Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
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Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
El estafador se encontraba parado frente a la posada donde se encontraba Eyre “O donde se supone que debería estar” Matt se cruzo de brazos y miro con el ceño fruncido “¿Y si ya no está allí?” Era perfectamente posible, ella no le debía nada, ni él tampoco a ella “¿Y entonces porque regresaste?” Chasqueo la lengua y evadió la pregunta, bastante le había costado ir hasta allí, “Si piensas demasiado en ello volverás a huir”, eso fue más como un paseo, “Volverás a escapar”, una vuelta para despejarse.
Suspiro y abrió la puerta del lugar, seguía todo igual que siempre. Sin embargo, una mirada extraña en la dueña le llamo la atención, fue un segundo, un instante de preocupación. Rápidamente paso, y una sonrisa lo remplazo, la mujer dejo las jarras que estaba limpiando y se apoyo en la barra.
-Con que regresaste. Estaba segura que lo harías, se lo dije a mi marido “No va a abandonar a la chica” – Hablaba con mucha satisfacción, quizás había ganado una apuesta.
-El simple hecho de que estuviera pensando en mí ya me llena de regocijo – Respondió Matt, jugando el juego que la Señora le proponía.
-Ohhh, jaja, Matthew, nunca cambies – Se hizo la avergonzada y rieron juntos – Eres un encanto, pero déjame decirte algo, debes aclararle a tu “amiga” que no puede trabajar aquí. No queremos que relacionen a la posada con esas cosas –
-¿Esas cosas? – Owens comenzaba a hilar ideas, pero quería confirmarlo.
-Tú sabes, primero vino contigo, luego vino el rubio. Ella puede hacer lo que quiera, pero que lo haga en otro sitio ¿Me entiendes? Quería decírselo en persona, pero hace mas de un día que no asoma ni la nariz –
-Sus palabras me rompen el corazón, yo creía que era el único – El estafador se aseguro de hacer la correspondiente cara de congoja “Que extraño ¿Quién habrá sido?” Por la mente de Matthew desfilaban toda una serie de posibilidades – No se preocupe, me asegurare de decírselo –
-Nada de peleas en mi casa -
-No escuchara ni un suspiro – Levanto la mano como si estuviera haciendo una promesa – Solo hablaremos-
-Ya, si, todos dicen lo mismo –
No tenía sentido discutirle, Matt sonrió y dejo unas monedas sobre la barra, en parte por los tres días de ausencia en los que no había pagado como también por la información. Luego fue hacia la escalera, subió los escalones de dos en dos, con las maderas rechinando a su paso, hasta que se detuvo frente a la puerta de la habitación de la muchacha.
“Si abre y me golpea es que todo está bien. Si ni siquiera responde, algo está muy mal” pensaba Owens mientras acercaba los nudillos a la puerta para golpear con suavidad.
-¿Eyre? – Llamo sin levantar demasiado el tono, era temprano y algunos huéspedes aún dormían - ¿Estas despierta? – Agarro la manija e intento abrir, pero estaba cerrada – Oye, vamos, no me obligues a entrar por la ventana, estoy grande para hacer esas cosas – Intentaba poner un poco de humor para evaluar la situación – Bien, me quedaré esperando aquí. Si en unos minutos no abriste, iré a cantar una serenata bajo tu ventana, pasaras mucha vergüenza – Suspiro y apoyo la frente contra la puerta.
Suspiro y abrió la puerta del lugar, seguía todo igual que siempre. Sin embargo, una mirada extraña en la dueña le llamo la atención, fue un segundo, un instante de preocupación. Rápidamente paso, y una sonrisa lo remplazo, la mujer dejo las jarras que estaba limpiando y se apoyo en la barra.
-Con que regresaste. Estaba segura que lo harías, se lo dije a mi marido “No va a abandonar a la chica” – Hablaba con mucha satisfacción, quizás había ganado una apuesta.
-El simple hecho de que estuviera pensando en mí ya me llena de regocijo – Respondió Matt, jugando el juego que la Señora le proponía.
-Ohhh, jaja, Matthew, nunca cambies – Se hizo la avergonzada y rieron juntos – Eres un encanto, pero déjame decirte algo, debes aclararle a tu “amiga” que no puede trabajar aquí. No queremos que relacionen a la posada con esas cosas –
-¿Esas cosas? – Owens comenzaba a hilar ideas, pero quería confirmarlo.
-Tú sabes, primero vino contigo, luego vino el rubio. Ella puede hacer lo que quiera, pero que lo haga en otro sitio ¿Me entiendes? Quería decírselo en persona, pero hace mas de un día que no asoma ni la nariz –
-Sus palabras me rompen el corazón, yo creía que era el único – El estafador se aseguro de hacer la correspondiente cara de congoja “Que extraño ¿Quién habrá sido?” Por la mente de Matthew desfilaban toda una serie de posibilidades – No se preocupe, me asegurare de decírselo –
-Nada de peleas en mi casa -
-No escuchara ni un suspiro – Levanto la mano como si estuviera haciendo una promesa – Solo hablaremos-
-Ya, si, todos dicen lo mismo –
No tenía sentido discutirle, Matt sonrió y dejo unas monedas sobre la barra, en parte por los tres días de ausencia en los que no había pagado como también por la información. Luego fue hacia la escalera, subió los escalones de dos en dos, con las maderas rechinando a su paso, hasta que se detuvo frente a la puerta de la habitación de la muchacha.
“Si abre y me golpea es que todo está bien. Si ni siquiera responde, algo está muy mal” pensaba Owens mientras acercaba los nudillos a la puerta para golpear con suavidad.
-¿Eyre? – Llamo sin levantar demasiado el tono, era temprano y algunos huéspedes aún dormían - ¿Estas despierta? – Agarro la manija e intento abrir, pero estaba cerrada – Oye, vamos, no me obligues a entrar por la ventana, estoy grande para hacer esas cosas – Intentaba poner un poco de humor para evaluar la situación – Bien, me quedaré esperando aquí. Si en unos minutos no abriste, iré a cantar una serenata bajo tu ventana, pasaras mucha vergüenza – Suspiro y apoyo la frente contra la puerta.
Última edición por Matthew Owens el Mar Sep 25 2018, 22:52, editado 1 vez
Matthew Owens
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
-Querido...
Apretó la hoja entre sus puños y volvió a cerrar los ojos. No tenía sentido. No existían palabras que pudiera expresar para mitigar su dolor. Al soltarla, la pelota arrugada cayó suavemente a un lado de la cama y se alejó rodando, deteniéndose en la gran huella que había dejado Veintitrés en la apestosa alfombra, allí donde solía sentarse para recargar sus baterías con el sol que se colaba por la ventana.
Ahora las cortinas estaban cerradas y Veintitrés ya no estaba. Junto a la puerta, en el suelo, un tazón de estofado en estado de putrefacción descansaba al lado de su camisón hecho jirones. El aire estaba viciado con un aroma desagradable que Eyre ya no era capaz de notar, dado que su olfato se había acostumbrado a éste. Era una mezcla de sudor, de ropa sucia y de comida echada a perder.
Aunque le era imposible dormir, se negaba a levantarse de la cama. Se dedicaba a pasar las horas mirando a la pared, llorando, pensando cosas horrendas y recuperando energías para volver a llorar. Se había acostumbrado al silencio a tal punto que sus pensamientos sonaban tan fuerte como si los dijera en voz alta. Por eso, cuando la puerta fue golpeada, no pudo evitar dar un respingo. ¿Quién en ese mundo estaba dignándose a comprobar si seguía viva?
Sus ojos volvieron a empañarse en lágrimas cuando escuchó esa voz.
Ya había pasado el tiempo en que deseaba verlo. Ahora sólo quería olvidarse de él. Haciendo acopio de sus escasas fuerzas, utilizó la telequinesis para cerrar el segundo pasador de la puerta con un sonoro “click”, asegurándose doblemente de que nadie entraría por allí. Luego ocultó la cabeza bajo las sábanas y se mordió con fuerza el labio inferior, esperando con impaciencia y con dolor en el corazón oír los pasos alejándose por el pasillo.
Eyre
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
Nada.
El absoluto silencio fue la única respuesta “Entonces algo muy malo paso”, Matthew paso los dedos por su prolija barba mientras pensaba cual sería la mejor opción. Escuchó entonces como se movía el cerrojo, pero no para abrirlo sino para cerrar la puerta de modo aún más firme. El estafador sonrió “¿De verdad, niña? ¿Tu respuesta es poner pestillo en una puerta… A un ladrón?”
Dejó escapar un suspiro y se alejó, Owens se sonrió y bajo dando pequeños saltitos por la escalera.
-¿Tan rápido de vuelta? – Pregunto la dueña quien había vuelto a limpiar las jarras.
-Parece que nuestro reencuentro tiene algunas complicaciones, pero no se preocupe, es solo cuestión de tiempo – Respondió Matt con mucha confianza.
Salió por la puerta principal y dio la vuelta al edificio, encontró rápidamente la ventana que estaba buscando, al fin y al cabo no era una posada muy grande. Matthew levanto los brazos por arriba de su cabeza, asegurándose de que su espalda se estirara bien “Mira que obligarme a hacer algo como esto, vaya niña” apoyó un pie sobre el marco de la ventana de la planta baja y se impulsó hacía arriba para agarrarse a la parte de arriba.
Tardó tan solo unos segundos en poder colgarse de la ventana de Eyre, por suerte no daba a la calle, sino probablemente alguien hubiese llamado a la guardia “Sería irónico que la única vez que no estoy robando terminara en un calabozo”, pensar en esa posibilidad lo hizo apurarse. Terminó agachado y agarrado a la ventana de la joven hechicera, la abrió y el olor casi lo hace caer desde el primer piso, se sujetó fuerte con una mano mientras que con la otra se apretó la nariz.
- Por todos los… ¡Pero que olor! – Saltó dentro del cuarto y el lugar era… Deprimente. El estafador soltó su nariz al darse cuenta que la situación era mucho peor de lo que había imaginado “¿Qué diantres paso aquí?”. La habitación estaba desordenada, si, pero en realidad el mensaje que reflejaba era de total abandono. En el piso pudo notar comida en descomposición, ropa de Eyre rota, papeles hechos bollos y tirados por todos lados, además no había ni señales del robot - ¿Eyre? – Dijo en un susurro el estafador, como si acabara de entrar en un sitio peligroso.
Tardo un poco en encontrar a la muchacha, estaba acurrucada en la cama, pero las mantas y la hechicera estaban tan sucias que se mimetizaban. Matthew trago saliva, ahora no quedaba la menor duda de que algo más que horrible había pasado, y por la mente del humano, el cual había visto y vivido muchas cosas, surgieron varias posibilidades.
Sin decir una palabra se puso a levantar las cosas del piso, encontró el camisón hecho pedazos, eso reducía el margen de opciones. Tomo todo eso y lo envolvió en una de las sucias sábanas que estaban tiradas por la habitación, luego lo puso fuera de la vista y abrió bien la ventana con la esperanza de que se ventilara un poco el ambiente.
Finalmente, se dirigió al baño, no estaba en mucho mejor estado que el resto “Necesitaremos agua caliente, pero si salgo probablemente volverá a cerrar la habitación”, regreso a donde estaba la muchacha y se sentó a los pies de la cama.
-Eyre… He regresado – Acercó la mano, quería tocarla para que registrara su presencia, pero al mismo tiempo supuso que eso podría generar una mala reacción por parte de la chica. Así que se guardó el gesto para sí mismo “Tienes que ser paciente, esto tendrá que ser con sus tiempos”
El absoluto silencio fue la única respuesta “Entonces algo muy malo paso”, Matthew paso los dedos por su prolija barba mientras pensaba cual sería la mejor opción. Escuchó entonces como se movía el cerrojo, pero no para abrirlo sino para cerrar la puerta de modo aún más firme. El estafador sonrió “¿De verdad, niña? ¿Tu respuesta es poner pestillo en una puerta… A un ladrón?”
Dejó escapar un suspiro y se alejó, Owens se sonrió y bajo dando pequeños saltitos por la escalera.
-¿Tan rápido de vuelta? – Pregunto la dueña quien había vuelto a limpiar las jarras.
-Parece que nuestro reencuentro tiene algunas complicaciones, pero no se preocupe, es solo cuestión de tiempo – Respondió Matt con mucha confianza.
Salió por la puerta principal y dio la vuelta al edificio, encontró rápidamente la ventana que estaba buscando, al fin y al cabo no era una posada muy grande. Matthew levanto los brazos por arriba de su cabeza, asegurándose de que su espalda se estirara bien “Mira que obligarme a hacer algo como esto, vaya niña” apoyó un pie sobre el marco de la ventana de la planta baja y se impulsó hacía arriba para agarrarse a la parte de arriba.
Tardó tan solo unos segundos en poder colgarse de la ventana de Eyre, por suerte no daba a la calle, sino probablemente alguien hubiese llamado a la guardia “Sería irónico que la única vez que no estoy robando terminara en un calabozo”, pensar en esa posibilidad lo hizo apurarse. Terminó agachado y agarrado a la ventana de la joven hechicera, la abrió y el olor casi lo hace caer desde el primer piso, se sujetó fuerte con una mano mientras que con la otra se apretó la nariz.
- Por todos los… ¡Pero que olor! – Saltó dentro del cuarto y el lugar era… Deprimente. El estafador soltó su nariz al darse cuenta que la situación era mucho peor de lo que había imaginado “¿Qué diantres paso aquí?”. La habitación estaba desordenada, si, pero en realidad el mensaje que reflejaba era de total abandono. En el piso pudo notar comida en descomposición, ropa de Eyre rota, papeles hechos bollos y tirados por todos lados, además no había ni señales del robot - ¿Eyre? – Dijo en un susurro el estafador, como si acabara de entrar en un sitio peligroso.
Tardo un poco en encontrar a la muchacha, estaba acurrucada en la cama, pero las mantas y la hechicera estaban tan sucias que se mimetizaban. Matthew trago saliva, ahora no quedaba la menor duda de que algo más que horrible había pasado, y por la mente del humano, el cual había visto y vivido muchas cosas, surgieron varias posibilidades.
Sin decir una palabra se puso a levantar las cosas del piso, encontró el camisón hecho pedazos, eso reducía el margen de opciones. Tomo todo eso y lo envolvió en una de las sucias sábanas que estaban tiradas por la habitación, luego lo puso fuera de la vista y abrió bien la ventana con la esperanza de que se ventilara un poco el ambiente.
Finalmente, se dirigió al baño, no estaba en mucho mejor estado que el resto “Necesitaremos agua caliente, pero si salgo probablemente volverá a cerrar la habitación”, regreso a donde estaba la muchacha y se sentó a los pies de la cama.
-Eyre… He regresado – Acercó la mano, quería tocarla para que registrara su presencia, pero al mismo tiempo supuso que eso podría generar una mala reacción por parte de la chica. Así que se guardó el gesto para sí mismo “Tienes que ser paciente, esto tendrá que ser con sus tiempos”
Matthew Owens
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
Tal como esperaba, el retumbar de los pasos amainó a medida que el humano se alejaba de la puerta. Conociéndolo -o creyendo que lo hacía- Eyre pensó que el sonido del cerrojo había sido suficiente para disuadirlo. Comenzaba a ver a Matthew como un hombre cuya indiferencia hacia los demás le ayudaba a desentenderse de las situaciones molestas. Y, en cierta forma, estaba bien con eso. En ese momento no deseaba inspirarle pena. Prefería ahorrarse la lástima de un hombre que solo era capaz de fingir.
Había logrado su cometido, y aún así una intensa pena le retorció las entrañas. Suspiró. Ya no conseguía entenderse ni siquiera a sí misma.
-Así es mejor... -se dijo- Nadie te herirá si no abres esa puerta.
Y no fue la puerta lo que se abrió. El humano, por una vez, había hablado en serio. Una súbita alegría (¿todavía era capaz de sentir eso?) trepó por su pecho al oír los esfuerzos del otro por llegar hasta la ventana. Sin embargo, ésta pronto fue opacada por una mezcla de emociones tan arrolladora que sintió náuseas. Vergüenza, desdén y rencor. Más aún cuando el moreno atinó a criticar, antes que cualquier otra cosa, el olor del lugar.
La muchacha se arrebujó aún más entre las sábanas y ahogó un sollozo mientras oía cómo el otro andaba por la habitación. Quería verlo y quería aún más echarlo de allí a patadas. Habían pasado tantas cosas... tantos momentos difíciles en lo que lo había necesitado con urgencia... La ausencia de Meitner, el secuestro de Veintitrés, lo de aquel hombre... y él... él simplemente...
-Llegas tarde. -Murmuró con un áspero hilo de voz, sintiendo cómo la bilis le quemaba la garganta.
Flexionó las rodillas para alejar los pies del sitio donde el otro se había sentado, demostrando que no quería tocarlo. Así, permaneció en silencio durante largos segundos, hasta que entendió que ya no podía echarlo y tampoco conseguiría nada quedándose así para siempre. Pero se sentía tan patética, tan ultrajada, que no toleraba la idea de mirarlo a los ojos. Apenas se dignó a deslizar con dedos temblorosos las sábanas para asomarse hasta la nariz, aunque su mirada siempre permaneció pegada a la pared.
Lo poco que se veía de su cabello era un desastre, y la parte visible de su rostro no estaba mejor. Los párpados estaban hinchados, tanto que picaban, y sus ojos y nariz estaban muy rojos, contrastando con la palidez del resto de su piel. Se percató de que estaba temblando y se acurrucó un poco más.
-¿Has venido a buscar tus cosas? Están sobre la mesa. Tómalas y vete. -Rezongó. La soledad y el cansancio habían sacado a flor de piel ese lado hiriente que no sabía que tenía.
Eyre
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
Matthew no sabía con un cien por ciento de seguridad qué había pasado, pero algo le quedaba muy claro, esta no era la chica que él había dejado hace unos pocos días. Cuando se había ido Eyre era una muchacha de una familia bien, prolija, que se preocupaba por como la veían los demás, siempre sonriente y muy charlatana. Frente a él tenía a... Los restos de un ser humano, una cosa que parecía estar en una lucha entre el pedir ayuda y aislarse del mundo.
Contrario a lo que se podría pensar, Owens podía entender esa sensación, claro que nunca admitiría eso “Ni tampoco es momento para hablar de ti. Al menos por una vez la cuestión no tiene que ver contigo Matthew Owens. Concéntrate” notó el movimiento que hizo Eyre para evitar el contacto, había sido acertado el no intentar tocarla.
-Sí, estoy notando eso – El humano vio restos de sangre en las sábanas – Pero aunque me disculpara seguramente eso no enmendaría las cosas ¿Cierto? – “No, no, tonto ¡No es por ahí el camino!” – No debí tardar tanto…
Se movió apenas unos centímetros para estar más cerca de la muchacha, estaba completamente tapada “Parece un pequeño animalito asustado”, la hechicera asomó un poco la cabeza, su cabello era un desastre, de no ser porque Matthew sabia lógicamente que en esa habitación solo podía estar Eyre, probablemente no hubiese creído que eran la misma persona.
-No vine a buscar mis cosas – Y eso era cierto, de hecho siquiera se había acordado que había dejado algo suyo allí – Vine a buscarte a ti –
Se acercó otro poco, no estaba seguro de si la chica estaba vestida bajo las mantas, aunque suponía que sí. No era como si al estafador le preocupara verla desnuda, llegado a ese punto lo único que le preocupaba es ver si estaba bien. Pero ese modo de cubrirse, la ropa rota, la sangre “Probablemente el quitarle la sábana solo la pondría histérica”
Se puso en pie, pero solo para dar un par de pasos y sentarse en el piso a la altura de la cabecera de la cama, apoyando los brazos sobre la misma y finalmente el mentón. Se quedó allí unos minutos, contemplando en silencio la temerosa figura de la joven que alguna vez había sido tan risueña. Se le hizo un nudo en la garganta, era plenamente consciente de que tenía parte de la culpa “Estúpido, imbécil, cretino, mal nacido” todos los insultos le sabían a poco.
-Es tarde para remediar lo que ya paso, pero podemos hacer algo de aquí en más – De entre el revoltijo de sábanas se escapó un mechón de cabello, con mucho cuidado Matthew lo agarro, entrelazándolo con sus dedos – Perdóname, lo siento, lo siento mucho Eyre…-
Se le cortó la voz, aunque no estaba llorando, sus ojos estaban completamente secos, pero su corazón parecía que iba a detenerse en cualquier momento. Había sido testigo del auge de una vida hermosa y llena de oportunidades, y ahora podía ver como todo eso había muerto.
-Bajare en busca de algunos baldes con agua caliente ¿Puedo confiar en que no pondrás todos los muebles de la habitación contra la puerta para evitar que vuelva a entrar? – Hizo una triste sonrisa de medio lado – Es que subirlos por la ventana sería algo… Complicado – Se mordió la lengua, no era momento para tener humor, pero al mismo tiempo sentía que si no hablaba explotaría.
Contrario a lo que se podría pensar, Owens podía entender esa sensación, claro que nunca admitiría eso “Ni tampoco es momento para hablar de ti. Al menos por una vez la cuestión no tiene que ver contigo Matthew Owens. Concéntrate” notó el movimiento que hizo Eyre para evitar el contacto, había sido acertado el no intentar tocarla.
-Sí, estoy notando eso – El humano vio restos de sangre en las sábanas – Pero aunque me disculpara seguramente eso no enmendaría las cosas ¿Cierto? – “No, no, tonto ¡No es por ahí el camino!” – No debí tardar tanto…
Se movió apenas unos centímetros para estar más cerca de la muchacha, estaba completamente tapada “Parece un pequeño animalito asustado”, la hechicera asomó un poco la cabeza, su cabello era un desastre, de no ser porque Matthew sabia lógicamente que en esa habitación solo podía estar Eyre, probablemente no hubiese creído que eran la misma persona.
-No vine a buscar mis cosas – Y eso era cierto, de hecho siquiera se había acordado que había dejado algo suyo allí – Vine a buscarte a ti –
Se acercó otro poco, no estaba seguro de si la chica estaba vestida bajo las mantas, aunque suponía que sí. No era como si al estafador le preocupara verla desnuda, llegado a ese punto lo único que le preocupaba es ver si estaba bien. Pero ese modo de cubrirse, la ropa rota, la sangre “Probablemente el quitarle la sábana solo la pondría histérica”
Se puso en pie, pero solo para dar un par de pasos y sentarse en el piso a la altura de la cabecera de la cama, apoyando los brazos sobre la misma y finalmente el mentón. Se quedó allí unos minutos, contemplando en silencio la temerosa figura de la joven que alguna vez había sido tan risueña. Se le hizo un nudo en la garganta, era plenamente consciente de que tenía parte de la culpa “Estúpido, imbécil, cretino, mal nacido” todos los insultos le sabían a poco.
-Es tarde para remediar lo que ya paso, pero podemos hacer algo de aquí en más – De entre el revoltijo de sábanas se escapó un mechón de cabello, con mucho cuidado Matthew lo agarro, entrelazándolo con sus dedos – Perdóname, lo siento, lo siento mucho Eyre…-
Se le cortó la voz, aunque no estaba llorando, sus ojos estaban completamente secos, pero su corazón parecía que iba a detenerse en cualquier momento. Había sido testigo del auge de una vida hermosa y llena de oportunidades, y ahora podía ver como todo eso había muerto.
-Bajare en busca de algunos baldes con agua caliente ¿Puedo confiar en que no pondrás todos los muebles de la habitación contra la puerta para evitar que vuelva a entrar? – Hizo una triste sonrisa de medio lado – Es que subirlos por la ventana sería algo… Complicado – Se mordió la lengua, no era momento para tener humor, pero al mismo tiempo sentía que si no hablaba explotaría.
Matthew Owens
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
Sabía que no había ido allí para buscar sus pertenencias. De hecho, sobre la mesa no había más que fruslerías inútiles que bien podría haber dejado atrás sin siquiera pensar en ellas. Había dicho aquello para expulsar parte de su enojo, para meterle el dedo en la llaga, aunque de poco y nada servía desquitarse con él. No entendía por qué, pero cada vez estaba más enojada; sentir la lástima ajena y ser consciente de la delicadeza con que era tratada le daban ganas de pegarle una bofetada. Le molestaba la manera en que reaccionaba... a pesar de que no sabía qué esperar de él en concreto. ¿Indignación? ¿Sorpresa? ¿Enojo? Cualquier reacción posible resultaba incorrecta ante su estado emocional. El único consuelo que serviría era retroceder en el tiempo, y sabía que, pese a tener toda la magia del mundo en sus manos, aquel era un acto imposible.
Sentirlo cerca sólo empeoraba la maraña de pensamientos que asolaba su mente. “Tócame”, pensaba durante un momento, sintiendo que necesitaba un contacto amable sobre su piel. “Aléjate”, se arrepentía al instante, cuando pensaba en que volvería a experimentar el ponzoñoso asco de ser manoseada por un hombre. Por mucho que se bañara, por mucho que fregara su piel histéricamente con la esponja y con las uñas, no lograba volver a sentirse limpia. Las manos de Gerrit Nephgerd le habían causado marcas peores que los moretones que cubrían su espalda baja o los arañazos que trazaban gruesas líneas en su cuello; las peores heridas eran invisibles y le abrazaban todo el cuerpo, desde la cabeza hasta los pies, e incluso iban más allá de su físico.
-¿Lo que ya pasó? -Su voz se quebraba con cada sílaba; el llanto, el mutismo forzoso y el nudo en la garganta contribuían a causarle un dolor punzante justo en el centro del cuello- ¡¡No tienes idea de lo que pasó!! -Gruñó, encorvándose hasta pegar la frente contra la fría pared. Con los dientes apretados, siseó furiosa:
-Yo lo siento más.
La mención del agua caliente logró acallarla por un instante. La única vez que había intentado limpiarse lo hizo con agua fría y, tras esto, había ido a meterse directamente en la cama sin siquiera molestarse en secarse, por ello las sábanas también olían, entre otras cosas, a humedad, y bajo éstas yacía desnuda. Caviló durante un instante hasta decidir que aquella era una concesión necesaria; si bien una parte de ella deseaba desaparecer de ese mundo, otra muy pequeña la instaba a luchar por intentar estar un poco mejor.
-...Haz lo que quieras. -Accedió antes de volver a cubrirse el rostro.
Eyre
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
Odio y desprecio, esos eran sentimientos con los que Matthew si podía manejarse, el rechazo de la muchacha era casi palpable, se lo demostraba con cada reacción de su cuerpo, con cada palabra que le negaba. El estafador no veía sentido alguno en reprochárselo, pocas veces en su vida había estado tan seguro de que lo mejor que podía hacer era rendirse ante las consecuencias de sus actos.
Tampoco le discutió cuando aseguro que no la entendía “¿Qué podrías decirle? ¿Qué sabes bien lo que se siente?” un escalofrío le recorrió la espalda cuando viejos recuerdos resurgieron desde un rincón muy oscuro de su mente, recuerdos que se suponía ya había dejado atrás “Hipócrita ¿Y tú le hablas sobre dejar lo que ya paso en el pasado?”
Al menos el “Haz lo que quieras” era una buena señal, Matt levantó la cabeza.
-Bien, entonces iré a por agua – Se levantó y fue hacia la puerta, dudo un instante – Regresare en seguida – No tenía mucho sentido decir eso último, pero el estafador lo sintió necesario, quería reafirmar que todo estaría bien “¿Se lo reafirmo a ella o me lo aclaro a mí?” Movió la traba y giro la llave, cerró la puerta antes de dirigirse con grandes zancadas nuevamente a la escalera y bajando hasta la sala común.
La dueña se lo quedo mirando cómo sin entender, miro la puerta principal, luego a Matt.
-Pero… ¿Cómo? –
-Ahora no, necesito agua caliente, dos baldes… ¡No! Que sean cuatro –
-¿Pero qué…? ¿Qué le paso a mi habitación? ¿Por qué…? – Matthew puso suficiente dinero sobre la mesa como para que la mujer cerrara la boca de inmediato y no hiciera más preguntas. Le hizo un gesto para que la acompañara, atrás de la barra estaba la cocina y en ella habían varias ollas con agua caliente lista no solo para clientes sino para comidas y demás cosas – Agarra los que necesites –
-Gracias – Owens se arremango y agarro dos baldes, los lleno hasta el tope y salió raudo hacía la habitación, cuando llego rogó que Eyre hubiese cumplido su palabra. Dejo el agua y abrió la puerta, por suerte para él la muchacha no había vuelto a trabarla.
Paso de largo y dejo los baldes en el baño, luego volvió a bajar y repitió todo el proceso, cuando terminó volvió a cerrar la habitación tal como estaba antes. Respiraba algo agitado producto de las subidas y las bajadas, pero se sentía bien, Matthew sentía que al menos estaba haciendo algo para ser útil.
Producto del agua caliente todo el baño se había llenado de vapor, Owens se arremango aún más la camisa ya que el calor que se sentía allí adentro era intenso, hacía que el pelo se le pegara en la frente y que pequeñas gotas resbalaran por su nariz.
-Esto debería ser suficiente – Había una palangana muy grande que servía para que hicieran un baño de inmersión de ser necesario, y de tener el dinero para poder pagar tanta agua. Matt tiro dos de los baldes y luego saco una pastilla de jabón de su bolsillo, la tiro al baño y movió un poco el agua con la mano para hacer que se disolviera bien – Esta listo – Dijo en voz alta para que Eyre escuchara.
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Tampoco le discutió cuando aseguro que no la entendía “¿Qué podrías decirle? ¿Qué sabes bien lo que se siente?” un escalofrío le recorrió la espalda cuando viejos recuerdos resurgieron desde un rincón muy oscuro de su mente, recuerdos que se suponía ya había dejado atrás “Hipócrita ¿Y tú le hablas sobre dejar lo que ya paso en el pasado?”
Al menos el “Haz lo que quieras” era una buena señal, Matt levantó la cabeza.
-Bien, entonces iré a por agua – Se levantó y fue hacia la puerta, dudo un instante – Regresare en seguida – No tenía mucho sentido decir eso último, pero el estafador lo sintió necesario, quería reafirmar que todo estaría bien “¿Se lo reafirmo a ella o me lo aclaro a mí?” Movió la traba y giro la llave, cerró la puerta antes de dirigirse con grandes zancadas nuevamente a la escalera y bajando hasta la sala común.
La dueña se lo quedo mirando cómo sin entender, miro la puerta principal, luego a Matt.
-Pero… ¿Cómo? –
-Ahora no, necesito agua caliente, dos baldes… ¡No! Que sean cuatro –
-¿Pero qué…? ¿Qué le paso a mi habitación? ¿Por qué…? – Matthew puso suficiente dinero sobre la mesa como para que la mujer cerrara la boca de inmediato y no hiciera más preguntas. Le hizo un gesto para que la acompañara, atrás de la barra estaba la cocina y en ella habían varias ollas con agua caliente lista no solo para clientes sino para comidas y demás cosas – Agarra los que necesites –
-Gracias – Owens se arremango y agarro dos baldes, los lleno hasta el tope y salió raudo hacía la habitación, cuando llego rogó que Eyre hubiese cumplido su palabra. Dejo el agua y abrió la puerta, por suerte para él la muchacha no había vuelto a trabarla.
Paso de largo y dejo los baldes en el baño, luego volvió a bajar y repitió todo el proceso, cuando terminó volvió a cerrar la habitación tal como estaba antes. Respiraba algo agitado producto de las subidas y las bajadas, pero se sentía bien, Matthew sentía que al menos estaba haciendo algo para ser útil.
Producto del agua caliente todo el baño se había llenado de vapor, Owens se arremango aún más la camisa ya que el calor que se sentía allí adentro era intenso, hacía que el pelo se le pegara en la frente y que pequeñas gotas resbalaran por su nariz.
-Esto debería ser suficiente – Había una palangana muy grande que servía para que hicieran un baño de inmersión de ser necesario, y de tener el dinero para poder pagar tanta agua. Matt tiro dos de los baldes y luego saco una pastilla de jabón de su bolsillo, la tiro al baño y movió un poco el agua con la mano para hacer que se disolviera bien – Esta listo – Dijo en voz alta para que Eyre escuchara.
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Matthew Owens
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
El humano se fue y la bruja volvió a quedarse sola. Su breve aparición había sido suficiente para desacostumbrarse a la soledad. Ahora, ese silencio que tanto había aceptado se sentía una vez más como la peor de las torturas. Eyre se llevó las manos al pecho e intentó espantar el horrible presentimiento de que ya no oiría los pasos de Matthew regresar. Si se había marchado una vez, ¿qué le impedía hacerlo de nuevo?
Pero no solo no escapó, sino que hizo dos viajes antes de regresar a la habitación. La joven llegó a preguntarse si acaso se había quedado dormida y todo eso era producto de un sueño. Gracias al ventanal abierto, la habitación comenzaba a ventilarse y el mal olor era suplantado por la suave y conocida fragancia del jabón curativo. ¿Quizás había muerto? Temió abrir los ojos pero, cuando lo hizo, todo permaneció igual.
No pensó que levantarse le costaría semejante esfuerzo. Tras tanto tiempo acostada la espalda le dolía horrores, y fue un suplicio sentarse a causa del penetrante dolor que continuaba sintiendo allá donde el rubio la había mancillado. Cuando se puso de pie un intenso mareo la obligó a apoyarse en la pared; no podía ser de otra manera, dado que hacía casi dos días enteros que no probaba bocado.
Arrebujada entre las sucias sábanas caminó lentamente hacia el baño. Cuando entró, el vapor la golpeó como un puñetazo y sintió que el mundo giró vertiginosamente en torno a su cabeza. Se recargó en el umbral de la puerta y permaneció allí durante un momento, cavilante, hasta que soltó la tela y ésta se deslizó suavemente hasta terminar a sus pies.
Dos días atrás, mostrarse desnuda frente a Matthew Owens habría sido motivo del más absoluto escándalo. Ahora... ahora simplemente no importaba. Su cuerpo había sido ultrajado y, con él, su honor, su honra y su dignidad; no sentía la necesidad de ocultar aquello que se había convertido en poco más que un juguete de usar y tirar. Además, muy en lo profundo, deseaba que Matthew viese con sus propios ojos en lo que se había convertido durante su ausencia. Una parte suya quería hacerlo sufrir por ello, nombrarlo como el segundo culpable de su destino.
Caminó tambaleante hasta la bañera y se introdujo en ésta sin atisbo de placer en el rostro, sumergiéndose con la vista clavada en sus pies. Rápidamente comenzó a sentir cómo los moretones y arañazos comenzaban a desaparecer, siendo lo último en menguar el dolor en la zona pélvica. Pero había un sufrimiento más profundo que ese jabón no podía curar. Tomó aire y lentamente se deslizó hacia adelante hasta sumergirse entera en el agua; sólo sus oscuros rizos permanecieron a flote en la superficie. Pasaron los segundos y los minutos, hasta que sus ardientes pulmones se contrajeron dolorosamente en búsqueda del preciado oxígeno.
Cuando emergió, se abrazó las rodillas y apoyó la mejilla sobre éstas, dignándose, por primera vez luego de todo ese tiempo, a mirar a Matthew a los ojos.
Eyre
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
Ver el cuerpo desnudo de Eyre causo un profundo dolor en el humano, aún así no apartó la vista, la muchacha quería castigarlo y Owens aceptaba el castigo. Recorrió con los ojos cada marca, cada moretón y cada rasguño, tenía en claro que quien hubiese hecho eso era un verdadero animal, como los había muchos en el mundo, Matthew había conocido a varios…
Vio que le costaba caminar, pero prefirió no ofrecerse a ayudarla, suponía que el contacto aún le resultaría desagradable, tal como había demostrado en la cama. Dejo que se acomodara en el agua, que sintiera el agua caliente y que respirada el hermoso perfume del jabón. Matthew aún recordaba cómo había conseguido esos jabones, había sido durante la festividad a la que había asistido con Eyre, poco después de conocerla. Ella había ido engañada pensando que eran solo bailes y comida, y cuando Matt la llevo hacía la parte de los baños… Se había enojado mucho, y el estafador se había reído como pocas veces en su vida.
Movió el agua con las manos para que los poderes curativos del jabón se esparcieran lo más posible, cuando la joven salió del agua por fin le dirigió la mirada. Owens hubiese preferido que le gritara, que lo insultara y lo golpeara, cualquier cosa era mejor que soportar esa mirada. Pero había decidido que aceptaría la culpa, así que la miro a los ojos durante largos minutos.
-Deja que te ayude – Dijo y agarró un pedazo de tela limpia que había colgado en el baño, lo mojó bien y con cuidado lo paso por la espalda de la chica, evitando que hubiese demasiado contacto – Cuando termines con esto creo que deberías comer algo, puedo ir a buscarlo si quieres – Enjuago la tela y siguió por los hombros, pero no se atrevió a ir mucho más allá de eso, no sin el permiso de Eyre.
Luego se puso en pie y fue hacía la habitación, sacó las sábanas que quedaban en la cama, era imposible que siguiera usando eso para dormir. La puso junto con el resto de las cosas que había encontrado cuando llego, lo saco al pasillo y cerró la puerta, si la dueña del establecimiento era lista no haría preguntas al respecto.
Volvió con la hechicera y se arrodillo nuevamente junto a la bañera.
-Tendremos que hacer algo con ese pelo ¿No crees? – Agarró las puntas y empezó a refregar con cuidado de no tirar, paso los dedos en un intento de peinarlo pero al no ser lacio y no haberlo cepillado en varios días el resultado era desastroso - ¿Qué te parece si lo cortamos? -
Claramente Matt no haría nada que la muchacha no quisiera, pero estaba bastante seguro que no lograrían deshacer esos nudos, y... Quizás un cambio era bueno, dadas las circunstancias "A mi me funcionó" pensó el estafador.
Vio que le costaba caminar, pero prefirió no ofrecerse a ayudarla, suponía que el contacto aún le resultaría desagradable, tal como había demostrado en la cama. Dejo que se acomodara en el agua, que sintiera el agua caliente y que respirada el hermoso perfume del jabón. Matthew aún recordaba cómo había conseguido esos jabones, había sido durante la festividad a la que había asistido con Eyre, poco después de conocerla. Ella había ido engañada pensando que eran solo bailes y comida, y cuando Matt la llevo hacía la parte de los baños… Se había enojado mucho, y el estafador se había reído como pocas veces en su vida.
Movió el agua con las manos para que los poderes curativos del jabón se esparcieran lo más posible, cuando la joven salió del agua por fin le dirigió la mirada. Owens hubiese preferido que le gritara, que lo insultara y lo golpeara, cualquier cosa era mejor que soportar esa mirada. Pero había decidido que aceptaría la culpa, así que la miro a los ojos durante largos minutos.
-Deja que te ayude – Dijo y agarró un pedazo de tela limpia que había colgado en el baño, lo mojó bien y con cuidado lo paso por la espalda de la chica, evitando que hubiese demasiado contacto – Cuando termines con esto creo que deberías comer algo, puedo ir a buscarlo si quieres – Enjuago la tela y siguió por los hombros, pero no se atrevió a ir mucho más allá de eso, no sin el permiso de Eyre.
Luego se puso en pie y fue hacía la habitación, sacó las sábanas que quedaban en la cama, era imposible que siguiera usando eso para dormir. La puso junto con el resto de las cosas que había encontrado cuando llego, lo saco al pasillo y cerró la puerta, si la dueña del establecimiento era lista no haría preguntas al respecto.
Volvió con la hechicera y se arrodillo nuevamente junto a la bañera.
-Tendremos que hacer algo con ese pelo ¿No crees? – Agarró las puntas y empezó a refregar con cuidado de no tirar, paso los dedos en un intento de peinarlo pero al no ser lacio y no haberlo cepillado en varios días el resultado era desastroso - ¿Qué te parece si lo cortamos? -
Claramente Matt no haría nada que la muchacha no quisiera, pero estaba bastante seguro que no lograrían deshacer esos nudos, y... Quizás un cambio era bueno, dadas las circunstancias "A mi me funcionó" pensó el estafador.
Matthew Owens
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
El contacto cálido y húmedo del paño sobre sus hombros le arrancó una suerte de gruñido al tiempo en que se movía hacia adelante. Pese a no haber hecho nada para evitarlo no estaba preparada para aquello, aunque, con el pasar de los segundos, terminó relajándose lo suficiente como para aflojar la tensión en sus hombros y volver a recargar la espalda contra el borde de la bañera.
Matthew Owens estaba limpiándole la espalda y su corazón no convulsionaba de alegría. ¿Tanto había cambiado en los últimos dos días?
Se dejó hacer mientras observaba las pequeñas olas que formaba el agua en torno a su cuerpo. No quería cerrar los ojos, dado que si lo hacía mientras sentía cómo el paño acariciaba su espalda, recordaba inmediatamente las grandes y ásperas manos del brujo quemándole la piel como un hierro candente. Lo peor, comenzaba a pensar, era que él no solo le había pegado. De haber usado únicamente violencia, todo habría sido más fácil. El condenado también la había acariciado y besado con la dulzura de un hombre bueno, ensuciando también esos gestos para el resto de su vida. Temía que no llegara el día en que pudiera disociar el cariño de la idea de un inmediato ultraje.
-No quiero. -Masculló, refiriéndose a la comida. Acceder a limpiarse había sido un avance demasiado grande, y ahora se encontraba exhausta.
El otro se levantó y regresó a la habitación. Ella, mientras tanto, acariciaba su piel ahora sana y oía atentamente cada paso que era amortiguado en la alfombra. Alzó apenas la cabeza para espiar por el hueco de la puerta entreabierta, pero pronto volvió a agacharla cuando el moreno regresó al baño.
-Mi... ¿pelo? -Frunció el entrecejo cuando se percató de la manera en que intentaba peinarla. “No me toques”, quiso decirle, “estoy sucia”, pero no se animó. Sus pómulos se tiñeron de carmín al reparar en cuán desastrosa era esa melena por la que tanto orgullo sentía antes. El cabello tardaba meses en crecer, meses en que seguiría sintiéndose inmunda. Había comprobado que no podía arrancarse la piel; quizás... quizás él tenía razón. Quizás con el cabello era suficiente.
Se encogió de hombros antes de quitar sus rizos de las manos ajenos con un ademán quedo y gentil. Apretó los mechones entre sus puños y los miró largamente, como si se estuviera despidiendo de ellos.
-Si sabes maquillar... supongo que sabes cortar el pelo, ¿no?
En otro momento habría reído. Ahora apenas se dignó a torcer la comisura de los labios en lo más parecido que pudo lograr a una sonrisa.
Eyre
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
En algunas cosas lograba progresar, en otras aún era muy pronto. Matthew no le discutió cuando dijo que no quería comer, estaba seguro que era cuestión de tiempo "Yo estuve varios días así, y costo varios intentos... Esto recién empieza". Dejó que Eyre se tomara su tiempo para pensar lo del pelo, una vez que comenzaran a cortar ya no habría vuelta atrás.
-Aún no has descubierto siquiera la mitad de mis talentos - Intentó atenuar un poco el ambiente. Probablemente no funcionaría, pero era necesario, para Matt era necesario, esta atmósfera tan cargada lo hacia sentir oprimido, tenso, el único modo que conocía para liberar tanto agobio era a través del humor - Suelo cortar mi propio cabello ¿Eso no te tranquiliza?
Aunque eran imperceptibles, Matthew llevaba siempre en su cinturón dos dagas, por medio de un hechizo había logrado que fueran invisibles. Sacó uno de los cuchillos y con la mano libre acomodo el cabello de Eyre por fuera de la bañera. Viéndolo de modo más completo evaluó cuanto tendría que cortar, llego a la conclusión de que la parte de abajo era irrecuperable.
-Una vez que lo tengas corto ya no querrás volver atrás, es demasiado cómodo - Ya que la muchacha no hablaba mucho, Owens buscaba temas que pudieran llenar el espacio en esa silenciosa habitación - Yo lo lleve corto durante... Creo que desde que era muy pequeño hasta mis quince o algo similar. Durante los años que estuve con mi Maestro... él era muy exigente, decía que el cabello solo molestaba el momento de trabajar -
Mientras hablaba iba cortando pequeños mechones, primero de forma desprolija, quitando los nudos más abultados, y una vez que termino con eso, comenzó con los detalles.
-En su momento me resultaba muy molesto, pero a medida que pasan los años empiezo a entender qué es lo que quería decir -
Cuando termino de cortar apoyo la mano izquierda en la frente de la hechicera, solo la punta de los dedos, y la insto a que tirara la cabeza hacia atrás, apoyando la nuca en el borde de la bañera. Luego agarró uno de los baldes y lentamente tiro el agua, asegurándose de que no le cayera en los ojos. El hombre se dio cuenta en ese momento que nunca los cerraba, quedaron frente a frente nuevamente y le dedicó una sonrisa triste.
-Sé que me dirás que no te importa, pero creo que te quedara muy bien - Paso los dedos por el ahora corto cabello de Eyre, intentando que se salieran todos los mechones que había cortado - Buscare algo para que te pongas - Dejó a la muchacha sola de nuevo en el baño y fue en busca de su mochila, la dio vuelta sobre la mesa pero no tenía nada que fuera acorde para una mujer. Al final se decidió por una camisa y un pantalón suyo, fue al baño y los colgó ya que el piso estaba mojado - Te quedará enorme, pero esto es mejor que nada, y al menos están limpias -
Se acercó a la tina y extendió una mano hacía la muchacha para ayudarla a salir.
-Aún no has descubierto siquiera la mitad de mis talentos - Intentó atenuar un poco el ambiente. Probablemente no funcionaría, pero era necesario, para Matt era necesario, esta atmósfera tan cargada lo hacia sentir oprimido, tenso, el único modo que conocía para liberar tanto agobio era a través del humor - Suelo cortar mi propio cabello ¿Eso no te tranquiliza?
Aunque eran imperceptibles, Matthew llevaba siempre en su cinturón dos dagas, por medio de un hechizo había logrado que fueran invisibles. Sacó uno de los cuchillos y con la mano libre acomodo el cabello de Eyre por fuera de la bañera. Viéndolo de modo más completo evaluó cuanto tendría que cortar, llego a la conclusión de que la parte de abajo era irrecuperable.
-Una vez que lo tengas corto ya no querrás volver atrás, es demasiado cómodo - Ya que la muchacha no hablaba mucho, Owens buscaba temas que pudieran llenar el espacio en esa silenciosa habitación - Yo lo lleve corto durante... Creo que desde que era muy pequeño hasta mis quince o algo similar. Durante los años que estuve con mi Maestro... él era muy exigente, decía que el cabello solo molestaba el momento de trabajar -
Mientras hablaba iba cortando pequeños mechones, primero de forma desprolija, quitando los nudos más abultados, y una vez que termino con eso, comenzó con los detalles.
-En su momento me resultaba muy molesto, pero a medida que pasan los años empiezo a entender qué es lo que quería decir -
Cuando termino de cortar apoyo la mano izquierda en la frente de la hechicera, solo la punta de los dedos, y la insto a que tirara la cabeza hacia atrás, apoyando la nuca en el borde de la bañera. Luego agarró uno de los baldes y lentamente tiro el agua, asegurándose de que no le cayera en los ojos. El hombre se dio cuenta en ese momento que nunca los cerraba, quedaron frente a frente nuevamente y le dedicó una sonrisa triste.
-Sé que me dirás que no te importa, pero creo que te quedara muy bien - Paso los dedos por el ahora corto cabello de Eyre, intentando que se salieran todos los mechones que había cortado - Buscare algo para que te pongas - Dejó a la muchacha sola de nuevo en el baño y fue en busca de su mochila, la dio vuelta sobre la mesa pero no tenía nada que fuera acorde para una mujer. Al final se decidió por una camisa y un pantalón suyo, fue al baño y los colgó ya que el piso estaba mojado - Te quedará enorme, pero esto es mejor que nada, y al menos están limpias -
Se acercó a la tina y extendió una mano hacía la muchacha para ayudarla a salir.
Matthew Owens
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
La voz de Matthew era tan amable y apaciguadora como la intención que vibraba intrínseca en cada una de sus palabras. Su historia, y el hecho de que estuviera contándole algo sobre su propia vida, conseguía abstraerla, al menos por un momento, del tormento constante que asolaba su cabeza. Sentía que realmente debía prestarle la debida atención, ya que tener acceso a detalles así era muy raro cuando se estaba junto a alguien como el moreno.
Inhaló profusamente y apretó los dientes cuando sintió el primer tirón, seguido por el característico sonido del mechón cortándose y la siguiente liberación en la presión de su cuero cabelludo. Pensó en cuánto había cuidado su cabello desde hacía años; viviendo una infancia como la suya, no tenía precisamente muchas cosas más entretenidas para hacer. Recordó cómo su nana le hacía hermosas trenzas mientras ella le leía uno de sus libros, o la manera en que su madre se lo cepillaba con cariño antes de ir a dormir.
Ahora, más que nunca, sentía que no merecía volverlas a ver. No después de haberse marchado, no después de lo que había pasado. Prefería ser recordada como la niña que era antes de partir y que jamás averiguaran en lo que se había convertido.
Volvió a prestar atención al mayor cuando la instó gentilmente a echar la cabeza hacia atrás. Sus miradas se cruzaron y ella lo observó largamente. Había algo nuevo en su expresión. Algo... más genuino. Era extraño verlo sin la constante máscara de la falsa sonrisa galante. De pronto se sintió como si supiera un secreto que nadie más sabía, como si hubiese ganado el privilegio de ver la verdadera cara de Matthew Owens, y lo atesoró como un recuerdo invaluable y agridulce. Era una cara triste... pero al menos era real.
El agua arrastró los restos de cabello y, con éstos, una pequeña parte de su desdicha. Ciertamente se sentía liberador aunque, claro, nunca tanto como le habría gustado. Al volver a quedarse sola se llevó las manos a la cabeza y palpó con extrañeza la suave textura de las puntas recién cortadas. Luego, desde la frente, hundió los dedos en la naciente del pelo y se peinó hacia atrás, descubriendo cuán rápido se quedaba sin cabello que peinar. Tragó saliva, nerviosa, y cuando el mayor regresó dijo con una suerte de tono jocoso:
-Por favor, dime que no me veo igual que tú.
Aceptó la mano del hombre mientras con la otra intentaba sin demasiado esfuerzo taparse los pechos, más por costumbre que por pudor. Poco a poco salía de su alienamiento; la interacción, el agua caliente y, ahora, la carencia de dolor físico, contribuían a levantarle el ánimo en pequeña medida. Pero algo seguía molestándola.
-Nunca me contaste sobre tu maestro. -Aún parada en la tina, apretó con fuerza la mano ajena. Su tono era tenue y constante, pero en su mirada brillaba la chispa del miedo y la acusación.- Podrías hablarme más de esa época en otro momento...
¿O acaso volverás a irte?
Eyre
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
Poco a poco el ambiente se había vuelto más íntimo, mucho más personal y hasta un poco relajado. Matt no podía recordar cuando había sido la última vez que había mantenido una atmósfera semejante con alguien más. El corazón del estafador dio un vuelco al darse cuenta de lo que estaba pasando “Maldición, ya estas viejo para estas cosas, Matthew. No eres un adolescente enamoradizo”, pero tenía que admitir que la situación lo ponía algo nervioso, y al mismo tiempo una parte de su consciencia le decía que no era ni el momento ni el lugar para pensar en eso.
-Dije que era bueno cortando el pelo, pero tampoco hago milagros – Respondió bromista Owens – Una perfección semejante solo se logra una vez – La agarró con firmeza y mantuvo la mirada en sus ojos por una cuestión de respeto “Hay que admitir que sus ojos son muy hermosos”, los espantosos acontecimientos le habían dado un estilo más frío y perspicaz a su mirada, muy a su pesar Matthew tenía que admitir que eso le resultaba sumamente atractivo.
-… - Se quedó en silencio cuando mencionó lo de su Maestro, bajó la mirada, se sentía avergonzado – No suelo hablar mucho de él, no me… Gusta recordar esos años – Apretó los labios y agregó – Era ceramista –
Iba a agregar más datos, pero Eyre lo detuvo, al sentir el apretón en su mano volvió a mirarla a los ojos. Durante un segundo junto sus cejas en un gesto de dolor, ese había sido un golpe bajo y ambos lo sabían. A Matt se le hizo un nudo en la garganta “¿Por qué eres tan cruel conmigo?”, la pregunta pareció reflejarse y regresar a él como si de una pelota se tratara ¿Cuántas veces había escuchado cosas similares a lo largo de su vida? Muchas más de las que podría admitir.
-¿Acaso quieres que me quede? – Le devolvió la pregunta el estafador, lo preguntaba con sinceridad, no con intenciones de evadirse, sentía un profundo interés por saber qué era lo que pensaba Eyre sobre él - ¿Qué es mi presencia para ti?
Probablemente estaba siendo injusto, no era momento de cuestionar los motivos que pudiera tener la joven hechicera para decir lo que había dicho. Apoyo la mano libre en la cabeza de la chica, acariciando su cabello que había vuelto a ser suave y delicado “Así como ella debería ser”
-No me iré a ningún lado. Dentro de unos días estarás tan harta de tenerme cerca de ti que correrás hasta el puerto y tomaras el primer barco que te lleve lejos de aquí – Se dio la vuelta y agarró la camisa, la paso por la cabeza de Eyre y volvió a sonreírle – Te lo aseguro – Abrocho los botones de arriba de la prenda, y tal como había imaginado le quedaba gigante – Te queda como un camisón, tendré que comprarte algo de ropa con urgencia -
-Dije que era bueno cortando el pelo, pero tampoco hago milagros – Respondió bromista Owens – Una perfección semejante solo se logra una vez – La agarró con firmeza y mantuvo la mirada en sus ojos por una cuestión de respeto “Hay que admitir que sus ojos son muy hermosos”, los espantosos acontecimientos le habían dado un estilo más frío y perspicaz a su mirada, muy a su pesar Matthew tenía que admitir que eso le resultaba sumamente atractivo.
-… - Se quedó en silencio cuando mencionó lo de su Maestro, bajó la mirada, se sentía avergonzado – No suelo hablar mucho de él, no me… Gusta recordar esos años – Apretó los labios y agregó – Era ceramista –
Iba a agregar más datos, pero Eyre lo detuvo, al sentir el apretón en su mano volvió a mirarla a los ojos. Durante un segundo junto sus cejas en un gesto de dolor, ese había sido un golpe bajo y ambos lo sabían. A Matt se le hizo un nudo en la garganta “¿Por qué eres tan cruel conmigo?”, la pregunta pareció reflejarse y regresar a él como si de una pelota se tratara ¿Cuántas veces había escuchado cosas similares a lo largo de su vida? Muchas más de las que podría admitir.
-¿Acaso quieres que me quede? – Le devolvió la pregunta el estafador, lo preguntaba con sinceridad, no con intenciones de evadirse, sentía un profundo interés por saber qué era lo que pensaba Eyre sobre él - ¿Qué es mi presencia para ti?
Probablemente estaba siendo injusto, no era momento de cuestionar los motivos que pudiera tener la joven hechicera para decir lo que había dicho. Apoyo la mano libre en la cabeza de la chica, acariciando su cabello que había vuelto a ser suave y delicado “Así como ella debería ser”
-No me iré a ningún lado. Dentro de unos días estarás tan harta de tenerme cerca de ti que correrás hasta el puerto y tomaras el primer barco que te lleve lejos de aquí – Se dio la vuelta y agarró la camisa, la paso por la cabeza de Eyre y volvió a sonreírle – Te lo aseguro – Abrocho los botones de arriba de la prenda, y tal como había imaginado le quedaba gigante – Te queda como un camisón, tendré que comprarte algo de ropa con urgencia -
Matthew Owens
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
La joven frunció el entrecejo y miró hacia un costado cuando recibió, como respuesta a su pregunta, más preguntas. “Eres un cobarde”, pensó con recelo, pero pronto se dio cuenta de que ella también lo era. No quería responder. No sabía cómo hacerlo. ¿Por qué debía? ¿Acaso no era obvio? Al principio lo detestaba; era difícil no enfadarse continuamente con la faceta falsa y despreocupada de aquel hombre. Pero poco a poco, con el pasar de los días, las fugaces apariciones de su verdadera personalidad la habían deslumbrado hasta envolverla y engatusarla, convirtiendo al humano en el inesperado objetivo de sus pensamientos a lo largo del día. Le molestaba que no fuera mutuo, dado que Matthew vivía su propia vida, iba y venía cuando le daba la gana y ella, después de todo, aún se comportaba como una niña dependiente.
Al final, había terminado acostumbrándose tanto a la presencia del otro que sus ausencias se tornaban demasiado notables, por no hablar de la última, que había terminado por causarle más decepción de la que podía tolerar. No quería volver a pasar por lo mismo.
Apretó los labios y agachó la cabeza ante el contacto de la mano impropia. Afortunadamente él volvió a romper el silencio, esta vez con una respuesta de verdad... o, bueno, más o menos. Seguía sonando como una evasión. ¿Por qué tenían que cansarse el uno del otro? ¿Por qué el único final posible en su historia era separar sus caminos? No era la primera vez que notaba que Matthew tenía problemas para permanecer junto a los demás. Intentaba comprenderlo, pero era incapaz de entender qué podía ocurrirle a alguien para que su mejor manera de defenderse fuese acabar siempre solo.
O... quizás no era tan incapaz. Recordó que un rato atrás había deseado quedarse encerrada en esa habitación para siempre, y entonces creyó comprenderlo un poco mejor.
-Tú no me necesitas. -Dijo por lo bajo luego de permitir que la ayudase con la camisa. Después, con suavidad, apartó las manos ajenas para ser ella quien continuara abrochando los botones- Y yo ya no te necesito a ti... -“O al menos no quiero necesitarte”, finalizó para sí misma. El peor momento había pasado y él había llegado demasiado tarde, cuando ya ni siquiera esperaba su presencia.
Salió con cuidado de la tina y sacudió los pies para quitarse las gotas que cosquilleaban bajando por sus piernas. Nunca se había puesto una camisa hasta entonces, y le sorprendió notar cuán cómoda y libre se sentía con ella. Ya que le llegaba poco más arriba de las rodillas, decidió que se pondría el pantalón una vez se hubiese secado bien.
-No quiero obligarte a estar conmigo. -continuó- Tampoco quiero que me tengas lástima. -se cruzó de brazos y bajó la mirada hasta sus pies, el agua del piso estaba fría- Me gustaría saber que te quedas a mi lado porque realmente quieres, como... como yo contigo. Y agradezco tu ayuda, Matthew, pero si al final te vas a ir... -masculló- preferiría que lo hicieras ahora. Ya sabes, para ir acostumbrándome.
-Necesito saber si, de volver a pasar algo... puedo contar contigo o no.
Eyre
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
“Tú no me necesitas” dijo la muchacha, no fue una pregunta, era una afirmación y Matthew no hizo nada por negarlo, el humano consideraba que tenía razón, que si Eyre desaparecía en ese mismo momento él podría seguir con su vida. ¿Por qué? Porque ya había pasado por mucho, quizás para la hechicera este fuera el primer amor, esos que parece que duraran para siempre. Pero Owens ya había pasado por eso, ya había tenido varios de esos amores de para toda la vida, y sabia también que nunca eran lo que decían ser.
Una vocecita en su cabeza decía "¿Ahora también te mientes a ti mismo?"
“Yo ya no te necesito a ti” el dolor en el pecho se hizo sentir, tontamente Matt había pensado que su respuesta sería otra, unos días atrás la oración sin duda hubiese sido diferente. Nuevamente bajo la mirada, aceptando los golpes verbales de la joven, todo castigo parecía poco a comparación de lo que le había pasado.
-Serás muy lista y sabrás muchas cosas. Pero en esto te equivocas – En la mente del estafador parecía encenderse una alarma que le decía que no fuera por ese camino, cada parte de él se negaba a admitir lo que estaba sintiendo – Está bien que no me necesites... está bien porque soy exactamente todo lo que no necesitas en tu vida – Hizo un amague de agarrar los pantalones, pero vio que Eyre no parecía tener intenciones de ponérselo – Solo te pido que no hables tan a la ligera sobre lo que yo quiero o no –
El hombre dio unos pasos hacia atrás y apoyo la espalda contra la húmeda pared, el calor del ambiente nuevamente parecía sofocarlo. Vio que no habían utilizado uno de los baldes, por lo que se acercó y se mojó la cara y el pelo, tirándolo hacía atrás “Tienes que reaccionar Matthew, en esta ocasión no puedes huir”
-¿Cuántas veces crees que vi a personas pasar por cosas como estas? – Hizo una pausa, no lo decía en un tono acusador, o para recriminarle algo, sino para que pudiera entender su perspectiva – Lo presencie, lo viví, créeme que hay muy pocas cosas que podrían causarme lastima y tú no eres una de ellas – Matt sabía que no se trataba de eso, sino de algo mucho más egoísta. Dio un paso hacia la muchacha y agarro sus manos – Me siento un inútil, tomaron algo que creía que me pertenecía y que estaba seguro, y lo destruyeron. Siento que tendría que haber hecho las cosas de una manera muy diferente. Siento que… Desperdicie mi última oportunidad de hacer algo distinto con mi vida ¿Y para qué? – Mientras hablaba tenía la vista fija en sus manos – En lugar de trepar hasta tu mundo, terminaste siendo arrastrada al mío, y eso es algo imperdonable –
Suspiro y le soltó las manos, solo para taparse la cara porque no había manera de que pudiera decir lo que quería decir viéndose tan tonto. El estafador, el hombre especialista en poner todo tipo de expresiones estaba absolutamente avergonzado de tener que dejar ver su cara en esa situación.
-Maldita sea Eyre, me gustas demasiado ¿Si? No te abandonaría a menos que me lo pidieras y aun así no estoy seguro de si podría hacerlo – Dejo caer los brazos derrotado – Ya ves, aquí tienes la lamentable presencia de un hombre ya mayor confesándose como si fuera un niño -
Una vocecita en su cabeza decía "¿Ahora también te mientes a ti mismo?"
“Yo ya no te necesito a ti” el dolor en el pecho se hizo sentir, tontamente Matt había pensado que su respuesta sería otra, unos días atrás la oración sin duda hubiese sido diferente. Nuevamente bajo la mirada, aceptando los golpes verbales de la joven, todo castigo parecía poco a comparación de lo que le había pasado.
-Serás muy lista y sabrás muchas cosas. Pero en esto te equivocas – En la mente del estafador parecía encenderse una alarma que le decía que no fuera por ese camino, cada parte de él se negaba a admitir lo que estaba sintiendo – Está bien que no me necesites... está bien porque soy exactamente todo lo que no necesitas en tu vida – Hizo un amague de agarrar los pantalones, pero vio que Eyre no parecía tener intenciones de ponérselo – Solo te pido que no hables tan a la ligera sobre lo que yo quiero o no –
El hombre dio unos pasos hacia atrás y apoyo la espalda contra la húmeda pared, el calor del ambiente nuevamente parecía sofocarlo. Vio que no habían utilizado uno de los baldes, por lo que se acercó y se mojó la cara y el pelo, tirándolo hacía atrás “Tienes que reaccionar Matthew, en esta ocasión no puedes huir”
-¿Cuántas veces crees que vi a personas pasar por cosas como estas? – Hizo una pausa, no lo decía en un tono acusador, o para recriminarle algo, sino para que pudiera entender su perspectiva – Lo presencie, lo viví, créeme que hay muy pocas cosas que podrían causarme lastima y tú no eres una de ellas – Matt sabía que no se trataba de eso, sino de algo mucho más egoísta. Dio un paso hacia la muchacha y agarro sus manos – Me siento un inútil, tomaron algo que creía que me pertenecía y que estaba seguro, y lo destruyeron. Siento que tendría que haber hecho las cosas de una manera muy diferente. Siento que… Desperdicie mi última oportunidad de hacer algo distinto con mi vida ¿Y para qué? – Mientras hablaba tenía la vista fija en sus manos – En lugar de trepar hasta tu mundo, terminaste siendo arrastrada al mío, y eso es algo imperdonable –
Suspiro y le soltó las manos, solo para taparse la cara porque no había manera de que pudiera decir lo que quería decir viéndose tan tonto. El estafador, el hombre especialista en poner todo tipo de expresiones estaba absolutamente avergonzado de tener que dejar ver su cara en esa situación.
-Maldita sea Eyre, me gustas demasiado ¿Si? No te abandonaría a menos que me lo pidieras y aun así no estoy seguro de si podría hacerlo – Dejo caer los brazos derrotado – Ya ves, aquí tienes la lamentable presencia de un hombre ya mayor confesándose como si fuera un niño -
Matthew Owens
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
Cada músculo en el cuerpo de la joven volvió a tensarse justo como antes de tomar el baño y su expresión se contrajo en un mohín que intentó ocultar mirando hacia abajo, a cualquier punto incierto entre sus pies. El tono del mayor y la forma en que decía aquellas palabras la llevaban a pensar que estaba enfadado. Y ella, después de todo lo que había pasado, lo último que deseaba era terminar en una discusión similar a la que los había alejado en un principio.
Nerviosa, comenzó a juguetear con los botones de la camisa mientras el otro se limpiaba el rostro. Al oírle decir que no sentía lástima por ella, contrario a lo que esperaba, apretó los puños para ahogar su enojo. No, no quería su piedad, pero tampoco su indiferencia. ¿Acaso no entendía lo que le había pasado? Sintió ganas de tomarlo por los hombros, mirarlo directamente a los ojos y mostrarle, por medio de una ilusión, exactamente qué clase de dolor había vejado su cuerpo. Deseó ponerlo en su lugar, deseó mostrarle a Gerrit frente a él, sonriéndole con demencia. Quiso que viera, también, cómo lo había dejado ir sin castigo alguno solo para aumentar su frustración. ¡Entonces sí que le tendría lástima!
Pero entonces él se acercó y envolvió sus manos en las propias, que estaban heladas pese al cálido vapor que pesaba en el ambiente. La joven alzó el rostro con interrogación en su mirada. De pronto, la conversación tomó un rumbo muy distinto al que creía. ¿Acaso lo había... interpretado mal? No estaba enojado... al menos no con ella. Quiso apretarle las manos, mas fue soltada y Matthew se tapó la cara.
Nunca lo había visto así, humillado, luchando consigo mismo. Sintió la angustia trepando por su garganta y repentinas ganas de tocarlo, aunque, a decir verdad, no entendía bien qué estaba ocurriendo.
Y no lo entendió hasta que aquellas últimas palabras quedaron flotando en la habitación. Boquiabierta, Eyre lo miró durante lo que sintió como una eternidad, hasta que su vista fue empañada por las lágrimas. Antes hubiese sido víctima de la más pura euforia y alegría, hubiese gritado y saltado por doquier. Antes, cuando era una niña ingenua enamorada de su apuesto protector. Pero ahora...
...ahora simplemente se sintió anonadada. ¿Cómo? ¿Desde cuándo? ¿Por qué? ¿Por qué elegía decirle eso justo cuando su corazón era incapaz de experimentar algo más que dolor?
-Tú... también me gustas. -Admitió con un hilo de voz, mientras agachaba la mirada para secarse las lágrimas con las mangas de la camisa. No sabía qué más hacer, aparte de quedarse allí parada. Días atrás lo hubiera abrazado, pero la idea de un contacto semejante le inspiraba aversión. No por él, sino por ella misma. Ya sin su pureza ni su honor, se sentía indigna. -Pero yo... -miró hacia un costado, cada vez era más difícil hablar- ahora estoy... estoy sucia... y no soy la misma de antes, Matthew. No soy la persona que a ti te... te gustaba.
Las rodillas le temblaban; tuvo que sentarse en el pequeño banco de madera que había a un lado de la tina para aquellos que no podían permitirse un baño de inmersión. Se cubrió el rostro y ahogó un suspiro. No se suponía que las cosas fueran así. ¡Debía sentirse contenta! Tuvo entonces la certeza de que el daño sufrido era mucho más grave que un par de heridas y un poco de insomnio; Gerrit había llegado mucho más profundo que su piel.
Eyre
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
Owens podía recordar pocas veces en las cuales una confesión había sido tan desastrosa. Producto del vapor ambos estaban empapados y desprolijos, en otra situación podría haber sido sensual pero en ese momento era simplemente triste. La muchacha estaba llorando y Matthew miraba hacía el piso impotente, porque por más que sentía un enorme deseo de abrazarla y decirle que no se preocupara, que todo estaría bien, sabía que si la tocaba solo sentiría su rechazo.
-Lo siento, no iba a decírtelo, no ahora al menos… No es el momento, yo… Creo que no estoy pensando bien las cosas – Respiro profundo, tiro la cabeza hacía atrás y dejo salir el aire lentamente “Cálmate, cálmate, piensa las cosas antes de decirlas. Concéntrate” se repetía para sí, intentando que su acelerado corazón se tranquilizara – No es necesario que te fuerces a sentir nada ¿De acuerdo?-
Se acercó hasta el banco donde estaba sentada Eyre y se arrodillo para que pudieran estar a la misma altura, la miro a los ojos y volvió a mostrar una sonrisa triste. Acerco muy lentamente una mano a la mejilla de la muchacha y la toco apenas con la punta de los dedos, luego siguió hacia atrás y acomodo un mechón de cabello tras su oreja.
-Sé cómo se siente, te sientes usado, denigrado, sucio, como una cascara vacía, o una muñeca rota… Lo sé, y lo entiendo – Bajo un poco más hasta dejar la cabeza apoyada de costado en el regazo de la hechicera, se sentía tan tranquilo así “Es como si todos los pensamientos de mi cabeza simplemente se esfumaran” – No te pido que me quieras, solo te pido que te quedes conmigo – El hombre estaba siendo egoísta nuevamente, habían muchas otras opciones que eran mejores para la muchacha, continuar por el camino de Matthew Owens era algo que no le convenía siquiera al mismo Matthew.
El estafador no se movía de donde estaba, se quedó en silencio mientras disfrutaba del contacto con Eyre. El agua del piso había mojado toda su ropa, y sin embargo no le importaba, el vapor del baño de a poco se iba dispersando, pero como estaban en verano el calor del ambiente seguía siendo el mismo. Desde abajo comenzaban a escucharse las voces de los clientes, la jornada oficialmente había comenzado.
Era extraño, solo había pasado un momento, pero Matt sentía que estaba agotado, como si hubiese hecho un enorme esfuerzo físico durante muchas horas.
-Tal vez deberíamos irnos de aquí… - Era una propuesta muy vaga, Owens tampoco estaba muy seguro de a qué se refería, pero estaba convencido de que ese lugar solo traería más recuerdos espantosos para los dos y sentía una urgencia repentina por dejar de sentir tanto dolor – Vamos a cualquier sitio, a donde sea menos aquí –
No quería mirar el rostro de Eyre en ese momento, Matthew sentía que había dicho demasiadas cosas vergonzosas “¿Cómo me estará viendo ahora mismo? ¿Cómo a un pobre infeliz? ¿Con miedo? ¿Con asco? No quiero saberlo”
-Lo siento, no iba a decírtelo, no ahora al menos… No es el momento, yo… Creo que no estoy pensando bien las cosas – Respiro profundo, tiro la cabeza hacía atrás y dejo salir el aire lentamente “Cálmate, cálmate, piensa las cosas antes de decirlas. Concéntrate” se repetía para sí, intentando que su acelerado corazón se tranquilizara – No es necesario que te fuerces a sentir nada ¿De acuerdo?-
Se acercó hasta el banco donde estaba sentada Eyre y se arrodillo para que pudieran estar a la misma altura, la miro a los ojos y volvió a mostrar una sonrisa triste. Acerco muy lentamente una mano a la mejilla de la muchacha y la toco apenas con la punta de los dedos, luego siguió hacia atrás y acomodo un mechón de cabello tras su oreja.
-Sé cómo se siente, te sientes usado, denigrado, sucio, como una cascara vacía, o una muñeca rota… Lo sé, y lo entiendo – Bajo un poco más hasta dejar la cabeza apoyada de costado en el regazo de la hechicera, se sentía tan tranquilo así “Es como si todos los pensamientos de mi cabeza simplemente se esfumaran” – No te pido que me quieras, solo te pido que te quedes conmigo – El hombre estaba siendo egoísta nuevamente, habían muchas otras opciones que eran mejores para la muchacha, continuar por el camino de Matthew Owens era algo que no le convenía siquiera al mismo Matthew.
El estafador no se movía de donde estaba, se quedó en silencio mientras disfrutaba del contacto con Eyre. El agua del piso había mojado toda su ropa, y sin embargo no le importaba, el vapor del baño de a poco se iba dispersando, pero como estaban en verano el calor del ambiente seguía siendo el mismo. Desde abajo comenzaban a escucharse las voces de los clientes, la jornada oficialmente había comenzado.
Era extraño, solo había pasado un momento, pero Matt sentía que estaba agotado, como si hubiese hecho un enorme esfuerzo físico durante muchas horas.
-Tal vez deberíamos irnos de aquí… - Era una propuesta muy vaga, Owens tampoco estaba muy seguro de a qué se refería, pero estaba convencido de que ese lugar solo traería más recuerdos espantosos para los dos y sentía una urgencia repentina por dejar de sentir tanto dolor – Vamos a cualquier sitio, a donde sea menos aquí –
No quería mirar el rostro de Eyre en ese momento, Matthew sentía que había dicho demasiadas cosas vergonzosas “¿Cómo me estará viendo ahora mismo? ¿Cómo a un pobre infeliz? ¿Con miedo? ¿Con asco? No quiero saberlo”
Matthew Owens
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
Aquel momento distaba mucho de cómo se suponía que debía ser, sí, pero Eyre valoraba más la sinceridad de Matthew que cualquier frase premeditada. Aún pese al estado en que se encontraba, se descubrió a sí misma sintiendo un destello de ternura cuando el otro se agachó a su lado y le rozó el rostro con delicadeza, diciéndole a su manera que le tendría paciencia. Ella asintió y murmuró quedamente un “está bien”, forzándose a acostumbrarse a esa cercanía porque, pese a que resultaba abrumadora, temía que si lo alejaba no habría vuelta atrás.
Quererle quizás sí era pedir demasiado para ese instante, pero la joven sabía que no era una tarea que fuera a resultarle especialmente difícil con aquel hombre encantador. No era tan tonta como para creer que una persona así le convenía e incluso tenía la certeza de que estar con alguien como el humano terminaría por condenarla frente a su pobre familia, que se horrorizaría si es que alguna vez se dignaba a reencontrarse con ésta. Pero había algo en él que resultaba irresistible, algo que, tan solo un año atrás, hubiese tachado como “peligroso e innecesario” y evitado a toda costa. Algo distinto al mundo de algodones y fantasías en que había estado viviendo hasta hacía muy poco; algo real.
Permaneció estática durante unos minutos con el rostro ajeno sobre su regazo, allí donde su piel antes fuera cubierta por rojizos arañazos. Contrario a lo que creía, el contacto se sentía como un bálsamo que borraba poco a poco los dolorosos recuerdos. Tras inhalar y reunir fuerzas, Eyre se permitió apoyar suavemente las manos sobre la cabeza impropia y se inclinó hacia adelante para tocarle la mejilla apenas con la punta de la nariz. Le sorprendió lo bien que olía, aunque al final tenía sentido siendo que el moreno siempre cuidaba tanto su presentación, e inhaló con disimulo su perfume para borrar de su mente ese otro desagradable aroma que tanto le costaba olvidar.
Se quedó así por un momento mientras cavilaba respecto a la propuesta de marchar. No había nada que deseara más en el mundo... pero había viajado hasta allá con un objetivo y, aún cargando ese nuevo peso sobre sus hombros, estaba determinada a realizarlo. Eyre era llorona, sensible y delicada, pero su fortaleza radicaba en la determinación de tener éxito en cada una de sus emprezas. ¡Al demonio Gerrit Nephgerd! No quería huir, ya no.
-Me encantaría... -Susurró- Pero he venido aquí para ver a Meitner. A pesar de lo que ha pasado... todavía no tengo las respuestas que buscaba. -Se encogió de hombros, separándose apenas del rostro ajeno pero sin alejar las manos de él. Le apartó el flequillo de la frente con la misma delicadeza que él había empleado en ella, y esbozó una pequeña sonrisa. - ...Pero cuando termine, me quedaron muchas partes del continente que quería visitar, ¿sabes? Hasta... no lo sé, podría pensar en vivir allá por un tiempo. El clima es mejor que aquí.
Nunca hubiera pensado que le diría semejante cosa. ¿Sugerirle a un hombre mayor que viviera con ella? Probablemente su padre estaría teniendo un infarto en ese mismísimo instante.
Lo miró con perspicacia y añadió: -¿Qué dices?
Eyre
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
Cuando sintió los dedos de la joven instintivamente Matthew aguanto la respiración, era como si cualquier tipo de acción pudiera desencadenar en el rechazo de la joven, y el humano estaba llegando a un punto en el que algo como eso le resultaría muy difícil de soportar. Luego sintió que acercaba su rostro, y dejó escapar el aire de golpe, no se esperaba que la muchacha se animara a tanto “Ella es mucho más fuerte que yo” pensó Owens con absoluta seguridad, esa mujer podía hacerle frente a cualquier cosa.
En otro momento probablemente se hubiese dado la vuelta y la habría besado, pero el estafador sabía que ya estaba jugando bastante con su suerte al estar así de cerca de ella. Así que cerró los ojos e hizo un esfuerzo inmenso por no dejarse llevar, no era un deseo sexual el que sentía en ese momento, sino algo más profundo, la inmensa necesidad de sentirla entre sus brazos y no dejarla ir jamás.
-Lo entiendo, y me imaginaba que tu respuesta sería esa – Suspiro – Aunque no estoy nada tranquilo con la idea, supongo que no es mucho más seguro del otro lado del mar – Volvió a arrodillarse para poder hablar con la muchacha frente a frente – Me parece bien, entonces hagamos una promesa ahora mismo – Matt no podía creer que era él quien estaba diciendo algo como eso, en cualquier otro momento se hubiese reído a carcajadas ante la idea de dar su palabra – Esfuérzate mucho, estudia y práctica. Yo me asegurare de conseguir un lugar para los dos, algo que este en los Reinos del Sur, así no estarás lejos si tienes que regresar aquí –
Le agarró las manos y beso sus dedos, siempre le había gustado lo pequeñas y delicadas que eran, y ahora que había probado lo que se sentía uno de sus mimos quería más. “Pero tienes que ser paciente”
-No será ahora mismo – Se apresuró a aclarar, no quería que la joven pensara que estaba escapando de nuevo… y en realidad el humano tampoco quería separarse de ella - Antes de eso quiero que aprendas a usar una daga, y buscaremos otro sitio para que te quedes, uno más seguro – Bajo la mirada avergonzado – No me quedare tranquilo si no encontramos un sitio adecuado –
El humano se percató que estaba peligrosamente cerca de su rostro, se había dejado llevar por la emoción, sonrió y dejo escapar un suspiro.
-Eres en verdad hermosa – Matt dejo escapar una risa entre divertida y nervioso – Me haces sentir como a un niño tonto ¿Qué extraño poder es ese? – Se palmeo la cara un par de veces sin demasiada fuerza, luego se puso de pie – Creo que ya chapoteamos suficiente ¿No? Terminaremos enfermando si continuamos en el agua –
Le ofreció ambas manos para que se levante y luego se dirigió hacia la habitación, allí solo quedaba la cama sin sábanas, en la mesa la mochila de Matt con todas las cosas revueltas, al menos el olor se había ido. Owens fue hacía la puerta de salida.
-Aún no desayune, así que iré a buscar algunas cosas, espérame – Al salir notó que las cosas que había dejado en el pasillo ya no estaban “Era una mujer inteligente después de todo”. Tal como había dicho Matthew fue solo a buscar algo de pan y un par de manzanas, luego volvió a la habitación donde Eyre esperaba.
Al regresar se sentó en la cama, sacó su daga y comenzó a cortar trozos de la fruta.
-Creo que estarías mejor viviendo en una casa familiar, o quizás en la misma escuela de los Hechiceros ¿No puedes estar allí? – Matthew aún no sabía cómo funcionaba ese sitio, y con la cantidad de malas experiencias que había tenido en la isla, probablemente no regresaría más que para buscar a Eyre.
En otro momento probablemente se hubiese dado la vuelta y la habría besado, pero el estafador sabía que ya estaba jugando bastante con su suerte al estar así de cerca de ella. Así que cerró los ojos e hizo un esfuerzo inmenso por no dejarse llevar, no era un deseo sexual el que sentía en ese momento, sino algo más profundo, la inmensa necesidad de sentirla entre sus brazos y no dejarla ir jamás.
-Lo entiendo, y me imaginaba que tu respuesta sería esa – Suspiro – Aunque no estoy nada tranquilo con la idea, supongo que no es mucho más seguro del otro lado del mar – Volvió a arrodillarse para poder hablar con la muchacha frente a frente – Me parece bien, entonces hagamos una promesa ahora mismo – Matt no podía creer que era él quien estaba diciendo algo como eso, en cualquier otro momento se hubiese reído a carcajadas ante la idea de dar su palabra – Esfuérzate mucho, estudia y práctica. Yo me asegurare de conseguir un lugar para los dos, algo que este en los Reinos del Sur, así no estarás lejos si tienes que regresar aquí –
Le agarró las manos y beso sus dedos, siempre le había gustado lo pequeñas y delicadas que eran, y ahora que había probado lo que se sentía uno de sus mimos quería más. “Pero tienes que ser paciente”
-No será ahora mismo – Se apresuró a aclarar, no quería que la joven pensara que estaba escapando de nuevo… y en realidad el humano tampoco quería separarse de ella - Antes de eso quiero que aprendas a usar una daga, y buscaremos otro sitio para que te quedes, uno más seguro – Bajo la mirada avergonzado – No me quedare tranquilo si no encontramos un sitio adecuado –
El humano se percató que estaba peligrosamente cerca de su rostro, se había dejado llevar por la emoción, sonrió y dejo escapar un suspiro.
-Eres en verdad hermosa – Matt dejo escapar una risa entre divertida y nervioso – Me haces sentir como a un niño tonto ¿Qué extraño poder es ese? – Se palmeo la cara un par de veces sin demasiada fuerza, luego se puso de pie – Creo que ya chapoteamos suficiente ¿No? Terminaremos enfermando si continuamos en el agua –
Le ofreció ambas manos para que se levante y luego se dirigió hacia la habitación, allí solo quedaba la cama sin sábanas, en la mesa la mochila de Matt con todas las cosas revueltas, al menos el olor se había ido. Owens fue hacía la puerta de salida.
-Aún no desayune, así que iré a buscar algunas cosas, espérame – Al salir notó que las cosas que había dejado en el pasillo ya no estaban “Era una mujer inteligente después de todo”. Tal como había dicho Matthew fue solo a buscar algo de pan y un par de manzanas, luego volvió a la habitación donde Eyre esperaba.
Al regresar se sentó en la cama, sacó su daga y comenzó a cortar trozos de la fruta.
-Creo que estarías mejor viviendo en una casa familiar, o quizás en la misma escuela de los Hechiceros ¿No puedes estar allí? – Matthew aún no sabía cómo funcionaba ese sitio, y con la cantidad de malas experiencias que había tenido en la isla, probablemente no regresaría más que para buscar a Eyre.
Matthew Owens
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
La joven contuvo una mueca de decepción cuando el mayor se alejó para volver a mirarla de frente. Comenzaba a gustarle la sensación de la piel impropia bajo sus dedos y el tacto áspero de esa barba de pocos días. Superada la barrera del primer contacto, comenzó a tener fe en que algún día, tarde o temprano, podría lograr suplantar sus horribles recuerdos con nuevas sensaciones más amenas y embriagadoras. Quiso convencerse de que, con persistencia y un poco de ayuda, ese momento llegaría pronto.
-¿Una promesa? -Inquirió por lo bajo, sin estar segura de haber escuchado bien. ¿Matthew Owens, el pérfido estafador, comprometiéndose a algo? Primero lo escrutó con sospecha, pero luego sonrió conmovida por sus intenciones. Una casita en el sur no sonaba mal. Allí el viento era cálido, tenía bellas playas y estaba alejado del epicentro de la civilización, sonaba simplemente perfecto. Sus pómulos se tiñeron de carmín ante la fugaz imagen del humano labrando una huerta mientras ella recogía los huevos frescos del gallinero, todo eso luego de haber estudiado lo suficiente para ser más fuerte y capaz. ¿Quizás estaba yendo demasiado rápido?
-Me parece una idea maravillosa. -Accedió mientras alzaba los hombros, incapaz de disimular el cosquilleo en el estómago causado por el contacto de los labios sobre sus dedos. En tan poco tiempo Matthew había conseguido devolverle los colores al rostro e incluso volver a dotarla de cierto brillo vivaz en la mirada. Con alguien así al lado, su mente tenía cosas mucho mejores en las que pensar.
Él continuó hablando. Supo que dijo algo sobre usar la daga y cambiarse de sitio, aunque no pudo prestar atención a mucho más. Estaba demasiado cerca, tanto que de solo inclinarse hacia adelante habrían podido tocarse las narices. El humano era el primer hombre en quien Eyre se había fijado y también el primero en corresponder sus sentimientos. Dejando de lado, por supuesto, lo que había pasado, nunca antes se había desenvuelto en un ambiente tan íntimo. De pronto fue muy consciente de su propio cuerpo, de cómo la camisa se le pegaba a la piel a causa de la humedad y de que bajo ésta no llevaba nada más. Tenía unas enaguas limpias en la mochila, ¿sería raro ponérselas ahora? Tragó saliva y no supo qué responder ante el halago. En vez de palabras, lo único que pasaba por su mente era adelantarse un poco, solo un poquito, lo suficiente para darle un beso en la mejilla o quizás, solo quizás, en otro sitio... pero entonces él se levantó, dejándola obnubilada frente a dos grandes manos que no tuvo más opción que aceptar para ponerse de pie.
Al regresar a la habitación le sorprendió ver cuán rápido el otro se las había arreglado para poner todo en orden. Ya no quedaban vestigios de lo que había pasado, salvo la ausencia casi palpable de Veintitrés. Volvió a sentirse triste al pasar los ojos sobre la huella en la alfombra y al imaginar cómo el cibernético se hubiese sentado bajo la ventana para recibir con gusto los rayos de sol que se colaban por ésta.
“No tiene sentido extrañarlo...” -se dijo, deseando que pronto llegara el día en que pudiera creerse sus propias palabras, “...él ya decidió que has dejado de ser un O.V.E.C...”
Se forzó a sonreír y asintió en cuanto el moreno dijo que se marcharía a buscar el desayuno. Ante la mención de la comida volvió a percatarse de cuán débil sentía su cuerpo; de haber querido hacer la más mínima magia en ese estado, no habría podido. Tras finalmente ponerse la enagua por debajo de la camisa, regresó al baño para ponerse también el pantalón. No supo si reír o llorar al ver que le quedaba enorme; además, sentir tanta tela entre los muslos resultaba inesperadamente incómodo. Terminó por sacárselos para quedarse sólo con la ropa interior y regresó para sentarse en la cama justo cuando Matthew volvió a entrar.
Tomó asiento junto a él y observó la comida de reojo, incapaz de evitar sentir el estómago revuelto. Tras tomar aire y pensar durante un instante, se encogió de hombros y dijo:
-Quizás... quizás podría hablar con la profesora Meitner para quedarme en la academia. Es peligroso, pero no tanto como intentar ir a la casa de alguien más. Todos en esta ciudad conocen a mi familia... y si se llegan a enterar que estoy aquí, te aseguro que mi padre se encargará de arrastrarme a casa para no volver a dejarme salir jamás.
Bajó la mirada; amaba a su familia pero, después de vivir todo lo que había vivido, era imposible que soportara volver a estar encerrada en su casa, viviendo una vida que no tenía nada que ver con lo que ocurría en el resto del mundo. Ahora era otra persona, una persona distinta y rota... pero aún así sentía que de ese modo tenía más posibilidades de ser feliz que siendo la antigua Eyre.
-De todas formas, quizás solo cambiándome de posada pueda estar bien. Yo... -inhaló en un intento por deshacerse del nudo en la garganta; hablar de aquello era mucho más difícil de lo que había imaginado- ...estoy bastante segura de que... aquel brujo... aquel brujo no volverá a buscarme.
-¿Una promesa? -Inquirió por lo bajo, sin estar segura de haber escuchado bien. ¿Matthew Owens, el pérfido estafador, comprometiéndose a algo? Primero lo escrutó con sospecha, pero luego sonrió conmovida por sus intenciones. Una casita en el sur no sonaba mal. Allí el viento era cálido, tenía bellas playas y estaba alejado del epicentro de la civilización, sonaba simplemente perfecto. Sus pómulos se tiñeron de carmín ante la fugaz imagen del humano labrando una huerta mientras ella recogía los huevos frescos del gallinero, todo eso luego de haber estudiado lo suficiente para ser más fuerte y capaz. ¿Quizás estaba yendo demasiado rápido?
-Me parece una idea maravillosa. -Accedió mientras alzaba los hombros, incapaz de disimular el cosquilleo en el estómago causado por el contacto de los labios sobre sus dedos. En tan poco tiempo Matthew había conseguido devolverle los colores al rostro e incluso volver a dotarla de cierto brillo vivaz en la mirada. Con alguien así al lado, su mente tenía cosas mucho mejores en las que pensar.
Él continuó hablando. Supo que dijo algo sobre usar la daga y cambiarse de sitio, aunque no pudo prestar atención a mucho más. Estaba demasiado cerca, tanto que de solo inclinarse hacia adelante habrían podido tocarse las narices. El humano era el primer hombre en quien Eyre se había fijado y también el primero en corresponder sus sentimientos. Dejando de lado, por supuesto, lo que había pasado, nunca antes se había desenvuelto en un ambiente tan íntimo. De pronto fue muy consciente de su propio cuerpo, de cómo la camisa se le pegaba a la piel a causa de la humedad y de que bajo ésta no llevaba nada más. Tenía unas enaguas limpias en la mochila, ¿sería raro ponérselas ahora? Tragó saliva y no supo qué responder ante el halago. En vez de palabras, lo único que pasaba por su mente era adelantarse un poco, solo un poquito, lo suficiente para darle un beso en la mejilla o quizás, solo quizás, en otro sitio... pero entonces él se levantó, dejándola obnubilada frente a dos grandes manos que no tuvo más opción que aceptar para ponerse de pie.
Al regresar a la habitación le sorprendió ver cuán rápido el otro se las había arreglado para poner todo en orden. Ya no quedaban vestigios de lo que había pasado, salvo la ausencia casi palpable de Veintitrés. Volvió a sentirse triste al pasar los ojos sobre la huella en la alfombra y al imaginar cómo el cibernético se hubiese sentado bajo la ventana para recibir con gusto los rayos de sol que se colaban por ésta.
“No tiene sentido extrañarlo...” -se dijo, deseando que pronto llegara el día en que pudiera creerse sus propias palabras, “...él ya decidió que has dejado de ser un O.V.E.C...”
Se forzó a sonreír y asintió en cuanto el moreno dijo que se marcharía a buscar el desayuno. Ante la mención de la comida volvió a percatarse de cuán débil sentía su cuerpo; de haber querido hacer la más mínima magia en ese estado, no habría podido. Tras finalmente ponerse la enagua por debajo de la camisa, regresó al baño para ponerse también el pantalón. No supo si reír o llorar al ver que le quedaba enorme; además, sentir tanta tela entre los muslos resultaba inesperadamente incómodo. Terminó por sacárselos para quedarse sólo con la ropa interior y regresó para sentarse en la cama justo cuando Matthew volvió a entrar.
Tomó asiento junto a él y observó la comida de reojo, incapaz de evitar sentir el estómago revuelto. Tras tomar aire y pensar durante un instante, se encogió de hombros y dijo:
-Quizás... quizás podría hablar con la profesora Meitner para quedarme en la academia. Es peligroso, pero no tanto como intentar ir a la casa de alguien más. Todos en esta ciudad conocen a mi familia... y si se llegan a enterar que estoy aquí, te aseguro que mi padre se encargará de arrastrarme a casa para no volver a dejarme salir jamás.
Bajó la mirada; amaba a su familia pero, después de vivir todo lo que había vivido, era imposible que soportara volver a estar encerrada en su casa, viviendo una vida que no tenía nada que ver con lo que ocurría en el resto del mundo. Ahora era otra persona, una persona distinta y rota... pero aún así sentía que de ese modo tenía más posibilidades de ser feliz que siendo la antigua Eyre.
-De todas formas, quizás solo cambiándome de posada pueda estar bien. Yo... -inhaló en un intento por deshacerse del nudo en la garganta; hablar de aquello era mucho más difícil de lo que había imaginado- ...estoy bastante segura de que... aquel brujo... aquel brujo no volverá a buscarme.
Eyre
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
Matthew mentiría si dijera que no había notado la falta de pantalones en la chica, había supuesto que su primera reacción iba a ser vestirse tanto como pudiera, pero por el contrario dejaba al descubierto sus piernas. Aun así el estafador no hizo comentario alguno, si la joven tenía la confianza suficiente como para mostrarse de esa manera frente a él, no la decepcionaría con algún comentario o gesto torpe.
-Oh cierto, tus padres, lo había olvidado por completo – Cortó un pedazo de la manzana y se lo llevo a la boca, era interesante el efecto que causaba el cortar algo con una hoja invisible - ¿Cómo sería el asunto? ¿Primero canto bajo tu ventana y te regalo flores, luego voy y me arrodillo ante tu padre para pedir tu mano? ¿O debería arrodillarme ante ti y pedir tu mano y luego cantar bajo su ventana y darle flores? No, eso tampoco suena correcto – Matt se hacía el tonto, había visto esbozos de sonrisas en el rostro de Eyre y quería intentar provocar alguna más – Creo que será mejor que sigas en secreto dentro de la academia, y luego simplemente podría raptarte. Sí, eso es lo que se esperaría de un hombre horrible como yo ¿Cierto? – Cortó otro pedazo de la fruta y se la ofreció a la chica, aunque le había dicho que no quería nada, Owens tenía la esperanza de que el olor de la comida despertara al menos un poco de su apetito.
Cuando escucho las siguientes palabras se puso serio nuevamente, una parte importante de Matt quería saber quién había sido, conocer su nombre, buscarlo, encontrarlo y enseñarle lo que un simple humano era capaz de hacer.
-Así que fue un hechicero – Dijo mientras continuaba concentrado en la manzana, el filo del cuchillo siguió de largo y le hizo un corte en el dedo pulgar, pero Owens no pareció notarlo – Ya veo – Guardo la daga y continuó comiendo simplemente a mordiscos – Lo matare – Dijo el estafador con absoluta seguridad – Imagino lo que piensas, que soy solo un humano ¿Cierto? – De hecho en parte por eso habían discutido. Al llegar a esa isla todas las inseguridades y miedos de Matthew parecían haberse potenciado, y el ver reflejado en los ojos de Eyre esa misma inseguridad le resultaba insoportable – Ahora mismo tal vez sea cierto, pero no será por siempre así –
Matthew tenía un plan, sabía hacía donde tenía que apuntar, los humanos no eran la raza más débil, la historia había demostrado que eran capaces de mucho más de lo que el resto creía. Tomaría un tiempo, pero estaba completamente seguro que ese día llegaría, y entonces lo disfrutaría enormemente, le arrancaría a ese ser repugnante su hombría y la lo tiraría a un lado del camino para que se lo comieran los cuervos.
-Por cierto, todo el dinero que le di a la dueña de la posada era falso – Dijo Owens de la nada, sonriendo de forma encantadora como solía hacerlo cuando estaba por cometer algún delito o cuando ya había realizado uno – Seguro cuando lo descubra no estará muy contenta, pero hasta entonces – Se encogió de hombros – Al menos podemos terminar de desayunar ¿Cierto? Y luego, mmm, creo que la ventana es una excelente opción, no ha de ser tan difícil bajar como subir – Le ofreció a la joven medio pan, si iban a escapar sería bueno que ambos estuvieran con energía.
Le sonrió y guiño un ojo, para bien o para mal ese también era Matthew, no dejaría de ser un ladrón y un estafador, de hecho, gran parte de su plan a futuro incluía el robarle a un enorme número de personas.
-Oh cierto, tus padres, lo había olvidado por completo – Cortó un pedazo de la manzana y se lo llevo a la boca, era interesante el efecto que causaba el cortar algo con una hoja invisible - ¿Cómo sería el asunto? ¿Primero canto bajo tu ventana y te regalo flores, luego voy y me arrodillo ante tu padre para pedir tu mano? ¿O debería arrodillarme ante ti y pedir tu mano y luego cantar bajo su ventana y darle flores? No, eso tampoco suena correcto – Matt se hacía el tonto, había visto esbozos de sonrisas en el rostro de Eyre y quería intentar provocar alguna más – Creo que será mejor que sigas en secreto dentro de la academia, y luego simplemente podría raptarte. Sí, eso es lo que se esperaría de un hombre horrible como yo ¿Cierto? – Cortó otro pedazo de la fruta y se la ofreció a la chica, aunque le había dicho que no quería nada, Owens tenía la esperanza de que el olor de la comida despertara al menos un poco de su apetito.
Cuando escucho las siguientes palabras se puso serio nuevamente, una parte importante de Matt quería saber quién había sido, conocer su nombre, buscarlo, encontrarlo y enseñarle lo que un simple humano era capaz de hacer.
-Así que fue un hechicero – Dijo mientras continuaba concentrado en la manzana, el filo del cuchillo siguió de largo y le hizo un corte en el dedo pulgar, pero Owens no pareció notarlo – Ya veo – Guardo la daga y continuó comiendo simplemente a mordiscos – Lo matare – Dijo el estafador con absoluta seguridad – Imagino lo que piensas, que soy solo un humano ¿Cierto? – De hecho en parte por eso habían discutido. Al llegar a esa isla todas las inseguridades y miedos de Matthew parecían haberse potenciado, y el ver reflejado en los ojos de Eyre esa misma inseguridad le resultaba insoportable – Ahora mismo tal vez sea cierto, pero no será por siempre así –
Matthew tenía un plan, sabía hacía donde tenía que apuntar, los humanos no eran la raza más débil, la historia había demostrado que eran capaces de mucho más de lo que el resto creía. Tomaría un tiempo, pero estaba completamente seguro que ese día llegaría, y entonces lo disfrutaría enormemente, le arrancaría a ese ser repugnante su hombría y la lo tiraría a un lado del camino para que se lo comieran los cuervos.
-Por cierto, todo el dinero que le di a la dueña de la posada era falso – Dijo Owens de la nada, sonriendo de forma encantadora como solía hacerlo cuando estaba por cometer algún delito o cuando ya había realizado uno – Seguro cuando lo descubra no estará muy contenta, pero hasta entonces – Se encogió de hombros – Al menos podemos terminar de desayunar ¿Cierto? Y luego, mmm, creo que la ventana es una excelente opción, no ha de ser tan difícil bajar como subir – Le ofreció a la joven medio pan, si iban a escapar sería bueno que ambos estuvieran con energía.
Le sonrió y guiño un ojo, para bien o para mal ese también era Matthew, no dejaría de ser un ladrón y un estafador, de hecho, gran parte de su plan a futuro incluía el robarle a un enorme número de personas.
Matthew Owens
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
Al hablar sobre su padre, Eyre se mordió el labio y dedicó al moreno una sonrisa nerviosa, frenándose a sí misma para no hablar de más respecto a la imposibilidad de que su familia algún día lo conociera. “Primero mi padre te mataría y luego se tragaría la llave de mi habitación dejándome dentro”, pensó con desasosiego. Era sencillamente imposible. La bruja sabía que unir su futuro al de Matthew terminaría por destrozar cualquier posibilidad de volver a ser aceptada por su linaje; no solo había huido, sino que encima se había relacionado con el más bajo estrato de la sociedad para, al final, terminar juntándose con un ladrón.
-No hará falta que me raptes. Tomaré un barco fuera de aquí encantada en cuanto haya terminado mis asuntos. -Aseguró sin rastro de culpa en su tono. Su hogar había sido su mayor bendición y su más asfixiante prisión; al fin y al cabo, no había necesitado que nadie la raptara para marcharse en un principio- Luego puedes pedir mi mano, si quieres. No prometo decirte que sí. -Apenas sonrió ante su intento de broma, era extraño intentar hablar con liviandad tras el tormento que había pasado, pero por algún lado debía empezar.
Tras dudar durante un instante, aceptó tomar el trozo de manzana que le era ofrecido. Era un buen comienzo, liviana, jugosa y dulce, y aunque al principio le costó, terminó por comérselo entero. Sintió que el mareo aumentaba y luego se reducía abruptamente, mientras su estómago poco a poco parecía comprender que por fin era el momento de recibir alimentos. Permaneció en silencio durante el proceso que, aunque apenas tomaba un par de minutos, resultaba extenuante.
No tardó en arrepentirse de haber mencionado al brujo, en especial cuando Matthew aseguró que lo mataría. La urgida mirada de Eyre destelló preocupación. Si bien el humano había demostrado más que capaz de valerse por sí mismo aún en un entorno donde estaba en inferioridad de condiciones, era imposible, al menos para ella, que pudiera hacer nada en contra del brujo. No solo era enorme, su fuerza era avasallador y dominaba la electricidad... sino que, encima, estaba completamente fuera de sí. La idea del moreno enfrentándose a aquel mastodonte rabioso, loco e impredecible la llenó de temor.
“No tiene sentido”, quiso decirle, “lo dejé ir por una razón.” Pero sabía que Matthew no atendería a sus palabras, y el temor de una nueva discusión la instó a mantener la boca cerrada hasta encontrar algo mejor para decir. Mientras pensaba, tomó suavemente la mano ajena y le quitó la daga transparante con mucho cuidado para evitar otro futuro corte.
-No es porque seas humano. -Supo que no lo decía sólo por disuadirlo; de pronto estuvo convencida de ello- ...Es porque es mi batalla, Matthew, no la tuya.
Eyre lo miró con seriedad, y ella misma tuvo la sensación de que algo dentro de sí había cambiado. Estaba cansada de esconderse, de huir y de relegar sobre los demás su propia responsabilidad. Estaba cansada de comportarse como una niña, esperando que viniera alguien a resolver sus problemas. No había sido piadosa con Gerrit Nephgerd por una cuestión de azar; su elección era la que creía más acertada y así seguiría hasta que la vida volviera a unir sus caminos, si es que eso alguna vez ocurría. Entonces, y solo entonces, decidiría si aún merecía recibir su castigo.
Le apretó con firmeza la mano y se la llevó a los labios, instándole con ese gesto a que no se tomase a mal sus palabras. Realmente esperaba que entendiera.
-Me lo imaginaba. -Suspiró. Ahí estaba esa sonrisa de nuevo. Sabía que no vería a Matthew pagando como una persona normal ni siquiera en sus sueños, pero no podía quejarse, dado que ella tampoco tenía ni un centavo y no estaba dispuesta a dormir durante semanas en el parque de la ciudad. Aceptó el pan a regañadientes y se puso de pie para asomarse por la ventana. El humano era ágil debido a su forma de vida, pero ella... era otra historia.
-Prefiero salir por la puerta principal. -Se encogió de hombros y, dándose la media vuelta, le dedicó una tímida media sonrisa. Sabía que le gustaría oír aquello: -¿Sabías que puedo hacer que los demás me vean como si fuera otra persona? No, no me mires así, Matthew Owens. No pienso hacerlo para ayudarte a robar.
Eyre
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
“Bien, la broma no funciono, tal vez te apuraste demasiado, Matthew” aun así el estafador le devolvió la sonrisa, ambos estaban intentando con todas sus fuerzas el hacer las cosas bien. Quizás eran algo torpes, probablemente cometerían muchos desaciertos, pero nadie podía negar que estaban intentando no repetir viejos errores.
-Bien, tacho de la lista el ir a pedir la mano de la dama, y el secuestro – Dijo Matt y se encogió de hombros – Si me dices que no entonces simplemente tendría que seguir intentándolo ¿Cierto? – Suplicar no era el estilo de Owens, tenía demasiado orgullo como para poder rebajarse, pero tampoco creía posible el enamorarse a su edad “Me sorprendo a mí mismo día a día”
Sentir el contacto de la mano de Eyre saco al humano de su ensimismamiento, la miro a los ojos e hizo un gesto de no entender “¿Por qué?” Es lo que le decía Matthew sin palabras. Intentó recordar cómo había sido para él, ciertamente el poder vengarse con sus propias manos había sido sumamente satisfactorio. Finalmente asintió y no agregó nada más, dejó que llevara la mano hasta sus labios y nuevamente sintió la necesidad de dejarse llevar por un impulso.
Retiro la mano y con ese mismo brazo envolvió su cintura, era tan increíblemente pequeña que podía rodearla por completo. No quería asustarla, pero tampoco quería soltarla, se acercó con seriedad, pero finalmente una parte más racional de su mente le dijo que no sea impaciente. Escondió el rostro en el cuello de Eyre y antes de retirarse dejó un beso allí “Al menos no me retiro sin llevarme un premio” se dijo para consolarse.
Se quedó sentado en el borde de la cama mientras la muchacha se acercaba a la ventana, para Owens el salir por allí era bastante sencillo, pero parecía ser que la hechicera no lo consideraba así. Hizo un gesto de sorpresa cuando le contó que podía hacer que los demás la vieran de modo distinto.
-Entonces podrías…. Oh, de acuerdo – Eyre rápidamente había acabado con la ilusión de Matthew – Nunca me dejas hacer cosas divertidas – Se quejó y sonrió de medio lado – De acuerdo, quieres hacerlo a tu manera, me parece bien – Se levantó y fue a buscar su mochila, puso nuevamente adentro las cosas que antes había tirado a las apuradas.
La magia no era algo que le gustara mucho al estafador, y siempre que podía intentaba arreglárselas con sus propios recursos, pero ya que la joven lo había propuesto, no sería Owens quien se negara. Abrió la puerta y se hizo a un lado para permitirle pasar primera. Luego salió él y bajo la escalera para ir luego directo con la dueña de la posada.
-¿Terminaron todos sus asuntos? – Pregunto al pasar la mujer, ahora que todos los clientes se habían despertado estaba muy ocupada como para quedarse hablando.
-Todo resuelto, puse todos los puntos en claro con ella y ahora me marcho. Agradezco enormemente su paciencia – Matthew volvía a ser el mismo hombre encantador de siempre – Le dije que no toleraría nunca más sus malos tratos y sus desprecios – Ahora estaba jugando, solo quería molestar un poco a la muchacha.
-Bien dicho, luego subiré para llevarle sábanas limpias ¿Te parece bien haberle dejado todo pago? –
-Oh sí, es mi modo de decir adiós… Ya sabe, en el fondo soy un romántico – Apoyó una mano en su pecho y suspiro – Que siga bien, amable señora, que los dioses le sonrían a usted y a su marido –
La mujer se despidió y el estafador salió del lugar.
-Eso fue divertido ¿Segura no podemos usarlo para robar? Sería perfecto -
-Bien, tacho de la lista el ir a pedir la mano de la dama, y el secuestro – Dijo Matt y se encogió de hombros – Si me dices que no entonces simplemente tendría que seguir intentándolo ¿Cierto? – Suplicar no era el estilo de Owens, tenía demasiado orgullo como para poder rebajarse, pero tampoco creía posible el enamorarse a su edad “Me sorprendo a mí mismo día a día”
Sentir el contacto de la mano de Eyre saco al humano de su ensimismamiento, la miro a los ojos e hizo un gesto de no entender “¿Por qué?” Es lo que le decía Matthew sin palabras. Intentó recordar cómo había sido para él, ciertamente el poder vengarse con sus propias manos había sido sumamente satisfactorio. Finalmente asintió y no agregó nada más, dejó que llevara la mano hasta sus labios y nuevamente sintió la necesidad de dejarse llevar por un impulso.
Retiro la mano y con ese mismo brazo envolvió su cintura, era tan increíblemente pequeña que podía rodearla por completo. No quería asustarla, pero tampoco quería soltarla, se acercó con seriedad, pero finalmente una parte más racional de su mente le dijo que no sea impaciente. Escondió el rostro en el cuello de Eyre y antes de retirarse dejó un beso allí “Al menos no me retiro sin llevarme un premio” se dijo para consolarse.
Se quedó sentado en el borde de la cama mientras la muchacha se acercaba a la ventana, para Owens el salir por allí era bastante sencillo, pero parecía ser que la hechicera no lo consideraba así. Hizo un gesto de sorpresa cuando le contó que podía hacer que los demás la vieran de modo distinto.
-Entonces podrías…. Oh, de acuerdo – Eyre rápidamente había acabado con la ilusión de Matthew – Nunca me dejas hacer cosas divertidas – Se quejó y sonrió de medio lado – De acuerdo, quieres hacerlo a tu manera, me parece bien – Se levantó y fue a buscar su mochila, puso nuevamente adentro las cosas que antes había tirado a las apuradas.
La magia no era algo que le gustara mucho al estafador, y siempre que podía intentaba arreglárselas con sus propios recursos, pero ya que la joven lo había propuesto, no sería Owens quien se negara. Abrió la puerta y se hizo a un lado para permitirle pasar primera. Luego salió él y bajo la escalera para ir luego directo con la dueña de la posada.
-¿Terminaron todos sus asuntos? – Pregunto al pasar la mujer, ahora que todos los clientes se habían despertado estaba muy ocupada como para quedarse hablando.
-Todo resuelto, puse todos los puntos en claro con ella y ahora me marcho. Agradezco enormemente su paciencia – Matthew volvía a ser el mismo hombre encantador de siempre – Le dije que no toleraría nunca más sus malos tratos y sus desprecios – Ahora estaba jugando, solo quería molestar un poco a la muchacha.
-Bien dicho, luego subiré para llevarle sábanas limpias ¿Te parece bien haberle dejado todo pago? –
-Oh sí, es mi modo de decir adiós… Ya sabe, en el fondo soy un romántico – Apoyó una mano en su pecho y suspiro – Que siga bien, amable señora, que los dioses le sonrían a usted y a su marido –
La mujer se despidió y el estafador salió del lugar.
-Eso fue divertido ¿Segura no podemos usarlo para robar? Sería perfecto -
Matthew Owens
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
No pudo evitar saltar como un resorte para ir hacia la ventana. Los roces inocentes que habían disfrutado estaban demasiado alejados de la cálida y húmeda sensación de un beso en el cuello; aquello la había tomado por sorpresa haciendo sonar todas sus alarmas, calentándole el rostro hasta las orejas. Lo extraño era que la sensación no había sido desagradable, o al menos no en su mayor parte. Su corazón latía con fuerza y una sonrisa tonta luchaba por torcer las comisuras de sus labios hacia arriba. Con una mano en el cuello, justo donde todavía sentía un agradable cosquilleo, asintió quedamente mientras ladeaba la cara hacia un costado para ocultar su gesto.
¿Realmente sería capaz de convivir con esa clase de emociones en el futuro?
Luego de ponerse las botas observó la habitación por última vez, despidiéndose gustosa de aquel cuarto en que había tocado fondo y descubierto partes de sí misma dolorosas pero, como poco a poco comenzaba a entender, necesarias. -Oh, un momento. -Dijo cuando el mayor abrió la puerta. Tomó su mochila y extrajo el cuchillo de su padre para dejarlo sobre el escritorio, y luego apoyó su largo bastón junto a éste, contra la pared. Era momento de dejar atrás los últimos objetos que la ligaban a su familia. Evitó observar por demasiado tiempo la alfombra y finalmente se volteó, saliendo de la habitación para dirigirse rauda a las escaleras.
Afortunadamente la ilusión era simple y la posadera se encontraba distraída. Eyre se “disfrazó” ante los ojos de la mujer como el muchacho que se hospedaba en la habitación contigua, un brujo alto y desgarbado que se había cruzado varias veces en los pasillos del hospedaje.
Cruzó la sala lo suficientemente lento como para poder prestar atención al humano, quien volvía a ser el mismo personaje de siempre. Eyre sintió cierta tristeza al ver desaparecer al hombre genuino y sincero que había tenido al lado, pero pronto prefirió pensar que ese Matthew, el real, era una faceta única y privada que solamente ella podía atesorar, una especie de secreto entre ellos dos. Sonrió al oír lo que le decía a la mujer, pese a que la pobre señora le daba bastante pena y sabía que pronto, cuando descubriera el engaño, no los recordaría precisamente con mucho aprecio.
Al salir, Eyre volvió a ser Eyre y negó con la cabeza ante la sucia propuesta. En vez de volver a decirle que no, prefirió cambiar de tema con solapada picardía para hacerlo rabiar un poco.
-Pobre señora, se ha portado muy bien conmigo. Espero que vendiendo el cuchillo de mi padre pueda recuperar el dinero perdido, me han dicho que vale mucho.
Volvió a tomarle una mano, más que nada para evitar que volviese corriendo a la habitación para recuperar el cuchillo. Con el viento y el calor, su cabello se había secado y ahora caía rebelde cosquilleando en sus mejillas y sus hombros; los transeúntes la miraron con extrañeza al ver que había salido a la calle vistiendo aquella prenda que parecía más un camisón que una camisa.
-¿Tienes más monedas falsas? Creo... creo que necesitaré ropa de mi tamaño.
Eyre
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Re: Al menos por una vez [Privado][Eyre][Cerrado]
Para el resto de la gente parecía que el día recién comenzaba. Los vendedores sacaban su mercancía a la calle, las mujeres abrían las ventanas de las casas para dejar entrar el aire fresco de la mañana. En cambio para Matt y para Eyre parecía que había pasado un día entero, si hubiese dependido del estafador, allí mismo se habría buscado una cama y hubiese dormido durante horas.
Matthew se sorprendió de que la muchacha lo hubiese engañado con una treta tan sencilla.
-Vaya, vaya, miren nada mas quien está aprendiendo a engañar - Le sonrió y aprovechando que la joven le había agarrado la mano, tiro de ella, acercándola a su cuerpo – Y luego dicen que soy una mala influencia – Le dejo un rápido beso en la frente.
Las personas los miraban, en parte por cómo estaba vestida Eyre, pero también porque Matthew no hacía ningún esfuerzo por ser menos llamativos, llevando a la muchacha muy cerca de él.
-Tengo bastantes aún, y a mí tampoco me vendría mal algo de ropa nueva– Justo en ese momento el estafador recordó con nostalgia la primera vez que le había comprado un vestido, había pasado poco menos de un año desde entonces, y sin embargo parecía una eternidad – Dejame recomendarte un estilo que creo que te quedara maravilloso –
Caminaron lentamente hacía la zona de las tiendas, donde el humano se las arreglaría no solo para continuar estafando con monedas falsas a los comerciantes, sino también para negociar con ellos hasta conseguir rebajas. En cambio Eyre se prometería a si misma volver otro día y pagar las deudas. Pero así estaba bien, pese a sus diferencias, eran una excelente combinación entre caos y legalidad.
Matthew se sorprendió de que la muchacha lo hubiese engañado con una treta tan sencilla.
-Vaya, vaya, miren nada mas quien está aprendiendo a engañar - Le sonrió y aprovechando que la joven le había agarrado la mano, tiro de ella, acercándola a su cuerpo – Y luego dicen que soy una mala influencia – Le dejo un rápido beso en la frente.
Las personas los miraban, en parte por cómo estaba vestida Eyre, pero también porque Matthew no hacía ningún esfuerzo por ser menos llamativos, llevando a la muchacha muy cerca de él.
-Tengo bastantes aún, y a mí tampoco me vendría mal algo de ropa nueva– Justo en ese momento el estafador recordó con nostalgia la primera vez que le había comprado un vestido, había pasado poco menos de un año desde entonces, y sin embargo parecía una eternidad – Dejame recomendarte un estilo que creo que te quedara maravilloso –
Caminaron lentamente hacía la zona de las tiendas, donde el humano se las arreglaría no solo para continuar estafando con monedas falsas a los comerciantes, sino también para negociar con ellos hasta conseguir rebajas. En cambio Eyre se prometería a si misma volver otro día y pagar las deudas. Pero así estaba bien, pese a sus diferencias, eran una excelente combinación entre caos y legalidad.
Matthew Owens
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