Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
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Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
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Sólo una cosa se cuestionaba Nuria mientras descansaba sobre una piedra particularmente grande al lado del camino, en el lugar justo donde se unían el bosque de los humanos con el de los lobos. Aquello que acaparaba todos sus pensamientos, su atención, era un bastón; una de esas armas largas que se usan para defenderse. Tal vez había llegado la hora de utilizar algo más que un juego de tijeras. El mundo fuera de las mansiones para las que trabajaba no era tan seguro como lo había pensado. Nuria siempre había tomado a la ligera las experiencias que su madre le compartía, pero a sus dieciséis años comenzaba a darse cuenta que habían más verdades que exageraciones en aquellos relatos, incluso se aventuraría a decir que su progenitora podría haber minimizado alguno de sus mortales encuentros con el fin de no asustar de sobremanera a su sucesora.
Con las piernas al sol y su falda remangada hasta el regazo la criada tomaba el sol apoyando su peso sobre sus codos. La claridad de su piel y el de sus ropajes hacía difícil, a la distancia, diferenciar dónde terminaba uno y comenzaba la otra. La joven había comenzado su viaje hacía más de una semana atrás desde las Afueras de la Ciudad de Lunargenta, zona donde estaba ubicada la residencia Branzen. Poco menos de un mes a la fecha de los acontecimientos aquí descritos, había recibido una carta de su conocido Ircan. Aparentemente había llegado con bien a las lejanas tierras de Ulmer y la citaba a su lado. Nuria había estado secretamente feliz por primera vez en lo que recordaba en toda su existencia y ese hecho despertó suspicacias entre el resto de la servidumbre de la mansión. Un día su carta, esa que mantenía guardada celosamente, desapareció y con ella su contenido con pelos y señas de cómo dar con la localidad donde debía llegar.
Fue difícil para la joven humana mantener su buena fe en sus amigos; sin embargo, el faltante de la misiva sirvió para reforzar su idea de cambiar temporalmente de trabajo. Le tomó un par de semanas preparar todo para su viaje: mapas, contactar un guía que le esperaría en las afueras del bosque humano para llevarla a salvo hasta la tierra de los licántropos y el dinero necesario para abastecerse de alimentos en el camino. Nuria le sonrió al cielo mientras sacaba una manzana brillosa de su pequeña maleta, le gustaba recordar el momento de su despedida y el por qué de pensar seriamente en un bastón como arma. A la hora de los adioses, los enojos sutiles que eran más bien recriminaciones reprimidas por el sentimiento de abandono hacia la familia, se convirtieron en lágrimas y demostraciones de afecto. Sólo el señor Branzen mantuvo su fachada de sobriedad, hasta que en un ataque de desesperación quemó la carta de Ircan frente a todos.
La respuesta de Nuria ante tal afrenta fue la primera sonrisa que verían los habitantes de la casona. El señor Branzen había demostrado a su manera que realmente se preocupaba por ella: era más de lo que una simple criada podría aspirar. Todos tenían consejos de última hora, pero la chica solamente se quedó con el de Osman, el mayordomo y Lucrezia, la cocinera, uniéndolas en una: un arma que terminara en gancho. En realidad el hombre le sugirió armarse mejor, teniendo en cuenta su porte y su poca experiencia en el mundo, un arma liviana le sería de utilidad. El gancho y la idea del bastón llegó cuando la cocinera usó un gancho de carne para alcanzar algo en una repisa, Nuria pensó en ese momento que lo mejor de los dos mundos podría ser compatible.
Con su problema para encontrar direcciones y su capacidad extrema para llegar a ser despistada, la criada perdió por días la oportunidad para encontrarse con su guía. Es así como llegó a la situación de la piedra, el bastón y la manzana. Con su habitual parsimonia, Nuria comenzó a pensar que tal vez no encontraría a nadie que la guiase a través del bosque de los hombres lobo. Aún faltaban algunas horas para el anochecer, tal vez sería bueno pensar en alguna forma de pasar la noche sin ser comida por alguna de las bestias que salían junto con la luna; pero ese sentimiento de soledad era tan grato y pleno que le ganaba su lado haragán. ¿Cuánto hacía que no tenía que estar velando por las necesidades de alguien más? ¿desde cuándo no se había tomado un tiempo para ella misma y hacer nada?. Pensándolo mejor, cerró sus ojos mientras terminaba su fruta: cuando fuera el tiempo, se preocuparía de lo que vendría.
Parte I: de la residencia Branzen a las cercanías del Pantano Misterioso
Sólo una cosa se cuestionaba Nuria mientras descansaba sobre una piedra particularmente grande al lado del camino, en el lugar justo donde se unían el bosque de los humanos con el de los lobos. Aquello que acaparaba todos sus pensamientos, su atención, era un bastón; una de esas armas largas que se usan para defenderse. Tal vez había llegado la hora de utilizar algo más que un juego de tijeras. El mundo fuera de las mansiones para las que trabajaba no era tan seguro como lo había pensado. Nuria siempre había tomado a la ligera las experiencias que su madre le compartía, pero a sus dieciséis años comenzaba a darse cuenta que habían más verdades que exageraciones en aquellos relatos, incluso se aventuraría a decir que su progenitora podría haber minimizado alguno de sus mortales encuentros con el fin de no asustar de sobremanera a su sucesora.
Con las piernas al sol y su falda remangada hasta el regazo la criada tomaba el sol apoyando su peso sobre sus codos. La claridad de su piel y el de sus ropajes hacía difícil, a la distancia, diferenciar dónde terminaba uno y comenzaba la otra. La joven había comenzado su viaje hacía más de una semana atrás desde las Afueras de la Ciudad de Lunargenta, zona donde estaba ubicada la residencia Branzen. Poco menos de un mes a la fecha de los acontecimientos aquí descritos, había recibido una carta de su conocido Ircan. Aparentemente había llegado con bien a las lejanas tierras de Ulmer y la citaba a su lado. Nuria había estado secretamente feliz por primera vez en lo que recordaba en toda su existencia y ese hecho despertó suspicacias entre el resto de la servidumbre de la mansión. Un día su carta, esa que mantenía guardada celosamente, desapareció y con ella su contenido con pelos y señas de cómo dar con la localidad donde debía llegar.
Fue difícil para la joven humana mantener su buena fe en sus amigos; sin embargo, el faltante de la misiva sirvió para reforzar su idea de cambiar temporalmente de trabajo. Le tomó un par de semanas preparar todo para su viaje: mapas, contactar un guía que le esperaría en las afueras del bosque humano para llevarla a salvo hasta la tierra de los licántropos y el dinero necesario para abastecerse de alimentos en el camino. Nuria le sonrió al cielo mientras sacaba una manzana brillosa de su pequeña maleta, le gustaba recordar el momento de su despedida y el por qué de pensar seriamente en un bastón como arma. A la hora de los adioses, los enojos sutiles que eran más bien recriminaciones reprimidas por el sentimiento de abandono hacia la familia, se convirtieron en lágrimas y demostraciones de afecto. Sólo el señor Branzen mantuvo su fachada de sobriedad, hasta que en un ataque de desesperación quemó la carta de Ircan frente a todos.
La respuesta de Nuria ante tal afrenta fue la primera sonrisa que verían los habitantes de la casona. El señor Branzen había demostrado a su manera que realmente se preocupaba por ella: era más de lo que una simple criada podría aspirar. Todos tenían consejos de última hora, pero la chica solamente se quedó con el de Osman, el mayordomo y Lucrezia, la cocinera, uniéndolas en una: un arma que terminara en gancho. En realidad el hombre le sugirió armarse mejor, teniendo en cuenta su porte y su poca experiencia en el mundo, un arma liviana le sería de utilidad. El gancho y la idea del bastón llegó cuando la cocinera usó un gancho de carne para alcanzar algo en una repisa, Nuria pensó en ese momento que lo mejor de los dos mundos podría ser compatible.
Con su problema para encontrar direcciones y su capacidad extrema para llegar a ser despistada, la criada perdió por días la oportunidad para encontrarse con su guía. Es así como llegó a la situación de la piedra, el bastón y la manzana. Con su habitual parsimonia, Nuria comenzó a pensar que tal vez no encontraría a nadie que la guiase a través del bosque de los hombres lobo. Aún faltaban algunas horas para el anochecer, tal vez sería bueno pensar en alguna forma de pasar la noche sin ser comida por alguna de las bestias que salían junto con la luna; pero ese sentimiento de soledad era tan grato y pleno que le ganaba su lado haragán. ¿Cuánto hacía que no tenía que estar velando por las necesidades de alguien más? ¿desde cuándo no se había tomado un tiempo para ella misma y hacer nada?. Pensándolo mejor, cerró sus ojos mientras terminaba su fruta: cuando fuera el tiempo, se preocuparía de lo que vendría.
Última edición por Nuria el Jue Sep 06 2018, 22:11, editado 1 vez
Nuria
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
¿Cuanto tiempo había pasado desde cuando había salido a cazar? Mejor era pensar que no tuve que salir a cazar con la pierna como la tenia, luego del "Remedio casero" el cual consistía en cortar la carne infectada y limpiar con vino hirviendo, no seria de mis métodos favoritos para curar heridas, como fuera me había ido muy mal y ya estaba por los limites del bosque y con las manos vacías, lo único bueno de todo era que ya la pierna dejaba de dolerme al correr, me destransforme llegando a una gran piedra y no pude evitar soltar una maldición para luego sentarme junto aquella piedra hablando entre dientes.
Mientras me trenzaba el cabello y me acomodaba la camisa que llevaba ya que me incomodaba un poco andar con los hombros descubiertos, al terminar de arreglarme me levante sacudiéndome el pantalón, justo cuando estuve apunto de irme un crujido me llamo la atención y fue cuando me voltee y vi aquella silueta clara la cual me llamo la curiosidad y no pude evitar acercarme llevándome la sorpresa de encontrar a una muchacha comiendo una manzana, miraba al cielo y me hacer que con cuidado y ponerme al lado de ella.
- ¿Oye te encuentras bien? - le pregunte a la muchacha sentándome a su lado mientras la miraba con gran curiosidad.
Su aroma me dejaba claro que era humana pero ¿Que hacia una chica humana sola por estos bosques? Además a estas horas, al ver que no me presto atención le chasqué los dedos cerca de la oreja para luego hablarle en un tono mas serio.
- Oye niña ¿Que haces sola por aquí? ¿No sabes que es peligroso? ¿Vienes sola O te perdiste? - le empece a bombardearla con preguntas típicas.
Me levante de nuevo mientras me sacudía y le extendía una mano para ayudarle a levantarse o si no me daba la mano levantarla a la fuerza y llevarla a un lugar seguro antes que se hiciera de noche y el bosque se volviera mas peligroso de lo normal, suspire cuando la niña seguía holgazaneando sin responderme suspire algo estresada y la tome del brazo para hacer que se levantara.
- Aver, lo volveré a preguntar ¿Que haces aqui sola? - dije esta vez con un tono serio.
Alli fue cuando me di de cuenta que el estrés de no haber cazado nada me estaba poniendo de malas por lo cual suspire y le dedique una disculpa a la niña algo avergonzada de como la había tratado sin conocerla.
Mientras me trenzaba el cabello y me acomodaba la camisa que llevaba ya que me incomodaba un poco andar con los hombros descubiertos, al terminar de arreglarme me levante sacudiéndome el pantalón, justo cuando estuve apunto de irme un crujido me llamo la atención y fue cuando me voltee y vi aquella silueta clara la cual me llamo la curiosidad y no pude evitar acercarme llevándome la sorpresa de encontrar a una muchacha comiendo una manzana, miraba al cielo y me hacer que con cuidado y ponerme al lado de ella.
- ¿Oye te encuentras bien? - le pregunte a la muchacha sentándome a su lado mientras la miraba con gran curiosidad.
Su aroma me dejaba claro que era humana pero ¿Que hacia una chica humana sola por estos bosques? Además a estas horas, al ver que no me presto atención le chasqué los dedos cerca de la oreja para luego hablarle en un tono mas serio.
- Oye niña ¿Que haces sola por aquí? ¿No sabes que es peligroso? ¿Vienes sola O te perdiste? - le empece a bombardearla con preguntas típicas.
Me levante de nuevo mientras me sacudía y le extendía una mano para ayudarle a levantarse o si no me daba la mano levantarla a la fuerza y llevarla a un lugar seguro antes que se hiciera de noche y el bosque se volviera mas peligroso de lo normal, suspire cuando la niña seguía holgazaneando sin responderme suspire algo estresada y la tome del brazo para hacer que se levantara.
- Aver, lo volveré a preguntar ¿Que haces aqui sola? - dije esta vez con un tono serio.
Alli fue cuando me di de cuenta que el estrés de no haber cazado nada me estaba poniendo de malas por lo cual suspire y le dedique una disculpa a la niña algo avergonzada de como la había tratado sin conocerla.
Zukura Kito
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
Era el último viaje pensaba hacer a Lunargenta. Ya había sido suficiente con aquel último encuentro. Pese a que quería con todo mi ser a cada uno de los componentes de mi familia, al cabo de pocos días me daba cuenta de lo buena que había sido mi decisión de dar un paso adelante en la vida y marcharme de casa, yéndome hacia Ulmer. Mi padre parecía tan cegado con los negocios que iba haciendo crecer en Lunargenta, que apenas me prestaba atención cuando le trataba de contar sobre mi buena adaptación a la ciudad de los licántropos. Mis hermanos me envidiaban. La única que me apoyaba en todo momento, como siempre lo había hecho, era mi madre. Estar con ellos durante aquellos días sólo me hizo recordar que mi nuevo hogar estaba en Ulmer, y no allía. Nunca más volvería a estar allí.
Bostecé y me llevé un pedazo de pan a la boca. Caminaba por el atajo que normalmente tomaba para regresar a Ulmer. Después de cinco viajes desde Lunargenta y viceversa, me había acostumbrado a marchar por allí. Por lo general, entre los bosques encontraba bayas y otras cosas que podía llevarme a la boca. O podía cazar si era necesario, sin el miedo a que alguien pudiera tomarme por sorpresa en dicha situación. Estaba tan habituada al camino que en ocasiones desviaba la mirada hacia la copa de los árboles, viendo divertida cómo la luz penetraba con dificultad entre las hojas. Cuando terminé de comer el pedazo de pan, dirigí la vista al frente, más centrada en continuar el camino, y comencé a caminar a paso ligero. Tenía ansias. Estar en Ulmer era muy distinto a como era permanecer en Lunargenta… Siempre me sucedía algo especial. Siempre estaba haciendo algo, descubría cosas nuevas todos los días. Y estaba rodeada de criaturas como yo, por lo que había aprendido en aquel tiempo todo lo que no había aprendido en todos mis años de vida. Incluso podía decir que me sentía segura.
Sonreí, pensando en todo lo que viviría en Ulmer durante el tiempo que viviera en mi nuevo hogar. Sólo una cosa me distrajo. Cuando volvi la vista al frente, vi que había una mujer conocida, alguien a quien había visto días antes. Traté de recordar su nombre, era amiga de Frí. Sakura… Shakera… ¡Zukura! Abrí ampliamente los ojos en cuanto recordé su nombre y me aproximé rápidamente a ella. A su lado, había otra joven a quien yo no había visto jamás antes.
- ¡Zukura! -la llamé.
No nos conocíamos mucho, pero me había parecido una persona de lo más agradable. Y siempre pasaba más rápido el tiempo en los viajes cuando tenías a alguien conocido acompañándote.
Bostecé y me llevé un pedazo de pan a la boca. Caminaba por el atajo que normalmente tomaba para regresar a Ulmer. Después de cinco viajes desde Lunargenta y viceversa, me había acostumbrado a marchar por allí. Por lo general, entre los bosques encontraba bayas y otras cosas que podía llevarme a la boca. O podía cazar si era necesario, sin el miedo a que alguien pudiera tomarme por sorpresa en dicha situación. Estaba tan habituada al camino que en ocasiones desviaba la mirada hacia la copa de los árboles, viendo divertida cómo la luz penetraba con dificultad entre las hojas. Cuando terminé de comer el pedazo de pan, dirigí la vista al frente, más centrada en continuar el camino, y comencé a caminar a paso ligero. Tenía ansias. Estar en Ulmer era muy distinto a como era permanecer en Lunargenta… Siempre me sucedía algo especial. Siempre estaba haciendo algo, descubría cosas nuevas todos los días. Y estaba rodeada de criaturas como yo, por lo que había aprendido en aquel tiempo todo lo que no había aprendido en todos mis años de vida. Incluso podía decir que me sentía segura.
Sonreí, pensando en todo lo que viviría en Ulmer durante el tiempo que viviera en mi nuevo hogar. Sólo una cosa me distrajo. Cuando volvi la vista al frente, vi que había una mujer conocida, alguien a quien había visto días antes. Traté de recordar su nombre, era amiga de Frí. Sakura… Shakera… ¡Zukura! Abrí ampliamente los ojos en cuanto recordé su nombre y me aproximé rápidamente a ella. A su lado, había otra joven a quien yo no había visto jamás antes.
- ¡Zukura! -la llamé.
No nos conocíamos mucho, pero me había parecido una persona de lo más agradable. Y siempre pasaba más rápido el tiempo en los viajes cuando tenías a alguien conocido acompañándote.
Kaytlyn
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
-De verdad... No hace falta que me acompañes...- dije por enésima vez dando un suspiro.
-¿Está loco, jefe? - replicó como el resto de veces el hombre bestia. -Es culpa mía todo este embrollo. Debo hacerme responsable.
-De verdad, que no es necesario Toro. - sonreí zarandeando mis manos para quitarle peso al asunto.
-Te hice un juramento Ircan. - el tono de Toro cambio. Ahora hablaba en serio, sin opciones de replica. - Debo de irme de tu lado un tiempo, otra vez... Pero no puedo dejar de lado mi juramento. Ya te metiste en un tremendo lió cuando te deje sólo. ¡Y ESO ES INACEPTABLE! - gritó de repente ardiendo de furia mientas apretaba uno de sus enormes puño y señalaba con él al cielo. -No voy a volver a dejarte sólo, alguien debe de ocuparse de ti y debe de ser digno de eso.
Hice una mueca y miré al gigantesco hombre bestia que me miraba seriamente con un intenso fuego en los ojos.
-No soy ningún rey, Toro. - le dije manteniendo la mueca en desaprobación de tantos cuidados. Me sentía algo incomodo. -No hay que ser tan estricto...
-¡Bobadas! - zarandeo la mano para quitarle importancia a mis palabras. - No eres ningún rey, pero eres quien me salvó la vida; no muchos pueden decir eso, así que toda precaución es poca. -frunció los labios y me miró directamente a los ojos. -Si murieras sin estar yo presente sería un grave golpe en mi honor. No puedo permitirme fallar más a mi honor... - una sombra le oscureció el rostro y se quedó mirando fijamente a un punto inexistente como si recordará algo. -No voy a discutir más este tema Ircan. Me hablaste bien de esa chica y quiero juzgarla con mis propios ojos.
Me mordí el labio frustrado aceptando mi derrota en aquel discurso, cuando Toro se ponía así de cabezota no había nada que yo pudiera hacer.
-¡Vale! ¡Pero no nos puede ver! Sería algo muy vergonzoso para mi... - me rasqué la cabeza y noté como me ruborizaba al pensar en aquella posible situación.
-¡Tranquilo jefe! - me dio una fuerte palmada en la espada que pese a llevar mi armadura nueva casi me desarma. -¡Seré más sigiloso que un gato!
Recomponiéndome del golpe y volviendo a sentir aire en los pulmones lo miré fijamente y arqueé una ceja.
-¿Qué?
Negué con la cabeza y continué caminando.
Llevábamos ya unos días de camino. No quedaría mucho para llegar a la encrucijada que daba entrada a los reinos del Este. El bosque cada vez se hacía menos frondoso y menos verde, ¿Era aquella la huella de los humanos en la naturaleza? ¿Había sido consciente de aquella huella cuando era un joven que se creía humano? Removí los hombros para ajustarme un poco el peso de la armadura mientras miraba con cierta molestia el paisaje.
-¿Y que le dijiste exactamente en la carta a nuestro bello objetivo? - soltó de repente Toro con aquel tono juvenil que a veces tenia.
Lo fulminé con la mirada "¿Es necesario que resalte su belleza?" y noté como la sangre subía a mis mejillas.
-¡Che no me mires así! ¡Tú la describiste así! - se defendió zarandeando las manos con nerviosismo. -Así que es culpa tuya.- me señaló con el dedo.
Resoplé y omití de mi mente aquel comentario, sabia que Toro no lo hacia con maldad. Él simplemente era así de sincero.
-Simplemente le dije que necesitaba de sus servicios... - me rasqué el mentón recordando algunos detalles de la carta. -Que la necesitaba a mi lado para las diferentes empresas que quiero llevar a cabo. Y apelé a lo bien que nos compenetramos en aquella mansión... - fruncí los labios a un lado y al otro intentando recordar algo más. -Y creo que ya.
-¡Oh! ¡Que carta más romántica! - exclamó Toro sacando los labios juntando las palmas de forma cómica. -¡Que tiernos!
-¿¡Pero de dónde te sacas que la carta es romántica!? - exploté entre enfadado y avergonzado. Pues pensándolo bien cualquier que no nos conociera podría sacar alguna otra conclusión. -¡Sólo quiero trabajar con ella!
-Bueno... falta ver qué trabajais. - me hizo un guió mientras sonreía .
-¡Vete a la mierda! - hice un mohín y miré hacía otro lado cruzándome de brazos.
Mi acompañante explotó en carcajadas y me dio otro golpe en la espalda que casi me desarma.
-¡Era broma jefe! ¡Seguro que es una chica maravillosa! - exclamó aún riéndose. - Pero lo que importa es que sea fuerte.
-Ella es fuerte a su manera... - susurré mientras escudriñaba el bosque, no debía de quedar mucho.
-Se que hay muchos tipos de fuerza, pero...
-¡Calla! - mi amigo se quedo petrificado ante mi orden. -Ya hemos llegado, debemos de escondernos. ¡Rápido!
Toro no replicó y me siguió a través del bosque. Tuvimos que andar un buen trecho hasta que por fin la encontré. Estaba parada encima de una piedra del camino, parecía que estaba tomando el sol. Vi como la chica exponía aquella blanca piel que cuando la conocí me había hecho confundirla con un espíritu.
"¿Por qué estará tomando el sol?" pensé mientras me rascaba la barbilla.
-Empezamos mal, - apareció la voz de Toro a mi lado en un susurro.- parece muy blandita. ¿Y quien se pone a tomar el sol en un camino? ¿Vuestra especie se acicala así antes de un encuentro con el sexo opuesto? - me miró totalmente curioso con el único ojo que le quedaba.
-¡Pero que tendrá que ver! - exclamé en un susurro que estaba apunto de perder esa categoría ante la fuerza de mi voz. -Estará simplemente descansando. ¡Deja de ver ya esto como una cita romántica!
-Como usted ordene jefe. - accedió con una sonrisa, seguramente no era la ultima vez que saldría a relucir aquel tema. -¿Y oye, por qué viene acompañada?
-¿Cómo que acompañada? - me giré para volver a mirar dónde estaba Nuria.
Ya no estaba sola, otra persona ataviada con una capucha la acompañaba, no pude identificar nada de ella debido a la distancia. Sólo esperaba que fuera alguien amistoso. Yo era el responsable del viaje de Nuria asi que de pasarle algo malo tenía la responsabilidad de actuar, siempre y cuando no me viera, pues de ser así desearía que la tierra me comiera.
Pero la cosa no terminó ahí, apenas unos minutos después otra figura que apareció de entre los bosques se unió al grupo. A esta tampoco la conocía, pero pensé que era una mujer debido al cabello a la altura de los hombros y bastante arreglado.
-No tengo ni idea de quienes son. - sentencie sin poder reconocer aún a la persona encapuchada.
_______________________________________________________________________________________________________
Off rol:
Aquí os dejo unas imágenes de Toro, mi pnj.
Ficha de Toro en la ultima respuesta de este tema: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
En cuanto pueda pondré la ficha para que podáis verla y haceros una idea de como es. Sois libre de poder hacer referencia a él si veis algún cuerno por ahí. Aunque eso me dificultará el hecho de pasar desapercibido jajajaja.
-¿Está loco, jefe? - replicó como el resto de veces el hombre bestia. -Es culpa mía todo este embrollo. Debo hacerme responsable.
-De verdad, que no es necesario Toro. - sonreí zarandeando mis manos para quitarle peso al asunto.
-Te hice un juramento Ircan. - el tono de Toro cambio. Ahora hablaba en serio, sin opciones de replica. - Debo de irme de tu lado un tiempo, otra vez... Pero no puedo dejar de lado mi juramento. Ya te metiste en un tremendo lió cuando te deje sólo. ¡Y ESO ES INACEPTABLE! - gritó de repente ardiendo de furia mientas apretaba uno de sus enormes puño y señalaba con él al cielo. -No voy a volver a dejarte sólo, alguien debe de ocuparse de ti y debe de ser digno de eso.
Hice una mueca y miré al gigantesco hombre bestia que me miraba seriamente con un intenso fuego en los ojos.
-No soy ningún rey, Toro. - le dije manteniendo la mueca en desaprobación de tantos cuidados. Me sentía algo incomodo. -No hay que ser tan estricto...
-¡Bobadas! - zarandeo la mano para quitarle importancia a mis palabras. - No eres ningún rey, pero eres quien me salvó la vida; no muchos pueden decir eso, así que toda precaución es poca. -frunció los labios y me miró directamente a los ojos. -Si murieras sin estar yo presente sería un grave golpe en mi honor. No puedo permitirme fallar más a mi honor... - una sombra le oscureció el rostro y se quedó mirando fijamente a un punto inexistente como si recordará algo. -No voy a discutir más este tema Ircan. Me hablaste bien de esa chica y quiero juzgarla con mis propios ojos.
Me mordí el labio frustrado aceptando mi derrota en aquel discurso, cuando Toro se ponía así de cabezota no había nada que yo pudiera hacer.
-¡Vale! ¡Pero no nos puede ver! Sería algo muy vergonzoso para mi... - me rasqué la cabeza y noté como me ruborizaba al pensar en aquella posible situación.
-¡Tranquilo jefe! - me dio una fuerte palmada en la espada que pese a llevar mi armadura nueva casi me desarma. -¡Seré más sigiloso que un gato!
Recomponiéndome del golpe y volviendo a sentir aire en los pulmones lo miré fijamente y arqueé una ceja.
-¿Qué?
Negué con la cabeza y continué caminando.
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Llevábamos ya unos días de camino. No quedaría mucho para llegar a la encrucijada que daba entrada a los reinos del Este. El bosque cada vez se hacía menos frondoso y menos verde, ¿Era aquella la huella de los humanos en la naturaleza? ¿Había sido consciente de aquella huella cuando era un joven que se creía humano? Removí los hombros para ajustarme un poco el peso de la armadura mientras miraba con cierta molestia el paisaje.
-¿Y que le dijiste exactamente en la carta a nuestro bello objetivo? - soltó de repente Toro con aquel tono juvenil que a veces tenia.
Lo fulminé con la mirada "¿Es necesario que resalte su belleza?" y noté como la sangre subía a mis mejillas.
-¡Che no me mires así! ¡Tú la describiste así! - se defendió zarandeando las manos con nerviosismo. -Así que es culpa tuya.- me señaló con el dedo.
Resoplé y omití de mi mente aquel comentario, sabia que Toro no lo hacia con maldad. Él simplemente era así de sincero.
-Simplemente le dije que necesitaba de sus servicios... - me rasqué el mentón recordando algunos detalles de la carta. -Que la necesitaba a mi lado para las diferentes empresas que quiero llevar a cabo. Y apelé a lo bien que nos compenetramos en aquella mansión... - fruncí los labios a un lado y al otro intentando recordar algo más. -Y creo que ya.
-¡Oh! ¡Que carta más romántica! - exclamó Toro sacando los labios juntando las palmas de forma cómica. -¡Que tiernos!
-¿¡Pero de dónde te sacas que la carta es romántica!? - exploté entre enfadado y avergonzado. Pues pensándolo bien cualquier que no nos conociera podría sacar alguna otra conclusión. -¡Sólo quiero trabajar con ella!
-Bueno... falta ver qué trabajais. - me hizo un guió mientras sonreía .
-¡Vete a la mierda! - hice un mohín y miré hacía otro lado cruzándome de brazos.
Mi acompañante explotó en carcajadas y me dio otro golpe en la espalda que casi me desarma.
-¡Era broma jefe! ¡Seguro que es una chica maravillosa! - exclamó aún riéndose. - Pero lo que importa es que sea fuerte.
-Ella es fuerte a su manera... - susurré mientras escudriñaba el bosque, no debía de quedar mucho.
-Se que hay muchos tipos de fuerza, pero...
-¡Calla! - mi amigo se quedo petrificado ante mi orden. -Ya hemos llegado, debemos de escondernos. ¡Rápido!
Toro no replicó y me siguió a través del bosque. Tuvimos que andar un buen trecho hasta que por fin la encontré. Estaba parada encima de una piedra del camino, parecía que estaba tomando el sol. Vi como la chica exponía aquella blanca piel que cuando la conocí me había hecho confundirla con un espíritu.
"¿Por qué estará tomando el sol?" pensé mientras me rascaba la barbilla.
-Empezamos mal, - apareció la voz de Toro a mi lado en un susurro.- parece muy blandita. ¿Y quien se pone a tomar el sol en un camino? ¿Vuestra especie se acicala así antes de un encuentro con el sexo opuesto? - me miró totalmente curioso con el único ojo que le quedaba.
-¡Pero que tendrá que ver! - exclamé en un susurro que estaba apunto de perder esa categoría ante la fuerza de mi voz. -Estará simplemente descansando. ¡Deja de ver ya esto como una cita romántica!
-Como usted ordene jefe. - accedió con una sonrisa, seguramente no era la ultima vez que saldría a relucir aquel tema. -¿Y oye, por qué viene acompañada?
-¿Cómo que acompañada? - me giré para volver a mirar dónde estaba Nuria.
Ya no estaba sola, otra persona ataviada con una capucha la acompañaba, no pude identificar nada de ella debido a la distancia. Sólo esperaba que fuera alguien amistoso. Yo era el responsable del viaje de Nuria asi que de pasarle algo malo tenía la responsabilidad de actuar, siempre y cuando no me viera, pues de ser así desearía que la tierra me comiera.
Pero la cosa no terminó ahí, apenas unos minutos después otra figura que apareció de entre los bosques se unió al grupo. A esta tampoco la conocía, pero pensé que era una mujer debido al cabello a la altura de los hombros y bastante arreglado.
-No tengo ni idea de quienes son. - sentencie sin poder reconocer aún a la persona encapuchada.
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Aquí os dejo unas imágenes de Toro, mi pnj.
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En cuanto pueda pondré la ficha para que podáis verla y haceros una idea de como es. Sois libre de poder hacer referencia a él si veis algún cuerno por ahí. Aunque eso me dificultará el hecho de pasar desapercibido jajajaja.
Ircan
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
Desde la altura de la piedra, la joven humana tenía una posición aventajada a la hora de ver aquello que podría representar una amenaza para ella. Con sus ojos llorosos en medio de un bostezo con el que podría haberse tragado el sol, percibió la presencia de alguien más no muy lejos de ella. “¿Amigo o enemigo?” se preguntó, pero el paso del tiempo para Nuria era distinto al de la mayoría de las personas. Cuando se dio cuenta, la persona que había notado estaba frente a ella, rebosante de energía en cada uno de sus movimientos. La criada observó con los ojos bien abiertos a la desconocida que se había acercado a hablarle como si le conociera. Nuria no estaba acostumbrada a la vida nómada o a que personas desconocidas se molestasen en hablarle; la vida en la ciudad la había curtido de una forma distinta y aquello era toda una nueva experiencia.
En sus fueros internos, la humana no dejaba de preguntarse si podría confiar en esa mujer. Se la veía fuerte, asoleada y mucho mayor que ella, prácticamente atemorizante y verdaderamente avasallante en su presencia. Era bella a su manera, pero su acercamiento tan sorpresivo y el bombardeo de preguntas eran ciertamente intimidatorios para la pequeña Nuria. En esos momentos realmente deseaba haberse hecho de un bastón para defenderse de personas extrañas. Con algo de temor volvió su cabeza hacia la desconocida a tiempo para recibir una mirada poco menos que amenazadora de su interlocutoria. Para ese entonces Nuria luchaba para que el temblor en sus rodillas se mantuviese allí, donde podía tenerlo bajo control. “Fuerza fuerza. Con cobardes no se gana una batalla” pensó al decidir tomar la mano extendida de la fémina; no obstante, su intento de respuesta fue eclipsado por las acciones repentinas y sucesivas de esta persona que parecía no tener un ápice de paciencia.
“Mejor alejarme lentamente…” se dijo para sí la criada golpeando su falda para quitarle las arrugas y la suciedad una vez estuvo en pie. -Niña no. Ya tengo edad suficiente para estar casada. De hecho soy viuda- respondió tajante, no era una actitud muy natural en ella, pero se sentía amenazada por la desconocida y haber escuchado de esa mujer tan… bien desarrollada esas palabras fue como echarle sal a la herida de su “escaso crecimiento”. –-Para contestar a su preguntas en orden: me encuentro bien, muchas gracias por su interés, y entiendo sobre los peligros del bosque, pero no puedo hacer nada por remediarlo ya que, y contestando su otra inquietud, viajo sola hacia Ulmer. No es exactamente el mejor escenario, pero la persona con la que me iba a encontrar no está- omitió el hecho de que ella misma había llegado varios días después de lo acordado –-Sin embargo entiendo que es una buena forma de comenzar un nuevo viaje- sus palabras, que habían intentado sonar seguras y reaseguradoras finalizaron casi como una pregunta, tan temblorosas que no convencerían ni a una abuela de la inocencia de una criatura.
Toda la resolución que se estaba construyendo dentro de Nuria desapareció con sólo un suspiro y una disculpa. La joven por primera vez se permitió un gesto más suave frente a la desconocida y murmuró su nombre una vez, pero ella misma se dio cuenta que era ininteligible. -Nuria… me llamo Nuria. Es un gusto conocerla…- hizo una pausa esperando escuchar el nombre de la mujer que tenía frente a sí misma. Acto seguido rebuscó entre su bolsito y sacó de él algo de carne seca que le tendió a modo de ofrenda pacífica -…cuando tengo hambre me pongo nerviosa- agregó queda, sintiendo que la punta de sus orejas se calentaban por la pena que le generaba todo ese intercambio. En realidad ella quería seguir comiendo, pero no le parecía nada bien no compartir. Separó una rodaja para ella y comenzó a masticar -No soy muy buena con esto de las direcciones… y es mi primer viaje largo…- se excusó, mirando más la distancia que al rostro de su interlocutora. Aún no tenía el coraje para pedirle directamente que le diera direcciones.
No muy lejos de donde se encontraban, había una segunda desconocida que se hizo notar rápidamente. En ese preciso momento Nuria se cuestionó si todas las personas que caminaban por el bosque eran así de abiertas y simpáticas. Además ellas parecían conocerse, hecho que no le sorprendió a la criada, aunque sus complexiones y color de piel eran distintas, había algo en ellas que las hacía muy similares… algo que aún no podía definir. Sintiendo que su rostro se prendería fuego por ser la única forastera, Nuria saludó a la recién llegada con un gesto de su mano, intentando de cierta forma, ocultarse tras la primera de las extrovertidas. Sin estar totalmente segura de hacia dónde dirigir su mirada, puesto que se sentía extremadamente inferior a ellas en varios aspectos, la joven humana posó sus ojos en la distancia y le pareció ver que una extraña rama que se movía como si tuviese vida propia. Parpadeó un par de veces y se restregó los ojos, pero cuando volvió a ver ya no había nada.
En los minutos siguientes la humana se limitó a responder vagamente para mantenerse en la conversación. Su característica falta de atención le complicaba seguir detalladamente lo que ellas se decían, no obstante en un momento tomó la determinación de aclararse la garganta y pedir formalmente que esas jóvenes que ahora le parecían normales y buenas le ayudasen. -Me estaba preguntando si serían tan amables de indicarme el camino hacia Ulmer y si pudieran… tal vez… ¿darme algunos consejos para pasar las noches?- hacer esa pregunta absorbió gran parte de su energía y para cuando terminó sentía que sus mejillas le dolían de lo rojas que estaban.
En sus fueros internos, la humana no dejaba de preguntarse si podría confiar en esa mujer. Se la veía fuerte, asoleada y mucho mayor que ella, prácticamente atemorizante y verdaderamente avasallante en su presencia. Era bella a su manera, pero su acercamiento tan sorpresivo y el bombardeo de preguntas eran ciertamente intimidatorios para la pequeña Nuria. En esos momentos realmente deseaba haberse hecho de un bastón para defenderse de personas extrañas. Con algo de temor volvió su cabeza hacia la desconocida a tiempo para recibir una mirada poco menos que amenazadora de su interlocutoria. Para ese entonces Nuria luchaba para que el temblor en sus rodillas se mantuviese allí, donde podía tenerlo bajo control. “Fuerza fuerza. Con cobardes no se gana una batalla” pensó al decidir tomar la mano extendida de la fémina; no obstante, su intento de respuesta fue eclipsado por las acciones repentinas y sucesivas de esta persona que parecía no tener un ápice de paciencia.
“Mejor alejarme lentamente…” se dijo para sí la criada golpeando su falda para quitarle las arrugas y la suciedad una vez estuvo en pie. -Niña no. Ya tengo edad suficiente para estar casada. De hecho soy viuda- respondió tajante, no era una actitud muy natural en ella, pero se sentía amenazada por la desconocida y haber escuchado de esa mujer tan… bien desarrollada esas palabras fue como echarle sal a la herida de su “escaso crecimiento”. –-Para contestar a su preguntas en orden: me encuentro bien, muchas gracias por su interés, y entiendo sobre los peligros del bosque, pero no puedo hacer nada por remediarlo ya que, y contestando su otra inquietud, viajo sola hacia Ulmer. No es exactamente el mejor escenario, pero la persona con la que me iba a encontrar no está- omitió el hecho de que ella misma había llegado varios días después de lo acordado –-Sin embargo entiendo que es una buena forma de comenzar un nuevo viaje- sus palabras, que habían intentado sonar seguras y reaseguradoras finalizaron casi como una pregunta, tan temblorosas que no convencerían ni a una abuela de la inocencia de una criatura.
Toda la resolución que se estaba construyendo dentro de Nuria desapareció con sólo un suspiro y una disculpa. La joven por primera vez se permitió un gesto más suave frente a la desconocida y murmuró su nombre una vez, pero ella misma se dio cuenta que era ininteligible. -Nuria… me llamo Nuria. Es un gusto conocerla…- hizo una pausa esperando escuchar el nombre de la mujer que tenía frente a sí misma. Acto seguido rebuscó entre su bolsito y sacó de él algo de carne seca que le tendió a modo de ofrenda pacífica -…cuando tengo hambre me pongo nerviosa- agregó queda, sintiendo que la punta de sus orejas se calentaban por la pena que le generaba todo ese intercambio. En realidad ella quería seguir comiendo, pero no le parecía nada bien no compartir. Separó una rodaja para ella y comenzó a masticar -No soy muy buena con esto de las direcciones… y es mi primer viaje largo…- se excusó, mirando más la distancia que al rostro de su interlocutora. Aún no tenía el coraje para pedirle directamente que le diera direcciones.
No muy lejos de donde se encontraban, había una segunda desconocida que se hizo notar rápidamente. En ese preciso momento Nuria se cuestionó si todas las personas que caminaban por el bosque eran así de abiertas y simpáticas. Además ellas parecían conocerse, hecho que no le sorprendió a la criada, aunque sus complexiones y color de piel eran distintas, había algo en ellas que las hacía muy similares… algo que aún no podía definir. Sintiendo que su rostro se prendería fuego por ser la única forastera, Nuria saludó a la recién llegada con un gesto de su mano, intentando de cierta forma, ocultarse tras la primera de las extrovertidas. Sin estar totalmente segura de hacia dónde dirigir su mirada, puesto que se sentía extremadamente inferior a ellas en varios aspectos, la joven humana posó sus ojos en la distancia y le pareció ver que una extraña rama que se movía como si tuviese vida propia. Parpadeó un par de veces y se restregó los ojos, pero cuando volvió a ver ya no había nada.
En los minutos siguientes la humana se limitó a responder vagamente para mantenerse en la conversación. Su característica falta de atención le complicaba seguir detalladamente lo que ellas se decían, no obstante en un momento tomó la determinación de aclararse la garganta y pedir formalmente que esas jóvenes que ahora le parecían normales y buenas le ayudasen. -Me estaba preguntando si serían tan amables de indicarme el camino hacia Ulmer y si pudieran… tal vez… ¿darme algunos consejos para pasar las noches?- hacer esa pregunta absorbió gran parte de su energía y para cuando terminó sentía que sus mejillas le dolían de lo rojas que estaban.
Nuria
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
No pude evitar sorprenderme ante las primeras palabras que la niña me había dirigido ¿Como que viuda?, la mire algo confundida para luego responderle.
- Nunca entenderé la costumbre de los humanos, apuesto a que no tienes mas de dieciocho y ya eres viuda, yo tengo veintiuno y ni novio tengo - le dije cruzándome de brazos aun confundida.
Luego ella comenzó a responder mis preguntas en orden por como se las había bombardeado en un principio, cuando ella termino de responderlas aun me sentía algo avergonzada por lo azorada que había parecido cuando le pregunte todo aquello, aunque seguía pensando que era muy peligroso que ella andará sola por allí.
- Pues tubo que ser una persona muy mala para dejar a una ni... - interrumpo mi frase al recordar que no le había gustado que la llamara niña - Digo señorita viajar sola por el bosque - dije con una media sonrisa.
Cuando ella me ofreció el pedazo de carne seca no pude evitar sonreír mas y tomarla agradeciéndole con un gesto y dándole un mordisco al pedazo, por fin algo en mi estomago desde esta mañana aunque a mi me hubiera gustado que lo que estuviera comiendo fuera lo que hubiera cazado si mi pierna no me doliera aun, vi como de repente la joven me usaba de escudo para esconderse y la curiosidad me había ganado, gire para ver quien era, y me lleve la sorpresa de ser la joven que vivía con Frith y Lilja, lo cual confirme cuando la escuche gritar mi nombre yo le sonreí y salude cuando ya estaba mas cerca y me arrime a un lado para dejar ver a la señorita Nuria.
- Hola Kaytlyn, es una sorpresa verte por aquí, te presento a la señorita Nuria, viaja en dirección a Ulmer - dije mientras me terminaba el pedazo de carne seca.
Deje de prestar atención cuando un ruido entre los arbusto llamo mi atención, por lo cual me hacer que con sigilo, el cual me había fallado ya que cuando me había acercado para ver no había nada ni nadie, suspire.
- Nada... Creo que al final del día no lograre atrapar ni a una mosca - dije mientras me dedicaba a volver con las dos jóvenes.
- Nunca entenderé la costumbre de los humanos, apuesto a que no tienes mas de dieciocho y ya eres viuda, yo tengo veintiuno y ni novio tengo - le dije cruzándome de brazos aun confundida.
Luego ella comenzó a responder mis preguntas en orden por como se las había bombardeado en un principio, cuando ella termino de responderlas aun me sentía algo avergonzada por lo azorada que había parecido cuando le pregunte todo aquello, aunque seguía pensando que era muy peligroso que ella andará sola por allí.
- Pues tubo que ser una persona muy mala para dejar a una ni... - interrumpo mi frase al recordar que no le había gustado que la llamara niña - Digo señorita viajar sola por el bosque - dije con una media sonrisa.
Cuando ella me ofreció el pedazo de carne seca no pude evitar sonreír mas y tomarla agradeciéndole con un gesto y dándole un mordisco al pedazo, por fin algo en mi estomago desde esta mañana aunque a mi me hubiera gustado que lo que estuviera comiendo fuera lo que hubiera cazado si mi pierna no me doliera aun, vi como de repente la joven me usaba de escudo para esconderse y la curiosidad me había ganado, gire para ver quien era, y me lleve la sorpresa de ser la joven que vivía con Frith y Lilja, lo cual confirme cuando la escuche gritar mi nombre yo le sonreí y salude cuando ya estaba mas cerca y me arrime a un lado para dejar ver a la señorita Nuria.
- Hola Kaytlyn, es una sorpresa verte por aquí, te presento a la señorita Nuria, viaja en dirección a Ulmer - dije mientras me terminaba el pedazo de carne seca.
Deje de prestar atención cuando un ruido entre los arbusto llamo mi atención, por lo cual me hacer que con sigilo, el cual me había fallado ya que cuando me había acercado para ver no había nada ni nadie, suspire.
- Nada... Creo que al final del día no lograre atrapar ni a una mosca - dije mientras me dedicaba a volver con las dos jóvenes.
Última edición por Zukura Kito el Sáb Oct 21 2017, 15:37, editado 1 vez
Zukura Kito
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
En cuanto me acerque lo suficiente a Zukura, en seguida pareció reconocerme. Me presento a Nuria, una joven que iba en dirección a Ulmer. Parecía estar tomando el camino que por lo general tomaba yo cuando iba hacia allí desde Lunargenta, un viaje que había repetido mucho últimamente dado que había estado llevando algunas de las pertenencias que tenía en la casa de mi familia, hacia el hogar de los hermanos pelirrojos, donde ahora yo habitaba.
- Encantada -dije con una sonrisa. No necesite decir mi nombre, dado que Zukura ya se había ocupado de eso-. Puedo ayudar con eso de las indicaciones, o podríamos también ir juntas. Es un trayecto que he repetido reiteradas veces y francamente, al menos para mí es tedioso hacer viajes a solas. Creo que la única ventaja que veo es que no necesitas compartir la comida, aunque yo creo que hablando, eso de algún modo tiene arreglo.
Mire a Zukura. Aunque no la conocía tanto, las pocas veces que la había visto siempre estaba enérgica, llena de vida. Me gustaba que fuera así, dado que en general me gustaba tener gente así cerca. Me transmitían esa misma energía de alguna forma.
- ¿Qué es lo que te mueve a ir a Ulmer? -pregunte a la desconocida. No sabía si sería como yo, o como Zukura, por lo que prefería ser clara en mi cuestión, siendo honesta con mi curiosidad.
A decir verdad, me vi a mi misma en Nuria, la primera vez que viajaba a Ulmer. Era el primer viaje largo que hacía sola, hacia un lugar que no haya visto jamás y del que aun así tenía la convicción de que convertiría en mi hogar. Pero me vi en ella porque durante mi primer viaje yo había estado igual de cautelosa, desconfiada y cuidadosa con cada una de las palabras que hacía salir de mis labios. La note un poco retraída, no sin razón, por supuesto. La primera vez que yo había hecho un viaje largo, lo único que quería era que pasara rápido y no encontrarme a nadie en el camino. Tantas eran las historias de asaltantes de caminos que parecía que fuera tan probable como en esas mismas historias que pudiera caer en esa desafortunada situación. Y nunca sabias quien podría ser un bandido, dado que no siempre eran individuos vestidos de negro y aspecto sospechoso. Según decía mi madre, los bandidos en aquella época habían cambiado, eran más inteligentes y se preocupaban por no ofrecer sospechas. La sorpresa siempre traía mejores beneficios.
- Yo creo que este será mi último viaje por un tiempo.
Ya había llevado todo lo que debía llevar a Ulmer. Ahora tan solo tenía que hacerme al poblado. Conocer gente, preparar mi pequeño espacio en la casa de los hermanos y empezar a formar un nuevo plan de vida. Me alejo de todos esos pensamientos Zukura, quien hablo en voz alta hacia una dirección no muy concreta. Miré hacia esa dirección y no vi nada ni nadie. Tan solo vi una larga cornamenta que desaparecía rápidamente entre la flora.
- ¿A quién hablas? -pregunte a Zukura-. No hay nadie. Solo algún ciervo extraviado. Y de hecho me parece que ya lo has asustado -solté una breve risotada.
- Encantada -dije con una sonrisa. No necesite decir mi nombre, dado que Zukura ya se había ocupado de eso-. Puedo ayudar con eso de las indicaciones, o podríamos también ir juntas. Es un trayecto que he repetido reiteradas veces y francamente, al menos para mí es tedioso hacer viajes a solas. Creo que la única ventaja que veo es que no necesitas compartir la comida, aunque yo creo que hablando, eso de algún modo tiene arreglo.
Mire a Zukura. Aunque no la conocía tanto, las pocas veces que la había visto siempre estaba enérgica, llena de vida. Me gustaba que fuera así, dado que en general me gustaba tener gente así cerca. Me transmitían esa misma energía de alguna forma.
- ¿Qué es lo que te mueve a ir a Ulmer? -pregunte a la desconocida. No sabía si sería como yo, o como Zukura, por lo que prefería ser clara en mi cuestión, siendo honesta con mi curiosidad.
A decir verdad, me vi a mi misma en Nuria, la primera vez que viajaba a Ulmer. Era el primer viaje largo que hacía sola, hacia un lugar que no haya visto jamás y del que aun así tenía la convicción de que convertiría en mi hogar. Pero me vi en ella porque durante mi primer viaje yo había estado igual de cautelosa, desconfiada y cuidadosa con cada una de las palabras que hacía salir de mis labios. La note un poco retraída, no sin razón, por supuesto. La primera vez que yo había hecho un viaje largo, lo único que quería era que pasara rápido y no encontrarme a nadie en el camino. Tantas eran las historias de asaltantes de caminos que parecía que fuera tan probable como en esas mismas historias que pudiera caer en esa desafortunada situación. Y nunca sabias quien podría ser un bandido, dado que no siempre eran individuos vestidos de negro y aspecto sospechoso. Según decía mi madre, los bandidos en aquella época habían cambiado, eran más inteligentes y se preocupaban por no ofrecer sospechas. La sorpresa siempre traía mejores beneficios.
- Yo creo que este será mi último viaje por un tiempo.
Ya había llevado todo lo que debía llevar a Ulmer. Ahora tan solo tenía que hacerme al poblado. Conocer gente, preparar mi pequeño espacio en la casa de los hermanos y empezar a formar un nuevo plan de vida. Me alejo de todos esos pensamientos Zukura, quien hablo en voz alta hacia una dirección no muy concreta. Miré hacia esa dirección y no vi nada ni nadie. Tan solo vi una larga cornamenta que desaparecía rápidamente entre la flora.
- ¿A quién hablas? -pregunte a Zukura-. No hay nadie. Solo algún ciervo extraviado. Y de hecho me parece que ya lo has asustado -solté una breve risotada.
Kaytlyn
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
Las chicas habían comenzado a hablar, pero...
"¿Ha sido imaginación mía o Nuria ha mirado hacia aquí?" me llevé la mano al mentón involuntariamente mientras me giraba para mirar a Toro.
Éste se estaba asomando demasiado a través de los arbusto. Ya no era porque era alto, que también, sino que aquella cornamenta era lo más parecido a una flecha que rezara "¡Hola! ¡Estamos aquí!". La distancia entre ellas y nosotros era bastante prudencial, ni siquiera podíamos escuchar sus voces, a lo mucho un pequeño y débil murmullo. Aún así debíamos de ser precavidos. Y más nos valia, pues la otra chica, la encapuchada, puede que escuchara o oyera algo, pues se encaró en la dirección en la que estábamos y examino unos arbustos cercanos a ella.
"¡Menos mal que estamos lejos!" pensé algo alarmado mientras suspiraba y notaba como el corazón volvía a latirme. -¡Toro, maldita sea! ¡Escóndete!- le espeté en un susurro.
-¡Perdón jefe! - respondió, con un susurro demasiado fuerte para mi gusto en aquel momento al tiempo que se agachaba para quedarse entre los arbustos. -Tenía curiosidad por ver a esa chica.- comenzó a rascarse la barba.
-¿Si? ¿Y que opinas? - no pude ocultar mi interés por saber la opinión de Toro. Me asomé entre las ramas de los arbustos para seguir espiando a las muchachas que aún seguían paradas.
-Que es bastante mona para ser una humana, pero... - quedó en silenció con un gesto serio.
¿¡Pero qué!? - exclamé en un susurro movido por la espera.
Toro giro su cabeza de golpe dándome un susto de muerte con aquel único ojo mirándome.
-Pienso que vas a morir. - dijo con un tono totalmente sincero y sin mover más músculos que sus labios.
Lo fulminé con la mirada antes de volverme para ver al grupo al lado de aquella piedra.
-Piensa lo que quieras....
-Bueno, aún queda mucho viaje para cambiar de opinión. - se encogió de hombros.
-Parece que se mueven. - di por finalizado el tema, habíamos ido hasta allí a hacer otra cosa.
Toro no dijo nada, sólo intento observar como buenamente pudo a través de las ramas. Yo en cambio me fijé en la chica encapuchada.
"¿Por qué ha sido la única que ha reaccionado así?" mis dedos rascaban mi mentón. "¿Por qué tiene la misma manía que yo de ir con la cabeza cubierta?"
Sin duda, sería importante para aquella misión averiguar la identidad de aquella mujer.
"¿Ha sido imaginación mía o Nuria ha mirado hacia aquí?" me llevé la mano al mentón involuntariamente mientras me giraba para mirar a Toro.
Éste se estaba asomando demasiado a través de los arbusto. Ya no era porque era alto, que también, sino que aquella cornamenta era lo más parecido a una flecha que rezara "¡Hola! ¡Estamos aquí!". La distancia entre ellas y nosotros era bastante prudencial, ni siquiera podíamos escuchar sus voces, a lo mucho un pequeño y débil murmullo. Aún así debíamos de ser precavidos. Y más nos valia, pues la otra chica, la encapuchada, puede que escuchara o oyera algo, pues se encaró en la dirección en la que estábamos y examino unos arbustos cercanos a ella.
"¡Menos mal que estamos lejos!" pensé algo alarmado mientras suspiraba y notaba como el corazón volvía a latirme. -¡Toro, maldita sea! ¡Escóndete!- le espeté en un susurro.
-¡Perdón jefe! - respondió, con un susurro demasiado fuerte para mi gusto en aquel momento al tiempo que se agachaba para quedarse entre los arbustos. -Tenía curiosidad por ver a esa chica.- comenzó a rascarse la barba.
-¿Si? ¿Y que opinas? - no pude ocultar mi interés por saber la opinión de Toro. Me asomé entre las ramas de los arbustos para seguir espiando a las muchachas que aún seguían paradas.
-Que es bastante mona para ser una humana, pero... - quedó en silenció con un gesto serio.
¿¡Pero qué!? - exclamé en un susurro movido por la espera.
Toro giro su cabeza de golpe dándome un susto de muerte con aquel único ojo mirándome.
-Pienso que vas a morir. - dijo con un tono totalmente sincero y sin mover más músculos que sus labios.
Lo fulminé con la mirada antes de volverme para ver al grupo al lado de aquella piedra.
-Piensa lo que quieras....
-Bueno, aún queda mucho viaje para cambiar de opinión. - se encogió de hombros.
-Parece que se mueven. - di por finalizado el tema, habíamos ido hasta allí a hacer otra cosa.
Toro no dijo nada, sólo intento observar como buenamente pudo a través de las ramas. Yo en cambio me fijé en la chica encapuchada.
"¿Por qué ha sido la única que ha reaccionado así?" mis dedos rascaban mi mentón. "¿Por qué tiene la misma manía que yo de ir con la cabeza cubierta?"
Sin duda, sería importante para aquella misión averiguar la identidad de aquella mujer.
Ircan
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
-Én está occassionne.. tú no pue-de faiia(r) o túa píccola famí-lia…
La voz era grave, seria… con un deje amenazador y relajado. El locutor estaba seguro de sí mismo, lo demostraba la tranquilidad con la que se lijaba sus garras y la meticulosidad que le daba a su trabajo. Con las piernas cruzadas observaba por encina de su hocico al joven hombre bestia que se había revelado contra sus deseos. Su mano derecha observaba el intercambio desde las alturas, mientras vigilaba el camino para que nadie los tomase desprevenidos.
-¿Cappish?
Quien estaba siendo reprendido bajó las orejas y miró más allá del jefe, las cuatro figuras que fungían de testigos desaparecieron como sombras. Miró el suelo, todo su cuerpo estaba temblando. Con todo el valor que reunió levantó poco a poco su mirada, sólo para encontrarse con ojos fríos y acusadores. Tragó saliva, estuvo a punto de darse por vencido, de meter la cola entre las patas y asentir, pero una chispa de coraje le hizo apretar los puños y ponerse en pie. Aquello probablemente le costaría la vida y requirió cada gramo de su propio peso en valor, pero no quería vivir de rodillas. No más.
- Io no capisco ¡no capisco nada!
Dio media vuelta y le atinó en un ojo a la vigilante. Aprovechó el momento para poner distancia entre él y las personas con las que estaba. ¡Tenía una esperanza! ¡Podría hacerlo!
Nuria estaba tan contenta que sus mejillas se sonrosaron; poco a poco estaba tomando confianza con las chicas. Asintió una vez a la proposición de la recién llegada. Sus ojos eran calmos, al verlos de cerca, la criada asoció la mirada de Kaytlyn al centro de un lago, quietos e imperturbables pero con un brillo propio. La sensación que ambas féminas le generaban era diametralmente opuesta, pero le costaba trabajo tomar confianza con la de los ojos claros. Para eso era más sencillo Zukura, quién parecía vivir el mundo a su propia manera. De esa forma, las tres comenzaron el recorrido del camino que cruzaba el bosque para llegar a Ulmer.
Nuria pensaba seriamente en lo afortunada que era, por haberse encontrado con dos personas tan buenas en esta etapa de su recorrido cuando la pregunta de Kaytlyn la llamó a la realidad. La joven humana se quedó un momento mirando hacia el frente, jugando con su labio inferior. Quería decir las cosas de una forma clara para no quedar en vergüenza frente a ellas. Pero mientras buscaba las palabras adecuadas recordó con algo de extrañeza las palabras de Zukura, como si ella misma no fuese humana. Nuria abrió la boca para decir algo, pero su voz se atoró en su garganta. Volvió a intentarlo, esta vez con un poco más de éxito: logró decir “A”.
Lo pensó mejor, ya una vez había asumido por su sola cuenta que alguien era de una raza a la que no pertenecía. No volvería a hacerlo dos veces. Sería mejor ir de frente y preguntar. “Se casual, estamos hablando del tiempo” se dijo para sí, intentando juntar valor de cada árbol que dejaban atrás. - Pues… yo trabajo como criada y he sido contratada por un joven que reside en Ulmer. Es la primera vez que viajo tan lejos desde Verisar, yo tenía entendido Ulmer es un asentamiento de licántropos solamente… pero supongo que ¿también viven humanos? ¿no es así?- la voz de la criada sonaba agitada, como si en lo que estuvieron hablando hubiese hecho una carrera de cincuenta metros libres.
-¿Será éste su último viaje por un tiempo? ¿Se dedica usted al mercado?- preguntó la joven, tratando de mantener el paso de sus compañeras -¿Y usted?- inquirió, dirigiéndose a Zukura -No quiero sonar atrevida. Es sólo que supongo que el camino será largo y quería entrar en confianza…- las palabras poco a poco iban perdiendo su fuerza inicial hasta acabar como un murmullo.
Unos kilómetros más adelante, la criada vio una silueta a la distancia; entrecerró los ojos y se hizo sombra del sol que comenzaba a ponerse en el horizonte. -¿Eso es una persona?- preguntó. Pronto se daría cuenta de que su afirmación era parcialmente correcta. Se trataba de una mujer bestia zorro. Nuria no tardó en verla como una joven en desgracia. Parecía buscar algo entre las raíces de unos árboles. Se echaba al suelo sobre su barriga y estiraba el brazo dentro de lo que parecía ser un hoyo. -Parece estar en problemas- comentó adelantándose a su encuentro. La desconocida iba ataviada con ropa que parecía llena de bolsillos y metal. Evocó, en la memoria de la criada, su niñez temprana en la base de los bio. Uno de sus ojos estaba hinchado, como si recientemente hubiese recibido un fuerte golpe.
Off: Zukura, gran edición! La mejoría fue palpable y notoria <3<3. (Debido a esto, dejé en el aire lo de haber hablado con los arbustos).
Bueno, les dejo a Sally.
Ircan: No te perdono si te encuentras con alguien, aún no >o<
La voz era grave, seria… con un deje amenazador y relajado. El locutor estaba seguro de sí mismo, lo demostraba la tranquilidad con la que se lijaba sus garras y la meticulosidad que le daba a su trabajo. Con las piernas cruzadas observaba por encina de su hocico al joven hombre bestia que se había revelado contra sus deseos. Su mano derecha observaba el intercambio desde las alturas, mientras vigilaba el camino para que nadie los tomase desprevenidos.
-¿Cappish?
Quien estaba siendo reprendido bajó las orejas y miró más allá del jefe, las cuatro figuras que fungían de testigos desaparecieron como sombras. Miró el suelo, todo su cuerpo estaba temblando. Con todo el valor que reunió levantó poco a poco su mirada, sólo para encontrarse con ojos fríos y acusadores. Tragó saliva, estuvo a punto de darse por vencido, de meter la cola entre las patas y asentir, pero una chispa de coraje le hizo apretar los puños y ponerse en pie. Aquello probablemente le costaría la vida y requirió cada gramo de su propio peso en valor, pero no quería vivir de rodillas. No más.
- Io no capisco ¡no capisco nada!
Dio media vuelta y le atinó en un ojo a la vigilante. Aprovechó el momento para poner distancia entre él y las personas con las que estaba. ¡Tenía una esperanza! ¡Podría hacerlo!
* * *
Nuria estaba tan contenta que sus mejillas se sonrosaron; poco a poco estaba tomando confianza con las chicas. Asintió una vez a la proposición de la recién llegada. Sus ojos eran calmos, al verlos de cerca, la criada asoció la mirada de Kaytlyn al centro de un lago, quietos e imperturbables pero con un brillo propio. La sensación que ambas féminas le generaban era diametralmente opuesta, pero le costaba trabajo tomar confianza con la de los ojos claros. Para eso era más sencillo Zukura, quién parecía vivir el mundo a su propia manera. De esa forma, las tres comenzaron el recorrido del camino que cruzaba el bosque para llegar a Ulmer.
Nuria pensaba seriamente en lo afortunada que era, por haberse encontrado con dos personas tan buenas en esta etapa de su recorrido cuando la pregunta de Kaytlyn la llamó a la realidad. La joven humana se quedó un momento mirando hacia el frente, jugando con su labio inferior. Quería decir las cosas de una forma clara para no quedar en vergüenza frente a ellas. Pero mientras buscaba las palabras adecuadas recordó con algo de extrañeza las palabras de Zukura, como si ella misma no fuese humana. Nuria abrió la boca para decir algo, pero su voz se atoró en su garganta. Volvió a intentarlo, esta vez con un poco más de éxito: logró decir “A”.
Lo pensó mejor, ya una vez había asumido por su sola cuenta que alguien era de una raza a la que no pertenecía. No volvería a hacerlo dos veces. Sería mejor ir de frente y preguntar. “Se casual, estamos hablando del tiempo” se dijo para sí, intentando juntar valor de cada árbol que dejaban atrás. - Pues… yo trabajo como criada y he sido contratada por un joven que reside en Ulmer. Es la primera vez que viajo tan lejos desde Verisar, yo tenía entendido Ulmer es un asentamiento de licántropos solamente… pero supongo que ¿también viven humanos? ¿no es así?- la voz de la criada sonaba agitada, como si en lo que estuvieron hablando hubiese hecho una carrera de cincuenta metros libres.
-¿Será éste su último viaje por un tiempo? ¿Se dedica usted al mercado?- preguntó la joven, tratando de mantener el paso de sus compañeras -¿Y usted?- inquirió, dirigiéndose a Zukura -No quiero sonar atrevida. Es sólo que supongo que el camino será largo y quería entrar en confianza…- las palabras poco a poco iban perdiendo su fuerza inicial hasta acabar como un murmullo.
Unos kilómetros más adelante, la criada vio una silueta a la distancia; entrecerró los ojos y se hizo sombra del sol que comenzaba a ponerse en el horizonte. -¿Eso es una persona?- preguntó. Pronto se daría cuenta de que su afirmación era parcialmente correcta. Se trataba de una mujer bestia zorro. Nuria no tardó en verla como una joven en desgracia. Parecía buscar algo entre las raíces de unos árboles. Se echaba al suelo sobre su barriga y estiraba el brazo dentro de lo que parecía ser un hoyo. -Parece estar en problemas- comentó adelantándose a su encuentro. La desconocida iba ataviada con ropa que parecía llena de bolsillos y metal. Evocó, en la memoria de la criada, su niñez temprana en la base de los bio. Uno de sus ojos estaba hinchado, como si recientemente hubiese recibido un fuerte golpe.
Off: Zukura, gran edición! La mejoría fue palpable y notoria <3<3. (Debido a esto, dejé en el aire lo de haber hablado con los arbustos).
Bueno, les dejo a Sally.
- Sally:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Ircan: No te perdono si te encuentras con alguien, aún no >o<
Nuria
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
Antes de volver con las dos jóvenes no pude evitar pelearme con las mangas de mi camisa que seguían bajándose de mis hombros, lo cual cada vez me desesperaba un poco mas, ademas que me sentía extraña sin mi abrigó, termine soltando un suspiro ante la pelea perdida contra las mangas de mi camisa la cual seguí dejando ver mis hombros y mi cicatriz, al estar junto a ambas chicas les dirigí una sonrisa para luego empezar la caminata para llegar a Ulmer, mientras caminábamos la señorita Nuria empezó a hablar, supuse que era para conocernos, yo me voltee para verla y caminar de espaldas para verla mientras nos hablaba a Kaytlyn y a mi, nos conto sobre de que trabajaba y que era lo que haría en Ulmer, luego me dirigió unas preguntas.
- Pues yo mi viaje lo termine hace unos dias, tal vez vuelva a viajar despues del invierno y pues si aunque es mi hermano el que se encarga de vender los productos, yo me encargo de buscar los materiales - dije rascándome el cabello, aunque me detuve cuando se disculpo por las preguntas - No debes preocuparte, es algo normal ademas yo también soy curiosa - dije con una sonrisa.
La cual se desvaneció cuando termine sentada en el suelo gracias a una piedra de la cual no me había fijado gracias a ir caminando de espaldas cuando la señorita se detuvo preguntando si aquello era una persona, yo voltee para ver viendo la silueta de alguien que estaba en el suelo tratando de recoger algo, yo me levante sacudiéndome los pantalones para luego seguir a la pequeña humana, no se por que pero siempre que veía a una niña de cualquier tipo sentí las ganas de estarle cuidando, la seguí hasta que estábamos cerca de la mujer bestia, tome con suavidad para detenerle.
- Ten cuidado, tal vez pueda ser una trampa - dije soltándola y viendo a la mujer bestia con algo de desconfianza para voltear a ver a Kaytlyn.
Cuando estuve cerca de nuevo de Kaytlyn sin dejar de ver a la humana y a la mujer zorro que buscaba algo dentro de un... ¿Un hoyo?... Tenia un raro presentimiento, como si algo malo fuera a pasar ademas de esa extraña sensación de que tienes unos ojos ajenos en la nuca.
- Creo que me e puesto paranoica pero siento que nos observan y tengo un mal presentimiento - le dije mirando a la humana, para luego desviar la mirada hacia atrás mirando todo con cuidado.
- Pues yo mi viaje lo termine hace unos dias, tal vez vuelva a viajar despues del invierno y pues si aunque es mi hermano el que se encarga de vender los productos, yo me encargo de buscar los materiales - dije rascándome el cabello, aunque me detuve cuando se disculpo por las preguntas - No debes preocuparte, es algo normal ademas yo también soy curiosa - dije con una sonrisa.
La cual se desvaneció cuando termine sentada en el suelo gracias a una piedra de la cual no me había fijado gracias a ir caminando de espaldas cuando la señorita se detuvo preguntando si aquello era una persona, yo voltee para ver viendo la silueta de alguien que estaba en el suelo tratando de recoger algo, yo me levante sacudiéndome los pantalones para luego seguir a la pequeña humana, no se por que pero siempre que veía a una niña de cualquier tipo sentí las ganas de estarle cuidando, la seguí hasta que estábamos cerca de la mujer bestia, tome con suavidad para detenerle.
- Ten cuidado, tal vez pueda ser una trampa - dije soltándola y viendo a la mujer bestia con algo de desconfianza para voltear a ver a Kaytlyn.
Cuando estuve cerca de nuevo de Kaytlyn sin dejar de ver a la humana y a la mujer zorro que buscaba algo dentro de un... ¿Un hoyo?... Tenia un raro presentimiento, como si algo malo fuera a pasar ademas de esa extraña sensación de que tienes unos ojos ajenos en la nuca.
- Creo que me e puesto paranoica pero siento que nos observan y tengo un mal presentimiento - le dije mirando a la humana, para luego desviar la mirada hacia atrás mirando todo con cuidado.
Zukura Kito
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
Al poco de que hablara y respondiera a mi pregunta, me hizo saber que era criara da. Iba a Ulmer para trabajar como tal para algún licántropo. Extrañada, la mire, con mis ojos mostrando mi evidente curiosidad.
- Bueno -pensé durante algunos segundos-. No llevo mucho tiempo en Ulmer, pero por el momento no he conocido ningún humano allí. Todos y cada uno con los que me he relacionado, eran licántropos. Zukura entre ellos -terminé mientras dirigía la mirada hacia Zukura.
Por lo que yo había mencionado con anterioridad, la chica hizo sus propias suposiciones. Se aventuro a pensar que yo trabajaba como comerciante, o de algún modo en el mercado. Negué con la cabeza y sonriendo; jamás habría hecho eso. Toda mi familia se había centrado de lleno en los negocios y el comercio, cosas que precisamente yo quería evitar a toda costa. Me parecía aburrido, tedioso y… aburrido.
- Antes vivía en Lunargenta -dije con la vista al frente. Momentos atrás casi tropezaba con una piedra, no quería volver a cometer el mismo error-. Pero hace poco decidí que quería ir a vivir a Ulmer. Desde entonces allí estoy, compartiendo hogar con una pareja de hermanos. Me he criado en Lunargenta, pero… -deje escapar un largo suspiro-, no son todos buenos recuerdos. Se que me vendrá bien estar lejos de la gran ciudad durante una larga temporada.
A decir verdad, no pensaba volver en años. Tal vez para visitar ocasionalmente a mi familia, especialmente a mi madre. Pero casi prefería enviar una carta a mi madre invitándola a ir hasta Ulmer, en cuanto yo tuviera un hogar propio donde acogerla, antes que volver a Lunargenta. De ir a la gran ciudad, tendría que soportar los estúpidos comentarios de mi padre y los celos de mis hermanos. No quería pasar por esa incómoda situación un solo segundo más, ya había sido suficiente.
Aquellos pensamientos me mantuvieron callada durante el rato siguiente, hasta que me devolvió a la realidad que Nuria hubiera avistado a alguien en apuros. Dirigí la mirada hacia allí donde ella estaba mirando, tratando de ver lo que ella había visto. Había un zorro. En cuanto pude verla bien, me di cuenta de que se trataba de una mujer bestia zorro, que buscaba algo. No parecía ser tan grave como había imaginado. Nos acercamos a ella.
- No te preocupes Zukura -le dije, tras escuchar sus comentarios-. Creo que si hubiera alguien siguiéndonos me habría dado cuenta. O eso quiero creer. Y no creo que sea una trampa, tan solo está buscando algo que se le habrá perdido. Deberíamos ayudar.
Yo tenía la convicción de que nadie nos había seguido. De hecho, había conseguido mirar parte de la cornamenta del acompañante de quien más adelante sabría que era Ircan, pero había dado por sentado que se trataba de algún animal del bosque.
- Bueno -pensé durante algunos segundos-. No llevo mucho tiempo en Ulmer, pero por el momento no he conocido ningún humano allí. Todos y cada uno con los que me he relacionado, eran licántropos. Zukura entre ellos -terminé mientras dirigía la mirada hacia Zukura.
Por lo que yo había mencionado con anterioridad, la chica hizo sus propias suposiciones. Se aventuro a pensar que yo trabajaba como comerciante, o de algún modo en el mercado. Negué con la cabeza y sonriendo; jamás habría hecho eso. Toda mi familia se había centrado de lleno en los negocios y el comercio, cosas que precisamente yo quería evitar a toda costa. Me parecía aburrido, tedioso y… aburrido.
- Antes vivía en Lunargenta -dije con la vista al frente. Momentos atrás casi tropezaba con una piedra, no quería volver a cometer el mismo error-. Pero hace poco decidí que quería ir a vivir a Ulmer. Desde entonces allí estoy, compartiendo hogar con una pareja de hermanos. Me he criado en Lunargenta, pero… -deje escapar un largo suspiro-, no son todos buenos recuerdos. Se que me vendrá bien estar lejos de la gran ciudad durante una larga temporada.
A decir verdad, no pensaba volver en años. Tal vez para visitar ocasionalmente a mi familia, especialmente a mi madre. Pero casi prefería enviar una carta a mi madre invitándola a ir hasta Ulmer, en cuanto yo tuviera un hogar propio donde acogerla, antes que volver a Lunargenta. De ir a la gran ciudad, tendría que soportar los estúpidos comentarios de mi padre y los celos de mis hermanos. No quería pasar por esa incómoda situación un solo segundo más, ya había sido suficiente.
Aquellos pensamientos me mantuvieron callada durante el rato siguiente, hasta que me devolvió a la realidad que Nuria hubiera avistado a alguien en apuros. Dirigí la mirada hacia allí donde ella estaba mirando, tratando de ver lo que ella había visto. Había un zorro. En cuanto pude verla bien, me di cuenta de que se trataba de una mujer bestia zorro, que buscaba algo. No parecía ser tan grave como había imaginado. Nos acercamos a ella.
- No te preocupes Zukura -le dije, tras escuchar sus comentarios-. Creo que si hubiera alguien siguiéndonos me habría dado cuenta. O eso quiero creer. Y no creo que sea una trampa, tan solo está buscando algo que se le habrá perdido. Deberíamos ayudar.
Yo tenía la convicción de que nadie nos había seguido. De hecho, había conseguido mirar parte de la cornamenta del acompañante de quien más adelante sabría que era Ircan, pero había dado por sentado que se trataba de algún animal del bosque.
Kaytlyn
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
-¡Toro maldita sea!- intenté que mi voz sonara como un susurro, pese a que estábamos a una distancia prudencial, sin embargo el hombre bestia me estaba sacando de mis casillas. - ¡No te acerques tanto!
-¡No pasa nada jefe! - su tono era demasiado alto para su gusto, si seguía así me iba a importar un rábano su enorme masa corporal, le iba a dar un capón como los que me daba Tom.- Estamos muy lejos para que nos escuchen.
-Si... puede ser... pero... - lo fulminé con la mirada y le cogí uno de los cuernos para que se agachará. -¿¡Acaso te olvidas que mides dos metros!? ¡Pueden verte! ¡Y no digamos que ver una cornamenta así sea algo usual o tranquilizador! - le solté y lo mire fijamente. - Así que mantente agachado y a distancia. No pueden vernos, ¡ni siquiera sentirnos! Podrían pensar que queremos emboscarlas y eso daría al traste toda esta absurda aventura a la que me has obligado venir.
-Perdón jefe...- su tono por fin cambio a un tono serio, parece que el hombre bestia había comprendido la situación.
"En verdad es culpa mía... le estoy pidiendo a un toro que sea sigiloso como un gato... ¡Pero es nuestra única opción!" me llevé la mano a la cara para cubrirme con ella e intentar pensar en todo aquello y encontrar una solución que no nos llevara al desastre. "¿Cómo puedo hacer a un toro sigiloso?" miré a la inmensa masa de carne que representaba Toro. Definitivamente no había otra opción que quedarse bien lejos.
-¡Mira jefe! -Toro me despertó de mis pensamientos.
Me acerqué a donde se encontraba mi compañero y miré entre el follaje para curiosear sobre lo que mi amigo me indicaba. Parecía que en el camino la compaña femenina se había tomado con una nueva intrigante.
"¿Una mujer zorro?" achiné los ojos para asegurarme que lo que cubría a la mujer era pelo anaranjado en vez de ropas normales. La cuestión se solucionó cuando vi que estaba descalza y tenía zarpas en vez de pies.
Por lo que pude identificar a la distancia la mujer estaba buscando algo en alguna especie de hoyo, por lo que no parecía ser una amenaza para la comitiva. Lo que me preocupó más fue el hecho de que la chica con capucha no parará de girarse para otear los alrededores. Sin duda aquella mujer no podía ser una humana normal, o tenía sentidos super desarrollados o era de otra raza, ¿licátropa? ¿dragona? ¿vampira? ¿Acaso estaba oliendo nuestra sangre o el latir de nuestros corazones? Por lo menos eso es lo que contaban los bardos de los vampiros. Pero despache esa opción cuando me di cuenta que brillaba un potente sol, que de ser ciertas las historias, cualquier vampiro haría horas que estaría convertido en polvo. Así que ya sólo me quedaban dos opciones, y sentía curiosidad por averiguar cual de las dos era. A parte estaba el hecho de que aquella mujer me resultaba extrañamente familiar.
-¡No pasa nada jefe! - su tono era demasiado alto para su gusto, si seguía así me iba a importar un rábano su enorme masa corporal, le iba a dar un capón como los que me daba Tom.- Estamos muy lejos para que nos escuchen.
-Si... puede ser... pero... - lo fulminé con la mirada y le cogí uno de los cuernos para que se agachará. -¿¡Acaso te olvidas que mides dos metros!? ¡Pueden verte! ¡Y no digamos que ver una cornamenta así sea algo usual o tranquilizador! - le solté y lo mire fijamente. - Así que mantente agachado y a distancia. No pueden vernos, ¡ni siquiera sentirnos! Podrían pensar que queremos emboscarlas y eso daría al traste toda esta absurda aventura a la que me has obligado venir.
-Perdón jefe...- su tono por fin cambio a un tono serio, parece que el hombre bestia había comprendido la situación.
"En verdad es culpa mía... le estoy pidiendo a un toro que sea sigiloso como un gato... ¡Pero es nuestra única opción!" me llevé la mano a la cara para cubrirme con ella e intentar pensar en todo aquello y encontrar una solución que no nos llevara al desastre. "¿Cómo puedo hacer a un toro sigiloso?" miré a la inmensa masa de carne que representaba Toro. Definitivamente no había otra opción que quedarse bien lejos.
-¡Mira jefe! -Toro me despertó de mis pensamientos.
Me acerqué a donde se encontraba mi compañero y miré entre el follaje para curiosear sobre lo que mi amigo me indicaba. Parecía que en el camino la compaña femenina se había tomado con una nueva intrigante.
"¿Una mujer zorro?" achiné los ojos para asegurarme que lo que cubría a la mujer era pelo anaranjado en vez de ropas normales. La cuestión se solucionó cuando vi que estaba descalza y tenía zarpas en vez de pies.
Por lo que pude identificar a la distancia la mujer estaba buscando algo en alguna especie de hoyo, por lo que no parecía ser una amenaza para la comitiva. Lo que me preocupó más fue el hecho de que la chica con capucha no parará de girarse para otear los alrededores. Sin duda aquella mujer no podía ser una humana normal, o tenía sentidos super desarrollados o era de otra raza, ¿licátropa? ¿dragona? ¿vampira? ¿Acaso estaba oliendo nuestra sangre o el latir de nuestros corazones? Por lo menos eso es lo que contaban los bardos de los vampiros. Pero despache esa opción cuando me di cuenta que brillaba un potente sol, que de ser ciertas las historias, cualquier vampiro haría horas que estaría convertido en polvo. Así que ya sólo me quedaban dos opciones, y sentía curiosidad por averiguar cual de las dos era. A parte estaba el hecho de que aquella mujer me resultaba extrañamente familiar.
Ircan
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
La que Nuria creía que era mercante resultó no serlo, mientras que la otra sí. ¡Menudo juicio tenía la criada! Para completar estaba eso de que en Ulmer no habían humanos… y que ellas eran la versión femenina de esas magníficas bestias que para ella solo existían en la mitología. Estando sus pensamientos turbulentos como estaban, asintió a la advertencia de Zukura. Después de todo, los zorros eran conocidos por sus estratagemas en los caminos… y si ya comenzaba a querer creer en las viejas historias del folklore, sería mejor creer en todas y no ser selectiva. Por suerte, la presencia de Kaytlyn tranquilizaba a la humana que sentía que su corazón se saldría de su pecho en cualquier momento de lo nerviosa que estaba. No solamente la acompañaban dos mujeres admirables, sino que además eran licántropos. “Tal vez sean tan atractivas por su condición…” pensó queda, justo antes de llegar con la chica zorro.
-Buenas tardes, parece que ha perdido algo allí dentro. ¿Le importaría que le ayudara?
Las intenciones de Nuria eran puras. Quién no estaba limpia era la mujer zorro, quien, olfateando al grupo comenzó a recular, con la cola y orejas gachas. -¿Quién sho? ¿Noo…?-. La respuesta mereció la confusión de la criada, era tan evidente en su rostro que la del ojo hinchado decidió cambiar de táctica. Se enderezó, sacándole una cabeza de altura a la humana y miró a las licántropos - Esha pequeña beshtia. El hijo adoptivo de mi maestro she ha shalido con la shusha y ha eshcapado allí. A shaber qué moshca le ha picado al ratonshiiiiio eshe-. Nuria no resistió escuchar ninguna palabra más. Se sentía identificada con el relato de la mujer zorro, al punto que, dejando su bolso en el suelo, se remangó y en cuatro patas metió más de la mitad de su cuerpo en la cueva.
- No tengas miedo, no sucederá nada. Tu familia debe de estar preocupada
Usó un tono dulce, aunque en realidad buscaba atraer al que imaginaba un niño para agarrarlo desprevenido, tomarle la parte del cuerpo que pudiera y ¡zas! Arrastrarlo hacia el exterior. Su plan funcionó a medias. Consiguió hallar la cola del ratón, pero a medida que jalaba de él recibió una mordida en el antebrazo y un corte medianamente profundo en el dorso de la otra mano. La mordida había hecho pensar a Nuria que el jovencito tendría que estar muy maleducado, mientras que el corte la sorprendió. Era muy tarde ya para soltarle, por lo que terminó de arrastrar al jovencito hasta el exterior con sus últimas fuerzas. ¡Y cuál fue su sorpresa al encontrar en su lugar a un joven hombre bestia ratón apenas unos centímetros más bajo que la línea de sus propios ojos! La revelación le dejó muda. El chico no dudó en correr hacia Kaytlyn y usarla como escudo de la mujer zorro.
-Hm umm… creo que alguien pone las cosas difíciles…- dijo la criada, volviéndose hacia Zukura, tal vez ella tuviera una idea. Nuria en ese momento estaba ligeramente ida, la sorpresa del joven bestia, su actitud y los borbollones de sangre de su mano no ayudaban a que se concentrase en los intercambios que se estaban dando frente suyo. La mordida le dolía mucho, pero el corte le preocupaba más. Se envolvió la mano como pudo, buscando ayuda en cualquiera de los presentes con la mirada. No quería decirlo, pero estaba entrando en pánico.
Por su lado, el chico bestia se acercó a Kaytlyn y le susurró para que nadie más escuchara “Ellos siempre mienten. Es muy tarde… es muy tarde. Siempre mienten…” y como si esas palabras fuesen un presagio, el bosque pareció encerrar al grupo en una bóveda que no parecía ceder. “Ha comenzado… han comenzado” sus patitas temblaban como si en breve le fuese a dar algo. En cambio, la mujer zorro pareció ligeramente perturbada. -Aish. No de nuevo. No puedo creer que eshosh travieshosh también quieran… de ushtedesh. Esh deshir… ¡Puff!- Nuria comenzó a sospechar que algo no andaba bien. -Eshos son un grupo de bandidosh… -
-E vero. To-dos A suas posiciones. Io no sono niente. Ustedes capisco. Avanti Avanti Avanti. –
Por lo general Sally, Moryn y Sam eran el grupo de ataque cuando los ilusionistas Prujh y Orel se encargaban de mantener quietas a las presas; todo esto mientras Bräj, el joven ratón llamaba la atención de la o las víctimas. El número estaba bastante trillado, pero esta vez las cosas no saldrían exactamente como estaban planeadas. La espada número uno, Sally, estaba en el centro de la tormenta y estaba en desventaja contra dos licántropos y media humana que haría tres cuartos de enemigo si se sumaba el enano traidor. Tendría que esperar a sus compañeros. Lo que Sally no sabía era que Moryn y Sam se habían topado con Ircan y su compañero Toro.
Habría que improvisar. Sally intentaba hacer tiempo, pero las excusas se le iban agotando. Afortunadamente su jefe, habló en voz alta, tan grave como le había permitido el exceso de tabaco de pipa.
- Saludos víctimas. Si loro posso resolver cuesto acertijo, podrán continuar:
“ Un pastore tiene que pasar un lupo, una cabra y un ortaggio al otro lado del ponte, dispone de un saco que le permette moverse él y una de las otras tres cosas. Si el lupo se queda solo con la cabra se la come, si la cabra se queda sola con el ortaggio se lo come, ¿cómo debe hacerlo?”
-Aish. ¿Por qué no lo hacemos másh divertido? La piccola shangrante, sherá el ortaggio. La del problema de camisha sherá la cabra, entonces… luppa… ¿qué piensas? ¿Te comerash a la cabra cuando ella se coma al ortaggio? Sho podría pasharte cuando eshtés shola…-
-Buenas tardes, parece que ha perdido algo allí dentro. ¿Le importaría que le ayudara?
Las intenciones de Nuria eran puras. Quién no estaba limpia era la mujer zorro, quien, olfateando al grupo comenzó a recular, con la cola y orejas gachas. -¿Quién sho? ¿Noo…?-. La respuesta mereció la confusión de la criada, era tan evidente en su rostro que la del ojo hinchado decidió cambiar de táctica. Se enderezó, sacándole una cabeza de altura a la humana y miró a las licántropos - Esha pequeña beshtia. El hijo adoptivo de mi maestro she ha shalido con la shusha y ha eshcapado allí. A shaber qué moshca le ha picado al ratonshiiiiio eshe-. Nuria no resistió escuchar ninguna palabra más. Se sentía identificada con el relato de la mujer zorro, al punto que, dejando su bolso en el suelo, se remangó y en cuatro patas metió más de la mitad de su cuerpo en la cueva.
- No tengas miedo, no sucederá nada. Tu familia debe de estar preocupada
Usó un tono dulce, aunque en realidad buscaba atraer al que imaginaba un niño para agarrarlo desprevenido, tomarle la parte del cuerpo que pudiera y ¡zas! Arrastrarlo hacia el exterior. Su plan funcionó a medias. Consiguió hallar la cola del ratón, pero a medida que jalaba de él recibió una mordida en el antebrazo y un corte medianamente profundo en el dorso de la otra mano. La mordida había hecho pensar a Nuria que el jovencito tendría que estar muy maleducado, mientras que el corte la sorprendió. Era muy tarde ya para soltarle, por lo que terminó de arrastrar al jovencito hasta el exterior con sus últimas fuerzas. ¡Y cuál fue su sorpresa al encontrar en su lugar a un joven hombre bestia ratón apenas unos centímetros más bajo que la línea de sus propios ojos! La revelación le dejó muda. El chico no dudó en correr hacia Kaytlyn y usarla como escudo de la mujer zorro.
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-Hm umm… creo que alguien pone las cosas difíciles…- dijo la criada, volviéndose hacia Zukura, tal vez ella tuviera una idea. Nuria en ese momento estaba ligeramente ida, la sorpresa del joven bestia, su actitud y los borbollones de sangre de su mano no ayudaban a que se concentrase en los intercambios que se estaban dando frente suyo. La mordida le dolía mucho, pero el corte le preocupaba más. Se envolvió la mano como pudo, buscando ayuda en cualquiera de los presentes con la mirada. No quería decirlo, pero estaba entrando en pánico.
Por su lado, el chico bestia se acercó a Kaytlyn y le susurró para que nadie más escuchara “Ellos siempre mienten. Es muy tarde… es muy tarde. Siempre mienten…” y como si esas palabras fuesen un presagio, el bosque pareció encerrar al grupo en una bóveda que no parecía ceder. “Ha comenzado… han comenzado” sus patitas temblaban como si en breve le fuese a dar algo. En cambio, la mujer zorro pareció ligeramente perturbada. -Aish. No de nuevo. No puedo creer que eshosh travieshosh también quieran… de ushtedesh. Esh deshir… ¡Puff!- Nuria comenzó a sospechar que algo no andaba bien. -Eshos son un grupo de bandidosh… -
* * *
-E vero. To-dos A suas posiciones. Io no sono niente. Ustedes capisco. Avanti Avanti Avanti. –
Por lo general Sally, Moryn y Sam eran el grupo de ataque cuando los ilusionistas Prujh y Orel se encargaban de mantener quietas a las presas; todo esto mientras Bräj, el joven ratón llamaba la atención de la o las víctimas. El número estaba bastante trillado, pero esta vez las cosas no saldrían exactamente como estaban planeadas. La espada número uno, Sally, estaba en el centro de la tormenta y estaba en desventaja contra dos licántropos y media humana que haría tres cuartos de enemigo si se sumaba el enano traidor. Tendría que esperar a sus compañeros. Lo que Sally no sabía era que Moryn y Sam se habían topado con Ircan y su compañero Toro.
Habría que improvisar. Sally intentaba hacer tiempo, pero las excusas se le iban agotando. Afortunadamente su jefe, habló en voz alta, tan grave como le había permitido el exceso de tabaco de pipa.
- Saludos víctimas. Si loro posso resolver cuesto acertijo, podrán continuar:
“ Un pastore tiene que pasar un lupo, una cabra y un ortaggio al otro lado del ponte, dispone de un saco que le permette moverse él y una de las otras tres cosas. Si el lupo se queda solo con la cabra se la come, si la cabra se queda sola con el ortaggio se lo come, ¿cómo debe hacerlo?”
-Aish. ¿Por qué no lo hacemos másh divertido? La piccola shangrante, sherá el ortaggio. La del problema de camisha sherá la cabra, entonces… luppa… ¿qué piensas? ¿Te comerash a la cabra cuando ella se coma al ortaggio? Sho podría pasharte cuando eshtés shola…-
Off: ¿Hacemos las cosas más divertidas? Las chicas estamos encerradas y no podremos salir hasta que se cumpla una de las dos opciones: (1) Ircan nos rescata despues que luche con la vaca y el gato (no creo que sea recomendable) le tomará al menos este turno luchar contra ellos:
- Moryn:
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- Sam:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
La otra opción (2) es que encontremos la forma de resolver el enigma owo? Y hagamos lo que queramos :D. Usen como quieran a los pnjs
Nuria
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
Me quede algo confundida al ver como Nuria entraba en el hoyo, no pude evitar ladear la cabeza como hacían los perros confundidos y luego pase de confusión a sorpresa cuando el niño raton salio corriendo a donde estábamos Kaytlyn y yo para luego esconderse detrás de esta diciendo unas cosas sin sentido alguno, yo solo lo mire confundida mientras me acercaba a Nuria para revisarle la cortada y la mordida que el niño le había provocado anuqué cuando ya me había acercado para revisarle la herida terminamos encerradas por unos bandidos que... ¿Tenían problemas al hablar?¿Acaso nunca les enseñaron a leer o que? Mientras hablaban los bandidos me dedique a ignorarle para luego revisarle la herida a la humana la cual ya se había cubierto con tela, yo solo apreté mas la herida para evitar que sangrara tanto. - Al llegar a Ulmer Kaytlyn y yo te llevaremos a un lugar donde te lo curaran - dije en voz baja para luego levantarme y mirar al jefe de los bandidos y a la mujer zorro mientras metía las manos en los bolsillos. - Primero: ¿Acaso nunca les enseñaron a hablar? Por que hay que ser sinceros, si no hablaran tan chistoso estaría asustada. Segundo: No tenemos dinero enzima asi que solo pierden el tiempo. Tercero: Al carajo su acertijo - no pude evitar decir esto ultimo con una sonrisa por que para ser sincera en ese momento tenia ganas de reventar de risa por que ellos eran cualquier cosa menos intimidantes. - Primero: ¿Acaso nunca les enseñaron a hablar? Por que hay que ser sinceros, si no hablaran tan chistoso estaría asustada. Segundo: No tenemos dinero enzima asi que solo pierden el tiempo. Tercero: Al carajo su acertijo - no pude evitar decir esto ultimo con una sonrisa por que para ser sincera en ese momento tenia ganas de reventar de risa por que ellos eran cualquier cosa menos intimidantes. Luego de eso me senté de nuevo esta vez cerca del hoyo dedicándome a volver a ignorar todo aquello que estaban hablando dándole menos importancia encogiéndome de hombros mientras evitaba reírme con la voz de los bandidos. - ¿Quien te cresh parash ablshanor asi? - dijo la mujer zorro cruzándose de brazos - Sha veremos si te siges riendo despues - dijo con esa forma tan graciosa de hablar. - Ye nolee ¿Caso no ver que solo querer ashere nojar? - dijo el jefe que desbordaba un horrible olor a tabaco. Ya no me pude evitar mas y solté la carcajada mas sonora de la que me podría acordar - En vez de ser bandidos deberían ser payasos - dije entre risas para luego sonreírle a Kaytlyn - Oye Kay ¿Sabes resolver el acertijo? Es que soy mala con ellos - dije mientras tomaba aire aun con la sonrisa en cara.
Zukura Kito
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
La chica que habían decidido acompañar Kay y Zukura, se había acercado antes que ellas dos a la mujer zorro con la intención de preguntarle qué era lo que estaba buscando y poder ofrecer su ayuda. La mujer zorra dijo algo que por más que Kaytlyn trato de entender, fue incapaz de comprender. Se pregunto si aquel era un idioma distinto, o tan solo una manera incomprensible de hablar la lengua común. Se quedo de pie, con la mirada tranquila, viendo como Nuria parecía haber entendido a la perfección sus palabras y, decidida, había introducido la mitad de su cuerpo en el interior de la cueva. Kay abrió los ojos, sorprendida. Probablemente no habría esperado una ayuda tan dedicada por parte de la joven cuando apenas se habían encontrado con aquella desconocida.
Tomándolo por la cola, Kaytlyn vio como Nuria extraía de la cueva a un pequeño ratón que blandía una espada, y vestía como un adulto cualquiera. Salió de la cueva y escaqueándose de la mujer zorro y de Nuria, se escondió detrás de ella. Kay se giró, sorprendida, mientras veía a la pequeña criatura con extrañeza. Kaytlyn se dio cuenta de que Nuria mostraba en su rostro un gesto dolorido.
- ¿Estás bien? -le pregunto. No estaba demasiado preocupada, dado que para ella era evidente que no se trataba de algo de extremada gravedad. Muchas heridas habia visto en poco tiemop. Poco después el pequeño ratón le hablo. Ella abrió los ojos sorprendida. Mas sorprendida se sintió cuando consiguió entender algo muy claro de las palabras de la mujer zorro-. ¿Bandidos?
De repente comenzó a sentirse muy nerviosa. Si bien no hacía mucho que había decidido vivir por su cuenta en Ulmer, lejos de su familia y por primera vez valiéndose por sí misma, poco después de tomar aquella decisión ya se había visto envuelta en una batalla contra un grupo de bandidos. Batalla en la cual su papel no había sido muy primordial, habiéndose dedicado únicamente a tirarles aceite hirviendo y esconderse en un rincón. Pero había sido lo suficiente como para tener claro que aquello de luchar, defenderse, no era lo suyo. No hasta que dejaba salir a su bestia, claro.
No mucho tiempo después de que la mujer zorra lo anunciara, llegó un equipo de lo más particular. Se presentaron con gran tranquilidad, Kay pensó que era la tranquilidad de quien hace una cosa mil veces. Ni por asomo se parecía al grupo de bandidos que había asaltado la taberna en aquella ocasión, pero seguían siendo bandidos y como tales significaban el mismo peligro. Aun así, uno de ellos les ofreció con tota la amabilidad que Kay podría esperar de un bandido, una vía de escape. Aquella vía de escape, era un acertijo. A ella se le iluminaron los ojos en seguida tras escuchar de que se trataba aquel acertijo.
- ¡Ah! Si! ¡Me suena! -dijo rápidamente-. Creo que lo he oído muchas veces. Espera. Espera. Creo que me acuerdo.
De repente se quedó en silencio, con la vista perdida en el cielo y sus dedos acariciando nerviosamente la barbilla. Trataba de recordar con todas sus fuerzas un acertijo que había oído mucho tiempo atrás, cuando era apenas una niña. Era la misma historia, trasladar cosas de un lado a otro con los limites correspondientes.
- Creo que… creo que era… -pensó un poco más-. Primero debo llevar a la cabra, dejando al lobo con… no, maldita sea. Que… que. ¿Qué demonios es un ortaggio? -de repente, se dio cuenta de que la esperanza de saber de qué acertijo se trataba, se había ido completamente al traste. ¿Qué idioma era ese?
____________________________________
Off rol: desafortunadamente, hay veces en las que no tengo muy claro de quien es cada dialogo. Por eso en alguna ocasión no he descrito ni mencionado a quien estaba hablando.
Tomándolo por la cola, Kaytlyn vio como Nuria extraía de la cueva a un pequeño ratón que blandía una espada, y vestía como un adulto cualquiera. Salió de la cueva y escaqueándose de la mujer zorro y de Nuria, se escondió detrás de ella. Kay se giró, sorprendida, mientras veía a la pequeña criatura con extrañeza. Kaytlyn se dio cuenta de que Nuria mostraba en su rostro un gesto dolorido.
- ¿Estás bien? -le pregunto. No estaba demasiado preocupada, dado que para ella era evidente que no se trataba de algo de extremada gravedad. Muchas heridas habia visto en poco tiemop. Poco después el pequeño ratón le hablo. Ella abrió los ojos sorprendida. Mas sorprendida se sintió cuando consiguió entender algo muy claro de las palabras de la mujer zorro-. ¿Bandidos?
De repente comenzó a sentirse muy nerviosa. Si bien no hacía mucho que había decidido vivir por su cuenta en Ulmer, lejos de su familia y por primera vez valiéndose por sí misma, poco después de tomar aquella decisión ya se había visto envuelta en una batalla contra un grupo de bandidos. Batalla en la cual su papel no había sido muy primordial, habiéndose dedicado únicamente a tirarles aceite hirviendo y esconderse en un rincón. Pero había sido lo suficiente como para tener claro que aquello de luchar, defenderse, no era lo suyo. No hasta que dejaba salir a su bestia, claro.
No mucho tiempo después de que la mujer zorra lo anunciara, llegó un equipo de lo más particular. Se presentaron con gran tranquilidad, Kay pensó que era la tranquilidad de quien hace una cosa mil veces. Ni por asomo se parecía al grupo de bandidos que había asaltado la taberna en aquella ocasión, pero seguían siendo bandidos y como tales significaban el mismo peligro. Aun así, uno de ellos les ofreció con tota la amabilidad que Kay podría esperar de un bandido, una vía de escape. Aquella vía de escape, era un acertijo. A ella se le iluminaron los ojos en seguida tras escuchar de que se trataba aquel acertijo.
- ¡Ah! Si! ¡Me suena! -dijo rápidamente-. Creo que lo he oído muchas veces. Espera. Espera. Creo que me acuerdo.
De repente se quedó en silencio, con la vista perdida en el cielo y sus dedos acariciando nerviosamente la barbilla. Trataba de recordar con todas sus fuerzas un acertijo que había oído mucho tiempo atrás, cuando era apenas una niña. Era la misma historia, trasladar cosas de un lado a otro con los limites correspondientes.
- Creo que… creo que era… -pensó un poco más-. Primero debo llevar a la cabra, dejando al lobo con… no, maldita sea. Que… que. ¿Qué demonios es un ortaggio? -de repente, se dio cuenta de que la esperanza de saber de qué acertijo se trataba, se había ido completamente al traste. ¿Qué idioma era ese?
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Off rol: desafortunadamente, hay veces en las que no tengo muy claro de quien es cada dialogo. Por eso en alguna ocasión no he descrito ni mencionado a quien estaba hablando.
Kaytlyn
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
Seguimos observando al grupo femenino parado en el camino entretenidas, por algún extraño motivo, en una especie de hoyo. Como la escena no tenía mucho interés, mi vista curiosa comenzó a fijarse en otras cosas. Cosas como las que la vegetación se moviera de forma extraña en contra del viento.
-Algo no va bien. - avisó Toro con un tono completamente seria mientras acariciaba el pomo de su mandoble. Puede que no tuviera nada de sigilo, pero seguro que había vivido bastantes emboscadas en su vida como mercenario.
-Vamos. - me levanté y comencé a bajar la colina hasta el conjunto de plantas que se habían movido.
Bajamos con cuidado, si aquello que se estaba moviendo entre la maleza era una amenaza no queríamos alertarla antes de tiempo. No tardé mucho en distinguir unos cuernos y el cuerpo grande de lo que parecía ser una vaca a dos patas. ¿Sería algún familiar de Toro?
-Enthonceh, ¿tehnhemos qüeh atachuar chuando el chefe hagha acuesta seal? - escuché la voz de la vaca que se cubría detrás de un árbol, ataviada con una armadura de cuero y una pesada maza.
"¿Con quien demonios habla?" miré a Toro esperando que no fuera una amiga o alguna relación del pasado.
-Chíh. Ehl chuefe noh thardarah muto ent avistuharnos. Anquaremos y rashuaremos a acuestas boliheneas. - respondió una voz de alguien al que no veía.
Mientras yo analizaba la situación y intentaba identificar al sujeto de la segunda voz, Toro decidió no esperar más y salio al ataque desenfundando su mandoble y chocandolo contra la palma de su mano como si fuera un garrote.
-¡Maldita sea! ¿¡Dónde vas!? - le espeté en el susurro más bajo que pude entonar en aquella situación mientras alargaba el brazos con la vana esperanza de detenerlo.
-¡Eh tu! ¡Mujer! - exclamó Toro saliendo a paso firme de entre la maleza y apuntando con su mandoble a la mujer vaca.
"¿¡Mujer!?" no pude evitar alarmarme ante aquel apelativo mirando perplejo a la vaca humanoide, esperando encontrar en ella a aquella "mujer".
-¡Suelta de inmediato esa arma si no quieres que coja unas tiras, te até la boca y te llevé a un redil dándote azotes con una fusta! - amenazó Toro con una extraña sonrisa en el rostro.
"¿Pe-pe-pero....?" comencé a experimentar un pequeño tic en el ojo. "¿¡PERO QUE TIPO DE AMENAZA ES ESA!?" todo aquello se escapaba de mi entendimiento, casi parecía una situación surrealista.
La mujer vaca se volvió, sin mostrar mucho gesto de sorpresa o intimidación, vamos prácticamente las palabras de Toro le habían entrado por un oído y le habían salido por el otro, lo cual no se si podía considerarse algo bueno o malo.
-¿Pheró cuhen est acueste bambinhio? - llevó la mano directamente a la empuñadura de su maza.
-Acuno qhue vuhele qui li rashuaremos. - volví a escuchar aquella voz de sujeto desconocido.
Intenté identificar de dónde salia aquella voz, aunque en mi cabeza se estaba comenzando a formar una pregunta mucho más interesante. ¿Por qué cojones hablaban de una forma tan rara? ¿De dónde demonios eran?
-Has tenido tu oportunidad, mujer. Para que luego no digan que no soy todo un caballero. - Toro sonrió y tomó la empuñadura de su mandoble con ambas manos cargando contra la mujer vaca que ya se había preparado para recibirlo.
El filo del hombre bestia se deslizo peligrosamente en el aire buscando a su victima, pero no la encontró. En su lugar la maza de la mujer vaca desvió el acero, con bastante habilidad, y aprovechó la desfavorable situación en la que había quedado Toro para propinarle un fuerte puñetazo en la mandíbula, traspasando así la defensa del hombretón, que tuvo que dar unos pasos hacía atrás para tomar distancias mientras esbozaba una sádica sonrisa.
-¡Toro! - actuando sin pensar salí de mi escondita para ofrecer ayuda a mi compañero, no podía quedarme de brazos cruzados.
Caminé apresúradamente hacía el mientras llevaba la mano a la empuñadura a una de las espadas a mi espalda, la que yo me había fabricado en Ulmer hacía unas semanas1. Pero en mi avancé noté un ligero escalofrío que recorrió todo mi cuerpo y me detuve justo en el momento en el que el filo de una amplia bracamarte pasaba a escasos centímetros de mi cara. Salté hacía atrás tomando distancias con el misterioso enemigo, mientras posaba la otra mano en la daga que tenía guardada y sujeta en la parte posterior de mi cintura.
-¡Vacuah! ¡Otoh ethupetido bambinioh qhue vuhele seh rashuarado! - escuché una risilla aguda.
Esta vez ya pude identificar a aquella persona. Una vez la vi no me extrañó que me fuera difícil verla. Mi enemigo, y sujeto de aquella voz, era un pequeño gato humanoide que me miraba con una sonrisa mientras apoyaba su bracamarte en el hombro y me miraba con el único ojo que tenía, puesto que el otro lo tenía tapado con un parche. Desenfundé la espada y mi daga y miré al gato aceptando el desafió. El lobo de mi interior estaba en su salsa, pues justamente aquello era una especie de pelea natural.
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1: Hago referencia a que uso mi espada de calidad pobre, ya que por nivel no puedo usar la de calidad normal.
Lanzó los dados para ver como me irá la pelea en el próximo turno tanto en mi caso como en el de Toro.Viendo que vosotras no habéis avanzado mucho en lo del acertijo, solucionaré la pelea en dos turnos más, el siguiente y otro, dónde terminaré el conflicto con el resultado que marquen las runas. El lanzamiento lo hago en este [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] para no ensuciar el tema.
-Algo no va bien. - avisó Toro con un tono completamente seria mientras acariciaba el pomo de su mandoble. Puede que no tuviera nada de sigilo, pero seguro que había vivido bastantes emboscadas en su vida como mercenario.
-Vamos. - me levanté y comencé a bajar la colina hasta el conjunto de plantas que se habían movido.
Bajamos con cuidado, si aquello que se estaba moviendo entre la maleza era una amenaza no queríamos alertarla antes de tiempo. No tardé mucho en distinguir unos cuernos y el cuerpo grande de lo que parecía ser una vaca a dos patas. ¿Sería algún familiar de Toro?
-Enthonceh, ¿tehnhemos qüeh atachuar chuando el chefe hagha acuesta seal? - escuché la voz de la vaca que se cubría detrás de un árbol, ataviada con una armadura de cuero y una pesada maza.
"¿Con quien demonios habla?" miré a Toro esperando que no fuera una amiga o alguna relación del pasado.
-Chíh. Ehl chuefe noh thardarah muto ent avistuharnos. Anquaremos y rashuaremos a acuestas boliheneas. - respondió una voz de alguien al que no veía.
Mientras yo analizaba la situación y intentaba identificar al sujeto de la segunda voz, Toro decidió no esperar más y salio al ataque desenfundando su mandoble y chocandolo contra la palma de su mano como si fuera un garrote.
-¡Maldita sea! ¿¡Dónde vas!? - le espeté en el susurro más bajo que pude entonar en aquella situación mientras alargaba el brazos con la vana esperanza de detenerlo.
-¡Eh tu! ¡Mujer! - exclamó Toro saliendo a paso firme de entre la maleza y apuntando con su mandoble a la mujer vaca.
"¿¡Mujer!?" no pude evitar alarmarme ante aquel apelativo mirando perplejo a la vaca humanoide, esperando encontrar en ella a aquella "mujer".
-¡Suelta de inmediato esa arma si no quieres que coja unas tiras, te até la boca y te llevé a un redil dándote azotes con una fusta! - amenazó Toro con una extraña sonrisa en el rostro.
"¿Pe-pe-pero....?" comencé a experimentar un pequeño tic en el ojo. "¿¡PERO QUE TIPO DE AMENAZA ES ESA!?" todo aquello se escapaba de mi entendimiento, casi parecía una situación surrealista.
La mujer vaca se volvió, sin mostrar mucho gesto de sorpresa o intimidación, vamos prácticamente las palabras de Toro le habían entrado por un oído y le habían salido por el otro, lo cual no se si podía considerarse algo bueno o malo.
-¿Pheró cuhen est acueste bambinhio? - llevó la mano directamente a la empuñadura de su maza.
-Acuno qhue vuhele qui li rashuaremos. - volví a escuchar aquella voz de sujeto desconocido.
Intenté identificar de dónde salia aquella voz, aunque en mi cabeza se estaba comenzando a formar una pregunta mucho más interesante. ¿Por qué cojones hablaban de una forma tan rara? ¿De dónde demonios eran?
-Has tenido tu oportunidad, mujer. Para que luego no digan que no soy todo un caballero. - Toro sonrió y tomó la empuñadura de su mandoble con ambas manos cargando contra la mujer vaca que ya se había preparado para recibirlo.
El filo del hombre bestia se deslizo peligrosamente en el aire buscando a su victima, pero no la encontró. En su lugar la maza de la mujer vaca desvió el acero, con bastante habilidad, y aprovechó la desfavorable situación en la que había quedado Toro para propinarle un fuerte puñetazo en la mandíbula, traspasando así la defensa del hombretón, que tuvo que dar unos pasos hacía atrás para tomar distancias mientras esbozaba una sádica sonrisa.
-¡Toro! - actuando sin pensar salí de mi escondita para ofrecer ayuda a mi compañero, no podía quedarme de brazos cruzados.
Caminé apresúradamente hacía el mientras llevaba la mano a la empuñadura a una de las espadas a mi espalda, la que yo me había fabricado en Ulmer hacía unas semanas1. Pero en mi avancé noté un ligero escalofrío que recorrió todo mi cuerpo y me detuve justo en el momento en el que el filo de una amplia bracamarte pasaba a escasos centímetros de mi cara. Salté hacía atrás tomando distancias con el misterioso enemigo, mientras posaba la otra mano en la daga que tenía guardada y sujeta en la parte posterior de mi cintura.
-¡Vacuah! ¡Otoh ethupetido bambinioh qhue vuhele seh rashuarado! - escuché una risilla aguda.
Esta vez ya pude identificar a aquella persona. Una vez la vi no me extrañó que me fuera difícil verla. Mi enemigo, y sujeto de aquella voz, era un pequeño gato humanoide que me miraba con una sonrisa mientras apoyaba su bracamarte en el hombro y me miraba con el único ojo que tenía, puesto que el otro lo tenía tapado con un parche. Desenfundé la espada y mi daga y miré al gato aceptando el desafió. El lobo de mi interior estaba en su salsa, pues justamente aquello era una especie de pelea natural.
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1: Hago referencia a que uso mi espada de calidad pobre, ya que por nivel no puedo usar la de calidad normal.
Lanzó los dados para ver como me irá la pelea en el próximo turno tanto en mi caso como en el de Toro.Viendo que vosotras no habéis avanzado mucho en lo del acertijo, solucionaré la pelea en dos turnos más, el siguiente y otro, dónde terminaré el conflicto con el resultado que marquen las runas. El lanzamiento lo hago en este [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] para no ensuciar el tema.
Ircan
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
La mirada confundida de Nuria se movía inquieta por entre los presentes. Mantenerse lejos de la seguridad de las casas para las que trabajaba era peligroso. Cambió su vista entre Zukura y Kaytlyn, asintiendo a ambas -Creo que estoy bien- se aclaró la garganta para intentar disimular su temor, no quería parecer una cobarde enfrente a esas mujeres que podrían transformarse en cualquier momento. La humana aún no terminaba de digerir la noticia de que ellas fuesen licántropos. Observándolas de cerca no notaba ninguna diferencia con ella misma. Pensaba en lo poco que sabía de esa raza “son enemigos de los vampiros” se repetía como un mantra, para intentar calmar los nervios. El hecho de que la más próxima a ella se riera comenzaba a perturbar su precaria paz mental. El punto de Zukura era válido, a Nuria se le dificultó comprender lo que “la voz” decía. Sin embargo, no pudo negarse a sí misma una sonrisa cuando descubrió el hocico de lo que parecía un hombre bestia puercoespín. Nunca se hubiera esperado que ese vozarrón saliera de un cuerpo tan pequeñito.
La mujer zorro, no obstante, parecía no poder manejar muy bien las “s”, haciendo que el sonido sonara de una forma extraña. Para la criada aquello no era nada nuevo, pero al parecer los licántropos no tenían ninguna limitación física. “¿Los licántropos serán perfectos?” se cuestionó la joven, apretando con tanta fuerza su herida que la hizo retorcerse de dolor silenciosamente en su sitio. Kaytlyn parecía ser la más versada de las tres en los acertijos y Nuria la observó expectante mientras jugaba con las palabras en su mente, intentando ignorar al niño rata que la había mordido y que le enviaba miradas cargadas de odio desde el costado de su escudo viviente. La humana no había escuchado al mocoso, pero bien que escuchó su risa diabólica cuando le apuntó con el dedo índice gritándole -¡Ortaggio! Jaja, sólo eres una verdura genérica ¡Or-ta-ggi-o!-. Nuria cerró el puño de la mano lastimada, recordando que usar la violencia para resolver disputas no era civilizado. El ligero dolor la trajo a sus sentidos.
Decidió ordenar las ideas en su cabeza: por un lado la mujer zorro parecía estar en complot con el hombre pequeño. Por otro, el niño ratón no la quería, tal vez la culpaba por haberle puesto en evidencia frente a la mujer zorro. Nuria se miró la mano, llevaba dos ideas “la tercera” pensó, sacando otro dedo, era que el niño comprendía lo que ellos decían y “cuatro: las plantas se mueven”. La criada caminó hacia lo que parecía una pared de ramas y pinchos, levantó su mano para apoyarse en una saliente de un tronco, intentando sacar alguna conclusión, pero su mano traspasó la rama. Nuria casi se cae del asombro. Lo intentó de nuevo y sucedió lo mismo, pero la tercera, en otra locación se pinchó un dedo. “¿Será una ilusión?” se preguntó suspicaz, volviendo donde el grupo.
El razonamiento de Nuria siempre había sido lento, generalmente le aplicaba muy bien el dicho “tarde pero seguro”, sin embargo en este caso todo pareció entrar en su lugar y se sintió cuanto menos estafada. “Esa zorra lo planeó todo desde el principio” se dijo con rabia, acercándose a grandes zancadas a la mujer bestia que le sacaba una cabeza de altura. Cerró su puño y lo sintió temblar antes de dejar salir su brazo disparado directo al hocico de la mujer bestia. En cuanto lanzó su ataque se volvió hacia sus compañeras y les señaló al hombre pequeño -Yo no soy un…un… ¡una verdura genérica! ¡Y nadie me va a comer tampoco!- Se sobó la muñeca y comenzó a dar vueltas en círculos sin saber cómo actuar. Probablemente estaba haciendo una tonta de ella misma, pero al menos se había descargado con esa -¡Zorra mala!- miró al niño bestia y arrugó los labios, ya le tocaría a él también.
Off:
El que usa palabras en italiano, como de la mafia italiana, es el jefe.
El chocolate que tiene dos líneas es el niño ratón. No hay más diálogos.
La mujer zorro, no obstante, parecía no poder manejar muy bien las “s”, haciendo que el sonido sonara de una forma extraña. Para la criada aquello no era nada nuevo, pero al parecer los licántropos no tenían ninguna limitación física. “¿Los licántropos serán perfectos?” se cuestionó la joven, apretando con tanta fuerza su herida que la hizo retorcerse de dolor silenciosamente en su sitio. Kaytlyn parecía ser la más versada de las tres en los acertijos y Nuria la observó expectante mientras jugaba con las palabras en su mente, intentando ignorar al niño rata que la había mordido y que le enviaba miradas cargadas de odio desde el costado de su escudo viviente. La humana no había escuchado al mocoso, pero bien que escuchó su risa diabólica cuando le apuntó con el dedo índice gritándole -¡Ortaggio! Jaja, sólo eres una verdura genérica ¡Or-ta-ggi-o!-. Nuria cerró el puño de la mano lastimada, recordando que usar la violencia para resolver disputas no era civilizado. El ligero dolor la trajo a sus sentidos.
Decidió ordenar las ideas en su cabeza: por un lado la mujer zorro parecía estar en complot con el hombre pequeño. Por otro, el niño ratón no la quería, tal vez la culpaba por haberle puesto en evidencia frente a la mujer zorro. Nuria se miró la mano, llevaba dos ideas “la tercera” pensó, sacando otro dedo, era que el niño comprendía lo que ellos decían y “cuatro: las plantas se mueven”. La criada caminó hacia lo que parecía una pared de ramas y pinchos, levantó su mano para apoyarse en una saliente de un tronco, intentando sacar alguna conclusión, pero su mano traspasó la rama. Nuria casi se cae del asombro. Lo intentó de nuevo y sucedió lo mismo, pero la tercera, en otra locación se pinchó un dedo. “¿Será una ilusión?” se preguntó suspicaz, volviendo donde el grupo.
El razonamiento de Nuria siempre había sido lento, generalmente le aplicaba muy bien el dicho “tarde pero seguro”, sin embargo en este caso todo pareció entrar en su lugar y se sintió cuanto menos estafada. “Esa zorra lo planeó todo desde el principio” se dijo con rabia, acercándose a grandes zancadas a la mujer bestia que le sacaba una cabeza de altura. Cerró su puño y lo sintió temblar antes de dejar salir su brazo disparado directo al hocico de la mujer bestia. En cuanto lanzó su ataque se volvió hacia sus compañeras y les señaló al hombre pequeño -Yo no soy un…un… ¡una verdura genérica! ¡Y nadie me va a comer tampoco!- Se sobó la muñeca y comenzó a dar vueltas en círculos sin saber cómo actuar. Probablemente estaba haciendo una tonta de ella misma, pero al menos se había descargado con esa -¡Zorra mala!- miró al niño bestia y arrugó los labios, ya le tocaría a él también.
Off:
- Jefe:
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El que usa palabras en italiano, como de la mafia italiana, es el jefe.
El chocolate que tiene dos líneas es el niño ratón. No hay más diálogos.
Nuria
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
Kaytlyn al parecer tampoco era muy buena con los acertijos asi que me puse a pensar como resolverlo, tal vez asi saliéramos de esto sin ningún problema o eso esperaba, asi que me levante para caminar de un lado al otro mientras mi cabeza sacaba humo mientras pensaba en la respuesta del acertijo, mientras pensaba no prestaba mucha atención a lo que pasaba a mi alrededor ya que me enfocaba meramente en pensar la respuesta del dichoso acertijo del cual empece a tener una idea de como resolverlo. - Creo que ya lo e resuelto... Creo, pues el pastor primero toma a la cabra y la lleva al otro lado, dejando al lobo y al ortaggio del otro... Emm... - dije mientras volvía a caminar en círculos mientras pensaba el siguiente paso del acertijo - Despues, regresa y toma al lobo y lo lleva al otro lado... - luego me di de cuenta que esa opción no podía ser ya que luego el lobo se comía a la cabra, aunque luego seme ocurrió una idea de como resolverlo por completo asi que tome aire para seguir respondiendo el acertijo - Y toma a la cabra para volver con ella, luego la deja en la orilla y toma el ortaggio y lo lleva a la otra orilla dejándolo con el lobo para luego volver a pasar el puente y asi terminar el acertijo - dije con una sonrisa la cual se borro cuando la pequeña humana le mando un puñetazo a la zorra. Para ser sincera, no entendí por que lo había echo lo único que tenia claro era que era muy divertido, aunque la razón del golpe para mi era desconocida y el reclamo de Nuria hacia lo que suponía era una burla, la cual no me había percatado de escuchar por estar resolviendo el acertijo, que supuse la había echo enojar al igual que mi primer error al hablar con ella ya que la palabra niña le ofendía, de seguro la zorra tuvo que haber cometido un error peor que el mío para recibir zendo golpe en todo el hocico. - Maldisha humana ¿Quien te creesh para golpearme en la cara ashi? - dijo la zorra enojada sobándose el hocico - Ahora shi que no saldrán vivash de todo eshto - dijo en un gruñido mientras se abalanzaba hacia la humana. Aunque fue detenida por su jefe el cual le tomo el brazo mientras ahora nos miraba con seriedad, aunque la amenaza había sido muy graciosa por la forma en que salio de los labios de la mujer bestia, la mirada de su pequeño jefe no era para nada graciosa, el se adelanto y se puso frente a Nuria, que a diferencia con la zorra ellos dos eran casi de la misma estatura solo le sacaba unos 5 o 6 centímetros a la humana, yo me acerque a Nuria por la espalda estando alerta de cualquier movimiento que pudiera hacer el puercoespín. - Eret muy valiente al golpearle la cara de esa manera a una mujere bestia, eso te lo felicitte pero lo malo ser que no podrás decertte a nadie de tuya azaña por que ahora no saldrett vidas de esto - dijo el jefe sin despegar la vista de Nuria para luego retroceder un poco para luego hacer unas señas a la zorra la cual solto un fuerte silbido.
A unos cuantos metros de donde se nos encontrábamos atrapada en la ilusión del encierro, los dos ilusionistas se mantenían ocultos detrás de unos arboles vigilando como les habían ordenado el jefazo, ambos brujos se morían del aburrimiento solo observando la escena mientras el resto del grupo tenía la parte divertida. - Esto se esta poniendo aburrido ¿No crees? Ademas para colmo solo están hablando, cuando dijieron enfrentarse pensé que hablaban de un combate no de una charla - dijo el brujo rubio que no seria ni mas de unos años mayor que el niño rata, mientras se sentaba a los pies del árbol sin perder la concentración del hechizo, tomando el porte de un niño malcriado. - No debes ponerte asi, ya veras, de seguro pronto necesitarán nuestra ayuda para mas que mantener esta simple trampa - dijo su compañero moreno que lo miraba con seriedad mientras se apoyada al tronco de otro árbol para luego dirigir la miranda la escena con aburrimiento. Ambos ilusionista se exaltaron cuando escucharon la queja de la humana sobre la burla del niño rata, ambos se miraron y se escabulleron entre los matorrales para ver de cerca la escena con mas detalle, ambos contuvieron una carcajada cuando a la mujer zorro le habían dado un trancazo en el hocico, luego prestaron mucha atención cuando su jefe se acerco a la pequeña humana para amenazarla para luego escuchar el silbido que era la señal que les indicaba cuando actuar. - Por fin nuestro turnó - dijo el rubio acercándose mas para ver mejor la escena con una sonrisa. El brujo salio de entre los arbusto para luego ubicarse junto a la mujer zorro con una sonrisa para hacer que el suelo se comenzara a quebrarse y de el inmensas raises empezaban a salir cerca de los pies de las tres, comenzando a subir enrollándose en nuestros cuerpos paralizándonos. Sentí coma esas feas raíces se enrayaban alrededor de mis piernas y subían apretando mis muslos, caderas, cintura hasta llegar a mis hombros estaba siendo retenida por una planta o algo así, como fuera por instinto empece a retorcerme para tratar de zafarme del las apretadas raíces mientras veía que tanto Nuria, Kaytlyn y el niño rata estábamos atrapados en ellas, luego solo se escucho una risa que venia del puercoespín. - Bueno ¿Que casttego le podtmo derles a ustedet? - dijo el jefe del grupo mientras en su rostro se dibujaba una horrible sonrisa. - Agamos que sus cabezas exploten por la presión ¿Que le parece jefazo? - pregunto el brujo que nos mantenía atrapados. - Ya verán que los voy a utilizar para hacer un par de abrigos cuando me suelte de esto - dije mientras forcejeaba con las raíces tratando de quedar libre aunque poco apoco me di de cuenta que no servía de nada y que solo malgastaba energía. - Aveshr ¿Quiensh she ríe ahora? - dijo la Zorra con una sonrisa odiosa en los labios.
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A unos cuantos metros de donde se nos encontrábamos atrapada en la ilusión del encierro, los dos ilusionistas se mantenían ocultos detrás de unos arboles vigilando como les habían ordenado el jefazo, ambos brujos se morían del aburrimiento solo observando la escena mientras el resto del grupo tenía la parte divertida. - Esto se esta poniendo aburrido ¿No crees? Ademas para colmo solo están hablando, cuando dijieron enfrentarse pensé que hablaban de un combate no de una charla - dijo el brujo rubio que no seria ni mas de unos años mayor que el niño rata, mientras se sentaba a los pies del árbol sin perder la concentración del hechizo, tomando el porte de un niño malcriado. - No debes ponerte asi, ya veras, de seguro pronto necesitarán nuestra ayuda para mas que mantener esta simple trampa - dijo su compañero moreno que lo miraba con seriedad mientras se apoyada al tronco de otro árbol para luego dirigir la miranda la escena con aburrimiento. Ambos ilusionista se exaltaron cuando escucharon la queja de la humana sobre la burla del niño rata, ambos se miraron y se escabulleron entre los matorrales para ver de cerca la escena con mas detalle, ambos contuvieron una carcajada cuando a la mujer zorro le habían dado un trancazo en el hocico, luego prestaron mucha atención cuando su jefe se acerco a la pequeña humana para amenazarla para luego escuchar el silbido que era la señal que les indicaba cuando actuar. - Por fin nuestro turnó - dijo el rubio acercándose mas para ver mejor la escena con una sonrisa. El brujo salio de entre los arbusto para luego ubicarse junto a la mujer zorro con una sonrisa para hacer que el suelo se comenzara a quebrarse y de el inmensas raises empezaban a salir cerca de los pies de las tres, comenzando a subir enrollándose en nuestros cuerpos paralizándonos. Sentí coma esas feas raíces se enrayaban alrededor de mis piernas y subían apretando mis muslos, caderas, cintura hasta llegar a mis hombros estaba siendo retenida por una planta o algo así, como fuera por instinto empece a retorcerme para tratar de zafarme del las apretadas raíces mientras veía que tanto Nuria, Kaytlyn y el niño rata estábamos atrapados en ellas, luego solo se escucho una risa que venia del puercoespín. - Bueno ¿Que casttego le podtmo derles a ustedet? - dijo el jefe del grupo mientras en su rostro se dibujaba una horrible sonrisa. - Agamos que sus cabezas exploten por la presión ¿Que le parece jefazo? - pregunto el brujo que nos mantenía atrapados. - Ya verán que los voy a utilizar para hacer un par de abrigos cuando me suelte de esto - dije mientras forcejeaba con las raíces tratando de quedar libre aunque poco apoco me di de cuenta que no servía de nada y que solo malgastaba energía. - Aveshr ¿Quiensh she ríe ahora? - dijo la Zorra con una sonrisa odiosa en los labios.
Zukura Kito
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
Pensé un poco más, pero dejé de esforzarme en cuanto Zukura comenzó a tratar de adivinar la respuesta a aquel acertijo. Yo ya me había rendido. Si por lo menos el acertijo hubiera sido formulado de una forma menos confusa, tal vez habría tenido alguna posibilidad de llegar a la solución. Pero aquellos asaltantes hablaban de una manera muy extraña, en lo que parecía su propio dialecto. Miré a mi alrededor, y un pensamiento vino a mi mente. Podría escapar, de algún modo. Me perdonaría a mí mismo diciéndome que si había ofrecido alguna clase de ayuda, había sido como guía en el camino hacia Ulmer, pero no como guardiana o protectora. Aunque sabía muy bien que aquello podría ser cobarde y que si volvía a encontrármelas, no podría justificar mi escapada. Pero era consciente de que no era una guerrera, ni mucho menos. Por fortuna, no tuve que meditar sobre eso demasiado tiempo, dado que alguien más interferió. Un ser enorme, una criatura alta y grande y con una cornamenta que… Que pude recordar.
- ¿Eh? -pensé en alto-. ¿El ciervo?
El mismo que había visto momentos atrás escondiéndose entre los arbustos en la lejanía. Aquello que Zukura había señalado diciendo que se trataba de algo diferente. Yo no la había querido creer, y mis ojos me habían engañado. Con toda la seguridad del mundo habría seguido afirmando que lo que había visto era tan solo un ciervo asustado. Y sin embargo era muy distinto a la realidad. Me quedé perpleja, mirando atónita a la enorme criatura, que ahora se dirigía hacia la mujer vaca, hablando casi como si la conociera. En cuanto me fijé un poco mejor en la cornamenta del recién aparecido, pude percatarme de que no eran los cuernos de un ciervo, ni mucho menos; eran las astas de un toro.
Aunque no era yo la única que parecía perpleja por aquella aparición. Tanto la vaca como los asaltantes parecieron sorprendidos por su aparición. El hombre toro sacó un mandoble y se dispuso para el combate. Podía decirse que estábamos salvadas. Aunque ahora el dilema era. ¿Debía permanecer allí y ayudar al hombre toro que ya estaba ayudándonos a nosotras? ¿O habría sido mejor idea largarme de allí ahora que todos estaban distraídos? Nuevamente las circunstancias fueron las que respondieron a mi pregunta. El hombre toro había cedido ante el ataque de la mujer vaca, tal vez en un despiste. Pero lo que ahora tenía claro, era que el hombre toro n podría contra todos él sólo, y por lo tanto, tampoco podría yo irme de allí cargando con el problema a otro. Alguien más apareció, llamando al hombre toro… Toro. Iba encapuchado, por lo que lo poco que pude ver de él era que su piel era bastante pálida. Estaba tan dispuesto como el hombre a pelear; parecía que todo iba encaminado a eso.
Dirigí mi mano al pequeño cinto que llevaba, donde se encontraba la daga que solía llevar conmigo. La usaba más como herramienta que como arma de defensa. Lo pensé en aquellos momentos, y por esa misma razón descarté la idea de utilizarla. Pero antes de que pudiera decidir nada, unas raíces comenzaron a brotar del suelo, enlazándose por mis extremidades. Pude ver que lo mismo le sucedía a Zukura. Intenté correr para escapar de ellas, pero las raíces fueron más rápidas que yo, y acabé inmovilizada. Entonces extraje rápidamente la daga para poder cortarlas y escapar. Corté una, dos… sin embargo al tratar de cortar una tercera raíz, me causé un corte a mí misma. Dejé escapar un pequeño sonido de queja.
“ ¿Algunas no están? ” pensé , mientras palpaba mis piernas.
Sentía que algunas de las raíces en efecto, estaban ahí, pero otras no eran más que ilusiones que hacían que parecieran muchas más las que nos sujetaban. Además, aquello hacía más difícil que pudiera reconocer cuales eran las que podía cortar. Traté de mover mis piernas, pensando que aquellas que ya había cortado eran suficientes como para volver a tener movilidad, pero no fue así. En cuanto nos tuvieron atrapadas, se plantaron frente a nosotras discutiendo sobre cuál sería nuestro mejor castigo. Escuché el sonido de algo afilado cortando las raíces. En cuanto giré mi vista hacia abajo, pude ver el pequeño ratón, que cortaba varias raices después de palparlas rápidamente con sus pequeñas patitas. Lo hizo muy rápido, lo suficiente como para liberarme a mí y dirigirse a Zukura inmediatamente. En ese momento, aproveché para alejarme de ellos. ¿Para escapar? No, para sacar lo único de mí que en aquellos momentos podría ser útil. La loba. Me alejé corriendo cuanto pude, tratando de marcharme lejos de la visión de ellos. Me tomaría un rato poder transformarme, y lo peor que podía hacer era quedarme expuesta a ellos durante el proceso. Confié en que el pequeño ratón las liberara lo suficientemente rápido.
- ¿Eh? -pensé en alto-. ¿El ciervo?
El mismo que había visto momentos atrás escondiéndose entre los arbustos en la lejanía. Aquello que Zukura había señalado diciendo que se trataba de algo diferente. Yo no la había querido creer, y mis ojos me habían engañado. Con toda la seguridad del mundo habría seguido afirmando que lo que había visto era tan solo un ciervo asustado. Y sin embargo era muy distinto a la realidad. Me quedé perpleja, mirando atónita a la enorme criatura, que ahora se dirigía hacia la mujer vaca, hablando casi como si la conociera. En cuanto me fijé un poco mejor en la cornamenta del recién aparecido, pude percatarme de que no eran los cuernos de un ciervo, ni mucho menos; eran las astas de un toro.
Aunque no era yo la única que parecía perpleja por aquella aparición. Tanto la vaca como los asaltantes parecieron sorprendidos por su aparición. El hombre toro sacó un mandoble y se dispuso para el combate. Podía decirse que estábamos salvadas. Aunque ahora el dilema era. ¿Debía permanecer allí y ayudar al hombre toro que ya estaba ayudándonos a nosotras? ¿O habría sido mejor idea largarme de allí ahora que todos estaban distraídos? Nuevamente las circunstancias fueron las que respondieron a mi pregunta. El hombre toro había cedido ante el ataque de la mujer vaca, tal vez en un despiste. Pero lo que ahora tenía claro, era que el hombre toro n podría contra todos él sólo, y por lo tanto, tampoco podría yo irme de allí cargando con el problema a otro. Alguien más apareció, llamando al hombre toro… Toro. Iba encapuchado, por lo que lo poco que pude ver de él era que su piel era bastante pálida. Estaba tan dispuesto como el hombre a pelear; parecía que todo iba encaminado a eso.
Dirigí mi mano al pequeño cinto que llevaba, donde se encontraba la daga que solía llevar conmigo. La usaba más como herramienta que como arma de defensa. Lo pensé en aquellos momentos, y por esa misma razón descarté la idea de utilizarla. Pero antes de que pudiera decidir nada, unas raíces comenzaron a brotar del suelo, enlazándose por mis extremidades. Pude ver que lo mismo le sucedía a Zukura. Intenté correr para escapar de ellas, pero las raíces fueron más rápidas que yo, y acabé inmovilizada. Entonces extraje rápidamente la daga para poder cortarlas y escapar. Corté una, dos… sin embargo al tratar de cortar una tercera raíz, me causé un corte a mí misma. Dejé escapar un pequeño sonido de queja.
“ ¿Algunas no están? ” pensé , mientras palpaba mis piernas.
Sentía que algunas de las raíces en efecto, estaban ahí, pero otras no eran más que ilusiones que hacían que parecieran muchas más las que nos sujetaban. Además, aquello hacía más difícil que pudiera reconocer cuales eran las que podía cortar. Traté de mover mis piernas, pensando que aquellas que ya había cortado eran suficientes como para volver a tener movilidad, pero no fue así. En cuanto nos tuvieron atrapadas, se plantaron frente a nosotras discutiendo sobre cuál sería nuestro mejor castigo. Escuché el sonido de algo afilado cortando las raíces. En cuanto giré mi vista hacia abajo, pude ver el pequeño ratón, que cortaba varias raices después de palparlas rápidamente con sus pequeñas patitas. Lo hizo muy rápido, lo suficiente como para liberarme a mí y dirigirse a Zukura inmediatamente. En ese momento, aproveché para alejarme de ellos. ¿Para escapar? No, para sacar lo único de mí que en aquellos momentos podría ser útil. La loba. Me alejé corriendo cuanto pude, tratando de marcharme lejos de la visión de ellos. Me tomaría un rato poder transformarme, y lo peor que podía hacer era quedarme expuesta a ellos durante el proceso. Confié en que el pequeño ratón las liberara lo suficientemente rápido.
Kaytlyn
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
La cosa no me fue muy bien. El hombre gato era más ágil de lo que me esperaba, mis golpes sólo valían para que los esquivará con una insultante facilidad. Era pequeño y rápido, saltaba de un lado a otro mientras me propinaba sus propias réplicas. El combate era suyo, el gato dominaba completamente el ritmo, un ritmo que yo no podía seguir. A cada ataque mio que evitaba, escuchaba una profunda carcajada, ¡estaba jugando conmigo! En uno de sus movimientos por fin obtuvo un acercamiento a lo que él quería. Presa del juego mental de aquel felino, di un paso en falso que me costo un fuerte golpe en el vientre. Gracias a la armadura aquel despiste sólo quedaría en un feo y molesto hematoma, pero no podía seguir así, ¡debía de cambiar las tornas de aquel combate en seguida!
Por suerte a Toro le iba mejor que a mi, aunque no mucho mejor. El mandoble de él y la maza de ella chocaron en varias ocasiones. Ambas eran armas muy pesadas que ellos manejaban como si fueran ligeras. El pesado sonido del metal contra el metal comenzó a sonar en el bosque, puede que incluso lo escuchara el grupo que estaba a varios metros. En uno de estos envites, la vaca aprovechó para lanzarle un puñetazo a Toro, seguramente para noquearlo o ganar el tiempo suficiente y acabar con él. Sin embargo Toro era más listo. Mientras se echaba para atrás para recuperarse del golpe, giró sobre si mismo balanceando su mandoble para propinar con corte circular en horizontal. Esto hizo que la vaca tuviera que recular sorprendida, lo que le costó un leve corte en uno de sus muslos, algo que comenzaría a jugar a favor de Toro.
Gracias a esa ultima acción podría decirse que estábamos empatados, si aquello fuera un combate a puntos. Pero no lo era, era real, o vivías o morías. Apreté los dientes y miré furioso al gato, notando en mi un poco de la rabia de mi lobo interior. No podía permitirme acabar por detrás de Toro, a fin de cuentas era "el jefe". Aunque no era un titulo que me hubiese autoproclamado, no podía fallar a quien me lo había dado. Así con fuerza el pomo de la espada y me lancé de nuevo contra mi enemigo con un brío renovado. Intenté adaptarme a sus ágiles movimientos y predecirlo, para no volver a caer en el mismo error de antes. Siguió evitando mis golpes, pero esta vez no le resultó tan fácil. Hubo momentos en los que incluso tuvo que hacer uso de su espada para bloquearlos. Sonreí para mi, parecía que le estaba ganando terreno, pero en un combate nunca se sabe.
_________________________________________________________________________________________________________
Recordar que Toro y yo seguimos separados de vosotras. Aunque ahora nos hayamos acercado seguimos estando a cierta distancia. Nosotros hemos detenido al grupo que iba a asaltaros por la espalda y que estaba dando un amplio rodeo para ello. Bien es cierto que ahora podéis escuchar el sonido de la pelea o de vernos, difícilmente entre los arboles, como unas figuras confusas más bien. Pero la cercanía no es tal como para describirnos. Pese a todo el post está yendo genial ^^, a ver que pasa con esas raíces ilusorias :D.
Siento que se ponga la tirada aquí, pero me he rayado y puse en este post el lanzamiento u.u. Dejo aquí lo que significa.
Primera runa. Lanzamiento para mi:
Runa muy mala: Soy incapacitado para seguir luchando.
Runa mala: Consigue arrebatarme la espada y me quedo peleando sólo con la daga.
Runa Normal: herida leve en el enemigo a cambio de un rasguño.
Runa buena: herida grave, noqueo o desarme del enemigo.
Runa muy buena: Incapacitación del enemigo, a falta de darle el golpe de gracia en el siguiente turno.
Segunda runa. Lanzamiento para Toro:
Runa muy mala: Herida leve o desarme producida por el enemigo.
Runa mala: Rasguño o noqueo producido por el enemigo.
Runa Normal: herida leve en el enemigo.
Runa buena: herida grave, noqueo o desarme del enemigo.
Runa muy buena: Incapacitación total del enemigo.
Por suerte a Toro le iba mejor que a mi, aunque no mucho mejor. El mandoble de él y la maza de ella chocaron en varias ocasiones. Ambas eran armas muy pesadas que ellos manejaban como si fueran ligeras. El pesado sonido del metal contra el metal comenzó a sonar en el bosque, puede que incluso lo escuchara el grupo que estaba a varios metros. En uno de estos envites, la vaca aprovechó para lanzarle un puñetazo a Toro, seguramente para noquearlo o ganar el tiempo suficiente y acabar con él. Sin embargo Toro era más listo. Mientras se echaba para atrás para recuperarse del golpe, giró sobre si mismo balanceando su mandoble para propinar con corte circular en horizontal. Esto hizo que la vaca tuviera que recular sorprendida, lo que le costó un leve corte en uno de sus muslos, algo que comenzaría a jugar a favor de Toro.
Gracias a esa ultima acción podría decirse que estábamos empatados, si aquello fuera un combate a puntos. Pero no lo era, era real, o vivías o morías. Apreté los dientes y miré furioso al gato, notando en mi un poco de la rabia de mi lobo interior. No podía permitirme acabar por detrás de Toro, a fin de cuentas era "el jefe". Aunque no era un titulo que me hubiese autoproclamado, no podía fallar a quien me lo había dado. Así con fuerza el pomo de la espada y me lancé de nuevo contra mi enemigo con un brío renovado. Intenté adaptarme a sus ágiles movimientos y predecirlo, para no volver a caer en el mismo error de antes. Siguió evitando mis golpes, pero esta vez no le resultó tan fácil. Hubo momentos en los que incluso tuvo que hacer uso de su espada para bloquearlos. Sonreí para mi, parecía que le estaba ganando terreno, pero en un combate nunca se sabe.
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Recordar que Toro y yo seguimos separados de vosotras. Aunque ahora nos hayamos acercado seguimos estando a cierta distancia. Nosotros hemos detenido al grupo que iba a asaltaros por la espalda y que estaba dando un amplio rodeo para ello. Bien es cierto que ahora podéis escuchar el sonido de la pelea o de vernos, difícilmente entre los arboles, como unas figuras confusas más bien. Pero la cercanía no es tal como para describirnos. Pese a todo el post está yendo genial ^^, a ver que pasa con esas raíces ilusorias :D.
Siento que se ponga la tirada aquí, pero me he rayado y puse en este post el lanzamiento u.u. Dejo aquí lo que significa.
Primera runa. Lanzamiento para mi:
Runa muy mala: Soy incapacitado para seguir luchando.
Runa mala: Consigue arrebatarme la espada y me quedo peleando sólo con la daga.
Runa Normal: herida leve en el enemigo a cambio de un rasguño.
Runa buena: herida grave, noqueo o desarme del enemigo.
Runa muy buena: Incapacitación del enemigo, a falta de darle el golpe de gracia en el siguiente turno.
Segunda runa. Lanzamiento para Toro:
Runa muy mala: Herida leve o desarme producida por el enemigo.
Runa mala: Rasguño o noqueo producido por el enemigo.
Runa Normal: herida leve en el enemigo.
Runa buena: herida grave, noqueo o desarme del enemigo.
Runa muy buena: Incapacitación total del enemigo.
Última edición por Ircan el Miér Nov 22 2017, 01:56, editado 2 veces
Ircan
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
El miembro 'Ircan' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
Los colores se habían reducido a una gama de rojos para la visión de la joven criada que, con el pulso acelerado comenzaba a sacar pecho frente al puercoespín que hablaba chistoso. -¿Ah sí? ¿Ah sí? Pues tanto poder tanto poder, pero no veo que hagan nada de provecho con él- la humana se jugaba el todo por el todo mientras entrecerraba los ojos al ver a la mujer zorro traidora. En esos momentos ni siquiera confiaba en el niño rata que parecía tan inocente como diablo, escondiéndose tras Kaytlyn como si fuese un titiritero que era orquestador y espectador a la misma vez.
La criada sintió el reposicionamiento de todos los presentes pero eligió no prestar mayor atención. Su intuición le decía que esos malandrines eran más palabras que actos, de lo contrario, ya hubiese sido carne humana luego de tamaña afrenta con sus torpes puños. Aún le costaba mover sus dedos del dolor causado por el golpe y ni hablar de sus lastimaduras infringidos por el más pequeño de todos, sin embargo, ella también podía jugar ese juego… bajo sus propios términos, y con salvedades… pero al menos podría intentarlo ¿no?.
Nuevamente aparecieron más personas desconocidas, unos muchachos apenas más jóvenes que ellas, casi tan pálidos pero con una fisonomía tan pobre y escuálida que ella no tenía nada que envidiarles. Ya se estaba preparando la joven para algún ataque físico de parte de ellos, más sus ojos se abrieron como platos por la sorpresa de una nueva imagen: la tierra abriéndose y otro movimiento por parte de las plantas que no eran más que plantas de aire. Nuria lo sabía, esas no eran más que ilusiones.
Por una de esas pocas veces, su ingenio fue suficiente como para seguirles el juego y copiar los movimientos de sus compañeras que, si ella misma no estuviera sintiendo los efectos de las no plantas, hubiese jurado que estaban siendo extorsionadas por algo real. Apretó los labios, esperando que alguien se acercase a ella para poder atacarle con su tijera que era como una daga, pero nadie lo hizo. En realidad, la única cosa que fue digna de mención fue la huida de la dizque “licántropo”. -…Y allí va toda la mitología…- murmuró, sintiendo que el peso del mundo recaía por vez primera en esa tarde sobre sus hombros.
Con más malicia que pena, Nuria pensó que los cuentos, cuentos eran y ¿por qué no inventar uno ella misma? -Fih fah fuh… veo la sangre derramada del ilusionista- dijo con una mueca torcida, mientras echaba la cabeza hacia atrás y ponía los ojos en blanco, moviéndose libremente del supuesto agarre de las plantas. - ¡Morirán! ¡Todos morirán! Veo…¡VEO! Animales muertos, muchos… - y aunque al principio nadie le creyó, los jóvenes demostraron ser los más débiles de mente, se miraron el uno al otro y desenfundaron sus cuchillos.
-No es personal amigo, pero mejor tú que yo-
- Vamos… no le creerás ¿o sí?
Pero aunque sus tonos no acusaban algo distinto a una conversación entre dos colegas, su lenguaje corporal y las armas apuntando el uno al otro eran señales evidentes de que el funcionamiento del grupo tenía fisuras.
-Andiamo andiamo ¿qué hacen? ¡A lavorare!
Intervino el jefe, dándoles un zape en la nuca a los dos, momento que interrumpió la concentración de los jóvenes y motivo por el cual la ilusión de las plantas y la tierra rajada desapareció. Nuria levantó las cejas y sonrió de lado por tan sólo un momento, ella sí que quería mantener su farsa; aunque no tuviese poderes sobrenaturales y fuese tan corriente como el aire, nadie podía prohibirle usar su normalidad para alterar tantos hechos anormales consecutivos.
La criada sintió el reposicionamiento de todos los presentes pero eligió no prestar mayor atención. Su intuición le decía que esos malandrines eran más palabras que actos, de lo contrario, ya hubiese sido carne humana luego de tamaña afrenta con sus torpes puños. Aún le costaba mover sus dedos del dolor causado por el golpe y ni hablar de sus lastimaduras infringidos por el más pequeño de todos, sin embargo, ella también podía jugar ese juego… bajo sus propios términos, y con salvedades… pero al menos podría intentarlo ¿no?.
Nuevamente aparecieron más personas desconocidas, unos muchachos apenas más jóvenes que ellas, casi tan pálidos pero con una fisonomía tan pobre y escuálida que ella no tenía nada que envidiarles. Ya se estaba preparando la joven para algún ataque físico de parte de ellos, más sus ojos se abrieron como platos por la sorpresa de una nueva imagen: la tierra abriéndose y otro movimiento por parte de las plantas que no eran más que plantas de aire. Nuria lo sabía, esas no eran más que ilusiones.
Por una de esas pocas veces, su ingenio fue suficiente como para seguirles el juego y copiar los movimientos de sus compañeras que, si ella misma no estuviera sintiendo los efectos de las no plantas, hubiese jurado que estaban siendo extorsionadas por algo real. Apretó los labios, esperando que alguien se acercase a ella para poder atacarle con su tijera que era como una daga, pero nadie lo hizo. En realidad, la única cosa que fue digna de mención fue la huida de la dizque “licántropo”. -…Y allí va toda la mitología…- murmuró, sintiendo que el peso del mundo recaía por vez primera en esa tarde sobre sus hombros.
Con más malicia que pena, Nuria pensó que los cuentos, cuentos eran y ¿por qué no inventar uno ella misma? -Fih fah fuh… veo la sangre derramada del ilusionista- dijo con una mueca torcida, mientras echaba la cabeza hacia atrás y ponía los ojos en blanco, moviéndose libremente del supuesto agarre de las plantas. - ¡Morirán! ¡Todos morirán! Veo…¡VEO! Animales muertos, muchos… - y aunque al principio nadie le creyó, los jóvenes demostraron ser los más débiles de mente, se miraron el uno al otro y desenfundaron sus cuchillos.
-No es personal amigo, pero mejor tú que yo-
- Vamos… no le creerás ¿o sí?
Pero aunque sus tonos no acusaban algo distinto a una conversación entre dos colegas, su lenguaje corporal y las armas apuntando el uno al otro eran señales evidentes de que el funcionamiento del grupo tenía fisuras.
-Andiamo andiamo ¿qué hacen? ¡A lavorare!
Intervino el jefe, dándoles un zape en la nuca a los dos, momento que interrumpió la concentración de los jóvenes y motivo por el cual la ilusión de las plantas y la tierra rajada desapareció. Nuria levantó las cejas y sonrió de lado por tan sólo un momento, ella sí que quería mantener su farsa; aunque no tuviese poderes sobrenaturales y fuese tan corriente como el aire, nadie podía prohibirle usar su normalidad para alterar tantos hechos anormales consecutivos.
Nuria
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
Todo fue muy confuso para mi, primero se empezaron a escuchar los leves golpes entre espadas, supuse que la pelea se llevaba a cabo no tan lejos de donde estábamos nosotras, luego Kaytlyn logro liberarse y lo primero que iso fue huir, no me enojaba por ello solo me decepcionaba el echo de que le tuviera miedo a un enfrentamiento, luego la niña(que no le gustaba que se lo recordarán) Nuria empezó a hablar raro supuse que también se había decepcionado de la huida de nuestra compañera de viaje. Luego fue cunado mas confusión entro a mi cabeza, desde un principio habían sido puras ilusiones, cuando Nuria distrajo a los brujos tanto las raíces como aquella trampa que nos mantenía encerradas desaparecieron parcial mente. Me empece a examinar y lucia como si nunca me hubieran amarrados, igual me sacudí la ropa para mirar al grupo de bandidos que tenia en frente, mire a Nuria notando algo brillante en su mano, supuse que tendría que tener un cuchillo, fue cuando me acorde de la daga que escondía en la bota derecha, la saque para luego pensar como atacar. Los brujos ya tenían sus armas afueras, dos espadas, pero la mujer zorro y el hombre puercoespín, dudaba que estuvieran desarmados y sin saber que armas tenían no me iría contra ellos asi como asi, lo mejor seria quitarle una de esas espadas que tenían los brujos.
- Si debería encargarse de nosotras, amenos que tengan miedo de enfrentarse a nosotras - dije de forma algo burlona esperando que alguno de los brujos pescara la trampa.
Ambos brujos se miraron y se les notaba que había podido molestarles un poco, yo solo esperaba que el primero viniera a la carga pero lo que mas me sorprendió fue el echo de que la primera en atacar fue la mujer zorro, la cual saco de uno de sus tantos bolsillos lo que parecía una hoz unida a una cadena la cual enrollo parte del extremo libre en su mano, o pata o como se le dijera, para luego avanzar hacia Nuria, la cual aun se veía molesta y no se parecía en nada a la pacífica chica de ase rato. - Ahorash veamosh mocosha, me vash a pagar el puñetasho de ashe rato - dijo mientras se aproximaba a la humana mientras hacia girar en círculos la hoz gracias a la cadena para lego lanzarla contra la humana.
Yo por otra parte me había distraído mirando a la mujer zorro por lo cual retrocedí algo sorprendida cuando uno de los brujos se lanzo a atacarme, mientras esquivaba los cortes de la espada, lo cual ya de por si me costaba ya que cuando hacia un movimiento muy brusco la herida de la pierna me palpitaba por lo cual no podía contener un quejido. - ¿Ya no tienes burlas? - dijo el brujo mientras lanzaba tajos dirigidos a cortarme. Mientras esquivaba los ataque de uno de los brujos había perdido de vista tanto al hombre puercoespín como al otro brujo a lo cual no le tome mucha importancia ya que prefería mantenerme enfocada en la espada que no cedía a la idea de cortarme la piel.
- Si debería encargarse de nosotras, amenos que tengan miedo de enfrentarse a nosotras - dije de forma algo burlona esperando que alguno de los brujos pescara la trampa.
Ambos brujos se miraron y se les notaba que había podido molestarles un poco, yo solo esperaba que el primero viniera a la carga pero lo que mas me sorprendió fue el echo de que la primera en atacar fue la mujer zorro, la cual saco de uno de sus tantos bolsillos lo que parecía una hoz unida a una cadena la cual enrollo parte del extremo libre en su mano, o pata o como se le dijera, para luego avanzar hacia Nuria, la cual aun se veía molesta y no se parecía en nada a la pacífica chica de ase rato. - Ahorash veamosh mocosha, me vash a pagar el puñetasho de ashe rato - dijo mientras se aproximaba a la humana mientras hacia girar en círculos la hoz gracias a la cadena para lego lanzarla contra la humana.
Yo por otra parte me había distraído mirando a la mujer zorro por lo cual retrocedí algo sorprendida cuando uno de los brujos se lanzo a atacarme, mientras esquivaba los cortes de la espada, lo cual ya de por si me costaba ya que cuando hacia un movimiento muy brusco la herida de la pierna me palpitaba por lo cual no podía contener un quejido. - ¿Ya no tienes burlas? - dijo el brujo mientras lanzaba tajos dirigidos a cortarme. Mientras esquivaba los ataque de uno de los brujos había perdido de vista tanto al hombre puercoespín como al otro brujo a lo cual no le tome mucha importancia ya que prefería mantenerme enfocada en la espada que no cedía a la idea de cortarme la piel.
Zukura Kito
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
Si en algún momento había imaginado que iba ganando, esto quedó totalmente desacreditado cuando el gato, mediante una hábil finta, consiguió propinarme un golpe en la empuñadura que hizo que mi espada saliera por los aires. Salté hacía atrás tomando distancia y llevándome la mano dolida la boca mientras que miraba furioso al gato; una mirada que fue devuelta con una amplia sonrisa, el combate era suyo y él lo sabía.
Por la contra, Toro iba sobrado contra la vaca. El tajo en el muslo de su contrincante le había dado toda la ventaja para llevarse el combate con una absoluta facilidad.
-Ojala pudiera decir que has peleado bien pero... ¡mentiría! - se jactó apartando un débil golpe de la maza con un manotazo mientras su sonrisa se iba ampliando hasta ser tétrica para aquel que iba a esperar el próximo golpe que ya estaba preparando.
-¡Maldito! - la vaca se lanzó a la desesperada poniendo en su ataque toda su fuerza.
Toro detuvo la maza cogiéndola con la mano y sonrió mientras con la otra mano movía con total libertad su mandoble hacía el cuello de su enemiga. Segundos después se escucho un corte en el aire, el rasgar de la piel y un sonido hueco en el suelo.
-Eres una deshonra para tu raza. No merecías vivir para un segundo combate. - dijo antes de dejar atrás el cuerpo decapitado y enfocando al felino.
La daga no bastaba para enfrentar a aquel ser, sobretodo cuando no era mi especialidad. Opté más por esquivar que por bloquear o desviar con el acero, pero la verdad es que estaba en una situación desesperada de la cual no tenía muchas esperanzas de salir bien parado.
El gato seguí lanzando sus envites una y otra vez, agotando mi resistencia y haciendo que mi corazón fuera a mil, tanto por el miedo como por el elevado ritmo que no era capaz de seguir. Debía de jugármela o de seguir así me mataría sin que pudiera mover un musculo. Aprovechando un esquivé, aferré la daga poniendo en ella todas mi esperanzas y mi propia vida y me lancé hacía el felino en un salto feral, cargando en el todas las fuerzas que me quedaban.
________________________________________________________________________________________________________
Vuelven las runas.
Runa muy mala: Ircan es incapacitado.
Runa mala: Ircan recibe una herida grave.
Runa normal: Ircan recibe una herida leve.
Runa buena: Ircan consigue herir gravemente al felino.
Runa muy buena: Ircan acaba con el felino.
Para con Toro.
Runa muy mala: No puede ayudar a Ircan.
Runa mala: Su intervención falla.
Runa normal: Consigue herir al felino levemente.
Runa buena: Hiere gravemente al felino y evita que este haga daño a Ircan.
Runa muy buena: Toro mata al felino y evita que este haga daño a Ircan,
Por la contra, Toro iba sobrado contra la vaca. El tajo en el muslo de su contrincante le había dado toda la ventaja para llevarse el combate con una absoluta facilidad.
-Ojala pudiera decir que has peleado bien pero... ¡mentiría! - se jactó apartando un débil golpe de la maza con un manotazo mientras su sonrisa se iba ampliando hasta ser tétrica para aquel que iba a esperar el próximo golpe que ya estaba preparando.
-¡Maldito! - la vaca se lanzó a la desesperada poniendo en su ataque toda su fuerza.
Toro detuvo la maza cogiéndola con la mano y sonrió mientras con la otra mano movía con total libertad su mandoble hacía el cuello de su enemiga. Segundos después se escucho un corte en el aire, el rasgar de la piel y un sonido hueco en el suelo.
-Eres una deshonra para tu raza. No merecías vivir para un segundo combate. - dijo antes de dejar atrás el cuerpo decapitado y enfocando al felino.
La daga no bastaba para enfrentar a aquel ser, sobretodo cuando no era mi especialidad. Opté más por esquivar que por bloquear o desviar con el acero, pero la verdad es que estaba en una situación desesperada de la cual no tenía muchas esperanzas de salir bien parado.
El gato seguí lanzando sus envites una y otra vez, agotando mi resistencia y haciendo que mi corazón fuera a mil, tanto por el miedo como por el elevado ritmo que no era capaz de seguir. Debía de jugármela o de seguir así me mataría sin que pudiera mover un musculo. Aprovechando un esquivé, aferré la daga poniendo en ella todas mi esperanzas y mi propia vida y me lancé hacía el felino en un salto feral, cargando en el todas las fuerzas que me quedaban.
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Vuelven las runas.
Runa muy mala: Ircan es incapacitado.
Runa mala: Ircan recibe una herida grave.
Runa normal: Ircan recibe una herida leve.
Runa buena: Ircan consigue herir gravemente al felino.
Runa muy buena: Ircan acaba con el felino.
Para con Toro.
Runa muy mala: No puede ayudar a Ircan.
Runa mala: Su intervención falla.
Runa normal: Consigue herir al felino levemente.
Runa buena: Hiere gravemente al felino y evita que este haga daño a Ircan.
Runa muy buena: Toro mata al felino y evita que este haga daño a Ircan,
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Re: Peculiaridades del camino [libre][cerrado]
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