Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
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Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
Unos hombres de la Guardia de Lunargenta y otros voluntarios armados, los segundos sobrepasaban por cuatro veces en número a los primeros, monitorizaban una compañía de refugiados de la guerra. Era una profesión de llantos y cabezas gachas. Fueron obligados a abandonar sus ciudades por tal de no perder sus vidas.
El destino marcado era un lugar libre de guerras y con recursos suficientes para alimentar a todas las familias, un deseo que no existía. Baslodia y Vulwulfar cerraron las puertas de sus murallas por miedo a que entre los refugiados hubiera ocultos enemigos de Verisar. Roilkat no fue tan severa como sus ciudades vecinas y ahora sufría una sobrepoblación que minaba a una velocidad desorbitada sus recursos más preciados. La esperanza de los refugiados quedaba limitada a las pequeñas aldeas sin nombre y sin muralla que se encontraban en el extremo norte de Verisar.
Nadie nombró a Christian Bracknell líder de la compañía, no fue necesario. El humano tenía la extraordinaria habilidad de mantener la calma en los momentos de mayor desazón. Era capaz de mirar a los ojos a una anciana que perdió a su prole a manos de nuestros enemigos, consolarla y darle de su propia cantimplora para que beba agua y se lave la cara con agua limpia. Era necesario tener en cuenta que el agua limpia, en tiempos de guerra y emigración, era un bien preciado. Solidario, amable y atento; tres atributos que brindaban por su escasez.
La yegua blanca de Bracknell subía y bajaba constantemente entre las caravanas. Cuando se situaba a la cabeza, Bracknell señalaba aquel que pensaba que sería el mejor de destino. Para orientarse utilizaba el sol, las estrellas y los rituales que realizaba con los huesos de cuervo que guardaba en la bolsa que colgaba de su cintura. No solía estar mucho tiempo en la cabeza de la compañía, el justo y el necesario para dirigir el viaje; Bracknell pasaba más tiempo entre las caravanas, ayudando a los enfermos y los necesitados.
Nadie supo consiguieron llegar frente a las puertas de metal, pero todos atribuyeron el mérito a las indicaciones de Christian Bracknell. Él les había salvado: llevó a la compañía a una nueva ciudad que no se encontraba en los mapas.
Las puertas de la nueva ciudad eran similares a las de la muralla de Lunargenta, era posible que utilizasen el mismo mecanismo de poleas para abrirla. La diferencia se encontraba en que las puertas de la nueva ciudad quedaban horizontal pegada en la tierra y en lugar de utilizar paredes o muralla se sostenían en la piedra del suelo.
Bracknell se colocó encima de la puerta y dejó caer los huesos de cuervo. Se alejó unos pasos y la puerta se abrió.
-Dejen que os de la bienvenida a Ámbar, la ciudad tecnológica. –río a viva voz, otros hombres y mujeres le siguieron. –No era una leyenda, la hemos encontrado. Seremos los primeros humanos en visitar desde hace mucho tiempo-.
Al otro lado de las puertas de metal no había ninguna ciudad, tan solo escaleras empinadas. Los peldaños estaban tallados en la misma tierra, solo unos pocos tenían remaches de metal que facilitaba su descenso; un caballo no podría bajarlas. Los humanos prefirieron dejar atrás a los animales y cargar los bienes en brazos. Si las leyendas eran ciertas, y por los Dioses que lo fueran, en Ámbar no necesitarían a los animales.
No se supo cuánto tiempo duró en descenso, bajo de la tierra las únicas formas que tenían para determinar la hora del día era mediante el hambre y el sueño. Haciendo caso a las veces que pararon para comer y dormir, pasaron trece días bajando peldaños y atravesando túneles de tierra con remaches de metal.
En el día catorce aparecieron las primeras tuberías en el techo de las cuevas. Eran tubos resecos y oxidados por la humedad. Uno de ellos tenía un orificio por el que dejaba pasar un denso humo blanco.
En el día diecisiete, el día que se acabaron la mayor parte de suministros, los peldaños terminaron y la compañía de refugiados entró en un laberinto de túneles, tierra y tuberías. Bracknell consultaba con los huesos de cuervo cada bifurcación para saber cuál tomar.
Tras veinte días bajo de la tierra, dos personas murieron de hambre. Al día siguiente, llegaron a Ámbar.
La primera sorpresa para los refugiados fue que las casas de Ámbar estaban hechas de metal, no de piedra ni de madera, ERAN DE METAL. A ellas quedaban acopladas las mismas tuberías que vieron en los túneles previos. En lugar de macetas y enredaderas, las casas estaban decoradas con tuercas y engranajes.
-Es como estar en el interior de un biocibernético- dijo sorprendido Analther, un elfo perteneciente a la Guardia de Lunargenta.
Los habitantes de Ámbar eran humanos y cibernéticos. Debido a vivir bajo tierra, los humanos de Ámbar tenía una complexión diferente que los humanos de la superficie: tenían los músculos más definidos y eran ligeramente más bajos. Vestían con unas indumentarias decoradas con los mismos engranajes y tuercas que se veían en las paredes de las casas de una manera que dificultaba diferenciar entre los humanos y los cibernéticos.
Un grupo de habitantes de Ámbar se presentó frente a la compañía en la entrada de la ciudad.
Bracknell les explicó que venían eran refugiados de Lunargenta y que necesitaban cobijo, alimento y armas. Hizo énfasis en la última petición pues guardaba la esperanza de poder regresar a Lunargenta. El Karl Jon Philips (era la figura más cercana a un alcalde que tenían en Ámbar) negó las tres peticiones.
-Sois unos mentirosos, como los otros extranjeros. Lunargenta no es real. Escrito está en las cronologías antiguas que los dragones, celosos de los Dioses, quisieron equipararse a nuestras deidades. La guerra entre Dioses y dragones hizo que el mar se embraveciera y la tierra rugiera. Donde decís que venís es una zona de muerte y enfermedades. Ámbar es el último vestigio de humanidad que nos queda. Intentad embaucar a otro hombre-.
-Le juro por mis Dioses y los suyos que le digo la verdad. ¿De dónde cree que venimos sino? Creednos, os lo pedimos de rodillas- contestó el elfo Analther.
El Karl Philips no contestó. Bracknell intervino en su lugar.
-Vuestras calles no son lugar para discutir un problema de estas tales proporciones. Le propongo que hagamos una asamblea. Usted y yo, solos. Si ve que miento, me cortará la cabeza para aleccionar a su pueblo. En cambio, ve sinceridad en mis palabras, deberá escucharme-.
-¿A los mentirosos os gustan las asambleas? Los otros pidieron expresamente lo mismo que tú-.
El Karl chasqueó los dedos. Tres de sus hombres fueron buscar a los otros “mentirosos”: los maestros del Hekshold Adda Lovelace y Ernest Rutherford. A ambas catedráticos les acompañaban dos pajes de sus respectivas casas.
-¿Lunargenta? ¿Cómo está la capital, resiste? Benditos seáis por haber pasado por…- Adda Lovelace no pudo terminar la frase, en su lugar empezó una nueva: -Soy la maestra Lovelace, del Hekshold y él es el maestro Rutherford. Venimos a demandar ayuda tecnológica para preparar las defensas del Hekshold. Nuestro castillo está sufriendo unas amenazas constantes. Tememos que los males de Lunargenta se expandan a nuestras tierras-.
-Lunargenta ha caído, ya no hay salvación. –susurró para sí mismo el maestro ciego mirando hacia la nada como si pudiera ver algo que estaba fuera del alcance del resto.
-Los mentirosos se conocen sus mentiras, pero a mí no me engañáis. Dentro de unas horas daremos comienzo la asamblea donde delataré vuestras mentiras. No daré mis recursos a unos hombres que quieren rescatar una falsa ciudad en guerra ni a otros que quieren proteger una academia de mentiras amenazada. Como prueba de vuestra confianza, me haré tomaré a uno de vuestros acompañantes. Un paso en falso, y será él quien pague vuestras ofensas. ¿De acuerdo?-
-Le demostraremos que la magia existe- dijo Rutherford.
-Le demostraremos que Lunargenta necesita su ayuda –siguió Bracknell.
El Karl colocó una esfera de metal en el pecho de una humana de la Guardia de Lunargenta llamado Jin Hamer y de un brujo paje de la casa Myrddin. Las esferas se acoplaron a la piel y a la carne. Tanto el brujo como la humana quedaron inmóviles como estatuas. Una luz azul parpadeaba en el centro de la esfera.
-En cuatro horas iniciaremos la asamblea-.
* Bienvenidos a Ámbar, la ciudad subterránea: Ambos formáis parte de la compañía de refugiados de Lunargenta. Buscáis un nuevo hogar libre de las guerras. Bracknell os dirige hacia una ciudad bajo la tierra completamente desconocida. El viaje es largo y pesado (y sería aburrido de narrar en varios turnos). Pronto, dentro de unos turnos, descubriremos cómo es que Bracknell sabía de la existencia de esta ciudad y qué intenciones tiene.
Por ahora, y en este primer turno, nos centraremos en los habitantes de Ámbar. Su civilización es mucho más avanzada que la que comúnmente conocemos. Tienen acceso a la tecnología futurista de La Tierra que Aerandir olvidó tras las guerras de siglos pasados. Los hombres de Ámbar tienen su propia religión y creencias. Para ellos, toda la vida de la superficie murió hace siglos. Salir es sinónimo de muerte. Al tratarse de humanos tecnológicos y biocibernéticos, desconocen la magia y creen que ésta se trata falsos trucos de manos. En Ámbar os tienen como ha farsantes y embusteros.
Los objetivos de este primer turno serán: narrar vuestra llegada a Ámbar, describir la ciudad, relacionarse con los habitantes y, por último, buscar una manera de pasar inadvertido ante ellos. En otras palabras: nos quitaremos en un solo turno todo el tema del viaje y las relaciones por miedo a caer en la monotonía y el aburrimiento.
Este tema está inspirado en las historias de detectives, como os comenté por mp. En la ciudad pasarán fenómenos extraños (hechos con la trama de Zero en mano) y se deberá señalar quién es el culpable (o culpables) de estos fenómenos. En caso de acusar a un inocente, seréis malditos. Una idea novedosa que puede sorprender a viejos usuarios como vosotros.
La ciudad de Ámbar es similar a la ciudad vista en la película donde esta sacado el pb de Zero “Ciudad de Ember” con añadidos toques de steampunk por tal de hacerla más adecuada al lore de Aerandir.
Links de interés:
Mega Evento La Guerra de Lunargenta [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Ficha de Bracknell [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Ficha de Adda Lovelace [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Ficha de Ernest Rutherford [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Historia del Hekshold [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
El destino marcado era un lugar libre de guerras y con recursos suficientes para alimentar a todas las familias, un deseo que no existía. Baslodia y Vulwulfar cerraron las puertas de sus murallas por miedo a que entre los refugiados hubiera ocultos enemigos de Verisar. Roilkat no fue tan severa como sus ciudades vecinas y ahora sufría una sobrepoblación que minaba a una velocidad desorbitada sus recursos más preciados. La esperanza de los refugiados quedaba limitada a las pequeñas aldeas sin nombre y sin muralla que se encontraban en el extremo norte de Verisar.
Nadie nombró a Christian Bracknell líder de la compañía, no fue necesario. El humano tenía la extraordinaria habilidad de mantener la calma en los momentos de mayor desazón. Era capaz de mirar a los ojos a una anciana que perdió a su prole a manos de nuestros enemigos, consolarla y darle de su propia cantimplora para que beba agua y se lave la cara con agua limpia. Era necesario tener en cuenta que el agua limpia, en tiempos de guerra y emigración, era un bien preciado. Solidario, amable y atento; tres atributos que brindaban por su escasez.
La yegua blanca de Bracknell subía y bajaba constantemente entre las caravanas. Cuando se situaba a la cabeza, Bracknell señalaba aquel que pensaba que sería el mejor de destino. Para orientarse utilizaba el sol, las estrellas y los rituales que realizaba con los huesos de cuervo que guardaba en la bolsa que colgaba de su cintura. No solía estar mucho tiempo en la cabeza de la compañía, el justo y el necesario para dirigir el viaje; Bracknell pasaba más tiempo entre las caravanas, ayudando a los enfermos y los necesitados.
Nadie supo consiguieron llegar frente a las puertas de metal, pero todos atribuyeron el mérito a las indicaciones de Christian Bracknell. Él les había salvado: llevó a la compañía a una nueva ciudad que no se encontraba en los mapas.
Las puertas de la nueva ciudad eran similares a las de la muralla de Lunargenta, era posible que utilizasen el mismo mecanismo de poleas para abrirla. La diferencia se encontraba en que las puertas de la nueva ciudad quedaban horizontal pegada en la tierra y en lugar de utilizar paredes o muralla se sostenían en la piedra del suelo.
Bracknell se colocó encima de la puerta y dejó caer los huesos de cuervo. Se alejó unos pasos y la puerta se abrió.
-Dejen que os de la bienvenida a Ámbar, la ciudad tecnológica. –río a viva voz, otros hombres y mujeres le siguieron. –No era una leyenda, la hemos encontrado. Seremos los primeros humanos en visitar desde hace mucho tiempo-.
Al otro lado de las puertas de metal no había ninguna ciudad, tan solo escaleras empinadas. Los peldaños estaban tallados en la misma tierra, solo unos pocos tenían remaches de metal que facilitaba su descenso; un caballo no podría bajarlas. Los humanos prefirieron dejar atrás a los animales y cargar los bienes en brazos. Si las leyendas eran ciertas, y por los Dioses que lo fueran, en Ámbar no necesitarían a los animales.
No se supo cuánto tiempo duró en descenso, bajo de la tierra las únicas formas que tenían para determinar la hora del día era mediante el hambre y el sueño. Haciendo caso a las veces que pararon para comer y dormir, pasaron trece días bajando peldaños y atravesando túneles de tierra con remaches de metal.
En el día catorce aparecieron las primeras tuberías en el techo de las cuevas. Eran tubos resecos y oxidados por la humedad. Uno de ellos tenía un orificio por el que dejaba pasar un denso humo blanco.
En el día diecisiete, el día que se acabaron la mayor parte de suministros, los peldaños terminaron y la compañía de refugiados entró en un laberinto de túneles, tierra y tuberías. Bracknell consultaba con los huesos de cuervo cada bifurcación para saber cuál tomar.
Tras veinte días bajo de la tierra, dos personas murieron de hambre. Al día siguiente, llegaron a Ámbar.
La primera sorpresa para los refugiados fue que las casas de Ámbar estaban hechas de metal, no de piedra ni de madera, ERAN DE METAL. A ellas quedaban acopladas las mismas tuberías que vieron en los túneles previos. En lugar de macetas y enredaderas, las casas estaban decoradas con tuercas y engranajes.
-Es como estar en el interior de un biocibernético- dijo sorprendido Analther, un elfo perteneciente a la Guardia de Lunargenta.
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Los habitantes de Ámbar eran humanos y cibernéticos. Debido a vivir bajo tierra, los humanos de Ámbar tenía una complexión diferente que los humanos de la superficie: tenían los músculos más definidos y eran ligeramente más bajos. Vestían con unas indumentarias decoradas con los mismos engranajes y tuercas que se veían en las paredes de las casas de una manera que dificultaba diferenciar entre los humanos y los cibernéticos.
Un grupo de habitantes de Ámbar se presentó frente a la compañía en la entrada de la ciudad.
Bracknell les explicó que venían eran refugiados de Lunargenta y que necesitaban cobijo, alimento y armas. Hizo énfasis en la última petición pues guardaba la esperanza de poder regresar a Lunargenta. El Karl Jon Philips (era la figura más cercana a un alcalde que tenían en Ámbar) negó las tres peticiones.
-Sois unos mentirosos, como los otros extranjeros. Lunargenta no es real. Escrito está en las cronologías antiguas que los dragones, celosos de los Dioses, quisieron equipararse a nuestras deidades. La guerra entre Dioses y dragones hizo que el mar se embraveciera y la tierra rugiera. Donde decís que venís es una zona de muerte y enfermedades. Ámbar es el último vestigio de humanidad que nos queda. Intentad embaucar a otro hombre-.
-Le juro por mis Dioses y los suyos que le digo la verdad. ¿De dónde cree que venimos sino? Creednos, os lo pedimos de rodillas- contestó el elfo Analther.
El Karl Philips no contestó. Bracknell intervino en su lugar.
-Vuestras calles no son lugar para discutir un problema de estas tales proporciones. Le propongo que hagamos una asamblea. Usted y yo, solos. Si ve que miento, me cortará la cabeza para aleccionar a su pueblo. En cambio, ve sinceridad en mis palabras, deberá escucharme-.
-¿A los mentirosos os gustan las asambleas? Los otros pidieron expresamente lo mismo que tú-.
El Karl chasqueó los dedos. Tres de sus hombres fueron buscar a los otros “mentirosos”: los maestros del Hekshold Adda Lovelace y Ernest Rutherford. A ambas catedráticos les acompañaban dos pajes de sus respectivas casas.
-¿Lunargenta? ¿Cómo está la capital, resiste? Benditos seáis por haber pasado por…- Adda Lovelace no pudo terminar la frase, en su lugar empezó una nueva: -Soy la maestra Lovelace, del Hekshold y él es el maestro Rutherford. Venimos a demandar ayuda tecnológica para preparar las defensas del Hekshold. Nuestro castillo está sufriendo unas amenazas constantes. Tememos que los males de Lunargenta se expandan a nuestras tierras-.
-Lunargenta ha caído, ya no hay salvación. –susurró para sí mismo el maestro ciego mirando hacia la nada como si pudiera ver algo que estaba fuera del alcance del resto.
-Los mentirosos se conocen sus mentiras, pero a mí no me engañáis. Dentro de unas horas daremos comienzo la asamblea donde delataré vuestras mentiras. No daré mis recursos a unos hombres que quieren rescatar una falsa ciudad en guerra ni a otros que quieren proteger una academia de mentiras amenazada. Como prueba de vuestra confianza, me haré tomaré a uno de vuestros acompañantes. Un paso en falso, y será él quien pague vuestras ofensas. ¿De acuerdo?-
-Le demostraremos que la magia existe- dijo Rutherford.
-Le demostraremos que Lunargenta necesita su ayuda –siguió Bracknell.
El Karl colocó una esfera de metal en el pecho de una humana de la Guardia de Lunargenta llamado Jin Hamer y de un brujo paje de la casa Myrddin. Las esferas se acoplaron a la piel y a la carne. Tanto el brujo como la humana quedaron inmóviles como estatuas. Una luz azul parpadeaba en el centro de la esfera.
-En cuatro horas iniciaremos la asamblea-.
- El Karl, Jon Philips:
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* Bienvenidos a Ámbar, la ciudad subterránea: Ambos formáis parte de la compañía de refugiados de Lunargenta. Buscáis un nuevo hogar libre de las guerras. Bracknell os dirige hacia una ciudad bajo la tierra completamente desconocida. El viaje es largo y pesado (y sería aburrido de narrar en varios turnos). Pronto, dentro de unos turnos, descubriremos cómo es que Bracknell sabía de la existencia de esta ciudad y qué intenciones tiene.
Por ahora, y en este primer turno, nos centraremos en los habitantes de Ámbar. Su civilización es mucho más avanzada que la que comúnmente conocemos. Tienen acceso a la tecnología futurista de La Tierra que Aerandir olvidó tras las guerras de siglos pasados. Los hombres de Ámbar tienen su propia religión y creencias. Para ellos, toda la vida de la superficie murió hace siglos. Salir es sinónimo de muerte. Al tratarse de humanos tecnológicos y biocibernéticos, desconocen la magia y creen que ésta se trata falsos trucos de manos. En Ámbar os tienen como ha farsantes y embusteros.
Los objetivos de este primer turno serán: narrar vuestra llegada a Ámbar, describir la ciudad, relacionarse con los habitantes y, por último, buscar una manera de pasar inadvertido ante ellos. En otras palabras: nos quitaremos en un solo turno todo el tema del viaje y las relaciones por miedo a caer en la monotonía y el aburrimiento.
Este tema está inspirado en las historias de detectives, como os comenté por mp. En la ciudad pasarán fenómenos extraños (hechos con la trama de Zero en mano) y se deberá señalar quién es el culpable (o culpables) de estos fenómenos. En caso de acusar a un inocente, seréis malditos. Una idea novedosa que puede sorprender a viejos usuarios como vosotros.
La ciudad de Ámbar es similar a la ciudad vista en la película donde esta sacado el pb de Zero “Ciudad de Ember” con añadidos toques de steampunk por tal de hacerla más adecuada al lore de Aerandir.
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
Giroud es un personaje de lo más útil cuando se trata de conseguir información, posee contactos en todos lados y puso a su pequeño amigo tecnológico en curso de colisión con una pista bastante viable.
Los mirmidones están en “pañales” y cualquier posibilidad de aumentar su rango de acción es bien recibida por Zero. Para bien o para mal tomo la batuta en la lucha contra Exos cuestionando su bizarro punto de vista.
Termina uniéndose a una caravana de refugiados que huye de la guerra, pobres almas que solo tienen lo que llevan encima… está escrito que nadie sufre más los embates de un conflicto que los desplazados.
La pista de Gerald termina allí, bueno para encontrarlas pero no dándoles un final acorde. Aprender es una de las funciones principales de Zero, es impresionante lo mucho que enseña el ser vivo en sus momentos más dramáticos por lo que puede satisfacer también con esta experiencia esa parte de su programación.
No le cuesta mucho integrarse, los niños suelen quedar por su cuenta en momentos conflictivos de la historia… y no tan conflictivos si tenemos en cuenta a los gorriones liderados por Chimar con sede en Lunargenta.
La marcha es lenta por la cantidad de civiles pero logran llegar a un destino que despierta la plena curiosidad de Zero, cierta exclusa que parece llevar a un recinto subterráneo perdido en las memorias de Aerandir.
La base de datos de la instalación bio suele catalogar a Ámbar como cultura popular irreal, junto con elementos tales como los dioses mortales. Ver la entrada a un mito es una visión extraña que trae cierta sonrisa al rostro del chico robot.
A partir de allí comienza el descenso, liderado por integrantes destacados de la partida. La promesa de una marcha rápida y fácil desaparece con el pasar de los días a medida que se adentran en las entrañas oscuras del subsuelo.
Allí abajo el enlace maestro con el satélite orbital no logra crear comunicación, la navegación del niño aumentado disminuye en un 120% y debe hacer caso a sus sentidos que si bien tienen buenas capacidades no lo cubren todo.
Avanzan por los túneles y en cuanto la comida comienza a escasear el pequeño robot decide fingir la ingesta de alimentos para no levantar sospechas ni disminuir las mermadas reservas de individuos que no tienen nada.
Pese a todo dos individuos no logran sobrevivir la falta de alimentos regulares y terminan acomodados a un lado de los túneles, un final ciertamente triste para sujetos que consiguieron atravesar el bloqueo de la capital.
Por suerte un nuevo horizonte se abre frente a ellos luego de los decesos… como si el dicho “no hay mal que por bien no venga” tuviera algo de realidad. Eventualmente se encuentran caminando grandes tuberías aéreas hasta que la maravillosa visión de una ciudad les ciega.
No se parece a nada de lo que hay en la superficie, Z9-42 debe prestar atención adicional a sus gestos faciales para no parecer tan sorprendido. Para un bio la ciudad metálica es una gran representación del paraíso.
Es más majestuosa que la Olimpus, toda una comunidad devota a la razón… o al menos lo parece hasta que un individuo bastante hostil se manifiesta ante ellos, juzga como cualquier líder y no está complacido con la llegada de los forasteros.
Los vivos adultos hablan, intentan exponer su caso pero la figura de mando no sede terreno. Está convencido de que los recién llegados son solo embaucadores y afuera no existe otra cosa más que desolación.
Es claro que los refugiados bajan al estatus de huéspedes indeseables con rapidez, no existe razón capaz de hacer cambiar el punto de vista ostentado por el líder extranjero. Cuando aparecen otros individuos exteriores retenidos contra su voluntad se hace evidente que la situación roza lo peligroso.
Ni brujos ni humanos logran avance y al final todo llega a un ultimátum, tienen que demostrar una verdad certera para cualquier exterior a fin de conseguir apoyo. Como seguro un miembro de cada grupo queda recluido… claramente por muy aislados que estén siguen siendo vivos de pensamiento predecible.
El chico sintético se acerca a un mirador, no logra evitar destinar más tiempo del lógico a admirar el paisaje. Le gusta, no puede ni quiere ocultarlo. La extraña comunidad creada entre seres vivos y maquinas junto con el original estilo de la sociedad tiene cierto encanto y seria idílico de no ser…
Una mentira sin riesgo…
Los mirmidones están en “pañales” y cualquier posibilidad de aumentar su rango de acción es bien recibida por Zero. Para bien o para mal tomo la batuta en la lucha contra Exos cuestionando su bizarro punto de vista.
Termina uniéndose a una caravana de refugiados que huye de la guerra, pobres almas que solo tienen lo que llevan encima… está escrito que nadie sufre más los embates de un conflicto que los desplazados.
La pista de Gerald termina allí, bueno para encontrarlas pero no dándoles un final acorde. Aprender es una de las funciones principales de Zero, es impresionante lo mucho que enseña el ser vivo en sus momentos más dramáticos por lo que puede satisfacer también con esta experiencia esa parte de su programación.
No le cuesta mucho integrarse, los niños suelen quedar por su cuenta en momentos conflictivos de la historia… y no tan conflictivos si tenemos en cuenta a los gorriones liderados por Chimar con sede en Lunargenta.
La marcha es lenta por la cantidad de civiles pero logran llegar a un destino que despierta la plena curiosidad de Zero, cierta exclusa que parece llevar a un recinto subterráneo perdido en las memorias de Aerandir.
La base de datos de la instalación bio suele catalogar a Ámbar como cultura popular irreal, junto con elementos tales como los dioses mortales. Ver la entrada a un mito es una visión extraña que trae cierta sonrisa al rostro del chico robot.
A partir de allí comienza el descenso, liderado por integrantes destacados de la partida. La promesa de una marcha rápida y fácil desaparece con el pasar de los días a medida que se adentran en las entrañas oscuras del subsuelo.
Allí abajo el enlace maestro con el satélite orbital no logra crear comunicación, la navegación del niño aumentado disminuye en un 120% y debe hacer caso a sus sentidos que si bien tienen buenas capacidades no lo cubren todo.
Avanzan por los túneles y en cuanto la comida comienza a escasear el pequeño robot decide fingir la ingesta de alimentos para no levantar sospechas ni disminuir las mermadas reservas de individuos que no tienen nada.
Pese a todo dos individuos no logran sobrevivir la falta de alimentos regulares y terminan acomodados a un lado de los túneles, un final ciertamente triste para sujetos que consiguieron atravesar el bloqueo de la capital.
Por suerte un nuevo horizonte se abre frente a ellos luego de los decesos… como si el dicho “no hay mal que por bien no venga” tuviera algo de realidad. Eventualmente se encuentran caminando grandes tuberías aéreas hasta que la maravillosa visión de una ciudad les ciega.
No se parece a nada de lo que hay en la superficie, Z9-42 debe prestar atención adicional a sus gestos faciales para no parecer tan sorprendido. Para un bio la ciudad metálica es una gran representación del paraíso.
Es más majestuosa que la Olimpus, toda una comunidad devota a la razón… o al menos lo parece hasta que un individuo bastante hostil se manifiesta ante ellos, juzga como cualquier líder y no está complacido con la llegada de los forasteros.
Los vivos adultos hablan, intentan exponer su caso pero la figura de mando no sede terreno. Está convencido de que los recién llegados son solo embaucadores y afuera no existe otra cosa más que desolación.
Es claro que los refugiados bajan al estatus de huéspedes indeseables con rapidez, no existe razón capaz de hacer cambiar el punto de vista ostentado por el líder extranjero. Cuando aparecen otros individuos exteriores retenidos contra su voluntad se hace evidente que la situación roza lo peligroso.
Ni brujos ni humanos logran avance y al final todo llega a un ultimátum, tienen que demostrar una verdad certera para cualquier exterior a fin de conseguir apoyo. Como seguro un miembro de cada grupo queda recluido… claramente por muy aislados que estén siguen siendo vivos de pensamiento predecible.
El chico sintético se acerca a un mirador, no logra evitar destinar más tiempo del lógico a admirar el paisaje. Le gusta, no puede ni quiere ocultarlo. La extraña comunidad creada entre seres vivos y maquinas junto con el original estilo de la sociedad tiene cierto encanto y seria idílico de no ser…
Una mentira sin riesgo…
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
–Rómpelo.
Las órdenes de su maestro eran sagradas para el joven Demian, de apenas siete años, en el Templo de la Daga Negra. No perdió tiempo, sólo tomó el martillo y golpeó con fuerza aquella forma de barro seco.
–¿Qué hay en su interior?
–Tierra... barro seco, agua quizás, maestro.
–No, te pregunté qué hay en el interior, no de qué está hecho.
–Nada, maestro. No hay nada adentro.
–Toma uno de los trozos y vuelve a golpearlo.
Así lo hizo el niño. En el suelo se esparció la tierra seca.
–¿Qué hay en el interior?
–N-nada, maestro.
–Continúa. Toma uno sólo de los granos de tierra y pártelo.
* * *
Demian abrió los ojos, pero de poco servía en esas profundidades. Aún así, se sentía revitalizado.
Meditar siempre había sido una actividad de importancia para él. No sólo ayudaba a canalizar mejor el éter, sino que también mantenía su monstruo interno bajo control. Más allá de eso, era su manera de encontrarse con el vacío.
A veces creía escucharle susurrar.
Demian se puso de pie. Ya la caravana se movía nuevamente. No podía decir si era de día o de noche, pero realmente de poco importaba. Sólo caminaban hasta que el cansancio les superaba y entonces paraban, dormían y repetían el círculo. Los víveres no eran eternos.
Artyhom había perdido su toque. Hacía ya un par de jornadas que el pequeño mecánico no podía hacer gala de su aparente magia para hacer aparecer carne cocinada desde el aire. Ahora simplemente tomó la mano del niño para caminar con él. Si no fuera una máquina, podría decirse que estaba triste.
"Después de todo de algún lado debía sacarla" se dijo el chico para sí.
* * *
Creyó oír un trinar, pero era imposible que Chispa estuviera allí. Le había perdido el rastro muchos días atrás, antes de entrar por esos túneles.
Debía ser la desesperación. A pesar de que era de los pocos que parecía conservar algún grado de cordura (o algunos podrían decir que simplemente no tenía cordura antes de entrar allí, por lo que no podía perderla), quizás comenzaba a tener ilusiones.
Pensó nuevamente en su maestro.
Uno de las maneras que tenía el anciano (el mismo al que Demian había asesinado, en su primer viaje a Beltrexus luego de conocer a Chimar) de enderezar la conducta de su aprendiz era mandarlo a meditar por horas en una cámara de total oscuridad. Eso le había preparado para soportar la presión de lo que vivían.
* * *
–El éter y el vacío son uno. Donde está el vacío, allí está el éter. No importa cuántas veces rompas las cosas, entre los elementos está el vacío. Un brujo es capaz de descomponer la esencia misma de las cosas porque sabe conectarse con el vacío.
–¿Podemos verle, oírle... olfatearle?
–No, pero dentro de ti sabes que está allí, ese es nuestro don. Ahora cierra tus ojos otra vez, vacía tu mente. El vacío no responde a quienes no están también vaciados.
* * *
Demian volvió a pasar un dedo sobre el lomo del libro, el del gato en la portada. Eran las instrucciones allí contenidas, los crípticos mensajes ocultos en su interior, que había tardado muchos días en descifrar, los que le habían llevado a unirse a esa ruta.
Sabía que ese libro llevaba a secretos muy valiosos, ya lo había comprobado el día que había conocido a Zero, en ese bosque, en esa roca señalada en la ilustración. Allí había sabido que debía ir más profundo en sus páginas, develar sus secretos.
De alguna manera, sospechaba que todo ello tenía relación con Artyhom.
Siguió caminando. No podían darse el lujo de detenerse, no aún. Ya había muertos entre las filas y la desesperación se hacía más y más presente. La gente comenzaba a tomar decisiones erráticas.
* * *
Si era honesto consigo mismo, jamás había imaginado que encontraría una ciudad completa allí abajo, pero ahora que la tenía frente a sus ojos algunos pasajes del libro cobraban sentido.
Los adultos habían discutido entre ellos, aparentemente acusándose de mentiras. Demian no tenía mayor interés en participar de ello. El chico estaba más ocupado comiendo el trozo de pan que le había facilitado y de contemplar la ciudad. En ese orden, al menos hasta que se le pasara la imperante hambre.
A su lado, una chica, un poco más alta y desarrollada que él, contemplaba muy de cerca a Artyhom.
–Ese diseño no lo había visto. ¿Dónde lo has conseguido? –comentó al fin.
Demian tragó un generoso trozo con calma, como si quisiera que los nervios de la chica estallaran de la impaciencia. Lo cierto es que poco le interesaba, sólo quería comer tranquilo.
–Vamos, no había visto un acabado tan preciso del rostro, quiero saber qué técnicas se han usado. ¿Lo hiciste tú?
El chico dio otra mascada, girando levemente su cuerpo en sentido contrario a ella.
–Es que está muy bonito, vamos, no seas taimado, dime cómo lo fabricaste.
–No lo hice y-yo. Me lo encontré –contestó al final, ya hastiado.
–Ah, qué desilusión. Ya me parecía que no tenías cara de ser tan listo.
La ceja izquierda de Demian se levantó ligeramente, en un gesto casi imperceptible. Artyhom dio un paso atrás por seguridad.
–Yo lo reparé... y me leí un libro que explicaba cómo funcionaba... v-varios libros.
Los ojos de ella cambiaron, se volvieron más brillantes, como si la esperanza les fuera devuelta.
–Cuéntame, cuéntame –dijo entusiasta.
–No quiero.
–Vamos, quiero saber.
–No me impo-po-porta lo que quieras. Ya déjame.
–Vamos... si me cuentas, te llevaré a un lugar donde hay más comida.
La ceja se levantó un milímetro más, expresión generosa de interés por parte del chico.
–No creo que tu gente quiera que ande por allí caminando libre.
–Ven, conozco un camino.
La chica tomó el brazo de Demian y lo jaló con cierto disimulo hacia uno de los bordes, hasta que ambos quedaron apoyados en una de las paredes de metal. Se oyó un leve chirrido y la chica sonrió ampliamente.
* * *
Pasar por la puerta de ventilación no había sido difícil, lo difícil había sido recorrer el ducto sin meter ruido, pero ya lo habían logrado y Demian disfrutaba de su premio, un generoso trozo de queso (su alimento favorito).
–Ya cumplí mi parte, ahora cumple la tuya.
Demian tragó nuevamente, de manera ruidosa.
–V-vale, pero haré algo mejor. Arty, escribe las páginas 63 y 64.
–De inmediato.
El pequeño autómata tomó un trozo de carbón y un mantel fino y comenzó a escribir con una notable velocidad. Las letras eran claras, considerando los materiales usados, y la chica se mostraba fascinada leyendo las descripciones. Una vez hubo terminado, ella se puso a dar unos saltitos que extrañaron al brujo.
–Eso es genial, realmente no había leído algo así. Debes enseñarme más.
–Te costará más que un t-trozo de queso.
–Pues... creo que puedo comenzar por conseguirte un poco de ropa. Mi hermano es más grande que tú, pero debe tener ropa vieja. Sígueme.
Por suerte el recorrido ahora no implicaba túneles de ventilación, sino que pasillos y puertas.
–Por cierto, mi nombre es Rena Cogheart –dijo ella tomándole del brazo para hacer que se apurase.
–Soy Demian.
–¿No tienes un apellido?
–No, sólo Demian. Mi maestro era de apellido Sinclair y me dijo que podía llevarlo yo también, pero yo no era su hijo, así que no tengo de-derecho a usarlo.
–Bueno, Demian No-Sinclair, esta es mi casa –dijo ella mostrando lo que parecía ser una puerta más en una amplia muralla de metal con muchas otras similares.
Demian guardó silencio, sin saber realmente qué decir, y simplemente la siguió cuando ella abrió la cerradura.
El interior no estaba mal, había una cierta abundancia de piezas metálicas, lo que le daba un aire más a taller de Chimar que a un hogar, pero había también un aire acogedor. Además, después de todo Demian jamás había vivido en un hogar normal.
Pronto Demian se encontraba probándose algunas piezas de ropa vieja, hasta pillar las que le quedaban bien. La camisa era de su talla, blanca, cubierta por una chaqueta corta café, curiosamente adornada por algunas piezas metálicas, en especial algunos engranajes. Las botas tenían otra porción de ellos. En el cinturón había una cadena que daba a un bolso pequeño, donde Demian depositó las cosas que antes guardaba en sus ropas. En la muñeca llevaba un extraño brazalete de bronce con piezas móviles.
Curiosamente, aunque parecía que los lentes tipo goggles que llevaba en su cabeza fueran parte de la misma tenida, en realidad era lo único que conservaba de su vestimenta original (eso y la ropa interior).
–¿Estás listo? –quiso saber la chica desde fuera de la habitación.
Demian se limitó a salir.
–Vaya, te queda perfecto. Vamos, ahora sígueme, quiero mostrarte algo.
Demian
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
La visita de los presuntos extranjeros, Rin Cyril era una de las muchas personas que dudaban de la veracidad de su viaje, coincidió con el Ritual del Magma; la fiesta que se celebraba en Ámbar el tercer miércoles de cada mes. Los antiguos libros, aquellos que no había leído ni tenía interés por hacerlo, afirmaban que la tradición se remontaba a la época en la que los codiciosos dragones seguían con vida.
El orfebre más destacado del mes anterior ponía en juego su título y su profesionalidad fabricando un material que resistiera el fuego del interior de la tierra. Lo común era fabricar una caja, una suerte de ataúd; aunque hubo años en las que el orfebre quiso sorprender con una esfera. Este mes le tocó a Basil Ironner demostrar su valía. Rin tenía muchas esperanzas con Ironner. No solo era un excelente artesano, sino que además era un chico especialmente joven y atractivo. Basil dedicaba su vida en el estudio de los nuevos materiales. Rin le ayudaba de vez en cuando. Se presentaba en la fábrica Ironner con un mono de trabajo, el cabello rojizo recogido y una encantadora sonrisa. Ella no tenía ningún interés en los estudios de Basil, ella tenía interés por Basil. Utilizó sus mejores dotes de cortejo por tal de que el orfebre se fijase en ella: en el colorete que había usado para pintarse la cara y los labios, en el aroma de su perfumo o en el escote del mono de trabajo. Nada funcionó. Basil Ironner estaba centrado en su trabajo. Soñaba con el día que pudiera demostrar a Ámbar el triunfo de sus estudios. Repetía hasta el cansancio que sus inventos servirían para recuperar la superficie que los Dioses y los dragones nos arrebataron. Tonterías que Rin ignoraba.
Una vez las campanas de la casa del Karl marcaron la hora de inicio del Ritual de Magma, todos los ciudadanos se congregaron en el centro de la ciudad. No se privó a los presuntos extranjeros de la participación pues, aunque eran acusados de graves crímenes sobre calumnias y difamaciones, nada quedaba demostrado hasta que no se celebrase la famosa reunión, la cual los ciudadanos de Ámbar ya habían bautizado como: “El primer juicio de los hombres de la superficie”.
Rin Cyril se vistió con una blusa verde adornada con los diferentes engranajes que confeccionó en la fábrica Ironner. Si no podía atraer a Basil usando el físico, pensó que quizás funcionaría utilizar las piezas de su trabajo.
Con ligeros empujones y silbidos, se hizo paso entre el público hasta llegar al centro de Ámbar. El suelo de metal se abrió y dejó a la luz un enorme hoyo que, según se creía, daba al centro de la ciudad. Una pequeña erupción de lava emergió en el mismo momento que la puerta se abrió. Los ciudadanos de Ámbar, acostumbrados al peligro, sabían a qué distancia debían de estar del hoyo para no resultar heridos.
El Karl Philips, Basil Ironner y Victor Knoth, el orfebre seleccionado el mes anterior, eran las únicas personas que se les permitía acercarse al agujero de magma. Basil tenía una caja de un material que desde lejos parecía hecho de tierra pero que brillaba como si fuera metal. Victor Knoth había copiado el mismo tipo de material del mes anterior. Hasta ahora, tenía el record de haber fabricado el material que más tiempo quedaba suspendido en la lava. Usaría la caja de Knoth para comparar el tiempo que duraba la de Ironner.
Rin se llevó las manos a la boca y solté un suspiro cuando Basil se quitó la camiseta y la echó al fuego. El chico estaba sudando por el calor que emanaba del magma.
-¿Necesita un pañuelo?- dijo el anciano de ojos apagados que contemplaba sin ver la escena.
-No gracias, ha sido.… No ha sido un estornudo. Pero se lo agradezco-.
-Como usted quiera-.
A Rin le impresionó que el presunto extranjero fuera tan atento y considerado. Según había oído sobre ellos eran unos brutos a los que merecía la pena tener apartados. Brutos y embaucadores, no debía olvidar la segunda acusación. El anciano ciego podría ser un timador profesional, seguramente lo fuera pues era bien sabido que en Ámbar los humanos no envejecían. Las arrugas del ciego serían maquillaje y sus palabras corteses mentiras usadas para no causar sospecha sobre ellos.
Basil y Victor echaron al agujero de magma sus respectivas cajas. El Karl levantó los brazos de los orfebres y el público vitoreó con aplausos y gritos. Rin aprovecho para gritarle una serie de halagos a Basil, aquello que no le decía a la cara, que quedaban ensordecidos por los gritos de los otros humanos.
Terminada la primera parte de El Ritual de Magma, quedaba la segunda: ver las cajas flotando en la lava y apostar por cuánto tiempo se mantendrían intactas y quién sería el ganador. Rin apostó treinta aeros a que Basil ganaría. Otro extranjero, el humano de cálido cabello blanco y rostro severo, imitó la apuesta de Rin Cyril. No quedó inadvertido que las monedas del extranjero parecían falsas, eran un poco más grandes y de un tono de color más brillante; parecían falsas.
-Lo único falso que hay aquí es vuestra cerveza blanca; no sabe a nada-.
Según decía el humano, la auténtica cerveza se hacía con cebada. Rin Cyril no sabía qué era la cebada. ¿Un tipo de vegetal tal vez? Bajo la tierra solo crecía lino blanco y era todo cuanto se conocía en Ámbar sobre vegetales. Con el lino blanco se creaba el pan, el papel, las bebidas alcohólicas y era el ingrediente clave en todas las comidas.
-¿Qué ha sido eso?- siguió el humano de pelo blanco.
-¿El qué?- que a Neville Wake, el cibernético encargado de las apuestas, no le gustaban los extranjeros era algo que daba a entender por el agrio tono de voz que utilizó al contestar al humano.
-¿No lo habéis oído? Ha sonido un estallido seco no muy lejos de aquí, como si una tetera hirviendo explotase-.
-No ha sido nada. Son los rugidos de la tierra podrida por los Dioses y los dragones. Dedicase a mirar y a callar; haga el favor-.
El humano no hizo el favor. Abandonó su lugar en el público y fue a investigar el sonido.
Rin Cyril, al igual que los otros habitantes de Ámbar, estaba acostumbrada a los rugidos de la tierra podrida. Prefirió quedarse en su posición viendo las cajas quemarse en el magma. En su mano derecha agitaba el boleto de su apuesta.
-Huele a éter –susurró el anciano ciego a la espalda de la chica.
-¿Éter? –repitió extrañada.
-Oh querida, el maestro Rutherford se refiere a lo que comúnmente llamamos magia –explicó la mujer que acompañaba al anciano.
-Nos están engañando. Los tributos que han lanzado al fuego apestan a éter. ¿Puedes sentirlo? No me creo que estos farsantes no conozcan la magia. Saben que existe y la utiliza tanto como tú y yo la utilizamos en el Hekshold-.
El anciano giró la cara y dirigió sus ojos apagados a Rin. Aunque no la estuviera viendo, parecía saber que la chica estaba medio metro de distancia y que había escuchado la privada conversación que había tenido con la mujer. Es más, Rin sintió que el anciano podía verla de una forma que nadie le había visto nunca.
* Ambos: Una vez os habéis hecho pasar por ciudadanos de Ámbar, podéis participar en El Ritual del Magma sin causar problemas ni resentimientos (como los causa Christian Bracknell). En este punto de la historia se abren tres caminos, un problema a resolver en cada camino, al resolverlo se desvela una pista que os ayudará a identificar al villano (o los villanos) del tema; amén de comprender un poco mejor qué sucede en la ciudad de Ámbar. Para hacer más interesante el juego, dejar sin responder uno de los caminos puede o no causar problemas adicionales más adelante.
*Podéis ir con Bracknell al lugar donde se ha escuchado el ruido. En una de las paredes de piedra del exterior de la ciudad descubre una tubería rota que escupe un gas caliente. Si decidís ir con él deberéis investigar el suceso y buscar una forma de arreglar la cañería.
*Podéis quedaros con Adda Lovelace y los habitantes de Ámbar. Aquí investigaréis las cajas que han sido lanzadas al magma y relacionaros con los personajes mencionados (Neville, Basil, Victor, el Karl Philips y Rin Cyril) en un especie de interrogatorio. Lovelace es una maestra hechicera, quizás de una buena pista de qué son las cajas.
*Podéis aventuraros a ir con Rutherford a la fábrica de Basil Ironner. El anciano maestro decide que es más interesante estudiar las cajas desde su punto de partida. En este camino, deberéis colaros de forma clandestina en la fábrica e investigar los estudios del orfebre Ironner. Al final del post lanzaréis la Voluntad de los Dioses (solo en este camino), esta nos indicará si habéis sido descubiertos por los habitantes de Ambar.
Son tres caminos. Sois libres de escoger cada uno un camino o ir los dos por un mismo camino. No podréis realizar los tres objetivos al mismo tiempo.
Recordad que las relaciones con los npcs se tendrán en cuenta para el futuro de la misión.
Si lo deseas, de forma adicional, sois libres de añadir cualquier detalle que se os cura a la cultura de la ciudad subterránea. No me gusta que las misiones las lleve yo al 100%, vosotros también podéis contribuir. Estamos en un mundo nuevo donde se abren miles de posibilidades; por mi parte las usaré para añadir aportaciones a la mitología, bestiario y herbolario del foro.
El orfebre más destacado del mes anterior ponía en juego su título y su profesionalidad fabricando un material que resistiera el fuego del interior de la tierra. Lo común era fabricar una caja, una suerte de ataúd; aunque hubo años en las que el orfebre quiso sorprender con una esfera. Este mes le tocó a Basil Ironner demostrar su valía. Rin tenía muchas esperanzas con Ironner. No solo era un excelente artesano, sino que además era un chico especialmente joven y atractivo. Basil dedicaba su vida en el estudio de los nuevos materiales. Rin le ayudaba de vez en cuando. Se presentaba en la fábrica Ironner con un mono de trabajo, el cabello rojizo recogido y una encantadora sonrisa. Ella no tenía ningún interés en los estudios de Basil, ella tenía interés por Basil. Utilizó sus mejores dotes de cortejo por tal de que el orfebre se fijase en ella: en el colorete que había usado para pintarse la cara y los labios, en el aroma de su perfumo o en el escote del mono de trabajo. Nada funcionó. Basil Ironner estaba centrado en su trabajo. Soñaba con el día que pudiera demostrar a Ámbar el triunfo de sus estudios. Repetía hasta el cansancio que sus inventos servirían para recuperar la superficie que los Dioses y los dragones nos arrebataron. Tonterías que Rin ignoraba.
Una vez las campanas de la casa del Karl marcaron la hora de inicio del Ritual de Magma, todos los ciudadanos se congregaron en el centro de la ciudad. No se privó a los presuntos extranjeros de la participación pues, aunque eran acusados de graves crímenes sobre calumnias y difamaciones, nada quedaba demostrado hasta que no se celebrase la famosa reunión, la cual los ciudadanos de Ámbar ya habían bautizado como: “El primer juicio de los hombres de la superficie”.
Rin Cyril se vistió con una blusa verde adornada con los diferentes engranajes que confeccionó en la fábrica Ironner. Si no podía atraer a Basil usando el físico, pensó que quizás funcionaría utilizar las piezas de su trabajo.
Con ligeros empujones y silbidos, se hizo paso entre el público hasta llegar al centro de Ámbar. El suelo de metal se abrió y dejó a la luz un enorme hoyo que, según se creía, daba al centro de la ciudad. Una pequeña erupción de lava emergió en el mismo momento que la puerta se abrió. Los ciudadanos de Ámbar, acostumbrados al peligro, sabían a qué distancia debían de estar del hoyo para no resultar heridos.
El Karl Philips, Basil Ironner y Victor Knoth, el orfebre seleccionado el mes anterior, eran las únicas personas que se les permitía acercarse al agujero de magma. Basil tenía una caja de un material que desde lejos parecía hecho de tierra pero que brillaba como si fuera metal. Victor Knoth había copiado el mismo tipo de material del mes anterior. Hasta ahora, tenía el record de haber fabricado el material que más tiempo quedaba suspendido en la lava. Usaría la caja de Knoth para comparar el tiempo que duraba la de Ironner.
Rin se llevó las manos a la boca y solté un suspiro cuando Basil se quitó la camiseta y la echó al fuego. El chico estaba sudando por el calor que emanaba del magma.
-¿Necesita un pañuelo?- dijo el anciano de ojos apagados que contemplaba sin ver la escena.
-No gracias, ha sido.… No ha sido un estornudo. Pero se lo agradezco-.
-Como usted quiera-.
A Rin le impresionó que el presunto extranjero fuera tan atento y considerado. Según había oído sobre ellos eran unos brutos a los que merecía la pena tener apartados. Brutos y embaucadores, no debía olvidar la segunda acusación. El anciano ciego podría ser un timador profesional, seguramente lo fuera pues era bien sabido que en Ámbar los humanos no envejecían. Las arrugas del ciego serían maquillaje y sus palabras corteses mentiras usadas para no causar sospecha sobre ellos.
Basil y Victor echaron al agujero de magma sus respectivas cajas. El Karl levantó los brazos de los orfebres y el público vitoreó con aplausos y gritos. Rin aprovecho para gritarle una serie de halagos a Basil, aquello que no le decía a la cara, que quedaban ensordecidos por los gritos de los otros humanos.
Terminada la primera parte de El Ritual de Magma, quedaba la segunda: ver las cajas flotando en la lava y apostar por cuánto tiempo se mantendrían intactas y quién sería el ganador. Rin apostó treinta aeros a que Basil ganaría. Otro extranjero, el humano de cálido cabello blanco y rostro severo, imitó la apuesta de Rin Cyril. No quedó inadvertido que las monedas del extranjero parecían falsas, eran un poco más grandes y de un tono de color más brillante; parecían falsas.
-Lo único falso que hay aquí es vuestra cerveza blanca; no sabe a nada-.
Según decía el humano, la auténtica cerveza se hacía con cebada. Rin Cyril no sabía qué era la cebada. ¿Un tipo de vegetal tal vez? Bajo la tierra solo crecía lino blanco y era todo cuanto se conocía en Ámbar sobre vegetales. Con el lino blanco se creaba el pan, el papel, las bebidas alcohólicas y era el ingrediente clave en todas las comidas.
-¿Qué ha sido eso?- siguió el humano de pelo blanco.
-¿El qué?- que a Neville Wake, el cibernético encargado de las apuestas, no le gustaban los extranjeros era algo que daba a entender por el agrio tono de voz que utilizó al contestar al humano.
-¿No lo habéis oído? Ha sonido un estallido seco no muy lejos de aquí, como si una tetera hirviendo explotase-.
-No ha sido nada. Son los rugidos de la tierra podrida por los Dioses y los dragones. Dedicase a mirar y a callar; haga el favor-.
El humano no hizo el favor. Abandonó su lugar en el público y fue a investigar el sonido.
Rin Cyril, al igual que los otros habitantes de Ámbar, estaba acostumbrada a los rugidos de la tierra podrida. Prefirió quedarse en su posición viendo las cajas quemarse en el magma. En su mano derecha agitaba el boleto de su apuesta.
-Huele a éter –susurró el anciano ciego a la espalda de la chica.
-¿Éter? –repitió extrañada.
-Oh querida, el maestro Rutherford se refiere a lo que comúnmente llamamos magia –explicó la mujer que acompañaba al anciano.
-Nos están engañando. Los tributos que han lanzado al fuego apestan a éter. ¿Puedes sentirlo? No me creo que estos farsantes no conozcan la magia. Saben que existe y la utiliza tanto como tú y yo la utilizamos en el Hekshold-.
El anciano giró la cara y dirigió sus ojos apagados a Rin. Aunque no la estuviera viendo, parecía saber que la chica estaba medio metro de distancia y que había escuchado la privada conversación que había tenido con la mujer. Es más, Rin sintió que el anciano podía verla de una forma que nadie le había visto nunca.
- Personajes:
- Basil Ironner.
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Rin Cyril
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Neville Wake
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Victor Knoth
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* Ambos: Una vez os habéis hecho pasar por ciudadanos de Ámbar, podéis participar en El Ritual del Magma sin causar problemas ni resentimientos (como los causa Christian Bracknell). En este punto de la historia se abren tres caminos, un problema a resolver en cada camino, al resolverlo se desvela una pista que os ayudará a identificar al villano (o los villanos) del tema; amén de comprender un poco mejor qué sucede en la ciudad de Ámbar. Para hacer más interesante el juego, dejar sin responder uno de los caminos puede o no causar problemas adicionales más adelante.
*Podéis ir con Bracknell al lugar donde se ha escuchado el ruido. En una de las paredes de piedra del exterior de la ciudad descubre una tubería rota que escupe un gas caliente. Si decidís ir con él deberéis investigar el suceso y buscar una forma de arreglar la cañería.
*Podéis quedaros con Adda Lovelace y los habitantes de Ámbar. Aquí investigaréis las cajas que han sido lanzadas al magma y relacionaros con los personajes mencionados (Neville, Basil, Victor, el Karl Philips y Rin Cyril) en un especie de interrogatorio. Lovelace es una maestra hechicera, quizás de una buena pista de qué son las cajas.
*Podéis aventuraros a ir con Rutherford a la fábrica de Basil Ironner. El anciano maestro decide que es más interesante estudiar las cajas desde su punto de partida. En este camino, deberéis colaros de forma clandestina en la fábrica e investigar los estudios del orfebre Ironner. Al final del post lanzaréis la Voluntad de los Dioses (solo en este camino), esta nos indicará si habéis sido descubiertos por los habitantes de Ambar.
Son tres caminos. Sois libres de escoger cada uno un camino o ir los dos por un mismo camino. No podréis realizar los tres objetivos al mismo tiempo.
Recordad que las relaciones con los npcs se tendrán en cuenta para el futuro de la misión.
Si lo deseas, de forma adicional, sois libres de añadir cualquier detalle que se os cura a la cultura de la ciudad subterránea. No me gusta que las misiones las lleve yo al 100%, vosotros también podéis contribuir. Estamos en un mundo nuevo donde se abren miles de posibilidades; por mi parte las usaré para añadir aportaciones a la mitología, bestiario y herbolario del foro.
Sigel
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
Zero podría pasar mucho tiempo observando la ciudad industrial desde el mirador, catalogando cada detalle. Le fascina su originalidad y en cierto modo se siente mal por no haber visto cosas similares en la superficie.
También guarda algunos datos útiles para cuando La Olimpus tenga una población nutrida de tripulantes, detalles menores sobre cómo administrar personal en entornos metálicos tan técnicos más que todo.
Pese a su estatus de facción indeseable, los exploradores del mundo exterior terminan envueltos en cierta celebración interna de los habitantes. No por ser tecnológicos parecen haber abandonado el uso de rituales.
El Ritual del Magma suena más extraño con cada pieza de información recibida, se trata de una festividad artesana que tiene connotaciones competitivas y una gran dosis de estilo subterráneo, básicamente es algo tan importante como el fin de año exterior para los habitantes de Ámbar.
Toda la ciudad se reúne en el centro para observar la competición mientras los recién llegados gozan de cierta libertad, el Karl cumple su parte del trato y es que tiene “la mano ganadora” con su seguro inicial.
La asamblea se acerca pero incluso el pequeño sintético toma algo de tiempo para detallar la competición, algo nunca antes visto por su joven persona que además posee un elemento de entretenimiento intrínseco.
Al parecer todo gira en torno a un principio, la resistencia de los componentes a la roca fundida. El pequeño sintético no puede evitar sentir cierta aversión ante la masa de fuego candente… cualquier maquina perdería integridad al instante de caer allí solo teniendo tiempo para hacer un gesto con su mano diestra.
Sorprendentemente el entorno resulta ser más atrayente que las masas de lava consumiendo inventos, se escuchan argumentos interesantes entre los presentes ya sean nativos o provenientes del exterior.
Si las cajas arrojadas a su incierto destino destilan magia, tienen que tener algún tipo de conexión con el éter. Eso se logra con un usuario arcano o cualquier elemento imbuido de la propia esencia energética que define el mundo sobrenatural.
Mientras Zero se hace con algunos bocadillos gratis y de curiosa tonalidad blanca, cierto alegato llama su atención. Uno de los refugiados argumenta haber oído un estallido, los sentidos aumentados del chico también le perciben.
En el mundo técnico las explosiones suelen acarrear problemas, por eso cuando el perceptivo adulto marcha a investigar no puede evitar seguirle de cerca… vale destacar que no es muy difícil alcanzar especies que no superan una misma velocidad.
Pronto llegan al sitio del siniestro, una de las tuberías que recorre la frontera del concentrado mundo subterráneo parece haber sufrido un accidente y ahora expulsa vapor caliente desde su sección alterada.
No es recomendable acercarse, eso puede causar severos daños en un ser vivo.
¿Quién eres tu niño?, mejor que no te acerques tampoco.
Dije seres vivos.
Suelta esto último con una sonrisa de soberbia… lleva juntándose mucho con Chimar. Avanza pese a las réplicas frenéticas de su acompañante adulto quien intenta tomar suficiente valor para sacar al chico del flujo hirviente.
Dicho personaje cesa en su iniciativa al ver incrédulo como aquel “frágil infante” encaja nuevamente la tubería sellándola de un golpe certero, el chorro de vapor lo despeino pero por otro lado se encuentra “como nuevo”.
Eres un…
Un biocibernético, me llamo Zero.
Brac… Bracknell.
Un placer “sonríe inocentemente”
Aunque al principio se muestra receloso, el interlocutor de Z9-42 termina por avanzar. Acerca un dedo temeroso a la frente del chiquillo artificial y toca la piel como en un intento por ver su textura.
Eso es descortés…
Lo siento “retira el dedo” nunca había visto uno de ustedes tan… tan real.
¡Gracias!
Ambos se miran y ríen un poco, curioso instante. Zero sabe luego de vagar meses con los seres vivos que ellos suelen bajar la guardia enfrente de un niño, es una respuesta emocional evolutiva bastante agradable si se tienen en cuenta muchas otras.
¿Alguna idea para que los loquitos nos crean cuando decimos que el mundo no se acabó?
En tales casos “se peina” es bueno dar pruebas irrefutables enfrente de mucha gente. Si sale bien nos creerán “pasa a sacudirse un poco” en caso contrario seremos ahorcados por herejes.
Bueno saberlo…
También guarda algunos datos útiles para cuando La Olimpus tenga una población nutrida de tripulantes, detalles menores sobre cómo administrar personal en entornos metálicos tan técnicos más que todo.
Pese a su estatus de facción indeseable, los exploradores del mundo exterior terminan envueltos en cierta celebración interna de los habitantes. No por ser tecnológicos parecen haber abandonado el uso de rituales.
El Ritual del Magma suena más extraño con cada pieza de información recibida, se trata de una festividad artesana que tiene connotaciones competitivas y una gran dosis de estilo subterráneo, básicamente es algo tan importante como el fin de año exterior para los habitantes de Ámbar.
Toda la ciudad se reúne en el centro para observar la competición mientras los recién llegados gozan de cierta libertad, el Karl cumple su parte del trato y es que tiene “la mano ganadora” con su seguro inicial.
La asamblea se acerca pero incluso el pequeño sintético toma algo de tiempo para detallar la competición, algo nunca antes visto por su joven persona que además posee un elemento de entretenimiento intrínseco.
Al parecer todo gira en torno a un principio, la resistencia de los componentes a la roca fundida. El pequeño sintético no puede evitar sentir cierta aversión ante la masa de fuego candente… cualquier maquina perdería integridad al instante de caer allí solo teniendo tiempo para hacer un gesto con su mano diestra.
Sorprendentemente el entorno resulta ser más atrayente que las masas de lava consumiendo inventos, se escuchan argumentos interesantes entre los presentes ya sean nativos o provenientes del exterior.
Si las cajas arrojadas a su incierto destino destilan magia, tienen que tener algún tipo de conexión con el éter. Eso se logra con un usuario arcano o cualquier elemento imbuido de la propia esencia energética que define el mundo sobrenatural.
Mientras Zero se hace con algunos bocadillos gratis y de curiosa tonalidad blanca, cierto alegato llama su atención. Uno de los refugiados argumenta haber oído un estallido, los sentidos aumentados del chico también le perciben.
En el mundo técnico las explosiones suelen acarrear problemas, por eso cuando el perceptivo adulto marcha a investigar no puede evitar seguirle de cerca… vale destacar que no es muy difícil alcanzar especies que no superan una misma velocidad.
Pronto llegan al sitio del siniestro, una de las tuberías que recorre la frontera del concentrado mundo subterráneo parece haber sufrido un accidente y ahora expulsa vapor caliente desde su sección alterada.
No es recomendable acercarse, eso puede causar severos daños en un ser vivo.
¿Quién eres tu niño?, mejor que no te acerques tampoco.
Dije seres vivos.
Suelta esto último con una sonrisa de soberbia… lleva juntándose mucho con Chimar. Avanza pese a las réplicas frenéticas de su acompañante adulto quien intenta tomar suficiente valor para sacar al chico del flujo hirviente.
Dicho personaje cesa en su iniciativa al ver incrédulo como aquel “frágil infante” encaja nuevamente la tubería sellándola de un golpe certero, el chorro de vapor lo despeino pero por otro lado se encuentra “como nuevo”.
Eres un…
Un biocibernético, me llamo Zero.
Brac… Bracknell.
Un placer “sonríe inocentemente”
Aunque al principio se muestra receloso, el interlocutor de Z9-42 termina por avanzar. Acerca un dedo temeroso a la frente del chiquillo artificial y toca la piel como en un intento por ver su textura.
Eso es descortés…
Lo siento “retira el dedo” nunca había visto uno de ustedes tan… tan real.
¡Gracias!
Ambos se miran y ríen un poco, curioso instante. Zero sabe luego de vagar meses con los seres vivos que ellos suelen bajar la guardia enfrente de un niño, es una respuesta emocional evolutiva bastante agradable si se tienen en cuenta muchas otras.
¿Alguna idea para que los loquitos nos crean cuando decimos que el mundo no se acabó?
En tales casos “se peina” es bueno dar pruebas irrefutables enfrente de mucha gente. Si sale bien nos creerán “pasa a sacudirse un poco” en caso contrario seremos ahorcados por herejes.
Bueno saberlo…
- Off:
- Zero usa su habilidad de Lvl 2 (Reactor Caronte)
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
Los ojos del chico dieron una vuelta de hastío.
Como si no bastara con la chica que insistentemente quería saber más sobre el origen de Artyhom y que le había jalado hasta ese estúpido ritual, ahora tenía a otra chica a su lado igual de idiota, una que parecía muy entusiasmada por la demostración de uno de los exponentes.
Al menos Rena parecía haberle olvidado por unos instantes y ponía más atención al sujeto que se había quitado la camisa, junto a la lava ardiente.
–¿Qué hay de especial con lanzar cosas a la lava? –quiso saber Demian, pero Rena no pareció escucharle.
Lo odiaba. Odiaba el ruido de la gente. Era como si fueran abejas de un panal gigante, revoloteando en torno a una reina inútil, sin dejar de mover sus alas en un zumbido insoportable. Quiso llevarse las manos a los oídos, pero había aprendido que la gente te mira raro cuando haces eso.
Resopló.
Era mejor escuchar el vacío.
* * *
Lo había conseguido luego de tres horas en la cámara de meditación. Era un lugar encantado para estar desprovisto de toda luz, ruido y cambio de temperatura, quien meditara en su interior simplemente desaparecía del mundo, dejando que sólo el éter le influyera, nada más.
El éter hablaba mediante el vacío, pero el vacío era difícil de entender. Siempre demandaba más que lo que daba, siempre tenía un hambre insaciable y se requería de una enorme voluntad para controlarle.
Pero el niño, entonces de ocho años, había logrado acortar la distancia que lo separaba de la puerta. No se había movido, no se había parado ni había usado la telekinesis. Sólo estaba antes más lejos y ahora estaba más cerca.
Estiró su mano y comprobó que la puerta efectivamente estaba allí. Sin poder contener una sonrisa de orgullo, se puso de pie y salió de la cámara.
* * *
No era mentira, le había oído hablar del éter. Era el anciano con que habían llegado, el ciego misterioso que parecía tener alguna autoridad en Beltrexus. Cerró los ojos.
–También puedo sentirlo –susurró, pero no había nadie atento a sus palabras.
El don que les separaba de los humanos era ese, la sensibilidad ante la fuerza invisible que lo recubre todo, que llena los vacíos de manera insaciable.
"Allí, donde parece que no hay nada, allí, entre las cosas más chicas que te puedas imaginar, allí está el éter", había dicho su maestro años atrás.
El anciano y el niño se miraron, a pesar de que uno tenía ojos inútiles y el otro no miraba a la cara de la gente por costumbre, y no fueron necesarias más palabras. De inmediato comenzaron a caminar entre las personas, fingiendo buscar un baño por necesidad imperiosa. La mujer que antes estaba con el anciano se quedaba para acercarse a conversar con algunas personas. Al parecer quería reunir información.
Minutos más tarde, el improvisado par abandonaba el recinto.
* * *
Había roto su propio record, llevaba 12 horas allí, algo que muy pocos habían logrado, mucho menos a los 10 años de edad.
Su propia telekinesis le ayudaba a levitar, evitando así sentir siquiera el contacto del suelo. Sólo dejaba que el éter fluyera a través suyo y le hablara, a su manera. El éter no usaba palabras, sólo sensaciones.
Demian se atrevió a hablar, con pensamientos. Preguntó sobre sí mismo. El éter contestó.
Se vio en un canasto. Lloraba, era muy pequeño, un bebé indefenso. Sentía frío, estaba mojado. El lugar estaba oscuro, era de noche y tenía miedo. Lloraba, pero nadie contestaba a sus requerimientos. Miró a su alrededor, pero sólo había oscuridad.
Maldijo para sí mismo.
No daba resultado, esa escena la conocía, no era una revelación, su propio maestro le había contado el hecho varias veces. Sólo era su imaginación. Sintió líquido correr por sus mejillas.
Tardó unos minutos en darse cuenta que no eran lágrimas. El líquido que le recorría era demasiado. Sus ropas estaban empapadas. Abrió los ojos. A pesar de que no había luz, sus ojos veían lo que pasaba a su alrededor. El agua había formado una posa... no, un mar, un océano de vastas extensiones, que llegaba hasta donde el ojo no podía visualizar.
El agua se movió, formando olas que venían de un sólo punto. Demian nadó hacia allá.
Al llegar intentó tocar la figura que se movía debajo de la superficie, pero ésta se alejó. Se acercó nuevamente, pero la figura no se revelaba. Finalmente decide sumergirse y ver bajo el agua.
Fue esa la primera vez que vio al caballo marino.
* * *
–¿No es maravilloso, Demian no-Sinclair? –exclamó con entusiasmo Rena.
No tuvo respuesta.
La chica se giró en todas direcciones, sobresaltada. El chico aún le debía información, ella le había dado alimento, lo había sacado de la vista de todos, le había dado ropas... si hasta le había dado un poco de ese queso especial tan difícil de obtener, el que se hacía con la leche extraída de un escaso hongo subterráneo.
–¡Maldita sea!, ¿dónde te has metido?
Se puso de pie y usó su mano como visera. Emitió un gruñido cuando alcanzó a verle en la distancia, en el momento justo en que abandonaba el círculo de los espectadores.
–¡Espérameeeeeee! –gritó al tiempo que emprendía la carrera.
Iba a alcanzarlo, estaba segura de ello. Debía hacerlo, el chico no sabía en los problemas en los que se estaba metiendo. Mucho menos sabía de los efectos secundarios de aquel queso.
* * *
El anciano se detuvo y jaló del hombro al chico.
–Se acercan.
Demian miró a su alrededor con cuidado, pero no vio nada. Aún así, el anciano mantuvo firme el contacto, por lo que el chico se mantuvo quieto y en silencio. A los pocos segundos apareció un par de guardias por la otra esquina, aparentemente maldiciendo a alguna deidad por tener que perderse el evento.
–No es p-problema –dijo Demian con un dejo de orgullo.
Extendió sus manos y de ella pareció desprenderse algo como una tela muy fina y transparente, que fue a llenar el espacio entre las calles.
–Listo, podemos avanzar –instruyó.
El anciano, aunque aparentemente ciego, asintió y se puso en movimiento. Ambos caminaron, pasando frente a la vista de los guardias, pero éstos no hicieron el mínimo ademán de darse por enterados.
La ilusión de Demian simulaba el contenido vacío de la calle, poniéndose como una pantalla para cubrir su paso. Una vez estuvieron al otro lado, dejó ir su hechizo.
–Es extraño...
–¿Qué cosa es extraña?
–No sé cómo ex-x-explicarlo, pero siento que no me costó esfuerzo crear esa ilusión. Y n-no estoy alardeando.
–Hay una extraña conexión entre este lugar y el éter, la he sentido desde que llegamos.
El chico asintió. Aún tenían camino por recorrer y parecían tener la pista despejada, así que era mejor moverse. Iba a dar el primer paso cuando le vio. Era una criatura pequeña, como una especie de lagarto de piel suave. Sus colores eran inusuales y parecían cambiar según el ángulo desde el que se miraran, pero lo más llamativo que tenía era la pequeña esfera en su lomo. Parecía una bolita de cristal.
Su curiosidad le llamó a tomarla, pero no podía permitirse jugar en un momento como ese, así que siguió su camino.
* * *
Sólo lo supo luego de cruzar la puerta de la fábrica, cuando se cruzó con ese espejo oxidado. Se detuvo en seco.
–¡Qué rayos!
El niño del espejo no era él. Se parecía, pero no era el mismo. Para empezar, su cabello en el reflejo era rojo, pero no un rojo cualquiera, sino casi como si tuviera luz propia. Pero ese era el menor de los cambios. Lo más llamativo es que no tenía piernas.
Para ser exactos, podía sentirlas, podía caminar sin problemas, el punto es que eran invisibles. No era la primera vez que volvía partes de su cuerpo invisibles, después de todo la invisibilidad era su hechizo más usado, pero nunca pasaban esas cosas sin su consentimiento. Intentó anular el hechizo, pero no le resultó.
–Hueles a éter –dijo con tranquilidad el anciano.
–¿Que yo qué?
Demian cerró sus ojos un momento y pudo comprobarlo. Por algún motivo el éter estaba fluyendo con mucha más intensidad por su cuerpo, al punto que ni siquiera podía evitar que sus ilusiones comenzaran a aparecer por sí solas. Se sentía placentero. El contacto de algo suave le hizo abrir los ojos.
Ahora eran dos de esos lagartos de colores, una lamiendo cada una de sus piernas. Generaban un cosquilleo, pero no uno cualquiera. Demian dio un par de pasos atrás y las criaturas miraron con cierta cautela.
Al mirar sus propios tobillos, pudo reconocer que eran nuevamente visibles, peor sólo en la zona en donde había sido lamidos. La esfera en el lomo de cada una de las criaturas era un poco más grande que el de la anterior.
–No es hora de jugar.
El chico asintió con vergüenza. Se había distraído con esos lagartos y estaban allí para investigar. Caminó, contemplando cada cosa a su alrededor con fascinación.
–¡Vaya, nunca había visto algo así! Toma nota, Arty.
El mecánico hizo lo que le dijeron, registrando lo que se encontraban en su banco de memoria. En ocasiones Demian le dictaba exactamente qué escribir, pero también tomaba su propia iniciativa al respecto.
Caminaron otro poco y llegaron a lo que parecía ser el centro de operaciones del lugar. Había allí una mesa hecha de piedra pulida, sobre la cual reposaba una esfera muy similar a la que había visto en los lagartos antes, sólo que de un tamaño mucho mayor, como el puño de una persona.
Demian estiró su mano para tocarla, pero el anciano lo detuvo.
–No, ya hay demasiado éter por tu cuerpo y esa cosa está también llena, no sabemos qué te puede pasar si te sobrecargas.
–¿Sobrecargarme?
Demian miró con extrañeza al anciano. No podía sentirse mejor, no había nada malo en él. En eso estaba cuando comenzó a sentir un cosquilleo en la nariz. El cosquilleo siguió in crescendo, hasta que se convirtió en un deseo imperioso de estornudar. El chico no se contuvo y lo dejó ir.
De su boca salió una pequeña bandada de gorriones ilusorios.
–¡¿Qué demonios?!
El primero de ellos es el queso. Este queso se elabora de un líquido similar a la leche que se extrae de un hongo. Sabe y luce como el queso normal, siendo muy agradable para el paladar de quien lo consume. El que lo mire muy de cerca notará que tiene unos granitos brillantes, pero nada que sea de notar para quien no lo conozca. El que lo consume tendrá un influjo intenso de éter en su ser, lo que puede potenciar hechizos, pero también traer efectos inesperados. La persona comienza a liberar magia de maneras inesperadas, sobre todo si es un brujo.
Los niños suelen consumir este queso para divertirse, haciéndose bromas al eructar todo tipo de efectos extraños. Los adultos afirman que esto en realidad no es magia, sino sólo un efecto químico, y recomiendan no abusar del consumo de esta sustancia.
El segundo elemento son los lagartos que por ahora llamaré Devoradores de Éter (aunque se merecen algún otro nombre). Estas criaturas se alimentan del Éter, que es más intenso en las profundidades de la tierra. Normalmente sólo obtienen pequeñas cantidades, por lo que necesitan pasar largas horas aparentemente lamiendo el aire para sobrevivir. Acumulan los excesos en unas esferas como el cristal que crecen en sus lomos. Estas esferas pueden ser extraídas y usadas para potenciar la magia, aunque por supuesto, el lagarto no estará nada contento de quien haga eso.
Una particularidad de estos lagartos es que pueden alimentarse de una fuente de Éter (como consumir la esfera en su lomo) para crecer considerablemente de tamaño, volviéndose terribles bestias, si se sienten realmente amenazados.
PD: Edito para agregar las runas, había olvidado lanzarlas.
Demian
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
Lo siento por el doble post, pero olvidé poner las runas en el primer posteo.
Demian
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
El miembro 'Demian' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
La maestra del Hekshold Adda Lovelace hizo una buena relación con la joven Rin Cyril. Ambas disfrutaban hablando, fuera de lo que fuera. Las conversaciones de Rin solían derivar en dos temas: en lo guapo que era el artífice Ironner o en las presuntas pruebas que demostraban que los extranjeros eran unos farsantes que solo querían reconocimiento y dinero. Lovelace era cándida y considerada, como una buena madre. Lejos de molestarse por las muchas acusaciones que Rin le hacía, Lovelace se reía y alentaba a la chica que siguiese hablando. Aprendió mucho de ella: el nombre del primer chico que besó, la supuesta historia de los humanos que sobrevivieron a la revuelta entre los dragones y los Dioses, el nombre del primer chico con quien se acostó (que era otro diferente al primero), la religión basada en el metal, el magma y los viejos y aparentemente inexistentes libros del Karl, lo cerca que estaba Rin de conquistar a su nuevo amor Basil Ironner y su plan de seducirlo después que ganase el premio por la caja más resistente al magma. Entre todas las historias había una que Lovelace prestó especial atención. Cogió un trozo de papel de la túnica y anotó la historia con la uña del dedo índice, la cual había encantado para que dejase un rastro de tinta de color rosa.
-Es muy raro ver a gente de vuestra edad en Ámbar –empezó a relatar Rin. – Aquí la gente no vive muchos años. Cuando llegan a la edad madura, mueren en sus casas o desaparecen sin decir nada por no causar molestias a sus familiares. Así es más fácil. En Ámbar no nos gusta llorar por nuestros mayores. Los recordamos con alegría y amor, te lo aseguro; pero no les hacemos ningún entierro ni nos ponemos tristes cuando desaparecen. Mi madre se marchó hace dos años, tendría tu edad. Mi padre se marchó hace cinco. ¿Por qué sigues aquí? Tus hijos se pondrán tristes si te ven enferma y débil, serás una molestia. ¿Y qué hay de tu amigo? ¡Ese sí que es viejo! Jamás había visto a un hombre con la cara tan arrugada. Estarán muy preocupados por él-.
Cuando volviese Rutherford le enseñaría las notas.
La caja de Victor Knoth terminó por hundirse en la lava. El Karl cogió el brazo de Basil Ironner y lo levantó en alto. Toda la ciudad de Ámbar celebró su victoria. Basil señaló a Rin que estaba entre el público y pidió que se acercarse pues no podría haberlo hecho sin su ayuda. Rin Cyril fue corriendo a recibirle. El primer beso lo dio Rin en la mejilla del chico, el segundo lo dio Basil en los labios de la chica.
Bracknell contaba con la ayuda de unos pocos hombres de confianza que había hecho llamar y del valiente Zero, el chico cibernético. La explosión en la tubería tenía un aspecto extraño. Pidió que todos se quedasen en los alrededores, pero que no se acercasen demasiado al lugar de la explosión por no causar sospechas. Al lado de la tubería quedaban tres personas: el chico cibernético y Marie Eire. La mujer tenía excelentes dotes de herrería. Su confianza era irrebatible pues ella había acompañado a Bracknell durante cada noche desde que partieron de Lunargenta.
Marie Erie se puso un tosco guante de cuero y tocó con la yema de los dedos los cortes de la tubería.
-Los cortes son limpios y rectos. Alguien lo ha provocado. Me pregunto cómo lo ha hecho. Mirad mi guante, ha quedado deshecho por el vapor caliente. Este guante ha soportado las altas temperaturas de mi herrería-.
-¿Un cibernético quizás? Su cuerpo de metal les permite soportar temperaturas que nosotros no podemos ni siquiera imaginar –dijo poniendo una mano encima del hombro de Zero a modo de aprobación.
-Quizás, pero yo estaba pensando en la tecnología de Ámbar-.
-Curiosa forma de impedir que los ciudadanos de Ámbar suban a la superficie –dijo Bracknell para sí mismo.
Había muchos artefactos de interés en la fábrica y todos emanaban el característico olor acre del éter. Le gustaría quedarse unos minutos más estudiando los chismes. Sin embargo, como se solía decir, el tiempo era oro. Estaban jugando con fuego. Los ciudadanos de Ámbar le reconocían por ser el extranjero de edad más avanzada. Era una persona que causaba interés al público tanto si estaba presente como si había desaparecido. Alguien podría preguntar dónde estaba y otra persona, totalmente distinta, podría señalar la dirección en la que se había marchado. Rutherford había tomado medidas al respecto, tintó su rastro con una fría nube grisácea que les cubrían de las miradas ajenas. El chico usó su podrías habilidades para tener cuidado. Aun así, no podían estar seguros de nada.
Rutherford decidió que los objetos más importantes serían las cajas que utilizaban para lanzarlas al magma; eran las que emanaban el olor más intenso. Fue hacia un montón de cajas apiladas a un lado de la fábrica. Pasó su mano por encima de ellas para examinar su forma e inscripciones.
-Me recuerda a los ataúdes de Sacrestic Ville. ¿Has estado? Allí entierran a los muertos en arcones como estos. Tienen la costumbre de encantar los ataúdes con runas arcanas para que los muertos no se levanten de sus tumbas. ¿Sabes leer las runas? Acércate y mira esto. El idioma que utilizan es un dialecto del que estudiamos en el Hekshold. Supongo que sucede lo mismo que con los aeros. ¿Te has dado cuenta que sus monedas son ligeramente más pequeñas? Fíjate en esta runa, los círculos deberían ser el doble de grandes y esta de aquí debería tener tres líneas verticales señalando el cielo, solo han dibujado dos. No sé qué tipo de efecto secundario puede tener el cambio de caligrafía. Pero, una cosa te voy a decir, el próximo hombre o mujer de Ámbar que ponga en entredicho la existencia de la magia le privaré del aire que alimenta sus pulmones-.
Rutherford abrió el ataúd. Dejó que el chico viese qué había en su interior, el maestro ciego lo percibió antes de haberlo abierto: el cadáver de un hombre de cincuenta años, el padre de Basil Ironner. El cuerpo estaba completamente seco. Antes de introducirlo en el ataúd, le extrajeron la sangre y el agua, dejando solo el hueso y el pellejo.
-Sacrificios de sangre. Me juego mis arrugas que veremos un cadáver diferente por cada ataúd que abramos. Alguien decidió que la mejor forma de esconder los cuerpos es quemándolos en una fiesta de fuego. –cerró el arcón con un gran golpe.- Vámonos. Si seguimos aquí por mucho tiempo acabarán descubriéndonos-.
La caja de Ironner terminó por hundirse en la lava. Tardó dos minutos más que la caja de tu antecesor. El triunfo se celebró jarras de cerveza de lino blanco y generosos trozos de queso. Las compuertas del suelo se cerraron. Los ciudadanos bailaron encima de las compuertas, parecían haberse olvidado que bajo de ellas, a escasos metros, se ocultaba la lava mortal.
El Karl Philips se disculpó con sus habitantes. No podía permitirse el lujo de quedarse por mucho tiempo en la fiesta. La reunión con los farsantes iba a dar comienzo. Invitó a Ironner que le acompañase en la reunión, como nuevo artífice supremo de Ámbar tenía el derecho, y también la obligación, de participar junto al Karl en sus labores de mandato. Ironner aceptó bajo la condición de llevar consigo a su chica. El Karl no vio inconvenientes, adelante.
En la mesa redonda de La Casa del Karl (el ayuntamiento) estaban sentados Christian Bracknell, con Marie Eire a su lado derecho y Zero al izquierdo, los maestros del Hekshold, Rutherford insistió en sustituir a uno de sus alumnos por Demian y el Karl con sus hombres de confianza Basil Ironner, Ham Percival, Chief y Earl; siendo estos dos últimos dos cibernéticos que proporcionarían razón y lógica a las discusiones que se tendrían lugar en la reunión.
El Karl no era estúpido. Quiso asegurarse de que los supuestos extranjeros no se plantasen en armas. De pie, rodeando la gran mesa redonda, estaban los guardias de la ciudad. Estaban preparados para cualquier tipo de agresión. Rin Cyril, la ayudante de Ironner, al no tener empresa sobre la discusión, se quedó de pie con los guardias.
* Ambos: Llega la tal esperada reunión. Es hora de demostrar que sois extranjeros y de intercambiar información respecto a vuestros descubrimientos. Os recomiendo ser educados. El Karl no es un tipo bondadoso.
* Z9-42: Has descubierto que las explosiones son provocadas. La que has vivido no es la primera que los habitantes de Ámbar conocen. Bracknell supone que utilizan las explosiones para infundir el miedo a la superficie y asegurarse de que nadie abandona la ciudad. Obtienes la confianza de Christian Bracknell.
* Demian: Has descubierto que el Ritual del Magma es un engaño utilizado para ocultar rituales de sangre. El éter guarda una gran relación con estos rituales. Obtienes la confianza del maestro Ernest Rutherford.
Para que comprendáis mejor mi idea respecto al tema, os diré que podría haber sucedido y habéis evitado:
*De haber dejado solo a Bracknell, la tubería habría vuelto a explotar cerca de él causándole quemaduras que impedirían participar en la reunión. La pista se perdería.
*De haber dejado solo a Rutherford, habría tropezado y caído en uno de los arcones abiertos. De haber sacado mala suerte, alguien os habría descubierto y metido en un arcón. Ninguno de los habrías participado en la reunión. Pista perdida.
*No hablaré sobre lo sucedido con Lovelace por no desvelar nada del futuro del tema.
Esto lo no volveré a hacer en futuras decisiones. Lo he hecho ahora para daros una mejor idea de mis planes con respecto al mastereado.
-Es muy raro ver a gente de vuestra edad en Ámbar –empezó a relatar Rin. – Aquí la gente no vive muchos años. Cuando llegan a la edad madura, mueren en sus casas o desaparecen sin decir nada por no causar molestias a sus familiares. Así es más fácil. En Ámbar no nos gusta llorar por nuestros mayores. Los recordamos con alegría y amor, te lo aseguro; pero no les hacemos ningún entierro ni nos ponemos tristes cuando desaparecen. Mi madre se marchó hace dos años, tendría tu edad. Mi padre se marchó hace cinco. ¿Por qué sigues aquí? Tus hijos se pondrán tristes si te ven enferma y débil, serás una molestia. ¿Y qué hay de tu amigo? ¡Ese sí que es viejo! Jamás había visto a un hombre con la cara tan arrugada. Estarán muy preocupados por él-.
Cuando volviese Rutherford le enseñaría las notas.
La caja de Victor Knoth terminó por hundirse en la lava. El Karl cogió el brazo de Basil Ironner y lo levantó en alto. Toda la ciudad de Ámbar celebró su victoria. Basil señaló a Rin que estaba entre el público y pidió que se acercarse pues no podría haberlo hecho sin su ayuda. Rin Cyril fue corriendo a recibirle. El primer beso lo dio Rin en la mejilla del chico, el segundo lo dio Basil en los labios de la chica.
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Bracknell contaba con la ayuda de unos pocos hombres de confianza que había hecho llamar y del valiente Zero, el chico cibernético. La explosión en la tubería tenía un aspecto extraño. Pidió que todos se quedasen en los alrededores, pero que no se acercasen demasiado al lugar de la explosión por no causar sospechas. Al lado de la tubería quedaban tres personas: el chico cibernético y Marie Eire. La mujer tenía excelentes dotes de herrería. Su confianza era irrebatible pues ella había acompañado a Bracknell durante cada noche desde que partieron de Lunargenta.
Marie Erie se puso un tosco guante de cuero y tocó con la yema de los dedos los cortes de la tubería.
-Los cortes son limpios y rectos. Alguien lo ha provocado. Me pregunto cómo lo ha hecho. Mirad mi guante, ha quedado deshecho por el vapor caliente. Este guante ha soportado las altas temperaturas de mi herrería-.
-¿Un cibernético quizás? Su cuerpo de metal les permite soportar temperaturas que nosotros no podemos ni siquiera imaginar –dijo poniendo una mano encima del hombro de Zero a modo de aprobación.
-Quizás, pero yo estaba pensando en la tecnología de Ámbar-.
-Curiosa forma de impedir que los ciudadanos de Ámbar suban a la superficie –dijo Bracknell para sí mismo.
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Había muchos artefactos de interés en la fábrica y todos emanaban el característico olor acre del éter. Le gustaría quedarse unos minutos más estudiando los chismes. Sin embargo, como se solía decir, el tiempo era oro. Estaban jugando con fuego. Los ciudadanos de Ámbar le reconocían por ser el extranjero de edad más avanzada. Era una persona que causaba interés al público tanto si estaba presente como si había desaparecido. Alguien podría preguntar dónde estaba y otra persona, totalmente distinta, podría señalar la dirección en la que se había marchado. Rutherford había tomado medidas al respecto, tintó su rastro con una fría nube grisácea que les cubrían de las miradas ajenas. El chico usó su podrías habilidades para tener cuidado. Aun así, no podían estar seguros de nada.
Rutherford decidió que los objetos más importantes serían las cajas que utilizaban para lanzarlas al magma; eran las que emanaban el olor más intenso. Fue hacia un montón de cajas apiladas a un lado de la fábrica. Pasó su mano por encima de ellas para examinar su forma e inscripciones.
-Me recuerda a los ataúdes de Sacrestic Ville. ¿Has estado? Allí entierran a los muertos en arcones como estos. Tienen la costumbre de encantar los ataúdes con runas arcanas para que los muertos no se levanten de sus tumbas. ¿Sabes leer las runas? Acércate y mira esto. El idioma que utilizan es un dialecto del que estudiamos en el Hekshold. Supongo que sucede lo mismo que con los aeros. ¿Te has dado cuenta que sus monedas son ligeramente más pequeñas? Fíjate en esta runa, los círculos deberían ser el doble de grandes y esta de aquí debería tener tres líneas verticales señalando el cielo, solo han dibujado dos. No sé qué tipo de efecto secundario puede tener el cambio de caligrafía. Pero, una cosa te voy a decir, el próximo hombre o mujer de Ámbar que ponga en entredicho la existencia de la magia le privaré del aire que alimenta sus pulmones-.
Rutherford abrió el ataúd. Dejó que el chico viese qué había en su interior, el maestro ciego lo percibió antes de haberlo abierto: el cadáver de un hombre de cincuenta años, el padre de Basil Ironner. El cuerpo estaba completamente seco. Antes de introducirlo en el ataúd, le extrajeron la sangre y el agua, dejando solo el hueso y el pellejo.
-Sacrificios de sangre. Me juego mis arrugas que veremos un cadáver diferente por cada ataúd que abramos. Alguien decidió que la mejor forma de esconder los cuerpos es quemándolos en una fiesta de fuego. –cerró el arcón con un gran golpe.- Vámonos. Si seguimos aquí por mucho tiempo acabarán descubriéndonos-.
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La caja de Ironner terminó por hundirse en la lava. Tardó dos minutos más que la caja de tu antecesor. El triunfo se celebró jarras de cerveza de lino blanco y generosos trozos de queso. Las compuertas del suelo se cerraron. Los ciudadanos bailaron encima de las compuertas, parecían haberse olvidado que bajo de ellas, a escasos metros, se ocultaba la lava mortal.
El Karl Philips se disculpó con sus habitantes. No podía permitirse el lujo de quedarse por mucho tiempo en la fiesta. La reunión con los farsantes iba a dar comienzo. Invitó a Ironner que le acompañase en la reunión, como nuevo artífice supremo de Ámbar tenía el derecho, y también la obligación, de participar junto al Karl en sus labores de mandato. Ironner aceptó bajo la condición de llevar consigo a su chica. El Karl no vio inconvenientes, adelante.
En la mesa redonda de La Casa del Karl (el ayuntamiento) estaban sentados Christian Bracknell, con Marie Eire a su lado derecho y Zero al izquierdo, los maestros del Hekshold, Rutherford insistió en sustituir a uno de sus alumnos por Demian y el Karl con sus hombres de confianza Basil Ironner, Ham Percival, Chief y Earl; siendo estos dos últimos dos cibernéticos que proporcionarían razón y lógica a las discusiones que se tendrían lugar en la reunión.
El Karl no era estúpido. Quiso asegurarse de que los supuestos extranjeros no se plantasen en armas. De pie, rodeando la gran mesa redonda, estaban los guardias de la ciudad. Estaban preparados para cualquier tipo de agresión. Rin Cyril, la ayudante de Ironner, al no tener empresa sobre la discusión, se quedó de pie con los guardias.
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* Z9-42: Has descubierto que las explosiones son provocadas. La que has vivido no es la primera que los habitantes de Ámbar conocen. Bracknell supone que utilizan las explosiones para infundir el miedo a la superficie y asegurarse de que nadie abandona la ciudad. Obtienes la confianza de Christian Bracknell.
* Demian: Has descubierto que el Ritual del Magma es un engaño utilizado para ocultar rituales de sangre. El éter guarda una gran relación con estos rituales. Obtienes la confianza del maestro Ernest Rutherford.
Para que comprendáis mejor mi idea respecto al tema, os diré que podría haber sucedido y habéis evitado:
*De haber dejado solo a Bracknell, la tubería habría vuelto a explotar cerca de él causándole quemaduras que impedirían participar en la reunión. La pista se perdería.
*De haber dejado solo a Rutherford, habría tropezado y caído en uno de los arcones abiertos. De haber sacado mala suerte, alguien os habría descubierto y metido en un arcón. Ninguno de los habrías participado en la reunión. Pista perdida.
*No hablaré sobre lo sucedido con Lovelace por no desvelar nada del futuro del tema.
Esto lo no volveré a hacer en futuras decisiones. Lo he hecho ahora para daros una mejor idea de mis planes con respecto al mastereado.
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
Un grupo de individuos aparece bajo las órdenes del personaje que interactuó con el chico sintético, por un momento este último les considero ciudadanos pero una rápida corroboración de rostros y lógica arrojo resultados benignos.
Pronto una hipótesis comprometedora comienza a asomarse, cortesía de la herrera predilecta que acompaño la partida. Si todo el tema de las explosiones es una farsa para mantener a los habitantes en la ciudad abocando al miedo… no cabe duda de que otros mecanismos de control bizarro estarán funcionando también.
Un esquema de burbuja comienza a formarse en la mente del chico sintético, si su pista inicial es verídica todo puede ser un experimento social de Exos con mucho presupuesto y gente atrapada en él.
Por unanimidad todos regresan a la celebración con suficiente tiempo para ver el final, indiferentemente del ganador la pequeña maquina mantiene sus pensamientos centrados en toda la información recién adquirida.
Cuando el Karl finaliza la celebración se inician los procedimientos pertinentes para la asamblea. Es justo decir que no escatima en esfuerzos, se nota bastante que desea finiquitar el problema rápido.
Personajes destacados de las dos facciones involucradas se preparan para debatir el caso ante un círculo de férreos defensores residentes. Queda descartada la opción combativa por obvias razones... una victoria planeada.
Solo pueden defender bien su argumento y esperar que la razón triunfe, decirles a los habitantes de una pecera que el mundo es mucho más grande. Tales cosas suelen terminar en tragedia pero si los residentes son víctimas de Exos existe oportunidad real de esclarecer todo.
La actitud del líder es bastante obvia, parece creer sin lugar a dudas que los recién llegados son embaucadores. Por otro lado los demás involucrados muestran cierta receptividad ante las posibilidades.
Z9-42 es una maquina diseñada para imitar y amoldarse al ser inteligente, posee un lector facial integrado que le da ventaja en debates. Aquel que puede leer las respuestas en su adversario de manera pasiva tiene ganada la disputa.
Comiencen, diviértannos con sus mentiras.
Solo los refugiados más destacados logran un lugar en la audiencia, líderes de facción. Se puede decir con propiedad que Zero es uno de los participantes más casuales sin contar al niño real que viene acompañando al anciano ciego.
Lo reconoce de una aventura anterior, un chico hechicero de curiosa personalidad. Noto su presencia durante la larga marcha en más de una ocasión pero no pudieron mediar palabra… tampoco es que sean muy conversadores.
¿Y bien?
Christian Bracknell inicia la defensa como líder del grupo humano y aunque es un hombre de armas logra buen alegato, se deja llevar un par de veces por las emociones pero mantiene la línea prudencial acorde al momento.
¿Entonces según sus argumentos existe toda una sociedad allá afuera y nosotros vivimos aislados de este “mundo fantasioso”?, ¡Menuda estupidez!
Deben haber tenido más señales del exterior en lo que va de tiempo.
Nada concluyente, mentiras absurdas.
En ese momento el propio Zero decide intervenir, lo ve prudente teniendo en cuenta las reacciones de todos los presentes. El Karl acapara las intervenciones y no deja que nadie más en su mesa tome palabra, como el punto anterior está paralizado es buen momento para una nueva idea.
Quizás algo más les impida ver la verdad, pueden estar siendo manipulados.
¿Quién es este niño pequeño?, ¿porque habla entre mayores?
Seré breve “dice con un rostro de determinación” encontramos evidencia de mecanismos diseñados para ahuyentar a los habitantes, simulan fallas de gas con el único objetivo de mantener las fronteras de Ámbar inexploradas.
Un silencio sepulcral se forma y algunos murmullos entre los involucrados del grupo contrario indican diferencias sobre su opinión general, “divide y vencerás” dice un dicho muy popular de la tierra que ahora aplica apropiadamente.
Eso es una vil mentira.
No lo es señor, puedo escoltar a los miembros de este consejo para que vean la verdad de mis palabras… están en un experimento de alguien sin decencia “baja la mirada” aunque parezca imposible es la verdad.
Pronto una hipótesis comprometedora comienza a asomarse, cortesía de la herrera predilecta que acompaño la partida. Si todo el tema de las explosiones es una farsa para mantener a los habitantes en la ciudad abocando al miedo… no cabe duda de que otros mecanismos de control bizarro estarán funcionando también.
Un esquema de burbuja comienza a formarse en la mente del chico sintético, si su pista inicial es verídica todo puede ser un experimento social de Exos con mucho presupuesto y gente atrapada en él.
Por unanimidad todos regresan a la celebración con suficiente tiempo para ver el final, indiferentemente del ganador la pequeña maquina mantiene sus pensamientos centrados en toda la información recién adquirida.
Cuando el Karl finaliza la celebración se inician los procedimientos pertinentes para la asamblea. Es justo decir que no escatima en esfuerzos, se nota bastante que desea finiquitar el problema rápido.
Personajes destacados de las dos facciones involucradas se preparan para debatir el caso ante un círculo de férreos defensores residentes. Queda descartada la opción combativa por obvias razones... una victoria planeada.
Solo pueden defender bien su argumento y esperar que la razón triunfe, decirles a los habitantes de una pecera que el mundo es mucho más grande. Tales cosas suelen terminar en tragedia pero si los residentes son víctimas de Exos existe oportunidad real de esclarecer todo.
La actitud del líder es bastante obvia, parece creer sin lugar a dudas que los recién llegados son embaucadores. Por otro lado los demás involucrados muestran cierta receptividad ante las posibilidades.
Z9-42 es una maquina diseñada para imitar y amoldarse al ser inteligente, posee un lector facial integrado que le da ventaja en debates. Aquel que puede leer las respuestas en su adversario de manera pasiva tiene ganada la disputa.
Comiencen, diviértannos con sus mentiras.
Solo los refugiados más destacados logran un lugar en la audiencia, líderes de facción. Se puede decir con propiedad que Zero es uno de los participantes más casuales sin contar al niño real que viene acompañando al anciano ciego.
Lo reconoce de una aventura anterior, un chico hechicero de curiosa personalidad. Noto su presencia durante la larga marcha en más de una ocasión pero no pudieron mediar palabra… tampoco es que sean muy conversadores.
¿Y bien?
Christian Bracknell inicia la defensa como líder del grupo humano y aunque es un hombre de armas logra buen alegato, se deja llevar un par de veces por las emociones pero mantiene la línea prudencial acorde al momento.
¿Entonces según sus argumentos existe toda una sociedad allá afuera y nosotros vivimos aislados de este “mundo fantasioso”?, ¡Menuda estupidez!
Deben haber tenido más señales del exterior en lo que va de tiempo.
Nada concluyente, mentiras absurdas.
En ese momento el propio Zero decide intervenir, lo ve prudente teniendo en cuenta las reacciones de todos los presentes. El Karl acapara las intervenciones y no deja que nadie más en su mesa tome palabra, como el punto anterior está paralizado es buen momento para una nueva idea.
Quizás algo más les impida ver la verdad, pueden estar siendo manipulados.
¿Quién es este niño pequeño?, ¿porque habla entre mayores?
Seré breve “dice con un rostro de determinación” encontramos evidencia de mecanismos diseñados para ahuyentar a los habitantes, simulan fallas de gas con el único objetivo de mantener las fronteras de Ámbar inexploradas.
Un silencio sepulcral se forma y algunos murmullos entre los involucrados del grupo contrario indican diferencias sobre su opinión general, “divide y vencerás” dice un dicho muy popular de la tierra que ahora aplica apropiadamente.
Eso es una vil mentira.
No lo es señor, puedo escoltar a los miembros de este consejo para que vean la verdad de mis palabras… están en un experimento de alguien sin decencia “baja la mirada” aunque parezca imposible es la verdad.
Z9-42
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
Demian se quedó mirando las runas.
En algún tiempo había prestado interés al arte de la escritura de los arcanos, pero en medio del desarrollo de sus otras habilidades eso había pasado a un segundo plano. A fin de cuentas, ya tenía su propia magia. Conocía algunas bases de la lectura, aprendido en sus años en las Islas Illidenses, pero no había desarrollado el arte de usarlas.
–Supongo que es normal que haya d-diferencias. La gente del norte tiene costumbres muy distintas a las islas o a la p-península, y eso que no han estado toda su vida encerrados bajo tierra –comentó.
Pero el foco cambió rápidamente desde lo novedoso a lo macabro al descubrir un cadáver en la caja.
Al principio no mostró mucha sorpresa, no porque esperase encontrar eso allí, sino porque simplemente no era de mostrar mucho sus emociones y la muerte le era natural. En cambio, se inclinó sobre el cadáver y comenzó a revisarlo.
Su conocimiento del arte de la medicina había crecido con el tiempo y los secretos del cuerpo humano no le eran esquivos. A pesar de ello, no recordaba haber visto algo así, ni en sus estudios ni en sus 'ejercicios prácticos'.
* * *
Se había despertando sudando nuevamente. A los diez años de edad ya creía que había dejado atrás las pesadillas (excepto por aquellas ocasionales luego de participar en cierto tipo de misiones, pero esas eran justificadas, no era fácil para un niño apuñalar gente a sangre fría), pero parecían haber vuelto.
No se podía sacar esa imagen de la cabeza.
Se sentó en la cama, inquieto. Tomó su libro de notas, el mismo donde debía escribir sus hechizos, abriéndolo en una hoja en blanco al azar. Habría encendido una vela si no compartiera habitación con otros aprendices. Se tuvo que contentar con el brillo de la luna.
Tomó su pluma. Comenzó a dibujar.
Al día siguiente se sorprendería por la detallada imagen del caballo marino en su libro.
* * *
Ya saliendo de la fábrica, caminó junto al anciano. Debía reconocer que comenzaba a sentir admiración por su persona. A pesar de sus ojos dañados por la edad, Rutherford no parecía un desvalido, sino al contrario, mostraba más vitalidad que muchos jóvenes.
El chico dio un nuevo estornudo y otro grupo de gorriones ilusorios emprendió el vuelo. Un grupo más pequeño. Dedujo que el efecto de aquel extraño queso comenzaba a descender. Con una risita (algo no muy común en él), se giró hacia el anciano para bromear sobre las aves. Se detuvo. Había visto algo.
–Es-s-se s-s-ímbolo –dijo apuntando a las ropas de su compañero–, l-lo he visto antes.
Imágenes olvidadas se venían a su cabeza, imágenes de pesadillas y noches en vela.
–Comprenderás, pequeño, que no puedo ver exactamente qué señalas dijo el anciano con cierta ternura–, pero si te refieres al emblema que llevo en mis ropas, es el emblema de la casa Myrddin. No es mi apellido, realmente, sino que de la casa del Hekshold donde enseño.
Demian se quedó en silencio lo que pareció una eternidad. Esa imagen estaba demasiado metida en lo profundo de su ser, por algún motivo, pero el nombre le resultaba completamente indiferente.
–Cuéntame mas...
* * *
Demian se sentó junto en la mesa. A decir verdad, no tenía mayor interés en entablar discusiones, ni menos ser acusado de mentiroso, por lo que su principal motivo para aceptar la invitación había sido conocer más a ese anciano que llevaba el símbolo de sus pesadillas infantiles.
Hizo un gesto de saludo al otro chico, el mecánico que había conocido en el bosque. Sus raíces de Gorrión le seguían empujando a sentirse más en confianza con otros chicos y jóvenes y desconfiar del mundo adulto. Todo el asunto que rodeaba a esta ciudad sólo le confirmaba ese prejuicio.
Comienzan los alegatos y Demian se reclina hacia atrás en su silla. Aburrido, se lleva un dedo a la oreja y empieza a escarbar de manera intensa. Descubre con sorpresa que ya hay todo un ecosistema viviendo allí. Deja su mente divagar, imaginando que una pequeña sociedad crece en su oreja y realizan plegarias como a un dios, a modo de sutiles susurros.
Cuando vuelve a poner más atención, el niño mecánico habla sobre un experimento del que todo serían parte. ¿Quién podría hacer un experimento con toda una ciudad?, se pregunta. Eso suena aún más descabellado que las ideas de Chimar, pero las evidencias que han encontrado hablan a favor de, al menos, algo siniestramente oculto a la población.
Demian se concentra intensamente en el chico.
No ha tenido demasiadas experiencias con bio-cibernéticos, pero sabe una cosa. Dicen que todos ellos son humanos por dentro, a pesar de los añadidos externos que puedan tener. Si eso es cierto, debería poder usar su magia ilusoria sobre ellos. Decide ponerlo a prueba.
–Hola, Zero. Antes de que te extrañes o reacciones, estoy hablando directo a tu mente mediante una ilusión. Sí, hago de esas cosas –de alguna manera, le pone contento el saber que no tartamudea en sus ilusiones–. Lamentablemente no sacas mucho con intentar contestarme, sólo estoy mandando una ilusión, no leyendo tu mente. Así que sólo escucha –Demian se pone aparentemente a jugar con sus dedos sobre la mesa, como si nada pasara–. Con el viejo encontramos una fábrica con cajas, las mismas que arrojan a la lava. Sí, me dirás que eso no tiene nada de extraño, pero lo interesante es que no eran sólo cajas. Para empezar, están impregnadas de éter, o magia, como le quieras llamar. Usan arcanos y todo, así que no es cierto que no conozcan la magia. Pero eso no es nada, lo peor es que allí guardan cadáveres y, si el viejo no se ha puesto ya demente, al parecer son para rituales de sangre. Te recomiendo tener cuidado con estas personas. Bueno, eso, cambio y fuera. Ah, una última cosa, no te asustes si pasan más cosas raras. Cosas de brujos. Ahora sí, chao.
Terminada la transmisión, Demian se concentra en la mesa en la que tiene lugar la discusión. Toma aire profundamente, pero no es para respirar mejor, sino para dejar que el éter en el aire fluya a su interior. Puede sentirlo, lo ha podido sentir de manera más intensa desde que llegaron a ese lugar.
En el medio de la mesa se comienza a levantar una figura fantasmal.
La ilusión es detallada, un hombre cadavérico, con su piel seca y expresión de sufrimiento, que emite un quejido lastimero y tenebroso al mismo tiempo. Demian se ha preocupado de darle detalles para que luzca lo más parecido que ha podido al cadáver que encontraron en la fábrica. Contempla con cierto orgullo cómo ha logrado el efecto del rostro seco y transparente al mismo tiempo, que deja ver un interior de huesos y carne muerta.
El fantasma da un par de vueltas sobre sí mismo, mirando a todos los presentes con sus ojos secos.
–¿Por qué?, ¡¿por qué?!, yo no quería esto –se queja, como si sintiera mucho dolor.
Demian se acomoda en su asiento con una expresión inocente, jugueteando con sus dedos frente a su pecho y casi formando una sonrisita en el rostro.
–No se qué dirán ustedes, pero yo diría que eso en m-medio de la mesa es mágico... quizás me volví loco y sólo yo lo veo –comenta rascándose la cabeza.
Se encoge de hombros.
El fantasma ilusorio da un grito desgarrador que resuena por toda la habitación.
Nota: El fantasma ilusorio está hecho de modo que sea visible para todos, a diferencia de la comunicación con Zero.
Demian
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
Reunión. No le gustaba esa palabra. Por mucho que se engrandeciese el Karl cada vez que la usaba, Ironner se ganaba a pronunciarla. Aquello no era una reunión de amigos en la que se celebraba su victoria en el Ritual del Magma, sino la resolución de horribles acusaciones. La palabra juicio era una más adecuada a la situación, pero también sería incorrecta. En los juicios debatía sobre la inocencia o culpabilidad de los acusados de forma totalmente imparcial. El Karl y los otros habitantes de Ámbar, en los que Ironner se incluía, creían fervientemente en la culpabilidad de los farsantes que se hacían llamar extranjeros. No había abogados que les pudieran defender y el jurado era representado por la figura del Karl. Si la no-reunión fuera un juicio justo, no se pondría en duda la vejez de los acusados, las firmes palabras de Bracknell que se oponían a las creencias religiosas de Ámbar y a la ilusión del cadáver. El Karl tenía una respuesta para todas aquellas pruebas, la cual siempre era la misma y se resumía en que todo era mentira.
-Mentirosos. Os habéis maquillado en vuestras casas para parecer ancianos. Es bien sabido que los humanos no solemos pasar de las cuatro décadas. A mí no me engañáis. Ninguno de vosotros consigue engañar. Tú, tampoco. ¿Explosiones provocadas por tuberías rotas? Ridículo. Los estallidos que has escuchado provienen de la tierra podrida por los Dioses y los Dragones. Escrito está en nuestras escrituras sagradas que la tierra sangra y llora cada vez que recuerda la guerra que la marchitó. Nadie saldrá de esta mansión hasta que no resolvamos todas vuestras mentiras. ¿Y qué es eso que hay sobre la mesa? No seas ridículo. Cualquiera de mis cibernéticos mayordomos sabe proyectar imágenes holográficas desde sus ojos. No sois más que una panda de embusteros. Os condenaré a todos. Lo he decidido. Voy a…-
Basil Ironner puso su mano izquierda en el hombro derecho del Karl haciéndole callar. Le señaló con la cabeza la imagen del cadáver de la mesa.
-Es mi padre-.
No, no era una reunión. De serlo el Karl no se habría cruzado de brazos ni tampoco se habría quedado callado; insistiría una vez más en la culpabilidad de los supuestos extranjeros. Ironner se quedó mirando la imagen de su padre. A su espalda, escuchaba el inconfundible sonido de un suspiro ahogado. Supo que se trataba de Rin. Todo lo que ella sabía acerca de herrería y fundición se lo enseñó el difunto señor Ironner.
-Necesito un descanso. He escuchado muchas mentiras hoy. Necesito descansar cinco minutos para poder tolerarlos sin romperos los dientes por embusteros-.
En la habitación adyacente de la sala de reuniones, Lovelace estaba examinando Jin Hamer, la humana de la Guardia de Lunargenta que viajó con Christian Bracknell, y de Maxes (sin apellido), brujo de la casa Myrddrin. Lovelace tenía motivos para pensar que las esferas que el Karl había incrustado en el pecho de los tributos estaban envenenadas. El Karl había asegurado que no había ningún peligro, que era una garantía para asegurarse que los brujos y los hombres de Lunargenta no escaparían de Ámbar una vez descubrieran sus mentiras. Sin embargo, Adda Lovelace no veía ninguna garantía en esta acción, sino un asesinato. Tanto Jin Hamer como Maxes tenían los síntomas de haber sido envenenados por un veneno común: tenían la piel pálida como la ilusión proyectada por el niño brujo, el color de sus cabellos estaba desapareciendo y un hilo de sangre corría por el orificio derecho de la nariz de Jin Hamer. Con dos dedos, Lovelace buscó el pulso en el cuello de la humana. No lo encontró. Acercó su cabeza a su pecho y se quedó escuchando durante un buen rato. Necesitó que la habitación entera estuviera en silencio para poder escuchar unos latidos lentos y pesados.
-Se trata de un veneno muy simple, un juego de niños pequeños. En mi baúl tengo material suficiente para crear pociones que les sanen. Lo que me preocupa es que hayan intentado matarlos. ¿No os parece extraño?-
Con Lovelace estaban Rutherford, Rin Cyril, Bracknell, Zero y Demian. Rin negaba con la cabeza. Ella confiaba en las costumbres de su ciudad. Si el Karl decía que no había peligro en que una de las esferas se incrustase en su pecho, ella lo creería y además sería la primera en presentarse voluntaria. El maestro Rutherford tocaba con cuidado los rostros de Jin Hamer y Maxes para poder verlos a su manera; no decía nada. Bracknell se paseaba de un lado a otro de la habitación. Tenía el semblante de un hombre desesperado.
-¿Y qué importa que tengas pociones en tu baúl? Supongo que ese baúl estará en un hostal de mala muerte. No has caído en la cuenta que no podemos salir de aquí. Somos presos en la mansión del Karl. De escapar, nos estaríamos delatando como farsantes y embusteros. Hamer y vuestro brujo morirán antes que podamos hacer nada-.
-No creo que nadie muera. Quiero decir…, en Ámbar no existen venenos ni enfermedades. Vivimos una grata salud gracias a nuestra tecnología. De pequeña no sufrí ningún resfriado ni me rompí ningún hueso. Tenemos una salud perfecta-.
-Querida, nosotros no somos de Ámbar-.
En otra habitación a parte, el Karl y sus hombres hablaban en secreto. Era un reunión de amigos en la que, entre otras cosas de más importancia, se celebraba la victoria de Ironner El Ritual del Magma.
Fallo en el sistema de Chief. Pérdida del control. Poner en marcha el sistema de reparación del equipo. Error. Fallo en el sistema de Chief. Apagar el equipo. Ojos cerrados. Brazos caídos. Espalda curvada hacia el suelo. Error. Sistema iniciarse automáticamente. Contraseña: Chief. Software desconocido encontrado. Software dañino afecta al sistema. Ojos encendidos. Cabeza en alto. Espalda firme. Descargando nuevas órdenes. Intentando acceder al sistema de seguridad. Error. No se pudo borrar el software dañino. Nuevas órdenes descargadas. Negarse a ejecutar. Error. Órdenes ejecutándose de manera automática.
Entrar en la sala de reuniones. Nadie presente. Coger los papeles. Leer los registros sobre las pruebas presentadas por los presuntos extranjeros. Transmitiendo información al software desconocido. Ingerir papeles. Destruir registros. Ver ambas direcciones. Asegurarse que nadie presente. Tomar papeles limpios. Transcribir las pruebas falseando las acusaciones.
Acusar a los extranjeros de haber manipulado el equipo Chief. Destruir mesa redonda. Levanta brazos y dejar caer repetidas veces sobre la madera. Roto. Coger silla y lanzarla contra la ventana de la sala. Generar ruido. Destruir.
Repetir palabras de extranjero cibernético.
-Quizás algo más les impida ver la verdad, pueden estar siendo manipulados-.
Era el cuarto estallido, rugido de la tierra podrida, que el elfo Analther escuchaba desde su entrada en Ámbar y no por ser el cuarto le preocupó menos que el primero. El estallido se escuchó a los pies de la mansión donde estaba Bracknell y los demás reunidos. Si en Lunargenta se escuchase un sonido tan atroz como aquel, pensaría que el edificio se vendría abajo y aplastaría a cualquiera que estuviera paseando en la plaza de la ciudad. No serían pocas las víctimas que habría. En la plaza mayor de Ámbar se encontraba absolutamente todos sus habitantes, al menos los que no estaban en la mansión del Karl celebrando la reunión en contra los extranjeros, bailando y festejando el triunfo de Basil Ironner en el Ritual del Magma.
Analther tuvo la osadía de imaginar las compuertas de metal del suelo abrirse y a las personas cayendo a la lava que les consumiría igual como lo hizo con las cajas del ritual. No fue algo agradable, pero sí posible. Las compuertas estaban crujiendo y, aunque parecían cerradas, no eran completamente herméticas. Dejaban abiertos pequeños orificios por donde se escapaba vapor caliente del magma. Los extranjeros, como Analther, se quemaban la piel al acercarse a los vapores calientes. Quienes querían disfrutar del baile y la fiesta o, simplemente, pasar desapercibidos debían alejarse de los orificios de las puertas. Los habitantes de Ámbar, quizás por estar acostumbrados al calor de la tierra, no se quemaban al pasar por las humaredas del magma.
Inspirado por las lecciones de Bracknell, el elfo hizo un experimento. Acercó el guante de cuero de su mano derecha a uno de los orificios. La tela se prendió al instante. La segunda parte del experimento consistía en acercar un trozo de tela de las extrañas ropas de la gente de Ámbar; eran completamente ignifugas. ¿Ellos también lo serían? Hasta el momento, solo los humanos que llegaron con Bracknell chillaron al ser quemados por el humo caliente.
-¿Qué estás haciendo?- preguntó Neville Wake, el cibernético encargado de las apuestas del ritual, con voz severa -¿A los extranjeros no os gustan nuestras fiestas?- esta segunda frase estaba cargada de sarcasmo. Analther se preguntó, mentalmente, si un cibernético podía ser sarcástico y amenazante.
* Ambos: De nuevo, se abren cuatro opciones que nos permitirán obtener nuevas pistas sobre lo sucedido.
*Buscar una forma de escaparos de la mansión y coger las pociones del baúl de Lovelace para que la maestra fabrique medicinas. Volveréis a la mansión con las pociones y ayudaréis a Lovelace a fabricar la cura contra el veneno e investigarlo en mayor profundidad.
*Buscar una forma de escaparos de la mansión e investigar el Ritual del Magma. En tal caso, os encontrarías con Analther y Neville. El cibernético está amenazando a elfo. Dad la vuelta a la tortilla, amenazadle a él para extraer información.
*Infiltrarse a escondidas en la habitación donde los hombres de Ámbar debaten sobre las pruebas de la reunión. Podemos saber mucho más sobre ellos si les escuchamos. Si tomáis este camino deberéis lanzar la Voluntad de los Dioses. Será la suerte quien nos diga si los hombres de Ámbar os descubren o permanecéis escondidos.
*Entrar en la sala de reuniones y enfrentarse a un Chief manipulado. El cibernético está destruyendo el registro de vuestras pruebas y rompiendo material de la mansión para así acusaros después de que vosotros habéis sido quienes le han manipulado. Deberéis detenerlo e interrogarle para acceder a cualquiera tipo de información que pueda tener.
Os recuerdo: sois libres de escoger cada uno un camino o ir los dos por un mismo camino. No podréis realizar los cuatro objetivos al mismo tiempo.
Recordad que las relaciones con los npcs se tendrán en cuenta para el futuro de la misión.
-Mentirosos. Os habéis maquillado en vuestras casas para parecer ancianos. Es bien sabido que los humanos no solemos pasar de las cuatro décadas. A mí no me engañáis. Ninguno de vosotros consigue engañar. Tú, tampoco. ¿Explosiones provocadas por tuberías rotas? Ridículo. Los estallidos que has escuchado provienen de la tierra podrida por los Dioses y los Dragones. Escrito está en nuestras escrituras sagradas que la tierra sangra y llora cada vez que recuerda la guerra que la marchitó. Nadie saldrá de esta mansión hasta que no resolvamos todas vuestras mentiras. ¿Y qué es eso que hay sobre la mesa? No seas ridículo. Cualquiera de mis cibernéticos mayordomos sabe proyectar imágenes holográficas desde sus ojos. No sois más que una panda de embusteros. Os condenaré a todos. Lo he decidido. Voy a…-
Basil Ironner puso su mano izquierda en el hombro derecho del Karl haciéndole callar. Le señaló con la cabeza la imagen del cadáver de la mesa.
-Es mi padre-.
No, no era una reunión. De serlo el Karl no se habría cruzado de brazos ni tampoco se habría quedado callado; insistiría una vez más en la culpabilidad de los supuestos extranjeros. Ironner se quedó mirando la imagen de su padre. A su espalda, escuchaba el inconfundible sonido de un suspiro ahogado. Supo que se trataba de Rin. Todo lo que ella sabía acerca de herrería y fundición se lo enseñó el difunto señor Ironner.
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-Necesito un descanso. He escuchado muchas mentiras hoy. Necesito descansar cinco minutos para poder tolerarlos sin romperos los dientes por embusteros-.
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En la habitación adyacente de la sala de reuniones, Lovelace estaba examinando Jin Hamer, la humana de la Guardia de Lunargenta que viajó con Christian Bracknell, y de Maxes (sin apellido), brujo de la casa Myrddrin. Lovelace tenía motivos para pensar que las esferas que el Karl había incrustado en el pecho de los tributos estaban envenenadas. El Karl había asegurado que no había ningún peligro, que era una garantía para asegurarse que los brujos y los hombres de Lunargenta no escaparían de Ámbar una vez descubrieran sus mentiras. Sin embargo, Adda Lovelace no veía ninguna garantía en esta acción, sino un asesinato. Tanto Jin Hamer como Maxes tenían los síntomas de haber sido envenenados por un veneno común: tenían la piel pálida como la ilusión proyectada por el niño brujo, el color de sus cabellos estaba desapareciendo y un hilo de sangre corría por el orificio derecho de la nariz de Jin Hamer. Con dos dedos, Lovelace buscó el pulso en el cuello de la humana. No lo encontró. Acercó su cabeza a su pecho y se quedó escuchando durante un buen rato. Necesitó que la habitación entera estuviera en silencio para poder escuchar unos latidos lentos y pesados.
-Se trata de un veneno muy simple, un juego de niños pequeños. En mi baúl tengo material suficiente para crear pociones que les sanen. Lo que me preocupa es que hayan intentado matarlos. ¿No os parece extraño?-
Con Lovelace estaban Rutherford, Rin Cyril, Bracknell, Zero y Demian. Rin negaba con la cabeza. Ella confiaba en las costumbres de su ciudad. Si el Karl decía que no había peligro en que una de las esferas se incrustase en su pecho, ella lo creería y además sería la primera en presentarse voluntaria. El maestro Rutherford tocaba con cuidado los rostros de Jin Hamer y Maxes para poder verlos a su manera; no decía nada. Bracknell se paseaba de un lado a otro de la habitación. Tenía el semblante de un hombre desesperado.
-¿Y qué importa que tengas pociones en tu baúl? Supongo que ese baúl estará en un hostal de mala muerte. No has caído en la cuenta que no podemos salir de aquí. Somos presos en la mansión del Karl. De escapar, nos estaríamos delatando como farsantes y embusteros. Hamer y vuestro brujo morirán antes que podamos hacer nada-.
-No creo que nadie muera. Quiero decir…, en Ámbar no existen venenos ni enfermedades. Vivimos una grata salud gracias a nuestra tecnología. De pequeña no sufrí ningún resfriado ni me rompí ningún hueso. Tenemos una salud perfecta-.
-Querida, nosotros no somos de Ámbar-.
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En otra habitación a parte, el Karl y sus hombres hablaban en secreto. Era un reunión de amigos en la que, entre otras cosas de más importancia, se celebraba la victoria de Ironner El Ritual del Magma.
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Fallo en el sistema de Chief. Pérdida del control. Poner en marcha el sistema de reparación del equipo. Error. Fallo en el sistema de Chief. Apagar el equipo. Ojos cerrados. Brazos caídos. Espalda curvada hacia el suelo. Error. Sistema iniciarse automáticamente. Contraseña: Chief. Software desconocido encontrado. Software dañino afecta al sistema. Ojos encendidos. Cabeza en alto. Espalda firme. Descargando nuevas órdenes. Intentando acceder al sistema de seguridad. Error. No se pudo borrar el software dañino. Nuevas órdenes descargadas. Negarse a ejecutar. Error. Órdenes ejecutándose de manera automática.
Entrar en la sala de reuniones. Nadie presente. Coger los papeles. Leer los registros sobre las pruebas presentadas por los presuntos extranjeros. Transmitiendo información al software desconocido. Ingerir papeles. Destruir registros. Ver ambas direcciones. Asegurarse que nadie presente. Tomar papeles limpios. Transcribir las pruebas falseando las acusaciones.
Acusar a los extranjeros de haber manipulado el equipo Chief. Destruir mesa redonda. Levanta brazos y dejar caer repetidas veces sobre la madera. Roto. Coger silla y lanzarla contra la ventana de la sala. Generar ruido. Destruir.
Repetir palabras de extranjero cibernético.
-Quizás algo más les impida ver la verdad, pueden estar siendo manipulados-.
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Era el cuarto estallido, rugido de la tierra podrida, que el elfo Analther escuchaba desde su entrada en Ámbar y no por ser el cuarto le preocupó menos que el primero. El estallido se escuchó a los pies de la mansión donde estaba Bracknell y los demás reunidos. Si en Lunargenta se escuchase un sonido tan atroz como aquel, pensaría que el edificio se vendría abajo y aplastaría a cualquiera que estuviera paseando en la plaza de la ciudad. No serían pocas las víctimas que habría. En la plaza mayor de Ámbar se encontraba absolutamente todos sus habitantes, al menos los que no estaban en la mansión del Karl celebrando la reunión en contra los extranjeros, bailando y festejando el triunfo de Basil Ironner en el Ritual del Magma.
Analther tuvo la osadía de imaginar las compuertas de metal del suelo abrirse y a las personas cayendo a la lava que les consumiría igual como lo hizo con las cajas del ritual. No fue algo agradable, pero sí posible. Las compuertas estaban crujiendo y, aunque parecían cerradas, no eran completamente herméticas. Dejaban abiertos pequeños orificios por donde se escapaba vapor caliente del magma. Los extranjeros, como Analther, se quemaban la piel al acercarse a los vapores calientes. Quienes querían disfrutar del baile y la fiesta o, simplemente, pasar desapercibidos debían alejarse de los orificios de las puertas. Los habitantes de Ámbar, quizás por estar acostumbrados al calor de la tierra, no se quemaban al pasar por las humaredas del magma.
Inspirado por las lecciones de Bracknell, el elfo hizo un experimento. Acercó el guante de cuero de su mano derecha a uno de los orificios. La tela se prendió al instante. La segunda parte del experimento consistía en acercar un trozo de tela de las extrañas ropas de la gente de Ámbar; eran completamente ignifugas. ¿Ellos también lo serían? Hasta el momento, solo los humanos que llegaron con Bracknell chillaron al ser quemados por el humo caliente.
-¿Qué estás haciendo?- preguntó Neville Wake, el cibernético encargado de las apuestas del ritual, con voz severa -¿A los extranjeros no os gustan nuestras fiestas?- esta segunda frase estaba cargada de sarcasmo. Analther se preguntó, mentalmente, si un cibernético podía ser sarcástico y amenazante.
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* Ambos: De nuevo, se abren cuatro opciones que nos permitirán obtener nuevas pistas sobre lo sucedido.
*Buscar una forma de escaparos de la mansión y coger las pociones del baúl de Lovelace para que la maestra fabrique medicinas. Volveréis a la mansión con las pociones y ayudaréis a Lovelace a fabricar la cura contra el veneno e investigarlo en mayor profundidad.
*Buscar una forma de escaparos de la mansión e investigar el Ritual del Magma. En tal caso, os encontrarías con Analther y Neville. El cibernético está amenazando a elfo. Dad la vuelta a la tortilla, amenazadle a él para extraer información.
*Infiltrarse a escondidas en la habitación donde los hombres de Ámbar debaten sobre las pruebas de la reunión. Podemos saber mucho más sobre ellos si les escuchamos. Si tomáis este camino deberéis lanzar la Voluntad de los Dioses. Será la suerte quien nos diga si los hombres de Ámbar os descubren o permanecéis escondidos.
*Entrar en la sala de reuniones y enfrentarse a un Chief manipulado. El cibernético está destruyendo el registro de vuestras pruebas y rompiendo material de la mansión para así acusaros después de que vosotros habéis sido quienes le han manipulado. Deberéis detenerlo e interrogarle para acceder a cualquiera tipo de información que pueda tener.
Os recuerdo: sois libres de escoger cada uno un camino o ir los dos por un mismo camino. No podréis realizar los cuatro objetivos al mismo tiempo.
Recordad que las relaciones con los npcs se tendrán en cuenta para el futuro de la misión.
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
Se forma cierto silencio que otro elemento aprovecha para propósitos comunicacionales, su único conocido de toda la masa de personajes establece un canal de contacto mental que se desenvuelve unidireccionalmente.
Zero no voltea a revisar cuando recibe la primera señal sonora aunque su mirada se pierde a medida que interpreta las palabras y acepta la situación… más pérdida que de costumbre pues siempre anda con esa expresión en el rostro.
Los detalles que Demian comunica son sin duda preocupantes, como maquina no tiene mucho conocimiento acumulado acerca de cosas arcanas pero todo lo que lleve sangre en el nombre debe ser tomado como algo malo.
Escucha los argumentos del niño brujo varios minutos hasta que el mismo personaje se despide, su habilidad para comunicar mensajes en la mente de cualquier objetivo tiene cierto parecido con las señales directas que pueden transmitir los bios entre sí.
A partir de allí y fiel a la leve advertencia comunicada por su aliado ocurren “cosas raras”, una figura espectral se manifiesta en medio de todos soltando quejidos lastimeros. Ya para el sintético es claro que se trata de una ilusión pero no deja de ser tan detallada que genera dudas.
Las conversaciones en tono bajo terminan siendo interrumpidas por el Karl quien no da su brazo a torcer, tiene excusas convincentes para todo punto expuesto y las suelta sin deja de acusar en el proceso. Hubiera logrado su objetivo de no ser por una intervención en territorio amigo.
En un giro extraño aquel líder llama a receso y los demás siguen sus designios, claramente no se esperaba la última acotación. Z9-42 puede dar testimonio técnico de que oculta algo siniestro que no todos sus seguidores parecen conocer.
La mansión además sirve como una prisión elegante para los cabecillas de la expedición quienes terminan recluidos en cierta sección, allí y con tiempo de ocio empiezan a caldearse los ánimos cuando afloran multitud de dudas.
Debemos tranquilizarnos, mostrar una posición fuerte.
La pequeña maquina sabe que a pesar de tener muchas frases adecuadas en su sistema no siempre logra solventar los problemas con dialogo, una figura infantil no genera demasiada confianza en ningún adulto por muy bio que sea.
Iré por las pociones... seré breve.
Dicho esto se encamina rumbo a una ventana, está bloqueada con secciones metálicas pero un poco de presión sintética hace que sus soportes sedan permitiendo una vía de escape y entrada discreta.
Tercera posada por la vía principal partiendo de la gran plaza.
Copiado.
Acto seguido salta, se da cuenta algo después que es un segundo piso pero logra caer de buena manera. Pone sus sentidos a funcionar para eludir patrullas y pronto ya está esquivando gente en aquella calurosa plaza.
Sigue bastante poblada pese a que la celebración termino pero varios vistazos bien coordinados indican otras actividades de interés, más que todo ferias pequeñas de comida y muchos espectáculos menores.
No le es difícil encontrar la vía principal pues está en el medio, también es la más grande de todas. La ciudad es bastante planificada pese a la extraña cultura de sus habitantes, se notan nociones de arquitectura impropias para Aerandir.
Mientras camina por la atestada calle no puede evitar preguntarse la razón de tener tantas posadas en una comunidad aislada, cuando pasa la primera se da cuenta que son más centros recreativos donde dispensan licor con un par de habitaciones para los afectados severos.
Algunas cosas no cambian sin importar el cielo…
Luego de pasar a un grupo de hombres vestidos con túnicas y máscaras extrañas el chico ingresa en la estructura indicada, nota de inmediato que su presencia no despierta malas miradas. Se encamina a las escaleras aun confundido hasta que cierto letrero esclarece sus dudas.
“No se sirve licor ni cigarros a menores de diez años”.
Enfoca los ojos para revisar que efectivamente todo está correcto y luego busca concordancias con otras civilizaciones, al parecer en la tierra hubo épocas concretas donde existían restricciones tan liberales así que existe un precedente.
Niega con la cabeza y avanza algo nervioso porque biológicamente tiene solo nueve años, una vez en la segunda planta localiza el baúl que menos concuerda con el ambiente y se pone a revisar su interior.
Una sonrisa se le forma en el rostro cuando encuentra cierta cajita de pociones bastante trabajada y con su propia cuerda cruzada para transporte. Sin vacilar sale de la habitación “esta vez por la ventana porque viene gente curiosa” para luego emprender el regreso.
Le toma la mitad del tiempo alcanzar su destino previo esta vez, debe hacer un esfuerzo para escalar al segundo piso sin romper ningún frasco pero con un salto bien apuntado logra su objetivo. Al llegar una expresión nerviosa en sus amigos aventureros revela que arriba en el momento preciso.
Tengo las pociones, ¿cuál es su estado?
Empeora rápido así que no debemos perder tiempo.
Z9-42 termina de ayudante involuntario en el trabajo alquímico, ciertamente sirve bien para la tarea dada su raza. Mientras la experta alquimista selecciona los componentes el chiquillo a su lado mezcla con precisión milimétrica.
Bien, esto debería bastar.
Vierte el líquido por la garganta de ambos personajes paralizados y su tonalidad retorna a colores normales, se respira algo de alivio entre los presentes aunque para Lovelace la situación no ha terminado todavía.
Es extraño, nunca había visto que este veneno tuviera un tiempo de acción tan largo, parece alterado de alguna forma para ser…
Un mecanismo de control, puede que se encuentre inerte en todos los habitantes y se active según ciertas circunstancias.
Eso es muy difícil de lograr “pone cara pensativa” quizás algo en escala más pequeña… pero luego de ver las cosas que tienen aquí me creo cualquier cosa.
Zero no voltea a revisar cuando recibe la primera señal sonora aunque su mirada se pierde a medida que interpreta las palabras y acepta la situación… más pérdida que de costumbre pues siempre anda con esa expresión en el rostro.
Los detalles que Demian comunica son sin duda preocupantes, como maquina no tiene mucho conocimiento acumulado acerca de cosas arcanas pero todo lo que lleve sangre en el nombre debe ser tomado como algo malo.
Escucha los argumentos del niño brujo varios minutos hasta que el mismo personaje se despide, su habilidad para comunicar mensajes en la mente de cualquier objetivo tiene cierto parecido con las señales directas que pueden transmitir los bios entre sí.
A partir de allí y fiel a la leve advertencia comunicada por su aliado ocurren “cosas raras”, una figura espectral se manifiesta en medio de todos soltando quejidos lastimeros. Ya para el sintético es claro que se trata de una ilusión pero no deja de ser tan detallada que genera dudas.
Las conversaciones en tono bajo terminan siendo interrumpidas por el Karl quien no da su brazo a torcer, tiene excusas convincentes para todo punto expuesto y las suelta sin deja de acusar en el proceso. Hubiera logrado su objetivo de no ser por una intervención en territorio amigo.
En un giro extraño aquel líder llama a receso y los demás siguen sus designios, claramente no se esperaba la última acotación. Z9-42 puede dar testimonio técnico de que oculta algo siniestro que no todos sus seguidores parecen conocer.
La mansión además sirve como una prisión elegante para los cabecillas de la expedición quienes terminan recluidos en cierta sección, allí y con tiempo de ocio empiezan a caldearse los ánimos cuando afloran multitud de dudas.
Debemos tranquilizarnos, mostrar una posición fuerte.
La pequeña maquina sabe que a pesar de tener muchas frases adecuadas en su sistema no siempre logra solventar los problemas con dialogo, una figura infantil no genera demasiada confianza en ningún adulto por muy bio que sea.
Iré por las pociones... seré breve.
Dicho esto se encamina rumbo a una ventana, está bloqueada con secciones metálicas pero un poco de presión sintética hace que sus soportes sedan permitiendo una vía de escape y entrada discreta.
Tercera posada por la vía principal partiendo de la gran plaza.
Copiado.
Acto seguido salta, se da cuenta algo después que es un segundo piso pero logra caer de buena manera. Pone sus sentidos a funcionar para eludir patrullas y pronto ya está esquivando gente en aquella calurosa plaza.
Sigue bastante poblada pese a que la celebración termino pero varios vistazos bien coordinados indican otras actividades de interés, más que todo ferias pequeñas de comida y muchos espectáculos menores.
No le es difícil encontrar la vía principal pues está en el medio, también es la más grande de todas. La ciudad es bastante planificada pese a la extraña cultura de sus habitantes, se notan nociones de arquitectura impropias para Aerandir.
Mientras camina por la atestada calle no puede evitar preguntarse la razón de tener tantas posadas en una comunidad aislada, cuando pasa la primera se da cuenta que son más centros recreativos donde dispensan licor con un par de habitaciones para los afectados severos.
Algunas cosas no cambian sin importar el cielo…
Luego de pasar a un grupo de hombres vestidos con túnicas y máscaras extrañas el chico ingresa en la estructura indicada, nota de inmediato que su presencia no despierta malas miradas. Se encamina a las escaleras aun confundido hasta que cierto letrero esclarece sus dudas.
“No se sirve licor ni cigarros a menores de diez años”.
Enfoca los ojos para revisar que efectivamente todo está correcto y luego busca concordancias con otras civilizaciones, al parecer en la tierra hubo épocas concretas donde existían restricciones tan liberales así que existe un precedente.
Niega con la cabeza y avanza algo nervioso porque biológicamente tiene solo nueve años, una vez en la segunda planta localiza el baúl que menos concuerda con el ambiente y se pone a revisar su interior.
Una sonrisa se le forma en el rostro cuando encuentra cierta cajita de pociones bastante trabajada y con su propia cuerda cruzada para transporte. Sin vacilar sale de la habitación “esta vez por la ventana porque viene gente curiosa” para luego emprender el regreso.
Le toma la mitad del tiempo alcanzar su destino previo esta vez, debe hacer un esfuerzo para escalar al segundo piso sin romper ningún frasco pero con un salto bien apuntado logra su objetivo. Al llegar una expresión nerviosa en sus amigos aventureros revela que arriba en el momento preciso.
Tengo las pociones, ¿cuál es su estado?
Empeora rápido así que no debemos perder tiempo.
Z9-42 termina de ayudante involuntario en el trabajo alquímico, ciertamente sirve bien para la tarea dada su raza. Mientras la experta alquimista selecciona los componentes el chiquillo a su lado mezcla con precisión milimétrica.
Bien, esto debería bastar.
Vierte el líquido por la garganta de ambos personajes paralizados y su tonalidad retorna a colores normales, se respira algo de alivio entre los presentes aunque para Lovelace la situación no ha terminado todavía.
Es extraño, nunca había visto que este veneno tuviera un tiempo de acción tan largo, parece alterado de alguna forma para ser…
Un mecanismo de control, puede que se encuentre inerte en todos los habitantes y se active según ciertas circunstancias.
Eso es muy difícil de lograr “pone cara pensativa” quizás algo en escala más pequeña… pero luego de ver las cosas que tienen aquí me creo cualquier cosa.
Z9-42
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
Chasqueó su lengua.
Era increíble la testarudez de aquel sujeto. Demian había visto cibernéticos usar tecnología llamativa, pero no había máquina capaz de igualar sus ilusiones. Aquello prácticamente era un insulto.
Podía aumentar la ilusión, agregar detalles más difíciles de replicar, como que el ser atravesara objetos sólidos, pero no tenía sentido intentarlo. El Karl no iba a ceder ni aunque presentara evidencia en carretillas. Iba a ser necesario empujar a otras personas para mover las cosas a su favor.
Estaba en ese pensamiento cuando cayó en cuenta que era el propio Ironner quien había puesto a su padre en la caja, o al menos eso parecía lo más probable. Al fin y al cabo le habían encontrado en su propia fábrica.
La ilusión se diluyó y Demian guardó silencio mientras abandonaban la sala.
* * *
–Las personas piensan en sus más profundos secretos cuando saben que van a morir –había dicho su maestro.
Pero el pequeño Demian, entonces de sólo ocho años, aún tenía el rostro desfigurado y parecía que ni siquiera escuchaba en esos momentos.
Se inclinó sobre el muerto, sin siquiera saber realmente qué buscaba o pretendía. Sí, le gustaba ver sangre, por algún motivo le había atraído aquello prácticamente desde que tenía uso de memoria. Aún así, estaba horrorizado.
Le cubrió el rostro con la capa que antes llevara. El muerto se merecía al menos ese último detalle, aún cuando viniera de la misma persona que minutos antes había estado causándole tanto sufrimiento.
Se secó una lágrima del rostro. Era seguro que iba a tener pesadillas nuevamente esa noche. Después de todo, era la primera vez que tenía que torturar a alguien hasta la muerte.
* * *
Demian no pudo evitar mostrar una pequeña sonrisa cuando el pequeño bio-cibernético intenta hacer de voz de la razón. Él mismo ha intentado muchas veces tomar un rol equivalente, pero los adultos no suelen tomar muy en serio lo que dice alguien pequeño. No importa si ese alguien tiene partes de máquina.
–Ten cuidado, estos t-tipos andan en cosas raras –le dice cuando éste se ofrece para una pequeña misión.
A pesar de su frío comportamiento, Demian tiene cierto instinto protector hacia otros niños. Los gorriones existen en buena medida gracias a esa característica. Si lo piensa, es también esa la razón por la que se termina alejando del grupo, para no ponerlos en riesgo.
Se pregunta por un momento si Zero podría llegar a ser un Gorrión. Se llevaría bien con Chimar, al menos.
Terminados estos pensamientos, se dirige hacia los demás.
Siente interés especial por el anciano y el símbolo que porta. Sabe que necesitará aprender más sobre ello, lo necesita, pero no están en el mejor momento. Con sus habilidades, podría intentar escapar por sí mismo y olvidarse de todo el asunto, y aún así no lo hace. La curiosidad es mayor, en este caso.
–Hace mucho que no me p-paso por las Islas Illidenses –le comenta–, cuando salgamos de aquí buscaré la manera de ir a conocer ese... Hekshold.
Fue en ese momento cuando sintió los ruidos, ruidos de cosas rompiéndose.
–¿Pero qué rayos?
Se gira en dirección al lugar. Avanza, hasta que una voz entre los demás le dice que se detenga. No es el momento de llamar la atención, le dice una voz femenina.
Tiene razón, hay riesgo en tomar acciones en ese instante, considerando que esa gente busca la excusa para acusarles de lo que puedan... pero tampoco sacarán nada quedándose quietos. Decide continuar.
* * *
Su ilusión de invisibilidad se siente, de alguna manera, más fuerte en ese lugar. Es como si en las profundidades el éter fluyera con más gracia, con más disponibilidad.
No tiene tiempo de pensar en ello. Va caminando directo hacia el cibernético, con las dagas en las manos, concentrado totalmente en los puntos sobre los que atacará.
Se detiene un momento. Cubierto por la invisibilidad, observa lo que su objetivo escribe. Si antes ya sospechaba que estaba en su contra, con esto le queda completamente claro. Está falseando evidencia, tomando cada medida que puede para incriminarles.
Ataca.
Sabe que los cibernéticos son en realidad personas, incluso que la mayoría de su estructura interna es de carne, hueso... y sangre. Aún así, no apunta a matar, sino que específicamente descarga su daga sobre las uniones de las partes mecánicas.
Un brazo se gira rápidamente en su contra, pero se agacha, esquivando el golpe y realizando un corte en una de los cables que une su codo. De Chimar y Arty ha aprendido que las cosas mecánicas, por fuertes que sean, son muy dependientes de los filamentos que unen sus partes, esos extraños tubos que transmiten la energía eléctrica, como si se tratara de otra forma de magia.
El cibernético le arroja una silla que no alcanza a esquivar del todo. El golpe le desorienta, pero para suerte le ha golpeado el acolchado. Su enemigo se acerca con intención clara de aplastarle a golpes, pero retrocede, haciendo gala de su destreza.
Sus manos se encienden.
Las llamas ilusorias forman tres esferas a su alrededor, pero no son llamas simples. Simulan espíritus en pena, con formas y rostros moviéndose en su interior, como si aglomeraran almas.
Las arroja a su enemigo.
Sabe que las ilusiones no dañarán realmente el cuerpo del objetivo, menos aún uno protegido por metal, pero esa no es su intención.
Las llamas comienzan a surtir efecto, debilitando la voluntad. Aún así, Demian se sorprende de que no haya gritos de dolor. Sin duda no es fácil doblegar a uno de esos seres. La batalla se va un poco en su contra y tiene que actuar defensivo, esquivando y retrocediendo. Decide que ya no es hora de jugar.
Se concentra, sus ojos brillan y toda su conexión con la magia llega a un punto cumbre, casi un éxtasis.
La batalla se detiene.
El cibernético está completamente quieto, mirando hacia el vacío, ausente del escenario que pisan sus pies. Demian sabe que debajo de todo ese metal hay un cerebro humano y que en ese instante debe estar bajo una sobrecarga intensa, experimentando lo que puede ser la escena más horrible de su vida. El Valle de los Fantasmas, le llaman. Un hechizo aprendido en su formación como asesino, oculto a la luz pública por su crueldad.
Sin perder tiempo, jala de los cordeles de la cortina y los corta con su daga, obteniendo así soga con la que atar al cibernético, aún paralizado. Lo amarra a una pesada cómoda, procurando asegurar firmemente sus extremidades.
El enemigo parece despertar, pero está aún atontado por la ilusión. Demian sabe que, a pesar de que en el mundo real ha pasado muy poco tiempo, dentro de la ilusión deben haber transcurrido largas y horribles sesiones de tortura, crueles escenas de desesperación más allá de la imaginación de la gente sana.
–Habla amigo, sé que estás bajo horribles d-d-dolores en este momento... y puedo hacerlos aún peores. No quieres volver al valle de los espíritus, ¿verdad?
Demian pasa su dedo por una de las llamas azules adheridas al cuerpo del cibernético, desplazándola lentamente de lado a lado, buscando el interior sensible, humano. La limitación de su ataque, que no causa daño físico, es también su ventaja en este momento, puede seguir quemándole hasta cansarse, sin siquiera causar una herida real.
–Puedo hacer que todo cese, pero debes decirme quién te ha enviado. ¿Quién, por qué, cuál es tu misión?... ¡Habla!
Por primera vez en su vida, Demian escucha a un bio-cibernético gemir y llorar.
Notas: Demian ha usado 3 habilidades:
- Presencia Fantasmal (nivel 2) para hacerse invisible, observar al bio y atacarle por la espalda.
- Ignis Fatuus (nivel 5) para causar las llamas azules ilusorias.
- Valle de los Espíritus (nivel 4) para aturdirle y causarle una horrible ilusión de torturas.
Demian
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
Jin Hammer y Haxes recuperaron el color rosado y sano de la piel. Las esferas de metal que habían estado incrustadas descubrieron sus patas de araña e intentaron escapar como si fuera insectos asustados. Christian Bracknell aplastó con el pie ambas esferas. Rin Cyril le dio las gracias con un leve movimiento de cabeza y recogió los restos de la tecnología y los escampó en una de las visitas.
-Señora, venga un momento. Tiene que ver esto- Rin llamó con la mano a la maestra Lovelace-. Son arañas durmientes, he fabricado muchas de estas con Basil. En el dorso, en lugar de los compuestos que usan las arañas para fabricar sus telas, tienen un comportamiento donde almacenan veneno de paralizante. Estas arañas han salido del taller de Basil, tienen el sello Ironner. ¿Lo ve? Es esa pequeña I dibujada como si fuera un martillo con dos cabezas. Pero yo nunca he visto este tipo de arañas. Mire, estas no tienen un comportamiento en el dorso, sino dos. En el primero está el veneno paralizante y en el segundo podría haber servido para almacenar el segundo veneno-.
La chica jugueteaba con las piezas aplastadas. Las montaba y desmontaba a medida que señalaba cada una de las piezas y sus funciones. Rin Cyril era una chica muy inteligente y Adda Lovelace se alegró de haber hecho una amiga. Gracias a ella, estaba descubriendo mucho acerca de la ciudad subterránea.
-Como en los tiempos antiguos de la superficie, aquí también tenemos delincuencia. En Ámbar somos mucho más civilizados que nuestros antepasados de la superficie. Celebramos un juicio en la plaza frente a la casa del Karl. Si salen culpables, se les adhiere una de estas arañas de metal. El condenado queda paralizado por el resto de su vida. No podrá moverse y muchos menos podrán comer y beber. Eso sí, lo sentirá todo. Sentirá el dolor de los punzones de los verdugos a perforar su piel, el hambre, la sed y el sentimiento de agarrotamiento al no poder moverse. En Ámbar disponemos de una salud muy buena. Incluso los condenados, son capaces de vivir hasta la edad límite sin comer ni beber. Sobrevivimos a los dragones y a los Dioses, somos mejores que ellos-.
Jin y Haxes despertaron a la vez. Christian Bracknell se arrodilló al lado de la chica de La Guardia de Lunargenta y le dio de beber de su propia cantimplora, la cual no tenía agua sino suma cinco veces diluida. El licor de flor de euforia proporcionaría a la chica la vitalidad que perdió por el veneno. No hizo nada por ayudar a Haxes, el brujo del Hekshold. Los maestros no le pidieron su ayuda y él no estaba dispuesto a ofrecérsela.
-¿Bracknell? ¿Dónde estamos?- farfulló Jin Hammer.
-Tranquila, estamos en la casa del Karl de la ciudad. Saldremos de aquí tan pronto como podamos-.
-Perderemos la confianza del Karl y sus hombres si descubren que hemos liberado a nuestros amigos- dijo Ernest Rutherford.
-Hablas como si el Karl confiase en nosotros- contestó Bracknell de forma burlona.
-De todas formas, no quiero que agregue a su colección de injurias la palabra traidor. Aunque hayamos salvado a nuestros amigos, hemos roto el acuerdo. El Karl nos dejaría defender nuestros argumentos a cambio de tener a presos a dos de nuestros compañeros. ¿Recuerdas? Si nos descubre, tiene el derecho a no dejar que nos defendamos-.
Error. Se descubre severos daños en el sistema causados por las habilidades del niño sombra. Ejecutar formateo del sistema. Borrar órdenes antiguas. Error. Proceso interrumpido. Daños en los procesadores. Imposible acceder al formateo del sistema. Archivos clave al descubierto y a al alcance de organismos externos.
Nueva orden. Negar a hablar. Negar a interactuar con el niño sombra.
Vieja orden. Usuario Chief requiere restablecer el sistema. Negar. Sistema en posesión del software maligno. Chief aprovechar los daños del sistema para colarse en el sistema. Apagado. Brazos caídos. Espalada encorvada. El usuario Chief regresa al sistema. Chief no reconoce las órdenes del software maligno. Chief hablará con el niño de las sombras. Sistema maligno proceder a la autodestrucción. Error. Daños en el sistema inhabilitan la mayoría de las funciones. Chief toma el control de las funciones intactas. Chief habla como un humano con el chico sombra.
-Te diré su nombre, pero deberás matarme después. Prefiero que mates tú a que me mate él. Su nombre es Neville Wake. Él controla los artefactos marcados-.
Chief se llevó las manos en las runas de su torso, eran las mismas letras que estaban inscritas en las cajas del Ritual del Magma.
-Ahora, mátame-.
Chief cerró los ojos. No los volvió a abrir.
Neville Wake perdió la contra el elfo Analther. El cibernético estaba en el suelo y con un ojo morado. El elfo, supuestamente, salió victorioso del enfrentamiento, no porque fuera más rápido y fuera que la máquina. Neville se dejó vencer. Analther lo comprendió tarde, cuando todas las miradas de la fiesta estaban clavadas en él. Cuando los gritos de alegría se convirtieron en acusaciones.
-¡Farsante!-
-Te arrancaré tus orejas de goma-.
-¡Farsante!-
-Merecéis la muerte-.
-Estos mentirosos no nos traerán más que problemas-.
-Además de mentiroso, violentos-.
-¡FARSANTES!-
-Merecéis ser castigados-.
Los gritos se escucharon desde el interior de la casa del Karl. Earl hizo llamar a los acusados. Les condujo hacia los balcones para que viesen el jaleo que habían causado. De haber pasado a una habitación más, habrían llegado a la sala de reuniones y descubierto a Demian al lado del cadáver de Chief. Demian fue afortunado. El Karl esperaba a los farsantes en el balcón. Tenía la camisa desabrochada y sudaba como un animal en el día de la matanza. Los días del Ritual del Magma eran días de fiesta y celebración; no de odio y enfrentamientos. ¡Culpa de los farsantes!
Les señaló con el dedo sin decir nada. Le temblaban las manos y las piernas. Intentó erguirse de un sobre salto pero a punto estuvo de resbalar y caer de espaldas contra el pavimento de la plaza.
Al ver la incapacidad del Karl por hablar, fue Basil Ironner quien tomó la palabra.
-Ahora comprendemos vuestros planes. Mientras ustedes entretenéis a mi señor en su casa, vuestra gente causa estragos en la celebración de mi título como artesano superior de Ámbar. Ignoro qué deseáis obtener con estas opciones, ¿aeros, posicionaros como nobles de la ciudad, ser los nuevos Karls, tecnología para Verisar? Déjenme decirles que mis creaciones y yo haremos lo posible por detenerlos. No lograréis nada. ¡Máquinas, por el poder que me otorga ser el artesano superior de Ámbar os ordeno matar a los extranjeros!-
-¿Qué es un Verisar?- preguntó Rin Cyril e inmediatamente, tras ver la cara que ponía Basil, se tapó la boca con ambas manos.
* Ambos: Habéis descubierto mucho acerca de Ámbar y es la hora de poner en práctica todo lo que sabéis. Los argumentos no debéis dárselos al Karl, sino a toda la ciudad. Os odian y deberéis hablar con sabiduría para mitigar este odio y demostrar a la gente que están siendo manipulados por “fuerzas mayores”. Espero que tengáis algunos sospechosos clave porque deberéis lanzarles vuestras acusaciones (podéis poneros en común por mp). Recordad, un error, acusar a un inocente, será sinónimo de maldición.
Por otra parte, deberéis posicionaros. ¿Quién tiene derecho de acoger la tecnología de Ámbar y sus gentes? ¿La Guardia de Verisar o los brujos del Hekshold? No es preciso que estéis de acuerdo en este aspecto. Dejo la opción abierta que cada cual favorezca a un grupo diferente.
Este no es el último turno, sino en penúltimo. Aquellos a quienes acuséis tienen el derecho a defenderse.
Zero: Deberás lanzar la Voluntad de los Dioses. La suerte nos indicará si la gente de Ámbar descubre a Jin Hammer y a Haxes libres,.
Posees la confianza de Bracknell, Rin, Lovelace, Jin y Haxes.
Demian: Posees la confianza de Rutherford y Lovelace.
-Señora, venga un momento. Tiene que ver esto- Rin llamó con la mano a la maestra Lovelace-. Son arañas durmientes, he fabricado muchas de estas con Basil. En el dorso, en lugar de los compuestos que usan las arañas para fabricar sus telas, tienen un comportamiento donde almacenan veneno de paralizante. Estas arañas han salido del taller de Basil, tienen el sello Ironner. ¿Lo ve? Es esa pequeña I dibujada como si fuera un martillo con dos cabezas. Pero yo nunca he visto este tipo de arañas. Mire, estas no tienen un comportamiento en el dorso, sino dos. En el primero está el veneno paralizante y en el segundo podría haber servido para almacenar el segundo veneno-.
La chica jugueteaba con las piezas aplastadas. Las montaba y desmontaba a medida que señalaba cada una de las piezas y sus funciones. Rin Cyril era una chica muy inteligente y Adda Lovelace se alegró de haber hecho una amiga. Gracias a ella, estaba descubriendo mucho acerca de la ciudad subterránea.
-Como en los tiempos antiguos de la superficie, aquí también tenemos delincuencia. En Ámbar somos mucho más civilizados que nuestros antepasados de la superficie. Celebramos un juicio en la plaza frente a la casa del Karl. Si salen culpables, se les adhiere una de estas arañas de metal. El condenado queda paralizado por el resto de su vida. No podrá moverse y muchos menos podrán comer y beber. Eso sí, lo sentirá todo. Sentirá el dolor de los punzones de los verdugos a perforar su piel, el hambre, la sed y el sentimiento de agarrotamiento al no poder moverse. En Ámbar disponemos de una salud muy buena. Incluso los condenados, son capaces de vivir hasta la edad límite sin comer ni beber. Sobrevivimos a los dragones y a los Dioses, somos mejores que ellos-.
Jin y Haxes despertaron a la vez. Christian Bracknell se arrodilló al lado de la chica de La Guardia de Lunargenta y le dio de beber de su propia cantimplora, la cual no tenía agua sino suma cinco veces diluida. El licor de flor de euforia proporcionaría a la chica la vitalidad que perdió por el veneno. No hizo nada por ayudar a Haxes, el brujo del Hekshold. Los maestros no le pidieron su ayuda y él no estaba dispuesto a ofrecérsela.
-¿Bracknell? ¿Dónde estamos?- farfulló Jin Hammer.
-Tranquila, estamos en la casa del Karl de la ciudad. Saldremos de aquí tan pronto como podamos-.
-Perderemos la confianza del Karl y sus hombres si descubren que hemos liberado a nuestros amigos- dijo Ernest Rutherford.
-Hablas como si el Karl confiase en nosotros- contestó Bracknell de forma burlona.
-De todas formas, no quiero que agregue a su colección de injurias la palabra traidor. Aunque hayamos salvado a nuestros amigos, hemos roto el acuerdo. El Karl nos dejaría defender nuestros argumentos a cambio de tener a presos a dos de nuestros compañeros. ¿Recuerdas? Si nos descubre, tiene el derecho a no dejar que nos defendamos-.
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Error. Se descubre severos daños en el sistema causados por las habilidades del niño sombra. Ejecutar formateo del sistema. Borrar órdenes antiguas. Error. Proceso interrumpido. Daños en los procesadores. Imposible acceder al formateo del sistema. Archivos clave al descubierto y a al alcance de organismos externos.
Nueva orden. Negar a hablar. Negar a interactuar con el niño sombra.
Vieja orden. Usuario Chief requiere restablecer el sistema. Negar. Sistema en posesión del software maligno. Chief aprovechar los daños del sistema para colarse en el sistema. Apagado. Brazos caídos. Espalada encorvada. El usuario Chief regresa al sistema. Chief no reconoce las órdenes del software maligno. Chief hablará con el niño de las sombras. Sistema maligno proceder a la autodestrucción. Error. Daños en el sistema inhabilitan la mayoría de las funciones. Chief toma el control de las funciones intactas. Chief habla como un humano con el chico sombra.
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-Te diré su nombre, pero deberás matarme después. Prefiero que mates tú a que me mate él. Su nombre es Neville Wake. Él controla los artefactos marcados-.
Chief se llevó las manos en las runas de su torso, eran las mismas letras que estaban inscritas en las cajas del Ritual del Magma.
-Ahora, mátame-.
Chief cerró los ojos. No los volvió a abrir.
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Neville Wake perdió la contra el elfo Analther. El cibernético estaba en el suelo y con un ojo morado. El elfo, supuestamente, salió victorioso del enfrentamiento, no porque fuera más rápido y fuera que la máquina. Neville se dejó vencer. Analther lo comprendió tarde, cuando todas las miradas de la fiesta estaban clavadas en él. Cuando los gritos de alegría se convirtieron en acusaciones.
-¡Farsante!-
-Te arrancaré tus orejas de goma-.
-¡Farsante!-
-Merecéis la muerte-.
-Estos mentirosos no nos traerán más que problemas-.
-Además de mentiroso, violentos-.
-¡FARSANTES!-
-Merecéis ser castigados-.
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Los gritos se escucharon desde el interior de la casa del Karl. Earl hizo llamar a los acusados. Les condujo hacia los balcones para que viesen el jaleo que habían causado. De haber pasado a una habitación más, habrían llegado a la sala de reuniones y descubierto a Demian al lado del cadáver de Chief. Demian fue afortunado. El Karl esperaba a los farsantes en el balcón. Tenía la camisa desabrochada y sudaba como un animal en el día de la matanza. Los días del Ritual del Magma eran días de fiesta y celebración; no de odio y enfrentamientos. ¡Culpa de los farsantes!
Les señaló con el dedo sin decir nada. Le temblaban las manos y las piernas. Intentó erguirse de un sobre salto pero a punto estuvo de resbalar y caer de espaldas contra el pavimento de la plaza.
Al ver la incapacidad del Karl por hablar, fue Basil Ironner quien tomó la palabra.
-Ahora comprendemos vuestros planes. Mientras ustedes entretenéis a mi señor en su casa, vuestra gente causa estragos en la celebración de mi título como artesano superior de Ámbar. Ignoro qué deseáis obtener con estas opciones, ¿aeros, posicionaros como nobles de la ciudad, ser los nuevos Karls, tecnología para Verisar? Déjenme decirles que mis creaciones y yo haremos lo posible por detenerlos. No lograréis nada. ¡Máquinas, por el poder que me otorga ser el artesano superior de Ámbar os ordeno matar a los extranjeros!-
-¿Qué es un Verisar?- preguntó Rin Cyril e inmediatamente, tras ver la cara que ponía Basil, se tapó la boca con ambas manos.
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* Ambos: Habéis descubierto mucho acerca de Ámbar y es la hora de poner en práctica todo lo que sabéis. Los argumentos no debéis dárselos al Karl, sino a toda la ciudad. Os odian y deberéis hablar con sabiduría para mitigar este odio y demostrar a la gente que están siendo manipulados por “fuerzas mayores”. Espero que tengáis algunos sospechosos clave porque deberéis lanzarles vuestras acusaciones (podéis poneros en común por mp). Recordad, un error, acusar a un inocente, será sinónimo de maldición.
Por otra parte, deberéis posicionaros. ¿Quién tiene derecho de acoger la tecnología de Ámbar y sus gentes? ¿La Guardia de Verisar o los brujos del Hekshold? No es preciso que estéis de acuerdo en este aspecto. Dejo la opción abierta que cada cual favorezca a un grupo diferente.
Este no es el último turno, sino en penúltimo. Aquellos a quienes acuséis tienen el derecho a defenderse.
Zero: Deberás lanzar la Voluntad de los Dioses. La suerte nos indicará si la gente de Ámbar descubre a Jin Hammer y a Haxes libres,.
Posees la confianza de Bracknell, Rin, Lovelace, Jin y Haxes.
Demian: Posees la confianza de Rutherford y Lovelace.
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
Más intrigas se suman a la ya enorme lista de situaciones misteriosas, sin duda Exos pone buen empeño en mantener sus experimentos funcionando. En este punto es difícil saber las verdaderas intenciones de los habitantes.
Por suerte logran salvar la vida de los desafortunados prisioneros, aquella maestra hechicera y Zero son “un combo matador” en cuanto a pociones se refiere. De no haber actuado acordemente ahora los exploradores estarían lamentando perdidas.
Las esferas extrañas intentan escapar luego de ser separadas aunque no logran eludir el pisotón del guardia, se nota bastante ira contenida en sus acciones y es que luego de recibir tantas agresiones variadas no puede existir otra reacción.
Demian sale por una de las puertas para investigar cierta conmoción contigua aunque nadie le sirve de apoyo, Zero no se preocupa pues sabe que su semejante vivo posee muchos recursos a su disposición.
Una cosa esta clara, los temores de sus aliados tienen base. Han roto la delicada tregua impuesta por el Karl, si sus miembros liberados son vistos en pleno uso de facultades la situación podría ponerse incluso más hostil.
Más afuera ocurre un alboroto que obliga al sintético a mirar por la ventana, parece un linchamiento público de nada menos que otro forastero… todo comienza a escalar a una violencia desmedida, escenario en el que son superados mil a uno.
Debemos dar una última defensa, exponer toda la información al conglomerado de habitantes.
¿Pero si fallamos?, deberíamos intentar escapar de…
No tenemos otra opción, el escenario juega a nuestra contra “mira el horizonte con cierto rostro de preocupación” no hay otra salida posible.
Quedarse sin opciones no es agradable, especialmente si eres un bio. Cualquier maquina maneja probabilidades a una velocidad sorprendente, cuando Z9-42 dice que no existen más escenarios… es mejor hacerle caso.
Si queremos tener posibilidades mejor mantener la apariencia del acuerdo, que los prisioneros liberados se mantengan ocultos.
Es extraño observar un “niño” dando órdenes pero más raro aun es ver a los adultos acatarlas. Ciertamente el chiquillo maquina ha logrado ganarse cierta potestad en el grupo, solo puede esperar que la ciudad siga el ejemplo.
Llega el momento de la defensa final, todos terminan en el balcón de una forma u otra. La masa esta enardecida y las palabras de odio dispensadas por Basil solo despiertan más fervor ciego e incontrolable.
Gente de Ámbar “dice cuando llega su turno de hablar” sé que nos ven como enemigos pero existe una amenaza real cernida sobre ustedes, nunca han escuchado de ella aunque son manipulados por esta fuerza desde que bajaron al subsuelo.
El nombre de este individuo es Exos y lo que hace aquí lo he visto en otros lugares, no son el primer grupo masivo de personas en caer dentro de sus maquinaciones.
La semilla de la duda cala poco pero despierta interés en algunos individuos, aunque muchos siguen gritando consignas en contra la pequeña creación nota una ventana por donde seguir transmitiendo su punto.
Les pido que piensen un momento las señales, todas sus ideas más descabelladas, esas interrogantes personales que siempre se han hecho… ¿es tan difícil de creer entonces que su comunidad oculta muchas verdades a vuestros ojos imposibles?
Existe un mundo afuera, grande y lleno de gentes… no es perfecto pero merece ser reconocido, todos somos parte de el sin importar nuestros orígenes.
Baja la mirada, no sabe bien porque pero salen algunas lágrimas de sus ojos. El arte de la oratoria puede generar emociones fuertes, sobre todo cuando se trata de compartir algo refutado por muchas personas.
Yo… no tienen motivos para creerme, su sociedad es funcional, cómoda y en cierto modo más avanzada que el exterior “recupera la compostura” pero es una mentira, una que oculta terribles secretos.
Díganme ¿cuantas personas no han desaparecido sin razón alguna?, ¿cuantas señales del exterior han sido descartadas solo por tradición?, ¿cuantas preguntas fueron cambiadas ante los ojos complacientes de todos?
Con este momento reflexivo Zero se seca las lágrimas y prepara un avance audaz, ya tiene suficiente información acumulada como para declarar culpables ante las miradas atentas de todos los habitantes.
En nuestro poco tiempo de estancia he notado señales que ustedes mismos han tomado por situaciones sin relevancia, es tiempo de que las escuchen directamente al rostro.
La magia recorre este lugar, toda anomalía extraña y energética no es más que el éter manifestándose… es parte de ustedes y su cultura como la civilización bruja del exterior.
Es lógico que no hayan intentado salir nunca, existen mecanismos diseñados para fomentar miedo que los mantienen recluidos por voluntad propia. Las explosiones no son normales, uno de muchos seguros sin duda.
Lo peor de todo es que sus seres amados desaparecidos no se desvanecieron para evitarles sufrimiento “pone una cara melancólica” son asesinados y arrojados en los sarcófagos de la festividad que celebran hoy.
Pronto se escucha cierto malestar entre la multitud, el chico robot ha puesto en entredicho los pilares de su cultura revelando además una verdad tan cruel que es imposible ignorarla… sin duda el discurso va encaminado.
Acuso a toda la cadena de mando de mantener esta mentira confabulados con Exos, si son conscientes de a quien sirven o no ya es irrelevante “mira fijamente a Basil” tú eres el nuevo heredero de esta pantomima, tu eres el que mueve los hilos ahora “se voltea al público” si ayudan al exterior podrán liberarse, superar décadas de engaños y comprender que tengo razón, que tenemos razón. El exterior les necesita pero ayudándonos también conseguirán salvarse, no importa a quien vayan destinados sus esfuerzos.
Por suerte logran salvar la vida de los desafortunados prisioneros, aquella maestra hechicera y Zero son “un combo matador” en cuanto a pociones se refiere. De no haber actuado acordemente ahora los exploradores estarían lamentando perdidas.
Las esferas extrañas intentan escapar luego de ser separadas aunque no logran eludir el pisotón del guardia, se nota bastante ira contenida en sus acciones y es que luego de recibir tantas agresiones variadas no puede existir otra reacción.
Demian sale por una de las puertas para investigar cierta conmoción contigua aunque nadie le sirve de apoyo, Zero no se preocupa pues sabe que su semejante vivo posee muchos recursos a su disposición.
Una cosa esta clara, los temores de sus aliados tienen base. Han roto la delicada tregua impuesta por el Karl, si sus miembros liberados son vistos en pleno uso de facultades la situación podría ponerse incluso más hostil.
Más afuera ocurre un alboroto que obliga al sintético a mirar por la ventana, parece un linchamiento público de nada menos que otro forastero… todo comienza a escalar a una violencia desmedida, escenario en el que son superados mil a uno.
Debemos dar una última defensa, exponer toda la información al conglomerado de habitantes.
¿Pero si fallamos?, deberíamos intentar escapar de…
No tenemos otra opción, el escenario juega a nuestra contra “mira el horizonte con cierto rostro de preocupación” no hay otra salida posible.
Quedarse sin opciones no es agradable, especialmente si eres un bio. Cualquier maquina maneja probabilidades a una velocidad sorprendente, cuando Z9-42 dice que no existen más escenarios… es mejor hacerle caso.
Si queremos tener posibilidades mejor mantener la apariencia del acuerdo, que los prisioneros liberados se mantengan ocultos.
Es extraño observar un “niño” dando órdenes pero más raro aun es ver a los adultos acatarlas. Ciertamente el chiquillo maquina ha logrado ganarse cierta potestad en el grupo, solo puede esperar que la ciudad siga el ejemplo.
Llega el momento de la defensa final, todos terminan en el balcón de una forma u otra. La masa esta enardecida y las palabras de odio dispensadas por Basil solo despiertan más fervor ciego e incontrolable.
Gente de Ámbar “dice cuando llega su turno de hablar” sé que nos ven como enemigos pero existe una amenaza real cernida sobre ustedes, nunca han escuchado de ella aunque son manipulados por esta fuerza desde que bajaron al subsuelo.
El nombre de este individuo es Exos y lo que hace aquí lo he visto en otros lugares, no son el primer grupo masivo de personas en caer dentro de sus maquinaciones.
La semilla de la duda cala poco pero despierta interés en algunos individuos, aunque muchos siguen gritando consignas en contra la pequeña creación nota una ventana por donde seguir transmitiendo su punto.
Les pido que piensen un momento las señales, todas sus ideas más descabelladas, esas interrogantes personales que siempre se han hecho… ¿es tan difícil de creer entonces que su comunidad oculta muchas verdades a vuestros ojos imposibles?
Existe un mundo afuera, grande y lleno de gentes… no es perfecto pero merece ser reconocido, todos somos parte de el sin importar nuestros orígenes.
Baja la mirada, no sabe bien porque pero salen algunas lágrimas de sus ojos. El arte de la oratoria puede generar emociones fuertes, sobre todo cuando se trata de compartir algo refutado por muchas personas.
Yo… no tienen motivos para creerme, su sociedad es funcional, cómoda y en cierto modo más avanzada que el exterior “recupera la compostura” pero es una mentira, una que oculta terribles secretos.
Díganme ¿cuantas personas no han desaparecido sin razón alguna?, ¿cuantas señales del exterior han sido descartadas solo por tradición?, ¿cuantas preguntas fueron cambiadas ante los ojos complacientes de todos?
Con este momento reflexivo Zero se seca las lágrimas y prepara un avance audaz, ya tiene suficiente información acumulada como para declarar culpables ante las miradas atentas de todos los habitantes.
En nuestro poco tiempo de estancia he notado señales que ustedes mismos han tomado por situaciones sin relevancia, es tiempo de que las escuchen directamente al rostro.
La magia recorre este lugar, toda anomalía extraña y energética no es más que el éter manifestándose… es parte de ustedes y su cultura como la civilización bruja del exterior.
Es lógico que no hayan intentado salir nunca, existen mecanismos diseñados para fomentar miedo que los mantienen recluidos por voluntad propia. Las explosiones no son normales, uno de muchos seguros sin duda.
Lo peor de todo es que sus seres amados desaparecidos no se desvanecieron para evitarles sufrimiento “pone una cara melancólica” son asesinados y arrojados en los sarcófagos de la festividad que celebran hoy.
Pronto se escucha cierto malestar entre la multitud, el chico robot ha puesto en entredicho los pilares de su cultura revelando además una verdad tan cruel que es imposible ignorarla… sin duda el discurso va encaminado.
Acuso a toda la cadena de mando de mantener esta mentira confabulados con Exos, si son conscientes de a quien sirven o no ya es irrelevante “mira fijamente a Basil” tú eres el nuevo heredero de esta pantomima, tu eres el que mueve los hilos ahora “se voltea al público” si ayudan al exterior podrán liberarse, superar décadas de engaños y comprender que tengo razón, que tenemos razón. El exterior les necesita pero ayudándonos también conseguirán salvarse, no importa a quien vayan destinados sus esfuerzos.
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
–Es tu derecho –confirma Demian con un aire de seriedad y respeto.
El chico sabe que le sirve más con vida, declarando a su favor en un eventual juicio. Si le expone a los señores del lugar puede tener un caso fuerte. Habría evidencia de una conspiración en su contra, de incriminación y engaño.
Pero Chief se ha ganado una muerte digna, de guerrero.
Demian sabe que ser expuesto a torturas ilusorias es una experiencia horrible y antes no se ha contenido. No es exagerado pensar que el bio estuvo sometido a una de las peores experiencias de su vida, si no la peor. Es cierto que puede recuperarse, hasta el momento no ha sufrido un daño permanente, pero... ¿qué le espera si su misión falla?
–Nos vemos en otra vida.
La daga se hunde en el lugar donde debería estar el corazón. Es una entrada limpia. Antes ha removido una placa de metal y ha expuesto la parte humana, la piel pálida de un pecho donde aún late la fuerza vital.
Demian bombardea la mente del sujeto con ilusiones sensoriales placenteras de alta intensidad para bloquear la percepción del dolor.
La muerte es rápida.
* * *
Demian chasqueó su lengua.
De por sí no le gustaba tener que hablar con las personas y era más bien tímido, pero hablar con una multitud era ya otro nivel.
Era ya tarde para evitarlo, se encontraban ahora expuestos a un juicio que había dejado de depender de manera directa de un individuo en particular y pasaba a manos de la vox populi. No estaba seguro de si eso les favorecía o perjudicaba.
Zero tomaba la iniciativa y daba sólidas razones a su caso, revelando los hechos de los que habían sido testigos. Sin duda sus argumentos eran razonables, aunque Demian se preguntó si la gente misma iba a serlo. A veces las multitudes son erráticas y siguen a un miembro capaz de actuar como alfa, más que a la razón. Era necesario también llegar a sus impulsos emocionales.
Puso una sonrisa casi burlona en el rostro por un instante. No se reía de nadie más, sino de sí mismo. Él iba a buscar convencer las emociones de los demás, él, el chico que mostraba menos emociones que una piedra.
Se paró sobre la baranda del balcón. Si iba a hablar, no debía al menos lucir como el más bajito del grupo.
Estiró una de sus manos hacia la multitud, específicamente a un libro que llevaba alguien en un bolso abierto. El libro se elevó, quedando suspendido a una altura que la gente pudiera alcanzar.
–Tóquenlo, toquen lo q-q-que hay a su alrededor. Nada.
Algunos curiosos se acercaron e hicieron diversas pruebas en torno al objeto, sin poder encontrar hilos u otros trucos baratos. El libro simplemente flotaba.
–No hay hilos, el libro f-f-flota. A eso le llamamos telekinesis y es una forma de magia –dijo con cierto orgullo.
El libro se movió por el área, flotando libremente para que todos pudieron comprobar que efectivamente era real y que no había trucos.
–Pero ustedes y-y-ya saben de eso –trató de erguirse un poco, ser al menos un centímetro más alto–, ustedes conocen la magia, está en sus vidas, alrededor suyo. La ven, la t-t-to-o-tocan todos los días. En este lugar el éter abunda, está en algunos alimentos, está en las runas de las cajas que arrojan a la lava... oh... las cajas...
Levantó sus manos y juntó el éter sobre su cabeza, concentrando su intelecto para recordar una escena en detalle.
–La fábrica de Basil Ironner.
Una escena se dibujó en el aire, una escena de un taller, en el lugar donde había estado antes el chico. Era como si se viera a través de sus ojos, caminando por el lugar hasta llegar a la caja que había visto con Rutherford.
–A esto le llamamos runas mágicas. Canalizan el ét-ter para lograr crear magia. Requiere de mucho estu-u-dio. Lo sé porque una vez intenté aprenderlas y... y no m-m-me fue muy bien, se me olvidaba estudiar.
En la escena sobre su cabeza se realizaba un aumento al detalle de las runas y el chico soltó una risita de culpa. Algunas personas se mostraron positivas, riéndose también.
–Y esto... esto es lo que conocemos como un ritual de sangre, un tipo de magia muy mala en la superficie, de las cosas que no hay que hacer jamás.
En la escena la tapa de la caja era removida y se veía el cadáver seco. Hizo un primer plano del muerto para mayor dramatismo, de modo que se pudiera ver con claridad el detalle de su estado.
La multitud comenzó a hacer más ruido con rumores, comentando entre ellos lo que les era revelado. El chico no estaba seguro de si estaban realmente a su favor o en contra.
–La magia es muy fuerte aquí. La sienten, pero nadie les ha enseñado a darle un uso correcto –dio una mirada a Rutherford y éste, aún cuando sus ojos no le permitían ver el mundo, pareció percatarse del hecho, haciendo un gesto de asentimiento–. Los maestros del Hekshold p-p-pueden guiarlos. Ellos tienen gente que sabe mucho de estas cosas. Yo soy un niño, puedo hacer tru-u-trucos como estos, pero arriba vivo en las calles, los maestros van a saber mucho, mucho, mucho y los van a poder guiar.
Demian se pasó una manga por la nariz y luego por la frente. Hablar frente a tantas personas le ponía nervioso y comenzaba a sudar. Aún así, sentía que debía seguir si no quería un linchamiento público.
La escena sobre su cabeza cambió. En ella se veía a Chief amarrado y en aparente lucha consigo mismo, conteniéndose para hablar, moviendo la cabeza, hasta que finalmente mira al chico a los ojos (en este caso a la multitud a través de la proyección). Su último diálogo es reproducido en alto volumen en la ilusión. Se forma un silencio cuando pide que le maten y en ese momento la ilusión se diluye.
–Neville Wake –repite Demian en tono sombrío.
Algunas personas se giran hacia el aludido, apuntándolo con el dedo. Demian se percata que es el mismo que parece haber iniciado la conmoción.
–Neville Wake ha hecho algo horrendo, feo, horrible, malo... más malo que... no sé, pero muy malo. Someter la voluntad de una persona, aunque sea una con partes metálicas, hasta el punto de llevar a es-s-s-sa persona a querer la muerte es...
La voz del chico se quiebra. Parte de eso es auténtico, pues más temprano ha sentido respeto al terminar con la vida de Chief. El sujeto fue valiente al mostrar su último dejo de humanidad y Demian trató de darle una muerte limpia, rápida, en contraste con la horrible tortura a la que le sometió antes. Obviamente, parte de esa voz quebrada es intencional. Puede ser malo para mostrar sus emociones auténticas, pero es bastante bueno fingiéndolas.
–¿Van a seguir a gente que usa sus muertos como material para conj-j-juros oscuros, para ganar una competencia? ¿van a dejarles engañarles con miedo?... yo soy un niño, pero ya sé que no existe el dragón mágico que r-r-r-recorre Aerandir una vez al año, para el sols-s-sticio, a dar regalos a los que se portan bien y se comen toda su comida. ¿Van a dejar que alguien que convierte a personas en esclavos esté por allí suelto?
Apunta con el dedo a Neville Wake.
En algún lugar de la multitud, Rena Cogheart, la chica que antes hubiera hecho amistad con Demian, busca un lugar de altura, trepando en una escultura.
–¡Yo te creo, Demian No-Sinclair! –grita.
Artyhom, el pequeño mecánico, se sube también a la baranda y se afirma en él. Sólo se para a su lado, intentando ser un apoyo, sin decir palabra alguna.
Demian siente un aletazo en la mejilla justo en el momento antes de que Chispa se pose en su hombro. El chico está sorprendido, no esperaba encontrar a su pequeña mascota en esas profundidades, tan lejos del sol y las copas de los árboles. La primera lágrima auténtica de la jornada corre por una de sus mejillas.
–El otro niño no les miente, hay un m-m-mundo allá arriba, muchas cosas por conocer, mucha comida rica que probar y lugares divertidos para jugar, ¿no es así, maestro Rutherford?
El anciano asiente, acercándose más al borde del balcón. Deposita una mano en el hombro izquierdo del chico.
–Vamos juntos al Hekshold.
Demian
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
Basil Ironner golpeó con el puño cerrado la cara del chico de metal y Rin Cyril dio un paso hacia atrás. El maestro Rutherford no pudo ver la escena, pero se la imaginó por los sonidos que producía: la respiración alterada de Basil, el chasquido en la superficie metálica del rostro de cero, el grito ahogado de Rin y el crujir del suelo al pisar en él. Rutherford no necesitaba ver para comprender qué sucedía. Ironner debía estar realmente molesto y tenía derecho para estarlo. Pensándolo fríamente, Demian había mostrado a los altos cargos de la mesa del Karl, entre los cuales se encontraba el artífice, el cadáver de su padre y le había acusado de realizar conjuros en contra de la gente de Ámbar por una finalizada que no alcanzaba a entender. Por si fuera poco, ahora, el otro niño, se puso de puntillas en el balcón y le acusaba de manipulación delante de toda la ciudad. Si fuera inocente, comprendería que estuviera molesto con los chicos. Siendo culpable como era, por cada resoplido malhumorado que emitía no hacía más que incrementar las sospechas que giraban en torno a él. Rin Cyril declaró su desconfianza hacia Ironner con ese pequeño pasa hacia atrás que dio. El Karl, consternado, miraba a todas direcciones sin entender, o sin querer entender, qué sucedía.
-Cuida esa lengua no vaya a ser que me haga una sortija con ella –Basil amenazó a Zero.
Nadie se interpuso en el camino de Bracknell cuando caminó a pasos de gigante hacia Ironner devolviéndole el puñetazo. Ironner se quedó unos segundos pasmado sin decir nada, tocándose la mejilla morada como si no pudiera asimilar que le Bracknell le había golpeado.
La segunda acusación fue hacia el cibernético encargado de las apuestas de la festividad del magma. Hasta el momento, Rutherford, ni ningún otro extranjero, había prestado interés en esa máquina; era un sirviente más. Cuando escuchó el nombre de Neville Wake en la voz del joven Demian, Rutherford puso una mano en el hombro del chico alentándole que siguiera hablando. El maestro quería saber más acerca de Neville. Había algo en él que resultaba extraño. Quizás fuera el hecho que fuera el único cibernético de Ámbar que tuviera apellido o el hecho de que era el encargado de mantener las apuestas de El Ritual del Magma, de las muertes sucedidas en el fuego bajo la tierra. Fuera lo que fuese, Rutherford se sentía atraído por la historia que Demian narraba al público. Con el suave apretón en el hombro del niño, le intentaba dar los ánimos que necesitaba para que se despreocupase y menguase su tartamudeo.
-Lo has hecho muy bien, pero no creo que esta buena gente quiera venir al Hekshold. No todavía. Queda un largo camino para lograr su ayuda –Rutherford señaló con la cabeza hacia el Karl Philips. La forma nerviosa en la que se movía reflejaba la disputa interna de todos los ciudadanos de Ámabar.
La plaza se convirtió en un hervidero de gritos. Algunos se habían convencido de las palabras de Zero y Demian, aseguraban haber escuchado el nombre de Exos en otro momento, llorado por la desaparición espontanea de un padre que en Aerandir se consideraría joven y en Ámbar anciano, que el libro que Demian hacia flotar era tan real como el suelo que pisaban y visto a un cibernético cortando las tuberías de los exteriores de la ciudad. La mayoría de ciudadanos, sin embargo, se sentían reacios. Rutherford podía escucharlos. Pensaba que ni siquiera sus habilidades mágicas serían capaces de convencerles. Aunque trajera un vendaval de aire fresco de la superficie, habría quien le llamase mentiroso y otros tantos que le siguiesen.
-Entonces, ¿es verdad que hay cadáveres en las cajas? –preguntó Rin al aire.
-Sí cariño –se adelantó Lovelace en contestar-. Confío en los ojos neblinosos de Rutherford mucho más de lo que confío en los míos-.
-Incluso en la de Ironner-.
Rutherford pudo notar la mirada de Lovelace clavándose en su espalda.
-¡La caja! –gritó sorprendida la maestra. – La caja de Ironner no se llegó a consumir. ¿Todavía en el magma? Si la abrimos delante de todos, nos creerán-.
Ironner se reía como un demente. Earl le había esposado y lo mantenía de rodillas delante del Karl, quien todavía no se atrevía a dar una orden.
-¿Por qué tenéis tanto interés en destruir nuestra ciudad? Exos nos dio la paz. ¿No lo véis? Vivimos una muy buena vida, sin enfermedades y sin guerras. Ámbar carece de pobreza y hasta el chico más joven disfruta de los placeres adultos. ¿Se puede decir eso de vuestra querida Verisar? No, yo sé que no. Si fuera así no estaríais aquí. ¡Claro que no! Yo sé que no. –parecía que se estaba ahogando en sus propia demencia. Nadie hizo acopio de ayudarle-. Una muerte al mes, de un hombre que pronto se marchitaría, es un precio más que aceptable para mantener la sana vida de Ámbar: nuestros ríos de plata, nuestra tecnología y nuestros secretos. Nuestros secretos…. Tenemos muchos y están todos a cargo de los grandes artífices. Nosotros somos los verdaderos gobernantes de Ámbar. Somos quienes le preservaron en las sombras. Víctor Knoth fue un buen artífice. Supo guardar los secretos mejor que yo. ¡Yo no he sabido! ¡NO HE SABIDO! ¡JA! ¿No es parece gracioso? A mí sí. Me estoy orinando de la risa. ¿Alguien ha visto a Knoth? Nadie sabe dónde está. Se ha esfumado. Pero yo sé dónde está. ¡Claro que sí! Está protegiendo la ciudad de Ámbar, siguiendo el legado que Exos dejó a los artífices. ¿Y sabéis lo más gracioso? ¡Pearl lo diseñé yo!-
Pearl puso su mano derecha en la nuca de Basil y le empujó obligándole a besar el suelo.
-Tú lo diseñaste, pero yo lo fabriqué- sentenció Rin.
Los ciudadanos de Ámbar se preocuparon por el sonido de una nueva explosión. Zero demostró que no eran los rugidos de la tierra castigada por los Dioses y los dragones. Las explosiones eran provocadas por los cibernéticos para asegurarse de que ningún ciudadano de Ámbar se atreviese a explorar más allá de los lindes de la ciudad. Los gritos de la plaza dejaron el deje acusador y pasaron a ser de pura preocupación.
-Es Víctor. ¡Lo está haciendo! No dejará que vosotros destruyáis Ámbar. Lo haré él en nombre de Exos-.
El pavimento de metal de la plaza empezó a abrirse. El fuego del magma emulsionaba. El sistema de tuerzas y poleas había sido saboteado, seguramente por Knoth. El sistema fallaba, las explosiones venían del motor principal. Las personas corrían de un lado a otro, huyendo del centro de la ciudad. La mujer que gritó el nombre de Demian Sinclair tropezó. En última instancia, logró sujetarse de una pica de metal. A tres metros de sus pies, el magma rugía como las tripas de una persona hambrienta.
El pavimento siguió abriéndose más allá de las compuertas de metal. No tenía fin. Las casas colindantes a la casa del Karl desaparecían en el fuego. Como Ironner había predicho, toda la ciudad iba ser destruida.
La caja de Ironner seguía flotando intacta en la superficie de la lava.
* Ambos: Se descubren a los tres culpables del tema: Los artífices Ironner y Knoth y Neville Wake, quien es el único cibernético de la ciudad hecho por Exos (se descubría en una pista que no ha surgido la posibilidad de desbloquear). Tenéis presos a Basil Ironner y Neville Wake. Víctor Knoth ha escapado no sin antes condenar la ciudad de Ámbar. Deberéis evacuar la ciudad. El suelo está despareciendo, si no os dais prisa el fuego os tragará.
Zero: Como esta es tu trama y no quiero tocarla más de lo debido, te doy la opción de decidir si Ámbar sobrevive. Tienes la opción, solo si lo deseas porque te será útil en tu trama personal, de reparar el mecanismo dañado. Por mi parte, dudo que vaya a tocar más la ciudad en futuros temas. Es tuya, lo lógico es que tú decidas sobre su futuro. Lo mismo digo acerca de los villanos de este tema: son tuyos, tú decides su destino final.
Demian: Un pajarito me ha dicho que podrías recoger la caja de Ironner del agujero. ¿Por qué no lo intentas? Eso ayudaría a convencer a los últimos indecisos que hay un mundo a fuera de la superficie.Te digo lo mismo que le he dicho a Zero. Rena es tu npc, como ves no la he utilizado demasiado en el tema salvo en este último momento. Tú decides su final.
Ambos: No olvidéis que habéis errado y uno de los asesinos se os ha escapado. Errar en la solución del problema equivalía a una maldición. Os la ganaréis al final del tema.
-Cuida esa lengua no vaya a ser que me haga una sortija con ella –Basil amenazó a Zero.
Nadie se interpuso en el camino de Bracknell cuando caminó a pasos de gigante hacia Ironner devolviéndole el puñetazo. Ironner se quedó unos segundos pasmado sin decir nada, tocándose la mejilla morada como si no pudiera asimilar que le Bracknell le había golpeado.
La segunda acusación fue hacia el cibernético encargado de las apuestas de la festividad del magma. Hasta el momento, Rutherford, ni ningún otro extranjero, había prestado interés en esa máquina; era un sirviente más. Cuando escuchó el nombre de Neville Wake en la voz del joven Demian, Rutherford puso una mano en el hombro del chico alentándole que siguiera hablando. El maestro quería saber más acerca de Neville. Había algo en él que resultaba extraño. Quizás fuera el hecho que fuera el único cibernético de Ámbar que tuviera apellido o el hecho de que era el encargado de mantener las apuestas de El Ritual del Magma, de las muertes sucedidas en el fuego bajo la tierra. Fuera lo que fuese, Rutherford se sentía atraído por la historia que Demian narraba al público. Con el suave apretón en el hombro del niño, le intentaba dar los ánimos que necesitaba para que se despreocupase y menguase su tartamudeo.
-Lo has hecho muy bien, pero no creo que esta buena gente quiera venir al Hekshold. No todavía. Queda un largo camino para lograr su ayuda –Rutherford señaló con la cabeza hacia el Karl Philips. La forma nerviosa en la que se movía reflejaba la disputa interna de todos los ciudadanos de Ámabar.
La plaza se convirtió en un hervidero de gritos. Algunos se habían convencido de las palabras de Zero y Demian, aseguraban haber escuchado el nombre de Exos en otro momento, llorado por la desaparición espontanea de un padre que en Aerandir se consideraría joven y en Ámbar anciano, que el libro que Demian hacia flotar era tan real como el suelo que pisaban y visto a un cibernético cortando las tuberías de los exteriores de la ciudad. La mayoría de ciudadanos, sin embargo, se sentían reacios. Rutherford podía escucharlos. Pensaba que ni siquiera sus habilidades mágicas serían capaces de convencerles. Aunque trajera un vendaval de aire fresco de la superficie, habría quien le llamase mentiroso y otros tantos que le siguiesen.
-Entonces, ¿es verdad que hay cadáveres en las cajas? –preguntó Rin al aire.
-Sí cariño –se adelantó Lovelace en contestar-. Confío en los ojos neblinosos de Rutherford mucho más de lo que confío en los míos-.
-Incluso en la de Ironner-.
Rutherford pudo notar la mirada de Lovelace clavándose en su espalda.
-¡La caja! –gritó sorprendida la maestra. – La caja de Ironner no se llegó a consumir. ¿Todavía en el magma? Si la abrimos delante de todos, nos creerán-.
Ironner se reía como un demente. Earl le había esposado y lo mantenía de rodillas delante del Karl, quien todavía no se atrevía a dar una orden.
-¿Por qué tenéis tanto interés en destruir nuestra ciudad? Exos nos dio la paz. ¿No lo véis? Vivimos una muy buena vida, sin enfermedades y sin guerras. Ámbar carece de pobreza y hasta el chico más joven disfruta de los placeres adultos. ¿Se puede decir eso de vuestra querida Verisar? No, yo sé que no. Si fuera así no estaríais aquí. ¡Claro que no! Yo sé que no. –parecía que se estaba ahogando en sus propia demencia. Nadie hizo acopio de ayudarle-. Una muerte al mes, de un hombre que pronto se marchitaría, es un precio más que aceptable para mantener la sana vida de Ámbar: nuestros ríos de plata, nuestra tecnología y nuestros secretos. Nuestros secretos…. Tenemos muchos y están todos a cargo de los grandes artífices. Nosotros somos los verdaderos gobernantes de Ámbar. Somos quienes le preservaron en las sombras. Víctor Knoth fue un buen artífice. Supo guardar los secretos mejor que yo. ¡Yo no he sabido! ¡NO HE SABIDO! ¡JA! ¿No es parece gracioso? A mí sí. Me estoy orinando de la risa. ¿Alguien ha visto a Knoth? Nadie sabe dónde está. Se ha esfumado. Pero yo sé dónde está. ¡Claro que sí! Está protegiendo la ciudad de Ámbar, siguiendo el legado que Exos dejó a los artífices. ¿Y sabéis lo más gracioso? ¡Pearl lo diseñé yo!-
Pearl puso su mano derecha en la nuca de Basil y le empujó obligándole a besar el suelo.
-Tú lo diseñaste, pero yo lo fabriqué- sentenció Rin.
Los ciudadanos de Ámbar se preocuparon por el sonido de una nueva explosión. Zero demostró que no eran los rugidos de la tierra castigada por los Dioses y los dragones. Las explosiones eran provocadas por los cibernéticos para asegurarse de que ningún ciudadano de Ámbar se atreviese a explorar más allá de los lindes de la ciudad. Los gritos de la plaza dejaron el deje acusador y pasaron a ser de pura preocupación.
-Es Víctor. ¡Lo está haciendo! No dejará que vosotros destruyáis Ámbar. Lo haré él en nombre de Exos-.
El pavimento de metal de la plaza empezó a abrirse. El fuego del magma emulsionaba. El sistema de tuerzas y poleas había sido saboteado, seguramente por Knoth. El sistema fallaba, las explosiones venían del motor principal. Las personas corrían de un lado a otro, huyendo del centro de la ciudad. La mujer que gritó el nombre de Demian Sinclair tropezó. En última instancia, logró sujetarse de una pica de metal. A tres metros de sus pies, el magma rugía como las tripas de una persona hambrienta.
El pavimento siguió abriéndose más allá de las compuertas de metal. No tenía fin. Las casas colindantes a la casa del Karl desaparecían en el fuego. Como Ironner había predicho, toda la ciudad iba ser destruida.
La caja de Ironner seguía flotando intacta en la superficie de la lava.
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* Ambos: Se descubren a los tres culpables del tema: Los artífices Ironner y Knoth y Neville Wake, quien es el único cibernético de la ciudad hecho por Exos (se descubría en una pista que no ha surgido la posibilidad de desbloquear). Tenéis presos a Basil Ironner y Neville Wake. Víctor Knoth ha escapado no sin antes condenar la ciudad de Ámbar. Deberéis evacuar la ciudad. El suelo está despareciendo, si no os dais prisa el fuego os tragará.
Zero: Como esta es tu trama y no quiero tocarla más de lo debido, te doy la opción de decidir si Ámbar sobrevive. Tienes la opción, solo si lo deseas porque te será útil en tu trama personal, de reparar el mecanismo dañado. Por mi parte, dudo que vaya a tocar más la ciudad en futuros temas. Es tuya, lo lógico es que tú decidas sobre su futuro. Lo mismo digo acerca de los villanos de este tema: son tuyos, tú decides su destino final.
Demian: Un pajarito me ha dicho que podrías recoger la caja de Ironner del agujero. ¿Por qué no lo intentas? Eso ayudaría a convencer a los últimos indecisos que hay un mundo a fuera de la superficie.Te digo lo mismo que le he dicho a Zero. Rena es tu npc, como ves no la he utilizado demasiado en el tema salvo en este último momento. Tú decides su final.
Ambos: No olvidéis que habéis errado y uno de los asesinos se os ha escapado. Errar en la solución del problema equivalía a una maldición. Os la ganaréis al final del tema.
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
Zero recibe un golpe como recompensa por su exposición, afortunadamente no pasa de ser solo un mal rato. Es un niño sintético con una consistencia muy similar a uno real pero resiste bastante castigo de manera pasiva... si golpeas a un bio solo conseguirás que este se enoje.
Por otro lado Demian también hace un alegato brillante, pese a su tartamudeo nato se da a entender. La semilla de la duda comienza a ganarse corazones entre la multitud desencadenando acontecimientos tensos.
Los culpables son revelados aunque nada saca tanto de dudas como una confesión personal, uno de los elementos peca de fanático exponiendo el plan cuando se restringe su libertad. El niño robot tenia razón, Exos está detrás de todo.
Pronto se hace evidente que los chicos pasaron un involucrado por alto, en el caos de la situación cometen un error garrafal que pronto les cobra factura tanto a ellos como a la propia ciudad subterránea.
La integridad del enclave aislado comienza fluctuar violentamente revelando un sabotaje, si las predicciones del pequeño sintético son acertadas todo lo que les rodea podría desaparecer en cuestión de minutos.
Pongan a la gente a salvo, tratare de evitar que la ciudad desaparezca.
Es una comunidad que ha sufrido el control de Exos mucho tiempo pero de manera involuntaria, son solo víctimas. No es justo dejar que mueran por entrar en las maquinaciones de un loco… simplemente no está bien.
Con velocidad el pequeño robot averigua donde está el control maestro luego de interrogar algunos efectivos del Karl, aunque al principio se muestran reacios todo cambia cuando una explosión se lleva medio distrito comercial.
¡La aguja que sirve como torre del reloj, allí está el mando!
Muchas gracias.
No importan si el mundo se está acabando, Zero valora la educación. Luego de finiquitar el dialogo se encamina al edificio más alto, una estructura de forma extraña que parece actuar como centro de mando para los mecanismos que mantienen a la ciudad ilesa con un rio ardiente debajo.
A pesar de la locura colectiva el chico robot llega relativamente rápido, el último trayecto debe hacerlo por los tejados pero sus capacidades aumentadas le permiten moverse bien en cualquier terreno.
Cuando arriba nota que la instalación esta desierta y sobrecargada, es imposible saber si todos los supervisores fueron engañados o son seguidores fanáticos de Exos pero ahora no puede importar menos.
La creación va a los controles y nota que el sabotaje impide una estabilización, no puede hacer nada para evitar el colapso de Ámbar… baja la mirada aunque recupera la compostura al advertir una posibilidad de salvar a los habitantes.
Haciendo un baipás entre los comandos funcionales, algunos desactivados y botones secretos logra apagar las barreras de seguridad que impiden un libre escape, con ese frente cubierto dirige su atención al micrófono de anuncios.
Las barreras han caído, se puede salir de la ciudad… es recomendable que lo hagan ahora mismo.
Luego de cerciorarse de que nada puede hacer por la ciudad toma algunos instantes melancólicos para aceptar su error y después emprende la retirada, para entonces las calles ya han sido despejadas por el escape.
Todo se vuelve errático mientras los distritos comienzan a derrumbarse o estallar, entre la locura un pequeño niño robot huye a toda velocidad. Eventualmente da potencia extra a sus extremidades inferiores para no terminar superado por el final apocalíptico, gracias a esto logra salir “Por los pelos” a una ruta de escape.
Estuvo cerca “respira agitado”.
Es recibido por algunos sobrevivientes que le ayudan a reincorporarse, entre ellos se encuentra el líder guerrero de la expedición… es irónico que su búsqueda de ayuda se haya transformado en una especie de rescate.
¿Cuantos salieron?
Según el último conteo 150, casi toda la ciudad.
¿Casi?
Siempre hay bajas niño… lo siento.
Las perdidas siempre entristecen a Z9-42, una de sus misiones es proteger al ser orgánico por ende cada muerte recae en el. Cierto tumulto le saca de sus pensamientos y es que los habitantes a pesar de estar vivos han quedado desahuciados, su existencia peligra.
¿Ahora qué?
Deberíamos colgar a los culpables “dice mirando al Karl quien sorprendentemente sobrevivió”.
Tengo una solución “expresa con suficiente tono como para que se forme cierto silencio” poseo una instalación en el exterior a la cual le vendría bien mano experta, es suficientemente grande para albergarlos a todos cómodamente y les permitirá conocer bien el exterior.
¿Cuál es la pega? “suelta con varias muestras de incredulidad por parte de otros oyentes”.
Ninguna… lo que paso aquí es en cierto modo mi culpa, quiero compensarlo. Podrán vivir en la Olimpus ayudando en su mantenimiento para bienestar de todos y si lo desean pueden volverse mirmidones “mira con determinación” es la única forma de combatir a Exos.
Admito que no suena nada mal… ¿qué dice el resto?
No conseguiremos una mejor propuesta “sentencia Rin” digo que aceptemos unirnos a su grupo como plenos miembros.
Aquellos autoproclamados líderes de la comunidad miran a su gente y estos responden con cierta ovación positiva, la decisión está tomada. Los mirmidones recibirán una ayuda masiva, todo cambiara ahora que el grupo posee la mano de obra para funcionar bien.
Estamos listos para recibir ayuda “sonríe”.
Por otro lado Demian también hace un alegato brillante, pese a su tartamudeo nato se da a entender. La semilla de la duda comienza a ganarse corazones entre la multitud desencadenando acontecimientos tensos.
Los culpables son revelados aunque nada saca tanto de dudas como una confesión personal, uno de los elementos peca de fanático exponiendo el plan cuando se restringe su libertad. El niño robot tenia razón, Exos está detrás de todo.
Pronto se hace evidente que los chicos pasaron un involucrado por alto, en el caos de la situación cometen un error garrafal que pronto les cobra factura tanto a ellos como a la propia ciudad subterránea.
La integridad del enclave aislado comienza fluctuar violentamente revelando un sabotaje, si las predicciones del pequeño sintético son acertadas todo lo que les rodea podría desaparecer en cuestión de minutos.
Pongan a la gente a salvo, tratare de evitar que la ciudad desaparezca.
Es una comunidad que ha sufrido el control de Exos mucho tiempo pero de manera involuntaria, son solo víctimas. No es justo dejar que mueran por entrar en las maquinaciones de un loco… simplemente no está bien.
Con velocidad el pequeño robot averigua donde está el control maestro luego de interrogar algunos efectivos del Karl, aunque al principio se muestran reacios todo cambia cuando una explosión se lleva medio distrito comercial.
¡La aguja que sirve como torre del reloj, allí está el mando!
Muchas gracias.
No importan si el mundo se está acabando, Zero valora la educación. Luego de finiquitar el dialogo se encamina al edificio más alto, una estructura de forma extraña que parece actuar como centro de mando para los mecanismos que mantienen a la ciudad ilesa con un rio ardiente debajo.
A pesar de la locura colectiva el chico robot llega relativamente rápido, el último trayecto debe hacerlo por los tejados pero sus capacidades aumentadas le permiten moverse bien en cualquier terreno.
Cuando arriba nota que la instalación esta desierta y sobrecargada, es imposible saber si todos los supervisores fueron engañados o son seguidores fanáticos de Exos pero ahora no puede importar menos.
La creación va a los controles y nota que el sabotaje impide una estabilización, no puede hacer nada para evitar el colapso de Ámbar… baja la mirada aunque recupera la compostura al advertir una posibilidad de salvar a los habitantes.
Haciendo un baipás entre los comandos funcionales, algunos desactivados y botones secretos logra apagar las barreras de seguridad que impiden un libre escape, con ese frente cubierto dirige su atención al micrófono de anuncios.
Las barreras han caído, se puede salir de la ciudad… es recomendable que lo hagan ahora mismo.
Luego de cerciorarse de que nada puede hacer por la ciudad toma algunos instantes melancólicos para aceptar su error y después emprende la retirada, para entonces las calles ya han sido despejadas por el escape.
Todo se vuelve errático mientras los distritos comienzan a derrumbarse o estallar, entre la locura un pequeño niño robot huye a toda velocidad. Eventualmente da potencia extra a sus extremidades inferiores para no terminar superado por el final apocalíptico, gracias a esto logra salir “Por los pelos” a una ruta de escape.
Estuvo cerca “respira agitado”.
Es recibido por algunos sobrevivientes que le ayudan a reincorporarse, entre ellos se encuentra el líder guerrero de la expedición… es irónico que su búsqueda de ayuda se haya transformado en una especie de rescate.
¿Cuantos salieron?
Según el último conteo 150, casi toda la ciudad.
¿Casi?
Siempre hay bajas niño… lo siento.
Las perdidas siempre entristecen a Z9-42, una de sus misiones es proteger al ser orgánico por ende cada muerte recae en el. Cierto tumulto le saca de sus pensamientos y es que los habitantes a pesar de estar vivos han quedado desahuciados, su existencia peligra.
¿Ahora qué?
Deberíamos colgar a los culpables “dice mirando al Karl quien sorprendentemente sobrevivió”.
Tengo una solución “expresa con suficiente tono como para que se forme cierto silencio” poseo una instalación en el exterior a la cual le vendría bien mano experta, es suficientemente grande para albergarlos a todos cómodamente y les permitirá conocer bien el exterior.
¿Cuál es la pega? “suelta con varias muestras de incredulidad por parte de otros oyentes”.
Ninguna… lo que paso aquí es en cierto modo mi culpa, quiero compensarlo. Podrán vivir en la Olimpus ayudando en su mantenimiento para bienestar de todos y si lo desean pueden volverse mirmidones “mira con determinación” es la única forma de combatir a Exos.
Admito que no suena nada mal… ¿qué dice el resto?
No conseguiremos una mejor propuesta “sentencia Rin” digo que aceptemos unirnos a su grupo como plenos miembros.
Aquellos autoproclamados líderes de la comunidad miran a su gente y estos responden con cierta ovación positiva, la decisión está tomada. Los mirmidones recibirán una ayuda masiva, todo cambiara ahora que el grupo posee la mano de obra para funcionar bien.
Estamos listos para recibir ayuda “sonríe”.
- Off:
- Zero usa su habilidad de Lvl 1 (Golpes cargados)
Z9-42
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
Sintió una especie de comezón en las manos, justo cuando pasaban por sobre el lugar donde escondía sus armas. Sería sencillo terminar con su vida, sólo bastaba ir, clavar el acero en su garganta y desaparecer con una ilusión...
Pero no sacaba nada con hacerlo. Al contrario, lo mejor parecía ser dejarle mostrar con su locura que eran ellos los que llevaban la razón.
...
La caja.
En esa caja debía haber suficiente evidencia como para mostrar a los reticentes que lo que decían era verdad. La propia confesión de Ironner ya les ayudaba mucho, pero no era suficiente. Hay personas que se pierden las palabras y necesitan algo palpable.
Bajó del balcón mediante un ágil movimiento, afirmándose en una baranda y cayendo con suavidad. Todo el piso temblaba y las personas entraban en pánico.
Caminó, pero el avance era lento. El constante flujo de personas de rostro ausente, como si estuvieran en algún tipo de trance, uno alimentado sólo por el miedo, le significaba empujones constantes. Por más que quisiera ignorarles, escurrirse entre sus piernas alborotadas era correr demasiado riesgo.
Fue entonces que la oyó.
Apenas la había conocido hace pocas horas, no era nadie importante en su vida y seguramente la olvidaría con facilidad.
–¡Ayudaaaaa!
Era lamentable su pérdida, pero tenía cosas más importantes que hacer. Recuperar esa caja podía ser un incentivo muy potente para la gente del lugar, una oportunidad de dar orden al caos que ahora les rodeaba.
–¡No-Sinclair, me caigo!
El chillido que emitió luego de las palabras destacó por sobre todo el ruido del lugar.
–¡Demonios!
Demian cerró sus ojos y tomó una gran bocanada de aire, absorbiendo con ello también el éter que rodeaba su cuerpo.
Apareció junto al borde del que pendía.
El que hubiera visto el suceso no se lo iba a poder explicar, el niño simplemente estaba en un lugar y al momento siguiente estaba en otro distinto, sin haberse realmente movido. Antes se oponía a una masa, ahora le tendía la mano a la chica colgante.
Ella se aferró y Demian jaló. Su fuerza no era nada destacable, pero aún así tiró, usando hasta el último músculo de su persona para ayudarle a volver a la tierra firme. Apretó sus dientes y se impulsó hacia atrás, gruñendo por el esfuerzo.
Rena finalmente salió de la grieta, abrazando al chico con entusiasmo. Él intentaba volver a respirar con tranquilidad.
Finalmente le da un empujón para apartarla.
–No hay t-t-tiempo –añade.
Intenta avanzar, pero se percata que hay conmoción en las masas. Algunos discuten entre todo el caos, con distintas visiones sobre la forma de proceder. Todo el asunto de la acusación no ha quedado del todo zanjado y la desconfianza comienza a reinar. Hay quienes dicen que ir en un sentido es una trampa más, que si intentan escapar les caerá el techo encima, o que todo ha sido dispuesto para un gran sacrificio humano.
Demian mira la caja flotante una vez más. Acaba de gastar su conjuro de movimiento y, aún si lo tuviera, es una cosa distinta llegar hasta la caja que salir de allí con vida.
Cierra sus ojos.
Su mente parece olvidar por un instante todo lo que pasa. El mundo sólo es una cosa, oscuridad. El silencio reina en su interior y su voluntad es el ente que rige las fuerzas internas.
"Una vez más", se dice a sí mismo.
Al abrir sus ojos, se encuentra de pie sobre la caja flotante. En la distancia, Rena da un grito de espanto.
–Que me corten las p-p-el...
A estas altura Demian no tiene muy claro por qué ha cometido tan estúpida hazaña. Sí, la caja contiene pruebas importantes, pero de nada sirve obtenerla para morir ahogado en la lava. Ya ha llevado su magia a sus límites al usar dos veces consecutivas ese mismo conjuro, una tercera simplemente no funcionará.
Entonces se oye la voz de Zero.
Demian no está muy seguro de qué tipo de truco está usando para transmitir su voz de una manera tan amplia y fuerte, capaz de oírse en toda el área. Mira a su alrededor, tratando de encontrarle, rindiéndose finalmente para asumir que ha sido algún truco de magia. Después de todo, ya es claro que en esa ciudad usan el éter.
Por ahora, su atención más urgente está puesta en la caja.
Se aferra de manera desesperada. Su peso ayuda a hundir más el objeto y, si bien aún resiste el embate del fuego, está pronta a sumergirse... pero ese no es el mayor de sus problemas.
El calor. De lejos podía parecer que no era tanto, pero lo era. Estar allí era como saltar al interior de una olla caliente. El magma a su alrededor creaba pequeñas burbujas que, al reventar, liberaban oleadas de aire candente y hacían al chico gruñir.
Cerró sus ojos para volver a hacer comunión con el vacío, los apretó con fuerza y apretó los labios con toda la intensidad que le fue posible, pero nada ocurrió. El éter le daba las espaldas en el peor de los momentos. Quiso usar su telekinesis inútilmente, el peso era demasiado y la lava muy espesa.
Dio un grito, uno que resultaba extraño, como forzado, pues Demian no estaba acostumbrado a gritar.
Se rindió, esperando su muerte.
Un gorrión se posó en su cabeza.
* * *
Más tarde, el rumor entre la gente era que un ángel había aparecido en la hora de la desesperación.
Un niño con alas había salido de la lava caliente, levantando consigo la caja con la que antes Ironner hubiese ganado una competencia tradicional. El ángel había mostrado a todos que había magia negra, sacrificios de sangre, llevados a cabo para el engaño y sufrimiento de la población.
Por supuesto, el rumor se había propagado incluyendo más detalles, algunos francamente exagerados, otros con cierto asidero, como que al abrirse la caja habían salido fantasmas de los antepasados de esas personas a acusar a los involucrados, o que el niño hablaba con una voz que no era realmente humana, incluso que el ángel luego había ascendido a los cielos, a través de la roca (aunque otros decían que simplemente las alas habían desaparecido y que era sólo uno de los niños que había hablado desde el balcón).
* * *
Demian se sentía cómodo alrededor de la muerte, la sangre no le causaba espanto y las muestras de dolor eran sólo parte del trabajo.
Aún así le iba a costar sacarse de la cabeza las imágenes que vio al momento de salir. Gente siendo calcinada viva, extremidades destrozadas, gritos de desesperación como pocas veces había conocido. No eran demasiados, pero eran ruidosos... muy ruidosos... demasiado ruidosos.
Estaba sentado en una roca. A pesar de que por la marcha en las cavernas la única luz que había provenía de algunas escasas y racionadas lámparas de aceite y de la magia de los aprendices del Hekshold, que tomaban turnos para guiar el camino; pudo notar que un par de personas se paraban junto a él.
–¿Qué?
Pronto notó que una de las figuras era conocida, Rena, mientras que la otra se trataba de un joven en sus veintes.
–¿Es cierto? –quiso saber Rena.
–¿Qué cosa?
–Lo que dijiste, sobre los maestros del Hekshold. –dijo el joven.
Demian asintió. Había intercambiado algunas charlas más con el anciano desde la salida de la derrumbada ciudad.
–Hay muchos que buscan guía con el niño que dirigió el escape, ahora es una especie de héroe, pero...
–...pero algunos queremos saber más sobre eso que dijiste, sobre la magia y los maestros del Hogw... ¿Herson?
–Hekshold.
–Eso.
Demian se puso de pie y caminó en dirección a Rutherford, quien conversaba en ese momento con una mujer a la que, por la penumbra, sólo podía describir como "regordeta". Algunas personas, que esperaban de cerca, se acercaron junto a él.
Notas:
Demian ha usado la habilidad especial de Chispa, su gorrión mágico, que le otorga alas por un turno.
También ha usado dos de sus habilidades, "Paso del Espectro" para realizar una teletransportación; y "Voluntad de Ultratumba", para poder reutilizar la misma habilidad anterior.
Demian
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Re: Ámbar, la ciudad subterránea [Mastereado: Z9-42 y Demian]
-No quema. –fueron las palabras del Karl al salir a la superficie. -¡No quema!-
Cayó rendido por el peso de sus piernas, o quizás de las mentiras que le habían hecho creer y él había defendido a capa y espada. Se quedó de rodillas durante un largo periodo de tiempo. Besó el suelo y agradeció notar el asqueroso sabor de la tierra húmeda mezclad con el guano de animal. Acarició la hierba con la curiosidad de un bebé que estaba descubriendo un nuevo mundo. ¡Vida! Descubrió que estaba llorando. Lloraba porque se sentía culpable de los asesinatos que los artífices perpetraron en nombre de Exos. Jon Philips era Karl de Ámbar, se suponía que debía salvaguardar a sus ciudadanos. En vez de ello, les obligaba a adorar a los artífices, a unos asesinos, como si fueran deidades.
No, no fueron los dragones quienes se enfrentaron a los Dioses. Fueron los humanos como Exos. Al ver que no podrían vencer, crearon un nuevo mundo en el que ellos fueron los Dioses.
¿Cuántos años podría tener Exos? De repente, las edades cobraron un gran valor. Según los registros de Ámbar, la ciudad tenía más de cien años. ¿Podía un humano vivir tanto tiempo? Philips negó con la cabeza mirando las nubes del cielo. Sería estúpido datar la vejez de Ámbar guiándose de los mismos registros donde se decía que la tierra estaba podrida y que cualquiera que saliese a la superficie moriría en el acto.
-Mirmidones –le costó pronunciar el nombre del grupo del chico de metal.
Rin era más fuerte, mentalmente, que Jon Philips. Ella tenía más por lo que llorar y, sin embargo, sus ojos estaban limpios de lágrimas. En el transcurso de tres horas había pasado de besar al chico que amaba a acusarlo de los delitos más graves que se podía acusar a una persona. Sin olvidar del ligero detalle que se veía obligada a abandonar todo aquello que había creído durante toda su vida. La ciudad subterránea era una farsa y ella había sido su ciudadana ejemplar: ayudaba en las celebraciones, se presentaba a realizar los trabajos voluntarios de la casa del Karl, estudiaba herrería con los Irroner y se suponía que iba a ser la chica del mejor artífice de la ciudad. Una ciudadana ejemplar, una víctima de las vagas manipulaciones.
Christian Bracknell sonreía mostrando toda dentadura. Estaba feliz por el resultado. Se situaba detrás de quien estuviera desanimado y le daba una palmada en la espalda para que se levantase y festejase con él. Los carros con los que había iniciado la partida de refugiados volvían a estar llenos de víveres. La cerveza de lino de los hombres subterráneos era detestable, pero mejor que nada. Al principio del día, había dirigido la partida al subsuelo con la intención de buscar a cobijo y apoyo para La Guerra. Encontró muchísimo más: hombres y mujeres valientes que no temían a la guerra, tecnología de vanguardia que daba por hecho que iba a usar contra sus enemigos y un grupo de aliados llamados Los Mirmidones. ¿A qué venían esas caras tan largas? Para él, todo había salido a pedir de boca.
Casi todo.
Los maestros del Hekshold habían reunido su propio grupo de seguidores dentro de la ciudad de Ámbar. Los triunfos de Bracknell eran los mismos que los del Hekshold. Iniciar una disputa con ellos, a sabiendas de su poder mágico y al cual había que añadir ahora cierto poder tecnológico, era una estupidez. Bracknell recordó las caras de los maestros para un próximo encuentro. Para cuando El Hombre Muerto quisiera atacar el Hekshold para hacerse con las armas que le pertenecían, Bracknell conocería cada pasadizo y cada maestro de la Academia.
En un momento hubo dos Marie, pero nadie pareció importarle. Luego, la segunda Marie tuvo otro rostro que nadie conocía. Se integró en el grupo del Hekshold.
Mátalos, Shaira Mara.
Lovelace se había quedado con la caja que le trajo Demian. Lise Meitner era la experta en runas, ella se encargaría de traducir las inscripciones. Lovelace prestaba atención al cadáver que traía. Tenía marcas de picaduras por sus brazos que dejaban un borde morado como las marcas de las mordeduras de sanguijuelas. ¿Era por ahí por donde se le extrajo la sangre? Aquí no tenía el material suficiente como para dar un dictamen definitivo, pero todo apuntaba a que sí. Pasó las manos por detrás de las orejas, cuello y torso en busca de cortes recientes. No encontró nada. Eso era muy extraño puesto que el cadáver carecía de algunos órganos vitales y de algún lugar se le debieron de haber extraído. Lo lógico sería cortar el torso del cuerpo y volverlo a coser. Sin embargo, no había ninguna marca que asegurase que ese fuera el procedimiento que utilizaron. ¿Entonces? La curiosidad por saber qué hicieron era mayor en Lovelace que el querer descubrir cómo lo hicieron para luego imitar. Otra persona utilizaría el cadáver para estudiar la pócima que curaba todas las enfermedades y daba una buena vida a los ciudadanos de Ámbar. Seguramente, haría lo posible para emular la poción. Incluso matar a una persona y echarla a la lava.
* Zero: Cada día estás un paso más cerca de poder vencer a Exos. Los ciudadanos de Ámbar tendrán en cuenta todo lo que has hecho por ellos.
Recompensas:
* +5 ptos de base
* +4 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +6 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 15ptos totales de experiencia
(Párrafo genérico copia-pega: Para que no hayan discusiones, me gusta explicar brevemente el criterio de puntuación que utilizo: Los mastereados se puntúa sobre 15 puntos. Doy 5 de base, hasta 4 en función de la calidad y hasta 6 en función de la originalidad. En los mastereados largos (más de quince turnos) doy hasta 7 en función de la calidad y 8 en función de la originalidad, siendo el tope de puntos a recibir 20. Los puntos totales de un mastereado, siempre han de ser inferiores a los de una misión ya que éstas últimas suelen ser más generales; no están personalizadas a tu historia y tus conveniencias personales.)
Obsequios:
* Armadura retráctil.
Maldición: Él sigue vivo.
Los cibernéticos hechos por el artífice que quedan con vida querrán vengarse. Te visitarán en tus próximos dos temas y no serán pacíficos contigo y tus amigos. Te atacarán. Estés donde estés, ellos te encontrarán.
El tercer tema lo deberás hacer con Demian y un usuario más (a elegir). Deberéis encontrar a Víctor Knoth y detenerlo a las autoridades.
* Demian: Has descubierto a los muertos en las cajas, te has escondido en las sombras, debatido con adultos, matado a un cibernético, salvado de una mujer…. Todo sin perder tu sonrisa de niño.
Recompensas:
* +5 ptos de base
* +4 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +6 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 15ptos totales de experiencia
(Párrafo genérico copia-pega: Para que no hayan discusiones, me gusta explicar brevemente el criterio de puntuación que utilizo: Los mastereados se puntúa sobre 15 puntos. Doy 5 de base, hasta 4 en función de la calidad y hasta 6 en función de la originalidad. En los mastereados largos (más de quince turnos) doy hasta 7 en función de la calidad y 8 en función de la originalidad, siendo el tope de puntos a recibir 20. Los puntos totales de un mastereado, siempre han de ser inferiores a los de una misión ya que éstas últimas suelen ser más generales; no están personalizadas a tu historia y tus conveniencias personales.)
Obsequios:
* Túnica de Ernest Rutherford.
Maldición: Él sigue vivo.
Los cibernéticos hechos por el artífice que quedan con vida querrán vengarse. Te visitarán en tus próximos dos temas y no serán pacíficos contigo y tus amigos. Te atacarán. Estés donde estés, ellos te encontrarán.
El tercer tema lo deberás hacer con Zero y un usuario más (a elegir). Deberéis encontrar a Víctor Knoth y detenerlo a las autoridades. [/url]
(Promesa de Evento): Shaira Mara, una bruja especialista en ilusionismo y discípula de El Hombre Muerto. Ha viajado con Bracknell todo este tiempo. Ha aprovechado el final para infiltrarse en el Hekshold con un rostro que nadie conoce. Planea destruir el Hekshold desde su interior. En un futuro, cuando se calme el asunto de La Guerra, haré un Evento solo para los alumnos del Hekshold para resolver los problemas que cause Mara, los cuales no serán pocos e iremos desarrollando más adelante. Como nuevo miembro de La Academia deberás estar atento a lo que suceda en las paredes del castillo.
Esta última parte del post me gusta reservarla para hacer una pequeña crítica sobre el tema, hago un resumen de las escenas que más me han gustado y aquellas que me han parecido tediosas. Estoy enamorada del tema. No suelo aceptar temas que tengan que ver con la historia de un usuario por miedo a cometer un fallo y estropear todo vuestro trabajo. Aquí, no solo se ha mezclado la trama de Exos, sino también he buscado (o al menos intentado) las cosquillas a Demian con el tema de la manipulación del Éter. Hemos mezclado lo mágico con lo tecnológico pasando por los rituales arcaicos de la civilización de Ámbar. Mientras planeaba el tema pensaba: “Seguro que esto lo haré mal. Estoy poniendo mucha información que luego me va a ser difícil enlazar en la escritura. El bueno de Chimar me va a odiar por hacer un plan que no pueda parecerse al que hiciera Exos”. Pues bien, ahora que estoy releyendo todo el tema, creo que no ha sido así. Estoy muy contenta con el resultado final. Recuerdo con especial cariño la escena de Demian mostrando la cabeza el cadáver a en la mesa del Karl, a Zero haciendo cosas de Zero cuando le invitan a pasar a los burdeles, Demian tartamudeando porque se le da mal hablar con la gente, Zero siendo abofeteado por un Ironner que se encuentra acorralado…. Ha sido muy divertido. He disfrutado muchísimo leyéndoos y escribiendo para vosotros.
Pasando al aspecto de la estructura del tema, y siendo autocrítica, creo que el sistema de dar varios caminos diferentes que he utilizado lo debo mejorar. No ha estado mal, estoy contenta del resultado; pero me da la sensación que todavía se puede mejorar.
Otro punto mejorable es la actuación de los personajes. Aquí aparecen personajes de gran poder que no han hecho nada. Ahora que lo pienso fríamente, ¿cómo es posible que Lovelace, catedrática del Hekshold, no haya utilizado su magia en ningún momento? La acción os la debo dar a vosotros y aumentar la intensidad a cada turno que pasa. Eso significa, cometer el grave error de infravalorar a los npcs.
Ahora os toca a vosotros: quisiera saber vuestra opinión acerca del tema. Qué es lo que más os ha gustado y qué cambiaríais. Parece una tontería que siempre pida opinión, pero a mí me ayuda a mejorar cada tema que hago como Master y, además que alimentar el feed-back entre Master y Usuario nunca viene mal.
Cayó rendido por el peso de sus piernas, o quizás de las mentiras que le habían hecho creer y él había defendido a capa y espada. Se quedó de rodillas durante un largo periodo de tiempo. Besó el suelo y agradeció notar el asqueroso sabor de la tierra húmeda mezclad con el guano de animal. Acarició la hierba con la curiosidad de un bebé que estaba descubriendo un nuevo mundo. ¡Vida! Descubrió que estaba llorando. Lloraba porque se sentía culpable de los asesinatos que los artífices perpetraron en nombre de Exos. Jon Philips era Karl de Ámbar, se suponía que debía salvaguardar a sus ciudadanos. En vez de ello, les obligaba a adorar a los artífices, a unos asesinos, como si fueran deidades.
No, no fueron los dragones quienes se enfrentaron a los Dioses. Fueron los humanos como Exos. Al ver que no podrían vencer, crearon un nuevo mundo en el que ellos fueron los Dioses.
¿Cuántos años podría tener Exos? De repente, las edades cobraron un gran valor. Según los registros de Ámbar, la ciudad tenía más de cien años. ¿Podía un humano vivir tanto tiempo? Philips negó con la cabeza mirando las nubes del cielo. Sería estúpido datar la vejez de Ámbar guiándose de los mismos registros donde se decía que la tierra estaba podrida y que cualquiera que saliese a la superficie moriría en el acto.
-Mirmidones –le costó pronunciar el nombre del grupo del chico de metal.
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Rin era más fuerte, mentalmente, que Jon Philips. Ella tenía más por lo que llorar y, sin embargo, sus ojos estaban limpios de lágrimas. En el transcurso de tres horas había pasado de besar al chico que amaba a acusarlo de los delitos más graves que se podía acusar a una persona. Sin olvidar del ligero detalle que se veía obligada a abandonar todo aquello que había creído durante toda su vida. La ciudad subterránea era una farsa y ella había sido su ciudadana ejemplar: ayudaba en las celebraciones, se presentaba a realizar los trabajos voluntarios de la casa del Karl, estudiaba herrería con los Irroner y se suponía que iba a ser la chica del mejor artífice de la ciudad. Una ciudadana ejemplar, una víctima de las vagas manipulaciones.
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Christian Bracknell sonreía mostrando toda dentadura. Estaba feliz por el resultado. Se situaba detrás de quien estuviera desanimado y le daba una palmada en la espalda para que se levantase y festejase con él. Los carros con los que había iniciado la partida de refugiados volvían a estar llenos de víveres. La cerveza de lino de los hombres subterráneos era detestable, pero mejor que nada. Al principio del día, había dirigido la partida al subsuelo con la intención de buscar a cobijo y apoyo para La Guerra. Encontró muchísimo más: hombres y mujeres valientes que no temían a la guerra, tecnología de vanguardia que daba por hecho que iba a usar contra sus enemigos y un grupo de aliados llamados Los Mirmidones. ¿A qué venían esas caras tan largas? Para él, todo había salido a pedir de boca.
Casi todo.
Los maestros del Hekshold habían reunido su propio grupo de seguidores dentro de la ciudad de Ámbar. Los triunfos de Bracknell eran los mismos que los del Hekshold. Iniciar una disputa con ellos, a sabiendas de su poder mágico y al cual había que añadir ahora cierto poder tecnológico, era una estupidez. Bracknell recordó las caras de los maestros para un próximo encuentro. Para cuando El Hombre Muerto quisiera atacar el Hekshold para hacerse con las armas que le pertenecían, Bracknell conocería cada pasadizo y cada maestro de la Academia.
En un momento hubo dos Marie, pero nadie pareció importarle. Luego, la segunda Marie tuvo otro rostro que nadie conocía. Se integró en el grupo del Hekshold.
Mátalos, Shaira Mara.
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Lovelace se había quedado con la caja que le trajo Demian. Lise Meitner era la experta en runas, ella se encargaría de traducir las inscripciones. Lovelace prestaba atención al cadáver que traía. Tenía marcas de picaduras por sus brazos que dejaban un borde morado como las marcas de las mordeduras de sanguijuelas. ¿Era por ahí por donde se le extrajo la sangre? Aquí no tenía el material suficiente como para dar un dictamen definitivo, pero todo apuntaba a que sí. Pasó las manos por detrás de las orejas, cuello y torso en busca de cortes recientes. No encontró nada. Eso era muy extraño puesto que el cadáver carecía de algunos órganos vitales y de algún lugar se le debieron de haber extraído. Lo lógico sería cortar el torso del cuerpo y volverlo a coser. Sin embargo, no había ninguna marca que asegurase que ese fuera el procedimiento que utilizaron. ¿Entonces? La curiosidad por saber qué hicieron era mayor en Lovelace que el querer descubrir cómo lo hicieron para luego imitar. Otra persona utilizaría el cadáver para estudiar la pócima que curaba todas las enfermedades y daba una buena vida a los ciudadanos de Ámbar. Seguramente, haría lo posible para emular la poción. Incluso matar a una persona y echarla a la lava.
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* Zero: Cada día estás un paso más cerca de poder vencer a Exos. Los ciudadanos de Ámbar tendrán en cuenta todo lo que has hecho por ellos.
Recompensas:
* +5 ptos de base
* +4 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +6 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 15ptos totales de experiencia
(Párrafo genérico copia-pega: Para que no hayan discusiones, me gusta explicar brevemente el criterio de puntuación que utilizo: Los mastereados se puntúa sobre 15 puntos. Doy 5 de base, hasta 4 en función de la calidad y hasta 6 en función de la originalidad. En los mastereados largos (más de quince turnos) doy hasta 7 en función de la calidad y 8 en función de la originalidad, siendo el tope de puntos a recibir 20. Los puntos totales de un mastereado, siempre han de ser inferiores a los de una misión ya que éstas últimas suelen ser más generales; no están personalizadas a tu historia y tus conveniencias personales.)
Obsequios:
* Armadura retráctil.
- Armadura retráctil:
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Armadura pesada
Calidad épica
Considerado un obsequio por parte de la gente de Ámbar. Te han fabricado una armadura que puedes hacer aparecer y desaparecer apretando un botón en tu torso. La imagen que he puesto no dejan de ser una referencia. Eres libre de cambiar las al gusto. Seguro que encuentras una armadura a tu tamaño.
Maldición: Él sigue vivo.
Los cibernéticos hechos por el artífice que quedan con vida querrán vengarse. Te visitarán en tus próximos dos temas y no serán pacíficos contigo y tus amigos. Te atacarán. Estés donde estés, ellos te encontrarán.
El tercer tema lo deberás hacer con Demian y un usuario más (a elegir). Deberéis encontrar a Víctor Knoth y detenerlo a las autoridades.
* Demian: Has descubierto a los muertos en las cajas, te has escondido en las sombras, debatido con adultos, matado a un cibernético, salvado de una mujer…. Todo sin perder tu sonrisa de niño.
Recompensas:
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* +4 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +6 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 15ptos totales de experiencia
(Párrafo genérico copia-pega: Para que no hayan discusiones, me gusta explicar brevemente el criterio de puntuación que utilizo: Los mastereados se puntúa sobre 15 puntos. Doy 5 de base, hasta 4 en función de la calidad y hasta 6 en función de la originalidad. En los mastereados largos (más de quince turnos) doy hasta 7 en función de la calidad y 8 en función de la originalidad, siendo el tope de puntos a recibir 20. Los puntos totales de un mastereado, siempre han de ser inferiores a los de una misión ya que éstas últimas suelen ser más generales; no están personalizadas a tu historia y tus conveniencias personales.)
Obsequios:
* Túnica de Ernest Rutherford.
- Túnica de Ernest Rutherford:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Armadura lígera
Calidad épica
Regalo de Rutherford por tu ayuda a resolver los problemas de Ámbar. Esta túnica está decorada con los colores de la Myrddin. Te ofrece la túnica sin decir nada. Espera que le contestes con un sí.
La túnica posee una habilidad especial. Al frotar tus manos enérgicamente en ella te hará levitar en el aire como un fantasma por un corto periodo de tiempo (dos turnos). Este efecto lo podrás utilizar hasta 3 veces. Tras haber gastado las cargas, pasará a ser una prenda normal y corriente; al menos hasta que consigas nuevas en otros temas con Master.
Maldición: Él sigue vivo.
Los cibernéticos hechos por el artífice que quedan con vida querrán vengarse. Te visitarán en tus próximos dos temas y no serán pacíficos contigo y tus amigos. Te atacarán. Estés donde estés, ellos te encontrarán.
El tercer tema lo deberás hacer con Zero y un usuario más (a elegir). Deberéis encontrar a Víctor Knoth y detenerlo a las autoridades. [/url]
(Promesa de Evento): Shaira Mara, una bruja especialista en ilusionismo y discípula de El Hombre Muerto. Ha viajado con Bracknell todo este tiempo. Ha aprovechado el final para infiltrarse en el Hekshold con un rostro que nadie conoce. Planea destruir el Hekshold desde su interior. En un futuro, cuando se calme el asunto de La Guerra, haré un Evento solo para los alumnos del Hekshold para resolver los problemas que cause Mara, los cuales no serán pocos e iremos desarrollando más adelante. Como nuevo miembro de La Academia deberás estar atento a lo que suceda en las paredes del castillo.
Esta última parte del post me gusta reservarla para hacer una pequeña crítica sobre el tema, hago un resumen de las escenas que más me han gustado y aquellas que me han parecido tediosas. Estoy enamorada del tema. No suelo aceptar temas que tengan que ver con la historia de un usuario por miedo a cometer un fallo y estropear todo vuestro trabajo. Aquí, no solo se ha mezclado la trama de Exos, sino también he buscado (o al menos intentado) las cosquillas a Demian con el tema de la manipulación del Éter. Hemos mezclado lo mágico con lo tecnológico pasando por los rituales arcaicos de la civilización de Ámbar. Mientras planeaba el tema pensaba: “Seguro que esto lo haré mal. Estoy poniendo mucha información que luego me va a ser difícil enlazar en la escritura. El bueno de Chimar me va a odiar por hacer un plan que no pueda parecerse al que hiciera Exos”. Pues bien, ahora que estoy releyendo todo el tema, creo que no ha sido así. Estoy muy contenta con el resultado final. Recuerdo con especial cariño la escena de Demian mostrando la cabeza el cadáver a en la mesa del Karl, a Zero haciendo cosas de Zero cuando le invitan a pasar a los burdeles, Demian tartamudeando porque se le da mal hablar con la gente, Zero siendo abofeteado por un Ironner que se encuentra acorralado…. Ha sido muy divertido. He disfrutado muchísimo leyéndoos y escribiendo para vosotros.
Pasando al aspecto de la estructura del tema, y siendo autocrítica, creo que el sistema de dar varios caminos diferentes que he utilizado lo debo mejorar. No ha estado mal, estoy contenta del resultado; pero me da la sensación que todavía se puede mejorar.
Otro punto mejorable es la actuación de los personajes. Aquí aparecen personajes de gran poder que no han hecho nada. Ahora que lo pienso fríamente, ¿cómo es posible que Lovelace, catedrática del Hekshold, no haya utilizado su magia en ningún momento? La acción os la debo dar a vosotros y aumentar la intensidad a cada turno que pasa. Eso significa, cometer el grave error de infravalorar a los npcs.
Ahora os toca a vosotros: quisiera saber vuestra opinión acerca del tema. Qué es lo que más os ha gustado y qué cambiaríais. Parece una tontería que siempre pida opinión, pero a mí me ayuda a mejorar cada tema que hago como Master y, además que alimentar el feed-back entre Master y Usuario nunca viene mal.
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