EL linksa rojo [Desafío]
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EL linksa rojo [Desafío]
Los testimonios son escasos y poco fiables: borrachos, trabajadores aburridos y fanáticos de las historias de los elfos. Marvilin Meyi no tenía ningún motivo por el cual confiar en estos hombres. Un linksa rojo como la sangre correteando, tan campante, por el rancio bosque de Migdar. En lugar de ver el rostro de los difuntos en su cara hueca, el usuario veía reflejado su propio rostro; a veces de niño y otras de anciano. ¿Quién era el genio que se le había ocurrido? Y más importante todavía, ¿quiénes eran los ignorantes que se lo creía? Toda Verisar estaba aterrada porque, claro está, los elfos escondían una poderosa magia; cualquier rumor que salía de sus bosques era considerado una historia de terror. Era un milagro que el exceso de sarcasmo no le produjese un derrame cerebral. A Meyi le era imposible pensar sobre el tema sin resistir la tentación de burlarse de los paletos. “Oh, el vecino del sobrino me charcutero ha creído ver un linksa del color de la sangre. ¡Salve a la Guardia del Rey, que se preocupa por nosotros!” Y era entonces cuando un comandante de la Guardia, contrataba los servicios del cazador. Otra pregunta irónica: ¿A quién había que odiar, a los temerosos granjeros o a la” honorable” (nótese el sarcasmo) Guardia que no quería ensuciar las manos con falsos rumores? Meyi contestaba a la pregunta con un refrán popular: no muerdas la mano que te da de comer.
Dos mil aeros antes de la caza, para comprar el equipamiento y contratar a los cazadores, y ocho mil después; cuando trajera el cadáver del linksa al comandante. El negocio era excelente, Marvilin Meyi no pudo negarse. De haberlo hecho, estaría siendo tan estúpido como los aldeanos que creían cualquier rumor. Si en tres días de expedición, un margen más que aceptable, no encontraba el linksa rojo; cazaría cualquier otro linksa y lo pintaría con sangre de venado.
Para la cacería, Meyi contrató a tres hombres. A cada uno, le cedió la correa de un lemobrino. Esos animales eran excelentes rastreadores, la mejor raza de perro que existía en Verisar. Todo buen cazador debía tener al menos dos bajo su mando; Meyi tenía un total de quince lemobrinos en su propiedad. Traer a todos hubiera sido un error. Cuatro era un número perfecto. También se preocupó de la comida y del armamento. Un pony llevaba un carro con las bolsas.
Un pequeño dimmo, una pegajosa y juguetona mascota de la colección del cazador, se había colado en el carro; desde lejos, parecía una bolsa de equipaje más. Meyi se acercó a él y pinchó con una rama. El dimmo adoptó el color y la forma de la rama. Más tarde, en otro periodo de aburrimiento, dejó caer una piedra a su lado. Con una sonrisa, la criatura tomó la forma de la piedra. Este era el juego favorito del cazador: tirarle cosas al dimmo y observar cómo cambia de aspecto.
Meyi le puso un cariñoso apodo al bosque de Migdar: “Bosque de Miegder”. Pronunciaba lo despacio, para hacer notar que el nombre Migrer era mezcla de Migdar y Mierda. El bosque era el hogar de la ceniza, de los árboles quemados y de las leyendas de los paletos. De existir algún monstruo, todos coincidían que debía de estar aquí.
-Bendito sea el día que una cacería que nos lleve a la Cala de la Luna. Odio el Bosque de Miegder- bromeó Meyi, los otros cazadores le siguieron la broma.
Uno pertenece al grupo de cazadores de Meyi, su deber es ayudar a encontrar a la criatura para darle caza. Objetivo: en este primer turno debes relatar cómo te has unido al grupo de los cazadores, interactuar con ellos y buscar la pista del linksa rojo.
El segundo es la contraparte de los cazadores, su objetivo principal será salvar al extraño animal. En este primer turno, deberás describir el bosque y buscar, en solitario, la pista del linksa rojo.
Ambos lanzaréis la Voluntad de los Dioses; la runa nos informará, para el segundo turno, quién ha encontrado primero al linksa rojo.
* Información importante:
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En los posts sois libres de dar información adicional sobre las criaturas que aparecen en el tema. Si son lógicas, coherentes, se incluirán en la ficha del bestiario. No es una obligación, pero si tenéis una buena idea y queréis llevarla al cabo, sentíos libre de hacerlo. Insisto: Sed coherentes. Son criaturas, animales, no superhéroes de Marvel.
Dos mil aeros antes de la caza, para comprar el equipamiento y contratar a los cazadores, y ocho mil después; cuando trajera el cadáver del linksa al comandante. El negocio era excelente, Marvilin Meyi no pudo negarse. De haberlo hecho, estaría siendo tan estúpido como los aldeanos que creían cualquier rumor. Si en tres días de expedición, un margen más que aceptable, no encontraba el linksa rojo; cazaría cualquier otro linksa y lo pintaría con sangre de venado.
Para la cacería, Meyi contrató a tres hombres. A cada uno, le cedió la correa de un lemobrino. Esos animales eran excelentes rastreadores, la mejor raza de perro que existía en Verisar. Todo buen cazador debía tener al menos dos bajo su mando; Meyi tenía un total de quince lemobrinos en su propiedad. Traer a todos hubiera sido un error. Cuatro era un número perfecto. También se preocupó de la comida y del armamento. Un pony llevaba un carro con las bolsas.
Un pequeño dimmo, una pegajosa y juguetona mascota de la colección del cazador, se había colado en el carro; desde lejos, parecía una bolsa de equipaje más. Meyi se acercó a él y pinchó con una rama. El dimmo adoptó el color y la forma de la rama. Más tarde, en otro periodo de aburrimiento, dejó caer una piedra a su lado. Con una sonrisa, la criatura tomó la forma de la piedra. Este era el juego favorito del cazador: tirarle cosas al dimmo y observar cómo cambia de aspecto.
Meyi le puso un cariñoso apodo al bosque de Migdar: “Bosque de Miegder”. Pronunciaba lo despacio, para hacer notar que el nombre Migrer era mezcla de Migdar y Mierda. El bosque era el hogar de la ceniza, de los árboles quemados y de las leyendas de los paletos. De existir algún monstruo, todos coincidían que debía de estar aquí.
-Bendito sea el día que una cacería que nos lleve a la Cala de la Luna. Odio el Bosque de Miegder- bromeó Meyi, los otros cazadores le siguieron la broma.
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* Bienhallados cazador/a y animalista: Este desafío es el único de esta tanda en el que deberán participar dos personas.Uno pertenece al grupo de cazadores de Meyi, su deber es ayudar a encontrar a la criatura para darle caza. Objetivo: en este primer turno debes relatar cómo te has unido al grupo de los cazadores, interactuar con ellos y buscar la pista del linksa rojo.
El segundo es la contraparte de los cazadores, su objetivo principal será salvar al extraño animal. En este primer turno, deberás describir el bosque y buscar, en solitario, la pista del linksa rojo.
Ambos lanzaréis la Voluntad de los Dioses; la runa nos informará, para el segundo turno, quién ha encontrado primero al linksa rojo.
* Información importante:
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En los posts sois libres de dar información adicional sobre las criaturas que aparecen en el tema. Si son lógicas, coherentes, se incluirán en la ficha del bestiario. No es una obligación, pero si tenéis una buena idea y queréis llevarla al cabo, sentíos libre de hacerlo. Insisto: Sed coherentes. Son criaturas, animales, no superhéroes de Marvel.
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Re: EL linksa rojo [Desafío]
Una posada distante en un camino perdido de la mano de los dioses.
Siempre acababa en un lugar así.
Al norte, al sur, al este y al oeste, desde su despedida de Beltrexus, Eltrant ya había caminado en todas las direcciones, y no tenía aspecto de que iba a detenerse. La idea principal de la pareja había sido encaminarse hacia el oeste, hacía Sacrestic, pero los rumores eran caprichosos y siempre modificaban los pasos del errante que, de algún modo u otro, siempre acababa en el mismo sitio: en una posada distante, en un camino perdido de la mano de los dioses.
Se miró fijamente en el espejo que tenía frente a él y, levantó la mano izquierda hasta que la tuvo aproximadamente a la altura de su pecho, ahí, con suavidad, palpó el dorso de la extremidad, dónde aún quedaban varias esquirlas de metal, pequeñas escamas que indicaban el fatídico desenlace que había vivido en las islas de los brujos semanas atrás.
Suspiró y se calzó el guantelete de metal, al menos la maldición parecía haber desaparecido por sí sola, aún tenía pesadillas con Isla Tortuga de cuando en cuando, era una suerte que no hubiese acabado de forma similar a aquello.
- Eres un dramático, si ya estas curado y todo. – La voz de la vampiresa, a su espalda, le hizo girarse y sonreír con amargura. – Enserio. – Lyn se incorporó, en la amplia cama que estaba centrada en la habitación, hasta quedar sentada y adoptó una pose que, al parecer, encajaba con la afirmación inicial de la muchacha. - ¡Oh! ¡Hállome maldito! ¡Mis manos no pueden palpar cosas! ¡Oh mis manos frías de metal! ¿¡Cuando volveré a sentir el suave tacto de un melón!? – exclamó llevándose la mano hasta la cara, desplomándose de nuevo sobre la cama. - ¿¡Qué será de mí!? - Eltrant reprimió una carcajada y le lanzó un cojín, uno que la vampiresa esquivó rodando sobre el colchón.
- Cállate y no salgas de la habitación. – aseveró Eltrant colgándose a Olvido de la espalda, como de costumbre, y comprobando que Recuerdo, la hoja de hielo, descansaba en su cinturón.
- ¿Por qué? – inquirió Lyn divertida, volviéndose a sentar a la vez que entrelazaba las piernas sobre la cama. Eltrant sonrió, siempre hacía aquella maldita pregunta, tantas veces que empezaba a ser una especie de juego para la vampiresa.
Eltrant no respondió, simplemente imitó una explosión con las manos, Lyn se dejó caer de espaldas.
- Ah, cierto. Un mundo de dolor. – admitió bostezando. – De todas formas, tengo sueño. – se giró sobre sí misma, hundiendo su cara en su almohada.
- Un mundo de dolor. – dijo Eltrant asintiendo, encaminándose a la salida de la habitación. – Los melones no son suaves. ¿Sabes? – Dijo según cerraba tras él.
No tardó mucho en localizar al sujeto que le había “contratado”.
Marvilin Meyi le habían dicho que se llamaba, el sujeto aguardaba en el exterior de la posada, era un hombre fornido, de ojos plateados y ligeramente más bajo que él, pero no demasiado.
Se acercó lentamente, Meyi ya esperaba con un dos de hombres, todos cazadores por su apariencia y acompañados por canes de aspecto inusual y altivo. Por cómo le escuchó hablar con sus compañeros, Eltrant no tardó en percibir cierta arrogancia en la voz de Meyi, se quedó en silencio hasta que se dirigió directamente a él y, sonriendo, se encogió de hombros.
- Eltrant Tale – dijo Eltrant como toda presentación a los hombres, levantando la mano levemente y, a continuación, ofreciéndosela al jefe de aquellos cazadores. – Me pagan por cazar a una bestia que está aterrorizando el lugar, así que supongo que voy con vosotros, encantado de conoceros. – añadió justo después, mirando hacia el bosque de árboles muertos, se agachó junto al animal que el cazador le había proporcionado, uno de aquellos canes de raza incierta. – Hola chico… - le pasó la mano por la cabeza y amplió la sonrisa. - ¿Vas a ayudarnos? Confió en ti ¿Vale? – el animal ladeó la cabeza y no emitió ningún sonido, miró rápidamente a Meyi y después dio una vuelta sobre si mismo.
Un Linksa rojo, eso era lo que le habían propuesto cazar.
No sabía exactamente qué clase de animal era y tampoco le importaba demasiado, en un principio, de todos modos, era reticente a matar a la bestia si esta resultaba ser inofensiva. Pero los rumores hablaban de un monstruo color carmesí, un ser aterrador salido de la mitología elfica y no hacía tanto que había acabado con reptil gigante asesino con las mismas raíces “ancestrales”, esperaba que los rumores no fuesen más que eso.
Al menos en este caso no habían muertos reales en el asunto por el momento, no que él supiese. Aun así, por si acaso, tenía que investigar aquello, una vez localizase al animal decidiría como proceder.
Se ajustó las correas que mantenían firme su armadura a su cuerpo y emprendió la marcha con los cazadores cuando estos indicaron que salían. No tardaron en encontrarse dentro de la espesura muerta, Meyi estaba sorpresivamente bien equipado y era evidente que era un cazador experimentado, alguien fiable que, muy probablemente, tenía un centenar de cacerías a su espalda.
No le sorprendía la arrogancia que desprendía, parecía que se la había ganado. Parecía.
Eltrant no hizo ningún comentario respecto a su comportamiento, conocía a muchas personas así, quizás demasiadas, se limitó a asentir a sus órdenes y a darle conversación a los presentes, sin entrar en los archiconocidos temas que, últimamente, eran un problema mencionarlos en Aerandir. Tampoco mencionó el hecho de que no le entusiasmaba como trataba al curioso animalillo que les acompañaba en la parte trasera del carromato. Era interesante verle cambiar de forma, pero por alguna razón a Eltrant le parecía que el ser no estaba precisamente divirtiéndose.
Pero tenía un trabajo que hacer. Lo mejor era evitar problemas, al menos de momento.
Uno de los cazadores soltó una risotada cuando Meyi pronunció por decimosexta vez “Bosque de Miegdar”, Eltrant negó con la cabeza y sonrió, no negaba que la primera vez había tenido cierta gracia. – “Que derroche de originalidad” – pensó según avanzaba junto a la carroza sujetando firmemente al animal que le había proporcionado Marvilin, al parecer se llamaban Lemobrinos, era una raza cara, perfecta para cazadores, no le extrañaba que no hubiese visto a uno de aquellos más de tres veces en toda su vida.
La carroza se detuvo un instante, en el mismo momento en el que el lemobrino que tenía Eltrant captó algo y aulló alertando a la carroza.
- Parece que tiene algo. – dijo a los demás agachándose junto al perro. - ¿Crees que puedes llevarnos a lo que has encontrado? – el animal ladró, Eltrant se levantó y miró a Meyi. – Tú eres el experto. – dijo cruzando de brazos. - ¿Qué opinas?
Siempre acababa en un lugar así.
Al norte, al sur, al este y al oeste, desde su despedida de Beltrexus, Eltrant ya había caminado en todas las direcciones, y no tenía aspecto de que iba a detenerse. La idea principal de la pareja había sido encaminarse hacia el oeste, hacía Sacrestic, pero los rumores eran caprichosos y siempre modificaban los pasos del errante que, de algún modo u otro, siempre acababa en el mismo sitio: en una posada distante, en un camino perdido de la mano de los dioses.
Se miró fijamente en el espejo que tenía frente a él y, levantó la mano izquierda hasta que la tuvo aproximadamente a la altura de su pecho, ahí, con suavidad, palpó el dorso de la extremidad, dónde aún quedaban varias esquirlas de metal, pequeñas escamas que indicaban el fatídico desenlace que había vivido en las islas de los brujos semanas atrás.
Suspiró y se calzó el guantelete de metal, al menos la maldición parecía haber desaparecido por sí sola, aún tenía pesadillas con Isla Tortuga de cuando en cuando, era una suerte que no hubiese acabado de forma similar a aquello.
- Eres un dramático, si ya estas curado y todo. – La voz de la vampiresa, a su espalda, le hizo girarse y sonreír con amargura. – Enserio. – Lyn se incorporó, en la amplia cama que estaba centrada en la habitación, hasta quedar sentada y adoptó una pose que, al parecer, encajaba con la afirmación inicial de la muchacha. - ¡Oh! ¡Hállome maldito! ¡Mis manos no pueden palpar cosas! ¡Oh mis manos frías de metal! ¿¡Cuando volveré a sentir el suave tacto de un melón!? – exclamó llevándose la mano hasta la cara, desplomándose de nuevo sobre la cama. - ¿¡Qué será de mí!? - Eltrant reprimió una carcajada y le lanzó un cojín, uno que la vampiresa esquivó rodando sobre el colchón.
- Cállate y no salgas de la habitación. – aseveró Eltrant colgándose a Olvido de la espalda, como de costumbre, y comprobando que Recuerdo, la hoja de hielo, descansaba en su cinturón.
- ¿Por qué? – inquirió Lyn divertida, volviéndose a sentar a la vez que entrelazaba las piernas sobre la cama. Eltrant sonrió, siempre hacía aquella maldita pregunta, tantas veces que empezaba a ser una especie de juego para la vampiresa.
Eltrant no respondió, simplemente imitó una explosión con las manos, Lyn se dejó caer de espaldas.
- Ah, cierto. Un mundo de dolor. – admitió bostezando. – De todas formas, tengo sueño. – se giró sobre sí misma, hundiendo su cara en su almohada.
- Un mundo de dolor. – dijo Eltrant asintiendo, encaminándose a la salida de la habitación. – Los melones no son suaves. ¿Sabes? – Dijo según cerraba tras él.
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No tardó mucho en localizar al sujeto que le había “contratado”.
Marvilin Meyi le habían dicho que se llamaba, el sujeto aguardaba en el exterior de la posada, era un hombre fornido, de ojos plateados y ligeramente más bajo que él, pero no demasiado.
Se acercó lentamente, Meyi ya esperaba con un dos de hombres, todos cazadores por su apariencia y acompañados por canes de aspecto inusual y altivo. Por cómo le escuchó hablar con sus compañeros, Eltrant no tardó en percibir cierta arrogancia en la voz de Meyi, se quedó en silencio hasta que se dirigió directamente a él y, sonriendo, se encogió de hombros.
- Eltrant Tale – dijo Eltrant como toda presentación a los hombres, levantando la mano levemente y, a continuación, ofreciéndosela al jefe de aquellos cazadores. – Me pagan por cazar a una bestia que está aterrorizando el lugar, así que supongo que voy con vosotros, encantado de conoceros. – añadió justo después, mirando hacia el bosque de árboles muertos, se agachó junto al animal que el cazador le había proporcionado, uno de aquellos canes de raza incierta. – Hola chico… - le pasó la mano por la cabeza y amplió la sonrisa. - ¿Vas a ayudarnos? Confió en ti ¿Vale? – el animal ladeó la cabeza y no emitió ningún sonido, miró rápidamente a Meyi y después dio una vuelta sobre si mismo.
Un Linksa rojo, eso era lo que le habían propuesto cazar.
No sabía exactamente qué clase de animal era y tampoco le importaba demasiado, en un principio, de todos modos, era reticente a matar a la bestia si esta resultaba ser inofensiva. Pero los rumores hablaban de un monstruo color carmesí, un ser aterrador salido de la mitología elfica y no hacía tanto que había acabado con reptil gigante asesino con las mismas raíces “ancestrales”, esperaba que los rumores no fuesen más que eso.
Al menos en este caso no habían muertos reales en el asunto por el momento, no que él supiese. Aun así, por si acaso, tenía que investigar aquello, una vez localizase al animal decidiría como proceder.
Se ajustó las correas que mantenían firme su armadura a su cuerpo y emprendió la marcha con los cazadores cuando estos indicaron que salían. No tardaron en encontrarse dentro de la espesura muerta, Meyi estaba sorpresivamente bien equipado y era evidente que era un cazador experimentado, alguien fiable que, muy probablemente, tenía un centenar de cacerías a su espalda.
No le sorprendía la arrogancia que desprendía, parecía que se la había ganado. Parecía.
Eltrant no hizo ningún comentario respecto a su comportamiento, conocía a muchas personas así, quizás demasiadas, se limitó a asentir a sus órdenes y a darle conversación a los presentes, sin entrar en los archiconocidos temas que, últimamente, eran un problema mencionarlos en Aerandir. Tampoco mencionó el hecho de que no le entusiasmaba como trataba al curioso animalillo que les acompañaba en la parte trasera del carromato. Era interesante verle cambiar de forma, pero por alguna razón a Eltrant le parecía que el ser no estaba precisamente divirtiéndose.
Pero tenía un trabajo que hacer. Lo mejor era evitar problemas, al menos de momento.
Uno de los cazadores soltó una risotada cuando Meyi pronunció por decimosexta vez “Bosque de Miegdar”, Eltrant negó con la cabeza y sonrió, no negaba que la primera vez había tenido cierta gracia. – “Que derroche de originalidad” – pensó según avanzaba junto a la carroza sujetando firmemente al animal que le había proporcionado Marvilin, al parecer se llamaban Lemobrinos, era una raza cara, perfecta para cazadores, no le extrañaba que no hubiese visto a uno de aquellos más de tres veces en toda su vida.
La carroza se detuvo un instante, en el mismo momento en el que el lemobrino que tenía Eltrant captó algo y aulló alertando a la carroza.
- Parece que tiene algo. – dijo a los demás agachándose junto al perro. - ¿Crees que puedes llevarnos a lo que has encontrado? – el animal ladró, Eltrant se levantó y miró a Meyi. – Tú eres el experto. – dijo cruzando de brazos. - ¿Qué opinas?
Última edición por Eltrant Tale el Miér Ene 31 2018, 23:04, editado 4 veces (Razón : gramatica.)
Eltrant Tale
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Re: EL linksa rojo [Desafío]
El miembro 'Eltrant Tale' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: EL linksa rojo [Desafío]
-Papà, ¿cuando vamos a llegar?.-Pregunto a mi papa mientras camino, estoy cansada pero, ¡muy feliz también!.
-No falta mucho Claudi, ¡llegaremos en dos dias, te lo aseguro!.-¡¿Què?!, me parece que eso si es mucho.
-Dos días...-Parece que tendremos que acampar, bien, igual sera divertido.
Ahora estoy viajando junto a papà, a las ruinas de los baldios. Me dijo que era uno de los lugares más alucinantes que había visto toda su vida, eso es mucho. ¡Estoy temblando de la emociòn!.
-Eh, Claud, ¿què te parece si descansamos por hoy?, vamos, ¿sì?.-Realmente, me gustaria llegar lo mas pronto posible, pero tengo hambre, es como si mi estomago me hablara.
-Esta bien.-Sì, creo que es lo mejor.
-Pues bueno, tu y la pequeña Lunita tendrán hambre ¿no?, ¡preparare algo tan rico, que ya veran, se que querran mas!.-No es que tu comida sea la mejor, pero, con cualquier cosa estare bien.
Es cierto, Luna no ha comido desde ayer, debes de tener hambre, ¿no es asì?. Esta lechuza, ver esos grande ojos me encanta y acariciar su suave plumaje, ¡tan bonita!.
-Creo que acà es un bueno lugar, no, ¡debe ser el mejor lugar!.-¿Ah?, viendolo, no creo que sea el mejor de los lugares, pero realmente no me importa.
-Bueno, bueno, vamos a empezar a sacar las cosas.- Ambos, empezamos a desempacar. No es tan dificil, solo es tedioso sería más entretenido sì...
-¡Hey!, es algo aburrido, que tal si te cuento una historia, algo raro que ha estado pasando por el bosque.-Asiento para que lo diga, ¿que serà?.
-Dicen què, por estos lares varios hombres han dicho haber visto un Linksa rojo.-Su voz misteriosa, ¡me encanta!. Que interesante...¿què es un linksa?.
-¿Linksa?.-
-Es una criaturìta que, tiene una especie de mascarita.-Con esa descripciòn me das a entender que no has visto muchos, pero deben ser un animal extraño, ¡quiero ver uno!.
-Dicen que si vez uno de lejos, verás la cara de un familiar fallecido, suerte que no he visto alguno de lejos, gritaria del susto con solo ver la carota fea de mi suegra otra vez, ¡que horrible!, ugh.- Si es asì, creo que ya no me emociona mucho, ver uno, no me gustaria ver a mis reales padres o peor.
-¿Que tiene de especial que este Linksa sea rojo?.- No sera un color muy común, pero...
-Pues, en el no veraz un familiar fallecido, podrá observar tu rostro uhh.- ¿De verdad?,fascinante,¡si esta por este bosque, quiero buscarlo!.
-Bien, acabamos, voy a hacer la comida.- ¡Muy bien!, ahora comeria hasta piedras..
-Oye Claudena, ¿podrías buscar la leña mientras preparo los ingrediente?, por favor.- No se, casi siempre que busco leña termino perdida, mas si es un bosque que no conozco, pero, podría buscar a ese linksa rojo. No, no es buena idea, aun asì...
-sì.-Espero que esta vez no sea el caso.
A buscar leña, que bien, sì, oh.
------------------------------------------------
Ya ha pasado rato, en este seco y desolado bosque deberia tener muchas ramas buenas, pero todavía no tengo las suficientes ¿como es eso posible?. Este lugar me recuerda a los bosques del oeste, aunque papá me dijo que la razón de su aspecto sin vida no son vampiros, ¡muchas gracias por eso!. Si no, por un incendio ¿que lo habra causado?. Y sin señal de ese Linksa rojo, tal vez solo sea una leyenda.
-¡Uah!.- ¡Brinquè del susto!, ¿que es es sonido?. Viene del único arbusto que he visto con vida de en este bosque, ¿serà?.
Me acerco y veo un pequeño animal salìr disparado del arbusto, no es linksa y no es rojo, que decepcionante.
-¡Luna!.- ¿Què haces?, ¡ahora no es momento para comer!.
Eh, como se come a esa pobre criatura. Ella ya no parece tan linda. ¡Íbamos a darte algo mejor que eso!. Muy bien, ¿ahora como volvemos?, ya estaba perdida hace rato, pero ahora es peor, pero ya lo confirme, buscar leña es igual que perderse, pero puedo aprovechar para buscar a ese linksa rojo...
-No falta mucho Claudi, ¡llegaremos en dos dias, te lo aseguro!.-¡¿Què?!, me parece que eso si es mucho.
-Dos días...-Parece que tendremos que acampar, bien, igual sera divertido.
Ahora estoy viajando junto a papà, a las ruinas de los baldios. Me dijo que era uno de los lugares más alucinantes que había visto toda su vida, eso es mucho. ¡Estoy temblando de la emociòn!.
-Eh, Claud, ¿què te parece si descansamos por hoy?, vamos, ¿sì?.-Realmente, me gustaria llegar lo mas pronto posible, pero tengo hambre, es como si mi estomago me hablara.
-Esta bien.-Sì, creo que es lo mejor.
-Pues bueno, tu y la pequeña Lunita tendrán hambre ¿no?, ¡preparare algo tan rico, que ya veran, se que querran mas!.-No es que tu comida sea la mejor, pero, con cualquier cosa estare bien.
Es cierto, Luna no ha comido desde ayer, debes de tener hambre, ¿no es asì?. Esta lechuza, ver esos grande ojos me encanta y acariciar su suave plumaje, ¡tan bonita!.
-Creo que acà es un bueno lugar, no, ¡debe ser el mejor lugar!.-¿Ah?, viendolo, no creo que sea el mejor de los lugares, pero realmente no me importa.
-Bueno, bueno, vamos a empezar a sacar las cosas.- Ambos, empezamos a desempacar. No es tan dificil, solo es tedioso sería más entretenido sì...
-¡Hey!, es algo aburrido, que tal si te cuento una historia, algo raro que ha estado pasando por el bosque.-Asiento para que lo diga, ¿que serà?.
-Dicen què, por estos lares varios hombres han dicho haber visto un Linksa rojo.-Su voz misteriosa, ¡me encanta!. Que interesante...¿què es un linksa?.
-¿Linksa?.-
-Es una criaturìta que, tiene una especie de mascarita.-Con esa descripciòn me das a entender que no has visto muchos, pero deben ser un animal extraño, ¡quiero ver uno!.
-Dicen que si vez uno de lejos, verás la cara de un familiar fallecido, suerte que no he visto alguno de lejos, gritaria del susto con solo ver la carota fea de mi suegra otra vez, ¡que horrible!, ugh.- Si es asì, creo que ya no me emociona mucho, ver uno, no me gustaria ver a mis reales padres o peor.
-¿Que tiene de especial que este Linksa sea rojo?.- No sera un color muy común, pero...
-Pues, en el no veraz un familiar fallecido, podrá observar tu rostro uhh.- ¿De verdad?,fascinante,¡si esta por este bosque, quiero buscarlo!.
-Bien, acabamos, voy a hacer la comida.- ¡Muy bien!, ahora comeria hasta piedras..
-Oye Claudena, ¿podrías buscar la leña mientras preparo los ingrediente?, por favor.- No se, casi siempre que busco leña termino perdida, mas si es un bosque que no conozco, pero, podría buscar a ese linksa rojo. No, no es buena idea, aun asì...
-sì.-Espero que esta vez no sea el caso.
A buscar leña, que bien, sì, oh.
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Ya ha pasado rato, en este seco y desolado bosque deberia tener muchas ramas buenas, pero todavía no tengo las suficientes ¿como es eso posible?. Este lugar me recuerda a los bosques del oeste, aunque papá me dijo que la razón de su aspecto sin vida no son vampiros, ¡muchas gracias por eso!. Si no, por un incendio ¿que lo habra causado?. Y sin señal de ese Linksa rojo, tal vez solo sea una leyenda.
-¡Uah!.- ¡Brinquè del susto!, ¿que es es sonido?. Viene del único arbusto que he visto con vida de en este bosque, ¿serà?.
Me acerco y veo un pequeño animal salìr disparado del arbusto, no es linksa y no es rojo, que decepcionante.
-¡Luna!.- ¿Què haces?, ¡ahora no es momento para comer!.
Eh, como se come a esa pobre criatura. Ella ya no parece tan linda. ¡Íbamos a darte algo mejor que eso!. Muy bien, ¿ahora como volvemos?, ya estaba perdida hace rato, pero ahora es peor, pero ya lo confirme, buscar leña es igual que perderse, pero puedo aprovechar para buscar a ese linksa rojo...
Última edición por Claudena Orsteni el Jue Feb 08 2018, 23:08, editado 1 vez (Razón : colores)
Claudena Orsteni
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Re: EL linksa rojo [Desafío]
Huy, se me olvidaron las runas, perdon..
Claudena Orsteni
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Re: EL linksa rojo [Desafío]
El miembro 'Claudena Orsteni' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: EL linksa rojo [Desafío]
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A pocos metros de Luna, la lechuza de Claudena, el hocico sin rasgos de un felino se asomaba desde los arbustos. El animal estaba acechando al ave que se convertiría en su presa. Esperó a que éste se acercase; los mejores depredadores no eran los violentos sino los pacientes. Esperó. Se relamió la cara imaginándose el sabor de los muslos de la lechuza. Y continuó esperando.
La lechuza se acercaba a base de pequeños saltitos. Curioseaba la tierra y picoteaba el suelo atraído por el rastro del conejo que, horas antes, el Linksa rojo se había comido.
En el momento de saltar sobre la lechuza, de salir de su escondite y revelar sus carnívoras intenciones; una joven elfa entró apareció de entre los árboles. El linksa rojo dio un paso hacia atrás, no tenía alternativa. “Las personas eran crueles. Debo alejarme de todas”. Era una lección que su raza aprendió años atrás. “Atrás y hacer que ellos se vayan”.
El rostro sin rasgos del linksa rojo tomó la forma de los padres de la elfa, luego de sus hermanas y luego de los licántropos que mataron a su poblado. Con suerte, la pequeña vería las caras de su tragedia entre los surcos de los arbustos y echaría a correr espantada. Listo. Peligro ahuyentado y vía libre para continuar con el acecho de la lechuza.
_____________________
El bosque de Miegder escondía mil y un acertijos que a Meyi no era capaz de comprender: ¿Por qué apenas crecía vegetación en la tierra consumida? ¿Es que los brujos echaron sal por todo el terreno para que no creciese nada nuevo? ¿Por qué todo, incluso los rastros de sangre y las heces de animales, sabía a ceniza? ¿Los brujos maldijeron el lugar convirtiéndolo en un cenicero? ¿Si daba un mordisco a una manzana, también sabría a ceniza? Para su trabajo, no era importante responder a todas aquellas preguntas; sin embargo, Meyi se las repetía mentalmente para distraer al aburrimiento. Mejor pensar en acertijos imposibles que buscar una criatura que no existe.
Cogió un puñado de tierra, sucia de sangre de animal y ceniza, y se la lanzó al dimmo. En el cuerpo del animal se formaron diferentes ondas que parecían las olas de un mar. Cuando las ondas se pusieron en calma, el dimmo cobró una apariencia cuadrada de color marrón con manchas grises de ceniza, orejas de y hocico de conejos y una cola peluda de color carmesí.
-Sorprendente- dijo Marvilin Meyi en una media sonrisa.
Hizo llamar a todos los hombres de la guarnición y les mostró su hallazgo. Por fin una prueba refutable, más confiable que el testimonio de unos ebrios aldeanos, de la existían del linksa rojo.
-Haced que vuestros brinos sigan el rastro de sangre. Si encontramos los restos del conejo, encontramos al portador de la cola rojo.- segundos después añadió - Y que sea rápido, no quiero pasar otra noche en Miegder-.
_____________________
* Eltrant: No has encontrado al linksa directamente, deberás conformarte con el rastro que ha encontrado Meyi. Deberás seguir dicho rastro, éste te llevará hacia el linksa rojo (también hacia Luna y Claudena). Tu objetivo será el de apuntar y disparar contra la criatura.
* Claudena Orsteni: Has encontrado antes que nadie el linksa rojo. El animal está asustado y te hace ver las caras de tu historia para espantarte. No le culpes, él no es un malo, solo está asustado.
Juegas con ventaja, tienes tiempo de distraer a los cazadores e impedir que no lo maten. Puedes utilizar tus habilidades de elfa (cosa que te desaconsejo ya que Eltrant es mucho más fuerte), hablar a los cazadores para convencerles de que el linksa no es peligroso (solo caza animales, quiere huir de los hombres) o cualquier otra cosa que se te ocurra. El objetivo es impedir que lo maten. ¿Cómo impedirlo? Tienes vía libre para hacer lo que más te guste.
* Ambos: Deberéis lanzar la voluntad de los Dioses. Voy a deciros los diferentes finales que tenía pensado de antemano. Por un lado, si la runa más alta es la del cazador. El animal muerte. El cazador recibe una recompensa (oro y objeto); el protector del animal no recibe nada. Caso contrario, runa más alta del protector del animal: el cazador no recibe nada y el protector del animal recibe recompensa (objeto). Esto os lo digo porque habéis hecho que cambie de idea. Veo que Claudena se está esforzando muchísimo en escribir, eso me pone muy contenta. Me sabría mal renegarle de una recompensa aunque pierda en suerte. Eltrant siempre tiene un nivel muy bueno a la hora de escribir, me sabría igual de mal negarle nada por mala suerte. Me gustaría poneros una cierta rivalidad dentro del juego; que haya una recompensa mejor que otra según las runas. Pero, insisto, creo que sería muy desagradecida, por mi parte, no daros nada. Claudena sigue mejorando, lo estás haciendo muy bien, y Eltrant sigue siendo el Eltrant que todos conocemos.
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Re: EL linksa rojo [Desafío]
Finalmente fue Meyi el que encontró un rastro, al segundo día de estar en el interior del bosque.
Suspiró levemente al ver cómo el cazador, al final, había localizado el rastro del Linksa por su propia cuenta y, tras colocarse el yelmo que guardaba en su bolsa de viaje, le siguió. El can que tenía Eltrant a sus pies comenzó a tirar de la correa que lo mantenía sujeto con en cuanto, según entendió Eltrant, este captó el olor del Linksa. Reafirmando de este modo que Meyi no se había equivocado al hacer que el animalillo que les acompañaba en el carromato se transformase.
Miró durante varios largos segundos la cara de satisfacción del cazador al reemprender la marcha, indicó a todos que preparasen las armas, el animal no estaba lejos.
No le gustaba, algo en aquel hombre no terminaba de encajar. ¿Era solo un cazador? Su porte y su forma de hablar parecían indicar esto, que no era más de uno de los tantos hombres y mujeres que, en las posadas de todos los rincones de Aerandir, ofrecían sus servicios por un puñado de Aeros, no obstante, Eltrant intuía que había algo más bajo toda aquella socarronería.
Estaba casi seguro que aquel hombre no se dedicaba solo a cazar animales peligrosos.
Dejaron el carromato a un lado y continuaron completamente a pie, sin desviarse de la dirección hacía la que había señalado Meyi. Mientras caminaban, Eltrant aseguró toda su indumentaria a su cuerpo, armadura y espadas, no sabían lo que iban a encontrar, las distintas descripciones que había recibido del Linksa rojo eran de todo menos coherentes; Los rumores hablaban desde un bestia enorme del color de la sangre a un animalillo silvestre que, aunque tétrico, era incapaz de hacer daño a nadie.
- Toc, toc. – dijo una vez más mientras avanzaban por el bosque, uno de los cazadores respondió con un sonoro “¿Quién es?” dedicándole una sonrisa cómplice a su compañero, Meyi respondió con un insulto a la madre del cazador que había hecho la pregunta y comenzó a reírse, las risas se propagaron por las copas de los árboles muertos, Eltrant no dijo nada y continuó caminando.
Si había descubierto algo de Meyi, a parte de la insultante forma que este tenía de tratar a los que tenía “a su cargo”, era que le encantaban los chistes, y cuanto más obscenos y más simples fuesen estos: mejor. Era algo que se podía comprobar apenas varios minutos de haber caminado junto a él, y aunque algunos tenían su gracia, se volvían increíblemente repetitivos al cabo de un tiempo.
Incluso Lyn tenía más variedad. Puso los ojos en blanco bajo el casco, no podía creer que había pensado, por un instante, que su compañera tenía variedad a la hora de contar chistes. Si escuchaba a la vampiresa decir, una vez más, que cuando se enfundaba en su armadura era un “pesado” saltaría al mar, con ella puesta.
Meyi levantó el puño a la vez que se paraba en seco, en mitad de un pequeño claro que se abria en torno a un puñado de árboles muertos. Todos los presentes imitaron al cazador y se detuvieron tras él, escudriñando el lugar en busca de lo que podía haber visto el líder de aquella partida de caza.
Llevándose el dedo índice hasta los labios, indicando a todos que se quedasen en silencio, Meyi señaló hasta un grupúsculo de árboles dónde, parcialmente ocultos por estos, se podían una silueta.
Una de un color vivamente rojizo.
Eltrant frunció el ceño, Meyi amplió su sonrisa y, guiñando el ojo a los presentes, se armó con la pesada ballesta que portaba consigo, a la cual procedió a cargarle un virote de extraña confección, su punta acababa en una especie de gancho de un tamaño minúsculo.
- ¿Le doy primero a la comehojas? Vosotros apuntad al bicho, que no se escape – dijo en un susurro arrodillándose, empujando la culata de su ballesta contra su hombro y apuntando hacia el lugar en el que estaba el Linksa. – Elfos… siempre en medio, seguro que despues se lo tira o algo - masculló. Nadie contestó, los otros cazadores se agacharon junto a sus perros al lado de Meyi, armándose con sus respectivas armas.
¿Comehojas? Podía ver el animal, pequeño, no mayor que los canes que les acompañaban, al otro lado del lugar, desde la distancia, pero no veía a nadie más. ¿Y qué había pasado con las supuestas habilidades mágicas del Linksa? No estaba muerto aun cuando lo había visto, tampoco se le estaba derritiendo la cara como aquel anciano había dicho.
Tragó saliva y aguardó unos instantes a ver como evolucionaba la situación, Meyi seguía apuntando, incluso estaba comprobando la dirección que tenía la brisa en aquel momento. ¿Sería capaz de acertar? Parecía muy seguro de hacerlo, en cualquier caso.
Entonces la otra figura, una que había estado oculta entre varios troncos secos se apareció, acercándose al Linksa. Frunció el ceño y la analizó desde dónde estaba ¿Una elfa? Parecía joven, lo suficiente como para ser tan ingenua de rondar un bosque plagado de bestias como, supuestamente, aquel Linksa rubí.
Meyi acarició el gatillo. ¿Comehojas? Había estado lento, quizás porque le preocupaba demasiado el efecto que el animal podía tener en su cabeza. ¿Meyi planeaba disparar a aquella chica? En una fracción de segundo la escena que presenció en Beltrexus, con Hartem, le volvió a la mente.
Tensó la mandíbula e instintivamente, sin borrar siquiera aquel ultimo recuerdo de su cabeza, desvió la ballesta de Meyi al mismo tiempo que este disparaba, forzando a que la saeta del cazador acabase firmemente clavada en uno de los árboles muertos.
El Linksa miró en la dirección en la que el grupo estaba.
Ninguno de los presentes dijo nada por unos instantes, los dos cazadores que acompañaban a Meyi miraron a Eltrant de forma inquisitiva. Meyi, por su parte, se levantó y clavó sus ojos en los orificios por los cuales el exguarda veía el mundo tras su yelmo.
- ¿Qué haces? – preguntó severamente, sin siquiera pestañear.
Eltrant le ofreció una sonrisa cansada al cazador, una que este no pudo ver.
- ¿Ibas a matar a una cría por qué sí? – preguntó Eltrant de vuelta, liberando al lemobrino que llevaba con él y retrocediendo un par de pasos, colocándose frente al trio de cazadores. No confiaba en ellos, la bestia no era ni por asomo el endiablado ser que se decía que era, para empezar, estaba con una cría, como si nada y ahora observaba atentamente a los cazadores desde la distancia.
- No es una cría. – dijo – Es una comehojas, será una vieja si acaso. ¿Estas asumiendo su edad? ¿No es eso un poco racista? – volvió a levantar la ballesta sonriendo con cierta arrogancia, apuntando sobre el hombro de Eltrant, dónde, a varias decenas de metros tras él, estaba el Linksa.
- No es lo que nos habían dicho. – sentenció Eltrant. – Es evidente que no es más que un animal raro, Meyi. Por no hablar que estas apuntando a una persona. Déjalo estar. – Volvió a caminar de espaldas, acercándose un poco más hacía la chica y el animal.
- Motivo suficiente para matarlo, Tale. – aseguró. – Imagina lo que vale su piel, mucho más que la de uno normal pintado de rojo, eso es seguro …tu nombre era Tale, ¿Verdad? No estaba prestándote mucha atención cuando lo dijiste. – empezaba a cansarse de la condescendencia que aquel hombre mostraba hacía él.
- Meyi, esto no merece que haya sangre de por medio. No merece ni los rumores que hay – Eltrant frunció el ceño.
- Eres tú quien está delante haciendo el imbecil. – No apartó su ballesta – Contigo de por medio seguro que hay más sangre. – sonrió. - ¿Por qué no eres un buen chico, te quedas con el dinero que te he ofrecido, y matas a las presas que te señalo? Es más fácil para todos así… bueno, menos para la elfa, claro. – Meyi se carcajeó como si hubiese contado uno de sus chistes, Eltrant apretó los dientes y se quedó dónde estaba.
Detrás de él una muchacha elfica, una que no podía saber si siquiera se había dado cuenta de lo que estaba sucediendo allí y un Linksa de un color poco común, delante de él tres cazadores veteranos con sus respectivos perros de presa.
Llevó su mano derecha hasta el pomo de Olvido, a su espalda, pero no la desenvainó, no hasta que no supiese cual era la decisión final de los cazadores.
Marvilin Meyi era un hombre que, al parecer, todo lo resolvía con violencia, solo respetaba a quienes eran más fuertes que él, eso era lo que gritaba su personalidad; había estado el tiempo suficiente con él para adivinar parte de ella, algo que probablemente fuese mutuo.
Ya había dejado que alguien como aquel tipo matase a sangre fría a un crio. No iba a suceder dos veces, aunque solo fuese en apariencia.
Suspiró levemente al ver cómo el cazador, al final, había localizado el rastro del Linksa por su propia cuenta y, tras colocarse el yelmo que guardaba en su bolsa de viaje, le siguió. El can que tenía Eltrant a sus pies comenzó a tirar de la correa que lo mantenía sujeto con en cuanto, según entendió Eltrant, este captó el olor del Linksa. Reafirmando de este modo que Meyi no se había equivocado al hacer que el animalillo que les acompañaba en el carromato se transformase.
Miró durante varios largos segundos la cara de satisfacción del cazador al reemprender la marcha, indicó a todos que preparasen las armas, el animal no estaba lejos.
No le gustaba, algo en aquel hombre no terminaba de encajar. ¿Era solo un cazador? Su porte y su forma de hablar parecían indicar esto, que no era más de uno de los tantos hombres y mujeres que, en las posadas de todos los rincones de Aerandir, ofrecían sus servicios por un puñado de Aeros, no obstante, Eltrant intuía que había algo más bajo toda aquella socarronería.
Estaba casi seguro que aquel hombre no se dedicaba solo a cazar animales peligrosos.
Dejaron el carromato a un lado y continuaron completamente a pie, sin desviarse de la dirección hacía la que había señalado Meyi. Mientras caminaban, Eltrant aseguró toda su indumentaria a su cuerpo, armadura y espadas, no sabían lo que iban a encontrar, las distintas descripciones que había recibido del Linksa rojo eran de todo menos coherentes; Los rumores hablaban desde un bestia enorme del color de la sangre a un animalillo silvestre que, aunque tétrico, era incapaz de hacer daño a nadie.
- Toc, toc. – dijo una vez más mientras avanzaban por el bosque, uno de los cazadores respondió con un sonoro “¿Quién es?” dedicándole una sonrisa cómplice a su compañero, Meyi respondió con un insulto a la madre del cazador que había hecho la pregunta y comenzó a reírse, las risas se propagaron por las copas de los árboles muertos, Eltrant no dijo nada y continuó caminando.
Si había descubierto algo de Meyi, a parte de la insultante forma que este tenía de tratar a los que tenía “a su cargo”, era que le encantaban los chistes, y cuanto más obscenos y más simples fuesen estos: mejor. Era algo que se podía comprobar apenas varios minutos de haber caminado junto a él, y aunque algunos tenían su gracia, se volvían increíblemente repetitivos al cabo de un tiempo.
Incluso Lyn tenía más variedad. Puso los ojos en blanco bajo el casco, no podía creer que había pensado, por un instante, que su compañera tenía variedad a la hora de contar chistes. Si escuchaba a la vampiresa decir, una vez más, que cuando se enfundaba en su armadura era un “pesado” saltaría al mar, con ella puesta.
Meyi levantó el puño a la vez que se paraba en seco, en mitad de un pequeño claro que se abria en torno a un puñado de árboles muertos. Todos los presentes imitaron al cazador y se detuvieron tras él, escudriñando el lugar en busca de lo que podía haber visto el líder de aquella partida de caza.
Llevándose el dedo índice hasta los labios, indicando a todos que se quedasen en silencio, Meyi señaló hasta un grupúsculo de árboles dónde, parcialmente ocultos por estos, se podían una silueta.
Una de un color vivamente rojizo.
Eltrant frunció el ceño, Meyi amplió su sonrisa y, guiñando el ojo a los presentes, se armó con la pesada ballesta que portaba consigo, a la cual procedió a cargarle un virote de extraña confección, su punta acababa en una especie de gancho de un tamaño minúsculo.
- ¿Le doy primero a la comehojas? Vosotros apuntad al bicho, que no se escape – dijo en un susurro arrodillándose, empujando la culata de su ballesta contra su hombro y apuntando hacia el lugar en el que estaba el Linksa. – Elfos… siempre en medio, seguro que despues se lo tira o algo - masculló. Nadie contestó, los otros cazadores se agacharon junto a sus perros al lado de Meyi, armándose con sus respectivas armas.
¿Comehojas? Podía ver el animal, pequeño, no mayor que los canes que les acompañaban, al otro lado del lugar, desde la distancia, pero no veía a nadie más. ¿Y qué había pasado con las supuestas habilidades mágicas del Linksa? No estaba muerto aun cuando lo había visto, tampoco se le estaba derritiendo la cara como aquel anciano había dicho.
Tragó saliva y aguardó unos instantes a ver como evolucionaba la situación, Meyi seguía apuntando, incluso estaba comprobando la dirección que tenía la brisa en aquel momento. ¿Sería capaz de acertar? Parecía muy seguro de hacerlo, en cualquier caso.
Entonces la otra figura, una que había estado oculta entre varios troncos secos se apareció, acercándose al Linksa. Frunció el ceño y la analizó desde dónde estaba ¿Una elfa? Parecía joven, lo suficiente como para ser tan ingenua de rondar un bosque plagado de bestias como, supuestamente, aquel Linksa rubí.
Meyi acarició el gatillo. ¿Comehojas? Había estado lento, quizás porque le preocupaba demasiado el efecto que el animal podía tener en su cabeza. ¿Meyi planeaba disparar a aquella chica? En una fracción de segundo la escena que presenció en Beltrexus, con Hartem, le volvió a la mente.
Tensó la mandíbula e instintivamente, sin borrar siquiera aquel ultimo recuerdo de su cabeza, desvió la ballesta de Meyi al mismo tiempo que este disparaba, forzando a que la saeta del cazador acabase firmemente clavada en uno de los árboles muertos.
El Linksa miró en la dirección en la que el grupo estaba.
Ninguno de los presentes dijo nada por unos instantes, los dos cazadores que acompañaban a Meyi miraron a Eltrant de forma inquisitiva. Meyi, por su parte, se levantó y clavó sus ojos en los orificios por los cuales el exguarda veía el mundo tras su yelmo.
- ¿Qué haces? – preguntó severamente, sin siquiera pestañear.
Eltrant le ofreció una sonrisa cansada al cazador, una que este no pudo ver.
- ¿Ibas a matar a una cría por qué sí? – preguntó Eltrant de vuelta, liberando al lemobrino que llevaba con él y retrocediendo un par de pasos, colocándose frente al trio de cazadores. No confiaba en ellos, la bestia no era ni por asomo el endiablado ser que se decía que era, para empezar, estaba con una cría, como si nada y ahora observaba atentamente a los cazadores desde la distancia.
- No es una cría. – dijo – Es una comehojas, será una vieja si acaso. ¿Estas asumiendo su edad? ¿No es eso un poco racista? – volvió a levantar la ballesta sonriendo con cierta arrogancia, apuntando sobre el hombro de Eltrant, dónde, a varias decenas de metros tras él, estaba el Linksa.
- No es lo que nos habían dicho. – sentenció Eltrant. – Es evidente que no es más que un animal raro, Meyi. Por no hablar que estas apuntando a una persona. Déjalo estar. – Volvió a caminar de espaldas, acercándose un poco más hacía la chica y el animal.
- Motivo suficiente para matarlo, Tale. – aseguró. – Imagina lo que vale su piel, mucho más que la de uno normal pintado de rojo, eso es seguro …tu nombre era Tale, ¿Verdad? No estaba prestándote mucha atención cuando lo dijiste. – empezaba a cansarse de la condescendencia que aquel hombre mostraba hacía él.
- Meyi, esto no merece que haya sangre de por medio. No merece ni los rumores que hay – Eltrant frunció el ceño.
- Eres tú quien está delante haciendo el imbecil. – No apartó su ballesta – Contigo de por medio seguro que hay más sangre. – sonrió. - ¿Por qué no eres un buen chico, te quedas con el dinero que te he ofrecido, y matas a las presas que te señalo? Es más fácil para todos así… bueno, menos para la elfa, claro. – Meyi se carcajeó como si hubiese contado uno de sus chistes, Eltrant apretó los dientes y se quedó dónde estaba.
Detrás de él una muchacha elfica, una que no podía saber si siquiera se había dado cuenta de lo que estaba sucediendo allí y un Linksa de un color poco común, delante de él tres cazadores veteranos con sus respectivos perros de presa.
Llevó su mano derecha hasta el pomo de Olvido, a su espalda, pero no la desenvainó, no hasta que no supiese cual era la decisión final de los cazadores.
Marvilin Meyi era un hombre que, al parecer, todo lo resolvía con violencia, solo respetaba a quienes eran más fuertes que él, eso era lo que gritaba su personalidad; había estado el tiempo suficiente con él para adivinar parte de ella, algo que probablemente fuese mutuo.
Ya había dejado que alguien como aquel tipo matase a sangre fría a un crio. No iba a suceder dos veces, aunque solo fuese en apariencia.
Última edición por Eltrant Tale el Sáb Feb 10 2018, 19:06, editado 1 vez
Eltrant Tale
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Re: EL linksa rojo [Desafío]
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Re: EL linksa rojo [Desafío]
—Mala suerte, compañero — dijo Meyi en una sonrisa socarrona que mostraba la mitad de sus dientes.
Pese a las impertinencias de Eltrant Tale, consiguió disparar la ballesta. No fue tarea fácil, el cabrón no le dejaba de empujar. Hizo lo posible para desconcentrarle y que errase el tipo. No lo consiguió. El virote impactó en la cabeza de la elfa.
Marvilin Meyi alejó de un leve empujón a Eltrant de su lado. Su compañía le hacía sentirse incómodo. Con la mano derecha indicó a los cazadores que se acercasen, lentamente y sin hacer ruido, hacia el exótico animal (y al cadáver de la elfa). El linksa seguía en la misma posición inicial, como si no le hubiera importado la muerte de su cuidadora elfa. Meyi no le prestó más interés del que tenía. Los linksan comían carne, tal vez se había quedado al lado del cadáver para proteger un potencial almuerza.
Un joven cazador disparo a la nada. Dijo creyó ver a un elfo apuntándole con un arco. Era él o el elfo. Prefirió matar al ser matado. Meyi le aconsejó, susurrando para no asustar al animal, que se tranquilizase. Él no había vestido a ningún elfo y nadie, en toda la partida, tenía mejores ojos que Meyi.
—Pero… pero…., estaba ahí. Estaba…
—Silencio —interrumpió Meyi con voz baja pero severa.
Una vez rodearon al animal, los cazadores, todos a excepción de Marvilin Meyi, dispararon cada uno a una zona diferente, donde creía ver al linksa rojo. Ahí estaba la magia de la criatura. Era un camaleón. Dejaba un halo de luz, reflejo de su cuerpo allá por donde pasaba. Fue a éste a quienes los cazadores dispararon. El linksa tenía otro rostro, ciertamente, su hocico en forma de máscara neutra le confería todos los rostros.
Meyi fue hacia el cadáver de la elfa. Lo tocó con la mano y éste se desvaneció en el aire como si estuviera tocando un montón de polvo. En su lugar, apareció un pelaje del color de un atardecer en verano. El animal se había quedado en posición fetal, estaba aterrado. Lamió las manos de Meyi suplicando clemencia. El cazador sonrió.
—A la próxima vez, deja a los profesionales hacer su trabajo — le dijo a Eltrant Tale al mismo tiempo que desenvainaba un cuchillo de caza —Es un consejo de tu buen amigo Marvilin Meyi — no disimuló el sarcasmo y la repulsión que sentía hacia Eltrant.
* Eltrant Tale: Final chapuzas después. No quiero seguir esperando a Claudena. Va a hacer casi un año que desapareció. Es muy duro cerrar un tema de esta manera. Me sabe muy mal por ti.
Recompensas:
* +2 ptos de experiencia en función de la calidad del texto.
* +3 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 5 ptos totales de experiencia
Obsequio: 100 aeros. Meyi siempre paga bien a sus hombres, aunque no les caiga en simpatía.
Sanción a Claudena con 5ptos de experiencia por abandono del tema. Lo siento.
Pese a las impertinencias de Eltrant Tale, consiguió disparar la ballesta. No fue tarea fácil, el cabrón no le dejaba de empujar. Hizo lo posible para desconcentrarle y que errase el tipo. No lo consiguió. El virote impactó en la cabeza de la elfa.
Marvilin Meyi alejó de un leve empujón a Eltrant de su lado. Su compañía le hacía sentirse incómodo. Con la mano derecha indicó a los cazadores que se acercasen, lentamente y sin hacer ruido, hacia el exótico animal (y al cadáver de la elfa). El linksa seguía en la misma posición inicial, como si no le hubiera importado la muerte de su cuidadora elfa. Meyi no le prestó más interés del que tenía. Los linksan comían carne, tal vez se había quedado al lado del cadáver para proteger un potencial almuerza.
Un joven cazador disparo a la nada. Dijo creyó ver a un elfo apuntándole con un arco. Era él o el elfo. Prefirió matar al ser matado. Meyi le aconsejó, susurrando para no asustar al animal, que se tranquilizase. Él no había vestido a ningún elfo y nadie, en toda la partida, tenía mejores ojos que Meyi.
—Pero… pero…., estaba ahí. Estaba…
—Silencio —interrumpió Meyi con voz baja pero severa.
Una vez rodearon al animal, los cazadores, todos a excepción de Marvilin Meyi, dispararon cada uno a una zona diferente, donde creía ver al linksa rojo. Ahí estaba la magia de la criatura. Era un camaleón. Dejaba un halo de luz, reflejo de su cuerpo allá por donde pasaba. Fue a éste a quienes los cazadores dispararon. El linksa tenía otro rostro, ciertamente, su hocico en forma de máscara neutra le confería todos los rostros.
Meyi fue hacia el cadáver de la elfa. Lo tocó con la mano y éste se desvaneció en el aire como si estuviera tocando un montón de polvo. En su lugar, apareció un pelaje del color de un atardecer en verano. El animal se había quedado en posición fetal, estaba aterrado. Lamió las manos de Meyi suplicando clemencia. El cazador sonrió.
—A la próxima vez, deja a los profesionales hacer su trabajo — le dijo a Eltrant Tale al mismo tiempo que desenvainaba un cuchillo de caza —Es un consejo de tu buen amigo Marvilin Meyi — no disimuló el sarcasmo y la repulsión que sentía hacia Eltrant.
_____________________
* Eltrant Tale: Final chapuzas después. No quiero seguir esperando a Claudena. Va a hacer casi un año que desapareció. Es muy duro cerrar un tema de esta manera. Me sabe muy mal por ti.
Recompensas:
* +2 ptos de experiencia en función de la calidad del texto.
* +3 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 5 ptos totales de experiencia
Obsequio: 100 aeros. Meyi siempre paga bien a sus hombres, aunque no les caiga en simpatía.
Sanción a Claudena con 5ptos de experiencia por abandono del tema. Lo siento.
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