Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
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Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
-¿Esta vez será en serio? – Dijo la joven elfa con sincera esperanza en su corazón.
-Por supuesto que sí, amor. Tu sabes que lo que más deseo es que podamos estar juntos de una vez y para siempre – El tono del humano era meloso y encantador, mientras acariciaba las sutiles curvas del cuerpo de Loth.
-Pero la última vez… -
-La última vez surgió un imprevisto, cielo, ya te lo explique –
-Y la vez anterior a esa…-
-No tenía manera de saber que aquello iba a pasar –
- Pero… -
-Shhh, tranquila, esta vez todo saldrá bien, lo prometo – Le dijo el hombre mientras apoyaba el dedo índice en los labios de la muchacha para que no dijera más.
Un alegre tintineo resonaba por las calles de la ciudad, los que conocían a la elfa sabían reconocer el sonido y levantaban la vista para saludarla o desearle un buen día. Loth les respondía con una amplia sonrisa mientras agitaba ambas manos bien alto, entusiasmada ante la amabilidad de la gente. Venía haciendo presentaciones en ese lugar desde hacía años, y por lo mismo los vecinos la trataban como a una más del lugar.
La pequeña elfa siguió andando calle abajo, dando saltitos que hacían retumbar las campanas de forma rítmica, para esta ocasión la muchacha había elegido vestir cómodo, con unos pantalones anchos que eran en realidad dos mitades, una roja y otra negra, sostenidos por unos tirantes negros y en la parte de arriba una camisa que era de los mismos colores que el pantalón pero invertidos. La máscara que llevaba en la mitad de su rostro esta vez era bastante sencilla, y se había divertido gran parte de la mañana acomodando su cabello, que ese día era de un negro profundo, para que se amoldara a los ribetes de la máscara.
Finalmente llegó a una de las plazas centrales, había mucha gente pasando ya que estaba en pleno horario de comercio, el corazón de la elfa salto de alegría ya que eso significaba que tendría muchos espectadores. Se acomodó junto a la fuente central y dejó su mochila en el piso, comenzó a sacar sus distintos artículos de trabajo mientras tarareaba una canción muy pegadiza que le había oído a un bardo la noche anterior.
Sacó una esfera de cristal y dejó que resbalara desde la punta de sus dedos, por su brazo, los hombros y hasta llegar a la mano contraría. Volvió a repetir el proceso y algunas personas comenzaron a detenerse para ver, a la tercera vez que lo hizo la bola se detuvo a la altura de su codo y dio un salto, Loth fingió que se le caía pero en realidad puso el pie en el último segundo, levantó la pierna con mucha habilidad e hizo que regresara hasta su cadera donde estaba la mano nuevamente esperándola.
La gente muy contenta aplaudió y se quedó a la espera de que hiciera mas, Loth sonrió satisfecha porque había logrado captar su atención. Agarró de entre sus cosas una vara muy corta, una pelota de trapo y una manzana, comenzó a hacer malabares con ellas y alentó al público.
-Buenos días damas y caballeros, espero estén disfrutando del espectáculo, pero me gustaría que fueran más que simples espectadores, por favor, arrojen el objeto que deseen, me asegurare de que no toque el suelo – Emocionadas, las personas comenzaron a lanzar diferentes cosas, algunas frutas, una daga de madera, un martillo y mucho más. Todo lo que arrojaban Loth inmediatamente lo agarraba y lo sumaba a la pila de objetos, llegado un momento tenía más de diez objetos en el aire, las manos de la elfa se movían a una velocidad increíble.
-Por supuesto que sí, amor. Tu sabes que lo que más deseo es que podamos estar juntos de una vez y para siempre – El tono del humano era meloso y encantador, mientras acariciaba las sutiles curvas del cuerpo de Loth.
-Pero la última vez… -
-La última vez surgió un imprevisto, cielo, ya te lo explique –
-Y la vez anterior a esa…-
-No tenía manera de saber que aquello iba a pasar –
- Pero… -
-Shhh, tranquila, esta vez todo saldrá bien, lo prometo – Le dijo el hombre mientras apoyaba el dedo índice en los labios de la muchacha para que no dijera más.
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Un alegre tintineo resonaba por las calles de la ciudad, los que conocían a la elfa sabían reconocer el sonido y levantaban la vista para saludarla o desearle un buen día. Loth les respondía con una amplia sonrisa mientras agitaba ambas manos bien alto, entusiasmada ante la amabilidad de la gente. Venía haciendo presentaciones en ese lugar desde hacía años, y por lo mismo los vecinos la trataban como a una más del lugar.
La pequeña elfa siguió andando calle abajo, dando saltitos que hacían retumbar las campanas de forma rítmica, para esta ocasión la muchacha había elegido vestir cómodo, con unos pantalones anchos que eran en realidad dos mitades, una roja y otra negra, sostenidos por unos tirantes negros y en la parte de arriba una camisa que era de los mismos colores que el pantalón pero invertidos. La máscara que llevaba en la mitad de su rostro esta vez era bastante sencilla, y se había divertido gran parte de la mañana acomodando su cabello, que ese día era de un negro profundo, para que se amoldara a los ribetes de la máscara.
- Mascara:
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Finalmente llegó a una de las plazas centrales, había mucha gente pasando ya que estaba en pleno horario de comercio, el corazón de la elfa salto de alegría ya que eso significaba que tendría muchos espectadores. Se acomodó junto a la fuente central y dejó su mochila en el piso, comenzó a sacar sus distintos artículos de trabajo mientras tarareaba una canción muy pegadiza que le había oído a un bardo la noche anterior.
Sacó una esfera de cristal y dejó que resbalara desde la punta de sus dedos, por su brazo, los hombros y hasta llegar a la mano contraría. Volvió a repetir el proceso y algunas personas comenzaron a detenerse para ver, a la tercera vez que lo hizo la bola se detuvo a la altura de su codo y dio un salto, Loth fingió que se le caía pero en realidad puso el pie en el último segundo, levantó la pierna con mucha habilidad e hizo que regresara hasta su cadera donde estaba la mano nuevamente esperándola.
La gente muy contenta aplaudió y se quedó a la espera de que hiciera mas, Loth sonrió satisfecha porque había logrado captar su atención. Agarró de entre sus cosas una vara muy corta, una pelota de trapo y una manzana, comenzó a hacer malabares con ellas y alentó al público.
-Buenos días damas y caballeros, espero estén disfrutando del espectáculo, pero me gustaría que fueran más que simples espectadores, por favor, arrojen el objeto que deseen, me asegurare de que no toque el suelo – Emocionadas, las personas comenzaron a lanzar diferentes cosas, algunas frutas, una daga de madera, un martillo y mucho más. Todo lo que arrojaban Loth inmediatamente lo agarraba y lo sumaba a la pila de objetos, llegado un momento tenía más de diez objetos en el aire, las manos de la elfa se movían a una velocidad increíble.
- Loth:
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Última edición por Matthew Owens el Sáb Mayo 26 2018, 20:17, editado 2 veces
Matthew Owens
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
¿Qué le había llevado a una aldea tan pequeña y tan corriente a las afueras de Lunargenta? Lo de siempre, un contrato. Esta vez era algo sencillo; escoltar a un granjero que vendía leche en la ciudad. No hubo problemas en los caminos y todo salió francamente bien, a pesar de la turbia situación que se estaba viviendo en los caminos, en la ciudad y, por supuesto, en las aldeas que la circundaban, pues dependían en parte de ella.
Le enviaron solo a él, pues el resto de su grupo tenían otros asuntos que resolver y no se pensaba que un simple granjero transportando nada más que leche fuese asaltado por nada ni nadie.
Cuando llegaron a la granja de aquel hombre, se recibió el pago de buen gusto por parte de Alward y un agradecimiento por el trabajo y deber cumplido.
-Joven, ya que estás aquí, ¿Por qué no disfrutas un poco más del pueblo y te quedas a ver el espectáculo?
-¿Espectáculo?-Dijo cruzándose de brazos. Era extraño, no era un pueblo muy grande y tenía el honor de tener semejante entretenimiento
-Una elfa siempre viene para hacer malabares y demás trucos para entretenernos y ganarse sus jornales. No deberías perdértelo-Agregó con una sonrisa sincera-Si vas en aquella dirección, encontrarás la plaza del pueblo-Dijo señalando hacia las demás casas que se podían ver desde su granja-Allí se suele poner la chica
Alward se encogió de hombros y asintió cordialmente
-Supongo que podría pasarme
Alward optó por ver el espectáculo que le había recomendado aquel granjero. Era aún temprano y no tenía nada que hacer, Lunargenta estaba a unas horas de camino y no perdía nada por distraerse un rato.
Había una multitud de la gente que vivía alrededor allí, viendo el espectáculo. Alward se adentró en esta. El sonido metálico de su armadura y la rozadura de las fundas de sus espadas con su espalda sonaban acoplados con el gentío, los vítores y aplausos de la gente.
Finalmente encontró un hueco espacioso donde posicionarse para ver el espectáculo de forma que no hubiese nadie delante. No estaba en primera fila, pero tenía una vista como si lo estuviese.
La elfa que mencionó el granjero estaba ciertamente allí, vestida como un auténtico arlequín, haciendo malabares con cosas que la gente le empezó a tirar de buen gusto. La habilidad de la chica era increíble, no se le caía nada y lo hacía a una velocidad pasmosa. La gente empezó a aplaudir y a vitorear más aún. Alward por su parte, se cruzó de brazos y dibujó media sonrisa, le sorprendió bastante que un pueblo así tuviese a una malabarista tan habilidosa. Llevaba máscara y pelo negro, por lo que desprendía un aura de misterio que rompía totalmente con la estética mundana y rústica de aquel pueblo.
Sus miradas se cruzaron un par de veces, nada fuera de lo común, pues aquella chica tendría que mirar para algún lado de vez en cuando, aunque un sentimiento de vergüenza interna dominó al mercenario en esas ocasiones. Sin más, y con gusto, el joven Sevna se quedó hasta el final del espectáculo, aunque no animó, no vitoreó ni aplaudió, no era su estilo, pero sí que le gustaba lo que veía.
Le enviaron solo a él, pues el resto de su grupo tenían otros asuntos que resolver y no se pensaba que un simple granjero transportando nada más que leche fuese asaltado por nada ni nadie.
Cuando llegaron a la granja de aquel hombre, se recibió el pago de buen gusto por parte de Alward y un agradecimiento por el trabajo y deber cumplido.
-Joven, ya que estás aquí, ¿Por qué no disfrutas un poco más del pueblo y te quedas a ver el espectáculo?
-¿Espectáculo?-Dijo cruzándose de brazos. Era extraño, no era un pueblo muy grande y tenía el honor de tener semejante entretenimiento
-Una elfa siempre viene para hacer malabares y demás trucos para entretenernos y ganarse sus jornales. No deberías perdértelo-Agregó con una sonrisa sincera-Si vas en aquella dirección, encontrarás la plaza del pueblo-Dijo señalando hacia las demás casas que se podían ver desde su granja-Allí se suele poner la chica
Alward se encogió de hombros y asintió cordialmente
-Supongo que podría pasarme
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Alward optó por ver el espectáculo que le había recomendado aquel granjero. Era aún temprano y no tenía nada que hacer, Lunargenta estaba a unas horas de camino y no perdía nada por distraerse un rato.
Había una multitud de la gente que vivía alrededor allí, viendo el espectáculo. Alward se adentró en esta. El sonido metálico de su armadura y la rozadura de las fundas de sus espadas con su espalda sonaban acoplados con el gentío, los vítores y aplausos de la gente.
Finalmente encontró un hueco espacioso donde posicionarse para ver el espectáculo de forma que no hubiese nadie delante. No estaba en primera fila, pero tenía una vista como si lo estuviese.
La elfa que mencionó el granjero estaba ciertamente allí, vestida como un auténtico arlequín, haciendo malabares con cosas que la gente le empezó a tirar de buen gusto. La habilidad de la chica era increíble, no se le caía nada y lo hacía a una velocidad pasmosa. La gente empezó a aplaudir y a vitorear más aún. Alward por su parte, se cruzó de brazos y dibujó media sonrisa, le sorprendió bastante que un pueblo así tuviese a una malabarista tan habilidosa. Llevaba máscara y pelo negro, por lo que desprendía un aura de misterio que rompía totalmente con la estética mundana y rústica de aquel pueblo.
Sus miradas se cruzaron un par de veces, nada fuera de lo común, pues aquella chica tendría que mirar para algún lado de vez en cuando, aunque un sentimiento de vergüenza interna dominó al mercenario en esas ocasiones. Sin más, y con gusto, el joven Sevna se quedó hasta el final del espectáculo, aunque no animó, no vitoreó ni aplaudió, no era su estilo, pero sí que le gustaba lo que veía.
Alward Sevna
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
Cada vez más y más objetos iban cayendo en las manos de Loth, y la elfa no hacía gesto alguno de cansarse, todo lo contrario, incluso se tomaba el atrevimiento de hacer morisquetas, o pararse en un solo pie para demostrar al público lo sencillo que le resultaba. Y claro, las personas a su vez respondían con aplausos y aclamaciones aisladas.
Para terminar con esa parte del espectáculo la muchacha no solo no dejó caer los objetos, sino que además le devolvió a cada uno el que le pertenecía. Lo cual se ganó exclamaciones de asombro, eso significaba que no solo había estado atenta a que las cosas no cayeran de sus manos, sino que también había observado con atención lo que cada uno le había arrojado.
Loth se sentía rebosante de alegría, las personas estaban respondiendo muy bien al show ¡Seguro dejarían una excelente propina! Pero entre todos los que estaban viendo había un hombre que había llamado su atención, la elfa había notado que no era del pueblo, lo cual no era raro, muchos grupos de comerciantes pasaban por allí. Aunque ese humano parecía distinto, en cuanto sus miradas se cruzaban por demasiado tiempo la apartaba de forma abrupta.
La elfa sabía qué significaba eso: “Vergüenza”, le resultó sumamente adorable, así que cuando estaba arrojando los últimos objetos al público le tiro al muchacho la pelota de tela, fingiendo un error. Pero no le dio tiempo a que dijera algo o intentara devolvérsela, rápidamente paso al siguiente acto.
Y era mejor que la joven prestara atención, porque el siguiente acto era bastante peligroso. Sacó dos sogas que tenían atadas en sus puntas unas bolas de tela, con un grácil movimiento prendió fuego ambas esferas y lentamente comenzó a girarlas. La elfa realizó un exótico baile mientras hacía círculos y giros cada vez más cerca de su cuerpo con las sogas, saltaba, las enredaba alrededor de su cuerpo, brazos y piernas, siempre cambiando el rumbo del giro a último momento para que el fuego no llegara a tocarla.
Finalmente se detuvo, dio un salto hacía atrás y dejo caer las bolas de fuego en el agua, un denso vapor la cubrió durante algunos segundos y cuando finalmente se la vio de nuevo ya se encontraba haciendo una reverencia.
El público aplaudió encantado a la muchacha, quien no se cansó de repartir saludos y comentarios cariñosos, instando a la gente a que regresara a verla más tarde para la siguiente presentación. Dejó al curioso chico para el final, se acercó a él con un paso alegre y una sonrisa en el rostro, sin decir nada antes estiro la mano.
-Creo que tienes algo que me pertenece ¿No? Jajaja – Su voz era cantarina, y en realidad era como si todo su cuerpo se moviera siguiendo algún tipo de ritmo que nadie más que ella podía escuchar – Gracias por mirar el espectáculo con tanta atención, tus ojos castaños casi logran que me distraiga – Su modo de hablar era muy animado, y quizás excesivamente confianzudo, pero nada en ella parecía causar sospecha de que tramara algo – Soy Loth por cierto ¿Cómo te llamas?
Para terminar con esa parte del espectáculo la muchacha no solo no dejó caer los objetos, sino que además le devolvió a cada uno el que le pertenecía. Lo cual se ganó exclamaciones de asombro, eso significaba que no solo había estado atenta a que las cosas no cayeran de sus manos, sino que también había observado con atención lo que cada uno le había arrojado.
Loth se sentía rebosante de alegría, las personas estaban respondiendo muy bien al show ¡Seguro dejarían una excelente propina! Pero entre todos los que estaban viendo había un hombre que había llamado su atención, la elfa había notado que no era del pueblo, lo cual no era raro, muchos grupos de comerciantes pasaban por allí. Aunque ese humano parecía distinto, en cuanto sus miradas se cruzaban por demasiado tiempo la apartaba de forma abrupta.
La elfa sabía qué significaba eso: “Vergüenza”, le resultó sumamente adorable, así que cuando estaba arrojando los últimos objetos al público le tiro al muchacho la pelota de tela, fingiendo un error. Pero no le dio tiempo a que dijera algo o intentara devolvérsela, rápidamente paso al siguiente acto.
Y era mejor que la joven prestara atención, porque el siguiente acto era bastante peligroso. Sacó dos sogas que tenían atadas en sus puntas unas bolas de tela, con un grácil movimiento prendió fuego ambas esferas y lentamente comenzó a girarlas. La elfa realizó un exótico baile mientras hacía círculos y giros cada vez más cerca de su cuerpo con las sogas, saltaba, las enredaba alrededor de su cuerpo, brazos y piernas, siempre cambiando el rumbo del giro a último momento para que el fuego no llegara a tocarla.
Finalmente se detuvo, dio un salto hacía atrás y dejo caer las bolas de fuego en el agua, un denso vapor la cubrió durante algunos segundos y cuando finalmente se la vio de nuevo ya se encontraba haciendo una reverencia.
El público aplaudió encantado a la muchacha, quien no se cansó de repartir saludos y comentarios cariñosos, instando a la gente a que regresara a verla más tarde para la siguiente presentación. Dejó al curioso chico para el final, se acercó a él con un paso alegre y una sonrisa en el rostro, sin decir nada antes estiro la mano.
-Creo que tienes algo que me pertenece ¿No? Jajaja – Su voz era cantarina, y en realidad era como si todo su cuerpo se moviera siguiendo algún tipo de ritmo que nadie más que ella podía escuchar – Gracias por mirar el espectáculo con tanta atención, tus ojos castaños casi logran que me distraiga – Su modo de hablar era muy animado, y quizás excesivamente confianzudo, pero nada en ella parecía causar sospecha de que tramara algo – Soy Loth por cierto ¿Cómo te llamas?
Matthew Owens
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
Agarró la pelota al vuelo. Siempre había sido bueno de reflejos y esta vez no iba a fallar, aunque no se lo esperase para nada. No quiso interrumpir la actuación y se quedó con la pelota en la mano. Notaba que la elfa lo miraba mucho... Incluso demasiado, cosa que le ponía bastante nervioso, "¿Por qué?", se preguntaba.
Tras un último número de mucho e incluso más mérito que el anterior, el espectáculo llegó a su final. La chica se despidió de todos los allí presentes y estos poco a poco iban dejando la plaza para volver con sus quehaceres cotidianos tras un buen rato de entretenimiento. Alward se quedó aún allí, después de todo aún seguía portando la pelota de goma que le había lanzado, ¿Se habría equivocado? Después de todo el mercenario no había lanzado ningún objeto, sería lo más lógico.
La chica se acercó a Alward con un brío y un aura jovial y alegre, casi con melodía a su alrededor. Era extraño, y además se tomaba muchas confianzas con el mercenario, "Qué chica más extraña", pensó. Le estiró la mano, reclamando lo que era suyo
-Sí... Claro-Dijo algo nervioso pero con un tono neutral devolviéndole lo que era suyo. La elfa entonces le agradeció que viese el espectáculo seguido de un piropo. El mercenario se ruborizó y su nerviosismo aumentó.-¡¿Q-qué...?! Oh... Gracias...-Se calmó un poco y volvió a hablar y respondió a la última pregunta de la elfa-Alward, me llamo Alward-Tosió forzadamente-¿Y qué hace una chica con tus habilidades actuando en un pueblo tan pequeño?-Echó un pequeño vistazo a su alrededor para acabar mirando de nuevo a la malabarista-No pretendía ofenderte, simplemente es que me ha parecido un espectáculo digno de una "ciudad-cosa-sitio" más grande...-Se pausó-Más profesional-Puntualizó añadiendo una corta sonrisa
Poco a poco la plaza se fue vaciando hasta prácticamente quedar ellos dos solos allí, acompañado de algún que otro lugareño que descansaba por el lugar o simplemente estaba de paso.
Tras un último número de mucho e incluso más mérito que el anterior, el espectáculo llegó a su final. La chica se despidió de todos los allí presentes y estos poco a poco iban dejando la plaza para volver con sus quehaceres cotidianos tras un buen rato de entretenimiento. Alward se quedó aún allí, después de todo aún seguía portando la pelota de goma que le había lanzado, ¿Se habría equivocado? Después de todo el mercenario no había lanzado ningún objeto, sería lo más lógico.
La chica se acercó a Alward con un brío y un aura jovial y alegre, casi con melodía a su alrededor. Era extraño, y además se tomaba muchas confianzas con el mercenario, "Qué chica más extraña", pensó. Le estiró la mano, reclamando lo que era suyo
-Sí... Claro-Dijo algo nervioso pero con un tono neutral devolviéndole lo que era suyo. La elfa entonces le agradeció que viese el espectáculo seguido de un piropo. El mercenario se ruborizó y su nerviosismo aumentó.-¡¿Q-qué...?! Oh... Gracias...-Se calmó un poco y volvió a hablar y respondió a la última pregunta de la elfa-Alward, me llamo Alward-Tosió forzadamente-¿Y qué hace una chica con tus habilidades actuando en un pueblo tan pequeño?-Echó un pequeño vistazo a su alrededor para acabar mirando de nuevo a la malabarista-No pretendía ofenderte, simplemente es que me ha parecido un espectáculo digno de una "ciudad-cosa-sitio" más grande...-Se pausó-Más profesional-Puntualizó añadiendo una corta sonrisa
Poco a poco la plaza se fue vaciando hasta prácticamente quedar ellos dos solos allí, acompañado de algún que otro lugareño que descansaba por el lugar o simplemente estaba de paso.
Alward Sevna
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
Loth sonrió muy contenta, su intuición no había fallado, en verdad ese humano tenía toda la apariencia de ser un buen chico. Era tan extraño el encontrar a un muchacho de su edad que se mostrara tan tímido, y también era tan raro encontrar a una muchacha tan desinhibida como era Loth, se lo habían dicho en muchas oportunidades, y ella siempre decía lo mismo “No quieran aplicar los extraños parámetros de los humanos en mí”
-Jajaja no me ofendes – Hizo un gesto con las manos como para quitarle importancia – Es cierto que en estos pueblos solo hay comida y… – Bajo la voz – Si tienes suerte un lugar donde dormir sin demasiadas pulgas – Sonrió ampliamente mostrando sus blancos dientes – Lo cierto es que estoy de paso, soy una artista itinerante. Tengo un recorrido más o menos fijo, por eso me conocen aquí, paso al menos una vez al año y luego sigo viajando ¿Tu qué haces aquí? Nunca te había visto así que debes ser un viajero también ¿Cierto?
Mientras escuchaba la respuesta de Alward, la elfa se dispuso a guardar sus cosas, fue a buscar las sogas que había dejadas tiradas en la fuente, y puso todo en una gran valija. Tuvo que sentarse arriba para lograr cerrarla del todo, resultaba impresionante que una chica con una contextura física tan pequeña pudiera llevar algo así para todos lados.
-Tengo que esperar un poco antes de hacer otra presentación ¿Estaría abusando de tu bondad si te pido que me acompañes? – Se paró derecha, estiro su ropa e hizo un gesto por ordenar un poco su pelo, como si intentara ponerse más “formal” para hacer el pedido - ¡A menos que tuvieras ya algo para hacer! – Agregó rápidamente – Si es así no te preocupes, es solo que creí que sería más divertido pasar el rato hablando con alguien que también viaja ¡Seguro debes tener muchas historias interesantes que contar!
En verdad Loth era del tipo de persona que podía hacer amigos rápidamente en cualquier lugar, probablemente en pocos minutos estaría no solo hablando con Alward sino también con la mitad del pueblo, simplemente ella era así. Y por esa forma de ser era que tantas personas la conocían en ese y en muchos otros lugares.
Matthew dormía profundamente en la habitación que Loth había alquilado para los dos. El estafador abrió perezosamente uno de los ojos y vio que aún el sol estaba alto en el cielo, se dio vuelta y se tapó hasta la cabeza con la manta, no valía la pena levantarse tan temprano, esperaría a que llegara la noche para luego ir con la elfa y ver cuánto había recaudado.
El humano pensó que había sido una suerte el haberla encontrado, ambos eran viajeros y por lo tanto no tenían algo como un hogar o sitio fijo donde buscarse. Owens tenía que contar con su suerte cada vez que necesitaba recurrir a Loth, lo bueno era que el humano se consideraba un ser bastante afortunado y precisamente en el momento en que había perdido una fuerte suma de dinero en una serie de apuestas la muchacha había aparecido en su camino.
-Jajaja no me ofendes – Hizo un gesto con las manos como para quitarle importancia – Es cierto que en estos pueblos solo hay comida y… – Bajo la voz – Si tienes suerte un lugar donde dormir sin demasiadas pulgas – Sonrió ampliamente mostrando sus blancos dientes – Lo cierto es que estoy de paso, soy una artista itinerante. Tengo un recorrido más o menos fijo, por eso me conocen aquí, paso al menos una vez al año y luego sigo viajando ¿Tu qué haces aquí? Nunca te había visto así que debes ser un viajero también ¿Cierto?
Mientras escuchaba la respuesta de Alward, la elfa se dispuso a guardar sus cosas, fue a buscar las sogas que había dejadas tiradas en la fuente, y puso todo en una gran valija. Tuvo que sentarse arriba para lograr cerrarla del todo, resultaba impresionante que una chica con una contextura física tan pequeña pudiera llevar algo así para todos lados.
-Tengo que esperar un poco antes de hacer otra presentación ¿Estaría abusando de tu bondad si te pido que me acompañes? – Se paró derecha, estiro su ropa e hizo un gesto por ordenar un poco su pelo, como si intentara ponerse más “formal” para hacer el pedido - ¡A menos que tuvieras ya algo para hacer! – Agregó rápidamente – Si es así no te preocupes, es solo que creí que sería más divertido pasar el rato hablando con alguien que también viaja ¡Seguro debes tener muchas historias interesantes que contar!
En verdad Loth era del tipo de persona que podía hacer amigos rápidamente en cualquier lugar, probablemente en pocos minutos estaría no solo hablando con Alward sino también con la mitad del pueblo, simplemente ella era así. Y por esa forma de ser era que tantas personas la conocían en ese y en muchos otros lugares.
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Matthew dormía profundamente en la habitación que Loth había alquilado para los dos. El estafador abrió perezosamente uno de los ojos y vio que aún el sol estaba alto en el cielo, se dio vuelta y se tapó hasta la cabeza con la manta, no valía la pena levantarse tan temprano, esperaría a que llegara la noche para luego ir con la elfa y ver cuánto había recaudado.
El humano pensó que había sido una suerte el haberla encontrado, ambos eran viajeros y por lo tanto no tenían algo como un hogar o sitio fijo donde buscarse. Owens tenía que contar con su suerte cada vez que necesitaba recurrir a Loth, lo bueno era que el humano se consideraba un ser bastante afortunado y precisamente en el momento en que había perdido una fuerte suma de dinero en una serie de apuestas la muchacha había aparecido en su camino.
Matthew Owens
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
La chica era bastante amable y sus palabras sinceras, no tenía pinta de ser mala persona. Eso le agradaba de primeras a Alward, gente así era la que verdaderamente merecía la pena conocer. Ante la primera explicación de la elfa, el humano soltó pequeñas risas de forma cortés. Estaba allí de paso, lo cual tenía sentido, ya que ese pueblo era bastante pequeño como para que un artista viviese y se ganase solamente la vida allí.
Llegó la pregunta que más incomodaba al chico a la hora de presentarse con alguien, ¿A qué se dedicaba? Bueno, no podía decir la verdad, al menos de primeras. No quería dar una mala impresión o asustar a Loth. Puede que ahí estuviera el origen de su horrible situación amorosa. Los mercenarios no suelen caer muy bien y dar buena imagen, la gente corriente suele asustarse y poner pies en polvorosa nada más enterarse. Los mercenarios solo valen como armas de alquiler, así que mejor ni siquiera establecer una conversación con ellos. Son peligrosos y de poco fiar, al menos así se veían generalmente los de su oficio. Por supuesto, ni Alward ni sus amigos se veían así, pero no se puede cambiar la idea que todo Aerandir tiene de ti ni mucho menos. Su situación amorosa también tendría que ver con su timidez y vergüenza a la hora de actuar para conseguir algo, pero eso ya era harina de otro costal y un tema que no le interesaba demasiado debatir al mercenario.
-Sí, soy un viajero... Estoy-Tosió-De paso-Dijo cortante mientras se ajustaba los guanteletes aparentando normalidad.
La chica empezó a guardar sus cosas en una valija. Era demasiado grande para ella, y quizás pesaría también lo suyo. Sin dudarlo, el chico se ofreció para ayudarla
-¿Quieres que lo lleve?
La chica parecía pasarlo mal con eso a cuestas, así que qué menos que ofrecerse para llevárselo, al menos la compensaría por su gran actuación anterior.
Loth le pidió al mercenario si no le importaba quedarse más rato para charlar y acompañarla. La elfa se tiró del vestido y se arregló el pelo cuando hizo su proposición, mientras que el mercenario se ruborizó un poco. En realidad eso suponía un contratiempo para el mercenario, ya que si se retrasaba más de la cuenta tendría que pasar la noche en ese lugar para poder partir al día siguiente hacia Lunargenta. Pero, en parte, no le importaba ya que le llamaba un poco más quedarse con Loth y charlar, después de todo no todos los días tenía oportunidad de relajarse y estar con una chica... Aunque fuese para intercambiar un par de palabras.
-C-claro, no me importa-Dijo añadiendo una sonrisa al final-¿Y... A dónde vamos?
Llegó la pregunta que más incomodaba al chico a la hora de presentarse con alguien, ¿A qué se dedicaba? Bueno, no podía decir la verdad, al menos de primeras. No quería dar una mala impresión o asustar a Loth. Puede que ahí estuviera el origen de su horrible situación amorosa. Los mercenarios no suelen caer muy bien y dar buena imagen, la gente corriente suele asustarse y poner pies en polvorosa nada más enterarse. Los mercenarios solo valen como armas de alquiler, así que mejor ni siquiera establecer una conversación con ellos. Son peligrosos y de poco fiar, al menos así se veían generalmente los de su oficio. Por supuesto, ni Alward ni sus amigos se veían así, pero no se puede cambiar la idea que todo Aerandir tiene de ti ni mucho menos. Su situación amorosa también tendría que ver con su timidez y vergüenza a la hora de actuar para conseguir algo, pero eso ya era harina de otro costal y un tema que no le interesaba demasiado debatir al mercenario.
-Sí, soy un viajero... Estoy-Tosió-De paso-Dijo cortante mientras se ajustaba los guanteletes aparentando normalidad.
La chica empezó a guardar sus cosas en una valija. Era demasiado grande para ella, y quizás pesaría también lo suyo. Sin dudarlo, el chico se ofreció para ayudarla
-¿Quieres que lo lleve?
La chica parecía pasarlo mal con eso a cuestas, así que qué menos que ofrecerse para llevárselo, al menos la compensaría por su gran actuación anterior.
Loth le pidió al mercenario si no le importaba quedarse más rato para charlar y acompañarla. La elfa se tiró del vestido y se arregló el pelo cuando hizo su proposición, mientras que el mercenario se ruborizó un poco. En realidad eso suponía un contratiempo para el mercenario, ya que si se retrasaba más de la cuenta tendría que pasar la noche en ese lugar para poder partir al día siguiente hacia Lunargenta. Pero, en parte, no le importaba ya que le llamaba un poco más quedarse con Loth y charlar, después de todo no todos los días tenía oportunidad de relajarse y estar con una chica... Aunque fuese para intercambiar un par de palabras.
-C-claro, no me importa-Dijo añadiendo una sonrisa al final-¿Y... A dónde vamos?
Alward Sevna
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
Loth hizo un ligero gesto de desconcierto e inclino un poco la cabeza cuando Alward fue tan cortante con su respuesta, por un momento la elfa pensó que quizás no era tan sociable como había supuesto, quizás incluso lo estaba importunando con su incesante cháchara. Pero inmediatamente después de eso se ofreció a llevar la pesada maleta, la muchacha le sonrió y asintió con energía.
-¿De verdad? ¿Me harías ese favor? ¡Muchas gracias! – Le paso la manija y comenzó a caminar junto a él – Eres muy amable, lo supe en cuanto te vi, no cualquiera se ofrece a ayudar a una completa desconocida, jajaja, solo hay un sitio al que podemos ir, un pueblo de este tamaño solo tiene una taberna – Iba caminando con las manos agarradas en la espalda - ¿De dónde eres? Cuando encuentras a un elfo es fácil saber si creció en Sandorai o no, pero con los humanos es difícil adivinar, son todos muy diferentes.
Estaba llegando la hora de la comida, por lo que la mayoría de los habitantes del pueblo regresaban a sus casas, los más relajados daban una vuelta por la taberna, probablemente a escondidas de la familia, y tomaban algún trago rápido antes de tener que regresar a sus labores. Por lo mismo, Loth y Alward caminaban prácticamente solos, la elfa hablaba sin parar, intentando animar al muchacho a que se relajara.
-¿Habías visto presentaciones como la mía antes? La verdad es que intento ser original, muchos creen que es tan sencillo como arrojar objetos al aire y hacer payasadas, pero en verdad es mucho más complejo que eso – Se cruzo de brazos e hizo un gesto serio, como si el tema del que estuviera hablando fuera algo grave – Para hacer un buen espectáculo hay que tener algún hilo conductor ¿Sabes? Algo que sirva de motivación ¡Como lo que hice hoy! Todo el tiempo estaba pensando “Quiero que ellos lo disfruten, que recuerden este día como algo diferente” ¿Suena muy tonto lo que digo?
Loth detuvo la conversación, acompañando la última pregunta con un gesto avergonzado, mirando a los ojos al humano para ver si su charla le resultaba aburrida. Llegaron a un modesto establecimiento, más bien parecía una casa grande que había sido reacondicionada para que sirviera como taberna y posada. En cuanto entraron la muchacha fue corriendo hacía la barra, saltando sobre la misma para darle un abrazo al dueño.
-¡Hola Tom! ¡Ya regrese! – El hombre debía estar ya en sus cuarenta, con un ancho bigote y cejas muy espesas, recibió a la elfa con los brazos abiertos para luego separarla fingiendo estar incomodo.
-Bueno, bueno, que solo hace unas horas estabas aquí desayunando, tampoco es para hacer tanto escándalo – Se fijo entonces en Alward - ¿Un nuevo amigo?
-¡Sí! Él es Alward, un viajero que estaba mirando mi presentación, fue muy amable conmigo y se ofreció a llevar mis cosas ¿Nos das algo de comer, Tom? – La pequeña elfa ya se había bajado de la barra y se acomodaba en una de las mesas, haciéndole gestos al humano para que se sentara a su lado.
-Claro, pónganse cómodos, iré a calentar el estofado – Dicho eso el dueño desapareció en dirección a la cocina.
-¿De verdad? ¿Me harías ese favor? ¡Muchas gracias! – Le paso la manija y comenzó a caminar junto a él – Eres muy amable, lo supe en cuanto te vi, no cualquiera se ofrece a ayudar a una completa desconocida, jajaja, solo hay un sitio al que podemos ir, un pueblo de este tamaño solo tiene una taberna – Iba caminando con las manos agarradas en la espalda - ¿De dónde eres? Cuando encuentras a un elfo es fácil saber si creció en Sandorai o no, pero con los humanos es difícil adivinar, son todos muy diferentes.
Estaba llegando la hora de la comida, por lo que la mayoría de los habitantes del pueblo regresaban a sus casas, los más relajados daban una vuelta por la taberna, probablemente a escondidas de la familia, y tomaban algún trago rápido antes de tener que regresar a sus labores. Por lo mismo, Loth y Alward caminaban prácticamente solos, la elfa hablaba sin parar, intentando animar al muchacho a que se relajara.
-¿Habías visto presentaciones como la mía antes? La verdad es que intento ser original, muchos creen que es tan sencillo como arrojar objetos al aire y hacer payasadas, pero en verdad es mucho más complejo que eso – Se cruzo de brazos e hizo un gesto serio, como si el tema del que estuviera hablando fuera algo grave – Para hacer un buen espectáculo hay que tener algún hilo conductor ¿Sabes? Algo que sirva de motivación ¡Como lo que hice hoy! Todo el tiempo estaba pensando “Quiero que ellos lo disfruten, que recuerden este día como algo diferente” ¿Suena muy tonto lo que digo?
Loth detuvo la conversación, acompañando la última pregunta con un gesto avergonzado, mirando a los ojos al humano para ver si su charla le resultaba aburrida. Llegaron a un modesto establecimiento, más bien parecía una casa grande que había sido reacondicionada para que sirviera como taberna y posada. En cuanto entraron la muchacha fue corriendo hacía la barra, saltando sobre la misma para darle un abrazo al dueño.
-¡Hola Tom! ¡Ya regrese! – El hombre debía estar ya en sus cuarenta, con un ancho bigote y cejas muy espesas, recibió a la elfa con los brazos abiertos para luego separarla fingiendo estar incomodo.
-Bueno, bueno, que solo hace unas horas estabas aquí desayunando, tampoco es para hacer tanto escándalo – Se fijo entonces en Alward - ¿Un nuevo amigo?
-¡Sí! Él es Alward, un viajero que estaba mirando mi presentación, fue muy amable conmigo y se ofreció a llevar mis cosas ¿Nos das algo de comer, Tom? – La pequeña elfa ya se había bajado de la barra y se acomodaba en una de las mesas, haciéndole gestos al humano para que se sentara a su lado.
-Claro, pónganse cómodos, iré a calentar el estofado – Dicho eso el dueño desapareció en dirección a la cocina.
Matthew Owens
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
La elfa, ante la propuesta de Alward de llevar su equipaje se vio bastante contenta y animada, esto hizo que el mercenario soltase una breve risa. Además de ser bella, era bastante encantadora, cosa que le agradaba al humano. Sin mayor problema, el humano cargó con el equipaje de esta a cuestas mientras ambos se dirigían hacia donde fuese que la chica quisiera llevarle.
Mientras andaban, Loth le agradeció el ayudarla y que fuese tan amable.
-No es nada, estoy acostumbrado a "ayudar"-Dijo esbozando una sonrisa plácida. Loth lanzó otra pregunta, esta vez quiso saber la procedencia del humano.-Soy de un pueblo de por aquí, Alosa-Dijo respondiendo a la pregunta-Pertenece a Lunargenta-Añadió-No es muy grande, pero es agradable vivir allí. Me crié en Alosa durante veinte años. Ahora vivo en Lunargenta
Debido a la hora que era y con la llamada de las madres de familia a sus integrantes para comer, Alward y Loth se quedaron caminando prácticamente a solas por la aldea. La chica no paraba de hablar, cosa que le ponía la cabeza como un bombo a Alward, pero por no importunar a la chica o decir nada que pudiese ofenderla, simplemente se limitó a sonreír y a responder sus preguntas en la medida que le fuese posible. Loth en ese momento le estaba hablando sobre sus actuaciones y lo complejo que era el representarlas, parecía realmente difícil su trabajo, y podría serlo, ya que no cualquiera se atrevería a atraer la atención de tal forma o incluso de hacer sus "trucos", era interesante cuanto menos lo que le contaba
-Había visto actuaciones callejeras e incluso otras más profesionales, sí-Se pausó-Pero muchas de las "profesionales" que vi no están ni a la altura de la tuya-Sonrió-T-tienes... talento-Dijo esto último un poco ruborizado y con un tono minimamente tembloroso
La elfa siguió hablando sobre su trabajo y su dificultad, desde luego no era una empresa en la que Alward estuviese dispuesto a meterse, era algo introvertido y lo peor que podría hacer era ponerse él solo entre tanto público, todos mirándole... Incluso sabía que si salía mal, estos abuchearían y tirarían restos de comida podrida contra él. Solo de pensarlo al humano le recorrió un escalofrío por la espalda. Cuando hablaba de su trabajo, Loth demostraba su amor por él y su constante énfasis por demostrar que le gustaba y quería dar lo mejor de sí, sin duda estaba donde quería, aunque quizás no con todos los lujos que sí querría, solía pasar. Solamente diez de cien artistas viven rodeados de lujos y actúan para la mejor gente posible, adinerada y de alto prestigio.
En cierto modo, Alward veía a Loth como un espejo de sí mismo, sobre todo cuando dijo "¿Suena muy tonto lo que digo?". Se pareció a todas aquellas veces que Alward le había contado su sueño a alguien y este añadió una frase similar al final para ver la reacción de la gente.
-¡Para nada!-Sonrió y a la vez negó con la cabeza-Si de verdad es lo que te llena y es lo que hace que te levantes cada mañana energía, ¡Tienes que intentar hacerlo lo mejor que puedas!-Dijo mirando a los ojos a la elfa y alzando el puño enérgicamente que le quedaba libre
Llegaron a la única taberna de todo el pueblo. Era bastante modesta y pequeña, pero servía para su función; acoger parroquianos, darles bebida y tener alguna que otra habitación para los escasos viajeros que pudiesen llegar al lugar.
Loth parecía conocer al tabernero de nombre "Tom". Parecía tenerle mucho aprecio a esa persona, al menos en cómo reaccionó yéndose hacia él para abrazarlo. Curioso, se veía bastante inocente la elfa, aunque Alward no paraba de pensar que también era un poco extraña, pero de buena forma. El mercenario rió para sí mismo.
Con un simple "¡Buenas!", Alward se presentó al tabernero, ya que Loth le había indicado su nombre y quién era, al menos lo poco que sabía.
Loth y Alward se sentaron en una de las mesas, no sin antes el mercenario desviar la mirada hacia dos tipos que estaban sentado en una de las mesas de la esquina. Tenían cara de pocos amigos, y además parecían algo borrachos. Se quedaron mirando al mercenario desde que entró en la taberna, cosa que este notó pero no le dio más importancia. Uno de ellos era un hombre calvo con una cicatriz en el ojo derecho y una barba corta pero descuidada, el cual tenía una estatura media aunque unos músculos bastante voluminosos. El otro era un elfo, con el pelo y ojos negros. El cabello lo tenía largo y descuidado, y era de estatura más alta que su compañero, con una tez pálida.
Una vez ya acomodado y dejando el equipaje de la elfa en un lado pegado a la pata de la mesa, el mercenario movió sus hombros para que le circulase la sangre, ya que cargar con la valija de Loth no había sido tan fácil o placentero como se imaginaba. Eso pesaba como mil demonios.
-¿Qué llevas ahí dentro? Parece que he cargado con un muerto-Dijo en tono irónico-Cambiando de tema...-Dijo poniendo sus brazos sobre la mesa-¿Qué hay de ti? ¿De dónde eres?
Mientras andaban, Loth le agradeció el ayudarla y que fuese tan amable.
-No es nada, estoy acostumbrado a "ayudar"-Dijo esbozando una sonrisa plácida. Loth lanzó otra pregunta, esta vez quiso saber la procedencia del humano.-Soy de un pueblo de por aquí, Alosa-Dijo respondiendo a la pregunta-Pertenece a Lunargenta-Añadió-No es muy grande, pero es agradable vivir allí. Me crié en Alosa durante veinte años. Ahora vivo en Lunargenta
Debido a la hora que era y con la llamada de las madres de familia a sus integrantes para comer, Alward y Loth se quedaron caminando prácticamente a solas por la aldea. La chica no paraba de hablar, cosa que le ponía la cabeza como un bombo a Alward, pero por no importunar a la chica o decir nada que pudiese ofenderla, simplemente se limitó a sonreír y a responder sus preguntas en la medida que le fuese posible. Loth en ese momento le estaba hablando sobre sus actuaciones y lo complejo que era el representarlas, parecía realmente difícil su trabajo, y podría serlo, ya que no cualquiera se atrevería a atraer la atención de tal forma o incluso de hacer sus "trucos", era interesante cuanto menos lo que le contaba
-Había visto actuaciones callejeras e incluso otras más profesionales, sí-Se pausó-Pero muchas de las "profesionales" que vi no están ni a la altura de la tuya-Sonrió-T-tienes... talento-Dijo esto último un poco ruborizado y con un tono minimamente tembloroso
La elfa siguió hablando sobre su trabajo y su dificultad, desde luego no era una empresa en la que Alward estuviese dispuesto a meterse, era algo introvertido y lo peor que podría hacer era ponerse él solo entre tanto público, todos mirándole... Incluso sabía que si salía mal, estos abuchearían y tirarían restos de comida podrida contra él. Solo de pensarlo al humano le recorrió un escalofrío por la espalda. Cuando hablaba de su trabajo, Loth demostraba su amor por él y su constante énfasis por demostrar que le gustaba y quería dar lo mejor de sí, sin duda estaba donde quería, aunque quizás no con todos los lujos que sí querría, solía pasar. Solamente diez de cien artistas viven rodeados de lujos y actúan para la mejor gente posible, adinerada y de alto prestigio.
En cierto modo, Alward veía a Loth como un espejo de sí mismo, sobre todo cuando dijo "¿Suena muy tonto lo que digo?". Se pareció a todas aquellas veces que Alward le había contado su sueño a alguien y este añadió una frase similar al final para ver la reacción de la gente.
-¡Para nada!-Sonrió y a la vez negó con la cabeza-Si de verdad es lo que te llena y es lo que hace que te levantes cada mañana energía, ¡Tienes que intentar hacerlo lo mejor que puedas!-Dijo mirando a los ojos a la elfa y alzando el puño enérgicamente que le quedaba libre
Llegaron a la única taberna de todo el pueblo. Era bastante modesta y pequeña, pero servía para su función; acoger parroquianos, darles bebida y tener alguna que otra habitación para los escasos viajeros que pudiesen llegar al lugar.
Loth parecía conocer al tabernero de nombre "Tom". Parecía tenerle mucho aprecio a esa persona, al menos en cómo reaccionó yéndose hacia él para abrazarlo. Curioso, se veía bastante inocente la elfa, aunque Alward no paraba de pensar que también era un poco extraña, pero de buena forma. El mercenario rió para sí mismo.
Con un simple "¡Buenas!", Alward se presentó al tabernero, ya que Loth le había indicado su nombre y quién era, al menos lo poco que sabía.
Loth y Alward se sentaron en una de las mesas, no sin antes el mercenario desviar la mirada hacia dos tipos que estaban sentado en una de las mesas de la esquina. Tenían cara de pocos amigos, y además parecían algo borrachos. Se quedaron mirando al mercenario desde que entró en la taberna, cosa que este notó pero no le dio más importancia. Uno de ellos era un hombre calvo con una cicatriz en el ojo derecho y una barba corta pero descuidada, el cual tenía una estatura media aunque unos músculos bastante voluminosos. El otro era un elfo, con el pelo y ojos negros. El cabello lo tenía largo y descuidado, y era de estatura más alta que su compañero, con una tez pálida.
Una vez ya acomodado y dejando el equipaje de la elfa en un lado pegado a la pata de la mesa, el mercenario movió sus hombros para que le circulase la sangre, ya que cargar con la valija de Loth no había sido tan fácil o placentero como se imaginaba. Eso pesaba como mil demonios.
-¿Qué llevas ahí dentro? Parece que he cargado con un muerto-Dijo en tono irónico-Cambiando de tema...-Dijo poniendo sus brazos sobre la mesa-¿Qué hay de ti? ¿De dónde eres?
Alward Sevna
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
La elfa y el humano parecían compartir una mirada positiva sobre el mundo y las posibilidades que les ofrecía el futuro, Loth se sintió mucho más cómoda cuando el muchacho aseguro no solo que la idea no le parecía tonta, sino que además le dio ánimos para continuar haciéndolo así. La joven dejo escapar una carcajada que hizo que los cascabeles de su cuerpo sonaran.
Loth también notó a las dos personas que estaban sentadas en el rincón, tal como había dicho antes, era sencillo darse cuenta cuando un elfo se había criado fuera de Sandorai. Pero no les dio mayor importancia, supuso que solo eran un par de sujetos que habían tenido un mal día.
-Jajaja, llevo todo lo que necesito para poder hacer mis presentaciones – Levantó una mano y comenzó a enumerar mientras contaba con los dedos – Trajes para cambiarme, máscaras que combinen, pelotas de diferentes formas, pesos y colores, aros de distintos tamaños, cintas, clavas, y muchas cosas más – Se detuvo y sonrió – Son cosas básicas, sin ellas no podría hacer nada.
Si bien había material que tenía que renovar con cierta frecuencia, Loth tenía un buen número de cosas que conservaba desde hacía años. Las ropas en cambio se las diseñaba ella misma, no había una sola casa de costura en todo Aerandir que pudiera realizar los extraños diseños que la elfa imaginaba.
-Si te refieres a donde nací, en los bosques de Sandorai, jaja. Aunque solo estuve allí cuando era chica, pero me aburría mucho, demasiada calma para mi gusto – Se cruzó de brazos e hizo un gesto como de aburrimiento – ¡El mundo fuera del bosque es mucho más divertido! Comencé a viajar, y a conocer gente, y a aprender cómo hacer malabares cada vez mejor.
En ese momento regreso Tom, dejando un plato de estofado para cada uno con abundante pan y una jarra con vino, antes de irse despeino el pelo de Loth en un gesto cariñoso y luego regreso a la cocina.
-¡Yay! Tom me trata como si fuera una niña – Bajo la voz, acercándose un poco por arriba de la mesa a Alward – Mejor que no sepa que tenga más de cuarenta años jaja – Volvió a reír pero no de forma burlona, sino en un sentido de complicidad – Lo cierto es que ya le dije muchas veces que no soy una niña, pero no quiere hacerme caso.
Loth se encogió de hombros y comenzó a comer, rellenando el pan con el estofado y dándole grandes mordidas.
En el piso de arriba Matthew había decidido por fin levantarse de la cama, con mucha pereza se mojó la cara, se peinó y se vistió. Luego se quedó unos largos minutos observando por la ventana, perdido en sus pensamientos, y recién entonces decidió bajar, pero no había descendido siquiera dos escalones cuando escucho las risas de Loth. Se detuvo y miro con disimulo, estaba con un muchacho, Owens pensó que no se veía como un comerciante, ni tampoco como un granjero “¿Qué nuevo bicho raro trajiste hoy, Loth?”
-Dime más de ti, Alward ¿Qué haces para ganarte la vida? ¿Vives con tu familia? ¿Siempre estás tan nervioso? ¿O es que te incomoda el hablar con una elfa? – No sería ni la primera ni la última vez que un humano se mostraba reticente al ver las orejas puntiagudas de Loth – Puedo taparlas con algo si quieres – Dijo la muchacha cubriéndoselas con ambas manos.
Matthew considero que la situación era interesante, sobre todo porque los hombres del rincón parecían estar a segundos de levantarse e ir a buscar pelea. Así que decidió mantenerse al margen y observar.
Loth también notó a las dos personas que estaban sentadas en el rincón, tal como había dicho antes, era sencillo darse cuenta cuando un elfo se había criado fuera de Sandorai. Pero no les dio mayor importancia, supuso que solo eran un par de sujetos que habían tenido un mal día.
-Jajaja, llevo todo lo que necesito para poder hacer mis presentaciones – Levantó una mano y comenzó a enumerar mientras contaba con los dedos – Trajes para cambiarme, máscaras que combinen, pelotas de diferentes formas, pesos y colores, aros de distintos tamaños, cintas, clavas, y muchas cosas más – Se detuvo y sonrió – Son cosas básicas, sin ellas no podría hacer nada.
Si bien había material que tenía que renovar con cierta frecuencia, Loth tenía un buen número de cosas que conservaba desde hacía años. Las ropas en cambio se las diseñaba ella misma, no había una sola casa de costura en todo Aerandir que pudiera realizar los extraños diseños que la elfa imaginaba.
-Si te refieres a donde nací, en los bosques de Sandorai, jaja. Aunque solo estuve allí cuando era chica, pero me aburría mucho, demasiada calma para mi gusto – Se cruzó de brazos e hizo un gesto como de aburrimiento – ¡El mundo fuera del bosque es mucho más divertido! Comencé a viajar, y a conocer gente, y a aprender cómo hacer malabares cada vez mejor.
En ese momento regreso Tom, dejando un plato de estofado para cada uno con abundante pan y una jarra con vino, antes de irse despeino el pelo de Loth en un gesto cariñoso y luego regreso a la cocina.
-¡Yay! Tom me trata como si fuera una niña – Bajo la voz, acercándose un poco por arriba de la mesa a Alward – Mejor que no sepa que tenga más de cuarenta años jaja – Volvió a reír pero no de forma burlona, sino en un sentido de complicidad – Lo cierto es que ya le dije muchas veces que no soy una niña, pero no quiere hacerme caso.
Loth se encogió de hombros y comenzó a comer, rellenando el pan con el estofado y dándole grandes mordidas.
En el piso de arriba Matthew había decidido por fin levantarse de la cama, con mucha pereza se mojó la cara, se peinó y se vistió. Luego se quedó unos largos minutos observando por la ventana, perdido en sus pensamientos, y recién entonces decidió bajar, pero no había descendido siquiera dos escalones cuando escucho las risas de Loth. Se detuvo y miro con disimulo, estaba con un muchacho, Owens pensó que no se veía como un comerciante, ni tampoco como un granjero “¿Qué nuevo bicho raro trajiste hoy, Loth?”
-Dime más de ti, Alward ¿Qué haces para ganarte la vida? ¿Vives con tu familia? ¿Siempre estás tan nervioso? ¿O es que te incomoda el hablar con una elfa? – No sería ni la primera ni la última vez que un humano se mostraba reticente al ver las orejas puntiagudas de Loth – Puedo taparlas con algo si quieres – Dijo la muchacha cubriéndoselas con ambas manos.
Matthew considero que la situación era interesante, sobre todo porque los hombres del rincón parecían estar a segundos de levantarse e ir a buscar pelea. Así que decidió mantenerse al margen y observar.
Matthew Owens
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
"Cosas básicas", fue como definió Loth la gran carga que llevaba. Si realmente era así, necesitaba demasiadas "cosas básicas", pero bueno, tampoco es que fuese problema del mercenario. Simplemente se limitó a sonreír mientras, a continuación, escuchaba cómo la elfa le contaba su procedencia.
-¿Aburrido? Debe de ser estupendo estar rodeado de tanta paz y tranquilidad, fuera de los problemas del mundo real-Dijo añadiendo una sonrisa al final-El mundo exterior es peligroso y malvado-Dijo esto encogiéndose de hombros
El tabernero regresó minutos después con un buen plato de comida y una jarra de vino. Era la mejor noticia del día hasta ese momento, pues hacía muchas horas que había comido y las tripas empezaban a rugirle como una fiera enjaulada. Sin más dilación, empezó la calma del voraz apetito del mercenario.
-¿¡Cuarenta años!?-Dijo abriendo los ojos como platos-Siempre me ha parecido curioso cómo los elfos conservan su edad-Dijo tomando un sorbo de la jarra para bajar la comida que había ingerido-Quizás sea por tu modo de actuar, no pareces para nada una persona seria y amargada de más de cuarenta años-Dijo con ironía y una sonrisa burlona al último comentario de Loth sobre cómo la trataba el tabernero.
De nuevo, y para el mal de Alwad, Loth empezó a hacer más preguntas, una detrás de otra y sin previo descanso, fueron casi como tres disparos de ballesta seguidos, sin darle tiempo siquiera a respirar, aunque lo que más le llamó la atención fue las últimas dos preguntas; "¿Siempre estás tan nervioso? ¿O es que te incomoda el hablar con una elfa?". En ese momento, el mercenario hizo un amago de atragantarse, pero por suerte, la comida no le jugó una mala pasada y pasó por el esófago sin mayor incidente. Tosió repetidas veces y se dispuso a responder la pregunta ruborizado.
-¡N-no estoy nervioso!-Tomó la jarra de vino y empezó a beber, tapándose la mayor parte de la cara que le era posible mientras dirigía su mirada hacia otro sitio que no fuese la elfa.
Entonces, Loth tuvo otra ocurrencia; se podía tapar las orejas si es que le incomodaban al mercenario. Esto hizo que Alward dejase de golpe y porrazo la jarra de vino en la mesa, con el rostro totalmente enrojecido y con un tono de voz nervioso y alto.
-¡QUE NO!-Se detuvo y miró a su alrededor. Parecía que había llamado la atención un poco de los presentes del lugar, incluido el tabernero, aún más avergonzado, bajó el tono de voz. Parecía molesto, pero en realidad lo aparentaba más que sentirlo-Quiero decir, no hace falta...-Bajó su tono-No me incomoda hablar con una elfa-Tosió forzadamente y se llevó de nuevo la jarra de vino a su boca para intentar tapar lo máximo posible de su rostro mientras, esta vez sí, mantenía la mirada fija sobre la elfa.
En ese momento, los dos tipos que se quedaron mirando a Alward y Loth cuando entraron, se levantaron, manteniendo el rostro de pocos amigos y dirigiéndose con paso firme e intimidante hacia estos. Uno de ellos posó su hombro sobre Alward, mientras que el otro posó con suavidad sus brazos sobre la mesa de madera, mirando sucesivamente a ambos.
-¿Alward Sevna, de los Stelliazos?-Preguntó el humano, que era el que posó sus manos sobre la mesa. El elfo en ese momento retiró su mano del hombro del mercenario
En ese momento, Alward volvió a su estado normal y soltó la jarra de vino, echando una mirada rápida a Loth y luego a los dos maleantes que se le habían acercado.
-¿Quién pregunta?-Dijo intentando mostrarse sereno. No era para nada un buen momento que le reconociesen, y mucho menos esos dos tipos con tan malas pintas.
El humano dibujó media sonrisa malvada sobre su rostro, mientras miraba fijamente al mercenario
-Alguien enviado por otro alguien a quien no le está gustando lo que estás haciendo, ni tu ni tus "amigos"-Dijo con un rostro más serio
Alward no contestó y desvió de nuevo una mirada hacia Loth, para luego centrarse otra vez en el hombre calvo
-Piel de Lince, el vampiro Drak, el grupo de Rufus... ¿Te suenan?-Dejó unos segundos de margen para que el mercenario recordase-Todos ellos estaban en contacto con alguien a quien le ha desagradado vuestras actuaciones-Dijo irguiéndose-Quiere que sepáis que tengáis cuidado de ahora en adelante, puede que si seguís entrometiendoos en su camino, no le quedará más remedio que eliminaros
-Pues lo siento, tio-Dijo relajando sus hombros-Ya le mandaré una carta de disculpa a "Villa-lelo"-Dijo con su máximo sarcasmo
-Muy gracioso-Dijo esbozando una sonrisa irónica el elfo.
El humano también rió irónicamente, entonces desvió su mirada hacia Loth
-¿Es de los tuyos?-Desvió la mirada hacia Alward de nuevo
-Ella no tiene nada que ver con esto-Dijo mostrándose serio
-Ah, ya entiendo-Dijo posando otra vez sus manos sobre la mesa e inclinándose hacia Loth, acto seguido, miró de nuevo al mercenario-Es tu zorrita elfa, ¿Verdad?
A Alward le enfureció el comentario de aquel tipo, por lo que, como un acto reflejo se levantó e hizo el intento de abalanzarse hacia él, pero el elfo le detuvo interponiendo su brazo. El mercenario apretó los dientes e increpó al hombre calvo.
-¡Cuidado con lo que dices, malnacido!
-¿Aburrido? Debe de ser estupendo estar rodeado de tanta paz y tranquilidad, fuera de los problemas del mundo real-Dijo añadiendo una sonrisa al final-El mundo exterior es peligroso y malvado-Dijo esto encogiéndose de hombros
El tabernero regresó minutos después con un buen plato de comida y una jarra de vino. Era la mejor noticia del día hasta ese momento, pues hacía muchas horas que había comido y las tripas empezaban a rugirle como una fiera enjaulada. Sin más dilación, empezó la calma del voraz apetito del mercenario.
-¿¡Cuarenta años!?-Dijo abriendo los ojos como platos-Siempre me ha parecido curioso cómo los elfos conservan su edad-Dijo tomando un sorbo de la jarra para bajar la comida que había ingerido-Quizás sea por tu modo de actuar, no pareces para nada una persona seria y amargada de más de cuarenta años-Dijo con ironía y una sonrisa burlona al último comentario de Loth sobre cómo la trataba el tabernero.
De nuevo, y para el mal de Alwad, Loth empezó a hacer más preguntas, una detrás de otra y sin previo descanso, fueron casi como tres disparos de ballesta seguidos, sin darle tiempo siquiera a respirar, aunque lo que más le llamó la atención fue las últimas dos preguntas; "¿Siempre estás tan nervioso? ¿O es que te incomoda el hablar con una elfa?". En ese momento, el mercenario hizo un amago de atragantarse, pero por suerte, la comida no le jugó una mala pasada y pasó por el esófago sin mayor incidente. Tosió repetidas veces y se dispuso a responder la pregunta ruborizado.
-¡N-no estoy nervioso!-Tomó la jarra de vino y empezó a beber, tapándose la mayor parte de la cara que le era posible mientras dirigía su mirada hacia otro sitio que no fuese la elfa.
Entonces, Loth tuvo otra ocurrencia; se podía tapar las orejas si es que le incomodaban al mercenario. Esto hizo que Alward dejase de golpe y porrazo la jarra de vino en la mesa, con el rostro totalmente enrojecido y con un tono de voz nervioso y alto.
-¡QUE NO!-Se detuvo y miró a su alrededor. Parecía que había llamado la atención un poco de los presentes del lugar, incluido el tabernero, aún más avergonzado, bajó el tono de voz. Parecía molesto, pero en realidad lo aparentaba más que sentirlo-Quiero decir, no hace falta...-Bajó su tono-No me incomoda hablar con una elfa-Tosió forzadamente y se llevó de nuevo la jarra de vino a su boca para intentar tapar lo máximo posible de su rostro mientras, esta vez sí, mantenía la mirada fija sobre la elfa.
En ese momento, los dos tipos que se quedaron mirando a Alward y Loth cuando entraron, se levantaron, manteniendo el rostro de pocos amigos y dirigiéndose con paso firme e intimidante hacia estos. Uno de ellos posó su hombro sobre Alward, mientras que el otro posó con suavidad sus brazos sobre la mesa de madera, mirando sucesivamente a ambos.
-¿Alward Sevna, de los Stelliazos?-Preguntó el humano, que era el que posó sus manos sobre la mesa. El elfo en ese momento retiró su mano del hombro del mercenario
En ese momento, Alward volvió a su estado normal y soltó la jarra de vino, echando una mirada rápida a Loth y luego a los dos maleantes que se le habían acercado.
-¿Quién pregunta?-Dijo intentando mostrarse sereno. No era para nada un buen momento que le reconociesen, y mucho menos esos dos tipos con tan malas pintas.
El humano dibujó media sonrisa malvada sobre su rostro, mientras miraba fijamente al mercenario
-Alguien enviado por otro alguien a quien no le está gustando lo que estás haciendo, ni tu ni tus "amigos"-Dijo con un rostro más serio
Alward no contestó y desvió de nuevo una mirada hacia Loth, para luego centrarse otra vez en el hombre calvo
-Piel de Lince, el vampiro Drak, el grupo de Rufus... ¿Te suenan?-Dejó unos segundos de margen para que el mercenario recordase-Todos ellos estaban en contacto con alguien a quien le ha desagradado vuestras actuaciones-Dijo irguiéndose-Quiere que sepáis que tengáis cuidado de ahora en adelante, puede que si seguís entrometiendoos en su camino, no le quedará más remedio que eliminaros
-Pues lo siento, tio-Dijo relajando sus hombros-Ya le mandaré una carta de disculpa a "Villa-lelo"-Dijo con su máximo sarcasmo
-Muy gracioso-Dijo esbozando una sonrisa irónica el elfo.
El humano también rió irónicamente, entonces desvió su mirada hacia Loth
-¿Es de los tuyos?-Desvió la mirada hacia Alward de nuevo
-Ella no tiene nada que ver con esto-Dijo mostrándose serio
-Ah, ya entiendo-Dijo posando otra vez sus manos sobre la mesa e inclinándose hacia Loth, acto seguido, miró de nuevo al mercenario-Es tu zorrita elfa, ¿Verdad?
A Alward le enfureció el comentario de aquel tipo, por lo que, como un acto reflejo se levantó e hizo el intento de abalanzarse hacia él, pero el elfo le detuvo interponiendo su brazo. El mercenario apretó los dientes e increpó al hombre calvo.
-¡Cuidado con lo que dices, malnacido!
Alward Sevna
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
La muchacha trago rápidamente y comenzó a reírse a carcajadas cuando vio la cara que puso Alward al saber su edad. Le pasaba seguido, lograr adivinar los años que tenía un elfo era sumamente complicado, para Loth era muy chistoso soltarlo así de la nada y que la gente se la quedara mirando. También era cierto que no se comportaba como lo que los humanos llamaban “adultos”, la joven solo se encogió de hombros a modo de respuesta.
-Jajaja, pues no lo parece, es como si tu cara quisiera hacer una competencia contra un tomate, jajaja – Loth se reía tanto que tuvo que agarrarse la panza, pero no quería ofender a su nuevo amigo así que se enjuago los ojos y agregó – Me alegra que no te moleste ¿Sabes? Hay mucha gente que me mira con desconfianza, no es que me queje, mi propia gente no es mucho mejor, solo intenta poner un pie en el bosque y te convertirán en un alfiletero.
La elfa agarro la jarra de vino y comenzó a tomar de a pequeños sorbos, fue entonces que el humano y el elfo de la esquina se acercaron a la mesa. Loth fue mirando por turnos a uno y a otro, de pronto Alward se veía muy serio y hasta más adulto, la muchacha no soltaba la jarra, prefería que no vieran que se reía de la situación.
Al parecer Sevna tenía muchas más aristas de las que aparentaba a simple vista, la elfa escucho con mucha atención como enumeraban a todo un grupo de gente que al parecer el muchacho había afectado de alguna manera. También Matthew escuchó con atención, el nombre “Stelliazos” no le decía nada, solo que sonaba de lo más chistoso.
Cuando Alward hizo la broma ya la elfa no pudo aguantarse más, tenía debilidad por los juegos de palabras, dejo la jarra de vino en la mesa y comenzó a reír con ganas, festejando el ingenio del humano. Claro que las risas se detuvieron al instante cuando escuchó que la llamaban “zorrita elfa”.
-¡Oye! ¡Yo no soy eso! ¡Ya verás tú…! – Loth se paró en la silla donde estaba sentada y se arremango las mangas de su camisa.
-Oigan, oigan, nada de pelear en mi taberna – Dijo Tom desde atrás de la barra, dejó los frascos que había estado limpiando y tomo un garrote que tenía bajo la mesa, en señal de advertencia.
-Es cierto ¡Perdona Tom! Vamos a resolver este asunto afuera – La elfa lo decía muy en serio, aunque el que fuera tan bajita y llevara un traje de colores llamativos no ayudaba a que los matones se lo tomaran así. De hecho, se encogieron de hombros y medio sonriendo siguieron a la muchacha con la expectativa de ver algo divertido, reírse un rato con los intentos de la elfa por querer golpearlos y luego burlarse aún más cuando no lo lograra y se pusiera a pedir ayuda a Alward entre llantos.
Sin embargo, Loth se paró muy firme en la calle, no parecía nerviosa ante la idea de tener que enfrentarse a dos tipos bastante más grandes que ella y que parecían estar acostumbrados a las peleas.
Mientras tanto, dentro de la taberna Matthew decidió bajar al fin, el peligro parecía haberse ido así que no había porque preocuparse. El estafador se sentó en la barra y saludo de Tom.
-Parece que las cosas están movidas desde temprano ¿Eh? Sírveme algo de té –
-No hasta que pagues lo que te comiste ayer – Respondió el dueño con mucha tranquilidad.
-¿Acaso desconfías de mí? –
-Claramente-
-Jajajaja, bueno, bueno, hoy a la noche te daré todo lo que te debo, te doy mi palabra –
-Ver para creer…-
-Jajaja, pues no lo parece, es como si tu cara quisiera hacer una competencia contra un tomate, jajaja – Loth se reía tanto que tuvo que agarrarse la panza, pero no quería ofender a su nuevo amigo así que se enjuago los ojos y agregó – Me alegra que no te moleste ¿Sabes? Hay mucha gente que me mira con desconfianza, no es que me queje, mi propia gente no es mucho mejor, solo intenta poner un pie en el bosque y te convertirán en un alfiletero.
La elfa agarro la jarra de vino y comenzó a tomar de a pequeños sorbos, fue entonces que el humano y el elfo de la esquina se acercaron a la mesa. Loth fue mirando por turnos a uno y a otro, de pronto Alward se veía muy serio y hasta más adulto, la muchacha no soltaba la jarra, prefería que no vieran que se reía de la situación.
Al parecer Sevna tenía muchas más aristas de las que aparentaba a simple vista, la elfa escucho con mucha atención como enumeraban a todo un grupo de gente que al parecer el muchacho había afectado de alguna manera. También Matthew escuchó con atención, el nombre “Stelliazos” no le decía nada, solo que sonaba de lo más chistoso.
Cuando Alward hizo la broma ya la elfa no pudo aguantarse más, tenía debilidad por los juegos de palabras, dejo la jarra de vino en la mesa y comenzó a reír con ganas, festejando el ingenio del humano. Claro que las risas se detuvieron al instante cuando escuchó que la llamaban “zorrita elfa”.
-¡Oye! ¡Yo no soy eso! ¡Ya verás tú…! – Loth se paró en la silla donde estaba sentada y se arremango las mangas de su camisa.
-Oigan, oigan, nada de pelear en mi taberna – Dijo Tom desde atrás de la barra, dejó los frascos que había estado limpiando y tomo un garrote que tenía bajo la mesa, en señal de advertencia.
-Es cierto ¡Perdona Tom! Vamos a resolver este asunto afuera – La elfa lo decía muy en serio, aunque el que fuera tan bajita y llevara un traje de colores llamativos no ayudaba a que los matones se lo tomaran así. De hecho, se encogieron de hombros y medio sonriendo siguieron a la muchacha con la expectativa de ver algo divertido, reírse un rato con los intentos de la elfa por querer golpearlos y luego burlarse aún más cuando no lo lograra y se pusiera a pedir ayuda a Alward entre llantos.
Sin embargo, Loth se paró muy firme en la calle, no parecía nerviosa ante la idea de tener que enfrentarse a dos tipos bastante más grandes que ella y que parecían estar acostumbrados a las peleas.
Mientras tanto, dentro de la taberna Matthew decidió bajar al fin, el peligro parecía haberse ido así que no había porque preocuparse. El estafador se sentó en la barra y saludo de Tom.
-Parece que las cosas están movidas desde temprano ¿Eh? Sírveme algo de té –
-No hasta que pagues lo que te comiste ayer – Respondió el dueño con mucha tranquilidad.
-¿Acaso desconfías de mí? –
-Claramente-
-Jajajaja, bueno, bueno, hoy a la noche te daré todo lo que te debo, te doy mi palabra –
-Ver para creer…-
Matthew Owens
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
Se habían ido fuera de la taberna, habían montado un espectáculo curioso y el dueño no quería que los problemas ajenos a su persona se resolviesen dentro de su establecimiento, algo bastante lógico y que Alward comprendía, aunque no dejaba de sentirse avergonzado por el numerito.
Una vez fuera, a Loth se le veía con mucha energía y ganas de romperle los dientes a ambos maleantes, cosa que preocupó a Alward, ¿Después de todo no era una simple malabarista? ¿Qué experiencia podría tener alguien así y con su estatura frente a armarios empotrados ruines y fieros? El elfo era bastante alto, sin embargo, el humano calvo era más bajo que Alward, pero bastante más musculado. El mercenario le posó una mano sobre el hombro de la elfa.
-No deberías intervenir...-
Antes de poder acabar la frase, el maleante calvo llamó la atención de Alward
-¡Eh, deja de hablar con tu zorrita y pelea, escoria!-Dijo poniendo los puños en posición. No iban armados, por lo que no habría derramamiento de sangre innecesario, al menos eso alivió a Alward.
El mercenario no solía pelear mucho sin armas, no sabía como se desarrollaría la pelea, pero tenía confianza en sus reflejos y agilidad, además de en su parte de fuerza bruta. Era bastante completo en rasgos generales, y curtido en más de una batalla peliaguda. Un par de borrachos desarmados no serían problema para él.
Sin hacerle mucho caso a la provocación del maleante, Alward miró nuevamente a Loth
-¿Seguro que podrás?-Se cruzó de brazos y miró con cierta preocupación a la joven
Iracundo, el hombre calvo se abalanzó hacia Alward con un claro y directo gancho que iba dirigido hacia su rostro. Al mercenario no le dio tiempo a reaccionar y se llevó un buen golpe en el pómulo izquierdo, haciendo que este se rajase y se le hinchara un poco. La herida no era muy grande, era más bien un pequeño rasguño, pero de él empezó a salir sangre. Con un acto reflejo, de un empujón apartó al maleante de él y de Loth, dejando espacio y pudiendo recomponerse. Se notó el pómulo hinchado y la sangre derramándose por su mejilla, se la tocó con su guantelete y se auto-confirmó su pequeña hemorragia.
-Vale, ya me has cabreado-Dijo lanzando una mirada furtiva hacia su autoproclamado oponente
Se limpió como pudo la sangre, aunque era inútil, ya que aún no había coagulado. No tardaría en hacerlo, pero Aquello le iba a dejar marca durante un par de semanas y un dolor por unos cuantos días.
Sin más, el mercenario se abalanzó hacia su oponente, este le recibió con una pose defensiva, resguardando su rostro de cualquier impacto que pudiese recibir por parte del mercenario.
Mientras tanto, parecía que Loth se iba a enzarzar en pelea contra su aparente compatriota élfico.
Alward lanzó sucesivos puñetazos inútiles contra los brazos de aquel tipo. No parecía causarle ningún efecto agotador, por lo que malgastar energías con esa táctica sería de lo más inútil. En un momento de debilidad de Alward, el maleante abrió su guardia y asestó un fuerte golpe en el estómago del mercenario. Por suerte, llevaba una buena armadura que paró el golpe y no pudo sufrir mal alguno. En ese momento, Alward aprovechó para, con un rodillazo en la entrepierna, debilitar al hombre calvo, el cual se puso de rodillas. Era el momento perfecto para culminar la jugada; un gancho desde abajo en la barbilla con la mano izquierda, y un rematante y contundente puñetazo lateral con su diestra que inutilizó y terminó por tumbar al humano. Sus guanteletes, al ser metálicos, reforzarían el impacto y el daño. Cuando vio que su oponente no se levantaba, chocó sus puños con ligereza en señal de victoria seguido de una sonrisa pícara.
Echó un vistazo para ver como iba Loth, como suponía, no se manejaba del todo bien en un combate directo, aunque mantenía el tipo se veía que claramente estaba en desventaja. Raudo, Alward fue a socorrerla.
El mercenario se posicionó detrás del elfo y, con una patada baja de barrido, hizo que este cayese al suelo. Antes de poder siquiera reaccionar, el elfo notó como un filo de acero se colocó en su cuello y le acarició suavemente la piel. Era una de las espadas de Alward que el mercenario sujetaba firme con su diestra y que desenfundó a una velocidad pasmosa.
El elfo levantó sus manos en señal de rendición. Alward desvió la mirada hacia Loth y le guiñó el ojo izquierdo y le sonrió.
El joven Sevna envainó su espada tras su espalda, junto a su hermana y le ofreció una mano para ayudar al elfo a levantarse, cosa que este último aceptó.
Una vez de pie, el mercenario agarró al maleante por el cuelo de la camisa y, cambiando totalmente su rostro a uno amenazante y totalmente serio, le lanzó un par de preguntas
-¿Quiénes sois y quién es tu jefe?
-¡JÁ!-Lanzó una risa sarcástica, incomodado por la postura de ser agarrado de tal manera-¿De qué serviría?
-¡HABLA!-Le zarandeó
-B-busca al "Esqueleto"...-Se calló unos segundos-¡Es todo lo que puedo decir!
-¿QUIÉN ES?
-Alguien poderoso, en la sombras...-Tomó aire-Tiene muchos contactos... Ten cuidado, mercenario
-¡DI MÁS!-Le zarandeó de nuevo. Era increíble que, pese a su altura, Alward lograse dominar a tal sujeto
-¡Es todo lo que puedo decir!-Dijo asustado-¡L-lo juro por mi vida! ¡Somos meros maleantes buscavidas! ¡Ni siquiera vimos al Esqueleto!
-¿Y QUIÉN LO VIO?
-N-nuestro jefe... Pregunta por "El Visionario", en Baslodia. Tiene una banda de mercenarios que trabaja también con El Esqueleto-Tomó aire de nuevo-¡Por favor, es todo lo que puedo decir, de verdad! ¡Si se enteran de que hablo más de la cuenta, me matarán!
Alward soltó finalmente al elfo, y este dio un paso hacia atrás, asustado por lo que este pudiese hacerle, ¿Acabaría con su vida? Después de todo, era lo más seguro para él mismo; era un mercenario.
-Vete-Dijo con un tono seco y una mirada que escondía empatía pero que mostraba furia-Lejos-Aclaró-Y no me molestes más ni a mí ni a ninguno de los míos-Añadió dándole la espalda y dirigiéndose hacia Loth
El elfo siguió el consejo-amenaza de Alward, tomó a su amigo como pudo, el cual seguía inconsciente, y se marchó lo más rápido que pudo, sin añadir nada más.
El mercenario se tocaba el pómulo. Se le había puesto morado, aunque por suerte ya no chorreaba sangre su pequeña herida, pero parte de su rostro si que estaba manchada por el brote de esta.
-¿Estás bien?-Dijo tocándose el pómulo mientras miraba a Loth, preocupado por la elfa-Siento que hayas tenido que presenciar... Esto-Cuando se tocaba el epicentro del golpe que había recibido arqueaba claros signos de dolor y punzamiento en su rostro, pero no le daba mayor importancia-Ahora tendré una bonita marca durante unos días...-Dijo esbozando una sonrisa cansada
Una vez fuera, a Loth se le veía con mucha energía y ganas de romperle los dientes a ambos maleantes, cosa que preocupó a Alward, ¿Después de todo no era una simple malabarista? ¿Qué experiencia podría tener alguien así y con su estatura frente a armarios empotrados ruines y fieros? El elfo era bastante alto, sin embargo, el humano calvo era más bajo que Alward, pero bastante más musculado. El mercenario le posó una mano sobre el hombro de la elfa.
-No deberías intervenir...-
Antes de poder acabar la frase, el maleante calvo llamó la atención de Alward
-¡Eh, deja de hablar con tu zorrita y pelea, escoria!-Dijo poniendo los puños en posición. No iban armados, por lo que no habría derramamiento de sangre innecesario, al menos eso alivió a Alward.
El mercenario no solía pelear mucho sin armas, no sabía como se desarrollaría la pelea, pero tenía confianza en sus reflejos y agilidad, además de en su parte de fuerza bruta. Era bastante completo en rasgos generales, y curtido en más de una batalla peliaguda. Un par de borrachos desarmados no serían problema para él.
Sin hacerle mucho caso a la provocación del maleante, Alward miró nuevamente a Loth
-¿Seguro que podrás?-Se cruzó de brazos y miró con cierta preocupación a la joven
Iracundo, el hombre calvo se abalanzó hacia Alward con un claro y directo gancho que iba dirigido hacia su rostro. Al mercenario no le dio tiempo a reaccionar y se llevó un buen golpe en el pómulo izquierdo, haciendo que este se rajase y se le hinchara un poco. La herida no era muy grande, era más bien un pequeño rasguño, pero de él empezó a salir sangre. Con un acto reflejo, de un empujón apartó al maleante de él y de Loth, dejando espacio y pudiendo recomponerse. Se notó el pómulo hinchado y la sangre derramándose por su mejilla, se la tocó con su guantelete y se auto-confirmó su pequeña hemorragia.
-Vale, ya me has cabreado-Dijo lanzando una mirada furtiva hacia su autoproclamado oponente
Se limpió como pudo la sangre, aunque era inútil, ya que aún no había coagulado. No tardaría en hacerlo, pero Aquello le iba a dejar marca durante un par de semanas y un dolor por unos cuantos días.
Sin más, el mercenario se abalanzó hacia su oponente, este le recibió con una pose defensiva, resguardando su rostro de cualquier impacto que pudiese recibir por parte del mercenario.
Mientras tanto, parecía que Loth se iba a enzarzar en pelea contra su aparente compatriota élfico.
Alward lanzó sucesivos puñetazos inútiles contra los brazos de aquel tipo. No parecía causarle ningún efecto agotador, por lo que malgastar energías con esa táctica sería de lo más inútil. En un momento de debilidad de Alward, el maleante abrió su guardia y asestó un fuerte golpe en el estómago del mercenario. Por suerte, llevaba una buena armadura que paró el golpe y no pudo sufrir mal alguno. En ese momento, Alward aprovechó para, con un rodillazo en la entrepierna, debilitar al hombre calvo, el cual se puso de rodillas. Era el momento perfecto para culminar la jugada; un gancho desde abajo en la barbilla con la mano izquierda, y un rematante y contundente puñetazo lateral con su diestra que inutilizó y terminó por tumbar al humano. Sus guanteletes, al ser metálicos, reforzarían el impacto y el daño. Cuando vio que su oponente no se levantaba, chocó sus puños con ligereza en señal de victoria seguido de una sonrisa pícara.
Echó un vistazo para ver como iba Loth, como suponía, no se manejaba del todo bien en un combate directo, aunque mantenía el tipo se veía que claramente estaba en desventaja. Raudo, Alward fue a socorrerla.
El mercenario se posicionó detrás del elfo y, con una patada baja de barrido, hizo que este cayese al suelo. Antes de poder siquiera reaccionar, el elfo notó como un filo de acero se colocó en su cuello y le acarició suavemente la piel. Era una de las espadas de Alward que el mercenario sujetaba firme con su diestra y que desenfundó a una velocidad pasmosa.
El elfo levantó sus manos en señal de rendición. Alward desvió la mirada hacia Loth y le guiñó el ojo izquierdo y le sonrió.
El joven Sevna envainó su espada tras su espalda, junto a su hermana y le ofreció una mano para ayudar al elfo a levantarse, cosa que este último aceptó.
Una vez de pie, el mercenario agarró al maleante por el cuelo de la camisa y, cambiando totalmente su rostro a uno amenazante y totalmente serio, le lanzó un par de preguntas
-¿Quiénes sois y quién es tu jefe?
-¡JÁ!-Lanzó una risa sarcástica, incomodado por la postura de ser agarrado de tal manera-¿De qué serviría?
-¡HABLA!-Le zarandeó
-B-busca al "Esqueleto"...-Se calló unos segundos-¡Es todo lo que puedo decir!
-¿QUIÉN ES?
-Alguien poderoso, en la sombras...-Tomó aire-Tiene muchos contactos... Ten cuidado, mercenario
-¡DI MÁS!-Le zarandeó de nuevo. Era increíble que, pese a su altura, Alward lograse dominar a tal sujeto
-¡Es todo lo que puedo decir!-Dijo asustado-¡L-lo juro por mi vida! ¡Somos meros maleantes buscavidas! ¡Ni siquiera vimos al Esqueleto!
-¿Y QUIÉN LO VIO?
-N-nuestro jefe... Pregunta por "El Visionario", en Baslodia. Tiene una banda de mercenarios que trabaja también con El Esqueleto-Tomó aire de nuevo-¡Por favor, es todo lo que puedo decir, de verdad! ¡Si se enteran de que hablo más de la cuenta, me matarán!
Alward soltó finalmente al elfo, y este dio un paso hacia atrás, asustado por lo que este pudiese hacerle, ¿Acabaría con su vida? Después de todo, era lo más seguro para él mismo; era un mercenario.
-Vete-Dijo con un tono seco y una mirada que escondía empatía pero que mostraba furia-Lejos-Aclaró-Y no me molestes más ni a mí ni a ninguno de los míos-Añadió dándole la espalda y dirigiéndose hacia Loth
El elfo siguió el consejo-amenaza de Alward, tomó a su amigo como pudo, el cual seguía inconsciente, y se marchó lo más rápido que pudo, sin añadir nada más.
El mercenario se tocaba el pómulo. Se le había puesto morado, aunque por suerte ya no chorreaba sangre su pequeña herida, pero parte de su rostro si que estaba manchada por el brote de esta.
-¿Estás bien?-Dijo tocándose el pómulo mientras miraba a Loth, preocupado por la elfa-Siento que hayas tenido que presenciar... Esto-Cuando se tocaba el epicentro del golpe que había recibido arqueaba claros signos de dolor y punzamiento en su rostro, pero no le daba mayor importancia-Ahora tendré una bonita marca durante unos días...-Dijo esbozando una sonrisa cansada
Alward Sevna
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
El humano se veía preocupado por el bienestar de Loth, la muchacha lo miro y sonrió, en un intento por quitarle la cara de preocupación a su nuevo amigo. La elfa era solo una malabarista, cierto, pero no se lograba sobrevivir tanto tiempo en las calles de las ciudades humanas si no se aprendían una o dos cosas sobre pelea.
-¡Ah! ¡Lo dijo de nuevo! – Grito enojada Loth – Ya verás tu ¡Aica umbar! – Se le escapo una maldición en elfico que probablemente solo el elfo del otro lado entendió ya que se abalanzo sobre ella dejando a Alward con el otro rival.
El hombre acortó la distancia dando unos pocos pasos y lanzo una patada a la cabeza de la elfa, la cual la esquivo agachándose, pero apenas pudo cubrirse cruzando los brazos sobre su pecho cuando una segunda patada fue directo contra ella. Rodo varios metros, levantando una nube de tierra a su paso, tosiendo se puso en pie.
Le dolían los brazos por haber bloqueado el golpe del elfo, se sacudió el cuerpo para aflojar los músculos y se puso en guardia. El rival se acercó nuevamente comenzando con una patada, pero esta vez Loth la esquivo saltando hacía atrás varias veces, el elfo siguió intentando golpearla, pero no lograba siquiera rosar a la muchacha.
La elfa podía esquivarlo, e incluso darle algún golpe, pero el hombre le ganaba en contextura física y fuerza, por lo que no era muy efectivo. A la larga, terminaría ganando el elfo, Loth lo sabía por lo que opto por jugar sucio, rodo nuevamente por el piso para esquivar un golpe y agarró un poco de tierra, la cual fue a parar directo a los ojos del elfo.
Aún se estaba refregando la cara cuando Alward apareció por detrás y lo barrió a la altura de las piernas.
-¡Bravo! – Exclamo la muchacha y aplaudió la acción de su nuevo amigo – ¡Lo hiciste genial Alward! – Respondió al guiño con una amplia sonrisa – jajaja, me alegra tenerte de mi lado.
La muchacha se cruzó de brazos mientras observaba el interrogatorio, claramente allí pasaba algo que ella no entendía, los maleantes habían dejado en claro que conocían al humano de otro lado, y que eso se relacionaba con el trabajo que este realizaba. La elfa seguía pensando en esto cuando Alward se acercó a preguntarle cómo estaba.
-Claro, no fue nada – Dijo de forma despreocupada para que el humano lo dejara pasar – No te preocupes, no es como si fuera la primera pelea en la que tengo que participar, jaja, aunque tenía la esperanza de que hoy fuera un día tranquilo – Se froto los brazos y las costillas para evaluar las heridas – Creo que tendré que cancelar la función de más tarde… ¡Oye! Déjame ver esa mejilla.
Antes de que el humano pudiera negarse, Loth puso una mano sobre la herida y comenzó a murmurar unas palabras en elfico. Un ligero brillo apareció en la palma de su mano y cubrió casi la mitad del rostro de Alward, un agradable cosquilleo le recorrió el cuerpo, pero se aguantó la risa porque tenía que concentrarse en los rezos.
Dejo escapar un suspiro cuando termino.
-Listo, para mañana apenas se va a notar que te golpearon – Le dio varias palmadas en el hombro y agrego – ¡Y ahora a terminar de comer! – Corrió hacia adentro de la posada y se quedó congelada - ¡¡Matthew!! – Una radiante sonrisa ilumino su rostro, y rápidamente corrió a los brazos del estafador.
-Buenas tardes, mi bella Loth. Veo que te mantuviste ocupada mientras no estuve ¿Te divertiste? – Matt le quito un mechón de pelo del rostro y la beso en la frente.
- Es que esos tipos vinieron a molestarnos y me insultaron, pero tendrías que haber visto como lo golpee, y luego Alward también lo golpeo, fue increíble – Le hizo señas a Sevna para que se acercara – Este es Alward, es muy amable y me salvo de ese elfo horrible que quería golpearme.
-Un placer conocerte, y te agradezco que ayudaras a Loth, tiende a meterse en problemas en cuanto le quito la vista de encima – Extendió la mano para saludar al humano.
-¡Ah! ¡Lo dijo de nuevo! – Grito enojada Loth – Ya verás tu ¡Aica umbar! – Se le escapo una maldición en elfico que probablemente solo el elfo del otro lado entendió ya que se abalanzo sobre ella dejando a Alward con el otro rival.
El hombre acortó la distancia dando unos pocos pasos y lanzo una patada a la cabeza de la elfa, la cual la esquivo agachándose, pero apenas pudo cubrirse cruzando los brazos sobre su pecho cuando una segunda patada fue directo contra ella. Rodo varios metros, levantando una nube de tierra a su paso, tosiendo se puso en pie.
Le dolían los brazos por haber bloqueado el golpe del elfo, se sacudió el cuerpo para aflojar los músculos y se puso en guardia. El rival se acercó nuevamente comenzando con una patada, pero esta vez Loth la esquivo saltando hacía atrás varias veces, el elfo siguió intentando golpearla, pero no lograba siquiera rosar a la muchacha.
La elfa podía esquivarlo, e incluso darle algún golpe, pero el hombre le ganaba en contextura física y fuerza, por lo que no era muy efectivo. A la larga, terminaría ganando el elfo, Loth lo sabía por lo que opto por jugar sucio, rodo nuevamente por el piso para esquivar un golpe y agarró un poco de tierra, la cual fue a parar directo a los ojos del elfo.
Aún se estaba refregando la cara cuando Alward apareció por detrás y lo barrió a la altura de las piernas.
-¡Bravo! – Exclamo la muchacha y aplaudió la acción de su nuevo amigo – ¡Lo hiciste genial Alward! – Respondió al guiño con una amplia sonrisa – jajaja, me alegra tenerte de mi lado.
La muchacha se cruzó de brazos mientras observaba el interrogatorio, claramente allí pasaba algo que ella no entendía, los maleantes habían dejado en claro que conocían al humano de otro lado, y que eso se relacionaba con el trabajo que este realizaba. La elfa seguía pensando en esto cuando Alward se acercó a preguntarle cómo estaba.
-Claro, no fue nada – Dijo de forma despreocupada para que el humano lo dejara pasar – No te preocupes, no es como si fuera la primera pelea en la que tengo que participar, jaja, aunque tenía la esperanza de que hoy fuera un día tranquilo – Se froto los brazos y las costillas para evaluar las heridas – Creo que tendré que cancelar la función de más tarde… ¡Oye! Déjame ver esa mejilla.
Antes de que el humano pudiera negarse, Loth puso una mano sobre la herida y comenzó a murmurar unas palabras en elfico. Un ligero brillo apareció en la palma de su mano y cubrió casi la mitad del rostro de Alward, un agradable cosquilleo le recorrió el cuerpo, pero se aguantó la risa porque tenía que concentrarse en los rezos.
Dejo escapar un suspiro cuando termino.
-Listo, para mañana apenas se va a notar que te golpearon – Le dio varias palmadas en el hombro y agrego – ¡Y ahora a terminar de comer! – Corrió hacia adentro de la posada y se quedó congelada - ¡¡Matthew!! – Una radiante sonrisa ilumino su rostro, y rápidamente corrió a los brazos del estafador.
-Buenas tardes, mi bella Loth. Veo que te mantuviste ocupada mientras no estuve ¿Te divertiste? – Matt le quito un mechón de pelo del rostro y la beso en la frente.
- Es que esos tipos vinieron a molestarnos y me insultaron, pero tendrías que haber visto como lo golpee, y luego Alward también lo golpeo, fue increíble – Le hizo señas a Sevna para que se acercara – Este es Alward, es muy amable y me salvo de ese elfo horrible que quería golpearme.
-Un placer conocerte, y te agradezco que ayudaras a Loth, tiende a meterse en problemas en cuanto le quito la vista de encima – Extendió la mano para saludar al humano.
Matthew Owens
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
Se sintió más liberado y reconfortado al saber que la elfa estaba bien y no había sufrido daños mayores.
Antes de que pudiese reaccionar, la chica se abalanzó hacia él para tocar su herida, cosa que le pilló de imprevisto. Una luz empezó a rodearle la herida y a taparle el rostro. Le cegó durante los breves instantes de duró. Cuando se disipó, no notaba tanto el dolor que antes le afligía, solamente tenía pequeñas punzadas de las que Loth le aseguró que ni las notaría al día siguiente.
Estaba bien, aunque había pasado por cosas peores; brazo roto, hombro con un corte profundo, pierna rota... La herida pequeña herida que tenía en su pómulo era realmente lo de menos. Lo que de verdad preocupaba al mercenario era la causa; esos dos tipos, y no solo eso, sino ese tal "Esqueleto" o "El Visionario", nombres que para nada le sonaba y no le escamaban nada bueno.
Loth no se pensó ni un segundo más en volver a entrar para acabar la comida. Ciertamente ahora el hambre, el cual se le había disipado, no le preocupaba tampoco a Alward, pero decidió acompañar a la elfa hacia dentro de la taberna de nuevo.
Una vez dentro vio como Loth se abalanzaba a los brazos de un humano, más alto que Alward, unos diez centímetros al menos, con una complexión ancha y fuerte, y una mirada intensa, con una barba bien dibujada, fina en sus contornos y un cabello bien peinado. El mercenario le lanzó una mirada cansada a la vez que desconfiada; parecía el típico farolero, altanero y soberbio. Aunque al menos esa era la primera impresión que se llevó el joven Sevna, y nunca hay que dejarse llevar por los prejuicios, por lo que se mostró amable y simpático con aquel hombre.
-Hola-Dijo alzando la palma derecha a media altura con una sonrisa neutral-E-en realidad, fue mi culpa todo ese jaleo-Dijo llevándose la mano izquierda a la cintura, mientras que la opuesta se la colocó detrás de la cabeza en señal de vergüenza mientras soltaba una risa falsa.
El hombre le ofreció a mano a modo de presentación y Alward se la estrechó sin más.
¿Quién sería aquel hombre? ¿Un pariente? ¿Su hermano quizás? O... ¿Su novio? Al fin y al cabo, la útlima idea no era tan descabellada. Loth era bella, aún con una porción de su rostro tapado por aquella singular máscara, que extrañamente no se había quitado desde el espectáculo. Y aquel hombre, de nombre "Matthew" parecía todo un galán, apuesto, conquistador... Adjetivos de los que Alward no hacía gala ni mucho menos portaba. Pero, de nuevo, esa fue la primera impresión que se llevó del humano, lo cual no quería decir que fuese cierto... En todo caso, daba igual, poco tenía que hacer allí, más que dejar pasar el día para partir al alba hacia Lunargenta, y esta vez era urgente: tenía que informar a sus compañeros de lo acontecido. Quién le iba a decir que ese contrato tan vulgar acabaría desvelando tal peligro.
Ciertamente, a la vez que le asustaba, Alward se sentía importante al estar vigilado por aquellos tipos. Algo estaría haciendo bien, fue lo que pensó. Esa situación le provocaba irónicamente cierta risa al mercenario.
-L-Loth...-Dijo intentando llamar la atención de la elfa-...No tengo hambre-Dirigió su mirada hacia la mesa, aún con la comida en su sitio-Voy a estar fuera-Dijo mirando de nuevo a la elfa sin evitar que su mirada se desviase de reojo hacia el humano. Finalmente, miró a Matthew e inclinó la cabeza hacia abajo-Encantado
Sin más, se dio media vuelta para dirigirse hacia la salida del lugar. Mientras cruzaba la puerta, se ajustaba los guanteletes mientras soltaba un suspiro.
Se fue a la plaza del pueblo; donde vio por primera a Loth. Estaba sentado en un banco de madera sin respaldar, con sus codos en las rodillas y en una pose meditabunda. Aún seguía dándole vueltas a lo de antes. Dirigió su mirada hacia donde la elfa actuó hacía apenas unas horas y la multitud se agolpaba. Ahora solamente había un niño con su madre, el cual se quedó mirando fijamente a Alward. El mercenario se incomodó y se ruborizó levemente, ¿Acaso tenía monos en la cara?
El niño le dedicó una sonrisa y tiró del vestido a su madre mientras señalaba a Alward
-¡Madre!-Jalaba del vestido de la mujer-¡Mira, un guerrero con dos espadas!-Señaló de nuevo al mercenario-¡Yo de mayor también quiero tener dos espadas!-Dijo con una sonrisa inocente-¡Quiero ser como aquel hombre!-Insistió
Hacia ese comentario tan inocente e infantil agradó y enterneció a Alward. El mercenario le devolvió al sonrisa al niño, mientras este se iba con su madre del lugar.
-No quieras ser como yo... Chico-Dijo en voz baja para sí
Antes de que pudiese reaccionar, la chica se abalanzó hacia él para tocar su herida, cosa que le pilló de imprevisto. Una luz empezó a rodearle la herida y a taparle el rostro. Le cegó durante los breves instantes de duró. Cuando se disipó, no notaba tanto el dolor que antes le afligía, solamente tenía pequeñas punzadas de las que Loth le aseguró que ni las notaría al día siguiente.
Estaba bien, aunque había pasado por cosas peores; brazo roto, hombro con un corte profundo, pierna rota... La herida pequeña herida que tenía en su pómulo era realmente lo de menos. Lo que de verdad preocupaba al mercenario era la causa; esos dos tipos, y no solo eso, sino ese tal "Esqueleto" o "El Visionario", nombres que para nada le sonaba y no le escamaban nada bueno.
Loth no se pensó ni un segundo más en volver a entrar para acabar la comida. Ciertamente ahora el hambre, el cual se le había disipado, no le preocupaba tampoco a Alward, pero decidió acompañar a la elfa hacia dentro de la taberna de nuevo.
Una vez dentro vio como Loth se abalanzaba a los brazos de un humano, más alto que Alward, unos diez centímetros al menos, con una complexión ancha y fuerte, y una mirada intensa, con una barba bien dibujada, fina en sus contornos y un cabello bien peinado. El mercenario le lanzó una mirada cansada a la vez que desconfiada; parecía el típico farolero, altanero y soberbio. Aunque al menos esa era la primera impresión que se llevó el joven Sevna, y nunca hay que dejarse llevar por los prejuicios, por lo que se mostró amable y simpático con aquel hombre.
-Hola-Dijo alzando la palma derecha a media altura con una sonrisa neutral-E-en realidad, fue mi culpa todo ese jaleo-Dijo llevándose la mano izquierda a la cintura, mientras que la opuesta se la colocó detrás de la cabeza en señal de vergüenza mientras soltaba una risa falsa.
El hombre le ofreció a mano a modo de presentación y Alward se la estrechó sin más.
¿Quién sería aquel hombre? ¿Un pariente? ¿Su hermano quizás? O... ¿Su novio? Al fin y al cabo, la útlima idea no era tan descabellada. Loth era bella, aún con una porción de su rostro tapado por aquella singular máscara, que extrañamente no se había quitado desde el espectáculo. Y aquel hombre, de nombre "Matthew" parecía todo un galán, apuesto, conquistador... Adjetivos de los que Alward no hacía gala ni mucho menos portaba. Pero, de nuevo, esa fue la primera impresión que se llevó del humano, lo cual no quería decir que fuese cierto... En todo caso, daba igual, poco tenía que hacer allí, más que dejar pasar el día para partir al alba hacia Lunargenta, y esta vez era urgente: tenía que informar a sus compañeros de lo acontecido. Quién le iba a decir que ese contrato tan vulgar acabaría desvelando tal peligro.
Ciertamente, a la vez que le asustaba, Alward se sentía importante al estar vigilado por aquellos tipos. Algo estaría haciendo bien, fue lo que pensó. Esa situación le provocaba irónicamente cierta risa al mercenario.
-L-Loth...-Dijo intentando llamar la atención de la elfa-...No tengo hambre-Dirigió su mirada hacia la mesa, aún con la comida en su sitio-Voy a estar fuera-Dijo mirando de nuevo a la elfa sin evitar que su mirada se desviase de reojo hacia el humano. Finalmente, miró a Matthew e inclinó la cabeza hacia abajo-Encantado
Sin más, se dio media vuelta para dirigirse hacia la salida del lugar. Mientras cruzaba la puerta, se ajustaba los guanteletes mientras soltaba un suspiro.
Se fue a la plaza del pueblo; donde vio por primera a Loth. Estaba sentado en un banco de madera sin respaldar, con sus codos en las rodillas y en una pose meditabunda. Aún seguía dándole vueltas a lo de antes. Dirigió su mirada hacia donde la elfa actuó hacía apenas unas horas y la multitud se agolpaba. Ahora solamente había un niño con su madre, el cual se quedó mirando fijamente a Alward. El mercenario se incomodó y se ruborizó levemente, ¿Acaso tenía monos en la cara?
El niño le dedicó una sonrisa y tiró del vestido a su madre mientras señalaba a Alward
-¡Madre!-Jalaba del vestido de la mujer-¡Mira, un guerrero con dos espadas!-Señaló de nuevo al mercenario-¡Yo de mayor también quiero tener dos espadas!-Dijo con una sonrisa inocente-¡Quiero ser como aquel hombre!-Insistió
Hacia ese comentario tan inocente e infantil agradó y enterneció a Alward. El mercenario le devolvió al sonrisa al niño, mientras este se iba con su madre del lugar.
-No quieras ser como yo... Chico-Dijo en voz baja para sí
Alward Sevna
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
Matthew recorrió el cuerpo del joven mercenario como si quisiera guardar cada detalle en su memoria, la ropa prolija, el cabello algo despeinado, los ojos grandes e inocentes, la sonrisa tímida. Era todo sumamente adorable, del tipo de joven que pedía a gritos que lo corrompieran, internamente el estafador sonrió de forma perversa, de ser otras las circunstancias se hubiesen podido divertir mucho juntos, pero en este momento tenía que concentrarse en cosas más urgentes.
Mientras Owens y Alward se saludaban la elfa no soltaba ni por un minuto al estafador, si normalmente parecía más aniñada, estando junto a Matt esta diferencia entre su actitud y su edad se acentuaba mucho más. El humano dejó una mano descansando sobre la cabeza de Loth, pero su mirada estaba fija en Sevna y en el montón de expresiones adorables que podía hacer.
-Oh, no seas tan duro contigo mismo, seguro esos hombres estaban buscando pelea desde hace horas, Tom me dijo que tenían cara de pocos amigos y que por eso les dijo que todas las habitaciones estaban ya reservadas –
-A mí me parece que estuviste genial, Alward – Loth se había sentado en la barra para estar más de la altura de Matt, y balanceando las piernas le sonreía a Sevna con sincera alegría – Oh… ¿No te quedarás a comer? Pero… - Evidentemente el muchacho había quedado muy afectado luego de la pelea, la elfa se quedó mirando con gesto triste mientras se marchaba - ¿Crees que se haya enojado por algo que dije?
-No, probablemente se había hecho ilusión cuando vio tu bonito trasero durante el show – Owens esbozo una sonrisa pícara.
-¡¡Matthew!! – Loth lo golpeo varias veces en el pecho mientras fingía enojo – ¡Eres un sucio pervertido! Seguro Alward está preocupado por algo más, voy a averiguar qué le pasa.
-De acuerdo, cachorrita, ve tras él. Ah, antes de que te vayas ¿Podrías prestarme algo de dinero? Por algún extraño motivo Tom se niega a fiarme.
-Está bien, aquí tienes lo que recaude en la presentación de la tarde, quizás haga otra más tarde, aunque no sé…- Los brazos aún le dolían y tal vez eso podría complicarle al momento de hacer algunas piruetas.
-Sería bueno conseguir un poco más, ya sabes, para que podamos empezar nuestra vida juntos como corresponde – Matt masajeo los hombros de Loth con cariño y el cuerpo de la elfa respondió de inmediato, relajándose y dejándose llevar.
-Bien, creo que una vez más no me hará daño – El estafador la felicito dándole un largo beso y luego la soltó para que fuera a buscar al mercenario.
No tardó en encontrarlo, estaba en el mismo lugar donde lo había conocido, la muchacha se acercó lentamente, logrando que sus cascabeles no hicieran ningún sonido. Un pequeño niño estaba junto a él, Loth se acercó del lado opuesto, con el sigilo típico de los de su raza.
-Al contrario, deberías apuntar a ser exactamente así, un hombre fuerte, valiente y honrado – La madre del chico no entendía muy bien lo que sucedía, pero tomo a su hijo y siguió caminando – Jaja, te veías algo solo y aburrido, ya que me hiciste compañía en el almuerzo, es justo que te acompañe en la tarde ¿No?
La muchacha se sentó en el borde de la fuente y durante algunos segundos no dijo nada.
-Mmmm acaso… Dije algo o hice algo que te molestara ¿Al? – Evitaba la mirada del muchacho, temía que la respuesta fuera “si” ya que sinceramente le agradaba el humano y era una pena haber echado a perder la bonita amistad que se estaba gestando entre ellos – A veces hablo mucho y sin darme cuenta digo cosas que a la gente no le gusta. Y otras veces se sienten incómodos por mi presencia, no lo sé, me gustaría entender lo que piensas.
Mientras Owens y Alward se saludaban la elfa no soltaba ni por un minuto al estafador, si normalmente parecía más aniñada, estando junto a Matt esta diferencia entre su actitud y su edad se acentuaba mucho más. El humano dejó una mano descansando sobre la cabeza de Loth, pero su mirada estaba fija en Sevna y en el montón de expresiones adorables que podía hacer.
-Oh, no seas tan duro contigo mismo, seguro esos hombres estaban buscando pelea desde hace horas, Tom me dijo que tenían cara de pocos amigos y que por eso les dijo que todas las habitaciones estaban ya reservadas –
-A mí me parece que estuviste genial, Alward – Loth se había sentado en la barra para estar más de la altura de Matt, y balanceando las piernas le sonreía a Sevna con sincera alegría – Oh… ¿No te quedarás a comer? Pero… - Evidentemente el muchacho había quedado muy afectado luego de la pelea, la elfa se quedó mirando con gesto triste mientras se marchaba - ¿Crees que se haya enojado por algo que dije?
-No, probablemente se había hecho ilusión cuando vio tu bonito trasero durante el show – Owens esbozo una sonrisa pícara.
-¡¡Matthew!! – Loth lo golpeo varias veces en el pecho mientras fingía enojo – ¡Eres un sucio pervertido! Seguro Alward está preocupado por algo más, voy a averiguar qué le pasa.
-De acuerdo, cachorrita, ve tras él. Ah, antes de que te vayas ¿Podrías prestarme algo de dinero? Por algún extraño motivo Tom se niega a fiarme.
-Está bien, aquí tienes lo que recaude en la presentación de la tarde, quizás haga otra más tarde, aunque no sé…- Los brazos aún le dolían y tal vez eso podría complicarle al momento de hacer algunas piruetas.
-Sería bueno conseguir un poco más, ya sabes, para que podamos empezar nuestra vida juntos como corresponde – Matt masajeo los hombros de Loth con cariño y el cuerpo de la elfa respondió de inmediato, relajándose y dejándose llevar.
-Bien, creo que una vez más no me hará daño – El estafador la felicito dándole un largo beso y luego la soltó para que fuera a buscar al mercenario.
No tardó en encontrarlo, estaba en el mismo lugar donde lo había conocido, la muchacha se acercó lentamente, logrando que sus cascabeles no hicieran ningún sonido. Un pequeño niño estaba junto a él, Loth se acercó del lado opuesto, con el sigilo típico de los de su raza.
-Al contrario, deberías apuntar a ser exactamente así, un hombre fuerte, valiente y honrado – La madre del chico no entendía muy bien lo que sucedía, pero tomo a su hijo y siguió caminando – Jaja, te veías algo solo y aburrido, ya que me hiciste compañía en el almuerzo, es justo que te acompañe en la tarde ¿No?
La muchacha se sentó en el borde de la fuente y durante algunos segundos no dijo nada.
-Mmmm acaso… Dije algo o hice algo que te molestara ¿Al? – Evitaba la mirada del muchacho, temía que la respuesta fuera “si” ya que sinceramente le agradaba el humano y era una pena haber echado a perder la bonita amistad que se estaba gestando entre ellos – A veces hablo mucho y sin darme cuenta digo cosas que a la gente no le gusta. Y otras veces se sienten incómodos por mi presencia, no lo sé, me gustaría entender lo que piensas.
Matthew Owens
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
Alward no se esperaba la aparición de Loth, por lo que pegó un pequeño sobresalto hacia un lado, girando medio tronco hacia donde estaba la malabarista.
-¿¡Q-qué haces aquí!?-Se calmó un poco y vio como Loth se acercó a la fuente y se sentó en su bordillo, mientras que el mercenario seguía sentado en el banco. Ambos estaban próximos, pero aún así, Alward optó por quedarse sentado en el banco, desviando la vista al frente-...Estoy acostumbrado a estar solo-Dijo relajando su pose, pero manteniendo la vista al frente. Durante varios segundos no dijo nada, y tuvo que ser Loth la que volviese a sacar tema de conversación.
"¿Había hecho algo que le hubiese molestado?". La respuesta no era tan sencilla, pero en términos generales, no. Ella ni siquiera tendría que preocuparse por eso.
Alward se levantó, no dijo nada. Se dirigió hasta Loth y se sentó a su lado, con la mirada baja y entrelazando sus manos. Mientras se tocaba la rugosidad de la palma de un guantelete con otro, y jugueteaba con las partes metálicas que esta tenía en el metacarpo, la parte opuesta a la palma de la mano y que se extendían hacia prácticamente su codo, donde empezaba la armadura de torso.
-No...-Contestó al cabo de unos minutos,pero sin levantar la mirada-Yo soy el que tendría que pedirte disculpas-Se ajustó su guantelete derecho-Esos dos tipos podrían haberte hecho mucho daño-Suspiró-Todo por mi culpa, además...-Calló otros pocos de segundos-T-tu novio... Seguramente no me lo hubiera perdonado-Esbozó una falsa sonrisa y levantó la mirada hacia la elfa
Acto seguido, el mercenario desvió la mirada hacia el frente, perdida.
-Tienes a alguien que te quiere y se preocupa por ti... Siéntete afortunada-Sonrió con nostalgia
-¿Quieres saber quién soy? ¿A qué me dedico?-Desvió la mirada hacia Loth de nuevo. Tenía algo en su pelo, parecía una hoja, o una especie de tela... Seguramente se le enredó al "combatir" antes, o quién sabe, pero no parece que ella supiese que la tenía. Alward le quitó dicho elemento y se lo mostró a la elfa mientras sonreía, acto seguido lo tiró-No me gusta hablar mucho de ello-Recobró su tono nostálgico-Gente como yo es repudiada, odiada, tratada como una simple herramienta... Y... Bueno-Suspiró mirando al frente-Al fin y al cabo eso somos; herramientas bajo el sueldo del mejor postor... Aunque no es mi caso, ni el de mi gente; pero el resto del mundo nos ve así-Calló otros segundos-Soy mercenario-Dijo solemne-Y sí, he matado a mucha gente, y sí, mucha gente ha muerto por mi culpa, y... Sí-Devolvió la mirada a Loth de nuevo-Por mi culpa, hacen daño a la gente-Se pasó una mano por el pelo-Estar a mi lado no es para nada seguro
Desvió la mirada hacia atrás, girando un poco su tronco también, para ver la fuente. Brotaba agua fresca, cristalina y con un sonido bastante relajante. Dicha estructura estaba en total armonía con el resto del pueblo
-Y aquí estoy, contándole mis problemas a alguien a quién he conocido hace un par de horas... Quizás ni te importe lo más mínimo-Se pausó para volver a poner su tronco y mirada hacia adelante-Pero... No es normal encontrar a alguien como tú; tan bella, alegre, abierta, jovial... Pareces de otro mundo, como si los problemas te rechazasen y los repelieses-Esbozó una sonrisa mirando a la elfa
-¿¡Q-qué haces aquí!?-Se calmó un poco y vio como Loth se acercó a la fuente y se sentó en su bordillo, mientras que el mercenario seguía sentado en el banco. Ambos estaban próximos, pero aún así, Alward optó por quedarse sentado en el banco, desviando la vista al frente-...Estoy acostumbrado a estar solo-Dijo relajando su pose, pero manteniendo la vista al frente. Durante varios segundos no dijo nada, y tuvo que ser Loth la que volviese a sacar tema de conversación.
"¿Había hecho algo que le hubiese molestado?". La respuesta no era tan sencilla, pero en términos generales, no. Ella ni siquiera tendría que preocuparse por eso.
Alward se levantó, no dijo nada. Se dirigió hasta Loth y se sentó a su lado, con la mirada baja y entrelazando sus manos. Mientras se tocaba la rugosidad de la palma de un guantelete con otro, y jugueteaba con las partes metálicas que esta tenía en el metacarpo, la parte opuesta a la palma de la mano y que se extendían hacia prácticamente su codo, donde empezaba la armadura de torso.
-No...-Contestó al cabo de unos minutos,pero sin levantar la mirada-Yo soy el que tendría que pedirte disculpas-Se ajustó su guantelete derecho-Esos dos tipos podrían haberte hecho mucho daño-Suspiró-Todo por mi culpa, además...-Calló otros pocos de segundos-T-tu novio... Seguramente no me lo hubiera perdonado-Esbozó una falsa sonrisa y levantó la mirada hacia la elfa
Acto seguido, el mercenario desvió la mirada hacia el frente, perdida.
-Tienes a alguien que te quiere y se preocupa por ti... Siéntete afortunada-Sonrió con nostalgia
-¿Quieres saber quién soy? ¿A qué me dedico?-Desvió la mirada hacia Loth de nuevo. Tenía algo en su pelo, parecía una hoja, o una especie de tela... Seguramente se le enredó al "combatir" antes, o quién sabe, pero no parece que ella supiese que la tenía. Alward le quitó dicho elemento y se lo mostró a la elfa mientras sonreía, acto seguido lo tiró-No me gusta hablar mucho de ello-Recobró su tono nostálgico-Gente como yo es repudiada, odiada, tratada como una simple herramienta... Y... Bueno-Suspiró mirando al frente-Al fin y al cabo eso somos; herramientas bajo el sueldo del mejor postor... Aunque no es mi caso, ni el de mi gente; pero el resto del mundo nos ve así-Calló otros segundos-Soy mercenario-Dijo solemne-Y sí, he matado a mucha gente, y sí, mucha gente ha muerto por mi culpa, y... Sí-Devolvió la mirada a Loth de nuevo-Por mi culpa, hacen daño a la gente-Se pasó una mano por el pelo-Estar a mi lado no es para nada seguro
Desvió la mirada hacia atrás, girando un poco su tronco también, para ver la fuente. Brotaba agua fresca, cristalina y con un sonido bastante relajante. Dicha estructura estaba en total armonía con el resto del pueblo
-Y aquí estoy, contándole mis problemas a alguien a quién he conocido hace un par de horas... Quizás ni te importe lo más mínimo-Se pausó para volver a poner su tronco y mirada hacia adelante-Pero... No es normal encontrar a alguien como tú; tan bella, alegre, abierta, jovial... Pareces de otro mundo, como si los problemas te rechazasen y los repelieses-Esbozó una sonrisa mirando a la elfa
Alward Sevna
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
Cuando Alward menciona lo del novio, por primera vez fue Loth la que se puso colorada, bajo la mirada y empezó a hacer círculos en el piso como si fuera una niña avergonzada.
-Si te refieres a Matthew él no es mi novio… - Traga saliva y aún no se atreve a levantar la vista – Es decir, podríamos serlo pero Matt dice que esta con mucho trabajo, y que no quiere que deje el mundo del espectáculo para seguirlo a él así que… emmm… Es más como una amistad… - La muchacha se tapa el rostro avergonzada y ya no explica más.
Hasta el momento Loth no había notado la soledad que parecía rodear al muchacho, se retó a si misma por no haber sido más atenta, era evidente que Alward era un jovencito con mucha necesidad de cariño. Estaba allí sentado tan nervioso, mirándose las manos como si ahí fuera a encontrar alguna respuesta de algo, esa imagen podía ablandar el corazón de cualquiera, y la elfa no era para nada resistente a ese tipo de efectos.
-¿Sabes qué piensan la mayoría de los de mi raza sobre las elfas que se van del bosque? Que somos unas prostitutas, que probablemente les vendemos nuestros cuerpos a los humanos – Se arrodillo en el borde de la fuente y se dedicó a poner en orden el cabello de Alward, quedando a una distancia muy pequeña de su cuerpo – La gente piensa muchas cosas, y dice muchas otras, la mayoría de ella sin fundamento alguno, solo por el hecho de hacer daño o porque no les interesa conocer la verdad – Loth puso ambas manos a los costados del rostro de Sevna y lo obligo a verla directo a los ojos – Nunca, nunca, nunca debes hacerle caso a ese tipo de comentarios mal intencionados.
Aclarado eso, la elfa soltó al muchacho y se giró por completo para quedar mirando la fuente, en un repentino ataque de infantilismo, se quitó las botas y puso los pies directo en el agua. Se sentía refrescante, y era divertido chapotear, la conversación había adquirido un ritmo vertiginoso y Loth no quería ir tan rápido.
-Jajaja, eres tan lindo ¿De verdad me veo así? Eso es algo bueno, no me gusta poner triste a la gente, me hace muy feliz cuando veo a las personas con sonrisas en sus rostros – Mientras hablaba la elfa movía los pies, generando olas en la fuente – Pero no existe persona en este mundo que no tenga problemas.
Paso una mano por el agua varias veces, miro a Alward que se encontraba sentado junto a ella, esbozó una sonrisa pícara y lo salpicó. Se empezó a reír a carcajadas y volvió a mojarlo varias veces hasta dejarlo empapado.
-Jajaja, una cara seria no queda bien con unos ojos tan bonitos ¡Anda! Olvídate de los problemas al menos durante un día – Las personas del pueblo pasaban por la plaza y miraban a la elfa como si fuera un bicho raro, hasta donde sabían el agua era para tomarla o para limpiar, pero no para jugar. A Loth no parecía importarle estar quedando en ridículo, esperaba a Alward parada en medio de la fuente con una dulce sonrisa en el rostro.
-Si te refieres a Matthew él no es mi novio… - Traga saliva y aún no se atreve a levantar la vista – Es decir, podríamos serlo pero Matt dice que esta con mucho trabajo, y que no quiere que deje el mundo del espectáculo para seguirlo a él así que… emmm… Es más como una amistad… - La muchacha se tapa el rostro avergonzada y ya no explica más.
Hasta el momento Loth no había notado la soledad que parecía rodear al muchacho, se retó a si misma por no haber sido más atenta, era evidente que Alward era un jovencito con mucha necesidad de cariño. Estaba allí sentado tan nervioso, mirándose las manos como si ahí fuera a encontrar alguna respuesta de algo, esa imagen podía ablandar el corazón de cualquiera, y la elfa no era para nada resistente a ese tipo de efectos.
-¿Sabes qué piensan la mayoría de los de mi raza sobre las elfas que se van del bosque? Que somos unas prostitutas, que probablemente les vendemos nuestros cuerpos a los humanos – Se arrodillo en el borde de la fuente y se dedicó a poner en orden el cabello de Alward, quedando a una distancia muy pequeña de su cuerpo – La gente piensa muchas cosas, y dice muchas otras, la mayoría de ella sin fundamento alguno, solo por el hecho de hacer daño o porque no les interesa conocer la verdad – Loth puso ambas manos a los costados del rostro de Sevna y lo obligo a verla directo a los ojos – Nunca, nunca, nunca debes hacerle caso a ese tipo de comentarios mal intencionados.
Aclarado eso, la elfa soltó al muchacho y se giró por completo para quedar mirando la fuente, en un repentino ataque de infantilismo, se quitó las botas y puso los pies directo en el agua. Se sentía refrescante, y era divertido chapotear, la conversación había adquirido un ritmo vertiginoso y Loth no quería ir tan rápido.
-Jajaja, eres tan lindo ¿De verdad me veo así? Eso es algo bueno, no me gusta poner triste a la gente, me hace muy feliz cuando veo a las personas con sonrisas en sus rostros – Mientras hablaba la elfa movía los pies, generando olas en la fuente – Pero no existe persona en este mundo que no tenga problemas.
Paso una mano por el agua varias veces, miro a Alward que se encontraba sentado junto a ella, esbozó una sonrisa pícara y lo salpicó. Se empezó a reír a carcajadas y volvió a mojarlo varias veces hasta dejarlo empapado.
-Jajaja, una cara seria no queda bien con unos ojos tan bonitos ¡Anda! Olvídate de los problemas al menos durante un día – Las personas del pueblo pasaban por la plaza y miraban a la elfa como si fuera un bicho raro, hasta donde sabían el agua era para tomarla o para limpiar, pero no para jugar. A Loth no parecía importarle estar quedando en ridículo, esperaba a Alward parada en medio de la fuente con una dulce sonrisa en el rostro.
Matthew Owens
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
-¡EH!-Dijo cuando fue salpicado por la elfa. No se lo esperaba y pegó un pequeño sobresalto.
El humano se puso en pie y se limpió la cara frotándose con su guantelete. Miró a Loth y puso las manos en jarras mientras sonreía y negaba con la cabeza
-Loth, sal de ahí-Dijo con un tono calmado intentando no llamar mucho la atención. Intentaba esconder su sonrisa, pero le era imposible.-¡No me hagas entrar a por ti!
La elfa parecía que no escuchaba las "amenazas" del mercenario. Este miró a todos lados, la gente que pasaba por allí se les quedaba mirando, mientras que la elfa seguía mirándolo sonriente; una sonrisa bastante infantil e inocente. Alward entonces recordó las palabras que Loth le había dicho minutos antes "Olvídate de los problemas al menos durante un día".
El joven resopló y empezó a quitarse los guanteletes y los dejó en el banco, acto seguido hizo lo mismo con sus botas y las dejó en el mismo sitio.
-¡Tú lo has querido!-Dijo aún sonriente y echando a correr hacia la fuente.
El humano pegó un pequeño salto para entrar a esta, pero el pie izquierdo se le quedó un poco trabado y atrás, por lo que se chocó con el bordillo que daba acceso a dicha fuente. Lo que vino a continuación fue algo catastrófico; sin mucho que hacer, se tropezó y cayó de frente hacia la fuente, mojándose el cuerpo por completo. Levantó la cabeza para no ahogarse y miró con desdén a la malabarista, mientras susurraba para sí.
-...Mierda...
Sin más, se intentó quitar el agua de la cara con sus manos, esta vez desnudas para poder aclararse un poco los ojos. Miró a Loth, seguramente se estuviese riendo, como siempre. Eso no lo podía tolerar, por lo que rápidamente se reincorporó y fue a por ella. Ambos forcejearon, pero claramente Alward tenía las de ganar; mayor fuerza y mayor constitución.
Agachó su tronco y puso su hombro a la altura de la cintura de Loth, acto seguido la agarró y consiguió cargarla sobre sí y su hombro como si de un saco de harina se tratase. Pesaba muy poco, y aunque no lo pareciera, el humano tenía cierta fuerza.
-¡Ahora verás!-Dijo mientras reía a carcajadas
El humano se puso en pie y se limpió la cara frotándose con su guantelete. Miró a Loth y puso las manos en jarras mientras sonreía y negaba con la cabeza
-Loth, sal de ahí-Dijo con un tono calmado intentando no llamar mucho la atención. Intentaba esconder su sonrisa, pero le era imposible.-¡No me hagas entrar a por ti!
La elfa parecía que no escuchaba las "amenazas" del mercenario. Este miró a todos lados, la gente que pasaba por allí se les quedaba mirando, mientras que la elfa seguía mirándolo sonriente; una sonrisa bastante infantil e inocente. Alward entonces recordó las palabras que Loth le había dicho minutos antes "Olvídate de los problemas al menos durante un día".
El joven resopló y empezó a quitarse los guanteletes y los dejó en el banco, acto seguido hizo lo mismo con sus botas y las dejó en el mismo sitio.
-¡Tú lo has querido!-Dijo aún sonriente y echando a correr hacia la fuente.
El humano pegó un pequeño salto para entrar a esta, pero el pie izquierdo se le quedó un poco trabado y atrás, por lo que se chocó con el bordillo que daba acceso a dicha fuente. Lo que vino a continuación fue algo catastrófico; sin mucho que hacer, se tropezó y cayó de frente hacia la fuente, mojándose el cuerpo por completo. Levantó la cabeza para no ahogarse y miró con desdén a la malabarista, mientras susurraba para sí.
-...Mierda...
Sin más, se intentó quitar el agua de la cara con sus manos, esta vez desnudas para poder aclararse un poco los ojos. Miró a Loth, seguramente se estuviese riendo, como siempre. Eso no lo podía tolerar, por lo que rápidamente se reincorporó y fue a por ella. Ambos forcejearon, pero claramente Alward tenía las de ganar; mayor fuerza y mayor constitución.
Agachó su tronco y puso su hombro a la altura de la cintura de Loth, acto seguido la agarró y consiguió cargarla sobre sí y su hombro como si de un saco de harina se tratase. Pesaba muy poco, y aunque no lo pareciera, el humano tenía cierta fuerza.
-¡Ahora verás!-Dijo mientras reía a carcajadas
Alward Sevna
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
La estrategia de Loth había funcionado, el humano se mostraba más relajado ahora, hacía un esfuerzo por no reírse pero no tenía mucho éxito. En cambio la elfa dejaba escapar sus carcajadas sin ninguna vergüenza, mientras se quitaba el pelo mojado de la cara. Cuando Alward dijo “¡No me hagas entrar por ti!” como respuesta la muchacha saco una cinta de su bolsillo, se ató el pelo e hizo un gesto como desafiándolo a que se acercara.
Se quedó unos segundos en silencio cuando vio la desastrosa caída de Sevna.
-… JAJAJAJAJA – Se agarraba la panza mientras se retorcía de la risa, estaba a punto de quedarse sin aire – Jajajajaja ay ay jaja vas a matarme de la risa jajaja los humanos son tan torpes – Le saco la lengua – En tus sueños podrás atraparme.
Se le escapó un gritito muy chillón cuando Alward salto hacía ella, junto sus manos con las del muchacho pero era imposible que le ganara en una competencia de fuerza, la elfa comenzó a ceder. Entonces el humano bajo y apoyo el hombro en el vientre de la muchacha, levantándola con mucha facilidad.
-¿Que? ¡Eso no es justo! ¡Sueltame! – Pataleaba y golpeaba la espalda de Sevna pero sin fuerza, era solo para mantener las apariencias - ¿Y qué se supone que vas a hacer? ¿Ah grandulón? – Apoyaba las manos en el hombro de Alward y empujaba en un intento de zafarse pero no había manera.
De todos modos el objetivo estaba cumplido, el muchacho parecía estar más alegre ¿Había solucionado todos sus problemas? Claramente no, pero si podía lograr que al menos durante unos minutos se relajara.....
“Mi querida Loth:
Lamento el tener que dejarte solo una simple nota, sin duda este frío papel no puede transmitirte el profundo dolor que me produce el tener que marcharme con tanta prisa. Pero era de esperarse, los hombres que me persiguen por motivos injustos llegaran al pueblo en cualquier momento y no sé qué serían capaces de hacer si me encuentran. De solo imaginar que podrían hacerte daño siento como si mi corazón se partiera en mil pedazos.
Así que adiós, mi amor. Espero que la próxima vez que nuestros caminos se crucen la situación sea menos peligrosa y podamos por fin permanecer juntos.
Quien te ama y te adora. Matthew Owens”
El estafador dejo la nota sobre la mesita de noche, tomo lo que quedaba del dinero y bajo a la sala común.
-Adiós Tom, hasta la próxima – Le dedico una encantadora sonrisa al tabernero, quien respondió con un suspiro cansado y una negación triste con la cabeza. Matt se encogió de hombros y se fue de la posada, y luego del pueblo.
Se quedó unos segundos en silencio cuando vio la desastrosa caída de Sevna.
-… JAJAJAJAJA – Se agarraba la panza mientras se retorcía de la risa, estaba a punto de quedarse sin aire – Jajajajaja ay ay jaja vas a matarme de la risa jajaja los humanos son tan torpes – Le saco la lengua – En tus sueños podrás atraparme.
Se le escapó un gritito muy chillón cuando Alward salto hacía ella, junto sus manos con las del muchacho pero era imposible que le ganara en una competencia de fuerza, la elfa comenzó a ceder. Entonces el humano bajo y apoyo el hombro en el vientre de la muchacha, levantándola con mucha facilidad.
-¿Que? ¡Eso no es justo! ¡Sueltame! – Pataleaba y golpeaba la espalda de Sevna pero sin fuerza, era solo para mantener las apariencias - ¿Y qué se supone que vas a hacer? ¿Ah grandulón? – Apoyaba las manos en el hombro de Alward y empujaba en un intento de zafarse pero no había manera.
De todos modos el objetivo estaba cumplido, el muchacho parecía estar más alegre ¿Había solucionado todos sus problemas? Claramente no, pero si podía lograr que al menos durante unos minutos se relajara.....
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Entre tanto, Matthew de alguna manera se las había arreglado para gastar la mitad del dinero que le había dado Loth en pocos minutos. Una comida completa, un buen vino y que preparen agua caliente en la habitación para que se diera un baño como corresponde costaba lo suyo. Luego de todos los preparativos se puso a escribir una bonita carta: “Mi querida Loth:
Lamento el tener que dejarte solo una simple nota, sin duda este frío papel no puede transmitirte el profundo dolor que me produce el tener que marcharme con tanta prisa. Pero era de esperarse, los hombres que me persiguen por motivos injustos llegaran al pueblo en cualquier momento y no sé qué serían capaces de hacer si me encuentran. De solo imaginar que podrían hacerte daño siento como si mi corazón se partiera en mil pedazos.
Así que adiós, mi amor. Espero que la próxima vez que nuestros caminos se crucen la situación sea menos peligrosa y podamos por fin permanecer juntos.
Quien te ama y te adora. Matthew Owens”
El estafador dejo la nota sobre la mesita de noche, tomo lo que quedaba del dinero y bajo a la sala común.
-Adiós Tom, hasta la próxima – Le dedico una encantadora sonrisa al tabernero, quien respondió con un suspiro cansado y una negación triste con la cabeza. Matt se encogió de hombros y se fue de la posada, y luego del pueblo.
Matthew Owens
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
La tarde se les echó encima, las luces anaranjadas del crepúsculo bañaban la tierra y los cielos se tornaron del nombrado color. Todo muy nostálgico y retrospectivo. Las gentes empezaban a recogerse hacia sus casas, aunque aún quedaba cierto par de horas para que la noche llegase.
Algunos niños aún seguían jugueteando en el pueblo, más específicamente en la plaza. Algunos incluso habían imitado a Alward y Loth y se metieron de lleno en la fuente para jugar. Estos dos parecían unos niños más. La verdad que al mercenario se les habían olvidado todos sus problemas en aquel momento, y todo ello era gracias a la malabarista, quien se esmeró por conseguirlo.
Cuando llegó cierta hora, ambos decidieron que era el momento de regresar a la taberna. Alward se puso de nuevo sus guanteletes y sus botas, lo único seco que le quedaba, ya que estaba realmente empapado.
-Odio estar mojado con ropa puesta-Dijó en voz alta para sí mismo. Al instante se dio cuenta de que lo que había soltado sonaba muy mal y rápidamente miró a Loth negando con la cabeza y sus brazos-¡N-no pienses mal!-Dijo un poco ruborizado
Ambos se dispusieron a regresar. Mientras, por el camino, tuvieron una charla distendida y calmada. Alward rechinaba con la armadura mojada y con las botas, que se habían mojado también al entrar en contacto con sus pies al salir de la fuente, y al ser de cuero; al andar rechinaban aún más. Situación incómoda para el humano, además del frío que estaba pasando al irse el calor del sol. Tenía la barba y el pelo mojado, aplastados contra su piel y goteando.
-Loth...-Dijo llamando la atención de la elfa-¿Cómo os conocisteis Matthew y tú?
Al humano le intrigaba eso que dijo Loth con anterioridad. No era su novio, pero... Actuase como... ¿Si lo fuese? Era extraño, pero Loth parecía aceptar la situación y no le importaba. Extraño. No tenía los argumentos suficientes como para juzgar a Matthew, pero su conclusión rápida era que quizás se estaba aprovechando de la elfa, o quizás de verdad la amaba y no quería entorpecer su carrera. En cualquier caso, era extraño... "Extraño", sí, esa era palabra que mejor definía la situación de Matthew y Loth bajo el punto de vista del mercenario.
-Por cierto, ¿Puedo preguntarte acerca de por qué no te has quitado esa máscara hasta ahora?-Dijo esbozando una sonrisa inconsciente
Algunos niños aún seguían jugueteando en el pueblo, más específicamente en la plaza. Algunos incluso habían imitado a Alward y Loth y se metieron de lleno en la fuente para jugar. Estos dos parecían unos niños más. La verdad que al mercenario se les habían olvidado todos sus problemas en aquel momento, y todo ello era gracias a la malabarista, quien se esmeró por conseguirlo.
Cuando llegó cierta hora, ambos decidieron que era el momento de regresar a la taberna. Alward se puso de nuevo sus guanteletes y sus botas, lo único seco que le quedaba, ya que estaba realmente empapado.
-Odio estar mojado con ropa puesta-Dijó en voz alta para sí mismo. Al instante se dio cuenta de que lo que había soltado sonaba muy mal y rápidamente miró a Loth negando con la cabeza y sus brazos-¡N-no pienses mal!-Dijo un poco ruborizado
Ambos se dispusieron a regresar. Mientras, por el camino, tuvieron una charla distendida y calmada. Alward rechinaba con la armadura mojada y con las botas, que se habían mojado también al entrar en contacto con sus pies al salir de la fuente, y al ser de cuero; al andar rechinaban aún más. Situación incómoda para el humano, además del frío que estaba pasando al irse el calor del sol. Tenía la barba y el pelo mojado, aplastados contra su piel y goteando.
-Loth...-Dijo llamando la atención de la elfa-¿Cómo os conocisteis Matthew y tú?
Al humano le intrigaba eso que dijo Loth con anterioridad. No era su novio, pero... Actuase como... ¿Si lo fuese? Era extraño, pero Loth parecía aceptar la situación y no le importaba. Extraño. No tenía los argumentos suficientes como para juzgar a Matthew, pero su conclusión rápida era que quizás se estaba aprovechando de la elfa, o quizás de verdad la amaba y no quería entorpecer su carrera. En cualquier caso, era extraño... "Extraño", sí, esa era palabra que mejor definía la situación de Matthew y Loth bajo el punto de vista del mercenario.
-Por cierto, ¿Puedo preguntarte acerca de por qué no te has quitado esa máscara hasta ahora?-Dijo esbozando una sonrisa inconsciente
Alward Sevna
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
Loth estaba feliz de ver al humano de tan buen ánimo, incluso le hablaba con más soltura, sin tanto tartamudeo y miradas al piso. La muchacha se cruzó de brazos y se felicitó a si misma por el buen trabajo que había hecho. Pero la noche se estaba acercando y estar empapados en medio de una fuente no era buena idea, así que comenzó a caminar junto a Alward mientras se escurría la ropa lo mejor que podía.
-Jajajaja, pero claro que es más cómodo estar empapado cuando no tienes ropa, eso es lógico ¿No? – El concepto de desnudez era bastante más relajado para los elfos, así que Loth no había crecido con todos esos prejuicios e “ideas raras!, como las llamaba ella – Mejor será que TU no pienses mal, jajaja.
Llevaba las botas en la mano, en lugar de mojarlas como había hecho Alward, de esa manera podría tenerlas secas para más tarde. Aun así la joven elfa andaba con pasos ligeros que más parecían de baile, y aunque ya no tuviera el calzado puesto continuaban escuchándose pequeños ruiditos de cascabeles.
-Pues – Cuando hablaban de Matt siempre se mostraba tímida y dubitativa – Yo estaba realizando una función en una taberna, y cuando termine se acercó a mí y empezó a hablar y fue como… - La elfa suspiró con cierto aire de nostalgia – No lo sé, simplemente todo en él era perfecto, su aspecto, su sonrisa, el modo en que me hablaba, su aroma, el modo en que siempre parece saber qué decir para animarme…
Loth tamborileaba con los dedos, nerviosa al tener que hablar de algo tan privado, era muy vergonzoso para ella el exponer sus sentimientos de forma tan evidente.
-Pero al día siguiente tuvo que irse, y entonces pensé que no lo vería de nuevo, para colmo alguien en la taberna tomo mi dinero por lo que tuve que trabajar todo el día siguiente para recuperarlo – Pateo una piedra con desánimo y agregó – No volví a verlo hasta muchos meses después, y me puse muy feliz, en esa ocasión estuvimos juntos varios días. Pero luego me dijo que tenía que hacer un trabajo muy importante y se fue… - Se encogió de hombros para intentar quitarle importancia al asunto.
La elfa sabía que no había posibilidades de tener una relación sería con Matthew, era algo ingenua, pero no tonta, y se daba cuenta que el humano no iba en serio con ella. Pero muy en el fondo tenía la esperanza de que en algún momento, si era paciente y le demostraba lo mucho que lo quería, quizás lograría que cambiara, y entonces se quedaría con ella.
-…- Inconscientemente la muchacha se llevó la mano hacía la máscara – No me gusta hablar de eso… - No dijo más nada, para entonces ya habían llegado de nuevo a la posada y Loth se apuró a entrar.
Tom la vio pasar y no dijo nada, la elfa siguió de largo y subió los escalones que llevaban al primer piso saltando de dos en dos. Se escucharon sus pasos corriendo hasta la habitación, y luego regresando aún más apurados.
-¡¡Tom!! ¿¡Ya se fue!? ¿¡Hace cuánto!? – Llevaba una hoja en la mano y la zarandeaba para todos lados.
-Sí, y fue hace algunas horas – El dueño no quería verse involucrado en todo ese asunto, así que se fue a la cocina mientras, desanimada, Loth se sentaba sobre la barra, mirando las palabras que Matt había escrito.
-Jajajaja, pero claro que es más cómodo estar empapado cuando no tienes ropa, eso es lógico ¿No? – El concepto de desnudez era bastante más relajado para los elfos, así que Loth no había crecido con todos esos prejuicios e “ideas raras!, como las llamaba ella – Mejor será que TU no pienses mal, jajaja.
Llevaba las botas en la mano, en lugar de mojarlas como había hecho Alward, de esa manera podría tenerlas secas para más tarde. Aun así la joven elfa andaba con pasos ligeros que más parecían de baile, y aunque ya no tuviera el calzado puesto continuaban escuchándose pequeños ruiditos de cascabeles.
-Pues – Cuando hablaban de Matt siempre se mostraba tímida y dubitativa – Yo estaba realizando una función en una taberna, y cuando termine se acercó a mí y empezó a hablar y fue como… - La elfa suspiró con cierto aire de nostalgia – No lo sé, simplemente todo en él era perfecto, su aspecto, su sonrisa, el modo en que me hablaba, su aroma, el modo en que siempre parece saber qué decir para animarme…
Loth tamborileaba con los dedos, nerviosa al tener que hablar de algo tan privado, era muy vergonzoso para ella el exponer sus sentimientos de forma tan evidente.
-Pero al día siguiente tuvo que irse, y entonces pensé que no lo vería de nuevo, para colmo alguien en la taberna tomo mi dinero por lo que tuve que trabajar todo el día siguiente para recuperarlo – Pateo una piedra con desánimo y agregó – No volví a verlo hasta muchos meses después, y me puse muy feliz, en esa ocasión estuvimos juntos varios días. Pero luego me dijo que tenía que hacer un trabajo muy importante y se fue… - Se encogió de hombros para intentar quitarle importancia al asunto.
La elfa sabía que no había posibilidades de tener una relación sería con Matthew, era algo ingenua, pero no tonta, y se daba cuenta que el humano no iba en serio con ella. Pero muy en el fondo tenía la esperanza de que en algún momento, si era paciente y le demostraba lo mucho que lo quería, quizás lograría que cambiara, y entonces se quedaría con ella.
-…- Inconscientemente la muchacha se llevó la mano hacía la máscara – No me gusta hablar de eso… - No dijo más nada, para entonces ya habían llegado de nuevo a la posada y Loth se apuró a entrar.
Tom la vio pasar y no dijo nada, la elfa siguió de largo y subió los escalones que llevaban al primer piso saltando de dos en dos. Se escucharon sus pasos corriendo hasta la habitación, y luego regresando aún más apurados.
-¡¡Tom!! ¿¡Ya se fue!? ¿¡Hace cuánto!? – Llevaba una hoja en la mano y la zarandeaba para todos lados.
-Sí, y fue hace algunas horas – El dueño no quería verse involucrado en todo ese asunto, así que se fue a la cocina mientras, desanimada, Loth se sentaba sobre la barra, mirando las palabras que Matt había escrito.
Matthew Owens
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
Cuando Loth hablaba de Matthew, se lo notaba un tono de voz y una mirada distinta, tenía como cierto brillo en los ojos, no sabía si por nostalgia, por amor o por cualquier otra cosa que el humano no llegaba muy bien a comprender. Fuese como fuese, estaba claro que la elfa estaba enamorada de aquel hombre.
Alward esbozó una sonrisa, al fin y al cabo sabía lo que sentía, el mercenario no era de piedra y había tenido muchas experiencias similares, aunque no llegaron a buen puerto.
Le seguía chirriando aquello de que Matthew dejase de vez en cuando a la elfa para "irse de viaje" y no querer estar junto a ella. La propia Loth no le daba importancia, al contrario que Alward, a quién no le agradó demasiado esa versión de los hechos. Pero, al fin y al cabo, no era nadie para opinar sobre ese asunto tan personal, por lo que decidió seguirle la corriente a la malabarista y callarse.
Hubo un silencio incómodo y bastante tenso cuando el mercenario preguntó por la máscara y la elfa le respondió de aquella manera; tan poco habitual y solemne para ser una persona tan alegre y abierta, cosa que sorprendió al humano, pero de nuevo, no quiso insistir para no molestar a la elfa, por lo que decidió callarse.
Llegaron a la posada y Loth rápidamente fue a ver a Matthew, olvidándose por completo de nuevo de que Alward la acompañaba. El mercenario vio cómo subía las escaleras como el alma inquieta que era. Él lo dejó estar y simplemente se acercó a la barra para hablar con Tom. El tabernero parecía disgustado por algo, y desviaba la mirada hacia las escaleras con preocupación. Alward torció el gesto y se sentó en una de las sillas altas pegadas a la barra.
-¿Cuánto cuesta una habitación?
Tom entonces desvió la mirada al mercenario, como volviendo al mundo real. No contestó al instante, sino que observó de arriba a abajo al mercenario.
-Si no destrozas nada, te la dejo por 100 aeros
-Oh, tranquilo, con que no me molesten...-Dijo el mercenario dejando escapar una corta risa y con ironía-Está bastante bien de precio
-Te he rebajado el precio por ayudar a Loth antes y echar a esos maleantes de este sitio-Dijo cogiendo una jarra de cerveza vacía y limpiándola con un trapo, típico gesto de tabernero.-Mañana por la mañana tendrás un desayuno, invita la casa-Asintió
-Ah, gracias-Asintió más que conforme
-Eres un buen chico, no como otros...-Dijo mirando de nuevo las escaleras que daban al piso superior y por las que subió Loth. Acto seguido, le ofreció una copa de vino al mercenario
-¿Me conoce?-Preguntó mientras aceptaba de buen gusto la bebida
-Uno ya es viejo y se conoce a la gente nada más verla a primera vista-Suspiró-Al menos, en la mayoría de los casos
-Hmmm...-Respondió-¿Y qué habitación me dará?
-La primera a la izquierda, la que acaba de dejar libre Matthew
Alward tragó con fuerza mientras procesaba la respuesta del tabernero
-"¿L-la que acaba...?"-Dijo con un tono sorpresivo-¿Se ha ido?-Añadió
En ese momento, se escuchó el ruido de unos pasos acelerados bajar; era Loth, quien portaba un papel en su mano, parecía una nota, y la agitaba con vehemencia.
Tom se metió dentro de la cocina y la elfa e dirigió a la barra, sentándose al lado del mercenario. No apartaba la mirada de la nota. Alward entonces miró de reojo dicha misiva, pero no pudo leer nada en claro, tampoco quería ser muy descarado y preguntarle qué decía. Un silencio sepulcral se apoderó de la estancia. Eran altas horas de la noche, y ya nadie había en la taberna. Loth se pasó varios minutos callada, hasta que el humano decidió intervenir, no sin antes tomar un sorbo de su copa.
-¿Estás... Bien?-Preguntó con sumo tacto
Otra vez el dichoso Matthew había desaparecido, dejando sola a Loth, otra vez se la había jugado... ¿Cómo reaccionaría la elfa? ¿Se daría cuenta que aquel hombre solo estaba jugando con ella y la trataba como a un sucio juguete?
Alward esbozó una sonrisa, al fin y al cabo sabía lo que sentía, el mercenario no era de piedra y había tenido muchas experiencias similares, aunque no llegaron a buen puerto.
Le seguía chirriando aquello de que Matthew dejase de vez en cuando a la elfa para "irse de viaje" y no querer estar junto a ella. La propia Loth no le daba importancia, al contrario que Alward, a quién no le agradó demasiado esa versión de los hechos. Pero, al fin y al cabo, no era nadie para opinar sobre ese asunto tan personal, por lo que decidió seguirle la corriente a la malabarista y callarse.
Hubo un silencio incómodo y bastante tenso cuando el mercenario preguntó por la máscara y la elfa le respondió de aquella manera; tan poco habitual y solemne para ser una persona tan alegre y abierta, cosa que sorprendió al humano, pero de nuevo, no quiso insistir para no molestar a la elfa, por lo que decidió callarse.
Llegaron a la posada y Loth rápidamente fue a ver a Matthew, olvidándose por completo de nuevo de que Alward la acompañaba. El mercenario vio cómo subía las escaleras como el alma inquieta que era. Él lo dejó estar y simplemente se acercó a la barra para hablar con Tom. El tabernero parecía disgustado por algo, y desviaba la mirada hacia las escaleras con preocupación. Alward torció el gesto y se sentó en una de las sillas altas pegadas a la barra.
-¿Cuánto cuesta una habitación?
Tom entonces desvió la mirada al mercenario, como volviendo al mundo real. No contestó al instante, sino que observó de arriba a abajo al mercenario.
-Si no destrozas nada, te la dejo por 100 aeros
-Oh, tranquilo, con que no me molesten...-Dijo el mercenario dejando escapar una corta risa y con ironía-Está bastante bien de precio
-Te he rebajado el precio por ayudar a Loth antes y echar a esos maleantes de este sitio-Dijo cogiendo una jarra de cerveza vacía y limpiándola con un trapo, típico gesto de tabernero.-Mañana por la mañana tendrás un desayuno, invita la casa-Asintió
-Ah, gracias-Asintió más que conforme
-Eres un buen chico, no como otros...-Dijo mirando de nuevo las escaleras que daban al piso superior y por las que subió Loth. Acto seguido, le ofreció una copa de vino al mercenario
-¿Me conoce?-Preguntó mientras aceptaba de buen gusto la bebida
-Uno ya es viejo y se conoce a la gente nada más verla a primera vista-Suspiró-Al menos, en la mayoría de los casos
-Hmmm...-Respondió-¿Y qué habitación me dará?
-La primera a la izquierda, la que acaba de dejar libre Matthew
Alward tragó con fuerza mientras procesaba la respuesta del tabernero
-"¿L-la que acaba...?"-Dijo con un tono sorpresivo-¿Se ha ido?-Añadió
En ese momento, se escuchó el ruido de unos pasos acelerados bajar; era Loth, quien portaba un papel en su mano, parecía una nota, y la agitaba con vehemencia.
Tom se metió dentro de la cocina y la elfa e dirigió a la barra, sentándose al lado del mercenario. No apartaba la mirada de la nota. Alward entonces miró de reojo dicha misiva, pero no pudo leer nada en claro, tampoco quería ser muy descarado y preguntarle qué decía. Un silencio sepulcral se apoderó de la estancia. Eran altas horas de la noche, y ya nadie había en la taberna. Loth se pasó varios minutos callada, hasta que el humano decidió intervenir, no sin antes tomar un sorbo de su copa.
-¿Estás... Bien?-Preguntó con sumo tacto
Otra vez el dichoso Matthew había desaparecido, dejando sola a Loth, otra vez se la había jugado... ¿Cómo reaccionaría la elfa? ¿Se daría cuenta que aquel hombre solo estaba jugando con ella y la trataba como a un sucio juguete?
Alward Sevna
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
La muchacha miraba al piso de la posada, los hombros caídos, los labios puestos en forma de semi-puchero, no estaba llorando, pero si parecía decepcionada. Matt le había dicho que esta vez sería diferente, que ahora definitivamente se quedarían juntos, había dado todo de ella para que se sintiera a gusto, lo había mimado, le había comprado cosas, y sin embargo…
-Si... Estoy bien… - Lo decía aún sin levantar la vista mientras jugaba con un mechón de su cabello – Yo creía que… Esta vez si iba a poder quedarse – La elfa estiro la mano y le paso la carta a Alward para que la lea – Supongo que no había mucho remedio.
Tom regreso de la cocina y suspiro con cansancio.
-Vamos niña, solo te apareces por aquí una vez al año y sin embargo ya he visto esta misma escena varias veces ¿Es que no aprendes? – El dueño se cruzó de brazos, estaba visiblemente enfadado pero no con Loth, sino con la situación. Tenía hijas que aparentaban tener casi la misma edad que la elfa, si una de ellas estuviera sufriendo así de seguro Tom hubiese colgado al muy desgraciado en la plaza central.
-Pe-pero él no quería irse, es que tuvo este problema y… - Volvió a suspirar y se tapó la cara con ambas manos.
-Déjame adivinar, se llevó todo tu dinero de nuevo ¿Cierto?- La muchacha no respondió, solo asintió con la cabeza – Por todos los dioses… Agradece que te insistí para que pagues la habitación por adelantado, así que tienes donde dormir esta noche – Y en realidad si la elfa no hubiese tenido un solo centavo Tom la hubiese invitado a quedarse de todos modos, se hacía el duro pero su corazón era tan blando como el pan recién horneado.
-Lo siento… - Es todo lo que pudo articular Loth – Debes estar pensando que soy una tonta – Le dijo a Alward, balaceaba los pies a ritmo, pero la tonada que desprendían ahora los cascabeles era triste y acompasada – Tener un amor no correspondido es muy difícil, no se lo deseo a nadie.
La muchacha ya había perdido la cuenta de la cantidad de veces que le había pasado lo mismo, y no solo con Matthew, el estafador era solo uno más de una larga lista de hombres que no habían sido más que una decepción en su vida. Apoyó una de sus manos sobre la máscara, su mala suerte con los hombres no había empezado con eso, pero sin duda lo había empeorado.
-Siento que tuvieras que ver todo esto, quería animarte y al final parece que solo te cause más problemas – Esbozó una pequeña sonrisa.
-Será mejor que lo tomes con calma, ten – Le acerco una jarra con vino tibio y especias – Eso te ayudara a relajarte - Sin decir una palabra la muchacha agarro el vaso y se lo bebió de un solo trago – No tan…. Rápido…- Loth se limpio los labios con la manga de su camisa y dejo la jarra vacía de nuevo en la barra.
-Si... Estoy bien… - Lo decía aún sin levantar la vista mientras jugaba con un mechón de su cabello – Yo creía que… Esta vez si iba a poder quedarse – La elfa estiro la mano y le paso la carta a Alward para que la lea – Supongo que no había mucho remedio.
Tom regreso de la cocina y suspiro con cansancio.
-Vamos niña, solo te apareces por aquí una vez al año y sin embargo ya he visto esta misma escena varias veces ¿Es que no aprendes? – El dueño se cruzó de brazos, estaba visiblemente enfadado pero no con Loth, sino con la situación. Tenía hijas que aparentaban tener casi la misma edad que la elfa, si una de ellas estuviera sufriendo así de seguro Tom hubiese colgado al muy desgraciado en la plaza central.
-Pe-pero él no quería irse, es que tuvo este problema y… - Volvió a suspirar y se tapó la cara con ambas manos.
-Déjame adivinar, se llevó todo tu dinero de nuevo ¿Cierto?- La muchacha no respondió, solo asintió con la cabeza – Por todos los dioses… Agradece que te insistí para que pagues la habitación por adelantado, así que tienes donde dormir esta noche – Y en realidad si la elfa no hubiese tenido un solo centavo Tom la hubiese invitado a quedarse de todos modos, se hacía el duro pero su corazón era tan blando como el pan recién horneado.
-Lo siento… - Es todo lo que pudo articular Loth – Debes estar pensando que soy una tonta – Le dijo a Alward, balaceaba los pies a ritmo, pero la tonada que desprendían ahora los cascabeles era triste y acompasada – Tener un amor no correspondido es muy difícil, no se lo deseo a nadie.
La muchacha ya había perdido la cuenta de la cantidad de veces que le había pasado lo mismo, y no solo con Matthew, el estafador era solo uno más de una larga lista de hombres que no habían sido más que una decepción en su vida. Apoyó una de sus manos sobre la máscara, su mala suerte con los hombres no había empezado con eso, pero sin duda lo había empeorado.
-Siento que tuvieras que ver todo esto, quería animarte y al final parece que solo te cause más problemas – Esbozó una pequeña sonrisa.
-Será mejor que lo tomes con calma, ten – Le acerco una jarra con vino tibio y especias – Eso te ayudara a relajarte - Sin decir una palabra la muchacha agarro el vaso y se lo bebió de un solo trago – No tan…. Rápido…- Loth se limpio los labios con la manga de su camisa y dejo la jarra vacía de nuevo en la barra.
Matthew Owens
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
Alward decidió callarse durante unos minutos, mientras observaba cómo hablaban Tom y Loht, y cómo el tabernero le echaba la bronca a la elfa. Parecía un padre, y seguramente también le dolía un poco, era comprensible. A Loth se le cogía cariño muy rápido, y que la tratasen así dolía, incluso para Alward, que apenas la conocía de un día. Daba mucha pena.
Loth soltó: "Debes estar pensando que soy una tonta". El mercenario no respondió y se quedó mirando su copa, le quedaba el último sorbo, así que había que acabar con él. Sin dudarlo más, se tragó ese último resquicio de vino que quedaba en su vaso y lo dejó con delicadeza sobre la barra, sin apartar la mirada de este y aún sujetándolo.
La elfa soltó otra frase. Esta vez le llegó al corazón al mercenario, le hizo sentir algo extraño en el estómago que le subía hasta el corazón, sus latidos se aceleraron... Pudo verse perfectamente plasmado en Loth con la frase: "Tener un amor no correspondido es muy difícil, no se lo deseo a nadie". Ahí es cuando Alward rompió su silencio.
-Te entiendo-Dijo con un tono de voz serio y apagado-Te entiendo...-Volvió a repetir-...a la perfección-Añadió-Con el tiempo, es mejor estar a solas, que con alguien así
Soltó la copa y miró a Tom, para luego cambiar la mirada hacia Loth. Con delicadeza, arrimó una mano hacia un mechón de pelo de la elfa y se lo quitó de la cara, dejando ver su máscara.
-No te merece...-Calló unos segundos, pensando el qué decir-..como tú te lo mereces
Tom le ofreció una copa para ayudar a Loth a calmarse. Esta se la tomó de un tirón y la dejó con fuerza en la barra. Estaba casi irreconocible, pero sabía qué había pasado, así se comporta, se siente y actúa uno cuando le rompen el corazón, era evidente, al menos para Alward lo que le pasaba, y sabía cómo tratarlo.
-Ahora...-Habló para captar la atención de Loth-...aunque ahora te pese, debes de olvidar a quién no te quiere, sé que podrás. Al final siempre se puede-Suspiró-Y quererte tú, quererte de corazón. Y cuidarte como nadie lo hará-Añadió
Alward se quitó los guanteletes y los dejó encima de la barra. Estaban algo húmedos y le molestaban un poco, pero en realidad ese no era el motivo por el cual se los había quitado; él se los quitó para, con una de sus manos, acercarla de nuevo al pelo de Loth y empezar a acariciárselo con suavidad mientras la miraba, absorto en ella y con una sonrisa dibujada en su rostro, para intentar alegrar a la elfa.
Loth soltó: "Debes estar pensando que soy una tonta". El mercenario no respondió y se quedó mirando su copa, le quedaba el último sorbo, así que había que acabar con él. Sin dudarlo más, se tragó ese último resquicio de vino que quedaba en su vaso y lo dejó con delicadeza sobre la barra, sin apartar la mirada de este y aún sujetándolo.
La elfa soltó otra frase. Esta vez le llegó al corazón al mercenario, le hizo sentir algo extraño en el estómago que le subía hasta el corazón, sus latidos se aceleraron... Pudo verse perfectamente plasmado en Loth con la frase: "Tener un amor no correspondido es muy difícil, no se lo deseo a nadie". Ahí es cuando Alward rompió su silencio.
-Te entiendo-Dijo con un tono de voz serio y apagado-Te entiendo...-Volvió a repetir-...a la perfección-Añadió-Con el tiempo, es mejor estar a solas, que con alguien así
Soltó la copa y miró a Tom, para luego cambiar la mirada hacia Loth. Con delicadeza, arrimó una mano hacia un mechón de pelo de la elfa y se lo quitó de la cara, dejando ver su máscara.
-No te merece...-Calló unos segundos, pensando el qué decir-..como tú te lo mereces
Tom le ofreció una copa para ayudar a Loth a calmarse. Esta se la tomó de un tirón y la dejó con fuerza en la barra. Estaba casi irreconocible, pero sabía qué había pasado, así se comporta, se siente y actúa uno cuando le rompen el corazón, era evidente, al menos para Alward lo que le pasaba, y sabía cómo tratarlo.
-Ahora...-Habló para captar la atención de Loth-...aunque ahora te pese, debes de olvidar a quién no te quiere, sé que podrás. Al final siempre se puede-Suspiró-Y quererte tú, quererte de corazón. Y cuidarte como nadie lo hará-Añadió
Alward se quitó los guanteletes y los dejó encima de la barra. Estaban algo húmedos y le molestaban un poco, pero en realidad ese no era el motivo por el cual se los había quitado; él se los quitó para, con una de sus manos, acercarla de nuevo al pelo de Loth y empezar a acariciárselo con suavidad mientras la miraba, absorto en ella y con una sonrisa dibujada en su rostro, para intentar alegrar a la elfa.
Alward Sevna
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
Loth no respondió cuando Alward dijo “Es mejor estar a solas, que con alguien así”, la lógica decía que sí, y en el fondo la elfa sabía que tenía razón, pero luego recordaba lo bien que se sentía estando en sus brazos y su certeza flaqueaba. Estaba segura que si ahora mismo Matthew entrara por esa puerta, ella se olvidaría de todo y volvería a correr hacia él como si nada hubiese pasado.
-¿Y qué es exactamente lo que se merece alguien como yo? – Y al decir eso volvió a apoyar la mano sobre la máscara – Tom, eso que me serviste estaba delicioso ¿Podrías darme otro? – El posadero lo pensó durante algunos segundos, pero luego se encogió de hombros y le entrego otra copa de vino – Gracias.
No era una niña, y ahora que se mostraba de un humor más serio y reflexivo resultaba más evidente. Cuando Alward acercó su mano para mover su pelo la muchacha se acercó y dejo que el contacto se volviera una caricia. Tomo el segundo trago de una sola vez nuevamente, y dejo la jarra sobre la barra.
-Simplemente soy un imán de hombres malos, siempre ha sido así – Suspiró desilusionada – Ni uno solo de los hombres que he conocido ha valido la pena, ni uno. Al final siempre se van, o se portan mal conmigo, o me engañan… - Cuando la elfa miro su copa estaba llena nuevamente, agradeció el gesto y volvió a tomarla de un solo trago – No tengo suerte en el amor.
Mientras la elfa seguía quejándose sobre su desgraciado destino, Tom comenzó a cerrar la posada, al ser un pueblo pequeño todo se cerraba temprano, el viajero que no hubiese llegado para esa hora, se quedaba durmiendo en la calle. Levanto las sillas, barrió el piso, y llevo los platos sucios a la cocina.
-Pueden quedarse aquí si quieren, yo me iré a acostar ya – Al pasar junto a la pareja le dio una palmada en el hombro a Alward y le revolvió el pelo a Loth – No se desvelen.
Para entonces la elfa ya parecía algo mareada, tomar tres copas de vino con especias de un solo trago había hecho efecto con retraso. A medida que se acercaba a la escalera Tom iba apagando las velas que iluminaban el lugar, dejando solo la que estaba junto a la pareja. Loth se apoyó en el hombro de Alward y comenzó a sentir un ligero sopor, su cuerpo se sentía más ligero.
-Creo que el cansancio del día está haciendo efecto - Miro al humano a los ojos - ¿Cuándo me despierte también te habrás ido?
-¿Y qué es exactamente lo que se merece alguien como yo? – Y al decir eso volvió a apoyar la mano sobre la máscara – Tom, eso que me serviste estaba delicioso ¿Podrías darme otro? – El posadero lo pensó durante algunos segundos, pero luego se encogió de hombros y le entrego otra copa de vino – Gracias.
No era una niña, y ahora que se mostraba de un humor más serio y reflexivo resultaba más evidente. Cuando Alward acercó su mano para mover su pelo la muchacha se acercó y dejo que el contacto se volviera una caricia. Tomo el segundo trago de una sola vez nuevamente, y dejo la jarra sobre la barra.
-Simplemente soy un imán de hombres malos, siempre ha sido así – Suspiró desilusionada – Ni uno solo de los hombres que he conocido ha valido la pena, ni uno. Al final siempre se van, o se portan mal conmigo, o me engañan… - Cuando la elfa miro su copa estaba llena nuevamente, agradeció el gesto y volvió a tomarla de un solo trago – No tengo suerte en el amor.
Mientras la elfa seguía quejándose sobre su desgraciado destino, Tom comenzó a cerrar la posada, al ser un pueblo pequeño todo se cerraba temprano, el viajero que no hubiese llegado para esa hora, se quedaba durmiendo en la calle. Levanto las sillas, barrió el piso, y llevo los platos sucios a la cocina.
-Pueden quedarse aquí si quieren, yo me iré a acostar ya – Al pasar junto a la pareja le dio una palmada en el hombro a Alward y le revolvió el pelo a Loth – No se desvelen.
Para entonces la elfa ya parecía algo mareada, tomar tres copas de vino con especias de un solo trago había hecho efecto con retraso. A medida que se acercaba a la escalera Tom iba apagando las velas que iluminaban el lugar, dejando solo la que estaba junto a la pareja. Loth se apoyó en el hombro de Alward y comenzó a sentir un ligero sopor, su cuerpo se sentía más ligero.
-Creo que el cansancio del día está haciendo efecto - Miro al humano a los ojos - ¿Cuándo me despierte también te habrás ido?
Matthew Owens
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