún bochornoso desastre; afortunadamente el ascenso fue rápido y sin problemas, al menos hasta llegar arriba pues la elfa no tenía más que malas noticias -Mira a donde nos trajiste- Dije con ironía pues claramente era yo el de la sugerencia de subir la escalera -Bonitas piernas- Añadí finalmente a modo de indiscreción solo para molestarla, ya que íbamos a sufrir una muerte horrible al menos tenía que reírme antes.
Niniel seguía sin confiar en mis excelentes capacidades matagusanos, y hacía bien, pero igual no dejaría de intentarlo -Ya verás cómo la impresiono con mis daaaaa- Un leve salto me sirvió para amortiguar el golpe pero en consecuencia me envió a volar con más facilidad dejando a la elfa sola y vulnerable ante la escalofriante criatura; yo por mi parte había descubierto algo que podía ser útil, aunque aún no resolvía el cómo.
Sacudí la cabeza y miré al frente con terror -¡¡Cuidado Niniel!!- Grité en medio del pánico aunque por fortuna la desgracia no llegó a caer sobre nosotros y uno de esos escudos raritos rodeó a la elfa protegiéndola de la criatura y aún más, repeliéndola de manera brutal; tras tambalearme sin equilibrio a causa del choque, retrocedí asustado más por esa extraña magia que había invocado la elfa que por la criatura misma, aquella sonrisa me recordaba a la de los peores asesinos del grupo al que pertenecía; no era la sonrisa que debería mostrar una criatura de luz aunque solo fuera una silueta incorpórea, algo estaba pasando con la magia de la elfa y no parecía ser nada bueno.
A fin de cuentas lo importante era que estaba a salvo y era lo único importante por ahora, aunque me costó un poco que mis manos dejaran de temblar ante la tétrica visión de aquella figura tras la que se había escudado mi compañera; sacudí la cabeza para sacarme las dudas de la cabeza, el momento requería más acciones y menos divagaciones -¡Hey! ¡Aquí!- Grité para atraer al conmocionado gusano superdesarrollado -Ven aquí, yo soy una comida más fácil- Dije de nuevo logrando que se dirigiera de nuevo hacia mí, el choque contra el escudo lo había dejado algo lento y mareado, cosa que me serviría de ventaja para lo que tenía planeado; a fin de cuentas, era lento, yo rápido ¿Qué podría salir mal?
Si conseguía atraerlo hasta hacer que se estrellara contra el cristal, con la suficiente fuerza para romperlo, estaría acabado, aunque mi plan no contenía otros detalles importantes como lo que pasaría si el líquido seguía saliendo sin detenerse, o si la criatura frenaba antes o... en fin, el pesimismo no nos llevaría a nada bueno -Ésta es una mala idea, una muy mala idea- Me dije a mí mismo -Tan mala que hasta a mí me parece terrible- Continué balbuceando tonterías para mí mismo hasta que esa cosa estuvo preocupantemente cerca, entonces traté de saltar a un lado pero mi pie se había quedado enganchado entre algunos cables que adornaban en piso -Oh, vamos ¿En serio?- Me quejé mientras me agachaba para desenredarme con las manos antes de que me aplastara la criatura contra el ácido y acabáramos ambos vueltos una misma sopa.
Suéltame, suéltame, suéltame- Repetí halando cables a la fuerza hasta que finalmente me calmé un instante, abrí dos cables a los lados y pude sacar mi pie apenas a tiempo para saltar y rodar por el piso mientras la criatura se estrellaba contra el cristal sin causar ningún efecto negativo -¿Eh?- Miré a la elfa y abrí los brazos sin comprender lo ocurrido -¡Rómpete, maldito cristal!- Grité al tiempo que el gusanote que se había quedado inmóvil tras el golpe giraba hacia mí, aunque al separarse del cristal comenzaron a aparecer fisuras -Sí, sí, sí- Dije emocionado al ver que los primeros chorros del líquido verdoso comenzaban a caer sobre el gusano y le deshacían la piel hasta que la situación se tornó preocupante.
Las fisuras fueron cada vez más y más grandes hasta que cubrieron todo el recipiente -No, no, no- Dije alarmado mientras comenzaba a correr escapando de aquel ácido que ahora comenzaba a llenar todo el piso hasta esparcirse por toda la habitación -Vamos Nin, no hay tiempo para plegarias- Dije en referencia a la que había recitado en el nivel inferior, si no nos dábamos prisa seríamos nosotros quienes necesitaríamos plegarias. El agujero por donde habíamos subido ahora era una cascada verde, dejándonos como única ruta de escape la que antes bloqueaba la criatura, quien se retorcía sobre la sustancia corrosiva al tiempo que su piel se evaporaba en apenas unos instantes; aunque claro, eso no la detendría de perseguirnos con sus últimos instantes de vida, claro, tenía que ser un final épico y complicado.
Por si aquello fuera poco, el solo vapor que salía del líquido parecía ser suficiente para calentar el ambiente, con lo que los demás recipientes también comenzaron a fisurarse y a romperse lentamente, así que las opciones eran ser devorados por la criatura, ser devorados por el líquido, o ser devorados por algo nuevo ahí adelante, un futuro bastante prometedor.
Niniel seguía sin confiar en mis excelentes capacidades matagusanos, y hacía bien, pero igual no dejaría de intentarlo -Ya verás cómo la impresiono con mis daaaaa- Un leve salto me sirvió para amortiguar el golpe pero en consecuencia me envió a volar con más facilidad dejando a la elfa sola y vulnerable ante la escalofriante criatura; yo por mi parte había descubierto algo que podía ser útil, aunque aún no resolvía el cómo.
Sacudí la cabeza y miré al frente con terror -¡¡Cuidado Niniel!!- Grité en medio del pánico aunque por fortuna la desgracia no llegó a caer sobre nosotros y uno de esos escudos raritos rodeó a la elfa protegiéndola de la criatura y aún más, repeliéndola de manera brutal; tras tambalearme sin equilibrio a causa del choque, retrocedí asustado más por esa extraña magia que había invocado la elfa que por la criatura misma, aquella sonrisa me recordaba a la de los peores asesinos del grupo al que pertenecía; no era la sonrisa que debería mostrar una criatura de luz aunque solo fuera una silueta incorpórea, algo estaba pasando con la magia de la elfa y no parecía ser nada bueno.
A fin de cuentas lo importante era que estaba a salvo y era lo único importante por ahora, aunque me costó un poco que mis manos dejaran de temblar ante la tétrica visión de aquella figura tras la que se había escudado mi compañera; sacudí la cabeza para sacarme las dudas de la cabeza, el momento requería más acciones y menos divagaciones -¡Hey! ¡Aquí!- Grité para atraer al conmocionado gusano superdesarrollado -Ven aquí, yo soy una comida más fácil- Dije de nuevo logrando que se dirigiera de nuevo hacia mí, el choque contra el escudo lo había dejado algo lento y mareado, cosa que me serviría de ventaja para lo que tenía planeado; a fin de cuentas, era lento, yo rápido ¿Qué podría salir mal?
Si conseguía atraerlo hasta hacer que se estrellara contra el cristal, con la suficiente fuerza para romperlo, estaría acabado, aunque mi plan no contenía otros detalles importantes como lo que pasaría si el líquido seguía saliendo sin detenerse, o si la criatura frenaba antes o... en fin, el pesimismo no nos llevaría a nada bueno -Ésta es una mala idea, una muy mala idea- Me dije a mí mismo -Tan mala que hasta a mí me parece terrible- Continué balbuceando tonterías para mí mismo hasta que esa cosa estuvo preocupantemente cerca, entonces traté de saltar a un lado pero mi pie se había quedado enganchado entre algunos cables que adornaban en piso -Oh, vamos ¿En serio?- Me quejé mientras me agachaba para desenredarme con las manos antes de que me aplastara la criatura contra el ácido y acabáramos ambos vueltos una misma sopa.
Suéltame, suéltame, suéltame- Repetí halando cables a la fuerza hasta que finalmente me calmé un instante, abrí dos cables a los lados y pude sacar mi pie apenas a tiempo para saltar y rodar por el piso mientras la criatura se estrellaba contra el cristal sin causar ningún efecto negativo -¿Eh?- Miré a la elfa y abrí los brazos sin comprender lo ocurrido -¡Rómpete, maldito cristal!- Grité al tiempo que el gusanote que se había quedado inmóvil tras el golpe giraba hacia mí, aunque al separarse del cristal comenzaron a aparecer fisuras -Sí, sí, sí- Dije emocionado al ver que los primeros chorros del líquido verdoso comenzaban a caer sobre el gusano y le deshacían la piel hasta que la situación se tornó preocupante.
Las fisuras fueron cada vez más y más grandes hasta que cubrieron todo el recipiente -No, no, no- Dije alarmado mientras comenzaba a correr escapando de aquel ácido que ahora comenzaba a llenar todo el piso hasta esparcirse por toda la habitación -Vamos Nin, no hay tiempo para plegarias- Dije en referencia a la que había recitado en el nivel inferior, si no nos dábamos prisa seríamos nosotros quienes necesitaríamos plegarias. El agujero por donde habíamos subido ahora era una cascada verde, dejándonos como única ruta de escape la que antes bloqueaba la criatura, quien se retorcía sobre la sustancia corrosiva al tiempo que su piel se evaporaba en apenas unos instantes; aunque claro, eso no la detendría de perseguirnos con sus últimos instantes de vida, claro, tenía que ser un final épico y complicado.
Por si aquello fuera poco, el solo vapor que salía del líquido parecía ser suficiente para calentar el ambiente, con lo que los demás recipientes también comenzaron a fisurarse y a romperse lentamente, así que las opciones eran ser devorados por la criatura, ser devorados por el líquido, o ser devorados por algo nuevo ahí adelante, un futuro bastante prometedor.
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
Níniel no podía ni no mostrarse sorprendida a la vez que encantada por el resultado de su movimiento, compartiendo con su avatar de luz la misma sonrisa de maliciosa satisfacción mientras contemplaba el resultado y pensaba que aquella criatura se lo pensaría dos veces antes de volver a lanzarse a por ella como si no fuera más que uno de esos humanos del desierto con los que se había dado un festín.
A decir verdad, conjurar aquella barrera en el último momento para hacer que sus enemigos se estrellaran contra ella era uno de sus ases bajo la manga, uno de los más útiles y que había usado en más de una ocasión con buenos resultados, pero nunca había logrado algo como lo que acababa de conseguir, por los dioses si por poco no mata a aquella cosa en lugar de únicamente contenerla. ¿Aquel era el fruto de todas sus horas de práctica y estudio? Realmente se había vuelto muy poderosa, su madre estaría orgullosa...Ella misma estaba muy orgullosa; desconocedora de que todo aquel poder no era suyo, no del todo, y de que una inquietante aura no hacía si no crecer en torno a ella. Se sentía demasiado bien como para cuestionarse todo esa fuerza y el modo en la que la estaba afectando.
-¿Qué ha pasado grandullón? ¿No te ha gustado la comida? Bueno quizá deba darte algo con más sustancia.- Profirió la peliblanca aún desde el interior de su barrera justo en el momento en el que Bio, recuperado del golpe recibido, llamaba la atención de la criatura aparentemente con algún plan en mente; o eso esperaba la joven que dudaba mucho que pudiera encajar igual de bien otro golpe como el primero, salvo que ir por ahí sin camisa y luciendo pectorales le confiriera algún tipo de poder vampírico especial, algo harto improbable aunque había que admitir que no era un espectáculo desagradable. Al menos mientras no acabase en la boca de aquella cosa.
Pronto el plan del pelinegro quedó claro para la joven elfa. Bio no andaba sin la parte superior de su ropa por gusto calor o como parte de su plan. Parecía que había descubierto por las malas que la sustancia de color verde que contenían aquellos depósitos no era precisamente inocua, si no que tenía propiedades fuertemente corrosivas, como demostraba el hecho de que la que se filtraba desde tanque dañado a espaldas del pelinegro estuviera comiéndose literalmente el metal del suelo de aquella sala y hubiese reducido su camisa a prácticamente unos maltrechos jirones. Sin duda su intención era la de causar un nuevo ataque del animal, apartarse en el último instante y causar que el ácido se ocupara de tan peligroso ser. Una buena idea aunque peligrosa, ideal para alguien tan rápido como él eso sí... pero con una ejecución que colocó a Níniel en la tesitura de elegir si ayudar a su amigo o dejar que el fauces acabara de una vez con su sufrimiento.
-No me lo puedo creer...- Se lamentó al ver como discutía con unos cables del suelo en los que de algún modo se las había apañado para enredar una de sus botas sin molestarse en comprobar algo así antes de llamar la atención del fauces trilladoras que inexorablemente se dirigía hacia el atrapado vampiro haciendo caso omiso de los intentos de Níniel por hacer que volviera a centrarse en ella.
-!Eh!, aquí, una comida tan fácil no puede ser buena. Ven por aquí maldito monstruo.- Gritó sin éxito. No era capaz de llamar su atención, seguramente porque era consciente de que Bio era una presa fácil y porque su instinto le diría que si volvía a ir a por la elfa acabaría de nuevo sufriendo un gran dolor. Con esas cosas los animales aprendían rápidamente la lección, a diferencia de los humanos. -No me ignores maldito.- Se quejó la joven antes de cambiar de plan y bendecir a su compañero y a ella misma con un notable incremento de su destreza en un último intento por darle al pelinegro una posibilidad de salvarse, y a ella también.
Ya fuera gracias a su ayuda o con sus propios medios, osea una suerte desproporcionada, Bio logró librarse por los pelos del ataque y que la criatura golpeara contra los depósitos. En un primer momento el plan pareció haber fallado al resultar los tanques demasiado resistentes, lo cual venía a demostrar lo dura que tenía el vampiro la cabeza, pero poco después los grandes contenedores se resquebrajaron derramando su peligroso contenido sobre la criatura...y sobre ellos si no se daban prisa en salir de allí, pues el resto de depósitos se estaban resintiendo también por las acciones del vampiro, lo cual unido a los espasmódicos movimientos de agonía del fauces trilladoras, que golpeaba unos y otros en un intento por librarse, amenazaban con convertir aquel lugar en todo un pequeño lago de ácido.
-No pienso dedicarle una plegaria al alma de este puto bicho, tranquilo.- Respondió la joven a las palabras del pelinegro corriendo hacia el único camino libre en esos momentos. Algo que podía parecer sencillo pero que no estaba exento del peligro de ser golpeados por uno de los frenéticos movimientos del animal o de acabar siendo salpicados por el ácido. Por suerte la bendición de destreza seguía activa, o de lo contrario Níniel no habría podido saltar por encima de la larga cola de la criatura que restalló como un látigo al recogerla y comenzar a enroscarse sobre sí misma al estar ya al borde la muerte.
-Maldita sea, muérete ya de una vez.- Espetó la joven...O comenzó a espetar, pues un gran crujido opacó casi por completo sus palabras justo en el momento en el que por culpa del ácido y el peso del ser el suelo comenzó a hundirse bajo sus pies. Primero la parte que sostenía al animal y donde se encontraba la mayor parte del ácido, haciendo que el fauces cayera a la planta inferior aún agonizando y con gran estrépito, acompañado por la verde y corrosiva sustancia, pero pronto el resto de la debilitada estructura comenzó a desplomarse también como si hubiese caído la primera de una larga hilera de fichas de dominó colocadas de pié una detrás de otra.
-Oh, porras...!Corre!- Instó la joven al ver como el suelo tras ellos se hundía, haciendo lo propio y buscando con unos minutos antes nuevamente la mano del pelinegro a sabiendas de que sin su ayuda no lo lograría. Un instante de descanso, un leve traspiés y acabarían cayendo varios metros, quizá sin posibilidad de volver a ascender.
A decir verdad, conjurar aquella barrera en el último momento para hacer que sus enemigos se estrellaran contra ella era uno de sus ases bajo la manga, uno de los más útiles y que había usado en más de una ocasión con buenos resultados, pero nunca había logrado algo como lo que acababa de conseguir, por los dioses si por poco no mata a aquella cosa en lugar de únicamente contenerla. ¿Aquel era el fruto de todas sus horas de práctica y estudio? Realmente se había vuelto muy poderosa, su madre estaría orgullosa...Ella misma estaba muy orgullosa; desconocedora de que todo aquel poder no era suyo, no del todo, y de que una inquietante aura no hacía si no crecer en torno a ella. Se sentía demasiado bien como para cuestionarse todo esa fuerza y el modo en la que la estaba afectando.
-¿Qué ha pasado grandullón? ¿No te ha gustado la comida? Bueno quizá deba darte algo con más sustancia.- Profirió la peliblanca aún desde el interior de su barrera justo en el momento en el que Bio, recuperado del golpe recibido, llamaba la atención de la criatura aparentemente con algún plan en mente; o eso esperaba la joven que dudaba mucho que pudiera encajar igual de bien otro golpe como el primero, salvo que ir por ahí sin camisa y luciendo pectorales le confiriera algún tipo de poder vampírico especial, algo harto improbable aunque había que admitir que no era un espectáculo desagradable. Al menos mientras no acabase en la boca de aquella cosa.
Pronto el plan del pelinegro quedó claro para la joven elfa. Bio no andaba sin la parte superior de su ropa por gusto calor o como parte de su plan. Parecía que había descubierto por las malas que la sustancia de color verde que contenían aquellos depósitos no era precisamente inocua, si no que tenía propiedades fuertemente corrosivas, como demostraba el hecho de que la que se filtraba desde tanque dañado a espaldas del pelinegro estuviera comiéndose literalmente el metal del suelo de aquella sala y hubiese reducido su camisa a prácticamente unos maltrechos jirones. Sin duda su intención era la de causar un nuevo ataque del animal, apartarse en el último instante y causar que el ácido se ocupara de tan peligroso ser. Una buena idea aunque peligrosa, ideal para alguien tan rápido como él eso sí... pero con una ejecución que colocó a Níniel en la tesitura de elegir si ayudar a su amigo o dejar que el fauces acabara de una vez con su sufrimiento.
-No me lo puedo creer...- Se lamentó al ver como discutía con unos cables del suelo en los que de algún modo se las había apañado para enredar una de sus botas sin molestarse en comprobar algo así antes de llamar la atención del fauces trilladoras que inexorablemente se dirigía hacia el atrapado vampiro haciendo caso omiso de los intentos de Níniel por hacer que volviera a centrarse en ella.
-!Eh!, aquí, una comida tan fácil no puede ser buena. Ven por aquí maldito monstruo.- Gritó sin éxito. No era capaz de llamar su atención, seguramente porque era consciente de que Bio era una presa fácil y porque su instinto le diría que si volvía a ir a por la elfa acabaría de nuevo sufriendo un gran dolor. Con esas cosas los animales aprendían rápidamente la lección, a diferencia de los humanos. -No me ignores maldito.- Se quejó la joven antes de cambiar de plan y bendecir a su compañero y a ella misma con un notable incremento de su destreza en un último intento por darle al pelinegro una posibilidad de salvarse, y a ella también.
Ya fuera gracias a su ayuda o con sus propios medios, osea una suerte desproporcionada, Bio logró librarse por los pelos del ataque y que la criatura golpeara contra los depósitos. En un primer momento el plan pareció haber fallado al resultar los tanques demasiado resistentes, lo cual venía a demostrar lo dura que tenía el vampiro la cabeza, pero poco después los grandes contenedores se resquebrajaron derramando su peligroso contenido sobre la criatura...y sobre ellos si no se daban prisa en salir de allí, pues el resto de depósitos se estaban resintiendo también por las acciones del vampiro, lo cual unido a los espasmódicos movimientos de agonía del fauces trilladoras, que golpeaba unos y otros en un intento por librarse, amenazaban con convertir aquel lugar en todo un pequeño lago de ácido.
-No pienso dedicarle una plegaria al alma de este puto bicho, tranquilo.- Respondió la joven a las palabras del pelinegro corriendo hacia el único camino libre en esos momentos. Algo que podía parecer sencillo pero que no estaba exento del peligro de ser golpeados por uno de los frenéticos movimientos del animal o de acabar siendo salpicados por el ácido. Por suerte la bendición de destreza seguía activa, o de lo contrario Níniel no habría podido saltar por encima de la larga cola de la criatura que restalló como un látigo al recogerla y comenzar a enroscarse sobre sí misma al estar ya al borde la muerte.
-Maldita sea, muérete ya de una vez.- Espetó la joven...O comenzó a espetar, pues un gran crujido opacó casi por completo sus palabras justo en el momento en el que por culpa del ácido y el peso del ser el suelo comenzó a hundirse bajo sus pies. Primero la parte que sostenía al animal y donde se encontraba la mayor parte del ácido, haciendo que el fauces cayera a la planta inferior aún agonizando y con gran estrépito, acompañado por la verde y corrosiva sustancia, pero pronto el resto de la debilitada estructura comenzó a desplomarse también como si hubiese caído la primera de una larga hilera de fichas de dominó colocadas de pié una detrás de otra.
-Oh, porras...!Corre!- Instó la joven al ver como el suelo tras ellos se hundía, haciendo lo propio y buscando con unos minutos antes nuevamente la mano del pelinegro a sabiendas de que sin su ayuda no lo lograría. Un instante de descanso, un leve traspiés y acabarían cayendo varios metros, quizá sin posibilidad de volver a ascender.
Níniel usa su habilidad estrella fugaz este turno.
Níniel Thenidiel
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
Mientras la elfa presumía orgullosa su logro yo pensaba hacia dónde saltar una vez que el gusanote estuviera cerca, esperé y esperé hasta que llegó el momento en que me sentí atorado, era una fortuna no haber esperado hasta el último momento y querer saltar un poco antes, pues de otro modo no me habría dado tiempo de forcejar un poco con los cables en mis pies, afortunadamente fui invadido por una sensación de agilidad que me permitió calmarme y aflojar el cable en lugar de solo forcejar inútilmente; así conseguí liberarme y saltar hacia la derecha rodando aparatosamente por el piso y de manera muy poco elegante.
Lo que vino luego fue una serie de eventos desafortunados, lo que en principio había parecido un mal plan pasó a ser un buen plan y nuevamente un mal plan al notar que todo se salía de control, corrí hacia mi compañera y de ahí al camino que antes bloqueaba la criatura; el piso tras nosotros comenzaba a desmoronarse y la criatura se retorcía golpeando el resto de estructuras sin parar.
La expresión de Niniel me dejó boquiabierto y habría examinado un poco más de no ser por la espantosa muerte que nos aguardaba si no salíamos de ese lugar -Ese no es el vocabulario de una dama- Aunque mi frase iría a caer a saco roto pues continuó lanzando maldiciones a diestra y siniestra; con el suelo desmoronándose tomé la mano de la elfa para apurar el paso y avancé hacia el pasillo que de hecho no parecía el sendero más estable del mundo, la criatura lo había debilitado con su peso por lo que habría que tener mucho cuidado -Vamos por la orilla, evita pisar el centro- Sugerí a la elfa al tiempo que avanzaba por el misterioso sendero dejando atrás el apabullante estruendo del derrumbe que habíamos causado.
Nuevamente llegamos a un callejón sin salida, o al menos sin una salida normal, pues todo lo que teníamos a disposición era uno de esos túneles que creaban los gusanos, aunque uno lo suficientemente grande para pasar por él y que además parecía llevar a la superficie, básicamente porque se podía sentir la brisa fría del arenal soplando esporádicamente -¿Qué crees que sea eso?- Pregunté a mi compañera al ver que varios cuadros de cristal en las paredes comenzaban a mostrar números rojos en una especie de conteo regresivo -Yo voto por que lo averigüe alguien más, yo paso- Me acerqué al túnel para confirmar que no hubiera alguna otra sorpresita en el camino -Está despejado- Llamé a la elfa con las manos para apurarla -De prisa- Apuré de nuevo su paso aunque no me detuve a esperarla.
Avancé en primer lugar, tal vez para asegurarme de que no hubiera peligro, o tal vez porque solo quería salvarme a mí mismo, fuera como fuera no hizo falta mucho para llegar a la salida, aunque justo en ese momento el piso parecía querer tragarnos de nuevo -¡¡Corre!!- Grité sin mirar atrás mientras parecía crearse un agujero que se devoraba todo en medio del derrumbe de la estructura subterránea.
Al estar a salvo me lancé de bruces al piso -Vaya que hiciste un desastre- Le dije a la elfa -Debes tener más cuidado- Cerré los ojos apenas un instante y volví a abrirlos por desconfianza, algo en esa elfa me daba mala espina aunque de momento no tenía energías para confirmar nada -Espero que ese sea el final de esa cosa- Desvié el tema para no entrar en detalles incómodos, ahora solo debía pensar en el regreso a la civilización antes del amanecer.
Lo que vino luego fue una serie de eventos desafortunados, lo que en principio había parecido un mal plan pasó a ser un buen plan y nuevamente un mal plan al notar que todo se salía de control, corrí hacia mi compañera y de ahí al camino que antes bloqueaba la criatura; el piso tras nosotros comenzaba a desmoronarse y la criatura se retorcía golpeando el resto de estructuras sin parar.
La expresión de Niniel me dejó boquiabierto y habría examinado un poco más de no ser por la espantosa muerte que nos aguardaba si no salíamos de ese lugar -Ese no es el vocabulario de una dama- Aunque mi frase iría a caer a saco roto pues continuó lanzando maldiciones a diestra y siniestra; con el suelo desmoronándose tomé la mano de la elfa para apurar el paso y avancé hacia el pasillo que de hecho no parecía el sendero más estable del mundo, la criatura lo había debilitado con su peso por lo que habría que tener mucho cuidado -Vamos por la orilla, evita pisar el centro- Sugerí a la elfa al tiempo que avanzaba por el misterioso sendero dejando atrás el apabullante estruendo del derrumbe que habíamos causado.
Nuevamente llegamos a un callejón sin salida, o al menos sin una salida normal, pues todo lo que teníamos a disposición era uno de esos túneles que creaban los gusanos, aunque uno lo suficientemente grande para pasar por él y que además parecía llevar a la superficie, básicamente porque se podía sentir la brisa fría del arenal soplando esporádicamente -¿Qué crees que sea eso?- Pregunté a mi compañera al ver que varios cuadros de cristal en las paredes comenzaban a mostrar números rojos en una especie de conteo regresivo -Yo voto por que lo averigüe alguien más, yo paso- Me acerqué al túnel para confirmar que no hubiera alguna otra sorpresita en el camino -Está despejado- Llamé a la elfa con las manos para apurarla -De prisa- Apuré de nuevo su paso aunque no me detuve a esperarla.
Avancé en primer lugar, tal vez para asegurarme de que no hubiera peligro, o tal vez porque solo quería salvarme a mí mismo, fuera como fuera no hizo falta mucho para llegar a la salida, aunque justo en ese momento el piso parecía querer tragarnos de nuevo -¡¡Corre!!- Grité sin mirar atrás mientras parecía crearse un agujero que se devoraba todo en medio del derrumbe de la estructura subterránea.
Al estar a salvo me lancé de bruces al piso -Vaya que hiciste un desastre- Le dije a la elfa -Debes tener más cuidado- Cerré los ojos apenas un instante y volví a abrirlos por desconfianza, algo en esa elfa me daba mala espina aunque de momento no tenía energías para confirmar nada -Espero que ese sea el final de esa cosa- Desvié el tema para no entrar en detalles incómodos, ahora solo debía pensar en el regreso a la civilización antes del amanecer.
Bio
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
A sus espaldas la destrucción causada por el ácido y los estertores agónicos de la enorme criatura. Delante su única esperanza, un camino oscuro solo iluminado por la luz de la propia elfa al avanzar mientras se concentraba y esforzaba por seguir el ritmo y las indicaciones del pelinegro. Tarea nada sencilla debido a la velocidad de su compañero y al mal estado de aquel pasillo, que parecía por momentos a punto de seguir los pasos del suelo de la sala que acaban de dejar atrás y que llevaba a dudar sobre si podría aguantar su peso mucho más tiempo antes de venirse abajo.
-Al menos parece que casi todos los gusanos acabaron abajo.- Apreció la joven agradeciendo a los dioses por no tener que sufrir nuevamente la lluvia de anélidos provenientes del techo ni que estos acabaran por bloquear nuevamente su camino como ocurriera poco antes. Quedaban unos cuantos por allí, algunos bastante grandes, pero salvo la molestia de acabar pisando unos cuantos mientras avanzaban y lo asqueroso que resultaba no suponían ningún problema. Mucho menos cuando se comparaba con el riachuelo de ácido que avanzaba lentamente bajo sus pies, visible a través de las rejillas del suelo. -Ya no vas a tener que preocuparte por ellos.- Añadió entonces la peliblanca asegurándose de poner los pies exactamente en el mismo lugar donde Bio los había puesto antes que ella. Ser disuelta en ácido era un destino que no tenía ninguna intención de compartir.
No tardaron en llegar al final de aquel pasillo. Una sala algo menor en tamaño a la anterior pero aún así lo suficientemente amplia como para que aquella criatura se moviera sin problemas por ella, siendo una suerte para ellos que ya no estuviera en condiciones de hacerlo.
Si la que acababan de abandonar había sido algún tipo de depósito para aquella verde sustancia corrosiva, cuyas aplicaciones a parte de comerse todo cuanto tocaba eran un misterio para la elfa en caso de tenerlas, aquella parecía ser algún tipo de sala de máquinas. Grandes aparatos de forma circular y que contenían algo parecido a las aspas de un molino pero metálicas salpicaban el techo de manera ordenada, y conectados a ellos había varios cables que los unían a más de aquellos paneles llenos de botones y lucecitas de colores así como a dos de las ventanas con teclado. De todas ellas solo había dos en cuasi silencioso funcionamiento, y tras unos instantes Níniel pudo percatarse de que su función era la de mantener el flujo de aire allí abajo. Ingenioso, útil y necesario para una estructura subterránea tan grande como aquella, además de sugerir que debían de estar cerca de la superficie.
Al fondo de la sala una puerta metálica sobre la que se encontraba el símbolo de salida que llevaba siguiendo desde que cayera hasta allí abajo prometía que pronto estarían de vuelta en la superficie, pero para su desgracia parecía que cierto bicho enorme se había dedicado a darse de cabezazos contra ella. Parte del metal se hallaba combado bloqueándola y el panel de apertura estaba literalmente hecho pedazos y con una luz roja intermitente señalando básicamente que por allí no irían a ningún sitio.
-Maldita sea...Esa cosa sufrió menos de lo que merecía.- Espetó la joven elfa acercándose hasta la puerta a pesar de todo y tratando de pulsar los botones a pesar de que sabía de sobra que la puerta no se abriría, recibiendo por su insistencia un calambrazo que causó que diera un bote hacia atrás y agitara la mano para aliviar el dolor que sentía. Desquitándose golpeando la puerta con el bastón llena de frustración. -Estúpido montón de chatarra.- Se quejó antes de girarse y ver a Bio llamando su atención cerca de uno de esos túneles excavados a través de la roca y el metal por el fauces trilladoras.
-Pues no lo sé, pero las luces rojas parecen querer advertir de peligros, cosas cerradas y cosas que están rotas en la simbología de estos lugares. Sea lo que sea no quiero estar aquí cuando la cuenta llegue a cero, la última vez no es que pasase algo precisamente bueno.- Respondió la joven en base a sus experiencias previas. -¿Creés que podremos salir por aquí?- Preguntó entonces con evidente ansia al notar que a través de aquel agujero también llegaba algo de corriente. El pelinegro parecía creer que sí, y dispuesto a demostrarlo se acercó hasta el hueco en la pared y echó un vistazo por él, confirmándolo y afirmando que estaba libre de obstáculos. -Por fin un poco de suerte...Iré justo detrás.- Le dijo a su compañero ante sus más que justificadas prisas por abandonar aquel lugar, prisas más que compartidas por ella. No necesitaba decírselo dos veces, de hecho incluso la primera sobraba.
Poco después, Níniel pudo por fin llenar sus pulmones de frío aire fresco y de alivio. Pronto tendría que volver a preocuparse por las bajas temperaturas y la arena que con insistencia buscaría colarse por entre los pliegues de su ropa, pero por un momento se permitió simplemente estar contenta por haber salido allí y tomarse un respiro. Aunque la alegría le duró poco cuando, a causa de lo que parecía ser el colapso de la superestructura construida con la tecnología de la tierra que se hallaba bajo ellos, se formó un embudo que comenzó a tragarse toda la arena a su alrededor, y a ambos con ella.
-Por los dioses...-Gritó alarmada la joven comenzando a correr de nuevo con todas sus fuerzas notando como la arena bajo sus pies se deslizaba hacia el centro de aquel cono, que como la vorágine que casi se la traga en el mar amenazaba con enviarla a una tumba de metal y arena. Notaba como sus botas resbalaban, notaba como sus manos resbalaban y creyó que no iba a lograrlo. Presa del miedo elevó su mirada en busca de la ayuda de Bio, pero él ya se alejaba de allí sin mirar atrás siquiera.
-Maldito traidor...- Se escuchó a sí misma decir mientras notaba como una gran fuerza la invadía y la impulsaba a no rendirse, a correr aún más rápido, a apoyarse con más ahínco con su bastón sobre la arena. En su mente no había instinto de supervivencia, o puede que sí, pero otro sentimiento se imponía a todos los demás. Iba a matar a ese vampiro por finalmente cumplir sus amenazas de dejarla atrás. Ese sentimiento, esa fuerza la salvaron en su momento de mayor necesidad y le permitieron alcanzar el lugar donde el pelinegro ya a salvo se había dejado caer sobre la arena.
-¿Estás a gusto sobre la fría arena Victor?.- Dijo acercándose hasta él y hablando sin su habitual tono melódico. -Si el ácido no lo mató ya no tardará en hacerlo, ningún ser vivo sobreviviría a esas heridas. Pareces realmente cansado. Te has esforzado mucho por solventar todas "mis" meteduras de pata ¿Verdad? Tanto como para dejar que casi me trague la arena sin mover un dedo, pobrecito. Tranquilo, te ayudaré a descansar.- Dijo elevando su bastón sobre su cuerpo vulnerable y desprotegido y preparándose para golpear.
Entonces descargó todo su enfado y clavó su bastón en la arena, justo al lado de su cuello, soltando un largo suspiro y colocándose de rodillas a su lado comenzando a masajear su cansado cuerpo para animarle de ese modo a levantarse sin perder más tiempo. Sus manos hacían maravillas con sus sobrecargados y tensos músculos y mientras lo hacía su aura oscura comenzó a disminuir lentamente conforme ella misma se serenaba, aunque no llegaría a desaparecer del todo. -Moriremos de frío si nos quedamos aquí, especialmente tú que estás sin camisa. Tenemos que buscar otro refugio rápido, uno de verdad esta vez. Además amanecerá en pocas horas...A mi me da igual pero...- Dijo con su tono melodioso de siempre a modo de advertencia. Definitivamente no era el lugar ni el momento para quedarse tumbado..
-Al menos parece que casi todos los gusanos acabaron abajo.- Apreció la joven agradeciendo a los dioses por no tener que sufrir nuevamente la lluvia de anélidos provenientes del techo ni que estos acabaran por bloquear nuevamente su camino como ocurriera poco antes. Quedaban unos cuantos por allí, algunos bastante grandes, pero salvo la molestia de acabar pisando unos cuantos mientras avanzaban y lo asqueroso que resultaba no suponían ningún problema. Mucho menos cuando se comparaba con el riachuelo de ácido que avanzaba lentamente bajo sus pies, visible a través de las rejillas del suelo. -Ya no vas a tener que preocuparte por ellos.- Añadió entonces la peliblanca asegurándose de poner los pies exactamente en el mismo lugar donde Bio los había puesto antes que ella. Ser disuelta en ácido era un destino que no tenía ninguna intención de compartir.
No tardaron en llegar al final de aquel pasillo. Una sala algo menor en tamaño a la anterior pero aún así lo suficientemente amplia como para que aquella criatura se moviera sin problemas por ella, siendo una suerte para ellos que ya no estuviera en condiciones de hacerlo.
Si la que acababan de abandonar había sido algún tipo de depósito para aquella verde sustancia corrosiva, cuyas aplicaciones a parte de comerse todo cuanto tocaba eran un misterio para la elfa en caso de tenerlas, aquella parecía ser algún tipo de sala de máquinas. Grandes aparatos de forma circular y que contenían algo parecido a las aspas de un molino pero metálicas salpicaban el techo de manera ordenada, y conectados a ellos había varios cables que los unían a más de aquellos paneles llenos de botones y lucecitas de colores así como a dos de las ventanas con teclado. De todas ellas solo había dos en cuasi silencioso funcionamiento, y tras unos instantes Níniel pudo percatarse de que su función era la de mantener el flujo de aire allí abajo. Ingenioso, útil y necesario para una estructura subterránea tan grande como aquella, además de sugerir que debían de estar cerca de la superficie.
Al fondo de la sala una puerta metálica sobre la que se encontraba el símbolo de salida que llevaba siguiendo desde que cayera hasta allí abajo prometía que pronto estarían de vuelta en la superficie, pero para su desgracia parecía que cierto bicho enorme se había dedicado a darse de cabezazos contra ella. Parte del metal se hallaba combado bloqueándola y el panel de apertura estaba literalmente hecho pedazos y con una luz roja intermitente señalando básicamente que por allí no irían a ningún sitio.
-Maldita sea...Esa cosa sufrió menos de lo que merecía.- Espetó la joven elfa acercándose hasta la puerta a pesar de todo y tratando de pulsar los botones a pesar de que sabía de sobra que la puerta no se abriría, recibiendo por su insistencia un calambrazo que causó que diera un bote hacia atrás y agitara la mano para aliviar el dolor que sentía. Desquitándose golpeando la puerta con el bastón llena de frustración. -Estúpido montón de chatarra.- Se quejó antes de girarse y ver a Bio llamando su atención cerca de uno de esos túneles excavados a través de la roca y el metal por el fauces trilladoras.
-Pues no lo sé, pero las luces rojas parecen querer advertir de peligros, cosas cerradas y cosas que están rotas en la simbología de estos lugares. Sea lo que sea no quiero estar aquí cuando la cuenta llegue a cero, la última vez no es que pasase algo precisamente bueno.- Respondió la joven en base a sus experiencias previas. -¿Creés que podremos salir por aquí?- Preguntó entonces con evidente ansia al notar que a través de aquel agujero también llegaba algo de corriente. El pelinegro parecía creer que sí, y dispuesto a demostrarlo se acercó hasta el hueco en la pared y echó un vistazo por él, confirmándolo y afirmando que estaba libre de obstáculos. -Por fin un poco de suerte...Iré justo detrás.- Le dijo a su compañero ante sus más que justificadas prisas por abandonar aquel lugar, prisas más que compartidas por ella. No necesitaba decírselo dos veces, de hecho incluso la primera sobraba.
Poco después, Níniel pudo por fin llenar sus pulmones de frío aire fresco y de alivio. Pronto tendría que volver a preocuparse por las bajas temperaturas y la arena que con insistencia buscaría colarse por entre los pliegues de su ropa, pero por un momento se permitió simplemente estar contenta por haber salido allí y tomarse un respiro. Aunque la alegría le duró poco cuando, a causa de lo que parecía ser el colapso de la superestructura construida con la tecnología de la tierra que se hallaba bajo ellos, se formó un embudo que comenzó a tragarse toda la arena a su alrededor, y a ambos con ella.
-Por los dioses...-Gritó alarmada la joven comenzando a correr de nuevo con todas sus fuerzas notando como la arena bajo sus pies se deslizaba hacia el centro de aquel cono, que como la vorágine que casi se la traga en el mar amenazaba con enviarla a una tumba de metal y arena. Notaba como sus botas resbalaban, notaba como sus manos resbalaban y creyó que no iba a lograrlo. Presa del miedo elevó su mirada en busca de la ayuda de Bio, pero él ya se alejaba de allí sin mirar atrás siquiera.
-Maldito traidor...- Se escuchó a sí misma decir mientras notaba como una gran fuerza la invadía y la impulsaba a no rendirse, a correr aún más rápido, a apoyarse con más ahínco con su bastón sobre la arena. En su mente no había instinto de supervivencia, o puede que sí, pero otro sentimiento se imponía a todos los demás. Iba a matar a ese vampiro por finalmente cumplir sus amenazas de dejarla atrás. Ese sentimiento, esa fuerza la salvaron en su momento de mayor necesidad y le permitieron alcanzar el lugar donde el pelinegro ya a salvo se había dejado caer sobre la arena.
-¿Estás a gusto sobre la fría arena Victor?.- Dijo acercándose hasta él y hablando sin su habitual tono melódico. -Si el ácido no lo mató ya no tardará en hacerlo, ningún ser vivo sobreviviría a esas heridas. Pareces realmente cansado. Te has esforzado mucho por solventar todas "mis" meteduras de pata ¿Verdad? Tanto como para dejar que casi me trague la arena sin mover un dedo, pobrecito. Tranquilo, te ayudaré a descansar.- Dijo elevando su bastón sobre su cuerpo vulnerable y desprotegido y preparándose para golpear.
Entonces descargó todo su enfado y clavó su bastón en la arena, justo al lado de su cuello, soltando un largo suspiro y colocándose de rodillas a su lado comenzando a masajear su cansado cuerpo para animarle de ese modo a levantarse sin perder más tiempo. Sus manos hacían maravillas con sus sobrecargados y tensos músculos y mientras lo hacía su aura oscura comenzó a disminuir lentamente conforme ella misma se serenaba, aunque no llegaría a desaparecer del todo. -Moriremos de frío si nos quedamos aquí, especialmente tú que estás sin camisa. Tenemos que buscar otro refugio rápido, uno de verdad esta vez. Además amanecerá en pocas horas...A mi me da igual pero...- Dijo con su tono melodioso de siempre a modo de advertencia. Definitivamente no era el lugar ni el momento para quedarse tumbado..
Níniel Thenidiel
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Re: [Trabajo] El Misterioso Caso del Hogufer Gigante [Niniel]
¡Menudo lio habéis enfrentado! En varias ocasiones llegué a emocionarme creyendo que sería vuestro fin. Bueno, el tiempo es oro y el mío vale por varios quilates, así que vayamos al grano. Fue un trabajo sumamente entretenido, la problemática me sorprendió, y, de hecho, no me imaginé que os enfrentarías a semejante criatura, aunque al final (y por muy poco) lograsteis salvaros. Debo decir que los embrollos en los que el vampiro se mete siempre resultan amenos y con ansias de seguir leyendo a fin de ver lo que sucederá a continuación. Bien hecho a ambos, sabéis que me encanta leeros, aunque hubo momentos en que sentí que había relleno que pudo haberse omitido.
Ya conocéis mi dinámica, por lo que me permitiré hacer algunas observaciones individuales:
Ya conocéis mi dinámica, por lo que me permitiré hacer algunas observaciones individuales:
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Niníel Thenidiel: En vuestro trabajo anterior me di la oportunidad de elogiarte por la calidad de tu narrativa, así que espero que está observación sea tomada de la misma buena manera que los halagos. Me llevé una increíblemente grata sorpresa al ver que por fin le dabas una personalidad propia a tu personaje, pese a que esto fuese obra de una maldición. Me considero una acosadora, pues en cuanto tengo oportunidad leo los temas de la mayoría de los usuarios y en tus temas debo decir que me topaba con la misma interrogante: ¿Qué personalidad tiene realmente Niníel? En un post la leía dulce y tímida, y de pronto en el siguiente post podía leer a un personaje que difería completamente a la personalidad que se le había dado en el anterior. Fue algo que inclusive llegó a causarme contrariedad, pero en este tema disfruté inmensamente leerla con una personalidad definida durante todo el tema y no como una especie de copia de otros personajes para que encajase con el momento que se presentaba en x post.
Recuerda que rolear y escribir bien son dos cosas completamente distintas, y, aunque tu narrativa es maravillosa, el hecho de que no le brindases una personalidad propia a tu personaje (con defectos y virtudes) hacía que en un punto tu rol se volviese un poquito tedioso, inclusive un poco aburrido (cosa que es difícil que ocurra en alguien con tu nivel). Te invito a que cuando la maldición termine puedas continuar de esta manera, puesto que ya tienes la calidad en tu escritura y al brindar un personaje único (que no sea el típico personaje poco original de juegos rpg que no tiene ni un defecto) hará de tu rol uno de los mejores, no solo de este foro, sino de la mayoría de los foros de rol. Son pocas veces en las que he notado que rellenas tus post, alargándolos con detalles innecesarios, y en este tema lo noté un poco en los primeros post. Te invito a que continúes puliendo tu rol, porque tu escritura ya es excelente y que no dejes perder la calidad que tienes.
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Bio: Mi vampiro favorito. Me ha encantado verte menos sumiso que en el trabajo anterior. Tus post siempre están cargados de problemas inesperados, humor y un toque de cínica osadía. Algo que en lo personal disfruto enormemente cuando te leo, pues creo que eres de los pocos usuarios que siempre tiene algo con que sorprender y mira que para alguien que ama las sorpresas eso es algo digno de remarcar. Verte compartir el liderazgo con tu compañera ha sido gratificante, especialmente porque supiste darle los momentos para resaltar sin quedarte como el segundón. Tus post siempre van al grano y son pocas las veces en que vi relleno innecesario en ellos, pero también llegué a percibirlos en un par de post. Creo que anteriormente te habían hecho la observación de no dejar tanto espacio narrativo entre un dialogo y otro, y a pesar de que has ido mejorando ese detallito con el tiempo, aún hay momentos donde hay un poco de saturación de rol, así que cuidado con estos pequeños detallitos. En general me ha encantado tu desarrollo en este tema y quiero pensar que se debe a la compenetración que tienes con tu compañera, algo que realmente es de admirar.
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Por los detallitos ya mencionados no os entregaré la puntuación máxima, esperando el siguiente tema en el que ambos logréis sorprenderme.
18 puntos de experiencia para Bio.
18 puntos de experiencia para Niníel.
Ambos ganais 400 aeros.
Las recompensas han sido agregadas a vuestros perfiles ^^.
Wyn
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