La caja misteriosa [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido] [CERRADO]
Aerandir :: Reinos del este. :: Ulmer
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La caja misteriosa [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido] [CERRADO]
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Obsesión por algo que no conoces
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La caja misteriosa
Obsesión por algo que no conoces
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En Ulmer, la niebla se cernía sobre las casas de adobe seco y herbaje, envolviendo las calles estrechas y tortuosas en una atmósfera de misterio y anticipación. Las nubes grises oscurecían el cielo, amenazando con descargar su carga de lluvia en cualquier momento, pero por ahora, se mantenían en suspenso, como si estuvieran esperando algo.
En este asentamiento licántropo, el comercio fluía como la sangre en las venas de un lobo. Desde el norte, territorio de los dragones, hasta el sur, hogar de los humanos, las caravanas de mercaderes transitaban las antiguas rutas comerciales, trayendo consigo una mezcla de bienes exóticos y cotidianos. Pero hoy, el bullicio habitual de la plaza del mercado se veía eclipsado por un murmullo inquietante.
Los aldeanos hablaban en susurros sobre la llegada de la famosa Caja Misteriosa, un objeto de leyenda que había estado circulando por todo Aerandir. Nadie sabía a ciencia cierta quién la poseía, pero las sospechas recaían en algunos habitantes destacados de Ulmer.
Uno de los principales sospechosos era Thalgrim Garra de Hierro, el guardián de la seguridad en Ulmer, un hombre de aspecto imponente con una mirada penetrante que inspiraba respeto y temor por igual. Se rumoreaba que había acumulado una gran riqueza a lo largo de los años y que no dudaría en usar su posición para proteger lo que consideraba suyo, incluso si eso significaba recurrir a métodos cuestionables.
Otro sospechoso era un comerciante humano adinerado que había llegado a Ulmer hace más de una semana; Conrad Skjaldsson, el cual se había instalado en la posada principal. Su presencia en la aldea había despertado la curiosidad de muchos, y su actitud reservada y esquiva solo alimentaba las especulaciones sobre su verdadero cometido en el lugar.
La sanadora de Ulmer; Róta Hjortsdóttir también estaba bajo sospecha, aunque muchos la consideraban una figura respetada y querida en la comunidad. Sin embargo, su conocimiento de las hierbas y pociones la convertía en una candidata tentadora para poseer la misteriosa caja, ya que se decía que contenía secretos ancestrales y poderes ocultos.
Finalmente, entre los sospechosos se encontraba un licántropo misterioso al que nadie conocía realmente. Se le conocía por un apodo enigmático que evocaba su aura de misterio y peligro; Sombra. Pocos se atrevían a acercarse a él, pero su presencia en Ulmer había despertado la intriga y el recelo de muchos.
En medio de todo este revuelo, Bio, con su elegancia innata, llega a Ulmer con una curiosidad insaciable, sus ojos brillando con la promesa de un nuevo misterio por resolver. Su porte distinguido y su mirada aguda no pasan desapercibidos en la aldea licántropa, donde los lugareños lo observan con cautela, conscientes de su origen foráneo.
Por otro lado, Meraxes entra en Ulmer con una aura cargada de tensión y ansiedad. Su obsesión por la caja misteriosa ha ido creciendo con el tiempo, convirtiéndose en una sombra constante en su mente. Su presencia en la aldea no pasa desapercibida, su mirada frenética y su actitud errática despertando la intriga y la preocupación de los lugareños ante otra foránea que parece traer más problemas.
* Bienvenidos, obsesivos cazamisterios. Aquí vamos a jugar un poco a los detectives. Tenéis cuatro sospechosos y toda una aldea para indagar sobre los rumores que corren alrededor de la supuesta presencia de la caja en Ulmer.
* Para no hacer largo y tedioso el proceso de investigación, podréis mandarme MPs preguntando a lo lugareños (a modo de rol) sobre solamente uno de los sospechosos, aquel que más sospechas y curiosidad os dé de entrada. A continuación, y una vez que tengáis claro a quien investigar, desarrolláis vuestro post conforme a vuestra decisión. Tranquilos, podréis acercaros a cada uno de los sospechosos, hablarles e incluso manejarlos, no muerden. (Eso sí, no podréis delatar a ninguno ni decir que ninguno es el "culpable", como es obvio).
* Después de investigar a cada uno de los sospechosos, lo que pasará a continuación me lo reservo para mí, tanto si acertáis en vuestras deducciones como si falláis estrepitosamente. Suerte y divertíos, y recordad, no os sintáis atados a nada, desarrollad todo cuanto gustéis.
En este asentamiento licántropo, el comercio fluía como la sangre en las venas de un lobo. Desde el norte, territorio de los dragones, hasta el sur, hogar de los humanos, las caravanas de mercaderes transitaban las antiguas rutas comerciales, trayendo consigo una mezcla de bienes exóticos y cotidianos. Pero hoy, el bullicio habitual de la plaza del mercado se veía eclipsado por un murmullo inquietante.
Los aldeanos hablaban en susurros sobre la llegada de la famosa Caja Misteriosa, un objeto de leyenda que había estado circulando por todo Aerandir. Nadie sabía a ciencia cierta quién la poseía, pero las sospechas recaían en algunos habitantes destacados de Ulmer.
Uno de los principales sospechosos era Thalgrim Garra de Hierro, el guardián de la seguridad en Ulmer, un hombre de aspecto imponente con una mirada penetrante que inspiraba respeto y temor por igual. Se rumoreaba que había acumulado una gran riqueza a lo largo de los años y que no dudaría en usar su posición para proteger lo que consideraba suyo, incluso si eso significaba recurrir a métodos cuestionables.
Otro sospechoso era un comerciante humano adinerado que había llegado a Ulmer hace más de una semana; Conrad Skjaldsson, el cual se había instalado en la posada principal. Su presencia en la aldea había despertado la curiosidad de muchos, y su actitud reservada y esquiva solo alimentaba las especulaciones sobre su verdadero cometido en el lugar.
La sanadora de Ulmer; Róta Hjortsdóttir también estaba bajo sospecha, aunque muchos la consideraban una figura respetada y querida en la comunidad. Sin embargo, su conocimiento de las hierbas y pociones la convertía en una candidata tentadora para poseer la misteriosa caja, ya que se decía que contenía secretos ancestrales y poderes ocultos.
Finalmente, entre los sospechosos se encontraba un licántropo misterioso al que nadie conocía realmente. Se le conocía por un apodo enigmático que evocaba su aura de misterio y peligro; Sombra. Pocos se atrevían a acercarse a él, pero su presencia en Ulmer había despertado la intriga y el recelo de muchos.
En medio de todo este revuelo, Bio, con su elegancia innata, llega a Ulmer con una curiosidad insaciable, sus ojos brillando con la promesa de un nuevo misterio por resolver. Su porte distinguido y su mirada aguda no pasan desapercibidos en la aldea licántropa, donde los lugareños lo observan con cautela, conscientes de su origen foráneo.
Por otro lado, Meraxes entra en Ulmer con una aura cargada de tensión y ansiedad. Su obsesión por la caja misteriosa ha ido creciendo con el tiempo, convirtiéndose en una sombra constante en su mente. Su presencia en la aldea no pasa desapercibida, su mirada frenética y su actitud errática despertando la intriga y la preocupación de los lugareños ante otra foránea que parece traer más problemas.
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* Bienvenidos, obsesivos cazamisterios. Aquí vamos a jugar un poco a los detectives. Tenéis cuatro sospechosos y toda una aldea para indagar sobre los rumores que corren alrededor de la supuesta presencia de la caja en Ulmer.
* Para no hacer largo y tedioso el proceso de investigación, podréis mandarme MPs preguntando a lo lugareños (a modo de rol) sobre solamente uno de los sospechosos, aquel que más sospechas y curiosidad os dé de entrada. A continuación, y una vez que tengáis claro a quien investigar, desarrolláis vuestro post conforme a vuestra decisión. Tranquilos, podréis acercaros a cada uno de los sospechosos, hablarles e incluso manejarlos, no muerden. (Eso sí, no podréis delatar a ninguno ni decir que ninguno es el "culpable", como es obvio).
* Después de investigar a cada uno de los sospechosos, lo que pasará a continuación me lo reservo para mí, tanto si acertáis en vuestras deducciones como si falláis estrepitosamente. Suerte y divertíos, y recordad, no os sintáis atados a nada, desarrollad todo cuanto gustéis.
Última edición por Thorn el Vie 27 Sep 2024, 17:24, editado 1 vez
Thorn
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Re: La caja misteriosa [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido] [CERRADO]
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Tras aquel evento en la playa, habían sucedido tantas cosas que era la lista era larga, pero, algo había sido constante en ella. L caja, aquella maldita caja que no salía de mis pensamientos y cada día me frustraba más el hecho de no poseerla. No entendía por qué razón, pero el sentido de pertenencia era algo que invadía cada poro de mi cuerpo.
Un rumor había llegado a mis oídos en alguno de mis viajes, al parecer en el este habían oído o visto algo sobre la caja. Como no tenía nada que perder más allá del tiempo, y siguiendo mis impulsos innatos me embarqué en esa aventura. Meleis, preocupado, al pobre un día de estos le daría un infarto, hizo lo de siempre que fue venir conmigo a fin de que no me metiera en un lío, o al menos intentar que no lo hiciera sabiendo que eso era algo imposible.
Tras días de viaje, llegamos a aquella aldea que parecía un musical con murmullos por aquí y murmullos por allá...
- Es misterio, leyenda, es un rumor... -
La vista no se despegó de nosotros tras nuestra llegada. Dos personas altas, y armadas hasta los dientes seguro que daría mucho de que hablar... o cantar. Tal vez mi obsesión por la caja me hacía escuchar cosas o distorsionar la realidad, bueno ya estaba acostumbrada. Borracheras, hongos, sueños eróticos en mansiones, brujas roba niños...
- Busquemos esa caja.
- No, buscaremos un lugar para pasar la noche. ¿No ves que pronto anochecerá?
- No me importa.
- A mí sí, vamos.- Me tomó de la muñeca y prácticamente me arrastró consigo mientras preguntaba por algún lugar de descanso.
La oscuridad había llegado, y ahora me encontraba sentada y malhumorada esperando que el tonto de mi hermano comiera.
Yo también tenía mi plato en frente pero apenas y había tocado mi comida cuando golpeé la mesa con frustración.
- ¡No debería estar perdiendo el tiempo aquí y encontrar al maldito que robó mi caja!
- Merax, tienes que comer. Te prometo que luego...
- ¿LUEGO QUÉ? - grité- CADA MALDITO SEGUDO EN TIEMPO PERDIDO SIN PODER DAR CON ÉL.
- Si los rumores son ciertos quizás esté en este pueblo.
Nuestra conversación no había pasado desapercibida y mucho menos desde nuestra llegada que mucho había llamado la atención de los lugareños. Un sujeto que bebía en la mesa de al lado nos observó de reojo.
- Disculpen, no pude evitar que buscan a alguien. - Se acercó a nosotros, a pesar de que estábamos sentados podía notarse que era bastante bajito comparado con nosotros.
- ¿Ah sí? ¿Y tiene algo que decir? - No estaba de buenas.
- Merax. Lo siento, señor, mi hermana está algo tensa. La verdad buscamos a alguien, escuchamos que hay cierto comerciante en la zona. ¿Sabe dónde podemos hallarlo? - Esperaba que la actitud de su hermana no perjudicara más esa búsqueda.
-Comerciantes hay muchos en Ulmer, me temo.- Se disculpó el lugareño, aunque viendo la expresión de los dos forasteros, carraspeó y cambió de opinión al instante.-Pero supongo que se refieren a Conrad Skaldsson.- Parecía reacio a hablar de él.- El tema de la caja a levantado mucha expectación últimamente en el pueblo. Y eso es bueno para el comercio supongo, pero... han aparecido otro tipo de gente que no parecen tener muy buena pinta; tipos encapuchados y con túnicas negras, todos iguales, y con un aura siniestra a su alrededor que no me gusta un pelo.- Susurró con cuidado- Las paredes aquí tienen oídos, yo que vosotros no andaría diciendo a los cuatro vientos que vais tras esa caja, sed más cautelosos.-Miró hacia los lados y bajó aún más la voz- Conrad tiene en su poder algo valioso, lo podréis encontrar en su caravana apostada fuera de la ciudad. Preguntad por allí, y entre todos los carromatos daréis con él.-
Aparté el plato y me levanté de donde estaba.
- ¿Qué haces? - Meleis me miró con molestia.
- Voy a ver a ese a sujeto, obvio. - Pude notar como Meleis, masajeaba su sien antes de que me diera la vuelta y comenzara caminar hacia la puerta.
- Tch. - Bufó. Apartó el plato y se levantó- Muchas gracias por su información, señor. - Hizo una ligera reverencia antes de ir tras de mí.
Bajo la luz del la moneda de mi cuello que iluminaba el trayecto hacia las caravanas.
- ¿Acaso si escuchaste lo que dijo ese sujeto? Hay más personas buscando la caja, seguramente de todos los nombres que escuchamos al llegar aquí y ni siquiera hay garantía de que ese comerciante sea el correcto.
- No me importa, solo sabremos si preguntamos.
- ¿Y los de las túnicas?
- Que la Merax del futuro se preocupe.
- ¿Y le crees al hombre? Podemos estar yendo hacia una trampa.
- Pues ya será el destino, deja de hablar y mantén los ojos abiertos. Viniste conmigo y asume las consecuencias.
Por suerte para nosotros, logramos llegar ilesos, pero no por ellos menos tensos hasta el lugar indicado. Tal como había dicho el borracho chismoso, allí estaban los carromatos y poco más allá una carpa iluminada que seguramente era el lugar de trabajo de ese tan mencionado comerciante.
Podía decirse que la noche era joven y si aún había luces eso solo significaba que seguía abierto, o bien estaba por cerra, si se trataba de lo último pues pobre de él pues ahora tenía que lidiar con dos clientes más.
- Buenas noches, bienvenidos a ...- El hombre fue interrumpido.
- ¿Tu eres aquel llamado Conrad? - Había entrado al lugar viendo todo a mi alrededor, debía admitir que tenía una gran variedad de cosas, la pregunta era si mi caja estaba entre esas.
- Buenas noches, señor, lo siento, mi hermana está un poco alterada de los nervios.
- ¡Hey!
- Mi nombre es Meleis Balerion y ella es Meraxes Balerion. Nos dijeron que usted podría ayudarnos con algo.
El hombre arqueó una ceja y nos invitó a tomar asiento.- Soy Conrad Skaldsson. - Agregó mientras tomaba asiento frente a nosotros. - ¿Y en qué se supone que "puedo" ayudarlos? - Entonó con cierta altanería.
- Busc...- Me vi interrumpida por Meleis que parecía no querer que yo abriera la boca.
- Dicen en el pueblo que tiene objetos bastante interesantes, señor Skaldsson. Nos preguntábamos si entre ellos habría una caja, una que no puede abrirse. - Explicada con la mayor calma posible, claro está que se notaba cierta preocupación en su tono, quizás por el hecho de temía que yo actuara de manera impulsiva.
- Interesante. ¿Y qué si la tengo o no?
Aquella forma de decirlo la verdad me frustró más de lo ya estaba. Respiré profundo para evitar mandarlo por el caño.
- Escuchamos que hay ciertos hombres encapuchados causando problemas. Y si son ciertos los rumores que posee objetos interesantes eso implica que puede llamar la atención ¿no? A menos claro que trabajen para ti...
- ¿ A qué quieres llegar? - sus ojos se posaron en los míos.
- Seguramente tienes mucha protección, o tal vez no, pero nunca está de más manos o garras extra. Te propongo protección a cambio de la maldita caja o información sobre ella. ¿Aceptas?
Un rumor había llegado a mis oídos en alguno de mis viajes, al parecer en el este habían oído o visto algo sobre la caja. Como no tenía nada que perder más allá del tiempo, y siguiendo mis impulsos innatos me embarqué en esa aventura. Meleis, preocupado, al pobre un día de estos le daría un infarto, hizo lo de siempre que fue venir conmigo a fin de que no me metiera en un lío, o al menos intentar que no lo hiciera sabiendo que eso era algo imposible.
Tras días de viaje, llegamos a aquella aldea que parecía un musical con murmullos por aquí y murmullos por allá...
- Es misterio, leyenda, es un rumor... -
- Así pero hablando de la caja y la gente (?) :
La vista no se despegó de nosotros tras nuestra llegada. Dos personas altas, y armadas hasta los dientes seguro que daría mucho de que hablar... o cantar. Tal vez mi obsesión por la caja me hacía escuchar cosas o distorsionar la realidad, bueno ya estaba acostumbrada. Borracheras, hongos, sueños eróticos en mansiones, brujas roba niños...
- Busquemos esa caja.
- No, buscaremos un lugar para pasar la noche. ¿No ves que pronto anochecerá?
- No me importa.
- A mí sí, vamos.- Me tomó de la muñeca y prácticamente me arrastró consigo mientras preguntaba por algún lugar de descanso.
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La oscuridad había llegado, y ahora me encontraba sentada y malhumorada esperando que el tonto de mi hermano comiera.
Yo también tenía mi plato en frente pero apenas y había tocado mi comida cuando golpeé la mesa con frustración.
- ¡No debería estar perdiendo el tiempo aquí y encontrar al maldito que robó mi caja!
- Merax, tienes que comer. Te prometo que luego...
- ¿LUEGO QUÉ? - grité- CADA MALDITO SEGUDO EN TIEMPO PERDIDO SIN PODER DAR CON ÉL.
- Si los rumores son ciertos quizás esté en este pueblo.
Nuestra conversación no había pasado desapercibida y mucho menos desde nuestra llegada que mucho había llamado la atención de los lugareños. Un sujeto que bebía en la mesa de al lado nos observó de reojo.
- Disculpen, no pude evitar que buscan a alguien. - Se acercó a nosotros, a pesar de que estábamos sentados podía notarse que era bastante bajito comparado con nosotros.
- ¿Ah sí? ¿Y tiene algo que decir? - No estaba de buenas.
- Merax. Lo siento, señor, mi hermana está algo tensa. La verdad buscamos a alguien, escuchamos que hay cierto comerciante en la zona. ¿Sabe dónde podemos hallarlo? - Esperaba que la actitud de su hermana no perjudicara más esa búsqueda.
-Comerciantes hay muchos en Ulmer, me temo.- Se disculpó el lugareño, aunque viendo la expresión de los dos forasteros, carraspeó y cambió de opinión al instante.-Pero supongo que se refieren a Conrad Skaldsson.- Parecía reacio a hablar de él.- El tema de la caja a levantado mucha expectación últimamente en el pueblo. Y eso es bueno para el comercio supongo, pero... han aparecido otro tipo de gente que no parecen tener muy buena pinta; tipos encapuchados y con túnicas negras, todos iguales, y con un aura siniestra a su alrededor que no me gusta un pelo.- Susurró con cuidado- Las paredes aquí tienen oídos, yo que vosotros no andaría diciendo a los cuatro vientos que vais tras esa caja, sed más cautelosos.-Miró hacia los lados y bajó aún más la voz- Conrad tiene en su poder algo valioso, lo podréis encontrar en su caravana apostada fuera de la ciudad. Preguntad por allí, y entre todos los carromatos daréis con él.-
Aparté el plato y me levanté de donde estaba.
- ¿Qué haces? - Meleis me miró con molestia.
- Voy a ver a ese a sujeto, obvio. - Pude notar como Meleis, masajeaba su sien antes de que me diera la vuelta y comenzara caminar hacia la puerta.
- Tch. - Bufó. Apartó el plato y se levantó- Muchas gracias por su información, señor. - Hizo una ligera reverencia antes de ir tras de mí.
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Bajo la luz del la moneda de mi cuello que iluminaba el trayecto hacia las caravanas.
- ¿Acaso si escuchaste lo que dijo ese sujeto? Hay más personas buscando la caja, seguramente de todos los nombres que escuchamos al llegar aquí y ni siquiera hay garantía de que ese comerciante sea el correcto.
- No me importa, solo sabremos si preguntamos.
- ¿Y los de las túnicas?
- Que la Merax del futuro se preocupe.
- ¿Y le crees al hombre? Podemos estar yendo hacia una trampa.
- Pues ya será el destino, deja de hablar y mantén los ojos abiertos. Viniste conmigo y asume las consecuencias.
Por suerte para nosotros, logramos llegar ilesos, pero no por ellos menos tensos hasta el lugar indicado. Tal como había dicho el borracho chismoso, allí estaban los carromatos y poco más allá una carpa iluminada que seguramente era el lugar de trabajo de ese tan mencionado comerciante.
Podía decirse que la noche era joven y si aún había luces eso solo significaba que seguía abierto, o bien estaba por cerra, si se trataba de lo último pues pobre de él pues ahora tenía que lidiar con dos clientes más.
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- Buenas noches, bienvenidos a ...- El hombre fue interrumpido.
- ¿Tu eres aquel llamado Conrad? - Había entrado al lugar viendo todo a mi alrededor, debía admitir que tenía una gran variedad de cosas, la pregunta era si mi caja estaba entre esas.
- Buenas noches, señor, lo siento, mi hermana está un poco alterada de los nervios.
- ¡Hey!
- Mi nombre es Meleis Balerion y ella es Meraxes Balerion. Nos dijeron que usted podría ayudarnos con algo.
El hombre arqueó una ceja y nos invitó a tomar asiento.- Soy Conrad Skaldsson. - Agregó mientras tomaba asiento frente a nosotros. - ¿Y en qué se supone que "puedo" ayudarlos? - Entonó con cierta altanería.
- Busc...- Me vi interrumpida por Meleis que parecía no querer que yo abriera la boca.
- Dicen en el pueblo que tiene objetos bastante interesantes, señor Skaldsson. Nos preguntábamos si entre ellos habría una caja, una que no puede abrirse. - Explicada con la mayor calma posible, claro está que se notaba cierta preocupación en su tono, quizás por el hecho de temía que yo actuara de manera impulsiva.
- Interesante. ¿Y qué si la tengo o no?
Aquella forma de decirlo la verdad me frustró más de lo ya estaba. Respiré profundo para evitar mandarlo por el caño.
- Escuchamos que hay ciertos hombres encapuchados causando problemas. Y si son ciertos los rumores que posee objetos interesantes eso implica que puede llamar la atención ¿no? A menos claro que trabajen para ti...
- ¿ A qué quieres llegar? - sus ojos se posaron en los míos.
- Seguramente tienes mucha protección, o tal vez no, pero nunca está de más manos o garras extra. Te propongo protección a cambio de la maldita caja o información sobre ella. ¿Aceptas?
- Off:
- Pues elijo el camino de un posible trato con Conrad, ya sea por la aja o por información sobre ella. Tal como se me indicó en el mensaje procedo a lanzar los dados.Meraxes escribió:Una sensación amarga se aferró al pecho de la dragona, un deseo casi instintivo de tener la caja entre sus manos, de explorar su contenido y descubrir qué secretos encerraba. Ahora, Meraxes se sentiría en una encrucijada de emociones; la frustración y la ansiedad se mezclaban con un profundo anhelo que no podía ignorar.
- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Medalla del exterminador [1 CARGA] - Pecho lado derecho.
- Pieza Metalica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal [Encantamiento Armadura Engañosa]
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Regular. - Dentro de Bolso de Viajero. [L1]
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] [Armas Flexible Superior. Metal. Unidades: 2]
- Tónico del Jerbo - Bolso
- Llave Onírica - Bolso
- Ocarina - Bolso
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso [L2]
- Bomull (Cría de Gomejo)
- Caramelo de Jade. [Dentro de bolsa de viajero]
- Hongos de Lithe. [Cant. 1]] [Dentro de bolsa de viajero]
- Collar de Moneda Maliciosa de Elian [Cuello- Encantamiento Fuente de Luz]
-Trampa de Red [Dentro de bolsa de viajero] [L3]
- Peluche de bégimo. [Sin cargas]
- Brocheta de yak
-Huevo sorpresa. [Unidades: 1]
- Galleta de Humo.
- Néctar Kimil.
- Bolita de pétalos biusificados.
- Bomba Luminosa. [L4]
- Tatuaje de Niggu.
- Bolitas Resbaladizas. [Dentro del Bolso] [L5]
- Voluntad de Terric.
- Poción de Recuperación (2)
- Trineo.
- Disfraz de Gomejo [Guardado]
- Garras Superiores.
- Ropas Comunes Superiores [Equipada]
- Escama de dragón marino [Unidades: 2]
-Gorrito de Calabaza.
- Granada de Humo.Outfit
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- Inventario Meleis:
- Garras Superiores
- Bolso del Explorador.
- Armadura de Fieras Normal. [A. Ligera / Encantamiento Pudor]
- Poción de Salud Concentrada. [Dentro del Bolso] [L6]
- Disfraz de Gomejo [Guardado]
Meraxes
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Re: La caja misteriosa [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido] [CERRADO]
El miembro 'Meraxes' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: La caja misteriosa [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido] [CERRADO]
Y así llegamos a Ulmer, yo iba con una capa negra y una capucha para hacerme el misterioso, aunque había tomado la precaución de bordar en la espalda de la capa “No disparen, soy buen músico” en caso de que alguien me viera como sospechoso. El perro por su parte, caminaba a mi lado, también con una capa más pequeña y una capucha como la mía, para protegernos de la lluvia. Su capa tenía bordada la frase “No disparen, soy cantante”.
¿Crees que sea por racismo?- Preguntó el perro con indignación -No, seguro que no, ya olvídalo, la vida sigue- Traté de convencerlo para que dejara su drama sin sentido -¿Para qué quiero la vida si no me dejan cantar?- Insistió el animal -¿Por qué era tan importante cantar?- Le pregunté con indiferencia -Es mi mayor pasión, lo que más he deseado en toda mi perra vida- Dijo con ojitos de perro laxado -Pero si apenas lo mencionaste hace uno días- Dije con seriedad sin hacer mucho caso al animalucho.
Perdón, hay días en que los cuadrúpedos nos indignamos por cualquier cosa…- Insistió el animal poniendo a prueba mi paciencia -Bueno, sí, eres un animal muy raro- Confirmé -¿Sabes qué? No pudiste cantar en ese show, pero eso no significa que no puedas cantar en otra parte, acá traigo mi monocordio… Y no porque también haya estado listo para tocar en ese show, solo lo traje por Mera casualidad- Dije con una risa nerviosa -Al llegar a la taberna podemos cantar algo para torturar a los lugareños- Le prometí al perrito para animarlo, aunque solo me estaba animando a mí mismo porque el perro no tenía idea de nada.
Un rato después llegamos a la taberna más cercana y nos sentamos en una mesa alejada de todo, observamos a los presentes y escuchamos algunos de los rumores acerca de lo que veníamos a buscar, de entrada, teníamos que investigar a varios sospechosos, pero había algunos que destacaban por encima de los otros, la primera era la sanadora Róta Hjgorditotota, era muy buena, todos la querían, todos la admiraban, las mujeres querían ser como ella, los hombres querían estar con ella, el perro quería cantar para ella, era tan buena que seguro tenía que ser mala.
Y luego, estaba aquel sujeto que entró al bar, lo llamaban Sombra El Misterioso y era como una sombra, y también era muy misterioso, quizá por eso el nombre, era tan sospechoso y evidente que no podía ser sospechoso -Ha llegado tu momento- Le dije al perro -Necesitamos una distracción, es tiempo de cantar- El perro me miró intrigado mientras yo me ponía de pie, con una pierna acomodada sobre la silla y mis manos sosteniendo el monocordio y comencé a tocar.
El perro ladró y meneó la cola para llamar la atención de los presentes, se subió a la mesa y mientras tocaba comencé a poner palabras en su boca para que pareciera que cantaba.
Aquella situación dejó desconcertados a los presentes, no se imaginaban que el perro fuera el cantante y yo tan solo el músico, con un instrumento que parecía una guitarra de poco presupuesto a la que solo le pusieron una cuerda, no obstante, a mitad de la canción el bar se había convertido en una fiesta y los presentes ya tarareaban la canción y balanceaban las manos en el aire.
Era la oportunidad perfecta y mientras seguía poniendo las palabras en la boca del perro y usaba también mi voz para imitar el sonido de la cuerda del monocordio. Estaban todos tan hipnotizados con la voz del perro que ni se dieron cuenta que dejé de tocar y me acerqué al sujeto sospechoso que acababa de entrar -Hola, Sombra el Misterioso- Le dije sentándome a su lado, aunque sin dirigirle la mirada, pues no quería apartar la vista del perro que cantaba sobre una mesa.
Finalmente nos volvemos a encontrar… ¡No voltees hacia mí!- Dije con alarma susurrante mientras acercaba una jarra de hidromiel a su mano -Nos observan, no estamos solos, ellos están aquí- Me inventé una historia conspiranoica muy convincente -Toma un trago si tienes la caja- Le dije y esperé un momento su respuesta mientras seguía haciendo cantar al perro. Sin embargo, Sombra apenas levantó la mirada de su bebida alcohólica y gruñó en respuesta a mi generosa oferta.
Sombra el Misterioso no respondió de inmediato. En cambio, su expresión se volvió aún más sombría y misteriosa, sus ojos brillaron con intensidad, como si estuvieran evaluando cada palabra que le decía. Finalmente, después de un prolongado silencio tenso, Sombra habló con una voz profunda y áspera.
No sé de qué me hablas- Respondió Sombra el Misterioso con un tono de voz que parecía emanar una advertencia implícita -Si no tienes asuntos serios que tratar conmigo, será mejor que te marches antes de que te arrepientas de haberme molestado- Definitivamente en vez de Sombra el misterioso parecía ser Sombra el Amargado, incluso mientras escribo, me estoy pensando regresar a cambiar el nombre en los párrafos anteriores, pero en fin, mejor darnos prisa antes que otro se quede con la caja.
No quiero tu hidromiel- Declaró Sombra el Amargado con firmeza, su tono aún más duro que antes -Y tampoco quiero tu compañía. ¿No te queda claro que no quiero hablar contigo?- El hombre se veía incómodo y tenso, quizá esperaba a alguien, o esperaba que sucediera algo, de cualquier manera, mi elaborado plan que acababa de improvisar estaba muy lejos de funcionar. Volví a acercar a él la jarra de Hidromiel, se la toma porque se la toma, era todo lo que podía pensar, era demasiada para beberla yo solo y el perro se aloca cuando bebe.
Ten cuidado, está rota- Le dije refiriéndome a la jarra que tenía una pequeña fisura en algún lado y el líquido se estaba saliendo, pero al parecer entendió que se trataba de alguna persona rota, porque miró a varias direcciones -Ten cuidado con ella, si está rota te puedes meter en graves problemas, incluso puede que no te dejen salir de aquí con vida si pagas por el daño que hayas causado- Le dije a Sombra el Misterioso, refiriéndome a la jarra, aunque él parecía seguir entendiendo otra cosa.
¿Qué sabes tú de Róta?- Preguntó Sombra el misterioso con voz ruda, sus ojos fijos en los míos mientras parecía valorar la posibilidad de que yo tuviera alguna conexión con la sanadora -Sé que si está rota, no podrás con ella tú solo, necesitarás ayuda- Declaré mis intenciones mientras sacaba de mi bolsillo un poco de pegamento para ayudar a cerrar la fisura pero el muy ingrato ignoró mis buenas intenciones -Da igual-Dijo moviéndose en su asiento, algo incómodo como una persona atormentada por parásitos -Será mejor que me dejes en paz- Tras aquellas palabras se levantó de prisa y se dirigió a la puerta para abandonar la taberna.
Sal de aquí mientras yo los distraigo, pero grita "la tengo" cuando la encuentres- [1] Le dije amablemente aunque usando mi magia para guardar sutilmente una sugestión en su mente, al encontrar a Rota, sentiría un fuerte deseo de seguir mi orden y gritar, eso me ayudaría a encontrarlo en caso de haberlo perdido. Me acerqué de nuevo al perro parlante que aún cantaba con mi voz mágica, tomé el monocordio y seguí fingiendo que tocaba mientras hacía con mi voz también el sonido de la cuerda.
Es momento de partir- Le dije al perro preparándome para salir de la taberna antes que Sombra el Misterioso estuviera ya demasiado lejos. En ese momento, alguien pareció entender mis palabras de otra forma -Yo voy a partir primero- Dijo un anciano cuya barba tenía más bebida que el vaso en su mano, y sin dar mucho tiempo a reaccionar, partió el vaso contra el piso -Y aquí va de nuevo- Murmuró alguien antes que se formara una clásica pelea de taberna.
De prisa, tenemos que salir de… Claro, ¿Cómo no lo imaginé?- Me reproché al darme cuenta que el perro ya no estaba, seguramente se había adelantado a perseguir a Sombra el misterioso mientras yo perdía el tiempo -Muy astuto, por eso es el jefe- Corrí de prisa a la puerta para buscar los rastros de Sombra el Misterioso y alcanzarlo, a donde él vaya, yo iré.
[0] Uso varias veces mi habilidad Nivel 1: El que acecha en el umbral para que parezca que mi perro el [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] puede hablar, pero solo es un truco de ventriloquía. ¿Crees que sea por racismo?- Preguntó el perro con indignación -No, seguro que no, ya olvídalo, la vida sigue- Traté de convencerlo para que dejara su drama sin sentido -¿Para qué quiero la vida si no me dejan cantar?- Insistió el animal -¿Por qué era tan importante cantar?- Le pregunté con indiferencia -Es mi mayor pasión, lo que más he deseado en toda mi perra vida- Dijo con ojitos de perro laxado -Pero si apenas lo mencionaste hace uno días- Dije con seriedad sin hacer mucho caso al animalucho.
Perdón, hay días en que los cuadrúpedos nos indignamos por cualquier cosa…- Insistió el animal poniendo a prueba mi paciencia -Bueno, sí, eres un animal muy raro- Confirmé -¿Sabes qué? No pudiste cantar en ese show, pero eso no significa que no puedas cantar en otra parte, acá traigo mi monocordio… Y no porque también haya estado listo para tocar en ese show, solo lo traje por Mera casualidad- Dije con una risa nerviosa -Al llegar a la taberna podemos cantar algo para torturar a los lugareños- Le prometí al perrito para animarlo, aunque solo me estaba animando a mí mismo porque el perro no tenía idea de nada.
Un rato después llegamos a la taberna más cercana y nos sentamos en una mesa alejada de todo, observamos a los presentes y escuchamos algunos de los rumores acerca de lo que veníamos a buscar, de entrada, teníamos que investigar a varios sospechosos, pero había algunos que destacaban por encima de los otros, la primera era la sanadora Róta Hjgorditotota, era muy buena, todos la querían, todos la admiraban, las mujeres querían ser como ella, los hombres querían estar con ella, el perro quería cantar para ella, era tan buena que seguro tenía que ser mala.
Y luego, estaba aquel sujeto que entró al bar, lo llamaban Sombra El Misterioso y era como una sombra, y también era muy misterioso, quizá por eso el nombre, era tan sospechoso y evidente que no podía ser sospechoso -Ha llegado tu momento- Le dije al perro -Necesitamos una distracción, es tiempo de cantar- El perro me miró intrigado mientras yo me ponía de pie, con una pierna acomodada sobre la silla y mis manos sosteniendo el monocordio y comencé a tocar.
El perro ladró y meneó la cola para llamar la atención de los presentes, se subió a la mesa y mientras tocaba comencé a poner palabras en su boca para que pareciera que cantaba.
Aquella situación dejó desconcertados a los presentes, no se imaginaban que el perro fuera el cantante y yo tan solo el músico, con un instrumento que parecía una guitarra de poco presupuesto a la que solo le pusieron una cuerda, no obstante, a mitad de la canción el bar se había convertido en una fiesta y los presentes ya tarareaban la canción y balanceaban las manos en el aire.
Era la oportunidad perfecta y mientras seguía poniendo las palabras en la boca del perro y usaba también mi voz para imitar el sonido de la cuerda del monocordio. Estaban todos tan hipnotizados con la voz del perro que ni se dieron cuenta que dejé de tocar y me acerqué al sujeto sospechoso que acababa de entrar -Hola, Sombra el Misterioso- Le dije sentándome a su lado, aunque sin dirigirle la mirada, pues no quería apartar la vista del perro que cantaba sobre una mesa.
Finalmente nos volvemos a encontrar… ¡No voltees hacia mí!- Dije con alarma susurrante mientras acercaba una jarra de hidromiel a su mano -Nos observan, no estamos solos, ellos están aquí- Me inventé una historia conspiranoica muy convincente -Toma un trago si tienes la caja- Le dije y esperé un momento su respuesta mientras seguía haciendo cantar al perro. Sin embargo, Sombra apenas levantó la mirada de su bebida alcohólica y gruñó en respuesta a mi generosa oferta.
Sombra el Misterioso no respondió de inmediato. En cambio, su expresión se volvió aún más sombría y misteriosa, sus ojos brillaron con intensidad, como si estuvieran evaluando cada palabra que le decía. Finalmente, después de un prolongado silencio tenso, Sombra habló con una voz profunda y áspera.
No sé de qué me hablas- Respondió Sombra el Misterioso con un tono de voz que parecía emanar una advertencia implícita -Si no tienes asuntos serios que tratar conmigo, será mejor que te marches antes de que te arrepientas de haberme molestado- Definitivamente en vez de Sombra el misterioso parecía ser Sombra el Amargado, incluso mientras escribo, me estoy pensando regresar a cambiar el nombre en los párrafos anteriores, pero en fin, mejor darnos prisa antes que otro se quede con la caja.
No quiero tu hidromiel- Declaró Sombra el Amargado con firmeza, su tono aún más duro que antes -Y tampoco quiero tu compañía. ¿No te queda claro que no quiero hablar contigo?- El hombre se veía incómodo y tenso, quizá esperaba a alguien, o esperaba que sucediera algo, de cualquier manera, mi elaborado plan que acababa de improvisar estaba muy lejos de funcionar. Volví a acercar a él la jarra de Hidromiel, se la toma porque se la toma, era todo lo que podía pensar, era demasiada para beberla yo solo y el perro se aloca cuando bebe.
Ten cuidado, está rota- Le dije refiriéndome a la jarra que tenía una pequeña fisura en algún lado y el líquido se estaba saliendo, pero al parecer entendió que se trataba de alguna persona rota, porque miró a varias direcciones -Ten cuidado con ella, si está rota te puedes meter en graves problemas, incluso puede que no te dejen salir de aquí con vida si pagas por el daño que hayas causado- Le dije a Sombra el Misterioso, refiriéndome a la jarra, aunque él parecía seguir entendiendo otra cosa.
¿Qué sabes tú de Róta?- Preguntó Sombra el misterioso con voz ruda, sus ojos fijos en los míos mientras parecía valorar la posibilidad de que yo tuviera alguna conexión con la sanadora -Sé que si está rota, no podrás con ella tú solo, necesitarás ayuda- Declaré mis intenciones mientras sacaba de mi bolsillo un poco de pegamento para ayudar a cerrar la fisura pero el muy ingrato ignoró mis buenas intenciones -Da igual-Dijo moviéndose en su asiento, algo incómodo como una persona atormentada por parásitos -Será mejor que me dejes en paz- Tras aquellas palabras se levantó de prisa y se dirigió a la puerta para abandonar la taberna.
Sal de aquí mientras yo los distraigo, pero grita "la tengo" cuando la encuentres- [1] Le dije amablemente aunque usando mi magia para guardar sutilmente una sugestión en su mente, al encontrar a Rota, sentiría un fuerte deseo de seguir mi orden y gritar, eso me ayudaría a encontrarlo en caso de haberlo perdido. Me acerqué de nuevo al perro parlante que aún cantaba con mi voz mágica, tomé el monocordio y seguí fingiendo que tocaba mientras hacía con mi voz también el sonido de la cuerda.
Es momento de partir- Le dije al perro preparándome para salir de la taberna antes que Sombra el Misterioso estuviera ya demasiado lejos. En ese momento, alguien pareció entender mis palabras de otra forma -Yo voy a partir primero- Dijo un anciano cuya barba tenía más bebida que el vaso en su mano, y sin dar mucho tiempo a reaccionar, partió el vaso contra el piso -Y aquí va de nuevo- Murmuró alguien antes que se formara una clásica pelea de taberna.
De prisa, tenemos que salir de… Claro, ¿Cómo no lo imaginé?- Me reproché al darme cuenta que el perro ya no estaba, seguramente se había adelantado a perseguir a Sombra el misterioso mientras yo perdía el tiempo -Muy astuto, por eso es el jefe- Corrí de prisa a la puerta para buscar los rastros de Sombra el Misterioso y alcanzarlo, a donde él vaya, yo iré.
[1] Uso mi habilidad de Nivel 4: El demonio de la perversidad para insertar una sugestión en la mente de Sombra el Misterioso y hacer que grite cuando encuentre a Rota, no sé para qué me servirá exactamente pero bueno, Mera está en el tema así que seguro sale mal de todos modos.
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Obsesión por algo que no conoces
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La caja misteriosa
Obsesión por algo que no conoces
Conrad Skaldsson, el mercader humano, se alzaba majestuoso frente a su caravana ambulante, rodeado de un aura de opulencia y codicia. Su complexión obesa y su baja estatura se veían resaltadas por sus ropajes lujosos, que apenas podían contener su corpulencia. La calvicie era completa en él, y su tez clara que delataba su vida en la comodidad de los negocios, a diferencia de quien labraba la tierra en el campo.
Siempre observaba con ojos astutos y aviesos a quienes se acercaban a él, evaluando cada oportunidad de beneficio que se presentara. Meraxes y Meleis no fueron una excepción. Su sonrisa era tan afilada como las aristas de sus tratos comerciales, siempre buscando sacar provecho a expensas de los demás.
Rodeado de artículos de gran valor, símbolos de su insaciable ambición, Conrad representaba la encarnación misma de la avaricia y el oportunismo. En su caravana, la riqueza se entrelazaba con la malicia, creando un ambiente opresivo y despiadado que reflejaba la verdadera naturaleza del mercader rastrero.
-Esa caja, querida mía, nos interesa a muchos.-Sus palabras estaban cargadas de desdén, y su sonrisa maliciosa revelaba su confianza en sí mismo, como si ya hubiera asegurado su victoria.-No me interesa tu protección.-Le dijo haciendo ademán de que se fuese.-Ya que, ya cuento con eso.
De entre las sombras surgió un aura de misterio y peligro, encarnada en dos figuras encapuchadas que emergieron silenciosamente. Sus túnicas negras ondeaban con la brisa nocturna, ocultando cualquier rasgo distintivo bajo sus capuchas. Ni siquiera sus rostros eran visibles, tan oscuros como la misma noche, dejando a Meraxes y Meleis con una sensación de vacío y temor.
-Da igual los rumores que hayáis escuchado. Idos de Ulmer y no volváis.-Amenazó una de las figuras encapuchadas.
-Olvidad la caja, olvidad su historia, olvidadlo todo.-La otra figura, de manera más gentil pero igualmente firme, colocó una mano sobre el hombro de Meraxes. Aunque su gesto parecía amable, emanaba una autoridad implacable, advirtiéndole de las consecuencias de desafiar sus intereses.
Róta Hjortsdóttir era una figura imponente en Ulmer, no solo por su habilidad en medicina, sino también por su presencia gentil y maternal que inspiraba respeto y confianza en todos los que la conocían. Era una mujer madura, de cabello canoso que caía en suaves ondas alrededor de su rostro, enmarcando unos ojos azules llenos de sabiduría y compasión. Su piel estaba marcada por los años y las experiencias, pero su rostro aún conservaba la calidez de una sonrisa amable y reconfortante.
Vestía ropas sencillas pero de calidad, con colores terrosos que complementaban su serena presencia. Siempre se movía con gracia y seguridad, como si cada paso estuviera imbuido de una profunda conexión con la tierra y sus ciclos naturales. Aunque su aspecto transmitía serenidad y paz, detrás de esos ojos había una determinación inquebrantable y una fuerza interior que la impulsaba a ayudar a los demás sin importar los obstáculos que pudieran interponerse en su camino.
En ese momento, la mujer atendía en su casa a un paciente, como tantas otras veces a lo largo de su vida. Sombra se mantuvo en silencio en la entrada de la casa de adobe, observando con atención cómo Róta atendía al paciente con dedicación y cuidado. El interior de la casa estaba iluminado por la suave luz de las velas, que proyectaban sombras danzantes en las paredes rugosas de barro. El paciente yacía en una rudimentaria camilla, mientras Róta se movía con gracia alrededor de él, aplicando ungüentos y preparando infusiones con hierbas medicinales.
Finalmente, cuando Róta terminó de atender al paciente y se acercó hacia la entrada, Sombra avanzó unos pasos hacia ella, esperando respetuosamente a que le concediera su atención.
Róta levantó la mirada hacia Sombra, revelando una expresión de sorpresa y curiosidad al verlo allí parado en su umbral. Su rostro, iluminado por la cálida luz de las velas, mostraba una mezcla de amabilidad y cautela, como si estuviera evaluando las intenciones del intruso antes de decidir cómo responder.
-¿Qué te trae por aquí?-Preguntó la mujer con voz suave, pero firme, mostrando su disposición a escuchar lo que él tuviera que decir.
-Tienes que darme la caja-Dijo directamente y sin andarse sin rodeos.-Los rumores que te señalan son cada vez más evidentes, e incluso me han preguntado directamente por ti. Debes dármela, y yo desapareceré de Ulmer.
-Llevas varios días diciéndome que te dé la dichosa caja.-Se limpiaba las manos con dedicación, pero más con molestia que con verdadero esmero.-No la tengo. Deja de insistir o tendré que hablar con Garra de Hierro.
Sombra, sin decir una sola palabra más farfulló para sí, molesto y salió de la casa de la sanadora de mala gana, perdiéndose entre las solitarias calles de Ulmer.
* Todavía es demasiado pronto para descartar a ningún sospechoso, al menos bajo mi criterio. Debéis intentar una investigación más exhaustiva; una búsqueda de pruebas o seguir interrogando tanto a habitantes de Ulmer, o a los propios sospechosos. Si os inclináis por interrogar, de nuevo tendréis que mandarme MP y os daré instrucciones.
* Meraxes, te aviso de que los encapuchados son gente peligrosa, no es recomendable enfrentarse a ellos por el momento.
Siempre observaba con ojos astutos y aviesos a quienes se acercaban a él, evaluando cada oportunidad de beneficio que se presentara. Meraxes y Meleis no fueron una excepción. Su sonrisa era tan afilada como las aristas de sus tratos comerciales, siempre buscando sacar provecho a expensas de los demás.
Rodeado de artículos de gran valor, símbolos de su insaciable ambición, Conrad representaba la encarnación misma de la avaricia y el oportunismo. En su caravana, la riqueza se entrelazaba con la malicia, creando un ambiente opresivo y despiadado que reflejaba la verdadera naturaleza del mercader rastrero.
-Esa caja, querida mía, nos interesa a muchos.-Sus palabras estaban cargadas de desdén, y su sonrisa maliciosa revelaba su confianza en sí mismo, como si ya hubiera asegurado su victoria.-No me interesa tu protección.-Le dijo haciendo ademán de que se fuese.-Ya que, ya cuento con eso.
De entre las sombras surgió un aura de misterio y peligro, encarnada en dos figuras encapuchadas que emergieron silenciosamente. Sus túnicas negras ondeaban con la brisa nocturna, ocultando cualquier rasgo distintivo bajo sus capuchas. Ni siquiera sus rostros eran visibles, tan oscuros como la misma noche, dejando a Meraxes y Meleis con una sensación de vacío y temor.
-Da igual los rumores que hayáis escuchado. Idos de Ulmer y no volváis.-Amenazó una de las figuras encapuchadas.
-Olvidad la caja, olvidad su historia, olvidadlo todo.-La otra figura, de manera más gentil pero igualmente firme, colocó una mano sobre el hombro de Meraxes. Aunque su gesto parecía amable, emanaba una autoridad implacable, advirtiéndole de las consecuencias de desafiar sus intereses.
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Róta Hjortsdóttir era una figura imponente en Ulmer, no solo por su habilidad en medicina, sino también por su presencia gentil y maternal que inspiraba respeto y confianza en todos los que la conocían. Era una mujer madura, de cabello canoso que caía en suaves ondas alrededor de su rostro, enmarcando unos ojos azules llenos de sabiduría y compasión. Su piel estaba marcada por los años y las experiencias, pero su rostro aún conservaba la calidez de una sonrisa amable y reconfortante.
Vestía ropas sencillas pero de calidad, con colores terrosos que complementaban su serena presencia. Siempre se movía con gracia y seguridad, como si cada paso estuviera imbuido de una profunda conexión con la tierra y sus ciclos naturales. Aunque su aspecto transmitía serenidad y paz, detrás de esos ojos había una determinación inquebrantable y una fuerza interior que la impulsaba a ayudar a los demás sin importar los obstáculos que pudieran interponerse en su camino.
En ese momento, la mujer atendía en su casa a un paciente, como tantas otras veces a lo largo de su vida. Sombra se mantuvo en silencio en la entrada de la casa de adobe, observando con atención cómo Róta atendía al paciente con dedicación y cuidado. El interior de la casa estaba iluminado por la suave luz de las velas, que proyectaban sombras danzantes en las paredes rugosas de barro. El paciente yacía en una rudimentaria camilla, mientras Róta se movía con gracia alrededor de él, aplicando ungüentos y preparando infusiones con hierbas medicinales.
Finalmente, cuando Róta terminó de atender al paciente y se acercó hacia la entrada, Sombra avanzó unos pasos hacia ella, esperando respetuosamente a que le concediera su atención.
Róta levantó la mirada hacia Sombra, revelando una expresión de sorpresa y curiosidad al verlo allí parado en su umbral. Su rostro, iluminado por la cálida luz de las velas, mostraba una mezcla de amabilidad y cautela, como si estuviera evaluando las intenciones del intruso antes de decidir cómo responder.
-¿Qué te trae por aquí?-Preguntó la mujer con voz suave, pero firme, mostrando su disposición a escuchar lo que él tuviera que decir.
-Tienes que darme la caja-Dijo directamente y sin andarse sin rodeos.-Los rumores que te señalan son cada vez más evidentes, e incluso me han preguntado directamente por ti. Debes dármela, y yo desapareceré de Ulmer.
-Llevas varios días diciéndome que te dé la dichosa caja.-Se limpiaba las manos con dedicación, pero más con molestia que con verdadero esmero.-No la tengo. Deja de insistir o tendré que hablar con Garra de Hierro.
Sombra, sin decir una sola palabra más farfulló para sí, molesto y salió de la casa de la sanadora de mala gana, perdiéndose entre las solitarias calles de Ulmer.
* Todavía es demasiado pronto para descartar a ningún sospechoso, al menos bajo mi criterio. Debéis intentar una investigación más exhaustiva; una búsqueda de pruebas o seguir interrogando tanto a habitantes de Ulmer, o a los propios sospechosos. Si os inclináis por interrogar, de nuevo tendréis que mandarme MP y os daré instrucciones.
* Meraxes, te aviso de que los encapuchados son gente peligrosa, no es recomendable enfrentarse a ellos por el momento.
Thorn
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Re: La caja misteriosa [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido] [CERRADO]
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La respuestas y modos de aquel sujeto no me gradaban en lo absoluto. Pero la cosa se volvió mucho más incomoda cuando, tras rechazar la oferta, aquellos hombres aparecieron. Su sola presencia ya intimidaba, hasta Meleis estaba totalmente tenso, parecía tener miedo, quizás su propio instinto advirtiendo el peligro.
Ver a mi hermano de ese modo me hizo se un poco más consciente de la situación, por mucho que deseara encontrar la caja en ese momento, no podría hacerlo ante esas condiciones. No sabía si el la tenía o no, o si iba tras ella, lo que seguramente significaba un obstáculo bastante complicado.
Me estremecí, y no en el buen y excitante sentido que me gustaba, cuando su mano se posó en mi hombre. Estaba muda y muy en el fondo impotente.
- Sé cuando no me quieren. - Reí con un dejo de cinismo y obviamente me y temblaba todo, por suerte podría atribuir al frío o tal vez no. - Consideraré su consejo. - Agregué mientras me levantaba de la silla.
- Meleis, vamos. - miré a mi hermano quien tardó un poco reaccionar pero una vez espabiló me siguió a la salida.
Una vez fuera y caminando lo bastante rápido como para alejarnos lo suficiente, sentía escalofríos. -Necesito mear. - fueron las primeras palabras que logré articular, casi me hago pipí.
- Esos sujetos... tienen que ser de los que hablan... los encapuchados. - Meleis, seguía pálido, más de lo que ya era, pero al menos había recuperado el habla.- Merax, no podemos hacer esto solos. Debiste pedir ayuda.
- No... no quería meterlos en líos y si mal recuerdo tu solo viniste cuando te dije que no.
- ¿Entonces cuando piden ayuda tu vas sin chistar pero te cuesta pedirla?
- No le veo lo malo. No me gusta molestar. - Me crucé de brazos. - En fin, vayamos de vuelta, y de camino necesito mear, es en serio. - No dije algo más, quería dar esa conversación por terminada. -
Luego de un rato de andar y en medio de un callejón donde ya estaba alistando todo para agacharme a dejar el miedo. Meleis vigilaba afuera, pero fue el grito de una bola de pelos rojiza la que me hizo gritar. - AY POR TODOS LOS DIOSES-
No sé cómo, cuándo, ni mucho menos por qué, el jefe había logrado dar conmigo. Sin duda por eso era el jefe y por eso estaba al mando. - ¡Qué sucede! - Mi hermano asustado se adentro al callejón con tenue iluminación. -
- El jefe. - Señalé con el meñique mientras terminaba de vaciar el tanque. - Los dioses te escucharon y lo enviaron. -
Ver a mi hermano de ese modo me hizo se un poco más consciente de la situación, por mucho que deseara encontrar la caja en ese momento, no podría hacerlo ante esas condiciones. No sabía si el la tenía o no, o si iba tras ella, lo que seguramente significaba un obstáculo bastante complicado.
Me estremecí, y no en el buen y excitante sentido que me gustaba, cuando su mano se posó en mi hombre. Estaba muda y muy en el fondo impotente.
- Sé cuando no me quieren. - Reí con un dejo de cinismo y obviamente me y temblaba todo, por suerte podría atribuir al frío o tal vez no. - Consideraré su consejo. - Agregué mientras me levantaba de la silla.
- Meleis, vamos. - miré a mi hermano quien tardó un poco reaccionar pero una vez espabiló me siguió a la salida.
Una vez fuera y caminando lo bastante rápido como para alejarnos lo suficiente, sentía escalofríos. -Necesito mear. - fueron las primeras palabras que logré articular, casi me hago pipí.
- Esos sujetos... tienen que ser de los que hablan... los encapuchados. - Meleis, seguía pálido, más de lo que ya era, pero al menos había recuperado el habla.- Merax, no podemos hacer esto solos. Debiste pedir ayuda.
- No... no quería meterlos en líos y si mal recuerdo tu solo viniste cuando te dije que no.
- ¿Entonces cuando piden ayuda tu vas sin chistar pero te cuesta pedirla?
- No le veo lo malo. No me gusta molestar. - Me crucé de brazos. - En fin, vayamos de vuelta, y de camino necesito mear, es en serio. - No dije algo más, quería dar esa conversación por terminada. -
Luego de un rato de andar y en medio de un callejón donde ya estaba alistando todo para agacharme a dejar el miedo. Meleis vigilaba afuera, pero fue el grito de una bola de pelos rojiza la que me hizo gritar. - AY POR TODOS LOS DIOSES-
No sé cómo, cuándo, ni mucho menos por qué, el jefe había logrado dar conmigo. Sin duda por eso era el jefe y por eso estaba al mando. - ¡Qué sucede! - Mi hermano asustado se adentro al callejón con tenue iluminación. -
- El jefe. - Señalé con el meñique mientras terminaba de vaciar el tanque. - Los dioses te escucharon y lo enviaron. -
- Off:
- Hago caso al master y voy a vaciar el miedo, de camino encuentro al señor Vam Pyto, el boss de boss, para comenzar a interactuar con Bio y ver si logramos algo... o no. :vMeraxes escribió:Una sensación amarga se aferró al pecho de la dragona, un deseo casi instintivo de tener la caja entre sus manos, de explorar su contenido y descubrir qué secretos encerraba. Ahora, Meraxes se sentiría en una encrucijada de emociones; la frustración y la ansiedad se mezclaban con un profundo anhelo que no podía ignorar.
- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Medalla del exterminador [1 CARGA] - Pecho lado derecho.
- Pieza Metalica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal [Encantamiento Armadura Engañosa]
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Regular. - Dentro de Bolso de Viajero. [L1]
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] [Armas Flexible Superior. Metal. Unidades: 2]
- Tónico del Jerbo - Bolso
- Llave Onírica - Bolso
- Ocarina - Bolso
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso [L2]
- Bomull (Cría de Gomejo)
- Caramelo de Jade. [Dentro de bolsa de viajero]
- Hongos de Lithe. [Cant. 1]] [Dentro de bolsa de viajero]
- Collar de Moneda Maliciosa de Elian [Cuello- Encantamiento Fuente de Luz]
-Trampa de Red [Dentro de bolsa de viajero] [L3]
- Peluche de bégimo. [Sin cargas]
- Brocheta de yak
-Huevo sorpresa. [Unidades: 1]
- Galleta de Humo.
- Néctar Kimil.
- Bolita de pétalos biusificados.
- Bomba Luminosa. [L4]
- Tatuaje de Niggu.
- Bolitas Resbaladizas. [Dentro del Bolso] [L5]
- Voluntad de Terric.
- Poción de Recuperación (2)
- Trineo.
- Disfraz de Gomejo [Guardado]
- Garras Superiores.
- Ropas Comunes Superiores [Equipada]
- Escama de dragón marino [Unidades: 2]
-Gorrito de Calabaza.
- Granada de Humo.Outfit
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- Inventario Meleis:
- Garras Superiores
- Bolso del Explorador.
- Armadura de Fieras Normal. [A. Ligera / Encantamiento Pudor]
- Poción de Salud Concentrada. [Dentro del Bolso] [L6]
- Disfraz de Gomejo [Guardado]
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Re: La caja misteriosa [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido] [CERRADO]
Se había formado una batalla campal dentro de aquel bar, y casi me decapitaban con una botella voladora que venía directo a mi cabeza, el perro saltó en una absurda demostración de destreza, no para atrapar la botella y evitar que me diera, sino para apartarse y salvar su vida. Yo por mi parte logré atrapar la botella y quedé intrigado por la curiosa etiqueta que relataba “Alwardiente - Licor de alta calidad, hecho con dientes de Alward”.
No tenía ni la más remota idea de lo que fuera eso o de cuántos dientes tuviera, pero sin duda resultaba ser un nombre bastante curioso, aunque no tenía nada que ver con la trama -Y por eso es que nunca fuimos Centinelas- Dijo el perro mientras corría hacia la salida. Regresé la botella por donde venía, con delicada violencia para no herir más de la cuenta y salí con el perro en una vertiginosa persecución.
Corrimos entre los intrincados y oscuros callejones entrelazados de Ulmer, como sombras danzantes que danzaban una danza en la oscura oscuridad de la noche, bueno, en fin, seguimos el rastro de Sombra el misterioso hasta llegar a la casa de Rota, aunque para mi sorpresa, no estaba rota, o sea, sí estaba Rota, la dueña, pero la casa estaba en perfecto estado, al menos hasta donde podía ver, pero ya no nos distraigamos.
No te escaparás, Sombra el misterioso- Murmuré para mí mismo -Apóyame en esto, vamos a rodearlo y… cuándo no- Dije de mala gana al notar que el perro ya no estaba, se había ido de nuevo en el momento más tenso así que estaba solo contra el mundo. La escena que pude contemplar fue bastante decepcionante, la buena noticia era que ninguno de ellos tenía la caja, la mala noticia era que no sabía quién tenía la caja.
Quizá la caja no existe, son los amigos que hicimos en el camino- Dijo el perro en su infinita sabiduría, parado a mi lado y haciéndome dar un salto del susto -Oye, no te aparezcas así- Protesté -Mientras estabas acá perdiendo el tiempo, yo di con la caja- Dijo el animal para llenarme de esperanza -Vamos, de prisa- Dijo el animal antes de comenzar a correr sin rumbo.
Seguí al perro que giró en la esquina a la derecha, luego a la derecha, luego a la derecha y luego otra vez a la derecha, ahí me di cuenta que corría en círculos y perdí la esperanza de lograr algo, lo único que había encontrado era a Mera orinando en uno de los callejones, aunque por suerte pasamos rápido para no interrumpir su diligencia -Te mentí, no di con ninguna caja, solo quería que vieras a Mera en su momento vergonzoso- Confesó con picardía.
Y fue entonces cuando vi a otro de los sospechosos, un extraño mercader, que por ser mercader seguro también era avaro, y si era avaro era inescrupuloso, y si era todo eso seguro tenía o quería la caja, porque claro, ahora todos querían la fulana caja, aunque hasta ahora solo me faltaba conocer a uno de los sospechosos, y seguramente era difícil llegar a él, pero sería muy fácil hacer que viniera a donde yo estaba, solo tenía que formar un alboroto y ya estaría.
Aquella calle empedrada de Ulmer, sería el escenario de la próxima escena dramática, Bio y su perro se serían el centro de atención. El Perro, se giró bruscamente hacia mí, su voz resonó en toda la calle, aunque la boca del canino no se movía -¡Bio! Estoy harto de todo esto. ¡Solo me estás usando para tus trucos baratos y para ganar dinero!- Dijo el animal mientras se rascaba la oreja.
Yo le devolví la mirada con una mezcla de sorpresa y molestia -¿De qué hablas? ¡Ni siquiera hemos cobrado nada aún! ¿De qué dinero estás hablando?- mi voz sonaba dramática y con un matiz de frustración. El Perro, agitando la cola con indignación, continuó con su reprimenda -¡Siempre es lo mismo! Me haces cantar y hacer trucos, y la gente se ríe y aplaude. Y luego te quedas con todo el crédito- Continuó protestando el animal mientras miraba hacia otro lado.
¡Eso no es justo!- exclamé subiendo el tono -No sé cómo me puedes hacer esto a mí… ¡a mí! Que te di los mejores años de mi vida- Me apreté el corazón con el puño -Y así me pagas… pero allá arriba hay un Dios que todo lo ve… o varios, ya ni sé- Dije confundido ante tantos dioses que había escuchado a lo largo de mis años.
¿Justo?- Replicó el perro, con un gruñido en su voz -¿Qué vas a saber de justo si nunca has tenido que defecar tras un arbusto- Tras aquellas palabras el perro se echó al piso con las manos sobre la cabeza, haciendo que los curiosos que se habían acercado a ver, sintieran lástima por el pobre -Déjaͣloͦ eͤn paͣz, mͫaͣl hͪoͦmͫbrͬeͤ, noͦ leͤ hͪaͣgaͣs dͩaͣñoͦ oͦ tͭeͤ laͣs veͤrͬás cͨoͦn noͦsoͦtͭrͬoͦs- Decían varias voces entre la multitud.
Desde luego, nada es más contagioso que las quejas, así que las voces que yo mismo estaba proyectando se volvieron consignas entre las voces de los presentes -Dale crédito al perro- Decían unos -Él es la verdadera estrella- Añadía otro, y a las quejas se sumaban unos y otros hasta que el amasijo de voces era tal que se escucharía desde muy lejos, tan lejos como para llamar atención de la autoridad, alguien encargado de proteger el pueblo no dejaría de hacerse presente para detener tal alteración de la paz.
Y tal como esperaba, no pasó mucho antes que aquel imponente guardián de la paz apareciera, apartando a los que estaban en su camino como si de pequeños gomejos se tratara -¿Qué está pasando aquí? ¿Quiénes son estos forasteros?- Preguntó con una voz tan fuerte y severa que hasta sentí que había vibrado el suelo -Vaya, eso sí es poder- Murmuré para mí mismo antes que el perro se levantara ladrando -Él tiene la caja, él la tiene- Dije con la voz del perro que además ahora contaba con la simpatía del público así que quizás le creerían.
Yo no tenía la más remota idea de quién la tenía, pero mi última opción era echar leña al fuego, sembrar cizaña y aprovechar que el alboroto seguramente habría llamado la atención de sombra el misterioso y quizá incluso de Rota se habría acercado, así que contaba con el último recurso de que estando todos reunidos, pudieran exponerse entre ellos -¿Cómo sabías que esto iba a terminar así?- Preguntó el perro con intriga -No lo sabía… tuve fe- Ante mis palabras el perro me miró con los ojos entrecerrados, quizá por enojo, quizá por sueño, y dijo -¡¿Qué?!
[0] Uso varias veces mi habilidad Nivel 1: El que acecha en el umbral para que parezca que mi perro el [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] puede hablar, pero solo es un truco de ventriloquía. No tenía ni la más remota idea de lo que fuera eso o de cuántos dientes tuviera, pero sin duda resultaba ser un nombre bastante curioso, aunque no tenía nada que ver con la trama -Y por eso es que nunca fuimos Centinelas- Dijo el perro mientras corría hacia la salida. Regresé la botella por donde venía, con delicada violencia para no herir más de la cuenta y salí con el perro en una vertiginosa persecución.
Corrimos entre los intrincados y oscuros callejones entrelazados de Ulmer, como sombras danzantes que danzaban una danza en la oscura oscuridad de la noche, bueno, en fin, seguimos el rastro de Sombra el misterioso hasta llegar a la casa de Rota, aunque para mi sorpresa, no estaba rota, o sea, sí estaba Rota, la dueña, pero la casa estaba en perfecto estado, al menos hasta donde podía ver, pero ya no nos distraigamos.
No te escaparás, Sombra el misterioso- Murmuré para mí mismo -Apóyame en esto, vamos a rodearlo y… cuándo no- Dije de mala gana al notar que el perro ya no estaba, se había ido de nuevo en el momento más tenso así que estaba solo contra el mundo. La escena que pude contemplar fue bastante decepcionante, la buena noticia era que ninguno de ellos tenía la caja, la mala noticia era que no sabía quién tenía la caja.
Quizá la caja no existe, son los amigos que hicimos en el camino- Dijo el perro en su infinita sabiduría, parado a mi lado y haciéndome dar un salto del susto -Oye, no te aparezcas así- Protesté -Mientras estabas acá perdiendo el tiempo, yo di con la caja- Dijo el animal para llenarme de esperanza -Vamos, de prisa- Dijo el animal antes de comenzar a correr sin rumbo.
Seguí al perro que giró en la esquina a la derecha, luego a la derecha, luego a la derecha y luego otra vez a la derecha, ahí me di cuenta que corría en círculos y perdí la esperanza de lograr algo, lo único que había encontrado era a Mera orinando en uno de los callejones, aunque por suerte pasamos rápido para no interrumpir su diligencia -Te mentí, no di con ninguna caja, solo quería que vieras a Mera en su momento vergonzoso- Confesó con picardía.
Y fue entonces cuando vi a otro de los sospechosos, un extraño mercader, que por ser mercader seguro también era avaro, y si era avaro era inescrupuloso, y si era todo eso seguro tenía o quería la caja, porque claro, ahora todos querían la fulana caja, aunque hasta ahora solo me faltaba conocer a uno de los sospechosos, y seguramente era difícil llegar a él, pero sería muy fácil hacer que viniera a donde yo estaba, solo tenía que formar un alboroto y ya estaría.
Aquella calle empedrada de Ulmer, sería el escenario de la próxima escena dramática, Bio y su perro se serían el centro de atención. El Perro, se giró bruscamente hacia mí, su voz resonó en toda la calle, aunque la boca del canino no se movía -¡Bio! Estoy harto de todo esto. ¡Solo me estás usando para tus trucos baratos y para ganar dinero!- Dijo el animal mientras se rascaba la oreja.
Yo le devolví la mirada con una mezcla de sorpresa y molestia -¿De qué hablas? ¡Ni siquiera hemos cobrado nada aún! ¿De qué dinero estás hablando?- mi voz sonaba dramática y con un matiz de frustración. El Perro, agitando la cola con indignación, continuó con su reprimenda -¡Siempre es lo mismo! Me haces cantar y hacer trucos, y la gente se ríe y aplaude. Y luego te quedas con todo el crédito- Continuó protestando el animal mientras miraba hacia otro lado.
¡Eso no es justo!- exclamé subiendo el tono -No sé cómo me puedes hacer esto a mí… ¡a mí! Que te di los mejores años de mi vida- Me apreté el corazón con el puño -Y así me pagas… pero allá arriba hay un Dios que todo lo ve… o varios, ya ni sé- Dije confundido ante tantos dioses que había escuchado a lo largo de mis años.
¿Justo?- Replicó el perro, con un gruñido en su voz -¿Qué vas a saber de justo si nunca has tenido que defecar tras un arbusto- Tras aquellas palabras el perro se echó al piso con las manos sobre la cabeza, haciendo que los curiosos que se habían acercado a ver, sintieran lástima por el pobre -Déjaͣloͦ eͤn paͣz, mͫaͣl hͪoͦmͫbrͬeͤ, noͦ leͤ hͪaͣgaͣs dͩaͣñoͦ oͦ tͭeͤ laͣs veͤrͬás cͨoͦn noͦsoͦtͭrͬoͦs- Decían varias voces entre la multitud.
Desde luego, nada es más contagioso que las quejas, así que las voces que yo mismo estaba proyectando se volvieron consignas entre las voces de los presentes -Dale crédito al perro- Decían unos -Él es la verdadera estrella- Añadía otro, y a las quejas se sumaban unos y otros hasta que el amasijo de voces era tal que se escucharía desde muy lejos, tan lejos como para llamar atención de la autoridad, alguien encargado de proteger el pueblo no dejaría de hacerse presente para detener tal alteración de la paz.
Y tal como esperaba, no pasó mucho antes que aquel imponente guardián de la paz apareciera, apartando a los que estaban en su camino como si de pequeños gomejos se tratara -¿Qué está pasando aquí? ¿Quiénes son estos forasteros?- Preguntó con una voz tan fuerte y severa que hasta sentí que había vibrado el suelo -Vaya, eso sí es poder- Murmuré para mí mismo antes que el perro se levantara ladrando -Él tiene la caja, él la tiene- Dije con la voz del perro que además ahora contaba con la simpatía del público así que quizás le creerían.
Yo no tenía la más remota idea de quién la tenía, pero mi última opción era echar leña al fuego, sembrar cizaña y aprovechar que el alboroto seguramente habría llamado la atención de sombra el misterioso y quizá incluso de Rota se habría acercado, así que contaba con el último recurso de que estando todos reunidos, pudieran exponerse entre ellos -¿Cómo sabías que esto iba a terminar así?- Preguntó el perro con intriga -No lo sabía… tuve fe- Ante mis palabras el perro me miró con los ojos entrecerrados, quizá por enojo, quizá por sueño, y dijo -¡¿Qué?!
[1] De verdad no sé cómo va a terminar todo esto, pero tengo fé.
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Re: La caja misteriosa [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido] [CERRADO]
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La caja misteriosa
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Visiblemente molesto, Thalgrim enarcó una de sus pobladas cejas. Su aspecto fornido era imponente, y aunque estuviese en su forma humana, su naturaleza licántropa se delataba en el abundante vello corporal que superaba con creces al de cualquier hombre promedio. Sus largas barbas, tupidas y enredadas, a menudo ocultaban los gestos de su boca, pero ahora no dejaban lugar a dudas sobre su irritación. Los músculos de su mandíbula se tensaban bajo el espeso manto de pelo, mientras sus ojos, profundos y acerados, destellaban con una furia contenida.
-Estoy harto de gente como vosotros.-Gruñó el líder de la seguridad de Ulmer, su voz resonando con la autoridad de un trueno contenido.-Aquí no hay ninguna caja. Y como sigáis molestando con lo mismo, me encargaré personalmente de echaros a patadas de aquí.-Eso también fue un mensaje para el resto de presentes que observaban la escena ocurrida en las calles de la gran villa licántropa.
La amenaza era clara y resonante, un mensaje no solo dirigido a los forasteros que lo incomodaban, sino también a los curiosos habitantes de la villa licántropa que se habían detenido a observar la escena en las calles empedradas. Las miradas furtivas y los murmullos se acallaron, mientras el aire parecía cargarse de una tensión palpable.
-Primer y último aviso.-El fornido licántropo se acercó amenazante a Bio. Su dedo, enguantado en metal, apuntaba como un arma. En el guante, una gema azul incrustada vibraba con una energía peculiar que Bio podía sentir resonar en el ambiente, incluso se podría advertir que esta emitía un peculiar brillo antinatural.
Con una última mirada desafiante, Thalgrim se volteó, su capa oscura ondulando con un peso de autoridad, y se marchó con la misma determinación con la que había llegado, dejando tras de sí un silencio cargado de tensión y respeto.
-No es buena idea hacerle enfadar, amigo.-Una voz apareció detrás de Bio. Era un hombre de tantos que había por allí.-En Ulmer vivimos de una forma diferente al resto del continente. Si en Lunargenta hay reyes y generales, aquí existen los líderes, a los cuales se puede desafíar en cualquier momento para ocupar su puesto.-A continuación, bajó un poco el tono de su voz.-¿Y has notado la gema de su guante? Dicen que le da una fuerza descomunal, similar a la de un gigante. Desde que lleva esa gema, todos los que lo han desafiado han fracasado. Hace meses que nadie cuestiona su liderazgo.
La pequeña multitud que se había congregado por la expectación generada por Bio se fue disolviendo lentamente, dejando solo al hombre que había hablado con el vampiro. Cruzado de brazos, el hombre joven mostraba sus manos trabajadas y ropa desgastada, indicando a todas luces que se trataba de un granjero.
-Mencionaste algo sobre la caja, ¿No?-Preguntó-¿Es verdad que la tienes? Aquí todo el mundo tiene teorías distintas sobre quién puede ser el que la posea. Aunque muchos otros creen que simplemente es una historia inventada, como Thalgrim.-Explicó, haciendo una pausa para medir la reacción de Bio.-La sanadora, Ròta, se dice que ha logrado obrar milagros en su trabajo. El mercader humano apostado en las afueras del asentamiento afirma poseer muchos objetos extravagantes, y muchos creen que él es quien la tiene. Pero, si así fuera, ¿por qué sigue aquí sabiendo que atrae miradas indiscretas? Además, muchos dicen que le han escuchado preguntar por la caja.
El granjero pensó por un momento, intentando atar cabos. Parecía realmente intrigado por el misterio del artefacto.
-Luego está ese sujeto tan extraño. No es de Ulmer, eso te lo aseguro, y le dicen "Sombra". No habla con nadie, y nadie sabe nada más de él aparte de su apodo. No sé si se lo han puesto ellos o realmente se llama así.-Se encogió de hombros.-Pero lo que sí es verdad es que es muy raro, incluso dicen que duerme en la calle porque no quiere estar cerca de nadie.
Finalmente, añadió;
Y luego está Thalgrim. Dicen que ha conseguido abrir la caja y que dentro de ella estaba esa gema que lleva engarzada en su guantelete. De ahí su descomunal fuerza. Desde luego, es un tesoro de gran valor. Muchos afirman que el mercader le ha intentado comprar la gema, e incluso el guantelete entero, pero él se ha negado en rotundo. También dicen que esa gema la ha creado Ròta, la sanadora, debido a un favor que le debía a Thalgrim... No sé.-Negó con la cabeza, claramente confuso.-Lo que es seguro es que Thalgrim no quiere oír ni hablar de la caja y de las historias que se cuentan. Está muy comprometido con guardar la seguridad de Ulmer y no quiere que estos rumores se esparzan, pero... ya es tarde.
Sombra había esperado pacientemente a que Ròta, la sanadora, saliera de su casa. Sabía que no tendría mucho tiempo, así que debía actuar con rapidez. Deslizándose por la calle, como un espectro, se acercó a la pequeña cabaña de la sanadora. La estructura de madera y piedra se alzaba solitaria, rodeada por un jardín de hierbas y plantas medicinales que se mecían al compás del suave viento que soplaba.
Con un movimiento rápido y silencioso, Sombra abrió la puerta trasera. La casa estaba oscura y tranquila, apenas iluminada por la tenue luz de una lámpara de aceite que colgaba en el vestíbulo, debido a que con el día nublado la luz natural escaseaba. Se movió con cautela, asegurándose de que cada paso fuera silencioso. El silencio de la casa solo era roto por el crujido ocasional de la madera bajo sus pies.
La sala principal estaba llena de estantes con frascos, hierbas secas y libros de medicina. No perdió tiempo en observar el contenido de los frascos; su objetivo era claro. Comenzó a buscar metódicamente, revisando cada rincón, cada estante, cada cajón. Sus manos se movían con rapidez y precisión, desplazando objetos, abriendo y cerrando compartimentos con una urgencia contenida.
El dormitorio de Ròta era el siguiente destino. La cama estaba perfectamente hecha, y una mesa de noche se encontraba a su lado con más frascos y una lámpara. Sombra buscó debajo de la cama, en los armarios y detrás de los muebles, pero no encontró nada relevante. A medida que avanzaba, la urgencia en sus movimientos aumentaba.
Finalmente, se dirigió al pequeño despacho de Ròta, un lugar que parecía ser el centro de su trabajo. Había una mesa de madera robusta llena de pergaminos, frascos de tinta y plumas. Un estante al fondo contenía más libros y una caja fuerte pequeña. Sombra se dirigió directamente a la caja fuerte. Utilizando sus herramientas, trabajó rápidamente en la cerradura, sus dedos moviéndose con una habilidad casi sobrenatural. Un clic suave indicó que la caja estaba abierta.
Dentro, encontró varios documentos y una pequeña caja de madera. Su corazón latía con fuerza mientras la tomaba y la abría. Sin embargo, para su decepción, solo había algunas joyas y monedas antiguas. No era la caja que buscaba.
El tiempo se agotaba. Sombra miró alrededor del despacho una vez más, buscando algo que pudiera haber pasado por alto.
* La situación va tomando diferentes formas. Podréis tener varias vías de investigación y ajustar vuestra búsqueda desde el enfoque que gustéis, puede que todo os lleve a la caja, o quizás nada. Depende de cómo lo hagáis.
-Estoy harto de gente como vosotros.-Gruñó el líder de la seguridad de Ulmer, su voz resonando con la autoridad de un trueno contenido.-Aquí no hay ninguna caja. Y como sigáis molestando con lo mismo, me encargaré personalmente de echaros a patadas de aquí.-Eso también fue un mensaje para el resto de presentes que observaban la escena ocurrida en las calles de la gran villa licántropa.
La amenaza era clara y resonante, un mensaje no solo dirigido a los forasteros que lo incomodaban, sino también a los curiosos habitantes de la villa licántropa que se habían detenido a observar la escena en las calles empedradas. Las miradas furtivas y los murmullos se acallaron, mientras el aire parecía cargarse de una tensión palpable.
-Primer y último aviso.-El fornido licántropo se acercó amenazante a Bio. Su dedo, enguantado en metal, apuntaba como un arma. En el guante, una gema azul incrustada vibraba con una energía peculiar que Bio podía sentir resonar en el ambiente, incluso se podría advertir que esta emitía un peculiar brillo antinatural.
Con una última mirada desafiante, Thalgrim se volteó, su capa oscura ondulando con un peso de autoridad, y se marchó con la misma determinación con la que había llegado, dejando tras de sí un silencio cargado de tensión y respeto.
-No es buena idea hacerle enfadar, amigo.-Una voz apareció detrás de Bio. Era un hombre de tantos que había por allí.-En Ulmer vivimos de una forma diferente al resto del continente. Si en Lunargenta hay reyes y generales, aquí existen los líderes, a los cuales se puede desafíar en cualquier momento para ocupar su puesto.-A continuación, bajó un poco el tono de su voz.-¿Y has notado la gema de su guante? Dicen que le da una fuerza descomunal, similar a la de un gigante. Desde que lleva esa gema, todos los que lo han desafiado han fracasado. Hace meses que nadie cuestiona su liderazgo.
La pequeña multitud que se había congregado por la expectación generada por Bio se fue disolviendo lentamente, dejando solo al hombre que había hablado con el vampiro. Cruzado de brazos, el hombre joven mostraba sus manos trabajadas y ropa desgastada, indicando a todas luces que se trataba de un granjero.
-Mencionaste algo sobre la caja, ¿No?-Preguntó-¿Es verdad que la tienes? Aquí todo el mundo tiene teorías distintas sobre quién puede ser el que la posea. Aunque muchos otros creen que simplemente es una historia inventada, como Thalgrim.-Explicó, haciendo una pausa para medir la reacción de Bio.-La sanadora, Ròta, se dice que ha logrado obrar milagros en su trabajo. El mercader humano apostado en las afueras del asentamiento afirma poseer muchos objetos extravagantes, y muchos creen que él es quien la tiene. Pero, si así fuera, ¿por qué sigue aquí sabiendo que atrae miradas indiscretas? Además, muchos dicen que le han escuchado preguntar por la caja.
El granjero pensó por un momento, intentando atar cabos. Parecía realmente intrigado por el misterio del artefacto.
-Luego está ese sujeto tan extraño. No es de Ulmer, eso te lo aseguro, y le dicen "Sombra". No habla con nadie, y nadie sabe nada más de él aparte de su apodo. No sé si se lo han puesto ellos o realmente se llama así.-Se encogió de hombros.-Pero lo que sí es verdad es que es muy raro, incluso dicen que duerme en la calle porque no quiere estar cerca de nadie.
Finalmente, añadió;
Y luego está Thalgrim. Dicen que ha conseguido abrir la caja y que dentro de ella estaba esa gema que lleva engarzada en su guantelete. De ahí su descomunal fuerza. Desde luego, es un tesoro de gran valor. Muchos afirman que el mercader le ha intentado comprar la gema, e incluso el guantelete entero, pero él se ha negado en rotundo. También dicen que esa gema la ha creado Ròta, la sanadora, debido a un favor que le debía a Thalgrim... No sé.-Negó con la cabeza, claramente confuso.-Lo que es seguro es que Thalgrim no quiere oír ni hablar de la caja y de las historias que se cuentan. Está muy comprometido con guardar la seguridad de Ulmer y no quiere que estos rumores se esparzan, pero... ya es tarde.
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Sombra había esperado pacientemente a que Ròta, la sanadora, saliera de su casa. Sabía que no tendría mucho tiempo, así que debía actuar con rapidez. Deslizándose por la calle, como un espectro, se acercó a la pequeña cabaña de la sanadora. La estructura de madera y piedra se alzaba solitaria, rodeada por un jardín de hierbas y plantas medicinales que se mecían al compás del suave viento que soplaba.
Con un movimiento rápido y silencioso, Sombra abrió la puerta trasera. La casa estaba oscura y tranquila, apenas iluminada por la tenue luz de una lámpara de aceite que colgaba en el vestíbulo, debido a que con el día nublado la luz natural escaseaba. Se movió con cautela, asegurándose de que cada paso fuera silencioso. El silencio de la casa solo era roto por el crujido ocasional de la madera bajo sus pies.
La sala principal estaba llena de estantes con frascos, hierbas secas y libros de medicina. No perdió tiempo en observar el contenido de los frascos; su objetivo era claro. Comenzó a buscar metódicamente, revisando cada rincón, cada estante, cada cajón. Sus manos se movían con rapidez y precisión, desplazando objetos, abriendo y cerrando compartimentos con una urgencia contenida.
El dormitorio de Ròta era el siguiente destino. La cama estaba perfectamente hecha, y una mesa de noche se encontraba a su lado con más frascos y una lámpara. Sombra buscó debajo de la cama, en los armarios y detrás de los muebles, pero no encontró nada relevante. A medida que avanzaba, la urgencia en sus movimientos aumentaba.
Finalmente, se dirigió al pequeño despacho de Ròta, un lugar que parecía ser el centro de su trabajo. Había una mesa de madera robusta llena de pergaminos, frascos de tinta y plumas. Un estante al fondo contenía más libros y una caja fuerte pequeña. Sombra se dirigió directamente a la caja fuerte. Utilizando sus herramientas, trabajó rápidamente en la cerradura, sus dedos moviéndose con una habilidad casi sobrenatural. Un clic suave indicó que la caja estaba abierta.
Dentro, encontró varios documentos y una pequeña caja de madera. Su corazón latía con fuerza mientras la tomaba y la abría. Sin embargo, para su decepción, solo había algunas joyas y monedas antiguas. No era la caja que buscaba.
El tiempo se agotaba. Sombra miró alrededor del despacho una vez más, buscando algo que pudiera haber pasado por alto.
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* La situación va tomando diferentes formas. Podréis tener varias vías de investigación y ajustar vuestra búsqueda desde el enfoque que gustéis, puede que todo os lleve a la caja, o quizás nada. Depende de cómo lo hagáis.
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Re: La caja misteriosa [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido] [CERRADO]
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Aquel encuentro reveladoramente incomodo por el hecho de que el jefe - no Bio, él me daba igual - me hubiera visto vaciando el miedo, me dejó pensando en que ahora que el jefe estaba ahí, lo mejor era juntarnos. Aquel comerciante con sus esbirros escalofriantes seguramente se lo pensarían dos veces en volver a amenazarnos, o quizás no, como sea seguro los cinco- contando a mi gomejo- podríamos salir de esa situación.
- Síguelos, yo te sigo. - Dije a mi hermano que asintió mientras yo terminaba de acomodarme la ropa y no correr con las nalgas al aire como si una sátira de lo ocurrido en la playa fuera a recrearse ahí.
Llegué tan rápido como pude para encontrarme con el show principal, un sujeto, alto, fuerte, peludo, y tan salvaje que despertaba mi lado furro estaba ahí, también el Jefe y Bio. Meleis, al igual que yo escuchaba todo, aunque a diferencia de mí estaba alerta por si debía intervenir ante lo tenso de la situación. Por suerte no pasó a mayores y cuando poco a poco se fueron alejando todos, fue momento de acercarme, pero, no sería la primera en hacerlo, alguien se me había adelantado a Bio, seguramente uno de esos chismosos del pueblo.
- El papucho no la tiene. - Afirmé de brazos cruzados. - Alguien con semejante voz y aura no necesita de una caja, solo mírenlo está buenísimo. Aunque me ofrezco como voluntaria si hay que acosta... sacarle información.
Meleis, suspiró pesadamente. - Por los dioses, nunca la recuperaremos.
- Es bueno verlos, en especial a ti, jefazo. - Sonreí ampliamente al perro que claramente estaba atento a todo. - ¿Así que ustedes también buscan la caja? Con algo de suerte si la hallamos podemos dejarla protegida en la torre del silencio.
- Buenas noches, señor Bio... Y señor Van Pyro. - Añadió mi hermano que se agachó para acariciar al jefe, él sabía como acercarse a ellos.
- El granjero boca grande tiene razón, no creo que el comerciante tenga la maldita caja pero sí que tiene un par de guardaespaldas que te ponen la piel de gallina y no lo digo en el buen sentido.
- Pues si descartamos al comerciante... eso solo nos deja a los otros tres.
- Ya dije que no creo que él no la tenga. Además no me interesa un puto guante y una piedra, quiero mi caja. Es mía, la gané. - Nuevamente aquella frustración salía a flote, recordar lo que había perdido.
- Y solo por eso no lo descarto, no eres tú en estos momentos. - Refutó con clara molestia. - Podemos dejarlo al final, tal vez podemos preguntarle a la sanadora primero. ¿Ustedes qué opinan? - Esperaba la aprobación del vampiro y el perro, aunque también se tomó el atrevimiento de dirigirse al granjero. - ¿Podría decirnos dónde la encontramos por favor?
Meleis, lanzó una mirada de ayuda al vampiro, pedía auxilio para lidiar conmigo en aquel estado. Por suerte, o para su desgracia, ahora que estábamos reunidos, los seguiríamos, odiaba admitirlo pero tenía bastante miedo de esos guardaespaldas.
- Síguelos, yo te sigo. - Dije a mi hermano que asintió mientras yo terminaba de acomodarme la ropa y no correr con las nalgas al aire como si una sátira de lo ocurrido en la playa fuera a recrearse ahí.
Llegué tan rápido como pude para encontrarme con el show principal, un sujeto, alto, fuerte, peludo, y tan salvaje que despertaba mi lado furro estaba ahí, también el Jefe y Bio. Meleis, al igual que yo escuchaba todo, aunque a diferencia de mí estaba alerta por si debía intervenir ante lo tenso de la situación. Por suerte no pasó a mayores y cuando poco a poco se fueron alejando todos, fue momento de acercarme, pero, no sería la primera en hacerlo, alguien se me había adelantado a Bio, seguramente uno de esos chismosos del pueblo.
- El papucho no la tiene. - Afirmé de brazos cruzados. - Alguien con semejante voz y aura no necesita de una caja, solo mírenlo está buenísimo. Aunque me ofrezco como voluntaria si hay que acosta... sacarle información.
Meleis, suspiró pesadamente. - Por los dioses, nunca la recuperaremos.
- Es bueno verlos, en especial a ti, jefazo. - Sonreí ampliamente al perro que claramente estaba atento a todo. - ¿Así que ustedes también buscan la caja? Con algo de suerte si la hallamos podemos dejarla protegida en la torre del silencio.
- Buenas noches, señor Bio... Y señor Van Pyro. - Añadió mi hermano que se agachó para acariciar al jefe, él sabía como acercarse a ellos.
- El granjero boca grande tiene razón, no creo que el comerciante tenga la maldita caja pero sí que tiene un par de guardaespaldas que te ponen la piel de gallina y no lo digo en el buen sentido.
- Pues si descartamos al comerciante... eso solo nos deja a los otros tres.
- Ya dije que no creo que él no la tenga. Además no me interesa un puto guante y una piedra, quiero mi caja. Es mía, la gané. - Nuevamente aquella frustración salía a flote, recordar lo que había perdido.
- Y solo por eso no lo descarto, no eres tú en estos momentos. - Refutó con clara molestia. - Podemos dejarlo al final, tal vez podemos preguntarle a la sanadora primero. ¿Ustedes qué opinan? - Esperaba la aprobación del vampiro y el perro, aunque también se tomó el atrevimiento de dirigirse al granjero. - ¿Podría decirnos dónde la encontramos por favor?
Meleis, lanzó una mirada de ayuda al vampiro, pedía auxilio para lidiar conmigo en aquel estado. Por suerte, o para su desgracia, ahora que estábamos reunidos, los seguiríamos, odiaba admitirlo pero tenía bastante miedo de esos guardaespaldas.
- Off:
- Me acerco a Bio para unir fuerzas y que todo acabe en desgracia pero con risas de por medio.
A partir de aquí lo sigo a donde vaya.
Primera propuesta ir a casa de la sanadora.Meraxes escribió:Una sensación amarga se aferró al pecho de la dragona, un deseo casi instintivo de tener la caja entre sus manos, de explorar su contenido y descubrir qué secretos encerraba. Ahora, Meraxes se sentiría en una encrucijada de emociones; la frustración y la ansiedad se mezclaban con un profundo anhelo que no podía ignorar.
- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Medalla del exterminador [1 CARGA] - Pecho lado derecho.
- Pieza Metalica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal [Encantamiento Armadura Engañosa]
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Regular. - Dentro de Bolso de Viajero. [L1]
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] [Armas Flexible Superior. Metal. Unidades: 2]
- Tónico del Jerbo - Bolso
- Llave Onírica - Bolso
- Ocarina - Bolso
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso [L2]
- Bomull (Cría de Gomejo)
- Caramelo de Jade. [Dentro de bolsa de viajero]
- Hongos de Lithe. [Cant. 1]] [Dentro de bolsa de viajero]
- Collar de Moneda Maliciosa de Elian [Cuello- Encantamiento Fuente de Luz]
-Trampa de Red [Dentro de bolsa de viajero] [L3]
- Peluche de bégimo. [Sin cargas]
- Brocheta de yak
-Huevo sorpresa. [Unidades: 1]
- Galleta de Humo.
- Néctar Kimil.
- Bolita de pétalos biusificados.
- Bomba Luminosa. [L4]
- Tatuaje de Niggu.
- Bolitas Resbaladizas. [Dentro del Bolso] [L5]
- Voluntad de Terric.
- Poción de Recuperación (2)
- Trineo.
- Disfraz de Gomejo [Guardado]
- Garras Superiores.
- Ropas Comunes Superiores [Equipada]
- Escama de dragón marino [Unidades: 2]
-Gorrito de Calabaza.
- Granada de Humo.Outfit
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo][Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Separador:[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- Inventario Meleis:
- Garras Superiores
- Bolso del Explorador.
- Armadura de Fieras Normal. [A. Ligera / Encantamiento Pudor]
- Poción de Salud Concentrada. [Dentro del Bolso] [L6]
- Disfraz de Gomejo [Guardado]
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Re: La caja misteriosa [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido] [CERRADO]
Por suerte no estaba solo en aquel lugar, Melaxas y Meleéis también estaban ahí, lo cual era una gran ventaja para poder buscar de manera coordinada cubriendo más terreno, de acuerdo a sus investigaciones, el mercader no tenía la caja, sombra el misterioso tampoco y Doña Rota tampoco -A este paso, somos nosotros los que acabaremos con la cabeza Rota- Dije de mala gana antes de que mis acciones me llevaran a un resultado esperado, pero no deseado.
Aquel imponente sujeto no tardó en aparecer para poner orden en el lugar, su presencia intimidante me hizo retroceder un poco por mera precaución para ponerme a salvo en caso que las cosas se pusieran algo locas. El personaje negó tener la caja, igual que todos, porque ahora resultaba que nadie la tenía, por suerte aquel primer aviso también sería el último, por ahora seguiría una búsqueda con bajo perfil para no llamar la atención.
Alguien se me acercó para advertirme que no hiciera enfadar al grandote, sus palabras, aunque aparentemente espontáneas, podrían ser una insinuación malintencionada para llevarme a cometer la imprudencia de desafiar a aquel peligroso guardián de Ulmer en mi búsqueda de la caja, y aquello de la gema me causaba mucha curiosidad, era un adulto responsable, consciente de los peligros del mundo y con un alto instinto de autopreservación, así que ni por asomo diría algo como -Alto ahí, perro cobarde- Escuché justo a mi lado -Oye, no, espera, cálmate- Le dije al perro tratando de silenciarlo pero ya era demasiado tarde.
Hoy, frente a todas estas personas, te desafío a un duelo- Dijo el perro, y se escondió detrás de aquel misterioso hombre haciendo ver a los ojos del Tal Grim que era yo quien había lanzado aquella descabellada proclama -No, no, claro que no, yo no quise decir eso- Traté de aclarar, pero era demasiado tarde, así que solo me quedaba hacer mi testamento y ver a quién le dejaba mis posesiones.
Melaxas, ven rápido- Le dije a la chica -Sé dónde está la caja, debes ir al lugar señalado en este mapa- Le di un papel bastante doblado y deteriorado, arrugado hasta hacerlo bolita con mi mano -Usted, confiable buen hombre que acabo de conocer y cuyas intenciones son poco claras, vaya con ellos hasta donde está la caja- Les dije al recién formado grupo para sacarlos de ahí antes que llegara un Tal Grim -La caja está escondida ahí, logré tomarla de donde estaba y la escondí con prisa, sácala y llévatela de Ulmer- Dije en voz alta dando instrucciones a Meleéis como líder del improvisado grupo.
Por favor- Dije finalmente con los ojos aguados -Si no lo logro, abraza a mis hijos, y dile a mi esposa que la amo, que siempre la amé- Me acerqué a Meleéis para darle un abrazo dramático -Vayan a casa de Doña Rota, cuando lleguen, finge que encuentras la caja escóndela y huyan con ella- Le susurré discretamente mientras lo abrazaba, y no es que no confiara en la mujer que andaba orinando en los callejones, pero bueno, el chico parecía más sensato.
Con aquella estratagema esperaba deshacerme de algunos de los curiosos, el plan era sencillo, quienes se fueran detrás de ella serían quienes no tenían la caja, así que podrían ser descartados, pero quien se quedara con la seguridad de que aquello no era cierto, debería ser el verdadero poseedor de la caja -A veces soy una cosa pero bárbara- Le dije al perro presumiendo mi brillante plan, aunque el animal me advirtió de otra cosa que ya había olvidado.
Y es que, de acuerdo a lo que dictaban las leyes de Ulmer, o algo así, aquel fortachón no podía rechazar un duelo, y al mismo tiempo ¿por qué querría hacerlo? Si lo que había dicho aquel sospechoso sujeto -Creo que todo ha sido un malentendido- Dije con las manos al frente para evitar aquella confrontación indeseada frente a un rival difícil, aunque también aproveché el momento para detallar lo que me había señalado antes el otro sujeto: la gema en su guantelete.
Por suerte, el Tal Grim me tomó como un chiste y tras escupir al piso se dio media vuelta para marcharse, y fue ahí cuando una pelota cubierta de baba, sospechosamente parecida a una que solía morder el perro, se estrelló contra la espalda del hombresote -Eso es, huye, perro cobarde, que a la próxima te irá peor- Dijo el perro haciendo que aquel amenazante coloso se detuviera en seco y regresara -Largo de Ulmer, forastero- Dijo con cara de poca paciencia -¡Oblíganos, perro!- Le dijo el perro para alterarlo un poco más.
Aquello no solo era una falta de respeto, sino que además lo dejaba en ridículo frente a quienes se habían quedado a observar -Muy bien, estamos en esto juntos, así que tendrás que ayudarme a… ay no- Y de nuevo el perro se había ido en el momento de mayor peligro, dejándome solo frente a aquel sujeto visiblemente enojado -¿Y si mejor vamos juntos a buscar la caja?- Dije con una risa nerviosa -Mi amiga fue a buscarla, si nos apuramos la alcanzaremos- Le dije para tratar de buscar una tregua y analizar su seguridad al responder, si no tenía dudas, pasaría a ser el principal sospechoso de tener la caja.
Aquel imponente sujeto no tardó en aparecer para poner orden en el lugar, su presencia intimidante me hizo retroceder un poco por mera precaución para ponerme a salvo en caso que las cosas se pusieran algo locas. El personaje negó tener la caja, igual que todos, porque ahora resultaba que nadie la tenía, por suerte aquel primer aviso también sería el último, por ahora seguiría una búsqueda con bajo perfil para no llamar la atención.
Alguien se me acercó para advertirme que no hiciera enfadar al grandote, sus palabras, aunque aparentemente espontáneas, podrían ser una insinuación malintencionada para llevarme a cometer la imprudencia de desafiar a aquel peligroso guardián de Ulmer en mi búsqueda de la caja, y aquello de la gema me causaba mucha curiosidad, era un adulto responsable, consciente de los peligros del mundo y con un alto instinto de autopreservación, así que ni por asomo diría algo como -Alto ahí, perro cobarde- Escuché justo a mi lado -Oye, no, espera, cálmate- Le dije al perro tratando de silenciarlo pero ya era demasiado tarde.
Hoy, frente a todas estas personas, te desafío a un duelo- Dijo el perro, y se escondió detrás de aquel misterioso hombre haciendo ver a los ojos del Tal Grim que era yo quien había lanzado aquella descabellada proclama -No, no, claro que no, yo no quise decir eso- Traté de aclarar, pero era demasiado tarde, así que solo me quedaba hacer mi testamento y ver a quién le dejaba mis posesiones.
Melaxas, ven rápido- Le dije a la chica -Sé dónde está la caja, debes ir al lugar señalado en este mapa- Le di un papel bastante doblado y deteriorado, arrugado hasta hacerlo bolita con mi mano -Usted, confiable buen hombre que acabo de conocer y cuyas intenciones son poco claras, vaya con ellos hasta donde está la caja- Les dije al recién formado grupo para sacarlos de ahí antes que llegara un Tal Grim -La caja está escondida ahí, logré tomarla de donde estaba y la escondí con prisa, sácala y llévatela de Ulmer- Dije en voz alta dando instrucciones a Meleéis como líder del improvisado grupo.
Por favor- Dije finalmente con los ojos aguados -Si no lo logro, abraza a mis hijos, y dile a mi esposa que la amo, que siempre la amé- Me acerqué a Meleéis para darle un abrazo dramático -Vayan a casa de Doña Rota, cuando lleguen, finge que encuentras la caja escóndela y huyan con ella- Le susurré discretamente mientras lo abrazaba, y no es que no confiara en la mujer que andaba orinando en los callejones, pero bueno, el chico parecía más sensato.
Con aquella estratagema esperaba deshacerme de algunos de los curiosos, el plan era sencillo, quienes se fueran detrás de ella serían quienes no tenían la caja, así que podrían ser descartados, pero quien se quedara con la seguridad de que aquello no era cierto, debería ser el verdadero poseedor de la caja -A veces soy una cosa pero bárbara- Le dije al perro presumiendo mi brillante plan, aunque el animal me advirtió de otra cosa que ya había olvidado.
Y es que, de acuerdo a lo que dictaban las leyes de Ulmer, o algo así, aquel fortachón no podía rechazar un duelo, y al mismo tiempo ¿por qué querría hacerlo? Si lo que había dicho aquel sospechoso sujeto -Creo que todo ha sido un malentendido- Dije con las manos al frente para evitar aquella confrontación indeseada frente a un rival difícil, aunque también aproveché el momento para detallar lo que me había señalado antes el otro sujeto: la gema en su guantelete.
Por suerte, el Tal Grim me tomó como un chiste y tras escupir al piso se dio media vuelta para marcharse, y fue ahí cuando una pelota cubierta de baba, sospechosamente parecida a una que solía morder el perro, se estrelló contra la espalda del hombresote -Eso es, huye, perro cobarde, que a la próxima te irá peor- Dijo el perro haciendo que aquel amenazante coloso se detuviera en seco y regresara -Largo de Ulmer, forastero- Dijo con cara de poca paciencia -¡Oblíganos, perro!- Le dijo el perro para alterarlo un poco más.
Aquello no solo era una falta de respeto, sino que además lo dejaba en ridículo frente a quienes se habían quedado a observar -Muy bien, estamos en esto juntos, así que tendrás que ayudarme a… ay no- Y de nuevo el perro se había ido en el momento de mayor peligro, dejándome solo frente a aquel sujeto visiblemente enojado -¿Y si mejor vamos juntos a buscar la caja?- Dije con una risa nerviosa -Mi amiga fue a buscarla, si nos apuramos la alcanzaremos- Le dije para tratar de buscar una tregua y analizar su seguridad al responder, si no tenía dudas, pasaría a ser el principal sospechoso de tener la caja.
- Resumen del tema cantado por el perro:
[1] Hacemos una última jugada arriesgada, un engaño para hacer creer que encontramos la caja, quien la tenga no irá a verificar porque sabe que la tiene. Sería lindo terminar el tema evitando una pelea con el Tal Grim, pero bueno, ahí te voy, San Pedro.
Bio
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Obsesión por algo que no conoces
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La caja misteriosa
Obsesión por algo que no conoces
Debido a la osadía de Bio, Ulmer se había convertido en un escenario tenso y silencioso. Los pocos que allí quedaban congregados, se habían retirado a una distancia prudente, formando un círculo de curiosidad alrededor de Bio y de Thalgrim.
Thalgrim, líder de la seguridad de Ulmer, avanzó con pasos firmes y decididos. Sus músculos, tensos bajo la piel cubierta de vello, se movían con la gracia contenida de un depredador. La gema azul incrustada en su guantelete mágico pulsaba con una luz antinatural, como si respondiera a su creciente ira. Se detuvo a escasos metros de Bio, sus ojos acerados fijándose en los de su adversario con una mezcla de desafío y desprecio.
Thalgrim alzó una mano, señalando a Bio con un dedo enguantado que parecía contener la fuerza de un gigante. Su voz, profunda y resonante, se elevó sobre el murmullo expectante de la multitud.
-Te lo advertí, forastero. Estoy harto de gente como tú, que viene a Ulmer buscando problemas. Aquí no hay ninguna caja, y no permitiré que siembres más caos.-Con un movimiento brusco, bajó la mano, cerrando el puño con una fuerza que hizo crujir el cuero del guantelete.
Bio, por más que intentara razonar con Thalgrim, sería en vano, pues la tensión en el aire hacía evidente que las palabras no calmarían a la bestia.
Thalgrim avanzó un paso más, su rostro a solo centímetros del de Bio. El aliento caliente y cargado de furia del licántropo acarició la piel de Bio.
-Aquí no hay palabras que valgan, forastero.-Gruñó Thalgrim, su voz una mezcla de ira y resolución-Solo la fuerza tiene la última palabra.
Con esa declaración, Thalgrim lanzó el primer golpe, un directo con la fuerza de una maza impulsado por el poder de la gema en su guantelete.
La pelea había comenzado, y la multitud contenía el aliento.
En el interior de la casa de la sanadora, Sombra continuaba su búsqueda frenética. Había revisado casi todos los rincones, pero la caja seguía sin aparecer. El aire estaba cargado con el olor a hierbas medicinales, y la tenue luz de la lámpara de aceite proyectaba sombras largas y vacilantes por toda la estancia.
De repente, el sonido de la puerta principal al abrirse de golpe resonó en el silencio, y Sombra se congeló. La voz de Ròta se escuchó desde la entrada, seguida por los pasos pesados de al menos dos personas más.
-Muy bien.-Dijo uno de los encapuchados con un tono autoritario.-No nos hagas perder más tiempo, Ròta.
Sombra se apartó de la mesa de trabajo y se escondió detrás de un estante lleno de frascos y libros. Observó cómo Ròta entraba en la habitación, seguida de cerca por los dos encapuchados. La sanadora tenía el rostro crispado por la tensión y la preocupación.
El escondite de Sombra fue en vano, ya que los dos encapuchados se fijaron directamente en él cuando entraron en la sala.
-Aquí hay un ladrón.-Dijo uno de los encapuchados, su voz gélida al descubrir a Sombra.-¿Qué haces aquí?
Sombra salió de su escondite con las manos en alto, preparado para defenderse si era necesario.
-No busco problemas.-Respondió Sombra con firmeza.
Ròta lo miró con una mezcla de rabia y resignación.
-No podías quedarte quieto, ¿Verdad? Tenías que seguir husmeando. Seguro que por tu culpa me han descubierto, ladrón.-Dijo ella con amargura.
Los encapuchados avanzaron hacia ella, la tensión en la habitación era palpable.
-Ròta, no tenemos tiempo para juegos.-Dijo uno de los encapuchados.-Dinos de una vez dónde está la caja.
La sanadora, visiblemente alterada, intentó resistirse, pero la amenaza en los ojos de los encapuchados era demasiado clara.
Con manos temblorosas, Ròta se dirigió a un estante oculto detrás de una cortina en la pared. Movió algunos frascos y libros hasta que descubrió un compartimento secreto. Sacó una caja de madera antigua, decorada con intrincados grabados.
Ròta entregó la caja a los encapuchados. Sombra observaba con disgusto y frustración, sabiendo que estaba tan cerca de conseguir lo que buscaba.
Los encapuchados tomaron la caja y la examinaron. Intentaron abrirla, pero estaba cerrada a cal y canto.
-Nunca pude abrirla.-Confesó la sanadora.-Los rumores sobre mis poderes curativos no tienen nada que ver con la caja.
* Los encapuchados salen de la casa, Meraxes supuestamente acude allí con el granjero... ¿Qué pasará? Está en vuestras manos decidir cómo será vuestro último post (sí, ya mismo acabamos).
* Bio, no puedes retar a un tipo tan rudo como Thalgrim y querer salir sin ninguna bronca. Te toca hacerle frente (o huir, como veas). Te dejo a tu interpretación cómo manejar la situación y el nivel de poder que tiene Thalgrim. Ese guantelete le da mucha fuerza, así que no sería buena idea una confrontación en la que os midáis esa aptitud.
* Podéis usar a todos los personajes con libertad, dentro de una lógica. Los que estén o hayan estado en contacto con la caja, empezarán a sentir la misma obsesión que Meraxes, así que mucho cuidado (no es el caso de Thalgrim, el es un negacionista inamovible).
Thalgrim, líder de la seguridad de Ulmer, avanzó con pasos firmes y decididos. Sus músculos, tensos bajo la piel cubierta de vello, se movían con la gracia contenida de un depredador. La gema azul incrustada en su guantelete mágico pulsaba con una luz antinatural, como si respondiera a su creciente ira. Se detuvo a escasos metros de Bio, sus ojos acerados fijándose en los de su adversario con una mezcla de desafío y desprecio.
Thalgrim alzó una mano, señalando a Bio con un dedo enguantado que parecía contener la fuerza de un gigante. Su voz, profunda y resonante, se elevó sobre el murmullo expectante de la multitud.
-Te lo advertí, forastero. Estoy harto de gente como tú, que viene a Ulmer buscando problemas. Aquí no hay ninguna caja, y no permitiré que siembres más caos.-Con un movimiento brusco, bajó la mano, cerrando el puño con una fuerza que hizo crujir el cuero del guantelete.
Bio, por más que intentara razonar con Thalgrim, sería en vano, pues la tensión en el aire hacía evidente que las palabras no calmarían a la bestia.
Thalgrim avanzó un paso más, su rostro a solo centímetros del de Bio. El aliento caliente y cargado de furia del licántropo acarició la piel de Bio.
-Aquí no hay palabras que valgan, forastero.-Gruñó Thalgrim, su voz una mezcla de ira y resolución-Solo la fuerza tiene la última palabra.
Con esa declaración, Thalgrim lanzó el primer golpe, un directo con la fuerza de una maza impulsado por el poder de la gema en su guantelete.
La pelea había comenzado, y la multitud contenía el aliento.
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En el interior de la casa de la sanadora, Sombra continuaba su búsqueda frenética. Había revisado casi todos los rincones, pero la caja seguía sin aparecer. El aire estaba cargado con el olor a hierbas medicinales, y la tenue luz de la lámpara de aceite proyectaba sombras largas y vacilantes por toda la estancia.
De repente, el sonido de la puerta principal al abrirse de golpe resonó en el silencio, y Sombra se congeló. La voz de Ròta se escuchó desde la entrada, seguida por los pasos pesados de al menos dos personas más.
-Muy bien.-Dijo uno de los encapuchados con un tono autoritario.-No nos hagas perder más tiempo, Ròta.
Sombra se apartó de la mesa de trabajo y se escondió detrás de un estante lleno de frascos y libros. Observó cómo Ròta entraba en la habitación, seguida de cerca por los dos encapuchados. La sanadora tenía el rostro crispado por la tensión y la preocupación.
El escondite de Sombra fue en vano, ya que los dos encapuchados se fijaron directamente en él cuando entraron en la sala.
-Aquí hay un ladrón.-Dijo uno de los encapuchados, su voz gélida al descubrir a Sombra.-¿Qué haces aquí?
Sombra salió de su escondite con las manos en alto, preparado para defenderse si era necesario.
-No busco problemas.-Respondió Sombra con firmeza.
Ròta lo miró con una mezcla de rabia y resignación.
-No podías quedarte quieto, ¿Verdad? Tenías que seguir husmeando. Seguro que por tu culpa me han descubierto, ladrón.-Dijo ella con amargura.
Los encapuchados avanzaron hacia ella, la tensión en la habitación era palpable.
-Ròta, no tenemos tiempo para juegos.-Dijo uno de los encapuchados.-Dinos de una vez dónde está la caja.
La sanadora, visiblemente alterada, intentó resistirse, pero la amenaza en los ojos de los encapuchados era demasiado clara.
Con manos temblorosas, Ròta se dirigió a un estante oculto detrás de una cortina en la pared. Movió algunos frascos y libros hasta que descubrió un compartimento secreto. Sacó una caja de madera antigua, decorada con intrincados grabados.
Ròta entregó la caja a los encapuchados. Sombra observaba con disgusto y frustración, sabiendo que estaba tan cerca de conseguir lo que buscaba.
Los encapuchados tomaron la caja y la examinaron. Intentaron abrirla, pero estaba cerrada a cal y canto.
-Nunca pude abrirla.-Confesó la sanadora.-Los rumores sobre mis poderes curativos no tienen nada que ver con la caja.
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* Los encapuchados salen de la casa, Meraxes supuestamente acude allí con el granjero... ¿Qué pasará? Está en vuestras manos decidir cómo será vuestro último post (sí, ya mismo acabamos).
* Bio, no puedes retar a un tipo tan rudo como Thalgrim y querer salir sin ninguna bronca. Te toca hacerle frente (o huir, como veas). Te dejo a tu interpretación cómo manejar la situación y el nivel de poder que tiene Thalgrim. Ese guantelete le da mucha fuerza, así que no sería buena idea una confrontación en la que os midáis esa aptitud.
* Podéis usar a todos los personajes con libertad, dentro de una lógica. Los que estén o hayan estado en contacto con la caja, empezarán a sentir la misma obsesión que Meraxes, así que mucho cuidado (no es el caso de Thalgrim, el es un negacionista inamovible).
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Re: La caja misteriosa [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido] [CERRADO]
Casa de la Sanadora
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Bueno si algo debía admitir era que Meleis tenía razón, solo podía pensar en la caja y eso me nublaba todo lo demás. Por suerte él estaba mucho más lucido que yo en esos momentos, por lo que hice lo que tenía que hacer antes de que la obsesión me arropara por completo. Mientras éramos guiados por el granjero le di mi bolsa con todas mis cosas. - Si las cosas se ponen feas, hay cosas allí que pueden ayudarte, ya las conoces bien. - Comencé a hablar, evitando interrupciones de su parte. - Pase lo que pase, si tienes oportunidad de huir con la caja hazlo y llega hasta Bio, la base del clan puede ser un lugar seguro. ¿Me entiendes?
- Merax, esto es una locura. Esa caja no lo vale.
- Por supuesto que sí, hay algo en ella que me llama a gritos, además fue mía en primer lugar. Quién sabe... tal vez tenga la cura de algo y podamos volver al norte con una ofrenda de paz que pruebe tu inocencia, no lo sé...
- O podría guardar una desgracia, si te afecta de ese modo, algo bueno no puede tener, pero te haré caso, alejar esa caja tanto como sea posible de ti será lo mejor. - suspiró con pesadez, lo miré de reojo, había crecido mucho, ya no era el mismo que cuando me vio aquella noche en las calles de Dundarak.
Comenzó a hurgar en la bolsa que le había dado, parecía tener una idea de lo que quería hacer, se quedó varios pasos detrás de nosotros1, por mi lado, aproveché para recogerme el cabello.
- Rápido, es por aquí. - Nos dijo el granjero. Un par de callejones más y listo.
La verdad esperábamos bastante jaleo, pero no tanto, ¿o sí? Como fuera eran de nuevos esos encapuchados. El granjero apretó las nalgas del susto, y era entendible, ese par de sujetos sí que intimidaban, lo había vivido de primera mano, aunque ahora era más mi deseo por tener la caja que mi propia supervivencia.
Se quedó atrás por un momento, no tenía idea con lo que podría encontrarse, y en el estad actual de su hermana no sabía si en caso de un combate podría ayudar, rezaba a los dioses para que sí, aunque era mejor ser prevenidos. Tomo la galleta. - Quédate en las sombras y cuando estén distraídos toma la caja y llévala con Bio, te daré algo para defenderte en caso de que te ataquen, así que no dudes en usarlo si van por ti y la caja. - Fueron sus palabras y tras morderla, una silueta idéntica a él apareció, se quitó las garras metálicas y la sombra de él mismo se perdió en las sombras de los callejones.
- Les advertimos que debían irse de aquí. - Dijo uno de los sujetos al percatarse de mi presencia.
- Lo siento, como ves me cuesta seguir ordenes. - Mi vista no pudo evitar mirar lo que uno de ellos tenía en sus manos, era mi caja. - Creo que eso es mío. - agregué.
Una risa sarcástica. - De verdad que eres idiota. No solo sigues pensando que es tuya sino que ahora vienes sola. -
- No está sola. - Meleis se reincorporó, parecía que terminaba de masticar algo 2 y tenía otra cosa en su manos.
- ¡Deténganlos son unos ladrones! - Se escuchó una voz femenina.
- ¡Es la sanadora! - Advirtió el granjero asustado, que cada vez retrocedía al notar otro integrante más.
- Esa caja será mía. - Se escuchó por otro lado. (Sombra)
De pronto éramos cinco personas con interés en la caja, Meleis no parecía tener interés, o quizás evitaba verla, su vista estaba hacia los pies de ellos. - Dije que te ayudaría y eso haré. - No tenía la menor idea de lo que planeaba pero antes de darme cuenta ya estaba abalanzándose hacia ellos y como era de esperarse recibió un fuerte golpe en la boca de su estomago por parte de uno de esos guardias, lo arrastró bastante sobre le suelo.
- Eres igual de tonto que tu hermana eh... - Miraba a Meleis, que si bien estaba falta de aliento parecía reír. - ¿Estás loco o eres masoquista? Puedo golpearte hasta el cansancio.
- No será necesario, con una vez basta. - Tosió un poco mientras recuperaba el aliento. Y dicho y hecho el efecto de o que había consumido se hacía evidente para todos. Una copia exacta de él se formaba, hasta podía decir que podía tratarse de Tiraxes o Caraxes de no haber visto que la copia era Meleis mismo.
Aquel maldito estaba dispuesto a atacarlo de nuevo pero esta vez fue mi látigo quien se enredó en su muñeca para evitar que lo lastimara, mientras su copia lo ayudaba a reincorporarse. - No nos iremos sin esa caja así que tendrán que matarnos. - Fueron mis palabras, evidentemente ya mis prioridades estaban cambiando.
- Ya sabes qué hacer. - Dijo Meleis a su copia que se volvió un dragón azulado que no tardó en alzar vuelo. 3Esto se había vuelto en un tres contra cinco, a pesar de que los otros dos aún se mantenían al margen. Aunque no por mucho, toda esta confusión había acercado al sujeto encapuchado, pensando que tendría alguna oportunidad de tomar la caja.
Aquella aglomeración era lo que Meleis necesitaba, uno de los guardaespaldas estaba demasiado atento al dragón que sobrevolaba y esquivaba sus ataques, así como de sombra. El otro estaba alerta a mí, tras zafarse de mi amarre entre el forcejeo había lanzado mi látigo de cuero bastante lejos de mi alcance, por suerte tenía más. Como fuera, antes de darnos cuenta en aquel pequeño grupo nos vimos cubierto por humo. 4
- Él tiene la culpa. - Señaló al sujeto que lo había golpeado - Si no lo detienen no los dejará hacerse con la caja. - Tomando en cuenta que todos allí estábamos tras ese objetivo no me fue difícil creer tal verdad, todo era culpa de él, tal vez su compañero solo era un títere. Hasta el granjero había dejado el miedo atrás y culpaba a este sujeto una vez que Meleis lo había señalado.
Caos, era la palabra que ya repetidas veces describía aquel momento. Una lucha un todos contra todos, con excepción de los "dos" Meleis, que me apoyaban. Desde el cielo el primer dragón lanzaba chorros de agua y mojaba todo el lugar, lo que me brindaba mayor agilidad en el terreno para lidiar contra mis atacantes, por el otro, el original ya había pasado a su fase bestia5 , luchando en tierra conmigo.
Con el aliento elemental de ambos 6 hacía uso de mis dones con el agua, desde poder desplazarme hasta lanzar bolas de agua hacia ellos, también recibíamos golpes, aunque tal vez eran alucinaciones mías podría jurar que Meleis estaba disfrutando se golpeado, ambos. Eso sería tema para otro momento, pero al menos aquello me había dado una idea, y fue cuando permití que uno de ellos (a criterio del master) rasgara mi espalda y pudiera visualizar el bello regalo que tenía ahí.7
Aquello sería una desventaja, para mí, bueno a medias, traer ese recuerdo a mi mente al menos me había hecho olvidar por unos segundos el asunto de la caja, nada como el sexo salvaje con criaturas extrañas para sanar los males, o no.
La confusión de la lucha finalmente hizo que la sanadora se moviera, pero al mismo tiempo la sombra de Meleis también que no tardó en hacerse con su objetivo, estaba determinado a obtener aquella caja. Ambos dragones en esta ocasión se dieron a la tarea de abrirle el camino. Solo restaba ver si su estrategia había funcionado.
- Merax, esto es una locura. Esa caja no lo vale.
- Por supuesto que sí, hay algo en ella que me llama a gritos, además fue mía en primer lugar. Quién sabe... tal vez tenga la cura de algo y podamos volver al norte con una ofrenda de paz que pruebe tu inocencia, no lo sé...
- O podría guardar una desgracia, si te afecta de ese modo, algo bueno no puede tener, pero te haré caso, alejar esa caja tanto como sea posible de ti será lo mejor. - suspiró con pesadez, lo miré de reojo, había crecido mucho, ya no era el mismo que cuando me vio aquella noche en las calles de Dundarak.
Comenzó a hurgar en la bolsa que le había dado, parecía tener una idea de lo que quería hacer, se quedó varios pasos detrás de nosotros1, por mi lado, aproveché para recogerme el cabello.
- Rápido, es por aquí. - Nos dijo el granjero. Un par de callejones más y listo.
La verdad esperábamos bastante jaleo, pero no tanto, ¿o sí? Como fuera eran de nuevos esos encapuchados. El granjero apretó las nalgas del susto, y era entendible, ese par de sujetos sí que intimidaban, lo había vivido de primera mano, aunque ahora era más mi deseo por tener la caja que mi propia supervivencia.
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Meleis
Se quedó atrás por un momento, no tenía idea con lo que podría encontrarse, y en el estad actual de su hermana no sabía si en caso de un combate podría ayudar, rezaba a los dioses para que sí, aunque era mejor ser prevenidos. Tomo la galleta. - Quédate en las sombras y cuando estén distraídos toma la caja y llévala con Bio, te daré algo para defenderte en caso de que te ataquen, así que no dudes en usarlo si van por ti y la caja. - Fueron sus palabras y tras morderla, una silueta idéntica a él apareció, se quitó las garras metálicas y la sombra de él mismo se perdió en las sombras de los callejones.
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- Les advertimos que debían irse de aquí. - Dijo uno de los sujetos al percatarse de mi presencia.
- Lo siento, como ves me cuesta seguir ordenes. - Mi vista no pudo evitar mirar lo que uno de ellos tenía en sus manos, era mi caja. - Creo que eso es mío. - agregué.
Una risa sarcástica. - De verdad que eres idiota. No solo sigues pensando que es tuya sino que ahora vienes sola. -
- No está sola. - Meleis se reincorporó, parecía que terminaba de masticar algo 2 y tenía otra cosa en su manos.
- ¡Deténganlos son unos ladrones! - Se escuchó una voz femenina.
- ¡Es la sanadora! - Advirtió el granjero asustado, que cada vez retrocedía al notar otro integrante más.
- Esa caja será mía. - Se escuchó por otro lado. (Sombra)
De pronto éramos cinco personas con interés en la caja, Meleis no parecía tener interés, o quizás evitaba verla, su vista estaba hacia los pies de ellos. - Dije que te ayudaría y eso haré. - No tenía la menor idea de lo que planeaba pero antes de darme cuenta ya estaba abalanzándose hacia ellos y como era de esperarse recibió un fuerte golpe en la boca de su estomago por parte de uno de esos guardias, lo arrastró bastante sobre le suelo.
- Eres igual de tonto que tu hermana eh... - Miraba a Meleis, que si bien estaba falta de aliento parecía reír. - ¿Estás loco o eres masoquista? Puedo golpearte hasta el cansancio.
- No será necesario, con una vez basta. - Tosió un poco mientras recuperaba el aliento. Y dicho y hecho el efecto de o que había consumido se hacía evidente para todos. Una copia exacta de él se formaba, hasta podía decir que podía tratarse de Tiraxes o Caraxes de no haber visto que la copia era Meleis mismo.
Aquel maldito estaba dispuesto a atacarlo de nuevo pero esta vez fue mi látigo quien se enredó en su muñeca para evitar que lo lastimara, mientras su copia lo ayudaba a reincorporarse. - No nos iremos sin esa caja así que tendrán que matarnos. - Fueron mis palabras, evidentemente ya mis prioridades estaban cambiando.
- Ya sabes qué hacer. - Dijo Meleis a su copia que se volvió un dragón azulado que no tardó en alzar vuelo. 3Esto se había vuelto en un tres contra cinco, a pesar de que los otros dos aún se mantenían al margen. Aunque no por mucho, toda esta confusión había acercado al sujeto encapuchado, pensando que tendría alguna oportunidad de tomar la caja.
Aquella aglomeración era lo que Meleis necesitaba, uno de los guardaespaldas estaba demasiado atento al dragón que sobrevolaba y esquivaba sus ataques, así como de sombra. El otro estaba alerta a mí, tras zafarse de mi amarre entre el forcejeo había lanzado mi látigo de cuero bastante lejos de mi alcance, por suerte tenía más. Como fuera, antes de darnos cuenta en aquel pequeño grupo nos vimos cubierto por humo. 4
- Él tiene la culpa. - Señaló al sujeto que lo había golpeado - Si no lo detienen no los dejará hacerse con la caja. - Tomando en cuenta que todos allí estábamos tras ese objetivo no me fue difícil creer tal verdad, todo era culpa de él, tal vez su compañero solo era un títere. Hasta el granjero había dejado el miedo atrás y culpaba a este sujeto una vez que Meleis lo había señalado.
Caos, era la palabra que ya repetidas veces describía aquel momento. Una lucha un todos contra todos, con excepción de los "dos" Meleis, que me apoyaban. Desde el cielo el primer dragón lanzaba chorros de agua y mojaba todo el lugar, lo que me brindaba mayor agilidad en el terreno para lidiar contra mis atacantes, por el otro, el original ya había pasado a su fase bestia5 , luchando en tierra conmigo.
Con el aliento elemental de ambos 6 hacía uso de mis dones con el agua, desde poder desplazarme hasta lanzar bolas de agua hacia ellos, también recibíamos golpes, aunque tal vez eran alucinaciones mías podría jurar que Meleis estaba disfrutando se golpeado, ambos. Eso sería tema para otro momento, pero al menos aquello me había dado una idea, y fue cuando permití que uno de ellos (a criterio del master) rasgara mi espalda y pudiera visualizar el bello regalo que tenía ahí.7
Aquello sería una desventaja, para mí, bueno a medias, traer ese recuerdo a mi mente al menos me había hecho olvidar por unos segundos el asunto de la caja, nada como el sexo salvaje con criaturas extrañas para sanar los males, o no.
La confusión de la lucha finalmente hizo que la sanadora se moviera, pero al mismo tiempo la sombra de Meleis también que no tardó en hacerse con su objetivo, estaba determinado a obtener aquella caja. Ambos dragones en esta ocasión se dieron a la tarea de abrirle el camino. Solo restaba ver si su estrategia había funcionado.
- Off:
- 1: Toma de la bolsa de Meraxes los siguientes objetos: Bolita de pétalos biusificados, Galleta de humo, Granada de humo.
- [Meleis ]Consumo de Galleta de Humo.Galleta de Humo: [Consumible]: El personaje deberá pensar en una orden coherente. Al ser mordida, genera una silueta sombría del personaje para realizar acciones que intentarán, tanto como sea posible, cumplir la orden que haya pensado anteriormente. Esta silueta permanecerá hasta cumplir su objetivo o hasta que haya pasado dos turnos, lo que ocurra primero.
- 2 [Meleis] Consumo de Bolita de pétalos biusificados.Bolita de pétalos biusificados : [2 cargas] Deberás comerla y tendrá el sabor que desees. En la siguiente vez que seas dañado por un enemigo, creará una copia de ti capaz de unirse a la lucha. La copia podrá usar tus habilidades, pero consumiendo los usos de las tuyas. También compartirán el daño y, en vez de dolor, sentirán placer que nuble el juicio. Dura un turno.
-3 [Copia de Meleis] Se transforma en Dragón. Consumo de uno de los usos.Meleis escribió:Don Ancestral: [Mágica, 2 usos] Puedo convertirme en un dragón de hasta 4 metros (nariz a punta de la cola), lo que aumenta considerablemente mi resistencia. Puedo volver a forma humana a voluntad.
Habitante de los Cielos: Puedo volar en forma de dragón.
- 4 [Meleis] Uso de Granada de Humo.Granada de humo [Consumible]: Si algo malo ha ocurrido, al arrojarla al piso, desprenderá una cantidad de humo en una gran área, quienes la hayan respirado serán susceptibles a tomar como culpable a quien tú digas, aunque el efecto solamente dura un par de turnos.
- 6 [Meleis]Meleis escribió:Aliento elemental: Puedo lanzar mi elemento afín desde mis entrañas en forma de dragón.
- [Meraxes] Uso de varias habilidades durante el combate.Meraxes escribió:Sé como el agua: [Pasiva] Mientras haya agua bajo mis pies, puedo deslizarme por esta con agilidad y usarla para impulsarme.
Proyectiles: [Mágica, 2 usos.] Manipulo el agua a mi alrededor para generar esferas (Máximo 3) que puedo disparar a no más de diez metros a fin de impactar contra uno o varios objetivos.
- 7 [Meraxes] Hora de invocar a los Davy Jones.Tatuaje de Niggu : [consumible / Espalda alta] Una sola vez tras lo cual desaparece, hace que un enemigo sea testigo de vuestra interacción sexual con los horrores que llamásteis al Sessrúmir, pudiendo enloquecerle y dejarle fuera de combate. Sin embargo, también vosotros repetiréis mentalmente lo vivido y sólo os quedarán fuerzas para caminar lentamente. (nota: los másteres pueden decidir que un pnj que tengan en uso es lo suficientemente fuerte mentalmente para resistirlo)
- Dejo a criterio del master si la estrategia de Meleis funciona, así como los efectos del tatuaje así como a quien o quienes va dirigido el ataque. La copia de Meleis está dispuesta a defenderse con garras (literalmente) y espadas con lo que se le atraviese. Hasta aquí creo que llega mi participación, hice lo mejor que pude. Gracias.Meraxes escribió:Una sensación amarga se aferró al pecho de la dragona, un deseo casi instintivo de tener la caja entre sus manos, de explorar su contenido y descubrir qué secretos encerraba. Ahora, Meraxes se sentiría en una encrucijada de emociones; la frustración y la ansiedad se mezclaban con un profundo anhelo que no podía ignorar.
- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Medalla del exterminador [1 CARGA] - Pecho lado derecho.
- Pieza Metalica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal [Encantamiento Armadura Engañosa]
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Regular. - Dentro de Bolso de Viajero. [L1]
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] [Armas Flexible Superior. Metal. Unidades: 2]
- Tónico del Jerbo - Bolso
- Llave Onírica - Bolso
- Ocarina - Bolso
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso [L2]
- Bomull (Cría de Gomejo)
- Caramelo de Jade. [Dentro de bolsa de viajero]
- Hongos de Lithe. [Cant. 1]] [Dentro de bolsa de viajero]
- Collar de Moneda Maliciosa de Elian [Cuello- Encantamiento Fuente de Luz]
-Trampa de Red [Dentro de bolsa de viajero] [L3]
- Peluche de bégimo. [Sin cargas]
- Brocheta de yak
-Huevo sorpresa. [Unidades: 1]
- Galleta de Humo.
- Néctar Kimil.
- Bolita de pétalos biusificados.
- Bomba Luminosa. [L4]
- Tatuaje de Niggu.
- Bolitas Resbaladizas. [Dentro del Bolso] [L5]
- Voluntad de Terric.
- Poción de Recuperación (2)
- Trineo.
- Disfraz de Gomejo [Guardado]
- Garras Superiores.
- Ropas Comunes Superiores [Equipada]
- Escama de dragón marino [Unidades: 2]
-Gorrito de Calabaza.
- Granada de Humo.Outfit
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo][Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Separador:[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- Inventario Meleis:
- Garras Superiores
- Bolso del Explorador.
- Armadura de Fieras Normal. [A. Ligera / Encantamiento Pudor]
- Poción de Salud Concentrada. [Dentro del Bolso] [L6]
- Disfraz de Gomejo [Guardado]
Meraxes
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Re: La caja misteriosa [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido] [CERRADO]
Ha llegado el momento decisivo, ahora sabremos quién es el más fuerte del lugar- Dijo el perro con tono de voz burlón y seguro mientras yo intentada desesperadamente callarlo. Irónico considerando que era yo mismo el que hacía hablar al perro, pero comienzo a creer que hemos desarrollado un severo trastorno de personalidad, igual no sé, no soy trastornólogo.
Bueno, tú me metiste en esto, así que no me vayas a… ¡rayos!- Dije de mala gana al darme cuenta que lo había hecho de nuevo, se había perdido de vista y me había dejado solo frente a aquella colosal amenaza -Pues bueno, ya que estamos, bailemos entonces- Dije confiado y di un par de saltos para hacer unos pasos de baile, conocía algunas historias donde las riñas se habían resuelto mediante un ridículo duelo de baile, aunque claro, esta vez no sería el caso.
Que aburrido es usted- Dije mientras retrocedía lentamente -Ahora que lo pienso, no eres el primero, hay muchos aburridos y amargados acá- Mencioné recordando a Sombra el Amargado, además de la Sanadora Amargada, de seguir así hasta yo me estaba sintiendo amargado -Muy bien, hagamos esto, pero te advierto que no voy a tener piedaaaaaaaaa- [1] Grité mientras salía disparado hacia un lado para caer aparatosamente.
Me levanté moviendo mi mandíbula con la mano, simulando que la encajaba en su sitio ante la cara extrañada del Tal Grim quien estaba seguro de haberme golpeado, y yo había salido volando a causa del golpe, pero su puño jamás llegó a sentir el impacto contra mi cara -Oh no, no puede ser- Dije alarmado de manera dramática mientras colocaba el dorso de mi mano en mi frente y ponía la otra mano en mi cadera -Es el guantelete de la diosa Nal Gadas, te da una gran fuerza a cambio de un alto precio- Dije en primer lugar para sembrar la duda entre los curiosos que se habían quedado cerca.
Por favor, detente, espera, esa cosa te va a- Antes de terminar aquella frase un fuerte crujido de huesos resonó en el aire, tan fuerte y tan crujido que cualquier ignorante podría pensar que alguien hizo dicho sonido con la boca -Crash- [2] Y salí volando hacia otro lado hasta rodar por el piso. Intenté levantarme, pero fue en vano y caí desplomado, aunque al notar que el Tal Grim se acercaba a toda prisa para ponerme las patotas encima, reaccioné de prisa girando hacia un lado para salvarme.
Oh no, es demasiado tarde, el poder de Nal Gadas lo está consumiendo, ya no puede detenerse ni aunque lo quisiera- [3] Dije en voz alta mientras me levantaba para ponerme frente a mi oponente de nuevo, quien una vez más me lanzó un poderoso golpe que detuvo apenas un instante antes de golpearme, pero justo como había hecho las veces anteriores, fingí el impacto y salté hacia atrás para simular la caída -¡Ay me muero!- [4] Grité mientras caía, atacando la mente del Tal Grim con magia de voz para causarle un fuerte dolor de cabeza que lo hizo perder el equilibrio un instante.
Lucha contra su poder, buen hombre, no dejes que te controle- Le dije de manera dramática -Ojalá alguien pudiera detenerlo y evitar su ruina- [5] Dije de manera muy dramática mirando a un grupo de curiosos que ahora se sentían con la responsabilidad moral de salvar a su líder de la influencia de aquel malvado guantelete. Me llevé una mano a la boca como si evitara vomitar y la mordí discretamente para simular sangre en mi boca, luego la escupí a un lado y me lancé al piso de rodillas.
Oh no, no podré detenerlo yo solo, ojalá alguien se preocupara por su amado líder- Dije de nuevo al ver que el Tal Grim se acercaba a terminar el trabajo, pero justo en ese momento algunos de los habitantes del lugar saltaron sobre él para detenerlo y evitar que fuera consumido por el oscuro poder del guantelete de la diosa Nal Gadas.
Con algo de esfuerzo, consiguieron detenerlo, ahora era vulnerable, bastaría un instante para enterrar una daga en su cuello así que hice lo que tenía que hacer, haciendo gala de todo mi honor y mi orgullo de guerrero me di media vuelta y me fui corriendo del lugar -Adiós popó- Les gritó el perro que ahora corría a mi lado -¿Y tú de dónde saliste?- Pregunté con desconfianza sin dejar de correr, aunque de momento era más importante llevar de prisa al punto de reunión para encontrarme con Melaxas y su grupo, desafortunadamente no recordaba haberle indicado un punto de reunión, pero ni modo, el que tenga miedo de morir, que no nazca.
[0] Uso varias veces mi habilidad Nivel 1: El que acecha en el umbral para que parezca que mi perro el [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] puede hablar, pero solo es un truco de ventriloquía. Bueno, tú me metiste en esto, así que no me vayas a… ¡rayos!- Dije de mala gana al darme cuenta que lo había hecho de nuevo, se había perdido de vista y me había dejado solo frente a aquella colosal amenaza -Pues bueno, ya que estamos, bailemos entonces- Dije confiado y di un par de saltos para hacer unos pasos de baile, conocía algunas historias donde las riñas se habían resuelto mediante un ridículo duelo de baile, aunque claro, esta vez no sería el caso.
Que aburrido es usted- Dije mientras retrocedía lentamente -Ahora que lo pienso, no eres el primero, hay muchos aburridos y amargados acá- Mencioné recordando a Sombra el Amargado, además de la Sanadora Amargada, de seguir así hasta yo me estaba sintiendo amargado -Muy bien, hagamos esto, pero te advierto que no voy a tener piedaaaaaaaaa- [1] Grité mientras salía disparado hacia un lado para caer aparatosamente.
Me levanté moviendo mi mandíbula con la mano, simulando que la encajaba en su sitio ante la cara extrañada del Tal Grim quien estaba seguro de haberme golpeado, y yo había salido volando a causa del golpe, pero su puño jamás llegó a sentir el impacto contra mi cara -Oh no, no puede ser- Dije alarmado de manera dramática mientras colocaba el dorso de mi mano en mi frente y ponía la otra mano en mi cadera -Es el guantelete de la diosa Nal Gadas, te da una gran fuerza a cambio de un alto precio- Dije en primer lugar para sembrar la duda entre los curiosos que se habían quedado cerca.
Por favor, detente, espera, esa cosa te va a- Antes de terminar aquella frase un fuerte crujido de huesos resonó en el aire, tan fuerte y tan crujido que cualquier ignorante podría pensar que alguien hizo dicho sonido con la boca -Crash- [2] Y salí volando hacia otro lado hasta rodar por el piso. Intenté levantarme, pero fue en vano y caí desplomado, aunque al notar que el Tal Grim se acercaba a toda prisa para ponerme las patotas encima, reaccioné de prisa girando hacia un lado para salvarme.
Oh no, es demasiado tarde, el poder de Nal Gadas lo está consumiendo, ya no puede detenerse ni aunque lo quisiera- [3] Dije en voz alta mientras me levantaba para ponerme frente a mi oponente de nuevo, quien una vez más me lanzó un poderoso golpe que detuvo apenas un instante antes de golpearme, pero justo como había hecho las veces anteriores, fingí el impacto y salté hacia atrás para simular la caída -¡Ay me muero!- [4] Grité mientras caía, atacando la mente del Tal Grim con magia de voz para causarle un fuerte dolor de cabeza que lo hizo perder el equilibrio un instante.
Lucha contra su poder, buen hombre, no dejes que te controle- Le dije de manera dramática -Ojalá alguien pudiera detenerlo y evitar su ruina- [5] Dije de manera muy dramática mirando a un grupo de curiosos que ahora se sentían con la responsabilidad moral de salvar a su líder de la influencia de aquel malvado guantelete. Me llevé una mano a la boca como si evitara vomitar y la mordí discretamente para simular sangre en mi boca, luego la escupí a un lado y me lancé al piso de rodillas.
Oh no, no podré detenerlo yo solo, ojalá alguien se preocupara por su amado líder- Dije de nuevo al ver que el Tal Grim se acercaba a terminar el trabajo, pero justo en ese momento algunos de los habitantes del lugar saltaron sobre él para detenerlo y evitar que fuera consumido por el oscuro poder del guantelete de la diosa Nal Gadas.
Con algo de esfuerzo, consiguieron detenerlo, ahora era vulnerable, bastaría un instante para enterrar una daga en su cuello así que hice lo que tenía que hacer, haciendo gala de todo mi honor y mi orgullo de guerrero me di media vuelta y me fui corriendo del lugar -Adiós popó- Les gritó el perro que ahora corría a mi lado -¿Y tú de dónde saliste?- Pregunté con desconfianza sin dejar de correr, aunque de momento era más importante llevar de prisa al punto de reunión para encontrarme con Melaxas y su grupo, desafortunadamente no recordaba haberle indicado un punto de reunión, pero ni modo, el que tenga miedo de morir, que no nazca.
[1] Uso la habilidad de Nivel 5: La sombra fuera del tiempo para que quienes observan, perciban mi imagen con retraso, de esa manera el Tal Grim pensará que me ha golpeado aunque en realidad no lo haya hecho.
[2] Uso la habilidad de Nivel 1: El que acecha en el umbral para hacer la onomatopeya del golpe y que parezca que me golpean, porque también sirve para otras cosas aparte de hacer que el perro hable.
[3] Uso la habilidad de Nivel 6: El miedo que acecha para sembrar en el Tal Grim y quienes me escuchen la idea de que el guantelete está empezando a controlarlo y si no se detiene lo va a dominar por completo.
[4] Uso la habilidad de nivel Nivel 2: El que susurra en la oscuridad para causarle a al Tal Grim un fuerte dolor mental para afianzar la loca teoría de que el guantelete está tomando el control.
[5] Uso la habilidad de Nivel 4: El demonio de la perversidad para que los curiosos que estén cerca sientan el deseo de detener al Tal Grim para salvarlo.
[x] Y bueno, mi trabajo aquí está hecho, si Meraxes consiguió la caja, yo hago lo que todo guerrero honorable y astuto haría: Huír para pelear otro día.
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Re: La caja misteriosa [Desafío: Bienvenidos a lo desconocido] [CERRADO]
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Obsesión por algo que no conoces
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La caja misteriosa
Obsesión por algo que no conoces
El caos reinaba en el callejón, un lugar empapado por el aliento acuático de los dragones y envuelto en una bruma densa de humo que distorsionaba la percepción de todos los presentes. Meraxes, Meleis, y los otros combatientes parecían inmersos en una vorágine de violencia y confusión. Las acciones parecían descoordinadas, cada golpe, movimiento o hechizo parecía más caótico que el anterior, mientras que la caja, la codiciada caja, seguía siendo el centro de toda esta locura.
Los encapuchados, con una precisión casi milimétrica, se movían con una sincronicidad desconcertante. Mientras el dragón azulado alzaba vuelo y lanzaba chorros de agua, uno de los encapuchados, el que sostenía la caja, retrocedió unos pasos mientras su compañero bloqueaba los ataques enemigos con una destreza formidable. Eran dos, pero la experiencia y el instinto les otorgaban ventaja en ese entorno caótico.
El dragón invocado por la copia de Meleis descendía en picado desde lo alto, sus enormes alas agitándose con violencia mientras se preparaba para atacar con una embestida devastadora. Sin embargo, justo antes de que pudiera alcanzar a los encapuchados, un destello súbito y cegador atravesó el aire. De la nada, surgió una trampa de sombras, una oscura barrera mágica levantada por los encapuchados, que brotó del suelo como una ola de sombras líquidas.
El dragón, incapaz de atravesar la densa energía oscura, se estrelló contra la barrera con un rugido ensordecedor, siendo lanzado hacia atrás por la fuerza del impacto. La barrera, sólida y perfectamente ejecutada, brillaba con un resplandor oscuro, vibrante de poder arcano. Las sombras danzaban en la superficie de la barrera como si tuvieran vida propia, rechazando con facilidad la embestida de la criatura.
Los encapuchados, mientras tanto, no mostraban señales de preocupación, moviéndose con frialdad y precisión, como si hubieran previsto este ataque y lo hubieran neutralizado con una simple maniobra.
Sombra, por su parte, silencioso y al margen, solo tenía un objetivo en mente: asegurarse de que la caja no cayera en las manos equivocadas. Es decir, la caja no podía caer en otras manos que no fuesen las suyas.
Aprovechó el caos que Meleis y Meraxes habían provocado y avanzó con sigilo absoluto. Mientras estaban ocupados en sus propios enfrentamientos, se deslizó como un susurro entre las sombras y se posicionó justo detrás de uno de los encapuchados que llevaba la caja. En una rápida maniobra, Sombra levantó una daga, listo para lanzarla... pero algo lo detuvo.
Sombra, con la daga alzada y listo para atacar, sintió una punzada de incertidumbre. Su instinto, perfeccionado tras años de operar en las sombras, le advirtió que algo no estaba bien. Los encapuchados, pese a la aparente ventaja que tenían, no estaban enfocados en eliminar a sus adversarios. Había algo más, algo que estaba pasando justo frente a él pero que aún no lograba descifrar.
Antes de que pudiera tomar una decisión, el encapuchado que cargaba la caja giró con una rapidez sorprendente. Sin mediar palabra, ambos cruzaron miradas durante un fugaz instante, una promesa de peligro latente. Sin embargo, en lugar de enfrentarlo directamente, el encapuchado fintó y se alejó de él, realizando un sutil llamamiento a su compañero; una señal casi imperceptible, y el otro encapuchado respondió al instante.
Justo cuando tanto Meraxes como Meleis, como la propia sombra de Meleis, lanzaron su definitiva acometida, los dos enemigos se lanzaron hacia el lateral del callejón con una agilidad asombrosa, desvaneciéndose entre las sombras y el humo espeso. La caja, que había sido su preciada carga, desapareció junto con ellos, como si el caos, el humo, las sombras de la noche y la ausencia de luz les hubieran proporcionado la oportunidad perfecta para escabullirse.
Una poderosa y peligrosa frustración y desesperación se apoderarían de Meraxes, ajena a todo control que la dragona pudiera ejercer. Los encapuchados no se habían marchado por simple suerte; claramente habían previsto esa retirada. Pero, ¿por qué no habían intentado aprovechar la ventaja para eliminar a sus oponentes? La respuesta parecía escaparse de todos. Se movían como fantasmas o espectros de la noche, fundiéndose con el humo, las brumas o incluso la oscuridad.
Sombra, furioso consigo mismo por haber dudado en el momento crucial, se fugó por el callejón, buscando, en vano, el rastro de los encapuchados.
Bio, lejos del caos directo pero no menos involucrado, había estado observando y moviendo sus piezas cuidadosamente. Sabía que Thalgrim, uno de los líderes del asentamiento licántropo, ya estaba cerca de descubrir su mano oculta en este juego. Utilizando engaños y distracciones, había logrado evadir la ira del licántropo por el momento, pero no por mucho tiempo si seguía permaneciendo allí. No sería muy bien recibido en Ulmer durante un tiempo. La humillación que Thalgrim había sufrido, además del cuestionamiento de su liderazgo y el haber vuelto en su contra a los suyos, no sería perdonada.
Este enfrentamiento quizás no era simplemente una lucha por la caja, sino una oportunidad para sembrar la discordia en un tablero de un juego que quizás ni él mismo supiese interpretar del todo bien. Eso parecía gustarle al vampiro, y desde luego que su actuación dejaría huella. Había manipulado la situación, urdido complots que lo colocaran en el centro de la intriga sin ser el foco de las sospechas. Pero con Thalgrim respirándole en la nuca, Bio no podía permitirse errores. Se escabulló en silencio, dejando una estela de preguntas sin respuesta y promesas rotas.
Pero el juego estaba muy lejos de terminar.
* Ha salido mal, no me escondo.
* Como recompensa por el desafío, ambos os lleváis 5 puntos de experiencia y 100 aeros. Podéis gastarlos en un buen y merecido descanso en alguna posada (bueno, Meraxes no creo que pueda descansar mucho a partir de ahora).
Además de eso, Meraxes se lleva la siguiente maldición:
Pasarás al menos tres temas con esta maldición, y cuando acabes el tercero, si quieres contacta conmigo para que veamos cómo podríamos quitártela.
Bio, por tu parte, obtendrás una condición singular:
* Y, dicho esto, muchas gracias a ambos por participar en el desafío, y espero que os haya divertido tanto como a mí. Nos leemos pronto.
Los encapuchados, con una precisión casi milimétrica, se movían con una sincronicidad desconcertante. Mientras el dragón azulado alzaba vuelo y lanzaba chorros de agua, uno de los encapuchados, el que sostenía la caja, retrocedió unos pasos mientras su compañero bloqueaba los ataques enemigos con una destreza formidable. Eran dos, pero la experiencia y el instinto les otorgaban ventaja en ese entorno caótico.
El dragón invocado por la copia de Meleis descendía en picado desde lo alto, sus enormes alas agitándose con violencia mientras se preparaba para atacar con una embestida devastadora. Sin embargo, justo antes de que pudiera alcanzar a los encapuchados, un destello súbito y cegador atravesó el aire. De la nada, surgió una trampa de sombras, una oscura barrera mágica levantada por los encapuchados, que brotó del suelo como una ola de sombras líquidas.
El dragón, incapaz de atravesar la densa energía oscura, se estrelló contra la barrera con un rugido ensordecedor, siendo lanzado hacia atrás por la fuerza del impacto. La barrera, sólida y perfectamente ejecutada, brillaba con un resplandor oscuro, vibrante de poder arcano. Las sombras danzaban en la superficie de la barrera como si tuvieran vida propia, rechazando con facilidad la embestida de la criatura.
Los encapuchados, mientras tanto, no mostraban señales de preocupación, moviéndose con frialdad y precisión, como si hubieran previsto este ataque y lo hubieran neutralizado con una simple maniobra.
Sombra, por su parte, silencioso y al margen, solo tenía un objetivo en mente: asegurarse de que la caja no cayera en las manos equivocadas. Es decir, la caja no podía caer en otras manos que no fuesen las suyas.
Aprovechó el caos que Meleis y Meraxes habían provocado y avanzó con sigilo absoluto. Mientras estaban ocupados en sus propios enfrentamientos, se deslizó como un susurro entre las sombras y se posicionó justo detrás de uno de los encapuchados que llevaba la caja. En una rápida maniobra, Sombra levantó una daga, listo para lanzarla... pero algo lo detuvo.
Sombra, con la daga alzada y listo para atacar, sintió una punzada de incertidumbre. Su instinto, perfeccionado tras años de operar en las sombras, le advirtió que algo no estaba bien. Los encapuchados, pese a la aparente ventaja que tenían, no estaban enfocados en eliminar a sus adversarios. Había algo más, algo que estaba pasando justo frente a él pero que aún no lograba descifrar.
Antes de que pudiera tomar una decisión, el encapuchado que cargaba la caja giró con una rapidez sorprendente. Sin mediar palabra, ambos cruzaron miradas durante un fugaz instante, una promesa de peligro latente. Sin embargo, en lugar de enfrentarlo directamente, el encapuchado fintó y se alejó de él, realizando un sutil llamamiento a su compañero; una señal casi imperceptible, y el otro encapuchado respondió al instante.
Justo cuando tanto Meraxes como Meleis, como la propia sombra de Meleis, lanzaron su definitiva acometida, los dos enemigos se lanzaron hacia el lateral del callejón con una agilidad asombrosa, desvaneciéndose entre las sombras y el humo espeso. La caja, que había sido su preciada carga, desapareció junto con ellos, como si el caos, el humo, las sombras de la noche y la ausencia de luz les hubieran proporcionado la oportunidad perfecta para escabullirse.
Una poderosa y peligrosa frustración y desesperación se apoderarían de Meraxes, ajena a todo control que la dragona pudiera ejercer. Los encapuchados no se habían marchado por simple suerte; claramente habían previsto esa retirada. Pero, ¿por qué no habían intentado aprovechar la ventaja para eliminar a sus oponentes? La respuesta parecía escaparse de todos. Se movían como fantasmas o espectros de la noche, fundiéndose con el humo, las brumas o incluso la oscuridad.
Sombra, furioso consigo mismo por haber dudado en el momento crucial, se fugó por el callejón, buscando, en vano, el rastro de los encapuchados.
Bio, lejos del caos directo pero no menos involucrado, había estado observando y moviendo sus piezas cuidadosamente. Sabía que Thalgrim, uno de los líderes del asentamiento licántropo, ya estaba cerca de descubrir su mano oculta en este juego. Utilizando engaños y distracciones, había logrado evadir la ira del licántropo por el momento, pero no por mucho tiempo si seguía permaneciendo allí. No sería muy bien recibido en Ulmer durante un tiempo. La humillación que Thalgrim había sufrido, además del cuestionamiento de su liderazgo y el haber vuelto en su contra a los suyos, no sería perdonada.
Este enfrentamiento quizás no era simplemente una lucha por la caja, sino una oportunidad para sembrar la discordia en un tablero de un juego que quizás ni él mismo supiese interpretar del todo bien. Eso parecía gustarle al vampiro, y desde luego que su actuación dejaría huella. Había manipulado la situación, urdido complots que lo colocaran en el centro de la intriga sin ser el foco de las sospechas. Pero con Thalgrim respirándole en la nuca, Bio no podía permitirse errores. Se escabulló en silencio, dejando una estela de preguntas sin respuesta y promesas rotas.
Pero el juego estaba muy lejos de terminar.
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* Ha salido mal, no me escondo.
* Como recompensa por el desafío, ambos os lleváis 5 puntos de experiencia y 100 aeros. Podéis gastarlos en un buen y merecido descanso en alguna posada (bueno, Meraxes no creo que pueda descansar mucho a partir de ahora).
Además de eso, Meraxes se lleva la siguiente maldición:
- Avidez en el alma:
- Una idea te consume la mente y el espíritu; no haber sido capaz de obtener la caja misteriosa. Ello siembra en ti una intensa y peligrosa desesperación. Tras su fracaso, tu corazón es atrapado por una ansiedad voraz que la atormenta sin tregua. Esta maldición te obliga a experimentar, una vez por tema, una parálisis emocional y física. Durante estos momentos, el mundo a su alrededor se vuelve inmenso, abrumador, y tú te sientes insignificante, pequeña y débil, incapaz de controlar tu destino.
Pasarás al menos tres temas con esta maldición, y cuando acabes el tercero, si quieres contacta conmigo para que veamos cómo podríamos quitártela.
Bio, por tu parte, obtendrás una condición singular:
- En busca y captura:
- Bio ha osado retar a uno de los líderes de Ulmer y, tras un enfrentamiento lleno de estratagemas y engaños, logró escapar de su ira. Sin embargo, su huida ha tenido consecuencias. Ahora es considerado persona non grata en todo el territorio licántropo. Durante los dos próximos temas en los que Bio se encuentre en cualquier parte del dominio licántropo, será visto como una amenaza y un saboteador por los clanes que habitan en estos territorios. Para ellos, Bio representa el caos y la traición, y su presencia no será tolerada. Cualquier licántropo que lo vea actuará con hostilidad inmediata, buscando mantenerlo lejos o, si es posible, eliminarlo para proteger la estabilidad de su clan. Estar en territorio licántropo, durante este tiempo, será una travesía llena de peligro constante.
* Y, dicho esto, muchas gracias a ambos por participar en el desafío, y espero que os haya divertido tanto como a mí. Nos leemos pronto.
Thorn
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