Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
"¿Qué es exactamente lo que se merece alguien como yo?", difícil pregunta, difícil respuesta.
Loth tomó otra copa de un sorbo y la dejó en la mesa, Alward apartó su mano de la joven y las entrelazó consigo mismo, agachando la mirada.
-Alguien tremendamente mejor, sin duda-Fue toda la respuesta que soltó el humano ante esa pregunta
La elfa relató sus experiencias fracasadas en el amor al mercenario. Estaba realmente depresiva, seria y con un tono totalmente contradictoria a como se había comportado las horas anteriores. Alward esbozó una sonrisa cuando Loth dijo aquello de: "No tengo suerte en el amor", ¿Qué le iban a contar a él? Tantos amoríos perdidos y no correspondidos, tantos intentos dando lo mejor de sí, tanto... Para nada. Comprendía a la perfección la situación de Loth.
Tom, por su parte, empezó a cerrar la posada y apagar todas las luces, dejando a solas al humano y la elfa, no sin antes despedirse de estos. Alward simplemente asintió con la cabeza como toda respuesta al tabernero.
Loth estaba ya algo ebria, tras haber bebido tres copas de vino. Se le notaba, divagaba y se apoyó en el hombro de Alward, mirándole a los ojos. El mercenario no pudo evitar exaltarse ante tal acción, pero mantuvo la calma.
-¿Yo...?-Calló un par de segundos-No puedo quedarme aquí, tengo amigos que son como mi familia, tengo un hogar al que volver...-Le quitó un mechón de pelo a la elfa que tapaba su máscara y le dio una nueva caricia-Estar al lado de alguien como yo es muy complicado, mi vida es una auténtica mierda... Y cada día puede ser el último
¿Hablaba él? ¿Seguro? Por una vez que tenía a una chica a tiro de piedra, la rechaza. Pero, en el fondo de su corazón, lo hacía por ella. Solo había que fijarse en lo que había pasado horas previas; dos maleantes que querían darle una lección a Alward, y Loth se interpuso y salió algo mal parada.
-¿Sabes? Tú...-Se ruborizó-También... Tienes unos ojos bonitos
Seguía manteniéndole la mirada a Loth. Poco a poco acercó su rostro a ella, sí, lo iba a hacer. Sus latidos se incrementaban y se hacían notables. Cerró los ojos y dejó que la inercia de la situación cobrase vida y manejase sus acciones. Simplemente se dejó llevar. Todo esto pasó en escasos segundos, y acabó con el tacto de los labios de la elfa entrando en contacto con los suyos.
Loth tomó otra copa de un sorbo y la dejó en la mesa, Alward apartó su mano de la joven y las entrelazó consigo mismo, agachando la mirada.
-Alguien tremendamente mejor, sin duda-Fue toda la respuesta que soltó el humano ante esa pregunta
La elfa relató sus experiencias fracasadas en el amor al mercenario. Estaba realmente depresiva, seria y con un tono totalmente contradictoria a como se había comportado las horas anteriores. Alward esbozó una sonrisa cuando Loth dijo aquello de: "No tengo suerte en el amor", ¿Qué le iban a contar a él? Tantos amoríos perdidos y no correspondidos, tantos intentos dando lo mejor de sí, tanto... Para nada. Comprendía a la perfección la situación de Loth.
Tom, por su parte, empezó a cerrar la posada y apagar todas las luces, dejando a solas al humano y la elfa, no sin antes despedirse de estos. Alward simplemente asintió con la cabeza como toda respuesta al tabernero.
Loth estaba ya algo ebria, tras haber bebido tres copas de vino. Se le notaba, divagaba y se apoyó en el hombro de Alward, mirándole a los ojos. El mercenario no pudo evitar exaltarse ante tal acción, pero mantuvo la calma.
-¿Yo...?-Calló un par de segundos-No puedo quedarme aquí, tengo amigos que son como mi familia, tengo un hogar al que volver...-Le quitó un mechón de pelo a la elfa que tapaba su máscara y le dio una nueva caricia-Estar al lado de alguien como yo es muy complicado, mi vida es una auténtica mierda... Y cada día puede ser el último
¿Hablaba él? ¿Seguro? Por una vez que tenía a una chica a tiro de piedra, la rechaza. Pero, en el fondo de su corazón, lo hacía por ella. Solo había que fijarse en lo que había pasado horas previas; dos maleantes que querían darle una lección a Alward, y Loth se interpuso y salió algo mal parada.
-¿Sabes? Tú...-Se ruborizó-También... Tienes unos ojos bonitos
Seguía manteniéndole la mirada a Loth. Poco a poco acercó su rostro a ella, sí, lo iba a hacer. Sus latidos se incrementaban y se hacían notables. Cerró los ojos y dejó que la inercia de la situación cobrase vida y manejase sus acciones. Simplemente se dejó llevar. Todo esto pasó en escasos segundos, y acabó con el tacto de los labios de la elfa entrando en contacto con los suyos.
Alward Sevna
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
Alward era un buen chico, la elfa sintió una punzada de remordimiento ya que estaba aprovechándose de esa amabilidad innata que demostraba. Cualquier otra persona ya se hubiese ido a dormir, o le hubiese dado unas pocas palmadas en la espalda y listo, sin embargo allí estaba Sevna, haciendo todo su esfuerzo por consolar a prácticamente una desconocida.
-Entonces tienes que irte… Porque tu trabajo es lo primero – Eso era exactamente lo que Matthew decía siempre, la muchacha cerró los ojos y se regañó a si misma por pensar así. Era evidente que los dos humanos eran muy diferentes, pero su corazón dolido continuaba empujándola a pensar cosas hirientes – En verdad eres muy bueno, Al. No dejes que el mundo te cambie ¿Si?
El humano comenzó a acercarse, pero fue la muchacha quien termino de acortar el trecho, beso a Alward primero de forma algo tímida, como queriendo evaluar qué era lo que haría el joven ¿La rechazaría? ¿La haría a un lado con amabilidad? ¿Aceptaría el gesto? Por lo pronto parecía estar de acuerdo, así que Loth se tomó la libertad de volverse más apasionada.
En ese momento la mente de la elfa estaba totalmente en blanco, ya no pensaba en lo que había sucedido en la tarde, ni en Matthew, ni en el dolor de sus brazos, nada. Solo podía percibir lo ligera que sentía y la calidez del cuerpo de Alward, que la rodeaba con sus gentiles brazos de forma protectora.
Cuando vio que el humano se movía se tapó inmediatamente hasta que solo pudiera verse uno de sus ojos.
-Bu-buenos días Al… - Loth estaba nerviosa ¿Sería que había visto su rostro? Parecía bastante probable ¿Si había visto todo el resto porque no su rostro? – Creo que ayer se nos subió el alcohol a la cabeza ¿No? Jajaja – Ruborizada hasta las orejas hizo la pregunta que no deseaba hacer - ¿Viste mi rostro?
Abajo podían escucharse los ruidos típicos que señalaban el comienzo de la jornada laboral, afuera los trabajadores salían de sus casas mientras que las mujeres empezaban a hacer los quehaceres domésticos. Pero dentro de la habitación el tiempo parecía haberse detenido.
-Entonces tienes que irte… Porque tu trabajo es lo primero – Eso era exactamente lo que Matthew decía siempre, la muchacha cerró los ojos y se regañó a si misma por pensar así. Era evidente que los dos humanos eran muy diferentes, pero su corazón dolido continuaba empujándola a pensar cosas hirientes – En verdad eres muy bueno, Al. No dejes que el mundo te cambie ¿Si?
El humano comenzó a acercarse, pero fue la muchacha quien termino de acortar el trecho, beso a Alward primero de forma algo tímida, como queriendo evaluar qué era lo que haría el joven ¿La rechazaría? ¿La haría a un lado con amabilidad? ¿Aceptaría el gesto? Por lo pronto parecía estar de acuerdo, así que Loth se tomó la libertad de volverse más apasionada.
En ese momento la mente de la elfa estaba totalmente en blanco, ya no pensaba en lo que había sucedido en la tarde, ni en Matthew, ni en el dolor de sus brazos, nada. Solo podía percibir lo ligera que sentía y la calidez del cuerpo de Alward, que la rodeaba con sus gentiles brazos de forma protectora.
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Era temprano en la mañana, Loth abrió los ojos lentamente y lo primero que llamo su atención es que había alguien más en la cama. De pronto todos los recuerdos vinieron a su mente de un solo tirón, se tocó el rostro ¡No llevaba su máscara puesta! Buscó entre las sábanas, más preocupada por eso que por estar desnuda, pero no estaba por ningún lado. Cuando vio que el humano se movía se tapó inmediatamente hasta que solo pudiera verse uno de sus ojos.
-Bu-buenos días Al… - Loth estaba nerviosa ¿Sería que había visto su rostro? Parecía bastante probable ¿Si había visto todo el resto porque no su rostro? – Creo que ayer se nos subió el alcohol a la cabeza ¿No? Jajaja – Ruborizada hasta las orejas hizo la pregunta que no deseaba hacer - ¿Viste mi rostro?
Abajo podían escucharse los ruidos típicos que señalaban el comienzo de la jornada laboral, afuera los trabajadores salían de sus casas mientras que las mujeres empezaban a hacer los quehaceres domésticos. Pero dentro de la habitación el tiempo parecía haberse detenido.
Matthew Owens
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
Alward no supo muy bien cómo, pero aquella noche acabó por convertirse en algo memorable. Tanto la elfa como él se dejaron llevar completamente por la situación y acabaron juntos en la cama, derrochando pasión y buscando todo tipo de placer mortal, el cual podría llevar incluso a la locura. Y fue algo así; una cosa de locos.
A la mañana siguiente, con los ojos aún cerrados y saliendo del trance que tiene lugar entre el despertar y abrir los ojos, sintió un escalofrío. Notaba que le faltaba algo... Como más mantas, más... ¿Ropa?
En ese instante, abrió los ojos como platos y notó que no estaba solo en la cama. Se volteó y terminó por confirmarlo, estaba... Con Loth. La primera reacción que tuvo fue soltar una sonrisilla, mientras su mente volvía al mundo real, pues aún estaba un poco dormido.
-Buenos días...-Dijo seguido de un bostezo aparentando normalidad-Yo solo me bebí una copa, que conste-Alegó en su defensa-...¿Qué haces?-Preguntó extrañado al notar como la elfa se tapaba media cara con sus manos, se reincorporó sentado y ladeó la cabeza hacia un lado-Sí, lo vi. Tendría que estar muy ciego para no hacerlo-Dijo seguido de una risa que enseguida paró al acordarse que a la malabarista no le hacía mucha gracia hablar sobre "aquello" que tapaba su máscara.
No es que fuese nada grave en sí; tenía un cuarto de rostro quemado. No es lo más ético del mundo, pero tampoco es para horrorizar a la gente ni tratarlo como si fuese algo tabú, al menos eso pensaba el mercenario. Este entonces le acarició el resto de rostro que no se tapaba con suavidad.
-Eres hermosa, con o sin máscara-Retiró su mano-Nunca te avergüences de ti misma-Dijo dándole un beso en la frente y añadiendo una sonrisa sincera.
Pasado unos minutos, optó por levantarse y estirarse de una tacada, siempre era bueno estirar todos los músculos de tu cuerpo después del despertar, eso ayudaba a que este estuviese activo para el día.
Los siguiente pasos fueron ponerse la ropa interior, la armadura de cuero de tono verdoso inferior, la armadura de metal y, para acabar, las botas y los guanteletes. Una vez todo puesto, movilizó sus hombros para ver que todo encajaba a la perfección. Miró a Loth y se ruborizó un poco antes incluso de llegar a hablar.
-Ha sido una noche maravillosa, gracias-Desvió su mirada hacia la puerta de la habitación-Bajaré a desayunar... Luego tengo que marcharme
Alward bajó, no sabía dónde se metería Loth ni si siquiera le acompañaría. Tom le ofreció al mercenario el prometido desayuno que le comentó la noche anterior. Era un buen plato a rebosar de gachas y una jarra llena de agua; sin duda un buen surtido de nutrientes que le ofrecería bastante energía para el camino de vuelta.
El mercenario tomó una mesa vacía y empezó a comer, aunque lo hacía despacio, no dejaba de notar la falta de sueño.
-¿Una noche larga?-Preguntó el tabernero
-Sí...-Contestó con un tono monótono y apoyado medio rostro en uno de sus puños, el cual estaba a su vez sobre la mesa. En ese instante, Alward se dio cuenta de que lo que había dicho podría haber sonado muy mal, por lo que trató de rectificar-Q-quiero decir... ¡NO, QUE VA! JAJAJA-Dijo con un tono nervioso y recuperando de repente una vitalidad rebosante
A la mañana siguiente, con los ojos aún cerrados y saliendo del trance que tiene lugar entre el despertar y abrir los ojos, sintió un escalofrío. Notaba que le faltaba algo... Como más mantas, más... ¿Ropa?
En ese instante, abrió los ojos como platos y notó que no estaba solo en la cama. Se volteó y terminó por confirmarlo, estaba... Con Loth. La primera reacción que tuvo fue soltar una sonrisilla, mientras su mente volvía al mundo real, pues aún estaba un poco dormido.
-Buenos días...-Dijo seguido de un bostezo aparentando normalidad-Yo solo me bebí una copa, que conste-Alegó en su defensa-...¿Qué haces?-Preguntó extrañado al notar como la elfa se tapaba media cara con sus manos, se reincorporó sentado y ladeó la cabeza hacia un lado-Sí, lo vi. Tendría que estar muy ciego para no hacerlo-Dijo seguido de una risa que enseguida paró al acordarse que a la malabarista no le hacía mucha gracia hablar sobre "aquello" que tapaba su máscara.
No es que fuese nada grave en sí; tenía un cuarto de rostro quemado. No es lo más ético del mundo, pero tampoco es para horrorizar a la gente ni tratarlo como si fuese algo tabú, al menos eso pensaba el mercenario. Este entonces le acarició el resto de rostro que no se tapaba con suavidad.
-Eres hermosa, con o sin máscara-Retiró su mano-Nunca te avergüences de ti misma-Dijo dándole un beso en la frente y añadiendo una sonrisa sincera.
Pasado unos minutos, optó por levantarse y estirarse de una tacada, siempre era bueno estirar todos los músculos de tu cuerpo después del despertar, eso ayudaba a que este estuviese activo para el día.
Los siguiente pasos fueron ponerse la ropa interior, la armadura de cuero de tono verdoso inferior, la armadura de metal y, para acabar, las botas y los guanteletes. Una vez todo puesto, movilizó sus hombros para ver que todo encajaba a la perfección. Miró a Loth y se ruborizó un poco antes incluso de llegar a hablar.
-Ha sido una noche maravillosa, gracias-Desvió su mirada hacia la puerta de la habitación-Bajaré a desayunar... Luego tengo que marcharme
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Alward bajó, no sabía dónde se metería Loth ni si siquiera le acompañaría. Tom le ofreció al mercenario el prometido desayuno que le comentó la noche anterior. Era un buen plato a rebosar de gachas y una jarra llena de agua; sin duda un buen surtido de nutrientes que le ofrecería bastante energía para el camino de vuelta.
El mercenario tomó una mesa vacía y empezó a comer, aunque lo hacía despacio, no dejaba de notar la falta de sueño.
-¿Una noche larga?-Preguntó el tabernero
-Sí...-Contestó con un tono monótono y apoyado medio rostro en uno de sus puños, el cual estaba a su vez sobre la mesa. En ese instante, Alward se dio cuenta de que lo que había dicho podría haber sonado muy mal, por lo que trató de rectificar-Q-quiero decir... ¡NO, QUE VA! JAJAJA-Dijo con un tono nervioso y recuperando de repente una vitalidad rebosante
Alward Sevna
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
Claramente para Alward el asunto del rostro no tenía gran importancia, pero Loth se mostraba terriblemente acomplejada y en cuanto el humano confirmó que lo había visto dejo escapar una exclamación de horror. Para los elfos no había nada más vergonzoso que llevar marcas en el cuerpo, cicatrices, o cualquier otro tipo de huella, el cuerpo era considerado un regalo de los dioses y dañarlo era un verdadero tabú.
-No es cierto, se ve horrible – La muchacha acepto el gesto de cariño pero inmediatamente después se tapó por completo la cabeza y continuó hablando desde debajo de la manta – No quería que vieras algo tan desagradable – En realidad se suponía que nadie lo viera, Loth invertía mucho de su tiempo en mantener esa parte de su rostro oculto.
Escuchó como Alward se vestía y se ponía la armadura, la elfa también tenía que vestirse, pero no quería salir y que el humano viera su herida a la luz del sol. Esperó hasta que el muchacho hubiese terminado, escuchó sus amables palabras y eso le dio ánimos de asomarse al menos con la parte de su rostro que no estaba quemado.
-Yo también bajare en unos minutos, por favor espérame – Se puso en pie, usando la sábana como vestido, su pelo estaba todo alborotado, y como estaba preocupada por cubrirse el rostro gran parte de su cuerpo quedaba al descubierto. Comenzó a buscar por la habitación su ropa, en esta oportunidad opto por algo más normal, solo unos pantalones comunes y una camisa blanca algo ajustada al cuerpo.
Se puso una máscara blanca con grabados de mariposas muy pequeñas en los bordes y bajó saltando de dos en dos los escalones.
-¡¡Buenos días Tom!! – Dijo la elfa dándole un gran abrazo al tabernero - ¿Podrías prepararme algo de comida para el viaje? – Antes de que el dueño protestara sacó una moneda de un bolsillo oculto en su camisa – Me había olvidado que estaba esto aquí jajaja.
Se giró luego hacía Alward, lo vio desayunando en una de las mesas, dio un salto para bajar de la barra y se acercó por detrás para darle un abrazo también. Loth sentía que le había hecho pasar por muchas cosas, y no todas ellas agradables, no quería que al despedirse les quedara un mal sabor de boca.
-Eso se ve delicioso, Al ¿Puedo probar un poco? – Se sentó junto a él y espero a que le convidara – Yo también tengo que irme, hay muchos pueblos en donde realizar mis presentaciones – Sonrió ampliamente y agregó – Quien sabe, quizás de una vuelta por Lunargenta en algún momento.
Era en cierto modo una promesa, ambos tenían sus trabajos y sus obligaciones, pero no por eso tenía que descartar toda posibilidad de volverse a ver. Luego de algunos minutos Tom se acercó con las provisiones que le habían pedido prolijamente atadas y listas para el viaje. Loth se lo agradeció y lo guardo en la mochila con el resto de sus cosas, cerró todo lo mejor que pudo y se dispuso a partir.
-Gracias por todo Tom – El dueño levanto la mano a modo de saludo. La muchacha se detuvo unos segundos, mirando a Alward con un gesto entre de alegría y avergonzada – Cuídate mucho, Al.
Se dio la vuelta y apuro el paso, tenía miedo de arrepentirse y terminar corriendo junto a Alward para decirle que mejor no, que mejor se quedaran juntos en la posada de Tom, jugando con el agua en la plaza o disfrutando de las noches juntos. La elfa sacudió la cabeza varias veces para quitarse esas malas ideas de encima, no era el momento de dejarse llevar por las emociones.
-No es cierto, se ve horrible – La muchacha acepto el gesto de cariño pero inmediatamente después se tapó por completo la cabeza y continuó hablando desde debajo de la manta – No quería que vieras algo tan desagradable – En realidad se suponía que nadie lo viera, Loth invertía mucho de su tiempo en mantener esa parte de su rostro oculto.
Escuchó como Alward se vestía y se ponía la armadura, la elfa también tenía que vestirse, pero no quería salir y que el humano viera su herida a la luz del sol. Esperó hasta que el muchacho hubiese terminado, escuchó sus amables palabras y eso le dio ánimos de asomarse al menos con la parte de su rostro que no estaba quemado.
-Yo también bajare en unos minutos, por favor espérame – Se puso en pie, usando la sábana como vestido, su pelo estaba todo alborotado, y como estaba preocupada por cubrirse el rostro gran parte de su cuerpo quedaba al descubierto. Comenzó a buscar por la habitación su ropa, en esta oportunidad opto por algo más normal, solo unos pantalones comunes y una camisa blanca algo ajustada al cuerpo.
Se puso una máscara blanca con grabados de mariposas muy pequeñas en los bordes y bajó saltando de dos en dos los escalones.
-¡¡Buenos días Tom!! – Dijo la elfa dándole un gran abrazo al tabernero - ¿Podrías prepararme algo de comida para el viaje? – Antes de que el dueño protestara sacó una moneda de un bolsillo oculto en su camisa – Me había olvidado que estaba esto aquí jajaja.
Se giró luego hacía Alward, lo vio desayunando en una de las mesas, dio un salto para bajar de la barra y se acercó por detrás para darle un abrazo también. Loth sentía que le había hecho pasar por muchas cosas, y no todas ellas agradables, no quería que al despedirse les quedara un mal sabor de boca.
-Eso se ve delicioso, Al ¿Puedo probar un poco? – Se sentó junto a él y espero a que le convidara – Yo también tengo que irme, hay muchos pueblos en donde realizar mis presentaciones – Sonrió ampliamente y agregó – Quien sabe, quizás de una vuelta por Lunargenta en algún momento.
Era en cierto modo una promesa, ambos tenían sus trabajos y sus obligaciones, pero no por eso tenía que descartar toda posibilidad de volverse a ver. Luego de algunos minutos Tom se acercó con las provisiones que le habían pedido prolijamente atadas y listas para el viaje. Loth se lo agradeció y lo guardo en la mochila con el resto de sus cosas, cerró todo lo mejor que pudo y se dispuso a partir.
-Gracias por todo Tom – El dueño levanto la mano a modo de saludo. La muchacha se detuvo unos segundos, mirando a Alward con un gesto entre de alegría y avergonzada – Cuídate mucho, Al.
Se dio la vuelta y apuro el paso, tenía miedo de arrepentirse y terminar corriendo junto a Alward para decirle que mejor no, que mejor se quedaran juntos en la posada de Tom, jugando con el agua en la plaza o disfrutando de las noches juntos. La elfa sacudió la cabeza varias veces para quitarse esas malas ideas de encima, no era el momento de dejarse llevar por las emociones.
Matthew Owens
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Re: Un clavo saca a otro clavo [Cerrado][Alward]
Alward estaba absorto mientras comía, con la mirada perdida, como si estuviese concentrado. Estaba planeando por qué caminos tirar para llegar lo más rápido posible a Lunargenta, cuando de repente, alguien le abrazó por detras; era Loth. El mercenario dibujó una amplia sonrisa en su rostro y ladeó su cabeza apoyándola sobre la de la elfa.
De buen gusto, Alward le ofreció un poco de su comida a la malabarista, después de todo tenía un buen cuenco lleno y empezaba a estar un poco harto.
Loth parecía más hecha a la idea de que ambos tenían que tomar caminos separados. El humano con gusto asintió cuando dejó caer que alguna que otra vez visitaría la capital humana.
-Pásate por la taberna "El Filósofo Ebrio" y pregunta por mí-Agregó su característica sonrisa jovial
Cuando el momento de partir de Loth llegó, el mercenario la acompañó hasta la puerta.
-Cuídate, Loth-Dijo soltando una sonrisa simple
La elfa se alejaba cada vez más de la taberna, en dirección a una de las salidas del pueblo. Mientras se alejaba, notaba como algo en su interior se revolvía y le empujaba a no dejarla escapar, a agarrarla del brazo y decirle que le acompañase a Lunargenta, que allí podrían estar ambos juntos con una nueva vida... Fantasías y sueños que, en el mundo real, eran imposibles. Ambos tenían sueños aún por cumplir y no sería él el impedimento que hiciese estancarse a la malabarista en su camino hacia la gloria del mundo del espectáculo.
Ahora le tocaba a él partir. Subió de nuevo a su habitación y cogió todas sus cosas y se enfundó sus armas en forma de "X" en su espalda, como a él le gustaban. Se despidió de Tom y partió de regreso hacia su hogar.
En el camino, pasó por la fuente donde vio por primera vez a Loth y donde, junto con varios niños de la aldea, ambos juguetearon. No pudo evitar dejar escapar una risilla al recordar aquello. Sin duda lo había pasado bien. Se fijó un poco más y vio que los mismos niños estaban por allí otra vez jugueteando, estos también se dieron cuenta de la presencia del mercenario y empezaron a llamarlo para saludarlo. Este sin parar su marcha y no entretenerse mucho, les saludó llevándose dos dedos a la frente y soltándolos al aire, seguido de un guiño de ojo.
El camino hacia Lunargenta duraría casi medio día, sería largo y monótono, pero no es algo que no hubiese hecho como mil y una veces. En aquella ocasión se llevaba un bonito recuerdo consigo y el recuerdo amargo de aquellos dos tipos que le amenazaron a él y al resto de sus amigos, cosa que trataría con los Stelliazos a fondo. También se llevaba consigo una promesa de volverse a ver en Lunargenta con Loth... ¿Se cumpliría? Solo el tiempo revelaría la respuesta.
De buen gusto, Alward le ofreció un poco de su comida a la malabarista, después de todo tenía un buen cuenco lleno y empezaba a estar un poco harto.
Loth parecía más hecha a la idea de que ambos tenían que tomar caminos separados. El humano con gusto asintió cuando dejó caer que alguna que otra vez visitaría la capital humana.
-Pásate por la taberna "El Filósofo Ebrio" y pregunta por mí-Agregó su característica sonrisa jovial
Cuando el momento de partir de Loth llegó, el mercenario la acompañó hasta la puerta.
-Cuídate, Loth-Dijo soltando una sonrisa simple
La elfa se alejaba cada vez más de la taberna, en dirección a una de las salidas del pueblo. Mientras se alejaba, notaba como algo en su interior se revolvía y le empujaba a no dejarla escapar, a agarrarla del brazo y decirle que le acompañase a Lunargenta, que allí podrían estar ambos juntos con una nueva vida... Fantasías y sueños que, en el mundo real, eran imposibles. Ambos tenían sueños aún por cumplir y no sería él el impedimento que hiciese estancarse a la malabarista en su camino hacia la gloria del mundo del espectáculo.
Ahora le tocaba a él partir. Subió de nuevo a su habitación y cogió todas sus cosas y se enfundó sus armas en forma de "X" en su espalda, como a él le gustaban. Se despidió de Tom y partió de regreso hacia su hogar.
En el camino, pasó por la fuente donde vio por primera vez a Loth y donde, junto con varios niños de la aldea, ambos juguetearon. No pudo evitar dejar escapar una risilla al recordar aquello. Sin duda lo había pasado bien. Se fijó un poco más y vio que los mismos niños estaban por allí otra vez jugueteando, estos también se dieron cuenta de la presencia del mercenario y empezaron a llamarlo para saludarlo. Este sin parar su marcha y no entretenerse mucho, les saludó llevándose dos dedos a la frente y soltándolos al aire, seguido de un guiño de ojo.
El camino hacia Lunargenta duraría casi medio día, sería largo y monótono, pero no es algo que no hubiese hecho como mil y una veces. En aquella ocasión se llevaba un bonito recuerdo consigo y el recuerdo amargo de aquellos dos tipos que le amenazaron a él y al resto de sus amigos, cosa que trataría con los Stelliazos a fondo. También se llevaba consigo una promesa de volverse a ver en Lunargenta con Loth... ¿Se cumpliría? Solo el tiempo revelaría la respuesta.
Alward Sevna
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