Función de Combate [Desafío]
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Función de Combate [Desafío]
Era la primera vez que el joven Haakon Örh se ponía una armadura. Su padre, quien también se llamaba Haakon, le había avisado que se sentiría extraño por el peso e incómodo por la pérdida de movilidad. No le habló del detalle más molesto: la pérdida de visión. Con el yelmo puesto, solo podía ver aquello que estaba delante. Era como tener puestas las ojeras de un caballo.
Haakon giró la cabeza donde estaba su padre para poder verle. Se alegró de verle sonreír. Él era un verdadero apasionado de las batallas; estaba de ver a su hijo portar la armadura que utilizó para derrotar a los brujos en una batalla que no recordaba.
-Tu rival será el hijo de Helgen Tran. Si es como tan débil como lo es su padre, no te costará vencerle- dijo Haakon (padre) mientras ayudaba a enderezar la armadura de su hijo- ¿Te acordaste de llevar las armas al herrero para que la afilase?-
-Sí- contestó el hijo sin ganas.
El padre puso la palma de las manos sobre el filo del hacha del hijo. Al cortarse, sonrió mostrando toda la dentadura.
-La espada también- se adelantó a decir el joven Haakon antes que su padre quitase la espada de la vaina que cargaba a en la espalda.
-Muy bien- el padre dirigió un rápido vistazo hacia el público – jamás había visto tantas personas juntas en un mismo sitio - El hijo se sintió agradecido de no poder verlas, la única ventaja del yelmo- Ahora, sal fuera y honra a los Örh como yo los honré a tu edad y como tu abuelo lo hizo antes que yo-.
-Sí papá-.
Los juegos se hicieron para celebrar la boda de dos familias adineradas de las que nadie había oído hablar y que tampoco importaban. A los aldeanos, torpes y simples, solo les interesaban los bailes, la comida y los juegos. De éstos último había una gran variedad: tiro con arco, lanzamiento de troncos, despellejamientos y, el que a Haakon le tocaba participar, combates uno contra uno.
Las trompetas resonaron para dar el aviso que los guerreros entraban campo de batalla. Un hombre vestido con telas de colores llamativos presentó a los muchachos desde lo alto de una provisional estructura de madera.
-Jim Tran, hijo de Helgen Tran. Haakon Örh, hijo de Haakon Örh-.
Las últimas acciones que Haakon recordaría hacer antes de la batalla fueron sostener el mango del hacha con las dos manos y mirar a su oponente. Lo que vino después fue demasiado rápido. Jim Tran tenía cinco años más que él, lo que significaba que tenía cinco años más de experiencia en los combates. Cuando Haakon se quiso dar cuenta, estaba en el suelo, desarmado y derrotado. Con un corte superficial en el hombro izquierdo y una costilla roto debida a una mala patada que no pudo esquivar.
Jim Tran tenía los brazos en alto, celebraba su victoria como si hubiera vencido a un experimentado caballero y no a un muchacho de catorce años, como era realmente. Helgen Tran gritaba de emoción. Para él, la victoria tenía más valor ya que resolvía los conflictos entre las dos familias, los Tran y los Örh. Haakon no quiso mirar qué hacía su padre.
-¡Mi hijo es el más fuerte!-
-¡Soy el más fuerte!-
-¡Ningún asqueroso Örh podrá vencerle!-
-¡Nadie podrá vencerme!-
-¡Nadie le vencerá!-
Una sombra se alzó en el público. Era Adie, cibernético roto y sin funciones. Un gigante, un monstruo, mal diseñado con miembros de cadáveres y piezas de metal. Toda Verisar conocía la trágica historia del exmensajero. Una bruja lo ROMPIÓ. Helgen Tran fue hasta él, le arrastró a la plaza. El cibernético no se inmutó. No protestó, se dejó hacer. Haakon se vio reflejado en él, con la diferencia de que a Adie le empujaba un desconocido y no su padre.
-¡Jim, te traigo oponente!-
-¡Me gusta! ¡Éste más grande!-
El público aplaudió pese a saber que Adie, cibernético roto y sin funciones, no se iba a defender.
* Bienvenido guerrero de justas: Ya has leído el motivo de esta saga de desafíos. Debemos enseñar a Adie sus funciones perdidas. En este desafío, nos encargaremos de las funciones de combate. Pero, no nos adelantemos a los acontecimientos.
En este primer turno, ha aparecido un sustituto mensajero. Debemos impedir que maten a Adie. Jim Tran es un bárbaro, ya has visto lo que ha hecho con el joven Haakon, no se apiadará del cibernético solamente porque esté ROTO. Eres completamente libre de utilizar a todos los personajes del desafío según lo veas oportuno.
Para hacer más interesante el juego, Adie no puede hablar. Carece de TODAS las funciones.
* Información importante:
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Haakon giró la cabeza donde estaba su padre para poder verle. Se alegró de verle sonreír. Él era un verdadero apasionado de las batallas; estaba de ver a su hijo portar la armadura que utilizó para derrotar a los brujos en una batalla que no recordaba.
-Tu rival será el hijo de Helgen Tran. Si es como tan débil como lo es su padre, no te costará vencerle- dijo Haakon (padre) mientras ayudaba a enderezar la armadura de su hijo- ¿Te acordaste de llevar las armas al herrero para que la afilase?-
-Sí- contestó el hijo sin ganas.
El padre puso la palma de las manos sobre el filo del hacha del hijo. Al cortarse, sonrió mostrando toda la dentadura.
-La espada también- se adelantó a decir el joven Haakon antes que su padre quitase la espada de la vaina que cargaba a en la espalda.
-Muy bien- el padre dirigió un rápido vistazo hacia el público – jamás había visto tantas personas juntas en un mismo sitio - El hijo se sintió agradecido de no poder verlas, la única ventaja del yelmo- Ahora, sal fuera y honra a los Örh como yo los honré a tu edad y como tu abuelo lo hizo antes que yo-.
-Sí papá-.
Los juegos se hicieron para celebrar la boda de dos familias adineradas de las que nadie había oído hablar y que tampoco importaban. A los aldeanos, torpes y simples, solo les interesaban los bailes, la comida y los juegos. De éstos último había una gran variedad: tiro con arco, lanzamiento de troncos, despellejamientos y, el que a Haakon le tocaba participar, combates uno contra uno.
Las trompetas resonaron para dar el aviso que los guerreros entraban campo de batalla. Un hombre vestido con telas de colores llamativos presentó a los muchachos desde lo alto de una provisional estructura de madera.
-Jim Tran, hijo de Helgen Tran. Haakon Örh, hijo de Haakon Örh-.
Las últimas acciones que Haakon recordaría hacer antes de la batalla fueron sostener el mango del hacha con las dos manos y mirar a su oponente. Lo que vino después fue demasiado rápido. Jim Tran tenía cinco años más que él, lo que significaba que tenía cinco años más de experiencia en los combates. Cuando Haakon se quiso dar cuenta, estaba en el suelo, desarmado y derrotado. Con un corte superficial en el hombro izquierdo y una costilla roto debida a una mala patada que no pudo esquivar.
Jim Tran tenía los brazos en alto, celebraba su victoria como si hubiera vencido a un experimentado caballero y no a un muchacho de catorce años, como era realmente. Helgen Tran gritaba de emoción. Para él, la victoria tenía más valor ya que resolvía los conflictos entre las dos familias, los Tran y los Örh. Haakon no quiso mirar qué hacía su padre.
-¡Mi hijo es el más fuerte!-
-¡Soy el más fuerte!-
-¡Ningún asqueroso Örh podrá vencerle!-
-¡Nadie podrá vencerme!-
-¡Nadie le vencerá!-
Una sombra se alzó en el público. Era Adie, cibernético roto y sin funciones. Un gigante, un monstruo, mal diseñado con miembros de cadáveres y piezas de metal. Toda Verisar conocía la trágica historia del exmensajero. Una bruja lo ROMPIÓ. Helgen Tran fue hasta él, le arrastró a la plaza. El cibernético no se inmutó. No protestó, se dejó hacer. Haakon se vio reflejado en él, con la diferencia de que a Adie le empujaba un desconocido y no su padre.
-¡Jim, te traigo oponente!-
-¡Me gusta! ¡Éste más grande!-
El público aplaudió pese a saber que Adie, cibernético roto y sin funciones, no se iba a defender.
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* Bienvenido guerrero de justas: Ya has leído el motivo de esta saga de desafíos. Debemos enseñar a Adie sus funciones perdidas. En este desafío, nos encargaremos de las funciones de combate. Pero, no nos adelantemos a los acontecimientos.
En este primer turno, ha aparecido un sustituto mensajero. Debemos impedir que maten a Adie. Jim Tran es un bárbaro, ya has visto lo que ha hecho con el joven Haakon, no se apiadará del cibernético solamente porque esté ROTO. Eres completamente libre de utilizar a todos los personajes del desafío según lo veas oportuno.
Para hacer más interesante el juego, Adie no puede hablar. Carece de TODAS las funciones.
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Re: Función de Combate [Desafío]
Tenia que admitirlo, no servía para estar en un solo sitió, tal vez si tenia que aceptar la invitación de mi hermano, irme y trabajar con el, siempre teniendo algo nuevo que hacer, o por lo menos, no estar siempre en el mismo lugar. Como fuera, aun me quedaba el viaje de regreso para pensármelo bien, por ahora solo disfrutaría un poco mientras entregaba un regalo, si no mal recordaba las palabras de Yen fueron: “Ya que si me ven tal vez me quieran disparar un dardo en la frente, ve y entrégale esto a la novia. Solo tienes que decir es de tu ya sabes quien.”
Aquello no lo entendía muy bien pero como fuera parti de Ulmer hacia Verisar, cuando llegue al centro de la festividad, parecía que ya me había perdido de algo, pero no preste atención a ello, solo me encargué de buscar a la dichosa destinataria de aquel condenado paquete y luego disfrutar un poco, tal vez beber y luego irme o beber, entregar el regalo e irme. Como fuera, a nadie le importaría el orden de los factores.
Cuando por fin pude encontrar a la novia, esta estaba rodeada de gente, me hice pasar por una vieja amiga para poder acercármele y sacarla del grupo para luego por fin entregar el regalo.
- Es de parte de “Tu ya sabes quién” - dije, mientras con mis dedos simulaba unas comillas, con las cuales encerraba la frase que me dijo Yen que dijera al momento de entregarlo.
No entendí aquello, la joven se ruborizo cuando tuvo la caja en mano para luego abrazarme y agradecerme “Definitivamente, Yen me debe muchas explicaciones." dije para mi misma mientras veía como la desconocida desaparecía entre la gente.
Decidí disfrutar de aquello, bebí un poco, (nada como para embriagarme) y disfrute de lo que se suponía que era un espectáculo de combate, aunque había terminado mas rápido de lo que yo había esperado.
- Ja, tuvo que poner al viejo Haakon de mal humor ¡Que su hijo lo allá dejado en tal vergüenza! Ni yo lo aguantaría - dijo un hombre detrás de mi.
- Eso le enseñara a dejar de presumir, sobre algo que no tiene ni tendrá - contesto otro hombre.
Cuando ya me disponía para irme, vi pasar esa gran figura metálica por uno costado mientras escuchaba los alaridos de emoción de algunos y los murmullos dr otros.
- ¿Ese no es Adie? Pero... Acaso ¿no estaba defectuoso? - dijo un mujer cercana a mi posición.
- Si así es, no me sorprendería que lo deje echo chatarra - le contesto un hombre.
Me quede viendo como aquel montón de piezas unidas caminaba por obligación, parecía un muerto, aquello me partió el corazón, por alguna razon extraña empece a caminar detrás de el empujando a la gente para luego adelantármele por un costado y hacer que el hombre soltara al cibernético.
- ¿Por que no busca a alguien mas y lo deja tranquilo? - dije con seriedad, luego de haberle dado un fuerte golpe en la muñeca al hombre para que soltara el brazo metálico - Ese chico lo que necesita es buscar un oponente de su mismo nivel, no buscar a alguien de menor como lo es el chico de hace un rato o... - hice una pequeña pausa - Adie. -
Termine la frase, para luego acercarme al chico que trataba de levantarse pero el peso de su armadura y el dolor, no le permitían levantarse del suelo. Le extendí la mano y luego de que este la tomara lo jale con fuerza y con cuidado hasta que estuvo estable sobre sus propios pies.
Aquello no lo entendía muy bien pero como fuera parti de Ulmer hacia Verisar, cuando llegue al centro de la festividad, parecía que ya me había perdido de algo, pero no preste atención a ello, solo me encargué de buscar a la dichosa destinataria de aquel condenado paquete y luego disfrutar un poco, tal vez beber y luego irme o beber, entregar el regalo e irme. Como fuera, a nadie le importaría el orden de los factores.
Cuando por fin pude encontrar a la novia, esta estaba rodeada de gente, me hice pasar por una vieja amiga para poder acercármele y sacarla del grupo para luego por fin entregar el regalo.
- Es de parte de “Tu ya sabes quién” - dije, mientras con mis dedos simulaba unas comillas, con las cuales encerraba la frase que me dijo Yen que dijera al momento de entregarlo.
No entendí aquello, la joven se ruborizo cuando tuvo la caja en mano para luego abrazarme y agradecerme “Definitivamente, Yen me debe muchas explicaciones." dije para mi misma mientras veía como la desconocida desaparecía entre la gente.
Decidí disfrutar de aquello, bebí un poco, (nada como para embriagarme) y disfrute de lo que se suponía que era un espectáculo de combate, aunque había terminado mas rápido de lo que yo había esperado.
- Ja, tuvo que poner al viejo Haakon de mal humor ¡Que su hijo lo allá dejado en tal vergüenza! Ni yo lo aguantaría - dijo un hombre detrás de mi.
- Eso le enseñara a dejar de presumir, sobre algo que no tiene ni tendrá - contesto otro hombre.
Cuando ya me disponía para irme, vi pasar esa gran figura metálica por uno costado mientras escuchaba los alaridos de emoción de algunos y los murmullos dr otros.
- ¿Ese no es Adie? Pero... Acaso ¿no estaba defectuoso? - dijo un mujer cercana a mi posición.
- Si así es, no me sorprendería que lo deje echo chatarra - le contesto un hombre.
Me quede viendo como aquel montón de piezas unidas caminaba por obligación, parecía un muerto, aquello me partió el corazón, por alguna razon extraña empece a caminar detrás de el empujando a la gente para luego adelantármele por un costado y hacer que el hombre soltara al cibernético.
- ¿Por que no busca a alguien mas y lo deja tranquilo? - dije con seriedad, luego de haberle dado un fuerte golpe en la muñeca al hombre para que soltara el brazo metálico - Ese chico lo que necesita es buscar un oponente de su mismo nivel, no buscar a alguien de menor como lo es el chico de hace un rato o... - hice una pequeña pausa - Adie. -
Termine la frase, para luego acercarme al chico que trataba de levantarse pero el peso de su armadura y el dolor, no le permitían levantarse del suelo. Le extendí la mano y luego de que este la tomara lo jale con fuerza y con cuidado hasta que estuvo estable sobre sus propios pies.
Zukura Kito
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Re: Función de Combate [Desafío]
Haakon Örh (hijo) tenía un serio debate moral. ¿Sería justo tomar la mano de la chica y levantarse del suelo? La respuesta más justa sería un firme y severo NO. Había perdido el combate; merecía la humillación del ganador, Jim Tran. Lo mejor que Haakon podía hacer, por él y por el honor de su padre, era quedarse en el suelo. Resignarse con su nueva condición de perdedor en vez de levantarse para luego volver a ser derrotado por su oponente. ¡Eso es lo que pasaría si le cogía la mano! Jim le vería otra vez en pie y se abalanzaría contra Haakon con la fuerza de un jabato. Papá no podría soportar ver a su hijo, por segunda vez, caer al suelo. El campo de visión de Haakon Örh (hijo) lo reinaba la mano de la mujer y al fondo, veinte metros por delante, su padre le daba la espalda.
-Eres muy buena- Haakon tartamudeaba, apenas se le entendía al hablar – pero…- vio la mano de la difuminada. En contraposición, veía la silueta de su padre a la perfección- no puedo-.
Al otro extremo del campo de batalla, Jim Tran amenazaba a Adie. Ignoró por completó los comentarios de la chica. ¿Por qué tenía que obedecerla? Ella era una desconocida. A quien tenía que obedecer era a su padre, a Helgen Tran. De estar en la misma situación que Jim, Haakon reconocía en silencio que habría hecho lo mismo: dar la espalda a la chica y al perdedor y golpear, la cabeza de Adie, cibernético roto y sin funciones.
-Lo va a matar- susurró Haakon a la mujer. Al mismo tiempo, movía su mano para indicarle que fuera a socorrer al gigante cibernético y que le dejase en el suelo, donde merecía estar.
El primer golpe fue un aviso, para comprobar si eran ciertas las historias que contaban sobre Adie. Lo hizo con la punta del escudo y lo dirigió a la cabeza del exmensajero. Adie no se inmutó Jim debía asegurase de que su nuevo oponente no le estaba tomando el pelo. Tenía los ojos clavados en las manazas de Adie, las que antes habían servido para mandar mensajes y arrancar trozos de grava y ahora no servían para nada. Pensaba en lo fácil que sería para el cibernético alargar los brazos y cogerle del cuello. Si eso sucedía, ya podía decir adiós. Al ver que Adie, cibernético roto y sin funciones, no se defendió, golpeó de nuevo. Esta segunda vez, con la espada en el torso del cibernético. Al igual que la primera vez, Adie se mantuvo erguido, inmóvil; casi pareciera que no le estuviera haciendo daño. Haakon aprovechó la situación para seguir golpeando a Adie.
Ya fuera porque Haakon había trabajado como mozo en una herrería y había reparado cibernéticos o porque empatizaba con el Adie porque, minutos atrás, había estado en su mismo lugar; comprendió qué estaba sucediendo, por qué Adie no se defendía de los golpes.
-¡Está ROTO- era tan obvio que se maldijo así mismo por no haberse dado cuenta antes- Creo que no puede hacer nada. Que no es nada. Es como si los Dioses le hubieran arrebato su espíritu. Debemos hacer algo- y fue entonces cuando cogió la mano de la chica y tomó impulso para levantarse- Debemos ayudarle-.
* Zukura Kito: Muy bien. Llegamos a la segunda parte del desafío. Jim es orgulloso, no va a parar de luchar solo porque tú se lo hayas dicho y Haakon es un niño que no quiere luchar pero tampoco quiere que su padre deje de estar orgulloso por él. Tú estás en medio de esta situación.
En primer lugar, deberás enseñarle a Adie la función de Combate. Que se defienda de los golpes de Jim Tran. Y, en segundo lugar, como extra, debes resolver el conflicto de Haakon. ¿Hay alguna manera de hacer que su padre se sienta orgulloso por él sin tener que pelear de nuevo? Si existe, deberás encontrarla.
-Eres muy buena- Haakon tartamudeaba, apenas se le entendía al hablar – pero…- vio la mano de la difuminada. En contraposición, veía la silueta de su padre a la perfección- no puedo-.
Al otro extremo del campo de batalla, Jim Tran amenazaba a Adie. Ignoró por completó los comentarios de la chica. ¿Por qué tenía que obedecerla? Ella era una desconocida. A quien tenía que obedecer era a su padre, a Helgen Tran. De estar en la misma situación que Jim, Haakon reconocía en silencio que habría hecho lo mismo: dar la espalda a la chica y al perdedor y golpear, la cabeza de Adie, cibernético roto y sin funciones.
-Lo va a matar- susurró Haakon a la mujer. Al mismo tiempo, movía su mano para indicarle que fuera a socorrer al gigante cibernético y que le dejase en el suelo, donde merecía estar.
El primer golpe fue un aviso, para comprobar si eran ciertas las historias que contaban sobre Adie. Lo hizo con la punta del escudo y lo dirigió a la cabeza del exmensajero. Adie no se inmutó Jim debía asegurase de que su nuevo oponente no le estaba tomando el pelo. Tenía los ojos clavados en las manazas de Adie, las que antes habían servido para mandar mensajes y arrancar trozos de grava y ahora no servían para nada. Pensaba en lo fácil que sería para el cibernético alargar los brazos y cogerle del cuello. Si eso sucedía, ya podía decir adiós. Al ver que Adie, cibernético roto y sin funciones, no se defendió, golpeó de nuevo. Esta segunda vez, con la espada en el torso del cibernético. Al igual que la primera vez, Adie se mantuvo erguido, inmóvil; casi pareciera que no le estuviera haciendo daño. Haakon aprovechó la situación para seguir golpeando a Adie.
Ya fuera porque Haakon había trabajado como mozo en una herrería y había reparado cibernéticos o porque empatizaba con el Adie porque, minutos atrás, había estado en su mismo lugar; comprendió qué estaba sucediendo, por qué Adie no se defendía de los golpes.
-¡Está ROTO- era tan obvio que se maldijo así mismo por no haberse dado cuenta antes- Creo que no puede hacer nada. Que no es nada. Es como si los Dioses le hubieran arrebato su espíritu. Debemos hacer algo- y fue entonces cuando cogió la mano de la chica y tomó impulso para levantarse- Debemos ayudarle-.
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* Zukura Kito: Muy bien. Llegamos a la segunda parte del desafío. Jim es orgulloso, no va a parar de luchar solo porque tú se lo hayas dicho y Haakon es un niño que no quiere luchar pero tampoco quiere que su padre deje de estar orgulloso por él. Tú estás en medio de esta situación.
En primer lugar, deberás enseñarle a Adie la función de Combate. Que se defienda de los golpes de Jim Tran. Y, en segundo lugar, como extra, debes resolver el conflicto de Haakon. ¿Hay alguna manera de hacer que su padre se sienta orgulloso por él sin tener que pelear de nuevo? Si existe, deberás encontrarla.
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Re: Función de Combate [Desafío]
Al ver la cara de Haakon(hijo) mientras señalaba a Adie el cual era atacado por el brabucón de Jim Tran, al sentir la mano del joven Haakon jale para ponerle de pie, empece a gruñir algo molesta, odiaba como ese bueno para nada buscaba ser un guerrero por el camino fácil, asi que mire al niño que aun seguía enlatado en su armadura.
- Prestame tu espada - le dije al chico, trate de no sonar enojada y parecer lo mas serena posible.
- ¿Que planea hacer? - dijo Haakon, el hijo. En un tono algo dudoso.
Yo simplemente volví a extender mi mano, solo que esta vez en la espera del arma. No podía evitar dejar de mirar como aquel ser totalmente paralizado, recibiendo golpes tras golpes con aquella espada sin chistear, sin temblar, sin nada como si fuera lo que parecía, un montón de chatarra inútil.
Al notar que en chico no me entregaba su espada no pude contener un gruñido y le arrebate el arma.
- Hombre no es el que saba pelear, sino el que sabe cuando hacer lo correcto - le murmure, no entendí si fue por consejo, por animarle o reprocharle su actitud.
Nunca fui alguien que juzga por lo que hacen o no, pero me cabreaba la existencia el echo de que nadie hiciera nada por el simple echo de que, ese tal Adie, estuviera ROTO.
Simplemente por instinto la sostuve bien, y aprovechando la poca ventaja de velocidad que tenia sobre el tal Jim, me acerque rápido por su espalda.
- ¡Hijo voltea! - le grito el padre a su hijo, Jim volteo solo para llevarse un golpe con el plano de la espada en el oído, el cual no causo daño severo a la cabeza del joven ya que este al igual que el resto de su cabeza, estaba protegida por el yelmo, el cual a su vez solo lo dejaría aturdido un par de minutos y un fuerte dolor de cabeza para mas tarde.
Aproveche ese instante en el que Jim se tambaleaba aturdido por el golpe que aun le resonaba en el oído y no le dejaba tener un buen equilibrio ni buena concentración, yo por otro lado me puse al frente de aquella mole metálica y le golpee ligeramente el hombro, este apenas si bajo un poco la mirada de muerto que tenia, para mirarme.
- Mira, no dejare que te vuelvan un pedazo de chatarra ¿Vale? - le dije a la mole metálica llamada Adie.
Este ni siquiera asintió, ni negó y mucho menos parpadeo... Empezaba a darme algo de miedo, pero luego tendría tiempo para asustarme, asi que solo tome una de esas grandes manos y en ella puse la espada.
- Escucha bien, ese tarado vendrá a por ti, asi que presta atención - le dije seria, este parecía atento a mis palabras y al mismo tiempo perdido en quien sabia que.
Chasquee los dedos para hacer que bajara la mirada hacia donde yo estaba, este apenas y bajo la mirada de la nada pero al parecer era toda la atención que obtendría de el.
- La espada se utiliza asi, toma el pomo con fuerza y cuando el objetivo este a tu alcance, lanza un tajo hacia el blanco con la parte del filo - al decir todo aquello me di de cuenta lo pésima maestra que era.
Suspire mientras buscaba una explicación mas practica y fue cuando lo pensé mejor, mire las grandes manazas que aquel ser de refacciones tenia estuvo claro lo que tenia que hacer, explicarle como pelear a mano limpia asi que tome la espada y antes de poder articular una palabra, sentí un golpe en mi costado, causado con el plano de una espada.
Yo tambaleé hasta caer de rodillas mientras me agarraba la zona que había recibido el golpe y luego voltee a ver al tal Jim soltado un gruñido mientras volvía a tomar la espada.
- ¡Nadie se mete en mi pelea y se sale con las suya! - dijo Jim, entono de niño malcriado.
Me levante adolorida por el golpe ya que no tenia ninguna protección como la tenia el mimado de Jim. Al estar mas estable solté la zona del golpe mientras escuchaba como la gente exclamaba con gritos de alegría ya que tendrían un espectáculo.
- Lo que digas niño mimado - dije con una sonrisa apuntándole con la espada.
Este al parecer se había sentido insultado ya que se abalanzó hacia mi a lo bruto, volví a aprovechar mi falta de peso para esquivar el golpe y golpearme la la espalda con la espada haciendo sonar metal contra metal.
- ¿Eso es todo? - dije en tono de broma.
Este al voltearse, volvió a abalanzarse solo que esta vez no esquivé el golpe sino que lo bloquee con la espada.
- ¡Adie! ¿Estas prestando atención a como se pelea? - le dije al ser metálico mientras chocaba la espada contra la de Jim.
Ya que no tenia muchas opciones para enseñarle al robot ROTO como defenderse de los bravucones, no me quedaba de otra que mostrárselo e indicar que era cada movimiento, asi que en cada revés, contraataque, em embestida e esquivada de mi parte para que el pudiera memorizar cual era cada uno.
- ¡Quedate quieta! - decía Jim mientras seguía lanzando golpes.
Unos cuantos me daban, pero me mordía la lengua para evitar destruir mi pequeño teatro con el cual sacaba de quicio al chico mimado de papá, luego de aver echo retroceder a Jim dirigí una mirada a Adie, seguía prestando atención y al mismo tiempo parecía perdido en la nada. Yo me acerque para luego volver a poner la espada en su manota de metal.
- Se que no soy buena maestra, pero muéstrales que le tienen que tener miedo a Adie - dije ya con un tono cansado y una sonrisa mientras me ponía a un costado de el robot.
Jim se acercaba para volver a atacarme pero se detuvo cuando me vio desarmada y vio a Adie ya que era el que estaba armado, la gente gritaba alegre para que el espectáculo continuara, yo solo le sonreí de forma burlona.
- Eres una... - dejo la frase incompleta ya que se abalanzó hacia adelante para terminar su ataque.
Esta ez no estaba segura si iba contra mi o contra el robot de repuestos ya que los dos estábamos lado a lado y no tenia ni la menor idea de si continuaría la pelea con el robot o terminaría la pelea con migo, como fuera me puse alerta para poder evitar el ataque.
- Prestame tu espada - le dije al chico, trate de no sonar enojada y parecer lo mas serena posible.
- ¿Que planea hacer? - dijo Haakon, el hijo. En un tono algo dudoso.
Yo simplemente volví a extender mi mano, solo que esta vez en la espera del arma. No podía evitar dejar de mirar como aquel ser totalmente paralizado, recibiendo golpes tras golpes con aquella espada sin chistear, sin temblar, sin nada como si fuera lo que parecía, un montón de chatarra inútil.
Al notar que en chico no me entregaba su espada no pude contener un gruñido y le arrebate el arma.
- Hombre no es el que saba pelear, sino el que sabe cuando hacer lo correcto - le murmure, no entendí si fue por consejo, por animarle o reprocharle su actitud.
Nunca fui alguien que juzga por lo que hacen o no, pero me cabreaba la existencia el echo de que nadie hiciera nada por el simple echo de que, ese tal Adie, estuviera ROTO.
Simplemente por instinto la sostuve bien, y aprovechando la poca ventaja de velocidad que tenia sobre el tal Jim, me acerque rápido por su espalda.
- ¡Hijo voltea! - le grito el padre a su hijo, Jim volteo solo para llevarse un golpe con el plano de la espada en el oído, el cual no causo daño severo a la cabeza del joven ya que este al igual que el resto de su cabeza, estaba protegida por el yelmo, el cual a su vez solo lo dejaría aturdido un par de minutos y un fuerte dolor de cabeza para mas tarde.
Aproveche ese instante en el que Jim se tambaleaba aturdido por el golpe que aun le resonaba en el oído y no le dejaba tener un buen equilibrio ni buena concentración, yo por otro lado me puse al frente de aquella mole metálica y le golpee ligeramente el hombro, este apenas si bajo un poco la mirada de muerto que tenia, para mirarme.
- Mira, no dejare que te vuelvan un pedazo de chatarra ¿Vale? - le dije a la mole metálica llamada Adie.
Este ni siquiera asintió, ni negó y mucho menos parpadeo... Empezaba a darme algo de miedo, pero luego tendría tiempo para asustarme, asi que solo tome una de esas grandes manos y en ella puse la espada.
- Escucha bien, ese tarado vendrá a por ti, asi que presta atención - le dije seria, este parecía atento a mis palabras y al mismo tiempo perdido en quien sabia que.
Chasquee los dedos para hacer que bajara la mirada hacia donde yo estaba, este apenas y bajo la mirada de la nada pero al parecer era toda la atención que obtendría de el.
- La espada se utiliza asi, toma el pomo con fuerza y cuando el objetivo este a tu alcance, lanza un tajo hacia el blanco con la parte del filo - al decir todo aquello me di de cuenta lo pésima maestra que era.
Suspire mientras buscaba una explicación mas practica y fue cuando lo pensé mejor, mire las grandes manazas que aquel ser de refacciones tenia estuvo claro lo que tenia que hacer, explicarle como pelear a mano limpia asi que tome la espada y antes de poder articular una palabra, sentí un golpe en mi costado, causado con el plano de una espada.
Yo tambaleé hasta caer de rodillas mientras me agarraba la zona que había recibido el golpe y luego voltee a ver al tal Jim soltado un gruñido mientras volvía a tomar la espada.
- ¡Nadie se mete en mi pelea y se sale con las suya! - dijo Jim, entono de niño malcriado.
Me levante adolorida por el golpe ya que no tenia ninguna protección como la tenia el mimado de Jim. Al estar mas estable solté la zona del golpe mientras escuchaba como la gente exclamaba con gritos de alegría ya que tendrían un espectáculo.
- Lo que digas niño mimado - dije con una sonrisa apuntándole con la espada.
Este al parecer se había sentido insultado ya que se abalanzó hacia mi a lo bruto, volví a aprovechar mi falta de peso para esquivar el golpe y golpearme la la espalda con la espada haciendo sonar metal contra metal.
- ¿Eso es todo? - dije en tono de broma.
Este al voltearse, volvió a abalanzarse solo que esta vez no esquivé el golpe sino que lo bloquee con la espada.
- ¡Adie! ¿Estas prestando atención a como se pelea? - le dije al ser metálico mientras chocaba la espada contra la de Jim.
Ya que no tenia muchas opciones para enseñarle al robot ROTO como defenderse de los bravucones, no me quedaba de otra que mostrárselo e indicar que era cada movimiento, asi que en cada revés, contraataque, em embestida e esquivada de mi parte para que el pudiera memorizar cual era cada uno.
- ¡Quedate quieta! - decía Jim mientras seguía lanzando golpes.
Unos cuantos me daban, pero me mordía la lengua para evitar destruir mi pequeño teatro con el cual sacaba de quicio al chico mimado de papá, luego de aver echo retroceder a Jim dirigí una mirada a Adie, seguía prestando atención y al mismo tiempo parecía perdido en la nada. Yo me acerque para luego volver a poner la espada en su manota de metal.
- Se que no soy buena maestra, pero muéstrales que le tienen que tener miedo a Adie - dije ya con un tono cansado y una sonrisa mientras me ponía a un costado de el robot.
Jim se acercaba para volver a atacarme pero se detuvo cuando me vio desarmada y vio a Adie ya que era el que estaba armado, la gente gritaba alegre para que el espectáculo continuara, yo solo le sonreí de forma burlona.
- Eres una... - dejo la frase incompleta ya que se abalanzó hacia adelante para terminar su ataque.
Esta ez no estaba segura si iba contra mi o contra el robot de repuestos ya que los dos estábamos lado a lado y no tenia ni la menor idea de si continuaría la pelea con el robot o terminaría la pelea con migo, como fuera me puse alerta para poder evitar el ataque.
Zukura Kito
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Re: Función de Combate [Desafío]
Adie, cibernético roto y con una función, dejó caer el pesado filo de la espada en la cabeza de Jim Tran. El muchacho, para su fortuna, llevaba un casco tan incómodo como el de Haakon; el espadazo no le hizo ninguna herida notable. Nada de cortes ni futuras cicatrices. El daño era más interno. Sintió como si una bestia le hubiera golpeado con un enorme martillo en la cabeza. Jim se cayó al suelo, se quitó el casco lanzándolo lejos del campo de batalla y se tapó las orejas con las dos manos. ¡Qué dolor! Lo peor era ese chirriante sonido que escuchaba desde el interior de sus tímpanos, era como si algo dentro de su cabeza se hubiera desmontado y estuviera saltando por las paredes del cráneo.
-¡Un sanador! ¡Qué alguien llame a un sanador! ¿Dónde están los elfos cuándo se les necesitan?- gritaba Helgen Tran detrás del público.
En primera fila estaba Haakon Örh senior aplaudiendo y riendo. Un año más, los Örh vencieron a los Tran. Ciertamente, quienes hicieron casi todo el trabajo fue la muchacha extranjera y el enorme cibernético exmensajero. Sin embargo, él no lo reconocería con facilidad. Horas después, en la taberna, festejaría con sus amigos la victoria de su hijo sin mencionar a la chica ni al cibernético. “…entonces mi chico cogió la espada y…” Relataría la historia tal y como él se hubiese preferido que fuera. Incluso, para una mayor interpretación, empuñaría la jarra de cerveza como si fuera una espada. ”….el hijo de los Tran cayó de rodillas suplicando a mi hijo que le dejase con vida. ¡JA!”.
Haakon Örh (hijo) fue a recoger el casco de su oponente. La tradición dictaba que el ganador podía quedarse con una pieza de la armadura del perdedor como recompensa. Lo justo, pensaba Haakon, sería que la chica se quedará ella con el objeto que más le gustase. Eso si es que era necesario cumplir con la tradición. Haakon no quería quitarle nada a nadie. ¿Por qué tenía que desnudar a Jim delante de su padre? Alguien, quizás, argumentaría que Jim sí que le hubiese desnudado. Pero Haakon no era como Jim, era mejor. Se arrodilló al lado de Jim y le dejó el casco sobre las rodillas. El pobre chico seguía con las manos apretadas en las orejas, no era consciente del gesto de vehemencia que Haakon había tenido con él.
Adie, por su parte, se marchó del lugar con el mismo paso patoso e ignorante con el que había venido. Gracias a Zukura, tenía una nueva función con la que poder defenderse de los agresores.
* Zukura Kito Cada vez que alguien intente atacar a Adie, éste recordará la pequeña clase de defensa personal que le has dado.
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Las faltas gramaticales y ortográficas es un serio problema en tus post. Fallos los tenemos todos, te aseguro que yo soy la primera que se equivoca escribiendo. Pero en temas masters, donde la calidad del texto se evalúa, has de ser consciente de los errores. Te voy a enviar un mp en el que seré un poco más extensa en este tema. Aquí, simplemente, déjame decirte que vales mucho, tienes muy buenas ideas en tu cabecita, pero te superar esa dura brecha que son las faltas ortográficas.
Recompensa: Armadura Haakon
-¡Un sanador! ¡Qué alguien llame a un sanador! ¿Dónde están los elfos cuándo se les necesitan?- gritaba Helgen Tran detrás del público.
En primera fila estaba Haakon Örh senior aplaudiendo y riendo. Un año más, los Örh vencieron a los Tran. Ciertamente, quienes hicieron casi todo el trabajo fue la muchacha extranjera y el enorme cibernético exmensajero. Sin embargo, él no lo reconocería con facilidad. Horas después, en la taberna, festejaría con sus amigos la victoria de su hijo sin mencionar a la chica ni al cibernético. “…entonces mi chico cogió la espada y…” Relataría la historia tal y como él se hubiese preferido que fuera. Incluso, para una mayor interpretación, empuñaría la jarra de cerveza como si fuera una espada. ”….el hijo de los Tran cayó de rodillas suplicando a mi hijo que le dejase con vida. ¡JA!”.
Haakon Örh (hijo) fue a recoger el casco de su oponente. La tradición dictaba que el ganador podía quedarse con una pieza de la armadura del perdedor como recompensa. Lo justo, pensaba Haakon, sería que la chica se quedará ella con el objeto que más le gustase. Eso si es que era necesario cumplir con la tradición. Haakon no quería quitarle nada a nadie. ¿Por qué tenía que desnudar a Jim delante de su padre? Alguien, quizás, argumentaría que Jim sí que le hubiese desnudado. Pero Haakon no era como Jim, era mejor. Se arrodilló al lado de Jim y le dejó el casco sobre las rodillas. El pobre chico seguía con las manos apretadas en las orejas, no era consciente del gesto de vehemencia que Haakon había tenido con él.
Adie, por su parte, se marchó del lugar con el mismo paso patoso e ignorante con el que había venido. Gracias a Zukura, tenía una nueva función con la que poder defenderse de los agresores.
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* Zukura Kito Cada vez que alguien intente atacar a Adie, éste recordará la pequeña clase de defensa personal que le has dado.
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Las faltas gramaticales y ortográficas es un serio problema en tus post. Fallos los tenemos todos, te aseguro que yo soy la primera que se equivoca escribiendo. Pero en temas masters, donde la calidad del texto se evalúa, has de ser consciente de los errores. Te voy a enviar un mp en el que seré un poco más extensa en este tema. Aquí, simplemente, déjame decirte que vales mucho, tienes muy buenas ideas en tu cabecita, pero te superar esa dura brecha que son las faltas ortográficas.
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- Armadura Haakon:
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A Haakon no le gusta pelear, eso es algo que ya te había contado. Es por este motivo que, en lugar de tomar la armadura del perdedor como recompensa, él te regala la suya.
La armadura completa consta de: casco, peto, grebas y botas
La calidad de los cuatro objetos es pobre y su tipo de armadura media.
Sigel
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