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Mensaje  Elen Calhoun Jue Jul 12 2018, 19:22

“Temo que llegue el día en que cambies tanto que ya no pueda reconocerte… que permitas que esas criaturas destruyan a la mujer de la que enamoré.” Aquellas palabras retumbaban en su cabeza y dolían más que una puñalada, era lo último que Alister le había dicho antes de abandonar la habitación, dejándola a solas con la oscuridad. El negro carbón con que solía maquillar el contorno de sus ojos se había deslizado a través de las mejillas de forma irregular a causa de las lágrimas pero hacía ya rato que había dejado de llorar para quedar sentada en una de las esquinas de la cama, con la mirada perdida en algún punto de la pared. - ¿Qué sabrá él? No te estamos manipulando, lo sabes… acordamos que no habría trucos… - le susurraban las almas del medallón, que nada más desaparecer el dragón habían empezado a comunicarse con ella para que no le hiciese caso.

- No te comprende, no ha visto tu interior como nosotros… ¿por qué intentas negar la verdad? Nos parecemos más de lo que piensas, eso te preocupa, pero cuando luchamos sentimos lo mismo, somos iguales. - insistieron, provocando que la joven frunciese el ceño al escuchar lo último. - Callaos, no quiero volver a oíros. - ordenó con seriedad, pero algunas de sus aliadas no hicieron caso. - ¡Dejadme en paz! - exclamó en mitad de cuarto, poniéndose en pie y actuando por mero impulso. Necesitaba estar sola, realmente sola, pero solo había un modo de conseguirlo, peligroso y poco agradable. Decidida a concederse un rato de tranquilidad avanzó hacia su bolsa y extrajo de la misma un pequeño frasco, que llevó consigo de regreso a la cama.

Una vez sentada, y segura de estar lo suficientemente lejos del borde como para no caer de bruces contra el suelo, cosa que podía pasar en el peor de los casos, Elen se llevó a la diestra al cuello para tomar la cadena del medallón solar y quitárselo, arrojándolo sobre la mesilla de noche sin ningún cuidado. De inmediato notó como si se hubiese quitado un gran peso de encima, ya no escuchaba las voces ni sentía el profundo odio y deseo de muerte que éstas le transmitían, pero por supuesto, su decisión tendría consecuencias. La primera no tardó en llegar, pronto la temperatura de su cuerpo comenzó a elevarse hasta sobrepasar los límites de lo que podía considerarse aceptable, pero estaba preparada para ello, destapó la pócima antifebril que sostenía en las manos y bebió un par de tragos.

- Todo irá bien, solo tengo que aguantar despierta. - se dijo en voz baja, mientras los escalofríos recorrían su cuerpo y la instaban a buscar el abrigo de las sábanas. Sin apenas moverse de donde estaba, la de cabellos cenicientos consiguió lo que quería, durante aproximadamente media hora pudo pensar con claridad sobre todo lo que le había pasado últimamente y lo que aún estaba por venir, pero su estado volvió a empeorar, haciéndola sentir terriblemente cansada y obligándola a alargar la mano hacia la reliquia para volver a ponérsela. Con lo que no contaba era con que justo entonces sus fuerzas se desvaneciesen de forma repentina, antes de que sus dedos pudiesen tocar el colgante se desplomó de espaldas, quedando inconsciente y atrapada en el mundo de pesadilla que los jinetes habían creado para ella.

Pasaron un par de horas antes de que el cazador, que había bajado a la taberna a cenar y despejarse tras lo ocurrido en las afueras, volviese a la habitación, y nada más entrar notó algo raro. - ¿Elen? - preguntó sin elevar la voz, aunque estaba seguro de que su compañera no podía estar dormida, no en aquella postura tan extraña, con los pies colgando del borde de la cama y los brazos extendidos a ambos lados del cuerpo. - ¿Elen? - repitió mientras se acercaba, pero no obtuvo respuesta alguna. Extrañado por su silencio, hincó una rodilla en el camastro y se inclinó hacia la vampira para tomar una de sus manos, descubriendo el recipiente que todavía sostenía y la innatural calidez de su piel.

Con la preocupación grabada en el rostro saltó al otro lado del lecho y se apresuró a encender una de las lámparas de aceite, palideciendo al reparar en el medallón que claramente habían tirado sobre el mueble. Un simple vistazo a la benjamina de los Calhoun bastó para confirmar sus sospechas, se lo había quitado por voluntad propia, pero el brebaje antifebril no había sido suficiente para mantener a raya los efectos de su maldición. - ¡Maldita sea Elen! ¡¿Por qué lo has hecho?! - soltó con frustración, tomando la reliquia y torciendo el gesto al sentir toda la maldad y oscuridad que albergaba. Ella tenía que cargar con eso a diario, algo que muchos no soportarían sin volverse locos o perderse a sí mismos.

Rápidamente colocó la cadena en torno al cuello de la centinela y tiró de ella para incorporarla hasta que estuviese sentada, acomodándose a su lado de modo que pudiese apoyarla contra su pecho y hacerla beber el resto de la pócima contra la fiebre. - Vamos, reacciona. - musitó, zarandeándola ligeramente hasta que empezó a abrir los ojos. - No… quítamelo. - balbuceó, pero el alado la detuvo antes de que pudiese volver a tocar el colgante. - Ni hablar, ¿en qué estabas pensando? - la reprendió, sin que la preocupación abandonase del todo su expresión. - Me he ablandado… antes podía sobrellevar los síntomas sin ayuda… - respondió lentamente, mientras se recuperaba y su temperatura volvía poco a poco a la normalidad.

- No vuelvas a hacerlo, ¿me has oído? Esto no es un juego, ¿y si no hubiese llegado a tiempo? - prosiguió Alister, pero su compañera no volvió a pronunciar palabra, se apartó de él y tras echar un fugaz vistazo a la quemadura de su pierna, se recostó en la cama dándole la espalda, aquella había sido una de sus peores noches y lo único que quería era dormir hasta el día siguiente.

Su condición la obligó a quedarse recluida en el modesto cuarto durante buena parte de la mañana y la tarde, pero lo que se presentaba como una jornada aburrida cambió totalmente en cuanto recibieron la inesperada visita de uno de los leónicos que seguían a Melena Blanca. - Centinela. - saludó formalmente, nada más entrar a la estancia que la pareja había alquilado. - ¿Algún problema? ¿le ha pasado algo a mi hermano? - inquirió Elen, desde una silla estratégicamente situada lo más lejos posible de la ventana. - No, el jefe se reserva para la llegada de los jinetes pero algunos colaboramos con los Nórgedos, en cuanto nos llegó la noticia de su llegada a Roilkat decidí venir para pedirle ayuda. - explicó el felino. - ¿Ayuda? ¿qué ocurre? - preguntó la de cabellos cenicientos, sin quitarle ojo de encima. - Hemos seguido de cerca los movimientos del aquelarre, llevamos haciéndolo desde lo de isla volcánica… creemos que se han hecho con un valioso cargamento de suministros y artefactos, y que lo esconden aquí en la ciudad para no llamar la atención, si nos hiciésemos con él podríamos aprovechar los recursos para nuestro bando. - reveló, visiblemente emocionado por la idea del combate.

- Dime dónde puedo encontraros, nos reuniremos con vosotros en cuanto se ponga el sol. - accedió la señora de sombras, a pesar de que su pierna no estaba curada del todo aún. El leónico le dio las indicaciones pertinentes y luego se despidió para reunirse de nuevo con sus compañeros, que se alegrarían de poder contar con un par de aliados más de cara a la misión. - Más nigromantes y hechiceros oscuros… estupendo. - soltó el dragón, resoplando. - Quédate aquí si lo prefieres. - le replicó la benjamina de los Calhoun, antes de comenzar a preparar sus cosas para el “paseo nocturno”.

Tras alimentarse, ésta vez a conciencia para no repetir los errores de la noche anterior, ambos dirigieron sus pasos hacia el local en que leónicos y Nórgedos aguardaban para ultimar los detalles del plan de ataque, un edifico modesto y poco llamativo que se encontraba bastante alejado del centro de la ciudad.


Off: Primer tema de Elen con su maldición de Sombra de Odio. Cronológicamente iría inmediatamente después de: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]


Última edición por Elen Calhoun el Vie Ago 17 2018, 11:06, editado 1 vez
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Mensaje  Eltrant Tale Jue Jul 12 2018, 21:41

Levantó al muchacho por el cuello de la camisa y lo sentó sobre el destartalado barril que descansaba a un lado del callejón. Una vez hecho esto y después de asegurarse de que el joven caza-recompensas no se caía de bruces contra el suelo le limpió pobremente el polvo que cubría sus ropajes de un par de manotazos.

De la sangre que manaba de su nariz tendría que encargarse él mismo.

- Buena pelea. – dijo Eltrant dejando caer ambas manos hasta su cinturón, esperando paciente a que su adversario recobrase lentamente el sentido. – Aunque deberías mantener tu espada en alto más tiempo. – Añadió después, chasqueando los dedos delante de su cara repetidamente, forzando al joven de cabellos rojizos a parpadear.  

Respiró hondo y se cruzó de brazos; Tenía frente a él a otro joven al que habían prometido gloria si acababa con un horrible villano, no podía culparle por ello, le recordaba en a él mismo en sus tiempos de mercenario.

Aunque, si era sincero consigo mismo, él sabía encajar mejor un puñetazo. Y también se aseguraba de que la persona a la que iba a encarar era como decían los rumores.

- Sigo sin entender que parte de “Voy a limpiar mi nombre” conlleva golpearle en la cara a alguien hasta que pierde el sentido.  – Lyn, que había visto toda la contienda desde las alturas, descendió hasta dónde estaba él.– En serio Mortal, mírale. – La ojiazul señaló tras de sí con el pulgar. - Líquidos para comer lo que le queda de vida. – Aseguró la vampiresa pasando entonces la mano frente a los ojos del joven. – Hasta yo puedo comer más cosas y eso que no me sirve para nada. – El mercenario dejó escapar un gruñido de dolor como toda respuesta, Eltrant se llevó la mano hasta la cara.

- No le he dado tan fuerte… – Replicó de vuelta. – Además, era yo quien estaba en desventaja, no he usado ningún arma. – Agregó a continuación, colocando una de sus manos en la cabeza del mercenario de modo que este no se cayese del barril. - ¿Te he dado fuerte? – El mercenario volvió a gemir. – …bueno, vale, lo siento. – dijo al final el castaño girándose hacia Lyn, dejando escapar un largo suspiro. - ¿Suficiente? – La vampiresa sonrió. – No me pongas esa cara, no quería hablar, he intentado hablarlo. ¡Lo has visto! – Comenzaron a caminar hacía la salida del callejón. – En sí, le he dado más bien un par de bofeta…-

- ¿Por qué? – Antes de que Eltrant terminase de hablar la voz del mercenario, apagada, llegó hasta la pareja que ya estaba a punto de salir del callejón. - ¿Por qué me dejas? – Inquirió a continuación. - ¿No vas a matarme? - Eltrant miró a Lyn unos segundos y después depositó sus ojos en los del hombre, que ya parecía ser capaz de formular frases complejas.

Seguía estando bastante seguro de que no le había dado tan fuerte.

-  Si te pones a seguir rumores… - Se atusó la barba, pensó como seguir la frase durante unos segundos - …asegúrate de que son verdad antes de intentar matar a nadie. – Aseveró al final encogiéndose de hombros.

Técnicamente lo que se decía de él no eran solo rumores, por lo que Eltrant sabía había varios carteles con su cara en la capital y ninguno de ellos decían cosas buenas de su persona. Afortunadamente para él a Roilkat todavía no parecían haber llegado todavía, cosa que no le extrañaba, la guardia no estaba muy por la labor de perseguir a nadie en tiempos de guerra, algo que, evidentemente, no parecían compartir los distintos caza-recompensas que habían acudido en su busca.

Al menos estaba seguro de que los Nórgedos y Bashira no pondrían precio a su cabeza, tampoco Flint Roiland. Se preguntó, momentáneamente, dónde estarían ambos, supuso que en el este, ultimando los detalles antes de una batalla que ya sabían todos que se avecinaba.

- Oh, hay un curandero elfico cerca de la zona del mercado que te puede hacer un buen precio. – fue lo último que dijo antes de abandonar el callejón.

[…]

Leyó metódicamente la carta que un niño que apenas medía medio metro acababa de entregarle, no habían tenido tiempo de internarse completamente en aquella plazoleta y ya le habían localizado.

- ¿Cómo…?

¿Cómo se había dado cuenta de que estaba en la ciudad? Suspiró, el dragón a veces daba miedo. Aunque él mismo tampoco era precisamente sutil, no debía de haber sido, en realidad, demasiado difícil dar con él.  

- ¿Qué dice? – Su compañera saltó sobre su hombro y leyó el contenido de la misiva, entrecerró levemente los ojos al leerlo.

- A los nórgedos les vendría bien una mano, al parecer. – Eltrant se atusó la barba, repasó de nuevo la nota. – Suministros y artefactos… - Dijo en voz baja, para sí. – …y el Aquelarre. – Hizo memoria, tratando de ponerle rostro a aquel nombre; No se había cruzado con ningún miembro de aquella facción, pero sabía lo peligrosos que podían llegar a ser.  

Si un puñado de Nigromantes había acabado de algún modo entre los muros de la ciudad tenía que ayudar, por eso tenía aquella carta entre las manos.

- ¿Vamos a ir? – Lyn, sospechando la respuesta de su acompañante, se ajustó los cinco frasquitos de sangre que colgaban de su cinturón, Eltrant asintió y guardó la hoja de papel en uno de los tantos bolsillos que colgaban de su cinturón.

Después comenzó a caminar.

Tardaron varias decenas de minutos en llegar hasta el pequeño edificio en el que se estaban reuniendo todos los que iban a participar en aquel plan. No era gran cosa a simple vista: mientras que la fachada era prácticamente idéntica a la del resto de edificaciones de la ciudad, el interior distaba mucho de ser el de una ostentosa mansión.

Pero cumplía su función, era un buen sitio para reunir fuerzas sin que nadie lo notase.

Oteó el lugar con la mirada, tratando de reconocer caras conocidas, de vislumbrar a algún Nómada allí. Le sorprendió no ver a ninguno, sobre todo por que Irirgo había sido el que le había dado aquella información para empezar, supuso que estos tenían cosas más importantes de las que ocuparse.

Había oído, por ejemplo, que últimamente estaban desapareciendo bastantes caravanas de suministros que iban hacía Dalmasca.

Finalmente, tras de vagar por la habitación sin rumbo fijo durante varios minutos, encontró una figura conocida entre la escueta multitud.  Tras indicarle a Lyn mediante un gesto que no se alejase de él, se acercó a la bruja y a su acompañante.

No le sorprendía verla allí.

- ¡Elen! – dijo tendiéndole la mano a la mujer, esbozando una sonrisa.


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Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado] Empty Re: Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado]

Mensaje  Elen Calhoun Sáb Jul 14 2018, 02:09

Cubierta con la capucha de su armadura ligera, la de ojos verdes escrutó los alrededores antes de dirigirse a la puerta del local, en la cual tocó quedamente con los nudillos para que les abriesen. Una alta silueta apareció para recibirles instantes después, y tras medirlos con una felina mirada, se hizo a un lado, dejándolos pasar al interior del edificio. - Bienvenidos, espero que nadie os haya seguido. - comentó en cuanto estuvieron todos dentro, cerrando de nuevo la puerta e indicándoles con un gesto de la mano la sala a la que debían ir. - No te preocupes, hemos sido discretos. - respondió el cazador, para acto seguido encaminar sus pasos hacia la habitación en que se reunían los demás.

En un rincón algunos Nórgedos preparaban a conciencia su equipo para el asalto, asegurándose de afilar las armas y revisar el estado de sus armaduras. Elen los observó fugazmente, en el pasado había luchado contra ellos en la guerra para proteger Roilkat y ahora eran aliados, la vida podía dar tantas vueltas… -¡Elen! ¡Aquí! - la llamó el leónico que horas antes los había visitado en la taberna, alzando una zarpa para captar su atención. - Buenas noches Darius, veo que no estáis mal organizados. - saludó la joven, acercándose y tirando de la capucha para quitársela, estaba entre amigos, o al menos eso se suponía. - Nos apañamos, pero nunca viene mal algo de apoyo. El general de la guardia nos contó que habíais solucionado el problema de las afueras con ayuda del líder de los nómadas, ¿quién era el culpable de las desapariciones? - preguntó con curiosidad, demostrando que en la villa las noticias volaban, algo que podía ser un arma de doble filo.

- Un nigromante, mataba aldeanos para utilizar sus corazones en rituales de invocación, pero ya no tendréis que preocuparos por él.  - reveló sin apenas inmutarse la benjamina de los Calhoun, mientras el rostro de su interlocutor se contraía con una mueca de asco. - ¿Crees que podría estar relacionado con ese cargamento que seguís? - inquirió a continuación, provocando que el guerrero dudase durante unos instantes antes de volver a tomar la palabra. - Podría ser, controlamos sus movimientos pero no podemos vigilarlos todo el tiempo. - se lamentó, aunque aquella noche las cosas cambiarían, por fin se librarían del enemigo y de paso, conseguirían algunos valiosos recursos para su causa.

- Venid conmigo, para el amanecer la ciudad debe estar limpia de esa escoria así que tenemos trabajo. - indicó, poniéndose en marcha y cruzando la habitación hasta la otra punta, donde varias personas cuchicheaban y analizaban un mapa de la zona. - Me complace ver que han decidido unirse a nuestra misión. - dijo una de ellas nada más posar sus ojos sobre la pareja. La mujer que les hablaba era también una mujer bestia de rasgos felinos, que junto a un par de estrategas del clan de los Nórgedos trazaba el plan a seguir para robar las mercancías y eliminar a sus actuales dueños de la forma más segura. - Melena Blanca me ha contado lo de su… situación. - prosiguió, clavando los ojos en la vampira. - Tome esto, le será útil. - añadió, tendiéndole dos frascos muy semejantes al que Asher le había dado después de la pelea con el hechicero y sus mascotas.

Sangre voluntariamente entregada, embotellada y tratada para no coagularse, el truco que sus congéneres del arenal utilizaban para recuperar las fuerzas en mitad del combate. - Gracias - alcanzó a pronunciar, extendiendo la mano para aceptar el obsequio que le estaba ofreciendo. Fue entonces cuando una voz que le resultaba familiar la hizo girarse, y allí estaba el mercenario, vivo a pesar de ser un imán para los problemas, lo mismo que ella. Al parecer el Coleccionista todavía no había dado con él, o quizá hubiese perdido la batalla contra el espadachín del mismo modo en que había fracasado en su intento de vengarse de la centinela. - Eltrant, cuanto tiempo. - saludó, estrechando la mano que le tendía sin guardar aún los recipientes con el rojizo líquido vital, que seguían a la vista en la otra. ¿Notaría el cambio que había sufrido? ¿se percataría de su palidez o de la oscura aura que la rodeaba?

- Parece que ya estamos casi todos. - intervino la leónica, desviando la mirada hacia los recién llegados. - ¿También vienes a unirte al asalto? - preguntó Elen, pero pronto su interés se centró en la muchacha que lo seguía, una chica pálida de la cual podía percibir la misma sombría energía que tenía en su interior. ¿Estaba ante otra señora de sombras? Sí, casi podía asegurar que ese era el caso, lo cual hacía aquel encuentro mucho más interesante. Parecía joven pero no podía dejarse engañar por su apariencia, los vampiros envejecían a un ritmo diferente, mucho más lento que el de los humanos. - No nos conocemos, soy Elen, y éste es mi compañero Alister. - se presentó, señalando al dragón para que no quedase al margen.

¿Y si aquella extraña podía enseñarle a dominar mejor sus poderes? ¿Compartirían habilidades o podría aprender algunas nuevas de verla luchar? Todas aquellas ideas pasaron por su cabeza en cuestión de segundos, y en silencio, se quedó esperando la respuesta de ambos.


Leónicos:
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Mensaje  Eltrant Tale Sáb Jul 14 2018, 17:46

Estrechó firmemente la mano de la peliblanca y asintió con educación a su acompañante. También saludó a la leónica que estaba junto a ellos, no se había percatado de su presencia en un principio, pero no tardó en suponer, por su indumentaria, que era una de las personas a cargo de toda a aquella operación.

- Yo soy Lyn – La vampiresa dio varios golpecitos en el peto de la coraza de Eltrant – Aquí mi fiel lacayo se olvida de presentarme como es debido prácticamente siempre. – Añadió con una sonrisa. – Pero no te preocupes, Mortal. – dijo apoyando su mano útil en el brazo del castaño, como una madre que consuela a su hijo – Te perdono. – Tras sacudir la cabeza de forma solemne, dejó escapar una risita y se acercó a Elen y a Alister.

Eltrant se giró hacia su amiga frunciendo el ceño, aquella forma de hablar podía meterla en muchos problemas; aunque conocía a Elen y confiaba en ella seguían en guerra contra los vampiros, muchos soldados no se molestaban en diferenciar entre aliados y enemigos: todos los vampiros eran iguales para ellos.

- Lyn… -

- ¿Qué? – La ojiazul le quitó importancia al asunto con un rápido movimiento de muñeca. - ¡No pasa nada! – Señaló a Elen, a los frascos que estaban en sus manos y que eran similares a los que pendían del cinturón de Lyn en aquel momento. – Somos familia. – Añadió a continuación tomando uno de sus propios frasquitos y zarandeándolos.

Eltrant enarcó una ceja y se giró hacía la peliblanca. Hacía meses que no la veía, quizás había sido por eso por lo que no se había percatado a simple vista, pero no recordaba que su tono de piel fuese tan pálido, y, por otro lado, era... distinta, no era capaz de explicarlo en aquel momento.

Pero le recordaba a Lyn.

- Elen… ¿Estás…? – Se detuvo a mitad de frase y bajó ambas manos hasta su cinturón, suspiró.

Elen era una vampiresa, no se había dado cuenta, pero no necesitaba ser un erudito para adivinarlo. Aquello había sido toda una sorpresa, pero si hacia memoria, el estilo de vida de la bruja, como el suyo, conllevaba muchos riesgos como aquel, se consoló al pensar que podía haber sido mucho peor.

- ¿La conoces y no lo sabias? – Preguntó Lyn, sorprendida, alternando entre Elen y Eltrant.

La ojiazul comenzó a juguetear con su flequillo, como hacía siempre que estaba nerviosa, y, después, se giró hacía Elen.

Entonces ha sido hace poco. - La vampiresa se mordió el labio inferior durante apenas un instante y, tras tomar aire, miró directamente a la peliblanca, a los ojos. – La… - Se colocó delante de Eltrant – La transición suele ser… - Suspiró, parecía más seria de lo normal. - … problemática. – dijo al final, ofreciéndole una sonrisa a Elen. – Mucho drama, sangre… cosas que no le gustan a nadie, ya me entiendes. – Expuso con naturalidad, no había demasiada gente a su alrededor, nadie parecía prestar atención a la vampiresa. – Siempre ayuda tener un guía, o un amigo. Es la mejor forma de no acabar entrenando cuervos en un sótano. – dijo desviando su mirada hasta Alister, después cerró los ojos. – Así que puedes preguntarme lo que quieras. - Eltrant se quedó callado, sabía quién estaba pasando en aquel momento por la mente de Lyn.

Seguía sin saber apenas nada de su misteriosa maestra, pero había conseguido construirse una imagen mental de la mujer a la que Lyn profesaba tanto respeto.

Cómo mínimo, Eltrant sabía que era una vampiresa muy poderosa y bastante atípica, Lyn solía afirmar constantemente que, antes de que esta muriese, era el ejemplo perfecto de a lo que debería aspirar la raza.

- Puede ser confuso y todo eso… pero lo más importante es que sepas que sigues siendo tú misma. - dijo - No importa que te derritas si te da el sol. – Ensanchó la sonrisa -  Nuestro aspecto no controla quienes somos, nosotros lo hacemos. – dijo como conclusión, asintiendo para sí, después ladeó levemente la cabeza. – Y… lo siento si ya te han dicho todo esto y me estoy metiendo dónde no me llaman… - Volvió a juguetear con su flequillo, bajó su mirada hasta sus botas. – Son cosas que… todos los nuestros deberían oír alguna vez... y pocos lo hacen. – dijo en apenas un susurro.  

- ¿De dónde sale toda esa sabiduría? – Preguntó Eltrant zarandeando a la muchacha cuando vio como esta parecía perder algo de su buen humor. – No pareces tú. – Añadió llevándose la mano hasta la cara, sonriendo mordazmente.

- ¡¿Qué significa eso?! ¡Siempre lo he tenido, Mortal! – Replicó cruzándose de brazos, Eltrant pudo ver como se le enrojecían las mejillas. – ¡Lo que pasa que eres demasiado denso como para aprovechar mis conocimientos! -  afirmó señalándole con el dedo índice de forma acusadora. - ¡Me sorprendes que sepas leer! – Exclamó al final.

- Sí, seguro que es eso. – Eltrant dejó escapar una risotada y se giró hacía Elen. – Sea como sea, me alegro de volver a trabajar juntos. – dijo asegurándose de que Olvido, una de sus espadas, seguía firmemente anclada a su espalda.

Un hombre-bestia de apariencia felina alzó la voz, se encargó de congregar a todos los presentes a un lado de la habitación. Afirmó que iban a salir pronto, solo quedaba repasar una última vez el plan y congregar a los presentes por grupos.

Eltrant no pensó demasiado que hacer, se quedó junto a Elen y Alister en todo momento.

- Elen… – Lyn se volvió a acercar a la peliblanca – Dos frascos son pocos si pretendes pelear. – dijo tomando uno de los que tenía atados al cinturón. – Ten al menos tres. – dijo sonriendo a la vez que le entregaba dicho frasco a la mujer. – Es buena sangre. – Comentó señalando el que le acababa la botellita. – Cosecha Tale. – Señaló con el pulgar tras de sí, justo dónde Eltrant conversaba ahora con Alister. – Eso sí, la sangre que nos da más energía viene… directamente de la fuente. – suspiró, se giró hacia Eltrant, miró fijamente el brazo izquierdo del castaño dónde Lyn sabía que estaban todas las mordeduras que le proporcionaba diariamente. – Los frasquitos son más una necesidad, un último recurso. – Aseguró. – Te vas a empezar a encontrar muy cansada si solo bebes eso, acuérdate. – Explicó a continuación.

Dicho esto, la vampiresa se encaminó de nuevo hacía su compañero, Darius, el leónico que encabezaba aquella ofensiva, estaba explicando el plan en voz alta.


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Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado] Empty Re: Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado]

Mensaje  Elen Calhoun Lun Jul 16 2018, 11:49

Lyn no esperó a que Eltrant la introdujese en la conversación, lo hizo ella misma y no se cortó a la hora de decir que su lacayo, o al menos así se refería al mercenario, solía olvidarse de presentarla. Aquello descolocó un poco a la vampira, que podía entender que el castaño se hubiese buscado una compañera, teniendo en cuenta la facilidad con que se metía en problemas debía venirle bastante bien contar con otro par de manos, pero no esperaba que se hubiese convertido en el seguidor de otra persona. Al guerrero no pareció gustarle el tono en que su acompañante le hablaba, tenía el ceño fruncido y trató de captar la atención de Lyn, pero ésta le quitó importancia al asunto de inmediato, añadiendo que ella y la de cabellos cenicientos eran familia.

Los frascos de sangre la habían delatado, aunque probablemente la joven no necesitase verlos para saber que se encontraba ante otra criatura de la noche, si ella podía sentir su negra aura lo más seguro era que Lyn también pudiese hacerlo. La noticia tomó por sorpresa a Eltrant, como era de esperar, y su reacción hizo que la morena se diese cuenta de que la transformación había sido reciente, hecho que la hizo adoptar un tono más serio. Situándose frente a la benjamina de los Calhoun, la ojiazul empezó a hablarle acerca de lo que conllevaba el proceso, ofreciéndose para que le preguntase cualquier cosa al respecto, gesto que la señora de sombras agradeció esbozando una leve sonrisa.

- Sí que deberían oírlo, no es fácil aceptar el cambio y sus… consecuencias. - comenzó a decir, con un deje de tristeza en la voz. - Gracias Lyn, me alegra que hayamos coincidido, estoy segura de que podré aprender un par de cosas de ti. - continuó, sin revelar aún que lo que le interesaba ver era cómo se desenvolvía la muchacha con las sombras, el modo en que las controlaba para usarlas en su favor. Estaba claro que no podrían ser iguales, ella cargaba con el medallón solar y las almas que contenía, combinándolas con sus poderes para crear aliados en combate, pero la morena también tendría sus habilidades y claramente más experiencia que ella, si podía verla pelear conseguiría bastante información e ideas nuevas para seguir mejorando su dominio sobre el elemento que compartían.

La intervención del mercenario y lo que provocó en su acompañante hicieron que la sonrisa de la centinela se ensanchase un poco, ya no parecían jefa y seguidor sino dos amigos a los que les gustaba provocarse mutuamente. - Lo mismo digo Eltrant. - respondió, justo antes de que Darius llamase la atención a los presentes para avisarles de que saldrían pronto. Solo quedaba repasar por última vez el plan, establecer los grupos en que se dividirían y repartir las correspondientes misiones, luego abandonarían el local y se pondrían todos en marcha hacia la supuesta guarida del aquelarre.

La de cabellos cenicientos apartó la mirada del leónico en cuanto Lyn volvió a acercarse a ella, ésta vez para entregarle uno de sus frascos de sangre ya que dos le parecían pocos. Hasta la noche anterior, en que se habían enfrentado al hechicero y las Manticores, Elen no había utilizado aquel truco para recuperar energías, había tenido la suerte de acabar con sus enemigos antes de caer exhausta pero no podía seguir arriesgándose así, aceptó el recipiente y lo añadió a los otros en su bolsa, no sin antes examinarlo fugazmente. La vampira se alimentaba de su compañero, no solo eso, embotellaba su sangre para casos de emergencia, y ella mientras tanto evitaba beber de Alister tanto como le resultaba posible, quizá estuviese exagerando las cosas, o entre los suyos se viese como algo normal tener un suministro constante al lado.

Durante unos instantes miró al dragón, consciente de que a él no le importaba cederle parte de su líquido vital, es más, sabía que había disfrutado de las pocas ocasiones en que lo había mordido, pero su miedo a perder el control y hacerle daño era demasiado grande aún. - Gracias. - musitó, con el rostro ligeramente contraído. - Lyn, todavía soy inestable con ciertas habilidades, si me pasase algo durante el asalto… alejaos de mí, por precaución. - pidió en un susurro. - Alister sabe lidiar conmigo en esos momentos pero no quiero cargar en mi conciencia con haberos hecho daño a ti o a Eltrant. - continuó, para luego centrarse en lo que Darius comenzaba a explicar.

- El plan es sencillo, hemos seguido a los miembros del aquelarre y vigilado sus movimientos durante las últimas semanas, entran y salen de una casa situada en los suburbios, ahí es donde creemos que guardan el cargamento que nos interesa. - explicó, mientras Gareena sostenía el mapa en alto para que pudiese señalar la posición exacta de la vivienda. - Tiene dos plantas y dos entradas, una principal y otra más pequeña en la parte trasera, por la que sacaremos los suministros y cualquier cosa de valor que podamos encontrar. - prosiguió, con tranquilidad. - Un grupo de apoyo a distancia subirá al edificio de en frente y aguardará a que se inicie el ataque, la idea es provocarlos para que salgan, de ese modo desviarán su atención de la parte trasera, por la que otra unidad entrará para acorralarlos y hacerse con la mercancía. ¿Alguna pregunta? - dijo para finalizar, dando a los presentes la oportunidad de hablar.

- Me uniré a la primera línea, después de lo ocurrido con Amaterasu deberían salir nada más verme. - comentó Elen en voz baja, inclinándose hacia el dragón. - Y si no lo hacen siempre puedo convencerlos a mi manera, aunque en ese caso los suministros podrían terminar ardiendo. - respondió, encogiéndose de hombros. Después de las últimas semanas prefería no dar oportunidad al enemigo de actuar, cuanto antes los eliminasen mejor. En cuanto todo estuvo preparado la pareja abandonó el local para dirigirse a su objetivo junto al resto del grupo de asalto, mientras los arqueros se desviaban para tomar otra ruta, y los asignados a la parte trasera del edificio hacían lo mismo, valiéndose de la oscuridad de la noche para ocultarse.

Se suponía que el trayecto no sería largo, apenas diez o quince minutos, pero de repente la de cabellos cenicientos empezó a sentir que algo no iba bien dentro de ella. - ¿Qué estáis haciendo? - preguntó mentalmente a las almas del medallón, dando por hecho que eran las culpables. - ¡Nada! ¡no somos nosotros! - respondieron, con cierto nerviosismo ante lo desconocido. Elen se llevó las manos a la cabeza y cerró los ojos durante unos instantes, mientras las sombras del Nigromante envolvían su cuerpo y comenzaban a deformarlo. - Maldita sea, ¡ahora no! - soltó, mirándose las manos, totalmente blancas y con unos alargados dedos que no eran los suyos. - ¿Qué te está pasando? - preguntó Alister, con la preocupación grabada en el rostro. - ¡El Hombre Muerto! no sé qué me ha hecho pero tenéis que apartaros de mí, ¡rápido! - instó, desviándose hacia un callejón en un vano intento por poner a salvo a cuantos la acompañaban.

El dragón actuó por instinto, transformándose a marchas forzadas a pesar de no saber qué le estaba pasando a su compañera, fuera lo que fuese si tenía que ver con el Nigromante no sería nada bueno. - ¡Atrás! No os acerquéis a ella. - ordenó al resto nada más completar su forma bestial. En cuestión de segundos la silueta de la benjamina de los Calhoun fue sustituida por la de una criatura de sombras, que levantó la cabeza en dirección al grupo y se preparó para atacarlos, convirtiéndose en una bandada de cuervos y lanzándose hacia ellos a toda velocidad. - ¡Marchaos! ¡Yo la entretendré! - exclamó, más por miedo a que le hiciesen daño al defenderse que por otra cosa.

La temperatura del cuerpo del alado se elevó hasta que unas pequeñas llamas cubrieron las escamas de su armadura natural, tenía que confiar en que el instinto de supervivencia de la sombra la moviese a no acercarse al fuego, pero si ignoraba su advertencia no le quedaría más remedio que apagarlas, no podía permitirse quemarla. Los Nórgedos y leónicos obedecieron, tomando cierta distancia para no verse envueltos en la pelea, pero ¿qué harían Eltrant y Lyn? ¿haría caso la morena a lo que Elen le había dicho minutos atrás?



Habilidad de la Sombra de odio: Bandada de cuervos
Habilidad de Alister: Escamas ígneas


Sombra de odio:
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Mensaje  Eltrant Tale Mar Jul 17 2018, 00:36

Lyn estaba seria, más de lo normal. Era cierto que la vampiresa le había dedicado unas palabras cargadas de seriedad a Elen, pero lo usual en la ojiazul era recuperar su buen humor prácticamente al momento.

- ¿…va todo bien? – Preguntó Eltrant, decidiéndose finalmente por interrogar a su amiga. Estaban a mitad de camino de uno de los escondrijos del Aquelarre, si a Lyn le preocupaba algo era mejor saberlo en aquel momento que cuando estuviesen enfrentándose a un grupo de nigromantes.

En un principio Lyn respondió sacudiendo la cabeza, Eltrant esbozó una sonrisa, la conocía lo suficiente como para saber que en aquellos casos la vampiresa solía limitarse a desviar las distintas preguntas que le hacía de alguna forma u otra, normalmente con bromas.

No iba a rendirse.

- ¿Es por ella? ¿Te ha dicho algo más? – Clavó su mirada en la espalda de Elen, la cual caminaba justo frente a ellos, al lado de Alister. Eltrant se preguntó por un instante que tipo de relación tendrían entre ellos, el hombre era bastante callado y, en ocasiones, al castaño le costaba leerle; Pero era evidente que se preocupaba mucho por la peliblanca.

- Tiene miedo de sí misma. – dijo Lyn en apenas un susurro, dejando escapar un pequeño suspiro en el proceso, Eltrant se llevó la mano hasta la cara y continuó mirando la espalda de Elen. – En sí… es normal al principio sentirse así. –  afirmó en voz baja. – Pero... - Contempló como la vampiresa comenzaba a peinarse pobremente el flequillo otra vez más, pensativa.

- Entiendo... – dijo Eltrant de vuelta, dando por finalizada la conversación.

Lyn no parecía tener muchas ganas de seguir hablando de aquello; No era la primera vez que se comportaba de aquella firma, cuando Asher le preguntó si en algún momento de su vida había convertido a alguien en uno de los suyos hizo algo similar. Aquel tema parecía sacar a relucir recuerdos que su amiga prefería mantener olvidados, iba a respetarlo.

Continuaron avanzando relativamente en silencio, la vivienda en la que se estaban escondiendo los nigromantes no estaba muy lejos de dónde Darius y sus leónicos habían planificado todo, apenas a una decena de minutos a un paso normal.

No tardarían en llegar.

Eltrant enarcó una ceja cuando contempló como inesperadamente, a pocos pasos de dónde se encontraba, Elen se detenía a un lado y se tambaleaba durante apenas unos instantes para después llevarse ambas manos hasta la cabeza. Un conjunto sombras comenzaron a envolver el cuerpo de la peliblanca.

- Esas… - Lyn se adelantó un par de pasos. – …no son sombras normales. – Murmuró con el ceño fruncido. - ¿Es por esto…? - Antes de que la pareja pudiese intervenir o preguntar que estaba sucediendo Elen gritó a todos los presentes que se alejasen de ella mientras se internaba en un callejón.

El Hombre Muerto le había hecho algo.

Apretó los puños, viendo como Alister adoptaba la forma de un majestuoso dragón de colores oscuros y encaraba a la figura de sombras que antes había sido su amiga. ¿Incluso allí? ¿Hasta Elen era víctima de los delirios de aquel hombre? Él no iba a retroceder como habían hecho los demás, no si era Elen quien estaba en peligro.

- Puedo ayudar, conozco lo que puede hacer el Hombre Muerto. – dijo con firmeza, colocándose junto al dragón. – Se me da bien encajar golpes, déjame a mí que la distraiga, no te preocupes. - No era la primera vez que lidiaba con las argucias del Hombre Muerto; Ajustó las correas de su armadura y miró a Alister. - ¿Tienes alguna idea para retenerla? – Preguntó volviendo a analizar a Elen. No parecía ella misma para empezar: algo similar a una figura hecha de sombras cubría el cuerpo de la mujer como si de una armadura se tratase.

Un amargo sentimiento se apoderó de él cuando se acordó de como su hermano y varios ciudadanos más cayeron presa del Hombre Muerto, convirtiéndose en meras marionetas sedientas de sangre de forma símilar a lo que le estaba pasando a Elen. ¿Distinguiría ella quien estaba de su parte y quién no?  

- ¡Muy bien! – Lyn caminó decidida hacia Elen, tomó uno de los frascos que colgaban de su cintura y se lo bebió de un trago, depues de dejarlo caer al suelo hizo lo mismo con una segunda botellita.

Tras dar una fuerte palmada frente a su cara Lyn extendió los brazos, gruesos hilos de sombras emergieron de las paredes y del suelo buscando inmovilizar las extremidades de la figura sombría en la que se había convertido Elen.

Eltrant entrecerró los ojos. Elen era… poderosa, no podía describirlo de otra forma, las sombras de las peliblanca eran similares a las de Lyn pero, a la vez, completamente diferentes; y parecían estar fuera de control.

Frunciendo el ceño se colocó delante del dragón, decidiese lo que decidiese hacer Alister, Eltrant le ayudaría en todo lo posible. [1]

________________________________________________

[1] Eltrant se prepara para usar su habilidad de Nivel 1 sobre Alister: Salvaguarda.

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Mensaje  Elen Calhoun Mar Jul 17 2018, 22:55

Alister se sorprendió al escuchar la voz del mercenario, que a diferencia del resto no había huido sino todo lo contrario, se puso a su lado y se preparó para encajar el ataque de los cuervos, ajustándose la armadura y ofreciéndose a distraer a la sombra. - Es la primera vez que le pasa… solo se me ocurre ponerle una barrera de fuego y esperar que no la cruce… si lo hace podría morir. - la voz del dragón estuvo a punto de quebrarse al pronunciar las últimas palabras, no quería ni imaginarlo. - Por favor, no le hagáis daño. - pidió en voz baja, clavando sus alargadas pupilas de reptil en el rostro de Eltrant, aunque solo durante unos breves instantes.

Dicho esto se apartó para tener el espacio necesario y batir las alas con fuerza, alzándose en el aire mientras Lyn se adelantaba para tratar de detener a su compañera antes de que pudiese alcanzarlos. Las negras aves sortearon con agilidad los sombríos lazos de sombra de la vampira, graznando y organizándose en dos grupos bien diferenciados, uno para atacar a la morena, mientras el otro se abalanzaba sobre el guerrero, que era el segundo objetivo más cercano. El alado de momento estaba a salvo gracias al fuego que cubría sus escamas, pero ¿bastaría eso para que la criatura no se le acercase?¿podría valerse de su elemento y del instinto de supervivencia de la sombra para tomar el control de la situación? Tenía que creer en ello.

Desde su posición en las alturas, el cazador batió las alas con fuerza para generar un golpe de aire que desestabilizase a los pájaros, pero éstos no se rindieron, y ahora sí, lo incluyeron dentro de su rango de objetivos, con lo que la bandada volvió a dividirse para arremeter contra los tres a la vez. - ¡Cuidado! - advirtió a ambos, en cuanto los cuervos comenzaron a lanzarse en picado hacia ellos, sin mostrar miedo alguno. Los más adelantados avanzaron hacia Lyn con intención de picotearle el rostro, más concretamente los ojos, que era la parte más blanda, y el resto rodeó a la muchacha sin hacerle el menor caso, para avanzar en dirección al mercenario, que hacía de barrera entre ellos y el alado.

Elen estaba en alguna parte, pero no controlaba sus acciones, la maldición del hombre muerto le impedía distinguir entre amigo y enemigo, solo podía sentir el ansia de matar que Randall Flagg le había transmitido con aquella semilla de odio, que se alimentaba de sus más negativos sentimientos. Ni siquiera el dragón podría sacarla de aquel estado, al menos no con palabras, como solía hacer cuando la de cabellos cenicientos perdía el control a causa de la sed o era manipulada por las oscuras almas del medallón. No, ésta vez tendría que actuar de otra forma, más brusca, aunque no le agradase la idea.

Lo que quedaba de la bandada voló hacia el guerrero y al igual que con la señora de sombras, varias aves se centraron en su cara, mientras otras trataban de atacar torso y brazos. Solo unos pocos consiguieron evadir al castaño para ir a por Alister, que los recibió con un nuevo golpe de viento gracias a sus poderosas extremidades superiores. Su armadura natural brillaba con el anaranjado tono de las llamas, pero ni siquiera esa silenciosa advertencia los hizo retroceder, en vez de eso se dividieron para arremeter contra la única parte de su cuerpo que podía considerarse vulnerable, la membrana de las alas.

Temiendo herir a su compañera si golpeaba con demasiada fuerza a aquellos molestos seres, el cazador buscó la forma de esquivarlos, pero no pudo evitar que los afilados picos le alcanzasen en más de una ocasión, quizá no le estuviesen causando daños graves pero estaba seguro de que a la mañana siguiente tendría varios hematomas en los brazos. Con un hábil giro que tenía más que ensayado, el reptil obligó a los pájaros a elegir entre su deseo de matar o su instinto de supervivencia, acercando peligrosamente su ígnea coraza a ellos y alegrándose al escuchar como graznaban molestos ante la proximidad del ardiente elemento.

La luz y el fuego eran completos enemigos de la oscuridad con que estaban hechos, así que no les quedó más opción que retirarse, al menos un par de metros, lo justo para no notar el calor abrasador que emanaba del cuerpo de su víctima. La reacción de los cuervos dio esperanzas al alado, que rápidamente ideó un plan para recuperar a la vampira, o al menos, contenerla mientras durase aquello. - ¡Eltrant! ¡Lyn! - llamó a sus aliados, sin dejar de vigilar a las sombrías criaturas que mantenían sus negros ojos clavados en él. - ¡Tengo una idea! ¡Obligadlos a reunirse! - instó, al tiempo que avanzaba hacia los que tenía más cerca para empujarlos hacia el resto de la bandada. Si la sombra de odio temía a las llamas eso sería justamente lo que utilizasen para acabar con aquella situación, pero se le había ocurrido una forma de hacerlo con la que no tendría que preocuparse con la seguridad de la benjamina de los Calhoun.

Lo que tenía en mente era atrapar a las aves rodeándolas por completo con fuego a través de una proyección de su elemento, lo cual si todo iba bien, las debilitaría lo suficiente como para que Elen pudiese volver a tomar el control y regresar a su estado normal sin resultar herida. El Hombre Muerto no ganaría la batalla, no mientras él estuviese allí para luchar.



Off: Tienes libertad para describir como os atacan los cuervos, si tenéis que hacerle algo de daño a Elen para defenderos adelante. La posesión solo dura un turno así que finalizará al comienzo de mi próximo post, si seguís las indicaciones de Alister él utilizará su habilidad de proyección elemental (nivel 7) para acabar con la pelea.

He puesto que algunos de los pájaros consiguen pasar de Eltrant para que no quedase tan corto el post y mi dragón pudiese intervenir.
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Mensaje  Eltrant Tale Jue Jul 19 2018, 16:09

Chasqueando la lengua deslizó su mano frente a su cara en cuando vio como las enredaderas sombrías no servían de gran cosa; Una gruesa capa de sobras apareció justo frente a sus ojos a sus dando la sensación de que se acababa de atar un largo trozo de tela oscura alrededor de su cabeza.

Los entes que había convocado Elen con la oscuridad no tardaron apenas nada en alcanzarla, eran rápidos, muy rápidos: más que animales parecían sombras. Dio un par de saltos hacia atrás, retrocediendo, ganando algo de distancia con aquella bandada de aves oscuras.

Aquel truco era molesto, e interesante, sobre todo interesante.

- ¡Ten cuidado, Mortal! – Se giró hacía Eltrant. - ¡Van a por los ojos! – Lyn se preguntó como Elen lo había hecho, su maestra era capaz de invocar murciélagos, pero nunca le había explicado cómo.

Eltrant, como toda respuesta, maldijo a aquellas cosas en voz baja.

Ya había recibido algunos picotazos en la cara. ¿Qué podía hacer él contra un puñado de pájaros? Si trataba de alcanzarles con las manos lo único que hacían era alejarse levemente antes de volver a acometer contra él.

Al menos con su armadura los pájaros no tenían más opción que atacarle directamente a la cara, justo a la distancia perfecta para poder zafarse de las aves con sus propias manos.

Tomó el pomo de Olvido, no estaba seguro de si hacerse con espada. ¿Eran aquellas aves básicamente Elen? ¿Herirlas era herirla a ella? ¿O eran más bien sombras con forma de pájaro? Tensó los músculos, cuando otro cuervo más pasó peligrosamente cerca de su ojo izquierdo comprendió que, aunque fuese Elen, tenía que defenderse.

El espadón de viento vibró entre sus manos.

Continuó retrocediendo, cubriéndose la cara con ambos brazos, lanzando un par de estocadas al aire para mantener a los cuervos a raya. Aquello era mejor que no usar nada, podía apartar a las aves con las modestas ventiscas que Olvido eran capaz de convocar.

Alzó la mirada cuando Alister, quien continuaba con el cuerpo cubierto de fuego y apartaba a los cuervos con su sola presencia en el lugar, indicó a sus aliados que tenía una idea para lidiar con aquello. Solo tenían que reunir a los pájaros en un único punto.

Era más fácil decirlo que hacerlo.

- ¡Prepara la espada, creo que sé cómo reunirlos! – Afirmó Lyn pasando rápidamente junto al castaño, incapaz de zafarse de sus perseguidores alados.  

La vampiresa, sin detenerse en ningún momento, se bebió otra botellita más de sangre y volvió a extender los brazos. Una gruesa columna de sombras emergió de los pies de Lyn, una que no tardó en extenderse hasta convertirse en una pared que dividió aquel angosto callejón en dos.

- ¡Lánzalos! – Gritó la Lyn, Eltrant no pudo evitar advertir que comenzaba a respirar con dificultad, tenía que darse prisa.

Asintiendo enseguida y tras lanzar una última mirada a Alister que seguía sobrevolando el callejón, Eltrant alzó a Olvido. Concentró el viento que rodeaba la hoja, deslizó su mano sobre el acero durante unos segundos y se aseguró de que este respondía a lo que le pedía.

- ¡Deja de hacerte el dramático y haz algo! – Lyn se terminó el ultimo frasquito de sangre que llevaba consigo y sacudió la cabeza, no tardó más de un par de segundos en hacer esto, su compañera no estaba dispuesta a que las sobras que bailaban a su alrededor se disgregasen.

- ¡Listo! – Bramó Eltrant lanzando un tajo cargado de aire frente a él, a la nada, liberando una fuerte cantidad energía en el proceso.

Ignoró un nuevo picotazo en la frente y continuó insistiendo, obligó al viento que estaba contenido en su espada que lanzase a todas las aves del callejón contra el muro de Lyn. Consiguió reunirlas casi a todas, algunas se dieron contra las paredes y cayeron al suelo.

Esperaba no haberle hecho daño a Elen.

Lyn, al ver como las aves iban, una a una, impactando contra su muro de sombras, volvió a dar una fuerte palmada frente a su cara; En cuanto lo hizo extendió los brazos, las sombras volvieron a obedecer sus deseos, el muro se dobló lentamente por los extremos, formando paredes con una única apertura: el lugar dónde estaba Alister.

- Ahí… los tienes… - Cayó de rodillas y sacudió la cabeza, pero no dejó de apuntar con la palma de las manos hacía la “prisión” de sombras que acababa de crear, si los pájaros querían escapar, tendrían que pasar junto al dragón. – Todos juntos. – Sonrió, la venda de sombras que cubría sus ojos comenzó a desvanecerse.



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Mensaje  Elen Calhoun Vie Jul 20 2018, 00:48

Desde la ventajosa posición que le otorgaban las alturas, el alado observó a sus acompañantes mientras éstos se organizaban para reunir a la bandada de pájaros en un punto concreto, combinando las sombras de Lyn con los poderes de viento que poseía la espada del mercenario. La vampira, que había creado una especie de venda oscura para protegerse los ojos de sus atacantes, ideó un modo guiar a los cuervos hasta donde querían, echó mano a otra de las botellitas que colgaban de su cinturón y tras beberla, extendió los brazos para crear una gruesa columna de sombras que pronto se extendió hasta convertirse en un muro, dividiendo el callejón en dos.

Con la retirada cortada no les costó mucho empujar a las aves hasta la barrera y hacer que chocasen contra ella, quedando prácticamente atrapados en cuanto la morena cerró los bordes de la misma para que la única salida pasase por el lugar en que se encontraba el dragón. Todo parecía ir según lo planeado, a excepción de los pájaros que tras recibir el impacto de viento acabaron tirados por el suelo, pero éstos volvieron a levantarse en cuestión de segundos, algunos visiblemente molestos, otros aturdidos a causa del golpe. Sin tiempo para preocuparse por cómo afectaría aquello a su compañera, Alister batió las alas con fuerza para enviarlos al interior de la prisión que Lyn había creado, y en cuanto todos estuvieron dentro se lanzó hacia ellos, aún cubierto por su elemento.

Durante unos instantes su cuerpo no permitió que viesen lo que ocurría, hasta que un intenso destello anaranjado atravesó el oscuro muro de sombras. El fuego emanó de todo su ser en forma de onda, recubrió a la bandada sin dañarla y la obligó a permanecer unida, quitándole todo el espacio posible hasta que las criaturas apenas pudieron moverse, momento en que por instinto, volvieron a fusionarse. - ¡Ya puedes desvanecer la pared! - indicó a la ojiazul, consciente del esfuerzo que había realizado para ayudarle y del desgaste energético que había sufrido, en apenas unos minutos había agotado todas las reservas de sangre que llevaba consigo para la noche.

Cuando la barrera cayese podrían ver a la Sombra de odio arrodillada sobre el suelo, agitándose violentamente a causa de la proximidad de las llamas, aunque esto no duraría mucho. Debilitada como estaba, y sin posibilidad de librarse del ardiente elemento, no le quedó más remedio que rendirse, profiriendo un gutural gruñido antes de liberar el cuerpo de la centinela, que se desplomó sobre uno de sus costados. - ¡Elen! - exclamó el cazador, aterrizando a su lado y volviendo a su forma humana para poder tomarla entre sus brazos, incorporándola hasta que quedó sentada. - Despierta, vamos, abre los ojos. - pidió en voz baja, cubriendo la mejilla de la joven con una de sus manos mientras rodeaba su espalda con la otra para sostenerla.

Instantes después, la de cabellos cenicientos comenzó a reaccionar lentamente, parpadeando y encontrándose con la preocupada expresión de su compañero. - ¿Qué ha pas…? - no pudo terminar de formular la pregunta siquiera, un quejido escapó de sus labios en cuanto intentó moverse, la quemadura del muslo volvía a dolerle pero no era solo eso, sentía como si alguien le hubiese dado una sacudida. - Te transformaste en una criatura de sombras, pero has vuelto, eso es lo que importa. - respondió Alister, apartándole un mechón del rostro y tratando de quitar hierro al asunto. - Os he atacado ¿verdad? - inquirió la vampira, aunque no necesitaba que el alado le respondiese. - No eras tú. - fue lo único que pudo decir, ya tenía demasiado encima como para cargarla con más inquietudes.

Con algo de ayuda, la benjamina de los Calhoun se puso en pie y buscó de inmediato a Eltrant y a Lyn, respirando aliviada al ver que al menos estaban de una pieza. - Lo siento, ¿estáis bien? - preguntó, acercándose a ambos lo suficiente como para darse cuenta de que su congénere había gastado ya los frascos que llevaba consigo a salir de la reunión, el aroma de la sangre impregnaba el aire. - Ten, podrías necesitarlo. - añadió, devolviendo a la morena el que le había entregado minutos antes. Sin dejar de mirarlos, en busca de alguna herida que hubiese podido causarles durante la pelea, la joven tuvo una extraña sensación, como si un cosquilleo le recorriese la espalda, intensificándose a medida que subía por su columna.

- ¿Y ahora qué? - preguntó con tono molesto, girando el rostro para mirarse por encima del hombro, lo que alcanzó a ver no le hizo ninguna gracia. - No puede ser. - añadió, nada más atisbar la larga cola de plumas que surgía desde su cintura y caía hasta el suelo, asomando por debajo de la falda de su armadura y también por una de las rajas laterales de la prenda. Los brazos pronto se deformaron para convertirse en vistosas alas, y la piel de su rostro se cubrió con los mismos tonos verdosos y azules que poco a poco se estaban apoderando de su ser. Su boca fue sustituida por un pequeño pico, dando por concluida la transformación que la dejaba como una mujer bestia pavo real.

Sin dudarlo lanzó una severa mirada al dragón, que no pudo decir nada al respecto ya que había sido idea suya acudir al evento en memoria de Midgar y que ambos fuesen disfrazados de aves. Lo curioso era que los dioses no parecían interesados en transformarlo a él, solo a la de cabellos cenicientos, que no tardó en echárselo en cara. - ¿Ves por qué me he vuelto reacia a los disfraces? - formuló, extendiendo las alas. - ¿Por qué no te has convertido en un cuervo? ¿A los dioses solo les gusta jugar conmigo? - continuó, poniendo una mueca de enfado que pocos podrían tomar en serio.

Si aquello les hubiese pasado en la tranquilidad de la posada se habría reído y hasta se habría permitido soltar alguna broma acerca de lo bien que le sentaban las plumas, pero teniendo en cuenta la situación que acababan de vivir y el hecho de que todavía tenían que enfrentarse al aquelarre, el alado se mantuvo serio y en silencio. - Acabemos con esto, está claro que no va a ser mi mejor noche. - soltó, a la espera de que Eltrant y Lyn se pronunciasen para retomar la misión que tenían.



Off: Primera transformación en mujer bestia ave por el evento En memoria de Midgar.
Habilidad de Alister: Proyección elemental.
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Mensaje  Eltrant Tale Vie Jul 20 2018, 22:47

Sonrió aliviado al ver la figura de la mujer emerger de entre las sombras.

Alister lo había conseguido. Su plan, simple a simple vista, había sido evidentemente muy efectivo. ¿Qué mejor forma de aplacar las sombras que rodeaban a Elen con una cantidad abrumadora de luz? Incluso Lyn lo habría pasado mal de estar en esa situación.

- No te preocupes, no ha sido nada. – Comentó Eltrant envainado a Olvido en la gigantesca vaina que pendía de su espalda. – Además… no eras tú. – dijo, prácticamente repitiendo lo que había dicho el dragón. Se agachó a ayudar a su amiga a que se levantase. – Estamos bien – dijo como conclusión, intentado tranquilizar a la mujer.

Aun cuando Eltrant afirmaba decir que no pasaba nada, un deje de preocupación se había apoderado de su cuerpo, estaba seguro de que era perfectamente visible para los presentes.

El Hombre Muerto le había hecho aquello a Elen, era preocupante el alcance que tenía el poder de aquel tipo. No pudo evitar pensar, por unos instantes, en lo afortunado que era: solo le habían puesto precio a su cabeza; Algo que, dentro de lo malo, podía controlar.

Estaba seguro de que podía haber acabado mucho peor después de su enfrentamiento con Bracknell.

- Elen… - Se rascó la barba, la notaba ligeramente más larga, pero no prestó atención a aquello, en aquel momento tenía cosas más importantes en la cabeza. – El Hombre Muerto… - Respiró hondo, quizás la mujer no se había dado cuenta de que Eltrant la había oído pronunciar aquel nombre. –  Yo también le conozco, desgraciadamente. Hay muchos carteles con mi cara que… – dijo, se detuvo a mitad de la sentencia y negó con la cabeza, aquel no era el momento para explicarle a Elen lo que había sucedido en el Príncipe de Baslodia – El caso es que… si necesitas ayuda con algo, solo tienes que pedírmela. – dijo al final, volviendo a sonreír, depositando ambas manos en su cinturón.

Lyn, que estaba a su lado, aceptó el frasquito que le devolvió Elen de nuevo y, cómo Eltrant, esbozó una sonrisa. Este segundo, mientras tanto, enarcó una ceja al ver que algo parecido a una cola comenzaba a descender de la cintura de Elen.

- Eso de antes… – La vampiresa agitó el contenido del frasquito y se volvió girar hacia Elen. – No eran tus sombras. – afirmó – No eras tú. – Amplió su sonrisa.

Eltrant continuó mirando fijamente como la cola de Elen, la cual comenzaba a ser más y más larga, con distintos colores, más de una decena de estos. ¿Era otra transformación del Hombre Muerto? Parecía estar adoptando la forma de un ave.

Lyn no tardó en notarlo tampoco, la muchacha rodeó a la peliblanca según esta continuaba su metamorfosis, atenta a todos los cambios que se sucedían por el cuerpo de la mujer. Elen había vuelto a cambiar, en apenas media hora había adoptado dos formas distintas: ahora parecía una mujer-bestia, una que compartía rasgos con algún ave de vistosos colores.

- Eso ha sido… - Se rascó la barba, sentía un ligero picor en las extremidades, uno que no tardó en extenderse por toda su piel. ¿Era la armadura? Tenía que preguntarle a Asher si era posible que los encantamientos le pudiesen afectar de alguna forma. – …Interesante – Concluyó con una sonrisa.

La peliblanca no parecía contenta con el cambio, pero, a ojos de Eltrant, aquello era bastante mejor que ser una figura sombría con sed de sangre. Y, de todas formas, la propia vampiresa no parecía demasiado preocupada por el cambio, por lo que Eltrant supuso que no era la primera vez que le pasaba algo como aquello.

- ¿Disfraces? ¿Cuervos? – Preguntó Lyn alargando una de sus manos hasta casi tocar las plumas que coronaban la cola de Elen. - ¿Esto es por un disfraz? – dijo a continuación, interesándose por la situación de la mujer. - ¡¿Qué tipo de…!? – No llegó a terminar de formular la siguiente pregunta, Lyn señaló el rostro de su acompañante con los ojos abiertos de par en par, el cual, sin moverse de dónde estaba, se cruzó de brazos como toda respuesta.

- ¿Qué? – Su voz sonaba más áspera, más dura de lo que recordaba.

Miró a Lyn, después a Elen y finalmente acabó depositando sus ojos sobre Alister, buscando respuestas en las miradas de los presentes, pero sin conseguir ninguna en un principio. Su visión, entretanto, se volvió increiblemente mejor, comenzó distinguir detalles que no había visto apenas segundos atrás, también empezó a distinguir las distantes voces de los nórgedos que aguardaban en la calle principal.

¿Qué estaba pasando? Se giró sobre sí mismo, a toda prisa, cuando sintió como una larga cola brotaba del final de su columna y se abría paso entre las placas de su armadura, se quedó mirando atentamente como esta se movía de un lado a otro.

- No. – dijo con simpleza, no se estaba moviendo sola, la estaba moviendo él, podía sentirlo. Era su cola – ¿Qué está…? – Su voz seguía cambiando, cada vez más áspera, más seca. Se quitó uno de los guanteletes de metal que protegían sus manos, el pelo que se había apoderado de su cara ahora cubría todo su cuerpo, tampoco recordaba haber tenido nunca garras. - ¡Oh dioses! – Dijo quitándose el otro guantelete y dejándolo caer a un lado, abriendo y cerrando ambas manos en el proceso. – ¿Soy… soy Asher? –  Tragó saliva, se había convertido en un lobo, uno bípedo.

Apenas lo había notado, pero su cara también había cambiado, podía ver perfectamente la nariz frente a él, la gruesa capa de pelo que la cubría.

Sin decir nada más, buscó a Lyn con la mirada, el lugar en el que había estado la vampiresa ahora había un animal, una loba de gran tamaño de colores cobrizos que giraba sobre sí mismo sobre un montón de ropajes de colores oscuros.

Parecía tan abrumado como el mismo.

- Elen – Se giró hacia la mujer-pájaro - ¿Lo que…? – La señaló, incapaz de describir lo que pasaba en aquel momento por su cabeza. - ¿Se pega? No he llevado ningún disfraz ni nada. – Bajó la mirada, golpeó la pared con la cola sin darse cuenta. - ¡Quédate quieta! – La cola le desobedecía, era como tener un brazo… raro.

Mientras tanto, la loba que estaba en el lugar en el que había estado Lyn comenzó a recuperar facciones humanas de forma lenta, pero constante: el mismo proceso que acababan de ver, pero a la inversa.

- ¡No me mires, Mortal! ¡Perro! ¡Quien seas! - Al final Lyn volvió a aparecerse frente a los presentes, completamente desnuda, cubriéndose pobremente con ambas manos. - ¡Que no mires pedazo de pervertido! – Tras lanzar una bota al Eltrant-lobo que le acertó en plena frente, la chica comenzó a vestirse rápidamente – Mis sombras no funcionan, no sé qué me está pasando. - La muchacha parecía menos pálida, obviando el evidente rubor que se había apoderado de sus mejillas, su piel parecía tener un color más… normal. – Es raro, me he visto, así como… antes, y he decidido que no quería estar así y… - La ojiazul se estaba haciendo un lio consigo misma, pero lo que acababa de sucederles era básicamente idéntico a lo que le había pasado a Elen.

La peliblanca había cambiado a una mujer-bestia. ¿Habían cambiado ellos también? ¿Eran hombres-bestia? Aunque Lyn había vuelto a ser ella al poco de cambiar, o eso parecía, seguía sin poder usar sus sombras.

¿Eran licántropos?

- Creo que… - La cola volvió a dar contra la pared. - … necesitamos seguir. – se obligó a decir, suspirando profundamente. Si Lyn había cambiado y eran licántropos él también podría hacerlo, si no, era un hombre-bestia, como Elen.  

Todo aquello era muy raro.

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Off: Primera transformación el licantropos por el evento En Memoria de Midgar :'D

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Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado] Empty Re: Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado]

Mensaje  Elen Calhoun Sáb Jul 21 2018, 23:31

El hecho de que Eltrant también conociese al Hombre Muerto no auguraba nada bueno, para ser sinceros, la de cabellos cenicientos no podía imaginar nada positivo viniendo de aquel individuo. Sus sospechas se confirmaron en cuanto el mercenario habló de unos carteles y se ofreció a ayudarla, fueran cuales fuesen las circunstancias en que se habían cruzado quedaba claro que tampoco estaba contento con las acciones de Flagg. Lyn por su parte parecía algo cansada pero no lo suficiente como para quedarse en el sitio, en vez de eso la rodeó para apreciar mejor su colorida cola y acercar los dedos a las llamativas plumas, sin entender aún el porqué de aquella segunda transformación.

- Sí, me temo que sí…- comenzó a responder, girándose hacia la morena, pero pronto su expresión hizo que volviese a desviar la vista hacia el guerrero. - Tú también Eltrant. - fue lo único que dijo, antes de recordar que lo había visto acudir a la celebración en memoria de Midgar, de hecho no descartaba haber visto también a su acompañante durante el evento, quizá en la zona de baile. - Pero no lo entiendo… - musitó, estaba segura de que Tale no llevaba ningún tipo de disfraz aquella noche. No tenía sentido que su rostro se estuviese deformando y cubriendo de pelo para darle el aspecto de un hombre bestia bastante parecido a Asher cabía decir, comparación que él mismo hizo en cuanto se vio las manos, ahora sustituidas por peludas garras.

Lyn tampoco se libró del cambio, en su caso la broma fue incluso a más, convirtiéndola en una licántropa, la raza totalmente opuesta a la suya. Inquieta, la loba giró sobre sí misma, pisando los negros ropajes que había perdido durante el proceso, ninguno de los tres parecía a gusto con lo que estaba pasando, y por alguna razón Elen seguía esperando que el dragón se cubriese de plumas negras, cosa que no llegó a suceder. - No es una enfermedad Eltrant, no se pega, los dioses se están riendo a nuestra costa. - intentó explicar, elevando ligeramente las alas hacia delante como habría hecho de seguir teniendo brazos, así que el gesto quedó algo raro. - Ya me ha pasado antes, fui hada por un día… pero normalmente tiene un motivo, Bragi me transformó para dar vida a aquello de lo que me había vestido pero vosotros no llevabais nada, todo esto es muy raro… - prosiguió, mientras el mercenario trataba de controlar su cola.

Alister los observaba en silencio, tampoco entendía por qué a él no le estaba pasando nada, se miró el cuerpo casi esperando que su cambio fuese el último en iniciarse, pero no sintió nada extraño, seguía siendo el mismo. ¿Se habría vuelto humano sin notarlo? No, aún percibía el maná de su elemento, a pesar de no poder usarlo fuera de su forma bestial. ¿Entonces? ¿por qué seguía igual? ¿acaso los dioses lo habían ignorado? En ciertos casos, como aquel, podía alegrarse de ello. Por el rabillo del ojo pudo ver como la morena comenzaba a cambiar de nuevo, y consciente de lo que ocurriría a continuación decidió darse la vuelta para que la joven no se sintiese turbada, siempre era incómodo reaparecer desnudo en mitad de la calle, mucho más delante de otras personas con las que no se tenía la suficiente confianza.

Para él aquel espinoso tema de las conversiones había sido algo natural desde su niñez, pero claro, siempre había tenido ropa resistente a la metamorfosis. Lo de la ojiazul era algo repentino con lo que tendría que aprender a lidiar, al menos hasta que el efecto, como había visto en su compañera otras veces, desapareciese por sí solo. De espaldas al resto, el alado no tardó en escuchar las quejas que la muchacha le hacía al ahora, hombre bestia bípedo, y ¿el sonido de algo volando? Sí, sin duda la señora de sombras había arrojado algo contra el guerrero, y a juzgar por el impacto que llegó a sus oídos, le acertó de lleno.

La benjamina de los Calhoun reaccionó de inmediato, extendiendo las alas para dar algo de cobertura a Lyn mientras se vestía. - No podrás usarlas de momento, puede que ahora parezcas tú pero sigues siendo una licántropa, has regresado a tu forma humana por voluntad propia, tal como hacen ellos. - comentó, en un intento por aclarar a la chica lo que estaba sucediendo. - Si te dejas llevar por los nervios volverás a cambiar. - añadió, plegando las alas en cuanto la vampira terminó de cubrirse con sus ropas. - Me atrevería a decir que a ti te ha pasado lo mismo que a mí,  los lobos no suelen ir sobre dos patas. - continuó, ésta vez buscando el rostro de Eltrant.

- Cumplamos la misión antes de que la cosa empeore. - propuso, apoyando la idea del joven Tale sobre seguir adelante a pesar de sus nuevas apariencias. El cazador se giró hacia ella solo para encontrar una inquisitiva mirada por su parte, después de aquello le costaría mucho volver a convencerla para que se pusiese un disfraz, sin importar cuál fuese. Tratando de quitar importancia al asunto la pareja dirigió sus pasos hacia el lugar en que aguardaba el resto de la unidad, ignorando las miradas y cuchicheos de éstos para seguir la ruta que Darius iba marcando. - ¿Qué os ha pasado? - formuló Gareena, inclinándose levemente hacia ella. - Mejor no preguntes.- replicó Elen, cuya paciencia ya rozaba su límite.

¿Qué más debía esperar? ¿regresarían las sombras del Nigromante o pasaría el resto de la noche cubierta de plumas? - Ahora no me cabe duda de que saldrán, con esta pinta lo harán aunque sea solo para reírse un rato. - se quejó en voz baja, sin dejar de caminar detrás de los demás. - ¿Y si sobrevolamos la zona? Esas alas no parecen tan delicadas como las de la última vez, podríamos echar un vistazo al edificio y buscar puntos débiles. - sugirió con tranquilidad el dragón. - No tengo idea de volar y no puedo fiarme de este cuerpo, ¿qué pasaría si alas desapareciesen de repente? - preguntó la mujer bestia, sin poder evitar imaginarse lo peor. - Estaré contigo, si llegase a pasar te atraparía al vuelo  y te devolvería a tierra. - aseguró él, deteniéndose para esperar su respuesta.

- ¡Vamos! Será divertido. - instó, buscando espacio para transformarse y de paso, comprobar que seguía siendo el mismo. Todo fue bien, como de costumbre, y tras dudarlo durante unos segundos, su compañera empezó a ceder ante su idea, nunca había volado en condiciones y puede que no volviese a tener ocasión de hacerlo. - Os veremos en la parte frontal del edificio. - indicó Elen, optando por quedarse atrás junto al reptil, que a toda prisa le enseñó lo básico para que pudiese alzar el vuelo y maniobrar en el aire.

En comparación con la gracilidad de dragón la de ojos verdes parecía realmente torpe, se tambaleaba y no conseguía la fuerza necesaria para seguir su ritmo, pero poco a poco le fue pillando el truco a eso de aprovechar las corrientes de viento en su favor, con lo que su vuelo se volvió más estable. Pasaron por encima de la guarida del aquelarre y desde las alturas pudieron cerciorarse de que había al menos dos guardias en cada entrada, defensas que tendrían que eliminar los respectivos equipos para cumplir con sus cometidos. - Quitemos de en medio a ese par, pliega un poco las alas para caer en picado, yo me ocupo del de la derecha, el otro es tuyo. - dijo el alado, para acto seguido lanzarse hacia la puerta principal de aquella vivienda.

Elen lo imitó lo mejor que pudo, pero no tenían las mismas armas. Alister acabó con su objetivo en apenas un abrir y cerrar de ojos, tenía garras y dientes perfectamente diseñados para ello, pero su caso era diferente. Con las alas no podía blandir su daga así que se valió de su cuerpo para embestir al segundo hombre y hacerlo rodar por el suelo, momento en que por fin le sonrió la suerte, las plumas comenzaron a desaparecer del mismo modo en que habían llegado,  permitiéndole sujetar la empuñadura de la hoja y utilizarla para apuñalar mortalmente a su víctima.

Si su llegada no captaba la atención de los hechiceros que se escondían en el interior pronto lo haría el hecho de que una multitud se estuviese congregando delante de su guarida.


Última edición por Elen Calhoun el Lun Jul 23 2018, 11:58, editado 1 vez
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Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado] Empty Re: Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado]

Mensaje  Eltrant Tale Dom Jul 22 2018, 18:16

Mientras Elen practicaba con Alister y se habituaba a su nueva forma, los demás continuaron avanzando hacía la guardia del aquelarre.

Volvió a bajar la mirada hasta su mano derecha, ahora completamente humana. Él también se había permitido practicar un poco con su nueva forma, al menos lo suficiente como para volver a ser él mismo por su propia voluntad.

Básicamente imitó a Lyn, pensó con todas sus fuerzas volver a ser él mismo.

No tardó en llegar a la conclusión de que era un licántropo, uno bípedo, más parecido a un hombre-bestia que a un licántropo al uso. Era raro, no había visto ninguno como él, la mayoría se convertían en lobos completamente.  

Elen tenía razón, los dioses se estaban riendo de ellos. Era una constante en su vida.

- ¿Cómo te encuentras? – Preguntó girándose hacía Lyn, que caminaba junto a él en silencio.

Muchas cosas estaban sucediéndose en una sola noche, no solo habían tenido que contener a una Elen presa de las sombras, también estaba aquello, habían dejado de ser quienes eran y esto, por algún motivo, a Lyn parecía estar afectándole más que a los demás.

- Es… raro. – Suspiró, el edificio en el que los nigromantes les esperaban comenzó a aparecerse en la distancia. La leónica a la que Eltrant consideraba la segunda al mando levantó su mano derecha, el grupo se detuvo a una distancia prudente de la casa.

Tenían que esperar a Elen.

- ¿Crees… crees que podré salir de día así? – Preguntó la vampiresa de improviso, tras unos segundos en silencio. – No es que quiera hacerlo… pero… - Eltrant alzó la mirada, no llegó a contestar, Elen y Alister sobrevolaron la casa varias veces y, después, bajaron en picado. Se deshicieron de los dos hombres que vigilaban la entrada en apenas un instante.

Arqueó ambas cejas, era consciente de que Elen había dicho que iría en cabeza, que llamaría la atención de todos los que estaban. Pero no se imaginaba que trataría de pelear como una mujer-bestia tan pronto; Alister debía de ser un buen profesor.

Justo en ese momento, cuando todos los nórgedos avanzaron cuando Darius dio la orden de hacerlo, el rostro de Lyn recuperó su palidez natural.

- Supongo que lo de antes no importa. – Murmuró comenzado a concentrar las sombras en sus manos.

De igual forma que se habían convertido en lobos, volvían a ser quienes eran.

- Si vuelve a pasar… - Eltrant desenvainó a Olvido lentamente, comenzando a caminar junto a los nórgedos. – Lo intentamos. ¿Vale? – Le dijo con una sonrisa. – Pero con cuidado, no vayas a… derretirte o algo. - La vampiresa se la devolvió y asintió como toda respuesta, después se bebió su ultimo frasco de sangre.

Elen había agitado un avispero. Eltrant podía oír perfectamente como en el interior del edificio se preparaban para lo que estaba a punto de llegar. Algunas de las ventanas se abrieron, por si solas, no parecía haber nadie al otro lado.

¿Qué clase de gente había allí adentro? ¿Brujos? No sabía demasiado del aquelarre ni de como peleaban.

Tras varios segundos de ajetreo, la residencia volvió a sumirse en el más profundo de los silencios. Eltrant frunció el ceño y se quedó mirando la fachada, era evidente que no iban a salir a combatirles allí, cualquier tipo con dos dedos de frente sabían que contaban con ventaja al defender aquel lugar.

- ¿Por dónde entramos? – Preguntó a Elen. - ¿Habrá alguna entrada trasera? - La puerta principal estaba cerrada, aquello era algo que no sorprendía a nadie, estaba bastante seguro de que contaban con bastantes recursos para abrirse paso. – También podemos probar las ventanas. – Advirtió, aunque era evidente que pasaba algo raro con ellas.

Darius y Gareena, mientras tanto, ordenaban a sus hombres a que rodeasen el edificio. No estaban dispuesto a dejar escapar a nadie.

_______________________________
Off: Perdona lo escueto del post, me encuentro un poco mal y no queria avanzar mucho por si ponia desvarios de enfermo (?)

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Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado] Empty Re: Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado]

Mensaje  Elen Calhoun Lun Jul 23 2018, 14:11

La respuesta a su llegada no se hizo esperar, de pronto pudieron escuchar voces y pasos acelerados que iban hacia la parte delantera del edificio, justo donde querían que el enemigo se concentrase. Varias ventanas se abrieron como por arte de magia, chirriando al unísono y dejando a la vista que no había nadie tras ellas, lo que puso de manifiesto que los miembros del aquelarre no tenían intención de abandonar la protección que les brindaba aquel sitio, iban a defenderlo desde el interior. Eso podía convertirse en un problema, el plan original se basaba en sacarlos de su escondrijo para que la segunda unidad pudiese entrar de forma segura por la puerta trasera y acorralarlos, pero ahora todo pendía de un hilo, si no conseguían provocarlos para que saliesen por su propio pie se verían obligados a trasladar la pelea a su territorio, donde sin duda contarían con cierta ventaja.

- Parece que son algo tímidos. - comentó el dragón, haciendo oscilar su poderosa cola cubierta de espinas. Eltrant se dirigió a ella en cuanto los ruidos que provenían de la vivienda cesaron, sumiendo el lugar en el mayor de los silencios. - Quieren que demos el primer paso, han abierto las ventanas para tendernos una trampa. - respondió al mercenario, mientras los Nórgedos y leónicos rodeaban por completo el edificio para que ningún miembro de aquella oscura organización pudiese escapar.

- ¡Que cobardes os habéis vuelto! - exclamó, situándose a escasos metros de la entrada principal. - ¿Qué diría Amaterasu si os viese? Ah cierto, no puede ver lo bajo que habéis caído, perdió la cabeza porque no le permití defenderse. - soltó para incitarlos a cometer el error de encararla. ¿Valdrían sus palabras para despertar el odio en los corazones de sus oponentes y que decidiesen luchar? Pronto lo sabría. - Saquémoslos a la fuerza. - añadió sin esperar a que el aquelarre respondiese a sus palabras. - Alister. - musitó, señalando con una mano la puerta, al alado no le hizo falta escuchar más para saber lo que tenía que hacer.

Rápidamente, el reptil avanzó hacia su objetivo y tomó impulso para golpear la madera con las espinas de la cola, haciendo que ésta crujiese y se destrozase al recibir el segundo impacto. Un joven hechicero que aguardaba en el pasillo se encargó de darle una cálida bienvenida, alzando su bastón y conjurando varias esquirlas de hielo que salieron inmediatamente despedidas hacia el intruso. Con lo que no contaba aquel individuo era con que el elemento del dragón fuese su opuesto, hecho que le permitió lanzar una llamarada y derretir los proyectiles antes de que pudiesen alcanzarlo, creando una pequeña nube de vapor.

Elen, que se había colocado justo detrás de su compañero, permitió que las sombras la envolviesen totalmente, convirtiéndose momentáneamente en una negra silueta de la cual emanaron cuatro estelas de humo, que al tocar suelo se transformaron en oscuras criaturas. - Obligadlos a salir. - ordenó a sus aliadas, las cuales, ávidas de sangre y muerte, obedecieron al instante. Tras rodear al cazador, aquellos monstruos de pesadilla se internaron en la vivienda y comenzaron a dar caza a cuantos encontraron a su paso, los gritos pronto rompieron el silencio nocturno, con lo que los labios de la vampira se curvaron en una leve sonrisa. Los seguidores de la revividora tendrían que darse cuenta de que no habría un nuevo día para ellos, bueno quizá para alguno sí, aunque sin duda preferiría estar muerto antes que someterse a un interrogatorio de la centinela.

Un cuerpo atravesó el cristal de una de las pocas ventanas que seguían cerradas, y solo unos segundos después dos más acabaron aterrizando del mismo modo frente al grupo, no estaban muertos, pero las almas del medallón los habían lanzado al exterior para que su señora pudiese hacer con ellos lo que quisiese. Otros, huyendo de los gruñidos que anunciaban la cercanía de las bestias, no tuvieron en cuenta que se estaban acercando demasiado a las ventanas, quedando a tiro de los arqueros que se habían situado en la azotea del edificio de en frente.

- Creo que ya podemos entrar. - indicó al resto de la unidad, posando su mirada especialmente sobre Darius, Eltrant y Lyn. Sin contar a Alister ellos tres eran las únicas personas por cuya seguridad realmente podía preocuparse, no quería que les pasase nada así que trataría de facilitarles la tarea. Algunos Nórgedos desenvainaron sus armas y se abalanzaron sobre los desdichados que habían sido arrojados a la calle, pero los que seguían dentro no se rindieron, un brujo en particular consiguió que su magia corrompida dañase a una de las sombras, arrebatándole las fuerzas y dejándole como única opción la de desvanecerse y regresar a la reliquia.

El rostro de la benjamina de los Calhoun se endureció al ver como la débil estela de humo volvía hacia ella, habían herido a una de sus criaturas y lo pagarían muy caro. - Si intentan huir, quémalos. - pidió al alado con voz fría, consciente de que con su forma bestial le costaría moverse por los pasillos. Acto seguido, la de cabellos cenicientos concentró su elemento para que cubriese todo su ser, y en cuanto estuvo lista su cuerpo comenzó a fragmentarse hasta convertirse en un amasijo de murciélagos, que de forma muy organizada alzó el vuelo y se dirigió a toda prisa hacia la ventana por la que su oscura aliada había aparecido instantes antes.

Buscaba al culpable para ajustar cuentas, y mataría a cuantos se interpusiesen en su camino.



Off: ¡No te preocupes Eltrant! Dentro del aquelarre puedes poner cualquier tipo de enemigo que se te ocurra, no son solo magos a pesar de que abunden.

Habilidades de Elen: Llamada a las armas y Transformación.


Sombras:
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Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado] Empty Re: Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado]

Mensaje  Eltrant Tale Mar Jul 24 2018, 21:27

Se pasó la mano por la barba al ver a los pocos defensores que se habían atrevido a enfrentarse a Elen y a Alister caer frente a ellos, en mitad de la calle, totalmente indefensos.

Sin soltar a Olvido dejó escapar un pequeño suspiro, contempló como la peliblanca se deshacía en un montón de murciélagos después de indicar a su compañero que incinerase a todo aquel que tratase de escapar por allí y se internaba en el edificio por una de las ventanas del piso superior.

¿De verdad eran útiles allí?

Y no solo se lo preguntaba por él mismo, aunque los leónicos y los Nórgedos estaban haciéndose cargo de los hechiceros que estaban en la calle y algunos empezaban a agruparse en torno a la entrada principal, Eltrant empezaba a preguntarse si Elen habría tenido muchos problemas lidiando con todo aquello ella sola. Tampoco pudo evitar notar que su forma de pelear era… distinta: era más brutal, más decisiva. Independientemente de que la peliblanca fuese capaz de convocar espectros sombríos para que luchasen por ella, no había visto ningún rastro de la piedad que solía caracterizar a la bruja cuando se encaraba con sus enemigos.

¿Tendría algo que ver el Hombre Muerto? ¿Había más detrás de su transformación en vampiresa? Era de esperar, no podía afirmar que conociese perfectamente a Elen, pero sabía cómo actuaba, o creía saberlo al menos. Frunció el ceño, clavó los ojos en la ventana por la que había desaparecido su aliada y después miró a Alister; Él debía de saber que estaba pasando con ella.

- ¿Mortal? – Lyn se colocó a su lado, captando su atención. - ¿Vamos? – Añadió a continuación ignorando a los aliados que, con las armas en sus manos, se movían por el lugar.

- Sí. – Comentó el castaño estirando los brazos por encima de su cabeza, comenzando a caminar hacía la entrada, prácticamente todos los leónicos se habían adelantado a ellos. – No nos podemos quedar atrás. – Aseveró tomando aire.

[…]

No eran los primeros en avanzar por aquel pasillo.

Una pequeña multitud de leónicos y nórgedos yacían muertos a ambos lados del angosto pasadizo en el que se encontraban, todos ellos con heridas de distinta índole, demasiadas como para adivinar a simple que armas las habían causado.

No tardó en percibir el olor de la sangre fresca que había esparcida por todas partes. Era un aroma que le era desgraciadamente familiar, algo que se había vuelto una constante en su vida; añoraba la época en la que lo encontraba desagradable.

Sin decirle nada a Lyn, que le seguía de cerca, Eltrant se agachó junto a una mujer de cabellos rojizos y tez oscura, una Nórgeda que no sería mucho más joven que él mismo y que yacía sentada junto a las escaleras que conducían al piso superior.

Torció el gesto, un corte profundo, uno absurdamente limpio, había dejado su cabeza prácticamente separada de su cuerpo, la armadura de cuero que la protegía apenas había conseguido detener la hoja que había causado aquello.

Entrecerró los ojos, alargó la mano para examinar mejor la herida, pero se vio obligado a detenerse cuando un fuerte estruendo procedente del piso superior sacudió los cimientos del edifico.

Tras girarse hacía Lyn alzó la mirada, contempló como una fina capa de polvo se desprendía de las vigas que mantenían el techo firme en su lugar ¿Qué estaba pasando ahí arriba? Si sus viajes le habían enseñado algo era a esperar siempre lo peor. ¿Estaría Elen bien?

- Esto no me gusta. – Comentó Lyn cruzándose de brazos. – O están teniendo una fiesta muy agresiva o… -  Lyn extendió los brazos levemente, señalando a los cadáveres. No necesitaba terminar la frase, Eltrant entendía lo que quería decir.

¿Cuántas personas habían muerto en aquel pasillo ¿Veinte? ¿Treinta? Y no veía a nadie del aquelarre entre ellos, todos los cadáveres eran leónicos o nórgedos. Lo único que bueno que había sacado de aquello era que, afortunadamente, Darius y Gareena no estaban entre los muertos.

Se calzó el yelmo que pendía de su cinturón, independientemente de lo que hubiese sucedido todos los defensores parecían haber dado por muertos a las posibles amenazas del piso inferior y estos parecían haberse ido arriba, dónde, por el estruendo que seguía formándose estaban teniendo muchos problemas para lidiar con algo, y Eltrant estaba prácticamente seguro de que ese algo era Elen.

- ¿Qué te parece si subimos y les damos una sorpresa? – dijo el castaño levantándose, comenzando a caminar escaleras arriba. – Seguro que no esperan más invitados. – Se llevó la mano izquierda hasta la nuca, la expresión de Lyn era difícil de leer, era evidente que a la vampiresa no le resultaba fácil ver tanta muerte. – Puedes irte con Alister si lo prefie… -

- Elen está teniendo una fiesta sin nosotros. – dijo Lyn adelantándose un par de pasos frente al exmercenario. – Por supuesto que tenemos que participar. – añadió a continuación, frunciendo levemente el ceño y sonriendo. - ¿…Sabes si Elen es un apodo? Tiene cara de Elena …me cae bien, incluso con… su dificultad para controlar la ira y todo eso. – Añadió la vampiresa sin dejar de subir escalones, adentrándose por completo en la segunda planta de la edificación.

El piso superior era idéntico al que acababan de abandonar, quizás algo más lúgubre, con menos mobiliario aún. La decoración no
parecía ser el punto fuerte del aquelarre.

No se encontraron con nadie hasta que llegaron al final del largo pasillo pobremente iluminado que atravesaba toda la planta, dónde encontraron habitación sin ventanas repleta de gente ataviados con indumentaria similar a las de los hombres de la calle.

Algunos se giraron al ver a los recién llegados, otros continuaron mirando fijamente la solitaria puerta de madera que descansaba al otro lado de la habitación, el ruido salía de aquella habitación.

¿Tanto miedo les daba Elen que no se atrevían siquiera a entrar todos?

- Buena puerta, parece recia. – dijo Eltrant dejando descansar a Olvido sobre su hombro derecho, señalando con su mano al lugar al que todos miraban. - ¿Caoba? – añadió después sonriendo mordazmente. Contó a diez personas, todas aparentemente desarmadas. ¿Iba a tener que lidiar con brujos?

- ¿¡No os habíais encargado de todos los de abajo!? – Exclamó uno de ellos como toda respuesta, los demás no tardaron en seguirle y se posicionaron frente a Eltrant y Lyn. - ¡Tenemos que sellar a la Centinela! ¡No podemos tener distracciones, panda de inútiles! – Bramó el mismo tipejo de ojos azules y tez ridículamente pálida, extendiendo ambas manos. - ¡Llevó mucho tiempo preparando en esto para fallar ahora! – Eltrant frunció el ceño.

¿Centinela? ¿Sellar? ¿Se referían a Elen? Definitivamente iba a tener que lidiar con brujos, cuando no entendía prácticamente nada de lo que decían solía darse el caso.

- ¡Matad a los estorbos! ¡Id a ayudar a vuestros camaradas!

De las manos de todos los presentes comenzaron a aparecerse, muy lentamente, espadas traslucidas, hojas etéreas de una tonalidad azul suave.

- Brujos… - Masculló Eltrant dando por confirmadas sus sospechas, volviendo a asir a Olvido. – Siempre son brujos – Repitió concentrando el aire de la hoja alrededor de su cuerpo.

- ¿No podemos resolverlo hablando? – Preguntó Lyn a su lado, dos de los miembros del aquelarre más cercanos se abalanzaron sobre ellos. - ¿¡Por qué nunca dicen “sí”!? – Inquirió saltando hacia atrás, evitando la hoja de su atacante.

Eltrant bloqueó el ataque de su adversario de forma relativamente fácil. Aunque le era difícil entrever el alcance de la espada de aquel tipo, seguía siendo una espada, solo tenía colocar la suya propia delante de él.

- ¡Casi! – Exclamó Lyn saltando a un lado - ¡Por que poco! – Añadió cuando un segundo brujo fue a ayudar al primero y trató de atacarla por la espalda. – Vamos, no pongas esa cara. ¡Tú puedes! – dejó escapar una melodiosa risotada y continuó zigzagueando por la habitación, enredando las piernas con sus sombras de todos aquel que se atrevía a atacarla. - ¡Eh! ¡Ahora sois muchos! – dijo, molesta, cuando un tercer y un cuarto nigromante cargaron sobre ella, obligándola a impulsarse hasta una de las vigas del techo.

El castaño, mientras tanto, también se veía en inferioridad. El que parecía estar al mando de toda aquella tropa de indeseables quería acabar con la intrusión cuanto antes y a sus ojos la mejor forma de hacerlo era avasallar a los presentes con mera superioridad numérica.

Apretó los dientes cuando notó como la afilada cuchilla etérea imprimía una marca perfectamente visible en la parte trasera su armadura. Aquellas cosas estaban inusualmente afiladas.

Continuó intercambiando golpes con los cuatro tipos que habían decidido encararle durante varios minutos. Pudo, finalmente, tomar la iniciativa cuando uno de ellos dejó escapar un grito de dolor al ver como un amasijo de sombras comenzaba a ascender por una de sus piernas, clavándose firmemente en su carne en el proceso. [1]

- ¡Pobrecita! – Exclamó Lyn bajando hasta dónde estaba Eltrant, señalando a la sombra instantes antes de volver a verse obligada a huir de sus perseguidores. – Se ve que tiene hambre. – El hechicero cayó al suelo y comenzó a tratar de arrancarse la sombra de su pierna con la espada.

- ¡¿A dónde te crees que vas!? – Ignorando la espada que acababa de hacer otra profunda magulladura en su armadura, Eltrant agarró por la parte trasera de la túnica a uno de los hombres que perseguían a Lyn y lo arrojó a un lado.

- ¡Buen trabajo, Mortal! – Lyn volvió a huir a las vigas del techo, las sombras eran bastante más versátiles de lo que parecían a simple vista. - ¡Siempre defendiendo mi honor! – Agregó desde su pequeño escondite acumulando más de estas en sus manos.

Sin contestar a las palabras de su amiga, Eltrant continuó defendiéndose como buenamente pudo hasta que, de nuevo, las sombras de Lyn forzaron a alguno de los presentes a caer al suelo.  

- ¿¡Es que no sois capaces de hacer nada!? ¡Solo son dos!

El líder de aquellos tipos, el único que no se había hecho con una espada de luz, hizo brotar lo que aparentaba ser una esfera de fuego entre sus manos y la lanzó hacía el lugar en el que estaba Lyn, la cual no tuvo más opción que abandonar la seguridad que le proporcionaba la altura.

Eltrant, entretanto, agarró a uno de los brujos que Lyn había tumbado por el tobillo y, haciendo uso de su guantelete mágico, lo usó como si de un palo sobredimensionado se tratase para alejar a todos los que trataban de rodearle en aquel momento.

Aquello pilló desprevenido a la mayoría de los brujos pues, una vez el arma el arma improvisada de Eltrant cayó a un lado pronunciando un par de palabras indescifrables, sus compañeros no pudieron sino contemplar como el castaño golpeaba en el pecho a un segundo nigromante con tal fuerza que, además de traspasar la pared que tenían justo detrás, la energía liberada derribó a varios de ellos. [2]

- Lo creáis o no… - Sacudió el brazo izquierdo, el guantelete mágico seguía siseando con suavidad bajo el pesado guantelete de metal, liberando una espesa nube de vapor blanquecino en el proceso. Al menos aquella vez no le había dado por estallar, era una sensación algo desagradable. – …me ha dolido a mí también

Si Elen de verdad estaba en la habitación que ahora tenía un agujero en la pared, junto a la puerta, no iba a esperar más tiempo para saber si estaba bien.


_______________________________________________________________________

[1]Habiliad Lyn Nivel 5: Plaga de Sombras.
[2]Habilidad Eltrant Nivel 8: Seísmo.

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Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado] Empty Re: Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado]

Mensaje  Elen Calhoun Miér Jul 25 2018, 14:41

Decir que el caos se había apoderado de la habitación en que aterrizó no habría hecho justicia a lo que tenía ante sus ojos. Grandes manchas de sangre se extendían por todas las paredes y parte del techo, el escaso mobiliario estaba volcado o roto y en el suelo yacían al menos diez personas, aunque a juzgar por lo destrozado de sus cuerpos el número podía variar significativamente. Sus túnicas revelaron que todas ellas eran integrantes del aquelarre, lo que le daba lo necesario para saber que sus aliadas, las tres sombras restantes, se habían divertido de lo lindo en aquella sala antes de seguir su camino.

El amasijo de murciélagos voló en círculos y comenzó a concentrarse en un rincón para que la vampira pudiese volver a su forma humana, cosa que hizo de inmediato para dar apoyo a sus criaturas. Sin embargo, antes de abandonar la estancia se regaló unos segundos, lo justo para examinar los rostros de los muertos y preguntarse si estaría entre ellos el culpable de que su cuarta sombra se hubiese visto obligada a regresar al medallón. - Míralos, ¿está aquí? - preguntó mentalmente a la herida alma. - No, lo vi huir después de atacarme, te lo mostraré. - le contestó una débil voz, para acto seguido introducir una imagen en la cabeza de la centinela. En ella se podía ver el momento exacto en que el brujo, un hombre de mediana edad con los cabellos castaños y facciones duras, creaba una bola de magia corrompida y la lanzaba hacia las bestias, valiéndose del mismo poder que la joven había visto ya en otra hechicera del aquelarre.

- Busquémosle. - soltó Elen, esquivando los esparcidos restos de sus enemigos hasta llegar a la puerta, que parecía haber sido arrancada del marco.

***

En el exterior Alister aguardaba nervioso, quería entrar y asegurarse de que a su compañera no le pasaba nada, pero sabía que su voluminoso cuerpo, en especial las alas, le impedirían moverse con libertad una vez dentro. Algo frustrado, comenzó a moverse de un lado a otro mientras los Nórgedos y leónicos corrían al interior, seguidos poco después por Eltrant y Lyn. Las flechas cortaron el aire y alcanzaron a los objetivos que cometían el error de acercarse a las ventanas, haciendo que sus cuerpos quedasen colgando o cayesen a la calle, donde algunos de los guerreros se habían encargado ya de eliminar a los primeros hombres que habían sido arrojados al exterior.

Las cosas no iban mal de momento, pero ¿y si Elen volvía a transformarse involuntariamente por culpa del Hombre Muerto? ¿y si atacaba a sus compañeros como había hecho en el callejón solo un cuarto de hora antes? El dragón no pudo evitar que las opciones, a cual peor que la anterior, pasasen por su mente, ¿debía dejar de lado la armadura natural que su forma bestial le brindaba y luchar como un humano más? Antes de que pudiese decidirse un par de magos salieron despedidos a través de las ventanas del piso superior, impactando bruscamente contra el duro suelo. Los huesos les crujieron horriblemente al recibir el golpe, no estaban hechos para soportar aquel tipo de cosas, pero aun así seguían respirando, aunque con bastante dificultad.

Obedeciendo las órdenes que la benjamina de los Calhoun le había dado antes de marcharse, el alado concentró su elemento y dejó que éste tornase su grisáceo vientre de un vivo tono anaranjado. El fuego ascendió por su garganta y salió disparado en forma de llamarada hacia el par de indefensos individuos, que agotaron sus últimas fuerzas gritando al sentir cómo las llamas devoraban sus cuerpos. Nadie desearía un final así, pero el cazador no sintió pena por ellos, después de las últimas semanas le había quedado muy claro que el aquelarre debía ser destruido a como diese lugar.

¿Qué podía merecer una organización capaz de secuestrar a hechiceros para arrebatarles sus poderes y matar a inocentes con el fin de invocar abominables criaturas?

Justo en aquellos instantes, en que casi toda la pelea se estaba llevando a cabo en la segunda planta de la vivienda, la unidad que esperaba en la parte trasera hizo acto de presencia, echando abajo la puerta e internándose en la zona en que se almacenaban los suministros por los que habían venido. No encontraron mucha resistencia a su paso, apenas tres o cuatro enemigos a los que no les costó abatir, una vez limpia la zona procedieron a sacar las mercancías, tal como se les había asignado.

Alister siguió vigilando la fachada con mucha atención, esperando ver pasar a la de cabellos cenicientos por delante de alguna de las ventanas, pero tras unos minutos la tensión lo superó, con lo que cambió de forma y desenvainó su espada para ir a buscarla. El panorama que encontró en el piso inferior fue terriblemente desolador y preocupante, un montón de cadáveres cubrían el suelo, pero ninguno de ellos pertenecía al bando contrario, los caídos eran todos leónicos y Nórgedos. - ¿Cómo es posible? - preguntó a la nada, tras lo cual escuchó unos fuertes ruidos que provenían de la parte alta, necesitaba encontrar a la vampira antes de que fuese tarde.

***

Elen por su parte no había perdido el tiempo, tras seguir el rastro de muerte que sus sombras habían dejado finalmente se había reunido con ellas en un largo y estrecho pasillo que daba acceso a otras salas, aparentemente vacías. Conscientes de que su tiempo en aquel plano era limitado, las criaturas se abalanzaban sin descanso sobre sus adversarios, destrozándolos rápidamente para poder pasar al siguiente objetivo antes de que la reliquia los reclamase de nuevo. Cabezas, piernas y brazos arrancados, torsos prácticamente abiertos en canal, órganos por el suelo, el aroma de la sangre impregnando hasta el último rincón del corredor… pocos habrían tenido el estómago para estar allí y observar con la frialdad e impasibilidad con que lo hacía la de ojos verdes.

Aquello se había vuelto normal para ella, los jinetes se habían encargado de insensibilizarla ante la muerte, y su transformación solo había empeorado la situación. Concentrando su elemento, la vampira hizo brotar de su espalda unos gruesos lazos negros que se alargaron hasta pasar por encima de su cabeza, los moldeó a su gusto y en cuanto consiguió que sus puntas se volviesen afiladas como cuchillos, los lanzó contra el oponente que tenía más cerca de sí. Éste trató de defenderse con una espada un tanto peculiar, no era de metal sino de algún material mágico, solo así se podía explicar que fuese traslúcida y hubiese surgido de la nada. Dando tajos al aire el hombre consiguió cortar uno de los lazos, pero la señora de sombras siguió adelante sin inmutarse, reunió los restantes y los dirigió a toda velocidad hacia el pecho del brujo.

Su carne y huesos fueron atravesados como si nada, y en cuanto las puntas asomaron por su espalda para hacer de garfio y levantarlo del suelo no pudo hacer más que mirar horrorizado a la mujer que tenía ante sí. - Tendríais que haberos quedado en isla volcánica. - soltó, al tiempo que separaba los lazos para ensanchar el agujero que el desdichado tenía en el pecho. - Pa…pagarás por la muerte de Amaterasu. - alcanzó a decir, pero no pudo hacer más, su corazón estaba siendo aplastado por las sombras de la joven. - Eso ya lo veremos. - musitó Elen, tirando su cuerpo inerte contra una de las paredes sin ningún tipo de miramiento.

De forma repentina, una ágil silueta se le acercó por la espalda tras abandonar la seguridad que le daba una de las estancias que conectaban con el pasillo, esas en las que se suponía que no debía quedar nadie con vida. Los agudos oídos de la vampiresa captaron el movimiento, pero decidió esperar a que saltase hacia ella para echarse a un lado en el último instante, con lo que su atacante, una mujer armada con una daga del mismo tono celeste que las armas del resto, quedó a su merced, ofreciéndole el costado. - Mentiría si dijese que ha sido un buen intento. - comentó, con la matajinetes ya en la diestra. La hoja se hundió por entre las costillas de la extraña y el veneno hizo el resto, destruyéndola desde dentro de una forma realmente dolorosa.

- Limpiad bien esta zona, no quiero más sorpresas. -
ordenó a sus aliadas, dejándolas atrás para avanzar hacia el final del pasillo y entrar en la siguiente habitación, cuya puerta habían cerrado y bloqueado con una mesa para no dejarla pasar. La benjamina de los Calhoun esbozó una leve sonrisa, manipuló su elemento y creó un grueso muro de sombras que de inmediato estampó contra el obstáculo que le habían puesto, sacudiendo el edificio hasta sus cimientos. Tanto la puerta como la mesa quedaron hechas añicos, y la onda expansiva consiguió levantar una nube de polvo que le daría ventaja frente a sus adversarios. - ¡Es él! ¡Mátalo! - pidió la herida alma del medallón, en cuanto su agresor quedó a la vista. Cinco hombres lo acompañaban y estaban preparados para luchar hasta el final, algo que no tardarían mucho en hallar.

La de cabellos cenicientos actuó rápidamente, creando una esfera de oscuridad y provocando que ésta explotase en mitad de la sala, liberando una espesa niebla que cubriría sus movimientos. - ¡Estad atentos! ¡No la dejéis pasar! - instó el mago al que buscaba, sujetando con fuerza su bastón y apuntando al frente. Sin tener que preocuparse porque la viesen, la vampira avanzó por un borde de la estancia y cambió de arma, devolviendo la daga a su funda y permitiendo que su elemento le cubriese ambas manos y las modificase hasta convertirlas en afiladas garras.

El primero en sentirlas no fue capaz de alertar al resto, con la garganta rajada de un lado al otro solo pudo llevarse las manos al cuello en un inútil intento de detener la hemorragia, pero pronto se ahogó en su propia sangre y cayó pesadamente sobre el suelo. El golpe seco del cuerpo al impactar con la madera puso en guardia a los demás, el problema era que no veían a su enemiga, no sabían por dónde se les acercaría. Su segunda víctima sufrió algo más, las garras se le hundieron en el vientre dañando varios órganos importantes, pero alcanzó a maldecir en voz alta, lo que atrajo a otro de los miembros del aquelarre a su posición.

La espada silbó en el aire, y aunque la de ojos verdes se hizo a un lado para esquivar la trayectoria del tajo, el filo se deslizó por uno de sus antebrazos, rompiendo la tela de cuero y causándole un corte fino pero alargado. Unas gotas del rojizo líquido mancharon la tela de su armadura, y fue entonces cuando se convenció de que no debía alargar más la situación, era hora de acabar con todo aquello. Dejándose llevar por el frenesí que la presencia de tanta sangre le causaba, Elen se abalanzó sobre su oponente e hirió de gravedad el brazo con que sostenía la peligrosa hoja traslúcida, obligándolo a soltarla. Una vez conseguido esto se valió de sus oscuras zarpas para destrozarle el rostro, dejándolo en el suelo para que se desangrase lentamente mientras ella se ocupaba del resto de los presentes.

Los otros dos no tuvieron oportunidad de defenderse, y de ese modo se quedó a solas con el hechicero que verdaderamente le interesaba. Concentrada en su batalla particular, la centinela no se había percatado del jaleo que estaba teniendo lugar en la habitación de al lado, donde Eltrant y Lyn se enfrentaban a otro grupo de magos, al menos no reparó en ello hasta que uno de los miembros del aquelarre hizo un enorme agujero en la pared que conectaba ambas salas. ¿Quién tenía la fuerza suficiente para ser el responsable? Era una buena pregunta pero antes de poder contestarla tenía que acabar con lo que había empezado.

- Heriste al ser equivocado. - susurró junto al oído de su objetivo, que no la había escuchado acercarse a su espalda. Los brazos de la joven lo envolvieron desde atrás y las garras se le clavaron en el pecho, causándole daño pero no la muerte inmediata, algo que probablemente terminaría deseando. Las sombras se extendieron más allá de los dedos y fueron rompiendo poco a poco cada hueso, vena o arteria que encontraron en su camino, hasta que finalmente, el acelerado corazón dejó de latir para siempre. Elen pudo escuchar la maligna risa de las almas de la reliquia en su cabeza, soltó al muerto y alzó la vista hacia sus creaciones, que ya habían terminado de limpiar el pasillo y mostraban algunos signos de cansancio. - Volved al colgante, habéis cumplido vuestro trabajo. - indicó, sin olvidar que debía darse prisa para apoyar a Eltrant y a Lyn.

Las negras siluetas se desdibujaron y regresaron al medallón del mismo modo en que habían salido, segundos que su portadora aprovechó para echar mano a uno de los frasquitos del cinturón y beber su contenido, necesitaba recuperar parte de sus fuerzas. Hecho esto guardó el recipiente y se acercó a la puerta unía las dos habitaciones, derribándola con otro muro de su elemento para captar la atención del enemigo y despistarlo. - Vaya vaya, parece que no os hago falta. - comentó, al ver que varios de los miembros de la secta estaban tirados por el suelo. Alister apareció poco después por el lado opuesto, y pudo respirar aliviado al ver que su compañera estaba bien, cubierta de sangre, con una intensa aura negra a su alrededor y las garras aún en las manos, pero viva.




Off: Habilidades de Elen: Mundo de las sombras y frenesí sangriento.

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Mensaje  Eltrant Tale Mar Jul 31 2018, 19:20

Una sucesión de gritos provenientes de la habitación en la que Eltrant sospechaba que estaba Elen llegaron hasta sus oídos amplificados por el enorme hueco que había abierto en la pared.

No pudo evitar sentirse inquieto al oírlos, nervioso incluso. Era un sentimiento del que se veía incapaz de escapar aun cuando seguía esforzándose por no acabar ensartado por una de las tantas espadas etéreas que buscaban su carne.

No eran los gritos de una mujer, aquel lamento agonizante no pertenecía a Elen, de eso estaba seguro. Y eso era algo que le preocupaba todavía más.

La sensación de que la peliblanca irrumpiría en aquella habitación envuelta en sombras era algo que, en aquel momento, justo cuando Olvido volvió a parar el acero traslucido de uno de los brujos, se volvió muy presente.

¿Y si lo que le había hecho el Hombre Muerto se había apoderado de ella otra vez más?

Sus temores no eran infundados, pues la peliblanca no tardó en hacer acto de presencia de la forma más llamativa posible: pocos segundos después de que los gritos hubiesen cesado abruptamente, Elen derribó la puerta de la habitación contigua con una gran cantidad de sus sombras.

Eltrant entrecerró los ojos, protegiéndose la cara de los fragmentos de madera que volaron por todas partes y, como prácticamente todos los que quedaban con vida en la habitación, se giró hacía la peliblanca.

Seguía siendo ella, o eso parecía.

Suspiró aliviado y esbozó una sonrisa cansada cuando la voz se la mujer se alzó sobre el sepulcral silencio que se había apoderado de aquel pequeño campo de batalla.

Todos parecían nerviosos, ninguno de los presentes se atrevía a avanzar, a encarar directamente a Elen como habían estado haciendo con ellos apenas unos instantes atrás; ellos también debían de haber oído los gritos de los últimos que, por lo que parecía, habían intentado acabar con la Centinela.

La figura de su amiga era muy distante a la que recordaba, a la que era cuando se enfrentaron juntos al Coleccionista. Elen estaba completamente cubierta de sangre, sangre que Eltrant sabía muy bien que no pertenecía a la vampiresa, su expresión era fría, dura, casi como si careciese de emoción alguna en aquel momento y, además, estaban esas garras de sombras que, como mínimo, eran inquietantes.

- Aceptamos a regañadientes la ayuda. – Comentó Lyn desde su nuevo escondite en las alturas, en una viga que no había sido aún alcanzada por las llamas, acumulando más sombras en sus manos.

- La verdad… - Eltrant bajó momentáneamente a Olvido. – Es que no me importaría compartirlos un poco. -  Tenía que admitir que, aunque no estaba cansado, sí que empezaba a notar que todo aquello era demasiado para él.

Alister no tardó tampoco en aparecer en la habitación, mostrándose visiblemente aliviado al ver a la peliblanca de una pieza. El dragón no dijo nada, aunque su mera presencia instó a los nigromantes que quedaban convida a que se colocaran todos juntos, aunque seguían estando en superioridad numérica, era evidente que empezaban a mostrarse cautos con las personas que estaban allí para acabar con ellos.

Pero algo no iba bien, aquellas personas, aunque poderosas, no eran demasiado poderosas, no lo suficientes como para acabar con todos los leónicos que había en el piso de abajo sin ninguna baja.

- Elen… ten cuidado creo que… -

Otra silueta entró en la amplia estancia, justo por el mimo lugar por el que lo había hecho Alister hacía apenas una decena de segundos. A un paso lento, uno que indicaba seguridad en sí mismo, atravesó la habitación hasta estar junto al resto de los nigromantes, junto al tipo que había lanzado una bola de fuego sobre Lyn.

El recién llegado no poseía nada de especial en un principio, lo único llamativo de su apariencia, aparte de la aparente falta de cabello alguno sobre su cabeza, eran las dos gruesas cejas que hacían juego con la espesa barba bigote que tenía por vello facial.

Sonrió, mirando a Elen, en un principio sin decir nada.

Aunque parecía ser, más bien, un peón en todo aquel juego, un brujo que había llegado tarde a la pelea a muerte, Eltrant había visto a suficientes líderes como para no saber que aquel tenía algo de esto en él.

- Elen Calhoun. – Por fin habló, cuando lo hizo los nigromantes de las espadas etéreas bajaron sus armas, se quedaron mirando al calvo. – Como de costumbre, Centinela, estas muy a la par a lo que sabemos de ti. – Repasó la habitación: miró a Eltrant en primer lugar, después a Lyn y, finalmente, a Alister. – Habrías podido hacer todo esto por tu cuenta. No deberías tener miedo de explorar tus propias capacidades. – Aseveró al final.

Eltrant analizó al hombre con la mirada, volviendo a asir Olvido frente a él. Estaba desarmado, como el resto de miembros del aquelarre que había en aquel lugar, no tenía ninguna arma consigo, no que fuese visible.

- El “poder” y la “fuerza” son… dos conceptos bastante curiosos. – Afirmó llevándose una de las manos hasta la barba. - ¿Era Amaterasu más poderosa de lo que yo seré jamás? – El recién llegado sonrió, divertido por pronunciar aquel nombre que Eltrant había oído varias veces desde que entró en el edificio. – Por supuesto, sin ninguna duda. – Caminando de la misma forma que lo había hecho hasta el momento se colocó tras uno de los nigromantes que, por lo que parecía, tenía a su cargo. - ¿Eres tú, Elen Calhoun, más poderosa que yo? – El hombre clavó firmemente un puñal en la nuca de su subalterno, una larga cantidad de sangre comenzó a fluir de los distintos cortes que le había ocasionado. – No, no te caigas… - Murmuró manteniendo al nigromante de pie mientras este se desangraba. - ¿…por dónde iba? – La sangre que cubría el brazo derecho del nigromante, la que seguía manando del cuello de su lacayo, comenzó a hervir lentamente, a producir una ligera capa de vapor que comenzó a rodear el cuerpo del brujo como si de un escudo de aire lúgubre se tratase. – Ah, sí. – Dejó que el hombre cayese finalmente al suelo entre gorgoteos, asfixiándose con su propia sangre. – El poder… – Respiró profundamente. – Un concepto sobrevalorado, arcaico. – Sentenció – Da igual lo fuerte que te creas o lo poderoso que sea alguien... - Se detuvo unos segundos - Todos sangramos igual. – dijo volviendo a esbozar una sonrisa.

Después de extender la mano derecha frente a él, la nube de vapor de sangre caliente que se había formado alrededor del hombre se deslizó a través de la habitación buscando el cuerpo de Elen. Mientras sucedía esto, con su mano derecha, el nigromante comenzó a convocar sobre esta una esfera de agua que, como había sucedido con la sangre, comenzó a evaporarse lentamente


__________________________________________________________

Te dejo que le pongas nombre (?):

Off: Perdón por el retraso, pensaba que estaba mejor pero sigo sonando al hablar como si un ventilador hubiese estallado. (?)

El brujo que acaba de aparecer utiliza dos elementos, agua y fuego, y bastante poderoso, ataca con vapor. Usa todo lo que pueda convertir en vapor super caliente. Es de esos que piensan que la mejor canción de Green Day es "Boulevard of Broken Dreams".

Hacer villanos para PJs de nivel 10 es dificil (????)


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Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado] Empty Re: Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado]

Mensaje  Elen Calhoun Jue Ago 02 2018, 00:37

La de ojos verdes no pudo evitar que sus labios se curvasen en una sonrisa cargada de malicia al ver lo que su llegada había provocado en el enemigo, ninguno de los presentes se atrevió a abrir la boca, mucho menos a encararla o blandir las armas en su contra. Que le tuviesen miedo le gustaba, demostraba que al menos aquellos individuos no eran tan estúpidos como los que ahora decoraban las habitaciones con su sangre y demás restos… El acelerado ritmo de sus respiraciones y latidos era música para sus oídos, pero no pudo deleitarse con ello durante mucho tiempo, debía asegurarse de que sus aliados estuviesen bien, así que recorrió con la mirada la estancia en busca de la única a la que no veía de forma inmediata, Lyn.

Su voz le llegó desde las alturas, y es que la muchacha había buscado el modo de situarse fuera del alcance de sus oponentes, subiéndose a las vigas del techo y lanzando desde allí sus ataques. Era lista y también bastante ágil, cualidades que sin duda la beneficiarían de cara al combate que todavía, no había terminado. Tanto la morena como el mercenario se mostraron conformes con recibir su apoyo, algo con lo que podían contar sin tener que pedirlo por supuesto. - Bien, ¿con cuál de vosotros me voy a quedar? - comentó mirando hacia el grupo de brujos, llevándose una de las manchadas garras al rostro para deslizar el índice por su propia mejilla, dibujando una línea de sangre sobre la pálida piel.

Los miembros del aquelarre se pusieron aún más nerviosos, si es que eso era posible, pero pronto su presencia quedó en un olvidado segundo plano, en cuanto otra figura entró en escena por el mismo camino que Alister había utilizado para reunirse con ellos. Con una tranquilidad pasmosa, el recién llegado cruzó la estancia hasta alcanzar a sus seguidores, que se mostraron como tal en cuanto empezó a hablar, bajando las armas y clavando sus miradas sobre él con suma atención. Elen sintió como se le ponían los pelos de punta bajo las mangas, pero su expresión no cambió en absoluto, sin duda los flujos de energía que rodeaban a aquel hombre eran poderosos, probablemente fuese mejor brujo de lo que ella había llegado a ser en el pasado, pero las cosas habían cambiado y ahora pensaba como lo que era, una criatura de la noche.

Sus habilidades no tenían nada que envidiar a las de otros, y confiada, esperó a que el tipo soltase su discurso. El hecho de que supiese quién era o le hubiesen informado acerca de su poder no le resultó nada raro, después de ayudar a que Amaterasu perdiese la cabeza en isla volcánica Frendel seguramente hubiese puesto precio a la suya, lo que la convertía en el objetivo a batir para cuantos se atreviesen a intentarlo. A pesar de que se estuviesen viendo por primera vez, el hechicero echó un vistazo a la sala y aseguró que ella podría haberse encargado del asunto sin ayuda de nadie, afirmación que podía ser cierta o no, nunca lo sabrían.

La centinela no solía luchar sola y en parte lo prefería, apreciaba lo que un buen equipo podía aportarle, pero por otro lado debía asumir los riesgos de llevar a alguien más a su batalla personal, tal como había hecho con el cazador al permitirle acompañarla. Él no podría cruzar al Oblivion para enfrentar a los jinetes cuando llegase el momento, allí sus habilidades no servirían de nada, eso era lo único que la tranquilizaba, que en caso de fracasar al menos no tendría que ser testigo de su final.

Sin apartar la vista de su interlocutor, la benjamina de los Calhoun observó impasible como éste asesinaba a uno de los suyos para hacerse con su rojizo líquido vital, el cual comenzó a hervir y convertirse en vapor para rodear la silueta del brujo. - Maneja el fuego, debo cuidarme de eso. - pensó para sí, mientras la víctima se desplomaba y terminaba ahogándose en su propia sangre. - Tienes razón, todos sangramos por igual… veamos quién de los dos lo hace primero. - soltó, retándolo sin perder la calma y el frío tono de voz. - Me parece que vamos a necesitar más espacio. - añadió, entregándose a la oscuridad para volverse invisible y aprovechar el frenesí que aún recorría todo su cuerpo para esquivar la ardiente nube de vapor que avanzaba a toda velocidad hacia su posición.

Haciendo gala de la agilidad que su condición le brindaba, Elen se hizo a un lado y saltó hacia el grupo de sectarios, desenvainando su daga de acero y rajándole el cuello a uno de ellos de lado a lado para drenar parte de sus fuerzas y reponer las que le faltaban, luego, aún mimetizada con las sombras, avanzó hacia el alado para darle algunas instrucciones. - Transfórmate… y no te preocupes por mí, lo tengo todo bajo control. - le susurró al oído, sobresaltándolo ligeramente antes de apartarse de él y concentrarse en lo que tenía en mente. - Pretende quemarme porque es mi punto débil, busquemos el suyo. - se dijo mentalmente, comunicándose con las almas del medallón, a las cuales volvió a invocar pero de forma diferente.

Fuera de la vista de los presentes toda ella se cubrió de oscuridad, a excepción del rostro, que seguía mostrando su níveo tono de piel. El resto de su cuerpo se tornó del negro más intenso, y luego le siguieron los cenicientos cabellos, liberándose del recogido que llevaba y adoptando el color de los cuervos para ondear con una brisa inexistente, era su propia energía la que los hacía moverse. Los brillantes ojos verdes fueron sustituidos por dos orbes que bien podrían haberse confundido con la obsidiana, eran dos pozos de perdición en los cuales no se podía ver el fondo, ni tampoco ápice alguno de humanidad. Las garras de sus manos se alargaron considerablemente, y por último, un par de negras líneas irregulares le cruzaron las mejillas en diagonal, desde la parte baja de los ojos hasta la mandíbula.

Ahora era una sombra, se había unido a sus aliadas y estaba utilizando el poder del medallón para volverse más fuerte que su adversario, quien sin duda estaba dispuesto a darle tantos problemas como pudiese. Deslizándose por la estancia sin apenas hacer ruido, la vampira se situó frente al hechicero y abandonó la cobertura que su elemento le proporcionaba para que pudiese verla. Otros en su lugar habrían aprovechado la ventaja para atacar a traición pero ella prefería darle ocasión de reaccionar, así sería más divertido destrozarlo.

Solo los separaban unos metros, y sin decir nada, la criatura de la noche se limitó a sonreír con maldad antes de abalanzarse hacia su objetivo con las garras extendidas hacia él. Alister maldijo por lo bajo, ya la había visto así antes una vez y no quería que su compañera volviese a utilizar aquella habilidad ni que se uniese a las almas del medallón, pero incapaz de hacer nada al respecto, optó por hacerle caso y valerse del espacio de la habitación para transformarse. La dura coraza de escamas lo protegería y le daría oportunidad de intervenir si era necesario, aunque por el momento tenía trabajo, eliminar al resto de miembros del aquelarre para que la ventaja numérica estuviese de su lado.

- ¡Mátalo! ¡Acaba con él! - pedían sin descanso las moradoras de la reliquia, instando a su señora a que no mostrase piedad alguna con aquel individuo que se había atrevido a desafiarla.


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Mensaje  Eltrant Tale Jue Ago 02 2018, 14:10

Estaba volviendo a perder el control, debía de estarle pasando de nuevo, de alguna forma.

La forma en la que hablaba Elen, en la que se movía y afrontaba la situación en la que se encontraba le decían al exmercenario que la peliblanca estaba disfrutando con aquello, quizás demasiado.

Frunció el ceño, no perdió de vista a Elen en ningún momento. Contempló como esta, después de desvanecerse entre las sombras, le abría el cuello a uno de los nigromantes con un puñal y parecía revitalizarse con la sangre de este.

“¿Has visto eso?”

La voz de Lyn resonó en su cabeza, Eltrant parpadeó repetidamente y buscó a su compañera con la mirada; Cuando la encontró, la ojiazul le devolvió la mirada desde las alturas, concentrada en hacer oír su voz directamente en la cabeza del castaño.

“Sus sombras…”

Lyn no tenía que explicárselo, la oscuridad que usaba Elen iba más allá de lo que él había visto hacer a su amiga, era extraño, casi aterrador; las sombras humanoides que convocaba, para empezar, parecían tener voluntad propia a pesar de estar supeditadas a la peliblanca.

Apartó aquellos pensamientos de su cabeza cuando uno de los sectarios encontró el valor suficiente para volver a lanzarse contra él, Eltrant bloqueó la hoja etérea con la suya propia y retrocedió ligeramente.

Le preocupaba Elen, pero tendría que esperar a que acabasen con todo aquello para preguntarle siquiera que le estaba pasando por la cabeza.

Tomó la iniciativa y acometió contra el tipo que tenía enfrente. El peso de Olvido le bastó para atravesar la defensa que le proporcionaba la espada de luz al brujo, la hoja plateada de la claymore que Eltrant blandía acabó firmemente hundida en el torso de su oponente.

Pero no había terminado, distaba mucho de haberlo hecho, desencajó como buenamente pudo su arma del cadáver del nigromante y se preparó para la embestida de un segundo que no tardó en alcanzarle.

Alister también parecía tener trabajo, y Lyn, los miembros del aquelarre habían recobrado algo de moral al ver aparecer al que parecía ser su líder, el cual estaba lidiando con la Centinela que tanto les aterraba.

El brujo que había desafiado a Elen no parecía sorprendido de lo que era capaz de hacer la peliblanca, en cierto modo, parecía haber estado esperando a que tomase aquella forma.

El nigromante peleaba bastante bien cuerpo a cuerpo, sobre todo para ser un brujo, reculaba lo suficiente como para mantenerse a una distancia prudente de la peliblanca en todo momento y, cuando esta se acercaba lo demasiado, convocaba una espada helada en su mano derecha con la que se defendía el tiempo suficiente como para volver a emprender la retirada y tratar de abrasar a Elen con las llamas que conjuraba en su mano izquierda.

- ¡Sorpréndeme, Centinela! – Gritó el hombre convirtiendo la espada que tenía entre sus manos, justo momentos antes de que Elen le alcanzase, en una nube de vapor candente. – ¡Sé que puedes hacer mucho más! – Cada espada que aparecía en su mano derecha acababa convertida en una nube de vapor a los pocos segundos, o estallaba en más de un centenar de pedazos después de que la colocase frente a su cara para defenderse.

No se quedaba con la espada demasiado tiempo en su poder. ¿Sería debido a que controlaba dos elementos? ¿O era algún tipo de plan? Eltrant se había enfrentado a los brujos suficientes como para saber que, cuando se centraban en dominar dos tipos distintos de elementos, limitaban bastante la capacidad de las habilidades que se veían capaces de usar.

Aunque aquel tipo no parecía tener problemas con esto.

Eltrant volvió a prestar atención a los soldados rasos del aquelarre que quedaban con vida. No eran demasiados, pero eran los suficientes como para seguir siendo un problema.

Tensó los músculos, dos brujos le habían elegido como objetivo. No le sorprendía, entre las opciones que tenían él seguía siendo la opción menos mala.

Acumuló toda la energía que había disponible en la espada en la hoja, frente a él. Seguía sin estar muy seguro de cómo lo conseguía, el arma simplemente le obedecía, cuando pensaba “quiero que sea un golpe contundente” Olvido parecía comprenderlo de alguna forma.

Cuando los dos hombres estuvieron a punto de alcanzarle liberó la energía de la hoja en un único tajo, una media luna de viento que ya reconocía salió de la espada y surcó la escasa distancia entre el exmercenario y los dos nigromantes a una velocidad vertiginosa, antes de que pudiesen echarse a un lado les impactó en mitad del pecho. [1]

- ¡Lyn! – La vampiresa seguía correteando por el lugar, con varios brujos tras ella, comenzaba a estar visiblemente cansada, ya no le quedaban frasquitos de sangre.

Mientras tanto, el combate entre Elen y su brujo particular seguía endureciéndose con cada segundo que pasaba. Quizás el oponente de la peliblanca tuviese razón, quizás Elen era lo suficientemente poderosa como para lidiar con todo ella sola.

Pero no iba a esperar a averiguarlo.

- ¡No hace falta que me lo digas! – La ojiazul sin detenerse, aun con los tres nigromantes tras ella, saltó sobre la espalda de su compañero. - ¡No te muevas! – Exclamó momentos antes de hundir sus incisivos en el cuerpo del exmercenario y desaparecer en una nube de sombras.

Volvió a sentir aquella sensación, aquel dolor punzante que recorría todo su cuerpo al mismo tiempo que lo hacían las sombras de su amiga; “Más doloroso que una puñalada” le había dicho Lyn no mucho tiempo atrás, era una buena descripción de lo que sentía. [2]

“Ahora sé cómo te sientes al ponerte tu armadura”


Cuando sus extremidades volvieron a responderle lo primero que hizo fue Eltrant cerrar firmemente una de sus manos alrededor del cuello del nigromante que tenía más cerca, uno de los que seguía a Lyn, y después hundió a Olvido en su pecho y obligó a los otros dos a retroceder hasta quedar al alcance de Alister.

“Nunca me sorprende ver la cantidad de espacio vacío que tienes aquí dentro, la próxima vez quizás me traiga una mesita o algo”

Las sombras de Lyn le obedecían ahora a él, o a ambos más bien, Lyn seguía teniendo cierta autonomía incluso en aquella situación. Sonrió al sentir a Olvido tan ridículamente ligera, al notar que el peso que su armadura había desaparecido.

“También tengo que barrer todo este serrín…”

- Lyn… - Una pequeña carcajada fue lo único que Eltrant recibió como toda respuesta, quien se limitó a suspirar y a clavar sus ojos, ahora profundamente azules debido a la presencia de Lyn en su interior, en el del brujo que seguía peleando con Elen.

Se desvaneció. [3]

Era una sensación a la que tampoco iba a conseguir acostumbrarse nunca, era ridículamente extraña, sentía como si estuviese atrapado en algún lugar muy pequeño, sin luz, sin nada de calor, un frío estremecedor se apoderaba de todas sus extremidades.

Pero no le importaba, era útil, Lyn le había enseñado a usarla. Podía ser muchas cosas, pero la voz de la vampiresa en su cabeza, en momentos como aquel, era bastante útil.

Se apareció apenas un segundo después frente al brujo, interponiéndose entre él y Elen, lanzando una estocada directamente a su cara, un que este se encargó de bloquear con una pequeña daga de hielo que se apresuró en convocar y que se fragmento en un centenar de pedazos en el proceso.

- No está peleando sola – fue lo único que dijo.

______________________________________________________________

[1] Primera Habilidad de la Espada de Eltrant: Cortaviento.
[2] Habilidad de Nivel 7 de Lyn: Simbiosis.
[3] Debido a Simbiosis Eltrant puede usar la habilidad de Nivel 2 de Lyn: Entre Tinieblas.

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Mensaje  Elen Calhoun Vie Ago 03 2018, 12:33

Elen no esperaba que su primer ataque diese en el blanco, bueno quizá una parte de ella sí lo hiciese, solo por el hecho de cerrarle la boca y demostrar al aquelarre que habían elegido a una dura enemiga, pero ¿qué clase de duelo habría sido si hubiese acabado con el hechicero tan rápido? No, aquel hombre aseguraba ser poderoso y ahora le tocaba demostrarlo. En cuanto la vio acercarse reculó para poner algo de distancia entre ambos, la justa para que las afiladas garras sombrías cortasen el aire en vez de desgarrarle el vientre y esparcir por el suelo sus órganos, quedaba claro que la benjamina de los Calhoun iba en serio y a por todas, pero él no iba a quedarse atrás.

Tenía el fuego de su parte y eso le daba ventaja ante su adversaria, pues todos sabían que el ardiente elemento hacía más daño a las criaturas de la noche que al resto de las razas. Valiéndose de ello, el mago daba por hecho que no tardaría en imponerse a la sombra que tenía delante, pero ella también tenía sus trucos, todos ellos potenciados ahora que se había unido a su reliquia. Sin dejar de llevar la iniciativa en el combate, Elen avanzó para tratar de alcanzar al hombre, pero en cuanto lo tuvo lo suficientemente cerca como para preparar un ataque éste conjuró una espada helada y lanzó dos tajos al aire, obligándola a hacerse a un lado para evadir la hoja.

Unas brillantes llamas brotaron entonces de la mano del sectario y salieron disparadas de inmediato en dirección a la joven, que sin borrar la maligna sonrisa de su cara, saltó hacia la izquierda grácilmente y buscó el costado de su oponente para volver a arremeter contra él. La estrategia del hechicero se basaba prácticamente en guardar las distancias y esperar a que ella actuase para contrarrestarla con sus poderes, quizá con la esperanza de que cometiese un error o que se aproximase demasiado como para tener tiempo de reaccionar, pero su contrincante seguía aún poseída por el frenesí sangriento, lo que incrementaba su destreza y sabiduría. No le resultaría fácil acertar a la centinela mientras siguiese en ese estado.

- ¿Qué te sorprenda dices?... Bien, veamos cómo lidias con esto. -
respondió Elen, tras esquivar la nube de vapor con que su enemigo pretendía quemarla. A continuación echó mano de sus sombras para crear una ilusión y disfrazar su próximo movimiento, haciendo creer al mago que le atacaría de frente cuando en realidad pensaba ir a por su costado derecho. Inevitablemente, el líder de aquel grupo cayó en su trampa, alzó la espada para hacer que se rompiese en cientos de pedazos entre él y su contrincante, pero no le sirvió de nada, la verdadera sombra estaba a su lado y sin querer acabar con aquello tan rápido, se limitó a dejar que sus garras atravesasen la túnica y le rasgasen la piel a la altura de las costillas, causándole un corte largo pero poco profundo antes de apartarse bruscamente de él para no darle tiempo de contraatacar.

- Parece que has perdido. - soltó con tranquilidad, alzando las zarpas manchadas de sangre hasta su rostro. Su aroma resultaba tentador, sin duda la presencia de magia le daba un toque diferente al rojizo líquido vital, pero no estaba allí para alimentarse sino para matarlo, aunque intentaría divertirse un poco antes de acabar con su vida. Las almas del medallón, ansiosas, la instaban a destrozar a su oponente sin miramientos y con toda la crueldad posible, pero la vampira no les hizo caso alguno, quería hacer daño a aquel hombre sí, pero no de forma rápida. En vez de eso le causaría todo el dolor que pudiese soportar antes de expirar su último aliento, así su muerte se convertiría en un claro mensaje para el resto del aquelarre.

Ya lo había hecho antes con una de las líderes de la Hermandad que quedaba en el puerto, ¿por qué no dar el mismo trato a los seguidores de Amaterasu? En cierto modo la de ojos negros quería descargar contra aquel desdichado toda la ira que sentía hacia Frendel, no solo por haber truncado sus planes, sino también por haber arrebatado a su hermano la sábana albina, provocar el hundimiento del Aguamarina y sobre todo, por haberla doblegado como si nada. Le odiaba, y odiaba la idea de haber tenido que huir para salvar la vida, eso no era propio de ella… algún día volverían a verse las caras y ésta vez estaría preparada.

Sin dudarlo, dejó que la rabia se apoderase de ella y volvió a la carga con una fiereza más propia de sus criaturas que de ella, retomando la pelea con el brujo y dándole muy poco margen de error, en cuanto se equivocase de nuevo volvería a sentir las afiladas garras en su piel.

En el otro lado de la sala, Alister trataba de eliminar al resto de magos con la ayuda de Eltrant y Lyn, no podía prender fuego a la habitación pero todo él era un arma gracias a su dura coraza de escamas y a las espinas, que no dudó en usar para golpear a algunos de los practicantes de magia oscura. El primero se llevó la peor parte, la fuerte cola del dragón lo alcanzó en el vientre y las espinas se le hundieron casi por completo en la piel, causándole una hemorragia grave e impidiendo que pudiese levantarse de nuevo. Los siguientes le llegaron huyendo de Eltrant, que por alguna razón ya no parecía el mismo, olía diferente, como si su aroma de humano se hubiese mezclado con el de la ojiazul.

Hablando de ella, ¿dónde estaba? Las alargadas pupilas del reptil no fueron capaces de encontrarla a pesar de contar con una mejor visión que de costumbre, eso hizo que sus sospechas aumentasen, pero no tenía tiempo de ponerse a hacer preguntas al mercenario. Desplegando ligeramente las alas, el cazador se valió de las garras que tenía al borde de las mismas para clavarlas en la espalda de uno de los individuos y levantarlo del suelo unos centímetros, lo justo para arrojarlo sobre su compañero y conseguir que éste cayese al suelo, donde no le costaría acabar con él. - Tengo que darme prisa. - se repetía mentalmente, preocupado por el desgaste que pudiese sufrir la benjamina de los Calhoun cuando abandonase aquella forma. Ahora no se daba cuenta, estaba llena de energía, pero el cansancio aparecería en cuanto regresase a la normalidad, y si eso ocurría en un mal momento la dejaría a merced de su adversario.

Sin embargo, antes de que pudiese acudir junto a ella, Eltrant se desvaneció ante sus ojos, obligándolo a parpadear varias veces para comprender que tal como había imaginado, el guerrero y Lyn estaban colaborando de alguna manera que no alcanzaba a explicar. Instantes después reapareció, interponiéndose entre Elen y el brujo para lanzar un ataque sorpresa contra éste, pero aquel tipo fue lo suficientemente rápido como para conjurar un arma y defenderse justo a tiempo.

Algo más tranquilo, ya que ahora la vampira no estaba sola, Alister se centró en terminar de limpiar la estancia para que solo quedase un enemigo a batir, el que ahora se enfrentaba a la inferioridad numérica.

La señora de sombras tuvo que detenerse en seco para no abalanzarse sobre su objetivo cuando Eltrant apareció entre ambos, y sin perder ni un instante volvió a mimetizarse con la oscuridad para hacerse invisible y hacer uso de otra de sus habilidades, creando una copia de sí misma para acorralar al sectario. La silueta, perfectamente idéntica a la Elen real, abordó al bi elemental por uno de los costados para captar su atención, mientras la centinela aprovechaba su momento fuera de la vista para rodearlo y colocarse a su espalda antes de volver a hacerse visible. - Asúmelo ya, no vas a salir de esta casa con vida. - le dijo con frialdad, consciente de que si se giraba hacia ella quedaría completamente vulnerable a un ataque del guerrero o de su Doppelgänger.



Off: Habilidades de Elen:
Frenesí sangriento (último turno)
Espectro de la noche, Mimetización y Doppelgänger.
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Mensaje  Eltrant Tale Vie Ago 03 2018, 19:04

“¡Por tu derecha!”

Eltrant levantó el brazo por el cual Lyn le había avisado que iba a recibir el próximo ataque, protegiéndose la cara en el proceso. Un calor incesante se apoderó del pesado guantelete de metal que cubría su brazo derecho cuando una llamarada cubrió el mismo.

“¡Buen trabajo, Mortal!”

De forma casi automática, una capa de sombras cubrió el metal que había sido alcanzado por el fuego, enfriándolo antes de que este pudiese ocasionarle varias quemaduras.

Eltrant masculló un par de insultos en voz baja y volvió a acometer contra el brujo.

Elen se había divido dos, un espectro de sombras similar a la peliblanca combatía ahora junto a ellos y, entre los tres, estaban encargándose de avasallar al brujo, de no dejarle siquiera reaccionar.

Pero este, lejos de perder los nervios, lejos de abrumarse por que Elen se había desvanecido en la oscuridad y se había aparecido tras él, el brujo parecía seguir siendo perfectamente capaz de lidiar con la situación.

- Bien, bien. – Las amenazas de Elen parecían alegrar al hombre, que viéndose incapaz de atacar contra tres enemigos el mismo tiempo se estaba centrando en defenderse, en hacer que sus enemigos le persiguiesen. – Me gusta lo que dices; Digno una heroína, Centinela. – Sonrió, y continuó huyendo, apoyándose en su magia bi-elemental cada vez que alguno de los presentes se acercaba lo más mínimo a él.

- ¡Deja de huir! – Bramó el castaño, arrancándose una afilada estaca de hielo del peto de su armadura y reemprendiendo la marcha, posicionándose en el lado opuesto en el que estaban la sombra de Elen.

El brujo estaba completamente rodeado, la peliblanca tenía razón, aunque hubiese conseguido zafarse varias veces de los ataques que habían lanzado aquel tipo solo estaba extendiendo lo inevitable.

- ¡Ríndete de una vez! – Exigió Eltrant.

- ¿Y por qué debería hacerlo? – Una bola de agua se apareció en su mano derecha al mismo tiempo que una de fuego lo hacía en su izquierda. – Tú amiga no es de la que hace prisioneros. – Unió ambas esferas en una sola, una explosión de vapor, una neblina de gas candente emergió de entre sus manos. – No es capaz de controlar lo que es. – Aseguró.

“¡La cara!”

Dejando caer a Olvido a un lado Eltrant colocó ambos brazos en cruz, frente a su rostro, encargándose de que este no quedase completamente abrasado por el vapor.

“Por muy poco, Mortal”

- Ya… - Tragó saliva, apretando los dientes, notando como su cuerpo le hacía notar que se había ganado algunas quemaduras en la cara. – Tengo que acordarme de ponerme el yelmo más. – Gruñó en voz baja, desenvainando a Recuerdo de su cinturón.

“¡Pero si te encanta que te dé el viento en la cara!”

- ¡Pero! – Eltrant alzó la espada de hielo y arremetió contra el nigromante cuando este se giró a bloquear un ataque de la silueta de la peliblanca. - ¡Me gusta menos que me la quemen! – Agregó bajando la hoja, apuntando directamente a la nuca del hombre.

Entornó los ojos al notar como su espada se encontraba con un espeso muro de agua según descendía, el cual se encargó de ralentizar la estocada lo suficiente como para que no hiciese daño alguno.

- Atacar por la espalda está muy muy mal, muchacho. – Según giraba sobre sí mismo, el hechicero liberó una amplia llamarada y obligó a todos los que se acumulaban a su alrededor a alejarse.  – Vaya… - Cuando terminó de dar aquella vuelta, cuando se sintió completamente seguro, el hombre bajó la mirada hasta su vientre, dónde ahora había una herida sangrante.

La copia de Elen, o la misma Elen, había alcanzado al brujo.

Era una herida profunda, una de las que decidían un combate, aunque quisiese continuar había terminado: no podría mantener el mismo ritmo con aquello en su cuerpo.

- …No… me esperaba que esto pasase tan pronto. – Articuló, notando como el dolor se apoderaba de su cuerpo al mismo tiempo que depositaba la palma de su mano izquierda sobre la herida. – Si tuviese sombrero me lo quitaría, querida. Has conseguido superar todas mis expectativas. – dijo a Elen.  – Pero te equivocas en una cosa… - La mano que mantenía apoyada sobre la herida se iluminó durante unos segundos, tras contraer su rostro en una mueca de dolor el nigromante apartó la mano de la herida: la había cauterizado. – ¡No voy a morir aquí! – Gritó alzando ambas manos sobre su cabeza.

Estaba preparando algo, Eltrant avanzó un par de pasos, no podía permitir que terminase lo que estuviese intentando hacer, aquel tipo de dramatismo siempre culminaba en algún tipo de acto desproporcionado.

Una gigantesca gota de agua apareció sobre la cabeza del nigromante y le engulló por completo, el brujo se quedó flotando en el interior de aquella suerte de huevo traslucido.

“¡Levanta un muro de sombras!”

Las sombras de Lyn le obligaron a detenerse. Eltrant frunció el ceño, estaba seguro de que podía alcanzarle antes de que hiciese lo que tuviese en mente.

“¡No pienses! ¡Hazlo!”

Eltrant buscó a Elen con la mirada, se rindió ante la insistente voz de Lyn, en cuanto la encontró hizo caso a su amiga y, imitando al nigromante, alzó ambas manos.

“¡Concéntrate!”

Las sombras del lugar se colocaron a una velocidad vertiginosa entre la imponente explosión de llamas que el brujo desató y las demás personas de la habitación.

El muro apenas aguantó un instante, no tardó en estallar en mil pedazos dejando escapar el característico sonido que producía el cristal al fragmentarse en el proceso. Aunque el muro había contenido parcialmente la explosión inicial el fuego no tardó en comenzar a extenderse por toda la habitación, consumiendo la madera del edificio, alimentándose poco a poco.

- ¡Elen! – Eltrant se agachó a recuperar su mandoble del fuego y se alejó de las llamas. - ¡Alister! - Buscó a la pareja con la mirada, no los encontró, se consoló pensando que al menos el dragón no iba a tener demasiados problemas con el fuego.

Comenzó a marearse, curiosamente el calor era el menor de los problemas que tenían. Si bien las llamas eran peligrosas y se extendían a una velocidad alarmante, el humo era lo que estaba matándole.

Se vio obligado a apoyarse en la pared más cercana que tenía, su cuerpo le pesaba; se quitó las hombreras de su armadura, después hizo lo mismo con el peto.

Le costaba cada vez más respirar.

“¡Elt! ¡No te pares!”

- Tú... tú quédate dentro… - Clamó por un mínimo de aire, tosió repetidamente y cayó de rodillas. – ¡Elen! - No la veía, no era capaz de verla ni a ella ni a Alister. ¿Estarían bien? Los vampiros y el fuego no se llevaban bien.

¿Qué habría sido del brujo?

Se obligó a levantarse, usó a Recuerdo, la cual aún descansaba entre sus manos, a modo de bastón. El hielo que cubría la hoja le alivió tímidamente.

Las sombras de Lyn comenzaron a diluirse a su alrededor, la vampiresa no tardó en aparecerse a su lado. Se cubrió tanto la boca y la nariz con un vendaje de sombras y sujetó a Eltrant de uno de los brazos.

- ¡Vamos! ¡Muévete! – La vampiresa comenzó a toser con fuerza, le otorgó un vendaje a Eltrant similar al que rodeaba su propia cara y tiró de su brazo. - ¿¡Por qué pesas tanto!? – Preguntó alejándose aún más de las llamas. - ¿¡Es que comes piedras!? – Añadió.

- Es… - Continuó tosiendo, el vendaje de sombras de Lyn había aliviado algo, pero no lo suficiente. – Espera. – dijo – Creo que puedo… - La pared junto a la que estaban estaba astillada, el combate y el fuego debían de haber ayudado a aquello, solo tenía que derribarla. – Creo… - Empezó a perder la consciencia, el rostro de Lyn se difuminó, pero no se permitió caerse a un lado.

Lyn también empezaba a notarse cansada, instintivamente echó mano del cinturón en el que solía portar la sangre, al no encontrar nada se sentó junto a Eltrant y, tímidamente, comenzó a crear una barrera de oscuridad que les separase de las llamas.

- Maldita sea… - Golpeó la pared con fuerza, el guantelete no le respondía.

¿Ahora, de todos los momentos, aquella cosa decidía tomarse un descanso?


Eltrant Tale
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Mensaje  Elen Calhoun Dom Ago 05 2018, 02:58

Manteniendo la calma, a pesar de su complicada situación, el brujo prosiguió con la misma táctica que había llevado a cabo durante la mayor parte del combate, defenderse y retroceder para obligar a sus enemigos a perseguirlo por la sala, pero con tres frentes abiertos esto ya no era igual de efectivo que antes. Mientras dedicaba unas palabras a la centinela, la oscura copia de la vampira trató de alcanzarlo por el costado con sus garras, pero fue repelida por una nube de candente vapor, que la obligó a retirarse un poco para no acabar debilitada antes de tiempo. Aquella estrategia pronto puso a prueba la paciencia del mercenario, que tras arrancarse una esquirla de hielo del peto volvió a recolocarse justo al lado opuesto del que ocupaba el Doppelgänger, dejando a su oponente totalmente rodeado.

La pregunta era, ¿por cuánto tiempo más alargaría aquello el sectario? Los de su raza no estaban hechos para aguantar largas batallas, tarde o temprano el desgaste mágico le pasaría factura y tenía ante sí a tres contrincantes que se le echarían encima a la mínima oportunidad, su única salida era huir, pero no parecía dispuesto a hacerlo, no todavía. La de ojos negros se mantuvo a su espalda y comenzó a manipular su elemento para que unos lazos del mismo se arrastrasen por el suelo y le atrapasen las piernas, idea con la que esperaba poder desestabilizarlo y quizá, tirarlo al suelo.

Por desgracia no fue lo suficientemente rápida, el hechicero conjuró dos esferas, una de agua y otra de fuego, y las unió para generar un ardiente cúmulo de gas que salió disparado en todas direcciones. Dejando de lado su sutil intento de ataque, la benjamina de los Calhoun se agachó instintivamente para quedar fuera del rango de alcance de su adversario y no acabar con la piel cubierta de dolorosas ampollas, debían darse prisa o aquel loco terminaría haciéndoles daño. - Claro que no hago prisioneros… no os merecéis tal honor, pero si te entregas ahora seré benevolente y te ahorraré el interrogatorio. - comentó desde donde estaba, sintiendo como el pegajoso calor hacía que su armadura pareciese más pesada.

Su intervención bastó para que el mago cometiese el error de girarse hacia ella, momento que su copia aprovechó para abalanzarse sobre su lateral, aunque no consiguió alcanzarlo. Demostrando una agilidad que pocos atribuirían a un hombre de su naturaleza, el bi elemental encaró a la sombra y se preparó para bloquearla, levantando una barrera a su espalda con la cual se libró por poco de la espada de Eltrant. - Tengo que intervenir. - pensó la joven, para acto seguido mimetizarse con la oscuridad y avanzar hacia su objetivo con las garras por delante, logrando hundirlas en el vientre del mismo justo antes de verse obligada a retroceder por culpa de las llamas.

- ¡Acaba con él! - pedían a gritos las almas del medallón, pero su portadora las ignoró por completo. En vez de atacar de nuevo aguardó a cierta distancia y observó al brujo, que acababa de descubrir su problemática herida. Una gran mancha de sangre tiñó su túnica, dejando a la vista que aquello no tenía nada que ver con el primer rasguño que le habían hecho, ésta vez la vampira había ido a por todas, directamente a una zona vulnerable y en la que se podían ver afectados varios órganos vitales. Abandonando la cobertura que la sombría estancia le proporcionaba, Elen relajó ligeramente su postura, dando por hecho que el enfrentamiento estaba a punto de terminar, pero el sectario no estaba dispuesto a rendirse ni siquiera entonces.

Haciendo uso de su fuego cauterizó el profundo corte irregular que las garras de la criatura de la noche le habían provocado, tras lo cual alzó ambos brazos hacia el techo y se concentró para hacer aparecer una enorme burbuja de agua que al momento cayó sobre él, envolviéndolo. Consciente de que se preparaba para hacer algo grande, la benjamina de los Calhoun dio un par de pasos hacia atrás y reunió tanta cantidad de su elemento como le fue posible, interponiéndola entre ella misma y su enemigo a modo de barrera.

La explosión no se hizo esperar, y aunque su muro resistió gran parte el impacto inicial, las llamas terminaron provocando que se desvaneciese, con lo que algunos cascotes llegaron a golpearla en el pecho y los brazos. Un débil quejido quedó ahogado en su garganta mientras volvía a incorporarse para buscar al mago, pero el humo no ayudaba en absoluto y la cercanía del fuego tampoco. Pronto se vio prácticamente rodeada, tosiendo y pegando la espalda a una de las paredes, pudo escuchar la voz del mercenario pero no respondió, su unión con las almas de la reliquia se estaba debilitando rápidamente, solo le quedaban unos segundos. Poco a poco su cuerpo volvió a la normalidad, al igual que sus cabellos y sus ojos, pero ahora le faltaba la energía necesaria para perseguir a su oponente y matarlo de una vez por todas.

Cayó de rodillas y luchó por seguir respirando sin inhalar el tóxico gas, cubriéndose a medias el rostro con una de las mangas de su armadura mientras echaba mano al último frasco de sangre que le quedaba por beber. El humo hizo que no pudiese apreciar bien el sabor pero no le dio importancia, necesitaba recuperar fuerzas y determinar dónde se encontraba el miembro del aquelarre, cosa que no tardó mucho en averiguar. Él la miraba fijamente desde el otro lado de las llamas, con una amplia sonrisa triunfal en el rostro, pero aquello aún no había acabado.

La vampira volvió a levantarse y extrajo algo de su bolsa de cuero, un pequeño recipiente de contenido brillante, que abrió de inmediato para arrojar parte de su contenido sobre la ardiente barrera que los separaba. El polvo gélido hizo el resto, extinguiendo lo único que mantenía al sectario fuera de su alcance, hecho que borró la divertida expresión de su rostro, sustituyéndola por una de preocupación. - Estás muerto. - sentenció, avanzando hacia él con rapidez. - ¡Elen! - escuchó gritar, primero a Eltrant y luego a Alister, que acababa de reaccionar tras reponerse de la explosión y el molesto pitido que ésta había causado en sus oídos.

- ¡Salid de aquí! Yo me encargaré de acabar la misión. - instó la de cabellos cenicientos, viendo como su contrincante, cansado por el esfuerzo realizado, se daba la vuelta para huir a través del pasillo por el que la joven había llegado hasta allí. El dragón la buscó con la mirada pero no tenían tiempo, pronto el humo conseguiría que alguien perdiese la consciencia así que, confiando en las habilidades de su compañera, corrió hacia las amplias ventanas y las destrozó todas, esperando que parte del gas saliese al exterior. - ¡Eltrant! ¡Lyn! ¡Por aquí! - exclamó, para que siguiesen su voz hasta allí y se le subiesen al lomo. No solía cargar personas pero solo tenía que planear un poco y dejarse caer hasta la calle, no debería ser complicado.

La señora de sombras tuvo que pasar cerca de las llamas antes de abandonar la estancia, apretó los dientes al notar como una de ellas acariciaba el muslo en que ya tenía una quemadura aún sin sanar del todo, aligeró su paso y se sacudió con la tela de la falda para que no se extendiese, pero estaba casi segura de que las ampollas regresarían. Enfadada, y empezando a hacer más caso a lo que las moradoras del medallón le decían, Elen echó a correr tras el mago y en cuanto lo tuvo lo suficientemente cerca lanzó varios lazos de sombra contra él, uno directamente a su espalda, otros dos a las piernas y el último al cuello.

La cauterizada herida se reabrió para dejar pasar la afilada punta de la extensión de la criatura de la noche, que ahora atravesaba el vientre de su víctima. El brujo se detuvo en seco e intentó bajar la vista hacia el punto en que aquel horrible dolor lo atenazaba, pero la gruesa atadura que rodeaba su cuello y amenazaba con asfixiarlo no le permitió hacerlo. Con los ojos desmesuradamente abiertos, alzó las manos y quemó el lazo que le impedía mover la cabeza, para luego centrarse en hacer lo mismo con el que asomaba por la parte delantera de su torso. - No te rindes ¿eh? - musitó, cayendo sobre las rodillas y cubriéndose el agujero con la diestra para tratar de detener la hemorragia y cauterizar de nuevo la zona.

Un gruñido gutural fue lo único que obtuvo por respuesta, y cuando se atrevió a girar el rostro en dirección al sonido no vio ante él a la centinela, en su lugar había ahora una bestia sombría de afiladas fauces y ojos rojos. Ésta vez Elen se habría transformado por voluntad propia, para acabar con su presa de la forma más cruel posible. Lo que vino a continuación no fue nada agradable, el animal se abalanzó sobre su objetivo y literalmente, le destrozó el cuello con los dientes, apartándose solo para sentarse a observar como aquel hombre terminaba de ahogarse con su propia sangre.

Una vez muerto su enemigo, el lobo buscó otra forma de abandonar el edificio sin tener que acercarse de nuevo al fuego, bajó al primer piso y abandonó el lugar a través de una de las ventanas, comenzando a revertir la transformación en cuanto pudo respirar el fresco aire del exterior. - Ésta vez no ha habido problemas. - pensó la vampira, que parecía estar mejorando bastante en lo relacionado al control de sus habilidades. Sin nada más que hacer allí, dirigió sus pasos hacia la entrada, donde esperaba reencontrarse con su compañero, el mercenario y Lyn.



Off: Uso de objeto máster: polvo gélido.
Habilidades de Elen: Doppelgänger, Mimetización y Transformación.


Bestia sombría:
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Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado] Empty Re: Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado]

Mensaje  Eltrant Tale Dom Ago 05 2018, 21:53

La voz de Alister se abrió paso a través del fuego.

Abrió los ojos y se separó de la pared, no iba a poder derivarla a puñetazos de todas formas. Trató de situar la posición del dragón. Le era imposible ver algo más allá de lo que podía extender sus propios brazos y el crepitar del fuego alimentándose de la madera complicaba las cosas bastante.

Pero no tardó en intuir dónde estaba.

- Lyn – Se agachó junto a la vampiresa, la agitó varias veces, las que necesitó hasta que esta volvió a abrir los ojos.

- ¿Ya es de noche? – dijo está esbozando una sonrisa cansada.

Seguía consciente, pero no parecía que fuese a estar así por mucho tiempo, Eltrant volvió a toser con y agitó la cabeza, obligándose a levantarse.

Todo lo que había en el interior de la vivienda estaba en su contra en aquel momento, casi prefería seguir peleando contra el brujo; las espadas de hielo daban menos problemas.

Tomó a la vampiresa como si de un saco de patatas se tratase, la sujetó con firmeza bajo su brazo derecho y, justo tras aquello, sin salir aun de la pequeña burbuja de aire en la que se habían encerrado gracias a Lyn, se encargó de cargar sus pulmones una última vez, antes de avanzar hacía las llamas.

¿Qué otra alternativa tenia? ¿Esperar allí a morir asfixiados?

Avanzó por el suelo, lentamente, asegurándose de que este no cedía bajo sus pies; A pesar de esto, su pierna izquierda no tardó en atravesar la madera a medio consumir que componía el suelo de la segunda planta hasta quedar hundida a la altura de la rodilla.

Maldiciendo a los dioses en voz alta, Eltrant perdió varios largos segundos forcejeando con su armadura para salir del agujero, cuando lo consiguió, volvió a emprender la marcha hacía el lugar del que creía que venía la voz del dragón.

Se quedaba sin aire, incluso cuando una inmensa cantidad de humo salió al exterior mágicamente, impulsada por una fuerte brisa, seguía encontrándose incapaz de tomar más que una pequeña bocanada antes de empezar a toser copiosamente.

- Lyn, háblame. – dijo cubriéndose la cara, protegiéndola de las llamas que tenía justo a su izquierda. – No se te ocurra dormirte. – El mismo estaba luchando con todas sus fuerzas para no desplomarse contra el suelo, hacía ya una decena de minutos que lo único que veía frente a él eran manchas difusas de color anaranjado.

- Te... hablo, Mortal. – dijo como toda respuesta. – Deja de manosearme - Sin alzar siquiera la cabeza, la vampiresa se quedó mirando fijamente el suelo que tenía bajo ella mientras sus extremidades se balanceaban con suavidad con cada paso que el castaño daba.

En ese momento, una pesada viga de madera envuelta en llamas se desplomó frente a Eltrant a, atravesando el suelo, cortando el único camino seguro que podía ver a simple vista.

- ¡Venga ya! – Gritó retrocediendo un par de pasos, temiendo que el agujero que se acababa de abrir frente a él se agrandase aún más.

¿Cómo podían estar extendiéndose aquellas llamas tan rápidamente? ¿Era por la magia del brujo? Miró a su alrededor, nervioso, trató de buscar un segundo camino a través del fuego.

- Piensa Eltrant… - Apretó los dientes, se giró sobre sus pasos, no podía ir hacia Alister. Tenía que buscar otro plan. – Piensa – dijo segundos antes de gruñir dolorido al notar como su camisa prendía en llamas. Sin pesarlo apenas, de forma automática, se la arrancó de un tirón e ignoró la quemadura que se había apoderado de parte de su pecho.

¿Qué se le daba bien a él? ¿Cómo podía resolver aquello? ¿Cómo podía salir él allí?

Mientras retrocedía aún más al ver como el suelo seguía descomponiéndose bajo sus pies, miró fugazmente a Lyn; sabía que habría podido escapar si no se hubiese quedado a intentar ayudarle, también se figuró que Elen sería capaz de escabullirse con sus sombras y que Alister básicamente era ignifugo.

¿Pero él? La lista de sus habilidades no era muy larga: recibir puñaladas, recibir espadazos, recibir golpes, la jardinería, recibir flechazos, golpear cosas… si era completamente honesto consigo mismo, la gran mayoría de lo que se le daba bien hacer eran, básicamente, una variante altruista del masoquismo.

- ¿Qué… estás pensando? – No había otro modo, según Lyn dejaba escapar aquella pregunta la sujetó de forma que pudo proteger su cabeza con ambos brazos.

- Sujétate. – afirmó, volviendo sobre sus pasos y sobre su plan inicial.

Aquella vez, no obstante, no usaría solo sus puños.

Instó a su cuerpo a que usase el poco oxigeno que tenía en sus pulmones para la carrera que estaba dando, notó como su corazón bombeaba sangre con fuerza, en su pecho, como el dolor de las las distintas quemaduras que se había ganado se acallaba. [1]

Cargó contra la pared, usó su hombro a modo de ariete para salir al exterior. Después de recorrer de vuelta la habitación a toda prisa, sin preocuparse siquiera por volver a atravesar el suelo, placó la pared a medio consumir y la atravesó. [2]

No le fue muy difícil conseguirlo, cuando la golpeó ya era un montón de astillas candentes.

Durante apenas una fracción de segundo sintió como el aire nocturno le golpeaba en la cara, como sus pulmones se llenaban de un aire que no estaba cargado de humo, consiguió volver a respirar.

Y, justo después, sintió la gravedad.

Se precipitó al vacío, rodeado de trozos de madera en llamas, casi de forma inmediata. Estaba bastante seguro de que una parte de él lo sabía, que era consciente de lo que estaba haciendo, pero la otra se había olvidado completamente que estaban en un segundo piso.

Viró tímidamente en el aire, todo lo que pudo para no caer de cabeza y proteger a Lyn del impacto que estaban a punto de darse contra el suelo. Algo que consiguió al menos en parte, cayó sobre su espalda y rodó varios metros antes de detenerse por completo.

Comenzó a toser, no estaba seguro de si aquello se debía a la caída o porque aún había humo en su interior, pero lo agradeció, fue el primer indicativo de que seguía con vida; Lyn tampoco tardó en hacerlo.

- ¿Atravesar una pared? – Preguntó la vampiresa incorporándose levemente. - ¿De verdad? – Eltrant se encogió de hombros, sin siquiera moverse de dónde estaba, pudo entrever, en la linde de su visión, como Elen se acercaba a dónde estaban, Alister no estaba muy lejos tampoco.

- ¿Qué tal lo he hecho? – Preguntó a Alister, esbozando algo parecido a una sonrisa. - ¿Me falta mucho para poder volar por mi cuenta? – Añadió enseguida dejando escapar una corta carcajada que acabó con el castaño volviendo a toser de forma reiterada.

- Sí, sí. Ríete, Mortal: La gracilidad para aterrizar de un cascote con alas. – Lyn se cruzó de brazos y esbozó una sonrisa. – Que sepas que he notado como me has manoseado mientras cargabas conmigo. – Expuso la vampiresa, también tosiendo con suavidad.

Antes de que Eltrant pudiese responder nada esta levantó la mano derecha, de forma grandilocuente.

- Pero me lo tomaré como tu merecida recompensa. – dijo sin cambiar un ápice su tono de voz, después desvió la mirada unos segundos y amplió la sonrisa. – …gracias. – Eltrant tomó a la vampiresa de un hombro y la zarandeó un poco.

- Equipo Sombra de Acero. – dijo Eltrant devolviéndole la sonrisa, Lyn respondió a aquella sonrisa manteniendo la suya y, durante unos segundos, se quedó en silencio.

Después puso los ojos en blanco y torció el gesto.

- Dioses, Mortal. ¡Me estas dejando en evidencia delante de Elen! – Exclamó señalando a la peliblanca, el edificio continuaba, mientras tanto, ardiendo de fondo. - ¿¡Es que tienes cinco años!? - Algunos leónicos recorrían las calles más lentamente, contabilizando las bajas y asegurándose de que todos los nigromantes estaban muertos. – Por favor, algo de seriedad. Que están pasando cosas importantes aquí. – Aseguró asintiendo para sí, dibujando aquella sonrisa que tan acostumbrado estaba Eltrant a ver.

Eltrant frunció el ceño y miró a Elen durante unos instantes, notando como de pronto se apoderaba de él la imperiosa necesidad de justificar las palabras de la vampiresa. ¿Por qué le seguía siempre el juego? No podía evitarlo.

- ¡Pero si la idea del nombre fue tuya! – Exclamó, Lyn movió la mano derecha quitándole importancia al asunto. – Y, disculpa. ¡Acabo de saltar de un edificio que está ardiendo! – Señaló el agujero de la pared, desde dónde seguían saliendo llamas. - ¡Me he quemado! – Se señaló ahora con el pulgar a su pecho, dónde sobre sus numerosas cicatrices ahora había un par de quemaduras.

- ¡La idea ha sido mía porque todos tus nombres eran horribles! No le creas Elen, no tiene imaginación. – Respondió la ojiazul de vuelta, Eltrant negó con la cabeza, con fuerza. - ¡Y ya te he agradecido lo del salto de la piedra voladora! ¡Además, tú ardes con nada! ¡No es como si fuese algo nuevo! ¿¡Cuando no estás en llamas!?  – Lyn le señaló acusadoramente con el dedo índice, sonriendo mordazmente.

Se lo estaba pasando bien.

- ¡¿Oh!? – Eltrant arqueó ambas cejas, se levantó, casi como si no sintiese el dolor de haber caído desde un segundo piso. - ¡¿De verdad me está diciendo eso alguien que explota cuando le da el sol!? – Bajó ambos brazos hasta la cintura, haciendo especial énfasis en la palabra “Explota”.

- ¡Minucias! – dijo Lyn volviendo a quitarle la importancia a ese hecho con ambas manos. – Elen, nos acaba de insultar. Dile algo. - Negando con la cabeza, el castaño dejó que la vampiresa dejase escapar una risotada y se giró hacia Elen, suspirando.

- ¿Estáis vosotros bien? – Preguntó, a simple vista no parecía herida ni nada, pero seguía preocupándole la forma de actuar de la mujer.

____________________________________________


[1]: Habilidad Nivel 0 Eltrant: Adrenalina.
[2]. Habilidad Nivel 5 Eltrant: Embestir

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Mensaje  Elen Calhoun Lun Ago 06 2018, 17:56

Con los párpados entrecerrados a causa del humo, y tratando de respirar la menor cantidad posible de aquel tóxico gas que se extendía prácticamente por toda la habitación, Alister aguardó junto a las ventanas tanto como pudo, ignorando la irritación que empezaba a apoderarse de sus ojos. Con dos de sus más desarrollados sentidos casi inutilizados, al cazador solo le quedó el oído, con el cual trató de determinar en qué punto de la sala se encontraban Eltrant y Lyn, y si a aquellas alturas seguían conscientes. Por encima del crepitar del fuego pudo escuchar las voces de ambos, acercándose lentamente hacia su posición, pero las llamas habían debilitado considerablemente la estructura del edificio, provocando que una de las vigas se desplomase cortando el paso a la pareja.

- ¡Cuidado! ¡el techo podría venirse abajo en cualquier momento! - advirtió tras oír el grito con que Eltrant parecía quejarse de su mala suerte. De haber sido un brujo y no un dragón aquello habría sido fácil de arreglar, solo tendría que haber canalizado el ardiente elemento hacia el exterior o contenerlo en uno de los lados de la habitación, pero incapaz de hacer nada de eso solo tenía dos opciones, atravesar el muro de llamas para buscarlos o abandonar el edificio antes de que el humo terminase de cegarlo. Optando por lo primero, avanzó hacia el enorme agujero que la viga había causado al caer y escrutó el otro lado con sus alargadas pupilas de reptil, captando algo de movimiento unos metros más allá.

- ¡Espera! - exclamó al ver como el guerrero, protegiendo con sus brazos a su compañera, tomaba impulso para lanzarse contra una de las debilitadas paredes. ¿Acaso no recordaba que estaban en un segundo piso? El muro cedió a causa del impacto y de todo el daño que había recibido previamente, liberando a la vampira y al espadachín del infierno que se vivía dentro, pero también dejándolos a merced de la gravedad, que no tardó en enviarlos directamente al suelo. - Mierda. - masculló, antes de darse la vuelta y echar a correr hacia la zona de las ventanas plegando las alas. Atravesó la más cercana, rompiendo todo el marco de la misma por el camino con su voluminoso cuerpo, pero al menos ya estaba fuera, podía volver a respirar con tranquilidad.

Una vez en el aire volvió a desplegar sus extremidades superiores y las batió con fuerza para controlar el descenso hasta la calle, que sin duda sería mucho más cómodo que el de sus aliados. Ya con las patas en tierra firme, el alado comenzó a revertir su transformación para tomar su apariencia humana, instantes en los que pudo ver por el rabillo del ojo como el negro lobo de sombras abandonaba el edificio y al igual que él, cambiaba hasta dejar en su lugar a la benjamina de los Calhoun. Eso lo puso algo nervioso, Elen no solía utilizar aquella forma tan violenta, de hecho solo lo había hecho una vez durante su primer entrenamiento, y como resultado de ello había atacado tanto a Bio como a él mismo.

- ¿Estás bien? - se atrevió a preguntar, en cuanto la joven lo alcanzó. Ella respondió asintiendo con la cabeza, sin perder de vista a sus amigos, que todavía estaban tirados sobre los duros adoquines de piedra. - ¿Y el brujo? - prosiguió Alister, solo para corroborar lo que ya suponía. - No volverá a molestar a nadie. - soltó la de cabellos cenicientos, aligerando el paso para alcanzar a Eltrant y a Lyn. La muchacha ya se estaba incorporando tras el golpe y no dudó en cuestionar la decisión que su acompañante había tomado para sacarlos a ambos del aprieto.

- Deja que Elen te preste sus alas la próxima vez que quieras intentarlo, los humanos no estáis hechos para esto. - respondió a la pregunta del castaño, sorprendido por lo bien que parecía estar a pesar de haber caído desde el segundo piso y además, con carga. La reacción de Lyn no se hizo esperar, pero sus comentarios parecían más una broma que una queja real, quizá no la conociesen pero sonreía al hablar, incluso cuando abordó el tema de que la había manoseado durante la huida. ¿Qué tipo de relación existía entre los dos? Esa era una buena pregunta. Quedaba claro que la vampiresa se alimentaba de él y eso podía significar que lo suyo iba más allá de una simple amistad o el compañerismo, pero eso era algo que no les incumbía a ninguno de ellos, motivo por el cual se limitaron a ignorar el comentario de la chica.

Una leve sonrisa se dibujó en el rostro de la centinela al escucharlos discutir como un par de niños, definitivamente no iba a entender del todo a aquel par pero su presencia resultaba agradable, divertida incluso. - Sí, solo un poco cansada… tendré que hacerme con un par de frascos más para pasar la noche. - contestó, sin apenas elevar la voz. Utilizar tantas habilidades en un período corto de tiempo había consumido buena parte de sus fuerzas, lo único en lo que podía pensar ahora era en volver a alimentarse y regresar a la comodidad de la posada para tirarse en la cama y dormir hasta el siguiente atardecer. - Debería darme prisa, no quiero explotar. - añadió al poco, abriendo desmesuradamente los ojos en señal de fingido asombro, aunque sabía perfectamente que eso no le ocurriría.

Elen se había expuesto al sol nada más transformarse para ver hasta qué punto podía dañarla, y ciertamente, una explosión instantánea sonaba mucho mejor que quemarse vivo, al menos era más rápido. - Esto no pasará desapercibido… - continuó hablando, justo antes de que el techo del edificio sucumbiese al poder del fuego y dejase los cuerpos de la segunda planta totalmente enterrados bajo los llameantes escombros. - Una hoguera gigante, toda la ciudad la verá. - intervino el cazador, mientras los leónicos y Nórgedos que quedaban en pie se reagrupaban para hacer recuento de bajas. - Hace un rato comentaste que por culpa del Hombre Muerto te estaban buscando, será mejor que nos marchemos de aquí antes de que alguien decida acercarse a ver qué ha pasado y te reconozca. - sugirió, sin saber si estaban en Roilkat de paso o se estaban hospedando en algún local de la zona.

- Al menos vosotros estáis de una pieza. - escuchó a su espalda, era Darius, visiblemente herido pero no de gravedad, cansado y desanimado por el número de vidas que su bando había perdido. - Por poco, ese loco quería quemarnos vivos. - replicó la de ojos verdes, girándose un poco hacia el hombre bestia. - ¿Y el objetivo? - inquirió, clavando su mirada en el rostro del felino. - Cumplido… aunque no sé si habrá valido la pena. - reveló, algo atormentado por la sangre derramada. - Los miembros del aquelarre han caído, ahora podréis seguir ayudando a los ejércitos sin la preocupación de que vuelvan a actuar, los habitantes de Roilkat podrán dormir tranquilos gracias a vosotros. - soltó Alister, intentando animarle.

Sin la presencia de los sectarios ya no habría más desapariciones, al menos de momento, lo cual permitiría a ambas facciones hacerse con el control de los recursos y destinarlos a las zonas de combate en que hiciesen más falta. Darius asintió levemente y les echó un fugaz vistazo antes de regresar junto a los otros, agradecido de que hubiesen tomado parte en el conflicto pero con un sabor agridulce en cuanto al resultado. Una lucha sin bajas era imposible, lo sabía, pero no esperaba tener que afrontar tantas muertes entre los suyos.

- ¿Qué haréis ahora? - preguntó la señora de sombras, volviendo a centrar su atención sobre el mercenario y la vampira.
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Mensaje  Eltrant Tale Mar Ago 07 2018, 20:30

El edifico se consumía lentamente a sus espaldas.

Pequeñas ascuas, atrapadas en el humo que arrastraba la brisa nocturna, flotaban con suavidad sobre la ciudad formando un curioso tapiz de tonalidades grisáceas. La peliblanca no se equivocaba, nadie en la ciudad iba a pasar por alto aquel incendio; quizás sirviese a modo de mensaje para todos los miembros del aquelarre que siguiesen ocultos dentro de los muros de la ciudad.

Suspiró profundamente y ayudó a su compañera a levantarse cuando Elen mencionó la situación en la que se encontraba el exmercenario, había tenido la suerte de olvidarlo durante unas horas, pero la realidad era que, por mucho que ayudase, seguía en busca y captura.

No podía quedarse demasiado tiempo allí.

Ahora que todo había pasado, las distintas quemaduras que recorrían su cuerpo comenzaron a hacerse notar, a palpitar con fuerza. Conteniendo un gruñido de dolor tomó un par de vendas de uno de los bolsillos traseros de su cinturón un cubrió pobremente su pecho con ellas.

El líder leónico no tardó en acercarse hasta dónde estaban, momento en el que informó a los presentes que habían conseguido cumplir con el objetivo, los suministros con los que se había hecho el aquelarre volvían estar en manos de los nórgedos. Una parte de él, una muy grande, no obstante, no podía evitar recordar las palabras que habían dicho los nigromantes a los que habían enfrentado.

“Centinela”.

Miró a Elen. ¿Era algo personal lo que el aquelarre tenía con ella? Algunos habían hablado casi como si hubiesen pretendido atraerla a ella expresamente hasta allí, apenas se habían concentrado en defender los suministros en primer lugar.

Se atusó la barba, Centinela era un apodo un tanto extraño, si es que era un apodo y no un cargo, porque lo cierto era que, aun cuando nunca había pensado realmente en ello, Elen tenía bastantes contactos con gente importante de Aerandir.

- ¿En qué piensas? – Lyn, a su lado, le devolvió a la realidad.

- En nada importante. – Respondió Eltrant esbozando una sonrisa cansada. – …en que me duele todo. – Añadió enseguida, pasando su mano derecha por encima de la venda que rodeaba su pecho.

Lyn se quedó mirándole fijamente durante unos segundos, pero no dijo nada. Aunque no parecía demasiado contenta con aquella respuesta, por algún motivo, no decidió ahondar más en el asunto.

Ese fue el momento en el que Elen se interesó por saber que harían la pareja ahora. Sonrió cansado y vio, por el rabillo del ojo, como Lyn se cruzaba de brazos intuyendo que, como de costumbre, Eltrant no tenía ni la más absoluta idea de que responder.

- Dormir un poco. – Fue lo primero que dijo. – Después… - Se atusó la barba. ¿Después qué? En comparación a hacía varias semanas tenía bastantes cosas en las que centrar su atención. – …seguir rumores, probablemente, y esperar que no me apuñalen al final de estos. – dijo al final, admitiendo internamente que aun cuando tenía asuntos importantes que tratar, seguía sin saber gran cosa de dónde se ocultaba el Hombre Muerto o sus seguidores. – Normalmente siempre hay alguien que necesita ayuda al final de esos, o algún tipo de problema. - Lo único que podía hacer era seguir yendo de aquí a allá, ayudando en lo que pudiese, siguiendo el rastro de los objetos mágicos que todos parecían querer con tanto interés.

Con el desorbitado precio que tenía su cabeza, se podía pasar incluso menos por la granja. Por no hablar que ya le había causado suficientes problemas a su familia, con la repentina transformación de Thomas y todo lo que había sucedido en la granja de la Señora Uther.

- ¿Y vosotros? – Preguntó Lyn estirando ambos brazos por su cabeza. - ¿Tenéis algo pensado que hacer? – Esbozó una sonrisa – Si necesitáis ayuda con algo podéis hacer uso de mi fiel secuaz cuando os apetezca, solo pedídmelo. – Afirmó señalando a Eltrant, que seguida a su lado. Este se cruzó de brazos y ladeó la cabeza.

- Tiene razón. – Admitió repasando desde donde estaba los heridos y la multitud que se arremolinaba en torno a ellos con la mirada. Si aquel era el tipo de cometido que tenía la “Centinela” normalmente no era ningún misterio de que la peliblanca iba a necesitar toda la ayuda posible. – Menos en lo de secuaz, vaya. – Agregó rápidamente, Lyn contestó a esto dándole un par de codazos a Eltrant en el costado de forma amistosa.

- Pero que modesto que eres, Mortal. – dijo – Vale, te devuelvo tu cargo de siempre, mi fiel lacayo. – Sentenció finalmente, jugueteando con su flequillo durante unos instantes.

Eltrant se rascó la barba y se apoyó en la pared que tenía más cerca, esperando la respuesta de la peliblanca y el dragón.




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Mensaje  Elen Calhoun Miér Ago 08 2018, 12:20

Mientras el mercenario respondía a su pregunta, la de ojos verdes no pudo evitar que su mirada se clavase en el torso del mismo, ahora cubierto por vendas. Eltrant había sufrido algunas quemaduras por culpa de aquel hechicero, igual que ella, aunque la suya era significativamente menor y no le estaba causando tantas molestias como las que parecía sufrir su aliado. Sin decir nada bajó la vista hasta el bolso de cuero que colgaba de su cinturón y comenzó a buscar algo, un pequeño frasco con una cinta verde atada al tapón. - Toma esto, escuece un poco pero te ayudará. - dijo, tendiéndole uno de los brebajes que ella misma elaboraba para tenerlos siempre a mano. Hecha a base de Inhibis, Barrimorht y unas gotas de rosa sangrante,  la poción ayudaría a mitigar el dolor del espadachín y a que sus heridas empezasen a sanar y cicatrizar.

Eso era todo lo que podía hacer por él sin visitar su habitación de la posada, en que había dejado varias hojas de Kortinque, las mismas con las que se estaba tratando la pierna desde el enfrentamiento con el nigromante de las afueras y sus mascotas. - Tened cuidado, si han puesto precio a tu cabeza esos rumores pueden convertirse en trampas. - aconsejó, envidiando ligeramente la suerte del castaño. El Hombre Muerto probablemente lo hubiese convertido en el objetivo de la mayor parte de los cazarrecompensas de la zona pero al menos seguía siendo el mismo, no iba a perder el control de su cuerpo de forma repentina para atacar a cualquiera que se le acercase.

La vampira suspiró con resignación, ya debería estar acostumbrada a que las desgracias se cebasen con ella, no era nada nuevo. Justo cuando pensaba que podría librarse de una maldición le caían otras dos, los dioses no estaban de su lado, la ponían a prueba cada día, hasta que sucumbiese o se alzase victoriosa, cosa que no parecía que fuese a ocurrir pronto. Obligándose a esbozar una sonrisa, desvió la mirada hacia Lyn, que sin dudarlo les ofrecía a su “secuaz” para lo que necesitasen. Eltrant se mostró de acuerdo con su compañera, a excepción del calificativo con el que se refería a él, que instantes después fue sustituido por el de lacayo.

- Gracias, espero poder contar contigo también. - respondió la centinela, acordándose de lo que Asher le había dicho la noche anterior. No podría luchar sola contra los jinetes, siendo doce contra dos las probabilidades no estaban de su lado, hecho que la instaba a buscar apoyo más allá de los planes que tenía para Géminis y Vladimir. Aunque se hiciese con el rubí y pudiese nombrar a un nuevo protector del oeste para que luchase junto a ella y Melena Blanca, aunque se apoderase de la corona del dominador y utilizase la daga en que Verzhela Tarmúnil había dejado su veneno… la batalla seguiría estando desequilibrada, algo que debía solucionar si quería tener éxito.

- Nosotros tenemos una habitación en una posada del centro, nos quedaremos en la ciudad hasta mañana por la noche, entonces regresaremos a Lunargenta. - informó la benjamina de los Calhoun, con cuidado de no elevar la voz. - La guerra no espera por nadie. - intervino Alister, con tono desanimado. Los últimos meses habían sido duros para la pareja y el futuro cercano no pintaba mejor la verdad, tenían que eliminar a los grupos del aquelarre que seguían actuando en la clandestinidad, encargarse de borrar del mapa a los chupasangres que apoyasen a la Hermandad o a Vladimir, encontrar a Géminis y al inmortal para matarlos y arrebatarles sus objetos de valor, buscar un nuevo centinela del oeste y por último, pero no menos importante, prepararse para la batalla en el Oblivion.

Todo eso sin contar con el problema de la sombra del Nigromante, que sin duda, les daría más de un quebradero de cabeza. La de cabellos cenicientos volvió el rostro hacia el cazador y alzó una mano para acariciar su brazo, podía leer perfectamente su expresión y sabía que estaba harto de aquella situación. - Tranquila no es nada, solo estoy cansado pelear. - musitó, cubriendo la fría mano de la joven con la suya. - Lo sé, yo también. - susurró ella. - Será mejor que nos marchemos ya, no quiero más problemas por esta noche. - añadió el alado, centrándose en Eltrant y Lyn.

Los Nórgedos y leónicos se apresuraban a recoger a los heridos para abandonar a toda prisa la zona, mientras los suministros eran transportados hasta la base por otra ruta más segura. Ya no había arqueros en el edificio de en frente, se habían esfumado para evitar a la guardia, si es que ésta se presentaba por allí. - Si tenéis un lugar al que ir toca despedirse, si no es así podéis venir con nosotros, el posadero no se quejará porque le llevemos un par de clientes más. - soltó la vampira, dispuesta a iniciar el camino de regreso a la taberna en cuanto obtuviese la respuesta de alguno de ellos.



Off: Si quieres añadir algún encontronazo con los cazarrecompensas/guardias que te buscan adelante, sino podemos dar por cerrado el tema con tu próximo post.
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