El precio de la amistad [Trabajo][Fredericksen - Alice Kyteler]

Alice reaccionó a la noticia de la ardilla de un modo similar al que me esperaba, se notaba que estaba molesta porque no cenaría y era totalmente comprensible ya que después de todo la ardilla asada no era un platillo que se probase todos los días “Aunque puede que se esté burlando” Eso explicaría la risa que soltó al acabar… el problema es que no sabía si se burlaba de la ardilla o de mi apellido “Quizá de ambos, es probable”.

    Escuché atentamente a la joven mientras hablaba, por lo visto compartía mi punto de vista con el asunto de la verdadera presa, bastaba con que descartara al bicho raro que casi me clavaba los dientes para sentirme más seguro de mis suposiciones. - ¿Trolls? – Comenté por lo bajo jugando con una hoja del suelo. – Digo…no dudo de que si sea un problema de osos, esos animales a veces meten sus narices donde no deben ¿Pero Trolls? Tengo entendido que son un mito o eso me había dicho mi maestro, en nuestro tiempo de viajes nunca vimos alguno… escuché historias, si, pero una que otra historia no los hace más reales. – Seguí girando la hoja que había tomado considerando las posibilidades ¿Era sensato preocuparse por seres que posiblemente no existieran? Tal vez… nunca se estaba lo suficientemente preparado para todo. – Si en verdad existen no los toparemos aún. – Levanté la vista y señalé el sol que salía lentamente. – Si las historias no son solo entretenimiento de taberna, esas cosas odian el sol. Pero no aventuremos tanto la imaginación, aún pueden ser osos... quizá hombres bestia oso,  hay una mar de posibilidades. – Finalicé encogiéndome de hombros y rompiendo la hoja que tenía en manos.

     La chica se había levantado y ya había comenzado a estirarse, por lo visto estar tanto tiempo sin moverse le hacía daño “Dormir en un arbusto debe ser complicado para ella.” Me llevé el pulgar a la boca y lo mordí tratando de pensar, lo más sensato era rodear la zona con trampas adicionales a las que habían plantado los pueblerinos… asegurar la zona “Tal como cuando estabas alejado en medio de la fauna, llevar un control” Y no era tan mala idea.

- ¿Juguetito? Espero que no te refieras a mis flechas… son más que simples juguetitos, un mal movimiento y te podrías sacar algún ojo. – Dije a la bruja mientras esta se había puesto a buscar en mis pertenencias, si mi maestro hubiese presenciado tal acto seguramente le hubiese pegado en las manos a ella. Acerqué mi carcaj y saqué una de las flechas para tendérsela a la bruja. – Así que más te vale tener cuidado con lo que haces y no te alejes tanto… tampoco la quemes, no es fácil fabricarlas. – Regresé el carcaj a su puesto y me levanté observando los árboles. – Yo estaré arriba esperando, quizá también tome unas cosas, cuando regreses vas a aprender algo que nos servirá ¿Entiendes? – Recogí mis cosas del suelo y me colgué el carcaj al hombro, suponía que Alice no tendría mucho problema en entender lo que le decía. – Y no bromeo con lo de cuidar la flecha, piensa en ella como tu hijo… los hijos no se queman, creo ¿Los hijos no se queman?

La bruja tenía razón en muchas de las cosas que decía, sobre todo en el hecho de que habíamos perdido mucho tiempo en la noche "Aunque no entiendo cómo mantener la cabeza sobre mis hombros puede ser una pérdida de tiempo." Seguí desde las alturas a Alice los primeros metros, luego esta simplemente se perdió entre la maleza, supuse que se podía cuidar bien... era una bruja y estaba armada después de todo.

Había recorrido varios metros en la oscuridad, guiándome por la brisa y uno que otro sonido. Sin darme cuenta el sol había comenzado a salir poco a poco por el horizonte "Otra noche sin descansar... " Suspiré y me senté en la rama cruzando las piernas para no caerme, debía dejar aquella mala costumbre de dormir solo un par de horas o algo malo pasaría "O simplemente no despertaré algún día."

   Observé al extremo contrario del árbol para toparme con algo curioso, había alguna especie de orificio en el tronco y aquello no era lo único "Nueces... dulce néctar de los dioses"  Me apoyé sobre la rama y comencé a arrastrarme sobre esta lo más cercano del escondrijo, con aquello tendría comida para buena parte del día y lo bueno es que la ardilla que cuidaba aquel sitio ya estaba muerta "Claro... si fue la que yo asesiné."  Metí con cuidado la mano tomando la mayor cantidad de bellotas posibles, todo iba bajo control hasta que sentí a cierto animal cayendo sobre mi cabeza, por desgracia no fue el único ser que me atacó.

- Malditos seres rencorosos ¿¡Acaso los dejé sin padre!? - El ataque de las ardillas era peor de lo que imaginaba, usaban sus pequeñas garras para arañar todo lo que conseguían, sus dientes se enterraban en la piel y hasta podía apostar que una trataba de escabullirse bajo mis ropas. Luché intentando liberarme pero fue inútil, los pequeños seres del mal terminaron tirándome del árbol.

La caída fue más larga de lo que esperaba, sentí como atravesaba varias ramas pero no eran las de un arbusto. La tierra me tragó varios metros hasta por fin chocar contra el suelo, levantando una nube de polvo y chocando parte de la cabeza contra una roca de considerable tamaño. Todo el mundo dio vueltas, intenté levantarme pero fue inútil, sentí la sangre caer por mi mejilla y luego simplemente nada.

Cuando regresé al mundo el sol se había movido considerablemente de su posición "¿Cuantas horas pasaron?" Quizá medio día, puede que un poco más. Llevé la mano a mi cabeza para toparme con la textura de la sangre seca, al parecer había tenido suerte, otro par de centímetros y no me hubiese despertado de aquel golpe.  Me costó un largo rato ponerme en pie sin que el dolor me hiciera odiar el hecho de tener cabeza, cuando por fin me pude aclarar noté en el problema que me había metido.

Todo lo que me rodeaba era tierra, tierra y rocas. Levanté la mirada para toparme con aquella distancia exagerada, ni saltando podía llegar a los bordes "Maldita gente demente, coloca trampas y no son capaces de colocar un letrero que diga "no pisar", es lo menos que podrían hacer."  Pasé las manos por la tierra con la esperanza de encontrar un asidero, tristemente las irregularidades no bastaban para poder apoyarme.

- Todo es culpa de las ardillas... y de los pueblerinos, ellos conspiraron en mi contra. -  Definitivamente debió ser eso, en aquel punto esperaba que la bruja se hubiese percatado de mi ausencia y me buscase "Un momento... ¿Si ella también es cómplice?" Eso explicaría muchas cosas, principalmente porque seguía allí metido. Saqué un par de flechas de mi carcaj e intente usarlas para escalar la pared de tierra, el resultado fue inútil de nuevo, había llegado a la mitad cuando la punta de las flechas se quebró, por suerte esta vez la caída había sido menos grave y dolorosa que la vez pasada.

- Siempre es lo mismo, trato de ayudar y el mundo me escupe en ambos ojos... - Rodé en el suelo hasta quedar boca arriba y solté un largo suspiro, solo veía una opción posible para escapar de aquel problema, no era la primera vez que me metía en un lio similar... - Esto dolerá.

Volví a levantarme y estiré mis brazos ¿Acaso no trepaba árboles todo el tiempo? Aquello debía de ser pan comido, era técnicamente lo mismo... solo que de esto dependería mi libertad. Enterré un poco los dedos en los orificios que había dejado antes con las flechas, comenzando a subir poco a poco. Con cada pequeño tramo recorrido mis dedos arañaban la roca y tierra en busca de un mejor asidero, las botas resbalaban pero aquello no me detendría.  Cuando llegué de nuevo hasta donde había escalado con las flechas todo empeoró, debía arañar con más fuerza la grava, sentí como los dedos comenzaron a romperse poco a poco "Espero... que se dignen en pagarme un medico...o algo por el estilo" El sudor caía lentamente por mi frente, sacudí la cabeza removiendo las gotas que nublaban mi visión, podía ver que me faltaba poco.

Con un último esfuerzo me impulsé fuera de aquel agujero infernal, levanté los dedos a la altura de mi rostro, estaban y gran parte de la piel se encontraba levantada "No es como escalar árboles..." Dejé caer nuevamente las extremidades a mis costados mientras recuperaba el aliento, ahora solo me quedaba buscar el cadáver del bicho raro que atacó y  arrastrarlo hasta la aldea, si realmente no eran unos traidores deberían pagarme "Y lo más probable es que sigan con problemas de osos."  Y si eran unos traidores, correría y no miraría atrás hasta estar totalmente seguro.

Complicación: