Mariposas al ataque [Desafío]
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Mariposas al ataque [Desafío]
Los que estaban allí dentro eran hombres con negocios malos. Sonagashira los estaba viendo por la ventana. Ella pensaba que eran malos porque mataban a las mariposas que jugaban en las flores que ellos cultivaban; la realidad es que eran malos porque traficaban con una droga que Sonagashira no conocía ni le interesaba conocer. A ella solo le preocupaban sus amigas; toda su distorsionada realidad se centraba en las mariposas.
Sona señaló con la mirada a los cuatro hombres. Los llamó: Zon, Xon, Con y Von. Eran nombres de malos y, como ellos eran malos, tenían que tener nombres de malos. Con era el peor de los cuatro. Tenía un cuchillo en la mano y estaba cortando las cabezas de las flores que servían como casa a las mariposas. Zon se tenía había puesto dos cubos de agua en una mesa, limpia los trozos cortados que Con le pasaba y luego Xon, con otro cuchillo más pequeño que el de Con, sacaba unas agujas de las coronas de las flores. Sonagashira lo veía con lágrimas en los ojos. ¿Cómo podían ser tan malos de matar a las mariposas y destruirles sus casas?
Los tres hombres, Con, Zon y Xon trabajaban sin parar. De vez en cuando, uno decía una cosa y los otros dos reían. Sona se tapó las orejas con las dos manos. No le gustaba las risas de aquellos hombres. Eran malos. Eran hombres malos con nombres malos y risas malas.
¿Dónde estaba Von? Lo había perdido de vista. Estaba centrada en lo que hacían Con, Zon y Xon; no había visto dónde se había ido Von. La peor idea se le cruzó por la cabeza: Había ido a matar a más mariposas ya destruirles sus casas.
Sin quitarse las manos de las orejas, dio un par de pasos hacia atrás. No llegó muy lejos, el filo de una espada apuntó su espalda y escuchó, aun con las orejas tapadas, la risa mala de un hombre malo.
-¿Dónde vas, encanto? No deberías de estar aquí-.
-Eres malo- contestó Sonagashira llorando.
Von soltó una enorme carcajada.
-Eres muy malo. Has matado a mis amigas. Te voy a castigar.-
Von cogió a Sona por el hombro y la hizo girar sobre sí misma para verle de cara. Le amenazó con la espalda pasando su filo entre los pechos de la chica mariposa.
-Eres muy pequeña para castigar a nadie- soltó otra gran carcajada- ¡Salid muchachos, ya tenemos puta para esta noche!-
De la espalda de Sonagashira salió una gran multitud de mariposas. Von hizo la intención de apretar con más fuerza el brazo de la chica, pero se le resbaló la mano y se le escapó. Sona dio un salto de dos metros y se sostuvo en el aire flotando con sus alas de mariposa. Miró a Von de la misma manera que el padre de Sona le veía a ella: como si fuera un insecto al que se le puede chafar. Una brazo de la tormenta de mariposas de alas azules y negras que nacía de la espalda de Sonagashira rodeó a Von y le mordieron cada rincón de su piel. El otro brazo entró por la misma ventana a la que la chica mariposa estaba asomada para atacar a los hombres malos.
Von no tardó en morir. Las mariposas que Sona había invocado se lo habían comido. Lo único que quedaba de Von eran los huesos. Xon se había escondido en un armario. Con peleaba inútilmente con su cuchillo contra las mariposas y Zon estaba flotando en el aire por obra de lunas mariposas con un brazo reducido hasta los huesos.
* Saludos cobarde de mariposas: En este desafío, Sonagashira es la villano. Ha entrado en pánico y, en este momento, no atiende a razones. La dulce y loca chica mariposa que has podido conocer en otros temas es ahora una violenta masa de mariposas. Tu deber en este primer post es sacar, sanos y salvos a los hombres que todavía quedan vivos de la cabaña. El único requisito que te propongo es: no hacer daño a Sonagashira.
Como extra, si lo deseas, puedes inventar una nueva planta (y su droga correspondiente) para el bestiario.
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Sona señaló con la mirada a los cuatro hombres. Los llamó: Zon, Xon, Con y Von. Eran nombres de malos y, como ellos eran malos, tenían que tener nombres de malos. Con era el peor de los cuatro. Tenía un cuchillo en la mano y estaba cortando las cabezas de las flores que servían como casa a las mariposas. Zon se tenía había puesto dos cubos de agua en una mesa, limpia los trozos cortados que Con le pasaba y luego Xon, con otro cuchillo más pequeño que el de Con, sacaba unas agujas de las coronas de las flores. Sonagashira lo veía con lágrimas en los ojos. ¿Cómo podían ser tan malos de matar a las mariposas y destruirles sus casas?
Los tres hombres, Con, Zon y Xon trabajaban sin parar. De vez en cuando, uno decía una cosa y los otros dos reían. Sona se tapó las orejas con las dos manos. No le gustaba las risas de aquellos hombres. Eran malos. Eran hombres malos con nombres malos y risas malas.
¿Dónde estaba Von? Lo había perdido de vista. Estaba centrada en lo que hacían Con, Zon y Xon; no había visto dónde se había ido Von. La peor idea se le cruzó por la cabeza: Había ido a matar a más mariposas ya destruirles sus casas.
Sin quitarse las manos de las orejas, dio un par de pasos hacia atrás. No llegó muy lejos, el filo de una espada apuntó su espalda y escuchó, aun con las orejas tapadas, la risa mala de un hombre malo.
-¿Dónde vas, encanto? No deberías de estar aquí-.
-Eres malo- contestó Sonagashira llorando.
Von soltó una enorme carcajada.
-Eres muy malo. Has matado a mis amigas. Te voy a castigar.-
Von cogió a Sona por el hombro y la hizo girar sobre sí misma para verle de cara. Le amenazó con la espalda pasando su filo entre los pechos de la chica mariposa.
-Eres muy pequeña para castigar a nadie- soltó otra gran carcajada- ¡Salid muchachos, ya tenemos puta para esta noche!-
De la espalda de Sonagashira salió una gran multitud de mariposas. Von hizo la intención de apretar con más fuerza el brazo de la chica, pero se le resbaló la mano y se le escapó. Sona dio un salto de dos metros y se sostuvo en el aire flotando con sus alas de mariposa. Miró a Von de la misma manera que el padre de Sona le veía a ella: como si fuera un insecto al que se le puede chafar. Una brazo de la tormenta de mariposas de alas azules y negras que nacía de la espalda de Sonagashira rodeó a Von y le mordieron cada rincón de su piel. El otro brazo entró por la misma ventana a la que la chica mariposa estaba asomada para atacar a los hombres malos.
Von no tardó en morir. Las mariposas que Sona había invocado se lo habían comido. Lo único que quedaba de Von eran los huesos. Xon se había escondido en un armario. Con peleaba inútilmente con su cuchillo contra las mariposas y Zon estaba flotando en el aire por obra de lunas mariposas con un brazo reducido hasta los huesos.
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* Saludos cobarde de mariposas: En este desafío, Sonagashira es la villano. Ha entrado en pánico y, en este momento, no atiende a razones. La dulce y loca chica mariposa que has podido conocer en otros temas es ahora una violenta masa de mariposas. Tu deber en este primer post es sacar, sanos y salvos a los hombres que todavía quedan vivos de la cabaña. El único requisito que te propongo es: no hacer daño a Sonagashira.
Como extra, si lo deseas, puedes inventar una nueva planta (y su droga correspondiente) para el bestiario.
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Re: Mariposas al ataque [Desafío]
El día anterior fue provechoso. Luego de hundir el rostro contra otra realidad, una diferente perspectiva, había tomado sus herramientas y logró cazar una presa pequeña, modesta pero suficiente para satisfacer sus necesidades alimenticias. El fuego había sido reconfortante y revelador. Se había pasado gran parte del tiempo observándolo, delante del ocaso, los últimos rayos de sol. Se dejó hipnotizar por las llamas danzarinas y los susurros de la leña crujiendo ante la combustión. Llegada la noche, se froto el estomago. Se sentía pleno y satisfecho, listo para reordenar sus pasos. El joven caminó por un par de horas por el valle, lejos de los caminos, cuando sus parpados avisaron un plan distinto. Le parecía lo mejor. La ausencia de luna y una pista concreta para seguir caminando en la oscuridad le habían persuadido. Trepó hasta un gran roble y se echo sobre una de sus más fuertes ramas. Recargo su espalda sobre la superficie y cerro sus parpados con un enorme pesar. Sabia que era peligroso dormir y bajar la guardia en un lugar tan solitario, pero no podía seguir engañándose. Estaba sumamente cansado.
Dormía. La mañana había llegado hace mucho. El canto de las aves despertó al aletargado muchacho. Abrió los parpados poco a poco, encandilado. Buscó al astro rey en el cielo. No podía creer que hubiera dormido tanto. Sus sentidos despertaron y se pusieron alerta. El muchacho giro la mirada en todas direcciones para percatar a donde la oscuridad lo había guiado. A varios metros de ahí, tan humilde y solitaria, se erguía una cabaña. Seyren jamás se percato de su presencia la noche anterior y, por suerte, sus habitantes tampoco se dieron cuenta del que dormía en el árbol.
Luego de un par de saltos, Seyren llego al suelo. Acomodó sus ropas y decidió ignorar la cabaña, ningún asunto tenía él en ese lugar. La coincidencia de cada día lo habían movido hasta ahí y de esa misma forma saldría de sus alrededores. Un pie delante de otro reanudó el camino, pero fue un simple movimiento que noto de reojo lo que logró llamar su atención.
El joven, curioso, paro de repente su marcha. Sus ojos se congelaron mientras su mente jugaba en adivinanzas por lo que su vista le revelaba. Una extraña figura espiaba por la ventana. Luego de unos instantes, Seyren agacho los hombros e inclino sus rodillas. Podía notar que esa extraña criatura observaba con suma atención el interior del lugar. La curiosidad le insito a acercarse. Con toda su habilidad de sigilo, Seyren se acerco hasta una distancia prudente. «Extraordinario» pensó. Ahora podía ver con claridad de lo que se trataba. Con detalle observo las promitentes alas en la espalda de aquella figura femenina, el cómo su peculiar y escaso atuendo se fundían en juego con su aspecto salvaje. —Una mujer bestia—. Susurró. Ya antes había conocido a muchas, pero nunca a una de esa especie.
La pregunta que llego a Seyren no era el qué hacia ahí, si no, porqué la chica estaba tan atenta del interior de esa cabaña. Como fuese, el joven pensó que estaba siendo grosero al espiarla de esa manera, por lo que decidió continuar su camino y solo dejar que las cosas siguieran su curso natural, sin embargo, pudo escuchar que no estaban solos. El crujir de las ramas en uno de los lados llamó su atención. Pronto, un fornido y alto hombre apareció a la vista. Nada de esto habría llamado la atención de Seyren de no ser por la macabra sonrisa en el rostro del sujeto quien vestía ropas maltrechas y desalineadas y una filosa espada erguida en su mano, aspecto que dictaba más de lo que podría decir una palabra. La nariz del joven salto de repente. A su olfato había llegado un aroma característico de las partes bajas de Lunargenta. Podría reconocer ese aroma en cualquier sitio, aunque normalmente lo hacia en una taberna oscura, el escondite de algún mal viviente o los sitios de apuestas donde los infelices se reunían para dejarse llevar de sus placeres y avaricia.
No, no debía ser un genio para intuir que algo ocurría. Que la chica mariposa que merodeaba por la ventana no pertenecía a ese lugar y tampoco sería bienvenida. Que aquel sigiloso sujeto con sonrisa macabra, armado, con aspecto ruin y peste a narcótico no saltaría de gusto al ver a la chica y la invitaría a pasar por una taza de té.
La extraña chica parecía demasiado ensimismada para siquiera notar el ruido que producía aquel remedo de villano. Realmente le pareció muy extraño que la chica no hubiera podido darse cuenta de las señales que le habían dado, como si ella estuviera recluida en su mundo ignorando todo fuera de él.
Seyren decidió mantenerse oculto y aguardar por lo sucedido. Prefería la cautela antes de lanzarse de forma imprudente como en otras ocasiones hubiese actuado. Los hechos ocurrieron tal cual los había predicho. La punta de la espada del hombre se abalanzo amenazante contra la espalda de la chica. El sujeto la tomo de manera brusca y la encaro de manera vulgar. Por lo bajo, pudo escuchar que la chica se refería a "sus amigas" cosa que desconocía de momento pues no veía a nadie más a su alrededor, pero pronto, gracias a la declaración del villano, se dio cuenta que había más hombres en el interior de la cabaña.
El peliblanco había visto suficiente. No permitiría que aquella criatura cayera en las pervertidas garras de aquellos sujetos. Debía hacer algo y lo haría, pero antes de que pudiera hacer nada, Una multitud de pequeñas mariposas emanaron de quien sabe donde, dejando sorprendido a Seyren quien no podía dejar de ver aquel extraño espectáculo que se desenvolvía frente a sus ojos. Maravillado, el joven permaneció oculto mientras admiraba la hermosura, y pronto, la ferocidad de aquellas pequeñas criaturas. —No sabia que un montón de mariposas fueran capaz de tal cosa—. Declaró para si mismo mientras veía a la chica mariposa flotando en el aire.
Seyren volvió a reaccionar. Veía como el sujeto se había convertido en la presa, gritando y suplicando con pasmado dolor en su tono de voz. Las ideas del joven estaban revueltas. ¿Ahora a quien debía ayudar? Cual fuese que fuera el escenario, Seyren se decidió por salvar la vida de los presentes ya fuera que lo merecieran o no.
El chico salio de su escondite y se posó frente a la chica. —¡No lo hagas!— Exclamó el joven con preocupación en su rostro. —Si tomas sus vidas, no serás mejor que ellos—. Insistió para buscar una salida sencilla al dilema, pero luego de una detallada mirada, se dio cuenta que la chica no lo escuchaba. Su mirada estaba llena de odio, rencor y pánico. Cualquier cosa que hubiese en su cabeza, sabría que no encontraría piedad de forma tan sencilla.
El joven decidió ignorarla y hacer algo por aquellos que seguían en la cabaña. De un salto certero, se introdujo por la ventana rota que las mariposas habían invadido. Rodó sobre el suelo y permaneció agachado, intentando alejarse del peligro y no llamar la atención de esas diminutas carnívoras. Rápidamente se dio cuenta que uno de ellos luchaba torpemente contra un gran numero de adversarios cuyo punto de impacto era casi tan bajo como el mismo aire. El otro de ellos, yacía sobre el suelo como la chica mariposa lo hacia. El sujeto volaba gracias a un gran numero de mariposas quienes devoraban rápidamente su brazo.
—Es un gran numero de mariposas. Mis intentos serán tan vanos como los de ellos. —Pensaba Seyren con un severo tono de frustración en sus palabras. Si quería hacer algo, debía hacerlo ya. Debía encontrar la forma de combatir al mismo tiempo con todas y cada una—. Ese aroma.
El joven volvió a inhalar con fuerza. Miró a su alrededor en busca de lo que había percibido su olfato. «Eso es» Sus ojos se iluminaron al ver sobre la mesa un considerable numero de ejemplares de Xandrae, vulgarmente conocida como "beso de sapo" Sus conocimientos sobre alquimia y sus vivencias en el bajo mundo le habían traído una posible solución como un disparo de nieve en un alta montaña.
Seyren se puso de pie y corrió hasta la mesa para tomar un puñado de hojas y un puñado más de pequeñas agujas que vertió todas juntas sobre un plato de acero. Las mariposas comenzaban a dar atención al muchacho quien se esforzaba en ir al fogón que preparaba un insípido puchero y extraer un pequeño pedazo de carbón encendido. Con la ayuda de un pequeño atizador, soltó el carbón dentro de la mezcla de plantas mientras inútilmente continuaba apartando a las peligrosas y diminutas criaturas. El joven puso el plato en el suelo y se arrodillo para soplar con fuerza en el interior del recipiente. Pronto, las plantas ardieron en el intenso color de las llamas y, con un soplido más, un denso humo blanco comenzó a inundar el aire a su alrededor.
El plan funcionaba. Las pequeñas mariposas dejaron de comportarse de una manera agresiva y muchas otras prefirieron huir de aquella nube de peste blanco que emanaba con fuerza hacia el aire. Con la ayuda de una manta, Seyren continuó esparciendo el humo por toda la cabaña viciando el aire en su totalidad. El sujeto que yacía en el aire cayo en shock contra el piso mientras su temeroso compañero parecía desconcertado e inseguro de que debía hacer ahora.
Seyren guardo la calma. Conocía bien los efectos del "beso de sapo" y estaba seguro que por ahora no querría inhalar de aquel humo. Se cubrió la nariz y boca y se dirigió hacia la puerta para abrirla y ordenar a los sujetos que abandonaran inmediatamente el lugar. —Nuestro compañero... esta en el armario. Por favor— Mencionó uno de ellos mientras ayudaba a su amigo sin brazo a levantarse para salir de la cabaña. Seyren se abrió paso entre aquella nube y casi a tientas encontró la forma de abrir el armario y liberar al asustado sujeto quien no dejaba de llorar. —De prisa. Debemos salir—. Ordenó el joven quien lo tomo del brazo y lo guió hasta la puerta.
Los dos hombres delante de él cojeaban, se notaba que necesitarían mucha ayuda para recuperarse, quizás uno de ellos moriría pero al menos el resto se mantendría en pie. Los cuatro llegaron afuera. Seyren y los otros cayeron al suelo tosiendo y jadeando, quizás un tanto influenciados por el narcótico al que habían sido expuestos.
Dormía. La mañana había llegado hace mucho. El canto de las aves despertó al aletargado muchacho. Abrió los parpados poco a poco, encandilado. Buscó al astro rey en el cielo. No podía creer que hubiera dormido tanto. Sus sentidos despertaron y se pusieron alerta. El muchacho giro la mirada en todas direcciones para percatar a donde la oscuridad lo había guiado. A varios metros de ahí, tan humilde y solitaria, se erguía una cabaña. Seyren jamás se percato de su presencia la noche anterior y, por suerte, sus habitantes tampoco se dieron cuenta del que dormía en el árbol.
Luego de un par de saltos, Seyren llego al suelo. Acomodó sus ropas y decidió ignorar la cabaña, ningún asunto tenía él en ese lugar. La coincidencia de cada día lo habían movido hasta ahí y de esa misma forma saldría de sus alrededores. Un pie delante de otro reanudó el camino, pero fue un simple movimiento que noto de reojo lo que logró llamar su atención.
El joven, curioso, paro de repente su marcha. Sus ojos se congelaron mientras su mente jugaba en adivinanzas por lo que su vista le revelaba. Una extraña figura espiaba por la ventana. Luego de unos instantes, Seyren agacho los hombros e inclino sus rodillas. Podía notar que esa extraña criatura observaba con suma atención el interior del lugar. La curiosidad le insito a acercarse. Con toda su habilidad de sigilo, Seyren se acerco hasta una distancia prudente. «Extraordinario» pensó. Ahora podía ver con claridad de lo que se trataba. Con detalle observo las promitentes alas en la espalda de aquella figura femenina, el cómo su peculiar y escaso atuendo se fundían en juego con su aspecto salvaje. —Una mujer bestia—. Susurró. Ya antes había conocido a muchas, pero nunca a una de esa especie.
La pregunta que llego a Seyren no era el qué hacia ahí, si no, porqué la chica estaba tan atenta del interior de esa cabaña. Como fuese, el joven pensó que estaba siendo grosero al espiarla de esa manera, por lo que decidió continuar su camino y solo dejar que las cosas siguieran su curso natural, sin embargo, pudo escuchar que no estaban solos. El crujir de las ramas en uno de los lados llamó su atención. Pronto, un fornido y alto hombre apareció a la vista. Nada de esto habría llamado la atención de Seyren de no ser por la macabra sonrisa en el rostro del sujeto quien vestía ropas maltrechas y desalineadas y una filosa espada erguida en su mano, aspecto que dictaba más de lo que podría decir una palabra. La nariz del joven salto de repente. A su olfato había llegado un aroma característico de las partes bajas de Lunargenta. Podría reconocer ese aroma en cualquier sitio, aunque normalmente lo hacia en una taberna oscura, el escondite de algún mal viviente o los sitios de apuestas donde los infelices se reunían para dejarse llevar de sus placeres y avaricia.
No, no debía ser un genio para intuir que algo ocurría. Que la chica mariposa que merodeaba por la ventana no pertenecía a ese lugar y tampoco sería bienvenida. Que aquel sigiloso sujeto con sonrisa macabra, armado, con aspecto ruin y peste a narcótico no saltaría de gusto al ver a la chica y la invitaría a pasar por una taza de té.
La extraña chica parecía demasiado ensimismada para siquiera notar el ruido que producía aquel remedo de villano. Realmente le pareció muy extraño que la chica no hubiera podido darse cuenta de las señales que le habían dado, como si ella estuviera recluida en su mundo ignorando todo fuera de él.
Seyren decidió mantenerse oculto y aguardar por lo sucedido. Prefería la cautela antes de lanzarse de forma imprudente como en otras ocasiones hubiese actuado. Los hechos ocurrieron tal cual los había predicho. La punta de la espada del hombre se abalanzo amenazante contra la espalda de la chica. El sujeto la tomo de manera brusca y la encaro de manera vulgar. Por lo bajo, pudo escuchar que la chica se refería a "sus amigas" cosa que desconocía de momento pues no veía a nadie más a su alrededor, pero pronto, gracias a la declaración del villano, se dio cuenta que había más hombres en el interior de la cabaña.
El peliblanco había visto suficiente. No permitiría que aquella criatura cayera en las pervertidas garras de aquellos sujetos. Debía hacer algo y lo haría, pero antes de que pudiera hacer nada, Una multitud de pequeñas mariposas emanaron de quien sabe donde, dejando sorprendido a Seyren quien no podía dejar de ver aquel extraño espectáculo que se desenvolvía frente a sus ojos. Maravillado, el joven permaneció oculto mientras admiraba la hermosura, y pronto, la ferocidad de aquellas pequeñas criaturas. —No sabia que un montón de mariposas fueran capaz de tal cosa—. Declaró para si mismo mientras veía a la chica mariposa flotando en el aire.
Seyren volvió a reaccionar. Veía como el sujeto se había convertido en la presa, gritando y suplicando con pasmado dolor en su tono de voz. Las ideas del joven estaban revueltas. ¿Ahora a quien debía ayudar? Cual fuese que fuera el escenario, Seyren se decidió por salvar la vida de los presentes ya fuera que lo merecieran o no.
El chico salio de su escondite y se posó frente a la chica. —¡No lo hagas!— Exclamó el joven con preocupación en su rostro. —Si tomas sus vidas, no serás mejor que ellos—. Insistió para buscar una salida sencilla al dilema, pero luego de una detallada mirada, se dio cuenta que la chica no lo escuchaba. Su mirada estaba llena de odio, rencor y pánico. Cualquier cosa que hubiese en su cabeza, sabría que no encontraría piedad de forma tan sencilla.
El joven decidió ignorarla y hacer algo por aquellos que seguían en la cabaña. De un salto certero, se introdujo por la ventana rota que las mariposas habían invadido. Rodó sobre el suelo y permaneció agachado, intentando alejarse del peligro y no llamar la atención de esas diminutas carnívoras. Rápidamente se dio cuenta que uno de ellos luchaba torpemente contra un gran numero de adversarios cuyo punto de impacto era casi tan bajo como el mismo aire. El otro de ellos, yacía sobre el suelo como la chica mariposa lo hacia. El sujeto volaba gracias a un gran numero de mariposas quienes devoraban rápidamente su brazo.
—Es un gran numero de mariposas. Mis intentos serán tan vanos como los de ellos. —Pensaba Seyren con un severo tono de frustración en sus palabras. Si quería hacer algo, debía hacerlo ya. Debía encontrar la forma de combatir al mismo tiempo con todas y cada una—. Ese aroma.
El joven volvió a inhalar con fuerza. Miró a su alrededor en busca de lo que había percibido su olfato. «Eso es» Sus ojos se iluminaron al ver sobre la mesa un considerable numero de ejemplares de Xandrae, vulgarmente conocida como "beso de sapo" Sus conocimientos sobre alquimia y sus vivencias en el bajo mundo le habían traído una posible solución como un disparo de nieve en un alta montaña.
Seyren se puso de pie y corrió hasta la mesa para tomar un puñado de hojas y un puñado más de pequeñas agujas que vertió todas juntas sobre un plato de acero. Las mariposas comenzaban a dar atención al muchacho quien se esforzaba en ir al fogón que preparaba un insípido puchero y extraer un pequeño pedazo de carbón encendido. Con la ayuda de un pequeño atizador, soltó el carbón dentro de la mezcla de plantas mientras inútilmente continuaba apartando a las peligrosas y diminutas criaturas. El joven puso el plato en el suelo y se arrodillo para soplar con fuerza en el interior del recipiente. Pronto, las plantas ardieron en el intenso color de las llamas y, con un soplido más, un denso humo blanco comenzó a inundar el aire a su alrededor.
El plan funcionaba. Las pequeñas mariposas dejaron de comportarse de una manera agresiva y muchas otras prefirieron huir de aquella nube de peste blanco que emanaba con fuerza hacia el aire. Con la ayuda de una manta, Seyren continuó esparciendo el humo por toda la cabaña viciando el aire en su totalidad. El sujeto que yacía en el aire cayo en shock contra el piso mientras su temeroso compañero parecía desconcertado e inseguro de que debía hacer ahora.
Seyren guardo la calma. Conocía bien los efectos del "beso de sapo" y estaba seguro que por ahora no querría inhalar de aquel humo. Se cubrió la nariz y boca y se dirigió hacia la puerta para abrirla y ordenar a los sujetos que abandonaran inmediatamente el lugar. —Nuestro compañero... esta en el armario. Por favor— Mencionó uno de ellos mientras ayudaba a su amigo sin brazo a levantarse para salir de la cabaña. Seyren se abrió paso entre aquella nube y casi a tientas encontró la forma de abrir el armario y liberar al asustado sujeto quien no dejaba de llorar. —De prisa. Debemos salir—. Ordenó el joven quien lo tomo del brazo y lo guió hasta la puerta.
Los dos hombres delante de él cojeaban, se notaba que necesitarían mucha ayuda para recuperarse, quizás uno de ellos moriría pero al menos el resto se mantendría en pie. Los cuatro llegaron afuera. Seyren y los otros cayeron al suelo tosiendo y jadeando, quizás un tanto influenciados por el narcótico al que habían sido expuestos.
Johannes
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Re: Mariposas al ataque [Desafío]
Llegó un nuevo hombre malo a la cabaña, aquel a quien llamó Tojo. Era muy malo, mucho peor que los otros. Malo y listo. Una mezcla a la que Sonagashira tenía mucho miedo. Los otros: Zon, Xon y Con eran tontos. No sabían qué hacer para huir de las mariposas. Si no hubiera llegado Tojo, que era muy listo, los hubiera matado como tendría que haber matado a los hombres insectos de su aldea. Los hombres bichos eran tan listos como Joto.
Sonagashira se mordió la lengua al ver el humo blanco que espantaba sus mariposas. ¡Debían de haber muerto! Eran hombres malos que querían hacer cosas malas con ella. Su castigo era la muerte. Le dedicó una mirada de cruel frialdad a Tojo. ¡Qué malo era Tojo! Solo un hombre muy malo era capaz de rescatar a los hombres malos.
-Eres un hombre muy malo-.
Ella estaba todavía flotando el aire. Un montón de mariposas volaban alrededor de sus alas y sus brazos para hacerla flotar.
-Yo sé castigar a los hombres muy malos como tú. He aprendido a hacerles daño. Pronto me vengaré de los hombres que me hicieron cosas malas, pero primero voy a por ti Tojo porque tú eres el más malo-.
Levantó un brazo recubierto de mariposas azules y negras y lo señaló contra el hombre que mal-llamaba Tojo. Un torbellino de mariposas que parecía la misma extensión de su brazo, fue a atacar a Tojo. No podrá escapar. Sonagashira no iba a dejar que escapase. Todos los hombres eran malos. Mataban a sus amigas y hacían cosas malas con ella. Papá era el peor de todos los hombres. Pero, papá no estaba allí y Tojo sí.
-¡Muere hombre muy malo!-
* Johannes: A pesar que es fácil saber qué debes hacer en este último turno, déjame señalártelo: Debes enfrentarte a Sonagashira. Ha recordado sus traumas y está en el punto culmen de su locura. (Ha entrado en rage). Escapar no es opción, ella no te dejará huir. Tampoco puedes dialogar, no atiende a razones. Debes combatir, tienes nivel y habilidades para hacerlo. No olvides lanzar la Voluntad de los Dioses, que sean ellos los que elijan el resultado de la batalla.
Pd: no es obligado pero, me sería de mucha ayuda, si tienes tiempo y ganas, que realizases la ficha del xandrae para el herbolario. Si no puedes, no te preocupes, yo me haré cargo.
Sonagashira se mordió la lengua al ver el humo blanco que espantaba sus mariposas. ¡Debían de haber muerto! Eran hombres malos que querían hacer cosas malas con ella. Su castigo era la muerte. Le dedicó una mirada de cruel frialdad a Tojo. ¡Qué malo era Tojo! Solo un hombre muy malo era capaz de rescatar a los hombres malos.
-Eres un hombre muy malo-.
Ella estaba todavía flotando el aire. Un montón de mariposas volaban alrededor de sus alas y sus brazos para hacerla flotar.
-Yo sé castigar a los hombres muy malos como tú. He aprendido a hacerles daño. Pronto me vengaré de los hombres que me hicieron cosas malas, pero primero voy a por ti Tojo porque tú eres el más malo-.
Levantó un brazo recubierto de mariposas azules y negras y lo señaló contra el hombre que mal-llamaba Tojo. Un torbellino de mariposas que parecía la misma extensión de su brazo, fue a atacar a Tojo. No podrá escapar. Sonagashira no iba a dejar que escapase. Todos los hombres eran malos. Mataban a sus amigas y hacían cosas malas con ella. Papá era el peor de todos los hombres. Pero, papá no estaba allí y Tojo sí.
-¡Muere hombre muy malo!-
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* Johannes: A pesar que es fácil saber qué debes hacer en este último turno, déjame señalártelo: Debes enfrentarte a Sonagashira. Ha recordado sus traumas y está en el punto culmen de su locura. (Ha entrado en rage). Escapar no es opción, ella no te dejará huir. Tampoco puedes dialogar, no atiende a razones. Debes combatir, tienes nivel y habilidades para hacerlo. No olvides lanzar la Voluntad de los Dioses, que sean ellos los que elijan el resultado de la batalla.
Pd: no es obligado pero, me sería de mucha ayuda, si tienes tiempo y ganas, que realizases la ficha del xandrae para el herbolario. Si no puedes, no te preocupes, yo me haré cargo.
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Re: Mariposas al ataque [Desafío]
Sabia de anticipación que los problemas no terminarían ahí. El exterior de la cabaña sería aun más peligroso de lo que había sido adentro. El joven tosió un par más de ocasiones y restregó sus ojos para recuperar su buena vista. Los hombres que había rescatado hace algunos instantes se tambaleaban, intentaban correr de forma inútil y alejarse del peligro lo antes posible. Seyren miro cómo las mariposas se reagrupaban a sus espaldas.
—¡Salgan de los alrededores. Busquen ayuda. Yo intentaré distraerlas! —Ordenó el peliblanco quien se recuperaba rápidamente de los efectos de la Xandrae gracias a su inhabitual resistencia a las toxinas. Mientras le daba la espalda, la chica mariposa escupía algunas palabras. Culpas que intentó ignorar el joven quien se ponía de pie con tranquilidad y giraba sobre sus talones para encarar a su agresora—. ¿Un hombre muy malo?
Simplemente no podía entenderlo. ¿Es que acaso esa chica mariposa podía ver más allá de las simples apariencias? De un momento a otro, aquella charla sin sentido comenzaba a irritar a Seyren quien negaba únicamente con el movimiento de su cabeza las acusaciones de la chica elevada sobre el suelo. —No lo soy—. Respondió a secas mientras arqueaba las cejas, no para la mujer frente a él si no para si mismo.
El primer ataque se lanzó. Un gran número de pequeñas mariposas furiosas se acercaban al muchacho quien no dudo ni un solo segundo en esquivarlas. La imagen del como los pequeños insectos habían devorado a la única de sus victimas se había tatuado en su retina y eso le dio pistas de que de ninguna manera debía ser alcanzado por sus diminutas fauces.
Las mariposas giraron de manera abrupta para intentar alcanzar a su presa. Por su parte, Seyren echo a correr hacia un cúmulo de árboles cercanos en espera de que la vegetación le ayudara a esquivar a sus diminutos enemigos. La vegetación podría ser su aliada o aquel factor que lo llevaría a su tumba. A cada paso que daba, miraba a su alrededor inspeccionando el terreno, teniendo el cuidado de no dar ningún paso en falso y encontrar el fondo de su sepultura.
De momentos, el joven miraba sobre su espalda con la esperanza de alejarse de la chica mariposa pero sus intentos eran inútiles. La chica se acercaba rápidamente con la ayuda de sus mariposas cerrando la distancia entre ella y su presa. Aparentemente, estaba realmente convencida en liquidar a aquel al que llamaba "hombre malo".
—¡Te equivocas! —Gritó Seyren con fuerzas mientras se esforzaba por mantenerse alejado de los insectos—. No soy un hombre malo. —Dijo, no muy convencido. Los recuerdos de su pasado pesaban demasiado como para hacer esa aclaración sin un solo ápice de culpa—. ¡No somos nadie para tomar la vida de los otros!
Las preguntas se arremolinaban en la mente del joven al igual por sus deseos de sobrevivir. ¿Que había sido tan malo para convertir en una homicida a una chica tan aparentemente dócil y extraordinaria como ella? Seyren se había dado cuenta que al referirse a "sus amigas" lo hacia con total intención de hablar sobre las mariposas. «Y naturalmente» Pensó irónicamente el peliblanco. —Eso es—. Susurró mientras giraba brusca y rápidamente sobre el tronco de un gran roble para confundir a sus enemigas.
—Esos hombres recolectaban el Xandrae. Las mariposas se ven atraídas a ellas por sus esporas y sus magníficos colores. —Continuó intuyendo, alegrándose de no haber enfocado aun su atención directa a la chica mariposa.
Seyren paró en seco su avanzar volviendo a encarar a la joven. Miró sus profundos y grandes ojos llenos de rencor y odio y guardó cautela entre su distancia mientras intentaba retomar el aliento para articular palabra. —Me disculpo. En nombre de ellos, de mi raza, me disculpo—. Aseveró mientras algunas mariposas comenzaban a rodear su cuerpo y a morder sus extremidades. La expresión de Seyren se vio reemplazada por pena y dolor. —Es verdad. Hay muchos hombres malvados pero estos actos te harán tan malos como ellos—. Las mariposas se aglutinaban más sobre su cuerpo, provocando más dolor. —Quizás podamos encontrar una solución—. Comento finalmente antes de que su rodilla tocara el suelo en un intento por no ser tomado en el aire por las mariposas.
Seyren fue paciente. Esperaba alguna respuesta pacifica por parte de la chica pero fue inútil. Debía ser franco. Si quería seguir viviendo no podría seguir esperando, la chica no se detendría. Tenia que tomar acciones.
El mercenario despertó. Johannes reacciono tan rápido como sus habilidades le permitían. Se puso de pie y llevo sus energías al limite mientras giraba a gran velocidad sobre sus pies para alejarse de las mariposas. El peliblanco esquivó y libró cada nuevo ataque por parte de sus enemigos hasta estar cerca de la sorprendida chica quien se preparaba para lanzar una nueva oleada de insectos. El chico, adelantándose a los movimientos del brazo de su oponente, se abalanzo con el ultimo de sus pasos más cercanos y dio un gran salto hacia la chica mariposa. Utilizando una de sus técnicas, aquella que llamaba "Hydra" intentó conectar un puñetazo al vientre de la joven. Si su ataque resultaba certero, esto haría caer a su atacante fuera de combate.
En ningún momento decidió desenvainar sus cuchillos. Si bien luchaba por su vida, sabia que también luchaba con alguien que de igual modo pretendía salvar la vida de "sus amigas" y que, al juzgar por su mirada, su encontraba tan perdida como él. Prefirió apelar aquel sentido de violencia que le invadía en cada uno de los momentos más desesperados, cuando el asesino llamaba más fuerte ante la gran puerta.
—¡Salgan de los alrededores. Busquen ayuda. Yo intentaré distraerlas! —Ordenó el peliblanco quien se recuperaba rápidamente de los efectos de la Xandrae gracias a su inhabitual resistencia a las toxinas. Mientras le daba la espalda, la chica mariposa escupía algunas palabras. Culpas que intentó ignorar el joven quien se ponía de pie con tranquilidad y giraba sobre sus talones para encarar a su agresora—. ¿Un hombre muy malo?
Simplemente no podía entenderlo. ¿Es que acaso esa chica mariposa podía ver más allá de las simples apariencias? De un momento a otro, aquella charla sin sentido comenzaba a irritar a Seyren quien negaba únicamente con el movimiento de su cabeza las acusaciones de la chica elevada sobre el suelo. —No lo soy—. Respondió a secas mientras arqueaba las cejas, no para la mujer frente a él si no para si mismo.
El primer ataque se lanzó. Un gran número de pequeñas mariposas furiosas se acercaban al muchacho quien no dudo ni un solo segundo en esquivarlas. La imagen del como los pequeños insectos habían devorado a la única de sus victimas se había tatuado en su retina y eso le dio pistas de que de ninguna manera debía ser alcanzado por sus diminutas fauces.
Las mariposas giraron de manera abrupta para intentar alcanzar a su presa. Por su parte, Seyren echo a correr hacia un cúmulo de árboles cercanos en espera de que la vegetación le ayudara a esquivar a sus diminutos enemigos. La vegetación podría ser su aliada o aquel factor que lo llevaría a su tumba. A cada paso que daba, miraba a su alrededor inspeccionando el terreno, teniendo el cuidado de no dar ningún paso en falso y encontrar el fondo de su sepultura.
De momentos, el joven miraba sobre su espalda con la esperanza de alejarse de la chica mariposa pero sus intentos eran inútiles. La chica se acercaba rápidamente con la ayuda de sus mariposas cerrando la distancia entre ella y su presa. Aparentemente, estaba realmente convencida en liquidar a aquel al que llamaba "hombre malo".
—¡Te equivocas! —Gritó Seyren con fuerzas mientras se esforzaba por mantenerse alejado de los insectos—. No soy un hombre malo. —Dijo, no muy convencido. Los recuerdos de su pasado pesaban demasiado como para hacer esa aclaración sin un solo ápice de culpa—. ¡No somos nadie para tomar la vida de los otros!
Las preguntas se arremolinaban en la mente del joven al igual por sus deseos de sobrevivir. ¿Que había sido tan malo para convertir en una homicida a una chica tan aparentemente dócil y extraordinaria como ella? Seyren se había dado cuenta que al referirse a "sus amigas" lo hacia con total intención de hablar sobre las mariposas. «Y naturalmente» Pensó irónicamente el peliblanco. —Eso es—. Susurró mientras giraba brusca y rápidamente sobre el tronco de un gran roble para confundir a sus enemigas.
—Esos hombres recolectaban el Xandrae. Las mariposas se ven atraídas a ellas por sus esporas y sus magníficos colores. —Continuó intuyendo, alegrándose de no haber enfocado aun su atención directa a la chica mariposa.
Seyren paró en seco su avanzar volviendo a encarar a la joven. Miró sus profundos y grandes ojos llenos de rencor y odio y guardó cautela entre su distancia mientras intentaba retomar el aliento para articular palabra. —Me disculpo. En nombre de ellos, de mi raza, me disculpo—. Aseveró mientras algunas mariposas comenzaban a rodear su cuerpo y a morder sus extremidades. La expresión de Seyren se vio reemplazada por pena y dolor. —Es verdad. Hay muchos hombres malvados pero estos actos te harán tan malos como ellos—. Las mariposas se aglutinaban más sobre su cuerpo, provocando más dolor. —Quizás podamos encontrar una solución—. Comento finalmente antes de que su rodilla tocara el suelo en un intento por no ser tomado en el aire por las mariposas.
Seyren fue paciente. Esperaba alguna respuesta pacifica por parte de la chica pero fue inútil. Debía ser franco. Si quería seguir viviendo no podría seguir esperando, la chica no se detendría. Tenia que tomar acciones.
El mercenario despertó. Johannes reacciono tan rápido como sus habilidades le permitían. Se puso de pie y llevo sus energías al limite mientras giraba a gran velocidad sobre sus pies para alejarse de las mariposas. El peliblanco esquivó y libró cada nuevo ataque por parte de sus enemigos hasta estar cerca de la sorprendida chica quien se preparaba para lanzar una nueva oleada de insectos. El chico, adelantándose a los movimientos del brazo de su oponente, se abalanzo con el ultimo de sus pasos más cercanos y dio un gran salto hacia la chica mariposa. Utilizando una de sus técnicas, aquella que llamaba "Hydra" intentó conectar un puñetazo al vientre de la joven. Si su ataque resultaba certero, esto haría caer a su atacante fuera de combate.
En ningún momento decidió desenvainar sus cuchillos. Si bien luchaba por su vida, sabia que también luchaba con alguien que de igual modo pretendía salvar la vida de "sus amigas" y que, al juzgar por su mirada, su encontraba tan perdida como él. Prefirió apelar aquel sentido de violencia que le invadía en cada uno de los momentos más desesperados, cuando el asesino llamaba más fuerte ante la gran puerta.
La habilidad de nivel 0 esta siempre presente en los momentos de análisis.
En las secciones subrayadas, utilizo la habilidad de nivel 02, 04 y 05 del personaje en ese orden.
Descuida, yo quiero hacer la ficha de la Xandrae, solo que he estado algo ocupado.
Última edición por Johannes el Mar Jun 13 2017, 21:47, editado 1 vez
Johannes
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Re: Mariposas al ataque [Desafío]
El miembro 'Johannes' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: Mariposas al ataque [Desafío]
Después del puñetazo del hombre malo, la chica mariposa cayó al suelo y lloró como una niña. Gateó de espaldas para alejarse del hombre muy malo. ¡Era el peor de todos! Pero, comprendió que era inútil. Cuadno estaba con papá y sus amigos, ella también gateó por el suelo para intentar escapar. Siempre la cogían, si no era por una pierna, era estirándola del pelo. La cogían, la echaban en el suelo y luego le hacían daño ahí abajo.
Sonagashira vio en los ojos de Joto los mismos ojos de su padre y de los demás insectos de la secta. Creía saber qué iba a hacer con ella: Cogería sus piernas, las levantaría y luego le haría cosas malas.
-No me harás cosas malas. ¡Escapé! Soy libre-.
Cogió un trozo de tierra y se lo lanzó a la cara de hombre muy malo. Si en lugar de lanzar tierra, hubiera lanzado un ataque con sus amigas las mariposas, le hubiera hecho mucho daño. Las mariposas le hubieran arrancado la piel a tiras. Le hubieran hecho mucho daño. Pero, la tierra no hacía nada. La tierra era tan débil como lo era Sona sin estar rodeada de sus amiguitas.
-¡No me hagas daño!- se alejó otro par de centímetros gateando sin apartar la vista del hombre muy malo. - ¡No quiero!- hubo unos segundos de silencio y continúo hablando con una voz más firme y amenazadora: - Sé cómo sois. Todos queréis hacer cosas malas a mí y a mis amigas. Pero yo no os dejaré. Yo puedo haceros cosas malas porque nací siendo mala. ¡Soy la princesa mala de un castillo mucho más malo que tú!- el siguiente trozo de tierra dio al pecho del hombre malo - No te tengo nada que perder. No te tengo miedo- le enseñó la lengua para burlarse de él. - ¡VETE!-
No solo mariposas, sino que toda clase de insectos, salieron de la tierra: Escarabajos, gusanos, hormigas… Parecía que habían estado esperando la señal de Sonagashira para saltar a la batalla.
-Por favor, vete- esto último lo dijo llorando y todos los insectos comenzaron a rodearla como si la estuvieran abrazando.
_____________________
* Johannes: No puedes hacer nada con Sona. Convencerla que solo querías ayudar a unos pobres infelices es inútil. Al verla tan débil y asustada en la tierra, decides marcharte de ahí. La próxima vez que te cruces con Sonagashira, ella te tendrá miedo. Para ella, eres Joto un hombre muy malo, no lo olvides.
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Objeto: granadas Xandrea (3)
- Cuerno de Verisar:
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En la guarida semidestruida de los delincuentes encuentres tres granadas cargadas con el mismo humo concentrado que has utilizado anteriormente. Decides guardarte las tres granadas. Nunca se sabe cuándo se puede llegar a necesitar una bomba de humo para ocultarte en las sombras o para atraer a las mariposas. Solo tienes tres granadas, úsalas bien.
Sigel
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