Pequeñas aventuras en la gran ciudad [Privado]
Página 1 de 1. • Comparte
Pequeñas aventuras en la gran ciudad [Privado]
El muchacho corrió por las calles aledañas al mercado de la ciudad hasta la colorida puerta de la tienda del alquimista. Se había despedido de Uri con la promesa de que se encontrarían tras cenar junto al edificio de lámparas rojas al Oeste del Mercado y su corazón ahora latía de prisa tanto por la carrera como por la anticipación.
“¡Estoy aquí!” llamó al cerrar la puerta tras él, subiendo la ancestral escalera de madera hasta el área principal de la tienda. El pequeño arrugó la nariz al sentir el penetrante olor del humo blanquecino que emanaba de los viales y tubos sobre uno de los escritorios. Junto a él el brujo Meredydd escribía notas en un pergamino medio quemado.
“Ah, bienvenido, pequeño,” murmuró el viejo sin apartar la vista un instante de su trabajo. Gwynn sabía de memoría lo que seguía y rezongó al unísono las palabras del brujo: “No toques nada y si vienes del bosque lava tus manos.”
“Ya estaba preocupada,” acusó su hermana cruzándose de brazos. “¿Toda la noche y todo el día en el bosque? Sabes que debes decirme dónde estás y qué haces, enano. Soy responsable de ti.”
“¡Ho shiendo!” exclamó el menor llenándose la boca de pan de carne. ¡Dioses! Estaba famélico. “Gonoshí… mmm… conocí a alguien, se llama Uri y estábamos jugando. Ah, necesito otra túnica. Iremos a explorar la ciudad,” dijo antes de comenzar a desvestirse con una hogaza de pan colgando de la boca.
“¡Pero si acabas de volver! Espera… ¿otra túnica? ¿Cuál es el problema con esa?” preguntó Caoimhe inspeccionando a su hermano de pies a cabeza.
“Tiene algo de tierra. Aquí. ¿Lo ves? Además la túnica verde es mejor. Es más… más presentable,” concluyó el muchacho apreciando la prenda en cuestión en sus manos. La joven dejó caer la mandíbula enarcando una ceja e incluso el brujo apartó los ojos del pergamino para dedicarle una mirada inquisitiva. Hacía tan sólo un par de semanas lograr que el cachorro vistiese ropa humana había sido una ordalía, ¿desde cuándo se preocupaba de parecer presentable?
“Esta persona, Uri… ¿cuántos años..?”
“Mi edad, creo,” interrumpió el menor y su hermana asintió levemente con la cabeza. Gwynn inspeccionó unos momentos su reflejo en el espejo de bronce pulido. La tunica que ahora vestía era de un bonito tono verde y su confección algo más certera. Aunque no quisisera reconocerlo el licántropo aún quería evitar que su nuevo amigo creyese que era mal educado, que no sabía comportarse. Al parecer aquello era algo importante para Uri, pensó peinando su cabello torpemente con los dedos.
El silencio fue roto por el bufido risueño del brujo.
“Ya estás suficentemente guapo, Gwynn. Seguro tu amiguita lo notará...”
“¡Uri es un chico!”
“Oh, bueno, quién soy yo para juzgar...”
Las palabras del brujo fueron abruptamente interrunpidas por el certero codazo de la loba junto a él y Meredydd se encogió de hombros dedicándole una sonrisa insinceramente pesarosa.
“Sabes que puedes invitarle a jugar aquí, ¿no?” ofreció su hermana y la mirada del niño se dirigió automáticamente al hacha de batalla que descansaba contra el escritorio junto a ella. Un escalofrío recurrió su cuerpo. No. Definitivamente no podía invitar a Uri a jugar allí.
“¡Volveré más tarde, o mañana!” exclamó el pequeño cogiendo su morral y lanzándose corriendo escaleras abajo.
“Ahhh, crecen tan rápido,” dijo Meredydd suspirando con exagerada ensoñación y arrancando, esta vez sí, una risita por parte de la loba.
El Sol de invierno había desaparecido ya tras el horizonte pero las calles de Lunargenta bullían con vida cerca del mercado. Comerciantes, artesanos, nobles y campesinos rezagados deambulaban buscando alguna distracción nocturna. La música y las risotadas de las tavernas se mezclaban con el murmullo colectivo de las conversaciones de los transeúntes. En una esquina junto a La Casa Roja, un pequeño pero famoso burdel local, un muchachito de cabellos dorados esperaba muy erguido, sus ojos azules intentando divisar a su amigo entre la gente.
Gwynn había escogido ese lugar pues era sencillamente imposible no encontrarlo. Las lámparas y cortinas rojas destacaban frente a la sobriedad de edificios aledaños y a esas horas una procesión de hombres sonrientes parecía confluír hacia el lugar, hechizados por los encantos que se ocultaban tras la colorida fachada. El pequeño aún no lograba determinar qué es lo que hacían allí, pero sospechaba que tenía relación con encontrar pareja. Un ritual humano, sin duda.
Su mirada se dirigió por décima vez al humilde ramillete de flores de daphne que había “conseguido” en el mercado en su camino hacia allí. Era algo que había observado en varios ocasiones en la capital humana; al parecer una ofrenda floral era algo adecuado cuando dos personas acordaban encontrarse. Por supuesto para el licántropo el pequeño detalle del género de los participantes de aquella tradición fue algo que no alcanzó a registrar.
Un grupo de personas le señaló con el dedo y compartieron alguna broma entre risas y sonrisas y el cachorro no pudo evitar preguntarse si lo estaba haciendo bien. Sabía que en esta ocasión nada en su apariencia podría parecer demasiado foráneo. Sencilla túnica verde de lana, abrigadas botas de piel de alce, sencillo cinturón de cuero y su morral con todos los artículos indispensables para una aventura; colores y pergamino para dibujar, runas de huesos por si había que dejar que la suerte determinase el futuro, algo de carne ahumada para recuperar fuerzas y varios pequeños juguetes de madera y otros materiales para… bueno, para jugar, ¡pero eso era también una parte importante de una aventura!
“Heyyyy,” llamó una voz áspera a su espalda y el muchacho se giró para encarar la sonrisa etílica de un adulto humano. Tras él un grupo de quienes probablemente sus amigos reía observando al escena.
“Ohh, ¿son eshas flores para mí? ¡No deberías habbberte molestado!” rió el sujeto y el pequeño licántropo arrugó la nariz ante el fuerte olor a alcohol en su aliento.
“No, son para Uri,” respondió como si fuese lo más obvio del mundo mientras se giraba para alejarse de ellos, ignorando las risotadas a su espalda. Aquel era el problema de la noche en la capital. Mientras más tarde era, más borrachos estaban algunos humanos, y entre más borrachos más estúpidos eran.
El niño suspiró deseando que Uri estuviese ya allí.
“¡Estoy aquí!” llamó al cerrar la puerta tras él, subiendo la ancestral escalera de madera hasta el área principal de la tienda. El pequeño arrugó la nariz al sentir el penetrante olor del humo blanquecino que emanaba de los viales y tubos sobre uno de los escritorios. Junto a él el brujo Meredydd escribía notas en un pergamino medio quemado.
“Ah, bienvenido, pequeño,” murmuró el viejo sin apartar la vista un instante de su trabajo. Gwynn sabía de memoría lo que seguía y rezongó al unísono las palabras del brujo: “No toques nada y si vienes del bosque lava tus manos.”
“Ya estaba preocupada,” acusó su hermana cruzándose de brazos. “¿Toda la noche y todo el día en el bosque? Sabes que debes decirme dónde estás y qué haces, enano. Soy responsable de ti.”
“¡Ho shiendo!” exclamó el menor llenándose la boca de pan de carne. ¡Dioses! Estaba famélico. “Gonoshí… mmm… conocí a alguien, se llama Uri y estábamos jugando. Ah, necesito otra túnica. Iremos a explorar la ciudad,” dijo antes de comenzar a desvestirse con una hogaza de pan colgando de la boca.
“¡Pero si acabas de volver! Espera… ¿otra túnica? ¿Cuál es el problema con esa?” preguntó Caoimhe inspeccionando a su hermano de pies a cabeza.
“Tiene algo de tierra. Aquí. ¿Lo ves? Además la túnica verde es mejor. Es más… más presentable,” concluyó el muchacho apreciando la prenda en cuestión en sus manos. La joven dejó caer la mandíbula enarcando una ceja e incluso el brujo apartó los ojos del pergamino para dedicarle una mirada inquisitiva. Hacía tan sólo un par de semanas lograr que el cachorro vistiese ropa humana había sido una ordalía, ¿desde cuándo se preocupaba de parecer presentable?
“Esta persona, Uri… ¿cuántos años..?”
“Mi edad, creo,” interrumpió el menor y su hermana asintió levemente con la cabeza. Gwynn inspeccionó unos momentos su reflejo en el espejo de bronce pulido. La tunica que ahora vestía era de un bonito tono verde y su confección algo más certera. Aunque no quisisera reconocerlo el licántropo aún quería evitar que su nuevo amigo creyese que era mal educado, que no sabía comportarse. Al parecer aquello era algo importante para Uri, pensó peinando su cabello torpemente con los dedos.
El silencio fue roto por el bufido risueño del brujo.
“Ya estás suficentemente guapo, Gwynn. Seguro tu amiguita lo notará...”
“¡Uri es un chico!”
“Oh, bueno, quién soy yo para juzgar...”
Las palabras del brujo fueron abruptamente interrunpidas por el certero codazo de la loba junto a él y Meredydd se encogió de hombros dedicándole una sonrisa insinceramente pesarosa.
“Sabes que puedes invitarle a jugar aquí, ¿no?” ofreció su hermana y la mirada del niño se dirigió automáticamente al hacha de batalla que descansaba contra el escritorio junto a ella. Un escalofrío recurrió su cuerpo. No. Definitivamente no podía invitar a Uri a jugar allí.
“¡Volveré más tarde, o mañana!” exclamó el pequeño cogiendo su morral y lanzándose corriendo escaleras abajo.
“Ahhh, crecen tan rápido,” dijo Meredydd suspirando con exagerada ensoñación y arrancando, esta vez sí, una risita por parte de la loba.
*****
El Sol de invierno había desaparecido ya tras el horizonte pero las calles de Lunargenta bullían con vida cerca del mercado. Comerciantes, artesanos, nobles y campesinos rezagados deambulaban buscando alguna distracción nocturna. La música y las risotadas de las tavernas se mezclaban con el murmullo colectivo de las conversaciones de los transeúntes. En una esquina junto a La Casa Roja, un pequeño pero famoso burdel local, un muchachito de cabellos dorados esperaba muy erguido, sus ojos azules intentando divisar a su amigo entre la gente.
Gwynn había escogido ese lugar pues era sencillamente imposible no encontrarlo. Las lámparas y cortinas rojas destacaban frente a la sobriedad de edificios aledaños y a esas horas una procesión de hombres sonrientes parecía confluír hacia el lugar, hechizados por los encantos que se ocultaban tras la colorida fachada. El pequeño aún no lograba determinar qué es lo que hacían allí, pero sospechaba que tenía relación con encontrar pareja. Un ritual humano, sin duda.
Su mirada se dirigió por décima vez al humilde ramillete de flores de daphne que había “conseguido” en el mercado en su camino hacia allí. Era algo que había observado en varios ocasiones en la capital humana; al parecer una ofrenda floral era algo adecuado cuando dos personas acordaban encontrarse. Por supuesto para el licántropo el pequeño detalle del género de los participantes de aquella tradición fue algo que no alcanzó a registrar.
Un grupo de personas le señaló con el dedo y compartieron alguna broma entre risas y sonrisas y el cachorro no pudo evitar preguntarse si lo estaba haciendo bien. Sabía que en esta ocasión nada en su apariencia podría parecer demasiado foráneo. Sencilla túnica verde de lana, abrigadas botas de piel de alce, sencillo cinturón de cuero y su morral con todos los artículos indispensables para una aventura; colores y pergamino para dibujar, runas de huesos por si había que dejar que la suerte determinase el futuro, algo de carne ahumada para recuperar fuerzas y varios pequeños juguetes de madera y otros materiales para… bueno, para jugar, ¡pero eso era también una parte importante de una aventura!
“Heyyyy,” llamó una voz áspera a su espalda y el muchacho se giró para encarar la sonrisa etílica de un adulto humano. Tras él un grupo de quienes probablemente sus amigos reía observando al escena.
“Ohh, ¿son eshas flores para mí? ¡No deberías habbberte molestado!” rió el sujeto y el pequeño licántropo arrugó la nariz ante el fuerte olor a alcohol en su aliento.
“No, son para Uri,” respondió como si fuese lo más obvio del mundo mientras se giraba para alejarse de ellos, ignorando las risotadas a su espalda. Aquel era el problema de la noche en la capital. Mientras más tarde era, más borrachos estaban algunos humanos, y entre más borrachos más estúpidos eran.
El niño suspiró deseando que Uri estuviese ya allí.
Gwynn
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 105
Nivel de PJ : : 0
Re: Pequeñas aventuras en la gran ciudad [Privado]
Uriel miró desde la cueva los pequeños rayos anaranjados del atardecer mientras, sentando entre unas rocas, el infante aguardaba la noche; Nunca se había sentido tan nervioso. Normalmente el vampiro duerme todo el día y se levanta cuando el cielo anaranjado ya prácticamente se a desvanecido para dejar la oscura y reconfortante noche, pero el vampiro no pudo dormir nada, estaba tan expectante que no pudo pegar ojo.
Poniéndose de pie para prepararse, el vampiro suspiro ¿Porque sentía que su corazón se aceleraba cada vez que el momento de adentrarse en la ciudad se aproximaba? El niño no necesitó un porque, ya lo sabía, esa noche iría con Gwynn a recorrer la ciudad. El vampirito recordó a su amigo licántropo y una sonrisita apareció en sus labios, solo habían pasado un puñado de días pero para Uriel, Gwynn era irreemplazable: Si no fuera por él, seguro que aún estaría en el bosque asustado y confundido, hundiéndose en la desesperación y la incertidumbre que una vieja sombra del a pasado utilizaba para herir el mundo de Uriel. Para Uriel el joven licántropo era alguien realmente especial.
Tomando sus instrumento de escritura para guardarlo en su bolsa de investigación, el vampiro miró un poco la carta-reporte que mensualmente envía a su maestro y Azazel, el pájaro mensajero mascota de su maestro, viene a recoger. La fecha de entrega ya se aproximaba y el infante ya estaba escribiendo su reporte para este.
"
Uriel, guardando la carta, pensó un poco en el contenido de esta. No podía evitar sentir un poco de miedo e incomodidad sabiendo que estaba rompiendo abiertamente las normal y enseñanzas de su clan y maestro, y que, por encima de ello, le pidiese a su maestro que lo entendiese. Pero Uriel no quería tener que ir escondiendo todas las relaciones y personas que conoció. Quería decirle a su maestro a cuantas magnificas personas conoció; Zöe, Amit, Chimar, Canel y los gorriones......Gwynn. el vampiro suspiro y retiró el tema de su cabeza.
Viendo que aún le quedaba un rato, el vampiro se aseo y limpio sus ropas como pudo ¡Para su preciado amigo no podía permitirse, por su orgullo Nova, estar menos que perfecto para el! Limpiándose con el agua que conserva en una segunda cantimplora y un trozo de tela que Uriel porta, el vampiro se aseguró de que su piel y ropas estaban presentables para ir a encontrarse con Gwynn.
El Sol ya prácticamente había desaparecido y la Luna cada vez se volvía mas y mas predominante una vez el vampirito acabó su aseo, sin importarle que incluso así su piel picaba un poco, el vampirito tomó sus cosas y salió disparado hacia el portón de la ciudad. No quería hacer esperar a su amigo demasiado.
Aprendió de los gorriones a como colarse en al ciudad sin ser notado por los guardias ¡Era bastante mas facil de lo que esperaba! Y tampoco es como si los guardias fueran muy trabajadores que digamos, para Uriel fue sencillo pasar sin ser notado por estos. Riendo y canturreando, el vampirito correteo por las calles de la apenas conocida ciudad, normalmente, evitaría estar en estos lugares por miedo a ser descubierto como vampiro pero al niño, tras entrar constantemente en la ciudad debido a la esfera, se le empezaron a olvidar sus miedos ¡Lunargenta era bastante menos asegurada de lo que parecía! Tal vez, después del ataque de la dragona, la ciudad considero que tenía preocupaciones mas grandes que cuidarse de vampiros.
Las carreteras y viviendas de pierda estaban desprovistas de gente, pues esta era lo hora de que los "honrados" se fueran a dormir para saludar un nuevo día en cuanto la cálida protección del Sol retornase, y sin embargo, como si estuviese intentado llevarle la contraria a la ciudad, las zonas mas alejadas y con menos carreteras pavimentadas comenzaban a cobrar vida lentamente; Si el día era el dominio de la "honradez", la noche era el dominio del "desenfreno" y la "lujuria". Pero el vampirito cruzó el barrio rojo sin permitir que esta diferencial e perturbase o molestase, incluso si la zona roja asfixiaba el ambiente en aroma a perfume barato, sudor y sexo el pequeño vampiro no parecía notarlo ¿Era su inocencia? ¿Su desconocimiento? ¿O tal vez su emoción de volver a ver Gwynn? El vampirito ingenuo llegó hasta el gran edificio en el que Gwynn dijo que le esperaría, y en ese lugar le vio.
Gwynn estaba de espaldas a él, portando una túnica verde y un racimo de flores ¿Porque flores? El niño ladeó su cabeza mientras no podía evitar sentir que, extrañamente, su acelerado y emociondo corazón se tranquilizaba cuanto mas se aproximaba al muchacho. Sonriendo con picardia, el vampiro se aproximo sin hacer ruido al licántropo y sin avisarle, le abrazó por la espalda mientras en un tono divertido le dijo
"Te pillé Fufufu "
El vampiro era un poco mas menudo que Gwynn así que sus brazos no llegaron a atrapar todo el torso del chico, y su rostro llegaba a la altura del cogote de Gwynn. Aprovechando la posición, Uriel bajo su cabeza sobre el hombro del licántropo y olfateo un poco la túnica y cuello del niño, obteniendo de inmediato el aroma a bosque que vagamente recordaba de la última vez mezclado con el de las flores, el vampirito entrecerró sus ojos complacido ¡Que olor mas relajante y dulce! ¿Todos los licántropos tenían un aroma tan similar a los bosque? Era una mezcla curiosa de aroma flores, barro, hojas secas y corteza de árbol. El vampiro no se movió durante unos segundos, era una manía que adquirió como vampiro, no sabía si era lo mismo con otros de su misma raza, el niño tendía a sentirse mas próximo y a relajarse en cuanto entraba en contacto con la piel alrededor del cuello, ya sea oliéndola o sencillamente tocándola levemente, de una persona preciada. Tal vez porque era un forma intuitiva de decirle al otro que podía confiar en que jamás le mordería y a su vez una forma de entablar un vinculo y/o mortificarlo sintiendo una zona tan importante para un vampiro como lo es el cuello.
Sintiendo su ritmo cardíaco y la respiración de su amigo, Uriel no quiso dejar esa posición durante un buen rato pero entendiendo que estaban en el medio de la calle y debía ser incomodo para Gwynn, el niño se forzó a si mismo a deshacerlo ¡Ya tendrá mas oportunidades! Esbozando una sonrisita dulce e infantil, el vampiro se puso frente a su amigo y con un tono cortes preguntó.
"¿Te hice esperar demasiado? Vine apenas el Sol se ocultó."
Poniéndose de pie para prepararse, el vampiro suspiro ¿Porque sentía que su corazón se aceleraba cada vez que el momento de adentrarse en la ciudad se aproximaba? El niño no necesitó un porque, ya lo sabía, esa noche iría con Gwynn a recorrer la ciudad. El vampirito recordó a su amigo licántropo y una sonrisita apareció en sus labios, solo habían pasado un puñado de días pero para Uriel, Gwynn era irreemplazable: Si no fuera por él, seguro que aún estaría en el bosque asustado y confundido, hundiéndose en la desesperación y la incertidumbre que una vieja sombra del a pasado utilizaba para herir el mundo de Uriel. Para Uriel el joven licántropo era alguien realmente especial.
Tomando sus instrumento de escritura para guardarlo en su bolsa de investigación, el vampiro miró un poco la carta-reporte que mensualmente envía a su maestro y Azazel, el pájaro mensajero mascota de su maestro, viene a recoger. La fecha de entrega ya se aproximaba y el infante ya estaba escribiendo su reporte para este.
"
De; Liliana Nova, su fiel hijo y aprendiz
Este humilde aprendiz le manda saludos, maestro ¿Se a estado sintiendo bien últimamente? En cuanto a mi, todo es igual. Sin ningún cambio en particular que reportar.
Tal y como se me ordenó, no abandoné el territorio humano. Últimamente estuve teniendo mas contacto con las otras razas, y mi investigación va por buen rumbo también. Tal y como me pidió, evité a toda costa meterme en líos innecesarios.
También me gustaría recalcar que mi viaje a estado siendo realmente educativo para mi formación como vampiro Nova, entiendo cada vez más el mundo que me envuelve y como funciona este, y a su vez, he comenzado a entender a sus habitantes. Sé que va en contra de como un vampiro noble y como usted me enseñó, pero, sin faltar al respeto al maestro, he conocido gente que a pesar de no ser vampira merece la pena ¡Incluso hice un amigo! Maestro, sé que su enseñanzas son la acertadas, pero también croe que hay gente que merece ser más que ganado o alimento.
Espero de todo corazón que el maestro también vea lo que yo he visto en estas personas, y que, con el tiempo, pueda presentarle a mi primer amigo.
Tal y como se me ordenó, no abandoné el territorio humano. Últimamente estuve teniendo mas contacto con las otras razas, y mi investigación va por buen rumbo también. Tal y como me pidió, evité a toda costa meterme en líos innecesarios.
También me gustaría recalcar que mi viaje a estado siendo realmente educativo para mi formación como vampiro Nova, entiendo cada vez más el mundo que me envuelve y como funciona este, y a su vez, he comenzado a entender a sus habitantes. Sé que va en contra de como un vampiro noble y como usted me enseñó, pero, sin faltar al respeto al maestro, he conocido gente que a pesar de no ser vampira merece la pena ¡Incluso hice un amigo! Maestro, sé que su enseñanzas son la acertadas, pero también croe que hay gente que merece ser más que ganado o alimento.
Espero de todo corazón que el maestro también vea lo que yo he visto en estas personas, y que, con el tiempo, pueda presentarle a mi primer amigo.
Atentamente, para mi amado y respetable padre y maestro; Adán Nova.
"Uriel, guardando la carta, pensó un poco en el contenido de esta. No podía evitar sentir un poco de miedo e incomodidad sabiendo que estaba rompiendo abiertamente las normal y enseñanzas de su clan y maestro, y que, por encima de ello, le pidiese a su maestro que lo entendiese. Pero Uriel no quería tener que ir escondiendo todas las relaciones y personas que conoció. Quería decirle a su maestro a cuantas magnificas personas conoció; Zöe, Amit, Chimar, Canel y los gorriones......Gwynn. el vampiro suspiro y retiró el tema de su cabeza.
Viendo que aún le quedaba un rato, el vampiro se aseo y limpio sus ropas como pudo ¡Para su preciado amigo no podía permitirse, por su orgullo Nova, estar menos que perfecto para el! Limpiándose con el agua que conserva en una segunda cantimplora y un trozo de tela que Uriel porta, el vampiro se aseguró de que su piel y ropas estaban presentables para ir a encontrarse con Gwynn.
El Sol ya prácticamente había desaparecido y la Luna cada vez se volvía mas y mas predominante una vez el vampirito acabó su aseo, sin importarle que incluso así su piel picaba un poco, el vampirito tomó sus cosas y salió disparado hacia el portón de la ciudad. No quería hacer esperar a su amigo demasiado.
Aprendió de los gorriones a como colarse en al ciudad sin ser notado por los guardias ¡Era bastante mas facil de lo que esperaba! Y tampoco es como si los guardias fueran muy trabajadores que digamos, para Uriel fue sencillo pasar sin ser notado por estos. Riendo y canturreando, el vampirito correteo por las calles de la apenas conocida ciudad, normalmente, evitaría estar en estos lugares por miedo a ser descubierto como vampiro pero al niño, tras entrar constantemente en la ciudad debido a la esfera, se le empezaron a olvidar sus miedos ¡Lunargenta era bastante menos asegurada de lo que parecía! Tal vez, después del ataque de la dragona, la ciudad considero que tenía preocupaciones mas grandes que cuidarse de vampiros.
Las carreteras y viviendas de pierda estaban desprovistas de gente, pues esta era lo hora de que los "honrados" se fueran a dormir para saludar un nuevo día en cuanto la cálida protección del Sol retornase, y sin embargo, como si estuviese intentado llevarle la contraria a la ciudad, las zonas mas alejadas y con menos carreteras pavimentadas comenzaban a cobrar vida lentamente; Si el día era el dominio de la "honradez", la noche era el dominio del "desenfreno" y la "lujuria". Pero el vampirito cruzó el barrio rojo sin permitir que esta diferencial e perturbase o molestase, incluso si la zona roja asfixiaba el ambiente en aroma a perfume barato, sudor y sexo el pequeño vampiro no parecía notarlo ¿Era su inocencia? ¿Su desconocimiento? ¿O tal vez su emoción de volver a ver Gwynn? El vampirito ingenuo llegó hasta el gran edificio en el que Gwynn dijo que le esperaría, y en ese lugar le vio.
Gwynn estaba de espaldas a él, portando una túnica verde y un racimo de flores ¿Porque flores? El niño ladeó su cabeza mientras no podía evitar sentir que, extrañamente, su acelerado y emociondo corazón se tranquilizaba cuanto mas se aproximaba al muchacho. Sonriendo con picardia, el vampiro se aproximo sin hacer ruido al licántropo y sin avisarle, le abrazó por la espalda mientras en un tono divertido le dijo
"Te pillé Fufufu "
El vampiro era un poco mas menudo que Gwynn así que sus brazos no llegaron a atrapar todo el torso del chico, y su rostro llegaba a la altura del cogote de Gwynn. Aprovechando la posición, Uriel bajo su cabeza sobre el hombro del licántropo y olfateo un poco la túnica y cuello del niño, obteniendo de inmediato el aroma a bosque que vagamente recordaba de la última vez mezclado con el de las flores, el vampirito entrecerró sus ojos complacido ¡Que olor mas relajante y dulce! ¿Todos los licántropos tenían un aroma tan similar a los bosque? Era una mezcla curiosa de aroma flores, barro, hojas secas y corteza de árbol. El vampiro no se movió durante unos segundos, era una manía que adquirió como vampiro, no sabía si era lo mismo con otros de su misma raza, el niño tendía a sentirse mas próximo y a relajarse en cuanto entraba en contacto con la piel alrededor del cuello, ya sea oliéndola o sencillamente tocándola levemente, de una persona preciada. Tal vez porque era un forma intuitiva de decirle al otro que podía confiar en que jamás le mordería y a su vez una forma de entablar un vinculo y/o mortificarlo sintiendo una zona tan importante para un vampiro como lo es el cuello.
Sintiendo su ritmo cardíaco y la respiración de su amigo, Uriel no quiso dejar esa posición durante un buen rato pero entendiendo que estaban en el medio de la calle y debía ser incomodo para Gwynn, el niño se forzó a si mismo a deshacerlo ¡Ya tendrá mas oportunidades! Esbozando una sonrisita dulce e infantil, el vampiro se puso frente a su amigo y con un tono cortes preguntó.
"¿Te hice esperar demasiado? Vine apenas el Sol se ocultó."
Uri
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 326
Nivel de PJ : : 2
Re: Pequeñas aventuras en la gran ciudad [Privado]
La espera fue breve. Distraído como estaba no pudo notar la presencia de su amigo hasta tener sus brazos rodeándole por la espalda. El muchacho dio un respingo algo tenso, pero se relajo al instante al oír la voz jovial del vampiro.
“¡Uri! Eres mejor cazador que yo,” bromeó soltando una risita. Uri mantuvo el abrazo y el aire pareció atascarse en su garganta al sentir la suave respiración sobre su cuello, no por incomodidad, sino por la inesperada familiaridad de la cercanía. Entre los lobos, acostumbrados a no emitir palabra alguna durante días en su forma animal, el tacto constituía un sentido imprescindible en la interacción habitual. En los clanes familiares no había forma más eficiente de comunicarse. Una caricia, un lametón o un simple roce era todo lo que necesitaban para expresarse, y ninguna zona era más íntima que el cuello. Como el punto más vulnerable en la anatomía lupina su importancia y simbología estaba escrita en la sangre misma de los lobos. Tocar y ofrecer el cuello era la máxima señal de confianza y cercanía.
Gwynn permaneció en su sitio tranquilamente, preguntándose si para Uri habría algo similar. Tardó un momento en darse en cuenta que sí que lo había, aunque por una razón muy diferente: Uri era un vampiro. Su corazón dio un vuelco. No podía explicarlo en palabras, pero el hecho de que existiese un paralelo semejante entre ambos le hacía absurdamente feliz. Uri se separó de él finalmente y Gwynn echó de menos automáticamente el contacto.
“No te preocupes, acabo de llegar,” dijo girándose para dedicarle una sonrisa. “Necesitaba comer algo primero. ¡Ah! ¡Si! Esto… umm, esto es para ti. Ya sabes, ¿por encontrarnos… aquí?”
El muchacho le ofreció el pequeño ramillete de flores tímidamente, ¿había que decir algo en particular? El cachorro se mordió el labio deseando haber prestado más atención las veces que vio a algunos humanos realizar el ritual de las flores. Las risotadas de los mismos hombres de antes estallaron frente a la acción y Gwynn sintió el calor extenderse por sus mejillas. Quizá lo estaba haciendo mal.
“Bueno, ¿preparado?” preguntó tomando la mano del vampirito y echando a andar hacia las afueras del mercado, en parte para escapar al escarnio de los adultos, pero principalmente porque no podía esperar a explorar la ciudad con Uri.
“¡Ya sé dónde podemos ir primero!” exclamó sonriendo excitado. “Al Norte de aquí hay muchas casas abandonas de familias que murieron durante la plaga, o asesinadas por los vam...” Gwynn detuvo sus palabras y fingió una breve tos, “ …que murieron durante las invasiones. ¡Oí a unos chicos mayores decir que hay una mansión embrujada! Es fácil reconocerla porque hay una estatua de un animal raro frente a ella. Podemos empezar allí.”
Los pequeños aventureros se adentraban poco a poco en uno de los barrios más desolados de la capital. Las casas abandonadas y los escombros y desperdicio que salpicaban las calles eran testimonio de las tragedias que habían aquejado a Lunargenta en los últimos tiempos, y la manera en que su población había sido diezmada. Ahora de noche los edificios oscuros con sus ventanas rotas y puertas entreabiertas daban al distrito una apariencia sombría, casi fantasmagórica. No parecía haber un alma en las calles; hacía semanas ya que los saqueadores habían abandonado totalmente el sector, incapaces ya de encontrar más objetos de valor. Todo lo que quedaba en esos hogares era muebles viejos, herramientas básicas, ropas y juguetes. Recuerdos de una época no lejana cuando el barrio bullía con vida y actividad.
Gwynn redujo sutilmente el espacio entre él y Uri. No estaba asustado. ¡Claro que no! Pero jugar a estar un poco asustado era parte de la diversión.
“Traje algunas cosas conmigo. También algo de carne ahumada por si tenemos hambre. La preparó mi hermana, ¡es muy buena! Tienes que prob…” el muchacho se interrumpió una vez más. Tardaría un poco en acostumbrarse completamente a la idea de que Uri fuese un vampiro. Sacudir en un par de días años de historias de horribles monstruos chupasangre era imposible.
“¿Has cenado algo? ¿Cada cuánto tiempo necesitas comer? O, bueno... ¿beber? ¡Ah! ¡Mira! ¡Esa es la mansión embrujada!” dijo señalando una enorme casa junto a la calle. El edificio debía haber sido imponente en sus mejores días, amplio y sin duda espacioso en su interior. Sus terminaciones mostraban cuidado y buen gusto, mas el delicado revoque de sus paredes estaba ahora agrietado y algunas palabras humanas habían sido escritas sobre él con carbones.
Gwynn se detuvo frente a la puerta principal y miró a Uri con una sonrisita de pícara camaradería.
“¿Qué dices? ¿Quieres comenzar aquí?”
“¡Uri! Eres mejor cazador que yo,” bromeó soltando una risita. Uri mantuvo el abrazo y el aire pareció atascarse en su garganta al sentir la suave respiración sobre su cuello, no por incomodidad, sino por la inesperada familiaridad de la cercanía. Entre los lobos, acostumbrados a no emitir palabra alguna durante días en su forma animal, el tacto constituía un sentido imprescindible en la interacción habitual. En los clanes familiares no había forma más eficiente de comunicarse. Una caricia, un lametón o un simple roce era todo lo que necesitaban para expresarse, y ninguna zona era más íntima que el cuello. Como el punto más vulnerable en la anatomía lupina su importancia y simbología estaba escrita en la sangre misma de los lobos. Tocar y ofrecer el cuello era la máxima señal de confianza y cercanía.
Gwynn permaneció en su sitio tranquilamente, preguntándose si para Uri habría algo similar. Tardó un momento en darse en cuenta que sí que lo había, aunque por una razón muy diferente: Uri era un vampiro. Su corazón dio un vuelco. No podía explicarlo en palabras, pero el hecho de que existiese un paralelo semejante entre ambos le hacía absurdamente feliz. Uri se separó de él finalmente y Gwynn echó de menos automáticamente el contacto.
“No te preocupes, acabo de llegar,” dijo girándose para dedicarle una sonrisa. “Necesitaba comer algo primero. ¡Ah! ¡Si! Esto… umm, esto es para ti. Ya sabes, ¿por encontrarnos… aquí?”
El muchacho le ofreció el pequeño ramillete de flores tímidamente, ¿había que decir algo en particular? El cachorro se mordió el labio deseando haber prestado más atención las veces que vio a algunos humanos realizar el ritual de las flores. Las risotadas de los mismos hombres de antes estallaron frente a la acción y Gwynn sintió el calor extenderse por sus mejillas. Quizá lo estaba haciendo mal.
“Bueno, ¿preparado?” preguntó tomando la mano del vampirito y echando a andar hacia las afueras del mercado, en parte para escapar al escarnio de los adultos, pero principalmente porque no podía esperar a explorar la ciudad con Uri.
“¡Ya sé dónde podemos ir primero!” exclamó sonriendo excitado. “Al Norte de aquí hay muchas casas abandonas de familias que murieron durante la plaga, o asesinadas por los vam...” Gwynn detuvo sus palabras y fingió una breve tos, “ …que murieron durante las invasiones. ¡Oí a unos chicos mayores decir que hay una mansión embrujada! Es fácil reconocerla porque hay una estatua de un animal raro frente a ella. Podemos empezar allí.”
Los pequeños aventureros se adentraban poco a poco en uno de los barrios más desolados de la capital. Las casas abandonadas y los escombros y desperdicio que salpicaban las calles eran testimonio de las tragedias que habían aquejado a Lunargenta en los últimos tiempos, y la manera en que su población había sido diezmada. Ahora de noche los edificios oscuros con sus ventanas rotas y puertas entreabiertas daban al distrito una apariencia sombría, casi fantasmagórica. No parecía haber un alma en las calles; hacía semanas ya que los saqueadores habían abandonado totalmente el sector, incapaces ya de encontrar más objetos de valor. Todo lo que quedaba en esos hogares era muebles viejos, herramientas básicas, ropas y juguetes. Recuerdos de una época no lejana cuando el barrio bullía con vida y actividad.
Gwynn redujo sutilmente el espacio entre él y Uri. No estaba asustado. ¡Claro que no! Pero jugar a estar un poco asustado era parte de la diversión.
“Traje algunas cosas conmigo. También algo de carne ahumada por si tenemos hambre. La preparó mi hermana, ¡es muy buena! Tienes que prob…” el muchacho se interrumpió una vez más. Tardaría un poco en acostumbrarse completamente a la idea de que Uri fuese un vampiro. Sacudir en un par de días años de historias de horribles monstruos chupasangre era imposible.
“¿Has cenado algo? ¿Cada cuánto tiempo necesitas comer? O, bueno... ¿beber? ¡Ah! ¡Mira! ¡Esa es la mansión embrujada!” dijo señalando una enorme casa junto a la calle. El edificio debía haber sido imponente en sus mejores días, amplio y sin duda espacioso en su interior. Sus terminaciones mostraban cuidado y buen gusto, mas el delicado revoque de sus paredes estaba ahora agrietado y algunas palabras humanas habían sido escritas sobre él con carbones.
Gwynn se detuvo frente a la puerta principal y miró a Uri con una sonrisita de pícara camaradería.
“¿Qué dices? ¿Quieres comenzar aquí?”
Gwynn
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 105
Nivel de PJ : : 0
Re: Pequeñas aventuras en la gran ciudad [Privado]
"¿P-Para mi?...."
Uriel ladeo su cabeza mientras una tímida pero feliz sonrisa se mostraba ¡Era la primera vez que alguien le regalaba flores! Sabía, por el vago recuerdo de sus padres humanos, que dar flores era algo que denotaba cariño y afecto entre algunas razas. Sintiéndose feliz e ilusionado las tomó con extremo cuidado y las miró con calidez, no eran de la mejor calidad o las más hermosas pero saber que eran el regalo de alguien importante para él era suficiente para que al vampirito le parecieran las mas hermosas de las flores. Buscando que las pequeñas y encantadoras flores no fueran dañadas por la rudeza de sus aventuras infantiles, el vampiro las guardo cuidadosamente en su bolsa de investigación.
Escuchando una risa no muy lejos, el vampiro se giró para mirar con confusión como unos humanos reían¿Que les parecía tan gracioso? El niño, confundido pero sin darle importancia, devolvió su concentración a su amigo pero para su sorpresa él parecía avergonzado de que ese grupo de viejales rieran....Puede ser.....¿Se estaban burlando de Gwynn? frunciendo el ceño, el vampiro los siguió mirando fijamente incluso cuando ya se estaban alejando del lugar y esos viejales comenzaban a perderse entre el tumulto de gente.
¿Ese puñado ganado osaban molestar a su preciado amigo? ¿Osaban hacer sentir mal a Gwynn? ¿Frente a él, un noble vampiro Nova? ¡Tan pretencioso! Esbozando una suave sonrisita en sus labios pequeños e infantiles, el niño miró una ultima vez el rostro de esos pequeños, insignificantes y pretenciosos animales de granja valiéndose de su magnifica vista nocturna.
Ah~ Tengo tanta suerte....Desde hace unos días que no pude alimentarme con nada que no fuera animales ¡Al fin una cena sana! Ahahaha ¿Ve maestro? Es tal y como dije, en este mundo hay gente buen y luego esta el delicioso cerdo que esta noche cenaré Fufufuf No puedo esperar...
Notando un escalofrío en sus espaldas, los humanos comenzaron a buscar temerosos y confusos la fuente del a gran fuente de sed de sangre, pero no encontraron nada, simplemente que el par de niños que antes habían ya no se econtraban en ese lugar.
.............
..........
.....
..
.
"Una mansión embrujada..."
El vampiro miró el gran caserón de madera. Lo cierto es que para el infante, criado en una oscura y únicamente iluminada por lamparas mansión, la situación mas que miedo le daba una familiar y extraña sensación ¿Tal vez porque su mismo hogar parecía una mansión embrujada?
Sintiendo como el cuerpo de Gwynn se pegaba un poco al suyo, Uriel tomo la mano del licántropo y regalandole una sonrisita, respondió a sus preguntas una por una ¡Si Gwynn le tenía miedo a esa mansión entonces era el deber de Uriel protegerle de todo lo que pudiera asustarlo!
"¡Estoy bien! De momento no tengo hambre, y de vuelta a la cueva puedo.....cazar unos pretenciosos cerdos que vi "
Dijo Uriel con una sonrisita dulce e inocente, pero de echo, cargadas con un profundo veneno y una malicia más oscura que la mas tenebrosa de las noches, aún así, si no se era lo suficientemente perspectivo o se sabía el contexto de sus palabras era una frase que sonaba como el Uriel usual diciendo algo un poco extraño, pero no más.
Estrechando la mano de Gwynn, pues no quería que su amigo tuviera que pensar mas en ese puñado de cerdos, el niño comenzó a dirigir animadamente al muchacho hacía la mansión.
"¡Vamos! ¡Vamos! ¡Si dices que es tan tenebrosa como dices, entonces fijo que sera un buen lugar para explorar! Ah ¡No te preocupes por la oscuridad! ¡Los vampiros tenemos una fantástica vista, sabes! Definitivamente voy a protegerte y guiarte Jejeje "
Uriel ladeo su cabeza mientras una tímida pero feliz sonrisa se mostraba ¡Era la primera vez que alguien le regalaba flores! Sabía, por el vago recuerdo de sus padres humanos, que dar flores era algo que denotaba cariño y afecto entre algunas razas. Sintiéndose feliz e ilusionado las tomó con extremo cuidado y las miró con calidez, no eran de la mejor calidad o las más hermosas pero saber que eran el regalo de alguien importante para él era suficiente para que al vampirito le parecieran las mas hermosas de las flores. Buscando que las pequeñas y encantadoras flores no fueran dañadas por la rudeza de sus aventuras infantiles, el vampiro las guardo cuidadosamente en su bolsa de investigación.
Escuchando una risa no muy lejos, el vampiro se giró para mirar con confusión como unos humanos reían¿Que les parecía tan gracioso? El niño, confundido pero sin darle importancia, devolvió su concentración a su amigo pero para su sorpresa él parecía avergonzado de que ese grupo de viejales rieran....Puede ser.....¿Se estaban burlando de Gwynn? frunciendo el ceño, el vampiro los siguió mirando fijamente incluso cuando ya se estaban alejando del lugar y esos viejales comenzaban a perderse entre el tumulto de gente.
¿Ese puñado ganado osaban molestar a su preciado amigo? ¿Osaban hacer sentir mal a Gwynn? ¿Frente a él, un noble vampiro Nova? ¡Tan pretencioso! Esbozando una suave sonrisita en sus labios pequeños e infantiles, el niño miró una ultima vez el rostro de esos pequeños, insignificantes y pretenciosos animales de granja valiéndose de su magnifica vista nocturna.
Ah~ Tengo tanta suerte....Desde hace unos días que no pude alimentarme con nada que no fuera animales ¡Al fin una cena sana! Ahahaha ¿Ve maestro? Es tal y como dije, en este mundo hay gente buen y luego esta el delicioso cerdo que esta noche cenaré Fufufuf No puedo esperar...
Notando un escalofrío en sus espaldas, los humanos comenzaron a buscar temerosos y confusos la fuente del a gran fuente de sed de sangre, pero no encontraron nada, simplemente que el par de niños que antes habían ya no se econtraban en ese lugar.
.............
..........
.....
..
.
"Una mansión embrujada..."
El vampiro miró el gran caserón de madera. Lo cierto es que para el infante, criado en una oscura y únicamente iluminada por lamparas mansión, la situación mas que miedo le daba una familiar y extraña sensación ¿Tal vez porque su mismo hogar parecía una mansión embrujada?
Sintiendo como el cuerpo de Gwynn se pegaba un poco al suyo, Uriel tomo la mano del licántropo y regalandole una sonrisita, respondió a sus preguntas una por una ¡Si Gwynn le tenía miedo a esa mansión entonces era el deber de Uriel protegerle de todo lo que pudiera asustarlo!
"¡Estoy bien! De momento no tengo hambre, y de vuelta a la cueva puedo.....cazar unos pretenciosos cerdos que vi "
Dijo Uriel con una sonrisita dulce e inocente, pero de echo, cargadas con un profundo veneno y una malicia más oscura que la mas tenebrosa de las noches, aún así, si no se era lo suficientemente perspectivo o se sabía el contexto de sus palabras era una frase que sonaba como el Uriel usual diciendo algo un poco extraño, pero no más.
Estrechando la mano de Gwynn, pues no quería que su amigo tuviera que pensar mas en ese puñado de cerdos, el niño comenzó a dirigir animadamente al muchacho hacía la mansión.
"¡Vamos! ¡Vamos! ¡Si dices que es tan tenebrosa como dices, entonces fijo que sera un buen lugar para explorar! Ah ¡No te preocupes por la oscuridad! ¡Los vampiros tenemos una fantástica vista, sabes! Definitivamente voy a protegerte y guiarte Jejeje "
Uri
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 326
Nivel de PJ : : 2
Re: Pequeñas aventuras en la gran ciudad [Privado]
Gwynn observó unos instantes al vampiro. Algo en la manera en que había hablado de su cacería le había hecho ladear la cabeza. Quizá era la forma en que sus ojos parecían reflejar algo más de lo que la dulce sonrisa sugería, o levedad juguetona de su voz al decirlo. Gwynn sacudió la idea de su mente mientras se dejaba llevar de la mano por su amigo.
"¡Oye! En mi piel de lobo veo muy bien en la oscuridad, ¿sabes?" dijo fingiendo indignación pese a la tímida sonrisa en sus labios. No podía admitirlo, pues hacerlo sería aceptar que los vampiros eran más poderosos (lo cuál seguramente era cierto), pero de alguna manera las palabras de Uri le produjeron una agradable sensación de vértigo en el estómago. Gwynn apretó la mano del vampiro en la suya dedicándole una mirada de solemne resolución. Él también estaría allí para protegerle.
El pequeño licántropo empujó con su mano una de las pesadas puertas de roble y el eco del crujido le hizo morderse el labio.
"Bueno, si hay espíritus dentro al menos hemos anunciado nuestra visita," bromeó conduciendo a Uri al interior.
El salón principal se extendía a su alrededor iluminado por la luz mortecina de la Luna que inundaba el espacio a através de los ventanales rotos. El suelo estaba cubiertos de objetos dispersos y algunos trozos de los muebles que sin duda habr'ian decorado el lugar, la mayoría de ellos reducidos a madera para las fogatas y cocinas durante las primeras semanas de la invasión. El muchacho avanzó con pasos cautos, mirando maravillado las terminaciones de mandera de las paredes, las vigas en el techo alto, muy alto, sobre sus cabezas y la chimenea de ladrillo rojo que hablaba de días cálidos junto al fuego.
"¡Wow! ¿Todo esto era una casa? Me pregunto qué tan grande era la manada que vivía aquí," comentó en apenas un murmullo reverencial, como si todo aquello fuese un espejismo que pudiese romperse si no se el trataba con suficiente cuidado.
Gwynn avanzó hacia la escalera central y subió los peldaños lentamente, cada paso arrancando un ronquido de protesta de la madera. La escaleras se dividían en dos, cada una continuando en dirección contraria a la otra y allí, en el medio, un enorme lienzo blanco colgaba cubriendo la pared. El muchacho dejó ir la mano del vampiro para tirar con fuerza de la tela la cual se desplomó sonoramente en una nube de polvo.
"¡Uwaaaaaah!!" el chillido agudo del muchacho perforó el silencio de la mansión abandonada mientras caía sentado sobre el suelo. Frente a él a través de una enorme ventana de madera un humano gigante sobre un corcel de batalla parecía estar a punto de lanzarse sobre ellos, su espada de metal alta sobre su cabeza.
"¡Uri!" llamó el pequeño cerrando los ojos con fuerza y cubriendo su cabeza con los brazos. Un par de instantes trascurrieron sin ataque alguno y Gwynn abrió un ojo para comprobar que el guerrero permanecía congelado en su sitio.
"¿Huh?"
El muchacho se incorporó lo suficiente para acercar una mano a la ventana. La textura rugosa del oleo sobre la tela recibió a sus dedos y el licántropo bufó incrédulo.
"¿Un... un dibujo?" murmuró abriendo los ojos como platos. Jamás había visto nada semejante. El paisaje, el caballo, la espada y la armadura, la mirada intensa del guerrero. ¿Cómo era posible pintar algo así?
Su fascinación desapareció repentinamente al recordar que Uri estaba allí, y que había presenciado la escena.
"Yo... Es... Umm..." la mirada del pequeño se perdió en un punto cualquiera sobre el suelo. No podía mirar al vampiro sabiendo que el rojo sobre sus mejillas casi ahogaría sus pecas. ¿Pensaría Uri que era idiota?
"Nunca... nunca había visto un dibujo así."
"¡Oye! En mi piel de lobo veo muy bien en la oscuridad, ¿sabes?" dijo fingiendo indignación pese a la tímida sonrisa en sus labios. No podía admitirlo, pues hacerlo sería aceptar que los vampiros eran más poderosos (lo cuál seguramente era cierto), pero de alguna manera las palabras de Uri le produjeron una agradable sensación de vértigo en el estómago. Gwynn apretó la mano del vampiro en la suya dedicándole una mirada de solemne resolución. Él también estaría allí para protegerle.
El pequeño licántropo empujó con su mano una de las pesadas puertas de roble y el eco del crujido le hizo morderse el labio.
"Bueno, si hay espíritus dentro al menos hemos anunciado nuestra visita," bromeó conduciendo a Uri al interior.
El salón principal se extendía a su alrededor iluminado por la luz mortecina de la Luna que inundaba el espacio a através de los ventanales rotos. El suelo estaba cubiertos de objetos dispersos y algunos trozos de los muebles que sin duda habr'ian decorado el lugar, la mayoría de ellos reducidos a madera para las fogatas y cocinas durante las primeras semanas de la invasión. El muchacho avanzó con pasos cautos, mirando maravillado las terminaciones de mandera de las paredes, las vigas en el techo alto, muy alto, sobre sus cabezas y la chimenea de ladrillo rojo que hablaba de días cálidos junto al fuego.
"¡Wow! ¿Todo esto era una casa? Me pregunto qué tan grande era la manada que vivía aquí," comentó en apenas un murmullo reverencial, como si todo aquello fuese un espejismo que pudiese romperse si no se el trataba con suficiente cuidado.
Gwynn avanzó hacia la escalera central y subió los peldaños lentamente, cada paso arrancando un ronquido de protesta de la madera. La escaleras se dividían en dos, cada una continuando en dirección contraria a la otra y allí, en el medio, un enorme lienzo blanco colgaba cubriendo la pared. El muchacho dejó ir la mano del vampiro para tirar con fuerza de la tela la cual se desplomó sonoramente en una nube de polvo.
"¡Uwaaaaaah!!" el chillido agudo del muchacho perforó el silencio de la mansión abandonada mientras caía sentado sobre el suelo. Frente a él a través de una enorme ventana de madera un humano gigante sobre un corcel de batalla parecía estar a punto de lanzarse sobre ellos, su espada de metal alta sobre su cabeza.
"¡Uri!" llamó el pequeño cerrando los ojos con fuerza y cubriendo su cabeza con los brazos. Un par de instantes trascurrieron sin ataque alguno y Gwynn abrió un ojo para comprobar que el guerrero permanecía congelado en su sitio.
"¿Huh?"
El muchacho se incorporó lo suficiente para acercar una mano a la ventana. La textura rugosa del oleo sobre la tela recibió a sus dedos y el licántropo bufó incrédulo.
"¿Un... un dibujo?" murmuró abriendo los ojos como platos. Jamás había visto nada semejante. El paisaje, el caballo, la espada y la armadura, la mirada intensa del guerrero. ¿Cómo era posible pintar algo así?
Su fascinación desapareció repentinamente al recordar que Uri estaba allí, y que había presenciado la escena.
"Yo... Es... Umm..." la mirada del pequeño se perdió en un punto cualquiera sobre el suelo. No podía mirar al vampiro sabiendo que el rojo sobre sus mejillas casi ahogaría sus pecas. ¿Pensaría Uri que era idiota?
"Nunca... nunca había visto un dibujo así."
Gwynn
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 105
Nivel de PJ : : 0
Re: Pequeñas aventuras en la gran ciudad [Privado]
Uriel miró los alrededores con curiosidad mas que con inquietud o miedo ¡Que curioso lugar! El niño siempre se mantuvo ajeno de los poblados y ciudades, incluyendo sus habitantes, así que no sabia demasiado bien que sucedió en Lunargenta para que quedara media calcinada, únicamente que al parecer un dragón apareció y un brujo, según dicen, detuvo la masacre a tiempo para salvar una porción de la ciudad.
Primero miró en general el gran salón de recepción en ruinas únicamente iluminado por la Luna. Era espaciosa y perfectamente construida como prototipo de una mansión acaudalada de una familia importante, el vampiro sintió un poco de familiaridad con la estructura de la sala ¡Se parecía un poco a la que tenía en su hogar, en los bosques del oeste, en el territorio de los vampiros! Pero los escombros que variaban entre cristales, madera quemada, polvo y telarañas le recordaban que era tan similar como distinto. Avanzando a la par que Gwynn lo hacía, el niño, sin hablar, observaba interesado los pequeño detalles.
Reconoció los antes exquisitos detalles en la madera y papel de la pared y la gran calidad en los trozos de madera semi quemados ¡Que desperdicio! En la mansión de su hogar, una construcción de que data desde hace un montón de tiempo, la mayoría de detalles de paredes y muebles eran también bastante viejas, talladas en madera negruzca y/o plateada ¡Era la primera vez que veía patrones de madera con el color normal de dicho elemento! Era un desperdicio para el vampirito no haber podido apreciar los detalles del gran caserón en sus días de esplendor.
" Hmmm no sabría decirlo ¿Tal vez 10 o 15 personas contando los esc-....? Puede que fueran una gran cantidad por los sirvientes....."
El niño refrenó sus palabras a tiempo para suspirar aliviado ¡Eso estuvo cerca! Uriel no quería que Gwynn le odiara, así que intentó lo mejor que pudo refrenar su ya familiar forma de referirse a otros que incluían palabras como "ganado" "insecto" o "esclavo". No es como si no pensara de esa forma en sus adentros ¡Para él vampiro era la forma correcta de referirse a otros! Pero si algo entendió gracias a Amit'tek, el amable ratón explorador, era que su forma de hablar era grosera y degradante para oídos de otras razas ¿Y si Gwynn le odiaba por su forma de hablar? ¡Entonces prefería evitar decir esas palabras! Si era para contentar al licántropo entonces haría su mejor esfuerzo para ser menos arrogante.
Mientras subía las escaleras frontales, el vampiro estrechó la mano de su amigo ¡El suelo era algo inestable! El vampiro estaba mas o menos bien porque podía ver los sitios inestables perfectamente y tenía una buena agilidad ¡Pero no podía evitar sentirse un poco ansioso pensando en que Gwynn saliera herido por pisar mal! El vampiro sabía que, como le dijo su amigo, los licantropos tampoco es que tuvieran una mala vista nocturna en su forma de bestia ¡Pero no podía evitar estar un poco ansioso! Asegurándose de que Gwynn no pisara incorrectamente, el vampiro fue dándole pequeños tirones y dirigiéndolo a su forma hasta finalmente alcanzar la gran bifurcación de la escalera.
Sin siquiera retirar la lona entendió que se trataba una pintura al oleo ¡En el almacén de su hogar había un montón de ellas, una incluso del tamaño de esa gran pintura! Su maestro nunca le quiso explicar quienes eran las personas de las pinturas, pero la amable vampiresa enferma le contó que eran los retratos de los antiguos lideres del clan Nova, y que, el gran retrato, era del primer líder. El vampiro espero pacientemente a que su amigo retirase la gran tela blanca, él también tenía curiosidad sobre la identidad de la persona ahí retratada.
En cuanto escuchó el grito de Gwynn el pequeño vampiro, sacando su puñal, se puso enfrente del asustado muchacho con la intención de protegerle de lo que sea que le asustó ¡Pero había un problema! El vampirito no podía hallar nada por lo que podía estar asustado ¡Solo el gran retrato de un guerrero! Ladeando su cabeza confuso, Uriel guardó su puñal y se giró para observar al avergonzado licántropo ¡Se asustó de la pintura! El vampiro recordó que de echo, el también se asustó la primera vez que vio los retratos de los anteriores lideres en el almacén ¡Incluso salió corriendo entre lagrimas del lugar! El vampirito no pudo evitar empezar a reírse, no del licántropo, sino del echo de que ambos tuvieran una reacción tan similar.
"Jejeje ¡L-lo siento! Es qu- pfff Jajaja ¡Una reacción tan similar! Jajajaja...jeje...Esto es una pintura de oleo, seguramente es un retrato del primer líder de la familia."
Intentando detener su risa, Uriel procedió a explicarle a su amigo lo que un día se le dijo a él, cuando aún desconocía sobre esas realistas e impresionantes pinturas.
"¡No te preocupes! La primera vez que vi una, cuando era un recién convertido, me asuste también...¡Ah! Pero solo un poco....."
Tímidamente, el vampiro recalcó sus palabras finales mientras se ruborizaba ¡Sería horrible si su amigo le viese como un bebé llorón si se entera que tan mal reaccionó él!
Primero miró en general el gran salón de recepción en ruinas únicamente iluminado por la Luna. Era espaciosa y perfectamente construida como prototipo de una mansión acaudalada de una familia importante, el vampiro sintió un poco de familiaridad con la estructura de la sala ¡Se parecía un poco a la que tenía en su hogar, en los bosques del oeste, en el territorio de los vampiros! Pero los escombros que variaban entre cristales, madera quemada, polvo y telarañas le recordaban que era tan similar como distinto. Avanzando a la par que Gwynn lo hacía, el niño, sin hablar, observaba interesado los pequeño detalles.
Reconoció los antes exquisitos detalles en la madera y papel de la pared y la gran calidad en los trozos de madera semi quemados ¡Que desperdicio! En la mansión de su hogar, una construcción de que data desde hace un montón de tiempo, la mayoría de detalles de paredes y muebles eran también bastante viejas, talladas en madera negruzca y/o plateada ¡Era la primera vez que veía patrones de madera con el color normal de dicho elemento! Era un desperdicio para el vampirito no haber podido apreciar los detalles del gran caserón en sus días de esplendor.
" Hmmm no sabría decirlo ¿Tal vez 10 o 15 personas contando los esc-....? Puede que fueran una gran cantidad por los sirvientes....."
El niño refrenó sus palabras a tiempo para suspirar aliviado ¡Eso estuvo cerca! Uriel no quería que Gwynn le odiara, así que intentó lo mejor que pudo refrenar su ya familiar forma de referirse a otros que incluían palabras como "ganado" "insecto" o "esclavo". No es como si no pensara de esa forma en sus adentros ¡Para él vampiro era la forma correcta de referirse a otros! Pero si algo entendió gracias a Amit'tek, el amable ratón explorador, era que su forma de hablar era grosera y degradante para oídos de otras razas ¿Y si Gwynn le odiaba por su forma de hablar? ¡Entonces prefería evitar decir esas palabras! Si era para contentar al licántropo entonces haría su mejor esfuerzo para ser menos arrogante.
Mientras subía las escaleras frontales, el vampiro estrechó la mano de su amigo ¡El suelo era algo inestable! El vampiro estaba mas o menos bien porque podía ver los sitios inestables perfectamente y tenía una buena agilidad ¡Pero no podía evitar sentirse un poco ansioso pensando en que Gwynn saliera herido por pisar mal! El vampiro sabía que, como le dijo su amigo, los licantropos tampoco es que tuvieran una mala vista nocturna en su forma de bestia ¡Pero no podía evitar estar un poco ansioso! Asegurándose de que Gwynn no pisara incorrectamente, el vampiro fue dándole pequeños tirones y dirigiéndolo a su forma hasta finalmente alcanzar la gran bifurcación de la escalera.
Sin siquiera retirar la lona entendió que se trataba una pintura al oleo ¡En el almacén de su hogar había un montón de ellas, una incluso del tamaño de esa gran pintura! Su maestro nunca le quiso explicar quienes eran las personas de las pinturas, pero la amable vampiresa enferma le contó que eran los retratos de los antiguos lideres del clan Nova, y que, el gran retrato, era del primer líder. El vampiro espero pacientemente a que su amigo retirase la gran tela blanca, él también tenía curiosidad sobre la identidad de la persona ahí retratada.
En cuanto escuchó el grito de Gwynn el pequeño vampiro, sacando su puñal, se puso enfrente del asustado muchacho con la intención de protegerle de lo que sea que le asustó ¡Pero había un problema! El vampirito no podía hallar nada por lo que podía estar asustado ¡Solo el gran retrato de un guerrero! Ladeando su cabeza confuso, Uriel guardó su puñal y se giró para observar al avergonzado licántropo ¡Se asustó de la pintura! El vampiro recordó que de echo, el también se asustó la primera vez que vio los retratos de los anteriores lideres en el almacén ¡Incluso salió corriendo entre lagrimas del lugar! El vampirito no pudo evitar empezar a reírse, no del licántropo, sino del echo de que ambos tuvieran una reacción tan similar.
"Jejeje ¡L-lo siento! Es qu- pfff Jajaja ¡Una reacción tan similar! Jajajaja...jeje...Esto es una pintura de oleo, seguramente es un retrato del primer líder de la familia."
Intentando detener su risa, Uriel procedió a explicarle a su amigo lo que un día se le dijo a él, cuando aún desconocía sobre esas realistas e impresionantes pinturas.
"¡No te preocupes! La primera vez que vi una, cuando era un recién convertido, me asuste también...¡Ah! Pero solo un poco....."
Tímidamente, el vampiro recalcó sus palabras finales mientras se ruborizaba ¡Sería horrible si su amigo le viese como un bebé llorón si se entera que tan mal reaccionó él!
Uri
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 326
Nivel de PJ : : 2
Re: Pequeñas aventuras en la gran ciudad [Privado]
Gwynn se puso de pie mortificado por la risa del vampiro. Aquello era precisamente lo que temía; que su amigo pudiese pensar que él era algo simple o ignorante. ¡Nada más lejos de la verdad! Gwynn quizá no conociese mucho de las ciudades y la sociedad humana, pero su propio mundo era uno tan rico y fascinante como cualquier otro. Quizá incluso más misterioso y profundo que Lunargenta y su incansable actividad. Algún días le enseñaría a Uri sobre ese mundo mágico y la sabiduría que albergaba.
La explicación de Uri, sin embargo, sirvió para hacerle sentir mejor, en especial saber que él también había reaccionado así la primera vez que se había enfrentado a uno de estas pinturas. Atrás ya el bochorno inicial el muchacho recorrió la tela con sus dedos, maravillándose de la textura irregular del óleo y la manera en que los colores se fundían para crear sombrar y matices delicados.
"Es... increíble," murmuró dedicándole a Uri una sonrisa entusiasmada. "En mi manada pintamos también sobre las rocas y los árboles, o sobre nuestra piel también, pero nunca algo así. Esto es... ¡Un tesoro!"
El muchacho rió divertido. ¡El primer tesoro de la aventura! Aunque, claro, sería imposible llevarlo con ellos. El cuadro en sí medía el doble que ellos, y el precioso marco de fresno tallado probablemente fuese más pesado también. Gwynn suspiró conforme. No importaba. Era un recuerdo que ya compartía con Uri.
"A mí me gusta mucho dibujar, ¿sabes?" preguntó con una sonrisa tímida. "No puedo hacerlo tan bien como esto, pero creo que lo hago bien y he aprendido a usar más colores."
El pequeño licántropo entrelazó sus dedos tras la nuca sonriendo para intentar hacer sus palabras más casuales.
"¿Quizá pueda dibujarte? Me gustaría hacerlo para poder acordarme siempre de ti. ¡También puedo darte uno de mí si quieres!"
Sin esperar respuesta el muchacho se giró sobre sus talones y echó a correr escaleras arriba, olvidando por un instante que se trataba de una mansión supuestamente embrujada.
"¡Ven! ¡Seguro encontramos más cosas interesantes!"
Su carrera fue breve. Los pasillos del segundo nivel carecían de ventanas y la oscuridad era aquí casi absoluta. Gwynn tanteó las sombras buscando el calor de la mano de Uri, anticipando con certeza la seguridad que aquello le brindaba. Era extraño, pero pese a apenas haberle conocido el muchacho sentía que le conocía desde siempre. Había una certeza incuestionable en su contacto, en su cercanía, como si fuese natural, necesario. Era imposible imaginar que alguna vez sentiría tal cercanía respecto a un vampiro.
Pero Uri no es cualquier vampiro.
Resultaba algo sobrecogedor. Cada momento que pasaba con Uri explorando el mundo humano parecía alejarse más y más de las certezas que habían protegido su corta vida. El mundo parecía ampliarse como un caleidoscopio, enorme y maravilloso e imposible de descifrar en su complejidad, pero el vértigo que le producía resultaba tan atemorizante como excitante. Por alguna razón sentía que estaba preparado, que quería dejarse caer.
El muchacho apretó la mano del vampiro.
"Pareces saber mucho de todo esto, Uri. ¿Cómo es el lugar de donde vienes? ¿Cómo es tu casa?"
La explicación de Uri, sin embargo, sirvió para hacerle sentir mejor, en especial saber que él también había reaccionado así la primera vez que se había enfrentado a uno de estas pinturas. Atrás ya el bochorno inicial el muchacho recorrió la tela con sus dedos, maravillándose de la textura irregular del óleo y la manera en que los colores se fundían para crear sombrar y matices delicados.
"Es... increíble," murmuró dedicándole a Uri una sonrisa entusiasmada. "En mi manada pintamos también sobre las rocas y los árboles, o sobre nuestra piel también, pero nunca algo así. Esto es... ¡Un tesoro!"
El muchacho rió divertido. ¡El primer tesoro de la aventura! Aunque, claro, sería imposible llevarlo con ellos. El cuadro en sí medía el doble que ellos, y el precioso marco de fresno tallado probablemente fuese más pesado también. Gwynn suspiró conforme. No importaba. Era un recuerdo que ya compartía con Uri.
"A mí me gusta mucho dibujar, ¿sabes?" preguntó con una sonrisa tímida. "No puedo hacerlo tan bien como esto, pero creo que lo hago bien y he aprendido a usar más colores."
El pequeño licántropo entrelazó sus dedos tras la nuca sonriendo para intentar hacer sus palabras más casuales.
"¿Quizá pueda dibujarte? Me gustaría hacerlo para poder acordarme siempre de ti. ¡También puedo darte uno de mí si quieres!"
Sin esperar respuesta el muchacho se giró sobre sus talones y echó a correr escaleras arriba, olvidando por un instante que se trataba de una mansión supuestamente embrujada.
"¡Ven! ¡Seguro encontramos más cosas interesantes!"
Su carrera fue breve. Los pasillos del segundo nivel carecían de ventanas y la oscuridad era aquí casi absoluta. Gwynn tanteó las sombras buscando el calor de la mano de Uri, anticipando con certeza la seguridad que aquello le brindaba. Era extraño, pero pese a apenas haberle conocido el muchacho sentía que le conocía desde siempre. Había una certeza incuestionable en su contacto, en su cercanía, como si fuese natural, necesario. Era imposible imaginar que alguna vez sentiría tal cercanía respecto a un vampiro.
Pero Uri no es cualquier vampiro.
Resultaba algo sobrecogedor. Cada momento que pasaba con Uri explorando el mundo humano parecía alejarse más y más de las certezas que habían protegido su corta vida. El mundo parecía ampliarse como un caleidoscopio, enorme y maravilloso e imposible de descifrar en su complejidad, pero el vértigo que le producía resultaba tan atemorizante como excitante. Por alguna razón sentía que estaba preparado, que quería dejarse caer.
El muchacho apretó la mano del vampiro.
"Pareces saber mucho de todo esto, Uri. ¿Cómo es el lugar de donde vienes? ¿Cómo es tu casa?"
Gwynn
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 105
Nivel de PJ : : 0
Re: Pequeñas aventuras en la gran ciudad [Privado]
"El pintor que lo hizo es bastante bueno......"
Uriel también quedó fascinado por le realismo y la belleza de la pintura ¿Que tanto tiempo y trabajo llevó hacerlo? Uriel se sintió un poco mal de que hubiera sido dejado a su suerte en esa abandonada y semi destruida mansión, pero comprendió que era demasiado grande y pesado como para llevarse semejante pintura con ellos.
" ¿En la piel? ¡Curiosa tradición! "
El niño quiso preguntarle mas a fondo a su amigo pero decidió no demostrar demasiado su curiosidad ¡Había tanto de la cultura de Gwynn que no sabía! No el parecía interesante en si, pero si era algo importante para su amigo entonces quería saber cada pequeña cosa sobre su raza.
"¿Hmm? A-Ah.....C-claro.....Me encantaría....."
Tímidamente, el niño se sonrojo y se esforzó un poco para contener su sonrisa feliz ¡Nada le haría mas feliz que ser retratado por su amigo! No era la primera vez que era retratado, como hijo adoptivo del líder Nova, Uriel sería también en un futuro líder de la familia así que también fue retratado al poco de llegar a la mansión. Era una tradición entre los Nova, retratar al próximo líder al poco de llegar y cuando finalmente se vuelve el cabeza de familia ¡Para un vampiro el crecimiento no se ve en el cambio de aspecto,sino en el de su compostura, aura y mirada! Pero Uriel se sintió mucho mas emocionado de ser retratado por Gwynn ¡¿Como se reflejaría Uriel en la pintura de Gwynn?! Quería saberlo.
" ¡Entonces yo también te retrataré! Fufufu"
El niño vampiro siguió el correteo de su amigo de cerca ¡Ese lugar estaba realmente oscuro! Temiendo que pudiera dañarse, el vampirito se mantuvo a su lado, en cuanto vio que le estaba buscando con la mano el vampirito la tomo y estrechó con una sonrisita.
"Ten cuidado, Gwynn. Este lugar esta realmente oscuro, y hay partes bastantes mal trechas y escombros ¡Pisa por donde yo he pisado!"
Ver en esa oscuridad era fácil para Uriel, así que fue realmente sencillo para Uriel mover a ambos por esa oscuridad sin ningún problema ¡ Los lugares sin luz no daban tanto miedo! Eran silenciosos y agradables, e incluso, si sabías moverte entre su cegante abrazo, agradable para vivir ¡Pero únicamente si sabías moverte entre ella! Si se era incapaz de sumergirte y aceptarla era aterradora e implacable, así que Uriel pacientemente guió a su amigo sabiendo que los únicos que la aceptaban eran los vampiros.
"Mi hogar...Hmmmm Bueno, la estructura es similar a esta mansión pero es bastante diferente....¡El suelo es débil por aquí, vamos a girar un poco! Por ejemplo, todo nuestro hogar esta construido en materiales de tonos oscuros para evitar que la luz del Sol entre....Nuestra mansión es de hace mucho...mucho tiempo ¡Ah, cuidado con el suelo, hay un escombro! ¡La han utilizado mas de 35 generaciones de vampiro, sabes! Como esta pensado para vampiros es realmente oscura ¡Ah! Pero ponemos antorchas para que nuestros esc-....Sirvientes puedan guiarse correctamente. "
El vampirito se detuvo frente a una gran puerta de dos puertas con exquisitos tallados en madera y mármol ¡Que puerta mas bonita! Enseguida el vampiro tuvo curiosidad sobre que habría detrás de esta, estrechando la mano del licántropo le dijo;
"Espera, Gwynn ¡Aquí hay una puerta diferente a las otras! ¡Veamos que hay en esta! Soltaré tu mano..."
Dejando ir su mano, el joven muchacho puso sus dos manos en ambas puerta y valiéndose del a fuerza del peso de su cuerpo las abrió de par en par ¡¿Que maravillosa sala les esperaba detrás de esas pesadas y misteriosas puertas de madera robusta?!
Uriel también quedó fascinado por le realismo y la belleza de la pintura ¿Que tanto tiempo y trabajo llevó hacerlo? Uriel se sintió un poco mal de que hubiera sido dejado a su suerte en esa abandonada y semi destruida mansión, pero comprendió que era demasiado grande y pesado como para llevarse semejante pintura con ellos.
" ¿En la piel? ¡Curiosa tradición! "
El niño quiso preguntarle mas a fondo a su amigo pero decidió no demostrar demasiado su curiosidad ¡Había tanto de la cultura de Gwynn que no sabía! No el parecía interesante en si, pero si era algo importante para su amigo entonces quería saber cada pequeña cosa sobre su raza.
"¿Hmm? A-Ah.....C-claro.....Me encantaría....."
Tímidamente, el niño se sonrojo y se esforzó un poco para contener su sonrisa feliz ¡Nada le haría mas feliz que ser retratado por su amigo! No era la primera vez que era retratado, como hijo adoptivo del líder Nova, Uriel sería también en un futuro líder de la familia así que también fue retratado al poco de llegar a la mansión. Era una tradición entre los Nova, retratar al próximo líder al poco de llegar y cuando finalmente se vuelve el cabeza de familia ¡Para un vampiro el crecimiento no se ve en el cambio de aspecto,sino en el de su compostura, aura y mirada! Pero Uriel se sintió mucho mas emocionado de ser retratado por Gwynn ¡¿Como se reflejaría Uriel en la pintura de Gwynn?! Quería saberlo.
" ¡Entonces yo también te retrataré! Fufufu"
El niño vampiro siguió el correteo de su amigo de cerca ¡Ese lugar estaba realmente oscuro! Temiendo que pudiera dañarse, el vampirito se mantuvo a su lado, en cuanto vio que le estaba buscando con la mano el vampirito la tomo y estrechó con una sonrisita.
"Ten cuidado, Gwynn. Este lugar esta realmente oscuro, y hay partes bastantes mal trechas y escombros ¡Pisa por donde yo he pisado!"
Ver en esa oscuridad era fácil para Uriel, así que fue realmente sencillo para Uriel mover a ambos por esa oscuridad sin ningún problema ¡ Los lugares sin luz no daban tanto miedo! Eran silenciosos y agradables, e incluso, si sabías moverte entre su cegante abrazo, agradable para vivir ¡Pero únicamente si sabías moverte entre ella! Si se era incapaz de sumergirte y aceptarla era aterradora e implacable, así que Uriel pacientemente guió a su amigo sabiendo que los únicos que la aceptaban eran los vampiros.
"Mi hogar...Hmmmm Bueno, la estructura es similar a esta mansión pero es bastante diferente....¡El suelo es débil por aquí, vamos a girar un poco! Por ejemplo, todo nuestro hogar esta construido en materiales de tonos oscuros para evitar que la luz del Sol entre....Nuestra mansión es de hace mucho...mucho tiempo ¡Ah, cuidado con el suelo, hay un escombro! ¡La han utilizado mas de 35 generaciones de vampiro, sabes! Como esta pensado para vampiros es realmente oscura ¡Ah! Pero ponemos antorchas para que nuestros esc-....Sirvientes puedan guiarse correctamente. "
El vampirito se detuvo frente a una gran puerta de dos puertas con exquisitos tallados en madera y mármol ¡Que puerta mas bonita! Enseguida el vampiro tuvo curiosidad sobre que habría detrás de esta, estrechando la mano del licántropo le dijo;
"Espera, Gwynn ¡Aquí hay una puerta diferente a las otras! ¡Veamos que hay en esta! Soltaré tu mano..."
Dejando ir su mano, el joven muchacho puso sus dos manos en ambas puerta y valiéndose del a fuerza del peso de su cuerpo las abrió de par en par ¡¿Que maravillosa sala les esperaba detrás de esas pesadas y misteriosas puertas de madera robusta?!
Uri
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 326
Nivel de PJ : : 2
Re: Pequeñas aventuras en la gran ciudad [Privado]
Las puertas se abrieron con un crujido y Gwynn avanzó entreabriendo los labios. La habitación era un enorme espacio rectangular completamente vacío, salvo por las enormes estanterías que descansaban contra cada una de sus paredes. La mayoría de los libros que sin duda antaño abarrotaban los estantes habían sido saqueados, pero aún había un buen número de tomos antiguos de encuadernación raída y pergaminos gastados, demasiado viejos para capturar el interés de los ladrones, todos ellos analfabetos e ignorantes de los tesoros que quizá albergaban.
El licántropo pisó con cuidado, esquivando las hojas y herramientas desperdigadas por el lugar. Quizá no supiese leer, pero no le era difícil imaginar todo el tiempo y recursos que habrían sido dedicados a crear semejante colección. Cada pergamino curado, cortado y preparado, cada letra cuidadosamente dibujada, párrafo tras párrafo. Gwynn había oído decir al brujo Meredydd que escribir un sólo libro podía tardar meses de arduo trabajo. Quizá la manada que allí vivía se dedicaba a escribir libros y los había cambiado por todas las cosas que había en la mansión.
Al fondo de la habitación bajo un ventanal de vidrios opacos ahora rotos un enorme escritorio de roble dominaba el espacio y el muchacho saltó para sentarse sobre él. Sus dedos recorrieron la superficie de madera hasta dar con un solitario pergamino en el centro. Tomándolo con cuidado lo elevó frente a su rostro para examinarlo bajo la luz de la Luna. La escritura parecía cuidada y pulcra en su mayoría, aunque hacia la mitad de la hoja los trazos comenzaban a ser erráticos e irregulares. Desesperados. Algunas desvanecidas gotas rojas y las manchas oscuras sobre el escritorio sugerían que quien fuese había escrito esa nota había encontrado allí su fin.
“Creo que alguien estaba haciendo un libro y algo malo le pasó,” dijo ofreciéndole el pergamino a Uri.
Gwynn columpió sus piernas observando al vampiro. Era la segunda vez que Uri mencionaba a esos sirvientes… o ex-sirvientes como parecía haberles llamao ahora. Aún no lograba entender completamente cómo funcionaban las manadas en tierras humanas, pero al menos sabía que algunos de ellos debían darle parte de su trabajo a otros. ¿Era eso un sirviente? Pero entonces, ¿a cambio de qué lo daban?
“¿Son los sirvientes parte de tu manada… de tu familia? Hmmm, ¡ah! ¡Ya sé! Hay un vampiro alfa, como con los lobos, ¿no?”
El licántropo pisó con cuidado, esquivando las hojas y herramientas desperdigadas por el lugar. Quizá no supiese leer, pero no le era difícil imaginar todo el tiempo y recursos que habrían sido dedicados a crear semejante colección. Cada pergamino curado, cortado y preparado, cada letra cuidadosamente dibujada, párrafo tras párrafo. Gwynn había oído decir al brujo Meredydd que escribir un sólo libro podía tardar meses de arduo trabajo. Quizá la manada que allí vivía se dedicaba a escribir libros y los había cambiado por todas las cosas que había en la mansión.
Al fondo de la habitación bajo un ventanal de vidrios opacos ahora rotos un enorme escritorio de roble dominaba el espacio y el muchacho saltó para sentarse sobre él. Sus dedos recorrieron la superficie de madera hasta dar con un solitario pergamino en el centro. Tomándolo con cuidado lo elevó frente a su rostro para examinarlo bajo la luz de la Luna. La escritura parecía cuidada y pulcra en su mayoría, aunque hacia la mitad de la hoja los trazos comenzaban a ser erráticos e irregulares. Desesperados. Algunas desvanecidas gotas rojas y las manchas oscuras sobre el escritorio sugerían que quien fuese había escrito esa nota había encontrado allí su fin.
“Creo que alguien estaba haciendo un libro y algo malo le pasó,” dijo ofreciéndole el pergamino a Uri.
Gwynn columpió sus piernas observando al vampiro. Era la segunda vez que Uri mencionaba a esos sirvientes… o ex-sirvientes como parecía haberles llamao ahora. Aún no lograba entender completamente cómo funcionaban las manadas en tierras humanas, pero al menos sabía que algunos de ellos debían darle parte de su trabajo a otros. ¿Era eso un sirviente? Pero entonces, ¿a cambio de qué lo daban?
“¿Son los sirvientes parte de tu manada… de tu familia? Hmmm, ¡ah! ¡Ya sé! Hay un vampiro alfa, como con los lobos, ¿no?”
Gwynn
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 105
Nivel de PJ : : 0
Re: Pequeñas aventuras en la gran ciudad [Privado]
Mirando los alrededores con curiosidad, el niño tomó uno de los pesados libros de las estanterías y lo abrió en una pagina aleatoria ¿Cual sería su contenido? Para su sorpresa era una copia de fabulas, mitos, cuentos e historias de toda Aerandir ¡¿Tal vez la lectura nocturna para sus hijos, antes de ir a dormir?! El vampirto sonrió al ver que abrió justamente en la pagina en donde se explica el nacimiento de los vampiros; Cuando, conmovidos por la ansia de poder de los dragones, un grupo de codiciosos humanos bebieron la sangre del Dragón de Luz. Cerrando el libro, volvió a dejarlo en la estantería de donde lo tomo, era una pena no poder llevárselo consigo.
"Puede que fuera atacado....."
Uriel. al igual que su licántropo amigo, se acercó a la robusta mesa con la intención de ver también la ultima carta del dueño de esa magnifica mansión, de camino tuvo que sortear papeles que llevaban escrito cuentas, movimientos financieros y cartas a diversas personas. Una vez estuvo al lado de Gwynn, estiró su cuello con la intención de leer el contenido de la carta.
"Ah.....Es una carta de despedida.....Pone un poco sobre su vida, familia y logros. También parece que iba a escribir porque no abandonaron la mansión cuando notaron los disturbios pero no llegó a hacerlo....Solo pudo escribir la mitad de lo que pretendía decir...."
El niño enseguida perdió el interés en la carta, girando su cabeza, el infante siguió husmeando los libros y papeles con una sonrisita infantil pero en cuanto Gwynn hizo esa pregunta el niño detuvo su lectura y su sonrisa ¿Que debía decirle? Uriel, como vampiro criado en ese entorno, no sentía que hubiera nada malo con tener esclavos, era normal para él, pero sabía que para Gwynn era otra historia ¿Se enfadará si se lo dice? El niño bajo su mirada.
"Nosotros.....Bueno, no somos tan como una manda. tenemos un cabeza de familia, pero....bueno...Dentro de los vampiros hay familias y facciones, obviamente hay mucho de los nuestros que carecen de estas cosas pero por lo general, los nobles, estamos estamos estrecha mente ligados a esto...."
El vampiro dejó el libro en la estantería y con una sonrisita, el vampiro prosiguió.
"Yo pertenezco al clan de los Nova, que es líder de una facción que....No están del todo de acuerdo con las otras razas....Mi apellido demuestra que en un futuro yo lo seré también, un cabeza de familia me refiero....Pero por lo general...Incluso si somos un "clan" conformado por una familia "líder" y familias "subordinadas"....No funcionamos como tal, es mas bien servidumbre a una familia superior....."
El niño trago un poco sus palabras ¿Se enfadará Gwynn? Uriel estaba explicando como se organizaba de forma jerárquica una facción promedia de vampiros, y como el apellido pesaba mucho en estas, pero la peor parte era que, como tributo a los vampiros superiores, se les regalaba esclavos, bienes y dinero. Esta segunda parte era lo que Uriel no quería explicar. Suspirando, el niño se negó a continuar, retomando su sonrisa cambio dramáticamente le tema:
"Parece que todos los papeles ne le suelo son cuentas y movimientos monetarios de la familia...Ah, también hay cartas que no llegaron a enviarse ¿Quieres verlas? "
"Puede que fuera atacado....."
Uriel. al igual que su licántropo amigo, se acercó a la robusta mesa con la intención de ver también la ultima carta del dueño de esa magnifica mansión, de camino tuvo que sortear papeles que llevaban escrito cuentas, movimientos financieros y cartas a diversas personas. Una vez estuvo al lado de Gwynn, estiró su cuello con la intención de leer el contenido de la carta.
"Ah.....Es una carta de despedida.....Pone un poco sobre su vida, familia y logros. También parece que iba a escribir porque no abandonaron la mansión cuando notaron los disturbios pero no llegó a hacerlo....Solo pudo escribir la mitad de lo que pretendía decir...."
El niño enseguida perdió el interés en la carta, girando su cabeza, el infante siguió husmeando los libros y papeles con una sonrisita infantil pero en cuanto Gwynn hizo esa pregunta el niño detuvo su lectura y su sonrisa ¿Que debía decirle? Uriel, como vampiro criado en ese entorno, no sentía que hubiera nada malo con tener esclavos, era normal para él, pero sabía que para Gwynn era otra historia ¿Se enfadará si se lo dice? El niño bajo su mirada.
"Nosotros.....Bueno, no somos tan como una manda. tenemos un cabeza de familia, pero....bueno...Dentro de los vampiros hay familias y facciones, obviamente hay mucho de los nuestros que carecen de estas cosas pero por lo general, los nobles, estamos estamos estrecha mente ligados a esto...."
El vampiro dejó el libro en la estantería y con una sonrisita, el vampiro prosiguió.
"Yo pertenezco al clan de los Nova, que es líder de una facción que....No están del todo de acuerdo con las otras razas....Mi apellido demuestra que en un futuro yo lo seré también, un cabeza de familia me refiero....Pero por lo general...Incluso si somos un "clan" conformado por una familia "líder" y familias "subordinadas"....No funcionamos como tal, es mas bien servidumbre a una familia superior....."
El niño trago un poco sus palabras ¿Se enfadará Gwynn? Uriel estaba explicando como se organizaba de forma jerárquica una facción promedia de vampiros, y como el apellido pesaba mucho en estas, pero la peor parte era que, como tributo a los vampiros superiores, se les regalaba esclavos, bienes y dinero. Esta segunda parte era lo que Uriel no quería explicar. Suspirando, el niño se negó a continuar, retomando su sonrisa cambio dramáticamente le tema:
"Parece que todos los papeles ne le suelo son cuentas y movimientos monetarios de la familia...Ah, también hay cartas que no llegaron a enviarse ¿Quieres verlas? "
Uri
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 326
Nivel de PJ : : 2
Re: Pequeñas aventuras en la gran ciudad [Privado]
tema abandonado
Reike
Admin
Admin
Cantidad de envíos : : 1878
Nivel de PJ : : 5
Temas similares
» Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
» El Gran Torneo {Privado}
» No lo sabes tú bien... ¡El circo llega a la ciudad! {Privado} {Noche}
» La Ciudad Herida [Privado] [Cerrado]
» Heridas en la Ciudad Lagarto [Privado] [Cerrado]
» El Gran Torneo {Privado}
» No lo sabes tú bien... ¡El circo llega a la ciudad! {Privado} {Noche}
» La Ciudad Herida [Privado] [Cerrado]
» Heridas en la Ciudad Lagarto [Privado] [Cerrado]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 16:47 por Monza Sylroc
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Hoy a las 14:54 por Tyr
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Hoy a las 12:10 por Tyr
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Miér Nov 13 2024, 20:01 por Nana
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Mar Nov 12 2024, 04:51 por Tyr
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom Nov 10 2024, 13:36 por Tyr
» Días de tormenta + 18 [Privado]
Dom Nov 10 2024, 00:41 por Sango
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Vie Nov 08 2024, 18:40 por Lukas
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Vie Nov 08 2024, 01:19 por Tyr
» 89. Una compañía hacia el caos [Privado]
Jue Nov 07 2024, 20:51 por Aylizz Wendell
» Clementina Chonkffuz [SOLITARIO]
Jue Nov 07 2024, 16:48 por Mina Harker
» [Zona de Culto]Santuario del dragón de Mjulnr
Mar Nov 05 2024, 21:21 por Tyr
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Mar Nov 05 2024, 17:01 por Seraphine Valaryon
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Mar Nov 05 2024, 14:32 por Tyr
» [Zona de Culto] Oráculo de Fenrir
Mar Nov 05 2024, 03:02 por Tyr