El Precio de la Avaricia [Desafío]
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El Precio de la Avaricia [Desafío]
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La zona de comercios de Lunargenta parecía ser un lugar seguro, alejado de todos los conflictos y sin más problemas que algunos intentos de robos ocasionales que rápidamente eran solucionados por apenas unos pocos guardias; sin embargo recientes ataques en varios lugares de la ciudad hicieron que todos los efectivos disponibles en el área acudieran como refuerzos a apoyar a las zonas en conflicto, dejando de ese modo los comercios vulnerables a robos, aquello ciertamente podría parecer un paraíso para los ladrones que quisieran probar suerte. Aunque no sería tan sencillo, los mismos comerciantes habían planteado sus alternativas en caso que llegara a suceder una situación similar y armados como bien podían, aguardaban en el interior de sus negocios atentos a cualquiera que intentara aprovecharse del momento.
Era más que evidente el clima de confusión y caos, se podía ver fuego y se escuchaban gritos en distintos lugares de la ciudad, lo correcto sería ir a refugiarse a casa, o al menos lo correcto para personas normales, pues lo que para unos es una amenaza, para otros se convierte en una oportunidad. Los menos valientes habían preferido simplemente cerrar sus negocios y no tomar riesgos innecesarios, más aún después de la conmoción que parecía reinar en toda la ciudad, esa sin duda sería una noche difícil de olvidar.
Nadie habría siquiera imaginado lo que sucedió a continuación, las monedas, anillos, joyas y otros objetos de metal parecían saltar por su cuenta y rompían las ventanas en busca de libertad, al parecer habían encontrado un mejor futuro en manos de un misterioso sujeto que con una bolsa abierta esperaba paciente a que las monedas fueran hacia él en lugar de ir a buscarlas, parecía un simple brujo usando la conocida telequinesis, pero su control iba más allá de eso, era uno de los extraños y pocos frecuentes tensais de tierra con la rara capacidad de controlar el metal.
∞ El primer post debe contener el comienzo de la ejecución de la labor, cómo se llega y qué es lo primero que se hace. A continuación el master posteará agregando una dificultad y finalmente se terminará con un post donde se resuelve la dificultad y se termina el evento.
∞ Todos los temas del evento se desarrollan en la oscuridad de la noche.
∞ Es importante mantenerse dentro de los límites establecidos por el evento, ya que cada uno forma parte de una historia mayor.
∞ Se permite la creatividad y el control de sucesos o PNJs, siempre y cuando esto no vaya en contra de la regla anterior.
∞ El evento debe ser completado en un máximo de 2 semanas luego de comenzado.
∞ Se aceptan entre 1 y 2 personajes (se esperará hasta dos días luego de iniciado para el posible ingreso de otro, luego de eso, si no hay nadie más, se comenzará con uno solo).
∞ Habrá recompensa en puntos (Máximo 5) y aeros (Máximo 300).
∞ Para unirte, debes primero postear en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
Era más que evidente el clima de confusión y caos, se podía ver fuego y se escuchaban gritos en distintos lugares de la ciudad, lo correcto sería ir a refugiarse a casa, o al menos lo correcto para personas normales, pues lo que para unos es una amenaza, para otros se convierte en una oportunidad. Los menos valientes habían preferido simplemente cerrar sus negocios y no tomar riesgos innecesarios, más aún después de la conmoción que parecía reinar en toda la ciudad, esa sin duda sería una noche difícil de olvidar.
Nadie habría siquiera imaginado lo que sucedió a continuación, las monedas, anillos, joyas y otros objetos de metal parecían saltar por su cuenta y rompían las ventanas en busca de libertad, al parecer habían encontrado un mejor futuro en manos de un misterioso sujeto que con una bolsa abierta esperaba paciente a que las monedas fueran hacia él en lugar de ir a buscarlas, parecía un simple brujo usando la conocida telequinesis, pero su control iba más allá de eso, era uno de los extraños y pocos frecuentes tensais de tierra con la rara capacidad de controlar el metal.
- Brujo Ladrón:
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∞ Se permite la creatividad y el control de sucesos o PNJs, siempre y cuando esto no vaya en contra de la regla anterior.
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Ansur
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Re: El Precio de la Avaricia [Desafío]
Varios días de viaje en barco me habían dejado agotada. Si bien era frecuente que viajase desde las islas a la península de Verisar, había trayectos a los que una no se podía acostumbrar, por muy habituales que fueran. Y ese había sido uno de ellos. La segunda noche ya se me había descompuesto del estómago y había acabado vomitando la cena. ¡Asqueroso! Odiaba encontrarme mal. Y el resto del viaje lo pasé durmiendo y meciéndome con las fuertes sacudidas del mar, a pesar de que al amanecer ya parecía estar en calma. Pero yo necesitaba pisar tierra firme y tenía la convicción de que besaría el muelle una vez atracásemos en Lunargenta.
No viajaba sola, el resto de cazadores, entre ellos, Huracán y Jules, estaban conmigo. Pero al llegar a la capital yo había decidido quedarme descansando porque seguía indispuesta. Ni idea de lo que estarían haciendo los demás, sólo sé que me levanté por la noche, después de haber estado durmiendo unas trece horas.
- Uff… - Me pasé la mano por la frente, estaba sudando y el pelo lo tenía pegajoso. - Qué mal… - De tanto que había dormido hasta me dolía la cabeza, pero me dolía más haber perdido un productivo día tirada en la cama. Intenté volverme a dormir, pues a través de la ventana se veía la luz de la luna. ¿Qué hora sería? De madrugada, fijo, pero esa descompensación horaria me pasaría factura al amanecer. Por más que intentaba quedarme dormida no podía, no paraba de dar vueltas en la cama y me está sofocando más. Además, tenía hambre, había pasado varios días sin comer y se notaba.
Asqueada por la mala noche que estaba pasando, me levanté de la cama, me vestí y, después de dejarle una nota a mi compañera en su mesilla de noche, me fui a que me diese el aire.
Ya había estado más veces en Lunargenta y, en ocasiones, se animaba por las noches. Sí que solía haber posadas que seguían abiertas de madrugada y una de esas buscaba para llevarme algo a la boca, aunque no eran de mi agrado por la cantidad de borrachos que había en ellas. Bueno, no me quedaba de otra si no quería morirme de hambre. Sorprendentemente la ciudad estaba muy silenciosa, salvo alguna que otra voz más alta, no se escuchaba el ruido que se solía oír más… Alegre. En parte mejor, mi jaqueca lo agradecería, al igual que agradecía ese aire fresco que me chocaba en la cara.
Con una mano me aparté el pelo, colocándomelo detrás de las orejas. Lo solía llevar recogido para que no me molestara, pero los mechones más cortos eran bastante latosos y acababan en mis labios. Justo cuando estaba echándome uno de los mechones, noté algo en mi dedo, una presión bastante fuerte: era mi anillo de diamantes tratando de salir. No solía llevarlo así, al descubierto, acostumbraba a llevarlo tapado por un guante que cubría mi palma de la mano y parte de mis primeras falanges, pero no me cubría todos los dedos.
¡Lo necesitaba! No podía irse. Con la otra mano lo intenté agarrar con fuerza e incluso recurrí a la telequinesis para fijarlo en mi dedo, aunque era costoso. Al final, a pesar de mis esfuerzos, salió volando. Pero no sólo eso: mi arco también salió volando. Eché a correr a toda velocidad siguiendo todos los objetos voladores, que no eran pocos. Casi todo eran joyas, monedas…
- ¡Eh! ¿¡Qué estás haciendo!? - Pregunté molesta al ver que diversos objetos de metal volaban hacia él y entraban en un saco. Sin duda, era brujo. Me detuve a varios metros de él, fijando mi mirada en la del hombre. Imposible no reconocerlo. - Vaya, llevaba tiempo si verle. - Con mi propia telequinesia retuve mis objetos para no perderlos y los fijé lo mejor posible a mi cuerpo.
Éramos escasos los brujos especializados en la tierra y el metal así que en Beltrexus éramos bastante conocidos. Incluso entre nosotros, cómo no. Y a ese hombre lo había visto por la escuela en diversas ocasiones, nos ayudaba en algunos ejercicios y también lo había visto por la villa. ¿Qué hacía robando monedas y joyas en la capital? Fruncí los labios en una mueca de disgusto, pues no me gustaba que estuviera saqueando las tiendas. Si era brujo de la Escuela Tensái debería tener más honor y usar sus poderes para una causa decente, no dejar a los pobres trabajadores de las tiendas en bancarrota. ¡Bastante tenían con tener que trabajar durante tantas horas! Después de todo, no todos tenían la misma suerte que los de mi familia, a la que, por cierto, ese brujo también conocía. En más de una ocasión, y de dos, había estado con mi padre metido en ciertos negocios que nunca me molesté en saber de qué iban, así que ahora mismo me estaban molestando sus actos a nivel personal, pues no quería que manchase, ni una pizca, el honorable apellido de mi familia.
No viajaba sola, el resto de cazadores, entre ellos, Huracán y Jules, estaban conmigo. Pero al llegar a la capital yo había decidido quedarme descansando porque seguía indispuesta. Ni idea de lo que estarían haciendo los demás, sólo sé que me levanté por la noche, después de haber estado durmiendo unas trece horas.
- Uff… - Me pasé la mano por la frente, estaba sudando y el pelo lo tenía pegajoso. - Qué mal… - De tanto que había dormido hasta me dolía la cabeza, pero me dolía más haber perdido un productivo día tirada en la cama. Intenté volverme a dormir, pues a través de la ventana se veía la luz de la luna. ¿Qué hora sería? De madrugada, fijo, pero esa descompensación horaria me pasaría factura al amanecer. Por más que intentaba quedarme dormida no podía, no paraba de dar vueltas en la cama y me está sofocando más. Además, tenía hambre, había pasado varios días sin comer y se notaba.
Asqueada por la mala noche que estaba pasando, me levanté de la cama, me vestí y, después de dejarle una nota a mi compañera en su mesilla de noche, me fui a que me diese el aire.
Ya había estado más veces en Lunargenta y, en ocasiones, se animaba por las noches. Sí que solía haber posadas que seguían abiertas de madrugada y una de esas buscaba para llevarme algo a la boca, aunque no eran de mi agrado por la cantidad de borrachos que había en ellas. Bueno, no me quedaba de otra si no quería morirme de hambre. Sorprendentemente la ciudad estaba muy silenciosa, salvo alguna que otra voz más alta, no se escuchaba el ruido que se solía oír más… Alegre. En parte mejor, mi jaqueca lo agradecería, al igual que agradecía ese aire fresco que me chocaba en la cara.
Con una mano me aparté el pelo, colocándomelo detrás de las orejas. Lo solía llevar recogido para que no me molestara, pero los mechones más cortos eran bastante latosos y acababan en mis labios. Justo cuando estaba echándome uno de los mechones, noté algo en mi dedo, una presión bastante fuerte: era mi anillo de diamantes tratando de salir. No solía llevarlo así, al descubierto, acostumbraba a llevarlo tapado por un guante que cubría mi palma de la mano y parte de mis primeras falanges, pero no me cubría todos los dedos.
¡Lo necesitaba! No podía irse. Con la otra mano lo intenté agarrar con fuerza e incluso recurrí a la telequinesis para fijarlo en mi dedo, aunque era costoso. Al final, a pesar de mis esfuerzos, salió volando. Pero no sólo eso: mi arco también salió volando. Eché a correr a toda velocidad siguiendo todos los objetos voladores, que no eran pocos. Casi todo eran joyas, monedas…
- ¡Eh! ¿¡Qué estás haciendo!? - Pregunté molesta al ver que diversos objetos de metal volaban hacia él y entraban en un saco. Sin duda, era brujo. Me detuve a varios metros de él, fijando mi mirada en la del hombre. Imposible no reconocerlo. - Vaya, llevaba tiempo si verle. - Con mi propia telequinesia retuve mis objetos para no perderlos y los fijé lo mejor posible a mi cuerpo.
Éramos escasos los brujos especializados en la tierra y el metal así que en Beltrexus éramos bastante conocidos. Incluso entre nosotros, cómo no. Y a ese hombre lo había visto por la escuela en diversas ocasiones, nos ayudaba en algunos ejercicios y también lo había visto por la villa. ¿Qué hacía robando monedas y joyas en la capital? Fruncí los labios en una mueca de disgusto, pues no me gustaba que estuviera saqueando las tiendas. Si era brujo de la Escuela Tensái debería tener más honor y usar sus poderes para una causa decente, no dejar a los pobres trabajadores de las tiendas en bancarrota. ¡Bastante tenían con tener que trabajar durante tantas horas! Después de todo, no todos tenían la misma suerte que los de mi familia, a la que, por cierto, ese brujo también conocía. En más de una ocasión, y de dos, había estado con mi padre metido en ciertos negocios que nunca me molesté en saber de qué iban, así que ahora mismo me estaban molestando sus actos a nivel personal, pues no quería que manchase, ni una pizca, el honorable apellido de mi familia.
Cassandra C. Harrowmont
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Re: El Precio de la Avaricia [Desafío]
Las oportunidades siempre están al alcance de todos, sin embargo era poco usual que te presentaran una oportunidad en bandeja de plata, servida y con tu nombre en todos lados; ese era el caso de aquel día. Un evento extraño parecía hacer de las suyas en los alrededores de Lunargenta, y llegó a mis oídos el rumor de que los mercados estarían desamparados aquella noche; una cantidad considerable de puestos en el mercado estarían sin protección de la guardia y eso era todo un banquete para cualquier ladrón de la gran ciudad.
No me extrañaba que aquella noche fuese un saqueo masivo, pero serían sólo algunas personas las que se llevarían realmente un botín digno. Mis intereses en cuanto a ir a probar mi suerte en el mercado estaban dirigidos a recolectar algunos productos que me ayudasen a moverme con mayor control en la ciudad; tal vez robar un mapa de Lunargenta en alguna tienda de recuerdos, buscar alguna pieza de oro para venderla luego; y en general buscar objetos que me puedan servir para una aventura futura; no quería robar cualquier baratija que pudiese generar más espacio que beneficios a futuro.
Me equipé con lo necesario para el robo; ropa cómoda, mis agujas, un cuchillo y Pelusa, nada más me haría falta para buscar lo que necesitaba. Partí a horas de la noche y entre las estructuras grandes me estuve desplazando para no ser vista por nadie. Ya era hora como para que muchos negocios estuviesen cerrados, y así era.
Con la espalda pegada a la parte trasera de una tienda, escuché como unos cristales se rompían para luego caer en el suelo con un sonido característico; definitivamente alguien había llegado primero y estaba haciendo de las suyas. Me asomé para observar lo que pasaba, y se trataba nada más y nada menos que otro ¿brujo?, esa sería la única explicación razonable para que tuviese sentido que algunas piezas metálicas salieran volando en dirección a él, para luego ser introducidas en un saco.
Por pura curiosidad traté de, con mi telekinesis, hacer que una de las esculturas de oro, que salió volando, cambiara su curso a donde yo me encontraba; pero no era posible, incluso con la fuerza mental y el dominio avanzado sobre la telekinesis que poseía, no era suficiente para contrarrestar aquello. Me pareció muy extraño, puesto que había pasado bastante tiempo fortaleciendo mi telekinesis como para que otro brujo cualquiera me ganara en fuerza mental; no quería creerme que hubiese alguien con más fuerza telekinetica que yo; así fue que se me ocurrió probar contrarrestar el movimiento de aquellas joyas con otro objeto diferente.
Volteé a mi lado para buscar con la mirada algo con que contrarrestar y vi a Pelusa. Se me salió una sublime risa al imaginarme a Pelusa sirviendo como objeto para bloquear el movimiento de las piezas de oro de aquel brujo, pero luego volví a pensar en opciones realistas. Había un saco no muy lejos de donde me encontraba, así que salí de mi escondite para buscarlo y con mi cuchillo picarlo, para hacer una especie de malla estirada que evitara el movimiento de las joyas.
Por alguna extraña razón se me hacía imposible dominar los objetos metálicos que el brujo manejaba, pero tenía la esperanza, por el bien de mi autoestima, de que usando otro objeto como inmovilizador podría tener más fuerza telekinetica que aquel brujo extraño.
Hice volar mi malla hecha de saco y la estiré con telekinesis, usándola como bloqueador de movimiento, para que aquellas piezas que volaban en dirección al brujo no pudieran completar su recorrido. Aquello me permitió tener mucho más control y fuerza sobre la trayectoria de las joyas, sin embargo me quedé expectante para ver si lograba redirigir mi malla junto con las piezas metálicas; al fin y al cabo sólo quería demostrar que mi fuerza era más efectiva que la de él.
- ¡Eh! ¿¡Qué estás haciendo!? - escuché.
Voltee a ver de donde provenía la voz, sin dejar de prestarle atención a mi malla, y me percaté de que había una joven que se dirigía al brujo.
-¿Qué está pasando aquí?- pensé mientras trataba de compartir mi atención entre la pareja y mi malla, volteando a ver ambos escenarios sucesivamente.
No me extrañaba que aquella noche fuese un saqueo masivo, pero serían sólo algunas personas las que se llevarían realmente un botín digno. Mis intereses en cuanto a ir a probar mi suerte en el mercado estaban dirigidos a recolectar algunos productos que me ayudasen a moverme con mayor control en la ciudad; tal vez robar un mapa de Lunargenta en alguna tienda de recuerdos, buscar alguna pieza de oro para venderla luego; y en general buscar objetos que me puedan servir para una aventura futura; no quería robar cualquier baratija que pudiese generar más espacio que beneficios a futuro.
Me equipé con lo necesario para el robo; ropa cómoda, mis agujas, un cuchillo y Pelusa, nada más me haría falta para buscar lo que necesitaba. Partí a horas de la noche y entre las estructuras grandes me estuve desplazando para no ser vista por nadie. Ya era hora como para que muchos negocios estuviesen cerrados, y así era.
Con la espalda pegada a la parte trasera de una tienda, escuché como unos cristales se rompían para luego caer en el suelo con un sonido característico; definitivamente alguien había llegado primero y estaba haciendo de las suyas. Me asomé para observar lo que pasaba, y se trataba nada más y nada menos que otro ¿brujo?, esa sería la única explicación razonable para que tuviese sentido que algunas piezas metálicas salieran volando en dirección a él, para luego ser introducidas en un saco.
Por pura curiosidad traté de, con mi telekinesis, hacer que una de las esculturas de oro, que salió volando, cambiara su curso a donde yo me encontraba; pero no era posible, incluso con la fuerza mental y el dominio avanzado sobre la telekinesis que poseía, no era suficiente para contrarrestar aquello. Me pareció muy extraño, puesto que había pasado bastante tiempo fortaleciendo mi telekinesis como para que otro brujo cualquiera me ganara en fuerza mental; no quería creerme que hubiese alguien con más fuerza telekinetica que yo; así fue que se me ocurrió probar contrarrestar el movimiento de aquellas joyas con otro objeto diferente.
Volteé a mi lado para buscar con la mirada algo con que contrarrestar y vi a Pelusa. Se me salió una sublime risa al imaginarme a Pelusa sirviendo como objeto para bloquear el movimiento de las piezas de oro de aquel brujo, pero luego volví a pensar en opciones realistas. Había un saco no muy lejos de donde me encontraba, así que salí de mi escondite para buscarlo y con mi cuchillo picarlo, para hacer una especie de malla estirada que evitara el movimiento de las joyas.
Por alguna extraña razón se me hacía imposible dominar los objetos metálicos que el brujo manejaba, pero tenía la esperanza, por el bien de mi autoestima, de que usando otro objeto como inmovilizador podría tener más fuerza telekinetica que aquel brujo extraño.
Hice volar mi malla hecha de saco y la estiré con telekinesis, usándola como bloqueador de movimiento, para que aquellas piezas que volaban en dirección al brujo no pudieran completar su recorrido. Aquello me permitió tener mucho más control y fuerza sobre la trayectoria de las joyas, sin embargo me quedé expectante para ver si lograba redirigir mi malla junto con las piezas metálicas; al fin y al cabo sólo quería demostrar que mi fuerza era más efectiva que la de él.
- ¡Eh! ¿¡Qué estás haciendo!? - escuché.
Voltee a ver de donde provenía la voz, sin dejar de prestarle atención a mi malla, y me percaté de que había una joven que se dirigía al brujo.
-¿Qué está pasando aquí?- pensé mientras trataba de compartir mi atención entre la pareja y mi malla, volteando a ver ambos escenarios sucesivamente.
Magazubi
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Re: El Precio de la Avaricia [Desafío]
El plan del brujo estaba saliendo a pedir de boca, y es que si entre los 7 asesinos de las dagas tenían una visión en común, él ni siquiera estaba enterado de la misma, era un oportunista cuyo único interés era llenarse los bolsillos a la primera oportunidad, y ésta era sin lugar a dudas, la madre de las oportunidades, una calle que debería estar sola, o al menos en su mente era así, pues no había tenido en cuenta al gremio de ladrones de los que había una pequeña representante y peor aún, había también una cara conocida acercándose al lugar.
Tenía más de un truco preparado si aparecía algún ladronzuelo, pero no había contado con que se apareciera alguien que lo conocía -Te equivocas, insensata, yo soy el gran asesino conocido como "El Tigre", seguramente me confundes con alguien más- Usó su brazo izquierdo para cubrirse una parte del cuerpo mientras detenía los objetos metálicos que quedaron suspendidos en el aire por unos segundos antes de caer al piso, o al menos casi todos, pues algunos que se encontraban atrapados en una especie de malla -Ve a casa, niña, la ciudad está hecha un caos- dijo subestimándola en primer lugar -Si te quedas, este lugar será tu tumba- dejó patente la amenaza de lo que podría suceder y los objetos que habían caído al piso se levantaron en un parpadeo, flotaban suspendidos en el aire a la altura del cuello de la cazavampiros y volaron hacia ella cuando el brujo masculló unas palabras en voz muy baja.
Si la chica seguía siendo la misma que recordaba, no debería tener tanto poder mágico como para repeler el ataque, sin embargo era mucho tiempo y con el debido entrenamiento tal vez podría incluso ser más fuerte que el brujo, por lo que necesitaba un plan alternativo, así que dirigió una mano hacia una placa metálica en una ventana y usó su magia hasta arrancarla y ponerla frente a sus pies, si la bruja intentaba atacarlo solo debía levantar la placa para usarla como escudo; en medio de su conmoción no llegó a notar a la pequeña ladrona que si se mantenía en sigilo seguramente sería la carta del triunfo para sorprender al avaro brujo.
∞ Cassandra: No he querido describir mucho de la batalla y he dado apenas un par de pistas porque esa será tu tarea, al ser tu especialización el control del metal, dejo a tu cargo el manejo del pnj para describir una épica batalla entre magos de tu elemento, deberás lanzar una runa al final de tu turno.
∞ Magazubi: El brujo aún no te ha visto, puedes usar esa ventaja para rodearlo y llegar por detrás, aunque ten cuidado, podría reaccionar con agresividad, tu respuesta dependerá en gran parte de lo que escriba Cassandra, pero deberás lanzar una runa si decides atacarlo también.
∞ Por otro lado, el ruido despierta a algunos comerciantes que enojados se comenzarán a asomar por la ventana acusando a los tres de ser ladrones.
Tenía más de un truco preparado si aparecía algún ladronzuelo, pero no había contado con que se apareciera alguien que lo conocía -Te equivocas, insensata, yo soy el gran asesino conocido como "El Tigre", seguramente me confundes con alguien más- Usó su brazo izquierdo para cubrirse una parte del cuerpo mientras detenía los objetos metálicos que quedaron suspendidos en el aire por unos segundos antes de caer al piso, o al menos casi todos, pues algunos que se encontraban atrapados en una especie de malla -Ve a casa, niña, la ciudad está hecha un caos- dijo subestimándola en primer lugar -Si te quedas, este lugar será tu tumba- dejó patente la amenaza de lo que podría suceder y los objetos que habían caído al piso se levantaron en un parpadeo, flotaban suspendidos en el aire a la altura del cuello de la cazavampiros y volaron hacia ella cuando el brujo masculló unas palabras en voz muy baja.
Si la chica seguía siendo la misma que recordaba, no debería tener tanto poder mágico como para repeler el ataque, sin embargo era mucho tiempo y con el debido entrenamiento tal vez podría incluso ser más fuerte que el brujo, por lo que necesitaba un plan alternativo, así que dirigió una mano hacia una placa metálica en una ventana y usó su magia hasta arrancarla y ponerla frente a sus pies, si la bruja intentaba atacarlo solo debía levantar la placa para usarla como escudo; en medio de su conmoción no llegó a notar a la pequeña ladrona que si se mantenía en sigilo seguramente sería la carta del triunfo para sorprender al avaro brujo.
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∞ Cassandra: No he querido describir mucho de la batalla y he dado apenas un par de pistas porque esa será tu tarea, al ser tu especialización el control del metal, dejo a tu cargo el manejo del pnj para describir una épica batalla entre magos de tu elemento, deberás lanzar una runa al final de tu turno.
∞ Magazubi: El brujo aún no te ha visto, puedes usar esa ventaja para rodearlo y llegar por detrás, aunque ten cuidado, podría reaccionar con agresividad, tu respuesta dependerá en gran parte de lo que escriba Cassandra, pero deberás lanzar una runa si decides atacarlo también.
∞ Por otro lado, el ruido despierta a algunos comerciantes que enojados se comenzarán a asomar por la ventana acusando a los tres de ser ladrones.
Ansur
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Re: El Precio de la Avaricia [Desafío]
¿”El Tigre”? No conocía ese apodo, pero a ese tipo le había visto alguna vez… Bueno, más de una vez. Por mucho que se tapase no podía ocultar demasiado todo su cuerpo. No dije mucho más, esperaba que dejase de cometer un delito por el simple hecho de que le hubiera pillado, pero me equivocaba. Había causado el efecto contrario y se estaba enfadando. Y yo que pensaba que iba a ser más fácil cuando vi que todas las joyas caían al suelo.
Al instante volvieron a elevarse a la altura de mi cuello y miré, desconcertada, cómo ese brujo intentaba atacarme a mí. ¿En serio? Fruncí el ceño muy molesta por su actitud. ¡Me conocía! Por mucho que él lo negase, a ese tipejo le habíamos abierto las puertas de nuestra casa. ¿Y usaba sus poderes contra mí?
- ¿Qué me vaya? - Pregunté con mezcla de incredulidad y enfado en mi voz. - ¡El que tienes que largarte eres tú! ¿Qué estás haciendo? - Con un brazo señalé las tiendas, ofuscada. ¡Estaba usando su poder para cometer delitos! ¿En qué posición dejaba ese hombre a los Tensái que teníamos un don sobre la tierra y el metal si se dedicaba a llevarse las joyas? No podía permitir que ese brujo diera mala imagen a los que éramos de esa rama. ¡Y encima se atrevía a amenazarme de muerte el imbécil! ¿A mí? Ya me había enfrentado a multitud de vampiros como para estar aguantando las patochadas del ladrón. Además mi cabeza parecía estar a punto de estallar y volvía a tener la sensación de mareo que había tenido en el barco. No estaba para muchas tonterías, y menos si me quería hacer daño.
- No digas que no te avisé. - Sentenció el Tensái y todas las piezas metálicas que flotaban salieron disparadas hacia mí.
Apenas y me dio tiempo a reaccionar, pues no esperaba que lo hiciese de verdad. Levanté las manos frente a mí, creando un muro de tierra que no era más grande que yo. Lo justo para taparme durante el ataque. Podía oír cómo se incrustaban las piezas de metal en la tierra. Por suerte, no lo atravesaban, su trayectoria se frenaba ante tal cantidad de mi elemento. Mis muros solían ser más gruesos que altos, pues lo que quería era que no fuera franqueable.
- Puto loco… - Mascullé entre dientes mientras daba un par de pasos hacia delante, tratando de que el muro avanzase conmigo. Ya ni sé cuántas cosas quedaron incrustadas en la tierra, pero se notaba que mi poder no estaba al cien por cien. Mi estado de salud resentía mis habilidades y las hacía algo más débiles por lo que me estaba costando más frenar la ira de ese brujo. A la ver que intentaba frenar todo lo que podía con la tierra, también con la telequinesis tuve que detener muchos objetos metálicos para que no acabasen haciéndome daño. Pero esa última parte falló un poco, al ignorar un pequeño pendiente hecho con piedras preciosas que me hizo un corte en la mejilla. Primero noté el dolor, como si la herida hubiese sido hecha con una daga, y luego noté la sangre húmeda correr por mi pómulo. ¡Había sido cerca del ojo! Instintivamente lo cerré y gire la cara un poco. Craso error, pues no pude controlar la telequinesis y otro objeto, esta vez no supe qué era, impactó contra mi hombro. Si el corte en la mejilla me había dolido, este mucho más.
Grité y caí al suelo. Eso me ayudó a no acabar hecha un colador por múltiples joyas. El muro se debilitó tanto que llegó a desaparecer, haciendo que todas las piezas se chocasen contra el suelo, y las que estaban flotando, lo hicieron con tanta fuerza que se pasaron de largo y no me golpearon. Estaba en el suelo, encogida, agarrándome con la mano izquierda justo la zona donde me había impactado lo que quiera que fuera eso. Sobraba decir que la sangre me caía del hombro por el brazo y la zona del pecho. ¡Jodido imbécil! Respiraba entrecortadamente, presa del dolor y de la rabia que me estaba dando. Ese estúpido me había atacado y no iba a quedar la cosa así.
- Te dije que este lugar sería tu tumba. - Insistió acercándose a mí. Tenía una plancha de metal a los pies para tratar de esquivar y hacer que rebotasen mis ataques. Entreabrí los ojos para ver la situación. También me fijé que había una malla por ahí, aunque no sabía si era también cosa de este cretino. Lo importante para mí era pensar algo cuanto antes.
¡La placa! Todavía no era una experta usando el control del metal, pero… Esperé a que estuviera a escasos dos metros de mí y usando la telequinesis, sólo un instante, hice que la plancha metálica retrocediera de golpe contra sus pies. El impacto más fuerte que pude ocasionar con mi poder mental. No supe si había conseguido romperle algún hueso, hacerle heridas sangrantes… No me molesté en averiguarlo. Sólo con desestabilizarlo me bastaba y eso sí lo había conseguido. Fue tan fuerte el golpe que cayó al suelo y al segundo después hice un aspaviento con mi brazo izquierdo hacia él. De mi mano salió una ráfaga de tierra de consistencia arenosa, pero en gran cantidad, que acabó en su cara. ¡En el suelo y cegado! ¡Punto para mí! Ese estúpido no iba a molestar más, se había pasado al intentar atacarme.
- ¡Zorra! ¡Te voy a matar! - Empezó a vociferar al notar toda la arena en sus ojos.
De nuevo, recurrí a mi telequinesis para levantar tres flechas: dos a ambos lados de mí y una enfrente. Solía hacerlo para disparar desde diferentes ángulos, aunque sí solía usar el arco. Era más satisfactorio dar fin a la vida de un vampiro si lo hacías con tus propias manos y tu arma, en lugar de recurrir a la telequinesis. Pero esta vez mi brazo derecho no podía soportar el peso de mi arco de metal.
Ahí estaba, levantándome con la intención de ir hacia él y atravesarle el cráneo de tres flechazos. Le iba a salir caro el haberme tratado así. Pero las flechas temblaban. No estaba segura de poder hacer bien el recorrido si seguían moviéndose así. Me notaba mareada, ya no sólo por cómo estaba antes de encontrarme con ese brujo, sino por las heridas y el dolor que me hacían estar peor.
Esa malla que había visto antes, aún seguía a flote. No era del brujo, que estaba maldiciendo en el suelo tratando de incorporarse también, aunque le era imposible ver y no podía levantar los objetos. Sólo esperé ahí, a que se levantase para incrustarle las tres flechas en el cuerpo, o a que esa malla voladora hiciera algo, no me había fijado en la pequeña brujita que la controlaba. Pero yo notaba mis fuerzas agotadas e incluso me apoyé contra la pared y una de las flechas se cayó contra el suelo, haciendo un estruendoso sonido, pues también eran metálicas. Las otras dos se mantenían a flote, listas para ser lanzadas al mínimo movimiento sospechoso que hiciera ese hombre, que ya se había levantado, seguramente con ganas de venganza.
El silencio de la calle ya había pasado a otro lugar porque con el jaleo que estábamos armando, varios comerciantes aparecieron quejándose. ¡Genial! Más problemas... Aunque ahora lo que me preocupaba era que el brujo no atacase. No habiendo tanta gente que se asomaba.
Off: Edito para decir que he lanzado mi primera runa *w* Estoy feliz aunque no sea la mejor.Al instante volvieron a elevarse a la altura de mi cuello y miré, desconcertada, cómo ese brujo intentaba atacarme a mí. ¿En serio? Fruncí el ceño muy molesta por su actitud. ¡Me conocía! Por mucho que él lo negase, a ese tipejo le habíamos abierto las puertas de nuestra casa. ¿Y usaba sus poderes contra mí?
- ¿Qué me vaya? - Pregunté con mezcla de incredulidad y enfado en mi voz. - ¡El que tienes que largarte eres tú! ¿Qué estás haciendo? - Con un brazo señalé las tiendas, ofuscada. ¡Estaba usando su poder para cometer delitos! ¿En qué posición dejaba ese hombre a los Tensái que teníamos un don sobre la tierra y el metal si se dedicaba a llevarse las joyas? No podía permitir que ese brujo diera mala imagen a los que éramos de esa rama. ¡Y encima se atrevía a amenazarme de muerte el imbécil! ¿A mí? Ya me había enfrentado a multitud de vampiros como para estar aguantando las patochadas del ladrón. Además mi cabeza parecía estar a punto de estallar y volvía a tener la sensación de mareo que había tenido en el barco. No estaba para muchas tonterías, y menos si me quería hacer daño.
- No digas que no te avisé. - Sentenció el Tensái y todas las piezas metálicas que flotaban salieron disparadas hacia mí.
Apenas y me dio tiempo a reaccionar, pues no esperaba que lo hiciese de verdad. Levanté las manos frente a mí, creando un muro de tierra que no era más grande que yo. Lo justo para taparme durante el ataque. Podía oír cómo se incrustaban las piezas de metal en la tierra. Por suerte, no lo atravesaban, su trayectoria se frenaba ante tal cantidad de mi elemento. Mis muros solían ser más gruesos que altos, pues lo que quería era que no fuera franqueable.
- Puto loco… - Mascullé entre dientes mientras daba un par de pasos hacia delante, tratando de que el muro avanzase conmigo. Ya ni sé cuántas cosas quedaron incrustadas en la tierra, pero se notaba que mi poder no estaba al cien por cien. Mi estado de salud resentía mis habilidades y las hacía algo más débiles por lo que me estaba costando más frenar la ira de ese brujo. A la ver que intentaba frenar todo lo que podía con la tierra, también con la telequinesis tuve que detener muchos objetos metálicos para que no acabasen haciéndome daño. Pero esa última parte falló un poco, al ignorar un pequeño pendiente hecho con piedras preciosas que me hizo un corte en la mejilla. Primero noté el dolor, como si la herida hubiese sido hecha con una daga, y luego noté la sangre húmeda correr por mi pómulo. ¡Había sido cerca del ojo! Instintivamente lo cerré y gire la cara un poco. Craso error, pues no pude controlar la telequinesis y otro objeto, esta vez no supe qué era, impactó contra mi hombro. Si el corte en la mejilla me había dolido, este mucho más.
Grité y caí al suelo. Eso me ayudó a no acabar hecha un colador por múltiples joyas. El muro se debilitó tanto que llegó a desaparecer, haciendo que todas las piezas se chocasen contra el suelo, y las que estaban flotando, lo hicieron con tanta fuerza que se pasaron de largo y no me golpearon. Estaba en el suelo, encogida, agarrándome con la mano izquierda justo la zona donde me había impactado lo que quiera que fuera eso. Sobraba decir que la sangre me caía del hombro por el brazo y la zona del pecho. ¡Jodido imbécil! Respiraba entrecortadamente, presa del dolor y de la rabia que me estaba dando. Ese estúpido me había atacado y no iba a quedar la cosa así.
- Te dije que este lugar sería tu tumba. - Insistió acercándose a mí. Tenía una plancha de metal a los pies para tratar de esquivar y hacer que rebotasen mis ataques. Entreabrí los ojos para ver la situación. También me fijé que había una malla por ahí, aunque no sabía si era también cosa de este cretino. Lo importante para mí era pensar algo cuanto antes.
¡La placa! Todavía no era una experta usando el control del metal, pero… Esperé a que estuviera a escasos dos metros de mí y usando la telequinesis, sólo un instante, hice que la plancha metálica retrocediera de golpe contra sus pies. El impacto más fuerte que pude ocasionar con mi poder mental. No supe si había conseguido romperle algún hueso, hacerle heridas sangrantes… No me molesté en averiguarlo. Sólo con desestabilizarlo me bastaba y eso sí lo había conseguido. Fue tan fuerte el golpe que cayó al suelo y al segundo después hice un aspaviento con mi brazo izquierdo hacia él. De mi mano salió una ráfaga de tierra de consistencia arenosa, pero en gran cantidad, que acabó en su cara. ¡En el suelo y cegado! ¡Punto para mí! Ese estúpido no iba a molestar más, se había pasado al intentar atacarme.
- ¡Zorra! ¡Te voy a matar! - Empezó a vociferar al notar toda la arena en sus ojos.
De nuevo, recurrí a mi telequinesis para levantar tres flechas: dos a ambos lados de mí y una enfrente. Solía hacerlo para disparar desde diferentes ángulos, aunque sí solía usar el arco. Era más satisfactorio dar fin a la vida de un vampiro si lo hacías con tus propias manos y tu arma, en lugar de recurrir a la telequinesis. Pero esta vez mi brazo derecho no podía soportar el peso de mi arco de metal.
Ahí estaba, levantándome con la intención de ir hacia él y atravesarle el cráneo de tres flechazos. Le iba a salir caro el haberme tratado así. Pero las flechas temblaban. No estaba segura de poder hacer bien el recorrido si seguían moviéndose así. Me notaba mareada, ya no sólo por cómo estaba antes de encontrarme con ese brujo, sino por las heridas y el dolor que me hacían estar peor.
Esa malla que había visto antes, aún seguía a flote. No era del brujo, que estaba maldiciendo en el suelo tratando de incorporarse también, aunque le era imposible ver y no podía levantar los objetos. Sólo esperé ahí, a que se levantase para incrustarle las tres flechas en el cuerpo, o a que esa malla voladora hiciera algo, no me había fijado en la pequeña brujita que la controlaba. Pero yo notaba mis fuerzas agotadas e incluso me apoyé contra la pared y una de las flechas se cayó contra el suelo, haciendo un estruendoso sonido, pues también eran metálicas. Las otras dos se mantenían a flote, listas para ser lanzadas al mínimo movimiento sospechoso que hiciera ese hombre, que ya se había levantado, seguramente con ganas de venganza.
El silencio de la calle ya había pasado a otro lugar porque con el jaleo que estábamos armando, varios comerciantes aparecieron quejándose. ¡Genial! Más problemas... Aunque ahora lo que me preocupaba era que el brujo no atacase. No habiendo tanta gente que se asomaba.
Última edición por Cassandra C. Harrowmont el Mar Abr 25 2017, 14:23, editado 1 vez
Cassandra C. Harrowmont
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Re: El Precio de la Avaricia [Desafío]
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Re: El Precio de la Avaricia [Desafío]
No estaba muy segura sobre la relación que tenían aquellos dos, pero realmente no me importaba mucho, yo había logrado mi cometido, detener algunos objetos con el poder de mi telekinesis y demostrarme a mí misma que aquel brujo no es más fuerte que yo, sólo que por alguna extraña razón tenía mejor control sobre los objetos que llevaba. Seguramente sería un brujo con poder sobre las piezas de joyería, definitivamente había sido educado para robar.
Dejé el saco que yo había recolectado en el aire, no me interesaban ninguna de esas prendas, no eran mi estilo y a demás estaba segura de que al gremio no le interesaría ponerse a recolectar algo que no tenga un valor significativamente grande, a demás había sido trabajo del brujo, y joyas sin robarlo yo misma no era divertido; así que aproveché de entrar furtivamente en una de las tiendas cercanas, tenía aspecto de tienda de recuerdos, que era justo lo que estaba buscando.
No dejé las joyas para ir a comprarme un pisapapeles que diga Lunargenta, dejé las joyas porque no es mi estilo, y a demás quería comprarme un mapa de Aerandir y uno de Lunargenta. Seguramente no serían de muy buena calidad o muy específicos, pero me servirían para ubicarme de forma más rápida en la ciudad; eran una inversión a largo plazo, después podría utilizarlo para algún robo más grande o algo similar. -Si todos los ladrones pensaran como yo...- suspiré mientras agarraba del mostrador de la tienda un caramelo.
-¡¡Uyy!! Un atrapa sueños... que lindo – susurré al ver aquella estructura colorida.
En aquella tienda habían muchas cosas, la mercancía era muy variada así que se me hizo un poco difícil concentrarme en buscar el mapa, pero por fin lo logré. Agarré un mapa del tamaño estandar de una carta, que era de Aerandir, que a demás señalaba las ciudades importantes de cada parte. No logré conseguir el mapa de Lunargenta, seguro lo tenían agotado, o dicho mapa nunca lo vendieron; pero logré conseguir una guía de bolsillo en donde salían las direcciones de algunas posadas importantes de Lunargenta, los restaurantes más concurridos, servicios médicos y otro poco de lugares que podrían ser de interés. Doblé el mapa y lo metí entre mis ropas junto a la guía de bolsillo, agarré otro caramelo para el camino y salí de la tienda.
Para mi sorpresa el escenario que había visto antes ya no era el mismo, Pelusa estaba alterado y voltee a darme cuenta del por que. La chica que hablaba antes con el brujo ahora se estaba parando y parecía herida. -Ese brujo feo… seguro le hizo daño- pensé medio molesta.
Ya tenía el presentimiento de que el brujo dominaba muy bien los materiales de metal, por lo que se me ocurrió ayudar a la chica con cualquier otra cosa que no fuese de ese material. Hice volar con telekinesis varios papeles y cosas de la tienda de recuerdos para entorpecer el movimiento del brujo, y que la chica pudiese escapar o vengarse si ella quería. Hice que la malla que almacenaba joyería, soltara todo aquello para ir a tapar la completa visión del brujo. Tenía intenciones de literalmente envolver al ladrón de cosas, que mi mente recordara, de la tienda; incluso unos cuantos caramelos fueron en dirección a él para ayudar a tapar los huequitos que dejaban los otros objetos. Esperaba que aquello fuese suficiente como para inmovilizarlo un rato, o al menos estorbarlo mientras llegasen las autoridades o algo similar; ya el brujo llevaba tiempo robando, por lo que al menos algún guardia debería acercarse pronto y controlar la situación; si esto no sucedía pronto, simplemente los objetos de la tienda iban a seguir llegando hasta él; y si se acaban, haría volar hacia él otros productos de otras tiendas que no tuviesen nada que ver con el metal. (1)
Dejé el saco que yo había recolectado en el aire, no me interesaban ninguna de esas prendas, no eran mi estilo y a demás estaba segura de que al gremio no le interesaría ponerse a recolectar algo que no tenga un valor significativamente grande, a demás había sido trabajo del brujo, y joyas sin robarlo yo misma no era divertido; así que aproveché de entrar furtivamente en una de las tiendas cercanas, tenía aspecto de tienda de recuerdos, que era justo lo que estaba buscando.
No dejé las joyas para ir a comprarme un pisapapeles que diga Lunargenta, dejé las joyas porque no es mi estilo, y a demás quería comprarme un mapa de Aerandir y uno de Lunargenta. Seguramente no serían de muy buena calidad o muy específicos, pero me servirían para ubicarme de forma más rápida en la ciudad; eran una inversión a largo plazo, después podría utilizarlo para algún robo más grande o algo similar. -Si todos los ladrones pensaran como yo...- suspiré mientras agarraba del mostrador de la tienda un caramelo.
-¡¡Uyy!! Un atrapa sueños... que lindo – susurré al ver aquella estructura colorida.
En aquella tienda habían muchas cosas, la mercancía era muy variada así que se me hizo un poco difícil concentrarme en buscar el mapa, pero por fin lo logré. Agarré un mapa del tamaño estandar de una carta, que era de Aerandir, que a demás señalaba las ciudades importantes de cada parte. No logré conseguir el mapa de Lunargenta, seguro lo tenían agotado, o dicho mapa nunca lo vendieron; pero logré conseguir una guía de bolsillo en donde salían las direcciones de algunas posadas importantes de Lunargenta, los restaurantes más concurridos, servicios médicos y otro poco de lugares que podrían ser de interés. Doblé el mapa y lo metí entre mis ropas junto a la guía de bolsillo, agarré otro caramelo para el camino y salí de la tienda.
Para mi sorpresa el escenario que había visto antes ya no era el mismo, Pelusa estaba alterado y voltee a darme cuenta del por que. La chica que hablaba antes con el brujo ahora se estaba parando y parecía herida. -Ese brujo feo… seguro le hizo daño- pensé medio molesta.
Ya tenía el presentimiento de que el brujo dominaba muy bien los materiales de metal, por lo que se me ocurrió ayudar a la chica con cualquier otra cosa que no fuese de ese material. Hice volar con telekinesis varios papeles y cosas de la tienda de recuerdos para entorpecer el movimiento del brujo, y que la chica pudiese escapar o vengarse si ella quería. Hice que la malla que almacenaba joyería, soltara todo aquello para ir a tapar la completa visión del brujo. Tenía intenciones de literalmente envolver al ladrón de cosas, que mi mente recordara, de la tienda; incluso unos cuantos caramelos fueron en dirección a él para ayudar a tapar los huequitos que dejaban los otros objetos. Esperaba que aquello fuese suficiente como para inmovilizarlo un rato, o al menos estorbarlo mientras llegasen las autoridades o algo similar; ya el brujo llevaba tiempo robando, por lo que al menos algún guardia debería acercarse pronto y controlar la situación; si esto no sucedía pronto, simplemente los objetos de la tienda iban a seguir llegando hasta él; y si se acaban, haría volar hacia él otros productos de otras tiendas que no tuviesen nada que ver con el metal. (1)
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OffRol
(1) Habilidad Nivel 2.
- Habilidad:
- Telekinesis avanzada: Posee un alto control en su telekinesis que le permite controlar múltiples objetos pequeños al mismo tiempo y dirigirlos con mucha precisión hacia lugares específicos.
Tipo: Rasgo
Magazubi
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Re: El Precio de la Avaricia [Desafío]
Seguramente aquel brujo jamás habría imaginado que encontraría tan férrea resistencia en una tarea tan simple, y es que la hija de los Harrowmont no tenía por qué estar ahí, solamente parecía haber aparecido para fastidiar los planes del brujo quien pensaba como solución más fácil deshacerse de ella, mucho le había costado mantener una coartada para mostrarse públicamente al tiempo que escondía sus fechorías, las cuales desde luego iban más allá de simples robos, era también un asesino, aunque también le gustaba sacar más provecho a las situaciones de la que podían ver sus compañeros del grupo.
Era posiblemente el menos comprometido con la causa, pues consideraba que el líder y todos los demás eran una partida de fanáticos locos, pero esos fanáticos le aseguraban muchos lugares para llenarse los bolsillos con trabajos sencillos al mismo tiempo que se mostraba como un respetable comerciante en la ciudad de los brujos; definitivamente sabía que no debía dejarla ir, lo había reconocido y eso podría en peligro su reputación, sin embargo la jovencita daba más batalla de la que habría imaginado.
Su orgullo lo hacía dudar que aquella jovencita estúpida pudiera darle batalla en su propio campo de juego pero así era, y no solo lo había combatido sino que demás lo había mandado al piso con los ojos cegados -Imperdonable, esto es un insulto- Dijo levantándose con toda la ira que podía acumular; con los ojos rojos de ira extendió su mano al frente en dirección a Cassandra y con evidente esfuerzo consiguió girar las flechas para que quedaran apuntando hacia la misma chica -¡Pagarás por esta ofensa!- Gritó alterado pero cuando estaba a punto de ejecutar el golpe final una lluvia de objetos se les estrellaron en la cara.
Aquella acción lo hizo perder el control sobre las flechas de Cassandra y retrocedió un par de pasos con las manos en la cara intentando apartar los objetos -¡¡Pequeña Insolente!!- Dijo a la pequeña al tiempo que objetos más grandes comenzaban a caerle en el cuerpo pero ya no controlados por magia sino, lanzados por los comerciantes que finalmente habían entendido que las jovencitas estaban de su parte; y no es como si una de ellas hubiera aprovechado para meterse a robar a una de las tiendas, para nada, ambas eran heroínas ese día -¡Dejalas en paz idiota!- Gritaban desde los laterales al tiempo que le arrojaban objetos contundentes.
Viéndose superado intentó escapar pero en su intento fue atrapado por un grupo de furiosos comerciantes que aprovechando lo golpeado que se encontraba el brujo se le lanzaron encima para recuperar sus objetos y hacer pagar al ladrón, quien sería capturado y entregado a la Guardia Real -¡Muchas gracias, señoritas, nos han salvado!- Dijeron algunos de los comerciantes acercándose al par de chicas y ofreciendo atender las heridas de Cassandra aunque con lo orgullosa que era seguramente prefería tragarse sus golpes para irse con la frente en alto y sin mostrar debilidad; por otro lado Magazubi se encontró con la mirada de uno de los comerciantes que la miraba de forma acusadora, como si supiera lo que ella había estado haciendo pero finalmente no diría nada, dejándole como premio los objetos tomados.
∞ Desafío finalizado.
∞ Ciertamente no es el mejor trabajo en equipo que haya leído antes, pero cumplió con sus objetivos y salvaron el día... o la noche.
∞ Reciben 5 puntos de experiencia y 300 aeros que ya han sido sumados a sus respectivos perfiles.
∞ Gracias por participar.
Era posiblemente el menos comprometido con la causa, pues consideraba que el líder y todos los demás eran una partida de fanáticos locos, pero esos fanáticos le aseguraban muchos lugares para llenarse los bolsillos con trabajos sencillos al mismo tiempo que se mostraba como un respetable comerciante en la ciudad de los brujos; definitivamente sabía que no debía dejarla ir, lo había reconocido y eso podría en peligro su reputación, sin embargo la jovencita daba más batalla de la que habría imaginado.
Su orgullo lo hacía dudar que aquella jovencita estúpida pudiera darle batalla en su propio campo de juego pero así era, y no solo lo había combatido sino que demás lo había mandado al piso con los ojos cegados -Imperdonable, esto es un insulto- Dijo levantándose con toda la ira que podía acumular; con los ojos rojos de ira extendió su mano al frente en dirección a Cassandra y con evidente esfuerzo consiguió girar las flechas para que quedaran apuntando hacia la misma chica -¡Pagarás por esta ofensa!- Gritó alterado pero cuando estaba a punto de ejecutar el golpe final una lluvia de objetos se les estrellaron en la cara.
Aquella acción lo hizo perder el control sobre las flechas de Cassandra y retrocedió un par de pasos con las manos en la cara intentando apartar los objetos -¡¡Pequeña Insolente!!- Dijo a la pequeña al tiempo que objetos más grandes comenzaban a caerle en el cuerpo pero ya no controlados por magia sino, lanzados por los comerciantes que finalmente habían entendido que las jovencitas estaban de su parte; y no es como si una de ellas hubiera aprovechado para meterse a robar a una de las tiendas, para nada, ambas eran heroínas ese día -¡Dejalas en paz idiota!- Gritaban desde los laterales al tiempo que le arrojaban objetos contundentes.
Viéndose superado intentó escapar pero en su intento fue atrapado por un grupo de furiosos comerciantes que aprovechando lo golpeado que se encontraba el brujo se le lanzaron encima para recuperar sus objetos y hacer pagar al ladrón, quien sería capturado y entregado a la Guardia Real -¡Muchas gracias, señoritas, nos han salvado!- Dijeron algunos de los comerciantes acercándose al par de chicas y ofreciendo atender las heridas de Cassandra aunque con lo orgullosa que era seguramente prefería tragarse sus golpes para irse con la frente en alto y sin mostrar debilidad; por otro lado Magazubi se encontró con la mirada de uno de los comerciantes que la miraba de forma acusadora, como si supiera lo que ella había estado haciendo pero finalmente no diría nada, dejándole como premio los objetos tomados.
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