A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
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A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
"Bragiväl"
Reivy escribió:Desilusión fue lo que sentí cuando escuche aquella declaración de pocas intenciones, aunque todavía no estaba todo perdido pues la noche era larga y quien sabe, a lo mejor podría ser que todavía no se le hubiera presentado la mujer indicada.
-Podéis llamarme Reivy.- Le sonreí con simpatía y dando otro trago a la bebida opte por tratarla como un hombre ya que parecía renegar de su condición de mujer.- A decir verdad no me siento salvadora, ya que su presencia repentina me a sido grata. En festividades como esta cualquier cosa puede pasar.
Mi intención es sin lugar a dudas saber mas sobre la desconocida y tantear el terreno en busca de detalles o información que me permitan acercarme mas a la muchacha, sin embargo con la ilusión celestial terminada y la familia acercándose la tarea se complicaba. Lavey llego como un torrente de agua en época de deshielo, abrazándome con fuerza por la cintura y examinando con lujo de detalles el entorno y mi acompañante.
-Reivy quien es el? y que hay en la jarra? quiero probarlo - La niña se movió con curiosidad alrededor de mi cuerpo hasta que termino encima de mis piernas e inclinando la cabeza hacia la jarra.- Vey esta bebida no es para ti, pero igual el cantinero tiene juego de manzana o de pera. Y el muchacho se llama Sauron.
Levante la mano haciéndole una indicación al camarero mientras con la otra apartaba el vaso de las manos de la niña. Justo cuando llegaban mis abuelos llego también el camarero, al cual le pedí amablemente una sidra de manzana y cerveza fría para los mas ancianos. Mi abuela se sentó al lado de la mujer que a juzgar por las miradas que lanzaba parecía no a verse percatado de que las vestimentas eran un disfraz, por otro lado mi abuelo se quedo de pie detrás mía con los ojos entrecerrados esperando ver una falla en el rapaz que le permitiera mandarlo a paseo.
-Sauron ellos son mi familia. La dulce mujer que tienes a tu lado es Angela, el inquisitivo señor a mi espalda es Persival y esta pequeña de aquí Lavey.- Y como si su nombre hubiera accionado algún botón en la mente de la mas joven, levanto la cabeza de la lejana jarra y miro al joven con ojos brillantes.- Reivy es mi amiga, pero si te portas bien con ella dejare que juguéis juntos un rato mas... Manzanaa~ -Grito la pequeña cuando el mozo sirvió las bebidas en la mesa, el joven trabajador sonrió a la niña que ya estaba bebiendo y dando media vuelta se fue.- Esta muy rica y fresquita.
-Así que te llamas Sauron... Zagal ve con cuidado con lo que le haces a mi nieta. Tienes suerte de que sea Bragiväl si no el cuento seria distinto.- Mi abuela no se hizo esperar aunque por suerte hablo a favor de Sauron.- Querido no seas tan severo con el muchacho. Si no recuerdo mal, en tus tiempo mozos eras mucho peor.
Persival miro sorprendido a mi abuela y con un largo suspiro bebió la mitad de su jarra de cerveza. El ambiente se notaba algo tenso pero todo estaba tranquilo, los mas adultos se dieron cuentan de que queríamos seguir a solas y la pequeña criatura disfrutaba distraída de su bebida. Pasaron quizás 10 o 15 minutos en la mesa hasta que ambos quedaron satisfechos y las jarras vacías, Angela se levanto y esa fue la señal de que se iban.
-Rei vendrás luego a jugar conmigo? -Lavey me miraba con cara de perrito abandonada, la niña no era tonta, sabia como ablandarme.- Claro cariño, cuando termine de... divertirme con Sauron iré a buscarte.- La chiquilla dio un salto enérgico bajando de mi falda y se fue satisfecha a perderse en la fiesta seguida por la atenta mirada de mis abuelos.- Me temo que ahora soy yo la que tiene que disculparse Sauron. Mi familia puede ser muy... protectora.
- Igualmente Señorita Reivy.. Mmm... Rei, si me permite, será más simple para mi recordarlo de esa manera - dije sonriente, amable y cortés. Una vocecita luego llamo mi atención ya que el nombre ahora me era familiar.
- Un gusto peque... ña - un saludo que no se concretó correctamente ya que me gire por instinto cuando mi acompañante hizo un gesto a alguien a mis espaldas.
Volví a enderezarme congelada y nerviosa, más personas se nos acercaron auto invitándose a la mesa que ambas compartíamos, nunca desee tanto haber optado por un lugar con menos lugares disponibles; primero su hija que se acomodó con ella a su regazo y luego dos más de mayor edad, familiares que clavaron sus ojos en mi como filosas dagas inquietantes. Sonreí de lado muy incómodo no sabía que decir o que hacer, "debería decir algo... presentarme? dar lugar?" solo pude levantar la mano a mi cuello y acomodarme el borde de mis elegantes prendas ajustadas que ahora parecían estar cortándome la circulación, tragaba con dificultad y hasta tenía la idea de que me faltaba el aire.
La niña era una persona adorable con palabras dulces y alegres, una inocencia envidiable para lo que viven la mayoría de jóvenes en esta tortuosa era; sin embargo no era ella quien se llevó mi temor y cuidado... me sentía como el zángano mequetrefe que se colaba por la ventana de una doncella picara y ese hombre de gran porte a su espalda de ojos grandes y penetrantes, era el dragón que custodiaba la morada, se veía muy humano pero me latía un dragón en la imaginación con cada musculo que acentuaba sus cejas arqueadas.
Ya no tenía a donde distraerme, a cada flanco un rostro que parecía estar expectante y deseoso de ver mis reacciones a cada palabra, como la otra mujer a mi lado que sostenía una sonrisa dulce, similar a la de una vecina de barrio curiosa por saber toda la historia de los hechos, por lo que solo mire a la mesa y permití a mi alma se separaba de mi cuerpo y escabullirse dentro de la bebida a nadar y desaparecer un rato. Había logrado desconectarme de todo lo que ocurría, como si observara desde afuera una absurda película de mis meteduras de pata.
El hombre me habló. Levante la vista una vez más, aterrada, la dama de mayor edad a mi lado suavizó aquel llamado de atención pero no mermo la ansiedad que llevaba conmigo.
Se pusieron cómodos a desgracia mía; "ojos malvados" bebió de su trago, aun mirándome con demasiada intensidad "acaso me está retando o algo así?" se me ocurrió pensar ya que su mirad se fue de mi un instante solo para observar mi jarro y volver a mirarme: quizás era una falta de respeto no beber, un desprecio o algo así, fuera la razón que fuera, sus orbes me estaba dando órdenes y el peso de las mismas pudo conmigo. Sujete tembloroso mi jarra para darle un pequeño sorbo y sonreírle al hombre.
Este tomo su jarra y volvió a beber un buen trago antes de volver a mirarme "porque me siento tan presionado con todo esto!!!! Yo no hice nada!!!" La serie volvió a repetirse, tome otro sorbo de aquel amargo néctar frio que inundaba mi boca con una textura algo molesta, picante y áspera "Y si le digo que soy mujer?? Me dejara de molestar??? Aggggg ya tome un trago, por qué no es feliz?" nunca antes me aproveché de mi situación biológica para salir de alguna dificultad y no quería comenzar ahora. Pronto dos tragos se convirtieron en cinco y luego en diez, comencé a percatarme de todos los sonido que había a mi alrededor, los ojos malvados se veían aún más tenebrosos y pronto todo a mi lado parecía moverse alegremente "No importa, el hospedaje esta aquí cerca, termino con esto y me voy a dormir" pensé y no me detuve, cuando alcance a ver el fondo metálico redondo en mi cuenco cualquier rastro de ansiedad había desaparecido. Y una sonrisa se sujetó en mi rostro.
- Esta bien, eso solo pone de manifiesto cuanto te aman.... - Mis ojos no podían centrarse ahora en su mirada, por alguna razón, el hermoso vestido que hoy había llamado mi atención lucia increíblemente brilloso y muchos lindo que hasta hace unos instantes atrás. - Me encantan los detalles de tu traje, nunca vi un vestido tan lindo en mi vida. - Me maravillaba mientras sentía mis mejillas más cálidas.
No era de esas personas que opinaban tan libremente, pero algo no estaba bien, no lograba pensar claramente que quería decir y que solo quería pensar, mi cabeza estaba desordenada y mi boca solo necesitaba largar palabras al azar. Una música comenzó a sonar en el fondo, cortesía de una banda local y su ritmo me pareció fantástico, mágico, único, no podía entender porque pero sonaba muy bien. - Oye... tu querías bailar... Bailemos esooo!
Última edición por Sauron Guardgris el Lun 3 Sep - 15:17, editado 1 vez
Sauron Guardgris
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
Tenia que admitir que la congoja que mis abuelos le hacían pasar a la joven me divertía, Persival podía llegar a ser muy entrometido pero la pelea de miradas que tenían era grandiosa, tuve que hacer un gran esfuerzo para no reírme de la situación.
Otra oportunidad para acercarme surgía en el ambiente, tal vez provocada por la mirada inquisitiva de mi abuelo, tal vez por el efecto del alcohol o quizás una mezcla de ambas. El detonante de la situación me importaba bien poco, lo importante era que la chica estaba mas activa.
-Nunca le negaría un bailar a un caballero tan galán. -Deje que ella guiara el baile y en esta ocasión resulto ser mucho mas diestro. Se movía con soltura y rapidez. -Mi vestido al igual que el de la niña los hizo mi abuela, pero si tanto te gustan podríamos ir al mercado a comprarte alguno seguro que se ven hermosos en tu cuerpo.
Siguiendo el ritmo de la música e imitando al resto de bailarines Sauron me agarro de la cintura y me levanto a la vez que daba una vuelta girando sobre sus talones.
La música termino y seguidamente empezó otra, sin darle tiempo a opinar seguí el baile. La fiesta estaba muy animada y mis pies se movían solos, el corazón se agitaba enérgicamente y el calor del baile perlaba de sudor mi frente bajo la mascara. Tenia dibuja una enorme sonrisa de euforia que se negaba a ser borrada.
-Sauron ¿Que te parece si vamos a ver quemar el árbol? no creo que falte mucho para que lo encienda. -Sin soltar su mano y mirando los brillantes ojos de la rubia emprendí el camino para salir de la pista de baile. -No me habías dicho que eras tan buen bailar Saurin... perdón, Sauron.
La multitud que rodeaba las pista aplaudió a los bailarines y los músicos que ya se disponían a comenzar otra canción, si queríamos salir de ahí era nuestra oportunidad, sino tendríamos que esperar que la nueva pieza terminara. Por mi parte el moverse con semejante vestido me cansaba mas de la cuenta y mi cuerpo ya estaba acalorado, pero si el zagal quería seguir bailando no se lo impediría. No todos los días te encuentras a alguien tan predispuesto a pasar la noche con una entera desconocida.
Otra oportunidad para acercarme surgía en el ambiente, tal vez provocada por la mirada inquisitiva de mi abuelo, tal vez por el efecto del alcohol o quizás una mezcla de ambas. El detonante de la situación me importaba bien poco, lo importante era que la chica estaba mas activa.
-Nunca le negaría un bailar a un caballero tan galán. -Deje que ella guiara el baile y en esta ocasión resulto ser mucho mas diestro. Se movía con soltura y rapidez. -Mi vestido al igual que el de la niña los hizo mi abuela, pero si tanto te gustan podríamos ir al mercado a comprarte alguno seguro que se ven hermosos en tu cuerpo.
Siguiendo el ritmo de la música e imitando al resto de bailarines Sauron me agarro de la cintura y me levanto a la vez que daba una vuelta girando sobre sus talones.
La música termino y seguidamente empezó otra, sin darle tiempo a opinar seguí el baile. La fiesta estaba muy animada y mis pies se movían solos, el corazón se agitaba enérgicamente y el calor del baile perlaba de sudor mi frente bajo la mascara. Tenia dibuja una enorme sonrisa de euforia que se negaba a ser borrada.
-Sauron ¿Que te parece si vamos a ver quemar el árbol? no creo que falte mucho para que lo encienda. -Sin soltar su mano y mirando los brillantes ojos de la rubia emprendí el camino para salir de la pista de baile. -No me habías dicho que eras tan buen bailar Saurin... perdón, Sauron.
La multitud que rodeaba las pista aplaudió a los bailarines y los músicos que ya se disponían a comenzar otra canción, si queríamos salir de ahí era nuestra oportunidad, sino tendríamos que esperar que la nueva pieza terminara. Por mi parte el moverse con semejante vestido me cansaba mas de la cuenta y mi cuerpo ya estaba acalorado, pero si el zagal quería seguir bailando no se lo impediría. No todos los días te encuentras a alguien tan predispuesto a pasar la noche con una entera desconocida.
Reivy Abadder
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
La danza era más que jovial, era primorosa, bruñida y vigorosa, o así quizás me sentía; el alcohol en mis venas me desinhibía y ya no podía considerarme la misma dragona de siempre, todas las murallas se me venían a bajo, se desmoronaban. No pensaba con claridad desde el momento en el que selle mi destino con el fuerte trago en mis labios, hablaba sin hablar cuerdamente, me movía sin moverme a conciencia, en mi cabeza todo se veía ajeno, distante, como si se tratase de una especie de proyección sombría ya que, jamás de los jamases y jurando por los Celestiales que miraban mi andar, me atrevería a comportarme de esa forma no siendo prudente.
- Comprar alguno dice mi lady? JAJAJA - reí irónicamente ante el detalle de los vestidos - Eso ni pensarlo siquiera me tengo permitido. - tal vez hablaba de más entonces - He de soñar con vestir alguna vez así, por quizás un segundo y satisfacer la curiosidad de mi alma, pero estoy lejos de ello por el momento. - respondí con algo de elocuencia mientras sujetaba su cintura para unirme a los otros con aquella danza tan pegajosa y conocida por cualquiera. De los pasos más comunes que podían deleitar la noche.
Mis pies dolían puesto nunca me había movido tanto en tan poco tiempo y si bien era de grandes caminatas, esta indumentaria altanera era muy escueta e incomodaba, tenía el imperioso deseo de desprender todo de mi piel, empezando por las holgadas mallas que se deslizaban entre mis nalgas sin respeto alguno como pubertos atrevidos, mi cuerpo ardía y no entendía el porqué.
- Vamos Si, cambiemos el ritmo de la noche... - Susurre a mi compañera de baile acercándome a su oreja, rozando su mejilla, abrasándome por su cintura baja y atrayéndola hacia mi sin soltar su mano. No intentaba ser provocativa mas bien no deseaba caer al suelo por inclinarme descuidadamente - Y He de admitir que ni yo conozco mis propias habilidades de vez en cuando...- una picara mueca se dibujó en mi rostro y entre mis dedos apreté su mano para arrastrarla luego a paso apurado entre la multitud. Sorteamos parejas, personas y borrachines clásicos camino a exterior, hacia el lugar a donde todos los interesados se dirigían, al gran árbol.
Por un momento, todos mis problemas estaban disueltos, era feliz y nada me aquejaba, no había líneas rectas ni barreras ante mis ojos, solo las manchas ilusorias de un ambiente jacarandoso. Las luces comenzaron a iluminar el oscuro cielo y mis pupilas se encendían a la par disfrutando al máximo aquella sensación de regocijo. Beber me dejaba difíciles recuerdos la mayoría de las veces pero esta parecía estar siendo la excepción.
- Déjeme estar a tu lado esta noche y ser quien quieras que sea... - le dije a mi nueva amiga - te lo debo por salvarme de una posible perdición.
- Comprar alguno dice mi lady? JAJAJA - reí irónicamente ante el detalle de los vestidos - Eso ni pensarlo siquiera me tengo permitido. - tal vez hablaba de más entonces - He de soñar con vestir alguna vez así, por quizás un segundo y satisfacer la curiosidad de mi alma, pero estoy lejos de ello por el momento. - respondí con algo de elocuencia mientras sujetaba su cintura para unirme a los otros con aquella danza tan pegajosa y conocida por cualquiera. De los pasos más comunes que podían deleitar la noche.
Mis pies dolían puesto nunca me había movido tanto en tan poco tiempo y si bien era de grandes caminatas, esta indumentaria altanera era muy escueta e incomodaba, tenía el imperioso deseo de desprender todo de mi piel, empezando por las holgadas mallas que se deslizaban entre mis nalgas sin respeto alguno como pubertos atrevidos, mi cuerpo ardía y no entendía el porqué.
- Vamos Si, cambiemos el ritmo de la noche... - Susurre a mi compañera de baile acercándome a su oreja, rozando su mejilla, abrasándome por su cintura baja y atrayéndola hacia mi sin soltar su mano. No intentaba ser provocativa mas bien no deseaba caer al suelo por inclinarme descuidadamente - Y He de admitir que ni yo conozco mis propias habilidades de vez en cuando...- una picara mueca se dibujó en mi rostro y entre mis dedos apreté su mano para arrastrarla luego a paso apurado entre la multitud. Sorteamos parejas, personas y borrachines clásicos camino a exterior, hacia el lugar a donde todos los interesados se dirigían, al gran árbol.
Por un momento, todos mis problemas estaban disueltos, era feliz y nada me aquejaba, no había líneas rectas ni barreras ante mis ojos, solo las manchas ilusorias de un ambiente jacarandoso. Las luces comenzaron a iluminar el oscuro cielo y mis pupilas se encendían a la par disfrutando al máximo aquella sensación de regocijo. Beber me dejaba difíciles recuerdos la mayoría de las veces pero esta parecía estar siendo la excepción.
- Déjeme estar a tu lado esta noche y ser quien quieras que sea... - le dije a mi nueva amiga - te lo debo por salvarme de una posible perdición.
Sauron Guardgris
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
Las palabras de la joven pretendiente eran alegres pero su significado era todo lo contrario. ¿Que razones tendría para que no se le permitiera vestir de mujer? ¿Acaso la interpretación masculina era obligada y no es escogida? ¿Que secretos guardaba en su interior y cuales se me revelarían por el alcohol? La muchacha era una madeja de intrincadas preguntas y sensuales carnes que no hacían mas que aumentar mi curiosidad.
-No me parece bien eso que haces, no tendrías porque ocultarte bajo ropajes de hombres. Pero respeto tu opinión, no soy quien para dictaminarte o embaucarte a cambiar tu credo.
Esas fueron mis únicas palabras dentro del baile, en los consecuentes segundos el movimiento solo me permitía respirar para no caer en un sofoco.
Un susurro, un roce, un apretón, atracción. Sauron no parecía consciente de lo que sus acciones y palabras implicaban, pues mas haya de ellas se veía un brillo inocente en su mirada que dejaba en claro que no sabia lo que estaba haciendo. Y yo tendría que ser muy necia y santurrona si no aprovechara la situación. Para no tener ni idea de lo que hace, no lo hace nada mal. Dejando de lado muchedumbre, carrozas y tenderetes llegamos al claro donde se situaba el árbol. Poco después empezó a prenderse, lentamente, de abajo arriba, quemando los recuerdos y abalorios de personas desconocidas que buscaban en esta festividad ser algo que no podrían ser de normal.
-No necesito que estés a mi lado por deber, quiero que te quedes junto a mi si ese es tu deseo.
El fuego iluminaba el rostro de la hermosa mujer de melena rubia que pedía algo entre lineas que ni ella sabia que era, con mi mano libre retire la mascara de mi rostro y la deje reposar sobre mi pelo como si de una tiara se tratara.
-Lo que yo deseo es que seas tu misma, que dejes las mascaras y obligaciones a tras. Y que seas por esta noche la mujer que siempre quisiste ser. No me importa quien seas, de donde vengas y a done vayas, lo único que me importa es que esta noche seras mía... -Entre el efusivo momento me di cuenta que estaba siendo muy demandante y eso me volvía contradictoria. Con la mano que había retirado la mascara acaricie la mejilla de la moza y le sonreí con cariño. -Si ese fuera tu deseo, claro esta. Yo jamas obligare a nadie a estar a mi lado.
-No me parece bien eso que haces, no tendrías porque ocultarte bajo ropajes de hombres. Pero respeto tu opinión, no soy quien para dictaminarte o embaucarte a cambiar tu credo.
Esas fueron mis únicas palabras dentro del baile, en los consecuentes segundos el movimiento solo me permitía respirar para no caer en un sofoco.
Un susurro, un roce, un apretón, atracción. Sauron no parecía consciente de lo que sus acciones y palabras implicaban, pues mas haya de ellas se veía un brillo inocente en su mirada que dejaba en claro que no sabia lo que estaba haciendo. Y yo tendría que ser muy necia y santurrona si no aprovechara la situación. Para no tener ni idea de lo que hace, no lo hace nada mal. Dejando de lado muchedumbre, carrozas y tenderetes llegamos al claro donde se situaba el árbol. Poco después empezó a prenderse, lentamente, de abajo arriba, quemando los recuerdos y abalorios de personas desconocidas que buscaban en esta festividad ser algo que no podrían ser de normal.
- Musica:
- Musica de amibientacion, del min 14:00 al 16:00
-No necesito que estés a mi lado por deber, quiero que te quedes junto a mi si ese es tu deseo.
El fuego iluminaba el rostro de la hermosa mujer de melena rubia que pedía algo entre lineas que ni ella sabia que era, con mi mano libre retire la mascara de mi rostro y la deje reposar sobre mi pelo como si de una tiara se tratara.
-Lo que yo deseo es que seas tu misma, que dejes las mascaras y obligaciones a tras. Y que seas por esta noche la mujer que siempre quisiste ser. No me importa quien seas, de donde vengas y a done vayas, lo único que me importa es que esta noche seras mía... -Entre el efusivo momento me di cuenta que estaba siendo muy demandante y eso me volvía contradictoria. Con la mano que había retirado la mascara acaricie la mejilla de la moza y le sonreí con cariño. -Si ese fuera tu deseo, claro esta. Yo jamas obligare a nadie a estar a mi lado.
Reivy Abadder
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
Lo que me dijo, o lo que rescate de lo que dijo sonó sumamente confuso y a la vez tan claro como agua de arroyo.
"Lo que yo deseo ser" era una frase que retumbaba en mi cabeza. Eran palabras demasiado fuertes e irónicas para que las filosofara a diario pues deseaba ser lo que mi meta suponía algún día para mí, sin embargo aquel vestido de hermosos encajes en aquella fiesta de rostros falsos o quizás mas reales que la misma realidad de cada quien, lograban hacerme un indescriptible ruido de alguna extraña manera, me hacían preguntarme cosas ahora que mis sentidos se dispersaron y activaron por el amargo brebaje.
Que anhelo tenia de sentirme como una bella mujer? Pase tanto tiempo convenciendo a otros de mi masculinidad inexistente que jamás cruzo la idea por mi cabeza o vi esas necesidad, ni entendí la diferencia en tanto a los géneros pues las enseñanzas de los más sabios hablan de la belleza interior como punto de partida. Por qué entonces algo como una absurda vestimenta despertaba un anhelo en mí? qué quería en ese momento?
Un ligero escalofrió recorrió mi rostro hasta mi cuello con el roce de su mano en mi mejilla, voltee a verla apoyándome contra sus dedos con total correspondencia y comodidad: eran cálidos, muy cálidos para que lo sintiera alguien de piel tan fría como yo. No solo ella era cálida, este lugar era así, su gente, el fuego, todo, una calidez que muy pocas veces sentí y añoraba. Entonces vi a Leo en un fugaz recuerdo, fue muy inesperada la imagen y no sabía describir el por qué, pero me dolió en el pecho su rostro cuando se fue, como si algo aun no resolviese, ese sentimiento cargo de agua mis ojos, pero no cayo ni una lagrima.
- Me quedare contigo porque quiero quedarme, ya somos amigas, creo - desvariaba sonriente de más por efectos del alcohol, sin dobles intenciones y sin vueltas cerré los ojos un instante dejándome impregnar por el dulce momento para así despejar mis memorias y aquella gotita se deslizó involuntaria.
No entendía claramente lo de ser suya, pero no veía ningún problema en pasar la noche en este lugar, mejor que vagar sin techo era. - Aunque no tenga deseo alguno, o no uno que identifique como tal. Mis ropas... y su razón, es una obligación que me impuse para lograr mis objetivos hace mucho tiempo, yo solo... - suspire profundo y levante los parpados y mire al fuego una vez más - solo me preguntaba cómo me vería yo dentro de él, lucirlo como mío, como seria estar tan femenina o algo así.
"Lo que yo deseo ser" era una frase que retumbaba en mi cabeza. Eran palabras demasiado fuertes e irónicas para que las filosofara a diario pues deseaba ser lo que mi meta suponía algún día para mí, sin embargo aquel vestido de hermosos encajes en aquella fiesta de rostros falsos o quizás mas reales que la misma realidad de cada quien, lograban hacerme un indescriptible ruido de alguna extraña manera, me hacían preguntarme cosas ahora que mis sentidos se dispersaron y activaron por el amargo brebaje.
Que anhelo tenia de sentirme como una bella mujer? Pase tanto tiempo convenciendo a otros de mi masculinidad inexistente que jamás cruzo la idea por mi cabeza o vi esas necesidad, ni entendí la diferencia en tanto a los géneros pues las enseñanzas de los más sabios hablan de la belleza interior como punto de partida. Por qué entonces algo como una absurda vestimenta despertaba un anhelo en mí? qué quería en ese momento?
Un ligero escalofrió recorrió mi rostro hasta mi cuello con el roce de su mano en mi mejilla, voltee a verla apoyándome contra sus dedos con total correspondencia y comodidad: eran cálidos, muy cálidos para que lo sintiera alguien de piel tan fría como yo. No solo ella era cálida, este lugar era así, su gente, el fuego, todo, una calidez que muy pocas veces sentí y añoraba. Entonces vi a Leo en un fugaz recuerdo, fue muy inesperada la imagen y no sabía describir el por qué, pero me dolió en el pecho su rostro cuando se fue, como si algo aun no resolviese, ese sentimiento cargo de agua mis ojos, pero no cayo ni una lagrima.
- Me quedare contigo porque quiero quedarme, ya somos amigas, creo - desvariaba sonriente de más por efectos del alcohol, sin dobles intenciones y sin vueltas cerré los ojos un instante dejándome impregnar por el dulce momento para así despejar mis memorias y aquella gotita se deslizó involuntaria.
No entendía claramente lo de ser suya, pero no veía ningún problema en pasar la noche en este lugar, mejor que vagar sin techo era. - Aunque no tenga deseo alguno, o no uno que identifique como tal. Mis ropas... y su razón, es una obligación que me impuse para lograr mis objetivos hace mucho tiempo, yo solo... - suspire profundo y levante los parpados y mire al fuego una vez más - solo me preguntaba cómo me vería yo dentro de él, lucirlo como mío, como seria estar tan femenina o algo así.
Sauron Guardgris
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
Amigas, viva~ Pensaba con desdén e ironía, haciendo un esfuerzo por no rodar los ojos mientras veía esfumarse mi ilusión por gozar con la dama, igual que se esfuma el humo del ardiente árbol entre las dispersas nubes de la noche.
No tuve mucho tiempo para regocijarme de la amarga despedida de mi esperanza, Saurin parecía estar afligida por algo que no deseaba contar. Sus ojos se llenaron de una humedad a la que le negaba el paso, pero basto un fugaz parpadeo para que la lagrima corriera por la mejilla de la chica hasta perderse en suelo en su suicida caída.
-Claro, ahora somos amigas. Puedes quedarte a mi lado el tiempo que desees. -Separe la mano de su rostro y con un suave desliz limpie el rastro de la lagrima con el dorso. -Si quieres puedes probarte mi vestido. -Hablaba con la rubia en tono amable y risueño tratando así de sacar de encima sus pesares. -Podemos ir a la habitación que tengo alquilada para que te cambies. Y yo podría ponerme el tuyo, así vemos como nos queda la ropa de la otra.
La melancólica situación había terminado por matar mi fuego, ahora la noche se había convertido es una fiesta de colegialas que acuden a casa de sus padres para dormir junto al hogar mientras se habla de amores y se prueban la ropa de la otra. Que irónica era la vida, mi llama se apagaba y la del árbol ardía cada vez con mas intensidad.
Lo mas curioso de todo era que el semblante triste de la mujer la volvía mas atrayente y realzaba su hermosura, cuando debería ser lo contrario ¿Que clase de persona seria yo si me atrajera el ver la desgracia ajena? No tenia claro si era efecto de la bebida o del fuego sobre su rostro o tal vez una mezcla de todo acompañado por el aire festivo, pero la cuestión era que en aquel momento, en aquel instante, Sauron se veía realmente atractiva.
No tuve mucho tiempo para regocijarme de la amarga despedida de mi esperanza, Saurin parecía estar afligida por algo que no deseaba contar. Sus ojos se llenaron de una humedad a la que le negaba el paso, pero basto un fugaz parpadeo para que la lagrima corriera por la mejilla de la chica hasta perderse en suelo en su suicida caída.
-Claro, ahora somos amigas. Puedes quedarte a mi lado el tiempo que desees. -Separe la mano de su rostro y con un suave desliz limpie el rastro de la lagrima con el dorso. -Si quieres puedes probarte mi vestido. -Hablaba con la rubia en tono amable y risueño tratando así de sacar de encima sus pesares. -Podemos ir a la habitación que tengo alquilada para que te cambies. Y yo podría ponerme el tuyo, así vemos como nos queda la ropa de la otra.
La melancólica situación había terminado por matar mi fuego, ahora la noche se había convertido es una fiesta de colegialas que acuden a casa de sus padres para dormir junto al hogar mientras se habla de amores y se prueban la ropa de la otra. Que irónica era la vida, mi llama se apagaba y la del árbol ardía cada vez con mas intensidad.
Lo mas curioso de todo era que el semblante triste de la mujer la volvía mas atrayente y realzaba su hermosura, cuando debería ser lo contrario ¿Que clase de persona seria yo si me atrajera el ver la desgracia ajena? No tenia claro si era efecto de la bebida o del fuego sobre su rostro o tal vez una mezcla de todo acompañado por el aire festivo, pero la cuestión era que en aquel momento, en aquel instante, Sauron se veía realmente atractiva.
Reivy Abadder
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
La noche parecía estar culminando en acontecimientos, esto de los festejos de pueblos era muy llamativo pero como todo tenia que cesar aun que a estas alturas ya había perdido la noción del tiempo, no sabia que tan tarde era, solo veía el fuego dándole color a todo y a todos a mi alrededor en un halo cálido de felicidad.
Aun me sentía algo ida y fuera de mí, la sensación era similar a estar pendiente de todo pero a la vez de nada, como si viera una obra teatral de mi vida, cada palabra, cada acción parecían no tener peso alguno y ser una mas débil y superflua que otra, como si todo pasase por que si y no tuviese ningún control sobre nada.
Escuche sus palabras y no pude evitar pensar que tenia una tonada muy melodiosa pero fuerte, enérgica y poco femenina, si bien llevaba vestido, maquillaje y un elegante peinado, parecía ser mas hombre de lo que yo lograba imitar con sus actitudes indescifrables, percibí entonces como cada musculo de mi rostro se tensaba perfectamente en la mas amplia de las sonrisas y volví a verla tras aquella afirmación caída del cielo.
- Enserio lo dices? Osea, si! Si Quiero! quiero, quiero... - la sola idea me daba vueltas la cabeza pero no solo conseguí lo que cruzo mis mi cabeza en lo que parecía ser una idea descabellada, sino que también podría ser el techo que albergara mi existencia esta noche, no hay mal que por bien no venga y quizás había molestado a la persona indicada como si del destino se tratase - espero no causarte demasiadas molestas, yo estoy... pero si quiero ir contigo.. agradezco que te portes así, linda... - pibotee sobre mi eje para mirarla a ella de frente con todo el cuerpo y sujetar sus dos manos con las mías, mientras me acercaba, mucho a ella, tanto como para invadir su espacio personal sin notarlo - no se donde quede, pero arrastrame y te seguiré. Aun que también debo advertirte, estoy corta de dinero...
Entonces me acorde de la niña y de las otras personas, ella no estaba sola, habia mas gente, quizas si era un infortunio para ella y solo estaba siendo cortez por sentir lastima o algo parecido. De ser asi no podia comportarme como una oportunista y debia decir algo, pero las palabras parecian no tener una organizacion coherente al salir como cuando las pensaba.
- Oye, tienes una hija, tienes una familia, yo.. conocida no soy, no tuya ni ellos de mi, - la sonrisa se desdibujo mientras mantenía la cercanía, solté su mano un instante para tocar su rostro que parecía acercarse y alejarse - soy un desastre, una verdadera molestia.
Lo pensé un segundo y lo dije - ademas no quedara lindo que pases la noche con un hombre desconocido - aun que en mi cabeza sonaba menos vergonzoso y humillante.
Aun me sentía algo ida y fuera de mí, la sensación era similar a estar pendiente de todo pero a la vez de nada, como si viera una obra teatral de mi vida, cada palabra, cada acción parecían no tener peso alguno y ser una mas débil y superflua que otra, como si todo pasase por que si y no tuviese ningún control sobre nada.
Escuche sus palabras y no pude evitar pensar que tenia una tonada muy melodiosa pero fuerte, enérgica y poco femenina, si bien llevaba vestido, maquillaje y un elegante peinado, parecía ser mas hombre de lo que yo lograba imitar con sus actitudes indescifrables, percibí entonces como cada musculo de mi rostro se tensaba perfectamente en la mas amplia de las sonrisas y volví a verla tras aquella afirmación caída del cielo.
- Enserio lo dices? Osea, si! Si Quiero! quiero, quiero... - la sola idea me daba vueltas la cabeza pero no solo conseguí lo que cruzo mis mi cabeza en lo que parecía ser una idea descabellada, sino que también podría ser el techo que albergara mi existencia esta noche, no hay mal que por bien no venga y quizás había molestado a la persona indicada como si del destino se tratase - espero no causarte demasiadas molestas, yo estoy... pero si quiero ir contigo.. agradezco que te portes así, linda... - pibotee sobre mi eje para mirarla a ella de frente con todo el cuerpo y sujetar sus dos manos con las mías, mientras me acercaba, mucho a ella, tanto como para invadir su espacio personal sin notarlo - no se donde quede, pero arrastrame y te seguiré. Aun que también debo advertirte, estoy corta de dinero...
Entonces me acorde de la niña y de las otras personas, ella no estaba sola, habia mas gente, quizas si era un infortunio para ella y solo estaba siendo cortez por sentir lastima o algo parecido. De ser asi no podia comportarme como una oportunista y debia decir algo, pero las palabras parecian no tener una organizacion coherente al salir como cuando las pensaba.
- Oye, tienes una hija, tienes una familia, yo.. conocida no soy, no tuya ni ellos de mi, - la sonrisa se desdibujo mientras mantenía la cercanía, solté su mano un instante para tocar su rostro que parecía acercarse y alejarse - soy un desastre, una verdadera molestia.
Lo pensé un segundo y lo dije - ademas no quedara lindo que pases la noche con un hombre desconocido - aun que en mi cabeza sonaba menos vergonzoso y humillante.
Sauron Guardgris
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¡Madre del amor hermoso! Que no soy de piedra mujer. La moza que se hacia pasar por zagal, podía ser inocente, estar borracha y sufrir de pena, pero por todos los dioses que también estaba para arrancarle ese pomposo pantalón y lanzarlo por la ventena. Como siga así dejare de controlarme... Que yo puedo ser muy buena gente, pero todas tenemos un limite. Cerré los ojos mientras él/ella me hablaba, en un vacuo intento por distraer mi atención de su rostro, pero es que era imposible, el fuego enrojecía los suaves labios rosáceos y los tornaba de un rojo pálido, los hacia demasiado apetecibles y luego estaban las pequeñas perlas que formaban una perfecta dentadura y unos colmillos que... Si yo te dijera donde morder...
"Linda, arrastrarme, seguiré." Aquellas palabras me hicieron perder el norte.
Abrí de nuevo los ojos y en ellos se habían eliminado todos los sentimientos de generosidad y bondad, ahora brillaban con la fuerza del deseo carnal y la impaciencia. El cerebro comenzaba a imaginarse escenas que aun no sucedían pero que podían suceder. Me esta buscando y me a encontrado. Pensaba lasciva mientras me cogía de las manos y clavaba sus ojos en los míos.
-No te preocupes por ellos, Lavey dormirá en la habitación de mis abuelos. -Esas escusas no me valían y estaba dispuesta a refutar todas las que me dijera. -Claro que eres conocida mía. Mira, ahora mismo estamos conociéndonos.
Y mas que nos vamos a conocer. Saurin iba a ser mía, no pensaba dejarla pasar. De nuevo volvió hacerlo, puso esa cara de pena y melancolía que me removía todo el cuerpo.
En ese momento perdí el auto-control y me deje llevar por mis instintos mas primarios. Cerré la distancia (muy corta distancia) que separaba nuestros labios y bese a la mujer disfrazada. Con pasión, con desahogo. Llevaba toda la noche queriendo probarlos.
Cuando me separe de ella busque rozar sus labios con mi lengua, demandante y segura. Con picardia y desparpajo finalice el acto relamiendo los míos. Poco quedaba ya de la dragona dulce y gentil del principio de la noche.
-Lindo va ser lo que te voy hacer yo esta noche. -Sonreí a la moza con la seguridad de todo un Don Juan. -Olvídate de eso. Hoy es el día en donde cualquiera puede hacer lo que le plazca. Y cariño... -Me tome un segundo y haciendo una pausa dramática comencé a caminar hacia la posada sin soltarle la mano. -Esta noche vas a aprender placeres inimaginables. -Mientras caminaba por delante de ella me gire sonriendole de medio lado y guiñándole un ojo.
"Linda, arrastrarme, seguiré." Aquellas palabras me hicieron perder el norte.
Abrí de nuevo los ojos y en ellos se habían eliminado todos los sentimientos de generosidad y bondad, ahora brillaban con la fuerza del deseo carnal y la impaciencia. El cerebro comenzaba a imaginarse escenas que aun no sucedían pero que podían suceder. Me esta buscando y me a encontrado. Pensaba lasciva mientras me cogía de las manos y clavaba sus ojos en los míos.
-No te preocupes por ellos, Lavey dormirá en la habitación de mis abuelos. -Esas escusas no me valían y estaba dispuesta a refutar todas las que me dijera. -Claro que eres conocida mía. Mira, ahora mismo estamos conociéndonos.
Y mas que nos vamos a conocer. Saurin iba a ser mía, no pensaba dejarla pasar. De nuevo volvió hacerlo, puso esa cara de pena y melancolía que me removía todo el cuerpo.
En ese momento perdí el auto-control y me deje llevar por mis instintos mas primarios. Cerré la distancia (muy corta distancia) que separaba nuestros labios y bese a la mujer disfrazada. Con pasión, con desahogo. Llevaba toda la noche queriendo probarlos.
Cuando me separe de ella busque rozar sus labios con mi lengua, demandante y segura. Con picardia y desparpajo finalice el acto relamiendo los míos. Poco quedaba ya de la dragona dulce y gentil del principio de la noche.
-Lindo va ser lo que te voy hacer yo esta noche. -Sonreí a la moza con la seguridad de todo un Don Juan. -Olvídate de eso. Hoy es el día en donde cualquiera puede hacer lo que le plazca. Y cariño... -Me tome un segundo y haciendo una pausa dramática comencé a caminar hacia la posada sin soltarle la mano. -Esta noche vas a aprender placeres inimaginables. -Mientras caminaba por delante de ella me gire sonriendole de medio lado y guiñándole un ojo.
Reivy Abadder
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Todo estaba bien hasta que dejo de estarlo rotundamente. Sabía que había escuchado sus palabras, que habíamos mantenido una conversación, pero mi juicio nublado me hacía dudar de todo lo que estaba ocurriendo como si se tratase de un sueño esporádico que pronto terminaría, cada segundo se sentía como la crónica del próximo despertar y ahora más que nunca, más que antes o que otro momento.
Sus labios estaban contra los míos, no entendía nada, absolutamente nada, en qué momento mis acciones detonaron en permitir este actuar, pero no podía corresponder tan simplemente. Esto era absurdo, no podía pensar en casarme con otra mujer.
Mi mente tenia las cosas en claro y sin embargo no estaba pudiendo manifestarlo cómodamente, mis brazos no me reaccionaban y aquel gesto de la dama era absorbente y devastador, algo que no podía describir en palabras y que era fácil de ver en otras personas pero nunca creí que me llegaría a mí. Era cálida, atractiva, una sensación embargante pero prohibida. Ahora me quedaba claro porque aquello estaba mal, una experiencia tan abrumadora solo debía concebirse en santas nupcias. Sus palabras me desconcertaron tanto como aquel beso y mi lengua estaba paralizada como así cada una de mis extremidades, no podía reaccionar y el instante del ligero y agresivo contacto ya parecía parte del sueño anterior y algo que nunca había ocurrido, no estaba pudiendo creerlo.
- Yo.. - "disculpa si me mal interpretaste" - esto es... - "pero eso estuvo mal y no es como piensas, no puedo corresponder a algo así" - escucha yo...
Sabía que quería pronunciar pero algo me detenía, quería creer que la inhibición de mis reflejos era el parámetro y podía mentirle a todo el mundo, incluso a ella, pero no a mi cabeza y por más que lo negara en buen plan de los lineamientos de los Celestiales, tenia curiosidad.
En el archivero de los recuerdos que tenia con mi madre y con mi hermana, recordaba tener aquella conversación sobre parejas, amor, besos y esas cosas, el Credo nos planteaba estrictas modalidades de conducta al respecto, donde ceberos castigos serian propiciados en nuestras próximas vidas si no cumplíamos, pero ella nos dijo algo diferente: "nada es tan estricto como lo que enseñamos mis corazones~ el amor es para todos, hasta para quienes no profesan nuestra fe~ no todos actúan por amor, presten atención e intentando diferenciarlo mientras crecen, ya que se manejan solo con nuestra cultura podrían lastimarlas y mamá no quiere eso para sus niñas~ "
Como haría para diferenciar algo que desconocía. Entre en pánico por recibir una muestra de afecto clandestina, pero no me disgusto, solo me asusto. El hecho sumado a sus palabras me desconcertaron, pues, que había mas allá de un beso? a que placeres se refería? Esa peculiaridad impedía que le dijese algo que la detuviera.
Fui arrastrada sin oponerme, no sabía a donde íbamos ni si estaba todo bien pero como cada paso se esfumaba luego de darlo, quizás nada de esto ocurría realmente y podía darme el lujo de permitir que ocurran las cosas si solo las dos lo sabíamos.
Entramos al recinto y subimos unas escaleras, mis piernas se movían pero yo a penas las controlaba, temía tropezar y caer en cualquier momento, el palpitar de mi corazón se aceleraba conforme avanzábamos y esto resultaba inesperadamente divertido llevándome a sonreír sin comprender mucho. Si realmente quedaría entre nosotras, quería aprender más sobre ello.
La habitación era un clásico cuarto de hospedaje, tablones de madera en los muros, cortinas oscuras sobre las ventanas, un ajuar con mantas color siena por encima, un modular de espejo con una silla girada en frente y una cama simple, para una sola persona, con sabanas claras y una almohada. Entre y escuche cerrarse la puerta detrás de mí. Mis manos temblaban ansiosamente al igual que mis piernas, mi pecho y gran parte de mi cuerpo. Hasta tragar se me estaba dificultando.
- Esto.. Esto está bien? Yo, no he hecho estas cosas antes pero… - pensar en decirlo me mataba de verguenza- quiero saber, quiero aprender.. Pero solo, si juras que queda entre nosotras..
Todo estaba bien hasta que dejo de estarlo rotundamente. Sabía que había escuchado sus palabras, que habíamos mantenido una conversación, pero mi juicio nublado me hacía dudar de todo lo que estaba ocurriendo como si se tratase de un sueño esporádico que pronto terminaría, cada segundo se sentía como la crónica del próximo despertar y ahora más que nunca, más que antes o que otro momento.
Sus labios estaban contra los míos, no entendía nada, absolutamente nada, en qué momento mis acciones detonaron en permitir este actuar, pero no podía corresponder tan simplemente. Esto era absurdo, no podía pensar en casarme con otra mujer.
Mi mente tenia las cosas en claro y sin embargo no estaba pudiendo manifestarlo cómodamente, mis brazos no me reaccionaban y aquel gesto de la dama era absorbente y devastador, algo que no podía describir en palabras y que era fácil de ver en otras personas pero nunca creí que me llegaría a mí. Era cálida, atractiva, una sensación embargante pero prohibida. Ahora me quedaba claro porque aquello estaba mal, una experiencia tan abrumadora solo debía concebirse en santas nupcias. Sus palabras me desconcertaron tanto como aquel beso y mi lengua estaba paralizada como así cada una de mis extremidades, no podía reaccionar y el instante del ligero y agresivo contacto ya parecía parte del sueño anterior y algo que nunca había ocurrido, no estaba pudiendo creerlo.
- Yo.. - "disculpa si me mal interpretaste" - esto es... - "pero eso estuvo mal y no es como piensas, no puedo corresponder a algo así" - escucha yo...
Sabía que quería pronunciar pero algo me detenía, quería creer que la inhibición de mis reflejos era el parámetro y podía mentirle a todo el mundo, incluso a ella, pero no a mi cabeza y por más que lo negara en buen plan de los lineamientos de los Celestiales, tenia curiosidad.
En el archivero de los recuerdos que tenia con mi madre y con mi hermana, recordaba tener aquella conversación sobre parejas, amor, besos y esas cosas, el Credo nos planteaba estrictas modalidades de conducta al respecto, donde ceberos castigos serian propiciados en nuestras próximas vidas si no cumplíamos, pero ella nos dijo algo diferente: "nada es tan estricto como lo que enseñamos mis corazones~ el amor es para todos, hasta para quienes no profesan nuestra fe~ no todos actúan por amor, presten atención e intentando diferenciarlo mientras crecen, ya que se manejan solo con nuestra cultura podrían lastimarlas y mamá no quiere eso para sus niñas~ "
Como haría para diferenciar algo que desconocía. Entre en pánico por recibir una muestra de afecto clandestina, pero no me disgusto, solo me asusto. El hecho sumado a sus palabras me desconcertaron, pues, que había mas allá de un beso? a que placeres se refería? Esa peculiaridad impedía que le dijese algo que la detuviera.
Fui arrastrada sin oponerme, no sabía a donde íbamos ni si estaba todo bien pero como cada paso se esfumaba luego de darlo, quizás nada de esto ocurría realmente y podía darme el lujo de permitir que ocurran las cosas si solo las dos lo sabíamos.
Entramos al recinto y subimos unas escaleras, mis piernas se movían pero yo a penas las controlaba, temía tropezar y caer en cualquier momento, el palpitar de mi corazón se aceleraba conforme avanzábamos y esto resultaba inesperadamente divertido llevándome a sonreír sin comprender mucho. Si realmente quedaría entre nosotras, quería aprender más sobre ello.
La habitación era un clásico cuarto de hospedaje, tablones de madera en los muros, cortinas oscuras sobre las ventanas, un ajuar con mantas color siena por encima, un modular de espejo con una silla girada en frente y una cama simple, para una sola persona, con sabanas claras y una almohada. Entre y escuche cerrarse la puerta detrás de mí. Mis manos temblaban ansiosamente al igual que mis piernas, mi pecho y gran parte de mi cuerpo. Hasta tragar se me estaba dificultando.
- Esto.. Esto está bien? Yo, no he hecho estas cosas antes pero… - pensar en decirlo me mataba de verguenza- quiero saber, quiero aprender.. Pero solo, si juras que queda entre nosotras..
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Corría a la velocidad que permitía el vestido, osea, zancadas ligeras y cortas. Tenia que ser al revés, el muchacho es el que siempre tiene prisa, el intrépido, el que se muere por desnudar y arrancar ropa, pero es que, esta vez, no era un muchacho lo que subía a la alcoba, sino una mujer tocada por la cerveza y desorientada.
Se dejaba llevar, seguia mis pasos como si fuera un accesorio mas de mi vestido.
Al llegar a la posada subí mas tranquila las escaleras, le señale a la joven la habitación y entro la primera. Yo cerré la puerta tras de mi, no sin antes colgar sobre el picaporte exterior la mascara, que escondió mi rostro durante la noche. ¿Era cierto lo que se oía detrás de la puerta? ¿Realmente la inocencia de esta chica estaba justificada por su virginidad? Por lo visto parecía que si.
-No te preocupes Saurin. -Tome la libertad de nombrarla por su femenino en privado. -Todo quedara entre nosotras. -Me acerque al tocador y con tranquilidad deje las joyas sobre el. -Te aviso. -Camine hasta la mujer sonriendo con ternura. -En algún momento sentirás algo de dolor o molestia.- Acaricie su rostro colgando un mechón rebelde detrás de la oreja. -Pero la primera vez siempre es así. Te tratare con cuidado. -Bese de nuevo a la joven. Despacio, tierno, casto. -Te lo prometo.
Llevándola de la mano la guié hasta colocarla delante del ajuar y durante unos segundos se quedo sola. La estancia estaba en penumbra, solo iluminada por la luna que entraba a través de la ventana. Cerca del espejo se prendió la luz de un candil, tenue y cálida, suficiente para generar visión, pero insuficiente para dar claridad. Cerré las cortinas de la ventana y la habitación se convirtió en un juego de sombras y luces.
Sin perder la sonrisa regrese junto a Saurin, entalle su cuerpo con mis manos, abarcando cada rincón de su cuerpo por encima de la ropa, tanteando por donde abrir camino. Acariciando su rostro con los labios, sintiendo sus erráticos movimientos, su acelerada respiración.
Besando su cuello subí juguetona hacia su oreja, metí las manos por dentro del pantalón, buscando el borde de su camisa y cuando lo encontré tire de el hacia arriba. Ahora, la única prenda sobre su torso eran una vendas que apretaban sus pechos.
Siguiendo el recorrido de su cuerpo, bese de nuevo su cuello, la clavícula, subí hacia su garganta, el mentón y luego los labios.
-Conmigo va ha ser mas complicado, tendrás que ayudarme. -Me di la vuelta sonriendo, plenamente consciente de que a la muchacha se le hacia un nudo en la garganta. -Primero los cordones del corpiño, luego los del corsé interno. -Con una risita divertida, me lleve las manos a la nuca y subí mi pelo. -Tenemos toda la noche para nosotras, tomate el tiempo que necesites.
Gire la cabeza para verla entre el agujero que dejaba mi brazo, después de unos segundos y de guiñarle un ojo volví a mirar hacia delante, no necesitaba mirarla directamente, su silueta se reflejaba en el espejo.
Sentía sus manos temblorosas e inexpertas por mi espalda, como, aun sin saber, se arremolinaba entre mis hombros. Dibujando con los dedos uniones extrañas entre mis pecas, bajando con la mano por la linea de mi columna, buscando el lazo del cordón.
Sentía su respiración en mi cuello y me erizaba la piel, por fin, encontró el nudo. Al desatarse todo se quedo igual, pero segundos después los dedos de Saurin comenzaron a subir desaciendo el entramado, cuando iba por la mitad el cordón cedió por el peso que ya no era capaz de sujetar.
Moví una mano y sujete el corpiño por delante antes de que cayera el suelo. Esto sera todo lo tímido que queramos pero como lo manche Angela me mata. Ahora la mitad del pelo caía por mi espalda y por el hombro. Cogí aire hasta que mis pulmones no pudieron mas y lo expulse rápido. -Gracias. No sabes el gusto que da volver a respirar. Ahora falta el de dentro.- La muchacha volvió a repetir la jugada, pero esta vez el nudo estaba arriba y tuvo que ayudarme a sacarlo, pues esta pieza se quitaba por la cabeza.
Con las dos prendas en la mano, me gire y la rubia me vio. Habían tantos sentimientos en su expresión que no era capaz de distinguir cual predominaba mas. La rodee por la cintura y deje caer la ropa sobre el baúl que tenia a su espalda, mi piel estaba en contacto con la suya, y esta era caliente y suave. Jugué con mis manos en su espalda hasta encontrar el nudo de las vendas. -La parte de abajo es mas sencilla.- Le hablaba con voz cálida y melosa mientras deshacía el vendaje, regada de cariño y comprensión. Y con cierto rubor en el las mejillas.
Aquel ritual fue lento, pero no aburrido, duro lo que tubo que durar. Con orden y sin prisa, la ropa quedo en lugares donde no se podían manchar, los zapatos al pie de la cama y los cuerpos revueltos entre la sabanas.
Entre susurros y gemidos, ahogados y enloquecidos, con indicaciones, pacientes pero demandantes, la noche paso. La vela se consumió antes de que las dos acabáramos rendidas y cansadas la una sobre la otra.
¿La única prueba imborrable en aquella habitación? El carmín que tiñó aquella noche las sabanas.
Se dejaba llevar, seguia mis pasos como si fuera un accesorio mas de mi vestido.
Al llegar a la posada subí mas tranquila las escaleras, le señale a la joven la habitación y entro la primera. Yo cerré la puerta tras de mi, no sin antes colgar sobre el picaporte exterior la mascara, que escondió mi rostro durante la noche. ¿Era cierto lo que se oía detrás de la puerta? ¿Realmente la inocencia de esta chica estaba justificada por su virginidad? Por lo visto parecía que si.
-No te preocupes Saurin. -Tome la libertad de nombrarla por su femenino en privado. -Todo quedara entre nosotras. -Me acerque al tocador y con tranquilidad deje las joyas sobre el. -Te aviso. -Camine hasta la mujer sonriendo con ternura. -En algún momento sentirás algo de dolor o molestia.- Acaricie su rostro colgando un mechón rebelde detrás de la oreja. -Pero la primera vez siempre es así. Te tratare con cuidado. -Bese de nuevo a la joven. Despacio, tierno, casto. -Te lo prometo.
Llevándola de la mano la guié hasta colocarla delante del ajuar y durante unos segundos se quedo sola. La estancia estaba en penumbra, solo iluminada por la luna que entraba a través de la ventana. Cerca del espejo se prendió la luz de un candil, tenue y cálida, suficiente para generar visión, pero insuficiente para dar claridad. Cerré las cortinas de la ventana y la habitación se convirtió en un juego de sombras y luces.
Sin perder la sonrisa regrese junto a Saurin, entalle su cuerpo con mis manos, abarcando cada rincón de su cuerpo por encima de la ropa, tanteando por donde abrir camino. Acariciando su rostro con los labios, sintiendo sus erráticos movimientos, su acelerada respiración.
Besando su cuello subí juguetona hacia su oreja, metí las manos por dentro del pantalón, buscando el borde de su camisa y cuando lo encontré tire de el hacia arriba. Ahora, la única prenda sobre su torso eran una vendas que apretaban sus pechos.
Siguiendo el recorrido de su cuerpo, bese de nuevo su cuello, la clavícula, subí hacia su garganta, el mentón y luego los labios.
-Conmigo va ha ser mas complicado, tendrás que ayudarme. -Me di la vuelta sonriendo, plenamente consciente de que a la muchacha se le hacia un nudo en la garganta. -Primero los cordones del corpiño, luego los del corsé interno. -Con una risita divertida, me lleve las manos a la nuca y subí mi pelo. -Tenemos toda la noche para nosotras, tomate el tiempo que necesites.
Gire la cabeza para verla entre el agujero que dejaba mi brazo, después de unos segundos y de guiñarle un ojo volví a mirar hacia delante, no necesitaba mirarla directamente, su silueta se reflejaba en el espejo.
Sentía sus manos temblorosas e inexpertas por mi espalda, como, aun sin saber, se arremolinaba entre mis hombros. Dibujando con los dedos uniones extrañas entre mis pecas, bajando con la mano por la linea de mi columna, buscando el lazo del cordón.
Sentía su respiración en mi cuello y me erizaba la piel, por fin, encontró el nudo. Al desatarse todo se quedo igual, pero segundos después los dedos de Saurin comenzaron a subir desaciendo el entramado, cuando iba por la mitad el cordón cedió por el peso que ya no era capaz de sujetar.
Moví una mano y sujete el corpiño por delante antes de que cayera el suelo. Esto sera todo lo tímido que queramos pero como lo manche Angela me mata. Ahora la mitad del pelo caía por mi espalda y por el hombro. Cogí aire hasta que mis pulmones no pudieron mas y lo expulse rápido. -Gracias. No sabes el gusto que da volver a respirar. Ahora falta el de dentro.- La muchacha volvió a repetir la jugada, pero esta vez el nudo estaba arriba y tuvo que ayudarme a sacarlo, pues esta pieza se quitaba por la cabeza.
Con las dos prendas en la mano, me gire y la rubia me vio. Habían tantos sentimientos en su expresión que no era capaz de distinguir cual predominaba mas. La rodee por la cintura y deje caer la ropa sobre el baúl que tenia a su espalda, mi piel estaba en contacto con la suya, y esta era caliente y suave. Jugué con mis manos en su espalda hasta encontrar el nudo de las vendas. -La parte de abajo es mas sencilla.- Le hablaba con voz cálida y melosa mientras deshacía el vendaje, regada de cariño y comprensión. Y con cierto rubor en el las mejillas.
Aquel ritual fue lento, pero no aburrido, duro lo que tubo que durar. Con orden y sin prisa, la ropa quedo en lugares donde no se podían manchar, los zapatos al pie de la cama y los cuerpos revueltos entre la sabanas.
Entre susurros y gemidos, ahogados y enloquecidos, con indicaciones, pacientes pero demandantes, la noche paso. La vela se consumió antes de que las dos acabáramos rendidas y cansadas la una sobre la otra.
¿La única prueba imborrable en aquella habitación? El carmín que tiñó aquella noche las sabanas.
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
La miraba desde atrás, como se quitaba cada una de las cadenas que recorría su fino cuello y luego ella volvió a mí con una mirada que parecía ver a través de todas mis inseguridades, con un brillo que había percibido en algún pasado pero al cual nunca le di tanta importancia como en este momento.
Decía palabras reconfortantes y yo no sabía que pronunciar, no me salía nada... siempre me jacte de mi facilidad con la oratoria sin embargo ahora estaba completamente muda a sus acciones y ella sellaba mis labios con confianza y descaro, como si fuesen suyos, como si le pertenecieran y de una acción cotidiana se tratara. No podía dejar de temblar.
La seguí como una simple muñeca en sus manos hasta el ajuar, los nervios me volvían sosa y tosca, tardaba en reaccionar y sé que Rei lo notaba; el cuerpo me ardía con intensidad por donde sus dedos tocaban, no lograba gesticular sonrisa alguna mientras ella pintaba mi figura a su antojo con la brocha en sus labios y de nuevo... un beso... un beso que solo roza la piel suave de mis labios y me permitía reconocer su aliento, probar el sabor de su respiración que humedecía nuestros rostros, uno dulce que se deja caer poco a poco, tomando todo el tiempo del mundo para recorrer cada milímetro de mi boca.
La cabeza me daba vueltas en mil conjeturas y ni una palabra. Pronto quede sin blusa y un herido susurro en aire erizo cada poro de mi piel.
Seguí luego sus instrucciones con total desconfianza, aquella seda era un sueño entre telas y los cordones de satín se deslizaban por mis falanges con suma delicadeza, como algo podía ser tan bello y a la vez tal rígido sobre el cuerpo de una mujer.
La mano me fallaba pero ella me daba aliento, esto era tan nuevo y tan extraño, el palpitar en cada articulación me entorpecía, me ahogaba y los nervios dolían en el la boca del estómago y en la base del vientre. No podía evitar gesticular mientras ponía mi mayor empeño en lograrlo, se escapaban sonrisas, inseguridades, fruncía el ceño y hacia muecas con los labios y la nariz "estará esto bien? lo estaré haciendo bien? debería estar aquí? aun puedo irme?" surgían miedos que no definían nada pero al ver las telas salir y su clara mostrarse entre las prendas el calor bajo de mi abdomen hasta la entrepierna haciendo cosquillas, no de esas que dan risa, sino de las que inquietaban aún más.
Ella mi vio de nuevo con la penetrante mirada hambrienta, comprensiva y seductora, una sensación que me devoraba por dentro y su voz se escuchaba distinta, era melodiosa pero menos aguda, un tono que parecía calmar mi ansiedad en cada letra. Me tranquilizaba. Sentí su abrazo y levante los míos rodeando su cuello. Quemaba con la fuerza de mil soles, su piel quemaba. Y al quedar nuestros torsos a piel uno contra otro volvió a besarme.
Era extraño pero cada vez era más fácil, quería ser yo quien quitara más de su boca. Quería darle un beso que sería seguido de otro más explorador y provocativo, uno que se apropie de sus labios como si fueran míos, me surgía por ella lo egoísta. Los saboree, los acaricie, hasta que en pequeños mordisquitos su boca hacia estremecer la mía y me aleje para dejarme absorber una vez más por sus ojos y sonreír esta vez pícaramente, no estaba segura, tenía miedo, pero quería mas de ella y se sentía bien... Ahora yo busque su boca para caer sobre las sabanas bajo ella, para que nuestras lenguas jueguen entre sí a mil canciones, se acaricien mutuamente mientras mis manos se pierden sobre su nuca y su cabello, donde sus manos deshacen mi espalda y mi cintura a cada roce.
Así se pasan los minutos, con ellos las horas.
Ahora solo puedo detenerme a pensar en la ansiedad que durante el momento se acumulaba en mi vientre, en esa sensación de cosquilleo que se iría derramando por mi cuerpo, en como mi mente se subiría a una nebulosa donde lo único que sería capaz de percibir es el calor de su cuerpo contra el mío, de cómo la calidez de tu respiración quema mi boca y de cómo mi alma sonríe nerviosa en cada beso que me daba.
Acaricie aquella sensación, me embriagaba, un instante sin consciencia, una imagen, un ella, un yo. Un nosotras y las sabanas.
Morí en sus manos, y volví a renacer en experiencias que no podía describir, escuche ruidos de mi garganta que desconocía, ruidos similares a los suyos y un desenfrenado deseo que me arrastro toda la noche.
Tan inmemorable recuerdo que recostada a su lado, veía sus largos cabellos oscuros pegados por su rostro y el agitado respirar calmándose mientras me preguntaba que había sido real y que no.
Decía palabras reconfortantes y yo no sabía que pronunciar, no me salía nada... siempre me jacte de mi facilidad con la oratoria sin embargo ahora estaba completamente muda a sus acciones y ella sellaba mis labios con confianza y descaro, como si fuesen suyos, como si le pertenecieran y de una acción cotidiana se tratara. No podía dejar de temblar.
La seguí como una simple muñeca en sus manos hasta el ajuar, los nervios me volvían sosa y tosca, tardaba en reaccionar y sé que Rei lo notaba; el cuerpo me ardía con intensidad por donde sus dedos tocaban, no lograba gesticular sonrisa alguna mientras ella pintaba mi figura a su antojo con la brocha en sus labios y de nuevo... un beso... un beso que solo roza la piel suave de mis labios y me permitía reconocer su aliento, probar el sabor de su respiración que humedecía nuestros rostros, uno dulce que se deja caer poco a poco, tomando todo el tiempo del mundo para recorrer cada milímetro de mi boca.
La cabeza me daba vueltas en mil conjeturas y ni una palabra. Pronto quede sin blusa y un herido susurro en aire erizo cada poro de mi piel.
Seguí luego sus instrucciones con total desconfianza, aquella seda era un sueño entre telas y los cordones de satín se deslizaban por mis falanges con suma delicadeza, como algo podía ser tan bello y a la vez tal rígido sobre el cuerpo de una mujer.
La mano me fallaba pero ella me daba aliento, esto era tan nuevo y tan extraño, el palpitar en cada articulación me entorpecía, me ahogaba y los nervios dolían en el la boca del estómago y en la base del vientre. No podía evitar gesticular mientras ponía mi mayor empeño en lograrlo, se escapaban sonrisas, inseguridades, fruncía el ceño y hacia muecas con los labios y la nariz "estará esto bien? lo estaré haciendo bien? debería estar aquí? aun puedo irme?" surgían miedos que no definían nada pero al ver las telas salir y su clara mostrarse entre las prendas el calor bajo de mi abdomen hasta la entrepierna haciendo cosquillas, no de esas que dan risa, sino de las que inquietaban aún más.
Ella mi vio de nuevo con la penetrante mirada hambrienta, comprensiva y seductora, una sensación que me devoraba por dentro y su voz se escuchaba distinta, era melodiosa pero menos aguda, un tono que parecía calmar mi ansiedad en cada letra. Me tranquilizaba. Sentí su abrazo y levante los míos rodeando su cuello. Quemaba con la fuerza de mil soles, su piel quemaba. Y al quedar nuestros torsos a piel uno contra otro volvió a besarme.
Era extraño pero cada vez era más fácil, quería ser yo quien quitara más de su boca. Quería darle un beso que sería seguido de otro más explorador y provocativo, uno que se apropie de sus labios como si fueran míos, me surgía por ella lo egoísta. Los saboree, los acaricie, hasta que en pequeños mordisquitos su boca hacia estremecer la mía y me aleje para dejarme absorber una vez más por sus ojos y sonreír esta vez pícaramente, no estaba segura, tenía miedo, pero quería mas de ella y se sentía bien... Ahora yo busque su boca para caer sobre las sabanas bajo ella, para que nuestras lenguas jueguen entre sí a mil canciones, se acaricien mutuamente mientras mis manos se pierden sobre su nuca y su cabello, donde sus manos deshacen mi espalda y mi cintura a cada roce.
Así se pasan los minutos, con ellos las horas.
Ahora solo puedo detenerme a pensar en la ansiedad que durante el momento se acumulaba en mi vientre, en esa sensación de cosquilleo que se iría derramando por mi cuerpo, en como mi mente se subiría a una nebulosa donde lo único que sería capaz de percibir es el calor de su cuerpo contra el mío, de cómo la calidez de tu respiración quema mi boca y de cómo mi alma sonríe nerviosa en cada beso que me daba.
Acaricie aquella sensación, me embriagaba, un instante sin consciencia, una imagen, un ella, un yo. Un nosotras y las sabanas.
Morí en sus manos, y volví a renacer en experiencias que no podía describir, escuche ruidos de mi garganta que desconocía, ruidos similares a los suyos y un desenfrenado deseo que me arrastro toda la noche.
Tan inmemorable recuerdo que recostada a su lado, veía sus largos cabellos oscuros pegados por su rostro y el agitado respirar calmándose mientras me preguntaba que había sido real y que no.
Sauron Guardgris
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
La mañana amanecía con el sonido de la lluvia golpeando los cristales y con el eco de las gotas revotando sobre el pavimento.
A mi lado reposaba la hermosa rubia, Saurin o Sauron como le gustaba llamarse. Las dos nos quedamos dormidas mirándonos la una a la otra, su cabello estaba revuelto y al igual que el mio, escondía las facciones de su rostro.
Con tranquilidad y con los ojos todavía somnolientos retire el pelo que me molestaba, dejándolo caer hacia atrás. Y jugué con los mechones de su flequillo hasta dejarlos recogidos tras su oreja y apartados de su frente. Se la veía tan tranquila y apacible que me daba lastima despertarla.
Me levante de la cama y con pasos sigilosos fui hacia la ventana, corrí las cortinas para que una pequeña claridad iluminara la parte de la habitación que no daba a la cama. En la esquina bajo la ventana se encontraba una bañera rudimentaria, pero... ¿Como lograría llenar de agua caliente el barreño? Sin despertar a mi compañera y sin que el tabernero subiera a llenarlo.
Mire por la habitación y encontré la camisa de lino de Saurin, sobre la puerta del armario se había quedado colgando el pantalón inicial con el que llegue a la isla. En poco mas de un minuto me vestí con las dos prendas y baje a la planta inferior.
La taberna aun seguía cerrada al publico y en la cocina se vislumbraba una luz, con la esperanza de encontrar algo de ayuda entre a la cocina, pero allí no había nadie. Sin embargo, junto al fuego ardía una olla hasta arriba de liquido, liquido transparente. ¿Estará despierta la cocinera? Me preguntaba a mi misma mirando por la cocina sin encontrar a nadie. Que raro.
Lo mas sorprendente de todo fue que el interior de la olla apenas tenia diminutas burbujas en el agua. Y si, era agua porque al meter el dedo en el liquido y probarlo pude saber que era simple agua. Con sumo cuidado saque la olla del fuego y la lleve a la habitación.
Lo difícil llego cuando entre en la alcoba, caminar despacio y con sigilo era complicado con semejante cacharro en las manos. Una tabla crujió, unas gotas de agua caliente se derramaron sobre mi pie -Shh.... -Un grito ahogado transformado en siseo y por fin llegue al barreño.
Deje momentáneamente la olla dentro de la bañera y mire hacia la cama, a primera vista Saurin parecía seguir durmiendo, después de un par de maniobras "silenciosas" el agua se traspaso de la olla a la bañera. De nuevo volví a girarme para comprobar si la mujer dormía, aunque lo cierto era que mis ojos se habían acostumbrado ya a la luz que bañaba el barreño y solo veía penumbra sobre la cama. -Espero no haberla despertado. -Dije para mi misma en un quedo susurro. El agua desprendía un vapor reconfortante que te llamaba como el canto de una sirena.
Puse la ropa sobre un taburete cercano y sin mas me metí en la bañera soltando un suspiro de placer. Encogiéndome todo lo que podía hundí mi cabeza en el agua y al salir volví a suspirar. Con los brazos colgando por el borde de la madera y la espalda apoyada sobre la pared de la bañera me quede mirando a Saurin.
Reivy Abadder
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
Corría lejos, descalza... sintiendo la graba humedecida por el rocío entre los dedos de los pies pesándome, arrastrándome e impidiéndome levantar las plantas con una dificultad creciente. No había nadie adelante, no estaba siguiendo nada, pero quería seguir y no frenar.
Por momentos no tenía lógica alguna y quería detenerme pero algo me decía... me suplicaba que no lo hiciera. No tenía miedo, no estaba agitada ni estresada, solo triste y no entendía por qué. La graba pronto muto a un pantano soleado, y ahora caminar era empujar mis piernas entre el fango mientras levantaba la sotana y comenzaba a hundirme.
Era tan simple dejarme arrastrar que casi ni dude al dejar de atender aquel llantito molesto.
Deje de sujetar mis prendas aunque seguía avanzando, la humedad llego a mi cintura, a mi torso y luego mi pecho se cubrió de barro, mis brazos quedaron perdidos en ese mar y sentí vivido el frio cuando cubrió mi nuca. No podía respirar, pero no me asustaba, no me desesperaba, estaba bien así, bien con eso, bien con todo... Cuando finalmente cerré los ojos porque ya no podía ver tan abajo sentí un tirón que jalaba mi brazo y me asomaba a la superficie, unos cabellos rubios dorados y una sonrisa.
- Rin rin...
_______
Abrí los ojos plácidamente algo desorientado con la cabeza hundida bajo la almohada, sentí la fría humedad entre mi mejilla y las sábanas por la baba que derrame sin notarlo.
Las imágenes que había soñado no tardaron nada en esfumarse y en cuestión de minutos y un ligero despabilamiento ya no tenía nada que recordar más que mi apodo de pequeña.
Los sueños recurrentes suelen significar algo, pero mejor le restaba importancia al asunto.
Me senté en la cama completamente desnuda y no pude evitar atajar mi cabeza, dolía mucho, una coronilla que recorría todo el cráneo a la altura de la cien. Aún estaba algo mareada.
"Mejor me muevo lento..." pensé mientras con los dedos índice y mayor limpie el hilo de saliva que se deslizaba de la comisura de mis labios y trate de recordar que hacia allí y por qué.
Mire el cuarto detenidamente evitando a toda costa las jaquecas y no reconocí nada, no entendía por que estaba allí sin ropa y trate de hacer memoria.
- Reivy... - había venido aquí con una chica... eran imágenes esporádicas pero muy lindas. Recordaba cómo me hizo sentir y baje la vista a mis manos, a mi pecho, a mi cuerpo. Nunca pensé que tener relaciones era algo así, o se sentía de esta manera, un placer que no podía describir y tan disfrutable que formaba parte de un efímero sueño que parecía volver irreal y ficticio. Volví a mirar el cuarto para reconocerlo mejor y más allá la note a ella. Por la claridad tras la ventana seguro aun no llegaba el mediodía.
Me acerque al borde de la cama bajando las piernas, estaba mareada, pero no tanto como para no caminar. Pasos lentos y pausados me transportaron donde la pelinegra y a su lado deje caer mi cuerpo al suelo para apoyar los brazos al borde de la bañera meter solo la punta de las falanges en el agua, jugando.
- Me duele la cabeza... y otros... lados~- El ambiente no estaba demasiado frio, mas sin embargo un ligero escalofrió recorrió mi cuerpo al sentir el calor del agua. Ahora no me salía mirarla sin desear que volviera a hacerme sentir de aquella manera, la sola idea en mi mente aceleraba ligero el palpitar en mi pecho y se volvía difícil tragar. Quería que vuelva a tocarme, quería volver a tocarla.
Por momentos no tenía lógica alguna y quería detenerme pero algo me decía... me suplicaba que no lo hiciera. No tenía miedo, no estaba agitada ni estresada, solo triste y no entendía por qué. La graba pronto muto a un pantano soleado, y ahora caminar era empujar mis piernas entre el fango mientras levantaba la sotana y comenzaba a hundirme.
Era tan simple dejarme arrastrar que casi ni dude al dejar de atender aquel llantito molesto.
Deje de sujetar mis prendas aunque seguía avanzando, la humedad llego a mi cintura, a mi torso y luego mi pecho se cubrió de barro, mis brazos quedaron perdidos en ese mar y sentí vivido el frio cuando cubrió mi nuca. No podía respirar, pero no me asustaba, no me desesperaba, estaba bien así, bien con eso, bien con todo... Cuando finalmente cerré los ojos porque ya no podía ver tan abajo sentí un tirón que jalaba mi brazo y me asomaba a la superficie, unos cabellos rubios dorados y una sonrisa.
- Rin rin...
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Abrí los ojos plácidamente algo desorientado con la cabeza hundida bajo la almohada, sentí la fría humedad entre mi mejilla y las sábanas por la baba que derrame sin notarlo.
Las imágenes que había soñado no tardaron nada en esfumarse y en cuestión de minutos y un ligero despabilamiento ya no tenía nada que recordar más que mi apodo de pequeña.
Los sueños recurrentes suelen significar algo, pero mejor le restaba importancia al asunto.
Me senté en la cama completamente desnuda y no pude evitar atajar mi cabeza, dolía mucho, una coronilla que recorría todo el cráneo a la altura de la cien. Aún estaba algo mareada.
"Mejor me muevo lento..." pensé mientras con los dedos índice y mayor limpie el hilo de saliva que se deslizaba de la comisura de mis labios y trate de recordar que hacia allí y por qué.
Mire el cuarto detenidamente evitando a toda costa las jaquecas y no reconocí nada, no entendía por que estaba allí sin ropa y trate de hacer memoria.
- Reivy... - había venido aquí con una chica... eran imágenes esporádicas pero muy lindas. Recordaba cómo me hizo sentir y baje la vista a mis manos, a mi pecho, a mi cuerpo. Nunca pensé que tener relaciones era algo así, o se sentía de esta manera, un placer que no podía describir y tan disfrutable que formaba parte de un efímero sueño que parecía volver irreal y ficticio. Volví a mirar el cuarto para reconocerlo mejor y más allá la note a ella. Por la claridad tras la ventana seguro aun no llegaba el mediodía.
Me acerque al borde de la cama bajando las piernas, estaba mareada, pero no tanto como para no caminar. Pasos lentos y pausados me transportaron donde la pelinegra y a su lado deje caer mi cuerpo al suelo para apoyar los brazos al borde de la bañera meter solo la punta de las falanges en el agua, jugando.
- Me duele la cabeza... y otros... lados~- El ambiente no estaba demasiado frio, mas sin embargo un ligero escalofrió recorrió mi cuerpo al sentir el calor del agua. Ahora no me salía mirarla sin desear que volviera a hacerme sentir de aquella manera, la sola idea en mi mente aceleraba ligero el palpitar en mi pecho y se volvía difícil tragar. Quería que vuelva a tocarme, quería volver a tocarla.
Sauron Guardgris
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
Respondí con una sonrisa leve a la frase de Sauron, apenas un pequeño movimiento en las comisuras. La imagen que mis ojos veían era digna de quedar grabada, la joven evitaba fijarse en mi rostro, apoyaba la cabeza en su brazo y se entretenía con el agua. Por debajo de la superficie mis dedos buscaban la yema del suyo, rozando su piel como si tratara de rozar la superficie del agua por debajo de esta.
-Es normal, anoche bebiste mas de la cuenta. -O muy rápido... Pero guarde ese pensamiento en mi mente. -Con el tiempo dejara de dolerte todo, aunque la resaca puede volver con el alcohol. -Los dedos que jugaban con su yema salieron a la superficie buscando entrelazarse con la mano de la rubia. -Ven, entra. Te sentara bien, te dará alivio.
Sin soltar la mano de Saurin le ofrecí el baño, aparte las piernas a los lados hasta que toque con ambas las paredes de la mojada madera, espere paciente y sin perder la sonrisa a que aceptara la invitación. Los dedos fueron seguidos por el resto del pie, a este le siguió el tobillo y el gemelo, al tocar el fondo de la bañera el hermano le siguió remolón, para cuando el resto del delgado cuerpo se introdujo en el humeante liquido, el barreño rebalso y una pequeña hola humedeció el suelo.
-¿Esta bien? -Preguntaba a la rubia haciendo referencia al agua, mientras con mis manos hacia un cuenco para verter su contenido por los hombros de Sauron. -¿Te despertó el ruido que hice?
El pelo de la mujer parecía tener vida propia, pues cada poco se escapaba de su sitio y se colocaba sobre la cara de Saurin, y yo que no podía ser menos que el cabello moví los dedos hasta colocarlos de nuevo detrás de la oreja.
Coqueta y decidiendo tentar a mi compañera deje de tocarla y ocupe mis manos en mi propio pelo, juntandolo todo sobre uno de los hombros y dejándolo caer hacia delante. ¿Habría superado Saurin su vergüenza inicial? ¿Seria ahora capaz de tomar la iniciativa? ¿O seguiría en la misma posición esperando un avance de mi parte?
-Es normal, anoche bebiste mas de la cuenta. -O muy rápido... Pero guarde ese pensamiento en mi mente. -Con el tiempo dejara de dolerte todo, aunque la resaca puede volver con el alcohol. -Los dedos que jugaban con su yema salieron a la superficie buscando entrelazarse con la mano de la rubia. -Ven, entra. Te sentara bien, te dará alivio.
Sin soltar la mano de Saurin le ofrecí el baño, aparte las piernas a los lados hasta que toque con ambas las paredes de la mojada madera, espere paciente y sin perder la sonrisa a que aceptara la invitación. Los dedos fueron seguidos por el resto del pie, a este le siguió el tobillo y el gemelo, al tocar el fondo de la bañera el hermano le siguió remolón, para cuando el resto del delgado cuerpo se introdujo en el humeante liquido, el barreño rebalso y una pequeña hola humedeció el suelo.
-¿Esta bien? -Preguntaba a la rubia haciendo referencia al agua, mientras con mis manos hacia un cuenco para verter su contenido por los hombros de Sauron. -¿Te despertó el ruido que hice?
El pelo de la mujer parecía tener vida propia, pues cada poco se escapaba de su sitio y se colocaba sobre la cara de Saurin, y yo que no podía ser menos que el cabello moví los dedos hasta colocarlos de nuevo detrás de la oreja.
Coqueta y decidiendo tentar a mi compañera deje de tocarla y ocupe mis manos en mi propio pelo, juntandolo todo sobre uno de los hombros y dejándolo caer hacia delante. ¿Habría superado Saurin su vergüenza inicial? ¿Seria ahora capaz de tomar la iniciativa? ¿O seguiría en la misma posición esperando un avance de mi parte?
Reivy Abadder
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
Lejos de saber si se trataba de efectos por el alcohol o que, aun no podía pensar con claridad, a mi cerebro le estaba costando procesar los eventos y decidir sobre propuestas o ideas se volvía extremadamente lento e innecesario, como si no pudiera o no tuviera el control sobre mis acciones. Sus manos jugando con las mías se robaron mi sonrisa de los labios, sutil y ligera como quien sentía vergüenza por tal gesto.
La paz que experimentaba era absoluta y sin embargo mi pecaminosa imaginación no dejaba de mostrarme recuerdos borrosos de una noche que se prestaba al olvido del alcohol, mirando el agua, solo podía preguntarme qué tanto de anoche fue real y que tanto idealice.
Obediente me levante y entre sin mucha delicadeza al agua, sentándome entre sus piernas, frente a ella pero sin mirarla, no podía levantar la mirada.
Esto era bochornoso, no por estar desnuda ni por bañarme con la pelinegra, sino por lo que mi mente me mostraba a cada instante que veía su cuerpo desnudo, no quería seguir mirándola con tanta lujuria y extrañeza y, terminar por incomodarla con mis actitudes infantiles que escapaban de mi control.
El agua desbordo ligeramente cuando lleve mi cuerpo hacia adelante y abrazando mis piernas, flexionando las rodillas, me convertía ahora era una bolita en la ducha, una bolita que no quería perder ante sus actitudes inmaduras. Mojó mis hombros y negué con la cabeza ante la interrogativa.
- Solo me desperté... tarde o temprano pasaría... - estaba tan llena de incertidumbre que parecía estar ahogándome en una paradójica bañera de agua. Entonces su mano acomodando mis cabellos y rosando mi oreja me desconectó y liberó, deje de pensar y me centre en aquella caricia, volví a levantar el rostro y no quise refrenarme mucho mas, en lo que ella se acomodaba lleve mi cuerpo hacia adelante acomodando las piernas y con ambas manos entre nosotras me incliné hasta estampar mi boca contra la suya torpe y brutalmente. Estos eran de mis primeros besos, meter la lengua, no hacerlo, no chocar con sus dientes, tratar de ser fluida, por que dar un simple beso no resultaba más sencillo. “Mierda!”
La paz que experimentaba era absoluta y sin embargo mi pecaminosa imaginación no dejaba de mostrarme recuerdos borrosos de una noche que se prestaba al olvido del alcohol, mirando el agua, solo podía preguntarme qué tanto de anoche fue real y que tanto idealice.
Obediente me levante y entre sin mucha delicadeza al agua, sentándome entre sus piernas, frente a ella pero sin mirarla, no podía levantar la mirada.
Esto era bochornoso, no por estar desnuda ni por bañarme con la pelinegra, sino por lo que mi mente me mostraba a cada instante que veía su cuerpo desnudo, no quería seguir mirándola con tanta lujuria y extrañeza y, terminar por incomodarla con mis actitudes infantiles que escapaban de mi control.
El agua desbordo ligeramente cuando lleve mi cuerpo hacia adelante y abrazando mis piernas, flexionando las rodillas, me convertía ahora era una bolita en la ducha, una bolita que no quería perder ante sus actitudes inmaduras. Mojó mis hombros y negué con la cabeza ante la interrogativa.
- Solo me desperté... tarde o temprano pasaría... - estaba tan llena de incertidumbre que parecía estar ahogándome en una paradójica bañera de agua. Entonces su mano acomodando mis cabellos y rosando mi oreja me desconectó y liberó, deje de pensar y me centre en aquella caricia, volví a levantar el rostro y no quise refrenarme mucho mas, en lo que ella se acomodaba lleve mi cuerpo hacia adelante acomodando las piernas y con ambas manos entre nosotras me incliné hasta estampar mi boca contra la suya torpe y brutalmente. Estos eran de mis primeros besos, meter la lengua, no hacerlo, no chocar con sus dientes, tratar de ser fluida, por que dar un simple beso no resultaba más sencillo. “Mierda!”
Sauron Guardgris
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
-¿Se te perdi...
Comencé a preguntar divertida mientras peinaba mi cabellera con los dedos, el rubor comenzaba a subir por las mejillas de la rubia, aunque no tenia muy claro si era por efecto del agua caliente u otra cosa. La preguntaba hubiera sido "¿Se te perdió algo bajo el agua?" pero me quede a medias, Sauron reacción súbitamente levanto la cabeza de entre sus rodillas y tapo mi boca con la suya.
Su mirada... su mirada era impactante, desatada, incontrolable. Los ojos le centelleaba como un animal salvaje que acababa de soltarse de sus cadenas y saborea de nuevo la libertad. Se coló veloz bajo mis piernas, pasando las suyas por el hueco que quedaba bajo las rodillas.
Y sus manos, ¿Que hacían sus manos? Nada, con los ojos entre abiertos las busque y las encontré en el mismo lugar donde las vi por ultima vez, en medio del barreño flotando a medias en el agua. Las mías seguían enredadas en mi pelo, el impacto inicial las había dejado paralizadas.
Saurin me tenia presa, apresada deliciosamente entre ella y la bañera, tosca y dubitativa, nuestros dientes se chocaron en el primer momento, pero no le di mas importancia de la que tenia. De los fallos se aprende y con la practica se experimenta. Notaba sus intenciones de querer hacer y no saber como o no atreverse a dar el paso, sentía el húmedo roce en mis dientes de una intrusa que parecía esperar una invitación. Invitación que no se hizo esperar, la punta de mi lengua rozo la suya y a partir de ese momento cogió mas soltura.
Por fin logre que mis manos reaccionar y se soltaran cayendo hacia el agua, aunque no estuvieron mucho rato ahí. Con rápido movimiento e imitando el frenesí que se apoderaba de la rubia, mis brazos rodearon la cintura que tenia en frente acercando mas aun nuestros cuerpos, buscando un mayor contacto y un inevitable choque de sus manos contra mi vientre. Que pena. Pensé divertida ante la "improvisada" situación. Ahora no tengo donde huir. Al separarme de su boca pase mi lengua por el centro de su labio superior y sonreí lobuna.
-No tengas miedo de mirarme, que no te remuerda la conciencia por lo que pienses o hagas. -Conforme hablaba acerque mi rosto a su cuello y juguetee con las gotas que recorrían su piel. -Quiero que mi piel conozca tus oscuros pensamientos.
Comencé a preguntar divertida mientras peinaba mi cabellera con los dedos, el rubor comenzaba a subir por las mejillas de la rubia, aunque no tenia muy claro si era por efecto del agua caliente u otra cosa. La preguntaba hubiera sido "¿Se te perdió algo bajo el agua?" pero me quede a medias, Sauron reacción súbitamente levanto la cabeza de entre sus rodillas y tapo mi boca con la suya.
Su mirada... su mirada era impactante, desatada, incontrolable. Los ojos le centelleaba como un animal salvaje que acababa de soltarse de sus cadenas y saborea de nuevo la libertad. Se coló veloz bajo mis piernas, pasando las suyas por el hueco que quedaba bajo las rodillas.
Y sus manos, ¿Que hacían sus manos? Nada, con los ojos entre abiertos las busque y las encontré en el mismo lugar donde las vi por ultima vez, en medio del barreño flotando a medias en el agua. Las mías seguían enredadas en mi pelo, el impacto inicial las había dejado paralizadas.
Saurin me tenia presa, apresada deliciosamente entre ella y la bañera, tosca y dubitativa, nuestros dientes se chocaron en el primer momento, pero no le di mas importancia de la que tenia. De los fallos se aprende y con la practica se experimenta. Notaba sus intenciones de querer hacer y no saber como o no atreverse a dar el paso, sentía el húmedo roce en mis dientes de una intrusa que parecía esperar una invitación. Invitación que no se hizo esperar, la punta de mi lengua rozo la suya y a partir de ese momento cogió mas soltura.
Por fin logre que mis manos reaccionar y se soltaran cayendo hacia el agua, aunque no estuvieron mucho rato ahí. Con rápido movimiento e imitando el frenesí que se apoderaba de la rubia, mis brazos rodearon la cintura que tenia en frente acercando mas aun nuestros cuerpos, buscando un mayor contacto y un inevitable choque de sus manos contra mi vientre. Que pena. Pensé divertida ante la "improvisada" situación. Ahora no tengo donde huir. Al separarme de su boca pase mi lengua por el centro de su labio superior y sonreí lobuna.
-No tengas miedo de mirarme, que no te remuerda la conciencia por lo que pienses o hagas. -Conforme hablaba acerque mi rosto a su cuello y juguetee con las gotas que recorrían su piel. -Quiero que mi piel conozca tus oscuros pensamientos.
Reivy Abadder
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
Un vaivén de ondas ligero que no derramo gota alguna fuera del tacho y ahora sentía su piel contra la mía, más caliente que el agua misma, quemándome e incitando... Mi corazón desbocado oprimía mi pecho con fuerza y el agua no le daba riendas al pecho para poder respirar, bocanadas de aire que difícilmente lograban espacio en mis pulmones solo conseguían agitarme.
Sentí una especie de vergüenza con sus palabras y no quise mirar a sus ojos aun que me invito a hacerlo mientras un escalofrió erizo la poca piel que sobresalía del agua dejando cada poro suficientemente excitado como para mantener el bello firme y perpendicular a mi piel.
Su boca no era diferente a la mía o a cualquier otra, observándola y perdiéndome en ella, solo podía pensar en la imagen grabada en mis retinas años atrás de tanto papel leído a luz de vela en textos de anatomía, ella no era una excepción a cualquier ser binario de rasgos humanos en este mundo; aquella boca no era más que una cavidad oral que a simple vista contaba con labios superior e inferior, paredes interiores, dos líneas dentales quizás completas, quizás no... Y el hidrostato muscular móvil impar, medio y simétrico... Sin embargo me había aventurado al contacto a lo cual ella respondió despertando un cosquilleo que recorría desde la punta de la lengua y por el surco medio, acariciando la epiglotis donde finalmente se anudaba.
"Por qué esto se siente tan bien?" Me preguntaba tratando de analizarlo pero complicada al dejarme llevar. No podía disfrutar del memento y pensar al mismo tiempo, como si razonar las cosas me impidiera la fluidez que lograba al apagar el cerebro.
- Es mas fácil decirlo que hacerlo... - Quería mirarla pero también quería evitarlo, estaba muy nerviosa y temblorosa, pero también tenía curiosidad, mucha curiosidad, vagos recuerdos me acompañaban desde la noche que pasamos y ahora que casi ni recuerdos eran quería saber que tan curioso era el cuerpo ajeno y por que la curiosidad que me surgía de una persona con idénticas facciones anatómicas como ser otra mujer.
Ella... prendida a mi cuello y yo tratando de limpiarme de experiencias sensoriales para poder conectarme con el eidos, ella me había dado permiso y aun que retenía cierto pudor, deseaba saciar aquellas curiosidades latentes, tenía dudas de si anoche había indagado o no, pero no recordaba nada y era una oportunidad única de ver en otro y tocar cuando decían los libros en un sujeto de estudio y no en mi propio cuerpo para ver así como reaccionaba.
Mis manos se posaban la zona hipogástrica de su abdomen, la cintura no era algo que me atrajera tanto ya que topográficamente se mantenía igual en toda su circunferencia por lo cual, aprovechando mi comodidad junto a Rei y sus piernas elevadas, baje la izquierda con descaro permitiendo que mis yemas esquivaran y acariciaran el nacimiento de cada bello grueso sobre el monte de Venus hasta alcanzar el inicio de los labios mayores. No era una mujer de grandes carnosidades a diferencia mía pues el prepucio del clítoris estaba prácticamente expuesto, separé el índice y el mayor en su recorrido para rodear el extremo y alcanzar los labios menores a penas.
A mi solía incomodarme y hasta llegaba a doler el acariciar de inmediato el clítoris cuando investigaba a través de mi vulva, temía generarle ese mal estar a ella en una primera instancia.
Por impulso llegue hasta el orificio y me retraje hacia arriba, mi mano vibraba insegura por lo que baje la otra por la base de su pierna contorneando hasta alcanzar el glúteo para darme más firmeza y comodidad, pero eso no aligeraba la carga, seguía con cada musculo tensado en lo que trataba de respirar más tranquila.
- Ah… Yo...
Sentí una especie de vergüenza con sus palabras y no quise mirar a sus ojos aun que me invito a hacerlo mientras un escalofrió erizo la poca piel que sobresalía del agua dejando cada poro suficientemente excitado como para mantener el bello firme y perpendicular a mi piel.
Su boca no era diferente a la mía o a cualquier otra, observándola y perdiéndome en ella, solo podía pensar en la imagen grabada en mis retinas años atrás de tanto papel leído a luz de vela en textos de anatomía, ella no era una excepción a cualquier ser binario de rasgos humanos en este mundo; aquella boca no era más que una cavidad oral que a simple vista contaba con labios superior e inferior, paredes interiores, dos líneas dentales quizás completas, quizás no... Y el hidrostato muscular móvil impar, medio y simétrico... Sin embargo me había aventurado al contacto a lo cual ella respondió despertando un cosquilleo que recorría desde la punta de la lengua y por el surco medio, acariciando la epiglotis donde finalmente se anudaba.
"Por qué esto se siente tan bien?" Me preguntaba tratando de analizarlo pero complicada al dejarme llevar. No podía disfrutar del memento y pensar al mismo tiempo, como si razonar las cosas me impidiera la fluidez que lograba al apagar el cerebro.
- Es mas fácil decirlo que hacerlo... - Quería mirarla pero también quería evitarlo, estaba muy nerviosa y temblorosa, pero también tenía curiosidad, mucha curiosidad, vagos recuerdos me acompañaban desde la noche que pasamos y ahora que casi ni recuerdos eran quería saber que tan curioso era el cuerpo ajeno y por que la curiosidad que me surgía de una persona con idénticas facciones anatómicas como ser otra mujer.
Ella... prendida a mi cuello y yo tratando de limpiarme de experiencias sensoriales para poder conectarme con el eidos, ella me había dado permiso y aun que retenía cierto pudor, deseaba saciar aquellas curiosidades latentes, tenía dudas de si anoche había indagado o no, pero no recordaba nada y era una oportunidad única de ver en otro y tocar cuando decían los libros en un sujeto de estudio y no en mi propio cuerpo para ver así como reaccionaba.
Mis manos se posaban la zona hipogástrica de su abdomen, la cintura no era algo que me atrajera tanto ya que topográficamente se mantenía igual en toda su circunferencia por lo cual, aprovechando mi comodidad junto a Rei y sus piernas elevadas, baje la izquierda con descaro permitiendo que mis yemas esquivaran y acariciaran el nacimiento de cada bello grueso sobre el monte de Venus hasta alcanzar el inicio de los labios mayores. No era una mujer de grandes carnosidades a diferencia mía pues el prepucio del clítoris estaba prácticamente expuesto, separé el índice y el mayor en su recorrido para rodear el extremo y alcanzar los labios menores a penas.
A mi solía incomodarme y hasta llegaba a doler el acariciar de inmediato el clítoris cuando investigaba a través de mi vulva, temía generarle ese mal estar a ella en una primera instancia.
Por impulso llegue hasta el orificio y me retraje hacia arriba, mi mano vibraba insegura por lo que baje la otra por la base de su pierna contorneando hasta alcanzar el glúteo para darme más firmeza y comodidad, pero eso no aligeraba la carga, seguía con cada musculo tensado en lo que trataba de respirar más tranquila.
- Ah… Yo...
Sauron Guardgris
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
-En cuanto dejes de pensar. -Pronunciaba cada palabra con lentitud, remoloneando mi boca sobre su clavícula, jugueteando con el hueco que el mismo hueso hacia sobre la piel. -Sera mas fácil hacerlo que decirlo.
Por lo visto, la falta de alcohol en sangre era mas productivo de lo que pensé, o... quizás era que ahora se veía mas desatada que anoche. En cualquier caso, se veía un cambio positivo entre un momento y otro, quien sabe, igual resulta que ella es mas activa al despuntar el alba.
Pronto deje de pensar, pues su manos se dirigía a una zona que ansiaba su tacto. Me retire de mi entretenida tarea y alce la cabeza para mirarla, pero lo único que vi fue su rostro mirando abajo, concentrada en mapear su pequeño descubrimiento. Sauron tenia algo en aquella mirada perdida, que hacia que situación fuera tierna y tranquila, bueno... tranquilo igual era demasiado, pero si que podía decir que era la calma que precedía a la tempestad.
Embobada por la tentadora curiosidad de la otra mujer me quede mirando sin hacer nada, notaba el agua moverse, como sus temblores hacían surcos en el liquido y el intento que hizo por apaciguarlas resulto en una risa tan leve y suave que casi parecía un susurro. EL cariño volvió aflorar en mis pupilas al notar que su inexperta mano no conseguía moverme ni un ápice.
-Vas a tener que hacer mas ejercicio rapaz. -La miraba con una sonrisa despreocupada. -Espera... -Sin darle tiempo a la santa a reaccionar, moví la caderas y tras ellas el resto del cuerpo. Daba la sensación de que me abalanzaba hacia la rubia, pero en realidad los movimientos eran calmados. El recorrido se detuvo cuando mis rodillas tocaron el fondo de la improvisada bañera y los hombros de Saurin acabaron contra el borde de la madera. -Hora mejor. -Pronuncie picara y sonriente al quedarme a horcajadas sobre las piernas de la rubia.
La deje hacer y deshacer con mi cuerpo, si en algún momento algo me molestaba o incomodaba simplemente se lo hacia ver, de formas distintas, pero todas pacientes y sin enfado. Aveces eran miradas, otra un simple vocablo, pero la que mas usaba era la retribución de malestar a base de mordiscos pasados de presión.
Lentamente fui marcando su cuerpo, algunas eran de placer otras de reprimenda, pero todas eran mías. Marcas en su piel de su segunda vez en su primer día.
Me deleitaba en sus pequeñas laderas, jugaba con ellas hasta que llegaran a su máximo esplendor, recorría el palpitante rió de su cuello y las rojas orejas que destacaban entre el claro pelo enmarañado. Dada la posición no tenia fácil acceso al tesoro escondido bajo el agua, pero no tenia prisa, ya llegaría su turno, ahora era el mio y no la dejaría parar hasta que mi garganta gritara su nombre.
Por lo visto, la falta de alcohol en sangre era mas productivo de lo que pensé, o... quizás era que ahora se veía mas desatada que anoche. En cualquier caso, se veía un cambio positivo entre un momento y otro, quien sabe, igual resulta que ella es mas activa al despuntar el alba.
Pronto deje de pensar, pues su manos se dirigía a una zona que ansiaba su tacto. Me retire de mi entretenida tarea y alce la cabeza para mirarla, pero lo único que vi fue su rostro mirando abajo, concentrada en mapear su pequeño descubrimiento. Sauron tenia algo en aquella mirada perdida, que hacia que situación fuera tierna y tranquila, bueno... tranquilo igual era demasiado, pero si que podía decir que era la calma que precedía a la tempestad.
Embobada por la tentadora curiosidad de la otra mujer me quede mirando sin hacer nada, notaba el agua moverse, como sus temblores hacían surcos en el liquido y el intento que hizo por apaciguarlas resulto en una risa tan leve y suave que casi parecía un susurro. EL cariño volvió aflorar en mis pupilas al notar que su inexperta mano no conseguía moverme ni un ápice.
-Vas a tener que hacer mas ejercicio rapaz. -La miraba con una sonrisa despreocupada. -Espera... -Sin darle tiempo a la santa a reaccionar, moví la caderas y tras ellas el resto del cuerpo. Daba la sensación de que me abalanzaba hacia la rubia, pero en realidad los movimientos eran calmados. El recorrido se detuvo cuando mis rodillas tocaron el fondo de la improvisada bañera y los hombros de Saurin acabaron contra el borde de la madera. -Hora mejor. -Pronuncie picara y sonriente al quedarme a horcajadas sobre las piernas de la rubia.
La deje hacer y deshacer con mi cuerpo, si en algún momento algo me molestaba o incomodaba simplemente se lo hacia ver, de formas distintas, pero todas pacientes y sin enfado. Aveces eran miradas, otra un simple vocablo, pero la que mas usaba era la retribución de malestar a base de mordiscos pasados de presión.
Lentamente fui marcando su cuerpo, algunas eran de placer otras de reprimenda, pero todas eran mías. Marcas en su piel de su segunda vez en su primer día.
Me deleitaba en sus pequeñas laderas, jugaba con ellas hasta que llegaran a su máximo esplendor, recorría el palpitante rió de su cuello y las rojas orejas que destacaban entre el claro pelo enmarañado. Dada la posición no tenia fácil acceso al tesoro escondido bajo el agua, pero no tenia prisa, ya llegaría su turno, ahora era el mio y no la dejaría parar hasta que mi garganta gritara su nombre.
Reivy Abadder
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
- Lo dices como si para mi fuera un opción sencilla - dije sutilmente ante sus palabras, "dejar de pensar? qué clase de sugerencia absurda es esa???" Una ligera sonrisa se entonó en mis labios ante las preguntas que se formulaban en mi mente, para mí no era posible vivir sin asombrarme, dudar o generarme hipótesis a investigar, yo no funcionaba de otra manera.
Noté su cuerpo acercándose pero sin intenciones de buscar contacto, más bien parecía estar guiándome en un cambio espontaneo y egoísta, dejándome en claro quien estaba al frente en este juego de roles. La seguí entonces como un perro obediente hasta acomodar mi espada al canto de madera sintiendo como el agua ahora acariciaba mi piel hasta la base del cuello y el palpitar de mi corazón molestando en la garganta.
Estar así resultaba más cómodo, no podía negarlo, ella cargaba con su peso sobre piernas y brazos mientras yo permanecía en reposo casi absoluto, pero ciertamente me agotaba un poco más de lo necesario, su postura no se oponía al sentido de la gravedad como la de mi mano en este instante. Cada cambio aportaba nueva información en relación a como yo me desenvolvía para con otros y esto era muy excitante y diferente.
Tenía intrigas por montones, "por qué ahora es mejor que antes?, es más cómodo para ella estar así? Siente diferente su cuerpo de esta manera? Me cansa el brazo solo pensarlo, pero ella parece disfrutarlo más... estoy algo perdida..." no sabía que estaba haciendo y quería si, quería saber que botones tocar para que se sintiera mejor, Rei no me lo decía con palabras, me lo decía con gestos, sus piernas temblaban cada tanto y por otros tantos se pausaban, el vibrar iba acompañado de un rostro placido y gozoso, al parar el temblor podía volver a mirarme, como si se concentrara más y pensara claramente. Me mordía, a beses con fuerza quizás por su malestar, a veces con dulzura, como deseosa de que continúe.
Aquella presión de sus dientes sobre mi piel era más de lo que mi cuerpo podía codiciar, una sensación cercana al dolor extremadamente placentera, cada diente que sentía llegar hasta la dermis liberaba un impulso nervioso que recorría mi cuerpo hasta desembocar por sobre mi vejiga, una especie de cosquilleo que se sentía bien y generaba una insatisfacción al mismo tiempo, era poco, aquella descarga era muy poco, necesitaba más y más. Aun así no se lo diría.
Busque con mi boca su pecho, prendiendo mis dientes al pezón, entreabría los ojos para verla de cerca y así notar el diámetro pronunciado de su aréola como así también el oscuro color que tenía, mucho más fuerte y vivaz que el de su clara piel, un sabor suave aunque impregnado por el gusto del agua, la textura rugosa se sentía extraña sobre mi lengua y era casi como tener en mis papilas la esencia de su piel, no podía evitar lamer todo al rededor y morder suave, con un hambre desgarradora.
Ella reaccionaba a ciertas cosas de una manera y a ciertas cosas de otra, en mi mente se iba trazando un mapa de sensaciones que me permitía leer el cuerpo de mi par, "así será solo en ella? será igual en todas las personas o será así solo en los de su especie?" No podía detener mis pensamientos, pero a medida que la tocaba más dudas iban surgiendo, y más quería investigar, mas quería tocar, lamer y observar.
Noté su cuerpo acercándose pero sin intenciones de buscar contacto, más bien parecía estar guiándome en un cambio espontaneo y egoísta, dejándome en claro quien estaba al frente en este juego de roles. La seguí entonces como un perro obediente hasta acomodar mi espada al canto de madera sintiendo como el agua ahora acariciaba mi piel hasta la base del cuello y el palpitar de mi corazón molestando en la garganta.
Estar así resultaba más cómodo, no podía negarlo, ella cargaba con su peso sobre piernas y brazos mientras yo permanecía en reposo casi absoluto, pero ciertamente me agotaba un poco más de lo necesario, su postura no se oponía al sentido de la gravedad como la de mi mano en este instante. Cada cambio aportaba nueva información en relación a como yo me desenvolvía para con otros y esto era muy excitante y diferente.
Tenía intrigas por montones, "por qué ahora es mejor que antes?, es más cómodo para ella estar así? Siente diferente su cuerpo de esta manera? Me cansa el brazo solo pensarlo, pero ella parece disfrutarlo más... estoy algo perdida..." no sabía que estaba haciendo y quería si, quería saber que botones tocar para que se sintiera mejor, Rei no me lo decía con palabras, me lo decía con gestos, sus piernas temblaban cada tanto y por otros tantos se pausaban, el vibrar iba acompañado de un rostro placido y gozoso, al parar el temblor podía volver a mirarme, como si se concentrara más y pensara claramente. Me mordía, a beses con fuerza quizás por su malestar, a veces con dulzura, como deseosa de que continúe.
Aquella presión de sus dientes sobre mi piel era más de lo que mi cuerpo podía codiciar, una sensación cercana al dolor extremadamente placentera, cada diente que sentía llegar hasta la dermis liberaba un impulso nervioso que recorría mi cuerpo hasta desembocar por sobre mi vejiga, una especie de cosquilleo que se sentía bien y generaba una insatisfacción al mismo tiempo, era poco, aquella descarga era muy poco, necesitaba más y más. Aun así no se lo diría.
Busque con mi boca su pecho, prendiendo mis dientes al pezón, entreabría los ojos para verla de cerca y así notar el diámetro pronunciado de su aréola como así también el oscuro color que tenía, mucho más fuerte y vivaz que el de su clara piel, un sabor suave aunque impregnado por el gusto del agua, la textura rugosa se sentía extraña sobre mi lengua y era casi como tener en mis papilas la esencia de su piel, no podía evitar lamer todo al rededor y morder suave, con un hambre desgarradora.
Ella reaccionaba a ciertas cosas de una manera y a ciertas cosas de otra, en mi mente se iba trazando un mapa de sensaciones que me permitía leer el cuerpo de mi par, "así será solo en ella? será igual en todas las personas o será así solo en los de su especie?" No podía detener mis pensamientos, pero a medida que la tocaba más dudas iban surgiendo, y más quería investigar, mas quería tocar, lamer y observar.
Sauron Guardgris
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Monja... ¡Y una mierda! La mujer que tenia debajo era una loba con piel de cordero. Si ya lo dicen las malas lenguas, las mas modositas son las mas fogosas. Porque anoche sentí el olor de la sangre, que sino, no me creo que era virgen.
Mi cuerpo subía y bajaba siguiendo su ritmo, sacudiendo y provocando olas en el agua, acelerando cuando quería mas o mordiendo con fuerza el hombro de la rubia cuando necesitaba clemencia. Saurin entendía rápidamente y cambia los ritmos con eficiencia, la mujer aprendía a una velocidad de vértigo, es mas, en sus movimientos podía percibir la ansiedad por descubrir nuevas técnicas, nuevos puntos de contacto.
Notaba como disminuía el placer, cuando la miraba para descubrir que pasaba me encontraba sus ojos verdes como la esmeralda. Escrutaba mi cara y sonreía satisfecha al ver que fruncía el ceño con una pregunta silenciosa "¿Porque paras?"
Cuanto mas quería menos me daba, estaba jugando conmigo y mi deseo, y mentiría si dijera que no me gustaba. Me deje caer sobre ella, obligandola a darme lo que busco, pero su mano se había cerrado formando un puño y me miraba... ¿Era superioridad lo que veía en sus ojos? ¿Como podía se que una mujer que no sabe nada, supiera tanto? Acaso mi cuerpo era un libro abierto que podía leer a su antojo, seleccionando la pagina que mas le gustaba.
Desenfrenada clave mis ojos en los de ella, subí el labio superior dejando ver toda la dentadura y solté un grabe gruñido mientras los pulmones se hinchaban y levantaban mis pechos como reacción secundaria. Con un movimiento rápido enrede los dedos en la rubia cabellera de Sauron y tire de su cabeza hacia atrás dejando expuesta su garganta, el marfil se clavo demandante sobre la traquea y la lengua comenzó a jugar, sedienta, con la nuez.
Apenas se escuchaba, pero notaba las vibraciones de su garganta. Jadeaba con un hilo de voz, apreté un poco mas, la vibración se intensifico y en los dientes note como toda su traquea se movía con el reflejo de tragar. Una idea relampagueó en mi mente.
Solté su garganta y su melena, volviendo a colocar el brazo en su posición original, Saurin me miraba sin comprender, parecía desorientada. Acerque mi rostro al suyo moviendo las manos a la delgada espalda de la chica, la mire con el ceño fruncido y su sonrisa de superioridad volvió a dibujarse. -Ahora. -Dije tajante y con una demanda que no daba lugar a replica.
Clave las uñas en las dorsales de la espalda, vi la sorpresa en sus ojos abiertos como platos, el placer en su voz y la obediencia en su mano, como si fuera un caballo que no esperara ser espoleado.
Acababa de descubrir un punto deliciosamente débil en los gustos de la peregrina y estaba deseosa de explotarlo.
Lo conseguí, o mejor dicho, lo consiguió. Grite su nombre hasta que mi cuerpo no dio mas de si. Buscaba bocanadas de aire como si fuera un pez fuera del agua, apoyé mi frente en su hombro y la respiración golpeaba fatigada el agua. Monja... ¡Y una mierda!
Mi cuerpo subía y bajaba siguiendo su ritmo, sacudiendo y provocando olas en el agua, acelerando cuando quería mas o mordiendo con fuerza el hombro de la rubia cuando necesitaba clemencia. Saurin entendía rápidamente y cambia los ritmos con eficiencia, la mujer aprendía a una velocidad de vértigo, es mas, en sus movimientos podía percibir la ansiedad por descubrir nuevas técnicas, nuevos puntos de contacto.
Notaba como disminuía el placer, cuando la miraba para descubrir que pasaba me encontraba sus ojos verdes como la esmeralda. Escrutaba mi cara y sonreía satisfecha al ver que fruncía el ceño con una pregunta silenciosa "¿Porque paras?"
Cuanto mas quería menos me daba, estaba jugando conmigo y mi deseo, y mentiría si dijera que no me gustaba. Me deje caer sobre ella, obligandola a darme lo que busco, pero su mano se había cerrado formando un puño y me miraba... ¿Era superioridad lo que veía en sus ojos? ¿Como podía se que una mujer que no sabe nada, supiera tanto? Acaso mi cuerpo era un libro abierto que podía leer a su antojo, seleccionando la pagina que mas le gustaba.
Desenfrenada clave mis ojos en los de ella, subí el labio superior dejando ver toda la dentadura y solté un grabe gruñido mientras los pulmones se hinchaban y levantaban mis pechos como reacción secundaria. Con un movimiento rápido enrede los dedos en la rubia cabellera de Sauron y tire de su cabeza hacia atrás dejando expuesta su garganta, el marfil se clavo demandante sobre la traquea y la lengua comenzó a jugar, sedienta, con la nuez.
Apenas se escuchaba, pero notaba las vibraciones de su garganta. Jadeaba con un hilo de voz, apreté un poco mas, la vibración se intensifico y en los dientes note como toda su traquea se movía con el reflejo de tragar. Una idea relampagueó en mi mente.
Solté su garganta y su melena, volviendo a colocar el brazo en su posición original, Saurin me miraba sin comprender, parecía desorientada. Acerque mi rostro al suyo moviendo las manos a la delgada espalda de la chica, la mire con el ceño fruncido y su sonrisa de superioridad volvió a dibujarse. -Ahora. -Dije tajante y con una demanda que no daba lugar a replica.
Clave las uñas en las dorsales de la espalda, vi la sorpresa en sus ojos abiertos como platos, el placer en su voz y la obediencia en su mano, como si fuera un caballo que no esperara ser espoleado.
Acababa de descubrir un punto deliciosamente débil en los gustos de la peregrina y estaba deseosa de explotarlo.
Lo conseguí, o mejor dicho, lo consiguió. Grite su nombre hasta que mi cuerpo no dio mas de si. Buscaba bocanadas de aire como si fuera un pez fuera del agua, apoyé mi frente en su hombro y la respiración golpeaba fatigada el agua. Monja... ¡Y una mierda!
Reivy Abadder
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
La matriz de cada cabello sintió el jalón hacia atrás de manera reconfortante, mi cuerpo obedeció involuntario y mi pecho latía cada vez más rápido, furioso y decentado, mi respiración se agito y la sangre recorría cada centímetro de mi cuerpo a una velocidad palpable sobre la epidermis, mientras era maltratada por sus filosos dientes impidiéndome tragar con comodidad, era como estar siendo asesinada pero de una manera deliciosa. El calor invadía mi cuerpo devolviendo aquellas cosquillas que hasta hace unos instantes sentía en el vientre, ese cosquilleo que recordaba fugazmente de noche.
Su voz arrogante sonó y al finalizar la pronunciación de la última letra, mis dedos ya estaban dentro de ella, haciendo aquello que hacía temblar y estremecer su cuerpo por completo.
Una vez más el delicioso sabor del dolor sobre mi piel me encogía dándome placer y alterandome, no entendía absolutamente nada. Ella parecía estar disfrutándolo mucho, yo no podía detenerme como si fuera inquebrantable la orden que me dio pero aquella sensación de dependencia desesperada creaba tantas, pero tantas cosquillas dentro de mí que casi no podía lidiar con controlar aquella sensación, como si no necesitara siquiera de su tacto para sentir el éxtasis del momento, mis oídos aún se sentían cálidos e impacientes por las caricias que cada letra les dio un mar de sensaciones que no podía explicar se daba a lugar.
Estaba completamente anonadada y mi rostro lo reflejaba indudablemente, sentía muchas cosas pero entre ellas se alojaba un miedo aterrador, miedo a no darle justificación a lo que estaba escurriéndome y al alcance o peso que estas acciones tuviesen sobre mi.
La humedad abraso mis falanges y ella cayo rendida sobre mi hombro; al igual que la suya, mi respiración no se calmaba pero no me sentía cansada, sino que estaba deseosa de más de lo de recién, pero como decirlo o definirlo, como expresar o ponerle nombre a algo que difícilmente podía describir.
- Lo que quieras... - hacia perdido el aliento y me costaba hablar - haré - tenía el juicio completamente nublado, sentía que necesitaba con desesperación y deseo que me dijera algo, que penetrara mis orejas con su hermosa y filosa voz, como si cada molécula en mi ser lo necesitara para seguir subsistiendo y el solo pensarlo no permitía que el palpitar en mi pecho cesase, aun me faltaba más.. “pídeme más… pídeme más, pídeme más, pídeme más!” No quería tener voluntad propia, no quería mover un solo musculo si no era por altanería suya, cualquier cosa que me pidiera. Un frio hilo nervioso encendía mi cerebro y nuevas conexiones se hacían conforme a la idea, como en mi había alguien tan dependiente y abnegado? Esto no debería ser así, o mejor dicho, esto no era bueno para mí y mis objetivos de vida.
Su voz arrogante sonó y al finalizar la pronunciación de la última letra, mis dedos ya estaban dentro de ella, haciendo aquello que hacía temblar y estremecer su cuerpo por completo.
Una vez más el delicioso sabor del dolor sobre mi piel me encogía dándome placer y alterandome, no entendía absolutamente nada. Ella parecía estar disfrutándolo mucho, yo no podía detenerme como si fuera inquebrantable la orden que me dio pero aquella sensación de dependencia desesperada creaba tantas, pero tantas cosquillas dentro de mí que casi no podía lidiar con controlar aquella sensación, como si no necesitara siquiera de su tacto para sentir el éxtasis del momento, mis oídos aún se sentían cálidos e impacientes por las caricias que cada letra les dio un mar de sensaciones que no podía explicar se daba a lugar.
Estaba completamente anonadada y mi rostro lo reflejaba indudablemente, sentía muchas cosas pero entre ellas se alojaba un miedo aterrador, miedo a no darle justificación a lo que estaba escurriéndome y al alcance o peso que estas acciones tuviesen sobre mi.
La humedad abraso mis falanges y ella cayo rendida sobre mi hombro; al igual que la suya, mi respiración no se calmaba pero no me sentía cansada, sino que estaba deseosa de más de lo de recién, pero como decirlo o definirlo, como expresar o ponerle nombre a algo que difícilmente podía describir.
- Lo que quieras... - hacia perdido el aliento y me costaba hablar - haré - tenía el juicio completamente nublado, sentía que necesitaba con desesperación y deseo que me dijera algo, que penetrara mis orejas con su hermosa y filosa voz, como si cada molécula en mi ser lo necesitara para seguir subsistiendo y el solo pensarlo no permitía que el palpitar en mi pecho cesase, aun me faltaba más.. “pídeme más… pídeme más, pídeme más, pídeme más!” No quería tener voluntad propia, no quería mover un solo musculo si no era por altanería suya, cualquier cosa que me pidiera. Un frio hilo nervioso encendía mi cerebro y nuevas conexiones se hacían conforme a la idea, como en mi había alguien tan dependiente y abnegado? Esto no debería ser así, o mejor dicho, esto no era bueno para mí y mis objetivos de vida.
Sauron Guardgris
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
Saque la lengua a pasear por el filo de mis dientes superiores cuando escuche sus palabras, la punta del musculo tocó el agua que todavía se movía bajo mi aliento, que poco a poco se recuperaba. Sin esperar la bese, no... no la bese, le exigí un beso clavando mis labios en los suyos, enseñando que podía demandar sin que Saurin pudiera deleitarse en mis palabras.
-Vas a seguirme hasta donde yo diga y pararas cuando yo quiera. -Le decía autoritaria y altanera. -De tu boca la única palabra entendible que saldrá sera mi nombre y... -Por un segundo deje ver la actitud cariñosa y afable que había mantenido hasta ahora. -Y cuando lo que haga no te guste. -Junte mi frente con la suya. -Saldrás del agua y no te haré nada mas hasta que me digas lo contrario.
La mire tranquila y espere unos momentos para que la mujer comprendiera la situación, después, con un beso rápido volví a mi estado anterior. Sonreí de medio lado con supremacía y me levante de las piernas de la rubia, dejando que sus dedos se liberaran de mi presión interna, aquel movimiento me provoco un leve jadeo.
Ahora era yo la que apoyaba la espalda contra la pared de la bañera, con una pierna estirada y la otra flexionada, con la rodilla asomando por fuera del agua. Un brazo colgaba lánguido sobre el borde de la tina y el hermano se levantaba por encima del agua, señalando con la mano abierta hacia la "puritana", el calor del agua en la piel se escapaba en forma de pequeños hilos de vapor.
-Ven aquí. -Mi mano espero por la suya, cuando se encontraron la moví dirigiendo su cuerpo. Diciéndole como y donde colocarse. -Déjate caer por mi pierna.
Con los ojos le señale la dirección hacia la rodilla que sobresalía del agua. Al sentir sus carnes sobre los cuadriceps me mordí el labio inferior, la sensación de notar su cuerpo abrirse y rozar contra mi piel, encajar su privacidad con la unión de mi cadera y el femur... aquella sensación era simplemente éxtasis puro.
-Bien. -La premie acariciando la mitad de la espalda que ahora estaba fuera del agua. -Veamos que teclas te gusta que toque.
Ahora me tocaba a mi descifrar el reciente descubrimiento. ¿Le gustaba ser dirigida o le gustaba el dolor? ¿Le gustaban las dos cosas al mismo tiempo o por separado? Cabía la posibilidad que una opción desencadenara la otra.
La caricia en su espalda cambio, ya no eran las yemas las que bailaban por su piel, los dedos se fueron levantado hasta que la huella dactilar dio paso a las uñas y estas se fueron clavando poco a poco, descendiendo lentamente produciendo mas dolor y presión en la espalda de la rubia hasta llegar al coxis. ¿Cuanto dolor aguantaría? ¿En que punto la cara de placer cambiaría a una de inquietante sufrimiento? ¿Llegaría a cambiar realmente o por el contrario seria insuficiente?
Mientras me recreaba en la redondez de sus nalgas mordía el cuello. Las comisuras del labio se ensancharon cuando vi por encima del hombro de la rubia, que unas pequeñas gotas rojas caían por su espalda sobre el recorrido que habían hecho mis uñas.
-Apoya la espalda en la pierna. -Le pedía a Sauron mientras retiraba los dientes de su piel. -Eso... así.
Con una mano recorrí el centro de su cuerpo hasta llegar a la unión de las piernas, girando la mano la uña del dedo indice quedo en contacto con la piel de mi igual y luego invertí el recorrido para después repetirlo con la lengua hasta llegar al ombligo, donde juguetee golosa con el agua que había quedado estancada. Reanude la marcha ascendiendo con besos y mordiscos hasta encontrar una de las pequeña montañas de la rubia.
-Vas a seguirme hasta donde yo diga y pararas cuando yo quiera. -Le decía autoritaria y altanera. -De tu boca la única palabra entendible que saldrá sera mi nombre y... -Por un segundo deje ver la actitud cariñosa y afable que había mantenido hasta ahora. -Y cuando lo que haga no te guste. -Junte mi frente con la suya. -Saldrás del agua y no te haré nada mas hasta que me digas lo contrario.
La mire tranquila y espere unos momentos para que la mujer comprendiera la situación, después, con un beso rápido volví a mi estado anterior. Sonreí de medio lado con supremacía y me levante de las piernas de la rubia, dejando que sus dedos se liberaran de mi presión interna, aquel movimiento me provoco un leve jadeo.
Ahora era yo la que apoyaba la espalda contra la pared de la bañera, con una pierna estirada y la otra flexionada, con la rodilla asomando por fuera del agua. Un brazo colgaba lánguido sobre el borde de la tina y el hermano se levantaba por encima del agua, señalando con la mano abierta hacia la "puritana", el calor del agua en la piel se escapaba en forma de pequeños hilos de vapor.
-Ven aquí. -Mi mano espero por la suya, cuando se encontraron la moví dirigiendo su cuerpo. Diciéndole como y donde colocarse. -Déjate caer por mi pierna.
Con los ojos le señale la dirección hacia la rodilla que sobresalía del agua. Al sentir sus carnes sobre los cuadriceps me mordí el labio inferior, la sensación de notar su cuerpo abrirse y rozar contra mi piel, encajar su privacidad con la unión de mi cadera y el femur... aquella sensación era simplemente éxtasis puro.
-Bien. -La premie acariciando la mitad de la espalda que ahora estaba fuera del agua. -Veamos que teclas te gusta que toque.
Ahora me tocaba a mi descifrar el reciente descubrimiento. ¿Le gustaba ser dirigida o le gustaba el dolor? ¿Le gustaban las dos cosas al mismo tiempo o por separado? Cabía la posibilidad que una opción desencadenara la otra.
La caricia en su espalda cambio, ya no eran las yemas las que bailaban por su piel, los dedos se fueron levantado hasta que la huella dactilar dio paso a las uñas y estas se fueron clavando poco a poco, descendiendo lentamente produciendo mas dolor y presión en la espalda de la rubia hasta llegar al coxis. ¿Cuanto dolor aguantaría? ¿En que punto la cara de placer cambiaría a una de inquietante sufrimiento? ¿Llegaría a cambiar realmente o por el contrario seria insuficiente?
Mientras me recreaba en la redondez de sus nalgas mordía el cuello. Las comisuras del labio se ensancharon cuando vi por encima del hombro de la rubia, que unas pequeñas gotas rojas caían por su espalda sobre el recorrido que habían hecho mis uñas.
-Apoya la espalda en la pierna. -Le pedía a Sauron mientras retiraba los dientes de su piel. -Eso... así.
Con una mano recorrí el centro de su cuerpo hasta llegar a la unión de las piernas, girando la mano la uña del dedo indice quedo en contacto con la piel de mi igual y luego invertí el recorrido para después repetirlo con la lengua hasta llegar al ombligo, donde juguetee golosa con el agua que había quedado estancada. Reanude la marcha ascendiendo con besos y mordiscos hasta encontrar una de las pequeña montañas de la rubia.
Reivy Abadder
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
Un beso cálido pero rudo tras una sonrisa desafiante. Sentía como cada poro de mi piel se estremecía en un escalofrió.
Asentí a sus palabras como buena niña en el momento en que el silencio existía sin sentirse incomodo entre las dos. Tenía una doble faceta fascinante en la cual se mostraba protectora y amable, y en la otra era una loba furiosa y yo no más que una presa, ambas eran muy atractivas no podía negarlo, pero si tuviera que elegir, en este instante no podía resistirme a la sonrisa pícara y maliciosa de aquel ser que parecía querer devorarme.
Cada una de sus palabras me acariciaba como un hechizo del cual no podía desprenderme, necesitaba obedecerle.
Volví a asentir de nuevo en absoluto silencio mientras tragaba saliva algo nerviosa y sujetaba su mano levantándome de mi cómodo reposar. Abrí las piernas en lo que medianamente me levante, era un títere en sus manos, feliz de serlo, me apoye en el borde para ayudarme mientras me acomodaba pero no pude evitar cerrar los ojos y meter los labios hacia dentro entre mis dientes cuando su piel toco mi piel. La forma curva de la parte frontal de su pierna se ajustaba perfectamente a mi pelvis, abriendo labios mayores y rozando el clítoris con una delicadeza muy sugestiva, era una extraña y deliciosa sensación fría.
No podía respirar tranquila, otra vez estábamos mu cerca y su mirada era potente, me intimidaba. - Rei... vy...
Quería decir tanto, pero no me salía nada, las palabras se atoraban en mi garganta por "tengo prohibido hablarle" y mi corazón se desbocaba sobre mi cuello.
Cuando aquellas caricias comenzaron a doler levante la cabeza arqueando la espalda y jadeante, pequeños ruidos salían desde el fondo de mi garganta involuntariamente en lo que sus uñas cortaban mi piel. Un ardor gozoso sin explicación alguna que hacia reaccionar a mi cuerpo y humedecer mis partes de una manera diferente a lo que hacía el agua.
Baje la vista cuando el dolor seso con algo de tristeza que en mi inexpresivo rostro se notó... volví a asentir sin esbozar sonrisa alguna como lo venía haciendo desde que las ordenes comenzaron a llegar y me acomode hacia atrás, ahora con mis nalgas casi sobre su vientre. Ella parecía estar jugando conmigo y no me disgustaba para nada.
Mariposas recorrían mi cuerpo al son de sus dedos, como si fuera el rabel de ese delicado arco; que más haría conmigo? Que más podía haber? Esto de no tener voluntad era demasiado nuevo y excitante, pero me llenaba de inseguridades y me dejaba vulnerable, mi cuerpo comenzó a temblar y tuve que morderme el labio para estarme tranquila.
- Rei...
No quería dejar de pronunciar su nombre entre bocanadas desesperadas de aire. "Rei.. tocame mas, besame mas... dañame mas..." No podía pensar en otra cosa mientras sus tantricos movimientos me acariciaban muy lentamente, era desesperante, la sensación cálida y fría de su lengua sobre mi pecho acciono mi estomago por reflejo y me acomode sobre ella metiendo el abdomen tras el cosquilleo, no era tan precisa como yo al leerme, si es que trataba de hacerlo, pero no me importaba como yo me sentía, ella parecía estar feliz de tratarme así por ende yo estaba feliz... la simple idea de ser una simple muñeca para diversión de Rei me encendía cada vez mas pero no podía decírselo.
Asentí a sus palabras como buena niña en el momento en que el silencio existía sin sentirse incomodo entre las dos. Tenía una doble faceta fascinante en la cual se mostraba protectora y amable, y en la otra era una loba furiosa y yo no más que una presa, ambas eran muy atractivas no podía negarlo, pero si tuviera que elegir, en este instante no podía resistirme a la sonrisa pícara y maliciosa de aquel ser que parecía querer devorarme.
Cada una de sus palabras me acariciaba como un hechizo del cual no podía desprenderme, necesitaba obedecerle.
Volví a asentir de nuevo en absoluto silencio mientras tragaba saliva algo nerviosa y sujetaba su mano levantándome de mi cómodo reposar. Abrí las piernas en lo que medianamente me levante, era un títere en sus manos, feliz de serlo, me apoye en el borde para ayudarme mientras me acomodaba pero no pude evitar cerrar los ojos y meter los labios hacia dentro entre mis dientes cuando su piel toco mi piel. La forma curva de la parte frontal de su pierna se ajustaba perfectamente a mi pelvis, abriendo labios mayores y rozando el clítoris con una delicadeza muy sugestiva, era una extraña y deliciosa sensación fría.
No podía respirar tranquila, otra vez estábamos mu cerca y su mirada era potente, me intimidaba. - Rei... vy...
Quería decir tanto, pero no me salía nada, las palabras se atoraban en mi garganta por "tengo prohibido hablarle" y mi corazón se desbocaba sobre mi cuello.
Cuando aquellas caricias comenzaron a doler levante la cabeza arqueando la espalda y jadeante, pequeños ruidos salían desde el fondo de mi garganta involuntariamente en lo que sus uñas cortaban mi piel. Un ardor gozoso sin explicación alguna que hacia reaccionar a mi cuerpo y humedecer mis partes de una manera diferente a lo que hacía el agua.
Baje la vista cuando el dolor seso con algo de tristeza que en mi inexpresivo rostro se notó... volví a asentir sin esbozar sonrisa alguna como lo venía haciendo desde que las ordenes comenzaron a llegar y me acomode hacia atrás, ahora con mis nalgas casi sobre su vientre. Ella parecía estar jugando conmigo y no me disgustaba para nada.
Mariposas recorrían mi cuerpo al son de sus dedos, como si fuera el rabel de ese delicado arco; que más haría conmigo? Que más podía haber? Esto de no tener voluntad era demasiado nuevo y excitante, pero me llenaba de inseguridades y me dejaba vulnerable, mi cuerpo comenzó a temblar y tuve que morderme el labio para estarme tranquila.
- Rei...
No quería dejar de pronunciar su nombre entre bocanadas desesperadas de aire. "Rei.. tocame mas, besame mas... dañame mas..." No podía pensar en otra cosa mientras sus tantricos movimientos me acariciaban muy lentamente, era desesperante, la sensación cálida y fría de su lengua sobre mi pecho acciono mi estomago por reflejo y me acomode sobre ella metiendo el abdomen tras el cosquilleo, no era tan precisa como yo al leerme, si es que trataba de hacerlo, pero no me importaba como yo me sentía, ella parecía estar feliz de tratarme así por ende yo estaba feliz... la simple idea de ser una simple muñeca para diversión de Rei me encendía cada vez mas pero no podía decírselo.
Sauron Guardgris
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Aquel gorgoteo saliendo de sus labios lo dejaba claro, le gustaba el dolor y le gustaban las directrices. Obedecía cada palabra que salia de mi boca, con rostro sereno y sumiso, pero no me engañaba, en sus ojos se reflejaba la llama que comenzaba ha arder en su interior.
El agua empezaba a moverse de manera arrítmica, copiando los movimientos de Saurin. Estaba temblando, ¿Pero porque? todavía era muy pronto para llegar a ese nivel de excitación, aunque al ser sus primeros descubrimientos todo podía precipitarse, no... tenia que ser otra cosa.
Levante la vista sin dejar que la prominencia que tenia entre los dientes se escapara, buscando unos ojos verdes que me miraban expectante, con los parpados entrecerrados y mordiéndose el labio. Había excitación, si, pero también algo más.
Dudas, miedo, inseguridad, ¿Una mezcla de las tres? en aquel momento no me daba la cabeza para razonar mucho, pero sabia que hacer. Sonreí con mi presa aun entre los dientes, baje la vista y lamí y bese de manera progresiva hasta soltar el excitado pico. Rodee con mis brazos la pierna donde Sauron se apoyaba y la abrace conteniendo su cuerpo contra el mio, repose la cabeza entre sus pequeños pechos y mi pelo calló por los lados pegándose a la piel que se dejaba ver por encima del agua.
-Shhh, tranquila. No harás nada que no quieras hacer. Y solo recibirás lo que quieras obtener. -Susurrando bese aquel valle nevado, sin prisa, pausada, con voz relajada. -No temas. De mis brazos no recibirás sufrimiento y mi boca solo te dará placer. Conmigo estas a salvo.
Me quede en silencio unos minutos sin moverme de posición, esperando una respuesta por su parte. Sabia que no podía decir mas que mi nombre, pero también sabia que habían muchas maneras de hablar sin palabras. Espere tranquila, paciente, escuchando su respiración agitada que se recuperaba por el parón. Pobres pulmones, no les daría mas tregua.
La mordí sin avisar, sin esperar mas por ella, recuperando de nuevo el control de la situación detenida. Su cuerpo era estrecho y mis dedos tocaban los costados de la rubia en el abrazo, clave con fuerza las uñas y mordí el otro pecho. ¿Cuanto dolor aguantaría? ¿Donde estaba su limite? Apretaba mas los dedos que los dientes, podía notar como su piel se descamaba y se metía por debajo de mis uñas.
El gorgoteo volvía y con él la respiración agitada y mi nombre entrecortado. Las manos siguieron la carretera del dolor hasta encontrar el obstáculo de mi pierna, ascendieron por la espalda hasta los hombros, con arañazos que apenas era un cosquilleo, pero un cosquilleo que recorría una piel dañada. Al bajar por los bíceps volvieron a clavarse en la piel y descendí con las cinco uñas hasta las muñecas.
-Dime cuanto te gusta. -Demande soltando su carne y mirándola hambrienta. -Habla, pronuncia palabras en la lengua común.
La miraba sonriendo son sorna, enseñando el blanco del interior, relamiendo me como un animal hambriento que espera el momento de debilidad de su presa. Escuchando las suplicas de la victima.
-Vamos, levántate. -Espere con seriedad a que obedeciera. -Ahora siéntate sobre el borde.
Algo se removía en mi interior, una fuerza de poder, de satisfacción ante la sumisión de la mujer que tenia delante y al mismo tiempo de adoración hacia ella. Confiaba en mi, depositaba su fe y su creencia en mi voluntad, en que pararía cuando ella lo pidiera.
-Muy bien, buena chica. -Me puse de pie dejando que todo el agua escurriera por mi cuerpo, mirando las magulladuras y arañazos que tenia el cuerpo de la religiosa, viendo las marcas de la dentadura por su torso, era una lectura clara de todas las piezas, desde los incisivos hasta los premolares. En algunos mordiscos habían pequeños puntos rojos en la posición de los colmillos. -Pero que hermosa visión. ¿Te has vistos? ¿Quieres verte?
Le preguntaba señalando el espejo de la habitación al tiempo que me arrodillaba dentro del agua, frente a ella, con mis labios entre sus rodillas. La mire a los ojos y comencé a besas sus rodillas, acariciando los muslos y los gemelos con las manos, abriéndolas lentamente de manera casi imperceptible y natural. Besando la cara interna de los cuadriceps, mirando de reojo aquel tesoro que acaba de salir del agua y goteaba más que agua, un delicioso dulce que esperaba ansioso.
Seguí besando y mordiendo, arañando y lamiendo, hasta colarme entre las extremidades de Sauron, hasta que mis hombros pasaron la altura de sus rodillas.
-Apóyate en mi. -Le decía mientras la miraba. -Deja caer tus piernas por mi espalda. -Con la mano contraria guié una de su piernas hasta que la cara interna de la rodilla reposo en mi hombro. -Eres muy obediente... -Mis palabras comenzaba a chocar en el monte donde crecían las espigas de cereal. -Eso me gusta.
Rebusque entre el centeno hasta encontrar la semilla de oro. Estaba caliente y palpitante, gritando en busca de alivio, un alivio que mi boca le daría con gusto. Lamiendo y succionando, mordiendo, pero no como antes, aquello era delicado, el más simple de los roces provocaba grandes reacciones, estaba antena, pendiente de ella.
La miraba mientras mordía, aplicaba presión y dolor en pequeñas cantidades, un paso en falso y todo su lívido se iría al garete.
Paseaba mis dedos por su abertura, sin entrar, tocando con ternura, esperando ver la desesperación en los ojo verdes que me miraban queriendo registrar todo lo que sucedía, esperando el momento en que me volviera ruda sin previo aviso.
-Dime... ¿Donde quieres que vaya? ¿Donde quieres que este? dilo y di mi nombre. -Espere paciente a que hablara, separándome escasos centímetros de ella, bajando mi cuerpo hasta sentarme con las nalgas tocando mis pies. Relamiendo la sustancia que se pegaba en mis dedos. -Dilo y te lo daré. -Los segundos pasaban y mi sonrisa se ensanchaba al ver moverse su boca, al ver como sus labios se deformaban y pronunciaban las palabras. -Tuyo es.
Respondí con voz gruesa abalanzándome hacia ella, hacia ese cereal apunto de ser cosechado, hacia su interior caliente y pulsante que apretaba mis dedos para que no saliera, para que no me separara de ella.
El agua empezaba a moverse de manera arrítmica, copiando los movimientos de Saurin. Estaba temblando, ¿Pero porque? todavía era muy pronto para llegar a ese nivel de excitación, aunque al ser sus primeros descubrimientos todo podía precipitarse, no... tenia que ser otra cosa.
Levante la vista sin dejar que la prominencia que tenia entre los dientes se escapara, buscando unos ojos verdes que me miraban expectante, con los parpados entrecerrados y mordiéndose el labio. Había excitación, si, pero también algo más.
Dudas, miedo, inseguridad, ¿Una mezcla de las tres? en aquel momento no me daba la cabeza para razonar mucho, pero sabia que hacer. Sonreí con mi presa aun entre los dientes, baje la vista y lamí y bese de manera progresiva hasta soltar el excitado pico. Rodee con mis brazos la pierna donde Sauron se apoyaba y la abrace conteniendo su cuerpo contra el mio, repose la cabeza entre sus pequeños pechos y mi pelo calló por los lados pegándose a la piel que se dejaba ver por encima del agua.
-Shhh, tranquila. No harás nada que no quieras hacer. Y solo recibirás lo que quieras obtener. -Susurrando bese aquel valle nevado, sin prisa, pausada, con voz relajada. -No temas. De mis brazos no recibirás sufrimiento y mi boca solo te dará placer. Conmigo estas a salvo.
Me quede en silencio unos minutos sin moverme de posición, esperando una respuesta por su parte. Sabia que no podía decir mas que mi nombre, pero también sabia que habían muchas maneras de hablar sin palabras. Espere tranquila, paciente, escuchando su respiración agitada que se recuperaba por el parón. Pobres pulmones, no les daría mas tregua.
La mordí sin avisar, sin esperar mas por ella, recuperando de nuevo el control de la situación detenida. Su cuerpo era estrecho y mis dedos tocaban los costados de la rubia en el abrazo, clave con fuerza las uñas y mordí el otro pecho. ¿Cuanto dolor aguantaría? ¿Donde estaba su limite? Apretaba mas los dedos que los dientes, podía notar como su piel se descamaba y se metía por debajo de mis uñas.
El gorgoteo volvía y con él la respiración agitada y mi nombre entrecortado. Las manos siguieron la carretera del dolor hasta encontrar el obstáculo de mi pierna, ascendieron por la espalda hasta los hombros, con arañazos que apenas era un cosquilleo, pero un cosquilleo que recorría una piel dañada. Al bajar por los bíceps volvieron a clavarse en la piel y descendí con las cinco uñas hasta las muñecas.
-Dime cuanto te gusta. -Demande soltando su carne y mirándola hambrienta. -Habla, pronuncia palabras en la lengua común.
La miraba sonriendo son sorna, enseñando el blanco del interior, relamiendo me como un animal hambriento que espera el momento de debilidad de su presa. Escuchando las suplicas de la victima.
-Vamos, levántate. -Espere con seriedad a que obedeciera. -Ahora siéntate sobre el borde.
Algo se removía en mi interior, una fuerza de poder, de satisfacción ante la sumisión de la mujer que tenia delante y al mismo tiempo de adoración hacia ella. Confiaba en mi, depositaba su fe y su creencia en mi voluntad, en que pararía cuando ella lo pidiera.
-Muy bien, buena chica. -Me puse de pie dejando que todo el agua escurriera por mi cuerpo, mirando las magulladuras y arañazos que tenia el cuerpo de la religiosa, viendo las marcas de la dentadura por su torso, era una lectura clara de todas las piezas, desde los incisivos hasta los premolares. En algunos mordiscos habían pequeños puntos rojos en la posición de los colmillos. -Pero que hermosa visión. ¿Te has vistos? ¿Quieres verte?
Le preguntaba señalando el espejo de la habitación al tiempo que me arrodillaba dentro del agua, frente a ella, con mis labios entre sus rodillas. La mire a los ojos y comencé a besas sus rodillas, acariciando los muslos y los gemelos con las manos, abriéndolas lentamente de manera casi imperceptible y natural. Besando la cara interna de los cuadriceps, mirando de reojo aquel tesoro que acaba de salir del agua y goteaba más que agua, un delicioso dulce que esperaba ansioso.
Seguí besando y mordiendo, arañando y lamiendo, hasta colarme entre las extremidades de Sauron, hasta que mis hombros pasaron la altura de sus rodillas.
-Apóyate en mi. -Le decía mientras la miraba. -Deja caer tus piernas por mi espalda. -Con la mano contraria guié una de su piernas hasta que la cara interna de la rodilla reposo en mi hombro. -Eres muy obediente... -Mis palabras comenzaba a chocar en el monte donde crecían las espigas de cereal. -Eso me gusta.
Rebusque entre el centeno hasta encontrar la semilla de oro. Estaba caliente y palpitante, gritando en busca de alivio, un alivio que mi boca le daría con gusto. Lamiendo y succionando, mordiendo, pero no como antes, aquello era delicado, el más simple de los roces provocaba grandes reacciones, estaba antena, pendiente de ella.
La miraba mientras mordía, aplicaba presión y dolor en pequeñas cantidades, un paso en falso y todo su lívido se iría al garete.
Paseaba mis dedos por su abertura, sin entrar, tocando con ternura, esperando ver la desesperación en los ojo verdes que me miraban queriendo registrar todo lo que sucedía, esperando el momento en que me volviera ruda sin previo aviso.
-Dime... ¿Donde quieres que vaya? ¿Donde quieres que este? dilo y di mi nombre. -Espere paciente a que hablara, separándome escasos centímetros de ella, bajando mi cuerpo hasta sentarme con las nalgas tocando mis pies. Relamiendo la sustancia que se pegaba en mis dedos. -Dilo y te lo daré. -Los segundos pasaban y mi sonrisa se ensanchaba al ver moverse su boca, al ver como sus labios se deformaban y pronunciaban las palabras. -Tuyo es.
Respondí con voz gruesa abalanzándome hacia ella, hacia ese cereal apunto de ser cosechado, hacia su interior caliente y pulsante que apretaba mis dedos para que no saliera, para que no me separara de ella.
Reivy Abadder
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Re: A Magic Evening {+18 - PRIVADO} [Cerrado]
Temblaba, porque estaba temblando, era lógico pensar que estaba ansiosa por más sensaciones que llevaran al límite mi imaginación, pero no entendía a que reaccionaba mi cuerpo con este temblor, y es que mi subconsciente manejaba ideas que quizás yo no quería admitir racionalmente? No lo entendía ni lo sabía, pero tampoco quería darle muchas vueltas al asunto. Sentí vergüenza por no poder detenerlo y me mordí el labio cada vez más fuerte en un desesperado intento por detener el vibrar inquieto.
Sentía el rostro hervirme con sus caricias y solo quería concentrarme en eso pero en cambio, la incertidumbre y los temblores arrancaban jaquecas en mi cabeza y lograban tensar todo mi cuerpo. Qué diablos me pasaba...
Entonces su cálido abrazo sacudió mi corazón dejándome anonadada, y nuevamente decía palabras que parecían no tener sentido alguno en este contexto... "temer? ni que me fuera a lastimar enserio... ridículo..." pensé pero algo en mí reacciono a lo que expreso, seguía sin poder explicarlo eso seguro, pero mi mente se alivió, mis pensamientos empezaron a luir sin comprimir cada neurona y el temblor se fue reduciendo. Que estaba pasando...
Quizás yo no lo entendía pero Rei tenía la situación tan clara como el agua y era dueña de mi existencia tanto física como astralmente. Dialogaba con mi subconsciente como si fueran mejores amigas, hasta el punto que sentía como mis ojos se cargaban de agua y ardían alrededor de la córnea como si deseara llorar agradecida.
"Ni loca dejare que caiga una lagrima en un momento así!" Me reprendí en silencio levantando la vista y esperando a que el líquido lagrimal se volviese humedad en mi ojo. Mi cuerpo se sereno y mi deseo iba apagándose lento pero continuo cuando ella volvió a atacarme.
- Ahhh... Rei! - no podía decir más, sus dedos quemaban como hierro al rojo vivo cocinando mis extremidades. Un ardor que excitaba cada terminación nerviosa sobre la epidermis; pequeñas descargas eléctricas que luego me impedían moverme con soltura y libertad, una increíble necesidad por estirarme y desperezarme sin explicación alguna - Rei.... vi... - decía entre jadeos agitados.
"Que le diga que!!" entre en pánico y la humillación se notó en mi rostro completamente el cual atisbe a cubrir con un brazo izquierdo - yo.. - las palabras se peleaban tras mi garganta para no salir como niños causticados al reproche de su madre "agggg recién tenia tanto para demandar y ahora hablar parece un desafío completamente diferente!!! Qué hago?!?!?!" - yo... - mis labios temblaban y es que... voluntad para opinar?? Quien la necesitaba?? - mas... - cada letra sonaba totalmente quebrada y tambaleante - quiero mas - comencé a agitarme, solo hablarle me encendía como cuando sus dedos me tocaban - por favor.. Dame más... - ni siquiera sabía que era ese más que deseaba con locura, se escapaba el control de mis manos.
Obedecí sin decir más nada, y me sentí alagada con sus palabras de "buena chica", el rubor no dejaba mis mejillas y es que mi piel era tan blanca que podía apreciarse con claridad esos estados de mi sangre, su mirada juzgadora parecía acariciar donde se enfocaba, tenía una fuerza inimaginable que presionaba sobre mí y cada palabra se grababa en mi cuerpo incitándome mas. Por reflejo movía apenas las piernas acomodándome, un líquido pecaminoso me incomodaba en la entrepierna y gotas frías del mismo cortaban a su paso el ardor en mis largos zancos.
Volví a convertirme en títere y ahora estaba expectante, hasta acaricia con mis manos se me ocurrió, pero nunca cruzo la idea de llevar mis labios a aquella zona, y es que ni estando sola se me ocurriría algo así.
Cada beso que se acercaba me alteraba de manera descomunal, ansias y anhelos despertaban conforme se acercaba y creí que solo necesitaba ser tocada, pero sus caricias fueron más allá de eso, me incendiaba, mi piel se incineraba en su boca ardiendo vivamente, esto no estaba bien y por más que mi cerebro pensara mil palabras por segundo, ninguna de ellas pertenecía al léxico real que manejábamos.
Inventaba palabras para lo que no sabía describir, estaba en cortocircuito y es que con tantas emociones fuertes perdí la cordura y el curso de mi investigación - te lo ruego... necesito más.. - cada bocanada de aire hiperventilaba mis ideas, ya pensaba como una demente, nada tenía sentido, ""más que??" me preguntaba tratando de conectar al menos dos palabras que pudiera decir y ella entenderlas - Sigue.... ADENTRO... REI... - había levantado la voz sin darme cuenta, cada jadeo tenía un sonido que no conocía en mí y respirar era la tarea más difícil en este momento. No había forma en que pudiera definir el éxtasis al cual me hacía alcanzar.
Lleve mi mano a su cabeza aferrándome a sus cabellos y trataba de alejarla con mis piernas y el brazo, un forcejeo mentiroso pero que lejos estaba de querer que salga de ahí. Ya no aguantaba más, me volvería loca, podía sentirlo. Y de un momento a otro algo exploto, alcance ese punto en blanco donde cada célula de mi cuerpo se tensaba al máximo de tanto placer.
Me escuche gritando hasta quedar sin aire.
Sentía el rostro hervirme con sus caricias y solo quería concentrarme en eso pero en cambio, la incertidumbre y los temblores arrancaban jaquecas en mi cabeza y lograban tensar todo mi cuerpo. Qué diablos me pasaba...
Entonces su cálido abrazo sacudió mi corazón dejándome anonadada, y nuevamente decía palabras que parecían no tener sentido alguno en este contexto... "temer? ni que me fuera a lastimar enserio... ridículo..." pensé pero algo en mí reacciono a lo que expreso, seguía sin poder explicarlo eso seguro, pero mi mente se alivió, mis pensamientos empezaron a luir sin comprimir cada neurona y el temblor se fue reduciendo. Que estaba pasando...
Quizás yo no lo entendía pero Rei tenía la situación tan clara como el agua y era dueña de mi existencia tanto física como astralmente. Dialogaba con mi subconsciente como si fueran mejores amigas, hasta el punto que sentía como mis ojos se cargaban de agua y ardían alrededor de la córnea como si deseara llorar agradecida.
"Ni loca dejare que caiga una lagrima en un momento así!" Me reprendí en silencio levantando la vista y esperando a que el líquido lagrimal se volviese humedad en mi ojo. Mi cuerpo se sereno y mi deseo iba apagándose lento pero continuo cuando ella volvió a atacarme.
- Ahhh... Rei! - no podía decir más, sus dedos quemaban como hierro al rojo vivo cocinando mis extremidades. Un ardor que excitaba cada terminación nerviosa sobre la epidermis; pequeñas descargas eléctricas que luego me impedían moverme con soltura y libertad, una increíble necesidad por estirarme y desperezarme sin explicación alguna - Rei.... vi... - decía entre jadeos agitados.
"Que le diga que!!" entre en pánico y la humillación se notó en mi rostro completamente el cual atisbe a cubrir con un brazo izquierdo - yo.. - las palabras se peleaban tras mi garganta para no salir como niños causticados al reproche de su madre "agggg recién tenia tanto para demandar y ahora hablar parece un desafío completamente diferente!!! Qué hago?!?!?!" - yo... - mis labios temblaban y es que... voluntad para opinar?? Quien la necesitaba?? - mas... - cada letra sonaba totalmente quebrada y tambaleante - quiero mas - comencé a agitarme, solo hablarle me encendía como cuando sus dedos me tocaban - por favor.. Dame más... - ni siquiera sabía que era ese más que deseaba con locura, se escapaba el control de mis manos.
Obedecí sin decir más nada, y me sentí alagada con sus palabras de "buena chica", el rubor no dejaba mis mejillas y es que mi piel era tan blanca que podía apreciarse con claridad esos estados de mi sangre, su mirada juzgadora parecía acariciar donde se enfocaba, tenía una fuerza inimaginable que presionaba sobre mí y cada palabra se grababa en mi cuerpo incitándome mas. Por reflejo movía apenas las piernas acomodándome, un líquido pecaminoso me incomodaba en la entrepierna y gotas frías del mismo cortaban a su paso el ardor en mis largos zancos.
Volví a convertirme en títere y ahora estaba expectante, hasta acaricia con mis manos se me ocurrió, pero nunca cruzo la idea de llevar mis labios a aquella zona, y es que ni estando sola se me ocurriría algo así.
Cada beso que se acercaba me alteraba de manera descomunal, ansias y anhelos despertaban conforme se acercaba y creí que solo necesitaba ser tocada, pero sus caricias fueron más allá de eso, me incendiaba, mi piel se incineraba en su boca ardiendo vivamente, esto no estaba bien y por más que mi cerebro pensara mil palabras por segundo, ninguna de ellas pertenecía al léxico real que manejábamos.
Inventaba palabras para lo que no sabía describir, estaba en cortocircuito y es que con tantas emociones fuertes perdí la cordura y el curso de mi investigación - te lo ruego... necesito más.. - cada bocanada de aire hiperventilaba mis ideas, ya pensaba como una demente, nada tenía sentido, ""más que??" me preguntaba tratando de conectar al menos dos palabras que pudiera decir y ella entenderlas - Sigue.... ADENTRO... REI... - había levantado la voz sin darme cuenta, cada jadeo tenía un sonido que no conocía en mí y respirar era la tarea más difícil en este momento. No había forma en que pudiera definir el éxtasis al cual me hacía alcanzar.
Lleve mi mano a su cabeza aferrándome a sus cabellos y trataba de alejarla con mis piernas y el brazo, un forcejeo mentiroso pero que lejos estaba de querer que salga de ahí. Ya no aguantaba más, me volvería loca, podía sentirlo. Y de un momento a otro algo exploto, alcance ese punto en blanco donde cada célula de mi cuerpo se tensaba al máximo de tanto placer.
Me escuche gritando hasta quedar sin aire.
Sauron Guardgris
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