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Mensaje  Mefisto Sáb Sep 21 2019, 20:18

«Pero, Mefis, ¿no decías que los bosques del oeste te daban un mal rollo tremendo? ¿Por qué estabas ahí otra vez?» te preguntarás...

Mira, no tengo mucha idea. Llámalo mórbida curiosidad, valentía y auto-superación o estupidez crónica. Lo cierto es que ahí estaba, entre árboles tétricos y niebla, y sé más que nadie que cuestionarse mucho no lleva a algo bueno. Así que deja de preguntarte tonterías, busca un vaso de tu bebida favorita y un puñado de papitas —o lo que sea que uses para ahogar la ansiedad—, siéntate, respira y escúchame un rato:

El de hoy es un relato de terror, de tragedia y desesperación. Es también un relato de cálidas risas, reencuentros y gratitud. La historia de un elfo y un pequeño asentamiento, un relato de tumbas frías y el deseo de vivir.


-----

Sacrestic Ville no era tan malo. Después de todo, fue ahí donde una vez me pagaron sólo por caminar un rato en el bosque. A diferencia de Tatsuya, mis pies no son movidos por el dinero. Son movidos por cierta moribunda curiosidad, y otra cosa...

Pero el dinero nunca viene mal, y fue camino a Sacrestic Ville donde inicia la historia.

Caminaba yo por aquél bosque siniestro con el bastón en mano, el sombrero en la cabeza, un morral en el hombro y el atardecer en la espalda. Un par de horas antes también tenía un caballo bajo las piernas, pero eso fue solucionado por un grupo de bandidos y algo de mala suerte. Ahora estaba resignado a sentir el crujido de las hojas a mis pies, y tener que pasar la noche a cielo abierto. Normalmente no me molestaría, pero no estaba acostumbrado a ese sitio ni conocía a sus animales. Lo más seguro es que o durmiese fatal, o no durmiese.

Contemplé mis opciones hasta que el sol me abandonó, y la fortuna me mostró una sonrisa. La oscuridad me hizo percatarme más fácil de la luz entre los árboles, proveniente de un buen tramo más adelante. Podía ser un asentamiento de degenerados asesinos violadores, o un asentamiento de personas normales, inocentes y trabajadoras. En cualquier caso, tenía más oportunidad sobreviviendo allá que a la deriva: Con las bestias no se puede dialogar. Lo aprendí por las malas.

Respiré hondo, y el olor a humedad inundó mis pulmones. Suspiré, y me encaminé hacia mi nuevo objetivo, preparándome mentalmente para el tipo de papel que habría de desempeñar.

Mientras más me acerqué, más pude detallar aquello: No era un simple campamento, sino un caserío. Serían sólo un puñado de casas crudas, aprovechando algún flujo de agua cercano. Las antorchas perfilaban sombras humanoides entre las construcciones, y si me centraba, juraba poder oír una activa rutina nocturna. También oí un par de ladridos hostiles, acercándose vertiginosamente hacia mí. Por suerte —o desdicha— ya tenía experiencia en eso de huir de caninos. Suspiré, y corrí como alma desgraciada que solía ser.

«No es más que un leve inconveniente» pensé... antes de detener mi carrera frente a una decena de pueblerinos nerviosos, los más cercanos apuntándome con guadañas y trinchetes, palas y demás instrumentos de trabajo. Había hombres y mujeres, viejos y jóvenes. Sus rostros no mostraban odio sofocante, ni sadismo desenfrenado. Mostraban miedo y cansancio, la frustración de quien sufre y no termina de saber cómo evitarlo.

Me deshice rápidamente de mi bastón, morral y sombrero, los tres cayendo el suelo antes de que el primero de los lugareños pudiera siquiera abrir la boca. Mantuve las manos bien en alto, las palmas a la vista y una sonrisa nerviosa que gritaba "No soy peligroso, no me hagan huecos".

Los perros se mantuvieron a raya, parecían estar bien entrenados para defender ese sitio. Los lugareños también, la severidad de sus miradas apaciguada por la confusión causada por mis actos. El primero de ellos, un hombre de mediana edad y cuerpo fornido, habló.

¡No queremos más problemas! —aseveró, su voz mostrando a la vez alivio y la frustración de a quien se le escapa algo—¡Sigue tu camino, y no vuelvas!

Detrás de la multitud armada, una niña pequeña abrazaba a su madre, que antes veía la escena con miedo y expectativa, y ahora observaba a su hija con resignación y ojos húmedos. Definitivamente algo estaba ocurriéndole a esa gente, algo que no podían manejar por ellos mismos.

Desconozco las circunstancias —respondí con voz serena— Pero estoy dispuesto a ayudar. Me llamo Mefisto Irresanger, y si bien soy un extraño, les pido que compartan su carga conmigo. —me arrodillé lentamente, así mostrándome inofensivo y vulnerable. Les daba mi confianza, y si eran personas cuerdas, respetarían eso.

Y por la creación, ese momento que estuve ahí arrodillado se me hizo eterno. Sólo un pensamiento me pasaba por la cabeza:

«No me maten no me maten no me maten no me maten no me ma...»

Alcé la mirada, y por suerte, mi plan funcionó. Los lugareños se veían entre ellos, indecisos en cómo responder, y habían dejado de apuntarme con esas armas improvisadas. Algunos estaban escépticos, otros parecían tener esperanza. Sea cual sea el motivo de su sufrimiento, era algo serio.

Levántate, muchacho. —dijo finalmente el mismo hombre. Debía ser una figura de autoridad del lugar— Quizás sí puedas ayudarnos.

Asentí, mostrando la gratitud en mi temple, y me levanté lentamente. Los perros aún me veían con sospecha, al igual que un gran número de los presentes. Un muchacho, adolescente, tomó mis pertenencias con cierto recelo, y revisó el morral. No hice ademán alguno de detenerlo. Dirigió una mirada al presunto jefe, y asintió.

Venga. No es seguro estar afuera en la noche. —hizo un gesto con la mano, y los más físicamente capaces me rodearon, escoltándome hacia la casucha más grande junto con mis cosas. El resto de personas se encerró en sus respectivas casas, siempre presente en aquellos rostros las trazas de esperanza y sospecha fatal.

Aquello iba a ser una aventura complicada, lo veía venir.


-----
*Offrol: Un placer abrir otro tema! Los que quieran participar, tengan total libertad a la hora de cómo incluirse.
¡Espero que sea entretenido!
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Mensaje  Kat B320 Lun Sep 23 2019, 07:55

Definitivamente los climas deprimentes imperaban allá donde la peliblanca ponía el pie, pero tampoco era de quejarse, siempre estaba viajando a lugares olvidados por el sol. Esta vez su destino marcaba el bosque, colinas encarpetadas de verde y tupidas de árboles frondosos que no dejaban pasar el sol, y por si fuera poco la neblina hacía de sabana en aquellas tierras, un clima no muy propicio para un bio pero nada que impidiera su andar.

Kat caminaba tranquilamente a mitad de dicho bosque, la neblina era tan molesta que se condensaba en sus implantes metálicos simulando un sudor imposible, lunas atrás había tenido contacto con el preciado líquido y en grandes cantidades, tanto fue su interacción con el agua que sus partes metálicas comenzaban a oxidarse lentamente, era molesto pues el óxido entorpecía su movimiento y reducía su velocidad, y a juzgar por el clima del lugar tendría un segundo encuentro con el óxido.

Su andar despreocupado se vio interrumpido por aquel aviso siempre tan oportuno que saltaba a su vista cuando entraba a un territorio registrado en su base de datos, esta vez el letrero flotante y luminoso anunciaba la entrada al bosque del oeste. La chica coloco sus manos en las empuñaduras de sus espadas y siguió caminando, por supuesto todo iba bien escondido debajo de los ya habituales harapos viejos y rotos que comenzaban a volverse su vestimenta diaria. Había aprendido a la mala que las armas propias de los Bio no eran bien recibidas en muchos lugares, quizá por la apariencia ajena a los demás aunque de eso ella no estaba segura, por fortuna esta vez venía preparada, sus armas eran más comunes y menos llamativas.

La luz del sol comenzaba a desaparecer lentamente a las espaldas de Kat, esto suponía un problema, estar sola en un bosque nublado y sin conocer el área no era la mejor situación de la vida, la chica camino internándose aún más, sus pasos hacían ruido pero andaba con cuidado de no tronar las ramitas del suelo y alertar de su presencia, había seguido las órdenes de su chip y acudir a dichas coordenadas, pero aún no sabía el porqué, todo estaba relativamente controlado y dentro de lo común, hasta que una rama grande se partió por la mitad detrás de ella, el ruido fue tan fuerte que era imposible no escucharlo a varios metros a la redonda, giró lentamente la cabeza para mirar lo que estaba detrás de ella pero fue más rápida la acción de su captor cuando esté le apuntó con una lanza grande y firme digna de un cazador, Kat levantó la mirada levantando las manos con cuidado y riendo tontamente. -Esta bien, me atraparon- rompió el silencio antes de que le preguntarán siquiera que estaba haciendo, la chica sonreía exageradamente marcando de más las arrugas en su rostro y arqueando las cejas cinicamente.

-Esta no es humana, ¿qué deberíamos hacer?-
preguntó uno de los captores al que parecía ser el líder.
-Lo mismo que con el anterior…-  muy alegremente respondió a la sonrisa inocente de Kat con otra sonrisa igual de fingida, y en menos de un segundo su puño se había sumido en el rostro joven de Kat

Muy pocos sujetos podían dejar inconsciente a la chica y ese tipo lo había logrado sin problemas, sus acompañantes la tomaron por los brazos y la levantaron mientras otro par esculcaba sus curvas en busca de armas o algo mas, encontrando solamente el par de dagas. Cuando terminó el grupo de pueblerinos arrastró sin preocupaciones el cuerpo de Kat mientras el sol terminaba de ocultarse por completo.


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De tumbas frías y deseos de vivir. [Libre 4/4] [Noche] Empty Re: De tumbas frías y deseos de vivir. [Libre 4/4] [Noche]

Mensaje  Nayru Mar Sep 24 2019, 01:44

  Oooooh mierda, pensó la mujer. Mierdamierdamierda. Y sorbió un poquito del cuenco entre sus manos, observando por encima del borde de madera.

  Acababa de entrar en la cabaña grande otro trofeo de caza, a juzgar por cómo lo cargaban. Los hombres dejaron caer el cuerpo de la mujer de cabello blanco, que resonó contra las tablas del suelo como si acabasen de soltar un saco de recortes de metal. ¿Tenía miembros de...? Sí, los tenía. La miró con curiosidad, porque no se había cruzado con muchos biomecánicos en su vida, examinando las partes visibles entre los harapos grises. Muy moderno todo pero ni media moneda para ropa, huh. La dejaron ahí apoyada contra la pared como un adorno raro y empezaron a parlotear sobre esto y aquello en los bosques y alrededores.

  Sus ojos avellana se dirigieron automáticamente hacia el elfo que trajeron primero, que por alguna razón parecía estar divirtiéndose. Sorbiendo de nuevo del cuenco se preguntó con sorna cuántos tornillos le faltaban en la cabeza, notando al fondo del paladar que aquel caldo asqueroso tenía de todo menos carne de conejo. No es como si ella necesitase la sopa, ni ningún alimento en general al margen de la hemoglobina. Pero la mujer que le puso ese crimen contra los dioses en las manos tenía cara de mula tozuda y lo último que quería era ver qué otros usos tenía una cuchara de palo en manos de una cocinera ofendida.

  A ella la habían pillado en el bosque también, enfrascada en su propio dilema de si acudir al maldito poblacho a por su desayuno nocturno o contentarse con algún animal salvaje. No le dio tiempo a escoger. Aparecieron en tropel enarbolando como retrasados todo tipo de objetos punzantes, cortantes y contundentes, antorcha en mano y bien dispuestos a empalar cualquier amenaza que se arrastrase en la quietud del bosque. Nayru sonrió sesgado, divertida a su pesar. Un poco de carisma vampírico por aquí y por allá, cuatro mentiras de buen trilero y un par de gestos, y la mujer pareció ante los aldeanos una joven perdida y desconcertada a las puertas de la noche. Yo iba a Sacrestic Ville, les dijo, haciendo que le temblase la voz de la emoción, le pagué a un mercader para que me llevara hasta allí pero de repente me dejó aquí sola... Atraviesa el bosque, me dijo, llegarás pronto... Perdónenme, ¿saben ustedes si me queda mucho? Ya está tan oscuro...

  Un truco barato que hubiese avergonzado a su madre. La sonrisa se le ensanchó y tuvo que contenerla, no fuera que los colmillos saliesen a relucir ahora. Truco barato, pero que sirvió su propósito. La trajeron al pueblo no sin antes revisarla de arriba a abajo en busca de cosas peligrosas de las que encontraron poco: sólo incautaron uno de sus stilettos, el que guardó en su bolso gris la noche anterior. "Autodefensa", masculló, echándole más carisma vampírico al asunto a ver si colaba. Llevaba encima su bolso gris, apenas unas monedas en el monedero  y provisiones viejas. Que tampoco es que necesitase el pan ácimo y el queso curado, pero se conseguían fácil en todos lados y engañaban a cualquiera que mirase. ¿Qué vampiro viaja con comida normal y corriente? Qué sinsentido.

  Y ahí estaba ahora, sentada junto al fuego porque Margenta, la ancianita de turno que tienen todos los poblachos perdidos alejados de la mano de dios, tenía complejo de abuela abusona y se le antojaba que todo el mundo comiese algo. Y porque al parecer cosas extrañas estaban sucediendo en los alrededores y por lo bajini Nayru ya escuchó un par de veces la palabra vampiro.

  Eso solía significar una cosa: alguien o algo había muerto en circunstancia extrañas. Las personas llegaban a ser muy vagas. En vez de ir e investigar era más fácil echarle la culpa al hematófago local, vampiro o chupacabras, daba igual. Folklore, lo llamaban. Estaba la tradición de tirar una cabra del campanario y luego la de pinchar a un nocturno con un palo y hacer fiesta. La gente de campo era rara. La culpa la tenían los dragones, seguro.

  Sentada en su taburete, tratando de pasar lo más desapercibida posible, Nayru observó la panorámica de la escena tratando de concebir la salida más directa y menos problemática. La cocinera pasó a su lado, cuenco en mano, para ofrecer libremente su tortura al incauto elfo un poco más allá, al que le ofrecieron otro taburete.

  Margenta sin embargo los observaba a ellos tres, curiosa como cualquier mujer anciana de pueblo. Con el rostro completamente arrugado y oliendo a sangre vieja y poco oxigenada, la anciana movía la boca como si estuviese mascando su propia lengua, pensativa.

  La vampiresa suspiró levemente, armándose de paciencia.
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Mensaje  Uri Vie Sep 27 2019, 00:32


¿Y este crío de donde salió, exactamente?


Ni idea, estaba durmiendo dentro de un árbol hueco ¡Lo vi de curiosidad! Le grité pero no se despertó


¿Está muerto?


¿Muerto? Lo dudo, fíjate que aún respira ¡Es solo que este crío está totalmente sopa!


Por ahora llevemoslo al líder


Esa fue la conversación que un par de adultos tuvieron a las afueras del oscuro bosque, cerca de cierta aldea. Los dos salieron a patrullar la zona, uno encontró al dormido Uriel dentro de su refugio; Un árbol hueco en el que un niño cabía perfectamente. El adulto llevaba al niño sin mucha dificultad desde que no pesaba demasiado y su tamaño físico era algo más pequeño que los niños de su edad ¡Podía Incluso llevarlo con un solo brazo si lo deseara! No sabía qué pensar de la extraña situación; No esperaban encontrar un niño durmiendo dentro de un árbol totalmente solo. Al final decidieron llevarlo con ellos y pedirle consejo al líder de la aldea.


En cuanto a Uriel…..


¡E-Esto no podría ser peor! Solo quería dormir ¿Porque diablos estoy entonces en brazos de un sucio humano? ¡Aghhh! M-Maestro ¿Que debería hacer ahora?


Estaba perfectamente despierto desde hace un buen rato ¡Pero su instinto le decía que siguiera pretendiendo estar dormido! Sabía que había una aldea en las cercanías, y también lo paranoicos que eran; Por eso no tentó a la suerte y trató de conseguir una cama calentita apelando ser un pequeño niño perdido hambriento y asustado ¡Se quedó a una distancia prudencial y durmió en un lugar apartado! Pero tuvo tanta mala suerte que justo un adulto patrullador le vio ¡Casi le daban ganas de llorar!


Yo solo quería dormir ¡Solo quería dormir!


Siendo llevado, el infante gritó y se quejó lastimosamente en el interior de su cabeza, intentando mantener su fachada de niño dormido lo más intacta posible ¡Se olía a que la noche sería larga y tediosa......! ¡Otra vez!
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De tumbas frías y deseos de vivir. [Libre 4/4] [Noche] Empty Re: De tumbas frías y deseos de vivir. [Libre 4/4] [Noche]

Mensaje  Mefisto Sáb Sep 28 2019, 06:49

Seguía caminando. Notaba cierto ánimo entre mis escoltas, oculto entre el cansancio de sus pasos.

¿A qué mal se enfrentan? ¿Enfermedad? ¿Hambruna?

Las personas que pude ver en la calle, si bien no guerreros imponentes o poderosos magnates, eran gente bien alimentada, y aparentemente sana. Debía ser algo más.

¿Bandidos? Un asentamiento aislado como ese era un blanco perfecto para los criminales de baja calaña. Era la teoría más sólida hasta el momento...

Fuese cual fuese el caso, me iba a enterar al entrar a esa cabaña y hablar con esa gente.

El hombre fornido se adelantó. Tras tocar la puerta tres veces, la abrió. Se hizo a un lado, dejándonos pasar a los demás, y entró cerrando la puerta tras de sí.

Barrí el interior con la mirada. La cabaña estaba bien equipada. Bueno, no "bien", pero no me podía quejar. También habían pocas personas: Repartiendo sopa, había una viejecita. También habían un par de jóvenes, que se alertaron con el rechinar de la puerta. Se notaba que combatían el sueño, que no estaban acostumbrados a la situación. Por último, una mujer sentada en un taburete. Si era lugareña, era la oveja negra de la familia; su porte era muy distinto al del resto de personas, al igual que sus rasgos. Me recordaba, de alguna forma, a una versión "noche" de Yorha.

Hicimos leve contacto visual, en el que intenté recopilar tanta información como me fuese posible. No estaba totalmente cómoda, eso era evidente, pero no podía decir si era por la misma razón que el resto, porque se vio enrollada en este problema, o porque está relacionada con la causa. Le sonreí con suavidad, con el mismo aire de inocente samaritano que tenía desde que había llegado. Acepté el asiento que me ofrecieron, y tras salir unos cuantos de los que me trajeron, me disponía a empezar la conversación con el líder, a ponerme al tanto y abrir oficialmente la investigación.

Pero el hombre se levantó, reaccionando al alboroto que se había formando afuera. Se acercó a la puerta, que con un chirrido se abrió, dando paso a un joven, en sus veintitantos, con expresión de mala hostia en la cara y un... una mujer bajo el brazo, que dejó en el suelo como si fuese leña. Aquello era, sin dudas, una biocibernética inconsciente.

¡¿Qué ha pasado, Erick?! —exclamó el líder en un tono cercano al reproche. Me percaté de que el joven y el líder tenían cierto parecido, debían ser padre e hijo, o tener otros lazos de sangre.

Es una de esos aparatos con rostro humano, estaba armado. —contestó, casi a regañadientes.

Giró el cuerpo de la mecánica con un brusco empujón del pie, dando a ver claramente sus rasgos metálicos, y la marca de un golpe en su rostro.

¡...Y LO HE REDUCIDO Y TRAÍDO YO MISMO! Ya le sacaremos información en lo que despierte. ¿Tú qué has hecho, eh? —dirigió una mirada hostil a la mujer del taburete, y luego una a mí— ¿Y ellos quiénes son, qué coño hacen aquí?

El líder siguió la mirada de su presunto hijo, lanzándome un vistazo cargado de inseguridad. Colocó una mano en el pecho del tal Erick, dirigiéndolo forzosamente fuera de la cabaña.

¡Te he dicho muchas veces que no debes... —le regañó, por lo bajo, hasta que cerraron la puerta y su conversación se perdió en el exterior. Tras ellos salieron los jóvenes que "hacían guardia", dejándonos en la cabaña a la viejita, la mujer del taburete, la mecánica inconsciente y a mí.

...

Observé, algo confuso, a la bio. Luego a la mujer de mirada rara, y a la puerta por la que habían salido el líder y Erick. Suspiré.

Acepté con una sonrisa la sopa de la viejecita, que parecía ajena a todo aquello, y descansé en mis piernas la mano con el cuenco.

¿Qué sabes sobre todo esto? —pregunté a la mujer de cabello oscuro, volviéndome hacia ella. Hasta que vuelvan los demás, era mi única fuente de información. La viejita parecía sólo enfocada en recibirnos con comida.

Me llevé el cuenco a la boca, y tomé un poco.

Y debería enfocarse mejor...

No pude esconder del todo mi expresión de rechazo hacia esa sopa..
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Mensaje  Kat B320 Mar Oct 01 2019, 19:31

Reiniciando…

Era la primera vez que aparecían aquellas palabras flotando frente a ella, los puntos parpadean en serie, uno después del anterior, en un ciclo que no parecía terminar, Kat miró alrededor mientras esperaba a que terminara aquel reinicio aparente.

Saludos Kat-B320

«Mi número de serie».

La chica peliblanca se llevó la mano a la cabeza, si alguna vez en su vida humana sintió una resaca seguramente se sentía igual, el dolor de cabeza era fuerte pero no insoportable, sintió un líquido resbalar entre sus dedos metálicos y su cabeza orgánica, miró el líquido con asombro, era sangre, aún tenía ese líquido en su cuerpo.

Fuera del golpe Kat estaba bien, un poco desorientada pero saludable, el chip en su cuerpo le recordó de inmediato dónde se encontraba, Bosques del Oeste resalto en el aire en cuanto dudo de su ubicación.

«Ahora recuerdo» Kat se llevó las manos a su cintura buscando sus dagas que ya no estaban. «Mierda» miró a los presentes esperando detectar al miserable ladrón aunque por la forma en la que la miraban todos ninguno podía ser, las miradas eran las de siempre, duda, asombro, temor, asco, ya estaba acostumbrada. La chica miró sus ropas viejas y rotas, ya no tenía sentido cubrir su naturaleza mecánica, sujeto las ropas enfrente de su pecho y las arrancó de su cuerpo rompiendo la tela sin el más mínimo sentido de propiedad, y si antes no había llamado la atención de todos el ruido de la tela rompiéndose seguramente lo habría echó.

-Voy de camino a Sacrestic Ville, ¿alguien sabe quién tomó mis armas?-  Kat irrumpió con su voz altanera y confianzuda, no lo podía evitar la chica, era su forma de ser, había tenido problemas por ese motivo pero nada más grave que un par de golpes de taberna.

La mirada de la peliblanca se clavó en la anciana, no parecía encajar en el singular grupo de gente dentro de la habitación, la observó con curiosidad, parecía suministrar  alimentos al resto de individuos. «Tiene pinta de estar a cargo»

-Hey, anciana, ¿quién tomó mis armas? Créame, no quieren hacerme enojar…

La anciana la miró incrédula, la insolencia de Kat daba risa y enojo al mismo tiempo, risa porque la chica no sabía dónde se había metido y aún así tenía el valor de abrir la boca tan confianzuda, y enojo pues de verdad que se necesitaba ser muy cojonuda o estúpida para gritarle. La anciana como su edad lo reflejaba no era tonta, sus años le habían dejado madurez suficiente para no empeorar las cosas, simplemente ignoró la pregunta de la peliblanca -Será mejor que te sientes mecánica…- le ordenó la mujer a la mecánica engreída. - Por cierto los de tu clase comen algo?- preguntó la anciana que seguía empeñada en dar de comer a todos.

Kat arqueo las cejas al escuchar la pregunta, ni ella misma sabía si podía comer, su memoria no tenía registros de haber ingerido alimento alguno, miró al sujeto con el cuenco de sopa, y perdió el apetito si es que lo tenía.


Última edición por Kat B320 el Mar Oct 08 2019, 20:50, editado 1 vez
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De tumbas frías y deseos de vivir. [Libre 4/4] [Noche] Empty Re: De tumbas frías y deseos de vivir. [Libre 4/4] [Noche]

Mensaje  Nayru Sáb Oct 05 2019, 11:12

  —¿Y ellos quiénes son, qué coño hacen aquí? -gritó de mala manera, señalando el rincón donde se encontraba.

  Nayru enarcó una ceja y de repente le dieron muchas ganas de sonreírle amplio a aquel hombre, con todos los dientes, en un gesto que no llegaría a sus ojos. En un gesto depredador que, y nunca se lo diría a nadie, había ensayado muchas veces en privado como una niña pequeña que imita a sus mayores. Quería que resultara inquietante y amenazador sin necesidad del glamour vampírico y solía obtener buenos resultados... Pero ahora no era el momento. No cuando hacerlo le dibujaría una diana gigante en la frente.

  Se hechó un poco hacia atrás en el taburete y le sacó el dedo al imbécil aquel, sin mediar palabra. Ojalá pudiera meterle por el gaznate un cazo de sopa. El hombre al lado del joven hombre los miró a todos con preocupación y decidió que ése era tan buen momento como cualquier otro para irse de allí. Desaparecieron por la puerta, uno echándole la bronca al otro, murmurando entre ellos cosas que no alcanzó a escuchar por mucho que trató.

  —¿Qué sabes sobre todo esto? -le preguntó el elfo a su lado. Por alguna razón se le antojó que aquella mandíbula cuadrada le daba un aire desafiante. Tenía una voz agradablemente grave y una beatífica sonrisa en los labios.

  Sí, claro. Se lo iba a creer. En plena noche, en una aldea perdida en el bosque, potencialmente metidos hasta el cuello en un problema con aldeanos armados e ignorantes, y él sonriendo como si no pasara nada. O era tonto o tenía mucha fe en la naturaleza humana (lo que venía a ser lo mismo), o estaba allí por algo en concreto. Ladeó ligeramente la cabeza, midiendo a aquel elfo tan injustamente alto; todos los elfos lo eran.

  ¿Y qué sabía ella de todo esto? Poco. Nada. Una miseria. Y eso era lo que la estaba poniendo nerviosa. Podía sentir en el ambiente que aumentaba la tensión, cómo se acumulaba el miedo y la adrenalina en la sangre de aquella gente. Apretaban con fuerza sus armas y trataban de mirar más allá en las sombras de la noche, a lugares a los que no alcanzaban y de los que ella era amiga, pero que tampoco le revelaban ningún secreto. ¿Qué estaba pasando? Dirigió la oscura mirada hacia la biomecánica, que empezaba a moverse. Se preguntó si los de su clase podían realmente dormir. Qué horroroso sería no poder escapar de la realidad y los recuerdos en un sueño profundo...

  -No mucho, no han venido a contarme sus planes -contestó con sarcasmo, mirándolo-. Pero no son nada discretos a la hora de gritar sus asuntos, así que, si no me equivoco... están desapareciendo personas por la noche, llevan unas cinco o seis. La última... ¿hace unos tres días? -preguntó a la anciana, que solícita asintió con la cabeza. Aquella mujer era rara. O simplemente vieja.

  Y por eso era que todos andaban murmurando vampiro por los rincones, como si ellos fuesen los únicos monstruos que poblaban la oscuridad. Como si se les pudiese culpar de todo lo que ocurría en la noche y hacerlo estuviese bien. Endureció su gesto adusto por un mínimo momento, furiosa, pero lo dejó marchar. No merecía la pena. Raramente merecía la pena pensar dos veces sobre lo que opinaba la comida.

  Abrió la boca para añadir un comentario ácido sobre la selección natural pero la mujer metálica se levantó de pronto, armando mucho escándalo y... desvistiéndose. Literalmente se arrancó los harapos que la cubrían y dejó al descubierto su extraño cuerpo. ¿Cómo funcionaría...?

  No pudo evitar soltar una risilla sarcástica en cuanto la escuchó demandar información y sus armas, acompañado todo por unas cuantas amenazas altaneras que no parecieron llegar a ningún lado. Se recostó contra pared de madera y estiró las piernas, el cuenco aún en la mano, negando con la cabeza.

  Les iban a (o tratarían de) dar una paliza y sería culpa de aquella peliblanca.
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Mensaje  Uri Dom Oct 06 2019, 01:04

¿Y ese niño?


¡Ni idea! lo encontramos durmiendo en el bosque, no tiene heridas y respira así que debe de estar durmiendo...


¡Que curioso!


Uriel, incluso sin abrir sus ojos, supo que llegó a un pueblo ¡El movimiento y el hecho de que pararan a los guardias cada diez pasos se lo confirmó! Se sentía tentado a abrir sus ojos y ver sus alrededores, fingiendo haber despertado recién ¡Pero sintió que era contraproducente! Los guardias se mostraban tranquilos con él porque era un niño y porque estaba “durmiendo” ¡No sabía si cambiarían su actitud una vez despertara! Si algo sabía de un pueblo desesperado es que no serían gentiles incluso si se trataba de un niño, pero tampoco pretendía fingir toooooooooooda la noche ¡Eso sería un completo rollo! Y dado que Uriel era un niño caprichoso ignoraría cualquier posibilidad de peligro~


Es ahora o nunca, supongo~


Contuvo su sonrisita traviesa y fingió abrir sus ojitos somnolientamente de forma lenta, moviéndose “torpemente” como cualquier infante adormilado ¡Sintió como el guardia apretó su agarre y detuvo sus pasos! Ya no había marcha atrás, el infante intentó emular a sí mismo cuando se despertaba.


¡Fuaaaah~.....! ¿Hmmm? ¿...? ¡Ah! ¿D-donde...?


Al fin te despiertas, mocoso ¡No luches o tendremos que atarte!


La vista que le recibió al abrir lentamente sus grandes ojos marrón-miel era, como esperaba, un pueblo pequeño ¡Y finalmente conoció el rostro del tipo que lo estaba cargando! Era un señor de unos 40 años, de mirada severa y cuerpo entrenado ¿Un cazador tal vez? Le miró sin ningún sentimiento más que compostura y severidad, no parecía peculiarmente alarmado o sospechoso del infante pero tampoco lo estaba tratando bien ¡Era raro ver gente que no bajaba la guardia aún con niños! Uriel sintió que debía tener mucho cuidado con el hombre.


Y-Yo…..


El líder parece estar hablando con su hijo, por ahora serás un buen niño y esperarás en la cabaña de la abuelita Margarita ¡Más te vale que no intentes nada raro!


Pareciera ser que este tipo no le importa que sea un niño, incluso con su mejor actuación de “infante asustado e inofensivo” el adulto no cedió ¡Incluso cortó sus palabras! Uriel contuvo una mueca de molestia y se mantuvo dócil, era lo más sabio con esa clase de adulto. Tal y como el hombre dijo, lo llevó a una cabaña ¡Y de verdad había una anciana dentro! Parece que el adulto fue sincero con él. El hombre lo dejó en el suelo apenas entraron, mientras, la abuelita sonrió ampliamente al ver al niño.


¡Qué pequeñín más mono! Ven querido ¡Estas en los huesos! Ven y come mi sopa...


No tuvo tiempo a ver el resto de personas en la cabaña, la señora tomó la mano de Uriel y lo guió a una gran mesa con una amplia sonrisa y una mirada cariñosa ¡Aunque Uriel no estaba especialmente sorprendido! Curiosamente, las abuelas eran las que más cedían a la apariencia infantil de Uriel. Solo cuando estuvo sentado en la mesa con un gran tazón de sopa frente a él giró su cabeza para finalmente conocer a las otras personas en la cabaña ¡Para su sorpresa vio a cierto elfo ahí! Uriel le regaló una gran sonrisa al a figura conocida d Mefisto:


¡Señor Mefisto! A pasado un tiempo~ ¡Buenas noches!


Las otras dos chicas ahí.....No las conocía de nada ¡Pero reconoció que una era una vampiresa! Aunque no le extrañaba ver a una de las suyas en esta zona~ ¡Y una bio! Era la siguiente que conocía después de Zöe, la miró curiosamente por unos pocos segundos mientras mantiene su sonrisa juguetona ¡Otra vez acabó en una extraña situación con adultos de la mar de excéntricos! Regalandoles una dulce sonrisita, Uriel le dijo al par de chicas:


¡Buenas noches, señoritas! ¡Soy Uriel Nova, del clan de los Nova! Pero podéis llamarme solo Uri~ Jeje~


Casi parecía que no fue traído a la fuerza o bajo “amenaza”, de hecho casi parecía que fuera un niño en una excursión más que un “prisionero” ¡De hecho tarareaba y balanceaba sus colgantes pies mientras jugaba con la sopa, ayudándose con la cuchara de madera! No pretendía comerse la sopa, obviamente ¡Es lo más insensato que un vampiro podría hacer~! En su lugar se divertía dándole vueltas mientras veía el semi liquido amarillento girar junto a las verduras variadas dentro.
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Mensaje  Mefisto Lun Oct 07 2019, 02:30

Los gestos de la mujer me recordaban cada vez más a Yorha. ...Aunque ella ya le estaría partiendo a Erick la nariz. Sería una persona, cuanto menos, entretenida. Respondió mi pregunta.

"Sus" planes.

Ese importante dato relucía de entre su sarcasmo cínico; No era parte de ellos, era una visitante, una extranjera. Una desconocida, quizás. Aquello era obvio para el atento espectador, claro, pero la voluntad de confirmar es lo que separa al Mefisto muerto del Mefisto feliz.

Mi sonrisa se distorsionó un poco con la forma en que respondió, y la forma en que me observaba. Era alguien precavida, mi acto no serviría con ella como servía con los lugareños. Ellos estaban sumidos en desesperación, nervios y esperanzas moribundas. Ella estaba sumida en ella misma, ajena a todo lo que ocurría.

Suspiré. Me encogí ligeramente de hombros, a la vez que mi sonrisa preocupada fue sustituida momentáneamente por una mueca de "Qué se puede hacer".  A menos que la mujer quiera acusarme, era preferible fortalecer relaciones con todas las facciones presentes. Sincerarme un poco quizás fuese el paso correcto con ella.

La bio había despertado, y no hizo ademán de ocultar ese hecho. Bebí un poco más de sopa, y tragué con esfuerzo disimulado.

Exigió sus armas en voz alta, como quien no está rodeado de extraños, de noche, en medio del bosque, despertando tras una paliza y, como anunciaba ella misma, desarmada. Me disponía a acompañar la risita de la mujer sarcástica con un comentario responsable, pero fui interrumpido por el chirrido de la puerta.

La anciana salió disparada a recibir al nuevo invitado: Un adorable niño que, peculiarmente, bebía sangre para sustentarse: ¡Uriel!

¡Q-Qué bueno verte otra vez, muchacho! —el inesperado reencuentro me hizo dudar. Tuve que recordar las circunstancias en que nos conocimos, y lo que ocurrió esa noche. Mi acto se descolocó por un momento— ¿Cómo te ha tratado la vida? ¿Qué te trae por aquí?

Me calmé un poco, y detallé la forma en que Uri observó a los otros presentes. Entendía la emoción infantil al ver una bio, pero la otra...

¿Vampiro?

Le lancé un vistazo furtivo, disimulando mis sospechas. Eso la ponía bien alto en la lista de sospechosos. Tenía que indagar más. Desde fuera se vería como un sutil interés romántico. Ensanché mínimamente mi sonrisa, de forma tímida, para acompañar esa farsa.

Y tú no quieres hacernos enojar a nosotros. —El líder cerró la puerta tras de sí, y se sentó en un banquito en la esquina del lugar. Cruzó sus gruesos brazos— Lamento los métodos de mi hijo —continuó, cansado, viendo a la peliblanca— Pero no podemos descuidarnos. No ahora.

La ancianita también buscó un asiento, y estiró los dedos de sus pies.

¿La gente está desapareciendo? —participé, con voz comprensiva— Ella me puso un poco al tanto. —señalé a la presunta vampiro con la cabeza, en respuesta al ceño fruncido del líder.

Le echó un vistazo, siguiendo mi gesto, y bajó la mirada al suelo.

—respondió derrotado— No sabemos qué es, ni por qué. No sabemos dónde puedan estar, o si... —empujó las palabras— ...si siguen vivos.

Se re-acomodó en su asiento, ajustándose a un porte más militar, autoritario. Era un hombre fuerte, más allá de su cuerpo. Era un jefe que se colocaba aquél peso en los hombros, y que estaba dispuesto a hacer lo necesario. Así no estuviese de acuerdo con la idea.

Y ustedes están aquí en medio de todo este desastre. —barrió la sala con la mirada— Dices que nos ayudarás, Mefisto Irresanger. —su voz se tornó menos severa— Yo, Andre, acepto tu ayuda. Aceptamos tu ayuda.

Agaché el rostro, asintiendo. Mi sonrisa se había borrado hace rato ya.

¿Hay alguna pista? —pregunté, llevándome la mano a la barbilla.

Negó con la cabeza, lamentando ese hecho.

Seis personas. Dos hombres, tres mujeres... un niño. —añadió, abatido— Color de piel, rutinas, no tienen casi nada en común.

¿Sospechosos?

Fuera de vampiros... Eso es lo más cercano que tenemos a un sospechoso. —señaló a la peliblanca con la barbilla— Armada, "Está bien, me atraparon", le dijo a mi muchacho. —sus ojos reflejaban su poca paciencia. Quizás le molestaba su hijo, o la bio.

...No creo que ella sea la culpable. —aseveré. Andre levantó una ceja— Seis personas es una —me contuve de decir "racha", para ser sensible— cantidad muy alta. Sin dejar rastros, ni ser detectada... No la veo capaz de algo así, si está aquí. Desarmada y herida.

Andre le echó un buen vistazo. Parecía reacio a aceptar aquello, pero no podía negar la lógica tras mis palabras.

Y ahora que hablamos de nosotros... Me parece una casualidad increíble que coincidiéramos todos nosotros el día de hoy. —me dirigí a los demás— Como ya oyeron, mi nombre es Mefisto. ¿A ustedes qué los trae por aquí?

Tras eso lancé otra discreta mirada en dirección a la presunta vampiro. Normalmente entonces es cuando sentiría cómo se me eriza la piel ante la idea de estar cerca de uno de los malditos, pero no ocurrió en esa oportunidad. No sabría decir por qué.
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Mensaje  Kat B320 Mar Oct 08 2019, 20:49

Las palabras de la peliblanca se habían quedado en el aire, ahí donde nadie las tomaba en cuenta, y habían sido ignoradas con éxito y todo gracias a la llegada de un niño en brazos, era grandioso, a todo lugar al que la mecánica iba siempre había un infante para complicar las cosas, la paciencia de Kat con los niños era prácticamente nula, no tenía el corazón -o ese sentimiento que los humanos tienen por sus crías- para hablar como tonta y fingir que hacían las cosas bien, la mujer era dura y fría con los niños y eso dificilmente cambiara algun dia, al menos tras la llegada del muchacho todo empezaba a girar en torno al niño.

«¿Y ahora qué sigue?...»

Al parecer todos excepto la anciana habían ignorado las palabras de Kat, no le molestaba pero no era muy paciente para esto, si todos eran humanos no podría hacerles daño, y si no lo eran necesitaría sus armas para defenderse de algo más fuerte, la mecánica se cruzó de brazos y se tumbó contra la pared dejando caer todo el peso de su cuerpo metálico y sacudiendo levemente la habitación, eso seguramente lo notarian, si no le iban a hacer caso no tenía sentido seguir intentándolo, se quedó quieta en su lugar y espero a que el sujeto de la sopa y el muchacho terminaran de disfrutar de su reencuentro fortuito, para sorpresa suya el muchacho se dirigió a ella y a la otra mujer, sonaba educado y como todo niño, inocente, Kat contuvo la risa para no burlarse, pero su mueca delataba sus ganas de reír abiertamente, la bio tardó un momento en contener su impulso y cuando se calmó y puedo hablar activó su protocolo de presentación. -Hola, yo soy Kat-B320, pero puedes llamarme Kat solamente- lo había hecho con tantas ganas que hasta parecía una presentación más que exagerada, Kat esperaba que el niño fuera lo suficientemente malicioso para saber que se burlaba de él.

Después un agradable tiempo de calidad haciendo amigos nuevos las pláticas se tornaron más serias, Kat fingía no prestara atención pero sus terminales auditivas escuchaban todo lo que los hombre hablaban. Incluso escuchó como la consideraban sospechosa, a lo que Kat volteo los ojos para dejarlos en blanco mientras abría la boca como retrasada mental. «¿Se supone que esto es lo que hay que proteger?...» la Peliblanca se puso de pie, estaba dispuesta a defender su inocencia pero el sujeto de la sopa ya había comenzado esta tarea, aunque no de la mejor manera. Aun asi decidio interrumpir la agradable plática entre el que se hacía llamar Andre, padre de aquel que la había golpeado, y el sujeto de la sopa.

-Podría matar a más de seis en este mismo instante si yo quisiera- Kat arrugaba las cejas mientras garantizaba su habilidad para matar. -Pero si tienes un poco de inteligencia e investigas lo que soy, descartaras todas las sospechas de mí- No era un conocimiento general en la zona pero cualquiera que hubiese convivido con un bio antes sabría que los seres mecánicos no podían dañar humanos, y Kat tenía esta misma condición, aunque muchas veces deseaba poder silenciar los comentarios estupidos de muchos humanos. Kat recordó entonces el golpe que le habían propinado y no dudo en volver a hablar -Y si ese hijo tuyo me vuelve a tocar sera lo ultimo que haga- Así era la peliblanca, cagando las cosas a cualquier lugar al que iba, su lengua solia ser mas rapida que todos sus algoritmos, la chica se dio la vuelta para no dar lugar a una pelea y se volvió a tirar bruscamente contra la pared provocando la caída de polvo de los maderos en el techo y un ligero temblor.

El sujeto de la sopa. -como lo identificaba Kat- se presentó formalmente con el resto de los presentes, la mecánica aún estaba un poco alterada pero igual se presentó con pocas ganas. -Hola, yo soy Kat-B320, pero puedes llamarme Kat solamente- repitió su protocolo de presentación ahora con menos ganas y actuando más como un ente sin vida. -Y como dije antes… Voy de camino a Sacrestic Ville-
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Mensaje  Nayru Sáb Oct 19 2019, 01:59

  Nayru podía sentir los ojos del elfo estudiándola, midiéndola, tratando de averiguar... ¿el qué? Aceptó el escrutinio del hombre preguntándose cuáles serían las conclusiones y si las vería reflejadas en su rostro. No, decidió, observándole a su vez sin decir palabra, atenta a los cambios de su sonrisa y la postura de su cuerpo. La máscara era buena y probablemente no dejara entrever demasiado. La sonrisa parecía en el rostro del elfo un gesto fácil y recurrente, pero había seriedad en el fondo de sus ojos, un brillo observador. De persona que sabe cómo mirar. Torció ligeramente la cabeza tratando de averiguar si eso le complicaría o no la existencia.

  Iba a preguntarle qué estaba haciendo allí en mitad de la nada, por mera curiosidad, cuando la puerta de la cabaña se abrió y entró por ella ¿un niño?... ¿en brazos de un hombre...? La anciana salió disparada con su aberración de brebaje dispuesto para la siguiente víctima, tomando al niño de la mano. Nayru entrecerró los ojos hasta dejarlos como rendijas, conteniendo las ganas de soltar un siseo agudo entre sus colmillos. Había reconocido a uno de los suyos, uno de su propia especie. Una de las cosas que más inquietaban a la vampiresa eran, precisamente, los niños vampiro. No sólo porque le daba grimita que personas tan pequeñas pudiesen tener cientos de años, sino porque a menudo se quedaban tocados de la cabeza al ser convertidos tan jóvenes, y derivaban en un amplio y variado abanico de locuras.

  Aquel crío no aparentaba tener más de diez años. Dioses misericordiosos, iba a ser la única persona más baja que ella en la estancia. ¿Qué clase de broma cruel era aquella? Con su pelo oscuro alborotado y esa extraña energía infantil resultaba demasiado inquietante.

  ¿Y si había sido aquel renacuajo el causante de todo este alboroto? ¿Y si se trataba de un horror anciano como la noche y con cara de inocente que tramaba algo con los aldeanos? ¿Y si alguien lo había convertido hacía poco y lo había dejado por ahí solo, rampante, corriendo a sus anchas para saciar la sed? Pero no tenía sentido... porque de lo contrario la mitad de la villa ya habría desaparecido devorada por la gula y el ansia; o tendrían entre manos un patrón claro. No había cosa más quisquillosa que un vampiro con planes...

  -“¡Señor Mefisto! A pasado un tiempo~ ¡Buenas noches!”

  Nayru giró la cabeza hacia Mefisto, alzando una ceja. Bien. La cosa empezaba a ponerse curiosa. Observó con una sonrisa sesgada cómo la máscara dejaba de ser tal durante un breve instante. ¿Inquietud? ¿Incomodidad? ¿Cautela? El momento fue demasiado breve. Ah, podría resultar divertido tratar de romper un poco esa fachada a base de sorpresas o imprevistos. Amplió la sonrisa sesgada cuando él la miró de reojo, dejando entrever la blancura de sus dientes lo justo para no mostrar los colmillos, traviesa. Al segundo la mujer volvía a mirar al crío con las dos cejas alzadas ante su presentación entusiasta. Uriel del Clan Nova, al parecer. Oh. Cómo iba a tener que morderse la lengua.

  La biomecánica sin embargo fue menos sutil, y aunque consiguió aguantarse la risa dejó claro que el niño le parecía ridículo. Se presentó a su vez como Kat nosecuantos números; tendría que preguntarle más tarde qué significaban.

  Fue entonces que el padre del tal Erick aprovechó para volver a hacer acto de presencia, apoderándose de uno de los asientos y mirándolos como si todos ellos fuesen un problema más gordo de lo que él quisiera limpiar. La mujer echó un rápido vistazo a Kat en su rincón, al elfo a su lado y a Uri frente a ellos. Mefisto pareció muy cómodo tomando la iniciativa, interrogando al hombre sobre lo que estaba sucediendo y trazando una especie de mapa del crimen. No se le daba mal. Nayru todavía no tenía muy claro si le interesaba el tema o sólo estaba haciendo tiempo para escabullirse entre las sombras a la primera de cambio.

  Y cuando pensaba que podría marcharse de rositas, que podría dejarle todo el peso de la situación a los demás para largarse en silencio...

  - Como ya oyeron, mi nombre es Mefisto. ¿A ustedes qué los trae por aquí?

  No podía haber cerrado esa bocota, no. Contuvo un suspiro y compuso el semblante, rescatando la mentira que contara en el bosque.

  -Yo no sé que les trae a ustedes aquí y poco me importa -dijo, torciendo un poquito los labios y frunciendo ligeramente el ceño; quería dar la impresión de muchacha joven, humana y contrariada-, ¡yo sólo quería llegar a Sacrestic Ville! Pude haberme quedado a dormir en la última posada, pero noooo, tenía que darme prisa y hacerle caso a ese mercader patán... ¡La culpa es de mi tía! Ella quería que llegase lo antes posible para ayudarla en su negocio... en realidad mi madre quiere que aprenda a ser costurera con ella. ¡Yo! ¡Costurera!

  Y se llevó la mano al pecho como si aquello la ofendiese gravemente. Cuidado, casi pudo escuchar la voz de su padre y el corazón se le encogió, no hiles demasiado fino; si quieres que se lo traguen haz que tu mentira sea lo más verdadera posible. Ah, pero ¿cuál era la verdad? ¿Cómo se tomarían el hecho de que no tenía nada que hacer en ningún lado, y que estaba allí como bien podía estar en el otro lado del mapa? Irrelevante.

  -Por cierto, mi nombre es Nayru -comentó.

  Sinceramente, pensaba largarse en cuanto tuviese oportunidad.


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Mensaje  Uri Sáb Oct 26 2019, 23:10


El Infante jugó con la sopa incluso cuando el líder estaba hablando ¡La verdad es que no le importaba que estaba sucediendo en esa aldea, tampoco de los problemas de esas personas! El solo quería irse de esa aldea y seguir su camino ¡Oh! ¡Aunque estaba bastante contento de volver a ver ese elfo llamado Mefisto! El pequeño se llevó una impresión bastante favorable de él ¡Le curó a pesar de saber que era un vampiro! Era suficiente para que al vampiro le cayera un mínimo de bien.


¿Yo? ¿Porque estoy aquí? Veamos~~ ¡Si, si! ¡Yo iba a visitar a mi maestro~! Pero esos tontos adultos me secuestraron y me trajeron aquí ¡Quiero irme! ¿Cuando puedo irme?


Mostrando una mueca de molestia infantil e inocente que le daba mas la apariencia de un cachorro caprichoso insatisfecho que una persona molesta,, el niño dijo la verdad a medias; De verdad iba a ver a su maestro, y técnicamente también lo “secuestraron” ¡Aunque no añadió la información de que su maestro y él eran vampiros por obvias razones! Tampoco que lo encontraron durmiendo, literalmente, bajo un árbol ¡No quería ser sospechoso~! Sabía por experiencia que gente desesperada son los que matan mas rápidamente apenas oyen la palabra "vampiro".


Dejó la cuchara de madera a su lado, aburrido de la sopa ¡Recordar que lo trajeron a la fuerza se puso de mal humor! Aunque enseguida recuperó su dulce sonrisita infantil, se notaba que el infante seguía un poco de mal humor ¡Vivían en el territorio vampiro! Era obvio quién era el responsable, aunque él desde luego no fue, había otra vampiresa ahí ¡Para el infante es obvio quien fue el responsable! Después de todo, como vampiro, sabía perfectamente como eran los vampiros.


Aunque no tengo intenciones de decírselo a estos abusadores infantiles~


Era casi una norma no escrita que un vampiro no destapara la identidad de otro vampiro si estos se encontraban estando de incógnito ¡Después de todo, si uno destapaba la identidad del otro, seguramente, para vengarse, también revelarían la identidad del otro! Dudaba que la vampiresa se atrevería a decir alguna cosa sobre él ¡Aunque nunca se sabía! Uriel, incluso con su mentalidad de 11 años, sabía que tan traicionera era su propia gente, aún así, no diría nada sobre la vampiresa de momento.


Bostezando cansado, el niño cruzó sus bracitos sobre la mesa y apoyó su cabeza sobre ellos ¡Tenía tanto sueño, lo habían sacado de su sueño, después de todo! Los temas de adultos le eran una completa molestia y rara vez podía entenderlos ¡Que hablen de sus cosas de adulto! Seguía siendo horario de sueño del pequeño Uriel así que seguiría durmiendo como un buen y obediente niño que conoce sus horario de sueño. Casi de inmediato, el niño quedó dormido superficialmente, solo abriendo sus ojos cuando medio vio que la discusión había llegado a su final.


¿Ya habéis terminado de hablar de cosas de adultos?


Preguntó rascando sus cansados ojitos con una dulce y cansadita voz, era ciertamente la perfecta visión del adorable despertar de un niño caprichoso e inocente.
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Mensaje  Mefisto Jue Nov 14 2019, 23:48

La biomecánica —Kat nosequé, según su presentación— parecía estar descompuesta. Esa era mi primera hipótesis. La segunda hipótesis es que era idiota, simplemente, pero no estaba seguro de que pudiesen conservar esa característica humana. Lo que sí tenía claro es que era pesada —en más de una forma—, evidenciado por los quejidos con los que respondía la casa a cada vez que se recostaba de la pared. Me preguntaba qué tan fuerte debía ser Erick, para herirla y traerla cargada hasta acá.

A la siguiente presentación le presté mucha más atención, si puedo añadir. La principal sospechosa en mi lista, que contó una muy convincente historia de problemas personales. La aceptaría como verdad si viniera de una adolescente humana no muy brillante. Pero evidentemente, ese no era el caso.

Podríamos empezar con la violencia en su tono. Si bien no desentonaba con la actitud arisca que había mostrado antes, ni con su personalidad según ese pequeño vistazo, no venía a cuento con su entorno. Era muy... honesto. Muy transparente. Si esa mujer me había mostrado algo, era su forma juguetona de ser, junto con su sonrisa serpentina. No era tonta.

Había nombrado tres personas. Un total de tres personas, totalmente ajenas a la situación inmediata, mencionadas para echarles culpa de algo, o en connotación negativa. Es una forma de desviar la atención, una táctica útil para los borregos. Pero yo tampoco era tonto.

No creo que te vaya tan mal como costurera —giré mi cuerpo levemente en su dirección, para hacerle frente. Descansé el mentón en mi mano, apoyando mi codo en el muslo. En contraste con mi voz serena y cálida, mi rostro, ahora casi exclusivamente para ella, mostraba un desdén casi venenoso— Quizás tu madre tiene razón, y deberías dedicarte a ello, como la muchacha gentil que eres, Nayru. —di un énfasis a su nombre levantando una ceja.

No veo cómo eso tenga que ver con las desapariciones, Señor Mefisto. —La voz de Andre, poderosa como un trueno, pero cansada como un anciano, resonó.

Devolví a Nayru la sonrisa burlona que me mostró hace un momento, y recobré mi rostro de buen samaritano. Me levanté rápidamente de mi asiento, mis ropas acentuando el movimiento, y me giré hacia el jefe Andre.

¡Tiene todo que ver, respetable jefe! —respondí enérgicamente, como el consejero al rey— Bien se sabe que Aerandir guarda terribles peligros, sólo acentuados por la noche. Es de sabios dudar de todo, pues no se sabe cuándo un monstruo puede dormir bajo el techo propio. —mis palabras, por algún subidón de emoción, se volvieron algo teatrales.

¿Dices que el culpable está en esta sala? —clavó sus ojos en Nayru, sustituyéndose poco a poco el cansancio en su rostro y voz con la rabia acumulada.

Volví mi mirada hacia la mujer, y amplié mi sonrisa, que ahora podría describirse como vil. Tenía en mis siguientes palabras el mismo poder de un puñal en su cuello. Si me equivocaba, sólo importunaría a una inocente y misteriosa listilla. Si no, acababa con la vida de un vampiro. Culpable o no, no es como si una muchedumbre furiosa atendiese a juicios y nimiedades.

Mantuve la mirada, como saboreando la tensión en el aire.

No. Digo que puede estar en el pueblo. —anuncié finalmente. Le guiñé un ojo a Nayru— Y eso sólo dificulta nuestra búsqueda.

Barrí el lugar con la mirada. La anciana parecía ausente, Uriel estaba... estaba dormido. Kat era Kat.

...Creo que con los presentes podríamos avanzar el caso. —no intenté ocultar lo poco convencido que estaba.

Quería usar la visión nocturna del niño para facilitar la búsqueda. Si mi teoría era cierta, y Nayru colaboraba, ella serviría.

Hay que recolectar información. Puede que encontremos algo nuevo. —después me dirigí a Nayru— Espero que nos llevemos bien. —le extendí la mano. En mis ojos había una invitación, o una amenaza.

Con eso, Andre invitó a los voluntarios a salir, poco convencido, a buscar pistas en medio de la noche. En la casita quedarían entonces la anciana y un pequeño y tierno vampiro.


---


*Se me fue de las manos. Me avergüenzo por la espera. Con suerte no se les habrán quitado las ganas de seguir el tema! Je, je. :'D

En cuanto al post, doy por sentado que todos acepten la invitación, salvo el dormido Uri, que supongo que nos alcanzará en la siguiente respuesta. Si alguien quiere hacer otra cosa, que lo comente, y editaré sin problemas. Obviamente la libertad es más importante que un pequeño chiste a expensas del vampirito.



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De tumbas frías y deseos de vivir. [Libre 4/4] [Noche] Empty Re: De tumbas frías y deseos de vivir. [Libre 4/4] [Noche]

Mensaje  Kat B320 Vie Nov 15 2019, 03:34

No es que Kat fuese una genio en planear búsquedas o siendo detective, pero que podrían logran un sujeto cualquiera, una aspirante a aprendiz de costurera y una mecánica con serios problemas de actitud, sin mencionar al infante que hacía lo que cualquier crío de su edad sabía, nada.

La anciana se mantenía firme en su objetivo, terca como mula regreso con un cuenco extra de sopa, y lo dejó cerca de donde Kat se había tumbado.

-Un estómago lleno cura el mal carácter mi niña- sermoneo la abuela mientras se alejaba lentamente balanceando con dificultad el estorboso trasero y arrastrando las suelas de sus zapatos, la edad se notaba en su andar para fines prácticos.

La mano metálica de la peliblanca se estiró para tomar la sopa, quizá si aún tuviese un estómago se tragaría el dudoso contenido de la sopa -ya casi fría y con grumos de grasa- solo agito el cuenco como vampiro evaluando una copa de sangre. -Señora, creo que mi sopa tiene vida- entonó Kat mientras se reía por el mal aspecto de esta. La anciana ignoro por completo el comentario de la peliblanca, quizá estaba algo molesta o indiferente.

Kat se puso de pie ya con la sopa en mano y se acercó de nuevo a la mesa para dejar la sopa e involucrarse en lo que parecían cosas de humanos. De lejos se escuchó como la anciana tronaba la boca de molestia.

La conversación giraba en torno a la dichosa búsqueda, al parecer André estaba empeñado en dar con el asesino, era entendible pues entre las muchas sociedades el sentimiento de justicia era de los más fuertes y sensatos en un hombre, Kat se mantuvo callada escuchando durante unos minutos como el tipo de la sopa seguía canturreando lo que se debía hacer, incluso se volvió divertido ver el dramatismo en la voz del tipo, casi parecía alguien de honor, pero solamente casi.

Mientras se miraban los unos a los otros tratando de definir qué pasaría después, Kat comenzó a curiosear la habitación, era una ventaja de ser Biomecánica, mientras tu atención estaba en una actividad tu oído podía poner atención a las pláticas circundantes. Kat camino cerca de André que le miró con duda y algo de incomodidad, la peliblanca solo quería sus armas de vuelta, y André parecía tener influencia para poder regresarle su par de dagas. Sin importarle la reacción del viejo Kat movió el abrigo de André esperando que tuviese sus armas en su cinturón o algo por el estilo, pero no encontró nada, André solo le empujo la mano mientras intentaba poner atención al embustero de Mefisto. Después se acercó a la otra chica, más exactamente se sentó frente a ella, su chip no la reconocía como humana, había algo raro en ella y eso llamo la atención de la peliblanca la cual no perdió el tiempo y comenzó a hacerle señales para llamar su atención, le dedicaba miradas raras, le arqueaba las cejas, hasta que tuvo un poco de su atención, Kat puso un par de dedos sobre la mesa simulando un par de piernas caminando, después señaló a la chica con su índice mientras articulaba con los labios un tu nada discreto, después se señaló ella misma con el pulgar de la misma mano mientras articulaba un yo, para después apuntar hacia la puerta. Con algo de inteligencia la chica entendería el mensaje, si en verdad se dirigía a Sacrestic Ville podían escapar juntas.

Cuando el tipo de la sopa termino de hablar ya tenían un plan un poco escueto, incluso se prestaba para desaparecer del lugar más fácilmente. En ese momento Kat aprovecho para recuperar sus armas.

-¿Están pensando que les voy a ayudar sin mis armas?- el tono de indignación era auténtico. Aunque planeaba fugarse era verdad que no ayudaría a nadie que la despojara de sus preciadas dagas.

-Si quieren que coopere necesito mis armas, quien sabe que clase de criaturas habitan este bosque en la noche- Kat sujeto su cuenco de sopa ya más fría que antes, la acercó a su cara como si fuese a beber de ella, pero solo se limitó a olerla para después derramar todo el contenido graso en la cabeza del crío durmiente.

-Que descuidada soy, cuánto lo siento- si la cara de Kat no demostrará la risa que le daba haber derramado la sopa quizá su disculpa hubiese sido más creíble, pero la verdad era que lo había estado planeando desde el momento en que la anciana había dejado la sopa a su alcance.

-Bueno, ¿Entonces, dónde recojo mis dagas?- pregunto mostrando una sonrisa apretada.
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Mensaje  Nayru Mar Mar 17 2020, 23:56

  Perra larguirucha. Maldito endógamo chupador de raíces... sonreía Nayru, asintiendo con su mejor carita de persona compungida que agradecía los ánimos del elfo sobre la costura y su carácter.

  Y el cabrón se atrevía a sonreírla con menosprecio y burla, con la ceja alzada como si creyese tener la mejor mano de toda la baraja. La vampiresa no mudó ni un ápice la expresión del rostro, pero sus ojos se oscurecieron levemente sin romper el contacto. Al parecer alguien quería jugar con los peligros acentuados por la noche. Aspiró en silencio el aroma de la  sangre del hombre, memorizando los matices que palpitaban, algo acelerados, bajo la piel pálida. Lo encontraría con los ojos cerrados si hiciese falta.

  Contuvo una risa sardónica porque la biomecánica la estaba mirando muy fijamente, sentándose justo en frente. El pobre taburete emitió un quejido penoso bajo aquel trasero que parecía pesar... bastante. Inclinó un poco la cabeza con el sonido de fondo del elfo haciéndose el grandilocuente,  tratando de averiguar lo que aquella mujer quería decirle... porque... trataba de... o bien insinuar un encuentro sexual o que quería marcharse. Con ella. A algún sitio. ¿Probablemente? Gesticulaba en dirección a Sacrestic Ville sin ningún tipo de disimulo, así que al menos la mitad de sus intenciones quedaban claras. Frunció el ceño con perpleja curiosidad porque no sabía si quería averiguar si los de su... ¿raza? tenían genitales... Hizo un gesto ambiguo con la cabeza que podría significar cualquier cosa. Relegó a un segundo plano la idea de escaparse con la bio, porque podía ser un plan interesante.

  El elfo y el humano, con el pequeño vampiro dormido, seguían a la suya hablando de temas más importantes, como qué rayos hacer ahora. No pudo evitar sentir cierta admiración por cómo Mefisto construía el momento, cuidadosamente, guiando las incógnitas nocturnas hacia los miedos correctos, dejando el ambiente preñado de preguntas e insinuaciones peligrosas. Y privándola de una escapada discreta: todos la buscarían si desaparecía sin más en cuanto saliese de allí.

  Valiente mamón, ¿qué hace él aquí? ¿A dónde quiere llegar? Desde luego, si la acusaba de vampirismo y la gente iba tras ella, Nayru no se cortaría un pelo e insinuaría que estaba acusando al crío también. Mejor dividir la atención entre dos que quedársela toda ella, y si era culpa del tipo lo mismo el niño tomaba represalias contra él. No parecían los más mejores amigos del mundo, pero de algo se conocían... y, bueno, los vampiros no solían llevar bien las traiciones.  Ahí ponía algo de fe en su propia raza.

  La vampiresa dejó el cuenco de la peor sopa jamás cocinada sobre la mesa, con suavidad, mirando a los ojos al elfo. Los presentes ya se estaban poniendo en movimiento, con Kat armando su propio espectáculo al querer "reclamar" de vuelta las armas.

  Alargó el brazo y atrapó el antebrazo tendido del hombre con un movimiento firme y fuerte. Sin mascaradas, ahora que nadie les miraba. Los ojos de la mujer brillaban con irritación, pero también con ese tono inquietante que tienen todos los depredadores que encuentran algo interesante que hacer.

  -Nos llevaremos estupendamente, compañero. Ya lo verás. Procura no perderte ahí fuera... la noche es oscura y alberga horrores.

  Dijo, sonriendo sin dientes muy, muy grande.
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De tumbas frías y deseos de vivir. [Libre 4/4] [Noche] Empty Re: De tumbas frías y deseos de vivir. [Libre 4/4] [Noche]

Mensaje  Reike Lun Feb 07 2022, 18:35

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