[Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
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[Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
El carro llevaría hasta cierto punto donde, según dijeron, terminaba la zona segura; a partir de ahí seguiríamos a pie o tal vez caminando, hacia nuestro destino, o más bien hacia el destino de los otros porque yo pensaba escaparme a la primera oportunidad, a fin de cuentas solo estaba en este grupo para que me trajeran en su carruaje, de resto me importaba un rábano lo que estuvieran haciendo, o al menos así sería hasta que comencé a escuchar las historias que contaban los cazadores -Dicen que algunas de ellas pueden medir hasta 2 metros de altura- Mencionó Billy, un chico apenas, no tendría más de 17 años pero a pesar de eso era un experto colocando trampas para cazar animales incluso de gran tamaño -Eso solo significa que deberás esforzarte para atrapar una- Le dijo el viejo Godios; un cazador que destacaba más por su sabiduría y su tenacidad en batalla -También escuché que pueden ver nuestros peores temores y usarlos contra nosotros- Dijo luego Mailes; un sujeto un tanto enclenque que ni siquiera terminaba de entender cómo es que lo habíamos traído pero que no me inspiraba nada de confianza -Se los digo, si esas cosas resultan peligrosas no dudaré en matarlas- Advirtió causando el enojo de Godios -Estás demente, la necesitamos con vida, muerta no vale nada- Reprendió con firmeza.
Además de ellos habían otros a los que no había terminado de identificar, a fin de cuentas no venía con ellos desde el inicio sino que me habían ofrecido llevarme una parte del camino dado que seguíamos la misma ruta -Yo escuché que si te muerden te convierten en una de ellas- Mencioné lo primero que me vino a la mente solo para confundirlos y sembrar discordia; tal vez si se mataban entre todos yo me quedaría con el carro -Aunque los viejos están a salvo, prefieren devorar a los jóvenes- Agregué tratando de poner a todos contra Godios y al mismo tiempo manteniendo un semblante serio para tener credibilidad.
Me asomé en el carruaje que era cubierto por una especie de carpa tratando de ver hacia adentro -Espero que no haya entre ustedes hombres bestia, porque dicen que estas cosas pueden controlarlos- Añadí al tiempo que dirigía la vista al cielo fingiendo desinterés en mis propias palabras -Aunque eso no lo asustará a ustedes, son todos valientes cazadores- Alcancé a decir para luego ser interrumpido -¿Nosotros? Nos dijiste que también eras un cazador formidable y que nos ayudarías con estas bestias aunque se te fuera la vida en ello- Me reprochó Godios -¿Dije eso?- Me rasqué la cabeza -Ah, claro, sí, eso dije, y si lo dije tiene que ser cierto- Arreglé de prisa para mantener mis mentiras al menos hasta que llegara el momento de dividirnos, no quería que me dejaran botado a mitad de camino, eso sin duda no sería divertido.
De la poca información que había reunido entre todo lo que conversaban, había entendido que eran un grupo de cazadores a los que les darían una gran suma de dinero si lograban capturar con vida una de las Llamas Negras; unos peligrosos seres cuyas leyendas decían que podían robar almas, conocer los miedos y usarlos en contra de sus víctimas, aumentar de tamaño, controlar a los hombres bestias (eso era mi propio invento) y además tenían el asombroso poder de incendiar aquello que tocaban con sus poderosas pisadas; la mayoría de eso tenía que ser falso, en mis años había escuchado semejantes disparates y si tales criaturas existieran ya alguien las habría investigado, los rumores habían comenzado hacía muy poco como para que fueran algo real, sin embargo, ahí estábamos, persiguiendo mitos como grandes idiotas.
Además de ellos habían otros a los que no había terminado de identificar, a fin de cuentas no venía con ellos desde el inicio sino que me habían ofrecido llevarme una parte del camino dado que seguíamos la misma ruta -Yo escuché que si te muerden te convierten en una de ellas- Mencioné lo primero que me vino a la mente solo para confundirlos y sembrar discordia; tal vez si se mataban entre todos yo me quedaría con el carro -Aunque los viejos están a salvo, prefieren devorar a los jóvenes- Agregué tratando de poner a todos contra Godios y al mismo tiempo manteniendo un semblante serio para tener credibilidad.
Me asomé en el carruaje que era cubierto por una especie de carpa tratando de ver hacia adentro -Espero que no haya entre ustedes hombres bestia, porque dicen que estas cosas pueden controlarlos- Añadí al tiempo que dirigía la vista al cielo fingiendo desinterés en mis propias palabras -Aunque eso no lo asustará a ustedes, son todos valientes cazadores- Alcancé a decir para luego ser interrumpido -¿Nosotros? Nos dijiste que también eras un cazador formidable y que nos ayudarías con estas bestias aunque se te fuera la vida en ello- Me reprochó Godios -¿Dije eso?- Me rasqué la cabeza -Ah, claro, sí, eso dije, y si lo dije tiene que ser cierto- Arreglé de prisa para mantener mis mentiras al menos hasta que llegara el momento de dividirnos, no quería que me dejaran botado a mitad de camino, eso sin duda no sería divertido.
De la poca información que había reunido entre todo lo que conversaban, había entendido que eran un grupo de cazadores a los que les darían una gran suma de dinero si lograban capturar con vida una de las Llamas Negras; unos peligrosos seres cuyas leyendas decían que podían robar almas, conocer los miedos y usarlos en contra de sus víctimas, aumentar de tamaño, controlar a los hombres bestias (eso era mi propio invento) y además tenían el asombroso poder de incendiar aquello que tocaban con sus poderosas pisadas; la mayoría de eso tenía que ser falso, en mis años había escuchado semejantes disparates y si tales criaturas existieran ya alguien las habría investigado, los rumores habían comenzado hacía muy poco como para que fueran algo real, sin embargo, ahí estábamos, persiguiendo mitos como grandes idiotas.
- Godios:
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- Billy:
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- Mailes:
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- Llama Negra:
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Imagen referencial, no se van a ver así, solo es la imagen que los cazadores tienen de las criaturas.
Última edición por Bio el Sáb Abr 07 2018, 06:03, editado 2 veces
Bio
Aerandiano de honor
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
Estaba tan cómodo, estaba tan tranquilo, estaba tan feliz con la paz que reinaba en mi sedentaria vida de holgazán, pues, aunque normalmente siempre me veía involucrado en alguna situación donde mi vida corría peligro o, peor aún, donde terminaba perdiendo mi dignidad al hacer algo vergonzoso, durante las últimas semanas fue diferente, fue como si todos los problemas simplemente hubiesen desaparecido.
Desafortunadamente, todo cambió cuando el estúpido de Hyro se atrevió a cometer la osadía de perder todo nuestro dinero en una apuesta, lo que no me pareció tan grave al principio, sin embargo, cuando me percaté de que tampoco teníamos comida para el día siguiente, inmediatamente entré en pánico, fui dominado por la desesperación y experimenté una horrible sensación de impotencia por no poder evitar que desapareciera la paz y la tranquilidad de mi vida.
Ya no había nada que hacer, me había quedado sin opciones. Ahora la única manera en que mi problema se resolvería era haciendo aquello que contradecía a mi propia existencia, y eso, lo que debía hacer aunque mi propio cuerpo y alma se resistieran, no era otra cosa más que… trabajar.
Normalmente evitaba trabajar ya que eso requiere una gran cantidad de esfuerzo que preferiría invertir en alguna otra actividad como comer o dormir, pero debido a las circunstancias hice lo que había que hacer: Abofeteé a Hyro y salí de mi casa en busca de algún trabajo sencillo que pagara con bastantes aeros.
Fue así como comenzó mi nueva travesía y durante toda la mañana hasta el anochecer caminé por la ciudad soportando los intensos rayos del sol e incluso siendo robado un par de veces, aunque afortunadamente los ladrones me devolvieron mi bolsa de aeros ya que ésta lo único que tenía era una simple pluma verde que susurraba algunas veces. No obstante, al final, todo lo que hice, todo lo que caminé, todo por lo que sufrí en ese día… fue en vano, pues por alguna extraña razón, nadie ofrecía trabajo.
Cuando regresé a mi hogar nuevamente abofeteé a Hyro y luego me lancé sobre mi cómoda cama de la que no me levanté hasta el siguiente día. Opté por tomar mi merecido descanso ya que me sentía muy agotado por haber recorrido toda la ciudad… Bueno, en realidad sólo caminé por dos calles porque me daba flojera explorar más, así que tal vez no dormí porque en verdad me sintiera cansado, sino que simplemente quise escapar de la realidad con la esperanza de que el mañana sería mejor.
Dejando eso de lado, cuando el sol salió una vez más para brindar de su luz y al mismo tiempo quemar la piel de muchos, desperté para descubrir que Hyro me había conseguido un trabajo como cazador, justo el tipo de trabajo que siempre me negué a aceptar ya que nunca me había agradado la idea de asesinar animales, pero esta vez, a pesar de mis ideales, accedí ya que mi estómago logró convencerme con sus estruendosos gruñidos. Había que hacer lo que fuese necesario para sobrevivir.
Y así, un día después me encontraba en una carroza junto a otros humanos, cazadores para ser exactos, y por cierto, uno de ellos tenía el típico olor de alguien que no se bañaba en días. Como sea, partimos en un viaje que fue largo, tedioso y bastante aburrido; tuve que escuchar por horas la conversación que tenían mis compañeros quienes, ingenuamente, creían que el animal que debíamos cazar era una espeluznante criatura tan oscura como un demonio de las sombras, tan grande como un feroz dragón, tan despiadado como un asesino en serie y, sobre todo, tan… tan… pero tan… No recuerdo qué más, creo que fue ahí cuando no pude resistir y mi cuerpo sucumbió ante el sueño, y permanecería dormido hasta que, dentro de un rato, alguien se tomaría la molestia de despertarme.
Desafortunadamente, todo cambió cuando el estúpido de Hyro se atrevió a cometer la osadía de perder todo nuestro dinero en una apuesta, lo que no me pareció tan grave al principio, sin embargo, cuando me percaté de que tampoco teníamos comida para el día siguiente, inmediatamente entré en pánico, fui dominado por la desesperación y experimenté una horrible sensación de impotencia por no poder evitar que desapareciera la paz y la tranquilidad de mi vida.
Ya no había nada que hacer, me había quedado sin opciones. Ahora la única manera en que mi problema se resolvería era haciendo aquello que contradecía a mi propia existencia, y eso, lo que debía hacer aunque mi propio cuerpo y alma se resistieran, no era otra cosa más que… trabajar.
Normalmente evitaba trabajar ya que eso requiere una gran cantidad de esfuerzo que preferiría invertir en alguna otra actividad como comer o dormir, pero debido a las circunstancias hice lo que había que hacer: Abofeteé a Hyro y salí de mi casa en busca de algún trabajo sencillo que pagara con bastantes aeros.
Fue así como comenzó mi nueva travesía y durante toda la mañana hasta el anochecer caminé por la ciudad soportando los intensos rayos del sol e incluso siendo robado un par de veces, aunque afortunadamente los ladrones me devolvieron mi bolsa de aeros ya que ésta lo único que tenía era una simple pluma verde que susurraba algunas veces. No obstante, al final, todo lo que hice, todo lo que caminé, todo por lo que sufrí en ese día… fue en vano, pues por alguna extraña razón, nadie ofrecía trabajo.
Cuando regresé a mi hogar nuevamente abofeteé a Hyro y luego me lancé sobre mi cómoda cama de la que no me levanté hasta el siguiente día. Opté por tomar mi merecido descanso ya que me sentía muy agotado por haber recorrido toda la ciudad… Bueno, en realidad sólo caminé por dos calles porque me daba flojera explorar más, así que tal vez no dormí porque en verdad me sintiera cansado, sino que simplemente quise escapar de la realidad con la esperanza de que el mañana sería mejor.
Dejando eso de lado, cuando el sol salió una vez más para brindar de su luz y al mismo tiempo quemar la piel de muchos, desperté para descubrir que Hyro me había conseguido un trabajo como cazador, justo el tipo de trabajo que siempre me negué a aceptar ya que nunca me había agradado la idea de asesinar animales, pero esta vez, a pesar de mis ideales, accedí ya que mi estómago logró convencerme con sus estruendosos gruñidos. Había que hacer lo que fuese necesario para sobrevivir.
Y así, un día después me encontraba en una carroza junto a otros humanos, cazadores para ser exactos, y por cierto, uno de ellos tenía el típico olor de alguien que no se bañaba en días. Como sea, partimos en un viaje que fue largo, tedioso y bastante aburrido; tuve que escuchar por horas la conversación que tenían mis compañeros quienes, ingenuamente, creían que el animal que debíamos cazar era una espeluznante criatura tan oscura como un demonio de las sombras, tan grande como un feroz dragón, tan despiadado como un asesino en serie y, sobre todo, tan… tan… pero tan… No recuerdo qué más, creo que fue ahí cuando no pude resistir y mi cuerpo sucumbió ante el sueño, y permanecería dormido hasta que, dentro de un rato, alguien se tomaría la molestia de despertarme.
Rauko
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
Hace días que buscaba un trabajo interesante y no algo insignificante que pudiese hacer por un par de Aeros, pero la suerte no me sonreía, lo último que había hecho era cazar a un patético ser debilucho que le debía dinero a un hombre cuya riqueza obtenía de grandes tierras, o eso solía decir, pero eso no era de mi interés, yo solo debía realizar lo que se me pedía y cobrar mi plata.
La gente paseaba por el mercado como era de costumbre, observaba a cada humano y criatura que caminaba desde una pared de una casucha donde solían guardar mercancía como vegetales y flores, con el pasar del tiempo era algo aburrido, ni siquiera había una pequeña disputa entre vendedores que me hacían reír por unos minutos por las estupideces que comparaban como la calidad de la carne de sus granjas.
Sin embargo un chico, flacucho y de cabello corto cubierto por una capa oscura, murmuraba con otro, trate de acercarme hacia ellos para escuchar mejor.
-Y es enorme…-, decía el muchacho y a medida que me acercaba, más información obtenía. -Dicen que pueden saber tus medios y usarlos contra tí, darán una gran recompensa si logramos atraparlos... - finalizó con entusiasmo.
Era todo lo que tenía que escuchar, así que caminé hacia ellos con una notable sonrisa, -Así que una gran recompensa por la cabeza de una gran criatura… suena interesante muchacho...-, dije mientras sacudía con mi diestra el mechón castaño que tapaba los ojos del chico, su reacción de desagrado se notaba por el ceño fruncido que hizo segundos después quitando mi mano de su rostro.
-Eres tierno chico...solo dime que día y donde será la cacería...-, me coloqué una mano en mi cintura, -Vamos, tu sabes que necesitarás ayuda.. conmigo regresaremos en cinco minutos con la cabeza de la criatura dentro de un saco sin ningún problema...-, le guiñé mi ojo derecho con una pequeña sonrisa.
El muchacho llevó su mano a la nuca mientras recapacitaba… mostré mis garras frente a sus ojos para llamar su atención y con mi dedo índice recorrí suavemente su mentón, -Soy la indicada para esto...- susurré suavemente, poniendo algo nervioso al crío, sin embargo logré que asintiera con la cabeza.
-Será en el Bosque de Midgar, por el camino empedrado… al ponerse el sol, un carruaje pasará por nosotros mañana...-me dijo apresurado y con voz nerviosa.
-Los veré ahí entonces...-, me giré suavemente hacia las afueras del mercado.
Ahora me encontraba sola recargada sobre un árbol rasgado esperando a que la carretilla apareciera, temía que el niño me hubiese timado, o que estaba yo en el lugar incorrecto o en la hora errónea.
Sentía la suave brisa que podía ofrecer el aire en esa tarde, mi cabello revoloteaba y miré hacia el cielo para descansar unos minutos hasta que el sonido de las ruedas rozando el suelo me decían que alguien se aproximaba. Me levante y con cautela lo seguí en el resto del camino, ahí estaba el muchacho de la noche anterior, y cuatro hombres más, uno tenía el cabello platinado y lacio, el otro era fornido y con cara fruncida, un hombre delgado y barba azabache con el cabello alborotado y por último otro hombre musculoso de cabello castaño con marcas en el rostro. Seguí el camino esperando a que parara en su destino.
Eva
Experto
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
El camino empedrado y frío... bueno, también era oscuro así que, el camino empedrado, frío y oscuro... bueno, también era tenebroso así que, el tenebroso camino empedrado, frío y oscuro se... ¡ah que rayos! También era largo, y vaya que lo había sido pero añadir eso haría que la descripción fuese más larga así que en resumen, el camino frente a nosotros había sido llamativo y curioso, por decirlo de alguna manera que no parezca que me estoy quejando, aunque sí, vaya que quiero quejarme, han sido horas y horas de escuchar a estos tipos hablando de lo terrible que es la bestia que vamos a cazar, y con “vamos” me refiero a que ellos la van a tratar de cazar si es que esa cosa que buscan realmente existe, pero ya antes me había encontrado con ese tipo de historias locas, como aquel gusano gigante de Arenal de Roilkat que al final resultó ser solo... bueno al final sí era un gusano enorme pero era solo una casualidad, no todo era como lo pintaban en los rumores y esta cosa negra tenía todas los síntomas de una mentira cazabobos.
De cualquier manera faltaba muy poco para llegar al punto en donde pensaba dejarlos botados y con la interesante conversación que llevaban a bordo acerca del posible tamaño de los testículos de aquellas bestias y sus posibles maneras de apareamiento, opté por saltar del carruaje sin pensarlo dos veces; aterricé corriendo a toda prisa para no rodar por el piso a causa de la velocidad a la que viajábamos pero incapaz de detenerme acabé estrellado contra una criatura peluda que se encontraba junto a un árbol -¡No! ¡No me comas!- Grité varonilmente con mucha valentía para no perder la masculinidad, tristemente mi grito puso en alerta a los que viajaban en el carruaje y tras una repentina frenada en la que la comida de Billy fue a parar a la cabeza de Rauko.
Rápidamente bajaron del vehículo preparados para lo peor -Buen trabajo, hombre misterioso de cabello largo, viste a la presa y fuiste por ella para luego avisarnos, recordaré tu muestra de astucia y valentía- Dijo el viejo Godios mientras sacaba su pequeña daga para hacer frente a la espantosa criatura que me acechaba con ánimos de devorarme las entrañas -Ah, claro, sí, eso, por supuesto, la vi desde lejos, tengo buena vista, no es que haya sido un accidente o que intentara escapar ni nada parecido- Intenté aclarar aprovechando lo que el viejo pensaba, aunque ahora el plan era esperar a que se entretuvieran con la feroz criatura -Atrás, llama endemoniada, no tendrás mis entrañas, ni las de ninguno- Dije retrocediendo también de manera valiente -Bueno, tal vez las de él sí- Señalé a Billy que parecía el menos capaz de defenderse.
La situación se ponía más tensa y los otros hombres comenzaban a acercarse de manera amenazante hasta que -Esperen, la conozco- Dijo Billy aún con la boca llena de comida -Eres la tipa rara de ayer- Volteamos entonces a ver a Billy en busca de explicaciones -Pues a mí no me vean, yo solo estaba ahí, y ella llegó y dijo que venía y luego se fue, no creí que viniera o sea, mírenla- La señaló despectivamente -Es solo una chica peluda- Rió nervioso -Pues nada, bienvenida al grupo- Dije a la chica -Y sobre lo de hace rato, los gritos aterrados y eso... Estaba actuando- Añadí en voz baja para intentar cubrir el vergonzoso mal rato que habíamos pasado antes -Parece que te han salvado esta vez- Dije ahora en voz alta y tono rudo pero alejándome para evitar alguna reacción agresiva -Espero que sepas luchar, chica peluda- Dijo Godios en tono severo -¿Tienes nombre? No quisiera llamarte Chica Peluda el resto de la noche- Añadió antes de darse la vuelta y volver al carruaje.
De cualquier manera faltaba muy poco para llegar al punto en donde pensaba dejarlos botados y con la interesante conversación que llevaban a bordo acerca del posible tamaño de los testículos de aquellas bestias y sus posibles maneras de apareamiento, opté por saltar del carruaje sin pensarlo dos veces; aterricé corriendo a toda prisa para no rodar por el piso a causa de la velocidad a la que viajábamos pero incapaz de detenerme acabé estrellado contra una criatura peluda que se encontraba junto a un árbol -¡No! ¡No me comas!- Grité varonilmente con mucha valentía para no perder la masculinidad, tristemente mi grito puso en alerta a los que viajaban en el carruaje y tras una repentina frenada en la que la comida de Billy fue a parar a la cabeza de Rauko.
Rápidamente bajaron del vehículo preparados para lo peor -Buen trabajo, hombre misterioso de cabello largo, viste a la presa y fuiste por ella para luego avisarnos, recordaré tu muestra de astucia y valentía- Dijo el viejo Godios mientras sacaba su pequeña daga para hacer frente a la espantosa criatura que me acechaba con ánimos de devorarme las entrañas -Ah, claro, sí, eso, por supuesto, la vi desde lejos, tengo buena vista, no es que haya sido un accidente o que intentara escapar ni nada parecido- Intenté aclarar aprovechando lo que el viejo pensaba, aunque ahora el plan era esperar a que se entretuvieran con la feroz criatura -Atrás, llama endemoniada, no tendrás mis entrañas, ni las de ninguno- Dije retrocediendo también de manera valiente -Bueno, tal vez las de él sí- Señalé a Billy que parecía el menos capaz de defenderse.
La situación se ponía más tensa y los otros hombres comenzaban a acercarse de manera amenazante hasta que -Esperen, la conozco- Dijo Billy aún con la boca llena de comida -Eres la tipa rara de ayer- Volteamos entonces a ver a Billy en busca de explicaciones -Pues a mí no me vean, yo solo estaba ahí, y ella llegó y dijo que venía y luego se fue, no creí que viniera o sea, mírenla- La señaló despectivamente -Es solo una chica peluda- Rió nervioso -Pues nada, bienvenida al grupo- Dije a la chica -Y sobre lo de hace rato, los gritos aterrados y eso... Estaba actuando- Añadí en voz baja para intentar cubrir el vergonzoso mal rato que habíamos pasado antes -Parece que te han salvado esta vez- Dije ahora en voz alta y tono rudo pero alejándome para evitar alguna reacción agresiva -Espero que sepas luchar, chica peluda- Dijo Godios en tono severo -¿Tienes nombre? No quisiera llamarte Chica Peluda el resto de la noche- Añadió antes de darse la vuelta y volver al carruaje.
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
Me encontraba en un placentero sueño donde podía gozar de la paz y repentinamente pude sentir que algo había impactado contra mi rostro, por lo que no pude evitar despertar, aunque aun así mantuve los ojos cerrados, pues la flojera me impedía intentar averiguar qué había sucedido, o por lo menos me detuvo por un par de segundos.
-Un momento- Dije al percibir el olor de aquello que estaba sobre mi cara, el olor del puré de papas -¿Quién me arrojó esto?- Pregunté con un tono serio mientras me levantaba lentamente para luego limpiar mi rostro con mis manos. Fue en ese instante que finalmente me percaté de la humillante situación en la que me encontraba -(No puede ser, por lo menos me hubiera arrojado la comida a la boca)- Pensé sin decir nada al respecto.
-Rauko, lo siento, no fue mi intención, lo juro- Respondió Billy sintiéndose culpable y mostrándose tanto nervioso como preocupado por la forma en que yo pudiera reaccionar -De verdad lo lamento- Sería lo último que él diría antes de salir del carruaje junto con Mailes y Godios quienes estaban en alerta por alguna razón que me era desconocida.
En el momento en que todos bajaron, busqué el bolso con las pertenencias de Billy y tomé un poco de la comida que ahí guardaba. Desde que supe que él tenía deliciosa comida tuve deseos de robársela y saciar mi estómago, pues tenía hambre, mucha hambre, demasiada hambre… demasiada. Afortunadamente ahora tenía la oportunidad de robarle sin que él se molestara en gran medida, pues debía disculparse de alguna forma y con esto los dos estaríamos en paz… o puede que no, pero eso no me importaría siempre y cuando mi estómago estuviera lleno.
Una vez con la comida de Billy en mis manos comencé a comer. Fue ahí cuando escuché la voz de alguien que ya conocía, un vampiro que no había visto desde mucho tiempo, un sujeto con mala suerte en las carreras, un poderoso imán de problemas, la persona que se hacía llamar Bio a pesar de no ser un bio-cibernético.
Una vez reconocida la voz decidí bajar del carruaje, y vaya que tuve razón, Bio estaba ahí -(No puede ser, si él está aquí entonces este viaje será problemático)- Pensé mientras contemplaba la escena sin dejar de comer -(¿Debería saludarlo o debería fingir que no lo he visto?)- Me cuestioné, pues si lo saludaba entonces debía hablarle y eso implicaba que ya no podría dedicarme sólo a comer sino también a conversar, y eso era demasiado trabajo -(Él no estaba en el carruaje mientras estuve despierto, así que simplemente estaba de paso por aquí, por lo que si vuelvo al carruaje sin que me note no habrá problemas)- Concluí para luego escuchar las palabras de Godios y percatarme de que Bio no sólo era uno de mis compañeros de caza, sino que también nos ayudaba en gran medida gracias a su buena vista -(Bueno, supongo que tendré que hablar con él)-
Tras una pequeña observación noté que todo el alboroto se trataba de una simple confusión por la llegada de una chica-bestia quien sería nuestra nueva compañera, algo que realmente no me importaría en el momento, yo sólo esperaba que Billy no se enojara demasiado por mi manera de vengarme. No obstante, la nueva integrante podría ser muy útil en la cacería, pues su peluda apariencia delataba su capacidad para encontrar a sus presas, así que tal vez el resto del viaje sería muy sencillo con ella acompañándonos… o puede que no, realmente no había manera de saberlo. Lo único que sí podía asegurar era que mi cabeza olía a puré de papas.
Sea como sea, me acerqué a Bio quien parecía haber perdido toda habilidad para actuar normalmente, me coloqué a su lado y, sin dejar de mirar a Godios y a la chica peluda, lo saludé -Es bueno verte de nuevo, compañero- Dije cordialmente para luego mirarlo de reojo y sonreír con picardía.
-Un momento- Dije al percibir el olor de aquello que estaba sobre mi cara, el olor del puré de papas -¿Quién me arrojó esto?- Pregunté con un tono serio mientras me levantaba lentamente para luego limpiar mi rostro con mis manos. Fue en ese instante que finalmente me percaté de la humillante situación en la que me encontraba -(No puede ser, por lo menos me hubiera arrojado la comida a la boca)- Pensé sin decir nada al respecto.
-Rauko, lo siento, no fue mi intención, lo juro- Respondió Billy sintiéndose culpable y mostrándose tanto nervioso como preocupado por la forma en que yo pudiera reaccionar -De verdad lo lamento- Sería lo último que él diría antes de salir del carruaje junto con Mailes y Godios quienes estaban en alerta por alguna razón que me era desconocida.
En el momento en que todos bajaron, busqué el bolso con las pertenencias de Billy y tomé un poco de la comida que ahí guardaba. Desde que supe que él tenía deliciosa comida tuve deseos de robársela y saciar mi estómago, pues tenía hambre, mucha hambre, demasiada hambre… demasiada. Afortunadamente ahora tenía la oportunidad de robarle sin que él se molestara en gran medida, pues debía disculparse de alguna forma y con esto los dos estaríamos en paz… o puede que no, pero eso no me importaría siempre y cuando mi estómago estuviera lleno.
Una vez con la comida de Billy en mis manos comencé a comer. Fue ahí cuando escuché la voz de alguien que ya conocía, un vampiro que no había visto desde mucho tiempo, un sujeto con mala suerte en las carreras, un poderoso imán de problemas, la persona que se hacía llamar Bio a pesar de no ser un bio-cibernético.
Una vez reconocida la voz decidí bajar del carruaje, y vaya que tuve razón, Bio estaba ahí -(No puede ser, si él está aquí entonces este viaje será problemático)- Pensé mientras contemplaba la escena sin dejar de comer -(¿Debería saludarlo o debería fingir que no lo he visto?)- Me cuestioné, pues si lo saludaba entonces debía hablarle y eso implicaba que ya no podría dedicarme sólo a comer sino también a conversar, y eso era demasiado trabajo -(Él no estaba en el carruaje mientras estuve despierto, así que simplemente estaba de paso por aquí, por lo que si vuelvo al carruaje sin que me note no habrá problemas)- Concluí para luego escuchar las palabras de Godios y percatarme de que Bio no sólo era uno de mis compañeros de caza, sino que también nos ayudaba en gran medida gracias a su buena vista -(Bueno, supongo que tendré que hablar con él)-
Tras una pequeña observación noté que todo el alboroto se trataba de una simple confusión por la llegada de una chica-bestia quien sería nuestra nueva compañera, algo que realmente no me importaría en el momento, yo sólo esperaba que Billy no se enojara demasiado por mi manera de vengarme. No obstante, la nueva integrante podría ser muy útil en la cacería, pues su peluda apariencia delataba su capacidad para encontrar a sus presas, así que tal vez el resto del viaje sería muy sencillo con ella acompañándonos… o puede que no, realmente no había manera de saberlo. Lo único que sí podía asegurar era que mi cabeza olía a puré de papas.
Sea como sea, me acerqué a Bio quien parecía haber perdido toda habilidad para actuar normalmente, me coloqué a su lado y, sin dejar de mirar a Godios y a la chica peluda, lo saludé -Es bueno verte de nuevo, compañero- Dije cordialmente para luego mirarlo de reojo y sonreír con picardía.
Rauko
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
Los seguí unos metros más, sin dejar de mirar la carretilla el camino cada vez se escondía de la luz solar convirtiéndolo en un paso oscuro, pero eso no era ningún problema para mí, -algo bueno debió haberme heredado mi padre como lo era la vista nocturna y no solo estas orejas y cola afelpadas-. Me sentía como una estúpida por seguir la carretilla a pie, no habían parado de hablar sobre las grandes criaturas misteriosas y la llama negra que había mencionado aquel puberto, pero no podía reprochar nada ni criticar, heme aquí impulsada por la curiosidad de encontrar ese animal y cobrar la recompensa. Solo esperaba que fueran tan buenos cazadores y no solo sean pura charlatanería, no iba a estar de niñera, menos de unos hombres que casi me doblaban la estatura.
–¡Agh!–, exclamé tirada en el suelo, amortigüe la caída con mis palmas terminando estas raspadas por las piedras, estaba tan perdida en mis pensamientos que no me di cuenta que alguien o algo venía hacia a mí, lo miré fijamente con una la máxima expresión de disgusto que podía hacer, el culpable era el hombre con el cabello alborotado… suplicando por su vida.
–No te comeré idiota...–, le dije enojada al mismo tiempo que me ponía de pie, sacudí la tierra húmeda de mi trasero y miré a sus acompañantes que se aproximaban hacia nosotros, felicitando por su “acto de valentía”, –¿Astucia y valentía?– pregunté en un tono sarcástico, se estaba acabando mi paciencia y tan solo llevo 3 tres minutos con ellos, no me imaginaba ir en su compañía, los miraba extrañada, más bien sorprendida de que tan idiotas podrían llegar a ser, –Claro… no tiene nada que ver esto con que este imbecil se tropezara conmigo...– para mi en un susurro ya que el protagonista de este momento no dejaba de hablar y decir que soy la maldita llama negra.
En ese momento vi al muchacho del mercado, que por fin me había reconocido y según él me presentó como una chica rara y peluda, suspiré fuertemente tratando de no perder la calma -que vaya, para mí era difícil-, –Una palabra más niño… y consideraré comerme tus entrañas y usar tus huesos como palillos de dientes, ¿está claro?– le advertí con mi ceño fruncido, había terminado de hablar cuando nuevamente el idiota que se tropezó me habló excusándose de sus conductas anteriores, a lo cual le dedique una gran sonrisa, –Pues resultaste mal actor querido...– reí y chasquee la lengua, –creo que te han salvado a tí… No, no me comas..., ¿cierto?–, añadí burlonamente imitando su súplica.
Llevé mi índice a mis labios y miré fijamente a cada uno de los hombres y por fin uno había dicho algo sensato, –Eva… – dije algo más tranquila, –Sí, sería mejor para ustedes...–
Seguí al hombre calvo para seguir el resto del camino con ellos por más que me pesase, no quería a volver a toparme con un idiota como el de cabello azabache en mi paso.
Solo para que se tenga constancia de mi habilidad biológica (la única habilidad...) de la vista nocturna.
Eva
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
Definitivamente saltar de una carreta que viajaba a toda velocidad no iba a estar incluida en mi repertorio de buenas ideas, aunque lo que sí era buena idea sin lugar a dudas, era mi excelente plan de estrellarme contra aquella cosa peluda y esponjosa con la que tropecé con el camino y me salvó de un accidente peor; porque claro que había planeado estrellarme ¿O no? Si los demás querían creer que lo había hecho intencionalmente yo no me opondría de ninguna manera, ayudaría a mantener mi imagen de fiero cazador que solo me duraría un rato más hasta que pudiera escapar sin que nada se interpusiera ahora en mi suculento camino a la libertad.
No obstante aparecían más complicaciones, entre ellas el chico de las carreras de upeleros quien venía con nosotros y hasta ahora no me había dado cuenta, ahora sería más difícil escapar sin parecer que huía cobardemente del problema -Rayos- Me dije en mi mente fingiendo una sonrisa de calma -Hola, Rauko, que bueno que llegaste, te estábamos esperando- Le dije amistosamente meneando la mano derecha como el típico saludo sureño; era un alivio que la chica no quisiera comerme y más aún que no me expusiera ante los otros, pues esto se podía descontrolar.
La chica parecía ser más agresiva de lo que aparentaba, aunque esas orejitas esponjosas y peludas eran una ternura, claro que no le iba a decir algo como eso si esperaba mantener mi imagen de tipo rudote y malote -Soy un excelente actor- Dije levantándome del piso y sacudiéndome el polvo del trasero -Sabía que no ibas a comerme, solo era una prueba- Intenté remediar la situación; finalmente la chica se presentó como “Eva” lo cual era una lástima porque ya andaba seleccionando algún nombre acorde a su rudo aspecto como “Orejucho” por ejemplo -Bueno, ella se lo pierde- Pensé sin decir nada mientras me acercaba a los otros para subir de nuevo a la espantosa carreta y continuar hasta nuestro destino pero las cosas no terminarían de salir como estaban planeadas.
Repentinamente se escuchó un grito en la distancia -¿Escucharon eso?- Pregunté a mis acompañantes, no había sido muy fuerte pero sí lo había percibido cerca -Allá- Señalé a la derecha -Viene de allá- Insistí dándoles la dirección de la que había venido el grito y que convenientemente quedaba al lado contrario de donde yo pensaba ir -Vamos todos juntos, seguro es una de esas llamas negras comiéndose a alguien- Levanté la mano derecha y la dejé caer al frente para indicar el inicio del avance aunque no llegué a dar un paso en esa dirección; claramente era el mejor momento para distraerlos y escapar pero para mi desgracia fui detenido por la voz de Billy -Ve adelante y guíanos, tu valentía nos hace sentir a salvo- Dijo ante la mirada inconforme de los otros -¿A ustedes no?- Protestó un poco apenado y pensé que lograría salirme con la mía pero Godios apoyó su idea -Ve al frente, muchacho, pareces tener mejor vista que nosotros- Apreté los puños mirando al chico con rabia, ya me desquitaría más adelante.
Respiré profundo dando un último vistazo a mi ruta de escape y me puse al frente del grupo al menos hasta que se distrajeran -Bien... va-mos- Dije de mala gana -Seguro no ha sido nada- Intenté tratando de hacerles cambiar de idea y que volvieran a la carreta pero ya estaban más bien preparando sus armas para un fiero combate contra cualquier criatura que apareciera en el camino -No parecía que estuvieran pidiendo ayuda o algo así- Continué explicando cuando mis intentos por disuadirlos fueron derrumbados -¡¡Ayuda!!- Se escuchó el grito -¡¡Maldita sea!!- Murmuré apretando los puños ante tal molestia, definitivamente iba a ser una noche muy larga.
Continué avanzando seguido por los pasos de mis acompañantes aunque sin siquiera voltear atrás; finalmente llegamos aun un claro en el bosque, y sí, no es que fuera el bosque más frondoso del mundo, los árboles secos y quedamos daban más lástima que sombra durante el día pero el punto es que llegamos a un lugar sin árboles donde quedaban rastros de una especie de campamento; algunas carpas desgarradas ondeaban con el viento; en el centro de todo una fogata con algunos insumos y comida se veían regados en el piso, todo indicaba que habían atacado de sorpresa a quien fuera que estaba ahí; algunas huellas en el piso parecían confundirse con otras, algunas de animales de gran tamaño y otras del tamaño de un humano promedio -Quien sea que haya estado aquí, ya es historia- Dijo Mailes de mala gana -Bueno, lo intentamos, vámonos- Dije antes de ser interrumpido por el pequeño y estresante Billy -¿Qué rayos es eso?
No obstante aparecían más complicaciones, entre ellas el chico de las carreras de upeleros quien venía con nosotros y hasta ahora no me había dado cuenta, ahora sería más difícil escapar sin parecer que huía cobardemente del problema -Rayos- Me dije en mi mente fingiendo una sonrisa de calma -Hola, Rauko, que bueno que llegaste, te estábamos esperando- Le dije amistosamente meneando la mano derecha como el típico saludo sureño; era un alivio que la chica no quisiera comerme y más aún que no me expusiera ante los otros, pues esto se podía descontrolar.
La chica parecía ser más agresiva de lo que aparentaba, aunque esas orejitas esponjosas y peludas eran una ternura, claro que no le iba a decir algo como eso si esperaba mantener mi imagen de tipo rudote y malote -Soy un excelente actor- Dije levantándome del piso y sacudiéndome el polvo del trasero -Sabía que no ibas a comerme, solo era una prueba- Intenté remediar la situación; finalmente la chica se presentó como “Eva” lo cual era una lástima porque ya andaba seleccionando algún nombre acorde a su rudo aspecto como “Orejucho” por ejemplo -Bueno, ella se lo pierde- Pensé sin decir nada mientras me acercaba a los otros para subir de nuevo a la espantosa carreta y continuar hasta nuestro destino pero las cosas no terminarían de salir como estaban planeadas.
Repentinamente se escuchó un grito en la distancia -¿Escucharon eso?- Pregunté a mis acompañantes, no había sido muy fuerte pero sí lo había percibido cerca -Allá- Señalé a la derecha -Viene de allá- Insistí dándoles la dirección de la que había venido el grito y que convenientemente quedaba al lado contrario de donde yo pensaba ir -Vamos todos juntos, seguro es una de esas llamas negras comiéndose a alguien- Levanté la mano derecha y la dejé caer al frente para indicar el inicio del avance aunque no llegué a dar un paso en esa dirección; claramente era el mejor momento para distraerlos y escapar pero para mi desgracia fui detenido por la voz de Billy -Ve adelante y guíanos, tu valentía nos hace sentir a salvo- Dijo ante la mirada inconforme de los otros -¿A ustedes no?- Protestó un poco apenado y pensé que lograría salirme con la mía pero Godios apoyó su idea -Ve al frente, muchacho, pareces tener mejor vista que nosotros- Apreté los puños mirando al chico con rabia, ya me desquitaría más adelante.
Respiré profundo dando un último vistazo a mi ruta de escape y me puse al frente del grupo al menos hasta que se distrajeran -Bien... va-mos- Dije de mala gana -Seguro no ha sido nada- Intenté tratando de hacerles cambiar de idea y que volvieran a la carreta pero ya estaban más bien preparando sus armas para un fiero combate contra cualquier criatura que apareciera en el camino -No parecía que estuvieran pidiendo ayuda o algo así- Continué explicando cuando mis intentos por disuadirlos fueron derrumbados -¡¡Ayuda!!- Se escuchó el grito -¡¡Maldita sea!!- Murmuré apretando los puños ante tal molestia, definitivamente iba a ser una noche muy larga.
Continué avanzando seguido por los pasos de mis acompañantes aunque sin siquiera voltear atrás; finalmente llegamos aun un claro en el bosque, y sí, no es que fuera el bosque más frondoso del mundo, los árboles secos y quedamos daban más lástima que sombra durante el día pero el punto es que llegamos a un lugar sin árboles donde quedaban rastros de una especie de campamento; algunas carpas desgarradas ondeaban con el viento; en el centro de todo una fogata con algunos insumos y comida se veían regados en el piso, todo indicaba que habían atacado de sorpresa a quien fuera que estaba ahí; algunas huellas en el piso parecían confundirse con otras, algunas de animales de gran tamaño y otras del tamaño de un humano promedio -Quien sea que haya estado aquí, ya es historia- Dijo Mailes de mala gana -Bueno, lo intentamos, vámonos- Dije antes de ser interrumpido por el pequeño y estresante Billy -¿Qué rayos es eso?
Bio
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
Aunque no sabía qué había ocurrido exactamente antes de que me despertaran de una forma humillante y deshonrosa, las palabras de la chica-bestia fueron suficientes para comprender que Bio había hecho alguna torpeza que fue confundida con actos heroicos y dignos de todo buen cazador, o tal vez, en realidad él actuó de una forma magistral, a tal punto que la chica no fue capaz de comprender la grandeza de las acciones del vampiro… No, esa segunda opción es completamente absurda. Obviamente era lo primero.
Por otro lado, no pude evitar sonreír levemente al escuchar a la chica amenazar con un “Consideraré comerme tus entrañas y usar tus huesos como palillos de dientes”. Eso logró hacerme recordar aquellos viejos tiempos donde yo pensaba en arrancar las costillas de mis víctimas para luego clavárselas en sus cráneos. Sin duda alguna mi adolescencia no fue la más sana de todas, pero por lo menos eso quedó en el pasado y ahora sólo pensaba en simplemente asesinar sin tantas complicaciones.
Dejando eso de lado, cuando Bio respondió a mi saludo quedé confundido y hasta me sentí un poco preocupado -(¿Me estaban esperando?)- Mostrando un semblante de serenidad, volví a mirar a Godios conversar con la chica -(¿Quiénes me esperaban si a mí nadie me espera en ninguna parte? ¿Se refiere al gremio? ¿Acaso hubo una misión de la que nunca me enteré? Si es así entonces es culpa de la lechuza mensajera que seguramente se perdió camino a mi casa… ¡Estúpida lechuza!)- Todavía mostrándome tranquilo, volví a sonreír con picardía y finalmente opté por responderle a Bio antes de que pasaran más de cinco segundos de silencio y se notara mi confusión -Lo sé- Afirmé con algo de altanería, esperando que con esas palabras todo estuviera bien.
Luego de que los demás siguieran interactuando entre ellos un poco más, subimos al carruaje y seguimos con nuestro viaje. Una vez en movimiento miré a la chica-bestia, quien se hacía llamar Eva, y traté de imaginar qué clase de habilidades podría tener alguien como ella -(Tal vez debería hablarle para tratar de conocerla, es la que menos conozco del grupo y siempre es bueno conocer a todos con quienes haga equipo… pero mejor no, me da flojera)- Seguí comiendo tranquilamente.
Fue entonces cuando nuevamente el grupo de cazadores fuimos llamados por el peligro y sería Bio quien nos guiaría para enfrentarnos al mal, suponiendo que sería necesario luchar. Por suerte terminé de comer justo a tiempo para bajar del carruaje y caminar junto a los demás. Recorrimos un oscuro camino en el bosque donde escuchamos el grito de alguien que necesitaba de nuestra ayuda, algo que me haría sentirme un poco preocupado, así que desenvainé mi espada para estar preparado. Seguimos avanzando hasta que finalmente llegamos a un lugar donde alguna vez hubo un campamento -(La comida de Billy estaba deliciosa)- Pensé mientras observaba el entorno en busca del origen de los gritos.
Repentinamente Billy se sorprendió al encontrar algo, logrando de ese modo que todos volteáramos a ver lo que ocurría y nos percatáramos de que había un cadáver reposando en el suelo, tal vez el de aquel que anteriormente gritaba por ayuda. No obstante, antes de que pudiéramos reaccionar, escuchamos varios pasos acercándose desde distintas posiciones, rodeándonos.
-¡Qué bueno que llegaron, los estábamos esperando!- Exclamó de modo burlesco un hombre-lagarto, acercándose desde el frente, sosteniendo una espada en su mano derecha y una pequeña lámpara en la izquierda.
-Por desgracia para ustedes, ya no podrán hacer el trato, pues nosotros nos quedaremos con el botín- Afirmó un hombre-león de gran tamaño, quien se acercaba desde la derecha.
-No, no son ellos a los que esperamos- Dijo un humano desde la izquierda, armado con una sola espada la cual estaba algo deteriorada por haber estado en varias batallas -¿Cierto, Mailes?
-¡Por la calva de mi padre! Tienes razón, Mailes nunca sería uno de los Obooro… ¿o sí?- Comentó nuevamente el lagarto para luego rascarse la cabeza -Pero no importa, ¿verdad? Él traicionaría a cualquiera así como lo hizo con nosotros- Colocó su cola por sobre su hombro para rascarse la punta de ésta.
En ese momento Mailes avanzó un par de pasos hacia adelante, mostrándose mucho más serio que antes -No tengo ni la menor idea de quiénes sean los Obooro, pero no me interesa, así que déjennos marchar ahora- Colocó una de sus manos en la empuñadura de su espada, preparándose para lo que sea que pudiese suceder -No quiero pelear, así que, por el bien de ustedes, no nos obliguen a eso.
Esas palabras hicieron que el humano de la deteriorada espada apretara sus puños y frunciera el ceño -¡Estúpido!- Gritó con furia -¿Crees que haremos algo como eso? Después de que nos abandonaras hemos estado esperando este momento para arrancarte el corazón- Se colocó en una postura de combate al igual que el resto de sus compañeros -¡Te mataremos a ti y a todos tus nuevos amigos!- Declaró para luego comenzar a correr hacia Mailes quien desenfundó su respectiva espada para combatir.
Tras esto, el lagarto, con una gran y sorprendente velocidad, corrió directamente hacia Bio y Godios quienes estaban uno al lado del otro, a la vez que el león corrió hacia el desafortunado Billy quien estaría en problemas si nadie lo ayudaba, pero Bio, Godios, Mailes y yo estábamos lo suficientemente lejos de él como para no poder llegar a tiempo para salvarlo de un feroz ataque -(¿Acaso nadie quiere luchar conmigo?)- Me pregunté algo decepcionado y me preparé para arrojar mi espada con todas mis fuerzas hacia el león, con la intención de atravesarlo o dejarle por lo menos alguna herida. Afortunadamente, en ese instante descubrí que eso ya no sería necesario…
Por otro lado, no pude evitar sonreír levemente al escuchar a la chica amenazar con un “Consideraré comerme tus entrañas y usar tus huesos como palillos de dientes”. Eso logró hacerme recordar aquellos viejos tiempos donde yo pensaba en arrancar las costillas de mis víctimas para luego clavárselas en sus cráneos. Sin duda alguna mi adolescencia no fue la más sana de todas, pero por lo menos eso quedó en el pasado y ahora sólo pensaba en simplemente asesinar sin tantas complicaciones.
Dejando eso de lado, cuando Bio respondió a mi saludo quedé confundido y hasta me sentí un poco preocupado -(¿Me estaban esperando?)- Mostrando un semblante de serenidad, volví a mirar a Godios conversar con la chica -(¿Quiénes me esperaban si a mí nadie me espera en ninguna parte? ¿Se refiere al gremio? ¿Acaso hubo una misión de la que nunca me enteré? Si es así entonces es culpa de la lechuza mensajera que seguramente se perdió camino a mi casa… ¡Estúpida lechuza!)- Todavía mostrándome tranquilo, volví a sonreír con picardía y finalmente opté por responderle a Bio antes de que pasaran más de cinco segundos de silencio y se notara mi confusión -Lo sé- Afirmé con algo de altanería, esperando que con esas palabras todo estuviera bien.
Luego de que los demás siguieran interactuando entre ellos un poco más, subimos al carruaje y seguimos con nuestro viaje. Una vez en movimiento miré a la chica-bestia, quien se hacía llamar Eva, y traté de imaginar qué clase de habilidades podría tener alguien como ella -(Tal vez debería hablarle para tratar de conocerla, es la que menos conozco del grupo y siempre es bueno conocer a todos con quienes haga equipo… pero mejor no, me da flojera)- Seguí comiendo tranquilamente.
Fue entonces cuando nuevamente el grupo de cazadores fuimos llamados por el peligro y sería Bio quien nos guiaría para enfrentarnos al mal, suponiendo que sería necesario luchar. Por suerte terminé de comer justo a tiempo para bajar del carruaje y caminar junto a los demás. Recorrimos un oscuro camino en el bosque donde escuchamos el grito de alguien que necesitaba de nuestra ayuda, algo que me haría sentirme un poco preocupado, así que desenvainé mi espada para estar preparado. Seguimos avanzando hasta que finalmente llegamos a un lugar donde alguna vez hubo un campamento -(La comida de Billy estaba deliciosa)- Pensé mientras observaba el entorno en busca del origen de los gritos.
Repentinamente Billy se sorprendió al encontrar algo, logrando de ese modo que todos volteáramos a ver lo que ocurría y nos percatáramos de que había un cadáver reposando en el suelo, tal vez el de aquel que anteriormente gritaba por ayuda. No obstante, antes de que pudiéramos reaccionar, escuchamos varios pasos acercándose desde distintas posiciones, rodeándonos.
-¡Qué bueno que llegaron, los estábamos esperando!- Exclamó de modo burlesco un hombre-lagarto, acercándose desde el frente, sosteniendo una espada en su mano derecha y una pequeña lámpara en la izquierda.
- El veloz Hombre-Lagarto:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
-Por desgracia para ustedes, ya no podrán hacer el trato, pues nosotros nos quedaremos con el botín- Afirmó un hombre-león de gran tamaño, quien se acercaba desde la derecha.
- El salvaje Hombre-León:
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-No, no son ellos a los que esperamos- Dijo un humano desde la izquierda, armado con una sola espada la cual estaba algo deteriorada por haber estado en varias batallas -¿Cierto, Mailes?
- El cazador sangriento:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
-¡Por la calva de mi padre! Tienes razón, Mailes nunca sería uno de los Obooro… ¿o sí?- Comentó nuevamente el lagarto para luego rascarse la cabeza -Pero no importa, ¿verdad? Él traicionaría a cualquiera así como lo hizo con nosotros- Colocó su cola por sobre su hombro para rascarse la punta de ésta.
En ese momento Mailes avanzó un par de pasos hacia adelante, mostrándose mucho más serio que antes -No tengo ni la menor idea de quiénes sean los Obooro, pero no me interesa, así que déjennos marchar ahora- Colocó una de sus manos en la empuñadura de su espada, preparándose para lo que sea que pudiese suceder -No quiero pelear, así que, por el bien de ustedes, no nos obliguen a eso.
Esas palabras hicieron que el humano de la deteriorada espada apretara sus puños y frunciera el ceño -¡Estúpido!- Gritó con furia -¿Crees que haremos algo como eso? Después de que nos abandonaras hemos estado esperando este momento para arrancarte el corazón- Se colocó en una postura de combate al igual que el resto de sus compañeros -¡Te mataremos a ti y a todos tus nuevos amigos!- Declaró para luego comenzar a correr hacia Mailes quien desenfundó su respectiva espada para combatir.
Tras esto, el lagarto, con una gran y sorprendente velocidad, corrió directamente hacia Bio y Godios quienes estaban uno al lado del otro, a la vez que el león corrió hacia el desafortunado Billy quien estaría en problemas si nadie lo ayudaba, pero Bio, Godios, Mailes y yo estábamos lo suficientemente lejos de él como para no poder llegar a tiempo para salvarlo de un feroz ataque -(¿Acaso nadie quiere luchar conmigo?)- Me pregunté algo decepcionado y me preparé para arrojar mi espada con todas mis fuerzas hacia el león, con la intención de atravesarlo o dejarle por lo menos alguna herida. Afortunadamente, en ese instante descubrí que eso ya no sería necesario…
Rauko
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
No, me agobiaba el comprender del por qué tenemos que guiarnos por un hombre que tiene más cabello que neuronas. No me sorprendía en lo absoluto que los gritos no provenían de una llama negra como aseguraba Gibo.
Miradas pendencieras entre los tres sujetos y Mailes iniciaron una pelea. El imbécil de Billy se quedó parado mientras el hombre-león se dirigía hacia él, y los otros estaban ocupados como para brindarle ayuda.
– ¡Billy, no soy tu maldita niñera!–, pensé molesta, no era mi problema que se comieran al muchacho, ¡es más! hasta nos harían un favor, pero si dejo que se lo coman…. bueno… no quiero más enemigos por el momento.
–¡Oye tú...!– corrí para llamar la atención de la bestia-león antes de que le diera un zarpazo a Billy. –¡Me chocan los leones... – entoné en burla, –ya veo por que eres tan idiota, te alimentas de cerebros pequeños como el de ese muchacho!– no sabía lo que hacía, en ese momento mi lengua se desconectó de mi mente, y soltaron oraciones para que el león viniera hacia a mí, y si, lo había logrado, el león giró para verme con cierta rabia.
–El ratón se burla del gato… ¡ya vendré por ti muchacho!– había dejado a Billy en paz y corrió hacia mí.
–¡Vamos a divertirnos!– guiñé y reía como una loca, la verdad no sabía que estaba haciendo, así que seguí la primera regla para sobrevivir: huir por huir, huir y nada más.
Corrí hacia el hombre de cabello albo con el hombre-bestia detrás mía.
Eva no puso mucha atención al nombre de Bio, así que le llama Gibo por que era lo que recordaba.
Eva
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
Escuché sorprendido aquella intrigante frase ¿Dónde la había escuchado antes? No me esperaban muy a menudo, aunque seguramente los esperaban a todos menos a mí; reí con incredulidad pues no era posible que “nos” estuvieran esperando a todos y para mi sorpresa el misterio se hacía cada vez más curioso -¿Cuál botín? ¿De qué habla el peludo?- Pregunté intrigado pero fui ignorado completamente por aquellos que tenían su conversación aparte -¿Conocen a Mailes? ¿Quién es Mailes?- Pregunté haciendo memoria, no recordaba haber escuchado ese nombre ¿O sí? Igual no le había dado gran importancia a mis compañeros de viaje y sus raros nombres -¿Quiénes son los Obooro?- Pregunté de nuevo para volver a ser ignorado, definitivamente era la costumbre de la noche.
Aunque al final la historia estaba tomando un giro interesante, traición y venganza se habían juntado esta noche -Vamos Mailes ¿Por qué los traicionaste? Eso no se hace- Le dije al hombre que estaba en el centro de todo y que ciertamente sí parecía ser un traidor, o al menos yo no confiaría en él, seguro nos abandonaría corriendo a la primera oportunidad, y no es que yo planeara hacer eso, no, yo sería incapaz -¡¡Hey hey hey!! Si quieren sacarle el corazón a alguien... que sea a Mailes, yo ni siquiera lo conozco, no soy su amigo- Intenté dejar todo en claro para salirme del paquete, tal vez sacaría, una vez a salvo sacaría a Raukucho y tal vez a la gata que parecía tan interesada en colaborar con el grupo como... yo.
Sin embargo las palabras menguaron y en un parpadeo pasaron a la acción; me quedé parado viendo todo casi en cámara lenta; con los brazos caídos y cara de decepción contemplé el inicio de una batalla que no había pedido y que no me interesaba en absoluto; un enorme león iba contra el pobre Billy pero yo tenía mis propios problemas pues un veloz murciélago hindú lagarto venía de prisa a embestirme -No te atrevas a- Dije con seguridad y firmeza mientras preparaba un grito con tal descarga de magia que le sacaría las hemorroides por la nariz al pobre reptil; aunque antes de poder hacerlo la hoja de Godios pasó a mi lado e interceptó la lanza del lagarto iniciando un choque de metales que desprendía chispazos de todos colores; la peluda había ido en ayuda de Billy, pero eso no era lo llamativo sino -Oye, tú... “gato” rima con “muchacho”- Le dije al felino mientras le mostraba el pulgar arriba, la gata definitivamente tenía el mismo don que yo para enojar a otros, tal vez nos llevaríamos bien, aunque solo si ella sobrevivía.
Retrocedí lentamente mientras escuchaba el llamado de Godios -Vamos juntos, somos dos contra él- Dijo el viejo en su voz cada vez más lejana mientras discretamente me iba alejando paso a paso hasta que algo más llamó mi atención; distraído como estaba apenas pude contemplar a la gata correr de manera poco elegante hacia ¿Rauko? ¿en serio? ¿Planeaba desquitarse con el pobre? No, claramente la enorme figura tras ella dejaba claro que estaba huyendo valientemente -Ella es de los míos- Murmuré decidido a ayudarla -Hora de ponerse serios- Murmuré mientras comenzaba a avanzar hacia la gata hasta meterme en su trayectoria hacia el elfo -Pedazo de %$#”- Escuché tras de mí la voz de un enojado Godios, decidido avancé hasta estar muy cerca de la gata y entonces salté sobre ella al tiempo que le indicaba agacharse -¡Abajo!- Esperaba que me hiciera caso para no terminar estrellándome con ella dos veces en una noche.
Una vez en el aire grité hacia el otro felino -Caseus- [1] la palabra impregnada en magia de voz tenía el objetivo de intimidar al enorme peluche; caí confiado frente a él y me levanté con soberbia mientras el viento ondeaba mi cabello seguro de que ahora él sería incapaz de -Auch- Alcancé a decir luego de sentir su puño estrellándose en mi mejilla; vi todo borroso y oscuro por un instante pero al volver la vista el león tenía las manos en su cabeza intentando aligerar el dolor -No debiste hacer eso- Froté mi mejilla con la mano -¿Por qué ahora vas a intentar matarme?- Preguntó con amargura -No, porque duele- Respondí justo antes de patearlo con todo en la entrepierna tan fuerte que sus ojos quedaron en dirección a sus orejas y con las manos en sus genitales acabó cayendo de cara al piso doblado como una “L”.
Claramente yo estaba más que consciente que las otras 4 patadas a los testículos del león habían sido completamente innecesarias pero de alguna manera sentía que eso ayudaría a bajar la hinchazón de mi mejilla -¡¡Godios!!- Recordé que había dejado en problemas al pobre viejo; lo busqué con la mirada pero Mailes y el otro sujeto insistía en pelear justo en mi campo de visión; justo ahora que todos estaban distraídos, podría tranquilamente ir hacia el carruaje y largarme pero no quería dejar ahí a mis dos personas favoritas de la noche -Ahí estás- Murmuré y tras dar un par de pasos en dirección a donde Godios peleaba contra el lagarto, me detuve y regresé a dar una última patada al león que ya no disfrutaría de un feliz día del padre.
El camino hasta donde Godios luchaba contra el lagarto se veía largo y lleno de obstáculos, el viejo comenzaba a flaquear ante la juventud y fortaleza del reptil quien comenzaba a dibujar líneas rojas en la piel del vejete -¡Godios necesita ayuda!- Les grité a todos al notar con preocupación cómo el lagarto levantaba su lanza para dar el golpe de gracia; corrí como pude pero mi camino se vio truncado por el novio de Mailes quien parecía dispuesto a derrotarnos a los dos a pesar de no haber podido hasta ahora solo contra su objetivo...
[1]Habilidad de Nivel 3: El Miedo que Acecha. Aunque al final la historia estaba tomando un giro interesante, traición y venganza se habían juntado esta noche -Vamos Mailes ¿Por qué los traicionaste? Eso no se hace- Le dije al hombre que estaba en el centro de todo y que ciertamente sí parecía ser un traidor, o al menos yo no confiaría en él, seguro nos abandonaría corriendo a la primera oportunidad, y no es que yo planeara hacer eso, no, yo sería incapaz -¡¡Hey hey hey!! Si quieren sacarle el corazón a alguien... que sea a Mailes, yo ni siquiera lo conozco, no soy su amigo- Intenté dejar todo en claro para salirme del paquete, tal vez sacaría, una vez a salvo sacaría a Raukucho y tal vez a la gata que parecía tan interesada en colaborar con el grupo como... yo.
Sin embargo las palabras menguaron y en un parpadeo pasaron a la acción; me quedé parado viendo todo casi en cámara lenta; con los brazos caídos y cara de decepción contemplé el inicio de una batalla que no había pedido y que no me interesaba en absoluto; un enorme león iba contra el pobre Billy pero yo tenía mis propios problemas pues un veloz murciélago hindú lagarto venía de prisa a embestirme -No te atrevas a- Dije con seguridad y firmeza mientras preparaba un grito con tal descarga de magia que le sacaría las hemorroides por la nariz al pobre reptil; aunque antes de poder hacerlo la hoja de Godios pasó a mi lado e interceptó la lanza del lagarto iniciando un choque de metales que desprendía chispazos de todos colores; la peluda había ido en ayuda de Billy, pero eso no era lo llamativo sino -Oye, tú... “gato” rima con “muchacho”- Le dije al felino mientras le mostraba el pulgar arriba, la gata definitivamente tenía el mismo don que yo para enojar a otros, tal vez nos llevaríamos bien, aunque solo si ella sobrevivía.
Retrocedí lentamente mientras escuchaba el llamado de Godios -Vamos juntos, somos dos contra él- Dijo el viejo en su voz cada vez más lejana mientras discretamente me iba alejando paso a paso hasta que algo más llamó mi atención; distraído como estaba apenas pude contemplar a la gata correr de manera poco elegante hacia ¿Rauko? ¿en serio? ¿Planeaba desquitarse con el pobre? No, claramente la enorme figura tras ella dejaba claro que estaba huyendo valientemente -Ella es de los míos- Murmuré decidido a ayudarla -Hora de ponerse serios- Murmuré mientras comenzaba a avanzar hacia la gata hasta meterme en su trayectoria hacia el elfo -Pedazo de %$#”- Escuché tras de mí la voz de un enojado Godios, decidido avancé hasta estar muy cerca de la gata y entonces salté sobre ella al tiempo que le indicaba agacharse -¡Abajo!- Esperaba que me hiciera caso para no terminar estrellándome con ella dos veces en una noche.
Una vez en el aire grité hacia el otro felino -Caseus- [1] la palabra impregnada en magia de voz tenía el objetivo de intimidar al enorme peluche; caí confiado frente a él y me levanté con soberbia mientras el viento ondeaba mi cabello seguro de que ahora él sería incapaz de -Auch- Alcancé a decir luego de sentir su puño estrellándose en mi mejilla; vi todo borroso y oscuro por un instante pero al volver la vista el león tenía las manos en su cabeza intentando aligerar el dolor -No debiste hacer eso- Froté mi mejilla con la mano -¿Por qué ahora vas a intentar matarme?- Preguntó con amargura -No, porque duele- Respondí justo antes de patearlo con todo en la entrepierna tan fuerte que sus ojos quedaron en dirección a sus orejas y con las manos en sus genitales acabó cayendo de cara al piso doblado como una “L”.
Claramente yo estaba más que consciente que las otras 4 patadas a los testículos del león habían sido completamente innecesarias pero de alguna manera sentía que eso ayudaría a bajar la hinchazón de mi mejilla -¡¡Godios!!- Recordé que había dejado en problemas al pobre viejo; lo busqué con la mirada pero Mailes y el otro sujeto insistía en pelear justo en mi campo de visión; justo ahora que todos estaban distraídos, podría tranquilamente ir hacia el carruaje y largarme pero no quería dejar ahí a mis dos personas favoritas de la noche -Ahí estás- Murmuré y tras dar un par de pasos en dirección a donde Godios peleaba contra el lagarto, me detuve y regresé a dar una última patada al león que ya no disfrutaría de un feliz día del padre.
El camino hasta donde Godios luchaba contra el lagarto se veía largo y lleno de obstáculos, el viejo comenzaba a flaquear ante la juventud y fortaleza del reptil quien comenzaba a dibujar líneas rojas en la piel del vejete -¡Godios necesita ayuda!- Les grité a todos al notar con preocupación cómo el lagarto levantaba su lanza para dar el golpe de gracia; corrí como pude pero mi camino se vio truncado por el novio de Mailes quien parecía dispuesto a derrotarnos a los dos a pesar de no haber podido hasta ahora solo contra su objetivo...
Bio
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
Ahora que nos encontrábamos en una batalla, lo único que podíamos hacer era acabar con los enemigos -(Ya que nadie quiere atacarme… podría luchar con…)- Miré hacia un lado y contemplé cómo Mailes y su contrincante blandían sus espadas con tal destreza que me era difícil seguir sus movimientos -(No, con él no… Entonces con…)- Miré el combate del anciano y el lagarto -(Bio está ahí, así que no me necesitarán)- Por último, voltee hacia donde se encontraba el león conversando con Eva -(Tal vez deba ayudarla, pero ¿debería? Se nota que ella tiene mucha confianza, tiene todo controlado… ¿Por qué está corriendo? ¿Por qué viene hacía mí? ¡Oh, dioses!)- Nunca esperé que Eva reaccionara de esa manera, pero ahora ella estaba corriendo hacia mí con un enorme león detrás de ella.
Mi corazón comenzó a palpitar con rapidez. Me coloqué en una postura de combate y esperé que se acercaran los felinos. Respiré profundo y luego fijé mi mirada en el león, mientras me mostraba decidido a ganar.
No obstante, gracias a los dioses, no me vi obligado a luchar, pues Bio se interpuso y, luego de una acrobacia arriesgada, para mostrar su resistencia sobrehumana, se paró con firmeza para recibir un fuerte golpe del león quien inmediatamente comenzó a sentir un enorme dolor de cabeza.
Al ver esa escena no pude evitar quedar sorprendido, muy sorprendido -(Recibió ese golpe y todavía tiene la cabeza pegada al cuello)- En ese instante comencé a sentir un poco de admiración por Bio, pero luego… -(¿Patadas en la entrepierna? ¿En serio?)- No me quedaron dudas de que él era alguien de temer, pues no solo logró que el león ya no pudiera tener descendencia, sino que también lo humilló a tal grado que nunca podría olvidar aquel día.
-(Un momento, si Bio está ahí, entonces Godios…)- Por un momento me había olvidado de todo lo demás, y ahora que había recordado a mis compañeros, inmediatamente, con algo de preocupación, busqué con la mirada al anciano quien luchaba ferozmente contra el reptil pero sin posibilidades ganar -(Esto es malo)- Yo sabía que si nadie hacía nada entonces tendríamos uno menos en el equipo, una muerte innecesaria.
Con eso en mente, no tuve dudas y emprendí una carrera hacia donde se encontraba Godios. Incliné ligeramente mi cuerpo hacia adelante y empuñé mi espada solamente con mi mano derecha. El lagarto, quien parecía estar divirtiéndose por la poca habilidad y destreza de su adversario, se percató de mi presencia y decidió que era momento de acabar con Godios -No lo permitiré- Me dije a mí mismo intentando convencerme de que realmente podría salvarlo.
El lagarto levantó su lanza y con la cola agarró al anciano por el cuello para asegurar el golpe. En ese instante corrí lo más rápido que mis piernas me permitían y, estando lo suficientemente cerca, lancé una estocada directa al torso del reptil -(Lo lograré, no hay forma de que…)
El reptil utilizó su cola para levantar al anciano y lo colocó frente a mí como si fuese su escudo. Me vi obligado a detenerme para no chocar, pero fue difícil no perder el equilibrio debido al impulso que llevaba a ese punto. El lagarto aprovechó mi guardia baja y dejó caer a Godios sobre mí para intentar atravesarnos a ambos. Por suerte pude moverme hacia un lado, justo a tiempo para ver al anciano impactar contra el suelo.
-¡Cielos! Qué bonita espada traes- Comentó el lagarto mientras me miraba de forma inquisitiva y con una enorme sonrisa -Si te rindes y me la das, prometo cuidarla muy bien.
Fruncí el ceño y empuñé mi espada con ambas manos mientras me colocaba en una postura de combate. Entonces el lagarto entendió mis intenciones, así que solo mostró una leve sonrisa y se preparó para luchar, manteniendo siempre su cola moviéndose de lado a lado.
Salí disparado hacia adelante y blandí mi espada horizontalmente. Pero él la bloqueó con la hoja metálica de su lanza y hubo un rocío de chispas que iluminaron nuestras caras por un breve instante. De este modo, tras el primer sonido del metal chocando, inició una feroz lucha donde nuestras armas se movían con gran velocidad e impactaban entre sí una y otra vez sin que ninguno llegase a ser herido.
Pero el combate no duraría demasiado, pues Godios logró levantarse para lanzar un ataque débil y lento; ya que él estaba herido, no había mucho que pudiera hacer. Ante esto el lagarto giró su cuerpo y golpeó la espada del anciano con tal fuerza que esta salió volando.
-(Es mi oportunidad)- Pensé para luego lanzar una estocada que también fue bloqueada por el reptil quien, al mismo tiempo, movió su cola para golpear al ahora desarmado Godios. Sin embargo, el anciano interceptó la cola, con sus dos brazos la sujetó con todas sus fuerzas y se dejó caer sobre esta para inmovilizar a nuestro enemigo.
-¡Suéltame!- Gritó el lagarto mientras intentaba zafarse sin éxito. Fue entonces cuando miró hacia donde me encontraba, pero no lograría verme, pues, en el momento que estuvo distraído, canalicé energía en mis piernas para dar un enorme salto, y cuando él descubrió mi ubicación, fue demasiado tarde. Miró hacia arriba y lo último que logró ver fue a mí aterrizando sobre su cabeza.
El lagarto cayó inconsciente conmigo sobre él, y ahora nuestra victoria era segura; solo faltaba uno y todo terminaría. Sin embargo, el último enemigo comenzó a reír, como si estuviera seguro que ganaría. Extendió sus brazos hacia los lados y dos esferas negras se formaron en la palma de sus manos -Ahora que ellos no molestan, podré acabar con todo el que esté de pie- Miró a su excompañero -Observa, Mailes, este es el poder que obtuve después de la última vez, el poder de un vampiro- Sonrió con malicia y luego aplaudió con fuerza.
Así como el sonido de sus palmas chocando llegó a nuestros oídos, la poca luz que habitaba el lugar desapareció dejando todo en una completa oscuridad -No puede ser- Susurré con frustración al notar que todo era negro y que apenas podían percibirse algunas siluetas. Ahora que no podíamos ver, sin duda alguna estábamos en problemas…
Mi corazón comenzó a palpitar con rapidez. Me coloqué en una postura de combate y esperé que se acercaran los felinos. Respiré profundo y luego fijé mi mirada en el león, mientras me mostraba decidido a ganar.
No obstante, gracias a los dioses, no me vi obligado a luchar, pues Bio se interpuso y, luego de una acrobacia arriesgada, para mostrar su resistencia sobrehumana, se paró con firmeza para recibir un fuerte golpe del león quien inmediatamente comenzó a sentir un enorme dolor de cabeza.
Al ver esa escena no pude evitar quedar sorprendido, muy sorprendido -(Recibió ese golpe y todavía tiene la cabeza pegada al cuello)- En ese instante comencé a sentir un poco de admiración por Bio, pero luego… -(¿Patadas en la entrepierna? ¿En serio?)- No me quedaron dudas de que él era alguien de temer, pues no solo logró que el león ya no pudiera tener descendencia, sino que también lo humilló a tal grado que nunca podría olvidar aquel día.
-(Un momento, si Bio está ahí, entonces Godios…)- Por un momento me había olvidado de todo lo demás, y ahora que había recordado a mis compañeros, inmediatamente, con algo de preocupación, busqué con la mirada al anciano quien luchaba ferozmente contra el reptil pero sin posibilidades ganar -(Esto es malo)- Yo sabía que si nadie hacía nada entonces tendríamos uno menos en el equipo, una muerte innecesaria.
Con eso en mente, no tuve dudas y emprendí una carrera hacia donde se encontraba Godios. Incliné ligeramente mi cuerpo hacia adelante y empuñé mi espada solamente con mi mano derecha. El lagarto, quien parecía estar divirtiéndose por la poca habilidad y destreza de su adversario, se percató de mi presencia y decidió que era momento de acabar con Godios -No lo permitiré- Me dije a mí mismo intentando convencerme de que realmente podría salvarlo.
El lagarto levantó su lanza y con la cola agarró al anciano por el cuello para asegurar el golpe. En ese instante corrí lo más rápido que mis piernas me permitían y, estando lo suficientemente cerca, lancé una estocada directa al torso del reptil -(Lo lograré, no hay forma de que…)
El reptil utilizó su cola para levantar al anciano y lo colocó frente a mí como si fuese su escudo. Me vi obligado a detenerme para no chocar, pero fue difícil no perder el equilibrio debido al impulso que llevaba a ese punto. El lagarto aprovechó mi guardia baja y dejó caer a Godios sobre mí para intentar atravesarnos a ambos. Por suerte pude moverme hacia un lado, justo a tiempo para ver al anciano impactar contra el suelo.
-¡Cielos! Qué bonita espada traes- Comentó el lagarto mientras me miraba de forma inquisitiva y con una enorme sonrisa -Si te rindes y me la das, prometo cuidarla muy bien.
Fruncí el ceño y empuñé mi espada con ambas manos mientras me colocaba en una postura de combate. Entonces el lagarto entendió mis intenciones, así que solo mostró una leve sonrisa y se preparó para luchar, manteniendo siempre su cola moviéndose de lado a lado.
Salí disparado hacia adelante y blandí mi espada horizontalmente. Pero él la bloqueó con la hoja metálica de su lanza y hubo un rocío de chispas que iluminaron nuestras caras por un breve instante. De este modo, tras el primer sonido del metal chocando, inició una feroz lucha donde nuestras armas se movían con gran velocidad e impactaban entre sí una y otra vez sin que ninguno llegase a ser herido.
Pero el combate no duraría demasiado, pues Godios logró levantarse para lanzar un ataque débil y lento; ya que él estaba herido, no había mucho que pudiera hacer. Ante esto el lagarto giró su cuerpo y golpeó la espada del anciano con tal fuerza que esta salió volando.
-(Es mi oportunidad)- Pensé para luego lanzar una estocada que también fue bloqueada por el reptil quien, al mismo tiempo, movió su cola para golpear al ahora desarmado Godios. Sin embargo, el anciano interceptó la cola, con sus dos brazos la sujetó con todas sus fuerzas y se dejó caer sobre esta para inmovilizar a nuestro enemigo.
-¡Suéltame!- Gritó el lagarto mientras intentaba zafarse sin éxito. Fue entonces cuando miró hacia donde me encontraba, pero no lograría verme, pues, en el momento que estuvo distraído, canalicé energía en mis piernas para dar un enorme salto, y cuando él descubrió mi ubicación, fue demasiado tarde. Miró hacia arriba y lo último que logró ver fue a mí aterrizando sobre su cabeza.
El lagarto cayó inconsciente conmigo sobre él, y ahora nuestra victoria era segura; solo faltaba uno y todo terminaría. Sin embargo, el último enemigo comenzó a reír, como si estuviera seguro que ganaría. Extendió sus brazos hacia los lados y dos esferas negras se formaron en la palma de sus manos -Ahora que ellos no molestan, podré acabar con todo el que esté de pie- Miró a su excompañero -Observa, Mailes, este es el poder que obtuve después de la última vez, el poder de un vampiro- Sonrió con malicia y luego aplaudió con fuerza.
Así como el sonido de sus palmas chocando llegó a nuestros oídos, la poca luz que habitaba el lugar desapareció dejando todo en una completa oscuridad -No puede ser- Susurré con frustración al notar que todo era negro y que apenas podían percibirse algunas siluetas. Ahora que no podíamos ver, sin duda alguna estábamos en problemas…
Rauko
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
Lo mejor de no ser tan fuerte como este tipo,es que al menos podía correr más rápido que él. Tenía la mirada fija en el elfo cuando alguien gritó ¡abajo!
así que me doblegué sorprendida, –¡¿Qué?!– voltee extrañada. El greñudo vino a ayudar, o eso suponía, seguramente solo le caería encima o haría una tontería similar,miraba atentamente las acciones de ambos mientras recuperaba el aliento, pero… ni sus habilidades le respetaban, aún intentando atacar al león este logró golpear en la mejilla. Lo que sí me sorprendió es que el vampiro no había azotado contra el suelo por el puñetazo y … –que bajo has caído Gibo...– pateó el bálano del león haciendo que este se colocará en posición fetal intentando respirar nuevamente en el suelo.
–No habrán hijos para ti….– reí tratando de disimular , refresque mi garganta y busqué con la mirada a Billy para ver si mi vergonzosa persecución no había sido en vano y no fue tragado por alguien más. Al corroborar que el chico seguía completo y sin saber qué hacer miré a Gibo que gritaba por ayuda, ¿de nuevo necesitaban apoyo?, giré mi mirada hacia arriba y sin otra opción intentaría hacer algo; Pero no era necesario, mi concepto de estos chicos había cambiado por completo, debía admitir que tenían valor, el albino comenzó a luchar contra el lagarto para auxiliar al viejo Godios.
Mi cara denotaba mi excitación al ver las espadas chocando y los hombres combatiendo, era algo entretenido de ver, no eran inútiles después de todo, bueno… tal vez Billy.
El lagarto tirado en el suelo indicaba que todo había acabado y podríamos seguir buscando la maldita llama negra y cobrar la recompensa, si, hubiese sido así si no fuera por que faltaba uno que se las daba por ganar con esa risita tontaina que me forzaban a cerrarla con un puñetazo en la boca, a ver si le quedaban ganas de sonreír.
Pero… –¡¿Ahora que han hecho idiotas?!– solo bastó un aplauso para que mis compañeros estuvieran en desventaja ante el vampiro que gozaba de su victoria en esta pelea, pobre cosita inocente, la que gozaría este momento voy a ser yo.
–¡Son unos inútiles, ahora que vamos a hacer!– gritaba fingiendo desesperación y desorientación al dar mis pasos acercándome cada vez más al vampiro, –¡Gibo seguro esto es tu culpa!– rezongue.
–¡No puedo ver nada!– decía Billy lo que era obvio, miré molesta al muchacho y ganas no me faltaban de aprovechar para meterle una patada al estilo Gibo justo entre las piernas, pero ahora debía concentrarme del vampiro risueño.
–¿Mailes, ahora qué piensan hacer?– me detuve al escucharle, –Seré educado e iré primero por la dama...– podía ver su rostro a unos metros de mí –Ja… atrévete poco sesos...–, miraba a todas partes fingiendo desorientación, –Debo decir, que fue un gran plan el tuyo...pero… hay un pequeño detalle con esto...– caminaba al rededor mía para parar detrás de mi lado izquierdo lo suficientemente alejado para que no notara su presencia oculta en las sombras -o eso pensaba él- abrí mi palma para sacar mis garras y giré hacia él para saltarle encima.
Azotamos ambos contra el suelo, rasgué su rostro con mi mano e di varios puñetazos en su nariz, intentando que dejara su concentración en aquél poder y que la oscuridad desvaneciera.
–¡Puta gata!– el hombre enfurecido intentó defenderse dando un golpe aleatorio –¡Ahh!–, no pude defenderme, ambas manos las tenía contra el vampiro y para su suerte me había dado en el ojo derecho, intentaba ignorar el dolor pero me había rasgado la córnea y como reflejo ante el ardor lo cubrí con ambas manos liberando de los golpes al hombre y este aprovechó para patearme en mi abdomen dejándome en cuclillas a un lado en el suelo.
Cubrí mi ojo con mi mano izquierda, al menos la oscuridad se iba desvaneciendo poco a poco.
Intenté no metarolear y no verme op :c
¡Cualquier edición que se necesite me avisan!
Eva
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
Aunque pensaba que sería el final del viejo, no es que no le tocara ya, seguro había tenido una vida plena, Rauko consiguió llegar a tiempo para salvarlo, aunque el lagarto era más astuto de lo que parecía y levantó a Godios para usarlo como escudo; el elfo consiguió detenerse y con mucha cautela y estrategia consiguió mostrar un combate impresionante que me dejó con la boca abierta y con la interrogante de “¿Por qué no solo le patea la entrepierna y ya?”
De cualquier manera, había demostrado que la habilidad podía usarse para ganar batallas de manera justa -Bien jugado- Pensé sin decir nada; sonreí al notar que solo quedaba uno de los sujetos y que seguro perdería ante nuestra grandiosa superioridad, el elfo en el equipo seguramente yo no tendría que hacer nada -Dale Billy, acábalo- Le grité al sujeto que peleaba contra el que ahora resultaba ser un vampiro -Pero yo estoy aquí- Respondió desde otro lado el verdadero Billy -Oh no- Murmuré mientras el sujeto comenzaba a hacer lo que parecía ser magia de sombras -Oh no- Repetí al ver que estaba decidido a hacernos pedazos él solo, debería ser muy idiota o muy poderoso para reír en esta situación.
Y así en un parpadeo, todo se oscureció, apenas y lograba ver las palmas de mis manos -Malditos vampiros, como los odio- Murmuré de mala gana como si yo no fuera uno de ellos -Claro que es culpa de Gibo- Dije al escuchar a la gata entre la densa capa negra que nos cubría -¿Quién rayos es Gibo?- Pregunté luego intrigado al no reconocer el nombre -¿Y quién es Mailes?- Si algo odiaba de andar en grupos grandes era el tener que memorizar muchos nombres y ésta era una de esas veces.
Cerré mis ojos y me concentré para escuchar con atención, los pasos y voces delataban la ubicación de algunos, aunque de momento no tenía más rastro de Rauko y el viejo que la posición que recordaba de ellos. Avancé ligeramente y con cuidado buscando acercarme en silencio a la gata ahora que sabía que el vampiro iría primero a por ella, todo un error haber revelado su plan antes de ejecutarlo; seguí el rastro del sonido que habían sus pisadas pero antes de poder saltar a detenerlo en el momento que se sintiera más confiado me sorprendí al escuchar que la gata saltaba hacia él y acababan ambos en el piso dándose amor como tortolitos.
Los golpes hicieron que el vampiro perdiera el control de su habilidad y la oscuridad comenzaba a dispersarse lentamente dejando entrever a la gata haciéndolo añicos con relativa facilidad, ahora podía añadir que con la gata y el elfo en el equipo seguramente yo no tendría que hacer nada; no obstante no resultó tan fácil como parecía y el malvado chupasangre consiguió golpearle el ojo a la gata y liberarse -Pueden creer que están a salvo, pero no lo están, no mientras Mailes esté con ustedes- Fue lo último que se escuchó del vampiro antes que se desvaneciera junto a la oscuridad que había conjurado.
Avancé directamente hacia Billy y lo tomé del cuello -Ahora explícanos Mailes ¿De qué se trata esto?- El chico cambió de colores y sudó frío -Pero yo no soy Mailes- Alcanzó a decir con la garganta apretada -Ah, sí, claro Gibo, ya lo sabía- Cambié de dirección y hablé sin mirar a nadie en específico -Ahora explícanos Mailes ¿Qué ha sido eso? ¿Quiénes son los Obooro?- Esperaba obtener respuestas de alguien o comenzaría a estresarme -Manténganse alerta- Señalé a los lados, el vampiro aparentemente había huido, pero no sabíamos en qué momento atacaría de nuevo, además nos había hecho desconfiar de uno de los nuestros.
De cualquier manera, había demostrado que la habilidad podía usarse para ganar batallas de manera justa -Bien jugado- Pensé sin decir nada; sonreí al notar que solo quedaba uno de los sujetos y que seguro perdería ante nuestra grandiosa superioridad, el elfo en el equipo seguramente yo no tendría que hacer nada -Dale Billy, acábalo- Le grité al sujeto que peleaba contra el que ahora resultaba ser un vampiro -Pero yo estoy aquí- Respondió desde otro lado el verdadero Billy -Oh no- Murmuré mientras el sujeto comenzaba a hacer lo que parecía ser magia de sombras -Oh no- Repetí al ver que estaba decidido a hacernos pedazos él solo, debería ser muy idiota o muy poderoso para reír en esta situación.
Y así en un parpadeo, todo se oscureció, apenas y lograba ver las palmas de mis manos -Malditos vampiros, como los odio- Murmuré de mala gana como si yo no fuera uno de ellos -Claro que es culpa de Gibo- Dije al escuchar a la gata entre la densa capa negra que nos cubría -¿Quién rayos es Gibo?- Pregunté luego intrigado al no reconocer el nombre -¿Y quién es Mailes?- Si algo odiaba de andar en grupos grandes era el tener que memorizar muchos nombres y ésta era una de esas veces.
Cerré mis ojos y me concentré para escuchar con atención, los pasos y voces delataban la ubicación de algunos, aunque de momento no tenía más rastro de Rauko y el viejo que la posición que recordaba de ellos. Avancé ligeramente y con cuidado buscando acercarme en silencio a la gata ahora que sabía que el vampiro iría primero a por ella, todo un error haber revelado su plan antes de ejecutarlo; seguí el rastro del sonido que habían sus pisadas pero antes de poder saltar a detenerlo en el momento que se sintiera más confiado me sorprendí al escuchar que la gata saltaba hacia él y acababan ambos en el piso dándose amor como tortolitos.
Los golpes hicieron que el vampiro perdiera el control de su habilidad y la oscuridad comenzaba a dispersarse lentamente dejando entrever a la gata haciéndolo añicos con relativa facilidad, ahora podía añadir que con la gata y el elfo en el equipo seguramente yo no tendría que hacer nada; no obstante no resultó tan fácil como parecía y el malvado chupasangre consiguió golpearle el ojo a la gata y liberarse -Pueden creer que están a salvo, pero no lo están, no mientras Mailes esté con ustedes- Fue lo último que se escuchó del vampiro antes que se desvaneciera junto a la oscuridad que había conjurado.
Avancé directamente hacia Billy y lo tomé del cuello -Ahora explícanos Mailes ¿De qué se trata esto?- El chico cambió de colores y sudó frío -Pero yo no soy Mailes- Alcanzó a decir con la garganta apretada -Ah, sí, claro Gibo, ya lo sabía- Cambié de dirección y hablé sin mirar a nadie en específico -Ahora explícanos Mailes ¿Qué ha sido eso? ¿Quiénes son los Obooro?- Esperaba obtener respuestas de alguien o comenzaría a estresarme -Manténganse alerta- Señalé a los lados, el vampiro aparentemente había huido, pero no sabíamos en qué momento atacaría de nuevo, además nos había hecho desconfiar de uno de los nuestros.
Bio
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
Me lamenté por no poder hacer nada; era alguien completamente inútil en esa situación y eso me parecía muy frustrante. Sin embargo, no quería seguir sintiéndome impotente y decidí hacer lo que estuviera a mi alcance -(Mientras ese vampiro ataca a alguien más, debo sanar al viejo para que estemos preparados)- Pensé para luego acercarme a Godios o a donde creí que él estaba.
Eva, por su parte, parecía estar entrando en desesperación, y nadie podría culparla, pero luego mencionó a un tal “Gibo” y no pude evitar quedar algo confundido -(¿Gibo? ¿Él está detrás de todo esto? ¿Qué sabe ella que nosotros no?)- Varias dudas invadieron mi mente y me era imposible encontrar las respuestas. Luego Bio también afirmó que todo era culpa de Gibo -(¡¿Soy el único que no sabe quién es?!)- Me sentí como un idiota.
Afortunadamente, Las siguientes palabras de Bio aclararon que él no tenía ni idea de quiénes eran los de su propio equipo, así que pude sentirme aliviado de no ser el único sin saber quién era Gibo.
Dejando eso de lado, finalmente encontré al anciano quien todavía estaba sobre la cola del lagarto. Toqué lo que parecía ser su barbilla o alguna otra cosa con mucho cabello -¿Rauko?- Preguntó Godios mostrándose algo nervioso.
-Sí, tranquilo, voy sanarte, pero no hagas ruido.- Le susurré.
-Entiendo.- Respondió, también en voz baja.
Mientras tanto, me mantuve alerta ya que no quería escuchar otro nombre y no saber de quién era. Entonces escuché varios ruidos de lo que parecía ser una pelea y luego pude notar cómo la oscuridad comenzó a disiparse como si solo fuese niebla -¿Ganamos?- Me pregunté mientras entrecerraba mis ojos intentando ver a los demás.
Cuando logré ver lo que sucedía, ya era demasiado tarde para ayudar. El vampiro, tras advertirnos sobre lo peligroso que podría ser Mailes, escapó abandonando a sus compañeros y dejando herida a Eva. Por otro lado, Bio quería respuestas y comenzó a desquitarse con el pobre Billy, para luego hacerle preguntas a Mailes, aunque sin mirarlo ya que no sabía quién de nosotros era al que buscaba. Sin duda alguna su memoria no era digna de admirar.
Mailes seguía mostrándose con un semblante de seriedad que parecía ser común en él, y suspiró -Solo cállate, maldita sea.- Le respondió a Bio y luego nos miró a todos -Sé que no podremos continuar si desconfían de mí, así que les diré lo que pasó…- Hizo una pausa para hacer más suspenso -Desde hace dos años, yo trabajaba con ellos como mercenarios y hacíamos trabajos con buena paga. Pero con el paso del tiempo nos dimos cuenta de que no ganábamos lo suficiente… No, sí lo hacíamos, pero…- Frunció el ceño -Lainz Blood, ese vampiro con el que peleamos, convenció a los demás de que podríamos ganar más, y que la única forma de hacerlo era con trabajos más… “exigentes”- Hizo énfasis en la última palabra.
Mientras él hablaba, terminé de por lo menos cerrar las heridas de Godios, para luego acercarme a Eva, con la intención de tratar su ojo -Por favor, no te muevas, sanaré tu ojo- Dije en voz baja para no interrumpir a Mailes, y después intenté colocar mi mano sobre el rostro de ella para dejar que mi energía de luz hiciera el resto. En tan solo unos segundos Eva estaría como nueva si me lo permitía, pues ella no había sufrido ninguna herida grave.
-Por supuesto, yo me negué. Pero ellos tomaron un trabajo donde el objetivo era entrar en un castillo y asesinar a un caballero. Les dije que era una locura, pero me ignoraron porque querían ganar los tres mil aeros que les prometieron- Frunció el ceño y habló con voz áspera -imbéciles, yo no les permitiría arriesgarse tanto, así que intenté hablar con Lainz, pero ese imbécil me golpeó y me dejó inconsciente- Tocó la parte trasera de su cabeza -Lo siguiente que supe de ellos era que fueron emboscados por los guardias y por poco escaparon- Apretó sus puños -Luego Lainz me acusó de soplón y todos intentaron matarme por “traidor”- Respiró profundo para intentar relajarse -Por eso tuve que huir a Lunargenta y tomé este trabajo porque fue lo primero que encontré... y tenía hambre.
Una vez narrada esa historia, él miró a Bio -Y no sé quiénes son los Obooro, pero prefiero irme de aquí antes de que lleguen. No quiero que me culpen otra vez por algo que no hice- Dijo para luego caminar de vuelta por donde vinimos, aunque sin dejar de estar alerta. No obstante, se detuvo al notar una desagradable presencia.
-Ellos son los que tienen el botín- Esa era la voz del vampiro, Lainz Blood, quien había regresado acompañado por un hombre y una mujer, guerreros con apariencia nórdica y un tanto tribal -intenté detenerlos, pero miren, mis compañeros están muy malheridos.- Dicho eso, volteó a mirar a Mailes y mostró una sonrisa maliciosa.
-¡Así que son ustedes los que se atreven a robarle a los Obooro!- Exclamó la chica mostrándose furiosa -¡No permitiré que nos roben las medicinas que necesitamos!- Se colocó en una postura de combate cuerpo a cuerpo, mientras su mirada de determinación reflejaba una gran responsabilidad que caía sobre ella.
-¡No, debes tener cuidado! ¡Ellos son despiadados y te mentirán para confundirte y hacer que bajes la guardia, así como lo hicieron conmigo!- Advirtió el vampiro fingiendo preocupación desinteresada.
-Apártate, buen hombre, nosotros lucharemos por el bien de nuestros hermanos y recuperaremos las medicinas.- Dijo el otro sujeto, el cual poseía orejas que delataban que era un elfo.
-Ni hablar, yo también lucharé para vengar a mis compañeros y para salvar a la gente de los Obooro.- Señaló Lainz quien mostraba ser un buen actor.
¿Nuevamente nos veríamos forzados a luchar? ¿No podríamos resolverlo todo a través del diálogo? ¿Alguien más aceptó el trabajo porque tenía hambre? El futuro era confuso y solo nuestras acciones podrían decidir el rumbo del siguiente desenlace.
Eva, por su parte, parecía estar entrando en desesperación, y nadie podría culparla, pero luego mencionó a un tal “Gibo” y no pude evitar quedar algo confundido -(¿Gibo? ¿Él está detrás de todo esto? ¿Qué sabe ella que nosotros no?)- Varias dudas invadieron mi mente y me era imposible encontrar las respuestas. Luego Bio también afirmó que todo era culpa de Gibo -(¡¿Soy el único que no sabe quién es?!)- Me sentí como un idiota.
Afortunadamente, Las siguientes palabras de Bio aclararon que él no tenía ni idea de quiénes eran los de su propio equipo, así que pude sentirme aliviado de no ser el único sin saber quién era Gibo.
Dejando eso de lado, finalmente encontré al anciano quien todavía estaba sobre la cola del lagarto. Toqué lo que parecía ser su barbilla o alguna otra cosa con mucho cabello -¿Rauko?- Preguntó Godios mostrándose algo nervioso.
-Sí, tranquilo, voy sanarte, pero no hagas ruido.- Le susurré.
-Entiendo.- Respondió, también en voz baja.
Mientras tanto, me mantuve alerta ya que no quería escuchar otro nombre y no saber de quién era. Entonces escuché varios ruidos de lo que parecía ser una pelea y luego pude notar cómo la oscuridad comenzó a disiparse como si solo fuese niebla -¿Ganamos?- Me pregunté mientras entrecerraba mis ojos intentando ver a los demás.
Cuando logré ver lo que sucedía, ya era demasiado tarde para ayudar. El vampiro, tras advertirnos sobre lo peligroso que podría ser Mailes, escapó abandonando a sus compañeros y dejando herida a Eva. Por otro lado, Bio quería respuestas y comenzó a desquitarse con el pobre Billy, para luego hacerle preguntas a Mailes, aunque sin mirarlo ya que no sabía quién de nosotros era al que buscaba. Sin duda alguna su memoria no era digna de admirar.
Mailes seguía mostrándose con un semblante de seriedad que parecía ser común en él, y suspiró -Solo cállate, maldita sea.- Le respondió a Bio y luego nos miró a todos -Sé que no podremos continuar si desconfían de mí, así que les diré lo que pasó…- Hizo una pausa para hacer más suspenso -Desde hace dos años, yo trabajaba con ellos como mercenarios y hacíamos trabajos con buena paga. Pero con el paso del tiempo nos dimos cuenta de que no ganábamos lo suficiente… No, sí lo hacíamos, pero…- Frunció el ceño -Lainz Blood, ese vampiro con el que peleamos, convenció a los demás de que podríamos ganar más, y que la única forma de hacerlo era con trabajos más… “exigentes”- Hizo énfasis en la última palabra.
Mientras él hablaba, terminé de por lo menos cerrar las heridas de Godios, para luego acercarme a Eva, con la intención de tratar su ojo -Por favor, no te muevas, sanaré tu ojo- Dije en voz baja para no interrumpir a Mailes, y después intenté colocar mi mano sobre el rostro de ella para dejar que mi energía de luz hiciera el resto. En tan solo unos segundos Eva estaría como nueva si me lo permitía, pues ella no había sufrido ninguna herida grave.
-Por supuesto, yo me negué. Pero ellos tomaron un trabajo donde el objetivo era entrar en un castillo y asesinar a un caballero. Les dije que era una locura, pero me ignoraron porque querían ganar los tres mil aeros que les prometieron- Frunció el ceño y habló con voz áspera -imbéciles, yo no les permitiría arriesgarse tanto, así que intenté hablar con Lainz, pero ese imbécil me golpeó y me dejó inconsciente- Tocó la parte trasera de su cabeza -Lo siguiente que supe de ellos era que fueron emboscados por los guardias y por poco escaparon- Apretó sus puños -Luego Lainz me acusó de soplón y todos intentaron matarme por “traidor”- Respiró profundo para intentar relajarse -Por eso tuve que huir a Lunargenta y tomé este trabajo porque fue lo primero que encontré... y tenía hambre.
Una vez narrada esa historia, él miró a Bio -Y no sé quiénes son los Obooro, pero prefiero irme de aquí antes de que lleguen. No quiero que me culpen otra vez por algo que no hice- Dijo para luego caminar de vuelta por donde vinimos, aunque sin dejar de estar alerta. No obstante, se detuvo al notar una desagradable presencia.
-Ellos son los que tienen el botín- Esa era la voz del vampiro, Lainz Blood, quien había regresado acompañado por un hombre y una mujer, guerreros con apariencia nórdica y un tanto tribal -intenté detenerlos, pero miren, mis compañeros están muy malheridos.- Dicho eso, volteó a mirar a Mailes y mostró una sonrisa maliciosa.
-¡Así que son ustedes los que se atreven a robarle a los Obooro!- Exclamó la chica mostrándose furiosa -¡No permitiré que nos roben las medicinas que necesitamos!- Se colocó en una postura de combate cuerpo a cuerpo, mientras su mirada de determinación reflejaba una gran responsabilidad que caía sobre ella.
- Líder de los Obooro:
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-¡No, debes tener cuidado! ¡Ellos son despiadados y te mentirán para confundirte y hacer que bajes la guardia, así como lo hicieron conmigo!- Advirtió el vampiro fingiendo preocupación desinteresada.
-Apártate, buen hombre, nosotros lucharemos por el bien de nuestros hermanos y recuperaremos las medicinas.- Dijo el otro sujeto, el cual poseía orejas que delataban que era un elfo.
- Uno de los Obooro y un fiel admirador de su líder:
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-Ni hablar, yo también lucharé para vengar a mis compañeros y para salvar a la gente de los Obooro.- Señaló Lainz quien mostraba ser un buen actor.
¿Nuevamente nos veríamos forzados a luchar? ¿No podríamos resolverlo todo a través del diálogo? ¿Alguien más aceptó el trabajo porque tenía hambre? El futuro era confuso y solo nuestras acciones podrían decidir el rumbo del siguiente desenlace.
Rauko
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
Finalmente comenzaba a entender quién era quién y por qué estábamos aquí, yo también tenía hambre así como Mailes, pero mi hambre solo se quitaba de otra forma, de todos modos escuché atentamente la historia estando atento a sus expresiones y movimientos para verificar la veracidad de sus palabras, como maestro del engaño resulta bastante difícil que alguien logre engañarme, salvo que sea confundiendo nombres; escuché con atención el relato del exmercenario que parecía ser bastante coherente, eso explicaba muchas cosas aunque seguía sin revelar quién rayos era Gibo y qué tenía que ver en todo esto.
Estaba a punto de hacer más preguntas para entender mejor la situación cuando de pronto fuimos abordados de nuevo, el vampiro había regresado con compañía pero esta vez me parecían diferentes, no tenían el mismo aspecto de matones baratos que tenían los primeros; retrocedí despacio hasta ponerme al nivel del resto -Tengo un mal presentimiento, vayan rápido al carruaje y salgan de aquí- Ordené en tono serio antes de acercarme un poco al centro, buscando un punto neutral entre ambos grupos -No sé quiénes sean ustedes o lo que quieran- Dije en tono pausado dando tiempo a que mis compañeros avanzaran a salvo -Pero debo decirles algo muy seriamente- Planté mis pies en la tierra y aguardé unos instantes para generar suspenso; tomé aire y los señalé con la mano derecha para luego concentrar algo de magia en mi voz -¡Matanga dijo la changa!- [1] Grité con fuerza dejando salir toda la magia contenida en aquel instante.
El sonido de la “changa” se repitió como un eco al tiempo que los recién llegados y el vampiro eran parcialmente doblegados, cayendo de rodillas al piso con las manos en la cabeza ante el gran dolor que seguro habían sentido, el vampiro, un poco más fuerte intentó levantarse mientras lanzaba algunas maldiciones pero de inmediato sus piernas flaquearon y se fue de medio lado hasta caer al piso -Rayos, creo que se me pasó la mano- Murmuré al ver la situación en la que habían quedado, no obstante no había tiempo que perder -Ahí se ven, perdedores- Me despedí con media sonrisa y agitando la mano izquierda -Perdedores y señorita- Aclaré antes de darme media vuelta y correr hacia el carruaje.
Menuda sorpresa encontraríamos al llegar al carruaje pues el mismo estaba destruido como si algo realmente grande lo hubiera masticado, tragado y defecado luego -No creo que eso vaya a correr muy lejos- Señalé con la mano temblorosa al tiempo que Godios con los ojos a punto de salirse señalaba hacia el caballo, o lo que quedaba del mismo -Algo se comió al caballo- Murmuró con incredulidad, Billy por su parte estalló en vómito al ver la escena -Solo se comió la mitad del caballo, pero lo que queda ya no nos sirve- Aclaré al ver la escena que cada vez parecía peor.
Mi truco no duraría mucho contra los fulanos Obooros y el vampiro, pero justo ahora ese no parecía ser el peor de nuestros problemas, pues si lo que se había comido al caballo... la mitad, del caballo, si eso aún estaba cerca definitivamente tendríamos problemas, no quería pensar siquiera en la posibilidad de sacrificar a alguien y dejarlo atrás para poder escapar, no, jamás pensaría en eso, no era necesario, Billy tenía piernas cortas así que era la elección obvia -Hay que movernos- Dije retomando un tono serio, no me gustaba para nada la idea de quedarme ahí atrapado entre dos amenazas.
[1]Habilidad de Nivel 0: El que susurra en la oscuridad. Estaba a punto de hacer más preguntas para entender mejor la situación cuando de pronto fuimos abordados de nuevo, el vampiro había regresado con compañía pero esta vez me parecían diferentes, no tenían el mismo aspecto de matones baratos que tenían los primeros; retrocedí despacio hasta ponerme al nivel del resto -Tengo un mal presentimiento, vayan rápido al carruaje y salgan de aquí- Ordené en tono serio antes de acercarme un poco al centro, buscando un punto neutral entre ambos grupos -No sé quiénes sean ustedes o lo que quieran- Dije en tono pausado dando tiempo a que mis compañeros avanzaran a salvo -Pero debo decirles algo muy seriamente- Planté mis pies en la tierra y aguardé unos instantes para generar suspenso; tomé aire y los señalé con la mano derecha para luego concentrar algo de magia en mi voz -¡Matanga dijo la changa!- [1] Grité con fuerza dejando salir toda la magia contenida en aquel instante.
El sonido de la “changa” se repitió como un eco al tiempo que los recién llegados y el vampiro eran parcialmente doblegados, cayendo de rodillas al piso con las manos en la cabeza ante el gran dolor que seguro habían sentido, el vampiro, un poco más fuerte intentó levantarse mientras lanzaba algunas maldiciones pero de inmediato sus piernas flaquearon y se fue de medio lado hasta caer al piso -Rayos, creo que se me pasó la mano- Murmuré al ver la situación en la que habían quedado, no obstante no había tiempo que perder -Ahí se ven, perdedores- Me despedí con media sonrisa y agitando la mano izquierda -Perdedores y señorita- Aclaré antes de darme media vuelta y correr hacia el carruaje.
Menuda sorpresa encontraríamos al llegar al carruaje pues el mismo estaba destruido como si algo realmente grande lo hubiera masticado, tragado y defecado luego -No creo que eso vaya a correr muy lejos- Señalé con la mano temblorosa al tiempo que Godios con los ojos a punto de salirse señalaba hacia el caballo, o lo que quedaba del mismo -Algo se comió al caballo- Murmuró con incredulidad, Billy por su parte estalló en vómito al ver la escena -Solo se comió la mitad del caballo, pero lo que queda ya no nos sirve- Aclaré al ver la escena que cada vez parecía peor.
Mi truco no duraría mucho contra los fulanos Obooros y el vampiro, pero justo ahora ese no parecía ser el peor de nuestros problemas, pues si lo que se había comido al caballo... la mitad, del caballo, si eso aún estaba cerca definitivamente tendríamos problemas, no quería pensar siquiera en la posibilidad de sacrificar a alguien y dejarlo atrás para poder escapar, no, jamás pensaría en eso, no era necesario, Billy tenía piernas cortas así que era la elección obvia -Hay que movernos- Dije retomando un tono serio, no me gustaba para nada la idea de quedarme ahí atrapado entre dos amenazas.
Última edición por Bio el Dom Mar 25 2018, 04:55, editado 1 vez
Bio
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
Realmente no me había importado mucho la historia de Mailes, pues yo solo quería terminar con el trabajo para obtener la paga lo antes posible. No obstante, cuanto él terminó su historia y procedíamos a regresar al carruaje, nuevamente aparecieron más problemas y yo estaba comenzando a frustrarme por tantos inconvenientes seguidos.
-Ese estúpido de Hyro solo me da trabajos problemáticos.- Murmuré para mí mismo y luego suspiré, intentando aceptar lo ridículamente difícil e injusta que podía ser la vida.
Afortunadamente Bio optó por hacerse cargo del asunto y, tras ordenarnos que volviéramos al carruaje, se paró entre los dos bandos, preparándose para envolverse en lo que, obviamente, sería una ardua y difícil batalla legendaria donde él se esforzaría al máximo para obtener la victoria... o puede que saliera con uno de sus trucos y escaparía sin más, lo cual sería mucho más fácil y creíble tratándose de él.
Como sea, todos escuchamos y nos largamos sin protestar ni decir nada más. Avanzamos lo más rápido que podíamos, como si nuestras vidas dependieran de ello; incluso Godios, aunque era algo lento, se esforzaba para seguirnos el ritmo.
No obstante, cuando llegamos a nuestro destino, ninguno de nosotros era capaz de asimilar lo que estaba frente a nosotros. Mailes parecía incrédulo, pero mantenía la compostura. Godios se mostraba nervioso y sus ojos exploraban todo lugar en busca de alguna respuesta lógica que pudiera hacerle sentir seguro. Billy se mostró con un semblante de pánico y asco mientras que su rostro se tornaba pálido. Y yo, por supuesto, también me preocupé como era de esperarse.
-(No puede ser… ¡¿Y ahora cómo nos llevaremos una Llama Negra a Lunargenta?!)- Fue lo único que pude pensar en ese instante. Ni siquiera noté que Bio ya había regresado. Pero pude volver en sí cuando escuché a Billy vomitar justo a mi lado, lo cual no me molestó; pude comprender que tener que cargar al animal de vuelta podría parecerle una tarea espeluznante, aunque el simple hecho de haber realizado el viaje para nada también era muy estresante.
Fue entonces cuando Bio propuso que nos moviéramos, pero ¿a dónde? Yo ni siquiera podía saber hacia dónde quedaba el norte ya que para ello necesitaba ver el sol, y era de noche. Por suerte esa pregunta se respondería de inmediato.
-Iremos al sureste, hacia Sandorai que es el lugar más cercano donde podremos ser bien recibidos.- Dijo Mailes con ese toque de amargura característica de él. Miró hacia el cielo, como si buscara asegurarse de algo, y luego fijó sus ojos hacia el camino que comenzaría a recorrer -Dense prisa y estén atentos, Lainz y esos tales Gelbooru… o cómo se llamen, nos alcanzarán tarde o temprano; tengan por seguro que seguirán nuestras huellas.- De alguna manera parecía saber que Bio no había eliminado a nadie.
Miré el largo y oscuro camino que debíamos tomar, luego dejé salir un suspiro de frustración -(Me da flojera tener que caminar)- Pensé mientras que poco a poco me sentía más desanimado.
Repentinamente todos nos pusimos en alerta tras escuchar varias pisadas acercándose, pisadas que eran de un pequeño grupo de personas o de un animal con 4 o más patas.
-Parece que ya nos encontraron.- Dijo Godios quien se colocó con una postura de combate, mirando hacia el origen de los ruidos. Pero entonces escuchamos más pasos viniendo desde la dirección contraria, pasos que parecían ser mucho más pesados que los otros.
-No necesito que me lo digas, puedo escucharlos venir desde dos direcciones.- Respondió Mailes tomando también una postura de combate, colocándose espalda con espalda con el anciano e indicándonos al resto que nos mantuviéramos cerca de ellos, de modo que estaríamos preparados para entrar en lo que, tal vez, podría ser nuestra última batalla bajo la luna de aquella noche.
-Ese estúpido de Hyro solo me da trabajos problemáticos.- Murmuré para mí mismo y luego suspiré, intentando aceptar lo ridículamente difícil e injusta que podía ser la vida.
Afortunadamente Bio optó por hacerse cargo del asunto y, tras ordenarnos que volviéramos al carruaje, se paró entre los dos bandos, preparándose para envolverse en lo que, obviamente, sería una ardua y difícil batalla legendaria donde él se esforzaría al máximo para obtener la victoria... o puede que saliera con uno de sus trucos y escaparía sin más, lo cual sería mucho más fácil y creíble tratándose de él.
Como sea, todos escuchamos y nos largamos sin protestar ni decir nada más. Avanzamos lo más rápido que podíamos, como si nuestras vidas dependieran de ello; incluso Godios, aunque era algo lento, se esforzaba para seguirnos el ritmo.
No obstante, cuando llegamos a nuestro destino, ninguno de nosotros era capaz de asimilar lo que estaba frente a nosotros. Mailes parecía incrédulo, pero mantenía la compostura. Godios se mostraba nervioso y sus ojos exploraban todo lugar en busca de alguna respuesta lógica que pudiera hacerle sentir seguro. Billy se mostró con un semblante de pánico y asco mientras que su rostro se tornaba pálido. Y yo, por supuesto, también me preocupé como era de esperarse.
-(No puede ser… ¡¿Y ahora cómo nos llevaremos una Llama Negra a Lunargenta?!)- Fue lo único que pude pensar en ese instante. Ni siquiera noté que Bio ya había regresado. Pero pude volver en sí cuando escuché a Billy vomitar justo a mi lado, lo cual no me molestó; pude comprender que tener que cargar al animal de vuelta podría parecerle una tarea espeluznante, aunque el simple hecho de haber realizado el viaje para nada también era muy estresante.
Fue entonces cuando Bio propuso que nos moviéramos, pero ¿a dónde? Yo ni siquiera podía saber hacia dónde quedaba el norte ya que para ello necesitaba ver el sol, y era de noche. Por suerte esa pregunta se respondería de inmediato.
-Iremos al sureste, hacia Sandorai que es el lugar más cercano donde podremos ser bien recibidos.- Dijo Mailes con ese toque de amargura característica de él. Miró hacia el cielo, como si buscara asegurarse de algo, y luego fijó sus ojos hacia el camino que comenzaría a recorrer -Dense prisa y estén atentos, Lainz y esos tales Gelbooru… o cómo se llamen, nos alcanzarán tarde o temprano; tengan por seguro que seguirán nuestras huellas.- De alguna manera parecía saber que Bio no había eliminado a nadie.
Miré el largo y oscuro camino que debíamos tomar, luego dejé salir un suspiro de frustración -(Me da flojera tener que caminar)- Pensé mientras que poco a poco me sentía más desanimado.
Repentinamente todos nos pusimos en alerta tras escuchar varias pisadas acercándose, pisadas que eran de un pequeño grupo de personas o de un animal con 4 o más patas.
-Parece que ya nos encontraron.- Dijo Godios quien se colocó con una postura de combate, mirando hacia el origen de los ruidos. Pero entonces escuchamos más pasos viniendo desde la dirección contraria, pasos que parecían ser mucho más pesados que los otros.
-No necesito que me lo digas, puedo escucharlos venir desde dos direcciones.- Respondió Mailes tomando también una postura de combate, colocándose espalda con espalda con el anciano e indicándonos al resto que nos mantuviéramos cerca de ellos, de modo que estaríamos preparados para entrar en lo que, tal vez, podría ser nuestra última batalla bajo la luna de aquella noche.
Rauko
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
Rodeados, estamos rodeados, vienen por nosotros, están por todos lados- Repetía Billy una y otra vez en palabras cada vez más difíciles de entender -Las llamas, las llamas negras, ya vienen las llamas negras- Godios no tardó en acercarse al chico y voltearle el rostro de una bofetada -Reacciona, saldremos de esta como de tantas otras- El sonido de las pisadas se escuchaba cada vez más cerca y seguíamos sin ver de qué se trataba -Hagan un círculo, nos cubriremos todos- Dijo Godios que parecía haber tomado el mando ante la difícil situación, corrí de inmediato al centro junto a los otros pero tristemente Billy se quedó atrás de nuevo -Vamos a morir, vamos a morir todos, vamos a...- De entre las sombras de la noche emergió tras el chico una criatura humanoide que despedía fuego por su cabeza y algunas otras partes de su cuerpo -¡¡Billy, cuidado!!- Grité en vano pues con un arma parecida a un báculo ardiente, el misterioso ser partió al chico en dos pedazos, sus piernas se mantuvieron de pie unos instantes mientras el resto de su cuerpo cayó al piso, sus ojos abiertos dejaban ver que ni siquiera había notado que lo habían matado, para él el mundo simplemente se había apagado de pronto.
Aún no sabíamos si gritar o asustarnos pero apenas empezaba a empeorar la situación, pues un par más de criaturas similares aparecieron a nuestros lados y una más por detrás, definitivamente nos habían rodeado y ya teníamos un hombre menos, tristemente había muerto antes de tiempo sin sernos útil para escapar -Malditos monstruos- Balbuceó Mailes lanzándose contra uno, en su furia consiguió esquivar el golpe del báculo del segundo y asestarle un fuerte espadazo en el pecho pero nada pasó, la espada rebotó como si nada dejando apenas una leve fisura en la piel de aquel extraño ser -No puede ser- Dijo Mailes antes de dar un salto atrás para evitar ser partido por el báculo cuyos extraños ardían al rojo vivo.
Miré a los otros pensando en lo extraños que eran -Las llamas negras... así lucen- Balbuceaba Godios con incertidumbre pero estaba muy lejos de la verdad, yo ya había enfrentado antes a algo similar y aunque tenía mis dudas, estaba seguro que se trataba de magia de elfos -No son ningunas llamas, son golems- Advertí a mis compañeros al tiempo que las 4 criaturas comenzaban a acercarse -Su cuerpo es de piedra y no actúan por cuenta propia, alguien debe estarlos controlando- Miré a todos lados rodeando la escena y girando todo mi cuerpo -Y debe estar cerca- En un inesperado arranque de furia, Godios levantó una piedra grande y con algo de esfuerzo la lanzó contra el más cercano de los golems, el cual no pudo esquivarla y cayó al piso con el pecho partido en dos; un pequeño pergamino se desprendió de su frente y las llamas dejaron de salir, sin embargo las rocas desprendidas comenzaban a juntarse de nuevo.
Reconocí de inmediato la magia arcana en el pergamino, eso me daba una idea de las llamas, pero aún faltaba descubrir dónde se encontraba el manejador que por el tipo de magia solo podía ser un elfo -Eso solo nos dará más tiempo, hay que encontrar al conjurador- Dije al resto mientras avanzaba hacia otro de los hombres de piedra cerca de Mailes -Acá estoy, manda a tus marionetas contra mí si puedes- Dije en voz alta sacando mis dagas aunque poco podría hacer con ellas -O ven por mí tú mismo, elfo cobarde- Lancé la tentación esperando que respondiera e hice una seña a Rauko señalando mi oído, si el elfo respondía a la provocación debería aprovechar para encontarlo y hacerle perder el control de sus golems.
Aún no sabíamos si gritar o asustarnos pero apenas empezaba a empeorar la situación, pues un par más de criaturas similares aparecieron a nuestros lados y una más por detrás, definitivamente nos habían rodeado y ya teníamos un hombre menos, tristemente había muerto antes de tiempo sin sernos útil para escapar -Malditos monstruos- Balbuceó Mailes lanzándose contra uno, en su furia consiguió esquivar el golpe del báculo del segundo y asestarle un fuerte espadazo en el pecho pero nada pasó, la espada rebotó como si nada dejando apenas una leve fisura en la piel de aquel extraño ser -No puede ser- Dijo Mailes antes de dar un salto atrás para evitar ser partido por el báculo cuyos extraños ardían al rojo vivo.
Miré a los otros pensando en lo extraños que eran -Las llamas negras... así lucen- Balbuceaba Godios con incertidumbre pero estaba muy lejos de la verdad, yo ya había enfrentado antes a algo similar y aunque tenía mis dudas, estaba seguro que se trataba de magia de elfos -No son ningunas llamas, son golems- Advertí a mis compañeros al tiempo que las 4 criaturas comenzaban a acercarse -Su cuerpo es de piedra y no actúan por cuenta propia, alguien debe estarlos controlando- Miré a todos lados rodeando la escena y girando todo mi cuerpo -Y debe estar cerca- En un inesperado arranque de furia, Godios levantó una piedra grande y con algo de esfuerzo la lanzó contra el más cercano de los golems, el cual no pudo esquivarla y cayó al piso con el pecho partido en dos; un pequeño pergamino se desprendió de su frente y las llamas dejaron de salir, sin embargo las rocas desprendidas comenzaban a juntarse de nuevo.
Reconocí de inmediato la magia arcana en el pergamino, eso me daba una idea de las llamas, pero aún faltaba descubrir dónde se encontraba el manejador que por el tipo de magia solo podía ser un elfo -Eso solo nos dará más tiempo, hay que encontrar al conjurador- Dije al resto mientras avanzaba hacia otro de los hombres de piedra cerca de Mailes -Acá estoy, manda a tus marionetas contra mí si puedes- Dije en voz alta sacando mis dagas aunque poco podría hacer con ellas -O ven por mí tú mismo, elfo cobarde- Lancé la tentación esperando que respondiera e hice una seña a Rauko señalando mi oído, si el elfo respondía a la provocación debería aprovechar para encontarlo y hacerle perder el control de sus golems.
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Bio
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
Nos preparamos y nos formamos haciendo un círculo, pero Billy fue dominado por el miedo y él solo podía decir que moriríamos; realmente que este destacaba por ser el único que no era un guerrero, y eso no era bueno en esta situación.
Fue entonces cuando apareció una criatura humanoide con la piel grisácea y con llamas desprendiéndose de su cabeza, codos, rodillas y espalda, al igual que en los extremos del báculo que portaba; parecía ser la famosa llama negra que buscábamos. Pero, por desgracia, no hubo tiempo para celebrar nuestro hallazgo, pues, con un veloz movimiento vertical de su báculo, dibujó en el aire una línea flameante que dividió en dos al desafortunado Billy en apenas un parpadeo.
Tras ver esa horrorosa escena quedé estupefacto y un escalofrío recorrió toda mi columna vertebral. Fui incapaz de salvar a alguien que no merecía sufrir un final tan precoz, pero… yo ya había visto morir a muchos otros inocentes en mi vida, la cantidad suficiente como para ya no poder considerar la muerte de Billy como una gran desgracia.
-… Ya pasó… No te aferres al pasado.- Me dije a mí mismo intentando olvidarme de Billy para centrarme en lo importante: no morir.
Y como si la situación no fuese lo suficientemente mala, aparecieron otras tres criaturas iguales y entre todas nos rodearon. Entonces Mailes intentó enfrentar a una de esas cosas, pero su ataque no logró hacer nada significativo.
-(No podremos hacer mucho, aunque puede que sí logremos eliminar a uno si lo atacamos todos a la vez… No, lo más probable es que esa cosa resista y…)- Fue entonces cuando Bio habló sacándome de mi tren de pensamiento. Reveló que estábamos enfrentando golems y que era un elfo el responsable de todo, lo cual me sorprendió un poco -(¿Un elfo puede hacer eso? ¿Desde cuándo?)- En ese instante recordé que en el gremio había una elfa que poseía un golem, y que Chucho le disparó una flecha, la cual no dio en el blanco -(Oh, sí, cierto, lo había olvidado… Entonces solo debo salir de aquí con un salto y buscar a ese elfo)
Con eso en mente, miré a mi alrededor buscando la mejor ruta para escapar de los golems. Entonces Godios le arrojó una enorme roca a uno, logrando destruirlo y abrirnos una vía, aunque solo por un tiempo, pues el golem estaba reconstruyéndose y podría levantarse otra vez en un par de minutos. Bio también entró en acción y me hizo una seña para que yo estuviera al tanto de su plan. Asentí con la cabeza y estuve atento a la posible aparición del enemigo.
Desafortunadamente, el elfo no salió de su escondite, pues si usaba golems significaba que él no tenía lo necesario para luchar cara a cara. Así que, en vez de que él saliera de su escondite, sus golems apresuraron el paso para asesinarnos cuanto antes.
Chasqueé la lengua y fruncí el ceño. El plan no estaba funcionando, así que no me quedaba de otra que buscar por mí mismo.
-Parece que no es tan tonto para venir, así que tendré que ir tras él. Encárguense de los golems.- Tras decir eso corrí hacia adelante, un golem se interpuso en mi camino, reuní energía en mis piernas, salté y pasé por encima de este para luego seguir corriendo por el lugar intentando encontrar algo, alguna pista, alguna huella en el suelo que me llevara hacia el elfo.
Paralelamente, un golem fue directamente a por Bio, mientras que los otros dos se mantuvieron ocupados con Mailes y Godios quienes hacían lo posible para que nada me estorbara en mi búsqueda, pero tarde o temprano el cuarto golem se levantaría para perseguirme y eso sería un problema, pero esperaba que mis compañeros pudieran encargarse de eso mientras yo hacía mi parte.
Por suerte no tardé demasiado en hallar huellas en el suelo, las cuales seguí de inmediato. Y así finalmente pude ver una silueta negra detrás de un árbol. Corrí más deprisa, empuñé mi espada con ambas manos y dejé salir un fuerte grito de guerra que resonó por todo el lugar; quería intimidar al elfo y así hacerle perder la concentración en sus golems cuanto antes.
Él me vio, dio un par de pasos hacia atrás, tropezó y cayó sobre su trasero; esa era mi oportunidad. Rápidamente corté la distancia entre ambos y lancé una estocada directo a su pecho, pero mi espada, en vez de atravesarlo, se detuvo al chocar contra una superficie dura; él era otro golem, uno que procedió a desmoronarse tras ya haber servido como señuelo.
-¡Maldici…!- Antes de maldecir, escuché un sonido crujiente viniendo de arriba. Miré hacia esa dirección y encontré a una gran altura a un peliblanco sentado sobre una rama y con arco y flecha en manos. En ese instante él no dudó, era mantener a sus golems o eliminarme a mí, así que disparó. Salté hacia un lado por instinto y la flecha pasó a milímetros de mí. De inmediato, sin pensarlo siquiera, tomé una postura de lanzamiento, agarré mi espada con la mano derecha y luego la arrojé con todas mis fuerzas hacia el arquero con la intención de asesinarlo o, por lo menos, hacerle tener su última caída…
Fue entonces cuando apareció una criatura humanoide con la piel grisácea y con llamas desprendiéndose de su cabeza, codos, rodillas y espalda, al igual que en los extremos del báculo que portaba; parecía ser la famosa llama negra que buscábamos. Pero, por desgracia, no hubo tiempo para celebrar nuestro hallazgo, pues, con un veloz movimiento vertical de su báculo, dibujó en el aire una línea flameante que dividió en dos al desafortunado Billy en apenas un parpadeo.
Tras ver esa horrorosa escena quedé estupefacto y un escalofrío recorrió toda mi columna vertebral. Fui incapaz de salvar a alguien que no merecía sufrir un final tan precoz, pero… yo ya había visto morir a muchos otros inocentes en mi vida, la cantidad suficiente como para ya no poder considerar la muerte de Billy como una gran desgracia.
-… Ya pasó… No te aferres al pasado.- Me dije a mí mismo intentando olvidarme de Billy para centrarme en lo importante: no morir.
Y como si la situación no fuese lo suficientemente mala, aparecieron otras tres criaturas iguales y entre todas nos rodearon. Entonces Mailes intentó enfrentar a una de esas cosas, pero su ataque no logró hacer nada significativo.
-(No podremos hacer mucho, aunque puede que sí logremos eliminar a uno si lo atacamos todos a la vez… No, lo más probable es que esa cosa resista y…)- Fue entonces cuando Bio habló sacándome de mi tren de pensamiento. Reveló que estábamos enfrentando golems y que era un elfo el responsable de todo, lo cual me sorprendió un poco -(¿Un elfo puede hacer eso? ¿Desde cuándo?)- En ese instante recordé que en el gremio había una elfa que poseía un golem, y que Chucho le disparó una flecha, la cual no dio en el blanco -(Oh, sí, cierto, lo había olvidado… Entonces solo debo salir de aquí con un salto y buscar a ese elfo)
Con eso en mente, miré a mi alrededor buscando la mejor ruta para escapar de los golems. Entonces Godios le arrojó una enorme roca a uno, logrando destruirlo y abrirnos una vía, aunque solo por un tiempo, pues el golem estaba reconstruyéndose y podría levantarse otra vez en un par de minutos. Bio también entró en acción y me hizo una seña para que yo estuviera al tanto de su plan. Asentí con la cabeza y estuve atento a la posible aparición del enemigo.
Desafortunadamente, el elfo no salió de su escondite, pues si usaba golems significaba que él no tenía lo necesario para luchar cara a cara. Así que, en vez de que él saliera de su escondite, sus golems apresuraron el paso para asesinarnos cuanto antes.
Chasqueé la lengua y fruncí el ceño. El plan no estaba funcionando, así que no me quedaba de otra que buscar por mí mismo.
-Parece que no es tan tonto para venir, así que tendré que ir tras él. Encárguense de los golems.- Tras decir eso corrí hacia adelante, un golem se interpuso en mi camino, reuní energía en mis piernas, salté y pasé por encima de este para luego seguir corriendo por el lugar intentando encontrar algo, alguna pista, alguna huella en el suelo que me llevara hacia el elfo.
Paralelamente, un golem fue directamente a por Bio, mientras que los otros dos se mantuvieron ocupados con Mailes y Godios quienes hacían lo posible para que nada me estorbara en mi búsqueda, pero tarde o temprano el cuarto golem se levantaría para perseguirme y eso sería un problema, pero esperaba que mis compañeros pudieran encargarse de eso mientras yo hacía mi parte.
Por suerte no tardé demasiado en hallar huellas en el suelo, las cuales seguí de inmediato. Y así finalmente pude ver una silueta negra detrás de un árbol. Corrí más deprisa, empuñé mi espada con ambas manos y dejé salir un fuerte grito de guerra que resonó por todo el lugar; quería intimidar al elfo y así hacerle perder la concentración en sus golems cuanto antes.
Él me vio, dio un par de pasos hacia atrás, tropezó y cayó sobre su trasero; esa era mi oportunidad. Rápidamente corté la distancia entre ambos y lancé una estocada directo a su pecho, pero mi espada, en vez de atravesarlo, se detuvo al chocar contra una superficie dura; él era otro golem, uno que procedió a desmoronarse tras ya haber servido como señuelo.
-¡Maldici…!- Antes de maldecir, escuché un sonido crujiente viniendo de arriba. Miré hacia esa dirección y encontré a una gran altura a un peliblanco sentado sobre una rama y con arco y flecha en manos. En ese instante él no dudó, era mantener a sus golems o eliminarme a mí, así que disparó. Salté hacia un lado por instinto y la flecha pasó a milímetros de mí. De inmediato, sin pensarlo siquiera, tomé una postura de lanzamiento, agarré mi espada con la mano derecha y luego la arrojé con todas mis fuerzas hacia el arquero con la intención de asesinarlo o, por lo menos, hacerle tener su última caída…
Rauko
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
Provocar la ira del elfo no parecía del todo una buena idea, es decir, si no lo encontrábamos y se antojaba de juntar a sus marionetas en un golem más grande nos veríamos en serios problemas y terminaríamos todos peor que Billy; había conseguido la atención de dos de esos hombres de piedra, ahora quedaba el otro problema ¿qué iba a hacer con ellos? Mis dagas poco podrían hacer contra sus resistentes cuerpos y mis puños... ni hablar, sería una pésima idea; de momento solo podía tratar de alejarlos del resto del grupo que debía lidiar con un tercero mientras el cuarto seguía reconstruyéndose en el suelo.
Godios intentó de nuevo tomar la ofensiva y con otra piedra similar intentó romper al segundo, sin embargo éste estaba más atento y consiguió repelerla y desviarla a un lado con su arma, estaban en problemas aunque yo tenía los míos propios, y eran dos, así que poco podía preocuparme por más gente -Tenía que ser fuego, tenía que ser fuego- Murmuraba mientras saltaba hacia un lado y hacia el otro esquivado los ataques de las dos criaturas al mismo tiempo que me alejaba del grupo hasta que en un momento dejaron de avanzar -Eso, tal como imaginaba- Me acerqué un poco a ellos y luego me alejé de nuevo de un salto hacia atrás pero su reacción fue la misma, intentaron alcanzarme y luego sin razón aparente se detuvieron.
Sonreí de medio lado ante mi descubrimiento; los colosos estaban limitados a cierto rango de distancia, lo que daba fuerza a mis sospechas y dejaba claro que quien los controlaba debía estar cerca; habiendo marcado una línea imaginaria que me permitiría estar a salvo, opté por fingir que no había notado ese detalle y comencé a girar formando un perímetro, si lograba hacer un semi círculo quedaría claro el punto de origen de tal magia, lo complicado era poder mantenerme pues cada vez que me alejaba mucho las criaturas cambiaban de objetivo y trataban de regresar con los otros, por lo que resultaba necesario perseguirlas y llamar de nuevo su atención.
Godios y Mailes luchaban por defenderse como podían pero ante la imposibilidad de derrotar a la criatura y el evidente cansancio fruto de sus intentos, comenzaban a limitarse a defenderse y esquivar; quise gritarles que las criaturas tenían un límite de distancia desde el origen de la magia que los controlaba pero era esencial que quien los comandaba no notara que lo sabía, si mis compañeros caían todo dependería de mí y de -Un momento... ¿y Rauko?- Me dije a mí mismo mirando a todos lados en busca del chico y lo encontré atacando algo bajo un árbol -Lo tiene, que chico más listo- Dije orgulloso aunque lo que había encontrado resultó ser un señuelo -Que idiota, no debo esperar nada de- Cambié de opinión de inmediato pero entonces -¡Eso! Jamás dudé de ti- Apreté los puños al ver que había logrado algo, los golems se detuvieron por un instante y un proyectil cayó desde lo alto del árbol.
La flecha que se clavó en el piso cerca de Rauko delataba que había alguien arriba -¡Lo encontramos, de prisa!- Dije a los otros zopencos para que ayudaran a Rauko y así yo no tendría que hacer nada, aunque tampoco es que hiciera mucha falta, tras el ataque de Rauko, un amasijo de carne bajó estrellándose con cada rama del árbol, las cuales aligeraron su caída pero le dejaron más de un golpe en el cuerpo; pese a todo consiguió caer de pie; no alcanzó a decir nada y simplemente juntó sus manos y la tierra bajo sus pies comenzó a endurecerse y elevarse -¡Rauko, acábalo!- Tomé del piso una de las armas de los golems y la lancé hasta las manos del chico con la esperanza de que la alcanzara y detuviera al marionetero antes que hiciera lo que sea que estaba haciendo, yo por más que corriera no podría llegar a tiempo así que todo dependía de él ahora.
Godios intentó de nuevo tomar la ofensiva y con otra piedra similar intentó romper al segundo, sin embargo éste estaba más atento y consiguió repelerla y desviarla a un lado con su arma, estaban en problemas aunque yo tenía los míos propios, y eran dos, así que poco podía preocuparme por más gente -Tenía que ser fuego, tenía que ser fuego- Murmuraba mientras saltaba hacia un lado y hacia el otro esquivado los ataques de las dos criaturas al mismo tiempo que me alejaba del grupo hasta que en un momento dejaron de avanzar -Eso, tal como imaginaba- Me acerqué un poco a ellos y luego me alejé de nuevo de un salto hacia atrás pero su reacción fue la misma, intentaron alcanzarme y luego sin razón aparente se detuvieron.
Sonreí de medio lado ante mi descubrimiento; los colosos estaban limitados a cierto rango de distancia, lo que daba fuerza a mis sospechas y dejaba claro que quien los controlaba debía estar cerca; habiendo marcado una línea imaginaria que me permitiría estar a salvo, opté por fingir que no había notado ese detalle y comencé a girar formando un perímetro, si lograba hacer un semi círculo quedaría claro el punto de origen de tal magia, lo complicado era poder mantenerme pues cada vez que me alejaba mucho las criaturas cambiaban de objetivo y trataban de regresar con los otros, por lo que resultaba necesario perseguirlas y llamar de nuevo su atención.
Godios y Mailes luchaban por defenderse como podían pero ante la imposibilidad de derrotar a la criatura y el evidente cansancio fruto de sus intentos, comenzaban a limitarse a defenderse y esquivar; quise gritarles que las criaturas tenían un límite de distancia desde el origen de la magia que los controlaba pero era esencial que quien los comandaba no notara que lo sabía, si mis compañeros caían todo dependería de mí y de -Un momento... ¿y Rauko?- Me dije a mí mismo mirando a todos lados en busca del chico y lo encontré atacando algo bajo un árbol -Lo tiene, que chico más listo- Dije orgulloso aunque lo que había encontrado resultó ser un señuelo -Que idiota, no debo esperar nada de- Cambié de opinión de inmediato pero entonces -¡Eso! Jamás dudé de ti- Apreté los puños al ver que había logrado algo, los golems se detuvieron por un instante y un proyectil cayó desde lo alto del árbol.
La flecha que se clavó en el piso cerca de Rauko delataba que había alguien arriba -¡Lo encontramos, de prisa!- Dije a los otros zopencos para que ayudaran a Rauko y así yo no tendría que hacer nada, aunque tampoco es que hiciera mucha falta, tras el ataque de Rauko, un amasijo de carne bajó estrellándose con cada rama del árbol, las cuales aligeraron su caída pero le dejaron más de un golpe en el cuerpo; pese a todo consiguió caer de pie; no alcanzó a decir nada y simplemente juntó sus manos y la tierra bajo sus pies comenzó a endurecerse y elevarse -¡Rauko, acábalo!- Tomé del piso una de las armas de los golems y la lancé hasta las manos del chico con la esperanza de que la alcanzara y detuviera al marionetero antes que hiciera lo que sea que estaba haciendo, yo por más que corriera no podría llegar a tiempo así que todo dependía de él ahora.
Bio
Aerandiano de honor
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Re: [Cerrado] La leyenda de las llamas negras [Libre-Noche][3/4]
Mi espada cortó el viento en su veloz ascenso hacia la cima del árbol donde se encontraba mi objetivo, sin embargo, pude ver cómo las metálicas cuchillas duales, las cuales reflejaban la luz de la luna, siguieron subiendo más allá, pues el elfo logró evadir el proyectil tras un rápido movimiento fruto de reflejos agudizados. No obstante, aunque no di en el blanco, pude hacerle perder el equilibrio y él, luego de que se tambaleara en su lucha por no caer, terminó sucumbiendo ante la fuerza de la gravedad. Fue hacia el suelo y chocó con cada rama ubicada en su trayectoria, lo cual, aunque doloroso, le terminó salvando la vida, pues una caída directa y sin obstáculos le hubiera ocasionado una muerte instantánea.
-(Bien, ya es momento de asesinarlo de una buena ve…)- Mis pensamientos se detuvieron y alcé una ceja por la sorpresa. El elfo, a pesar de su doloroso camino hacia el suelo, logró caer sobre sus pies y luego juntó sus manos para conjurar un nuevo hechizo. El suelo bajo él se endureció y esa fue mi señal para atacar al peliblanco cuanto antes, sin importar si solo podía usar mis propios puños para ello.
Afortunadamente Bio actuó con rapidez y me lanzó uno de los báculos que poseían los golems. Por suerte fue preciso y el arma llegó directamente hasta mí. La tomé con ambas manos teniendo cuidado no agarrarla por los extremos, y seguí corriendo hacia el peliblanco quien, al percatarse de que no tenía tiempo suficiente para crear un nuevo golem que le protegiera, miró rápidamente hacia los lados buscando dónde había caído su arco, pero no lo encontró y, como única opción en la que pudo pensar, optó por esconderse detrás del árbol.
-No seas estúpido, ya no hay forma de que puedas escapar, ni dios que te salve del castigo que te daré por haberte atrevido a asesinar a un buen hombre- Dije utilizando un tono serio mientras empuñaba mi espad… Cierto, ya no tenía mi espada… Entonces agarré con fuerza el báculo y caminé de prisa alrededor del árbol -Y lo haré demostrándote por qué mi nombre es… “Rauko”.- Hice énfasis en mi seudónimo y aumenté la velocidad de mis pasos, logré tener contacto visual con el elfo y este emprendió su huida hacia cualquier lugar lejos de mí y de mis compañeros.
Fue entonces cuando algo agarró mi pierna derecha, deteniéndome mientras me apretaba férreamente. Miré hacia abajo y noté que todavía poseía vida el brazo del golem que sirvió como señuelo anteriormente; el elfo rodeó el árbol para llevarme a esa trampa, no por simple desesperación. No obstante, golpeé dicho brazo con el báculo, pero eso no dio frutos, así que tomé otra opción y volví a arrojar el arma en mi posesión al peliblanco.
Al estar dándome la espalda mientras se alejaba, no pudo evitar recibir el báculo en su nuca y, a pesar de que el golpe no fue tan contundente, sí le causó un gran ardor que lo obligó a soltar un grito de dolor, caer de rodillas al suelo y colocar sus manos en la zona afectada buscando aliviar su sufrimiento.
El brazo del golem me soltó y se desmoronó. Yo volví a correr hacia mi objetivo. El elfo procedió a levantarse para intentar continuar con su escape desesperado, pero antes de lograr su objetivo lo pateé en la corva para hacerle caer nuevamente sobre sus rodillas, luego lo agarré por el cabello para halarlo y darle un fuerte rodillazo por un lado de la cabeza, para finalmente dejarlo caer aturdido al suelo, agarrar el báculo y usarlo para golpear al peliblanco una y otra, y otra, y otra, y otra, y otra, y otra, y otra vez. Y entonces limpié el sudor de mi frente con una mano, coloqué mi pie en el cuello del elfo y apoyé todo mi peso en él, desencadenando el característico sonido de huesos rotos.
Ese peliblanco no merecía vivir, seguramente él pasaba sus noches asaltando y asesinando a todo viajero que caminara cerca de las tierras de los elfos, de modo que no hizo falta mucho tiempo para que algún sobreviviente esparciera un rumor que se distorsionaría hasta convertirse en “La leyenda de las llamas Negras”. No obstante, aunque no pude salvar a Billy, desde ese momento en adelante otros podrían conservar sus vidas al caminar por estos senderos… suponiendo que mi hipótesis era correcta y no una simple estupidez.
Sea como sea todavía era necesario llegar a Sandorai, pues los Obooro y Lainz Blood no tardarían mucho en alcanzarnos si no nos apresurábamos. Así que recogí mi espada y volví con mis compañeros para continuar nuestro camino al lugar donde podríamos descansar por el resto de aquella fatídica noche.
-(Bien, ya es momento de asesinarlo de una buena ve…)- Mis pensamientos se detuvieron y alcé una ceja por la sorpresa. El elfo, a pesar de su doloroso camino hacia el suelo, logró caer sobre sus pies y luego juntó sus manos para conjurar un nuevo hechizo. El suelo bajo él se endureció y esa fue mi señal para atacar al peliblanco cuanto antes, sin importar si solo podía usar mis propios puños para ello.
Afortunadamente Bio actuó con rapidez y me lanzó uno de los báculos que poseían los golems. Por suerte fue preciso y el arma llegó directamente hasta mí. La tomé con ambas manos teniendo cuidado no agarrarla por los extremos, y seguí corriendo hacia el peliblanco quien, al percatarse de que no tenía tiempo suficiente para crear un nuevo golem que le protegiera, miró rápidamente hacia los lados buscando dónde había caído su arco, pero no lo encontró y, como única opción en la que pudo pensar, optó por esconderse detrás del árbol.
-No seas estúpido, ya no hay forma de que puedas escapar, ni dios que te salve del castigo que te daré por haberte atrevido a asesinar a un buen hombre- Dije utilizando un tono serio mientras empuñaba mi espad… Cierto, ya no tenía mi espada… Entonces agarré con fuerza el báculo y caminé de prisa alrededor del árbol -Y lo haré demostrándote por qué mi nombre es… “Rauko”.- Hice énfasis en mi seudónimo y aumenté la velocidad de mis pasos, logré tener contacto visual con el elfo y este emprendió su huida hacia cualquier lugar lejos de mí y de mis compañeros.
Fue entonces cuando algo agarró mi pierna derecha, deteniéndome mientras me apretaba férreamente. Miré hacia abajo y noté que todavía poseía vida el brazo del golem que sirvió como señuelo anteriormente; el elfo rodeó el árbol para llevarme a esa trampa, no por simple desesperación. No obstante, golpeé dicho brazo con el báculo, pero eso no dio frutos, así que tomé otra opción y volví a arrojar el arma en mi posesión al peliblanco.
Al estar dándome la espalda mientras se alejaba, no pudo evitar recibir el báculo en su nuca y, a pesar de que el golpe no fue tan contundente, sí le causó un gran ardor que lo obligó a soltar un grito de dolor, caer de rodillas al suelo y colocar sus manos en la zona afectada buscando aliviar su sufrimiento.
El brazo del golem me soltó y se desmoronó. Yo volví a correr hacia mi objetivo. El elfo procedió a levantarse para intentar continuar con su escape desesperado, pero antes de lograr su objetivo lo pateé en la corva para hacerle caer nuevamente sobre sus rodillas, luego lo agarré por el cabello para halarlo y darle un fuerte rodillazo por un lado de la cabeza, para finalmente dejarlo caer aturdido al suelo, agarrar el báculo y usarlo para golpear al peliblanco una y otra, y otra, y otra, y otra, y otra, y otra, y otra vez. Y entonces limpié el sudor de mi frente con una mano, coloqué mi pie en el cuello del elfo y apoyé todo mi peso en él, desencadenando el característico sonido de huesos rotos.
Ese peliblanco no merecía vivir, seguramente él pasaba sus noches asaltando y asesinando a todo viajero que caminara cerca de las tierras de los elfos, de modo que no hizo falta mucho tiempo para que algún sobreviviente esparciera un rumor que se distorsionaría hasta convertirse en “La leyenda de las llamas Negras”. No obstante, aunque no pude salvar a Billy, desde ese momento en adelante otros podrían conservar sus vidas al caminar por estos senderos… suponiendo que mi hipótesis era correcta y no una simple estupidez.
Sea como sea todavía era necesario llegar a Sandorai, pues los Obooro y Lainz Blood no tardarían mucho en alcanzarnos si no nos apresurábamos. Así que recogí mi espada y volví con mis compañeros para continuar nuestro camino al lugar donde podríamos descansar por el resto de aquella fatídica noche.
Rauko
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