Fundación de ciudad Lagarto [2º Parte] [Trama canon] [Libre 4/4] [Noche] [Cerrado]
Página 2 de 2. • Comparte
Página 2 de 2. • 1, 2
Re: Fundación de ciudad Lagarto [2º Parte] [Trama canon] [Libre 4/4] [Noche] [Cerrado]
El caos se había desatado por todas partes.
Cuando apenas estaba a unos cuarenta pasos del campamento, los Bios lo rodearon y confinaron a toda la gente que había allí. Las protestas se elevaron casi de inmediato y los enfrentamientos no tardaron mucho más en surgir. Ben los observaba en silencio, desde donde estaba tenía una visión clara y nítida de todo lo que estaba pasando y entonces se dio cuenta de que todo aquello estaba pasando por su culpa. Por el incendiario deseo de la venganza. Miró al suelo y después al hacha.
Un fuerte estruendo le sacó del estado de trance en el que parecía estar entrando y se dio la vuelta con rapidez. Corrió hacia el origen del ruido y chocó de bruces contra dos hombres que huían. Todos cayeron al suelo y rodaron debido a la gran velocidad con la que corrían los perseguidos. Ben fue el primero en levantarse y le tendió la mano a Schott.
- Hombre, Shcott, qué alegría verte.- Dijo justo antes de que un impacto fortísimo hiciera que la tierra a su alrededor se moviera y los lanzara hacia el suelo otra vez.
- ¿Qué cojones pasa?- Gritó Sango tratando de levantarse otra vez. Cuando terminó de ayudar a Schott, varios guardias habían llegado a su posición y se disponían a neutralizarlos cuando Ben, casi sin pensarlo, empujó al hombre que acompañaba a Schott contra los Bio, provocando, en primer lugar, la sorpresa del hombre y por otro la sorpresa de los guardias que tuvieron que adaptarse para centrar su atención en el hombre usado como escudo.
Shcott y Sango tuvieron unos valiosos segundos que aprovecharon para escapar doblando una esquina. Mientras corrían Ben fue consciente de que había perdido el rastro del kag, seguramente habría huido, asustado, o quizá estuviera mordiendo a alguien. Ben no pudo evitar soltar una carcajada en mitad de la carrera ante tal pensamiento.
- ¡Cuidado!- Ben agarró a Schott del cuello de las ropas que llevaba y lo empujó contra un edificio. Un latido después un impacto como el anterior los empujó aún más contra el muro. Ben tosió y escupió mientras gateaba alejándose de la zona de impacto. Y para cuando se puso de pie, estuvieron rodeados por más de seis bios.
- Parad, parad, por piedad.- Gritó Ben, tras comprobar que su costado volvía a sangrar, además, se estaba empezando a sentir desfallecer. Tras sus palabras hubo silencio y en verdad aquello era mucho más aterrador que sufrir el impacto de lo que parecían unas bolas de fuego que les estaban lanzando.
- Cogedlo y llevadlo de vuelta a la enfermería, al otro encerradlo con el resto.- Dijo la que había sido la que le había hecho las preguntas a Sango cuando había despertado. Ben no quería que por su culpa encerraran a Schott y actuó rápido.
En su mano izquierda aún llevaba una piedra, piedra que decían, tenía el poder de cambiar el clima a voluntad y eso fue lo que hizo.
- ¡Bruma!- Gritó mientras apretaba con fuerza la piedra. Y de la nada, una espesa niebla los cubrió por completo. Ben se acercó a Schott y se lo llevó arrastrándole tras de sí. Salieron de aquel grupo que empezó a gritar cosas que Sango no quiso oir por querer escapar con Schott. Al paso siguiente, la bruma desapareció, pero cuando miró atrás, allí seguía. Sango se tomó un instante para mirar la piedra hasta que Schott, que le estaba gritando, le obligó a correr.
Pero no corrieron mucho más porque se metieron de lleno en la boca del lobo. Se detuvieron en seco porque casi de la nada apareció todo un regimiento de soldados listos para aniquilarlos y de entre todos ellos, una mujer. Ben escuchó a Schott decir algo sobre la gran ingeniera. Ben, mucho más cansado por la pérdida de sangre y por las continuas caídas, explosiones y carreras, se apresuró a decir.
- Ah, por fin os encuentro, ahora soy yo el que va a negociar con ustedes.- Se apoyó en Schott que le miró preocupado. Ben cada vez se sentía mucho más débil pero le aguantaba la mirada a la mujer que se acercaba lentamente.
Al final, Ben, le sonrió.
Cuando apenas estaba a unos cuarenta pasos del campamento, los Bios lo rodearon y confinaron a toda la gente que había allí. Las protestas se elevaron casi de inmediato y los enfrentamientos no tardaron mucho más en surgir. Ben los observaba en silencio, desde donde estaba tenía una visión clara y nítida de todo lo que estaba pasando y entonces se dio cuenta de que todo aquello estaba pasando por su culpa. Por el incendiario deseo de la venganza. Miró al suelo y después al hacha.
Un fuerte estruendo le sacó del estado de trance en el que parecía estar entrando y se dio la vuelta con rapidez. Corrió hacia el origen del ruido y chocó de bruces contra dos hombres que huían. Todos cayeron al suelo y rodaron debido a la gran velocidad con la que corrían los perseguidos. Ben fue el primero en levantarse y le tendió la mano a Schott.
- Hombre, Shcott, qué alegría verte.- Dijo justo antes de que un impacto fortísimo hiciera que la tierra a su alrededor se moviera y los lanzara hacia el suelo otra vez.
- ¿Qué cojones pasa?- Gritó Sango tratando de levantarse otra vez. Cuando terminó de ayudar a Schott, varios guardias habían llegado a su posición y se disponían a neutralizarlos cuando Ben, casi sin pensarlo, empujó al hombre que acompañaba a Schott contra los Bio, provocando, en primer lugar, la sorpresa del hombre y por otro la sorpresa de los guardias que tuvieron que adaptarse para centrar su atención en el hombre usado como escudo.
Shcott y Sango tuvieron unos valiosos segundos que aprovecharon para escapar doblando una esquina. Mientras corrían Ben fue consciente de que había perdido el rastro del kag, seguramente habría huido, asustado, o quizá estuviera mordiendo a alguien. Ben no pudo evitar soltar una carcajada en mitad de la carrera ante tal pensamiento.
- ¡Cuidado!- Ben agarró a Schott del cuello de las ropas que llevaba y lo empujó contra un edificio. Un latido después un impacto como el anterior los empujó aún más contra el muro. Ben tosió y escupió mientras gateaba alejándose de la zona de impacto. Y para cuando se puso de pie, estuvieron rodeados por más de seis bios.
- Parad, parad, por piedad.- Gritó Ben, tras comprobar que su costado volvía a sangrar, además, se estaba empezando a sentir desfallecer. Tras sus palabras hubo silencio y en verdad aquello era mucho más aterrador que sufrir el impacto de lo que parecían unas bolas de fuego que les estaban lanzando.
- Cogedlo y llevadlo de vuelta a la enfermería, al otro encerradlo con el resto.- Dijo la que había sido la que le había hecho las preguntas a Sango cuando había despertado. Ben no quería que por su culpa encerraran a Schott y actuó rápido.
En su mano izquierda aún llevaba una piedra, piedra que decían, tenía el poder de cambiar el clima a voluntad y eso fue lo que hizo.
- ¡Bruma!- Gritó mientras apretaba con fuerza la piedra. Y de la nada, una espesa niebla los cubrió por completo. Ben se acercó a Schott y se lo llevó arrastrándole tras de sí. Salieron de aquel grupo que empezó a gritar cosas que Sango no quiso oir por querer escapar con Schott. Al paso siguiente, la bruma desapareció, pero cuando miró atrás, allí seguía. Sango se tomó un instante para mirar la piedra hasta que Schott, que le estaba gritando, le obligó a correr.
Pero no corrieron mucho más porque se metieron de lleno en la boca del lobo. Se detuvieron en seco porque casi de la nada apareció todo un regimiento de soldados listos para aniquilarlos y de entre todos ellos, una mujer. Ben escuchó a Schott decir algo sobre la gran ingeniera. Ben, mucho más cansado por la pérdida de sangre y por las continuas caídas, explosiones y carreras, se apresuró a decir.
- Ah, por fin os encuentro, ahora soy yo el que va a negociar con ustedes.- Se apoyó en Schott que le miró preocupado. Ben cada vez se sentía mucho más débil pero le aguantaba la mirada a la mujer que se acercaba lentamente.
Al final, Ben, le sonrió.
- USO OBJETO MASTER:
- PIEDRA ELEMENTAL: Te permite cambiar el clima a elección en un radio de 10 metros de radio desde donde lo usas: El efecto dura 4 turnos en temas interpretativos (entre usuarios) y 2 turnos en temas dirigidos por un Master.
3 Usos
Sango
Héroe de Aerandir
Héroe de Aerandir
Cantidad de envíos : : 568
Nivel de PJ : : 5
Re: Fundación de ciudad Lagarto [2º Parte] [Trama canon] [Libre 4/4] [Noche] [Cerrado]
Corríamos sin parar y sin mirar atrás, la ciudad bio se me presentaba laberíntica según avanzábamos, ¿acaso habían cambiado la distribución de los edificios? ¿era eso siquiera posible?
Estábamos relativamente intactos cuando al doblar una esquina me di de bruces con algo grande y duro, cayendo de golpe al suelo, mierda, era el fin, nos habían pillado, pero mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que era Sango con el que nos habíamos dado.
- ¡Sango, amigo mío!, ¡estas vivo! - exclamé feliz, pero no había tiempo para emotivos reencuentros, un temblor me volvió a arrojar al suelo, ya casi no sentía la rabadilla de tanto golpe.
Con mucho esfuerzo me levante de nuevo para ver aterrado como un escuadrón entero de bio acababan de llegar y estaban haciendo una formación de disparo.
Levanté las manos sabiéndome muerto cuando sin apenas darme tiempo a pensar Sango para sorpresa mía arrojó a Flint contra los bio y agarrándome de la pechera nos sacó de allí corriendo.
-Nooo, Flint nooo- exclamé, podía oír a Flint gritar de dolor detrás nuestro -Joder Sango- le reproché, ya había cogido cariño al personaje secundario este.
Sin embargo, parecía que habíamos huido, seguíamos corriendo sin parar por la ciudad y ya parecía que llegábamos a las murallas que se alzaban enormes frente a nosotros.
Pero no iba a ser tan fácil, de repente y de nuevo sin verlo venir, Sango me arrojó contra un muro para justo después resultar ambos golpeados por un fuerte impacto que me dejó sin aliento.
Tosí de nuevo retorciéndome en el suelo, seguía sangrando por la herida en la cabeza y ahora la boca también me sabia a sangre.
Un nuevo batallón de la muerte de los Bio nos encañono, y esta vez no parecía haber otra salida.
-Agggg…basta…- tosí sangre.
Pero inexplicablemente Sango tenía otro as en la manga, y no se bien como, logro llenarlo todo de humo, que me impedía ver nada, ¿era acaso un brujo?, desde luego era un hombre de recursos.
-Agg..Sango..como has..cof..cof- trate de hablar, no veía nada, aunque parecía que ya habíamos dejado atrás a nuestros perseguidores.
Sango volvió a instarme a correr, ya veía la puerta, estaba solo a unos pasos, cuando ya la suerte se terminó y mas de una docena de bio armados nos cortaron todas las salidas.
-Joder…- mascullé -Mierda, es la gran ingeniera- exclamé, y allí estaba, con muy mala cara, parecía que no solía salir de su torre y toda esta situación no le agradaba nada.
Sango se apoyó en mí, estábamos los dos hechos una pena, apenas seguíamos en pie, la gran ingeniera se acercó riéndose.
- ¿Pero por quien me tomáis estúpidos orgánicos? - rio -Prendedlos-
Apenas nos dimos cuenta dos bio a cada lado nos agarraron de los hombros y nos hicieron caer de rodillas.
-Después de todo lo que habéis hecho, los daños que habéis causado, el truco ese del dragón, los incontables objetos valiosos destrozados-
Miré a Sango extrañado - ¿Qué dragón? - susurré.
-Silencio, habéis violado el protocolo de acceso, al romper el pacto, no estáis protegidos, se procederá a vuestra eliminación, unidades…- los bio alzaron las armas.
-Nonono..espera..mi amigo tiene razón…podemos..podemos negociar- traté de convencerla -la oferta sigue en pie, oro, lo que necesitéis-
La gran ingeniera torció el gesto, me agarró del cuello y me levantó del suelo con una fuerza completamente antinatural.
- ¿Trato?, esa pila de orgánicos desaliñados, esa chusma abandonada, ese poblado chabolista, en el que mis visores muestran que no existe ley alguna…¿que me impide arrasarlo ahora mismo eh?- me dijo la ingeniera a medio palmo de mi cara.
-Cof..coff…no…jamás encontraríais el oro, esta escondido jej- sonreí lanzando un farol, de hecho, yo aún no había visto ni catado ese famoso oro, y eso que me estaba dejando el pellejo por él.
-Hmmm…puede que haya algo que me sea más útil que el oro- sonrió -Veo que os sobra gentuza, y yo necesito “voluntarios” para unos asuntos-
- ¿Cómo? ¿qué asuntos?...- me revolví, miré de reojo a Sango por si el supiese algo.
-Eso no forma parte del trato, ¿qué me dices? Tu estúpido rey Lacid, además el pago inicial y las correspondientes rentas anuales de la ciudad, me suministrará regularmente “voluntarios”, a cambio, les dejaré vivir en paz en unas tierras dentro de nuestra base-
-Como que voluntarios? ¿para qué? ¿qué experimentos tenéis entre manos? -
-Bueno o la otra opción es mataros aquí ahora a vosotros y a continuación arrasar el campamento y vuestros sucios orgánicos con el, si os parece mejor claro-
Trague saliva, la cosa estaba muy jodida, mire a Sango con desesperación, no teníamos opción.
-Yo…bien..lo haremos-
-Perfecto, redacción- clamó la ingeniera soltándome al suelo, y al cabo de unos instantes un bio le tendió unas hojas que me mostró, escritas con una extraña letra que era imposible que hubiese sido trazada con la mano humana.
Lo leí rápidamente, pero con toda atención, por suerte parte de mi entrenamiento de la guardia era el estudio y redacción de documentos legales y oficiales, había elegido eso porque en el entrenamiento con espada no avanzaba mas que un granjero cojo.
El contrato detallaba minuciosamente las clausulas del acuerdo, en resumen, un espacio dentro de la base a cambio de un cuantioso pago inicial y las rentas anuales, bueno, y estaba esa oscura clausula final de suministro de voluntarios, suspiré, seguro que el rey Lacid, por lo que había oído de el no veía inconveniente en esto, pero mi conciencia me ardía, ¿aunque que otra cosa podía hacer?, condenar a todos, o solo a algunos, la vida era una mierda.
-Firma por favor- sonrió la ingeniera, miré a Sango que seguía encañonado de rodillas y le lancé una mirada de abatimiento, estaba hecho.
-Bien… - dije cabizbajo firmando los diversos documentos donde indicaba, no podía creer que mi nombre apareciese en tan infame documento.
-Toma- le tendí completamente devastado los documentos.
-Bien, perfecto, ¿no era tan difícil verdad? - sonrió, y con un leve gesto de la mano los guardias nos soltaron y bajaron las armas. -Podéis iros-
-Ten- me entregó una copia del contrato -Entrega esto a tu rey Lacid ah y recuerda que es un contrato secreto, solo entre el y yo, la clausula de confidencialidad permite a mis agentes abatiros si decís algo-
Me levanté derrotado y me apoyé en Sango, tendiéndole una copia por si quería leerla -Sango...amigo…vámonos de aquí…-
Estábamos relativamente intactos cuando al doblar una esquina me di de bruces con algo grande y duro, cayendo de golpe al suelo, mierda, era el fin, nos habían pillado, pero mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que era Sango con el que nos habíamos dado.
- ¡Sango, amigo mío!, ¡estas vivo! - exclamé feliz, pero no había tiempo para emotivos reencuentros, un temblor me volvió a arrojar al suelo, ya casi no sentía la rabadilla de tanto golpe.
Con mucho esfuerzo me levante de nuevo para ver aterrado como un escuadrón entero de bio acababan de llegar y estaban haciendo una formación de disparo.
Levanté las manos sabiéndome muerto cuando sin apenas darme tiempo a pensar Sango para sorpresa mía arrojó a Flint contra los bio y agarrándome de la pechera nos sacó de allí corriendo.
-Nooo, Flint nooo- exclamé, podía oír a Flint gritar de dolor detrás nuestro -Joder Sango- le reproché, ya había cogido cariño al personaje secundario este.
Sin embargo, parecía que habíamos huido, seguíamos corriendo sin parar por la ciudad y ya parecía que llegábamos a las murallas que se alzaban enormes frente a nosotros.
Pero no iba a ser tan fácil, de repente y de nuevo sin verlo venir, Sango me arrojó contra un muro para justo después resultar ambos golpeados por un fuerte impacto que me dejó sin aliento.
Tosí de nuevo retorciéndome en el suelo, seguía sangrando por la herida en la cabeza y ahora la boca también me sabia a sangre.
Un nuevo batallón de la muerte de los Bio nos encañono, y esta vez no parecía haber otra salida.
-Agggg…basta…- tosí sangre.
Pero inexplicablemente Sango tenía otro as en la manga, y no se bien como, logro llenarlo todo de humo, que me impedía ver nada, ¿era acaso un brujo?, desde luego era un hombre de recursos.
-Agg..Sango..como has..cof..cof- trate de hablar, no veía nada, aunque parecía que ya habíamos dejado atrás a nuestros perseguidores.
Sango volvió a instarme a correr, ya veía la puerta, estaba solo a unos pasos, cuando ya la suerte se terminó y mas de una docena de bio armados nos cortaron todas las salidas.
-Joder…- mascullé -Mierda, es la gran ingeniera- exclamé, y allí estaba, con muy mala cara, parecía que no solía salir de su torre y toda esta situación no le agradaba nada.
Sango se apoyó en mí, estábamos los dos hechos una pena, apenas seguíamos en pie, la gran ingeniera se acercó riéndose.
- ¿Pero por quien me tomáis estúpidos orgánicos? - rio -Prendedlos-
Apenas nos dimos cuenta dos bio a cada lado nos agarraron de los hombros y nos hicieron caer de rodillas.
-Después de todo lo que habéis hecho, los daños que habéis causado, el truco ese del dragón, los incontables objetos valiosos destrozados-
Miré a Sango extrañado - ¿Qué dragón? - susurré.
-Silencio, habéis violado el protocolo de acceso, al romper el pacto, no estáis protegidos, se procederá a vuestra eliminación, unidades…- los bio alzaron las armas.
-Nonono..espera..mi amigo tiene razón…podemos..podemos negociar- traté de convencerla -la oferta sigue en pie, oro, lo que necesitéis-
La gran ingeniera torció el gesto, me agarró del cuello y me levantó del suelo con una fuerza completamente antinatural.
- ¿Trato?, esa pila de orgánicos desaliñados, esa chusma abandonada, ese poblado chabolista, en el que mis visores muestran que no existe ley alguna…¿que me impide arrasarlo ahora mismo eh?- me dijo la ingeniera a medio palmo de mi cara.
-Cof..coff…no…jamás encontraríais el oro, esta escondido jej- sonreí lanzando un farol, de hecho, yo aún no había visto ni catado ese famoso oro, y eso que me estaba dejando el pellejo por él.
-Hmmm…puede que haya algo que me sea más útil que el oro- sonrió -Veo que os sobra gentuza, y yo necesito “voluntarios” para unos asuntos-
- ¿Cómo? ¿qué asuntos?...- me revolví, miré de reojo a Sango por si el supiese algo.
-Eso no forma parte del trato, ¿qué me dices? Tu estúpido rey Lacid, además el pago inicial y las correspondientes rentas anuales de la ciudad, me suministrará regularmente “voluntarios”, a cambio, les dejaré vivir en paz en unas tierras dentro de nuestra base-
-Como que voluntarios? ¿para qué? ¿qué experimentos tenéis entre manos? -
-Bueno o la otra opción es mataros aquí ahora a vosotros y a continuación arrasar el campamento y vuestros sucios orgánicos con el, si os parece mejor claro-
Trague saliva, la cosa estaba muy jodida, mire a Sango con desesperación, no teníamos opción.
-Yo…bien..lo haremos-
-Perfecto, redacción- clamó la ingeniera soltándome al suelo, y al cabo de unos instantes un bio le tendió unas hojas que me mostró, escritas con una extraña letra que era imposible que hubiese sido trazada con la mano humana.
Lo leí rápidamente, pero con toda atención, por suerte parte de mi entrenamiento de la guardia era el estudio y redacción de documentos legales y oficiales, había elegido eso porque en el entrenamiento con espada no avanzaba mas que un granjero cojo.
El contrato detallaba minuciosamente las clausulas del acuerdo, en resumen, un espacio dentro de la base a cambio de un cuantioso pago inicial y las rentas anuales, bueno, y estaba esa oscura clausula final de suministro de voluntarios, suspiré, seguro que el rey Lacid, por lo que había oído de el no veía inconveniente en esto, pero mi conciencia me ardía, ¿aunque que otra cosa podía hacer?, condenar a todos, o solo a algunos, la vida era una mierda.
-Firma por favor- sonrió la ingeniera, miré a Sango que seguía encañonado de rodillas y le lancé una mirada de abatimiento, estaba hecho.
-Bien… - dije cabizbajo firmando los diversos documentos donde indicaba, no podía creer que mi nombre apareciese en tan infame documento.
-Toma- le tendí completamente devastado los documentos.
-Bien, perfecto, ¿no era tan difícil verdad? - sonrió, y con un leve gesto de la mano los guardias nos soltaron y bajaron las armas. -Podéis iros-
-Ten- me entregó una copia del contrato -Entrega esto a tu rey Lacid ah y recuerda que es un contrato secreto, solo entre el y yo, la clausula de confidencialidad permite a mis agentes abatiros si decís algo-
Me levanté derrotado y me apoyé en Sango, tendiéndole una copia por si quería leerla -Sango...amigo…vámonos de aquí…-
Schott
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 191
Nivel de PJ : : 0
Re: Fundación de ciudad Lagarto [2º Parte] [Trama canon] [Libre 4/4] [Noche] [Cerrado]
Sango después de pronunciar sus heroicas y estúpidas palabras se había empezado a encontrar mucho peor. Notaba la boca pastosa, los músculos agarrotados y un dolor intenso por todo el cuerpo. A todo ello se le unía el tener que aguantar el trato que le daban sus captores. Sacudió la cabeza y se puso todo lo firme que pudo, con la cabeza en alto y mirando directamente a su interlocutora.
Pero resultó que el peso de la conversación lo llevaba Schott, cosa que agradeció. Mientras su compañero y aquella "mujer" hablaban, Ben se fijó en un intercambio de objeto que estaban llevando a cabo dos bios de aspecto muy humanizado. El único rasgo que permitía diferenciarlos era que había visto como sus manos giraban sobre sí mismas. El intercambio duró apenas unos instantes y vio como una de ellas guardaba un objeto plano, no mu grande, en uno de los bolsillos de la sobretodo que vestía.
Sango se puso en guardia cuando la mujer agarró y levantó con extremada facilidad a Schott, trató de ponerse de pie pero una patada en la espalda lo tumbó para que al instante siguiente dos guardias le volvieran a colocar de rodillas. Ben miró a un lado y a otro. Estaban rodeados y el más mínimo intento de salir huyendo significaría, con absoluta certeza, su muerte. Al final todo acabó en la firma de un papel. Sango asintió sin más ante la mirada de Schott. No había otra opción.
Cuando las armas bajaron y les permitieron marcharse, uno de los guardas le tiró su hacha, su camisa y la piedra. Sango se puso la camisa con rapidez y agarró el hacha que le sirvió para levantarse. Cuando se acordó de la piedra tuvo que volver a agacharse y tras cogerla e incorporase de nuevo, simuló un desmayo y trastabilló para chocarse contra la persona a la que había visto guardarse el objeto. Aquello pilló a todo el mundo por sorpresa y entre el caos que se formó, Ben aprovechó para meter la mano en el bolsillo. Lo encontró.
- ¡Perdón!- Le dijo al bio de manera apresurada.- No me encuentro muy bien.- Dijo a continuación. Se incorporó un poco y le tendió una mano al bio, para ayudarle a levantarse, cosa que no hizo falta porque se levantó al mismo tiempo que él le tendía la mano. Le ayudaron a levantarse y después le devolvieron el hacha que se colgó rápidamente.
- Largaos de mi ciudad.- Dijo la gran Ingeniera a la que Sango miraba, ahora sonriendo levemente.- Devolvedle sus cosas y cerrad las puertas tras ellos.- Añadió antes de darse la vuelta y marcharse junto al grueso de aquel grupo.
- Nos faltan los kags, tenemos que.-
- Los hemos echado, están fuera de la ciudad, han causado destrozos.- Dijo uno al tiempo que le tendían a Sango el escudo. Ben no estaba seguro de poder cargar con tanto peso, no obstante lo agarró y no dijo nada más.
Esperó a que Schott llegara a su lado y cuando lo hizo esperaron a que abrieran las puertas.
- ¿Sabes lo mejor de todo, Schott? Bueno a parte de salir vivos, claro.- Se humedeció los labios como pudo.- Hemos decidido sobre algo, que en principio, no nos interesa para nada. Al menos a mi. No de momento.- Esbozó una sonrisa cansada.- Espero que no nos hayamos equivocado.-
Las puertas comenzaron a abrirse.
Pero resultó que el peso de la conversación lo llevaba Schott, cosa que agradeció. Mientras su compañero y aquella "mujer" hablaban, Ben se fijó en un intercambio de objeto que estaban llevando a cabo dos bios de aspecto muy humanizado. El único rasgo que permitía diferenciarlos era que había visto como sus manos giraban sobre sí mismas. El intercambio duró apenas unos instantes y vio como una de ellas guardaba un objeto plano, no mu grande, en uno de los bolsillos de la sobretodo que vestía.
Sango se puso en guardia cuando la mujer agarró y levantó con extremada facilidad a Schott, trató de ponerse de pie pero una patada en la espalda lo tumbó para que al instante siguiente dos guardias le volvieran a colocar de rodillas. Ben miró a un lado y a otro. Estaban rodeados y el más mínimo intento de salir huyendo significaría, con absoluta certeza, su muerte. Al final todo acabó en la firma de un papel. Sango asintió sin más ante la mirada de Schott. No había otra opción.
Cuando las armas bajaron y les permitieron marcharse, uno de los guardas le tiró su hacha, su camisa y la piedra. Sango se puso la camisa con rapidez y agarró el hacha que le sirvió para levantarse. Cuando se acordó de la piedra tuvo que volver a agacharse y tras cogerla e incorporase de nuevo, simuló un desmayo y trastabilló para chocarse contra la persona a la que había visto guardarse el objeto. Aquello pilló a todo el mundo por sorpresa y entre el caos que se formó, Ben aprovechó para meter la mano en el bolsillo. Lo encontró.
- ¡Perdón!- Le dijo al bio de manera apresurada.- No me encuentro muy bien.- Dijo a continuación. Se incorporó un poco y le tendió una mano al bio, para ayudarle a levantarse, cosa que no hizo falta porque se levantó al mismo tiempo que él le tendía la mano. Le ayudaron a levantarse y después le devolvieron el hacha que se colgó rápidamente.
- Largaos de mi ciudad.- Dijo la gran Ingeniera a la que Sango miraba, ahora sonriendo levemente.- Devolvedle sus cosas y cerrad las puertas tras ellos.- Añadió antes de darse la vuelta y marcharse junto al grueso de aquel grupo.
- Nos faltan los kags, tenemos que.-
- Los hemos echado, están fuera de la ciudad, han causado destrozos.- Dijo uno al tiempo que le tendían a Sango el escudo. Ben no estaba seguro de poder cargar con tanto peso, no obstante lo agarró y no dijo nada más.
Esperó a que Schott llegara a su lado y cuando lo hizo esperaron a que abrieran las puertas.
- ¿Sabes lo mejor de todo, Schott? Bueno a parte de salir vivos, claro.- Se humedeció los labios como pudo.- Hemos decidido sobre algo, que en principio, no nos interesa para nada. Al menos a mi. No de momento.- Esbozó una sonrisa cansada.- Espero que no nos hayamos equivocado.-
Las puertas comenzaron a abrirse.
- ACLARACIÓN:
- He supuesto que nos echan de la ciudad para llevar el mensaje al rey, si hay algo en lo que no estés de acuerdo, dímelo.
Sango
Héroe de Aerandir
Héroe de Aerandir
Cantidad de envíos : : 568
Nivel de PJ : : 5
Re: Fundación de ciudad Lagarto [2º Parte] [Trama canon] [Libre 4/4] [Noche] [Cerrado]
Salimos cojeando de la ciudad de los bio, con una enorme sensación de pesadumbre, las enormes puertas se cerraron tras nosotros con un gran estruendo, puede que incluso el portazo hubiese sido mas fuerte de lo habitual, pero tampoco me importaba averiguar si lo habían hecho a posta.
Habíamos recuperado las armas, y los kags estaban allí fuera holgazaneando, el mío mascaba algo, pero ya nada de eso me importaba, solo quería darle el tratado al rey Lazid y salir de allí.
Me había vendado la herida lo mejor que pude, pero íbamos a necesitar un médico de verdad y fuerte descanso, eso seguro, aunque no se si habría algo de eso en el campamento del lagarto.
Llegamos a la base, donde la gente se apartaba al vernos dejándonos paso, los oía murmurar, no regresamos ni la mitad de los que fuimos, aunque supongo que ese riesgo siempre estuvo allí, miré a Sango, al menos estábamos vivos, que ya era mucho decir.
Por fin llegamos a la gran tienda del rey, yo nunca lo había visto en persona, así que me sorprendió ver que era bastante mas bajito de lo que imaginaba, aunque no por eso debíamos subestimarlo, todo lo contrario, no era solo por el gran numero de guardias armados que le custodiaban, sino porque, según había oído, su inteligencia y capacidad de manipulación eran casi legendarias, así que trague saliva incomodo sin saber bien que pasaría a continuación.
- ¿Quiénes son estos dos piojosos?- clamó el lagarto, que estaba sentado en un especie de trono que lo elevaba considerablemente.
-Señor....mi mi rey- dije a regañadientes sabiendo que el verdadero rey estaba lejos, en Lunargenta -Somos los que envió a la base de los bio a negociar el tratado de asentamiento-
-No, envié al Juez y a la mujer esa, ¿donde están los demás?-
-Han..han muerto..o desaparecido..no lo sé, eso se volvió un caos-
-Eran mucho mejores que vosotros- dijo el lagarto sin tapujos
-Ya…- suspiré.
-Bueno en realidad me da igual- dijo el lagarto -A ver ese tratado- dijo tendiendo la mano apremiando.
Le tendí los documentos que procedió a leer con detenimiento.
- ¿Pero qué mierdas es esto?¿Como osáis presentarme semejante despropósito?- dijo acalorado.
-Si majestad verá, el ultimo articulo…amenazaron con destruir el campamento yo..-
-No, eso me da igual, me sobra chusma, estoy hablando de todo este oro, es excesivo- Dijo el lagarto visiblemente enfadado.
Me quedé pasando ante la insensibilidad del lagarto, desde luego tenia las prioridades muy claras, y sus súbditos no estaban entre ellas.
-Lo..lo lamento…pero según oí, vos sois increíblemente rico- me la jugué.
Se hizo un silencio, varios guardias nos miraron, el lagarto me clavó al mirada muy fríamente, creo que me había propasado, pasaron unos segundos que se me hicieron eternos.
-Ja..jajaja..jajaja- rió el lagarto, varios guardias rieron con el -Es verdad, soy muy rico-
Suspiré aliviado, había estado cerca.
-Bien, está bien, largaos, no quiero volver a veros-
Miré a Sango extrañado -P..pero majestad…¿y nuestro pago?-
-¿Ah que encima pretendíais cobrar?-
-Señor, muchos hombres han muerto y-
-No me cuentes tu vida, el acuerdo era con el Juez, y si la ha palmado no hay acuerdo, ale, vuestra vida será el pago, ¿la queréis? - los guardias dieron un paso al frente alzando las armas.
-Ehh..eh..si..si..está bien…trato- me resigne, dos tratos de mierda en una hora, desde luego no era mi día.
-¡Veis como soy generoso! Jajaja, y ahora largo de aquí escoria- río el maldito Lazid echándonos de su tienda.
-Bueno…pues ya esta..- dije andando con Sango por el campamento, estábamos molidos, no sabría decir quien se apoyaba en quien -Venga amigo..te invito a una cerveza- sonreí.
Habíamos recuperado las armas, y los kags estaban allí fuera holgazaneando, el mío mascaba algo, pero ya nada de eso me importaba, solo quería darle el tratado al rey Lazid y salir de allí.
Me había vendado la herida lo mejor que pude, pero íbamos a necesitar un médico de verdad y fuerte descanso, eso seguro, aunque no se si habría algo de eso en el campamento del lagarto.
Llegamos a la base, donde la gente se apartaba al vernos dejándonos paso, los oía murmurar, no regresamos ni la mitad de los que fuimos, aunque supongo que ese riesgo siempre estuvo allí, miré a Sango, al menos estábamos vivos, que ya era mucho decir.
Por fin llegamos a la gran tienda del rey, yo nunca lo había visto en persona, así que me sorprendió ver que era bastante mas bajito de lo que imaginaba, aunque no por eso debíamos subestimarlo, todo lo contrario, no era solo por el gran numero de guardias armados que le custodiaban, sino porque, según había oído, su inteligencia y capacidad de manipulación eran casi legendarias, así que trague saliva incomodo sin saber bien que pasaría a continuación.
- ¿Quiénes son estos dos piojosos?- clamó el lagarto, que estaba sentado en un especie de trono que lo elevaba considerablemente.
-Señor....mi mi rey- dije a regañadientes sabiendo que el verdadero rey estaba lejos, en Lunargenta -Somos los que envió a la base de los bio a negociar el tratado de asentamiento-
-No, envié al Juez y a la mujer esa, ¿donde están los demás?-
-Han..han muerto..o desaparecido..no lo sé, eso se volvió un caos-
-Eran mucho mejores que vosotros- dijo el lagarto sin tapujos
-Ya…- suspiré.
-Bueno en realidad me da igual- dijo el lagarto -A ver ese tratado- dijo tendiendo la mano apremiando.
Le tendí los documentos que procedió a leer con detenimiento.
- ¿Pero qué mierdas es esto?¿Como osáis presentarme semejante despropósito?- dijo acalorado.
-Si majestad verá, el ultimo articulo…amenazaron con destruir el campamento yo..-
-No, eso me da igual, me sobra chusma, estoy hablando de todo este oro, es excesivo- Dijo el lagarto visiblemente enfadado.
Me quedé pasando ante la insensibilidad del lagarto, desde luego tenia las prioridades muy claras, y sus súbditos no estaban entre ellas.
-Lo..lo lamento…pero según oí, vos sois increíblemente rico- me la jugué.
Se hizo un silencio, varios guardias nos miraron, el lagarto me clavó al mirada muy fríamente, creo que me había propasado, pasaron unos segundos que se me hicieron eternos.
-Ja..jajaja..jajaja- rió el lagarto, varios guardias rieron con el -Es verdad, soy muy rico-
Suspiré aliviado, había estado cerca.
-Bien, está bien, largaos, no quiero volver a veros-
Miré a Sango extrañado -P..pero majestad…¿y nuestro pago?-
-¿Ah que encima pretendíais cobrar?-
-Señor, muchos hombres han muerto y-
-No me cuentes tu vida, el acuerdo era con el Juez, y si la ha palmado no hay acuerdo, ale, vuestra vida será el pago, ¿la queréis? - los guardias dieron un paso al frente alzando las armas.
-Ehh..eh..si..si..está bien…trato- me resigne, dos tratos de mierda en una hora, desde luego no era mi día.
-¡Veis como soy generoso! Jajaja, y ahora largo de aquí escoria- río el maldito Lazid echándonos de su tienda.
-Bueno…pues ya esta..- dije andando con Sango por el campamento, estábamos molidos, no sabría decir quien se apoyaba en quien -Venga amigo..te invito a una cerveza- sonreí.
- off:
- Bueno, y con esto por mi parte doy por acabado el hilo, la verdad me lo he pasado genial, hemos conseguido salvar los platos pese a la adversidad mas o menos y cumplir el objetivo jaja, ha sido un placer
Schott
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 191
Nivel de PJ : : 0
Contenido patrocinado
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Fundación de Ciudad Lagarto [3º Parte] [Trama canon][Cerrado]
» Fundación de Ciudad Lagarto [1° Parte] [Trama canon][Cerrado]
» ¡Concurso Señorita Lagarto! [Libre][Cerrado]
» Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado]
» Heridas en la Ciudad Lagarto [Privado] [Cerrado]
» Fundación de Ciudad Lagarto [1° Parte] [Trama canon][Cerrado]
» ¡Concurso Señorita Lagarto! [Libre][Cerrado]
» Conflicto en la ciudad del cristal [Libre] [2/3] [Noche] [Cerrado]
» Heridas en la Ciudad Lagarto [Privado] [Cerrado]
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 02:19 por Vincent Calhoun
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Ayer a las 18:40 por Lukas
» Derecho Aerandiano [Libre]
Ayer a las 02:17 por Tyr
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Ayer a las 01:19 por Tyr
» 89. Una compañía hacia el caos [Privado]
Jue Nov 07 2024, 20:51 por Aylizz Wendell
» El retorno del vampiro [Evento Sacrestic]
Jue Nov 07 2024, 18:38 por Merié Stiffen
» Clementina Chonkffuz [SOLITARIO]
Jue Nov 07 2024, 16:48 por Mina Harker
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Jue Nov 07 2024, 13:24 por Tyr
» [Zona de Culto]Santuario del dragón de Mjulnr
Mar Nov 05 2024, 21:21 por Tyr
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Mar Nov 05 2024, 17:01 por Seraphine Valaryon
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Mar Nov 05 2024, 14:32 por Tyr
» [Zona de Culto] Oráculo de Fenrir
Mar Nov 05 2024, 03:02 por Tyr
» Solas, corazón del pueblo [Evento Sacrestic] [Noche] [Libre]
Dom Nov 03 2024, 17:02 por Zagreus
» Ecos De Guerra [Evento Sacrestic] [Noche]
Sáb Nov 02 2024, 23:21 por Sein Isånd
» De héroes olvidados y Rubíes Azules [Interpretativo] [Libre] [4/4] [Noche]
Miér Oct 30 2024, 21:54 por Eltrant Tale