¿Quieres apostar? [Privado-Seth][CERRADO]
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La desgracia arrasaba el continente, la muerte y desesperación asolaban cada rincón del hemisferio y las personas se dejaban llevar por el pánico. No era para menos, de un momento para el otro habían visto morir a sus familiares, amigos y vecinos, casi parecía un castigo divino, si es que uno era de creer en ese tipo de cosas. No parecía que se pudiera hacer mucho al respecto, en las ciudades centrales las autoridades estaban completamente desbordadas, y en los pueblos más pequeños y alejados la única ley que parecía valer era la del más fuerte. Era una buena época para los estafadores, y de hecho los encontrabas hasta debajo de las piedras, vendiendo supuestas medicinas milagrosas para los desesperados. Pero a ojos de Matthew eso era muy bajo, por no decir poco original, en sus buenas épocas él lograba venderle medicamentos falsos a las personas sanas ¡Eso si tenía mérito! Ese montón de pobres novatos no valían ni la carne en la que estaban hechos, desprestigiaban a la profesión.
Así como muchas ocupaciones estaban sacando buenas ganancias a costa de la tristeza ajena, para otros era una terrible temporada, por ejemplo, para los comerciantes. No se le podían vender productos a los muertos, no se les podía vender servicios a un cadáver, así que no había forma de conseguir una buena ganancia. Por eso la mayoría había levantado sus cosas y se había marchado a donde fuera, cualquier sitio donde no hubiese cadáveres pudriéndose en las calles.
Pero precisamente por eso estaba Matthew ese día esperando a las afueras de Vulwulfar, lo cierto es que no había esperado que ese encuentro se realizara en medio de una situación tan compleja, pero para cuando empezó todo la invitación ya había sido enviada y no había mucho margen para arrepentirse. Hace aproximadamente tres meses le había enviado una carta a un buen amigo suyo, en la misma no daba muchos detalles, solo fecha y hora del encuentro, con sus iniciales al final, sabía que él entendería sin necesidad de más.
Y allí estaba Matt, en uno de los muelles más viejos de la ciudad, se había dejado de usar cuando construyeron la nueva zona del puerto, más grande para la enorme cantidad de barcos que entraban y salían en la actualidad. Había elegido ese lugar por dos motivos importantes: No era necesario pasar por el centro de la ciudad para llegar, por lo que podía esquivar los focos de infección sin problema. Y además nadie iba por allí, así que podrían hablar tranquilos sin que los estuvieran oyendo.
Estaba sentado en el noray, haciendo tiempo hasta que llegara su compañero, lanzaba una moneda al aire y la atajaba de modos cada vez más difíciles solo para pasar el rato. El sonido del mar siempre le había resultado extremadamente relajante, adoraba como se sentía el viento marítimo y el olor a sal, por eso le gustaba tanto esa ciudad, dentro de su completo desinterés por el destino de toda la humanidad, le daba un poco de lástima que Vulwulfar estuviera así.
A la hora señalada miro a lo lejos y vio a una figura acercándose, seguía teniendo el mismo porte, el mismo andar despreocupado y la misma cara de bribón desvergonzado.
-Amigo Seth, tanto tiempo sin vernos – Dijo mientras abría los brazos en un gesto afectuoso – Siempre puntual ¿Eh? – Agregó entre risas.
Última edición por Matthew Owens el Dom 19 Nov - 9:34, editado 1 vez
Matthew Owens
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Re: ¿Quieres apostar? [Privado-Seth][CERRADO]
Caos, miseria, devastación eran moneda corriente en todos pueblos, unos más, otros menos pero todos castigados por la terrible pandemia que no daba tregua alguna, por el contrario, amenazaba con seguir cobrando vidas sin importar raza, credo o edad.
Esta situación y acudir al encuentro de su viejo amigo fueron las razones que lo impulsaron a abandonar su hogar en Lunargenta, y recorrer pueblos hasta llegar a Vulwufar, el punto de encuentro señalado en la escueta carta que recibió hace tres meses atrás de manos de un mensajero, con tal sólo mirar por encima el sobre se dio cuenta quien era el remitente.
Viajó constantemente en busca de un lugar que le fuera confortable, pero sabía a ciencia cierta que no había lugar como Lunargenta, sin embargo permanecer ahí hubiera sido una locura, pues la ciudad prácticamente se encontraba en ruinas y con el riesgo inminente de ser contagiado.
Hoy era la fecha señalada, hace tres días que había llegado a la ciudad, era primera vez que la visitaba. La impresión que le dio al llegar no fue la mejor sin duda alguna, según se rumoreaba aquella ciudad había sido una de las más prosperas de la región, sin embargo ahora el panorama era la perfecta antítesis de la todo lo que antes había escuchado hablar.
Seth terminó su trago en la humilde posada, una de las pocas que seguía funcionando, notó que ya se aproximaba la hora del encuentro, mientras sacaba del bolsillo de su camisa la el sobre perfectamente doblado del cual extrajo la carta para volver a leerla.
Aquella carta no decía mucho, pues no era costumbre explayarse demasiado en una hoja de papel, sabía perfectamente que su amigo era desconfiado al igual que el, por esta razón no se fiaba de las misivas. Ambos con el correr de los años habían ideado una especie de código secreto para poder comunicarse a través de misivas.
Al terminar de ojear la carta volvió a doblarla y guardarla, mientras dejaba sobre la barra un par de aeros de propina para la camarera la cual durante su estancia allí no dejó de mirarlo ni un segundo.
Se dirigió presuroso al lugar del encuentro, uno de los muelles viejos de la ciudad, al llegar sentía la humedad de la brisa marina rozar su rostro, a la vez el mar embravecido, lo cual le generaba agrado, y curiosidad, pero no había tiempo de pensar en nimiedades, a la distancia pudo ver a su amigo.
Apuro el paso para acercarse, ahí estaba el viejo Matthew con los brazos abiertos, a lo cual correspondió con un abrazo y una palmada en la espalda -Tanto tiempo sin vernos, y si…tan puntual como siempre- sonrió y chasqueó la lengua.
Al reencontrarse con su amigo notó que seguía tal cual lo recordaba desde la última vez que se vieron, solo con la barba un poco más crecida que en ese entonces, seguía conservando aquella altivez que siempre lo caracterizó. Tenia buenos recuerdos de su entrañable amigo, pues fue el quien lo ayudó huir cuando estuvo a punto de ir a la cárcel, entre tantas lecciones de vida también aprendió de él a embarcar, timar, seducir y sobre todo a sacar provecho y volcar a su favor cualquier tipo de situación. Por decirlo de algún modo Owens había sido casi un mentor para Seth en el arte del ardid.
-Cuéntame amigo, ¿en qué puedo ayudarte?- preguntó un tanto impaciente.
Esta situación y acudir al encuentro de su viejo amigo fueron las razones que lo impulsaron a abandonar su hogar en Lunargenta, y recorrer pueblos hasta llegar a Vulwufar, el punto de encuentro señalado en la escueta carta que recibió hace tres meses atrás de manos de un mensajero, con tal sólo mirar por encima el sobre se dio cuenta quien era el remitente.
Viajó constantemente en busca de un lugar que le fuera confortable, pero sabía a ciencia cierta que no había lugar como Lunargenta, sin embargo permanecer ahí hubiera sido una locura, pues la ciudad prácticamente se encontraba en ruinas y con el riesgo inminente de ser contagiado.
Hoy era la fecha señalada, hace tres días que había llegado a la ciudad, era primera vez que la visitaba. La impresión que le dio al llegar no fue la mejor sin duda alguna, según se rumoreaba aquella ciudad había sido una de las más prosperas de la región, sin embargo ahora el panorama era la perfecta antítesis de la todo lo que antes había escuchado hablar.
Seth terminó su trago en la humilde posada, una de las pocas que seguía funcionando, notó que ya se aproximaba la hora del encuentro, mientras sacaba del bolsillo de su camisa la el sobre perfectamente doblado del cual extrajo la carta para volver a leerla.
Aquella carta no decía mucho, pues no era costumbre explayarse demasiado en una hoja de papel, sabía perfectamente que su amigo era desconfiado al igual que el, por esta razón no se fiaba de las misivas. Ambos con el correr de los años habían ideado una especie de código secreto para poder comunicarse a través de misivas.
Al terminar de ojear la carta volvió a doblarla y guardarla, mientras dejaba sobre la barra un par de aeros de propina para la camarera la cual durante su estancia allí no dejó de mirarlo ni un segundo.
Se dirigió presuroso al lugar del encuentro, uno de los muelles viejos de la ciudad, al llegar sentía la humedad de la brisa marina rozar su rostro, a la vez el mar embravecido, lo cual le generaba agrado, y curiosidad, pero no había tiempo de pensar en nimiedades, a la distancia pudo ver a su amigo.
Apuro el paso para acercarse, ahí estaba el viejo Matthew con los brazos abiertos, a lo cual correspondió con un abrazo y una palmada en la espalda -Tanto tiempo sin vernos, y si…tan puntual como siempre- sonrió y chasqueó la lengua.
Al reencontrarse con su amigo notó que seguía tal cual lo recordaba desde la última vez que se vieron, solo con la barba un poco más crecida que en ese entonces, seguía conservando aquella altivez que siempre lo caracterizó. Tenia buenos recuerdos de su entrañable amigo, pues fue el quien lo ayudó huir cuando estuvo a punto de ir a la cárcel, entre tantas lecciones de vida también aprendió de él a embarcar, timar, seducir y sobre todo a sacar provecho y volcar a su favor cualquier tipo de situación. Por decirlo de algún modo Owens había sido casi un mentor para Seth en el arte del ardid.
-Cuéntame amigo, ¿en qué puedo ayudarte?- preguntó un tanto impaciente.
Seth Doyle
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Compartió un cálido abrazo con su viejo amigo para luego agarrarlo por los hombros y mirarlo de arriba abajo ¡Era todo un hombre! Apenas podía creer que este muchacho era el mismo chico al cual había ayudado a robar sus primeros Aeros. Ciertamente Matthew se sentía muy conforme con lo que había logrado en Seth, era todo un caballero, con buen porte, distinguido y con una mentira siempre lista en la punta de la lengua.
Lo había conocido hacía ya bastante años, aunque como ambos llevaban una vida muy agitada nunca pasaban demasiado rato juntos, simplemente se encontraban, hacían algún timo para recordar los buenos tiempos y luego cada cual seguía su camino. Aun así, Seth estaba en la plenitud de su adolescencia cuando lo conoció, un muchachito algo más brioso y buscapleitos, pero con un potencial enorme que Matt supo captar de inmediato.
-No iba a sacar a mi buen amigo de su queridísima ciudad solo para pedirle un favor – Eso era algo en lo que se diferenciaban, a Seth parecía gustarle la seguridad de estar siempre en una misma urbe, en cambio el artesano prefería cambiar de aires lo más seguido posible, en cuanto pasaban algunas semanas se aburría de ver siempre lo mismo y sentía la necesidad de hacer la maleta e irse… Aunque muchas veces las circunstancias ayudaban bastante a que sintiera la urgencia de marcharse – Te invite aquí para hacerte una propuesta. Para ser exactos, esta es una reunión de negocios, querido amigo.
Volvió a sentarse en el noray y se cruzó de brazos como para adoptar una postura más seria, aunque continuaba sonriendo ampliamente. Se podía ver que Matthew estaba emocionado, era tal su entusiasmo que no podía siquiera quedarse quieto demasiado tiempo. En seguida que se sentó volvió a pararse y comenzó a caminar por la parte sana del muelle mientras explicaba su idea.
-Si he de serte sincero, estoy algo cansado de robar y correr, puedes imaginar que la edad de a poco comienza a pesarme, y estoy en busca de algo más mmmm, estable – Comenzó a jugar con su perfectamente recortada barba – Lo estuve pensando ¿Qué tipo de negocio es el más adecuado para una persona con mis cualidades? La artesanía quedó descartada desde ya – Seth era uno de los pocos que sabía sobre el pasado de Matt, por lo que conocía sus habilidades con la arcilla – Me encanta trabajar en eso, pero es demasiado esfuerzo para con suerte ver algún logro luego de muchos años, y me niego a convertirme en un anciano amargado – “Como mi maestro… O como mis padres”, pensó para sí mismo, aunque jamás lo diría en voz alta.
-No, nada de eso, lo que vengo a proponerte es que apostemos a por un negocio legal y respetable ¡Trabajo de gente honrada vamos! Algo que nos asegurara una buena cantidad de dinero en muy poco tiempo – Si, estaba siendo algo colorista con su explicación, pero estaba seguro que su amigo le perdonaría algo como eso dada su historia en común y la confianza que había entre ellos – Hablo de dar un servicio que siempre es necesario y nunca pasa de moda – Sonrió con picardía y dijo finalmente – Hablo de poner un burdel, amigo mío.
Lo había conocido hacía ya bastante años, aunque como ambos llevaban una vida muy agitada nunca pasaban demasiado rato juntos, simplemente se encontraban, hacían algún timo para recordar los buenos tiempos y luego cada cual seguía su camino. Aun así, Seth estaba en la plenitud de su adolescencia cuando lo conoció, un muchachito algo más brioso y buscapleitos, pero con un potencial enorme que Matt supo captar de inmediato.
-No iba a sacar a mi buen amigo de su queridísima ciudad solo para pedirle un favor – Eso era algo en lo que se diferenciaban, a Seth parecía gustarle la seguridad de estar siempre en una misma urbe, en cambio el artesano prefería cambiar de aires lo más seguido posible, en cuanto pasaban algunas semanas se aburría de ver siempre lo mismo y sentía la necesidad de hacer la maleta e irse… Aunque muchas veces las circunstancias ayudaban bastante a que sintiera la urgencia de marcharse – Te invite aquí para hacerte una propuesta. Para ser exactos, esta es una reunión de negocios, querido amigo.
Volvió a sentarse en el noray y se cruzó de brazos como para adoptar una postura más seria, aunque continuaba sonriendo ampliamente. Se podía ver que Matthew estaba emocionado, era tal su entusiasmo que no podía siquiera quedarse quieto demasiado tiempo. En seguida que se sentó volvió a pararse y comenzó a caminar por la parte sana del muelle mientras explicaba su idea.
-Si he de serte sincero, estoy algo cansado de robar y correr, puedes imaginar que la edad de a poco comienza a pesarme, y estoy en busca de algo más mmmm, estable – Comenzó a jugar con su perfectamente recortada barba – Lo estuve pensando ¿Qué tipo de negocio es el más adecuado para una persona con mis cualidades? La artesanía quedó descartada desde ya – Seth era uno de los pocos que sabía sobre el pasado de Matt, por lo que conocía sus habilidades con la arcilla – Me encanta trabajar en eso, pero es demasiado esfuerzo para con suerte ver algún logro luego de muchos años, y me niego a convertirme en un anciano amargado – “Como mi maestro… O como mis padres”, pensó para sí mismo, aunque jamás lo diría en voz alta.
-No, nada de eso, lo que vengo a proponerte es que apostemos a por un negocio legal y respetable ¡Trabajo de gente honrada vamos! Algo que nos asegurara una buena cantidad de dinero en muy poco tiempo – Si, estaba siendo algo colorista con su explicación, pero estaba seguro que su amigo le perdonaría algo como eso dada su historia en común y la confianza que había entre ellos – Hablo de dar un servicio que siempre es necesario y nunca pasa de moda – Sonrió con picardía y dijo finalmente – Hablo de poner un burdel, amigo mío.
Matthew Owens
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Cuando escuchó la palabra negocio, sus ojos se abrieron de par en par, aquella palabra significaba ganancias y naturalmente viniendo de Matthew estaba casi seguro que sería dinero fácil, ¿qué más podría pedir?.
Permaneció atento escuchando a la vera del noray, miraba a su amigo moverse de aquí para allá, cada palabra era pronunciada con énfasis y entusiasmo. Por un instante recordó con un dejo de nostalgia su adolescencia, en la que su entrañable amigo fue una pieza clave, sin la ayuda su ayuda su vida no seria la misma, mas que un amigo Matthew es para él un hermano mayor, en el cual confía plenamente, sabe a perfectamente que el jamás lo traicionará, es una de las pocas personas a las que respeta y aprecia.
Sacudió la cabeza nuevamente para enfocarse del todo en la idea del nuevo negocio. –Con que un cabaret…- arqueó una ceja y sonrió.
-Me parece un excelente negocio mi estimado amigo, pues con esto de la peste la gente necesita distraerse un poco ¿no es así?, a pesar de la desgracia hay que divertirse y que mejor manera que deleitando la vista con hermosas mujeres- le palmeó levemente la espalda en señal de aprobación. -Deberíamos comenzar a darle forma a esa idea cuanto antes, busquemos un lugar para conversar más cómodamente, ya sabes….estos asuntos son de extrema confidencialidad-.
Se apartó un poco del noray y contempló el derruido muelle e imaginó lo prospera que debe haber sido esa ciudad antes de la pandemia, suspiró negando con la cabeza y caminó un poco por el lugar,
A unos metros del muelle se encontraban las ruinas del que antes había sido un barco mercante, ahora convertido en un montón de óxido y ruinas, parecía un barco antiguo y dejado al abandono.
Aceleró el paso curioso de averiguar que había adentro, quizás podría servirles de refugio para hasta que encontraran un lugar más decente en el cual reunirse lejos de las miradas de los curiosos.
Permaneció atento escuchando a la vera del noray, miraba a su amigo moverse de aquí para allá, cada palabra era pronunciada con énfasis y entusiasmo. Por un instante recordó con un dejo de nostalgia su adolescencia, en la que su entrañable amigo fue una pieza clave, sin la ayuda su ayuda su vida no seria la misma, mas que un amigo Matthew es para él un hermano mayor, en el cual confía plenamente, sabe a perfectamente que el jamás lo traicionará, es una de las pocas personas a las que respeta y aprecia.
Sacudió la cabeza nuevamente para enfocarse del todo en la idea del nuevo negocio. –Con que un cabaret…- arqueó una ceja y sonrió.
-Me parece un excelente negocio mi estimado amigo, pues con esto de la peste la gente necesita distraerse un poco ¿no es así?, a pesar de la desgracia hay que divertirse y que mejor manera que deleitando la vista con hermosas mujeres- le palmeó levemente la espalda en señal de aprobación. -Deberíamos comenzar a darle forma a esa idea cuanto antes, busquemos un lugar para conversar más cómodamente, ya sabes….estos asuntos son de extrema confidencialidad-.
Se apartó un poco del noray y contempló el derruido muelle e imaginó lo prospera que debe haber sido esa ciudad antes de la pandemia, suspiró negando con la cabeza y caminó un poco por el lugar,
A unos metros del muelle se encontraban las ruinas del que antes había sido un barco mercante, ahora convertido en un montón de óxido y ruinas, parecía un barco antiguo y dejado al abandono.
Aceleró el paso curioso de averiguar que había adentro, quizás podría servirles de refugio para hasta que encontraran un lugar más decente en el cual reunirse lejos de las miradas de los curiosos.
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Seth Doyle
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Re: ¿Quieres apostar? [Privado-Seth][CERRADO]
Sonrió ampliamente al sentir la aprobación de su amigo, en cierto modo sabía desde un principio que a Seth le encantaría la idea, se entendían a la perfección, así que esa conversación más que una propuesta era una charla informativa. Solo quería ponerlo al tanto de la situación y que a su vez le informara como estaban sus propios recursos para poder embarcarse en semejante faena ¡Sería de lo más divertido!
-Mmm, por el momento creo que solo podremos hacer planes – Dijo Matt mientras acariciaba su barba pensativo – Aunque encontráramos todo lo que necesitamos para abrirlo ya, no tendríamos clientes… La mayoría están muertos, o en proceso de morir – Lo decía con un tono de absoluta tranquilidad, como si el asunto no fuera de su incumbencia – Por cierto, me alegra el ver que pudiste salvarte de la peste ¿Estuviste de viaje?
Por lo que se había enterado, todo aquel que estuviera siquiera cerca de una ciudad, corría el riesgo de contagiarse, aunque no estaban seguros de cómo, y lo que causaba más desesperación es que no parecía haber ninguna cura. En los pueblos podían verse grandes nubes de humo negro durante todo el día, producto de la quema de cuerpos, todos los festivales y eventos se habían cancelado, las pocas personas que estaban sanas o se encerraban en sus casas o dejaban las viviendas para irse a otro lugar.
-Sí, tienes razón, vamos a ir a algún lugar donde podamos ponernos medianamente cómodos – Todas las tabernas de la zona quedaban descartadas, o al menos Matt no se arriesgaría a tomar ni a comer nada que hubiese sido hecho con animales y agua de allí. Tampoco habían muchas posadas abiertas, y claro, quedarse al aire libre no era una opción – Caminemos un poco, hasta que encontremos un sitio medianamente habitable.
Comenzaron a andar lentamente, al no tener ningún objetivo no había motivo para apurarse. Se quedó mirando a su amigo durante unos segundos mientras lo escuchaba hablar. Aunque no se lo diría, en verdad se sentía aliviado de verlo bien, en cuanto se había enterado de la pandemia, su primer pensamiento había sido en relación a Seth… Bueno, el segundo, el primero había sido “¿Qué cosas tengo que guardar para irme ya mismo de esta ciudad?”.
-Ni se te ocurra entrar a curiosear allí, jovencito – Dijo en tono de broma Matt mientras negaba con el dedo índice – Esta sucio y oxidado, no tendría sentido haber sobrevivido hasta ahora para morir por una infección.
Miro alrededor y vio a lo lejos una casilla de piedra, seguramente debía ser de algún vigía que en el pasado estaba encargado de velar por el muelle, pero ahora no era más que una barraca abandonada. Se acercó despacio al lugar, dando un rodeo para subir por un viejo camino que había a un lado, al llegar se encontró con una puerta de madera firmemente cerrada, pero no se desanimó por aso. Agarro el pomo y golpeo con el hombro varias veces hasta que finalmente cedió.
Adentro todo estaba exactamente como lo habían dejado sus antiguos dueños, pero con una enorme capa de polvo y arena extra. Todo estaba comprimido en una sala, comedor con mesa y dos sillas, una chimenea con lugar suficiente para poner una olla que no había, una alacena desvencijada y vacía, y al costado una escalera de piedra que llevaba a la torre el vigía.
Bien, no era elegante, pero estaban a resguardo y sin enfermedad mortal, por cómo estaba la situación en el reino, eso ya era todo un lujo.
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-Mmm, por el momento creo que solo podremos hacer planes – Dijo Matt mientras acariciaba su barba pensativo – Aunque encontráramos todo lo que necesitamos para abrirlo ya, no tendríamos clientes… La mayoría están muertos, o en proceso de morir – Lo decía con un tono de absoluta tranquilidad, como si el asunto no fuera de su incumbencia – Por cierto, me alegra el ver que pudiste salvarte de la peste ¿Estuviste de viaje?
Por lo que se había enterado, todo aquel que estuviera siquiera cerca de una ciudad, corría el riesgo de contagiarse, aunque no estaban seguros de cómo, y lo que causaba más desesperación es que no parecía haber ninguna cura. En los pueblos podían verse grandes nubes de humo negro durante todo el día, producto de la quema de cuerpos, todos los festivales y eventos se habían cancelado, las pocas personas que estaban sanas o se encerraban en sus casas o dejaban las viviendas para irse a otro lugar.
-Sí, tienes razón, vamos a ir a algún lugar donde podamos ponernos medianamente cómodos – Todas las tabernas de la zona quedaban descartadas, o al menos Matt no se arriesgaría a tomar ni a comer nada que hubiese sido hecho con animales y agua de allí. Tampoco habían muchas posadas abiertas, y claro, quedarse al aire libre no era una opción – Caminemos un poco, hasta que encontremos un sitio medianamente habitable.
Comenzaron a andar lentamente, al no tener ningún objetivo no había motivo para apurarse. Se quedó mirando a su amigo durante unos segundos mientras lo escuchaba hablar. Aunque no se lo diría, en verdad se sentía aliviado de verlo bien, en cuanto se había enterado de la pandemia, su primer pensamiento había sido en relación a Seth… Bueno, el segundo, el primero había sido “¿Qué cosas tengo que guardar para irme ya mismo de esta ciudad?”.
-Ni se te ocurra entrar a curiosear allí, jovencito – Dijo en tono de broma Matt mientras negaba con el dedo índice – Esta sucio y oxidado, no tendría sentido haber sobrevivido hasta ahora para morir por una infección.
Miro alrededor y vio a lo lejos una casilla de piedra, seguramente debía ser de algún vigía que en el pasado estaba encargado de velar por el muelle, pero ahora no era más que una barraca abandonada. Se acercó despacio al lugar, dando un rodeo para subir por un viejo camino que había a un lado, al llegar se encontró con una puerta de madera firmemente cerrada, pero no se desanimó por aso. Agarro el pomo y golpeo con el hombro varias veces hasta que finalmente cedió.
Adentro todo estaba exactamente como lo habían dejado sus antiguos dueños, pero con una enorme capa de polvo y arena extra. Todo estaba comprimido en una sala, comedor con mesa y dos sillas, una chimenea con lugar suficiente para poner una olla que no había, una alacena desvencijada y vacía, y al costado una escalera de piedra que llevaba a la torre el vigía.
Bien, no era elegante, pero estaban a resguardo y sin enfermedad mortal, por cómo estaba la situación en el reino, eso ya era todo un lujo.
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Matthew Owens
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Re: ¿Quieres apostar? [Privado-Seth][CERRADO]
-Hierba mala nunca muere amigo, estaba muy lejos de la pandemia por fortuna, me encontraba haciéndole “favores” a una distinguida dama…lamentablemente tuve que dejarla a ella y su fortuna cuando supe que su adinerado esposo estaba por regresar- sonrió al terminar y caminó hasta el barco abandonado la frase y se detuvo un momento para esperarlo, sin embargo este lo detuvo.
Recordó las viejas advertencias que solía hacerle cuando era adolescente, aquella frase “ni se te ocurra” la volvía a pronunciar, sin embargo ahora ambos eran dos adultos y más que como un mentor Seth lo consideraba casi un hermano.
Depuso la idea de subir al viejo barco a investigar, conocía a su amigo y cuando le advertía de algo tenía sus motivos, y una vez más tenía razón – Tienes razón amigo, afortunadamente estamos vivos y sanos como para morir de una manera poco elegante- rio nuevamente y continuó caminando junto a Matthew.
Caminaron un buen trecho hasta encontrar una choza de vigía. Siguió a Matt por el viejo camino un poco empedrado. Se podía contemplar la inmensidad del lugar, pues la casilla era pequeña.
Todo estaba en absoluto silencio, esto hacia que el sonido del viento se pudiera escuchar mucho mas intenso, ya estaba atardeciendo y la brisa les golpeaba la cara, el solo se ocultaba y la temperatura comenzaba a descender, afortunadamente habían encontrado un lugar donde resguardarse y poder conversar más tranquilos.
Al entrar, pudo ver que el lugar estaba bien conservado, seguramente su viejo dueño había fallecido o abandonado la casa a consecuencia de la pandemia, sin embargo esto le importaba poco, lo realmente importante era que habían encontrado un refugio bastante decente.
Tenía las comodidades básicas, una pequeña cama de hierro, con las cobijas desgastadas, una pequeña mesa de madera con dos sillas, y bastante leña como para encender una chimenea. Una gruesa capa de polvo cubría toda la vivienda, Seth recorrió el lugar con calma pasando el dedo sobre la polvorienta mesa, apartó una silla, sacó un pañuelo de seda y la quitó el polvo para luego tomar asiento.
-Cuéntame amigo, que ha sido de tu vida todo este tiempo, la verdad ya estaba intranquilo al no tener noticias tuyas, ¿alguna aventura interesante?- sonrió con picardía e hizo un gesto con la mano invitándolo a tomar asiento.
Recordó las viejas advertencias que solía hacerle cuando era adolescente, aquella frase “ni se te ocurra” la volvía a pronunciar, sin embargo ahora ambos eran dos adultos y más que como un mentor Seth lo consideraba casi un hermano.
Depuso la idea de subir al viejo barco a investigar, conocía a su amigo y cuando le advertía de algo tenía sus motivos, y una vez más tenía razón – Tienes razón amigo, afortunadamente estamos vivos y sanos como para morir de una manera poco elegante- rio nuevamente y continuó caminando junto a Matthew.
Caminaron un buen trecho hasta encontrar una choza de vigía. Siguió a Matt por el viejo camino un poco empedrado. Se podía contemplar la inmensidad del lugar, pues la casilla era pequeña.
Todo estaba en absoluto silencio, esto hacia que el sonido del viento se pudiera escuchar mucho mas intenso, ya estaba atardeciendo y la brisa les golpeaba la cara, el solo se ocultaba y la temperatura comenzaba a descender, afortunadamente habían encontrado un lugar donde resguardarse y poder conversar más tranquilos.
Al entrar, pudo ver que el lugar estaba bien conservado, seguramente su viejo dueño había fallecido o abandonado la casa a consecuencia de la pandemia, sin embargo esto le importaba poco, lo realmente importante era que habían encontrado un refugio bastante decente.
Tenía las comodidades básicas, una pequeña cama de hierro, con las cobijas desgastadas, una pequeña mesa de madera con dos sillas, y bastante leña como para encender una chimenea. Una gruesa capa de polvo cubría toda la vivienda, Seth recorrió el lugar con calma pasando el dedo sobre la polvorienta mesa, apartó una silla, sacó un pañuelo de seda y la quitó el polvo para luego tomar asiento.
-Cuéntame amigo, que ha sido de tu vida todo este tiempo, la verdad ya estaba intranquilo al no tener noticias tuyas, ¿alguna aventura interesante?- sonrió con picardía e hizo un gesto con la mano invitándolo a tomar asiento.
Seth Doyle
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Re: ¿Quieres apostar? [Privado-Seth][CERRADO]
Ambos eran estafadores, pero tenían estilos muy diferentes. Seth era más del estilo gigoló, por decirlo de alguna manera, hacía un intercambio justo ofreciendo placer y compañía a cambio de dinero y estabilidad económica… Al menos hasta que llegaran los esposos de turno. Matthew en cambio prefería hacer pequeños engaños, estafar a la gente y convencerlos de cosas que no eran así para que le dieran su dinero de buena voluntad. De cualquier manera ambos podían hacer las tareas del otro con total comodidad, pero a medida que pasaban los años y la experiencia de uno incrementaba, siempre terminabas decantando por un estilo por sobre el otro.
Se rio de buena gana al escuchar la pregunta de su amigo, en cualquier otro momento no hubiese sido extraño que respondiera de manera afirmativa, pero los últimos acontecimientos que habían asolado al continente había cambiado mucho el panorama para todos. Como si fueran casi un calco uno del otro, Matt sacó también su pañuelo y limpió la silla antes de sentarse finalmente, se cruzó de piernas y comenzó a hablar.
-Se podría decir que si… Tuve, mmm, algunos encuentros interesantes – Carraspeo al recordar tanto a Alicia como a Arethusa, sentía que decir solo “interesante” no alcanzaba a describir lo que había sido el conocerlas – Luego de que nos separamos hice el camino largo hasta Vulwulfar, y pronto tuve algunos pequeños “contratiempos” – No necesitaba aclarar mucho más, Seth sabía que cuando hablaba de alguna adversidad era porque lo habían atrapado o porque había tenido que correr antes de que lo hicieran – De camino de vuelta a Lunargenta me encontré con una simpática jovencita llamada Alice, tuvimos problemas con ladrones, como es habitual cuando uno viaja solo… - Y había tenido que hacerle algunos favores a la Jefa de los Bandidos, pero prefería no recordar eso – Por suerte pudimos salir del apuro… Casi sin un rasguño.
Detuvo su relato para ver como el viento comenzaba a levantarse afuera, quizás tendrían tormenta más tarde, esperaba que pasara rápido, o que al menos no fuera tan intensa como para dejarlos atrapados allí adentro. Le sonrió a su amigo porque lo siguiente que iba a contar era lo más importante y quería darle el tono que correspondía.
-Pase algunas semanas en Lunargenta luego de eso, y allí me encontré con una encantadora elfa, se llama Arethusa Lein – Sacó nuevamente el pañuelo y lo paso por la mitad que le correspondía de la mesa para poder luego apoyar los codos – Es una jovencita de lo más encantadora, y al igual que te lo dije a ti cuando te vi la primera vez, veo un gran potencial en ella. Con la guía adecuada y el incentivo correcto ¡Podría llegar a ser en verdad muy buena! – Sonrió satisfecho, tomar nuevos discípulos no era algo que hiciera todos los días, por eso era importante para él el compartirlo con su mejor amigo – El único inconveniente es que ella es muy ingenua… No tiene la menor idea de que estas son mis intenciones, y seguramente si lo supiera se negaría.
Uno pensaría que ese era suficiente motivo como para abandonar el plan y dejar a la elfa en paz, pero Matthew no veía esto como una simple manipulación, él en verdad quería ayudar a la chica, y consideraba que el mejor modo de hacerlo era dándole herramientas para sobrevivir, así como lo había hecho con Seth en su momento. Suspiro y negó con la cabeza, no sería sencillo, pero sabía que algún día se lo agradecería.
Se rio de buena gana al escuchar la pregunta de su amigo, en cualquier otro momento no hubiese sido extraño que respondiera de manera afirmativa, pero los últimos acontecimientos que habían asolado al continente había cambiado mucho el panorama para todos. Como si fueran casi un calco uno del otro, Matt sacó también su pañuelo y limpió la silla antes de sentarse finalmente, se cruzó de piernas y comenzó a hablar.
-Se podría decir que si… Tuve, mmm, algunos encuentros interesantes – Carraspeo al recordar tanto a Alicia como a Arethusa, sentía que decir solo “interesante” no alcanzaba a describir lo que había sido el conocerlas – Luego de que nos separamos hice el camino largo hasta Vulwulfar, y pronto tuve algunos pequeños “contratiempos” – No necesitaba aclarar mucho más, Seth sabía que cuando hablaba de alguna adversidad era porque lo habían atrapado o porque había tenido que correr antes de que lo hicieran – De camino de vuelta a Lunargenta me encontré con una simpática jovencita llamada Alice, tuvimos problemas con ladrones, como es habitual cuando uno viaja solo… - Y había tenido que hacerle algunos favores a la Jefa de los Bandidos, pero prefería no recordar eso – Por suerte pudimos salir del apuro… Casi sin un rasguño.
Detuvo su relato para ver como el viento comenzaba a levantarse afuera, quizás tendrían tormenta más tarde, esperaba que pasara rápido, o que al menos no fuera tan intensa como para dejarlos atrapados allí adentro. Le sonrió a su amigo porque lo siguiente que iba a contar era lo más importante y quería darle el tono que correspondía.
-Pase algunas semanas en Lunargenta luego de eso, y allí me encontré con una encantadora elfa, se llama Arethusa Lein – Sacó nuevamente el pañuelo y lo paso por la mitad que le correspondía de la mesa para poder luego apoyar los codos – Es una jovencita de lo más encantadora, y al igual que te lo dije a ti cuando te vi la primera vez, veo un gran potencial en ella. Con la guía adecuada y el incentivo correcto ¡Podría llegar a ser en verdad muy buena! – Sonrió satisfecho, tomar nuevos discípulos no era algo que hiciera todos los días, por eso era importante para él el compartirlo con su mejor amigo – El único inconveniente es que ella es muy ingenua… No tiene la menor idea de que estas son mis intenciones, y seguramente si lo supiera se negaría.
Uno pensaría que ese era suficiente motivo como para abandonar el plan y dejar a la elfa en paz, pero Matthew no veía esto como una simple manipulación, él en verdad quería ayudar a la chica, y consideraba que el mejor modo de hacerlo era dándole herramientas para sobrevivir, así como lo había hecho con Seth en su momento. Suspiro y negó con la cabeza, no sería sencillo, pero sabía que algún día se lo agradecería.
Matthew Owens
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Re: ¿Quieres apostar? [Privado-Seth][CERRADO]
Sin dudas…ambos eran muy similares, no necesitaban palabras para comunicarse, sabían muy bien interpretar los silencios y gestos del otro. Seth escuchaba atentamente las “aventuras” amorosas de su amigo. Él sabía bien, que Matt nunca pasaba más allá de una aventura, seguramente moriría de la impresión si algún día su amigo establece una relación formal, - No has cambiado nada eh…- sonrió en complicidad.
En asuntos del corazón eran distintos, si bien los “negocios” de Seth se relacionaban estrechamente en establecer vínculos con algunas señoras o señoritas adineradas, sabía bien que eso algún día iba a acabar pues tenía la esperanza de conocer ese sentimiento que llaman amor, el cual hasta ahora le era totalmente indiferente.
-Que te pudo decir…- hizo una pausa para acomodarse en la silla –Yo también he tenido mis momentos de diversión, como olvidar a la hija del finquero con el cual trabajé unos meses…- recordaba con detalle y sonreía para si –Esa mujer tenía todo el aspecto de una dama delicada y débil pero en verdad….como lo bueno acaba, al final su padre nos ha descubierto y ya te imaginaras, la diversión se acabó antes que él me cortara el cuello- asintió con la cabeza.
Los truenos comenzaban a refusilar, presagiando el comienzo de la tormenta -Creo que tendremos que pasar un tiempo aquí, el clima no está de nuestro lado querido amigo- decía con pesar negando con la cabeza.
Se levantó de la silla dirigiéndose hacia la chimenea, aún quedaban unos trozos de madera dentro los cuales aprovechó para hacer fuego, mientras silbaba entonando una cancioncilla boba. Se limpió el hollín de las manos y volvió a su asiento mirando a Matt, -¿Aún traes contigo esa vieja baraja de cartas?, podríamos jugar una partida de póker para matar el tiempo y recordar los viejos trucos, quizás esta vez logre ganarte, aunque no creas he estado practicando-.
Esperaba ansioso comenzar la partida.
En asuntos del corazón eran distintos, si bien los “negocios” de Seth se relacionaban estrechamente en establecer vínculos con algunas señoras o señoritas adineradas, sabía bien que eso algún día iba a acabar pues tenía la esperanza de conocer ese sentimiento que llaman amor, el cual hasta ahora le era totalmente indiferente.
-Que te pudo decir…- hizo una pausa para acomodarse en la silla –Yo también he tenido mis momentos de diversión, como olvidar a la hija del finquero con el cual trabajé unos meses…- recordaba con detalle y sonreía para si –Esa mujer tenía todo el aspecto de una dama delicada y débil pero en verdad….como lo bueno acaba, al final su padre nos ha descubierto y ya te imaginaras, la diversión se acabó antes que él me cortara el cuello- asintió con la cabeza.
Los truenos comenzaban a refusilar, presagiando el comienzo de la tormenta -Creo que tendremos que pasar un tiempo aquí, el clima no está de nuestro lado querido amigo- decía con pesar negando con la cabeza.
Se levantó de la silla dirigiéndose hacia la chimenea, aún quedaban unos trozos de madera dentro los cuales aprovechó para hacer fuego, mientras silbaba entonando una cancioncilla boba. Se limpió el hollín de las manos y volvió a su asiento mirando a Matt, -¿Aún traes contigo esa vieja baraja de cartas?, podríamos jugar una partida de póker para matar el tiempo y recordar los viejos trucos, quizás esta vez logre ganarte, aunque no creas he estado practicando-.
Esperaba ansioso comenzar la partida.
Seth Doyle
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Re: ¿Quieres apostar? [Privado-Seth][CERRADO]
Siempre era lo mismo con su amigo Seth, en cada puerto una mujer, aunque Matthew sabía que en el fondo el muchacho era un romántico, y además aún era muy joven, probablemente no tardaría mucho más en encontrar el amor. El artesano en ese sentido era más pesimista, no creía que el amor “para siempre” existiera, solo habían romances muy intensos durante un tiempo corto, con suerte algunos años, y luego nada.
Se mantuvo en silencio mientras Seth comenzaba a prender un fuego en el hogar, si la tormenta se desataba con la potencia que estaba amenazando, necesitarían el calor de las llamas. Matt sonrió de medio lado cuando cuando escuchó sobre las cartas, llevo la mano al bolsillo interno de su chaleco, y saco un mazo viejo y gastado.
-Eso siquiera es necesario preguntarlo, amigo mío – Le contestó con una sonrisa – Sabes bien que siempre estoy preparado para una posible apuesta – Sin más preámbulos comenzó a mezclar - ¿Jugaremos con las reglas normales o con nuestras reglas? – Había una diferencia sustancial entre un modo y otro, hacerlo de forma común era acatando las reglas por todos conocidas y dejando la posibilidad de ganar al azar. Pero si era con sus propias reglas entonces todo era válido, esconder cartas, mezclar acomodando los números, repartir a sabiendas de lo que le ibas a dar a tu rival…
Ambas modalidades eran divertidas, si jugaban de modo tradicional sería una competencia para ver quién sabía tomar mayor ventaja con lo que le tocaba, mientras que del otro modo sería una disputa por ver quién podía hacer trampa sin que el otro se diera cuenta. Matthew sonreía mientras recordaba las primeras veces que había jugado a las cartas con Seth.
-¿Recuerdas como mezclabas al comienzo? No sé como lo hacías, pero lograbas que las cartas salieran despedidas por toda la habitación, jajaja, me pasaba varios días encontrándolas en los lugares menos esperados – Terminó de mezclar y comenzó a repartir – De todos hay que admitir que siempre fuiste de aprender muy rápido, y aunque algo no te saliera en el primer intento no te rendías, eso siempre me pareció algo loable.
Afuera la tormenta ya se había desatado, el paisaje se había oscurecido de pronto como si la noche hubiese caído de la nada sobre ellos. Las llamas eran lo único que iluminaban el cuarto, ya que claramente los dueños no habían dejado algo tan valioso como velas en un lugar así, pero de todos modos no necesitaban mucho más para poder ver las cartas.
-Tengo pensado regresar al Gremio de Ladrones – Dijo de pronto Matthew – Sé que puede parecer algo repentino, pero si vamos a afrontar este negocio con seriedad, tenemos que hacer las cosas bien, y no se puede llevar ningún emprendimiento por el estilo si no arreglamos primero con ellos – En su juventud había tenido algunos problemas con la gente del gremio, uno de los antiguos líderes no se había tomado a bien que Matt tuviera un amorío con su esposa. Pero tenía entendido que en la actualidad el Jefe había cambiado, por lo que no debería haber problema si pedía de regresar – Quizás me ignoren, pero con intentarlo no perdemos nada.
Se mantuvo en silencio mientras Seth comenzaba a prender un fuego en el hogar, si la tormenta se desataba con la potencia que estaba amenazando, necesitarían el calor de las llamas. Matt sonrió de medio lado cuando cuando escuchó sobre las cartas, llevo la mano al bolsillo interno de su chaleco, y saco un mazo viejo y gastado.
-Eso siquiera es necesario preguntarlo, amigo mío – Le contestó con una sonrisa – Sabes bien que siempre estoy preparado para una posible apuesta – Sin más preámbulos comenzó a mezclar - ¿Jugaremos con las reglas normales o con nuestras reglas? – Había una diferencia sustancial entre un modo y otro, hacerlo de forma común era acatando las reglas por todos conocidas y dejando la posibilidad de ganar al azar. Pero si era con sus propias reglas entonces todo era válido, esconder cartas, mezclar acomodando los números, repartir a sabiendas de lo que le ibas a dar a tu rival…
Ambas modalidades eran divertidas, si jugaban de modo tradicional sería una competencia para ver quién sabía tomar mayor ventaja con lo que le tocaba, mientras que del otro modo sería una disputa por ver quién podía hacer trampa sin que el otro se diera cuenta. Matthew sonreía mientras recordaba las primeras veces que había jugado a las cartas con Seth.
-¿Recuerdas como mezclabas al comienzo? No sé como lo hacías, pero lograbas que las cartas salieran despedidas por toda la habitación, jajaja, me pasaba varios días encontrándolas en los lugares menos esperados – Terminó de mezclar y comenzó a repartir – De todos hay que admitir que siempre fuiste de aprender muy rápido, y aunque algo no te saliera en el primer intento no te rendías, eso siempre me pareció algo loable.
Afuera la tormenta ya se había desatado, el paisaje se había oscurecido de pronto como si la noche hubiese caído de la nada sobre ellos. Las llamas eran lo único que iluminaban el cuarto, ya que claramente los dueños no habían dejado algo tan valioso como velas en un lugar así, pero de todos modos no necesitaban mucho más para poder ver las cartas.
-Tengo pensado regresar al Gremio de Ladrones – Dijo de pronto Matthew – Sé que puede parecer algo repentino, pero si vamos a afrontar este negocio con seriedad, tenemos que hacer las cosas bien, y no se puede llevar ningún emprendimiento por el estilo si no arreglamos primero con ellos – En su juventud había tenido algunos problemas con la gente del gremio, uno de los antiguos líderes no se había tomado a bien que Matt tuviera un amorío con su esposa. Pero tenía entendido que en la actualidad el Jefe había cambiado, por lo que no debería haber problema si pedía de regresar – Quizás me ignoren, pero con intentarlo no perdemos nada.
Matthew Owens
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Re: ¿Quieres apostar? [Privado-Seth][CERRADO]
-¡¡¡Vaya!!!, siempre preparado eh- comentó alegremente viendo como Matt extraía las cartas desde su bolsillo, -Guardadas en el mismo lugar, supongo que ahí también están las monedas "mágicas"- sonrió.
Miraba atentamente como mezclaba la cartas, aún seguía siendo muy hábil en esos menesteres, incluso imaginaba que aquello lo podría hacer con los ojos cerrados sin siquiera perder una carta. Recordaba con nostalgia cuando era un adolescente y su amigo le enseñaba los primeros trucos con las cartas, efectivamente…le costó mucho trabajo aprender a dominar la baraja para mezclarla sin perder la cartas, también recordó cómo se enfadaba mientras recorría el lugar en busca de las cartas restantes.
Cuando recibió las cartas las miró detenidamente, sabía que en las reglas del póker no estaba permitido hacer ninguna expresión de lo contrario era ponerse en evidencia ante el contendor, sin embargo no pudo evitar notar su alegría cuando vio que el mazo era el mismo con el cual aprendió a jugar.
-Que buenos recuerdos me trae este mazo- dijo con nostalgia mirando a Matt, -Ha pasado mucho tiempo desde que nos conocemos, ¿verdad?- suspiró con algo de nostalgia al recordar su pasado, -Bueno basta de sentimentalismos y vamos a jugar con “nuestras reglas”, veré si te puedo ganar esta vez-
Seth acomodó las cartas en su mano y analizaba cada una, sin ponerse en evidencia delante de su maestro, pues este le conocía bien, sus gestos y expresiones, estaba seguro que él podría interpretar hasta el más mínimo parpadeo. Se rascaba el mentón mientras pensaba la mejor jugada.
-Así que te unirás al gremio de los ladrones…no me parece mala idea sino todo lo contrario, es bueno contar con la “protección” de ellos para nuestro proyecto, no debemos de dejar nada al azar, pero esta vez no intentes acostarte con la esposa de ninguno- soltó una carcajada y fijó la vista nuevamente en las cartas e intentó poner en práctica un viejo truco el cual consistía en esconder debajo de la la pierna una de las cartas, debía esperar a que su amigo hiciera la jugada para aprovechar su distracción.
Deslizó una de las cartas por debajo de la manga de su saco a la espera que su amigo realizara la jugada, aguardaba con fingida paciencia, pero en el fondo la ansiedad lo embargaba.
Miraba atentamente como mezclaba la cartas, aún seguía siendo muy hábil en esos menesteres, incluso imaginaba que aquello lo podría hacer con los ojos cerrados sin siquiera perder una carta. Recordaba con nostalgia cuando era un adolescente y su amigo le enseñaba los primeros trucos con las cartas, efectivamente…le costó mucho trabajo aprender a dominar la baraja para mezclarla sin perder la cartas, también recordó cómo se enfadaba mientras recorría el lugar en busca de las cartas restantes.
Cuando recibió las cartas las miró detenidamente, sabía que en las reglas del póker no estaba permitido hacer ninguna expresión de lo contrario era ponerse en evidencia ante el contendor, sin embargo no pudo evitar notar su alegría cuando vio que el mazo era el mismo con el cual aprendió a jugar.
-Que buenos recuerdos me trae este mazo- dijo con nostalgia mirando a Matt, -Ha pasado mucho tiempo desde que nos conocemos, ¿verdad?- suspiró con algo de nostalgia al recordar su pasado, -Bueno basta de sentimentalismos y vamos a jugar con “nuestras reglas”, veré si te puedo ganar esta vez-
Seth acomodó las cartas en su mano y analizaba cada una, sin ponerse en evidencia delante de su maestro, pues este le conocía bien, sus gestos y expresiones, estaba seguro que él podría interpretar hasta el más mínimo parpadeo. Se rascaba el mentón mientras pensaba la mejor jugada.
-Así que te unirás al gremio de los ladrones…no me parece mala idea sino todo lo contrario, es bueno contar con la “protección” de ellos para nuestro proyecto, no debemos de dejar nada al azar, pero esta vez no intentes acostarte con la esposa de ninguno- soltó una carcajada y fijó la vista nuevamente en las cartas e intentó poner en práctica un viejo truco el cual consistía en esconder debajo de la la pierna una de las cartas, debía esperar a que su amigo hiciera la jugada para aprovechar su distracción.
Deslizó una de las cartas por debajo de la manga de su saco a la espera que su amigo realizara la jugada, aguardaba con fingida paciencia, pero en el fondo la ansiedad lo embargaba.
Seth Doyle
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Re: ¿Quieres apostar? [Privado-Seth][CERRADO]
Matthew solía tener un par de trucos que repetía seguido, y otros que iba cambiando dependiendo de la situación. En su profesión había que actualizarse todo el tiempo, porque la gente era idiota, pero cuando los engañabas tres o cuatro veces con el mismo ardid dejaba de tener efecto. El común de las personas creían que ser estafador era muy sencillo, pero tenía muchas más aristas de lo que se pensaba.
-Cierto, no queda bien en hombres tan atractivos el estar suspirando por recuerdos del pasado – Respondió Matt mientras acomodaba las cartas en su mano. En realidad era solo una pantomima, no necesitaba ponerlas en orden, pero sí era necesario distraer la mirada de Seth.
Dejo escapar una carcajada ante el comentario de su amigo, dando un ligero golpe en el borde de la mesa con la palma de la mano. Matthew se sentía relajado cuando estaba con Seth, no tenía que fingir, ni hacer comentarios zalameros para agradar, o tener en cuenta qué gesto hacía. Mientras iban definiendo la mano lo único que denotaba el rostro del estafador es tranquilidad.
-¿Piensas empollar esa carta? – Preguntó sin mirar, el truco que Seth había intentado era muy viejo, por lo que no funcionaría con alguien con la experiencia de Matt – Vamos, amigo mío, sé que puedes hacerlo mucho mejor – Solo estaban calentando, ambos querían demostrar cuanto habían mejorado en esos años.
Indiferentemente de quien ganara, ninguno de los dos se sentiría airado, esto era solo un ejercicio, como un modo complicado de saludarse y presentar sus respetos. Matthew tomo dos cartas de las que tenía en la mano y las separo poniéndolas boca abajo sobre la mesa.
-Ganaré con estas dos, puedo asegurártelo – Sonrió con picardía y se quedó mirando a su amigo directo a los ojos, esa era otra técnica conocida y que Matt disfrutaba mucho hacer. La mayoría de las veces solo estaba fanfarroneando para poner nervioso al rival, pero algunas veces hablaba en serio, la cuestión era ¿Decía la verdad o mentía?
El hombre no pudo evitar que sus pensamientos divagaran un poco, estaba concentrado en la partida, pero habían ciertos movimientos y gestos que ya los hacía sin la necesidad de tener que poner su mente en ello, así que podía distraerse en recuerdos. En cierto modo Seth era lo más cercano que tenía a una familia, por lógica tendrían que mantener algo más de contacto entre ellos.
-¿Cuánto tiempo crees que podremos estar bajo el mismo techo sin que surjan discusiones? – Si empezaban un negocio juntos obligatoriamente tendrían que estar en el mismo sitio, y Seth ya no era un niño – Quiero decir, no es como cuando eras un crío, y desde entonces nunca hemos estado juntos más de un par de semanas – Adorar mucho a alguien no significaba que se podía convivir con esa persona.
-Cierto, no queda bien en hombres tan atractivos el estar suspirando por recuerdos del pasado – Respondió Matt mientras acomodaba las cartas en su mano. En realidad era solo una pantomima, no necesitaba ponerlas en orden, pero sí era necesario distraer la mirada de Seth.
Dejo escapar una carcajada ante el comentario de su amigo, dando un ligero golpe en el borde de la mesa con la palma de la mano. Matthew se sentía relajado cuando estaba con Seth, no tenía que fingir, ni hacer comentarios zalameros para agradar, o tener en cuenta qué gesto hacía. Mientras iban definiendo la mano lo único que denotaba el rostro del estafador es tranquilidad.
-¿Piensas empollar esa carta? – Preguntó sin mirar, el truco que Seth había intentado era muy viejo, por lo que no funcionaría con alguien con la experiencia de Matt – Vamos, amigo mío, sé que puedes hacerlo mucho mejor – Solo estaban calentando, ambos querían demostrar cuanto habían mejorado en esos años.
Indiferentemente de quien ganara, ninguno de los dos se sentiría airado, esto era solo un ejercicio, como un modo complicado de saludarse y presentar sus respetos. Matthew tomo dos cartas de las que tenía en la mano y las separo poniéndolas boca abajo sobre la mesa.
-Ganaré con estas dos, puedo asegurártelo – Sonrió con picardía y se quedó mirando a su amigo directo a los ojos, esa era otra técnica conocida y que Matt disfrutaba mucho hacer. La mayoría de las veces solo estaba fanfarroneando para poner nervioso al rival, pero algunas veces hablaba en serio, la cuestión era ¿Decía la verdad o mentía?
El hombre no pudo evitar que sus pensamientos divagaran un poco, estaba concentrado en la partida, pero habían ciertos movimientos y gestos que ya los hacía sin la necesidad de tener que poner su mente en ello, así que podía distraerse en recuerdos. En cierto modo Seth era lo más cercano que tenía a una familia, por lógica tendrían que mantener algo más de contacto entre ellos.
-¿Cuánto tiempo crees que podremos estar bajo el mismo techo sin que surjan discusiones? – Si empezaban un negocio juntos obligatoriamente tendrían que estar en el mismo sitio, y Seth ya no era un niño – Quiero decir, no es como cuando eras un crío, y desde entonces nunca hemos estado juntos más de un par de semanas – Adorar mucho a alguien no significaba que se podía convivir con esa persona.
Matthew Owens
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Re: ¿Quieres apostar? [Privado-Seth][CERRADO]
Sabía bien que era complicado ganarle una partida a Matt, él era un experto jugador de póker, siempre sorprendía con algún nuevo “truco” como preferían llamar de manera elegante a hacer trampa.
-¡¡¡Rayos!!! Siempre acabas descubriendo el truco porque eres un experto- dijo sin tomar mucha importancia al asunto, se quitó la carta de debajo de la pierna y la puso en la mesa –Hace tiempo no fallaba con este truco, pero bueno amigo…estoy frente a un profesional y haga lo que haga me pondré en evidencia-.
Dejó las cartas sobre la mesa dando un golpe con los nudillos, a continuación pasó a darlas vuelta sobre la mesa dejándolas a la vista de Matt, su mano no era buena, esta vez la diosa de la fortuna no estaba con él.
-Bueno se ve que la fortuna no estuvo de mi lado esta vez, sin embargo he disfrutado mucho volver a probar suerte contigo. Ah pero cuando haya oportunidad te daré paliza jugando al ajedrez, ese si es mi terreno y lo sabes bien- dijo esbozando una amplia sonrisa.
Se reclinó en el respaldo de la poco confortable silla a meditar lo dicho por su amigo, estuvo en silencio un largo rato jugando con una carta haciéndola pasar entre los dedos mientras ponía las ideas en orden.
Tenía razón, el tiempo había pasado irremediablemente para ambos, Seth ya no era un niño, había forjado su carácter, su temple, la calle había sido su escuela, sería difícil poder darle ordenes, sin embargo de la única persona que aceptaría consejo o sugerencia ese era su casi hermano. El hecho de tener que convivir un por más de unos días le inquietaba un poco, pues ambos deberían ceder en algunas cuestiones en pos de la buena convivencia, pero estaba de acuerdo en hacer lo que sea con tal de la recompensa que obtendrían después.
-Convivir contigo si será un reto eh, deberé hacer mis “negocios” por fuera, tú me entiendes- rió poniéndose de pie para palmearle la espalda. Nuevamente no había necesidad de explicaciones de por medio, quien mejor que su hermano del alma para poder entenderlo sin juzgarlo.
-Pues iremos por ese negocio y lo haremos en grande, confío en que será así mi querido amigo- mientras terminaba la frase extendía la mano para darle un fuerte apretón.
-¡¡¡Rayos!!! Siempre acabas descubriendo el truco porque eres un experto- dijo sin tomar mucha importancia al asunto, se quitó la carta de debajo de la pierna y la puso en la mesa –Hace tiempo no fallaba con este truco, pero bueno amigo…estoy frente a un profesional y haga lo que haga me pondré en evidencia-.
Dejó las cartas sobre la mesa dando un golpe con los nudillos, a continuación pasó a darlas vuelta sobre la mesa dejándolas a la vista de Matt, su mano no era buena, esta vez la diosa de la fortuna no estaba con él.
-Bueno se ve que la fortuna no estuvo de mi lado esta vez, sin embargo he disfrutado mucho volver a probar suerte contigo. Ah pero cuando haya oportunidad te daré paliza jugando al ajedrez, ese si es mi terreno y lo sabes bien- dijo esbozando una amplia sonrisa.
Se reclinó en el respaldo de la poco confortable silla a meditar lo dicho por su amigo, estuvo en silencio un largo rato jugando con una carta haciéndola pasar entre los dedos mientras ponía las ideas en orden.
Tenía razón, el tiempo había pasado irremediablemente para ambos, Seth ya no era un niño, había forjado su carácter, su temple, la calle había sido su escuela, sería difícil poder darle ordenes, sin embargo de la única persona que aceptaría consejo o sugerencia ese era su casi hermano. El hecho de tener que convivir un por más de unos días le inquietaba un poco, pues ambos deberían ceder en algunas cuestiones en pos de la buena convivencia, pero estaba de acuerdo en hacer lo que sea con tal de la recompensa que obtendrían después.
-Convivir contigo si será un reto eh, deberé hacer mis “negocios” por fuera, tú me entiendes- rió poniéndose de pie para palmearle la espalda. Nuevamente no había necesidad de explicaciones de por medio, quien mejor que su hermano del alma para poder entenderlo sin juzgarlo.
-Pues iremos por ese negocio y lo haremos en grande, confío en que será así mi querido amigo- mientras terminaba la frase extendía la mano para darle un fuerte apretón.
Seth Doyle
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Re: ¿Quieres apostar? [Privado-Seth][CERRADO]
Matthew se empezó a reír ante los gestos de frustración de su amigo, siempre intentaba una o dos de esas maniobras, a sabiendas de esto, a veces el estafador simplemente le decía que se dejara de tonterías aun cuando no tenía prueba alguna de que lo estuviera haciendo. Pero al parecer esta vez había dado en el clavo, esconder una carta bajo la pierna era para principiantes, y le daba la pauta de que su amigo se estaba dedicando a otras actividades que nada tenían que ver con las cartas.
-Tendrás que embriagarme si quieres que juegue al ajedrez contigo, es imposible ganarte en ese juego – Agarró el resto de las cartas y siguió mezclándolas mientras charlaban, lo hacía sin pensar, simplemente para mantener entretenidas las manos – La suerte es para los novatos, querido amigo – Agregó mientras dejaba caer varias cartas de su manga.
Escuchó con atención los argumentos de Seth, parecía razonable, eran amigos pero también eran profesionales, si la recompensa valía la pena entonces podrían hacer a un lado los posibles conflictos con la condición de abogar a por un bien mayor: Mucho dinero.
-¿Convivir conmigo un reto? Pero si soy encantador jajaja – Lo cierto era que podía ser bastante extravagante con sus costumbres en el día a día, era exageradamente prolijo con su ropa y objetos personales, detestaba levantarse temprano, y cuando se trataba de llevar adelante un negocio se obsesionaba con mantener controlado cada detalle – Por supuesto que sí, amigo, si vamos a hacer algo ¡Tiene que ser a lo grande! – Tomo la mano de Seth y la apretó con fuerza y confianza.
No dijo nada sobre lo de tener que dejar sus “negocios” afuera, claro que no había problema con eso, mientras su amigo cumpliera con sus obligaciones para con el negocio, a Matt no le importaba qué hiciera el resto del tiempo. Pero en cuanto a él mismo, esta sería una tarea de tiempo completo, no había forma de que pudiera seguir haciendo su vida y manteniendo un negocio a la vez.
-Creo que ya me estoy volviendo un poco… Viejo – Apoyó ambas manos tras su nuca y se comenzó a hamacar en la silla, le costaba decir esa palabra, y se sentía algo irritado por tener que admitirlo – Hace algunos años de solo pensar en asentarme en un lugar me hubiese dado urticaria, pero ahora…
Ahora Matthew por primera vez sentía la necesidad de que su vida fuera un poco más estable, levantarse y ver el mismo paisaje por la ventana, desayunar a horarios más o menos normales, ver un mismo rostro junto a ti en la cama…. No, eso aún no, tampoco era para tanto.
-Ya que no podremos salir en un buen rato, podríamos comenzar a pensar algunos detalles sobre nuestros negocios ¿Qué opinas? – Se sentó de nuevo derecho para hablar de un tema serio – No estoy seguro de si ponerlo en Lunargento… ¡Lo sé! Tú me dirás “Si no es en la principal ciudad humana ¿Dónde?” Pero estamos ante las puertas de un cambio en todo el continente, tenemos que intentar adelantarnos a los acontecimientos – Se señaló la sien para hacer gesto de pensamiento – Tenemos que poner nuestras mentes a trabajar desde ya.
-Tendrás que embriagarme si quieres que juegue al ajedrez contigo, es imposible ganarte en ese juego – Agarró el resto de las cartas y siguió mezclándolas mientras charlaban, lo hacía sin pensar, simplemente para mantener entretenidas las manos – La suerte es para los novatos, querido amigo – Agregó mientras dejaba caer varias cartas de su manga.
Escuchó con atención los argumentos de Seth, parecía razonable, eran amigos pero también eran profesionales, si la recompensa valía la pena entonces podrían hacer a un lado los posibles conflictos con la condición de abogar a por un bien mayor: Mucho dinero.
-¿Convivir conmigo un reto? Pero si soy encantador jajaja – Lo cierto era que podía ser bastante extravagante con sus costumbres en el día a día, era exageradamente prolijo con su ropa y objetos personales, detestaba levantarse temprano, y cuando se trataba de llevar adelante un negocio se obsesionaba con mantener controlado cada detalle – Por supuesto que sí, amigo, si vamos a hacer algo ¡Tiene que ser a lo grande! – Tomo la mano de Seth y la apretó con fuerza y confianza.
No dijo nada sobre lo de tener que dejar sus “negocios” afuera, claro que no había problema con eso, mientras su amigo cumpliera con sus obligaciones para con el negocio, a Matt no le importaba qué hiciera el resto del tiempo. Pero en cuanto a él mismo, esta sería una tarea de tiempo completo, no había forma de que pudiera seguir haciendo su vida y manteniendo un negocio a la vez.
-Creo que ya me estoy volviendo un poco… Viejo – Apoyó ambas manos tras su nuca y se comenzó a hamacar en la silla, le costaba decir esa palabra, y se sentía algo irritado por tener que admitirlo – Hace algunos años de solo pensar en asentarme en un lugar me hubiese dado urticaria, pero ahora…
Ahora Matthew por primera vez sentía la necesidad de que su vida fuera un poco más estable, levantarse y ver el mismo paisaje por la ventana, desayunar a horarios más o menos normales, ver un mismo rostro junto a ti en la cama…. No, eso aún no, tampoco era para tanto.
-Ya que no podremos salir en un buen rato, podríamos comenzar a pensar algunos detalles sobre nuestros negocios ¿Qué opinas? – Se sentó de nuevo derecho para hablar de un tema serio – No estoy seguro de si ponerlo en Lunargento… ¡Lo sé! Tú me dirás “Si no es en la principal ciudad humana ¿Dónde?” Pero estamos ante las puertas de un cambio en todo el continente, tenemos que intentar adelantarnos a los acontecimientos – Se señaló la sien para hacer gesto de pensamiento – Tenemos que poner nuestras mentes a trabajar desde ya.
Matthew Owens
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Re: ¿Quieres apostar? [Privado-Seth][CERRADO]
El apretón de manos fue el gesto tangible de su prometedora y ambiciosa sociedad, Seth no podía dejar de imaginar los detalles del futuro negocio , le hacía mucha ilusión verlo concretado.
Soltó la mano y se acomodó en la silla arreglándose un poco el cabello para despejarlo de su frente, escuchando atentamente la reflexión de Matt, sobre la vejez.
Asintió con la cabeza –Si amigo, ha pasado mucho tiempo, mírame- se puso de pie –Ya no soy el mocoso el cual ayudaste aquella noche fría de invierno, recuerdo como si fuese ayer, había huido del orfanato, de pronto me vi solo en las calles, con hambre y frio y tuve la brillante idea de intentar arrebatarte unos cuantos aeros- suspiró con nostalgia.
-También recuerdo como me jalaste de la oreja y me llevaste a una posada en donde comí y bebí casi tanto como tu…qué tiempos aquellos ¿no?-.
Se dirigió a la ventana y estuvo ahí en silencio contemplando la oscuridad a través del vidrio empapado por las gotas de lluvia.
Estuvo un momento en silencio pensando en lo vivido, durante su adolescencia, de pronto le embargó en la memoria el recuerdo de su madre, aquella mujer dulce y tierna solo conserva vagos recuerdos.
-¡Basta ya de ponernos sensibles como dos octogenarios!- esbozó su típica sonrisa pícara y volvió a la mesa donde estaba Matt –Pongamos a trabajar nuestras mentes para hacer realidad este proyecto-. Se rascaba el mentón en señal de concentración, intentaba pensar cual sería el mejor lugar para establecer el negocio: Su amigo tenía razón existían más lugares aparte de Lunargenta, sin embargo la elección debía hacerse con cuidado.
-Comencemos a descartar sitios ¿te parece?- Lo miró nuevamente con atención-
Soltó la mano y se acomodó en la silla arreglándose un poco el cabello para despejarlo de su frente, escuchando atentamente la reflexión de Matt, sobre la vejez.
Asintió con la cabeza –Si amigo, ha pasado mucho tiempo, mírame- se puso de pie –Ya no soy el mocoso el cual ayudaste aquella noche fría de invierno, recuerdo como si fuese ayer, había huido del orfanato, de pronto me vi solo en las calles, con hambre y frio y tuve la brillante idea de intentar arrebatarte unos cuantos aeros- suspiró con nostalgia.
-También recuerdo como me jalaste de la oreja y me llevaste a una posada en donde comí y bebí casi tanto como tu…qué tiempos aquellos ¿no?-.
Se dirigió a la ventana y estuvo ahí en silencio contemplando la oscuridad a través del vidrio empapado por las gotas de lluvia.
Estuvo un momento en silencio pensando en lo vivido, durante su adolescencia, de pronto le embargó en la memoria el recuerdo de su madre, aquella mujer dulce y tierna solo conserva vagos recuerdos.
-¡Basta ya de ponernos sensibles como dos octogenarios!- esbozó su típica sonrisa pícara y volvió a la mesa donde estaba Matt –Pongamos a trabajar nuestras mentes para hacer realidad este proyecto-. Se rascaba el mentón en señal de concentración, intentaba pensar cual sería el mejor lugar para establecer el negocio: Su amigo tenía razón existían más lugares aparte de Lunargenta, sin embargo la elección debía hacerse con cuidado.
-Comencemos a descartar sitios ¿te parece?- Lo miró nuevamente con atención-
Seth Doyle
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Re: ¿Quieres apostar? [Privado-Seth][CERRADO]
Matthew también recordaba esa noche, y aunque había salido de su cuarto sin un solo aero en el bolsillo, ahora regresaba con una buena cantidad. Estaba vestido para la ocasión, con un elegante abrigo, pantalones oscuros y unas botas nuevas, lo ideal para aparentar más de lo que en realidad era. El resto era sencillo, solo tenía que inventarse algún título, algún nombre y crear mentiras enmarañadas, en general nadie preguntaba demasiado.
Probablemente por su apariencia Seth había pensado que era alguien más adinerado de lo que en realidad era, y por lo mismo consideró que era una buena idea el robarle algunas monedas. Pero Matt no cayó en la treta, agarró rápidamente la muñeca del niño y se lo quedó mirando, era otro de los tantos chiquillos que eran dejados a un lado por la sociedad. Quizás Owens se sintió ligeramente identificado con él, pero lo que solía decir es que había notado el potencial del pequeño en ese mismo instante, y que por eso había decidido ayudarlo.
-Pensé que ibas a explotar de tanto comer, jajaja… Ains, qué tiempos aquellos – Repitió Matthew con nostalgia.
Sin duda todos los sucesos que habían ocurrido últimamente en el continente los tenía a los dos muy sensibles. También podía tener algo que ver la cuestión de que muy pocas veces demostraban algún sentimiento verdadero a quienes los rodeaban. Ser emocional podía causar más problemas que otra cosa. Cuando uno dejaba ver sus sentimientos se volvía débil, descuidado, dejaba a la vista demasiados huecos que rápidamente podían ser aprovechados por personas oportunistas. Y por regla general: Todo el mundo era interesado.
-Bien, Lunargenta es propiedad de los vampiros, y no sabemos cuánto va a durar esta situación, puede que sea para siempre – La situación política era confusa, podía ser que Sigfried apareciera cualquier día y reclamara el trono de vuelta, y quizás tuviera éxito, o no. En cualquier caso, lo mejor era mantenerse al margen de todo eso – No escuché nada de Baslodia y Roilkat, aunque supongo que su situación no debe ser muy diferente que la de Vulwulfar… - Se quedó pensando un poco mientras peinaba su pequeña barba – Siquiera me molestaré en mencionar la base de los bios – Dijo a modo de chiste – Si tuviera que elegir diría que Las afueras de Lunargenta y Vulwulfar son las mejores opciones – Comento a modo de conclusión – Quien sabe, quizás la nueva capital se mude a uno de estos dos sitios, y cuando eso suceda, estaremos nosotros esperando para recibir a los nuevos clientes.
Matthew se recostó contra el respaldo de la silla y la inclinó ligeramente hacia atrás, apoyando ambos pies en la mesa, luego puso las manos tras la nuca y sonrió.
-Te lo digo amigo, Aerandir no tiene idea de lo que lo espera – Le guiño un ojo y dejo escapar una carcajada.
Probablemente por su apariencia Seth había pensado que era alguien más adinerado de lo que en realidad era, y por lo mismo consideró que era una buena idea el robarle algunas monedas. Pero Matt no cayó en la treta, agarró rápidamente la muñeca del niño y se lo quedó mirando, era otro de los tantos chiquillos que eran dejados a un lado por la sociedad. Quizás Owens se sintió ligeramente identificado con él, pero lo que solía decir es que había notado el potencial del pequeño en ese mismo instante, y que por eso había decidido ayudarlo.
-Pensé que ibas a explotar de tanto comer, jajaja… Ains, qué tiempos aquellos – Repitió Matthew con nostalgia.
Sin duda todos los sucesos que habían ocurrido últimamente en el continente los tenía a los dos muy sensibles. También podía tener algo que ver la cuestión de que muy pocas veces demostraban algún sentimiento verdadero a quienes los rodeaban. Ser emocional podía causar más problemas que otra cosa. Cuando uno dejaba ver sus sentimientos se volvía débil, descuidado, dejaba a la vista demasiados huecos que rápidamente podían ser aprovechados por personas oportunistas. Y por regla general: Todo el mundo era interesado.
-Bien, Lunargenta es propiedad de los vampiros, y no sabemos cuánto va a durar esta situación, puede que sea para siempre – La situación política era confusa, podía ser que Sigfried apareciera cualquier día y reclamara el trono de vuelta, y quizás tuviera éxito, o no. En cualquier caso, lo mejor era mantenerse al margen de todo eso – No escuché nada de Baslodia y Roilkat, aunque supongo que su situación no debe ser muy diferente que la de Vulwulfar… - Se quedó pensando un poco mientras peinaba su pequeña barba – Siquiera me molestaré en mencionar la base de los bios – Dijo a modo de chiste – Si tuviera que elegir diría que Las afueras de Lunargenta y Vulwulfar son las mejores opciones – Comento a modo de conclusión – Quien sabe, quizás la nueva capital se mude a uno de estos dos sitios, y cuando eso suceda, estaremos nosotros esperando para recibir a los nuevos clientes.
Matthew se recostó contra el respaldo de la silla y la inclinó ligeramente hacia atrás, apoyando ambos pies en la mesa, luego puso las manos tras la nuca y sonrió.
-Te lo digo amigo, Aerandir no tiene idea de lo que lo espera – Le guiño un ojo y dejo escapar una carcajada.
Matthew Owens
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Re: ¿Quieres apostar? [Privado-Seth][CERRADO]
La lluvia había cesado así como la noche llegaba a su fin, dando paso a los primeros rayos del sol, los cuales se colaban por las rendijas de las ventanas, este era el comienzo de un nuevo día.
Seth escuchaba atentamente las ideas propuestas por Matt. Él era una de las pocas, por no decir la única persona a la que escuchaba con verdadero interés pues tenía la “habilidad” casi innata de parecer interesado en algo o en alguien, cuando la verdad es que le importaba poco el resto de las personas, pero esto no sucedía con Matt.
Asentía conforme, mientras se levantaba de la silla mientras se quitaba el saco dejándolo prolijamente apoyado en el respaldo de esta. Se dirigió hacia la ventana y la abrió de par en par para dejar entrar la luz y el aire puro. Inspiró profundamente llenando su pecho, luego miró a su amigo esbozando una amplia sonrisa.
-Tienes razón…Aerandir no sabe lo que se viene, iremos por todo mi querido amigo- empuñó la mano sin desdibujar la sonrisa.
-Estoy realmente ansioso de comenzar con nuestro negocio, todo saldrá a la perfección como es habitual, y si surge un algún contratiempo sabremos cómo solucionarlo…será lo más grande visto en la región, apostaría mi mano derecha a que así va a ser-.
Seth escuchaba atentamente las ideas propuestas por Matt. Él era una de las pocas, por no decir la única persona a la que escuchaba con verdadero interés pues tenía la “habilidad” casi innata de parecer interesado en algo o en alguien, cuando la verdad es que le importaba poco el resto de las personas, pero esto no sucedía con Matt.
Asentía conforme, mientras se levantaba de la silla mientras se quitaba el saco dejándolo prolijamente apoyado en el respaldo de esta. Se dirigió hacia la ventana y la abrió de par en par para dejar entrar la luz y el aire puro. Inspiró profundamente llenando su pecho, luego miró a su amigo esbozando una amplia sonrisa.
-Tienes razón…Aerandir no sabe lo que se viene, iremos por todo mi querido amigo- empuñó la mano sin desdibujar la sonrisa.
-Estoy realmente ansioso de comenzar con nuestro negocio, todo saldrá a la perfección como es habitual, y si surge un algún contratiempo sabremos cómo solucionarlo…será lo más grande visto en la región, apostaría mi mano derecha a que así va a ser-.
Seth Doyle
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