Una buena chica [Desafío]
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Una buena chica [Desafío]
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Cuando empezó en el Yegua Rosa, le dijeron que solamente tenía que contonearse entre las mesas, lucir corsés de generosos escotes y soportar, muy de vez en cuando, algún borracho que hiciera la intención de tocar más de lo permitido. Entonces era una chica ingenua, tenía doce años recién cumplidos. Veía Lunargenta con unos ojos muy diferentes a cómo ahora, a los diecisiete, los veía. Lo recordaba muy bien. El ajetreo de gente, todos bien vestidos y con dulces aromas que en el bosque no existían, la encandilaron. Se imaginó yendo al mercado vestida con un vestido con patos dibujados en la falda y con una cesta de mimbre repleta de especies de todos los sabores y aromas. Los tenderos la saludarían con la mano y dirían con una alegre voz cantarina: “Venga señorita y pruebe estas almendras. La gente opina que están tremendas”. Por alguna razón que no entendía, se imaginaba que los mercaderes hablaban rimando.
En su cabeza, a la de los doce años, Lunargenta era un lugar maravilloso. Cuando creyó que era mayor para vivir sola, se escapó de la manada y fue a las grandes ciudades de los humanos.
Los primeros días fueron horribles; tenía tanta hambre que no podía controlar su lado salvaje. Correteaba entre los tejados cazando gatos, durones y brambos para poder comer. Si encontraba oportunidad, como niña, también se dedicó a robar, pero no se le daba bien y siempre acababan cogiéndola del brazo y llevarla a la guardia de la ciudad. Entonces, volvía a ser una loba; peleaba, corría y volvía a pelear. Fue una mal experiencia, pero lo peor estaba por llegar.
Estaba en el calabozo de la ciudad, solamente pasaría unos días y escaparía. Había aprendido que si era buena y obedecía a los guardias, le llegarían a dar pan y leche. Puso su mejor cara de niña buena y se quedó quietecita en la celda. Fue un gran error, no tuvo en cuenta que ya no era una niña sino una mujer en desarrollo y que los guardias la verían como tal. Un hombre entró y abusó repetidas veces de ella. Se transformó en lobo en el mismo momento en el que la penetraron, pero eso no hizo que el otro hombre se quedase quieto. Llamó a sus amigos para que la esposasen y entre ellos se fueron turnando. Cuando terminaron, un nuevo hombre con una agradable que olía a las especies del mercado dijo que le llevaría a un nuevo hogar. Que podía dejar de temblar, no tenía por qué tener miedo. La llevaría a un lugar llamado el Yegua Rosa. Tenía que portarse muy bien porque ese era un lugar para las niñas buenas. Vestir los corsés con pronunciados escotes, contonearse entre las mesas y bla bla bla… Mentiras; muchas mentiras que ella tomó como pequeños milagros. Cualquier cosa era mejor que quedarse en el calabozo.
En el Yegua Rosa le dieron ropa nueva, perfumes, jabones y comida en abundancia. No lo podía creer. Mientras se daba su primer baño de burbujas lloró de felicidad. Era lo que siempre había deseado. Jamás hubiera imaginado que el Yegua Rosa era como aquel pequeño calabozo de los guardias, pero peor.
Su habitación era la número 19. Los jefes la presentaban como una promiscua niña salvaje que cumplía los deseos más pervertidos de los que pudieran pagar por ella. Los chicos entraban en su habitación. Si era buena con ellos, los jefes le daban los perfumes y la comida. Si era mala, si sacaba la loba, la cogían del pelo y la llevaban al sótano donde la tenían cinco días encerrada sin comida ni bebida. La poca agua que podía tener acceso, la suficiente para sobrevivir, era la que goteaba por una humedad. Con el calabozo de los guardias nunca le habían castigado sin comer ni beber. Ellos sabían que estaban haciendo algo malo al abusar de ella, pero le daban más comida que a ningún otro guardia para que se quedase callada.
El primer año no pudo controlar a la bestia. A la loba, la castigaban pegándole con fustas y garrotes de hierro; a la niña sin dejarle comer ni beber. Al final, acabó aceptando su desdicha. Era una buena chica.
Aprendió a decir las palabras que los chicos querían escuchar:
-¿Y tú cómo te llamas, encanto?-
-Me llamo Marvilin Meyi- en ese momento los chicos tocaban algo que le dolía. Marvilin le pellizcó los pezones, -¿Y tú? No me has dicho tú nombre- todos los hombres se acercaban a la oreja cuando preguntaban por el nombre de la chica.
Aprendió a hacer lo que querían que hiciese:
-Me temo que se me ha olvidado,- no mentía, lo olvidó de verdad- ¿Estará aquí dentro?- metió la mano en los pantalones del humano y la movió como si estuviera buscando algo. Evitó tocar la cosa de carne que estaba colgando.
-Es un buen lugar para empezar a buscar- decían todos los hombres.
Se odiaba a ella misma como nunca antes había odiado a ninguna persona. Si pudiera retroceder en el tiempo y quedarse en Ulmer lo haría. Cerró los ojos, apretó los dientes de humana y los colmillos de licántropa, y siguió buscando.
-Me gusta, ¿pero sabes qué me gustaría más?- eso no lo había dicho nadie antes.
Marvilin Meyi puso sus manos en la cara y la obligó a abrir la boca. Desde el interior podía ver las fauces de la loba asomar como si fuera un monstruo bajo la cama de un niño. Empujó a la niña fuera de su habitación del Yegua Rosa. No entendía qué podía estar pasando, pero estaba muy asustada. Era todo tan extraño. Sentía un fuego arder en su interior. Algo estaba creciendo, un monstruo. Hacía años que no se transformaba. No quería hacerlo. Quería ser una niña buena, había aprendido a serlo.
-¡Déjame!- salió gateando de la habitación. Iba completamente desnuda. Tenía miedo de que el hombre consiguiera transformarla.
Movió el dedo índice de la mano derecha de lado a lado como si estuviera burlándose de ella mientras que con la izquierda sacaba un cuchillo.
-Si lo miras bien, te estoy haciendo un favor. Te sacaré de aquí a cambio de que mates por mí a Peare- conocía ese nombre, era el hombre que olía a las especies del mercado, el dueño de la Yegua Rosa. -Le debo muchos aeros que no tengo, así que será más fácil si muere. Es un buen trato. Tú eres libre y yo dejó de deberle nada a tu carcelero-
Se arrodilló junto a la chica, tomó su mano derecha y, con el cuchillo, le cortó un dedo. No gritó, aulló. La loba salió en el mismo instante que sintió dolor. Meyi se apartó a un lado y la bestia comenzó a atacar a todo aquel que se encontraba por delante: chicas, clientes, camareras… No tenía piedad por nadie.
_____________________
* Bienhallado/a visitante de prostíbulos: Estás en el burdel Yegua Rosa, no me importa cómo has llegado hasta aquí, por mi parte no será estricta con tu cronología, pero si deseas explicarlo eres libre de hacerlo. Una vez dentro, ves la terrible escena. Una loba sin control está atacando a todo a quien que se mueve y Meyi ríe enseñando todos los dientes. Tú objetivo, en este primer turno, será el de intentar calmar a la loba y hacer que vuelva a su estado humano. Lanzarás la Voluntad de los Dioses al final del post, que sean ellos quienes decidan tu futuro.
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Sigel
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Re: Una buena chica [Desafío]
~~Una hermosa noche a las afueras de la ciudad~~
Había pocas cosas que pudieran compararse a las noches en las ciudades humanas, el brillo y la degradación se mezclaban en una deliciosa mixtura que reconfortaba el alma de todos aquellos que se atrevían a transitar sus calles. Matthew las recorría con la tranquilidad de alguien que estaba acostumbrado de toda la vida a sitios como ese, al bullicio de la gente, al esplendor de los cabarets... Todo era maravilloso.
Hacía poco que Matt había regresado de Vulwulfar luego de haber realizado dos rápidas huidas, una para que los mafiosos de la ciudad costera no lo asesinen, y otra para que unos bandidos no lo dejaran desnudo en medio del bosque. Y se sentía más que listo para relajarse y disfrutar con los múltiples placeres que podía ofrecerle la civilización humana.
Era claro que luego de semejante viaje no tenía dinero para gastar, pero el estafador no parecía estar muy preocupado por eso, caminaba con las manos en los bolsillos entre la gente, y sin que se dieran cuenta tomaba algunas monedas de aquí y de allá. Owens se sonreía con disimulo, ese tipo de pillajes eran de lo más básico, una de las primeras cosas que aprendías cuando estabas en la calle, pero aun así siempre resultaba muy satisfactorio hacerlo.
Sabía dónde quería pasar esa noche, en un bonito lugar llamado: Yegua Rosa. No era el sitio más bonito, mucho menos el más elegante, pero tenía mucha variedad de mujeres para elegir y Matthew había terminado por ser un cliente medianamente conocido. Le gustaban las chicas de allí, es cierto, pero también le gustaba el ambiente en general, a veces el estafador iba y se pasaba varias horas solo riendo con alguna de las muchachas del lugar, bebiendo algo, conversando de temas varios, para luego terminar la noche con broche de oro. No tenía apuro, no estaba desesperado, era solo una actividad más dentro de su larga lista de apuestas.
Llego como tantas otras veces y se acomodó en una de las mesas del costado, ese día había bastante gente en la sala principal, Matthew se pidió un trago, pero no comenzó a beberlo ni bien se lo sirvieron, prefería tomarlo con calma y disfrutar del ambiente. Pronto la atmosfera fue interrumpida por un sujeto que decidió sacar arrastrando a una de las muchachas del lugar.
Sería mentira decir que era la primera vez que Matthew veía una escena así, algunos hombres no terminaban de entender cómo funcionaba eso de contratar un servicio durante un tiempo determinado. Tampoco era tan ingenuo como para pensar que todas las mujeres que trabajaban allí lo hacían por gusto, pero…. Así era la vida, cada cual se las arreglaba como podía.
Se dio cuenta demasiado tarde que ese sujeto no era un simple borracho fuera de control, por el contrario, habían sido una serie de movimientos muy bien planeados para que terminaran de esa manera. Los clientes rápidamente se levantaron de sus sillas y comenzaron a correr para escapar de la enloquecida loba, aun así era poco lo que podían hacer, la Licántropo era mucho más veloz y más fuerte que cualquiera de los presentes, no había manera de que en un espacio tan reducido pudieran escapar de sus garras.
Matt no era la excepción, logró esquivar el primer ataque al dar vuelta una mesa y esconderse atrás, pero tarde o temprano lo encontraría, así que decidió prepararse para recibirla. Tomó una bandeja que había dejado alguna de las camareras, agarró también una jarra de cerveza de las grandes de metal, probablemente era decorativa, nadie podía beber en algo tan grande y de metal.
Se puso en pie e intentó llamar la atención de la chica-loba, mientras internamente pensaba que debía verse bastante ridículo, como algún tipo de Caballero Beodo con bandeja y jarra en mano.
-¡Joven dama, atenta aquí!- La loba giro la cabeza y clavo sus enloquecidos ojos en Matthew, para luego comenzar a correr en su dirección. Quería salir de allí con vida, y no veía otra manera que calmándola, ¡Tenia que pensar en algo pero ya! Cuando la licántropo salto para morder al estafador este levanto la jarra de metal y la metió en horizontal en el hocico del feroz animal para evitar que lo mordiera mientras que con la bandeja intentaba golpearla en las patas para que no le arrancara un brazo con sus garras – Sé que no quiere hacer esto, Joven Dama, por favor contrólese – Usaba un tono de voz bajo y grave para imponer calma y mantenía la vista fija en ella, poniendo toda su atención allí y en nada mas – Debe tomar el control usted, no la loba – Sus brazos no resistirían mucho, si la chica no reaccionaba estaría acabado.
Matthew Owens
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Re: Una buena chica [Desafío]
El miembro 'Matthew Owens' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Una buena chica [Desafío]
La conciencia era algo que se iba y volvía. En un momento, podía veía que sobre sus garras tenía a un hombre inocente y, al cabo de pocos segundos, ese mismo hombre aparecía como un cadáver varios metros atrás. A medida que pasaba más tiempo con su forma lobina, los trances eran más exagerados. Se esforzaba inútilmente por controlar la bestia. Casi pudo hacerlo cuando una compañera de trabajo, una exótica mujer gato, se interpuso en su camino e intentó tranquilizarla. Entonces era vagamente consciente, bajó la cabeza al suelo y apretó sus garras contra su pecho para no hacer daño a nadie. Luego, en su mente, hubo triste oscuridad. Despertó un tiempo después, no sabía decir cuánto exactamente. Estaba mordiendo el cuello de la chica gato; se la estaba comiendo. Tuvo ganas de llorar. Mentalmente, suplicó a la loba que tomase el control y así no sentir dolor por su amiga. Funcionó. La loba aulló como si estuviera celebrando su independencia y chica solo vio oscuridad.
Pasó mucho tiempo, pudo sentirlo aunque no supiera cuantificarlo. La siguiente vez que despertó, un hombre, un caballero, le frenaba el paso. Como escudo tenía una bandeja y como espada una enorme jarra de hierro viejo. Lo que le gustó de aquel hombre fue que no tenía miedo, que estaba hablando como le había hablado la gata antes de morir. La chica hizo fuerza por mantenerse despierta. Aquel hombre le transmitía mucha ternura y seguridad. Tenía razón, no quería que su forma lobina matase a todos aquellos hombres y mujeres. Fue culpa del tal Meyi, él la despertó. Si alguien tenía que morir, tenía que ser él. Si alguien tenía que….
Frío. Su cuerpo estaba helado. Cayó al suelo de rodillas. Sus piernas volvieron a la normalidad, eran piernecitas flacas y suaves. Se miró las manos, humanas por supuesto, estaban sucias de sangre. En las uñas tenía restos negros y grises que no sabía definir qué era. Se acarició con suavidad el pelo, estaba sucio y pegajoso por la sangre. Debía de tener un aspecto horrible. No le importaba ir desnuda, enseñar sus atributos de mujer; en cambio, ir sucia era una vergüenza. Con las dos manos, se cubría su corta melena para que no la viese el caballero del escudo-bandeja y la espada-jarra. Lloró de gratitud, tristeza y, sobre todo, alivio delante del hombre.
-Me has salvado- alcanzó a decir con un hilo de voz.
Poco a poco, fue recuperando la consciencia. La loba quedó atrás. Respiró honda y profundamente repetidas veces hasta que se hubiese tranquilizado del todo. De nuevo, tenía la máscara que le pusieron en la Yegua Rosa para ocultar su verdadero ser; era una buena chica.
Giró la cabeza en busca del cadáver de Marvilin Meyi, se alegraría de lo ocurrido si la loba hubiera podido matar a ese horrible hombre. No lo encontró, ni a él ni a Piere (otra horrible persona).
-Me has…- se dio cuenta que repetía lo mismo que había dicho antes- gracias-.
-Te equivocas, pequeña- sonó una voz desde el interior de la habitación de la chica - si ha salvado a alguien, ha sido a él mismo. Lo ibas a matar, como has matado a todos los demás. ¿Cómo se llamaba esta chica? Tiene cara de llamarse Miua Marraniua- Meyi salió de la habitación, en su mano derecha llevaba la cabeza de la gata, la apuntaba hacia la chica sin nombre. – Eres un peligro, nadie te quiere. Contra antes lo reconozcas, menos sufrirás-.
Con la última palabra, Marvilin Meyi dejó de ser Marvilin Meyi. Era una chica tan atractiva que la chica sin nombre se sintió vergüenza de su cuerpo. Vestía un ajustado vestido largo que alzaba sus redondos pechos. Su cabello, limpio y sedoso, bailaba en el aire por cada paso que la chica daba.
-Bruja- susurró la chica sin nombre. La mujer que se disfrazó de Meyi afirmó con una amplia sonrisa.
-Vine a buscar lo que escondías bajo la cama. Me preguntó a quién le robaste el collar, existen pocos objetos como, éste. ¿Lo sabes, verdad?-
-Es mío- .
La chica sin nombre hizo el afán de gatear hacia la bruja, se detuvo cuando ésta soltó la cabeza de la gata y sostuvo el fino colgante con las dos manos. No era un collar, como había dicho, era una gruesa tela de cuero adornada con un cascabel. Más apropiado para una vaca que para una loba. Pero era suyo, lo quería, le gustaba.
-En cuanto a ti, querido, puedes irte. Te has salvado de los dientes de nuestra amiga la lobita, ¡bravo por ti! Vivirás unos días más. Vete y disfruta de tu vida- lo último sonó como una amenaza, claramente lo era. En un segundo, tan rápido como la chica sin nombre se transformaba en loba; la bruja tomó la imagen del caballero del escudo y la jarra. Era su modo de decir: “cuidado, soy peligrosa”.
* Matthew Owens: Seguramente, habrás oído hablar en CB sobre la trama del 19; es el tema por el que se unen todas las historias de mis personajes desde que soy Master. Hay un tema donde se resume lo que hasta ahora se sabe on rol: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Si te preguntabas qué era, en este desafío lo estás viendo. Obviamente, el collar de la chica sin nombre es uno de estos objetos. La bruja se hizo pasar por Meyi para robarlo. Todo lo visto anteriormente era una mentira muy bien elaborada. Tu personaje, ahora mismo, está en una encrucijada, por un lado tienes a una de esas niñas inocentes que tanto te gustan (Alira, Arethusa… en el staff conocemos tus historias), por el otro una bruja que ha tomado tu imagen para que no te interpongas en su camino. Deberás elegir: ayudar a la chiquilla a recuperar su collar, ayudar a la chica pero dejar que la bruja ilusionista se vaya libremente, no hacer nada por nadie o cualquier otra cosa que se te ocurra. Tienes mucha libertad para interpretar tu personaje, te recomiendo usarla. Las decisiones que tomes influenciaran a futuros temas del foro.
La única regla que te doy es que las chicas no pueden morir. Seguramente las registre como npcs Master cuando terminemos el desafío. Opcionalmente, en este tema, puedes controlar los npcs. Eso me ayudará a definir un poco más sus personalidades. Por un lado, la chica buena y asustada y, por el otro, a una seductora que cambia de imagen para manipular a las personas.
Pasó mucho tiempo, pudo sentirlo aunque no supiera cuantificarlo. La siguiente vez que despertó, un hombre, un caballero, le frenaba el paso. Como escudo tenía una bandeja y como espada una enorme jarra de hierro viejo. Lo que le gustó de aquel hombre fue que no tenía miedo, que estaba hablando como le había hablado la gata antes de morir. La chica hizo fuerza por mantenerse despierta. Aquel hombre le transmitía mucha ternura y seguridad. Tenía razón, no quería que su forma lobina matase a todos aquellos hombres y mujeres. Fue culpa del tal Meyi, él la despertó. Si alguien tenía que morir, tenía que ser él. Si alguien tenía que….
Frío. Su cuerpo estaba helado. Cayó al suelo de rodillas. Sus piernas volvieron a la normalidad, eran piernecitas flacas y suaves. Se miró las manos, humanas por supuesto, estaban sucias de sangre. En las uñas tenía restos negros y grises que no sabía definir qué era. Se acarició con suavidad el pelo, estaba sucio y pegajoso por la sangre. Debía de tener un aspecto horrible. No le importaba ir desnuda, enseñar sus atributos de mujer; en cambio, ir sucia era una vergüenza. Con las dos manos, se cubría su corta melena para que no la viese el caballero del escudo-bandeja y la espada-jarra. Lloró de gratitud, tristeza y, sobre todo, alivio delante del hombre.
-Me has salvado- alcanzó a decir con un hilo de voz.
Poco a poco, fue recuperando la consciencia. La loba quedó atrás. Respiró honda y profundamente repetidas veces hasta que se hubiese tranquilizado del todo. De nuevo, tenía la máscara que le pusieron en la Yegua Rosa para ocultar su verdadero ser; era una buena chica.
Giró la cabeza en busca del cadáver de Marvilin Meyi, se alegraría de lo ocurrido si la loba hubiera podido matar a ese horrible hombre. No lo encontró, ni a él ni a Piere (otra horrible persona).
-Me has…- se dio cuenta que repetía lo mismo que había dicho antes- gracias-.
-Te equivocas, pequeña- sonó una voz desde el interior de la habitación de la chica - si ha salvado a alguien, ha sido a él mismo. Lo ibas a matar, como has matado a todos los demás. ¿Cómo se llamaba esta chica? Tiene cara de llamarse Miua Marraniua- Meyi salió de la habitación, en su mano derecha llevaba la cabeza de la gata, la apuntaba hacia la chica sin nombre. – Eres un peligro, nadie te quiere. Contra antes lo reconozcas, menos sufrirás-.
Con la última palabra, Marvilin Meyi dejó de ser Marvilin Meyi. Era una chica tan atractiva que la chica sin nombre se sintió vergüenza de su cuerpo. Vestía un ajustado vestido largo que alzaba sus redondos pechos. Su cabello, limpio y sedoso, bailaba en el aire por cada paso que la chica daba.
-Bruja- susurró la chica sin nombre. La mujer que se disfrazó de Meyi afirmó con una amplia sonrisa.
-Vine a buscar lo que escondías bajo la cama. Me preguntó a quién le robaste el collar, existen pocos objetos como, éste. ¿Lo sabes, verdad?-
-Es mío- .
La chica sin nombre hizo el afán de gatear hacia la bruja, se detuvo cuando ésta soltó la cabeza de la gata y sostuvo el fino colgante con las dos manos. No era un collar, como había dicho, era una gruesa tela de cuero adornada con un cascabel. Más apropiado para una vaca que para una loba. Pero era suyo, lo quería, le gustaba.
-En cuanto a ti, querido, puedes irte. Te has salvado de los dientes de nuestra amiga la lobita, ¡bravo por ti! Vivirás unos días más. Vete y disfruta de tu vida- lo último sonó como una amenaza, claramente lo era. En un segundo, tan rápido como la chica sin nombre se transformaba en loba; la bruja tomó la imagen del caballero del escudo y la jarra. Era su modo de decir: “cuidado, soy peligrosa”.
- Bruja ilusionista:
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* Matthew Owens: Seguramente, habrás oído hablar en CB sobre la trama del 19; es el tema por el que se unen todas las historias de mis personajes desde que soy Master. Hay un tema donde se resume lo que hasta ahora se sabe on rol: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Si te preguntabas qué era, en este desafío lo estás viendo. Obviamente, el collar de la chica sin nombre es uno de estos objetos. La bruja se hizo pasar por Meyi para robarlo. Todo lo visto anteriormente era una mentira muy bien elaborada. Tu personaje, ahora mismo, está en una encrucijada, por un lado tienes a una de esas niñas inocentes que tanto te gustan (Alira, Arethusa… en el staff conocemos tus historias), por el otro una bruja que ha tomado tu imagen para que no te interpongas en su camino. Deberás elegir: ayudar a la chiquilla a recuperar su collar, ayudar a la chica pero dejar que la bruja ilusionista se vaya libremente, no hacer nada por nadie o cualquier otra cosa que se te ocurra. Tienes mucha libertad para interpretar tu personaje, te recomiendo usarla. Las decisiones que tomes influenciaran a futuros temas del foro.
La única regla que te doy es que las chicas no pueden morir. Seguramente las registre como npcs Master cuando terminemos el desafío. Opcionalmente, en este tema, puedes controlar los npcs. Eso me ayudará a definir un poco más sus personalidades. Por un lado, la chica buena y asustada y, por el otro, a una seductora que cambia de imagen para manipular a las personas.
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Re: Una buena chica [Desafío]
Si bien Matthew no era un especialista en licántropos, si había conocido a varios en sus múltiples viajes por las tierras de Aerandir. Tenía una idea general de lo que era la transformación, sabía que para muchos era difícil de controlar, aunque claro, no podía ni imaginarse lo mucho que sufrían. Pero en la mirada consternada de la loba pudo notar la confusión, la pena, la desesperación… Todos sentimientos que quedaron confirmados cuando la joven regreso a su forma humana.
Al verla tan pequeña y frágil no fue compasión lo que sintió Matt, ya había visto a demasiadas muchachas en situaciones similares, niños y niñas abandonados que solo buscaban la forma de aferrarse a la vida, incluso aunque esta fuera una verdadera porquería. Sentir pena por ella sería lo mismo que creerse superior, y lo cierto es que esa misma muchacha podía arrancarle la columna sin esfuerzo. Así que no, no era lastima lo que sentía, sino indignación. La vida era injusta, y él no iba a ser quien cambiara eso… Pero tampoco iba a colaborar con semejante causa.
-No tiene porque agradecer, Señorita, solo hice lo que había que hacer – Le respondió mientras se sacaba su saco y lo ponía con delicadeza sobre los hombros de la muchacha para que pudiera cubrirse.
Ya estaban de nuevo con eso ¿Qué importaba si lo había hecho por salvarse el pellejo? ¡El resultado era el mismo! ¡La chica estaba viva! ¿Cierto? La mujer que ponía en duda su motivación, pues resulta ser que al final no era un hombre, era una belleza de cabellos castaño rojizo, de ojos claros y mirada siniestra, exactamente el tipo de mujer que despertaba la lujuria en Matthew. El ladrón tuvo que recordarse que no estaba allí para eso, ya no, y que acababan de subestimarlo una vez más.
-Oh, muchas gracias, seguramente no me hubiese atrevido a moverme de aquí sin tu permiso – Le respondió a la bruja en tono sarcástico – Y me alegra ver que te sientes tan segura de ti misma porque eso significa que el plan ha salido a la perfección –
-…¿Qué? – Dijo la bruja luego de unos dramáticos segundos de silencio, levantando una ceja mientras se preguntaba qué tramaba el hombre. Matt en cambio sonreía con una confianza total en sus palabras, y es que para poder mentir bien, lo primero que hay que hacer es creérselo uno mismo.
– Ahora, debo decir que me sorprende que una mujer tan lista como tú no se haya dado cuenta que estaba cayendo directo en una trampa, es decir… jajaja, ¿En verdad creías que sería tan fácil conseguir el collar? – Se cruzó de brazos y cambio su tono a uno burlón, como si supiera qué era ese collar y porque era tan valioso.
-¿Intentas confundirme con algún tipo de treta, querido? – Su tono ya no era solo ligeramente amenazantes, ahora parecía cortar el aire con las palabras, y si las miradas pudieras asesinar probablemente Matt hubiese caído fulminado en ese mismo instante.
– ¿Acaso no quieres admitir que fuiste engañada? Jaja, sabíamos que vendrías a por él, y dejamos que la chica lo robe solo para que aparecieras y caigas como una tonta – No solo quería que desconfiara de sus capacidades, también quería hacerla enojar, que perdiera el control para que cometiera errores.
Owens dejó de mirar a la bruja y se giro hacia la chica-lobo, su rostro reflejaba un total desconcierto, y no era para menos, se suponía que había sido engañada dos veces en una sola noche. El hombre no podía hacer nada para aliviar su angustia, pero confiaba en que si todo salía bien, el cambio sería para mejor.
-Entonces… ¿No vas a ayudarme? – Dijo en tono entrecortado, parecía que la pequeña esperanza que el estafador había despertado en ella estaba muriendo, y esa fue una señal de alarma para Matthew, quien necesitaba tenerla de su lado.
-Siento mucho haberte metido en todo esto, Joven Dama, pero no teníamos opción, necesitaba un cebo – Tomo su mano, llena aún de los restos humanos que minutos antes había masacrado, Matt se obligo a no temblar y la sostuvo demostrando un cariño que no sentía pero que la chica necesitaba – Todo terminara pronto, tan solo hay que acabar con la malvada bruja de los cuentos para poder llegar al final feliz – Eran puras mentiras, los finales felices no existían, pero si esta motivación ayudaba a que la chica se pusiera de su lado en lo que se venía, entonces bienvenido sea.
Miró nuevamente a la hechicera y esbozo una presuntuosa sonrisa.
-Ese no es el verdadero collar, es solo una baratija imbuida de magia. El verdadero está bien guardado en un sitio que solo yo conozco – Le guiñó un ojo a la hermosa mujer – No tienes mucho tiempo, el lugar está siendo rodeado mientras hablamos – Levanto el dedo índice y lo movió de lado a lado como si se tratara del péndulo de un reloj – Tic-tac-tic-tac
Matthew se estaba jugando el todo por el todo, si le salía bien la bruja se tragaría su sarta de mentiras y se marcharía del lugar, quizás dejando el collar. Y si no le creía… Bueno, probablemente se vería como un idiota, pero nadie podría decir que no lo había intentado.
Al verla tan pequeña y frágil no fue compasión lo que sintió Matt, ya había visto a demasiadas muchachas en situaciones similares, niños y niñas abandonados que solo buscaban la forma de aferrarse a la vida, incluso aunque esta fuera una verdadera porquería. Sentir pena por ella sería lo mismo que creerse superior, y lo cierto es que esa misma muchacha podía arrancarle la columna sin esfuerzo. Así que no, no era lastima lo que sentía, sino indignación. La vida era injusta, y él no iba a ser quien cambiara eso… Pero tampoco iba a colaborar con semejante causa.
-No tiene porque agradecer, Señorita, solo hice lo que había que hacer – Le respondió mientras se sacaba su saco y lo ponía con delicadeza sobre los hombros de la muchacha para que pudiera cubrirse.
Ya estaban de nuevo con eso ¿Qué importaba si lo había hecho por salvarse el pellejo? ¡El resultado era el mismo! ¡La chica estaba viva! ¿Cierto? La mujer que ponía en duda su motivación, pues resulta ser que al final no era un hombre, era una belleza de cabellos castaño rojizo, de ojos claros y mirada siniestra, exactamente el tipo de mujer que despertaba la lujuria en Matthew. El ladrón tuvo que recordarse que no estaba allí para eso, ya no, y que acababan de subestimarlo una vez más.
-Oh, muchas gracias, seguramente no me hubiese atrevido a moverme de aquí sin tu permiso – Le respondió a la bruja en tono sarcástico – Y me alegra ver que te sientes tan segura de ti misma porque eso significa que el plan ha salido a la perfección –
-…¿Qué? – Dijo la bruja luego de unos dramáticos segundos de silencio, levantando una ceja mientras se preguntaba qué tramaba el hombre. Matt en cambio sonreía con una confianza total en sus palabras, y es que para poder mentir bien, lo primero que hay que hacer es creérselo uno mismo.
– Ahora, debo decir que me sorprende que una mujer tan lista como tú no se haya dado cuenta que estaba cayendo directo en una trampa, es decir… jajaja, ¿En verdad creías que sería tan fácil conseguir el collar? – Se cruzó de brazos y cambio su tono a uno burlón, como si supiera qué era ese collar y porque era tan valioso.
-¿Intentas confundirme con algún tipo de treta, querido? – Su tono ya no era solo ligeramente amenazantes, ahora parecía cortar el aire con las palabras, y si las miradas pudieras asesinar probablemente Matt hubiese caído fulminado en ese mismo instante.
– ¿Acaso no quieres admitir que fuiste engañada? Jaja, sabíamos que vendrías a por él, y dejamos que la chica lo robe solo para que aparecieras y caigas como una tonta – No solo quería que desconfiara de sus capacidades, también quería hacerla enojar, que perdiera el control para que cometiera errores.
Owens dejó de mirar a la bruja y se giro hacia la chica-lobo, su rostro reflejaba un total desconcierto, y no era para menos, se suponía que había sido engañada dos veces en una sola noche. El hombre no podía hacer nada para aliviar su angustia, pero confiaba en que si todo salía bien, el cambio sería para mejor.
-Entonces… ¿No vas a ayudarme? – Dijo en tono entrecortado, parecía que la pequeña esperanza que el estafador había despertado en ella estaba muriendo, y esa fue una señal de alarma para Matthew, quien necesitaba tenerla de su lado.
-Siento mucho haberte metido en todo esto, Joven Dama, pero no teníamos opción, necesitaba un cebo – Tomo su mano, llena aún de los restos humanos que minutos antes había masacrado, Matt se obligo a no temblar y la sostuvo demostrando un cariño que no sentía pero que la chica necesitaba – Todo terminara pronto, tan solo hay que acabar con la malvada bruja de los cuentos para poder llegar al final feliz – Eran puras mentiras, los finales felices no existían, pero si esta motivación ayudaba a que la chica se pusiera de su lado en lo que se venía, entonces bienvenido sea.
Miró nuevamente a la hechicera y esbozo una presuntuosa sonrisa.
-Ese no es el verdadero collar, es solo una baratija imbuida de magia. El verdadero está bien guardado en un sitio que solo yo conozco – Le guiñó un ojo a la hermosa mujer – No tienes mucho tiempo, el lugar está siendo rodeado mientras hablamos – Levanto el dedo índice y lo movió de lado a lado como si se tratara del péndulo de un reloj – Tic-tac-tic-tac
Matthew se estaba jugando el todo por el todo, si le salía bien la bruja se tragaría su sarta de mentiras y se marcharía del lugar, quizás dejando el collar. Y si no le creía… Bueno, probablemente se vería como un idiota, pero nadie podría decir que no lo había intentado.
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Uso de la Habilidad de Nivel 0: "Charlatán"Matthew Owens
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Re: Una buena chica [Desafío]
Tras escuchar hablar, con tanta confianza y seguridad, a aquel hombre, no puedo evitar soltar una ligera risotada que tapó con la mano derecha. ¿Pertenecía a la Guardia? Tal vez, su porte valiente y decidida era común entre los miembros más experimentados de la Guardia; de ser así explicaría por qué no tenía en una chica en sus piernas si estaba en uno de los mejores burdeles de la ciudad.
Shaira Mara no le tenía ningún miedo, al contrario, se acercaba hacia al supuesto guardia con paso lento y grácil. Conservaba la ilusión con la que había hecho tomando la imagen del hombre; seguramente, él se sentiría como si se estuviera viendo a través de un espejo. Aunque ella se moviera contoneando las caderas como lo hacía de forma habitual, casi sin pensar, la ilusión se movía como se movería el mismo hombre, con los mismos gestos y andares. Una vez estuvo tan cerca que pareciese que estuviera a punto de besar, le cogió de las manos y le hizo que tocase las líneas de sus palmas.
-Dudo que los hombres de allí fuera sepan distinguirnos- le dijo acercando sus labios (finos los de ella y carnosos los de la ilusión) – Si nos ven salir a la vez vacilarán, se sentirán confusos al ver a dos personas exactamente iguales. No nos diferenciamos ni en las marcas de nuestras manos. Entonces, podrán pasar dos cosas: la primera, la más posible, que muramos los dos y la segunda que muera solo uno de nosotros. Será como tirar una moneda al aire y esperar que salga cara o cruz. Puedo ser muy convincente- la última palabra la dijo susurrando en la oreja del guardia para hacerle sentir incómodo- ¿Pndrás en juego tu cuello por mí? – le soltó las manos y le acarició el cuello, por debajo del mentón- No lo creó – terminó besando la mejilla del hombre.
Cuando le soltó le dedicó una mirada de risueña maldad hacia la pequeña chica. Era mona, eso se lo reconocía; todo un encanto para los asiduos a la Yegua Rosa. El cazador al que le robó la identidad se hubiera divertido mucho con ella; una verdadera lástima que haya perdido la ocasión de catarla. Después de lo sucedido, la chica se iría corriendo, se ocultaría en cualquier sitio, las alcantarillas sería un buen lugar, y desaparecería para siempre de los lugares como la Yegua Rosa.
-¿Sabes? He estado a punto de tirar la joya por tu culpa, me creí que era una baratija convencional – por la manera en la que hablaba no se podía saber si estaba diciendo la verdad o se estaba burlando del hombre- Eso te hubiera gustado-
-Es mía- la pequeña se arrastró hacia la bruja, ella le hizo retroceder con una patada.
-Te equivocas, le pertenece al Hombre Muerto. Si no fuera por los encantos que ÉL me conjuró, me hubiera creído tus mentiras- antes de irse por la puerta principal, le mandó un beso al aire al supuesto guardia.
Mujer precavida valía por dos, al llegar al umbral de la puerta, tomó el disfraz de una inocente gata blanca. A los guardias de fuera, no les sorprendería ver a una gatita salir corriendo con un colgante de cascabel en su boca.
* Matthew Owens: No te culpes, no lo sabías. Es la primera vez que aparece uno de los discípulos más poderosos del Hombre Muerto, si has leído la historia de los 19 objetos, supongo que habrás oído hablar del Nigromante y de lo increíblemente astuto que es. Lo has hecho muy bien, aunque no te hayas podido hacerte con el objeto, has salvado la vida de la chica que es lo realmente importante en este desafío.
Recompensas:
* +2 ptos de experiencia en función de la calidad del texto.
* +3 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 5 ptos totales de experiencia
Los puntos han sido sumados directamente a tu perfil.
Te has ganado la confianza de la chica sin nombre. Seguramente, en un futuro lejano la volverás a ver en un mastereado. Quizás entonces podrás hacerte con el colgante de cascabel.
Algo curioso es que también te has ganado la confianza de la villana. Se ha reído contigo, le has gustado. En próximos temas, si es que te vuelves a cruzar con Shaira Mara, te podrá ser útil recibir una ayuda por parte de ella. Lo difícil será saber si te estás cruzando realmente con ella o no. ¡Empieza la desconfianza en Aerandir, empieza el caos!
Objeto: Beso de Shaira Mara
Shaira Mara no le tenía ningún miedo, al contrario, se acercaba hacia al supuesto guardia con paso lento y grácil. Conservaba la ilusión con la que había hecho tomando la imagen del hombre; seguramente, él se sentiría como si se estuviera viendo a través de un espejo. Aunque ella se moviera contoneando las caderas como lo hacía de forma habitual, casi sin pensar, la ilusión se movía como se movería el mismo hombre, con los mismos gestos y andares. Una vez estuvo tan cerca que pareciese que estuviera a punto de besar, le cogió de las manos y le hizo que tocase las líneas de sus palmas.
-Dudo que los hombres de allí fuera sepan distinguirnos- le dijo acercando sus labios (finos los de ella y carnosos los de la ilusión) – Si nos ven salir a la vez vacilarán, se sentirán confusos al ver a dos personas exactamente iguales. No nos diferenciamos ni en las marcas de nuestras manos. Entonces, podrán pasar dos cosas: la primera, la más posible, que muramos los dos y la segunda que muera solo uno de nosotros. Será como tirar una moneda al aire y esperar que salga cara o cruz. Puedo ser muy convincente- la última palabra la dijo susurrando en la oreja del guardia para hacerle sentir incómodo- ¿Pndrás en juego tu cuello por mí? – le soltó las manos y le acarició el cuello, por debajo del mentón- No lo creó – terminó besando la mejilla del hombre.
Cuando le soltó le dedicó una mirada de risueña maldad hacia la pequeña chica. Era mona, eso se lo reconocía; todo un encanto para los asiduos a la Yegua Rosa. El cazador al que le robó la identidad se hubiera divertido mucho con ella; una verdadera lástima que haya perdido la ocasión de catarla. Después de lo sucedido, la chica se iría corriendo, se ocultaría en cualquier sitio, las alcantarillas sería un buen lugar, y desaparecería para siempre de los lugares como la Yegua Rosa.
-¿Sabes? He estado a punto de tirar la joya por tu culpa, me creí que era una baratija convencional – por la manera en la que hablaba no se podía saber si estaba diciendo la verdad o se estaba burlando del hombre- Eso te hubiera gustado-
-Es mía- la pequeña se arrastró hacia la bruja, ella le hizo retroceder con una patada.
-Te equivocas, le pertenece al Hombre Muerto. Si no fuera por los encantos que ÉL me conjuró, me hubiera creído tus mentiras- antes de irse por la puerta principal, le mandó un beso al aire al supuesto guardia.
Mujer precavida valía por dos, al llegar al umbral de la puerta, tomó el disfraz de una inocente gata blanca. A los guardias de fuera, no les sorprendería ver a una gatita salir corriendo con un colgante de cascabel en su boca.
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* Matthew Owens: No te culpes, no lo sabías. Es la primera vez que aparece uno de los discípulos más poderosos del Hombre Muerto, si has leído la historia de los 19 objetos, supongo que habrás oído hablar del Nigromante y de lo increíblemente astuto que es. Lo has hecho muy bien, aunque no te hayas podido hacerte con el objeto, has salvado la vida de la chica que es lo realmente importante en este desafío.
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Te has ganado la confianza de la chica sin nombre. Seguramente, en un futuro lejano la volverás a ver en un mastereado. Quizás entonces podrás hacerte con el colgante de cascabel.
Algo curioso es que también te has ganado la confianza de la villana. Se ha reído contigo, le has gustado. En próximos temas, si es que te vuelves a cruzar con Shaira Mara, te podrá ser útil recibir una ayuda por parte de ella. Lo difícil será saber si te estás cruzando realmente con ella o no. ¡Empieza la desconfianza en Aerandir, empieza el caos!
Objeto: Beso de Shaira Mara
- Beso de Shaira Mara:
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Como dije, le has gustado a la bruja. Es por ello que, cuando te besó en la mejilla (¿qué se siente cuando te besas a ti mismo?) te concedió un pequeño regalo. Es una habilidad en la que podrás tomar la imagen de una persona que hayas conocido, aunque solo sea en un primer vistazo. Esta habilidad solo la podrás dos veces, cada vez en un tema diferente. Mientras tengas la forma de disfraz, aparecerá en tu mejilla la marca del carmín de Shaira.
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