Sentimientos femeninos [Desafío]

Era una noche despajada, la luna parecía una gloriosa Reina acompañada por una profesión estrellas, a cada cual más brillante y redonda. Había algo mágico en el aire, podía ser lo que los brujos llamaban: “una señal de buen augurio”; o también pudiera ser que el doctor Isaac Pluto se estuviera imaginando ver buenas porque pensaba que las necesitaba. Levantó la vista y el pico de la máscara que le protegía de la pandemia al cielo nocturno, hacia la Reina Luna, y suplicaba no escuchar más llantos de los estrictamente necesarios. ¡Eran muy molestos! Le desconcentraban, y el negocio que tenía entre manos era demasiado delicado para permitirse ninguna distracción. Nada de lloros, aquella era la primera norma. La segunda: Los aeros siempre primero. Había una tercera y última norma, pero ésta nadie la respetaba: Nada de preguntas. ¿Por qué tenían que ser todos tan molestos? Las normas estaban para respetarlas. El doctor Pluto daba gracias a la Diosa Luna de que las preguntas durasen muy poco, solo hasta el momento en el que el bisturí tocaba la cabeza del paciente. Parte de su trabajo era eliminar las preguntas molestas. Solo en parte, lo principal era eliminar los sentimientos. ¿Padece de una horrible depresión mezclada con cambios de humor después de que muriese un ser querido? ¿Ha visto algo que desea olvidar o tiene un amigo que le desea hacer olvidar un evento? ¿Siente que su vida no tiene sentido, que está muerto por dentro? Entonces, entre, la consulta del doctor Pluto está abierto para usted.

KA-LOS y KE-LOS, dos cibernéticos con más tornillos que materia gris, ambos hijos de la famosa E-VHA, trabajan como ayudantes del doctor Pluto. Semanas atrás, los modificó de acuerdo a que estuvieran elegantes. Les agregó una máscara con forma de cuervo a cada uno, no las necesitamos, eran inmunes al contagio; sin embargo, a los clientes les hacía gracia (risa que desaparecía con el bisturí) verles disfrazados.

Ambos ayudantes salieron al mismo tiempo de la cabaña-consulta del doctor Pluto. Parecían un par de gemelos siameses caminando a un paso de distancia.

-Vendrán tres humanos- empezó KE-LOS

-Son un macho y dos hembras- terminó KA-LOS

El doctor Pluto bajó cabeza y calló sus rezos a la Reina Luna para mirar a los cibernéticos de hito en hito. No se preguntó cómo pudieron saber que se acercaban clientes, simplemente, ya estaba acostumbrado a verles hacer y decir cosas sin carentes de sentido.

-¡Perfecto!- el doctor frotó las puntas de sus dedos como si fueran patas de una araña- Traedmelos, enseñadles el camino y que no se pierdan entre los arbustos. Recordadles las normas. Repetidlas todas las veces que sean necesarias-.

-Función de traer clientes-.

-Función de repetir normas-.

Cuando se fueron, el doctor volvió a mirar a la Reina Luna. Había perdido parte de su esplendor. Las estrellas, en cambio, seguían brillando con la misma intensidad. Era una buena metáfora de cómo él se sentía. El doctor Pluto era un asqueroso y despreciable viejo sin escrúpulos. Durante toda su vida había hecho lo posible por ganarse los aeros a excepción de trabajar honradamente. Sus negocios siempre estuvieron manchados con asuntos turbios, de la fabricación de venenos pasó a las drogas, de las drogas a los mercenarios y de éstos pasó a la mala medicina y a la manipulación de biocibernéticos. Con todo su historial, los Dioses le concedieron un gran número de enfermedades para su vejez. Hasta ahora las había podido fingir con cierta facilidad. Se veía que estaba a punto de caerse al suelo se apoyaba en el hombro de alguno de sus ayudantes y si tartamudeaba al hablar, fingía toser antes que nadie se diera cuenta del temblor de la lengua. La debilidad de la Reina Luna le recordó que no le quedaban muchos días buenos. En las manos del doctor se asomó un atisbo de sacudida. ¿Vacilación, vejez o ambas cosas a la vez? El doctor negó con la cabeza. Los Dioses podían hacer con él lo que les viniera en gana, Isaac Pluto también haría lo que quisiera. Terminaría el trabajo de hoy, ganaría un buen montón de aeros y se lo gastaría en la puta más limpia de la ciudad.

Por el horizonte llegaban los cibernéticos, detrás de ellos la familia que habían anunciado. Con el primer vistazo, Isaac supo de qué raza eran: Licántropos. De la boca del padre de familia corría un hilo de densa saliva gris, la hija, apenas tenía unos cinco o seis años, abrazaba un muñeco con cabeza de lobo y la madre miraba a todas partes atónita, parecía ser la única de los tres que no le importaba estar en aquel lugar; ella sería su paciente.

-Buenas noches mis amigos del Este, ¿en qué puedo ayudarles?- dijo el doctor con amabilidad fingida.

La mujer echó a llorar sin dejar de mover su cabeza hacia todas direcciones.

- Necesitamos que ayudé a mi mujer,- la voz del hombre era muy serena, no tenía dudas. Eso era bueno - se ha dejado llevar por sus sentimientos femeninos. Un error que todos estamos pagando caro. Hace dos días, su parte animal arañó el vientre de nuestra hija. Enséñaselo, querida- la niña, a punto de llorar, se levantó la falda del vestido y mostró al doctor el zarpazo que tenía en el pecho. - Me dijeron que usted borra los sentimientos, que es el único en Aerandir que lo hace. Por favor, tiene que ayudarnos. Le pagaré bien-.

-Jors, por favor, no me dejes con este hombre- suplió la mujer con todas sus lágrimas.

-¡La culpa ha sido tuya!- abofeteó a su esposa con tanta fuerza que la tiró al suelo. Los llanto cesaron y Isaac Pluto sonrió bajo su máscara con pico de cuervo - Si hubieras controlado tus sentimientos esto no hubiera pasado. ¿Crees que a mí no me afecta la muerte de nuestro varón?-

-Papá- la niña dio un paso atrás.

-¡Claro que me afecta!- siguió hablando como si su hija nunca hubiera dicho nada - Pero no me verás corriendo como un loco ni arañando a nuestra hija. Ella es lo único que nos queda y casi la matas. No me dejas elección. Esto es por tu culpa-.

-Papá…-

-Quiero que lo recuerdes. Incluso cuando te hayan abierto la cabeza y cortado lo que tenga el señor que cortar, recordarás que esto ha sido por tu culpa.- hasta que no terminó su discurso no cogió a la niña en brazos - Prométeme que tú nunca te dejarás llevar por tus sentimientos femeninos como mami, ¿vale?-

-Vale- la pequeña hizo todo su esfuerzo por no llorar; KA-LOS y KE-LOS le debieron repetir, solo a ella, las normas.




* Bienhallado/a lobotomita: No existe la lobotomía en Aerandir, pero, de ser así, Isaac Pluto se llevaría los créditos de haberlo inventado. Usa la fase previa de la conversión en biocibernético para hacer algo parecido a lo que hoy llamamos lobotomía. Si eres un héroe, has oído sus malas praxis y deseas acabar con ellas. Si eres un villano, querrás hacer negocio con él. Si eres indiferente, simplemente querrás conocerle por curiosidad… ¡Cualquier excusa es útil! Más importante que la razón por la que deseas ir a la cabaña del doctor Pluto es lo que te encuentras en su entrada: Una mujer llorando desconsoladamente y unos cibernéticos (hermanos pequeños del archiconocido Adie, recomiendo leer la misión [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]) a punto de llevársela. Elige un bando, salvar a la mujer o ayudar a los cibernéticos.

Para más información acerca del desafío, mirar aquí: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

Zero logro descifrar el código madre de la nave durante su estancia en las islas, le tomo más de lo normal pero eso suele pasar cuando se manipulan registros originales. La mayoría de los archivos eran telemetrías y datos de guerra, cosas útiles e inéditas pero sin mucha aplicación práctica en la actualidad. Solo una cosa llamo la atención del “niño”, cierto mensaje captado en plena confusión.

¿Los humanos merecen vivir?

Suelta cuidando de que nadie pueda escucharle, esa fue la frase que recibió el vehículo minutos antes de desplomarse. Venia de un remitente claramente sintético autodenominado “Exos”, por la onda de señal usada es claro que lo transmitió a todos los receptores terrestres estacionados en Aerandir durante ese preciso instante de retirada.

Pudo ser un error, una falla, Tal vez la distorsión de un mensaje que significaba otra cosa o en última estancia el delirio de una unidad moribunda. Son posibilidades aunque no terminan de convencer a Z9-42, las maquinas suelen tener conciencia funcional de lo que envían a los canales oficiales.

Lo cierto es que un bio no debería hacer ese tipo de preguntas, no está bien. La magnitud de lo que puede significar esa frase es lo que mantiene la curiosidad del pequeño sintético enfocada. En su momento deberá llegar “al fondo” triangulando la posición en un repetidor… empresa que aunque resultara tardada puede comenzar ahora.

El chico artificial se encuentra en un lugar que prometió no visitar en mucho tiempo por tres razones, la primera que fue realiza eficientemente hace una hora era intervenir el repetidor externo con menos protecciones. La segunda es investigar rumores perturbadores sobre un científico sin escrúpulos. La tercera y sin la cual no hubiera podido siquiera acercarse es aprovechar la brecha de seguridad ocasionada por una explosión hace varias semanas.

La máquina lleva toda su estancia sintiéndose de forma extraña, no puede identificar bien el sentimiento. Quizás es lo que se considera como "nostalgia"… al menos eso constituye más del 30%. Paso la mayoría de su nueva existencia en la base, resulta lógico que extrañe de alguna manera ciertos entornos.

También experimenta miedo o incluso paranoia, se asegura de revisar todo diez veces antes de avanzar. Gracias a su velocidad mental apenas se nota el retraso en tiempo real pero él está consciente del hecho, disminuye su eficiencia funcional y eso lo hace “sentir mal” de manera directa.

Finalmente encuentra algo que se asemeja a los rumores en los alrededores de una cabaña, dos unidades parecen estar molestando a un ser vivo. Sin duda es extraño que se permita ese comportamiento tan abiertamente en los límites de la instalación bio, cuando Zero era residente no presenciaba tales escenas… al menos sin rebuscar abajo.  

Unidades, reporte, ¿Qué ocurre aquí?

No se preocupa por revelar su identidad pues reconoce algunos elementos de sus “primos”, son una generación bastante vieja, casi parecen haber sido concebidos de manera extraoficial. Los reportes de fugados llegan a los receptores más modernos, especialmente agentes sintéticos de última generación.

Los cibernéticos miraron al doctor Pluto como si necesitan su aprobación para contestar al pequeño primo. Issac estaba ocupada cogiendo de los brazos a la mujer licántropa, no tenía tiempo para encargarse de un par de mendrugos de hierro. Sin atender a lo que pedían, levantó la mano para darles a los cibernéticos el permiso que necesitaban para hablar.

-Función de buscar clientes- empezó KE-LOS a hablar.

-Función de cortar cables internos a los clientes- continuó KA-LOS.

-Función de hacer olvidar-.

-Y los clientes dejan de realizar funciones-.

La risa metálica de los cibernéticos sonaba como un montón de ratas correteando por suelo de cristales rotos. Isaac Pluto estaba acostumbrado a oírlos reír, era, en cierto sentido, otro de los castigos que había ganado a pulso por todos los crímenes que cometió en su pasado y seguía cometiendo. A los lobos, sin embargo, se les erizaron la piel. La niña se tapó sus orejitas con las manos y el padre de familia dio un paso hacia atrás. Eran débiles y cobardes. El doctor, con tal de burlarse de ellos, río sonoramente en compañía de los cibernéticos.

-Dejad de jugar con el pequeñajo y ayudarme- la voz de Isacc era chillona y molesta.

-Función de ayudar al doctor-.

KA-LOS la cogió de los brazos y KE-LOS por las piernas, la mujer estaba atrapada. Por mucho que forcejease no podría escapar. Isaac Pluto, más tranquilo por no tener que batirse contra la licántropa, soltó su agarre y dejó a los cibernéticos todo el trabajo. En un gesto de rabia y superioridad, castigó a la mujer escupiéndola en la cara. El marido le dedicó una mirada de desagrado, Pluto se la devolvió con gusto. Primera regla: nada de llantos, nada de distracciones. Si querían que cumpliese con su deber, debían de atenerse a las normas que el doctor imponía y los castigos que estaba dispuesto a hacer.

El doctor Pluto puso su mano en la cabellera de la mujer y empezó a tirar con fuerza sin apartar la vista del marido. Adelante, lo invitaba a que siguiera mirando con el mismo tono de maldita hegemonía. Hasta que no bajase la cabeza y se acatara a las normas, no iba a dejar de torturar a la mujer.

-Así me gusta, buen chico- dijo finalmente cuando el lobo hubo obedecido - ¿Y tú qué estás mirando? Si no te quedas para ayudar, más vale que te largues mocoso. Tápale la mano a la señora, haz que deje de gritar. Pero ten cuidado: MUERDE-.

Con la última palabra del doctor, vino la transformación. La loba tomó la forma de su ser bestial.  Cambió los lloros y los gritos, por mordiscos que lanzaba al aire. La bestia, era muchísimo más fuerte. KA-LOS soltó por un segundo el brazo izquierdo de la licántropa, cosa que aprovechó para desgarrar la cabeza de KE-LOS y liberar sus piernas. Una vez hecho esto, librarse de KA-LOS, le resultó sencillo. Enfrente, solo quedó el Doctor Pluto.


* Zero Elegiste un bando, el de tus primos, los villanos de este tema. Ahora, en este último turno, deberás defenderlo. La mujer se ha transformado en loba y va a atacar a Isaac Pluto. Tu deber es proteger al doctor y terminar con la lobotomía. A Pluto me lo imaginé como un humano inventor, con habilidades similares a las de Chimar (por si deseas utilizar).

Penny tenía los ojos tapados con las palmas de las manos, no quería ver qué estaba pasando. Papá decía que era lo mejor para mamá, que así se curaría, sería feliz y no le volvería a hacer daño. Papá era bueno, él no decía mentiras. ¿Por qué le costaba tanto creerle? ¿Por qué le hacía más daño las palabras de papá que las heridas que mamá le hizo? Tal vez sea porque, desde su infantil inocencia, podía comprender por lo que mamá pasaba. Ella quería mucho a Grade, lo amaba tanto como amaba a papá o a Penny. Recordaba la vez en la que Grade tocó una canción con el piano que compró en Baslodia y mamá, a su lado, cantaba con una voz que envidiarían los Dioses. Cuando Grade se puso malito, mamá siempre estaba a su lado… cantaba aquella misma canción… nadie tocaba el piano…. No pudo seguir recordando, la tez de la pequeña se llenó de lágrimas grises; la tristeza era más fuerte que ella.

-Mamá…- se escuchaba en su llanto.

-Ya falta menos, estos señores tan amables se encargaran de cortar la cabeza de mamá y ella volverá a ser la de siempre- dijo papá sin apartar los ojos del feo doctor - Recuerda Penny, nunca dejes que tus sentimientos femeninos te dominen; harías que tu marido se gastase todos sus aeros por ti. ¿Verdad que no quieres eso? ¡Claro que no! Sé buena chica y mira al frente- le quitó las manos de los ojos- Mira y aprende-.

-Vale-.

Un niño de metal estaba hablando con los hombres que cogían a mamá; decían palabras extrañas que Penny no entendía. Entonces, el feo doctor fue donde mamá, le escupió en la cara y le estiró del pelo para que dejase de llorar. Penny volvió a taparse los ojos con las manos. ¡Era horrible! Papá, rápido, le dio una colleja y le quitó otra vez las manos de la cara. Sin pronunciar ninguna palabra, dijo con la mirada y un dedo índice discriminatorio que no se volviera a tapar los ojos porque le volvería a pegar.

-Vale-.

Miró a mamá transformarse en loba y tuvo mucho menos. Penny se llevó las manos en su pecho, como si fuera un elfo curando las cicatrices de sus heridas. Mamá estaba atacando a los hombres de metal. Era muy fuerte, les hacía mucho daño. ¿Y el niño? A Penny le parecía valiente y, de alguna manera infantil, atractivo. ¡Le gustaba! ¿Dónde estaba él? Detrás de la pelea, el niño tenía al feo doctor cogido como antes él había cogido a mamá. Le dio un golpe en la cabeza y le dejó durmiendo. ¿Para siempre, como dormía Grade? La niña deseó que fuera así.

Mamá aulló de cara a papá. Él estaba a punto de transformarse, pero Penny, esta vez, fue más rápida; dio un pequeño golpe en la mano de papá, como antes le había dado en la cabeza para que no se tapase los ojos.

-Mamá- fue corriendo a abrazar a la loba; ella le devolvió el abrazo con cuidado para no hacerle daño.

-Lo debí haber supuesto, ¿estarás contenta? Acabas de maldecir a nuestra hija. ¿Cómo pretendes que se case ahora? Se convertirá en una mujer débil y caprichosa, igual que tú lo eres. – papá caminó hacia el chico de metal y cogió la bolsa de aeros que le dio al feo doctor - Acabas de destruir una familia- le dio una patada en la espinilla, algo muy tonto porque el niño era muy duro; papá se hizo mucho más daño que él – Toma, unas monedas. Gástalas en golosinas y celebrar haber destruido mi familia-.

”Mentira, eras tú quién ibas a destruir a mamá” pensó Penny pero no se atrevió a decirlo.

Cuando papá se fue, Penny corrió hacia el niño de metal. Le cogió de las dos manos y le dio un beso en la mejilla. Mamá volvía a tener su estado natural; lloraba, pero se iba a poner mejor.


* Zero: En el fondo, aunque tus personajes den miedo, eres una buena persona. Has hecho feliz a una niña que a punto ha estado de ver cómo hacían de su madre una pelele lobotomita.

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