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Mensaje  El Capitán Werner Sáb Ene 02 2016, 23:07

Su gabardina negra, sus pantalones roídos y la capa que el gremio de ladrones le había otorgado eran para ocasiones muy diferentes a la que aquella noche le aguardaba. Sin embargo, había algo que no podía faltar en sus vestimentos, por muy espectacular que sea la noche y por muy galante que tenía que aparecer el Capitán llevaba puesto su viejo sombrero. De su cinturón colgaban dos espadas, su fiel sable de corsario y el nuevo alfanje de acero que obtuvo del Murciélago. Por supuesto, dada a su característica formación física, él solo tenía una mano para llevar una espada. ¿Entonces, de que servía portar dos armas? Si el peligro amenazase, el camino se le haría incómodo, aunque las espadas fueran ligeras le dificultaría a la hora de correr. El Capitán pensó en eso, pero las dos ventajas que le daban ambas armas era tal que no podía dejar atrás la oportunidad. Por un lado, tener dos armas de tan buen nivel colgadas en la cintura le hacía parecer más importante de lo que ya era y, porque no decirlo, también más galante; por otro lado muy diferente a la elegancia, dos espadas eran más peligrosas que una, él solo podía usar una, pero eso sus enemigos no lo sabían. Elegancia y temor, dos ventajas que no podían faltar en un baile de nobles.

Antes de abandonar el Promesa Enardecida, el Capitán hizo trizas el mensaje que recibió del gremio de ladrones, lo introdujo en una hogaza de pan y lo lanzó al mar para que se lo comieran los peces, acto seguido escupió un pequeño chorro de tinta al lugar donde lanzó el pan. Si los algún espabilado espía quería saber qué había escrito en la carta primero deberán matar todos los peces del mar,  segundo diseccionarlos hasta encontrar cada pedazo de la nota y tercero unir cada uno de los pedazos; un trabajo demasiado arduo para un mísero espía.

En un principio, no quería saber nada del dichoso baile. Nobles, duques, marqueses, condes… Alfred los odiaba a todos, uno por uno, todos ellos representaba todos los traumas que él tenía; desde la pobreza y marginación de los de su raza hasta la muerte de Goldie y pasando por la traición que hubo en la Hermandad de Piratas; todo fue por culpo de esos codiciosos amantes del oro nobles. Contra más lejos estuviera de ellos mejor. Mas, el Gremio de Ladrones le dio la oportunidad de vengarse de los nobles. No solo le habían dado una invitación a lo que era uno de los bailes más elegantes de todo Aerandir sino que le habían dado carta blanca para poder robar todo cuanto no estuviera pegado a la tierra, cosa que para un pirata era todo un privilegio. Aquel cetro que nombraba en la carta ya destruida era importante, quizás más importante que su propia venganza personal, pero no por ello iba a dejar pasar una oportunidad tan especial.


Dime, por favor, ¿cómo se llama este velero?
El velero Malarkey.
Ahora dime, ¿cuál es el nombre de este buen velero?
Es el velero Malarkey.
Bien, muchachos, ¡es la hora de zarpar!
En el velero Malarkey.
Oh, ¿cuándo vendrá Caroline conmigo?
En el velero Malarkey.
Sus jarcias son tan bellas como su quilla.
Es el velero Malarkey.
Pero, como bien sabéis, ¡lo mejor es su popa!
Es el velero Malarkey.
Lejos, lejos, allá en St. George,
En el velero Malarkey.
Las ratas se aprestan a cerrar las escotillas,
Del velero Malarkey.
Muchachos, daría el mundo y todo lo que conozco.
En el velero Malarkey.
¡Por poder dar media vuelta y volver con mi Lucy!
En el velero Malarkey.
Recogedla y tumbadla, muchachos,
En el velero Malarkey.
¡Y agarraos fuerte mientras se balancea!
En el velero Malarkey.


Mientras esperaba en frente de la entrada del baile a que su compañero del Gremio de Ladrones llegase, el Capitán escribía en un viejo y arrugado papel una de sus canciones favorita, una de sus obras propias por su puesto. Ese tal, Velero Malarkey era un viejo navío que hubo conocido en sus tiempos de gloria. Servía como un prostíbulo famoso entre los piratas, el único prostíbulo que se podía ver en alta mar. Las mujeres viajan de isla en isla en busca de las carteras más adineradas siempre con un séquito de barcos de pescaderos y piratas persiguiendo al Velero MalarKey. Lucy y Caroline eran dos bellas prostitutas, que el Capitán tuvo el placer de conocer cuando era joven, cuya descripción encajaba perfectamente con la letra del Capitán. “Bellas como una quilla pero lo mejor estaba en sus popas”.

La carta no especificaba quién iba a llegar ni tampoco cuando por lo que, la única opción que le quedaba era esperar. Lo que le reconfortaba era estar al mando de la misión; nunca le gustó tener que recibir órdenes.
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Baile de gala [Misión Gremio de Ladrones] Empty Re: Baile de gala [Misión Gremio de Ladrones]

Mensaje  Magazubi Jue Ene 07 2016, 03:46

    Me encontraba en un momento de tranquilidad, en donde todo a mi alrededor parecía cobrar un color diferente. Sonreí al ver al sol alumbrar un pedacito de suelo, subí la mirada para admirar a mi protector desde el cielo(1) y me dejé llevar por el calorsito que me producía. Por lo general las catacumbas eran siempre muy oscuras, algunas edificaciones tapaban la luz del exterior, pero cada vez que lograba entrar ese calorsito inigualable era todo un espectáculo para mí. Andaba muy sensible ese día, todo me parecía lindo y agradable, incluso ver a gente necesitada era un acto excitante puesto que andaba benevolente y les regalaba unas cuantas moneditas para que se compraran algo de comer. Me sentía como nueva, por fin ya estaba superando el luto que le tenía a mi compañero Zack; antes me criticaba y pensaba en cosas negativas al respecto, pero estaba iniciando un proceso en donde recordaba su figura como un motivo por el cual luchar y ser mejor en mi trabajo como ladrona, era un ejemplo a seguir y poco a poco lo estaba empezando a recordar con cariño y no con culpa.

    Esa mañana me encontraba refugiada en una de las habitaciones del gremio, pero en cuanto me llegó la carta donde salía mi siguiente asignación me emocioné y salí a preparar todo para la ocasión. Como el día estaba bonito y me sentía excelente decidí hacer todo como una persona correcta, me fui a una tienda para comprar un lindo vestido rosa con blanco, aquel que me quedaba a la perfección y venía con una pequeña chaquetica; la información en la carta decía que era una fiesta de gala, deseaba estar acorde y aprovechar de practicar mis técnicas de etiqueta y protocolo, era una gran oportunidad para conocer gente importante y de la alta sociedad, de verdad que esta misión me emocionaba muchísimo. Conseguí un contactó para que me peinara e incluso compré una pequeña cajita de madera que contenía una cremita para los labios que hacían que estos brillaran. El trabajo de esta noche sinceramente me daba mucha ilusión y cuando se estaba acercando la hora para la acción fue que me acordé que tenía que robar un cetro -¿Dónde ocultaré el cetro entre estas ropas tan lindas?- pensé -De verdad que me arreglé con tanto esmero para ir a salir corriendo, a lo mejor a escalar, usar magia y sudar mucho...- me arrepentí por unos segundos haber hecho esos gastos y arreglos para un pequeño trabajo -Bueno, al menos estoy espectacular para la noche... luego veré en donde le meto el cetro a mi compañero para que se lo lleve- concluí dándome ánimos para lucir con clase y elegancia mi nuevo aspecto.

    Llegó la hora para encontrarme con mi compañero en la entrada, salí de las catacumbas y me dirigí a una de las mejores zonas de Lunargenta... confiaba en que mis intuiciones me bastarían para localizar rápido a mi compañero, sólo esperaba que no fuese alguien tan serio, puesto que debía seguir sus ordenes y no estaba dispuesta a estar sentada como una buena niña en una mesa, era mi oportunidad para hacer contactos de la alta sociedad. Al llegar al lugar me encontré con una espalda gigante que ya la reconocía, una sonrisa se dibujó en mi rostro de inmediato y unas ganas intensas de lanzarme sobre él inundaron mi estómago, pero cerré los ojos y me aguanté, esta noche sería toda una señorita.

-Buenas noches Sir Werner, ¿cómo se encuentra usted hoy?- me acerqué a él y pronuncié -¿Sería tan amable de escoltarme hasta el interior de la fiesta?- le dije tomando con cariño una de sus pinzas y un tanto sonrojada por tratar al pulposo de esa manera tan sofisticada.




_______________________________
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(1) Maga se refiere al sol
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Mensaje  El Capitán Werner Vie Ene 08 2016, 13:54

La pequeña Magazubi, ¿quién sino iba a adecuarse tan bien en un baile de gala? La niña disfrutaría del evento más que ningún otro ladrón, incluso era posible que ella fuera la única que disfrutase de verdad pues él odiaba tener que codearse con la alta nobleza de Aerandir. ¿Qué hacía ahí? Un pirata, un viejo hombre de mar en un baile de gala… Parecía un mal chiste de taberna barata. En cambio, la pequeña parecía sentirse en su propia casa. Lucía con sus mejores prendas y su forma de hablar era igual de la que aquellos estúpidos nobles.

-Aquí no debes de hablar como ellos, eso lo dejas para cuando estemos dentro.- Gruñó en un susurro mientras caminaban hacia la mansión donde se celebraba el baile. Escuchar a su compañera del gremio hablar como la misma persona que mató a la mujer que amaba le hizo hervir la sangre. –Y, me alegro de verte Magazubi.- Dijo en un tono final más relajado.

La entrada de la mansión era espectacular; un camino rodeado por esculturas hechas por setos les llevaba hacia la puerta del edificio. Las esculturas eran de lo más variopintas, un oso, una jirafa, un elefante y, las últimas dos figuras eran las dos humanos, un hombre y una mujer a los que el Capitán dedujo que serían los anfitriones del baile. A los nobles les encantaban presumir de sus “gloriosa figura”. Si el Capitán tuviera que contar todos los bustos de bronce que había robado de las familias más adineradas de los humanos necesitaría el doble de los números que conocía. Los señores del baile no iban a ser diferentes, más extravagantes si acaso, pero no diferentes al resto.

-Mis señores.- Saludó un metre al acercarnos a la puerta del gran edificio.  -¿Sus invitaciones por favor?-

-Buenas noches.- Contestó el Capitán inclinando su sombrero con la mano que Magazubi le dejaba libre. - Aquí tiene.- Tras el reglamentario saludo, se sacó su invitación del bolsillo de su chaqueta y se la dio al metre.

-Pensábamos que no vendría a la fiesta Capitán Arrhenius, y ella debe de ser su preciosa hija Violeta.- Capitán Arrhenius y Violeta debían de ser los nombres que el Gremio de Ladrones eligió para ellos.  –Entrad por favor, la fiesta está a punto de comienzo.-

-Violeta.-Dijo el Capitán dando un leve empujón a Magazubi para que se diera cuenta de su “nuevo” nombre. – ¿Mi señora querrá hacer el favor de pasar en primer lugar?- Guiñó un ojo, tras pasar por el umbral de la puerta llegaría el momento en que tendrían que hablar como aquellos estúpidos nobles y comportarse como uno de ellos; tal y como hizo Magazubi en el momento en que se encontraron aquella noche.


Offrol: Lo siento Maguita, el Capitán está tonto porque un noble de Lunargenta fue quien asesinó a Goldie (al menos eso cree el Capitán) , justo el mismo propio padre de Goldie.
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Mensaje  Magazubi Dom Ene 10 2016, 20:45

    Caminé con mucha elegancia manteniendo mi manito en la pinza del pulposo, aquel recorrido por el jardín principal de la mansión me emocionaba muchísimo, todo estaba perfectamente cortado, ordenado y adornado de una manera muy ostentosa. Seguimos el caminito y mi compañero me pidió que no hablara de esa forma hasta que no llegáramos. A mí me encantaba sentirme de la alta sociedad por lo que ignoré por completo su comentario y disfruté cada instante que pasaba con el Capitán estando en un evento de tal magnitud. A ambos parecía impresionarnos la belleza de decoración a nuestro alrededor y al llegar a la mansión el lujo se podía oler, eso era de esperarse. Luego un elegante hombre con un sombrero enorme nos atendió, preguntó por nuestras invitaciones y nos dio una bienvenida bastante aceptable, ya que ni siquiera tuvo la educación ni de besar mi mano ni de anunciarnos a todos los invitados. A lo mejor estaba un poco exigente en cuanto a lo que de etiqueta y protocolo se refería, pero es que rodearme de ese ambiente me transformaba en una persona de clase y deberían de tratarme como la princesa de Aerandir. Suspiré un poco al escuchar nuestra nueva identidad, le sonreí amablemente al señor del sombrero y me aguanté la risa en cuanto el pulposo me hacía énfasis en nuestros nuevos nombres.

-Señorita- corregí a mi acompañante y le di un dulce beso en su brazo ya que mi estatura no alcanzaba para más.

    Pasamos al interior y todo se veía aún más caro que la entrada, adornos y esculturas por doquier hechas de arcilla blanca; hermosos cuadros con marcos dorados, espejos, velas delicadas; el suelo parecía un pequeño tablero de ajedrez pero con colores más suaves y delicados, las cortinas eran de un color sangre intenso, en el techo candelabros de cristal y como si fuera poco dentro de la habitación de baile habían repisas de vidrio que en la parte inferior simulaban tener formas decoradas. Era prácticamente un palacio con muy buen gusto y muy bien organizado, la pista de baile era amplia y estaba en el centro, mientras que en los alrededores estaba la gente conversando y sirviendo comida. Pasé la mirada por encima de todos los invitados y ahí estaba un chico de cabellos dorados con un toque despeinado, mirada intensa y traje azul oscuro. Sentí hormiguitas, mariposas, hadas, durones y monstruos correr y jugar dentro de mi estomago mezclado con una ráfaga de magia correr por mis venas. Lo vi colocarse una mascara sobre su rostro y en seguida deje de observarlo, no quería ser tan evidente con la situación; por lo que mi brusco cambio de foco me hizo darme cuenta que todos en la reunión llevaban la cara tapada, o al menos en su mayoría. Dimos unos pasos más hacia el interior y un señor con una bandeja color dorada nos ofreció una selección de mascarás de colores que iban acorde a nuestro atuendo -Que eficientes- pensé mientras elegía mi mascara y veía cual escogería mi compañero que se veía en la misma situación que yo.

-¡Que emoción!- le dije con entusiasmo al pulposo sintiéndome la niña más linda de la fiesta, ya que por supuesto no era la única niña, ni "él" el único niño.



______________________

Interior de la mansión:
EL niño que Maguita vió:
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Mensaje  El Capitán Werner Dom Ene 17 2016, 13:21

Un horrendo escalofrío corrió entre los tentáculos del Capitán Werner cuando la pequeña Magazubi le contestó con su carismática dulce fuerza.  Fue extraño, tan extraño que ni el mismo supo explicar. Por un momento no vio a Magazubi cogiéndole de la pinza sino que era Goldie quien lo hacía, y es que ella era la experta en los temas de alta nobleza. Todo cuanto tenía que ver sobre comportamiento burgués, casta y jerarquía social Goldie lo sabía. Para el Capitán un duque, un marqués y un conde eran lo mismo, simples sinvergüenzas afeminados que les importaba más cuán grandes eran las estatuas que erguían en su honor que cuántas familias destrozaba a casusa de sus impuestos. En cambio Goldie sabía la diferencia de cada uno, según decía en vida existía unas serie de normas de comportamiento. A un duque no se le podía hablar igual que un marques y, a su vez, a este no se le podía hablar de igual que a un conde. Todos tenían sus absurdas nombras no escritas y Goldie se las sabía todos, al igual que Magazubi. El sutil beso de la pequeña en su brazo hizo que el Capitán saliese del trance que había entrado dejando a un lado todo tipo de malos recuerdos del pasado.

Todo el lujo que se veía desde el exterior, adentro se incrementaba exponencialmente; bustos, estatuas, cuadros, blasones… todo cuanto representase la familia dueña de la mansión era bien recibido para decorar las paredes de ésta. En primer lugar, un metre diferente al de la entrada acompañó a ambos ladrones al salón principal. Mientras caminaban el Capitán no dejaba de pensar en cómo podrían escapar de aquel lugar si siempre había un mayordomo en cualquier parte dirigiendo a los invitados. Escapar de los metres y de los otros nobles era una misión imposible sin ni siquiera tener en cuenta el físico de Alfred.

Al llegar amplio salón, al Capitán le pareció que era tan grande como la cubierta del Promesa Enardecida, un tercer metre les llevó a los ladrones una bandeja con una amplia selección de máscaras a elegir. Todos los hombres y mujeres del lugar que el Capitán alcanzaba a ver llevan máscaras con las que ocultaban sus rostros; por lo visto era fiesta de disfraces. Goldie la hubiera sabido celebrar mejor que Alfred pues ninguna máscara de las que reposaba sobre la bandeja era capaz de cubrir los tentáculos de su barba. Después de que Magazubi escogiese la suya, una máscara de color rosa con una pluma del mismo color en la parte derecha, el Capitán cogió aquella que más le llamaba la atención. Su diseño era simple y elegante al mismo tiempo, y aunque no podría ocultar gran parte de su destacado rostro, por lo menos le daba el aspecto burgués que requería la situación.

El grito de Magazubi no hacía más que incrementar su cuartada dentro de la nobleza de Lunargenta. Nadie dudaría que ellos han estado en la fiesta con la única intención que divertirse, por lo menos eso es lo que pensarían los hombres y mujeres que escuchasen el grito de emoción de la Magazubi. El Capitán por su parte se mantuvo imparcial. Se esforzaba de manera casi inhumana por tal de no decir todo cuanto pensaba sobre la alta nobleza. No hubo palabras de odio ni muecas de desagrado por parte de Alfred, solo un comportamiento lo más políticamente correcto que se podría esperar de un capitán pirata.

-Seguro que habrán muchos señoritos que quieran bailar con alguien como vos, mi señorita Magazubi.- Dijo el Capitán esforzándose por decir sus palabras para que sonasen lo más naturales y nobles posibles. Sus palabras dijeron una cosa, mas lo que realmente quería decir es que, si se separaban podrían estudiar mejor todo cuanto pasaba en la mansión. –Ve y diviértete.- Le guiñó un ojo para que entendiera el verdadero significado.

Tras la despedida  con la pequeña Magazubi, el Capitán fue por unas escaleras colindantes al gran salón que lo llevaron a unos palcos donde poder todo el gran baile. Todos aquellos hombres y mujeres demasiado ancianos o demasiado perezosos para bailar o incluso aquellos que solo querían follar en lugar privado sin que nadie los viera, podían ir a uno de los palcos. El Capitán no era perezoso, ni tampoco tan anciano como aparentaba su aspecto físico y, por supuesto, tampoco iba a follar con nadie. Solo quería ir a uno de los palcos para observar desde una privilegiada posición todo cuanto sucedía en el gran baile.

El salón era mucho más grande de lo que había predicho al verlo desde abajo, y si le pareció que era tan gran como la cubierta de su navío, en aquel momento le parecía el doble de grande.  Había casi una centena de parejas bailando al son de la música, docenas de sirvientes con bandejas de plata en las que llevaba comida o más máscaras para la ocasión y también pudo observar algún que otro payaso en monociclo alentando a los presentes a seguir bailando. Jamás había visto algo por el estilo, las fiestas del Capitán consistían en ron y canciones de piratas no en bailes, payasos y máscaras. Por lo menos, en ambas fiestas había un desparrame de lujuria, eso no iba a cambiar por mucho que se han nobles o piratas.

En un momento a otro, los violes dejaron de sonar. Todas las parejas que estaban en el gran salón se hicieron a un lado y un hombre y una mujer se quedaron solos en el centro. El hombre era alto y de pelo moreno; solamente su simple presencia allí en medio del salón le hacía parecer alguien importante, el más importante de todos, más incluso que el Rey. El Capitán se asomo por tal de reconocer de verlo más detenidamente. Aquel hombre era el único del salón que no llevaba máscara lo cual le permitió reconocer en seguida su rostro, era el mismo rostro que vio en los bustos al entrar a la mansión, el mismo rostro de la estatua del seto en que vio en los jardines y el mismo rostro de todos los cuadros de las paredes; él era el señor de la mansión y, por tanto, el dueño del cetro que tenían que robar.

-¡Amigos míos!- Gritó el hombre dando unas fuertes palmadas. –Seguro que estaréis pensado por qué habéis sido convocados a esta maravillosa velada.- Hizo una pausa de escasos segundos en los que no se escuchaba absolutamente nada. Cogió de la mano a la mujer que la acompañaba. El Capitán no pude ver más allá del pelo castaño y los labios verdosos de la azulados de la mujer, por desgracia llevaba máscara.- ¡Os reunido porque hoy, mis queridos amigos, voy a declararme frente a esta bella dama!- Se arrodilló y miró directamente a la mujer de labios azules. –Mis ojos nunca han visto a una mujer como vos y nunca más querrán ver otra mujer que no sea vos. Hermosa dama, le ruego que acepte mi sincera declaración de amor.- La mujer no pronunció palabra alguna, tan solo se acuclilló al nivel del hombre y le dio un largo besó en la boca. Todo el mundo aplaudió ipso facto, el Capitán, para no ser menos, siguió el aplauso. La música volvió y rápidamente todos volvieron a bailar en el salón como hacía unos minutos con la diferencia que en el centro guardaban un círculo vacío solo para los señores de la mansión.

-¿Se puede saber qué hace aquí solo, señorito mío?- Dijo una mujer a las espaldas del Capitán. Había entrado en su palco sin permiso mientras el señor de la mansión estaba dando su discurso. Alfred se maldijo así mismo por no haberlo pensado antes, durante el discurso todos estaban distraídos y se podría haber escaqueado en busca del cetro. –Bajé conmigo y disfruté del baile. Ha de saber que soy la mejor bailarina que podrá ver a kilómetros.-

Hacía años que no bailaba con ninguna mujer, desde la muerte de Goldie, y la idea no le entusiasmaba en lo más mínimo. Aquella mujer era hermosa, aunque portase una máscara en su rostro no había duda de que lo era, podría tener a sus país a cualquier noble adinerado mucho con aspecto mucho más pulcro que un hombre con barba de calamar. Ese simple hecho era sospechoso, más aun que el haber escabullido de todos los metres de la fiesta.  Sin embargo, si quería disimular y hacerse ver como cualquier otro noble, no podía rechazar la propuesta de la mujer.

-Estaré encantado de bailar con vos.- Contestó el Capitán en un tono neutral levantándose.


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Amo de la mansión:
Mujer del amo de la mansión:
Mujer con la que va a bailar el Capitán ( Gracias Alanna por la aportación):
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Mensaje  Magazubi Miér Ene 20 2016, 04:54

    El baile seguía su curso, mi corazón palpitaba con más velocidad y mis expectativas aumentaban, era mi oportunidad para conectar con gente de alta sociedad y no pretendía perdérmela. Me concentré y mantuve mi mente enfocada en la cantidad de relaciones que podría sacar esa noche, trataba de ignorar a aquel niño que con su aspecto despelucado y de chico malo me había cautivado; sin embargo el pulposo tenía que romper mi concentración haciendo referencia a que bailara con algún chico. Yo estaba pensando en la situación y me decidí no bailar con nadie que no me invitara primero, consideraba descortés que una dama tuviese que invitar al chico, por lo que me paré muy derecha y le comente a mi compañero -Por supuesto que me divertiré- hice una sonrisa pícara -Y... Él me tiene que invitar a mí...- agregué como para que entendiera mis exigencias ante una situación como esa. Tal vez en un jardín o algo no tan protocolar no me importaría lanzarme sobre él a quitarle unos cuantos piojos como símbolo de que me llama la atención, pero en el contexto de una fiesta formal tenía que mantener un perfil.

    Bajé por una de las escaleras laterales alejándome de mi “papá” y caminé con la mayor elegancia posible mientras mis pasos se aproximaban seguros y retadores hasta donde se encontraba aquel chico de cabellos dorados. Esquivé bailarines y unos cuantos empleados de la fiesta, hasta que al final me paré frente al chico para presentarme amablemente. La reacción de aquel príncipe fue todo un poema, él no se esperaba que fuese tan directa y segura, pero en vez de salir corriendo o asustarse por mi posición lo que hizo fue elevar una ceja como con cierto interés y luego se presentó muy educado diciendo su nombre en tono muy seductor – Un placer preciosa, me puedes decir Brad-. No era la gran cosa pero sus palabras me habían desarmado, era perfecto, no necesitó más nada para volverme loquita. Traté de que no se notara mi debilidad ante la situación, siempre demostrando que yo era la que tenía la escena controlada, coquetee jugando con un mechón que salía de mi peinado y no dejé de mirarle los ojos en ningún momento. Eran de esos chicos con mirada retadora, que no le temían al mundo, era el estereotipo del chiquillo malo. -Contrólate Maga- pensé varias veces.

    No hubo conversación hablada entre Brad y yo, sólo nos mirábamos profundamente a los ojos, ninguna palabra podría definir el reto y la batalla que se generaba entre nosotros, era un constante impulso de querer superar al otro en sensualidad. Ambos preferíamos vivir el momento de la duda y la aventura de la espera, ya que eso producía mariposas en el estómago; al menos yo las sentía.

    Dejamos de vernos en cuanto los “dueños” se anunciaron en la reunión, yo di unos cuantos pasos hacía el centro para ver mejor la escena y estuve atenta al anuncio romántico. Justo cuando volteé a ver a mi príncipe de esa noche ya no estaba, había desaparecido de mi vista. Me desplacé rápido en busca del chico, pero nada que lo conseguía, respiré profundo y supuse que debía estar en el baño y no tendría por qué preocuparme. De inmediato me fui a las mesas en donde habían dulces para aprovechar y llenar un poco mi estómago, luego me acerqué a un grupo de personas mayores para saber de sus experiencias y contactos mientras le daba un tiempo prudencial para que él volviera a estar en mi campo de visibilidad. Pasó un buen rato y aún no habían rastros de Brad, por suerte yo tenía muy buena retentiva y logré reconocer a algunos de los adultos y niños que lo conocían, varios habían desaparecido de la fiesta, como si los hubiesen desintegrado, pero al menos uno de los niños que aún seguía visible accedió a comentarme que él también buscaba a sus amigos y a su papá. -¡Que raro!- pensé mientras mi cabeza empezaba a buscar al pulposo, algo no estaba saliendo bien. No se me hizo difícil localizarlo y sin pensar mucho la situación me apresuré hasta su posición para contarle, interrumpí su baile halándolo constantemente por una pinza y le pedí disculpas a la señorita. -Papi, tenemos que hablar- esperé a que me diera unos segundos para apartarnos a un lugar seguro y le comenté que algo me decía que en esta fiesta habían más motivos que una propuesta de matrimonio.
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Baile de gala [Misión Gremio de Ladrones] Empty Re: Baile de gala [Misión Gremio de Ladrones]

Mensaje  El Capitán Werner Vie Abr 08 2016, 23:04

Una vez, en Belltrexus, tuvo el placer de ver a un grupo de dramaturgos haciendo una representación teatral, con cierto toque sarcástico, de cómo eran los capitanes piratas de Aerandir. Uno de los actores incluso llegó a disfrazarse poniéndose unas telas en la barbilla que simularon los tentáculos del Capitán Werner, se aprovechó de él al verlo entre el público de aquella noche. El Capitán era, según el propio dramaturgo, un “primo de primeras”. Si él decía alguna cosa, por pequeña que fuera, el bardo la repetía ensalzando tanto el acento como los gestos y movimientos del Capitán con el fin de hacer reír a todos los asistentes de la obra. Fue interesante hacer el papel de “primo de primeras” y, por extraño que pudiera parecer, en lugar de arrancarle la cabeza al bardo con su propia pinza, Alfred lo usó para aprender mucho de aquel personaje tan característico. Según decía, la aptitud era lo más importante a la hora de presentar una función; debía de estar sereno y a la vez presentar el carácter propio del personaje que le tocaba interpretar.

El telón se abrió en el primer instante que la mujer se ofreció para bailar con el Capitán Werner. Debía de estar sereno y, como bien le enseñó años atrás el dramaturgo, poner el carácter a sus palabras como lo haría el personaje que estaba interpretando. Aquella noche no era Alfred Werner, era el Capitán Arrhenius, un acaudalado mercader que gozaba del placer de codearse con los altos nobles de Lunargenta.

-Debe de ser muy emocionante la vida en el mar-. La hermosa mujer que inició la conversación mientras ambos dejaban atrás la zona de los palcos. - Recuerdo que, cuando era pequeña, mi padre tenía un barco: El  Príncipe. Pero era una niña y no me dejaban montar en él. Cuando tuve al fin la edad para que me dejasen subir, mi padre ya había perdido a El Príncipe en una apuesta-.

-La apuesta de sus contrincantes debió de ser muy cuantiosa para que tu padre llegase apostar el sueño de una niña-. Contestó el Capitán haciendo uso de la aptitud que el dramaturgo le enseñó. Funcionó, la mujer sonrió y se sonrojó mostrando una bella que nada tenía que envidiar a las otras damas que estaban en el baile.

-No lo recuerdo, pero si usted lo dice Capitán, trendrá razón.-

El salón estaba repleto de parejas cogidas con las manos, moviéndose en círculos y danzando alrededor de los dos anfitriones. Los nobles con sus esposas eran los “primos de primera” que el Capitán Werner imitaba para representar su personaje. Nada podía salir mal, cualquier gesto y cualquier palabra fuera de lugar desvelarían su posición como miembro del Gremio de Ladrones. Si descubrían algo acerca de sus intenciones para robar el cetro estaba perdido.

-Me permite-. El Capitán le cedió su brazo derecho, aquel que posee una forma de tenaza, a la mujer; era lo que hacían los hombres para dar pedir el permiso de la mujer a tomar el baile.

-Estaré encantada mi Capitán-. La chica sonrió, tomó la pinza del Capitán y el baile se inició.

No importaban las características animales de Alfred, tanto uno como el otro se supo adaptar a la perfección al baile que habían iniciado. El Capitán aprendió a bailar por Goldie y la mujer que le acompañaba parecía que llevase toda una vida bailando. Pronto, aquello se convirtió en algo más que una danza y un intercambio escueto de palabras, se convirtió en un juego de miradas y de encantos, también era una actuación en la que Werner hacía de Arrhenius, pero esta en ocasiones quedaba en segundo plano en comparación al juego que se estaba jugando en los ojos grises de la hermosa mujer.

Más temprano que tarde, una niña con un antifaz de color rosa que el Capitán distinguió en un primer instante, le tiró de su tenaza para llamarle la atención. Magazubi parecía asustada, sus palabras no ayudaban a calmar el ambiente. Estaba claro que la niña había descubierto algo de verdadera importancia.

-Mil perdones mi dama, pero mi hija Violeta me reclama-. Inmediatamente, el Capitán soltó a la mujer que le acompañaba aquella noche. –Le ruego que me disculpe-. Cogió de la mano a Magazubi y se arrodilló para estar a su mismo en nivel. -¿Qué ha sucedido?- No podían escapar del baile, sería demasiado sospechoso por su parte. Fue por eso que el Capitán optó por hablar entre susurros con Magazubi, si tenían en cuenta el ajetreo del baile nadie les escucharía.
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Baile de gala [Misión Gremio de Ladrones] Empty Re: Baile de gala [Misión Gremio de Ladrones]

Mensaje  Magazubi Lun Abr 11 2016, 02:52

    La gente a mi alrededor bailaba con armonía mientras que yo en mi desesperado afán de creer en que algo extraño pasaba me olvidé completamente de todo mi entorno y me enfoque en comentarle mi hallazgo al Capitán. Nunca había tenido buena reputación siendo discreta, por lo general mis impulsos sobrepasaban mis concepciones lógicas y por supuesto este momento no sería la acepción. No era muy consiente de lo extraña que me veía corriendo por toda la pista de baile para encontrar a mi compañero; al llegar y ver la expresión y la reacción de él me hizo dejar a  un lado mi carrera agitada, me tranquilicé y fingí compostura, aquella que se había ido por un impulso. -Lo siendo papá...- le dije ya más calmada mientras el se agachaba para escucharme -Disculpa mi indiscreción, pero quería informarte que algo raro está sucediendo...- suspiré -no estoy muy segura, pero tengo un mal presentimiento...- dije, ya que hasta ahorita no me había puesto a analizar si la información que le iba a dar a mi compañero era realmente un tema de preocupación o simplemente me había preocupado más de la cuenta por algo que no tenía sentido -creo que hay menos personas en la reunión- hice una breve pausa -no estoy segura... pero es lo que he percibido, por favor está pendiente ya que si tengo razón creo que tendremos más problemas de los que vinimos a buscar- le comenté antes de alejarme un poco para que entendiera que ya era lo que necesitaba decirle. Esperé que él analizara la información que le había proporcionado y por si necesitaba darme su opinión, pero unos segundos más tarde decidí alejarme con una postura firme para que todo el espectáculo siguiera su rumbo. Me alejé de la pista de baile y estuve alerta por cualquier movimiento o situación extraña que veía.

    Los minutos pasaban y las cosas aparentaban ser “normales”, no precisé eventos nuevos que levantaran sospechas, pero seguía sin ver a Brad. Fui por una copa de agua y unos bocadillos sin quitarle la vista a mi compañero pulposo, me sentía en la responsabilidad de cuidarlo a lo lejos, ya que no era bueno que alguno desapareciera sin compañía del otro. Por más que intentaba concentrarme en la comida y en el Capitán andaba inquieta, no soportaba que nada raro sucediera para poder usarlo como escusa e ir a buscar al chico. Estaba impaciente devorándome cada bocadillo que pasaba, mientras observaba mi entorno bailar; hasta que un sublime tacto hizo que me desconcentrara totalmente. Las manos aventureras de otro niño rozaron mis manos sin yo tener derecho a quejarme, me sentí desconcertada y no tuve más remedio que dirigirle una mirada inquisidora al nuevo interlocutor.

-Sofía dice que eres una niña rara que se preocupa demasiado- dijo el chico como frase introductora. Voltee a ver al grupo de niños que se reunían a presumir de sus juguetes nuevos y volví a mirar al chico atrevido ya con una idea de quién era esa tal “Sofía”.

-Sofía...- suspiré pensativa – déjame adivinar... 12 años recién cumplidos, vestido morado y con uno de las familias más ricas de la fiesta – coloqué otra vez la mirada en el grupo de niñas y de niños con un aspecto pulcro y con una envidia entre todos que se podía hasta oler en el ambiente – le acaban de comprar un... - cerré los ojos pensativa, quería forzar un poco mi inferencia visual -listo- abrí los ojos como platos y volví a mirar a la chica que tenía una larga melena dorada hasta su cintura – le acaban de comprar la pulsera de diamantes que tiene puesta... que seguro es un conjunto con su collar- me dirigí al niño para ver si confirmaba mis análisis de conducta.

-¿Cómo sabías que ella era Sofía?- dijo él perplejo mientras a mí se me dibujaba una enorme sonrisa en el rostro -Pero no nos hablaba de sus prendas... Habla de la gente con poca clase refiriéndose a ti, y yo preferí alejarme ya que sinceramente tú me pareces muy linda- dijo mientras sus dedos se entrelazaban con los mios.

-No dije que ella estaba hablando de sus prendas, sólo dije que eran nuevas-
corregí al chico mientras con delicadeza mi mano se escapaba de aquella atadura que no me llevaría a nada -Eres muy amable- le dije con voz dulce -¿Pero de casualidad sabes en dónde está Brad?-

-Se fue con Verónica al balcón- dijo el niño en tono furioso con el evidente sentimiento de celos, aunque algo en su voz me decía que estaba mintiendo, sólo lo hacía para que yo me olvidara de aquel príncipe y me quedara con el plebeyo.

-¡Que bien!- le dije fingiendo emoción. Eso era un experimento, si a el chico le daba igual mi emoción significaba que lo que me decía era cierto, pero si ponía cara de confusión admitiría que sólo me dijo eso para que me olvidara de aquel niño. Y la respuesta que recibí fue de confusión.. aquello me confirmaba la gran mentira que el chico me había dicho. Al parecer nadie sabía a donde había ido Brad y yo ya estaba empezando a preocuparme mucho -Iré al baño ¿Sabes dónde queda?- pregunté.

    Recibí la dirección y me dirigí al baño en buscas de algún rastro de cómo pudo desaparecer gente de la fiesta.
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Mensaje  El Capitán Werner Sáb Jun 18 2016, 09:58

Fuera de aquel ambiente de burguesía y nobleza, el Capitán hubiera cogido la pequeña mano de Magazubi para apartarla del baile principal y que ella le contase lo que había descubierto. Los palcos de la segunda planta hubiera sido un buen lugar para hablar en privado. Entonces sería más fácil y la conversación que ambos dos hubiera sido más fructífera. Sin embargo, en aquel mar de vestidos vaporosos, elegantes trajes, acrobacias por parte de los arlequines y bailes por parte de los amantes, Alfred no debía  actuar cómo él lo hacía normalmente.  El Capitán Arrhenius era el que había ido y el Capitán Werner desapareció en el mismo momento en que terminó de escribir la canción del Velero Marlakey. Arrhenius no se alejaría del baile, tampoco se preocuparía por los presentimientos de su pequeña hija Violeta y, por nada, dejaría sola tanto tiempo a la flamante mujer que acababa de conocer. Werner se comportó como el personaje que interpretaba.

-Estarán jugando a esconderse.- Dijo con una media sonrisa. Que cada vez hubiera menos personas en el baile no era algo extraño. Después de la actuación de los anfitriones, el ambiente se había calentado tanto que muchos no dudarían en hacer otro tipo de baile más privado. –No te preocupes y diviértete.- Las palabras eran de Arrhenius, los ojos de Werner. Mientras hablaba de la misma manera que lo hacía su personaje, miraba fijamente a Magazubi abriendo mucho los ojos en señal de que estuviera atenta.

Antes de que se fuera, el Capitán se puso de rodillas y arregló el peinado de Magazubi que se había quedado enredado por la carrera que la niña había hecho para alcanzarle. Un gesto propio de cualquier padre que quiere que su hija esté lo más elegante posible.

-Bien hecho.- Le dijo en un cálido susurro aprovechando que ambos estaban en la misma altura.

Si tenía que sospechar de él que fuera por su pinza del brazo derecho o la barba de tentáculos que se movía por su mentón; pero no por la actuación que hacía. Se estaba comportando tal cual como se comportaban los nobles y burgueses más adinerados y más odiosos de Aerandir. Presumidos, ostentosos, egoístas, egocéntricos, cabrones… Así eran ellos y así era el Capitán Arrhenius. Cada gesto, cada paso y cada palabra que decía  a cada quién que se le acercarse no hacía  más que evaporar más y más las posibles sospechas que cualquiera pudiera tener de él.

Argenta era un prueba de ello. Se había quedado apartada del baile principal con las piernas y brazos cruzados signo que indicaba que ya estaba bailando con alguien y que no iba a bailar con ningún otro pretendiente. Al verla, el Capitán, inclinó ligeramente su sombrero en gesto de saludo. Ella le devolvió el saludo haciendo una pequeña reverencia acompañada de la ligera inclinación de la falda del vestido. Era imposible que sospechase nada.

El Capitán, tras la reverencia, caminó con un paso más apresurado hacia Argenta. Después habría tiempo de encontrar el cetro, ahora, lo más importante, era guardar las apariencias y sacar información.

Las manos de ambos se unieron de nuevo y el baile continuó en el mismo punto donde lo habían dejado. Ninguno de los dos dijo nada. Ella quería bailar y él hacer como si bailase.

Los pasos y los movimientos de cintura propios del baile no era lo más importante entre los dos. La pasión estaba en los pequeños gestos. De vez en cuando, la chica, pestañeaba dejando a relucir unos preciosos ojos color plata o, también, llevaba sus labios hacia dentro de la boca para mullirlos y hacer que pareciesen más carnosos de lo que ya eran de por sí. Esos pequeños gestos eran los que alimentaban la pasión y el deseo. Cada segundo que pasaba el Capitán pensaba en qué hubiera si se hubiera encontrado con Argenta diez años atrás. Esos labios carnosos estaban hechos para ser besados y los ojos plateados para perderse en la inmensidad de su brillo. Diez años atrás no hubiera habido misión ni cetro que le impidiera al Capitán Werner comportarse como el amante pirata que fue.

-¿En qué piensas?- Dijo Argenta de repente.

-En nosotros.- Contestó el Capitán.

Justo en aquel momento un arlequín subido en una especie de balón gigante pasó por el lado de los dos amantes haciendo girar una cinta de color rosa.

-¿Y qué hacemos en tus pensamientos?- Estaba coqueteando. Era extraño que una chica tan hermosa se fijase solo por el físico en un ser tan desagradable a la vista como lo era él. Aun así no dijo nada, Argenta no sería la primera mujer con una parafilia extraña que se encontraba en sus viajes.

- ¿Qué crees que estamos haciendo?-

La chica sonrió tímidamente. Era una sonrisa tan encantadora que, por poco, el Capitán no se había dado cuenta que estaba pisando la cinta de color rosa y que nadie estaba sobre el enorme balón del arlequín. Por fortuna, Werner seguía siendo Werner y Arrhenius, solo un personaje.

Magazubi tenía razón: estaba desapareciendo gente.
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Mensaje  Magazubi Mar Jul 05 2016, 23:25

    Cuando me invitaron a una misión en un baile me parecía la idea más glamurosa que podía existir, era una gran oportunidad para generar cierta influencia sobre grandes actores en la sociedad y a demás había comida deliciosa. Mi plan de ataque había sido exactamente seguir las ordenes de mi Capitansito, disfrutar, aparentar y cuando fuese oportuno y la noche se pusiera en todo su esplendor dedicarnos a lo que vinimos, con la esperanza de que ya muchos de los invitados estuviesen tan pendiente de lo suyo que sería una oportunidad inigualable para que el pulposo y yo hiciéramos de las nuestras. Sin embargo ya yo estaba inquieta, no estaba muy segura si eran ideas mías o realmente cosas estaban sucediendo en el ostentoso evento. Es bastante común que se vayan invitados y que vengan otros, es posible que algunas personitas se muevan de lugar y uno no pueda encontrarlos a simple vista, pero lo que estaba sucediendo estaba un pasito más allá de eso, realmente se notaba la diferencia en la cantidad de gente y eso se me hacía muy extraño, a parte de que significaba, tal vez, otra complicación para conseguir el cetro, ya que en mi idea de robo estaba la condición de que hubiesen muchas personas en la reunión, eso dispersaría las dudas sobre cada invitado. Siempre había considerado que tenía más mérito hacer el trabajo sucio con muchos espectadores, se podría decir que me gustaba mucho el pensamiento inverso* en mis planes.

    Ir al baño fue una escusa tonta para pasear un poco por el recinto, tal vez desde adentro del evento habían cosas que no se podían percibir, esperaba que tener una visión más general de aquella fiesta, tal vez una vista externa me haría darme cuenta de más cosas en la mansión, por lo que me alejé del ambiente festivo y me metí en mi propio ambiente más analítico. Segundos después me di cuenta de que estaba arrugando la cara de forma extraña y eso no era propio de una niña de alta sociedad que solo se preocupa en vestirse lindo y rosado. Me concentré en aflojar la cara y dirigirme realmente al baño, -por lo general las mujeres hablamos más de la cuenta- pensé al considerar eso como una oportunidad para ver si yo era la única que me había dado cuenta; a demás así podría aprovechar de verme en el espejo, había siempre que mantener la apariencia. -Seguro estoy súper linda- pensé.
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Baile de gala [Misión Gremio de Ladrones] Empty Re: Baile de gala [Misión Gremio de Ladrones]

Mensaje  Sarez Miér Ago 31 2016, 18:50

TEMA PAUSADO (Capitán Descansa)
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Mensaje  Ansur Mar Ene 16 2018, 19:03

Aquellos aburridos nobles parecían ser mezquinos y tacaños hasta en los movimientos, se mantenían fijos en sus lugares, hablando presumidamente de sus negocios cual si compitieran por ver quién de ellos era más exitoso, cada uno de los nobles estaba acompañado de una mujer más guapa de lo que ellos podrían merecer, curiosamente las damas se veían poco interesadas en las charlas de los caballeros y más centradas en susurrarse entre ellas criticando los atuendos de las otras y riendo a escondidas detrás de sus abanicos; la comida era algo que no parecía escasear, todo tipo de cocteles y pasapalos decoraban las muchas mesas presentes en el lugar donde el par de ladrones había logrado escabullirse.

No obstante, había algo con lo que ellos no contaban, y es que un tercero, al parecer más eficiente y rápido tenía sus propios planes, y solo lo notarían cuando entre los pilares que sostenían la sala principal comenzaron a brillar unas runas cada vez con más intensidad; las damas apartaron los abanicos mostrando sus bocas abiertas y sus ojos desorbitados de la impresión, algunos no tardaron en aplaudir pensando que era parte del show, tal vez el comienzo de algo, pero todo cambió cuando la primera de las runas hizo explosión, no pasaron dos segundos cuando una segunda y tercera runa siguieron el mismo patrón y en menos de 10 segundos habían explotado cerca de 10 puntos que hicieron sonar los pilares.

Súbitamente se hicieron presentes los gritos de pánico, la masa de nobles aristocráticos y refinados mostraron su lado más salvaje al correr hacia las puertas que se abarrotaron de señores obesos que al tratar de pasar todos a la vez acababan obstruyendo el paso -¡¡Cuidado!!- Un grito acompañado de un estruendo, uno de los pilares exhibía una fisura que se dibujaba rápidamente hasta llegar al techo pero ¿se trataba de un atentado?

Un guardia apareció repentinamente en las escaleras que llevaban al piso superior -¡El cetro! ¡Ya no está!- Cual si el derrumbe de los pilares hubiera dejado de importar, un escalofrío recorrió la columna de los guardias en el lugar, quienes sabían que tal falla les traería como consecuencia el fin de sus carreras -Busquen por todos lados, no puede estar lejos, cierren las puertas- Las órdenes fueron en vano, imposible cerrar las puertas con los nobles intentando salir como animales.

Renuentes a obedecer y con los pilares a punto de derrumbarse, los nobles salvaban sus propias vidas como podían, obstruyendo también las puertas, por lo que las mujeres comenzaron a lanzar sillas a las ventanas para salir por ellas; no tardó mucho en venirse abajo el primero de los pilares y su llegada al piso contribuyó a debilitar los otros, no obstante resistieron y al cabo de unos minutos la casa seguía en pie, la comida antes ordenada formalmente se exhibía en el piso como si una estampida de puercos hubiera corrido por el lugar y tal vez, así era. Los ladrones por su parte habían perdido su objetivo más importante de la noche, pero al menos tenían salud.


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Y así los ladrones aprendieron que en ocasiones actuar rápido es necesario para cumplir el objetivo antes que alguien más lo haga primero.

Era un tema interesante donde esperaba descubrir más de los intereses de sus personajes,
sobre todo del enigmático Werner, una pena que haya quedado en abandono, sin embargo esta historia podría estar unida a eventos próximos.


Como compensación por el abandono, Magazubi recibe 3 puntos de experiencia que ya han sido sumados a su perfil..
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