Una esfera para encontrarlos y arrastrarlos a las tinieblas [Libre] [4/4] [Cerrado]

En cuestión de segundos, quizás minutos, los cuerpos enemigos se acumulan en el suelo y bañan de sangre la arena. Contra todo pronostico los bandidos se quedan a luchar en lugar de huir, cada vez con mas fuerza, con mas furia, una furia sádica que a lo mejor es movida por el honor de caer en batalla, pero aquellos seres no parecían ser de esa clase, mas bien lo contrario. La lujuria se pintaba en sus ojos y los ataque alocados y sin aparente sentido no se hicieron esperar.

Una lanza fue directa a mi cabeza, donde las escamas eran mas blandas. Pude girar la cabeza para evadir el proyectil pero no lo pude hacer con la suficiente rapidez y el filo de la lanza lacero mis escamas provocando la perdida de algunas, mi piel no sangraba pero para un dragón perder un escama significa un nivel de dolor comparable al de un humano cuando le arrancan una uña de cuajo. Por si fuera poco otro de esos locos se subió a la grupa de mi cuerpo, justo donde las alas dejan un hueco entre las patas y el cuello, su acción era evidente pero no contaba con que mi cuerpo estaba electrificado de forma permanente. En cuanto el pobre hombrecillo toco mi cuerpo una corriente eléctrica lo recorrió por completo, no estuvo muy claro si callo por el dolor y las convulsiones o si tubo la fuerza suficiente para saltar de nuevo al suelo. Lo que si que estuvo claro es que aproveche el momento chafando su cuerpo con una de mis patas delanteras, clavando las garras en sus partes blandas y zarandeándolo hacia delante para desprenderlo de mi extremidad.

La batalla era un caos, por el rabillo del ojo veía como Zöe era rodeada, quería ir en su ayuda pero mis propios problemas me lo impedían, y es que, el tío de la lanza ya estaba a escasos metros de mi cuerpo y un tercero se me acercaba por el costado. Si quería ayudar al resto del grupo tendría que terminar con ellos dos de manera rápida, en esta ocasión de mis cuernos salieron despedidos dos rayos, uno de cada asta, buscando a los objetivos mas cercanos. El primero impacto de lleno el tipo que había arrojado la lanza pero el segundo apenas logro rozas al otro enemigo, dejando al pasar una quemadura en uno de sus brazos y si en lugar de electricidad hubiera sido una espada la quemadura seria una herida abierta y sangrante. Por suerte para mi Gerald acudió en mi ayuda.

Por otro lado estaba Lavey, queriendo ayudar y al mismo tiempo indefensa. La niña quería transformarse pero la pequeña no lo conseguía, entre los movimientos del grupo la joven había terminado en el centro de la pelea pegada a Zero, igual era porque en apariencia sus edad coincidían o a lo mejor fue solo producto del azar, pero la cuestión es que habían terminados pegados uno al lado del otro.

-¿Que podemos hacer Zero? -En busca de mitigar sus nervios Lavey busco la mano del niño, en un intento de aplacar el miedo que luchaba por salir. -Tenemos que ayudarlos.

La infanta dragona miraba en todas direcciones buscando un resquicio de debilidad en el enemigo para poder apoyar a su equipo, pero no veía nada. La que mejor parecía estar era Angélique que ahora peleaba con un merodeador sin armas. De improvisto Lavey sintió un movimiento a su espalda a escasos metros de ella, se giro justo a tiempo para ver aparecer una figura salida de los dioses saben donde.

-Cuidado!!

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Off:
Habilidad: Centella Dividida

Zero, Podrías hacer un recuento de los muertos en tu siguiente post? Ando un poco perdida con el recuento de bajas.

Los enemigos caían, pero no se detenían, parecía que el instinto de autoconservación estaba completamente desactivado en esos humanos, no le tenían miedo a la muerte, llevados por su fanatismo parecían estar dispuestos a hacer lo que sea para reducirnos. [ERROR] Habían dicho que solo a Zero y a mi iban a reducirnos, a los demás... No podíamos dejar que lastimaran a los orgánicos.

Mis dedos ahora estaban pegajosos por la sangre, tendría que limpiarlos con mucho cuidado más tarde si no quería que se arruinaran. No había tiempo de hacerlo ahora, el humano al que había lastimado se acercaba a mi con un nuevo arma, lo cual dificultaba mucho mi tarea de proteger a los orgánicos. Regrese mis manos a su forma habitual porque ahora mismo no me serían útiles, tenía que encontrar el modo de detener las cadenas.

Agitó las cadenas por arriba de su cabeza varias veces antes de lanzarlas, enredandolas alrededor de mi cuello, luego tiró de ellas y me arrastró hasta tirarme al piso. Una de mis manos sujetaba la cadena, en un intento de que no cortara la circulación entre mi cabeza y el resto del cuerpo, la otra agarró un puñado de arena. Volvió a arrastrarme algunos metros, y luego comenzó a tirar para acercarme a él, probablemente para terminar de sujetarme.

Lo sentí acercarse y calcule la distancia a la que estaba, ya que se aproximaba desde mi espalda para que no pudiera volver a apuñalarlo, cuando la distancia fue la adecuada tire arena en sus ojos. El humano se alejó mientras se los refregaba con fuerza, incluso llego a sacarse el casco ya que le molestaba. Mi contraataque no le haría daño, pero me daba el tiempo suficiente para sacarme la cadena del cuello y tirarla lejos, donde no pudiera volver a agarrarla.

No me gustaba acabar con la vida de orgánicos, pero por el modo en que se comportaban podía calcular con bastante exactitud que aunque le quebrara piernas y brazos seguiría intentando hacernos daño. Además, cualquier herida que hiciera para inabilitarlo era condenarlo a quedarse abandonado a su suerte en el desierto, esa tampoco parecía una buena opción.

Me acerque mientras aún intentaba quitarse la arena y rompí su cuello con velocidad, sí tenía que hacerlo al menos me aseguraría que fuera rápido y sin dolor.

-Falta el más importante - Dije mirando alrededor en busca del líder.

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Zero dijo: “En realidad solo queda el líder fuera de combate. Si matan a todos esta ronda solo ese npc quedaría vivo”

Me sentí fuerte y poderosa luego de haber matado a uno de mis atacantes y haber cegado al otro. De mi pierna herida ya no me acordaba; estaba peleando por mi vida, hubiera podido hacerlo hasta con una pierna rota.

Estaba todavía paladeando la euforia del triunfo cuando un nuevo atacante vino por mí, insultándome y menospreciándome. Mientras arrojaba su espada y me desafiaba a un combate con los puños, dos ideas cruzaron por mi cabeza casi al unísono: que nunca hay que mirar en menos a un insecto – algunos te pueden matar de una picada – y que si ese tipo creía que me iba a enfrentar a él en un combate abierto, sólo con los puños, estaba rematadamente loco.

Mientras me mantenía fuera de su alcance, evalúe mis opciones: no podía acercarme lo suficiente como para patearlo en la ingle o clavarle mis garras en los ojos sin que me alcanzara con uno de esos puños erizados de púas; de sólo pensar en mi bello pelaje agujereado por esas púas me daba un escalofrío.

Mi atacante procuraba acercárseme  para atizarme un buen golpe, mientras seguía burlándose de mi para incitarme a una pelea abierta y yo lo esquivaba haciendo fintas aquí y allá, en espera de tener el espacio necesario para hacer mi movimiento. Y mientras saltaba aquí y allá, me las arreglé para rasgar la falda de mi vestido más arriba de las rodillas, necesitaba más libertad de movimientos.

En cuanto vi la ocasión, me lancé hacia el suelo y me impulsé con los brazos para deslizarme por su costado, con las piernas por delante, incorporándome enseguida para ubicarme detrás suyo. De inmediato, salté a su espalda, rodeando su torso con mis piernas y su cuello con mi brazo izquierdo para sostenerme mejor. Con mi mano libre, empuñé a Ágatha y la hundí en su ojo izquierdo.

Hacia mucho que había perdido el conteo de cuantos enemigos faltaban para terminar el combate, aunque claro... eso de mucho es relativo, las peleas tanto individuales como en general a penas llevaban mas cinco minutos en marcha. Una vez libre de mis atacantes, trate de centrarme en ayudar al grupo, gire el cuello buscando a la siguiente victima pero todos parecían haber acabado con sus adversarios. Solo basto ese despiste para que "el gran macho alfa" atacara a la única criatura indefensa del grupo, gire mi cuerpo lo mas rápido que pude, pero eso fue todo lo que hice.
El muy "valiente" sujetaba a Lavey por el cuello con un cuchillo, lo único que tenia permitido era esperar y aguantar los rugidos y chillidos los mejor que podía, si el fulano advertía peligro o una señal de que alguien atacaría degollaría a la niña.

Lavey estaba atemorizada y al mismo tiempo las dos compartíamos un sentimiento de impotencias muy grande. Por su parte estaba la frustración de saber que no podía acabar con la vida del centurión por no poder cambiar de forma, por la mía era lo mismo pero a la inversa, era una dragona enorme que lanzaba chispas por todo el cuerpo, tenia la potencia y la rapidez, pero un movimiento en falso y la vida de Lavey seria historia, un rayo mal dirigido y la niña seria polvo en la arena, una potencia mal calculada y la intensidad del rayo pasaría del cuerpo del centurión al de la pequeña dragona.

Solo gracias a la astucia del pequeño robot fue que Lavey salvo su vida, tan rápido como el pequeño embaucador deshizo el agarre la niña corrió hacia mi y al instante la protegí bajo mi ala. Hubiera corrido a destrozar a esa bolsa bosta si no fuera porque Zero se adelanto, me abría encantado morderlo y zarandearlo como si fuera un perro que juega con un pichón recién caído del nido.
Respire profundo y escondí la cabeza bajo el ala donde tenia a Lavey para comprobar que estuviera bien. En estos momentos ella era mi prioridad, ya tendría tiempo de preguntar por el estado del chico mas adelante.
Suprimí la carga eléctrica que rodea siempre a mi cuerpo y acerque la cabeza hacia la niña, parecía que todo estaba en su sitio. Acaricie a la niña con las escamas de mi cabeza, aunque estaría mejor dicho que restregué mi cara contra su cuerpo como si fuera un gato que hace ochos por las piernas de su dueño.

-Estoy bien... de verdad que si Reivy. Ese monstruo no me hizo nada, el niño me salvo. -Lavey me miraba con una media sonrisa, estaba claro que se esforzaba por tranquilizarse, pero después de ver la cara de la muerte tan cerca no resultaba fácil. -Mejor preocúpate por ti. Mira lo que te han hecho! -Ahora era el turno de que la pequeña me riñera a mi, tenia las mejillas infladas y los brazos en jarra. -Voy a tener que quitarte las escamas rotas y ya estas sangrando por las que perdiste... Eres un desastre Rei.

Suspire a la vez que rodaba los ojos y deje caer mi cuerpo sobre la arena como si me hubiera derrotado un gran adversario. Mientras el grupo se reunía, hacían recuentos de bajas y comprobaban que no tuvieran nada roto yo me deje cuidar por la niña, que, con grandes esfuerzos consiguió arrancar las escamas sueltas.
A la vez que Lavey buscaba un ungüento en mi bolsa yo aplicaba pequeñas cargas de electricidad sobre las heridas para cauterizarlas.

Al cabo de unos minutos ya estaba lista para seguir la marcha. Si bien podría haber vuelto a mi forma humana lo cierto era que estaba mas a gusto así, no solo en lo mental sino también en lo físico. Gracias al constante circuito eléctrico que tenia mi cuerpo y la forma de las escamas podía repeler el calor con mayor facilidad y al mismo tiempo dar algo de sombra a mis compañeros, mientras ninguno de ellos me tocara todo iría bien pero si alguno decidía dejarse caer o apoyar su mano en mi, recibiría una fuerte y preocupante descarga. Aunque contaba con que el zumbido (que producía la electricidad constantemente) sumado a la inteligencia individual de cada uno bastaría para que no me tocaran.

Cuando por fin pude ubicar al Jefe del grupo enemigo ya era tarde, nuevamente había utilizado ese misterioso truco para desaparecer y aparecer repentinamente, pero lo más grave es que había agarrado a la pequeña Lavey. Me encontraba demasiado lejos como para poder realizar algún ataque sorpresa, mire a Reivy y entendí que ella deseaba hacer lo mismo, pero mientras tuviera a la joven en sus manos nadie podría acercarse.

Por suerte el pequeño Zero tuvo la habilidad para poder negociar con el humano, con eso quedaban confirmadas mis suposiciones, era un modelo netamente pensado para que realizara actividades sociales, la fluidez en sus diálogos lo demostraban.

-¿Exos? - Tenía la impresión que no era la primera vez que escuchaba ese nombre, pero no estaba segura de donde podría haberlo oído [REVISANDO ARCHIVOS] [ERROR] No parecía haber nada en mis registros.

Zero termina rápidamente con el enemigo y Lavey regresa con Reivy, iba a acercarme a la niña para manifestarle mi regocijo al ver que se encontraba bien pero algo más llama mi atención. El Bio- cibernético había dejado de moverse.

Me acerqué a él y me arrodille a su lado, sus ojos estaban abiertos, su cuerpo estaba fijo en la misma posición, pero era evidente que su consciencia no estaba allí.

-Debe ser un error en su sistema, alguno de los procesos no pudo finalizarse como es debido y produjo una traba en la secuencia - Estaba segura que podía solucionarlo, incluso siendo Zero un modelo más avanzado mi propia red tenía que ser capaz al menos de destrabar la parte que generaba conflictos.

Me disponía a sacar un cable de conexión de mi morral cuando Gerald se acercó y se sentó también frente al niño. Es curioso, está intentando algo diferente, lo calma como sí fuera un niño humano, a través de las palabras.

-Eso no va a funcionar - Pero increíblemente funciona [ANALIZANDO] ¿Por qué una estrategia humana funciona con un Bio- cibernético? No lo comprendo, pero es evidente que dio resultado, por lo que guardo el cable nuevamente - Es bueno ver que te recuperaste, deberías permitirme hacer una revisión completa más tarde ¿Sí? - Quizás la solución era momentánea, o tal vez no, no lo sabía, sin hacer un examen todo quedaba en suposiciones.

Miré a Reivy y continuaba en su forma de dragón, no era normal que hiciera eso pero dada la situación parecía razonable. Me acerque a la gata para comprobar su estado.

-¿Te encuentras bien? Debió ser difícil pelear con la pierna herida ¿Podrás seguir caminando? - No parecía que estuviéramos cerca de terminar el viaje, o al menos no había nada destacable a la vista.

Estaba en tal estado de euforia, producto de la lucha, que tardé un instante en darme cuenta que todos nuestros atacantes habían sido eliminados… Bueno, casi todos… Porque prácticamente de la nada, apareció el jefe del grupo y agarró a la pequeña Lavey por el cuello.

Nadie se lo esperaba y, aparentemente, nadie podía hacer nada. Todos estábamos simplemente allí parados mirando y escuchando lo que el tipo decía sobre un tal Exos que, por lo menos a mí, no me sonaba de nada. La chiquilla parecía perdida cuando, inesperadamente, el niño reaccionó liberando a Lavey primero y matando al líder después, para luego sufrir lo que parecía una crisis de nervios.

Ahora sí que todos nuestros atacantes habían sido eliminados. El peligro había desaparecido y con él, la excitación que hasta ese momento me había sostenido. Tomé conciencia del calor sofocante del ambiente, de mi cansancio y del dolor atenazante de mi pierna, que ahora se cobraba venganza por el esfuerzo al que la había sometido.

Ya no me sentía fuerte ni poderosa. Hubiera dado lo que fuera por un mullído lecho, una cómoda silla o algo en lo que apoyarme siquiera, pero a mi alrededor sólo había arena, ni siquiera una miserable piedra que pudiera servirme como asiento, ¡maldita la hora en qué acepté hacer ese viaje en barco!

Miraba en torno mío buscando el bastón que había soltado quien sabe en qué momento, cuando Zöe se acercó a mí, interesándose por mi estado, ¡loado sea su espíritu servicial! No alcancé a contestarle porque, justo en ese momento, mi pierna me falló por completo y me fui derechita al suelo.

Mientras cada uno se tomaba su tiempo para lamerse la heridas yo y Lavey esperábamos pacientes a que retomáramos la marcha. Pero por lo visto eso iba a tomar mas tiempo del que pensé, Angélique acababa de colapsar al lado de la biotica, en cuanto la adrenalina se diluyo del torrente sanguíneo de la gata la pierna volvió a flaquearle.
La primera en acudir fue la joven Lavey, al parecer le había cogido especial cariño a la gata... o tal vez solo quería aprovechar cada oportunidad que se le presentaba para poder acariciar el suave pelaje de la mujer-bestia, vaya uno a saber. Pasado un escaso segundo alcance y adelante a la pequeña y en apenas un par de zancadas ya estaba al lado de las dos mujeres.

-Gatita te encuentras bien? Te vuelve a doler la pierna? Si quieres Reivy puede llevarte.

Lavey había acortado la distancia dando una corta pero intensa carrera, jadeaba levemente mientras preguntaba y se arrodillaba cerca de la bolita de pelo. Como siempre la joven quería ayudar y eso implicaba pasar por alto cosas tales como: No ofrecer el lomo de otra persona o preguntar siquiera si a la presunta implicada le parecía buena idea.
Ahora que no podía hablar tocaba dialogar de una forma mas rudimentaria pero no por ello menos expresiva. Moviendo el cuello acerque la cabeza hasta detrás de la nuca de la rubia y dando un fuerte soplido le hice volar el tocado y todos su pelos quedaron en marañados y tapándole la cara, para cuando Lavey se giro a mirarme estreche los ojos entrecerrando los parpados.

-¿¡Que?! No me pongas esa cara, a mi me llevas siempre. -A la distancia en la que me encontraba de las mujeres se podía ver y escuchar a la perfección la centelleante capa de electricidad que recorría mi cuerpo de forma natural. -Deja de poner cara de lagarto muerto y sácate las chispas del cuerpo. Centella.

Lavey casi nunca me llamaba por el apodo cariñoso que me había dado mi abuelo y cuando lo hacia quería decir dos cosas. La primera que estaba hablando en serio y la segunda que no me dejaría tranquila hasta conseguir lo que ella quisiera. Resignada y abatida por la tozudez y amabilidad de la pequeña moví la cabeza apuntando con los cuernos hacia el cielo, al cabo de pocos segundo las chispas dejaron de relucir por mis escamas y el constante zumbido desapareció en el ambiente.
Toda la carga estática ahora estaba concentrada en la punta de mis cuernos, cuando toda la carga estuvo condensada la dispare hacia el cielo y comencé a reprimir conscientemente el resto de energía que quería volver a cubrir mi cuerpo. Si en el cielo hubieran nubes ahora estaría cayendo el diluvio universal, pero al estar en un desierto la carga eléctrica solamente se perdió en el firmamento.
Volví a agachar la cabeza para mirar a las dos mujeres y la pre-adolescente, para que Angélique lograra subir sin problemas a mi lomo decidí tumbarme sobre la ardiente arena, sentándome primero sobre las patas traseras como si fuera un perro y estirando después la delanteras.

-Eso esta mejor. ¿Quien es una buena Centella? Tuuuu. -Con una sonrisa de oreja a oreja y con los pelos aun medio despeinados Lavey subió de un salto a la cruz de mi lomo. -¡¡Arre caballo!! -Ante aquel entusiasmos súbito hice lo único que podría hacer una madre en esta situación. Rodar los ojos y anotar mentalmente un castigo de una semana sin azúcar extra. -Vamos, Angélique. Ya veras que cómoda vas aquí.

Espere paciente a que la gata tomara una decisión. Por mas que yo estuviera dispuesta y que Lavey ofrecía su ayuda (o mas bien la mía) Si Angélique no quería subir nadie se lo impediría, la decisión final recaía solo en ella.

Para no perder la costumbre, el momento de calma se fue de la misma forma que vino, muy rápido. Estruendosos sonidos y luces aparecieron detrás de una duna, Zero no tardo en correr e investigar y fue también el primero en caer cuando la tierra desapareció bajo sus pies. La arena se lo había engullido y nosotras no tardamos en seguir su ejemplo, la arena comenzaba a escurrirse por mis patas. Un agujero se abría en el centro del desierto y se expandía a una velocidad monstruosa. Lo único que pude hacer fue aferrar mis garras al suelo y notar como arañaban una superficie metálica antes de comenzar a caer hacia el vació.

Procure por todos los medios proteger la carga que llevaba encima, pero con tanto movimiento era imposible. Sin saber muy bien como termine metida en un estrecho túnel que me obligo a plegar las alas al máximo, mi mente solo pensaba en el momento en que saldría de allí y extendería las alas para no caer al vació, pero ese momento nunca llego. El túnel seguía y se hacia cada vez mas ancho, la velocidad no disminuía pero había algo en el ambiente que nos estabilizaba. ¿Que diantres es esto? ¿No puede ser magia? ¿O si?

-Wiiii que divertido, otra vez!!! hagamos lo de nuevo. Jajajaja... Oye, Reivy, que estamos flotando. ¿Te has dado cuenta? tienes las alas plegadas y volamos. Waaaaao esto tiene que ser magia. -Y tras decir eso la niña se lanzo de mi lomo hacia el vació para descender a los dioses saben donde. -JERONIMOOOOO.

Lavey se fue perdiendo poco a poco en la negrura del túnel dejando detrás de si el sonido de la O. Con el paso del tiempo se podía oír como la niña gritaba diversas frases y preguntas, las cuales contestaba con breves rugidos, estaba claro que seguía viva.
No tenia claro cuando terminaría la caída pero por los visto no acabaría con un mal final. No tenia sentido que montaran un mecanismo tan intrincando y seguro para al final acabar espachurrados en el suelo.

Al cabo de quince minutos una plataforma luminosa con el grabado de un emblema nos recibía, empece abrí las alas preparándome para frenar la caída, unos metros mas abajo podía ver a Lavey, pero antes de que pudiera terminar de abrir las alas una fuerza nos freno en seco y deposito nuestros cuerpos con suavidad en el suelo.

-Jooooo, ya se a acabado. Que pena, era muy divertido.

Zero no me permitiría analizarlo, en cierto modo era una frustración, me hubiese gustado saber cómo funcionaba un sistema que era más moderno que el mio.

Llegue a sujetar a Angélique justo a tiempo, tal como había pensado el esfuerzo de la pelea había sido mucho para ella, estaba por proponerle que se subiera a mi espalda cuando Lavey se acercó corriendo y ofreció el lomo de Reivy para los mismos fines. Seguramente eso sería más sencillo, sí bien tenía fuerza más que suficiente para llevar a la mujer - bestia, no se comparaba con la que poseía la dragona.

Pero al acercarse mi sistema detectó un gran peligro, me aleje unos pasos de Reivy, aún sosteniendo a Angélique, el cuerpo de la dragona estaba completamente cubierto por electricidad, un enorme peligro para mis circuitos. Se podría comparar mi sensación con algo parecido al sentimiento humano de miedo, ya que habían pocas cosas que resultaran más destructivas para mi sistema que la electricidad.

Por fortuna Reivy se encargó de dispersarla, y luego de ayudar a la gata a que subiera ya estábamos listos para continuar caminando... O eso esperabamos, pero de pronto el piso bajo nuestros pies comenzó a moverse.

-¿Una plataforma? - Al parecer lo que creíamos que era simple arena se trataba en realidad de una elevación que desembocaba en un agujero y una serie de toboganes, saque algunas de las herramientas de mis dedos para intentar agarrarme de algo, pero la superficie era demasiado lisa, no logré engancharme en nada y caí.

Me separé del grupo durante tres segundos, pero cuando la caída finalizó estábamos todos en una misma sala, el aterrizaje fue muy suave, la gravedad no parecía tener ningún sentido en ese lugar.

-Esto explica de donde salían los hombres - Probablemente así como habían fuerzas que evitaran nuestra caída, debían haber otras que llevaran hacia arriba - Podrían haber más de ellos - Observé el grabado en el piso - La orden - Es todo lo que dije, nuestras suposiciones se confirmaban.

Todo eso tenía que ser obra de ese tal Exos, una construcción tan compleja [ANALIZANDO]Un sistema tan moderno [ANALIZANDO] ¿Qué relación había entre esa isla, los orgánicos que nos habían atacado y Exos? [ERROR] No había diagnóstico posible.

La traición de mi pierna no terminó en una serie de magulladuras al azotar mi lindo cuerpo contra el suelo sólo porque la biótica alcanzó a sujetarme. No estaba para nada en condiciones de seguir caminando y me quedé ahí, aferrada a Zöe mientras pensaba qué hacer.

Afortunadamente, no tuve que pensar mucho porque Lavey apareció corriendo y resolvió mi problema.

- Sí, me duele bastante – contesté y miré a la dragona a ver que le parecía la propuesta de la chiquilla.

Al parecer, no estaba muy de acuerdo con la idea, pero, para mi buena suerte, Lavey se empeñó y consiguió su objetivo. Sentarme arriba de una dragona llena de chispas no hubiera sido muy cómodo, pero Reivy se liberó de su carga y luego se echó en el suelo para que yo pudiera subir. Huelga decir que acepté el transporte encantada.

Con algo de ayuda, logré subirme al lomo de la dragona y acomodarme adecuadamente sobre ella. Me sentía tranquila y segura montada en Reivy, pero la calma no duró mucho. Detrás de la duna se oyeron varios estruendos y se vieron luces y, de repente, el suelo nos engulló… literalmente.

Con todos los pelos del lomo erizados, me aferré con dientes y uñas al lomo de la dragona para no caerme… y luego disfruté de la experiencia; parecía que estuviéramos volando, ¡era genial! Quien mejor lo estaba pasando era Lavey, que saltó del lomo de la dragona y se perdió en la obscuridad del pasillo por el cual caíamos.

Nuestro viaje terminó de una forma suave, casi amigable sobre una plataforma luminosa con un emblema grabado. Emblema que Zöe identificó como de la Orden, aquella de la que Giraud nos había hablado. ¿Nos habían tomado prisioneros?

Todos acabamos en el mismo lugar casi de forma simultanea. Aun no nos habida dado el tiempo a preguntar que era todo esto que nos rodeaba, cuando la plataforma bajo nuestros pies empezó a elevarse. El movimiento súbito me llevo a soltar un leve rugido de sorpresa, gire el cuello hacia detrás y pude ver que Angélique seguía en mi lomo y que Lavey volvía a subir trepando por las escamas de mi pata delantera. Los dos robots sobre la plataforma parecían absortos en su pensamientos sobre la Orden y el Exos, por otro lado Giraud estaba ensimismado con el hallazgo, su cara era un amasijo de sensaciones y sentimiento muy bien llevados.

Lo que vino a continuación me puso las escamas de punta y la mente en alerta. Una secuencia que se repetía en un bucle infinito de unas pobres almas en pena, sentenciadas a repetir su propio final una y otra vez, sin lugar a dudas era una escena macabra y dantesca. Aunque según Giraud era el recuerdo de un accidente a mi me hacia replantear la idea de una trampa, ahora mas que nunca me negaba a cambiar a mi forma humana. A Lavey se le había ido todo rastro de alegría y felicidad al ver la escena.

-Esto es horrible... ni siquiera los muertos pueden descansar en paz aquí abajo. Si esto hubiera ocurrido en Dundarak, mis padres... mi familia estaría condenada a bagar en eterno sufrimiento. Tenemos que hacer algo para ayudarlos, tiene que haber alguna forma de liberarlos.

Como acto de impotencia la niña comenzó a golpear mi lomo con sus talones como si quisiera arrearme hacia algún lugar. Cuando el ascensor dejo de moverse unas luces se encendieron en el suelo dejando ver un camino hacia un supuesto biocibernetico, que para mi gusto era grotesco. Por algún motivo Zero avanzaba sin dilación a la entidad, como si lo estuviera moviendo un marionetista.
Ande un par de pasos hasta quedar en mita del camino y ante la pregunta que hizo "el gran sabio" conteste con un gruñido afirmativo... aunque claro, a oídos de cualquiera podría sonar como cualquier otro sonido de animal.

-Pues claro que merece existir. -Respondió Lavey con voz potente dejando bien claro que su respuesta era la única que se podía tomar como correcta y que ninguna otra cosa podría hacerla cambiar de opinión. -Y ella también lo cree así. -En estos momentos la joven señalaba con su dedo hacia mi cabeza haciendo referencia y traducción a mi gruñido.

El sistema del lugar parecía activarse al sentir nuestra presencia ¿O sería que alguien nos vigilaba? Habían muchos modos para activar una plataforma, por cantidad, por peso, por tiempo… Mientras meditaba sobre esto contemple en silencio las figuras condenadas a repetir constantemente una misma situación ¿Se podría decir que estaban vivos? ¿O muertos? Era como la paradoja del Gato de Schrödinger, en realidad las posibilidades estaban igualadas, o mejor dicho, eran y no eran al mismo tiempo.

-Si intentas sacarlos del bucle hay un cincuenta por ciento de posibilidades de que sobrevivan y un cincuenta por ciento de que mueran – Le contesté a Lavey – Con un resultado semejante no es propicio el intentarlo.

Finalmente nos detuvimos en una nueva sala, mi sistema no se detenía ni un instante, detectando los detalles y evaluando las posibilidades. Camine junto a Zero hasta llegar frente a un extraño Bio- cibernético [ERROR] Era un orgánico aún, aunque de su cuerpo quedaba muy poco pero su mente… No había datos suficientes [CONCLUSIÓN] Lo consideraría un ser vivo hasta que demostrara lo contrario.

Gerald desea hacer preguntas y lo llama “gran sabio” ¿Por qué le dice así? No parece ser más que un orgánico mantenido en base a maquinas.

Reivy y Lavey parecen muy seguras de la respuesta, yo no lo tengo tan claro, cuando llega el momento en que tengo que contestar termino resolviendo decir aquel veredicto que parece tener el menor porcentaje de error.

-La vida no tiene otra función más que la de existir ¿Correcto? – Le digo al extraño ser y me quedo a la espera de que las demás personas de mi grupo den su respuesta.

Permanecí sobre el lomo de la dragona porque la pierna continuaba doliéndome y quería evitar estar de pie o caminar tanto como fuera posible. Además, ¿quién sabe?, puede que tuviéramos que escapar del lugar adonde habíamos llegado y montada sobre ella iba a ser mucho más fácil.

Era un lugar extraño, casi tétrico, con todas esas figuras haciendo lo mismo una y otra vez en un ciclo que parecía eterna ¿Eran fantasmas? ¿almas en pena? ¿sombras de un pasado? No lo sabía, ni me interesaba saberlo. Hubiera preferido no tener nada que ver con eso, las cosas de ultratumba me ponían los pelos de punta.

Afortunadamente, no permanecimos mucho tiempo en esos niveles porque la plataforma que nos llevaba continuaba ascendiendo hasta dejarnos en un nivel totalmente negro, excepto por algo que brillaba frente a nosotros. Cuando Zero avanzó, se reveló la presencia de un ser muy extraño que nos dio la bienvenida a cada uno y a quien Giraud parecía muy deseoso de interrogar, aunque éste ni caso le hizo. Prefirió dirigirnos a todos una pregunta: ¿la vida merece existir?

Lo que me faltaba, preguntas filosóficas. Solté un bufido de irritación, me dolía la pierna, estaba cansada y tenía hambre; no me gustaban las discusiones sobre filosofía ni siquiera cuando me encontraba bien, mucho menos me iban a gustar en aquellas condiciones. No me tomé la molestia de contestar.

Me hubiera esperado una pelea, una transformación de ese ser grotesco en un bicho aun mas aberrante, pero nunca me imagine que la vida de ese sujeto alimentara y diera fuerza a los cimientos de la base.
¿La opción mas fácil? salir volando por el agujero que se había abierto en el domo, pero los cuerpos momificados y embalsamados que colgaban del techo como si fueran marionetas hacia que la subida a demás de espeluznante fuera complicada, por no hablar de las piedras que comenzaron a caer cuando los temblores se volvieron sismos desmedidos, y también estaba el hecho de que mis alas no estaban curadas por completo. Al final tocaba correr siguiendo el sendero de luces, como alma que lleva el diablo.
Mi primera idea era agarra a Lavey con mi mandíbula, pero Giraud se adelanto a mi idea y se llevo a la niña en volandas. Por otro lado podía ver, o mejor dicho deje de ver a Zero, algo había hecho el niño maquina pues en estos momentos se impulsaba a una velocidad fuera de lo común, pero también era cierto que es una maquina, así que podía hacer muchas cosas fuera de normal.

Los segundo pasaban y yo seguía parada como un pasmarote, hasta que sentí unos golpes sobre mi lomo que instaban a que empezara a moverme. No si al final va ser verdad que soy un caballo. Pasos, zancadas, pisadas apresuradas y al final una carrera loca y arroyadora. Empece a correr a todo lo que mi cuerpo me permitía, con cada paso mis garras dejaban marcas en el suelo, estaba dando el todo por el todo.
Pase de largo a Zöe, a la cual solo le dedique una mirada fugaz y un rugido de advertencia, en el mejor de los casos se acoplaría al vagón reptiliano, en el peor se quedaría parada y seria arroyada y sino habían improvistos, la mujer robotica correría delante mía o a mi lado.
A lo lejos se veía el final del túnel, brillante, llamando a todo el que estaba en el interior con una única recompensa, la salvación. En el contraste de luces y sombras se podían distinguir las siluetas de los niños y el hombre adulto.

Parece ser que nuestro destino en esa isla era correr y escapar sin que entendamos los motivos de fondo. El misterioso orgánico le entrega a Zero una esfera [ERROR] una memoria, nunca la había visto en ese formato, quizás era de modelos mucho más avanzados a mi época. Me hubiese gustado poder verla con más detalle, pero entonces todo comenzó a temblar y no tuvimos más opción que huir.

Pronto levantaron a Lavey, y Reivy continuaba en su forma de dragón así que no corría riesgo, la mujer gato seguía en su espalda ya que con la pierna en ese estado no podría escapar. Una vez que me asegure que todos los orgánicos podrían huir por su cuenta, me dispuse a ponerme a salvo mi misma.

La dragona rugió [INTERPRETANDO] podría decirse que era una advertencia, negué con la cabeza y corrí junto a ella, claro que no me dejaría morir, aún tenía que hacer muchas cosas, debía encontrarlo a él, debía entender porque me había pasado esto, porque me había ofrecido para ser una Bio, qué era lo que había dejado atrás, porque el muñeco Neil [ERROR] tenía que encontrar mi objetivo.

Al final del pasillo se veía una luz muy intensa, probablemente sería del exterior, al igual que se veía el cielo a través de las rajaduras del techo ¿Saldríamos nuevamente al medio del desierto? No lo sabía, y esa isla no se guiaba por patrones lógicos, así que podría ser que termináramos en cualquier parte.

En cualquier caso, si ese lugar quedaba destruido, así terminaba también nuestras pistas sobre esa misteriosa orden. Quizás tendríamos que intentar con la salida por mar después de todo.

El ente que nos hizo tan filosófica pregunta murió y, a los pocos instantes, un gran terremoto sacudió la instalación donde nos hallábamos. Cuando todo comenzó a desmoronarse a nuestro alrededor supe que mi intuición de que iba a ser necesario escapar y mi decisión e quedarme sobre la dragona habían sido correctas; valiéndome por mi misma, nunca hubiera podido salir de ahí con mi pierna lastimada.

Montada en la dragona tendría una buena oportunidad de escapar de ahí… o la tendría si Reivy decidía moverse de una buena vez ¿Qué le pasaba? Se había quedado completamente inmóvil, ¿se habría paralizado de susto. No lo creía y no tenía tiempo de hacer hipótesis o esperar que se recobrara, había que salir de ahí ¡ya! o ambas seríamos aplastadas. Así que, aunque estaba montada en una dragona, hice lo mismo que hubiera hecho con un caballo remolón, ¡picar espuelas! Sólo que no tenía espuelas, pero de todos modos golpeé los flancos de Reivy con mis talones, lo más fuerte que pude para que sintiera el impacto a pesar de las escamas y cerca estuve de gritar un ¡arre!

El estímulo resultó. La dragona salió de su ensimismamiento y luego de tomar vuelo, empezó a correr a toda velocidad. Zöe corría junto a nosotras y Zero y Giraud cargando a Lavey parecían haber alcanzado la salida. Porque esa luz tan brillante al final del pasillo a mi me parecía que sólo podía venir del exterior y no de otra instalación conectada a la que se estaba derrumbando a nuestro paso ¿Adónde llegaríamos? Estaba a punto de saberlo.

Fuera del túnel, tras el cegador brillo del contraste de luces, nos esperaba un extraño navío. Un producto que seguramente hubiera sido fabricado por la extinta gente de la isla. Cuando Lavey diviso mi figura, corrió hasta colocarse a un costado de mi cabeza y comenzó su ya conocido parloteo donde habían mas preguntas que en los exámenes finales del colegio.
En apenas un par de aleteos subí mi cuerpo al barco, en medio del diminuto vuelo Lavey subió a mi pata de un salto y quedo colgando hasta que toco la cubierta del barco, Angélique parecía seguir en su sitio y dado que estábamos en un ambiente mas seguro, agache el lomo doblando las patas para facilitarle la bajada.

-Es la hora del poncho? -Preguntaba Lavey al tiempo que la felina bajaba. -Siiii, es la hora del manti-poncho. -Con una gran sonrisa (y un gruñido materno por mi parte) la pequeña Lavey se acerco hasta mi cuello para sacar de dentro de la mochila una manta de 2x2 metros con tres agujeros.-Pon-pon-pon, ponchipon! -Cantaba Lavey mientras me ponía la manta por encima del cuerpo, cubriendo de manera parcial la parte central del mismo. -Ale, ya puedes empezar.

Puse los ojos en blanco por el pequeño circo que estaba montando la niña, y cuando esta se separo comencé a cambiar de forma, las vueltas siempre son mas cortas que las idas, pero en este caso como la ida había sido muy forzada, la vuelta a la forma humana fue mas lenta. Lo primero en comenzar a desaparecer fue la cola, las alas, que ahora quedaban bajo la manta, empezaron a encogerse hasta quedar tapadas por la tela, las patas fueron menguando hasta que la tripa toco el suelo del barco, el cuello se encogió al mismo tiempo que la cabeza cambiaba de tamaño y forma, los cuernos empezaron a disminuir y para cuando mi cara y el resto del cuerpo ya eran humanos, la cornamenta era 3 veces mas pequeña, pero todavía permaneció en mi cráneo unos segundos mas hasta que desapareció por completo.

-Echaba de menos mi voz. -Dije mientras estiraba mi cuerpo, como si me acabara de levantar de la cama. Mire a Angélique y le dedique unas palabras. -Espero que hayas disfrutado del viaje y que tu pierna se sienta mas aliviada. -Ahora le tocaba el turno a Zöe. -En cuanto bajemos de este cacharro, se acabo el mar por una larga temporada. -Reí mi propia broma y luego mire a Zero. -Pequeño, no tienes nada que agradecer, esto solo fueron un cumulo de casualidades. -Por acto reflejo no pude evitar mirar de reojo a la mujer-bestia. -Pero... ha sido un cumulo muy agradable, y a demás, estamos vivos y hemos vivido una gran aventura. -Y por ultimo pero no menos importante, Lavey. -Te e dicho que no es un manti-poncho, esa palabra para empezar ni siquiera existe.

-Pero lo usas para dormir. - Eso es porque es una manta. -Y tiene tres agujeros, como los ponchos. -Esos es para poder meter los brazos y la cabeza. -Igual que los ponchos. -. . . . - Man... - Que no es un... - TI-PONCHO!!!

Manti-Poncho:

Al final del camino había un navío, un orgánico probablemente usaría la expresión “suerte”, pero yo sabía que no existía tal cosa, probablemente esa plataforma estuviera preparada para que los residentes del lugar salieran más cómodamente, o quizás era algún tipo de salida de emergencia. La verdad quedaría por siempre envuelta en misterio, ya que todo el sitio se estaba desplomando.

Salté hacía el barco, ya que era la última que quedaba por subir, y me agarré de las barandas con fuerza para resistir el impulso que movía la inmensa maquina hacia adelante. Nunca había estado en un sitio como ese, aunque sabía lo que era gracias a mis archivos, pero no se suponía que debiera existir, los humanos de la tierra tendrían que habérselos llevado todos ¿O no?

Mire alrededor para asegurarme de que todos los orgánicos habían llegado bien y que no corrían ningún riesgo. Una vez terminado mi análisis, me quedé observando como los restos de la isla se hundían en el mar.

-Ciertamente los viajes en barco tienen un alto porcentaje de riesgo con las tecnologías actuales – Le respondí a Reivy - No hay nada que agradecer, simplemente hacíamos lo que correspondía hacer – Mi sistema no me permitía simplemente quedarme mirando mientras los orgánicos se ponían en peligro, por lo que era lo esperable que intentara ayudar.

Deseaba llegar a tierra pronto, mire los cielos y ahora si podía reconocer donde estábamos, parecía que por fin habíamos regresado a la normalidad.

¡Por fin estábamos afuera! Cuando mis ojos se acostumbraron al resplandor, lo primero que apareció ante ellos fue… una embarcación. Maldita la gana que tenía de subirme a otro barco, pero la única alternativa para no hacerlo era quedarme donde estaba y, a juzgar por las sacudidas, si lo hacía muy pronto iba a terminar en el fondeo del mar.

Al menos, embarcar esta vez fue más divertido ya que Reivy voló hasta la cubierta del navío. Cierto, fue un vuelo muy corto, pero para mí, que nunca había volado fue una maravilla ¡qué sensación tan excitante! Ese vuelo era lo mejor que me había pasado en aquella isla.

Ya en cubierta, la dragona se agachó para dejarme descender con facilidad. Apenas lo hice, busqué un lugar donde sentarme y fui testigo, sin pretenderlo, de la conversión de dragona a humana. Al ver que Lavey la cubría con una manta, se me ocurrió que Reivy surgiría de la transformación desnuda y eso me hizo preguntarme qué había ocurrido con su ropa, ¿desaparecía así no más? ¿o se transformaba en una parte del dragón, como las escamas, que luego no podía reconstituirse a lo que había sido antes? Tal vez podía transformarse de un estado a otro lo vivo, no algo inerte como la ropa. Sin duda, era algo muy curioso e interesante.

- Mi pierna está mucho mejor, gracias a ti - declaré - lo único que he disfrutado del viaje fue ese pequeño vuelo. Yo nunca había volado en mi vida, ¡es fantástico! Quizás pueda volver a volar alguna vez, no lo sé, pero de lo que estoy segura es de que no volveré a subirme a un barco en mi vida, este será el último.

Notando la mirada de reojo de la dragona, le correspondí con una sonrisa coqueta, disfrutando del impacto que había provocado en la mujer, especialmente teniendo en cuenta que con mi ropa sucia y rota no tenía el aspecto garboso y elegante que acostumbraba.
No entendí gran cosa del discurso de Zero – no sabía de que gesta hablaba ni que no hubiera logrado sin nosotras – pero si el quería darnos las gracias, no sería yo quien las rechazara. Era un grupo de gente interesante con el que me había tocado naufragar y no me desagradaba la idea de volver a encontrarme con alguno de ellos más adelante. Por ahora, quería que lo que sí había sido una gran aventura terminara ya, para volver a sentir la tierra firme bajo mis pies.