Médicos de combate

Volvía a Sandorai, algo realmente poco podía creer la elfa, aun así paso de largo la idea de visitar su asentamiento. Volvía por un rumor. Algo que escuchó en un asentamiento elfico; establecido tras el ataque al Árbol Madre en el cual había participado en su defensa; Oyó mencionar su nombre y como es que alguien insistente mente parecía buscarla, se ocultó lo mejor posible y su viaje cambio de rumbo por enésima vez, y se anotó por enésima vez igual en su diario que debía darse tiempo para ir con un carpintero y aprender a hacer un carromato decente. –Lo siento Aion pero tu será quien nos lleve en cuanto eso pase.- Le decía a su montura un regalo de su hermano tras unos días de viaje y tras ubicar el origen del rumor di con una posada cerca del bosque.

Le dieron algunos escalofríos y no precisamente por el clima. Los recuerdos de lo que había pasado ahí le invadían en sueños y algunas ojeras demarcaban sus ojos, quitándose la capa se sentó a la mesa y pidió algo de comer dejando su nombre a los gritos para que le hablaran y dejando el pretexto de que dormitaría en su mesa. Así espero hasta que la joven elfa le sirvió la comida caliente y un vino dulce.

-Disculpa Aradia ¿no? hay uno de los nuestros que te ha estado buscando, ya no debe tardar en regresar. ¿Puedes, quedarte acá para yo informarle?

-Are are, yo aquí lo espero.- la respuesta de la castaña fue ligera y moviendo la mano como si espantara moscas, justo lo que esperaba se sucedió y eso la alegro, al menos de momento la cosa iba tranquila. Después de la comida solo estuvo bebiendo té mientras actualizaba todo los que escribía y algunos dibujos a carbón para dar idea de qué diablos pasaba a su alrededor, de momento no contaba con nuevas maldiciones y eso podía sr por que se había mantenido al margen de todo lo que pasará alrededor; ¿Qué un brujo se había descontrolado? Que otro lo resuelva, que alguien cayo al pozo, que otro lo resuelva. Se había decidido por unas ligeras vacaciones y el aire fresco de su hogar le revitalizaba. Pasaron un par de horas cuando oyó su nombre, más que nada en un susurro y alzo la mirada con las orejas espigadas, como si su padre se las estuviera jalando para poner atención y sonrió al elfo que se acercaba.

-Hola, ¿en qué puedo ayudar?

Eso quería suponer, porque si era para otra cosa, solo esperaba que fuera algo bueno… No otra maldición.

Aradia hacia oídos sordos a los murmullos del ir y venir, era conocida como la sobrina de la Desterrada, la menor de los Hazelmere, no sabía si había llegado ahí los rumores de sus maldiciones, y sus desventuras. Aunque no era alguien que sobresaliera mucho, y hasta se podría decir que pasó desapercibida en el caos que fue la batalla en el Árbol Madre, seguro que más de uno le había reconocido. Pero que rumores habrían salido de esa aventura… Solo el tiempo lo diría. Apenas había podido ponerse en pie, puso pies en polvorosa porque tenía una maldición que buscaba erradicar.

Sus motivos de retorno eran varios, pero tal vez, solo tal vez alguien de su familia supiera remover maldiciones, aunque no era algo de lo que hubiera oído, y no guardaba tantas esperanzas en ello. Tal vez debía probar suerte y buscar a Zelas para ir con su tía o definitivamente irse a con los brujos y rezar por que no le cortaran las orejas. Y sin embargo ahí estaba esperando a un extraño. Cuando se acercó ella fácilmente y con voz suave le indicaba que ya le esperaba y alzo la mirada con un gesto algo somnoliento, y luego rió suavemente con su presentación, mirando con cierta desconfianza la bebida que le dejaban y alzo la mano antes de responder a su congénere.

-Ah, puedes traerme solo agua hirviendo. Gracias.- Movió un poco la bebida aunque no dejo que se la llevara y dejo un par de aeros por “la molestia”- Bueno, soy a quien buscas Eleandris, aunque, depende del apodo con el que me busques, mis servicios pueden variar.

Cualquiera diría que parecía hosca, pero la curiosa menor del clan solía pasar por estados de ánimos caóticos para sí misma, de la seriedad a la crudeza, de la alegría a la nostalgia.  Aunque su estado general era la curiosidad absoluta. Su interés ahora era Melody, y el veneno vaporoso. Un brillo asomo por la mirada de la elfa que sonrió, y aunque casi le derramaron la jarra de agua hirviendo cuando la posaron de mala gana, lanzo con movimientos prolijos algunos polvos y hierbas que pulverizaba con sus manos de distintas bolsitas que colgaban de su falda. Saco un pincel de plata con el que escribía y con el extremo sin tinta mezclaba la infusión que comenzó a emanar un vapor dulce, luego de su mochila saco una bola de tela que desenvolvió y dejo ver una taza algo grande de metal en el que vertió la infusión perfumada. -¿Gustas?

Sus explicaciones hicieron que Aradia alzara bien alto las cejas. ¿Acaso todos los sucesos desembocaban en la salida arcaica de la forma de vida elfica tan talla en piedra como la historia? Bueno ya que estaba con un sanador tomo la otra bebida y dejo mientras que su infusión bajara de temperatura, sabía que había ojos curioseándolos, los elfos que se salían de la línea solían ser vistosos como dedos heridos, o como decía su padre una margarita entre tulipanes, claro eso le decía a su hermana la guerrera. A ella le tenía una esperanza de que siguiera el rumbo, pero a estas alturas era más que seguro que ya se habría dado por vencido, y estarían pensando como sacarla del árbol familiar, aunque… Bien estaba divagando y sorbio la bebida que le dio un golpe amargo que la regreso al momento.

-Bueno, no estoy trabajando directamente en ello, pero en general se depende de pociones o cura de luz, y la cura de luz en los guerreros no suele ser muy buena, se enfocan en aprender a atacar no a sanar, pero vi a un elfo usar flechas de luz para sanar, tal vez podríamos ir por ese camino, y bueno tengo una receta de veneno en vapor, podemos buscar hacer eso con pociones de salud, claro que hablamos de cerrar heridas, no de recomponer órganos o perdida de miembros pero creo que es algo así lo que buscas ¿no?

Apoyo así la elfa los codos en la mesa y apoyo la barbilla en sus manos, la idea de profundizar en ese estilo de combates era algo fascinante. Y ella ya tenía algo de práctica canalizando su luz en sus armas, aunque de forma ponzoñosa. Luego sonrió de nuevo y tomo su infusión dando un sorbo bien largo dejando el calor la invadiera. -¿Puedo saber si manejas algún tipo de canalización de luz?