Aerandir
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Últimos temas
» El retorno del vampiro [Evento Sacrestic]
El precio de un deseo [3/3] EmptyHoy a las 14:43 por Eilydh

» Días de tormenta + 18 [Privado]
El precio de un deseo [3/3] EmptyAyer a las 23:14 por Iori Li

» Laboratorio Harker [Alquimia+Ingeniería]
El precio de un deseo [3/3] EmptyAyer a las 19:13 por Zelas Hazelmere

» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
El precio de un deseo [3/3] EmptyAyer a las 16:18 por Mina Harker

» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
El precio de un deseo [3/3] EmptyAyer a las 05:53 por Lukas

» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
El precio de un deseo [3/3] EmptyMar Nov 19 2024, 22:49 por Eltrant Tale

»  Entre Sombras y Acero [LIBRE][NOCHE]
El precio de un deseo [3/3] EmptyMar Nov 19 2024, 22:42 por Cohen

» [Zona de culto] Altar de las Runas de los Baldíos
El precio de un deseo [3/3] EmptyLun Nov 18 2024, 12:29 por Tyr

» Susurros desde el pasado | Amice H.
El precio de un deseo [3/3] EmptyLun Nov 18 2024, 04:12 por Amice M. Hidalgo

» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
El precio de un deseo [3/3] EmptySáb Nov 16 2024, 21:38 por Tyr

» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
El precio de un deseo [3/3] EmptyMiér Nov 13 2024, 20:01 por Nana

» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
El precio de un deseo [3/3] EmptyMar Nov 12 2024, 04:51 por Tyr

» Derecho Aerandiano [Libre]
El precio de un deseo [3/3] EmptyDom Nov 10 2024, 13:36 por Tyr

» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
El precio de un deseo [3/3] EmptyVie Nov 08 2024, 18:40 por Lukas

» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
El precio de un deseo [3/3] EmptyVie Nov 08 2024, 01:19 por Tyr


El precio de un deseo [3/3]

Ver el tema anterior Ver el tema siguiente Ir abajo

El precio de un deseo [3/3] Empty El precio de un deseo [3/3]

Mensaje  Woodpecker Vie Sep 22 2017, 01:54

A excepción de unos pocos contados con los dedos de las manos, odiaba a los brujos, eran una especie prepotente, más de lo que podían tragar para la escasa fuerza física que tenían. Ellos se valían de sus brujerías para salir bien parados de los problemas y siempre iban al menos diez pasos por delante en eso de planificar como una se comportaría. Es por esa misma razón que encontré muy sospechosa la oferta de una de ellos, se decía  que podía concederle un deseo a una persona que cumpliera con algunos de sus requisitos. Sabía que aquello era muy generoso… tal vez demasiado. Era casi chistoso el hecho de que siempre, siempre, siempre… me veía envuelta en situaciones de las esferas más bajas de la sociedad. Vamos… acababa de salir de una gala con una posición cuanto menos “respetable” y ese tipo de rumores llegó a mi de una forma muy pero muy poco casual, era prácticamente una invitación … Y se supone que este es el momento en el que me quedo en la posada descansando en vez de ir a meter mi nariz donde estoy segura van a hacer problemas mascullé, mirando al renacuajo flaco que me había venido a tocar la puerta.

“Si es más pequeño que Black” pensé negando con la cabeza mientras lo seguía a las afueras de Beltrexus, a la misma zona de puerto donde había conocido al capitán Werner y su tripulación tiempo atrás, mucho tiempo atrás. “Un deseo…” me dije a mí misma, pensando en seguida en mis hijos, en Alex, en Ulmer y la Pandemia. Pero sobre todo mis pequeños cachorritos dejados a la mano de los dioses en un lugar remoto, lejos de su madre… sólo esperaba que su peor problema fuera el frío y nada más grave. No era un buen momento para ofrecer un deseo, nunca lo fue, pero vamos… cuando la desesperación está a flor de piel hasta las ratas de las alcantarillas son capaces de morder al gato para conseguir fácilmente lo que más anhelan. El tedio es el padre de todos los males le dije al mocoso, no era como que tuviese esperanza de que me comprendiese, esos como él solo pensaban en como apagar un poco el hambre. Su piel se pegaba como papel sobre esos huesos que parecían cristal. Olvídalo mi tono dejó de ser cordial al llegar a la puerta. Su trabajo había finalizado, el mío recién empezaba. ¡Eh! le llamé, tirándole un aero hacia esas manitas ásperas y arrugadas.

Si algo me sucedía allí dentro, al menos tenía la conciencia un poco en paz, pude hacer que un crío durmiera con menos hambre por una noche. Respiré profundamente y entré por unas puertas dobles de aspecto no solo limpio, sino refinado. ¿De qué iba todo aquello? Invitaciones secretivas, deseos como recompensa, lugares que parecen limpios en áreas alejadas… y una vez dentro una habitación con decenas de personas de todo tipo tamaño, raza y color. Perfecto. Que comiencen las apuestas apreté los dientes y me abrí camino hasta el escenario donde estaba una mujer del doble de inviernos que yo o tal vez más, su pelo cano estaba atado en un moño apretado sin ni un solo pelo fuera de lugar. Estaba rodeada de hombres con túnicas oscuras, las capuchas impedían ver claramente sus rostros.

Entre los presentes parecía que habían unos cuantos que no me querían y otros tantos a los que les había matado a más de un colega porque había sucedido que estábamos en diferente bandos. Era como si la atmósfera se había vuelto densa a mi alrededor. Sonreí, aquello me gustaba, estaba como en casa. Era una alegría no estar rodeada solamente por dementes con facultad de manejar el mana sino también por idiotas que usaban los puños igual que yo. Aquello cada vez se ponía mejor. La anfitriona comenzó con su discurso, tenía tantas palabras remilgadas que intenté quedarme con la idea principal, aunque lo fino no terminaba de quedarme muy claro. De todo aquello saqué en claro que para saber quiénes “llenaban los requisitos” eran necesarias algunas rondas de pruebas. Las primeras serían individuales y luego tendríamos que hacer grupos, o algo así. Meh dije incordiando a un idiota vestido de pingüino que se quejaba con uno de los que estaban enfundados en sus túnicas, aparentemente ellos eran los ayudantes de la vieja esa.

Sácate para un lado pingüino, es mejor que te vayas ahora antes de que sepas más y te maten por estar aquí le empujé con mi cadera para hacerlo a un lado, el hombre de apariencia humana casi se cae, pero no por eso desistió. Como lo sospechaba, nadie querría dejar pasar la oportunidad de ver cumplido uno de sus deseos. El hombre casi miniatura continuó con su verborragia incluso durante mi turno. Estaba dividida entre el chihuahua molesto y el asombro por la facilidad de la prueba. Eh, ¿estás seguro que todo está bien? Esta cosa se puso de otro color con los anteriores mascullé casi molesta porque el fastidio en dos patas se tomaba su tiempo, el mío y el de los demás. Enarqué una ceja, nadie querría que yo me pusiera a buscar atención. Tomé del pescuezo al pingüino y lo levanté en mis brazos como si fuese un marrano. Le hablé al oído con la daga en su manzana de adan. ¿Qué no ves que no tienes suficientes atributos para pasar ni como un humano mediocre? le tiré a un lado antes de que se me orinara encima. Me había comenzado a cabrear, la primera prueba había sido con truquitos baratos y tan fácil que los debiluchos ni siquiera llegaban a entender lo lejos que estaban de sus ligas.
Woodpecker
Honorable
Woodpecker
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6

Volver arriba Ir abajo

El precio de un deseo [3/3] Empty Re: El precio de un deseo [3/3]

Mensaje  Eltrant Tale Vie Sep 22 2017, 22:39

- ¿Y dices que prometen un deseo? – Eltrant revisó la nota que un muchacho le había entregado apenas un par de horas atrás. - ¿De verdad te crees eso? – Lyn bostezó exageradamente y se llevó ambas manos hasta la nuca, Eltrant hizo una bola con el papel y la tiró tras él.

- Para nada. ...Te pasas el día durmiendo. ¿Cómo puedes tener sueño? – Contestó Eltrant a su compañera sin dejar de caminar, avanzando a través de las oscuras calles de la ciudad en dirección al puerto. Negó con la cabeza y se llevó la mano hasta la barba – En cualquier caso… - Levantó la mano de metal que ocultaba bajo el pesado guantelete del mismo material que vestía. – No está de más probar – Suspiró. – Sea lo que sea, seguro que hay dinero de por medio. – Sonrió. – Puede que nos saquemos algo. – La vampiresa se encogió de hombros y alzó la mirada, depositando ambos ojos en la enorme luna que sobrevolaba sus cabezas aquella noche.

- Me estaba empezando a acostumbrar a ser camarera. – Eltrant gruñó por lo bajo al escuchar aquella frase, sí, últimamente trabajaban a tiempo completo en la taberna de Kalim, pero solo era porque la ojiazul, por algún motivo, no se decidía a hacer aquello que había venido a hacer a las islas.

- Oh. – Eltrant se cruzó de brazos, se empezaban a alejar de las calles principales de la urbe - ¿Te refieres a que ya solo se te caen platos al suelo? – Lyn asintió como si aquello fuese algo de lo que sentirse orgullosa. – No era un cumplido…

- Mortal, Mortal, mi pequeño e ingenuo sirviente atrapado en la irrefrenable cascada de perdición que es tu humanidad… - Eltrant puso los ojos en blanco. – Es evidente que tienes envidia porque yo, a diferencia de ti, me gano las propinas. – Dijo señalándose con el dedo pulgar, de buen humor. – Y cocino bien.

- No, disculpa. – Eltrant se detuvo un instante y sujetó a la vampiresa del hombro, esta ensanchó su sonrisa. – Vaciar una botella de vino en la sopa no es “Saber cocinar” – Dijo, Lyn le quitó importancia a aquella frase con un rápido gesto de muñeca y continuó andando.

- Le da sabor – Explicó.

- Y no entremos en lo de las propinas… insultaste a un mercenario por una hasta que se puso a llorar. – Añadió. – Un mercenario con parche en el ojo, el tipo que decía haber peleado con un dragón, con canas.

- Me las gano con mi servicio rápido y formal. – Aseguró.

- Le dijiste que su peinado era peor que la plaga. – Añadió el castaño.

- Y no mentía. – Respondió

- Mencionaste que le faltaba un brazo. – Lyn dejó escapar una risita.

- ¡Venga ya! ¡Ese argumento es injusto! ¡Era imposible no mirarlo! – Se llevó las manos hasta la boca para ocultar su sonrisa. - ¿Te lo imaginas pelando gambas? ¿O remando?

- ¿…Por qué somos amigos? – Se llevó ambas manos hasta la cara, suspiró.

- Porque eres un idiota con buen carácter. – Contestó Lyn colgándose en la espalda de Eltrant, sujetándose en las juntas de la armadura.

- Ah, ya. – Respondió este sonriendo, tenía la impresión de que ya había vivido aquello con antelación.


Llegaron al exterior del lugar en el que les habían citado, o convocado, seguía sin estar seguro que hacía allí exactamente, el caso es que no parecían ser los únicos por el escalonado afluente de personas que se acercaban al edificio.

Frunció el ceño y respiró hondo, el olor a salitre inundó sus pulmones. Se lo pensó seriamente antes de seguir avanzando, se aseguró de que la armadura estaba firmemente sujeta, que llevaba consigo su espada en el cinto. Aun cuando no podía usarla por culpa de la maldición, se sentía más seguro si la llevaba.

Unas majestuosas puertas dobles con cierta vigilancia dieron pie a una sala repleta de personas. Hombres-bestia, soldados, mercenarios, daba igual lo que fuera, si existía y se dedicaba a matar algo por dinero, estaba allí.

- ¿Una fiesta? – Preguntó Lyn tan pronto como anduvieron un poco por la sala.

- Parecido. – Pronunció Eltrant pasando de una cara a otra, analizando los distintos tipos de personas que había allí, finalmente se fijó en la anciana que, rodeada de personas con largas túnicas color azabache, comenzó a exponer un discurso cuanto menos, curioso.

- Creo… que nos acabamos de meter de cabeza en una secta rara – La vampiresa dio varios tirones rápidos del brazo del exguarda – No es que me moleste, me rio mucho con sus ideas y eso pero… ¿La vieja no te parece rara? – Lyn jugueteó con su flequillo, nerviosa.

Eltrant se cruzó de brazos y oyó detenidamente lo que la mujer decía. “Requisitos” era una palabra que se repetía una y otra vez en aquel recargado dialogo, repleto de paternalismo y pomposidad, casi parecía que la anciana estaba hablando con niños pequeños que no eran capaces de comprender lo que sucedía. En cierto modo tenía razón, él al menos seguía sin tener idea alguna de que estaba pasando.

En cuanto la anciana terminó de hablar una especie de fila, muy pobremente formada, se hizo con la habitación. Al parecer aquello era la primera prueba, aunque, por cómo estaba desarrollándose parecía más bien una criba.

Escuchó algo parecido a una pequeña trifulca seguida por una voz que distantemente conocía, frunció el ceño y trató de buscar el origen de la misma entre todos los presentes, no obstante, desde dónde estaba no podía ver con exactitud que estaba sucediendo.

Finalmente llegó su turno y por extensión, el de Lyn.

- Rojo. – Dijo Lyn a su acompañante, alzando aquella esfera de cristal sobre su cabeza y agitándola. – Me pega ¿Verdad, Mortal? – Dijo depositándola en el mismo lugar en el que la habita tomado.

- Menuda prueba... – Dijo Eltrant avanzando un par de pasos tomando la misma esfera que había usado Lyn y que ahora era tan trasparente como el agua. La tomó entre sus manos, sintió cierta calidez emanar de ella, fuese como fuese, la vieja que dirigía miraba la “prueba” con cierto interés desde el escenario, la bola no tardo en adquirir un vivo color rojizo.

Se encogió de hombros y, tras dejar el objeto en el mullido cojín en el que había estado, se acercó a Lyn. ¿Significaba aquello que la había superado? Por las caras de algunos de los presentes parecía que sí.
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
Eltrant Tale
Cantidad de envíos : : 1378
Nivel de PJ : : 10

Volver arriba Ir abajo

El precio de un deseo [3/3] Empty Re: El precio de un deseo [3/3]

Mensaje  Ébano Mar Sep 26 2017, 13:03

Un deseo. ¿Un deseo? ¿Qué era un deseo? Peligroso, estaba claro. Un deseo podía conllevar distintas cosas… Avaricia, compasión, misericordia, necesidad, ¿un patológico sentimiento de acumulación? Incluso podría significar un acto de ayuda a quien lo necesitase. Demasiadas cosas. Demasiadas cosas en una tierra que estaba atestada de caos en los últimos tiempos: la inutilidad de la guardia, la infestación de vandalismo, la plaga.

Cientos de personas trataban de sacar provecho de ello, otros cientos trataban de ayudar en un gesto altruista, pero a fin de cuentas… ¿Con esos gestos no perseguimos el bienestar propio? ¿La claridad de conciencia?

La mujer resopló mientras empujaba la puerta pesada de madera y salía al exterior de la taberna. Si eso era así, ¿podían criticarla por buscar tan solo diversión? Quizá era el momento de tentar a la suerte, o de mirar un pelín en las aguas del destino… Rondar lo inesperado, y esperar algo, desconocido, cuando no sabes ni qué estás esperando.

Así que encaró el sendero bordeado de piedra que partía de la taberna y salía de la población, calle arriba. No parecía ser la única acercándose allá… Individuos embozados, otros más incautos, y algunos impertérritos subían hacia lo que parecía una construcción de planta centralizada y baja. ¿Dos pisos, a lo sumo?

Había previsto ocultarse, tratar de pasar desapercibida pero… Por lo que empezaba a ver, no era necesario. ¿O les habían hecho creer que no? Frunció el ceño. No quería anunciarse con trompetas y farolillos, habría preferido ocultarse, pero quizá si se pasaba de sigilosa, ¿llamaría más la atención…? La gente avanzaba y entraba en las enormes puertas labradas con motivos broncíneos. Cuando se situó en la entrada, el mecanismo se activó y la dejó pasar: definitivamente, no esperaba lo que encontró dentro. Había visto a la gente de distinta índole encarar el sendero a la colina que se alzaba imponente en la ciudad, con el olor a sal azotando los rostros y los restos de sueños perdidos varados en la orilla. En una ciudad variopinta estaba claro que uno encontraría diversidad, pero no esperaba ver reunidos en una sala tanta mezcolanza de razas: brujos, humanos, elfos, hombres-bestia… Ébano apostó por qué habría gente de cada raza, pero los olores se hacían un lío en su olfato: y aquello la molestaba, no era bueno. Anduvo entre la multitud observándolo todo hasta apoyarse en un pilar desde el que tenía buena visión de una especie de estrado en el que había una mujer, una señora entrada en años que parecía ser quien las había citado.

Los cabellos tirantes, resplandecientemente grises y bien peinados en un moño no eran sino una muestra del control que irradiaba su mirada. Con un vestido sencillo, pero rico y las manos entrelazadas sobre liso vientre, paseaba la mirada entre la multitud con un brillo de malicia que no auguraba nada bueno.

Gruñó para sí. Un deseo. ¿Tanta gente reunida? No iba a ser fácil. No esperaba que lo fuera, nadie lo esperaba. ¿Quizá era la mujer la que buscaba resultados con sus palabras recargadas y lentas para alelados? ¿Reacciones temerosas? Como fuere, la vampiresa se unió a la fila extraña que se había generado en el medio. Gruñó para sí. Ni siquiera era una fila recta. Olía a animal por delante, y también olía azufre. Olía un olor similar al suyo, así que estaba claro: distintas razas reunidas en una cita siniestra.

Estaba especialmente irascible por encontrarse en un ambiente que NO había previsto, y ver que la habían metido en el mismo saco que a todos sin saber nada de ella. Por lo general disfrutaba de estar cabreada, de la necesidad de la sangre y de sentir la noche, pero no era el momento apropiado. Respiró hondo, apretando los dientes y avanzó. Se sentía estúpida por sentirse sorprendida, así que trató de apartar todo pensamiento absurdo de su mente y centrarse en aquella sala, en lo que prometían, y en hacerse valer. Pero sobre todo, en sobrevivir. Siempre en sobrevivir.

Aparentemente tenían que tocar una bola. Cuando llegó su turno, trató de escudriñar el rostro de la mujer. ¿Malicia? ¿Diversión? ¿Ansiedad? Entrecerró los ojos, creyendo atisbar ansiedad. Cogió la esfera cuyo vaporoso interior comenzó a cambiar… ¿Azul? No. Negro… Sonrió, enseñando los colmillos. Adoraba el negro. Pero el negro comenzó a tornar en… ¿Violeta? ¡No!

–Rojo… –asintió con la cabeza hacia la mujer–. Apropiado –dijo, y se retiró a un lado junto a los que habían obtenido el mismo color que ella. Había un muchacho con una chica de ojos de un azul precioso y el pelo como ala de cuervo, se acercó con ánimo de abrirse paso atrás y observar lo que ocurría pero la multitud cerró filas así que se giró y se quedó entre ellos dos y una mujer, cuyo olor a pelo mojado inundaba su nariz.

–¿Cazadores y ganado reunidos bajo el mismo techo? –dijo al aire alzando una ceja, dirigiéndose a los que estaban a su alrededor. ¿Quizá jugaba con fuego? Qué más daba, habían venido a ciegas, como borregos, persiguiendo algo que desconocían y por lo que se habían metido en la boca del lobo. Además, la muchacha era tan bonita... Si no le fallaba la nariz, era una loba, y los demás… El humano no olía a nada en concreto, y el olor la chica le resultaba bastante familiar; no obstante, nunca había sido partidaria de sacar conclusiones precipitadas.

~ ~ ~


Pasados largos minutos, lo que parecía la guardia personal de aquella mujer se movió de su mimetizada posición contra las paredes y abrieron las puertas, haciendo salir a más de la mitad de los allí presentes.

A su vez, una puerta tras el estrado de la mujer se abrió, dejando ver detrás un puente labrado en algún material similar a la plata, con un arco al final, que desembocaba en alguna especie de espacio abierto. Mientras tanto, detrás de ellos se hizo muy presente el forcejeo: nadie quiere abandonar la posibilidad de un deseo. Gritos, jadeos, súplicas.

Voces amortiguadas. El chirriar de algo metálico contra la piedra. Y por último, súbitamente el silencio.

Tragó. Definitivamente, aquello olía demasiado mal. Llevaba dos cuchillos entre la ropa, y tenía sus dientes, sus uñas, su sigilo. Suspiró, esperando no tener que necesitarlo y maldiciéndose por estar allí pero sobre todo, por estar allí; disfrutando.


-
PD: chicos, es muy muy pobre el post uwu he tenido un fin de semana fatal y no quería dejar más tiempo así.. esto tirado. Perdonad perdonad perdonad. Tenéis permiso para metarolearme si hace falta, nos conocemos >.< Cualquier problema, me decís!
Ébano
Aerandiano de honor
Ébano
Cantidad de envíos : : 1339
Nivel de PJ : : 3

Volver arriba Ir abajo

El precio de un deseo [3/3] Empty Re: El precio de un deseo [3/3]

Mensaje  Woodpecker Miér Oct 11 2017, 02:43

“…Another day, pecking your holes
Ruining the woods, tree wrecker…”

Cantaba mi canción prácticamente a toda voz, intentando sacar de quicio al asqueroso tuerto que estaba a mi lado, olía a hongo y estaba tan quieto como una planta. De no ser por sus evidentes ganas asesinas hubiese creído que era algún tipo de lisiado. Pero en una ocasión como la que estaba viviendo, no tenía una mejor forma de pasar el rato que tocarle los huevos a mi vecino más próximo. La estrategia no estaba funcionando…

“¿Dónde está el amor?...”

La tonada la cambié súbitamente cuando vi acercarse lo suficiente al humano Tale, tal y como si hubiese sido atrapada con las manos en la masa, así cambié mi actitud para con el tuerto puerco. Mi cara era una especie de abanico sonrisero, pero parecía que el humano tenía su atención en su acompañante más que en los mercenarios y asesinos a su alrededor. En realidad… para como se veía, era evidente que le iba muy bien y con esa armadura… era fácil no tener que cuidarse totalmente las espaldas. Casi me sentía celosa de haber sido brutalmente ignorada, mirándola bien, la chica que acompañaba a Eltrant era ese tipo de chica. De esas que, independientemente de su raza, te daba ganas de tener cerca porque era como una estrella que irradiaba un hermoso brillo. Tch. Le di un pisotón al torto porco y me hice la distraída cruzándome de brazos en lo que miraba el techo. Al parecer me dio un súbito interés en la decoración y la luminaria.

Todo excepto el silencio de la comprensión por la cruda realidad que deparaba a aquellos que “no eran aptos” era ignorable.  Bueno… casi. Entre la pareja humano vampiro y yo, se había colocado una rubia cuanto menos llamativa. Era toda una beldad que prácticamente gritaba "¡pruébame!", sensual y oscura; toda ella irradiaba confianza, su pose, la forma en la que definía sus labios y sobre todo esos comentarios tan… “elocuentes”. No te preocupes, la abuela con traje de lobo te protegerá le respondí. Esa era yo siendo una total idiota; le sonreí mostrando mis colmillos y guiñándole un ojo. La vampira parecía una niña a mi lado, bueno, en realidad ya comenzaba más bien a sentirme un vejestorio con las dos vampiras más bellas y atractivas a mi alrededor. Ese era probablemente el peor lugar para que mi “belleza natural” resaltase… aunque viéndolo de otro modo, yo era una total cabrona que se parecía más a un macho borracho que a una mujer… y si ellas acaparaban la atención, en caso de pelea yo podía contar con el factor de la sorpresa. Yo era una total genio. Asentí para mí y le hice un ademán de saludo a la vampiresa.

Soy Wood. Y… eh, lo de la abuela fue una broma. Como en el cuento ¿entiendes? ugh… el momento incómodo del día. Probablemente ella creería que yo era más densa de lo que parecía. Mmm Como sea dije, encogiéndome de hombros y arqueando una ceja mientras pensaba lo ridículo de mi acto. Esas vampiresas probablemente tenían como mil años más que yo de todas formas. “¿Para qué querría hacer sociales con mis enemigos naturales?”. Esta vez le hundí mi codo derecho en su estómago al tuerto. Justo antes de que pudiera hacerme algo, los asistentes comenzaron a ordenarnos. Al parecer tendríamos que cruzar por el puente mágico ese que había aparecido por allí detrás. Meh, te salvaste le dije al hombre, sacando pecho y poniéndome a su altura.

Gracias a mis alardes que poco tenían que ver con mi objetivo sino con la forma en la que llegaba a ellos –sacando el mejor provecho posible, claro- me perdí de casi toda la explicación de lo que sucedería luego de atravesar el arco final –para mi el jefe de los arcos que había visto hasta ese momento- aunque creí escuchar las palabras “pueden” y “formar grupos” juntas. Dado que no quería estar cerca de tuertolandia puerca, me volví hacia las vampiros y el señor Tale con toda la intención de permanecer juntos. Sólo esperaba que luego no hicieran que los integrantes de los equipos se enfrentasen entre ellos. Suspiré. También había recordado la palabra “laberinto” y “trampas” peligrosamente juntas. Además de las palabras finales “que gane el mejor”.  Puse mi boca como pato y levanté los extremos de mis labios de forma burlona. Soy mejor con mis armas que con mi boca. ¿Vamos? pregunté a los tres que estaban cerca de mí. Pronto el tiempo de hacer los equipos terminaría y tendríamos que marchar a ciegas hacia la trampa de la vieja bruja.
Woodpecker
Honorable
Woodpecker
Cantidad de envíos : : 838
Nivel de PJ : : 6

Volver arriba Ir abajo

El precio de un deseo [3/3] Empty Re: El precio de un deseo [3/3]

Mensaje  Eltrant Tale Miér Oct 11 2017, 04:07

Observó cómo, no muy lejos de dónde estaba, un hombre que poseía un parche en el ojo dejaba escapar un quejido angustiado cuando una mujer de cabellos grisáceos le dio un fuerte pisotón en el pie. Lyn, como de costumbre, comenzó a reírse casi al momento.

- ¡¿W…Wood?! – Cómo no la había visto antes era algo que se le escapaba, aunque en su defensa tenía que admitir que hacía meses, quizás un año que no la veía. Pero allí estaba, en carne y hueso, la loba contra la que compitió en un evento equino en Ulmer, la mujer que, presa de un constipado, le ayudo a lidiar con un secuestro totalmente ebria - ¿¡Que haces aquí!? – Preguntó acercándose un par de pasos. - … bueno, creo que lo puedo adivinar. – Dijo enseguida - Me alegro de volver a verte. – Suspiró, miró al hombre que seguía dando saltitos en el sitio, presa del dolor - ¿De verdad era necesario? – Sonrió y se cruzó de brazos, el mercenario del parche en el ojo comenzó a farfullar una retahíla de insultos a cada cual más original - …Digno de un poeta – Comentó Eltrant sin cambiar la postura.

Mientras tanto, una mujer dueña de cabellos dorados y porte de noble se había colocado junto a ellos. Eltrant miró a la muchacha por encima durante unos segundos, por supuesto, debido a la apariencia de la joven, no fue el único hombre que lo hizo, aunque al menos él se esforzó por no parecer uno de tantos babosos que la devoraban con la mirada.

Trató de ignorar el enigmático comentario de la rubia, ese que hablaba de “Cazadores y Ganado”, se limitó a sonreír y sacudir levemente la cabeza al oírlo. ¿Dónde había escuchado aquel tipo de cosas antes?

- Tú eres… - Lyn, que había dejado de reír y, mientras se secaba las lágrimas, se aproximó de nuevo a dónde estaban, y por supuesto, como Eltrant esperaba, no tardó en acercarse a la joven rubia con una sonrisa en la cara. - ¡También del equipo rojo! ¿¡Verdad!? – Bajó la voz durante unos instantes, como si estuviese contándole un secreto a aquella desconocida, un secreto que, por el tono de voz, pudo escuchar cualquiera que estuviese cerca. -…En el equipo rojo necesitamos a los mejores para compensar… porque tenemos a… –  Señaló a Eltrant con el pulgar fingiendo disimulo, quien, tras ella, entornó los ojos previendo lo que iba a pasar.

La sonrisa de la vampiresa se ensanchó, desvelando los pequeños y afilados colmillos que no se molestaba, usualmente, ni una pizca en ocultar.

- ¡Oh! – La ojiazul, tras unos segundos más estudiando a la rubia, abrió entonces lo ojos de par en par durante unos instantes, sonriendo aún más si era posible. - ¡Y eres una parien…! – Abrió los brazos, dispuesta a darle un abrazo a su recién descubierta mejor amiga, Eltrant, no obstante, la agarró de la parte trasera de su vestimenta a tiempo, apartándola de su víctima antes de que esta tirara por la ventana todo lo que había aprendido sobre el concepto “Espacio Personal”.

- No. Sabes las normas. – Dijo Eltrant, la muchacha infló los mofletes y trató de liberarse sin resultado alguno – Nada de abrazos a desconocidos. – Dijo. – Nada de acariciar a hombres-bestia. – Añadió justo después.

- ¡Yo soy la que da las ordenes, Mortal! – Exclamó, revolviéndose - ¡Temerás mi ira! ¡Mi ira ilimitada y atemporal! – Justo en ese momento Wood se presentó formalmente a los presentes, justo después de hacer algo que, por lo que pudo intuir Eltrant era un chiste de los suyos. ¿No lo había escuchado ya con anterioridad?

- ¡Yo soy Lyn! – Dijo la muchacha agitando la mano, saludando a los presentes aun sujeta por el exmercenario. - ¡Y este es el Mort…! – Eltrant sacudió a la chica antes de que finalizara la frase, lo cual hizo que se callase de inmediato - Y este es… - Se pensó unos segundos como continuar, se mordió el labio inferior. – Este es Eltrant… enserio me sigue sonando como a insulto – El castaño la liberó suspirando.

- No tientes tu suerte. – Le dijo sonriendo, rascándose la barba. Pero la muchacha, sin añadir más a la conversación, se colocó junto a Woodpecker, quien le había dado un codazo al hombre tuerto y ahora se quejaba en voz baja tratando de recuperar el aire.

Suspiró y miró, desde la distancia, como Lyn estudiaba los movimientos de Wood con un deje de curiosidad en su mirada. ¿De verdad había sido buena idea ir a allí? Fuese como fuese ya había ido demasiado lejos como para volverse y, de momento parecían que estaban ordenándolos por colores, ellos, en concreto, eran el “Equipo Rojo” como había adivinado Lyn momentos antes.  

Soy Eltrant Tale. – Dijo entonces a la rubia ofreciéndole la mano. – …Estamos en el mismo equipo. – Dejó escapar una pequeña carcajada, nervioso. Había dicho una obviedad, pero tampoco sabía exactamente qué decirle, después del numerito de Lyn las presentaciones solían ser un poco incomodas. ¿Por qué aún no se había acostumbrado a ellas? – Siento si Lyn te incomoda un poco es… algo alegre. –  Sonrió y se cruzó de brazos, para después mirar a su compañera, que desde hacía unos instantes no le quitaba ojo de encima al brillante puente que se había aparecido al otro lado de la sala, incluso se unió al sonoro “Oooooh” generalizado que inundó la habitación durante unos momentos, cuando la estructura mágica apareció de la nada ¿Sería una ilusión? Desde dónde estaba, desde luego, parecía tangible. – Bueno, cuenta conmigo. – Dijo al final.

La señora que presidia aquel extraño acto comenzó a hablar de nuevo cuando el puente terminó de aparecerse y, mientras Wood debatía algo con los distintos mercenarios que había en el lugar, Eltrant se dedicó a escuchar lo que la anciana decía.

- Laberintos, trampas… ¿Qué gane el mejor? – Aquel era el resumen básico de todo lo que había oído, tras el largo puente esta aun laberinto repleto de “pruebas” que solo los elegidos superarían. – Perfecto…  – Suspiró y dejó caer su mano izquierda hasta el cinturón en el que mantenía firmemente sujeta la espada, lo cierto es que la notaba la extremidad más ligera, al menos si lo comparaba con el día en el que su carne se convirtió en metal.

- ¿Vamos? – Preguntó a la rubia. Lyn se volvió a acercar al grupo, seguida por Wood, que, aunque había estado distraída, parecía haber comprendido como habían organizado los grupos.

- ¡Adelante equipo Rojo! – Dijo la vampiresa señalando al puente, atrayendo las miradas de un par de equipos contrarios. – ¡A por la victoria! – Eltrant no pudo hacer sino esbozar una sonrisa, lo cierto es que el buen humor de la muchacha era, cuanto menos, contagioso.

- Sí, sí. Lo que tu digas. Vamos. – Le dio un leve empujón, caminó hacía el puente. – Nos estamos quedando atrás.

Al menos tenían a Wood en el equipo, la había visto en acción, sus alardes no eran infundados, había muchas cosas que temía, y una de ellas era enfrentarse a Woodpecker. Después de todo la primera vez que lo hizo acabó con el brazo roto.
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
Eltrant Tale
Cantidad de envíos : : 1378
Nivel de PJ : : 10

Volver arriba Ir abajo

El precio de un deseo [3/3] Empty Re: El precio de un deseo [3/3]

Mensaje  Reike Sáb Sep 11 2021, 19:08

tema abandonado
Reike
Admin
Reike
Cantidad de envíos : : 1879
Nivel de PJ : : 5

Volver arriba Ir abajo

El precio de un deseo [3/3] Empty Re: El precio de un deseo [3/3]

Mensaje  Contenido patrocinado

Contenido patrocinado

Volver arriba Ir abajo

Ver el tema anterior Ver el tema siguiente Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.