Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Aerandir :: Reinos del este. :: Ulmer
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Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Me había quedado sentada cerca de la casa de Frith y su hermana Lilja, sobre un tronco de madera que había a pocos metros de la casa. Observaba como por el camino de entrada que había de aquel lado del poblado, venían algunos comerciantes y mercaderes. Había esperado durante tres horas a que llegara aquel con quien había hecho un trato en Lunargenta para que me trajera algunas de ms pertenencias. Todavía no había llegado a Ulmer, y comenzaba a preocuparme. Finalmente, el encorvado anciano apareció entre los arboles con su pequeño carromato tirado por dos caballos que habría podido imaginar eran tan viejos como él.
- Listo, listo. Ya está, ya está -decía a los caballos con dulzura.
Se quedó quieto en medio del camino y pareció algo confundido por un momento. buscaba con la mirada perdida a “alguien”. Me buscaba a mí. Así que me acerqué con paso acelerado hasta que estuve delante de él.
- Soy Kay. Hace unos días te hice el pedido -me presenté.
- Si, sí. -afirmó-. Por supuesto… tengo todo.
- Ha venido por el camino del sur, como le mencioné -dije con alegría. De este modo era más fácil para el entregarme las cosas, dado que al sur del poblado era donde estaba la casa de los hermanos pelirrojos-. Y ha sido mucho más rápido de lo que pensaba. Muchísimas gracias.
El anciano se bajó de la parte delantera del carromato, desde donde sujetaba las riendas. Acaricio a los caballos y se dirigió hacia mí. Me tendió la mano. Aquel gesto me tomo por sorpresa. Le estreche la mano y sonrió, mientras asentía varias veces. Luego se dirigió hacia la parte trasera del carromato y comenzó a bajar algunas cosas. rápidamente fui corriendo hasta el para poder ayudarlo. Así tardaríamos menos, además de que sufría viendo a aquel anciano tan dulce trabajando de aquella manera a solas.
- Nunca he venido por aquí -me dijo mientras entre los dos descargábamos una enorme bolsa donde tenía guardada toda mi ropa-. Siempre imaginaba que, si pasaba por aquí, algún lobo me comería. O eso me dijeron algunas personas.
No pude evitar dejar escapar una pequeña carcajada.
- ¡Bueno! ¡Has venido hasta aquí y no ha pasado nada, ¿no es así?
- Sí… Habladurías así hacen que un pobre viejo limite sus viajes por una precaución desmedida.
Tardamos cerca de una hora y media en descargar todas las cosas. los hermanos pelirrojos no habían estado en casa. No eran demasiadas cosas, pero si las suficientes como para que hubiera necesitado la ayuda de alguien para llevarlas desde Lunargenta. En su mayoría era ropa, cuadros, libros y otras pertenencias personales sin las cuales o podría vivir. En cuanto el anciano termino de ayudarme, me dio nuevamente la mano, mientras colocaba su otra mano encima de las nuestras y daba algunas palmadas con suma dulzura.
- Ten cuidado -me dijo.
Y estuvo serio en aquellos momentos. Una seriedad que me dejo preocupada. Aun así, tras regresar a su carromato y subirse, listo para continuar con su viaje, me dedico una última sonrisa. Me quede al lado de la puerta de la casa de los hermanos pelirrojos viendo como el anciano se alejaba poco a poco, arrastrado por sus dos caballos, cansados y casi tan viejos como él.
- Listo, listo. Ya está, ya está -decía a los caballos con dulzura.
Se quedó quieto en medio del camino y pareció algo confundido por un momento. buscaba con la mirada perdida a “alguien”. Me buscaba a mí. Así que me acerqué con paso acelerado hasta que estuve delante de él.
- Soy Kay. Hace unos días te hice el pedido -me presenté.
- Si, sí. -afirmó-. Por supuesto… tengo todo.
- Ha venido por el camino del sur, como le mencioné -dije con alegría. De este modo era más fácil para el entregarme las cosas, dado que al sur del poblado era donde estaba la casa de los hermanos pelirrojos-. Y ha sido mucho más rápido de lo que pensaba. Muchísimas gracias.
El anciano se bajó de la parte delantera del carromato, desde donde sujetaba las riendas. Acaricio a los caballos y se dirigió hacia mí. Me tendió la mano. Aquel gesto me tomo por sorpresa. Le estreche la mano y sonrió, mientras asentía varias veces. Luego se dirigió hacia la parte trasera del carromato y comenzó a bajar algunas cosas. rápidamente fui corriendo hasta el para poder ayudarlo. Así tardaríamos menos, además de que sufría viendo a aquel anciano tan dulce trabajando de aquella manera a solas.
- Nunca he venido por aquí -me dijo mientras entre los dos descargábamos una enorme bolsa donde tenía guardada toda mi ropa-. Siempre imaginaba que, si pasaba por aquí, algún lobo me comería. O eso me dijeron algunas personas.
No pude evitar dejar escapar una pequeña carcajada.
- ¡Bueno! ¡Has venido hasta aquí y no ha pasado nada, ¿no es así?
- Sí… Habladurías así hacen que un pobre viejo limite sus viajes por una precaución desmedida.
Tardamos cerca de una hora y media en descargar todas las cosas. los hermanos pelirrojos no habían estado en casa. No eran demasiadas cosas, pero si las suficientes como para que hubiera necesitado la ayuda de alguien para llevarlas desde Lunargenta. En su mayoría era ropa, cuadros, libros y otras pertenencias personales sin las cuales o podría vivir. En cuanto el anciano termino de ayudarme, me dio nuevamente la mano, mientras colocaba su otra mano encima de las nuestras y daba algunas palmadas con suma dulzura.
- Ten cuidado -me dijo.
Y estuvo serio en aquellos momentos. Una seriedad que me dejo preocupada. Aun así, tras regresar a su carromato y subirse, listo para continuar con su viaje, me dedico una última sonrisa. Me quede al lado de la puerta de la casa de los hermanos pelirrojos viendo como el anciano se alejaba poco a poco, arrastrado por sus dos caballos, cansados y casi tan viejos como él.
Kaytlyn
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Se había pasado cerca de dos días en su forma de lobo, corriendo por los caminos, aunque más que por medio de estos, por los bordes, para evitar ser muy visto, no quería muchos problemas, porque iba cargando un saco en donde llevaba su ropa y su dinero.
Había oído escuchar de un lugar en donde habían personas que eran como él, y eso le había animado a adentrarse por caminos que no conocía. Al menos no tuvo muchos problemas en llegar, ni conflictos ni heridas inoportunas. Era tan común esas cosas en él, que no le hubiera extrañado estar mal herido, pero quizás todo había cambiado al madurar un poco más, al aprender más sobre sí mismo.
Se vistió tras un árbol, se había vuelto humano y no era cosa de ser visto desnudo, al parecer esas cosas no estaban bien y avergonzaban a la gente, si acaso el que se tendría que avergonzar era él, pero en su caso no ocurriría, no había motivos. Se cargó su espada de madera a su espalda; esa espada, que parecía tan débil y que de tanto le había salvado, pero siempre acaba en mal estado, eso era otro tema. Veía que un carro pasaba a su lado, él con educación lo saludó, aunque por cómo lo miró el hombre, sabía que debía de cambiar de apariencias, iba con una camisa de tela, unos pantalones de tela marrón algo desgastados, descalzo y con un cinto de cuero, de donde cargaba el saco vacío y un saquito en donde llevaba el dinero.
Tras una corta caminata desde ese encuentro, vio una casa y alguien en la entrada, podría preguntar con discrepcion si se acercaba a ese paraíso, ese lugar en donde no se tenía que tener miedo de ser lo que era -Hola hembra joven- Había mejorado mucho en su habla, aunque un fallaba en tantas cosas -Soy Rodxar Valle Negro- Se presentó sonriendo, mantenía una distancia prudente para no asustarla, ya había asustado a más de uno acercándose mucho, así que si mantenía las distancias mejor. -A mis oídos, llegaron palabras que decían, que en este lugar…- Se paró un segundo, hizo como si cogiera aire, aunque no era eso lo que le faltaba -Es sitio para licántropos, bueno.. eso escuchar, ¿Es cierto esas cosas que dicen?- Estaba algo nervioso, hacía tiempo que no hablaba con una chica, y la última vez, no fue muy bien.
Recordaba cómo había dejado tirado a ese chico después de haberle tirado los tejos a su gran y hermosa hermana, debía decir que le hubiera gustado conocer a esa mujer más a fondo, aunque si lo hubiera dicho frente al hermano de ella, quizás Rod no hubiera llegado a donde se encontraba en esos momentos, cosa que le hizo que le recorriera un escalofrío por el cuerpo.
Había oído escuchar de un lugar en donde habían personas que eran como él, y eso le había animado a adentrarse por caminos que no conocía. Al menos no tuvo muchos problemas en llegar, ni conflictos ni heridas inoportunas. Era tan común esas cosas en él, que no le hubiera extrañado estar mal herido, pero quizás todo había cambiado al madurar un poco más, al aprender más sobre sí mismo.
Se vistió tras un árbol, se había vuelto humano y no era cosa de ser visto desnudo, al parecer esas cosas no estaban bien y avergonzaban a la gente, si acaso el que se tendría que avergonzar era él, pero en su caso no ocurriría, no había motivos. Se cargó su espada de madera a su espalda; esa espada, que parecía tan débil y que de tanto le había salvado, pero siempre acaba en mal estado, eso era otro tema. Veía que un carro pasaba a su lado, él con educación lo saludó, aunque por cómo lo miró el hombre, sabía que debía de cambiar de apariencias, iba con una camisa de tela, unos pantalones de tela marrón algo desgastados, descalzo y con un cinto de cuero, de donde cargaba el saco vacío y un saquito en donde llevaba el dinero.
Tras una corta caminata desde ese encuentro, vio una casa y alguien en la entrada, podría preguntar con discrepcion si se acercaba a ese paraíso, ese lugar en donde no se tenía que tener miedo de ser lo que era -Hola hembra joven- Había mejorado mucho en su habla, aunque un fallaba en tantas cosas -Soy Rodxar Valle Negro- Se presentó sonriendo, mantenía una distancia prudente para no asustarla, ya había asustado a más de uno acercándose mucho, así que si mantenía las distancias mejor. -A mis oídos, llegaron palabras que decían, que en este lugar…- Se paró un segundo, hizo como si cogiera aire, aunque no era eso lo que le faltaba -Es sitio para licántropos, bueno.. eso escuchar, ¿Es cierto esas cosas que dicen?- Estaba algo nervioso, hacía tiempo que no hablaba con una chica, y la última vez, no fue muy bien.
Recordaba cómo había dejado tirado a ese chico después de haberle tirado los tejos a su gran y hermosa hermana, debía decir que le hubiera gustado conocer a esa mujer más a fondo, aunque si lo hubiera dicho frente al hermano de ella, quizás Rod no hubiera llegado a donde se encontraba en esos momentos, cosa que le hizo que le recorriera un escalofrío por el cuerpo.
Rodxar
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Por fin mi viaje había terminado, ya me encontraba en los bosques donde tanto tiempo había perdido jugando, tome aire para que ese hermoso aroma me llenara los pulmones, mi hermano caminaba detrás de mi al parecer el no tenia tantos ánimos como yo de aver vuelto, deje de tomarle importancia a su actitud aburrida, estaba ansiosa de volver a casa y ver a mama, por el camino de regreso me había encontrado con las carretas de mas de un mercader a los cuales le había dirigido una sonrisa y un saludo, me sentía tan feliz que sentía que las sonrisa no iba a desaparecer o eso pensé hasta que mi hermano empezó a quejarse. - Oye Zuk, pareces una niña en primavera dando brinquitos de aquí para allá - dijo mi hermano bajándose del caballo. - No es eso, solo que te estas volviendo un amargado como Ed... - no pude terminar mi frase ya que mi hermano me tapo la boca con la mano. - No me compares con el - dijo para luego seguir caminando por el sendero hacia Ulmer. Yo simplemente me encogí de hombros y seguí el camino algo mas tranquila, hasta que llegamos a la entrada del pueblo, me quede alli parada un rato mirando el lugar, no había cambiado casi nada de cuando me había ido, mi hermano se detuvo a mi lado. - Ok vallamos a casa, quiero dormir un rato en una cama - dijo con una sonrisa. - Que tal si vas tu yo quiero dar un paseo antes de llegar a casa, asi tu y mama podrán hablar con tranquilidad - le dije con una sonrisa mientras empezaba a caminar. El se encogió de hombros y siguió caminando por el camino que llegaba a nuestra casa, mientras yo me dedicaba a dar un paseo por el pueblo, mientras entraba al pueblo una carrera iba saliendo, salude al hombre el cual no me había regresado el saludo, yo simplemente me encogí de hombros y seguí mi caminó pose mi manos en mi nuca mientras caminaba con tranquilidad y miraba el cielo pensando en como reaccionaria mi madre ante la sorpresa de que Yen había vuelto, me imagine varias de las reacciones de mi madre y muchas de las frases que Ed le diría a Yen para reprocharles, de seguro terminarían teniendo una pequeña discusión y mama los calmaría como antes, la escena logro hacer que soltara una leve risa, hasta que por no ver el camino termine chocando con alguien, yo caí sentada y no pude evitar soltar una carcajada, asi estaba mi humor que no me pude enojar, simplemente me levante mientras me sacudía y seguía riéndome. - Perdóneme estaba algo distraída no fue mi intención interrumpirles - dije con una sonrisa al par de jóvenes. Me fije en que la muchacha tenia que ser nueva, aunque en el tiempo que no estuve mucha gente tenia que haber llegado, en cambio el muchacho me parecía algo familiar pero no sabia decir de donde, igual no le di mucha importancia.
Zukura Kito
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Me sentí ahogado por el bosque. Alla a donde miraba, había árboles y más árboles. Parecía que aquel bosque no tenía fin. Y no me era familiar, por lo que cada paso que daba, me arriesgaba un poco más a perderme. Y ya estaba bastante perdido. Lilja iba conmigo, ella parecía mucho más relajada y tranquila. Nos habíamos marchado de Ulmer para poder cazar. No queríamos perder la costumbre que hayamos tenido en nuestra infancia, y que mi hermana había mantenido, de obtener nuestra propia comida. Era una de esas cosas que te proporcionaban la seguridad de que eras realmente libre, de que, si lo necesitabas, tenías esa opción y conocimiento.
- Deberíamos dejar de avanzar -dijo mi hermana. Dejó escapar un largo suspiro.
- ¿Y qué hacemos? ¿Nos quedamos aquí hasta que anochezca?
- Sabes que todavía falta mucho hasta que anochezca. Simplemente quedémonos aquí, esperemos un poco, pensemos. Seamos razonables.
Me dejé caer sobre la hierba, y me senté en ella. Clavé mis ojos en los de mi hermana, quien me soberbio con una sonrisa breve. Ella aparto la mirada, conduciéndola hacia la copa de los árboles. Estuvo en silencio durante varios minutos, simplemente observando. ¿El qué? No lo sabía, pero estaba realmente concentrada.
- Ven, es por aquí -me dijo, y comenzó a caminar perdiéndose entre los árboles y alejándose del claro donde habíamos parado.
La seguí, con la convicción de que no llegaríamos a ninguna parte. Pero como siempre me sucedía cuando se trataba de mi hermana, ella supo exactamente hacia donde teníamos que ir. En poco más de veinte minutos ya estábamos en la entrada de Ulmer, y veía desde allí nuestro nuevo hogar. Vi desde allí a Kaytlyn, que estaba a poca distancia de la puerta y parecía satisfecha con lo que sea que hubiera sucedido momentos atrás. Entonces lo recordé. Ella había planeado traer varias de sus pertenencias en aquel día. Estaba por saludarla desde la distancia, cuando todavía nos quedaban algunos metros hasta llegar a ella, cuando de repente vi a un vagabundo acercarse a ella. Un individuo de cabello largo y aspecto andrajoso. Cuando mire a mi hermana, ella estaba frunciendo el ceño.
A medida que nos fuimos acercando, pudimos distinguir mejor a aquel individuo, hasta que finalmente nos dimos cuenta de quién era.
- Rodxar -dije secamente-. ¿Qué haces aquí? No esperaba verte por aquí.
Fruncí el ceño. Todavía me acordaba de lo que había hecho. La última vez que lo había visto había tratado de cortejar a mi hermana. Y además nos había dejado abandonados en la búsqueda del tesoro de los licántropos. Junto con los otros dos lobos. Eran todos unos desgraciados. La diferencia es que no me había vuelto a cruzar con los otros. Pero ahora tenía a Rodxar delante de mí. Reprimí mi instinto de agarrarlo por el cuello y traté de comportarme de una manera más civilizada.
- ¿Qué tal estas? ¿Qué te trae por aquí? -pregunte.
De repente alguien más se acercó. Nada menos que Zukura. Fue Lilja quien advertido su presencia antes que yo, y se acercó a ella para saludarla.
- ¡Zukura!
- Deberíamos dejar de avanzar -dijo mi hermana. Dejó escapar un largo suspiro.
- ¿Y qué hacemos? ¿Nos quedamos aquí hasta que anochezca?
- Sabes que todavía falta mucho hasta que anochezca. Simplemente quedémonos aquí, esperemos un poco, pensemos. Seamos razonables.
Me dejé caer sobre la hierba, y me senté en ella. Clavé mis ojos en los de mi hermana, quien me soberbio con una sonrisa breve. Ella aparto la mirada, conduciéndola hacia la copa de los árboles. Estuvo en silencio durante varios minutos, simplemente observando. ¿El qué? No lo sabía, pero estaba realmente concentrada.
- Ven, es por aquí -me dijo, y comenzó a caminar perdiéndose entre los árboles y alejándose del claro donde habíamos parado.
La seguí, con la convicción de que no llegaríamos a ninguna parte. Pero como siempre me sucedía cuando se trataba de mi hermana, ella supo exactamente hacia donde teníamos que ir. En poco más de veinte minutos ya estábamos en la entrada de Ulmer, y veía desde allí nuestro nuevo hogar. Vi desde allí a Kaytlyn, que estaba a poca distancia de la puerta y parecía satisfecha con lo que sea que hubiera sucedido momentos atrás. Entonces lo recordé. Ella había planeado traer varias de sus pertenencias en aquel día. Estaba por saludarla desde la distancia, cuando todavía nos quedaban algunos metros hasta llegar a ella, cuando de repente vi a un vagabundo acercarse a ella. Un individuo de cabello largo y aspecto andrajoso. Cuando mire a mi hermana, ella estaba frunciendo el ceño.
A medida que nos fuimos acercando, pudimos distinguir mejor a aquel individuo, hasta que finalmente nos dimos cuenta de quién era.
- Rodxar -dije secamente-. ¿Qué haces aquí? No esperaba verte por aquí.
Fruncí el ceño. Todavía me acordaba de lo que había hecho. La última vez que lo había visto había tratado de cortejar a mi hermana. Y además nos había dejado abandonados en la búsqueda del tesoro de los licántropos. Junto con los otros dos lobos. Eran todos unos desgraciados. La diferencia es que no me había vuelto a cruzar con los otros. Pero ahora tenía a Rodxar delante de mí. Reprimí mi instinto de agarrarlo por el cuello y traté de comportarme de una manera más civilizada.
- ¿Qué tal estas? ¿Qué te trae por aquí? -pregunte.
De repente alguien más se acercó. Nada menos que Zukura. Fue Lilja quien advertido su presencia antes que yo, y se acercó a ella para saludarla.
- ¡Zukura!
Última edición por Friðþjófur Rögnvaldsson el Mar Oct 10 2017, 21:50, editado 1 vez (Razón : Zukura posteó mientras escribía xD y no vi su post.)
Friðþjófur Rögnvaldsson
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Su vida parecía que poco a poco recobraba el poco sentido que había tenido usualmente. Había dejado en la cama aquella mañana a Brendarid, aún herido por aquella fortuita flecha que impactó en su muslo ese mismo invierno, pero poco a poco podía recuperar el andar de manera natural. Pronto tendría que decidir si reanudar su vida con él o simplemente mandarle a otra cabaña, quizá con Leo u otros muchachos solteros como él. Su vida estaba en una encrucijada constante, en lo doloroso de levantarse cada mañana al lado de la persona que quizá, fuera la que más había querido en su vida, y el dolor de la traición.
Con pocas, o mejor dicho, ningunas ganas de hablar con nadie, la loba se atavió con uno de los vestidos que le había cosido Rose, no solía salir así, pero era la manera más fácil de pasar inadvertida en el poblado porque todo el mundo recordaría a la líder con aquellas mallas de cuero y una camisa de lino ancha, con las botas enfangadas y el cabello desaliñado de andar de aquí para allá ayudando a reparar las casas o las empalizadas. Aquella mañana se había ceñido una falda sencilla, marrón, hasta los tobillos, sus botas, y un corpiño. De mala manera se había hecho una trenza que le caía por un lado de la cabeza, de nudos anchos y mal formados, terminados en un lazo rojo con el que la sujetaba.
Rose no estaba. Claro, porque nunca se hubiera puesto ese atuendo en presencia su amiga y compañera. Al menos no por voluntad propia. El olor a tierra mojada la inundó en el primer momento en el que bajó los escalones del gran salón, con sus andares sencillos pasaba inadvertida por las calles de Ulmer, la vida en general parecía pasar sin que ella fuera demasiado consciente de todo aquello. Estancada, como el agua que se mecía por el viento entre las marcas de los carros en el fango que iban y venían. Se dispuso a recorrer la aldea, inspeccionando casi involuntariamente cada techo. Obsesión que se iba acentuando conforme se acercaba el invierno, por no repetir el desastre de la última helada.
Hasta que llegó al linde del sur, junto a la empalizada.Se dispuso a desandar sus propios pasos para hacer el recorrido a la inversa, hacia el río. Pero un muchacho llamó su atención. No le había visto antes por allí, iba descalzo, cosa que no le llamó la atención, pero sí su manera de hablar. ¡Kaytlyn! La loba recordó el nombre de aquella muchacha dulce. Adelantó un paso hacia la escena, pero una muchacha tropezó con ellos y cayó al suelo. Las dudas de la líder se disiparon momentáneamente, dando otro paso al frente. Pero otra vez los dorados buscaron aquellos ojos verdes, él, otra vez. Cuando todas las decisiones de su vida parecían que iban más o menos encauzadas, aparecía. Quizá se acercaba el momento que estaba evitando a toda costa, y hablar por fin de aquello. Gruñó en voz baja acercándose a la muchacha que se había caído, respondiendo a su deber como líder y fundadora.
-¿Estás bien? -Le preguntó a la chiquilla poniéndole la mano en el hombro, ignorando la presencia de los hermanos.
Luego, con un gesto entre sorprendida y amable, dirigió su mirada a Kaytlyn, bajando la barbilla con un pequeño ademán de saludo.
-Buenos días. -Le saludó con una amable sonrisa. Acto seguido giró levemente la cabeza para mirar a los hermanos, a los cuales también dedicó una cordial y amable sonrisa.-Lilja... Frith...-Saludó, aunque se le hizo extraño pronunciar aquel nombre en voz alta. Después, giró de nuevo el mentón hacia el muchacho de pelo largo, al cual acaban de llamar Rodxar. -Tú no eres de por aquí...¿Verdad? -Comentó la líder frunciendo levemente el ceño.
Con pocas, o mejor dicho, ningunas ganas de hablar con nadie, la loba se atavió con uno de los vestidos que le había cosido Rose, no solía salir así, pero era la manera más fácil de pasar inadvertida en el poblado porque todo el mundo recordaría a la líder con aquellas mallas de cuero y una camisa de lino ancha, con las botas enfangadas y el cabello desaliñado de andar de aquí para allá ayudando a reparar las casas o las empalizadas. Aquella mañana se había ceñido una falda sencilla, marrón, hasta los tobillos, sus botas, y un corpiño. De mala manera se había hecho una trenza que le caía por un lado de la cabeza, de nudos anchos y mal formados, terminados en un lazo rojo con el que la sujetaba.
Rose no estaba. Claro, porque nunca se hubiera puesto ese atuendo en presencia su amiga y compañera. Al menos no por voluntad propia. El olor a tierra mojada la inundó en el primer momento en el que bajó los escalones del gran salón, con sus andares sencillos pasaba inadvertida por las calles de Ulmer, la vida en general parecía pasar sin que ella fuera demasiado consciente de todo aquello. Estancada, como el agua que se mecía por el viento entre las marcas de los carros en el fango que iban y venían. Se dispuso a recorrer la aldea, inspeccionando casi involuntariamente cada techo. Obsesión que se iba acentuando conforme se acercaba el invierno, por no repetir el desastre de la última helada.
Hasta que llegó al linde del sur, junto a la empalizada.Se dispuso a desandar sus propios pasos para hacer el recorrido a la inversa, hacia el río. Pero un muchacho llamó su atención. No le había visto antes por allí, iba descalzo, cosa que no le llamó la atención, pero sí su manera de hablar. ¡Kaytlyn! La loba recordó el nombre de aquella muchacha dulce. Adelantó un paso hacia la escena, pero una muchacha tropezó con ellos y cayó al suelo. Las dudas de la líder se disiparon momentáneamente, dando otro paso al frente. Pero otra vez los dorados buscaron aquellos ojos verdes, él, otra vez. Cuando todas las decisiones de su vida parecían que iban más o menos encauzadas, aparecía. Quizá se acercaba el momento que estaba evitando a toda costa, y hablar por fin de aquello. Gruñó en voz baja acercándose a la muchacha que se había caído, respondiendo a su deber como líder y fundadora.
-¿Estás bien? -Le preguntó a la chiquilla poniéndole la mano en el hombro, ignorando la presencia de los hermanos.
Luego, con un gesto entre sorprendida y amable, dirigió su mirada a Kaytlyn, bajando la barbilla con un pequeño ademán de saludo.
-Buenos días. -Le saludó con una amable sonrisa. Acto seguido giró levemente la cabeza para mirar a los hermanos, a los cuales también dedicó una cordial y amable sonrisa.-Lilja... Frith...-Saludó, aunque se le hizo extraño pronunciar aquel nombre en voz alta. Después, giró de nuevo el mentón hacia el muchacho de pelo largo, al cual acaban de llamar Rodxar. -Tú no eres de por aquí...¿Verdad? -Comentó la líder frunciendo levemente el ceño.
Nana
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Antes de que Frí y su hermana llegaran de regreso a su casa y poco después de que se marchara el transportista, se acercó hasta mí un hombre de mediana edad, con el pelo largo y aspecto andrajoso. Me quedé mirándolo con curiosidad. Luego sonreí con amabilidad. Al parecer, según lo que me estaba diciendo, había ido hasta Ulmer exactamente por la misma razón que me había llevado a mí también. Asentí a su pregunta.
- Sí, es una ciudad habitada por licántropos -respondí-. También yo vine recientemente por eso… Desde el mismo momento en el que pisé Ulmer me hicieron sentir como en casa, como una más.
No mucho tiempo después fueron los hermanos pelirrojos quienes llegaron. En cuanto se acercaron, pude ver el disgusto en la cara del pelirrojo al ver al joven que se había acercado momentos atrás a mí. Lo llamó por su nombre, y así me dio a entender que se conocían de antes. Y parecía que habían tenido un encuentro poco amistoso en el pasado, porque el pelirrojo parecía furioso. Incluso después cuando parecía tratar de guardar formas, parecía que se aguantaba en sobremanera para no estallar contra el de pelo largo.
También apareció otra joven que se acercó a nosotros. Mejor dicho, chocó contra mí y cayó al suelo de culo. Me giré rápidamente sorprendida. A ella tampoco la conocía. Me pregunté si sería amiga de los hermanos, dado que se había acercado a la casa. Y el otro individuo también parecía conocer a los pelirrojos. Comenzaba a darme cuenta de que Frí y Lilja eran más conocidos de lo que habría imaginado. Tal vez sería por su extremada amabilidad, esa que habían compartido conmigo y que seguramente también compartirían con los demás. El grito sorprendido de Frí llamando a la que ahora sabía que se llamaba Zukura, me terminó de dar a entender que se conocían. Mientras ellos se disponían a conversar mutuamente, me sorprendió la llegada de una última persona. La había visto días atrás, justamente el mismo día en el que yo había llegado a Ulmer y los hermanos me habían ofrecido un pequeño lugar en su hogar.
- No pasa nada -dije a la chica recién llegada, la que se había tropezado. Ella había venido con otro muchacho, cuyos rasgos se asemejaban ligeramente a los de ella. Pensé por un momento que tal vez serían hermanos. La líder se acercó a la joven para preguntarle si se encontraba bien. Me pregunté en qué momento había llegado tanta gente de repente.
- Sí, es una ciudad habitada por licántropos -respondí-. También yo vine recientemente por eso… Desde el mismo momento en el que pisé Ulmer me hicieron sentir como en casa, como una más.
No mucho tiempo después fueron los hermanos pelirrojos quienes llegaron. En cuanto se acercaron, pude ver el disgusto en la cara del pelirrojo al ver al joven que se había acercado momentos atrás a mí. Lo llamó por su nombre, y así me dio a entender que se conocían de antes. Y parecía que habían tenido un encuentro poco amistoso en el pasado, porque el pelirrojo parecía furioso. Incluso después cuando parecía tratar de guardar formas, parecía que se aguantaba en sobremanera para no estallar contra el de pelo largo.
También apareció otra joven que se acercó a nosotros. Mejor dicho, chocó contra mí y cayó al suelo de culo. Me giré rápidamente sorprendida. A ella tampoco la conocía. Me pregunté si sería amiga de los hermanos, dado que se había acercado a la casa. Y el otro individuo también parecía conocer a los pelirrojos. Comenzaba a darme cuenta de que Frí y Lilja eran más conocidos de lo que habría imaginado. Tal vez sería por su extremada amabilidad, esa que habían compartido conmigo y que seguramente también compartirían con los demás. El grito sorprendido de Frí llamando a la que ahora sabía que se llamaba Zukura, me terminó de dar a entender que se conocían. Mientras ellos se disponían a conversar mutuamente, me sorprendió la llegada de una última persona. La había visto días atrás, justamente el mismo día en el que yo había llegado a Ulmer y los hermanos me habían ofrecido un pequeño lugar en su hogar.
- No pasa nada -dije a la chica recién llegada, la que se había tropezado. Ella había venido con otro muchacho, cuyos rasgos se asemejaban ligeramente a los de ella. Pensé por un momento que tal vez serían hermanos. La líder se acercó a la joven para preguntarle si se encontraba bien. Me pregunté en qué momento había llegado tanta gente de repente.
Kaytlyn
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Le alegró el hecho de que estuviera en el sitio adecuado -Pensaba que no llegaría a encontrar, un macho me habló de este lugar- Al parecer todo licántropo acaba aquí, aunque sus padres se alejaron de este sitio, se fueron lejos, aunque en el fondo no sabría decir si era ese lugar u otro que fuese igual, pues suponía en el fondo, que había más tribus de licántropos -Yo espero encontrar…- De pronto, dos caras familiares se acercaron, Frio y su hermosa y radiante hermana -Hola- Les saludó Rod, aunque estaba con el vello de punta, el corazón más acelerado, no se le veía muy amigable a Frio, tenía motivos después de todo; les había dejado tirado en una misión importante, y no contento con ello, le lanzó los tejos a la hermana de este, sin pensarlo en ningún momento. Aunque en su defensa, debía decir que era menos maduro, tenía menos idea del mundo, sólo sabía hacer unas pocas cosas, comer, divertirse, beber, hacer cosas de adulto, dormir y fabricarse una espada de madera que para muchos era inútil.
Rod intentó calmarse un poco ante la presencia de ellos dos -Yo… buscaba un lugar en donde estar con gente igual a mi ser- Había mejorado mucho en su habla, pero aún era raro de escuchar -Lo siento mucho por lo que os hice, a pasado ya un tiempo, he… madurado- Intentó disculparse como aprendió gracias a un hombre, tanto aprendió, hasta el no fiarse de él -Y estoy bien, gracias por tu preocupación- Aunque parecía más por quedar bien que otra cosa -¿Y vosotros? espero que os vaya bien- De pronto, Zuk, apareció, se chocó con Kay y por instinto intentó ayudarla, pero no vio que hiciera falta -Oye- Escuchó por el nombre que la llamó Lilja y sonrió -No creo- Se le escapó una risita tonta -Ya ha nevado mucho desde que nos vimos- Le dijo animado -Que buenos tiempos pasamos en la balsa ¿no crees? fuiste la primera persona que me enseñó algo importante- Se puso a reírse al acordarse de lo del pantalón.
Ese tiempo de su infancia, solo una amistad humana, bueno, verdaderamente; licántropa, una mona licántropa que le había hecho pasar un tiempo de lo más importante en su infancia. Estaba viendo que el lugar se estaba llenando por más gente, como un chico que acompañaba a ella, quizás fuese su hermano, o su novio, no sabría decir. Luego una mujer que se la veía segura de sí misma, bien atractiva, aunque esta vez Rod se mantendría lejos, no quería lanzar la caña para luego recoger un caimán hambriento.
Se giró para mirarla -Yo no, quizás mis padres fuesen, pero se fueron, yo soy de los bosques de Lunargenta, criado por lobos, mi madre loba murió hace ya unos tres años más o menos y venía en búsqueda de un lugar en donde sentirme cómodo- Los miró a todos, si no pensaba mal, estaba rodeado de licántropos, de gente que era como él, se puso a contar, Lilja, Kuk, las otras dos chicas que no sabía sus nombres, el hermano de kuk y Frio -Vaya, es la primera vez que estoy con tantos que son como yo- Dijo sonriendo mirándolos, se sentía bien, cómodo, era como una experiencia nueva, no imaginaba encontrarse así nunca.
Rod intentó calmarse un poco ante la presencia de ellos dos -Yo… buscaba un lugar en donde estar con gente igual a mi ser- Había mejorado mucho en su habla, pero aún era raro de escuchar -Lo siento mucho por lo que os hice, a pasado ya un tiempo, he… madurado- Intentó disculparse como aprendió gracias a un hombre, tanto aprendió, hasta el no fiarse de él -Y estoy bien, gracias por tu preocupación- Aunque parecía más por quedar bien que otra cosa -¿Y vosotros? espero que os vaya bien- De pronto, Zuk, apareció, se chocó con Kay y por instinto intentó ayudarla, pero no vio que hiciera falta -Oye- Escuchó por el nombre que la llamó Lilja y sonrió -No creo- Se le escapó una risita tonta -Ya ha nevado mucho desde que nos vimos- Le dijo animado -Que buenos tiempos pasamos en la balsa ¿no crees? fuiste la primera persona que me enseñó algo importante- Se puso a reírse al acordarse de lo del pantalón.
Ese tiempo de su infancia, solo una amistad humana, bueno, verdaderamente; licántropa, una mona licántropa que le había hecho pasar un tiempo de lo más importante en su infancia. Estaba viendo que el lugar se estaba llenando por más gente, como un chico que acompañaba a ella, quizás fuese su hermano, o su novio, no sabría decir. Luego una mujer que se la veía segura de sí misma, bien atractiva, aunque esta vez Rod se mantendría lejos, no quería lanzar la caña para luego recoger un caimán hambriento.
Se giró para mirarla -Yo no, quizás mis padres fuesen, pero se fueron, yo soy de los bosques de Lunargenta, criado por lobos, mi madre loba murió hace ya unos tres años más o menos y venía en búsqueda de un lugar en donde sentirme cómodo- Los miró a todos, si no pensaba mal, estaba rodeado de licántropos, de gente que era como él, se puso a contar, Lilja, Kuk, las otras dos chicas que no sabía sus nombres, el hermano de kuk y Frio -Vaya, es la primera vez que estoy con tantos que son como yo- Dijo sonriendo mirándolos, se sentía bien, cómodo, era como una experiencia nueva, no imaginaba encontrarse así nunca.
Rodxar
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
En menos de un par de minutos ya se había formado un grupo alrededor de la casa, primero los dos desconocidos con los que había chocado, luego Frith y Lilja aparecieron y luego nada mas y nada menos que la mismísima Nana apareció para ver que sucedía, cuando sentí la mano de la líder en mi hombro me paralice ya que era primera vez que veía a la mujer mas importante y respetada de Ulmer, trate saliva para luego dirigirle una sonrisa antes de contestarle. - E-estoy bien señorita Nana - fue lo único que logre decirle a la mujer de ojos dorados. Luego recordé el chillido que Lilja había soltado al verme, yo por instinto la abrace muy feliz de verla allí ¿Por que no me habían dicho que irían a Ulmer? Hubiera venido con ellos, pero como fuera ahora vivíamos en el mismo poblado y lo primero que seme ocurrió decir fue lo mas obvio. - ¡Lilja, Frith! El destino quiere que nos sigamos encontrando - fue lo único que dije para luego soltar a la pelirroja del abrazo cariñoso. Mientras al pelirrojo solo le dedicaba una sonrisa amigable y un apretón de manos, luego mire a los dos desconocidos los cuales, rápidamente dejaron de serlo, la muchacha con la que había chocado era amiga de los pelirrojos haci que me hacer que para presentarme como era debido. - No fue mi intención aver chocado contra usted - dije extendiendo mi mano en modo de saludo - Un gusto, como escucho a mi amiga pelirroja, mi nombre es Zukura es un placer y de nuevo perdón por ser torpe - Luego le dirigí la mirada al muchacho que tenia aspecto de vagabundo ¿Quien diría que el niño salvaje ahora era el hombre vagabundo?, ante aquel pensamiento no pude evitar soltar una ligera risa, no solo por comentar nuestra pequeña aventura de la infancia sino por las circunstancias en la que nos encontrábamos. - Es un gusto señor Valle Negro, y también es un gusto ver que ahora utiliza ropa - dije dándole unas palmaditas en el hombro para luego ubicarme junto a Frith. ¿Quien lo diría? Que volvería a casa con mi hermano perdido, me encontraría a dos amigos nuevos, conocería por primera vez a la líder y tal vez la licántropo mas respetada de todas y también encontrarme con un viejo amigo de juegos de la infancia, no me podía quejar. Luego de salir de mis pensamientos preste algo de atención a la conversación entre la señorita Nana y Rod el hombre vagabundo.
Zukura Kito
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Zukura chocó contra Nana, y cayó al suelo torpemente. Para mi sorpresa, fue Nana quien se aproximó a ella inmediatamente. No había visto llegar a la de ojos dorados. Me quedé mirándola distraído y noté cómo mi pulso comenzaba a acelerarse. Había llegado mucha gente de repente, antes de que me hubiera dado cuenta. Y ella estaba allí, como una presencia que llenaba todo el espacio, dejando a un lado a todos y cada uno de los que estaban allí presentes. Traté de desviar la mirada, en cuanto noté cómo mi corazón parecía querer salirse de su lugar.
- ¿Estás bien? -me preguntó Lilja de pronto, mientras colocaba una mano sobre mi brazo.
- ¡Ah! -grité sorprendido. En aquel momento no me había dado cuenta de que se trataba de ella. Por un instante pensé que la mano había pertenecido a Nana-. Sí, perdona. Sí, estoy bien. Estupendamente.
Rodxar estaba respondiendo a Kaytlyn , a quien había conocido poco antes. Parecía continuar hablando de aquel modo tan extraño. Todavía no sabía la razón de que hablara así, incluso aunque él había tratado de explicármelo durante aquella fiesta. Realmente, había intentado explicárselo a aquella joven llamada Kwenthrith, que aseguraba pertenecer a un linaje noble, tratando inútilmente de que nos doblegáramos ante ella y le diéramos nuestros respetos. Antes le habría dado mis respetos a Yredya la meretriz. Sonreí al recordar aquello.
- Vaya, es la primera vez que estoy con tantos que son como yo -dijo Rodxar, después de terminar de hablar con Kay. Había estado mirándonos a todos, como si tratara de recordarnos o reconocernos.
- ¡Eso es motivo de celebración! -dije alegremente-. Deberíamos beber una enorme jarra de aguamiel todos y cada uno de nosotros.
Por el comentario de Zukura, entendí que en otra ocasión había visto a Rodxar desnudo. Enarqué una ceja confundido. ¿De verdad se había presentado ante ella desnudo? Y tampoco es que en aquel momento tuviera un atuendo digno. Lo miré de arriba abajo. Parecía un pordiosero, un pobre desgraciado de los suburbios más pobres de Lunargenta. Un pobre indigente, una mugre andante.
- ¿Quieres una camisa o algo? Puedo prestarte algo de ropa -le pregunté a Rodxar, con una media sonrisa.
Mi hermana se colocó de modo que pudo tener a todos los presentes en su campo de visión.
- Pensábamos llevar a Kay a ver un poco los alrededores. ¿Os gustaría acompañarnos? -propuso Lilja.
Yo estaba a su derecha. Tenía a poco más de un metro de distancia a Nana. Todavía me latía con fuerza el corazón. No pude evitar dirigir la mirada hacia ella. Recordar. Y por hacerlo, sentí cómo una parte de mí se derretía. Tarde o temprano tendríamos que hablar de ello. O no. No lo sabía. Pero si lo hacíamos alguna ocasión, aquel no era el momento. Había demasiadas personas presentes. Quise ver sus ojos una vez más. Cada vez que los miraba, podía ver cada uno de los instantes que había pasado con ella.
- ¿Estás bien? -me preguntó Lilja de pronto, mientras colocaba una mano sobre mi brazo.
- ¡Ah! -grité sorprendido. En aquel momento no me había dado cuenta de que se trataba de ella. Por un instante pensé que la mano había pertenecido a Nana-. Sí, perdona. Sí, estoy bien. Estupendamente.
Rodxar estaba respondiendo a Kaytlyn , a quien había conocido poco antes. Parecía continuar hablando de aquel modo tan extraño. Todavía no sabía la razón de que hablara así, incluso aunque él había tratado de explicármelo durante aquella fiesta. Realmente, había intentado explicárselo a aquella joven llamada Kwenthrith, que aseguraba pertenecer a un linaje noble, tratando inútilmente de que nos doblegáramos ante ella y le diéramos nuestros respetos. Antes le habría dado mis respetos a Yredya la meretriz. Sonreí al recordar aquello.
- Vaya, es la primera vez que estoy con tantos que son como yo -dijo Rodxar, después de terminar de hablar con Kay. Había estado mirándonos a todos, como si tratara de recordarnos o reconocernos.
- ¡Eso es motivo de celebración! -dije alegremente-. Deberíamos beber una enorme jarra de aguamiel todos y cada uno de nosotros.
Por el comentario de Zukura, entendí que en otra ocasión había visto a Rodxar desnudo. Enarqué una ceja confundido. ¿De verdad se había presentado ante ella desnudo? Y tampoco es que en aquel momento tuviera un atuendo digno. Lo miré de arriba abajo. Parecía un pordiosero, un pobre desgraciado de los suburbios más pobres de Lunargenta. Un pobre indigente, una mugre andante.
- ¿Quieres una camisa o algo? Puedo prestarte algo de ropa -le pregunté a Rodxar, con una media sonrisa.
Mi hermana se colocó de modo que pudo tener a todos los presentes en su campo de visión.
- Pensábamos llevar a Kay a ver un poco los alrededores. ¿Os gustaría acompañarnos? -propuso Lilja.
Yo estaba a su derecha. Tenía a poco más de un metro de distancia a Nana. Todavía me latía con fuerza el corazón. No pude evitar dirigir la mirada hacia ella. Recordar. Y por hacerlo, sentí cómo una parte de mí se derretía. Tarde o temprano tendríamos que hablar de ello. O no. No lo sabía. Pero si lo hacíamos alguna ocasión, aquel no era el momento. Había demasiadas personas presentes. Quise ver sus ojos una vez más. Cada vez que los miraba, podía ver cada uno de los instantes que había pasado con ella.
Friðþjófur Rögnvaldsson
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Todas las miradas se posaron en ella, la mayoría ya eran conscientes de a quién se dirigían. Pero al parecer el chico medio desnudo no, Rodxar le habían llamado los hermanos. Pudo advertir el resto de los participantes a través de la conversación ajena a ella. Demasiados nombres y caras para que la líder pudiera recordar cada uno de ellos. Quiso escucharle, prestarle atención, conocer su historia. Pero la cabeza de Nana estaba no muy lejos de allí, escuchando la historia de Rodxar en un segundo plano. Viajaron sus ojos observando a cada uno de los presentes, en qué demonios estaría pensando ella al meterse en semejante lío. Demasiadas personas.
La líder comenzaba a colapsarse lejos de su zona de confort. Pero ágil y aguda, la loba posó su mirada en la última muchacha que había aparecido, Zakura. Y con un pequeño ademán con la cabeza aceptó su saludo y se lo devolvió con una pequeña sonrisa amable, quitando la mano de su hombro.
-Bueno, me alegro de que estés bien. -Añadió manteniendo aquella media sonrisa tan suya.
Pero instintivamente, sus ojos volvieron a posarse en los verdes. Controló, como pudo, aquella sinfonía de tambores en la que se había convertido su caja torácica. En vano, claro. Escuchó la oferta de Lilja, ya había rechazado a la muchacha pelirroja en otra ocasión, pero mucho temía tener que volver a hacerlo.
-Yo solo pasaba por aquí... -Se excusó la líder haciendo un pequeño aspaviento con ambas manos. -Venía a ver cómo había quedado el tejado. -Añadió dedicándole una pequeña sonrisa a Lilja.
Se acomodó un pequeño mechón ondulado que calló de repente sobre su frente, poniéndolo detrás de su oreja. Miró a los presentes, ellos ya se conocían, e indirectamente, la conocían a ella. Momento ligeramente incómodo para ella, querealmente no quería encontrarse en esa situación.
-Bueno, tomaros una a mi salud en el Perro verde, la siguiente esquina a la derecha. La primera que la carguen a mi cuenta. ¿Os parece? -Comentó la líder retrocediendo sobre sus pasos para dirigirse a bordear la cabaña. -Yo os alcanzaré en cuanto acabe de revisar el trabajo de los carpinteros... -Añadió volviendo ligeramente la vista atrás. -Si me permitís.-Se disculpó a modo de despedida con un pequeño ademán con la cabeza.
Hubiera deseado con todas sus fuerzas no haberse vuelto a girar, como en su último encuentro, sus ojos desfilaron entre los presentes, posándose, de nuevo, sobre el pelirrojo. Casi desafiándolo a un duelo de miradas en el que ella tendría sin duda la última palabra. Volvió la vista al frente y recogiéndose la falda, caminó a paso ligero para darle la vuelta a la casa. Menuda mierda de excusa había puesto. No había cosa que necesitara más en ese momento que tomarse una jarra de espumosa hidromiel, la más fuerte que tuvieran. Apoyó la espalda en la madera de la cabaña una vez se hubo alejado de la puerta. Suspiró hondo llevándose la mano a la boca del estómago, maldiciéndose. ¿Hasta cuándo iba a durar aquel tira y afloja? No podían evitarse toda la vida viviendo en el mismo sitio.
La líder comenzaba a colapsarse lejos de su zona de confort. Pero ágil y aguda, la loba posó su mirada en la última muchacha que había aparecido, Zakura. Y con un pequeño ademán con la cabeza aceptó su saludo y se lo devolvió con una pequeña sonrisa amable, quitando la mano de su hombro.
-Bueno, me alegro de que estés bien. -Añadió manteniendo aquella media sonrisa tan suya.
Pero instintivamente, sus ojos volvieron a posarse en los verdes. Controló, como pudo, aquella sinfonía de tambores en la que se había convertido su caja torácica. En vano, claro. Escuchó la oferta de Lilja, ya había rechazado a la muchacha pelirroja en otra ocasión, pero mucho temía tener que volver a hacerlo.
-Yo solo pasaba por aquí... -Se excusó la líder haciendo un pequeño aspaviento con ambas manos. -Venía a ver cómo había quedado el tejado. -Añadió dedicándole una pequeña sonrisa a Lilja.
Se acomodó un pequeño mechón ondulado que calló de repente sobre su frente, poniéndolo detrás de su oreja. Miró a los presentes, ellos ya se conocían, e indirectamente, la conocían a ella. Momento ligeramente incómodo para ella, querealmente no quería encontrarse en esa situación.
-Bueno, tomaros una a mi salud en el Perro verde, la siguiente esquina a la derecha. La primera que la carguen a mi cuenta. ¿Os parece? -Comentó la líder retrocediendo sobre sus pasos para dirigirse a bordear la cabaña. -Yo os alcanzaré en cuanto acabe de revisar el trabajo de los carpinteros... -Añadió volviendo ligeramente la vista atrás. -Si me permitís.-Se disculpó a modo de despedida con un pequeño ademán con la cabeza.
Hubiera deseado con todas sus fuerzas no haberse vuelto a girar, como en su último encuentro, sus ojos desfilaron entre los presentes, posándose, de nuevo, sobre el pelirrojo. Casi desafiándolo a un duelo de miradas en el que ella tendría sin duda la última palabra. Volvió la vista al frente y recogiéndose la falda, caminó a paso ligero para darle la vuelta a la casa. Menuda mierda de excusa había puesto. No había cosa que necesitara más en ese momento que tomarse una jarra de espumosa hidromiel, la más fuerte que tuvieran. Apoyó la espalda en la madera de la cabaña una vez se hubo alejado de la puerta. Suspiró hondo llevándose la mano a la boca del estómago, maldiciéndose. ¿Hasta cuándo iba a durar aquel tira y afloja? No podían evitarse toda la vida viviendo en el mismo sitio.
Nana
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Así que tenían planeado algo que no me habían mencionado hasta el momento. me gire hacia Frith enarcando una ceja.
- ¿Ah sí? ¿Íbamos a hacer eso? -pregunte con una media sonrisa.
El entusiasmo de Lilja se me contagio. Además, me hacía ilusión encontrarme con tantos de mi especie. Era lo que había querido en un principio cuando había decidido marcharme de casa para ir hasta allí, Ulmer, y vivir entre los míos. El perro verde, había mencionado la líder de Ulmer. Ella nos invitaba a la primera ronda de… lo que fuera que hubiera. Pero ahora de repente sabía que había una taberna. Entonces me di cuenta de que no era tan distinto a una ciudad normal y corriente, tenía las mismas cosas. pero era mejor. Nana explico que iría con nosotros más adelante, que había ido hasta al para comprobar los arreglos que los carpinteros habían hecho días antes.
Siempre que había visto Nana, cosa que había pasado en realidad únicamente en dos ocasiones, la había visto cambiando de un modo solemne. Con seguridad, y como si cada uno de los pasos que daba pudiera cambiarlo todo en cualquier momento. pero al mismo tiempo, también la había llegado a ver nerviosa. Y también había advertido nuevamente un cruce de miradas particular entre ella y el hermano de Lilja. Volví a preguntarme lo que ya me había preguntado en una ocasión. ¿Se conocían de antes? Aun así, parecían actuar como si no fuera así. salvo por aquellos momentos, esos momentos me confundían. Y aunque tal vez no debiera meterme en esos asuntos, iba a descubrirlo, quería saberlo. Luego me lo negué a mí misma. Era consciente de que era una pésima guardiana de secretos. Y en el caso de descubrir algo así, tal vez se me escaparía sin que me diera cuenta, y no sabía hasta qué punto algo así podría tener consecuencias.
Rodxar había continuado comentándome sus orígenes, haciéndome saber sobre su alegría de también pertenecer ahora a aquel lugar tan maravilloso que era Ulmer. Él era también de Lunargenta, aunque de sus bosques. Pensé que sería de alguna aldea de los alrededores, tal vez. A lo mejor por eso hablaba de aquella manera tan extraña. Quizás era de alguna zona donde se hablaba otro idioma y la lengua común no era tan sencilla para él. Cuando mencionó que había sido criado por lobos, en principio llegue a pensar que lo decía como una sencilla metáfora de lo que nosotros éramos. Pero de pronto surgió en mi mente una teoría tonta, pero que como muchas teorías tontas podía ser cierta. ¿Podía el estar realmente hablando en serio y haber sido criado por lobos?
- ¡Me parece una idea estupenda ir a El Perro Verde!
Entonces miré hacia Nana, que se había ido hacia la parte trasera de la casa. Incluso aunque hubiera ido para comprobar los arreglos de los carpinteros, a veces parecía que evitara acercarse a los hermanos pelirrojos. O más concretamente, a él. Las sospechas crecían a cada segundo.
- ¿Ah sí? ¿Íbamos a hacer eso? -pregunte con una media sonrisa.
El entusiasmo de Lilja se me contagio. Además, me hacía ilusión encontrarme con tantos de mi especie. Era lo que había querido en un principio cuando había decidido marcharme de casa para ir hasta allí, Ulmer, y vivir entre los míos. El perro verde, había mencionado la líder de Ulmer. Ella nos invitaba a la primera ronda de… lo que fuera que hubiera. Pero ahora de repente sabía que había una taberna. Entonces me di cuenta de que no era tan distinto a una ciudad normal y corriente, tenía las mismas cosas. pero era mejor. Nana explico que iría con nosotros más adelante, que había ido hasta al para comprobar los arreglos que los carpinteros habían hecho días antes.
Siempre que había visto Nana, cosa que había pasado en realidad únicamente en dos ocasiones, la había visto cambiando de un modo solemne. Con seguridad, y como si cada uno de los pasos que daba pudiera cambiarlo todo en cualquier momento. pero al mismo tiempo, también la había llegado a ver nerviosa. Y también había advertido nuevamente un cruce de miradas particular entre ella y el hermano de Lilja. Volví a preguntarme lo que ya me había preguntado en una ocasión. ¿Se conocían de antes? Aun así, parecían actuar como si no fuera así. salvo por aquellos momentos, esos momentos me confundían. Y aunque tal vez no debiera meterme en esos asuntos, iba a descubrirlo, quería saberlo. Luego me lo negué a mí misma. Era consciente de que era una pésima guardiana de secretos. Y en el caso de descubrir algo así, tal vez se me escaparía sin que me diera cuenta, y no sabía hasta qué punto algo así podría tener consecuencias.
Rodxar había continuado comentándome sus orígenes, haciéndome saber sobre su alegría de también pertenecer ahora a aquel lugar tan maravilloso que era Ulmer. Él era también de Lunargenta, aunque de sus bosques. Pensé que sería de alguna aldea de los alrededores, tal vez. A lo mejor por eso hablaba de aquella manera tan extraña. Quizás era de alguna zona donde se hablaba otro idioma y la lengua común no era tan sencilla para él. Cuando mencionó que había sido criado por lobos, en principio llegue a pensar que lo decía como una sencilla metáfora de lo que nosotros éramos. Pero de pronto surgió en mi mente una teoría tonta, pero que como muchas teorías tontas podía ser cierta. ¿Podía el estar realmente hablando en serio y haber sido criado por lobos?
- ¡Me parece una idea estupenda ir a El Perro Verde!
Entonces miré hacia Nana, que se había ido hacia la parte trasera de la casa. Incluso aunque hubiera ido para comprobar los arreglos de los carpinteros, a veces parecía que evitara acercarse a los hermanos pelirrojos. O más concretamente, a él. Las sospechas crecían a cada segundo.
Kaytlyn
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Rod miró a Frio cuando le propuso dejarle una camisa, quizás no se la negaría, después de todo, tenía que guardar las formas -Te lo agradezco, desde que sé que ir con poca ropa es algo vergonzoso, me hace sentir raro estar yo así- Esbozó una breve sonrisa que se fué cuando Zuku dijo que ‘’un gusto ver que ahora utiliza ropa’’ lo cual le sorprendió -Usaba ropa, un taparrabos, lo que no supe es que frente a una chica uno no se podía desnudar, me pilló por sorpresa- Dijo riendo y negó un poco, una expresión que aprendió de la gente, aunque verdaderamente desconocía el fin de ello, pero aun así, para parecer más integrado lo hacía.
La hermana de Frio propuso que los acompañase, que le iban a enseñarle los alrededores a Kay -A mi me vendrá bien visitar el lugar, y conocer a la famosa líder de este- Ignoraba que Nana fuese la líder, aunque notase que tenía capacidad de liderazgo y más por las cosas que decía, aunque no sabía si era ella o no, lo cual le ponía en un aprieto, antes de confundirse de líder, quería estar seguro del todo. Quería caer bien a la líder, para ver si le concede un lugar en aquel hermoso paraje, la hacía falta, necesitaba asentarse por un breve tiempo, lo suficiente como para aprender algo más de la lengua y costumbres de los licántropos.
La propuesta de Nana le sorprendió, pues eran muchos, una ronda quisiera o no, tendría que salir cara, al menos para el bolsillo de Rod, que mas que bolsillo era un pellejo medio roto, viejo y que cargaba con toda su fortuna, unos 50 Aeros, mucho le estaban durando -No se si estoy invitado a la ronda, si es así se lo agradezco- Hizo una reverencia, se lo vió hacer a más de una persona, entendía que era una muestra de respeto ante la otra persona, así que él cumplió con ello.
Vió como se marchaba a comprobar algo del tejado; el cual Rod miró desde abajo, miró bien la casa, era bonita, acostumbrado a vivir en cuevas o tabernas de mala muerte, era normal que cualquier casa que superará cualquier de esos lugares, le parecería como si fuese un palacio, entendía que vivir en un lugar como ese, no tendría que ser barato, es mas, tendria que ser bien caro, habría que trabajar mucho para mantenerlo. Rod cerró los ojos, recordaba la casa de sus padres,, una cabaña de una sola planta, entre los árboles. Luego recordó aquel dia en el que solo se veía fuego, miedo y muerte.
Miró a Frio y a su hermana, miró a Zuku, a la chica que vió nada más llegar, miró por donde se fue Nana, ese momento le hizo reflexionar, por un segundo,, por primera vez en ssu vida. Sonrió, no quiso decir nada, sería estúpido decir cualquier cosa relacionado con sus sentimientos en aquel momento -Bueno, ‘’El perro verde’’- Dijo por despejar sus pensamientos, para centrarse en el momento -Curioso nombre tiene, seguro que ponen buena bebida y tiene buenas camas.- Bromeo, aunque de seguro era así, no creía que todas las tabernas iban ser iguales.
Antes de que se pusieran en marcha, se acercó a Zuka -¿Como te fue la vida? A mi me han pasado alguna que otra cosa curiosa, aunque de seguro que tu has vivido mas aventuras que yo- Miró al chico que la acompañaba ¿-Es el dueño del pantalón que me prestaste? No recuerdo si al final te lo devolví- Se puso a pensar un poco.
La hermana de Frio propuso que los acompañase, que le iban a enseñarle los alrededores a Kay -A mi me vendrá bien visitar el lugar, y conocer a la famosa líder de este- Ignoraba que Nana fuese la líder, aunque notase que tenía capacidad de liderazgo y más por las cosas que decía, aunque no sabía si era ella o no, lo cual le ponía en un aprieto, antes de confundirse de líder, quería estar seguro del todo. Quería caer bien a la líder, para ver si le concede un lugar en aquel hermoso paraje, la hacía falta, necesitaba asentarse por un breve tiempo, lo suficiente como para aprender algo más de la lengua y costumbres de los licántropos.
La propuesta de Nana le sorprendió, pues eran muchos, una ronda quisiera o no, tendría que salir cara, al menos para el bolsillo de Rod, que mas que bolsillo era un pellejo medio roto, viejo y que cargaba con toda su fortuna, unos 50 Aeros, mucho le estaban durando -No se si estoy invitado a la ronda, si es así se lo agradezco- Hizo una reverencia, se lo vió hacer a más de una persona, entendía que era una muestra de respeto ante la otra persona, así que él cumplió con ello.
Vió como se marchaba a comprobar algo del tejado; el cual Rod miró desde abajo, miró bien la casa, era bonita, acostumbrado a vivir en cuevas o tabernas de mala muerte, era normal que cualquier casa que superará cualquier de esos lugares, le parecería como si fuese un palacio, entendía que vivir en un lugar como ese, no tendría que ser barato, es mas, tendria que ser bien caro, habría que trabajar mucho para mantenerlo. Rod cerró los ojos, recordaba la casa de sus padres,, una cabaña de una sola planta, entre los árboles. Luego recordó aquel dia en el que solo se veía fuego, miedo y muerte.
Miró a Frio y a su hermana, miró a Zuku, a la chica que vió nada más llegar, miró por donde se fue Nana, ese momento le hizo reflexionar, por un segundo,, por primera vez en ssu vida. Sonrió, no quiso decir nada, sería estúpido decir cualquier cosa relacionado con sus sentimientos en aquel momento -Bueno, ‘’El perro verde’’- Dijo por despejar sus pensamientos, para centrarse en el momento -Curioso nombre tiene, seguro que ponen buena bebida y tiene buenas camas.- Bromeo, aunque de seguro era así, no creía que todas las tabernas iban ser iguales.
Antes de que se pusieran en marcha, se acercó a Zuka -¿Como te fue la vida? A mi me han pasado alguna que otra cosa curiosa, aunque de seguro que tu has vivido mas aventuras que yo- Miró al chico que la acompañaba ¿-Es el dueño del pantalón que me prestaste? No recuerdo si al final te lo devolví- Se puso a pensar un poco.
Rodxar
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
- Off-Rol:
- Al parecer nadie se a dado de cuenta de que mi hermano se había adelantado a llegar a casa por lo cual yo me encuentro sola con ustedes pero are como si lo hubieran visto cuando nos separamos y haci nadie debe de editar nada o no se ustedes
Todo iba bien mucha platicas agradables o eso parecía hasta que me di de cuenta en las miradas incomodas entre Frith y la señorita Nana, yo no entendí pero claro estaba que tarde o temprano lo terminaría sabiendo y seria mejor que me mordiera la lengua y no fuera a comentar ninguna estupidez pero mi ansiedad pudo mas que yo por lo cual me acerque a Lilja y le susurre tratando de que nadie me fuera a escuchar pero antes de que pudiera articular una palabra Frith dijo algo sobre celebrar y lo mas importantes es que nos invitaban y aun mejor era que la señorita Nana pagaría la primera ronda ¿Que mejor que eso?. - Pues cuenten con migo para celebrar... Lo que vea que celebren - dije encogiéndome de hombros con una leve sonrisa. Luego de eso la señorita Nana sospechosamente con la escusa de revisar el techo de la casa, viendo que se iba a la parte trasera, me volví a acercar a Lilja y le murmure mientras los demás hablaban. - Oye Lilja ¿Por que tantas miradas incomodas entre Frith y la señorita Nana? - le pregunte en susurros. Antes de que me pudiera responder Rod seme acerco, y me di de cuenta que ya no se parecía en nada al niñito escuálido que había conocido, eso pero seguía teniendo esa forma rara de hablar aunque en aquel entonces no hablaba tan raro ahora estaba algo peor, de seguro era por pasar tanto tiempo en la vida salvaje, como fuera aun me seguía pareciendo alguien muy gracioso, por lo cual me llamo mucho la pregunta que me hizo. - Ni tanto... Es mas no hace mas de unos meses fue que salí de viaje, de resto siempre tuve una vida tranquila - dije rascándome la cabeza para luego ver mi pierna, la que tenia la herida viva aun - Aunque me traje unos buenos recuerdos - dije sobándome la parte de la herida con suavidad para no lastimarme. Luego mire hacia mi hermano que se perdía entre la gente que andaba por las calles para luego asentir con una sonrisa a Rod - Sip era de el y no te preocupes, ya no lo necesita - dije encogiéndome de hombros. Le conteste de forma amigable para luego ver a los pelirrojos y luego ver al hombre andrajoso y la curiosidad me volvió a ganar - Y ¿Que es de tu vida? Y algo que me da curiosidad ¿Como conociste a Frith y a Lilja? - le pregunte con mucha curiosidad. ¿Quien diría no? Luego de 10 años encontrarme a un compañero de juegos el mismo día en el que vuelvo a Ulmer, me sentí alegre de que luego de las cosas que ma habían pasado el día fuera tan agradable, pero ya tenia algo de ansiedad de saborear algo familiar, solo nos faltaba esperar a que partiéramos a la posada El Perro verde.
Zukura Kito
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Así que se había formado un nuevo cambio de planes. Al parecer íbamos a ir a esa taberna llamada el perro verde. Todavía no había visitado ninguna taberna o local semejante en Ulmer, pero me entusiasmaba la idea de poder hacerlo. No podía negar que disfrutaba más de lo que me habría gustado admitir, de las tabernas y establecimientos semejantes. Buena bebida, peleas de taberna, ahí era donde comenzaban las grandes historias. Otras veces comenzaban detrás de una casa, mientras se examinaba un techo arreglado.
Zukura se había acercado a mi hermana, y ambas me habían dirigido una breve mirada. Aunque en aquellos momentos yo todavía no lo sabía, Zukura le había preguntado sobre las sospechosas miradas entre nana y yo. ¿Como podía haberse dado cuenta de algo así? quiero decir, tampoco es que nos hubiéramos estado mirando tanto. Por suerte, la respuesta de mi hermana fue bastante coherente, y en aquellos momentos ella jamás habría imaginado que hubiera sucedido nada entre nosotros.
- ¿Nana y Frith? -Lilja estuvo casi a punto de soltar una carcajada. No había hablado en voz alta, mantenía el tono de voz bajo con el que Zukura le había cuestionado aquello-. Conocimos a Nana hace poco. Frith seguramente se siente únicamente un poco intimidado por ella, como por cualquier mujer poderosa. Le es fácil replicar a un líder hombre, pero cuando el poder está en manos de una mujer… -negó ella con la cabeza-. Además, es la líder de Ulmer. Todos estamos mirándola muchos sin darnos cuenta, es maravilloso tenerla entre nosotros.
Complacido porque mi hermana Lilja no supiera nada sobre aquello, ni tampoco lo sospechara, y además el diera una buena respuesta a Zukura, me relaje mucho más. Aun así, decidí cometer una estupidez, hacer algo que no debería haber hecho. Mucho menos sabiendo que mi hermana había hablado de algo así momentos antes.
- Podéis ir yendo -dije mientras miraba a Lilja-. Yo veré si Nana necesita algo o si está todo bien con lo del techo. Ha venido para eso, así que.
Mi hermana esbozo una sonrisa y asintió. Entonces se dirigió entonces hacia todos en voz alta.
- ¡La siguiente esquina a la derecha! ¡A beber todo el mundo! -dijo con gran entusiasmo mi hermana.
No bebía tanto como yo, pero tampoco se cortaba cuando decidía hacerlo. En cuanto me aseguré de que mi hermana fuera el centro de atención, o por lo menos que cada uno estuviera centrado conversando con alguno de los presentes, di media vuelta cautelosamente a la casa, hasta llegar a donde se encontraba Nana. Camine despacio hacia ella. Volvía a sentir como el corazón se me aceleraba. Era una mala idea, lo sabía, pero siempre era difícil combatir una mala idea.
- Un trabajo excelente -comente aleatoriamente, sobre el techo.
Zukura se había acercado a mi hermana, y ambas me habían dirigido una breve mirada. Aunque en aquellos momentos yo todavía no lo sabía, Zukura le había preguntado sobre las sospechosas miradas entre nana y yo. ¿Como podía haberse dado cuenta de algo así? quiero decir, tampoco es que nos hubiéramos estado mirando tanto. Por suerte, la respuesta de mi hermana fue bastante coherente, y en aquellos momentos ella jamás habría imaginado que hubiera sucedido nada entre nosotros.
- ¿Nana y Frith? -Lilja estuvo casi a punto de soltar una carcajada. No había hablado en voz alta, mantenía el tono de voz bajo con el que Zukura le había cuestionado aquello-. Conocimos a Nana hace poco. Frith seguramente se siente únicamente un poco intimidado por ella, como por cualquier mujer poderosa. Le es fácil replicar a un líder hombre, pero cuando el poder está en manos de una mujer… -negó ella con la cabeza-. Además, es la líder de Ulmer. Todos estamos mirándola muchos sin darnos cuenta, es maravilloso tenerla entre nosotros.
Complacido porque mi hermana Lilja no supiera nada sobre aquello, ni tampoco lo sospechara, y además el diera una buena respuesta a Zukura, me relaje mucho más. Aun así, decidí cometer una estupidez, hacer algo que no debería haber hecho. Mucho menos sabiendo que mi hermana había hablado de algo así momentos antes.
- Podéis ir yendo -dije mientras miraba a Lilja-. Yo veré si Nana necesita algo o si está todo bien con lo del techo. Ha venido para eso, así que.
Mi hermana esbozo una sonrisa y asintió. Entonces se dirigió entonces hacia todos en voz alta.
- ¡La siguiente esquina a la derecha! ¡A beber todo el mundo! -dijo con gran entusiasmo mi hermana.
No bebía tanto como yo, pero tampoco se cortaba cuando decidía hacerlo. En cuanto me aseguré de que mi hermana fuera el centro de atención, o por lo menos que cada uno estuviera centrado conversando con alguno de los presentes, di media vuelta cautelosamente a la casa, hasta llegar a donde se encontraba Nana. Camine despacio hacia ella. Volvía a sentir como el corazón se me aceleraba. Era una mala idea, lo sabía, pero siempre era difícil combatir una mala idea.
- Un trabajo excelente -comente aleatoriamente, sobre el techo.
Friðþjófur Rögnvaldsson
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
La vida está llena de malas decisiones, aparecer repentinamente en aquella casa aquel día, fue una de ellas. No, lo que sucedió aquella noche de luna llena sí fue una mala idea de verdad. Reprochándose a si misma, Nana despegó la espalda de la madera de la casa de los hermanos pelirrojos, suspiró hondo intentando volver a tener el control de su propio pulso y se alejó de la pared para poder observar el techo. Estúpida, era la única palabra que le venía a la mente a la loba cada vez que alzaba la mirada a aquel trozo cuadrado perfecto de hierba recién puesto sobre el tejado, más verde que los demás. Revisado el trabajo, se dispuso a desaparecer, como lo hubo hecho anteriormente, y anteriormente antes de aquella vez.
Se le erizó cada centímetro de la piel al escuchar de nuevo aquella voz que entre susurros una vez intentó averiguar su nombre. Rápidamente giró la cabeza sobre su hombro para posar, otra vez, sus ojos sobre los verdes. Pero su vista miró más allá, tras él, nadie. El corazón de la líder se aceleró en desmedida. Estaban solos. Con el temple necesario para no perder la compostura, se giró sobre sus pasos para quedar frente a él, decidida. Ahora no había nadie a quien engañar.
-Sí. -Asintió a las primeras palabras del pelirrojo. El semblante de la loba se tornó serio, mientras buscaba las palabras adecuadas.
Cabiló, y dudó, sobre todo dudó en salir corriendo, huyendo de nuevo de aquella incómoda conversación que algún día volverían a tener a escondidas de todos. Pero el solo recuerdo de aquella noche le hacía arder la sangre. Sus ojos desfilaron por sus brazos, fijándose en sus manos, y por un momento pudo incluso sentirlas de nuevo sobre ella.
-Frith. -Se decidió por fin a decir. Sonó tan raro su nombre en sus labios, que antes de volver a hablar los mordió suavemente y tragó saliva. -Creo que deberíamos hablar. -Comentó acercándose a la pared de madera en la que se había apoyado anteriormente, y retirándose el mechón ondulado que caía por su frente, apoyó la espalda allí, lo más alejada de la ventana posible. -Lo de aquella noche, no estuvo bien. -Se sinceró colocando ambas manos sobre su falda, incómoda. -A ver, no en ese sentido...Quiero decir, no debió pasar. -Aclaró fijando sus ojos de nuevo en él. -Ya conoces mi puesto aquí, no puedo permitir que mi propia gente me tache de adúltera. -Confesó por fin su mayor miedo después de todo.
Cerca, demasiado cerca. Quemaba el mismo aire que respiraban, en su mente, el debate entre su moral y su libertad. Su mente ordenó a sus pies que pararan allí y se fueran por donde habían venido, pero comenzó a andar hasta quedar a pocos centímetros de él. Sus labios decían palabras que no sentía, al menos no del todo. Pero quizá sus ojos dorados sí desvelaran absolutamente toda la verdad de sus pensamientos.
-No es por mi, es por ellos. - Añadió tomándole de la camisa para acercarse a su oído. -Espero que lo entiendas. -Dijo a penas en un susurro, para luego, muy lentamente soltarle e incorporarse sin apartar sus pupilas de las suyas.
Se le erizó cada centímetro de la piel al escuchar de nuevo aquella voz que entre susurros una vez intentó averiguar su nombre. Rápidamente giró la cabeza sobre su hombro para posar, otra vez, sus ojos sobre los verdes. Pero su vista miró más allá, tras él, nadie. El corazón de la líder se aceleró en desmedida. Estaban solos. Con el temple necesario para no perder la compostura, se giró sobre sus pasos para quedar frente a él, decidida. Ahora no había nadie a quien engañar.
-Sí. -Asintió a las primeras palabras del pelirrojo. El semblante de la loba se tornó serio, mientras buscaba las palabras adecuadas.
Cabiló, y dudó, sobre todo dudó en salir corriendo, huyendo de nuevo de aquella incómoda conversación que algún día volverían a tener a escondidas de todos. Pero el solo recuerdo de aquella noche le hacía arder la sangre. Sus ojos desfilaron por sus brazos, fijándose en sus manos, y por un momento pudo incluso sentirlas de nuevo sobre ella.
-Frith. -Se decidió por fin a decir. Sonó tan raro su nombre en sus labios, que antes de volver a hablar los mordió suavemente y tragó saliva. -Creo que deberíamos hablar. -Comentó acercándose a la pared de madera en la que se había apoyado anteriormente, y retirándose el mechón ondulado que caía por su frente, apoyó la espalda allí, lo más alejada de la ventana posible. -Lo de aquella noche, no estuvo bien. -Se sinceró colocando ambas manos sobre su falda, incómoda. -A ver, no en ese sentido...Quiero decir, no debió pasar. -Aclaró fijando sus ojos de nuevo en él. -Ya conoces mi puesto aquí, no puedo permitir que mi propia gente me tache de adúltera. -Confesó por fin su mayor miedo después de todo.
Cerca, demasiado cerca. Quemaba el mismo aire que respiraban, en su mente, el debate entre su moral y su libertad. Su mente ordenó a sus pies que pararan allí y se fueran por donde habían venido, pero comenzó a andar hasta quedar a pocos centímetros de él. Sus labios decían palabras que no sentía, al menos no del todo. Pero quizá sus ojos dorados sí desvelaran absolutamente toda la verdad de sus pensamientos.
-No es por mi, es por ellos. - Añadió tomándole de la camisa para acercarse a su oído. -Espero que lo entiendas. -Dijo a penas en un susurro, para luego, muy lentamente soltarle e incorporarse sin apartar sus pupilas de las suyas.
Nana
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Antes de que nos marcháramos, Frith se disculpó y desapareció yéndose al otro lado de la casa, donde se encontraba Lilja. Los había llegado a ver mirándose de una forma un tanto extraña con alteridad, o comportándose de un modo poco natural, pero hasta el momento no había llegado a sospechar nada. tampoco es que hubiera nada que sospechar, ¿no? negué con la cabeza y me volví hacia los demás, quitándole importancia a aquello.
Fue Lilja quien dio el pie a que comenzáramos a marchar en dirección a El perro verde, aquella taberna que había mencionado nana y a la cual nos había invitado en la primera ronda. sería suficiente con que dijéramos que ella nos había invitado? Eso era algo impensable en Lunargenta. Recordé entonces la ocasión en la que un individuo había puesto a nombre de un tal “Jonhson” todas y cada una de las jarras de aguamiel a las que había invitado a los presentes. Cuando el tal Johnson había llegado a la taberna y se había enterado de que tenía que pagar las doscientas y pico jarras que se habían ido consumiendo a lo largo de aquella tarde, busco al responsable y lo mato.
Pero Ulmer no era así. era un lugar mucho más apacible, donde todos se conocían entre ellos. Y normalmente cuando sucede eso, como en las aldeas pequeñas, normalmente los conflictos suelen suceder en muy menor cantidad. Caminamos hacia la esquina tal y como nos había indicado Nana que debíamos hacer. Entonces llegamos hasta aquel establecimiento, el perro verde. Sobre la puerta tenía un gran cartel con la figura clara de un canido, formada por hierba sobre una tabla de madera. Claramente era verde, era una idea original. En cuanto entramos, pude comprobar que no había demasiada gente, tal vez aún era demasiado pronto como para que hubieran llegado suficientes personas. Corrí ripiadamente buscando una mesa para nosotros. Me senté y esperé a que los demás se acodaran.
- Me pregunto si habrá algo distinto aquí. Algo particular de Ulmer -dije-. Sino creo que beberé aguamiel… hace mucho que no bebo aguamiel.
En realidad, había pasado bastante tiempo desde la última vez que había bebido cualquier cosa alcohólica. La última vez no me había sentado especialmente bien, de hecho, recordaba que por alguna razón me había despertado con una quemadura en la pierna, y lana de oveja en la boca.
Fue Lilja quien dio el pie a que comenzáramos a marchar en dirección a El perro verde, aquella taberna que había mencionado nana y a la cual nos había invitado en la primera ronda. sería suficiente con que dijéramos que ella nos había invitado? Eso era algo impensable en Lunargenta. Recordé entonces la ocasión en la que un individuo había puesto a nombre de un tal “Jonhson” todas y cada una de las jarras de aguamiel a las que había invitado a los presentes. Cuando el tal Johnson había llegado a la taberna y se había enterado de que tenía que pagar las doscientas y pico jarras que se habían ido consumiendo a lo largo de aquella tarde, busco al responsable y lo mato.
Pero Ulmer no era así. era un lugar mucho más apacible, donde todos se conocían entre ellos. Y normalmente cuando sucede eso, como en las aldeas pequeñas, normalmente los conflictos suelen suceder en muy menor cantidad. Caminamos hacia la esquina tal y como nos había indicado Nana que debíamos hacer. Entonces llegamos hasta aquel establecimiento, el perro verde. Sobre la puerta tenía un gran cartel con la figura clara de un canido, formada por hierba sobre una tabla de madera. Claramente era verde, era una idea original. En cuanto entramos, pude comprobar que no había demasiada gente, tal vez aún era demasiado pronto como para que hubieran llegado suficientes personas. Corrí ripiadamente buscando una mesa para nosotros. Me senté y esperé a que los demás se acodaran.
- Me pregunto si habrá algo distinto aquí. Algo particular de Ulmer -dije-. Sino creo que beberé aguamiel… hace mucho que no bebo aguamiel.
En realidad, había pasado bastante tiempo desde la última vez que había bebido cualquier cosa alcohólica. La última vez no me había sentado especialmente bien, de hecho, recordaba que por alguna razón me había despertado con una quemadura en la pierna, y lana de oveja en la boca.
Kaytlyn
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Rod vió como Frio fue tras nana, había escuchado a Zuku decirle algo de miraditas entre esos dos. Rod no sabría mucho del mundo, no sabría ni siquiera como abrocharse una camisa, pero sí sabía del instinto del hombre, mejor que cualquiera de allí quizás, había vivido casi toda su vida llevado por sus instintos, llevado por su forma más animal, ignorando por completo las normas del mundo humano.
Esbozó una sonrisa y se rió levemente, su simple mente unió solo dos cosas ‘’miradas’’ y ‘’Los dos escusandose para estar solos’’, pero quizás solo eran cosas de su cabeza, como dijo Lilja, la habían conocido hace poco y era la líder, al pensar eso, casi se le hace un nudo en la garganta, había ignorado al completo el hecho de que ella era la líder, quizás eso en un futuro le afectase, quizás no le cayese bien por no caer en ello. Ya tendría tiempo para disculparse, una vez esos dos volvieran a la taberna, quizás más felices, quizás nerviosos, o simplemente, hablando del techo. Miró por un momento este, desde su punto de vista poco podía decir.
De pronto cayó en algo -Bueno, iré sin camisa, espero que no os moleste- Les dijo a los demás -En el fondo aún no acostumbro, aunque haya pasado tiempo desde que dejé los lobos, es más cómodo ir sin tanta ropa, uno se mueve con rapidez- Bromeó y miró a Zuku -Me alegro de que ya nos les valga, a saber en donde acabaron- Miró la parte que se tocó con curiosidad -Ya en la taberna me contarás cómo te hiciste esos ‘’Buenos recuerdos’’- Él se miró de reojo sus manos, llenas de heridas, como el resto de su cuerpo, lleno de arañazos por todo él, aunque ningún arañazo le había causado muchos problemas.
Pensó en su vida -bueno… me acosté con una bruja que convocó una tormenta… no he corrido más en toda mi vida, he conocido a un elfo, y… bueno… los conocí en una fista, fista.. ¡fiesta!- Se corrigió al final -Pero… me tuve que marchar, digamos… que había bebido mucho, no era tan maduro, y actuaba como un crío en el fondo- Se rió un poco negando -Al menos yo no volver a repetir eso- Asintió y cuando escuchó por donde era el camino se emprendió en la marcha -Pues vayamos cuanto antes, no vaya ser que se caliente la cerveza- Miró por última vez la casa, negando.
Vió la taberna, con su letrero y todo, le pareció un buen sitio, esperaba no beber mucho, aunque todo sea dicho, eso nunca lo controlaba y acababa bebiendo hasta el barril.
Esbozó una sonrisa y se rió levemente, su simple mente unió solo dos cosas ‘’miradas’’ y ‘’Los dos escusandose para estar solos’’, pero quizás solo eran cosas de su cabeza, como dijo Lilja, la habían conocido hace poco y era la líder, al pensar eso, casi se le hace un nudo en la garganta, había ignorado al completo el hecho de que ella era la líder, quizás eso en un futuro le afectase, quizás no le cayese bien por no caer en ello. Ya tendría tiempo para disculparse, una vez esos dos volvieran a la taberna, quizás más felices, quizás nerviosos, o simplemente, hablando del techo. Miró por un momento este, desde su punto de vista poco podía decir.
De pronto cayó en algo -Bueno, iré sin camisa, espero que no os moleste- Les dijo a los demás -En el fondo aún no acostumbro, aunque haya pasado tiempo desde que dejé los lobos, es más cómodo ir sin tanta ropa, uno se mueve con rapidez- Bromeó y miró a Zuku -Me alegro de que ya nos les valga, a saber en donde acabaron- Miró la parte que se tocó con curiosidad -Ya en la taberna me contarás cómo te hiciste esos ‘’Buenos recuerdos’’- Él se miró de reojo sus manos, llenas de heridas, como el resto de su cuerpo, lleno de arañazos por todo él, aunque ningún arañazo le había causado muchos problemas.
Pensó en su vida -bueno… me acosté con una bruja que convocó una tormenta… no he corrido más en toda mi vida, he conocido a un elfo, y… bueno… los conocí en una fista, fista.. ¡fiesta!- Se corrigió al final -Pero… me tuve que marchar, digamos… que había bebido mucho, no era tan maduro, y actuaba como un crío en el fondo- Se rió un poco negando -Al menos yo no volver a repetir eso- Asintió y cuando escuchó por donde era el camino se emprendió en la marcha -Pues vayamos cuanto antes, no vaya ser que se caliente la cerveza- Miró por última vez la casa, negando.
Vió la taberna, con su letrero y todo, le pareció un buen sitio, esperaba no beber mucho, aunque todo sea dicho, eso nunca lo controlaba y acababa bebiendo hasta el barril.
Rodxar
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Seguimos las indicaciones que la señorita Nana nos había indicado para luego llegar a la posada, la cual tenia su letrero único e inconfundible ¿Que otra posada en Aerandir tendría el letrero de un perro y para colmo verde? Mostré una media sonrisa repentina como si me hubiera acordado de un chiste viejo para luego entrar con el resto, el lugar estaba algo vacío, normalmente se encontraba lleno sobretodo de borrachos, supuse por la hora, mire a todos lados para ver en que mesa nos sentaríamos cuando el llamado de aquella chica llamo mi atención ya que había elegido la mesa, me acerque a la mesa, tome una silla y la voltee para poner el pecho contra el espaldar de esta como hacia de costumbre aunque me arrepentí cuando me senté ya que al flexionar la pierna lastimada esta me empezó a doler, sentía como palpitaba de dolor, yo me mordí el labio para evitar soltar un quejido y voltee a ver a otro lado, pensé en levantarme y sentarme normal pero era tarde el dolor no me dejaba mover la pierna asi que supuse que me quedaría asi por un buen rato, suspire y volví a mirar la mesa, en frente tenia a la muchacha y me sorprendí su comentario ¿La dejaban beber?, así que supuse que no era una niña, aunque perecía, me encogí de hombros. - La cerveza de aquí es buena, cuando la pruebes la queras beber seguido... A menos que no seas como yo - le dije de forma amigable. Luego voltee a ver a Rod apoyando la barbilla en la silla, y lo mire con curiosidad, estaba segura que había echo mas cosas que esas que me había contado ademas tenia curiosidad con lo de la bruja, y como de costumbre mi curiosidad siempre terminaba ganado no pude evitar preguntarle. - Te contare como me hice lo de la pierna pero primero... ¿Que otras cosas as echo ademas de las que me dijiste? Estoy segura que te as metido en mas problemas - le dije como si fuera una niña pidiéndole a alguien que le contara una historia. Mientras esperaba ansiosa recordé la forma extraña en la que Frith y la señorita Nana y anuqué Lilja me digiera que no había nada entre ellos seguía con esa sospecha pero ya se la podría preguntar yo misma al pelirrojo cuando estuviera presente en la mesa aunque ¿Como hacerlo sin que la señorita Nana no se ofendiera? De seguro me tocaría disimular la pregunta para que no se molestara. Cuando me di de cuenta de las cosas que pensaba de inmediato me regañe a mi misma ¿Con que derecho me creía para meterme en esas cosas? Aunque tal vez yo no fuera la única curiosa, me encogí de hombros frente a mi pensamientos y volví a prestarle mi atención al relato de Rod.
Zukura Kito
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Lilja y los demás se fueron. [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Estuvimos en un breve silencio, hasta que ella asintió, respondiendo a mi comentario. Había imaginado que habría tal tensión. Pero tal vez no hasta tal punto. Sentía que debía tener muchísimo cuidado con cada palabra que dijera, pues podría cambiarlo todo de repente. De nuevo se hizo el silencio, pero quise darle unos segundos de más por si llegaba a decir algo. Si estaba nerviosa, lo disimulaba bien. Más bien parecía que tuviera mil cosas en la cabeza. Dijo mi nombre. Mi corazón pareció dar un latino fuerte de repente, y luego sentí como si de repente hubiera perdido el pulso.
Escuché a sus palabras. Me sentía nervioso. ¿Nervioso por qué? Traté de decirme a mí mismo. A día de hoy nadie sabía lo sucedido, y sabía que mientras nadie lo supiera, no supondría un problema. Era consciente de que las personas de cierta altura social necesitaban tener cuidado con aquellos asuntos. Pero Nana y yo nos habíamos encontrado en un bosque, lejos de todo y de todos. El único cuidado que tal vez tendríamos que tener era de no ir haciéndolo saber por ahí. Y ni ella ni yo teníamos interés en hacerlo. Me explicó sus razones, y sentí cómo se repetía en mi mente la palabra «adúltera». No se trataba entonces únicamente de afectar a su estatus como líder, sino que además había otro. Fruncí el ceño un momento, aunque relajé el gesto en seguida y esbocé una leve sonrisa.
- Nadie te tachará -dije entonces con serenidad-. Porque nadie lo sabrá.
En ese caso, sí que había sido un error. Un error del que yo no había tenido ni la menor idea del que había sido partícipe. Pero habría mentido suciamente si hubiera negado que no había disfrutado de aquel error. Y ella estaba allí, con su presencia recordándome cada uno de los momentos que habíamos pasado en aquella noche y queriendo repetirlo en secreto. Queriendo repetirlo tan fuerte que tal vez el deseo se me escapara por los ojos.
Antes de que me pudiera dar cuenta, la sentí muy cerca de mí. Estábamos tan cerca que podía sentir su calor. Se acercó a mí, y noté un escalofrío recorriéndome. Una parte de mí me decía que la tomara, que la acercara todavía más a mí. Al infierno quien fuera que era aquel tercero, mi hermana, la taberna, su estatus y todo. ¿Por qué tenía que renunciar a ello? Pero no era únicamente mi elección y fue eso lo único que me frenó. Sus ojos casi parecían delatar que quería lo mismo que yo con la misma intensidad.
- ¿Y si no quiero entenderlo?
Estuvimos en un breve silencio, hasta que ella asintió, respondiendo a mi comentario. Había imaginado que habría tal tensión. Pero tal vez no hasta tal punto. Sentía que debía tener muchísimo cuidado con cada palabra que dijera, pues podría cambiarlo todo de repente. De nuevo se hizo el silencio, pero quise darle unos segundos de más por si llegaba a decir algo. Si estaba nerviosa, lo disimulaba bien. Más bien parecía que tuviera mil cosas en la cabeza. Dijo mi nombre. Mi corazón pareció dar un latino fuerte de repente, y luego sentí como si de repente hubiera perdido el pulso.
Escuché a sus palabras. Me sentía nervioso. ¿Nervioso por qué? Traté de decirme a mí mismo. A día de hoy nadie sabía lo sucedido, y sabía que mientras nadie lo supiera, no supondría un problema. Era consciente de que las personas de cierta altura social necesitaban tener cuidado con aquellos asuntos. Pero Nana y yo nos habíamos encontrado en un bosque, lejos de todo y de todos. El único cuidado que tal vez tendríamos que tener era de no ir haciéndolo saber por ahí. Y ni ella ni yo teníamos interés en hacerlo. Me explicó sus razones, y sentí cómo se repetía en mi mente la palabra «adúltera». No se trataba entonces únicamente de afectar a su estatus como líder, sino que además había otro. Fruncí el ceño un momento, aunque relajé el gesto en seguida y esbocé una leve sonrisa.
- Nadie te tachará -dije entonces con serenidad-. Porque nadie lo sabrá.
En ese caso, sí que había sido un error. Un error del que yo no había tenido ni la menor idea del que había sido partícipe. Pero habría mentido suciamente si hubiera negado que no había disfrutado de aquel error. Y ella estaba allí, con su presencia recordándome cada uno de los momentos que habíamos pasado en aquella noche y queriendo repetirlo en secreto. Queriendo repetirlo tan fuerte que tal vez el deseo se me escapara por los ojos.
Antes de que me pudiera dar cuenta, la sentí muy cerca de mí. Estábamos tan cerca que podía sentir su calor. Se acercó a mí, y noté un escalofrío recorriéndome. Una parte de mí me decía que la tomara, que la acercara todavía más a mí. Al infierno quien fuera que era aquel tercero, mi hermana, la taberna, su estatus y todo. ¿Por qué tenía que renunciar a ello? Pero no era únicamente mi elección y fue eso lo único que me frenó. Sus ojos casi parecían delatar que quería lo mismo que yo con la misma intensidad.
- ¿Y si no quiero entenderlo?
Friðþjófur Rögnvaldsson
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
La última pregunta retórica del pelirrojo dejó fuera de lugar a la loba. Entreabrió los labios frunciendo levemente el ceño con el gesto ligeramente desencajado, fijando sus pupilas en las ajenas. Quiso retroceder pero sus piernas no respondieron a sus órdenes, ¿Y si no quería, por qué no la tomaba por la cintura y no la dejaba ir. Le ardía la piel y le sobraba cada centímetro de tela que recubría su cuerpo. Si no quería entenderlo, ¿Por qué no la besaba ya? La mano de la loba soltó su camisa muy lentamente, colocando la palma de su mano sobre su pecho, descendiendo por su torso. Las vibraciones del latir de su corazón traspasaban la camisa, podía notarlo como si lo acariciara.
-¿Por qué? -Logró articular la loba mirando la mano que posaba sobre él.
Esa sensación de volverse pequeña y a la vez nadie, ridículamente frágil con una persona de la que a penas conocía el nombre. Pero ella ya estaba enamorada, y no tenía dos corazones para que latieran por dos personas diferentes. Quizá aquel deseo que despertaba todo el misterio sobre su persona desapareciera cuando llegase a conocerle mejor. O quizá no.
Uno de los pies de la líder consiguió retroceder a penas un paso de su posición, deslizando la mano de nuevo por su camisa para luego separarla de él. Los dioses sabían cuánto le había costado separarse de él, y tan solo ellos sabían cuánto deseaba un beso robado de los labios del pelirrojo. Pero no sería ella quien diera aquel paso, no esta vez. Por un segundo, había sentido aquella sensación de libertad, había olvidado su papel allí, sus responsabilidades, e incluso a Brendarid. ¿Entendería él el azaroso corazón de la loba?
-Me da igual que no lo entiendas. -Confesó sin poder desviar la mirada de sus ojos. -... A veces no lo entiendo ni yo. -Añadió tras un largo suspiro que se esfumó entre sus labios entreabiertos.Esbozó una pequeña sonrisa intentando quitarle tensión a la situación. -Deberíamos de volver con los demás. -Dijeron sus labios, pero sus ojos le pedían a gritos, al igual que sus labios, que la besara, y que no la dejase marchar como aquella noche. Quiso emprender el camino hacia el Perro Verde, pero se quedó allí, plantada, a apenas un paso de distancia entre ambos, clavando los ojos en sus pupilas.
-¿Por qué? -Logró articular la loba mirando la mano que posaba sobre él.
Esa sensación de volverse pequeña y a la vez nadie, ridículamente frágil con una persona de la que a penas conocía el nombre. Pero ella ya estaba enamorada, y no tenía dos corazones para que latieran por dos personas diferentes. Quizá aquel deseo que despertaba todo el misterio sobre su persona desapareciera cuando llegase a conocerle mejor. O quizá no.
Uno de los pies de la líder consiguió retroceder a penas un paso de su posición, deslizando la mano de nuevo por su camisa para luego separarla de él. Los dioses sabían cuánto le había costado separarse de él, y tan solo ellos sabían cuánto deseaba un beso robado de los labios del pelirrojo. Pero no sería ella quien diera aquel paso, no esta vez. Por un segundo, había sentido aquella sensación de libertad, había olvidado su papel allí, sus responsabilidades, e incluso a Brendarid. ¿Entendería él el azaroso corazón de la loba?
-Me da igual que no lo entiendas. -Confesó sin poder desviar la mirada de sus ojos. -... A veces no lo entiendo ni yo. -Añadió tras un largo suspiro que se esfumó entre sus labios entreabiertos.Esbozó una pequeña sonrisa intentando quitarle tensión a la situación. -Deberíamos de volver con los demás. -Dijeron sus labios, pero sus ojos le pedían a gritos, al igual que sus labios, que la besara, y que no la dejase marchar como aquella noche. Quiso emprender el camino hacia el Perro Verde, pero se quedó allí, plantada, a apenas un paso de distancia entre ambos, clavando los ojos en sus pupilas.
Nana
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Ante mi indecisión, fue Zukura quien me comento sobre lo que había en aquella taberna. Me recomendó la cerveza local, aunque yo no estaba demasiado convencida. Por lo general sola beber más aguamiel, dado que prefería tomar algo dulce antes que la amarga cerveza. Aun así, se lo agradecí y le devolví la sonrisa, no quería ser grosera con ella.
Al final me acerque al tabernero y espere a que me atendiera. Una mujer rubia se posó sobre la barra y le pidió algo. Ella acababa de llegar, yo llevaba ya un rato esperando, sin embargo, la atendió a ella. Después se acercó un individuo enorme, alto y de una espalda colosal. De nuevo volvió a ignorarme para atender a aquel hombre. Golpee repetidas veces la mesa con mis nudillos, rotando de llamar la atención. Apareció otra mujer, esta vez morena y con la tez tan clara como la nieve recién caída. Y de nuevo la volvió a atender a ella antes que a mí.
- ¡Pero será posible! -proteste-. ¡¿Que tengo que hacer para que me atiendan?!
- Hola pequeña -dijo el tabernero, girándose hacia mi-. ¿Acabas de llegar?
Resople, indignada.
- Llevo un buen rato esperando.
- ¿Qué quieres? -pese a que estaba realmente enfadada con él, la sonrisa con la que me respondió me calmo en seguida. La mujer morena parecía frustrada, molesta porque yo hubiera desviado la atención del tabernero.
- Solo quiero una jarra de aguamiel. Muy dulce, la que menos alcohol tenga -pedí, con seriedad.
Tampoco era excesivamente baja en estatura como para que no me viera detrás de la barra. No era la primera vez que me confundían con una chica de menor edad; según mi madre eran los rasgos de su familia.
- ¡Ahora mismo! -me respondió el, igual de sonriente.
Me quede al lado de la barra, esperando a la jarra. Me gire hacia Zukura, que ahora hablaba con aquel joven desaliñado que había decidido ir con medio cuerpo al desnudo. Según se había explicado antes de que partiéramos hacia la taberna, decía que así se movía más rápidamente, o se sentía mas cómodo. A mí me pareció una mala excusa para exponerse ante los demás. Sabía que en Lunargenta había mucha gente así, por lo que no me parecía raro que hubiera alguien más que disfrutara del placer de ser observado, entre los licántropos.
- Aquí tienes -dijo finalmente el tabernero, dejando sobre la barra una enorme jarra-. Quedas invitada, por mi grosera actitud.
Le guiñe un ojo, complacida. Me pregunte si a la siguiente podría decirle que era a nombre de Nana, de ese modo tendría dos jarras gratis. ¿De verdad estaba pensando eso? Yo jamás había pensado en beber más y más. Tal vez mis nuevos compañeros y la nueva vida que estaba tenido comenzaban a corromperme un poco. En cuanto tuve la jarra sujeta con mis dos manos, me dirigí hacia Zukura y el hombre.
- ¿De qué os conocéis? -les pregunte. También me preguntaba de que conocerían a los hermanos pelirrojos.
Al principio había pensado que eran los pelirrojos quienes eran bien conocidos por toda la ciudad, pero tras aquel encuentro, me di cuenta de que eran todos quienes se conocían en realidad y era yo la única fuera de lugar.
Al final me acerque al tabernero y espere a que me atendiera. Una mujer rubia se posó sobre la barra y le pidió algo. Ella acababa de llegar, yo llevaba ya un rato esperando, sin embargo, la atendió a ella. Después se acercó un individuo enorme, alto y de una espalda colosal. De nuevo volvió a ignorarme para atender a aquel hombre. Golpee repetidas veces la mesa con mis nudillos, rotando de llamar la atención. Apareció otra mujer, esta vez morena y con la tez tan clara como la nieve recién caída. Y de nuevo la volvió a atender a ella antes que a mí.
- ¡Pero será posible! -proteste-. ¡¿Que tengo que hacer para que me atiendan?!
- Hola pequeña -dijo el tabernero, girándose hacia mi-. ¿Acabas de llegar?
Resople, indignada.
- Llevo un buen rato esperando.
- ¿Qué quieres? -pese a que estaba realmente enfadada con él, la sonrisa con la que me respondió me calmo en seguida. La mujer morena parecía frustrada, molesta porque yo hubiera desviado la atención del tabernero.
- Solo quiero una jarra de aguamiel. Muy dulce, la que menos alcohol tenga -pedí, con seriedad.
Tampoco era excesivamente baja en estatura como para que no me viera detrás de la barra. No era la primera vez que me confundían con una chica de menor edad; según mi madre eran los rasgos de su familia.
- ¡Ahora mismo! -me respondió el, igual de sonriente.
Me quede al lado de la barra, esperando a la jarra. Me gire hacia Zukura, que ahora hablaba con aquel joven desaliñado que había decidido ir con medio cuerpo al desnudo. Según se había explicado antes de que partiéramos hacia la taberna, decía que así se movía más rápidamente, o se sentía mas cómodo. A mí me pareció una mala excusa para exponerse ante los demás. Sabía que en Lunargenta había mucha gente así, por lo que no me parecía raro que hubiera alguien más que disfrutara del placer de ser observado, entre los licántropos.
- Aquí tienes -dijo finalmente el tabernero, dejando sobre la barra una enorme jarra-. Quedas invitada, por mi grosera actitud.
Le guiñe un ojo, complacida. Me pregunte si a la siguiente podría decirle que era a nombre de Nana, de ese modo tendría dos jarras gratis. ¿De verdad estaba pensando eso? Yo jamás había pensado en beber más y más. Tal vez mis nuevos compañeros y la nueva vida que estaba tenido comenzaban a corromperme un poco. En cuanto tuve la jarra sujeta con mis dos manos, me dirigí hacia Zukura y el hombre.
- ¿De qué os conocéis? -les pregunte. También me preguntaba de que conocerían a los hermanos pelirrojos.
Al principio había pensado que eran los pelirrojos quienes eran bien conocidos por toda la ciudad, pero tras aquel encuentro, me di cuenta de que eran todos quienes se conocían en realidad y era yo la única fuera de lugar.
Kaytlyn
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Las había seguido a todas, se sentía satisfecho con el asunto, solo, rodeado de chicas guapas, en una taberna, alcohol gratis, podría ir mejor el día. Iba a invitarlos a todos a una buena tanda de comida. Nada más llegó se sentó conjunto a Zuku y a la hermana de frío, esperaba no ser de molestia al sentarse a su lado. Miró al tabernero y sacó de su bolsa unas monedas para mostrarlo en alto -Tabernero, pon…- Contó los que eran -Pon unas cuatro onzas de queso y un buen plato de carne, con la cerveza- El camarero no parecía tonto, nada más se giró y vio el dinero, asintió para comenzar a preparar todo, sabía que Kay había intentado tener la atención del tabernero, pero es el dinero los que mas les llama la atención.
Cogió aire para comenzar a responder a lo que le preguntaba Zuku -Pues empezando por lo primero, mi primer contacto con otros que no eran los lobos- Tomó un poco de tiempo -Después de ti digo; pues fue con un elfo, un amable elfo de la luz, me ayudo a recuperar el hablar, me costó mucho aprender todo esto, y me ayudó a sentirme más cómodo con los seres… ¿Como es la palabra? es decir, no son humanos pero se parecen a ellos… ¿Sabéis? bueno, dejarlo- Tras llegar lo que pidió, se dio cuenta que Kay ya tenía su propia cerveza, no le echó cuenta y le dio un buche a la suya -Bueno… después conocí a una bruja, después de ese encuentro peculiar… seamos sinceros, creo que me quería para algún saclificio- Por mucho que controlarse, siempre se le escapaba una palabra.
Cogió una de las onzas de queso y la mordió -Me llevó al centro del bosque, y en medio del acto, coge y convoca una tormenta- Su mayor miedo eran las tormentas, se le erizó el vello -Salí corriendo sin llegar ni acabar, no me fue muy bien el dia, aunque conseguí una capa- Dijo riendo -Después está lo del bajarla o como se llame, eso en donde se disfraza la gente, yo me disfracé, más bien, me disfrazaron unos niños de un león- Se rió un poco -Un lobo de león…- Le hacía gracia aquello -Bueno, tras ello, me enfrenté a un bandido, con otras personas, poco recuerdo de cómo acabó, pero sobreviví, es lo importante creo- Suspiró -luego asesine a quien me ha enseñado hablar…- Lo dijo con pena, cómo se sintiese mal por ello, aunque no le quedaba otra.
Miró a Kay por lo que preguntó -Bueno, veamos, era un crio y mi madre loba siempre estaba encima mía, un día, me escapé y me la encontré a ella, hicimos una balsa y jugamos por mucho tiempo, aunque muchas cosas ya no las recuerdos, mi pasado es algo turbio…- Le dió otro largo buche a la cerveza -Cuentame ahora tu Zuku y luego tu chica, quiero saber de ti- Dijo algo mas animado.
Cogió aire para comenzar a responder a lo que le preguntaba Zuku -Pues empezando por lo primero, mi primer contacto con otros que no eran los lobos- Tomó un poco de tiempo -Después de ti digo; pues fue con un elfo, un amable elfo de la luz, me ayudo a recuperar el hablar, me costó mucho aprender todo esto, y me ayudó a sentirme más cómodo con los seres… ¿Como es la palabra? es decir, no son humanos pero se parecen a ellos… ¿Sabéis? bueno, dejarlo- Tras llegar lo que pidió, se dio cuenta que Kay ya tenía su propia cerveza, no le echó cuenta y le dio un buche a la suya -Bueno… después conocí a una bruja, después de ese encuentro peculiar… seamos sinceros, creo que me quería para algún saclificio- Por mucho que controlarse, siempre se le escapaba una palabra.
Cogió una de las onzas de queso y la mordió -Me llevó al centro del bosque, y en medio del acto, coge y convoca una tormenta- Su mayor miedo eran las tormentas, se le erizó el vello -Salí corriendo sin llegar ni acabar, no me fue muy bien el dia, aunque conseguí una capa- Dijo riendo -Después está lo del bajarla o como se llame, eso en donde se disfraza la gente, yo me disfracé, más bien, me disfrazaron unos niños de un león- Se rió un poco -Un lobo de león…- Le hacía gracia aquello -Bueno, tras ello, me enfrenté a un bandido, con otras personas, poco recuerdo de cómo acabó, pero sobreviví, es lo importante creo- Suspiró -luego asesine a quien me ha enseñado hablar…- Lo dijo con pena, cómo se sintiese mal por ello, aunque no le quedaba otra.
Miró a Kay por lo que preguntó -Bueno, veamos, era un crio y mi madre loba siempre estaba encima mía, un día, me escapé y me la encontré a ella, hicimos una balsa y jugamos por mucho tiempo, aunque muchas cosas ya no las recuerdos, mi pasado es algo turbio…- Le dió otro largo buche a la cerveza -Cuentame ahora tu Zuku y luego tu chica, quiero saber de ti- Dijo algo mas animado.
Rodxar
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
No puede evitar reírme de gran parte del relato del hombre medio desnudo que tenia al lado, luego cuando Kaytlyn volvió con su jarra nos había preguntado de donde nos conocíamos, yo estuve apunto de responderle cuando Rod contesto o algo así solo mire a la chica y me encogí de hombros, ya que en si parecía absurdo en la forma que nos conocimos de niños pero ¿Que sele iba a hacer diez años después? Pues nada, luego mi compañero medio desnudo me pregunto lo de la pierna, y yo apoyé el menton sobre el espaldar de la sillas para luego decirlo como si no fuera gran cosa.
- Fue una vampira... Me clavo un cuchillo en la pierna - dije para luego hacerle señas al mesero que traía lo que Rod había pedido - Oye traeme una cerveza por favor - le dije al mesero que luego asintió y se fue - Y todo comenzó por que mi hermano y Lilja tuvieron un problema con unos vampiros entonces tanto Frith como yo los ayudamos a acabar con el problema aunque al final termine con una herida en la pierna - dije todo aquello de forma tranquila para luego ver a Lilja.
Andaba muy callada ¿En que estaría pensando en vez de charlar con nosotros? O ¿Estaría pensando sobre que Frith y la señorita Nana estuvieran tan raros?... Bueno Frith estuviera raro por que para ser sincera yo no sabia como era la forma de actuar de Nana, asi que mire a la pelirroja con curiosidad.
- Lilja ¿Estas bien? ¿Por que tan callada? - le pregunte mientras el mesero dejaba mi jarra en la mesa.
Tome la jarra y la lleve a mi boca para darle un buen trago y luego dejar la jarra sobre la mesa y limpiarme la boca con la manga de mi abrigo para luego mirar a la chica - Oye y tu como terminaste viviendo con ellos - le pregunte mientras señalaba a Lilja, me sorprendía aquello de dejarla vivir con ellos, no por algo malo sino por el gran corazón que Lilja tenia, por que seguro era que si se había quedado con ellos tenia que haber sido idea de la pelirroja.
No era que estaba insinuando que Frith era malo, sino que solo el era, por una extraña razón, mas desconfiado que su hermana la cual desconfiaba siempre despues que conocía a la personas o eso me había dado de cuenta.
- Aver cuéntanos sobre ti - le dije a la kaytlyn con una sonrisa para luego darle otro trago a la cerveza de mi jarra y luego tomar un pedazo de queso del plato de Rod.
- Fue una vampira... Me clavo un cuchillo en la pierna - dije para luego hacerle señas al mesero que traía lo que Rod había pedido - Oye traeme una cerveza por favor - le dije al mesero que luego asintió y se fue - Y todo comenzó por que mi hermano y Lilja tuvieron un problema con unos vampiros entonces tanto Frith como yo los ayudamos a acabar con el problema aunque al final termine con una herida en la pierna - dije todo aquello de forma tranquila para luego ver a Lilja.
Andaba muy callada ¿En que estaría pensando en vez de charlar con nosotros? O ¿Estaría pensando sobre que Frith y la señorita Nana estuvieran tan raros?... Bueno Frith estuviera raro por que para ser sincera yo no sabia como era la forma de actuar de Nana, asi que mire a la pelirroja con curiosidad.
- Lilja ¿Estas bien? ¿Por que tan callada? - le pregunte mientras el mesero dejaba mi jarra en la mesa.
Tome la jarra y la lleve a mi boca para darle un buen trago y luego dejar la jarra sobre la mesa y limpiarme la boca con la manga de mi abrigo para luego mirar a la chica - Oye y tu como terminaste viviendo con ellos - le pregunte mientras señalaba a Lilja, me sorprendía aquello de dejarla vivir con ellos, no por algo malo sino por el gran corazón que Lilja tenia, por que seguro era que si se había quedado con ellos tenia que haber sido idea de la pelirroja.
No era que estaba insinuando que Frith era malo, sino que solo el era, por una extraña razón, mas desconfiado que su hermana la cual desconfiaba siempre despues que conocía a la personas o eso me había dado de cuenta.
- Aver cuéntanos sobre ti - le dije a la kaytlyn con una sonrisa para luego darle otro trago a la cerveza de mi jarra y luego tomar un pedazo de queso del plato de Rod.
Zukura Kito
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Lilja:
Lilja se había mantenido atenta a Kay durante bastante tiempo. Miraba en su dirección, y veía como el tabernero la ignoraba completamente. Aquello comenzaba a hacerla sentir furiosa, pero no dejo que eso se reflejara en su rostro impasible. Esperaría un poco más, y en el caso de que aquel desgraciado continuara ignorando a la joven Kaytlyn, a quien ella veía casi como una hermana menor, se pondría en pie y haría justicia como creyera conveniente. En cuanto la atendieron, la pelirroja se relajó y respiro profundamente. Luego dirigió la mirada hacia Zukura, que se había dado cuenta de su repentino silencio, y le había preguntado por qué se encontraba tan callada. Lilja soltó una pequeña carcajada e hizo un gesto con la mano, quitándole importancia.
- ¡Estoy bien! -respondió a Zukura-. Es solo que me temía que no atendieran adecuadamente a Kay -se quedó durante algunos segundos en silencio, mientras observaba a la joven Kaytlyn-. No se lo digas, pero le he tomado cariño muy rápido. Es como tener una hermana. ¿Tu estas bien, Zukura?
Tras aquella pregunta, Lilja tomo un largo trago a la jarra que ella había pedido, a cuenta de la líder, por supuesto.
________________________________________________
Frith:
No estaba seguro de lo que podría suceder momentos después. Tan solo sabía que mi cuerpo me pedía de algún modo dos cosas, una decisión urgente. O bien huía con la excusa de que nos estaban esperando, o bien me lanzaba hacia ella, la besaba y olvidaba de las consecuencias que pudiera haber. Como fuera, mi corazón me latía con suficiente fuerza como para que fuera consciente de que debía tomar una decisión cuanto antes.
- Si, tal vez deberíamos volver con ellos -dije. Luego me mantuve en silencio.
Mis ojos no se alejaban de los suyos. Me había perdido ya hacia bastante rato entre aquellos dos ojos dorados, preciosos y únicos. Y todavía sentía lo mismo que había sentido cuando la había hallado, completamente desnuda, en medio del bosque. Toda ella era un misterio, algo desconocido pero impresionante, y seguía siéndolo incluso después de saber que era la líder de Ulmer. Poco era lo que había cambiado saber eso: seguía sintiendo los mismos deseos. Tal vez lo único que era distinto, era que mientras antes me habría dejado llevar sin miedo a las consecuencias, ahora estas me hacían dudar. Dudar, tal vez no por demasiado tiempo.
Me acerque un poco más a ella. Por un momento pensé que ella se estaba a punto de marchar, yendo en dirección a la taberna con los demás, en parte eso fue lo que me hizo reaccionar. Entonces supe que era lo que quería hacer realmente. Si antes estábamos a apenas un paso de distancia, ahora casi podía sentir su aliento. Veía hasta el más mínimo detalle de sus ojos, y podía sentir el calor de su cuerpo. Volví a escuchar sus palabras en mi cabeza. Deberíamos volver con los demás. ¿Deberíamos? Me acerque tan solo un poco más, y acerque pausadamente mis labios a los suyos. Sabia que era imprudente, que estábamos a la vista de todos, y que todos aquellos con quienes acabábamos de encontrarnos momentos atrás, estaban cerca. Pero estábamos ya demasiado cerca. Cuando pose mis labios sobre los suyos, deje de pensar todas esas cosas.
Lilja se había mantenido atenta a Kay durante bastante tiempo. Miraba en su dirección, y veía como el tabernero la ignoraba completamente. Aquello comenzaba a hacerla sentir furiosa, pero no dejo que eso se reflejara en su rostro impasible. Esperaría un poco más, y en el caso de que aquel desgraciado continuara ignorando a la joven Kaytlyn, a quien ella veía casi como una hermana menor, se pondría en pie y haría justicia como creyera conveniente. En cuanto la atendieron, la pelirroja se relajó y respiro profundamente. Luego dirigió la mirada hacia Zukura, que se había dado cuenta de su repentino silencio, y le había preguntado por qué se encontraba tan callada. Lilja soltó una pequeña carcajada e hizo un gesto con la mano, quitándole importancia.
- ¡Estoy bien! -respondió a Zukura-. Es solo que me temía que no atendieran adecuadamente a Kay -se quedó durante algunos segundos en silencio, mientras observaba a la joven Kaytlyn-. No se lo digas, pero le he tomado cariño muy rápido. Es como tener una hermana. ¿Tu estas bien, Zukura?
Tras aquella pregunta, Lilja tomo un largo trago a la jarra que ella había pedido, a cuenta de la líder, por supuesto.
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Frith:
No estaba seguro de lo que podría suceder momentos después. Tan solo sabía que mi cuerpo me pedía de algún modo dos cosas, una decisión urgente. O bien huía con la excusa de que nos estaban esperando, o bien me lanzaba hacia ella, la besaba y olvidaba de las consecuencias que pudiera haber. Como fuera, mi corazón me latía con suficiente fuerza como para que fuera consciente de que debía tomar una decisión cuanto antes.
- Si, tal vez deberíamos volver con ellos -dije. Luego me mantuve en silencio.
Mis ojos no se alejaban de los suyos. Me había perdido ya hacia bastante rato entre aquellos dos ojos dorados, preciosos y únicos. Y todavía sentía lo mismo que había sentido cuando la había hallado, completamente desnuda, en medio del bosque. Toda ella era un misterio, algo desconocido pero impresionante, y seguía siéndolo incluso después de saber que era la líder de Ulmer. Poco era lo que había cambiado saber eso: seguía sintiendo los mismos deseos. Tal vez lo único que era distinto, era que mientras antes me habría dejado llevar sin miedo a las consecuencias, ahora estas me hacían dudar. Dudar, tal vez no por demasiado tiempo.
Me acerque un poco más a ella. Por un momento pensé que ella se estaba a punto de marchar, yendo en dirección a la taberna con los demás, en parte eso fue lo que me hizo reaccionar. Entonces supe que era lo que quería hacer realmente. Si antes estábamos a apenas un paso de distancia, ahora casi podía sentir su aliento. Veía hasta el más mínimo detalle de sus ojos, y podía sentir el calor de su cuerpo. Volví a escuchar sus palabras en mi cabeza. Deberíamos volver con los demás. ¿Deberíamos? Me acerque tan solo un poco más, y acerque pausadamente mis labios a los suyos. Sabia que era imprudente, que estábamos a la vista de todos, y que todos aquellos con quienes acabábamos de encontrarnos momentos atrás, estaban cerca. Pero estábamos ya demasiado cerca. Cuando pose mis labios sobre los suyos, deje de pensar todas esas cosas.
Friðþjófur Rögnvaldsson
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Re: Mudanzas, tensiones, secretos [Libre]
Ese beso, cuán ansiado había sido desde el momento en el que la puerta de su casa se había abierto, y tras ella habían aparecido esos rizos pelirrojos. Sus ojos se entornaron hasta cerrarse cuando sintió el calor de sus labios. Qué era ese sentimiento de libertad que provocaba aquel hombre en ella cada vez que le ponía las manos encima. Olvidaba por unos segundos todas sus responsabilidades, y todos sus problemas.
Las manos de la loba se deslizaron de nuevo hasta aferrarse a la camisa de Frith, sobre su pecho. Quiso alargarlo, pero sus labios se despegaron una vez más a penas unos centímetros para rozar apenas su nariz con la punta de la suya, entreabriendo los ojos para fijarlos en él. Allí, de puntillas en el patio de aquella choza, besando a un hombre que no era suyo. ¿En qué momento había pasado todo aquello? Como la más tímida de las amantes, la loba volvió a besar los labios del pelirrojo. Adúltera, era la palabra que había marcado en su frente tras aquello, pero poco importaba ya.
-No sé por qué...-Susurró una vez se hubo separado de nuevo de sus labios.-... Siempre acabamos así. -Añadió llevando una de sus manos a la mejilla de aquel, para acariciarla con dulzura.
Sus ojos amarillos se desviaron al suelo, agachando la barbilla y dejándose caer sobre sus talones, quedando mucho más baja que él. Suspiró hondo, mucho más tranquila que momentos anteriores.
-Este será nuestro secreto. -Sentenció posando de nuevo sus ojos amarillos en él, repentinamente seria, algo preocupada por la situación.
Si decidían continuar con aquella loca aventura de adolescentes, al menos, deberían de ser cautos y no pavonearse por todo Ulmer de aquella pequeña malicia que estaban acometiendo. ¿Iba a ser menos líder o peor líder por dejarse llevar, por vivir su vida? No, seguro que no.
Las manos de la loba se deslizaron de nuevo hasta aferrarse a la camisa de Frith, sobre su pecho. Quiso alargarlo, pero sus labios se despegaron una vez más a penas unos centímetros para rozar apenas su nariz con la punta de la suya, entreabriendo los ojos para fijarlos en él. Allí, de puntillas en el patio de aquella choza, besando a un hombre que no era suyo. ¿En qué momento había pasado todo aquello? Como la más tímida de las amantes, la loba volvió a besar los labios del pelirrojo. Adúltera, era la palabra que había marcado en su frente tras aquello, pero poco importaba ya.
-No sé por qué...-Susurró una vez se hubo separado de nuevo de sus labios.-... Siempre acabamos así. -Añadió llevando una de sus manos a la mejilla de aquel, para acariciarla con dulzura.
Sus ojos amarillos se desviaron al suelo, agachando la barbilla y dejándose caer sobre sus talones, quedando mucho más baja que él. Suspiró hondo, mucho más tranquila que momentos anteriores.
-Este será nuestro secreto. -Sentenció posando de nuevo sus ojos amarillos en él, repentinamente seria, algo preocupada por la situación.
Si decidían continuar con aquella loca aventura de adolescentes, al menos, deberían de ser cautos y no pavonearse por todo Ulmer de aquella pequeña malicia que estaban acometiendo. ¿Iba a ser menos líder o peor líder por dejarse llevar, por vivir su vida? No, seguro que no.
Nana
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