[Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
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Tras una serie de desventuras, la biocibernética había entendido que su actitud pasiva podría ser peligrosa tanto para ella misma como para sus seres queridos, en vista de ello acudió a la base de los bios en donde re realizó algunos cambios y adquirió una nueva voluntad para volver a luchar, esta vez había llegado al clan la noticia de que Bio se encontraba desaparecido, la última noticia lo situaba en un pequeño pueblo en las cercanías de la parte oeste del lago, justo el lugar donde los habitantes habían desaparecido misteriosamente sin dejar rastro alguno, convirtiéndolo en una especie de pueblo fantasma.
Seek había decidido cambiar su aspecto a algo un poco menos inocente, con tonos negros que le hacían parecer más agresiva, al mismo tiempo llevaba también una nueva espada, aunque en nada se igualaba a su arma anterior; su nuevo cabello negro le daba un aspecto más adulto que con su viejo tono rubio y finalmente llevaba sobre todo un largo abrigo que le servía para cubrir sus brazos y la espada que guardaba sostenida en su espalda -Última ubicación de Bio alcanzada, sin rastros- Dijo la chica mientras dirigía la vista hasta el desierto pueblo que se encontraba adornado por largos e incontables mantos de telarañas adornaban el suelo hasta donde alcanzaba la vista, un fenómeno bastante extraño y que podría estar asociado a la desaparición del vampiro.
La renovada Seek avanzó como pudo a través de las incontables telas de arañas hasta que se dio cuenta que sus piernas se estaban cubriendo de blanco y comenzaba a quedarse pegada con el resto, definitivamente necesitaba un mejor plan para poder avanzar a través de las espesas capaz de blancas y pegajosas redes -Tenías que hacerlo difícil, Bio- Murmuró la chica mientras pensaba en una mejor manera de llegar al pueblo abandonado.
Finalmente alcanzó a ver un pequeño sendero que parecía llevar directo a las calles del centro y no dudó en ir hasta allá; caminó lentamente prestando especial atención hacia los lados hasta que unos pasos la pusieron en alerta -¿Quién anda ahí? ¿Queda alguien?- Dijo casi a gritos intentando disfrazar el sonido enlatado que la delataba como una máquina al elevar la voz.
Mientras tanto, atrapado en una ilusión...
Desperté sin saber dónde estaba, un fuerte dolor de cabeza me impedía abrir los ojos; fue entonces cuando aquella dulce voz que tantas veces me había despertado, lo hizo de nuevo -Arriba flojo, hoy te toca el desayuno- Fue lo que escuché decir antes que su brazo me rodeara el cuello; estaba acostado en una cama junto a alguien a quien había extrañado durante muchos años; bajé la vista despacio y con los ojos muy abiertos hasta encontrar su brazo, luego lo recorrí hasta encontrar su hermoso rostro ligeramente cubierto por sábanas, nuestras sábanas, nuestra cama; mi corazón se aceleró y mis ojos se inundaron de emoción, no entendía lo que estaba sucediendo, tal vez estaba soñando pero se veía tan real, se sentía tan real, que incluso llegué a creer que todo cuanto había vivido y experimentado no era más que un sueño.
Salté sobre ella y la abracé como nunca antes había podido -¿Qué tienes? Me estás asustando- Dijo como bien pudo hablar con lo apretada que la tenía -Estás viva, Eliza, estás viva- Repetí mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas, estaba ahí, de nuevo, como siempre había soñado -Pero ¿Cómo es posible?- Murmuré sin poderlo creer aún -Claro que estoy viva, los dos lo estamos ¿Por qué no habría de estarlo?- Dijo abrazándome para luego adoptar una actitud juguetona y maternal -Ah, claro, ya entiendo jovencito, fingir demencia no te salvará de cocinar- Dijo levantándose para abrir las cortinas de la ventana de par en par -¡¡No, espera, no!!- Grité alarmado al sentir que el sol de la mañana pegaba contra mis brazos desnudos pero extrañamente no me pasó nada -En serio que estás muy rarito hoy- Me dijo juguetona -Arriba, que tengo hambre- Me instó de nuevo a levantarme tal como si fuera un día normal en nuestra antigua vida.
No entendía muy bien lo que estaba sucediendo pero sin duda me gustaba, estar de nuevo junto a ella era algo que siempre había deseado y ahora podía obtenerlo, pero al mismo tiempo sentía que algo me faltaba, una gran parte de mis recuerdos habían desaparecido y solo algunos rostros efímeros destellaban como fugaces reminiscencias por apenas segundos.
Seek había decidido cambiar su aspecto a algo un poco menos inocente, con tonos negros que le hacían parecer más agresiva, al mismo tiempo llevaba también una nueva espada, aunque en nada se igualaba a su arma anterior; su nuevo cabello negro le daba un aspecto más adulto que con su viejo tono rubio y finalmente llevaba sobre todo un largo abrigo que le servía para cubrir sus brazos y la espada que guardaba sostenida en su espalda -Última ubicación de Bio alcanzada, sin rastros- Dijo la chica mientras dirigía la vista hasta el desierto pueblo que se encontraba adornado por largos e incontables mantos de telarañas adornaban el suelo hasta donde alcanzaba la vista, un fenómeno bastante extraño y que podría estar asociado a la desaparición del vampiro.
La renovada Seek avanzó como pudo a través de las incontables telas de arañas hasta que se dio cuenta que sus piernas se estaban cubriendo de blanco y comenzaba a quedarse pegada con el resto, definitivamente necesitaba un mejor plan para poder avanzar a través de las espesas capaz de blancas y pegajosas redes -Tenías que hacerlo difícil, Bio- Murmuró la chica mientras pensaba en una mejor manera de llegar al pueblo abandonado.
Finalmente alcanzó a ver un pequeño sendero que parecía llevar directo a las calles del centro y no dudó en ir hasta allá; caminó lentamente prestando especial atención hacia los lados hasta que unos pasos la pusieron en alerta -¿Quién anda ahí? ¿Queda alguien?- Dijo casi a gritos intentando disfrazar el sonido enlatado que la delataba como una máquina al elevar la voz.
- Pueblo Invadido de Telarañas:
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Mientras tanto, atrapado en una ilusión...
- Ambientación:
Desperté sin saber dónde estaba, un fuerte dolor de cabeza me impedía abrir los ojos; fue entonces cuando aquella dulce voz que tantas veces me había despertado, lo hizo de nuevo -Arriba flojo, hoy te toca el desayuno- Fue lo que escuché decir antes que su brazo me rodeara el cuello; estaba acostado en una cama junto a alguien a quien había extrañado durante muchos años; bajé la vista despacio y con los ojos muy abiertos hasta encontrar su brazo, luego lo recorrí hasta encontrar su hermoso rostro ligeramente cubierto por sábanas, nuestras sábanas, nuestra cama; mi corazón se aceleró y mis ojos se inundaron de emoción, no entendía lo que estaba sucediendo, tal vez estaba soñando pero se veía tan real, se sentía tan real, que incluso llegué a creer que todo cuanto había vivido y experimentado no era más que un sueño.
Salté sobre ella y la abracé como nunca antes había podido -¿Qué tienes? Me estás asustando- Dijo como bien pudo hablar con lo apretada que la tenía -Estás viva, Eliza, estás viva- Repetí mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas, estaba ahí, de nuevo, como siempre había soñado -Pero ¿Cómo es posible?- Murmuré sin poderlo creer aún -Claro que estoy viva, los dos lo estamos ¿Por qué no habría de estarlo?- Dijo abrazándome para luego adoptar una actitud juguetona y maternal -Ah, claro, ya entiendo jovencito, fingir demencia no te salvará de cocinar- Dijo levantándose para abrir las cortinas de la ventana de par en par -¡¡No, espera, no!!- Grité alarmado al sentir que el sol de la mañana pegaba contra mis brazos desnudos pero extrañamente no me pasó nada -En serio que estás muy rarito hoy- Me dijo juguetona -Arriba, que tengo hambre- Me instó de nuevo a levantarme tal como si fuera un día normal en nuestra antigua vida.
No entendía muy bien lo que estaba sucediendo pero sin duda me gustaba, estar de nuevo junto a ella era algo que siempre había deseado y ahora podía obtenerlo, pero al mismo tiempo sentía que algo me faltaba, una gran parte de mis recuerdos habían desaparecido y solo algunos rostros efímeros destellaban como fugaces reminiscencias por apenas segundos.
- Victoria Elizabeth:
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Última edición por Bio el Vie Mar 24 2017, 13:56, editado 3 veces
Bio
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
- ¿Con que un pueblo fantasma eh? - preguntó el dragón, con los brazos cruzados sobre el pecho y muy poco interés. Él y la hechicera se encontraban en un modesto asentamiento a las afueras de Sacrestic, en el que habían parado a descansar tras volver de su último viaje a las tierras del norte. La visita a la tumba de su hermana había afectado a Alister más de lo que ella esperaba, devolviéndolo en parte al carácter taciturno con el que lo había conocido, aunque solo se comportaba así con los extraños, con la bruja le resultaba imposible. - Tal como les digo señores, de repente todos los habitantes desaparecieron sin dejar rastro, y aquellos que se decidieron a visitar el pueblo para investigar corrieron la misma suerte. - relató el tabernero, mientras estrujaba un trapo con nerviosismo.
- ¿Cuántas personas han ido? - se interesó la joven, mientras su compañero clavaba la vista en el suelo y resoplaba con resignación. Aquel gesto no pasó inadvertido, pero Elen prefirió ignorarlo de momento, ya hablaría con él cuando estuviesen a solas. - Dos partidas señorita, de seis hombres cada una. - respondió con cierta tristeza el tabernero. - Mi hijo estaba en una de ellas, tendría que haber ido yo en su lugar… ahora quizá no vuelva a verlo. - reveló el caballero, retorciendo con mayor fuerza el trapo que sostenía entre las manos y dejando que el dolor se reflejase en su rostro. Quedaba claro que se culpaba de la desaparición de su hijo pero un simple vistazo bastaba para saber el motivo por el que no le habían permitido formar parte de la partida de rescate, debía pasar ya de los cincuenta y no estaba en condiciones como para enfrentar lo que hubiese en aquel pueblo fantasma, hecho que lo habría convertido en una carga para el resto del grupo.
- ¿Cuándo salió la última? - volvió a preguntar Elen, que quería establecer de antemano las posibilidades de encontrar algún superviviente. - Hace dos semanas. - contestó el tabernero de inmediato. - Bien, eso es todo, iremos a echar un vistazo. - indicó la de ojos verdes, para asombro del anciano. - Pero señorita es peligroso, si nuestros hombres no regresaron ¿qué podrían hacer ustedes? - inquirió, paseando la mirada de uno a otro. La muchacha llevaba una cuidada armadura pero no dejaba de ser eso, una muchacha, que a pesar de ir armada poco podría hacer contra lo que había hecho desaparecer a un pueblo entero y a doce de sus mejores guerreros. El otro individuo en cambio era un misterio, se había pasado casi toda la conversación sin prestar atención y poniendo de manifiesto su desacuerdo con todo aquello.
- Las apariencias engañan, quédese tranquilo, si encontramos a los miembros de sus partidas de rescate los traeremos de vuelta. - aseguró la centinela, para acto seguido darse la vuelta y encaminarse hacia la salida del local. - ¡Esperen! - exclamó el anciano, consiguiendo que Elen se volviese hacia él mientras Alister seguía su camino y abandonaba la taberna. - Mi hijo se llama Brent, si me lo traes de vuelta estaré eternamente en deuda contigo. - añadió en cuanto llegó hasta la centinela, tendiéndole un retrato del joven en cuestión y depositando en ella sus últimas esperanzas. Elen asintió en respuesta y guardó el papel entre sus cosas, luego salió al encuentro del dragón, que la esperaba junto a los caballos.
- No puedes seguir así. - reprochó, al tiempo que tomaba las riendas de Sombra y se subía a la silla. - Solo quiero acabar con esto cuanto antes, se lo debo. - respondió el cazador, haciendo lo propio para iniciar la marcha. - Sabes de sobra que no hay nadie que desee eso más que yo, pero tengo una obligación que cumplir y no pienso dejarla de lado como han hecho mis otros hermanos. - sentenció la de cabellos cenicientos, refiriéndose a los centinelas del norte y del oeste. Vladimir y Amaterasu habían olvidados sus obligaciones para con aquellas tierras, y si la bruja tenía que ocuparse de velar por ellas lo haría, aunque eso no le dejase ni un respiro. - No hace falta que vengas si no quieres, sé arreglármelas sola. - fue lo último que dijo la benjamina de los Calhoun antes de espolear a su caballo en la dirección que el tabernero les había indicado.
Alister no tuvo que pensárselo, inició la marcha y colocó su montura a la altura de la de su compañera, pues a pesar de sus ansias por terminar con los jinetes, no se veía capaz de apartarse de la hechicera, no después de todo lo que habían vivido. Elen lo miró de reojo, y a juzgar por la expresión de su rostro quedaba claro que estaba sumido en sus pensamientos, cosa que decidió no interrumpir, sería mejor así. El trayecto se presentó tranquilo, no hallaron a nadie en el camino ni ninguna prueba de que por allí hubiese pasado gente recientemente, algo que ya esperaban. Los rumores se extendían rápidamente, y a aquellas alturas todos los asentamientos de las tierras del oeste debían estar enterados de la misteriosa desaparición de los habitantes de aquel pueblo, motivo por el cual nadie se atrevería a acercarse por la zona.
Ambos continuaron sin detenerse hasta llegar a su destino, el extraño pueblo aparentemente abandonado que por alguna razón había quedado completamente cubierto de telarañas. - ¿Qué ha pasado aquí? - preguntó en voz baja la tensai, frunciendo el ceño y recorriendo con una inquisitiva mirada el lugar. Aquel mar de telarañas no era normal, ni siquiera podía hacerse una idea de cuantos bichos harían falta para crear algo semejante, habían hecho bien en acudir a investigar. Alister por su parte se puso tenso, tenía más experiencia que ella en cuanto a bestias y aun así nunca había visto nada parecido, sin saberlo podían estarse metiendo en un gran problema. - Dejemos los caballos aquí, podrían ponerse nerviosos si se ven atrapados. - propuso el dragón, y tras recibir el asentimiento de la joven como respuesta ambos desmontaron, dejando las riendas de ambos corceles bien atadas a un árbol cercano.
Una vez hecho esto avanzaron hacia el pueblo, abriéndose paso entre las telarañas como buenamente podían, aunque cada vez se volvían más pegajosas y molestas, tanto como para ralentizarles el paso. - ¿Y si las quemo? Podría funcionar. - comentó Alister, dispuesto a cambiar de forma. - Ardería todo el pueblo y no sabemos si queda alguien con vida, tendremos que buscar otro modo. - respondió la bruja, preguntándose si lo que fuera que hubiese creado aquel blanco manto los estaría vigilando desde alguna parte, a fin de cuentas las arañas son sensibles al movimiento de cuantos caen en sus trampas.
Un grito la sacó de sus cavilaciones, sí que había alguien más allí y parecía que al igual que ellos, estaba buscando supervivientes. - Démonos prisa. - instó Elen, aunque no tuvieron que avanzar mucho para encontrarse con la dueña de la voz, una mujer morena que parecía algo nerviosa. - No esperaba encontrar a nadie por aquí. - dijo mientras se acercaban al camino que parecía llevar directamente al centro del pueblo.
- ¿Cuántas personas han ido? - se interesó la joven, mientras su compañero clavaba la vista en el suelo y resoplaba con resignación. Aquel gesto no pasó inadvertido, pero Elen prefirió ignorarlo de momento, ya hablaría con él cuando estuviesen a solas. - Dos partidas señorita, de seis hombres cada una. - respondió con cierta tristeza el tabernero. - Mi hijo estaba en una de ellas, tendría que haber ido yo en su lugar… ahora quizá no vuelva a verlo. - reveló el caballero, retorciendo con mayor fuerza el trapo que sostenía entre las manos y dejando que el dolor se reflejase en su rostro. Quedaba claro que se culpaba de la desaparición de su hijo pero un simple vistazo bastaba para saber el motivo por el que no le habían permitido formar parte de la partida de rescate, debía pasar ya de los cincuenta y no estaba en condiciones como para enfrentar lo que hubiese en aquel pueblo fantasma, hecho que lo habría convertido en una carga para el resto del grupo.
- ¿Cuándo salió la última? - volvió a preguntar Elen, que quería establecer de antemano las posibilidades de encontrar algún superviviente. - Hace dos semanas. - contestó el tabernero de inmediato. - Bien, eso es todo, iremos a echar un vistazo. - indicó la de ojos verdes, para asombro del anciano. - Pero señorita es peligroso, si nuestros hombres no regresaron ¿qué podrían hacer ustedes? - inquirió, paseando la mirada de uno a otro. La muchacha llevaba una cuidada armadura pero no dejaba de ser eso, una muchacha, que a pesar de ir armada poco podría hacer contra lo que había hecho desaparecer a un pueblo entero y a doce de sus mejores guerreros. El otro individuo en cambio era un misterio, se había pasado casi toda la conversación sin prestar atención y poniendo de manifiesto su desacuerdo con todo aquello.
- Las apariencias engañan, quédese tranquilo, si encontramos a los miembros de sus partidas de rescate los traeremos de vuelta. - aseguró la centinela, para acto seguido darse la vuelta y encaminarse hacia la salida del local. - ¡Esperen! - exclamó el anciano, consiguiendo que Elen se volviese hacia él mientras Alister seguía su camino y abandonaba la taberna. - Mi hijo se llama Brent, si me lo traes de vuelta estaré eternamente en deuda contigo. - añadió en cuanto llegó hasta la centinela, tendiéndole un retrato del joven en cuestión y depositando en ella sus últimas esperanzas. Elen asintió en respuesta y guardó el papel entre sus cosas, luego salió al encuentro del dragón, que la esperaba junto a los caballos.
- No puedes seguir así. - reprochó, al tiempo que tomaba las riendas de Sombra y se subía a la silla. - Solo quiero acabar con esto cuanto antes, se lo debo. - respondió el cazador, haciendo lo propio para iniciar la marcha. - Sabes de sobra que no hay nadie que desee eso más que yo, pero tengo una obligación que cumplir y no pienso dejarla de lado como han hecho mis otros hermanos. - sentenció la de cabellos cenicientos, refiriéndose a los centinelas del norte y del oeste. Vladimir y Amaterasu habían olvidados sus obligaciones para con aquellas tierras, y si la bruja tenía que ocuparse de velar por ellas lo haría, aunque eso no le dejase ni un respiro. - No hace falta que vengas si no quieres, sé arreglármelas sola. - fue lo último que dijo la benjamina de los Calhoun antes de espolear a su caballo en la dirección que el tabernero les había indicado.
Alister no tuvo que pensárselo, inició la marcha y colocó su montura a la altura de la de su compañera, pues a pesar de sus ansias por terminar con los jinetes, no se veía capaz de apartarse de la hechicera, no después de todo lo que habían vivido. Elen lo miró de reojo, y a juzgar por la expresión de su rostro quedaba claro que estaba sumido en sus pensamientos, cosa que decidió no interrumpir, sería mejor así. El trayecto se presentó tranquilo, no hallaron a nadie en el camino ni ninguna prueba de que por allí hubiese pasado gente recientemente, algo que ya esperaban. Los rumores se extendían rápidamente, y a aquellas alturas todos los asentamientos de las tierras del oeste debían estar enterados de la misteriosa desaparición de los habitantes de aquel pueblo, motivo por el cual nadie se atrevería a acercarse por la zona.
Ambos continuaron sin detenerse hasta llegar a su destino, el extraño pueblo aparentemente abandonado que por alguna razón había quedado completamente cubierto de telarañas. - ¿Qué ha pasado aquí? - preguntó en voz baja la tensai, frunciendo el ceño y recorriendo con una inquisitiva mirada el lugar. Aquel mar de telarañas no era normal, ni siquiera podía hacerse una idea de cuantos bichos harían falta para crear algo semejante, habían hecho bien en acudir a investigar. Alister por su parte se puso tenso, tenía más experiencia que ella en cuanto a bestias y aun así nunca había visto nada parecido, sin saberlo podían estarse metiendo en un gran problema. - Dejemos los caballos aquí, podrían ponerse nerviosos si se ven atrapados. - propuso el dragón, y tras recibir el asentimiento de la joven como respuesta ambos desmontaron, dejando las riendas de ambos corceles bien atadas a un árbol cercano.
Una vez hecho esto avanzaron hacia el pueblo, abriéndose paso entre las telarañas como buenamente podían, aunque cada vez se volvían más pegajosas y molestas, tanto como para ralentizarles el paso. - ¿Y si las quemo? Podría funcionar. - comentó Alister, dispuesto a cambiar de forma. - Ardería todo el pueblo y no sabemos si queda alguien con vida, tendremos que buscar otro modo. - respondió la bruja, preguntándose si lo que fuera que hubiese creado aquel blanco manto los estaría vigilando desde alguna parte, a fin de cuentas las arañas son sensibles al movimiento de cuantos caen en sus trampas.
Un grito la sacó de sus cavilaciones, sí que había alguien más allí y parecía que al igual que ellos, estaba buscando supervivientes. - Démonos prisa. - instó Elen, aunque no tuvieron que avanzar mucho para encontrarse con la dueña de la voz, una mujer morena que parecía algo nerviosa. - No esperaba encontrar a nadie por aquí. - dijo mientras se acercaban al camino que parecía llevar directamente al centro del pueblo.
Elen Calhoun
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
Estúpido Bio. ¿Por qué no podía dejar de meterse en líos? O ya que no podía evitarlo, ¿por qué al menos no podía buscárselos en alguna región de Aerandir donde una elfa como ella no tuviera la constante sensación de ser un almuerzo con patas para buena parte de los habitantes y criaturas de la zona? Lunargenta era una cosa, los bosques normales y sus criaturas o el helado norte en compañía de aguerridos y poderos brujos y dragones también, pero tener que cruzar de un lado a otro todo el maldito territorio de los vampiros...Más le valía al pelinegro seguir vivo, porque después de algo así, y si ella misma lograba contarlo, iba a deberle una tan gorda que tendría que convertirse en su esclavo durante todo el siglo siguiente para compensarlo.
-Vuelves a tener esa expresión en tu rostro Nín. Ya sabes, esa de "voy a matar a ese vampiro si es que no está muerto ya" que llevas poniendo desde que cruzamos los límites del territorio de los míos.- Interrumpió sus pensamientos una siempre jovial Cath con una sonrisa de oreja a oreja al saber con total seguridad que había acertado. -Este lugar tampoco está tan mal mientras nos movamos de día. Demasiado bucólico para mi gusto pero...he estado en sitios peores.- Añadió tratando de animar a la taciturna peliblanca mientras bordeaba una roca del camino de forma mucho más acrobática de lo necesario para enfatizar sus palabras.
La felina pelirroja había insistido en acompañar a Níniel en aquel viaje desde Lunargenta a sabiendas de que sería peligroso. Muy lejos quedaba ya su primer encuentro en el que habían sido enemigas y, tras más de una aventura y después de acabar trabajando y hasta viviendo juntas, habían trabado una buena amistad, lo cual la elfa agradecía enormemente, tanto en la ciudad como en aquel viaje. De hecho la ruta del mismo, dando un pequeño rodeo a través del territorio de los hombres-bestia y desde la costa oeste de Aerandir hacia el norte, había sido idea suya, resultado de lo más óptima tanto en tiempo como a la hora de evitarse problemas.
-El lugar no es el problema, pero no todos los vampiros son como Bio y las historias hablan de amaneceres en estas tierras en las que el olor a sangre fresca lo impregna todo...No tengo ninguna intención de contribuir con mi sangre a algo como eso y ya comienza a atardecer. Si no estamos cerca de ese pueblo que mencionaba la carta de Seek tendremos que buscar refugio y prepararnos para pasar la noche.- Respondió la peliblanca alzando su vista al cielo para calcular cuántas horas de luz les quedaban antes de tener que volver a preocuparse de los hijos de la noche.
-No debe de faltar mucho. Según el mapa, y creeme que se me da muy bien orientarme en cualquier situación, pronto deberíamos de dejar atrás esta arboleda. Además la niebla se espesa. Debemos estar cerca del lago.- Aseveró la pelirroja sin necesidad de sacar el mapa de su bolsa de viaje, a pesar de lo cual la sacerdotisa no dudó de sus palabras.
Tal y como la felina había pronosticado, apenas una hora más tarde las jóvenes dejaron atrás la zona de árboles y llegaron a los límites del pueblo. O al menos a un pueblo que a todas luces debía de ser el que Seek mencionaba en su carta pidiendo ayuda para Bio. Tal y como la biocibernética lo describía era un pueblo fantasma, y Níniel podía hacerse una idea bastante clara de por qué nada más verlo. Y es que lo que lo cubría por completo, a pesar de ser de color blanco, no era niebla precisamente.
-Vaaya, parece que alguien se ha estado divirtiendo por aquí. Y me refiero a un montón de bichos asquerosos. Fíjate cuantas telas, deben de ser un montón y haberse dedicado a esto mucho tiempo.- Comentó Cath girándose para mirar a Níniel en busca de su opinión.
-O menos y en menos tiempo pero de un tamaño mayor. Mira el grosor de las hebras de hilo...- Indicó la joven elfa señalando a los hilos más cercanos y percatándose de ese detalle gracias a su vista de elfa.
-Oh...genial...¿Ya es demasiado tarde para darnos la vuelta? Seguro que Bio ya está muerto de todos modos...- Sugirió la mujer-gato cuyo altruismo parecía estar llegando ya a su límite.
-¿Prefieres los vampiros a las arañas?- Le recordó la peliblanca. Volver en esos momentos implicaba una noche más en el territorio de caza de a saber cuántas sanguijuelas.
-Ummm, pues casi que sí...Mira, allí hay alguien. ¿Los reconoces?- Señaló Cath con el dedo al percatarse de que al otro lado del pueblo había un pequeño grupo de personas hablando. Níniel fijó su atención hacia aquella dirección y efectivamente vio allí a Seek. A su lado estaba Elen, la hermana de Vincent lo cual era toda una sorpresa, aunque quizá no tanta, conocía a Bio, quizá a Seek también y estaba en su lista de "Avisar en caso de que Bio corra peligro", una lista que de existir sería muy útil. A quién Níniel no reconoció fue al hombre que parecía acompañar a Elen, pero si iba con ella a la elfa ya le inspiraba confianza.
-Sí, es Seek, aunque parece una persona distinta, y otra conocida de Bio y mia. Con ella aquí nuestras posibilidades aumentan de forma notable. Vamos con ellos, rápido.- Instó entonces la peliblanca que, si bien tuvo que dar un pequeño rodeo para no tener que cruzar medio pueblo lleno de telarañas, no tardó mucho en llegar hasta los demás desde el camino que antes tomara la biocibernética.
-Gracias a los dioses por permitir nuestro encuentro.- Saludó ya cerca de los demás. -Recibí tu carta Seek, pero temía no llegar a tiempo. Elen, tu presencia aquí me sorprendió pero es grata sobremanera. Sea lo que sea que le ocurrió a Bio aquí, contigo sin duda lo averiguaremos. Por cierto, ¿has averiguado algo más?.- Continuó diciendo y terminó preguntando a la antes rubia y ahora morena biocibernética ignorando que acabara de llegar, algo que estaba claro en el caso de Elen y su acompañante pues el rastro de su paso entre las telarañas estaba nítido y reciente.
-Cuanto antes encontremos a ese tipo antes podremos irnos. Claro que no importaría quedarme si es contigo.- Dijo la felina acompañante de Níniel dirigiéndose al único miembro varón del grupo y poniéndole ojitos. - Soy Catherine, pero puedes llamarme Cath...-
-Vuelves a tener esa expresión en tu rostro Nín. Ya sabes, esa de "voy a matar a ese vampiro si es que no está muerto ya" que llevas poniendo desde que cruzamos los límites del territorio de los míos.- Interrumpió sus pensamientos una siempre jovial Cath con una sonrisa de oreja a oreja al saber con total seguridad que había acertado. -Este lugar tampoco está tan mal mientras nos movamos de día. Demasiado bucólico para mi gusto pero...he estado en sitios peores.- Añadió tratando de animar a la taciturna peliblanca mientras bordeaba una roca del camino de forma mucho más acrobática de lo necesario para enfatizar sus palabras.
La felina pelirroja había insistido en acompañar a Níniel en aquel viaje desde Lunargenta a sabiendas de que sería peligroso. Muy lejos quedaba ya su primer encuentro en el que habían sido enemigas y, tras más de una aventura y después de acabar trabajando y hasta viviendo juntas, habían trabado una buena amistad, lo cual la elfa agradecía enormemente, tanto en la ciudad como en aquel viaje. De hecho la ruta del mismo, dando un pequeño rodeo a través del territorio de los hombres-bestia y desde la costa oeste de Aerandir hacia el norte, había sido idea suya, resultado de lo más óptima tanto en tiempo como a la hora de evitarse problemas.
-El lugar no es el problema, pero no todos los vampiros son como Bio y las historias hablan de amaneceres en estas tierras en las que el olor a sangre fresca lo impregna todo...No tengo ninguna intención de contribuir con mi sangre a algo como eso y ya comienza a atardecer. Si no estamos cerca de ese pueblo que mencionaba la carta de Seek tendremos que buscar refugio y prepararnos para pasar la noche.- Respondió la peliblanca alzando su vista al cielo para calcular cuántas horas de luz les quedaban antes de tener que volver a preocuparse de los hijos de la noche.
-No debe de faltar mucho. Según el mapa, y creeme que se me da muy bien orientarme en cualquier situación, pronto deberíamos de dejar atrás esta arboleda. Además la niebla se espesa. Debemos estar cerca del lago.- Aseveró la pelirroja sin necesidad de sacar el mapa de su bolsa de viaje, a pesar de lo cual la sacerdotisa no dudó de sus palabras.
Tal y como la felina había pronosticado, apenas una hora más tarde las jóvenes dejaron atrás la zona de árboles y llegaron a los límites del pueblo. O al menos a un pueblo que a todas luces debía de ser el que Seek mencionaba en su carta pidiendo ayuda para Bio. Tal y como la biocibernética lo describía era un pueblo fantasma, y Níniel podía hacerse una idea bastante clara de por qué nada más verlo. Y es que lo que lo cubría por completo, a pesar de ser de color blanco, no era niebla precisamente.
-Vaaya, parece que alguien se ha estado divirtiendo por aquí. Y me refiero a un montón de bichos asquerosos. Fíjate cuantas telas, deben de ser un montón y haberse dedicado a esto mucho tiempo.- Comentó Cath girándose para mirar a Níniel en busca de su opinión.
-O menos y en menos tiempo pero de un tamaño mayor. Mira el grosor de las hebras de hilo...- Indicó la joven elfa señalando a los hilos más cercanos y percatándose de ese detalle gracias a su vista de elfa.
-Oh...genial...¿Ya es demasiado tarde para darnos la vuelta? Seguro que Bio ya está muerto de todos modos...- Sugirió la mujer-gato cuyo altruismo parecía estar llegando ya a su límite.
-¿Prefieres los vampiros a las arañas?- Le recordó la peliblanca. Volver en esos momentos implicaba una noche más en el territorio de caza de a saber cuántas sanguijuelas.
-Ummm, pues casi que sí...Mira, allí hay alguien. ¿Los reconoces?- Señaló Cath con el dedo al percatarse de que al otro lado del pueblo había un pequeño grupo de personas hablando. Níniel fijó su atención hacia aquella dirección y efectivamente vio allí a Seek. A su lado estaba Elen, la hermana de Vincent lo cual era toda una sorpresa, aunque quizá no tanta, conocía a Bio, quizá a Seek también y estaba en su lista de "Avisar en caso de que Bio corra peligro", una lista que de existir sería muy útil. A quién Níniel no reconoció fue al hombre que parecía acompañar a Elen, pero si iba con ella a la elfa ya le inspiraba confianza.
-Sí, es Seek, aunque parece una persona distinta, y otra conocida de Bio y mia. Con ella aquí nuestras posibilidades aumentan de forma notable. Vamos con ellos, rápido.- Instó entonces la peliblanca que, si bien tuvo que dar un pequeño rodeo para no tener que cruzar medio pueblo lleno de telarañas, no tardó mucho en llegar hasta los demás desde el camino que antes tomara la biocibernética.
-Gracias a los dioses por permitir nuestro encuentro.- Saludó ya cerca de los demás. -Recibí tu carta Seek, pero temía no llegar a tiempo. Elen, tu presencia aquí me sorprendió pero es grata sobremanera. Sea lo que sea que le ocurrió a Bio aquí, contigo sin duda lo averiguaremos. Por cierto, ¿has averiguado algo más?.- Continuó diciendo y terminó preguntando a la antes rubia y ahora morena biocibernética ignorando que acabara de llegar, algo que estaba claro en el caso de Elen y su acompañante pues el rastro de su paso entre las telarañas estaba nítido y reciente.
-Cuanto antes encontremos a ese tipo antes podremos irnos. Claro que no importaría quedarme si es contigo.- Dijo la felina acompañante de Níniel dirigiéndose al único miembro varón del grupo y poniéndole ojitos. - Soy Catherine, pero puedes llamarme Cath...-
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
Estaba a punto de partir de vuelta hacia el sur, cansada de dar vueltas y exasperada tras tantos meses donde parecía que persiguiese una sombra que se escapaba entre mis garras. Solo lograba encontrar las huellas de Víctor cuando este ya había desaparecido hacía tanto tiempo de ese lugar que su rastro se había enfriado, y con suerte, podía confirmar pobremente si realmente había sido el quien había estado allí.
Había probado a viajar de día, a viajar de noche, y al final nada importaba, porque el resultado era el mismo, y solo había logrado terminar de perder la noción del tiempo y empezar a dormir poco y de forma tan fugaz que los días se juntaban y fraccionaban sin ningún sentido a mis espaldas.
Rece a los seis, casi hasta con ira, apra que esta vez mi corazonada fuera cierta, y no otro páramo vacío lleno de problemas de los mundanos que ni me concernían y cada vez me interesaban menos.
Sobrevolar los reinos del oeste me hacían acordar a la ultima vez que nos habíamos visto, nos habíamos encontrado por ese lugar por puro sino. Si ahora estaba viva y volando esa neblinosa región era gracias a eso. De alguna forma eso me azuzo a batir las alas con aun mas fuerza, mientras me dirigía al pueblo maldito del que había escuchado hablar, y el infame líder que coincidía misteriosa y convenientemente con mi amigo desaparecido.
Desde lejos se veía como si una espesa neblina cubriera con tanta densidad el pueblo que no permitiera ver el suelo. A medida que me acerqué fue tomando nitidez, y vi como esta ascendía por los edificios, como si quisiera cubrirlos con su manto, pero no era niebla, ni tampoco nieve, eran unos tules transparentes que me hicieron dudar por su tamaño. Por monstruosa que fuera esa magna cantidad, era indudablemente tela de araña.
Aterrice sin ningún cuidado sobre un techo, agarrándome de las vigas cubiertas de losas para evitar que este se hundiera con mi peso. La madera crujió, y algunas de las tejas se partieron y se cayeron, chocando contra el suelo con un sonido amortiguado por la espesa tela. Alagué el rostro para ver por las callejas. Una silueta se movía entre ellas con senda dificultad, daba la sensación de que sus pies se pegaban al suelo y que cada vez le costaba mas andar. Era la única persona que podía contemplar dentro del pueblo des de mi ubicación.
No había aldeanos para preguntar y poco que oler o rastrear mas que esta tela de araña y su proveniencia, pero quizás, esa persona que había dado con el lugar antes que yo, poseyera algún dato útil. Entreabrí las alas y salté, empujándome con estas, aterrizando sonoramente en el techo del otro lado de la calle. Con sendo estruendo una buena pila de tejas se rompió de nuevo, y resbalaron techo a bajo. Una de mis patas se hundió por el peso y tuve que tironear agrandando el agujero para zafarme.
Salte y repté sin ninguna clase de sigilo hasta quedar en la calle adyacente a la de la desconocida mujer de pelo negro, que parecía estarse quedando cada vez mas pegada al suelo y la marabunta de telarañas, y, semi reptando por la casa estiré la cola hasta dejarla a su alcance, haciendo un gorgojeo para llamar su atención, y haciéndole un gesto con el hocico que la señalaba a ella y al techo para invitarla a trepar por la misma.
Había pensado en intentar agarrarla y salir volando, pero entre lo que debía de pesar una hembra humana adulta, y mis garras, estaba segura de que se habría interpretado mal, y no tenía las mas mínimas ganas de desperdiciar mi valioso tiempo en eso.
Había probado a viajar de día, a viajar de noche, y al final nada importaba, porque el resultado era el mismo, y solo había logrado terminar de perder la noción del tiempo y empezar a dormir poco y de forma tan fugaz que los días se juntaban y fraccionaban sin ningún sentido a mis espaldas.
Rece a los seis, casi hasta con ira, apra que esta vez mi corazonada fuera cierta, y no otro páramo vacío lleno de problemas de los mundanos que ni me concernían y cada vez me interesaban menos.
Sobrevolar los reinos del oeste me hacían acordar a la ultima vez que nos habíamos visto, nos habíamos encontrado por ese lugar por puro sino. Si ahora estaba viva y volando esa neblinosa región era gracias a eso. De alguna forma eso me azuzo a batir las alas con aun mas fuerza, mientras me dirigía al pueblo maldito del que había escuchado hablar, y el infame líder que coincidía misteriosa y convenientemente con mi amigo desaparecido.
Desde lejos se veía como si una espesa neblina cubriera con tanta densidad el pueblo que no permitiera ver el suelo. A medida que me acerqué fue tomando nitidez, y vi como esta ascendía por los edificios, como si quisiera cubrirlos con su manto, pero no era niebla, ni tampoco nieve, eran unos tules transparentes que me hicieron dudar por su tamaño. Por monstruosa que fuera esa magna cantidad, era indudablemente tela de araña.
Aterrice sin ningún cuidado sobre un techo, agarrándome de las vigas cubiertas de losas para evitar que este se hundiera con mi peso. La madera crujió, y algunas de las tejas se partieron y se cayeron, chocando contra el suelo con un sonido amortiguado por la espesa tela. Alagué el rostro para ver por las callejas. Una silueta se movía entre ellas con senda dificultad, daba la sensación de que sus pies se pegaban al suelo y que cada vez le costaba mas andar. Era la única persona que podía contemplar dentro del pueblo des de mi ubicación.
No había aldeanos para preguntar y poco que oler o rastrear mas que esta tela de araña y su proveniencia, pero quizás, esa persona que había dado con el lugar antes que yo, poseyera algún dato útil. Entreabrí las alas y salté, empujándome con estas, aterrizando sonoramente en el techo del otro lado de la calle. Con sendo estruendo una buena pila de tejas se rompió de nuevo, y resbalaron techo a bajo. Una de mis patas se hundió por el peso y tuve que tironear agrandando el agujero para zafarme.
Salte y repté sin ninguna clase de sigilo hasta quedar en la calle adyacente a la de la desconocida mujer de pelo negro, que parecía estarse quedando cada vez mas pegada al suelo y la marabunta de telarañas, y, semi reptando por la casa estiré la cola hasta dejarla a su alcance, haciendo un gorgojeo para llamar su atención, y haciéndole un gesto con el hocico que la señalaba a ella y al techo para invitarla a trepar por la misma.
Había pensado en intentar agarrarla y salir volando, pero entre lo que debía de pesar una hembra humana adulta, y mis garras, estaba segura de que se habría interpretado mal, y no tenía las mas mínimas ganas de desperdiciar mi valioso tiempo en eso.
Arygos Valnor
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¿Queda alguien?- Preguntó de nuevo la chica robótica mientras llevaba lentamente las manos a su espalda donde guardaba su arma bajo el abrigo aunque al final no fue necesario, una mujer, misteriosa, sin duda, pero que no parecía tener algo que ver en todo este extraño suceso, que iba además acompañada de un caballero que a todas luces no parecía que pudiera ser una amenaza seria -¿Saben qué pasó aquí? ¿Viven en este pueblo?- Interrogó a la mujer de blancos cabellos y a su compañero; justo a mitad de la conversación se escuchó una voz conocida, la elfa que casualmente resultaba ser la única conocida de Bio a la que Seek había conseguido ubicar dada la prisa de los eventos.
Los ojos de Seek brillaron levemente como un leve parpadeo al asociar la imagen de la sacerdotisa con los datos que tenía de ella -Coincidencia: U1227- Sonó una tenue voz en la muñeca izquierda de la biocibernética identificando de inmediato a Niniel pero no a su compañera -Gracias por acudir- Respondió a las palabras de la recién llegada peliblanca -De momento perseguimos fantasmas- Expresó con algo de tristeza -Su rastro desapareció aquí, es donde lo vieron por última vez- Explicaba la joven cuando algo inesperado se movió estruendosamente por los techos -¿Qué es eso?- Dijo la chica retrocediendo y señalando; casualmente la dragona se encontraba con el sol a su espalda, por lo que apenas se veía una silueta de ella -Ese sonido no parece muy amigable ¿Tendrá algo que ver con quien ha causado esto?- Preguntó a sus acompañantes que en el número que se encontraban tenían una importante ventaja numérica.
Por si aquello fuera poco unos ruidos se escucharon en una de las casas cercanas; parecía como si un gran bulto hubiera caído al piso de madera en una de las casas -¡¡Somos más que tú, criatura!!- Dijo Seek al sentirse apoyada por el grupo en que se encontraba y si sus compañeros no planeaban apoyarla, era algo que de momento la criatura en el tejado no sabía; así que ahora tenían dos problemas, por un lado la amenaza en lo alto de una casa, por otro lado los misteriosos sonidos dentro de otra en el lado opuesto de la calle ¿A cuál atenderían primero? Fuera cual fuera su decisión deberían tomarla de prisa pues un nuevo peligro comenzaba a acecharles y no lo notarían hasta que ya fuera muy tarde.
Aprovechando la distracción causada por la dragona en el tejado, un grupo de pequeñas pero numerosas arañas comenzaban a cerrar la ruta de escape, haciendo que el grupo no tuviera más opciones que adentrarse en el pueblo fantasma o enfrentarse a la aparentemente interminable marea de pequeños arácnidos; un golpe a la puerta se escuchó en la casa donde antes se había escuchado algo caer contra el piso, y fue seguido por un segundo golpe, al parecer había alguien allí que podría necesitar ayuda; o tal vez simplemente era una trampa para atraerlos, no lo sabrían hasta abrir la puerta.
Mientras tanto, atrapado en la ilusión...
Me acerqué lentamente a la ventana con algo de temor, se supone que debería hacerme daño, podía recordar eso pero no la razón, de hecho no podía recordar muchas cosas, no entendía cómo había despertado aquí y a pesar de todos los recuerdos, no conseguía manera de asociar esa mañana con algún recuerdo del día anterior; de pronto cerré los ojos y llevé mis manos a la cabeza ante un fuerte dolor -Quédate, quédate conmigo- Dijo Eliza susurrando mi oído -No hay nada más que yo, no hay recuerdos, no hay ayer ni mañana- Dijo mientras me abrazaba con la misma ternura que la recordaba; a ratos sabía que no era correcto, que no era real, mi lado sensato me llevaba a creer que había algo muy raro, pero mi corazón era otra historia, estaba al fin vivo de nuevo, prisionero voluntario de aquel extraño sueño del que gustosamente aceptaría no despertar.
No hay nada más que tú- Repetí rindiéndome finalmente y bajando mis brazos sin deseos de oponerme de ninguna manera -Eso es, desiste, y estaremos juntos eternamente- Susurró a mi oído aunque parecía como si no la hubiese escuchado, como si simplemente me encontrara desconectado del mundo entero, con la mirada perdida en un horizonte estéril de figuras opacas y recuerdos que parecían repetirse incansablemente.
Reaccioné ante el grito alarmado de Eliza -No, ellos de nuevo, nos invaden, quieren separarnos- Me dijo con su voz llena de miedo -No dejes que nos separen, no los dejes- Clamó abrazándome por la espalda y recostando su cabeza en mi hombro izquierdo -No tengas miedo, no dejaré que nada nos separe- Dije con la mirada perdida mientras me dirigía hasta la puerta en busca de la lanza que ahora se había convertido en mi arma -No temas, estaré aquí hasta el final- Dije caminando hacia la puerta...
Los ojos de Seek brillaron levemente como un leve parpadeo al asociar la imagen de la sacerdotisa con los datos que tenía de ella -Coincidencia: U1227- Sonó una tenue voz en la muñeca izquierda de la biocibernética identificando de inmediato a Niniel pero no a su compañera -Gracias por acudir- Respondió a las palabras de la recién llegada peliblanca -De momento perseguimos fantasmas- Expresó con algo de tristeza -Su rastro desapareció aquí, es donde lo vieron por última vez- Explicaba la joven cuando algo inesperado se movió estruendosamente por los techos -¿Qué es eso?- Dijo la chica retrocediendo y señalando; casualmente la dragona se encontraba con el sol a su espalda, por lo que apenas se veía una silueta de ella -Ese sonido no parece muy amigable ¿Tendrá algo que ver con quien ha causado esto?- Preguntó a sus acompañantes que en el número que se encontraban tenían una importante ventaja numérica.
Por si aquello fuera poco unos ruidos se escucharon en una de las casas cercanas; parecía como si un gran bulto hubiera caído al piso de madera en una de las casas -¡¡Somos más que tú, criatura!!- Dijo Seek al sentirse apoyada por el grupo en que se encontraba y si sus compañeros no planeaban apoyarla, era algo que de momento la criatura en el tejado no sabía; así que ahora tenían dos problemas, por un lado la amenaza en lo alto de una casa, por otro lado los misteriosos sonidos dentro de otra en el lado opuesto de la calle ¿A cuál atenderían primero? Fuera cual fuera su decisión deberían tomarla de prisa pues un nuevo peligro comenzaba a acecharles y no lo notarían hasta que ya fuera muy tarde.
Aprovechando la distracción causada por la dragona en el tejado, un grupo de pequeñas pero numerosas arañas comenzaban a cerrar la ruta de escape, haciendo que el grupo no tuviera más opciones que adentrarse en el pueblo fantasma o enfrentarse a la aparentemente interminable marea de pequeños arácnidos; un golpe a la puerta se escuchó en la casa donde antes se había escuchado algo caer contra el piso, y fue seguido por un segundo golpe, al parecer había alguien allí que podría necesitar ayuda; o tal vez simplemente era una trampa para atraerlos, no lo sabrían hasta abrir la puerta.
Mientras tanto, atrapado en la ilusión...
- Ambientación:
Me acerqué lentamente a la ventana con algo de temor, se supone que debería hacerme daño, podía recordar eso pero no la razón, de hecho no podía recordar muchas cosas, no entendía cómo había despertado aquí y a pesar de todos los recuerdos, no conseguía manera de asociar esa mañana con algún recuerdo del día anterior; de pronto cerré los ojos y llevé mis manos a la cabeza ante un fuerte dolor -Quédate, quédate conmigo- Dijo Eliza susurrando mi oído -No hay nada más que yo, no hay recuerdos, no hay ayer ni mañana- Dijo mientras me abrazaba con la misma ternura que la recordaba; a ratos sabía que no era correcto, que no era real, mi lado sensato me llevaba a creer que había algo muy raro, pero mi corazón era otra historia, estaba al fin vivo de nuevo, prisionero voluntario de aquel extraño sueño del que gustosamente aceptaría no despertar.
No hay nada más que tú- Repetí rindiéndome finalmente y bajando mis brazos sin deseos de oponerme de ninguna manera -Eso es, desiste, y estaremos juntos eternamente- Susurró a mi oído aunque parecía como si no la hubiese escuchado, como si simplemente me encontrara desconectado del mundo entero, con la mirada perdida en un horizonte estéril de figuras opacas y recuerdos que parecían repetirse incansablemente.
Reaccioné ante el grito alarmado de Eliza -No, ellos de nuevo, nos invaden, quieren separarnos- Me dijo con su voz llena de miedo -No dejes que nos separen, no los dejes- Clamó abrazándome por la espalda y recostando su cabeza en mi hombro izquierdo -No tengas miedo, no dejaré que nada nos separe- Dije con la mirada perdida mientras me dirigía hasta la puerta en busca de la lanza que ahora se había convertido en mi arma -No temas, estaré aquí hasta el final- Dije caminando hacia la puerta...
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La morena decidió interrogarlos, preguntando si sabían lo que había pasado en el pueblo y si vivían allí, cuestiones que la hechicera no tenía problema en responder. - No somos de aquí, nos contaron lo de las desapariciones y decidimos acercarnos… - su frase se vio interrumpida por la llegada de otro par de siluetas, una de ellas fácilmente reconocible para la joven. Sin duda se trataba de Níniel, la elfa con la que ya había colaborado en varias ocasiones, toda una suerte encontrarla por allí. - Que coincidencia, me alegro de verte. - comentó la tensai, que no recordaba haber visto antes a su pelirroja acompañante.
Por desgracia no se trataba de una simple coincidencia como había pensado, Níniel y aquella mujer de negros cabellos estaban allí por algo relacionado con Bio, ¿en qué problema se habría metido esta vez? Elen no tenía idea de lo que estaba pasando pero seguramente estuviese relacionado con la misteriosa desaparición de los aldeanos y quizá con aquel mar de telarañas que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. - ¿Qué le ha pasado a Bio? - preguntó, justo antes de que la felina que acababa de llegar con la elfa soltase un poco apropiado comentario hacia Alister.
No podía haber elegido peor día para ello, el dragón le dedicó una gélida mirada que dejaba clara su respuesta no pronunciada: “Déjame en paz”. Si ya estaba molesto por lo que él consideraba perder el tiempo cuando tenían cosas más importantes que hacer, recibir aquel tipo de comentarios fuera de lugar de parte de una completa extraña no iba a mejorar su humor sino todo lo contrario. Se cruzó de brazos e ignoró por completo a la pelirroja, sin perder tiempo respondiéndole como hubiese querido, sobre todo porque probablemente la de ojos verdes volvería a echarle en cara lo antipático que podía llegar a ser para con los desconocidos.
Elen agradeció interiormente que guardase silencio en vez de soltar una de sus típicas respuestas cortantes, a fin de cuentas parecía que todos los presentes tendrían que colaborar para esclarecer lo que le había pasado al vampiro, cuyo rastro según la morena se desvanecía en aquel pueblo fantasma. Aquel era el último lugar en que habían visto al moreno, pero la mujer no tuvo tiempo de explicar nada más, unos extraños ruidos en los alrededores la pusieron en alerta. Había algo sobre un techo cercano, pero la luz del sol estaba a su espalda, lo cual dificultaba atisbar qué podía ser, aunque teniendo en cuenta el estado del lugar lo más probable era que o bien fuese el causante de todo aquello o quizá algún superviviente que había logrado escapar de lo que fuera que hubiese allí.
Tras mirar durante unos instantes, tanto la tensai como su compañero se percataron de que lo que tenían delante era otro dragón, la pregunta era ¿amigo o enemigo? La tensión se apoderó de ambos al considerar la segunda opción, provocando que el cazador descruzase los brazos para deshacerse de la gabardina, por si acaso. En el peor de los casos Elen podría ganar algo de tiempo mientras él cambiaba de forma, luego solo tendrían que trabajar en equipo como hacían siempre para eliminar la amenaza.
Otro sonido proveniente de una de las casas atrajo la atención del alado, ahora tenían dos frentes y eso nunca era bueno. La mujer a la que Níniel se había referido como Seek hizo lo posible por amedrentar al dragón que descansaba sobre el techo, valiéndose de la superioridad numérica con la que ahora contaban al ser un grupo de cinco, ¿haría caso la criatura de aquella advertencia? - Hay algo en esa casa. - musitó Alister, de forma que solo pudiese escucharlo la hechicera. Elen se giró en la dirección que indicaba y frunció el ceño levemente, debían considerarse en territorio enemigo y como tal no podían actuar a la ligera, si ya había desaparecido tanta gente allí sería por algo.
De lo que no se percataron ninguno de los dos era que había algo más en los alrededores, un enjambre de arañas que no tardó en cerrar con sus telas la ruta por la que habían llegado los viajeros, reduciendo sus opciones a internarse en el pueblo o enfrentarse a ellas. Nuevos golpes desde el interior de la casa en la que se había fijado el dragón hicieron que la centinela se plantease la posibilidad de estar ante un superviviente que buscaba desesperadamente ayuda para salir de allí, tenían que comprobarlo. El problema era que no podían moverse con libertad por la zona mientras aquel otro dragón siguiese manteniendo su posición elevada y sin pronunciarse, así que solo quedaba una cosa por hacer.
- ¿Quién eres? ¿A qué has venido? - preguntó la benjamina de los Calhoun, adelantándose un poco para intentar ver mejor a la criatura.
Por desgracia no se trataba de una simple coincidencia como había pensado, Níniel y aquella mujer de negros cabellos estaban allí por algo relacionado con Bio, ¿en qué problema se habría metido esta vez? Elen no tenía idea de lo que estaba pasando pero seguramente estuviese relacionado con la misteriosa desaparición de los aldeanos y quizá con aquel mar de telarañas que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. - ¿Qué le ha pasado a Bio? - preguntó, justo antes de que la felina que acababa de llegar con la elfa soltase un poco apropiado comentario hacia Alister.
No podía haber elegido peor día para ello, el dragón le dedicó una gélida mirada que dejaba clara su respuesta no pronunciada: “Déjame en paz”. Si ya estaba molesto por lo que él consideraba perder el tiempo cuando tenían cosas más importantes que hacer, recibir aquel tipo de comentarios fuera de lugar de parte de una completa extraña no iba a mejorar su humor sino todo lo contrario. Se cruzó de brazos e ignoró por completo a la pelirroja, sin perder tiempo respondiéndole como hubiese querido, sobre todo porque probablemente la de ojos verdes volvería a echarle en cara lo antipático que podía llegar a ser para con los desconocidos.
Elen agradeció interiormente que guardase silencio en vez de soltar una de sus típicas respuestas cortantes, a fin de cuentas parecía que todos los presentes tendrían que colaborar para esclarecer lo que le había pasado al vampiro, cuyo rastro según la morena se desvanecía en aquel pueblo fantasma. Aquel era el último lugar en que habían visto al moreno, pero la mujer no tuvo tiempo de explicar nada más, unos extraños ruidos en los alrededores la pusieron en alerta. Había algo sobre un techo cercano, pero la luz del sol estaba a su espalda, lo cual dificultaba atisbar qué podía ser, aunque teniendo en cuenta el estado del lugar lo más probable era que o bien fuese el causante de todo aquello o quizá algún superviviente que había logrado escapar de lo que fuera que hubiese allí.
Tras mirar durante unos instantes, tanto la tensai como su compañero se percataron de que lo que tenían delante era otro dragón, la pregunta era ¿amigo o enemigo? La tensión se apoderó de ambos al considerar la segunda opción, provocando que el cazador descruzase los brazos para deshacerse de la gabardina, por si acaso. En el peor de los casos Elen podría ganar algo de tiempo mientras él cambiaba de forma, luego solo tendrían que trabajar en equipo como hacían siempre para eliminar la amenaza.
Otro sonido proveniente de una de las casas atrajo la atención del alado, ahora tenían dos frentes y eso nunca era bueno. La mujer a la que Níniel se había referido como Seek hizo lo posible por amedrentar al dragón que descansaba sobre el techo, valiéndose de la superioridad numérica con la que ahora contaban al ser un grupo de cinco, ¿haría caso la criatura de aquella advertencia? - Hay algo en esa casa. - musitó Alister, de forma que solo pudiese escucharlo la hechicera. Elen se giró en la dirección que indicaba y frunció el ceño levemente, debían considerarse en territorio enemigo y como tal no podían actuar a la ligera, si ya había desaparecido tanta gente allí sería por algo.
De lo que no se percataron ninguno de los dos era que había algo más en los alrededores, un enjambre de arañas que no tardó en cerrar con sus telas la ruta por la que habían llegado los viajeros, reduciendo sus opciones a internarse en el pueblo o enfrentarse a ellas. Nuevos golpes desde el interior de la casa en la que se había fijado el dragón hicieron que la centinela se plantease la posibilidad de estar ante un superviviente que buscaba desesperadamente ayuda para salir de allí, tenían que comprobarlo. El problema era que no podían moverse con libertad por la zona mientras aquel otro dragón siguiese manteniendo su posición elevada y sin pronunciarse, así que solo quedaba una cosa por hacer.
- ¿Quién eres? ¿A qué has venido? - preguntó la benjamina de los Calhoun, adelantándose un poco para intentar ver mejor a la criatura.
Elen Calhoun
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
-Vaya, que sujeto más poco amistoso. Estar en mitad de un asqueroso pueblo cubierto de porquería no es motivo para no corresponder a un saludo ¿sabes?- Se quejó la felina pelirroja cruzándose también de brazos a modo de burla del altivo gesto del acompañante de Elen y dándole la espalda de manera teatral. Seguramente el rechazo de aquel hombre le diera totalmente igual y de hecho solo le hubiese puesto ojitos tratando de usar como de costumbre el ser tan mona para cobrar ventaja de alguna manera, principalmente a base de la confianza de los demás. Al no funcionarle había optado por su natural sinceridad sin filtro y su peculiar sentido del humor. Claro que aquel individuo no parecía de la clase que apreciaba ese tipo de comportamiento, ni ninguno de hecho. Casi parecía que estar allí le producía una gran molestia incluso sin ser el blanco de ninguna inquieta felina.
-Parece que es un misterio.- Se permitió responder entonces la peliblanca a Elen, aliviada de que aquellos dos no acabaran peleándose y a pesar que de lo único que sabía al respecto de lo ocurrido con Bio era la carta enviada por la propia Seek, la cual solo mencionaba que el pelinegro no había vuelto a dar señales de vida tras acudir a aquel pueblo. -Me atrevería a suponer que Bio se enteró de...lo que sea que esté pasando aquí y algo acabó saliendo mal.- Teorizó la elfa mirando hacia la biocibernética para que la corrigiera en caso de saber algo más, aunque la morena no parecía tener información para corroborar ni desmentir aquella idea. -Por el momento se me antoja lo más plausible, las tres sabemos que Bio no es el hombre más cauteloso y precavido del mundo.- Y es que al menos cuando se trataba de ayudar o resolver peligrosos enigmas Níniel había vivido con el resto de sus compañeras, incluida Cath, situaciones en las que el vampiro había optado por echarse adelante de forma tan valiente como temeraria. -Entonces, ¿tampoco sabemos qué está pasando aquí? ¿Qué son todas estas telas, un ataque de alguna criatura tejedora que ha acabado con todo el pueblo?.- Preguntó dubitativa la sacerdotisa vinculando el estado del pueblo con la desaparición del pelinegro. Pregunta que quedaría en el aire al irrumpir en el lugar una alada figura que puso a todo el grupo en alerta.
-Eeeeh...-Comenzó a murmurar Cath. -Pensaba que hablábamos de arañas de las gordas, nadie mencionó nada de lagartijas gigantes- Espetó inquieta, agazapándose mientras retrocedía un par de pasos con cautela y comenzando a sacar las garras por si tenía que usarlas.
-No es una lagartija gigante, es un semidragón.- Corrigió al peliblanca tras terminar de reconocer la figura a contraluz poniéndose también en guardia aunque de un modo mucho menos tenso y agresivo que el resto. Los temores de Seek podrían ser ciertos y tener delante al causante o al menos a alguien relacionado con todo aquello, pero los semidragones por lo general eran criaturas nobles, y además aquel no parecía preparado para atacar. -Creo que...quiere ayudarte a que subas al tejado con ella Seek.- Interpretó la sacerdotisa viendo claro que de querer atacarles no se ofrecería de ese modo que tan vulnerable la dejaba. Opinión que sin embargo la biocibernética no debía de considerar suficientemente fiable pues no se mostró en nada dispuesta a aceptar tal ofrecimiento.
-Mew, bien dicho.- Secundó la felina a la negativa de la morena a subir al tejado expresada en forma de clara advertencia. -Danos al chupasangres si es que aún no te lo has comido y quizá salgas de esta de una pieza.- Añadió de manera amenazante aunque colocándose estratégicamente detrás de Níniel a la hora de proferir tales amenazas. Tono que inmediatamente dejó atrás sobresaltándose al escuchar un ruido detrás del grupo proveniente de una casa cercana. -Hay alguien en esa casa...la superlagartija no trabaja sola, es una trampa.- Dijo instando a Níniel a mirar en la dirección de aquella casa desde la cual poco después volvieron a escucharse una serie de golpes y ruidos. Todo ello mientras el grupo era prácticamente rodeado por una miríada de arañas que, salidas de a saber dónde, usaban las telarañas para moverse por allí dejándoles únicamente un camino despejado que seguir.
-Esto no parece un comportamiento al azar. No nos atacan, nos obligan a ir hacia donde ellas quieren.- Comprendió la elfa tratando de decidir qué hacer ante todo lo que estaba pasando. El semidragón aún no se había pronunciado, las arañas parecían querer conducirles en una dirección concreta lo cual no auguraba nada bueno si tomaban aquel rumbo, y por si fuera poco los ruidos de la casa podrían ser fruto de cualquier cosa, desde un superviviente en apuros como ellos hasta una trampa urdida por aquellas extrañamente organizadas arañas que de hecho les empujaban hacia allí.
-¿Qué hacemos Nín? No quiero ser la cena de nadie.- Preguntó la pelirroja que parecía fiarse tan poco de las arañas como del semidragón del tejado.
-No creo que el semidragón sea un enemigo y además Elen se las puede apañar. Vamos a esa casa. Podría ser un superviviente que necesite ayuda o incluso pueda ofrecerla.- Instó la peliblanca tratando de cruzar su mirada con la de la poderosa bruja para comprobar que estuviese de acuerdo en que ella revisara la casa mientras se ocupaba de resolver el asunto con el dragón. Aprovecharían su ventaja numérica para resolver ambas situaciones sin perder tiempo, y además, si la hechicera tenía que acabar luchando Níniel podría apoyarla desde la distancia igualmente. A saber cuánto tiempo más se contentaría aquel enjambre arácnido con bloquearles la salida del pueblo antes de pasar al ataque, o el que tenía el posible superviviente de la casa, no había tiempo que perder.
Elfa y mujer-bestia comenzaron a andar a través de la maraña de telarañas como buenamente pudieron hasta llegar a la puerta de aquella casa, percibiendo como los golpes y ruidos ganaban en intensidad, tratando de averiguar qué era lo que estaba pasando allí adentro prestando atención a si escuchaban alguna voz, parte de alguna conversación o todo lo contrario, el sonido de algo peligroso moviéndose por allí, pero todo resultaba confuso.
-¿Ves algo a través de la ventana?.- Preguntó la sacerdotisa a la su felina compañera que en esos momentos trataba de ver hacia el interior a través de las cerradas contraventanas de madera.
-Veo...luz. Alguien o algo se mueve pero no puedo saber que pasa por esta rendija.- Respondió la pelirroja.
-La puerta está cerrada, ¿puedes abrirla?- Fue la siguiente cuestión de la joven al tirar del poco de la puerta de madera sin éxito.
-Sí, pero espero que estés segura de lo que haces.- Fueron las palabras de Cath acercándose al ojo de la cerradura y comenzando a usar sus afiladas garras y su dilatada experiencia como ladrona para forzarla mientras Níniel preparaba su magia para hacer frente a lo que fuera que finalmente hubiese allí dentro.
-Parece que es un misterio.- Se permitió responder entonces la peliblanca a Elen, aliviada de que aquellos dos no acabaran peleándose y a pesar que de lo único que sabía al respecto de lo ocurrido con Bio era la carta enviada por la propia Seek, la cual solo mencionaba que el pelinegro no había vuelto a dar señales de vida tras acudir a aquel pueblo. -Me atrevería a suponer que Bio se enteró de...lo que sea que esté pasando aquí y algo acabó saliendo mal.- Teorizó la elfa mirando hacia la biocibernética para que la corrigiera en caso de saber algo más, aunque la morena no parecía tener información para corroborar ni desmentir aquella idea. -Por el momento se me antoja lo más plausible, las tres sabemos que Bio no es el hombre más cauteloso y precavido del mundo.- Y es que al menos cuando se trataba de ayudar o resolver peligrosos enigmas Níniel había vivido con el resto de sus compañeras, incluida Cath, situaciones en las que el vampiro había optado por echarse adelante de forma tan valiente como temeraria. -Entonces, ¿tampoco sabemos qué está pasando aquí? ¿Qué son todas estas telas, un ataque de alguna criatura tejedora que ha acabado con todo el pueblo?.- Preguntó dubitativa la sacerdotisa vinculando el estado del pueblo con la desaparición del pelinegro. Pregunta que quedaría en el aire al irrumpir en el lugar una alada figura que puso a todo el grupo en alerta.
-Eeeeh...-Comenzó a murmurar Cath. -Pensaba que hablábamos de arañas de las gordas, nadie mencionó nada de lagartijas gigantes- Espetó inquieta, agazapándose mientras retrocedía un par de pasos con cautela y comenzando a sacar las garras por si tenía que usarlas.
-No es una lagartija gigante, es un semidragón.- Corrigió al peliblanca tras terminar de reconocer la figura a contraluz poniéndose también en guardia aunque de un modo mucho menos tenso y agresivo que el resto. Los temores de Seek podrían ser ciertos y tener delante al causante o al menos a alguien relacionado con todo aquello, pero los semidragones por lo general eran criaturas nobles, y además aquel no parecía preparado para atacar. -Creo que...quiere ayudarte a que subas al tejado con ella Seek.- Interpretó la sacerdotisa viendo claro que de querer atacarles no se ofrecería de ese modo que tan vulnerable la dejaba. Opinión que sin embargo la biocibernética no debía de considerar suficientemente fiable pues no se mostró en nada dispuesta a aceptar tal ofrecimiento.
-Mew, bien dicho.- Secundó la felina a la negativa de la morena a subir al tejado expresada en forma de clara advertencia. -Danos al chupasangres si es que aún no te lo has comido y quizá salgas de esta de una pieza.- Añadió de manera amenazante aunque colocándose estratégicamente detrás de Níniel a la hora de proferir tales amenazas. Tono que inmediatamente dejó atrás sobresaltándose al escuchar un ruido detrás del grupo proveniente de una casa cercana. -Hay alguien en esa casa...la superlagartija no trabaja sola, es una trampa.- Dijo instando a Níniel a mirar en la dirección de aquella casa desde la cual poco después volvieron a escucharse una serie de golpes y ruidos. Todo ello mientras el grupo era prácticamente rodeado por una miríada de arañas que, salidas de a saber dónde, usaban las telarañas para moverse por allí dejándoles únicamente un camino despejado que seguir.
-Esto no parece un comportamiento al azar. No nos atacan, nos obligan a ir hacia donde ellas quieren.- Comprendió la elfa tratando de decidir qué hacer ante todo lo que estaba pasando. El semidragón aún no se había pronunciado, las arañas parecían querer conducirles en una dirección concreta lo cual no auguraba nada bueno si tomaban aquel rumbo, y por si fuera poco los ruidos de la casa podrían ser fruto de cualquier cosa, desde un superviviente en apuros como ellos hasta una trampa urdida por aquellas extrañamente organizadas arañas que de hecho les empujaban hacia allí.
-¿Qué hacemos Nín? No quiero ser la cena de nadie.- Preguntó la pelirroja que parecía fiarse tan poco de las arañas como del semidragón del tejado.
-No creo que el semidragón sea un enemigo y además Elen se las puede apañar. Vamos a esa casa. Podría ser un superviviente que necesite ayuda o incluso pueda ofrecerla.- Instó la peliblanca tratando de cruzar su mirada con la de la poderosa bruja para comprobar que estuviese de acuerdo en que ella revisara la casa mientras se ocupaba de resolver el asunto con el dragón. Aprovecharían su ventaja numérica para resolver ambas situaciones sin perder tiempo, y además, si la hechicera tenía que acabar luchando Níniel podría apoyarla desde la distancia igualmente. A saber cuánto tiempo más se contentaría aquel enjambre arácnido con bloquearles la salida del pueblo antes de pasar al ataque, o el que tenía el posible superviviente de la casa, no había tiempo que perder.
Elfa y mujer-bestia comenzaron a andar a través de la maraña de telarañas como buenamente pudieron hasta llegar a la puerta de aquella casa, percibiendo como los golpes y ruidos ganaban en intensidad, tratando de averiguar qué era lo que estaba pasando allí adentro prestando atención a si escuchaban alguna voz, parte de alguna conversación o todo lo contrario, el sonido de algo peligroso moviéndose por allí, pero todo resultaba confuso.
-¿Ves algo a través de la ventana?.- Preguntó la sacerdotisa a la su felina compañera que en esos momentos trataba de ver hacia el interior a través de las cerradas contraventanas de madera.
-Veo...luz. Alguien o algo se mueve pero no puedo saber que pasa por esta rendija.- Respondió la pelirroja.
-La puerta está cerrada, ¿puedes abrirla?- Fue la siguiente cuestión de la joven al tirar del poco de la puerta de madera sin éxito.
-Sí, pero espero que estés segura de lo que haces.- Fueron las palabras de Cath acercándose al ojo de la cerradura y comenzando a usar sus afiladas garras y su dilatada experiencia como ladrona para forzarla mientras Níniel preparaba su magia para hacer frente a lo que fuera que finalmente hubiese allí dentro.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
En mi fijación con la muchacha de pelo negro, las figuras que se acercaban a ella habían pasado desapercibidas. En mi defensa estaba el propio estruendo que mis aparatosos aterrizajes causaban en los techos, y que alertaran a ese rejunte de personas para cuando llegue a la casa adyacente a las mismas.
Mi llegada no había pasado desapercibida para la mayoría de ellas, lo cual lo único que me confirmaba es que ninguna de esas personas padecía de sordera.
Mi mirada reptiliana se paseó por las personas allí reunidas, y por lo general, en alerta. Reconocí a la muchacha de pelo blanco que abrió la boca primero, y no pude hacer otra cosa que soltar un resoplido por la nariz. No era como si pudiera contestarle a algo tan complejo sin cambiar de forma, y dado el estado de la aldea y mi ubicación, eso habría sido una pésima idea. No pudiendo responder ninguna de sus preguntas, ni confiando en ella lo suficiente como para hacerlo, mi atención pasó rápidamente al resto de personas aglomeradas en esa callejuela blanquecina de seda.
La chica a la que me había dirigido para asistir parecía no haber entendido para nada mis intenciones, y escupió lo que pude considerar una amenaza desesperada fruto del miedo y la impresión, en la que me atañía el merito de hallarme en contra de personas que parecían investigar aquello, o lo que era casi lo mismo, en el grupo de seres que lo habían causado. Imagine que no le había dado muchas vueltas, porque hasta el momento no había descubierto en mi misma la peculiar habilidad de soltar seda por el culo.
La hembra bestia se granjeó mi atención y un siseo de desagrado con su desagradable forma de llamarme. No podría hablar, pero si entender lo que decían, algo de lo que quizás no era muy consciente la pelirroja. Sin embargo la elfa que parecía acompañarla era otra cosa, y quizás la que me generaba menos suspicacia y recelo de ese grupo variopinto.
De un modo u otro ese grupo había conseguido en unos pocos minutos ganarse casi al completo mi antipatía, y la palabra chupa sangres no solo me marcó que podían ir detrás de mi compañero, si no que era posible que no le tuvieran el mas mínimo aprecio. Así que, negándome a abandonar la forma de dragón, y a permanecer con tan sospechoso rejunte, me decidí en ir a investigar las arañas que estaban cerrando los callejones, quizás, si algo las empujaba a tejer esa "trampa" para los hominidos que habían entrado en el pueblo, podría verlo acercándome.
Desplegué las alas, y salté alzándome por encima de las casas, y volando a baja altura, pero por encima de los tejados, me dirigí dispuesta a sobrevolar todas las arañas para ver no solo su conjunto, si no intentar identificar de donde habían salido, y cualquier señal de como se organizaban o de mi amigo el vampiro.
Mi llegada no había pasado desapercibida para la mayoría de ellas, lo cual lo único que me confirmaba es que ninguna de esas personas padecía de sordera.
Mi mirada reptiliana se paseó por las personas allí reunidas, y por lo general, en alerta. Reconocí a la muchacha de pelo blanco que abrió la boca primero, y no pude hacer otra cosa que soltar un resoplido por la nariz. No era como si pudiera contestarle a algo tan complejo sin cambiar de forma, y dado el estado de la aldea y mi ubicación, eso habría sido una pésima idea. No pudiendo responder ninguna de sus preguntas, ni confiando en ella lo suficiente como para hacerlo, mi atención pasó rápidamente al resto de personas aglomeradas en esa callejuela blanquecina de seda.
La chica a la que me había dirigido para asistir parecía no haber entendido para nada mis intenciones, y escupió lo que pude considerar una amenaza desesperada fruto del miedo y la impresión, en la que me atañía el merito de hallarme en contra de personas que parecían investigar aquello, o lo que era casi lo mismo, en el grupo de seres que lo habían causado. Imagine que no le había dado muchas vueltas, porque hasta el momento no había descubierto en mi misma la peculiar habilidad de soltar seda por el culo.
La hembra bestia se granjeó mi atención y un siseo de desagrado con su desagradable forma de llamarme. No podría hablar, pero si entender lo que decían, algo de lo que quizás no era muy consciente la pelirroja. Sin embargo la elfa que parecía acompañarla era otra cosa, y quizás la que me generaba menos suspicacia y recelo de ese grupo variopinto.
De un modo u otro ese grupo había conseguido en unos pocos minutos ganarse casi al completo mi antipatía, y la palabra chupa sangres no solo me marcó que podían ir detrás de mi compañero, si no que era posible que no le tuvieran el mas mínimo aprecio. Así que, negándome a abandonar la forma de dragón, y a permanecer con tan sospechoso rejunte, me decidí en ir a investigar las arañas que estaban cerrando los callejones, quizás, si algo las empujaba a tejer esa "trampa" para los hominidos que habían entrado en el pueblo, podría verlo acercándome.
Desplegué las alas, y salté alzándome por encima de las casas, y volando a baja altura, pero por encima de los tejados, me dirigí dispuesta a sobrevolar todas las arañas para ver no solo su conjunto, si no intentar identificar de donde habían salido, y cualquier señal de como se organizaban o de mi amigo el vampiro.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
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* Podrán ver una figura humana desde donde se encuentran, no hay más que un par de calles de diferencia, aunque no reconocerán el rostro hasta acercarse más.
* La imagen de Bio es como aparece en la imagen de avatar, con barba y algo descuidado.
La biocibernética bajó los brazos relajada al escuchar las palabras de la bruja, ciertamente era un alivio saber que no estaban contra ella; y se sentiría más aliviada aún con la llegada de la elfa, sobre todo por el hecho de que parecían conocerse, lo cual le daba de momento el beneficio de la duda a esa misteriosa mujer y su acompañante, si Niniel no se ponía en alerta entonces no eran una amenaza, aunque de momento no podrían decir lo mismo de la criatura alada que los acechaba desde el tejado.
Elen y luego la gata también probaron suerte hablándole a la dragona pero sin ningún éxito -Si es lo que es, no hablará en esa forma- Concluyó finalmente Seek al asociar la raza con los datos que poseía acerca de ellos aunque no recordaba haberse cruzado antes con alguno; Niniel también abogó por la criatura, aunque seguramente para no parecer amenazante la criatura decidió sobrevolar el pequeño poblado en busca de alguna otra pista y vaya que la encontraría.
Niniel y su compañera consiguieron su cometido, la gata supo que había logrado su hazaña al escuchar el Tic en la cerradura; la puerta fue empujada hacia afuera y se abrió por completo mostrando tras ella a un sujeto vestido como granjero pero con algo raro en su rostro, estaba completamente pálido y con grandes ojeras moradas; su delgadez no era nada normal, parecía como si lo hubiesen chupado desde adentro; aunque apenas logró caminar un par de pasos antes que las gotas de sangre comenzaran a salir de sus ojos y nariz y se desplomara al piso.
Seek se acercó de prisa y volteó el cuerpo del sujeto hasta ponerlo boca arriba, había un hueco en su pecho repleto de pequeños huevos y algunas arañas recién salidas; cosa que resultaría sumamente repulsiva a la vista -Qué asco, parece que lo han usado para anidar- Dijo Seek arrojándolo de vuelta al piso y retrocediendo un poco más al ver hacia el interior de la morada y notar que el techo se encontraba decorado por una especie de capullos de seda.
El sol se había terminado de ocultar y apenas algunos delgados hilos de luz se mostraban aún renuentes a doblegarse ante la inminente oscuridad de la noche, fue entonces cuando salí de la cabaña -Tengo miedo, no dejes que me hagan daño- Me dijo Eliza con su voz siempre suave y delicada como una caricia de fresca primavera -Solo quédate detrás de mí- Le dije mirando hacia el cielo donde una figura alada parecía sobrevolar el área.
En tierra, a un par de calles podía ver las siluetas de otro pequeño grupo de invasores, criaturas grotescas y repulsivas que seguramente querían hacer daño a mi amada, tal como antes el pueblo entero lo había intentado y habían tenido que pagar por su osadía -¡¡Mátalos, mátalos a todos!!- Me susurró al oído generándome ahora un poco de ruido, si mucho había sospechado que estaba en una especie de sueño y que todo aquello no era real, eso podría ser la gota que derramara el vaso; mi amada era tranquila, amable, jamás daría una orden como esa incluso contra el peor enemigo; algunos recuerdos comenzaban a llegar a mi mente como destellos fugaces; atraído al poblado por algo que no podría describir había terminado atrapado por las arañas y ahora era tan solo un pasajero en mi propio cuerpo, prisionero de la voluntad ajena de ella -¿Quién eres?- Susurré sabiendo que podía escucharme -Soy tu reina, y lucharás por mí- Fueron sus palabras antes que la marca en mi muñeca derecha comenzara a brillar de nuevo y a doler como si me quemaran -Eres mi reina... Y lucharé por ti...- Repetí perdiendo una vez más mi voluntad.
* Bio se encuentra atrapado en una ilusión, así que no reconocerá a nadie al menos por ahora; parece que habla con alguien, pero no hay nadie a su lado Elen y luego la gata también probaron suerte hablándole a la dragona pero sin ningún éxito -Si es lo que es, no hablará en esa forma- Concluyó finalmente Seek al asociar la raza con los datos que poseía acerca de ellos aunque no recordaba haberse cruzado antes con alguno; Niniel también abogó por la criatura, aunque seguramente para no parecer amenazante la criatura decidió sobrevolar el pequeño poblado en busca de alguna otra pista y vaya que la encontraría.
Niniel y su compañera consiguieron su cometido, la gata supo que había logrado su hazaña al escuchar el Tic en la cerradura; la puerta fue empujada hacia afuera y se abrió por completo mostrando tras ella a un sujeto vestido como granjero pero con algo raro en su rostro, estaba completamente pálido y con grandes ojeras moradas; su delgadez no era nada normal, parecía como si lo hubiesen chupado desde adentro; aunque apenas logró caminar un par de pasos antes que las gotas de sangre comenzaran a salir de sus ojos y nariz y se desplomara al piso.
Seek se acercó de prisa y volteó el cuerpo del sujeto hasta ponerlo boca arriba, había un hueco en su pecho repleto de pequeños huevos y algunas arañas recién salidas; cosa que resultaría sumamente repulsiva a la vista -Qué asco, parece que lo han usado para anidar- Dijo Seek arrojándolo de vuelta al piso y retrocediendo un poco más al ver hacia el interior de la morada y notar que el techo se encontraba decorado por una especie de capullos de seda.
- Ambientación:
El sol se había terminado de ocultar y apenas algunos delgados hilos de luz se mostraban aún renuentes a doblegarse ante la inminente oscuridad de la noche, fue entonces cuando salí de la cabaña -Tengo miedo, no dejes que me hagan daño- Me dijo Eliza con su voz siempre suave y delicada como una caricia de fresca primavera -Solo quédate detrás de mí- Le dije mirando hacia el cielo donde una figura alada parecía sobrevolar el área.
En tierra, a un par de calles podía ver las siluetas de otro pequeño grupo de invasores, criaturas grotescas y repulsivas que seguramente querían hacer daño a mi amada, tal como antes el pueblo entero lo había intentado y habían tenido que pagar por su osadía -¡¡Mátalos, mátalos a todos!!- Me susurró al oído generándome ahora un poco de ruido, si mucho había sospechado que estaba en una especie de sueño y que todo aquello no era real, eso podría ser la gota que derramara el vaso; mi amada era tranquila, amable, jamás daría una orden como esa incluso contra el peor enemigo; algunos recuerdos comenzaban a llegar a mi mente como destellos fugaces; atraído al poblado por algo que no podría describir había terminado atrapado por las arañas y ahora era tan solo un pasajero en mi propio cuerpo, prisionero de la voluntad ajena de ella -¿Quién eres?- Susurré sabiendo que podía escucharme -Soy tu reina, y lucharás por mí- Fueron sus palabras antes que la marca en mi muñeca derecha comenzara a brillar de nuevo y a doler como si me quemaran -Eres mi reina... Y lucharé por ti...- Repetí perdiendo una vez más mi voluntad.
* Podrán ver una figura humana desde donde se encuentran, no hay más que un par de calles de diferencia, aunque no reconocerán el rostro hasta acercarse más.
* La imagen de Bio es como aparece en la imagen de avatar, con barba y algo descuidado.
Bio
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
A diferencia de Alister, que gracias a su particular colgante era capaz de hablar incluso cuando se encontraba en su forma bestial, aquel otro dragón no pudo comunicarse con ellos ni responder a las preguntas de la hechicera, al menos no de momento. Dada la situación en que estaban y que no cabía duda de que el peligro acechaba aquel pueblo fantasma, Elen comprendió que la criatura optase por no transformarse y estudiar al grupo desde aquella posición elevada en el tejado, pero esto no quitaba que siguiese considerándola como una potencial amenaza, aunque de haber querido atacarlos ya lo habría hecho aprovechando su ventaja.
Con esto en mente, la benjamina de los Calhoun prestó atención a la conversación que tenían Níniel y su felina acompañante, que al igual que el cazador, se habían interesado por los ruidos provenientes de la otra vivienda. La elfa no veía motivo para considerar a aquel individuo del tejado como un enemigo, y tras asegurar que de todos modos aunque lo fuese, la bruja podría hacerse cargo del problema, instó a Catherine a acudir a toda prisa hacia el origen de los sonoros golpes, buscando la mirada de la tensai antes de salvar la distancia que los separaba de la casa en cuestión. Elen asintió con la cabeza para mostrarle que estaba de acuerdo con dividir el grupo, luego las siguió con la mirada durante unos instantes, antes de volver a centrarse en el desconocido que los observaba desde las alturas.
Fuera cual fuese el motivo que lo había llevado hasta allí, el alado decidió seguir por su cuenta y levantar el vuelo, momento en que tanto la de ojos verdes como su compañero se pusieron algo tensos, pero esto solo duró unos segundos, lo justo para ver que la bestia no se interesaba por ellos sino que prefería inspeccionar el pueblo sobrevolándolo. - Mirad eso, nos están cerrando el paso. - indicó Elen, nada más ver como el enjambre de arañas terminaba de bloquear con sus telas el camino por el que habían llegado. - Seguro que es una trampa, quieren obligarnos a entrar en las calles principales. - comentó Alister, doblando su gabardina hasta convertirla en un pequeño bulto ovalado, que de inmediato tendió a la centinela.
Elen sostuvo la prenda mientras el dragón cambiaba de forma, pues ya no se sentía cómodo como humano ante una situación que tarde o temprano se volvería complicada, debía estar preparado para cualquier cosa, y para ello debía ser capaz de contar con sus sentidos de reptil y su fuerza natural. Una vez transformado, tomó nuevamente su gabardina de manos de la hechicera y la lanzó en la dirección en que habían dejado los caballos antes de internarse en la zona, con suficiente impulso como para que el abrigo cayese bastante alejado del mar de telarañas, donde posteriormente podría recuperarlo sin problemas.
Esto ocurrió poco antes de que Seek saliese a toda prisa hacia la vivienda en que se encontraban Níniel y Cath, consiguiendo que también los demás se girasen hacia el lugar en cuestión, a tiempo de ver como lo que parecía ser un superviviente se desplomaba sobre el suelo. Ambos siguieron a la morena, y en cuanto ésta dio la vuelta al cuerpo, dejando a la vista el nido que las arañas habían montado en su pecho, supieron que el tiempo estaba en su contra, si no daban pronto con el vampiro quizá fuese demasiado tarde para él. En el interior de la casa colgaban varios capullos más, y probablemente aquella tétrica estampa se repitiese en el resto de edificaciones, cosa que tendrían que comprobar en su búsqueda por hallar a Bio.
Tomando la iniciativa, Elen entró en la estancia y con ayuda de su daga fue rajando uno a uno los capullos restantes, deseando interiormente no descubrir en ninguno de ellos ni al vampiro ni al hijo del tabernero, cosa que por suerte no ocurrió. - No está aquí. - comentó en cuanto regresó al exterior, con cierto alivio. - Por el estado de los cuerpos me atrevería a decir que llevan varias semanas alimentándose de ellos, tenemos que darnos prisa. - instó, paseando la mirada por el resto de construcciones. Aquello podía ser como buscar una aguja en un pajar, y no tenían tiempo que perder, a lo que debían sumar el que el enjambre de arácnidos hubiese cerrado la salida del pueblo, cosa que probablemente seguirían haciendo conforme el grupo avanzase, atrapándolos cada vez más.
El sol terminó de ocultarse tras el horizonte, dejando únicamente algunos débiles rayos que en breve desaparecerían para dar paso a la noche, eso complicaría todo al dejarlos a oscuras, aunque tanto ella como Alister podían iluminar el ambiente a su manera. Concentrando la electricidad entre sus manos, la hechicera creó un orbe lo suficientemente brillante como para que pudiesen ver unos metros más allá de donde se encontraban, y fue entonces cuando atisbó una silueta en otra de las calles de aquel fantasmal pueblo. - Viene alguien. - susurró al resto, haciendo un gesto con la cabeza para que los demás mirasen en la misma dirección.
Desde allí le resultó imposible identificar a la persona en cuestión, tendrían que acercarse algo más para poder ver de quién se trataba.
Con esto en mente, la benjamina de los Calhoun prestó atención a la conversación que tenían Níniel y su felina acompañante, que al igual que el cazador, se habían interesado por los ruidos provenientes de la otra vivienda. La elfa no veía motivo para considerar a aquel individuo del tejado como un enemigo, y tras asegurar que de todos modos aunque lo fuese, la bruja podría hacerse cargo del problema, instó a Catherine a acudir a toda prisa hacia el origen de los sonoros golpes, buscando la mirada de la tensai antes de salvar la distancia que los separaba de la casa en cuestión. Elen asintió con la cabeza para mostrarle que estaba de acuerdo con dividir el grupo, luego las siguió con la mirada durante unos instantes, antes de volver a centrarse en el desconocido que los observaba desde las alturas.
Fuera cual fuese el motivo que lo había llevado hasta allí, el alado decidió seguir por su cuenta y levantar el vuelo, momento en que tanto la de ojos verdes como su compañero se pusieron algo tensos, pero esto solo duró unos segundos, lo justo para ver que la bestia no se interesaba por ellos sino que prefería inspeccionar el pueblo sobrevolándolo. - Mirad eso, nos están cerrando el paso. - indicó Elen, nada más ver como el enjambre de arañas terminaba de bloquear con sus telas el camino por el que habían llegado. - Seguro que es una trampa, quieren obligarnos a entrar en las calles principales. - comentó Alister, doblando su gabardina hasta convertirla en un pequeño bulto ovalado, que de inmediato tendió a la centinela.
Elen sostuvo la prenda mientras el dragón cambiaba de forma, pues ya no se sentía cómodo como humano ante una situación que tarde o temprano se volvería complicada, debía estar preparado para cualquier cosa, y para ello debía ser capaz de contar con sus sentidos de reptil y su fuerza natural. Una vez transformado, tomó nuevamente su gabardina de manos de la hechicera y la lanzó en la dirección en que habían dejado los caballos antes de internarse en la zona, con suficiente impulso como para que el abrigo cayese bastante alejado del mar de telarañas, donde posteriormente podría recuperarlo sin problemas.
Esto ocurrió poco antes de que Seek saliese a toda prisa hacia la vivienda en que se encontraban Níniel y Cath, consiguiendo que también los demás se girasen hacia el lugar en cuestión, a tiempo de ver como lo que parecía ser un superviviente se desplomaba sobre el suelo. Ambos siguieron a la morena, y en cuanto ésta dio la vuelta al cuerpo, dejando a la vista el nido que las arañas habían montado en su pecho, supieron que el tiempo estaba en su contra, si no daban pronto con el vampiro quizá fuese demasiado tarde para él. En el interior de la casa colgaban varios capullos más, y probablemente aquella tétrica estampa se repitiese en el resto de edificaciones, cosa que tendrían que comprobar en su búsqueda por hallar a Bio.
Tomando la iniciativa, Elen entró en la estancia y con ayuda de su daga fue rajando uno a uno los capullos restantes, deseando interiormente no descubrir en ninguno de ellos ni al vampiro ni al hijo del tabernero, cosa que por suerte no ocurrió. - No está aquí. - comentó en cuanto regresó al exterior, con cierto alivio. - Por el estado de los cuerpos me atrevería a decir que llevan varias semanas alimentándose de ellos, tenemos que darnos prisa. - instó, paseando la mirada por el resto de construcciones. Aquello podía ser como buscar una aguja en un pajar, y no tenían tiempo que perder, a lo que debían sumar el que el enjambre de arácnidos hubiese cerrado la salida del pueblo, cosa que probablemente seguirían haciendo conforme el grupo avanzase, atrapándolos cada vez más.
El sol terminó de ocultarse tras el horizonte, dejando únicamente algunos débiles rayos que en breve desaparecerían para dar paso a la noche, eso complicaría todo al dejarlos a oscuras, aunque tanto ella como Alister podían iluminar el ambiente a su manera. Concentrando la electricidad entre sus manos, la hechicera creó un orbe lo suficientemente brillante como para que pudiesen ver unos metros más allá de donde se encontraban, y fue entonces cuando atisbó una silueta en otra de las calles de aquel fantasmal pueblo. - Viene alguien. - susurró al resto, haciendo un gesto con la cabeza para que los demás mirasen en la misma dirección.
Desde allí le resultó imposible identificar a la persona en cuestión, tendrían que acercarse algo más para poder ver de quién se trataba.
Elen Calhoun
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
Para cualquier persona normal abrir una cerradura con las uñas debía de ser algo impensable, tanto por fisionomía como por falta de conocimientos y habilidad a la hora de usarlas de ese modo, pero para Cath, experta en el arte del latrocinio y entrenada desde niña en la reasignación de riqueza, fue coser y cantar tenerla desbloqueada en apenas unos segundos, causando que emitiera el inconfundible chirrido de la falta de aceite al entreabrirse sin necesidad de que ninguna de ellas la empujara, contribuyendo de ese modo a tornar más tétrica aún la escena que las rodeaba.
La peliblanca entonces intercambió una nueva mirada con la felina y, empujando la puerta con su bastón para abrirla del todo, echó un rápido vistazo al interior preparada para responder ante lo que fuera que había estado haciendo todos aquellos ruidos, causando que un grupito de pequeñas arañas saliera corriendo a través de la puerta y buscara refugio en las telarañas cercanas, donde se unirían al resto de sus congéneres que sin duda debían de seguir trabajando en convertir aquellas calles en un camino de un único sentido, y no en el que les conduciría lejos de allí precisamente.
Ante ella tenía la típica estancia común y multiusos de las viviendas de los orejas redondas. Comedor, cocina y sala de estar todo en uno, iluminada por una única lámpara de aceite cuya titilante luz anunciaba que su depósito de combustible estaba cerca de agotarse, causando que el lugar estuviera más cubierto de sombras que de luces aunque alcanzaba a iluminar lo justo aún. El lugar estaba realmente sucio y desordenado; con platos y cubiertos por el suelo, y emanaba un intenso hedor que Níniel no pudo si no identificar con el de la muerte, pero por mucho que la elfa entornara los ojos no pudo ver qué era lo que había causado todo el escándalo anterior, lo cual no hacía si no ponerla más nerviosa.
-Puaj, menudo asco. Serían esas arañas las que hicieron el ruido, moverían el candil y por eso parecía que había alguien dentro.- Razonó la pelirroja tensa y con sus garras preparadas para defenderse, arañando con ellas una de las paredes y dejando una marca de su presencia allí en la madera en forma de poco profundos surcos equidistantes.
-No, era algo más grande. Quizá alguna rata u otro animal, pero esas arañas desde luego que no.- Respondió la peliblanca comenzando a generar un orbe de luz en el extremo de su bastón e iluminando el lugar desterrando todas las sombras con una claridad digna de la luz del mediodía. Momento en el cual las dos jóvenes emitieron un pequeño grito de sorpresa al revelar la presencia allí de la figura de un humano que había logrado mantenerse oculto en la penumbra hasta ese momento.
-Ahhhh, un no-muerto. Mátalo Nín, ma...talo..Oh, se ha muerto solo.- Espetó la pelirroja al ver como aquel demacrado humano, ciertamente con un aspecto más de cadáver que de ser vivo, se acercaba hasta ellas como atraído por la luz de la peliblanca o más bien por la puerta abierta. Aunque tras dar apenas un par de pasos hacia el exterior cayó al suelo sin que la elfa le hiciera nada. Momento en el que una alertada Seek se acercó y sin miedo alguno le dio la vuelta al cuerpo revelando algo tan terrible como asqueroso.
-Devorado por dentro, una muerte realmente espantosa, aunque por desgracia no puedo decir que sea algo atípico en la naturaleza. Muchos insectos y arácnidos han aprendido a usar los cuerpos de otros animales para poner sus huevos.- Comentó la peliblanca. -Y parece que no ha sido el único en correr si no la misma, una suerte parecida.- Añadió señalando con el extremo de su bastón a los capullos que decoraban el techo y algunas de las paredes de la casa, la mayoría con el tamaño acorde al de un humano adulto, aunque también había otros más pequeños que denotaban una verdad que no hacía falta que expresara con palabras. Ya sabían qué era lo que había pasado con el pueblo, por qué nadie había sabido nada de sus habitantes y por qué nadie había vuelto de investigar lo sucedido, ni siquiera Bio. Seguramente aquel humano debía ser de los últimos en tratar de averiguar qué había pasado allí.
-Esto no pinta nada bien, un humano es demasiado grande para estas arañas, no digamos ya una familia o un pueblo entero, y desde luego que esos capullos no son cosa suya. Esto es obra de criaturas mucho mayores.- Advirtió a los demás al respecto, algo que ella ya sabía desde que nada más llegar pudo ver el grosor de algunas de las hebras que cubrían la localidad.
Elen se adentró en la casa, y uno a uno comenzó a rasgar aquellos capullos, buscando a Bio como luego confirmaría, aunque Níniel y Cath no la ayudaron en aquella tarea. La felina estaba demasiado asqueada y temerosa como para realizar tan macabra aunque necesaria tarea, tanto que de hecho ni siquiera mencionó nada sobre la nueva forma dracónica que había adoptado el compañero de la menor de los Calhoun. En cuanto a la elfa, ella estaba más preocupada por las criaturas causantes de todo aquello que por los muertos, ya que no tenía ninguna intención de reunirse aún con ellos. Y no les venían mal otro par de ojos vigilantes con la noche cubriéndoles con su manto y haciéndolos aún más vulnerables a una amenaza que aún no se había mostrado y que a todas luces tenía que ver con el incansable movimiento de las arañas pequeñas.
-Vamos de mal en peor...Empiezo a sentirme como una mosca atrapada en una telaraña...Y odio sentirme atrapada.- Se quejó amargamente la mujer-bestia. Y eso que con su visión felina podía ver tan bien en la oscuridad de la noche como con la luz del día.
-Y yo empiezo a creer que es precisamente donde estamos. Estate atenta.- Fue la respuesta de la elfa temerosa de aumentar aún más la intensidad de la luz que generaba por si aquello dibujaba una irresistible diana sobre ellos.
En ese momento Elen salió de la casa y señaló que Bio no estaba entre aquellas víctimas, lo cual era un escaso alivio pero al menos era algo, insinuando que debían investigar el resto de las casas, algo que podría llevarles fácilmente toda la noche por no hablar del riesgo que suponía y lo difícil que era moverse por allí. -No me parece una buena idea, pero tampoco es que tengamos otra.- Lo aceptó la elfa sin demasiados ánimos siguiendo a la poderosa bruja y al seguramente igual de fuerte semidragón de nombre aún desconocido pues no se había presentado.
-¿Dónde está ese otro semidragón? Si no es un enemigo, ahora mismo nos vendría bien toda la ayuda posible.- Comentó la sacerdotisa con curiosidad tras avanzar unos metros hastala siguiente casa, rompiendo un silencio casi absoluto salvo por el rumor del viento y el constante sonido de fondo de cientos de pequeños bichejos asquerosos moviéndose por todas partes a sus espaldas. Pregunta que no hubo mucho tiempo para responder pues a Elen le pareció ver algo moviéndose entre las sombras, lo cual fue inmediatamente secundado por Catherine.
-Lo veo, es...Un mendigo zarrapastroso y sucio...¿Acaso está loco para pasearse por este pueblo de pesadilla como si no pasara nada?- Expresó la pelirroja para acto seguido y tras mirar a sus compañeros caer en la cuenta de que ellos estaban cometiendo prácticamente la misma locura. -Níniel, eres una mala influencia.- Sentenció conforme el grupo cambiaba de rumbo y dirigía sus pasos en dirección a aquella misteriosa figura, aunque al menos en el caso de la peliblanca lo hacía con no pocas precauciones debido a lo tremendamente raro y sospechoso que resultaba aquel encuentro. ¿Quién les decía que no fuera una amenaza? desde luego nadie normal en su sano juicio se pasearía por allí de esa manera, no sin una buena razón, e incluso con ella seguía siendo como había dicho Cath, de locos.
-Parece que habla con alguien, pero no veo a nadie más...Un momento...!Es Bio! No me lo puedo creer, está vivo.- Volvió a hablar la felina tras haber recortado distancias señalándolo y esbozando una amplia sonrisa al entender que ya podían irse de aquel lugar a la velocidad del rayo y no jugársela ni un instante más. - Menuda suerte, ahora podremos largarnos de aquí. Lo saludamos "hola ¿qué tal?, sí, no nos interesa lo que sea que esté pasando aquí", y nos vamos volando a lomos del señor enfurruñado antes de que nos coman como a estos humanos.- Propuso la joven dando incluso un acrobático salto de genuina alegría.
-Suena como un plan.- Dijo Níniel también contenta y acelerando el paso a través de las telarañas para reunirse cuanto antes con el pelinegro y comprobar que no estuviera herido. Haciéndole gestos con el bastón para que la viera y percatándose en esos momentos de que algo no parecía ir bien con su amigo. Estaba claro que les estaba viendo, de hecho andaba hacia ellos, pero no saludaba, no parecía contento de verlos y más raro aún, no lanzó puya alguna lo cual era una señal inequívoca de que no estaba bien, aunque no parecía herido. Además cath tenía razón, farfullaba y hablaba solo de forma inteligible. Salvo por dos palabras; "Mi reina"
La peliblanca entonces intercambió una nueva mirada con la felina y, empujando la puerta con su bastón para abrirla del todo, echó un rápido vistazo al interior preparada para responder ante lo que fuera que había estado haciendo todos aquellos ruidos, causando que un grupito de pequeñas arañas saliera corriendo a través de la puerta y buscara refugio en las telarañas cercanas, donde se unirían al resto de sus congéneres que sin duda debían de seguir trabajando en convertir aquellas calles en un camino de un único sentido, y no en el que les conduciría lejos de allí precisamente.
Ante ella tenía la típica estancia común y multiusos de las viviendas de los orejas redondas. Comedor, cocina y sala de estar todo en uno, iluminada por una única lámpara de aceite cuya titilante luz anunciaba que su depósito de combustible estaba cerca de agotarse, causando que el lugar estuviera más cubierto de sombras que de luces aunque alcanzaba a iluminar lo justo aún. El lugar estaba realmente sucio y desordenado; con platos y cubiertos por el suelo, y emanaba un intenso hedor que Níniel no pudo si no identificar con el de la muerte, pero por mucho que la elfa entornara los ojos no pudo ver qué era lo que había causado todo el escándalo anterior, lo cual no hacía si no ponerla más nerviosa.
-Puaj, menudo asco. Serían esas arañas las que hicieron el ruido, moverían el candil y por eso parecía que había alguien dentro.- Razonó la pelirroja tensa y con sus garras preparadas para defenderse, arañando con ellas una de las paredes y dejando una marca de su presencia allí en la madera en forma de poco profundos surcos equidistantes.
-No, era algo más grande. Quizá alguna rata u otro animal, pero esas arañas desde luego que no.- Respondió la peliblanca comenzando a generar un orbe de luz en el extremo de su bastón e iluminando el lugar desterrando todas las sombras con una claridad digna de la luz del mediodía. Momento en el cual las dos jóvenes emitieron un pequeño grito de sorpresa al revelar la presencia allí de la figura de un humano que había logrado mantenerse oculto en la penumbra hasta ese momento.
-Ahhhh, un no-muerto. Mátalo Nín, ma...talo..Oh, se ha muerto solo.- Espetó la pelirroja al ver como aquel demacrado humano, ciertamente con un aspecto más de cadáver que de ser vivo, se acercaba hasta ellas como atraído por la luz de la peliblanca o más bien por la puerta abierta. Aunque tras dar apenas un par de pasos hacia el exterior cayó al suelo sin que la elfa le hiciera nada. Momento en el que una alertada Seek se acercó y sin miedo alguno le dio la vuelta al cuerpo revelando algo tan terrible como asqueroso.
-Devorado por dentro, una muerte realmente espantosa, aunque por desgracia no puedo decir que sea algo atípico en la naturaleza. Muchos insectos y arácnidos han aprendido a usar los cuerpos de otros animales para poner sus huevos.- Comentó la peliblanca. -Y parece que no ha sido el único en correr si no la misma, una suerte parecida.- Añadió señalando con el extremo de su bastón a los capullos que decoraban el techo y algunas de las paredes de la casa, la mayoría con el tamaño acorde al de un humano adulto, aunque también había otros más pequeños que denotaban una verdad que no hacía falta que expresara con palabras. Ya sabían qué era lo que había pasado con el pueblo, por qué nadie había sabido nada de sus habitantes y por qué nadie había vuelto de investigar lo sucedido, ni siquiera Bio. Seguramente aquel humano debía ser de los últimos en tratar de averiguar qué había pasado allí.
-Esto no pinta nada bien, un humano es demasiado grande para estas arañas, no digamos ya una familia o un pueblo entero, y desde luego que esos capullos no son cosa suya. Esto es obra de criaturas mucho mayores.- Advirtió a los demás al respecto, algo que ella ya sabía desde que nada más llegar pudo ver el grosor de algunas de las hebras que cubrían la localidad.
Elen se adentró en la casa, y uno a uno comenzó a rasgar aquellos capullos, buscando a Bio como luego confirmaría, aunque Níniel y Cath no la ayudaron en aquella tarea. La felina estaba demasiado asqueada y temerosa como para realizar tan macabra aunque necesaria tarea, tanto que de hecho ni siquiera mencionó nada sobre la nueva forma dracónica que había adoptado el compañero de la menor de los Calhoun. En cuanto a la elfa, ella estaba más preocupada por las criaturas causantes de todo aquello que por los muertos, ya que no tenía ninguna intención de reunirse aún con ellos. Y no les venían mal otro par de ojos vigilantes con la noche cubriéndoles con su manto y haciéndolos aún más vulnerables a una amenaza que aún no se había mostrado y que a todas luces tenía que ver con el incansable movimiento de las arañas pequeñas.
-Vamos de mal en peor...Empiezo a sentirme como una mosca atrapada en una telaraña...Y odio sentirme atrapada.- Se quejó amargamente la mujer-bestia. Y eso que con su visión felina podía ver tan bien en la oscuridad de la noche como con la luz del día.
-Y yo empiezo a creer que es precisamente donde estamos. Estate atenta.- Fue la respuesta de la elfa temerosa de aumentar aún más la intensidad de la luz que generaba por si aquello dibujaba una irresistible diana sobre ellos.
En ese momento Elen salió de la casa y señaló que Bio no estaba entre aquellas víctimas, lo cual era un escaso alivio pero al menos era algo, insinuando que debían investigar el resto de las casas, algo que podría llevarles fácilmente toda la noche por no hablar del riesgo que suponía y lo difícil que era moverse por allí. -No me parece una buena idea, pero tampoco es que tengamos otra.- Lo aceptó la elfa sin demasiados ánimos siguiendo a la poderosa bruja y al seguramente igual de fuerte semidragón de nombre aún desconocido pues no se había presentado.
-¿Dónde está ese otro semidragón? Si no es un enemigo, ahora mismo nos vendría bien toda la ayuda posible.- Comentó la sacerdotisa con curiosidad tras avanzar unos metros hastala siguiente casa, rompiendo un silencio casi absoluto salvo por el rumor del viento y el constante sonido de fondo de cientos de pequeños bichejos asquerosos moviéndose por todas partes a sus espaldas. Pregunta que no hubo mucho tiempo para responder pues a Elen le pareció ver algo moviéndose entre las sombras, lo cual fue inmediatamente secundado por Catherine.
-Lo veo, es...Un mendigo zarrapastroso y sucio...¿Acaso está loco para pasearse por este pueblo de pesadilla como si no pasara nada?- Expresó la pelirroja para acto seguido y tras mirar a sus compañeros caer en la cuenta de que ellos estaban cometiendo prácticamente la misma locura. -Níniel, eres una mala influencia.- Sentenció conforme el grupo cambiaba de rumbo y dirigía sus pasos en dirección a aquella misteriosa figura, aunque al menos en el caso de la peliblanca lo hacía con no pocas precauciones debido a lo tremendamente raro y sospechoso que resultaba aquel encuentro. ¿Quién les decía que no fuera una amenaza? desde luego nadie normal en su sano juicio se pasearía por allí de esa manera, no sin una buena razón, e incluso con ella seguía siendo como había dicho Cath, de locos.
-Parece que habla con alguien, pero no veo a nadie más...Un momento...!Es Bio! No me lo puedo creer, está vivo.- Volvió a hablar la felina tras haber recortado distancias señalándolo y esbozando una amplia sonrisa al entender que ya podían irse de aquel lugar a la velocidad del rayo y no jugársela ni un instante más. - Menuda suerte, ahora podremos largarnos de aquí. Lo saludamos "hola ¿qué tal?, sí, no nos interesa lo que sea que esté pasando aquí", y nos vamos volando a lomos del señor enfurruñado antes de que nos coman como a estos humanos.- Propuso la joven dando incluso un acrobático salto de genuina alegría.
-Suena como un plan.- Dijo Níniel también contenta y acelerando el paso a través de las telarañas para reunirse cuanto antes con el pelinegro y comprobar que no estuviera herido. Haciéndole gestos con el bastón para que la viera y percatándose en esos momentos de que algo no parecía ir bien con su amigo. Estaba claro que les estaba viendo, de hecho andaba hacia ellos, pero no saludaba, no parecía contento de verlos y más raro aún, no lanzó puya alguna lo cual era una señal inequívoca de que no estaba bien, aunque no parecía herido. Además cath tenía razón, farfullaba y hablaba solo de forma inteligible. Salvo por dos palabras; "Mi reina"
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
Las arañas proseguían su tarea de sellar los caminos de la aldea con una meticulosidad admirable, ignorando no solo al grupo que habían encerrado, si no mi presencia por encima de sus construcciones, que podría resultar mas nefasta, en el caso de que me la tomara con ellas. Por suerte, tanto apra mi como para las arañas, no me interesaba su nido, y en cuanto hubiera dilucidado si la pista que seguía sobre Bio era cierta o falsa, tenía pensado irme y dejarlas tranquilas.
No vi de donde salió, pero si contemple como por encima de los blanquecinos caminos aparecía otra silueta que no pertenecía a la del grupo anterior. Terminé de virar y volé en esa dirección para distinguir los inconfundibles rasgos de Víctor. Estaba diferente, mas ... peludo. Pero después de mi pasatiempo con los carteles de "Se busca" estaba preparada para verlo incluso con los mas estrafalarios arreglos.
Sin pensarlo dos veces, e ignorando la pegajosa tela que cubría el pavimento, descendí en picado y aterrice con mucho apuro, y nula delicadeza, sobre el suelo, a poca distancia de Víctor. Incluso en la penumbra, a la que ya me hallaba acostumbrada en gran medida, podía asegurar indiscutiblemente que se trataba de mi vampirico acompañante.
Dejé atrás mi forma draconiana, ignorando por completo el peligro que podía suponer para mi forma mas delicada, la presencia de las arañas, de la tela, y de los desconocidos que deambulaban por el pueblo.
Ni siquiera reparé en que mi aspecto desastroso, después de meses de búsqueda sin pararme a reparar en nimiedades,podía llegar a alarmar al vampiro.
Mis pies desnudos se enredaban en la tela de araña, que resultaba sumamente suave al tacto, pero a su vez incomoda, pegajosa, como si intentara retenerme. Por suerte, las ropas, que eran unos retazos de tela tan destrozados y pequeños, no llegaban a entrar en contacto con la seda como para que esta tironeara de ellos. Como aun cubrían lo mínimo e indispensable, no me había molestado en buscar algunos de nuevos.
El pelo, enmarañado y largo en exceso, hacia un buen trabajo cubriendo las cicatrices que me había ganado en su búsqueda, algo que prefería dejar aparcado por en ese momento.
Corrí el escaso espacio que separaba mi lugar de aterrizaje con la figura de Víctor. Debería haberme dado cuenta de que algo no estaba bien, de que había algo extraño en sus murmullos, o la forma en la que se adentraba en ese lugar. Pero la gran emoción de encontrarlo hacía latir mi corazón con tanta fuerza contra los tímpanos que no era capaz de entender una palabra, y las lagrimas se habían apelotonado con presteza en mis ojos difuminando su figura.
Descoordinada, hice aspavientos para evitar caer, y choqué con escasa fuerza contra el vampiro, que impidió que siguiera trastabillando, o que saludara a las telas de araña que cubrían el suelo con mi rostro.
-Víctor.-Mi vos sonó temblorosa, dudosa, y llena de euforia, con una claridad tan cristalina que habría sido intrusivo si otro escuchaba.
Estiré las manos hacia arriba hasta que tanteé lo que parecía su cara barbuda y borrosa, y me puse de puntillas mientras le estiraba del rostro hacia abajo, hasta poder darle un cabezazo, y dejar mi frente apoyada contra la suya.
-Llevo meses buscándote.-Musité, parpadeando varias veces para intentar limpiar mis ojos de lagrimas, que no dejaban de correr raudas cruzando mis mejillas, y negándome a usar las manos para ese menester, pues eso implicaba soltarle. La estúpida sensación de que si hacía aquello, se desvanecería entre mis dedos como si fuera humo, me estreñía y dominaba mas de lo que mi orgullo me habría permitido reconocer.
La cruda realidad que había estado intentando ocultar, y que no quería admitir, es que había comenzado a creer que Víctor había muerto, y esa idea me aterraba. Pero ahora ya no mas. estaba allí, y el alivio que me embargaba era tan inmenso y apabullante que incluso dolía.
No vi de donde salió, pero si contemple como por encima de los blanquecinos caminos aparecía otra silueta que no pertenecía a la del grupo anterior. Terminé de virar y volé en esa dirección para distinguir los inconfundibles rasgos de Víctor. Estaba diferente, mas ... peludo. Pero después de mi pasatiempo con los carteles de "Se busca" estaba preparada para verlo incluso con los mas estrafalarios arreglos.
Sin pensarlo dos veces, e ignorando la pegajosa tela que cubría el pavimento, descendí en picado y aterrice con mucho apuro, y nula delicadeza, sobre el suelo, a poca distancia de Víctor. Incluso en la penumbra, a la que ya me hallaba acostumbrada en gran medida, podía asegurar indiscutiblemente que se trataba de mi vampirico acompañante.
Dejé atrás mi forma draconiana, ignorando por completo el peligro que podía suponer para mi forma mas delicada, la presencia de las arañas, de la tela, y de los desconocidos que deambulaban por el pueblo.
Ni siquiera reparé en que mi aspecto desastroso, después de meses de búsqueda sin pararme a reparar en nimiedades,podía llegar a alarmar al vampiro.
Mis pies desnudos se enredaban en la tela de araña, que resultaba sumamente suave al tacto, pero a su vez incomoda, pegajosa, como si intentara retenerme. Por suerte, las ropas, que eran unos retazos de tela tan destrozados y pequeños, no llegaban a entrar en contacto con la seda como para que esta tironeara de ellos. Como aun cubrían lo mínimo e indispensable, no me había molestado en buscar algunos de nuevos.
El pelo, enmarañado y largo en exceso, hacia un buen trabajo cubriendo las cicatrices que me había ganado en su búsqueda, algo que prefería dejar aparcado por en ese momento.
Corrí el escaso espacio que separaba mi lugar de aterrizaje con la figura de Víctor. Debería haberme dado cuenta de que algo no estaba bien, de que había algo extraño en sus murmullos, o la forma en la que se adentraba en ese lugar. Pero la gran emoción de encontrarlo hacía latir mi corazón con tanta fuerza contra los tímpanos que no era capaz de entender una palabra, y las lagrimas se habían apelotonado con presteza en mis ojos difuminando su figura.
Descoordinada, hice aspavientos para evitar caer, y choqué con escasa fuerza contra el vampiro, que impidió que siguiera trastabillando, o que saludara a las telas de araña que cubrían el suelo con mi rostro.
-Víctor.-Mi vos sonó temblorosa, dudosa, y llena de euforia, con una claridad tan cristalina que habría sido intrusivo si otro escuchaba.
Estiré las manos hacia arriba hasta que tanteé lo que parecía su cara barbuda y borrosa, y me puse de puntillas mientras le estiraba del rostro hacia abajo, hasta poder darle un cabezazo, y dejar mi frente apoyada contra la suya.
-Llevo meses buscándote.-Musité, parpadeando varias veces para intentar limpiar mis ojos de lagrimas, que no dejaban de correr raudas cruzando mis mejillas, y negándome a usar las manos para ese menester, pues eso implicaba soltarle. La estúpida sensación de que si hacía aquello, se desvanecería entre mis dedos como si fuera humo, me estreñía y dominaba mas de lo que mi orgullo me habría permitido reconocer.
La cruda realidad que había estado intentando ocultar, y que no quería admitir, es que había comenzado a creer que Víctor había muerto, y esa idea me aterraba. Pero ahora ya no mas. estaba allí, y el alivio que me embargaba era tan inmenso y apabullante que incluso dolía.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
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Tal como lo imaginaba el dragón, las arañas los instaban de manera discreta a adentrarse en aquellas calles donde encontrarían su final al igual que los otros ciudadanos, y acabarían sirviendo de nidos para los pequeños de la reina; la escena que habían encontrado en el interior de aquella casa, sumado al terrible olor a muerte que se desprendía de los capullos no era precisamente algo muy tolerable -El dragón estaba ahí hace un segundo- Contestó Seek que en su despiste había perdido el rastro de la criatura, tal vez la desesperación por encontrar al vampiro le estaba afectando más de la cuenta y la hacía cometer errores de novato.
Al salir de la casa Elen fue la primera en avistar aquella misteriosa silueta en la distancia -Esperemos que no se desplome antes de tiempo- Dijo Seek en referencia al anterior que apenas luego de unos pasos había caído al piso; al mismo tiempo intentaba comparar las características físicas del sujeto con cualquier cosa similar en su base de datos -No es solo un mendigo zarrapastroso y sucio; ni creo que el señor enfurruñado pueda cargarnos a todas- Murmuró la chica robótica mientras se acercaba ignorando todo lo demás a su alrededor hasta que la gata se les adelantó delatando que se trataba nada menos que del vampiro; sin embargo antes que pudieran avanzar, Seek levantó su mano en señal de “ALTO”, mientras señalaba hacia las esquinas anteriores a donde había salido Bio
Di un golpe al piso con la parte no punzante de la lanza en señal de ataque, ellos estaban aguardando escondidos tras la casa, las pequeñas arañas tejían dejándoles un solo camino a seguir, era apenas cuestión de tiempo para que se acercaran y encontraran su final; el par de campesinos regordetes, o al menos era la forma como yo veía a lo que en realidad eran espantosos hombres mitad araña de más de dos metros, aguardaban a que el grupo de intrusas se acercaran solo un poco más, sin embargo algo las detuvo repentinamente, una de ellas parecía haberse dado cuenta de lo que se les venía encima; tendríamos que hacerlo por las malas.
Estaba a punto de caminar hacia ellas acompañado por los grandes semiarácnidos de apoyo cuando algo aterrizó frente a mí; una criatura alada de aspecto espantoso y grotesco se acercaba a mí -No dejaré que le hagas daño a mi reina, criatura- Dije mientras levantava la lanza para apuntarla pero entonces sin aviso su forma comenzó a cambiar hasta parecer una especie de no-muerto de aspecto cadavérico; las figuras tras ella comenzaban a mostrar el mismo aspecto de cadáveres ambulantes, más de esas criaturas malditas venían a atacar a Eliza y a mi reina -No podrás, no te dejaré que- Mi frase fue interrumpida cuando la joven tropezó cayendo en mis brazos; un destello en mi mente que ligado a un dolor punzante me hizo deshacer la ilusión en la que estaba atrapado y ver el rostro de la dragona frente a mí en su aspecto más frágil; mi cuerpo se quedó paralizado un instante hasta que la ilusión me atrapó de nuevo.
Escuchaba sus palabras pero no lograba entender lo que decía, sus voz parecía estar hecha de inentendibles gruñidos y sonidos extraños; estaba paralizado mientras ella intentaba tocar mi rostro como si fuera lo más normal; mi cuerpo no respondía a mis movimientos y eso le permitió poner su frente junto a la mía; podía recordar el gesto, pero nada más, no recordaba lo que podría significar -No dudes, mátalas, mátalas a todas- Escuchaba esa voz en mi cabeza mientras la marca de la Reina comenzaba a emitir un brillo rojizo en mi muñeca derecha -¡¡No!!- Dije empujando a la chica y retrocediendo un par de pasos hasta caer al piso de rodillas con las manos en mi cabeza -¿Dónde estoy? ¿Quién eres?- Pregunté a la voz en mi cabeza aunque la misma interrogante era válida para la joven dragona de la que recordaba su rostro pero no su nombre.
Al ver que había caído al piso y su control sobre mí estaba en duda, la reina ordenó a sus secuaces atacar al otro grupo, una de estas grandes arañas salió de cada lado de la calle y miraron al grupo de chicas rescatistas con claro desprecio, habían formado un muro que les impediría llegar a mí, pero también estaban buscando la mejor manera de convertirlas en parte del arácnido paisaje con pequeñas arañas anidadas en su interior -Delna, narak varusus- Dijo una de las criaturas apuntando al grupo de exploradores y a pesar de estar en desventaja numérica, las grandes arañas no parecían intimidarse en lo más mínimo.
Al salir de la casa Elen fue la primera en avistar aquella misteriosa silueta en la distancia -Esperemos que no se desplome antes de tiempo- Dijo Seek en referencia al anterior que apenas luego de unos pasos había caído al piso; al mismo tiempo intentaba comparar las características físicas del sujeto con cualquier cosa similar en su base de datos -No es solo un mendigo zarrapastroso y sucio; ni creo que el señor enfurruñado pueda cargarnos a todas- Murmuró la chica robótica mientras se acercaba ignorando todo lo demás a su alrededor hasta que la gata se les adelantó delatando que se trataba nada menos que del vampiro; sin embargo antes que pudieran avanzar, Seek levantó su mano en señal de “ALTO”, mientras señalaba hacia las esquinas anteriores a donde había salido Bio
- Ambientación:
Di un golpe al piso con la parte no punzante de la lanza en señal de ataque, ellos estaban aguardando escondidos tras la casa, las pequeñas arañas tejían dejándoles un solo camino a seguir, era apenas cuestión de tiempo para que se acercaran y encontraran su final; el par de campesinos regordetes, o al menos era la forma como yo veía a lo que en realidad eran espantosos hombres mitad araña de más de dos metros, aguardaban a que el grupo de intrusas se acercaran solo un poco más, sin embargo algo las detuvo repentinamente, una de ellas parecía haberse dado cuenta de lo que se les venía encima; tendríamos que hacerlo por las malas.
Estaba a punto de caminar hacia ellas acompañado por los grandes semiarácnidos de apoyo cuando algo aterrizó frente a mí; una criatura alada de aspecto espantoso y grotesco se acercaba a mí -No dejaré que le hagas daño a mi reina, criatura- Dije mientras levantava la lanza para apuntarla pero entonces sin aviso su forma comenzó a cambiar hasta parecer una especie de no-muerto de aspecto cadavérico; las figuras tras ella comenzaban a mostrar el mismo aspecto de cadáveres ambulantes, más de esas criaturas malditas venían a atacar a Eliza y a mi reina -No podrás, no te dejaré que- Mi frase fue interrumpida cuando la joven tropezó cayendo en mis brazos; un destello en mi mente que ligado a un dolor punzante me hizo deshacer la ilusión en la que estaba atrapado y ver el rostro de la dragona frente a mí en su aspecto más frágil; mi cuerpo se quedó paralizado un instante hasta que la ilusión me atrapó de nuevo.
Escuchaba sus palabras pero no lograba entender lo que decía, sus voz parecía estar hecha de inentendibles gruñidos y sonidos extraños; estaba paralizado mientras ella intentaba tocar mi rostro como si fuera lo más normal; mi cuerpo no respondía a mis movimientos y eso le permitió poner su frente junto a la mía; podía recordar el gesto, pero nada más, no recordaba lo que podría significar -No dudes, mátalas, mátalas a todas- Escuchaba esa voz en mi cabeza mientras la marca de la Reina comenzaba a emitir un brillo rojizo en mi muñeca derecha -¡¡No!!- Dije empujando a la chica y retrocediendo un par de pasos hasta caer al piso de rodillas con las manos en mi cabeza -¿Dónde estoy? ¿Quién eres?- Pregunté a la voz en mi cabeza aunque la misma interrogante era válida para la joven dragona de la que recordaba su rostro pero no su nombre.
Al ver que había caído al piso y su control sobre mí estaba en duda, la reina ordenó a sus secuaces atacar al otro grupo, una de estas grandes arañas salió de cada lado de la calle y miraron al grupo de chicas rescatistas con claro desprecio, habían formado un muro que les impediría llegar a mí, pero también estaban buscando la mejor manera de convertirlas en parte del arácnido paisaje con pequeñas arañas anidadas en su interior -Delna, narak varusus- Dijo una de las criaturas apuntando al grupo de exploradores y a pesar de estar en desventaja numérica, las grandes arañas no parecían intimidarse en lo más mínimo.
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Bio
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
La pelirroja acompañante de Níniel, aprovechando que su visión no se veía afectada por la oscuridad, corroboró lo que Elen acababa de decir, añadiendo una escueta descripción del sujeto al que observaban, la cual encajaba bastante con el aspecto que tendría un superviviente tras semanas de cautiverio en aquel desolado pueblo. Sin embargo, un nuevo vistazo reveló a la felina que no se trataba de uno de los aldeanos desaparecidos sino de Bio, primera buena noticia de la noche. La benjamina de los Calhoun también pudo reconocerlo cuando estuvo algo más cerca, pero el plan de Catherine, que básicamente se basaba en sacar de allí al vampiro y abandonar el lugar a lomos de Alister, era imposible.
El dragón no podía cargar con cinco personas, a lo que tenían que sumar que a pesar de haber hallado al que había sido su aliado en varias ocasiones, ella seguía teniendo algo pendiente en aquel pueblo. Si Bio seguía vivo quizá el hijo del tabernero también lo estuviese, y por supuesto, fuera cual fuese el mal que asolaba la zona, debía ser eliminado para que no hubiese más víctimas. Aun así debían alegrarse de haber encontrado al vampiro, sobre todo porque conforme avanzaban pudieron comprobar que éste no tenía un agujero en el pecho, puede que su aspecto no fuese el mejor pero al menos parecía estar ileso.
Elen también se percató de que iba armado con una lanza, quizá hubiese estado luchando contra los causantes de aquel mar de telarañas, o eso fue lo que pensó hasta ver como el de cabellos negros golpeaba el suelo con su arma, en señal de advertencia. ¿Por qué hacía aquello? La bruja no lo entendía, ni tampoco por qué parecía estar hablando solo, pero Seek pronto les dio el alto para que no siguieran acercándose a él, justo cuando la tensai alcanzó a entender parte de lo que farfullaba. Algo iba tremendamente mal, y pronto las cosas se pondrían peor, en cuanto el segundo dragón aterrizó imprudentemente cerca del vampiro.
Por la mente de Bio solo pasaba una cosa, defender a su reina de los invasores, y así lo hizo saber en cuanto el reptil tocó suelo, levantando su lanza para ponerse en guardia, aunque la respuesta de la criatura fue cuanto menos inesperada. A pesar del riesgo que conllevaba transformarse en un lugar hostil como aquel, cambió de forma hasta convertirse en una mujer de aspecto desarreglado y apenas ataviada con algunos jirones de tela que cubrían lo justo, luego salvó la distancia que la separaba del pelinegro, a riesgo de caerse por culpa de los nervios del momento, y chocó con él. La de ojos verdes no alcanzó a escuchar lo que aquella recién llegada hablaba con él, pero bastaba con ver cómo buscaba su cercanía para darse cuenta de que entre ambos debía existir una estrecha amistad, o quizá algo más.
Al final estaban todos del mismo bando, pero la dragona podía haber cometido una imprudencia al acercarse a Bio cuando éste parecía estar bajo el influjo de algo. Un brillo rojizo captó la atención de la centinela, confirmando sus peores temores, algo debía estar controlando al vampiro, pero la presencia de la dragona amenazaba con romper aquel control, o eso fue lo que pudo deducir de lo que pasó a continuación. Bio la apartó de sí pero no atacó como se podría esperar, cayó de rodillas y se llevó las manos a las sienes mientras formulaba preguntas que dejaron claro que debía haber estado bajo algún tipo de encantamiento o magia, ya que ni siquiera recordaba donde se encontraba.
La pregunta era, ¿quién lo había hecho? Pronto se podrían hacer una idea de ello. Viendo que su marioneta se resistía a obedecer órdenes, la reina, como él la había llamado, envió a dos de sus guerreros para que cortasen el paso al grupo y se encargasen de eliminarlos. Alister gruñó de forma amenazadora nada más ver al par de hombres araña, batió las alas con fuerza y alzó el vuelo para conseguir una posición ventajosa de cara al combate, aprovechando además que estar en las alturas le permitiría disparar su ígneo elemento sin miedo a herir al resto del grupo. Elen por su parte no perdió el tiempo, permitió que la electricidad el envolviese ambos brazos y disparó una ráfaga de tres descargas contra el objetivo de la izquierda, esperando que el resto de las presentes se uniese a la ofensiva.
El hechizo acertó en el enemigo, consiguiendo que su mirada llena de odio se posase sobre la benjamina de los Calhoun. - ¿Podrías darnos algo de espacio? - preguntó la hechicera, dirigiéndose a su alado compañero y señalando las molestas telarañas que les cerraban la retaguardia y amenazaban con empujarlas hacia aquel par de engendros. - Por supuesto. - respondió él, centrando su atención en el enjambre de insectos que seguían tejiendo sin parar. Con una rápida pasada, el reptil las sobrevoló y disparó contra ellas una llamarada que no solo acabó con el enjambre sino que también quemó parte de su obra, ya que al ser inflamables las telas ardieron con facilidad y terminaron dejando en su lugar un área completamente despejada tras el grupo.
Eso les daría juego y oportunidad de retroceder si era preciso, pero nada les garantizaba que no apareciesen otros insectos para proseguir con el trabajo. Una vez hecho esto, Alister volvió a situarse ligeramente por delante del resto del grupo y lanzó un proyectil de fuego contra el hombre araña en que su compañera se había centrado, dejando para las otras tres el de la derecha, aunque no dudaría en echarles una mano si lo necesitaban.
El dragón no podía cargar con cinco personas, a lo que tenían que sumar que a pesar de haber hallado al que había sido su aliado en varias ocasiones, ella seguía teniendo algo pendiente en aquel pueblo. Si Bio seguía vivo quizá el hijo del tabernero también lo estuviese, y por supuesto, fuera cual fuese el mal que asolaba la zona, debía ser eliminado para que no hubiese más víctimas. Aun así debían alegrarse de haber encontrado al vampiro, sobre todo porque conforme avanzaban pudieron comprobar que éste no tenía un agujero en el pecho, puede que su aspecto no fuese el mejor pero al menos parecía estar ileso.
Elen también se percató de que iba armado con una lanza, quizá hubiese estado luchando contra los causantes de aquel mar de telarañas, o eso fue lo que pensó hasta ver como el de cabellos negros golpeaba el suelo con su arma, en señal de advertencia. ¿Por qué hacía aquello? La bruja no lo entendía, ni tampoco por qué parecía estar hablando solo, pero Seek pronto les dio el alto para que no siguieran acercándose a él, justo cuando la tensai alcanzó a entender parte de lo que farfullaba. Algo iba tremendamente mal, y pronto las cosas se pondrían peor, en cuanto el segundo dragón aterrizó imprudentemente cerca del vampiro.
Por la mente de Bio solo pasaba una cosa, defender a su reina de los invasores, y así lo hizo saber en cuanto el reptil tocó suelo, levantando su lanza para ponerse en guardia, aunque la respuesta de la criatura fue cuanto menos inesperada. A pesar del riesgo que conllevaba transformarse en un lugar hostil como aquel, cambió de forma hasta convertirse en una mujer de aspecto desarreglado y apenas ataviada con algunos jirones de tela que cubrían lo justo, luego salvó la distancia que la separaba del pelinegro, a riesgo de caerse por culpa de los nervios del momento, y chocó con él. La de ojos verdes no alcanzó a escuchar lo que aquella recién llegada hablaba con él, pero bastaba con ver cómo buscaba su cercanía para darse cuenta de que entre ambos debía existir una estrecha amistad, o quizá algo más.
Al final estaban todos del mismo bando, pero la dragona podía haber cometido una imprudencia al acercarse a Bio cuando éste parecía estar bajo el influjo de algo. Un brillo rojizo captó la atención de la centinela, confirmando sus peores temores, algo debía estar controlando al vampiro, pero la presencia de la dragona amenazaba con romper aquel control, o eso fue lo que pudo deducir de lo que pasó a continuación. Bio la apartó de sí pero no atacó como se podría esperar, cayó de rodillas y se llevó las manos a las sienes mientras formulaba preguntas que dejaron claro que debía haber estado bajo algún tipo de encantamiento o magia, ya que ni siquiera recordaba donde se encontraba.
La pregunta era, ¿quién lo había hecho? Pronto se podrían hacer una idea de ello. Viendo que su marioneta se resistía a obedecer órdenes, la reina, como él la había llamado, envió a dos de sus guerreros para que cortasen el paso al grupo y se encargasen de eliminarlos. Alister gruñó de forma amenazadora nada más ver al par de hombres araña, batió las alas con fuerza y alzó el vuelo para conseguir una posición ventajosa de cara al combate, aprovechando además que estar en las alturas le permitiría disparar su ígneo elemento sin miedo a herir al resto del grupo. Elen por su parte no perdió el tiempo, permitió que la electricidad el envolviese ambos brazos y disparó una ráfaga de tres descargas contra el objetivo de la izquierda, esperando que el resto de las presentes se uniese a la ofensiva.
El hechizo acertó en el enemigo, consiguiendo que su mirada llena de odio se posase sobre la benjamina de los Calhoun. - ¿Podrías darnos algo de espacio? - preguntó la hechicera, dirigiéndose a su alado compañero y señalando las molestas telarañas que les cerraban la retaguardia y amenazaban con empujarlas hacia aquel par de engendros. - Por supuesto. - respondió él, centrando su atención en el enjambre de insectos que seguían tejiendo sin parar. Con una rápida pasada, el reptil las sobrevoló y disparó contra ellas una llamarada que no solo acabó con el enjambre sino que también quemó parte de su obra, ya que al ser inflamables las telas ardieron con facilidad y terminaron dejando en su lugar un área completamente despejada tras el grupo.
Eso les daría juego y oportunidad de retroceder si era preciso, pero nada les garantizaba que no apareciesen otros insectos para proseguir con el trabajo. Una vez hecho esto, Alister volvió a situarse ligeramente por delante del resto del grupo y lanzó un proyectil de fuego contra el hombre araña en que su compañera se había centrado, dejando para las otras tres el de la derecha, aunque no dudaría en echarles una mano si lo necesitaban.
Elen Calhoun
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
Definitivamente el comportamiento del pelinegro no era para nada normal. Al ya de por sí extraño modo de hablar solo aunque como si respondiera a alguien al que otorgaba el título de "reina", había que añadir que portara una extraña lanza como arma, un arma que nunca le había visto utilizar y que distaba mucho de las dagas que por el contrario sí era común verle usando. Además se comportaba de forma muy rara, amenazándoles incluso, y en su mirada, una vez que el grupo se hubo acercado lo suficiente, había algo oscuro que Níniel rara vez había visto en los ojos de su amigo. No era solo que no se alegrara de verlas o que por el agotamiento u otra causa no las reconociera; las veía perfectamente y las consideraba una amenaza para alguien de gran importancia para él. Solo bajo esas circunstancias la peliblanca le había visto así, y como conocía lo temible que podía llegar a ser, no pudo si no detenerse inmediatamente para no acortar aún más las distancias que les separaban, antes incluso de que Seek diera el alto.
En ese momento, la alada silueta del otro dragón que rondaba por la zona se recortó contra la luna mientras pasaba volando sobre sus cabezas, levantando una corriente de aire con las alas y yendo a aterrizar cerca de donde se encontraba el pelinegro. Cualquiera pensaría que tenía la intención de atacarle o algo, y desde luego parecía que Bio iba a clavarle su lanza en cualquier momento con letales resultados, pero en vez de eso lo que pasó fue todo lo contrario y algo totalmente inesperado.
El dragón cambió su forma a la de una joven de aspecto sucio y estropeado, ataviada con apenas unos jirones de ropa que llegaban a tapar lo justo, según los cánones humanos mucho menos que eso, e ignorando totalmente las señales de peligro se arrojó a los brazos de Víctor trastabillando, con lágrimas en los ojos y fundiéndose en un amoroso gesto de cariño con él. Debía de ser alguien muy cercano que de algún modo había sabido que Bio estaba en peligro y que como ella misma había acudido en su ayuda. Menos mal que su confuso primer encuentro no había acabado achicharrada por un rayo de Elen, hubiese sido bastante difícil explicárselo a Bio. "Hola Bio, ¿qué tal?, nosotras bien, pero hemos electrocutado a tu pareja por accidente".
No obstante, y como era de esperar, aquel pequeño momento de amor y cariño no duró mucho. Puede que aquella dragona no se hubiese dado cuenta, pero Bio no parecía ser él mismo de siempre y, aunque en un primer momento parecía que ella había logrado ser la excepción, aquello terminó abruptamente con el vampiro tirado en el suelo y chillando como un loco palabras aparentemente sin sentido, pero que por muy dementes que sonaran, unidas al extraño brillo rojizo en una de las muñecas del pelinegro que ganaba en intensidad cuanto más se agitaba éste y a su extraño modo de actuar, señalaban hacia algún tipo de control mental mediante magia...Y a uno muy poderoso.
Níniel comenzó a ir hacia él, puede que pudiese ayudarle con sus habilidades, ayudarle a resistirse o incluso a bloquear esa magia, pero justo entonces, dos grotescas criaturas semi arácnidas se mostraron ante los miembros del grupo saliendo de detrás de una de las casas y formaron un muro entre ellas y el vampiro como si buscaran protegerlo de ellas. O como si no quisieran que se acercaran a él en ese momento en el que lo que fuera que trataba de controlarlo no lo estaba logrado del todo. Se trataba de unos seres espantosos con la parte de cintura para arriba de hombre, con la piel oscura y los ojos rojos, pero de cintura para abajo tenían cuerpos de araña de color negro con largas y delgadas patas de aspecto tan repulsivo como peligroso. ¿Hombres-bestia? ¿Qué hacían allí? ¿Por qué habían atacado aquel pueblo? Se preguntó la elfa dando por hecho que eran los causantes de toda aquella muerte en el pueblo. ¿Qué le habían hecho a Bio?
-¿Qué rayos está pasando Nín?- Preguntó entonces Catherine tan contrariada como la propia Níniel por lo que estaba viendo aunque mucho menos capaz que la elfa de mantenerse serena. -Esto no son meras bestias- Dijo con el pelo de su cola erizado y retrayendo los labios en un intento por mostrarse amenazante al enseñar sus colmillos, largos y afilados pero incapaces de causar un daño real más allá de un mordisco humano.
-Un problema mucho mayor de lo que pensábamos, eso pasa. Bio está bajo el influjo de alguien, y sea lo que sea ahora es enemigo nuestro. Tenemos que librarnos de estas cosas y llegar hasta él cuanto antes.- Indicó la peliblanca concentrándose y tomando una posición defensiva con su bastón ante ella mientras veía como Elen y su compañero se ponían en acción. Aquellos enemigos eran grandes, y si sabían usar las armas que portaban tan bien como parecía tenían un serio problema, claro que lo que les daba esa altura, aquellas repugnantes patas, bien podría además ser su punto débil. Además Elen no debería de tener muchos problemas debido a su capacidad para atacar a distancia con electricidad.
-¿En serio voy a tener que tocar a esas cosas? Agggh, Mi vida era mucho más sencilla antes de conocerte...Solo tenía que escapar de los guardias y mantenerme un paso por delante de los esclavistas que quieren torturarme hasta la muerte.- Se quejó la felina sabiendo que Níniel no era muy buena luchando, pero sí haciendo que los demás lucharan mejor. -Bien, estoy lista, vamos allá.- Indicó sacando las garras y preparándose para atacar al arácnido de la derecha, el cual no tenía ni idea de lo que iba a pasarle.
Níniel liberó su magia y se bendijo a sí misma y a Elen con un notable incremento de sus capacidades mágicas y a continuación a Catherine con un gran aumento de su ya de por sí extremada destreza y velocidad, tras lo cual la felina no pudo evitar maullar de satisfacción al notar aquel cosquilleo por su cuerpo y sabiendo de sobra lo que podía hacer cuando lo sentía.
-Busca su abdomen, cuélate entre sus patas luego su cuello.- Instruyó la peliblanca. Y acto seguido la pelirroja se lanzó como una flecha contra aquel ser poniendo en práctica los consejos de la elfa así como su propio instinto.
Esquivó el primer ataque de la araña sin problemas y se coló entre sus patas lanzando un zarpazo en su vulnerable vientre y, cuando aquella cosa trató de girarse, se movió debajo suyo y lanzó otra serie de ataques contra sus patas traseras haciéndolo chillar de dolor. No obstante, para cuando logró encararla, una vez más había sido demasiado lento, golpeando solo al aire y perdiéndola de vista incapaz de seguirla mientras corría en torno a él y se colaba bajo sus patas. No tardó en volver a gritar de dolor cuando las garras de la felina se adentraron nuevamente en su abdomen, esta vez causando un desgarro que, junto con ya debilitadas patas traseras le hicieron caer al suelo con sus extremidades desparramadas mientras sus fluidos manchaban la tierra. Momento en el que la pelirroja se encaramó a su espalda y se lanzó a por su cuello dispuesta a darle el golpe de gracia.
-Mew, muy lento.-
En ese momento, la alada silueta del otro dragón que rondaba por la zona se recortó contra la luna mientras pasaba volando sobre sus cabezas, levantando una corriente de aire con las alas y yendo a aterrizar cerca de donde se encontraba el pelinegro. Cualquiera pensaría que tenía la intención de atacarle o algo, y desde luego parecía que Bio iba a clavarle su lanza en cualquier momento con letales resultados, pero en vez de eso lo que pasó fue todo lo contrario y algo totalmente inesperado.
El dragón cambió su forma a la de una joven de aspecto sucio y estropeado, ataviada con apenas unos jirones de ropa que llegaban a tapar lo justo, según los cánones humanos mucho menos que eso, e ignorando totalmente las señales de peligro se arrojó a los brazos de Víctor trastabillando, con lágrimas en los ojos y fundiéndose en un amoroso gesto de cariño con él. Debía de ser alguien muy cercano que de algún modo había sabido que Bio estaba en peligro y que como ella misma había acudido en su ayuda. Menos mal que su confuso primer encuentro no había acabado achicharrada por un rayo de Elen, hubiese sido bastante difícil explicárselo a Bio. "Hola Bio, ¿qué tal?, nosotras bien, pero hemos electrocutado a tu pareja por accidente".
No obstante, y como era de esperar, aquel pequeño momento de amor y cariño no duró mucho. Puede que aquella dragona no se hubiese dado cuenta, pero Bio no parecía ser él mismo de siempre y, aunque en un primer momento parecía que ella había logrado ser la excepción, aquello terminó abruptamente con el vampiro tirado en el suelo y chillando como un loco palabras aparentemente sin sentido, pero que por muy dementes que sonaran, unidas al extraño brillo rojizo en una de las muñecas del pelinegro que ganaba en intensidad cuanto más se agitaba éste y a su extraño modo de actuar, señalaban hacia algún tipo de control mental mediante magia...Y a uno muy poderoso.
Níniel comenzó a ir hacia él, puede que pudiese ayudarle con sus habilidades, ayudarle a resistirse o incluso a bloquear esa magia, pero justo entonces, dos grotescas criaturas semi arácnidas se mostraron ante los miembros del grupo saliendo de detrás de una de las casas y formaron un muro entre ellas y el vampiro como si buscaran protegerlo de ellas. O como si no quisieran que se acercaran a él en ese momento en el que lo que fuera que trataba de controlarlo no lo estaba logrado del todo. Se trataba de unos seres espantosos con la parte de cintura para arriba de hombre, con la piel oscura y los ojos rojos, pero de cintura para abajo tenían cuerpos de araña de color negro con largas y delgadas patas de aspecto tan repulsivo como peligroso. ¿Hombres-bestia? ¿Qué hacían allí? ¿Por qué habían atacado aquel pueblo? Se preguntó la elfa dando por hecho que eran los causantes de toda aquella muerte en el pueblo. ¿Qué le habían hecho a Bio?
-¿Qué rayos está pasando Nín?- Preguntó entonces Catherine tan contrariada como la propia Níniel por lo que estaba viendo aunque mucho menos capaz que la elfa de mantenerse serena. -Esto no son meras bestias- Dijo con el pelo de su cola erizado y retrayendo los labios en un intento por mostrarse amenazante al enseñar sus colmillos, largos y afilados pero incapaces de causar un daño real más allá de un mordisco humano.
-Un problema mucho mayor de lo que pensábamos, eso pasa. Bio está bajo el influjo de alguien, y sea lo que sea ahora es enemigo nuestro. Tenemos que librarnos de estas cosas y llegar hasta él cuanto antes.- Indicó la peliblanca concentrándose y tomando una posición defensiva con su bastón ante ella mientras veía como Elen y su compañero se ponían en acción. Aquellos enemigos eran grandes, y si sabían usar las armas que portaban tan bien como parecía tenían un serio problema, claro que lo que les daba esa altura, aquellas repugnantes patas, bien podría además ser su punto débil. Además Elen no debería de tener muchos problemas debido a su capacidad para atacar a distancia con electricidad.
-¿En serio voy a tener que tocar a esas cosas? Agggh, Mi vida era mucho más sencilla antes de conocerte...Solo tenía que escapar de los guardias y mantenerme un paso por delante de los esclavistas que quieren torturarme hasta la muerte.- Se quejó la felina sabiendo que Níniel no era muy buena luchando, pero sí haciendo que los demás lucharan mejor. -Bien, estoy lista, vamos allá.- Indicó sacando las garras y preparándose para atacar al arácnido de la derecha, el cual no tenía ni idea de lo que iba a pasarle.
Níniel liberó su magia y se bendijo a sí misma y a Elen con un notable incremento de sus capacidades mágicas y a continuación a Catherine con un gran aumento de su ya de por sí extremada destreza y velocidad, tras lo cual la felina no pudo evitar maullar de satisfacción al notar aquel cosquilleo por su cuerpo y sabiendo de sobra lo que podía hacer cuando lo sentía.
-Busca su abdomen, cuélate entre sus patas luego su cuello.- Instruyó la peliblanca. Y acto seguido la pelirroja se lanzó como una flecha contra aquel ser poniendo en práctica los consejos de la elfa así como su propio instinto.
Esquivó el primer ataque de la araña sin problemas y se coló entre sus patas lanzando un zarpazo en su vulnerable vientre y, cuando aquella cosa trató de girarse, se movió debajo suyo y lanzó otra serie de ataques contra sus patas traseras haciéndolo chillar de dolor. No obstante, para cuando logró encararla, una vez más había sido demasiado lento, golpeando solo al aire y perdiéndola de vista incapaz de seguirla mientras corría en torno a él y se colaba bajo sus patas. No tardó en volver a gritar de dolor cuando las garras de la felina se adentraron nuevamente en su abdomen, esta vez causando un desgarro que, junto con ya debilitadas patas traseras le hicieron caer al suelo con sus extremidades desparramadas mientras sus fluidos manchaban la tierra. Momento en el que la pelirroja se encaramó a su espalda y se lanzó a por su cuello dispuesta a darle el golpe de gracia.
-Mew, muy lento.-
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
Un ruido estridente que podía reconocer coomo la voz de Víctor precedió el contundente empujón que sacudió mi cuerpo. La sorpresa del sentir mi equilibrio desvanecerse, y mi cuerpo en esa tensión fragil en el aire antes de caer hacia atrás, no logró paliar la ansiedad de sentir solo aire entre mis manos, que alargué inútilmente, intentando aferrarme de cualquier modo, y no logrando si no tirar manotazos desesperados al aire.
El golpe no fue casi nada, el dolor de mi cuerpo me habría podido dar algo mas de lucidez, pero las telarañas que se aferraban a mis pies desnudos, también habían logrado amortiguar gran parte del impacto. Los congojos de mis entrañas me congelaron mas que encontrarme tendida en el suelo, con los codos como única barrera entre mi nuca y un eludido impacto.
Sentada en el suelo aparte a tirones los brazos de las telarañas, algunas de la cuales quedaron colgadas de mis antebrazos. Me quité las lagrimas y los mocos de la cara a manotazos, apurada por intentar entender que era lo que estaba ocurriendo.
El estruendo de mis tímpanos se había detenido al tiempo que mi corazón parecía congelado por el pánico. La nueva escena se iba figurando ante mis ojos en lo que me pareció una eternidad.
Víctor se hallaba en el suelo, de rodillas, aferrándose la cabeza y con aspecto turbado. Aunque tarde unos instantes, esta vez su voz llegó con nitidez, al igual que sus interrogantes.
-¿Víctor?.-Murmuré de nuevo, como si aquello fuera lo único que pudiera salir de entre mis labios en el estado de confusión inicial, mientras mis orbes le recorrían con presteza en busca de cualquier cosa que me revelara que ocurría.
Entonces vi ese brillo rojo saliendo de su antebrazo, ese tatuaje que ya sabía que tenía. Los recuerdos de nuestro ultimo encuentro salieron a flote como si la mano de los divinos las hicieran emerger.
A una velocidad alarmante, el pánico y la euforia empezaban a ser sustituidos por un sentimiento mucho mas difícil de manejar. Mi piel empezó a volverse escamosa, y mis dedos se alargaron mas de lo que habría sido posible en una mano humana, la primera falange se curvo y endureció hasta formar una afilada garra similar al marfil.
Rugí, con toda la fuerza que era capaz de emitir en ese cuerpo, mientras todos mis dientes se alargaban y afilaban lo suficiente como para poder desgarrar cualquier cosa que se acercara demasiado, y volví a recuperar mi cola, con la que empecé a azotar con suma violencia las telarañas de mi alrededor mientras me levantaba, y a rasgarlas con las púas que empezaban a emerger de mi cuerpo.
En ese estado semi monstruoso me puse en pie, y me acerqué una vez mas a Víctor. Tomé la lanza que había caído de sus manos, cuando había llevado ambas a la cabeza, y con suma agresividad y destreza nula empece a cortar malamente todas las telarañas que teníamos cerca. Reduciendo el dominio de esos seres arácnidos a su alrededor.
-¡Suéltalo ahora mismo!.-Espeté al aire, y rugí en todas direcciones esa proclama con tanta fuerza que sentía que iba a desgarrar mi garganta.
Mi mirada pasaba frenética y furibunda hacia nuestro alrededor, dispuesta a reducir a pedazos, o a una mera masa sanguinolenta cualquier siervo de esa supuesta reina, o a ella misma si no accedía a mis exigencias.
Dos de sus guardianes los capté, demasiado lejos como para ir a por ellos sin dejar a Víctor atrás, y lo suficientemente cerca del grupo que me había encontrado antes como para que fueran su problema y no el mio.
El golpe no fue casi nada, el dolor de mi cuerpo me habría podido dar algo mas de lucidez, pero las telarañas que se aferraban a mis pies desnudos, también habían logrado amortiguar gran parte del impacto. Los congojos de mis entrañas me congelaron mas que encontrarme tendida en el suelo, con los codos como única barrera entre mi nuca y un eludido impacto.
Sentada en el suelo aparte a tirones los brazos de las telarañas, algunas de la cuales quedaron colgadas de mis antebrazos. Me quité las lagrimas y los mocos de la cara a manotazos, apurada por intentar entender que era lo que estaba ocurriendo.
El estruendo de mis tímpanos se había detenido al tiempo que mi corazón parecía congelado por el pánico. La nueva escena se iba figurando ante mis ojos en lo que me pareció una eternidad.
Víctor se hallaba en el suelo, de rodillas, aferrándose la cabeza y con aspecto turbado. Aunque tarde unos instantes, esta vez su voz llegó con nitidez, al igual que sus interrogantes.
-¿Víctor?.-Murmuré de nuevo, como si aquello fuera lo único que pudiera salir de entre mis labios en el estado de confusión inicial, mientras mis orbes le recorrían con presteza en busca de cualquier cosa que me revelara que ocurría.
Entonces vi ese brillo rojo saliendo de su antebrazo, ese tatuaje que ya sabía que tenía. Los recuerdos de nuestro ultimo encuentro salieron a flote como si la mano de los divinos las hicieran emerger.
" Tengo conmigo un regalo que me dejó hace tiempo una “reina”"
La voz de Víctor sonaba en mi mente, clara y lejana al mismo tiempo. "La marca me impone cierta obediencia"
Arranqué un puñado de telarañas del suelo y me las acerqué, como si aquello pudiera confirmar mis hipótesis, que iban tomando un cáliz de realidad."Es la auto proclamada Reina de las Arañas"
A una velocidad alarmante, el pánico y la euforia empezaban a ser sustituidos por un sentimiento mucho mas difícil de manejar. Mi piel empezó a volverse escamosa, y mis dedos se alargaron mas de lo que habría sido posible en una mano humana, la primera falange se curvo y endureció hasta formar una afilada garra similar al marfil.
Rugí, con toda la fuerza que era capaz de emitir en ese cuerpo, mientras todos mis dientes se alargaban y afilaban lo suficiente como para poder desgarrar cualquier cosa que se acercara demasiado, y volví a recuperar mi cola, con la que empecé a azotar con suma violencia las telarañas de mi alrededor mientras me levantaba, y a rasgarlas con las púas que empezaban a emerger de mi cuerpo.
En ese estado semi monstruoso me puse en pie, y me acerqué una vez mas a Víctor. Tomé la lanza que había caído de sus manos, cuando había llevado ambas a la cabeza, y con suma agresividad y destreza nula empece a cortar malamente todas las telarañas que teníamos cerca. Reduciendo el dominio de esos seres arácnidos a su alrededor.
-¡Suéltalo ahora mismo!.-Espeté al aire, y rugí en todas direcciones esa proclama con tanta fuerza que sentía que iba a desgarrar mi garganta.
Mi mirada pasaba frenética y furibunda hacia nuestro alrededor, dispuesta a reducir a pedazos, o a una mera masa sanguinolenta cualquier siervo de esa supuesta reina, o a ella misma si no accedía a mis exigencias.
Dos de sus guardianes los capté, demasiado lejos como para ir a por ellos sin dejar a Víctor atrás, y lo suficientemente cerca del grupo que me había encontrado antes como para que fueran su problema y no el mio.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
La mayor parte del grupo había quedado atrapada por aquella barrera arácnida que no pensaban dejarles pasar, o al menos no de buena manera, aunque las chicas y el dragón no es que fueran precisamente personas indefensas; el dragón consiguió quemar una gran parte de las telas que les bloqueaban el paso amenazando con atraparlos y empujarlos hacia el centro donde se suponía que el vampiro y aquellas dos amenazas se encargarían de ellos, aunque claramente el plan no iba funcionando muy bien esta vez.
El arácnido que había sido el blanco de Elen consiguió hacerse a un lado a una velocidad impresionante y consiguió esquivar el primero de los rayos aunque el segundo le alcanzó directamente en la lanza de metal que sirvió de conductor para intensificar la descarga y quemarle la mano; el tercero de los rayos le dio de lleno en el pecho haciéndolo retroceder aunque incluso con la herida de quemadura en el pecho parecía querer seguir protegiendo a la Reina. La criatura se levantó con poco equilibrio sosteniéndose como bien podía aunque era evidente que no daba para mucho más, cosa que quedaría en evidencia cuando recibió el ataque del dragón y entre espantosos gritos ardió en llamas hasta convertirse en una forma acurrucada en el piso.
Por otro lado la compañera de la elfa se había encargado de jugar con el otro y aunque la pelirroja era más débil, su velocidad se había convertido en la carta del triunfo, cosa que al cabo de unos instantes llevó a la criatura al piso en donde pataleaba intentando levantarse sin éxito -El fuego es su debilidad- Dijo Seek señalando a la araña; hasta ahora se había mantenido analizando la situación pero ya era momento de actuar -Pero también es peligroso para los vampiros- Dijo la chica robótica mientras corría hasta donde me encontraba, con la esperanza de ser la primera en llegar aunque la transformación de la misteriosa chica en aquella otra figura la hizo detenerse repentinamente.
La atrevida semidragona retaba imprudentemente a quien fuera que estuviera controlándome y sus amenazas sumadas a la matanza de los Driders hicieron que la reina finalmente se manifestara para ellos -¿Quién les da el derecho?- Dijo la reina aún oculta -Mis niños, eran mis niños- Su voz se escuchaba indignada y molesta -Mátalas, mi pequeño- Dijo de nuevo ahora con más autoridad haciendo que la marca en mi muñeca se hiciera más intensa hasta hacerme soltar un grito -¡No!- Conseguí resistirme un instante -No mataré a nadie por ti- Grité desafiante aunque la respuesta de la reina acabaría por devastarme aún más -Oh, pequeño- Una pausa de suspenso fue adornada por risas -¿Qué no matarás por mí, dices?- Volvió a reír con malicia -¿Quién crees que asesinó a todo el pueblo?- Bajé los brazos al escuchar semejante acusación; no quería aceptarlo, tampoco estaba consciente de haberlo hecho realmente pero a ratos venían a mi mente personas gritando mientras les abría el pecho; hombres, mujeres, hasta niños, todos habían sido asesinados por mí realmente -¿En qué clase de monstruo me has convertido?- Murmuré devastado.
Un intenso dolor me oprimía el pecho, tanto me había contenido todo este tiempo para que una marca en mi mano me llevara a cometer semejante masacre, se suponía que fingía estar bajo su control para tener algunos instantes más con la ilusión de mi amada esposa, pero su control había ido mucho más allá de lo que yo imaginaba -Mátalas- Dijo con voz amable y cariñosa, más parecía una súplica que una orden y a pesar de eso me costaba más desobedecerla; me levanté con la mirada perdida decidido a atacar aunque lentamente comenzaba a distinguir las figuras, no solo tenía frente a mí a la pequeña Arygos, sino también a Seek, Niniel, incluso Elen estaba ahí -¡¡NO!!- Me resistí de nuevo dejándome caer de rodillas.
La marca de la reina brillaba y sentía como si me quemaran todo el brazo por dentro -¿Cuánto podrás resistir?- Dijo la reina Aracne intentando maquillar su impaciencia -Apenas lo suficiente- Susurré abriendo mis brazos -¡¡Elen!!- Grité adolorido -Mátame mientras puedes, por favor, mátame- Grité con lágrimas bañando mis mejillas, si alguien podía hacerlo era definitivamente ella; un nuevo grito de dolor salió de mis labios y me vi obligado a hacer un gran esfuerzo para mantener mis brazos abiertos.
Seek había notado en mí la determinación de aceptar realmente lo que estaba diciendo y se interpuso en la línea de visión de la bruja hacia mí para evitar que lo hiciera, aunque no tardó mucho en entender el que pensaba que era mi plan, un plan que ni siquiera remotamente me había pasado por la mente; se hizo a un lado y con un gesto afirmativo aprobó a la bruja que lo hiciera aunque al mismo tiempo lanzó una mirada de complicidad a Niniel esperando que estuviera atenta para traerme de vuelta, si el problema estaba en mi mente entonces un reinicio forzado tal vez podría liberarme del control mental, si funcionaba con las máquinas tal vez también con humanos.
Mientras tanto y para agregar prisa y presión a la decisión de la bruja, un nuevo enjambre de arañas se acercaban de prisa hacia mí; si su dragón intentaba quemarlas me convertiría en estofado a mí también; la reina parecía dispuesta a recuperarme de la manera que fuera aunque para ello tuviera que usar todos los recursos a su disposición. Mientras tanto por mi mente pasaban los alegres momentos que había compartido en estos días con mi amada esposa, aunque solo hubiera sido una ilusión, me había hecho feliz tenerla de nuevo -Adiós- Susurré entre lágrimas para ella dispuesto a aceptar que ya no la volvería a tener.
El arácnido que había sido el blanco de Elen consiguió hacerse a un lado a una velocidad impresionante y consiguió esquivar el primero de los rayos aunque el segundo le alcanzó directamente en la lanza de metal que sirvió de conductor para intensificar la descarga y quemarle la mano; el tercero de los rayos le dio de lleno en el pecho haciéndolo retroceder aunque incluso con la herida de quemadura en el pecho parecía querer seguir protegiendo a la Reina. La criatura se levantó con poco equilibrio sosteniéndose como bien podía aunque era evidente que no daba para mucho más, cosa que quedaría en evidencia cuando recibió el ataque del dragón y entre espantosos gritos ardió en llamas hasta convertirse en una forma acurrucada en el piso.
Por otro lado la compañera de la elfa se había encargado de jugar con el otro y aunque la pelirroja era más débil, su velocidad se había convertido en la carta del triunfo, cosa que al cabo de unos instantes llevó a la criatura al piso en donde pataleaba intentando levantarse sin éxito -El fuego es su debilidad- Dijo Seek señalando a la araña; hasta ahora se había mantenido analizando la situación pero ya era momento de actuar -Pero también es peligroso para los vampiros- Dijo la chica robótica mientras corría hasta donde me encontraba, con la esperanza de ser la primera en llegar aunque la transformación de la misteriosa chica en aquella otra figura la hizo detenerse repentinamente.
La atrevida semidragona retaba imprudentemente a quien fuera que estuviera controlándome y sus amenazas sumadas a la matanza de los Driders hicieron que la reina finalmente se manifestara para ellos -¿Quién les da el derecho?- Dijo la reina aún oculta -Mis niños, eran mis niños- Su voz se escuchaba indignada y molesta -Mátalas, mi pequeño- Dijo de nuevo ahora con más autoridad haciendo que la marca en mi muñeca se hiciera más intensa hasta hacerme soltar un grito -¡No!- Conseguí resistirme un instante -No mataré a nadie por ti- Grité desafiante aunque la respuesta de la reina acabaría por devastarme aún más -Oh, pequeño- Una pausa de suspenso fue adornada por risas -¿Qué no matarás por mí, dices?- Volvió a reír con malicia -¿Quién crees que asesinó a todo el pueblo?- Bajé los brazos al escuchar semejante acusación; no quería aceptarlo, tampoco estaba consciente de haberlo hecho realmente pero a ratos venían a mi mente personas gritando mientras les abría el pecho; hombres, mujeres, hasta niños, todos habían sido asesinados por mí realmente -¿En qué clase de monstruo me has convertido?- Murmuré devastado.
Un intenso dolor me oprimía el pecho, tanto me había contenido todo este tiempo para que una marca en mi mano me llevara a cometer semejante masacre, se suponía que fingía estar bajo su control para tener algunos instantes más con la ilusión de mi amada esposa, pero su control había ido mucho más allá de lo que yo imaginaba -Mátalas- Dijo con voz amable y cariñosa, más parecía una súplica que una orden y a pesar de eso me costaba más desobedecerla; me levanté con la mirada perdida decidido a atacar aunque lentamente comenzaba a distinguir las figuras, no solo tenía frente a mí a la pequeña Arygos, sino también a Seek, Niniel, incluso Elen estaba ahí -¡¡NO!!- Me resistí de nuevo dejándome caer de rodillas.
La marca de la reina brillaba y sentía como si me quemaran todo el brazo por dentro -¿Cuánto podrás resistir?- Dijo la reina Aracne intentando maquillar su impaciencia -Apenas lo suficiente- Susurré abriendo mis brazos -¡¡Elen!!- Grité adolorido -Mátame mientras puedes, por favor, mátame- Grité con lágrimas bañando mis mejillas, si alguien podía hacerlo era definitivamente ella; un nuevo grito de dolor salió de mis labios y me vi obligado a hacer un gran esfuerzo para mantener mis brazos abiertos.
Seek había notado en mí la determinación de aceptar realmente lo que estaba diciendo y se interpuso en la línea de visión de la bruja hacia mí para evitar que lo hiciera, aunque no tardó mucho en entender el que pensaba que era mi plan, un plan que ni siquiera remotamente me había pasado por la mente; se hizo a un lado y con un gesto afirmativo aprobó a la bruja que lo hiciera aunque al mismo tiempo lanzó una mirada de complicidad a Niniel esperando que estuviera atenta para traerme de vuelta, si el problema estaba en mi mente entonces un reinicio forzado tal vez podría liberarme del control mental, si funcionaba con las máquinas tal vez también con humanos.
- Ambientación:
Mientras tanto y para agregar prisa y presión a la decisión de la bruja, un nuevo enjambre de arañas se acercaban de prisa hacia mí; si su dragón intentaba quemarlas me convertiría en estofado a mí también; la reina parecía dispuesta a recuperarme de la manera que fuera aunque para ello tuviera que usar todos los recursos a su disposición. Mientras tanto por mi mente pasaban los alegres momentos que había compartido en estos días con mi amada esposa, aunque solo hubiera sido una ilusión, me había hecho feliz tenerla de nuevo -Adiós- Susurré entre lágrimas para ella dispuesto a aceptar que ya no la volvería a tener.
Bio
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
Los ataques combinados de la hechicera y el dragón acabaron con uno de los dos hombres bestia arácnidos que separaban al grupo del vampiro, haciendo que éste ardiese en llamas hasta quedar reducido a una negruzca silueta sobre el suelo. Una molestia menos, pensó la bruja, justo antes de notar algo extraño en su cuerpo, como si sus poderes aumentasen considerablemente de un momento a otro, sin saber cómo. Pronto se dio cuenta de que aquello debía ser obra de Níniel, pues no solo sentía su magia más fuerte sino también el flujo de maná que rodeaba a la elfa, detalle que no dejaba lugar a dudas. En otras circunstancias, la de ojos verdes se habría detenido a preguntarle acerca de sus habilidades y cómo conseguía efectos tan prácticos, pero teniendo en cuenta la situación en que se encontraban no podía permitírselo.
Catherine no tuvo problemas para ocuparse del otro ser, haciendo gala de una velocidad que iba muy bien con su apariencia, aunque tras ver de lo que era capaz la moradora del bosque, existía una gran posibilidad de que también hubiese ayudado a la felina con sus poderes. El segundo hombre bestia terminó en el suelo, pataleando y sin poder levantarse tras las múltiples heridas que la pelirroja le había causado con sus garras, y con su derrota el muro que se interponía entre ellos y Bio desapareció, dándoles oportunidad de acercarse al moreno e intentar sacarlo de aquel maldito pueblo.
Seek fue la primera en correr hacia el vampiro, pero no avanzó mucho antes de volver a detenerse, ya que la dragona había adoptado nuevamente su forma bestial y arremetía contra las telarañas, armada con la lanza que hasta hacía unos instantes había estado en manos de Víctor. La extraña parecía realmente furiosa, y acercarse a ella en aquel estado podría suponer un peligro para el grupo si no tomaban precauciones, aunque todo estaba a punto de dar un giro inesperado. En vista de que habían descubierto el punto débil de los suyos, el fuego, y que sus dos guerreros habían caído en combate sin apenas dar problemas a los intrusos, la reina decidió intervenir, aunque por el momento solo escucharían su voz, ya que prefería mantenerse oculta.
Su tono dejaba claro que estaba molesta por el destino que habían corrido los hombres araña, y que estaba dispuesta a cobrar venganza, utilizando al moreno para ello gracias a la influencia que tenía sobre él. La muy cobarde instó a Bio a que los matase, valiéndose de la marca que éste llevaba en la muñeca para doblegar su voluntad, pero ya no le resultaría tan fácil conseguirlo. El vampiro, haciendo un considerable esfuerzo, resistió el dolor y desafió a la reina, gritándole que no mataría a nadie por ella, pero el caso era que ya lo había hecho, aunque no lo recordase. La soberana de las arañas había acabado con los aldeanos de aquel pueblo, pero sin tener que mancharse las manos, simplemente se había aprovechado de Víctor, manipulándolo como a una marioneta.
Elen sintió un profundo desprecio hacia aquella criatura, y se alegró al ver que Bio se resistía a su control, pero no hubiese imaginado lo que estaba a punto de pedirle. El pelinegro cayó de rodillas mientras su marca brillaba con intensidad, produciéndole un dolor que tarde o temprano no podría seguir resistiendo, así que sin pensarlo dos veces se dirigió a la hechicera, gritando su nombre y pidiéndole que lo matase. La centinela no se esperaba aquello por su parte, quedó paralizada momentáneamente y clavó la mirada en el rostro del vampiro, bañado por las lágrimas. Entendía perfectamente lo mal que debía estarlo pasando al verse controlado, ella misma había pasado por algo semejante, aunque su caso había sido algo diferente ya que al menos la primera vez, fue culpa suya.
Sí, la bruja no olvidaba lo que la oscuridad de su medallón la había empujado a hacer en la guarida de la Hermandad, pero ¿de verdad no había otra manera? No deseaba cargar en su conciencia con la muerte de Víctor, y Seek pronto se interpuso en su camino para evitarlo, pero instantes después se apartó, como si de repente se hubiese dado cuenta de algo. La mujer aprobaba que lo matase, pero rápidamente buscó la mirada de Níniel, como si esperase algo de ella, fue entonces cuando la benjamina de los Calhoun comenzó a atar cabos mentalmente. Quizá no estuviese buscando su final sino un modo de acabar con aquel control que la reina tenía sobre él, y dejarlo fuera de combate podía funcionar, rompiendo la conexión entre ambos o bien apartándolo del problema mientras el resto se ocupaban de eliminar a la gran araña para liberarlo.
De una u otra forma la cosa acabaría allí, así que sin perder más tiempo, la de cabellos cenicientos alzó una mano en dirección a Bio y aprovechando que la elfa había potenciado su magia, lanzó una descarga hacia el pecho del vampiro, lo suficientemente concentrada como para que tuviese el mismo efecto que transmitirle la corriente por contacto directo. - Espero que esto funcione. - musitó, mientras su hechizo surcaba el aire y salvaba la distancia que los separaba.
Off: Acción acordada con Bio por mp.
Catherine no tuvo problemas para ocuparse del otro ser, haciendo gala de una velocidad que iba muy bien con su apariencia, aunque tras ver de lo que era capaz la moradora del bosque, existía una gran posibilidad de que también hubiese ayudado a la felina con sus poderes. El segundo hombre bestia terminó en el suelo, pataleando y sin poder levantarse tras las múltiples heridas que la pelirroja le había causado con sus garras, y con su derrota el muro que se interponía entre ellos y Bio desapareció, dándoles oportunidad de acercarse al moreno e intentar sacarlo de aquel maldito pueblo.
Seek fue la primera en correr hacia el vampiro, pero no avanzó mucho antes de volver a detenerse, ya que la dragona había adoptado nuevamente su forma bestial y arremetía contra las telarañas, armada con la lanza que hasta hacía unos instantes había estado en manos de Víctor. La extraña parecía realmente furiosa, y acercarse a ella en aquel estado podría suponer un peligro para el grupo si no tomaban precauciones, aunque todo estaba a punto de dar un giro inesperado. En vista de que habían descubierto el punto débil de los suyos, el fuego, y que sus dos guerreros habían caído en combate sin apenas dar problemas a los intrusos, la reina decidió intervenir, aunque por el momento solo escucharían su voz, ya que prefería mantenerse oculta.
Su tono dejaba claro que estaba molesta por el destino que habían corrido los hombres araña, y que estaba dispuesta a cobrar venganza, utilizando al moreno para ello gracias a la influencia que tenía sobre él. La muy cobarde instó a Bio a que los matase, valiéndose de la marca que éste llevaba en la muñeca para doblegar su voluntad, pero ya no le resultaría tan fácil conseguirlo. El vampiro, haciendo un considerable esfuerzo, resistió el dolor y desafió a la reina, gritándole que no mataría a nadie por ella, pero el caso era que ya lo había hecho, aunque no lo recordase. La soberana de las arañas había acabado con los aldeanos de aquel pueblo, pero sin tener que mancharse las manos, simplemente se había aprovechado de Víctor, manipulándolo como a una marioneta.
Elen sintió un profundo desprecio hacia aquella criatura, y se alegró al ver que Bio se resistía a su control, pero no hubiese imaginado lo que estaba a punto de pedirle. El pelinegro cayó de rodillas mientras su marca brillaba con intensidad, produciéndole un dolor que tarde o temprano no podría seguir resistiendo, así que sin pensarlo dos veces se dirigió a la hechicera, gritando su nombre y pidiéndole que lo matase. La centinela no se esperaba aquello por su parte, quedó paralizada momentáneamente y clavó la mirada en el rostro del vampiro, bañado por las lágrimas. Entendía perfectamente lo mal que debía estarlo pasando al verse controlado, ella misma había pasado por algo semejante, aunque su caso había sido algo diferente ya que al menos la primera vez, fue culpa suya.
Sí, la bruja no olvidaba lo que la oscuridad de su medallón la había empujado a hacer en la guarida de la Hermandad, pero ¿de verdad no había otra manera? No deseaba cargar en su conciencia con la muerte de Víctor, y Seek pronto se interpuso en su camino para evitarlo, pero instantes después se apartó, como si de repente se hubiese dado cuenta de algo. La mujer aprobaba que lo matase, pero rápidamente buscó la mirada de Níniel, como si esperase algo de ella, fue entonces cuando la benjamina de los Calhoun comenzó a atar cabos mentalmente. Quizá no estuviese buscando su final sino un modo de acabar con aquel control que la reina tenía sobre él, y dejarlo fuera de combate podía funcionar, rompiendo la conexión entre ambos o bien apartándolo del problema mientras el resto se ocupaban de eliminar a la gran araña para liberarlo.
De una u otra forma la cosa acabaría allí, así que sin perder más tiempo, la de cabellos cenicientos alzó una mano en dirección a Bio y aprovechando que la elfa había potenciado su magia, lanzó una descarga hacia el pecho del vampiro, lo suficientemente concentrada como para que tuviese el mismo efecto que transmitirle la corriente por contacto directo. - Espero que esto funcione. - musitó, mientras su hechizo surcaba el aire y salvaba la distancia que los separaba.
Off: Acción acordada con Bio por mp.
Elen Calhoun
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
Aquel par de arácnidos enemigos al final resultaron ser una amenaza mucho menor de lo que la peliblanca había considerado nada más verlos interponiéndose en su camino con seguridad y hasta cierta dosis de bravuconería, confiados con sus grandes y repulsivos cuerpos y sus intimidantes armas a dos manos. Una de dos, o se habían creído mucho mejores de lo que eran o pensaban que aquello iba a ser tan fácil como dar caza a otro grupito de indefensos aldeanos como los de aquel pueblo, o los vecinos de las aldeas cercanas que se habrían acercado a tratar de averiguar qué les había pasado a sus vecinos solo para compartir su mismo y funesto destino. Quizá se esperaban algunas hoces y horcas empuñadas por unos temblorosos granjeros que se interponían entre ellos y el festín que iban a darse con sus familias...Craso error, uno del que no tendrían tiempo de aprender.
-Menudo desperdicio que un hombre con estos abdominales sea mitad araña y no mitad gato.- Se permitió jugar Catherine son sus filosas garras sobre el cuello de su enemigo ya incapaz de tratar de ganar aquella lucha y a sabiendas de que su suerte estaba echada. Aquella era una fea costumbre de la pelirroja sin duda fruto de su lado más felino, jugar con sus presas, claro que hacerlo con una criatura tres veces más grande que ella resultaba especialmente extraño de ver, y seguramente más para Seek que quizá pensando que aquel juego significaba que Cath no era capaz de matarlo les aconsejó que usaran el fuego tal y como había hecho el dragón compañero de Elen con gran eficacia.
-Oh, el fuego, ya veo.- Dijo justo antes de cercenarle la garganta y bajar de un acrobático salto hasta el suelo. - Yo me sé otro, si les rajas el abdomen y les cortas el cuello no pueden pensar.- Respondió esperando a que Níniel llegara hasta ella para dirigirse juntas hacia el pelinegro, cuya situación parecía necesitar un plan mucho más elaborado debido a su condición y a la presencia cercana de aquella dragona que parecía, sino descontrolada, desde luego bastante alterada como para acercarse ignorándola. -¿Qué hacemos ahora Nín? A él no puedo darle una paliza.- Comentó la felina, aunque el tono en el que lo dijo no dejaba claro si lo consideraba demasiado fuerte para enfrentarse a él o si por el contrario se refería a que sentía el suficiente aprecio por él y por su relación con la elfa como para hacerle lo mismo que a su primer enemigo de la noche.
-Quizá pueda librarlo de quién sea que trata de dominarlo con mi magia pero para ello necesito acercarme sin temer que me ataque.- Respondió la elfa reuniendo en su mente todo lo que sabía o había estudiado sobre aquel tipo de magia y su relación con aquella fulgurante marca rojiza en su muñeca. -Si tan solo pudiera hablarnos...- Añadió. Pero el pelinegro, retorciéndose como estaba de dolor, era incapaz de mantener una conversación del nivel necesario para algo así, eso incluso aunque supiera qué era lo que le pasaba y cómo detenerlo. -Habrá que reducirlo, procuremos no hacerle demasiado daño.- Sentenció entonces tanto para Cath como para Elen.
En ese momento crítico, con el grupo preparado para ir a por Bio, una extraña y furibunda voz femenina que Níniel no tardaría en identificar como la misma que debía de estar tratando de controlar al vampiro les hizo detenerse por un instante. Parecía enfadada porque los rescatadores hubiesen matado a aquellos horripilantes híbridos a los que llamaba hijos, obviando, como no, el pequeño detalle de que fueron sus vástagos, seguramente bajo sus órdenes, quienes habían matado a todo el pueblo y querían convertirlos a ellos en el postre, típico. A continuación, y tras su queja absurda y demente, siguió tratando que Bio les atacara y golpeando su mente y su espíritu sin piedad con sus venenosas palabras, aunque por suerte para ellos sin éxito, dejando entrever por sus palabras y modo de actuar una información que bien podría serles de utilidad.
Bio se había referido a ella como "reina" ahora Níniel tenía claro que se trataba de la reina araña, aunque imaginarse su aspecto viendo el de su progenie no resultaba precisamente agradable. Parecía tener algún tipo de poder telepático capaz de controlar a las personas hablándoles directamente en el interior de sus mentes, de ahí que Bio pareciera hablar solo al principio, por lo que era lógico pensar que era capaz de hacer tal cosa con sus hijos, puede que incluso fuera eso mismo lo que hacía que las arañas más pequeñas trabajaran de forma tan coordinada y sin duda acorde a un plan. Además al dejar oír su voz y el efecto que tal acción tuvo sobre Bio denotaba que podía aumentar la intensidad de ese poder de ese modo...pero solo afectaba al pelinegro. Aquello era cosa de la extraña marca de su muñeca sin lugar a dudas. Poco a poco la imagen que la peliblanca tenía de aquel extraño cuadro se completaba, y con ello la situación se tornaba más clara y más fácil de leer. Pronto tendría un plan, pero por desgracia el propio Victor, sin duda loco por el tormento que sufría, perfiló el suyo mucho antes.
-¿Qué? No, no, nada de matarlo. Tiene que haber una opción mucho mejor.- Se apresuró a decir la joven mirando hacia Elen y viendo con alivio como Seek se interponía entre bruja y vampiro evitando de ese modo que la mujer de cabello ceniciento le lanzara uno de sus potentes ataques de rayo en el caso de que por alguna razón se decidiera a concederle su deseo a Bio, quien claramente no estaba en sus cabales como para decidir y sin duda había dicho eso debido a ser señalado como el causante de la matanza de aquel pueblo por la reina. Palabras que fácilmente serían mentira en un intento por seguir manipulándolo y que en el peor de los casos, de ser ciertas, únicamente implicaría que le obligó a hacerlo tras someterlo a su voluntad, lo cual implicaba que tampoco habría sido él quien los habría matado. No se puede culpar a la espada si no a quien la empuña.
En ese momento Seek miró a Níniel y asintió levemente apartándose de la línea de tiro de la bruja. Níniel le devolvió la mirada confusa y por un momento pensó que se habían vuelto todas locas, que a pesar de su teoría la reina había logrado afectar sus mentes, y eso que no sabía si ese tipo de magia podía llegar a afectar al cerebro de una biocibernética. Llegó incluso a pensar que no le quedaba más remedio que enfrentarse a ellas también para salvar a aquel vampiro que no hacía más que meterse en líos y caerse de upeleros, pero fue la propia Seek quien haciéndole un nuevo gesto con la mano y volviendo a mirarla a los ojos la convenció de que no estaba siendo controlada y que sabía lo que hacía, instándola a no actuar y a contener aquellos impulsos.
¿Qué diantres pretendía? ¿Acaso querían lograr que de algún modo la magia de Elen interfiriera con el control que la reina tenía sobre el vampiro? ¿Despertarlo del embrujo de una manera que ni veinte tortazos lograrían, o solo noquearlo? Más les valía saber lo que estaban haciendo; una descarga demasiado débil no serviría, una demasiado fuerte o mal dirigida y sufriría un daño más allá de toda posible sanación...Y las palabras de la bruja al lanzar su ataque no fueron precisamente alentadoras.
-Yo también lo espero.- Fue cuanto pudo decir lanzándose entonces hasta el lugar donde el pelinegro había caído al suelo fulminado por Elen. -Cath, Elen, no quiero que la dragona piense que soy una enemiga ni que mas arañas u otra cosa interfieran. -Pidió a las demás lanzando una rápida mirada a la dragona antes de arrodillarse en el suelo al lado del vampiro y comenzar a aplicar su magia y sus conocimientos sobre su cuerpo para evaluar su estado.
-No, no.- Farfulló notando enseguida que su corazón no latía, además de daños internos y externos por quemadura, aunque bastante localizados y desde luego menores de los que habría esperado encontrar. Elen había afinado al máximo su ataque, una bruja menos capacitada habría sido incapaz de tanta precisión pero aún así, ¿qué clase de idea había sido aquella? ¿Serviría para algo o había sido tomar un riesgo en vano?. ¿Volvería a ser del de siempre al despertar? ¿Despertaría siquiera?
-Ya sé que te sientes raro siempre que uso mis habilidades sobre ti pero vas a tener que aguantarte.- Le dijo al técnicamente muerto pelinegro más como modo de calmarse y concentrarse positivamente ella misma. Entonces llevó una mano a su bolsa de viaje y de ella extrajo una poción de aumento que apuró de un solo trago aumentando aún más sus ya aumentadas capacidades mágicas y colocando sus manos sobre el pecho de su amigo comenzó a aplicar su sanación al nivel más alto del que era capaz, haciendo a su corazón bombear sangre aunque aún no podía hacerlo por sí mismo mientras sanaba los daños recibidos preparando su cuerpo para cuando su corazón pudiera volver a hacerlo solo. -Dioses, ayudadme y ayudadle. Se arrepintió de su vida pasada y emprendió un camino de redención en el que ha ayudado a muchas personas. Usa su maldición en favor de los demás, aún puede traer mucho bien a Aerandir, y sabéis mejor que nadie que si algo nos hace falta es eso.- Rogó a los dioses abogando por Victor ante ellos. Y al final comenzó a proyectar toda su energía en forma de pulsos luminosos hacia su corazón buscando reanimarlo. Reavivar la más mínima chispa de vida, de ganas de vivir que el pelinegro aún conservara.
-Menudo desperdicio que un hombre con estos abdominales sea mitad araña y no mitad gato.- Se permitió jugar Catherine son sus filosas garras sobre el cuello de su enemigo ya incapaz de tratar de ganar aquella lucha y a sabiendas de que su suerte estaba echada. Aquella era una fea costumbre de la pelirroja sin duda fruto de su lado más felino, jugar con sus presas, claro que hacerlo con una criatura tres veces más grande que ella resultaba especialmente extraño de ver, y seguramente más para Seek que quizá pensando que aquel juego significaba que Cath no era capaz de matarlo les aconsejó que usaran el fuego tal y como había hecho el dragón compañero de Elen con gran eficacia.
-Oh, el fuego, ya veo.- Dijo justo antes de cercenarle la garganta y bajar de un acrobático salto hasta el suelo. - Yo me sé otro, si les rajas el abdomen y les cortas el cuello no pueden pensar.- Respondió esperando a que Níniel llegara hasta ella para dirigirse juntas hacia el pelinegro, cuya situación parecía necesitar un plan mucho más elaborado debido a su condición y a la presencia cercana de aquella dragona que parecía, sino descontrolada, desde luego bastante alterada como para acercarse ignorándola. -¿Qué hacemos ahora Nín? A él no puedo darle una paliza.- Comentó la felina, aunque el tono en el que lo dijo no dejaba claro si lo consideraba demasiado fuerte para enfrentarse a él o si por el contrario se refería a que sentía el suficiente aprecio por él y por su relación con la elfa como para hacerle lo mismo que a su primer enemigo de la noche.
-Quizá pueda librarlo de quién sea que trata de dominarlo con mi magia pero para ello necesito acercarme sin temer que me ataque.- Respondió la elfa reuniendo en su mente todo lo que sabía o había estudiado sobre aquel tipo de magia y su relación con aquella fulgurante marca rojiza en su muñeca. -Si tan solo pudiera hablarnos...- Añadió. Pero el pelinegro, retorciéndose como estaba de dolor, era incapaz de mantener una conversación del nivel necesario para algo así, eso incluso aunque supiera qué era lo que le pasaba y cómo detenerlo. -Habrá que reducirlo, procuremos no hacerle demasiado daño.- Sentenció entonces tanto para Cath como para Elen.
En ese momento crítico, con el grupo preparado para ir a por Bio, una extraña y furibunda voz femenina que Níniel no tardaría en identificar como la misma que debía de estar tratando de controlar al vampiro les hizo detenerse por un instante. Parecía enfadada porque los rescatadores hubiesen matado a aquellos horripilantes híbridos a los que llamaba hijos, obviando, como no, el pequeño detalle de que fueron sus vástagos, seguramente bajo sus órdenes, quienes habían matado a todo el pueblo y querían convertirlos a ellos en el postre, típico. A continuación, y tras su queja absurda y demente, siguió tratando que Bio les atacara y golpeando su mente y su espíritu sin piedad con sus venenosas palabras, aunque por suerte para ellos sin éxito, dejando entrever por sus palabras y modo de actuar una información que bien podría serles de utilidad.
Bio se había referido a ella como "reina" ahora Níniel tenía claro que se trataba de la reina araña, aunque imaginarse su aspecto viendo el de su progenie no resultaba precisamente agradable. Parecía tener algún tipo de poder telepático capaz de controlar a las personas hablándoles directamente en el interior de sus mentes, de ahí que Bio pareciera hablar solo al principio, por lo que era lógico pensar que era capaz de hacer tal cosa con sus hijos, puede que incluso fuera eso mismo lo que hacía que las arañas más pequeñas trabajaran de forma tan coordinada y sin duda acorde a un plan. Además al dejar oír su voz y el efecto que tal acción tuvo sobre Bio denotaba que podía aumentar la intensidad de ese poder de ese modo...pero solo afectaba al pelinegro. Aquello era cosa de la extraña marca de su muñeca sin lugar a dudas. Poco a poco la imagen que la peliblanca tenía de aquel extraño cuadro se completaba, y con ello la situación se tornaba más clara y más fácil de leer. Pronto tendría un plan, pero por desgracia el propio Victor, sin duda loco por el tormento que sufría, perfiló el suyo mucho antes.
-¿Qué? No, no, nada de matarlo. Tiene que haber una opción mucho mejor.- Se apresuró a decir la joven mirando hacia Elen y viendo con alivio como Seek se interponía entre bruja y vampiro evitando de ese modo que la mujer de cabello ceniciento le lanzara uno de sus potentes ataques de rayo en el caso de que por alguna razón se decidiera a concederle su deseo a Bio, quien claramente no estaba en sus cabales como para decidir y sin duda había dicho eso debido a ser señalado como el causante de la matanza de aquel pueblo por la reina. Palabras que fácilmente serían mentira en un intento por seguir manipulándolo y que en el peor de los casos, de ser ciertas, únicamente implicaría que le obligó a hacerlo tras someterlo a su voluntad, lo cual implicaba que tampoco habría sido él quien los habría matado. No se puede culpar a la espada si no a quien la empuña.
En ese momento Seek miró a Níniel y asintió levemente apartándose de la línea de tiro de la bruja. Níniel le devolvió la mirada confusa y por un momento pensó que se habían vuelto todas locas, que a pesar de su teoría la reina había logrado afectar sus mentes, y eso que no sabía si ese tipo de magia podía llegar a afectar al cerebro de una biocibernética. Llegó incluso a pensar que no le quedaba más remedio que enfrentarse a ellas también para salvar a aquel vampiro que no hacía más que meterse en líos y caerse de upeleros, pero fue la propia Seek quien haciéndole un nuevo gesto con la mano y volviendo a mirarla a los ojos la convenció de que no estaba siendo controlada y que sabía lo que hacía, instándola a no actuar y a contener aquellos impulsos.
¿Qué diantres pretendía? ¿Acaso querían lograr que de algún modo la magia de Elen interfiriera con el control que la reina tenía sobre el vampiro? ¿Despertarlo del embrujo de una manera que ni veinte tortazos lograrían, o solo noquearlo? Más les valía saber lo que estaban haciendo; una descarga demasiado débil no serviría, una demasiado fuerte o mal dirigida y sufriría un daño más allá de toda posible sanación...Y las palabras de la bruja al lanzar su ataque no fueron precisamente alentadoras.
-Yo también lo espero.- Fue cuanto pudo decir lanzándose entonces hasta el lugar donde el pelinegro había caído al suelo fulminado por Elen. -Cath, Elen, no quiero que la dragona piense que soy una enemiga ni que mas arañas u otra cosa interfieran. -Pidió a las demás lanzando una rápida mirada a la dragona antes de arrodillarse en el suelo al lado del vampiro y comenzar a aplicar su magia y sus conocimientos sobre su cuerpo para evaluar su estado.
-No, no.- Farfulló notando enseguida que su corazón no latía, además de daños internos y externos por quemadura, aunque bastante localizados y desde luego menores de los que habría esperado encontrar. Elen había afinado al máximo su ataque, una bruja menos capacitada habría sido incapaz de tanta precisión pero aún así, ¿qué clase de idea había sido aquella? ¿Serviría para algo o había sido tomar un riesgo en vano?. ¿Volvería a ser del de siempre al despertar? ¿Despertaría siquiera?
-Ya sé que te sientes raro siempre que uso mis habilidades sobre ti pero vas a tener que aguantarte.- Le dijo al técnicamente muerto pelinegro más como modo de calmarse y concentrarse positivamente ella misma. Entonces llevó una mano a su bolsa de viaje y de ella extrajo una poción de aumento que apuró de un solo trago aumentando aún más sus ya aumentadas capacidades mágicas y colocando sus manos sobre el pecho de su amigo comenzó a aplicar su sanación al nivel más alto del que era capaz, haciendo a su corazón bombear sangre aunque aún no podía hacerlo por sí mismo mientras sanaba los daños recibidos preparando su cuerpo para cuando su corazón pudiera volver a hacerlo solo. -Dioses, ayudadme y ayudadle. Se arrepintió de su vida pasada y emprendió un camino de redención en el que ha ayudado a muchas personas. Usa su maldición en favor de los demás, aún puede traer mucho bien a Aerandir, y sabéis mejor que nadie que si algo nos hace falta es eso.- Rogó a los dioses abogando por Victor ante ellos. Y al final comenzó a proyectar toda su energía en forma de pulsos luminosos hacia su corazón buscando reanimarlo. Reavivar la más mínima chispa de vida, de ganas de vivir que el pelinegro aún conservara.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
La voz de ese ser arácnido se hizo presente, corroborando mi teoría, lo cual no aliviaba un solo ápice la ira furibunda que me embargaba y con la que destrozaba las telarañas que nos envolvían a mi y a Víctor, haciendo que el filo de la lanza resonara con estrépito al chocar contra el pavimento más allá de las telas.
Mi mirada corría en todas direcciones, y afinaba mis oídos, buscaba cualquier pista, esperaba ver a una araña mas grande que el resto, o a cualquier criatura similar a esos dos guardianes pero hembra ante la que abalanzarme para salvar a mi amigo.
El sufrimiento y el dolor de su voz quebraban mi corazón en mil pedazos, al igual que su petición desesperada, pero no podía hacer mas por mi amigo que protegerlo, e idear un modo de sacarlo del rango de influencia de esa tal "reina" hasta que hubiera terminado con su vida por completo.
Temerosa de que pudieran obedecerle, desvié mi mirada hacia la bruja a la que le hablaba Víctor, pero cuando vi que una de las otras mujeres se interponía, cometí el terrible error de confiar en su protección, pues un enjambre de arañas se acercaba peligrosamente, y requería de mi atención inmediata.
Capté el destello de la magia por el rabillo del ojo cuando ya era demasiado tarde, y aunque salté intentando interponerme en su trayectoria, este ya había impactado sobre mi amigo cuando mis pies tocaron el suelo de nuevo.
De golpe sentí como si toda la temperatura de mi cuerpo se hubiera desvanecido por completo. Solté la lanza, no la necesitaba para lo que pensaba hacer, y clave mi mirada sobre la faz de esa bruja, para impedir que uno solo de sus rasgos se borrara de mi retina.
-Voy a matarte por esto.-Formulé esas palabras sin ni siquiera pensar en ello, como si fuera una ley natural del universo. El cielo era azul, y las entrañas de la peliblanca terminarían esparcidas por el suelo por lo que había hecho. Y, aunque en el fondo sabia que eso no paliaría ni un ápice el apabullante vació que acababa de abrirse en mi interior, destrozar su blanquecino cuerpo era el mínimo coste que merecía por haber apagado esa estela de Aerandir.
Dejé atrás mi forma humana, ya no necesitaba hablar con nadie, ni sostenerlo. La garras, los dientes, mi forma reptiliana me iba a servir mejor, y no tardó en sustituir a mi apariencia híbrida. Como dragón me dispuse a embestir a la bruja, cuando el sonido de cientos de patitas repiquetear por el pavimento que había quedado al descubierto hicieron que girara mi cabeza.
Quizás Víctor ya no estaba, pero no pensaba dejar que esos engendros pusieran uno solo de sus apéndices sobre su cuerpo. Di un salto, aleteando, y aterrizando entre el cadáver del vampiro y las arañas, y las rocié con gua hirbiendo, barrí con la cola y aplasté con las patas descargando parte de la frustración y la ira contra esos bichos. Tenía una larga lista de cosas que reducir a la nada, ahora apremiaban las arañas, el turno de la bruja tendría que esperar.
Tarde un poco en fijarme que en medio de mi pelea con esa marabunta arácnida otra figura se había acercado al cuerpo inerte de mi amigo. Estuve a nada de saltarle encima, pero su plegaria llegó antes de que tomara ninguna decisión fatal para cualquiera de las dos. Su ruego Bastó para que siguiera enfocada en las arañas, y controlando de reojo a la bruja, si intentaba acercarse mas que los bichos al vampiro, cambiaría rápidamente de objetivo.
Mi mirada corría en todas direcciones, y afinaba mis oídos, buscaba cualquier pista, esperaba ver a una araña mas grande que el resto, o a cualquier criatura similar a esos dos guardianes pero hembra ante la que abalanzarme para salvar a mi amigo.
El sufrimiento y el dolor de su voz quebraban mi corazón en mil pedazos, al igual que su petición desesperada, pero no podía hacer mas por mi amigo que protegerlo, e idear un modo de sacarlo del rango de influencia de esa tal "reina" hasta que hubiera terminado con su vida por completo.
Temerosa de que pudieran obedecerle, desvié mi mirada hacia la bruja a la que le hablaba Víctor, pero cuando vi que una de las otras mujeres se interponía, cometí el terrible error de confiar en su protección, pues un enjambre de arañas se acercaba peligrosamente, y requería de mi atención inmediata.
Capté el destello de la magia por el rabillo del ojo cuando ya era demasiado tarde, y aunque salté intentando interponerme en su trayectoria, este ya había impactado sobre mi amigo cuando mis pies tocaron el suelo de nuevo.
De golpe sentí como si toda la temperatura de mi cuerpo se hubiera desvanecido por completo. Solté la lanza, no la necesitaba para lo que pensaba hacer, y clave mi mirada sobre la faz de esa bruja, para impedir que uno solo de sus rasgos se borrara de mi retina.
-Voy a matarte por esto.-Formulé esas palabras sin ni siquiera pensar en ello, como si fuera una ley natural del universo. El cielo era azul, y las entrañas de la peliblanca terminarían esparcidas por el suelo por lo que había hecho. Y, aunque en el fondo sabia que eso no paliaría ni un ápice el apabullante vació que acababa de abrirse en mi interior, destrozar su blanquecino cuerpo era el mínimo coste que merecía por haber apagado esa estela de Aerandir.
Dejé atrás mi forma humana, ya no necesitaba hablar con nadie, ni sostenerlo. La garras, los dientes, mi forma reptiliana me iba a servir mejor, y no tardó en sustituir a mi apariencia híbrida. Como dragón me dispuse a embestir a la bruja, cuando el sonido de cientos de patitas repiquetear por el pavimento que había quedado al descubierto hicieron que girara mi cabeza.
Quizás Víctor ya no estaba, pero no pensaba dejar que esos engendros pusieran uno solo de sus apéndices sobre su cuerpo. Di un salto, aleteando, y aterrizando entre el cadáver del vampiro y las arañas, y las rocié con gua hirbiendo, barrí con la cola y aplasté con las patas descargando parte de la frustración y la ira contra esos bichos. Tenía una larga lista de cosas que reducir a la nada, ahora apremiaban las arañas, el turno de la bruja tendría que esperar.
Tarde un poco en fijarme que en medio de mi pelea con esa marabunta arácnida otra figura se había acercado al cuerpo inerte de mi amigo. Estuve a nada de saltarle encima, pero su plegaria llegó antes de que tomara ninguna decisión fatal para cualquiera de las dos. Su ruego Bastó para que siguiera enfocada en las arañas, y controlando de reojo a la bruja, si intentaba acercarse mas que los bichos al vampiro, cambiaría rápidamente de objetivo.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
Seek apretó los puños y cerró los ojos al ver el efímero destello de luz que viajó en un parpadeo desde los brazos de la bruja hasta mi cuerpo en donde un agujero se dibujó en mi pecho enviándome hacia atrás; caí de bruces como si hubiera sido lanzado y mis brazos abiertos cayeron al piso después de mi espalda levantando una mezcla entre polvo y telarañas; un grito furioso se hizo escuchar al tiempo que la pared de la casa de donde yo había salido antes, se rompió dando paso a una figura más grande que las arañas anteriores; las ocho patas de la criatura torturaban el piso clavándose coléricas cual si imaginara que ya destripaba a aquellos insensatos bajo el filo de sus extremidades.
El hueco en la pared había dado paso a aquella enorme y despiadada figura frente a la cual los arácnidos anteriores parecían meros juguetes; de lejos parecía que una hermosa joven era la jinete de una enorme y espantosa araña, pero la verdad era que el torso de la joven era una protuberancia de la misma criatura -¡¡Insensatos!!- Gritó con los brazos abiertos y las manos en posición acechante como si ya sintiera que iba a estrangular a todos, mostrando por fin su verdadera voz -¿Cómo se atreven?- Dijo con una voz que comenzaba a distar del tono armonioso que alguna vez tuvo, ahora se escuchaba como la voz gutural de una bestia rabiosa.
No solo habían acabado con sus dos soldados y con una horda de pequeñas arañas, sino que además habían eliminado a su juguete principal, aunque al menos ya la habían hecho salir, si conseguían vencerla el resto de arañas se dispersarían; gritaba encolerizada mientras dirigía sus ojos rojizos hacia aquellos que la habían desafiado -Sus vidas terminarán esta noche- Se veía agitada levantando y bajando el pecho al ritmo de su inquietante respiración.
Mientras tanto...
Lo último que sentí fue un calor llegando a mi pecho, sensación que luego se expandió por dentro de mi cuerpo en un dolor indescriptible; luego no hubo más dolor, no hubo más luz, solo me fui. Desperté en un lugar oscuro, apenas y podía verme a mí mismo pero no alcanzaba a distinguir nada más allá de eso, incluso el suelo que pisaba me resultaba completamente etéreo, sin embargo me sostenía; una gota cayó al piso y se escuchó por todo el lugar al tiempo que formaba una onda en el líquido suelo -¿Dónde estoy?- Me pregunté sentándome y sujetando mi cabeza, tal vez ya estaba muerto, había terminado todo, era el fin.
A lo lejos una pequeña luz comenzaba a formarse y de ella emergió la hermosa figura de mi amada -Finalmente- Suspiré mientras me levantaba para acercarme a tomar su mano y viajar junto a ella hacia... Pues no sé, a donde sea que iban los muertos aunque no sería tan sencillo, una voz a mi espalda me hizo voltear a ver y encontré nada menos que la figura de mi pequeña Maguita, con los ojos llenos de lágrimas me gritaba cosas que no lograba entender y tras ella había otra figura un poco más alta, esos cabellos blancos y mirada inocente de la dragona con la que tanto había compartido también estaban ahí, me llamaban de regreso pero ¿Qué debía hacer? Estar con Victoria Elizabeth era lo que tanto tiempo había deseado, ahora finalmente podría hacerlo, sería libre de todo.
Volví a mirar a la que había sido mi esposa implorando una respuesta, un consejo, pero se limitó a señalarme de nuevo la dirección a donde antes miraba y ahora ya no eran solo aquellas dos señoritas, sino que además comenzaban a aparecer más figuras; Seek, Ashryn, Rauko, Chucho, Manuela, Bathory y tras ellos otros más seguían apareciendo hasta donde se perdía la vista ¿Conocía a tantas personas? La bruja que acababa de matarme y junto a ella su hermano, incluso aquella odiosa cazadora de vampiros ¿Qué hacía ella ahí? ¿Qué hacían todos ahí? Me llamaban, extendían sus manos hacia mí invitándome a ir con ellos pero ya no podía volver.
De pronto una mano más grande me sujetó como su fuera un simple muñeco de trapo y me levantó arrancándome del suelo, esa cálida sensación que dolía a la vez que sanaba y esa voz melodiosa que parecía un grillo con mocos solo podían pertenecer a una persona. Abrí los ojos y tomé tanto aire como pude, luego llevé instintivamente las manos a mi pecho que para entonces ya se había sanado aunque igual picaba; tenía un increíble dolor de cabeza pero al menos no escuchaba dentro de ella la molesta voz de la Reina, jamás me había alegrado tanto de tener cerca a Niniel -Gracias- Dije a la elfa cerrando los ojos como si ya estuviera a salvo hasta que nuevamente esa voz de hizo presente, aunque ahora ya no estaba solo en mi mente.
Los pasos de la reina se acercaban sonando pesados contra el piso -¡¡Como si pudieras matarme!!- Gritó la enorme araña mientras abría la boca para lanzar una sustancia pegajosa hacia la dragona y luego escupiría un poco más hacia el resto -¡¡Arygos!!- Le grité feliz de verla ahí aunque esperando no distraerla -Tengan cuidado, esa cosa es corrosiva- Señalé incorporándome asustado mientras la sustancia caía sobre una pared y comenzaba a deshacerla hasta formarle un agujero -Hay que rodear a esa cosa, somos más, no puede atacarnos a tod...- La frase de la biocibernética fue interrumpida cuando una red más fuerte que las otras que habían visto se ancló a su pierna y la haló hacia el interior de una casa a la izquierda cuya puerta antes abierta se cerró de golpe -¡¡Seek!!- Grité impotente y preocupado a punto de correr hacia ella pero la reina me cortó el paso riendo con malicia, en mi estado no me sentía en condiciones de llevar mi cuerpo al límite, aún me encontraba un poco entumecido como para tomar muchos riesgos -Su número es cosa de tiempo- Señaló las casas cercanas cuyas puertas se abrían lentamente aunque nada salía de ellas.
Y tú- Me señaló inclinando ligeramente el rostro hacia un lado con cara de incredulidad -¿Por qué no me obedeces?- Ladeó el rostro hacia el otro lado y la marca en mi mano comenzó a brillar de nuevo; cerré el puño ante el dolor, parecía que me quemaba pero al menos ya no la sentía dentro de mi cabeza -¿Crees que te librarás de mi control? Tu resistencia es cuestión de tiempo- Alegó mientras se preparaba para seguir escupiendo hacia nosotros al mismo tiempo que sus patas segregaban una especie de baba pegajosa que haría difícil acercarse a ella caminando.
Aunque éramos más la situación no era fácil, Elen podría atacarla a distancia pero eso dejaba el peligro de que nos atacaran desde las casas; por otro lado atacar a las casas podría significar dañar a algún aldeano sobreviviente; Cath y yo podríamos llegar cerca para lastimarla aunque esa cosa mohosa en el piso empegostado nos haría presas fáciles, de momento los dragones y su capacidad de volar parecían ser la respuesta más lógica, ataques desde las alturas en donde solo tendrían que protegerse se ese escupitajo raro -Arygos ¡Babea!- Le dije a mi fiel compañera señalándole uno de los techos cercanos a la reina a la vez que me acercaba a Niniel, si el otro dragón atacaba con fuego como antes, podríamos tener ventaja y apartarla del camino para ir a por Seek.
El hueco en la pared había dado paso a aquella enorme y despiadada figura frente a la cual los arácnidos anteriores parecían meros juguetes; de lejos parecía que una hermosa joven era la jinete de una enorme y espantosa araña, pero la verdad era que el torso de la joven era una protuberancia de la misma criatura -¡¡Insensatos!!- Gritó con los brazos abiertos y las manos en posición acechante como si ya sintiera que iba a estrangular a todos, mostrando por fin su verdadera voz -¿Cómo se atreven?- Dijo con una voz que comenzaba a distar del tono armonioso que alguna vez tuvo, ahora se escuchaba como la voz gutural de una bestia rabiosa.
No solo habían acabado con sus dos soldados y con una horda de pequeñas arañas, sino que además habían eliminado a su juguete principal, aunque al menos ya la habían hecho salir, si conseguían vencerla el resto de arañas se dispersarían; gritaba encolerizada mientras dirigía sus ojos rojizos hacia aquellos que la habían desafiado -Sus vidas terminarán esta noche- Se veía agitada levantando y bajando el pecho al ritmo de su inquietante respiración.
Mientras tanto...
- Ambientación:
Lo último que sentí fue un calor llegando a mi pecho, sensación que luego se expandió por dentro de mi cuerpo en un dolor indescriptible; luego no hubo más dolor, no hubo más luz, solo me fui. Desperté en un lugar oscuro, apenas y podía verme a mí mismo pero no alcanzaba a distinguir nada más allá de eso, incluso el suelo que pisaba me resultaba completamente etéreo, sin embargo me sostenía; una gota cayó al piso y se escuchó por todo el lugar al tiempo que formaba una onda en el líquido suelo -¿Dónde estoy?- Me pregunté sentándome y sujetando mi cabeza, tal vez ya estaba muerto, había terminado todo, era el fin.
A lo lejos una pequeña luz comenzaba a formarse y de ella emergió la hermosa figura de mi amada -Finalmente- Suspiré mientras me levantaba para acercarme a tomar su mano y viajar junto a ella hacia... Pues no sé, a donde sea que iban los muertos aunque no sería tan sencillo, una voz a mi espalda me hizo voltear a ver y encontré nada menos que la figura de mi pequeña Maguita, con los ojos llenos de lágrimas me gritaba cosas que no lograba entender y tras ella había otra figura un poco más alta, esos cabellos blancos y mirada inocente de la dragona con la que tanto había compartido también estaban ahí, me llamaban de regreso pero ¿Qué debía hacer? Estar con Victoria Elizabeth era lo que tanto tiempo había deseado, ahora finalmente podría hacerlo, sería libre de todo.
Volví a mirar a la que había sido mi esposa implorando una respuesta, un consejo, pero se limitó a señalarme de nuevo la dirección a donde antes miraba y ahora ya no eran solo aquellas dos señoritas, sino que además comenzaban a aparecer más figuras; Seek, Ashryn, Rauko, Chucho, Manuela, Bathory y tras ellos otros más seguían apareciendo hasta donde se perdía la vista ¿Conocía a tantas personas? La bruja que acababa de matarme y junto a ella su hermano, incluso aquella odiosa cazadora de vampiros ¿Qué hacía ella ahí? ¿Qué hacían todos ahí? Me llamaban, extendían sus manos hacia mí invitándome a ir con ellos pero ya no podía volver.
De pronto una mano más grande me sujetó como su fuera un simple muñeco de trapo y me levantó arrancándome del suelo, esa cálida sensación que dolía a la vez que sanaba y esa voz melodiosa que parecía un grillo con mocos solo podían pertenecer a una persona. Abrí los ojos y tomé tanto aire como pude, luego llevé instintivamente las manos a mi pecho que para entonces ya se había sanado aunque igual picaba; tenía un increíble dolor de cabeza pero al menos no escuchaba dentro de ella la molesta voz de la Reina, jamás me había alegrado tanto de tener cerca a Niniel -Gracias- Dije a la elfa cerrando los ojos como si ya estuviera a salvo hasta que nuevamente esa voz de hizo presente, aunque ahora ya no estaba solo en mi mente.
Los pasos de la reina se acercaban sonando pesados contra el piso -¡¡Como si pudieras matarme!!- Gritó la enorme araña mientras abría la boca para lanzar una sustancia pegajosa hacia la dragona y luego escupiría un poco más hacia el resto -¡¡Arygos!!- Le grité feliz de verla ahí aunque esperando no distraerla -Tengan cuidado, esa cosa es corrosiva- Señalé incorporándome asustado mientras la sustancia caía sobre una pared y comenzaba a deshacerla hasta formarle un agujero -Hay que rodear a esa cosa, somos más, no puede atacarnos a tod...- La frase de la biocibernética fue interrumpida cuando una red más fuerte que las otras que habían visto se ancló a su pierna y la haló hacia el interior de una casa a la izquierda cuya puerta antes abierta se cerró de golpe -¡¡Seek!!- Grité impotente y preocupado a punto de correr hacia ella pero la reina me cortó el paso riendo con malicia, en mi estado no me sentía en condiciones de llevar mi cuerpo al límite, aún me encontraba un poco entumecido como para tomar muchos riesgos -Su número es cosa de tiempo- Señaló las casas cercanas cuyas puertas se abrían lentamente aunque nada salía de ellas.
Y tú- Me señaló inclinando ligeramente el rostro hacia un lado con cara de incredulidad -¿Por qué no me obedeces?- Ladeó el rostro hacia el otro lado y la marca en mi mano comenzó a brillar de nuevo; cerré el puño ante el dolor, parecía que me quemaba pero al menos ya no la sentía dentro de mi cabeza -¿Crees que te librarás de mi control? Tu resistencia es cuestión de tiempo- Alegó mientras se preparaba para seguir escupiendo hacia nosotros al mismo tiempo que sus patas segregaban una especie de baba pegajosa que haría difícil acercarse a ella caminando.
Aunque éramos más la situación no era fácil, Elen podría atacarla a distancia pero eso dejaba el peligro de que nos atacaran desde las casas; por otro lado atacar a las casas podría significar dañar a algún aldeano sobreviviente; Cath y yo podríamos llegar cerca para lastimarla aunque esa cosa mohosa en el piso empegostado nos haría presas fáciles, de momento los dragones y su capacidad de volar parecían ser la respuesta más lógica, ataques desde las alturas en donde solo tendrían que protegerse se ese escupitajo raro -Arygos ¡Babea!- Le dije a mi fiel compañera señalándole uno de los techos cercanos a la reina a la vez que me acercaba a Niniel, si el otro dragón atacaba con fuego como antes, podríamos tener ventaja y apartarla del camino para ir a por Seek.
- Araña colosal:
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- Aracne, Reina de las arañas:
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Bio
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
Elen pudo ver como su hechizo alcanzaba de lleno al vampiro en el pecho, lanzándolo hacia atrás y dejándolo aparentemente inconsciente sobre el suelo, aunque no se quedaría allí por mucho tiempo. Níniel acudió rápidamente a su lado y comenzó a utilizar sus poderes sanadores para traerlo de vuelta, ahora tendrían que confiar en ella y sus habilidades. La dragona en cambio pareció no darse cuenta del propósito con que Elen había atacado al moreno, y tras amenazarla de muerte intentó embestirla valiéndose de la fuerza que le otorgaba su forma bestial, pero eliminar al enjambre de arañas que intentaba acercarse a su amigo tenía más prioridad, por el momento. - Una nueva enemiga, que bien. - pensó la joven irónicamente, aunque guardaba esperanzas de poder explicarse más adelante, cuando todo hubiese terminado de una vez.
Alister había descendido ligeramente al escuchar las palabras de su congénere, dispuesto a defender a la centinela e impedir que aquella extraña se le acercase, pero viendo que no sería necesario, se centró en el grito furioso de la reina, que ésta vez sí se dejó ver. La mujer araña atravesó una pared y se mostró a los intrusos, revelándoles su aspecto semejante al del par de guardianes que yacían inertes en mitad de la calle, pero considerablemente más grande que éstos. Estaba terriblemente enfadada con los recién llegados, que no solo habían matado a sus hijos sino que ahora también se habían atrevido a arrebatarle al hombre que hasta aquel momento, había sido su marioneta.
Llevada por la ira y el deseo de venganza, la reina avanzó golpeando el suelo con sus fuertes patas hasta situarse en un punto desde el que podía dedicar una asesina mirada a los intrusos y entonces sucedió, Níniel lo había conseguido. Bio volvía a estar consciente, justo a tiempo para ver como su manipuladora escupía una extraña sustancia de aspecto pegajoso primero contra la dragona y luego contra los demás. Arygos, así se refirió el vampiro a la furiosa reptil, para luego advertir a todos los presentes sobre aquella sustancia, que era peligrosamente corrosiva. Alister no tuvo ningún problema para esquivarla, mientras se mantuviese en el aire tendría ventaja, pero su compañera no podía contar con ello. La tensai tiró de agilidad para hacerse a un lado y evitar que la alcanzase, lugar desde el que pudo ver como aquella sustancia destruía tanto la hierba como las telarañas sobre las que había caído.
Seek de inmediato empezó a trazar un plan basado en la superioridad numérica, pero repentinamente una red atrapó su pierna y la arrastró hacia el interior de una de las casas, cuya puerta se cerró bruscamente tras ella. Bio trató de llegar a la bio cibernética, pero la reina le salió al paso, asegurando que su supuesta ventaja no les duraría mucho y acompañando su comentario de un gesto con el que señalaba el resto de viviendas, que de repente se estaban empezando a abrir pero sin que nadie saliese de ellas. Una vez dicho esto, la araña se centró en su marioneta, intrigada por el hecho de que ya no la obedeciese, aunque confiaba en que esta situación tampoco durase mucho.
Segura de que llevaba las de ganar, la mujer bestia volvió a escupir aquella peligrosa sustancia contra el grupo, mientras se cubría las espaldas segregando una pegajosa baba con sus patas, de modo que a cualquiera de los intrusos le resultase complicado acercarse a ella sin quedar atrapados en una mortal trampa. Mantenerse a cierta distancia era lo más prudente, pero eso también limitaba a varios miembros del grupo, dejando para el par de dragones y la hechicera la tarea de eliminar a la reina. El único problema era que ya no estaban solos, y en cualquier momento otra tela podría capturar a alguien como había hecho con Seek, a la cual debían rescatar lo antes posible.
Víctor instó a la alada a utilizar su líquido elemento sobre uno de los tejados, y todo apuntaba a que con ello quería apartar a la araña para poder ir en auxilio de Seek, intento al que pronto se sumarían Alister y la centinela. - Seek dijo que el fuego era su debilidad, ya sabes qué hacer. - comentó la benjamina de los Calhoun, mientras blandía con fuerza su daga y buscaba un punto débil en el cuerpo de la reina. Puede que la criatura fuese grande, pero como solía decir su padre, cuanto más grande es el enemigo, más ruido hace al caer. Nadie era invencible, y aquella desproporcionada araña no iba a ser la excepción, solo tenían que organizarse y buscar una ventaja diferente a la que ya tenían, como por ejemplo, conseguir que su enorme cuerpo se desestabilizase.
Alister sobrevoló al enemigo y lanzó una llamarada justo a su lado, tan cerca como para obligarla a moverse en una dirección que permitiese avanzar al vampiro hacia la casa, aunque haría falta algo más para alejarla completamente del camino. La de cabellos cenicientos aprovechó el momento para disparar, pero no una descarga como se podía haber esperado, sino su afilada y ligera daga, que movida por una combinación de telequinesis y viento, cortó el aire con la velocidad suficiente para hundirse hasta la empuñadura en la articulación de una de las patas. Aquello arrancó un quejido de la garganta de la reina, y el dolor no solo fue a peor, en cuanto la de ojos verdes hizo uso de sus poderes para enviar su electricidad al metal y que éste lo condujese a través de todo el cuerpo de su enemiga.
Puede que con su tamaño aquel ataque no sirviese para herirla de gravedad ni dejarla fuera de juego, pero al menos conseguiría que seguir caminando le resultase un suplicio cada vez que se le ocurriese doblar la pata en que la había alcanzado. - ¡Maldita, haré que mis hijos se coman tus entrañas! - exclamó furiosa. Fue entonces cuando el dragón notó un cambio en una de las casas más próximas a la hechicera, algo se movía en su interior y estaba demasiado cerca de Elen, lo suficiente como para intentar atraparla del mismo modo que habían hecho con Seek. Temiéndose lo peor, Alister bajó en picado hacia la posición de su compañera, cubriéndola con su cuerpo justo antes de que la tela saliese disparada por la puerta, dejándolo pegado por las alas.
Algo tiró de él con fuerza, y por más que intentó resistirse se vio arrastrado, aunque no iba a rendirse fácilmente. - ¡Alister! - gritó la benjamina de los Calhoun, horrorizada al ver como se aferraba con las garras al suelo y los surcos de las mismas quedaban grabados en la tierra. Elen corrió hacia él sin pensarlo, dejando por unos momentos que el resto del grupo se las viese con la araña. - ¡No toques la tela! - fue lo único que alcanzó a decir el cazador, antes de que lo que tiraba de él ganase y lo encerrase en el interior de la vivienda de madera. La centinela, movida por la preocupación, llegó hasta la puerta y trató de abrirla desde fuera, pero algo la estaba bloqueando. - ¡Alister! ¡Alister! - volvió a gritar, aporreando la puerta con el puño e ignorando el dolor que esto le provocaba.
Un gruñido gutural se escuchó en el interior, no sabía qué estaban haciendo a su compañero pero no iba a permitir que aquellos bichos acabasen con él, de ninguna manera. - No me importa el pueblo, ¡quémalo! ¡quémalo todo! - volvió a gritar, olvidando por completo su deber para con el tabernero. Las posibilidades de que su hijo o algún otro humano siguiese con vida en aquel lugar eran escasas, y perder al dragón por algo tan improbable no entraba dentro de sus planes. - ¡Aléjate de la casa! - alcanzó a escuchar, aunque su voz sonó entrecortada. Sin embargo, la joven no tendría tiempo de apartarse lo suficiente, ya que acababan de herir a al reptil y la telaraña amenazaba con convertirlo en otro capullo. Una llamarada y un pequeño barril de brea perteneciente al antiguo dueño de la casa fueron suficientes para detonar la explosión, que hizo volar en pedazos la vivienda y envió el cuerpo del dragón a varios metros de distancia.
Aun así debía dar gracias, pues su coraza natural, sumada a la resistencia que obtenía frente al fuego por ser su elemento, lo salvaron de correr el mismo destino que la criatura que había intentado atraparlo, aquella que había quedado reducida a cenizas. Elen se vio alcanzada por la onda expansiva, cayo hacia atrás y se golpeó la espalda, pero pudo reaccionar a tiempo para evitar que los restos de la vivienda alcanzasen al grupo, desviándolos con una corriente de aire. Sin perder ni un instante se levantó y acudió junto a su compañero, comprobando que seguía respirando aunque la sangre brotaba de un corte que le habían hecho en el abdomen. - ¡Pagarás por esto! - espetó, dedicando una asesina mirada a la reina y consciente de que debían eliminarla antes de que pudiese ocuparse de tratar al cazador.
Una nueva descarga cruzaría el aire, directamente hacia la empuñadura de la daga que seguía hundida en la pata de la araña.
Alister había descendido ligeramente al escuchar las palabras de su congénere, dispuesto a defender a la centinela e impedir que aquella extraña se le acercase, pero viendo que no sería necesario, se centró en el grito furioso de la reina, que ésta vez sí se dejó ver. La mujer araña atravesó una pared y se mostró a los intrusos, revelándoles su aspecto semejante al del par de guardianes que yacían inertes en mitad de la calle, pero considerablemente más grande que éstos. Estaba terriblemente enfadada con los recién llegados, que no solo habían matado a sus hijos sino que ahora también se habían atrevido a arrebatarle al hombre que hasta aquel momento, había sido su marioneta.
Llevada por la ira y el deseo de venganza, la reina avanzó golpeando el suelo con sus fuertes patas hasta situarse en un punto desde el que podía dedicar una asesina mirada a los intrusos y entonces sucedió, Níniel lo había conseguido. Bio volvía a estar consciente, justo a tiempo para ver como su manipuladora escupía una extraña sustancia de aspecto pegajoso primero contra la dragona y luego contra los demás. Arygos, así se refirió el vampiro a la furiosa reptil, para luego advertir a todos los presentes sobre aquella sustancia, que era peligrosamente corrosiva. Alister no tuvo ningún problema para esquivarla, mientras se mantuviese en el aire tendría ventaja, pero su compañera no podía contar con ello. La tensai tiró de agilidad para hacerse a un lado y evitar que la alcanzase, lugar desde el que pudo ver como aquella sustancia destruía tanto la hierba como las telarañas sobre las que había caído.
Seek de inmediato empezó a trazar un plan basado en la superioridad numérica, pero repentinamente una red atrapó su pierna y la arrastró hacia el interior de una de las casas, cuya puerta se cerró bruscamente tras ella. Bio trató de llegar a la bio cibernética, pero la reina le salió al paso, asegurando que su supuesta ventaja no les duraría mucho y acompañando su comentario de un gesto con el que señalaba el resto de viviendas, que de repente se estaban empezando a abrir pero sin que nadie saliese de ellas. Una vez dicho esto, la araña se centró en su marioneta, intrigada por el hecho de que ya no la obedeciese, aunque confiaba en que esta situación tampoco durase mucho.
Segura de que llevaba las de ganar, la mujer bestia volvió a escupir aquella peligrosa sustancia contra el grupo, mientras se cubría las espaldas segregando una pegajosa baba con sus patas, de modo que a cualquiera de los intrusos le resultase complicado acercarse a ella sin quedar atrapados en una mortal trampa. Mantenerse a cierta distancia era lo más prudente, pero eso también limitaba a varios miembros del grupo, dejando para el par de dragones y la hechicera la tarea de eliminar a la reina. El único problema era que ya no estaban solos, y en cualquier momento otra tela podría capturar a alguien como había hecho con Seek, a la cual debían rescatar lo antes posible.
Víctor instó a la alada a utilizar su líquido elemento sobre uno de los tejados, y todo apuntaba a que con ello quería apartar a la araña para poder ir en auxilio de Seek, intento al que pronto se sumarían Alister y la centinela. - Seek dijo que el fuego era su debilidad, ya sabes qué hacer. - comentó la benjamina de los Calhoun, mientras blandía con fuerza su daga y buscaba un punto débil en el cuerpo de la reina. Puede que la criatura fuese grande, pero como solía decir su padre, cuanto más grande es el enemigo, más ruido hace al caer. Nadie era invencible, y aquella desproporcionada araña no iba a ser la excepción, solo tenían que organizarse y buscar una ventaja diferente a la que ya tenían, como por ejemplo, conseguir que su enorme cuerpo se desestabilizase.
Alister sobrevoló al enemigo y lanzó una llamarada justo a su lado, tan cerca como para obligarla a moverse en una dirección que permitiese avanzar al vampiro hacia la casa, aunque haría falta algo más para alejarla completamente del camino. La de cabellos cenicientos aprovechó el momento para disparar, pero no una descarga como se podía haber esperado, sino su afilada y ligera daga, que movida por una combinación de telequinesis y viento, cortó el aire con la velocidad suficiente para hundirse hasta la empuñadura en la articulación de una de las patas. Aquello arrancó un quejido de la garganta de la reina, y el dolor no solo fue a peor, en cuanto la de ojos verdes hizo uso de sus poderes para enviar su electricidad al metal y que éste lo condujese a través de todo el cuerpo de su enemiga.
Puede que con su tamaño aquel ataque no sirviese para herirla de gravedad ni dejarla fuera de juego, pero al menos conseguiría que seguir caminando le resultase un suplicio cada vez que se le ocurriese doblar la pata en que la había alcanzado. - ¡Maldita, haré que mis hijos se coman tus entrañas! - exclamó furiosa. Fue entonces cuando el dragón notó un cambio en una de las casas más próximas a la hechicera, algo se movía en su interior y estaba demasiado cerca de Elen, lo suficiente como para intentar atraparla del mismo modo que habían hecho con Seek. Temiéndose lo peor, Alister bajó en picado hacia la posición de su compañera, cubriéndola con su cuerpo justo antes de que la tela saliese disparada por la puerta, dejándolo pegado por las alas.
Algo tiró de él con fuerza, y por más que intentó resistirse se vio arrastrado, aunque no iba a rendirse fácilmente. - ¡Alister! - gritó la benjamina de los Calhoun, horrorizada al ver como se aferraba con las garras al suelo y los surcos de las mismas quedaban grabados en la tierra. Elen corrió hacia él sin pensarlo, dejando por unos momentos que el resto del grupo se las viese con la araña. - ¡No toques la tela! - fue lo único que alcanzó a decir el cazador, antes de que lo que tiraba de él ganase y lo encerrase en el interior de la vivienda de madera. La centinela, movida por la preocupación, llegó hasta la puerta y trató de abrirla desde fuera, pero algo la estaba bloqueando. - ¡Alister! ¡Alister! - volvió a gritar, aporreando la puerta con el puño e ignorando el dolor que esto le provocaba.
Un gruñido gutural se escuchó en el interior, no sabía qué estaban haciendo a su compañero pero no iba a permitir que aquellos bichos acabasen con él, de ninguna manera. - No me importa el pueblo, ¡quémalo! ¡quémalo todo! - volvió a gritar, olvidando por completo su deber para con el tabernero. Las posibilidades de que su hijo o algún otro humano siguiese con vida en aquel lugar eran escasas, y perder al dragón por algo tan improbable no entraba dentro de sus planes. - ¡Aléjate de la casa! - alcanzó a escuchar, aunque su voz sonó entrecortada. Sin embargo, la joven no tendría tiempo de apartarse lo suficiente, ya que acababan de herir a al reptil y la telaraña amenazaba con convertirlo en otro capullo. Una llamarada y un pequeño barril de brea perteneciente al antiguo dueño de la casa fueron suficientes para detonar la explosión, que hizo volar en pedazos la vivienda y envió el cuerpo del dragón a varios metros de distancia.
Aun así debía dar gracias, pues su coraza natural, sumada a la resistencia que obtenía frente al fuego por ser su elemento, lo salvaron de correr el mismo destino que la criatura que había intentado atraparlo, aquella que había quedado reducida a cenizas. Elen se vio alcanzada por la onda expansiva, cayo hacia atrás y se golpeó la espalda, pero pudo reaccionar a tiempo para evitar que los restos de la vivienda alcanzasen al grupo, desviándolos con una corriente de aire. Sin perder ni un instante se levantó y acudió junto a su compañero, comprobando que seguía respirando aunque la sangre brotaba de un corte que le habían hecho en el abdomen. - ¡Pagarás por esto! - espetó, dedicando una asesina mirada a la reina y consciente de que debían eliminarla antes de que pudiese ocuparse de tratar al cazador.
Una nueva descarga cruzaría el aire, directamente hacia la empuñadura de la daga que seguía hundida en la pata de la araña.
Elen Calhoun
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
-Date prisa Nín. La situación es cada vez más escamosa y no quiero ser el almuerzo de una dragona cabreada.- Apremió con un juego de palabras la felina pelirroja a la elfa mientras permanecía fiel y firme a su espalda, protegiéndola mientras ésta ponía todo su empeño en traer de vuelta de aquel "otro lado" a Bio antes de que fuera demasiado tarde para él. -No le ha hecho ninguna gracia que la bruja atacara a Bio...¿Contemplaste esa posibilidad antes de dejar que lo dejaran frito?.- Inquirió a continuación mientras seguía a la dragona con su aguda vista nocturna y en felina posición defensiva con los labios retraídos por la tensión y todo su cuerpo preparado como un resorte a punto de saltar.
Agachada al lado del pelinegro Níniel asintió levemente como única respuesta. Era consciente de su entorno y del peligro, de sus palabras y de la situación que había llevado a su compañera a decirlas, pero aquel gesto era cuanto quería permitirse por el bien de su amigo. Claro que había contado con que aquella dragona no se lo tomara muy bien, por eso les había pedido a los demás que se ocuparan y tenía un plan de contingencia por si les atacaba. ¿Cómo iba a tomárselo aquella mujer si no? Todos habían visto el gesto de cariño entre ambos y sabían que las cosas aún no estaban claras entre ellos y ella, era obvio lo que iba a pasar, pero gracias al insistente avance de la miríada de arácnidos que mantenía a la dragona ocupada pudo evitarse el enfrentamiento, al menos por el momento. Una suerte porque las cosas estaban a punto de empeorar...enormemente.
-Por los bigotes de Li Shou.- Espetó Cath agazapándose al ver salir a través de la pared de una de las casas cercanas a la criatura más grotesca y espantosa que Níniel hubiese visto nunca, una cuya aparición la obligó a detener por un instante su sanación al ser una clara y cercana amenaza. -Pero, ¿de dónde sale ese pedazo de bicho?- Comentó asustada la gata claramente tentada a salir de allí corriendo tan rápido como le permitieran sus patas. Y su pregunta, aunque había sido un modo de expresar su miedo, encerraba una duda de lo más interesante: ¿Cómo había entrado ese ser dentro de la casa si para salir había tenido que romper toda una pared? ¿Polimorfismo? ¿Qué más trucos se guardaba bajo sus muchas mangas aquella criatura de pesadilla?
-No pierdas los nervios Cath, no te alejes de mí y todo saldrá bien.- Instó la peliblanca a su amiga aparentando más serenidad de la que realmente sentía mientras volvía a aplicar su magia sobre Bio con más urgencia aún que antes. - Vaaamos, despierta ya, se nos acaba el tiempo.- Comenzó a decirle al vampiro mientras acompañaba cada uno de sus pulsos de sanación con una fuerte compresión del pecho de su compañero de clan. -Si me come una araña gigante y fea por tu culpa te atormentaré para siempre en el más allá, puedes estar seguro. Soy sacerdotisa, puedo hacerlo.- Siguió diciéndole mientras era cada vez más consciente de que si no lo conseguía de inmediato el pelinegro estaría fuera de su alcance, llegando incluso a derramar una lágrima que solitaria recorrió su mejilla...
Y entonces, respondiendo mejor a las amenazas que a los ruegos, Vïctor regresó de entre los muertos.
-Gracias...Sí, guárdalas para cuando estemos a salvo.- Respondió la joven al agradecimiento del vampiro sin poder evitar sonreír y tendiéndole una mano para ayudarle a incorporarse. Tenían que salir de allí, o al menos alejarse de la furiosa reina de las arañas, que no parecía demasiado dispuesta a dejarles alargar aquel emotivo momento de sincero agradecimiento por parte Bio por haberle devuelto a la vida. -No sé cómo te las apañas para cabrear siempre a las mujeres. Eres definitivamente todo lo contrario a como os pintan a los vampiros en las historias.- Comentó una vez estuvieron ya ambos de pie y mientras observaba como el esputo de aquella cosa se comía literalmente incluso la madera de la pared de una de las casas.
-Encima de fea la muy guarra no se lava nunca los dientes. Definitivamente no quiero que me coma alguien así asique...¿Podemos irnos ya cagando leches de aquí por favor?- Pidió la pelirroja casi gritando, acercándose al pelinegro y mirándole a los ojos suplicante mientras se ponía de puntillas pues Bio le sacaba más de una cabeza. Quizá hubiese podido lograr convencerlo poniéndole ojitos un poco más, pero en ese preciso momento Seek fue atrapada por el ataque traicionero de un enemigo oculto y llevada hasta el interior de una casa donde nada bueno la esperaba, causando que Bio se lanzara hacia allí dispuesto a ayudarla pero siendo interceptado por el enorme cuerpo peludo de la reina de las arañas que tampoco iba a dejarles ir a ayudarla sin más.
-Ha muerto, no podemos hacer nada por ella...Huyamos.- Fueron las palabras de la felina mientras retrocedía al ver que eran el foco de atención de la mujer-araña que por lo visto era incapaz de mantener la boca cerrada ni por un instante. Claro que eso era bueno, cada vez que abría la boca Níniel averiguaba algo interesante. En aquella ocasión que la marca no había perdido su poder y que con el tiempo Bio volvería a caer bajo su control si no hacían algo antes. Desde luego repetir lo del rayo quedaba descartado.
-No podemos huir Cath, las arañas pequeñas no nos lo permitirían y aunque nos dejaran la marca de Bio no ha desaparecido. Correr a lo loco tampoco nos sirve, Bio. Vamos a ir a por Seek pero no lo haremos a lo loco.- Pidió Níniel pensando en algo que no implicara una muerte segura y recibiendo como respuesta una mirada de protesta por parte de la felina que enfurruñada terminó por aceptarlo.
-De héroes están las tumbas llenas...Yo no tendré ni eso. Encima trabajo grátis, esto de la amistad está tremendamente sobrevalorado...- Comentó moviéndose con facilidad para esquivar un nuevo escupitajo corrosivo a la par que tomaba a Níniel de los hombros para evitar que ella también fuera alcanzada.
En ese momento, una llamarada y un preciso ataque relámpago sobre la reina la hizo apartarse de su camino y despejar una ruta por la que avanzar en dirección hacia la casa donde había acabado Seek. Elen y su compañero lo estaban dando todo para abrirles aquel paso y era una oportunidad que no podían desaprovechar, pero había un par de problemas aún por sortear si no querían acabar necesitando también ser rescatados. El primero el suelo pegajoso, tenían que tener cuidado con él y evitar las zonas cubiertas del mismo. La segunda era la presencia de más aliados lanza redes de la reina en las casas cercanas. Criaturas débiles como para luchar o ya habrían salido a hacerlo, pero muy buenas con las trampas.
-Tres, cuatro casas, el ángulo...- Farfulló iluminando con su bastón el suelo para poder ver bien las zonas del suelo cubiertas de pringue pegajoso. -Por aquí, seguidme.- Indicó tomando la iniciativa y avanzando siguiendo una ruta óptima libre casi por completo de suelo cubierto de la desagradable sustancia enganchosa y que además avanzaba hacia la casa evitando colocarlos en la trayectoria de alguna de las otras puertas, salvo obviamente la de la casa a la que querían llegar que de hecho quedaba casi siempre justo en frente, por lo que verían venir un ataque fácilmente, aunque en principio lo que hubiera allí dentro debería estar ocupado con Seek, quien con su cuerpo de Biocibernética debía de seguir viva, o eso esperaba Níniel.
-Vamos rápido.- Instó la peliblanca lanzando una esfera de luz al interior cuando habían llegado ya al porche de aquella casa para iluminarla y quizá cegar a su enemigo si éste estaba demasiado acostumbrado a la oscuridad. No obstante, antes de poder asaltar el lugar, los gritos de alarma de la bruja la hicieron detenerse. Su compañero estaba en problemas y a pesar de la oscuridad, debido a los gritos y a que había suficientes puntos de luz debido a los fuegos, Níniel pudo darse cuenta de lo que estaba pasando.
-Entrad vosotros, voy a ayudar a Elen.- Les dijo. Pero antes de separarse de ellos se bendijo a sí misma y a Cath con una armadura mágica para que estuvieran protegidas y le entregó su daga élfica a Bio, cargada también de poder de luz. Emprendiendo entonces una carrera calle abajo solo detenida por la conflagración que voló parte de la casa cuya puerta aporreaba Elen desesperadamente, momento tras el cual no hizo si no acelerar su paso para llegar hasta ellos.
Llegar no iba a ser tan fácil como solo correr; la gran araña estaba en medio, dirigiéndose hacia Elen y su alado compañero que yacía tendido herido en el suelo, además seguro que desde alguna de las puertas restantes algún otro asqueroso arácnido trataba de atraparla a ella también si no se andaba con ojo y seguía evitando quedar frente a las puertas o se quedaba demasiado quieta, pero...¿y si usaba eso mismo a su favor?
Con aquella idea en mente Níniel, localizó la puerta idónea y, a diferencia de hasta ese momento, se colocó justo en su línea de lanzamiento, quedándose incluso parada ante ella. Tal y como era de esperar, una gruesa telaraña no tardó en ser disparada directamente contra ella, pero a diferencia de con Seek, ella la estaba esperando. Rodó hacia la derecha para esquivarla, sintiendo cómo a pesar de su destreza aquella red rozaba su armadura mágica, arrancándole unos destellos allí donde la evitaba ser atrapada, e inmediatamente se levantó del suelo para observar cómo la criatura dueña de la trampa tiraba con la fuerza capaz de empujar a un dragón de la red, pero la red no había enganchado a una elfa si no una de las patas de la reina, haciéndola caer al suelo y arrastrándola lentamente hacia atrás, restregándola en su propia baba pegajosa, momento el cual Níniel aprovechó para llegar hasta Elen.
-Yo me ocupo él. Vosotras ocuparos de darle su merecido a ese engendro.- Le dijo a Elen mencionando también a la dragona que, aunque no la oyera, seguramente vería que era un buen momento para atacar. -Tiene que morir o Bio no se librará de su control.- Añadió, y comenzó a sanar la fea herida del dragón.
Agachada al lado del pelinegro Níniel asintió levemente como única respuesta. Era consciente de su entorno y del peligro, de sus palabras y de la situación que había llevado a su compañera a decirlas, pero aquel gesto era cuanto quería permitirse por el bien de su amigo. Claro que había contado con que aquella dragona no se lo tomara muy bien, por eso les había pedido a los demás que se ocuparan y tenía un plan de contingencia por si les atacaba. ¿Cómo iba a tomárselo aquella mujer si no? Todos habían visto el gesto de cariño entre ambos y sabían que las cosas aún no estaban claras entre ellos y ella, era obvio lo que iba a pasar, pero gracias al insistente avance de la miríada de arácnidos que mantenía a la dragona ocupada pudo evitarse el enfrentamiento, al menos por el momento. Una suerte porque las cosas estaban a punto de empeorar...enormemente.
-Por los bigotes de Li Shou.- Espetó Cath agazapándose al ver salir a través de la pared de una de las casas cercanas a la criatura más grotesca y espantosa que Níniel hubiese visto nunca, una cuya aparición la obligó a detener por un instante su sanación al ser una clara y cercana amenaza. -Pero, ¿de dónde sale ese pedazo de bicho?- Comentó asustada la gata claramente tentada a salir de allí corriendo tan rápido como le permitieran sus patas. Y su pregunta, aunque había sido un modo de expresar su miedo, encerraba una duda de lo más interesante: ¿Cómo había entrado ese ser dentro de la casa si para salir había tenido que romper toda una pared? ¿Polimorfismo? ¿Qué más trucos se guardaba bajo sus muchas mangas aquella criatura de pesadilla?
-No pierdas los nervios Cath, no te alejes de mí y todo saldrá bien.- Instó la peliblanca a su amiga aparentando más serenidad de la que realmente sentía mientras volvía a aplicar su magia sobre Bio con más urgencia aún que antes. - Vaaamos, despierta ya, se nos acaba el tiempo.- Comenzó a decirle al vampiro mientras acompañaba cada uno de sus pulsos de sanación con una fuerte compresión del pecho de su compañero de clan. -Si me come una araña gigante y fea por tu culpa te atormentaré para siempre en el más allá, puedes estar seguro. Soy sacerdotisa, puedo hacerlo.- Siguió diciéndole mientras era cada vez más consciente de que si no lo conseguía de inmediato el pelinegro estaría fuera de su alcance, llegando incluso a derramar una lágrima que solitaria recorrió su mejilla...
Y entonces, respondiendo mejor a las amenazas que a los ruegos, Vïctor regresó de entre los muertos.
-Gracias...Sí, guárdalas para cuando estemos a salvo.- Respondió la joven al agradecimiento del vampiro sin poder evitar sonreír y tendiéndole una mano para ayudarle a incorporarse. Tenían que salir de allí, o al menos alejarse de la furiosa reina de las arañas, que no parecía demasiado dispuesta a dejarles alargar aquel emotivo momento de sincero agradecimiento por parte Bio por haberle devuelto a la vida. -No sé cómo te las apañas para cabrear siempre a las mujeres. Eres definitivamente todo lo contrario a como os pintan a los vampiros en las historias.- Comentó una vez estuvieron ya ambos de pie y mientras observaba como el esputo de aquella cosa se comía literalmente incluso la madera de la pared de una de las casas.
-Encima de fea la muy guarra no se lava nunca los dientes. Definitivamente no quiero que me coma alguien así asique...¿Podemos irnos ya cagando leches de aquí por favor?- Pidió la pelirroja casi gritando, acercándose al pelinegro y mirándole a los ojos suplicante mientras se ponía de puntillas pues Bio le sacaba más de una cabeza. Quizá hubiese podido lograr convencerlo poniéndole ojitos un poco más, pero en ese preciso momento Seek fue atrapada por el ataque traicionero de un enemigo oculto y llevada hasta el interior de una casa donde nada bueno la esperaba, causando que Bio se lanzara hacia allí dispuesto a ayudarla pero siendo interceptado por el enorme cuerpo peludo de la reina de las arañas que tampoco iba a dejarles ir a ayudarla sin más.
-Ha muerto, no podemos hacer nada por ella...Huyamos.- Fueron las palabras de la felina mientras retrocedía al ver que eran el foco de atención de la mujer-araña que por lo visto era incapaz de mantener la boca cerrada ni por un instante. Claro que eso era bueno, cada vez que abría la boca Níniel averiguaba algo interesante. En aquella ocasión que la marca no había perdido su poder y que con el tiempo Bio volvería a caer bajo su control si no hacían algo antes. Desde luego repetir lo del rayo quedaba descartado.
-No podemos huir Cath, las arañas pequeñas no nos lo permitirían y aunque nos dejaran la marca de Bio no ha desaparecido. Correr a lo loco tampoco nos sirve, Bio. Vamos a ir a por Seek pero no lo haremos a lo loco.- Pidió Níniel pensando en algo que no implicara una muerte segura y recibiendo como respuesta una mirada de protesta por parte de la felina que enfurruñada terminó por aceptarlo.
-De héroes están las tumbas llenas...Yo no tendré ni eso. Encima trabajo grátis, esto de la amistad está tremendamente sobrevalorado...- Comentó moviéndose con facilidad para esquivar un nuevo escupitajo corrosivo a la par que tomaba a Níniel de los hombros para evitar que ella también fuera alcanzada.
En ese momento, una llamarada y un preciso ataque relámpago sobre la reina la hizo apartarse de su camino y despejar una ruta por la que avanzar en dirección hacia la casa donde había acabado Seek. Elen y su compañero lo estaban dando todo para abrirles aquel paso y era una oportunidad que no podían desaprovechar, pero había un par de problemas aún por sortear si no querían acabar necesitando también ser rescatados. El primero el suelo pegajoso, tenían que tener cuidado con él y evitar las zonas cubiertas del mismo. La segunda era la presencia de más aliados lanza redes de la reina en las casas cercanas. Criaturas débiles como para luchar o ya habrían salido a hacerlo, pero muy buenas con las trampas.
-Tres, cuatro casas, el ángulo...- Farfulló iluminando con su bastón el suelo para poder ver bien las zonas del suelo cubiertas de pringue pegajoso. -Por aquí, seguidme.- Indicó tomando la iniciativa y avanzando siguiendo una ruta óptima libre casi por completo de suelo cubierto de la desagradable sustancia enganchosa y que además avanzaba hacia la casa evitando colocarlos en la trayectoria de alguna de las otras puertas, salvo obviamente la de la casa a la que querían llegar que de hecho quedaba casi siempre justo en frente, por lo que verían venir un ataque fácilmente, aunque en principio lo que hubiera allí dentro debería estar ocupado con Seek, quien con su cuerpo de Biocibernética debía de seguir viva, o eso esperaba Níniel.
-Vamos rápido.- Instó la peliblanca lanzando una esfera de luz al interior cuando habían llegado ya al porche de aquella casa para iluminarla y quizá cegar a su enemigo si éste estaba demasiado acostumbrado a la oscuridad. No obstante, antes de poder asaltar el lugar, los gritos de alarma de la bruja la hicieron detenerse. Su compañero estaba en problemas y a pesar de la oscuridad, debido a los gritos y a que había suficientes puntos de luz debido a los fuegos, Níniel pudo darse cuenta de lo que estaba pasando.
-Entrad vosotros, voy a ayudar a Elen.- Les dijo. Pero antes de separarse de ellos se bendijo a sí misma y a Cath con una armadura mágica para que estuvieran protegidas y le entregó su daga élfica a Bio, cargada también de poder de luz. Emprendiendo entonces una carrera calle abajo solo detenida por la conflagración que voló parte de la casa cuya puerta aporreaba Elen desesperadamente, momento tras el cual no hizo si no acelerar su paso para llegar hasta ellos.
Llegar no iba a ser tan fácil como solo correr; la gran araña estaba en medio, dirigiéndose hacia Elen y su alado compañero que yacía tendido herido en el suelo, además seguro que desde alguna de las puertas restantes algún otro asqueroso arácnido trataba de atraparla a ella también si no se andaba con ojo y seguía evitando quedar frente a las puertas o se quedaba demasiado quieta, pero...¿y si usaba eso mismo a su favor?
Con aquella idea en mente Níniel, localizó la puerta idónea y, a diferencia de hasta ese momento, se colocó justo en su línea de lanzamiento, quedándose incluso parada ante ella. Tal y como era de esperar, una gruesa telaraña no tardó en ser disparada directamente contra ella, pero a diferencia de con Seek, ella la estaba esperando. Rodó hacia la derecha para esquivarla, sintiendo cómo a pesar de su destreza aquella red rozaba su armadura mágica, arrancándole unos destellos allí donde la evitaba ser atrapada, e inmediatamente se levantó del suelo para observar cómo la criatura dueña de la trampa tiraba con la fuerza capaz de empujar a un dragón de la red, pero la red no había enganchado a una elfa si no una de las patas de la reina, haciéndola caer al suelo y arrastrándola lentamente hacia atrás, restregándola en su propia baba pegajosa, momento el cual Níniel aprovechó para llegar hasta Elen.
-Yo me ocupo él. Vosotras ocuparos de darle su merecido a ese engendro.- Le dijo a Elen mencionando también a la dragona que, aunque no la oyera, seguramente vería que era un buen momento para atacar. -Tiene que morir o Bio no se librará de su control.- Añadió, y comenzó a sanar la fea herida del dragón.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
El repiqueteo furioso de las magnas patas de aquella monumental mujer araña llamaron mi atención, y casi hacen que me distraiga, pro la sola impresión de observar tan extraña criatura, de sus hijos que seguía manteniendo a ralla, y que cortaba y aplastaba sin ninguna piedad ni misericordia.
Parecía furiosa, si aquellos eran realmente sus hijos, no me sorprendía lo mas mínimo, pero ni aplastar y desmembrar a cada uno de sus millares de descendientes me parecía suficientemente atroz como para saciar el odio que me generaba la sola noción de la existencia de la reina.
Las palabras, casi gruñidos que emitía con aquella voz semi animal me recordaban a la de las fieras acorraladas que ven el fragil equilibrio de su vida, antes de enzarzarse en aquella ultima pelea que las convertía en la cena de un predador mas fuerte.
Pegué una ultima barrida con la cola, lanzando por los aires los caparazones malformados de lo que, escasos segundos antes, eran unas cuantas arañas mas grandes que un puño. Algunas rebotaron sobre el pavimento desnudo, otras salieron tan lejos que quedaron acunadas por las mullidas y pegajosas telas que había mas allá de mi margen de control.
Me alcé en el aire, dispuesta a enfrentarme a esa monstruosa mujer, a ahogar en su cuerpo la ira que bullía con tanta presión dentro de mi cuerpo que sentía que no cabía en mi propio cuerpo. Veía su fragil torso humano como si fuera una inmensa diana, su cuello pequeño que cabía en una de mis carras, su vientre descubierto, con esa fina piel tensa, débil caparazón de sus órganos vitales.
La voz de Víctor llamándome hizo entonces que desviara mi vuelo, giré mi rostro y mi cuerpo, en una pirueta torpe en medio vuelo cuando creí captar su figura erguida. La euforia y al confusión se mezclaron con ese odio que no desaparecía negándose a ceder el terreno a nada mas, aferrándose al control que ejercía sobre mi con mas vehemencia que la reina araña sobre sus súbditos.
La segunda advertencia llegó algo tarde, y por los pelos viré a tiempo de que ese liquido torvo llegara a salpicar mi cuerpo.
Con mas determinación de antes, pues ahora el miedo de volver a perder esa pequeña figura que me provocaba un nudo en la garganta, me movía con mas apremio contra los peligros que acechaban.
Ladeé mi cabeza hacia Víctor, y le rugí intentando advertirle que se alejara de la reina araña, intentando pedirle de aquel modo que aprovechara el tiempo para huir de aquel lugar maldito, y seguidamente ascendí pro los cielos mas arriba de lo que aquel bicho podía escupir.
Lancé un chorro de agua hirviendo, tan caliente como fui capaz de generar en mis entrañas. Pero si algo tenían las arañas era velocidad, y su reina no iba a ser la excepción, pese a ser un blanco grande.
Por desgracia la reina araña tenía razón, mientras su cuerpo bailaba evitando cada uno de mis esputos, su camada había ido deshaciéndose del resto de humanoides que estaban en tierra, e incluso del otro dragón, protector de la bruja. De algún modo, con aquello yo era la única que por ahora salia ganando. El protector de la bruja estaba malherido, lo cual me generaría menos inconvenientes, y aquellos dos seres que encabezaban mi lista negra se debilitaban mutuamente poniéndome mucho mas fácil la tarea de acabar con cualquiera de ambas.
Para mi solo era cuestión de tiempo, cuestión de angulo, de encontrar un modo mejor mientras el resto iban desapareciendo. O por lo menos, era así hasta que una escena llamó mi atención. La mujer gato, la elfa y Víctor, que parecía que prepararse apra adentrarse en una de las casas. Víctor, recién devuelto de entre los muertos, entrando en una de esas trampas mortales.
Bajé de la altitud de vuelo segura para lanzarme en picado hacia la mujer araña. Esta, atenta como había estado todo el tiempo a mis movimientos, giró un poco su cuerpo, y esputó aprovechando que me había puesto a su alcance.
Al principio creí que había evitado pro completo aquel liquido ácido, hasta que una sensación de calor empezó a hacerse presente sobre mi pierna y parte de mi costado. Como si me hubieran salpicado con agua, una agua que parecía estar cada vez mas caliente.
Aquella distracción permitió que el ardid de la elfa saliera a pedir de boca, y habiendo descuidado sus patas, fue tirada al suelo por sus propios aliados.
Aquella oportunidad era perfecta, no solo porque el agarre impedía que la araña se apartara de mi trayectoria, si no también a que se diera vuelta sobre si misma, y eso era una vía libre directa hacia su espalda.
Otro esputo de agua hirviendo salio de entre mis fauces, impactando esa vez sobre su mitad humana. La piel pálida empezó a enrojecerse, en cuestión de segundos algunas de las partes volvieron a tomar un color blanquecino, mas cremoso y mortecino, mientras que por los bordes la piel empezaba a tostarse, mostrando trazas de un café oscuro y violáceas. La tez se arrugaba, mostraba pequeñas protuberancias y burbujas y como parte de la piel que se contraía sola se rasgaba y supuraba un líquido transparente.
Sus gritos de dolor se mezclaron con los míos. El ácido había ido corroyendo lentamente mis gruesas escamas hasta llegar al cuero, y nos e había detenido allí, seguía ahondando y perforando la carne, lenta pero inexorablemente, generando un dolor físico tan atroz que tenía que luchar para que no nublase mi mente.
Incapaz de lanzar mas esputos en esa condición me abalancé sobre su espalda, dejando que mis garras se clavaran ya ferraran con firmeza sobre su bulboso cuerpo arácnido, y rasguñando torpemente su espalda quemada, llevándome con las garras capas de piel lacerada.
Ella se zarandeaba para intentar hacerme caer de encima de su cuerpo, solo logrando que mis garras ahondaran mas en su carne blanda, mientras alzaba sus brazos, chillando por el dolor del contacto de su propia piel con el aire. Yo temblaba mientras luchaba por mantenerme en el lugar, y soltaba fuertes rugidos para aliviar el intenso dolor que perforaba mi cuerpo. A duras penas separando alguna de mis zarpas, negando a rendirme, pese a que a sumida en ese suplicio resultaba una tarea titanica.
Parecía furiosa, si aquellos eran realmente sus hijos, no me sorprendía lo mas mínimo, pero ni aplastar y desmembrar a cada uno de sus millares de descendientes me parecía suficientemente atroz como para saciar el odio que me generaba la sola noción de la existencia de la reina.
Las palabras, casi gruñidos que emitía con aquella voz semi animal me recordaban a la de las fieras acorraladas que ven el fragil equilibrio de su vida, antes de enzarzarse en aquella ultima pelea que las convertía en la cena de un predador mas fuerte.
Pegué una ultima barrida con la cola, lanzando por los aires los caparazones malformados de lo que, escasos segundos antes, eran unas cuantas arañas mas grandes que un puño. Algunas rebotaron sobre el pavimento desnudo, otras salieron tan lejos que quedaron acunadas por las mullidas y pegajosas telas que había mas allá de mi margen de control.
Me alcé en el aire, dispuesta a enfrentarme a esa monstruosa mujer, a ahogar en su cuerpo la ira que bullía con tanta presión dentro de mi cuerpo que sentía que no cabía en mi propio cuerpo. Veía su fragil torso humano como si fuera una inmensa diana, su cuello pequeño que cabía en una de mis carras, su vientre descubierto, con esa fina piel tensa, débil caparazón de sus órganos vitales.
La voz de Víctor llamándome hizo entonces que desviara mi vuelo, giré mi rostro y mi cuerpo, en una pirueta torpe en medio vuelo cuando creí captar su figura erguida. La euforia y al confusión se mezclaron con ese odio que no desaparecía negándose a ceder el terreno a nada mas, aferrándose al control que ejercía sobre mi con mas vehemencia que la reina araña sobre sus súbditos.
La segunda advertencia llegó algo tarde, y por los pelos viré a tiempo de que ese liquido torvo llegara a salpicar mi cuerpo.
Con mas determinación de antes, pues ahora el miedo de volver a perder esa pequeña figura que me provocaba un nudo en la garganta, me movía con mas apremio contra los peligros que acechaban.
Ladeé mi cabeza hacia Víctor, y le rugí intentando advertirle que se alejara de la reina araña, intentando pedirle de aquel modo que aprovechara el tiempo para huir de aquel lugar maldito, y seguidamente ascendí pro los cielos mas arriba de lo que aquel bicho podía escupir.
Lancé un chorro de agua hirviendo, tan caliente como fui capaz de generar en mis entrañas. Pero si algo tenían las arañas era velocidad, y su reina no iba a ser la excepción, pese a ser un blanco grande.
Por desgracia la reina araña tenía razón, mientras su cuerpo bailaba evitando cada uno de mis esputos, su camada había ido deshaciéndose del resto de humanoides que estaban en tierra, e incluso del otro dragón, protector de la bruja. De algún modo, con aquello yo era la única que por ahora salia ganando. El protector de la bruja estaba malherido, lo cual me generaría menos inconvenientes, y aquellos dos seres que encabezaban mi lista negra se debilitaban mutuamente poniéndome mucho mas fácil la tarea de acabar con cualquiera de ambas.
Para mi solo era cuestión de tiempo, cuestión de angulo, de encontrar un modo mejor mientras el resto iban desapareciendo. O por lo menos, era así hasta que una escena llamó mi atención. La mujer gato, la elfa y Víctor, que parecía que prepararse apra adentrarse en una de las casas. Víctor, recién devuelto de entre los muertos, entrando en una de esas trampas mortales.
Bajé de la altitud de vuelo segura para lanzarme en picado hacia la mujer araña. Esta, atenta como había estado todo el tiempo a mis movimientos, giró un poco su cuerpo, y esputó aprovechando que me había puesto a su alcance.
Al principio creí que había evitado pro completo aquel liquido ácido, hasta que una sensación de calor empezó a hacerse presente sobre mi pierna y parte de mi costado. Como si me hubieran salpicado con agua, una agua que parecía estar cada vez mas caliente.
Aquella distracción permitió que el ardid de la elfa saliera a pedir de boca, y habiendo descuidado sus patas, fue tirada al suelo por sus propios aliados.
Aquella oportunidad era perfecta, no solo porque el agarre impedía que la araña se apartara de mi trayectoria, si no también a que se diera vuelta sobre si misma, y eso era una vía libre directa hacia su espalda.
Otro esputo de agua hirviendo salio de entre mis fauces, impactando esa vez sobre su mitad humana. La piel pálida empezó a enrojecerse, en cuestión de segundos algunas de las partes volvieron a tomar un color blanquecino, mas cremoso y mortecino, mientras que por los bordes la piel empezaba a tostarse, mostrando trazas de un café oscuro y violáceas. La tez se arrugaba, mostraba pequeñas protuberancias y burbujas y como parte de la piel que se contraía sola se rasgaba y supuraba un líquido transparente.
Sus gritos de dolor se mezclaron con los míos. El ácido había ido corroyendo lentamente mis gruesas escamas hasta llegar al cuero, y nos e había detenido allí, seguía ahondando y perforando la carne, lenta pero inexorablemente, generando un dolor físico tan atroz que tenía que luchar para que no nublase mi mente.
Incapaz de lanzar mas esputos en esa condición me abalancé sobre su espalda, dejando que mis garras se clavaran ya ferraran con firmeza sobre su bulboso cuerpo arácnido, y rasguñando torpemente su espalda quemada, llevándome con las garras capas de piel lacerada.
Ella se zarandeaba para intentar hacerme caer de encima de su cuerpo, solo logrando que mis garras ahondaran mas en su carne blanda, mientras alzaba sus brazos, chillando por el dolor del contacto de su propia piel con el aire. Yo temblaba mientras luchaba por mantenerme en el lugar, y soltaba fuertes rugidos para aliviar el intenso dolor que perforaba mi cuerpo. A duras penas separando alguna de mis zarpas, negando a rendirme, pese a que a sumida en ese suplicio resultaba una tarea titanica.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado]La Reina de los Perdidos [Anochecer][Libre]
Apenas abrir los ojos pude sentir una pequeña gota rodando por mi mejilla -Espero que esto no sea baba- Murmuré viendo aún todo borroso; me alegraba tener a la elfa cerca, pero si no le decía algo chocante no sería yo mismo, no había mejor evidencia que esa para demostrarle que de nuevo era yo mismo. Una vez de pie pude notar cierta tensión entre la Arygos y la reina, entre Arygos y Elen, entre Arygos y cualquiera, la dragona había enfocado su furia directamente en la reina y en su colérico estado eso solo la podía llevar a atacar sin medir las consecuencias del daño recibido; ahora me encontraba en un fuerte dilema, ayudar a la biocibernética, a la dragona o a alguien más.
La gata sugirió irnos aunque personalmente no me agradaba nada su idea -No me iré sin mi libertad- Apreté los puños buscando la manera de llegar a aquella casa -Seek está viva, lo sé- De alguna manera tenía la certeza de que mi compañera estaba bien o al menos que aún seguía funcionando y a punto estaba de lanzarme de cabeza al peligro cuando escuché la sugerencia de Niniel -No sé por qué lo dices, yo siempre tengo un plan, lanzarme a lo loco no es lo mío- Dije con sarcasmo aunque haciendo caso a la elfa, no avanzaría hasta tener un plan... Por ahora.
De héroes están llenas las tumbas, pero yo estoy lejos de ser un héroe- Respondí a la gata con una seriedad que no era típica de mí -Bien, suficiente- Apreté los puños y me lancé a lo loco aunque mi avance se vio detenido por una llamarada que lanzó el dragón que, bueno la verdad no sabía de dónde había salido ese pero casi me mata; la llamarada había sido certera pero la araña consiguió retroceder con una rapidez y reflejos envidiables, la misma con que había esquivado los ataques que Arygos soltaba desde las alturas.
Por si esos ataques no fueran suficientes, Elen también colaboró atacando a sustancia con su daga y luego una ráfaga eléctrica que alcanzó una de las patas de la criatura para después enviarle una severa descarga que la hizo tambalearse, aunque la resistencia de la criatura era formidable, no podría resistir mucho de eso; aunque ciertamente por las palabras de la colosal araña, Elen parecía haberse ganado un bonito lugar en su lista de objetivos.
Finalmente gracias a los ataques constantes desde las alturas por parte de Arygos y el otro dragón, y de Elen a distancia, había una oportunidad para llegar a la puerta por donde se había desaparecido la silueta de Seek; seguimos a Niniel por el sendero que detectaba como seguro para pasar; finalmente llegamos y di una fuerte patada a la puerta para abrirla y acto seguido Niniel lanzó una esfera de luz hacia el interior aunque el rescate de la biocibernética se vería interrumpido por los gritos de Elen, su compañero había sido capturado del mismo modo que Seek, y ni siquiera sabíamos a qué nos estábamos enfrentando; la elfa corrió de inmediato aunque antes de llegar la casa donde se había perdido la figura del dragón voló en pedazos aunque no sin antes dejarme una daga, cosa que me haría bien principalmente porque no recordaba dónde estaban las mías.
Cubrí mi rostro para evitar que algo me cayera en el rostro -¿Qué haces? Bio- Me dije con sarcasmo -Pues aquí, salvado el pueblo- Señalé el desastre recién hecho -Mientras yo asesino a los habitantes, mis amigas se encargan de explotar las casas- Mantenía una sarcástica conversación conmigo mismo hasta que conseguimos llegar al fin a la puerta de la casa en donde había desaparecido Seek; di una patada a la puerta con todas mis fuerzas y ésta se abrió completamente y luego con la misma fuerza se volvió a cerrar -Rayos, se veía mejor en mi mente- Murmuré mientras empujaba la puerta con las manos para ver dentro un capullo con mechones negros que se movía intentando liberarse y no muy lejos del centro de la estancia un gran agujero en el piso.
Avancé hasta el bulto y como pude rompí la tela para liberar la cabeza de Seek quien de inmadiato advirtió -Abajo, se mueve por abajo- No lo entendí al principio pero al volver a ver el agujero por donde señalaba entendí que las arañas habían conseguido hacerse con una serie de túneles subterranos, tal vez eran anexos desde las mismas minas que no estaban lejos de ahí. Aprovechando que no había nadie allí, terminé de romper el capullo que envolvía a la biocibernética y salí de nuevo de la casa apenas para ver cómo Niniel se quedaba parada frente a otra de las casas, parecía una invitación a ser atacada y no comprendía su idea.
Preparé la daga que me había dado la elfa mientras la reina era sorprendida por la dragona que se le lanzó encima para frenarla o algo más, bueno, realmente para algo más pero sí que la había frenado lo suficiente para que el plan de Niniel funcionara, uno de esos gruesos hilos salió en dirección a la sacerdotisa pero esta consiguió evadirlo y acabó por impactar contra una pata de la reina que luego acabó siendo tirada al piso
A pesar de eso y del ataque que recibió luego de parte de la bruja; la araña consiguió levantarse de nuevo; parecía fuerte e imparable pero su cuerpo y las heridas que se hacían presentes decían lo contrario -A mí no, estúpida- Gritó la reina, parecía que se estaba refiriendo a Niniel pero una voz muy sensual se escuchó desde el punto de origen de donde había salido la tela -Baruk sorak Delna- Respondieron desde ahí dentro y sin más desapareció cualquier rastro; observé el estado en que se encontraba Arygos y comencé a preocuparme, a pesar de que había conseguido evadir los ataques, parecía haber sido alcanzada por los escupitajos corrosivos; sin embargo un ataque consigue alcanzar a la reina y la baña con sus babas calientes -Aquí vamos- Dije mientras comenzaba un ligero trote que pronto se convirtió en carrera hacia la reina.
Olvidé por un instante cualquier otra cosa y me enfoqué en la reina, avancé justo como había sugerido Niniel, de cabeza al peligro y sin un plan que fuera más allá de “pegar y no dejar que me pegue”, parecía ser un buen plan y me había funcionado antes, Arygos consiguió bañar a la reina con un ataque de agua caliente y la hizo sacudirse del dolor, la piel enrojecida y humeante de su parte humanoide parecía estar llegando al límite pero al costo de que la dragona pudiera salir lastimada, pues se lanzó para anclarse a la espalda de la reina de cabeza al peligro y sin un plan, definitivamente alguien había sido una mala influencia para esa dragona, seguramente Niniel la había influenciado a actuar sin pensar en un plan fiable.
Aquí estoy, mi reina- Dije con sarcasmo mientras me colocaba detrás de la reina y saltaba hacia su torso para aferrarme a él -¿Querías un monstruo asesino?- Pregunté rodeando su cintura con el brazo izquierdo para quedar colgando de ella mientras usaba la mano derecha para apuñalarle el pecho con la daga de la elfa -¡¡Pues aquí lo tienes!!- Incrusté repetidas veces la daga en su pecho mientras su sangre comenzaba a bañar mi cuerpo; giró su cuerpo intentando librarse de mí y de la dragona que le heríamos pecho y espalda; usó sus manos para golpearme la cabeza pero eso no me detendría, así que atrapó mi brazo derecho y lo torció hasta fracturarlo haciéndome soltar la daga.
Solté un grito de dolor y aflojé el agarre de mi otra mano hasta casi caer sobre la baba viscosa que adornaba el suelo; estaba adolorido pero no había tiempo para quejarse, la criatura se sacudió con fuerza para quitarse de encima a la dragona y luego me sujetó por los costados levantándome hasta la altura de su cara -Te ofrecí la oportunidad de ser feliz como mi esclavo, te di lo que querías- Me reprochó la criatura mirándome con muecas de asco y dolor -Tengo más en el presente de lo que pude perder en el pasado- Murmuré con odio mientras balanceaba mis piernas hasta alcanzar y patear la daga que Elen había incrustado en una de las patas de la reina; un grito de dolor la hizo ceder un poco y al flaquear sus brazos me aferré a ella para morder su cuello con tal fuerza que su sangre negra bañó mi rostro.
Me perdí en la mordida y no alcancé a notar cuando fui despegado de la reina y arrojado al piso, rugí cual animal salvaje procurando levantarme aunque la masa pegajosa del piso me lo impediría, dejándome casi inmóvil en el piso gelatinoso; justo en ese momento Seek, quien había estado inspeccionando salió por una casa diferente a donde se había quedado antes -¡¡Túneles!! ¡¡Tienen túneles por todo el pueblo!!- Advirtió al resto del grupo que las amenazas se movían bajo tierra; la criatura que había quedado quemada tras la explosión que causó el dragón se arrastró hasta dejarse caer por uno de los agujeros en el piso y consiguió escapar; ahora solo quedaba eliminar a la reina que bañada en sangre y quemaduras gritaba maldiciones y amenazas contra todos.
La gata sugirió irnos aunque personalmente no me agradaba nada su idea -No me iré sin mi libertad- Apreté los puños buscando la manera de llegar a aquella casa -Seek está viva, lo sé- De alguna manera tenía la certeza de que mi compañera estaba bien o al menos que aún seguía funcionando y a punto estaba de lanzarme de cabeza al peligro cuando escuché la sugerencia de Niniel -No sé por qué lo dices, yo siempre tengo un plan, lanzarme a lo loco no es lo mío- Dije con sarcasmo aunque haciendo caso a la elfa, no avanzaría hasta tener un plan... Por ahora.
De héroes están llenas las tumbas, pero yo estoy lejos de ser un héroe- Respondí a la gata con una seriedad que no era típica de mí -Bien, suficiente- Apreté los puños y me lancé a lo loco aunque mi avance se vio detenido por una llamarada que lanzó el dragón que, bueno la verdad no sabía de dónde había salido ese pero casi me mata; la llamarada había sido certera pero la araña consiguió retroceder con una rapidez y reflejos envidiables, la misma con que había esquivado los ataques que Arygos soltaba desde las alturas.
Por si esos ataques no fueran suficientes, Elen también colaboró atacando a sustancia con su daga y luego una ráfaga eléctrica que alcanzó una de las patas de la criatura para después enviarle una severa descarga que la hizo tambalearse, aunque la resistencia de la criatura era formidable, no podría resistir mucho de eso; aunque ciertamente por las palabras de la colosal araña, Elen parecía haberse ganado un bonito lugar en su lista de objetivos.
Finalmente gracias a los ataques constantes desde las alturas por parte de Arygos y el otro dragón, y de Elen a distancia, había una oportunidad para llegar a la puerta por donde se había desaparecido la silueta de Seek; seguimos a Niniel por el sendero que detectaba como seguro para pasar; finalmente llegamos y di una fuerte patada a la puerta para abrirla y acto seguido Niniel lanzó una esfera de luz hacia el interior aunque el rescate de la biocibernética se vería interrumpido por los gritos de Elen, su compañero había sido capturado del mismo modo que Seek, y ni siquiera sabíamos a qué nos estábamos enfrentando; la elfa corrió de inmediato aunque antes de llegar la casa donde se había perdido la figura del dragón voló en pedazos aunque no sin antes dejarme una daga, cosa que me haría bien principalmente porque no recordaba dónde estaban las mías.
Cubrí mi rostro para evitar que algo me cayera en el rostro -¿Qué haces? Bio- Me dije con sarcasmo -Pues aquí, salvado el pueblo- Señalé el desastre recién hecho -Mientras yo asesino a los habitantes, mis amigas se encargan de explotar las casas- Mantenía una sarcástica conversación conmigo mismo hasta que conseguimos llegar al fin a la puerta de la casa en donde había desaparecido Seek; di una patada a la puerta con todas mis fuerzas y ésta se abrió completamente y luego con la misma fuerza se volvió a cerrar -Rayos, se veía mejor en mi mente- Murmuré mientras empujaba la puerta con las manos para ver dentro un capullo con mechones negros que se movía intentando liberarse y no muy lejos del centro de la estancia un gran agujero en el piso.
Avancé hasta el bulto y como pude rompí la tela para liberar la cabeza de Seek quien de inmadiato advirtió -Abajo, se mueve por abajo- No lo entendí al principio pero al volver a ver el agujero por donde señalaba entendí que las arañas habían conseguido hacerse con una serie de túneles subterranos, tal vez eran anexos desde las mismas minas que no estaban lejos de ahí. Aprovechando que no había nadie allí, terminé de romper el capullo que envolvía a la biocibernética y salí de nuevo de la casa apenas para ver cómo Niniel se quedaba parada frente a otra de las casas, parecía una invitación a ser atacada y no comprendía su idea.
Preparé la daga que me había dado la elfa mientras la reina era sorprendida por la dragona que se le lanzó encima para frenarla o algo más, bueno, realmente para algo más pero sí que la había frenado lo suficiente para que el plan de Niniel funcionara, uno de esos gruesos hilos salió en dirección a la sacerdotisa pero esta consiguió evadirlo y acabó por impactar contra una pata de la reina que luego acabó siendo tirada al piso
A pesar de eso y del ataque que recibió luego de parte de la bruja; la araña consiguió levantarse de nuevo; parecía fuerte e imparable pero su cuerpo y las heridas que se hacían presentes decían lo contrario -A mí no, estúpida- Gritó la reina, parecía que se estaba refiriendo a Niniel pero una voz muy sensual se escuchó desde el punto de origen de donde había salido la tela -Baruk sorak Delna- Respondieron desde ahí dentro y sin más desapareció cualquier rastro; observé el estado en que se encontraba Arygos y comencé a preocuparme, a pesar de que había conseguido evadir los ataques, parecía haber sido alcanzada por los escupitajos corrosivos; sin embargo un ataque consigue alcanzar a la reina y la baña con sus babas calientes -Aquí vamos- Dije mientras comenzaba un ligero trote que pronto se convirtió en carrera hacia la reina.
Olvidé por un instante cualquier otra cosa y me enfoqué en la reina, avancé justo como había sugerido Niniel, de cabeza al peligro y sin un plan que fuera más allá de “pegar y no dejar que me pegue”, parecía ser un buen plan y me había funcionado antes, Arygos consiguió bañar a la reina con un ataque de agua caliente y la hizo sacudirse del dolor, la piel enrojecida y humeante de su parte humanoide parecía estar llegando al límite pero al costo de que la dragona pudiera salir lastimada, pues se lanzó para anclarse a la espalda de la reina de cabeza al peligro y sin un plan, definitivamente alguien había sido una mala influencia para esa dragona, seguramente Niniel la había influenciado a actuar sin pensar en un plan fiable.
- Ambientación:
Aquí estoy, mi reina- Dije con sarcasmo mientras me colocaba detrás de la reina y saltaba hacia su torso para aferrarme a él -¿Querías un monstruo asesino?- Pregunté rodeando su cintura con el brazo izquierdo para quedar colgando de ella mientras usaba la mano derecha para apuñalarle el pecho con la daga de la elfa -¡¡Pues aquí lo tienes!!- Incrusté repetidas veces la daga en su pecho mientras su sangre comenzaba a bañar mi cuerpo; giró su cuerpo intentando librarse de mí y de la dragona que le heríamos pecho y espalda; usó sus manos para golpearme la cabeza pero eso no me detendría, así que atrapó mi brazo derecho y lo torció hasta fracturarlo haciéndome soltar la daga.
Solté un grito de dolor y aflojé el agarre de mi otra mano hasta casi caer sobre la baba viscosa que adornaba el suelo; estaba adolorido pero no había tiempo para quejarse, la criatura se sacudió con fuerza para quitarse de encima a la dragona y luego me sujetó por los costados levantándome hasta la altura de su cara -Te ofrecí la oportunidad de ser feliz como mi esclavo, te di lo que querías- Me reprochó la criatura mirándome con muecas de asco y dolor -Tengo más en el presente de lo que pude perder en el pasado- Murmuré con odio mientras balanceaba mis piernas hasta alcanzar y patear la daga que Elen había incrustado en una de las patas de la reina; un grito de dolor la hizo ceder un poco y al flaquear sus brazos me aferré a ella para morder su cuello con tal fuerza que su sangre negra bañó mi rostro.
Me perdí en la mordida y no alcancé a notar cuando fui despegado de la reina y arrojado al piso, rugí cual animal salvaje procurando levantarme aunque la masa pegajosa del piso me lo impediría, dejándome casi inmóvil en el piso gelatinoso; justo en ese momento Seek, quien había estado inspeccionando salió por una casa diferente a donde se había quedado antes -¡¡Túneles!! ¡¡Tienen túneles por todo el pueblo!!- Advirtió al resto del grupo que las amenazas se movían bajo tierra; la criatura que había quedado quemada tras la explosión que causó el dragón se arrastró hasta dejarse caer por uno de los agujeros en el piso y consiguió escapar; ahora solo quedaba eliminar a la reina que bañada en sangre y quemaduras gritaba maldiciones y amenazas contra todos.
- Offrol:
- Pueden hacer trizas a la reina como prefieran, ya no le queda mucho qué hacer =)
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