La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
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La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
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Borde de Beltrexus, 7:34 pm
Algún día tenemos que escapar de esta pesadilla- Dijo angustiada la señora Alicia Spellbound, una mujer de hecho, bastante joven en relación con su esposo que le duplicaba la edad -Estaremos bien, esta vez será diferente- Le dijo su esposo colocándole una mano en la espalda -¿La elfa vendrá? Solo ella puede ayudarnos- Miró esperanzada pero su esposo, el serio Augusto Spellbound no tenía cara de buenas noticias -Ella desapareció, dicen que fue tragada por un portal en el bosque del este- Aquello no parecía tener mucho sentido, sin embargo, era cierto -Pero enviamos una carta a otra elfa, una cuyas proezas no pasan desapercibidas, y otra carta a alguien que estaba cuando desapareció la Dama del Lago- Ambos se abrazaron junto a la cuna del pequeño Jenny.
Noche fría y tranquila, las estrellas brillaban radiantes en el cielo, era la tercera noche de vida del primogénito y como había sido en todas las generaciones desde hacía ya casi 100 años, pesaba sobre el indefenso bebé una terrible maldición, una que habían heredado los descendientes de dicha familia y aunque no muchos se tomaban el tiempo de investigar las causas de la misma, aquellos que lo habían intentado desaparecían misteriosamente y jamás se volvía a saber de ellos, al punto que no se sabía si era más oscura la mortal maldición o el pasado de aquella familia.
Silencio e incertidumbre imperaban en torno a la pequeña cabaña a las afueras de Beltrexus, lugar donde habían decidido esconderse en esta ocasión, a diferencia de las veces anteriores en donde se habían atrincherado en su gran mansión, rodeados de guardaespaldas que al final habían sido ineficaces contra la amenaza a la que enfrentaban, la familia tampoco permitía que se investigara mucho sobre esos acontecimientos, pero los rumores no confirmados contaban que una figura difusa y sombría, que estaba sin estar y cuyos pies no tocaban el piso, asesinaba con solo mirar, algo que ciertamente era imposible, pero la larga lista de muertes hacía dudar al más escéptico.
Un carruaje se encargaría de llevar a la cabaña a los invitados que esta vez apostaban más por la calidad que por la cantidad de defensores, en lugar de preparar una legión de futuros cadáveres, esta vez se esperaba tan solo unas pocas personas que se dedicarían a mantener al niño con vida y detener de una vez por todas aquella terrible maldición, no eran especialmente diestros guerreros, pues esta vez se había apostado por la inteligencia bajo la premisa que una idea puede golpear más fuerte que una piedra y más allá de detener la amenaza esta vez, estaban centrados en evitar que se repitiera.
Ruedas y pisadas de caballos musicalizaron el viaje de nuestros héroes hasta llegar al lugar indicado donde serían recibidos personalmente por el señor y la señora Spellbound, quienes no parecían del todo felices y seguros de la apuesta que hacían, pero con la vida de su hijo en riesgo y el peso de una terrible maldición ¿Qué más podían hacer?
∞ Bienvenidos, aventureros, enfrentarán una misión como pocas, que resultará todo un acertijo en sí misma y en donde irán recibiendo pistas en cada intento para resolver el enigma y tratar de salvar al pequeño niño antes que le llegue su hora, el éxito de la misión no está garantizado pero si lo logran, recibirán deseables recompensas.
∞ En esta primera ronda deberán describir su llegada al sitio, como se menciona en el post, han sido contactados por la familia Spellbound, una adinerada familia de Beltrexus que les han enviado en un sobre sellado, una invitación a resolver un misterio, no se han dado más datos por temor a que la información caiga en manos equivocadas, así mismo, la misma familia ha dispuesto algunos carruajes que los llevarán hasta el lugar indicado, manteniendo la confidencialidad del sitio.
Noche fría y tranquila, las estrellas brillaban radiantes en el cielo, era la tercera noche de vida del primogénito y como había sido en todas las generaciones desde hacía ya casi 100 años, pesaba sobre el indefenso bebé una terrible maldición, una que habían heredado los descendientes de dicha familia y aunque no muchos se tomaban el tiempo de investigar las causas de la misma, aquellos que lo habían intentado desaparecían misteriosamente y jamás se volvía a saber de ellos, al punto que no se sabía si era más oscura la mortal maldición o el pasado de aquella familia.
Silencio e incertidumbre imperaban en torno a la pequeña cabaña a las afueras de Beltrexus, lugar donde habían decidido esconderse en esta ocasión, a diferencia de las veces anteriores en donde se habían atrincherado en su gran mansión, rodeados de guardaespaldas que al final habían sido ineficaces contra la amenaza a la que enfrentaban, la familia tampoco permitía que se investigara mucho sobre esos acontecimientos, pero los rumores no confirmados contaban que una figura difusa y sombría, que estaba sin estar y cuyos pies no tocaban el piso, asesinaba con solo mirar, algo que ciertamente era imposible, pero la larga lista de muertes hacía dudar al más escéptico.
Un carruaje se encargaría de llevar a la cabaña a los invitados que esta vez apostaban más por la calidad que por la cantidad de defensores, en lugar de preparar una legión de futuros cadáveres, esta vez se esperaba tan solo unas pocas personas que se dedicarían a mantener al niño con vida y detener de una vez por todas aquella terrible maldición, no eran especialmente diestros guerreros, pues esta vez se había apostado por la inteligencia bajo la premisa que una idea puede golpear más fuerte que una piedra y más allá de detener la amenaza esta vez, estaban centrados en evitar que se repitiera.
Ruedas y pisadas de caballos musicalizaron el viaje de nuestros héroes hasta llegar al lugar indicado donde serían recibidos personalmente por el señor y la señora Spellbound, quienes no parecían del todo felices y seguros de la apuesta que hacían, pero con la vida de su hijo en riesgo y el peso de una terrible maldición ¿Qué más podían hacer?
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∞ Bienvenidos, aventureros, enfrentarán una misión como pocas, que resultará todo un acertijo en sí misma y en donde irán recibiendo pistas en cada intento para resolver el enigma y tratar de salvar al pequeño niño antes que le llegue su hora, el éxito de la misión no está garantizado pero si lo logran, recibirán deseables recompensas.
∞ En esta primera ronda deberán describir su llegada al sitio, como se menciona en el post, han sido contactados por la familia Spellbound, una adinerada familia de Beltrexus que les han enviado en un sobre sellado, una invitación a resolver un misterio, no se han dado más datos por temor a que la información caiga en manos equivocadas, así mismo, la misma familia ha dispuesto algunos carruajes que los llevarán hasta el lugar indicado, manteniendo la confidencialidad del sitio.
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
Chimar a pesar de ser un niño citadino aprecia bastante viajar, es así como ha logrado endosarse numerosas aventuras exitosas, el doble de dinero y sorprendente experiencia. En la casa solo cae polvo… sin importar que rara sea la casa.
Las islas son un sitio que el niño no visita con regularidad debido a dos razones bien lógicas, no es mago y la orden de asesinos extraña que crio a Dem seguramente debe tener un bonito cartel con su rostro en algún lado.
Pese a todo allí esta Maquiavelo viajando en un carruaje por la tropical civilización bruja, la razón de todo es sin duda el dinero. Se nota cuando una misiva es mandada por alguien pudiente incluso sin recibir un nombre familiar, esto último fue un valor agregado.
El dinero no lo es todo en la vida dicen los viejos pero ayuda bastante, grandes reservas permiten planes osados junto con un sufrimiento considerablemente menor que el resto. Prueba del argumento son los gorriones, si tenemos en cuenta la línea histórica del grupo se puede distinguir una trama de superación personal… o grupal en todo caso.
Cuando Chimar ve subir a su amiga elfa al carruaje no puede sino saludar eufóricamente, se siente más seguro con una poderosa sanadora a su lado. La ciencia cura todos los males pero la magia elfa lo hace más rápido… dato que el genio procurara mantener adentro de su mente vale destacar.
Canel saluda también bastante animado, parece que ya supero su momento dramático del barco. Su hermano mayor nunca sabe si es que lo ha hecho molestar o está meditando, a veces tiene un silencio desconcertante.
Claramente quieren profesionales, eso significa que darán buenos aeros jeje.
No les toma mucho llegar a la cabaña aunque sorprende un poco lo austero del aspecto y la aislada locación, no es normal que un noble se ponga a limitar su comodidad. Al menos el enano mayor no puede decir que su aproximación inicial fue errónea pues los carruajes son caritos.
Hay mucha tristeza aquí… algo duele.
Sin hacer mucho caso al comentario de Canel el conductor del vehículo abre la puerta, es claro que esta instruido en buenas costumbres pues espera a un lado con cierta pose elegante la salida de algún pasajero.
¡Tú no enano! “lo devuelve a su asiento” las damas primero… “tose nerviosamente”.
Sonara extraño pero Chim era de la clase privilegiada, parece que fue hace todo una vida aunque algunas cosillas se mantienen en su psiquis. Ser noble incluso de la rama intelectual conlleva muchas reglas tontas y repetitivas difíciles de olvidar.
Las islas son un sitio que el niño no visita con regularidad debido a dos razones bien lógicas, no es mago y la orden de asesinos extraña que crio a Dem seguramente debe tener un bonito cartel con su rostro en algún lado.
Pese a todo allí esta Maquiavelo viajando en un carruaje por la tropical civilización bruja, la razón de todo es sin duda el dinero. Se nota cuando una misiva es mandada por alguien pudiente incluso sin recibir un nombre familiar, esto último fue un valor agregado.
El dinero no lo es todo en la vida dicen los viejos pero ayuda bastante, grandes reservas permiten planes osados junto con un sufrimiento considerablemente menor que el resto. Prueba del argumento son los gorriones, si tenemos en cuenta la línea histórica del grupo se puede distinguir una trama de superación personal… o grupal en todo caso.
Cuando Chimar ve subir a su amiga elfa al carruaje no puede sino saludar eufóricamente, se siente más seguro con una poderosa sanadora a su lado. La ciencia cura todos los males pero la magia elfa lo hace más rápido… dato que el genio procurara mantener adentro de su mente vale destacar.
Canel saluda también bastante animado, parece que ya supero su momento dramático del barco. Su hermano mayor nunca sabe si es que lo ha hecho molestar o está meditando, a veces tiene un silencio desconcertante.
Claramente quieren profesionales, eso significa que darán buenos aeros jeje.
No les toma mucho llegar a la cabaña aunque sorprende un poco lo austero del aspecto y la aislada locación, no es normal que un noble se ponga a limitar su comodidad. Al menos el enano mayor no puede decir que su aproximación inicial fue errónea pues los carruajes son caritos.
Hay mucha tristeza aquí… algo duele.
Sin hacer mucho caso al comentario de Canel el conductor del vehículo abre la puerta, es claro que esta instruido en buenas costumbres pues espera a un lado con cierta pose elegante la salida de algún pasajero.
¡Tú no enano! “lo devuelve a su asiento” las damas primero… “tose nerviosamente”.
Sonara extraño pero Chim era de la clase privilegiada, parece que fue hace todo una vida aunque algunas cosillas se mantienen en su psiquis. Ser noble incluso de la rama intelectual conlleva muchas reglas tontas y repetitivas difíciles de olvidar.
Invitado
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
-Con permiso.- Obligó uno de los estibadores del puerto a hacerse a un lado a la peliblanca si no quería acabar arrollada por él y por el barril de aspecto pesado que cargaba. Situación que se repetiría casi de inmediato cuando un segundo trabajador la instó a apartarse, pues llevaban entre él y uno de sus compañeros un baúl de viaje de aspecto robusto y grandes dimensiones que a duras penas podían mantener a unos palmos del suelo. Sus caras de esfuerzo eran todo un poema.
-Ah, ese baúl es nuestro.- Respondería amablemente la peliblanca a su no tan amable petición de moverse. -Bastará con que lo dejen allí, vendrán a recogernos en breve.- Añadió haciendo que los dos hombres se miraran entre sí y asintieran al unísono, aceptando sus palabras como ciertas sin pedir que les mostrara siquiera algún tipo de resguardo que las demostrara. Seguramente solo agradecían no tener que cargar con aquel armatoste durante varias decenas de metros más hasta el lugar donde estaban dejando todo lo demás. Además, ¿por qué iban a mentir dos mujeres jóvenes y de aspecto delicado? No tenían aspecto de ladronas, a pesar de ocultar la parte superior de sus rostros bajo las capuchas de sus capas, y la que había hablado llevaba un bastón a la espalda que denotaba que debía de ser una poderosa hechicera. En las islas con eso solía bastar.
-Muchas gracias.- Agradeció su esfuerzo la oculta elfa mientras que su acompañante aprovechaba para usar el baúl como asiento y se sentaba despreocupadamente sobre él, echando un vistazo alrededor.
-Es gracioso cuando tratas de agravar tu voz para evitar que suene melodiosa.- Se burló Catherine. -¿Crees que las brujas hablan así? Bueno, tal vez cuando están acatarradas.- Sonrió la pelirroja, mostrandos sus colmillos al hacerlo.
-Mejor parecer una bruja acatarrada, creeme. No todos los brujos son como Vincent. Es mejor evitar llamar la atención en la medida de lo posible. Perfil bajo.- Recordó la sacerdotisa a su amiga, la cual se limitó a asentir.
-¿Cuándo van a recogernos? Pronto anochecerá, y si este sitio se parece tanto al puerto de Lunargenta como parece, no es un buen lugar para quedarnos. El olor a pescado me gusta en el pescado a la brasa, no en los hombres, no sé si me explico...-Quiso saber la pelirroja, estirándose felinamente. -Ummm, me acaba de entrar hambre...-
-La carta decía que un carro nos esperaría en el muelle. Solo debemos estar atentas para verlo. Seguramente no tarde en aparecer.- Tranquilizó la elfa. Por su trato con otras familias acaudaladas de las islas sabía que no era habitual que faltaran a su palabra, eso les haría quedar mal. Si decían que enviarían a buscarlas, lo harían, y seguramente a los sirvientes encargados más les valía no manchar su buen nombre con retrasos o excusas.
Pensamiento que quedó demostrado cuando tan solo unos minutos después un gran carruaje, digno de un casa noble aunque sin ningún escudo familiar visible, apareció majestuosamente, deteniéndose justo donde ambas jóvenes estaban sin importarle al cochero si a alguien le molestaba o entorpecía, bajando de la parte trasera dos sirvientes que tras una reverencia se ofrecieron a cargar con el abultado equipaje de la pareja, y a ayudarlas a subir al vehiculo una vez que este estuvo asegurado en la parte trasera.
-Toma ya...menudo poderío...Es más grande que mi habitación.- Comentó asombrada la pelirroja entrando al primera y de un salto, sin aceptar el ofrecimiento de ayuda del cochero. -Aunque hay un par de enanos en mi asiento.- Añadió al ver ya allí dentro a Chimar y a Canel. -¿Qué hacéis vosotros dos aquí?- Inquirió acusadoramente, mirando a Níniel cuando esta entró tras ella, demostrando unos modales mucho más refinados que los de su impulsiva hermana.
-Señalar no es propio de una dama, Cath.- Recordó la peliblanca antes de dedicarles a los niños un afectuoso saludo, acompañado de las carantoñas habituales que siempre les dedicaba al joven genio y al no menos prodigioso brujo ilusionista. Sin duda también estaba sorprendida por la presencia de los chicos allí, aunque después de sus últimos encuentros se podría decir que comenzaba a ser algo rutinario, y la rutina aplacaba en gran medida el efecto.
-¿Lo sabías? ¿Qué clase de relación tienes con este par que no paramos de encontrarnos con ellos? Prácticamente nos hemos recorrido todo Aerandir con ellos detrás...- Quiso saber la felina.
-O tal vez seamos nosotras las que vamos tras ellos.- Le dio la vuelta la joven, idea que la pelirroja pareció descartar de inmediato como imposible. -No lo sabía, pero es normal que ciertas personalidades deseen contratar a personas con ciertas cualidades sobresalientes, y parece que los cuatro nos hemos creado una reputación. No será la última vez que coincidamos. Y eso me alegra.- Convino la sacerdotisa, razonamiento al que la mujer bestia no tuvo más remedio que ceder.
-Bueno, supongo que podría ser peor. Podríamos no parar de toparnos con el frutero de la esquina.- Aceptó. Todo un gesto que denotaba que con el roce comenzaba a haber cierto "cariño" por su parte hacia los infantes. Además no había intentado revolverle el pelo al inventor, con el que compartía su gusto por el oro en grandes cantidades, era un avance. -Me gusta como suena eso. Ha sido un viaje largo y espero que sea rentable.- Sentenció.
El viaje transcurrió sin incidentes y se les hizo breve a los viajeros del continente. Nada mejor que ponerse al día con viejos amigos y contarse historias y batallitas para amenizar el camino. Aunque el final del mismo no resultó el esperado por los pasajeros ni por asomo. Ciertamente Níniel había notado que el carruaje avanzaba alejándose de la ciudad y rumbo a las afueras, un lugar que no le era desconocido, aunque esperaba que su destino fuese una de las tantas villas palaciegas que las familias pudientes de las islas tenían allí; como la mansión Harrowmont o la mansión Boisson. Aquel lugar no tenía nada que ver con ninguna de las anteriores.
-Es extraño. Quizá sea una parada adicional para recoger a alguien más.- Dudó la peliblanca en un primer momento, observando desde el carro aquella pequeña y humilde cabaña casi invadida por el bosque que la rodeaba por todas partes salvo por el del camino por el que habían llegado, el cual distaba de ser un camino principal precisamente. Las luces que se filtraban desde el interior de la vivienda, así como un par de luces exteriores, ayudaban a ver mejor el claro en el que estaba situada, pues ya había comenzado a oscurecer. Tenía cierto encanto que a la elfa le gustaba, aunque eso no resolvía duda alguna.
-¿Están seguros de que es el lugar?- Preguntó la elfa cuando los cocheros abrieron la puerta, desplegaron los peldaños y se ofrecieron a ayudarlas para bajar servicialmente. -La carta indica que la petición proviene de los señores Spellbound...-Solo la calidad del papel de las misivas ya denotaba un nivel adquisitivo que en nada encajaba con aquel lugar, por no hablar del carruaje y los sirvientes. ¿Qué significaba eso?
No hubo respuesta, sencillamente el cochero se limitó a mantener su ofrecimiento hasta que Níniel, con su turno amablemente cedido por Chimar, lo aceptó, bajando y observando el lugar con atención sin saber muy bien qué pensar.
-Se gastarían todo el dinero en el carruaje, es casi más grande que la casa en sí...- Comentó la felina bajando tras ella. Sin duda todo aquello la hacía dudar sobre la solvencia de aquella familia, y por ende de la recompensa asociada al trabajo, del que poco sabían.
Pronto una pareja saldría a recibir a los recién llegados. La mujer, de piel tan blanca o incluso más que la de Níniel, era mucho más joven que el hombre, cuyo aspecto era...curioso cuanto menos, con su larga barba y cabello descuidados. Ambos tenían la duda, el miedo y la inquietud escritos en sus serios rostros, y no podía decirse que se mostraran muy felices de verlos, sino más bien evaluativos. Era como si comprobaran si habían hecho una buena adquisición en la última subasta de ganado en la ciudad, y como si de ella dependiera el futuro de su apellido.
Fueron unos momentos algo extraños y tensos los que transcurrieron hasta que al fin alguien decidiera romper el silencio y comenzar a despejar las dudas que ambas partes mostraban en mayor o menor medida.
-Ah, ese baúl es nuestro.- Respondería amablemente la peliblanca a su no tan amable petición de moverse. -Bastará con que lo dejen allí, vendrán a recogernos en breve.- Añadió haciendo que los dos hombres se miraran entre sí y asintieran al unísono, aceptando sus palabras como ciertas sin pedir que les mostrara siquiera algún tipo de resguardo que las demostrara. Seguramente solo agradecían no tener que cargar con aquel armatoste durante varias decenas de metros más hasta el lugar donde estaban dejando todo lo demás. Además, ¿por qué iban a mentir dos mujeres jóvenes y de aspecto delicado? No tenían aspecto de ladronas, a pesar de ocultar la parte superior de sus rostros bajo las capuchas de sus capas, y la que había hablado llevaba un bastón a la espalda que denotaba que debía de ser una poderosa hechicera. En las islas con eso solía bastar.
-Muchas gracias.- Agradeció su esfuerzo la oculta elfa mientras que su acompañante aprovechaba para usar el baúl como asiento y se sentaba despreocupadamente sobre él, echando un vistazo alrededor.
-Es gracioso cuando tratas de agravar tu voz para evitar que suene melodiosa.- Se burló Catherine. -¿Crees que las brujas hablan así? Bueno, tal vez cuando están acatarradas.- Sonrió la pelirroja, mostrandos sus colmillos al hacerlo.
-Mejor parecer una bruja acatarrada, creeme. No todos los brujos son como Vincent. Es mejor evitar llamar la atención en la medida de lo posible. Perfil bajo.- Recordó la sacerdotisa a su amiga, la cual se limitó a asentir.
-¿Cuándo van a recogernos? Pronto anochecerá, y si este sitio se parece tanto al puerto de Lunargenta como parece, no es un buen lugar para quedarnos. El olor a pescado me gusta en el pescado a la brasa, no en los hombres, no sé si me explico...-Quiso saber la pelirroja, estirándose felinamente. -Ummm, me acaba de entrar hambre...-
-La carta decía que un carro nos esperaría en el muelle. Solo debemos estar atentas para verlo. Seguramente no tarde en aparecer.- Tranquilizó la elfa. Por su trato con otras familias acaudaladas de las islas sabía que no era habitual que faltaran a su palabra, eso les haría quedar mal. Si decían que enviarían a buscarlas, lo harían, y seguramente a los sirvientes encargados más les valía no manchar su buen nombre con retrasos o excusas.
Pensamiento que quedó demostrado cuando tan solo unos minutos después un gran carruaje, digno de un casa noble aunque sin ningún escudo familiar visible, apareció majestuosamente, deteniéndose justo donde ambas jóvenes estaban sin importarle al cochero si a alguien le molestaba o entorpecía, bajando de la parte trasera dos sirvientes que tras una reverencia se ofrecieron a cargar con el abultado equipaje de la pareja, y a ayudarlas a subir al vehiculo una vez que este estuvo asegurado en la parte trasera.
-Toma ya...menudo poderío...Es más grande que mi habitación.- Comentó asombrada la pelirroja entrando al primera y de un salto, sin aceptar el ofrecimiento de ayuda del cochero. -Aunque hay un par de enanos en mi asiento.- Añadió al ver ya allí dentro a Chimar y a Canel. -¿Qué hacéis vosotros dos aquí?- Inquirió acusadoramente, mirando a Níniel cuando esta entró tras ella, demostrando unos modales mucho más refinados que los de su impulsiva hermana.
-Señalar no es propio de una dama, Cath.- Recordó la peliblanca antes de dedicarles a los niños un afectuoso saludo, acompañado de las carantoñas habituales que siempre les dedicaba al joven genio y al no menos prodigioso brujo ilusionista. Sin duda también estaba sorprendida por la presencia de los chicos allí, aunque después de sus últimos encuentros se podría decir que comenzaba a ser algo rutinario, y la rutina aplacaba en gran medida el efecto.
-¿Lo sabías? ¿Qué clase de relación tienes con este par que no paramos de encontrarnos con ellos? Prácticamente nos hemos recorrido todo Aerandir con ellos detrás...- Quiso saber la felina.
-O tal vez seamos nosotras las que vamos tras ellos.- Le dio la vuelta la joven, idea que la pelirroja pareció descartar de inmediato como imposible. -No lo sabía, pero es normal que ciertas personalidades deseen contratar a personas con ciertas cualidades sobresalientes, y parece que los cuatro nos hemos creado una reputación. No será la última vez que coincidamos. Y eso me alegra.- Convino la sacerdotisa, razonamiento al que la mujer bestia no tuvo más remedio que ceder.
-Bueno, supongo que podría ser peor. Podríamos no parar de toparnos con el frutero de la esquina.- Aceptó. Todo un gesto que denotaba que con el roce comenzaba a haber cierto "cariño" por su parte hacia los infantes. Además no había intentado revolverle el pelo al inventor, con el que compartía su gusto por el oro en grandes cantidades, era un avance. -Me gusta como suena eso. Ha sido un viaje largo y espero que sea rentable.- Sentenció.
El viaje transcurrió sin incidentes y se les hizo breve a los viajeros del continente. Nada mejor que ponerse al día con viejos amigos y contarse historias y batallitas para amenizar el camino. Aunque el final del mismo no resultó el esperado por los pasajeros ni por asomo. Ciertamente Níniel había notado que el carruaje avanzaba alejándose de la ciudad y rumbo a las afueras, un lugar que no le era desconocido, aunque esperaba que su destino fuese una de las tantas villas palaciegas que las familias pudientes de las islas tenían allí; como la mansión Harrowmont o la mansión Boisson. Aquel lugar no tenía nada que ver con ninguna de las anteriores.
-Es extraño. Quizá sea una parada adicional para recoger a alguien más.- Dudó la peliblanca en un primer momento, observando desde el carro aquella pequeña y humilde cabaña casi invadida por el bosque que la rodeaba por todas partes salvo por el del camino por el que habían llegado, el cual distaba de ser un camino principal precisamente. Las luces que se filtraban desde el interior de la vivienda, así como un par de luces exteriores, ayudaban a ver mejor el claro en el que estaba situada, pues ya había comenzado a oscurecer. Tenía cierto encanto que a la elfa le gustaba, aunque eso no resolvía duda alguna.
-¿Están seguros de que es el lugar?- Preguntó la elfa cuando los cocheros abrieron la puerta, desplegaron los peldaños y se ofrecieron a ayudarlas para bajar servicialmente. -La carta indica que la petición proviene de los señores Spellbound...-Solo la calidad del papel de las misivas ya denotaba un nivel adquisitivo que en nada encajaba con aquel lugar, por no hablar del carruaje y los sirvientes. ¿Qué significaba eso?
No hubo respuesta, sencillamente el cochero se limitó a mantener su ofrecimiento hasta que Níniel, con su turno amablemente cedido por Chimar, lo aceptó, bajando y observando el lugar con atención sin saber muy bien qué pensar.
-Se gastarían todo el dinero en el carruaje, es casi más grande que la casa en sí...- Comentó la felina bajando tras ella. Sin duda todo aquello la hacía dudar sobre la solvencia de aquella familia, y por ende de la recompensa asociada al trabajo, del que poco sabían.
Pronto una pareja saldría a recibir a los recién llegados. La mujer, de piel tan blanca o incluso más que la de Níniel, era mucho más joven que el hombre, cuyo aspecto era...curioso cuanto menos, con su larga barba y cabello descuidados. Ambos tenían la duda, el miedo y la inquietud escritos en sus serios rostros, y no podía decirse que se mostraran muy felices de verlos, sino más bien evaluativos. Era como si comprobaran si habían hecho una buena adquisición en la última subasta de ganado en la ciudad, y como si de ella dependiera el futuro de su apellido.
Fueron unos momentos algo extraños y tensos los que transcurrieron hasta que al fin alguien decidiera romper el silencio y comenzar a despejar las dudas que ambas partes mostraban en mayor o menor medida.
Níniel Thenidiel
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
Apenas llegar el carruaje, los esposos estarían dispuestos y a la espera para conocer a los valientes aventureros que sin saberlo, se enfrentarían a una amenaza desconocida; un par de sirvientes se encargaron, con caras no muy complacidas, de llevar el equipaje hasta la puerta de la casa, aunque sin llegar a entrar más allá de la puerta en donde dejaron el cajón, un primer detalle que nuestros héroes deberían tener en cuenta -Usted ha de ser Níniel- Se acercó el caballero con la mirada fija en la sacerdotisa peliblanca -Goza de una gran reputación entre los de su raza- Bajó levemente la cabeza como señal de respeto aunque había algo en él, algo muy leve, que denotaba cierto rechazo, tal vez el mismo recelo particular que existía desde hacía generaciones entre ambas razas.
Necesitó sacar un pergamino de su abrigo para dirigirse al resto -¿Quién de ustedes es… Chi… Chimar ¿Está bien escrito? ¿Se pronuncia así?- Su vista parecía fallarle y es que claramente con su avanzada edad era totalmente comprensible; los sirvientes, sin siquiera mediar palabras, pues tenían sus instrucciones claras, abordaron el carruaje y se alejaron en él, dejando a los esposos junto a los invitados -Por favor, vamos adentro, ahí les explicaremos la situación- Dijo August aunque su esposa se acercó para susurrarle algo al oído mientras señalaba discretamente a la felina pelirroja y este la reprendió también entre susurros.
Súbitamente las luces que iluminaban el interior de la cabaña parecieron apagarse y un muy ténue sonido, como una campanilla de metal salió desde el báculo de la elfa aunque habría que estar muy atento para notarlo, al igual que el leve momento de oscuridad que había transcurrido en apenas un parpadeo; al acercarse a la puerta, la misma se abrió sola y el baúl de la elfa se levantó y flotó hasta el interior de la pequeña morada, delatando la facilidad del anciano para la telequinesis; en el interior podrían ver una mesa con comida muy variada, al fondo, una cuna de madera con finos bordes dorados y en ella, un diminuto bebé que dormía; adicionalmente, una lámpara colgante en el centro de la estancia con velas cuyo fuego parecía más producto de magia que de simple combustión, otro par de baúles tal vez con pertenencias de los esposos y entre ellos un espejo claramente maltratado por el tiempo.
Un placer nos resulta tenerlos acá- Dijo tras aclarar su garganta aquel hombre de larga barba -Mi esposa y yo- Señaló a la mujer que se había sentado en una silla junto a un gran cuadro de un ave devorando una serpiente, algo particular y que tal vez podría despertar algún recuerdo en el pequeño Chimar -Mi esposa y yo, mi familia entera… somos víctimas de una maldición- Ofreció por fin detalles de la situación -Desde hace generaciones, cada primer varón de nuestro linaje, muere en su tercera noche de vida, no sabemos cómo sucede, algunos incluso rodeados de guardianes, han perecido sin que nadie se dé cuenta- La situación era más complicada que eso, pero claramente habían aspectos que aquel hombre omitía, por ejemplo, la causa de tal maldición.
Ruego por favor, usen lo que esté a su disposición para descubrir lo que sucede y salvar a nuestro hijo- Pese a todos los detalles que pudiera estar escondiendo, claramente estaban desesperados, la angustia en sus rostros eran algo difícil de fingir o de esconder -Pueden comer lo que deseen- Señaló la mesa que no era nada despreciable, desde carnes hasta frutas y bebidas permanecían a la espera de ser tomadas -Pero no se distraigan, por favor, bastará un descuido, un parpadeo, para que todo esté perdido- Aquella última frase era otro detalle importante, una verdad a medias que tal vez pudiera ser profundizada.
∞ Chimar: Analítico y astuto, deberás demostrar que eres el genio del equipo, mantente atento a los pequeños detalles, tal vez algunos de ellos sean piezas que ayuden a armar el rompecabezas y descifrar el misterio, para salvar al niño deberán investigar cómo es que mueren. Además de eso, la serpiente en el cuadro te recordará a una que ya te hizo pasar un mal rato anteriormente, no temas preguntar.
∞ Niniel: Tal parece que Augusto y su esposa preferirían que la ayuda no viniera de una elfa, no obstante eres lo que tienen, puedes usar tu encanto para interrogar sutilmente a los esposos y obtener más detalles, aprovechen esta ronda para preguntar lo que necesiten saber.
Necesitó sacar un pergamino de su abrigo para dirigirse al resto -¿Quién de ustedes es… Chi… Chimar ¿Está bien escrito? ¿Se pronuncia así?- Su vista parecía fallarle y es que claramente con su avanzada edad era totalmente comprensible; los sirvientes, sin siquiera mediar palabras, pues tenían sus instrucciones claras, abordaron el carruaje y se alejaron en él, dejando a los esposos junto a los invitados -Por favor, vamos adentro, ahí les explicaremos la situación- Dijo August aunque su esposa se acercó para susurrarle algo al oído mientras señalaba discretamente a la felina pelirroja y este la reprendió también entre susurros.
Súbitamente las luces que iluminaban el interior de la cabaña parecieron apagarse y un muy ténue sonido, como una campanilla de metal salió desde el báculo de la elfa aunque habría que estar muy atento para notarlo, al igual que el leve momento de oscuridad que había transcurrido en apenas un parpadeo; al acercarse a la puerta, la misma se abrió sola y el baúl de la elfa se levantó y flotó hasta el interior de la pequeña morada, delatando la facilidad del anciano para la telequinesis; en el interior podrían ver una mesa con comida muy variada, al fondo, una cuna de madera con finos bordes dorados y en ella, un diminuto bebé que dormía; adicionalmente, una lámpara colgante en el centro de la estancia con velas cuyo fuego parecía más producto de magia que de simple combustión, otro par de baúles tal vez con pertenencias de los esposos y entre ellos un espejo claramente maltratado por el tiempo.
Un placer nos resulta tenerlos acá- Dijo tras aclarar su garganta aquel hombre de larga barba -Mi esposa y yo- Señaló a la mujer que se había sentado en una silla junto a un gran cuadro de un ave devorando una serpiente, algo particular y que tal vez podría despertar algún recuerdo en el pequeño Chimar -Mi esposa y yo, mi familia entera… somos víctimas de una maldición- Ofreció por fin detalles de la situación -Desde hace generaciones, cada primer varón de nuestro linaje, muere en su tercera noche de vida, no sabemos cómo sucede, algunos incluso rodeados de guardianes, han perecido sin que nadie se dé cuenta- La situación era más complicada que eso, pero claramente habían aspectos que aquel hombre omitía, por ejemplo, la causa de tal maldición.
Ruego por favor, usen lo que esté a su disposición para descubrir lo que sucede y salvar a nuestro hijo- Pese a todos los detalles que pudiera estar escondiendo, claramente estaban desesperados, la angustia en sus rostros eran algo difícil de fingir o de esconder -Pueden comer lo que deseen- Señaló la mesa que no era nada despreciable, desde carnes hasta frutas y bebidas permanecían a la espera de ser tomadas -Pero no se distraigan, por favor, bastará un descuido, un parpadeo, para que todo esté perdido- Aquella última frase era otro detalle importante, una verdad a medias que tal vez pudiera ser profundizada.
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∞ Chimar: Analítico y astuto, deberás demostrar que eres el genio del equipo, mantente atento a los pequeños detalles, tal vez algunos de ellos sean piezas que ayuden a armar el rompecabezas y descifrar el misterio, para salvar al niño deberán investigar cómo es que mueren. Además de eso, la serpiente en el cuadro te recordará a una que ya te hizo pasar un mal rato anteriormente, no temas preguntar.
∞ Niniel: Tal parece que Augusto y su esposa preferirían que la ayuda no viniera de una elfa, no obstante eres lo que tienen, puedes usar tu encanto para interrogar sutilmente a los esposos y obtener más detalles, aprovechen esta ronda para preguntar lo que necesiten saber.
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
Las dudas se hacen eco en ambas señoritas también, claramente no es el sitio que se espera de una familia acaudalada… ya no se puede confiar ni en los egos millonarios, solo falta que aparezcan rocas parlantes.
Una pareja de esposos “bastante desigual en edad vale destacar” se presenta ante ellos, dan una bienvenida casi forzadas con muchas reservas. Es el tipo de cosas que generan alertas en cualquier niño genio y Maquiavelo no es la excepción.
Por primera vez no desprecian al niño en plano inicial, se siente cierto aire cargado en torno a Niniel. Los brujos y elfos se suelen odiar por guerras pasadas, ¿quién dijo que odiar es solo de humanos?
Es correcto, Chimar.
El jovencito sabe bien que fue dotado con un nombre raro pero es digno hijo de un genio, nada en su persona puede ser corriente por defecto de nacimiento. Si se desglosa con calma la línea genealógica paterna del chico salen todo tipo de nombres psicodélicos.
“Si tuvieron problemas con el nombre deberían ver el apellido jajaja”.
Un leve suspiro se escapa del inventor cuando el enorme baúl propiedad de su amiga elfa se levanta por artes mágicas, desde que fue depositado por los cocheros no podía evitar mirarlo con aversión imaginándose el tener que cargarlo.
La energía anida en este lugar… buena, mala y peor.
Discúlpenlo… es adoptado “le jala una oreja para que se comporte”.
Obviando la acotación por educación los patrones dan la entrada a su pequeño reducto, ciertamente aunque tiene un aspecto reducido no puede resultar más acogedor. Una mesa llena es la mejor bienvenida como bien dice el dicho.
Chimar se adelanta y toma una manzana, luego le pasa otra a su hermano. Le encantaría quedarse pegado comiendo pero tiene bien presente que debe mantener una postura profesional, negocios son primero y todo eso.
Finalmente llegan los detalles, algo escuetos pero claros. Cierta mueca triste se forma en el inventor pues odia la idea de que niños mueran. ¿Qué se puede decir?, tiene en buena estima a sus semejantes.
Escucha atentamente aunque sin quitar los ojos de la aterradora pintura que le hace fondo al matrimonio disparejo, le trae recuerdos desagradables… ha tenido varias experiencias casi mortales con criaturas reptantes.
Esa pintura… ¿a qué tema hace alusión?
Por su parte el chiquillo hechicero pasa a revisar desde la distancia aquella cuna ornamenta, más específicamente su contenido. Luego sus ojos se pierden entre las diversas cosas que componen la cabaña rural.
Dicho personaje termina deteniéndose frente al espejo con algo de intriga, eventualmente esta sensación se transforma en una intranquilidad visible por todos los presentes. Se aleja sudando y temblando mientras intenta recuperar la compostura para hablar.
No es bueno tener ese tipo de objetos tan cerca…
No lo vayas a romper Canel.
Por un momento Chimar confunde al mocoso ilusionista con Ratita, su otro hermano pequeño y con una habilidad casi sobrenatural para dañar material de laboratorio costoso… es como un toro en cualquier cristalería.
Esto huele a magia “muerde su manzana pensativo” necesitamos más detalles o estaremos en desventaja. Tanto tiempo padeciendo esto debe haberles hecho indagar, toda la información que puedan darnos nos ayudara a evitar que el pequeño salga lastimado.
Una pareja de esposos “bastante desigual en edad vale destacar” se presenta ante ellos, dan una bienvenida casi forzadas con muchas reservas. Es el tipo de cosas que generan alertas en cualquier niño genio y Maquiavelo no es la excepción.
Por primera vez no desprecian al niño en plano inicial, se siente cierto aire cargado en torno a Niniel. Los brujos y elfos se suelen odiar por guerras pasadas, ¿quién dijo que odiar es solo de humanos?
Es correcto, Chimar.
El jovencito sabe bien que fue dotado con un nombre raro pero es digno hijo de un genio, nada en su persona puede ser corriente por defecto de nacimiento. Si se desglosa con calma la línea genealógica paterna del chico salen todo tipo de nombres psicodélicos.
“Si tuvieron problemas con el nombre deberían ver el apellido jajaja”.
Un leve suspiro se escapa del inventor cuando el enorme baúl propiedad de su amiga elfa se levanta por artes mágicas, desde que fue depositado por los cocheros no podía evitar mirarlo con aversión imaginándose el tener que cargarlo.
La energía anida en este lugar… buena, mala y peor.
Discúlpenlo… es adoptado “le jala una oreja para que se comporte”.
Obviando la acotación por educación los patrones dan la entrada a su pequeño reducto, ciertamente aunque tiene un aspecto reducido no puede resultar más acogedor. Una mesa llena es la mejor bienvenida como bien dice el dicho.
Chimar se adelanta y toma una manzana, luego le pasa otra a su hermano. Le encantaría quedarse pegado comiendo pero tiene bien presente que debe mantener una postura profesional, negocios son primero y todo eso.
Finalmente llegan los detalles, algo escuetos pero claros. Cierta mueca triste se forma en el inventor pues odia la idea de que niños mueran. ¿Qué se puede decir?, tiene en buena estima a sus semejantes.
Escucha atentamente aunque sin quitar los ojos de la aterradora pintura que le hace fondo al matrimonio disparejo, le trae recuerdos desagradables… ha tenido varias experiencias casi mortales con criaturas reptantes.
Esa pintura… ¿a qué tema hace alusión?
Por su parte el chiquillo hechicero pasa a revisar desde la distancia aquella cuna ornamenta, más específicamente su contenido. Luego sus ojos se pierden entre las diversas cosas que componen la cabaña rural.
Dicho personaje termina deteniéndose frente al espejo con algo de intriga, eventualmente esta sensación se transforma en una intranquilidad visible por todos los presentes. Se aleja sudando y temblando mientras intenta recuperar la compostura para hablar.
No es bueno tener ese tipo de objetos tan cerca…
No lo vayas a romper Canel.
Por un momento Chimar confunde al mocoso ilusionista con Ratita, su otro hermano pequeño y con una habilidad casi sobrenatural para dañar material de laboratorio costoso… es como un toro en cualquier cristalería.
Esto huele a magia “muerde su manzana pensativo” necesitamos más detalles o estaremos en desventaja. Tanto tiempo padeciendo esto debe haberles hecho indagar, toda la información que puedan darnos nos ayudara a evitar que el pequeño salga lastimado.
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
Níniel retiró la capucha de su capa hacia atrás al ser interpelada, dejando a la vista su largo cabello blanco y sus puntiagudas orejas de elfa. -Así es.- Respondió de inmediato al que debía de ser el señor Spellbound, pues en ningún momento dió su nombre a conocer ni se presentó a sí mismo ni a la mujer a su lado como era debido. -Y me acompaña mi hermana Catherine.- Añadió introduciendo a la felina pelirroja sin apartar la mirada de la de aquel brujo, haciendo hincapié en el muy cercano lazo que las unía a pesar de que saltaba a la vista que no eran hermanas biológicas. La mujer bestia la imitó y también dejó su rostro al descubierto al ser presentada. -Usted debe de ser el señor Augusto, y a su lado la señora Alicia.- Aventuró educadamente ante la falta de revelación de sus anfitriones, recibiendo un asentimiento como respuesta.
No pasó desapercibido para la sacerdotisa durante las presentaciones el modo de referirse del señor Spellbound hacia los elfos como "los de su raza", así como su intento por menospreciar sus logros al limitarlos a dicho círculo, lo cual era curioso. Si Níniel fuese únicamente reputada entre los elfos, difícilmente un brujo sabría de dicha reputación salvo que mantuviera relaciones bastante cercanas con los hijos del bosque, algo que por su tono y mirada parecía poco probable.
Definitivamente estaba ante una familia con pocas simpatías hacia los elfos pero que se veía en la necesidad de pedirle su ayuda a una...Su situación debía de ser complicada y hasta extrema para llegar a algo así, tragándose el orgullo. Sería mejor no descuidarse, pues difícilmente algo que les había llevado a eso sería una tarea sencilla.
-Después de ustedes.- Aceptó la peliblanca al posterior ofrecimiento del matrimonio para entrar a la pequeña casa mientras las preguntas se aglomeraban en su cabeza. ¿Por qué aquel lugar? Difícilmente obtendrían ayuda adicional allí de necesitarla. ¿Por qué el único medio de transporte se marchaba dejándolos a todos "atrapados" en mitad del bosque y limitando sus opciones? ¿Por qué los sirvientes no habían entrado a la cabaña dejando el pesado baúl a la puerta? Aquellos brujos mostraban un comportamiento muy extraño.
-Susurrar no sirve de nada conmigo.- Comentó de manera casual Catherine tras las no tan privadas palabras que la señora Spellbound dedicó a su marido. -Puedo oírlo todo, y desde mayor distancia de la que creerían.- Añadió señalando sus orejas, aunque decidiendo ignorar sus palabras, algo que también intentó hacer la bruja, pillada in fraganti. Igual que la peliblanca estaba acostumbrada ya a ciertos tratos por ser elfa, la pelirroja lo estaba por ser mujer bestia...y ladrona, esclava objeto, instrumento...Níniel había sido la única que se había preocupado por ella en años y la había tratado como a una persona, y como una amiga.
-¿Habéis notado eso?- Inquirió por sorpresa la sacerdotisa a sus compañeros cuando ya estaban cerca de la entrada de la casa, haciendo que Cath la mirara y moviera sus orejas en todas direcciones, tratando de localizar lo que fuese que acababa de alarmar a su hermana y que ella también creía haber sentido. -Ha sido como...-
-Un tintineo. Pero ha sido muy breve...-Se adelantó la felina.
-No solo eso...Las luces de la casa, por un momento ha sido como si se hubiesen apagado.- Aclaró la elfa, y la gata miró hacia allí con atención durante unos instantes, terminando por girar la cabeza y encogerse de hombros al no ver nada sospechoso.
-Habrá sido el viento.- Le quitó hierro al asunto la pelirroja retomando la marcha tras los señores Spellbound, que tampoco parecían haber notado nada extraño, pues habían seguido moviéndose sin detenerse tras el anterior comentario de Canel, al cual nadie había hecho caso y al que tal vez no deberían haber despachado tan rápido. Puede que el chico fuese un tanto...peculiar, pero demostraba ser excepcionalmente sensitivo. -Vamos Nín, no te quedes atrás.- Apremió la pelirroja a su pensativa hermana, logrando que volviera andar tras haberse quedado la última y algo rezagada.
Ante ellos la puerta de la cabaña se abrió y, con una sorprendente facilidad teniendo en cuenta el peso, el señor Spellbound hizo levitar el baúl de la peliblanca hasta el interior, colocándolo con cuidado junto a otro par de contenedores que ya había allí. Debía de ser un brujo talentoso para ejercer semejante control sobre un objeto así, y conociendo la sociedad bruja muy posiblemente su esposa no le iría a la zaga. En aquella primera estancia una mesa dispuesta para un banquete resultaba la pieza de mobiliario central, junto con una interesante lámpara que funcionaba mediante magia, un cuadro que parecía encajar más en un palacio que en una cabaña perdida en el bosque, un espejo desvencijado que parecía rescatado de un desván olvidado y...una ricamente elaborada cuna con barrotes dorados en la que un bebé dormía.
Tan pronto como la elfa vio a aquella criaturita supo que la petición de los Spellbound iba a girar en torno al pequeño. No tuvo duda alguna al respecto. Un hijo era motivo más que suficiente para tragarse el orgullo y pedir ayuda al mismísimo consejo de sabios de Sandorai si hacía falta, por muy brujo que se fuese.
-Una maldición...- Musitó para sí misma la elfa, observando la mágica lámpara del techo mientras el señor Spellbound terminaba de relatar, muy escuetamente, la naturaleza de su petición y el motivo para haberles hecho ir hasta allí. Mientras, Catherine había tomado una pieza de carne de aspecto jugoso de la mesa y se la comía con fruición, claramente disfrutando su sabor.
-Me gustaría examinar al bebé. Como sanadora puedo comprobar si se encuentra en buen estado de salud.- Solicitó la joven a la madre de la criatura mientras que la felina comía y los dos niños parecían hacer sus propias pesquisas, o como poco buscar saciar su curiosidad sobre diferentes partes del mobiliario. Con el beneplácito de su progenitora se acercó hasta la cuna y, sin despertarlo, usando su magia sobre él, comenzó su diagnóstico.
-Menuda cara has puesto, Canel. No eres tan feo como para ponerte así por ver tu reflejo en un espejo.- Se burló la gata de la reacción del ilusionista al haber estado frente a aquel objeto. -Hazle caso a Chimar y no rompas nada. Aunque ese espejo parece haber vivido mejores tiempos incluso como está.- Sentenció, incapaz de notar lo que fuese que el niño hubiese notado de aquel artefacto y devorando una segunda pieza de carne.
-La mayoría de las veces que me he enfrentado a un caso de "maldición" se trataba de alguna confusión o alguna clase de ardid. Una serie de confabulaciones más o menos complejas contra la persona supuestamente maldita.- Comenzó a explicar Níniel cuando, tras terminar de estudiar al pequeño, la señora Spellbound quiso saber si había averiguado algo. -Venenos, enfermedades...Pero por lo que dicen esta desgracia ha ocurrido durante generaciones, y desde luego el bebé está sano. Nada me hace pensar que vaya a fallecer en el lapso de tiempo que dicen.- Siguió diciendo. Si la causa de su hipotética futura muerte no era nada que ya estuviera en su organismo, la opción de la maldición cobraba fuerza, aunque no podía descartarse otro tipo de intervención más mundana...Pero, ¿cómo podía suceder algo así si como afirmaba el señor Augusto ocurría sin explicación alguna y ante un buen número de guardias sin duda muy bien pagados?
-Por supuesto que haremos todo lo que esté en nuestra mano para ayudarles. Y como dice Chimar, todo lo que puedan decirnos aumenta las posibilidades de poder truncar con semejante tragedia. ¿Conocen el origen de la maldición? ¿Cómo empezó todo? Conocer los detalles de las maldiciones es necesario para poder eliminarlas. - Añadió la peliblanca a la petición del genio inventor mientras le dedicaba un suave y tierna caricia en la mejilla al bebé, una muestra sincera de que poco le importaba que se tratara de un brujo o un elfo. Un niño era solo un niño. -¿Quizá tengan un registro de lo que le ocurrió a sus familiares y antepasados? Aunque sean los relatos de los guardias y les puedan parecer meras excusas.- Pidió también con tono suave y apaciguador. Escuchando con atención todo cuanto quisieran decir.
-Ha mencionado antes que bastaría una leve distracción o un simple parpadeo para que todo esté perdido. ¿Es algo que dijeran las personas presentes cuando esta calamidad ocurrió en el pasado?- No parecía una frase que el brujo hubiese dicho por decir, especialmente el énfasis en el parpadeo. -¿Qué saben que les haya hecho pensar que esta apartada cabaña y prescindir incluso del servicio de confianza pueda ser de ayuda?- Y es que la peliblanca no podía olvidar como los cocheros no habían ni entrado a la casa y se habían marchado dejándolos a solas, casi como si el matrimonio no quisiera cerca a nadie que no fuese estrictamente necesario.
No pasó desapercibido para la sacerdotisa durante las presentaciones el modo de referirse del señor Spellbound hacia los elfos como "los de su raza", así como su intento por menospreciar sus logros al limitarlos a dicho círculo, lo cual era curioso. Si Níniel fuese únicamente reputada entre los elfos, difícilmente un brujo sabría de dicha reputación salvo que mantuviera relaciones bastante cercanas con los hijos del bosque, algo que por su tono y mirada parecía poco probable.
Definitivamente estaba ante una familia con pocas simpatías hacia los elfos pero que se veía en la necesidad de pedirle su ayuda a una...Su situación debía de ser complicada y hasta extrema para llegar a algo así, tragándose el orgullo. Sería mejor no descuidarse, pues difícilmente algo que les había llevado a eso sería una tarea sencilla.
-Después de ustedes.- Aceptó la peliblanca al posterior ofrecimiento del matrimonio para entrar a la pequeña casa mientras las preguntas se aglomeraban en su cabeza. ¿Por qué aquel lugar? Difícilmente obtendrían ayuda adicional allí de necesitarla. ¿Por qué el único medio de transporte se marchaba dejándolos a todos "atrapados" en mitad del bosque y limitando sus opciones? ¿Por qué los sirvientes no habían entrado a la cabaña dejando el pesado baúl a la puerta? Aquellos brujos mostraban un comportamiento muy extraño.
-Susurrar no sirve de nada conmigo.- Comentó de manera casual Catherine tras las no tan privadas palabras que la señora Spellbound dedicó a su marido. -Puedo oírlo todo, y desde mayor distancia de la que creerían.- Añadió señalando sus orejas, aunque decidiendo ignorar sus palabras, algo que también intentó hacer la bruja, pillada in fraganti. Igual que la peliblanca estaba acostumbrada ya a ciertos tratos por ser elfa, la pelirroja lo estaba por ser mujer bestia...y ladrona, esclava objeto, instrumento...Níniel había sido la única que se había preocupado por ella en años y la había tratado como a una persona, y como una amiga.
-¿Habéis notado eso?- Inquirió por sorpresa la sacerdotisa a sus compañeros cuando ya estaban cerca de la entrada de la casa, haciendo que Cath la mirara y moviera sus orejas en todas direcciones, tratando de localizar lo que fuese que acababa de alarmar a su hermana y que ella también creía haber sentido. -Ha sido como...-
-Un tintineo. Pero ha sido muy breve...-Se adelantó la felina.
-No solo eso...Las luces de la casa, por un momento ha sido como si se hubiesen apagado.- Aclaró la elfa, y la gata miró hacia allí con atención durante unos instantes, terminando por girar la cabeza y encogerse de hombros al no ver nada sospechoso.
-Habrá sido el viento.- Le quitó hierro al asunto la pelirroja retomando la marcha tras los señores Spellbound, que tampoco parecían haber notado nada extraño, pues habían seguido moviéndose sin detenerse tras el anterior comentario de Canel, al cual nadie había hecho caso y al que tal vez no deberían haber despachado tan rápido. Puede que el chico fuese un tanto...peculiar, pero demostraba ser excepcionalmente sensitivo. -Vamos Nín, no te quedes atrás.- Apremió la pelirroja a su pensativa hermana, logrando que volviera andar tras haberse quedado la última y algo rezagada.
Ante ellos la puerta de la cabaña se abrió y, con una sorprendente facilidad teniendo en cuenta el peso, el señor Spellbound hizo levitar el baúl de la peliblanca hasta el interior, colocándolo con cuidado junto a otro par de contenedores que ya había allí. Debía de ser un brujo talentoso para ejercer semejante control sobre un objeto así, y conociendo la sociedad bruja muy posiblemente su esposa no le iría a la zaga. En aquella primera estancia una mesa dispuesta para un banquete resultaba la pieza de mobiliario central, junto con una interesante lámpara que funcionaba mediante magia, un cuadro que parecía encajar más en un palacio que en una cabaña perdida en el bosque, un espejo desvencijado que parecía rescatado de un desván olvidado y...una ricamente elaborada cuna con barrotes dorados en la que un bebé dormía.
Tan pronto como la elfa vio a aquella criaturita supo que la petición de los Spellbound iba a girar en torno al pequeño. No tuvo duda alguna al respecto. Un hijo era motivo más que suficiente para tragarse el orgullo y pedir ayuda al mismísimo consejo de sabios de Sandorai si hacía falta, por muy brujo que se fuese.
-Una maldición...- Musitó para sí misma la elfa, observando la mágica lámpara del techo mientras el señor Spellbound terminaba de relatar, muy escuetamente, la naturaleza de su petición y el motivo para haberles hecho ir hasta allí. Mientras, Catherine había tomado una pieza de carne de aspecto jugoso de la mesa y se la comía con fruición, claramente disfrutando su sabor.
-Me gustaría examinar al bebé. Como sanadora puedo comprobar si se encuentra en buen estado de salud.- Solicitó la joven a la madre de la criatura mientras que la felina comía y los dos niños parecían hacer sus propias pesquisas, o como poco buscar saciar su curiosidad sobre diferentes partes del mobiliario. Con el beneplácito de su progenitora se acercó hasta la cuna y, sin despertarlo, usando su magia sobre él, comenzó su diagnóstico.
-Menuda cara has puesto, Canel. No eres tan feo como para ponerte así por ver tu reflejo en un espejo.- Se burló la gata de la reacción del ilusionista al haber estado frente a aquel objeto. -Hazle caso a Chimar y no rompas nada. Aunque ese espejo parece haber vivido mejores tiempos incluso como está.- Sentenció, incapaz de notar lo que fuese que el niño hubiese notado de aquel artefacto y devorando una segunda pieza de carne.
-La mayoría de las veces que me he enfrentado a un caso de "maldición" se trataba de alguna confusión o alguna clase de ardid. Una serie de confabulaciones más o menos complejas contra la persona supuestamente maldita.- Comenzó a explicar Níniel cuando, tras terminar de estudiar al pequeño, la señora Spellbound quiso saber si había averiguado algo. -Venenos, enfermedades...Pero por lo que dicen esta desgracia ha ocurrido durante generaciones, y desde luego el bebé está sano. Nada me hace pensar que vaya a fallecer en el lapso de tiempo que dicen.- Siguió diciendo. Si la causa de su hipotética futura muerte no era nada que ya estuviera en su organismo, la opción de la maldición cobraba fuerza, aunque no podía descartarse otro tipo de intervención más mundana...Pero, ¿cómo podía suceder algo así si como afirmaba el señor Augusto ocurría sin explicación alguna y ante un buen número de guardias sin duda muy bien pagados?
-Por supuesto que haremos todo lo que esté en nuestra mano para ayudarles. Y como dice Chimar, todo lo que puedan decirnos aumenta las posibilidades de poder truncar con semejante tragedia. ¿Conocen el origen de la maldición? ¿Cómo empezó todo? Conocer los detalles de las maldiciones es necesario para poder eliminarlas. - Añadió la peliblanca a la petición del genio inventor mientras le dedicaba un suave y tierna caricia en la mejilla al bebé, una muestra sincera de que poco le importaba que se tratara de un brujo o un elfo. Un niño era solo un niño. -¿Quizá tengan un registro de lo que le ocurrió a sus familiares y antepasados? Aunque sean los relatos de los guardias y les puedan parecer meras excusas.- Pidió también con tono suave y apaciguador. Escuchando con atención todo cuanto quisieran decir.
-Ha mencionado antes que bastaría una leve distracción o un simple parpadeo para que todo esté perdido. ¿Es algo que dijeran las personas presentes cuando esta calamidad ocurrió en el pasado?- No parecía una frase que el brujo hubiese dicho por decir, especialmente el énfasis en el parpadeo. -¿Qué saben que les haya hecho pensar que esta apartada cabaña y prescindir incluso del servicio de confianza pueda ser de ayuda?- Y es que la peliblanca no podía olvidar como los cocheros no habían ni entrado a la casa y se habían marchado dejándolos a solas, casi como si el matrimonio no quisiera cerca a nadie que no fuese estrictamente necesario.
Níniel Thenidiel
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
Apenas una breve sonrisa asomó a los labios del señor Spellbound ante el comentario que Canel era adoptado, sin duda tenía mayores preocupaciones en mente que la procedencia de un pequeño que ni sabía si ayudaría en todo aquello, se apresuraron en entrar al lugar en donde la mujer cerró la puerta, dedicando unos instantes a mirar afuera vigilando que no hubiera nadie más, acto seguido se dirigió a su silla bajo el gran cuadro por el que Chimar preguntó -Es una reliquia familiar- Respondió la mujer -El depredador de serpientes de luz, una antigua leyenda de nuestra familia, aunque, no creo que ahora sea buen momento para contar esa historia sin ofender a los manipuladores de luz- Dijo aquello último mirando discretamente a Níniel, pues mágicamente los elfos eran los más cercanos a la magia de luz, y los brujos por su parte, habían orquestado grandes cacerías de estos para expulsar a los que se habían resistido a la orden de abandonar las islas.
Nadie de los presentes más allá del pequeño Canel notarían lo que el niño vio en el espejo, y es que su propio reflejo lo miraba inmóvil y acechante mientras el verdadero, de este lado, sí se movía. Su reflejo movió ligeramente los labios diciendo algo que nadie escuchó y volvió a imitar los movimientos del pequeño brujo cuando este se alejó, así que buenos motivos tendría el niño para alejarse, no obstante, con su enigmática manera de hablar sería difícil que llegaran a creerle, la comida los había distraído demasiado como para prestar atención a detalles tan pequeños, a todos menos a Níniel que se encargó de ir directamente a revisar al niño sin encontrar nada en su primer intento.
Somos víctimas del deber- Respondió el señor Spellbound a la pregunta de Niniel acerca del origen de la maldición -Hace muchos años existió una pareja de… aberraciones- Escupió con asco la última palabra -Mi familia, y otras más, se encargaron de cazarlos pero a un alto costo- Llevó la mano a su pecho -Todas esas familias han desaparecido, solo queda la nuestra y al paso que vamos… Pero solo hicimos lo que debíamos hacer- Intentó justificarse aunque sin terminar de dar detalles acerca de aquella pareja -¡Hay un detalle más!- Dijo como si acabara de recordarlo y señaló la cuna del pequeño, lo tomó en sus brazos y apartó uno de los pequeños guantes rojos que cubrían sus manos, específicamente el del lado izquierdo.
Una pequeña marca con forma de luna menguante se podía ver allí, algo que tal vez la elfa había pasado por alto en su inspección inicial -Hay una marca que aparece siempre el día de su nacimiento- Señaló el pequeño lunar del tamaño de una uña -No es una marca de nacimiento, solo aparece ahí después, un círculo completo que se va convirtiendo en luna menguante hasta que desaparece- Miró fijamente la marca -Eso no estaba ahí- Señaló una pequeña marca similar a una picada de insecto o una aguja que daba cierto respaldo a las sospechas de la sacerdotiza, tal vez la maldición fuera una muy orquestada conspiración muy bien organizada.
Respondió seguido y casi de manera inconsciente al resto de las preguntas, pues claramente su mente estaba en otro lado -No podemos confiar en nadie, solo unos pocos sirvientes saben que estamos acá y algunos de nuestros más confiables guardianes vigilan los alrededores a buena distancia, intentamos que nadie más se acerque, nadie más que nosotros puede entrar- Sus palabras fueron acompañadas por la enigmática afirmación de su esposa -Si no es que ya está dentro- Se levantó asustada y se colocó al lado de su esposo, al mismo tiempo, Chimar, Canel y Cath comenzarían a sentirse cada vez más débiles y con el cuerpo adormecido.
∞ Chimar: Me temo que de momento, el pequeño y raro Canel tendrá su momento de brillar, adquiriendo más protagonismo que el pequeño Chimar, gracias a esa particular manera de percibir su entorno, será interesante ver si intenta convencer a su hermano de lo que ha visto en el espejo o se guarda su secreto al pensar que no le creerán, eres libre de elegir cualquiera de esas opciones pero ten en cuenta que Chimar siendo tan racional tal vez no le crea fácilmente.
∞ Niniel: Has recibido un poco más de información, incluso algunos detalles que podrían no gustarte mucho, tienes libertad para conocer un poco de la historia de los elfos que fueron cazados y masacrados por negarse a abandonar las islas luego del nefasto tratado que puso fin a las guerras pues es parte de la historia de ambas razas y Niniel es una estudiosa de los suyos, tus poderes elfos no podrán sanar la marca de aguja en la mano del niño, salvarlo no puede ser tan sencillo eh. Prestar atención a los pequeños detalles podría salvarles la vida.
Nadie de los presentes más allá del pequeño Canel notarían lo que el niño vio en el espejo, y es que su propio reflejo lo miraba inmóvil y acechante mientras el verdadero, de este lado, sí se movía. Su reflejo movió ligeramente los labios diciendo algo que nadie escuchó y volvió a imitar los movimientos del pequeño brujo cuando este se alejó, así que buenos motivos tendría el niño para alejarse, no obstante, con su enigmática manera de hablar sería difícil que llegaran a creerle, la comida los había distraído demasiado como para prestar atención a detalles tan pequeños, a todos menos a Níniel que se encargó de ir directamente a revisar al niño sin encontrar nada en su primer intento.
Somos víctimas del deber- Respondió el señor Spellbound a la pregunta de Niniel acerca del origen de la maldición -Hace muchos años existió una pareja de… aberraciones- Escupió con asco la última palabra -Mi familia, y otras más, se encargaron de cazarlos pero a un alto costo- Llevó la mano a su pecho -Todas esas familias han desaparecido, solo queda la nuestra y al paso que vamos… Pero solo hicimos lo que debíamos hacer- Intentó justificarse aunque sin terminar de dar detalles acerca de aquella pareja -¡Hay un detalle más!- Dijo como si acabara de recordarlo y señaló la cuna del pequeño, lo tomó en sus brazos y apartó uno de los pequeños guantes rojos que cubrían sus manos, específicamente el del lado izquierdo.
Una pequeña marca con forma de luna menguante se podía ver allí, algo que tal vez la elfa había pasado por alto en su inspección inicial -Hay una marca que aparece siempre el día de su nacimiento- Señaló el pequeño lunar del tamaño de una uña -No es una marca de nacimiento, solo aparece ahí después, un círculo completo que se va convirtiendo en luna menguante hasta que desaparece- Miró fijamente la marca -Eso no estaba ahí- Señaló una pequeña marca similar a una picada de insecto o una aguja que daba cierto respaldo a las sospechas de la sacerdotiza, tal vez la maldición fuera una muy orquestada conspiración muy bien organizada.
Respondió seguido y casi de manera inconsciente al resto de las preguntas, pues claramente su mente estaba en otro lado -No podemos confiar en nadie, solo unos pocos sirvientes saben que estamos acá y algunos de nuestros más confiables guardianes vigilan los alrededores a buena distancia, intentamos que nadie más se acerque, nadie más que nosotros puede entrar- Sus palabras fueron acompañadas por la enigmática afirmación de su esposa -Si no es que ya está dentro- Se levantó asustada y se colocó al lado de su esposo, al mismo tiempo, Chimar, Canel y Cath comenzarían a sentirse cada vez más débiles y con el cuerpo adormecido.
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∞ Chimar: Me temo que de momento, el pequeño y raro Canel tendrá su momento de brillar, adquiriendo más protagonismo que el pequeño Chimar, gracias a esa particular manera de percibir su entorno, será interesante ver si intenta convencer a su hermano de lo que ha visto en el espejo o se guarda su secreto al pensar que no le creerán, eres libre de elegir cualquiera de esas opciones pero ten en cuenta que Chimar siendo tan racional tal vez no le crea fácilmente.
∞ Niniel: Has recibido un poco más de información, incluso algunos detalles que podrían no gustarte mucho, tienes libertad para conocer un poco de la historia de los elfos que fueron cazados y masacrados por negarse a abandonar las islas luego del nefasto tratado que puso fin a las guerras pues es parte de la historia de ambas razas y Niniel es una estudiosa de los suyos, tus poderes elfos no podrán sanar la marca de aguja en la mano del niño, salvarlo no puede ser tan sencillo eh. Prestar atención a los pequeños detalles podría salvarles la vida.
Ansur
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
La revelación de la señora de la casa acerca del cuadro junto con otros detalles expuestos transportan al enano inventor hasta el recuerdo que lleva varios minutos tratando de aflorar, su batalla contra las serpientes espectrales.
No es la primera vez que me encuentro con serpientes raritas… espero no viajar a otro plano existencial de nuevo.
En aquella aventura logro salir vivo gracias a un sacrificio, situaciones con ese tipo de tramas es mejor dejarlas para una vez en la vida… y si sales con el trasero intacto correr a otro lado de darse otra oportunidad.
Niega con la cabeza para luego centrarse en detallar mejor la información adicional, los empleadores se vuelven más cooperativos luego del examen completo que realiza Niniel en su bebe. El miedo a que se repita la historia gatilla la acción sin duda.
Una cosa esta clara, entre más datos den mejor preparados estarán los héroes del cuento. Después de todo con la carreta a kilómetros de distancia los aventureros están tan atrapados como la víctima, más les vale no fallar.
Hay algo en el espejo…
¿Qué?
Maquiavelo arquea una ceja, no es momento para niñerías. Al ver el rostro de preocupación que muestra su hermanito sin embargo decide darle un pase y avanza hasta la fuente del problema pero solo consigue “sorpresa” reflejo corriente.
Se llama reflejo enano, no te asustes.
Las imágenes de un espejo suelen parodiar la realidad “mira nervioso y pasa a susurrar” pero este realmente muestra otro plano.
¿Has estado leyendo las notas de mi padre otra vez no? “le alborota el cabello” déjalo ya, estamos muy nerviosos aquí.
Es una puerta a…
He dicho basta “dice con tono alto” come algo para calmarte.
La cara que pone Canel ante tal contestación es de una tristeza severa, Chimar no recuerda haberlo visto nunca así y es que siempre ha sido bastante bueno con su amigo. Lo mira, se conmueve pero sigue adelante con la búsqueda de otras pistas... simplemente no es tiempo.
¡¡Nunca entiendes lo que estoy diciendo!! “solloza” ¡¡Yo tampoco entiendo nunca lo que estoy diciendo pero hay algo en el espejo!!
Canel… yo…
Míralo bien, por favor “comienza a llorar”.
De acuerdo, tu ganas “le pasa un pañuelo” veamos que tiene el espejo… pero cálmate primero, ¿vale?
Vale… “se sopla la nariz”.
No es la primera vez que me encuentro con serpientes raritas… espero no viajar a otro plano existencial de nuevo.
En aquella aventura logro salir vivo gracias a un sacrificio, situaciones con ese tipo de tramas es mejor dejarlas para una vez en la vida… y si sales con el trasero intacto correr a otro lado de darse otra oportunidad.
Niega con la cabeza para luego centrarse en detallar mejor la información adicional, los empleadores se vuelven más cooperativos luego del examen completo que realiza Niniel en su bebe. El miedo a que se repita la historia gatilla la acción sin duda.
Una cosa esta clara, entre más datos den mejor preparados estarán los héroes del cuento. Después de todo con la carreta a kilómetros de distancia los aventureros están tan atrapados como la víctima, más les vale no fallar.
Hay algo en el espejo…
¿Qué?
Maquiavelo arquea una ceja, no es momento para niñerías. Al ver el rostro de preocupación que muestra su hermanito sin embargo decide darle un pase y avanza hasta la fuente del problema pero solo consigue “sorpresa” reflejo corriente.
Se llama reflejo enano, no te asustes.
Las imágenes de un espejo suelen parodiar la realidad “mira nervioso y pasa a susurrar” pero este realmente muestra otro plano.
¿Has estado leyendo las notas de mi padre otra vez no? “le alborota el cabello” déjalo ya, estamos muy nerviosos aquí.
Es una puerta a…
He dicho basta “dice con tono alto” come algo para calmarte.
La cara que pone Canel ante tal contestación es de una tristeza severa, Chimar no recuerda haberlo visto nunca así y es que siempre ha sido bastante bueno con su amigo. Lo mira, se conmueve pero sigue adelante con la búsqueda de otras pistas... simplemente no es tiempo.
¡¡Nunca entiendes lo que estoy diciendo!! “solloza” ¡¡Yo tampoco entiendo nunca lo que estoy diciendo pero hay algo en el espejo!!
Canel… yo…
Míralo bien, por favor “comienza a llorar”.
De acuerdo, tu ganas “le pasa un pañuelo” veamos que tiene el espejo… pero cálmate primero, ¿vale?
Vale… “se sopla la nariz”.
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
-Los elfos no manipulamos la luz, somos uno con ella, fluye a través de nosotros como el agua entre las rocas.- Corrigió de manera casual la peliblanca a la señora Spellbound, como quién corrige a un humano sobre los misterios del éter y los motivos por los que ambas razas acabaron siendo tan diferentes, a pesar de que para algunos de ellos toda la magia era igual. Si toda la magia y su uso fuesen iguales, los brujos también tendrían las orejas de punta...-Puede contar dichas historias sin temor, puede estar segura que ya habré escuchado su peor versión de boca de los ancianos de Sandorai y sin embargo aquí estoy. No es como si guardar silencio pudiera cambiar el pasado; reconstruir las ciudades y templos caídos, repoblar los bosques y restablecer la armonía entre esta tierra y sus habitantes.- Añadió dejando claro que poco la iban a molestar sus leyendas familiares, ni siquiera una relacionada con el exterminio sistemático de otra de las criaturas especialmente afines a la luz de Aerandir. Como prueba de ello la peliblanca siguió y terminó con su examen del niño con el mismo cuidado que antes, siendo sincera con su diagnóstico y primeras conclusiones.
Tras acabar escucharía con atención las respuestas del señor Spellbound, aunque no podría evitar desviar por unos instantes la mirada al percatarse de que a pesar de la situación seguía ocultando información, pasando de puntillas por ciertos asuntos y evitando dar respuestas completas, claras y concisas. Deber...¿Qué deber? Aberraciones...¿Qué aberraciones? ¿Cuáles eran esas otras familias? ¿Qué les había pasado? ¿Cuándo?
¿Acaso iba a tener que preguntarle absolutamente por cada detalle individual?
El hombre cayó entonces en que tenía algo que consideraba importante que mostrarle, tomando al niño en brazos y retirándole una de las manoplas que llevaba en las manitas. Y pensar que ella había hecho todo lo posible por no despertar a la criatura para acabar así...Se trataba de una pequeña marca con forma de luna, y según el señor Spellbound no era de nacimiento, sino que había aparecido después. Más extraño aún resultó que había una pequeña picadura en la marca, picadura que según el brujo no estaba antes.
-Ummm.- Expresó concentrada la joven, fijando su vista de elfa en ambas y reconociéndola como la marca de una finísima aguja, similar a la que Chimar le fabricase tiempo atrás y que tan útil le había sido en sus labores como sanadora. La ausencia de hinchazón, enrojecimiento y de otras marcas descartaba que se tratara de la picadura casual de un insecto.
-Entiendo.- Comentó aún pensativa la sacerdotisa cuando el hombre terminó de responder a sus preguntas, aunque no a todas y no como la gravedad de la situación ameritaba. -La señora Spellbound tiene razón, al menos en parte.- Añadió para sorpresa de todos. Hasta Catherine dejó de comer alertada por lo que aquellas palabras implicaban. Si el comentario de la bruja era cierto, un posible enemigo capaz de segar la inocente vida de un bebé estaba allí. Casi podían escucharse sus fuertes músculos tensándose como resortes a la vez que sus orejas se movían en todas direcciones buscando un objetivo.
-En el lapso de tiempo en el que el señor Spellbound miró por última vez la marca en el brazo del niño y nuestra entrada, alguién tuvo que estar aquí y clavarle una aguja en el brazo.- Sentenció.
-No había nadie más en la casa cuando llegamos. Los cocheros no entraron y si alguien hubiese salido por alguna ventana o hecho ruido alguno yo lo hubiese escuchado. El resto del tiempo sus padres estarían vigilando.- Refutó la felina, aunque aún así seguía tensa, demostrando que creía en su hermana incluso cuando tenía pruebas de que podía estar equivocada.
-Y nadie salvo nosotros ha estado dentro desde la última vez que miraron su brazo...Parece que me equivoco, y sin embargo la marca de la aguja está ahí.- Extraño, y extraño además que el bebé no hubiese llorado alertando a sus padres en el momento del pinchazo. Casi se podría decir que todo señalaba a los propios padres como culpables, si no fuera por lo absurdo de montar toda aquella escena y contratar gente para evitar algo que cualquiera de ellos podría hacer sin dificultad alguna. -No, sería ridículo sospechar de ustedes, no es necesario que lo diga. Yo desde luego no he sido, me han visto en todo momento y nadie más se ha acercado a la cuna. ¿Recuerdan cuándo fue exáctamente que miraron su brazo por última vez?- Preguntó para acotar lo máximo posible la ventana de oportunidad mientras volvía a aplicar su magia de manera concienzuda sobre el bebé, tratando de detectar algo que no detectara antes. Lo que fuese que le hubiesen inyectado a través de ese pinchazo.
En ese mismo momento Níniel recordó el tintineo de su bastón y el leve instante en el que creyó ver las luces del interior de la casa apagarse. No, no había sido el viento como había dicho Catherine, la lámpara era mágica, un poco de corriente no la afectaría así...Justo en el único y breve momento en el que ninguno de sus padres vigilaba al pequeño, Cath no había oído nada, el bebé no había llorado, un parpadeo...-Un parpadeo y todo estará perdido...- Musitó la joven centrando la atención del cabeza de aquella familia.
Mas pronto las miradas de los allí presentes pasarían a centrarse en los niños y el lío que se traían con el espejo de marras. Hasta ese momento la línea de pensamiento de Níniel había atraído la atención de los demás y les habían ignorado momentáneamente. Pero en aquel instante, quizá por que parecían a lo suyo a pesar de estar el resto hablando de asuntos importantes y era hora de llamarles la atención, o quizá por otro motivo, los "adultos" les miraron a ellos dos, parados frente al espejo.
-No nos pagan por jugar ante ese espejo, enanos. Empezad a hacer algo de provecho o tendré que tiraros de las ore...ore...Vaya que...raro...Me siento como si...Pero si no he tocado el vino...-Habló la pelirroja apoyándose sobre la mesa y abriendo y cerrando los puños, confundida.
Tras acabar escucharía con atención las respuestas del señor Spellbound, aunque no podría evitar desviar por unos instantes la mirada al percatarse de que a pesar de la situación seguía ocultando información, pasando de puntillas por ciertos asuntos y evitando dar respuestas completas, claras y concisas. Deber...¿Qué deber? Aberraciones...¿Qué aberraciones? ¿Cuáles eran esas otras familias? ¿Qué les había pasado? ¿Cuándo?
¿Acaso iba a tener que preguntarle absolutamente por cada detalle individual?
El hombre cayó entonces en que tenía algo que consideraba importante que mostrarle, tomando al niño en brazos y retirándole una de las manoplas que llevaba en las manitas. Y pensar que ella había hecho todo lo posible por no despertar a la criatura para acabar así...Se trataba de una pequeña marca con forma de luna, y según el señor Spellbound no era de nacimiento, sino que había aparecido después. Más extraño aún resultó que había una pequeña picadura en la marca, picadura que según el brujo no estaba antes.
-Ummm.- Expresó concentrada la joven, fijando su vista de elfa en ambas y reconociéndola como la marca de una finísima aguja, similar a la que Chimar le fabricase tiempo atrás y que tan útil le había sido en sus labores como sanadora. La ausencia de hinchazón, enrojecimiento y de otras marcas descartaba que se tratara de la picadura casual de un insecto.
-Entiendo.- Comentó aún pensativa la sacerdotisa cuando el hombre terminó de responder a sus preguntas, aunque no a todas y no como la gravedad de la situación ameritaba. -La señora Spellbound tiene razón, al menos en parte.- Añadió para sorpresa de todos. Hasta Catherine dejó de comer alertada por lo que aquellas palabras implicaban. Si el comentario de la bruja era cierto, un posible enemigo capaz de segar la inocente vida de un bebé estaba allí. Casi podían escucharse sus fuertes músculos tensándose como resortes a la vez que sus orejas se movían en todas direcciones buscando un objetivo.
-En el lapso de tiempo en el que el señor Spellbound miró por última vez la marca en el brazo del niño y nuestra entrada, alguién tuvo que estar aquí y clavarle una aguja en el brazo.- Sentenció.
-No había nadie más en la casa cuando llegamos. Los cocheros no entraron y si alguien hubiese salido por alguna ventana o hecho ruido alguno yo lo hubiese escuchado. El resto del tiempo sus padres estarían vigilando.- Refutó la felina, aunque aún así seguía tensa, demostrando que creía en su hermana incluso cuando tenía pruebas de que podía estar equivocada.
-Y nadie salvo nosotros ha estado dentro desde la última vez que miraron su brazo...Parece que me equivoco, y sin embargo la marca de la aguja está ahí.- Extraño, y extraño además que el bebé no hubiese llorado alertando a sus padres en el momento del pinchazo. Casi se podría decir que todo señalaba a los propios padres como culpables, si no fuera por lo absurdo de montar toda aquella escena y contratar gente para evitar algo que cualquiera de ellos podría hacer sin dificultad alguna. -No, sería ridículo sospechar de ustedes, no es necesario que lo diga. Yo desde luego no he sido, me han visto en todo momento y nadie más se ha acercado a la cuna. ¿Recuerdan cuándo fue exáctamente que miraron su brazo por última vez?- Preguntó para acotar lo máximo posible la ventana de oportunidad mientras volvía a aplicar su magia de manera concienzuda sobre el bebé, tratando de detectar algo que no detectara antes. Lo que fuese que le hubiesen inyectado a través de ese pinchazo.
En ese mismo momento Níniel recordó el tintineo de su bastón y el leve instante en el que creyó ver las luces del interior de la casa apagarse. No, no había sido el viento como había dicho Catherine, la lámpara era mágica, un poco de corriente no la afectaría así...Justo en el único y breve momento en el que ninguno de sus padres vigilaba al pequeño, Cath no había oído nada, el bebé no había llorado, un parpadeo...-Un parpadeo y todo estará perdido...- Musitó la joven centrando la atención del cabeza de aquella familia.
Mas pronto las miradas de los allí presentes pasarían a centrarse en los niños y el lío que se traían con el espejo de marras. Hasta ese momento la línea de pensamiento de Níniel había atraído la atención de los demás y les habían ignorado momentáneamente. Pero en aquel instante, quizá por que parecían a lo suyo a pesar de estar el resto hablando de asuntos importantes y era hora de llamarles la atención, o quizá por otro motivo, los "adultos" les miraron a ellos dos, parados frente al espejo.
-No nos pagan por jugar ante ese espejo, enanos. Empezad a hacer algo de provecho o tendré que tiraros de las ore...ore...Vaya que...raro...Me siento como si...Pero si no he tocado el vino...-Habló la pelirroja apoyándose sobre la mesa y abriendo y cerrando los puños, confundida.
Níniel Thenidiel
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
Algo en las palabras de Chimar hizo eco en la mente de Alicia, pues se quedó mirándolo fijamente tras su comentario de los planos existenciales, aunque aquello pasó rápido a segundo plano ante la revelación de Canel a quien los adultos ignoraron y tan solo consiguió atraer la atención de un escéptico Chimar que no lograría ver nada extraño en el espejo, aunque no verlo, no significaba que no estuviera allí.
Níniel por su parte continuaba reuniendo pistas, tal vez no las suficientes al menos por esta vez, pero que sin duda le ayudarían a completar lentamente el rompecabezas de la misión -Inconcebible, irrespetuoso, imposible- Refutó Alicia bruscamente ante tal acusación -No, no, nosotros no, por favor- La voz del padre por su lado se escuchaba más sincera y menos enojada -Nosotros seríamos incapaces, hacemos lo necesario para protegerlo- Apretó con fuerza los bordes de la cuna como si le pesaran los secretos que guardaba -Nosotros… tal vez… hicimos algo terrible- Confesó finalmente ante la mirada fulminante de su esposa pero antes que pudiera continuar fue interrumpido por las palabras de la felina.
Sus cuerpos comenzaban a adormecerse y lógicamente el frágil cuerpo del niño humano sería el primero en desplomarse y caer al piso sin vida, pero su muerte no sería la única en ese instante pues Catherine se desplomaría con apenas instantes de diferencia. El señor de la casa miró a su esposa y a Níniel sin entender nada mientras Canel se desplomaba también -Oh por los dioses ¡NO!- Fue lo último que escuchó la elfa antes de ser apuñalada por la espalda por algo que no llegó a ver. Todo se apagó para ellos pero de pronto la oscuridad se hizo luz, con la vista borrosa comenzaron a recuperar sus sentidos, un pequeño sonido, como una campanilla de metal salió desde el báculo de la elfa.
Un instante de confusión sería completamente normal para Níniel y Canel quienes serían los únicos en recordar lo ocurrido antes, aunque Canel apenas recordaría lo ocurrido hasta el momento de su propia muerte, Níniel recordaría un poco más -De prisa, debemos entrar- Dijo el señor de la casa prestando toda su atención a los confundidos visitantes y dejando a un lado el ligero instante en que las luces que iluminaban el interior de la cabaña parecieron apagarse por un instante, para cuando volvieron la vista a la casa todo volvía a ser normal, el anciano se acercó a la puerta y levantó el pesado baúl demostrando un excepcional dominio de la telequinesis y una vez dentro lo colocó junto a otros objetos que ya se encontraban en la casa.
Reunidos en el interior de la casa, los eventos se repetirían muy parecidos a los de la primera vez -Como les decía, Mi esposa Alicia y yo- Señaló a la mujer que de nuevo se había sentado en el mismo lugar junto al mismo cuadro y aunque para Chimar y Catherine aquello sería algo sin importancia, Níniel y Canel pensarían en ello como un deja vu o algo peor, igual con el resto de eventos que se repetían -Mi esposa y yo, mi familia entera… somos víctimas de una maldición- Comenzó a explicar de manera escueta como la primera vez -Desde hace generaciones, cada primer varón de nuestro linaje, muere en su tercera noche de vida, no sabemos cómo sucede, algunos incluso rodeados de guardianes, han perecido sin que nadie se dé cuenta- Las palabras de antes volvieron a ser dichas como si fueran líneas de un libreto -Ruego por favor, usen lo que esté a su disposición para descubrir lo que sucede y salvar a nuestro hijo… Pueden comer lo que deseen… Pero no se distraigan, por favor, bastará un descuido, un parpadeo, para que todo esté perdido....
∞ Chimar: El pequeño humano no recordará nada de lo ocurrido anteriormente y comenzará viviendo los eventos como si fuera la primera vez, sin embargo Canel sí recordará hasta su muerte, sería un buen momento para conocer el lado sensible de ese chico extraño, aunque ciertamente podría estar un poco confundido, su nueva misión será buscar quién le crea.
∞ Niniel: Lentamente has ido doblegando al señor Spellbound, seguro habras notado que el miedo por perder a su hijo puede hacerlo confesar pero debe estar bajo mucha presión, hay mucho que no está diciendo pero no será fácil hacer que confiese todo sin antes acorralarlo, al igual que en el caso de los niños, Niniel recordará lo ocurrido aunque podría estar algo confundida, Catherine por su parte vivirá todo como si fuera la primera vez.
Níniel por su parte continuaba reuniendo pistas, tal vez no las suficientes al menos por esta vez, pero que sin duda le ayudarían a completar lentamente el rompecabezas de la misión -Inconcebible, irrespetuoso, imposible- Refutó Alicia bruscamente ante tal acusación -No, no, nosotros no, por favor- La voz del padre por su lado se escuchaba más sincera y menos enojada -Nosotros seríamos incapaces, hacemos lo necesario para protegerlo- Apretó con fuerza los bordes de la cuna como si le pesaran los secretos que guardaba -Nosotros… tal vez… hicimos algo terrible- Confesó finalmente ante la mirada fulminante de su esposa pero antes que pudiera continuar fue interrumpido por las palabras de la felina.
Sus cuerpos comenzaban a adormecerse y lógicamente el frágil cuerpo del niño humano sería el primero en desplomarse y caer al piso sin vida, pero su muerte no sería la única en ese instante pues Catherine se desplomaría con apenas instantes de diferencia. El señor de la casa miró a su esposa y a Níniel sin entender nada mientras Canel se desplomaba también -Oh por los dioses ¡NO!- Fue lo último que escuchó la elfa antes de ser apuñalada por la espalda por algo que no llegó a ver. Todo se apagó para ellos pero de pronto la oscuridad se hizo luz, con la vista borrosa comenzaron a recuperar sus sentidos, un pequeño sonido, como una campanilla de metal salió desde el báculo de la elfa.
Un instante de confusión sería completamente normal para Níniel y Canel quienes serían los únicos en recordar lo ocurrido antes, aunque Canel apenas recordaría lo ocurrido hasta el momento de su propia muerte, Níniel recordaría un poco más -De prisa, debemos entrar- Dijo el señor de la casa prestando toda su atención a los confundidos visitantes y dejando a un lado el ligero instante en que las luces que iluminaban el interior de la cabaña parecieron apagarse por un instante, para cuando volvieron la vista a la casa todo volvía a ser normal, el anciano se acercó a la puerta y levantó el pesado baúl demostrando un excepcional dominio de la telequinesis y una vez dentro lo colocó junto a otros objetos que ya se encontraban en la casa.
Reunidos en el interior de la casa, los eventos se repetirían muy parecidos a los de la primera vez -Como les decía, Mi esposa Alicia y yo- Señaló a la mujer que de nuevo se había sentado en el mismo lugar junto al mismo cuadro y aunque para Chimar y Catherine aquello sería algo sin importancia, Níniel y Canel pensarían en ello como un deja vu o algo peor, igual con el resto de eventos que se repetían -Mi esposa y yo, mi familia entera… somos víctimas de una maldición- Comenzó a explicar de manera escueta como la primera vez -Desde hace generaciones, cada primer varón de nuestro linaje, muere en su tercera noche de vida, no sabemos cómo sucede, algunos incluso rodeados de guardianes, han perecido sin que nadie se dé cuenta- Las palabras de antes volvieron a ser dichas como si fueran líneas de un libreto -Ruego por favor, usen lo que esté a su disposición para descubrir lo que sucede y salvar a nuestro hijo… Pueden comer lo que deseen… Pero no se distraigan, por favor, bastará un descuido, un parpadeo, para que todo esté perdido....
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∞ Chimar: El pequeño humano no recordará nada de lo ocurrido anteriormente y comenzará viviendo los eventos como si fuera la primera vez, sin embargo Canel sí recordará hasta su muerte, sería un buen momento para conocer el lado sensible de ese chico extraño, aunque ciertamente podría estar un poco confundido, su nueva misión será buscar quién le crea.
∞ Niniel: Lentamente has ido doblegando al señor Spellbound, seguro habras notado que el miedo por perder a su hijo puede hacerlo confesar pero debe estar bajo mucha presión, hay mucho que no está diciendo pero no será fácil hacer que confiese todo sin antes acorralarlo, al igual que en el caso de los niños, Niniel recordará lo ocurrido aunque podría estar algo confundida, Catherine por su parte vivirá todo como si fuera la primera vez.
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
Existen cosas inexplicables en Aerandir, el propio Chimar ha sido testigo de muchas. Sus experiencias van desde terminar en medio de nigromantes hasta probar la extraña bebida conocida como té helado… pero ahora puede agregar algo nuevo a la lista.
Innumerables historias describen morir como una experiencia de transición, algo imposible de plasmar con palabras. Bastante poético pero cuando Maquiavelo se desplomo sin vida no sintió absolutamente nada.
Por un momento parecía el final de los héroes, vencidos por tratar de masticar una aventura demasiado grande. Afortunadamente el destino tenía otras intenciones y aunque se le agradece no se puede decir que viniera de la manera más clara.
En un parpadeo todos están en lugares previos repitiendo las escenas, experiencia que sin duda podría continuar innumerables veces pues nadie recuerda nada. En tal ciclo sin fin un pequeño y extraño niño ilusorio toma otra vez el papel protagonista.
Al principio se confunde, incluso suelta movimientos de amague al aire como si temiera una caída elevada. Cuando nota que literalmente está en un “ahora” diferente no puede evitar mirar a todos lados con un semblante más confuso que de costumbre.
Es como si la escena de una obra se estuviera repitiendo, todos sueltan sus diálogos otra vez sin sospechar siquiera que hace instantes murieron de forma fugaz… como mínimo una experiencia bastante aterradora.
La mente de Canel suele funcionar de manera... “peculiar”, en la academia más prestigiosa de las islas le endosaron el título de vidente aunque luego de vivir toda la vida con tales habilidades no puede evitar soltar críticas constructivas sobre el concepto. La vida corriente es plana y el ve todas las dimensiones sin filtro, con todos los problemas que eso acarrea.
Volviendo al punto inicial ahora el pequeño Canel sabe que se encuentra en medio de algo que no consigue vislumbrar claramente, puede parecer desequilibrado pero los genios más notables de Aerandir tenían sus propias manías también.
Esa pintura…
¿A qué hace alusión?... Menuda cara has puesto, Canel. “abre los ojos de par en par” es una reliquia familiar “ríe de manera descontrolada” ¡Somos víctimas del saber! “pasa a susurrar” una maldición…
Que rayos en el nombre de la ciencia…
Esto ya pasó, hay algo aquí con nosotros y ya gano la primera ronda “tiembla” no se detendrá hasta haber saciado su hambre.
¿Canel?
Es cierto “toma un cuchillo y se lo acerca al cuello” ya paso, es un ciclo sin fin, puedo verlo.
Pocas cosas logran poner pálido a Chimar pero ver a uno de sus hermanitos con aires de suicidio sin duda entra en la lista, dicho genio alza las manos y se acerca un par de pasos aunque evita seguir avanzando cuando nota que el mocoso brujo está bastante decidido.
Hay algo aquí, lo entiendo… ¿qué podemos hacer?
Primero aceptarlo, luego “mira a ambos lados” no fallar.
Innumerables historias describen morir como una experiencia de transición, algo imposible de plasmar con palabras. Bastante poético pero cuando Maquiavelo se desplomo sin vida no sintió absolutamente nada.
Por un momento parecía el final de los héroes, vencidos por tratar de masticar una aventura demasiado grande. Afortunadamente el destino tenía otras intenciones y aunque se le agradece no se puede decir que viniera de la manera más clara.
En un parpadeo todos están en lugares previos repitiendo las escenas, experiencia que sin duda podría continuar innumerables veces pues nadie recuerda nada. En tal ciclo sin fin un pequeño y extraño niño ilusorio toma otra vez el papel protagonista.
Al principio se confunde, incluso suelta movimientos de amague al aire como si temiera una caída elevada. Cuando nota que literalmente está en un “ahora” diferente no puede evitar mirar a todos lados con un semblante más confuso que de costumbre.
Es como si la escena de una obra se estuviera repitiendo, todos sueltan sus diálogos otra vez sin sospechar siquiera que hace instantes murieron de forma fugaz… como mínimo una experiencia bastante aterradora.
La mente de Canel suele funcionar de manera... “peculiar”, en la academia más prestigiosa de las islas le endosaron el título de vidente aunque luego de vivir toda la vida con tales habilidades no puede evitar soltar críticas constructivas sobre el concepto. La vida corriente es plana y el ve todas las dimensiones sin filtro, con todos los problemas que eso acarrea.
Volviendo al punto inicial ahora el pequeño Canel sabe que se encuentra en medio de algo que no consigue vislumbrar claramente, puede parecer desequilibrado pero los genios más notables de Aerandir tenían sus propias manías también.
Esa pintura…
¿A qué hace alusión?... Menuda cara has puesto, Canel. “abre los ojos de par en par” es una reliquia familiar “ríe de manera descontrolada” ¡Somos víctimas del saber! “pasa a susurrar” una maldición…
Que rayos en el nombre de la ciencia…
Esto ya pasó, hay algo aquí con nosotros y ya gano la primera ronda “tiembla” no se detendrá hasta haber saciado su hambre.
¿Canel?
Es cierto “toma un cuchillo y se lo acerca al cuello” ya paso, es un ciclo sin fin, puedo verlo.
Pocas cosas logran poner pálido a Chimar pero ver a uno de sus hermanitos con aires de suicidio sin duda entra en la lista, dicho genio alza las manos y se acerca un par de pasos aunque evita seguir avanzando cuando nota que el mocoso brujo está bastante decidido.
Hay algo aquí, lo entiendo… ¿qué podemos hacer?
Primero aceptarlo, luego “mira a ambos lados” no fallar.
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
Todo se detuvo para la peliblanca, como si el tiempo mismo se hubiese congelado en el preciso instante en el que sintió algo apuñalándola mortalmente por la espalda. Catherine estaba en el suelo, inerte. Acababa de caer, justo tras Chimar, un instante antes que Canel...¿Qué estaba pasando? Trató de girar la cabeza y ver al atacante, un acto reflejo sin sentido, pues aunque su cerebro aún no lo había procesado sabía que de poder verlo ya lo habría hecho cuando atacó al resto delante de sus ojos. Preguntas y más preguntas golpeando un cuerpo que se apagaba rápidamente y se sumía en la oscuridad...Su magia no respondía y era incapaz de sanar la herida...Los dioses habían decidido que era el momento de que ocupara su siguiente puesto en el círculo de la vida.
Y de repente luz. Una luz cálida y agradable aunque la impedía ver con claridad dónde estaba. ¿Aquello era la muerte? Había figuras delante suya, parecían sonreír y tendían sus manos de manera amable hacia ella, invitándola a ir hacia allí. Pero Níniel no podía ver quiénes eran, brillaban demasiado. Trató de formular una pregunta, pero no pudo hablar. Trató de moverse, pero no pudo.
-Un parpadeo y todo estará perdido.- Escuchó como susurrado a su oído por una voz que conocía muy bien. Al reconocerla la joven abrió los ojos todo cuanto pudo comenzando a mirar rápidamente a su alrededor, confusa y nerviosa. Allí ya no había seres de luz, sino los demás, y las únicas luces eran las del interior de la cabaña y las del pequeño farol en el exterior. Luces que parpadearon por un breve instante como ya ocurriera una vez antes. El ruído de un carruaje alejándose la hizo girarse rauda, aunque únicamente pudo ver el bosque que rodeaba el lugar, el transporte estaba ya fuera de su vista. Delante de ella todos se dirigían a la pequeña casa...Se palpó la espalda...No tenía sentido.¿Estaba soñando o de verdad estaba muerta?
-Vamos Nín, no te quedes atrás.- Apremió la felina pelirroja, pues Níniel se había quedado rezagada. Igual que pasase antes, aunque en esta ocasión no había dicho nada sobre la campanilla ni sobre las luces, cuyo cambio una vez más nadie parecía haber notado. ¿Qué estaba pasando? -¿Qué pasa? Ni que hubieras visto un fantasma.- Se preocupó la felina al ver que su hermana no la hacía caso y seguía allí, parada inquieta, acercándose y tomándola de la mano. -Tenemos que dar imagen de profesionalidad, así nos pagarán más.- Comento la gata mientras "arrastraba" a la pensativa y confundida peliblanca dentro.
Una vez allí todo comenzó a repetirse, aunque esta vez la peliblanca no pidió chequear al bebé y se limitó a tratar de comprender lo que estaba pasando con su mente trabajando a toda velocidad. -No, Cath, no toques la comida. Ni nadie, tenemos trabajo que hacer.- Instó la peliblanca con un gesto imperativo a los demás, sin dejar de pensar. ´
Justo entonces Canel comenzaría a actuar "raro". Raro para los demás menos para Níniel que, por una vez, pudo entenderlo perfectamente, tomando sus palabras como si de combustible para sus ideas se tratara, comenzando a hilar con todas las piezas dispersas a su disposición.
El pequeño ilusionista tenía razón, aquello ya había sucedido...de algún modo, y parecía que ellos dos eran los únicos que lo sabían o recordaban. ¿Cómo, por qué? Esas preguntas martilleaban la cabeza de la sacerdotisa. "Había algo allí..." Sí, algo...Algo les había atacado sin ser visto ni percibido a pesar de contar en el grupo con especialistas en sentir magia o el más ínfimo sonido. Algo que había dejado una marca de aguja en el brazo del pequeño, justo sobre una marca que no era de nacimiento. Algo que les había matado sin tan siquiera mostrarse.
Y entonces habían vuelto atrás. ¿Por obra de qué o quién? ¿Por qué?
-El espejo, dijiste que era un portal, que viste algo en él.- Dijo la peliblanca mientras comenzaba a acumular éter. -Suelta ese cuchillo salvo que pretendas usarlo contra lo que sea que hay aquí.- Añadió demostrando al brujo que, no solo le creía, sino que además también recordaba que aquello ya había ocurrido. -¿Qué es este espejo y por qué lo conservan a pesar de estar en tan ruinoso estado?- Preguntaría a continuación a los señores Spellbound.
-No tenemos tiempo para secretismos. Así no podremos salvar a su hijo, su tiempo se agota, y lo sabe. Sé lo de la marca de su brazo y sé más respuestas a preguntas que aún no he formulado, pero solo hay tiempo ahora para unas explicaciones, las suyas.- Dijo mirando a Augusto. Parecía el más preocupado por salvar a su hijo, el más dispuesto a confesar lo que hiciese falta si con ello podía evitar su muerte. Al que mejor podría interrogar sin que le interrumpiera con preguntas sobre cómo sabía tantas cosas o que se hiciese el ofendido al tocarle justo en la fibra. El más vulnerable.
-Un parpadeo y todo estará perdido...Un detalle vital sin contar y seremos incapaces de hacer nada. ¿Quién era esa pareja de aberraciones que su familia y otras que ya no existen cazaron? ¿Cuál fue el costo de aquello? ¿Que fué aquello tan terrible que hicieron?- Preguntó sin querer volver a perder el tiempo con preguntas que sabía que responderían con evasivas. -No pido que expíe los pecados de su familia señor Spellbound, ni estoy aquí para juzgar a su familia, le pido que nos ayude a salvar a su hijo, una criatura inocente. Sé que es un buen padre y que no permitirá que él pagué por ello. ¿Qué es más importante para usted? Sabe la respuesta, puedo verlo en sus ojos.- Interrogó con dureza pero apelando a la sincera preocupación que ya sabía que mostraba por su hijo y sin dejar que la señora Spellbound la interrumpiera y tratara de evitar que Augusto se derrumbara. -Nos ha pedido que usemos cuanto esté en nuestra mano por salvarlo, y lo haremos...Así que denos una herramienta tanto o más poderosa que cualquier arma o magia. Denos la verdad.- Pidió con firmeza, calculando el tiempo que les quedaba hasta que de nuevo...murieran. Llevaba la urgencia escrita en el rostro.
Catherine observó toda la escena sin entender nada. ¿Acaso su hermana ya conocía a aquella gente? Parecía saber la respuesta a preguntas no formuladas y de hecho llevaba un rato comportándose de manera extraña. En cualquier caso confiaba en ella, aunque en cierto modo le hubiese gustado que le hubiese encargado a ella el interrogatorio.
Y de repente luz. Una luz cálida y agradable aunque la impedía ver con claridad dónde estaba. ¿Aquello era la muerte? Había figuras delante suya, parecían sonreír y tendían sus manos de manera amable hacia ella, invitándola a ir hacia allí. Pero Níniel no podía ver quiénes eran, brillaban demasiado. Trató de formular una pregunta, pero no pudo hablar. Trató de moverse, pero no pudo.
-Un parpadeo y todo estará perdido.- Escuchó como susurrado a su oído por una voz que conocía muy bien. Al reconocerla la joven abrió los ojos todo cuanto pudo comenzando a mirar rápidamente a su alrededor, confusa y nerviosa. Allí ya no había seres de luz, sino los demás, y las únicas luces eran las del interior de la cabaña y las del pequeño farol en el exterior. Luces que parpadearon por un breve instante como ya ocurriera una vez antes. El ruído de un carruaje alejándose la hizo girarse rauda, aunque únicamente pudo ver el bosque que rodeaba el lugar, el transporte estaba ya fuera de su vista. Delante de ella todos se dirigían a la pequeña casa...Se palpó la espalda...No tenía sentido.¿Estaba soñando o de verdad estaba muerta?
-Vamos Nín, no te quedes atrás.- Apremió la felina pelirroja, pues Níniel se había quedado rezagada. Igual que pasase antes, aunque en esta ocasión no había dicho nada sobre la campanilla ni sobre las luces, cuyo cambio una vez más nadie parecía haber notado. ¿Qué estaba pasando? -¿Qué pasa? Ni que hubieras visto un fantasma.- Se preocupó la felina al ver que su hermana no la hacía caso y seguía allí, parada inquieta, acercándose y tomándola de la mano. -Tenemos que dar imagen de profesionalidad, así nos pagarán más.- Comento la gata mientras "arrastraba" a la pensativa y confundida peliblanca dentro.
Una vez allí todo comenzó a repetirse, aunque esta vez la peliblanca no pidió chequear al bebé y se limitó a tratar de comprender lo que estaba pasando con su mente trabajando a toda velocidad. -No, Cath, no toques la comida. Ni nadie, tenemos trabajo que hacer.- Instó la peliblanca con un gesto imperativo a los demás, sin dejar de pensar. ´
Justo entonces Canel comenzaría a actuar "raro". Raro para los demás menos para Níniel que, por una vez, pudo entenderlo perfectamente, tomando sus palabras como si de combustible para sus ideas se tratara, comenzando a hilar con todas las piezas dispersas a su disposición.
El pequeño ilusionista tenía razón, aquello ya había sucedido...de algún modo, y parecía que ellos dos eran los únicos que lo sabían o recordaban. ¿Cómo, por qué? Esas preguntas martilleaban la cabeza de la sacerdotisa. "Había algo allí..." Sí, algo...Algo les había atacado sin ser visto ni percibido a pesar de contar en el grupo con especialistas en sentir magia o el más ínfimo sonido. Algo que había dejado una marca de aguja en el brazo del pequeño, justo sobre una marca que no era de nacimiento. Algo que les había matado sin tan siquiera mostrarse.
Y entonces habían vuelto atrás. ¿Por obra de qué o quién? ¿Por qué?
-El espejo, dijiste que era un portal, que viste algo en él.- Dijo la peliblanca mientras comenzaba a acumular éter. -Suelta ese cuchillo salvo que pretendas usarlo contra lo que sea que hay aquí.- Añadió demostrando al brujo que, no solo le creía, sino que además también recordaba que aquello ya había ocurrido. -¿Qué es este espejo y por qué lo conservan a pesar de estar en tan ruinoso estado?- Preguntaría a continuación a los señores Spellbound.
-No tenemos tiempo para secretismos. Así no podremos salvar a su hijo, su tiempo se agota, y lo sabe. Sé lo de la marca de su brazo y sé más respuestas a preguntas que aún no he formulado, pero solo hay tiempo ahora para unas explicaciones, las suyas.- Dijo mirando a Augusto. Parecía el más preocupado por salvar a su hijo, el más dispuesto a confesar lo que hiciese falta si con ello podía evitar su muerte. Al que mejor podría interrogar sin que le interrumpiera con preguntas sobre cómo sabía tantas cosas o que se hiciese el ofendido al tocarle justo en la fibra. El más vulnerable.
-Un parpadeo y todo estará perdido...Un detalle vital sin contar y seremos incapaces de hacer nada. ¿Quién era esa pareja de aberraciones que su familia y otras que ya no existen cazaron? ¿Cuál fue el costo de aquello? ¿Que fué aquello tan terrible que hicieron?- Preguntó sin querer volver a perder el tiempo con preguntas que sabía que responderían con evasivas. -No pido que expíe los pecados de su familia señor Spellbound, ni estoy aquí para juzgar a su familia, le pido que nos ayude a salvar a su hijo, una criatura inocente. Sé que es un buen padre y que no permitirá que él pagué por ello. ¿Qué es más importante para usted? Sabe la respuesta, puedo verlo en sus ojos.- Interrogó con dureza pero apelando a la sincera preocupación que ya sabía que mostraba por su hijo y sin dejar que la señora Spellbound la interrumpiera y tratara de evitar que Augusto se derrumbara. -Nos ha pedido que usemos cuanto esté en nuestra mano por salvarlo, y lo haremos...Así que denos una herramienta tanto o más poderosa que cualquier arma o magia. Denos la verdad.- Pidió con firmeza, calculando el tiempo que les quedaba hasta que de nuevo...murieran. Llevaba la urgencia escrita en el rostro.
Catherine observó toda la escena sin entender nada. ¿Acaso su hermana ya conocía a aquella gente? Parecía saber la respuesta a preguntas no formuladas y de hecho llevaba un rato comportándose de manera extraña. En cualquier caso confiaba en ella, aunque en cierto modo le hubiese gustado que le hubiese encargado a ella el interrogatorio.
Níniel Thenidiel
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
Apenas entraron a la casa los que podían recordar se pusieron en alerta, la elfa advirtió de inmediato que no tocaran la comida, salvándolos así de la misma muerte que habían tenido antes, o después, cual fuera el caso, pero si aquella alarma no fuera suficiente, el pequeño Canel enloqueció por completo, llevando un cuchillo a su cuello como último recurso, algo que no sentó nada bien a los señores Spellbound -¿Pero qué demonios sucede con ustedes?- Retrocedió hasta quedar cerca de su esposa que también se puso en alerta, más aún cuando fueron interrogados acerca del misterioso espejo -Es… eso… pues…- Miraba a su esposa y luego al grupo de desquiciados héroes sin entender nada de lo que estaba pasando.
No es más que una petición de Alicia, ella se encargó de preparar todo, diles amor- Suplicó a su esposa que en tono serio respondió sin duda alguna -Es irrelevante- Miró extrañada ante la revelación de Níniel, la señora Spellbound se veía cada vez más tensa, evidentemente culpable de algo, la presencia del espejo la dejaba en evidencia así que trataría de desviar la atención a otra persona mientras pudiera -Sabe de la marca, sabe demasiado- Señaló a la elfa con la clara intención de acusarla de sospechosa, todos habían pasado a ser sospechosos ante los ojos de los esposos, pero los conocimientos de la sacerdotisa iban más allá de eso, haciendo dudar por un instante al señor Augusto -¿A qué se refieren con eso? ¿Qué pasa con el espejo?- Comentó con rabia el viejo -¡Tú preparaste todo esto!- La acusó con furia.
Sabrán verdad- Dijo Alicia dándose por descubierta -Aquella noche, aquella cabaña, pidieron piedad y la negaste- La voz de Alicia se tornaba cada vez más gruesa y tenebrosa -¿Quién eres?- Preguntó Augusto mientras miraba nervioso a su pequeño que descansaba en la cuna y fue tomado por la ahora intimidante Alicia, una cuyo rostro se quebraba lentamente -No se preocupen por el niño, irremediablemente morirá, ya nos encargamos de eso- Señaló la mano donde el pequeño guardaba la marca de aguja.
Ustedes por su parte, no interfieran, y vivirán para irse, no es su pelea- Dijo Alicia mientras les señalaba el espejo -¿Quieren respuestas? Ahí las tienes- Dijo la mujer mientras hacía en el aire unas runas con sus manos y el espejo comenzaba a ondularse hasta mostrar una pequeña cabaña en un Beltrexus muy diferente al de ahora, dentro, una pareja vivía feliz junto a su pequeño hijo, reían y jugaban como una familia normal pero no lo eran, ella, de orejas alargadas y piel de porcelana, ojos tan hermosos como el cielo del medio día y él, de moderadas barbas rojas al igual que su cabello, movían con telequinesis juguetes de madera para entretener a su pequeño hijo, una aberración entre aquellas razas.
Repentinamente la paz de la cabaña fue interrumpida y un grupo de brujos entraron por las ventanas prendiendo en fuego todo el lugar, nuestros héroes no eran capaces de escuchar nada en el espejo pero no hacía falta mucho esfuerzo para leer los labios del brujo “Dejen ir al pequeño, es inocente”. De poco servirían aquellos gritos ahogados, la joven elfa fue la primera en morir seguida del pequeño que ante los ojos de su padre, llenos de lágrimas y dolor, fue quemado hasta no quedar nada, finalmente el padre sufrió el mismo destino, fue dejado en llamas dentro de la cabaña que rato después cedió. Con un chasquido de sus dedos la falsa Alicia deshizo la ilusión, aunque los ojos atentos lograrían ver apenas un instante, la imagen de una golpeada Alicia dentro del espejo que se mostró y luego desapareció -Ese es el secreto de los Spellbound, como ven, son animales, y merecen sufrir, lárguense y todo será olvidado, quédense y perezcan- La mujer pasó la mano por su rostro palpando las zonas donde se habían desprendido algunos pedazos, mientras daba tiempo a los héroes de decidir.
∞ Chimar: Como te dije, Canel tendrá un papel determinante, en este punto, tras cruzar miradas con la Alicia del espejo, podrá sentir lo que ella siente, está aterrada y confundida, además de estar débil pues dio a luz hace unos días, pide ayuda y aunque sus gritos no pueden ser escuchados, Canel podrá sentirlos.
∞ Niniel: Preguntar acerca del espejo ha causado una reacción en cadena que ha revelado al culpable de todo, sin embargo, ella estaba frente a ti cuando fuiste apuñalada por la espalda anteriormente así que tal vez no esté sola, puede haber mucho más de lo que están viendo.
∞ Ambos: En este punto las cosas se pondrán un poco más peligrosas, pero tienen la oportunidad de marcharse, si alguno decide abandonar la misión en este punto y ponerse a salvo recibirá la mitad de las recompensas, han visto lo sucedido y tal vez los Spellbound lo merezcan.
No es más que una petición de Alicia, ella se encargó de preparar todo, diles amor- Suplicó a su esposa que en tono serio respondió sin duda alguna -Es irrelevante- Miró extrañada ante la revelación de Níniel, la señora Spellbound se veía cada vez más tensa, evidentemente culpable de algo, la presencia del espejo la dejaba en evidencia así que trataría de desviar la atención a otra persona mientras pudiera -Sabe de la marca, sabe demasiado- Señaló a la elfa con la clara intención de acusarla de sospechosa, todos habían pasado a ser sospechosos ante los ojos de los esposos, pero los conocimientos de la sacerdotisa iban más allá de eso, haciendo dudar por un instante al señor Augusto -¿A qué se refieren con eso? ¿Qué pasa con el espejo?- Comentó con rabia el viejo -¡Tú preparaste todo esto!- La acusó con furia.
Sabrán verdad- Dijo Alicia dándose por descubierta -Aquella noche, aquella cabaña, pidieron piedad y la negaste- La voz de Alicia se tornaba cada vez más gruesa y tenebrosa -¿Quién eres?- Preguntó Augusto mientras miraba nervioso a su pequeño que descansaba en la cuna y fue tomado por la ahora intimidante Alicia, una cuyo rostro se quebraba lentamente -No se preocupen por el niño, irremediablemente morirá, ya nos encargamos de eso- Señaló la mano donde el pequeño guardaba la marca de aguja.
Ustedes por su parte, no interfieran, y vivirán para irse, no es su pelea- Dijo Alicia mientras les señalaba el espejo -¿Quieren respuestas? Ahí las tienes- Dijo la mujer mientras hacía en el aire unas runas con sus manos y el espejo comenzaba a ondularse hasta mostrar una pequeña cabaña en un Beltrexus muy diferente al de ahora, dentro, una pareja vivía feliz junto a su pequeño hijo, reían y jugaban como una familia normal pero no lo eran, ella, de orejas alargadas y piel de porcelana, ojos tan hermosos como el cielo del medio día y él, de moderadas barbas rojas al igual que su cabello, movían con telequinesis juguetes de madera para entretener a su pequeño hijo, una aberración entre aquellas razas.
Repentinamente la paz de la cabaña fue interrumpida y un grupo de brujos entraron por las ventanas prendiendo en fuego todo el lugar, nuestros héroes no eran capaces de escuchar nada en el espejo pero no hacía falta mucho esfuerzo para leer los labios del brujo “Dejen ir al pequeño, es inocente”. De poco servirían aquellos gritos ahogados, la joven elfa fue la primera en morir seguida del pequeño que ante los ojos de su padre, llenos de lágrimas y dolor, fue quemado hasta no quedar nada, finalmente el padre sufrió el mismo destino, fue dejado en llamas dentro de la cabaña que rato después cedió. Con un chasquido de sus dedos la falsa Alicia deshizo la ilusión, aunque los ojos atentos lograrían ver apenas un instante, la imagen de una golpeada Alicia dentro del espejo que se mostró y luego desapareció -Ese es el secreto de los Spellbound, como ven, son animales, y merecen sufrir, lárguense y todo será olvidado, quédense y perezcan- La mujer pasó la mano por su rostro palpando las zonas donde se habían desprendido algunos pedazos, mientras daba tiempo a los héroes de decidir.
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∞ Chimar: Como te dije, Canel tendrá un papel determinante, en este punto, tras cruzar miradas con la Alicia del espejo, podrá sentir lo que ella siente, está aterrada y confundida, además de estar débil pues dio a luz hace unos días, pide ayuda y aunque sus gritos no pueden ser escuchados, Canel podrá sentirlos.
∞ Niniel: Preguntar acerca del espejo ha causado una reacción en cadena que ha revelado al culpable de todo, sin embargo, ella estaba frente a ti cuando fuiste apuñalada por la espalda anteriormente así que tal vez no esté sola, puede haber mucho más de lo que están viendo.
∞ Ambos: En este punto las cosas se pondrán un poco más peligrosas, pero tienen la oportunidad de marcharse, si alguno decide abandonar la misión en este punto y ponerse a salvo recibirá la mitad de las recompensas, han visto lo sucedido y tal vez los Spellbound lo merezcan.
Ansur
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
Por primera vez en mucho tiempo el joven Canel se siente comprendido… en realidad nunca antes había ocurrido algo similar. Siempre ha sido un niño de lo más peculiar, desde que abrió los ojos al mundo.
Chimar por su parte arquea una ceja al notar que Niniel actúa raro también. Se asusta bastante por un momento cuando recuerda efectos extraños de una enfermedad mortal pero lo descarta al ver que nadie está vomitando.
La pareja de la casa no se toma aquellos actos dementes con buen humor, pronto todo escala a una situación tensa en donde las acusaciones saltan de bando a bando. Por suerte el padre logra sumar uno más uno y exige detalles adicionales a su esposa.
A partir de allí las cosas se ponen extrañas, el propio Chimar “ahora más mudo que una tumba” no sabe bien cómo reaccionar ante todo. Cuando las verdades tienen lugar en forma de ilusiones se siente en el sueño más bizarro de Demian.
La realidad puede ser cruda a veces, Maquiavelo lo sabe mejor que nadie aunque incluso él no se imaginaba la historia que tiene lugar frente a sus ojos. Demasiado cruel, demasiado horrible… eso significa que es verdad.
Dioses de la ciencia…
Mientras la entidad ofrece un ultimátum provechoso para los aventureros, Canel centra sus atenciones en otra cosa. Forma un enlace poco común con la mujer del espejo sintiendo todo lo que ella experimenta.
Miedo, dolor, angustia “se lleva una mano hasta la frente” está atrapada frente a la realidad.
El joven genio intercambia miradas con su hermano menor antes de volver sus ojos a la entidad que tiene delante, la propuesta es tentadora y por un minuto se imagina saliendo del sitio como si nada… la simple imagen mental le enferma.
Hicieron algo horrible… pero paso hace generaciones. Este niño es inocente y Chimar Maquiavelo no dejara que un mocoso muera en su presencia, ni hoy ni nunca.
Es una sombra, un recuerdo triste del pasado “se tambalea sintiendo el terror de la mujer atrapada en forma de dolor” aprende, sobrevive, odia… pero sobre todo sufre… due… duele.
Eso es genial Canel… ¿¡Pero cómo la mando al olvido!? “dice apuntando su ballesta contra la amenaza”.
Espíritus de venganza necesitan “resuella” un tótem… como mi tambor “tose con dolor” dañar el tótem.
Tótem… “mira de rejo al espejo”.
Chimar por su parte arquea una ceja al notar que Niniel actúa raro también. Se asusta bastante por un momento cuando recuerda efectos extraños de una enfermedad mortal pero lo descarta al ver que nadie está vomitando.
La pareja de la casa no se toma aquellos actos dementes con buen humor, pronto todo escala a una situación tensa en donde las acusaciones saltan de bando a bando. Por suerte el padre logra sumar uno más uno y exige detalles adicionales a su esposa.
A partir de allí las cosas se ponen extrañas, el propio Chimar “ahora más mudo que una tumba” no sabe bien cómo reaccionar ante todo. Cuando las verdades tienen lugar en forma de ilusiones se siente en el sueño más bizarro de Demian.
La realidad puede ser cruda a veces, Maquiavelo lo sabe mejor que nadie aunque incluso él no se imaginaba la historia que tiene lugar frente a sus ojos. Demasiado cruel, demasiado horrible… eso significa que es verdad.
Dioses de la ciencia…
Mientras la entidad ofrece un ultimátum provechoso para los aventureros, Canel centra sus atenciones en otra cosa. Forma un enlace poco común con la mujer del espejo sintiendo todo lo que ella experimenta.
Miedo, dolor, angustia “se lleva una mano hasta la frente” está atrapada frente a la realidad.
El joven genio intercambia miradas con su hermano menor antes de volver sus ojos a la entidad que tiene delante, la propuesta es tentadora y por un minuto se imagina saliendo del sitio como si nada… la simple imagen mental le enferma.
Hicieron algo horrible… pero paso hace generaciones. Este niño es inocente y Chimar Maquiavelo no dejara que un mocoso muera en su presencia, ni hoy ni nunca.
Es una sombra, un recuerdo triste del pasado “se tambalea sintiendo el terror de la mujer atrapada en forma de dolor” aprende, sobrevive, odia… pero sobre todo sufre… due… duele.
Eso es genial Canel… ¿¡Pero cómo la mando al olvido!? “dice apuntando su ballesta contra la amenaza”.
Espíritus de venganza necesitan “resuella” un tótem… como mi tambor “tose con dolor” dañar el tótem.
Tótem… “mira de rejo al espejo”.
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
Se trataba de una situación complicada y compleja en la que Níniel sentía la verdad escurriéndose por entre sus dedos como el agua del mar, por muchas vueltas que le diera. Había algo importante que se le escapaba, algo que no sabía. Una pieza faltante que explicara sus muertes, las del resto de primogénitos y la incapacidad para todo tipo de formaciones defensivas de evitarlas. El por qué estaba claro, pero aún no sabía el cómo ni el quién. Augusto haría bien en responder de una vez por todas con sinceridad a todas las incógnitas que rondaban el inicio de la maldición, porque el tiempo se acababa.
-No, no es irrelevante.- Recriminó la peliblanca a Alicia. ¿Cómo era posible que en una situación así intentara echar balones fuera en vez de limitarse a responder? Estaba cada vez más tensa. ¿Qué demonios era aquel espejo? Níniel no lo sabía, pero estaba claro que era mucho más importante de lo que nadie de los allí presentes, salvo Canel y la señora Spellbound, sabían. -Saber demasiado es mi trabajo aquí...- Respondió a su burda acusación, tan inconsistente debido a su posición que solo sirvió para que las sospechas se centraran en ella. -El espejo es cosa tuya, ¿por qué ocultas qué es?-
Finalmente no hizo falta que el señor Spellbound contestara al interrogatorio de la elfa, sus dudas y preguntas bastaron en sí mismas para que atara cabos y se percatara de que tenía al enemigo a su lado, señalando a su propia esposa furibundo y obligándola a confesar. Níniel había descartado a Alicia como sospechosa. Podría haber matado al niño sin ningún problema cuando hubiese querido, aprovechándose de la confianza de su esposo o cualquier momento de descuido. O podría haberse negado a tener hijos, o a solicitar ayuda o...además aquello llevaba pasando generaciones, ella era joven, no podría haber matado a los anteriores...¿Y qué pasaba con su voz?
La pregunta de Augusto en ese momento fue sin duda la más acertada.
-No, no te acerques al niño...-Trató de impedir de palabra que aquella mujer tomara al niño en brazos para alarma de todos los presentes. Catherine estaba ya tensa como un resorte a punto de saltar, con sus rojos ojos clavados en puntos vitales de aquella bruja. Y más aún cuando la cara de la misma comenzó a desmoronarse, como si fuera un huevo duro pelándose. -No si puedo evitarlo.- Dejó claro la peliblanca a sus siguientes palabras, con las que aquella...lo que fuera, daba por sentado que el niño moriría, dando a entender que lo necesario para su muerte ya estaba hecho, aunque hablando en plural de ello.
Aquella persona no era la señora Spellbound...Y en un acto con el que sin duda trataba de justificar sus atroces actos, lo cual indicaba que aunque fuera muy en el fondo de su ser sabía que aquello no era algo bueno, usó una serie de runas para mostrarles, a través del espejo, todo lo que Augusto había evitado contarles mediante evasivas y respuestas poco concretas. La historia oculta de aquella familia fue revelada sin tapujos en cuestión de unos pocos segundos de imágenes del pasado.
"Aberraciones". Un brujo enamorado de una elfa y su descendencia, un pequeño que jugaba inocentemente sin tener ni la menor idea de que su existencia era algo que muchos brujos, y también elfos, no tolerarían. Fuego, dolor, súplicas, muerte...Y al acabar una fugaz imagen de una Alicia al otro lado del espejo, la real sin lugar a dudas. Tan cerca pero a la vez tan lejos.
-No podemos simplemente romperlo, no sabemos qué le pasaría a la verdadera Alicia, Chimar.- Indicó la sacerdotisa al bastarle aquella mirada que el inventor dedicó al espejo para saber qué estaba pensando. Tampoco podía arriesgarse a disparar su ballesta contra la falsa Alicia, podría darle al bebé y además por su modo de hablar quizá no actuase sola. -¿Hay algo que puedas hacer, Canel?- Susurró la elfa al pequeño ilusionista refiriéndose al espejo y nuevamente entendiendo perfectamente sus palabras. No solo era mucho más sensible a ese tipo de cosas que el resto, además quizá su magia le permitiera hacer algo al respecto, pues los de su escuela eran maestros de la alteración de la realidad. Los principiantes se limitaban a engañar los sentidos, los brujos de su nivel podían lograr mucho más.
-Supongo que este viejo espejo sobrevivió al incendio de la cabaña que nos has mostrado...Y no fue lo único que sobrevivió.- Dedujo la peliblanca, dirigiéndose a la falsa Alicia. -¿Sabías de lo que era capaz antes de aquello o sucedió después? ¿Pudiste salvarte gracias a él?- Añadió la joven con un solo nombre en mente para el culpable. -Seguramente lleve un siglo de casa noble en casa noble, adquirida por otra cuando la anterior se convertía en un pié de página en la historia de las islas tras pagar por sus pecados...-Dijo elevando aún más su poder mágico y haciendo que los ojos del dragón de su bastón se iluminaran.
-Ya hemos visto la muerte de muchos inocentes. No permitiremos que sumes uno más a la lista- Sentenció de acuerdo con Chimar, momento en el que la pelirroja desplegó sus grandes garras. Acto seguido el grupo de aventureros vería sus cuerpos recubiertos por una armadura de luz pura que les protegería. -No preguntéis por qué pero creo que no actúa sola. Atentos.- Instruyó mientras pensaba en un plan para hacerse con el niño sin herirlo, de hecho toda la charla era solo una manera de ganar tiempo.
-No, no es irrelevante.- Recriminó la peliblanca a Alicia. ¿Cómo era posible que en una situación así intentara echar balones fuera en vez de limitarse a responder? Estaba cada vez más tensa. ¿Qué demonios era aquel espejo? Níniel no lo sabía, pero estaba claro que era mucho más importante de lo que nadie de los allí presentes, salvo Canel y la señora Spellbound, sabían. -Saber demasiado es mi trabajo aquí...- Respondió a su burda acusación, tan inconsistente debido a su posición que solo sirvió para que las sospechas se centraran en ella. -El espejo es cosa tuya, ¿por qué ocultas qué es?-
Finalmente no hizo falta que el señor Spellbound contestara al interrogatorio de la elfa, sus dudas y preguntas bastaron en sí mismas para que atara cabos y se percatara de que tenía al enemigo a su lado, señalando a su propia esposa furibundo y obligándola a confesar. Níniel había descartado a Alicia como sospechosa. Podría haber matado al niño sin ningún problema cuando hubiese querido, aprovechándose de la confianza de su esposo o cualquier momento de descuido. O podría haberse negado a tener hijos, o a solicitar ayuda o...además aquello llevaba pasando generaciones, ella era joven, no podría haber matado a los anteriores...¿Y qué pasaba con su voz?
La pregunta de Augusto en ese momento fue sin duda la más acertada.
-No, no te acerques al niño...-Trató de impedir de palabra que aquella mujer tomara al niño en brazos para alarma de todos los presentes. Catherine estaba ya tensa como un resorte a punto de saltar, con sus rojos ojos clavados en puntos vitales de aquella bruja. Y más aún cuando la cara de la misma comenzó a desmoronarse, como si fuera un huevo duro pelándose. -No si puedo evitarlo.- Dejó claro la peliblanca a sus siguientes palabras, con las que aquella...lo que fuera, daba por sentado que el niño moriría, dando a entender que lo necesario para su muerte ya estaba hecho, aunque hablando en plural de ello.
Aquella persona no era la señora Spellbound...Y en un acto con el que sin duda trataba de justificar sus atroces actos, lo cual indicaba que aunque fuera muy en el fondo de su ser sabía que aquello no era algo bueno, usó una serie de runas para mostrarles, a través del espejo, todo lo que Augusto había evitado contarles mediante evasivas y respuestas poco concretas. La historia oculta de aquella familia fue revelada sin tapujos en cuestión de unos pocos segundos de imágenes del pasado.
"Aberraciones". Un brujo enamorado de una elfa y su descendencia, un pequeño que jugaba inocentemente sin tener ni la menor idea de que su existencia era algo que muchos brujos, y también elfos, no tolerarían. Fuego, dolor, súplicas, muerte...Y al acabar una fugaz imagen de una Alicia al otro lado del espejo, la real sin lugar a dudas. Tan cerca pero a la vez tan lejos.
-No podemos simplemente romperlo, no sabemos qué le pasaría a la verdadera Alicia, Chimar.- Indicó la sacerdotisa al bastarle aquella mirada que el inventor dedicó al espejo para saber qué estaba pensando. Tampoco podía arriesgarse a disparar su ballesta contra la falsa Alicia, podría darle al bebé y además por su modo de hablar quizá no actuase sola. -¿Hay algo que puedas hacer, Canel?- Susurró la elfa al pequeño ilusionista refiriéndose al espejo y nuevamente entendiendo perfectamente sus palabras. No solo era mucho más sensible a ese tipo de cosas que el resto, además quizá su magia le permitiera hacer algo al respecto, pues los de su escuela eran maestros de la alteración de la realidad. Los principiantes se limitaban a engañar los sentidos, los brujos de su nivel podían lograr mucho más.
-Supongo que este viejo espejo sobrevivió al incendio de la cabaña que nos has mostrado...Y no fue lo único que sobrevivió.- Dedujo la peliblanca, dirigiéndose a la falsa Alicia. -¿Sabías de lo que era capaz antes de aquello o sucedió después? ¿Pudiste salvarte gracias a él?- Añadió la joven con un solo nombre en mente para el culpable. -Seguramente lleve un siglo de casa noble en casa noble, adquirida por otra cuando la anterior se convertía en un pié de página en la historia de las islas tras pagar por sus pecados...-Dijo elevando aún más su poder mágico y haciendo que los ojos del dragón de su bastón se iluminaran.
-Ya hemos visto la muerte de muchos inocentes. No permitiremos que sumes uno más a la lista- Sentenció de acuerdo con Chimar, momento en el que la pelirroja desplegó sus grandes garras. Acto seguido el grupo de aventureros vería sus cuerpos recubiertos por una armadura de luz pura que les protegería. -No preguntéis por qué pero creo que no actúa sola. Atentos.- Instruyó mientras pensaba en un plan para hacerse con el niño sin herirlo, de hecho toda la charla era solo una manera de ganar tiempo.
Níniel usa este turno su habilidad Abrazo de Isil
Níniel Thenidiel
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
Aún no tienen idea de lo que intentan enfrentar- Dijo la criatura mientras el cabello llovía sobre su rostro. Miró al niño de medio lado y volteó de nuevo para ver a Chimar y reír ante su absurda declaración, una que luego sería respaldada por Níniel -Ingenuos ¿Qué esperan evitar?- Media sonrisa escueta y tétrica se dibujaba en sus labios -Una vez que comienza, no puede ser detenido- Lucía confiada y segura de haber ganado aunque estaba en una clara desventaja numérica, aunque tal vez no fuera de ese modo después de todo.
Nuevamente dejó salir una risa de satisfacción al ver la confusión entre los presentes, parecía disfrutarlo de una manera sádica, como si supiera que ante la cadena de eventos, cualquier elección sería incorrecta y los llevaría a algo peor -Tal como dices, sacerdotisa, si rompen el espejo, ella no saldrá- Señaló consciente que habían visto a la verdadera Spellbound atrapada -¿Crees poder matarme con esa… cosa?- Señaló el arma del inventor -Inténtalo y romperemos el espejo antes- La situación se ponía mucho peor ahora, si aquella cosa no dependía del espejo entonces ¿para qué servía el objeto en todo aquello?
Sombras etéreas se veían parpadeantes en el espejo siendo Canel quien se encontraba más cerca, su extraña manera de ver el mundo le permitiría, si se lo proponía, abrir una puerta a través del espejo, sin embargo lo que saliera de ahí podría ser una amenaza peor que la que tenían frente a ellos, sería una difícil decisión y muy arriesgada al menos por ahora, y el pequeño brujo sería consciente del peligro que representaba tal decisión.
Una respuesta tras otra, la elfa se acercaba lentamente a la verdad de aquella cosa, aunque todavía le faltaban algunas piezas para armar el rompecabezas -Efectivamente, el espejo fue la salida de un hombre que en llamas y tras haber perdido todo, escapó a un mundo sin tiempo- Un poco más de información para construir un poco más de la historia -Desligado de los lazos que a ustedes los limitan, intentó volver y evitar la tragedia, una y otra vez hasta entender que el tiempo debe suceder- Acarició el rostro del niño cuyo brazo era lentamente cubierto por unas marcas violetas que se extendían de prisa manchando su piel y quemando su sangre.
¿Realmente creyeron que tendrían oportunidad?- Preguntó con aires de victoria -El tiempo debe suceder- Repitió una vez más y para añadir un poco más de presión para los héroes, alzó su mano hasta el espejo que comenzó a mostrar pequeñas fisuras -Como siempre sucede- Por su parte, Augusto se encontraba inmóvil sin saber muy bien cómo asimilar todo lo que estaba sucediendo, su esposa no era quien creía, a saber desde cuándo, su hijo estaba en los últimos momentos y su verdadera esposa quedaría atrapada si no hacían algo pronto.
∞ Chimar: De nuevo Canel tiene la posibilidad de darles un respiro, si coloca su mano en el espejo podrá abrir una puerta, pero eso no significa que lo que salga sea la verdadera Alicia, es un riesgo muy grande que deben decidir tomar, para ello y si deciden arriesgarse, Chimar deberá lanzar una runa y de ello dependerá lo que salga del espejo:
- Runa muy buena: Una golpeada y herida Alicia saldrá del espejo asustada y sin fuerzas.
- Runa buena: Saldrán dos Alicias asustadas y sin fuerzas, pero una de ellas no es real.
- Runa media: Una sombra etérea sale del espejo causando un ligero apagón de luces, similar al que vieron antes de entrar, pero esta vez se queda haciendo círculos en el techo sin atacar, por ahora.
- Runa mala: El espejo se rompe.
- Runa muy mala: Canel es devorado por el espejo.
∞ Niniel: Cada vez recibes más respuestas para construir la historia pasada, si estás atenta a los pequeños detalles como has hecho hasta ahora, tal vez consigas salvar a todos, a fin de cuentas, ya has enfrentado amenazas peores, tendrás que reaccionar a lo que haga Canel, si intenta abrir el espejo dependerán de las runas, si no lo hace también podrás tratar de arrebatarle el niño a la falsa Alicia, pero si lo intentas deberás lanzar una runa.
∞ Ambos: Es una situación complicada, y ciertamente tienen poca probabilidad de éxito pero vamos, sabían que sería una misión difícil, y ya rechazaron la oportunidad de irse así que, se pondrá peor.
Nuevamente dejó salir una risa de satisfacción al ver la confusión entre los presentes, parecía disfrutarlo de una manera sádica, como si supiera que ante la cadena de eventos, cualquier elección sería incorrecta y los llevaría a algo peor -Tal como dices, sacerdotisa, si rompen el espejo, ella no saldrá- Señaló consciente que habían visto a la verdadera Spellbound atrapada -¿Crees poder matarme con esa… cosa?- Señaló el arma del inventor -Inténtalo y romperemos el espejo antes- La situación se ponía mucho peor ahora, si aquella cosa no dependía del espejo entonces ¿para qué servía el objeto en todo aquello?
Sombras etéreas se veían parpadeantes en el espejo siendo Canel quien se encontraba más cerca, su extraña manera de ver el mundo le permitiría, si se lo proponía, abrir una puerta a través del espejo, sin embargo lo que saliera de ahí podría ser una amenaza peor que la que tenían frente a ellos, sería una difícil decisión y muy arriesgada al menos por ahora, y el pequeño brujo sería consciente del peligro que representaba tal decisión.
Una respuesta tras otra, la elfa se acercaba lentamente a la verdad de aquella cosa, aunque todavía le faltaban algunas piezas para armar el rompecabezas -Efectivamente, el espejo fue la salida de un hombre que en llamas y tras haber perdido todo, escapó a un mundo sin tiempo- Un poco más de información para construir un poco más de la historia -Desligado de los lazos que a ustedes los limitan, intentó volver y evitar la tragedia, una y otra vez hasta entender que el tiempo debe suceder- Acarició el rostro del niño cuyo brazo era lentamente cubierto por unas marcas violetas que se extendían de prisa manchando su piel y quemando su sangre.
¿Realmente creyeron que tendrían oportunidad?- Preguntó con aires de victoria -El tiempo debe suceder- Repitió una vez más y para añadir un poco más de presión para los héroes, alzó su mano hasta el espejo que comenzó a mostrar pequeñas fisuras -Como siempre sucede- Por su parte, Augusto se encontraba inmóvil sin saber muy bien cómo asimilar todo lo que estaba sucediendo, su esposa no era quien creía, a saber desde cuándo, su hijo estaba en los últimos momentos y su verdadera esposa quedaría atrapada si no hacían algo pronto.
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∞ Chimar: De nuevo Canel tiene la posibilidad de darles un respiro, si coloca su mano en el espejo podrá abrir una puerta, pero eso no significa que lo que salga sea la verdadera Alicia, es un riesgo muy grande que deben decidir tomar, para ello y si deciden arriesgarse, Chimar deberá lanzar una runa y de ello dependerá lo que salga del espejo:
- Runa muy buena: Una golpeada y herida Alicia saldrá del espejo asustada y sin fuerzas.
- Runa buena: Saldrán dos Alicias asustadas y sin fuerzas, pero una de ellas no es real.
- Runa media: Una sombra etérea sale del espejo causando un ligero apagón de luces, similar al que vieron antes de entrar, pero esta vez se queda haciendo círculos en el techo sin atacar, por ahora.
- Runa mala: El espejo se rompe.
- Runa muy mala: Canel es devorado por el espejo.
∞ Niniel: Cada vez recibes más respuestas para construir la historia pasada, si estás atenta a los pequeños detalles como has hecho hasta ahora, tal vez consigas salvar a todos, a fin de cuentas, ya has enfrentado amenazas peores, tendrás que reaccionar a lo que haga Canel, si intenta abrir el espejo dependerán de las runas, si no lo hace también podrás tratar de arrebatarle el niño a la falsa Alicia, pero si lo intentas deberás lanzar una runa.
∞ Ambos: Es una situación complicada, y ciertamente tienen poca probabilidad de éxito pero vamos, sabían que sería una misión difícil, y ya rechazaron la oportunidad de irse así que, se pondrá peor.
Ansur
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
La moral de Chimar es inflexible en ciertos aspectos de la vida, si un mocoso peligra tratara de ayudar. Tristemente esta vez parece haberse involucrado en una situación bastante desventajosa por donde lo mire.
No es buena idea tratar de cortar eventos que llevan sucediendo tanto tiempo, los involucrados directos ya saben cómo aplicar todo tipo de contramedidas para seguir perpetuando sus acciones impunemente.
Esto debe ser lo que siente Zero… luchando contra un enemigo que le gana en todo. Pero al igual que el enano robot Maquiavelo seguirá firme, existen cosas que no tienen cabida en su mundo y una de ellas es abandonar a un mocoso a su suerte.
Niniel se alinea con Chimar aunque eso solo divierte al ser de aspecto femenino, sin duda el tipo de cosas que no se quieren escuchar en situaciones de vida o muerte. Literalmente suena como si tuviera la mejor mano del juego.
¡¡Alto!!
Dice al ver como la vida del recién nacido se comienza a extinguir de forma horrenda, deben actuar ahora mismo. El niño genio apunta su ballesta al espejo pero nuevas intervenciones le indican que es una pésima idea.
Yo lo hare hermano.
¿Canel?
Puedo hacerlo.
El mocoso más grande afirma con decisión a lo que Canel se sitúa al frente del espejo, cierra los ojos como meditando. Segundos después un fuego azul aparece de su pecho, brilla con intensidad alejando sombras del sitio.
Todo puede salir mal, todo puede salir bien, es una elección… es lo que soy, un espíritu de la elección.
Toca el espejo provocando extrañas reacciones, olas de magia liberadas cíclicamente. Chimar entrecierra los ojos por el brillo aunque no deja de apuntar su arma en contra del personaje enemigo pues si todo fracasa probara algo más tradicional.
¿¡No cree que ya es momento para actuar señor Augusto!?
Por primera vez en mucho tiempo Maquiavelo se siente inútil, las situaciones mágicas suelen traer muchas cosas rebuscadas consigo. Es difícil combatir algo con tantos efectos aunque seguirá intentándolo con lo mejor de su ser.
No puede evitar sentir cierto nerviosismo por su hermano pequeño, está arriesgándose. Baja la mirada, quizás no debió traerlo, quizás es muy pequeño… creo a los gorriones para que los niños estuvieran a salvo, no como ventana a peligros terribles.
No es buena idea tratar de cortar eventos que llevan sucediendo tanto tiempo, los involucrados directos ya saben cómo aplicar todo tipo de contramedidas para seguir perpetuando sus acciones impunemente.
Esto debe ser lo que siente Zero… luchando contra un enemigo que le gana en todo. Pero al igual que el enano robot Maquiavelo seguirá firme, existen cosas que no tienen cabida en su mundo y una de ellas es abandonar a un mocoso a su suerte.
Niniel se alinea con Chimar aunque eso solo divierte al ser de aspecto femenino, sin duda el tipo de cosas que no se quieren escuchar en situaciones de vida o muerte. Literalmente suena como si tuviera la mejor mano del juego.
¡¡Alto!!
Dice al ver como la vida del recién nacido se comienza a extinguir de forma horrenda, deben actuar ahora mismo. El niño genio apunta su ballesta al espejo pero nuevas intervenciones le indican que es una pésima idea.
Yo lo hare hermano.
¿Canel?
Puedo hacerlo.
El mocoso más grande afirma con decisión a lo que Canel se sitúa al frente del espejo, cierra los ojos como meditando. Segundos después un fuego azul aparece de su pecho, brilla con intensidad alejando sombras del sitio.
Todo puede salir mal, todo puede salir bien, es una elección… es lo que soy, un espíritu de la elección.
Toca el espejo provocando extrañas reacciones, olas de magia liberadas cíclicamente. Chimar entrecierra los ojos por el brillo aunque no deja de apuntar su arma en contra del personaje enemigo pues si todo fracasa probara algo más tradicional.
¿¡No cree que ya es momento para actuar señor Augusto!?
Por primera vez en mucho tiempo Maquiavelo se siente inútil, las situaciones mágicas suelen traer muchas cosas rebuscadas consigo. Es difícil combatir algo con tantos efectos aunque seguirá intentándolo con lo mejor de su ser.
No puede evitar sentir cierto nerviosismo por su hermano pequeño, está arriesgándose. Baja la mirada, quizás no debió traerlo, quizás es muy pequeño… creo a los gorriones para que los niños estuvieran a salvo, no como ventana a peligros terribles.
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
El miembro 'Chimar' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
"Romperemos". Allí estaba de nuevo, hablando en plural aunque Níniel no era capaz de sentir a nadie ni nada más allí. Ni ella ni Catherine, ni Canel, ni Augusto..."Matarme", dijo en continuación de vuelta al singular. Así pues se refería a sí mismo como un ente singular, pero lanzaba sus amenazas en plural, como si estuviera apoyado por algo que nadie detectaba y que debía de estar allí mismo. No algo que estuviera en el espejo, como cualquiera pensaría de aquellas sombras que podían verse al "otro lado", algo que ya debía de estar allí y que no necesitaba del espejo, como quedó patente tras su amenaza real de romperlo ella misma.
¿Por qué? ¿Por qué había querido y se había empeñado en llevar aquel objeto hasta allí, afanándose en no responder a ninguna pregunta al respecto, y hasta acabar delatándose por ello, si al final no parecía servirle para nada? Para algo tenía que servirle, debía cumplir un propósito, aunque fuese uno desechable o sustituible...Además que profiriera una amenaza al ser apuntada por un arma indicaba que sí quería escudarse de un ataque, y que por lo tanto era más vulnerable de lo que quería hacerles creer. Al menos "ella".
-Un mundo sin tiempo...-Reflexionó la peliblanca. Ahora la criatura hablaba en tercera persona y en pasado, como si no fuera aquel brujo al que los antepasados de los Spellbound dieron caza, el único que tendría motivos para emprender semejante acto de venganza, pues nadie más fue testigo salvo las familias de brujos, y ninguno de sus miembros participantes en tan atroz crimen hablarían de ello, como ocurría con Augusto, o emprenderían acciones para arruinar a los suyos. ¿Era un modo de denotar que ya no era la misma persona después de todo ese tiempo o realmente era otra cosa? ¿Y si era otra cosa por qué había tomado como suya el ansia de venganza de otro, su dolor? Porque desde luego aquello no parecía el fantasma de la elfa fallecida, o el de pequeño.
-¿Y qué fue de él cuando comprendió tal cosa? Difícil aceptar que el tiempo debe pasar en un mundo sin tiempo.- Razonó la elfa, mordiéndose el labio inferior al ver como lo que fuera que estaba matando al pequeño avanzaba por su brazo.
Así que aquel brujo había intentado evitar la tragedia... El cómo estaba claro a aquellas alturas, del mismo modo que la propia Níniel y Canel habían vuelto a vivir los mismos momentos pero conservando sus recuerdos, pudiendo actuar de manera diferente a la primera vez gracias a ellos y evitar la comida envenenada, así como retrasar su propia muerte, desenmascarando parcialmente a la falsa Alicia. Aquel brujo debía de haber hecho eso mismo muchas veces antes de darse por vencido.
Tiempo, mundo sin tiempo, espejos, revivir el pasado...Luces que parpadeaban sin motivo, formaciones defensivas incapaces de hacer nada, como también parecía que les pasaba a ellos, marcas de aguja surgidas de la nada y sin llantos, puñaladas por la espalda, falsas Alicias, sombras en el espejo...
-En el pasado me topé con un ser extraño...Parecía disfrutar mostrando a la gente dolorosos fragmentos del pasado, buscando atraparlos en una espiral de dolor. Se hacía llamar el señor del tiempo.- Dijo la joven mirando al extremo dorado de su bastón, imbuido con una pequeña parte de las arenas que aquel ser usaba y recordando el modo en el que había sonado justo al mismo tiempo que las luces parpadeaban. Justo en el momento en el que esa "vuelta atrás" se había producido, claro que la primera vez la elfa no supo qué había pasado y no le dió más vueltas al sonido de su bastón.
-¿Es así cómo has logrado evitar durante un siglo cualquier traba que esas familias te ponían? Un parpadeo y todo estará perdido...Pero lo cierto es que no es necesario ni eso, ¿verdad? ¿Quiénes son esas sombras en el espejo? ¿La gente que comprendió que el tiempo debe pasar u otros prisioneros como Alicia? Sí, parecía que a ese tipo le gustaba tener público...- Mientras expresaba su hipótesis Canel intentó interactuar con el espejo, pero por desgracia pareció no tener éxito y su superficie terminó rompiéndose, lo cual no auguraba nada bueno para la señora Spellbound, aunque quizá no todo estuviera perdido. Si había una ventana podría haber más y por ello aquella cosa podía permitirse perderlo a pesar de sus esfuerzos por llevarlo hasta allí. En cualquier caso su ruptura quizá les brindara una oportunidad, si tan solo la falsa Alicia permanecía distraída ante aquello por un instante...
Con un gesto apenas imperceptible Níniel instó a su hermana a lanzarse contra la falsa bruja, al mismo tiempo que ella la señalaba con el extremo de su bastón y conjuraba a su espíritu guardián, el cual se manifestó de inmediato lanzándose como un rayo contra Alicia. Un proyectil podía darle al bebé, pero aquella pequeña figura alada de pura luz, armada con un escudo del tamaño de un botón y una lanza del tamaño de una aguja, no. Un parpadeo y...quizá no todo estaría perdido.
¿Por qué? ¿Por qué había querido y se había empeñado en llevar aquel objeto hasta allí, afanándose en no responder a ninguna pregunta al respecto, y hasta acabar delatándose por ello, si al final no parecía servirle para nada? Para algo tenía que servirle, debía cumplir un propósito, aunque fuese uno desechable o sustituible...Además que profiriera una amenaza al ser apuntada por un arma indicaba que sí quería escudarse de un ataque, y que por lo tanto era más vulnerable de lo que quería hacerles creer. Al menos "ella".
-Un mundo sin tiempo...-Reflexionó la peliblanca. Ahora la criatura hablaba en tercera persona y en pasado, como si no fuera aquel brujo al que los antepasados de los Spellbound dieron caza, el único que tendría motivos para emprender semejante acto de venganza, pues nadie más fue testigo salvo las familias de brujos, y ninguno de sus miembros participantes en tan atroz crimen hablarían de ello, como ocurría con Augusto, o emprenderían acciones para arruinar a los suyos. ¿Era un modo de denotar que ya no era la misma persona después de todo ese tiempo o realmente era otra cosa? ¿Y si era otra cosa por qué había tomado como suya el ansia de venganza de otro, su dolor? Porque desde luego aquello no parecía el fantasma de la elfa fallecida, o el de pequeño.
-¿Y qué fue de él cuando comprendió tal cosa? Difícil aceptar que el tiempo debe pasar en un mundo sin tiempo.- Razonó la elfa, mordiéndose el labio inferior al ver como lo que fuera que estaba matando al pequeño avanzaba por su brazo.
Así que aquel brujo había intentado evitar la tragedia... El cómo estaba claro a aquellas alturas, del mismo modo que la propia Níniel y Canel habían vuelto a vivir los mismos momentos pero conservando sus recuerdos, pudiendo actuar de manera diferente a la primera vez gracias a ellos y evitar la comida envenenada, así como retrasar su propia muerte, desenmascarando parcialmente a la falsa Alicia. Aquel brujo debía de haber hecho eso mismo muchas veces antes de darse por vencido.
Tiempo, mundo sin tiempo, espejos, revivir el pasado...Luces que parpadeaban sin motivo, formaciones defensivas incapaces de hacer nada, como también parecía que les pasaba a ellos, marcas de aguja surgidas de la nada y sin llantos, puñaladas por la espalda, falsas Alicias, sombras en el espejo...
-En el pasado me topé con un ser extraño...Parecía disfrutar mostrando a la gente dolorosos fragmentos del pasado, buscando atraparlos en una espiral de dolor. Se hacía llamar el señor del tiempo.- Dijo la joven mirando al extremo dorado de su bastón, imbuido con una pequeña parte de las arenas que aquel ser usaba y recordando el modo en el que había sonado justo al mismo tiempo que las luces parpadeaban. Justo en el momento en el que esa "vuelta atrás" se había producido, claro que la primera vez la elfa no supo qué había pasado y no le dió más vueltas al sonido de su bastón.
-¿Es así cómo has logrado evitar durante un siglo cualquier traba que esas familias te ponían? Un parpadeo y todo estará perdido...Pero lo cierto es que no es necesario ni eso, ¿verdad? ¿Quiénes son esas sombras en el espejo? ¿La gente que comprendió que el tiempo debe pasar u otros prisioneros como Alicia? Sí, parecía que a ese tipo le gustaba tener público...- Mientras expresaba su hipótesis Canel intentó interactuar con el espejo, pero por desgracia pareció no tener éxito y su superficie terminó rompiéndose, lo cual no auguraba nada bueno para la señora Spellbound, aunque quizá no todo estuviera perdido. Si había una ventana podría haber más y por ello aquella cosa podía permitirse perderlo a pesar de sus esfuerzos por llevarlo hasta allí. En cualquier caso su ruptura quizá les brindara una oportunidad, si tan solo la falsa Alicia permanecía distraída ante aquello por un instante...
Con un gesto apenas imperceptible Níniel instó a su hermana a lanzarse contra la falsa bruja, al mismo tiempo que ella la señalaba con el extremo de su bastón y conjuraba a su espíritu guardián, el cual se manifestó de inmediato lanzándose como un rayo contra Alicia. Un proyectil podía darle al bebé, pero aquella pequeña figura alada de pura luz, armada con un escudo del tamaño de un botón y una lanza del tamaño de una aguja, no. Un parpadeo y...quizá no todo estaría perdido.
Níniel Thenidiel
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
Augusto Spellbound permanecía completamente inmóvil ante los eventos que se habían ido desencadenando y es que el pobre hechicero estaba a punto de perder todo cuanto le importaba a manos de algo contra lo que ni siquiera sabía cómo luchar -Ese espejo ya ha cumplido su objetivo, de cualquier modo no es más que otra carta a nuestro favor- Mencionó aquella misteriosa mujer ante las interrogantes de la sacerdotisa -En él están atrapados mis hermanos, esas “sombras” que mencionas, pero el equilibrio no debe ser roto, alguien debe entrar para que otro pueda salir, y él nos ha ofrecido eso- Dijo refiriéndose a alguien más, posiblemente aquel que la acompañaba ahí mismo y que posiblemente le había asignado aquella tarea a cambio de su libertad y la de las otras sombras.
No había tiempo para meditar acerca de las consecuencias y eso era algo que el valiente Canel sabía muy bien, así que sin preocuparse se adelantó a lidiar con el espejo, al contacto con su mano, el cristal comenzó a hacer ondas como si en vez de sólido fuera agua viscosa, pero se pondría peor, como peces en el agua alertados por el movimiento, una serie de siluetas oscuras comenzaron a acercarse hasta lanzarse sobre el pequeño brujo, afortunadamente antes que lograran tocar la mano del chico, el espejo se hizo añicos, cayendo por desgracia una lluvia de cristal sobre Canel.
Si aquella distracción no era ya una oportunidad de oro, nadie lo sabría, los ojos de la falsa Alicia estaban tan inmersos en el espejo que no alcanzaron a notar el ataque de la elfa, el cual impactó su pecho y salió por la espalda, dejando un agujero del que no salía sangre, una especie de pequeñas larvas rojizas se unían unas con otras para intentar cerrar la herida, aunque de la impresión, la misteriosa mujer dejó caer al niño que ante los ojos de una Catherine que no logró llegar a tiempo terminó sufriendo una atroz caída que devastó aún más al ya indefenso Augusto.
Una Alicia cuyo rostro furioso dibujaba líneas rojas como venas que comenzaban a extenderse fijó a Níniel como su objetivo, con una mano sujetó el rostro de Catherine y lanzó a un lado con una fuerza descomunal, comenzaba a avanzar hacia la elfa cuando algo la detuvo, sus ojos se abrieron como platos enfocados en algo detrás de la hija de Sandorai quien de nuevo sería apuñalada por la espalda, aunque esta vez sentiría además una mano en su hombro y un susurro con una voz que ya había escuchado antes -¿Cuántos de ustedes creen que vivirán más allá de esta noche?- Si la elfa contaba con buena memoria, recordaría esa misma frase de aquella experiencia en su bosque al enfrentar al Guardián, el tiempo parecía haberse detenido en aquella habitación y la agonizante elfa solo podría ver a un lado al pequeño Canel agonizar también, los cristales del espejo le habían causado heridas en lugares críticos que de nuevo lo mandaban a la tumba hasta que de nuevo el bastón sonó.
Recuperaban la vista poco a poco, siluetas borrosas y voces con ecos los colocaban nuevamente en el mismo lugar en donde todo comenzaba, las mismas presentaciones que antes, los mismos movimientos, el mismo parpadeo de luces dentro de la cabaña pero algo muy particular haría diferencia esta vez, y no solo era la ventaja táctica de conocer al asesino desde un inicio, una Alicia que hacía perfectamente su papel ignorando que su verdadero ser ya había sido descubierto, sino que además el pequeño Canel descubriría en su mano izquierda un fragmento del espejo que se había roto, un gran hallazgo que sin duda les ofrecía una ventaja, tal vez podrían fabricar algo que pudieran traerse en su próximo regreso y usarlo contra aquellas criaturas, aunque lograr la victoria implicaría un gran sacrificio.
∞ Chimar: Canel sigue siendo determinante en la trama, esta vez ha traído algo material en su viaje de regreso, su misión será decirle a Níniel que tal cosa es posible, además de mencionarle que la victoria requerirá un gran sacrificio, frase que rondará la mente del pequeño.
∞ Niniel: Una vez que sepas que es posible traer algo en el salto atrás, una idea rondará tu mente, aquella criatura que se hace pasar por Alicia, tiene al parecer la propiedad de sanarse, algo en lo que los elfos son bastante diestros, no obstante, el veneno en las venas del pequeño tienen un efecto corrosivo, seguramente no habría nadie capaz de resistirse a eso, aunque pueda sanarse. Tu misión, si decides aceptarla, será, usando como materiales, tu sangre de elfa y la sangre del bebé Spellbound además de la combinación de tus conocimientos de Alquimia+Medicina, crear un elixir que pueda invertir tus poderes sanadores para darte un efecto corrosivo similar al del veneno que ya corre en las venas del niño.
∞ Ambos: El enemigo es difícil de vencer en una batalla directa pero si recuerdan, no fueron requeridos guerreros para completar esta misión, sino personajes astutos, tal vez una estrategia menos confrontacional y más sutil podría dar mejor fruto, Solamente Níniel y Canel recuerdan lo ocurrido las dos veces anteriores, para el resto de personajes todo transcurre como si fuera la primera vez.
No había tiempo para meditar acerca de las consecuencias y eso era algo que el valiente Canel sabía muy bien, así que sin preocuparse se adelantó a lidiar con el espejo, al contacto con su mano, el cristal comenzó a hacer ondas como si en vez de sólido fuera agua viscosa, pero se pondría peor, como peces en el agua alertados por el movimiento, una serie de siluetas oscuras comenzaron a acercarse hasta lanzarse sobre el pequeño brujo, afortunadamente antes que lograran tocar la mano del chico, el espejo se hizo añicos, cayendo por desgracia una lluvia de cristal sobre Canel.
Si aquella distracción no era ya una oportunidad de oro, nadie lo sabría, los ojos de la falsa Alicia estaban tan inmersos en el espejo que no alcanzaron a notar el ataque de la elfa, el cual impactó su pecho y salió por la espalda, dejando un agujero del que no salía sangre, una especie de pequeñas larvas rojizas se unían unas con otras para intentar cerrar la herida, aunque de la impresión, la misteriosa mujer dejó caer al niño que ante los ojos de una Catherine que no logró llegar a tiempo terminó sufriendo una atroz caída que devastó aún más al ya indefenso Augusto.
Una Alicia cuyo rostro furioso dibujaba líneas rojas como venas que comenzaban a extenderse fijó a Níniel como su objetivo, con una mano sujetó el rostro de Catherine y lanzó a un lado con una fuerza descomunal, comenzaba a avanzar hacia la elfa cuando algo la detuvo, sus ojos se abrieron como platos enfocados en algo detrás de la hija de Sandorai quien de nuevo sería apuñalada por la espalda, aunque esta vez sentiría además una mano en su hombro y un susurro con una voz que ya había escuchado antes -¿Cuántos de ustedes creen que vivirán más allá de esta noche?- Si la elfa contaba con buena memoria, recordaría esa misma frase de aquella experiencia en su bosque al enfrentar al Guardián, el tiempo parecía haberse detenido en aquella habitación y la agonizante elfa solo podría ver a un lado al pequeño Canel agonizar también, los cristales del espejo le habían causado heridas en lugares críticos que de nuevo lo mandaban a la tumba hasta que de nuevo el bastón sonó.
Recuperaban la vista poco a poco, siluetas borrosas y voces con ecos los colocaban nuevamente en el mismo lugar en donde todo comenzaba, las mismas presentaciones que antes, los mismos movimientos, el mismo parpadeo de luces dentro de la cabaña pero algo muy particular haría diferencia esta vez, y no solo era la ventaja táctica de conocer al asesino desde un inicio, una Alicia que hacía perfectamente su papel ignorando que su verdadero ser ya había sido descubierto, sino que además el pequeño Canel descubriría en su mano izquierda un fragmento del espejo que se había roto, un gran hallazgo que sin duda les ofrecía una ventaja, tal vez podrían fabricar algo que pudieran traerse en su próximo regreso y usarlo contra aquellas criaturas, aunque lograr la victoria implicaría un gran sacrificio.
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∞ Chimar: Canel sigue siendo determinante en la trama, esta vez ha traído algo material en su viaje de regreso, su misión será decirle a Níniel que tal cosa es posible, además de mencionarle que la victoria requerirá un gran sacrificio, frase que rondará la mente del pequeño.
∞ Niniel: Una vez que sepas que es posible traer algo en el salto atrás, una idea rondará tu mente, aquella criatura que se hace pasar por Alicia, tiene al parecer la propiedad de sanarse, algo en lo que los elfos son bastante diestros, no obstante, el veneno en las venas del pequeño tienen un efecto corrosivo, seguramente no habría nadie capaz de resistirse a eso, aunque pueda sanarse. Tu misión, si decides aceptarla, será, usando como materiales, tu sangre de elfa y la sangre del bebé Spellbound además de la combinación de tus conocimientos de Alquimia+Medicina, crear un elixir que pueda invertir tus poderes sanadores para darte un efecto corrosivo similar al del veneno que ya corre en las venas del niño.
∞ Ambos: El enemigo es difícil de vencer en una batalla directa pero si recuerdan, no fueron requeridos guerreros para completar esta misión, sino personajes astutos, tal vez una estrategia menos confrontacional y más sutil podría dar mejor fruto, Solamente Níniel y Canel recuerdan lo ocurrido las dos veces anteriores, para el resto de personajes todo transcurre como si fuera la primera vez.
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
Los cristales destrozan a Canel dejándolo agonizante en el suelo, ante tal escenario su hermano mayor estalla en ira y dispara la ballesta automática con tanta velocidad que el supercargador se desarma en pedazos.
El niño hechicero detalla todo aunque no puede reaccionar, sabe bien que está a las puertas de la muerte… por segunda vez. Cierta mueca melancólica se forma en su rostro a medida que las luces desaparecen pues fallaron de nuevo.
Despierta otra vez en medio de las presentaciones, su mueca se torna trastornada. Podría morir un millón de veces pero siempre terminaría en el mismo lugar, se encuentra atrapado en un ciclo sin fin.
Segundos antes de gritar nota que sujeta algo en su puño derecho cuando presiona las manos, abre con discreción el apéndice y lo que encuentra lo deja frio. Tal parece que se pueden intercambiar cosas entre los intentos.
Suspira, evitando que algunas lágrimas caigan de su rostro. Toda esta situación es muy estresante… especialmente para una persona “sensible” al mundo que bien hacen los demás en ignorar.
Tiene una frase rondando en su mente y está seguro de que alguien o algo más le puso allí, no es la acotación más tranquilizadora que digamos pero una pista es de agradecer en el terrible juego que ahora los envuelve.
El pequeño brujo siempre se ha mantenido a la sombra de su hermano Chimar, ayudándolo en todo momento desde que se conocieron. Pero en este punto ya resulta obvio que es su joven humanidad única la que lleva protagonismo, el genio simplemente está en desventaja.
Decide mentalmente no involucrar al inventor hasta que sea imposible de evitar, por su propio bien. Al final siempre sería necesaria una explicación y simplemente no tienen tiempo… solo puede confiar en una persona en toda la cabaña.
Se acerca a Niniel con discreción, tratando de no despertar el interés de Catherine. La elfa es el otro elemento que puede recordar las realidades anteriores y esa es una habilidad que le da ventaja incluso sobre la misma amenaza.
Una vez al lado de ella toma su mano, la suya esta fría y tiembla pero no es el aspecto más destacable. Procura de que pueda sentir el cristal, una forma discreta de hacerle entender algo crucial. Permanece algunos instantes de más sujetando su mano porque… solo porque sí.
La victoria requiere un gran sacrificio “dice con tono bajo una vez las miradas se cruzan”.
Con la información sensible dispensada el niño arcano mira el suelo temeroso, recuerda con terror como la oscuridad intento asimilarle en su interacción directa con el espejo. Aunque toda su vida ha estado en medio de sombras esta es la primera vez que no las entiende.
El niño hechicero detalla todo aunque no puede reaccionar, sabe bien que está a las puertas de la muerte… por segunda vez. Cierta mueca melancólica se forma en su rostro a medida que las luces desaparecen pues fallaron de nuevo.
Despierta otra vez en medio de las presentaciones, su mueca se torna trastornada. Podría morir un millón de veces pero siempre terminaría en el mismo lugar, se encuentra atrapado en un ciclo sin fin.
Segundos antes de gritar nota que sujeta algo en su puño derecho cuando presiona las manos, abre con discreción el apéndice y lo que encuentra lo deja frio. Tal parece que se pueden intercambiar cosas entre los intentos.
Suspira, evitando que algunas lágrimas caigan de su rostro. Toda esta situación es muy estresante… especialmente para una persona “sensible” al mundo que bien hacen los demás en ignorar.
Tiene una frase rondando en su mente y está seguro de que alguien o algo más le puso allí, no es la acotación más tranquilizadora que digamos pero una pista es de agradecer en el terrible juego que ahora los envuelve.
El pequeño brujo siempre se ha mantenido a la sombra de su hermano Chimar, ayudándolo en todo momento desde que se conocieron. Pero en este punto ya resulta obvio que es su joven humanidad única la que lleva protagonismo, el genio simplemente está en desventaja.
Decide mentalmente no involucrar al inventor hasta que sea imposible de evitar, por su propio bien. Al final siempre sería necesaria una explicación y simplemente no tienen tiempo… solo puede confiar en una persona en toda la cabaña.
Se acerca a Niniel con discreción, tratando de no despertar el interés de Catherine. La elfa es el otro elemento que puede recordar las realidades anteriores y esa es una habilidad que le da ventaja incluso sobre la misma amenaza.
Una vez al lado de ella toma su mano, la suya esta fría y tiembla pero no es el aspecto más destacable. Procura de que pueda sentir el cristal, una forma discreta de hacerle entender algo crucial. Permanece algunos instantes de más sujetando su mano porque… solo porque sí.
La victoria requiere un gran sacrificio “dice con tono bajo una vez las miradas se cruzan”.
Con la información sensible dispensada el niño arcano mira el suelo temeroso, recuerda con terror como la oscuridad intento asimilarle en su interacción directa con el espejo. Aunque toda su vida ha estado en medio de sombras esta es la primera vez que no las entiende.
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
-Así que volvemos a vernos las caras...-Dejó escapar la peliblanca de sus labios fruncidos mientras volvía a observar aquella cabaña y cómo los señores Spellbound, o bueno, el señor Spellbound y esa cosa, les invitaban a pasar dentro para explicarles la situación. Una situación que ella ya conocía incluso más allá de cualquier cosa que fuera a decirles Augusto. Sabía tanto y a la vez tan poco...Sabía tanto y había tan poco tiempo para explicaciones...
-Vamos Nín, no te quedes atrás.- Dijo Catherine, igual que las veces anteriores. No recordaba nada de su futuro pasado, tampoco Chimar, ni Augusto, ni aquella cosa. Solo ella y Canel parecían tener permitido recordarlo todo. ¿Aquello era un don o una maldición? Parecía en cualquier caso relacionado con su bastón, con la arena del tiempo que ahora formaba parte del mismo. Ojalá aquel diminuto espíritu guardián pudiese hablar y explicarle qué era lo que estaba pasando, porque lo que era ella parecía aún lejos de comprender, a pesar de tener cada vez más piezas de aquel rompecabezas. Como si la imagen que dichas piezas comenzaban a desvelar no fuera más que un garabato o un borrón inteligible.
-Solo pensaba, Cath, no te preocupes.- Tranquilizó a su hermana comenzando de nuevo a andar hacia el humilde hogar, reorganizando sus ideas y pensando en un plan que tuviera éxito dónde el anterior había fracasado. Tendría que hacer que Catherine se moviera más rápido para que el niño no cayera, o quizá tomarlo ella antes de que la falsa Alicia se diera cuenta de haber sido descubierta. Y la puñalada...parecía que una armadura de luz sobre otra armadura no era suficiente para detener esa arma. ¿Serviría una armadura de luz reforzada al extremo? Tal vez debería usar tan pronto como entrase su barrera protectora...Resultó providencial durante su anterior enfrentamiento con aquel...guardián del tiempo. Claro que en aquella ocasión contó con la ayuda de varios elder de los clanes de Sandorai. Batallones enteros caerían ante semejante fuerza combinada. Una fuerza que ella no tenía.
-No es momento de comer. El trabajo va primero.- Volvió a instar a sus compañeros y para disgusto de la felina, que volvió a dejar un jugoso trozo de carne sobre la mesa con la tristeza de quién debe separarse de un buen amigo. -Me gustaría examinar al pequeño como sanadora.- Añadió a continuación dirigiéndose hasta la cuna, donde esta vez se afanó por encontrar lo que ya sabía que estaba allí. Momento en el que Canel se acercó hasta ella.
En un primer momento la sacerdotisa creyó que sencillamente quería un poco de consuelo y comprensión ante la situación que estaban viviendo. Canel era un niño especial, y ya durante su anterior salto hacia atrás demostró que aquello podía ser demasiado para él. Sentir su propia muerte, ver una y otra vez la de un amigo al que sentía como un hermano, no poder evitar la desgracia...Si ya para la propia Níniel, acostumbrada a bailar con la muerte casi a diario, era difícil, para él mucho más. Era normal y por ello la peliblanca no dudó en buscar reconfortarle, tomando su mano y esbozando su mejor sonrisa tranquilizadora, a pesar de que ella misma no estaba nada tranquila. Aunque esta desapareció cuando se percató de las verdaderas intenciones del ilusionista.
"Un gran sacrificio." Sí, no parecía de la clase de situaciones de las que una podía irse de rositas. Fuerzas poderosas estaban interviniendo allí, aunque sus motivaciones para mezclarse en asuntos tan mundanos no estaban claras aún, al menos no más allá de un disfrute personal por hacer sufrir a los mortales.
Más importante aún, o al menos más tangible, resultó la revelación de que al producirse un salto hacia atrás parecían poder llevarse consigo objetos de futuro pasado. Podía parecer una estupidez pero...Pensando ampliamente y a largo plazo podía ser de vital importancia. Del mismo modo que cada vez que habían muerto habían ido sumando información y conocimiento, pudiendo incluso retrasar y modificar ciertos eventos, aquello podría acabar permitiéndoles idear un plan que sería imposible de realizar de otro modo. Investigar qué le pasaba al niño...por ejemplo.
-Tomaré unas muestras de sangre para analizarlas. Toda precaución es poca.- Convino con el señor Spellbound de tal manera que la falsa Alicia no tendría ocasión de negarse. Entregándole el niño a Catherine y preparando rápidemente el laboratorio de alquimia que llevaba en su pesado baúl. -No lo sueltes pase lo que pase salvo que yo te lo diga.- Susurró tan bajo que solo la felina con su agudo oído podría escucharlo y mientras tomaba un poco de sangre bajo la atenta mirada de Augusto, que en esos momentos le comunicó lo de la marca que antes no estaba.
Sin perder ni un segundo la peliblanca comenzó a aplicar sus conocimientos. Por fortuna ya sabía los efectos en el tiempo, por lo que las pruebas a realizar se verían limitadas en número, ahorrándole tiempo y esfuerzo. Pronto descubriría los agentes corrosivos causantes de la muerte del pequeño. Le llevaría varias muertes más sin duda terminar de aislarlo, y alguna más replicarlo con los materiales de los que disponía, pero pudiendo llevarse atrás en el tiempo cada vez los conocimientos adquiridos y las muestras obtenidas de sus anteriores fracasos, con cada nuevo intento tenía más tiempo y estaba cada vez más cerca de lograrlo. Hasta que finalmente supo cómo actuaba aquel veneno que su magia no había podido detectar y el modo de anularlo, preparando un antídoto.
Y no solo eso. A pesar de centrarse en aquella tarea, antes de alguna de sus muertes había tanteado también un modo de matar a aquella cosa y evitar sus muertes. Sin éxito. Pero también había aprendido más sobre su enemigo visible gracias a aquella dolorosa experiencia.
La sombra tenía una capacidad de regeneración inaudita, y básicamente parecía capaz de recuperarse de cualquier cosa que le lanzaran, ya fuera magia, cuchillas, o incluso el ácido de Chimar. Funcionaba en cierto modo como la magia élfica, aunque a un nivel que ni siquiera Níniel era capaz de aplicar, como demostraba el hecho de no poder sobrevivir a las puñaladas. Por ello la peliblanca comenzaría a experimentar con aquel veneno corrosivo y con su propia sangre, para crear una solución inyectable que, básicamente, frenaría en gran medida aquel factor curativo tan extremo.
Desde luego que funcionaba con su sangre, aunque las capacidades de aquella sombra impostora iban mucho más allá en lo que a autoregeneración se refería. Tal vez ni siquiera una dosis mayor ni de la fórmula de toxina más concentrada que pudo lograr bastarían para ese ser...Pero Níniel pensó en un plan para ello. Uno que tal vez hiciera que su siguiente muerte fuese la última.
Quizá, tal vez...Porque que desde luego que estaba claro que aquella falsa Alicia no era el mayor de sus problemas.
-Vamos Nín, no te quedes atrás.- Dijo Catherine, igual que las veces anteriores. No recordaba nada de su futuro pasado, tampoco Chimar, ni Augusto, ni aquella cosa. Solo ella y Canel parecían tener permitido recordarlo todo. ¿Aquello era un don o una maldición? Parecía en cualquier caso relacionado con su bastón, con la arena del tiempo que ahora formaba parte del mismo. Ojalá aquel diminuto espíritu guardián pudiese hablar y explicarle qué era lo que estaba pasando, porque lo que era ella parecía aún lejos de comprender, a pesar de tener cada vez más piezas de aquel rompecabezas. Como si la imagen que dichas piezas comenzaban a desvelar no fuera más que un garabato o un borrón inteligible.
-Solo pensaba, Cath, no te preocupes.- Tranquilizó a su hermana comenzando de nuevo a andar hacia el humilde hogar, reorganizando sus ideas y pensando en un plan que tuviera éxito dónde el anterior había fracasado. Tendría que hacer que Catherine se moviera más rápido para que el niño no cayera, o quizá tomarlo ella antes de que la falsa Alicia se diera cuenta de haber sido descubierta. Y la puñalada...parecía que una armadura de luz sobre otra armadura no era suficiente para detener esa arma. ¿Serviría una armadura de luz reforzada al extremo? Tal vez debería usar tan pronto como entrase su barrera protectora...Resultó providencial durante su anterior enfrentamiento con aquel...guardián del tiempo. Claro que en aquella ocasión contó con la ayuda de varios elder de los clanes de Sandorai. Batallones enteros caerían ante semejante fuerza combinada. Una fuerza que ella no tenía.
-No es momento de comer. El trabajo va primero.- Volvió a instar a sus compañeros y para disgusto de la felina, que volvió a dejar un jugoso trozo de carne sobre la mesa con la tristeza de quién debe separarse de un buen amigo. -Me gustaría examinar al pequeño como sanadora.- Añadió a continuación dirigiéndose hasta la cuna, donde esta vez se afanó por encontrar lo que ya sabía que estaba allí. Momento en el que Canel se acercó hasta ella.
En un primer momento la sacerdotisa creyó que sencillamente quería un poco de consuelo y comprensión ante la situación que estaban viviendo. Canel era un niño especial, y ya durante su anterior salto hacia atrás demostró que aquello podía ser demasiado para él. Sentir su propia muerte, ver una y otra vez la de un amigo al que sentía como un hermano, no poder evitar la desgracia...Si ya para la propia Níniel, acostumbrada a bailar con la muerte casi a diario, era difícil, para él mucho más. Era normal y por ello la peliblanca no dudó en buscar reconfortarle, tomando su mano y esbozando su mejor sonrisa tranquilizadora, a pesar de que ella misma no estaba nada tranquila. Aunque esta desapareció cuando se percató de las verdaderas intenciones del ilusionista.
"Un gran sacrificio." Sí, no parecía de la clase de situaciones de las que una podía irse de rositas. Fuerzas poderosas estaban interviniendo allí, aunque sus motivaciones para mezclarse en asuntos tan mundanos no estaban claras aún, al menos no más allá de un disfrute personal por hacer sufrir a los mortales.
Más importante aún, o al menos más tangible, resultó la revelación de que al producirse un salto hacia atrás parecían poder llevarse consigo objetos de futuro pasado. Podía parecer una estupidez pero...Pensando ampliamente y a largo plazo podía ser de vital importancia. Del mismo modo que cada vez que habían muerto habían ido sumando información y conocimiento, pudiendo incluso retrasar y modificar ciertos eventos, aquello podría acabar permitiéndoles idear un plan que sería imposible de realizar de otro modo. Investigar qué le pasaba al niño...por ejemplo.
-Tomaré unas muestras de sangre para analizarlas. Toda precaución es poca.- Convino con el señor Spellbound de tal manera que la falsa Alicia no tendría ocasión de negarse. Entregándole el niño a Catherine y preparando rápidemente el laboratorio de alquimia que llevaba en su pesado baúl. -No lo sueltes pase lo que pase salvo que yo te lo diga.- Susurró tan bajo que solo la felina con su agudo oído podría escucharlo y mientras tomaba un poco de sangre bajo la atenta mirada de Augusto, que en esos momentos le comunicó lo de la marca que antes no estaba.
Sin perder ni un segundo la peliblanca comenzó a aplicar sus conocimientos. Por fortuna ya sabía los efectos en el tiempo, por lo que las pruebas a realizar se verían limitadas en número, ahorrándole tiempo y esfuerzo. Pronto descubriría los agentes corrosivos causantes de la muerte del pequeño. Le llevaría varias muertes más sin duda terminar de aislarlo, y alguna más replicarlo con los materiales de los que disponía, pero pudiendo llevarse atrás en el tiempo cada vez los conocimientos adquiridos y las muestras obtenidas de sus anteriores fracasos, con cada nuevo intento tenía más tiempo y estaba cada vez más cerca de lograrlo. Hasta que finalmente supo cómo actuaba aquel veneno que su magia no había podido detectar y el modo de anularlo, preparando un antídoto.
Y no solo eso. A pesar de centrarse en aquella tarea, antes de alguna de sus muertes había tanteado también un modo de matar a aquella cosa y evitar sus muertes. Sin éxito. Pero también había aprendido más sobre su enemigo visible gracias a aquella dolorosa experiencia.
La sombra tenía una capacidad de regeneración inaudita, y básicamente parecía capaz de recuperarse de cualquier cosa que le lanzaran, ya fuera magia, cuchillas, o incluso el ácido de Chimar. Funcionaba en cierto modo como la magia élfica, aunque a un nivel que ni siquiera Níniel era capaz de aplicar, como demostraba el hecho de no poder sobrevivir a las puñaladas. Por ello la peliblanca comenzaría a experimentar con aquel veneno corrosivo y con su propia sangre, para crear una solución inyectable que, básicamente, frenaría en gran medida aquel factor curativo tan extremo.
Desde luego que funcionaba con su sangre, aunque las capacidades de aquella sombra impostora iban mucho más allá en lo que a autoregeneración se refería. Tal vez ni siquiera una dosis mayor ni de la fórmula de toxina más concentrada que pudo lograr bastarían para ese ser...Pero Níniel pensó en un plan para ello. Uno que tal vez hiciera que su siguiente muerte fuese la última.
Quizá, tal vez...Porque que desde luego que estaba claro que aquella falsa Alicia no era el mayor de sus problemas.
Níniel Thenidiel
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
Aunque ya tenían el conocimiento de algunos eventos que se desencadenaban de acuerdo a determinadas decisiones, algunos caminos eran aún desconocidos, por ejemplo aquel donde todo transcurría con una tensa calma, la falsa Alicia que a todas luces actuaba perfectamente su papel como si fuera la original; aunque seguía con la vista las acciones de sus invitados con especial atención, cuidando que no intentaran arruinar sus planes, miraba el reloj en su muñeca y luego al niño, estaba claro que su papel allí era solo el de un peón, era solamente un seguro en caso que el plan inicial sufriera alguna complicación inesperada tal como las que habían ocurrido antes.
No habría diferencia sin embargo, para lo que vería el pequeño brujo en el espejo, pues al igual que antes una figura se le quedaría mirando, aunque si era astuto podría fingir que no había visto nada y seguir adelante, pues aunque la malvada Alicia estuviera vigilando todo, no tenía manera de saber que el extraño Canel era capaz de ver a través del espejo, por ahora, la información obtenida en las muertes anteriores les otorgaba por primera vez, una ventaja en conocimiento frente al difícil adversario, esta vez eran ellos quienes podían armar una trampa que les permitiera defenderse.
Sacerdotisa… ¿Todo en orden?- Preguntó Augusto que pese a haber dado muy poca información, no estaba siendo interrogado, definitivamente habían sido la mejor opción para la protección del chico, parecían saber lo que estaban haciendo pero al mismo tiempo no hacían preguntas comprometedoras que lo pusieran en una difícil situación; acompañó a la elfa durante todo el proceso regalando miradas a su esposa que también parecía algo confundida por la falta de preguntas y la seguridad presente en los protectores.
Una silenciosa Alicia se mostraba cada vez más impaciente y nerviosa, miraba su reloj repetidas veces hasta que una sonrisa comenzó a dibujarse en su rostro, había pasado casi un par de horas, dando tiempo a la sacerdotisa para terminar de preparar su poción cuando la mujer repitió aquella frase de nuevo -Una vez que comienza, no hay manera de detenerlo- En ese mismo instante, la marca en la mano del niño comenzó a extenderse por todo el brazo, las vena del niño se tornaban de un color oscuro y le causaban un terrible dolor, Augusto que hasta ahora se mostraba optimista cayó de nuevo presa del pánico y miraba a Níniel con ojos suplicantes al tiempo que se acercaba a su esposa para abrazarla aunque curiosamente ésta no correspondió el gesto, acercándose lentamente al espejo sin prestarle atención a nadie más.
Realmente habían fallado esta vez de acuerdo al plan inicial en donde solo el niño debía morir ante la vista de los presentes, en un parpadeo y sin que pudieran hacer nada para evitarlo, la falsa Alicia, quien no era más que un peón en este juego había cumplido y los protectores podrían marcharse derrotados, pero nada más lejos de la realidad, los jóvenes héroes habían dedicado todo este tiempo a armar un plan para luchar contra aquella amenaza, sin embargo, enfrentarían un pequeño problema, si esta vez no morían ¿Cómo podrían regresar?
∞ Chimar: han llegado a un punto muy intrincado y decisivo, pues en este punto ya deben haber descubierto la pista clave, si una vez que el envenenamiento inicia no puede ser detenido, la clave está en detenerlo antes que inicie, para ello deberán dar el salto al menos unos segundos más atrás, pueden lograrlo usando al mismo tiempo la magia de Canel y la de Níniel, a fin de aumentar la potencia del salto. Por otro lado, Canel podrá estudiar el espejo y entender un poco más su funcionamiento, a fin de evitar el error que haya cometido en el primer intento.
∞ Niniel: en este turno debes terminar la preparación del misterioso elixir, uno que para tu desgracia no será aplicado en la falsa Alicia, sino que debe ser ingerido por ti para invertir tus poderes sanadores, además de idear la manera de volver atrás, nos acercamos al final de la misión, por lo que las decisiones comenzarán a ser determinantes, el éxito de la misión no está asegurado.
∞ Ambos: teniendo en cuenta que esta vez todo ha salido de acuerdo al plan del asesino, nadie intentará matarlos y en consecuencia no tienen manera de volver, a menos que fabriquen esta vez su propia muerte, este turno lo dejaré a su entera creatividad, pudiendo usar a los personajes que consideren necesarios, Augusto, la falsa Alicia, la comida envenenada o incluso el suicidio, sea cual sea el medio, sus turnos terminarán con el tintineo del báculo y el oscurecimiento de la escena.
No habría diferencia sin embargo, para lo que vería el pequeño brujo en el espejo, pues al igual que antes una figura se le quedaría mirando, aunque si era astuto podría fingir que no había visto nada y seguir adelante, pues aunque la malvada Alicia estuviera vigilando todo, no tenía manera de saber que el extraño Canel era capaz de ver a través del espejo, por ahora, la información obtenida en las muertes anteriores les otorgaba por primera vez, una ventaja en conocimiento frente al difícil adversario, esta vez eran ellos quienes podían armar una trampa que les permitiera defenderse.
Sacerdotisa… ¿Todo en orden?- Preguntó Augusto que pese a haber dado muy poca información, no estaba siendo interrogado, definitivamente habían sido la mejor opción para la protección del chico, parecían saber lo que estaban haciendo pero al mismo tiempo no hacían preguntas comprometedoras que lo pusieran en una difícil situación; acompañó a la elfa durante todo el proceso regalando miradas a su esposa que también parecía algo confundida por la falta de preguntas y la seguridad presente en los protectores.
Una silenciosa Alicia se mostraba cada vez más impaciente y nerviosa, miraba su reloj repetidas veces hasta que una sonrisa comenzó a dibujarse en su rostro, había pasado casi un par de horas, dando tiempo a la sacerdotisa para terminar de preparar su poción cuando la mujer repitió aquella frase de nuevo -Una vez que comienza, no hay manera de detenerlo- En ese mismo instante, la marca en la mano del niño comenzó a extenderse por todo el brazo, las vena del niño se tornaban de un color oscuro y le causaban un terrible dolor, Augusto que hasta ahora se mostraba optimista cayó de nuevo presa del pánico y miraba a Níniel con ojos suplicantes al tiempo que se acercaba a su esposa para abrazarla aunque curiosamente ésta no correspondió el gesto, acercándose lentamente al espejo sin prestarle atención a nadie más.
Realmente habían fallado esta vez de acuerdo al plan inicial en donde solo el niño debía morir ante la vista de los presentes, en un parpadeo y sin que pudieran hacer nada para evitarlo, la falsa Alicia, quien no era más que un peón en este juego había cumplido y los protectores podrían marcharse derrotados, pero nada más lejos de la realidad, los jóvenes héroes habían dedicado todo este tiempo a armar un plan para luchar contra aquella amenaza, sin embargo, enfrentarían un pequeño problema, si esta vez no morían ¿Cómo podrían regresar?
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∞ Chimar: han llegado a un punto muy intrincado y decisivo, pues en este punto ya deben haber descubierto la pista clave, si una vez que el envenenamiento inicia no puede ser detenido, la clave está en detenerlo antes que inicie, para ello deberán dar el salto al menos unos segundos más atrás, pueden lograrlo usando al mismo tiempo la magia de Canel y la de Níniel, a fin de aumentar la potencia del salto. Por otro lado, Canel podrá estudiar el espejo y entender un poco más su funcionamiento, a fin de evitar el error que haya cometido en el primer intento.
∞ Niniel: en este turno debes terminar la preparación del misterioso elixir, uno que para tu desgracia no será aplicado en la falsa Alicia, sino que debe ser ingerido por ti para invertir tus poderes sanadores, además de idear la manera de volver atrás, nos acercamos al final de la misión, por lo que las decisiones comenzarán a ser determinantes, el éxito de la misión no está asegurado.
∞ Ambos: teniendo en cuenta que esta vez todo ha salido de acuerdo al plan del asesino, nadie intentará matarlos y en consecuencia no tienen manera de volver, a menos que fabriquen esta vez su propia muerte, este turno lo dejaré a su entera creatividad, pudiendo usar a los personajes que consideren necesarios, Augusto, la falsa Alicia, la comida envenenada o incluso el suicidio, sea cual sea el medio, sus turnos terminarán con el tintineo del báculo y el oscurecimiento de la escena.
Ansur
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Re: La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]
El ambiente de la sala se vuelve muy callado, cosa que crispa los nervios del genio. No está acostumbrado a ver a su hermano o a la propia Niniel tomar tal conducta… se comienza a sentir como si estuviera en una fiesta sin invitación.
Los personajes menos habladores del momento realizan acciones más individuales, propias de alguien con conocimientos superiores al resto. El niño brujo no se siente bien en dejar a su amigo de lado pero carece de opciones.
Niniel dedica buena parte del tiempo pasivo a fabricar algo con sus dotes alquímicos, el truco empleado por su compañero de viaje temporal para mostrarle que las cosas pueden atravesar el muro sin duda abrió un universo de posibilidades en su mente.
Por otro lado el niño mago emplea su tiempo en estudiar el espejo, vuelve a ver elementos anormales en su reflejo aunque esta vez se muestra más reservado. No está en su naturaleza quedarse con las cosas pero luego de morir varias veces… prefiere fingir un poco.
Entiende entonces varias cosas sobre el funcionamiento de dicho artículo, nunca se había sentido más a gusto de ser un joven hechicero como en este instante. Si la situación se decanta por esa opción ahora debería tener más posibilidades a la hora de manipular el portal.
Irónicamente la falta de acción lleva a un resultado nunca antes visto, el niño muere sin mayores contratiempos para la falsa Alicia dejándoles en una tangente temporal en la que no vuelven al pasado.
Es el final perfecto… el final escrito… “mira a Niniel” no podemos aceptarlo.
Comienza a canalizar energía de manera masiva en un intento por alterar la anomalía establecida, deben llegar antes. La magia suele fluctuar, alterarse cuando otros focos aparecen. Si se satura el ambiente con ella quizás ganen minutos adicionales.
Último intento, la última vida, ahora solo resta…
Pone una mueca de tristeza solemne a medida que mira a Chimar, llora un poco sin soltar prenda sobre que le aqueja. Eventualmente se resigna y usa poderes ilusorios en su único amigo verdadero.
Lo siento “solloza”.
Sin entender bien que pasa el joven intelectual mira con horror como sombras amenazantes suplantan a sus aliados, una orgia de sangre tiene lugar a lo que responde disparando sin contenerse en contra de los seres oscuros… o ese cree hasta que la ilusión se disipa.
Cuando vuelve en si nota que descargo el arma en contra de varios elementos de la sala, entre los cuales destacan sus conocidos más queridos. Destrozado, Chimar avanza con suficiente rapidez como para ver expirar a su hermano quien sonríe a medida que todo se pone negro en su mente.
Los personajes menos habladores del momento realizan acciones más individuales, propias de alguien con conocimientos superiores al resto. El niño brujo no se siente bien en dejar a su amigo de lado pero carece de opciones.
Niniel dedica buena parte del tiempo pasivo a fabricar algo con sus dotes alquímicos, el truco empleado por su compañero de viaje temporal para mostrarle que las cosas pueden atravesar el muro sin duda abrió un universo de posibilidades en su mente.
Por otro lado el niño mago emplea su tiempo en estudiar el espejo, vuelve a ver elementos anormales en su reflejo aunque esta vez se muestra más reservado. No está en su naturaleza quedarse con las cosas pero luego de morir varias veces… prefiere fingir un poco.
Entiende entonces varias cosas sobre el funcionamiento de dicho artículo, nunca se había sentido más a gusto de ser un joven hechicero como en este instante. Si la situación se decanta por esa opción ahora debería tener más posibilidades a la hora de manipular el portal.
Irónicamente la falta de acción lleva a un resultado nunca antes visto, el niño muere sin mayores contratiempos para la falsa Alicia dejándoles en una tangente temporal en la que no vuelven al pasado.
Es el final perfecto… el final escrito… “mira a Niniel” no podemos aceptarlo.
Comienza a canalizar energía de manera masiva en un intento por alterar la anomalía establecida, deben llegar antes. La magia suele fluctuar, alterarse cuando otros focos aparecen. Si se satura el ambiente con ella quizás ganen minutos adicionales.
Último intento, la última vida, ahora solo resta…
Pone una mueca de tristeza solemne a medida que mira a Chimar, llora un poco sin soltar prenda sobre que le aqueja. Eventualmente se resigna y usa poderes ilusorios en su único amigo verdadero.
Lo siento “solloza”.
Sin entender bien que pasa el joven intelectual mira con horror como sombras amenazantes suplantan a sus aliados, una orgia de sangre tiene lugar a lo que responde disparando sin contenerse en contra de los seres oscuros… o ese cree hasta que la ilusión se disipa.
Cuando vuelve en si nota que descargo el arma en contra de varios elementos de la sala, entre los cuales destacan sus conocidos más queridos. Destrozado, Chimar avanza con suficiente rapidez como para ver expirar a su hermano quien sonríe a medida que todo se pone negro en su mente.
- Off:
- Canel usa su habilidad del Lvl 8 (Rostros confusos)
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