Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
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Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
-Ya estamos cerca.- Rompió el silencio Níniel mientras avanzaba sin esfuerzo por entre los altos y gruesos árboles de la frontera del bosque de los elfos, moviendo sus pies con seguridad y gracilidad para evitar las nudosas raíces y obstáculos del suelo, con la facilidad con la que humano caminaría sobre las calles empedradas de la mayor de sus ciudades. -Procurad no separaros de mí y...no hagáis nada que pueda considerarse ofensivo contra la madre.- Aleccionó. No era la primera vez que lo hacía, pues durante el viaje había intentado hacerles entender a sus compañeros un poco de la cultura de su pueblo y tratar así de evitar posibles malentendidos, pero no estaba de más recordárselo. -Sobre todo no os separéis. Los caminos y senderos suelen ser engañosos para los forasteros.- Terminó de decir.
-Sí...Ya nos lo has dicho como...un millón de veces.- Respondió Catherine con tono cansado. -La cosa es que los elfos parecéis encontrar ofensivas un montón de cosas. Es un bosque, no va a pasar nada por algunas flores cortadas o por hacer un fuego para calentarnos la comida.- Se quejó, aunque al hablar se limitó a deslizar uno de sus dedos por los pétalos de una flor sin llegar a arrancarla.
-El bosque es nuestro hogar, todo el bosque de hecho. ¿Qué pensarías de un extraño que llega a tu casa con los pies llenos de barro y mancha todo el suelo? ¿Y si luego se dedicara a arrancar las flores, descolocar los muebles, querer quedarse con tus objetos de adorno porque le parecen bonitos? ¿O si hiciera un fuego en tu sala de estar?- Respondió la sacerdotisa haciendo una pequeña pausa para revisar el pergamino que aquellos extraños maestros artesanos le habían otorgado.
-Pues...les daría una patada tan fuerte que les iba a estorbar el cielo para dar vueltas...Y si quieren cocinar algo que lo hagan en la cocina, no en el comedor.- Expresó la felina comprendiendo el punto de su hermana, salvo el de las botas llenas de barro. Estaban en el bosque, no creía que un poco de barro pudiese molestarles... Níniel asintió como una profesora que ha logrado que la lección calase en su alumna.
-Hay clanes entre los elfos que no dudarían en darles "la patada" a los extraños, incluso algo peor. Otros son más tolerantes y no les harían nada salvo que causasen algún mal o supusieran una amenaza...Pero todos defenderán su hogar. Somos gente pacífica pero...No es buena idea hacernos enfadar.- Sonrió la joven antes de cerrar el pergamino e indicar con la mano el rumbo a seguir, poniéndose en marcha.
-¿Y a qué tipo de clanes pertenecen estas tierras en concreto? Dime que son de los últimos.- Pidió la pelirroja agudizando su oído, moviendo sus orejas en todas direcciones.
-Pues, sí. mantienen buenas relaciones con aquella aldea humana que dejamos atrás, ya visteis que me trataron bien a pesar de no ocultar mis orejas, por lo que son bastante tolerantes. Respeto mutuo, algo que por desgracia no abunda.- No, definitivamente era algo que brillaba por su ausencia en la mayoría de lugares y situaciones.
-¿Y estamos cerca de Veyond?- Se interesó la gata, llevaba tiempo queriendo visitar el hogar natal de su hermana, pero cada vez que tenían la ocasión surgía una amenaza a nivel global que las obligaba a cambiar de planes. Habían sido unos meses de los más moviditos ciertamente.
-No, Veyond está en el corazón del bosque, cerca de árbol madre. Son varios días de marcha desde aquí. Tal vez en otra ocasión pueda mostrártelo, Cath.- Respondió Níniel con algo de pena tintando su siempre melodioso tono de voz y girando su cabeza instintivamente en la dirección en la que se hallaba su hogar. -Vamos, por aquí. El claro está tras esa línea de árboles- Indicó a continuación.
-Sí...Ya nos lo has dicho como...un millón de veces.- Respondió Catherine con tono cansado. -La cosa es que los elfos parecéis encontrar ofensivas un montón de cosas. Es un bosque, no va a pasar nada por algunas flores cortadas o por hacer un fuego para calentarnos la comida.- Se quejó, aunque al hablar se limitó a deslizar uno de sus dedos por los pétalos de una flor sin llegar a arrancarla.
-El bosque es nuestro hogar, todo el bosque de hecho. ¿Qué pensarías de un extraño que llega a tu casa con los pies llenos de barro y mancha todo el suelo? ¿Y si luego se dedicara a arrancar las flores, descolocar los muebles, querer quedarse con tus objetos de adorno porque le parecen bonitos? ¿O si hiciera un fuego en tu sala de estar?- Respondió la sacerdotisa haciendo una pequeña pausa para revisar el pergamino que aquellos extraños maestros artesanos le habían otorgado.
-Pues...les daría una patada tan fuerte que les iba a estorbar el cielo para dar vueltas...Y si quieren cocinar algo que lo hagan en la cocina, no en el comedor.- Expresó la felina comprendiendo el punto de su hermana, salvo el de las botas llenas de barro. Estaban en el bosque, no creía que un poco de barro pudiese molestarles... Níniel asintió como una profesora que ha logrado que la lección calase en su alumna.
-Hay clanes entre los elfos que no dudarían en darles "la patada" a los extraños, incluso algo peor. Otros son más tolerantes y no les harían nada salvo que causasen algún mal o supusieran una amenaza...Pero todos defenderán su hogar. Somos gente pacífica pero...No es buena idea hacernos enfadar.- Sonrió la joven antes de cerrar el pergamino e indicar con la mano el rumbo a seguir, poniéndose en marcha.
-¿Y a qué tipo de clanes pertenecen estas tierras en concreto? Dime que son de los últimos.- Pidió la pelirroja agudizando su oído, moviendo sus orejas en todas direcciones.
-Pues, sí. mantienen buenas relaciones con aquella aldea humana que dejamos atrás, ya visteis que me trataron bien a pesar de no ocultar mis orejas, por lo que son bastante tolerantes. Respeto mutuo, algo que por desgracia no abunda.- No, definitivamente era algo que brillaba por su ausencia en la mayoría de lugares y situaciones.
-¿Y estamos cerca de Veyond?- Se interesó la gata, llevaba tiempo queriendo visitar el hogar natal de su hermana, pero cada vez que tenían la ocasión surgía una amenaza a nivel global que las obligaba a cambiar de planes. Habían sido unos meses de los más moviditos ciertamente.
-No, Veyond está en el corazón del bosque, cerca de árbol madre. Son varios días de marcha desde aquí. Tal vez en otra ocasión pueda mostrártelo, Cath.- Respondió Níniel con algo de pena tintando su siempre melodioso tono de voz y girando su cabeza instintivamente en la dirección en la que se hallaba su hogar. -Vamos, por aquí. El claro está tras esa línea de árboles- Indicó a continuación.
Última edición por Níniel Thenidiel el Dom 23 Dic - 18:55, editado 1 vez
Níniel Thenidiel
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Re: Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
Ya había llegado la hora de solucionar aquel problema de las raíces que ahora se habían vuelto permanentes. La ciudad de Lunargenta era un autentico caos por lo que iba a necesitar de su mejor estado de forma para intentar ayudar a sus gentes en todo lo posible.
Por suerte, la guerra también le había llevado a conocer a gente excepcional como Elen, o como Niniel, la elfa que me guiaba, una sorprendente medico que podría solucionar el problema con mi brazo, es decir, hacer que volviera.
En uno de los descansos de la comitiva, aproveche para sacar una estatuilla que había ganado en el Imbolc. Tome las llamas que producía de un sorbo y al instante las raíces cayeron como fruta madura de mi boca, liberándome para siempre de esa maldición1.
-Mmmm... mucho mejor... - me lamí las encías con cierto alivio por volver a encontrarlas suaves y sin objetos saliendo de ellas.
-Ya no parece un arbol, jefe. - rió Toro con su característica carcajada que retumbaba en todo el lugar.
- ¡Shhh! - le reprendí antes de que nuestra guía lo hiciera. - Ya sabes lo que nos han dicho, que vayamos con cuidado y si podemos encontrarnos con algún elfo mejor...
-¿Les tiene miedo jefe? - el mercenario se encogió de hombros.
-Bueno... digamos que he estado una sola vez en tierras de los elfos, y es porque celebraban un festival... - le respondí mientras me abría paso por el bosque apartando ramas. - Y aún así casi me clavan una flecha en la nunca, menos mal, que como dice nuestra guía, hay elfos más tolerantes... en este caso era una elfa... - recordé a la mujer que me permitió entrar y salir vivo.
-Entonces debería haberse dejado las raíces, con suerte podrán haber pensado que es un árbol y le hubiesen dejado en paz. - dijo con otra risa, aunque esta en un tono mucho más bajo; después de todo Toro no era alguien imprudente que juega con la muerte, o por lo menos no de forma habitual y sin un buen motivo.
Negué con la cabeza y continué mi camino.
Me alegró escuchar que las tierras que estábamos pisando eran parte de un clan amistoso con otras razas, lo que bajaba claramente la peligrosidad de aquel lugar y me hizo expirar aliviado.
-Menos mal... - mi rostro dibujó una sonrisa.
Cuando Niniel marcó de nuevo el camino indicando que ya estábamos cerca de nuestro primer objetivo no pude evitar apresurar mi paso para poder ver el lugar que se nos había indicado. Los arboles dieron lugar a un amplio claro entre los arboles en cuyo centro había un pequeño estanque.
-Mmm... parece el lugar idoneo para descansar... - dije con cierta desconfianza mirando a Niniel. -¿Crees que será seguro? ¿Qué es lo que buscamos exactamente?
La presencia de un lugar tan perfecto, como sacado de un cuento, a esas alturas ya me hacia sospechar; la vida me estaba demostrando con duros golpes que nada era lo que parecía.
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1: Uso de objeto máster: Estatuilla de la Diosa Sigel. (El efecto que quita la maldición ha sido concordado con máster Sigel)
Por suerte, la guerra también le había llevado a conocer a gente excepcional como Elen, o como Niniel, la elfa que me guiaba, una sorprendente medico que podría solucionar el problema con mi brazo, es decir, hacer que volviera.
En uno de los descansos de la comitiva, aproveche para sacar una estatuilla que había ganado en el Imbolc. Tome las llamas que producía de un sorbo y al instante las raíces cayeron como fruta madura de mi boca, liberándome para siempre de esa maldición1.
-Mmmm... mucho mejor... - me lamí las encías con cierto alivio por volver a encontrarlas suaves y sin objetos saliendo de ellas.
-Ya no parece un arbol, jefe. - rió Toro con su característica carcajada que retumbaba en todo el lugar.
- ¡Shhh! - le reprendí antes de que nuestra guía lo hiciera. - Ya sabes lo que nos han dicho, que vayamos con cuidado y si podemos encontrarnos con algún elfo mejor...
-¿Les tiene miedo jefe? - el mercenario se encogió de hombros.
-Bueno... digamos que he estado una sola vez en tierras de los elfos, y es porque celebraban un festival... - le respondí mientras me abría paso por el bosque apartando ramas. - Y aún así casi me clavan una flecha en la nunca, menos mal, que como dice nuestra guía, hay elfos más tolerantes... en este caso era una elfa... - recordé a la mujer que me permitió entrar y salir vivo.
-Entonces debería haberse dejado las raíces, con suerte podrán haber pensado que es un árbol y le hubiesen dejado en paz. - dijo con otra risa, aunque esta en un tono mucho más bajo; después de todo Toro no era alguien imprudente que juega con la muerte, o por lo menos no de forma habitual y sin un buen motivo.
Negué con la cabeza y continué mi camino.
Me alegró escuchar que las tierras que estábamos pisando eran parte de un clan amistoso con otras razas, lo que bajaba claramente la peligrosidad de aquel lugar y me hizo expirar aliviado.
-Menos mal... - mi rostro dibujó una sonrisa.
Cuando Niniel marcó de nuevo el camino indicando que ya estábamos cerca de nuestro primer objetivo no pude evitar apresurar mi paso para poder ver el lugar que se nos había indicado. Los arboles dieron lugar a un amplio claro entre los arboles en cuyo centro había un pequeño estanque.
-Mmm... parece el lugar idoneo para descansar... - dije con cierta desconfianza mirando a Niniel. -¿Crees que será seguro? ¿Qué es lo que buscamos exactamente?
La presencia de un lugar tan perfecto, como sacado de un cuento, a esas alturas ya me hacia sospechar; la vida me estaba demostrando con duros golpes que nada era lo que parecía.
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1: Uso de objeto máster: Estatuilla de la Diosa Sigel. (El efecto que quita la maldición ha sido concordado con máster Sigel)
Ircan
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Re: Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
Finalmente me había decidido por iniciar con mis prácticas de alquimia, abriría mi taller en un poblado transitado, juntaría materiales necesarios y así me pondría en pie a lograr mis objetivos, aún estaba lejos de crear un cáliz que lograra la fe como lo deseaba, luego de mi charla con Rei era más que claro que solo iba perdiendo el tiempo con mis peregrinaciones, tenía que establecer una ruta de acción y enfocarme a ello, de lo contrario no lograría nada en esta vida.
Con aquella filosofía de peldaño a peldaño vague semanas de bosque en bosque, por pequeñas aldeas y zonas rurales, recolectando elementos naturales para las prácticas. Por cuestiones lógicas me mantuve lejos de las grandes ciudades del reino, una guerra civil en Lunargenta era comentario en boca de cada aldeano con el que me cruzaba, la fe se tambaleaba con las perdidas y muertes cercanas pero no podía dejar de lado mi objetivo ahora que finalmente me había decidido a encararlo. Por mucho que la situación me tentara, dejaría mi rol de monje unos cuantos meses más por un bien mayor.
Suspiraba mientras mi mente divagaba con esos pesares.
"Un bien mayor, un bien mayor, un bien mayor" me repetía incansablemente tras dejar la aldea donde que me brindo cobijo la noche anterior, sin esfuerzo alguno (a raíz de mis vestimentas, creía yo) la gente, principalmente humanos, se acercaban a pedir por concejos y oraciones a los Celestiales, y siguiendo vagos impulsos contuve a cuanta persona pude durante tres días pero la situación no daba para más, tenía cosas que hacer más allá del ripio.
"Tu causa ayudara a muchos más..." quería creérmelo, la idea era aún fresca y mis convicciones dudaban demasiado, a mi suerte, ya había perdido el rastro de las ultimas casas, podía concentrarme tranquila en lo que buscaba.
El verde en todas sus saturaciones y valores se volvió la gama que predominaba a mis ojos, pronto la frondosidad era tal que escasos rayos solares se filtraban por medio y el aroma a humedad se levantaba dándole un ambiente mágico al sitio. Pocos bosques eran tan cargados de follaje como este. No tarde en encontrar hojas interesantes, sabia también sobre el tallo de algunas, como del uso del peciolo de otras, redundaban recursos y el bosque parecía ser solo mío en aquel lugar.
Comencé a cortar por cortar cuanta planta se me cruzaba, todo parecía útil y necesario, estaba maravillada, deje caer mi capucha atrás la cual me molestaba al andar y saque una tela de mi morral para colocar allí las plantas que había recolectado.
Si, era una novata en el tema, pero había tanto material que me costaba contener la ansiedad por el hallazgo.
Arrastraba conforme avanzaba, hasta que caminando y caminando llegue a dar con una fuente, hecha quizás por una vertiente natural o agua de lluvia, cual fuere el caso lo volvían armonioso y casi paradisiaco. Justo a la horilla crecían unas flores muy pequeñas de corolas muy azules.
- Las quiero! - dije para mí y me aventure por ellas.
Con aquella filosofía de peldaño a peldaño vague semanas de bosque en bosque, por pequeñas aldeas y zonas rurales, recolectando elementos naturales para las prácticas. Por cuestiones lógicas me mantuve lejos de las grandes ciudades del reino, una guerra civil en Lunargenta era comentario en boca de cada aldeano con el que me cruzaba, la fe se tambaleaba con las perdidas y muertes cercanas pero no podía dejar de lado mi objetivo ahora que finalmente me había decidido a encararlo. Por mucho que la situación me tentara, dejaría mi rol de monje unos cuantos meses más por un bien mayor.
Suspiraba mientras mi mente divagaba con esos pesares.
"Un bien mayor, un bien mayor, un bien mayor" me repetía incansablemente tras dejar la aldea donde que me brindo cobijo la noche anterior, sin esfuerzo alguno (a raíz de mis vestimentas, creía yo) la gente, principalmente humanos, se acercaban a pedir por concejos y oraciones a los Celestiales, y siguiendo vagos impulsos contuve a cuanta persona pude durante tres días pero la situación no daba para más, tenía cosas que hacer más allá del ripio.
"Tu causa ayudara a muchos más..." quería creérmelo, la idea era aún fresca y mis convicciones dudaban demasiado, a mi suerte, ya había perdido el rastro de las ultimas casas, podía concentrarme tranquila en lo que buscaba.
El verde en todas sus saturaciones y valores se volvió la gama que predominaba a mis ojos, pronto la frondosidad era tal que escasos rayos solares se filtraban por medio y el aroma a humedad se levantaba dándole un ambiente mágico al sitio. Pocos bosques eran tan cargados de follaje como este. No tarde en encontrar hojas interesantes, sabia también sobre el tallo de algunas, como del uso del peciolo de otras, redundaban recursos y el bosque parecía ser solo mío en aquel lugar.
Comencé a cortar por cortar cuanta planta se me cruzaba, todo parecía útil y necesario, estaba maravillada, deje caer mi capucha atrás la cual me molestaba al andar y saque una tela de mi morral para colocar allí las plantas que había recolectado.
Si, era una novata en el tema, pero había tanto material que me costaba contener la ansiedad por el hallazgo.
Arrastraba conforme avanzaba, hasta que caminando y caminando llegue a dar con una fuente, hecha quizás por una vertiente natural o agua de lluvia, cual fuere el caso lo volvían armonioso y casi paradisiaco. Justo a la horilla crecían unas flores muy pequeñas de corolas muy azules.
- Las quiero! - dije para mí y me aventure por ellas.
Sauron Guardgris
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Re: Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
-Seguro...Bueno, para mí sí.- Bromeó la elfa permitiéndose unos breves instantes para disfrutar de la tranquilidad y belleza de aquel lugar. -Sin duda que los elfos de la zona utilizan este lugar a menudo, para refrescarse y como lugar de descanso en sus viajes y patrullas...Pero mientras hagáis lo que os he dicho estaremos bien.- Explicó acercándose al agua y observando las flores azuladas que crecían alrededor de ella, y también bajo el agua lo cual era mucho más inusual.
-Espera, Nín. No estamos solos.- Advirtió la felina pelirroja tras captar algo con su finísimo oído, moviendo sus orejas justo en la dirección opuesta a la que ellos habían llegado al claro y fijando inmediatamente su mirada en la línea de árboles que allí había. Níniel, confiando plenamente en los sentidos de su hermana se detuvo a medio camino y tomó su bastón, tanto como medida de precaución como para mostrar el símbolo de su posición como alta sacerdotisa en caso de que la presencia que la gata sentía fuese la de un hermano o hermana de su raza.
De entre el follaje salió un hombre, bastante sucio desde el punto de vista de la elfa, acostumbrada a los baños con sales perfumadas diarios siempre que pudiese. Vestía un hábito de monje de aquella secta cristiana con la que la joven había tenido ya más de un desencuentro y, por su modo de reaccionar, pareció que tampoco se había percatado de la presencia del grupo hasta que los vio delante suya.
-¿Que nos quieres? Ja, ya te gustaría. Ni se te ocurra acercarte a Níniel o te convierto en abono para las plantas.- Advirtió la pelirroja acudiendo a proteger a la elfa. Gracias a su oído había captado sus palabras, pero había pensado que se refería a ellas y no a las flores. -Ni un paso más.- Volvió a advertir. Níniel le hizo un gsto con la mano para que rebajase su agresividad.
-No eres un elfo...Estás en la tierra de mi gente. ¿Qué te ha traído hasta aquí.- Intervino la peliblanca con un tono menos agresivo y mucho más apaciguador que el de la gata. Su tono de voz musical ayudaba a rebajar la tensión del momento, y sus orejas de punta la delataban como una de las hijas del bosque, legitimando su pregunta.
-¿Recolectas ingredientes?- Se aventuró a deducir al ver sus manos cubiertas con restos de tierra y con el olor y el color de ingredientes alquímicos que la sacerdotisa reconocía gracias a su dilatada experiencia como alquimista. -¿Buscas también algunos ejemplares de Lenguas de dragón celestes?- Añadió a sus cuestiones al ver su cercanía a las mismas.
-A lo mejor solo quiere darse un baño...Apesta.- Comentó la pelirroja verbalizando algo que resultaba evidente, pero que una persona educada no debería decir de esa manera tan directa y vulgar. La elfa la reprendió con la mirada, nunca iba a lograr que fuese una dama.
-Espera, Nín. No estamos solos.- Advirtió la felina pelirroja tras captar algo con su finísimo oído, moviendo sus orejas justo en la dirección opuesta a la que ellos habían llegado al claro y fijando inmediatamente su mirada en la línea de árboles que allí había. Níniel, confiando plenamente en los sentidos de su hermana se detuvo a medio camino y tomó su bastón, tanto como medida de precaución como para mostrar el símbolo de su posición como alta sacerdotisa en caso de que la presencia que la gata sentía fuese la de un hermano o hermana de su raza.
De entre el follaje salió un hombre, bastante sucio desde el punto de vista de la elfa, acostumbrada a los baños con sales perfumadas diarios siempre que pudiese. Vestía un hábito de monje de aquella secta cristiana con la que la joven había tenido ya más de un desencuentro y, por su modo de reaccionar, pareció que tampoco se había percatado de la presencia del grupo hasta que los vio delante suya.
-¿Que nos quieres? Ja, ya te gustaría. Ni se te ocurra acercarte a Níniel o te convierto en abono para las plantas.- Advirtió la pelirroja acudiendo a proteger a la elfa. Gracias a su oído había captado sus palabras, pero había pensado que se refería a ellas y no a las flores. -Ni un paso más.- Volvió a advertir. Níniel le hizo un gsto con la mano para que rebajase su agresividad.
-No eres un elfo...Estás en la tierra de mi gente. ¿Qué te ha traído hasta aquí.- Intervino la peliblanca con un tono menos agresivo y mucho más apaciguador que el de la gata. Su tono de voz musical ayudaba a rebajar la tensión del momento, y sus orejas de punta la delataban como una de las hijas del bosque, legitimando su pregunta.
-¿Recolectas ingredientes?- Se aventuró a deducir al ver sus manos cubiertas con restos de tierra y con el olor y el color de ingredientes alquímicos que la sacerdotisa reconocía gracias a su dilatada experiencia como alquimista. -¿Buscas también algunos ejemplares de Lenguas de dragón celestes?- Añadió a sus cuestiones al ver su cercanía a las mismas.
-A lo mejor solo quiere darse un baño...Apesta.- Comentó la pelirroja verbalizando algo que resultaba evidente, pero que una persona educada no debería decir de esa manera tan directa y vulgar. La elfa la reprendió con la mirada, nunca iba a lograr que fuese una dama.
Níniel Thenidiel
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Re: Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
"Para ella si..."
Eso no me tranquilizaba del todo, por lo que entre con cierta cautela al lugar mirando de lado a lado siendo observado por Toro.
-Jefe si quisieran dispararnos ya tendríamos tres flechas en el cráneo. Tranquilícese. - me dio una de sus características palmadas y casi me caigo al suelo sufriendo un ardiente picor por el golpe.
-Ya... me imagino... - murmure entre dientes aún vigilando los alrededores.
Prácticamente percibí al intruso al mismo tiempo que la mujer bestia gracias a mis sentidos1, aunque ella actuó antes. Yo por mi parte me quede mirando al intruso llevando mi única mano a mi espada; con aquella basta túnica no se sabia si portaba armas ocultas en los brazos o quizá tuviera algún tipo de magia.
"¿Será un mago?" me pregunto mientras me acerco cauteloso pero curioso.
-¡Hola, amigo! - saludó Toro con la mano acercándose al susodicho. - Perdona los modales de mi compañera, al parecer ella es... bastante directa y sincera con lo que piensa- río mientras se rascaba los cuernos. - ¡Vaya! También estás buscando algo. - dijo acercándose más a aquel hombre con toda la confianza del mundo.
Al final se acercó al pequeño estanque y pego varios sorbos de agua para luego tomar un poco con la mano y refrescarse el cuello.
-Es un buen estanque... - dijo con una sonrisa mirando al individuo. - No nos vas a atacar, ¿verdad? - esto ya lo dijo en un tono más serio, sin necesidad de hacer un gesto como el de llevar la mano a su mandoble.
Así era Toro, normalmente era una persona amigable. Pero esto a veces sólo podía ser una cortina de humo respecto a sus verdaderas intenciones, como era la de ahora, acercarse lo suficiente para lanzar una amenaza velada. El mercenario le sonrió y se giro a la gata.
-Creo que hasta yo me daría un baño aquí, el agua está fresquisima. - dijo antes de soltar una carcajada que retumbo por todo el claro.
Negué con la cabeza y me adelanté hasta la altura de las mujeres que seguramente no comprenderían de todo el comportamiento del hombre bestia.
-Perdonadle... el es así... lo hace sin maldad... - las miré con una sonrisa de disculpa mientras me encogía con mi único hombro.
Tras eso miré al desconocido, la verdad me intrigaba su presencia en aquel lugar si no fuera un elfo. Aunque de serlo me preocuparía el doble porque podía indicar que aquello era una trampa. La guerra y mis aventuras me habían vuelto algo paranoico en aquel momento. Supongo que toda la gente pierde la confianza cuando pierde un brazo en un mundo que existe al mismo tiempo que no lo hace.
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1: Efectos de mi habilidad de nivel 2: Sentidos mejorados.
Perdón por la demora en responder, intentaré que no vuelva a ocurrir.
Eso no me tranquilizaba del todo, por lo que entre con cierta cautela al lugar mirando de lado a lado siendo observado por Toro.
-Jefe si quisieran dispararnos ya tendríamos tres flechas en el cráneo. Tranquilícese. - me dio una de sus características palmadas y casi me caigo al suelo sufriendo un ardiente picor por el golpe.
-Ya... me imagino... - murmure entre dientes aún vigilando los alrededores.
Prácticamente percibí al intruso al mismo tiempo que la mujer bestia gracias a mis sentidos1, aunque ella actuó antes. Yo por mi parte me quede mirando al intruso llevando mi única mano a mi espada; con aquella basta túnica no se sabia si portaba armas ocultas en los brazos o quizá tuviera algún tipo de magia.
"¿Será un mago?" me pregunto mientras me acerco cauteloso pero curioso.
-¡Hola, amigo! - saludó Toro con la mano acercándose al susodicho. - Perdona los modales de mi compañera, al parecer ella es... bastante directa y sincera con lo que piensa- río mientras se rascaba los cuernos. - ¡Vaya! También estás buscando algo. - dijo acercándose más a aquel hombre con toda la confianza del mundo.
Al final se acercó al pequeño estanque y pego varios sorbos de agua para luego tomar un poco con la mano y refrescarse el cuello.
-Es un buen estanque... - dijo con una sonrisa mirando al individuo. - No nos vas a atacar, ¿verdad? - esto ya lo dijo en un tono más serio, sin necesidad de hacer un gesto como el de llevar la mano a su mandoble.
Así era Toro, normalmente era una persona amigable. Pero esto a veces sólo podía ser una cortina de humo respecto a sus verdaderas intenciones, como era la de ahora, acercarse lo suficiente para lanzar una amenaza velada. El mercenario le sonrió y se giro a la gata.
-Creo que hasta yo me daría un baño aquí, el agua está fresquisima. - dijo antes de soltar una carcajada que retumbo por todo el claro.
Negué con la cabeza y me adelanté hasta la altura de las mujeres que seguramente no comprenderían de todo el comportamiento del hombre bestia.
-Perdonadle... el es así... lo hace sin maldad... - las miré con una sonrisa de disculpa mientras me encogía con mi único hombro.
Tras eso miré al desconocido, la verdad me intrigaba su presencia en aquel lugar si no fuera un elfo. Aunque de serlo me preocuparía el doble porque podía indicar que aquello era una trampa. La guerra y mis aventuras me habían vuelto algo paranoico en aquel momento. Supongo que toda la gente pierde la confianza cuando pierde un brazo en un mundo que existe al mismo tiempo que no lo hace.
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1: Efectos de mi habilidad de nivel 2: Sentidos mejorados.
Perdón por la demora en responder, intentaré que no vuelva a ocurrir.
Ircan
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Re: Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
Mi carrera a por las flores se vio interrumpida. No esperaba encontrarme con nadie por estos sitios, pero no me hizo ninguna gracia ver a la mujer gato que sin escrúpulo alguno se dirigió a mí de la peor manera existente, con suma agresividad. Al igual que mi viejo amigo Leo, ella notaria rápidamente mi género, que bajo tanta actuación, telas y modismos, había una mujer oculta y cualquier intento por esconderlo, desde la simple idea, tenía que descartarlo, quizás mejor le restaba importancia, pero no me salía pensar tan a prisa.
Un ligero temblor se apodero de mi cuerpo cortesía de los nervios que me generaban este tipo de situación, por simple instinto di un paso atrás expectante, pues desconocía sus intenciones después de todo y no entendía nada de lo que me decía, temía tener que defenderme o algo parecido.
Fue bastante brusca su primera reacción pero su imprudencia fue corta e interrumpida por otras personas... una mujer de largas orejas y buen semblante, muy hermosa y esbelta; más atrás de ella dos hombres más - que no pude evitar ver-, uno que resaltaba por sus grandes cuernos y el otro que podría catalogarlo como el más normal humano del grupo, seres llamativos desde sus contrastes y singularidades sin duda.
Conocía a los elfos por mi madre como así también estos bosques y ya había visto cosas muy raras junto a Leo como para dejarme sorprender con nada ni con nadie. Opte por no quitarme la capucha y no hablar desde un punto de vista genérico, da igual si me consideraban mujer u hombre, afirmase lo que afirmase, no podía esconderme de la mujer gato.
- ¿Lenguas de Dragón Celestes? - susurre ignorando que debía responder a la mujer como acto seguido, atraído por el bello nombre de lo que sin lugar a dudas era un ingrediente que podría considerarse valioso por como lo mencionó. - Si, si! Recolecto... - mis palabras fueron interrumpidas por el acogedor saludo del más grande. Increíblemente amistoso y amable fue quien me descoloco, esperaría cualquier tipo de reacción en él menos una casi bienvenida, pero era lógico en su personalidad ya que su timbre de voz claramente me dijo que su despreocupación no era equivalente a bajar la guardia.
Levante ambas manos y dibuje en mi rostro la mejor de las sonrisas.
- Por los Celestiales! No, no! No estoy aquí buscando líos, os aseguro.. Jejeje - aquellas carcajadas eran más una mueca forzada y simplona ya que por alguna razón sentí la necesidad de defenderme ante un ataque futuro. No estaba en posición de ganarle a nadie, menos de enfrentármeles "por qué la gente solo piensa en luchar?"...
- Soy.. soy alquimista, bueno, no aun soy, estoy en eso... o eso trato... mmm - divague un instante ya que aún dudaba al decirlo en voz alta, eran ideas radicales en mi manera de pensar pero las afrontaba despacio - en fin, solo buscaba ingredientes para empezar a practicar... y eso... - mi rostro reflejaba claramente la duda que existía en mis convicciones o decisiones, estaba muy lejos de saber lo que hacía allí realmente o que cosas serían ingredientes, solo cortaba por cortar cuanta legumbre se me cruzaba y por parecer linda, por parecer rara, sin mucho más ingenio en el criterio, totalmente perdida; quizás ni la mitad de las hierbas y ramas que llevaba en la tela a mi espalda podrían llegar a servir en una simple pócima. - no quise incordiarlos… - volví a dar unos pasos atrás pensando en dar vuelta y retirarme.
- Marchare por un camino distinto así que no se preocupen por mí, no implico ningún riesgo. Jejeje- Lo único que me faltaba era terminar muerto en este lugar por imprudente.
Un ligero temblor se apodero de mi cuerpo cortesía de los nervios que me generaban este tipo de situación, por simple instinto di un paso atrás expectante, pues desconocía sus intenciones después de todo y no entendía nada de lo que me decía, temía tener que defenderme o algo parecido.
Fue bastante brusca su primera reacción pero su imprudencia fue corta e interrumpida por otras personas... una mujer de largas orejas y buen semblante, muy hermosa y esbelta; más atrás de ella dos hombres más - que no pude evitar ver-, uno que resaltaba por sus grandes cuernos y el otro que podría catalogarlo como el más normal humano del grupo, seres llamativos desde sus contrastes y singularidades sin duda.
Conocía a los elfos por mi madre como así también estos bosques y ya había visto cosas muy raras junto a Leo como para dejarme sorprender con nada ni con nadie. Opte por no quitarme la capucha y no hablar desde un punto de vista genérico, da igual si me consideraban mujer u hombre, afirmase lo que afirmase, no podía esconderme de la mujer gato.
- ¿Lenguas de Dragón Celestes? - susurre ignorando que debía responder a la mujer como acto seguido, atraído por el bello nombre de lo que sin lugar a dudas era un ingrediente que podría considerarse valioso por como lo mencionó. - Si, si! Recolecto... - mis palabras fueron interrumpidas por el acogedor saludo del más grande. Increíblemente amistoso y amable fue quien me descoloco, esperaría cualquier tipo de reacción en él menos una casi bienvenida, pero era lógico en su personalidad ya que su timbre de voz claramente me dijo que su despreocupación no era equivalente a bajar la guardia.
Levante ambas manos y dibuje en mi rostro la mejor de las sonrisas.
- Por los Celestiales! No, no! No estoy aquí buscando líos, os aseguro.. Jejeje - aquellas carcajadas eran más una mueca forzada y simplona ya que por alguna razón sentí la necesidad de defenderme ante un ataque futuro. No estaba en posición de ganarle a nadie, menos de enfrentármeles "por qué la gente solo piensa en luchar?"...
- Soy.. soy alquimista, bueno, no aun soy, estoy en eso... o eso trato... mmm - divague un instante ya que aún dudaba al decirlo en voz alta, eran ideas radicales en mi manera de pensar pero las afrontaba despacio - en fin, solo buscaba ingredientes para empezar a practicar... y eso... - mi rostro reflejaba claramente la duda que existía en mis convicciones o decisiones, estaba muy lejos de saber lo que hacía allí realmente o que cosas serían ingredientes, solo cortaba por cortar cuanta legumbre se me cruzaba y por parecer linda, por parecer rara, sin mucho más ingenio en el criterio, totalmente perdida; quizás ni la mitad de las hierbas y ramas que llevaba en la tela a mi espalda podrían llegar a servir en una simple pócima. - no quise incordiarlos… - volví a dar unos pasos atrás pensando en dar vuelta y retirarme.
- Marchare por un camino distinto así que no se preocupen por mí, no implico ningún riesgo. Jejeje- Lo único que me faltaba era terminar muerto en este lugar por imprudente.
Sauron Guardgris
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-No cuentes conmigo para eso, grandullón. Prefiero los baños calientes, le sientan mejor a mi pelaje.- Respondió la felina pelirroja a Toro sin dejar de vigilar al recién llegado, entrecerrando sus ojos de manera evaluativa ante la atronadora carcajada del astado. Y es que de entre todos sus sentidos, el del oído era el que más desarrollado tenía con diferencia, por lo que era la que con más nitidez captaba sus sonoras palabras y risas.
-Sin duda no pasa desapercibido...- Fue cuanto pudo decir la peliblanca ante el intento de Ircan de disculpar a su compañero. Lo hizo sin acritud, con un tono que denotaba el hecho de saber de sobra lo que era viajar con una acompañante un tanto... única. Catherine solía avergonzarla por su costumbre de soltar lo primero que se le venía a la cabeza sin filtro alguno. Además a veces era demasiado protectora con ella, como acababa de demostrar. Una bendición con los oscuros tiempos que corrían, y una maldición a la hora de conocer gente nueva.
-Sí, así las llama el maestro alquimista en su fórmula.- Indicó a continuación señalando las flores azules que crecían cerca del agua. Parecía que aquella persona vestida de fraile no conocía su nombre. Quizá solo hubiese dado con ellas por casualidad, sin conocer sus propiedades ni el modo de utilizarlas. Era normal, ni siquiera Níniel conocía dichas propiedades hasta unos días antes. ¿Quién iba a pensar que algo tan bonito tuviese unas propiedades similares a las del Hongo Warrell, aunque con una magnitud mucho mayor si se preparaban como era debido.
-Ya veo. Todo maestro empezó como aprendiz en su momento.- Comprendió y buscó alentar a aquel hombre la sacerdotisa, sin poder evitar recordar sus primeras lecciones de alquimia en su hogar a cargo de su madre. Una leve sonrisa se dibujó en su rostro al pensar en el río de aguas cristalinas que discurría cerca de su casa en Veyond, y a su madre guiando sus manos mientras usaba el mazo y el mortero, enumerando las propiedades y formas de las diferentes plantas e ingredientes. Y cómo no, a su prima Chandra decidiendo que la alquimia no era lo suyo y lanzándose al agua entre risas.
-Ten cuidado. Este bosque pertenece a los elfos. No todos se mostrarán comprensivos si tomas algo de manera imprudente. Algo que no puedas usar, algo que no deberías tocar. Se respetuoso con la madre.- Instruyó la joven al ver su intención de proseguir su camino en solitario. No debería tener muchos problemas en aquella zona, pues como ya le dijese a los demás, los elfos de allí eran bastante tolerantes, pero más valía prevenir que curar.
En aquel mismo momento, y justo cuando parecía que la situación volvía a ser relajada tras aquel encuentro inesperado ya amistosamente resuelto, las aguas del estanque comenzarían a agitarse y a borbotear. Sin duda Toro sería el primero en percatarse de ello, dada su cercanía.
Antes de tener tiempo a alejarse mucho, y sin que Níniel pudiera dar respuesta a cualquier interrogante dirigido hacia ella sobre qué estaba pasando, una esfera amorfa de agua viscosa y azulada y de unos dos metros de diámetro comenzó a elevarse desde el estanque en el aire y a agitarse en suspensión sobre la superficie del agua. En el centro de su disforme cuerpo, una lengua de dragón celeste especialmente grande y de un color azul más intenso que el de las demás. Era la cosa más extraña que Níniel hubiese visto nunca...bueno, casi.
-¿Ves? Y tú querías darte un baño en esa cosa...Parece una enorme bola de...baba...- Dijo asqueada la pelirroja mientras veía el movimiento casi hipnótico de aquella cosa en el aire. En ese instante, parte de su superficie pareció agitarse más rápidamente que el resto y, como un potente escupitajo que la felina evitó por poco gracias a su gran agilidad, salió disparado un proyectil de baba, golpeando a un árbol tras ella y haciendo saltar en pedazos una de sus gruesas ramas.
-Hay que joderse...- Espetó la gata sin dar crédito a lo que acababa de ver. Observando cómo otra parte de la superficie de aquella esfera volvía a agitarse rápidamente, esta vez apuntando en la dirección del hombre con ropas de clérigo y a Ircan.
-Sin duda no pasa desapercibido...- Fue cuanto pudo decir la peliblanca ante el intento de Ircan de disculpar a su compañero. Lo hizo sin acritud, con un tono que denotaba el hecho de saber de sobra lo que era viajar con una acompañante un tanto... única. Catherine solía avergonzarla por su costumbre de soltar lo primero que se le venía a la cabeza sin filtro alguno. Además a veces era demasiado protectora con ella, como acababa de demostrar. Una bendición con los oscuros tiempos que corrían, y una maldición a la hora de conocer gente nueva.
-Sí, así las llama el maestro alquimista en su fórmula.- Indicó a continuación señalando las flores azules que crecían cerca del agua. Parecía que aquella persona vestida de fraile no conocía su nombre. Quizá solo hubiese dado con ellas por casualidad, sin conocer sus propiedades ni el modo de utilizarlas. Era normal, ni siquiera Níniel conocía dichas propiedades hasta unos días antes. ¿Quién iba a pensar que algo tan bonito tuviese unas propiedades similares a las del Hongo Warrell, aunque con una magnitud mucho mayor si se preparaban como era debido.
-Ya veo. Todo maestro empezó como aprendiz en su momento.- Comprendió y buscó alentar a aquel hombre la sacerdotisa, sin poder evitar recordar sus primeras lecciones de alquimia en su hogar a cargo de su madre. Una leve sonrisa se dibujó en su rostro al pensar en el río de aguas cristalinas que discurría cerca de su casa en Veyond, y a su madre guiando sus manos mientras usaba el mazo y el mortero, enumerando las propiedades y formas de las diferentes plantas e ingredientes. Y cómo no, a su prima Chandra decidiendo que la alquimia no era lo suyo y lanzándose al agua entre risas.
-Ten cuidado. Este bosque pertenece a los elfos. No todos se mostrarán comprensivos si tomas algo de manera imprudente. Algo que no puedas usar, algo que no deberías tocar. Se respetuoso con la madre.- Instruyó la joven al ver su intención de proseguir su camino en solitario. No debería tener muchos problemas en aquella zona, pues como ya le dijese a los demás, los elfos de allí eran bastante tolerantes, pero más valía prevenir que curar.
En aquel mismo momento, y justo cuando parecía que la situación volvía a ser relajada tras aquel encuentro inesperado ya amistosamente resuelto, las aguas del estanque comenzarían a agitarse y a borbotear. Sin duda Toro sería el primero en percatarse de ello, dada su cercanía.
Antes de tener tiempo a alejarse mucho, y sin que Níniel pudiera dar respuesta a cualquier interrogante dirigido hacia ella sobre qué estaba pasando, una esfera amorfa de agua viscosa y azulada y de unos dos metros de diámetro comenzó a elevarse desde el estanque en el aire y a agitarse en suspensión sobre la superficie del agua. En el centro de su disforme cuerpo, una lengua de dragón celeste especialmente grande y de un color azul más intenso que el de las demás. Era la cosa más extraña que Níniel hubiese visto nunca...bueno, casi.
-¿Ves? Y tú querías darte un baño en esa cosa...Parece una enorme bola de...baba...- Dijo asqueada la pelirroja mientras veía el movimiento casi hipnótico de aquella cosa en el aire. En ese instante, parte de su superficie pareció agitarse más rápidamente que el resto y, como un potente escupitajo que la felina evitó por poco gracias a su gran agilidad, salió disparado un proyectil de baba, golpeando a un árbol tras ella y haciendo saltar en pedazos una de sus gruesas ramas.
-Hay que joderse...- Espetó la gata sin dar crédito a lo que acababa de ver. Observando cómo otra parte de la superficie de aquella esfera volvía a agitarse rápidamente, esta vez apuntando en la dirección del hombre con ropas de clérigo y a Ircan.
- Esfera amorfa:
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Níniel Thenidiel
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Re: Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
Por suerte todo había parecido ser una falsa alarma, el desconocido no había presentado deseos de luchar e incluso había dicho de marcharse; al parecer había llegado hasta allí en la búsqueda de ingredientes alquímicos, ¿sería cosa de casualidad o una decisión del destino?
Avancé un poco sobre el prado distanciándome de Niniel, me había entrado curiosidad de ver aquellas plantas. Pero, justo en el momento en el que Toro amenazaba con zambullirse en el pequeño estanque, el agua de este se elevó envolviendo a una de aquellas lenguas de dragón, formando una especie de moco viscoso y asqueroso.
-¡Vaya! No, tranquila, ya no me ve baño. ¡JA!
La carcajada sonó por todo el lugar pero pronto se vio apagada por el disparo de aquella cosa viscosa hacía la felina, que pudo evitarlo. Pero todos pudimos ver como dicha acción reventaba la corteza de un grueso árbol.
"Como nos de con algo así estamos..."
-¡Jefe!
Me volví a tiempo para ver como aquella sustancia me apuntaba milésimas de segundos antes de dispararme. Me lancé hacia adelante cayendo al suelo y rodando mientras sentía como un látigo de aire me azotaba la nuca antes de un gran "plas" a escasos centímetros de mi. Mis ropas quedaron humedecidas por los restos de aquella cosa. Me levanté y pude ver el boquete que había provocado el ataque; no era algo para tomárselo a broma...
-¡Niniel! ¿Qué es esto? ¿Es algún tipo de defensa élfica o algo así? - aunque le hablaba no le quitaba ojo a la bola, y gracias a eso pude esquivar otro proyectil saltando a un lado.
Toro por su lado sacó el mandoble y saltó para cortar la bola, pero sólo consiguió que aquella masa viscosa le cayera encima y que esta le disparara a bocajarro lanzándolo varios metros hacía atrás aboyándole la armadura y dejándolo noqueado por unos segundos.
-¡Toro! - intenté correr hacia él, pero volvieron a dispararme y me tuve que centrar en esquivar. - ¿Qué hacemos? ¿Nos metemos dentro y cogemos la dichosa planta o qué?
Acordándome en ese momento del otro chico le busqué con la mirada para saber si estaba bien, esperaba que no hubiese sufrido la misma suerte que Toro, pues no creía que él tuviera la misma fortaleza que el hombre bestia.
_________________________________________________________________________________________________________Avancé un poco sobre el prado distanciándome de Niniel, me había entrado curiosidad de ver aquellas plantas. Pero, justo en el momento en el que Toro amenazaba con zambullirse en el pequeño estanque, el agua de este se elevó envolviendo a una de aquellas lenguas de dragón, formando una especie de moco viscoso y asqueroso.
-¡Vaya! No, tranquila, ya no me ve baño. ¡JA!
La carcajada sonó por todo el lugar pero pronto se vio apagada por el disparo de aquella cosa viscosa hacía la felina, que pudo evitarlo. Pero todos pudimos ver como dicha acción reventaba la corteza de un grueso árbol.
"Como nos de con algo así estamos..."
-¡Jefe!
Me volví a tiempo para ver como aquella sustancia me apuntaba milésimas de segundos antes de dispararme. Me lancé hacia adelante cayendo al suelo y rodando mientras sentía como un látigo de aire me azotaba la nuca antes de un gran "plas" a escasos centímetros de mi. Mis ropas quedaron humedecidas por los restos de aquella cosa. Me levanté y pude ver el boquete que había provocado el ataque; no era algo para tomárselo a broma...
-¡Niniel! ¿Qué es esto? ¿Es algún tipo de defensa élfica o algo así? - aunque le hablaba no le quitaba ojo a la bola, y gracias a eso pude esquivar otro proyectil saltando a un lado.
Toro por su lado sacó el mandoble y saltó para cortar la bola, pero sólo consiguió que aquella masa viscosa le cayera encima y que esta le disparara a bocajarro lanzándolo varios metros hacía atrás aboyándole la armadura y dejándolo noqueado por unos segundos.
-¡Toro! - intenté correr hacia él, pero volvieron a dispararme y me tuve que centrar en esquivar. - ¿Qué hacemos? ¿Nos metemos dentro y cogemos la dichosa planta o qué?
Acordándome en ese momento del otro chico le busqué con la mirada para saber si estaba bien, esperaba que no hubiese sufrido la misma suerte que Toro, pues no creía que él tuviera la misma fortaleza que el hombre bestia.
Perdón este inicio de octubre me está siendo mortal u.u
Ircan
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Re: Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
La dama era muy educada, cortes y elegante al expresarse como al moverse y dirigirse, tanto así que por un instante sentí una profunda admiración a su persona, como si hablarle fuera comparable con dirigirme con una reina o una diosa, como si un velo de luz invisible fuera lo que coronaba su aura y me embeleso un instante.
- Lo tendré en cuenta mi Señora - dije instintivamente agachando discretamente la cabeza para así despedirme de ellos y (llorando de felicidad a mis adentros) por salir bien librado de una situación que se prestaba a desastres sin precedentes en mi haber.
Me di vuelta sin decir mas e inicie mi marcha a otros lados, principalmente hacia algún poblado o zona rural como mínimo, no podía perder tiempo en trivialidades como platicas sociales ya que la noche no esperaba a nadie y con esta nueva advertencia en mi mente sobre quienes eran dueños del lugar y la alta probabilidad de encontrar un surtido de desconocidos como es esta oportunidad, temía seguir rondando por la espesura del bosque hasta altas horas.
Acomode la carga a mi espalda que se deslizaba por mi hombro de manera sutil, la toga me molestaba bajo las ccilas ya que estas raudas telas no eran para trabajos forzados como este, acomode el cinto en mi cadera y alcance a dar unos diez o doce pasos cuando el agua se escuchó detrás de mi y no pude evitar voltearme.
Era inexplicable y aterradora pero sumamente hermosa la imagen de aquella masa de agua que levitaba sobre el lago. Despertó de inmediato la curiosidad en mí ya que no recordaba haber visto nada igual en mis libros como maldiciones o criaturas, era algo único.
- Que bello - suspire casi sin aire anonadada - Tiene una lengua en su inter... - no termine de decir aquellas palabras cuando los ataque comenzaron. Primero a la gata maleducada, y luego venia por el resto... también por mi. Una extraña sensación heló mi cuerpo por completo al impacto, ante el disparo no pude reaccionar con tanta velocidad como hubiera querido, los frutos de mi colecta fueron un estorbo y cuando logre lanzarme al suelo aquel disparo le alcanzo el brazo golpeando con total intensidad, haciéndome girar el cuerpo casi por completo y desparraman dome pocos metros mas atrás.
- AHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!! - grité con desesperación por el susto y la adrenalina que libero mi cuerpo extasiado del momento, ante el shock y la conmoción el dolor llego unos segundos después y fue peor que la reacción al miedo. Me desgarró los bíceps y húmero se quebró en dos dentro del brazo, pude sentirlo, solo con mover o siquiera intentar mover los dedos, cada fibra se tensaba y me arrastraba el suplicio, era una agonía tremenda en la cual ya hasta mis gritos parecían carecer de sentido.
El corazón palpitaba con fuerza desde el hombro que incluso estaba dislocado por ser arrastrado bruscamente hacia atrás. Mis gritos perdían poder ante el cansancio y la pésima situación que no permitía que me relajara a pensar que esto era lo peor que podía estar ocurriendome.
___________________- Lo tendré en cuenta mi Señora - dije instintivamente agachando discretamente la cabeza para así despedirme de ellos y (llorando de felicidad a mis adentros) por salir bien librado de una situación que se prestaba a desastres sin precedentes en mi haber.
Me di vuelta sin decir mas e inicie mi marcha a otros lados, principalmente hacia algún poblado o zona rural como mínimo, no podía perder tiempo en trivialidades como platicas sociales ya que la noche no esperaba a nadie y con esta nueva advertencia en mi mente sobre quienes eran dueños del lugar y la alta probabilidad de encontrar un surtido de desconocidos como es esta oportunidad, temía seguir rondando por la espesura del bosque hasta altas horas.
Acomode la carga a mi espalda que se deslizaba por mi hombro de manera sutil, la toga me molestaba bajo las ccilas ya que estas raudas telas no eran para trabajos forzados como este, acomode el cinto en mi cadera y alcance a dar unos diez o doce pasos cuando el agua se escuchó detrás de mi y no pude evitar voltearme.
Era inexplicable y aterradora pero sumamente hermosa la imagen de aquella masa de agua que levitaba sobre el lago. Despertó de inmediato la curiosidad en mí ya que no recordaba haber visto nada igual en mis libros como maldiciones o criaturas, era algo único.
- Que bello - suspire casi sin aire anonadada - Tiene una lengua en su inter... - no termine de decir aquellas palabras cuando los ataque comenzaron. Primero a la gata maleducada, y luego venia por el resto... también por mi. Una extraña sensación heló mi cuerpo por completo al impacto, ante el disparo no pude reaccionar con tanta velocidad como hubiera querido, los frutos de mi colecta fueron un estorbo y cuando logre lanzarme al suelo aquel disparo le alcanzo el brazo golpeando con total intensidad, haciéndome girar el cuerpo casi por completo y desparraman dome pocos metros mas atrás.
- AHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!! - grité con desesperación por el susto y la adrenalina que libero mi cuerpo extasiado del momento, ante el shock y la conmoción el dolor llego unos segundos después y fue peor que la reacción al miedo. Me desgarró los bíceps y húmero se quebró en dos dentro del brazo, pude sentirlo, solo con mover o siquiera intentar mover los dedos, cada fibra se tensaba y me arrastraba el suplicio, era una agonía tremenda en la cual ya hasta mis gritos parecían carecer de sentido.
El corazón palpitaba con fuerza desde el hombro que incluso estaba dislocado por ser arrastrado bruscamente hacia atrás. Mis gritos perdían poder ante el cansancio y la pésima situación que no permitía que me relajara a pensar que esto era lo peor que podía estar ocurriendome.
Mil disculpa la demora, mis vacaciones obligadas terminaron.
Sauron Guardgris
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Re: Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
Níniel se concentró en aquel ser, intentando percibir su naturaleza gracias a su don para sentir el éter. No era nada que conociera desde luego, pero en cierto modo le resultaba familiar. ¿Pero de qué? Le costaba ubicar ese sentimiento de famiiaridad, lo que denotaba que, en cualquier caso, aquello distaba mucho de aquello que trataba de recordar o que sencillamente su instinto la estaba fallando en aquella ocasión.
-Los elfos no ponemos trampas que ataquen indiscriminadamente. Eso iría contra nuestras creencias. Esto no es cosa de los míos.- Fue cuanto pudo responder a la pregunta de Ircan la joven antes de ser apartada por Catherine de la trayectoria de otro de aquellos disparos. Aunque ya en el suelo, sus palabras crearon la conexión mental necesaria para que la elfa se percatara de por qué aquella cosa le sonaba de algo. -Al menos no del todo.- Tuvo que añadir para que su anterior aseveración no se convirtiera en una mentira.
-¿No del todo? Eso no suena muy convincente.- Se burló la felina pelirroja mientras ayudaba a su hermana a levantarse, alerta ante un nuevo posible ataque dirigido hacia ellas. Más la ofensiva de Toro contra aquel extraño enemigo parecía centrar toda la atención de la esfera amorfa en aquellos momentos, por poco que durara.
-No me parece muy buena idea avanzar directamente contra ella...- No pudo evitar decir la peliblanca tras ver como Toro acababa noqueado de un solo golpe, a pesar de su potente físico, y como respuesta a la petición de Ircan de un plan de acción. -Pero básicamente, sí.- Añadió denotando que en aquellos momentos sabía más de la amenaza que tan solo instantes antes. Que había caído en la cuenta de algo. El problema era cómo, ya que como acababan de presenciar, cuanto más cerca de aquella cosa, exponencialmente mayor el riesgo. Un impacto de uno de aquellos proyectiles, como también parecía haber sufrido aquel desconocido y...
-Cath, distraela.- Indicó a la gata en forma de sencilla orden. La felina no necesitaba más. Aunque eso no significaba que tuviera que gustarle, como quedó patente cuando emitió un claro sonido de disgusto.
-Claro...Y de paso te la envuelvo para regalo.- Espetó resignada, pero lanzándose a por aquella cosa, aunque deteniéndose a media carrera y fintando para atraer su atención sin correr la misma suerte que el gigante astado. Comenzando a correr a toda velocidad y de manera errática a su alrededor. Amagando ataques, saltando y revolviéndose por el suelo cada vez que el enemigo disparaba.
-Potenciaré tus movimientos con mi magia, Aprovechalo.- Instruyó entonces a Ircan. Elevando una muy breve oración a sus dioses y bendiciendo a las cuatro personas cercanas con un gran aumento de su velocidad y destreza, tan necesarias en aquella ocasión. -Yo me ocupo de Toro y del extraño. Tú ayuda a Cath- Terminó de urdir antes de dirigirse a por el fornido guerrero, allí a donde había acabado tras el golpe recibido, agachándose a su lado y aplicando su magia sobre él para que recuperara el sentido y el equilibrio.
-Lo lamento, pero no es hora de dormir.- Convino con el hombre-bestia, instándole a unirse a la lucha y haciendo que se percatara de que aún estaban en peligro. -Tengo que llegar a la línea de árboles. También han alcanzo a aquel hombre con ropas de clérigo. ¿Puedes cubrirme?- Pidió a continuación y antes de tratar de llegar hasta el aprendiz alquimista, cuyos gritos de dolor podían oírse desde allí.
-¿Dónde te han dado?- Preguntó tan pronto como alcanzó el lugar donde el hombre había caído. Por su puesto no necesitaba preguntar, saltaba a la vista y su magia de sanación le diría el resto, pero siempre era bueno distraer la atención de los heridos, aunque fuera con una charla innecesaria. -Está bien, no pasa nada. Soy sanadora, una sacerdotisa.- Le tranquilizó. Y es que a poco que fuera consciente de su estado, cualquier miembro de una raza que tuviera que recurrir a métodos de sanación no mágicos sabría que algo así podría incluso hacerle perder el brazo. -Enseguida estarás como nuevo.-
Aplicó rápidamente su magia sobre su brazo y, antes que nada, la usó para hacer desaparecer el dolor, permitiéndole que se relajara y le facilitara el trabajo. A continuación, y tras una nueva serie de frases amables destinadas a terminar de calmarlo, hablándole de alquimia y recolección de ingredientes, comenzó a recolocar mágicamente sus huesos sin tener ni siquiera necesidad de tocarle. Soldándolos y reparando luego los tejidos dañados hasta que, tan solo unos minutos después, su brazo volvía a ser totalmente funcional, como si nunca hubiera sufrido tan atroz daño. Su piel ni siquiera estaba enrojecida.
-Será mejor que te quedes a cubierto.- Le instó una vez que la sanación hubo terminado y tras instarla a comprobar que no sintiera molestias. Sí, instarla. Pues al usar su magia con ella no había podido dejar de notar que, a pesar de su apariencia, no era un hombre. Por supuesto no dijo nada al respecto, suponiendo que debía de tener sus motivos para ello, aunque fuese solo por gusto personal.
-Los elfos no ponemos trampas que ataquen indiscriminadamente. Eso iría contra nuestras creencias. Esto no es cosa de los míos.- Fue cuanto pudo responder a la pregunta de Ircan la joven antes de ser apartada por Catherine de la trayectoria de otro de aquellos disparos. Aunque ya en el suelo, sus palabras crearon la conexión mental necesaria para que la elfa se percatara de por qué aquella cosa le sonaba de algo. -Al menos no del todo.- Tuvo que añadir para que su anterior aseveración no se convirtiera en una mentira.
-¿No del todo? Eso no suena muy convincente.- Se burló la felina pelirroja mientras ayudaba a su hermana a levantarse, alerta ante un nuevo posible ataque dirigido hacia ellas. Más la ofensiva de Toro contra aquel extraño enemigo parecía centrar toda la atención de la esfera amorfa en aquellos momentos, por poco que durara.
-No me parece muy buena idea avanzar directamente contra ella...- No pudo evitar decir la peliblanca tras ver como Toro acababa noqueado de un solo golpe, a pesar de su potente físico, y como respuesta a la petición de Ircan de un plan de acción. -Pero básicamente, sí.- Añadió denotando que en aquellos momentos sabía más de la amenaza que tan solo instantes antes. Que había caído en la cuenta de algo. El problema era cómo, ya que como acababan de presenciar, cuanto más cerca de aquella cosa, exponencialmente mayor el riesgo. Un impacto de uno de aquellos proyectiles, como también parecía haber sufrido aquel desconocido y...
-Cath, distraela.- Indicó a la gata en forma de sencilla orden. La felina no necesitaba más. Aunque eso no significaba que tuviera que gustarle, como quedó patente cuando emitió un claro sonido de disgusto.
-Claro...Y de paso te la envuelvo para regalo.- Espetó resignada, pero lanzándose a por aquella cosa, aunque deteniéndose a media carrera y fintando para atraer su atención sin correr la misma suerte que el gigante astado. Comenzando a correr a toda velocidad y de manera errática a su alrededor. Amagando ataques, saltando y revolviéndose por el suelo cada vez que el enemigo disparaba.
-Potenciaré tus movimientos con mi magia, Aprovechalo.- Instruyó entonces a Ircan. Elevando una muy breve oración a sus dioses y bendiciendo a las cuatro personas cercanas con un gran aumento de su velocidad y destreza, tan necesarias en aquella ocasión. -Yo me ocupo de Toro y del extraño. Tú ayuda a Cath- Terminó de urdir antes de dirigirse a por el fornido guerrero, allí a donde había acabado tras el golpe recibido, agachándose a su lado y aplicando su magia sobre él para que recuperara el sentido y el equilibrio.
-Lo lamento, pero no es hora de dormir.- Convino con el hombre-bestia, instándole a unirse a la lucha y haciendo que se percatara de que aún estaban en peligro. -Tengo que llegar a la línea de árboles. También han alcanzo a aquel hombre con ropas de clérigo. ¿Puedes cubrirme?- Pidió a continuación y antes de tratar de llegar hasta el aprendiz alquimista, cuyos gritos de dolor podían oírse desde allí.
-¿Dónde te han dado?- Preguntó tan pronto como alcanzó el lugar donde el hombre había caído. Por su puesto no necesitaba preguntar, saltaba a la vista y su magia de sanación le diría el resto, pero siempre era bueno distraer la atención de los heridos, aunque fuera con una charla innecesaria. -Está bien, no pasa nada. Soy sanadora, una sacerdotisa.- Le tranquilizó. Y es que a poco que fuera consciente de su estado, cualquier miembro de una raza que tuviera que recurrir a métodos de sanación no mágicos sabría que algo así podría incluso hacerle perder el brazo. -Enseguida estarás como nuevo.-
Aplicó rápidamente su magia sobre su brazo y, antes que nada, la usó para hacer desaparecer el dolor, permitiéndole que se relajara y le facilitara el trabajo. A continuación, y tras una nueva serie de frases amables destinadas a terminar de calmarlo, hablándole de alquimia y recolección de ingredientes, comenzó a recolocar mágicamente sus huesos sin tener ni siquiera necesidad de tocarle. Soldándolos y reparando luego los tejidos dañados hasta que, tan solo unos minutos después, su brazo volvía a ser totalmente funcional, como si nunca hubiera sufrido tan atroz daño. Su piel ni siquiera estaba enrojecida.
-Será mejor que te quedes a cubierto.- Le instó una vez que la sanación hubo terminado y tras instarla a comprobar que no sintiera molestias. Sí, instarla. Pues al usar su magia con ella no había podido dejar de notar que, a pesar de su apariencia, no era un hombre. Por supuesto no dijo nada al respecto, suponiendo que debía de tener sus motivos para ello, aunque fuese solo por gusto personal.
Níniel Thenidiel
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Re: Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
En el momento en que escuché la respuesta de Niniel me arrepentí de haber hecho la pregunta. ¡Tenía que meterme en esa cosa! ¡Pero si no siquiera podía mantener el ritmo para mantenerme alejado de sus disparos!
El baile mortal al que me había visto obligado acceder estaba siendo agotador. Comenzaba a estar mojado, no por el sudor, si no por los roces de los proyectiles acuaticos que ya me habían provocado algún que otro corte, y eso que no me habían dado por completo. Pero cuando parecía que ya iba a desfallecer sentí una extraña energía en mi interior, no era el lobor era otra... cosa. Algo más calido... La voz de Niniel terminó por darme todas las pistas que necesitaba.
"¿Que ayude a Cath?" pensé de inmediato al tiempo que daba una pirueta para esquivar un proyectil. "¿Y cómo se supone que voy a ayudar a Cath?"
"Ayudar a una gata... que vergüenza... te odio con toda mi alma..." gruñó el lobo.
"¡No es el momento más indicado para tus manias!" me agaché deslizandome por la hierba para esquivar otro ataque, aquella magía elfica era increible. Miro a la gata - ¡Está muy alta! - grité para hacerme oir en medio de todo aquel caos. - ¡No creo que lleguemos saltando! ¡Alguien deberá de funcionar como apoyo! - giré sobre mi mismo apartandome a un lado para realizar otro esquive. -¿Qué eliges? ¿Ducha o trampolin?
Mientras tanto Toro había sido reanimado por Niniel, pero habían sido simplemente unas primeras curas, no todo estaba bien en el hombre bestia. Se movía más lento que nunca, aunque tuviera la escusa de estar cubriendo a Niniel con su cuerpo. Estaba fatigado y muy dolorido, nunca le habían dañado así.
-Esa agua es peligrosa... - le dijo casi en un susurro a Niniel posicionando el escudo delante suya.
Una vez la elfa hubo curado al desconocido herido, Toro comenzó a indicarles para que fueran a un lado, parando algunos de los disparos con su guantelete escudo, aunque ya quedaba poco de la armadura, y el brazo estaba comenzando a dormirsele.
-Debeis iros a un lugar a cubierto... no voy a poder protegeros durante más tiempo... - estaba fatigado, falto de energía, era muy raro verlo así.
El baile mortal al que me había visto obligado acceder estaba siendo agotador. Comenzaba a estar mojado, no por el sudor, si no por los roces de los proyectiles acuaticos que ya me habían provocado algún que otro corte, y eso que no me habían dado por completo. Pero cuando parecía que ya iba a desfallecer sentí una extraña energía en mi interior, no era el lobor era otra... cosa. Algo más calido... La voz de Niniel terminó por darme todas las pistas que necesitaba.
"¿Que ayude a Cath?" pensé de inmediato al tiempo que daba una pirueta para esquivar un proyectil. "¿Y cómo se supone que voy a ayudar a Cath?"
"Ayudar a una gata... que vergüenza... te odio con toda mi alma..." gruñó el lobo.
"¡No es el momento más indicado para tus manias!" me agaché deslizandome por la hierba para esquivar otro ataque, aquella magía elfica era increible. Miro a la gata - ¡Está muy alta! - grité para hacerme oir en medio de todo aquel caos. - ¡No creo que lleguemos saltando! ¡Alguien deberá de funcionar como apoyo! - giré sobre mi mismo apartandome a un lado para realizar otro esquive. -¿Qué eliges? ¿Ducha o trampolin?
Mientras tanto Toro había sido reanimado por Niniel, pero habían sido simplemente unas primeras curas, no todo estaba bien en el hombre bestia. Se movía más lento que nunca, aunque tuviera la escusa de estar cubriendo a Niniel con su cuerpo. Estaba fatigado y muy dolorido, nunca le habían dañado así.
-Esa agua es peligrosa... - le dijo casi en un susurro a Niniel posicionando el escudo delante suya.
Una vez la elfa hubo curado al desconocido herido, Toro comenzó a indicarles para que fueran a un lado, parando algunos de los disparos con su guantelete escudo, aunque ya quedaba poco de la armadura, y el brazo estaba comenzando a dormirsele.
-Debeis iros a un lugar a cubierto... no voy a poder protegeros durante más tiempo... - estaba fatigado, falto de energía, era muy raro verlo así.
Ircan
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Re: Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
El suplicio era tan agobiante que un pitillo fino y filoso quebraba agudamente mis tímpanos en lio que trataba siquiera de acomodar el brazo, estaba sumamente alterada y muy adolorida como para no poder prestar atención a mi entorno. Escuchaba como el aire se deslizaba brusco entre mis amígdalas y la úvula, como raspaba la tráquea hasta llegar a mis pulmones en grandes bocanadas de aire. El mareo no me permitía moverme y es que estaba entrando en shock por el dolor y la ansiedad que no lograba controlar en ese momento.
Un espectáculo de magia extraña ocurrió entonces frente a mis ojos como nunca había visto en la vida, dejándome completamente sorprendida y es que no podía creer lo alucinante e increíble que era ver estas cosas en persona, en vivo y directo.
Sabia de la magia por mis libros, de seres que la manejaban y manipulaban a su antojo y podían incluso mejorar estos dotes sobrenaturales pero de la teoría al hecho había años luz de distancia, solo la imaginación me brindo un panorama de lo que este movimiento de energía significaba y efectivamente, no tenía la capacidad imaginativa para recrear en mi mente algo como lo que allí vi.
- Wow... - susurré alucinada por tales proezas. El dolor que me agobiaba y consumía mi cordura se esfumo como si nunca hubiese existido. Y me permitió apreciar con claridad lo que ella hacía. Entonces la escuche hablándome, y recordé el escenario en el que nos desenvolvíamos, escuche ligerezas en boca de los demás y note el esfuerzo de aquel que tenía grandes cuernos quien permitía este acto de sanación.
- No... - dije y de inmediato solté la soga en mi cintura para luego abrir mis prendas sin descubrirme de inmediato pues no traía de bajo más que unos paños sueltos a medio atar - también colaboraré.
No me puse de pie ya que caería el colobio al suelo y no tenía intenciones de revelar mi naturaleza, si me impulse para atrás un poco arrastrando mi trasero y piernas por el suelo con ayuda de ambos brazos gracias a ella y cerrando los ojos le permití a mi cuerpo cambiar y crecer.
- Los Dioses brindan bendiciones a mi andar, como buen hijo de Celestiales actuaré.- No solía transformarme frente a desconocidos, pero ella me había hecho un favor, mínimo podría devolver el buen gesto. La piel se tiño de un color verde azulado y grandes escamas se formaron por toda la piel, afloje con una mano la atadura de la venda bajo mi cogulla pero el ensanchamiento de mis costillas y crecimiento de torso, caderas y extremidades termino de quitar toda tela que me cubría para ya dar paso a la imagen reptiliana que caracterizaba a los de mi especie. - No durare mucho así fuera del agua, si hay algún plan, seria buen momento de usarrrrrrrrrrr... - mi voz fue cambiando hasta el punto de volverse rugido.
Pronto mi punto de horizonte se fue trasladando y ahora podía verlos desde arriba la esfera que pareció reaccionar a mi transformación procedió a atacarme.
Los proyectiles de agua eran fuertes y dolían al golpe, pero lejos estaban de atravesar mi dura piel que estaba acostumbrada a todo tipo de sustancias liquidas, era propio de mi naturaleza.
No podía hablarles transformada, era una desventaja al cambiar de forma, pero me moví rápidamente junto al hombre de cuernos para cubrirlos, no sé qué era lo que esta cosa quería de ellos o de mí, pero ellos parecían estar atentos a lo que esa gran esfera significaba. Atacar no parecía tener efectos y no sabia nada de esta clase de magia que la bola de agua utilizaba, solo podia estar a la expectativa de lo que ellos dijeran.
_______________Un espectáculo de magia extraña ocurrió entonces frente a mis ojos como nunca había visto en la vida, dejándome completamente sorprendida y es que no podía creer lo alucinante e increíble que era ver estas cosas en persona, en vivo y directo.
Sabia de la magia por mis libros, de seres que la manejaban y manipulaban a su antojo y podían incluso mejorar estos dotes sobrenaturales pero de la teoría al hecho había años luz de distancia, solo la imaginación me brindo un panorama de lo que este movimiento de energía significaba y efectivamente, no tenía la capacidad imaginativa para recrear en mi mente algo como lo que allí vi.
- Wow... - susurré alucinada por tales proezas. El dolor que me agobiaba y consumía mi cordura se esfumo como si nunca hubiese existido. Y me permitió apreciar con claridad lo que ella hacía. Entonces la escuche hablándome, y recordé el escenario en el que nos desenvolvíamos, escuche ligerezas en boca de los demás y note el esfuerzo de aquel que tenía grandes cuernos quien permitía este acto de sanación.
- No... - dije y de inmediato solté la soga en mi cintura para luego abrir mis prendas sin descubrirme de inmediato pues no traía de bajo más que unos paños sueltos a medio atar - también colaboraré.
No me puse de pie ya que caería el colobio al suelo y no tenía intenciones de revelar mi naturaleza, si me impulse para atrás un poco arrastrando mi trasero y piernas por el suelo con ayuda de ambos brazos gracias a ella y cerrando los ojos le permití a mi cuerpo cambiar y crecer.
- Los Dioses brindan bendiciones a mi andar, como buen hijo de Celestiales actuaré.- No solía transformarme frente a desconocidos, pero ella me había hecho un favor, mínimo podría devolver el buen gesto. La piel se tiño de un color verde azulado y grandes escamas se formaron por toda la piel, afloje con una mano la atadura de la venda bajo mi cogulla pero el ensanchamiento de mis costillas y crecimiento de torso, caderas y extremidades termino de quitar toda tela que me cubría para ya dar paso a la imagen reptiliana que caracterizaba a los de mi especie. - No durare mucho así fuera del agua, si hay algún plan, seria buen momento de usarrrrrrrrrrr... - mi voz fue cambiando hasta el punto de volverse rugido.
Pronto mi punto de horizonte se fue trasladando y ahora podía verlos desde arriba la esfera que pareció reaccionar a mi transformación procedió a atacarme.
Los proyectiles de agua eran fuertes y dolían al golpe, pero lejos estaban de atravesar mi dura piel que estaba acostumbrada a todo tipo de sustancias liquidas, era propio de mi naturaleza.
No podía hablarles transformada, era una desventaja al cambiar de forma, pero me moví rápidamente junto al hombre de cuernos para cubrirlos, no sé qué era lo que esta cosa quería de ellos o de mí, pero ellos parecían estar atentos a lo que esa gran esfera significaba. Atacar no parecía tener efectos y no sabia nada de esta clase de magia que la bola de agua utilizaba, solo podia estar a la expectativa de lo que ellos dijeran.
Habilidad racial: transformación a dragón
Última edición por Sauron Guardgris el Dom 23 Dic - 18:59, editado 1 vez
Sauron Guardgris
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Re: Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
-Está bien. Ya he terminado las curas. Dejemos que los demás terminen el trabajo.- Convino la peliblanca con Toro al ser informada de su precario estado y tras alzar la mirada y comprobar personalmente el sacrificio que su estoica defensa había requerido. Aquella esfera no había tenido piedad con el gigante astado a pesar de no haber dejado de atacar tampoco a Catherine y a Ircan. Sus capacidades ofensivas eran sin duda sorprendentes para tratarse de una criatura tan simple, por muy alterada que esta estuviese por culpa de las lenguas de dragón.
-Detrás de ese grueso tronco estaremos a salvo.- Señaló entonces la joven con el dedo. Allí podrían descansar la mujer con hábitos de monje y el hombre-bestia. Atendería sus heridas y después...Y después ya se vería, porque la extraña recolectora de ingredientes no parecía demasiado dispuesta a mantenerse a cubierto, tal y como le había pedido la peliblanca.
-¿Cómo que no? Esa cosa es peligrosa...¿Qué piensas hacer?- Inquirió intentando que recapacitara al ver como aflojaba sus vestiduras y retrocedía cierta distancia. ¿Pensaba desnudarse allí mismo? ¿Con qué propósito? Níniel no comprendía ni su negativa ni su modo de actuar...Al menos hasta que su tono de piel comenzó a cambiar, y tras ello todo su cuerpo. -Una dragona...- Dijo en voz baja sin parecer muy sorprendida ante el cambio que estaba presenciando. Tras su ingreso en la Logia había visto aquello tantas veces que estaba ya acostumbrada, aunque aquella era una de las pocas veces que el dragón en cuestión no usaba el encantamiento "pudor" en sus ropas.
-Ahh, bueno. El plan era que los dos os quedarais atrás...-Fue cuanto pudo responder la elfa a la pregunta de la transformada dragona. Sabía que aunque no pudiera responder con palabras sí que era capaz de entenderla perfectamente. -Supongo que el plan puede cambiarse...Toro, tú descansa. Ahora mismo vuelvo.- Instó al hombre-bestia. Esperando que hiciera más caso que la desconocida. Saliendo de detrás de aquella línea de árboles tras la dragona y usando su agilidad aumentada para evitar cualquier impacto del que la dragona no llegara a cubrirla.
A escasos metros de ellas, Catherine e Ircan seguían intentando mantener ocupada a la esfera, cuyo tamaño había comenzado a menguar por culpa de la pérdida de líquido en sus proyectiles. Aunque por desgracia aún no lo suficiente como para poder decir que aquello acabaría de un momento a otro. Hasta el momento habían logrado evitar ser golpeados, al menos no letalmente, pero tampoco habían logrado causarle daño alguno. Níniel dudaba mucho que su enemigo se encogiera del todo antes de que el cansancio les hiciera cometer un error fatal.
-¿Tengo pinta de alguien dispuesta a que la pisen?- Espetó la pelirroja fintando para esquivar un golpe, y realizando luego una vistosa pirueta hacia atrás para evitar un segundo impacto. -A la de tres nos juntamos en la "X".- Indicó trazando con su pierna derecha una marca en el suelo, inmediatamente comenzando a dar otra vuelta alrededor de la criatura.
-Uno...Dos...¡Tres!- Contó dirigiéndose al punto marcado, saltando sobre la espalda del licántropo y encogiéndose como un resorte sobre ella. Lanzándose con potente salto directamente contra su rival, apuntando con sus garras desplegadas hacia aquella gran planta que parecía servirle de núcleo*.
Su fuerte zarpazo traspasó centímetros y centímetros de desagradable viscosidad directo al objetivo. Al principio rápidamente, pero enseguida cada vez más y más despacio...Hasta que al final su ataque quedó detenido con el extremo de sus afiladas armas naturales a punto de tocar el corazón de aquel ser. Su densa viscosidad había actuado como una armadura evitando su derrota...Y peor aún, ahora tenía el brazo de la felina atrapado.
Por mucho que la gata tratara de soltarse, solo lograba quedar mas viscosamente atrapada.
-Me cago en la...Suéltame, maldita cosa...Te mataré...estúpido montón de...baba.- Forcejeó golpeándola. Logrando únicamente que una de sus piernas fuera absorbida.
-¡Nín! Ayuda...No quiero que esta cosa me coma...-
-Detrás de ese grueso tronco estaremos a salvo.- Señaló entonces la joven con el dedo. Allí podrían descansar la mujer con hábitos de monje y el hombre-bestia. Atendería sus heridas y después...Y después ya se vería, porque la extraña recolectora de ingredientes no parecía demasiado dispuesta a mantenerse a cubierto, tal y como le había pedido la peliblanca.
-¿Cómo que no? Esa cosa es peligrosa...¿Qué piensas hacer?- Inquirió intentando que recapacitara al ver como aflojaba sus vestiduras y retrocedía cierta distancia. ¿Pensaba desnudarse allí mismo? ¿Con qué propósito? Níniel no comprendía ni su negativa ni su modo de actuar...Al menos hasta que su tono de piel comenzó a cambiar, y tras ello todo su cuerpo. -Una dragona...- Dijo en voz baja sin parecer muy sorprendida ante el cambio que estaba presenciando. Tras su ingreso en la Logia había visto aquello tantas veces que estaba ya acostumbrada, aunque aquella era una de las pocas veces que el dragón en cuestión no usaba el encantamiento "pudor" en sus ropas.
-Ahh, bueno. El plan era que los dos os quedarais atrás...-Fue cuanto pudo responder la elfa a la pregunta de la transformada dragona. Sabía que aunque no pudiera responder con palabras sí que era capaz de entenderla perfectamente. -Supongo que el plan puede cambiarse...Toro, tú descansa. Ahora mismo vuelvo.- Instó al hombre-bestia. Esperando que hiciera más caso que la desconocida. Saliendo de detrás de aquella línea de árboles tras la dragona y usando su agilidad aumentada para evitar cualquier impacto del que la dragona no llegara a cubrirla.
A escasos metros de ellas, Catherine e Ircan seguían intentando mantener ocupada a la esfera, cuyo tamaño había comenzado a menguar por culpa de la pérdida de líquido en sus proyectiles. Aunque por desgracia aún no lo suficiente como para poder decir que aquello acabaría de un momento a otro. Hasta el momento habían logrado evitar ser golpeados, al menos no letalmente, pero tampoco habían logrado causarle daño alguno. Níniel dudaba mucho que su enemigo se encogiera del todo antes de que el cansancio les hiciera cometer un error fatal.
-¿Tengo pinta de alguien dispuesta a que la pisen?- Espetó la pelirroja fintando para esquivar un golpe, y realizando luego una vistosa pirueta hacia atrás para evitar un segundo impacto. -A la de tres nos juntamos en la "X".- Indicó trazando con su pierna derecha una marca en el suelo, inmediatamente comenzando a dar otra vuelta alrededor de la criatura.
-Uno...Dos...¡Tres!- Contó dirigiéndose al punto marcado, saltando sobre la espalda del licántropo y encogiéndose como un resorte sobre ella. Lanzándose con potente salto directamente contra su rival, apuntando con sus garras desplegadas hacia aquella gran planta que parecía servirle de núcleo*.
Su fuerte zarpazo traspasó centímetros y centímetros de desagradable viscosidad directo al objetivo. Al principio rápidamente, pero enseguida cada vez más y más despacio...Hasta que al final su ataque quedó detenido con el extremo de sus afiladas armas naturales a punto de tocar el corazón de aquel ser. Su densa viscosidad había actuado como una armadura evitando su derrota...Y peor aún, ahora tenía el brazo de la felina atrapado.
Por mucho que la gata tratara de soltarse, solo lograba quedar mas viscosamente atrapada.
-Me cago en la...Suéltame, maldita cosa...Te mataré...estúpido montón de...baba.- Forcejeó golpeándola. Logrando únicamente que una de sus piernas fuera absorbida.
-¡Nín! Ayuda...No quiero que esta cosa me coma...-
Níniel Thenidiel
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Toro clavó su rodilla en el suelo visiblemente agotado, los golpes de esa cosa eran muy duros, incluso para alguien tan fornido como él. Pero su orgullo era mayor que su agotamiento.
-Aún puedo ser de ayuda... - dijo masticando el dolor y el cansancio el era un guerrero, era una vergüenza para él ser el único en quedarse atrás, más cuando yo, su Jefe como me llamaba, seguía peleando.
Con grandes esfuerzos siguió a Niniel y a la dragona, que habían pasado a la ofensiva; estaba visto que Cat y yo no podríamos solos contra aquella cosa. De hecho, el plan que habíamos urdido quedó en nada cuando la gata fue atrapada por aquella cosa, lo que no eran precisamente buenas noticias, viendo lo que podía hacer con ataques a distancia...
- ¡Toro! - grité al ver como venía tenía que darme prisa antes que... antes que Cat perdiera el brazo o algo más.
Rebusqué entre mis cosas tirando gran parte de ellas al suelo hasta que saqué un pergamino.
- ¡Lánzame! - le grité corriendo hacia él.
El hombre bestia asintió y estando al lado contrario que la gata, corrí hacia el, este se preparó con ambas manos a la altura de su ingle y se acuclilló. Salté hacia sus manos y cuando pose ambos pies en ellas, me lanzó hacía arriba con todas las fuerzas que le quedaban. Abriendo el pergamino en el aire y cogiéndolo con fuerza con mi unica mano, le metí un puñetazo aquella cosa, sacando la mano rápidamente pero dejando el papel dentro de aquella cosa.
Caí bajo ella y en unos segundos despues pude escuchar una explosión. No fue suficiente como para mandar a toda esa viscosidad por los aires, era un pergamino con poco poder explosivo, pero... el hecho de haber explosionado en su interior lo había hecho más eficiente de lo normal, por lo que si que comenzó a desprendese una parte de aquella bola, cayendo sobre mi.
- ¡Intenta sacar ahora la mano!
Pero tampoco tenia mucho tiempo para mi. Aquella cosa quería tomar su ventaja y a esa distancia... El disparo fue a bocajarro. Pero algo me empujo en el ultimo momento ocupando mi lugar. Pude escuchar el hierro quebrarse y algo pesado caer al suelo. Al volverme Toro yacía a los pies de esa cosa totalmente desplomado, con la armadura rota justo en la parte del hombro reforzado, y con una herida que comenzaba a tenirse de rojo.
-¡Toro! - no había respuesta por parte del hombre bestia.
-Aún puedo ser de ayuda... - dijo masticando el dolor y el cansancio el era un guerrero, era una vergüenza para él ser el único en quedarse atrás, más cuando yo, su Jefe como me llamaba, seguía peleando.
Con grandes esfuerzos siguió a Niniel y a la dragona, que habían pasado a la ofensiva; estaba visto que Cat y yo no podríamos solos contra aquella cosa. De hecho, el plan que habíamos urdido quedó en nada cuando la gata fue atrapada por aquella cosa, lo que no eran precisamente buenas noticias, viendo lo que podía hacer con ataques a distancia...
- ¡Toro! - grité al ver como venía tenía que darme prisa antes que... antes que Cat perdiera el brazo o algo más.
Rebusqué entre mis cosas tirando gran parte de ellas al suelo hasta que saqué un pergamino.
- ¡Lánzame! - le grité corriendo hacia él.
El hombre bestia asintió y estando al lado contrario que la gata, corrí hacia el, este se preparó con ambas manos a la altura de su ingle y se acuclilló. Salté hacia sus manos y cuando pose ambos pies en ellas, me lanzó hacía arriba con todas las fuerzas que le quedaban. Abriendo el pergamino en el aire y cogiéndolo con fuerza con mi unica mano, le metí un puñetazo aquella cosa, sacando la mano rápidamente pero dejando el papel dentro de aquella cosa.
Caí bajo ella y en unos segundos despues pude escuchar una explosión. No fue suficiente como para mandar a toda esa viscosidad por los aires, era un pergamino con poco poder explosivo, pero... el hecho de haber explosionado en su interior lo había hecho más eficiente de lo normal, por lo que si que comenzó a desprendese una parte de aquella bola, cayendo sobre mi.
- ¡Intenta sacar ahora la mano!
Pero tampoco tenia mucho tiempo para mi. Aquella cosa quería tomar su ventaja y a esa distancia... El disparo fue a bocajarro. Pero algo me empujo en el ultimo momento ocupando mi lugar. Pude escuchar el hierro quebrarse y algo pesado caer al suelo. Al volverme Toro yacía a los pies de esa cosa totalmente desplomado, con la armadura rota justo en la parte del hombro reforzado, y con una herida que comenzaba a tenirse de rojo.
-¡Toro! - no había respuesta por parte del hombre bestia.
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Re: Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
"Creo que la moleste... genial..." Mis pensamientos se volvieron en mi contra tratando de deprimirme al escuchar sus palabras, en lo que intentaba ser útil para el grupo destruyendo la endeble autoestima que sostenía.
Cada segundo en esta forma contaba como si fuera el último, el aire se volvía mas y más denso, y es que no resultaba fácil respirar con branquias fuera del agua, entrar al lago tampoco era una opción factible sin pensar en enfrentarme a esa cosa y ya había quedado resentida del ataque anterior, si bien aquella mujer se ocupó de mi herida de una manera alucinante, no quería abusar de mi suerte ni correr riesgos innecesarios.
Pronto todos volvieron a moverse, y ahora solo uno de ellos quedaba al resguardo mío, por lo que me dedique a observar como rápidamente se desenvolvía todo sin entender por qué desesperadamente buscaban la forma de destruir o vencer a la gran masa de agua, la cual también perdía forma y parecía estar reduciéndose. De pronto la felina quedo atrapada y el otro humano fue en su auxilio dejando algo un con lo que creo una gran explosión desde el interior. "Algún hechizo seguro...” Pensé.
- Grrrrrr~
Se notaba lo experimentados que estaban en combate y los envidie sintiéndome mas que inútil pero, al ver la caída, el sujeto quedaba totalmente desprotegido contra la gran masa de agua quien también lo noto y se apresuró a contraatacar, el hombre no tenía demasiadas escapatorias ya que distaba de un punto de apoyo y me quise aventurar entonces a auxiliarlo pero no llegue a dar un paso cuando sentí que fugazmente alguien se me adelanto. El hombre al cual cubría ahora fue agredido por agua, empujando a su compañero y ofreciéndose como tributo a cambio.
Una acción muy heroica si tuviera que opinar.
Entonces vi mi oportunidad y me lance tras este lo más a prisa que podía, otro disparo más se proyectaba al "héroe" pero serian mis duras escamas su rival en lo que lo cubría colocándome encima de él y sujetándolo con ambos brazos, que si bien no eran tan largos y flexibles como los que llevaba en forma humana, tenían la fuerza que ganaba estando de esta manera. Levantar un peso como él no sería un desafío.
El proyectil de agua se sintió como una filosa aguja queriendo abrirse paso entre cada célula sin mucho éxito, pero a tan corta distancia como me encontraba dolía bastante.
- Grrrrrr~ - Me apresuré y lo sujeté por el torso con ambos brazos para despegarlo del suelo y abrirme paso hacia el contorno del lago, mas allá donde parecía abrirse y mezclarse con el césped del claro y alejándose de la línea de árboles.
Unos veinte, veinticinco metros más allá, donde podía tirarme al agua playa para dar un respiro un instante y dejando aquel cuerpo a mi lado que se hundiera apenas centímetros por la parte de atrás.
Estaba fresca, divina, una o dos inhaladas por las pequeñas ranuras superpuestas localizadas en los extremos derecho e izquierdo bajo mi ojo eran como una ligera lavada de cara y a fuera de nuevo para cubrir a esté lidiando con el grueso de mi piel. Pensé en volver la vista al resto, pero aquel hombre bestia perdía sangre, no demasiado pero solo se me ocurrió presionar sobre la herida con el dorso de mi pata. "Demonios! por que no aprendí primeros auxilios en forma bestial!" Esto con pulgares y mi morral serian mucho más fácil, pero no podía dejar que recibiera otro impacto más, al menos hasta que se recuperara o lo sanaran como hicieron conmigo.
- Grrrrrr~
Cada segundo en esta forma contaba como si fuera el último, el aire se volvía mas y más denso, y es que no resultaba fácil respirar con branquias fuera del agua, entrar al lago tampoco era una opción factible sin pensar en enfrentarme a esa cosa y ya había quedado resentida del ataque anterior, si bien aquella mujer se ocupó de mi herida de una manera alucinante, no quería abusar de mi suerte ni correr riesgos innecesarios.
Pronto todos volvieron a moverse, y ahora solo uno de ellos quedaba al resguardo mío, por lo que me dedique a observar como rápidamente se desenvolvía todo sin entender por qué desesperadamente buscaban la forma de destruir o vencer a la gran masa de agua, la cual también perdía forma y parecía estar reduciéndose. De pronto la felina quedo atrapada y el otro humano fue en su auxilio dejando algo un con lo que creo una gran explosión desde el interior. "Algún hechizo seguro...” Pensé.
- Grrrrrr~
Se notaba lo experimentados que estaban en combate y los envidie sintiéndome mas que inútil pero, al ver la caída, el sujeto quedaba totalmente desprotegido contra la gran masa de agua quien también lo noto y se apresuró a contraatacar, el hombre no tenía demasiadas escapatorias ya que distaba de un punto de apoyo y me quise aventurar entonces a auxiliarlo pero no llegue a dar un paso cuando sentí que fugazmente alguien se me adelanto. El hombre al cual cubría ahora fue agredido por agua, empujando a su compañero y ofreciéndose como tributo a cambio.
Una acción muy heroica si tuviera que opinar.
Entonces vi mi oportunidad y me lance tras este lo más a prisa que podía, otro disparo más se proyectaba al "héroe" pero serian mis duras escamas su rival en lo que lo cubría colocándome encima de él y sujetándolo con ambos brazos, que si bien no eran tan largos y flexibles como los que llevaba en forma humana, tenían la fuerza que ganaba estando de esta manera. Levantar un peso como él no sería un desafío.
El proyectil de agua se sintió como una filosa aguja queriendo abrirse paso entre cada célula sin mucho éxito, pero a tan corta distancia como me encontraba dolía bastante.
- Grrrrrr~ - Me apresuré y lo sujeté por el torso con ambos brazos para despegarlo del suelo y abrirme paso hacia el contorno del lago, mas allá donde parecía abrirse y mezclarse con el césped del claro y alejándose de la línea de árboles.
Unos veinte, veinticinco metros más allá, donde podía tirarme al agua playa para dar un respiro un instante y dejando aquel cuerpo a mi lado que se hundiera apenas centímetros por la parte de atrás.
Estaba fresca, divina, una o dos inhaladas por las pequeñas ranuras superpuestas localizadas en los extremos derecho e izquierdo bajo mi ojo eran como una ligera lavada de cara y a fuera de nuevo para cubrir a esté lidiando con el grueso de mi piel. Pensé en volver la vista al resto, pero aquel hombre bestia perdía sangre, no demasiado pero solo se me ocurrió presionar sobre la herida con el dorso de mi pata. "Demonios! por que no aprendí primeros auxilios en forma bestial!" Esto con pulgares y mi morral serian mucho más fácil, pero no podía dejar que recibiera otro impacto más, al menos hasta que se recuperara o lo sanaran como hicieron conmigo.
- Grrrrrr~
- Off Rol:
- Toro movido con permiso de Ircan n_n
Sauron Guardgris
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Re: Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
Tras la detonación dentro de aquella viscosa y feroz esfera, y a pesar de que aún trataría de acabar con ellos con todas sus restantes fuerzas, el resultado del enfrentamiento parecía ya decidido. Entre el líquido perdido para atacar y el que acababa de desprenderse del cuerpo principal a causa de la explosión, el enemigo era ya apenas capaz de mantener su forma, tomando una de mucosidad deforme y con la que perdía más y más trozos de sí mismo cada vez que se agitaba. Los cuales caían al suelo inertes, convirtiéndose en meras salpicaduras de agua sobre la tierra.
Aún era capaz de realizar más de aquellos peligrosos disparos, pero su precisión y potencia pronto dejaron patente que distaban mucho de sus anteriores prácticas homicidas.
-No me lo puedo creer...Nín dime que no estoy muerta y que aún conservo todas mis extremidades...Joder, ya pensaba que iba a perder el brazo. ¡Y por duplicado!- Espetó nerviosa Catherine una vez liberada de la gelatinosa presa que la había mantenido inmovilizada. Movía su brazo aún incrédula porque siguiera en su sitio tras ser, primero atrapada, y luego liberada con una explosión mucho más cercana a su extremidad de lo que a nadie le gustaría. Por suerte para ella el mismo principio por el que su ataque había fallado, había permitido a Ircan liberarla sin causarle daño.
-No te alegres demasiado todavía.- Respondió la peliblanca concentrada en la lucha. Ver a su hermana sana y salva era motivo de alegría, pero mientras aquella cosa aún se moviera estaban en peligro. Además aquel rescate se había saldado con Toro herido y vulnerable bajo lo que restaba de la masa acuosa . La esfera no era la única al límite de sus posibilidades.
Por suerte para los miembros varones de aquel extraño grupo de buscadores de plantas que había acabado por tener que sacar su lado más combativo, la dragona no parecía dispuesta a permitirles encajar un nuevo golpe si sus fuertes escamas podían evitarlo. Su intervención salvó al grandullón de recibir una nueva serie de heridas con las que tal vez ni siquiera él podría lidiar, y además hizo todo lo posible para ponerlo a salvo.
-Aléjate de esa cosa Ircan.- Instó la peliblanca al ahora nuevamente expuesto hombre lobo, esperando que tras la sorpresa inicial y, ya sin el peso de Toro encima, pudiera esquivar los últimos estertores dañinos del menguado saco viscoso que aún se resistía a desaparecer.
-Ahora es mucho más pequeño. Ahora estoy segura de poder alcanzarlo y enseñarle que se ha metido con la gente equivocada.- Bramó Catherine ansiosa por vengarse por su anterior intento infructuoso de acabar con el combate. Sin lugar a dudas no le había hecho nada de gracia haber acabado atrapada e impotente por algo con un aspecto como el de aquella cosa.
-Déjamelo a mi Cath. Yo me ocupo del golpe de gracia.- Anunció no obstante la joven elfa, usando primero el poder de su bastón para aumentar su poder, e invocando acto seguido al espíritu guardián del mismo. Una pequeña figura femenina y alada similar a un hada pero de pura luz apareció de la nada y comenzó a volar con gran agilidad alrededor del arma de la sacerdotisa, deteniéndose en su extremo y desplegando con seguridad una lanza de luz del tamaño de una aguja de ganchillo y un escudo del tamaño de un botón. Lanzándose de inmediato con la velocidad de un proyectil contra el enemigo siguiendo la voluntad de Níniel. Atravesándolo de parte a parte y llevándose consigo la lengua de dragón celeste que tenía por corazón. Con su tamaño restante su defensa pasiva no pudo evitarlo esta vez.
Tan pronto como la codiciada planta abandonó su cuerpo, la esfera terminó de derrumbarse del todo lentamente. Desapareciendo y retornando su agua al lago. Quedando de ella solo una pequeña bolita viscosa que podría caberle en la palma de la mano a un hombre grande, y que salió del lago dando graciosos saltitos, observando de manera inofensiva todo a su alrededor con curiosidad.
-Sabía que me sonabas de algo...- Expresó la peliblanca antes de preocuparse por el resto.
Aún era capaz de realizar más de aquellos peligrosos disparos, pero su precisión y potencia pronto dejaron patente que distaban mucho de sus anteriores prácticas homicidas.
-No me lo puedo creer...Nín dime que no estoy muerta y que aún conservo todas mis extremidades...Joder, ya pensaba que iba a perder el brazo. ¡Y por duplicado!- Espetó nerviosa Catherine una vez liberada de la gelatinosa presa que la había mantenido inmovilizada. Movía su brazo aún incrédula porque siguiera en su sitio tras ser, primero atrapada, y luego liberada con una explosión mucho más cercana a su extremidad de lo que a nadie le gustaría. Por suerte para ella el mismo principio por el que su ataque había fallado, había permitido a Ircan liberarla sin causarle daño.
-No te alegres demasiado todavía.- Respondió la peliblanca concentrada en la lucha. Ver a su hermana sana y salva era motivo de alegría, pero mientras aquella cosa aún se moviera estaban en peligro. Además aquel rescate se había saldado con Toro herido y vulnerable bajo lo que restaba de la masa acuosa . La esfera no era la única al límite de sus posibilidades.
Por suerte para los miembros varones de aquel extraño grupo de buscadores de plantas que había acabado por tener que sacar su lado más combativo, la dragona no parecía dispuesta a permitirles encajar un nuevo golpe si sus fuertes escamas podían evitarlo. Su intervención salvó al grandullón de recibir una nueva serie de heridas con las que tal vez ni siquiera él podría lidiar, y además hizo todo lo posible para ponerlo a salvo.
-Aléjate de esa cosa Ircan.- Instó la peliblanca al ahora nuevamente expuesto hombre lobo, esperando que tras la sorpresa inicial y, ya sin el peso de Toro encima, pudiera esquivar los últimos estertores dañinos del menguado saco viscoso que aún se resistía a desaparecer.
-Ahora es mucho más pequeño. Ahora estoy segura de poder alcanzarlo y enseñarle que se ha metido con la gente equivocada.- Bramó Catherine ansiosa por vengarse por su anterior intento infructuoso de acabar con el combate. Sin lugar a dudas no le había hecho nada de gracia haber acabado atrapada e impotente por algo con un aspecto como el de aquella cosa.
-Déjamelo a mi Cath. Yo me ocupo del golpe de gracia.- Anunció no obstante la joven elfa, usando primero el poder de su bastón para aumentar su poder, e invocando acto seguido al espíritu guardián del mismo. Una pequeña figura femenina y alada similar a un hada pero de pura luz apareció de la nada y comenzó a volar con gran agilidad alrededor del arma de la sacerdotisa, deteniéndose en su extremo y desplegando con seguridad una lanza de luz del tamaño de una aguja de ganchillo y un escudo del tamaño de un botón. Lanzándose de inmediato con la velocidad de un proyectil contra el enemigo siguiendo la voluntad de Níniel. Atravesándolo de parte a parte y llevándose consigo la lengua de dragón celeste que tenía por corazón. Con su tamaño restante su defensa pasiva no pudo evitarlo esta vez.
Tan pronto como la codiciada planta abandonó su cuerpo, la esfera terminó de derrumbarse del todo lentamente. Desapareciendo y retornando su agua al lago. Quedando de ella solo una pequeña bolita viscosa que podría caberle en la palma de la mano a un hombre grande, y que salió del lago dando graciosos saltitos, observando de manera inofensiva todo a su alrededor con curiosidad.
-Sabía que me sonabas de algo...- Expresó la peliblanca antes de preocuparse por el resto.
- La verdadera forma del enemigo sin la planta en su interior:
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Níniel Thenidiel
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Aunque ya había entrado en estado de pánico, Toro no se había llevado el golpe. El dragón apareció de la nada y se lo llevó recibiendo él el impacto. Despues debería de darle fervientemente las gracias.
Yo ya estaba agotado, aquel combate había durado demasiado. Para mi suerte aquella esfera de mucosidad tampoco estaba en mejores condiciones. Sus disparos ya no eran tan rápido nis tan precisos.
-¡De acuhergo! - respondí casi en un suspiro ante la orden de Niniel.
La verdad es que no podía hacer mucho más con sólo una mano. El hecho de estar lisiado hacía que todo me costara el doble.
Me aparté como pude de aquella cosa y miré expectante como Niniel saca una especie de lanza de luz antes de lanzarla contra aquella cosa, atravesándola como un cuchillo atraviesa la mantequilla. La flor salió de su interior y quedo bien lejos del lago.
Mientras tanto, la bola se desinfló poco a poco y volvió a caer al lago claramente debilitada.
"¡Así que esa cosa era algo viviente de verdad! ¡Pensaba que era una especie de hechizo!" Miré a Niniel. - ¿Quéh guemonios eh esho?
Me acerqué un poco a la cosa curioso. ¿Quién no sentiría curiosidad por algo que casi lo mata y que ahora parecía ser como una pelotita de cuero inofensiva?
Yo ya estaba agotado, aquel combate había durado demasiado. Para mi suerte aquella esfera de mucosidad tampoco estaba en mejores condiciones. Sus disparos ya no eran tan rápido nis tan precisos.
-¡De acuhergo! - respondí casi en un suspiro ante la orden de Niniel.
La verdad es que no podía hacer mucho más con sólo una mano. El hecho de estar lisiado hacía que todo me costara el doble.
Me aparté como pude de aquella cosa y miré expectante como Niniel saca una especie de lanza de luz antes de lanzarla contra aquella cosa, atravesándola como un cuchillo atraviesa la mantequilla. La flor salió de su interior y quedo bien lejos del lago.
Mientras tanto, la bola se desinfló poco a poco y volvió a caer al lago claramente debilitada.
"¡Así que esa cosa era algo viviente de verdad! ¡Pensaba que era una especie de hechizo!" Miré a Niniel. - ¿Quéh guemonios eh esho?
Me acerqué un poco a la cosa curioso. ¿Quién no sentiría curiosidad por algo que casi lo mata y que ahora parecía ser como una pelotita de cuero inofensiva?
Ircan
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Los proyectiles dejaron de golpearme y pronto dejaron de oírse, estaba un poco alejada mas sin embargo podía notar como el silencio y paz natural volvían a reinar sobre el lago, sin dejar de presionar la herida del gran hombre bestia gire el rostro para ver a los otros, la gran bola de agua había desaparecido y no me explicaba ni cómo ni cuándo, simplemente ya no estaba y me había perdido toda la acción del desenlace. "no importa... “deje escapar un suspiro volviendo a mi compañero, la mujer de tés clara era una sanadora, podría ayudar a este herido mejor que yo quien solo hacia precio y nada más.
Volví a bajar la cabeza al claro del lago sumergiéndola hasta donde podía para permitirme respirar hondo y mantenerme en la superficie más cómodamente. Las branquias a los lados de mi cuello se abrieron exasperadas chupando tanta agua como les fuera posible y al levantarme volví a sujetar al hombre de cuernos para acercarlo donde estaba el resto del grupo.
No fui tan aprisa como me había alejado de la acción, no era medica como para diagnosticar nada en el otro y temía que se tratase de algún traumatismo, fracturas, desgarros o cualquier otra opción que ya le hiciese al moverlo bruscamente desde un principio, la sola idea atormentaba mi imaginación, la simple posibilidad de un desangre a muerte era bastante para mantenerme alerta y expectante.
Avance hasta unos diez pasos de ellos y lo recosté con cuidado sobre el césped a metros del agua,
- Grrrrr... - solo pude gruñir para llamar la atención de alguno de los dos, observe con detenimiento al individuo en el piso y trate de recobrar algo de la lógica que caracterizaba a mi forma de pensar cotidianamente, el sangrado se había detenido, la precio directa había sido efectiva, recordaba tener un ungüento y trapos limpios en mi morral, pero lejos estaba de poder usar mis manos para ello, de por si no estaba higienizada yo, mucho menos su laceración y así corría riesgo de infectarse.
De haber estado sola hubiera actuado de otra manera, pero estando estos terceros no lo veía necesario, no volvería a mi forma humana sin estar cerca del tapado; - Grrrrrr... - volví a gruñir, este sujeto no era mi amigo, ni mi salvador o mucho menos, mi responsabilidad civil terminaba aquí, no me haría mas la cabeza por alguien que desconocía. Desconocía que tan llamativo eran los restos de nuestro enemigo (he de admitir que tenía cierta curiosidad también), pero le dejaría el resto a ellos, total… la herida ya no perdía sangre y esa era mi inmediata preocupación, eso y que aun siguiera inconsciente.
Volví a bajar la cabeza al claro del lago sumergiéndola hasta donde podía para permitirme respirar hondo y mantenerme en la superficie más cómodamente. Las branquias a los lados de mi cuello se abrieron exasperadas chupando tanta agua como les fuera posible y al levantarme volví a sujetar al hombre de cuernos para acercarlo donde estaba el resto del grupo.
No fui tan aprisa como me había alejado de la acción, no era medica como para diagnosticar nada en el otro y temía que se tratase de algún traumatismo, fracturas, desgarros o cualquier otra opción que ya le hiciese al moverlo bruscamente desde un principio, la sola idea atormentaba mi imaginación, la simple posibilidad de un desangre a muerte era bastante para mantenerme alerta y expectante.
Avance hasta unos diez pasos de ellos y lo recosté con cuidado sobre el césped a metros del agua,
- Grrrrr... - solo pude gruñir para llamar la atención de alguno de los dos, observe con detenimiento al individuo en el piso y trate de recobrar algo de la lógica que caracterizaba a mi forma de pensar cotidianamente, el sangrado se había detenido, la precio directa había sido efectiva, recordaba tener un ungüento y trapos limpios en mi morral, pero lejos estaba de poder usar mis manos para ello, de por si no estaba higienizada yo, mucho menos su laceración y así corría riesgo de infectarse.
De haber estado sola hubiera actuado de otra manera, pero estando estos terceros no lo veía necesario, no volvería a mi forma humana sin estar cerca del tapado; - Grrrrrr... - volví a gruñir, este sujeto no era mi amigo, ni mi salvador o mucho menos, mi responsabilidad civil terminaba aquí, no me haría mas la cabeza por alguien que desconocía. Desconocía que tan llamativo eran los restos de nuestro enemigo (he de admitir que tenía cierta curiosidad también), pero le dejaría el resto a ellos, total… la herida ya no perdía sangre y esa era mi inmediata preocupación, eso y que aun siguiera inconsciente.
Sauron Guardgris
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Re: Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
-¿Así que lo que ha intentado matarnos es en realidad esta cosita tan...mona?- Inquirió sorprendida Catherine al ver como tan peligroso enemigo se había visto reducido a una apariencia tan poco amenazante. Incluso Ircan, agotado tras la lucha, parecía interesado por el pequeño limo, el cual, a pesar de no dejarse tocar, continuaba dando pequeños saltos cerca de los allí presentes. -Estoy segura de que muchos en la ciudad hasta pagarían por tener algo así como mascota...- Añadió la pelirroja, comenzando a perseguir a la criatura a modo casi de juego.
-Es un limo...Bueno, un limo guardián para ser más precisa.- Respondió la peliblanca a la patente curiosidad de ambos, aunque deteniendo toda explicación tras ver cómo la dragona volvía de nuevo al claro con un gravemente herido Toro entre sus garras. Sin lugar a dudas requería atención urgente. Era con diferencia quién más daño había sufrido durante el encuentro, por mucho que Ircan tampoco estuviera precisamente en su mejor forma.
-Estas heridas no tienen buen aspecto...Sin duda que este hombre te debe la vida, no hubiese podido aguantar mucho más sin ella.- Agradeció los esfuerzos de la dragona. Echando un vistazo a sus fuertes escamas en busca de una respuesta a una pregunta que no tardaría en formular. -¿Tú estás bien?- Preguntó. Acababa de ver como aquellos proyectiles de agua destrozaban madera y metal, y no sabía lo que podrían haberle causado a la armadura natural de la extraña mujer. -Lo curaré y luego te revisaré a ti, por si acaso.- Añadió denotando que estaba acostumbrada a tratar con semi-dragones.
De inmediato se concentró en aplicar su magia sanadora sobre el fornido hombre bestia. Tardando solo unos minutos en atender y cerrar sus heridas gracias a los dones de los dioses, especialmente fuertes incluso en aquel punto de Sandorai, tan cerca de sus límites. Para el guerrero pronto sería como si aquellas graves heridas nunca hubiesen existido...Aunque los daños en su armadura permanecerían como testamento de lo cerca que había estado de no contarlo.
A continuación Níniel atendió a Ircan. Sus heridas eran menos graves y por ende en muy poco tiempo estuvieron sanadas, aunque sin duda agradecería un tiempo de tranquilidad en aquel claro antes de plantearse siquiera el volver a ponerse en marcha para regresar a Lunargenta. Por mucha prisa que tuviera por recuperar su brazo perdido.
Tras el licántropo, y tal y cómo había prometido, no dudo en asegurarse del buen estado de la dragona, permitiéndose examinar en el proceso las diferencias evidentes que mostraba con respecto al resto de dragones que conocía. Parecía una especie de variante acuática de la raza dracónica que tenía en el norte su hogar. -Supongo que querrás privacidad para volver a tu forma humana. ¿Tu ropa estará bien?- Preguntó en voz baja, esperando entenderse a pesar de su incapacidad para hablar. -Vigilaré que nadie vaya o mire hacia allí hasta que estés lista.- Añadió.
-Es un limo...Bueno, un limo guardián para ser más precisa.- Respondió la peliblanca a la patente curiosidad de ambos, aunque deteniendo toda explicación tras ver cómo la dragona volvía de nuevo al claro con un gravemente herido Toro entre sus garras. Sin lugar a dudas requería atención urgente. Era con diferencia quién más daño había sufrido durante el encuentro, por mucho que Ircan tampoco estuviera precisamente en su mejor forma.
-Estas heridas no tienen buen aspecto...Sin duda que este hombre te debe la vida, no hubiese podido aguantar mucho más sin ella.- Agradeció los esfuerzos de la dragona. Echando un vistazo a sus fuertes escamas en busca de una respuesta a una pregunta que no tardaría en formular. -¿Tú estás bien?- Preguntó. Acababa de ver como aquellos proyectiles de agua destrozaban madera y metal, y no sabía lo que podrían haberle causado a la armadura natural de la extraña mujer. -Lo curaré y luego te revisaré a ti, por si acaso.- Añadió denotando que estaba acostumbrada a tratar con semi-dragones.
De inmediato se concentró en aplicar su magia sanadora sobre el fornido hombre bestia. Tardando solo unos minutos en atender y cerrar sus heridas gracias a los dones de los dioses, especialmente fuertes incluso en aquel punto de Sandorai, tan cerca de sus límites. Para el guerrero pronto sería como si aquellas graves heridas nunca hubiesen existido...Aunque los daños en su armadura permanecerían como testamento de lo cerca que había estado de no contarlo.
A continuación Níniel atendió a Ircan. Sus heridas eran menos graves y por ende en muy poco tiempo estuvieron sanadas, aunque sin duda agradecería un tiempo de tranquilidad en aquel claro antes de plantearse siquiera el volver a ponerse en marcha para regresar a Lunargenta. Por mucha prisa que tuviera por recuperar su brazo perdido.
Tras el licántropo, y tal y cómo había prometido, no dudo en asegurarse del buen estado de la dragona, permitiéndose examinar en el proceso las diferencias evidentes que mostraba con respecto al resto de dragones que conocía. Parecía una especie de variante acuática de la raza dracónica que tenía en el norte su hogar. -Supongo que querrás privacidad para volver a tu forma humana. ¿Tu ropa estará bien?- Preguntó en voz baja, esperando entenderse a pesar de su incapacidad para hablar. -Vigilaré que nadie vaya o mire hacia allí hasta que estés lista.- Añadió.
OFF: Penúltima ronda. No obstante, y como quizá ya sepas, Ircan no continuará participando de este tema, por lo que seguiremos y lo terminaremos las dos solas, si te parece bien. Cualquier cosa me mandas un MP.
Níniel Thenidiel
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Re: Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
Había leído sobre limos antes, pero era más sorprendente su forma y características ahora que tenía el placer de conocerlo en persona
Asentí a sus palabras y observé su magia con atención sin poder evitar asombrarme.
Era algo novedoso y sin precedentes a mis recuerdos. Era como si su magia acelerara el tiempo sobre la herida además de descontaminarla, cualquiera de mis maestros amaría ser testigo de esta obra teatral donde con lujos de detalles se lograban apreciar la competencia entre dos procesos, la reparación y la regeneración del tejido muscular.
La hemorragia se detenía desde el interior, del claro hueco se desprendían las moléculas de colores irregulares, aquellos agentes externos que no permitirían su correcta cicatrización, luego proliferaban y se fusionaban rápidamente fibroblastos y mioblastos formando la matriz del tejido cicatrizal. No conservaba la misma arquitectura del tejido original, pero se asemejaba bastante, como si ella estuviera decidiendo como cada molécula debía moverse para estructurarse. Que pequeña me sentí entonces a lo que desconocía en el gran mundo.
"Debí haber salido antes de mi pecera..." pensé algo desanimada; curado el Toro, la mujer atendía a su otro compañero de heridas menores. La tercera, la mujer gato no parecía necesitar más que una correa ya que demostraba su energía tratando de atrapar a nuestro “intimidante” enemigo quien ahora a base de saltos esporádicos y ruedos graciosos parecía huir, "Valla grupo más diverso".
Entonces se acercó a mí una vez más observándome con detalle como si buscara algo, escuche su voz hablándoseme y baje la cabeza; ella tenía razón, pero como había tomado una bocanada de aire en el largo no me percaté de que ya no era requerida esta silueta mía.
Volví donde mis prendas y bajando la cabeza para deslizarla bajo el tapado me cubrí con una destreza que delataba la costumbre y practica que tenia de esta tarea.
Cada musculo en mi cuerpo se tensó completamente, las duras escamas comenzaron a ablandarse y perder aquella pigmentación característica de la especie, los cromatóforos cedían el lugar a los falsos melanocitos y los brazos y piernas eran los primeros en ostentar un pálido color beige; el premaxilar se retraía mientras las ultimas líneas dentales se escondían bajo el jugal. Mi cuerpo volvía a enmascararse en una conveniente estructura con maravillosos pulgares.
Acomode cada brazo dentro de la sotana, acomode las prendas y ate con firmeza el nudo frontal dejando la capucha baja, aún tenía el cabello humedecido, como media parte de la cabeza, hombro, brazo y torso.
– Muchas gracias – dije ya finalmente pudiendo hablar. Arremangue uno de los brazos para ver si alguna herida persistía y no quedaron más que raspones de aquellos proyectiles. No sentía molestias tampoco en la espalda o piernas, por lo que ni me preocupe y deje caer el brazo de nuevo.
- La situación está bajo control… Parece … - camine hacia mis especímenes herbales desparramados para juntarlos una vez más y hable arrodillada y sin levantar la cabeza – Así que reiniciare mi retirada…
_______________Asentí a sus palabras y observé su magia con atención sin poder evitar asombrarme.
Era algo novedoso y sin precedentes a mis recuerdos. Era como si su magia acelerara el tiempo sobre la herida además de descontaminarla, cualquiera de mis maestros amaría ser testigo de esta obra teatral donde con lujos de detalles se lograban apreciar la competencia entre dos procesos, la reparación y la regeneración del tejido muscular.
La hemorragia se detenía desde el interior, del claro hueco se desprendían las moléculas de colores irregulares, aquellos agentes externos que no permitirían su correcta cicatrización, luego proliferaban y se fusionaban rápidamente fibroblastos y mioblastos formando la matriz del tejido cicatrizal. No conservaba la misma arquitectura del tejido original, pero se asemejaba bastante, como si ella estuviera decidiendo como cada molécula debía moverse para estructurarse. Que pequeña me sentí entonces a lo que desconocía en el gran mundo.
"Debí haber salido antes de mi pecera..." pensé algo desanimada; curado el Toro, la mujer atendía a su otro compañero de heridas menores. La tercera, la mujer gato no parecía necesitar más que una correa ya que demostraba su energía tratando de atrapar a nuestro “intimidante” enemigo quien ahora a base de saltos esporádicos y ruedos graciosos parecía huir, "Valla grupo más diverso".
Entonces se acercó a mí una vez más observándome con detalle como si buscara algo, escuche su voz hablándoseme y baje la cabeza; ella tenía razón, pero como había tomado una bocanada de aire en el largo no me percaté de que ya no era requerida esta silueta mía.
Volví donde mis prendas y bajando la cabeza para deslizarla bajo el tapado me cubrí con una destreza que delataba la costumbre y practica que tenia de esta tarea.
Cada musculo en mi cuerpo se tensó completamente, las duras escamas comenzaron a ablandarse y perder aquella pigmentación característica de la especie, los cromatóforos cedían el lugar a los falsos melanocitos y los brazos y piernas eran los primeros en ostentar un pálido color beige; el premaxilar se retraía mientras las ultimas líneas dentales se escondían bajo el jugal. Mi cuerpo volvía a enmascararse en una conveniente estructura con maravillosos pulgares.
Acomode cada brazo dentro de la sotana, acomode las prendas y ate con firmeza el nudo frontal dejando la capucha baja, aún tenía el cabello humedecido, como media parte de la cabeza, hombro, brazo y torso.
– Muchas gracias – dije ya finalmente pudiendo hablar. Arremangue uno de los brazos para ver si alguna herida persistía y no quedaron más que raspones de aquellos proyectiles. No sentía molestias tampoco en la espalda o piernas, por lo que ni me preocupe y deje caer el brazo de nuevo.
- La situación está bajo control… Parece … - camine hacia mis especímenes herbales desparramados para juntarlos una vez más y hable arrodillada y sin levantar la cabeza – Así que reiniciare mi retirada…
Off: No sabia nada de Ircan! Paso algo? Vacaciones?
Sauron Guardgris
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Re: Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
-Deja ya de jugar...Cualquiera diría que no acabamos de jugarnos la vida ante semejante despreocupación...-Riñó Níniel a la felina pelirroja tras verla demasiado poco preocupada por la situación que acababan de vivir y las graves heridas que habían sufrido sus compañeros. Por mucho que dichas heridas hubiesen desaparecido ya, algo que también era cierto.
-No estoy jugando. Quiero atraparlo y vendérselo a la hija de algún ricachón de alta ciudad por una montaña de aeros. Deberías estar ayudándome en vez de quejarte tanto. Pienso compartir una parte de esa montaña contigo.- Replicó la gata sin hacer mucho caso y lanzándose nuevamente contra la gelatinosa criatura, que evito ser atrapada dividiéndose en dos limos más pequeños antes de volver a juntarse en un solo ser.
-No es tuyo. El clan de elfos de la zona debe de utilizarlo para proteger su territorio...- Indicó la peliblanca mientras esperaba el regreso de la semi dragona.
-¿Por eso nos atacó? Pero no somos intrusos y ganamos así que ahora es mío.- Decidió por su cuenta la mujer bestia, interpretando a saber qué leyes sobre la propiedad como le daba la real gana. Lo raro es que no hubiese recurrido al típico "quién lo encuentra se lo queda" alegando que estaba por ahí tirado.
-No. Los limos guardianes no se usan como arma. Solo se usan para dar la alarma. Seguramente un grupo de forestales no tardará mucho en llegar, así que deja en paz a esa cosa.- Explicó la joven. -Creo que lo pusieron a cargo de esta zona sin saber que en el pequeño lago crecían lenguas de dragón celestes...El limo se comió aquella tan grande y...Con razón la receta indica que es una planta que puede usarse para acrecentar enormemente el poder mágico si se sabe utilizar bien...- Terminó de contar, dejando claro para los allí presentes el motivo por el que habían acabado de ese modo, así como el posterior regreso a la normalidad del guardián del lago.
-Pues...Si es de los elfos deberán pagarme por solucionar su problema. Esa cosa podría haber matado a alguien.- Sentenció la felina. Y Níniel no podía sino darle la razón en ese punto. Incluso siendo de manera involuntaria, aquella negligencia podía haber puesto en peligro a algún visitante humano del pueblo cercano, o incluso a algún elfo confiado.
-Supongo que debería contárselo para que tengan cuidado de aquí en adelante.- Tuvo que admitir la joven, acercándose a tomar la gran flor que su último ataque logró extraer del transformado limo. -Al menos tenemos un excelente ejemplar de lengua celeste para mis pociones. Con esto habrá más que de sobra para que Ircan recupere su brazo...Y para algunos experimentos más por mi cuenta.- Se alegró la sacerdotisa guardando aquella excelente muestra.
-Al contrario. Gracias a ti.- No dudo en responder la joven a la dragona, de nuevo en su masculina forma humana. -Nos vimos todos envueltos en una situación de los más extraña...y peligrosa. Sin tu ayuda Toro podría haber muerto, y a saber si Ircan también.- Convino elogiando la parte de la mujer en todo aquello. -¿Entonces el brazo también bien? Estupendo. Tu coraza de escamas en sin dura resistente. Toro debe de estar ahora mismo cuestionándose el buen hacer del herrero que le fabricó su coraza...Y seguramente pensando en adquirir una mejor.- Sonrió la joven, ayudando a la mujer a recoger sus propias hierbas, las cuales habían acabado escampadas por el lugar debido a la lucha.
-Claro. Seguramente no tarden en llegar más elfos, pero yo hablaré con ellos y les diré que eres amiga...o amigo si lo prefieres.- Añadió señalando con la mirada su hábito. -Estoy segura de que no te molestarán mientras recoges más ingredientes. Incluso es probable que te ayuden si lo necesitas.- Convino la peliblanca. -Y si decides comenzar en serio con la alquimia...Tengo un taller en la ciudad de Lunargenta. Está justo al lado de la posada del rey y la reina, en la calle del hospital. Pásate si necesitas ayuda o cualquier cosa.- Se ofreció antes de despedirse.
Quizá los dioses hicieran que sus caminos volviesen a juntarse en el futuro. Al fin y al cabo Aerandir había demostrado muchas veces ser un pañuelo.
OFF:Y he aquí mi último post. Está es la ronda final y con tu post podemos dar por concluido el tema. Gracias por tu participación y ayuda en este tema que necesitaba hacer para obtener una receta interesante^^.
En cuanto a Ircan. Fue banneado del foro, lo cual imposibilitó que siguiera respondiendo.
Cuídate^^.
-No estoy jugando. Quiero atraparlo y vendérselo a la hija de algún ricachón de alta ciudad por una montaña de aeros. Deberías estar ayudándome en vez de quejarte tanto. Pienso compartir una parte de esa montaña contigo.- Replicó la gata sin hacer mucho caso y lanzándose nuevamente contra la gelatinosa criatura, que evito ser atrapada dividiéndose en dos limos más pequeños antes de volver a juntarse en un solo ser.
-No es tuyo. El clan de elfos de la zona debe de utilizarlo para proteger su territorio...- Indicó la peliblanca mientras esperaba el regreso de la semi dragona.
-¿Por eso nos atacó? Pero no somos intrusos y ganamos así que ahora es mío.- Decidió por su cuenta la mujer bestia, interpretando a saber qué leyes sobre la propiedad como le daba la real gana. Lo raro es que no hubiese recurrido al típico "quién lo encuentra se lo queda" alegando que estaba por ahí tirado.
-No. Los limos guardianes no se usan como arma. Solo se usan para dar la alarma. Seguramente un grupo de forestales no tardará mucho en llegar, así que deja en paz a esa cosa.- Explicó la joven. -Creo que lo pusieron a cargo de esta zona sin saber que en el pequeño lago crecían lenguas de dragón celestes...El limo se comió aquella tan grande y...Con razón la receta indica que es una planta que puede usarse para acrecentar enormemente el poder mágico si se sabe utilizar bien...- Terminó de contar, dejando claro para los allí presentes el motivo por el que habían acabado de ese modo, así como el posterior regreso a la normalidad del guardián del lago.
-Pues...Si es de los elfos deberán pagarme por solucionar su problema. Esa cosa podría haber matado a alguien.- Sentenció la felina. Y Níniel no podía sino darle la razón en ese punto. Incluso siendo de manera involuntaria, aquella negligencia podía haber puesto en peligro a algún visitante humano del pueblo cercano, o incluso a algún elfo confiado.
-Supongo que debería contárselo para que tengan cuidado de aquí en adelante.- Tuvo que admitir la joven, acercándose a tomar la gran flor que su último ataque logró extraer del transformado limo. -Al menos tenemos un excelente ejemplar de lengua celeste para mis pociones. Con esto habrá más que de sobra para que Ircan recupere su brazo...Y para algunos experimentos más por mi cuenta.- Se alegró la sacerdotisa guardando aquella excelente muestra.
-Al contrario. Gracias a ti.- No dudo en responder la joven a la dragona, de nuevo en su masculina forma humana. -Nos vimos todos envueltos en una situación de los más extraña...y peligrosa. Sin tu ayuda Toro podría haber muerto, y a saber si Ircan también.- Convino elogiando la parte de la mujer en todo aquello. -¿Entonces el brazo también bien? Estupendo. Tu coraza de escamas en sin dura resistente. Toro debe de estar ahora mismo cuestionándose el buen hacer del herrero que le fabricó su coraza...Y seguramente pensando en adquirir una mejor.- Sonrió la joven, ayudando a la mujer a recoger sus propias hierbas, las cuales habían acabado escampadas por el lugar debido a la lucha.
-Claro. Seguramente no tarden en llegar más elfos, pero yo hablaré con ellos y les diré que eres amiga...o amigo si lo prefieres.- Añadió señalando con la mirada su hábito. -Estoy segura de que no te molestarán mientras recoges más ingredientes. Incluso es probable que te ayuden si lo necesitas.- Convino la peliblanca. -Y si decides comenzar en serio con la alquimia...Tengo un taller en la ciudad de Lunargenta. Está justo al lado de la posada del rey y la reina, en la calle del hospital. Pásate si necesitas ayuda o cualquier cosa.- Se ofreció antes de despedirse.
Quizá los dioses hicieran que sus caminos volviesen a juntarse en el futuro. Al fin y al cabo Aerandir había demostrado muchas veces ser un pañuelo.
OFF:Y he aquí mi último post. Está es la ronda final y con tu post podemos dar por concluido el tema. Gracias por tu participación y ayuda en este tema que necesitaba hacer para obtener una receta interesante^^.
En cuanto a Ircan. Fue banneado del foro, lo cual imposibilitó que siguiera respondiendo.
Cuídate^^.
Níniel Thenidiel
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Re: Tula coanyanna [Libre] (Mercado de los Proscritos) (2/3) [Cerrado]
La escuche admirada, se sentía agradable recibir halagos y reconocimientos de parte de cualquiera pero más de un ser que parecía brillar en su aura como si fuese una diosa. - La criatura nos atacó con agua - aclare sobre mi piel sin detener mis manos de su labor y sin levantar mi vista del suelo - más allá de la fuerza que tuviese creí poder hacer frente a ese elemento, y así fue - encoja los hombros por instinto - pase muchos años jugando en grandes corrientes submarinas, si nuestras escamas no endurecen el agua y los sedimentos nos matarían... mmm - volví mi rostro a verla antes de levantarme - me gusta pensar que es una ventaja sobre la desventaja de no respirar como otras especies de los nuestros...
Ella prosiguió y logro sacarme de mi seguridad y tranquilidad por un instante
- ... amigo por favor! - levante la voz asombrada sin meditarlo demasiado - bajo cualquier circunstancia en la que nos encontremos, un buen amigo... - no me agradaba ser identificada pero una vez que ocurría ya no había nada más que pudiera hacer. - y le agradezco la invitación, la tendré pendiente téngalo por seguro.
Hice una leve reverencia bajando la cabeza y el torso colocando mi mano izquierda sobre el abdomen. Aproveche la inclinación y junte las cinchas del suelo para cerrar la tela que embolsaba mis muestras y tras un buen nudo cargue con el peso sobre mi espalda acomodándome, las sogas me lastimaban el hombro por lo cual mi rostro lo reflejo, pero algo a lo que uno acostumbra en este tipo de viajes, ya estaba próxima a volver a la ciudad y montar un ideal taller.
- Que los Dioses Celestiales los bendigan y protejan por el camino...
Y con aquellas palabras los vi por última vez aquel día emprendiendo camino de vuelta al pueblo.
Ella prosiguió y logro sacarme de mi seguridad y tranquilidad por un instante
- ... amigo por favor! - levante la voz asombrada sin meditarlo demasiado - bajo cualquier circunstancia en la que nos encontremos, un buen amigo... - no me agradaba ser identificada pero una vez que ocurría ya no había nada más que pudiera hacer. - y le agradezco la invitación, la tendré pendiente téngalo por seguro.
Hice una leve reverencia bajando la cabeza y el torso colocando mi mano izquierda sobre el abdomen. Aproveche la inclinación y junte las cinchas del suelo para cerrar la tela que embolsaba mis muestras y tras un buen nudo cargue con el peso sobre mi espalda acomodándome, las sogas me lastimaban el hombro por lo cual mi rostro lo reflejo, pero algo a lo que uno acostumbra en este tipo de viajes, ya estaba próxima a volver a la ciudad y montar un ideal taller.
- Que los Dioses Celestiales los bendigan y protejan por el camino...
Y con aquellas palabras los vi por última vez aquel día emprendiendo camino de vuelta al pueblo.
Sauron Guardgris
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