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Mensaje  Merié Stiffen Jue Ene 10, 2019 4:16 pm

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No era muy pequeña, ni muy grande, nuestra nueva casa en Vulwulfar, a las afueras. Yo no era demasiado partidaria de los trapicheos que se llevaban entre manos los hermanos, dinero con el cual habíamos conseguido aquel trozo de parcela. Habíamos probado con todo, el estraperlo de cristal en Roilkat, mil maneras de llevar el pescado fresco de Vulwulfar al interior, e intentar mantener el pescado incorrupto antes de llegar al árbol madre de los elfos, pero casi todos acababan con los ojos secos y oliendo a podrido. Demasiados días de camino. Incluso habían intentado transportarlos en su forma de dragón, pero la última vez el encargo acabó de nuevo en el fondo del mar. Ahora, lo que funcionaba, era el contrabando de alcohol. La península de Verisar durante la guerra se parecía cada vez más a la América de la ley seca, solo que por el alcohol las multas eran mucho menos que por otros estupefacientes, con los cuales habían probado en otras etapas de su vida. Ellos lo negaban, pero en el fondo yo sabía que en en un segundo fondo del segundo fondo, es decir, en un tercer fondo, habían bolsitas de esas nuevas drogas de diseño de Aerandir. Vaya, qué modernos.

-Que no, Meriyé, ¿No ves? No hay ningún tercer fondo.

Me repetía una y otra vez Trae golpeando el bajo de uno de los carros. Realmente sonaba a madera maciza, pero quién sabe qué tipo de droga se podía esconder en otros lugares. Alcé una ceja, totalmente escéptica, pero los cálidos brazos de Drae me abrazaron desde atrás y me deshicieron la mueca de poli malo. Casi me tiemblan las piernas, pero mi pose de tipa dura no se iba a caer, ni mis bragas.

-… Vale, que sí. Haced lo que queráis. -Rechisté haciendo aspavientos con las manos, zafándome de su abrazo para volverme a mi caravana.

Sí, mi casa era una caravana, de madera, con ruedas. Se la habíamos comprado a un gitano… Creo que esta historia ya la había contado, pero era una caravana preciosa, azul oscuro, con remates en dorado y en rojo. Ostentosa por otra parte, pero el interior incluso era más bonito que el exterior.

Pero el relinche de los caballos me hizo parar mis pasos en el segundo peldaño de la escalera.

-¿Os vais ya? -Pregunté, con lástima, al ver como enganchaban dos de sus caballos a su caravana.

Porque ahora teníamos dos caravanas y tres caballos y no teníamos que dormir todos juntos en una. Una lástima por otra parte.

-Aún estás a tiempo de venir.

Me ofreció Trae tras tirar la colilla de su cigarrillo al suelo y empezar a enganchar los caballos.

-Ven, Meriyé, vamos, será divertido.

Y la sonrisa de Drae me embaucó.

… Será divertido, decían.

Maldita la hora en la que acepté. Se hizo de noche y tuvimos que parar no mucho más allá, porque todo el mundo sabe que si llevas droga o derivados, tienes que tirar por otro camino, usualmente más largo pero menos concurrido. Pero el camino a Baslodia había cambiado mucho…

-¡Chiiicos! ¡¿No íbamos a Baslodia?! -Grité con todas mis fuerzas atizando las riendas de mi caballo.

La ventanita trasera de su caravana se abrió, y la sonrisa amplia de Drae iluminó el camino. Bueno, demasiado cursi hasta para mi.

-Claro que sí, mi adivina favorita. Pero este es un camino nuevo.

Sus palabras me tranquilizaron, pero no demasiado. La gente que iba y venía no parecían mineros precisamente.

Encontramos un pequeño claro rodeado por frondosos setos, un riachuelo cruzaba el camino por el que seguiríamos la noche siguiente. Drae se encargó de calzar mi caravana junto a la suya, formando una “L” mientras Trae se encargaba de llevar a los caballos al riachuelo para beber, bueno, y aprovechar para fumar aquella planta que olía horrible, pero a la cual, sin querer asumirlo, era adicto. Mientras, me dispuse a montar el trípode para colocar el caldero donde haría la cena. Habíamos sido los primeros en llegar a aquel parador, pero pronto más personas pararían por allí.

Hacía verdadero frío. No habían caído las primeras nieves aún en el sur, pero el ambiente estaba seco, y el frío te helaba hasta lo más hondo de los pulmones. Me había puesto unos leotardos de lana gorda, calcetines, las botas de cuero y encima un vestido marrón, sencillo, y encima, un jersey mostaza de la lana más gorda. Y por si era poco, una manta de cuadros grises a modo de poncho se ceñía en la cintura con un cinturón, también marrón. Había dejado caer el pelo rosa por la espalda para que me tapase lo máximo del frío.

No tardé en encender el fuego, los chisqueros de piedra pómez ya no se me resistían y había aprendido la técnica infalible de Trae, “Con un poco de wishky todo arde mejor”. Satisfecha, sacudí las manos un par de veces para quitarme el polvo de las manos y saqué cuatro sillas y una mesita de madera. Sí, cuatro. Porque todo el mundo sabe que si eres feriante, siempre debes de sacar una silla más, eso quiere decir que cualquiera está invitado a compartir el fuego con nosotros.

Drae se sentó en la silla, emitiendo el típico suspiro de viejo cansado, pero sin ser un viejo. Se escurrió ligeramente en la silla poniendo los pies lo más cerca posible del fuego y las manos tras su cabeza. No dijo nada, y su silencio me dijo que efectivamente, me estaba ocultando algo.

Opté por mantener aquel incómodo silencio, y empecé a cortar las verduras junto al fuego. El agua empezó a hervir, rompiendo ligeramente el silencio. En la noche cerrada, las estrellas brillaban más que nunca, como si nos estuviéramos alejando de todo atisbo de civilización.
_________________

  • Efectivamente, Drae y Trae están engañando a Merié, ya que no van a Baslodia sino a Ciudad Lagarto. 
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Última edición por Merié Stiffen el Sáb Ene 12, 2019 12:11 am, editado 1 vez
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Mensaje  Go'el Vie Ene 11, 2019 3:21 pm

Los dos muchachos se encontraban fuera de la ciudad, Oromë les había prestado un par de caballos que había cogido "amablemente" de unos aventureros que no sabían donde se metían. El consumo de estupefacientes y alucinógenos estaba subiendo como la espuma en ciudad Lagarto, y la consecuencia de ello es que había llegado al lugar el que se encargaba de fabricarla. "Tendrás todo lo que necesitas" le dijo al poco de montar su tienda uno de los enviados de su prima, lo que no le dijo es que tendría que ir él a buscar los materiales.

La ciudad legal mas cercana estaba a un día de distancia, Vulwulfar, ciudad pesquera y de otras cosas si sabias donde buscar.
Mientras el galeno compraba lo necesario para que el suministro de drogas no se cortara, Gali tuvo una epifanía en su natural posición de loto. "Ten cuidado con aquella que viene de un país extranjero." Esas fueron las simples palabras del dragón negro a su adalid, pero el monje no entendía lo que era un país, el sabia de reinos, regiones y provincias. ¿Acaso País era un reino que no conocía? En cualquier caso el moreno estaría atento a cualquier señal sobre ese tal país.

-Hoy me a vuelto a hablar.
Gali hablaba con el rubio desde la grupa de su caballo. Go´el no le estaba prestando mucha atención, tenia la mano dentro una caja haciendo el recuento de materiales.
-Esta vez fue una advertencia.
Con tranquilidad el rubio termino sus cuentas y saco su cuaderno de notas.
-20 días desde la ultima aparición de el "Dragón negro". -El medico estaba seguro de que su compañero tenia un problema de salud mental. -Las visiones siguen mostrándose con la misma frecuencia.

El monje seguía fracasando en sus intentos de hacer entender al científico de que sus visiones eran reales, pero era un dragón tenaz y seguiría intentándolo hasta que el precursor (que así fue como lo denomino su dios) aceptara la realidad.

Al caer la noche los dos dragones estaban en el sendero que llevaba hasta su nuevo hogar. El galeno iba con un farol enganchado a un palo y este apoyado en el estribo, por otro lado, Gali caminaba por delante abriendo camino y asegurándose de que no pasaba nada fuera de lo común por esa clase de caminos.
Era extraño ver fuego fuera del recorrido, pero ahí estaba, en un apartadero habían unas caravanas y una fogata. En principio y como siempre Go´el no presto atención, pero con la vista panorámica un color extraño le hizo girar la cara y dejar de pensar en la cantidad de venas que tiene un ser humano.
Giro el caballo para llegar hasta el trió que se preparaba para cenar, los miraba a todos pero tenia especial interés en la hembra de pelo rosa. El pelo rosa no es natural en los humanos u otras razas de forma genérica. Pensaba el dragón humanoide mientras sacaba su libreta y frenaba el caballo.

-¿Sois humanos?

Pregunto tajante mientras tomaba apuntes preliminares de los tres sujetos, el hecho de encontrar gemelos también le gusto.
Al escuchar aquella pregunta Gali freno el caballo y se giro en la silla, al ver lo que sucedía roto en redondo y se encamino hacia el fuego.

-Lo que a querido decir es que quiere conoceros.
Cuando su protegido reaccionaba de manera súbita y repentina, se volvía como un niño curioso de 6 años. Desmonto del caballo pues presentía que la charla o iba para largo o acabaría en trifulca.
-Yo soy Gali. y el es Go´el.
-Si... -Dijo el rubio con los ojos entrecerrados interrumpiendo al presentador, odiaba que hiciera eso. -Soy el galeno de la ciudad a la que os dirigís.

El camino que tenían al lado solo llevaba en una dirección, así que fue fácil para el medico deducir la ruta de los desconocidos. Go´el no atendía a modelas, por lo que seguía encima del caballo tomando notas. Aunque lo cierto es que si alguna vez se los enseñaron, estos quedaron desechados. ¿Para que ocupara espacio con algo tan inútil? Él era un sanador no un dragón de alta cuna.
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Mensaje  Helena Rhodes Vie Ene 11, 2019 6:43 pm

Ciudad Lagarto; paraíso para ladrones, bandidos, estafadores, prostitutas... En resumen, el "hogar" idóneo para Helena.

Desde que la bruja se enteró de la existencia de la ciudad, siempre tuvo en mente echar un vistazo por allí y codearse con gente de sus misma calaña. Dicho emplazamiento se encontraba junto a la Base Bio, al norte de la península de Verisar. Antes de poder salir de "territorio humano", la rubia se quedó un par de días en Baslodia para poder abastecerse con todo lo que le fuera necesario para su viaje. No le gustaba llevar mucho peso, así que todo lo necesario e imprescindible lo guardó en dos morrales que llevaba acoplado a cada uno de los laterales de sus caderas.

No tenía dinero para permitirse un carromato, ni siquiera podía alquilarse una montura, así que tuvo que hacer el camino que separaba las dos ciudades a pie. Iba encapuchada, más que por ocultar su rostro o querer intimidar, lo hacía por el frío que se había levantado al caer la tarde. Los rayos anaranjados del sol apenas hacían acto de presencia debido a la vegetación del lugar, y un viento que helaba los huesos se había levantado.

-Espero que en la famosa "ciudad sin ley" haya sitios que den cobijo y calor...-Dijo en voz alta hablando consigo misma. Se frotó los brazos con las manos opuestas en un intento fútil de calentarse-Alcohol... Necesito alcohol también

Una caravana pasó a su lado, toda ostentosa, escoltada por una mujer que cabalgaba con su caballo y todo. Sintió envidia, ¿Por qué ella no podía tener esos lujos? ¿Acaso estaba haciendo amigos en el sitio equivocado? Bueno... Esa pregunta se respondía sola; no tenía siquiera amigos, los contactos de los que disponía ni los conocía. La relación de la bruja con el resto de seres mortales que poblaban Aerandir era más bien... Deficiente.

Apretó los dientes y siguió caminando frustrada, mientras seguía encogida dándose calor como buenamente podía.

Cayó la noche. Al camino no se le veía fin. Específicamente, no se veía nada más allá de un par de metros de distancia. Aquello era peligroso, no solo por las posibles bestias que allí pudiera haber, sino por los asaltantes. La famosa Ciudad Lagarto no se encontraba lejos, y aunque Helena fuese del tipo de persona que encajaría allí, el estar sola en mitad de la noche la volvía vulnerable y un blanco fácil. Quizás debería de buscar algún tipo de escondrijo o... Claramente lo vio, en un claro apartado, una fogata y su brillo particular denotaban seguridad y confort.

Se acercó hasta el lugar entre las sombras, quería asegurarse que eran buena gente y que no la tratarían de despedazar o desplumar.

Es escondió entre unos arbustos desde el cual tenía una buena visión del lugar. Parecían gitanos, feriantes o mercaderes. Los carros que llevaban pertenecían a la caravana con la que se había topado antes. Si no eran los mismos, eran bastante parecidos.

Esa gente seguro que dispondrían de comida caliente o alcohol, algo que Helena necesitaba, sobretodo esto último.

La caravana se componía de un grupo de cinco personas. Tres de ellas estaban sentadas en una sillas, mientras que las dos restantes se encontraban más distantes. Todos alrededor de una fogata que se apetecía caliente. Identificó a una mujer con el pelo... ¿Rosa? Curioso, sin duda; dos hombres exactamente iguales eran los que se encontraban sentados junto a esta, los cuales estaban de bastante buen ver, esto a la bruja le hizo esbozar media sonrisa. Qué tonta, a pesar de su personalidad fría y calculadora, siempre que veía un hombre atractivo, se le derretía el alma, aunque por lujuria más que por "amor", ella no estaba dispuesta a sentir jamás eso. Al fin y al cabo, no le importaba nadie más aparte de ella.

Los otros dos tipos que estaban apartados los reconoció al instante: la pareja de dragones, Go'el y Gali, con los que trabajó no hacía mucho.

-Vaya, parece que voy a tener buena compañía-Esbozó otra media sonrisa, esta vez picarona depositando sus ojos en Gali

Sin más, salió de entre los arbustos y se acercó al grupo, sin gestos agresivos ni toscos, demostrando pasividad e intenciones no bélicas.

-Buenas noches-Se bajó la capucha y se puso sus brazos en jarras, intercambiando miradas con cada uno de los presentes, sonriendo de más al ver a Go'el y Gali-¿Aceptaríais acoger solo por esta noche a una pobre y cansada viajera?-Se hizo por un segundo la víctima, hacía bien ese papel, aunque su pregunta iba con cierto descaro
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Mensaje  Merié Stiffen Sáb Ene 12, 2019 12:20 am

Había cortado los puerros, las zanahorias y las patatas y las había echado ya a la olla. Trae volvió andando, con la cuerda atada a la mordaza de los tres caballos que caminaban satisfechos con el hocico aún húmedo del riachuelo. Los ató entre ambas caravanas. Había pasto suficiente en el suelo y no tuvo que sacar el heno que tenía para los viajes en el carruaje. Otro cigarrillo se encendió cuando se sentó por fin en la segunda silla, frente a su hermano, apoyando uno de sus pies en la silla que aún estaba libre.

La chacha, Meriyé, la chacha. Repetía una y otra vez para mis adentros mientras removía con desdén la cuchara de madera dentro de la olla. Por eso querían que les acompañase, no porque se lo pasaban bien conmigo, ni por ser extremadamente sensual e inteligente, sino porque no sabían hacer ni la o con un canuto.

-Esque siempre igual, ni un vaso de agua me ofrecen. Meriyé, la chacha, la fregona…

Mascullaba inteligiblemente, en inglés para que no me entendieran.

-¿Ya estás maldiciendo en goblin?

El comentario de Trae fue cuanto menos, desafortunado. ¿En goblin? ¡Qué dirían los grandes de la literatura¡ Si después de siglos de historia, les dijeran “Ya estáis escribiendo en goblin”. Resoplé, intentando aparentar toda la indiferencia posible y me acordé de que no estaba ante personas civilizadas, estaba ante personas que vivían en un mundo anclado en las costumbres medievales, y me calmé, porque ellos tenían el problema, no yo.

-¿Quieres un vaso Meriyé? -Me ofreció Drae un vaso de vino de las islas que acababa de descorchar a mis espaldas.

La voz de Drae era ligeramente más grave que la de Trae y aunque me costó en su día, ahora las diferenciaría en cualquier situación.

-Sí, por favor.

Quizá sonriera como una estúpida al tomar con toda la delicadeza del mundo aquel vaso de cristal, picado por uno de sus lados y con aquella pátina típica de los cristales antiguos que relucía de diferentes colores junto al fuego.

Hubo contacto visual con él durante unos segundos, las pisadas de caballos en el claro nos sacaron de nuestra ensoñación, o bueno, eso me gusta pensar a mi. Dos hombres a caballo irrumpieron desviándose del camino.

¿Que si éramos humanos? ¿Qué clase de pregunta era esa? No supe responder, dudo que lo hubiera hecho hasta que el segundo de los hombres salió a la ayuda de su amigo. Les faltaba un rey mago, pero ese comentario no lo dije porque me parecía racista, claro, quiero decir, había un chico rubio, guapísimo por otra parte, y otro moreno que parecía sacado de Aladín, pues claro, les faltaba Melchor, el tercer rey mago.

-¿Traéis oro, incienso y mirra?

Bromeé casi inconscientemente, pero claro, en mi idioma natal. Y me cerré la boca tan rápido como pude a penas sin poder reírme de mi propia gracia.

-… Lo que quiere decir Meriyé es que tendremos que sacar una silla más porque sois bienvenidos. -Se antepuso Drae a mi disculpa, como si hubiera entendido mi vergüenza.

Con las mejillas del color de mi copa de vino, le di un trago largo antes de hacer un ademán para que pasaran junto al fuego.

-Que sean dos. -La voz de Trae me hizo girar la cabeza hacia él, y luego hacia el lugar donde miraba entre la penumbra.

Era una mujer, ¡Válgame el cielo, ya era hora! Trae volvió a encenderse otro cigarrillo poniéndose en pie para ofrecerle su silla a la tercera en discordia. Pues sí que ha cambiado Melchor. Pensé para mis adentros, pero esbocé una de mis mejores sonrisas.

El médico de Baslodia y ella parecían conocerse, bueno, entre los tres. Cosa que me llamó la atención.

-¡Claro mujer! Toma asiento y pronto tendremos el estofado de verduras listo. -Me apresuré a responder haciéndole un ademán hacia las sillas que Trae y Drae acababan de poner junto al fuego.

No eran feriantes, cualquiera que viaje en caravana sabría que el ofrecimiento de la silla, y se habrían sentado con toda la naturalidad del mundo. Trae se apresuró en sacar otra botella de vino para los invitados, o mejor dicho, para la invitada…

-¿Quiere usted una copa de vino, señorita? -Se ofreció Trae como un verdadero camarero en un restaurante de, por lo menos, siete u ocho estrellas michelín.

-Así que el médico de Baslodia. -Comenté al muchacho rubio mientras servía un cuenco de madera con el puchero que le pasé a la muchacha. -Oh, qué descortés, mi nombre es Merié, aunque estos gañanes me llamen Meriyé. Ellos son Draerionor y Traerionor -Bromeé ofreciéndole el segundo cuenco de estofado al hombre de cabellos dorados llamado... ¿Gole?

Y por un momento eché de menos mi melena rubia que solía llevar en la universidad, mi pelo natural, vamos, ¡Ay si no me hubiera echado tantos tintes! Suspiré, melancólica y seguí sirviendo cuencos, primero a los invitados, por ende al muchacho moreno, Gali y después a Trae, que acababa de ofrecer un vaso de vino a cada uno de nuestros comensales, llenando sutilmente más la copa de nuestra invitada. Cómo le conocía. Llené los últimos dos cuencos y le ofrecí uno a Drae, que acercó la última silla a su lado junto al fuego, dándole golpecitos en esta para invitarme a sentarme junto a él frente al fuego.

Qué bonita estampa navideña, reyes magos, cocido, faltaban las zambombas y los regalos. ¿Qué fecha debía de ser por mi tierra? Seguro habían pasado navidades pues hacía no mucho los niños de Vulwulfar alardeaban de sus regalos de yule. Y yo, me había atiborrado de dulces, así que estaríamos quizá en los primeros meses del año.

-Que aproveche. -Dije una vez me hube sentado en la silla correspondiente y apoyado mi vaso de vino en el suelo tras darle un largo trago. -Perdonadme, no soy muy buena cocinera.

Antes de llevarme la cuchara a la boca revisé uno por uno los gestos de mis invitados, intentando adivinar si esta vez me había quedado salado el cocido… Un momento, ¿Sal? Si no le había echado sal.

______________
off: Bienvenidos a la cocina del infierno. No, el cocido de verduras lleva exactamente tres tipos de verduras, todas dulces o semi dulces, así que está soso. Muy soso, podemos decir que incluso es agua con tropezones porque por no echarle, no le ha echado ni especias. Y la patata, por no hablar de la patata que no lleva cociéndose ni diez minutos. Así que estoy deseando ver vuestras caras cuando lo probéis.
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Mensaje  Go'el Sáb Ene 12, 2019 10:40 am

Al oír aquella lengua extraña Go´el se desmonto de un salto y se sentó inmediatamente en la silla libre más cercana a Merié. ¡Es más! si la silla libre no estaba al lado de la mujer, él la levantaría del suelo y la pegaría a la de la hembra.

-¿Que es lo que dijiste? ¿Cual es ese idioma? No lo reconozco.  Y conozco todos los idiomas.
Eso era cierto, pero que los conociera no significaba que los entendiera. A Go´el le dio igual lo que la raza masculina, aparentemente humana le dijo.

-Parece que acaba de encontrar un animalillo nuevo.
Decía Gali con humor mirando a Drae. El monje se sintió identificado con el gemelo y se acerco al chico, parecía que él no era el único que hacia traducciones.
-Gracias por el ofrecimiento, normalmente no suele hacer esa cosas.
Algo de razón tenia el dragón terraneo, puesto que normalmente se la pasaba diseccionando cadáveres o tocando cuerpos ajenos sin permiso.
-Señorita Helena, que gusto volver a encontrarnos.

Igual que hizo en su primer encuentro movió el pectoral para saludarla. Hacia un frió que pelaba, pero por alguna razón el dragón no lo sentía, puesto que iba con el chaleco abierto. (De hecho, si lo tocabas notarias el calor emanar de su cuerpo.) El bromista hombre solía decir que algún día le sacaría un ojo a alguien. Por otro lado Go´el apenas levanto la cabeza para saludar con una mirada rápida a la asesina. Acto seguido volvió a mirar a la humana de pelo extraño, concretamente miraba la hebras de peculiar color.

-Detectada danza de apareamiento por parte de uno de los gemelos.
Eso era lo que el galeno escribía en su libreta, pero no solo lo escribió también lo dijo en voz alta sin percatarse o más bien sin importarle lo que sucedía por decir aquella declaración.
-Estas equivocada, no soy el medico de Balsodia. Esta carretera lleva a ciudad Lagarto.
La frase salio neutra de las cuerdas vocales del rubito. Él cual no le dio mayor importancia pues quería saber más de la chica que tenia delante.
-Merié... -Pronuncio copiando la fonética de la mujer. Nunca había escuchado el nombre pero esa E final sonaba igual que la E de su propio nombre. -Curioso... muy curioso. Es la primera vez que escucho ese nombre.

En el momento de servir el vino, la diferencia entre los dos dragones se hizo notar. Mientras que el despechugado moreno se bebió la copa de un trago y pidió sin palabras que la rellenaran, el abrigado rubio solo dio un trago para probar el alcohol.
Al servir la comida se volvió a repetir la misma situación, solo que esta vez Gali dejo en el suelo el cuenco y el doctor se levanto hacia su caballo y saco un saquito del morral, a renglón seguido se sentó de nuevo en su silla.

-La mujer de raza desconocida y nombre particular no sabe cocinar. -Igual que hizo con el gemelo, Go´el escribió aquellas palabras al tiempo que las pronunciaba. -Hay una alta probabilidad de que haya crecido sin una madre que le enseñe cocina.

-Mariyé... -Para Gali no era tan fácil pronunciar el nombre de la chica. -Merigüe... Meri. -Dijo al final con una sonrisa. -Perdona a mi amigo, si algo de lo que dice te molesta. -Continuo, consciente de que las declaraciones del galeno (reales o no) podían ser un tema sensible. -Su nivel de socialización esta a la misma altura que el de las piedras.

Mientras que un dragón se disculpa, el otro abría el saquito, unos aromas espaciados comenzaban a salir. La bolsa estaba dividida en varias secciones. De una saco un polvo amarillo, de otra unas hojas de romero y de una tercera un puñado de polvo blanco, o lo que era lo mismo sal.
-¿Y a los demás no nos ofreces?
Dijo burlón el fornido al tiempo que se levantaba y extendía la mano. El científico capto el movimiento por el rabillo del ojo y cerrando el saco con la mano libre le paso las especias.

-La patata esta dura.

Sin mas palabras se levanto, cogió el cucharon y volcó las patatas de nuevo en la hoya. Hashim hizo una media sonrisa de resignación y rió con nerviosismo.

-¿Alguien más quiere?
Después de servirse las especias levanto el saquito y lo ofreció al resto del grupo.
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Mensaje  Helena Rhodes Sáb Ene 12, 2019 12:05 pm

Muy amablemente, los aparentes dueños de aquella caravana ofrecieron a Helena el poder unirse, junto a Go'el y Gali. Eran bastante agradables, y eso era de agradecer, sobretodo por el lugar en el que se encontraban. Para una vez que la bruja asesina se ponía a socializar, había tenido la suerte de toparse con gente de bien que por el momento no la sacaban de sus casillas.

-Por cierto-Dijo mientras se sentaba y cruzaba las piernas, la derecha sobre la izquierda-Mi nombre es Helena-Dijo con una sonrisa dulce y cordial. Otro papel que sabía interpretar a la perfección, el de chica amable e inocente. Le encantaba, y en cierto modo... Le gustaría que así fuese siempre, que sus demonios interiores siempre quedasen encerrados y sin salir.

Go'el la saludó casi sin ganas y sin mirarla, a lo que la asesina respondió con una mirada llena de desdén. En cambio, Gali sí que la saludó de buena gana, haciendo gala de sus increíbles y apetecibles pectorales. Eso la volvía de cierta manera loca, pero tenía que mantener la compostura y no ceder a la seducción de cualquiera así por las buenas. La bruja le respondió con una mirada y sonrisa pícara, al tiempo que se acomodaba en la silla que le habían ofrecido.

Uno de los gemelos trajo vino, ¡Alcohol, por fin! Una felicidad y alegría desbordante se le notó en todos sus gestos, llevaba días sin probar una sola jarra de cerveza. El mismo que trajo el vino, le ofreció especialmente a ella una copa

-Por supuesto, posadero-Bromeó con cierto tono coqueto mientras con los dedos de la mano libre hacía rulos en las puntas de su cabello

Go'el entonces, importuno, mencionó algo que era evidente, pero no era necesario remarcar. Un momento incómodo se apoderó de la situación. Helena, como venganza, agarró una pequeña piedra del suelo y se la arrojó al médico, sin mucha fuerza, tampoco quería saltarle un ojo, aunque se lo merecía.

-¡Qué nombre tan complicado!-Dijo intentándose integrar en la conversación-"Meriyé..." Meriá... Merií... ¿Te parece si te llamo simplemente "Meri"?-Dijo mientras se reía de ella misma por no saber siquiera pronunciar el nombre de la mujer pelirosa

-Baslodia está justo en la dirección contraria a la que he venido-Dijo al escuchar las palabras de Merié sobre la ciudad-Yo me quedé estas noches atrás allí-Dijo mientras le daba sorbos a la copa de vino-Este camino es para ir a Ciudad Lagarto. Antes os vi yendo hacia aquella dirección, ¿No?-Dijo con total desconocimiento sobre las intenciones de los supuestos mercaderes o feriantes. No quería preguntar a qué se dedicaban, ya que ella tendría que responder de vuelta y eso... No era una pregunta cómoda de responder hacia unos desconocidos.

Al ver con la rapidez y voracidad con la que Gali se bebió aquella primera copa, la bruja quedó sorprendida en demasía

-¡Oh, Gali!-Dijo entre una risa tonta-¿Quieres emborracharte esta noche?-Preguntó de forma pícara

Al fin, la comida llegó, aunque tenía cierta sed de alcohol, su hambre ganaba a sus ganas de ingerir cualquier bebida, aunque eso no quitó que antes de poder llevarse una cucharada a la boca se terminase la copa de vino que el apuesto Traerionor le había servido.

De nuevo, Go'el importuno de nuevo, esta vez a la anfitriona. Eso no podía ser bueno, después de todo podría tener la potestad para echarles en cualquier momento, y no quería que por algún casual pagase los platos rotos ella. De nuevo, agarró una piedra del suelo y se la tiró al galeno, esta vez con más fuerza que la anterior.

-¡La próxima irá directa a uno de tus ojos, rubiales!-Dijo entremezclando seriedad con un tono bromista. No quería mostrarse agresiva, pero tampoco quería que por su culpa la echaran de poder gozar de una noche e comida caliente y quizás un sitio agradable donde dormir.

Go'el era quisquilloso, o al menos eso era lo que Helena pensaba. La comida era comida, no podría estar tan horrible. Con ganas, se llevó la cuchara a la boca, no sin antes soplar para no quemarse.

Craso error... Todo su vivaz rostro se quedó en un gesto insípido y de asco. Se tragó como pudo lo que se había llevado la boca, para luego entrarle un escalofrío y sacar la lengua mientras cerraba los ojos con fuerza. Su mirada se cruzó con la de Merié, y rápidamente dibujó una sonrisa nerviosa en su rostro

-...Quizás sí que le falta algo-Intercambió miradas con los gemelos, para ver si ellos podían sacarla de ese apuro-...N-necesito rellenar mi copa...

Gali, actúo como todo un héroe ofreciendo aquel saquito de especias y sal

-¡Aquí, moreno!-Levantó la mano llamando la atención del hombre del turbante
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Mensaje  Merié Stiffen Sáb Ene 12, 2019 7:57 pm

Menudos invitados más desagradecidos. Pues no me había hecho comer mi abuela platos de lentejas más sosos y más duros que mi potaje, cientos, miles de veces. Bueno, quizá para mujeres de la familia el cocinar no era precisamente algo que se nos diera demasiado bien. No, más bien todo lo contrario. No pude evitar hacer una mueca de desagrado al ver que cada uno de los rostros que contemplaba asco.

-Merié es un nombre típico de mi país… -Comenté girando la cabeza hacia el rubito impertinente.

-El talento de Meriyé para la cocina no es nada nuevo. -Bromeó Trae tirando el caldo al suelo y finalmente optó por comerse una de las zanahorias crudas que había encima de la mesa.

Drae, por su parte, se encogió de hombros y con un gesto más de indiferencia que de resignación, siguió masticando los trozos de verdura crudos. Eso, en cierta medida, me hizo feliz. Pronto me olvidé del tema de la comida cuando pronunciaron aquel nombre, Ciudad Lagarto. Y mi media sonrisa de satisfacción se volvió en una mirada de odio hacia los gemelos. Me la habían colado, otra vez.

-¿Ciudad Lagarto? -Pregunté retóricamente mirando a Drae, quien estaba a mi lado junto al fuego.

Como si fuese un corderito degollado, Drae se levantó automáticamente de la silla cuando a penas le quedaba un sorbo de mi sopa insulsa y con el cazo, se sirvió otro cuenco a modo de redención ¡Como si eso le fuera a librar de la bronca! Un poco quizá. Y aquel hombre, además de hacer aclaraciones impertinentes, hacía preguntas incómodas, qué suerte la nuestra, pero, ¿Qué esperábamos del camino que lleva a la nueva Sodoma? Aquello me hizo desconfiar de cada uno de los presentes.

-¡Lo que me faltaba! -Grité ante el silencio de ambos gemelos.

-Meriyé, no montes la escenita delante de nuestros invitados.

Soltó el impertinente de Trae ofreciéndose de nuevo a rellenar las copas mientras mordía la zanahoria. Qué caballeroso se ponía cuando había mujeres cerca… ¿Esque no había notado el feeling entre el señor pechugas al aire y Helena? Aunque bueno, pensándolo bien, esas cosas no importaban demasiado al gemelo dragón, que por otro lado le daba igual ocho que ochenta en los temas de enaguas.

-Milady… -Volvió a guiñarle un ojo coqueto a la rubia con el mismo ademán para servirle la copa.

Por otro lado, Drae se ofreció a llenar mi vaso. Conforme iba llegando al tope que se solía llenar los vasos de vino, mi mano ascendía.

-Dale, dale, no te cortes. Lo voy a necesitar para aguantar esta noche. -Comenté con cierto retintín en mis palabras y rencor, mucho rencor.

Los ojitos de pena de Drae no funcionaron, no al menos esa vez. Ignoré con una educada sonrisa la pregunta acerca de mi lengua materna, como si no la hubiera entendido y tomé aire antes de beberme de un trago el vaso de vino especiado que me había servido Drae, poniéndole de nuevo el vaso frente a él.

-Pero Merié…

-Ni peros, ni peras.

Y sin mediar palabra rellenó de nuevo mi vaso. Ardía, me ardía el estómago y un suave mareo me embriagó. Ni cuenta me había dado de que había pronunciado bien mi nombre por primera vez.

-Sí, nos dirigimos a Ciudad Lagarto.

Por fin se dignó a confesar Drae poniéndole el corcho a la botella de vino y dejándola en el suelo alejada del alcance de mi brazo.

-Tenemos unos… Asuntillos que resolver por allí.

Claro, asuntillos, ahora al contrabando de alcohol y a las drogas se les llamaba asuntillo.

-… Concretamente este asuntillo.

Trae salió de repente de entre las sombras con una botella redondeada en su base y con el cuello delgado y alargado, con diferentes plantas dentro que en la oscuridad no pude reconocer.

-El mejor orujo de hierbas de todo Aerandir. -Afirmó orgulloso con aquel cigarrillo pegado a los labios.

Y Trae lanzó la botella a Gali. Al verle se me helaron hasta las entrañas, ¿Que no tenía frío ese chico? Ay si lo viese mi abuela… Le ponía una rebequita.

-Señor… Don… Gali. -Logré decir por fin liándome con todos los títulos de trato que existían. -¿Quiere usted una manta? No vaya a ser se resfríe.

Quizá había sido un poco descortés con mis demás invitados. Así que los miré, con los ojos ligeramente cerrados por el alcohol.

-… O ustedes. ¿Quieren una manta? ¿Un vasito de agua? ¿Unas pastas?

Pregunté, joder, y cada vez me parecía más a mi abuela. Hice el ademán de levantarme pero Drae me tomó del brazo y me volvió a sentar, levantándose él a por los dulces. Claro, después de la comida todos tendrían hambre. Resbalé ligeramente en la silla, ya no estaba enfadada. Desde mi posición, di otro trago al vino, acabándolo para que me pudieran servir de aquel brebaje especial que preparaban los gemelos.
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Mensaje  Go'el Dom Ene 13, 2019 1:28 pm

Algo salio volando desde helena hacia Go´el, e igual que hizo en su primer encuentro, dejo de escribir y, esta vez en lugar de coger una esfera congelada levanto la libreta para que la piedra revotara y cayera al suelo. Después de eso, Hashim sonrió divertido a la asesina y contesto solemne y humilde.

-El único licor que me emborracha es el aguardiente de Dundarak. -Estiro el brazo hacia el gemelo para que le llenara la copa y añadió. -Ademas, tenia sed.

La segunda piedra atino en el blanco, justo en medio de la frente. El proyectil cayo dentro de la sopa con un tenue salpicón y seguido de un curioso CHOP, el galeno miro por un segundo la cena, luego miro a la rubia y después probo de nuevo el planto. Sigue igual de malo que antes.
-Tomo nota, bruja.
Y así lo hizo, abrió la pagina que correspondía a Helena y escribió "Tiene un peculiar gusto por lanzarme piedras."
Por otro lado el monje no tardo ni un segundo en atender el llamado de la bruja. La miro guiñándole el ojo y le lanzo el saco de especias.
Parecía que aquella noche iba de lanzar cosas, el grupo paso de las piedras, a las especias, pasando por las patatas devueltas a la cazuela, y terminando por una botella de sabroso orujo.

-Tiene buena pinta.
Dijo el hombre del turbante destapando la botella, hecho cuanto apenas en el baso (Que volvía a estar vacío). Limpio los restos de vino y tiro el contenido, para inmediatamente después llenarlo hasta más de la mitad y beber.
-Lleva... ¿Es anís y menta lo que siento?
Al adorador del dragón oscuro no se le había pasado por alto la descripción del nombre de la mujer rosa, y aprovecho el momento de las mantas para acercarse a ella.
-Mi cuerpo siempre esta caliente Meri, compruébalo tu misma.
El hombre se puso delante de ella y abrió el chaleco (más de lo que ya estaba). Si la traficante decidiera tocarle comprobaría que, efectivamente, su cuerpo estaba tibio.
-Ese País del que hablas. ¿Donde esta?

Durante el transcurso de las interacción del sociable dragón de tierra, Go´el había rechazado la oferta del vino, puesto que aun tenia lleno el vaso y había seguido mirando a la mujer de su lado, y anotando sus posibles problemas con el alcohol.
Para la gente corriente pudiera ser bastante evidente que Gali estuviera coqueteando con Merié, pero su compañero, que lo conocía desde hacia bastante, sabia que solo buscaba diversión en el regocijo de ver sonrojarse a la mujer.

-Yo quiero agua y pastas. -Después de una pausa añadió. -Por favor.
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Mensaje  Helena Rhodes Lun Ene 14, 2019 7:17 pm

Merié no pareció tomarse muy a bien que tanto Go'el como ella la corrigiesen de su error de ubicación. Qué raro... Ciudad Lagarto estaba en boca de todos en Verisar últimamente, quien cruzase ese camino sabría de sobra dónde se metía y a qué iba. La situación era incómoda, y Helena no sabía dónde meterse en aquel momento. Por suerte, Traerionor volvió a servirle otro poco de vino, eso rebajó un poco la tensión, aunque quizás solo era percepción de la bruja. Al menos tenía una copa tras la que esconderse y especias a las que echar a la sosa e incomible sopa.

La Rhodes respondió al guiño de ojo de aquel apuesto joven con una sonrisa pícara mientras se acomodaba en la silla. Extendió su mano con delicadeza y cierto encanto. Con cautela y examinando a cada uno de los presentes, la bruja empezó a beber el vino mientras escuchaba la conversación.

-Todo el mundo tiene "ciertos asuntillos" en Ciudad Lagarto-Bromeó intentando romper el duro hielo que se había instalado en el improvisado campamento. De pronto, Traerionor trajo una botella... En su interior había algo, y no era ningún tipo de líquido, no... Eran hierbas. Esto sorprendió a Helena, de verdad no se esperaban que fuesen traficantes, aunque fuesen a Ciudad Lagarto... Estaba claro que todo aquel que iba a ese sitio no tenía intenciones puras y legales, y aquello se lo demostró. Le gustaba, gente de la baja sociedad, casi como ella... Solo que ella no pertenecía realmente a ninguna "clase social", ya que para ello al menos se tendría que relacionar con asiduidad con alguien, aunque fuese un mendigo-Vaya, por esas hierbas os darán un saco de monedas bien cargado-Dijo devolviéndole el guiño anterior al joven

De pronto, la actitud de la pelirosa cambió. Se calmó y volvió a ser la mujer amable de antes. Helena tenía una solución clara a esa reacción: el alcohol. No pudo evitar reírse ante lo que dijo sobre Gali. Era cierto, el dragón iba a todos lados con sus musculosos pectorales casi al aire. Increíble para la época del año en la que estaban.

-Gali es un dragón ardiente de energía, ¿Verdad?-Dijo con un tono coqueto y divertido mientras le guiñaba un ojo al susodicho

La rubia no pudo evitar ponerse celosa en cuanto el hombre del turbante se levantó y se acercó a la anfitriona, ofreciéndole así tocar su musculado torso. No dijo nada, no quiso ser borde ni parecer una celosa desesperada, pero en su mirada (calvada en ambos) podía notarse la tensión y cómo si esta fuese tangible, cortaría como si de cuchillos afilados se tratase.

Se acabó de golpe la copa de vino (le quedaba mucho menos de la mitad) y se levantó al instante, acercándose así a Traerionor. No se iba a quedar atrás, ella también quería demostrar lo que valía. Caminó contoneándose y mirando fijamente al joven.

-¿Puedo ver más de cerca esas hierbas? Quizás me interese también por el tráfico de estos interesantes productos.-Le guiñó un ojo a la vez que sacaba la lengua con picardía-Tranquilo, no sería una competencia muy dura. No contigo al menos-Rió de una forma coqueta mientra se hacía rizos en su cabello con sus manos
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Mensaje  Merié Stiffen Lun Ene 14, 2019 11:57 pm

Ese hombre, sus pectorales presuntuosos me miraban, parecían esbozar una enorme sonrisa. Los colores se me subieron más rápido que con el vino, sin duda. ¡Pero cuánto tiempo hacía que no se me insinuaban así! Bueno, al menos no un muchacho de buen ver.

-Eh… Yo…

Mi mano actuó por su cuenta, llevando mis pequeños y desnudos dedos a aquel enorme cuerpo. Dragón, era dragón. ¡Como los gemelos! Pero no era idóneo decirlo en voz alta. Qué calentito… Qué duro… Qué suave… Suspiré hondo, complacida por el contacto. Era lo más parecido a un orgasmo que había tenido en… Desde que llegué a Aerandir.

Pensar en aquello me hizo ponerme aún más roja. ¡Ay señor, llévame pronto! ¿Cuánto tiempo dictan los cánones de educación que debes permanecer sobando el pecho de un desconocido? Seguro que me pasé del tiempo. Retiré la mano avergonzada por el espectáculo y la escondí en la manta que llevaba a modo de poncho.

-Sí, sí, y tan caliente.

Afirmé intentando bajar los colores de mis mejillas.

Mientras, Trae mantenía la botella en alto, empinando el codo, como de costumbre. La presencia de Helena hizo que bajara la botella para darle una calada al cigarrillo, quitó los pies en el taburete vacío en el que apoyaba los pies y dio unos golpecitos sobre la madera, invitándola a sentarse.

-La única hierba que deberías de probar es esta, rubia.

Comentó con cierto tono pícaro tragándose el humo y pasándole el cigarrillo.

-De los dioses, a tus labios.

Añadió esbozando una sensual media sonrisa.

Turbio, todo muy turbio, así es como recuerdo los siguientes sucesos que fuero acontecieron. Drae sacó las pastas, a las cuales me lancé rápidamente incorporándome en la silla y saliendo del escondite de la manta que llevaba a los hombros y el agua para el rubio. Por supuesto, rechacé rápidamente el vaso de orujo de hierbas que me ofrecía Drae… O quizá fuera Trae, fuera como fuese, lo rechacé por motivos obvios.

-Meriyé es de otro mundo, ¿No la ves? -Comentó Trae señalándome de arriba abajo.

Cada músculo de  mi cuerpo se puso en tensión. ¿Lo sabía? ¿Cómo lo sabía? No hablé, si lo hacía acabaría tartamudeando y solo empeoraría la situación.

-No seas así, deja de meterte con ella. Meriyé es de una isla muy pequeña, muy pequeña, donde la gente es mágica y le cambia de color el pelo según su estado de ánimo.

… Me relajé, aunque la mirada de odio que le dediqué a Drae fue mayúsucula.

-Vengo de una isla muy pequeñita pero no somos descendientes de los goblins.

Lo mejor de aquella mentira es que no era mentira. Era de una isla.

-Hablamos otro idioma allí porque somos muy poca gente….

-Casi todos primos.

-… Y nos gusta mucho el té.

Sí, fue lo único que se me ocurrió decir sobre mi país. Qué original.

-Y las pastas.

Añadió Drae, tomándose un vaso de orujo. El cual arrebaté de su mano en un segundo, casi sin verlo para bebérmelo yo.

-¡Pero si no lo querías!

-Ahora sí.

Y bueno, ahora sí que ya había pasado el umbral del alcohol.
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Mensaje  Go'el Mar Ene 15, 2019 6:38 pm

Por un segundo el monje miro hacia la asesina -Tan caliente como las entrañas de Aerandir.
Le respondió a Helena mientras Merié hablaba indecisa y abochornada. Si en algún momento el dragón percibió los celos de la rubia no lo demostró. Pero si que respondió a los notables suspiros de la mujer rosada.
-Si quiere puedo seguir calentándola. -Decía con una sonrisa complaciente como si de un mayordomo se tratase. -El frió no es un buen compañero para una dama.

-No te lo recomiendo Helena.
Tal vez resultara chocante para los presentes el ver que él excéntrico medico podía tener un tono de voz dulce y seguir con su habitual sosiego y tranquilidad en el rosto. Gali ya conocía aquella cara, estaba tratando a la bruja como si fuera su paciente.
-Lo único que conseguirás es embotar tus sentidos, crear dependencia y estropear tus pulmones.
Explicaba Go´el con tranquilidad mientras cogía una pasta situándose cerca de la anfitriona. El galeno había reconocido la sustancia de aquella hierba por el olor del humo.
-Te recomiendo encarecidamente que declines la oferta.

¿Aquello era...? Si, lo era. el rubio acababa de sutil, muy sutilmente levantar los labios para ofrecer una sonrisa a Helena. Aquello si que fue una sorpresa para Gali "¿Sera el vino?" pensó mirando de reojo hacia la copa de su compañero, el vidrio estaba vació. "Vaya... si que es fuerte el tinto."

Go´el levanto la cabeza con curiosidad al escuchar el argumento de Trae sobre el lugar al que pertenecía Merié. Mordiendo una de las pastas, que por cierto, estas si estaban buenas, miro a la mujer de habla extraña. No le paso desapercibida la tensión de su cuerpo, al momento se relajo y nada de lo que dijo después pareció indicar que mentía.
Al menos no verbalmente, pero siempre hay pequeños tics nerviosos que hace el cuerpo de manera involuntaria cuando no se dice la verdad. El galeno conocías bastantes de ellos y percibió alguno en la mujer que decía provenir de una extraña isla.
No obstante, Go´el no dijo nada al respecto, simplemente cogió otra pasta y el vaso de agua, se sentó en su silla y comienzo a escribir sus pequeños descubrimientos.

Aquella información seria para su investigación personal pues estaba sumamente intrigado con los primeros humanos que crearon a los bioticos y los hombres-bestia, pues el doctor creía fervientemente que la rama de su raza (los dragones-humanoides) eran experimentos fallidos de los primeros humanos cuando intentaron experimentar con los dragones en otros animales (en este caso con humanos).

-¿Y como dices que se llama la isla?
Pregunto el científico levantando una ceja. Al verla beber el orujo de aquella manera escribo un nuevo apunte. Y de nuevo lo volvió a decir en alto.
-Merié presenta un cuadro leve de alcoholismo, seguramente producido por la ansiedad y la alteración de la calma en el grupo. ¿Tendrá problemas para interactuar con el genero masculino? la primeras muestras dicen que si. -Mientras balbuceaba se mordía el labio inferior. Realmente Merié era todo un descubrimiento personal.
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Mensaje  Helena Rhodes Miér Ene 16, 2019 5:20 pm

Ante la invitación del joven, la bruja, gustosamente y con una sonrisa cordial dibujada, se sentó en el taburete.

La siguiente propuesta de Traerionor le pilló un poco de sorpresa, tanto como la consecuente advertencia de Go'el.

En principio no le asustó ni tomó en cuenta lo que el rubiales dijo, así que aceptó darle al menos una calada a aquella hierba.

-Algunos suelen consumirla y se ven alegres y divertidos, ¿Por qué no?-Dio una calada. Acto seguido notó como todo el humo entró en sus pulmones y a su cabeza subía una sensación de mareo y náuseas. Puso una cara de desagrado para acto seguido devolver aquel cigarrillo a su dueño-Ugh, asqueroso-Dijo sin poder ocultar su asco. Tosió varias veces antes de poder sacar todo aquel humo de sus pulmones y que le desaparecieran las náuseas-¿Quieres dejarme indefensa y vulnerable, eh?-Le dijo a Trerionor con un tono pícaro-Creo que voy a hacerle caso a mi querido Go'el-Desvió su mirada hacia el médico y le guiñó un ojo

Tras el comentario de uno de los gemelos sobre la procedencia de Merié, la bruja no pudo dejar de esconder una pequeña risilla.

-Bueno, con ese color de pelo me creería que no es de este mundo, quizás sea descendiente de algún dios-Bromeó-Eres extraña, Meri, de eso no hay dudas. De algún modo, cierto envidia por cómo luces ese pelo tan lleno de color-Dijo con un tono amable

La Rhodes tenía hambre, así que optó por probar aquellas... ¿Galletas? Las que había traído uno de los gemelos, ciertamente a veces era difícil distinguirlos. Traerionor estaba a su lado sentado, por lo que esta vez no tenía mucha pérdida saber de quién se trataba.

De nuevo, Go'el empezó a tomar notas de forma compulsiva, diciendo cosas que podrían importunar de nuevo a la anfitriona.

-¡Go'el!-Le tiró otra piedra-¡La próxima vez te llevarás un puñetazo en la nariz!-Advirtió con un tono serio a modo de regañina. En cierto modo, Helena parecía una madre y Go'el su pequeño chiquillo presuntuoso e impertinente, además de maleducado.-Perdónale, a veces es... Muy suyo-Soltó una leve risa falsa hacia Merié para quitarle importancia a las palabras del médico-¿Verdad, Gali?-Miró al hombre del turbante para que este pudiera calmar la situación de nuevo

-¿Entonces solo vais a estar de paso en Ciudad Lagarto?-Preguntó a los traficantes para cambiar de tema-Yo voy a intentar instalarme allí, se puede decir que tengo... Ciertos problemas en las grandes ciudades-Sonrió y bromeó de forma sutil-Esa ciudad la venden como el paraíso para cacos, maleantes y demás gente de baja índole-Explicó refiriéndose a Ciudad Lagarto-¡Es perfecta para mí!-Reafirmó casi emocionada por la idea


Última edición por Helena Rhodes el Jue Ene 17, 2019 10:38 am, editado 1 vez
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Camino a Baslodia y otras mentiras. { Libre 3/3 } Empty Re: Camino a Baslodia y otras mentiras. { Libre 3/3 }

Mensaje  Merié Stiffen Miér Ene 16, 2019 10:07 pm

Menudo mareo. Todos hablaban demasiado y había demasiadas conversaciones a la vez como para intentar enterarme de algo en mi estado de embriaguez. ¿Problema con el alcoholismo? ¿Yo? Si desde que me había apuntado al GYM ya no bebía ni una gota, que luego pasaba factura. Si con una copa de vino ya estaba piripi. Claro, que aquello había pasado hacía ¿Cuánto? ¿Dos años ya? Casi me costaba recordar la palabra gimnasio y ya no recordaba siquiera el sabor de los batidos de proteínas. Problemas con los hombres… ¡Si yo había tenido más de 300 tíos en TENDER! ¿Cómo iba a tener un problema con el género masculino?

Quizá la rabia me consumió hasta tal punto de que mis mejillas se sonrosaron casi del color de mi pelo, o fue la vergüenza que sentí al escuchar las palabras de aquel que había comido de mis pastas, sentado en mi silla y bebido de mi vino. ¡Qué clase de mala persona haría esas cosas!

Y lloré, claro que lloré. Abochornada intenté mantener las lágrimas, pero ante el amable comentario de Helena tan solo pude esbozar una pequeña sonrisa con los ojos vidriosos y sollozar hasta el punto de que empezaron a rodar por mis mejillas sonrojadas pequeñas lágrimas que pronto se convirtieron en ríos.

-¡Pero cómo pueden existir personas tan malas en el mundo!

Exploté, lo mejor hubiera sido levantarme e irme a dormir con alguna excusa, pero no podía callarme.

Ante mis lágrimas, Drae contrajo los puños, intentó llevar una mano a mi brazo, pero lo quité con violencia en cuanto lo sentí.

-Te damos de comer, de beber y fuego donde calentarte, y aún así, desde que has llegado solo has hecho que ofenderme con tus desplantes y con tus comentarios impertinentes.

Dios, cómo echaba de menos a mi abuela. Llorar en su hombro con aquel olor que desprendía su ropa, tan reconfortante. Aquel pensamiento aleatorio me hizo romper a llorar aún más fuerte.

Trae le dio la última calada que quedaba al cigarro y se contrajo, tal y como había hecho su hermano. Ambos tranquilos pero a la defensiva, todo dependía de cómo reaccionara su invitado para intervenir.

-Vamos, Meriyé, será mejor que vayas a la cama.

Pero esta vez las palabras de Drae no me tranquilizaron, sino que me pusieron aún más furiosa. Me levanté, pero no para dirigirme a la cama sino para darle un poco más de dramatismo quizá.

-No, no me voy a la cama. Me voy de aquí. Para siempre. No quiero ir a una ciudad donde solo hay putas y maleantes, y veros traficar con drogas que matan a la gente para que al final acabéis metidos entre rejas, o aún peor, muertos en cualquier cuneta.

Y entonces recordé las palabras de Helena, quien buscaba un futuro prometedor en Ciudad Lagarto.

-Lo siento Helena por mis palabras, espero de corazón que seas feliz allí.

Madre mía qué mal me estaba sentando el orujo.

-Pero ese no es mi sitio. Ni este, ni ninguno. Es que yo no sé para qué salgo de mi isla.

-… Meriyé.

Insistió Drae tomándome una mano desde su silla, pero rápidamente me zafé de ella.

-Que me dejéis. Todos.

Sollozaba y balbuceaba, acongojada por mi propia escena y por las miradas de lástima que me estarían dedicando todos en aquel momento. Qué pena, qué vergüenza. Pero ahora que lo pienso, no me faltaba razón para saltar así ante tantas faltas de respeto. Con la cabeza bien alta y todo lo recto que pude andar, me distancié de la escena pasando al lado de Drae por detrás de las sillas que se amontonaban frente a la hoguera. Me tropecé un par de veces hasta llegar a la puerta de mi caravana.

Los gemelos permanecieron en silencio, mirándose el uno al otro durante unos segundos.

-Déjala.

Imperó Trae llenando ambos vasos de orujo, el suyo y el de Helena, a la cual le brindo una de sus mejores sonrisas, aunque aún en tensión por la escena. Y aunque no lo quisiera reconocer, preocupado por su compañera de viajes.

-¿Quieres otro? -Le ofertó sacándose del bolsillo una pitillera de cuero y esbozando aquella media sonrisa tan característica.

Yo conseguí llegar a mi caravana después de pelearme con la puerta un par de minutos. Dentro la estufa de metal que había dejado enchufada ardía aún con las últimas brasas. Me agaché junto a ella y la abrí, con la mala suerte de que el hiero aún ardía.

-¡AAAAAAAAAAY!-Grité soplándome toda la palma de la mano casi en carne viva.

Y las lágrimas volvieron, y los sollozos. Me dejé caer de culo al suelo, sentada como una niña pequeña allí, soplándome la mano mientras lloraba.

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Camino a Baslodia y otras mentiras. { Libre 3/3 } Empty Re: Camino a Baslodia y otras mentiras. { Libre 3/3 }

Mensaje  Go'el Jue Ene 17, 2019 10:12 am

-En realidad él no... -Gali empezó hablar para defender a su amigo cuando le callo la piedra. Como el galeno estaba sobre aviso solo tuvo que alzar la mano para atrapar el guijarro en su puño y luego tirarlo al suelo con su anterior homologa. La voz del moreno fue acallada por la de anfitriona quien ofuscada y molesta con el rubio rompió en llanto, Hashim podría haberlo defendido, podría haber hablado a su favor, pero no era su deber arreglar los problemas que causaba Go´el.

-¿Cuando te darás cuenta de que tus palabras no son para todos? -Le reprendió a su compañero dándole un sonoro golpe en la nuca con la mano abierta. -Ve y discúlpate.

Pero Go´el no lo estaba escuchando, solo tenia ojos y oídos para Merié ¿Porque hace esta escena? ¿Es por el exceso de alcohol?
Tarde, muy tarde se dio cuenta el medico de lo que estaba pasando. Su nivel de concentración a la hora de observar y recopilar información era tan elevado, que la mitad de las veces decía en voz alta sus anotaciones sin percatarse de ello.
El galeno guardo su libreta en el zurrón y se levanto de la silla. Le habría gustado arrodillares junto a Merié y cogerla de las manos, mirarla a los ojos y decir que lo sentía, pero no lo hizo, llegaba tarde, la mujer de pelo extraño se había encerrado es su casa rodante.

-Merié. -Decía con tono suave y delicado desde la puerta. -Yo... -No continuo la disculpa. Al oír el grito entro sin pedir permiso. -...voy a entrar.
Azotó la puerta con tanta fuerza que la madera recorrió toda la sección de las bisagras hasta llegar al tope y luego regreso hasta cerrarse.

-Golpeame si quieres. -Decía muy serio mirando la mano de la chica. -O tirarme del campamento. -Go´el dio unos pasos hasta el lugar del accidente y se arrodillo sobre sus piernas clavando los talones en las nalgas.-Pero primero deja que te cure.-Las dos ultimas palabras las dijo con la amabilidad y preocupación propias de un medico que quiere cuidar de su paciente

-Deja que te mire. -No era ni una orden ni una pregunta, era un pedido. Go´el agarro la mano con cuidado y con mas cuidado la abrió. -Vaya... esto tiene fácil solución.
Ahora miraba a Merié con una sonrisa al tiempo que sacaba una tarrina con un bálsamo blanco y unas gasas.
-Escucha, -Comenzó a decir mirando la mano de la mujer y extendiendo el bálsamo con dos dedos. -se que tengo un carácter difícil... a decir verdad muchos piensan que no tengo carácter y me comparan con los biociberneticos. Pero me doy cuenta de las cosas, no le presto atención a las emociones de mi entorno porque así es mas fácil...

Se quedo callado, no quería terminar la frase. Porque es mas fácil ignorar a todo el mundo y no dejar entrar a nadie. El dolor físico se satura y venda, el mental se trata con tiempo y terapia, pero el sentimental... El doctor aparto esos pensamiento y guardo el dolor de los recuerdos en el fondo de un baúl.

-Te pido perdón por todo lo que dije ahí fuera, en realidad no quise hacerlo. -Limpió sus dedos en un trapo, cerro el tarro balsámico y lo guardo todo para proseguir con el vendaje. -Mi trabajo me absorbe mucho y empiezo hablar solo... solo y fuerte. -El galeno levanto la vista de la mano herida y con una sonrisa trise limpio las lagrimas que rodaban por las mejillas de la mujer. -¿Aun puedo quedarme?

-Os digo que es es buen chico. -Gali que ya iba por su tercer vaso de orujo defendía a su compañero. -De pequeño le dieron un golpe muy fuerte en la cabeza y ahora tiene una capacidad nula para tratar con la gente.
El monje sobrellevaba el tema con humor, sabia que el muchacho tenia sentimiento aunque no los expresara y estaba seguro que haría lo posible para llegar a un entendimiento con Meriyé.
-Solo no controla lo que dice. Lo mejor que podéis hacer es ignorarlo, pues no dice las cosas con maldad.
El astuto dragón de tierra se había colocado entre Helena y su decantador de vino, no porque quisiera marcar territorio, sino para asegurarse que todos le prestaban atención.
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Mensaje  Helena Rhodes Vie Ene 18, 2019 4:28 pm

Helena no pudo hacer otra cosa que observar cómo la escena se desarrollaba de aquella forma tan dramática. Quizás tuviese que haber intervenido... O a lo mejor, lo propicio en ese momento era no meterse en camisa de once varas y mantenerse al margen. Merié se veía buena chica, incluso alguien con el corazón tan helado como Helena podía sentir cierta lástima por la chica. Todo... ¿Culpa de Go'el? Es cierto que este no dejaba de arremeter contra la pelirosa cada vez que podía, pero... ¿De verdad ese era todo el motivo? Ante alguien como el rubiales, simplemente una buena patada en la boca bastaba para desquitarte de problemas.

Ante la sonrisa de Traerionor, la bruja respondió con otra, pero esta vez más falsa y seca que las que solía haber tenido para con el joven en las anteriores ocasiones. Acto seguido rechazó la oferta del joven ante otro de esos cigarrillos que él tenía.

-Es cierto, Go'el-Dijo apoyando las palabras de Gali-Deberías de ir a disculparte. No está bien tratar así a la gente...-¿Ella había dicho eso? ¿Realmente estaba dando lecciones de "Cómo comportarse"? Por un segundo, incluso parecía su madre, tan empática y preocupada por alguien ajeno a su persona. Algo en su interior se estremeció cuando se percató de aquello. Toda su empozada alma dio un vuelco. Nadie lo notó, pero era como si le hubieran clavado una flecha en el pecho. Se sentía... ¿Mal? ¿Por qué? ¿Por ella? No... Era por Merié.

La bruja pronto volvió a ser ella misma, al menos la clase de persona que ella creía que era y debía ser. Se cruzó de brazos y vio cómo Gali se sentaba entre ella y el gemelo que la estaba intentando cortejar notablemente durante toda la noche.

Rió ante la broma que hizo el del turbante, al tiempo que se ponía en pie para tener una mejor perspectiva desde su posición del lugar al que habían ido el médico y la pelirosa.

-Están... Hablando-Miró a los gemelos con el ceño fruncido-Vosotros dos-Esperó a que ambos la miraran acatando la llamada de atención-¿Por qué le habéis mentido? ¿Acaso se merecía estar como una tonta confiando en dos idiotas mentirosos?-Se cruzó de brazos, esperando una contestación-Es vuestra amiga, ¿No?-Insistió-¡No podéis cachondearos de ella así!-Señaló hacia la caravana-¡Si no vais ahora mismo a tratar de calmarla y disculparos como es debido, os daré una buena patada en las pelotas!-Acto seguido volvió a sentarse al lado de Gali-¡Hombres, sois todos iguales!-Refunfuñó. Acto seguido, le dio un par de toques con la parte inversa de la palma de su mano al musculoso brazo del moreno-Tú, sírveme una copa de algo-Dijo sin ni siquiera mirar al dragón de tierra y con la mirada clavada en el suelo. La bruja sostenía un gesto serio e indignado desde que tomó de nuevo asiento.
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Mensaje  Merié Stiffen Vie Ene 18, 2019 6:06 pm

Las enaguas casi por las rodillas, con aquellos leotardos y los pololos parecía una muñequita de porcelana allí en el suelo. Una muñequita rota, claro. Me temblaban los dedos enrojecidos, estaba tan nerviosa que ignoré por completo la puerta que se abrió de par en par.

La silueta de Go’el se dibujó, advertida por aquel cabello rubio que caía por sus hombros. “Parece...Un querubín.” Pensé anonadada por su puesta en escena.

Se arrodilló junto a mi, ¡Era médico! Estaba salvada, había aún esperanzas por mi mano. Al hablar ahora había abandonado aquel deje arrogante, y parecía otra persona completamente, igual ahora era yo la que me había propasado con él… No, sin duda habían sido palabras justas y era una disculpa que me merecía. Asentí, ¿Cómo iba a echarles aquella noche? Si el frío casi podía cortarte las mejillas.

Asentí un par de veces con la barbilla, sin poder parar de sollozar y sin quitarle la vista de encima a Go’el. Reparé por primera vez quizá en sus ojos, tan claros como dos gotas de agua, relucían con cierto tono anaranjado por la luz de la estufa, y qué manos más calentitas... Era la primera caricia que recibía en muchísimo tiempo.

Con los labios aún entreabiertos por los sollozos, conseguí calmarme, aunque aún había algo que me perturbaba. Alcé la mano que me acababa de vendar, anteponiéndola entre ambos.

-Gracias. Entonces… ¿No voy a perder la mano? -Pregunté arrugando el ceño con preocupación.

Aunque inútil en artes culinarias y otras artes como pintar o las manualidades era bastante inútil, no quería perder la mano.

Mientras, en el campamento, Helena les daba lecciones de moral a mis queridos dragoncitos. Trae continuaba con su pose chulesca, mirando de reojo a la rubia mientras fumaba y bebía a partes iguales. Drae mantenía su pose seria, impasible, con las manos sobre las rodillas sosteniendo su vaso de orujo. Al escuchar a la rubia clavó los codos en sus muslos, flexionando su posición, pero con la misma cara de impasibilidad.

-No es que nos cachondeáramos de ella ni nada por el estilo. -Comenzó a excusarse Drae. -Es que como has podido ver, Meriyé es diferente.

-Especialita.

-Ella se preocupa por cosas que para nosotros son normales, porque toda nuestra vida hemos hecho esto.

Explicó volviendo a su pose natural con la espalda pegada al asiento de su silla.

-… Se toma las cosas demasiado enserio, y si le contábamos que íbamos hasta Ciudad Lagarto, se hubiera pasado todo el camino preocupada.

Drae asintió a las palabras de su hermano.

-No es ninguna excusa, pero no queríamos dejarla sola porque no sabemos el tiempo que pasaremos allí. Ni si volveremos.

-… Y mírala, si de verdad parece de otro mundo, ¿Cómo iba a sobrevivir sola sin nosotros?

Drae se mordió la lengua, porque sabía perfectamente que la pregunta, a esas alturas de la historia era otra, ¿Cómo podrían sobrevivir ellos sin mi? No se levantaron ninguno de los dos.

-Vamos a dejarla dormir, mañana con un buen desayuno seguro que se le pasa el enfado.

-Sí, será lo mejor.

Asintieron ambos al mismo tiempo, como si todo el mundo a su alrededor hubiera desaparecido unos segundos. Después, Trae, quien parecía no tener corazón, había sacado a relucir un trocito de su alma en aquella conversación y ahora le resultaba hasta incómodo y vergonzoso volver a su posición de machote insensible. Así que esta vez no giró la cabeza hacia Helena, sino que arrancó de las manos de Gali el orujo para servirse otra copa.
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Mensaje  Go'el Sáb Ene 19, 2019 10:14 pm

Go´el rió, no fue una risa cínica ni sarcástica, fue una ligera, agradable y algo aguda, ahora el muchacho sonreía siguiendo el sentimiento de la risa. Por suerte estaban solo ellos dos, si esto mismo hubiera pasado fuera de la caravana Gali hubiera acudido a la carrera pensando que estaba enfermo.

-Esta bien Meriè, no se te va a caer la mano. -El rubio agarro la mano con delicadeza bajándola hasta reposarla sobre el vestido, seguidamente cogió la que estaba sana y deposito sobre ella el pote del bálsamo. -Si nos dejas seguir camino contigo y tus chicos podre administrarte el medicamento. Sino... puedes aplicarlo tu misma, con dos veces al día sera suficiente.

El galeno estaba convencido de que le iría mejor si seguían juntos, a fin de cuentas ellos ya conocían la ciudad y podían guiarlos, por no hablar de que iban en la misma dirección, pero todo aquello se lo calló.
En lugar de imponer su voluntad con argumentos lógicos e irrefutables se quedo en silencio esperando a que la chica hablara. Go´el era duro a la hora de entender o querer entender los sentimientos de las personas que lo rodeaban, pero cambiaba una vez que era consciente de su forma de actuar a la hora de tratar con el resto de individuos, no mucho, pero si lo suficiente para no resultar molesto.

La charla había terminado, no se le ocurría nada que decir que no terminara en una pregunta molesta. El medico se quedo allí en el sitio, mirando los ojos de la mujer y alternando la vista hacia el fuego.
No lo haría, pero el dragón tenia que admitir que allí dentro el ambiente estaba caldeado y lo demostró sacándose el abrigo y quitándose el chaleco de piel de conejo y quedándose con una camisa marrón de lana.

-¡Epa! -Gali abrió y cerro la mano donde hasta hace unos segundo tenia la botella de hierbas. -¿Salio el gallo a defender su territorio?

Preguntaba el moreno con una sonrisa burlona y en un tono provocador.
Como se quedo sin nada que beber, el dragón de tierra se fue a por la botella de vino que había quedado en el suelo, cerca de la silla de la anfitriona, la examino calculando lo que quedaba con el trasluz del fuego y viendo que no había demasiado empezó a beber directamente de ella.

-¿Alguien quiere jugar a los dados? ¿O ya os esta venciendo el sueño?

El monje le dio un trago largo a la botella reclinando la cabeza hacia atrás. De alguna forma el turbante seguía en su sitio. No se había movido ni un milímetro. Luego sacó un saquito y lo movió dejando sonar los cubos de su interior al chocar unos con otros.

-Si tenéis idea de salir al despunte del sol entonces si deberíamos aprovechar las horas de oscuridad. Ciudad Lagarto no es que brille por su seguridad. -Volvió a beber vaciando la botella. -Hay que estar con mil ojos en esas calles.
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Mensaje  Helena Rhodes Mar Ene 22, 2019 12:20 am

Los gemelos no parecían estar por la labor de rebajar su orgullo y mostrar algo de generosidad para con su compañera y amiga. Helena no sabía nada sobre la amistad, pero intuía, por las frases, canciones e historias populares de que, al menos en ese momento, ninguno de los dos estaba siendo un buen amigo. La bruja nunca tuvo que cruzarse con nadie a quien hasta ella misma podría juzgar por sus hechos hasta esa noche.

Un largo bostezo salió de su boca. Le daba igual, no iba a ser ella quien se comiera la cabeza para intentar arreglar algo ajeno. No le iba ni le venía, lo únicamente que le preocupaba era poder dormir en un sitio seguro hasta el amanecer. Acto seguido, seguramente jamás volvería a encontrarse con ninguno de los que allí estaban... O al menos no más de dos veces.

-No cuentes conmigo, fortachón-Respondió a Gali ante la pregunta de jugar a los dados-Mi cabeza no está para otra cosa que no sea dormir...-Estiró los brazos hacia arriba y otro bostezo le vino

Vio cómo el dragón del turbante se apropió de una de las botellas de vino. De pronto, el sueño de Helena desapareció (al menos un poco) y le robó de una tajada la botella al moreno

-¡Trae aquí!-Rió de forma pícara-Quizás un par de tragos más me hagan dormir mejor-Bebió un largo y saboreado trago. Acto seguido, miró a los presentes tras soltar un corto y sutil hipido-¿Qué? No me juzguéis-Sonrió-Vamos, si os portáis bien, puede que incluso deje dormir a alguno conmigo esta noche-Bromeó con un tono coqueto

Era ya tarde, y el frío se iba intensificando y calando poco a poco en los huesos. Por suerte, la hoguera ayudaba a combatir estos efectos. El invierno era bastante duro, y la bruja daba gracias a los dioses existentes por haber tenido la suerte de encontrarse la caravana. Ella a solas habría pasado una noche insegura, peligrosa y muy fría.

-Entonces, ¿Lleváis toda la vida haciendo este tipo de cosas?-Preguntó a los gemelos, ya con tanto alcohol en sangre había perdido la referencia de quién era quién-¿Y nunca os ha pasado nada?-Rió sola, como si algún tipo de chiste se hubiese generado en su mente que sólo ella comprendía-Tenéis pinta de ser unos chicos malos-Miró a ambos con cierta picardía mientras los miraba de arriba a abajo-Sí... Sin lugar a dudas-Asentía para reafirmarse-¡Sois como yo!-Alzó un poco la voz más de lo debido-Sin duda, Ciudad Lagarto sería un paraíso para vosotros
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Mensaje  Merié Stiffen Mar Ene 22, 2019 4:13 pm

Roja, como un tomate recién cogido de la mata. Así me puse al sentirme tan mal y a la vez tan bien; Quiero decir, mal, porque me había pasado tres pueblos con el señor doctor, pero a la vez bien porque era tan cálido. Y estúpida, muy estúpida, ¿Cómo se me iba a caer la mano por haberme quemado? Negué con el mentón un par de veces, con una pequeña sonrisa de resignación en los labios. Apreté ligeramente el botecito que me ofrecía, lo miré mientras escuchaba sus palabras y volví a negar con la cabeza, alzando ligeramente la mano sana y entreabrí sus dedos depositándolo de nuevo en la palma de su mano.

-Claro que podéis seguir el viaje con nosotros.

Quizá me aventuré muy rápido a decir aquello, sin consultar antes a los gemelos, pero no era mi culpa estar de camino a Ciudad Lagarto y si me iban a llevar a la ciudad del pecado, mejor tener a un médico cerca, por las moscas. Bueno, y seamos sinceros, a todo el mundo le gusta que le cuiden de vez en cuando.

He de admitir que se me aceleró el pulso al ver que se empezaba a quitar la ropa ¡Pero bueno! Se me volvieron a encender las mejillas, pero luego entendí que quizá estábamos demasiado cerca de la estufa.

Me relajé, disfrutando en cierta manera del silencio que se había creado, casi inconscientemente apoyé la cabeza en el hombro de Go’el, tan cálido. Solté un pequeño suspiro de regocijo y cerré los ojos un segundo.

-Pero qué guapo eres… -Dije en mi lengua materna frotando suavemente la mejilla contra su hombro. -… A mi abuela le encantaría que llevase un novio como tú a casa. Qué niños rubios más bonitos íbamos a tener…

A veces, en situaciones como esas, viene bien que tu lengua materna no la entienda absolutamente nadie más que tú. Y más cuando vas borracha como una cuba. Cerré los ojos un segundo, dos segundos… Y me dormí.

Mientras en el campamento, Trae le daba sendos tragos a la botella antes de volver a pasársela a Gali. Se iban a entender bien los dos dragones. La sonrisa pícara volvió a aparecer en su rostro tras el comentario de Helena, le gustaban las mujeres así, bueno, le gustaban en general todas las mujeres.

Drae por su parte seguía impasible en la silla, mirando hacia la puerta de la caravana con frecuencia.

-¿Juegas hermanito?

Le preguntó Trae encendiéndose el cigarro medio apagado. Drae negó con la cabeza.

-Vamos, que sin ti no puedo ganar, eres tú el de la flor en el culo.

El gemelo volvió a mirar la caravana, y al no ver ni oír nada, se levantó de la silla con decisión. Mucho tardaba el galeno en salir de la caravana.

-Voy a ver cómo está Meriyé.

Trae se encogió de hombros y acercó su taburete a Gali, con el pie asentó el terreno que separaba a ambos, quitando las piedras más grandes y alisando la tierra húmeda. Le dio un par de caladas al cigarro y se giró hacia Helena.

-Toda la vida. -Afirmó orgulloso sin quitarse el cigarro de la boca. -Unos chicos muy malos. -Añadió con algo de picardía.

Llevó una de sus manos a su pelo, rapado en su mayoría menos una cresta de pelo más largo que cruzaba de su frente hasta la nuca, se revolvió el pelo de la frente y volvió a girarse hacia la mujer.

-Entonces, rubia, si gano ¿Me dejarás dormir contigo esta noche? Ya que mi hermano se ha retirado de la competición…

Volvió a esbozar aquella sonrisa de medio lado tan sexy y se arremangó ligeramente las mangas de la camisa para empezar a jugar. Le hizo un ademán a Gali con la cabeza para que empezase.

-Al número más alto.

Drae se paró frente a la caravana y tan solo pudo advertir dos siluetas en el suelo. Se acercó a toda prisa pero cuando estuvo suficientemente cerca para ver cómo caía en brazos de otro hombre, retrocedió un par de pasos. No quería entrometerse en donde no lo llamaban. Apretó ligeramente los puños, irritado por quien intenta acercarse demasiado a alguien a quien ya considera parte de su familia. Titubeó, sin saber si irrumpir en la escena o retirarse, entonces se acordó de lo enfadada que había estado con ellos, y deshizo sus pasos negando con la cabeza para sí, defraudado con sus propias decisiones. Volvió junto al fuego, sentándose junto a Helena y quitándole momentáneamente la botella para darle un largo trago antes de devolvérsela con un ademán de cortesía.

-Están bien. -Afirmó en voz alta, quizá más para si mismo que para los demás.
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Mensaje  Go'el Mar Ene 22, 2019 6:41 pm

Gali miro a Helena y se encogió de hombros. Cada uno conoce sus rutinas y su cuerpo, si la mujer creía que su limite había llegado el con gusto dejaría que se fuera en manos del señor de los sueños. Al monje le traía sin cuidado dormir con un hombre o con una mujer, él hubiera preferido jugarse el turno de su guardia nocturna.

-Como quieras. -Respondió al gemelo levantando los hombros. -Aunque la ultima palabra la tendrá Helena. Si gano yo...
Se quedo pensando algo que ya sabia, pero pensó en como decirlo sin que la rubia se ofendiera o se sintiera insultada al darse cuenta de que el fortachón no tenia interés por ella.
-Si pierdes te quedaras guardando el campamento.
Gali sonrió y tiro los dados sobre el suelo allanado.

Go´el asintió y dejo la medicina a un lado, miraba en silencio como la sangre enrojecía la cara de la mujer y atribuyo aquel hecho al calor de la estancia y la bebida.
El galeno buscó una posición más cómoda al sentir que Merié se reclinaba sobre él, estiró la piernas hacia la estufa y apoyó la espalda sobre un cajón. -¿Que estas...? -El dragón no terminó la pregunta, no tenia sentido, la contrabandista estaba dormida y no escucharía nada. Zorven respiro hondo y estiro el brazo libre para sacar el cuaderno del zurrón.

Abrió la pagina donde tenia el carboncillo y escribió lo que acababa de escuchar, mañana le preguntaría lo que significa.
Justo cuando cerro la libreta el curandero escuchó unos pasos cerca de la puerta, miró y vio a uno de los gemelos que acompañaba a Merié. -Se a quedado dormida. -Habló tranquilo en un susurro, mirando al hombre que se fue de la misma manera que llego, rápido.

Los minutos pasaban y la chica en lugar de despertarse se ponía más cómoda. La puerta esta abierta, el calor se esta desperdiciando. Esta posición no es adecuada para dormir, nos dará dolor de espalda a los dos. Go´el miraba dentro y fura de la caravana analizando la situación, buscando el catre o la cama donde la mujer durmiera normalmente. Se estaba planteando si ir primero a cerrar la puerta o a dejar a la hembra de goblin en la cama.
Se decanto por la segunda opción ya que la primera podría terminar en la caída de un cráneo sobre el suelo y una lista de posibles problemas donde el resultado seria, muy probablemente, la expulsión del campamento.

El rubio pasó con cuidado un brazo por detrás de la espalda y otro por debajo de las rodillas de la mujer, encogió la piernas, se levantó sin hacer ruido llevó a Merié hasta la cama dejando las piernas colgando y se fue a cerrar la puerta.
Al poner la mano en el picaporte una gota fría rodó por la piel del galeno, el hombre miró extrañado y pudo ver que era agua, levantó la vista y se dio cuenta de que estaba empezando a nevar, el aire que salio de su boca se volvió humo mientras se cerraba la puerta.

El investigador desandó sus pasos y se arrodilló en el suelo junto a la cama de Merié, desató los zapatos de la mujer, guardó las piernas bajo las mantas y fue desabrochando los botones del vestido, movió el cuerpo con cuidado de no despertarlo para sacar la primera capa de ropa y encontrarse con el corsé. ¿Que tienen las mujeres con apretarse el tórax? No lo entiendo, así no pueden ni respirar. Pensaba el medico a la vez que deshacía el nudo de aquel instrumento de tortura femenino y lo apartaba a los pies de la cama para posteriormente terminar de taparla.

Por ultimo el galeno se aseguro de que hubiera madera suficiente en la estufa, se recostó cerca del fuego dejando sus botas cerca del calentador y con la ropa que se había quitado improvisó un cojín. Había comido y el estomago comenzaba a darle sueño, fuera no le esperaba nada interesante y Go´el necesitaba dormir sus buenas 8 horas para estar activo y seguir siendo un buen medico a la mañana siguiente.


_______
Off: Voy a tirar dos runas la para el juego de dados. La cuenta es la primera, pero lanzo dos pos si acaso hubiera empate.
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Mensaje  Tyr Mar Ene 22, 2019 6:41 pm

El miembro 'Go´el' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses


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Mensaje  Helena Rhodes Vie Ene 25, 2019 7:01 pm

Helena negó con la cabeza ante la sugerencia de Traerionor a la vez que sonreía, parecía un gesto infantil, todo eso sumado al rostro de sueño y agotamiento que tenía hacía de la rubia alguien adorable e inocente, al menos de forma aparente. Estaba algo "divertida" debido al alcohol, pero no era ninguna tonta y estaba lejos de perder el control de sus acciones y pensamientos.

-Lo siento, guapito. No soy un premio fácil de ganar en una simple partida de dados-Rió con delicadeza y picaresca-Yo seré la que decida quién duerme conmigo

Por un largo rato observó con cierto interés la partida, pero los párpados le pesaban y el aburrimiento se hacía notable. Nunca le gustó a la bruja los juegos de cartas ni dados ni similares, les eran tan monótonos que a la primera partida se retiraba de lo aburrida y poco emocionada que estaba. Esta vez no iba a ser diferente, y más aún sin que ella siquiera participase (por decisión propia).

Cuando ya no pudo más y notaba que se iba a quedar dormida en la silla, optó por levantarse.

-Será mejor que me mueva o me quedaré dormida aquí-Esbozó media sonrisa al mismo tiempo que abandonaba el lugar.

Tenía curiosidad por ver qué hacían Go'el y Merié. Hacía mucho tiempo que no se les veía, y uno de los gemelos vino con una cara un poco angustiosa tras ver él mismo cómo estaban. No quiso preguntar para no importunar, pero se moría de ganas por ver qué ocurría, ¿Quizás estaban intercambiando arrumacos? Lo averiguaría en poco tiempo, ya que se encaminó hacia donde estaban con parsimonia y sin hacer mucho ruido.

Antes de acercarse a la puerta de la caravana, un copo de nieve cayó en su nariz, haciéndole sentir un tremendo escalofrío en su rostro que se extendió al resto del cuerpo. Estaba empezando a nevar, y alguien cerró de repente la puerta de la caravana.

No se podía quedar fuera si no quería pillar un resfriado o algo peor. No quería morir de frío junto a tres tipos musculosos.

Al fin, consiguió llegar hasta la caravana y abrir la puerta. Dentro pudo ver como Merié estaba recostada en una cama en ropa interior, profundamente dormida y el rubiales, por su parte, estaba tendido en el suelo junto al fuego, con una especie de almohada hecha por prendas de ropa.

-Eh, rubiote-Habló en voz baja hacia el dragón para no despertar a la pelirosa-¡Espero que no hayas hecho nada indecente!-Bromeó añadiendo al final una sonrisa. Acto seguido, entró por completo y cerró la puerta tras de sí-Si no te importa...-Desvió la mirada hacia Merié, él y por último a la puerta-Me gustaría quedarme aquí-Se sentó cerca de Go'el, apoyando su espalda en la pared al lado de la estufa quedando frente a frente al rubiales-Hace más calorcito, se está mejor y... Me siento más segura

Cada vez, los párpados le pesaban más. Era imposible combatir contra el sueño, era una batalla que cualquier mortal perdería, fuesen cuales fuesen las condiciones. Al menos, había encontrado un buen sitio donde no morir de hipotermia, eso la tranquilizaba.
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Mensaje  Merié Stiffen Lun Ene 28, 2019 11:30 am

Ronqué, estoy segura de que ronqué aunque fuera un poquito, porque claro, me estaba poniendo un poco enferma del frío y eso. No, era del alcohol. Siempre me pasaba lo mismo, la babilla colgando y respirar fuerte cada vez que me ponía así de borracha. Llegué a ser aquella noche todo lo anti-sexy que podía ser. Con un rubio durmiendo a los pies de mi cama, de esos que se veían inalcanzables en las discotecas, porque o eran gays, o eran los camareros buenorros que se ganaban las propinas ligándose a todas.

Ay, Aerandir, cuántas sorpresas me darías.

Drae abandonó la escena tras Helena, la iba a invitar a pasar a su caravana que era más grande, por no importunar los asuntos del rubio, pero al verla entrar con decisión a la caravana no dijo nada. Se encogió de hombros y subió las escaleras de la suya propia, echando un último vistazo a la pelea de gallos que se llevaba acabo fuera. Negó un par de veces con la cabeza antes de entrar y cerrar la puerta tras de si. Jamás lo diría, pero la imagen del rubio cortejando a la pelirrosa le iban a perseguir, al menos toda la noche.

Trae tomó los dados con decisión. Un suave copo de nieve calló sobre sus dedos. Alzó ligeramente la vista al cielo y suspiró con resignación. Cómo odiaba la nieve, y el agua en general en todos sus aspectos, bañarse para él era como un ritual que debía de hacerse cada mucho tiempo y con dedicación.

Ignoró por completo el frío que empezaba a calar en sus huesos y lanzó los dados al suelo con decisión, más por orgullo que por motivación, ya que la rubia había desaparecido tras la puerta de una caravana que no era la suya.

-Vamos, entra antes de que te mojes y te deshagas como un muñeco de barro.

Gritó en voz moderada su hermano gemelo, ya dentro de la caravana, asomándose a penas por la pequeña ventana trasera, subido de rodillas sobre el colchón de lana.

El “chss, chss” de los copos de nieve derritiéndose contra el fuego se hacía cada vez más intenso.

-Las primeras putas nieves del invierno. -Comentó con exasperación Trae.

Como un gato erizado, le dio la calada más honda que pudo al cigarro antes de dejarlo caer junto a él en la silla, casi sin echarle cuenta al resultado de los dados que acababa de tirar.

Se levantó de la silla como si le ardiera cada copo de nieve sobre la ropa, que cuajaba sin problema alguno.

-Vamos, Gali, ya que la rubia no quiere dormir con nosotros, tendremos que dormir juntos.

Bromeó haciéndole un ademán invitándole a entrar a la caravana tras él. Ciertamente no esperó siquiera a que aceptase su invitación, entró a toda prisa a la caravana y se sacudió la nieve de la ropa, lanzándose en uno de los jergones que culminaba uno de los extremos de la caravana, que antaño fue, tal y como parecía, una caravana de prostitutas.

-¿Me toca dormir contigo? Con lo que te mueves.

-Yo prefería dormir con la rubia, pero mira. Es lo que hay.

Discutían ambos hermanos, Drae ya tumbado sobre la cama y Trae sentado al borde de esta descalzándose. Al otro lado de la caravana había otra cama, algo más pequeña que aquella, pero decorada con los mismos cojines de terciopelo azulado ya desgastado.

Uno de mis propios ronquidos profundos me despertó, y los vi a ambos allí a los pies de mi cama. Menudo zoo habíamos montado en un momento. Había visto casas okupa con menos gente que mi caravana. ¿Qué hacía allí Helena? ¡Estaban liados! Seguro que era eso, al final resultaba que Go’el no era mejor que aquellos camareros de discoteca ligones… Y yo ahí, haciéndome ilusiones. Me arropé hundiéndome aún más en las mantas y me giré haciéndome la dormida. . Aquel había sido un momento de lucidez durante el sueño rem, de esos momentos que no sabes si es un sueño o la realidad.

A decir verdad, no tuve que hacer demasiado esfuerzo para volver a dormirme, porque con lo poco que había dormido hasta ese momento, la resaca se me había manifestado de una manera importante y la cabeza parecía que me iba a estallar

-… Dios salve a la reina…

Quién sabe qué estaría soñando para susurrar aquellas palabras en mi idioma natal entre ronquido y ronquido.

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Camino a Baslodia y otras mentiras. { Libre 3/3 } Empty Re: Camino a Baslodia y otras mentiras. { Libre 3/3 }

Mensaje  Tyr Lun Ene 28, 2019 11:33 am

El miembro 'Merié Stiffen' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses


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Mensaje  Go'el Lun Ene 28, 2019 2:55 pm

Con cada sonido que la pelirosa producía Go´el fruncía el ceño y subía un punto su estado de mal humor.  El problema no era tanto el ruido sino la intermitencia, en cuanto el galeno comenzaba a coger algo de sueño la mujer volvía a roncar y lo despertaba. Entonces la puerta se abrió, por un segundo el rubio pensó que la gente de fuera venia a reclamar por las molestas respiraciones de la mujer, pero era Helena buscando un lugar donde pasar la noche.

-Todo depende de lo que entiendas por indecente.
El galeno se llevo una mano a la mejilla apoyando el peso de la misma sobre el codo para ver mejor a la bruja.
-Los estándares de la decencia varían según la persona.

El tono de voz del hombre era bajo y más grave de lo habitual sonaba casi seductor, pero la realidad de aquello era mucho más simple, pura física. El rubio llevaba un rato sin hablar y sus cuerdas vocales se había relajado, a eso se le suma el sueño que le rondaba por el cuerpo y como resultado se obtiene una voz que expresa cosas que se buscan.

-Pero por norma general todos piensan que hago indecencias así que... Si, seguramente hice algo indecente.
Go´el se quedo cavilando las palabras de Helena, abrió la boca para decirle algo, pero un nuevo ronquido lo interrumpió y su ceño se frunció más todavía. Suspiro y volvió a intentar hablar.
-¿Segura? ¿Como puedes estar más segura con un medico y una alcohólica que con tres hombres fuertes y altamente dispuestos a pelear? -Esta vez el ronquido sonó mucho más fuerte. -Oh, por los muros de la ciencia...

Dijo Go´el exasperado haciendo referencia a los muros que habían en la universidad, donde estaban gravados las leyes básicas de medicina y otros campos poco interesantes para el dragón. El doctor se sentó doblando las rodillas y cruzando los pies, abrió su zurrón y saco una hierbas frescas y un bote grasa que estaba destinada a la preparación de jabones.
Con las cejas unidas rompió una cuantas hojas y la habitación comenzó a oler a menta y eucalipto, las juntó con un poco de grasa dentro de un mortero pequeño de madera y removió y machacó hasta que la pasta se hizo homogénea, la recogió con la mano y se fue hacia la cama.

La mujer de raza desconocida habitante de una isla llamada País estaba de espaldas y tapada hasta el cuello. El curandero sin decir nada metió el brazo dentro de la sabana y palpó con la parte limpia de los dedos hasta encontrar el borde del camisón, coló la mano por dentro de la ropa y extendió sobre el pecho la refrescante pasta haciendo círculos con los dedos y la palma hasta calentar la piel. Saco la mano de la misma forma que la metió y se aseguro de tapar de nuevo a Merié, para luego volver a su sitio y limpiar los restos del remedio de su mano.

-Con eso deberíamos poder dormir todos.

Fuera de las caravanas solo quedaban los caballos y el fuego extinguiéndose lentamente por la paciente nieve, las botellas y sillas comenzaba a teñirse de un manto blanco y en el interior de la caravana más amplia el compañero de Go´el se había sacado el chaleco, las botas y el turbante. Gali intercambio unas palabras de agradecimiento a sus compañeros y les deseo un sueño placentero antes de meterse en la cama que le habían cedido, hecho un ovillo y arrebujado entre las mantas, tan solo se le veía la  coronilla.

Cuando los rayos comenzaron a despuntar el alba, la nieve había apagado el fuego y llenado el caldero de nieve, el agua cuajada seguía cayendo tranquila e imparable.
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