Discordia [Misión] [Evento Horrorween]
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Re: Discordia [Misión] [Evento Horrorween]
Aquella escalera me pareció de pronto la más mullida cama. Casi sentí deseos de besarla, pero las raíces hicieron que descartará rápidamente la idea.
Pero no fui el único en abandonar el calabozo. Delante mía avanzaban lenta, pero inexorablemente, tres figuras deformes. La primera parecía ser una mujer normal, lo anormal era que demasiado bonita para estar en Discordía; no me fiaba del todo. La segunda era posiblemente la que más resaltaba, con una cabeza anormalmente grande que hacía casi imposible que su cuello pudiera sujetarla. La ultima figura también era femenina, pero esta parecía ser la reencarnación de la mismísima muerte... Recorrían aquella escalera que no parecía tener ningún fin, metidos en un eterno bucle.
"¿Cómo saldré ahora de aquí?" estaba completamente agotado, el ultimo inconveniente me había dejado bastante exhausto, casi me costaba respirar.
Parece que mis pensamientos llegaron a los odios del dueño de todo aquello. De forma prácticamente instantánea, la escalera abandono su carácter infinito y mostró un amplio portón abierto a gran altura. Las pesadillas gritaron de alegría y corrieron escaleras arriba ignorando todo posible cansancio.
-Vahah.. ghafhias Fiscohrfia. - casi pude escuchar sus risas.
Ayudándome de mi único brazo y de aquella extraña espada como bastón conseguí ponerme en pie. A diferencia de las pesadillas yo subí lentamente las escaleras, mi cuerpo no daba más de si. El dolor de cada fibra hacia que mis ojos comenzaran a lagrimear.
"¡No es momento para darse por vencido!" por una vez agradecí la voz del lobo en mi mente.
-Noh ho hagé...- apreté los diete, me acopie de valor y seguí con mi escalada. Sólo no esperaba encontrarme con aquellas cosas, bastantes encuentros extraños había tenido para una larga temporada.
Pero esos deseos no fueron escuchados por Discordia, o si lo fueron y decidió divertirse con ellos. Al poco rato de ascender, comencé a escuchar como los gritos de diversas personas surgían de la gran puerta.
-Oh noh... - me di más prisa, intentando no tropezar ni con mis propios pies ni con los escalones.
Los aullidos seguían incrementando su intensidad, y yo fui aumentando el ritmo de mi andar. Pero por mucho que quisiera no podía hacer mucho más, mi cuerpo estaba demasiado lento como para ir tan deprisa como deseaba.
Cuando pude alcanzar el portón, vi como varios cuerpos yacían traumatizados en el suelo de un gran salón; aunque no era el mismo que el último en el que estuve en aquel mundo. Las pesadillas no percibieron mi presencia. La calabaza, la más próxima a mi me miró, pero no le produje ningún interés.
"¿Será que por mi estado piensan que soy uno de los suyos...?" Aquello abría una pequeña posibilidad, una minúscula y loca esperanza.
Aferré la espada de aquel guardia y me acerqué al cabeza gigante. Le lancé una estocada con las pocas fuerzas que tenía atravesado su pecho, algo que produjo que la pesadilla soltará un grito tan horripilante como el que soltó su amigo del calabozo.
-¡EH MAJADO A UN JUARGIA Y HENGO SU ESPHAHA! - grité intentado vocalizar todo lo que las raíces me permitían, aunque de poco sirvió. -¡ESHOS BOCAGUIDHOS HON MIOH! ¡HUEGA! ¡O OS MAJAGÉ!
Seguramente había firmado mi sentencia de muerte, pero no podía permitir que hicieran daño a aquella gente. Estaba en mi naturaleza querer salvarlos. Mi mirada era fiera, muy similar a la de una bestia deseosa por lanzarse a la yugular de su presa. El lobo me ayudó en eso, aportando parte de su odio para mejorar mi expresión. Algo que hizo que en cierto modo recuperara unas pocas energías.
"Estas loco..."
"Lo se..."
Pero no fui el único en abandonar el calabozo. Delante mía avanzaban lenta, pero inexorablemente, tres figuras deformes. La primera parecía ser una mujer normal, lo anormal era que demasiado bonita para estar en Discordía; no me fiaba del todo. La segunda era posiblemente la que más resaltaba, con una cabeza anormalmente grande que hacía casi imposible que su cuello pudiera sujetarla. La ultima figura también era femenina, pero esta parecía ser la reencarnación de la mismísima muerte... Recorrían aquella escalera que no parecía tener ningún fin, metidos en un eterno bucle.
"¿Cómo saldré ahora de aquí?" estaba completamente agotado, el ultimo inconveniente me había dejado bastante exhausto, casi me costaba respirar.
Parece que mis pensamientos llegaron a los odios del dueño de todo aquello. De forma prácticamente instantánea, la escalera abandono su carácter infinito y mostró un amplio portón abierto a gran altura. Las pesadillas gritaron de alegría y corrieron escaleras arriba ignorando todo posible cansancio.
-Vahah.. ghafhias Fiscohrfia. - casi pude escuchar sus risas.
Ayudándome de mi único brazo y de aquella extraña espada como bastón conseguí ponerme en pie. A diferencia de las pesadillas yo subí lentamente las escaleras, mi cuerpo no daba más de si. El dolor de cada fibra hacia que mis ojos comenzaran a lagrimear.
"¡No es momento para darse por vencido!" por una vez agradecí la voz del lobo en mi mente.
-Noh ho hagé...- apreté los diete, me acopie de valor y seguí con mi escalada. Sólo no esperaba encontrarme con aquellas cosas, bastantes encuentros extraños había tenido para una larga temporada.
Pero esos deseos no fueron escuchados por Discordia, o si lo fueron y decidió divertirse con ellos. Al poco rato de ascender, comencé a escuchar como los gritos de diversas personas surgían de la gran puerta.
-Oh noh... - me di más prisa, intentando no tropezar ni con mis propios pies ni con los escalones.
Los aullidos seguían incrementando su intensidad, y yo fui aumentando el ritmo de mi andar. Pero por mucho que quisiera no podía hacer mucho más, mi cuerpo estaba demasiado lento como para ir tan deprisa como deseaba.
Cuando pude alcanzar el portón, vi como varios cuerpos yacían traumatizados en el suelo de un gran salón; aunque no era el mismo que el último en el que estuve en aquel mundo. Las pesadillas no percibieron mi presencia. La calabaza, la más próxima a mi me miró, pero no le produje ningún interés.
"¿Será que por mi estado piensan que soy uno de los suyos...?" Aquello abría una pequeña posibilidad, una minúscula y loca esperanza.
Aferré la espada de aquel guardia y me acerqué al cabeza gigante. Le lancé una estocada con las pocas fuerzas que tenía atravesado su pecho, algo que produjo que la pesadilla soltará un grito tan horripilante como el que soltó su amigo del calabozo.
-¡EH MAJADO A UN JUARGIA Y HENGO SU ESPHAHA! - grité intentado vocalizar todo lo que las raíces me permitían, aunque de poco sirvió. -¡ESHOS BOCAGUIDHOS HON MIOH! ¡HUEGA! ¡O OS MAJAGÉ!
Seguramente había firmado mi sentencia de muerte, pero no podía permitir que hicieran daño a aquella gente. Estaba en mi naturaleza querer salvarlos. Mi mirada era fiera, muy similar a la de una bestia deseosa por lanzarse a la yugular de su presa. El lobo me ayudó en eso, aportando parte de su odio para mejorar mi expresión. Algo que hizo que en cierto modo recuperara unas pocas energías.
"Estas loco..."
"Lo se..."
Ircan
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Re: Discordia [Misión] [Evento Horrorween]
El miembro 'Ircan' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: Discordia [Misión] [Evento Horrorween]
Las pesadillas fugitivas combatían entre ellas como perros salvajes discutiendo por la comida. Los soñadores tardaron unos segundos en salir del trance (del sueño) que les producía el Castillo de Discordia y en reconocer el peligro. Primero, dieron un tímido paso hacia atrás manteniendo los ojos fijos en las pesadillas. Luego, dieron la espalda al peligro y corrieron a cualquier lugar lejos del vestíbulo. Algunos se encerraron en cuartos de escobas, otras fueron hacia la cocina y la inmensa mayoría subió las escaleras en dirección a la sala del Trono pensando que el Discordia les protegería; ignoraban que era él quien les había puesto en peligro por pura diversión.
De la cocina salió un hombre grande y fuerte con un cuchillo de carnicero en la mano. “Mujer con dientes de caimán” contoneó sus caderas al verle; quería hipnotizarle para, acto seguido, arrancarle la cabeza de un bocado. “Mujer con pupilas de sangre” subía las escaleras del vestíbulo. Logró atrapar a dos inocentes soñadores los cuales resbalan entre escalones imaginando (soñando) que un río de sangre venido desde lo alto de la escalera les impedía subir. Ninguna de las dos pesadillas dio importancia a que su compañero había sido asesinado. Las pesadillas eran de naturaleza salvaje, acechaban a sus presas bajo de las camas a la espera de lanzarse al ataque. No era de extrañar que, cuando dos pesadillas se unían en un mismo lugar, estas discutiesen como salvajes por ver quién se queda con el hueso más grande.
El hombre del cuchillo de carnicero dejó caer el cuchillo y se acercó lentamente a “Mujer con dientes de caimán”. Ella le cogió con dulzura de la camisa y lo atrajo hacia su pecho. Él se dejó hacer, esperó un beso que jamás vino. “Mujer con dientes de caimán” abrió la boca en un ángulo sobre humano; de pronto, su cabeza parecía tres veces más grande. Cumplió su deseo: arrancó la cabeza de su presa y se la comió con gusto.
“Mujer con pupilas de sangre” había atrapado a una muchacha soñadora. Las pupilas de su presa se tiñeron del mismo color que las de la pesadilla. En cierto sentido, y al igual que “Mujer con dientes de caimán”, “Mujer con pupila de sangre” estaba disfrutando de una buena comida.
Hont salió de un salto desde se escondite en el cuarto de escobas; como espada provisional había tomado un pequeño cepillo y como escudo un recogedor de metal. Apuntó las arcaicas armas hacia la nefasta pesadilla de un solo brazo y plantas en las encías. Se acercó lentamente, mirando hacia el suelo con temor que esta le hipnotizase como habían hecho sus compañeras con los otros soñadores.
--Te haré regresar por dónde has venido-.
Levantó, muy despacio, la cabecita y vio los ojos de la persona que creyó que era una pesadilla. Bajó las armas y corrió a abrazar las piernas de Ircan.
-¡Tienes un aspecto horrible, te confundí con uno de esos monstruos!- quiso llorar, pero no le salían las lágrimas. – Oigo a más pesadillas subir por las escaleras de cristal. ¡Corre, ven conmigo!- cogió a Ircan de su única mano y tiró de él– - ¿Se puede saber a qué estás esperando? ¡Ven conmigo!-
Llevó a Ircan a la cocina y cerró las puertas. Imaginó que sostenía una llave de metal, unas cadenas y varias tablas de madera; éstas se hicieron corpóreas. Utilizó la llave para cerrar las puertas, las cadenas las pasó por las manivelas y las tablas para las ancló en las puerta. Toda seguridad era poca.
-Bienvenido a El Castillo de Discordia, donde el maestro Discordia confiere a los sueños realidad- recitó Hont como si hubiera aprendido la frase de memoria.
Por el otro lado de la puerta se escuchaban ruidos de peleas, el crujir de la carne cruda al ser mordida y el aleteo de una bandada de cuervos. Las otras pesadillas habían llegado al vestíbulo.
-Tenemos un tiempo para hablar y pensar antes que nos descubran. Tendrás muchas preguntas que hacerme. Que sepas que he descubierto todos los secretos de Discordia, lo sé todo todito. Pregunta qué no sabes y te lo diré. Yo solo tengo una para ti: ¡¿por qué te falta un brazo?!-
* Ircan: Suerte media: Has salvado a muchos soñadores sacándoles del trance, pero no has detenido a todas las pesadillas. El vestíbulo del castillo es un patio vísceras y carne. Han aparecido otras muchas pesadillas hambrientas de soñadores.
Hont, el héroe de los niños, ha aparecido de la nada, te ha cogido de la mano y te ha llevado a la cocina. Estáis ahí solos, atrapados sin poder salir. En los siguientes turnos se avecina una guerra; esta es la calma, lo usaremos para que puedas preguntar todo lo que no sepas de Discordia. ¿Dónde está? ¿Qué clase de hechizo es este? ¿Quién es Discordia? ¿Por qué ha atrapado a los soñadores? Tendrás muchas preguntas que hacer. En el siguiente turno, yo, con la voz de Hont, te las responderé. A cambio, deberás responder a Hont tu pregunta y contarle tus aventuras dentro del castillo.
Perdón por la tardanza en contestar, he tenido unos meses horribles a nivel personal. Suelo exigirme mucho a la hora de escribir en una misión. No quería que la calidad de la misión disminuyera por mi situación personal.
De la cocina salió un hombre grande y fuerte con un cuchillo de carnicero en la mano. “Mujer con dientes de caimán” contoneó sus caderas al verle; quería hipnotizarle para, acto seguido, arrancarle la cabeza de un bocado. “Mujer con pupilas de sangre” subía las escaleras del vestíbulo. Logró atrapar a dos inocentes soñadores los cuales resbalan entre escalones imaginando (soñando) que un río de sangre venido desde lo alto de la escalera les impedía subir. Ninguna de las dos pesadillas dio importancia a que su compañero había sido asesinado. Las pesadillas eran de naturaleza salvaje, acechaban a sus presas bajo de las camas a la espera de lanzarse al ataque. No era de extrañar que, cuando dos pesadillas se unían en un mismo lugar, estas discutiesen como salvajes por ver quién se queda con el hueso más grande.
El hombre del cuchillo de carnicero dejó caer el cuchillo y se acercó lentamente a “Mujer con dientes de caimán”. Ella le cogió con dulzura de la camisa y lo atrajo hacia su pecho. Él se dejó hacer, esperó un beso que jamás vino. “Mujer con dientes de caimán” abrió la boca en un ángulo sobre humano; de pronto, su cabeza parecía tres veces más grande. Cumplió su deseo: arrancó la cabeza de su presa y se la comió con gusto.
“Mujer con pupilas de sangre” había atrapado a una muchacha soñadora. Las pupilas de su presa se tiñeron del mismo color que las de la pesadilla. En cierto sentido, y al igual que “Mujer con dientes de caimán”, “Mujer con pupila de sangre” estaba disfrutando de una buena comida.
Hont salió de un salto desde se escondite en el cuarto de escobas; como espada provisional había tomado un pequeño cepillo y como escudo un recogedor de metal. Apuntó las arcaicas armas hacia la nefasta pesadilla de un solo brazo y plantas en las encías. Se acercó lentamente, mirando hacia el suelo con temor que esta le hipnotizase como habían hecho sus compañeras con los otros soñadores.
--Te haré regresar por dónde has venido-.
Levantó, muy despacio, la cabecita y vio los ojos de la persona que creyó que era una pesadilla. Bajó las armas y corrió a abrazar las piernas de Ircan.
-¡Tienes un aspecto horrible, te confundí con uno de esos monstruos!- quiso llorar, pero no le salían las lágrimas. – Oigo a más pesadillas subir por las escaleras de cristal. ¡Corre, ven conmigo!- cogió a Ircan de su única mano y tiró de él– - ¿Se puede saber a qué estás esperando? ¡Ven conmigo!-
Llevó a Ircan a la cocina y cerró las puertas. Imaginó que sostenía una llave de metal, unas cadenas y varias tablas de madera; éstas se hicieron corpóreas. Utilizó la llave para cerrar las puertas, las cadenas las pasó por las manivelas y las tablas para las ancló en las puerta. Toda seguridad era poca.
-Bienvenido a El Castillo de Discordia, donde el maestro Discordia confiere a los sueños realidad- recitó Hont como si hubiera aprendido la frase de memoria.
Por el otro lado de la puerta se escuchaban ruidos de peleas, el crujir de la carne cruda al ser mordida y el aleteo de una bandada de cuervos. Las otras pesadillas habían llegado al vestíbulo.
-Tenemos un tiempo para hablar y pensar antes que nos descubran. Tendrás muchas preguntas que hacerme. Que sepas que he descubierto todos los secretos de Discordia, lo sé todo todito. Pregunta qué no sabes y te lo diré. Yo solo tengo una para ti: ¡¿por qué te falta un brazo?!-
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* Ircan: Suerte media: Has salvado a muchos soñadores sacándoles del trance, pero no has detenido a todas las pesadillas. El vestíbulo del castillo es un patio vísceras y carne. Han aparecido otras muchas pesadillas hambrientas de soñadores.
Hont, el héroe de los niños, ha aparecido de la nada, te ha cogido de la mano y te ha llevado a la cocina. Estáis ahí solos, atrapados sin poder salir. En los siguientes turnos se avecina una guerra; esta es la calma, lo usaremos para que puedas preguntar todo lo que no sepas de Discordia. ¿Dónde está? ¿Qué clase de hechizo es este? ¿Quién es Discordia? ¿Por qué ha atrapado a los soñadores? Tendrás muchas preguntas que hacer. En el siguiente turno, yo, con la voz de Hont, te las responderé. A cambio, deberás responder a Hont tu pregunta y contarle tus aventuras dentro del castillo.
Perdón por la tardanza en contestar, he tenido unos meses horribles a nivel personal. Suelo exigirme mucho a la hora de escribir en una misión. No quería que la calidad de la misión disminuyera por mi situación personal.
Sigel
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Re: Discordia [Misión] [Evento Horrorween]
El plan había salido bien.... a medias... Por un lado, los cautivos habían despertado y comenzado a huir o defenderse, por otro... el numero de pesadillas se había multiplicado y mi acto sólo había servido para matar a una y que no me hicieran nada a mi. ¿Es que no podía hacer algo completamente bien?
Aquel salón se había convertido en una batalla campal.... bueno "batalla" más bien parecía la feria de la matanza del cerdo. Tuve que reprimí una arcada cuando "La mujer con boca de caimán" se zampó sin masticar la cabeza de un hombre.
"¡Corre imbécil! ¡Cuando acaben con ellos iremos nosotros!" la voz del loba me despertó de mi propia pesadilla del fracaso; aunque también ayudo que sintiera el pequeño golpe de una escoba en el culo.
Aquello fue acompañado de una voz que no escuchaba desde hace meses, la de aquel pequeño hombre bestia, Hont; al que había visto durante el baile con Niel. Este se abrazo a mi pierna y me habló.
-¡GHonht! ¡Egghás deghiegfo! ¡Ghenos ghal!- me había alegrado mucho porque esta vez si me había podido reconocer e incluso hablado; pero las raíces en la boca me impedían expresarlo adecuadamente.
El pequeño niño roedor, me tomó de mi única mano, tras una mirada de incomprensión y me llevó a lo que parecían ser las cocinas. En apenas unos segundos, Hont tapió la puerta con múltiples objetos que aparecieron de la nada, algo que me recordó a la magia utilizada por el vikingo cuando comenzó toda aquella aventura; cuyo inicio parecía que hubiese ocurrido hacía años.
Nos habíamos quedado encerrados en las cocinas, pero seguros, algo es algo, ¿no? Aunque aquello me produjo un pequeño déjà vu; aunque recordaba la placida hoguera compartida con Niel...
-Mmm...- reaccioné a las palabras de mi amigo con una rascada de mentón. "¿Cómo me va a comprender con estás cosas en la boca?" pero había que intentarlo. -Eggo.... Gohengemhof for eh gingigio....- inenté librarme inútilmente de las raíces, incluso me introduce las manos, pero por mucho que tirará no se movían... antes me llevaría mis dientes por delante... así que simplemente me rendí y decidí adaptarme lo mejor posible. -Eggaga ehn ha Gieqca he hog Hoggoge y ehnqe ehn ha aclacgiohn gamhaga Gihcogía. - tomé aire, aquello estaba siendo bastante agotador... - Gioges... ¿Nho haga aguna homha ge guicame egco he ha oca?
Resoplé mirando desesperado a Hont, mientras los gritos en el exterior rompía el silencio de la cocina.
-Ehn gin... Ehnge ehn egqe gundo ge qehagiga geno ghe goncoq, gajagos gagohg y gemah... Mhe engonqhe gon un homge gamago Nieh, gue mhe agugo ah gingikio. Gego guego, Gigcoggia nog hijo gegear ehn uhn guego y mhe cochco ehl gajo... - ilustre mis palabras moviendo la espada hacía mi brazo inexistente para intentar que me entendiera un poco mejor. -Gescueg ge ejo, gohgi ah eh gungo geal, gego gohgi gagha jahgah a ga genqe agajaga, ehnqe eggoh gu. - le señalé con el dedo. -Ah gohger, jui ehngiago ah jumigego y qag juegah ahgunah gcagillah, gongue mhe jaguiegon eccas gaijes ehn ha goca, gui a hah mhagmhogah. Allhi... gongegui echcacamhe y ghege aqui, eh gecco ya ho gages... Goh ejo nhe galca uhn gajo y nho guego hagar guien
Por fin había terminado mi historia de forma resumida, aunque supuse que era poco probable que el pequeño Hont se hubiese enterado de algo; aunque poco más podía hacer. Ahora me tocaba a mi preguntar, o al menos intentarlo.
-GHont... guieneh gue agugarme a galvaho a gocos... Guenemhoh gue gomke eh hequijo... - miré fijamente al pequeño hombre bestia. -GHont, ¿gabe comho gomke eh hequijo? ¿Gabe gonge ecca Gigcogia?
No quería atosigar a mi compañero, pero saber si había alguna forma de romper aquel maleficio y la posición del artífice eran vitales; y no nos sobraba el tiempo. No sabía si de verdad las pesadillas estaban matando realmente a aquellas personas o sólo era un tormento que nunca tenía fin y que cada vez iba a peor.
-¿Gomho guego cheah cojah gomho hage jú? ¿Ge puegue cheah cuahquieh coja? ¿Phoguia guecuphegah mhi gajo y quicahmhe gah gaijeh ge hoh guienques? - en ese momento se me ocurrió algo que podría darnos una gran ventaja. - ¿Gojocos gamguien phoghemhos mhogernhoh phoh Gigcoggía ujando gah phuehcah mhihqueguiojah? ¿Phoguiamhoh guegar a Gigcogia? - no sabía cuanto iba a durar aquel momento de tranquilidad y debía de aprovechar para obtener toda la información posible de única y verdadera mano amiga que me había encontrado durante aquel viaje. -¿Pho qué a caccugago Gigcogía a coga egca genque? ¿Nieh eh Gigcogía?
Sin embargo, me había perdido demasiado en mi afán por descubrir y en mi alegría por haber recuperado la consciencia de Hont, y por ello me había dejado algo importante. El niño bestía había llamado a Discordia maestro, puede que con cierto tono de afecto. ¿Sería Hont presa de un engaño o de una especie de adicción por aquel lugar al igual que Niel? ¿Haría eso que se volviera en su contra y no quisiera salir de allí?
-GHont... ¿jú quigueh jaguih ge Gigcogía? - lo miré con cierto temor ante su respuesta. -¿Jagueh que egque gugah nho eh gueno? ¿Jague que egque gugar nho cumqüe cus juenioh? Egque gugar ge aguimhenca ge ju phejaguilllah, ya hah guihco go que ha ocuguigo ahi juega. No eh un gugar gongue he cumphan goh juenios....
"¡Diablos! ¡Hubiésemos acabado antes comiéndonos a la presa! ¡Como nos va a ayudar un ratón!"
"Pues la acaba de hacer.. por ahora deberemos confiar en él. Además... es mi amigo, ¡debo salvarle!"
Mi decisión era inamovible, aunque en el caso de que Hont también sintiera aquella extraña atracción por aquel lugar al igual que el vikingo, la cosa podría ponerse bastante complicada.
_________________________________________________________________________________________________________
Bueno espero que te guste el lenguaje "Raíces en los dientes". Si no entiendes cualquier cosa dímelo y te lo traduzco u.u
Aquel salón se había convertido en una batalla campal.... bueno "batalla" más bien parecía la feria de la matanza del cerdo. Tuve que reprimí una arcada cuando "La mujer con boca de caimán" se zampó sin masticar la cabeza de un hombre.
"¡Corre imbécil! ¡Cuando acaben con ellos iremos nosotros!" la voz del loba me despertó de mi propia pesadilla del fracaso; aunque también ayudo que sintiera el pequeño golpe de una escoba en el culo.
Aquello fue acompañado de una voz que no escuchaba desde hace meses, la de aquel pequeño hombre bestia, Hont; al que había visto durante el baile con Niel. Este se abrazo a mi pierna y me habló.
-¡GHonht! ¡Egghás deghiegfo! ¡Ghenos ghal!- me había alegrado mucho porque esta vez si me había podido reconocer e incluso hablado; pero las raíces en la boca me impedían expresarlo adecuadamente.
El pequeño niño roedor, me tomó de mi única mano, tras una mirada de incomprensión y me llevó a lo que parecían ser las cocinas. En apenas unos segundos, Hont tapió la puerta con múltiples objetos que aparecieron de la nada, algo que me recordó a la magia utilizada por el vikingo cuando comenzó toda aquella aventura; cuyo inicio parecía que hubiese ocurrido hacía años.
Nos habíamos quedado encerrados en las cocinas, pero seguros, algo es algo, ¿no? Aunque aquello me produjo un pequeño déjà vu; aunque recordaba la placida hoguera compartida con Niel...
-Mmm...- reaccioné a las palabras de mi amigo con una rascada de mentón. "¿Cómo me va a comprender con estás cosas en la boca?" pero había que intentarlo. -Eggo.... Gohengemhof for eh gingigio....- inenté librarme inútilmente de las raíces, incluso me introduce las manos, pero por mucho que tirará no se movían... antes me llevaría mis dientes por delante... así que simplemente me rendí y decidí adaptarme lo mejor posible. -Eggaga ehn ha Gieqca he hog Hoggoge y ehnqe ehn ha aclacgiohn gamhaga Gihcogía. - tomé aire, aquello estaba siendo bastante agotador... - Gioges... ¿Nho haga aguna homha ge guicame egco he ha oca?
Resoplé mirando desesperado a Hont, mientras los gritos en el exterior rompía el silencio de la cocina.
-Ehn gin... Ehnge ehn egqe gundo ge qehagiga geno ghe goncoq, gajagos gagohg y gemah... Mhe engonqhe gon un homge gamago Nieh, gue mhe agugo ah gingikio. Gego guego, Gigcoggia nog hijo gegear ehn uhn guego y mhe cochco ehl gajo... - ilustre mis palabras moviendo la espada hacía mi brazo inexistente para intentar que me entendiera un poco mejor. -Gescueg ge ejo, gohgi ah eh gungo geal, gego gohgi gagha jahgah a ga genqe agajaga, ehnqe eggoh gu. - le señalé con el dedo. -Ah gohger, jui ehngiago ah jumigego y qag juegah ahgunah gcagillah, gongue mhe jaguiegon eccas gaijes ehn ha goca, gui a hah mhagmhogah. Allhi... gongegui echcacamhe y ghege aqui, eh gecco ya ho gages... Goh ejo nhe galca uhn gajo y nho guego hagar guien
Por fin había terminado mi historia de forma resumida, aunque supuse que era poco probable que el pequeño Hont se hubiese enterado de algo; aunque poco más podía hacer. Ahora me tocaba a mi preguntar, o al menos intentarlo.
-GHont... guieneh gue agugarme a galvaho a gocos... Guenemhoh gue gomke eh hequijo... - miré fijamente al pequeño hombre bestia. -GHont, ¿gabe comho gomke eh hequijo? ¿Gabe gonge ecca Gigcogia?
No quería atosigar a mi compañero, pero saber si había alguna forma de romper aquel maleficio y la posición del artífice eran vitales; y no nos sobraba el tiempo. No sabía si de verdad las pesadillas estaban matando realmente a aquellas personas o sólo era un tormento que nunca tenía fin y que cada vez iba a peor.
-¿Gomho guego cheah cojah gomho hage jú? ¿Ge puegue cheah cuahquieh coja? ¿Phoguia guecuphegah mhi gajo y quicahmhe gah gaijeh ge hoh guienques? - en ese momento se me ocurrió algo que podría darnos una gran ventaja. - ¿Gojocos gamguien phoghemhos mhogernhoh phoh Gigcoggía ujando gah phuehcah mhihqueguiojah? ¿Phoguiamhoh guegar a Gigcogia? - no sabía cuanto iba a durar aquel momento de tranquilidad y debía de aprovechar para obtener toda la información posible de única y verdadera mano amiga que me había encontrado durante aquel viaje. -¿Pho qué a caccugago Gigcogía a coga egca genque? ¿Nieh eh Gigcogía?
Sin embargo, me había perdido demasiado en mi afán por descubrir y en mi alegría por haber recuperado la consciencia de Hont, y por ello me había dejado algo importante. El niño bestía había llamado a Discordia maestro, puede que con cierto tono de afecto. ¿Sería Hont presa de un engaño o de una especie de adicción por aquel lugar al igual que Niel? ¿Haría eso que se volviera en su contra y no quisiera salir de allí?
-GHont... ¿jú quigueh jaguih ge Gigcogía? - lo miré con cierto temor ante su respuesta. -¿Jagueh que egque gugah nho eh gueno? ¿Jague que egque gugar nho cumqüe cus juenioh? Egque gugar ge aguimhenca ge ju phejaguilllah, ya hah guihco go que ha ocuguigo ahi juega. No eh un gugar gongue he cumphan goh juenios....
"¡Diablos! ¡Hubiésemos acabado antes comiéndonos a la presa! ¡Como nos va a ayudar un ratón!"
"Pues la acaba de hacer.. por ahora deberemos confiar en él. Además... es mi amigo, ¡debo salvarle!"
Mi decisión era inamovible, aunque en el caso de que Hont también sintiera aquella extraña atracción por aquel lugar al igual que el vikingo, la cosa podría ponerse bastante complicada.
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Bueno espero que te guste el lenguaje "Raíces en los dientes". Si no entiendes cualquier cosa dímelo y te lo traduzco u.u
Ircan
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Re: Discordia [Misión] [Evento Horrorween]
Estaba subido en la encimera. Caminaba haciendo una elipse a la vez que meditaba sobre las preguntas que le hizo Ircan. La más difícil de responder era si quería salir de Discordia. Hont encerró los labios al interior de la boca para evitar que salieran las respuestas que Ircan no querría escuchar. “¡Oh Discordia! ¿Por qué es todo tan difícil?”
Terminó saltando al suelo. Antes de empezar a hablar, se aseguró de que la puerta estuviera bien cerrada y que nadie les molestaría durante la conversación. Apretó, una vez más, los grilletes. Fuera no se escuchaba a ninguna pesadilla. Hont pensó que, a estas alturas, abrían subido las escaleras hasta el piso superior buscando la habitación del trono.
-Te has equivocado. Discordia no tiene el poder de cumplir los sueños, Discordia es El Sueño. Aquí, los sueños cobran forma y vida. –la voz de Hont sonaba austera e increíblemente madura, no se parecía en absoluto al Hont que conoció Ircan en Ulmer. –Nosotros somos los invitados de honor en el Discordia. Él engañó a los Dioses. Creó una falsa cabeza y le hizo un conjuro para que pudiera soñar. Atrajo el castillo de los sueños a la falsa cabeza y la atrapó. Discordia se convirtió en el rey del sueño y en EL Sueño. Llamó al castillo con su propio nombre. Invitó a los soñadores y a los sueños a pasar la noche. Los sueños vienen a nosotros y nos hacen sentir aquello por lo que fueron creados. Conocí a un sueño sin nombre que me llevó a una playa cálida y placentera. Me sentó en una hamaca y me sirvió un coctel dulzón con un ligero toque picante. Me sentí muy bien. Cuando salí de la playa, estuve de vuelta en el castillo y vi al sueño de frente. Era una persona que, en lugar de cabeza, tenía un castillo de arena: las ventanas eran los ojos y la puerta era una enorme boca sonriente. Fue muy amable conmigo, un buen sueño. Las pesadillas también son muy amables y, según Discordia, son tan necesarias como lo son los sueños agradables. Esto es siempre que los sueños cumplan sus funciones. Hay sueños rebeldes, que no quieren obedecer los Deseos de Discordia. Sueños, tanto agradables como pesadillas, que atrapan a los soñadores y no les sueltan en ningún momento. Se alimentan de ellos, en la vida y en el sueño-.
Es escuchó un golpe seco, como si un buey pisara con fuerza unos tablones de madera, al otro lado de la puerta. Hont puso la oreja contra la madera y mandó callar a Ircan poniéndose el dedo en los labios. Otro golpe, esta vez más cerca. Lo siguiente fue un grito. El tercer golpe se escuchó bastante más lejos.
-Menos mal. No nos han visto. Creo que han cogido al chico que se escondió en el armario de la limpieza. ¿Ves lo que te decía? Han cogido al chico y, luego de mostrarle las fantasías oníricas que llevaban, se lo han comido. A ti también han estado a punto de comerte por varias ocasiones. Te has salvado de milagro. Creo que es porque Discordia te guarda un destino especial. Le he visto seleccionar a algunos soñadores. Se los lleva a las salas de entrenamiento y les enseña a crear sueños. “No hay suficientes sueños para todos los soñadores”. Dice Discordia. “Necesitamos más hacedores de sueños”. Ahora todo cobra sentido, ¿verdad? Las puertas son la forma natural de los sueños y las maldiciones son las cicatrices que dejan las pesadillas en nuestros corazones. Todo desaparecerá cuando salgamos de aquí. –la pregunta más difícil de contestar. -¿Quiero salir de aquí? No. Quiero seguir soñando por toda la eternidad y tú deberías hacer lo mismo. Busca a Discordia y suplícale que te deje vivir con él. Dile que te arrepientes de tus errores y que quieres convivir con los sueños. Bésale los pies. A Discordia le gustan los soñadores sumisos que se dejen llevar por los sueños-.
Hont se sorprendió, para bien, al escuchar un ruido más fuerte que las pisadas de buey. Era el sonido del aleteo de una bandada de cuervos negros y grandes. Los objetos que había creado para atrancar la puerta desaparecieron. Hont se arrodilló. Las puertas se abrieron de par en par y los cuervos de Discordia llenaron la cocina.
-Es el sueño primigenio, la primera creación de Discordia como Rey del castillo del sueño. Discordia nos ha escuchado. Si seguimos a los cuervos nos llevará con él-.
Levantó los bracitos, los cuervos entendieron la señal y rodearon al hombrecillo zarigüeya. El torbellino de cuervos creó un entorno a Hont. Después, hicieron los mismo con Ircan. Llevaron a ambos al trono de Discordia.
La sala del trono era amplia. A los laterales estaban los hacederos de sueños, Niel entre ellos. Trabajaban en enormes máquinas tejedoras, como las que utilizan los curtidores; la diferencia se encontraba en que en lugar de telas, tejían una sustancia densa y gris que terminaba cobrando la apariencia de una persona con rasgos especiales: hombre con escobas en lugar de brazos, mujer con torso de cántaro de leche, hombre con hormigas en los ojos…. El centro de la sala estaba reservado para el trono con más adornos que Hont había visto nunca. Discordia era un brujo ostentoso que le gustaba el lujo por lo que decoró el trono con todas las pierdas que existía y algunas otras que no existían pero que las podía imaginar (soñar).
-¡ircan! Mi amigo divertido. ¡Ircan! A quien los rebeldes llaman “El rompe cadenas”. ¡Ircan! El hombre árbol. ¡Ircan! El manco de la espada. ¡Ircan! La comida de ratas e insectos. ¡Ircan! El que hizo cantar a los cuervos sin plumas. Muy divertido, muy divertido. Llevo viéndote desde que entraste. Me he reído mucho. –y se seguía riendo, Discordia no dejaba nunca de reír. –Me gustan los juegos: adivinanzas, carreras, duelos… ¡Me gusta jugar! Por eso te he creado un juego especial para ti y tu amigo. ¿Hont? No habló de Hont, claro que no. ¿Niel? Apenas lo conoces. Hablo de ese amigo tuyo que conociste cuando eras un niño y que, desde entonces, no te has alejado de su lado-.
Uno de los tejedores se quitó la túnica gris que llevaba puesta dejando al descubierto al lobo de Ircan. Era un sueño y una pesadilla que Discordia había convertido en realidad.
-Hont cree que no me vas a besar los pies. No hace falta que lo diga en voz alta para que sepa sus intenciones. Mira como llora. Quiere protegerte. Salvarte la vida como tú se la salvaste a él. Pero eres orgulloso, no le harás caso. Te conozco mejor que tus padres. Aceptarás el último juego antes de arrodillarte y besarme los pies. ¿Me equivoco? Yo nunca me equivoco. Para vencer a este juego, deberás vencer a tu amigo. El campo de batalla lo elijo yo: este castillo. Apuesto el castillo. Prometo devolvérselo a los Dioses y liberar a los soñadores. Tú también vas a apostar. Si pierdes, cosa que harás, te convertirás en una pesadilla-.
-¡No!- chilló Hont.
-¡Sí!- contestó Discordia con la voz de Hont. -¿Aceptas? Sí, lo harás. No tienes elección. Tampoco me importa tú opinión-.
Los cuervos, el sueño primigenio, envolvieron a Ircan y al lobo. A cada uno les dejo en un lugar diferente del castillo: el lobo fue a parar al sumidero de Discordia, en compañía de las ratas que eran pesadillas desechadas. Ircan fue parar a los baños termales de Discordia. Sueños agradables con la imagen de mujeres cándidas de alegres atributos fueron a recibirle. Le enjabonaron la espalda y le pidieron que se quedase con ellas, que le haría disfrutar los sueños prohibidos. Por todos los pasillos del castillo Discordia se escuchaba el aleteo de los cuervos.
-¡Luchad!- la voz de Discordia nació del centro de la bandada de cuervos y retumbó en todas las habitaciones.
* Ircan: Por tal de acelerar un poco el tema, he querido condensar los tres últimos turnos en uno solo. Hont te ha contado todos los secretos de Discordia. Se unes las piezas que he ido dejando, verás que todo tiene sentido (al menos, he intentado que todo cobre sentido). Las personas locas que se esfuerzan por no caer en las manos de Discordia, aquellos que se han convertido en sus servidores (hacedores de sueños), la cabeza falsa, los sueños desechos, los rebeldes, los buenos, los malos… El último objetivo es vencer en un duelo a la primera pesadilla del tema: lucharás contra ti mismo. Tienes el castillo a tu disposición, los sueños rebeldes y la bandada de cuervos. Te presento ahora varias posibilidades.
*Obedecer y vencer a tu pesadilla.
*Hacer trampas e ir atacar (no matar) directamente a Discordia.
*Rendirte y besar los pies de Discordia.
Este será el último turno de la misión elige sabiamente.
Terminó saltando al suelo. Antes de empezar a hablar, se aseguró de que la puerta estuviera bien cerrada y que nadie les molestaría durante la conversación. Apretó, una vez más, los grilletes. Fuera no se escuchaba a ninguna pesadilla. Hont pensó que, a estas alturas, abrían subido las escaleras hasta el piso superior buscando la habitación del trono.
-Te has equivocado. Discordia no tiene el poder de cumplir los sueños, Discordia es El Sueño. Aquí, los sueños cobran forma y vida. –la voz de Hont sonaba austera e increíblemente madura, no se parecía en absoluto al Hont que conoció Ircan en Ulmer. –Nosotros somos los invitados de honor en el Discordia. Él engañó a los Dioses. Creó una falsa cabeza y le hizo un conjuro para que pudiera soñar. Atrajo el castillo de los sueños a la falsa cabeza y la atrapó. Discordia se convirtió en el rey del sueño y en EL Sueño. Llamó al castillo con su propio nombre. Invitó a los soñadores y a los sueños a pasar la noche. Los sueños vienen a nosotros y nos hacen sentir aquello por lo que fueron creados. Conocí a un sueño sin nombre que me llevó a una playa cálida y placentera. Me sentó en una hamaca y me sirvió un coctel dulzón con un ligero toque picante. Me sentí muy bien. Cuando salí de la playa, estuve de vuelta en el castillo y vi al sueño de frente. Era una persona que, en lugar de cabeza, tenía un castillo de arena: las ventanas eran los ojos y la puerta era una enorme boca sonriente. Fue muy amable conmigo, un buen sueño. Las pesadillas también son muy amables y, según Discordia, son tan necesarias como lo son los sueños agradables. Esto es siempre que los sueños cumplan sus funciones. Hay sueños rebeldes, que no quieren obedecer los Deseos de Discordia. Sueños, tanto agradables como pesadillas, que atrapan a los soñadores y no les sueltan en ningún momento. Se alimentan de ellos, en la vida y en el sueño-.
Es escuchó un golpe seco, como si un buey pisara con fuerza unos tablones de madera, al otro lado de la puerta. Hont puso la oreja contra la madera y mandó callar a Ircan poniéndose el dedo en los labios. Otro golpe, esta vez más cerca. Lo siguiente fue un grito. El tercer golpe se escuchó bastante más lejos.
-Menos mal. No nos han visto. Creo que han cogido al chico que se escondió en el armario de la limpieza. ¿Ves lo que te decía? Han cogido al chico y, luego de mostrarle las fantasías oníricas que llevaban, se lo han comido. A ti también han estado a punto de comerte por varias ocasiones. Te has salvado de milagro. Creo que es porque Discordia te guarda un destino especial. Le he visto seleccionar a algunos soñadores. Se los lleva a las salas de entrenamiento y les enseña a crear sueños. “No hay suficientes sueños para todos los soñadores”. Dice Discordia. “Necesitamos más hacedores de sueños”. Ahora todo cobra sentido, ¿verdad? Las puertas son la forma natural de los sueños y las maldiciones son las cicatrices que dejan las pesadillas en nuestros corazones. Todo desaparecerá cuando salgamos de aquí. –la pregunta más difícil de contestar. -¿Quiero salir de aquí? No. Quiero seguir soñando por toda la eternidad y tú deberías hacer lo mismo. Busca a Discordia y suplícale que te deje vivir con él. Dile que te arrepientes de tus errores y que quieres convivir con los sueños. Bésale los pies. A Discordia le gustan los soñadores sumisos que se dejen llevar por los sueños-.
Hont se sorprendió, para bien, al escuchar un ruido más fuerte que las pisadas de buey. Era el sonido del aleteo de una bandada de cuervos negros y grandes. Los objetos que había creado para atrancar la puerta desaparecieron. Hont se arrodilló. Las puertas se abrieron de par en par y los cuervos de Discordia llenaron la cocina.
-Es el sueño primigenio, la primera creación de Discordia como Rey del castillo del sueño. Discordia nos ha escuchado. Si seguimos a los cuervos nos llevará con él-.
Levantó los bracitos, los cuervos entendieron la señal y rodearon al hombrecillo zarigüeya. El torbellino de cuervos creó un entorno a Hont. Después, hicieron los mismo con Ircan. Llevaron a ambos al trono de Discordia.
La sala del trono era amplia. A los laterales estaban los hacederos de sueños, Niel entre ellos. Trabajaban en enormes máquinas tejedoras, como las que utilizan los curtidores; la diferencia se encontraba en que en lugar de telas, tejían una sustancia densa y gris que terminaba cobrando la apariencia de una persona con rasgos especiales: hombre con escobas en lugar de brazos, mujer con torso de cántaro de leche, hombre con hormigas en los ojos…. El centro de la sala estaba reservado para el trono con más adornos que Hont había visto nunca. Discordia era un brujo ostentoso que le gustaba el lujo por lo que decoró el trono con todas las pierdas que existía y algunas otras que no existían pero que las podía imaginar (soñar).
-¡ircan! Mi amigo divertido. ¡Ircan! A quien los rebeldes llaman “El rompe cadenas”. ¡Ircan! El hombre árbol. ¡Ircan! El manco de la espada. ¡Ircan! La comida de ratas e insectos. ¡Ircan! El que hizo cantar a los cuervos sin plumas. Muy divertido, muy divertido. Llevo viéndote desde que entraste. Me he reído mucho. –y se seguía riendo, Discordia no dejaba nunca de reír. –Me gustan los juegos: adivinanzas, carreras, duelos… ¡Me gusta jugar! Por eso te he creado un juego especial para ti y tu amigo. ¿Hont? No habló de Hont, claro que no. ¿Niel? Apenas lo conoces. Hablo de ese amigo tuyo que conociste cuando eras un niño y que, desde entonces, no te has alejado de su lado-.
Uno de los tejedores se quitó la túnica gris que llevaba puesta dejando al descubierto al lobo de Ircan. Era un sueño y una pesadilla que Discordia había convertido en realidad.
-Hont cree que no me vas a besar los pies. No hace falta que lo diga en voz alta para que sepa sus intenciones. Mira como llora. Quiere protegerte. Salvarte la vida como tú se la salvaste a él. Pero eres orgulloso, no le harás caso. Te conozco mejor que tus padres. Aceptarás el último juego antes de arrodillarte y besarme los pies. ¿Me equivoco? Yo nunca me equivoco. Para vencer a este juego, deberás vencer a tu amigo. El campo de batalla lo elijo yo: este castillo. Apuesto el castillo. Prometo devolvérselo a los Dioses y liberar a los soñadores. Tú también vas a apostar. Si pierdes, cosa que harás, te convertirás en una pesadilla-.
-¡No!- chilló Hont.
-¡Sí!- contestó Discordia con la voz de Hont. -¿Aceptas? Sí, lo harás. No tienes elección. Tampoco me importa tú opinión-.
Los cuervos, el sueño primigenio, envolvieron a Ircan y al lobo. A cada uno les dejo en un lugar diferente del castillo: el lobo fue a parar al sumidero de Discordia, en compañía de las ratas que eran pesadillas desechadas. Ircan fue parar a los baños termales de Discordia. Sueños agradables con la imagen de mujeres cándidas de alegres atributos fueron a recibirle. Le enjabonaron la espalda y le pidieron que se quedase con ellas, que le haría disfrutar los sueños prohibidos. Por todos los pasillos del castillo Discordia se escuchaba el aleteo de los cuervos.
-¡Luchad!- la voz de Discordia nació del centro de la bandada de cuervos y retumbó en todas las habitaciones.
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* Ircan: Por tal de acelerar un poco el tema, he querido condensar los tres últimos turnos en uno solo. Hont te ha contado todos los secretos de Discordia. Se unes las piezas que he ido dejando, verás que todo tiene sentido (al menos, he intentado que todo cobre sentido). Las personas locas que se esfuerzan por no caer en las manos de Discordia, aquellos que se han convertido en sus servidores (hacedores de sueños), la cabeza falsa, los sueños desechos, los rebeldes, los buenos, los malos… El último objetivo es vencer en un duelo a la primera pesadilla del tema: lucharás contra ti mismo. Tienes el castillo a tu disposición, los sueños rebeldes y la bandada de cuervos. Te presento ahora varias posibilidades.
*Obedecer y vencer a tu pesadilla.
*Hacer trampas e ir atacar (no matar) directamente a Discordia.
*Rendirte y besar los pies de Discordia.
Este será el último turno de la misión elige sabiamente.
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Re: Discordia [Misión] [Evento Horrorween]
Las respuestas de Hont no fueron nada halagüeñas, y por otro lado, aquel hombrecillo no parecía Hont. Tenía su aspecto, incluso gestos, pero seguía sin ser él; algo muy raro había pasado.
Antes que pudiera averiguarlo el destino decidió que mi vida cobrará un vuelco y comenzará a reproducirse a toda velocidad. En apenas en un parpadeo me encontraba frente a Discordía, el origen de todos aquellos males. Relató entre risas mis aventurar en su castillo, como si fuera una especie de héroe al mismo tiempo que un bufón.
Él supuesto rey no estaba sólo, había mucha gente allí; hacedores de sueños como los había llamado Hont, entre ellos se encontraba Niel. Pero había alguien aún más especial, que se apareció ante mi antes siquiera que pusiera reaccionar, haciendo que se formase un nudo en mi garganta.
"Es imposible..." di un paso hacía atrás.
"¡Por supuesto que lo es! ¿¡Cómo osa suplantarme!?" el lobo rugió en mi interior amenazando con salir para hacer valer que él era el autentico; pero no podíamos perder la concentración en un momento como ese, además que el lobo luciría muy diferente con sólo tres patas y raíces en la boca.
"No es la primera vez que te suplantan..."
"¡La otra no vale! ¡Ahí sólo mostró una absurda imagen de tu mente enferma!"
Me tuve que callar, pues no dejaba de tener razón.
Volví a la realidad, o no realidad si prefieres llamarlo así, justo cuando Discordia proponía un nuevo juego que se presentaba mortal de necesidad.
"Dudo mucho que vaya a cumplir su palabra..." lo estudié de arriba abajo, dejando de prestar atención a mi gemelo lobuno. "Tiene razón... no tengo ninguna opción de negarme, y por supuesto no voy a besarle los pies."
Aquellos cuervos me envolvieron mientras miraba fijamente a mi enemigo, el gran rey, haciéndole una promesa silenciosa.
Mis huesos dieron, por fin y por vez primera en aquella odisea, con algo blandito, agradable y que encima olía bien; empezaba a dudar que aquel castillo tuviera algún lujo ajeno a la propia sala del trono. Había caído en un suntuoso baño de aguas espumosas y enjabonadas; algo que agradecería mi olfato martirizado por lo que ya había alcanzado a ser mi olor corporal tras bañarme en un pantano y una cloaca. Y no estaba sólo, a los pocos segundos apareció un grupo de mujeres hermosas y desprovistas de toda ropa que se metieron en el agua para acercarse a mi. Contoneaban sus cuerpos mientras sonreían picarescas y con cierta lascivia, creando una sensación de deseo por mi, que seguramente fuese una mera ilusión artificial. Mediante pastillas de jabón enjabonaron mi cuerpo mientras me libraban lentamente de mis ropas con cálidas caricias. Por mi parte, me había quedado prácticamente petrificado, sus rostros me eran extrañamente familiares, me pareció ver semblantes parecidos a las mujeres que había conocido en mi aventura, y con las que había tenido cierta cercanía. Me pareció ver los ojos chocolates de Astrid, la pálida piel de Núria, y la roja cabellera de Zarina, entre muchas otras, en las mujeres que me rodeaban en aquel momento colmándome de mimos.
"¡Despierta maldita sea!" el lobo se revolvió contra las paredes de su prisión. "¿No ves que es una trampa? Se están alimentando de ti, ¡Son sueños!"
Sabía que el lobo tenía razón, algo tan bonito y perfecto como aquello no podía tener presencia en aquel castillo, a parte del hecho de creer ver a personas que no deberían estar ahí. Pero...
"Para ti es fácil decirlo, no dejas de ser un animal... Y ellas son mujeres... ¿Dirías lo mismo de ser lobas?"
"¡Oh! mi maldito y odiado crío... Por supuesto que son lobas... ya que tu eres su presa..." su voz se desvaneció entre los suspiros y las frases indecentes dichas por las muchachas.
Quería relajarme, hundirme en aquellas aguas abandonándome por completo a los deseos que aquellas mujeres provocaban en mi alma juvenil y curiosa de un mundo que desconocía. Pero ese momento algo tiró de mi, algo totalmente desprovisto de toda la dulzura y amabilidad que había recibido hasta el momento. Ese algo me saco de aquellas aguas y de las mujeres que gritaron quejosas y con cierta rabia al ver como se escapaba el premio que Discordia les había concedido.
Yo seguí en un estado de ensoñación durante un rato mientras me dejaba llevar. Todo ello acabo de golpe, si de golpe, creo que no hay mejor expresión para describir cuando te despierta con un tortazo del que aún recuerdo su escozor en mi mejilla. Tras varios parpadeos identifique a mi agresora salvadora.
-¿Después de tanto tiempo aquí no has aprendido nada? ¿Y tú eres el rompedor de cadenas? Veo que últimamente cualquier idiota se puede hacer pasar por héroe o libertador.
Recuperándome de lo que fuera que me habían hecho aquellas mujeres pude identificar las facciones de mi interlocutora que me miraba con el ceño fruncido y cruzando sus brazos a la altura de su pecho. La mujer sería un poco más baja que yo y de complexión delgada, ataviada con una especie de conjunto que cubría con sus finas telas lo justo y lo necesario para incitar a la imaginación de cualquier hombre, de sus brazos colgaban finas tiras de seda y de su largo y rojo cabello colgaban adornos dorados con complementos que estaban en perfecta armonía del verde de sus ojos.
-¡Que despiertes! - la mujer, o chica ya que no sería mucho mayor que yo, dio una palmada haciendo que me sobresaltara.
-¡Eh! - me reincorporó lo más rápido que pude, acto en el cual fui consciente de que mis ropas sólo habían quedado mis calzones, lo que provocó que un intenso rubor comenzara a ascender a mis mofletes. - ¡Yh mhis gocaques!
-¡Para!- extendió su palma hacía mi. -Me niego a hablar contigo en estas condiciones. -me señaló con el dedo y murmuro algo. -Vale, prueba ahora. - sus labios no se movieron en absoluto, pero su voz resonó clara en mi cabeza.
Mis ojos se abrieron como platos.
-¿Qué me has hecho?
-Digamos que he eliminado la barrera oral por la cual nuestros cerebros se comunicaban y he creado una comunicación más directa.
-¿¡Qué!?
La joven dio un largo suspiro con desidia.
-A ver... como lo podrías entender... - se tapó el rostro con la mano. -Que nuestras mentes, o cabezas si quieres simplificarlo más, se comunican sin la necesidad de hablar, es decir, que hablamos mediante nuestras mentes.
-¡Vaya! - la estudie de arriba abajo. -¿Eres una bruja? No lo digo como un insulto.
-Tranquilo, lo soy así que no me lo tomo como tal. - alzó la cabeza con cierto orgullo por su condición. -Pero de todas formas eso no tiene nada que ver con esto, no hay una magia actual que consiga esto, o al menos no ninguna que yo conozca. - se encogió de hombros. -Esto tiene más relación con la magia del mundo de los sueños, ya que en un sueño TODO lo que puedas imaginar es posible.
-¿Y por qué puedes controlar esa magía?
-Eso es fácil... - dejo que se creara un pequeño silencio mientras me miraba fijamente a los ojos. -Porque soy una hacedora de sueños.
Apreté los dientes y comencé a andar hacía atrás dispuesto a girarme y huir.
-¡Oh, por favor! No hagas esto más difícil.
Al intentar girarme, algo que no debería haber estado ahí me hizo tropezar, otra cosa me cogió del brazo haciendo que cayera perfectamente sentado en una silla que apareció de la nada. Cuando intenté levantarme unas cuerdas salieron desde los brazales y el cabezal para inmovilizarme contra aquel mueble.
-¡Qué demonios! - intenté revolverme, pero era inútil.
-Ya te lo he dicho, TODO lo que puedas imaginar es posible. Así que tenerte retenido es algo de una facilidad casi insultante. Y créeme, no obtengo ningún placer teniéndote así. - destacó mi condición de persona casi desnuda. - Esto se podría hasta mal interpretar.
-Pensaba que tenía que enfrentarme sólo al lobo, no que también debía derrotar a los secuaces de Discordia. - la miré furioso, aunque en verdad no me sorprendía aquel tipo de juego sucio.
-Bien es cierto que soy una secuaz de Discordia, pero ese no es el motivo de que te retenga. Más bien el objetivo es totalmente opuesto.
-¿Cómo?
La mujer se acercó peligrosamente a mi, apoyándose en los brazales de la silla mirándome a escasos centímetros y dejando al descubierto partes importantes de su busto, aunque no era ni el momento ni la situación de fijarse en ello.
-En tampoco tiempo aquí has conseguido cierta... fama. Muchos sueños, pesadillas y soñadores te conocen... podríamos decir que hasta te admiran. Aunque no entiendo por qué. -
Se separó y me dio la espalda creando una pequeña pausa.
- No se si sabes que hay algunos... elementos rebeldes dentro del castillo cuyo principal enemigo es su amo y que buscan desesperadamente liberarse de su yugo. Los soñadores para volver a sus vidas e intentar olvidar los traumas que este sitio les ha creado, y los sueños y las pesadillas para poder volver a vagar libremente por el mundo de los sueños sin estar confinadas a este lugar. - volteó la cabeza para mirarme. -Y al parecer, tus actos han llegado a sus oídos y te consideran su adalid. Increíble, ¿verdad? ¿Cómo es posible que un crío manco y con raíces en la boca sea el adalid de nadie? Es algo que sólo podría formarse en las mentes enfermas de este sitio a los que todos los medios les han fallado.
-No entiendo lo que dices, yo en un principio no entre para salvar a alguien. Pero luego si que volví para salvar a un amigo y a todos los que fuera posible. Pero a personas, no a sueños o pesadillas creadas por Discordia o vosotros sus lacayos.
-Te equivocas... No todos los sueños y pesadillas han sido creadas por Discordia y "sus lacayos", algunas si, pero otras no. - dio un pequeño suspiro mientras se mordió el labio. -Discordia creo este castillo y engañó a los dioses, eso creo que lo sabes pero... Este castillo es una cárcel para todos los sueños, soñadores y pesadillas que atraviesan sus puertas.- extendió ambos brazos señalando a todos los lugares a la vez. - Ese es el objetivo de Discordia, atraparlos a todos bajo su yugo. Los hacedores de sueños fueron esclavizados a sus deseos y les fue cambiando sus recuerdos para que fueran fieles sirvientes. ¿Por qué crees que Niel prácticamente no sabía ni quien era?
Dejo un pequeño momento para que sus palabras calaran y dieran su resultado en mi.
-Si capturas a todos los sueños y pesadillas del mundo, la gente no tendrá nada con lo que soñar. En ese momento aparecerá Discordia, repleto de sueños y todo el mundo caerá fruto de sus engaños convirtiéndolos en sus esclavos.
Caminó con cierto nerviosismo a uno de los arcos de la pared que hacia la función de ventana.
- Con eso podrá cumplir de una forma completa su engaño a los dioses, ya que su aspiración es convertirse en uno. Y tiene los medios para hacer ese sueño realidad. - volvió a mirarme. -Por eso te has convertido en el adalid de los rebeldes. Eres el único que le ha hecho frente y ha tenido cierto éxito, aún no has sido convertido en pesadilla o en uno de sus esclavos. - volvió acercarse para mirarme de cerca, al parecer ella también quería creer en aquella esperanza que había catalogado como demencial, algo que compartía. - El único en este castillo que puedes hacerle frente. Los hacedores lo tenemos vedado y los sueños y las pesadillas serían desvanecidos antes de que pudieran tocarle un pelo.
-¡Que crean que yo puedo vencer a Discordia es una completa locura!
-En eso estamos de acuerdo. - chasqueó los dedos y las cuerdas desaparecieron. -Pero no tenemos ninguna otra opción y, para tu suerte, tú tienes menos opción que nadie. O luchas o serás convertido en pesadilla. Al menos no lucharas sólo. Todos los sueños y pesadillas rebeldes lucharan a tu lado, saben que si no lo hacen ahora nunca pondrán. -se detuvo como si hubiera descubierto algo. -Puede que ese fuera el plan de Discordia desde el principio. - volvió a mirarme. - Utilizarte, ponerte como símbolo de la rebelión para que salieran todos los traidores y eliminarlos de un sólo golpe. - soltó una pequeña risa producto de la desesperación. -Estamos condenados... Pero al menos deberemos intentarlo, ¿qué harás?
Me tomé un momento para pensármelo bien. Todo aquello era una completa locura, pero la chica tenía razón, no tenía otra opción, y al menos esa oferta me daba algunos aliados, puede que eso facilitara algo la situación, ¿pero sería suficiente?
-Tu lo has dicho. Mi única opción es pelear. - las cuerdas desaparecieron al instante y me rasqué nervioso las muñecas.
-Bien. Comunicaré tu decisión a tu ejercito. Estarán aquí enseguida.
-¡No espera! Discordia sabe que vamos a atacar, pero espera un enfrentamiento directo, estará preparado para repelerlo. Debemos sorprenderle. ¿O acaso nos ha visto y sabe de lo que vamos a hacer?
-Bueno... la comunicación mental es algo demasiado privado como para que lo sepa... Y puede que hasta le sea divertido no saberlo. Sabe que es mucho más poderoso que nosotros, sabe que va a ganar.
-Ese puede ser su punto débil.
Me di cuenta que de repente estaba completamente vestido con un raro atuendo de batalla muy parecido al que me había otorgado Discordia como caballero; incluso llevaba la espada anti sueños que había conseguido en los calabozos.
-¿A qué te refieres? - arqueo una ceja sin entender muy bien por donde iba.
-Debemos de atacar por sorpresa, que de repente el ejercito aparezca en la sala del trono, si vamos por la escalera nos detendrán. - mi único brazo era el encargado de escenificar mis palabras moviéndose de un lado a otro como loco. -Yo no se usar este tipo de magia bien, pero si pudiéramos transportar a todos los sueños y pesadillas a la sala del trono... tal vez pudiéramos pillarle por sorpresa...
-Puede hacerse... - la mujer se llevo dos dedos a los labios y se daba golpecitos en ellos mientras parecía maquinar un plan. -Pero para eso deberías llegar tu a la sala del trono y transportarlos a todos...
La chica se alejó hasta desaparecer por una de las puertas de la estancia. A los pocos minutos volvió con una especie de pastilla de jabón.
-Normalmente, aquel que apriete esto contra su pecho vendrá a este lugar en cuestión de segundos. - dijo mientras me entregaba el jabón. -Pero la he modificado un poco para que al mismo tiempo transporte a todos aquellos que estén en esta habitación al lugar del que proviene el visitante, así que...
-Deberé presionarlo en el pecho de uno de los hacedores para que se produzca el intercambio. ¡Es genial!
-Si, lo es. - reconoció con orgullo. - Y respecto a lo de llegar a la sala del trono... Deberás enfadar a Discordia para que te transporte, y para ello deberás de atacar a su obra más querida; los cuervos. - señaló la espada. - Ese arma produce un terrible dolor tanto a los sueños como a las pesadillas... incluso los hacedores podemos sentir el sufrimiento que les provoca. Por eso también sirve para que nosotros controlemos a los sueños... Si no lo hacemos también sentiremos su dolor...
-Así que si la utilizo contra los cuervos... Discordia sentirá su dolor... Y querrá ajustar cuentas... Interesante.
-Es la única manera que se me ocurre... - su voz era apagada, pero se veía que comenzaba a albergar en su interior una pequeña llama de esperanza.
¿Sería ella una soñadora que había sido atrapada como Hont y obligada a servir a Discordia en esos baños como su asistenta personal? Sin duda era un destino cruel.
-Bien. Dejemos de hablar. Es hora de actuar.
Antes de marcharme, la hacedora me había dado un consejo. Me había dicho que ahora era capaz de crear cosas; nada elaborado pero si cosas útiles como pequeñas paredes o escaleras, cualquier cosa humilde que pudiera serme útil, aunque si abusaba de ello quedaría exhausto y podría suponer mi fin. Tras ello me transportó lo más cerca que pudo a la sala del trono, dejándome en el recibidor del suntuoso castillo. Este se abría para mostrar el acceso a la sinuosa escalera de cristal, que era indicado con una elegante alfombra roja. El sonido de los cuervos llenaban la sala, amenazantes... observantes... Se reían, graznaban mi nombre. Seguramente estaban decepcionados, no marchaba con el ejercito que su amo esperaba, sino que iba sólo; puede que eso no entrara en sus planes, pero seguro que le divertía ver mis fútiles esfuerzos. Pues cualquier plan que hubiese podido crear quedaría en nada ante el poder de Discordia.
El lobo no aparecía por ninguna parte, pero al parecer los cuervos querían divertirse y empezaron a transportar a otros enemigos para que el ambiente no decayera. Formaron más lobos a modo de burla. Ninguno era mi doble, ninguno era de un blanco puro, pero buscaban avecinar lo que estaba por venir. Esgrimiendo la espada a la que llame Pesadilla, conseguí deshacerme con facilidad de ellos. Eran un mero calentamiento, no debían de acabar con el objetivo principal de aquella atracción de feria, la lucha contra uno mismo. Pero si querían caldear el ambiente, ellos no sería los únicos que lo harían. Apreté la empuñadura de Pesadilla y me dirigí a los cuervos. Aunque estaban bastante altos, me imagine que había una escalera de madera que me permitiría llegar a ellos y está apareció, dejándome lo suficientemente cerca a los cuervos para atravesarlos. Tres cayeron en un abrir y cerrar de ojos, y de forma casi automática los graznidos de risa se tornaron en dolor y rabia.
Esto provoco que la aparición de lobos y otro tipo de criaturas más peligrosas comenzaran a aparecer en escena para castigarme. Osos, pesadillas deformes y locas de los calabozos, graphorns. La sala comenzó a llenarse de todo tipo de criaturas que me perseguían por las plataformas que mi mente creaba, tanto para alejarme del peligro como para llegar a matar a los cuervos. Los pájaros seguían cayendo y los graznidos de furia fueron en aumento, aunque las criaturas fueron desaparecimiento conforme mataba a un determinado numero de cuerpos. Al parecer estaba creando con los artífices, o debilitando el poder de su dueño como para mantenerlos ahí.
Al final, cuando ya sólo quedaban una decena de cuervos, todas las criaturas desaparecieron para dar lugar a mi lobo gemelo, que era tan blanco y puro como yo recordaba de mis confusos y escasos momentos de transformación.
"¡Matemos al impostor!" el lobo quería salir, sentía que la presencia de aquel doble le estaba retando.
"¡No! ¡No podemos hacerlo!" intenté resistir la tentación. "Si caemos en el juego de Discordia será el fin de todo."
El lobo gruñó inconforme.
"Sólo por esta vez..."
Mi objetivo seguía siendo el mismo, pero mi enemigo era muy diferente a los anteriores. Si Discordia se había esmerado en su diseño y lo había hecho fiel a la realidad, aquello iba a suponer un gran problema. Un problema que en aquel momento comencé a pensar que podría convertirse en una ventaja.
El lobo se echó encima mía pero pensé rápido y pude esquivarlo haciéndome a un lado, si me ponía a correr no iba a poder competir con su velocidad, cree una pequeña pared de madera entre ambos y cree de nuevo una escalera que me llevara hasta los pájaros. Comenzaba a sentir el agotamiento de todas aquellas creaciones a parte del cansancio físico. Menos mal que mi estancia en los baños había sido rejuvenecedora. El lobo evito la pared y comenzó a perseguirme escalera arriba, pero antes de que me alcanzará pude crear una pared en medio de la escalera que nos separó e hizo que el animal cayera al suelo. Sintiendo que ya no podía crear más cosas salté y logré alcanzar a otro cuervo, que volvió a hacer que retumbara el dolor en aquellas paredes.
Los graznidos dieron paso a un revoloteo que me envolvió tanto a mi como al lobo y nos llevó de nuevo a la sala del trono. Unas fuertes palmadas resonaron en la estancia.
- ¡Ircan! ¡Ircan el mata cuervos! ¡Ircan el héroe de los oprimidos! ¡Bravo! ¡Bravo! - Discordia seguía riendo, pero era papable que había cierta ira en su interior. - Así que has decidido desafiarme, eso no cambia mis planes. Acabaras arrodillado ante mi, ya te lo he dicho. Yo nunca me equivoco. -había rabia y odio en sus palabras. Habían dejado de tener el mismo tono que antes pese a que intentara ocultarlo. - Y pagaras muy cara tu osadía cuando quedes transformado en pesadilla. Porque... Tick-tack Ircan, el juego sigue y tu amigo está aquí con nosotros. ¡Enséñanos como sucumbes ante él!
El lobo no tardó en abalanzarse sobre mi, ya que era la única presa en su linea de visión, pero eso iba a cambiar. Lo esquive de nuevo por los pelos y corrí hacia Discordia empuñando la espada.
-¡Guegueguiah shague (¡Deberias saber) - intenté cortarle, pero Discordia fue más rápido moviéndose hacia atrás para evitar el filo. - gue mhi amhigo (que mi amigo) - esta vez evito otro corte creando un pequeño poste que se interpuso en la trayectoria de Pesadilla. -nho guinquingue enque (no distingue entre) -hice una finta y en vez de atacar me puse detrás suya. - amhigo y enhemhigo (amigo y enemigo)! -Discordía se giró hacía mi cargando en su mano una extraña luz muy parecida a la que salía de la calavera de la atracción.
Pero sus actos se vieron interrumpidos por la acción de mi lobo gemelo que se echó encima de su creador. Discordia decía ser el mejor hacedor de sueños, y era verdad; pues había creado de forma fidedigna al lobo de mi yo interior, una bestia insaciable de la sangre de todo ser vivo que le rodeara fuera de quien fuera. Y ahí estaba el culmen de su creación, en los gritos del gran señor que retumbaron en las paredes de su trono. Aprovechando el momento le ataque por mi parte con Pesadilla. Pero Discordia seguía siendo Discordia, consiguió evitar el golpe, aunque este si que pudo rozar su piel abriendo una herida leve, pero muy dolorosa por los efectos de Pesdilla. Pese a todo, consiguió expulsarme a varios metros de él mientras se entretenía con el lobo.
Recuperándome del golpe busque a Hont con la mirada. Lo encontré completamente horrorizado llevándose las manos a los ojos para no ver lo que sucedía; aquello no estaba siendo nada fácil para él. Me levanté aprovechando los valiosos segundos que me estaba dando mi doble y me dirigí hacia el hombrecito.
-¡Ircan! ¿¡Qué has hecho!? ¡Eres una persona malvada! - el pequeño lloraba furioso y triste a la vez por todo lo que estaba ocurriendo.
-Lho gienco amhigo, eh coh chu guien. (Lo siento amigo, es por tu bien.) - tomé la pastilla de jabón que había conseguido en los baños y la presioné contra el pecho de Hont.
A los pocos segundos Hont desapareció entre una nube de vapor rosado y fue sustituido por decenas de extrañas criaturas armadas con todo tipo de objetos de diferente índole. Algunos portaban armas como tales mientras otros portaban ramos de flores, pero todos desprendían el coraje necesario para hacer frente a su destino en pos de la libertad. Era la hora de la batalla final.
Discordia hizo desaparecer al lobo que le atacaba; sin duda sus heridas le harían reconocer que había sido una creación demasiado perfecta.
-Por fin todos los traidores salen a la luz. Todos juntos para que los derrote de un sólo golpe - rió mientras nos miraba con furia.
-¡Chú gueinhago quermhinha aquhi! (¡Tú reinado termina aquí!) - levanté a pesadilla incitando a mis tropas e di la orden de atacar.
Yo corrí contra Discordia mientras toda la sala del trono se convertía en una batalla campal entre los sueños y pesadillas rebeldes contra los leales a Discordia. Si tenía suerte y derrotaba al señor, todos los hacedores despertarían del sueño que este les había inducido.
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Bueno pues hasta aquí. He disfrutado mucho de la misión, espero que tu también y que te hayan parecido interesantes y divertidas las licencias que me he tomado para mi ultimo turno, sino pues las puedo modificar, pero la verdad creo que ha quedado bastante bien, aunque de seguro hubiesen podido estar mejor escritas. Muchas gracias por esta aventura ^^.
Antes que pudiera averiguarlo el destino decidió que mi vida cobrará un vuelco y comenzará a reproducirse a toda velocidad. En apenas en un parpadeo me encontraba frente a Discordía, el origen de todos aquellos males. Relató entre risas mis aventurar en su castillo, como si fuera una especie de héroe al mismo tiempo que un bufón.
Él supuesto rey no estaba sólo, había mucha gente allí; hacedores de sueños como los había llamado Hont, entre ellos se encontraba Niel. Pero había alguien aún más especial, que se apareció ante mi antes siquiera que pusiera reaccionar, haciendo que se formase un nudo en mi garganta.
"Es imposible..." di un paso hacía atrás.
"¡Por supuesto que lo es! ¿¡Cómo osa suplantarme!?" el lobo rugió en mi interior amenazando con salir para hacer valer que él era el autentico; pero no podíamos perder la concentración en un momento como ese, además que el lobo luciría muy diferente con sólo tres patas y raíces en la boca.
"No es la primera vez que te suplantan..."
"¡La otra no vale! ¡Ahí sólo mostró una absurda imagen de tu mente enferma!"
Me tuve que callar, pues no dejaba de tener razón.
Volví a la realidad, o no realidad si prefieres llamarlo así, justo cuando Discordia proponía un nuevo juego que se presentaba mortal de necesidad.
"Dudo mucho que vaya a cumplir su palabra..." lo estudié de arriba abajo, dejando de prestar atención a mi gemelo lobuno. "Tiene razón... no tengo ninguna opción de negarme, y por supuesto no voy a besarle los pies."
Aquellos cuervos me envolvieron mientras miraba fijamente a mi enemigo, el gran rey, haciéndole una promesa silenciosa.
* * *
Mis huesos dieron, por fin y por vez primera en aquella odisea, con algo blandito, agradable y que encima olía bien; empezaba a dudar que aquel castillo tuviera algún lujo ajeno a la propia sala del trono. Había caído en un suntuoso baño de aguas espumosas y enjabonadas; algo que agradecería mi olfato martirizado por lo que ya había alcanzado a ser mi olor corporal tras bañarme en un pantano y una cloaca. Y no estaba sólo, a los pocos segundos apareció un grupo de mujeres hermosas y desprovistas de toda ropa que se metieron en el agua para acercarse a mi. Contoneaban sus cuerpos mientras sonreían picarescas y con cierta lascivia, creando una sensación de deseo por mi, que seguramente fuese una mera ilusión artificial. Mediante pastillas de jabón enjabonaron mi cuerpo mientras me libraban lentamente de mis ropas con cálidas caricias. Por mi parte, me había quedado prácticamente petrificado, sus rostros me eran extrañamente familiares, me pareció ver semblantes parecidos a las mujeres que había conocido en mi aventura, y con las que había tenido cierta cercanía. Me pareció ver los ojos chocolates de Astrid, la pálida piel de Núria, y la roja cabellera de Zarina, entre muchas otras, en las mujeres que me rodeaban en aquel momento colmándome de mimos.
"¡Despierta maldita sea!" el lobo se revolvió contra las paredes de su prisión. "¿No ves que es una trampa? Se están alimentando de ti, ¡Son sueños!"
Sabía que el lobo tenía razón, algo tan bonito y perfecto como aquello no podía tener presencia en aquel castillo, a parte del hecho de creer ver a personas que no deberían estar ahí. Pero...
"Para ti es fácil decirlo, no dejas de ser un animal... Y ellas son mujeres... ¿Dirías lo mismo de ser lobas?"
"¡Oh! mi maldito y odiado crío... Por supuesto que son lobas... ya que tu eres su presa..." su voz se desvaneció entre los suspiros y las frases indecentes dichas por las muchachas.
Quería relajarme, hundirme en aquellas aguas abandonándome por completo a los deseos que aquellas mujeres provocaban en mi alma juvenil y curiosa de un mundo que desconocía. Pero ese momento algo tiró de mi, algo totalmente desprovisto de toda la dulzura y amabilidad que había recibido hasta el momento. Ese algo me saco de aquellas aguas y de las mujeres que gritaron quejosas y con cierta rabia al ver como se escapaba el premio que Discordia les había concedido.
Yo seguí en un estado de ensoñación durante un rato mientras me dejaba llevar. Todo ello acabo de golpe, si de golpe, creo que no hay mejor expresión para describir cuando te despierta con un tortazo del que aún recuerdo su escozor en mi mejilla. Tras varios parpadeos identifique a mi agresora salvadora.
-¿Después de tanto tiempo aquí no has aprendido nada? ¿Y tú eres el rompedor de cadenas? Veo que últimamente cualquier idiota se puede hacer pasar por héroe o libertador.
Recuperándome de lo que fuera que me habían hecho aquellas mujeres pude identificar las facciones de mi interlocutora que me miraba con el ceño fruncido y cruzando sus brazos a la altura de su pecho. La mujer sería un poco más baja que yo y de complexión delgada, ataviada con una especie de conjunto que cubría con sus finas telas lo justo y lo necesario para incitar a la imaginación de cualquier hombre, de sus brazos colgaban finas tiras de seda y de su largo y rojo cabello colgaban adornos dorados con complementos que estaban en perfecta armonía del verde de sus ojos.
-¡Que despiertes! - la mujer, o chica ya que no sería mucho mayor que yo, dio una palmada haciendo que me sobresaltara.
-¡Eh! - me reincorporó lo más rápido que pude, acto en el cual fui consciente de que mis ropas sólo habían quedado mis calzones, lo que provocó que un intenso rubor comenzara a ascender a mis mofletes. - ¡Yh mhis gocaques!
-¡Para!- extendió su palma hacía mi. -Me niego a hablar contigo en estas condiciones. -me señaló con el dedo y murmuro algo. -Vale, prueba ahora. - sus labios no se movieron en absoluto, pero su voz resonó clara en mi cabeza.
Mis ojos se abrieron como platos.
-¿Qué me has hecho?
-Digamos que he eliminado la barrera oral por la cual nuestros cerebros se comunicaban y he creado una comunicación más directa.
-¿¡Qué!?
La joven dio un largo suspiro con desidia.
-A ver... como lo podrías entender... - se tapó el rostro con la mano. -Que nuestras mentes, o cabezas si quieres simplificarlo más, se comunican sin la necesidad de hablar, es decir, que hablamos mediante nuestras mentes.
-¡Vaya! - la estudie de arriba abajo. -¿Eres una bruja? No lo digo como un insulto.
-Tranquilo, lo soy así que no me lo tomo como tal. - alzó la cabeza con cierto orgullo por su condición. -Pero de todas formas eso no tiene nada que ver con esto, no hay una magia actual que consiga esto, o al menos no ninguna que yo conozca. - se encogió de hombros. -Esto tiene más relación con la magia del mundo de los sueños, ya que en un sueño TODO lo que puedas imaginar es posible.
-¿Y por qué puedes controlar esa magía?
-Eso es fácil... - dejo que se creara un pequeño silencio mientras me miraba fijamente a los ojos. -Porque soy una hacedora de sueños.
Apreté los dientes y comencé a andar hacía atrás dispuesto a girarme y huir.
-¡Oh, por favor! No hagas esto más difícil.
Al intentar girarme, algo que no debería haber estado ahí me hizo tropezar, otra cosa me cogió del brazo haciendo que cayera perfectamente sentado en una silla que apareció de la nada. Cuando intenté levantarme unas cuerdas salieron desde los brazales y el cabezal para inmovilizarme contra aquel mueble.
-¡Qué demonios! - intenté revolverme, pero era inútil.
-Ya te lo he dicho, TODO lo que puedas imaginar es posible. Así que tenerte retenido es algo de una facilidad casi insultante. Y créeme, no obtengo ningún placer teniéndote así. - destacó mi condición de persona casi desnuda. - Esto se podría hasta mal interpretar.
-Pensaba que tenía que enfrentarme sólo al lobo, no que también debía derrotar a los secuaces de Discordia. - la miré furioso, aunque en verdad no me sorprendía aquel tipo de juego sucio.
-Bien es cierto que soy una secuaz de Discordia, pero ese no es el motivo de que te retenga. Más bien el objetivo es totalmente opuesto.
-¿Cómo?
La mujer se acercó peligrosamente a mi, apoyándose en los brazales de la silla mirándome a escasos centímetros y dejando al descubierto partes importantes de su busto, aunque no era ni el momento ni la situación de fijarse en ello.
-En tampoco tiempo aquí has conseguido cierta... fama. Muchos sueños, pesadillas y soñadores te conocen... podríamos decir que hasta te admiran. Aunque no entiendo por qué. -
Se separó y me dio la espalda creando una pequeña pausa.
- No se si sabes que hay algunos... elementos rebeldes dentro del castillo cuyo principal enemigo es su amo y que buscan desesperadamente liberarse de su yugo. Los soñadores para volver a sus vidas e intentar olvidar los traumas que este sitio les ha creado, y los sueños y las pesadillas para poder volver a vagar libremente por el mundo de los sueños sin estar confinadas a este lugar. - volteó la cabeza para mirarme. -Y al parecer, tus actos han llegado a sus oídos y te consideran su adalid. Increíble, ¿verdad? ¿Cómo es posible que un crío manco y con raíces en la boca sea el adalid de nadie? Es algo que sólo podría formarse en las mentes enfermas de este sitio a los que todos los medios les han fallado.
-No entiendo lo que dices, yo en un principio no entre para salvar a alguien. Pero luego si que volví para salvar a un amigo y a todos los que fuera posible. Pero a personas, no a sueños o pesadillas creadas por Discordia o vosotros sus lacayos.
-Te equivocas... No todos los sueños y pesadillas han sido creadas por Discordia y "sus lacayos", algunas si, pero otras no. - dio un pequeño suspiro mientras se mordió el labio. -Discordia creo este castillo y engañó a los dioses, eso creo que lo sabes pero... Este castillo es una cárcel para todos los sueños, soñadores y pesadillas que atraviesan sus puertas.- extendió ambos brazos señalando a todos los lugares a la vez. - Ese es el objetivo de Discordia, atraparlos a todos bajo su yugo. Los hacedores de sueños fueron esclavizados a sus deseos y les fue cambiando sus recuerdos para que fueran fieles sirvientes. ¿Por qué crees que Niel prácticamente no sabía ni quien era?
Dejo un pequeño momento para que sus palabras calaran y dieran su resultado en mi.
-Si capturas a todos los sueños y pesadillas del mundo, la gente no tendrá nada con lo que soñar. En ese momento aparecerá Discordia, repleto de sueños y todo el mundo caerá fruto de sus engaños convirtiéndolos en sus esclavos.
Caminó con cierto nerviosismo a uno de los arcos de la pared que hacia la función de ventana.
- Con eso podrá cumplir de una forma completa su engaño a los dioses, ya que su aspiración es convertirse en uno. Y tiene los medios para hacer ese sueño realidad. - volvió a mirarme. -Por eso te has convertido en el adalid de los rebeldes. Eres el único que le ha hecho frente y ha tenido cierto éxito, aún no has sido convertido en pesadilla o en uno de sus esclavos. - volvió acercarse para mirarme de cerca, al parecer ella también quería creer en aquella esperanza que había catalogado como demencial, algo que compartía. - El único en este castillo que puedes hacerle frente. Los hacedores lo tenemos vedado y los sueños y las pesadillas serían desvanecidos antes de que pudieran tocarle un pelo.
-¡Que crean que yo puedo vencer a Discordia es una completa locura!
-En eso estamos de acuerdo. - chasqueó los dedos y las cuerdas desaparecieron. -Pero no tenemos ninguna otra opción y, para tu suerte, tú tienes menos opción que nadie. O luchas o serás convertido en pesadilla. Al menos no lucharas sólo. Todos los sueños y pesadillas rebeldes lucharan a tu lado, saben que si no lo hacen ahora nunca pondrán. -se detuvo como si hubiera descubierto algo. -Puede que ese fuera el plan de Discordia desde el principio. - volvió a mirarme. - Utilizarte, ponerte como símbolo de la rebelión para que salieran todos los traidores y eliminarlos de un sólo golpe. - soltó una pequeña risa producto de la desesperación. -Estamos condenados... Pero al menos deberemos intentarlo, ¿qué harás?
Me tomé un momento para pensármelo bien. Todo aquello era una completa locura, pero la chica tenía razón, no tenía otra opción, y al menos esa oferta me daba algunos aliados, puede que eso facilitara algo la situación, ¿pero sería suficiente?
-Tu lo has dicho. Mi única opción es pelear. - las cuerdas desaparecieron al instante y me rasqué nervioso las muñecas.
-Bien. Comunicaré tu decisión a tu ejercito. Estarán aquí enseguida.
-¡No espera! Discordia sabe que vamos a atacar, pero espera un enfrentamiento directo, estará preparado para repelerlo. Debemos sorprenderle. ¿O acaso nos ha visto y sabe de lo que vamos a hacer?
-Bueno... la comunicación mental es algo demasiado privado como para que lo sepa... Y puede que hasta le sea divertido no saberlo. Sabe que es mucho más poderoso que nosotros, sabe que va a ganar.
-Ese puede ser su punto débil.
Me di cuenta que de repente estaba completamente vestido con un raro atuendo de batalla muy parecido al que me había otorgado Discordia como caballero; incluso llevaba la espada anti sueños que había conseguido en los calabozos.
-¿A qué te refieres? - arqueo una ceja sin entender muy bien por donde iba.
-Debemos de atacar por sorpresa, que de repente el ejercito aparezca en la sala del trono, si vamos por la escalera nos detendrán. - mi único brazo era el encargado de escenificar mis palabras moviéndose de un lado a otro como loco. -Yo no se usar este tipo de magia bien, pero si pudiéramos transportar a todos los sueños y pesadillas a la sala del trono... tal vez pudiéramos pillarle por sorpresa...
-Puede hacerse... - la mujer se llevo dos dedos a los labios y se daba golpecitos en ellos mientras parecía maquinar un plan. -Pero para eso deberías llegar tu a la sala del trono y transportarlos a todos...
La chica se alejó hasta desaparecer por una de las puertas de la estancia. A los pocos minutos volvió con una especie de pastilla de jabón.
-Normalmente, aquel que apriete esto contra su pecho vendrá a este lugar en cuestión de segundos. - dijo mientras me entregaba el jabón. -Pero la he modificado un poco para que al mismo tiempo transporte a todos aquellos que estén en esta habitación al lugar del que proviene el visitante, así que...
-Deberé presionarlo en el pecho de uno de los hacedores para que se produzca el intercambio. ¡Es genial!
-Si, lo es. - reconoció con orgullo. - Y respecto a lo de llegar a la sala del trono... Deberás enfadar a Discordia para que te transporte, y para ello deberás de atacar a su obra más querida; los cuervos. - señaló la espada. - Ese arma produce un terrible dolor tanto a los sueños como a las pesadillas... incluso los hacedores podemos sentir el sufrimiento que les provoca. Por eso también sirve para que nosotros controlemos a los sueños... Si no lo hacemos también sentiremos su dolor...
-Así que si la utilizo contra los cuervos... Discordia sentirá su dolor... Y querrá ajustar cuentas... Interesante.
-Es la única manera que se me ocurre... - su voz era apagada, pero se veía que comenzaba a albergar en su interior una pequeña llama de esperanza.
¿Sería ella una soñadora que había sido atrapada como Hont y obligada a servir a Discordia en esos baños como su asistenta personal? Sin duda era un destino cruel.
-Bien. Dejemos de hablar. Es hora de actuar.
* * *
Antes de marcharme, la hacedora me había dado un consejo. Me había dicho que ahora era capaz de crear cosas; nada elaborado pero si cosas útiles como pequeñas paredes o escaleras, cualquier cosa humilde que pudiera serme útil, aunque si abusaba de ello quedaría exhausto y podría suponer mi fin. Tras ello me transportó lo más cerca que pudo a la sala del trono, dejándome en el recibidor del suntuoso castillo. Este se abría para mostrar el acceso a la sinuosa escalera de cristal, que era indicado con una elegante alfombra roja. El sonido de los cuervos llenaban la sala, amenazantes... observantes... Se reían, graznaban mi nombre. Seguramente estaban decepcionados, no marchaba con el ejercito que su amo esperaba, sino que iba sólo; puede que eso no entrara en sus planes, pero seguro que le divertía ver mis fútiles esfuerzos. Pues cualquier plan que hubiese podido crear quedaría en nada ante el poder de Discordia.
El lobo no aparecía por ninguna parte, pero al parecer los cuervos querían divertirse y empezaron a transportar a otros enemigos para que el ambiente no decayera. Formaron más lobos a modo de burla. Ninguno era mi doble, ninguno era de un blanco puro, pero buscaban avecinar lo que estaba por venir. Esgrimiendo la espada a la que llame Pesadilla, conseguí deshacerme con facilidad de ellos. Eran un mero calentamiento, no debían de acabar con el objetivo principal de aquella atracción de feria, la lucha contra uno mismo. Pero si querían caldear el ambiente, ellos no sería los únicos que lo harían. Apreté la empuñadura de Pesadilla y me dirigí a los cuervos. Aunque estaban bastante altos, me imagine que había una escalera de madera que me permitiría llegar a ellos y está apareció, dejándome lo suficientemente cerca a los cuervos para atravesarlos. Tres cayeron en un abrir y cerrar de ojos, y de forma casi automática los graznidos de risa se tornaron en dolor y rabia.
Esto provoco que la aparición de lobos y otro tipo de criaturas más peligrosas comenzaran a aparecer en escena para castigarme. Osos, pesadillas deformes y locas de los calabozos, graphorns. La sala comenzó a llenarse de todo tipo de criaturas que me perseguían por las plataformas que mi mente creaba, tanto para alejarme del peligro como para llegar a matar a los cuervos. Los pájaros seguían cayendo y los graznidos de furia fueron en aumento, aunque las criaturas fueron desaparecimiento conforme mataba a un determinado numero de cuerpos. Al parecer estaba creando con los artífices, o debilitando el poder de su dueño como para mantenerlos ahí.
Al final, cuando ya sólo quedaban una decena de cuervos, todas las criaturas desaparecieron para dar lugar a mi lobo gemelo, que era tan blanco y puro como yo recordaba de mis confusos y escasos momentos de transformación.
"¡Matemos al impostor!" el lobo quería salir, sentía que la presencia de aquel doble le estaba retando.
"¡No! ¡No podemos hacerlo!" intenté resistir la tentación. "Si caemos en el juego de Discordia será el fin de todo."
El lobo gruñó inconforme.
"Sólo por esta vez..."
Mi objetivo seguía siendo el mismo, pero mi enemigo era muy diferente a los anteriores. Si Discordia se había esmerado en su diseño y lo había hecho fiel a la realidad, aquello iba a suponer un gran problema. Un problema que en aquel momento comencé a pensar que podría convertirse en una ventaja.
El lobo se echó encima mía pero pensé rápido y pude esquivarlo haciéndome a un lado, si me ponía a correr no iba a poder competir con su velocidad, cree una pequeña pared de madera entre ambos y cree de nuevo una escalera que me llevara hasta los pájaros. Comenzaba a sentir el agotamiento de todas aquellas creaciones a parte del cansancio físico. Menos mal que mi estancia en los baños había sido rejuvenecedora. El lobo evito la pared y comenzó a perseguirme escalera arriba, pero antes de que me alcanzará pude crear una pared en medio de la escalera que nos separó e hizo que el animal cayera al suelo. Sintiendo que ya no podía crear más cosas salté y logré alcanzar a otro cuervo, que volvió a hacer que retumbara el dolor en aquellas paredes.
Los graznidos dieron paso a un revoloteo que me envolvió tanto a mi como al lobo y nos llevó de nuevo a la sala del trono. Unas fuertes palmadas resonaron en la estancia.
- ¡Ircan! ¡Ircan el mata cuervos! ¡Ircan el héroe de los oprimidos! ¡Bravo! ¡Bravo! - Discordia seguía riendo, pero era papable que había cierta ira en su interior. - Así que has decidido desafiarme, eso no cambia mis planes. Acabaras arrodillado ante mi, ya te lo he dicho. Yo nunca me equivoco. -había rabia y odio en sus palabras. Habían dejado de tener el mismo tono que antes pese a que intentara ocultarlo. - Y pagaras muy cara tu osadía cuando quedes transformado en pesadilla. Porque... Tick-tack Ircan, el juego sigue y tu amigo está aquí con nosotros. ¡Enséñanos como sucumbes ante él!
El lobo no tardó en abalanzarse sobre mi, ya que era la única presa en su linea de visión, pero eso iba a cambiar. Lo esquive de nuevo por los pelos y corrí hacia Discordia empuñando la espada.
-¡Guegueguiah shague (¡Deberias saber) - intenté cortarle, pero Discordia fue más rápido moviéndose hacia atrás para evitar el filo. - gue mhi amhigo (que mi amigo) - esta vez evito otro corte creando un pequeño poste que se interpuso en la trayectoria de Pesadilla. -nho guinquingue enque (no distingue entre) -hice una finta y en vez de atacar me puse detrás suya. - amhigo y enhemhigo (amigo y enemigo)! -Discordía se giró hacía mi cargando en su mano una extraña luz muy parecida a la que salía de la calavera de la atracción.
Pero sus actos se vieron interrumpidos por la acción de mi lobo gemelo que se echó encima de su creador. Discordia decía ser el mejor hacedor de sueños, y era verdad; pues había creado de forma fidedigna al lobo de mi yo interior, una bestia insaciable de la sangre de todo ser vivo que le rodeara fuera de quien fuera. Y ahí estaba el culmen de su creación, en los gritos del gran señor que retumbaron en las paredes de su trono. Aprovechando el momento le ataque por mi parte con Pesadilla. Pero Discordia seguía siendo Discordia, consiguió evitar el golpe, aunque este si que pudo rozar su piel abriendo una herida leve, pero muy dolorosa por los efectos de Pesdilla. Pese a todo, consiguió expulsarme a varios metros de él mientras se entretenía con el lobo.
Recuperándome del golpe busque a Hont con la mirada. Lo encontré completamente horrorizado llevándose las manos a los ojos para no ver lo que sucedía; aquello no estaba siendo nada fácil para él. Me levanté aprovechando los valiosos segundos que me estaba dando mi doble y me dirigí hacia el hombrecito.
-¡Ircan! ¿¡Qué has hecho!? ¡Eres una persona malvada! - el pequeño lloraba furioso y triste a la vez por todo lo que estaba ocurriendo.
-Lho gienco amhigo, eh coh chu guien. (Lo siento amigo, es por tu bien.) - tomé la pastilla de jabón que había conseguido en los baños y la presioné contra el pecho de Hont.
A los pocos segundos Hont desapareció entre una nube de vapor rosado y fue sustituido por decenas de extrañas criaturas armadas con todo tipo de objetos de diferente índole. Algunos portaban armas como tales mientras otros portaban ramos de flores, pero todos desprendían el coraje necesario para hacer frente a su destino en pos de la libertad. Era la hora de la batalla final.
Discordia hizo desaparecer al lobo que le atacaba; sin duda sus heridas le harían reconocer que había sido una creación demasiado perfecta.
-Por fin todos los traidores salen a la luz. Todos juntos para que los derrote de un sólo golpe - rió mientras nos miraba con furia.
-¡Chú gueinhago quermhinha aquhi! (¡Tú reinado termina aquí!) - levanté a pesadilla incitando a mis tropas e di la orden de atacar.
Yo corrí contra Discordia mientras toda la sala del trono se convertía en una batalla campal entre los sueños y pesadillas rebeldes contra los leales a Discordia. Si tenía suerte y derrotaba al señor, todos los hacedores despertarían del sueño que este les había inducido.
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Bueno pues hasta aquí. He disfrutado mucho de la misión, espero que tu también y que te hayan parecido interesantes y divertidas las licencias que me he tomado para mi ultimo turno, sino pues las puedo modificar, pero la verdad creo que ha quedado bastante bien, aunque de seguro hubiesen podido estar mejor escritas. Muchas gracias por esta aventura ^^.
Ircan
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Re: Discordia [Misión] [Evento Horrorween]
Se encontraba en la parte exterior de la caseta desmontando los adornos de telas negras y los finos hilos de pesca (las falsas redes de araña) que proporcionaban a Discordia el aspecto tétrico que tanto atraía al público. Las primeras luces de sol emergían tras las montañas y hacía horas que la feria se había vaciado de turistas y vampiros. Era la hora de cerrar la casa de terror y guardar las bolsas de aeros recaudados. La noche había sido un éxito y se lo debía a los adornos creados por su mujer, eran estupendos. Casi un centenar de turistas dejaron sus respectivos aeros en la bolsa y gritaron al ver la falsa cabeza flotando en la bola cristal. ¡Una buena noche de sustos! Y todavía no había acabado.
La primera luz de día trajo consigo un golpe en el interior de la casa de terror. El feriante, preocupado porque se hubiera caído el pedestal de la cabeza de Discordia o que algún intruso hubiera descubierto l lugar donde guardaba el cofre con las monedas recaudadas, dejó lo que estaba haciendo y corrió al interior de la casa. Lo primero que quiso confirmar fue que el cofre estuviera en su sitio, debajo del mostrador en la entrada de la caseta, y que nadie hubiera roto la cerradura. Gracias a los Dioses que los aeros seguían en su sitio. Luego, apartó las telas y los adornos para hacerse camino al centro de la atracción, al lugar donde debería estar el pedestal con la cabeza de Discordia. El pedestal estaba, eso era cierto, pero la bola de cristal con la cabeza no. El anciano feriante tardó unos segundos en percatarse de de la pérdida de la cabeza de Discordia; más impresionante que la desaparición de una cabeza era la aparición de decenas de otras.
Todos los visitantes que hoy había recibido estaban dormidos en el suelo. ¿Lo habían estado durante toda la noche? Esta sería la razón más sencilla. Del miedo, tal vez, se habrían desmayado y no se habían vuelto a levantar. Esta explicación, por razonable que pareciese, no era válida si se tenía en cuenta que, minutos antes, el feriante había revisado el interior de la atracción y allí no había nadie.
Recordó al joven chico que aseguraba que los visitantes de Discordia quedaban atrapados en el interior de la cabeza de trapo. ¡Qué locura! ¿Locura? El chico estaba entre los durmientes en el suelo.
-Si esto es una broma, una venganza por haberos asustado con mi atracción no tiene gracia- dijo empuñando una escoba de bruja (adorno de la atracción) como si fuera una espada.
No era ninguna broma.
Cuando despertaron, muy paulatinamente y con una terrible jaqueca, Hont se encargó de explicar lo que había sucedido en Discordia lo mejor que pudo. En varias ocasiones, tuvo que ayudarse de otros soñadores porque sus recuerdos eran insuficientes; igual como ocurriría en casa de contarle un sueño a un amigo.
-Ircan nos ha salvado- terminó diciendo Hont.
-Si no fuera por él, habría perdido la cabeza- siguió Niel quien, al contrario de lo que se había visto en Discordia, era una persona culta y refinada que se había disfrazado de guerrero vikingo para la feria.
-Gracias Ircan-.
Zack Egdecomb estaba sentado en un tocón a las afueras de la feria. Había perdido la corona, la ropa, su título como Rey de Discordia y sus sueños. Dos cuervos, uno en cada hombro, picaban su pelo en busca de piojos; no les prestaba atención. Tenía las manos unidas y miraba al infinito como si estuviera rezando.
-Me has decepcionado- dijo una voz que solo Zack pudo escuchar.
-No fue culpa mía, maestro. Era un Rey sabio y afable. Creé el sueño perfecto para los soñadores de Aerandir. El cuco hubiera venido de no ser por el lobo que me despertó. Estoy seguro-.
-No eras ningún Rey, eras un hombre con una coronada y un trono-.
El Hombre Muerto se hizo visible en aquel momento. Puso su mano derecha en la frente de Zack Egdecomb y hechizó su cuerpo para traer de vuelta del mundo de los sueños las heridas que le causó el lobo onírico: un mordisco en el hombro que le arrancó un pedazo de carne, un feo arañazo en el pecho que se había infectado a causa de las enfermedades propias de la ciudad de los vampiros, el ojo izquierdo arrancado de un zarpazo, un orifico en el cráneo que dejaba ver una pasta gris…. El dolor que sentía Egdecomb era real, si las heridas no proviniesen del sueño estaría muerto.
-¡Ircan! Él me mató. Perdí al cuco por su culpa-.
El Hombre Muerto soltó a Egdecomb. Las heridas retornaron a su mundo irreal.
-Ircan, un chico interesante lleno de sorpresa. –dijo el Hombre Muerto para sí mismo, luego se digirió a Egdecomb. –Igual como tú lo eras, pero me has decepcionado. Contaba contigo para hacerme con una de las armas que tu hermano convocó en mi contra y has fracasado. Mi pregunta ahora es: ¿qué debo hacer contigo?-
Los cuervos dejaron de jugar con el pelo de Egdecomb y se pusieron a comer los trozos de carne desgarrados por el lobo que colgaban de los extremos de las heridas
-¡Le prometo que no volveré a fracasar! Por favor, maestro. Traeré la Discordia a la vigilia. Sí, eso haré. Discordia para todos y en todos los lugares. Discordia para que el hijo mate al padre, Discordia para que la madre asfixie a sus hijos y Discordia para que los héroes –usuarios –se maten entre ellos. Y cuando la Discordia haya acabado con las vidas de Aerandir, los objetos de mi hermano serán suyos. ¡No me mate!-
-Sigues sin comprenderlo. Un auténtico Rey no hace que su séquito se mate entre ellos-.
El Hombre Muerto se dio la vuelta y dejó que los cuervos terminasen de comer el cadáver de Zack Egdebomb, no le serviría de nada.
-Esperaba más de tus muñecos-.
-¿Más todavía? ¿Alguna vez ha visto a un muñeco de felpa doblegar una ciudad por medio de un sueño?-
Este segundo brujo era el verdadero Zack Egdecomb. Los cuervos murieron atragantados por la tela y el algodón del cadáver que comieron.
-No me va a negar que mis juguetes son más impresionantes que los de mi hermano-.
* Ircan: Felicidades. Tú solo, sin saberlo, te has enfrentado contra uno de los discípulos de El Hombre Muerto: Zack Egdecomb, hermano de Ian Egdecomb. En realidad, lo que has matado es un muñeco de algodón. Zack, igual que Ian, es un brujo de conjuración. Su don es hacer realidad las locuras de su mente. Ejemplo: una cabeza con un castillo onírico en su interior. No son ilusiones como las de Shaira Mara. Sus “juguetes” matan de verdad. Hont, Niel y los otros soñadores hubieran muerto de no ser porque has dedicado tu vida a cuidar de ellos.
Recompensas:
* +10 ptos de base
* +6 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +6 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 22 ptos totales de experiencia
(En caso de dudas, el tope de experiencia es 25. Puntúo la calidad del texto sobre 7 y la originalidad a la hora de resolver los conflictos sobre
+ 300 aeros
Los puntos y aeros han sido sumados directamente a tu perfil.
Objetos mágicos:
* Espada lobina
* Ojo de Discordia
Maldición: Traumas de Discordia En los siguientes temas recordarás las heridas de Discordia hasta tal punto que regresarán del mundo onírico y se tornarán reales en tu cuerpo por un turno. Recuerdo tus heridas: te han cortado un brazo, las raíces que te contraen las encías y diversas heridas menores por los enfrentamientos contra las pesadillas, los cuervos y el lobo.
Los traumas de Discordia emergerán cada 4 turnos de los próximos 3 temas (en los que hagas más de 4 turnos, no se cuentan desafíos ni Eventos en los que no postees hasta el límite de turnos establecidos). El efecto dura 1 turno.
Utilizo como ejemplo la perdida de tu brazo: Turnos 1,2,3 con los dos brazos. En el turno 4 desaparece el brazo que te cortó Niel. Turnos 5,6,7 de vuelta con los dos brazos. Turno 8 solo un brazo….
Después de estos 3 temas, las heridas se convertirán en reales. Deberás comprar un brazo sano en el mercado, pagar a un médico para que te lo cosa en su taller y pagar a un alquimista para recibir una poción que mate a las enredaderas de tu boca.
Ingredientes de la poción: "Cuerno de gigante de las nieves, lengua de reptil (cualquiera) y tres hojas de mameyë".Estos ingredientes deberás comprarlos o conseguirlos en desafíos/mastereados/misiones.
Esta última parte del post la dejo para realizar un poco de feedback entre usuario y master. Ya sabes cómo va. Respecto a la misión ha sido una locura. Empiezo por la mayor espina que tengo clavada: el tiempo. Este año he tenido varios parones por temas personales y he notado como los tiempos de espera han resentido el ritmo de la misión. Lo he disfrutado, no lo niego. Pero me culpo por no haber estado más seguido.
Otro factor que quiero señalar es mi manía de pensar que “oh soy rara, la gente no comprende cuando hago alguna de mis locuras”. Y sí, este tema era una locura. Has estado todo el tiempo en un juguete usado como cebo para atraer a El Cuco, un ente que se alimenta de sueños y un objeto del 19. La idea original era pasar de pesadilla en pesadilla viviendo los temores de cada una. Luego de esto, visitar las habitaciones del castillo. Dependía mucho de la imaginación del usuario (y de la mía). Voy a utilizar la escena de los baños para explicarme mejor: en muchas ocasiones daba una vaga descripción para que tú la ampliases. En un mundo onírico todo es posible. Se me ocurre, ahora en frío, decir detalles como que el líquido en el que te bañabas no era agua sino que era denso y aromático como el jabón, que unas estatuas de adorno daban chorros de jabones de colores que las chicas usaban para tintar sus cuerpos (una Nuria morada por el jabón morado, otra roja por el jabón rojo...) y un gran etc. Estabas en un mundo en el que todo era posible. En las escena de la escalera infinita podrías haber jugado con la física como Koshiro Izumi (de Digimon Adventure) en aquel maravilloso capítulo que se quedaba suspendido en la nada. Yo y mis referencias frikis….
El segundo aspecto de “lo malo” que quisiera comentar es que en ocasiones no he reconocido a tu personaje. En un primer post parece un chico inseguro que tiene miedo de sí mismo y en el siguiente parece el protagonista del cuento “Juanito sin miedo” que se enfrenta a todas las pesadillas habidas y por haber. Acuno esta falta de continuidad al mal ritmo que ha llevado nuestro tema. Esto no es algo que tenga en cuenta a la hora de puntuar, (sería una tontería, esto es un juego no un deber exigente), pero sí una espina que tenía en mi corazón y que quería sacar.
Lo bueno. Todo lo demás. Me he divertido mucho haciendo mis debidas descripciones y mis locuras. Este tema me ha dado vía libre a experimentar contigo y con un mundo nuevo sin límites y me ha encantado.
Si tienes curiosidad: de llegar a besar a Discordia, se descubre que es el hermano de Egdecomb y discípulo de El Hombre Muerto. Aparece El Cuco en la bandada de cuervos y se te metía en tu cabeza. Te habrías ganado el objeto maldito del 19 y te habrías convertido en discípulo de El Hombre Muerto (ya que tienes un favor con él, otro user no habría conseguido este último premio).
La primera luz de día trajo consigo un golpe en el interior de la casa de terror. El feriante, preocupado porque se hubiera caído el pedestal de la cabeza de Discordia o que algún intruso hubiera descubierto l lugar donde guardaba el cofre con las monedas recaudadas, dejó lo que estaba haciendo y corrió al interior de la casa. Lo primero que quiso confirmar fue que el cofre estuviera en su sitio, debajo del mostrador en la entrada de la caseta, y que nadie hubiera roto la cerradura. Gracias a los Dioses que los aeros seguían en su sitio. Luego, apartó las telas y los adornos para hacerse camino al centro de la atracción, al lugar donde debería estar el pedestal con la cabeza de Discordia. El pedestal estaba, eso era cierto, pero la bola de cristal con la cabeza no. El anciano feriante tardó unos segundos en percatarse de de la pérdida de la cabeza de Discordia; más impresionante que la desaparición de una cabeza era la aparición de decenas de otras.
Todos los visitantes que hoy había recibido estaban dormidos en el suelo. ¿Lo habían estado durante toda la noche? Esta sería la razón más sencilla. Del miedo, tal vez, se habrían desmayado y no se habían vuelto a levantar. Esta explicación, por razonable que pareciese, no era válida si se tenía en cuenta que, minutos antes, el feriante había revisado el interior de la atracción y allí no había nadie.
Recordó al joven chico que aseguraba que los visitantes de Discordia quedaban atrapados en el interior de la cabeza de trapo. ¡Qué locura! ¿Locura? El chico estaba entre los durmientes en el suelo.
-Si esto es una broma, una venganza por haberos asustado con mi atracción no tiene gracia- dijo empuñando una escoba de bruja (adorno de la atracción) como si fuera una espada.
No era ninguna broma.
Cuando despertaron, muy paulatinamente y con una terrible jaqueca, Hont se encargó de explicar lo que había sucedido en Discordia lo mejor que pudo. En varias ocasiones, tuvo que ayudarse de otros soñadores porque sus recuerdos eran insuficientes; igual como ocurriría en casa de contarle un sueño a un amigo.
-Ircan nos ha salvado- terminó diciendo Hont.
-Si no fuera por él, habría perdido la cabeza- siguió Niel quien, al contrario de lo que se había visto en Discordia, era una persona culta y refinada que se había disfrazado de guerrero vikingo para la feria.
-Gracias Ircan-.
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Zack Egdecomb estaba sentado en un tocón a las afueras de la feria. Había perdido la corona, la ropa, su título como Rey de Discordia y sus sueños. Dos cuervos, uno en cada hombro, picaban su pelo en busca de piojos; no les prestaba atención. Tenía las manos unidas y miraba al infinito como si estuviera rezando.
-Me has decepcionado- dijo una voz que solo Zack pudo escuchar.
-No fue culpa mía, maestro. Era un Rey sabio y afable. Creé el sueño perfecto para los soñadores de Aerandir. El cuco hubiera venido de no ser por el lobo que me despertó. Estoy seguro-.
-No eras ningún Rey, eras un hombre con una coronada y un trono-.
El Hombre Muerto se hizo visible en aquel momento. Puso su mano derecha en la frente de Zack Egdecomb y hechizó su cuerpo para traer de vuelta del mundo de los sueños las heridas que le causó el lobo onírico: un mordisco en el hombro que le arrancó un pedazo de carne, un feo arañazo en el pecho que se había infectado a causa de las enfermedades propias de la ciudad de los vampiros, el ojo izquierdo arrancado de un zarpazo, un orifico en el cráneo que dejaba ver una pasta gris…. El dolor que sentía Egdecomb era real, si las heridas no proviniesen del sueño estaría muerto.
-¡Ircan! Él me mató. Perdí al cuco por su culpa-.
El Hombre Muerto soltó a Egdecomb. Las heridas retornaron a su mundo irreal.
-Ircan, un chico interesante lleno de sorpresa. –dijo el Hombre Muerto para sí mismo, luego se digirió a Egdecomb. –Igual como tú lo eras, pero me has decepcionado. Contaba contigo para hacerme con una de las armas que tu hermano convocó en mi contra y has fracasado. Mi pregunta ahora es: ¿qué debo hacer contigo?-
Los cuervos dejaron de jugar con el pelo de Egdecomb y se pusieron a comer los trozos de carne desgarrados por el lobo que colgaban de los extremos de las heridas
-¡Le prometo que no volveré a fracasar! Por favor, maestro. Traeré la Discordia a la vigilia. Sí, eso haré. Discordia para todos y en todos los lugares. Discordia para que el hijo mate al padre, Discordia para que la madre asfixie a sus hijos y Discordia para que los héroes –usuarios –se maten entre ellos. Y cuando la Discordia haya acabado con las vidas de Aerandir, los objetos de mi hermano serán suyos. ¡No me mate!-
-Sigues sin comprenderlo. Un auténtico Rey no hace que su séquito se mate entre ellos-.
El Hombre Muerto se dio la vuelta y dejó que los cuervos terminasen de comer el cadáver de Zack Egdebomb, no le serviría de nada.
-Esperaba más de tus muñecos-.
-¿Más todavía? ¿Alguna vez ha visto a un muñeco de felpa doblegar una ciudad por medio de un sueño?-
Este segundo brujo era el verdadero Zack Egdecomb. Los cuervos murieron atragantados por la tela y el algodón del cadáver que comieron.
-No me va a negar que mis juguetes son más impresionantes que los de mi hermano-.
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* Ircan: Felicidades. Tú solo, sin saberlo, te has enfrentado contra uno de los discípulos de El Hombre Muerto: Zack Egdecomb, hermano de Ian Egdecomb. En realidad, lo que has matado es un muñeco de algodón. Zack, igual que Ian, es un brujo de conjuración. Su don es hacer realidad las locuras de su mente. Ejemplo: una cabeza con un castillo onírico en su interior. No son ilusiones como las de Shaira Mara. Sus “juguetes” matan de verdad. Hont, Niel y los otros soñadores hubieran muerto de no ser porque has dedicado tu vida a cuidar de ellos.
Recompensas:
* +10 ptos de base
* +6 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +6 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 22 ptos totales de experiencia
(En caso de dudas, el tope de experiencia es 25. Puntúo la calidad del texto sobre 7 y la originalidad a la hora de resolver los conflictos sobre
+ 300 aeros
Los puntos y aeros han sido sumados directamente a tu perfil.
Objetos mágicos:
* Espada lobina
- Espada lobina:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Es a tu lobo, tu pesadilla, a quien tenemos que agradecer que hayas asesinado a Discordia (muñeco) y es a él a quien le premiaremos.
Cuando te transformes, tu lobo obtendrá una espada ancha a dos manos. El arma desaparecerá cuando retornes a tu forma humana.
Calidad Épica.
* Ojo de Discordia
- Ojo de Discordia:
Al apuntar con el ojo a un enemigo, éste te vera con tu forma de lobo sin ser necesario llegar a transformarte. Mantendrás tus atributos humanos con el añadido de las habilidades del lobo. Entre otras cosas, el enemigo que señales te verá sostener la espada lobina.
Las heridas que causes con el ojo de Discordia serán reales.
El ojo posee 3 usos. Una vez agotada las cargas, podrás obtener más en otros temas con Master.
Maldición: Traumas de Discordia En los siguientes temas recordarás las heridas de Discordia hasta tal punto que regresarán del mundo onírico y se tornarán reales en tu cuerpo por un turno. Recuerdo tus heridas: te han cortado un brazo, las raíces que te contraen las encías y diversas heridas menores por los enfrentamientos contra las pesadillas, los cuervos y el lobo.
Los traumas de Discordia emergerán cada 4 turnos de los próximos 3 temas (en los que hagas más de 4 turnos, no se cuentan desafíos ni Eventos en los que no postees hasta el límite de turnos establecidos). El efecto dura 1 turno.
Utilizo como ejemplo la perdida de tu brazo: Turnos 1,2,3 con los dos brazos. En el turno 4 desaparece el brazo que te cortó Niel. Turnos 5,6,7 de vuelta con los dos brazos. Turno 8 solo un brazo….
Después de estos 3 temas, las heridas se convertirán en reales. Deberás comprar un brazo sano en el mercado, pagar a un médico para que te lo cosa en su taller y pagar a un alquimista para recibir una poción que mate a las enredaderas de tu boca.
Ingredientes de la poción: "Cuerno de gigante de las nieves, lengua de reptil (cualquiera) y tres hojas de mameyë".Estos ingredientes deberás comprarlos o conseguirlos en desafíos/mastereados/misiones.
Esta última parte del post la dejo para realizar un poco de feedback entre usuario y master. Ya sabes cómo va. Respecto a la misión ha sido una locura. Empiezo por la mayor espina que tengo clavada: el tiempo. Este año he tenido varios parones por temas personales y he notado como los tiempos de espera han resentido el ritmo de la misión. Lo he disfrutado, no lo niego. Pero me culpo por no haber estado más seguido.
Otro factor que quiero señalar es mi manía de pensar que “oh soy rara, la gente no comprende cuando hago alguna de mis locuras”. Y sí, este tema era una locura. Has estado todo el tiempo en un juguete usado como cebo para atraer a El Cuco, un ente que se alimenta de sueños y un objeto del 19. La idea original era pasar de pesadilla en pesadilla viviendo los temores de cada una. Luego de esto, visitar las habitaciones del castillo. Dependía mucho de la imaginación del usuario (y de la mía). Voy a utilizar la escena de los baños para explicarme mejor: en muchas ocasiones daba una vaga descripción para que tú la ampliases. En un mundo onírico todo es posible. Se me ocurre, ahora en frío, decir detalles como que el líquido en el que te bañabas no era agua sino que era denso y aromático como el jabón, que unas estatuas de adorno daban chorros de jabones de colores que las chicas usaban para tintar sus cuerpos (una Nuria morada por el jabón morado, otra roja por el jabón rojo...) y un gran etc. Estabas en un mundo en el que todo era posible. En las escena de la escalera infinita podrías haber jugado con la física como Koshiro Izumi (de Digimon Adventure) en aquel maravilloso capítulo que se quedaba suspendido en la nada. Yo y mis referencias frikis….
El segundo aspecto de “lo malo” que quisiera comentar es que en ocasiones no he reconocido a tu personaje. En un primer post parece un chico inseguro que tiene miedo de sí mismo y en el siguiente parece el protagonista del cuento “Juanito sin miedo” que se enfrenta a todas las pesadillas habidas y por haber. Acuno esta falta de continuidad al mal ritmo que ha llevado nuestro tema. Esto no es algo que tenga en cuenta a la hora de puntuar, (sería una tontería, esto es un juego no un deber exigente), pero sí una espina que tenía en mi corazón y que quería sacar.
Lo bueno. Todo lo demás. Me he divertido mucho haciendo mis debidas descripciones y mis locuras. Este tema me ha dado vía libre a experimentar contigo y con un mundo nuevo sin límites y me ha encantado.
Si tienes curiosidad: de llegar a besar a Discordia, se descubre que es el hermano de Egdecomb y discípulo de El Hombre Muerto. Aparece El Cuco en la bandada de cuervos y se te metía en tu cabeza. Te habrías ganado el objeto maldito del 19 y te habrías convertido en discípulo de El Hombre Muerto (ya que tienes un favor con él, otro user no habría conseguido este último premio).
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