Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
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Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
Le causo una sensación de emociones encontradas que el chico se fuera solo pero lo veía venir, al menos ya tenía una idea de que hacer, o al menos eso esperaba, tomo su mochila y las palabras de su amante mientras le abrazaron le dieron seguridad, al parecer el caballo que se habían adjudicado valía menos que la necesidad del lugar de alejarlos de su sanidad cultural, le recordó bastante a su hogar, y ciertamente un pensamiento que había tenido inconsciente durante mucho tiempo. De eso ya habían pasado unos días y seguía sin arrepentirse de decidir su marcha con su amante, aunque podía asegurar que no había sido un lecho de rosas, habían improvisado un vendaje y un cabestrillo para evitar más daños a su brazo, habían pasado una noche a la intemperie y fue la única a decisión de Ahroun nada cómodo con la palidez y sopor que la elfa presentaba por lo que forzó al pobre animal hasta dar con el primer pueblo que no tuviera lobos o que fueran la menos población posible así que la travesía fue mayormente por las zonas boscosas donde encontrar algo para comer y agua, buscando donde pudiera conseguir una habitación para su amante.
Llegando al lugar que se consideraba EL PASO entre Ulmer y Dundarak donde confiaban que por el paso comercial no verían muchas hostilidades. El trato no era del todo cordial, ambos sujetos estaban teñidos en diferentes grados con sangre en sus vestimentas, pero ver la herida de la joven y que siendo elfa no había sanado dejaron de lado las hostilidades y les aceptaron en una posada, se sentía el frio que comenzaba en el trayecto al norte por lo que aun con fiebre Aradia agradecía la compañía de su amante y sin mucha tardanza después de un par de días de descanso se dio a la tarea de sanar su brazo, por el tiempo no la pudo sanar del todo y las marcas habían quedado en su piel.-En un futuro puedo sanarla hasta que ya no exista, aunque, es un curioso recuerdo.-Dijo un día mientras comian algo y miraba su brazo y como resaltaba la piel enrojecida donde se había afanado el ahora lobo ciego
- Debemos conseguir ropa adecuada para el clima.Le dijo durante un amanecer mientras acurrucada contra su cuerpo jugaba con las puntas del cabello de su amante y saboreando por enésima vez sus labios, dándose algunas ideas de lo idílico que parecían esos momentos ajenos al mundo exterior que los había expulsado de sus respectivos hogares.-Eh estado pensando en conseguir algo como una caravana, así no tendríamos que depender de posadas, ni de pueblos, sé que no es algo a lo que estés acostumbrado pero no creo necesitar más de este mundo que tu compañía.
Se sentó sobre sus caderas y se apoyó en su pecho mirando sus ojos esperando sus palabras, hasta ahora no se había metido en líos, mayormente por que había estado en cama, pero no quería ponerlos en algún riesgo innecesarios y no le costaba nada admitir que no imaginaba su existencia lejos de él, después de todo, le había dado su pureza sentía un muy peculiar vinculo con él.
Llegando al lugar que se consideraba EL PASO entre Ulmer y Dundarak donde confiaban que por el paso comercial no verían muchas hostilidades. El trato no era del todo cordial, ambos sujetos estaban teñidos en diferentes grados con sangre en sus vestimentas, pero ver la herida de la joven y que siendo elfa no había sanado dejaron de lado las hostilidades y les aceptaron en una posada, se sentía el frio que comenzaba en el trayecto al norte por lo que aun con fiebre Aradia agradecía la compañía de su amante y sin mucha tardanza después de un par de días de descanso se dio a la tarea de sanar su brazo, por el tiempo no la pudo sanar del todo y las marcas habían quedado en su piel.-En un futuro puedo sanarla hasta que ya no exista, aunque, es un curioso recuerdo.-Dijo un día mientras comian algo y miraba su brazo y como resaltaba la piel enrojecida donde se había afanado el ahora lobo ciego
- Debemos conseguir ropa adecuada para el clima.Le dijo durante un amanecer mientras acurrucada contra su cuerpo jugaba con las puntas del cabello de su amante y saboreando por enésima vez sus labios, dándose algunas ideas de lo idílico que parecían esos momentos ajenos al mundo exterior que los había expulsado de sus respectivos hogares.-Eh estado pensando en conseguir algo como una caravana, así no tendríamos que depender de posadas, ni de pueblos, sé que no es algo a lo que estés acostumbrado pero no creo necesitar más de este mundo que tu compañía.
Se sentó sobre sus caderas y se apoyó en su pecho mirando sus ojos esperando sus palabras, hasta ahora no se había metido en líos, mayormente por que había estado en cama, pero no quería ponerlos en algún riesgo innecesarios y no le costaba nada admitir que no imaginaba su existencia lejos de él, después de todo, le había dado su pureza sentía un muy peculiar vinculo con él.
Última edición por Aradia Hazelmere el Jue Dic 12 2019, 06:58, editado 4 veces
Aradia Hazelmere
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
Los ánimos de Ahroun solo cambiaron cuando pasaron la frontera de los reinos del este. Se sentía casi como un segundo exilio, pero no le importaba esta vez. No quería volver ni tenía intenciones de momento. Su mayor preocupación era Aradia. Su primera aventura le había dejado el brazo mal herido y de no haber sido por el caballo robado el viaje le habría resultado mucho más duro.
Habían llegado a un pequeño pueblo de paso. Hacía el norte de este estaban las estepas. Tierras nevadas que anunciaban la llegada a los reinos del norte. El viaje hacía Dundarak sin duda sería difícil por lo que debían parar ahí si querían sanar el brazo de su mujer. Era complicado viajar con alguien más y más si esta persona era importante y estaba herida. No podía dejarla o matarla en medio del camino como habría hecho con cualquiera que anteriormente hubiese supuesto alguna carga. La inocencia de su mujer sin duda era algo especial que quería proteger a toda costa.
Ragabash dormía, solo despertaba para incomodarlo cuando el cansancio mandaba a Aradia a dormir. Temía que en algún momento decidiera que era una carga insoportable, pero Ragabash en parte también estaba cambiando con la influencia de la elfa. De no ser así esta habría muerto tiempo atrás en Ulmer.
Esa mañana en la posada el lobo simplemente se dejaba querer por la mujer. Se tranquilizaba demasiado al sentir sus caricias y sus labios mientras hablaba notablemente cada vez con más confianza. Dejo que se sentara en su regazo y abrazó su cintura mientras le correspondía la mirada.
El detalle de las ropas era cierto al menos para ella. El calor natural que implicaba ser un licántropo y sus constantes viajes le hacían el clima algo indiferente, pero ahora que ella estaba mejor sin duda no quería verla descompensarse de nuevo. Le dolía cada vez que lo hacía sin tener los conocimientos suficientes para ayudarle.
-Vayamos por algo de ropa entonces, antes de que tus encantos me atrapen de nuevo-. Dijo con algo de pircardía. Espero a que se levantara primero y le indicara el camino, ciertamente estaba de buen humor al verla en un mejor estado. Después de todo el vinculo que compartían, se veía así mismo más como su acompañante guardián aún sabiendo que era más que esto. Sin embargo, le asustaba un poco en ocasiones imaginar algo más intimo por razones obvias...
-¿Segura? ¿Quieres pasar el resto de tu vida viajando? Yo te seguiré donde vayas, quizás aún sea muy pronto decir algo así, ¿no crees?-.
Preguntó aunque en parte ella tenía razón para variar. Viajar con algo más de comodidad para ella le permitiría dedicarse a otras cosas con mayor facilidad. El cuadro tampoco era tan malo y debía haber algo en Aerandir para ellos. Solo tenían que seguir viajando hasta encontrarlo.
Habían llegado a un pequeño pueblo de paso. Hacía el norte de este estaban las estepas. Tierras nevadas que anunciaban la llegada a los reinos del norte. El viaje hacía Dundarak sin duda sería difícil por lo que debían parar ahí si querían sanar el brazo de su mujer. Era complicado viajar con alguien más y más si esta persona era importante y estaba herida. No podía dejarla o matarla en medio del camino como habría hecho con cualquiera que anteriormente hubiese supuesto alguna carga. La inocencia de su mujer sin duda era algo especial que quería proteger a toda costa.
Ragabash dormía, solo despertaba para incomodarlo cuando el cansancio mandaba a Aradia a dormir. Temía que en algún momento decidiera que era una carga insoportable, pero Ragabash en parte también estaba cambiando con la influencia de la elfa. De no ser así esta habría muerto tiempo atrás en Ulmer.
(…)
Esa mañana en la posada el lobo simplemente se dejaba querer por la mujer. Se tranquilizaba demasiado al sentir sus caricias y sus labios mientras hablaba notablemente cada vez con más confianza. Dejo que se sentara en su regazo y abrazó su cintura mientras le correspondía la mirada.
El detalle de las ropas era cierto al menos para ella. El calor natural que implicaba ser un licántropo y sus constantes viajes le hacían el clima algo indiferente, pero ahora que ella estaba mejor sin duda no quería verla descompensarse de nuevo. Le dolía cada vez que lo hacía sin tener los conocimientos suficientes para ayudarle.
-Vayamos por algo de ropa entonces, antes de que tus encantos me atrapen de nuevo-. Dijo con algo de pircardía. Espero a que se levantara primero y le indicara el camino, ciertamente estaba de buen humor al verla en un mejor estado. Después de todo el vinculo que compartían, se veía así mismo más como su acompañante guardián aún sabiendo que era más que esto. Sin embargo, le asustaba un poco en ocasiones imaginar algo más intimo por razones obvias...
-¿Segura? ¿Quieres pasar el resto de tu vida viajando? Yo te seguiré donde vayas, quizás aún sea muy pronto decir algo así, ¿no crees?-.
Preguntó aunque en parte ella tenía razón para variar. Viajar con algo más de comodidad para ella le permitiría dedicarse a otras cosas con mayor facilidad. El cuadro tampoco era tan malo y debía haber algo en Aerandir para ellos. Solo tenían que seguir viajando hasta encontrarlo.
Ahroun
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
El cambio era palpable, no había bajado la pasión eso era algo que sentía solo podía ir a mejor, pero su cercanía parecía o pensaba, era algo más fuerte, tampoco es que fuera una experta en ello, en su clan no se hablaba de algo así, la unión era para crecer el clan, fortalecer las raíces del árbol y hacer miembros productivos y fuertes para la sociedad. Mientras se levantaba con una sonrisa poniéndose una ropa ligera, muy chocante a su apariencia general de faldas, fue sustituida por los pantalones y un blusón que solía usar en las prácticas de arco y pelea, rememorando con esto el credo de su madre a ella, “Séptima hija, la ultima en llegar al clan, recae en ti la responsabilidad de una unión digna”, por sobre el hombro miro al lobo y le saco la lengua de forma infantil y sonriéndole, como si lo en días y meses pasados no hubieran hecho mella.
Le dio la espalda cuando escucho sus palabras y mientras rebuscaba en su mochila alguna tira para sujetar la trenza que se había hecho, bastante apretada la verdad dejando muchos mechones para cubrir sus orejas y algunas partes de su cara respiro hondo, “Pronto”, perdía el concepto de esa palabra con facilidad, se había echado de cabeza a sus brazos y no había pasado por su cabeza alguna forma de que ¿terminase?
-Bueno no sé si los años que me resten, tengo solo 26 no, pero solo pensé que podría ser algo practico.- Se giró sobre sus tobillos mirándole a los ojos, con las manos en la espalda y apoyándose a la pared.-No sueles estar cómodo en lugares muy habitados, y podríamos conocer más los lugares sin gastos muy grandes, y ser menos vulnerables. Bueno solo pensé…
Se quedó fría con su última palabra y entonces jugo con uno de los mechones que había dejado libre.
“Lo tuyo no es pensar”
Por su tipo de crianza no conocía mucho de penurias hasta que salió de casa, por suerte no es que requiera mucha comida y mientras hubiera un seto de moras podía ser feliz, podía dormir a la intemperie, pero no todos los ambientes eran amigables, en sus delirios por la fiebre pasada había tenido pesadillas de que atacaban a Ahroun por su licantropía y ella demasiado débil para ayudarle, algunas ventajas había en haber crecido en una familia tan grande y era buscar cómo proteger y mantener a los suyos sanos y salvos o eso había “pensado”. Le lanzo un beso y entonces medito sus palabras sonriéndole sin abrir los ojos,
-Aunque si, tienes razón, me he adelantado muchísimo.
Le dio la espalda cuando escucho sus palabras y mientras rebuscaba en su mochila alguna tira para sujetar la trenza que se había hecho, bastante apretada la verdad dejando muchos mechones para cubrir sus orejas y algunas partes de su cara respiro hondo, “Pronto”, perdía el concepto de esa palabra con facilidad, se había echado de cabeza a sus brazos y no había pasado por su cabeza alguna forma de que ¿terminase?
-Bueno no sé si los años que me resten, tengo solo 26 no, pero solo pensé que podría ser algo practico.- Se giró sobre sus tobillos mirándole a los ojos, con las manos en la espalda y apoyándose a la pared.-No sueles estar cómodo en lugares muy habitados, y podríamos conocer más los lugares sin gastos muy grandes, y ser menos vulnerables. Bueno solo pensé…
Se quedó fría con su última palabra y entonces jugo con uno de los mechones que había dejado libre.
“Lo tuyo no es pensar”
“Lo lamento padre”
Por su tipo de crianza no conocía mucho de penurias hasta que salió de casa, por suerte no es que requiera mucha comida y mientras hubiera un seto de moras podía ser feliz, podía dormir a la intemperie, pero no todos los ambientes eran amigables, en sus delirios por la fiebre pasada había tenido pesadillas de que atacaban a Ahroun por su licantropía y ella demasiado débil para ayudarle, algunas ventajas había en haber crecido en una familia tan grande y era buscar cómo proteger y mantener a los suyos sanos y salvos o eso había “pensado”. Le lanzo un beso y entonces medito sus palabras sonriéndole sin abrir los ojos,
-Aunque si, tienes razón, me he adelantado muchísimo.
Aradia Hazelmere
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
No era de los que pensaban a futuro, simplemente hacer planes le venía sin cuidado. Tampoco tenía alguna meta personal que conseguir en su vida y no se preocupaba por eso. Seguir a Aradia y que ella estuviese bien era suficiente para el licántropo. De alguna vez haberse puesto una meta quizás fue tratar su enfermedad, pero esta misma se lo impedía y no tenía tantas ganas de tratarse, tampoco sabía muy bien como hacerlo ni quien podría ayudarle.
Recordó las palabras de su padre al ser exiliado. No era necesario buscar el pueblo de Sandorai, ya tenía su vida sujeta a una hija de aquel lugar. Los brujos no le producían mayor confianza con el tema, pero había investigado y puede que los monjes dragones ayudasen en algo, aunque todo esto le venía sin cuidado. Irresponsable o no, se quedaría junto a su mujer el tiempo que le fuese permitido. ¿Quién lo diría? El hijo del líder de la tribu exiliado por maldito y dispuesto a vivir como guarda espalda de su amante elfica. Tampoco se quejaba, no había motivo alguno ahora para volver a la tierra de los lobos y menos a su tribu.
-Vaya.. Solo eres un año mayor que yo-. Pensó en voz alta. Había mucha diferencia de crianza, aunque a simple vista no era algo que se notase mucho. Ciertamente los elfos eran muy distintos en todo.
Sonrió levemente al ver su beso y se levantó para echar un vistazo a la habitación. Las sabanas estaban revueltas como de costumbre, la cortina aún cerrada pero los rayos de sol ya se habían colado para iluminar el resto del cuarto. Observó el vaso vació sobre la mesita de dormir así como un plato en el mismo estado. No había mucho más aparte de las pertenencias de su compañera de vida.
Se acercó para corresponder el beso en sus labios, entrelazando los dedos propios con los ajenos. -Puedes pensar en hacer lo que quieras, recuerda que estoy para cuidarte-. Dijo en un tono sincero para volver a mirarle a los ojos. Gruño algo juguetón en su cuello y se separó para buscar sus prendas y vestirse.
Al terminar de ponerse las botas piso la madera del suelo. No le causaba mucha gracia pasar mucho tiempo encerrado, detalles como eso le causaban algo de inquietud si los sentía demasiado. Sin embargo, esto era reciente y no era motivo de preocupación. -¿Qué haremos hoy entonces?-. Preguntó descuidado. Habían acordado comprar ropa y tenían un viaje pendiente, pero podían permitirse retrasarlo para que terminase de recuperar sus fuerzas. Aún así, comprar ropas no pensaba que fuese a tomar el día entero y menos en un pueblo tan pequeño como era aquel.
Recordó las palabras de su padre al ser exiliado. No era necesario buscar el pueblo de Sandorai, ya tenía su vida sujeta a una hija de aquel lugar. Los brujos no le producían mayor confianza con el tema, pero había investigado y puede que los monjes dragones ayudasen en algo, aunque todo esto le venía sin cuidado. Irresponsable o no, se quedaría junto a su mujer el tiempo que le fuese permitido. ¿Quién lo diría? El hijo del líder de la tribu exiliado por maldito y dispuesto a vivir como guarda espalda de su amante elfica. Tampoco se quejaba, no había motivo alguno ahora para volver a la tierra de los lobos y menos a su tribu.
-Vaya.. Solo eres un año mayor que yo-. Pensó en voz alta. Había mucha diferencia de crianza, aunque a simple vista no era algo que se notase mucho. Ciertamente los elfos eran muy distintos en todo.
Sonrió levemente al ver su beso y se levantó para echar un vistazo a la habitación. Las sabanas estaban revueltas como de costumbre, la cortina aún cerrada pero los rayos de sol ya se habían colado para iluminar el resto del cuarto. Observó el vaso vació sobre la mesita de dormir así como un plato en el mismo estado. No había mucho más aparte de las pertenencias de su compañera de vida.
Se acercó para corresponder el beso en sus labios, entrelazando los dedos propios con los ajenos. -Puedes pensar en hacer lo que quieras, recuerda que estoy para cuidarte-. Dijo en un tono sincero para volver a mirarle a los ojos. Gruño algo juguetón en su cuello y se separó para buscar sus prendas y vestirse.
Al terminar de ponerse las botas piso la madera del suelo. No le causaba mucha gracia pasar mucho tiempo encerrado, detalles como eso le causaban algo de inquietud si los sentía demasiado. Sin embargo, esto era reciente y no era motivo de preocupación. -¿Qué haremos hoy entonces?-. Preguntó descuidado. Habían acordado comprar ropa y tenían un viaje pendiente, pero podían permitirse retrasarlo para que terminase de recuperar sus fuerzas. Aún así, comprar ropas no pensaba que fuese a tomar el día entero y menos en un pueblo tan pequeño como era aquel.
Ahroun
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
-Rayos, pensé que eras mayor que yo.- Dijo muy roja y frotandoce la sien, riendo un poco al notar la diferencia tan fuerte en sus crianzas, ahora se sentía un poco mal de su forma propia de ser que les había dado algunos dolores de cabeza.-Al ser la mayor debería cuidarte yo a ti ¿no?
Tomo la raída capa para protegerse el frío, la bolsa con el dinero y cerro el morral dejando su arma bien adentro, quería desesperadamente creer que tendrían momentos de paz en ese pequeño lugar, que nadie los atacaría por ser quien eran y sobretodo disfrutar el rato con su amado, ciertamente no estaba muy preparada para ello ni tampoco para el clima del norte, sus ropas eran ligeras para ser eficientes en su medio, poder ser certera en combate, llegar rápido a los heridos, o simplemente verse hermosa, ahora que experimentaba la vida fuera del Sandorai lo último le parecía algo innecesario pero no evitaba que le gustara arreglarse, ciertamente un mínimo a comparativa de su anterior vida.
-Nos prepararnos para ir a Dundarak, tú eres muy cálido, te envidio. Lo tuyo es ropa práctica y que sea resistente- Había sentido su calor en las noches que sentía heladas y podía jurar que no había fogata más cálida y mirando avergonzada el suelo, no había mejor manta. Con ese pensamiento había salido sin más de la habitación y se cubrió con la capucha.- Cuando salí de casa, pensaba que iría directamente a Dundarak, ahí se dio una epidemia, mi sueño siempre fue ir y saber qué era eso, como sanarlo. Mi cabecita solo pensaba en la sanación. Mi familia tiene fama de ser unos grandes curanderos… y de otras cosas algo mas peculiares. Si mi madre me viera con esa herida seguro me pasaría un mes recitando hierbas y sus usos.
Le confeso cuando lo vio salir del lugar y echó a andar buscando algo que les fuera útil, alguna capa abrigada que pudieran usar a la vez como manta. Ver el lugar y por qué no, perderse un rato en los límites. No tardó mucho en dar con lo que buscaba, cosas básicas, sencillas y fáciles de cargar, nada ostentoso, no recordaba cuando había sentido una euforia así por conocer un lugar, los asentamientos hasta ese momento se le antojaban hostiles y había tomado el habito de ver a todos lados buscando rincones donde poder escabullirse. Toco la suave piel que había en una capa, no era lo que pensaba pero le cubría hasta las rodillas y vio a su par con una sonrisa.-Me voy a llevar esta.
Tomo la raída capa para protegerse el frío, la bolsa con el dinero y cerro el morral dejando su arma bien adentro, quería desesperadamente creer que tendrían momentos de paz en ese pequeño lugar, que nadie los atacaría por ser quien eran y sobretodo disfrutar el rato con su amado, ciertamente no estaba muy preparada para ello ni tampoco para el clima del norte, sus ropas eran ligeras para ser eficientes en su medio, poder ser certera en combate, llegar rápido a los heridos, o simplemente verse hermosa, ahora que experimentaba la vida fuera del Sandorai lo último le parecía algo innecesario pero no evitaba que le gustara arreglarse, ciertamente un mínimo a comparativa de su anterior vida.
-Nos prepararnos para ir a Dundarak, tú eres muy cálido, te envidio. Lo tuyo es ropa práctica y que sea resistente- Había sentido su calor en las noches que sentía heladas y podía jurar que no había fogata más cálida y mirando avergonzada el suelo, no había mejor manta. Con ese pensamiento había salido sin más de la habitación y se cubrió con la capucha.- Cuando salí de casa, pensaba que iría directamente a Dundarak, ahí se dio una epidemia, mi sueño siempre fue ir y saber qué era eso, como sanarlo. Mi cabecita solo pensaba en la sanación. Mi familia tiene fama de ser unos grandes curanderos… y de otras cosas algo mas peculiares. Si mi madre me viera con esa herida seguro me pasaría un mes recitando hierbas y sus usos.
Le confeso cuando lo vio salir del lugar y echó a andar buscando algo que les fuera útil, alguna capa abrigada que pudieran usar a la vez como manta. Ver el lugar y por qué no, perderse un rato en los límites. No tardó mucho en dar con lo que buscaba, cosas básicas, sencillas y fáciles de cargar, nada ostentoso, no recordaba cuando había sentido una euforia así por conocer un lugar, los asentamientos hasta ese momento se le antojaban hostiles y había tomado el habito de ver a todos lados buscando rincones donde poder escabullirse. Toco la suave piel que había en una capa, no era lo que pensaba pero le cubría hasta las rodillas y vio a su par con una sonrisa.-Me voy a llevar esta.
Aradia Hazelmere
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
Miro de reojo al escuchar el comentario sobre cuidar al hombre. Por dentro no pudo evitar reír, de haber sido cualquier otra la habría espantado por dicha osadía. Sin embargo, no podía mostrarse así con su amada aunque en más de alguna ocasión le habría gustado. Ciertamente no le molestaba la idea de verla crecer hasta que sus palabras fuesen factibles. De momento no podía verlo así pero se limitó a sonreír levemente.
-Cuando no dependas de tus armas quizás, encanto-. Dijo algo irónico notando como se ocultaba el arma, no solía hacerlo así o al menos eso pensó. Se estaba confiando demasiado con la compañía de Ahroun, pero estaba bien. No quería que saliera herida de nuevo y si mostraba su arma podría pasar.
-En mi tribu esas heridas son normales. Cuando los cachorros se transforman por primera vez pelean entre ellos muy seguido. Antes de transformarme solía pelear contra los mayores que ya lo hacían-. Dijo algo descuidado mirando hacía arriba. Era cierto que su madre también le regañaba pero no se molestaban por detalles pequeños como unas cuantas cicatrices. -Mi padre solo me regañaba por salir herido, no quería que un debilucho tomará su lugar como líder. Supongo. Aunque era muy estricto, nunca perdí-. Metió la mano en los bolsillos y siguió recordando. Lo cierto es que le regañaban más por las tantas peleas que solía tener y la poca búsqueda de la calma interior y esas cosas que ahora también le venían sin cuidado. -¿Crees que esa epidemia siga azotando Dundarak?-.
Pudo notar la emoción de Aradia al entrar al nuevo local. Entro siguiéndola muy de cerca. Su nueva vida junto a ella increíblemente había conseguido más que cualquiera en su tribu o el solo vagando por Aerandir. Llevaba mucho tiempo sin sentir a Ragabash y no sabría decir si eso era bueno o no, pero se conformaba con disfrutar el momento. Pensar más allá de eso se le hacía tedioso, casi como apostar un todo o nada.
La dejo que examinara el local mientras buscaba lo que necesitaba. Por suerte para Ahroun lo que el necesitaba fue más fácil de encontrar y lo tomo acercándose a ella. Una camiseta casi igual a la que aún tenía cubierta de sangre y una chaqueta con capucha del mismo color. No muy gruesa, pero cubría las necesidades del lobo.
Sonrió de vuelta al escucharla y observó la prenda. Suponía que con eso bastaría. -Bien, vamos a pagar-. Dijo revolviendo un poco su cabello y besando su frente. -Yo estaré bien con esto-. Dijo mostrando lo que portaba.
-Cuando no dependas de tus armas quizás, encanto-. Dijo algo irónico notando como se ocultaba el arma, no solía hacerlo así o al menos eso pensó. Se estaba confiando demasiado con la compañía de Ahroun, pero estaba bien. No quería que saliera herida de nuevo y si mostraba su arma podría pasar.
-En mi tribu esas heridas son normales. Cuando los cachorros se transforman por primera vez pelean entre ellos muy seguido. Antes de transformarme solía pelear contra los mayores que ya lo hacían-. Dijo algo descuidado mirando hacía arriba. Era cierto que su madre también le regañaba pero no se molestaban por detalles pequeños como unas cuantas cicatrices. -Mi padre solo me regañaba por salir herido, no quería que un debilucho tomará su lugar como líder. Supongo. Aunque era muy estricto, nunca perdí-. Metió la mano en los bolsillos y siguió recordando. Lo cierto es que le regañaban más por las tantas peleas que solía tener y la poca búsqueda de la calma interior y esas cosas que ahora también le venían sin cuidado. -¿Crees que esa epidemia siga azotando Dundarak?-.
(…)
Pudo notar la emoción de Aradia al entrar al nuevo local. Entro siguiéndola muy de cerca. Su nueva vida junto a ella increíblemente había conseguido más que cualquiera en su tribu o el solo vagando por Aerandir. Llevaba mucho tiempo sin sentir a Ragabash y no sabría decir si eso era bueno o no, pero se conformaba con disfrutar el momento. Pensar más allá de eso se le hacía tedioso, casi como apostar un todo o nada.
La dejo que examinara el local mientras buscaba lo que necesitaba. Por suerte para Ahroun lo que el necesitaba fue más fácil de encontrar y lo tomo acercándose a ella. Una camiseta casi igual a la que aún tenía cubierta de sangre y una chaqueta con capucha del mismo color. No muy gruesa, pero cubría las necesidades del lobo.
Sonrió de vuelta al escucharla y observó la prenda. Suponía que con eso bastaría. -Bien, vamos a pagar-. Dijo revolviendo un poco su cabello y besando su frente. -Yo estaré bien con esto-. Dijo mostrando lo que portaba.
Ahroun
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
Por primera vez notaba que no eran como llagas en un lugar, la variedad de personas y seres yendo y viniendo no eran una cantidad abrumadora pero si constantes, y luego le vio frunciendo los labios, y luego alzo la mano apuntando al cielo.
-Corazón no has visto todos mis trucos, los elfos tenemos más de una forma de usar la luz. -
Dijo con cierto orgullo, tal vez sus ataques aun no eran tan poderosos pero solo hacía falta entrenar, y entrenar, y recordó que no había entrenado en un buen tiempo por lo que su mirada fue más pensativa esa tarde se lo demostraría.-Por hoy tu ganas.
Le escucho atenta y lo miro con los ojos bien abiertos quedando unos pasos atrás de él, no lo interrumpió en su relato hasta que nombro la ciudad draconiana.-Que sepa ya no es un peligro, pero no es información a la que me dieran acceso, ser la última nacida de la rama de mi clan me confinaba a una unión arreglada y una vida en los templos de sanación. A lo sumo vería las batallas de alguna compañía contra intrusos, pero dudo que algo así pueda pasar ahora. Pasa algo similar a con tu padre, pero en mi caso es que tan fértil es mi vientre.
Cuando tenía su nueva capa tomo un par de pantalones más y una falda semi ajustada, no se sentía cómoda de usar a Kisu sin los pliegues que la escondían y tomando la ropa de Ahroun la cual miro y luego a él, luego la ropa y le beso poniendoce en puntillas, la pago sin más y a excepción de la capa lo demás estaba pulcramente empacado en papel e hilo. Se acercó a una barda y sacándose la capa raída se puso su nueva capa sintiendo la calidez de la piel y la tela y retomo la conversación de sus orígenes.
-No me pareces débil en absoluto, lo cual si me da miedo de conocer a tu padre. A mí me reñían por esto.- Se subió las mangas de la blusa y señalo pequeñas marcas en los brazos, apenas visibles y que parecían arañazos- No les gustaba la idea de que me arañara cuando buscaba hierbas. –Dijo con una sonrisa traviesa y una mirada cómplice, ellos no conocían de Kisu y su peculiar forma de entrenar y que sus curaciones eran muy básicas para que los cortes fueran completamente sanados tras los entrenamientos con su tía.-Ya sabes, la más pequeña es la más torpe. Torpe con la espada, con el arco y con las dagas.
Siempre dio esa impresión, no era un genio en armas pero siempre se mostraba distraída en sus lecciones.Se detuvo en otro lugar y sin mediar palabra comenzó a comprar algunas cosas en el lugar, carne, fruta y vino.
-Comamos fuera, he estado mucho tiempo en cuatro paredes y no disfrutar de este paisaje. Tal vez podamos partir mañana.
-Corazón no has visto todos mis trucos, los elfos tenemos más de una forma de usar la luz. -
Dijo con cierto orgullo, tal vez sus ataques aun no eran tan poderosos pero solo hacía falta entrenar, y entrenar, y recordó que no había entrenado en un buen tiempo por lo que su mirada fue más pensativa esa tarde se lo demostraría.-Por hoy tu ganas.
Le escucho atenta y lo miro con los ojos bien abiertos quedando unos pasos atrás de él, no lo interrumpió en su relato hasta que nombro la ciudad draconiana.-Que sepa ya no es un peligro, pero no es información a la que me dieran acceso, ser la última nacida de la rama de mi clan me confinaba a una unión arreglada y una vida en los templos de sanación. A lo sumo vería las batallas de alguna compañía contra intrusos, pero dudo que algo así pueda pasar ahora. Pasa algo similar a con tu padre, pero en mi caso es que tan fértil es mi vientre.
Cuando tenía su nueva capa tomo un par de pantalones más y una falda semi ajustada, no se sentía cómoda de usar a Kisu sin los pliegues que la escondían y tomando la ropa de Ahroun la cual miro y luego a él, luego la ropa y le beso poniendoce en puntillas, la pago sin más y a excepción de la capa lo demás estaba pulcramente empacado en papel e hilo. Se acercó a una barda y sacándose la capa raída se puso su nueva capa sintiendo la calidez de la piel y la tela y retomo la conversación de sus orígenes.
-No me pareces débil en absoluto, lo cual si me da miedo de conocer a tu padre. A mí me reñían por esto.- Se subió las mangas de la blusa y señalo pequeñas marcas en los brazos, apenas visibles y que parecían arañazos- No les gustaba la idea de que me arañara cuando buscaba hierbas. –Dijo con una sonrisa traviesa y una mirada cómplice, ellos no conocían de Kisu y su peculiar forma de entrenar y que sus curaciones eran muy básicas para que los cortes fueran completamente sanados tras los entrenamientos con su tía.-Ya sabes, la más pequeña es la más torpe. Torpe con la espada, con el arco y con las dagas.
Siempre dio esa impresión, no era un genio en armas pero siempre se mostraba distraída en sus lecciones.Se detuvo en otro lugar y sin mediar palabra comenzó a comprar algunas cosas en el lugar, carne, fruta y vino.
-Comamos fuera, he estado mucho tiempo en cuatro paredes y no disfrutar de este paisaje. Tal vez podamos partir mañana.
Aradia Hazelmere
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
¿El poder de la luz? Trato de imaginarlo para si mismo pero no era algo que le sonará muy interesante o poderoso que digamos. Había escuchado leyendas en su tribu sobre las razas antiguas pero mientras los pequeños cachorros se interesaban en estas, Ahroun siempre prefirió ir a pelear con los más fuertes a pesar de los regaños. Para él en ese tiempo no había nada más interesante que el fulgor de una buena pelea.
La escuchaba con cuidado, aquello de la fertilidad lo entendía a medias. No era algo muy valorado entre los suyos, pero entendía a medias el concepto y el odio que debía sentir el padre de Aradia hacía Ahroun si se enterase. Sonrió algo emocionado, seguro terminaban entendiéndose a golpes.
Correspondió el beso algo incómodo por dejarla pagar sus ropas, pero no hizo comentario al respecto y paso a cambiarse. La nueva prenda le sentía bien, como quitarse un peso molesto al que se había acostumbrado ya.
Otra vez hablando de sus arañazos, los había notado sin que se los mostrará, le causaron curiosidad hasta que supo sus orígenes. Podía decir que siempre había sido bastante descuidada y algo despistada, pero no le importaba. Le gustaba que fuera así en parte. -Las armas son para los débiles-. Respondió a secas al escuchar lo torpe que era con estas. Ahroun nunca las necesitó ni les vio utilidad alguna. Podía moverse y causar daño con sus puños, no necesitaba más que eso.
Con el último local decidió esperar a fuera. Pudo adivinar que era un puesto de comidas por el olor que salía de estas. El cúmulo de especies y diversos olores que salían de ahí le hacían sentir algo mareado y un leve comezón en la nariz le molestaba mucho.
-Me parece una buena idea-. La veía mucho mejor y más animada, también él mismo era una bestia que había pasado mucho tiempo encerrada y necesitaba el contacto con la naturaleza. -Es un pueblo pequeño, los olores se mezclan mucho-. Dijo para abrazarla y olfatear sutilmente su cuello. De esta forma se le hacía más fácil soportar la variedad de olores provenientes de algunas casas y tiendas y es que el olor de su amante era lo único que necesitaba.
La escuchaba con cuidado, aquello de la fertilidad lo entendía a medias. No era algo muy valorado entre los suyos, pero entendía a medias el concepto y el odio que debía sentir el padre de Aradia hacía Ahroun si se enterase. Sonrió algo emocionado, seguro terminaban entendiéndose a golpes.
Correspondió el beso algo incómodo por dejarla pagar sus ropas, pero no hizo comentario al respecto y paso a cambiarse. La nueva prenda le sentía bien, como quitarse un peso molesto al que se había acostumbrado ya.
Otra vez hablando de sus arañazos, los había notado sin que se los mostrará, le causaron curiosidad hasta que supo sus orígenes. Podía decir que siempre había sido bastante descuidada y algo despistada, pero no le importaba. Le gustaba que fuera así en parte. -Las armas son para los débiles-. Respondió a secas al escuchar lo torpe que era con estas. Ahroun nunca las necesitó ni les vio utilidad alguna. Podía moverse y causar daño con sus puños, no necesitaba más que eso.
Con el último local decidió esperar a fuera. Pudo adivinar que era un puesto de comidas por el olor que salía de estas. El cúmulo de especies y diversos olores que salían de ahí le hacían sentir algo mareado y un leve comezón en la nariz le molestaba mucho.
-Me parece una buena idea-. La veía mucho mejor y más animada, también él mismo era una bestia que había pasado mucho tiempo encerrada y necesitaba el contacto con la naturaleza. -Es un pueblo pequeño, los olores se mezclan mucho-. Dijo para abrazarla y olfatear sutilmente su cuello. De esta forma se le hacía más fácil soportar la variedad de olores provenientes de algunas casas y tiendas y es que el olor de su amante era lo único que necesitaba.
Ahroun
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
-No todos tenemos una fuerza innata ni el don de la lucha, yo sano, debo buscar maneras de cuidarme. Las armas me ayudan a eso.- Le dijo tras su opinión acerca de las armas, aunque si podía aceptar que ella era débil y que solo contaba con el impulso si se quedaba sin armas, eso y correr. Entonces el la abrazo y la saco de su ensimismamiento haciéndola reír y con la piel erizada por el cosquilleo en su cuello.-Insisto, no eres bueno para vivir en una ciudad o un pueblo.
Camino de forma modosa con el básicamente encima por el abrazo, buscando salir del camino principal donde estaba la mayoría de los negocios, y entonces se detuvo y le dejo las cosas para ir a un callejón el cual miro con cuidado que no hubiera nadie y dando la espalda a la calle bajo la capa que agradecía fuera algo gruesa se sacó la blusa y estirándola salió para de puntillas ponérsela como si fuera una bufanda.-Listo, filtro de aromas, ¿A que soy lista?
Dijo vanagloriándose un momento y sin esperar su reacción tomo las cosas y corrió hacia los límites del pueblo donde se veía la estepa a todo su esplendor y cortando en ellas las montañas nevadas, respiro hondo y sintió ese aire fresco inundarle los pulmones, no era como sus árboles… Los árboles de Sandorai, pero era limpio, comenzaba a desear más ese aire, no ciudades, no pueblos, no asentamientos. Algo más propio, más íntimo. Casi salvaje se podría decir.-Podría viajar, buscar más conocimientos de medicina y sanación, y tener una pequeña botica y consultorio a las afueras de algún pueblo.
Era su don, era algo que la hacía sentir una identidad, se sentó esperando a su amante abrazando sus rodillas, su mirada se ensombreció pues sabía que no había marcha atrás.
Camino de forma modosa con el básicamente encima por el abrazo, buscando salir del camino principal donde estaba la mayoría de los negocios, y entonces se detuvo y le dejo las cosas para ir a un callejón el cual miro con cuidado que no hubiera nadie y dando la espalda a la calle bajo la capa que agradecía fuera algo gruesa se sacó la blusa y estirándola salió para de puntillas ponérsela como si fuera una bufanda.-Listo, filtro de aromas, ¿A que soy lista?
Dijo vanagloriándose un momento y sin esperar su reacción tomo las cosas y corrió hacia los límites del pueblo donde se veía la estepa a todo su esplendor y cortando en ellas las montañas nevadas, respiro hondo y sintió ese aire fresco inundarle los pulmones, no era como sus árboles… Los árboles de Sandorai, pero era limpio, comenzaba a desear más ese aire, no ciudades, no pueblos, no asentamientos. Algo más propio, más íntimo. Casi salvaje se podría decir.-Podría viajar, buscar más conocimientos de medicina y sanación, y tener una pequeña botica y consultorio a las afueras de algún pueblo.
Era su don, era algo que la hacía sentir una identidad, se sentó esperando a su amante abrazando sus rodillas, su mirada se ensombreció pues sabía que no había marcha atrás.
Aradia Hazelmere
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
Prefirió dejar el tema de las armas de lado, al fin y al cabo era su amante. Podía ser débil, después de todo estaba él para protegerla. Entonces la siguió hasta el callejón y la vio ponerse su nueva ropa. No le veía mucho, a sus ojos aún lo que se pusiese estorbaba a la hora de. Sin embargo, entendía en parte que los elogios por su gusto eran detalles de importancia al menos para ella.
Los apodos hacía él los encontraba graciosos hasta cierto punto. Ragabash se molestaría sin duda y si que estaba lista. Como siempre, lista para despojarla de todas sus ropas y que su padre le odiase más por no cuidar su fertilidad. Ese era un punto ya de poca importancia para él; el vinculo estaba forjado y no quedaba nada más aparte de hacerse responsable por sus palabras y deseos de cuidarla incluso si debía hacerlo de la propia familia de ella.
La siguió a paso lento. Contemplarla tan llena de energía y actuando como una cachorra le causaba una sensación extraña. Casi parecida a la de un padre que después de tanto tiempo enfrascado en su trabajo recuerda que tiene una hija y que esta ha crecido de buena manera. Claro que Ahroun desconocía la “buena manera” de los elfos, simplemente le bastaba con verla así de descuidada y alegre. Suponía que esa era la verdadera naturaleza de su mujer y quería mantenerla intacta.
Escuchó sus palabras al llegar a su lado. Le parecía curioso, recientemente habían hablado sobre los saltos de tiempo y ya estaba en ello de nuevo. Sonrió levemente como quien dice que no tiene caso el asunto. Tendrían que seguir viajando, el entusiasmo en su pareja era algo contagioso pero alguien debía mantener los píes en la tierra.
-¿Segura de que hemos viajado lo suficiente como para decidir eso?-. Preguntó algo descuidado mientras contemplaba el paisaje. En sus años de exilio no había tenido la oportunidad de hacerlo y es que enfrascado en si mismo aquello que no amenazará la vida ajena en Aerandir podía pasar a segundo o inclusive a tercer plano.
Se sentó a su lado y su brazo cubrió los hombros de ella para acercar su cabeza a su pecho. -Puedes hacer los planes y dedicarte a lo que quieras cachorrita, pero creo que aún te hace falta experiencia para algo así-. Dice mirándola a los ojos con una sonrisa afable y sonando más como un padre que como pareja. Hecho bastante curioso tomando en cuenta la edad de ambos.
Los apodos hacía él los encontraba graciosos hasta cierto punto. Ragabash se molestaría sin duda y si que estaba lista. Como siempre, lista para despojarla de todas sus ropas y que su padre le odiase más por no cuidar su fertilidad. Ese era un punto ya de poca importancia para él; el vinculo estaba forjado y no quedaba nada más aparte de hacerse responsable por sus palabras y deseos de cuidarla incluso si debía hacerlo de la propia familia de ella.
La siguió a paso lento. Contemplarla tan llena de energía y actuando como una cachorra le causaba una sensación extraña. Casi parecida a la de un padre que después de tanto tiempo enfrascado en su trabajo recuerda que tiene una hija y que esta ha crecido de buena manera. Claro que Ahroun desconocía la “buena manera” de los elfos, simplemente le bastaba con verla así de descuidada y alegre. Suponía que esa era la verdadera naturaleza de su mujer y quería mantenerla intacta.
Escuchó sus palabras al llegar a su lado. Le parecía curioso, recientemente habían hablado sobre los saltos de tiempo y ya estaba en ello de nuevo. Sonrió levemente como quien dice que no tiene caso el asunto. Tendrían que seguir viajando, el entusiasmo en su pareja era algo contagioso pero alguien debía mantener los píes en la tierra.
-¿Segura de que hemos viajado lo suficiente como para decidir eso?-. Preguntó algo descuidado mientras contemplaba el paisaje. En sus años de exilio no había tenido la oportunidad de hacerlo y es que enfrascado en si mismo aquello que no amenazará la vida ajena en Aerandir podía pasar a segundo o inclusive a tercer plano.
Se sentó a su lado y su brazo cubrió los hombros de ella para acercar su cabeza a su pecho. -Puedes hacer los planes y dedicarte a lo que quieras cachorrita, pero creo que aún te hace falta experiencia para algo así-. Dice mirándola a los ojos con una sonrisa afable y sonando más como un padre que como pareja. Hecho bastante curioso tomando en cuenta la edad de ambos.
Ahroun
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
Le miro sonrojada, pensaba pensaba su mente divagaba y veía las décadas como años, el tiempo era diferente, en meses sentía que había vivido años, y en años solo un instante, se acurruco y aferro su mano a su hombro, suplicaba porque él fuera longevo y que los dioses se apiadaran de permitirles vidas largas.-El tiempo es tan relativo, no imagino que las cosas sean en un año o menos, es muy raro como lo siento, es confuso.
Suspiro y busco su mano besándola, recordó a Kosir, en unos instantes ella se vería en el espejo y sus rasgos serian casi iguales, en cambio el guerrero si tenía suerte habría generado canas… Respiro hondo y busco que el aire se llevara su tormento, ¿podría llevarse el peso del corazón?, pues no hay seguía el desgraciado. Así que mejor pasar a algo menos triste, se impulsó con la pierna y brazo libres y girando grácilmente se sentó sobre sus piernas quedando frente a él y quitándole su blusón del cuello.-Me falta toda la experiencia en todo, hasta hace meses era como una niña esperando en su torre al príncipe y hacerla mujer… Esperar y esperar para vivir. Y podría haber esperado 100 años y aun serian solo días para la princesa. Aunque ese príncipe solo la cambiaría de torre.
Rozo los labios de su amante con la yema de sus dedos como si los memorizara con este acto, en meses había recorrido en buena manera Aerandir; desde los confines de Sandorai, hasta esa estepa al norte, haciendo paradas por los pantanos, y hasta la misma Ciudad Lagarto; conocido desde vampiros hasta su amado licántropo. Le vio a los ojos y sintió como si los propios se perdieran en la distancia.- La princesa se escabulló de su torre y sus guardianes, y tras un breve viaje que pareció ser de años en la bruma encontró a su príncipe, bueno su príncipe la salvo.
Bailaba en el abismo, tenía la esperanza de ser olvidada y liberada, "Esperas demasiado" era la respuesta de las raíces, como ella le llamaba y las que me exprimían ahogándola con sus creencias y tener terror, eran sus pesadillas, ese secreto al fondo de la mochila, la raíz de la bruma que irónicamente la llevo a Ulmer y conocer a quien cada tanto las arrancaba y le permitía respirar. Sonrió con melancolía, esa posición era perfecta para muchas cosas, entre ellas un beso apasionado mientras sus manos se posaban de forma delicada en las mejillas de su amante, cerró los ojos, un momento, esos momentos le hacían planear el futuro, perderse en el pasado, desear extender el presente y terminaba en una burbuja en el limbo. –Perdona por poner ese peso en tus hombros.-
Susurro mirándole a los ojos y sonriendo tímidamente, esperaba poder poner pies en tierra y evitarle quebraderos de cabeza, no podía prometerlo pero haría lo posible. Entonces soltó una risita y movió de forma provocativa sus caderas contra las suyas y retomar su tono de voz algo juguetón le decía entre besos-Y por cierto no no hemos viajado nada, a mí en lo personal me falta medio Aerandir en el mapa para poder decir que ya le di el primer vistazo. Y en la próxima evitar salir corriendo de algún lugar porque alguien te quiere matar también sería también buena idea.
Suspiro y busco su mano besándola, recordó a Kosir, en unos instantes ella se vería en el espejo y sus rasgos serian casi iguales, en cambio el guerrero si tenía suerte habría generado canas… Respiro hondo y busco que el aire se llevara su tormento, ¿podría llevarse el peso del corazón?, pues no hay seguía el desgraciado. Así que mejor pasar a algo menos triste, se impulsó con la pierna y brazo libres y girando grácilmente se sentó sobre sus piernas quedando frente a él y quitándole su blusón del cuello.-Me falta toda la experiencia en todo, hasta hace meses era como una niña esperando en su torre al príncipe y hacerla mujer… Esperar y esperar para vivir. Y podría haber esperado 100 años y aun serian solo días para la princesa. Aunque ese príncipe solo la cambiaría de torre.
Rozo los labios de su amante con la yema de sus dedos como si los memorizara con este acto, en meses había recorrido en buena manera Aerandir; desde los confines de Sandorai, hasta esa estepa al norte, haciendo paradas por los pantanos, y hasta la misma Ciudad Lagarto; conocido desde vampiros hasta su amado licántropo. Le vio a los ojos y sintió como si los propios se perdieran en la distancia.- La princesa se escabulló de su torre y sus guardianes, y tras un breve viaje que pareció ser de años en la bruma encontró a su príncipe, bueno su príncipe la salvo.
Bailaba en el abismo, tenía la esperanza de ser olvidada y liberada, "Esperas demasiado" era la respuesta de las raíces, como ella le llamaba y las que me exprimían ahogándola con sus creencias y tener terror, eran sus pesadillas, ese secreto al fondo de la mochila, la raíz de la bruma que irónicamente la llevo a Ulmer y conocer a quien cada tanto las arrancaba y le permitía respirar. Sonrió con melancolía, esa posición era perfecta para muchas cosas, entre ellas un beso apasionado mientras sus manos se posaban de forma delicada en las mejillas de su amante, cerró los ojos, un momento, esos momentos le hacían planear el futuro, perderse en el pasado, desear extender el presente y terminaba en una burbuja en el limbo. –Perdona por poner ese peso en tus hombros.-
Susurro mirándole a los ojos y sonriendo tímidamente, esperaba poder poner pies en tierra y evitarle quebraderos de cabeza, no podía prometerlo pero haría lo posible. Entonces soltó una risita y movió de forma provocativa sus caderas contra las suyas y retomar su tono de voz algo juguetón le decía entre besos-Y por cierto no no hemos viajado nada, a mí en lo personal me falta medio Aerandir en el mapa para poder decir que ya le di el primer vistazo. Y en la próxima evitar salir corriendo de algún lugar porque alguien te quiere matar también sería también buena idea.
Última edición por Aradia Hazelmere el Lun Oct 21 2019, 03:44, editado 1 vez
Aradia Hazelmere
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
Miro la blusa de su amante que colgaba en su cuello como bufanda y sonrió por el gesto, aunque no la necesitaba estando cerca de ella si le serviría estando en el pueblo o incluso para rastrear su aroma si llegaba a perderse de la vista. Después de todo no era tan descuidada según lo anunciado desde su primer encuentro. Podía anotar un gran punto a favor.
La escucho hablar sobre el tiempo y su percepción de este. Podía sonar egoísta, pero esto era lo de menos para él. A diferencia de los elfos no había registro alguno de que los suyos vivieran tanto tiempo. Antiguas leyendas decían que si, pero solo eran leyendas.
Le causo gracia escuchar el resumen con analogías de su vida y un cuento de hadas. Beso su dedo suave mientras la seguía dejando hablar. Era una imagen graciosa, se preguntaba si acaso su padre habría sido tan dócil con su madre cuando recién se conocieron. Lamentablemente ya no tendría oportunidad alguna de preguntarle, pero poco importaba. Compartir los leves momentos de paz que Aerandir ofrecía junto con Aradia era más que suficiente para soportar su exilio.
Correspondió cada uno de sus besos después de ver como jugaba con él con su movimiento de caderas. No era necesario, pero comenzaba a agarrarle el gusto a esas cosas de a poco. -Pues no somos tan diferentes entonces. Desde mi exilio no he salido de los reinos del este y oeste. Cerca de Ulmer ya vez lo que pasa, Sacrestic Ville al oeste no es muy distinto. A los vampiros no les gusta que entremos en su territorio y a nosotros tampoco nos gustan ellos-. Dijo algo tranquilo. En cierta manera el conflicto vampiro licántropo le venía igual, era algo natural para las razas pero carecía de algún fundamento según el conocimiento de Ahroun al respecto.
-Ya puedes imaginar como me la he pasado los últimos años de mi exilio, vagando entre los bosques y de vez en cuando entre pueblo y pueblo-. Río un poco. La analogía de Aradia no quedaba del todo claro, al parecer él también había estado en su propia torre encerrado.
Miro hacía el horizonte. Unos cuantos días más de viaje y llegarían a Dundarak. Tenía entendido que los dragones también eran otra raza antigua de Aerandir. ¿Cómo verían que un lobo interrumpiera en sus territorios? Ambas razas no eran muy distintas si lo pensaba, solo que la suya carecía de habilidades mágicas. ¿Serían igual de ignorantes que Aradia sobre los suyos? Siendo así tenía algo de esperanza y quizás pudiesen tomar el reino del norte como su nuevo hogar.
Por lo que su amada había mencionado dudaba que ambos fuesen bien recibidos en su hogar natal y demás estaba decir que la tribu de Ahroun estaba fuera de todo plan que pudieran hacer.
Su mente volvió a la longevidad, por alguna razón que se le escapaba parecía ser algo importante para su amada. -Dime, ¿has escuchado la leyenda del lobo negro?-. Preguntó mirándola con algo de curiosidad por su reacción. Era una historia típica en su tribu, pero según se contaba era bastante anterior a cualquier registro que pudiese entcontrar.
La escucho hablar sobre el tiempo y su percepción de este. Podía sonar egoísta, pero esto era lo de menos para él. A diferencia de los elfos no había registro alguno de que los suyos vivieran tanto tiempo. Antiguas leyendas decían que si, pero solo eran leyendas.
Le causo gracia escuchar el resumen con analogías de su vida y un cuento de hadas. Beso su dedo suave mientras la seguía dejando hablar. Era una imagen graciosa, se preguntaba si acaso su padre habría sido tan dócil con su madre cuando recién se conocieron. Lamentablemente ya no tendría oportunidad alguna de preguntarle, pero poco importaba. Compartir los leves momentos de paz que Aerandir ofrecía junto con Aradia era más que suficiente para soportar su exilio.
Correspondió cada uno de sus besos después de ver como jugaba con él con su movimiento de caderas. No era necesario, pero comenzaba a agarrarle el gusto a esas cosas de a poco. -Pues no somos tan diferentes entonces. Desde mi exilio no he salido de los reinos del este y oeste. Cerca de Ulmer ya vez lo que pasa, Sacrestic Ville al oeste no es muy distinto. A los vampiros no les gusta que entremos en su territorio y a nosotros tampoco nos gustan ellos-. Dijo algo tranquilo. En cierta manera el conflicto vampiro licántropo le venía igual, era algo natural para las razas pero carecía de algún fundamento según el conocimiento de Ahroun al respecto.
-Ya puedes imaginar como me la he pasado los últimos años de mi exilio, vagando entre los bosques y de vez en cuando entre pueblo y pueblo-. Río un poco. La analogía de Aradia no quedaba del todo claro, al parecer él también había estado en su propia torre encerrado.
Miro hacía el horizonte. Unos cuantos días más de viaje y llegarían a Dundarak. Tenía entendido que los dragones también eran otra raza antigua de Aerandir. ¿Cómo verían que un lobo interrumpiera en sus territorios? Ambas razas no eran muy distintas si lo pensaba, solo que la suya carecía de habilidades mágicas. ¿Serían igual de ignorantes que Aradia sobre los suyos? Siendo así tenía algo de esperanza y quizás pudiesen tomar el reino del norte como su nuevo hogar.
Por lo que su amada había mencionado dudaba que ambos fuesen bien recibidos en su hogar natal y demás estaba decir que la tribu de Ahroun estaba fuera de todo plan que pudieran hacer.
Su mente volvió a la longevidad, por alguna razón que se le escapaba parecía ser algo importante para su amada. -Dime, ¿has escuchado la leyenda del lobo negro?-. Preguntó mirándola con algo de curiosidad por su reacción. Era una historia típica en su tribu, pero según se contaba era bastante anterior a cualquier registro que pudiese entcontrar.
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
Se quedó sobre él, con sus manos en sus hombros le fascinaba mirarlo, destacar sus rasgos y acariciar su barba, no había muchos elfos con ese rasgo, al menos no que ella supiera, solo la visión de uno de sus dioses era representado con ese rasgo. Sonrió un poco con lo de la lucha entre vampiros y lobos.- Es similar a la resistencia que les tenemos a los brujos, bueno se lo ganaron a pulso cuando iniciaros sus masacres contra nuestra raza y nos expulsaron de las tierras ancestrales. Y tristemente no conozco ningún brujo que predique algo distinto, aunque conozco una vampiresa que no sabe pelear, y es muy mona. También he vagado, evitaba las zonas habitadas de Sandorai, y algunos asentamientos, después de eso he conocido más sobre las ciudades humanas, y eh de decir que prefiero los bosques.
Le miraba con esos ojos curiosos, ansiosa de conocer más de él y lo que le rodeaba, se preguntaba como los verían en Dundarak, no veía mucho motivo porque… bueno, mejor no hacer muchas expectativas, en unos días estarían allá y no quería pensar en cosas que habían pasado hacia algún tiempo. Tomo la mano de Ahroun besándola, el sol ya estaba surcando el cielo, casi llegando al medio día, cerró los ojos un momento, le parecía tan inusual tanta calma, recordaba poco de los días con fiebre, solo esperaba no haberle causado molestias en su amado mientras recuperaba sus fuerzas, esperaba no tener que volverle a dar uno de esos sustos. Mientras le preguntaba algo que la hizo mirar el pasto rebuscando…
-Para nada, pero suena interesante.
Rio sacando la lengua de forma juguetona y yendo hacia la comida que había comprado, tomo su fiel cuchillo de cocina de entre sus cosas y comenzó a cortar algo de una carne curada que había comprado y tras ponerla en una traza de pan con queso se la ofreció a su amado rebuscando, frunció el ceño, apenada pero bastante curiosa en sus ojos tomo un manzana y tras limpiar el utensilio se acostó usando las piernas de él como almohada.
Le miraba con esos ojos curiosos, ansiosa de conocer más de él y lo que le rodeaba, se preguntaba como los verían en Dundarak, no veía mucho motivo porque… bueno, mejor no hacer muchas expectativas, en unos días estarían allá y no quería pensar en cosas que habían pasado hacia algún tiempo. Tomo la mano de Ahroun besándola, el sol ya estaba surcando el cielo, casi llegando al medio día, cerró los ojos un momento, le parecía tan inusual tanta calma, recordaba poco de los días con fiebre, solo esperaba no haberle causado molestias en su amado mientras recuperaba sus fuerzas, esperaba no tener que volverle a dar uno de esos sustos. Mientras le preguntaba algo que la hizo mirar el pasto rebuscando…
-Para nada, pero suena interesante.
Rio sacando la lengua de forma juguetona y yendo hacia la comida que había comprado, tomo su fiel cuchillo de cocina de entre sus cosas y comenzó a cortar algo de una carne curada que había comprado y tras ponerla en una traza de pan con queso se la ofreció a su amado rebuscando, frunció el ceño, apenada pero bastante curiosa en sus ojos tomo un manzana y tras limpiar el utensilio se acostó usando las piernas de él como almohada.
Última edición por Aradia Hazelmere el Jue Oct 31 2019, 12:23, editado 1 vez
Aradia Hazelmere
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
Tomo nota mental sobre su amiga vampira. Cabía una posibilidad muy grande de conocerla y aunque no representase una amenaza como ella decía; era natural que no le gustase la idea aunque estando con Aradia tuviese que comportarse con su amiga.
Su sonrisa fue similar a la del chaman contando a punto de contar sus historias a los cachorros al calor de una fogata. Lo cierto es que solo era una historia para esas ocasiones. Asustar a los cachorros, dar falsos sueños a los ingenuos quizás. Advertir también sobre la furia y los caprichos de los dioses, eran parte importante para la tribu pues ayudaban a calmar el temple en algunos casos.
Beso su frente al recibir la traza de pan y se quedo un rato mirando la carne cruda mientras sus memorias viajaban a esos tiempos en que aún era un cachorro imprudente con mucho que aprender sobre la cultura de su tribu. Mordió un pedazo de carne y lo tragó sin problemas y la vio recostándose en su regazo. La mano libre se poso sobre su cabeza, jugando lentamente con sus cabellos y comenzó a relatar:
-Según esta leyenda puede que nuestra raza sea tan antigua como la tuya o incluso más. No se sabe el origen, pero habla de que cada cien años aparece el gran lobo negro Fenrir en busca de venganza hacía los dioses que lo castigaron. No se sabe exactamente el motivo del castigo, simplemente se habla de un odio primitivo hacía estos y aquel que se cruce por su camino. No solo eso, se dice que Fenrir también tuvo descendencia que siguen atados a una cadena de odio tan salvaje que ni los mismos dioses pueden calmar-. Sonrió de oreja a oreja devorando su alimento de tan solo un bocado y se quedo mirando a su amante. -En mi tribu existe la creencia de que la sangre de Fenrir corre por algunos para maldecir toda existencia, ¿ahora lo entiendes mejor, no?-.
Su rostro cambió de súbito, serio como pocas veces lo había mostrado a su amante desde el escape de Ulmer. -La única vez que he sido capaz de controlar mi transformación fue cuando estuvo a punto de matarte-. Dijo con algo de culpa en su tono de voz. -El chaman al parecer detecto algo de Fenrir en mi y por eso no quería que tuviese mi ritual de transformación. De haber obedecido no habría matado a media tribu y a...-. Quedo a media frase, no quiso hablar más al respecto. No hacía falta, había explicado bastante y parte de él estaba seguro de que no permitiría que lo mismo ocurriese con Aradia.
-No tienes idea, cachorro-. Cerró los ojos al escuchar a Ragabash y negó con la cabeza tratando de apartarlo, aspiró fuerte y el olor de la blusa de su amada le ayudo a concentrarse. Tras esto volvió a sonreír como lo había hecho durante el resto del día.
Su sonrisa fue similar a la del chaman contando a punto de contar sus historias a los cachorros al calor de una fogata. Lo cierto es que solo era una historia para esas ocasiones. Asustar a los cachorros, dar falsos sueños a los ingenuos quizás. Advertir también sobre la furia y los caprichos de los dioses, eran parte importante para la tribu pues ayudaban a calmar el temple en algunos casos.
Beso su frente al recibir la traza de pan y se quedo un rato mirando la carne cruda mientras sus memorias viajaban a esos tiempos en que aún era un cachorro imprudente con mucho que aprender sobre la cultura de su tribu. Mordió un pedazo de carne y lo tragó sin problemas y la vio recostándose en su regazo. La mano libre se poso sobre su cabeza, jugando lentamente con sus cabellos y comenzó a relatar:
-Según esta leyenda puede que nuestra raza sea tan antigua como la tuya o incluso más. No se sabe el origen, pero habla de que cada cien años aparece el gran lobo negro Fenrir en busca de venganza hacía los dioses que lo castigaron. No se sabe exactamente el motivo del castigo, simplemente se habla de un odio primitivo hacía estos y aquel que se cruce por su camino. No solo eso, se dice que Fenrir también tuvo descendencia que siguen atados a una cadena de odio tan salvaje que ni los mismos dioses pueden calmar-. Sonrió de oreja a oreja devorando su alimento de tan solo un bocado y se quedo mirando a su amante. -En mi tribu existe la creencia de que la sangre de Fenrir corre por algunos para maldecir toda existencia, ¿ahora lo entiendes mejor, no?-.
Su rostro cambió de súbito, serio como pocas veces lo había mostrado a su amante desde el escape de Ulmer. -La única vez que he sido capaz de controlar mi transformación fue cuando estuvo a punto de matarte-. Dijo con algo de culpa en su tono de voz. -El chaman al parecer detecto algo de Fenrir en mi y por eso no quería que tuviese mi ritual de transformación. De haber obedecido no habría matado a media tribu y a...-. Quedo a media frase, no quiso hablar más al respecto. No hacía falta, había explicado bastante y parte de él estaba seguro de que no permitiría que lo mismo ocurriese con Aradia.
-No tienes idea, cachorro-. Cerró los ojos al escuchar a Ragabash y negó con la cabeza tratando de apartarlo, aspiró fuerte y el olor de la blusa de su amada le ayudo a concentrarse. Tras esto volvió a sonreír como lo había hecho durante el resto del día.
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
Y su mente se quedó en blanco, esas caricias en su cabello, se deshizo la trenza para que pudiera hacerlo como comodidad mientras su mente se encargaba de imaginar cada detalle de su relato como pinturas en el pergamino, imagino haciéndolo, Ahroun contándole historias, su conocimiento y plasmarlo en papel, inmortalizarlo. Su gesto y el verle comer algo que había hecho le complacían, aunque ciertamente no era algo muy elaborado, en cambio sus palabras su relato, hacía que las cosas fueran encajando y la razón por la cual estaría con mayor razón junto a él. Y le miro con los ojos algo más abiertos a sus palabras y entendió el punto, así que de ahí venía el Sr. Sombrío. Tomo su mano y la beso cuando se ensombreció su gesto.
Con sus últimas palabras ella se levantó, se hinco a su lado y puso su dedo índice en sus labios, le dolía en el alma el pesar en su voz como a él le pesaba en su corazón y ella también puso un gesto serio cuando negó con la cabeza, recordaba el cambio en sus ojos en su voz, estuvo expectante en esos instantes mientras él respiraba hondo y sentía como se iba relajando.-El señor sombrío es un retaso del lobo Fenrir- Susurró y al verle sonreír respiro con tranquilidad besándolo. No dio reclamo, reproche ni más explicación, él poco a poco se abría y le entregaba esa parte tan suya. Ella le besaba a modo de sellar su compromiso de estar con él y darle calma si en su mano estaba la posibilidad, así como un sello de que no necesitaba de momento más respuestas.
-Tuve suerte de tenerte.- Musito con una sonrisa sincera, acariciando su mejilla entonces hizo algo curioso, tomo el vino que había comprado, no tenía vasos pero no pensaba lo que estaba haciendo, lo que sucedió solo era algo que nacido de su alma y no podía contener, se volvió a sentar en sus muslos y –Tu copa nunca estará vacía, yo seré tu vino.- No alzo la voz, era una melodía la promesa de que no estaría solo y bebiendo un poco del vino le beso pasando el sorbo a su amante, termino el beso con otro más pequeño e sus labios y le vio con un rubor en sus mejillas haciendo un mechón de cabello hacia atrás de su oreja.-Prometo que haré todo lo posible por verte sonreír.
Con sus últimas palabras ella se levantó, se hinco a su lado y puso su dedo índice en sus labios, le dolía en el alma el pesar en su voz como a él le pesaba en su corazón y ella también puso un gesto serio cuando negó con la cabeza, recordaba el cambio en sus ojos en su voz, estuvo expectante en esos instantes mientras él respiraba hondo y sentía como se iba relajando.-El señor sombrío es un retaso del lobo Fenrir- Susurró y al verle sonreír respiro con tranquilidad besándolo. No dio reclamo, reproche ni más explicación, él poco a poco se abría y le entregaba esa parte tan suya. Ella le besaba a modo de sellar su compromiso de estar con él y darle calma si en su mano estaba la posibilidad, así como un sello de que no necesitaba de momento más respuestas.
-Tuve suerte de tenerte.- Musito con una sonrisa sincera, acariciando su mejilla entonces hizo algo curioso, tomo el vino que había comprado, no tenía vasos pero no pensaba lo que estaba haciendo, lo que sucedió solo era algo que nacido de su alma y no podía contener, se volvió a sentar en sus muslos y –Tu copa nunca estará vacía, yo seré tu vino.- No alzo la voz, era una melodía la promesa de que no estaría solo y bebiendo un poco del vino le beso pasando el sorbo a su amante, termino el beso con otro más pequeño e sus labios y le vio con un rubor en sus mejillas haciendo un mechón de cabello hacia atrás de su oreja.-Prometo que haré todo lo posible por verte sonreír.
Aradia Hazelmere
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
Observó sus gestos controlada la maldición. Le parecía simplemente una locura que siguiera con él incluso después de lo ocurrido en Ulmer. Era como la fruta prohibida que se había atrevido a comer y ya no podía deshacer sus ganas de querer más y más. Como si fuera poco, el beso terminó de hacerla más adictiva como de costumbre y no era quien para detenerse.
-Es posible que lo sea, aunque solo es una leyenda-. Respondió, arqueando una ceja, era primera vez que escuchaba el sobrenombre a Ragabash estando bajo control. Le parecía tan típico de ella que incluso le agradaba. A penas recordaba cuando le puso al señor sombrío Ragabash, pudo haber sido el mismo día del exilio o quizás cuando comenzó a sospechar de su maldición.
La calma de sus caricias volvió a abrazar su ser como quien siente la luz del sol tras un largo periodo de encierro por primera vez. Sin embargo, lo que vino después fue algo sorpresivo. Sorpresivo pero que a la vez se podría describir típico de Aradia; ingenioso y a su punto de vista quizás creativo.
No veía como podía tener suerte si de amante le había tocado un amante maldito y exiliado. Tal vez era que los dioses se apiadaban de ambos viendo el destino que les aguardaba y estaba claro que ambos tenían una vida por delante que enfrentar juntos. Algo que debía tener en cuenta era Ragabas, y sin embargo cosas como esas por más descuidadas que fueran le hacían confiar en la elfa.
Por unos segundos dudo en corresponder el beso al que aún mantenía el vino en su boca, pero no se arrepintió de hacerlo. Rodeo la cintura ajena con ambos brazos mientras sentía el vino correr por su garganta al tiempo que ambos labios se rozaban con equidad de pasión. Estaba hecho, solo eso había bastado. Ahí mismo o más tarde en la noche los cuerpos volverían a encontrarse sin duda.
Le ayudo a despejar su rostro. Esa sonrisa inocente y ese rubor hacían a la presa aún más suculenta y adictiva, lo mejor de todo era que podía servirse cuantas veces quisiera. Ante la idea no pudo hacer más que sonreír cumpliendo con los deseos de su amante. Podía comprender entonces que darle lo que quería también era una forma de cuidarla. Deseaba verla así más seguido, tan radiante e inocente como solo ella era.
-Veo lo fácil que se hará esa promesa. Mañana partimos a Dundarak-. Respondió aun con esa sonrisa de oreja a oreja para lamerse los labios y volver a unirlos con los de su amante.
-Es posible que lo sea, aunque solo es una leyenda-. Respondió, arqueando una ceja, era primera vez que escuchaba el sobrenombre a Ragabash estando bajo control. Le parecía tan típico de ella que incluso le agradaba. A penas recordaba cuando le puso al señor sombrío Ragabash, pudo haber sido el mismo día del exilio o quizás cuando comenzó a sospechar de su maldición.
La calma de sus caricias volvió a abrazar su ser como quien siente la luz del sol tras un largo periodo de encierro por primera vez. Sin embargo, lo que vino después fue algo sorpresivo. Sorpresivo pero que a la vez se podría describir típico de Aradia; ingenioso y a su punto de vista quizás creativo.
No veía como podía tener suerte si de amante le había tocado un amante maldito y exiliado. Tal vez era que los dioses se apiadaban de ambos viendo el destino que les aguardaba y estaba claro que ambos tenían una vida por delante que enfrentar juntos. Algo que debía tener en cuenta era Ragabas, y sin embargo cosas como esas por más descuidadas que fueran le hacían confiar en la elfa.
Por unos segundos dudo en corresponder el beso al que aún mantenía el vino en su boca, pero no se arrepintió de hacerlo. Rodeo la cintura ajena con ambos brazos mientras sentía el vino correr por su garganta al tiempo que ambos labios se rozaban con equidad de pasión. Estaba hecho, solo eso había bastado. Ahí mismo o más tarde en la noche los cuerpos volverían a encontrarse sin duda.
Le ayudo a despejar su rostro. Esa sonrisa inocente y ese rubor hacían a la presa aún más suculenta y adictiva, lo mejor de todo era que podía servirse cuantas veces quisiera. Ante la idea no pudo hacer más que sonreír cumpliendo con los deseos de su amante. Podía comprender entonces que darle lo que quería también era una forma de cuidarla. Deseaba verla así más seguido, tan radiante e inocente como solo ella era.
-Veo lo fácil que se hará esa promesa. Mañana partimos a Dundarak-. Respondió aun con esa sonrisa de oreja a oreja para lamerse los labios y volver a unirlos con los de su amante.
Ahroun
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
Agradecía a los dioses a todo lo que la había forjado y por primera vez en su vida se sentía ligera, solo con una meta clara y lo que seguía alrededor girando en el mundo podía esperar. Para bien o mal ya se había decidido y él lo había aceptado, le miro a los ojos con ese beso que iban poco a poco uniéndola más a él. Su mirada le recordaba sus propias palabras en Ulmer, en lo cerca que estuvo de no vivir el momento del presente, después giro el cristal y lo vio de otra forma, el señor sombrío y Ahroun habían decidido que ella ver la luz de un nuevo día y cuidarla hasta ese momento y seguro no había sido fácil para ninguno.
-Apoyo la moción- Susurro en sus labios y mirándole con una sonrisa traviesa, se arrepintió de su elección de ropa esa mañana por lo que se levantó y corrió hacia la pequeña arboleda que estaba en los límites del pueblo, una pequeña mancha de árboles en la que se escondió y donde tenía ventajas y sabía que su jugarreta le helaría unos momentos, confiaba en su amante. -¡A que no me atrapas!- Le reto entre los árboles y dejo sus zapatos y algunos metros más su pantalón, dándole una idea del premio que le daría si la atrapaba, si no, pues simplemente iría por las cosas que había ella dejado en el claro mientras comían bocadillos y como la capa cubría hasta sus rodillas… Alejo ese pensamiento negativo y se centró en ese momento donde dejo en los arbustos la última prenda, y agradeció la capa que la mantenía suficientemente cálida lo que no esperaba fue el lago al final de la arbolada y mirado a los lados e hincándose se acomodó de forma que la capa la cubría casi por completo apoyada en el último árbol, en parte porque ya sentía el frío recorrerle la piel y para apoyar sus manos en el pecho para calmar la agitación.
Sonrió para sí, podía ser infantil con él no debía asumir ninguna apariencia, era una mujer ahora que se sentía completa y en esa madurez elegía tenerle jugarretas a su amado. ¿Eso era estar enamorado?
-Apoyo la moción- Susurro en sus labios y mirándole con una sonrisa traviesa, se arrepintió de su elección de ropa esa mañana por lo que se levantó y corrió hacia la pequeña arboleda que estaba en los límites del pueblo, una pequeña mancha de árboles en la que se escondió y donde tenía ventajas y sabía que su jugarreta le helaría unos momentos, confiaba en su amante. -¡A que no me atrapas!- Le reto entre los árboles y dejo sus zapatos y algunos metros más su pantalón, dándole una idea del premio que le daría si la atrapaba, si no, pues simplemente iría por las cosas que había ella dejado en el claro mientras comían bocadillos y como la capa cubría hasta sus rodillas… Alejo ese pensamiento negativo y se centró en ese momento donde dejo en los arbustos la última prenda, y agradeció la capa que la mantenía suficientemente cálida lo que no esperaba fue el lago al final de la arbolada y mirado a los lados e hincándose se acomodó de forma que la capa la cubría casi por completo apoyada en el último árbol, en parte porque ya sentía el frío recorrerle la piel y para apoyar sus manos en el pecho para calmar la agitación.
Sonrió para sí, podía ser infantil con él no debía asumir ninguna apariencia, era una mujer ahora que se sentía completa y en esa madurez elegía tenerle jugarretas a su amado. ¿Eso era estar enamorado?
Aradia Hazelmere
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
Cerró los ojos unos momentos al sentir como se levantaba. ¿Aquello sería tener un espíritu tranquilo y acercarse al equilibrio? Pensó mientras sentía el olor de su amada. No era algo que le hiciera mucha falta, pero suponía que disfrutarlo por ahora estaba bien.
Volvió a despegar sus parpados. Sabía que había corrido hacía allí, podía escuchar sus pasos. No solo necesitaba guiarse por el olor en ocasiones. Escuchar también era parte de la caza y eso era algo en que también había destacado desde cachorro. Sus píes se apoyaron e impulsaron con algo de pesadez para levantarse y mirarla al tiempo que gritaba.
Sabía su ubicación, pero se estaba escondiendo bien. Eso era bueno, al menos contra alguien que se apoyara con la vista. Su olfato le permitió con facilidad encontrar su zapato, luego su pantalón. Los fue recogiendo a medida que avanzaba. Había comprendido la idea de su infantil amada. Parte de su naturaleza supuso, en otras circunstancias debería tener mucho cuidado con ella. Se limitó a sonreír mientras caminaba despacio y casi sin hacer ruido.
Finalmente estaba cerca del árbol que usaba de escondite y recordó como la había asustado la primera noche en Ulmer. Claro, ese había sido Ragabash, ahora era turno de Ahroun.
Tomo tres piedras que encontró por el camino. Una cuarta la sostuvo sola en una mano y subió de un salto hacía las ramas altas de los árboles. Desde ahí le costaría al menos unos segundos encontrarlo, no necesitaba más que eso.
Con la ropa de Aradia colgando sobre su cuello y los zapatos en sus bolsillos tiró una de las piedras a un árbol cercano. Esperaría a que se moviera de su escondite y comenzar a buscarle para tirar las otras dos como distracción. De ese modo podía hacer algo más que solo atraparla.
En cierto modo estaba al mismo nivel que su mujer, pero aquello no era malo. Al menos no en esa situación. Era un juego amistoso que quería ganar y reclamar el premio mayor.
Volvió a despegar sus parpados. Sabía que había corrido hacía allí, podía escuchar sus pasos. No solo necesitaba guiarse por el olor en ocasiones. Escuchar también era parte de la caza y eso era algo en que también había destacado desde cachorro. Sus píes se apoyaron e impulsaron con algo de pesadez para levantarse y mirarla al tiempo que gritaba.
Sabía su ubicación, pero se estaba escondiendo bien. Eso era bueno, al menos contra alguien que se apoyara con la vista. Su olfato le permitió con facilidad encontrar su zapato, luego su pantalón. Los fue recogiendo a medida que avanzaba. Había comprendido la idea de su infantil amada. Parte de su naturaleza supuso, en otras circunstancias debería tener mucho cuidado con ella. Se limitó a sonreír mientras caminaba despacio y casi sin hacer ruido.
Finalmente estaba cerca del árbol que usaba de escondite y recordó como la había asustado la primera noche en Ulmer. Claro, ese había sido Ragabash, ahora era turno de Ahroun.
Tomo tres piedras que encontró por el camino. Una cuarta la sostuvo sola en una mano y subió de un salto hacía las ramas altas de los árboles. Desde ahí le costaría al menos unos segundos encontrarlo, no necesitaba más que eso.
Con la ropa de Aradia colgando sobre su cuello y los zapatos en sus bolsillos tiró una de las piedras a un árbol cercano. Esperaría a que se moviera de su escondite y comenzar a buscarle para tirar las otras dos como distracción. De ese modo podía hacer algo más que solo atraparla.
En cierto modo estaba al mismo nivel que su mujer, pero aquello no era malo. Al menos no en esa situación. Era un juego amistoso que quería ganar y reclamar el premio mayor.
Ahroun
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
Cubría sus labios ante las risitas que provocaba el juego mientras estaba hecha ovillo en el árbol que fungía de escondite, había pensado treparlo pero perder la capa en ese momento no era práctico y ciertamente no tenía ánimos de pasar más frío del necesario ni estar oculta toda la vida. Cerró los ojos un momento para agudizar el oído y “ubicarlo” pero más allá de la hojarasca y uno que otro animal confianzudo no logro dar con su lobo.
Un ruido cercano la hizo asomarse y por reflejo fue al lado contrario de donde se produjo medio inclinada para ocultarse entre los arbustos cercanos y volver a parapetarse en el siguiente árbol, era medio día así que era más difícil la tarea, más no imposible. Miro a todos lados agudizando sus sentidos, y un par de ruidos más la incitaban a moverse, alejar de ellos con una sonrisa infantil, de vez en cuando veía de soslayo sobre sí misma, pero los ruidos eran casi a ras de suelo, por lo que permanecía agazapada, alejada ahora del lago y de la relativa intemperie que ello conllevaba.
Los ruidos la internaban en la mancha boscosa y termino replegada a un árbol de tronco ancho y macizas ramas; casi digno de su hogar; por los ruidos era el que parecía más alejado de estos y más segura en el juego. Sentía un cosquilleo de emoción y le hubiera gustado decir que era algo familiar y que había disfrutado en su tierna infancia pero en su familia no había cabida para ello, esos juegos no eran bien vistos y aunque uno que otro de sus hermanos le llegaron a amenizar momentos con algo similar las riñas por esas distracciones eran duras y no aceptaban distracciones en sus lecciones. Tal vez por eso abrazo con agrado que su amado le permitiera soltar esa parte de su ser tan poco conocida hasta para ella lejos del yugo familiar y que afloraba con Ahroun a su lado. Se quedó quieta pegada al árbol, con una sonrisa y por primera vez desde que había iniciado el juego miro hacia la copa del árbol que ahora era su refugio.
Un ruido cercano la hizo asomarse y por reflejo fue al lado contrario de donde se produjo medio inclinada para ocultarse entre los arbustos cercanos y volver a parapetarse en el siguiente árbol, era medio día así que era más difícil la tarea, más no imposible. Miro a todos lados agudizando sus sentidos, y un par de ruidos más la incitaban a moverse, alejar de ellos con una sonrisa infantil, de vez en cuando veía de soslayo sobre sí misma, pero los ruidos eran casi a ras de suelo, por lo que permanecía agazapada, alejada ahora del lago y de la relativa intemperie que ello conllevaba.
Los ruidos la internaban en la mancha boscosa y termino replegada a un árbol de tronco ancho y macizas ramas; casi digno de su hogar; por los ruidos era el que parecía más alejado de estos y más segura en el juego. Sentía un cosquilleo de emoción y le hubiera gustado decir que era algo familiar y que había disfrutado en su tierna infancia pero en su familia no había cabida para ello, esos juegos no eran bien vistos y aunque uno que otro de sus hermanos le llegaron a amenizar momentos con algo similar las riñas por esas distracciones eran duras y no aceptaban distracciones en sus lecciones. Tal vez por eso abrazo con agrado que su amado le permitiera soltar esa parte de su ser tan poco conocida hasta para ella lejos del yugo familiar y que afloraba con Ahroun a su lado. Se quedó quieta pegada al árbol, con una sonrisa y por primera vez desde que había iniciado el juego miro hacia la copa del árbol que ahora era su refugio.
Aradia Hazelmere
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
-Realmente será como cuidar de una niña pequeña-. Pensó al verla descubrirse con tanta facilidad. El buen cazador solo se podía permitir bajar la guardia cuando el ataque al enemigo era seguro, no cuando sabía que había alguien buscándole. Eran reglas básicas que si no se aprenden el individuo puede olvidarse de una caza exitosa, pero aquello no era más que un juego entre dos amantes y en un lugar seguro.
Sonrió con malicia desde lo alto, era cierto que podía permitirse esas libertades. Después de todo ella misma había iniciado el juego y ambos sabían lo que venía después de actuar como dos infantes que recién se conocen.
El momento había llegado, su escondite en la altura aún no había sido descubierto por lo que tenía la ventaja del terreno y el factor sorpresa. Bajo con sigilo natural y siguió escondido en el mismo árbol. Solo necesitaba guiarse por su olfato. La vista no era necesaria aún.
-Acaba ya con este juego o le enseñare lo que es una caza de verdad-. Escuchó en su cabeza pero la sacudió, olfateando la blusa que Aradia le había prestado para alejar su contraparte a lo más profundo de su cabeza. Parecía una tarea mucho más fácil desde que había conocido a la curandera aprendiz y tenía una deuda enorme que pagar con ella por eso. Sin embargo, aquello no era más que un juego.
Respiró profundo y comenzó a caminar lentamente. A penas hacía algo de ruido, cuan asesino trataba de ocultarse entre las sombras. No era un experto en realizar dicha técnica, pero ya la había visto un par de veces. Más de algún pueblo pequeño desesperado había mandado unos cuantos profesionales para dar fin con su vida. Pobres ingenuos, tarde o temprano se dejaban ver y Ahroun solo necesitaba segundos para ver sus puntos débiles.
Tomo otra piedra más en el camino y la lanzó hacía el árbol que estaba frente a Aradia. Necesitaba que se moviera un poco más, unos pasos era todo lo que necesitaba. La vio moverse y sonrió con algo de malicia.
Solo entonces comenzó una carrera. Con velocidad tomo la cintura de su amada antes de que pudiese hacer algo y usando el impulso de la carrera ambos caerían al suelo pero sería Ahroun quien quedase por debajo de la fémina. -Eres fácil de atrapar, encanto. ¿Qué harás ahora?-. Preguntó algo juguetón. Sabía ya que su amada podría inventarse lo que quería, pero estaba entre sus brazos otra vez y no pudo aguantarse las ganas de recorrer sus labios por la suave piel que alcanzaba a ver de su cuello. Había conseguido su premio y planeaba disfrutar cada bocado de este.
Sonrió con malicia desde lo alto, era cierto que podía permitirse esas libertades. Después de todo ella misma había iniciado el juego y ambos sabían lo que venía después de actuar como dos infantes que recién se conocen.
El momento había llegado, su escondite en la altura aún no había sido descubierto por lo que tenía la ventaja del terreno y el factor sorpresa. Bajo con sigilo natural y siguió escondido en el mismo árbol. Solo necesitaba guiarse por su olfato. La vista no era necesaria aún.
-Acaba ya con este juego o le enseñare lo que es una caza de verdad-. Escuchó en su cabeza pero la sacudió, olfateando la blusa que Aradia le había prestado para alejar su contraparte a lo más profundo de su cabeza. Parecía una tarea mucho más fácil desde que había conocido a la curandera aprendiz y tenía una deuda enorme que pagar con ella por eso. Sin embargo, aquello no era más que un juego.
Respiró profundo y comenzó a caminar lentamente. A penas hacía algo de ruido, cuan asesino trataba de ocultarse entre las sombras. No era un experto en realizar dicha técnica, pero ya la había visto un par de veces. Más de algún pueblo pequeño desesperado había mandado unos cuantos profesionales para dar fin con su vida. Pobres ingenuos, tarde o temprano se dejaban ver y Ahroun solo necesitaba segundos para ver sus puntos débiles.
Tomo otra piedra más en el camino y la lanzó hacía el árbol que estaba frente a Aradia. Necesitaba que se moviera un poco más, unos pasos era todo lo que necesitaba. La vio moverse y sonrió con algo de malicia.
Solo entonces comenzó una carrera. Con velocidad tomo la cintura de su amada antes de que pudiese hacer algo y usando el impulso de la carrera ambos caerían al suelo pero sería Ahroun quien quedase por debajo de la fémina. -Eres fácil de atrapar, encanto. ¿Qué harás ahora?-. Preguntó algo juguetón. Sabía ya que su amada podría inventarse lo que quería, pero estaba entre sus brazos otra vez y no pudo aguantarse las ganas de recorrer sus labios por la suave piel que alcanzaba a ver de su cuello. Había conseguido su premio y planeaba disfrutar cada bocado de este.
Ahroun
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
Tenía los sentidos a flor de piel, las orejas estiradas los ojos bien abiertos y la sonrisa de oreja a oreja, entonces vino la sorpresa y el agarre fuerte en su cintura que le hizo soltar un grito ahogado entre risas al reconocer a su amante, quedando sobre el mirándole con travesura y una sonrisa infantil, volvía a sentir que estaba en otro mundo, alejados de todo lo que podía pasar en el exterior, cuando se dio cuenta estaba sobre él con la piel erizada por sus besos.
-Pues el lobo me atrapo, supongo suplicar porque no me coma, haciéndole alguna ofrenda.
Se movió un poco y termino sentada sobre su regazo con las manos apoyadas en las rodillas de su amante y… se quedó congelada un momento sintiéndose algo extraña y hasta atrevida por lo que volvió a inclinarse hacia él, mariposas le recorrían el estómago y la euforia se la llevo el viento como a las hojas en otoño, aun así, su corazón se agitaba como una mariposa cuando lo beso pero no apasionada, fue entregada y cerrando los ojos y abriendo la capa para también cubrirlo.
-Eres tramposo ya tienes el doble de ropa- Susurro comenzando a retirarle entre besos su propia ropa del cuello y besándolo mientras sus manos dudaban de como proseguir y aun así se aventuró a abrir su camisa aunque en su rostro se notaba aun algo de pena a su actuar, respiro hondo, “No tengas miedo, ¿qué podría salir mal?” dejo de pensar, retomo el hilo anterior la unión que había pactado con él momentos antes, la adrenalina y libertad de hacía unos instantes. Rozo sus caderas hacia él con un movimiento lascivo incitándolo. “No pienses no pienses” se repetía a sí misma mientras todo lo que conocía se le agolpaba en su cabeza, como rompía cada lazo con lo que ella había creído y marcaba directamente lo que ya no sería. Por eso pensaba en lo que podía y necesitaba hacer, dar esos brincos, porque ella sabía que no podía volver. Lo beso apasionada, siempre que lo besaba toda perturbación se iba.
-Me salvaste una vez ahora te pertenezco- Susurro a su oído, le había mostrado su disposición, abrió su corazón demostrando que desde el momento que habían bajado su mano para protegerla y no ejecutarla ella estaba dispuesta a darlo todo por él.
-Pues el lobo me atrapo, supongo suplicar porque no me coma, haciéndole alguna ofrenda.
Se movió un poco y termino sentada sobre su regazo con las manos apoyadas en las rodillas de su amante y… se quedó congelada un momento sintiéndose algo extraña y hasta atrevida por lo que volvió a inclinarse hacia él, mariposas le recorrían el estómago y la euforia se la llevo el viento como a las hojas en otoño, aun así, su corazón se agitaba como una mariposa cuando lo beso pero no apasionada, fue entregada y cerrando los ojos y abriendo la capa para también cubrirlo.
-Eres tramposo ya tienes el doble de ropa- Susurro comenzando a retirarle entre besos su propia ropa del cuello y besándolo mientras sus manos dudaban de como proseguir y aun así se aventuró a abrir su camisa aunque en su rostro se notaba aun algo de pena a su actuar, respiro hondo, “No tengas miedo, ¿qué podría salir mal?” dejo de pensar, retomo el hilo anterior la unión que había pactado con él momentos antes, la adrenalina y libertad de hacía unos instantes. Rozo sus caderas hacia él con un movimiento lascivo incitándolo. “No pienses no pienses” se repetía a sí misma mientras todo lo que conocía se le agolpaba en su cabeza, como rompía cada lazo con lo que ella había creído y marcaba directamente lo que ya no sería. Por eso pensaba en lo que podía y necesitaba hacer, dar esos brincos, porque ella sabía que no podía volver. Lo beso apasionada, siempre que lo besaba toda perturbación se iba.
-Me salvaste una vez ahora te pertenezco- Susurro a su oído, le había mostrado su disposición, abrió su corazón demostrando que desde el momento que habían bajado su mano para protegerla y no ejecutarla ella estaba dispuesta a darlo todo por él.
Aradia Hazelmere
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
-Lo siento, pero el lobo tiene hambre-. Responde juguetón a la vez que mira con algo de lasciva a su mujer cuando toma esa posición sobre él. No podía evitar sentir sienta felicidad al verla cada vez con más confianza estando juntos.
Las manos propias terminaron de rodear su cintura durante el beso. Sus palabras no podían ser más ciertas, tenía mucha ropa que estorbaba. No podía esperar a librarse de las prendas, pero se sorprendió algo al ver que esta vez ella tomaba la iniciativa partiendo por su camisa. Mientras tanto una de sus manos recorría con las yemas de los dedos la piel de su espalda.
El contacto era mucho más suave que al tomar sus manos y verla así aumentaba cada vez más el deseo. Su movimiento con la cintura sirvió de estimulo para cierta parte de su cuerpo. Anticipaba nuevamente la unión de cuerpos. Curioso fue encontrar aún algo de duda en ella, pero comprendió lo fácil que se estaban disipando estas dudas.
El beso fue diferente, no solo disipaba las dudas de su mujer sino que también nublaba la mente de Ahroun. La quería para él ahí mismo, pero sus palabras le hicieron detenerse. -Estamos juntos en esto, sabes que te cuidare de lo que sea-. Respondió correspondiendo el gesto y terminó de desvestirse entre la capa y su amada.
No podía contenerse mucho más. Esta vez se movió para que ella quedara por debajo y comenzó a besar su cuello lentamente mientras sus manos le recorrían su cuerpo en varias caricias suaves. Partiendo por sus caderas, rozando partes intimas y subiendo hasta su vientre. Generalmente no era así, solo ella era capaz de hacerle disfrutar el momento previo y claro, había elegido quedarse con ella. No necesitaba saber nada más que eso.
Sus labios continuaron besando, pasando de su cuello a detrás de sus oídos y luego sobre sus mejillas. Termino de saborear su piel cuando las miradas se encontraron. Sentía un bulto enorme pero podía controlarlo, no había apuro alguno. -Te quiero, Ari-. Le dijo rozando los labios con los de ella. La declaración era más que eso aunque no pudiese comprender del todo. Para él también era la primera vez que se aventuraba con un vinculo así, pero no temía de cumplir con su palabra. Con ella podía permitírselo.
Las manos propias terminaron de rodear su cintura durante el beso. Sus palabras no podían ser más ciertas, tenía mucha ropa que estorbaba. No podía esperar a librarse de las prendas, pero se sorprendió algo al ver que esta vez ella tomaba la iniciativa partiendo por su camisa. Mientras tanto una de sus manos recorría con las yemas de los dedos la piel de su espalda.
El contacto era mucho más suave que al tomar sus manos y verla así aumentaba cada vez más el deseo. Su movimiento con la cintura sirvió de estimulo para cierta parte de su cuerpo. Anticipaba nuevamente la unión de cuerpos. Curioso fue encontrar aún algo de duda en ella, pero comprendió lo fácil que se estaban disipando estas dudas.
El beso fue diferente, no solo disipaba las dudas de su mujer sino que también nublaba la mente de Ahroun. La quería para él ahí mismo, pero sus palabras le hicieron detenerse. -Estamos juntos en esto, sabes que te cuidare de lo que sea-. Respondió correspondiendo el gesto y terminó de desvestirse entre la capa y su amada.
No podía contenerse mucho más. Esta vez se movió para que ella quedara por debajo y comenzó a besar su cuello lentamente mientras sus manos le recorrían su cuerpo en varias caricias suaves. Partiendo por sus caderas, rozando partes intimas y subiendo hasta su vientre. Generalmente no era así, solo ella era capaz de hacerle disfrutar el momento previo y claro, había elegido quedarse con ella. No necesitaba saber nada más que eso.
Sus labios continuaron besando, pasando de su cuello a detrás de sus oídos y luego sobre sus mejillas. Termino de saborear su piel cuando las miradas se encontraron. Sentía un bulto enorme pero podía controlarlo, no había apuro alguno. -Te quiero, Ari-. Le dijo rozando los labios con los de ella. La declaración era más que eso aunque no pudiese comprender del todo. Para él también era la primera vez que se aventuraba con un vinculo así, pero no temía de cumplir con su palabra. Con ella podía permitírselo.
Ahroun
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
Un parpadeo, un beso.
Por la luz que entraba en esa mata de árboles parecía caer el medio día, aun así en ese lugar parecía que el sol solo brillaba para demostrar la presencia de Anar en ese paraje lejano pues su calor estaba distante, pensó que eso le demostraba que no dejaba de ser quien era, simplemente sabía que sería rechazada por los otros con quien se había criado; los dioses eran extraños; pues no parecían interesados en castigarla por esos actos. Al contrario parecía que mostrándole el camino hacia Ahroun; quien repetía sin cansancio el que la protegería; tenía algo similar a una expiación, enfrentar la inminente soledad.
De un momento a otro entre besos y caricias, entre dudas y aclaraciones termino viendo el cielo azul, por eso su divagación, permitiéndose sentir cada roce cada caricia.
Un parpadeo más entre sonrisas, con su mente vagando en todo y en nada, desconectada de todo lo que pudiera pasar alrededor, es más podría volver a hacerse añicos una estrella y no se inmutaría. Entrelazo sus manos mientras entre susurros exhalaba su nombre en respuesta a su declaración mirándole a los ojos y alzando las manos para que el quedara completamente sobre ella invitándole a consumar esos improvisados votos con un movimiento incitante.
Como si hubieran sido hechos a molde le sentía y con un beso apasionado lo abrazo en su interior conteniendo la respiración culmino el beso mordiendo el labio de su amante. –Como si fuera nuestro último día.- Le musito en los labios sin dejar de verle con la respiración agitada las ideas claras y el calor de él invadiendo cada poro de su piel.
Por la luz que entraba en esa mata de árboles parecía caer el medio día, aun así en ese lugar parecía que el sol solo brillaba para demostrar la presencia de Anar en ese paraje lejano pues su calor estaba distante, pensó que eso le demostraba que no dejaba de ser quien era, simplemente sabía que sería rechazada por los otros con quien se había criado; los dioses eran extraños; pues no parecían interesados en castigarla por esos actos. Al contrario parecía que mostrándole el camino hacia Ahroun; quien repetía sin cansancio el que la protegería; tenía algo similar a una expiación, enfrentar la inminente soledad.
De un momento a otro entre besos y caricias, entre dudas y aclaraciones termino viendo el cielo azul, por eso su divagación, permitiéndose sentir cada roce cada caricia.
Un parpadeo más entre sonrisas, con su mente vagando en todo y en nada, desconectada de todo lo que pudiera pasar alrededor, es más podría volver a hacerse añicos una estrella y no se inmutaría. Entrelazo sus manos mientras entre susurros exhalaba su nombre en respuesta a su declaración mirándole a los ojos y alzando las manos para que el quedara completamente sobre ella invitándole a consumar esos improvisados votos con un movimiento incitante.
Como si hubieran sido hechos a molde le sentía y con un beso apasionado lo abrazo en su interior conteniendo la respiración culmino el beso mordiendo el labio de su amante. –Como si fuera nuestro último día.- Le musito en los labios sin dejar de verle con la respiración agitada las ideas claras y el calor de él invadiendo cada poro de su piel.
Aradia Hazelmere
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
Sintió la mordida de Aradia y sonrío con lasciva desafiante. Ninguna había tenido antes tanta libertad como la elfa sobre su cuerpo. Aquello solo hacía que el encuentro pasará a otro plano, sabía que la mujer aún no contaba con tanta experiencia pero aquello era una señal de que poco a poco iba ganando mucha confianza. Se preguntó unos momentos lo que pasaría si ambos llegaban a liberar sus más profundos deseos, pero prefirió dejarlo para otra ocasión. En gran parte también era debido a que Ragabash seguía presente y no quería acabar en un peligroso trío que podría acabar con la vida de ambos.
De momento no pensó más, igual que la primera vez se introdujo con fuerza dentro de su amada. El deseo había sido por mucho tiempo irresistible y el momento previo había cumplido a cabalidad su propósito.
-Nuestro último deseo-. Respondió comenzando a moverse acorde a sus palabras y realmente era así, la mente se le había nublado por completo. Solo sentía el calor y la confianza de su mujer y el deseo por ella. Los cuerpos se habían encontrado una vez más y solo podía adivinar que así sería hasta que siguieran su camino hacía Dundarak, pero el tiempo se hacía eterno cuando estaba con ella y ninguno de los dos necesitaba preocuparse por eso.
Esta vez sus manos se atrevieron un poco más recordando lo bien que había aguantado la primera vez, quería seguir enseñándole y descubrir el cuerpo de su amada. Se aferró a sus caricias mientras miraba su rostro como un hambriento que había encontrado el mejor plato de todos los tiempos en medio de un desierto e iba por el postre. Se afirmó en sus pechos mientras dejaba que el movimiento fiero y natural hiciera lo suyo.
Quería que su amada se hiciera la idea de como se entregaba a ella. Solo quedaba una mente nublada llena de deseos por su pareja y eso era lo que trataba de transmitir en cada movimiento y miradas que seguían cruzándose con complicidad y lujuria.
De momento no pensó más, igual que la primera vez se introdujo con fuerza dentro de su amada. El deseo había sido por mucho tiempo irresistible y el momento previo había cumplido a cabalidad su propósito.
-Nuestro último deseo-. Respondió comenzando a moverse acorde a sus palabras y realmente era así, la mente se le había nublado por completo. Solo sentía el calor y la confianza de su mujer y el deseo por ella. Los cuerpos se habían encontrado una vez más y solo podía adivinar que así sería hasta que siguieran su camino hacía Dundarak, pero el tiempo se hacía eterno cuando estaba con ella y ninguno de los dos necesitaba preocuparse por eso.
Esta vez sus manos se atrevieron un poco más recordando lo bien que había aguantado la primera vez, quería seguir enseñándole y descubrir el cuerpo de su amada. Se aferró a sus caricias mientras miraba su rostro como un hambriento que había encontrado el mejor plato de todos los tiempos en medio de un desierto e iba por el postre. Se afirmó en sus pechos mientras dejaba que el movimiento fiero y natural hiciera lo suyo.
Quería que su amada se hiciera la idea de como se entregaba a ella. Solo quedaba una mente nublada llena de deseos por su pareja y eso era lo que trataba de transmitir en cada movimiento y miradas que seguían cruzándose con complicidad y lujuria.
Ahroun
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Re: Pequeñas palabras grandes travesías // Privado Ahroun (+18)(CERRADO)
Dolía, no como la primera vez pero, ¿acaso siempre sería así?, como fuere solo era un momento y bastaba con verle a los ojos para relajarse sentir que estaba hecha para estar con él y en ese momento el pareció darse más tiempo y apretó las manos conteniéndose el cubrirse ante sus caricias que le erizaban la piel y morderse el labio -Ahroun, lo deseo te deseo.- Musito mirándole sintiéndose pequeña al sentirle encima -¿Estoy mal ante ello? En enséñame –Susurró buscando sus labios, ese que estaba con él se sentía en una burbuja aunque el aire fresco se colaba entre sus cuerpo incitándola a buscar su calor.
Se arqueo y se aferró a su hombro gemía entre delirios de placer que le causaba su movimiento en ella, poniendo los ojos en blanco y volviendo en si mirándole mordiéndose el labio inferior hasta que un hilito de sangre cubrió su labio por la mordida propia, ahogando su voz deseosa, entonces sin reparo comenzó a gemir y le miro con cierto brillo en sus ojos manteniendo su cuerpo contra él, y jalo su mano y el lado contrario lo empujo para rodar y quedar sobre él, sin pensar que sentiría partirse en dos apoyándose en su pecho y aceptando excitarse de verlo semidesnudo y ella aun en esa posición vulnerable a él.
-Pensar no es lo mío.-Gimió con los ojos lagrimosos pero con una sonrisita apretada con la cabeza hecha una nube, en algún momento le había parecido buena idea, por algo había iniciado la jugarreta momentos antes, pero el cambio traía sensaciones completamente diferentes y requirió quedar un momento congelada para asimilarlo, respirando hondo buscando amoldarse cuando su cuerpo fue adaptándose y aun dolida el placer era intenso y mirándole con cierta timidez se movía sobre su cadera como si bailara aferrando sus manos sintiendo su corazón como un tambor en sus oídos.
Se arqueo y se aferró a su hombro gemía entre delirios de placer que le causaba su movimiento en ella, poniendo los ojos en blanco y volviendo en si mirándole mordiéndose el labio inferior hasta que un hilito de sangre cubrió su labio por la mordida propia, ahogando su voz deseosa, entonces sin reparo comenzó a gemir y le miro con cierto brillo en sus ojos manteniendo su cuerpo contra él, y jalo su mano y el lado contrario lo empujo para rodar y quedar sobre él, sin pensar que sentiría partirse en dos apoyándose en su pecho y aceptando excitarse de verlo semidesnudo y ella aun en esa posición vulnerable a él.
-Pensar no es lo mío.-Gimió con los ojos lagrimosos pero con una sonrisita apretada con la cabeza hecha una nube, en algún momento le había parecido buena idea, por algo había iniciado la jugarreta momentos antes, pero el cambio traía sensaciones completamente diferentes y requirió quedar un momento congelada para asimilarlo, respirando hondo buscando amoldarse cuando su cuerpo fue adaptándose y aun dolida el placer era intenso y mirándole con cierta timidez se movía sobre su cadera como si bailara aferrando sus manos sintiendo su corazón como un tambor en sus oídos.
Aradia Hazelmere
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